Toda nuestra existencia se compone de relatos. Palabras hilvanadas que tejen cosmovisiones y determinan, a fin de cuentas, los modos de estar en el mundo. Las mujeres lo sabemos. Hasta hace pocos años, éramos narradas por otros. Respondíamos a mandatos ajenos ocupando los espacios que nos eran predeterminados. Asumíamos los roles sociales adjudicados históricamente a nuestro género. Podríamos decir que eso es historia antigua. Aunque no del todo. Es cierto que buena parte de las viejas descripciones que definían lo que podíamos o nologros no están garantizados. Conviene, tal vez, estar atentas, seguir conversando, pensando juntas, debatiendo y reflexionando. Pero mejor aún: tener la libertad de poder hacer preguntas.
SIN LÍMITES
CAMBIAR LAS NARRATIVAS
Apr 04, 2024
3 minutos
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