Diaz Ariel - La Primera Piedra
Diaz Ariel - La Primera Piedra
Diaz Ariel - La Primera Piedra
Vivian Nez
Edicin y composicin: Yoel Manuel L. Vzquez Diseo de cubierta: Katia Hernndez Ilustracin de cubierta e interiores: Ariel Daz Fotos: Ariel Daz Impresin: Editorial Linotipia Bolvar y Ca. S. en C. Bogot, D. C.-Colombia
Sobre la presente edicin: Ediciones La Memoria Centro Cultural Pablo de la Torriente Brau, 2009
ISBN: 978-959-7135-73-9
Ediciones La Memoria Centro Cultural Pablo de la Torriente Brau Calle de la Muralla No. 63, La Habana Vieja, La Habana, Cuba [email protected] www.centropablo.cult.cu
Hay creadores que desde su debut ensean una fuerza tal que, al margen del necesario proceso de maduracin por el que todos debemos transitar, uno se da cuenta que se est ante la presencia de un verdadero artista. Justamente, esa fue la impresin que tuve ms o menos all por 1996, cuando concurr a la primera presentacin pblica de Ariel Daz y en la que demostr ser artfice de una cancionstica sensible e inteligente. Tratbase de un recital en la Casa de las Amricas, dentro de un ciclo denominado Paso a la nueva generacin, para el que el cantautor solo dispona de apenas nueve composiciones. Sin embargo, l supo enfrentar la dura prueba y asumir el concierto como si estuviera acostumbrado a ello. Aunque hasta dicho momento artsticamente tambin se haba proyectado como ilustrador, si alguna duda le quedaba de cul sera su profesin de ah en lo adelante, estoy convencido que en aquella noche decidi su futuro y con ello, la msica cubana gan para bien suyo a un genuino trovador, dueo de una voz propia en su decir. Recuerdo que entre las obras iniciales de Ariel que me impresionaron estaban Alicia, un tema que en una etapa l interpret con mucha frecuencia, y Como un temporal, una pieza que se inscribe dentro de los parmetros del bolero asumido al estilo de la Cancin Cubana Contempornea y que le ha trado nuevos aires a un gnero que durante unos cuantos aos estuvo anquilosado. En lneas generales puede afirmarse que, desde el comienzo, el quehacer composicional de Daz ha estado signado por la influencia de la buena literatura en sus textos, los cuales poseen una multiplicidad de valores poticos y evidencian el dominio de las distintas estructuras del verso. En ese sentido, coincido con el criterio de Vctor Casaus cuando afirma: Ariel escribe textos para armar las canciones que nos regala, pero esos textos podran existir existen como poesa y resisten airosos el reto de la lectura solitaria y convocan al disfrute desde la aparente indefensin de la pgina impresa. Algn tiempo despus de mi acercamiento a Ariel como trovador, l sinti la motivacin de expresarse no solo ya a travs de ilustraciones y canciones, sino adems como hacedor de textos que hablasen acerca de la obra de sus colegas del mundo trovadoresco. En aquellos primeros trabajos, aparecidos en la revista Esquife, se encuentra la gnesis del libro que hoy Ariel pone a nuestra disposicin. Confieso que en el instante en que me propusieron escribiese el prlogo para la presente obra, me sent ms que feliz, pues ello me permitira recuperar un grupo de escritos que le con sumo inters en su momento primigenio de circulacin a travs del ciberespacio pero que, por causa de mi propensin al desorden informtico, haba perdido en algn punto del disco duro de mi computadora. Esta nueva lectura de artculos en forma de semblanzas, notas para catlogos de conciertos y textos de corte reflexivo, me permiten corroborar que los escritos de Ariel Daz aqu compilados poseen el mrito de no ser palabras perecederas o nicamente fruto de la fugaz actualidad. As, nos encontramos con ideas que, pese a haber sido expuestas en algunos casos hace ya cierto tiempo, mantienen total vigencia y no han agonizado o pasado a convertirse en ceniza irremediable. Como libro, La primera piedra refleja buena parte de las preocupaciones ideoestticas de su autor, quien hasta hace relativamente poco tiempo en su condicin de trovador se haba caracterizado por una proyeccin en extremo lrica, con mucha ternura en su decir y una muy fuerte presencia de un lenguaje vinculado a lo mejor de la poesa hispanoamericana. De manera significativa, en tiempos recientes, l ha experimentado una transformacin en su discurso, que sin renunciar a la riqueza del buen decir, ahora asume un matiz crtico, incluso a
veces con cierto sabor acre en las palabras, como corroboran composiciones al corte de la demoledora andanada en contra de los exterminadores de sueos denominada Hacheros, Clasificados, La orilla de las ganas o Quiero decir, toda una declaracin de principios:
Quiero decir tantas cosas que se me atragantan y desesperan. Quiero decir tanto que me caigo sentado sobre la acera. Lquido que baja por la pared anuncia mejor vida para despus y yo en este cuarto cerrado y sin ventanas. Subiendo mi cuerpo en el carrusel viajando al mismo sitio que abandon cunto movimiento perdido cada maana. Quiero decir lo que pueda y hasta donde permita la casa. Quiero decir por encima de este silencio que nos atrasa. Colgando en un hilo de la verdad a la hora que tijera suele cortar en medio de los que no duermen ni estn en vela. Quiero decir aunque me duela.1
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El resto de la cancin expresa as: Decir en la cama y en las afueras / encima del fin, sobre la escalera / Donde haya razn o quede sin ella / donde se haga largo el mar. / Quiero decir / aunque no me escuche la oreja / que santifica. / Quiero decir / aunque la mordaza de seda / se justifica / Palabras de primera necesidad / cuentos de camino por revisar / consigna de no pasarn / por esta frontera. / Seguimos hablando contra la puerta / cerrada por decreto y uso de fuerza / dejando rendija pequea / para escuchar. / Quiero decir / aunque nos duela. / Decir en la cama y en las afueras / encima del fin, sobre la escalera / Donde haya razn o quede sin ella / donde se haga largo el mar. / Quiero decir / Quiero decir / que toda la razn no est / de mi lado / Quiero decir / que la imaginacin / no nos ha faltado. / Quiero decir
Ese grito de quiero decir, expresin de un reclamo personal transmutado a lo social, ser la lnea rectora de La primera piedra, conjunto de textos que nos ofrece la posibilidad de repensar desde la aguda mirada del autor acerca del modo en que en el presente decursan las relaciones de los trovadores con las instituciones, otras instancias de poder y el pblico, todo ello en una estrecha relacin con el concepto de espacio. Al margen de que se pueda estar o no de acuerdo con algunas de las opiniones aqu expresadas por Ariel, lo importante es que l compulsa al lector a meditar sobre estos asuntos
del acontecer trovadoresco cubano de nuestro tiempo, ya sea para aprobar sus ideas o para discrepar con ellas. A fin de cuenta, nadie debera pasar por alto que no estar de acuerdo no significa estar en contra. Como libro, desde el compromiso con una calle mejor (en palabras del propio Ariel Daz), La primera piedra es reflejo del modo de pensamiento recogido en su cancin titulada Habla, de la que reproduzco un fragmento para concluir el presente prlogo:
Habla, si vas a hablar es ahora, el verso se te demora y la ocasin se te pasa. Habla, rompe de un tiro la inercia, que empiece la controversia, mejor adentro y en casa. El silencio es una plaga que se come la palabra, no queda resto de nada sin que una boca se abra, hable, pa que la semilla germine por la maana, hable, que el ojo le brilla, no se quede con las ganas.
JOAQUN BORGES-TRIANA
A mi padre, porque es mi fan nmero uno y un da escribir su libro. A Mara Santucho, Vctor Casaus y Lilliana Hctor, por sus manos. A Noel Nicola, por estar en todas partes. Al Pltano, porque hubiera hecho todo por meternos este libro por los ojos. A mis amigos trovadores, por sus canciones. A los que me quieren. A los que no me quieren.
Primeras palabras
El ttulo La primera piedra tiene un doble simbolismo: la referencia bblica de sentirme libre del pecado de no hablar a tiempo lo que pienso y el de colocar, en efecto, la primera piedra en un edificio por hacer que debemos levantar entre todos. La inexplicable escasez de crtica y documentos que retraten el fenmeno trovadoresco de los ltimos aos me llev, desde mi condicin de protagonista, a expresarme a travs de las letras. Primeramente, de manera espontnea y luego, inspirado y alentado por amigos cercanos a quienes quizs llenaba un vaco sin proponrmelo. La idea inicial era tener una seccin fija del mismo nombre en la revista digital Esquife, a peticin del poeta Andrs Mir. Escribir algunos perfiles y crticas sobre mis compaeros de lucha y tantas noches guitarreras. Una especie de corresponsal desde el frente de batalla. Aunque solo escrib unos cuantos, debido a mi inconstancia personal y a mis compromisos como trovador en giras y conciertos, otros se acercaron a querer publicar en sus respectivas ediciones estos escritos: desde el Centro Cultural Pablo de la Torriente Brau hasta El Caimn Barbudo. Sobre todo a partir de una polmica intervencin escrita que realic en un pleno de la Asociacin Hermanos Saz acerca del fenmeno discogrfico. Luego segu escribiendo, lo que hizo me ganara el aprecio de trovadores y periodistas cercanos como Joaqun Borges Triana que, a su juicio, encontraba una importante compaa en medio de su soledad periodstica, o nuestro Ministro de Cultura Abel Prieto, que a ratos cita mis letras como si realmente fuera yo un periodista o un crtico de arte, profesiones que respeto y a las que no alcanzo a sumarme. Desde luego que tambin he recibido el rechazo de un sector no siempre conforme y detractor de todo lo que huela a crtica. Mi pequea e insignificante opinin respecto a determinadas problemticas ha sido objeto de no pocos insultos, amenazas materializadas en cartas por debajo de la puerta de mi casa, acusaciones de uno y de otro bando, si es que podemos dividirnos en tal simplicidad a estas alturas. Confieso que me es sumamente difcil este papel de abogado del diablo y diablo a la vez. Pero no puedo evitarlo, y no siempre sale una buena cancin de cada cosa que me incomoda o preocupa. En esta compilacin usted podr leer estos trabajos. Artculos, notas para catlogos de conciertos, reflexiones y verdaderos ataques a la pseudo cultura que nos anda rondando y arrebata, muchas veces solapada, nuestros espacios de expresin. Unas francamente condicionadas por la pasin del momento, otras ms objetivas; pero, todas desde una posicin regeneradora. Como la Revolucin, aunque lleva nombre propio y se escribe en maysculas, no es ms que cada uno de nosotros y sus ideas; como la guerra que se supone estamos librando es, justamente, de ideas, espero que sirvan estas letras para alentar a otros, para dejar una pequea huella de lo que ha sido la Trova cubana ms contempornea en estos tiempos de tontera universal, de poderes econmicos y vaco espiritual. Son letras profundamente revolucionarias porque son el espejo de mis alrededores, donde se trabaja, se crea y se lucha por un mundo mejor o, bajndonos de esta acostumbrada grandilocuencia endmica, por una calle mejor. No tengo mayores aspiraciones. Este es solo el tintinear de los cascabeles de mi ltigo, el nico que tengo, el que mi realidad me dio y no pienso soltar.
ARIEL DAZ
SEMBLANZAS
Este primer captulo retrata a algunos de mis compaeros de cancin. Es la estructura que originalmente tendra La primera piedra, cuando fue concebida para la revista digital Esquife. Al tratar de despojarme de la cercana cotidiana (y no siempre logrndolo) es un intento de servir de puente entre el desconocedor y el artista, que en su mayora no posee muchas crticas o descripciones de su trabajo y sus caractersticas principales. Algunos de estos escritos han servido para su promocin en diversos medios y, sobre todo, en las pginas de internet que difunden la cancin trovadoresca desde otros pases. Incluso, en el caso especfico del trovador Axel Milans, radicado en Argentina, se produce un reencuentro con quienes lo conocimos y un descubrimiento para quienes no. No espero que alguien perdone mi falta de imparcialidad; pretendo que estos magnficos artistas tengan otra oportunidad de existir ms all de sus canciones y sus versos.
Sube al escenario en una extraa mezcla de prisa y cautela. Escuetas palabras antes de comenzar y sus dedos poco a poco se confunden con las cuerdas entre la delgadez y el movimiento. Quien pasara de lejos y escuchara sabra, sin el ms mnimo esfuerzo, que quien se aventura a desnudarse con tan singular destreza no es otro que Samuel guila. Trovador habanero, de la ms antigua procedencia entre los de su grupo generacional. No sabemos desde cundo guitarrea (cuentan que desde muy nio); tocador inagotable de las canciones de Silvio Rodrguez ms desconocidas y con la obra ms extensa que yo le conozca a un juglar de su edad. Los conciertos de Samuel son verdaderos focos de emocin donde se unen las ideas como eslabones que resultan en una gruesa cadena. Su proyeccin escnica, que no pocas veces le ha ganado crticas desfavorables, es un instrumento ms de comunicacin de su interior con los dems, que no siempre tiene por qu tener la forma y los colores que esos dems esperan. Toda la energa que otros reprimen con falsa sobriedad se nos lanza en su movimiento, sus gestos y sus esquirlas cortantes y peligrosas que, sin embargo, justo antes de tocar los cuerpos se hacen ptalos. Ms all de algunos matices de aparente agresividad que algunos le achacamos, Samuel es un trovador desde la ternura. Los que sabemos de su bregar desde hace tiempo, lo hemos descubierto cantando una poesa tremendamente lrica, aunque lejana de las formas ms aceptadas de la belleza. Sus canciones son duras como el mundo real, tangibles como la vida, estrepitosas como la calle y el barrio. A travs de su voz se escuchan los alaridos inconformes de esta generacin, la crisis de los pensamientos ms sabios y el terremoto de los cambios globales que nos han hecho cambiar. Tal vez todo sea una errata y donde dice trovador deba decir guerrero. Enfrentando su canto a la adversidad desde una violencia distinta, es posible que Samuel haya encontrado una manera de sobrevivir al tedio de la cotidianidad, revelarse contra la frivolidad y la inmovilidad que propone el nuevo siglo como forma de dominacin y control sobre los seres humanos, y es por eso que su pelea ha trascendido al canto creciendo en otras formas como su afn de promover a otros trovadores desde el proyecto Puntal Alto, que ahora cuenta adems con un programa radial en la emisora Habana Radio y que, luego de varios aos, ha dejado una fila interminable de conciertos, experiencias y grabaciones para reforzar el antdoto contra el alzheimer mundial. No podemos pasar por Samuel guila sin pasar por su guitarra. Los pocos crticos que ha tenido la ms joven trova cubana acostumbran a resaltar el bajo nivel guitarrstico de los bardos con algo de razn. El empirismo, la despreocupacin y la falta de estudio diario nos han afectado durante aos. guila es verdaderamente uno de los que destroza el sealamiento con sus propias manos en su destreza al tocar y componer. Conocedor a fondo de las posibilidades armnicas del instrumento, ha sido capaz de mantener un alto nivel de interpretacin que se caracteriza por la velocidad y la variedad. Ha sabido establecer un verdadero dilogo entre su canto y la guitarra; (Si escuchamos detenidamente encontraremos todas las anteriores caractersticas de su performance en las cuerdas de su guitarra: el tempo vertiginoso seguido de la suavidad ms contrastante, luego las formas percutidas, los armnicos, todo sin escapar a la unidad y la lgica). Si queremos un par de minutos que nos demuestren lo anterior, escuchemos solamente el tema Madrugando, una verdadera joya de la guitarra trovadoresca contempornea.
Aunque parte de esto se lo deba a alguna formacin acadmica, hay que decir que el resultado es producto de un marcado inters por el autoestudio: el empleo de varias horas al da en explorar las interioridades de la guitarra ms all del misterioso proceso creativo. Siempre se ha manifestado pblicamente a favor del estudio como nica posibilidad de plasmar una obra de calidad y trascendencia. La explotacin al mximo de las cualidades y destrezas que uno mismo tiene y que no siempre desarrolla. Esta es una forma caracterstica de Samuel, la independencia para ejecutar los proyectos, sin medir a veces las limitaciones o el alcance real de la empresa. Como si una vez ms, como en aquella historia conocida, el tamao de los molinos no importara para la carga definitiva. Pero debe el cantor andar con paso cauteloso y mirada certera porque el enemigo suele ponernos falsos molinos para que en nuestro lance nos estrellemos tambin definitivamente. Es conocido que las grabaciones han sido prcticamente prohibitivas para nuestra estirpe ms nueva. El evidente desinters de las disqueras y del aparato comercial nacional no ha conseguido, sin embargo, imposibilitar el movimiento de nuestra obra en soportes digitales y asequibles. Samuel ha sido tal vez uno de los iniciadores de eso que algunos reconocen ya como la discografa alternativa, acumulando una buena cantidad de grabaciones, no solo para beneficio personal, sino tambin grabando en su propia casa a otros que no han contado con los mnimos medios. Puede ser de manera muy precaria que atenta contra la calidad final de los fonogramas pero del cuarto de Samuel han salido varios discos dignos de reconocer, entre otras cosas, por el trabajo fsico y mental que supone una utopa como esta y por la importancia testimonial que deja para un futuro realmente incierto. Tres discos compilatorios de tres aniversarios del espacio Puntal Alto; dos de Ihosvany Bernal, dos de su propia obra y no sabemos cuntas canciones; programas de radio, entrevistas y conciertos en vivo masterizados han salido de la pequea fbrica de 26 en Nuevo Vedado, cuya ventana suele estar iluminada hasta altas horas de la silenciosa madrugada habanera. Para suerte de todos nosotros, Samuel es un madrugador. Aunque l mismo sienta que va arando el fin, yo creo que en realidad va labrando el siguiente comienzo. Trabajar es su premisa, a veces excesivamente, lo que l mismo sabr equilibrar para que no afecte los resultados. Canciones ha dejado muchas, tatuadas en la pequea historia que hemos construido. Lo recuerdo cantando junto a Fernando Bcquer y David Sirgado Ser que el canto en las interminables noches del piso 8 de la beca de F y 3ra; en su recorrido por la Isla, en bicicleta, en los aos ms duros de nuestras jvenes vidas como El primer da, preguntndose Cmo andar la Habana?, desde las alturas Mayas del Quich guatemalteco, o pretendiendo ir Del otro lado del sol, Como una mariposa en el patio del Centro Pablo, con una de las guitarras ms limpias de aquel ao. Si ltimamente lo hemos sentido apartado de las calles, o por lo menos, de los sitios comunes que habitamos, no es de preocuparse. Sabemos que no est detenido como esos viejos relojes que abundan por ah y que pretenden pararnos en el segundo en que ellos lo hicieron. De alguna manera estar volcando su increble energa, la violencia dulce que le impuso el mundo. En algn momento inesperado volver para convencernos, con su prisa cautelosa, de que cuando se madruga cotidianamente, el amanecer podr llegar ms tarde, pero mucho ms luminoso y duradero.
(Texto escrito en el 2004)
Era lo ms parecido a un trovador segn mis ideales de entonces: el pelo largo, una barba que se una al bigote en frondoso candado, sandalias, pulsos de hilo tejido con cuero y la inconfundible presencia de una guitarra marcada por las cicatrices del canto y la vida. Aquella noche de 1993, cuando me presentaron a Silvio Alejandro en el apartamento de un amigo comn, estrech su mano con la conviccin de que tena delante a un experimentado artista, mucho ms viejo que yo en cuerpo y canciones. Por aquellos das apenas yo comenzaba a tocar la guitarra. Reunidos en un espontneo grupo creativo que inclua, entre otros, a Erick Snchez, Samuel guila y Fernando Bcquer, adems de poetas, artistas de la plstica y humoristas, atravesamos los aos ms duros del Perodo Especial cubano1 entre canciones, cortes de electricidad y otras libertades propias de la juventud asumida desde tan compleja condicin de artistas en embrin. Un da Silvio y yo nos hicimos amigos; cuando se afeit descubr que tenamos la misma edad y l ya haba recorrido un buen tramo del camino. Qued adems muy conforme el da que escuch mis primeras tres canciones y con grandsima humildad dijo: oye, t sabes hacer esto. Si una palabra sobresale en la obra de este autntico juglar es Poesa. Ser poeta es algo que trasciende la cancin comn y l es, sin duda, uno de ellos. Las letras de Silvio son construcciones hermosas de un mundo posible. La casa, la familia compleja y necesaria, los amigos, la poltica y el amor, aunque no hay definiciones exactas para cada cosa sino mezclas, pociones enriquecidas con la vida y las suposiciones que luego nos hace beber entre el asombro y la duda.
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Eufemismo con el que se nombra a la mayor crisis econmica vivida en la Isla, luego de la desaparicin de la Unin Sovitica.
