Conde Carmen - Poemas (Selección)

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Carmen Conde

(1907 - 1996)

Seleccin

Ausencia del amante


He vuelto por el camino sin hierba. Voy al ro en busca de mi sombra. Qu soledad sellada de luna fra. Qu soledad de agua sin sirenas rojas. Qu soledad de pinos cidos errantes... Voy a recoger mis ojos abandonados en la orilla.

Hombre con violn


Esos hombres del violn llevan su voz en el brazo como la vena firme de una cancin muchacha. Van celndola dulces, con los ojos cerrados, todos brasa y suspiro del ensueo que llueve diminuto roco de aprisionadas flores en los cuerpos fragrantes de tus violines msicos, aun con hojas y aromas del encendido bosque. Un violn es la voz de una fuente con viento a la que brizan speros y dulcsimos soplos, lo sabe quien lo pulsa, y flotan sus cabellos como hierba que sube por el tronco de un rbol, mientras la mano empuja hacia el cielo las cuerdas y la otra recorre con el arco un zodaco. En rubio; huele a nardo en la noche con luna, y de jazmines siembra la abandonada tarde. Tan delgado y ligero como fueron las ninfas, sinuoso y con algas, como verde sirena. Es la voz que prefiere la primavera fra. Y al otoo le cuenta que se fueron las aves. Los cipreses la exhalan. El calor de los vuelos en los violines junta con las plumas los nidos.

Llamado al hijo
Cuando tu me llamas todos los pjaros cantan; la mar y sus caracolas

al corazon lo levantan. Cuando t me llamas el cuerpo se sobresalta: que es un romero sin sed y no necesita el agua. Cuando t no me llamas la vida se me desgana. Se convierte en un erial que ya no produce nada.

Pero, mi nio es tan dbil...


Le dije a la luz: no quiero que la noche me persiga. Y la luz me contest: lo imposible, no lo pidas. Quiero que todos me vean porque estoy desconsolada; el amor que era mi vida, la noche siempre lo apaga. Ya no vendr por la noche, slo brillar en el da. Es un amor tan pequeo que necesita alegra. Yo puedo quererle siempre, si hace sol o no lo hace. Pero, es un amor tan dbil que necesita alumbrarse.

El pjaro ruiseor
A mi me canta en el pecho un pajaro ruiseor. A ti te canta en la boca el beso que te doy yo. Cuntas aves se renen para hacerse una cancin! Abro la mano y espero que se pose el ruiseor. Cierras la boca y en ella se mete mi corazn.

Cuidalo como yo cuido en mi pecho al ruiseor.

Amante
Es igual que reir dentro de una campana: sin el aire, ni orte, ni saber a qu hueles. Con gesto vas gastando la noche de tu cuerpo y yo te transparento: soy t para la vida No se acaban tus ojos; son los otros los ciegos. No te juntan a m, nadie sabe que es tuya esta mortal ausencia que se duerme en mi boca, cuando clama la voz en desiertos de llanto. Brotan tiernos laureles en las frentes ajenas, y el amor se consuela prodigando su alma. Todo es luz y desmayo donde nacen los hijos, y la tierra es de flor y en la flor hay un cielo Solamente t y yo (una mujer al fondo de ese cristal sin brillo que es campana caliente), vamos considerando que la vida..., la vida puede ser el amor, cuando el amor embriaga; es sin duda sufrir, cuando se est dichosa; es, segura, la luz, porque tenemos ojos. Pero rer, cantar, estremecernos libres de desear y ser mucho mas que la vida...?

Primer amor
Qu sorpresa tu cuerpo, qu inefable vehemencia! Ser todo esto tuyo, poder gozar de todo sin haberlo soado, sin que nunca un ligero esperar prometiera la dicha. Esta dicha de fuego que vaca tu testa, que te empuja de espaldas, te derriba a un abismo que no tiene medida ni fondo. Abismo y solo abismo de ti hasta la muerte! Tus brazos! Son tus brazos los mismos de otros das, y tiemblan y se cierran en torno de su cuerpo. Tu pecho, el que suspira, ajeno, estremecido de cosas que t ignoras, de mundos que lo mueven... Oh pecho de tu cuerpo, tan firme y tan sensible que un vaho lo pone turbio

y un beso lo traspasa! Si nunca nadie dijo que as se amaba tanto! Podas t esperar que ardieran tus cabellos, que toda cuanta eres cayeras como lumbre en un grito sin cifra, desde una cordillera gritada por la aurora? Ceniza t algn da? Ceniza esta locura que estrenas con la vida recin brotada al mundo? T no te acabas nunca, t no te apagas nunca! Aqu tenis la lumbre, la que lo coge todo para quemar el cielo subindole la tierra.

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