Fascitis plantar
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Qué es
La fascitis plantar es una enfermedad que se produce por la inflamación de la fascia plantar, es decir, el tejido fibroso que rodea la musculatura intrínseca del pie y que va desde el calcáneo (talón) hasta los dedos. Esta estructura tiene una función esencial en el caminar, pues es una de las principales responsables de mantener el arco plantar, absorber y devolver la energía que se produce cuando el pie impacta contra el suelo. Además, se encarga de proteger los metatarsianos, evitando un exceso de flexión de los dedos.
“Son múltiples los factores que nos pueden provocar un dolor en el talón, desde la propia fascia que se inserta en el hueso del talón, hasta la bursa que está entre este hueso y la musculatura; el propio hueso (por una fractura o quiste), o los nervios que pasan por esta zona y que, ante una compresión excesiva, pueden derivar en una neuralgia”, explica a CuídatePlus Rafael Navarro, podólogo.
Una de las características de la fascitis plantar es que esta lesión resulta muy dolorosa. Durante los primeros seis meses el dolor es matutino y aparece al levantarse y dar los primeros pasos. Pasados los seis primeros meses, el dolor pasa a ser latente durante toda la actividad diaria.
Por tanto, tiene un impacto muy negativo en la calidad de vida porque no permite desempeñar la actividad física habitual debido al dolor que genera. Esto también puede tener implicaciones emocionales, ya que hay muchas personas que utilizan el deporte para disminuir la ansiedad y el estrés y ante una fascitis plantar muchas veces hay que suprimir la actividad deportiva.
Incidencia
La fascitis plantar es una de las patologías más frecuentes que se tratan en la consulta de podología. De hecho, entre un 20 y un 30% de la población va a sufrir este problema en alguno de sus estadios a lo largo de la vida.
Causas
Juan Carlos Montero Arroyo, vocal de publicidad y redes del Colegio Profesional de Podología de la Comunidad de Madrid (Copoma), señala que detrás de la fascitis plantar se encuentran causas generales, como el sobrepeso, el grado de intensidad de la actividad física que realizamos o utilizar un calzado poco adecuado.
Además, pueden existir otras causas biomecánicas o aparecer debido a la forma del pie. Por ejemplo, pies que tienen la bóveda plantar muy aplanada, aquellos que presentan un aumento en la rigidez o un acortamiento en determinados músculos.
Por otro lado, con el aumento de las temperaturas y la aproximación al verano, llega la época del año en la que comenzamos a destapar los pies y a utilizar un calzado más fresco. Desde el Colegio Oficial de Podología de la Comunidad Valenciana destacan la importancia de realizar una correcta transición del calzado de invierno al de primavera o verano para evitar la aparición de patologías relacionadas con esto como la fascitis plantar.
“La fascitis plantar, que es muy molesta y duradera, es una de las patologías más relacionadas con este tema. Si durante el invierno se ha llevado algo de tacón, aunque sea poco, hemos de intentar pasar al calzado de primavera o de verano, que suele ser plano, de forma paulatina. Cambiar de usar de forma habitual unos botines a unas manoletinas, es muy brusco para el pie. Por eso, lo recomendable es hacerlo de forma gradual”, ha indicado Jorge Escoto, podólogo y miembro de la junta directiva del colegio
“Las suelas muy finas obligan al pie a absorber los impactos contra el suelo directamente y no ofrecen un buen apoyo para el arco del pie ni para el talón, gran parte de ellas son muy duras y no permiten la flexión en los dedos. Si a esto sumamos, que venimos de estar acostumbrados a llevar un calzado con una suela más gruesa que absorbe los impactos, el contraste es duro para el pie y el tejido plantar se inflama provocando la fascitis”, señala Escoto.
Síntomas
El síntoma principal de esta lesión es el dolor que se produce en la zona interna del talón, la parte en la que se inserta la fascia plantar, y que suele manifestarse más intensamente por las mañanas debido a la rigidez matutina de la fascia que por la noche se acorta.
El dolor suele ir acompañado de hinchazón leve, enrojecimiento y sensibilidad en la parte inferior del talón. En el caso de los deportistas, el dolor solo aparecerá por la mañana y tras la práctica de la actividad deportiva por lo que, en general, podrá seguir realizando la actividad.
Prevención
La fascitis plantar se puede prevenir. Montero Arroyo señala que utilizando un calzado adecuado, no sobrepasando el umbral de carga de nuestra fascia plantar y en algunas ocasiones utilizando plantillas podológicas podremos prevenir este problema.
Además, Navarro señala que reduciendo el exceso de peso, así como aplicando un tratamiento podológico ante un pie plano valgo o una asimetría de miembros inferiores, y realizando estiramientos de la musculatura posterior de la pierna, podemos ayudar a evitarla.
“En el caso de las mujeres, llevar a cabo una transición de tacones a calzado plano de forma lenta” también contribuye a prevenir esta afección, indica Navarro.
