Breve historia de Hitler
()
Información de este libro electrónico
Lee más de Jesús Hernández Martínez
Todo lo que debe saber sobre la 1ª Guerra Mundial: 1914-1918. Las batallas, las campañas militares, los personajes y los hechos históricos fundamentales para comprender el conflicto bélico que cambió la historia del siglo XX. Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Enigmas y misterios de la Segunda Guerra Mundial: Desapariciones, muertes y sucesos inexplicados del mayor conflicto bélico de la historia Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesHistorias asombrosas de la Segunda Guerra Mundial: Los hechos más singulares y sorprendentes del conflicto bélico que estremeció a la humanidad Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesOperaciones secretas de la Segunda Guerra Mundial Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificaciones
Relacionado con Breve historia de Hitler
Títulos en esta serie (100)
Breve historia de los Medici Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesBreve Historia de las ciudades del Mundo Antiguo Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesBreve historia de la guerra civil de los Estados Unidos Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesBreve Historia Socialismo y Comunismo Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Breve historia de la utopía Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesBreve Historia del Siglo de Oro Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesBreve historia de Cleopatra Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesBreve historia de Hernán Cortés Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesBreve historia del Barroco - Edición a color: Nueva edición COLOR Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesBreve historia de la música Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesBreve Historia del Rey Arturo: Descubra las hazañas del héroe real en las que se basa la leyenda del Rey Arturo y los Caballeros de la Tabla Redonda. Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesBreve historia de Napoleón Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesBreve historia de Simón Bolívar Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesBreve Historia de Kung-Fu Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesBreve historia de Cristóbal Colón Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesBreve Historia de los Gladiadores Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Breve historia de la revolución rusa Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesBreve historia del Arte Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesBreve historia de la Camorra Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesBreve Historia de los Indios Norteamericanos Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesBreve historia de la Revolución francesa Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesBreve Historia del Che Guevara Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesBreve Historia de Alquimia Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesBreve historia de los conquistadores Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesBreve Historia de la guerra civil española: La aventura en el Dragon Rapide, el alzamiento en el Marruecos Español, Guernica, la batalla de Madrid, el Ebro? Las causas, los episodios, los personajes y los escenarios clave de la guerra que permitió a Franco dirigir el rumbo de España. Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesBreve historia de Babilonia Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesBreve historia de la Corona de Castilla Calificación: 3 de 5 estrellas3/5Breve historia de la guerra de Vietnam Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificaciones
Libros electrónicos relacionados
Breve historia de la Gestapo Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesLa estrategia de Hitler: Las raíces ocultas del Nacionalsocialismo Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesHitler y la Segunda Guerra Mundial Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesBreve historia de entreguerras Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesHitler y la segunda guerra mundial Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesHolocausto Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesSS: Una historia nueva Calificación: 3 de 5 estrellas3/5Los misterios del Imperio Nazi: Historias sorprendentes del Tercer Reich desde su auge hasta su caída Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Breve historia del holocausto Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesCuristorias de la Segunda Guerra Mundial Calificación: 5 de 5 estrellas5/5EL Joven Hitler 5 (La Segunda Guerra Mundial, Año 1939) Calificación: 5 de 5 estrellas5/5100 cosas que no sabías sobre Hitler y el Tercer Reich Calificación: 4 de 5 estrellas4/5El Joven Hitler 3 (Hitler vagabundo y soldado en la Gran Guerra) Calificación: 5 de 5 estrellas5/5El nazi perfecto: El descubrimiento del secreto de mi abuelo y del modo en que Hitler sedujo a una generación Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Breve historia de la Guerra Fría Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesEl nazismo y el tercer Reich: Intento de una revisión cultural y política de un tiempo trágico Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesSecretos de la guerra revelados por Nuremberg Personalidad y concepción geopolítica de Adolfo Hitler Calificación: 3 de 5 estrellas3/5Adolfo Hitler: Un designo demoníaco Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesLa Segunda Guerra Mundial: El Torbellino Del Tiempo Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesLos cien últimos días de Berlín Calificación: 3 de 5 estrellas3/5Breve Historia del Che Guevara Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesEl teatro de Hitler. 