Si tuviéramos que poner en palabras qué es lo que nos atrae de nuestra pareja, de la persona que hemos elegido para compartir los momentos más íntimos, seguramente podríamos hacer una lista, más o menos larga, de cualidades físicas, psíquicas y espirituales que conocemos y que podemos identificar.
Nos tiene robado el corazón su sonrisa, sus ojos, su inteligencia, su sentido del humor, su coraje en los momentos difíciles, su generosidad…
Difícil de definir
Pero sin duda, comprobaríamos que también nos atrae con fuerza algo muy difícil de definir con palabras. Ese nosequé que tiene al moverse -incluso mientras hace algo banal, como preparar el café-, la especial sensación que nos produce el olor de su piel, ese algo insondable de la caricia casual al pedir que le pasemos el pan…
Ese «algo» no es más que