Desde el colegio también se aconseja que, en el momento de cambio de calzado, "optar por modelos que lleven algo de amortiguación para prevenir que aparezcan dolencias". Esto es especialmente indicado para personas que presentan antecedentes de patologías previas como espolones, neuromas o metatarsalgias, y no llevan tratamiento con soportes plantares.
“En relación a los calcetines, también hemos de tener en cuenta que es la primera prenda que se encuentra en contacto con el pie. Por tanto, debe estar confeccionada con materiales que favorezcan la transpiración del pie y no dejen la sensación de estar húmedos continuamente, puesto que esto favorecerá la proliferación de hongos y bacterias. Otras características importantes son que no tengan costuras, que posean refuerzos y que la disposición de sus fibras, favorezcan el retorno venoso”, enfatiza Escoto.
Tipos
No se han descrito diferentes tipos de fascitis plantar.
Diagnóstico
Para estar realmente seguros de que tenemos una fascitis plantar y no otra lesión, es necesario acudir al fisioterapeuta, quien se encarga de realizar un diagnóstico diferencial. El problema es que, ante el mínimo dolor en el talón, muchas personas se autodiagnostican y no acuden al fisioterapeuta, lo que puede dar lugar a la cronificación del dolor y a que no se resuelva efectivamente.
Esto es un grave error ya que los síntomas de la fascitis se pueden confundir con otros problemas como la bursitis subcalcánea, la rotura de la fascia, el síndrome de la almohadilla de grasa o la fractura de estrés del calcáneo, entre otras. En base a las sospechas, se recomendará al paciente que se proceda a una prueba de imagen como una resonancia magnética o una radiografía.
El diagnóstico de la fascitis plantar se lleva a cabo realizando una historia clínica y una exploración física. En primer lugar, el especialista preguntará al paciente cuánto tiempo lleva con el dolor y si hubo algún factor que lo desencadenó. Posteriormente, se le realizará una exploración clínica y un estudio de la marcha para ver factores que puedan incrementar el estrés y tensión de la fascia plantar, como puede ser tener una musculatura posterior de la pierna acortada, un pie plano valgo, una marcha con los pies pronados, una asimetría de miembros inferiores, etc.
Por último, se realizará una radiografía para ver si hay un espolón, quiste o fractura; y, finalmente se realizará una ecografía, para ver el estado de la fascia, la bursa calcánea y las ramas nerviosas. Con esta prueba el especialista podrá ver si la fascia está engrosada, con cicatrices o desgarrada y cómo es su inserción en el talón.
Tratamientos
La primera medida que hay que tomar ante una fascitis plantar es el reposo. A partir de ahí, el tratamiento inicial suele consistir en la combinación de antiinflamatorios con diferentes tratamientos de fisioterapia dirigidos a aliviar la inflamación de la fascia en la fase aguda de este trastorno.
Es importante acudir al podólogo cuando aparezcan los primeros síntomas, ya que aplicar el tratamiento de forma precoz garantiza que la recuperación de la lesión sea mejor. En la consulta, el especialista determinará el tratamiento más oportuno: vendajes funcionales, estiramientos, revisión del calzado láser, plantillas podológicas a medida, fisioterapia, etc.
Para aliviar el dolor y reducir las molestias, "podemos automasajearnos de manera muy suave y sin provocar dolor con aceite de masaje, en la zona de la planta del pie y del gemelo y también podemos utilizar la crioterapia, para provocar una analgesia", aconsejo Ana Galeote, graduada en Fisioterapia y en Antropología Social y Cultural. En la fascitis plantar "se suele utilizar una botella congelada y sobre ella frotamos la planta del pie, para aliviar el dolor".
Sin embargo, "cada vez se pone más en duda el uso de la crioterapia, ya que hay autores que defienden que el frio puede reducir la inflamación y eso alargar la regeneración de los tejidos". Desde su punto de vista, "hay que valorar las necesidades de cada paciente para saber qué es lo más conveniente para cada uno".
Otros datos
¿Es más frecuente en personas deportistas?
La fascitis plantar puede afectar a 1 de cada 6 personas, pero hay factores que pueden incrementar el riesgo de tener esta patología, como aquellos que implican un exceso de tensión y estrés de la fascia.
Practicar deporte, especialmente ejercicio físico que generen mayor impacto en los pies, puede ser un factor de riesgo para sufrir esta patología; sin embargo, la fascitis plantar puede afectar a cualquier persona independientemente de su actividad.
Montero explica que los deportes que tienen mayor impacto en los pies son correr, el baloncesto o el voleibol, entre otros.
¿Qué relación tienen la fascitis plantar con el espolón?
El secretario general del Consejo General de Colegios Oficiales de Podólogos indica que cuando una fascitis se prolonga en el tiempo puede originar un espolón calcáneo. “La inflamación en la zona donde se inserta la fascia en el calcáneo provoca una descalcificación del hueso que origina el espolón”, apostilla Navarro.