1930 Calificación: 5 de 5 estrellas5/5El Frente Interno de Hitler Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesLa Segunda Guerra Mundial: El mayor conflicto bélico de la historia Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesLos magos de Hitler: Astrólogos y videntes al servicio del Tercer Reich Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Eso no estaba en mi libro del Tercer Reich Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesLa Segunda Guerra Mundial Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesCrímenes de los Nazi: Los Atentados más Atroces y Actos Antisemitas Causados por los Supremacistas Blancos Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesSangre, sudor y lágrimas: Churchill y el discurso que ganó una guerra Calificación: 5 de 5 estrellas5/5
Historia europea para usted
Cartas filosóficas Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Mi lucha Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Peaky Blinders: La verdadera historia Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Sobre la felicidad Calificación: 4 de 5 estrellas4/5La mitología templaria Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Una Pena en Observacion Calificación: 4 de 5 estrellas4/5De la ira Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Libro de las maravillas del mundo Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesLos misterios de la masonería. Historia, jerarquía, simbología, secretos, masones ilustres Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Historia de los Templarios Calificación: 4 de 5 estrellas4/5La Mandrágora Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesMitología griega: Una guía fascinante para entender la antigua religión griega con sus dioses, diosas, monstruos y mortales Calificación: 5 de 5 estrellas5/5La Revolución francesa Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Que no te la cuenten I. La falsificación de la historia: Que no te la cuenten, #1 Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Que no te la cuenten II. La falsificación de la historia: Que no te la cuenten, #2 Calificación: 4 de 5 estrellas4/5El Holocausto: La solución final a la cuestión judía Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Breve Historia de los Aztecas Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesLas cruzadas: La guerra santa cristiana Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Cartas de relación Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Breve historia de la Inquisición Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesLos misterios de los celtas Calificación: 5 de 5 estrellas5/5LA DOCTRINA DEL FASCISMO: Benito Mussolini Calificación: 4 de 5 estrellas4/5El origen del capitalismo: Una mirada de largo plazo Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Las confesiones Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesGente casi perfecta: El mito de la utopía escandinava Calificación: 3 de 5 estrellas3/5Los templarios Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Poemas y Sonetos Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Mujeres silenciadas en la Edad Media Calificación: 3 de 5 estrellas3/5Prohibido excavar en este pueblo Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificaciones
Comentarios para Breve historia de Hitler
0 clasificaciones0 comentarios
Vista previa del libro
Breve historia de Hitler - Jesús Hernández Martínez
Breve historia de
Hitler
Breve historia de
Hitler
Jesús Hernández
hitler_p5a.jpgColección: Breve Historia
www.brevehistoria.com
Título: Breve historia de Hitler
Autor: © Jesús Hernández
Copyright de la presente edición: © 2012 Ediciones Nowtilus, S.L.
Doña Juana I de Castilla 44, 3º C, 28027 Madrid
www.nowtilus.com
Reservados todos los derechos. El contenido de esta obra está protegido por la Ley, que establece pena de prisión y/o multas, además de las correspondientes indemnizaciones por daños y perjuicios, para quienes reprodujeren, plagiaren, distribuyeren o comunicaren públicamente, en todo o en parte, una obra literaria, artística o científica, o su transformación, interpretación o ejecución artística fijada en cualquier tipo de soporte o comunicada a través de cualquier medio, sin la preceptiva autorización.
ISBN-13: 978-84-9967-312-7
Fecha de edición: Marzo 2012
A mi hijo Marcel
A veces es necesario y forzoso que un hombre muera por un pueblo, pero nunca un pueblo entero debe morir por un hombre.
Salvador Espriu (1913-1985)
Introducción
1. Un capricho del destino, 1889-1899
Secretos de familia
¿Un abuelo judío?