Estamos ante un trovador que ha podido sortear los avatares de las circunstancias que sabemos todos contrarias a esta empresa de hacer canciones inteligentes o, mejor dicho, interactivas con el pensar. En esta aventura, Silvio se ha refugiado detrs de la guitarra como corresponde, pero no desde el miedo sino desde la resistencia. Ha sabido lidiar incluso con el fatalismo de llamarse Silvio y Rodrguez de apellido a lo que responde con gracia llevando su segundo nombre de Alejandro. Los amigos, por si acaso, le llamamos Silvio, el nuestro y al otroel otro. Desde su canto ha disparado hacia todas partes con la esperanza de que una de sus balas de esperanza toque a alguien y lo haga volverse a mirar, le tumbe la venda de los ojos y encienda la luz. Es capaz de dolerse por el apagn de los de abajo, jurarle a un Dios en el que no cree que va a volverse a equivocar, aconsejar a los que parten de La Habana por si les sucede lo que siempre sucede, la nostalgia. Para su obra es suficiente una anciana o un pequeo nio sin nacer, un domingo por la tarde o una pareja cercana. No hay en l otra necesidad que cantar a los dems a travs de s mismo. Silvio fue otro de los perjudicados en el, no s por quin bautizado, proyecto Cantores de la rosa y de la espina y en aquel concierto funesto del cuartel Moncada de Santiago de Cuba que tantas pasiones despert en la crtica. Aquellos mismos cantores que hace rato han sembrado de nuevo la Rosa derribada. Revivo algunos conciertos de Silvio Alejandro. Uno en el Memorial Jos Mart con toda su carga de ternura al que asistimos pocos, por esos pecados que la promocin sigue cometiendo, curiosamente siempre en nuestro caso. El otro, verdaderamente memorable, fue el que realizara en el teatro del Museo Nacional de Bellas Artes con el sugerente ttulo de Quedado en La Habana, un concierto a plena capacidad creativa y de resultados significativos en materia de
produccin, arreglos y organizacin de la escena, donde adems muchos descubrieron a un Silvio carismtico y coherente, locuaz e inteligente. Cualidades que pocas veces aparecen juntas en un solo artista. Ms reciente nos regal Multitudes en la silla, continuando su racha de buenos ttulos en el espacio A guitarra limpia del querido Centro Pablo. Un verdadero desfile de lindas canciones y energas. Unas nuevas y otras, como A Graciela, retomadas luego de un largo sueo y hermosamente interpretada junto a Amanda Cepero y la guitarrista Elvira Skourtis. Estuvo acompaado adems por Silvia Prez en el clarinete, Yoriell Carmona en el tres y el grupo vocal Spuela d Gallo, con el que desafortunadamente no se logr un verdadero empaste y no estuvo a la altura del resto. De todas maneras nada logr empaar el limpio cristal de la tarde, ni siquiera la lluvia que lleg casi al final terminando todos juntos, de una manera mucho ms tangible, el concierto del trovador. De la discografa, hablar es toda una aventura, como lo es de muchos de nosotros, abiertamente apartados del universo disquero oficial. Apariciones en casetes de fabricacin casera primero y luego los conciertos Cuatro maneras de mirar y La impdica es la guitarra del Centro Pablo, adems de Multitudes, ahora en el formato de CD y Generacin X, su produccin independiente del anterior Quedado en La Habana. Tambin la nada feliz Antologa de la Nueva Trova Vol IV de la EGREM y la menos todava Acabo de soar que como un sueo se nos esfum de las manos, con poemas de Mart dentro, tambin de la EGREM. No sera justo dejar de mencionar la labor de promocin que asumiera durante un tiempo al frente de la Asociacin Hermanos Saz en Ciudad de La Habana, abandonando prcticamente su espacio de creacin entre la amalgama de ocupaciones que impone una responsabilidad como esta. El jbilo con que recibimos la noticia de su estratgica eleccin se fue convirtiendo poco a poco en la preocupacin de no escucharlo en conciertos ni grabaciones y en el temor de ganar un eficiente cuadro perdiendo a un buen (y no menos necesario) trovador. Ninguna alegra fue comparable con la de verlo regresar a su guitarra como a un pas que se extraa desde lejos. Silvio Alejandro no se asume a s mismo como un gran intrprete. En varias ocasiones le he visto despreocupado por tal realidad y sin ansias de superar las pequesimas impurezas que le achacan algunos. Yo debo confesar que no me molesta en lo absoluto su voz de lija, que la siento como la voz del adentro, erosionada por la vida y los amores, aunque respeto el criterio de los perfeccionistas y no aplaudo como algo positivo su despreocupacin. Ser que en todo este tiempo de aprendizaje he sabido mirar dentro de su cancin, metindome hasta la cabeza y no asomndome. Pasados los aos sigo viendo lo ms parecido a un trovador. Rememoro sus instantes de pequea gloria como los del evento Music Bridge que uni a msicos cubanos y estadounidenses, su gira por Honduras cantando para las brigadas mdicas cubanas o sus viajes a los pases ms increbles como Turqua y Japn. Sigue y seguir siendo un trovador desde su ptica singular y heterognea. Artista sincero que rene todas las posibles razones para quedarse en esta ciudad de poetas y marginales. Mezclador del jazz, el bolero y el son, sin saberlo. Cercano y a distancia de las ideologas pasajeras y las modas del momento. Entre la oficialidad y el underground creo que Silvio no ha sido justamente situado en un lugar a su altura. El camino que hoy se torna ya largo ha sido labrado con sus manos con ms o menos sabidura y buen tino, pero propio. Esta condicin permite las libertades de la creacin y, ms all de toda crtica subjetiva, la posibilidad de contar con una obra slida, segura e inobjetablemente autntica. En estos tiempos de maquillaje y fanfarria global se agradece la sola existencia fsica de un trovador semejante, que aunque no siempre conecta su cable a tierra, nos mantiene vivos de alma y en cada nueva cancin abre una puerta, santifica un sueo o, simplemente, nos muestra un espejo con nuestras caras deformes y reales. Ahora mismo, Silvio Alejandro, el nuestro, desanda desde hace varios meses las tierras de Latinoamrica mitigando su larga sed de viajero poco complacido. Desde el Per, Chile, Bolivia
o Ecuador revisa seguramente su foto mental del puerto, el prado leonino va en sus ojos y desde su cancin pregona El manicero como en las viejas estampas de los abuelos ausentes. Sigo pensando que es ms viejo que yo en estos avatares de juglar y me gusta imaginarlo hasta su regreso cantando al frescor de cinco cervezas dobles. Hombre que sabe partir quedndose eternamente en esta Habana.
(Texto escrito en el 2004)
Cuando por encima del caos que presume de invencible, la belleza se impone como el espejismo de los cuentos con final feliz, esa es una victoria de todos los que sostenemos no sumarnos al carnaval que nos desva de seguir andando el camino del pensamiento. Esta vez la belleza vino a dos voces, una guitarra y pequeos milagros percutidos, soplados y sacudidos para predicar su evangelio de poesa y buen gusto. El 4 de diciembre de 1999 el do Karma, integrado por Xchitl Galn y Rodolfo Hernndez, viene al mundo, tras largo embarazo, con un pequeo concierto en el Museo del Cerro de nuestra capital. Desde entonces estos msicos, en ese momento de formacin autodidacta, se proponen a travs de su obra hacer una fusin de gneros y ofrecernos la aventura de un paseo desde Amrica hasta el Oriente Medio, pasando por la inevitable frica y la culta Europa. Tamaa osada, desde la inexperiencia inicial hasta el da de hoy, ha dado frutos inimaginables para ellos mismos. Apenas cinco aos han pasado en esta carrera invisible hasta el infinito y Karma, con la perseverancia y el estudio por encima de las lentejuelas, ha logrado situarse entre los que empiezan ya a ser vistos como la vanguardia indiscutible de la ms joven cancin trovadoresca cubana. Por eso, y mucho ms, merecen que nos detengamos un instante en las interioridades de su pequea maquinaria que, como un reloj, nos va marcando la vida alrededor para que nada nos pase inadvertido. Desde mi condicin de trovador me ser peligrosamente difcil ser imparcial en esta historia con la que simpatizo desde hace tiempo, pero desde el trovador ha de partir tambin la sinceridad y el culto por la realidad. Mi afn no es el de convertirme en crtico, sino tirarle la primera pedrada al vidrio de ciertos silencios. Si escuchamos la msica de Karma encontraremos, en primer lugar, un respeto profundo por las formas originales de los gneros a fusionar, partiendo de esta premisa; las canciones son construidas en armona con un sentido de la medida bastante difcil de encontrar en lo que ltimamente pretende ser post o pseudomoderno; canciones precisas (redondas, como decimos entre trovadores) y comprensibles en medio de su diversidad armnica y meldica. El acompaamiento es ejecutado con limpieza y con una sencillez que permite el protagonismo de las ideas que propone la voz, nada se nos pierde o nos pierde, ni siquiera la percusin que ms
bien permanece todo el tiempo como un ente que sostiene con la suavidad de una almohada toda la trama de la propuesta. El trabajo de las voces se complementa, a pesar de la potente voz de Xchitl en aparente contradiccin con el suave timbre de Fito que, con la maa de los viejos trovadores, lanza contracantos y melodas que alternan maravillosamente en perfecto matrimonio. Es de sealar que las condiciones vocales de Xchitl se extienden adems hasta los complicados vericuetos sonoros de los melismas propios del flamenco y la msica oriental. Los arreglos, que han mejorado notablemente con el tiempo, son capaces de llenar el vaco que podra sugerir la aparente pobreza del formato que, a su vez, no ha dejado de ser protagnico cuando ha sido acompaado por otros msicos en algunos conciertos; de manera que nunca se pierde el do en la madeja de sonidos y presencias escnicas ajenas, pecado bastante comn a la hora de reunir msicos virtuosos con proyectos trovadorescos. En el frondoso rbol de las influencias podra sealarse la msica brasilea como determinante de muchas canciones y giros armnicos, msica de la que ambos son bastante estudiosos al punto de aprender los bailes y hasta cierto conocimiento de la lengua portuguesa, lo que les ha permitido incorporar algunos temas al repertorio en su idioma original. Si buscamos en los orgenes de Fito y Xchitl hallamos el flamenco como primer acercamiento a la msica ya que, primero l con la guitarra y luego ella con el canto, integraron antes un proyecto de msica flamenca donde absorbieron mucho de lo que hoy es su arsenal de posibilidades. Todas estas caractersticas musicales y sonoras vienen a reforzarse con la poesa que inunda los textos de Karma. Dotada de metforas claras y convincentes, las historias contadas y las reflexiones del mundo llevan un sabor ingenuo que seduce sin demasiada carga, lo que no niega profundidad. Alrgicos al facilismo y la superficialidad, nos entregan la cancin sin las trampas propias de los impostores, con una sinceridad que conmueve y mueve. Las temticas son, en este caso, un abanico refrescante en medio de la agresividad de lo que vemos generalmente o del panfleto convencional; su compromiso es ante todo con la belleza y esto, a mi juicio, constituye un sello que los distingue ya a pesar de su corta carrera. Entre el costumbrismo del tema Inocente y el dilema filosfico de Aguacero nocturno, cabe un mundo de imaginacin y formas que nos transporta a lugares distantes entre s, que de pronto parecen convivir en unos pocos metros de tierra frtil. Me gustara celebrar en estos dos artistas, la capacidad de superarse a ellos mismos, desde la autocrtica constante. Siempre preocupados por el resultado de cada nueva empresa, indagan y concentran esfuerzos en los puntos dbiles de su actuacin, tomando el estudio por remedio nico, algo que los ha hecho superar en corto tiempo muchas dificultades e incluso graduarse de nivel elemental de guitarra en curso nocturno del Conservatorio Caturla. Tal vez todava les quede por trabajar en la proyeccin escnica, donde algunos esperamos a un do Karma ms seguro y ms coherente en movimientos y dilogos, pues la comunicacin no puede confirsele solo al poder de la cancin y su naturaleza. Sabemos que pueden lograrlo, ms si tomamos como ejemplo su propia capacidad organizativa generando y acometiendo proyectos como la pea En Sepia que mantuvieron durante un ao en un lugar conocido como El Hueco del Instituto Internacional de Periodismo Jos Mart, por donde pasamos incontables troveros y adictos en memorables tardes de sbado y, recientemente, el exitoso espacio Sol sostenido en el club Barbaram que junto a Inti Santana y Marihue Fong defendieron en difciles circunstancias, las que terminaron con el cierre de tan necesario lugar. Hemos alucinado tambin con las habilidades manuales de Xchitl y Fito, las hermosas cubiertas de sus discos, nicas en cada ejemplar, dibujadas y pintadas con asombrosa laboriosidad, los diminutos barquitos de papel que anunciaban su pea de mano en mano o las famosas cajitas de papel que fabricaban junto a sus colegas de Barbaram y que algunos cometan la torpeza de confundir con ceniceros.
Todo este universo conduce inevitablemente a hablar de la slida obra infantil que vienen desempeando con notable acierto como do y como compositores de una especial sensibilidad para esta difcil vertiente. Canciones como Chuchuhipo, Mochito o Panchito el elefante, plenas de la ternura suficiente y bien alejada de la tontera y la subestimacin de la inteligencia del nio, vienen a dar nuevos aires a tan maltratado gnero. Participativas, sin didactismo aburrido, son cantos a las ms altas premisas humanistas de la vida. Esta faceta es desempeada por Karma con el mismo nivel de complejidad y calidad que en su versin adulta, y con ella han obtenido no pocas gratificaciones del pblico ms exigente. Es, incluso, con la msica para los pequeos donde mayor reconocimiento en los medios han recibido. Podramos mencionar, entre otros, el desaparecido Arcoiris musical, durante aos el nico programa para la cancin infantil de la televisin cubana, y el trabajo con la trovadora Rita del Prado, de inigualable encanto, alrededor de la obra de Jos Mart, varias veces transmitido en el programa Como un concierto tuyo. Adems estuvieron sus presentaciones en el teatro Amadeo Roldn con el mismo trabajo, en la pea Jardn de cuentos de la UNEAC o junto a la compaa infantil La Colmenita en la sala Avellaneda del Teatro Nacional. Por suerte tenemos estas canciones grabadas en su sencillo disco, donde se elevan a la categora de verdaderas obras de arte para nios los temas En el medio de la calle y La fiesta de las cosas, de una belleza y construccin pocas veces vistas. De esta linda manera Xchitl y Fito no se conforman con mantener el rbol ya crecido y van sembrando las semillitas entre los que han de crecer en un pas que a nosotros nos toca hacer mejor. Recientemente una noticia nos alegr a todos. En la televisin supimos que el do Karma haba obtenido siete nominaciones a los populares Premios Lucas con su video-clip Para no sentir la sed.1 Dirigido por el joven realizador Alfredo Ureta, el clip sorprendi por una excelente factura, fotografa y, sobre todo, por ser de una cancin diferente a las que tradicionalmente se difunden como modelo de xito. No creo que esta clase de premios defina niveles de calidad en s, puede incluso ser todo lo contrario, pero de hecho es una especie de leccin a los que subestiman al arte que no cumple ciertos parmetros comerciales para su difusin. Parafraseando a Inti Santana, fue un agujero por donde pas luz y el aguacero. Creo que el momento cumbre de este viaje ha sido sin dudas, hasta hoy, el concierto Voz de las aguas, en el espacio A guitarra limpia del Centro Pablo, reto del que ambos salieron airosos y a la altura de las circunstancias.
1 Este video-clip se alz con el premio en las categoras de Mejor Direccin de Arte (Alfredo Ureta), Mejor Efectos Visuales (Rudel Reyes y Abel Milans) y Mejor Figura Novel.
En una presentacin muy bien calculada en tiempo y variedad, Xchitl y Fito nos regalaron su mirada al mundo que poco a poco se convirti en la mirada comn, lejos de la banalidad o del paisajito folclrico y libre de imprecisiones. Un ejemplo de madurez para quien an tena dudas acerca de esta suerte de aquelarre sonoro. Todo un camino por andar comienza para el joven do Karma, con sus curvas. Bien cultivado hasta ahora empieza a dar sus frutos en medio de la aridez cultural que amenaza con avanzar. Es realmente increble y alentador que la belleza se imponga cuando ms la necesitamos, que se nos aparezca de esta forma tan rica, diversa y fresca, sin mscaras ni qumicos artificiales. Larga vida entonces para los que, como Karma, ayudan a ejercitar el pensamiento con la sensibilidad de un arte comprometido con la vida y sus adentros. Antes deca que esta es una victoria de todos, porque la bandera que levantan es arma duradera para una cultura de resistencia.
(Texto escrito en el 2004)
Hablar de Fernando es como contar la vida desde que nos conocimos en alguna trovada en el ao 1994, hasta el da que est siempre por llegar, porque l ha estado durante todo este tiempo del lado de la realidad, esa especie de matraca que, con su ruido aparente de fiesta, nos recuerda todo el tiempo quines y de dnde somos, para que en nuestra elevacin a las ideas ms puras no nos olvidemos de la impureza que nos hace, en una palabra, cubanos. Cuentan que los primeros trovadores europeos, poetas autnticos del pueblo, iban de comarca en comarca narrando historias y sainetes de cuanto aconteca en el reino; excntricos y escandalosos no reparaban en arremeter contra noble o bandido, la poltica o el amor. Tambin de nuestros primeros y autnticos trovadores nos llegan historias con una explosiva mezcla de mujeres de mala vida, amores leales y puros, patria, hambre e independencia. Por la poca en que conoc a Fernando nos desenvolvamos entre conceptos muy similares. Mientras yo contaba apenas con cuatro canciones en mi carcaj, que me aburra tremendamente de lanzar, me tropec con aquel negro largo, que tena cara de experimentado y arrancaba mi asombro con una metralleta de canciones cidas y valientes que muchos se sorprenderan hoy de escuchar. Para colmo de mi envidia ms sana, el auditorio, en especial las muchachas, coreaban sus letras como aprendices aplicados en una leccin de idiomas. Pero creo que poca gente conoce el antes de Fernando, que me recuerda mucho el de grandes trovadores del pasado. Podramos hacer una retrospectiva y decir que conoci de nio a Jos Antonio Mndez y a Csar Portillo de la Luz porque eran amigos de su abuelo. Que fue utilero por tres das de la orquesta NG la Banda recin fundada, ayudante de laboratorio y fotgrafo en la revista Opina. Hablar de su vocacin de actor en la televisin y el teatro donde tuvo un papel en el serial Permiso para hablar y en la obra El sudor del inolvidable Tito Junco, o su trabajo en la prestigiosa Radio Arte con el actor Cholito o como extra accidental en el largometraje Bajo presin de Vctor Casaus. Que ms tarde trabaj en el departamento flmico del Ministerio del Interior como asistente de cmara primero y grabador de video tape despus. l mismo sostiene que su encuentro con la trova de cerca fue por razones de trabajo, cuando tuvo que cubrir un concierto en el estadio Eduardo Saborit, nada ms y nada menos que de Gerardo Alfonso y Carlos Varela. Los escuch cantar juntos Tropicollage y desde entonces no par hasta aprender a tocar la guitarra, motivada adems por la ventaja que esto proporcionaba a la hora de conquistar muchachas. Los primeros acordes se los ense un amigo que ahora conduce un taxi de turismo. La primera vez que apareci en pblico fue por el ao 1989, en un espacio en la Unin de Periodistas de Cuba llevado por el trovador Juan Carlos Prez. Luego la recin estrenada Madriguera y seguir y seguir cantando. Empezaban los noventa con el fantasma de la crisis econmica por llegar. Recuerdo que en la algaraba de las peas de aquellos das o en la oscuridad del apagn siempre haba un silencio y una vela para el momento esperado en que cantara el Fernan, como le decimos los amigos, reverencindolo sin saberlo, como l mismo a sus orishas. As anduvimos por el piso 8 de la beca de F y Tercera, la galera del cine Yara, la sala Tala, el parque de H y 21, la discoteca de la beca de 12 y Malecn pasando por el parque frente al cine Acapulco y la inolvidable pea en la casa de Reinaldo (Macho) Escobar. En todos estos lugares vi crecer sus canciones llenas del sabor, que inexplicablemente rechazbamos al mismo tiempo en la msica salsa, por ejemplo. Comprend que Fernando era el puente entre nuestras carencias y nuestras aspiraciones estticas.
Desde entonces hemos tenido a un juglar que se despoja de los formalismos en el escenario, con canciones de una picaresca casi desaparecida de la cancin nacional. Extraa combinacin de Virulo, Bola de Nieve y el Guayabero, no parece importarle demasiado su poca destreza vocal y guitarrstica; su proyeccin hiperquintica y libre le permiten una comunicacin con su pblico muy difcil de lograr para otros artistas. Vestido de saco azul o camisa blanca, con su tabaco intermitente, usa palabras difanas, narra historias de la vida, de la gente de a pie sin melodrama ni sentimentalismos baratos. Conocedor del escenario ordena sus canciones meticulosamente como un castillo de naipes que har caer luego, de un manotazo, en las narices del auditorio que se sorprende, se molesta o se muere de la risa. Sentido del humor y carisma son, a mi entender, las dos armas fundamentales de su arsenal. Si escuchamos temas como La cancin de Lul o Aqu el artista soy yo, vamos a tener una imagen muy epidrmica quiz de la obra de Bcquer: son canciones que parecen no pasar de la intencin burlesca, de la risa pasajera y en esta trampa han cado muchos que no se han detenido a mirar ms adentro, algo de lo que en parte l mismo es responsable. Dice el poeta Antonio Lpez Snchez, conocedor indiscutible del mundo trovadoresco, que Fernando es un artista sin medias tintas, o se le quiere o se le odia definitivamente. Yo agregara que los que le odian no han ido ms all de su dudosa afinacin al cantar, sus gestos y ademanes desmedidos, sus palabras impdicas y sus canciones y actuaciones menos felices, como aquella colectiva del 28 de enero de 1998, en el cuartel Moncada de Santiago de Cuba donde todos fuimos mal dirigidos y mal encausados pero, eso s, bien televisados. Los que le queremos hemos disfrutado de sus memorables conciertos como su A guitarra limpia, en el Centro Pablo o su noche del teatro de Bellas Artes acompaado adems de excelentes msicos, de sus canciones ms hermosas como Necesito, de las ms comprometidas como Hoy debemos sentirnos felices, de los poemas musicalizados de Jos Mart y el joven Sergio Gmez, o de sus versiones como la exquisita Ya estn las semillas de Noel Nicola. Fernando es un trovador inteligente y sensible, conocedor enciclopdico de cuanto chisme y evento hizo historia en el universo del arte, dinmico y dicharachero, cultivador de las tradiciones familiares, amigo de sus amigos y de sus enemigos, devoto de sus orishas desde mucho antes de su despenalizacin oficial, escuchador incansable de la msica toda. Admirador confeso de Roberto Carlos, los Frmula Quinta, los grandes del Brasil y la trova cubana entera. En la misma medida en que criticamos su despreocupacin al tocar o decir, vamos a pedirle consejos de cmo actuar a la hora del concierto. Es como si respetramos su sabidura por encima de sus desaciertos. Fernando es nuestro cable a tierra, la pita de nuestro papalote en la tormenta insular. He visto como su canto se mueve entre la sala de una casa y la solemnidad de un teatro, pasando por la tribuna poltica y lo ms intrincado de las selvas y montaas de Guatemala, y es el mismo canto, cubansimo por donde se quiera, spero, grotesco y lrico. Libre de la perfeccin y las formas preconcebidas. Sin otra pretensin que repasar la vida por si acaso y, desde luego, conquistar el corazn de alguna mujer, como bajo aquella ventana de Bayamo nuestros ancestros sembraron la semilla incmoda de la trova cubana. No s los que le odian, pero los que le queremos le vamos a perdonar toda la vida que se distraiga en su guaracha necesaria, aunque se ponga bravo el son y el bolero ponga esa tremenda cara de susto.
