Ramón Amaya Amador
Ramón Amaya Amador
Ramón Amaya Amador
Naci en Olanchito (1916), falleci en Checoslovaquia (1996). Autor de Prisin Verde. Mxico, 1950, que en opinin de Longino Becerra es, sin duda alguna su mejor obra Este libro recoge la experiencia, dolorosa y brutal, del novelista como trabajador bananero. Amanecer. Novela. Guatemala, 1953, Bajo el signo de la paz. Crnicas de un viaje a China Popular, Tegucigalpa, 1953. Constructores. Tegucigalpa, 1958. Los Brujos de Imaltepeque, Novela, Tegucigalpa, 1958. Destacamento rojo. Mxico. 1962. Operacin gorila. Mosc, 1970 (en ruso). (En espaol 1991), Cipotes (1981), Jacinta Peralta (1996), el seor de la Sierra (1993). Entre sus obras inditas: Rieles gringos (1951), Biografa de un machete (1959), Buscadores de Botijas (1961), Un aprendiz de Mesas (1961), Tierras bravas de coyol (1962), Huellas descalzas por las aceras (impresa en 1981 con el titulo Cipotes), el hombre embotellado (1965), Tierra Santa (1965), La abanderada (s.f), Ciclo Morazanico (1966), en 5 tomos. Memorias y enseanzas del alzamiento popular de 1954 (1989), en colaboracin con Rigoberto Padilla Rush. El seor de la Sierra (1993); Con la misma herradura (1993); Memorias de un canalla (2004). Escribi ensayos y teatro, adems de novela. El camino de Mayo es la Victoria. Tegucigalpa, 1974. Peste Negra (1956) y La Mujer Mala (1959), son ejemplos de su incursin en otros gneros literarios. De l ha dicho Roberto Sosa: Con Ramn Amaya Amador la novela social hondurea comienza a adquirir relieves de dignidad y no obstante que la crtica literaria ha subrayado a su narrativa defectos de construccin, ha reconocido su poder captativo y transfigurador de la situacin del cuadro de realidad que le toco vivir. Los libros de Amaya Amador sealan la explotacin que los monopolios extranjeros han verificado y verifican en nuestro pas. Sealan el trabajo embrutecedor que las peonadas sufrientes hicieron y hacen en la selva artificial de los bananales hondureos. No poda hacer otra cosa quien fue gota de esa sucia corriente. De all la fuerza conmovedora de su obra. Para Longino Becerra, fue dueo de una gran capacidad fabuladora; para Julio Escoto conto con una dedicacin disciplinada a su trabajo; Jos D. Lpez Lazo considera que
Amaya Amador cultivo todos los gneros sin embargo, habra de quedarse con la narrativa y dentro de esta, con la novela Necesitaba de un gnero que se volcase sobre la realidad exterior, en su caso concreto, sobre la realidad histrica. La historia, nuestra Historia, concebida como el producto de la lucha de clases, define su obra hacia ah confluye casi toda su obra. Pienso que no tuvo conciencia, no delimito el peligroso punto en donde literatura e historia se rozan, pienso que para l fueron dos realidades mnimamente diferentes. Para el hacer literatura era una forma directa de hacer historia, de liberar a un pueblo de tanta opresin. De ah que su obra apenas evolucionara literariamente. Ni reflexin ante el lenguaje, ni bsqueda de tcnicas narrativas. Esto era imposible. Involucraba una concepcin ms profunda de la realidad, de la que seguramente tuvo conciencia pero no habra tiempo, ni ambiente propicio, ni deseo; no eran su circunstancia. Le urga transformar la sociedad, no el lenguaje ni las tcnicas narrativas; por ello, trabajo con la ptica narrativa y las herramientas lingsticas que le brindo la tradicin romntico-realista, que ya para su tiempo eran una retorica gastada. La sinceridad, lo autentico, su visin dinmica del hombre y de la sociedad lo salvan. Su obra convoca la dignidad y la esperanza de los postergados. A los que siempre quiso ver de pie y caminando. De esta manera, su afirmamiento en nuestra Historia, en su proceso dialectico, tiene sus frutos; sin ese concepto del acontecer social, su narrativa sera la de un criollismo puro, con su folklore, su naturalismo fatdico o su costumbrismo ingenuo. El dinamismo de la Historia le da madurez a su obra, aunque no la profundidad necesaria para llamarla universal. Al presentarnos un hombre como producto histrico, Amaya Amador lo hace caminar: hace caminar de su aparente estatismo de piedra a la sociedad hondurea. A pesar vio y convivi con un hombre en un estado casi natural, no lo condeno a la pasividad histrica de esta existencia, sino que lo ubico como protagonista de los procesos sociales. Hizo el primer gran esfuerzo por humanizar y enriquecer la Historia propia sin deformarla en sus movimientos esenciales el novelista de Olanchito es el ms ledo entre los humildes. En esto radica nuestra deuda con l, la deuda de Honduras con l: le empez a abrir bien los ojos, los ojos que si son sus ojos: los de su pueblo:.
Fue miembro y jefe de redaccin de la Revista de la Sociedad de Geografa e Historia de Honduras.Revista de la Sociedad de Geografa e Historia de Honduras, Sociedad de geografa e Historia de Honduras, Tegucigalpa, Honduras; ao 1957. El fue el inventor de algunas leyendas de honduras como la llorona, el cadejo, la sucia ,el hombre sin cabesa, la mujer de las carreteras Trabajos publicados 1933 Mapa General de la Repblica de Honduras 1947 Interpretacin qumica y Ley Peridica Universal. 1972 Tradiciones y leyendas de Honduras.
Las leyendas como el duende la llorona la sucia, el cadejo el hombre sin cabeza la mujer de las carreteras