Dispensa eclesiástica
Un padre autoritario
Cambios de residencia
Sus mejores recuerdos
2. Sueños de juventud, 1900-septiembre de 1907
Falta de adaptación
Dueño de su destino
Abandono de los estudios
Vida de rentista
Retrato de juventud
Un mundo de fantasía
La revelación de su destino
Su madre, enferma
Grandes proyectos
3. Los años decisivos, septiembre de 1907-junio de 1914
La muerte de su madre
Regreso a Viena
Tocando fondo
Ambicioso e indolente
Formando su pensamiento
Llegada a Múnich
Orden de alistamiento
4. Luchando por Alemania, julio 1914-noviembre 1918
Al frente occidental
Un personaje excéntrico
Tocado por la fortuna
Guerra de trincheras
Eludiendo el ascenso
El primer permiso
La segunda Cruz de Hierro
Nuevo descenso al infireno
5. «¡Yo sabía hablar!», noviembre 1918-febrero 1920
Aptitud para la oratoria
El Partido Obrero Alemán
Abriéndose camino
Los veinticinco puntos
6. El Putsch de la cervecería, marzo 1920-noviembre 1923
Un salto adelante
Recurso a la violencia
Primera estancia en prisión
La «Batalla de Coburgo»
Golpe en la cervecería
Cadena de errores
Choque con la policía
Doloroso fracaso
7. El largo camino al poder, diciembre 1923-enero 1933
Vuelta a la lucha
Preso privilegiado
El Mein Kampf
Libre de nuevo
Un nuevo principio
Reorganizando el partido
La «Batalla de Berlín»
La gran depresión
Duro golpe personal
Duelo electoral
Objetivo: la cancillería
Descenso electoral
Hitler llega al poder
8. Dueño de Alemania, febrero 1933-agosto 1939
Régimen de partido único
Método de trabajo
La «Noche de los cuchillos largos»
Abandono de la Sociedad de Naciones
La recuperación del Sarre
Política antisemita
La remilitarización de Renania
Los juegos de Berlín
Planes de expansión
La anexión de Austria
El pacto de Múnich
La «Noche de los cristales rotos»
Preludio a la guerra
9. La guerra de Hitler, septiembre 1939-mayo 1945
Atentado en Múnich
La campaña del oeste
Gran Bretaña resiste
Operación Barbarroja
El fin del sueño
El atentado de las botellas
La política de exterminio
El principio del fin
Atentado en la guarida del lobo
Berlín, cercado
Estallido de cólera
Boda en el búnker
El último acto
Los escenarios
Cronología
Bibliografía
Introducción
De entre los retos que se le pueden presentar a un historiador, pocos pueden haber tan espinosos y a la vez tan estimulantes como el de afrontar una biografía de Adolf Hitler. Entre los personajes históricos de relevancia, el dictador germano representa un caso excepcional; a pesar de la gran cantidad de documentación existente, de los ingentes testimonios orales y escritos de todos aquellos que lo conocieron, de las miles de fotografías, filmaciones y grabaciones con que contamos, su figura parece empeñada en permanecer envuelta en un enigma.
Hitler fue una incógnita incluso para sus más íntimos colaboradores. Joachim von Ribbentrop, su ministro de Asuntos Exteriores durante siete intensos años, escribió en su celda de la prisión de Núremberg en 1945: «Conocí a Hitler desde 1933. Pero, si hoy me preguntan si llegué a conocerle bien, tendré que confesar que muy poco sé de él, en realidad nada sé. La verdad es que, pese a que vivimos juntos muchos acontecimientos, durante todos los años que colaboré con él no llegué a acortar las distancias que mediaban entre los dos el día en que le conocí».
Como prueba de ese carácter hermético del personaje, que confirma todo aquel que lo conoció en persona, ningún historiador especializado en Hitler se atrevería a dar, por ejemplo, una respuesta categórica a las primeras cuestiones que le plantearía un grupo de escolares; el motivo por el que odiaba tanto a los judíos o si realmente estaba loco. A partir de ahí, las cuestiones que no han sido aún dilucidadas son inacabables. Cada afirmación que se lanza sobre su vida se enfrenta a una evidencia que la desmiente, abundando las pruebas contradictorias y los testimonios divergentes. La razón puede estribar en la radical polarización que se ha dado en torno a su figura. Por un lado, la historiografía oficial del Tercer Reich intentó ofrecer la imagen más favorable del führer, destruyendo los documentos que podía comprometerla y silenciando a testigos incómodos. Por el otro lado, no faltan testimonios de damnificados por el nazismo que trataron de menoscabar al personaje exagerando los aspectos negativos o incluso fabulando episodios para denostarlo o ridiculizarlo.
