¿Estamos dormidos?
Si estuviéramos despiertos, no habría guerras; la educación nos uniría y, quizá, la justicia sería innecesaria o meramente testimonial. No estaríamos enfrentados, buscaríamos el bien común en lugar del interés personal; dedicaríamos más tiempo a conocernos a nosotros mismos que a ver la televisión; nos guiaríamos más por el sentimiento que por el pensamiento y, posiblemente, no tendríamos ideologías, entre