Guia Practica de Fontaneria
Guia Practica de Fontaneria
Guia Practica de Fontaneria
GUÍA PRÁCTICA DE
FONTANERÍA
RENÉ HILLER
EDITORIAL EVEREST, S. A.
MADRID • LEÓN • BARCELONA • SEVILLA • GRANADA • VALENCIA
ZARAGOZA • LAS PALMAS DE GRAN CANARIA • LA CORUÑA
PALMA DE MALLORCA • ALICANTE - MÉXICO • BUENOS AIRES
ÍNDICE
Introducción 3 2. Los elementos de la fontanería 30
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EDITORIAL EVERGRÁFICAS. S. L,
Carretera León-La Coruña km 5
LEÓN (ESPAÑA)
INTRODUCCIÓN
3
PRIMERA PARTE
Capítulo 1:
El cobre
4
A. Los métodos del trabajo del cobre El curvado del cobre se efectúa ya sea en frío ya en
caliente según los diámetros utilizados. En general,
para los pequeños diámetros hasta 10/12 mm inclusi-
El curvado ve, puede hacerse el curvado en frío. Para los diáme-
tros superiores, se impone el curvado en caliente.
El curvado en frío se opera más corrientemente con
cobre recocido. Si se quiere curvar un cobre martillea-
do de pequeño diámetro, es fácil, con una lamparilla
de soldar, calentar la parte que hay que curvar y, así,
recocerla y haciendo esta porción más maleable. El
curvado en frío se realiza con ayuda de un muelle de
espiras contactadas por los bordes que se enfilan en
Atención al curvado: el los tubos para evitar una deformación de su sección
(más tarde veremos la utilización de esta herramien-
metal no debe doblar, ta).
sino se forma un El curvado en frío puede realizarse igualmente con
una herramienta de profesional llamada curvadora,
comienzo de ruptura y, que citamos sólo de paso.
en todo caso, un freno al El curvado en caliente necesita un rellenado del tubo
fino; debe hacerse un amontonamiento muy cuidado
escurrimiento del líquido. de esa arena en el tubo después de haber tapado una
extremidad. Se calienta el cobre en la longitud del
doblado y ya puede realizarse la operación de curva-
do.
Ya sea en frío ya en caliente, el curvado de un tubo se
realiza según un molde doblatubos levantado en el
lugar en que debe colocarse el tubo. Este molde
doblatubos puede realizarse con ayuda de un cable de
hierro de 4 mm de diámetro al que, con la mano, se
da la forma o curvatura deseada. Este método del
molde doblatubos tiene dos ventajas: primero dar la
forma exacta de la pieza; midiendo después con ayu-
da de una cuerda, dar la longitud exacta del corte del
cobre a realizar para empalmar las dos partes.
El corte
El corte del cobre puede hacerse ya sea con ayuda de
un cortatubos, ya sea con la sierra de metales.
El cortatubo es, con mucho, la herramienta más prác-
tica y que realiza el corte más claro con menos esfuer-
zo.
5
La sierra de metales permite también realizar el corte
de un tubo de cobre, pero el corte es menos preciso y,
a menudo, es necesario, después del serrado, desbar-
bar los bordes del corte. Además, como el cobre es un
metal blando, tiene el inconveniente de atorar las
hojas de las sierras.
El empalme de dos
elementos de cobre Las tres formas de empalmar dos elementos de cobre:
— por empalmes de soldar,
— por coletes planos,
— por empalmes de juntas.
B. Los empalmes de soldar
Son los empalmes de tipo Sudo, que se encuentran
en el mercado en cobre con soldadura indirecta. En
cada extremidad del empalme y en el interior de éste
se ha practicado una ranura que termina en un aguje-
ro taladrado en todo el espesor del empalme (figu-
ra 1). Por ejemplo, si hay que empalmar dos tubos de
1 0/1 2 mm, se elegirán empalmes cuyo diámetro inte-
rior es de 12 mm, de manera que se pueda enmangar
Fig. 1
6
tura homogénea. La temperatura de soldado se alcan-
za cuando el bastoncillo de soldadura desoxidante
que se presenta frente a la llama se pone a «hervir».
No es útil colocar En ese momento, se aplica el cable de soldadura (pla-
soldadura alrededor del tex) sobre el hueco de rellenado, pero siguiendo
calentando; la soldadura funde en la ranura de empal-
empalme. me y, por capilaridad, suelda los dos elementos. La
soldadura se termina cuando aparece en la extremi-
dad del empalme, entre éste y el tubo, un hilo platea-
do. Pasar seguidamente a la otra extremidad repitien-
do la misma operación. Después del enfriamiento del
conjunto, la hermeticidad se ha realizado. Para un
mejor aspecto de la obra, limar la periferia del empal-
me con el fin de eliminar los excesos de soldadura que
budieran haberse producido.
C. Los coletes planos
Esta forma de empalme de dos tubos se hace con
empalmes de rosca, uno con parte de roscado macho
y otra con parte de roscado hembra. Estas dos partes
con roscado se unen en cada extremidad de los tubos
a empalmar. Las dos extremidades son ensanchadas
en coletes aplanados entre los cuales se interpone
una junta en fibra compresada. El apretado de las dos
partes con roscado una contra otra asegura la unión
de los dos tubos y la junta asegura su hermeticidad
(figura 2).
El apretado de una junta
debe ser fuerte sin
exageración: el roscado
podría estropearse sin
mejorar la hermeticidad.
7
El torno de banco lleva dos agujerosque corresponden
a los diámetros corrientes de los cobres utilizados.
Colocar primero una de las dos partes del empalme
El aplanado del colete en el tubo, apretar el tubo en la mandíbula que corres-
ponde al diámetro empleado dejando sobrepasar dos
comporta dos fases milímetros de tubo. Con ayuda de un mandril de
indispensables. ensanche, alargar (figura 3) la extremidad de un tubo
8
Cuidar mucho la
colocación de los
empalmes y no apretar
demasiado.
Capítulo 2:
El plástico
9
A. El plástico semirrígido Se presenta en forma de un tubo de color negro o
naranja y se denomina polivinilo clorado (PVC) o poli-
cloruro de vinilo (PCV). Los diámetros de mayor uso
son 15/20 mm, 19/25 mm, 31/40 mm. Debido a su
débil resistencia al calor, el plástico semirrígido se
emplea prácticamente muy poco para los transportes
de fluidos calientes. Las cualidades del semirrígido
son: flexibilidad y resistencia a la presión. La primera
Los tubos en plástico son cualidad permite enterrar el tubo que se presta fácil-
mente a las diferencias de nivel del terreno, y soportar
particularmente incluso pequeñas flexiones sin ruptura. La segunda
convenientes para la cualidad del semirrígido consiste en su gran resisten-
evacuación de aguas cia a la presión, que permite su utilización para presio-
nes de agua de 6 a 7 kg/cm2 entre un contador exterior
usadas. y una casa de habitación, o la instalación de un grifo o
boca de riego en un jardín.