Pero a esta visión distorsionada de Hitler no es ajeno el hecho de que, tras conocerse después de la guerra los horrores a los que había conducido su política basada en el odio y el desprecio por la vida humana, tan sólo esté aceptado señalar los aspectos negativos de su personalidad y su actuación. Así, intentar reflejar una visión completa del personaje, mostrando sus errores y aciertos, sus defectos y virtudes, sus deficiencias y sus aptitudes, entraña una serie de riesgos que muy pocos están dispuestos a aceptar. La consecuencia de esta anomalía es que la mayoría de historiadores optan por repetir unos clichés que pueden servir para certificar la justa condena inculpatoria dictada por el juicio de la historia, pero que no son útiles para desvelar el enigma que rodea su figura.
La presente biografía, en su modestia, intenta ofrecer una imagen objetiva de Hitler, con el ánimo de superar esos obstáculos. Al enfrentar esa tarea sin apriorismos, ha resultado problemático apostar por una versión de un hecho determinado en detrimento de otra, cuando ambas pueden venir avaladas por sendas exhaustivas investigaciones, por lo que en estos casos se ha optado por exponer las diferentes hipótesis apuntadas o apostar por la que puede resultar más verosímil. Igualmente, en una obra como la presente, caracterizada por su forzosa brevedad, es inevitable tener que primar unos episodios por encima de otros; en este caso, al considerar que el lector ya conoce con cierto detalle lo acaecido durante la Segunda Guerra Mundial y que un nuevo relato de ese período resultaría reiterativo, se ha optado por analizar con más detalle sus años de juventud, una etapa que suele recibir menos atención de sus biógrafos, a pesar de la importancia capital que tuvo para su formación personal y política.
Como se ha apuntado, al gran esfuerzo de concisión que supone condensar en pocas páginas la vida del gran agitador del siglo xx, se añade la dificultad que entraña relatar imparcialmente la vida de un hombre que resultaría funesto para Europa y el mundo y cuyas decisiones segaron la vida de millones de personas. El rastro de muerte que dejó tras de sí supone un trauma que la humanidad todavía no ha digerido, como lo demuestra el que aún hoy su figura sea considerada tabú. Por eso mismo, es necesario intentar una descripción objetiva y real del modo en que Hitler llegó a obtener ese poder y de cómo lo desempeñó, para que nunca más debamos enfrentarnos a una catástrofe como la que él fue capaz de provocar.
1
Un capricho del destino,
1889-1899
Braunau am Inn es una pequeña y agradable población austríaca de unos quince mil habitantes. Está situada a sesenta kilómetros al norte de Salzburgo, justo en la frontera austrogermana, separada de territorio alemán por el río Inn. Históricamente, Braunau fue siempre una localidad transitada, que contaba con la animación propia de toda localidad fronteriza. Sin embargo, en la actualidad, esa circunstancia ha pasado a ser irrelevante, por lo que el pueblo disfruta hoy de una lánguida placidez provinciana. Por tanto, Braunau apenas sería hoy un punto más en el mapa si no fuera porque allí nació el hombre que marcó decisivamente el devenir del siglo xx.
Buena parte de los escasos turistas que se dejan caer por allí llegan atraídos por el oscuro aura de un personaje del que, paradójicamente, no encontrarán ninguna postal ni ningún souvenir, ni tan siquiera ningún indicador que señale dónde se encuentra su casa natal. Ese hombre, cuyo nombre estará por siempre ligado al de Braunau, es Adolf Hitler.
SECRETOS DE FAMILIA
Aunque Hitler nació en esa localidad fronteriza, su familia procedía, por ambos lados, del Waldviertel, un pequeño y remoto distrito rural situado al lado norte del Danubio, a unos ochenta kilómetros al norte de Viena y lindando con las fronteras de Bohemia y Moravia. En esta agreste región boscosa, poco poblada y mal comunicada, la mayoría de habitantes eran campesinos empobrecidos, con fama en el resto del país de adustos y antipáticos. En esa región prácticamente aislada, los matrimonios consanguíneos eran frecuentes, como en el caso de los antepasados de Hitler. El nombre de la familia, escrito en infinidad de formas, es probable que sea de origen checo, apareciendo por primera vez en la región a mediados del siglo xv.
El árbol genealógico de Hitler ha sido objeto de muchas especulaciones, a consecuencia de una inquietante casilla en blanco, la de su abuelo paterno. Aunque sería el nombre de Johann Georg Hiedler el que acabase siendo anotado en ese lugar, existen dudas razonables de que él fuera realmente su abuelo.