(Texto escrito en el 2004)
Lo conoc por aquel convulso 1996 cuando Alberto Faya, entonces director de msica de Casa de las Amricas, lanz la temporada de conciertos Casa, paso a la ms joven cancin. Tpico trovador del ambiente universitario, Axel Milans se aventur en su concierto A golpe de guitarra, ttulo sugerente y audaz. Yo tena apenas unas nueve canciones y me sorprenda descubrir a una horda de trovadores de mi edad con algn camino ya transitado. Por aquellos das, Axel me pareca un autntico cantor de provincia despojado de pretensiones citadinas y amante confeso de la cancin romntica y las rancheras mexicanas. Dotado de una excelente voz nos entregaba canciones de frescura singular, pobladas de conflictos, amores y desventuras. Casi un ao despus tuvimos que compartir aquel memorable concierto Nuevas voces de la rosa y de la espina, proyecto hermoso que tantos comentarios desafortunados desencaden luego. Lo conoc ms de cerca. Bromista empedernido y mordaz, supo sobreponerse con buen tino, al estigma del campesino que se sube al tren cosmopolita. Desde aquel momento fue uno ms de los que labrbamos el camino hacia lo que hemos sabido y podido ser hoy. Segn una magnfica ancdota relatada por el periodista Flix Lpez en el prlogo del cancionero Canciones de la rosa y de la espina, en un encuentro en Casa de las Amricas, Axel dej caer al suelo una taza de porcelana y, rpidamente, recogi los pedazos y le ofreci uno diciendo: Toma, es un recuerdo de un trovador que ser famoso. Diez aos despus, y para suerte nuestra, ninguno de los que estuvimos all es famoso; pero seguimos siendo, pese a todo, trovadores. Nos quedaron algunas huellas de su trabajo, entre conciertos y grabaciones como Cuatro maneras de mirar, uno de los primeros recitales de A guitarra limpia que abra la maravilla del resurgir de los espacios trovadorescos en la capital. Sus ecos quedaron en la Universidad de La Habana, en El Gato Tuerto, el Pabelln Cuba, La Madriguera, el cuartel Moncada de Santiago de Cuba, la Casa de las Amricas, en parques, portales, avenidas y en algn sitio visible de nuestra memoria colectiva. Un da me dijo que se iba a Argentina, enamorado, como buen juglar. En una de sus ltimas visitas a mi entonces morada transitoria, hablamos muchsimo de los pro y los contra de la partida, de estar lejos y de quedarnos. De seguir cantando bajo cualquier circunstancia. Si tuviera que poner un ejemplo exacto de alguien que ha mantenido su palabra, y mucho ms, su palabra cantada, bajo cualquier circunstancia, mencionara sin pensarlo a Axel. Es uno de los ms activos trovadores cubanos en el extranjero. Nunca dejaron de llegar noticias de su obra. Marejadas de correos electrnicos anunciando sus presentaciones nos daban un panorama de actividad sin descanso. Le conozco ms conciertos que a ninguno de los de mi generacin, incluyndome. As, desde la distancia, supe de sus mltiples recorridos por tierra argentina, teatros, festivales y cafs. De su participacin en el proyecto Cantautores junto a los trovadores argentinos Jos Mauro, Paula Ferr, Humberto del Monte Mar, Pedro Zambrelli, Demin Nan y muchos otros. Del taller Msica para camaleones, de su canto compartido con cuanto juglar, msico y poeta podamos contabilizar. Del do Sonsacados con el msico cubano Csar Gaviria. Sus discos: Sonsacados en Vivo, Fe de Nacimiento, Viviendo de inventarme y Buscando Luz que nos hubiera gustado escuchar ms; aunque con los tiempos que corren no se escuchan ni los nuestros que estn ms cercanos.
Pero siguen lloviendo noticias, no se detienen. Un trovador cubano que defiende su canto y a su vez el canto de todos los que perseveramos. Hombre que ha decidido sostener una pesada bandera que algunos no han sabido mantener en su propia tierra. Vivimos en una isla maravillosa, mgica. Cargamos, con mayor o menor responsabilidad, su historia a cuestas. Aqu estuvieron los que se van y los que se quedan. Pero hay los que se quedan sin estar, peligrosos, solapados y letales, y estn los que, como Axel Milans, se fueron y aprendieron a quedarse siempre. Ms escasos, ms luminosos y ms necesarios. Los que vivieron de inventarse para no olvidar quines son.
(Texto escrito en el 2007)
Cada da se hace ms difcil definir las generaciones de trovadores en la escena nacional. Como mucho juntamos, en determinadas circunstancias, algunos nombres pretendiendo sin xito una unidad grupal que nos permita clasificar, seguir o simplificar a los cantores que van surgiendo de la nada, que no es ms que el todo cotidiano. Este es el caso de La sptima cuerda, proyecto iniciado en una pea sui gneris por el pblico y los artistas tan jvenes que acudan y acuden a estas canciones en busca de los lenguajes propios de su tiempo. Intereses que otros trovadores, ms experimentados, tal vez no han logrado conciliar en su discurso. Desde la primera vez que asist a La sptima cuerda, en la galera de la biblioteca Rubn Martnez Villena, descubr todo un mundo de singular encanto. En un lugar privilegiado, frente a la Plaza de Armas y vulnerable al flujo de transentes de todo tipo, se dejaban escuchar canciones que, si bien eran evidentemente inexpertas en este ingrato menester de decir cantando, tenan el componente esencial de las ideas frescas. Una y otra vez volva en busca de nuevas y de las mismas repetidas, pulidas en aquel taller de nombres y sueos de las nuevas generaciones con sus puertas. Apenas tres aos despus, compartiendo la escena con estos trovadores en el Centro Hispanoamericano de Cultura, he reafirmado que la cancin de autor en Cuba es absolutamente regenerativa. Mauricio Figueiral, Pedro Beritn, Juan Carlos Surez, Adrin Berasan y la recin llegada Lilliana Hctor fueron, los protagonistas de un concierto diferente y necesario. Enmarcado en el nuevo proyecto Verdadero complot, hasta ahora una propuesta seria y consistente para la promocin de lo ms representativo del gnero trovadoresco, con un dispositivo eficiente de publicidad y produccin, este encuentro con los ms nuevos es todo un descubrimiento. De todas las presentaciones de estos jvenes, esta es la ms espectacular, el puntillazo para acallar de una vez y por todas la voz de los incrdulos. En primer lugar se advierte un progreso notable a nivel de composicin y de interpretacin. Con sus individualidades se deja ver cierta madurez, altas y bajas como en todo. Incluso los
consagrados han permanecido a veces bastante tiempo en las bajas. El acompaamiento de excelentes msicos de escuela que repiten escena esta vez del lado de los noveles sin otro compromiso que el de tocar por amor al arte, alz los temas a niveles que muchos no esperbamos. Quince canciones fueron ms que suficientes para un recorrido por dismiles corrientes: rock, vallenato, son, conga, baladas, reggae y country. Si de individualidades se trata, menciono la cancin de apertura, Si te hago cancin, de Adrin Berasan, interpretada entre todos a manera de presentacin, un tema de lograda belleza sin excesos poticos ininteligibles; Pedro Beritn con un estreno que arranc ovaciones, Cancin para arrullarte, dotada de todos los atributos de una verdadera cancin; la temprana evolucin de Lilliana con su Queja de la luna llena a dueto con Amanda Cepero en un empaste formidable de voces, trovadora que no por gusto gan con sus letras el concurso Una cancin para Frida y Diego; Das de abril, que define muy bien la lrica de Juan Carlos Surez, visiblemente mejorado en proyeccin escnica, y la ingeniosa letra de Pa quererte de Mauricio Figueiral, una especie de vallenato, hermosamente caribeo, a mi juicio desvirtuado por las intenciones y la fuerza de la batera. Crticas hay algunas, aunque no empaan para nada el resultado final. Tal vez cierta carencia de organicidad en el espectculo, bastante bien armado para la corta experiencia en estos menesteres que siempre son un misterio hasta el ltimo momento. Con algunos baches a la hora de cambiar de msicos nos falt algo de comunicacin con el pblico, unas pocas palabras se hubieran agradecido. Situacin a ratos salvada por Mauricio y Berasan con sus acostumbradas dotes histrinicas. Solo los ms observadores notamos algo de improvisacin, montajes de ltima hora y algn que otro pecado resuelto en el camino, lo que habla muy bien de las maas que van adquiriendo ya estos cantores. Me parecen innecesarios momentos como los del texto dicho en escena a modo de dilogo potico algo kitsch, que no logr convencer a cierta parte del pblico de su pretendida irona, o el divertimento de usar las gafas y el casco de motorista de Adrin sin haberlo estudiado de antemano y de este modo haber logrado un mejor efecto. Pero, por encima de todo, este fue un encuentro con un canto de novedosos bros; la sorpresa, para algunos, de que no siempre la cancin trovadoresca es aburrida, en extremo intimista o hermtica y elevada. Estas eran canciones ms cercanas a la vida. A travs de sus notas escuchbamos las nuevas influencias de una juventud heredera del nuevo mundo, con su Internet (o ms bien sin l), su visin postindustrial de la realidad y fuera de las ideologas tradicionales. Estos elementos, que todava tienen mucho que ofrecer en sus obras, hacen de estos temas algo autntico y revelador. Y qu decir del pblico? Ms que numeroso, como nunca llen esta sala con pocas caras conocidas. Gente fuera de ese crculo vicioso que a veces nos sigue y que no se regenera. Poder de convocatoria contundente para los escpticos. Una sala atestada de jvenes bajo el calor de nuestro verano y en tiempo de carnavales, es una victoria contra el aburrimiento nacional. Sent, como dira mi amiga Rita del Prado, una envidia azul por estos apstoles sin aspavientos ni bisuteras. Sinceros, con sus canciones as, sin adulterar, de tmalas o djalas. Apoyados por su pblico que rejuveneca el rostro en la penumbra del asombro y del agradecimiento. Tuve la suerte de participar adems en el proceso de gestacin de este concierto y compartir nacimiento y muerte de ideas en ensayos y preparativos. La preocupacin ms importante de estos trovadores es que los identifiquen como un grupo indisoluble y monoltico, de manera que los sentencien a andar unidos todo el tiempo. Yo, que conozco bien de rosas y de espinas, estoy plenamente de acuerdo con que ha llegado el momento de que cada cual descubra y asuma su camino en solitario. Sostengo que el trovador es un fenmeno individual por excelencia, aunque el taller comn sea cultivo frtil de la creacin. A nivel social es muy importante que quien escucha identifique sus necesidades en determinado creador, que pueda escoger sus propios paradigmas. Tenemos esta costumbre
populista y fatal de agruparlo todo para legitimarlo. De esta forma nos perdemos la verdadera capacidad de cada uno de ellos de entregarnos su trabajo. Es importante que La sptima cuerda no se convierta en un sello grupal, como si fuera una organizacin partidista o un equipo deportivo. Ese es el nombre de la pea que les dio la oportunidad de darse a conocer entre un grupo selecto de consumidores. Identificarlo como una generacin es excluyente y facilista porque, de alguna manera, es menos complicado llamarlos a todos para hacer conciertos, discos y actividades que asumir coherentemente a cada uno de ellos como lo que son, artistas que han demostrado estar en plenas condiciones de sumar sus nombres al catlogo de la msica cubana, la nueva msica cubana que anda germinando por las calles y que pone en peligro esa visin folklorista y superficial de nuestra cultura que tanto dao nos ha hecho. Luego de esta presentacin en una ciudad hambrienta de arte nuevo, no podemos hacer otra cosa que seguir los prximos pasos de esta cuerda agregada a la guitarra comn, la que se pasaron de mano en mano todos los trovadores nacidos en la isla maravillosa que habitamos. Alentarlos a todos, impulsar sus velas. Domesticar las ganas de compararlos, de agruparlos. Quitarles las acotaciones, los lmites y las falsas siluetas. Escuchemos este grito de lo que vendr. Este relevo de la antorcha de la inteligencia y la razn. Siempre estaremos inconformes, pero no es la inconformidad de los detractores, de los que asisten a estos milagros con la nica intencin de desvirtuarlos; es la inconformidad de exigir siempre ms de la belleza que nos conmueve, la de pedirle peras al olmo en plena sequa. Ellos se han ganado el espacio juntos. Los que no pudieron cargar con el reto quedaron un poco ms atrs, detenidos en el filtro de la perseverancia. Unidos han salido a flote. Ahora les toca reinventarse solos, descubrirse cantando frente al mar de preguntas que les haremos. Es hora de otros viajes entre la maleza y bajo el temporal. Es tiempo de encontrar caminos.
(Texto escrito en el 2007)
EPICENTRO
Epicentro es el nombre que originalmente puse a una seccin del programa de televisin A guitarra limpia, que estuvo al aire poco ms de un ao a travs del canal Cubavisin Internacional en coproduccin con el Centro Cultural Pablo de la Torriente Brau. De este proyecto fui guionista y, ocasionalmente, hice de presentador. La seccin estaba dedicada al trabajo del Centro en sus otras vertientes, incluyendo entrevistas y reportajes desde sus instalaciones y sus actividades. Epicentro es un juego de palabras que para m rinde honores a un verdadero sismo cultural. Al trabajo incansable de un pequeo grupo de personas que, dificultades y carencias econmicas por medio, encarnan el cmo se debe trabajar por una mejor sociedad, una mejor vida. Este segundo captulo recoge los principales escritos que he hecho para y por el Centro Pablo. He incluido el primer texto que escrib al respecto, a pesar de ser una desprovista y primeriza incursin en estos temas, cuando apenas A guitarra limpia tena dos aos de fundado. Este es mi grano de arena, mi apoyo incondicional a estos valores y sus motivos. Estas son palabras que me fueron saliendo a la espera de una cancin a la altura de este terremoto de amor.
La primera vez
Septiembre de 1998. Alguien habl de A guitarra limpia, un espacio que con la impetuosa pretensin de dar conciertos de trovadores y la nica condicin de acompaarse exclusivamente de una guitarra se abrira en el Centro Histrico de la Habana vieja, en el patio de un enigmtico centro cultural que llevaba el nombre del periodista muerto en la Guerra Civil Espaola Pablo de la Torriente Brau. Confieso que en m no hubo sorpresa. Ese mismo ao el panorama de esta clase de proyectos haba sido marcado por la escasa promocin, la diferencia tremenda de calidad en las propuestas artsticas, el desorden y lo efmero de los espacios. El trovador segua siendo una especie de mendigo trashumante con el halo inconfundible de la bohemia a cuestas. Por regla general el irrespeto por su msica se evidenciaba en la ignorancia institucional hacia los jvenes valores del gnero y el uso casi exclusivo de las figuras consagradas como plato fuerte de los momentos de reafirmacin patritica o las fechas notables de la historia. As fue que esta novedad mantuvo escpticos a algunos creadores, no obstante lo atractivo de su propuesta. No asist a los primeros conciertos llevado por la inercia que a veces impone la apata, pero pronto llegaron noticias. El xito de los recitales, la magnificencia de un patio interior acogiendo a un pblico perplejo y disciplinado, la resonancia de una tarde de jvenes trovadores y la prueba tangible de un casete que la perpetuaba en la memoria con el sugerente ttulo de Cuatro maneras de mirar. Los ecos auguraban que algunos de nosotros estbamos equivocados. El tiempo, con su perseverancia, se encargara de demostrarlo.
La segunda
Concierto A guitarra limpia de Gerardo Alfonso. Ante m un patio atestado de gente alucinada, inmvil. Reina una frescura desconocida pero aorada. En la entrada una pequea mesa donde a manera de pequeas maravillas se vendan en moneda autntica y factible libros inslitos, posters, postales de Frida Kalho y los comentados casetes con los conciertos anteriores. Un programa fue puesto en mis manos sin costo alguno a pesar de su calidad de impresin, informacin y diseo. No tuve opciones para la crtica, solo dejarme llevar en aquel barco con buen rumbo y el viento a favor. Tarde memorable de buen sonido, buenas energas, buena suerte, buen trabajo. A partir de aquel momento una vez cada mes alucin entre las maravillas del Centro Pablo, como la voz popular comenzaba a nombrarlo de boca en boca por las calles de la ciudad.
La vencida
Mayo de 1999. Mi telfono suena. Una tierna y respetuosa voz de acento lejano me informa que he sido invitado a ofrecer un concierto en el espacio A guitarra limpia. Me da una fecha para reunirnos y un agradecimiento que me deja sin palabras. As nace Cuerda joven, uno de los recitales ms interesantes de aquel ao.
Aquella tarde un Panataxi me recogi en la puerta de mi casa. La prueba de sonido estuvo enriquecida por la eficiencia (y la paciencia) de los sonidistas. All estaba la cmara de fotos y la de video que filmara para la memoria, los programas con nuestra informacin y breves comentarios individuales, bebidas para todos. All haba brazos y odos abiertos. En una palabra que pudiera nombrar las cosas: respeto. Ya en la noche, luego de aquella velada surrealista, otro Panataxi me devolvi atnito a la misma puerta de donde part escptico. Este pequeo trabajo no pretende teorizar. No es un ensayo sazonado por la grandilocuencia de la retrica o el aparato, a veces ms convincente, de las estadsticas. Es apenas un llamado a la mirada de todos, un jaln de orejas a la deficiente promocin institucional de los jvenes trovadores cubanos abandonados a su suerte y al acecho del promotor forneo, en una encrucijada histrica difcil de desentraar para un artista sin experiencia formal. Partimos de que el Centro Cultural Pablo de la Torriente Brau se ha convertido en la alternativa ms notable del entorno capitalino en materia de trovadores. Invoco unas palabras de Mara Santucho, coordinadora del Centro: El Centro Pablo est apostando por los jvenes y est ganando. Creo que aqu radica la premisa fundamental de este engendro y, por lo tanto, la clave de su xito. Asumir el riesgo conciliando el respeto y la confianza sin ceder a la anarqua. Una prueba inobjetable de ello es el proyecto Puntal Alto, propuesto por los jvenes al Centro y acogido en su seno con el apoyo imprescindible para tal empresa. Concebido por Claudia Expsito y los trovadores Ihosvany Bernal y Samuel guila, Puntal abre un espacio alternativo para los ms jvenes y desconocidos trovadores en la galera Majadahonda del Centro, presentando en el transcurso de su primer ao de vida a treinta de ellos en concierto con caractersticas singulares como la variedad esttica de las propuestas y el trabajo musical en conjunto, con una identidad fresca y propia que tuvo su clmax en el concierto del primer aniversario colmado de pblico y calidad. Esta especie de hijo que le ha nacido al Centro, como lo ha llamado su director Vctor Casaus, intelectual cubano tan parte de la Cancin, coloca una piedra slida en los cimientos de esta gran obra por construir. El Centro Pablo conmueve por su esfuerzo y su vocacin de libertad, porque no reduce su proyeccin cultural ante las coyunturas sociales o polticas mucho menos comerciales. Recordemos que no es el lucro precisamente su pecado y que algunos de sus proyectos no son nada rentables. Ms all del hecho cultural inmediato que suponen sus recitales, se han desarrollado all otros valores importantes y dignos de sealar: La formacin de un pblico interesante e interesado con un acercamiento serio y activo a la msica de los trovadores. Esta relacin se ve enriquecida por las posibilidades de informacin que el pblico tiene, por la identificacin que establece con el lugar y sus espacios, la expectativa que les crea la propia dinmica del Centro a travs de los catlogos con distintivo diseo, la venta de casetes con el testimonio de sus propios aplausos, las publicaciones peridicas, libros, los carteles promocionales con una imagen que sobresale en el paisaje citadino y hasta la informacin que navega en Internet y la salida feliz de la multimedia A guitarra limpia. La continuidad. La permanencia inconmovible de sus espacios con excelente planificacin y un trabajo en equipo de seriedad y constancia. La no suspensin de conciertos ni los cambios de fecha arbitrarios tan comunes y molestos para el pblico. El hecho de asumir la memoria como algo indispensable en la cultura de todo un pueblo. Esa preocupacin porque cada pequea cosa quede recogida en fotografa, videos y grabaciones. De esta manera es posible contar con un archivo de imgenes y sonido til con gran importancia documental para nuevas generaciones. Es la trascendencia viva del arte que all habita. El importante salto en la promocin que presupone la grabacin en vivo de los conciertos para su flujo posterior hacia el pblico en moneda nacional. Muchas de estas grabaciones son las primeras (y las nicas) de los trovadores ms jvenes que por all han pasado. La relevancia
incalculable de este hecho ha dado un vuelco a la suerte de esta generacin. Pero el punto al que todo este montn de palabras conduce quiere ser el siguiente: Pudiramos decir que la cspide de mi asombro, est en la mayor virtud que este Centro Cultural ha desbordado sobre los ms desconocidos trovadores de esta ciudad: el hecho sin precedentes de que estos guitarreros de parque, estos empricos rompedores de odos sin currculum cuyas canciones no se entienden, ms espinas que rosas, que no han querido hacer para vender sino vender lo que hacen, que han regresado de todos sus viajes porque la carencia de su realidad les hace imposible la sinceridad de su arte; estos que no estudiaron otra msica que la de la gente, otra armona ni otro canto que los cotidianos sonidos de la sobrevida, se han sentido por primera vez respetados como artistas de una nacin. En igualdad de condiciones y de medios, reconociendo su calidad humana y profesional sin cuestionamientos estticos o formales. Para nosotros es un antes y despus, un no mirar atrs, un refugio de amor y libertad de creacin, pero es al mismo tiempo un reto, un estmulo para trabajar ms y mejor. Tal vez se trataba de algo que nos haca mucha falta, entre otras cosas para ayudarnos a entender el verdadero alcance de nuestras posibilidades como creadores, dejando a un lado las justificaciones por las cosas que nosotros mismos no hacemos bien. Hemos sucumbido al vicio, a la adiccin deliciosa e incurable del Centro Pablo, todos, pblico, artistas y transentes. En estos dos aos y un poco de vida nos hemos reencontrado los amigos, nos hemos enamorado, hemos visto nacer y crecer a nios. Se juntaron los injuntables, se reconocieron los perdidos y lo ms importante: se escucharon buenas canciones, viejas y nuevas. Todo en ese patio tal y como fue su impetuoso objetivo, con una guitarra limpia. Merece la atencin este fenmeno, merece toda la atencin a lo que se pudo llegar cuando el mtodo de acometer las cosas multiplic los recursos, que no fueron ms que las ganas de hacer de un puado de grandes soadores. Para suerte de los jvenes trovadores de mi generacin, y parafraseando al trovador, el Centro est a favor de los pequeos.
(Texto escrito en el 2001)
Bajo la fidelidad de las yagrumas del patio de A guitarra limpia se abre este concierto que es un verdadero regalo para el espritu ms necesitado de alimento. Ireno Garca es un trovador de sobradas razones para encarnar este protagnico, armado de su guitarra y secundado por un ejrcito de amigos y seguidores, listos para interactuar y completar la sencillez de este espectculo. Un concierto nico e irrepetible palpita ahora en sus manos, inquieto por liberar su contenido que atesora no pocas sorpresas y recuerdos. Desde este canto se invoca a lo cotidiano, se nos exige que reparemos en las pequeas cosas que da a da acontecen en nuestras narices sin ser detectadas. Oportunidad irrepetible de descubrir los pequeos milagros de la vida comn: el de la calle ruidosa, el de la ciudad sumergida. Los asiduos rostros de quienes caminan a nuestro lado sin ser vistos. Los que conocemos a Ireno en su tiempo y su cadencia lrica y mordaz estaremos a gusto, y los que lo descubran tendrn el reto de atrapar en su obra la frescura y la ausencia de mscaras, pero todos juntos vendremos a esta fiesta perpetuada en la memoria colectiva de quienes asistimos al concierto y, seguramente ahora, de quienes lleven consigo este incunable de la cancin trovadoresca cubana. En medio del circo de la tontera universal estalla este artefacto de amor y silencia por un instante el pregn de los mercaderes del arte. Vamos a caminar con el juglar por los sitios ms hermosos del ser humano. Encima de sus canciones como sobre barcos que zarpan hacia todas partes, avistando nuevas tierras donde plantar generaciones.
