CASETTI y Di CHIO - Análisis de La Televisión

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Los textos de los medios, incluidos los programas televisivos, se prestan a diferentes usos. Por ejemplo, ofrecen imgenes de la realidad que confirman, integran o corrigen los mapas cognitivos de los individuos. Facilitan esquemas que explican los eventos cotidianos, casi siempre a partir del modo en que tratan los casos pblicos (presentar la poltica como conflicto de intereses en vez de como un conflicto de ideales ayuda a entender qu ocurre en una reunin de vecinos). Facilitan repertorios de expresiones, smbolos, figuras retricas, etc., que se pueden volver a utilizar en diferentes ocasiones, incluso en nuestras conversaciones cotidianas. Activa cuadro comunicativos que confirman o desmienten las jerarquas sociales reconocidas (el progresivo turno de palabra de la gente comn en las pantallas implica una percepcin diferente del derecho de intervencin de un individuo en cuestiones colectivas). Favorecen o bloquean las interacciones personales (un padre y un hijo pueden sentirse cerca viendo un partido, mientras que la eleccin divergente de un programa puede acentuar el contraste familiar). Ofrecen sugerencias para la accin (una noticia sobre las deficiencias de la sanidad puede provocar reacciones en los usuarios de la seguridad social) Desde esta perspectiva es oportuno hablar tambin de las funciones de un texto, adems de hablar de su significado. Su capacidad de prestar a ser un recurso social lo convierte en un objeto capaz de saturar una necesidad, alcanzar una meta, acercarse a un objetivo. Su presencia se puede percibir en relacin con un fin. Los significados y las funciones estn muy conectados entre s. Si una persona se sirve de una telenovela para entender qu consume a su hija o para relajarse despus del trabajo, interpreta su contenido de un modo diferente que si la utiliza para charlar con una colega de la oficina o si la ve slo mientras espera a que empiece el telediario.

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En cualquier caso, tanto los significados como las funciones estn muy ligados a las circunstancias. Es ms, gracias a su funcionalidad, un texto se conecta de un modo an ms slido al marco donde se presenta y, a travs de sus mltiples usos, puede ser englobado literalmente en la vida cotidiana. Un vez mas, llegamos a la conclusin de que el lazo entre el texto y el contexto (que presenta una doble direccin) aparece no slo como un dato de hecho, sino tambin como un elemento crucial. Hemos sintetizado tres sugerencias tericas: la necesidad de considerar al texto como un evento y, por tanto, de observar atentamente las condiciones y los efectos de su existencia; la necesidad de considerar el texto como una propuesta y, por tanto, de acentuar las dinmicas de negociacin de los significados y, en general, los procesos sociales de construccin del sentido, y finalmente, la necesidad de considerar al texto como un recurso y, por tanto, de destazar sus funciones sociales y los diferentes modos a travs de los que se integra a la vida cotidiana. Como hemos dicho, estas sugerencias nos parecen los tres grandes pilares sobre los que se apoya la ltima gran rea por donde nos vams a mover. Se trata de un territorio diferente de los que hemos explorado hasta ahora, donde encontramos sobre todo reflexiones tericas y modelos interpretativos, adems de datos sobre investigaciones y ejemplos empricos. Se trata de un territorio densamente poblado, dado que en esta rea converge gran parte de la tradicin acadmica de estudios sobre los medios (de la teora crtica de Morin a los ms reciente estudios culturales) La especificidad de esta rea, unida a las numerosas aportaciones que se inscriben en ella, no nos permite tratarla de modo exhaustivo. Respetando las intenciones de este libro (que intenta ser un manual de mtodos de anlisis y de investigaciones sobre televisin) nos ha parecido oportuno realizar uan seleccin. Por ello nos hemos centra en cua-

