LA BANDA DE LOS POLACOS
FEDERICO JEANMAIRE
ANAGRAMA, 200 PP., 17,90 €
Se nos revelan realidades insospechadas: «Afirmó el polaco que nadie ve nada si se tapa los ojos». Leemos creando el libro que nos lee: «[El polaco] aseguró que todos los villeros, incluso aquellos que no eran polacos, sabían perfectamente que Dios no existía». Pasamos las páginas de La banda de los polacos (Anagrama, 2023) mientras se nos pasa la vida: «Dios era un invento de los que no vivían en las villas».
Un impulso ferozmente narrativo permea un artefacto que se niega a narrar. Rehúsalas distintas lecciones la inocencia letraherida: «Yo soy la luciérnaga, muchachos», afirma la Yesi, «Y esa luz, mi luz (…) será la llave que nos permitirá abrir las puertas del mundo que queremos cambiar». Disecciona la saga de Federico Jeanmaire (Baradero, 1957) el papel de la escritura en la creación del yo: «Ninguno se levantó. Ni siquiera el diablo interior del Alan se animó a abrirle la boca».
Listas de comportamiento reconfiguran el punto de vista tanto de las enfermedades del discurso como de la cura mediante la sobreexposición a la literatura: «Acabo de escribir en mi cuaderno que venías para acá», afirma el interlocutor: «[Alan] no entendió ni lo