(Texto escrito en el 2006)
Esta es la nueva antologa de A guitarra limpia. Aqu se funden, una vez ms, pblico y trovadores para reproducir y perpetuar las tardes del patio de Muralla 63. Tenemos en nuestras manos las canciones que se hubiera llevado el viento de la indiferencia comercial, que se vuelve contra nuestros cantores. Imgenes de lo mejor de nuestra plstica escoltan al canto. Tradicin que ha venido a reunir dos universos afines y complementarios. Un disco desbordado de juventud y de nuevos lenguajes. Seguimos abriendo la grieta en el muro. Blandiendo nuestro verso que se hace cada vez ms peligroso para quienes no quieren ver dentro del ser humano.
Un viaje por aquel quinto ao que culminara con el memorable concierto Generacin X. Recuento y punto de partida de un grupo de trovadores que arribamos a la tan cuestionada madurez. Una suerte de fiesta. Un cctel de canciones vivas y andantes. Para beber sin miedo a la embriaguez de los sentidos, ms bien con la certeza de amanecer ms lcidos, ms humanos. Gracias a todos los que siguen viniendo. Con lluvia, bajo el calor insular. Venciendo el cansancio de las caminatas. Ustedes son el sustento principal de esta obra sencilla pero valiente: la de no abandonar la belleza. Estamos recolectando ya algunos frutos de nuestra paciente siembra. Por el momento veamos esta antologa como quien mira el horizonte. Es un perfecto pretexto para seguir.
(Texto escrito en el 2003)
Alguna gente no es capaz de ver el autntico nacimiento de una obra de arte y cuando de trovadores se trata, en Cuba existe un automtico rechazo a la continuidad que parece estar marcada profundamente por unas pocas figuras que, sin dudas, hicieron historia, pero definitivamente otra historia. El tiempo dir la ltima palabra es una frase an ms repetida que las formas con los que se acusa a los ms nuevos para acometer su cancin. Porque en carne propia sigo esperando que esa ltima palabra sea dicha por el tiempo mientras hago un montn de canciones, me parece justo decir que Mauricio Figueiral integra otra vanguardia inmediata, a la que ni siquiera nadie se ha molestado en nombrar, para suerte suya y de los que le escuchamos sin otra necesidad que descifrar el lenguaje que su realidad apremiante dispara sobre las paredes y en las narices de esta ciudad. Canto de sensibilidad suficiente para conmover pero sin ingenuidades que lo despeguen de la tierra, las canciones nacientes y desnudas de este trovador, de principios del siglo ms rido para el pensamiento que nadie recuerde, refuerzan las cargas de resistencia que algunos todava sostenemos a todo riesgo. Mauricio llega a esta guerra bien armado: una guitarra tocada en su justa medida a la que poco a poco ha sabido arrancarle los sonidos ms diversos; una voz discreta pero melodiosa que sabe entrar por las rendijas menos vulnerables de quien escucha; letras de interesantsimo decir, certeras, sin artificios, y una bsqueda constante de armonas que lo alejen de la repeticin y las frmulas. Un cantor capaz de aventurarse en ritmos y formas musicales que no domina plenamente y hacerlo con una dignidad no siempre presente en los que empiezan, ms preocupados a veces por impresionar que por incursionar. Tal vez desde su ojo de cine nos proponga tambin un universo abarcador, lleno de imgenes fotogrficas de nuestra propia existencia terrible y deliciosa. Mauricio es hombre culto y por lo tanto dueo de una libertad que nos regalar muchas canciones.
Escuchemos a este trovador rebelado y revelador, sin prejuicios ni barreras, porque l no nos adultera su discurso, lo regala limpio y sin trampas. Vayamos con l por ese camino a la vida, ms accidentado, es cierto, pero ms gratificante para el alma que hoy anda tan sola. Yo me apunto a este nuevo nacimiento como quien apuesta por el caballo que siempre pierde, por el nmero que nunca sale o juega con las cartas que no estn marcadas. Confo en esta voz porque me empuja hacia lo desconocido y le digo desde mi ms sincera cancin que cantar hace rato que cuesta la vida, que si va a llover que llueva porque al final, aunque no quieran, va a amanecer el sol. Entonces el tiempo se quedar sin palabras.
(Texto escrito en el 2006)
Nota para Concierto Por la izquierda Primera muestra del disco alternativo
Los discos alternativos que tenemos hoy en nuestras manos, junto a muchos otros invisibles, calan a golpe de cancin el testimonio de un canto ausente de la luz pblica, como pictografas indelebles en esta moderna cueva de Altamira que es el Centro Pablo. No hay mejor lugar para reunirlos porque este patio es nido desde el que muchos de nosotros ensayamos nuestro primer vuelo hacia lo increble. Cuando las nuevas tecnologas hicieron el milagro de la metamorfosis de lo analgico a lo digital, se estaba creando, por primera vez, un doble camino: el de la algaraba publicitaria y hueca, y el del silencio del marginado, que utilizara, a partir de entonces, las mismas vas de expresin creada por sus marginadores. Entonces, hasta esta brevsima Isla llegaron los ecos de la nueva revolucin, y en nuestras manos cayeron las armas contra la indiferencia del mercado. Nos hicimos diseadores, sonidistas y vendedores, todo en los incompletos cursos de la marcha. En nuestras tertulias comenzaron a aparecer extraos nombres como Cool Edit y Acid; junto a guitarras y cuerdas procurbamos de pronto tarjetas de sonido y memoria RAM. Terminamos hablando de Windows XP con la misma vehemencia que de Sindo Garay. Sabemos que ha sido vital para la supervivencia recurrir a nuestra propia iniciativa discogrfica, que no hubo otra forma posible de continuar cuando se cerraron en nuestras narices las puertas de una fiesta a la que no estbamos invitados. De mano en mano van pasando nuestros conciertos en vivo, nuestra voz grabada dentro de los roperos a las tres de la maana y la percusin apagada por los vecinos, todo con la frescura del pan recin horneado. Lo que hoy estamos viendo es solo una diminuta parte del camino. Vivimos en un mundo donde las grandes disqueras han invertido ya en lneas areas y refrescos, porque cada vez son menos los elegidos para la venta desmedida y artificial. Por entre las grietas que el propio sistema neoliberal y neoapresador abre en su decadencia cultural, brota el verde de la alternativa. Para eso estamos aqu esta tarde, para un S.O.S. emitido, no desde el naufragio sino desde la dignidad que es, a su vez, una trompetilla colectiva al no se puede y al ya veremos. Miremos alrededor cuntas canciones, cuntas ideas y cuntas soluciones en tan pequeo espacio. Digamos en voz alta que no se juega con el pensamiento, que no hay economa sin cultura, pero digmoslo con nuestro trabajo y con el ejemplo, no con la queja vaca, para que el grito sea efectivo como dulce ltigo de abeja en la conciencia.
(Texto escrito en el 2004)
Memoria no es una palabra cualquiera. Es una necesidad de quien existe, un arsenal para el futuro de la vida toda. En los tiempos que habitamos, memoria, es casi un grito de guerra. Por tanto es un acierto tremendo haber nombrado as a este cuaderno que de mano en mano va construyendo, como los cuadros de una pelcula, la historia de toda una poca. Tiempo de canciones y personajes que hubieran sido incomprensiblemente annimos de no ser por estas tintas reveladoras. El recuento de un nuevo ao llega, para revivir momentos a quienes se descubren en estas pginas aclamando a los trovadores y para animar a los que no asistieron a alguna tarde de las que aqu se dejan ver. Nos abre las puertas, de puo y letra, el trovador Augusto Blanca, dirigiendo la procesin de maravillas que, para no variar, deslumbra por la presencia de los cantores jvenes. Semilla germinada en estos mismos canteros de Muralla 63. Ms que merecido para l el Premio Pablo. Luego, rase que se era un disco. Lleno de historias de ayer, vueltas a contar desde un Silvio Rodrguez diestro en guitarreos y palabras. El nuevo regalo que nos hace el trovador se desnuda, en fotos, reflexiones y amigos, delante de nuestros ojos, sin otro pudor que el de descubrirse escudriado por primera vez. As un viaje por el sptimo ao de A guitarra limpia. Ao multicultural, de otras voces que enriquecen la historia de este, ya no tan joven, sueo colectivo. Regres Gerardo Alfonso, 25 aos rejuvenecido en su cancin, para celebrar su emocionante bregar, como buen trovador. Rodeado de quienes no dejamos de apostar por su verbo sincopado. Los cantores llamados de provincia, nomenclatura de cierto sabor excluyente que ha sido vencida por el de trovadores cubanos, fueron protagonistas indudables del patio de las yagrumas. El do de Yanet y Quincoso desde el trovadoresco pueblo de Caibarin de Villa Clara, poniendo msica sobre los versos del alma de Mart. Desde Cienfuegos los peculiares Ariel Barreiros y Yunior Navarrete y el debut del avileo Pvel Poveda en familia, tenaz y limpia. Tuvimos un redescubrimiento del popular do Buena Fe sin sus acompaamientos habituales, dejando al desnudo canciones ms cercanas al origen trovadoresco de Joel e Israel, desde su natal Guantnamo. Abriendo fuego contra la pobreza de espritu estuvieron Lien y Rey de Matanzas y Bayamo respectivamente, en uno de los dos ms explosivos de la guitarreada nacional. Tambin nuestro patio fue viajero. Sus fronteras fueron extendidas hasta el sur de Latinoamrica con la presencia de la familia Parra desde Chile: Isabel, Tita y el joven Antar. Para cmulo de bienes, acompaados por el poeta brasileo Thiago de Melo. La visita de Raly Barrionuevo de Argentina, o como ms le gusta de Santiago del Estero, nos trajo la vivencia de un canto diferente, de profunda raz en la tierra y frutos en el hombre. Una puerta abierta a la cancin latinoamericana renovada y resistente. Como tantas veces ha quedado, adems, una buena coleccin de discos cercanos, asequibles, atravesando las rendijas del muro comercial hasta nuestras manos agradecidas. Hemos estado aqu todo este tiempo, acumulando tesoros que otros se dieron el lujo de confundir con desechos. Todos los que hemos sido cmplices de este atrevimiento fuimos premiados con una visin ms larga y un sentir ms duradero. Aqu seguimos. Memoria no es cualquier palabra.
(Texto escrito en el 2006)
Las seales que Diego Cano ha dejado para que encontremos siempre su camino, son claras y visibles. Dotado de una voz potente y meldica al mismo tiempo, este trovador habanero, del barrio de Cayo Hueso, sabe llevar en su canto la raz vital que lo rodea por todas partes. Estamos en presencia de un fenmeno interesante de fusin, filosfica y musical, entre el rock y el pop con las formas ms cubanas, tpicas del entorno capitalino en que se desenvuelve, pasando por los aires sudamericanos en una envidiable armona. Diego es autor de hermosas canciones, celoso con los textos y las formas musicales de cada gnero. Buen intrprete de la guitarra que vara entre la clsica, la elctrica y la folk, con idnticos resultados. Tambin toca la armnica y alguna vez lo vimos sentado en un drum. Todas estas caractersticas lo hacen un artista verstil que puede darnos energa y ternura de un momento a otro sin percibir el cambio. No vacila en compartir canciones con sus colegas, hacer versiones de otros autores o acompaar con su guitarra. Sencillamente es alguien que disfruta la msica ante todo, cualidad inagotable que le agranda el espectro en todas direcciones. Lo recuerdo en Ciudad de Guatemala frente a unas 5 000 personas y junto a sus amigos imponer energa a la multitud desde su cancin ms rockcanrolera y luego, la misma noche, desprender sus boleros en un pequeo caf-concert al estilo de los ms experimentados noctmbulos habaneros. Muchas veces hemos imaginado (y deseado) a Diego al frente de una banda de msicos, desatando toda su capacidad vocal y escnica en un gran espectculo visual y sonoro pero hoy vendr a guitarra limpia, como es menester en este patio de tantos buenos encuentros y no por eso ser menos espectacular. Ser su canto esta vez quien llene los vacos o desborde el mar de los oyentes sin otra ambicin que la de hacer arte, duradero o al menos conmovedor. Para venir a este concierto, seguros del hallazgo, bastara con recordar un par de presentaciones anteriores del trovador: aquella de Nuevas voces de la rosa y de la espina en Casa de las Amricas y otra, all mismo, en la sala Che Guevara, un tiempo despus con ciertos aires de magnfico bolero. Nos queda por seguirlo mucho ms, lo merece. Su carrera ha sido sostenida y convincente. Bajo las yagrumas de este escenario, por entre los acordes y la meloda inconfundible de Diego Cano, estaremos esta nica tarde acudiendo a su seal. Escuchen bien, es el sonido de las calles.
(Texto escrito en 1999)
Como un autntico juglar viene Fernando Bcquer a derrochar cubana a este escenario de A guitarra limpia. Dotado de un sentido del humor y una picaresca que rememora los das del Tro Matamoros y de Los Compadres nos dar, como de costumbre, una leccin de dominio de la escena, del arte subyacente de hacer su voluntad cual director de esa orquesta diversa que suele ser el pblico. Cuestionado por los puristas del decir, querido por sus amigos, quienes sostenemos que da buena suerte estar a su lado, lo cierto es que la obra de este trovador ya viene desde hace rato cavando en la oreja popular de esta ciudad y de buena parte del pas. Canciones de aparente ligereza que le permiten la inmediata comunicacin y una sostenida conexin con el receptor, sencillas, transparentes y costumbristas, harn de este encuentro con Fernando un viaje por no pocas de nuestras frustraciones y alegras. Viene de las calles, en las que tantas veces lo encontramos gastando sus zapatos y observando la vida como un pintor que luego la reproduce en el lienzo con sus sonidos y sus miserias humanas. Avanza entre solares de la Habana Vieja y barrios lites de Miramar recordndonos que Cuba es una sola y dentro nos sentamos a la misma mesa los poetas y los albailes. Es heredero del feeling, el son y la trova toda. Segn l, tambin de Michael Jackson y Alfredito Rodrguez. Un ajiaco bien condimentado de sabidura popular y poesa de barrio. Escuchemos este canto que pudo haber soltado cualquiera de nosotros. Guitarra tocada, como reconoce, con poca destreza, pero con unas ganas de enamorar el corazn de la muchacha que pasa, al estilo de los primeros trovadores bajo las ventanas de Bayamo o de Santiago de Cuba. Quienes solo lo han visto algunas veces interpretando canciones como La cancin de Lul o Juana difcilmente creeran que el Fernan es el autor de temas como Necesito y Hoy debemos sentirnos felices. Y es que su espectculo es precisamente una sorpresa, desde su incomprensible repertorio de movimientos corporales hasta su contradictoria condicin de abstemio impenitente, siempre pasando por su tabaco que se me antoja ms espiritual que vicioso. Con sus orishas y su filosofa tropical escuchemos al Bardo, con sus sentencias de amor y de combate. As es l, tal y como lo vern. No hay montaje, aunque s maas de buen hablador. No tiene nada que guardar porque todo lo da. Compartir es la meta de su cantar guarachoso y reflexivo. Disfrutemos de esta tarde, que tanta falta nos hace, esclarecedora de nuestro cotidiano despertar, y hagmoslo de la mejor manera posible: guiados por esta cancin, cubana, por donde quiera que se le ataque o se le aplauda.
(Texto escrito en el 2005)
Esta tarde nos haremos por fin el regalo de escuchar al tro Enserie entre las paredes de A guitarra limpia. Durante dos aos de conciertos en buena compaa, algunos hemos temido esta ausencia tomando en cuenta que, en sus contadas presentaciones en la capital, Enserie ha calado una huella memorable en el pblico devoto de la buena trova. A travs de su prisma verstil este tro sui gneris nos transporta, en sus actuaciones, a un mundo fantstico donde las historias abren los sentidos y hacen brotar retoos de la mente. Se agradece el protagnico de una guitarra que va pasando de mano en mano descubriendo ante nosotros el milagro del trovador de tres cuerpos, acto de magia que solo consigue el prodigio del trabajo en equipo. Enserie es una fbrica armnica y eficiente, una propuesta original y despierta, que redimensiona los sonidos de la naturaleza delante de nuestras asombradas narices. Trova despiadada con los esquemas, canto sencillo, comprometido con el entorno, sus alegras y sus penas. Tres hacedores de una misma cancin. Y qu mejor lugar para el regreso de Enserie? Dnde si no en esta fiesta bajo las yagrumas del Centro Pablo, grano de arena crecido en playa que nos salva del naufragio? Una vez ms abiertas las puertas, sueltas las amarras hacia y desde todos los rincones. La nacin habla por sus ciudades, las ciudades hablan por sus cantores. Esta es la voz Santa y Clara de los Enserie; ellos son la prueba de que lo universal siempre trascender a la aldea.
(Texto escrito en el 2001)
Siguiendo las huellas de una guitarra duramente limpia, se abre el patio del Centro Pablo de la Torriente Brau al impetuoso oficio del trovador Samuel guila. Otras veces en el camino por aqu ha pasado dejando a estas paredes el eco de su armona irrepetible, el vertiginoso realismo de su discurso. A este cantor ya le hemos agradecido su trabajo con el poeta Sergio Gmez, el dueto memorable con Glenda Fernndez, sus recitales ms recientes: Dense Prisa y Habitando y, por supuesto, la encomiable labor junto a Claudia Expsito como gestor del espacio Puntal Alto en este mismo Centro, donde nos hemos encontrado tantas veces. Pero Samuel es un hacedor de canciones cuya divisa ms notable es ser el filtro constante de s mismo. Artista que no dudar en reinterpretar temas de sus colegas de generacin o incorporar a su cancin el ms alejado de sus sonidos, sin dejar de imponerse el rigor imprescindible. Tronar su voz, no podremos seguir sus dedos sobre la guitarra; trovador de pie sincero y futurista, inventndose la msica que nadie invent para l. De lo tradicional a lo por hacer, pasando en su largo viaje por el son, el blues y la rumba, la virtud de su instrumento verstil y su audaz literatura someten a la atencin.
Esta tarde hagamos un pacto entre las canciones poco interpretadas en su carrera, los estrenos y sus pequeos himnos, con la seguridad de que estamos asistiendo a la celebracin del espritu y a la derrota de la pereza. Que este concierto sea ltigo implacable sobre la necesidad de promover este grito de la msica cubana actual y que contribuya a la limpieza necesaria de la guitarra y su Hombre.
(Texto escrito en el 2001)
Para muchos de los habituales seguidores de la cancin de autor en Cuba, los trovadores mexicanos son un enigma. Solo eventualmente hemos visto pasar a algunos protagonistas con su hacer diferente y necesario. Fernando Delgadillo es uno de esos fantasmas que nos ha visitado con la nica defensa de su guitarra y el desenfado de su canto. Con una notable sensibilidad para el texto de su msica, Delgadillo es un cuidadoso hacedor de canciones cuya sencillez no lo aparta de la complejidad de su tiempo y su realidad. No hay muchas noticias de l. Los que lo conocimos en el ao 97, recordamos su gran estatura y su filoso humor en el cantar; luego, alguna otra vez, entre sus cortas visitas y las grabaciones escasas de mano en mano, a pesar de su prodigiosa discografa. Poco o nada sabemos, pero bastara con escuchar Hoy ten miedo de m para abrirle las puertas de los sentidos con la certeza de disfrutar su propuesta. A propsito de esta feria Cubadisco 2002 que acontece dedicada a Mxico como pas, como msica y como cultura, ha llegado el trovador a La Habana para acercar nuestros cantos y nuestras reflexiones abriendo un camino para futuros encuentros desde la cancin informal, como ha nombrado en algunos de sus discos para suerte de nosotros, los informales. Hoy romperemos una buena parte del enigma, a travs de este embajador de voz inteligente, que nos traer otras historias y otros amores, que entonces ya no sern tan lejanos. Delgadillo mereca nuestro patio de A guitarra limpia y, recuperando el tiempo, nuestro patio lo merece a l esta tarde de mayo. Bienvenido este primer aguacero.
(Texto escrito en el 2002)
Un hombre que canta como piensa es la parfrasis que nombra a Silvio Alejandro, trovador incansable que ha trocado sus virtudes y defectos en canciones habitadas por un encanto familiar y nico. Hoy viene por fin defendindose A guitarra limpia, apoyado tal vez por su pequeo ejrcito de invenciones sonoras, sus tantos mundos que saben conmover y ensear. Silvio trae la marca de nacimiento. Una poesa que va de la profundidad del ser humano a la superficie del realismo cotidiano y su msica nos entrega esta poesa dulcificndola sin violencia, pero conservando la fuerza que impone la vida en estos tiempos. Cantos de amor propio y ajeno, consejos a los vencidos por el tedio que un da se van de esta ciudad que nos perdona. Todo cabe en su universo compartido. Amante viejo de la guitarra que sabe tocar escapndose de formas convencionales, encuentra rtmicas originales y recursos inteligentes para su meloda. Es tambin un vido lector y por lo tanto dueo de la palabra. El espritu de bsqueda lo ha llevado a cancionar a Mart, a Lorca y hoy al poeta boricua Corretjer aportndole singulares notas a los textos que defiende con acierto. Debo decir por simple admiracin que Silvio, adems, supo sacrificar una buena dosis de su espacio creativo para poner sus fuerzas en la promocin de la cultura al frente de la Asociacin Hermanos Saz en la capital, actitud valiente y necesaria para los creadores de varias manifestaciones del arte joven, dolindole, como a pocos, el apagn de los de abajo. Seguramente esta tarde nos sorprender incluso con sus canciones de siempre que suelen sonar a nuevas. Sus ms antiguos temas retomarn su forma original que a muchos nos devuelve las luces de una poca, la cual hoy ha dado sus frutos. Recibmoslo en este patio de tantas veces sin l, inexplicable ausencia que hoy saciaremos con placer indecible, y abramos bien los ojos porque un hombre que canta como piensa no puede menos que ser escuchado.
(Texto escrito en el 2003)
Descubrir a Eric Mndez entre la algaraba de esta ciudad fue una verdadera suerte. Sentarme a escuchar entre descarga y descarga sus canciones de extraa peculiaridad, me hizo ir desentraando una madeja de ideas de indiscutible valor espiritual. Eric es un trovador que lleva a cuestas su vida con autntica sinceridad, despojado de esas posturas pseudointelectuales y elitistas que suelen acompaar a algunos como un sello que, al final, ha sido rechazado masivamente por el pblico del que luego nos quejamos que no escucha la Trova.
