Un huracán musical llamado Rockdrigo (1950-1985)
I.- Rupestreando en la Gran Tenochtitlán
Únicamente lo conocí más de un año, del verano del 84 hasta poco antes del sismo de 1985, tiempos felices cuando gozó una proyección ciclotrónica con sus canciones como solista de guitarra de palo, armoniquero de banqueta y la “electrificación” vía Quál de Fausto Arrellín; pero también el peor tiempo pues murió casi a los 35 años ese nefando 19 de septiembre hace 36 –abrazado, eso sí que lo vi en la morgue pública, a su amada bretona Françoise Bardinet o La Pancha, como la llamaba Roberto González.
Roberto fue el segundo de los rupestres en pirarse, hace apenas cuatro meses, y recuerdo cuando me dijo que tanto Rockdrigo como Guillermo Briseño poseían un discurso claro del oficio musical y más preciso que el de todos nosotros “los rupestres”, pues ambos sabían por qué hacían rock, eran los más juiciosos. Rockdrigo no pudo.
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