Como
la oferta de cascadas en el Valle del Jerte es amplia, decidir la ruta
resulta más sencillo que estudiar cómo y cuándo. Proponemos un
itinerario que atraviesa el valle desde Piornal hasta la localidad de
Jerte, pasando por una selección de los puntos de agua más destacados.
Antes de emprender el viaje, es importante meter las botas de montaña y el bañador en la maleta.
Las primeras, por si se quiere disfrutar de los saltos más
impresionantes, aunque también hay opciones para los que descartan
recorrer los caminos; y el segundo, para los valientes que deseen
combatir el calor en las pozas que forma el agua helada de las montañas.
Llegando desde Ávila o desde Plasencia,
la carretera nacional N-110 conecta algunos de los pueblos de la
comarca; otros, sin embargo, hay que buscarlos recorriendo caminos
rurales que serpentean osados entre los montes de Tras la Sierra, por un
lado, y la Sierra de Tormantos, por el otro. El viajero se adentra de
repente en un bosque dominado por los cerezos,
pero también por robles, fresnos, sauces, encinas y castaños, entre
otros muchos árboles. Y es esta floresta –por la que discurren
gargantas, arroyos y fuentes que alimentan al río Jerte– el lugar
perfecto para explorar los saltos de agua más caudalosos y altos de la
región.
Una vez en la comarca, hay que
tener en cuenta el momento del viaje. "La mejor época para visitar las
cascadas es el otoño, el invierno y la primavera, porque luego en verano
el caudal baja y algunas se quedan casi sin agua –como es el caso de la
Cascada de la Desesperá o la del Manto de la Virgen–", según informa
Esperanza Izquierdo, técnico de la Oficina Comarcal de Turismo.