ecir que el Imperio romano desapareció en 476 d. C. es solo media verdad. Se derrumbó su parte occidental. La oriental, en cambio, sobrevivió más de mil años. En la actualidad conocemos a sus habitantes como las claves que hicieron posible que esa sociedad perdurara tanto tiempo. Bizancio, en efecto, sobresalió por su notable capacidad política. Sus emperadores sabían cómo enfrentar a sus enemigos entre sí. También aprendieron a conocer sus límites. Se negaron a atacar Jerusalén o Bagdad cuando tuvieron ocasión, porque eran conscientes de que la reacción del mundo musulmán podía conducirles al desastre. En su trato con otros pueblos sabían ser pragmáticos y realistas, sin caer en la tentación de demonizar a los demás. Una astuta dirección de imagen aunó política y religión de cara a fortalecer la autoridad del monarca. Se daba por hecho que el Imperio estaba unido al reino celestial de Jesucristo.
EL IMPERIO DE LOS MIL AÑOS
Sep 18, 2024
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