La utilización de los plásticos semirrígidos está casi
únicamente reservada para los transportes de fluidos
al exterior de los edificios, en canalizaciones enterra-
das en la mayoría de los casos. Si la resistencia a la
presión y la flexibilidad son las cualidades de los
semirrígidos, su resistencia mecánica es muy débil: el
menor choque con un objeto cortante, o puntiagudo
puede crear una fuga.
En el caso de tuberías no enterradas, el choque puede
producirse durante el rellenado de la zanja, sobre todo
si el terreno es pedregoso. Para evitar este inconve-
niente, es necesario realizar en el fondo de la zanja
una capa de arena de 20 cm de espesor en la que se
entierra el semirrígido, dejando por encima de su
generatriz superior un espesor de 1 5 cm de arena (fi-
gura 5).
Los empalmes de los plásticos semirrígidos se
efectúan por medio de manguitos de apriete sobre un
anillo, o por simple pegado después de la apertura de
una de las dos partes a empalmar. En el caso de tubos
para presiones de 5 a 7 kg/m 2 es preferible utilizar
manguitos metálicos.
Fig. 5
10
B. El plástico rígido Se presenta bajo la forma de un tubo de color gris. Su
empleo en fontanería está reservado en la mayoría de
los casos a la realización de los vaciados de los apara-
tos sanitarios. Existen numerosas piezas accesorias
como empalmes, manguitos, reducciones, codos de
diferentes curvaturas, empalmes en forma de Y en
cada diámetro. Sólo trataremos los plásticos rígidos
de pasada en esta obra, ya que su empleo depende
más de saneamiento que de fontanería.
El empalme de dos tubos de plástico rígido se opera
ya sea con manguito de comercio que se interpone
por encoladura entre las dos extremidades a unir, ya
sea por encaje que realiza uno mismo y que seguida-
mente se encola (figura 6).
Para el curvado pueden emplearse codos macho/hem-
bra del comercio, o realizar por sí mismo una curvatu-
ra operando como para el cobre de gran diámetro
después de rellenado de arena seca, calentamiento y
apoyo sobre un molde doblatubos que puede realizar-
se fácilmente con una pieza de madera serrada según
la curvatura deseada.
Precauciones importantes
11
Las abrazaderas liras, como su nombre indica, tienen
la forma de este instrumento y permiten una dilata-
ción periférica del tubo.
Las abrazaderas deberán
estar regularmente 3. En el caso de un empalme por unión, la longitud
de ésta no debe ser inferior a dos veces y medio el
espaciadas. diámetro del tubo, excepto en el caso de un pequeño"
diámetro inferior a 20 mm en el que la unión puede
ser de sólo una vez y media el diámetro (figura 7).
12
Después de haber sido el material noble, en nuestros
Capitulo 3: días el plomo está siendo casi completamente aban-
donado en fontanería y ello por varias razones: prime-
El plomo ro, por su precio elevado, su peso, que lo hace de difí-
cil transporte y manejo, su fragilidad a los choques y
su débil resistencia al ser aplastado.
La consecuencia de esta restricción en el empleo del
plomo es que, en la actualidad, no es fácil encontrar
un buen fontanero que sepa trabajar el plomo. Por
dicho motivo hemos pensado sea de utilidad dar aquí
algunos consejos que, en caso de necesidad, te pueda
sacar adelante en un mal momento en una instalación
El plomo es un material de traída o de desagüe en plomo.
difícil de trabajar: evítelo. El inconveniente para el aficionado que se pone a tra-
bajar el plomo, es la cantidad de herramientas nece-
sarias y también la habilidad que es preciso desplegar.
Por ello, antes de entrar en la reparación propiamente
dicha, es prudente realizar algunas pruebas, tanto en
la soldadura como en los empalmes.
13
ra que llegue a obtenerse una temperatura homogé-
nea del conjunto. Siempre con la lamparilla, fundir un
trozo de estearina en el collarín y en la parte derecha
del tubo. Presentar la varilla de soldar de estaño a la
llama, por fusión derramar cantidad suficiente para
llenar el hueco. Continuar la operación por encima de
la parte superior del collarín. Sobre el rodete así reali-
El masaje de la zado, volver a fundir la estearina.
soldadura con estearina Con ayuda de un trapo untado con sebo (pedazo de
cutí, lienzo hervido en grasa de cordero) y por toques
es capital. sucesivos y calentamiento alterno, repartir el exceso
de soldadura por la parte del tubo en la extremidad
del ensanche. Tomar la precaución de no calentar
demasiado la soldadura que debe permanecer en for-
ma de pasta bastante espesa para que no pueda
14
escurrirse en el interior del tubo y que puede ser mol-
deada en forma de ovalillo alrededor del empalme. Es
importante dejar enfriarse lentamente la soldadura,
sin mover los tubos en ese momento, lo que podría
crear fisuras y, por consiguiente, fugas (figura 9).
Estos empalmes son denominados derivaciones. La
primera operación consiste en el taladro del conducto
principal. Primeramente se taladra un agujero
pequeño con broca, después se ensancha con ayuda
de una herramienta llamada escariador (esta herra-
mienta cónica está particularmente adaptada para el
taladro del plomo). La apertura así realizada se ensan-
cha con el abocardador, de manera que crees un
collarín, y, a partir de aquí, la operación de soldadura
puede dar comienzo como viene descrita anterior-
mente (figura 10).
3 cm
15
C. Empalmes con bridas Ciertos empalmes de aparatos como sifones, válvulas,
contadores con una canalización de plomo, se realizan
con ayuda de bridas. Una brida se compone de tres
elementos: una brida, una contrabrida y una junta de
cuero o de fibra comprimida. Una de las bridas está ya
incorporada al aparato ya sea por el fabricante, ya sea
por enroscado; la contrabrida es una simple placa
metálica taladrada por un agujero central del diáme-
tro de la canalización (figura 1 1).
Fig. 1 1
16
Durante cierto tiempo, el hierro fue abandonado en
beneficio de los tubos en amianto cemento, después
de los tubos de plástico rígido, debido a su precio, al
tiempo necesario para su puesta en marcha, de los
plazos de entrega de los pocos fabricantes. Parece
El hierro es un buen que ahora, con la puesta a punto de nuevos empal-
mes en caucho y una mejor política de venta, el hierro
material, pero difícil de hace una reaparición bastante notable en la construc-
poner en marcha. ción de edificios.