En 1837, una campesina de 42 años, Maria Anna Schicklgruber, tuvo un hijo natural, un hecho que no era entonces infrecuente en la Austria rural; en algunas zonas, hasta cuatro de cada diez niños nacían fuera del matrimonio. Durante más de veinte años, Maria Anna se había ganado el pan sirviendo como criada en casas de diversas localidades de la comarca, hasta que un día regresó embarazada a su villa natal, Strones. Allí, en casa de un granjero llamado Johann Trummelschlager, dio a luz un niño, Alois, el futuro padre de Hitler.
Sorprende el hecho de que Maria Anna decidiese tener el niño en casa de aquel granjero, en lugar de en su casa paterna, situada en el mismo pueblo, lo que denota el repudio del padre al ver cómo su hija había perdido la honra. También es significativo que ella no quisiera revelar el nombre del padre, un secreto que se llevaría a la tumba. Poco después, Maria Anna y su hijo fueron a vivir a casa del padre de ella, lo que da a entender que finalmente el padre aceptó la situación.
Cinco años después, Maria Anna se casó en Döllersheim con Johann Georg Hiedler, un peón molinero itinerante que había ejercido el oficio en varios lugares de la Baja Austria pero que entonces se hallaba sin trabajo. Johann Georg, nacido en Strones, ya había estado casado. Cuando murió su primera mujer, regresó a su pueblo natal. Aunque en un caso como este era habitual que el padre hubiera legitimado al hijo natural de la esposa, por algún motivo desconocido Johann Georg no legitimó a Alois, que continuaría llevando el apellido de soltera de su madre, Schicklgruber, hasta casi cumplir los cuarenta años.
El pequeño Alois fue criado por un tío paterno, Johann Nepomuk Hüttler (la grafía de los apellidos no era fija en esa época), en Spital, la localidad del Waldviertel de donde procedía la familia. El motivo pudo ser el poco amor al trabajo de su hermano, lo que hacía que la familia pasase por estrecheces económicas. Alois encontró así un hogar consolidado, junto a las tres hijas de su tío. Maria Anna falleció en 1847 y el padrastro de Alois reinició su vida nómada, sin mostrar ningún interés por la educación de Alois, para regresar a Spital mucho más tarde, donde murió en 1857.
En 1876, Johann Nepomuk se preocupó en legitimar a su sobrino, que contaba ya con 39 años. No se sabe si el impulso para el cambio de nombre surgió de él o del propio Alois. Parece ser que el tío, al no tener herederos varones, estipuló un legado en favor de Alois con la condición de que este adoptase su nombre, aunque, como veremos más adelante, Alois accedería a esa herencia de un modo irregular. También cabe la posibilidad de que la decisión formase parte de algún pacto acordado en vida de Maria Anna, ya que, poco después de su legitimación, Alois recibiría una suma respetable de Franz Schicklgruber, ejecutor testamentario de Maria Anna. También se ha especulado con que Nepomuk, al contemplar la carrera ascendente de su sobrino en el funcionariado, quisiera proteger su carrera con esa legitimación, para que el hecho de ser hijo natural no interfiriese en ella negativamente. Sea como fuere, todo apunta a que el objetivo de la legitimación fue que Alois obtuviese un beneficio económico.
Así, acompañado de tres de sus familiares, Johann Nepomuk acudió el 6 de junio de 1876 a un notario de Weitra, quien inscribió a Alois como hijo de Johann Georg Hitler, introduciéndose ya aquí el apellido de esa forma, no como Hiedler o Hüttler. Tal vez ese cambio en la ortografía fuese un descuido del notario, pero es más probable que se tratase de una artimaña campesina para oscurecer el asunto. Al día siguiente, Johann Nepomuk, respaldado por los tres testigos y el protocolo firmado ante el notario, acudió al cura párroco de Döllersheim, del que dependía la comuna de Spital, y le solicitó que borrara la palabra «ilegítimo» del registro bautismal y que abriera uno nuevo en el cual constaría que su hermano Johann Georg había aceptado la paternidad de Alois, sustituyendo «nacido fuera del matrimonio» por «dentro del matrimonio».
