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La Ciudad del Sol
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Libro electrónico68 páginas1 hora

La Ciudad del Sol

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Este libro fue escrito en 1602 por un monje dominico condenado a muerte por hereje, que pasó la mitad de su vida en la cárcel y se salvó por loco.
Liberado, y nuevamente perseguido, logró huir a Francia disfrazado de fraile franciscano, donde vivió los últimos seis años
de su vida revisando sus obras.
Este polémico texto sobre la utopía del comunismo perfecto fue hallado en un depósito con documentos sin clasificar en
Trento (Italia) en 1943.
IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento14 ene 2020
ISBN9788413266558
La Ciudad del Sol
Autor

Tomás Campanella

Javier Gálvez, traductor de esta obra, ha escrito, entre varios ensayos una Historia de la Filosofía, que ha llegado al octavo tomo, de los diez previstos. Además ha traducido al castellano la Divina Comedia de Dante Alighieri, disponible en esta plataforma. Vive en las nube, entre Málaga y Galápagos.

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    La Ciudad del Sol - Tomás Campanella

    La Ciudad del Sol

    La Ciudad del Sol

    Introducción

    La Ciudad del Sol - Diálogo poético

    Página de créditos

    La Ciudad del Sol

    (Civitas Solis)

    La utopía del comunismo perfecto

    Introducción

    Tommaso Campanella (1568-1639)

    Giovanni Domenico Campanella nació el 5 de septiembre de 1568 en el histórico y pequeño municipio de Stilo, de origen griego, en Calabria (sur de Italia), conocido en todo el mundo por la Cattolica, preciosa iglesia en estilo bizantino del IX siglo.

    No hay datos biográficos sobre la infancia de Giovanni Domenico, pero sí sabemos que a los 15 años entró como estudiante en el Convento dominico de San Domingo de Plancanica, a unos diez kilómetros de su ciudad natal. Allí adoptó el nombre de Tommaso (Tomás) en homenaje al gran filósofo y fraile dominico Tomás de Aquino.

    De temperamento fuerte, impetuoso y combativo, Campanella tenía talento, férvida y audaz fantasía intelectual que lo llevó a abordar todas las ciencias. Se creyó predestinado por Dios a la misión providencial de realizar la unidad de todo el mundo, utopía que constituyó la gran fascinación de su vida.

    Estudió filosofía y teología en San Giorgio Morgeto y en Nicastro, ambas pequeñas ciudades de Calabria. En este período de formación maduró su pensamiento filosófico y político adoptando las mismas posturas antiaristotélicas y antiespañolas de Telesio (calabrés él también), que admiró mucho.

    En 1589, sin contar con la autorización de sus superiores, abandonó el convento y se dirigió hacia Nápoles en compañía de un rabino que lo introdujo en el círculo intelectual de Gian Battista della Porta (1535-1615), un filósofo naturalista tardo-renacimental, investigador, astrónomo y criptólogo, ciencia hacia la cual Campanella se sintió siempre atraído. 

    Allí, a los 21 años, en 1591, publicó su primera obra, Philosophia sensibus demonstrata, una apología de Telesio que, evidentemente, no agradó a la Inquisición. Poco tiempo después fue acusado de herejía y demonismo y procesado por su misma orden al año siguiente. A ésto siguieron otras sospechas y acusaciones que desembocaron en otros tres procesos por herejía. Fue arrestado y encarcelado en Tor di Nona, en Roma, por orden del Santo Oficio por seis años, de 1592 a 1598.

    Puesto en libertad se retiró a su natal Stilo en el Convento de Santa María de Jesús, anhelando, aparentemente, una vida tranquila dedicada solamente a sus estudios. Pero, su carácter rebelde y orgulloso lo llevó a concebir una conjura para liberar la Calabria de la dominación española. Delatado y arrestado, se abrió en contra de él un proceso político y eclesiástico de rebelión y de herejía. Reconocido culpable, en 1602, logró librarse de la pena de muerte fingiendo locura, pero fue condenado a cadena perpetua y recluido en el Castillo de Nápoles.

    Durante esta reclusión, destinada a durar veinte y siete años, compuso casi todas sus principales obras (un total de ochenta y dos), entre las cuales está una monumental Teología y una Metafísica. Además revisó las que había escrito en su primera juventud y reconstruyó las que le fueron secuestradas por la Inquisición.

    En 1626, el gobierno español autorizó a la Orden Dominicana pedir la libertad del prisionero, quizá porque, por oportunidad, Campanella había teorizado que la monarquía española podía ser el instrumento de la unificación política y religiosa de la humanidad entera. La Orden, comedidamente, pidió al Papa Urbano VIII (Maffeo Barberini, 1568-1644, papa de 1623 a 1644) que otorgara su libertad, lo que fue dispuesto casi de inmediato. Al salir del Castillo, que fue su prisión y casa durante mitad de su vida, Campanella fue encomendado al  Santo Uficio, para que vigilara su actividad.

    Salía de la prisión a la edad de 56 años, cansado, pero no por esto su carácter rebelde había sido doblegado. Apenas pudo comenzó a dirigir a la monarquía francesa las mismas esperanzas políticas que anteriormente había otorgado a la corona española. Una nueva conjura fue descubierta en Nápoles, esta vez organizada por un discípulo suyo.

    Anticipando la intervención del Santo Oficio y de los gendarmes, el 21 de octubre de 1634, disfrazado de fraile mínimo, Campanella huyó de Nápoles y se refugió en Francia, donde fue recibido con mucho cariño, respeto y consideración.

    Protegido y hospedado en el Convento de la Rue Saint-Honoré de París, Tomás se dedicó a la revisión y publicación de sus obras hasta el día de su muerte ocurrida el 21 de mayo del 1639, a la edad de 71 años.

    La obra y el pensamiento

    Campanella pasó casi la mitad de su vida en la cárcel. En la soledad de su celda tuvo todo el tiempo necesario para escribir la enorme cantidad de tratados que concibió. Entre los más importantes destacan, en orden de publicación, el De sensu rerum et magia del 1590, revisada en 1628, en la que expone la doctrina de la animación universal y su gnoseología; el De monarchia hispanica discursus, del 1601, un tratado político en el que supone la prioridad de la monarquía española, bajo la autoridad espiritual del Papa, en el concepto utópico de una unificación universal de todos los pueblos; la Ciudad del Sol, del 1602, revisada en 1613 y publicada en 1623, escrita en latín con el título de Civitas solis poetica idea republicae philosophicae, la obra más significativa de su pensamiento político en la que presenta su república ideal, naturalista y aristocrática, irradiada de un espíritu comunitario (usar el vocabulo comunista para una obra del 1600 parece impropio), donde rige la más amplia comunión de los bienes; el Monarchia Messiae del 1605, en la que teoriza una

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