Con una influencia formidable del funky ms acstico, el jazz, el gospel y el rithm n blues, este compositor nos trae una negritud diferente al mestizaje nacional, ms cercano a lo afrocubano y el solar. Eric no teme emprender el reto de lo universal; para eso cuenta con una guitarra tocada como pocos, certera, rtmica, y una voz que empastara hasta con el rechinar de una puerta. No se necesita demasiada atencin para reparar en la profunda carga de religiosidad de sus textos; su relacin singular con un dios terrenal y cotidiano; tema que no siempre ha sido llevado a la cancin de manera tan difana y potica al mismo tiempo. De la mano de esta fe humanista nos devuelve un entorno preocupante, complejo pero esperanzador. Este enfoque le ha trado no pocas crticas y cierto rechazo superficial. La pregunta que hago es: por qu cantar desde esta ptica cristiana para algunos resulta banal y, sin embargo, cuando ponemos algn canto afrocubano en una cancin es aceptado inmediatamente? Desde una visin esnobista esto ltimo tiene ms swing. En todo caso su postura es autntica y universal. No recuerdo trovador de imagen ms sencilla, mezcla de juglar y transente comn. Actitud chaplinesca y una solidaridad que lo ha llevado a invitar siempre a algn perfecto desconocido a sus presentaciones: instrumentistas, trovadores, poetas y pintores en una suerte de corte de los milagros que le agradecemos. Una especie de grito de Miren, hay otros tambin!. Con un impresionante rastro de ms de veinte conciertos (no recuerdo haber hecho yo ni la mitad de eso), la mayora de las veces acompaado de msicos que le han dado a su obra no poca fuerza y complejidad, se nos presenta esta tarde ms cercano, en armona con la guitarra y el patio que lo reclama hace no s qu tiempo ya. Hecho que denota la importancia que para l tiene estar aqu. Hoy compartir con l sus canciones, un reto bastante grande para mi cuestionable destreza guitarrstica. Acept porque el mundo de Eric Mndez es una alternativa al mo, una ventana nueva donde asomarme a encontrar otros caminos que necesito. Si usted anda a oscuras o levemente en las sombras, hoy descubrir el milagro de la luz emanada de la tierra. Luz que, sin mscaras, por l ha sido sembrada.
(Texto escrito en el 2007)
Hace poco ms de dos aos escrib las palabras para el catlogo del concierto Puntal Alto de Mauricio Figueiral. En aquel entonces me refera al tpico tpico de el tiempo dir la ltima palabra, tan utilizado por la crtica para no arriesgarse con los fenmenos nuevos. Poco tiempo ha pasado, y Mauricio nos ha dado algunas lecciones de perseverancia y de oficio en esta difcil carrera de cantar para todos los sentidos de quien escucha y de quien no. Una andanada de conciertos protagoniz estos dos aos, de variada estructura musical y en dismiles espacios, demostrando que es un artista dispuesto a entregarse constantemente a la msica, incluso, en medio de sus obligaciones y deberes como estudiante de Direccin de Cine. Al final del ao pasado fue uno de los que se sum al homenaje a Frida Kahlo y Diego Rivera con su cancin Ni Diego, seleccionada para el concierto final y el consecutivo CD. Tambin nos sorprendi con un interesantsimo proyecto en el marco de la Beca de Creacin Noel Nicola, donde incorporaba, adems, elementos del audiovisual. Llegar hasta este concierto y de esta manera es, a mi entender, uno de sus mayores logros. La isla en peso es el ttulo de este trabajo presentado por Mauricio al concurso para la Beca de Creacin Del verso a la cancin. Una verdadera osada que rindi finalmente resultados ms que claros. Si revisamos las ltimas hornadas de trovadores no son muchos quienes se han aventurado en la musicalizacin de poesa. Desde mi propia experiencia digo que es algo difcil y con muchos riesgos. La poesa existe por s misma, ya ha caminado su trecho en solitario. Ponerle msica puede llevar a desvirtuarla, a cambiar su cauce, descontextualizarla. Entonces puede quedar esa especie de hbrido que muchas veces escuchamos donde la msica va por un lado y el poema por otro, sin encontrarse nunca en una verdadera cancin, orgnica y equilibrada. En este caso el trovador sorprende por su agudo sentido de la medida incorporando, adems, parte del texto como estribillos perfectamente congruentes. Han resultado canciones de muy buen gusto, variadas en ritmo y armona, logrando una relectura de los poemas a muchos aos de sus respectivos nacimientos. Por si fuera poco, la unidad temtica resulta esperanzadora. Poemas de amor por esta Isla tan necesitada de nosotros, imprescindible a su vez para nuestro sosiego. Una seleccin de belleza diversa. Aoranzas que viajan desde el romanticismo interior de Dulce Mara Loynaz hasta el exilio indescifrable de Gastn Baquero. Es algo absolutamente conmovedor que un trovador joven, casi naciente, nos entregue estas canciones de extrema urgencia. Nuestro panorama nacional necesita de este arte que sacude, que concilia sin discursos ni especulaciones. Es momento de escuchar a Mauricio Figueiral. Se ha despojado de su ego potico para hacernos un regalo inusual. Tuvo el buen tino y la suerte de compartir su msica con los grandes de la palabra. Recibamos al trovador en este patio que premia el empeo y el talento por encima de la baratija mental y las poses de moda. l es, al mismo tiempo, nuestro premio. El descubrimiento esta tarde de que no todo est perdido, que siempre hay quien habita entre el verso y la cancin ms puros.
(Texto escrito en el 2008)
Para este tercer y ltimo captulo he reunido algunos artculos que, de manera general, abordan diferentes caras del acontecer cultural, mayormente dirigidos hacia la trova ms contempornea. Espero que alcancen a ilustrar una parte desconocida o poco desentraada por la prensa que ha mantenido, salvo honrosas excepciones, cierto silencio sobre estos temas. Incluye de manera singular lo que escrib acerca del fenmeno Sol sostenido, una encomiable iniciativa emprendida por jvenes trovadores en el cntrico club Barbaram, de la capital, y que lleg a su fin en una polmica contienda mercadera vs cultura, con la consecutiva derrota de esta ltima. Tambin estn intervenciones que realic en algunos plenarios de la Asociacin Hermanos Saz acerca del fenmeno discogrfico, o la crtica a cierto programa de televisin que despert no pocas pasiones encontradas. He incluido un homenaje a Luis Hernndez, nuestro querido Pltano, que escrib al recibir la noticia de su misteriosa y terrible muerte y ledo junto a otros compaeros aquella extraa y calurosa maana en el cementerio de Coln, frente a la fosa comn donde fue sepultado de la forma ms annima. Me apropio de la frase aunque no est de moda, tomada de una cancin de Silvio Rodrguez, para acentuar que todas estas palabras, y a quienes estn dedicadas, son un grito de resistencia.
Resulta demasiado difcil abarcar todo el quehacer trovadoresco actual sin cometer olvidos e imprecisiones. Tambin se hace dudoso el criterio de quien ha estado dentro y es parte del asunto en cuestin. Pero si buscamos una mirada mnima, salvo algunas excepciones, los trovadores ms jvenes no hemos tenido crticos; nadie nos ha nombrado en la real dimensin, polmica y singular, en que nuestra obra ha florecido ya, en las calles de muchas ciudades de Cuba. O sea, un poco ms all de nuestras narices. Es que se ha hecho un poco tarde. Si menciono los nombres de Joaqun Borges Triana y Humberto Manduley, creo que represento ya a los que, de una manera u otra y no siempre de acuerdo con nuestras aventuras estticas, han intentado alzar la voz por encima de sabemos qu ruidos (algunos musicalizados por los nuevos Mesas de la tontera universal), para que alguien nos mire. Otros, menos audaces, se han limitado a encarnar a Judas; El tiempo dir la ltima palabra: su frase favorita. Resulta que el tiempo pas. Que junto a las canas, los hijos y las barrigas, nos han crecido canciones, hermosas y necesarias. Muchas de ellas perdidas en nuestro propio olvido o en la ignorancia de las disqueras que nunca las grabaron, que hicieron que los programas de radio y televisin nunca las pusieran y provocaron que tantas orejas jams las escucharan. Me limitar entonces a ubicar en el espacio intangible de la escena nacional a tantos como recuerde, aunque resalte a los que junto conmigo han edificado esta torrecita de arena que de vez en cuando la marea viene a derretir y luego la volvemos a levantar con nuestro prximo concierto, en medio del ms absoluto silencio. Lo siento, no clasifico para la imparcialidad. Yo estoy en un solo bando. Corra el ao 1996. En una tarde habanera comn de la poca, tal vez en medio de uno de los alumbrones no programados, nos reunimos en la puerta de Casa de las Amricas un pequeo grupo de trovadores, la mayora sin conocerse entre s. Alguno, como este que escribe, con apenas nueve canciones en su breve caminata artstica. Fuimos convocados por una joven estudiante que pretenda hacer una tesis de Periodismo con la temtica de los trovadores nuevos y desconocidos. Si mal no recuerdo ese fue el comienzo de mi bregar por el mundillo trovadoresco, al que llegu sin haber conocido la Casa del Joven Creador o la recordada Pea de 13 y 8. El primer paso fue dado por Alberto Faya, por entonces director de msica de Casa de las Amricas que abri las puertas al proyecto Casa: paso a la ms joven Trova Cubana. Todo culmin en una excelente temporada de conciertos, donde desfil lo ms representativo que se pudo localizar en el momento, incluso los que tenamos solo nueve canciones hicimos el primer concierto. Aquel proyecto estaba firmado por el compromiso de veinte trovadores: Ihosvany Palma, Carlos Lage, Karel Garca, Fernando Bcquer, Ariel Daz, Jos Luis Medina, Silvio Alejandro, Lisandro Prez, Diego Cano, Nelson Felipe, Andy Villaln, Kelvis Ochoa y su grupo, Ramsay, Boris Larramendi y su grupo, Samuel guila, Luis de la Cruz y su grupo, Alejandro Martnez, Pepe del Valle y su grupo, Manuel Argudn y Alejandro Bernabeu. Otro paso importante fue dado por Silvio Rodrguez al ofrecer los estudios Ojal para que un grupo de nosotros grabara cada uno cinco canciones a guitarra, que nos serviran para entrar en la llamada red de distribucin nacional de la radio y que de vez en cuando nos pasaran alguna cancin, sobre todo en provincia. Con estos elegidos, ms adelante surgira un proyecto discogrfico al que me referir en su debido momento.
El despegue no estaba nada mal y no pas nada. Silencio en los medios, silencio en las instituciones y un par de hombres misteriosos indagando por cierto grupo que firmaba manifiestos. Por supuesto que faltaban muchsimos. Desde aquella poca fui descubriendo, segn recuerdo, a Erick Snchez, el tremendo do Supervit integrado por Ral Ciro y Alejandro Frmeta, Frank Gonzlez, Heidi Igualada, Rita del Prado y Lzara Rivadavia, Michel Carrasco, Yuri Redonet, Janny, Michel Peraza, Athanai, el desaparecido David Sirgado, Andrs Crdenas, Boris Garcs, Daro, el do Alnimo, Norge Batista y Freddy Lafita de las Tunas, Fernando Arams y Axel Milans de Bayamo. Las penurias del Perodo Especial acababan con los espacios y los proyectos. La nacin estaba ocupada en asuntos ms importantes que la cultura. Slo un boom comercial salvaba a la salsa, al proporcionar esta jugosas ganancias incuestionablemente necesarias. Por aquellos meses me fui a vivir a la Universidad Central de Las Villas detrs de amores y emociones. All tuve la dicha de conocer a, los hoy trovadores, Alain Garrido, entonces instructor de msica de la Universidad; a Diego Gutirrez, estudiante de lengua inglesa; a Leonardo Garca, que tena un par de canciones; a Ral Marchena y Michel Portela que todava no tenan ninguna y, significativamente, al maravilloso tro Enserie integrado por Roly, Levis y Ral. Se estaba gestando en esta ciudad del centro del pas un verdadero grupo que hoy se destaca como de los ms importantes desde el punto de vista creativo. Desde la emisora de radio territorial de Santa Clara se podan escuchar algunas de las canciones que se estaban haciendo, incluso las mas. En La Habana se celebraba, en el verano de 1997, el Festival Mundial de la Juventud y los Estudiantes, oportunidad inmejorable de confrontar nuestra cancin con pblicos de todas partes, aprender, trasnochar y, de paso, vender algunos casetes mal grabados a los jvenes izquierdistas latinoamericanos. Esto coincidi adems con el aniversario 25 de la fundacin del Movimiento de la Nueva Trova y una vez ms la Casa de las Amricas, hasta aquel entonces lugar histrico indiscutible de los trovadores, abri las puertas con el evento Canciones de la Rosa y de la Espina, una temporada de conciertos de varias generaciones que culminaba con el titulado Nuevas Voces de la Rosa y de la Espina, en el que un grupo de los ms nuevos ponamos en la sala Che Guevara nuestras cartas sobre la mesa ante un pblico severo y, francamente, impresionado. Estbamos: el do de Karel y Carlos fogueado ya en arenas internacionales y con una obra slida, Silvio Alejandro, Fernando Bcquer, Ihosvany Palma, Diego Cano, el recin llegado Axel Milans y un servidor. El concierto fue filmado para la televisin pero nunca fue exhibido. Milagrosamente aparecieron artculos e invitaciones a tocar en cuanto guateque, acto y presentacin de revista hubiera. Nos hicieron hasta un cancionero y prematuramente fuimos identificados como generacin, de una manera excluyente e irresponsable. El precio de la ola meditica lo pagamos todos en el acto central por el natalicio de Jos Mart, en el Cuartel Moncada de Santiago de Cuba, este s transmitido en vivo por los dos nicos canales de televisin donde, entre la mala direccin y los papelazos propios de nuestra inexperiencia, nos hundimos frente a la audiencia nacional, tanto que todava arrastro fango en los zapatos. La reaccin de los crticos (ahora s) no se hizo esperar y un torrente de criterios negativos y de oscura complacencia nos cerr las puertas hasta de la propia Casa que las haba abierto unos meses antes. Un mensaje claro termin por marcarnos: Los de la Rosa y la Espina, excluyeron a los dems y se autodenominaron generacin. Era enero de 1998 y nada haba cambiado. An as la Casa acept a un par de desconocidos guatemaltecos extender la temporada de Canciones de la rosa y la espina hasta Ciudad de Guatemala, pero esta vez el grupo fue depurado a solo un par de meses de lo ocurrido en Santiago de Cuba. Casi nada se ha hablado de aquella experiencia internacional de los jvenes trovadores, donde llegamos a reunir ms de cinco mil personas en una plaza o a llevar el rating de un popular
programa de radio a cifra record, entrevistas en televisin y grandes titulares en los diarios. Adems, de paso, los desconocidos se desaparecieron y lavaron dinero con nosotros. Deben ser nombrados los espacios que lucharon en vano contra el desgaste y la carencia material o no supieron impedir ser devorados por sus propios hijos. As recuerdo la pea de Jos Antonio en la Casa de la Amistad de Paseo, la pea de la Biblioteca Nacional creada por Vicente Feli, el espacio de Ireno Garca en el Instituto Internacional de Periodismo Jos Mart, El Fandango del Candil de Jorge Garca en el Patio de Mara, la pea de 12 y Malecn que llevaban El Ruso y Julio Hernndez, la Pea del piso 8 de la beca de F y Tercera que haca el grupo Humoris Causa, la del cine Mara, la de casa de Macho Rico, la de Juan Carlos Prez en la discoteca del Pabelln Cuba, la de la Madriguera, el clebre Trevolico del Colegio de Arquitectos, el teatrico de la Sinagoga de 17, la sala Tala, la galera Juan David del Yara, la pea de Andrs Crdenas en la Casa de la FEU, Juego de Malabares, en la Fragua Martiana, la etlica Trova sin Trabas de la UNEAC en pie hasta hoy, en Santa Clara El Mejunje y La Trovuntivitis, adems de la glorieta del parquecito de H, los bancos del parque del cine Acapulco, los del parque del Quijote pasando por el muro del Malecn. Mencin especial para el Festival Longina de Santa Clara, las Romeras de Mayo de Holgun, activos hervideros de msica y cultura, y el Caf Cantante del Teatro Nacional. Claro que la mayora de estos intentos fueron de corta vida y no convivieron al mismo tiempo para cubrir la demanda de pblico y artistas. En poco tiempo el panorama trovero estaba hurfano de espacios adecuados para su difusin y desenvolvimiento. Creo que muchos de nosotros nos fuimos metiendo en agujeros individuales a esperar, tal vez, mejores vientos. Los medios seguan haciendo silencio, mientras repetan a bombo y platillo los xitos internacionales del Mdico de la salsa, Los Sauces y los cientos de grupitos con nombres rimbombantes y apodos comerciales que llegaron hasta El Zunzn de la salsa. Por suerte, tambin los de NG la Banda y los Van Van. Un aparte merece la labor de Radio Ciudad de la Habana y muchos de sus realizadores por aquellos das grises. Con la nica excepcin de Antologa de la Nueva Trova Vol. IV, un disco desordenado e infeliz que compil a algunos de aquellos elegidos de Ojal bajo el sello EGREM, cuya existencia fue advertida con sorpresa por sus integrantes cuando lo vieron en las tiendas sin haber firmado contrato ni licencia alguna, no se haba grabado nada, por lo menos en La Habana, tal vez, en la onda del rock, algo de Supervit, Habana Oculta y Vendindolo todo de Vanito y Lucha Almada. En 1998 ocurri un hecho que cambiara la suerte de muchos trovadores y la salvacin de muchas canciones en grabaciones, primero en casetes bastante artesanales y luego en formato de CD: la apertura en la calle Muralla de la Habana Vieja del Centro Cultural Pablo de la Torriente Brau y su espacio A guitarra limpia, sobre el que no vamos a volver a profundizar porque es ya ampolla en las lenguas de la ineficacia institucional cubana. Tal vez solo decir que el Centro vino a reunir a nuevas y no tan nuevas hordas de trovadores de todo el pas y todas las tendencias, y a despertar los bros. De repente fue reanimado todo el hormiguero bajo tierra y se empez a consolidar el paisaje trovero. Los ecos fueron haciendo que otros pequeos espacios se lanzaran a lo imposible con relativo xito, como el espacio Puntal Alto, En Sepia del Do Karma, la Sptima Cuerda, Las noches de la Casa de la Poesa, el Patio de las Hormigas de Matanzas, El de los Cangrejos en Crdenas, El Trovazo de Yamira Daz en Pinar del Ro, las renovadas ediciones del Longina y las Romeras, la intermitente Madriguera, y la apertura de salas de conciertos ideales para el gnero como la Caturla del Amadeo Roldn y la del Museo Nacional de Bellas Artes. Ms recientemente el Club Barbarn y su trgico final dej claro que la pelea es en serio y en desventaja. A esto vienen a darle un impulso inimaginable los acontecimientos polticos a raz del secuestro en Miami del nio Elin Gonzlez y la aparicin de las Tribunas Abiertas que, si bien han encasillado nuestra obra reducindola a un compromiso poltico predeterminado y dandola en su esencia, hay que decir con justeza que contribuy a que las multitudes
conocieran los rostros que haban permanecido en circuitos muy especficos y minoritarios de la escena cultural, no solo de la capital sino del ms intrincado pueblito del interior. Los medios se abren algo, cautelosos, a regaadientes. Entonces aparecen programas como los de Manduley en Metropolitana, En el Centro y Puntal Alto en Habana Radio, algo en Progreso, de vez en cuando algo en Tano. La televisin no va mucho ms all de los actos polticos, alguno que otro chance, as, como de favor, para que un trovador aparezca desprotegido en un programa que nada tiene que ver con la cancin; por suerte aparece Cuerda Viva que, aunque no es un programa especficamente trovadoresco, s lo es para la msica alternativa en general. En el 2001 el Primer Congreso de la Asociacin Hermanos Saz abre fuego desde sus ms autnticos representantes ante la presencia del Presidente Fidel Castro y altos representantes del gobierno; en encarnados debates se logran algunas victorias como la compra de mejores equipos de sonido, guitarras y otros medios. Las paredes y los muros de la ciudad empiezan a llenarse de montones de carteles anunciando conciertos casi todos los fines de semana midiendo la temperatura de la escena. As vimos muchas caras. Unas que retornaban, otras nuevas: Inti Santana, Samuel guila, el do Karma, el do Enigma, Diego Cano, Ihosvany Bernal, el Kinde, Ral Verdecia, Fernando Bcquer, el Yolo y otros muchos que sabrn perdonar mi olvido. Algn tiempo despus alguna mano de esas invisibles prohibi los carteles en la ciudad, bajo pena de astronmicas multas a la institucin y al artista. Otros factores importantes son el xito de la msica tradicional cubana en el mundo, ms cercana en esencia a los trovadores; el desarrollo de Internet como forma de promocin y el de las nuevas tecnologas que han permitido la aparicin de una discografa alternativa a las disqueras nada despreciable, y que ha suplido el desinters de estas en la trova como mercanca comercial, adems de provocar el desinters de nosotros hacia ellas. El nuevo siglo trajo nueva correlacin de fuerzas y de intereses. Tuvimos la fructfera e interesante metamorfosis del do Buena Fe, el mal promocionado disco [email protected], el contradictorio Acabo de Soar con poemas de Jos Mart, las nominaciones de los CDs de A guitarra limpia en el evento Cubadisco, el despegue de William Vivanco, proyectos como Interactivo y Aceituna sin hueso, el video clip del do Karma compitiendo y ganando en terreno ajeno, Yusa en el Ronied Scott, el regreso estrepitoso de Habana Abierta, algunos de nosotros en festivales europeos, el regreso de Karel y Carlos por separado, la ayuda de la Tropa Csmica y Trovacub, trovadores jvenes en las selvas de Guatemala, Hait y Belice con los mdicos cooperantes, la vitalidad de nuestros padres ms cercanos Frank rodeado de jvenes, Santiago con sinfnica y sin Julieta, Varela en Hollywood y los 25 aos de la cancin de Gerardo. Los que soamos por la oreja, en Juventud Rebelde, la revista digital Esquife, el proyecto discogrfico Colibr, el Caimn Barbudo ms verde que nunca, eso sin hablar de George Martin, Lenine, Gismonti, Gilberto Gil, Rick Wakeman, AudioSlave, Air Suply y Simply Red en la Habana con estatua de Lennon includa. Aires muy diferentes soplan, con los que muchos llegamos a la primera madurez compartiendo con Yamira Daz, Ariel Barreiros, Yunior Navarrete, Vctor Quiones, Ernesto Pita, Toni vila, Lien y Rey, Eduardo Sosa, Pvel Poveda, Delvis Sarduy, acompaados por las voces de Rochy Ameneiro, Aurora de los Andes, Glenda Fernndez, Damaris Figueroa, Vionaika, Haydee Milans y Amanda Cepero. Viendo llegar con alegra, y no voy a esperar por el tiempo para mencionarlos, a Adrin Berasan, Pedro Beritn, Mauricio Figueiral, Jeiro Montagne, Juan Carlos Surez, Joyce Concepcin, Yordi Martnez, Erick Mndez, Yama Orozco y Lilliana Hctor, hasta las semillas que plantan los del grupo que se hace llamar T.A.L., que casi no pasan de los veinte. Y a todos los que ahora mismo hacen una cancin en una capital de provincia, en un batey, en la litera de una beca, incluso en una fra buhardilla de Barcelona o desde una calle de Medelln o Buenos Aires. Todos ellos van incluidos en mi antologa, sin lineamientos ni planillas, sin requisitos. Las apreciaciones estticas y conceptuales se las dejo a los crticos, si es que pueden reunir suficientes elementos antes de que pasemos por la msica cubana en las narices de todos y quedemos al menos en la memoria de quienes nos fueron a escuchar un da, sin otro inters que el de encontrarse en nuestra cancin.