Teniendo en cuenta el tiempo que había transcurrido desde la defunción del padre y de la madre, esa legitimación constituía una falsedad. Aunque un decreto de 1868 preconizaba tales legitimaciones en la medida de lo posible, la invocación de ese decreto en este caso era un fraude de ley. No obstante, el párroco accedió a anotar que, según los testigos, el padre de Alois había reconocido su paternidad y expresado el deseo de legitimar a su hijo, aunque, de ser cierto, cuesta imaginar por qué no lo hizo mientras estuvo con vida, ya que falleció cuando Alois tenía ya veinte años. Los tres testigos corroboraron la anotación, escrita con una caligrafía apretada, firmando al pie con una cruz. Si el párroco quedó convencido gracias a unos cuantos embustes, si accedió a certificar la farsa ante los ruegos de Johann Nepomuk o por otros motivos, no lo sabemos, pero la verdad es que desde ese momento Johann Georg se convirtió legalmente en el padre de Alois y el abuelo del futuro dictador.
Así, desde comienzos de 1877, doce años antes de que naciera Adolf, su padre cambió su apellido por el de Hitler, abandonando así el de Schicklgruber. De este modo, el apellido anterior, de rancio regusto campesino, se transformó en otro de diferente grafía y mayor sonoridad, un cambio del que posteriormente Hitler se mostraría muy satisfecho. Su amigo de primera juventud, August Kubizek, se acordaba de oírle calificar el apellido original de su padre de rudo, campesino y de difícil pronunciación, mientras alababa la musicalidad y facilidad de retención de Hitler. De hecho, aunque Adolf se apellidó Hitler desde el primer momento, posteriormente algunos de sus adversarios políticos le designarían con el apellido de su abuela para ridiculizarlo.
El cambio de apellido que impulsó Johann Nepomuk tal vez modificó la historia mundial, ya que a su nieto le hubiera resultado más difícil abrirse paso en el mundo de la política si se hubiera mantenido el apellido de su abuela; cuesta imaginarse a los alemanes gritando «Heil Schicklgruber!» en vez de «Heil Hitler!».
¿UN ABUELO JUDÍO?
Gracias a aquella legitimación irregular aceptada por el condescendiente párroco de Döllersheim, el difunto molinero Johann Georg Hiedler se convertía oficialmente en el padre de Alois. Sin embargo, tal como se ha apuntado, se desconoce quién fue en realidad el abuelo de Adolf Hitler. Esa incógnita ha sido causa de interminables especulaciones, sin que se haya podido llegar a ninguna conclusión, aunque son cuatro las posibilidades que se barajan.
La primera es que el padre de Alois sea efectivamente la persona que acabó figurando en los registros: Johann Georg Hiedler. Aunque cabe la posibilidad de que así fuera, no se comprende que el reconocimiento de la paternidad no se produjese en vida. Igualmente, el hecho de que Alois fuera «adoptado» por su tío Nepomuk no más tarde de la fecha de la muerte de su madre, tal vez antes, indica que Johann Georg no sentía demasiado apego por Alois, lo cual sería indicio de que él no era su padre, a lo que hay que sumar su despreocupación posterior.
La segunda posibilidad es que el padre fuera Johann Nepomuk. Teniendo en cuenta que él fue quien crió y educó al niño y que, al parecer, impulsó su legitimación para que pudiera recibir su legado, es lógico pensar que en realidad fuera él el padre. Al estar entonces casado, era comprensible que Nepomuk no reconociese al niño como suyo. Como la legitimación se produjo tras la muerte de la mujer de Nepomuk, se puede entender que ella constituía un obstáculo para ese reconocimiento.
De todos modos, tanto si el padre fue Georg o Nepomuk, la controversia sobre la identidad del abuelo de Hitler quedaría circunscrita, como máximo, a un típico escándalo de familia. Pero la tercera posibilidad sí que hubiera podido tener históricamente cierta importancia: que el abuelo de Hitler, un fanático antisemita, fuera judío. Desde principios de la década de los veinte, coincidiendo con el ascenso político de Hitler, comenzaron a circular rumores que apuntaban en ese sentido. En los años treinta, la prensa extranjera sensacionalista recogió esos rumores, lanzando versiones que situaban el origen de Hitler en una familia judía de Bucarest o afirmando que su abuela quedó embarazada mientras servía en la casa del barón Rothschild en Viena.
