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Ciencia: Femenino singular
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Libro electrónico155 páginas1 hora

Ciencia: Femenino singular

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Es importante que haya más mujeres en la ciencia. El hecho de que aumente la presencia femenina en los campos científicos y técnicos tiene un valor intrínseco para todos, no sólo para que las mujeres desarrollen sin obstáculos su carrera elegida. ¿Qué podría haber aportado el lado femenino a nuestro bienestar global que ahora podríamos estar echando de menos sin saberlo?

Este breve ensayo está dirigido a estudiantes, padres, tutores y maestros, y a cualquiera que tenga interés por conocer el estado de la presencia de niñas, chicas y mujeres en los estudios de ciencia e ingeniería. Consiste en un análisis de dicha presencia femenina en los estudios STEM y los posibles motivos de que la situación sea la que es.

Sobre la base de que el conocimiento de las causas nos brinda la posibilidad de cambiar las consecuencias y mejorar el mundo que nos rodea, ofrece algunos puntos sobre los que tanto padres, como maestros, como las propias estudiantes pueden reflexionar. De esta manera las jóvenes pueden identificar posibles obstáculos a los que vayan a enfrentarse durante su carrera, y así elaborar estrategias para superarlos. Los padres y maestros, por su parte, pueden adoptar actitudes alentadoras y estimulantes para los estudiantes, chicos y chicas, que tienen a su cargo, y disponer de una herramienta más que les ayude a prepararlos para la vida universitaria y laboral no sólo desde el punto de vista formativo, sino también psicológico y emocional.

Si este trabajo consigue siquiera despertar preguntas o reflexiones en la mente del lector, su misión estará cumplida.

Introducción
Acerca de este libro

¿Qué pasa con las Ciencias?

Carácter, vocación y sociedad
Modelos y consejeros
Estereotipos de género
Búsqueda del bien común
Familia
Confianza en sí mismas

Somos iguales, somos diferentes
Habilidades verbales
Habilidades matemáticas
Habilidades espaciales
Comportamiento emocional
Sí, pero, ¿por qué?

El científico perfecto
Aptitudes y actitudes
Carácter
Apariencia
La científica perfecta

Contra viento y marea
Amenaza estereotípica
Bifurcación de identidad
El Efecto Matilda
Techos de cristal
Tokenismo, cuotas y aislamiento

Dónde está el futuro
Padres y maestros
Alejar la amenaza
Nadie nace sabiendo
Buscar la solución de problemas
El ambiente laboral

¿Y ahora?
La situación
Las capacidades
Los obstáculos
El cambio

Epílogo

IdiomaEspañol
EditorialRuna Press
Fecha de lanzamiento3 jun 2018
ISBN9780463700228
Ciencia: Femenino singular
Autor

Henar Aguilera

Henar Aguilera (Cuéllar, 1970) es graduada en ciencias empresariales. Dedica su tiempo libre a pasear por el campo, a estudiar idiomas y a devorar libros sobre antropología cultural, etología y, realmente, todo lo que se le ponga por delante. “Menos” es su primer libro, coescrito con su marido Miguel de Pedro, con quien comparte la pasión por disfrutar de los placeres sencillos. En “Ciencia: Femenino singular” explora las causas de la falta de estudiantes femeninas en las carreras de Ciencias e Ingeniería, y ofrece información útil para que padres, maestros y las propias estudiantes contribuyan a aumentar el número de mujeres en la Ciencia.

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    Ciencia - Henar Aguilera

    Ciencia: Femenino singular

    Por qué nuestras hijas no eligen estudiar Ciencias, Ingeniería y otras carreras STEM

    Henar Aguilera

    Aunque se ha puesto todo tipo de cuidados en la redacción y producción de este libro, ni la autora ni la editorial asumen ninguna responsabilidad por errores u omisiones que éste pudiera contener, o por daños producidos por o atribuidos a la información que contiene.

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    "Ciencia: Femenino singular — Por qué nuestras

    hijas no eligen estudiar Ciencias, Ingeniería y

    otras carreras STEM"

    ©  Henar Aguilera, 2018.

    Editado por Runa Press

    Runa Press es la división de Tarsis.net SL

    para la publicación de contenidos electrónicos.

    Runa Press — Tarsis.net SL

    Plaza del Gobernador 2, 2º

    28224 Pozuelo de Alarcón

    Madrid (España)

    Tel: (+34) 911 413 259

    www.runapress.com · [email protected]

    © de la fotografía de portada, FatCamera, iStock.

    © del icono de Twitter, FontAwesome, bajo licencia

    internacional Creative Commons Attribution 4.0.

    Twitter es una marca registrada de Twitter, Inc.