Acabo de soar porque es mi empeo. (Poema de Jos Mart musicalizado por el do Karma)
La ms joven generacin de trovadores cubanos, forjada, mayormente, en los comienzos de la dcada de los noventa, no ha sido favorecida por la industria cubana del disco; incluso me atrevo a decir que los tmidos intentos discogrficos han terminado perjudicndola. Si bien los aos en que los inexpertos principiantes comenzaban a guitarrear sus primeras canciones coincidieron con la crisis econmica del sistema cubano haciendo ms duro el aprendizaje y el insustituible contacto con el pblico, los aos en que muchos llegan a la madurez conviven con una recuperacin de esa economa, un protagonismo de la cultura a nivel poltico y social y un boom de la msica cubana en la escena internacional que ha disparado la maquinaria disquera del patio. En medio de este panorama, el nuevo trovador contina haciendo la cancin cubana contempornea en interminable desventaja, relegado por el criterio mayoritario y mal encausado de que no es comercial. La marginacin de lo vendible sobre lo verdaderamente profundo (no comercializable), viene convirtindose peligrosamente en una caracterstica generalizada que contradice todos los esfuerzos de esta nacin por un pueblo ms culto y ms libre. De repente una manifestacin como la trova, pilar de la conciencia crtica, continuadora de una de las primeras seas de nacionalidad y parte incuestionable de la vanguardia intelectual cubana, se convierte en msica alternativa, en movimiento underground si no juega con las formas que impone el aparato comercial o adopta el color de las circunstancias mercantiles. Las trompetas de la gloria que promete el sistema mundial a costa de las culturas autnticas y el pensamiento plural, tienen un sonido fuerte que hasta aqu ha llegado con su Reality Show, su silicona y su diversin a donde corren nuestros miles de Pinochos ansiosos, en cuyas cabezas ya van asomando poco a poco las orejas de burro. Salvo contadas excepciones, ni un solo trovador ha dejado de hacer canciones inteligentes y hermosas, pero muchsima gente no ha podido escucharlas tal vez porque no se vende. Lo curioso del asunto es que el pueblo cubano no compra discos, en su mayora carece incluso de aparatos para reproducir CDs. El precio de un disco en las tiendas es, aproximadamente, equivalente a un salario obrero. Como llega entonces lo comercial a las mayoras? La respuesta est flotando en el viento. La radio y la televisin son gratis y los conciertos muy baratos. A la gente le gusta desmedidamente lo que los medios difunden desmedidamente, y estos medios no responden a
las ventas sino al gusto individual de los realizadores de programas y (lo sabemos bien) a los sobornos que ejecutan los ms adinerados para imponer su xito artificial y poco duradero. Entonces, cules son las razones reales por las que no se graba un disco a un trovador joven? Probablemente nunca sabremos la respuesta. La madeja de justificaciones nos ha enredado ya mucho buscando soluciones y alguna de ellas ha sido el concepto de Antologa o Compilacin. Esta consiste en utilizar un mnimo de recursos (digamos insuficiente) para grabar un disco con la mayor cantidad posible de trovadores y mantener un estado de conformidad colectiva. Hay que decir que la mayora de las veces estos proyectos son subvencionados y concebidos por personas o instituciones a las que s les interesa promover este tipo de msica, pero desgraciadamente carentes de la cantidad necesaria de dinero. As podramos mencionar significativamente la Antologa de la Nueva Trova Vol IV (EGREM, 1998), carente de la calidad mnima en la seleccin de sus temas y la cantidad de creadores cuya salida al mercado se acerc bastante al fraude cuando sus integrantes nunca fueron llamados a firmar contrato alguno, y se enteraron de la existencia del fonograma cuando lo vieron en las tiendas un ao despus sin haber recibido un centavo. Un poco ms reciente el CD Trovannima.c,u (BIS MUSIC, 2001), proyecto dado a luz por iniciativa (e insistencia) de la Asociacin Hermanos Saz propuesto (o impuesto) a la renombrada disquera cubana que, si bien supera en calidad de sonido, seleccin y diseo al anterior, es hoy todava un disco fantasma que pocos han visto en alguna remota tienda de provincia a precio de liquidacin. El ltimo y no menos polmico es el proyecto Acabo de soar, poemas de Jos Mart musicalizados por jvenes trovadores cubanos (EGREM, 2003). Con este disco hubo esperanzas. Muchos aos haca que no se escuchaban poemas de Mart con nuevos bros. Excelentes pero antiguas canciones quedaron enquistadas en los actos y jornadas conmemorativas, dando esa terrible sensacin de inmovilidad de las buenas ideas. Mucho tiempo pas (dos aos) desde que se habl por primera vez de grabar estos poemas, algunos que ya existan y otros que fueron naciendo con la idea. Trovadores de casi todas las regiones del pas se encontraron con el hombre que debe ser escuchado todos los das. Una vez ms la A.H.S. apost por la posible grabacin de un disco compilatorio con el interesante material. Los problemas empezaron pronto. La EGREM no quera pagar adelantos de royaltie, premisa jurdica indispensable en un proyecto discogrfico; ms tarde la cifra inicial de presupuesto, siempre en moneda nacional, fue reducida casi a la mitad. A pesar de contar con la experiencia de msicos de la talla de Emilio Vega, Pancho Amat o Frank Bejerano, por citar una pequea parte de los que le podran ofrecer calidad al proyecto, muy poco fue concedido: el estudio ms anticuado, pocas horas para grabacin y mezcla, irrisorio pago para trovadores y msicos, deficiente produccin, cero publicidad. En medio de protestas comprensibles triunf la significacin que podra tener este testimonio: el disco se grab entre la incertidumbre y la conformidad que impone el peor enemigo del arte, la resignacin. El resultado final es parecido al de siempre, la calidad mermada por la premura y la escasez, el silencio publicitario, la ausencia en los medios y, por supuesto, un centmetro ms de hundimiento para el artista que comienza, que no tiene la ms mnima oportunidad para equivocarse. Muy poco tiempo despus un improvisado concierto de presentacin con pblico dirigido y unas pocas copias provisionales y defectuosas del CD, dejaron el amargo sabor del fracaso. Se reafirmaba el absoluto desprecio que por la cultura tiene el entramado comercial naciente. Diariamente estamos viendo y escuchando malos cantantes, malos bailarines, artesana en lugar de arte, telenovelas luctuosas y pelculas rebosantes de sangre y espectculo. Nuestra televisin da un salto educativo sin precedentes, por un lado, y se acerca hasta la clonacin a la televisin centroamericano-miamense por el otro. Me pregunto: qu lugar tienen el pensamiento y la sensibilidad?; si habremos confundido, con el apuro, combatir con competir?; si realmente le han preguntado a la gente, qu quiere hacer adems de bailar y de comer? Alguna vez escuch a alguien decir que el disco cubano mora cuando se acababa de grabar. Ahora pienso que incluso hay quien no lo deja nacer. Tambin escuch en una pataletuda
asamblea de esas que enfrentan sin resultados a jvenes creadores con instituciones a un alto funcionario de la propia EGREM decir textualmente: primero quieren que se les haga el casete, despus el CD y luego el pster, el pulver y la gira. Qu se piensan?. En realidad lo que queremos lo estamos haciendo: las canciones que queremos, cuando queremos y como queremos. Tambin estamos grabando como podemos, pero no estamos detenidos ni rendidos. Estamos comprendiendo y haciendo, en silencio, como esas cosas que han de andar ocultas, quedando y trascendiendo.
(Texto escrito en el 2004)
Cuando en 1851 Cspedes, Fornaris y Moreno cantaron a la joven Luz Vsquez su inolvidable Bayamesa, estaban muy lejos de imaginar que una epidemia de trovadores sera endmica de esta Isla. La cancin trovadoresca cubana asisti al nacimiento de una cultura autntica, mezcla de lo mejor que toc puertos y de sus tradiciones locales. Es, incluso, nuestro Himno Nacional una hermosa pieza, puente entre los avatares de la guerra y la poesa romntica. Pienso, adems, en el Himno Invasor de Loynaz del Castillo, en los trovadores que fueron mambises. Pienso en los picos momentos de nuestra historia en que una cancin ha sido voz de todo un pueblo en su rer o en su llanto. Hoy vamos a continuar esta travesa. Trovadores de una nueva cosecha nos reunimos para recordar que nuestra cultura se crece en tiempos hostiles. Que las canciones siempre estn ah, para sonar en las puertas de lo imposible, para abrir la ventana de la utopa ms solitaria y derribar a golpes el muro que levantan los nuevos arquitectos de la tontera universal. No aceptar las cosas tal cual son parece ser la premisa del trovador cubano. Releer la belleza, desacralizar el amor, arrancar las mscaras a la vida. Diego Cano, Ihosvany Bernal, Silvio Alejandro, Samuel guila, Fernando Bcquer y quien escribe, haremos un pequeo recuento de nuestras historias cantadas. Unos acompaados de excelentes msicos; otros ms al desnudo; pero todos, con la misma idea: defender una cancin que se escurra entre las profundidades de quien escucha y lo devuelva ms despierto, ms alerta con el mundo que lo rodea. Hemos estado juntos algunos aos ya. Mientras admirbamos y aprendamos de nuestros antecesores vimos nacer a los prximos juglares, en las mismas calles en que nos hicimos. Somos una minscula partcula de este ejrcito. Toda la ciudad, toda la Isla guarda un caudal de guitarreros desconocidos que esta noche canta tambin a travs de nuestro verso.
Todos los das deben ser para y por la cultura. Es la nica garanta de nuestra permanencia. En esta lucha martiana de ser cultos y libres no podemos darnos el lujo de prescindir de los trovadores. Es un riesgo, un suicidio ideolgico. Estamos aqu esta noche, sin artificios ni adornos. Venimos a decir para construir. Parte de una sola trova. Insurrecta, libre y cubansima. La guitarra es el hermoso smil de nuestra bandera. La caballera nunca la dej caer al suelo.
(Texto escrito en el 2006)
* Este concierto fue realizado en los Jardines del Instituto Cubano de la Msica.
El caso Barbaram
Existi un hermoso proyecto emprendido por los trovadores Inti Santana, Xchitl Galn, Rodolfo Hernndez y la productora Mara Hue Fong a propuesta del Centro Nacional de Msica Popular. Consista en un espacio de caf concierto en un centro recreativo de La Habana. El conocido Sol sostenido durante poco ms de seis meses abri sus puertas todos los domingos en el club Barbaram, situado en la avenida 26, frente al Zoolgico Nacional. Un pequeo saln abarrotado de pblico empez a ser sitio de referencia obligada en la cartelera cultural de la ciudad. Importantes figuras de la msica, la poesa y hasta las artes plsticas se presentaron en aquella especie de oasis. Rpidamente comenzaron los problemas entre la parte artstica y organizativa y la parte de la gastronoma del lugar que, finalmente, dieron al traste con uno de los ms interesantes proyectos del momento. Escrib dos artculos acerca de este tema. El primero con cierto escepticismo y el segundo cuando la disolucin definitiva. Dicho sea de paso, me gan hasta una carta por debajo de la puerta de mi casa, que es toda una joya, de lo que algunos llamamos la ultraderecha nacional. Una sarta de amenazas personales a lo gnster y peligrosos conceptos mercantilistas y neocapitalistas. Estaba presuntamente firmada por los trabajadores del establecimiento. Carta que fue publicada junto a mi artculo en la revista El Caimn Barbudo de esos das, como muestra de lo que no debe florecer en nuestro patio. Los acontecimientos del Barbaram pusieron al descubierto la irracionalidad del creciente aparato gastronmico-comercial respecto a las opciones culturales; de la vulnerabilidad de nuestra verdadera cultura ante una preocupante tendencia al dinero como nica solucin para todos los problemas de nuestra sociedad, en una copia bastante mala del neoliberalismo mundial. A continuacin los dos artculos que circularon con bastante notoriedad por la red de correos electrnicos de amigos y enemigos.
I Sosteniendo el sol
Ms all de los festivales de msica cubana, los eventos de solidaridad y los congresos de izquierda, los trovadores cubanos, en su bregar internacional, han tenido, sin lugar a dudas, un
santuario en el Caf Concert. Como pequeos templos de la cultura bohemia y el deleite ms intimista, estos lugares, generalmente pequeos y acogedores, han recibido a los artistas sin otra exigencia que la comunicacin directa con el pblico y el desenfado que no permite la sala de teatro o el auditorio de conciertos. As llegan a nuestros odos los ms increbles nombres y lugares, La Bodeguita del Centro y el TrovaJazz en Guatemala, el centro cultural Tierra Incgnita de Ginebra o La Cubansima de Berln, el Harlem y el Luz de gas de Barcelona o los renombrados Libertad 8 y Suristn de Madrid, por mencionar unos pocos. Aunque la memoria de nuestros padres nos habla de unos aos sesenta con La Habana tambin abierta de noche con lugares como El cctel de 23, el Gato Tuerto o el Pico Blanco, increblemente no existe en Cuba un lugar bajo este concepto para el trovador, artista afn por excelencia con estas caractersticas. Aunque existen Caf Concert para el feeling, el jazz o la salsa donde conviven felizmente arte y gastronoma, con la nueva coyuntura econmica la trova pasa a ser considerada como un gnero menor y errneamente poco rentable, a pesar de la importante demanda de un pblico cada vez ms heterogneo. Hay que tener en cuenta que esta cancin precisa de una constante interaccin que no posee, por ejemplo, en los medios de difusin, una expresin sistemtica que no puede proporcionarle la espordica aparicin en conciertos o la irreverencia tradicional de las peas. Esta es la importancia real de la apertura, el pasado 11 de abril del espacio Sol sostenido. Concebido para el club Barbaram, este espacio, exclusivamente para la cancin trovadoresca, es un proyecto del Centro Nacional de Msica Popular y la empresa Recreatur realizado por el trovador Inti Santana y el do Karma (Xchitl Galn y Rodolfo Hernndez) apoyados por un ejrcito de habituales protagonistas y seguidores del acontecer trovero. Aunque existieron intentos anteriores de ideas similares, todos fueron detenidos casi desde el propio inicio por las diferencias irreconciliables antes mencionadas con la parte gastronmico-comercial, diferencias que esta vez tienen la oportunidad de eliminarse si juzgamos al menos por su primer da de vida. Un intento acertadsimo de personalizar el espacio con una identidad original de diseo le dio a este primer encuentro entre artistas de diferentes manifestaciones y tiempos un sabor esperado por mucha gente: un Caf Concert por donde desfile, domingo tras domingo, lo mejor de la cancin contempornea; un sitio donde pasar unas horas escuchando, adems, la msica grabada que nadie pone o los videos musicales ausentes de la televisin. La asistencia de pblico reafirm el criterio de la necesidad, y la calidad del elenco ms joven arranc complacencias hasta a los que cotidianamente no prefieren este tipo de msica. La presencia de personalidades de la cultura como Vctor Casaus, Jaime Sarusky, Fernando Rojas, Eduardo del Llano, Marta Campos, Gerardo Alfonso, Frank Delgado o Alpidio Alonso, dio un singular apoyo a esta especie de refugio para el buen gusto, donde se perdieron las fronteras entre pblico y artista. Para la otra parte, la comercial, qued la sorpresa de una tarde de ganancias y la satisfaccin de un espacio cultural que puede ser rentable si se piensa y se mantiene con seriedad y constancia, aunque considero que esto no puede convertirse en el criterio fundamental puesto que la ganancia ms importante es la de la cultura. Lo que aconteci en el Barbaram trasciende el hecho inmediato de la rentabilidad: no puede seguir siendo el dinero quien condicione al arte. En medio del desierto de la banalidad y la tontera es necesario un oasis como Sol sostenido, excelente nombre que simboliza el empeo de muchos de ser cultos y por lo tanto ms libres. Por el momento est puesta la primera piedra. Aunque no se ha llegado a lo ideal, que consistira en un lugar exclusivo y personalizado, este paso es convincente e importante. Podemos pasar los domingos de 4:00 pm a 8:00 pm, por un razonable cover en moneda del pueblo, y conectarnos al canto que mantiene despierto al espritu. Es preciso recordar que para que el sol no pueda ser tapado con un dedo debe ser sostenido por muchas manos.
Para que el sol no pueda ser tapado con un dedo debe ser sostenido por muchas manos, escriba yo mismo emocionado meses atrs con la apertura del espacio Sol sostenido en el club Barbaram de nuestra capital. Las expectativas de un grupo social nada despreciable, amante de las canciones inteligentes y de la ejercitacin sistemtica de las neuronas, rpidamente estallaron en ebullicin y un torrente de buenas energas arrastr al pblico 24 veces en un largo da de seis meses y dos semanas, hasta esta especie de oasis en el inmenso desierto que para la trova reserva la nocturnidad habanera. Apenas desde las primeras horas de este amanecer comenz a nublarse el cielo con aires de tormenta. Muchas veces hemos hablado ya del imposible matrimonio cubano entre la gastronoma y el arte donde, aunque este ltimo acepte compartir el lecho, la primera lo desprecia y le es descaradamente infiel con el dinero, su media naranja por excelencia. Aunque la mayora no lo sepa, todo este tiempo de Sol sostenido ha sido un campo de batalla, un match de lucha incansable: de un lado el ejrcito del dinero, la esquina rosa de la frivolidad y el vaco, el poder de la tecnocracia naciente, bien equipada y bien respaldada; del otro lado, solo cuatro quijotes paliduchos, la esquina roja del movimiento, mosqueteros entumecidos de tanto sostener, a veces con el mnimo alivio de algunos amigos y palabras. El trabajo realizado por Inti Santana, Xchitl Galn, Rodolfo Hernndez y Marihue Fong, indiscutibles artesanos de este proyecto, ya que la empresa artstica estatal encargada de la gestin mediadora permaneci la mayora del tiempo en estado de embriaguez burocrtica, no ser comentado en ninguna asamblea del sector trabajador, ni ser galardonado en acto pblico, ni archivado en la gaveta polvorienta de las glorias culturales y, para los incrdulos, ni siquiera ser remunerado porque, el dinero, ese s le es incondicional a su amante. Creo justo decir que algunas personas responsables del apoyo empresarial, imprescindible en estos casos a nivel jurdico y formal, realizaron bien su trabajo, quedando en las buenas intenciones ante la infranqueable pared de las limitaciones. Bastara citar pocos ejemplos como la frase tristemente clebre del gerente del lugar aqu no pueden entrar homosexuales, que nos deja perdidos en el tiempo y en la duda; la prohibicin de colocar incienso en el local porque poda confundirse con olores raros; o el da dedicado a los nios en que no dejaran entrar a Teresita Fernndez porque ya estaba llena la capacidad (algunas capacidades son fciles de llenar), pasando por incontables discusiones con la gerencia comercial por las multas en los precios de la bebida, la deficiencia de los dotes matemticos del portero a la hora de contar las entradas pagadas, la intermitencia del equipo de sonido, tres intentos oficiales de cierre del espacio todo esto bajo intolerables gritos, amenazas, humillaciones y groseras que no vale la pena enumerar y que nunca partieron de los anfitriones, ni de los artistas, ni del tan acusado pblico. El tiro de gracia fue dado el pasado domingo cuando en medio de una lamentable situacin creada en la puerta por la inflexibilidad de la propia administracin referente al cupo de personas dentro del lugar, el trovador Carlos Varela fue convidado por el gerente a cantar o irse, al protestar este y otros por el escndalo reinante. Falta injustificable del respeto al artista a la
que el trovador respondi, acertadamente, con su retiro y por lo tanto con la suspensin de la actuacin programada desde das antes. Para nadie resulta difcil comprender la presin con que trabajaron todo este tiempo los artfices de Sol sostenido, espacio para la trova de todas las generaciones y estilos, experiencia vlida y demoledora ante el criterio comercial de que no es una manifestacin musical rentable. Con las manos hicieron y pintaron esas pequeas cajitas de papel que usted poda llevarse de souvenir a casa; con las manos tocaron puertas (no siempre abiertas), levantaron telfonos, repartieron volantes, dieron de sus pequesimos bolsillos lo que a sus bolsillos nadie dio ni dar; con las manos hicieron realidad por un tiempo nuestros ms sencillos sueos; con sus manos y otras pocas sostuvieron un sol para que al menos un da tuviramos el espejismo real de haber saciado la sed del espritu. Pero no fue suficiente, pocas manos solas se cansan, se cubren de llagas; los huesos se quiebran del peso; las piernas, de tanta zancadilla, terminan por doblarse. Sol sostenido ya no existe ms. Volveremos a la monotona del domingo. Me pregunto si careca de importancia un espacio donde importantes intelectuales de la talla de Pablo Armando Fernndez, Vctor Casaus, Eduardo del Llano o trovadores como Gerardo Alfonso, Frank Delgado, ngel Quintero, Sara Gonzlez y Teresita Fernndez compartieron momentos inolvidables con los ms nuevos trovadores y el pblico en un ambiente cercano y clido que solo puede propiciar un entorno como ese, tal y como narran padres y abuelos, lugares como el Gato Tuerto, El Cctel y el Pico Blanco de pocas pasadas. Por qu la batalla sin sentido? Por qu el rechazo? La pelea ha terminado sin ganador definido, pero no ha sido una derrota; en los ojos de todos nosotros quedan los momentos como fotografas impresas: los olores, los amigos, el humo insoportable de los cigarros y lo ms importante: las canciones, esculpidas a guitarrazos en la dura piel de la desmemoria. Duele, mas no importa. Ninguna noche es eterna, ni siquiera la larga noche de los inuits bajo la que siguen haciendo su vida porque, al final, su da tambin es muy largo. La experiencia de un lugar como este queda para los futuros numerlogos de la cultura, los armadores del rompecabezas nacional. De parte de nosotros, el pblico y los artistas, el agradecimiento a estos cuatro trova nautas y a todas las personas que creyeron en ellos, que los apoyaron y dieron aliento. Se ha puesto el sol en el Barbaram, pero en las calles de La Habana hay un guitarreo incansable prediciendo el nuevo amanecer.