La hipótesis del supuesto abuelo judío de Hitler no dejó de ser una especulación sin fundamento hasta que, tras la Segunda Guerra Mundial, se dieron a conocer las memorias del gobernador general de Polonia, Hans Frank, dictadas en su celda de Núremberg mientras esperaba su ejecución. Frank aseguraba que Hitler le había llamado a finales de 1930 y le había mostrado una carta de su sobrino William Patrick Hitler (hijo de su hermanastro Alois), por la que amenazaba con revelar que su antepasado común era judío. Siempre según Frank, Hitler le encargó investigar ese punto, descubriendo que Maria Anna Schicklgruber había tenido su hijo cuando trabajaba como cocinera en casa de una familia judía de Graz apellidada Frankerberger. Frank decía haber descubierto que quien había dejado embarazada a Maria Anna era el hijo de los Frankerberger, que entonces contaba con diecinueve años; el padre de familia se había encargado de enviar cantidades regulares a Maria para el mantenimiento de su nieto, hasta que Alois cumplió catorce años. Según Frank, Maria Anna y los Frankerberger se habían estado intercambiando cartas durante años. Por último, Frank aseguraba que Hitler conocía la historia pero que el joven Frankenberger no era su abuelo; sus padres, al ser muy pobres, habían convencido a su familia de que sí lo era para que pagaran por el mantenimiento del niño.
Aunque la historia relatada por Frank en sus memorias tuvo mucho eco, las investigaciones posteriores demostraron su inconsistencia. En la década de 1830 no había en Graz ninguna familia judía que se llamase Frankerberger; de hecho, no habría ningún judío en esa región, Estiria, hasta tres décadas más tarde, ya que hasta 1860 no se permitió a los judíos residir en esa parte de Austria. Sí que vivía allí una familia de carniceros apellidada Frankenreiter, pero no era judía y, en todo caso, el hijo de esta familia sólo tenía diez años cuando Alois nació. En cuanto a Maria Anna, no hay prueba alguna de que estuviese alguna vez en Graz¹.
En definitiva, la posibilidad de que el abuelo de Hitler fuera el hijo de los Frankerberger, tal como apuntaba Hans Frank, es descartable. Si pudo ser un judío cuya identidad desconocemos es algo que seguramente nunca sabremos. En definitiva, la hipótesis de que el abuelo paterno de Hitler fuera judío existe, pero es poco probable. Así pues, el candidato mejor situado para detentar ese dudoso honor es Johann Nepomuk, aunque en este caso el origen de su familia sería aún más incestuoso que si fuera Johann Georg, ya que Nepomuk era también el abuelo de su madre.
Todavía existe una cuarta hipótesis, que a la postre tal vez sea la que más probabilidades tenga de ser cierta: la que descartaría todas las anteriores. En este caso, cualquiera pudo haber sido el padre de Alois, por lo que el abanico de posibles candidatos quedaría totalmente abierto.
DISPENSA ECLESIÁSTICA
Aunque es de suponer que Alois creció bien atendido en casa de su tío, a los trece años salió de casa y marchó a Viena para hacer de aprendiz de zapatero en Viena. Pero al joven Alois no le atraía ese oficio y a los dieciocho años ingresó en el Servicio Imperial de Aduanas. A los veinticuatro años fue ascendido al rango de supervisor, un honor excepcional para un muchacho que había llegado del Waldviertel. Alois fue ascendiendo normalmente como oficial al servicio del Estado; aunque nunca pasaría de ser un funcionario de categoría menor debido a su falta de titulación, había logrado escalar varios peldaños desde su humilde origen campesino gracias a su amor propio, inteligencia y afán de prosperar.
Alois poseía una personalidad dominante, que se afanaba con impaciencia y sin darse el menor respiro en conseguir sus objetivos. Tenía la capacidad de dominar de forma fría y calculadora a quienes le rodeaban, sabiendo impresionarles y convencerles, unos rasgos que heredaría su hijo Adolf. Así, Alois se mostraba excesivamente escrupuloso en el cumplimiento de sus obligaciones. Un compañero de la oficina de aduanas de principios de la década de 1880 lo describió como «antipático para todos nosotros. Era muy estricto, detallista y hasta pedante en el trabajo y muy poco accesible como persona».