SIN LÍMITES
SAN PAOLO
Diego Maradona salvó la vida de Paolo Sorrentino; el cine le dio sentido. El domingo 5 de abril de 1987, el Nápoles de Maradona viajó a la Toscana, donde empató sin goles contra el Empoli. Sorrentino, el futuro maestro del cine italiano, entonces un estudiante de 17 años, había planeado pasar el fin de semana con sus padres en su casa de las montañas. Pero con el argentino ganador de la Copa del Mundo como talismán, el Nápoles enfilaba su primer campeonato de la Serie A. El joven Paolo, fanático de su equipo local, tuvo permiso por primera vez para ir solo al partido. Ese fin de semana murieron sus padres, envenenados en la cama por los gases de monóxido de carbono de un calentador defectuoso. “Esa tragedia marcó mi vida”, dice Sorrentino. “Mi adolescencia terminó con la muerte de mis padres. Todavía estoy atrapado en ese día. Ese dolor sigue conmigo y me acompañará siempre. Ha forjado mi temperamento y me ha hecho inestable y muy propenso a la ira. Todo está
Estás leyendo una previsualización, suscríbete para leer más.
Comienza tus 30 días gratuitos