(Textos escritos en el 2004)
Organizar las ideas cuando hay tanto que decir es una verdadera aventura. Me niego a pensar que la carencia de soluciones sea falta de ideas. Ideas hay en cada uno de nosotros, en cada individuo que reflexiona a solas con la noble intencin de construir algo mejor. Entonces quiero referirme a un concepto que encierra, tal vez, muchas de las interrogantes respecto al desarrollo del arte y su relacin cada vez ms polmica con los medios y soportes de difusin, especficamente con la msica. Aunque el tema concierne a toda la cultura, sin exclusiones. Estoy hablando concretamente del trmino msica alternativa. No comprendo muy bien en qu momento ciertas vertientes de la msica cubana se convirtieron en alternativas. Hablar de la trova, por supuesto, para hablar con propiedad. Es muy probable que una de las primeras seas de cultura autnticamente cubana haya sido la cancin trovadoresca. El mismo hombre que iniciara las guerras de independencia contra el poder colonial espaol, no solo es recordado como El Padre de la Patria sino, es uno de los padres de la primera cancin cubana de que se tenga noticia; La Bayamesa, compuesta en 1851. Desde entonces Cuba fue cantada por sus trovadores, en todas las pocas y en todas las regiones. Evidentemente me perd parte de la pelcula nacional, no s si me qued dormido pero, esta misma trova es hoy, ahora, cuando la necesitamos como nunca, msica alternativa. Alternativa a qu? Yo no soy alternativo, no me gusta el nombrete, me margina, me ofende. Yo, y todos los que estamos aqu, somos parte indisoluble de la cultura cubana. Habra que preguntarse por qu hemos quedado como una alternativa. Quin impuso un modelo que nos margin de la escena? Quin nos tir en las narices la puerta de la fiesta? Es cierto que otras manifestaciones como el hip hop, con todo lo que lleva dentro, son relativamente nuevas, y digo relativamente porque aqu el hip hop es ms viejo de lo que la gente piensa. El rock, ni decir. Lleg a la Habana en 1956. Pero no deben ser marginadas por tener determinado lenguaje y mucho menos por representar a cierto sector del pueblo; no siempre bien retratado por nuestras corrientes musicales insignes y de primera lnea. Recuerden que la rumba y lo afrocubano dejaron de ser marginados cuando produjeron dlares y dispararon los bros del jineteo tnicofolclrico. La calidad de la cultura no puede estar ligada a la cantidad de ingresos econmicos que produce. Siempre he sostenido que debemos vender lo que hacemos y no hacer para vender. El tema es que nos llaman alternativos y es una pena, porque a muchos de nosotros, trovadores, raperos, rockeros, jazzistas, nos reciben en el mundo con un hermoso nombre, musical, cadencioso. Nos llaman, simplemente, cubanos. Msicos cubanos. Por otra parte, el planeta en que vivimos s necesita una alternativa, la de todo un pas, la de las ideas y el pensamiento, la del humanismo. Parece mentira que nos pongamos a jugar con la cultura, como si fuera una pelota. La cultura no es un adorno. Puede, y precisa ser, ldica pero profunda, autntica, subversiva, revolucionaria. Parece que no hay remedio y digo aqu, ahora, sin otra intencin que la alerta: soy alternativo porque no tengo otra alternativa.
(Texto escrito en el 2006)
Es la primera vez que escribo en vivo y en directo. Me explico: tecleo estas lneas a la par que miro el nuevo programa La diferencia, conducido por el increble Alfredo Rodrguez. Aprovecho la novedosa modalidad de mi inexperto periodismo espontneo para no perder de vista este fenmeno inexplicable de los medios cubanos de difusin. Recordemos aquel antecedente televisivo, En familia con Alfredo, inolvidable desfile de fenmenos, desafinaciones vocales, historias de Corn Tellado y autobombo. Espacio polmico que revivi la tan vieja y, a mi juicio, pequeo burguesa idea de que los medios difunden lo que al pueblo le gusta y solicita. Aquella vez me asust pensando Uy! me dejaron fuera del pueblo. Para esta ocasin he sido ms ecunime. Acepto y defiendo que la variedad es la esencia de una sociedad verdaderamente democrtica (pobre palabra) y que sus medios de difusin de cultura, informacin y educacin deben representar la mayor cantidad de propuestas estticas que encierre una realidad. Nos vanagloriamos, con cierta razn, de tener una televisin diferente al resto del universo (respetando a los extraterrestres). Es justamente por eso que no entiendo una telenovela que intenta educar al televidente sobre los peligros de la promiscuidad sexual poniendo a los homosexuales a destruir familias estables, felices y con hijos, contagindolos con el SIDA y, en cambio, no hay un solo programa, reportaje o mencin al mundo de los travestis en Santa Clara o sobre las lesbianas en el ejrcito. Tenemos un concepto de variedad tambin bastante diferente al resto del universo. El asunto es que regresa Alfredito, como lo aclama el pueblo integrado, fundamentalmente, por las amas de casas subyugadas por una cultura machista y nuestras abuelas tejedoras de un pasado que se descose por las puntas. Parece ser que en el pueblo no hay solo muchos Camilos sino, adems, muchos pueblos. Para empezar tropezamos con una escenografa digna de La hora de las brujas (se acuerdan?) solo que en aquel delicioso programa esta serva al propsito. Muchas velas sobre troncos cortados, lo que le daba a nuestra poetiza Carilda Oliver cierto aspecto macabro. Si a esto agregamos las sillas que usaban los reyes de Shiralad y la mesa con el entrevistador en penumbras al otro extremo, tenemos una autntica sesin de ouija. Ah! y parece que los girasoles han desplazado, definitivamente, a la mariposa como flor nacional. Del contenido, ms de lo mismo. En cualquier momento tendremos un pase de cmaras y micrfonos a los sepultureros del Cementerio de Zapata o al hogar de terneros sin amparo filial de Buey Arriba. Podemos esperar cualquier cosa de tal desvaro. Las preguntas? Impresionantes! La modesta: Carilda, qu ests pensando de m ahora?. La ambigua: Qu piensas de las personas que les gusta la fresa y piden chocolate?. La engorrosa: Jorge Perugorra, te gustan los payasos?. La msica algo mejor, esta vez por lo menos, siempre con su orquestica a lo Ringling Brothers y el do ocasional (ocasionado) con el anfitrin, micrfono en mano, desde su trono. El desatino de difundir propuestas como esta llega a la cima gracias al discurso final que Alfredito, mirando a cmara, dispara en nuestras narices. Diatriba de comentarios desafortunados sobre los crticos que, segn l, no saben hacer su trabajo; apologa despiadada de lo que gente como l representa, sermn sin precedentes acerca de las bondades de la televisin y el respeto a la pluralidad de criterios. Nuestro sacerdote de la iglesia del corazn parece no tener lmites en mostrarse Mesas del mal gusto y anuncia la resurreccin del culebrn nacional. Frases: La televisin es sincera (?), He regresado (!).
Me pregunto si alguien va a dar una explicacin al otro pueblo. Al pueblo que cuestiona, al que piensa. Que alguien exponga una sola razn para este extrao caso que se eleva por sobre los esfuerzos de esta nacin por ser cultos y profundos, flotando en la superficie ms visible de nuestra cotidianidad. Si hoy sembramos pinochos tontos maana tendremos, en vez de pueblo, una horda de burros dciles. Quin otorga estos espacios infinitos? Quin niega otros espacios necesarios? Queremos ms respuestas y menos demagogia. Suena absolutamente cnico el nombre de La diferencia. Esta no es diferencia, es lo comn, es lo repetido, es la norma imperial universal. Gritada a voces y, lamentablemente, seguida a coro en el mismo corazn de nuestra utopa de ser mejores. Parece un mensaje salido de lo ms hondo de la maquinaria anticultural: Seoras y seores, qutense el cerebro, va a comenzar la fiesta. No conforme con la procesin de infortunios que supone el nuevo engendro, que no se diferencia del anterior, Alfredo termina en la verdadera cspide, sobre la nube ms alta de su propio parnaso. Cita, con sabor a revista Vanidades, a Antonio Maceo en tono de moraleja: La palma est expuesta al rayo, pero se mantiene erguida. Dan ganas de cargar al machete!
(Texto escrito en el 2006)
No he estado enumerando las manchas en el sol pues s que en una sola mancha cabe el mundo. SILVIO RODRGUEZ
Mi encuentro con la Asociacin Hermanos Saz fue casi desde mis inicios como trovador, si se le poda llamar as a lo que era yo entonces. Recuerdo, con total frescura, mi debut en el festival Los das de la msica del ao 1996, en el teatro de la Casa de la Cultura de Plaza. Impresionado por la calidad y la organizacin del evento, me lanc con solo cinco canciones en mi repertorio y el rostro bastante endurecido a la aventura de aquel concurso. El jurado era de lujo. Desde un Gerardo Alfonso idolatrado por nuestra juventud hasta un Adalberto lvarez que sonaba a rigor. Asustado recib el premio y la llamada condicin de Proyecto Nacional, en medio de los aplausos de mis amigos y del pblico que asista a la premiacin como quien asiste hoy a la ms rimbombante de las galas de la farndula habanera. Eran tiempos difciles. Los estragos del Perodo Especial devoraban, cual monstruo bblico, a los proyectos que emprendan los ms osados. Las siglas AHS. sonaban a partido, al menos para m. Desconfibamos de todo lo que pretendiera homogeneizar institucionalmente a los artistas, en especial a los ms jvenes. Pero no tena la menor idea de qu era la asociacin a la que comenzaba a pertenecer.
Para ese entonces yo nunca haba estado involucrado en algo que tuviera una historia que se dejaba escuchar entre los ms experimentados, con sus altas y bajas. No llegu a tiempo a la Casa del Joven Creador, apenas a una maltrecha Madriguera donde sonaban los ecos de voces pasadas. A principios del ao 1997 hice mi primer viaje al extranjero. Cul no fue mi sorpresa cuando al solicitar escptico realizar trmites de viaje a travs de la nica organizacin en la que militaba, mi solicitud fue aceptada inmediatamente por Fernando Rojas, entonces su presidente, y el papeleo fue tan eficiente que nadie me lo crea. Adems estaba contento de tener mi primer pasaporte, artculo de lujo en nuestra realidad insular. A partir de entonces se afianz mi voto a la A.H.S. y no fui decepcionado. Ms adelante aparecieron fenmenos como Los cantores de la rosa y de la espina que, ms all de los criterios a favor o en contra y de los harakiris histricos que nada resuelven, deposit plena confianza en un grupo de trovadores que empezaban su bregar y que, al final, el tiempo demostr que nadie se equivoc al confiar en ellos. Me atrevera a decir que es precisamente el caso de la msica el ms beneficiado con la existencia de una organizacin con tales caractersticas. La mayora de los proyectos acometidos incluyen a esta manifestacin casi incondicionalmente. Las reuniones de msica son, sin dudas, las ms reconfortantes y calientes. Todo encuentro donde se pretenda dilucidar otro tema, es intervenido sin resistencia por el trueno de la msica. Hay que sealar que fue la A.H.S. la que introdujo a mayor escala el tema del rock en la sociedad cubana; sus festivales fueron organizados contra viento y marea (y no cualquier viento y cualquier marea) por encima de prejuicios que an hoy perduran en la poblacin. El debate sobre la cultura hip hop tiene su base en el apoyo de la asociacin a este gnero polmico y abarcador aunque, como buenos cubanos, se nos vaya la mano hablando demasiado del asunto. (Una vez escuch el disparate de que el rap era la trova de estos tiempos). Haber creado el festival de rap es un hecho sin precedentes en la historia cultural de este pas, musical por excelencia, pero tambin sectario y excluyente en sus gneros. Muy pocos tenemos la idea del trabajo que cuesta realizar un festival a la altura del Longina, ante la escasez de recursos materiales y monetarios. Mucho menos un evento como las Romeras de Mayo, que se ha convertido en referencia internacional y que rene a miles de artistas y pueblo en una sola idea liberadora y original. Los esfuerzos por grabar casetes y discos no han sido menores, aunque se hayan quedado en intenciones ms que en resultados. En el caso de los trovadores se deben sealar los casetes La estrella de Cuba y Desde el umbral, as como los Discos Trovannima.cu y el sealado Acabo de soar cuyo nombre no pudo ser mejor, una idea promartiana que no logr conmover a los directivos de una pretenciosa industria disquera nacional, que no vende discos. En todos estos aos la organizacin ha aglutinado realmente a lo mejor de nuestros jvenes intelectuales. Los espacios de debate, aunque pierden sistematicidad, han abierto fuego contra lo peor del pensamiento retrgrado y conservador de nuestra realidad; han conciliado criterios divergentes en pos de una unin ms efectiva para la accin. Sus miembros hemos reivindicado las ms importantes batallas de nuestra revolucin en la misma medida que hemos criticado, desde un criterio constructivo y alentador, sus errores. Recuerdo los das del secuestro del nio Elin Gonzlez y la presencia activa en tan definitoria campaa, el apoyo a las declaraciones contra el terrorismo y la reforma de nuestra constitucin. Tambin la indignacin manifiesta por la restauracin de la estatua de Jos Miguel Gmez en el monumento de la calle G o por el cierre del Patio de Mara. Las crticas pueden ser muchas, segn la experiencia de cada cual. Desde crear revistas que a partir de su segundo nmero no pueden costearse hasta el abandono de instalaciones o la intermitencia de su personal. Pero las crticas son para otros foros; los paos deben lavarse dentro de casa, con franqueza y responsabilidad. Si somos sinceros, nosotros no hemos sido buenos militantes de este sueo. No nos hemos involucrado lo suficiente como para impulsar proyectos comunes. Olvidamos que la tan
vociferada libertad es siempre mayor si se construye en colectivo porque, si es un hecho individual, entonces se parece al egosmo. Preguntemos hasta qu punto pedimos de la A.H.S. ms de lo que hacemos por ella. Las aspiraciones de un puado de jvenes que un da hicieron una brigada para sembrar lo ms nuevo y autntico de nuestro arte por toda la Isla, merecen nuestro respeto y no hay mejor muestra de respeto que nuestros actos. Las figuras de Luis y Sergio, juventudes mutiladas por el mismo odio que por estos das se erige con inusitada prepotencia sobre el mundo, estn multiplicadas. En otros frentes nos ha tocado resistir la ofensiva de las hordas de la tontera y sus armas de exterminio espiritual. Con perdn de Gardel y su tango, veinte aos han sido mucho. Sobre todo si fueron sorteados los obstculos, vencidas las tormentas ideolgicas y derrotados algunos enemigos de la cultura pensante y democrtica. Sigo mirndome en el espejo de aquel jovencito Proyecto Nacional en Los das de la msica del ao 96 y, si algo he ganado, ha sido compartido en silencio con La Asociacin, como le llama la voz popular. Bienaventurados los que apostaron por la cultura porque de ellos ser el martiano reino de la libertad ms plena.
(Texto escrito en el 2006)
Pocas palabras llegan con la sorpresa. Un silencio largo hace que las imgenes pasen como en un cine, mientras trato de acomodarlas en la mente ante la noticia: Se muri el Pltano. Con sus tantas historias a cuestas, sus poemas lgubres y cercanos, sus dibujos y pinturas, sus fotos (las ciertas y las imaginadas), el Pltano nos ha dejado con el misterio de su ausencia repentina e inexplicable. A todos nos parece mentira. De voz en voz pasa el asombro como una epidemia que cala en el pecho y nos hace mirarlo nuevamente. Tal vez nunca supo que l tambin qued plasmado en las fotografas que hacemos de nuestras propias vidas. Interpuesto entre la mirada y el escenario, trat de hacer nuestro mejor retrato y tal vez lo logr. El olvido es la peste de nuestros tiempos. Y es que hemos perdido nuestro espejo en esta ciudad que cada vez se mira ms en las vidrieras ajenas y menos en sus propios charcos. Cuntas veces habremos seguido de largo ante la viejita que cuida el bao, el seor que revende el peridico o el triste amolador de tijeras. Este hombrecito, aparentemente breve, es el ms autntico smbolo del ciudadano comn, del transente real, sin barnices de riqueza ni perfumes de gloria. Se entreg como un devoto a pegar nuestros afiches en cada superficie posible, bajo amenaza de multas; a repartir como un nio en plena fiesta los volantes de conciertos y exposiciones. Murmuraba noticias y anunciaba el ms mnimo rincn de arte como quien grita un evangelio en medio de la sordera nacional. Mal pagado centinela de nuestras aspiraciones, pblico fiel y alentador de los ms nuevos.
Su muerte nos conmueve y su historia nos compromete a recordarlo con justicia. Pltano nuestro de cada da, nos aburramos de orte y ahora mismo te pedimos un discurso ms, un par de palabras que anuncien, por lo menos, cunto vas a tardar en regresar. En esta era digital, petrolfera y desmemoriada no podemos hacer menos que estar orgullosos de haber estado alguna vez cerca de ti. Te decimos adis desde cada guitarra, desde todos los escenarios donde se siga subiendo este canto valiente y masacrado. Desde nuestras soledades camufladas y nuestras miserias inconfesas. Desde nuestra cordura convenida y nuestra limpieza aparente. Ningn adis es completo. Con tu partida nuestro ejrcito ha sido diezmado, pero tu recuerdo nos acompaar en la ltima carga.
(Mircoles 18 de junio de 2008,1:05 am)
John Lennon fue el hombre que nos hizo comprender que los viejos no somos los que tenemos muchos aos, sino los que no se subieron a tiempo en el tren de sus hijos. GABRIEL GARCA MRQUEZ (Crnica por la muerte de John Lennon)
Herederos de una historia accidentada donde siempre estuvieron al margen de la cultura de masas y del gran mercado del arte, los trovadores han sobrevivido al siglo pasado a golpe de cancin y resistencia. Se han mantenido, salvo algunas excepciones, a la retaguardia del hombre. Encargados de salvaguardar valores que cada da son ms escasos y reservados. La mayora de los criterios a favor de esta corriente musical y potica plantean un atrincheramiento en determinadas caractersticas que aslan al fenmeno, generalmente echando la culpa al mercado, la banalidad impuesta por el sistema econmico-poltico dominante o el bajo nivel cultural, y el desinters de nuevas generaciones vctimas de los mesas de la pseudocultura. Sin dudas vivimos en un mundo diferente al del siglo pasado, aunque con premisas histricas y dialcticas constantes. Es absolutamente cierto que el mercado ha llegado a status insospechados como instrumento de dominacin, aunque tambin a una crisis. Si a esto sumamos el desenfrenado desarrollo cien-tfico y tcnico, la informatizacin de la sociedad, los medios de difusin y la paulatina transformacin de los soportes musicales, as como la madurez del fenmeno Internet, estamos frente a un verdadero antes y despus de Cristo cultural que no todos hemos concientizado y, lgicamente, hemos establecido cierta resistencia al cambio en muchas direcciones. Si analizamos al trovador extrao y variable trmino, en medio de esta realidad, encontramos a un amplio sector, sobre todo latinoamericano, aferrado al criterio de un cantor puro, primitivo y autntico, representativo de los intereses del pueblo, bajo la postura utpica de un renacer latinoamericano de ingenuo corte sesentista y nostlgico. Por otra parte, toda una prole de msicos ms vinculados a las corrientes musicales de la llamada World Music, etiqueta de
mercado, efectiva y seductora para ciertas multitudes saturadas de las frmulas tradicionales, dgase rock, pop, salsa, etc. Las dos posturas tienen su explicacin y sus causas. Muchas expresiones culturales han sido durante siglos relegadas a segundos, terceros y ltimos planos. Cuando hay un acercamiento es exclusivamente circunstancial y casi con un inters antropolgico. La realidad latinoamericana, africana, asitica o rabe, est plagada de miradas colonialistas, convenientemente ajustadas al prisma de primer mundo con toda la envergadura poltica y econmica correspondiente. Investigando solo un poco podremos descubrir que el samba de Brasil no tiene ninguno de los movimientos de danza de Carmen Miranda; que todos los rabes no son musulmanes; que en Cuba no todos bailamos salsa y andamos con maracas por la calle, o que el cajn no es un instrumento histrico del flamenco espaol sino un instrumento tradicional de Per. De falsedades est hecho el camino de la cultura que nos imponen como cierta. Pero debemos analizar otros fenmenos con la misma pasin. En Cuba, por ejemplo, tierra que exporta la imagen del son, la trova, el jazz y la salsa de calidad, multitudes de jvenes bailan, escuchan y reproducen sin descanso el reggaetn, fenmeno totalmente ajeno a las tradiciones de la Isla. Importado desde los medios de comunicacin forneos y repetido irresponsablemente por los medios estatales. Incluso, muchsimos jvenes cubanos se acercaron al bolero, de indiscutible origen nacional, solo cuando el cantante mexicano Luis Miguel lanz sus versiones al mercado. Es muy sencillo y cmodo echarles la culpa a los jvenes, catalogarlos de frvolos y superficiales. Yo mismo he cometido este pecado. Pocos hacemos la reflexin ms obvia: qu caractersticas traen estas propuestas que logran enganchar con amplios sectores de pblico? Ms all de las inmensas sumas de recursos financieros y mediticos que estos productos traen detrs, y qu cdigos no quiere o no ha aprendido a manejar el trovador de nuestros das que le acerquen a nuevas generaciones? Si, por el contrario, hacemos un arte de mayor calidad, ms profundo, ms cercano a las tradiciones, de reflexin sobre la vida cotidiana, por qu no conectamos de la misma manera? En primer lugar, no podemos pasar por alto un dficit educativo de la sociedad. Si en Cuba los medios, estaciones de radio y canales de televisin son del estado, un estado socialista de profunda trayectoria popular por qu no se ha orientado una poltica de difusin musical acorde con estos valores? Cmo es posible que estos medios se hagan eco de un fenmeno como el reggaetn? De por s el reggaetn (no nos engaemos ms) es un engendro de mercado, como suele suceder, tomado a partir de ciertas formas populares, que casualmente sale a la palestra en una poca de reivindicacin latina en el hemisferio, de gobiernos de izquierda, de transformaciones polticas y econmicas, de integracin. Sobresale en sus letras y esttica ms difundida lo peor del latino como individuo: el machismo, la violencia, la marginalidad, la mujer como objeto sexual, el mal uso del lenguaje, la holgazanera, el afn por el dinero y toda esa imagen tan conveniente para el sistema imperialista. Pero todo no es culpa de quien escucha y del evidente deterioro tico y cultural de las mayoras. Creo que nosotros, los creadores, hemos tenido gran parte de responsabilidad en esto. Nuestra trinchera est decidida a resistir, es fuerte, autntica, pero tenemos que cavarla unos metros adelante. No podemos seguir empantanados en nuestra esttica naife y simplificada de cmo debe ser o no un trovador. El rescate de las tradiciones y el folclore de los pueblos no debe verse como un quiste, una postal congelada del daguerrotipo de los abuelos. Son tiempos en que quien escucha posee mejores equipos de reproduccin de sonido. Personalmente (y no critico a quien pueda gustarle) no soporto escuchar un disco de vinilo, el crash de la aguja del tocadiscos me molesta sobremanera. Cuando las grabaciones de The Beatles fueron digitalizadas y remasterizadas cuarenta aos despus, descubrimos sonidos, efectos y voces que haban sido grabados y por la tecnologa de la poca no se escuchaban. Las nuevas tcnicas de scanner echaron por tierra teoras sobre el significado de algunas pinturas que haban sido sostenidas por historiadores y expertos durante siglos. Por otra parte, lo audiovisual predomina en la percepcin de la realidad. Antes tenamos que ir a un cine a ver la pelcula de moda, ahora la tenemos a mano, en cientos de formatos y opciones diferentes.