Los inconvenientes de puesta en marcha del hierro
son cuatro:
1. Dificultad de realizar un corte: el hierro es un
metal muy duro que difícilmente se corta con la sierra
de metales.
2. Dificultad de unión de dos elementos: la junta está
compuesta de un collarín incorporado a una extremi-
dad del tubo y de un machón derecho y un machón
recto. La junta se realiza en dos fases. Primero un
enrollado de cuerda de cáñamo untada de alquitrán
que se amontona con ayuda de un palo en el interior
del ensanche, lo que asegura su hermeticidad. Este
enrollado debe detenerse a unos 3 cm del borde
superior del collarín.
Después, en la cavidad así preparada, poner un mor-
tero de cemento puro que asegurará la protección de
la hermeticidad.
3. Dificultad de realizar un recorrido dado. El hierro
no es, como el cobre, el plástico o el plomo, un mate-
El hierro no se elabora: rial que uno mismo puede trabajar con ayuda de una
curvadora, una lamparilla de soldar o incluso un
hay que instalar soplete. Los cambios de dirección o los pasos de una
empalmes con mucha dirección vertical a otra en pendiente deben realizarse
precisión. esencialmente con ayuda de codos, distribuidos en
forma de Y, que se encuentran en el comercio. Por
todo ello antes de realizar cualquier instalación en
hierro es necesario efectuar «in situ» un trazado muy
preciso de las canalizaciones que deberán colocarse,
con el fin de no cometer error en su pedido al suminis-
trador.
4. Dificultad de colocar soportes: cada soporte, collar
17
o trinquete debe ser colocado de forma muy precisa
en el lugar donde sale el comienzo del collarín de cada
elemento (figura 12).
Las abrazaderas, según la naturaleza del material que
constituye la pared deben ser hundidas por percusión
o empotradas. Una abrazadera se compone de do's
partes. La punta de hundir o de empotrar lleva una
semiabrazadera en la que viene a fijarse, por tornillo a
la otra media abrazadera. En el caso de abrazaderas
de empotrar es bueno prever los empotrados unos
días antes de la puesta en marcha definitiva de la ca-
nalización. Cuando la canalización en pendiente sigue
una pared, se soporta con ayuda de hierros cuadrados
de 1 5 mm por 1 5 mm, una de cuyas extremidades es
empotrada en la pared y la otra curvada según el diá-
metro del tubo para colocar. Las diferentes abrazade-
ras deben estar repartidas según la pendiente de la
canalización y colocadas detrás de cada collarín, reali-
zando de esta forma la fijación de la canalización.
En el caso en que la canalización esté fijada en el
techo de bodega o de galería técnica, el tubo de hie-
rro se fija con ayuda de suspensión en forma de media
abrazadera empotrada en el techo o atornillada con
bisagras previamente colocadas en el lugar de cada
ensanche. Algunas de estas suspensiones poseen
patas regulables que permiten respetar las pendien-
tes.
18
a la vez la hermeticidad y la posibilidad de recepción
del canalón.
SEGUNDA PARTE
HERRAMIENTAS Y ELEMENTOS
Capítulo 7:
19
La llave inglesa Esta llave es más manejable que la llave stillson gra-
cias a la posición del mango. Permite presiones en
lugares más difícilmente accesibles. Es una herra-
mienta ideal para el apretado de la grifería (figura 14).
Entre 19 y 40 cm
Fig. 14
Este alicate no está especialmente destinado a la fon-
Alicate universal tanería, pero es útil en el apretado de las tuercas, en
los tubos metálicos de pequeño diámetro. Es una pie-
za básica de la caja de herramientas del aficionado (fi-
gura 1 5).
Fig. 15 Fig. 16
Fig. 17
20
Es una herramienta específica de la fontanería. El cor-
El cortatubos tatubo está compuesto por una cuchilla intercambia-
ble en acero tratado que permite un corte nítido, sin
deformación del tubo, de un par de rodillos que permi-
ten la rotación de la herramienta alrededor del tubo, y
de un sistema de presión de rosca guiado por correde-
ras. La capacidad del cortatubos cobre va hasta el diá-
metro 40 mm, para un modelo corriente (figura 18).
Es de observar que existe un cortatubos plástico que
funciona más o menos de la misma forma que el cor-
tacobre, pero cuya rosca es diferente. Para el acero,
se utiliza igualmente un cortatubos de dimensiones y
medios de presión y corte considerablemente más
reforzados.
Para el plomo, citaremos de paso la pinza de cortar.
Fig. 18 Esta herramienta, aunque práctica para el corte del
plomo, no es indispensable, así como los cortaplásti-
cos y cortacero.
C. Las herramientas de soldadura
21
de gasolina + aire y, detrás la prensa estopa, por la
que pasa el vastago de reglaje de la llama, que accio-
na una aguja que abre o cierra la admisión de la mez-
cla. El soplete está unido al depósito por un tubo, el
conducto de gasificación en el que pasa una mecha
de algodón que conduce la gasolina al quemador. El
conjunto de la lamparilla es sostenido por un mango
fijado al depósito.
Puesta en marcha de la lámpara Llenar el depósito en sus tres cuartas partes con
gasolina C. Verter alcohol de quemar en la cazoleta de
precalentamiento. Cerrar la aguja. Encender el alcohol
que, al quemar, calienta el tubo de llegada de la gaso-
lina. Cuando el alcohol ha sido quemado, abrir ligera-
mente la aguja. La gasolina calentada está bajo pre-
sión y se encuentra en el interior del depósito, sube
Prestar mucha atención por el conducto de gasificación y se difunde por el
pulverizador liberado de la aguja. La mezcla se infla-
en el momento de ma espontáneamente y, seguidamente, puede
encender la lámpara de aumentarse la abertura gracias al mando de impul-
sión. La llama toma un color azul vivo. Si la llama
gasolina. sigue siendo blanca y débil, se recomienda apagar la
lamparilla y repetir la operación de encendido. Si la
lámpara de soldar está provista de un pistón, accio-
narlo fuertemente con el fin de aumentar la presión en
el interior del depósito. Tiempo de funcionamiento
para una lámpara de 35 el: alrededor de una hora.
La lámpara de soldar de gas butano El aparato está compuesto de dos partes: el depósito
de gas y el conjunto quemador que se enrosca sobre
el depósito. El quemador está regulado por un siste-
ma de aguja de rosca y puede estar provisto de diver-
sos tipos de cañones según el trabajo a realizar. Esta
lámpara de soldar es, con mucho, la más práctica de
utilizar por el soldador principiante. El tiempo de utili-
zación de un cartucho de gas del comercio es de unas
dos horas. En el caso de soldadura de estaño, es pre-
ciso adaptar un cañón quemador tipo soldadura (figu-
ra 19).