    A  mi padre, que me ha hecho singular.

    Vana es la palabra del filósofo que no remedia ningún sufrimiento del hombre.

    Epicuro (341 - 270 a.C.)

    Lo importante de la ciencia no es tanto saber la manera de obtener nuevos hechos, como descubrir nuevas formas de pensar sobre ellos.

    Sir William Bragg (1862 - 1942)

    Sisters are doin’ it for themselves.

    Eurythmics (1985)

    Ciencia: Femenino singular

    Por qué nuestras hijas no eligen estudiar Ciencias, Ingeniería y otras carreras STEM

    Henar Aguilera

    INTRODUCCIÓN

    Gracias por leer este libro. Está escrito con pasión y atención al detalle, pero sobre todo está concebido con una persona en mente: la niña o la joven que en este momento está tomando decisiones sobre su futuro, está sintiendo la llamada de una vocación o sufre las inseguridades propias de cualquiera, hombre o mujer, cuando se enfrenta a cambios importantes en su cuerpo, en su mente y en el mundo que le rodea.

    Y digo que es una persona, y no el grupo formado por las jóvenes estudiantes, por una sencilla razón: Normalmente las actuaciones oficiales, provenientes de organismos nacionales o supranacionales (como la Unión Europea), están dirigidas a colectivos teniendo únicamente en cuenta generalidades estadísticas que les son propias. Es difícil hacerlo de otra manera, puesto que los programas elaborados por estos organismos han de cubrir forzosamente unas necesidades amplias y generales para la población a la que se dirigen.

    Sin embargo mi intención es llamar la atención sobre la persona, sobre la felicidad individual en cuanto a lo que el futuro académico y profesional puede contribuir a su consecución, y la influencia que esta participación en determinado campo académico y profesional puede tener sobre la sociedad en su conjunto. La decisión de estudiar una carrera u otra es un proceso privado e íntimo, y la toma el individuo.

    En la película El gurú, una incontrolable tentación¹, el protagonista ‘G’, interpretado por Eddie Murphy, cuenta una bonita parábola:

    "Hubo una tormenta. Y miles y miles de estrellas de mar fueron arrastradas a la costa. Y allí estaba esa preciosa niña corriendo por la playa y recogiendo las estrellas de mar, y lanzándolas frenéticamente de vuelta al océano. Cuando la vi hacerlo le dije: ‘¿Por qué haces eso? Sólo puedes salvar unas cuantas antes de que mueran, ¿qué diferencia hay?’ Y ella me miró y me dijo: ‘Para esta hay una diferencia.’ Para esta hay una diferencia, dijo la niña. Y tenía razón, y en ese mismo momento estaba marcando la diferencia para esa estrella de mar y estaba marcando la diferencia para ella misma también porque ella estaba conectada a esa estrella de mar. Y en eso es en lo que consiste la vida, en conectar. De hecho es el único momento en que estás vivo, realmente, cuando conectas."

    Por eso este libro está escrito, no con las jóvenes, sino con Azahara, con Daniela, con Martina, con Noa, con Ariadna, con Carlota, con Sara, con Sofía, con Elsa, con Paula, con Irene, con Cloé, con Marcela, con… en mente. Cada una de ellas es una estrella de mar para la que una idea, un buen maestro, un sistema académico adecuado pueden marcar la diferencia. Como dijo Oscar Wilde, la sociedad existe únicamente como concepto mental; en el mundo real sólo hay individuos.

    Voy a poner un ejemplo para defender esta posición, que a muchos lectores puede parecer arbitraria. La decisión de encender el siguiente cigarrillo es muy personal. No la toma la comunidad de vecinos, ni la junta directiva de la empresa, ni el gobierno autonómico. La toma el individuo². Si cada persona que fuera a encender el siguiente cigarrillo tomara la decisión de no hacerlo, y como consecuencia dejara de fumar, los beneficios para la sociedad serían enormes: Se reduciría la cifra de los 1.500 a 3.000 fumadores pasivos que mueren al año por causa del tabaco³, la sanidad pública tendría que atender menos casos de enfermedades carísimas de tratar, como los varios cánceres que produce el tabaquismo, y sería mucho más agradable pasear por la ciudad o sentarse a tomar un café en una terraza. Y todo gracias a que la persona habría tomado la decisión de no encender el siguiente cigarrillo. Lo único que tenemos que conseguir es que tome esta decisión el mayor número posible de individuos, pero individuos no obstante. Y la sociedad en su conjunto cambia.

