Aexcepción de Stalin y Roosevelt, casi todos los grandes protagonistas de la Segunda Guerra Mundial —tanto los principales dirigentes políticos como los más emblemáticos jefes militares—se foguearon en la del 14. El futuro dictador soviético pasó la mayor parte de ella exiliado en Siberia, en la clandestinidad y sin pisar el frente, centrado en preparar con sus camaradas bolcheviques la Revolución de 1917. En cuanto al que más tarde sería el presidente de Estados Unidos más longevo en el cargo, Franklin Delano Roosevelt, se limitó en aquel trance a ejercer un cargo administrativo como secretario adjunto de la Marina desde el que se dedicó a promover la construcción de submarinos.
Respecto al resto, hubo líderes que alcanzaron auténtico renombre ya en la Primera Guerra Mundial, pero no fue el caso de todos, ni mucho menos: algunos hicieron un papel tirando a discreto. Por ejemplo, el general norteamericano Dwight D. Eisenhower, luego mando militar supremo de los aliados en Europa y presidente de su país, pero entonces solo un joven comandante, permaneció durante toda la contienda en EE. UU., alejado de los campos de batalla y empleado en tareas de adiestramiento.
DOS CABOS QUE DARÍAN MUCHA GUERRA
Tampoco fue muy lucido el desempeño de quien, muy poco después