22
Con la lamparilla de soldar, es necesaria la soldadura:
soldadura de estaño en varillas para el plomo. Grasa
de desoxidar: 1 lata. Pasta para estañar la grifería de
cobre antes de soldar en el plomo. Una herramienta
La lamparilla de gas es
práctica y presenta poco
peligro.
Fig. 19
23
untado de grasa antes de ser enhebrado sobre el tubo.
Para retirarlo, hacerlo girar de derecha a izquierda en
el sentido de enrollamiento de las espiras (figura 20).
24
te onerosa, sólo debe hacerse si es necesario hacer
Para el aficionado la una obra importante; sin embargo, existen comercios
pinza de doblar es un especializados en el alquiler de herramientas que
alquilan este aparato. Es de observar que la pinza de
lujo. El muelle es doblar no excluye recocer el cobre martilleado (figu-
suficiente. ra 21).
25
te cónico realizado, abrir la pinza, darle vuelta y apre-
tar de nuevo el tubo en su alisadura. Tener cuidado
con dejar sobrepasar el manguito en la extremidad del
torno. Con ayuda de un mandril plano del diámetro
del tubo, golpear la extremidad hasta el aplastamien-
to. El colete plano una vez realizado debe ser termina-
Las dos operaciones son do con una pasada de lima de dentadura media de
manera que se obtenga una cara bien plana.
necesarias. Lijar
perfectamente la cara
exterior del colete.
26
deben ser bastante importantes para un diámetro de
tubo hasta de 3 cm (tubos plomo de vaciado).
Limas y escofinas
Martillo y bat
El fijatubo
27
plazarse una tuerca con mariposa (figura 24). Las dos
partes para unir son mantenidas por mandíbulas perfi-
ladas sujetas por una tuerca de mariposa.
A esta lista, necesaria para realizar sencillas obras de
fontanería, es útil añadir algunas herramientas bási-
cas como el buril, punzón, pequeña maza, lo necesario
para taponar, destornillador, brocas de carburo de
tungsteno; algunos conocimientos sobre la manera de
realizar un empotramiento, un retamponado de yeso.
Fig. 2 4
— Las escarpias
Fig. 2 5
— Las abrazaderas
28
sion en cada una de sus extremidades; uno de los
agujeros, el que se encuentra en la parte empotrada o
atornillada en la pared, está enroscada. Existen abra-
zaderas preparadas con pasta de empotrar o con una
tuerca (figura 27).
Fig. 27
Fig. 28
Los grifos de llave macho Como acabamos de ver, los grifos de llave macho, sir-
ven para hacer circular el agua o interrumpir su circu-
lación al final de una canalización. Son de dos tipos
diferentes según su modo de cierre o su utilización.
Existe primeramente el grifo de válvula, que se utiliza
para el gas o líquidos que circulan con débil presión.
Después, el grifo pulsador, que sólo funciona cuando
se apoya sobre la muletilla. Este grifo se detiene
30
automáticamente cuando se deja de hacer presión, lo
que tiene la ventaja de limitar la utilización del agua a
la cantidad necesaria; por el contrario, su inconve-
niente está en que inmoviliza constantemente uría
mano cuando se pone en servicio. Otro inconveniente
El grifo de presión es está en su brusco cierre por muelle que da sacudidas
práctico para una en la canalización. El grifo llamado «tuerca vuelta». Su
maniobra se efectúa imprimiendo un cuarto de vuelta
instalación pública. Lo es a la cabeza del grifo. Es el grifo ideal para fregaderos.
menos para un interior. Finalmente el grifo de tuerca. Es el tipo más corriente,
que se coloca en todas las canalizaciones de fregade-
ros, lavabos, bidés, duchas, bañeras. Este grifo se
compone de dos partes: la cabeza y el cuerpo. La
cabeza comprende la muletilla (que puede tener
diversas formas), prolongada por una varilla de rosca
que se termina con la colocación de la punta o válvula
de goma. La varilla de rosca penetra en un grifo cuya
hermeticidad está asegurada por una tuerca prensa
estopa. El cuerpo del grifo está dividido en dos partes,
la llegada y la boca; estas dos partes comunican entre
ellas por un orificio que obtura la válvula para cerrar o
regular el caudal de agua (figura 29).
El empalme de un grifo con su tubería de alimenta-
ción no se hace generalmente por soldadura sino por
racor de rosca ya que el grifo debe poder ser siempre
desmontable. El empalme se efectúa por un colete
plano sobre el lavabo, o un bidé, por una bisagra
empotrada en la pared y provista de un roscado inte-
rior en el caso de un grifo sobre un fregadero con ca-
nalización aparente. La extremidad de esta bisagra va
soldada a la canalización de alimentación.
Fig. 29
31
caso de entrada de agua en la bañera o ducha puede
colocarse un mezclador termostático que permita un
caudal de agua con temperatura constante. El monta-
je de este aparato, a menudo muy caro, es del ámbito
del profesional.
Los sifones
Fig. 31
32
miento de estos sifones en S generalmente da buenos
resultados; su empalme vertical a los diferentes servi-
cios permite una evacuación rápida del agua usada,
El sifón, además de su que arrastra las partículas sólidas que podrían taponar
la canalización, o permanecer en depósito en la parte
oficio higiénico, es una baja. En forma de S o en otra forma, el interior del
trampa para ios cuerpos sifón no debe presentar asperezas que podrían retener
elementos sólidos o filamentosos.
sólidos capaces de Los sifones en forma de S tienen un inconveniente:
obstruir las son bastante voluminosos y ocupan un espacio
importante en un armario bajo el fregadero, el lavabo,
canalizaciones. plato de ducha, bañera. Para evitar este inconvenien-
te, se encuentran en el comercio sifones compactos
en cobre o en plástico rígido. Los sifones compactos
se presentan en forma de un recipiente cilindrico que
se enrosca bajo el tapón de desagüe. Este recipiente
está separado en dos partes por medio tabique verti-
cal que deja pasar el líquido que emana por la parte
baja. Esta parte baja del sifón está constituida por un
colector demontable por rosca y cuya hermeticidad
está asegurada por una junta (figura 31).
B. Los aparatos sanitarios Desde el lavabo sencillo hasta el lavabo de dos senos,
existe gran variedad de aparatos tanto por su forma
Los lavabos como por sus dimensiones.