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vidad estructurada, que permite a las instituciones productoras de mensajes definir temas hacia los que dirigir su atencin y tambin sus prioridades, facilitando a los miembros de una cultura las categoras y los marcos de referencia en donde actuar. Pero al rechazar la idea de que se produce un efecto directo sobre el comportamiento, el modelo toma de la aportacin de usos y gratificaciones la idea de una espectador activo, que elabora su propio sentido a partir de los smbolos y de los signos que transmiten los medios. En realidad, la tipologa de la recepcin que propone Hall no se ha de interpretar como un esquema finito y exhaustivo, sino como un punto de partida para moverse por la complejidad de los procesos de comunicacin. De hecho, a partir de la aplicacin del modelo, surgen algunas preguntas clave en torno a las que se desarrolla el trabajo de Hall y sus colaboradores (Morley, Connell, Brunsdon, Hobson, Willis) Por qu elegimos slo un nmero limitado de significados de entre todos los infinitamente posibles? Por qu seleccionamos determinados significados en vez de otros? Cmo consigue la televisin crear un conjunto de significados preferentes, es decir, un conjunto de interpretaciones preferentes a las que los espectadores tienden a adherirse? Cmo influyen en los procesos de descodificacin las macrovariables estructurales (sexo, clase social, raza)? La investigacin de David Morley sobre Nationwide constituye una de las investigaciones ms significativas de este mbito. Se trata de un celebre programa emitido en las cadenas inglesas, a partir del cual se intenta verifica, de modo emprico, el modelo de codificacin/descodificacin de Hall. En esa investigacin se mostr un episodio de la seria Nationwide a 26 grupos diferentes de espectadores, pidindoles que expresaran su opinin, primero mediante preguntas relativamente abiertas y, despus, a travs de preguntas mas directas. El objetivo era demostrar que los dife-

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comprende los textos de los medios. La hiptesis de la autora es que el receptor interpreta el mensaje procesndolo a travs de sus esquemas mentales. El sentido del texto deriva, pues, de la accin sinrgica de las informaciones que contiene el propio texto y de toda una serie de factores como las experiencias anteriores de recepcin, el gnero, la deposicin social respecto a las informaciones que contiene, etc., que contribuye a sedimentar los esquemas cognitivos que el individuo activa en el proceso de recepcin. Para entender mejor la participacin de todos estos mltiples factores en el acto de consumo, puede ser til recurrir a un ejemplo que propone la propia autora. Supongamos que queremos analizar el comportamiento de la recepcin de dos mujeres de clase trabajadora, que tienen un perfil sociodemogrfico idntico. Un de dichas mujeres considera el medio como un instrumento de poder que le permite compensar la falta de aportacin al mantenimiento econmico de la familia, mientras que la otra percibe el control del medio como un responsabilidad, que se suma a las responsabilidades derivas de la organizacin de la casa, y un elemento molesto en las dinmicas familiar. Cada una de esas dos mujeres se acercar al texto y entender los mensajes del medio de diferente modo. Eso significa que, adems de la clase social y del gnero, en el acto de consumo tambin intervienen otras variables como, por ejemplo, la historia, las convicciones morales, polticas e ideolgicas, las disposiciones y los gustos y, en definitiva, el perfil psicolgico del individuo. Aadamos que, respecto a la teora de usos y gratificaciones, que pone de relieve los rasgos individuales del espectador, Livingstone intenta restablecer la compleja dialctica que se instaura entre los factores individuales y las coordenadas sociodemogrficas. Pero volvamos al modelo de Hall, para reflexionar sobre sus ventajas y sus lmites. El modelo tiene fundamentalmente dos ventajas: entiende el texto como una estructura abier-

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De modo activo, de las conversaciones que tienen lugar entre los diferentes miembros de la familia. Con frecuencia constituye un objeto de dialogo, establece un terreno comn, ofrece sugerencias para iniciar nuevas conversaciones, crea una enciclopedia vivida y audiovisual y facilita ejemplos. De ese modo, Lull desmiente aquellas teoras que sostienen que, con frecuencia, la televisiones sustituye, empobrece e impide el dialogo familiar. Por el contrario, la televisin sugiere temas de discusin controvertidos, facilita explicaciones sobre las actitudes de los diferentes miembros de la familia en relacin con un tema determinado y, por ultimo, favorece la reciproca confrontacin entre uno y otros. En definitiva, en torno a la televisin se va tejiendo una compleja red de discursos, hecha de dichos, de comentarios y de dilogos que se originan a partir de la televisin, pues la familia habla de la televisin y de sus programas y habla a partir de la televisin y de todo lo que se refiere a la misma. El punto clave es, pues, que este entramado de discursos contribuye, por un lado, a definir el significado de los programas que se ven y, por otro lado, permite subraya o volver a definir los roles familiares y sociales. Es cierto que la investigacin de Hobson estudia los cursos sociales que se producen despus (o prescindiendo del) consumo del texto, mientras que Lull explora los discursos que se realizan durante el consumo del texto. Sin embargo, ambas investigaciones llegan a conclusiones anlogas, es decir, muestran que la red discursiva en torno a la televisin incide, por un lado, en la construccin del sentido textual, y por otra parte, activa procedimientos de construccin del propio yo entre la comunidad de consumidores. A partir de aqu vamos a dar un salto ulterior respecto a nuestro punto de partida, pues podemos pasar de construccin colectiva del sentido textual a la idea de la funcionalidad del texto en la vida cotidiana. Detrs de este pasaje se percibe la idea de que el texto no es slo una propuesta.