Nuestra existencia es audiovisual y pronto ser tridimensional, a otras velocidades mucho ms giles. El individuo moderno no dispone del mismo tiempo de accin y, por lo tanto, dedica menos tiempo al aprendizaje tradicional, al texto, a la imagen esttica. No recuerdo qu tiempo hace que no escribo una carta a mano, mi caligrafa ha desmejorado notablemente. Prcticamente el formato de CD comienza a perder su valor en el mercado del disco superado por las compras en Internet, ms baratas, ms inmediatas. Hay televisin para telfonos mviles, libros virtuales y enciclopedias en red. Todas estas cosas generalmente son vistas desde un punto de vista negativo, de prdida de humanidad y no son ms que un proceso lgico, dialctico de la historia. Es la nueva humanidad. Respecto a la durabilidad fsica no hay comparacin, un formato digital puede durar mil veces ms que el papel o la cinta magnetofnica y multiplicarse en menos tiempo en cantidades inestimables. No conozco a nadie que me diga que el surgimiento de la imprenta fue un desastre para la literatura universal porque los libros escritos a mano por monjes y sacerdotes eran ms humanos. Las seales del nuevo mundo que habitamos deben ser escuchadas con inteligencia. Cuentan que cuando los hermanos Lumire presentaron su cinematgrafo en la primera sesin, algunos espectadores huyeron en la secuencia en que el tren arribaba al andn temiendo ser atropellados. Es el impacto de lo nuevo, de lo desconocido. Ese impacto es bien manejado por los mercaderes modernos. Si de trovadores se trata, tenemos un criterio extendido de que hay que lograr ser muy popular con tu obra para que los medios te reconozcan. Se utiliza el ejemplo clsico de la msica de Silvio Rodrguez y Pablo Milans, aunque eso encarna a otros muchos compaeros de aquella poca. Hay quien dice que en esos tiempos nadie los pona en la radio, mucho menos en televisin. Que, de mano en mano, se pasaron grabaciones caseras que hicieron el trabajo de difusin y de repente eran multitudinarios los conciertos donde se agotaban las entradas. Esta es una afirmacin cierta, pero enteramente fuera de contexto. Para empezar recordemos la poca referida, que no voy a describir demasiado por conocida y machacada. Contradictoriamente, Silvio, Pablo y otros muchos fueron censurados por un sector de ese mismo sistema revolucionario del cual fueron luego voceros y smbolo para la idea izquierdista latinoamericana. Pero lo fueron de manera oficial luego de que esa Latinoamrica los acept, reconoci y apoy debido a las circunstancias tan especficas de fiebre revolucionaria y buen gusto por la msica que tuvo transformaciones y desarrollo a nivel mundial. De alguna manera esta nueva cancin tuvo que demostrar (por suerte calidad mediante) su no premeditada utilidad poltica para ser difundida de manera masiva, aunque miles de jvenes ya la seguan identificados con su decir. Para entonces, en Cuba estaba prcticamente prohibida la msica fornea angloparlante, The Beatles incluidos. Por lo que hubo un predominio de la msica nacional, sobre todo la bailable. El rock era prcticamente un sacrilegio a las ideas de independencia y soberana, cuando en el resto del mundo era todo lo contrario, y esta es una de las razones por las cuales pienso que en los pases de Amrica la trova cubana fue comprendida y aceptada por mayoras por el caudal cultural e intelectual que los sesenta haban dejado en la juventud. En aquellos tiempos la radio y las presentaciones en vivo eran fundamentales para la existencia de la msica toda. Los conciertos de los trovadores se hacan con muy pocos recursos tcnicos. Cada vez que escucho grabaciones de esa poca me parecen horribles con respecto al sonido. Ms del 50 % de las ideas musicales se pierden en una madeja de armnicos y ruidos. Pero para el espectador de aquellos tiempos eso no importaba, pesaban otras cosas, otros simbolismos de emancipacin, libertad y reivindicacin social. Siendo sinceros, respecto a la trova de aquellos das, nos queda solo la resaca, el hecho indiscutible de que aquellas figuras talentosas escribieron una historia que fue transmitida de padres a hijos, pero esa transmisin comenz a fallar en la medida en que los padres fueron cambiando de intereses y los tiempos impusieron otra realidad para la vida. La verdad es que a Silvio y Pablo hoy da tampoco los ponen tanto en la radio y la televisin como se cree. Salvo en alguna fecha de significacin poltica que reafirma aquellos ideales sembrados cincuenta aos atrs y que hoy no se manifiestan de la misma manera. Los jvenes que hoy tienen entre 16 y 25 aos jams escucharon la primera versin de Mariposas o una cancin de Pablo Milans
hablando de Santiago de Chile. Pero, en realidad, tampoco tienen por qu escucharlas e identificarse con ellas. Para empezar, porque entre Pablo Milans y el trovador ms joven existe una larga fila de trovadores que cantaron a su tiempo y entorno. Estos son apenas conocidos en Amrica Latina donde se sigue escuchando a Silvio por esa carga histrica de frustracin revolucionaria que llevan a cuestas sociedades, las cuales vieron tronchadas sus aspiraciones de un mundo mejor. En estos pueblos la llamada Nueva Trova sigue siendo exitosa, entre otras razones porque estas canciones plantean problemas y pensamientos que para ellos an no han sido resueltos. Para la juventud cubana de hoy, Vctor Jara no significa nada, excepto la nostalgia de sus padres que est a aos luz de sus ambiciones cada vez ms simples. Un trovador de estos das no puede esperar que las circunstancias se comporten de la misma manera que cuando el surgimiento del Movimiento de la Nueva Trova. No es posible el viaje hasta el pblico sin discos, video clips, guitarras electroacsticas, afiches, volantes, trpticos, buen sonido, prensa de todo tipo y una larga lista de condiciones que ya se tornan elementales, por muy magnficos que sean los textos y la msica. La cancin necesita combustible para moverse. Solo un par de ejemplos bastaran para ilustrar hasta qu niveles de xito y calidad a la vez puede llevar aceptar el reto de la modernidad desde posturas consecuentes con el arte profundo y las tradiciones ms autctonas. El fenmeno Raly Barrionuevo, en Argentina, es una muestra convincente de quien no se qued estancado en el folclorismo a ultranza. Apoyado por una extraordinaria banda, con una marcada influencia del rock anglosajn, el producto reinterpreta las tradiciones musicales del sur para entregar a los ms jvenes una cancin de verdadero impacto masivo sin perder, para nada, la dosis de compromiso social y poltico de esa realidad. En Cuba pudiramos mencionar a William Vivanco, trovador en la esencia de su proceder. William ha trado a la escena nacional una cancin heredera de lo caribeo con aires universales, interpretada con derroche de calidad. Desde lo social a lo bailable podemos encontrar en este extraordinario msico un arte comprometido con nuestro tiempo, los intereses de las generaciones ms actuales, razn por la cual ha prendido, incluso, en grupos sociales que jams hubieran aceptado a un trovador formal. La insercin de las msicas ms cercanas al hombre y sus preocupaciones en los grandes mercados ha tenido sus aciertos. Recordemos a una Tracy Chapman en la entrega de aquellos Grammy de principios de los noventa, dando lecciones de buen gusto y originalidad acompaada de su guitarra, o a una Byrk fusionando lo electrnico con sonidos cotidianos, en una de las expresiones musicales ms comprometidas que yo recuerde. Lo comprometido y lo social, adems, no es exclusivo de los trovadores. El rock sigue siendo una expresin comprometida en muchos artistas y qu decir del hip hop estadounidense con su grafiti y su spoken word, pasando adems por Rubn Blades, Juan Luis Guerra y Carlos Vives. El grito urbano de la msica postindustrial de Alemania o la Europa del Este. Ahora bien, un hecho innegable es que la cancin de los trovadores lleva, en la mayora de los casos, una profunda carga lrica de larga tradicin. Es capaz de incorporar las formas autctonas de sus diferentes orgenes y abarcar grandes reas del pensamiento. Sin renunciar a estas premisas pienso que puede (y debe) abrirse camino ante las nuevas realidades econmicas, polticas y sociales, o sea, humanas. Si pudiramos establecer varias direcciones esenciales sin las cuales no se puede sobrevivir a nivel artstico en el mundo actual, debemos comenzar por las comunicaciones, principalmente Internet. No se concibe un desarrollo del arte y la cultura sin el acceso a las redes informticas. Es una de las grietas ms grandes y democrticas en el sistema mundial. Cientos de sitios gratuitos y los llamados blogs resaltan el tema de la cancin trovadoresca, incluso, bajo grandes imperios como Myspace. La entera libertad con que se exponen trabajos o se crean gigantescas comunidades que interactan, promueven e intercambian criterios, msica y videos, es un hecho que no tiene precedentes en la historia de la difusin artstica y musical.
Portales ms especficos como Trovacub, Trovamex, Puntal Alto, A guitarra limpia, Trovadores, entre otros, han venido a establecer un dilogo virtual acerca de las problemticas y retos del trovador de hoy, adems de que constituyen verdaderos centros de informacin sobre conciertos, entrevistas o sucesos discogrficos que por las vas tradicionales pasaran inadvertidos. La venta de msica en Internet va camino de desplazar cada vez ms al CD original como soporte musical. Hoy da para muchos en el mundo comprar su msica favorita en I-Tunes o EMusic, acompaada de informacin, videos o imgenes, es algo cotidiano. Es ms cmodo, ms rpido y ms barato. Segn la Federacin Internacional de la Industria Fonogrfica (IFPI) este mercado supuso el 15% del mercado musical global en el 2007, generando unos 2 mil millones de euros. Niguese el acceso a las redes informticas y estar negndose lo que a los habitantes de la Edad Media les negaba la Iglesia prohibiendo los libros. Por otra parte tenemos el mundo audiovisual y sus dos puntas de lanza: el video clip y el DVD. El primero es el medio indiscutible de promocin musical para el masivo y multicultural universo de la televisin. Como toda manifestacin humana, el clip puede ser portador de bisutera y mal gusto o puede devenir en obra de arte. Este pequeo producto de unos tres minutos de duracin promedio es el portador ms corto de ideas despus del tradicional spot comercial. Sntesis del cine, la fotografa, la plstica, el diseo y la msica, cumple eficientemente su cometido de vender un producto, pero incluso de hacerlo a quien nunca lo comprara y esta es, a mi juicio, la cualidad ms interesante de la que no nos hemos sabido aprovechar lo suficiente. En nuestro pas el clip ha tenido un desarrollo tremendo en los ltimos aos, ganando en calidad y realizacin, pero gracias a las caticas relaciones econmicas nacionales abarca un sector de la msica privilegiado, repleto de clichs, mimetismos (que a veces rozan el plagio) y, salvo excepciones y orientaciones forzosas, sin representar a zonas de nuestra msica menos agraciadas por un presunto mercado nacional en el que personalmente no creo. Pienso en los trovadores, el rock y el hip hop, pero tambin en la msica lrica, clsica o folclrica, campesina, experimental, house o electroacstica. Luego tenemos el DVD, formato en que recin nuestro pas incursiona de manera industrial. Mucho ms caro de producir pero ms abarcador, con una amplia gama de aplicaciones y opciones para el consumidor: el concierto en vivo, entrevistas, juegos, informacin, fotos, msica, sesiones de grabacin y cuanto se nos antoje. Como siempre lo caro de producir resulta relativo; en realidad el proceso de fabricacin es prcticamente el mismo, con un envoltorio ms grande. Por experiencia s que los costos de fabricacin no varan tanto entre un CD convencional y un DVD. Muchas pequeas empresas brindan este servicio con entrega a domicilio y a precios de feria. La pregunta de por qu a las disqueras cubanas les cuesta tan caro? se la dejo a los entendidos que tendrn seguramente, y como hemos visto tantas veces, varios tomos de razones, bloqueo genocida incluido. Por ltimo, aunque pudieran ser muchos ms, el tema del diseo y la imagen en general. Diseo de espectculo, de identidad grfica personalizada, afiches, tarjetas y hasta de vestuario y escenografa. Estamos acostumbrados a separar al trovador de estos vicios, a verlo ms ligado a lo autntico, al banco del parque, a la imagen romntica de la guitarra al hombro, las sandalias, el alcohol, el sonido malo, la guitarra vieja y no s cuntas imgenes que, a la larga, se han convertido tambin en otros vicios. La contraparte esttica triunfante no escatima adornos para ocultar a veces su mediocridad musical y he aqu un dato interesante. Si ponemos un mnimo de atencin a las frmulas de xito nos parecer que la afinacin ha sido desterrada del canto para siempre, que la danza ha involucionado hasta las cavernas y el vestuario hasta el reinado de Luis XV, pero notaremos que todo es una maniobra bien diseada que hace alucinar al receptor. En medio de esta realidad es poco probable que un trovador en sandalias sobre un banco del parque pueda resultar interesante no porque est mal, sino porque vivimos en un mundo que no tiene espacio para la espontaneidad. Soy de los que opina que la espontaneidad debe ser diseada y preconcebida si pretende ser eficiente en su hermoso y necesario mensaje. Todava encontramos esas portadas de discos con la foto del trovador aferrado a su guitarra en primer plano, su nombre en tipografa cursiva y ttulos como La guitarra y la luna o La voz de mi canto. Estamos en el siglo XXI, aquel que Asmov y Blade Runner nos prometan con
naves espaciales por las calles. No podemos actuar como si el pasado fuera una norma y no una referencia para vivir mejor. El trovador cubano es un sello en s mismo; lo sabemos bien quienes hemos tenido el privilegio de viajar por el mundo. Un sello que no hemos sabido vender como cultura autntica y profunda. Luego la realidad nos ha dado la calidad, sinceramente, a la mayora de nosotros. Teniendo que grabar en vivo nuestros discos no nos hemos podido permitir los errores: tenemos que estudiar, superarnos, tener algo nuevo que mostrar en cada concierto. Algunos hacemos nuestros CDs en casa, con micrfonos inapropiados, hacemos la promocin por telfono, de mano en mano, pegando afiches como delincuentes a la sombra de esta ciudad. Imaginemos, por un instante, que aprovechramos de manera consciente y sostenida las verdaderas posibilidades de la modernidad, pero la verdad es que tampoco puede aprovecharse sin radio, sin televisin, sin discos y sin Internet. Nuestra obra necesita un apoyo que va ms all de su contenido. Aquello de que una obra, si es buena, perdurar, es cada vez un concepto ms dudoso. Sobre todo si apenas logra llegar al presente inmediato. Pienso ahora mismo en todas las canciones que se perdieron. Excelentes temas que la juventud de este pas nunca escuch, ni siquiera para decidir si les gustaban o no. El trovador cubano sigue perdido entre actos polticos, aniversarios y condecoraciones. A veces nos siguen pidiendo de antemano las letras de las canciones o si cantamos algo de Silvio Rodrguez. Como si la poltica tambin fuera cosa del pasado cuando la necesitamos ms que nunca renovada y bien hecha. Pocos conocen las canciones revolucionarias que hemos compuesto desde nuestra realidad, nuestro prisma: cuntos hemos musicalizado a Mart, Vallejo, Villena y tantos otros desconocidos. En medio del desastre natural hemos echado mano a la cultura para mejorar a nuestra gente; casi nadie ha reparado en que esas brigadas artsticas no tenan que esperar a un cicln para existir todo el ao y en todas partes. Desde la autocrtica tampoco hemos sido, por momentos, emprendedores. A veces el trago ha trabado a la trova; el inmovilismo personal y el acomodo nos ha silenciado; la improvisacin y la descarga han mellado el filo de la cancin. Hemos estado a la espera de no s qu milagro que no va a ocurrir, confiados en que nuestro arte es sospechosamente superior sin ver que en el mundo que habitamos esto ni es cierto, ni tiene la menor importancia. No se trata de jugar al marketing (que por cierto tiene su palabra en espaol, mercadotecnia). No hablo de banalizar nuestro arte para complacer a multitudes, de preconcebir nuestra cancin para venderla, ni de contabilizar al pblico como seal de calidad; hablo de hacerlo eficiente, interesante, experimentador y realista. Hablo de ser espejo de quien mira, pero un espejo que saque a la luz sus necesidades, defectos, aoranzas y sueos, no su cara maquillada y su ropa de marca falsificada. El trovador de hoy tiene un reto alto pero puede afianzarse mejor en los escalones a subir. Comprender que debe moverse hacia adelante y mirar atrs solo para seguir ejemplos, no para copiarlos. Un trovador es un msico y un poeta, pero es tambin un pintor de la vida y un cineasta del barrio, un erudito de academia y un rumbero de solar. Asumir esta carga es lo que nos define. Pero hay que hacerlo bien, exacto, sin patinar. Afinando, tocando la guitarra limpia. Con un concierto bien pensado, bien promocionado, ser celosos con el sonido, con las luces, con la ropa y los zapatos. Entregar algo bien acabado, sobrio o ldico, pero llevando las riendas del espectculo. Saber que todos los lugares no son para todas las canciones, ni para todos los artistas, ni para todos los pblicos, ni para todas las palabras, pero que todas estas cosas forman nuestra realidad. Casi en el final de la primera dcada de este siglo incierto, el ltimo tren de la cultura est a punto de partir. Hay espacio para todos. Podemos subirnos a l con nuestro equipaje o quedarnos en el andn sentados sobre la maleta.
(Texto escrito en el 2008)
Anexo
A guitarra limpia: Proyecto de conciertos de la trova cubana llevado a cabo por el Centro Cultural Pablo de la Torriente Brau con sede en la calle Muralla 63 de la Habana Vieja. Fundado en 1997, es uno de los ms importantes espacios para este gnero de la msica cubana donde se ha intentado mantener la esencia del trovador y su guitarra. Asociacin Hermanos Saz: Organizacin que agrupa a los jvenes intelectuales y artistas cubanos de todas las manifestaciones. Desarrolla un intenso trabajo de promocin y desarrollo de proyectos culturales. Lleva el nombre de Luis y Sergio Saz, dos hermanos poetas asesinados en plena ado-lescencia por la dictadura de Fulgencio Batista durante la gesta revolucionaria. Centro Cultural Pablo de la Torriente Brau: Prestigioso centro cultural dirigido por el poeta y cineasta Vctor Casaus que lleva a cabo diversos proyectos que incluyen la literatura, la investigacin, la msica, las artes plsticas y el medio audiovisual. Lleva el nombre del inolvidable periodista cubano-puertorriqueo cado en la Guerra Civil Espaola. Cubadisco: Principal evento de la industria discogrfica cubana. Otorga premios en diferentes categoras. Tiene una frecuencia anual. EGREM: Por sus siglas: Empresa de Grabaciones y Ediciones Musicales. Principal empresa disquera cubana. El Caimn Barbudo: Publicacin de corte cultural fundada en 1966 por un grupo de intelectuales revolucionarios. Durante ms de 40 aos ha sido tribuna de lo ms avanzado del pen-samiento y el arte cubanos. Puntal Alto: Espacio de conciertos creado inicialmente por los trovadores Samuel guila, Ihosvany Bernal y la productora Claudia Expsito. Con sede en el Centro Cultural Pablo de la Torriente Brau tiene entre sus objetivos promover a las figuras ms jvenes de la trova cubana.
TESTIMONIO FOTOGRFICO
Samuel guila
Inti Santana
Fernando Bcquer
Jeiro Montagne, Adrin Berazan, Pedro Beritn, Mauricio Figueiral y Juan Carlos Surez. La sptima cuerda
Eric Mndez
El club Barbaram
ndice
Que empiece la controversia! / 7 Primeras palabras / 15 SEMBLANZAS / 17 Samuel guila: Cuando madrugar es postura cotodiana / 21 Silvio Alejandro: Partir y quedarse en La Habana / 25 Do Karma: La increble victoria de la belleza / 31 Inti Santana: La forma de las canciones que vendrn / 37 Fernando Bcquer: cubano aunque se ponga bravo el son / 43 Axel Milans: Vivir de inventarse / 47 La sptima cuerda: Tiempo de encontrar caminos / 51 EPICENTRO / 57 Centro Pablo: Los recursos y el mtodo / 61 Nota para CD A guitarra limpia Ireno Garca / 67 Nota para CD A guitarra limpia Antologa 5 / 69 Nota para Puntal Alto Mauricio Figueiral / 71 Nota para Concierto Por la izquierda Primera muestra del disco alternativo / 73 Nota para el cuaderno Memoria Centro Cultural Pablo de la Torriente Brau / 75 Nota para A guitarra limpia Diego Cano / 77 Nota para A guitarra limpia Fernando Bcquer / 79 Nota para A guitarra limpia Tro Enserie / 81 Nota para A guitarra limpia Samuel guila / 83 Nota para A guitarra limpia
Fernando Delgadillo / 85 Nota para A guitarra limpia Silvio Alejandro / 87 Nota para A guitarra limpia Eric Mndez / 89 Nota para A guitarra limpia Mauricio Figueiral / 91 AUNQUE NO EST DE MODA / 93 Mirada tarda a la joven trova cubana / 97 Acabo de soar... con un disco / 107 Nota para Concierto por el Da de la Cultura Nacional / 111 El caso Barbaram / 113 Intervencin en Pleno de la Asociacin Hermanos Saz: Alternativos sin alternativas / 121 Intervencin en Pleno de la Asociacin Hermanos Saz: El extrao caso de Alfredito / 123 Asociacin Hermanos Saz Compromiso en libertad / 127 Insuficiente adis al Pltano / 131 Trovadores cubanos; el ltimo tren / 133 Anexo / 145 TESTIMONIO FOTOGRFICO / 147