scribir una novela es culminar una obsesión», afirmaba (Villablino, León, 1942) en un ensayo integrado en el que preparó en 1997 para la editorial Lumen. Entonces, si un solo texto narrativo es susceptible de desencadenar un instinto obsesivo de escritura, qué no hará una serie de relatos que vayan configurando un mundo aislado, una geografía imaginada al detalle y construida con palabras y memoria. Mateo Díez sintió la llamada de un lugar real lleno de muertos, y entendió que debía llamarlo Celama y presentarlo en la novela corta (1996), la semilla para que creciera (1999), el centro de un reino que concluiría con (2002).
SIN LÍMITES
LUIS MATEO DÍEZ PREMIO CERVANTES 2023
Dec 07, 2023
4 minutos
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