Durante siglos, una pequeña estructura situada en el centro del cerebro trajo de cabeza a fisiólogos, médicos y demás estudiosos de la naturaleza humana. Todos querían saber para qué servía una pequeña bellota ubicada en un lugar estratégico. Ignorantes de que se trataba de una glándula, los hinduistas la relacionaron con la clarividencia; los budistas, con la puerta de entrada del alma en el cuerpo, en tanto, Galeno consideró que era un órgano de apoyo a los vasos sanguíneos. Hasta el siglo XX no se descubrió que la función de esa estructura, la glándula pineal, era la de secretar una hormona llamada melatonina, la cual regulaba el reloj biológico que sincronizaba los ritmos del organismo. Con anterioridad sólo se había identificado en la sangre de peces y anfibios.
Funciona como un escolta de la célula: permanece en su interior para protegerla de las agresiones
EL SALTO A LA FAMA
“Ha pasado del anonimato a ser una estrella en