Sin embargo, podemos clasificarlos en dos cate-
gorías: los lavabos de faldón y sin él. En el interior de
esta clasificación podemos encontrar aún dos clases
según que estén colocados sobre consola empotrada
en la pared, sobre pedestal apoyado en el suelo o
sobre el mueble de soporte (figura 32).
Los lavabos de faldón presentan en su parte posterior
una parte alzada que protege la pared de los salpica-
dos. Estos aparatos deben estar ligeramente empotra-
dos en la pared de manera que el agua vuelva a caer
en la pila. Los lavabos sin faldón deben estar ligera-
mente retirados, y a menudo se reemplaza el faldón
33
Fig. 3 2 . Los lavabos
de empotrar de faldón
de escurreplatos
de dos senos
34
El bidé es de un principio análogo al del lavabo, es
Los bidés
decir, que la entrada de agua caliente y fría, así como
el sistema de vaciado están incorporados al aparato
con dos huecos para la fijación de la grifería. La pues-
ta en marcha se opera fijando el aparato al suelo por
medio de tornillos especiales llamados tornillos sani-
tarios, si el suelo del cuarto de baño es de parqué; por
medio de patas de empotrar si el suelo es de cemen-
to.
Existen dos tipos de bidés: los bidés fijos y los que, en
razón de las reducidas dimensiones del cuarto de
baño, se hacen giratorios, ya sea por fijación sobre un
zócalo de madera provisto de ruedas, y empalmados a
Los bidés gira torios las tuberías de entrada de agua y vaciado por tubos
pueden colocarse bajo flexibles; después de su utilización, el aparato puede
desplazarse para ser colocado bajo un armario coloca-
los lavabos. do generalmente bajo el lavabo; un bidé puede hacer-
se igualmente giratorio fijándose a la pared gracias a
una consola que lleva un eje vertical sobre el que el
aparato puede efectuar una rotación de 90° o más,
según las exigencias de la instalación (figura 33).
bidé giratorio
35
Las bañeras Las bañeras generalmente están fabricadas en fundi-
ción, acero, o porcelana vitrificada; también pueden
ser de mármol, manipostería cubierta de azulejo o
mosaico según el lujo de la instalación. La dimensión
de las bañeras y su forma son igualmente variables
según la superficie disponible; las dimensiones más
corrientes están comprendidas entre 1,45 m y
1,85 m. Existen también bañeras llamadas «bañoa-
seo», más reducidas, entre 1 m y 1,20 m. Sea cual sea
el tipo, la longitud varía, pero la anchura es constante
a 0,75 m. el baño aseo no permite una utilización alar-
gada: hay que permanecer sentado. La parte superior
de la bañera está vuelta en forma de meseta que pue-
de ser empotrada en la pared por un lado grande y
pequeño, después cubiertas por una junta de hermeti-
cidad de masilla cauchutada o cinta de plástico adhe-
siva (figura 34).
Sobre una de las mesetas están reservados dos hue-
Existen bañeras de lujo cos para fijación de la grifería y el de la maniobra del
tapón de vaciado. Antes de la compra de una bañera,
con llaves incorporadas, es importante determinar con precisión la pendiente
son prácticas para las de la canalización de escurrimiento, ya que, al tener
este aparato un fondo muy cerca del suelo, es necesa-
personas de edad. rio a menudo levantarlo con la colocación de cuñas
36
Fig. 3 4 . Las bañeras
37
El plato es un cubo de porcelana vitrificada de forma
cuadrada de 70 a 80 cm de lado y de 40 cm de pro-
fundidad. El vaciado se realiza por el f o n d o del cubo, y
la hermeticidad a los olores de alcantarilla está asegu-
rada por un sifón plano especial para ducha.
El rociador de ducha puede ser m o n t a d o sobre una
columna de alimentación fijada en la pared sin posibi-
lidad de orientar el chorro, lo que hace su utilización
poco práctica; es preferible colocar un difusor orienta-
ble de chorro regulable.
El rociador de ducha puede llamarse de tipo «teléfo-
no», modelo más habitualmente utilizado; el rociador
es entonces colocado al final de un t u b o flexible; la re-
gulación de la temperatura del agua se efectúa por
medio de un rociador o por grifería mezcladora (figu-
ra 35).
Con el fin de evitar las salpicaduras de agua durante
la utilización de la ducha, se rodea el plato de la mis-
ma en uno, dos o tres lados, según la disposición de la
instalación, con una cortina de tela plastificada o, lo
que es preferible, placas de chapa esmaltada o de
plástico rígido, realizando así una cabina hermética
(figura 3 5 ) . Existen en el comercio cabinas prefabrica-
das con plato, grifería y rociador.
38
Ducha-armario
Ducha
en
cabina
39
La hermeticidad a las subidas de los olores, como en
todos los aparatos sanitarios se realiza por un sifón de
oclusión hidráulica, incorporado a la taza (figura 36).
Los sistemas de cisternas Existen tres tipos de cisternas: las cisternas altas, las
cisternas bajas, las cisternas de presión.
En el caso de las cisternas altas o de las cisternas
bajas, el mando de apertura de descarga y el de cerra-
dura de rellenado se realiza por acción sobre un flota-
dor. La parte inferior de la cisterna está obstruida por
una hermeticidad que se interrumpe para liberar el
volumen de agua tirando de una cadena o levantando
un tirador. Estos dos tipos de cisterna funcionan por
gravedad. Los fluxómetros de presión están constitui-
dos por un depósito hermético fijado en la pared. La
puesta bajo presión se hace por una canalización de
las cisternas
de agua
40
alimentación de pequeño diámetro; el aire contenido
en la cisterna es comprimido durante el llenado de
agua; cuando se maniobra la apertura de la cisterna,
dicho aire en su descompresión empuja el agua vio-
lentamente en la taza.
C. Algunos ejemplos de instalaciones Para una utilización cómoda de los diversos aparatos,
del cuarto de baño. hay que disponer de un mínimo de espacio, primero
Distribución de los servicios para realizar la instalación, seguidamente para evolu-
cionar fácilmente alrededor de éstos.
41
Fig. 4 0
Fig. 4 1
Fig. 4 2
42
Taza de W.C. Cuarto de aseo (lavabo + bidé en un mismo
cuarto con posibilidad de cierre).
Dimensión m í n i m a : 1,20 m x 0 , 8 0 m. No
olvidar el espacio de la puerta (figura 3 7 ) . Dimensión mínima: 1,40 m x 1,40 m (figu-
ra 4 1 ) .