    Con la mujer en la Ciencia ocurre algo muy parecido: Imaginemos que el curso que viene muchas más jóvenes estuvieran convencidas de seguir una carrera científica. Como veremos más adelante, el simple hecho de que haya más mujeres en todos los estadios de la comunidad científica, desde el bachillerato hasta la investigación, la docencia o la empresa privada, hace que las mujeres se sientan más cómodas en, y atraídas por, estos entornos. Esto hará a su vez que la sociedad cuente con más científicos dispuestos a hacer avanzar sus respectivos campos, y con más mujeres felices por haber seguido sus vocaciones sin sentirse discriminadas o fuera de lugar.

    Es importante que haya más mujeres en la ciencia, y esto no es una afirmación políticamente correcta o con objetivos paritarios. El hecho de que aumente el número de mujeres científicas tiene un valor intrínseco para todos, no sólo para cada una de las mujeres que desarrolla sin obstáculos su carrera elegida. ¿Qué avances hemos perdido, qué trayectorias como especie o como comunidad hemos abandonado por la poca implicación de muchas mujeres que, en principio, habrían estado dispuestas a implicarse en el desarrollo de las ciencias y la ingeniería? ¿Qué habría aportado el lado femenino a nuestro bienestar global que ahora podríamos estar echando de menos sin saberlo?

    El desarrollo científico y técnico ha quedado casi exclusivamente, con notables excepciones, en manos de la mitad masculina de la humanidad, perdiendo algo mucho más valioso que la simple capacidad intelectual de la otra mitad: un punto de vista diferente, una forma de pensar diferente, una manera distinta de abordar los problemas. Una manera distinta de elegir los problemas que se deben abordar. En definitiva, hemos adolecido secularmente de un desequilibrio, una mutilación social que está provocando un perjuicio para todos, hombres y mujeres, que compartimos las ventajas de los avances científicos y las desventajas de los que no se han producido. Es como si nuestro organismo colectivo hubiera sufrido una parálisis de algunos de sus órganos y miembros más importantes, incluido el cerebro. Esta discapacidad nos ha impedido usar casi el cincuenta por ciento de nuestra inteligencia y de nuestra fuerza productiva, y ha limitado enormemente la capacidad de la mitad activa para resolver problemas o resolverlos mejor. Lo que hemos perdido no ha sido sólo capacidad de trabajo, sino algo cualitativamente diferente, puesto que hombres y mujeres tenemos, como veremos en los capítulos siguientes, diferentes formas de ver el mundo. La ciencia y la técnica impactan en la sociedad y en alguna medida nada desdeñable la definen, y una diferente proporción de participación masculina y femenina en los asuntos científicos por fuerza ha de variar globalmente esa definición de la sociedad.

    ✵ ✵ ✵

    Para hablar de la ciencia, la tecnología y la ingeniería actualmente se utiliza el acrónimo en inglés STEM: Science, Technology, Engineering, Mathematics. El término se suele limitar al ámbito curricular; abarca las asignaturas que tienen que ver con estos campos y se refiere por extensión a las carreras que en España conocíamos como de Ciencias, en contraposición a las Humanidades o carreras de Letras. En español se le llama CTIM (Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas), aunque se suele utilizar con más frecuencia el vocablo en inglés.

    Ciencia, tecnología, ingeniería, matemáticas. STEM es un buen acrónimo. Como sustantivo común, en inglés stem significa tallo o fuste, la estructura que sostiene algo considerado valioso, valioso como las inflorescencias de una planta o la parte que contiene el vino de una copa. O el cerebro, si nos referimos al tronco del encéfalo o brainstem. Una acepción no menos importante es la de origen: como verbo, to stem from es provenir de, originarse en. No olvidemos que stem cells son las células madre.

    ¿Qué mejor forma de referirse a las disciplinas que impulsan el avance científico y técnico que con un acrónimo con tal carga semántica?

    STEM se empezó a utilizar ampliamente como sustituto de SMET y METS, con el mismo significado, a partir de una reunión sobre educación y ciencia entre agencias estadounidenses que tuvo lugar a finales del siglo pasado en el ámbito de la Fundación Nacional para las Ciencias (NSF) de los Estados Unidos.

    En aquella época dirigía la NSF la doctora Rita Rossi Colwell, microbióloga medioambiental.

    La doctora Colwell es una persona muy interesante. Nació en 1934 en Massachusetts, la séptima de los ocho hijos del matrimonio Rossi, una pareja que no había recibido, ni él ni ella, formación científica. Tiene estudios en bacteriología, genética y oceanografía. Es fundadora de una empresa de bioinformática y fue directora de la NSF de 1998 a 2004 (la primera mujer en el cargo). Desde la Fundación impulsó el trabajo en favor de la educación científica en las aulas y de la integración de las mujeres y las minorías en los campos científicos y técnicos. Ha ocupado otros

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