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Identificar cuatro funciones como las ms importantes: la funcin de contar historias, la funcin barda, la funcin de construir ritos y la funcin de construir modelos. 12.4.1 La funcin de construir historias La funcin de la televisin de construir historias est muy ligada a las reflexiones sobre la naturales oral del discurso televisivo. La televisin habla, cuenta, propone historias que reflejan la costumbre de buscar emociones que tienen el espritu humano. En este sentido, la televisin estimula la imaginacin de los individuos, satisface su necesidad de evasin y encarna fantasas, realizndolas en historias cercanas a su vida cotidiana. El mismo telediario explica esta funcin, de modo aparentemente paradjico. Se presta ms atencin a las noticias que nos afectan (es decir, que hablan de nuestro trabajo o de nuestra ciudad o de una realidad o un problema cercanos) no slo por la exigencia de estar informados, sino por el placer de or historias que ya se conocen o, en cualquier caso, que se pueden relacionar con nuestra propia experiencia de la vida. 12.4.2 La funcin barda La dimensin oral del discurso televisivo tambin nos lleva a identificar una segunda funcin social que desarrolla la televisin. Ya hemos dicho que la televisin propone discursos que, a su vez, generan el espacio social mediante otros discursos. Esta idea induce a Fiske y a Hartley a considerar la televisin como un bardo contemporneo. El bardo canta la gesta de una comunidad, registra sus eventos y sus preocupaciones, por mnimas que sean, los transforma en versos y los pone a disposicin de todos. Es

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Del mundo, sino tambin un ejemplo; un canon de cmo es el mundo y de como hay que estar en el mundo. Los anlisis de Milly Buonanno sobre la funcin que desempean los relatos de ficcin, al proponer modelos sociales, confirman el hecho de que la televisin construye de forma esquemtica representaciones del mundo que nos rodea y nos ofrece las claves de lecturas necesarias para descifrarlo, as como el hecho de que estas copias de la realidad que la televisin construye y difunden modifican, a su vez, la distribucin de los contextos sociales de donde provienen. Mediante el anlisis de los contenidos comunes de la ficcin televisiva, Milly buonanno subraya el preponderante saqueo de la realidad que dicha ficcin lleva a cabo y destaca el hecho de que dicha apropiacin se resuelve puntualmente en una serie de transcripciones interpretativas que, adems de alimentar el imaginario colectivo, se convierte en verdaderos puntos de referencia de posibles lecturas hermenuticas de lo social. As pues, el imaginario de la ficcin se confunde con lo real, convirtindose, en cierto modo, en una conciencia, en una interpretacin que utiliza los mismos instrumentos del lenguaje cotidiano para revelar sus dinmicas latentes. El conocimiento de la funcin de modelo que desarrolla la tv nos induce a preguntarnos por la influencia que ejerce los medios en general y, concretamente, por las consecuencias que la experiencia de la recepcin produce en los espectadores. El ultimo tema del libro, que vamos a abordar a continuacin, se plantea a partir de esta problemtica general. 12.5 Representacin de la identidad El debate sobre la identidad representa uno de los principales hilos conductores de las investigaciones sobre los