Marco en cuña
de 30 x 30 mu
Meseta
Pata de empotrado
atornillada o empotrada
43
TERCERA PARTE
AVERÍAS HABITUALES
1 . a clase
Los grifos de varilla giratoria, con doble m o v i m i e n t o
de rotación-translación. Es el caso de t o d o s los grifos
de llave macho y de paso, de clase corriente y realiza-
Fig. 4 4
ZONA
DE LA
JUNTA DINÁMICA
Varilla móvil
portajunta
Husillo
Husillo integrado paso a izquierda
paso a derecha
Varilla móvil
ZONA porta junta
DE LA
JUNTA
ESTÁTICA
45
Precaución
para modelo
cromado
46
Sucede a veces que este tipo de grifo esté decorado
con un revestimiento cromado; en ese caso, los dien-
tes de la llave pueden estropear la decoración y la
buena precaución que hay que tomar consiste en
colocar entre la llave y la tuerca cromada un trapo
Protege el cromado al áspero o una cinta adhesiva espesa.
desmontar colocando un
trapo bajo los dientes de 2. a clase
la pinza.
Los grifos de varilla fija, lo que constituye un error de
lenguaje, en la medida en que la varilla está, sin
embargo, animada por un movimiento de rotación. La
Fig. 4 7
Desmontado
de un grifo
de tuerca vuelta
47
junta dinámica está entonces generalmente constitui-
da por una junta tonca (en forma de anillo) situada
entre un núcleo y la varilla propiamente dicha. En esta
clase de grifos, la llave está generalmente preparada
para disimular la parte técnica: es el caso de los grifos
colocados tradicionalmente sobre los aparatos del fre-
gadero y cuarto de baño. La llave se desmonta desen-
roscando una tuerca transversal sin cabeza o una
tuerca vertical aparente, con cabeza decorativa o no,
en cuyo caso está disimulada bajo un capó colocado
en clip. Una vez retirada la llave, el núcleo se encuen-
tra accesible por una tuerca incorporada y volvemos
al caso anterior (figura 46).
3. a clase
B. Cambio de junta estática Las juntas estáticas son generalmente de dos clases:
— Los pisoncillos goma ciegos empotrados con fuerza
en una copela.
— Los pisoncillos goma ciegos mantenidos por torni-
llo + arandela + tuerca (figura 48).
En los dos casos, ir provisto de modelo al comprar la
pieza de recambio, ya que estas gomas están muy
pisoncillo goma ciego poco estandarizadas. A título de reparación de avería,
puede colocarse un pisoncillo perforado en una cope-
la de pisoncillo ciego, con la condición que el monta-
Fig. 4 8
do se haga muy apretado: diámetro exterior de la
48
goma superior de 1 a 2 mm al diámetro interior de la
copela.
Es sin duda inútil recordar que una junta estática
delectada debe ser cambiada por el hecho de que el
grifo «gotea».
La estopa se
enrolla siempre en
el sentido del
enroscado, es decir,
en el de las agujas
de un reloj.
49
En el caso de la prensaestopa, puede intentarse dos
soluciones, por orden:
— apretar la tuerca de prensaestopa hasta la desapari-
ción de la fuga;
No forzar demasiado una — si esta maniobra no tiene éxito, desenroscar la tuer-
tuerca prensaestopa, ca de prensaestopa, retirar lo mejor posible los restos
de la antigua estopa, enrollar algunas espiras de cáña-
podría romperse el mo (se encuentra en las ferreterías) EN EL SENTIDO
husillo o incluso el DEL ENROSCADO, es decir, hacia LA DERECHA, y
volver a enroscar la tuerca de prensaestopa hasta que
cuerpo del grifo. cese la fuga (figura 49).
Nota general: todos los enroscados deben hacerse
FUERTES, pero SIN FORZAR, bajo pena de romper el
roscado. En este último caso, hay que cambiar el gri-
fo. Hay que observar igualmente que, si esto sucede,
un grifo se monta siempre por enroscado CON ESTO-
PA DE CÁÑAMO ENROLLADA SOBRE EL ROSCADO
Y EN EL MISMO SENTIDO.
Fig. 50.
fresado de un asiento desgastado
50
Comenzar intentando apretar más la junta por medio
Capítulo 2: de dos llaves, una sobre la tuerca del lado de fuga, la
otra sobre el cuerpo. Si esta operación no tiene éxito,
Los empalmes desmontar el empalme (¡no olvidar cortar el agua!),
tirar ligeramente del conducto del lado defectuoso y
de tubería secarlo perfectamente; untar enteramente la junta de
A. Las juntas de compresión masilla y volver a colocar todo en su sitio. En princi-
o racor de anillos pio, la fuga debe haber desaparecido, excepto si el
ovalillo o la tuerca están resquebrajadas, en cuyo caso
es preciso volver a desmontar todo y conseguir la pie-
za defectuosa para cambiarla (figura 51).
Fig. 51
51
C. Fuga de tubo Puede esperar la visita del fontanero colocando a
nivel de la fuga un trozo de cámara de aire de bicicleta
apretado por una o dos abrazaderas (figura 52).
Las extremidades del trozo de la cámara de aire deben
cubrirse por lo menos de 2 cm; no hay que temer
apretar. Existe igualmente masilla especial.
Fig. 5 2
Capítulo 3:
Se trata de aparatos de uso corriente como los frega-
Los aparatos taponados deros, lavabos, bidés y bañeras. En todos los casos
que se refieren a estos aparatos, es raro que el tapón
se produzca de repente, y es fácil detectar la amenaza
de tapón al constatar que el caudal habitual de eva-
cuación del aparato disminuye; si usted observa dicho
caso le recomendamos no esperar a que la situación
empeore y verter en el aparato algunos centímetros
cúbicos de producto especial en forma de escamas o
desatascador acompañándolo de dos vasos de agua
muy caliente: las partículas que quedaron bloqueadas
(pelos, peladuras, escorias...) serán rápidamente des-
truidas: después de media hora despedirlo todo con
un abundante chorro de agua.
Si a pesar de esto se forma un tapón, conviene dispo-
ner de una ventosa y servirse de ella correctamente;
Los productos que llenar el recipiente del aparato y sumergir la ventosa
desatascan son sacando el aire que puede contener levantando con la
mano la falda de caucho. Una vez bien aplicada la
corros/vos: cuidado con ventosa contra el desagüe del aparato, coger un trapo
los ojos y lavarse bien las espeso y mojado y cerrar el o los orificios de desbor-
de; accionar después la cola de la ventosa de arriba a
manos después de su abajo de forma que se cree un flujo de agua que
uso. intente despedir el tapón hacia adelante (figura 53).
52
Fig. 53
Capítulo 4:
53
un flujo de agua que intentará despedir el tapón. Si
este resiste no queda más remedio que llamar al fon-
tanero (figura 55).