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Solucionar cuestiones sociales diferentes y fundamentales, que van de la integracin racial al problema de la globalizacin y del mantenimiento de las identidades locales, a la cuestin de la dispora, etc. De acuerdo con la orientacin general de este captulo, en las prximas pginas vamos a intentar reconstruir al estado actual del debate, repasando la aportacin de algunas investigaciones y centrndonos en el modo en que los medios intervienen en los procesos de formacin de la identidad, as como en los recursos que ponen a nuestra disposicin. 12.5.2. Medios y procesos de construccin de identidad Superado el enfoque esencialista, en la reflexin actual se ha ido abriendo camino una idea diferente de identidad, que ya no se entiende como una estructura estable, que no se puede modificar, algo dado de una vez para todas, sino como el producto de las relaciones que cada persona establece con los otros (con otras personas, instituciones, situaciones sociales, etc.). La identidad est estrechamente ligada a las actividades sociales en las que el individuo se encuentra implicado y, por tanto, hay que partir de ah para comprender cmo se forma la personalidad de los individuos y cmo se modela su perfil social y cultural. Nikolas Rose insiste en la necesidad de comenzar analizando las interacciones sociales para comprender la gnesis de la identidad y, al hablar de la genealoga de la subjetividad, pone el acento en los roles que desempean las actividades sociales, histricas y culturales en la formacin de la identidad. Rose considera que, para estudiar la identidad de los individuos, no basta con someterlos a una anamnesis, por muy profunda que sea, sino que es indispensable conocer los procesos y las situaciones en que dichos individuos han estado y estn implicados. Este cam-

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Centra en el papel de los medios en la construccin de la identidad individual, mientras que el segundo analiza las conexiones entre los diferentes medios y la formacin de la identidad colectiva. Al primer mbito de reflexin pertence, por ejemplo, la aportacin de Sherry Turkle. A partir de un mtodo etnogrfico (compuesto por entrevistas, anlisis de textos y encuentros informales (pizza parties) con algunos jugadores de MUD, un juego de rol al que se puede acceder a travs de internet y en que los jugadores pueden asumir roles y crearse identidades diferentes) Turkle identifica una serie de nexos entre los procesos sociales y los procesos virtuales de construccin del propio yo. En particular, el anlisis de algunos casos ejemplares le permite reconocer dos tipos diferentes de comportamientos, al utilizar el juego en relacin con la identidad del propio yo: el working through y el acting out. El primero consiste en utilizar las potencialidades ofrecidas por el MUD para revisar y actuar sobre la propia identidad, por ejemplo, interviniendo en algunos puntos existenciales sin resolver. Este es el caso de July, una jugadora cuyas relaciones con su madre se interrumpieron hace tiempo y que, en el MUD, asume el rol de una madre en conflicto con su hija. En el segundo modelo, el juego se convierte, por el contrario, en el mbito en el que el individuo puede construir su propia identidad ideal, lo que un mismo no es pero querra ser: Por ejemplo, ste es el caso de Stewart, un joven universitario tmido y con escasas relaciones, quien, a travs del juego, se presenta como un joven extrovertido y brillante. Pero el caso de Stewart sugiere tambin otra cosa, pues, a travs del juego Stewart entra en contacto con chicos y chicas, algunos de los cuales puede conocer personalmente despus. MUD e internet facilitan, pues, mucha mas que un espacio virtual donde expresarse libremente, pues se convierten en un recurso que se puede utilizar para promover actividades sociales y modificar la propia identidad.

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Licos que ofrecen los medios se confrontan y se ensamblan de modo original con la tradicin cultural de sus espectadores. Este proceso de confrontacin y de integracin ha sido descrito de diferentes modos. Por ejemplo, Kevin Robins explica la reaccin de la cultura inglesa ante la presencia de extranjeros (con frecuencia a travs de comunidades extensas y bien organizadas) como el producto de una tensin sin resolver entre tradicin (representada sobre todo por la experiencia colonial y por el mito de la superioridad anglosajona sobe las otras etnias) y traduccin es decir, revisin parcial de la historia, de los valores y de la cultura inglesa, como consecuencia de la aceptacin de otras expresiones culturales. Stuart Hall tambin describe los efectos de la comunicacin de masas en la formacin de la identidad colectiva como un proceso de erosin de las identidades culturales originales y de construccin de identidades nuevas. James Lull identifica, a su vez, tres fases en el mecanismo de sedimentacin de la identidad colectiva: una fase de transculturalidad, que corresponde a la apertura y al reconocimiento de la existencia de culturas diferentes de la nuestra; una fase de hibridacin, que seala la compenetracin y la integracin de la cultura de origen con otras expresiones culturales, y una fase de indigenizacin, que corresponde a una vuelta a la tradicin (junto con la integraciones y las revisiones experimentadas en la fase anterior) y la reconstruccin de la identidad cultural de la comunidad. Estas aportaciones y muchas otras (que no hemos podido mencionar por cuestiones de espacio) sugieren algunas consideraciones sobre la naturaleza de los recursos de los medios en los procesos de construccin de identidad.

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