54
Fig. 5 6 . Cambio de una taza de W.C.
55
En los dos casos, volver a colocar la taza, colocar los
tornillos de fijación intercalando arandelas flexibles en
plástico con el fin de no romper la porcelana de la
taza. Fijar bien la taza moviéndola sobre la capa de
mortero (suelo de mampostería) o colocando
pequeñas calas de madera (suelo de madera). Si el
suelo es de madera, puede entonces apretar los torni-
llos (¡moderadamente!); si el suelo es de mampos-
tería, hay que esperar de veinticuatro a cuarenta y
ocho horas para apretar los tornillos (¡siempre de for-
ma moderada!).
Seguidamente, es preciso rehacer la junta de goma:
La junta de goma es — Si el suelo es de mampostería, confeccionar una
junta dura en mortero de cemento (dos partes de
importante ya que más cemento por una de arena) después de haber coloca-
que las fugas hay que do papel de diario húmedo en el fondo del encaje que
irá destinado a impedir que el mortero se escurra en la
temer la subida de los vidria; en efecto, este mortero debe ser amasado
olores. líquido con el fin de ser colocado correctamente en el
espacio circular y reducido del encaje.
— Si el suelo es de madera, es más conveniente con-
feccionar una junta flexible en masilla; puede mejorar-
se la obra rellenando el fondo del encaje de cinta ais-
lante antes de colocar la masilla.
Terminar empalmando la cisterna por operación
inversa del comienzo de este párrafo.
56
— El flotador está perforado y por consiguiente ya no
sube con el nivel del agua: la cisterna chorrea perma-
nentemente debido a su desbordamiento. Esta avería,
frecuente antiguamente cuando los flotadores eran de
metal repujado y soldado, ya no existe actualmente
con las materias plásticas: los flotadores ya no se per-
Acción foran.
de la palanca — La llave de paso tiene una fuga (mismo síntoma de
de Untador avería). Esta llave está generalmente constituida por
Llegada
le agua un orificio de llegada de agua abierto u obstruido por
contacto de una membrana de goma empujada por
un émbolo que repercute la acción de palanca del flo-
tador. El contacto de la membrana ya no se hace
correctamente si la membrana está rota, en cuyo caso
es preciso cambiarla o si se han introducido granos de
Fig. 57 arena entre ella y su apoyo (esta avería se produce a
Clapeta de alimentación menudo cuando ha habido obras en la'red de agua en
de cisterna baja
el barrio los días anteriores a la avería*), en cuyo caso
basta con desmontar, limpiar y volvere montar cuida-
dosamente.
En esta reparación les aconsejamos vivamente estar
muy atentos y observar bien la posición de las diver-
sas piezas al desmontar con el fin de poder colocar
todo correctamente (figura 57).
La descarga Se realiza por ruptura de una hermeticidad estática
por un movimiento mecánico, lo que llamamos en
Flotador español «tirar de la cadena».
Existe cierto número de técnicas que podemos clasifi-
Llegada car según la acción física puesta en obra:
de agua
— La gravedad: las cisternas de campana de fundición
que reposa sobre el asiento por intermediario de una
junta de caucho; si esta junta está averiada, la cister-
Campana na tiene una fuga y no se llena (figura 58).
— La elasticidad: las cisternas con clapeta funcionan
por levantamiento elástico de la clapeta bajo el efecto
de la presión ejercida de abajo hacia arriba por el agua
en movimiento. Una vez la vena de agua agotada, la
clapeta vuelve a su lugar y de nuevo el depósito pue-
de llenarse. Una clapeta averiada produce el mismo
Fig. 58 síntoma (figura 59).
57
Superficie de aplicación
de la presión del agua
Fig. 60
Junta
Asiento
58
CUARTA PARTE
LOS TERRAZOS
Las habitaciones en que están instalados los aparatos, es decir, las cocinas, W.C. y cuartos de
baño, ganan con estar guarnecidos de un revestimiento impermeable al agua; si además este
revestimiento puede ser decorativo, el ojo estará encantado ya que, t o d o hay que decirlo, los
elementos de fontanería tienen un interés estético dudoso si no se encuentran perfectamente
integrados en un conjunto armónico. Las baldosas de gres esmaltado (cerámica) dan buenos
y agradables revestimientos, a condición claro está, de que estén correcta y armoniosamente
colocados; recordemos a este respecto que colocando con provecho las muy numerosas for-
mas y colores de las losas de gres, se pueden combinar conjuntos muy decorativos. Es igual-
mente posible jugar con la anchura de las juntas entre las baldosas para modificar su resulta-
do: juntas finas dan una apariencia cuidada y bastante sofisticada mientras que las juntas
gruesas (hasta 1 cm de ancho) dan un aspecto rústico.
59
En el caso del yeso antiguo, ninguna duda: es preciso hacer saltar TODO el yeso antiguo y
reemplazarlo por una mano de cal nueva y bien hecha.
3. El soporte debe ser liso y sólido: lijar con el vibrador si es necesario y, de todas formas,
cepillar (cepillo de grama) cuidadosamente con el fin de hacer desaparecer todos los
pequeños granulos que pueden encontrarse en la superficie de un cemento, por ejemplo. Si el
soporte está pintado, es prudente lijar la pintura ya que ciertos morteros no lo toleran. Si la
pared ha estado tapizada, es indispensable hacer desaparecer completamente toda muestra
de papel pintado y comprobar que el yeso subyacente está en buen estado.
4. Limpio, seco y sin manchas: después del cepillado (paso rápido de papel de lija si es nece-
sario, grano grueso por supuesto) barrer a fondo (o secar si se trata de una pared) y pasar un
aspirador para eliminar el polvo. Después lavar (pero no el yeso) o, si se tiene prisa, pasar un
trapo empapado de tricloroetileno sobre el soporte con el fin de desengrasarlo; en dicho caso
pensar en abrir ampliamente la ventana ya que los vapores de tricoloroetileno son nocivos e
incómodos. Dejar secar seguidamente el soporte en corriente de aire y tanto tiempo como
sea necesario, es muy importante; ¡ojo con el cemento reciente!
Capítulo 2:
Como en todo trabajo cuidado, se recomienda hacer
Herramientas y un croquis preliminar del trabajo que se emprende, lo
materiales que permite calcular las cualidades de los materiales
necesarios y ver cómo se presentará el resultado: es
el momento de las grandes decisiones, como la de
saber, por ejemplo, por dónde comenzar. Para este
esbozo les aconsejamos ejecutar a mano el levanta-
miento sobre papel cuadriculado a escala de 1 cua-
dradlo del cuadriculado del papel por un baldosín de
gres, por ejemplo, si los baldosines son cuadrados.
1. Los baldosines
Una vez terminado el croquis, se obtiene fácilmente el
número de baldosines necesarios juntando sistemáti-
camente todo baldosín interior en el contorno de la
habitación o, al menos, comprendido en el contorno
(figura 61).
ATENCIÓN: sobre todo no restar las juntas en el cál-
culo de número de baldosines, pues la superficie ocu-
pada por estas juntas es equivalente, en número de
baldosines, a la cantidad de material; que es preciso
comprar en número superior en previsión de los que
se rompan durante la colocación o de tamaños infe-
60
riores que a veces se observan en ciertas fabricacio-
nes (disminuciones de 1 a 2 mm son frecuentes).
Esta observación es evidentemente válida en el caso
de juntas normales de orden de 2 mm de espesor y
necesita adaptación en los extremos: baldosines que
se tocan o, por el contrario, juntas de 1 cm de espe-
sor.
La colocación de los baldosines no necesita ninguna
herramienta particular (excepto quizás en ciertas oca-
siones una cala de madera blanda y un mazo), pero sí
una regla y nivel de agua.
Por el contrario, el corte de los baldosines exige un
diamante de cristalero, una fina regla de madera dura
y un par de tenazas; es útil una piedra de aceite para
suavizar ciertos cortes. Además, puede que se tenga a
veces necesidad de perforar un agujero en un bal-
dosín para fijar una jabonera por ejemplo: en este
caso es necesario un taladro y un ramplús en carburo
de tungsteno (figura 62).
61
—
2 Peqamentos Colocación con mortero: sólo se emplea sobre
soporte de manipostería, con exclusión, en particular,
de la madera y del yeso. Dosificar el mortero de 4 a 6
partes de arena fina y tamizada por una parte de
cemento ordinario; con la paleta extender una capa de
unos 2 cm de espesor. Mojar perfectamente el dorso
de los baldosines antes de pegarlos con mortero.
Prestar atención en regular el hundimiento de los bal-
dosines en el mortero, sino, el resultado podría ser
desastroso. Dejar secar entre 24 y 48 horas antes de
hacer las juntas.
— Colocar con cemento-pegamento: sobre todos los
soportes; medio moderno muy eficaz y relativamente
fácil de tratar: el cemento-pegamento se extiende con
espátula dentada calibrada con el fin de depositar una
capa del orden de los 3 mm sobre la que basta con
aplicar los baldosines después de haberlos humede-
cido.
— Colocación con pegamento: procedimiento de bri-
colaje excelente para terrazo sobre madera o sobre
cualquier superficie dura, rígida y muy lisa. Emplear
pegamento denominado «de contacto» al Neopreno,
extendiendo el pegamento con espátula dentada
sobre el soporte y sobre el dorso de cada baldosín:
dejar secar cada una de las dos superficies encoladas
separadamente unos 20 minutos (el dorso de la mano
aplicado sobre la superficie encolada no debe adherir-
se y aplicar el baldosín contra el soporte, PERO
¡OJO!: calcular bien la colocación ya que una vez que
las dos superficies estén en contacto, no será cues-
tión de separarlas para corregir cualquier error: será
preciso romper el baldosín, limpiar todo con tricloreti-
leno y volver a comenzar.
3. Las juntas Las juntas pueden variar según el aspecto final previs-
to, pero, grosso modo, podemos decir que existen dos
tipos de terminación:
— Aspecto rústico obtenido con mortero fino, 2 volú-
menes de arena fina y tamizada por 1 volumen de
cemento ordinario.
— Aspecto cuidado con cemento blanco puro.
62
En los dos casos colmar sin miedo la superficie del
terrazo con el fin de rellenar perfectamente las juntas
Capítulo 3: y suprimir los excesos con la esponja.
2. En la pared
Comenzar materializando la base horizontal y una ver-
tical clavando en la pared dos reglas correctamente
ajustadas por un lado a nivel de burbuja y por otro a la
regla con respecto a los alineamientos a respetar.
Seguidamente montar el panel de enlosado a partir de
estas dos líneas de referencia y terminar por los cor-
tes; a este respecto, hay que arreglárselas siempre
para que los cortes toquen con otra parte del enlosa-
do con el fin de hacerlos menos visibles; los bordes
Azulejos enteros serán por el contrario baldosines enteros (figura 64).
3. Caso particular de los mosaicos
63
linea pared opuesta a la puerta
sobre cada placa como si se tratase de un baldosín,
con la diferencia de que un baldosín es difícil de cortar
mientras que una placa de mosaico se corta por su-
presión de cuadraditos según las necesidades. La pri-
mera consecuencia de esta ventaja es que puede
comenzarse por el fondo de la habitación, la gran
pared que se encuentra frente al umbral: procediendo
línea por línea se cubre la habitación hasta llegar a la
línea de umbral que será ajustada perfectamente al
cuadradito. Colocar seguidamente, como anterior-
mente, el cemento de las juntas (figura 65).
Fig. 65
Pueden colocarse losas de plástico siempre que pue-
Capítulo 4:
dan ponerse baldosines Y ADEMÁS sobre los par-
qués, con la condición, sin embargo, que se encuen-
Las losas de plástico tren en buen estado; sino hay que subsanarlo clavan-
do y colocando en toda la superficie para enlosar un
contrachapado de 5 mm o una placa de panel de fibra
(Isorel).
Las losas se pegan al Neopreno con las precauciones
anteriormente citadas a propósito del pegado de los
baldosines.
Para la colocación de las losas existe una pequeña
particularidad: como los cortes son fáciles con un
cuchillo de hoja de afeitar (Stanley), no ser mezquino
y, en lugar de buscar sistemáticamente las líneas
enteras a lo largo de las paredes, se partirá, por el
contrario, del centro de la habitación trazando sus
medianas. Una vez determinado el centro de la habi-
tación, hacer una presentación en blanco de tal forma
que acabe terminando en el umbral en línea entera:
replantear escuadras en todo el conjunto hasta obte-
ner este resultado. Seguidamente, replantear escua-
dras con todo el conjunto en el sentido perpendicular
de manera que las losas del borde de cada lado estén
cortadas de manera casi simétrica: la estética final
aparecerá mejor. Una vez obtenidos estos dos resulta-
dos, puede observarse el centro del enlosado (y no
sólo ya de la habitación), así como los dos ejes de
comienzo. Comenzar el trabajo y proceder por cuartas
partes sucesivas (figura 66).
Recordar: para trazar una perpendicular, utilizar la
regla 3.4.5. (figura 67).
Fig. 67