NMG - El Sida
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mayor estafa del siglo. Y lo haca por varias razones... siendo la ms importante de ellas el
descubrimiento de la Ley de Hierro del Cncer, es decir, la correlacin sistemtica entre
enfermedad fsica y causa psico-cerebral. El principal argumento contra las teoras que afirman que
el S.I.D.A. es una enfermedad autnoma se basa en el sistema ontogentico de los tumores y el
sistema ontogentico de los microbios (hongos, bacterias o virus) que se deduce de ello.
Endodermo
Mesodermo
b) Foco de Hamer en la mdula cerebral
Cncer necrtico (tumor: destruccin de tejido)
Foco de Hamer en el crtex cerebral
Ectodermo
Cncer ulceroso epitelial (tumor: destruccin de tejido)
En este contexto competente significa que cada grupo de microbios no trata ms que con grupos
determinados de rganos, derivados de una misma capa embrionaria. La nica excepcin a esta
regla es la zona limtrofe de los rganos mesodrmicos gobernados por el cerebelo, que son
tratados tanto por hongos parsitos y micobacterias (principalmente) como por las bacterias (en
menor grado), que normalmente son competencia de los rganos de la capa embrionaria media
(mesodermo) gobernados por la mdula cerebral.
El momento a partir del cual los microbios pueden trabajar no es, como errneamente lo habamos
credo hasta ahora, funcin de factores externos sino ms bien algo determinado por el ordenador
que es nuestro cerebro.
Y a la vez que para los microbios el objeto a tratar no es fortuito sino exactamente determinado
por la historia del desarrollo embrionario para cada grupo de microbios (exceptuando el
cabalgamiento observado anteriormente), el momento en que los barrenderos reciben la
autorizacin para entrar en faena no es fortuito sino determinado con precisin, en funcin del
sistema ontogentico, por el ordenador que es nuestro cerebro: se trata siempre del inicio de la
fase de solucin del conflicto, es decir, de la fase de curacin.
Los microbios, a los que siempre habamos tomado como a malvados enemigos, ejrcito de
adversarios temibles intentando aplastarnos, y a los que en consecuencia era preciso eliminar a
cualquier costo, se descubren ahora como nuestros mejores amigos, valiosos auxiliares,
barrenderos y restauradores bienhechores de nuestro organismo. Slo empiezan a trabajar cuando
nuestro organismo les da la orden concreta, desde el cerebro. Y esta orden siempre les es
notificado por el cerebro en el momento justo en el que se inicia la fase de curacin, cuando el
organismo, pasando de la inervacin simptica a la inervacin parasimptica, entra en una fase de
vagotona (curacin) permanente.
Primera fase. La fase de conflicto activo con simpaticotona duradera. Al inicio de esta
fase de simpaticotona duradera siempre existe un Sndrome Dirk Hamer. Antes estas
primeras fases eran consideradas como enfermedades fras, autnomas, cosa que no
eran. A pesar de que durante esta fase simpaticotnica se considera deficiente al sistema
inmunitario, en ella no encontrbamos actividad microbiana, es decir, que los microbios
eran considerados apatgenos, y por tanto inofensivos.
Segunda fase. La fase de conflicto resuelto con vagotona duradera. Al principio de esta
fase de vagotona duradera siempre est la solucin del conflicto. Antes estas segundas
fases eran siempre consideradas como enfermedades calientes autnomas, cosa que no
eran. Aunque durante esta segunda fase el sistema inmunitario pareciese funcionar a
pleno rendimiento (fiebre, leucocitosis, etc.), los microbios no se sentan en absoluto
incomodados y continuaban alegremente montando su juerga. Los mismos microbios a los
que antes se haba clasificado como apatgenos se convertan de repente en patgenos o
extremadamente virulentos, es decir, microbios de naturaleza maligna.
En realidad, las enfermedades de una sola fase no existen. Sencillamente se haba olvidado -o no
habamos tenido en cuenta- la cuestin complementaria. He aqu por qu nuestra medicina al
completo era totalmente falsa. La Nueva Medicina no reconoce ms que enfermedades con dos
fases, a saber, una primera fase (fra) y una segunda fase (caliente). Este esquema fundamental
es vlido para las tres capas embrionarias, y para las enfermedades de los rganos derivados de
stos (Ver esquema).
Esta concepcin tiene una inestimable ventaja por encima de la medicina clsica: la Nueva
Medicina se puede demostrar sin fallos y reproducir rigurosamente en el triple nivel psquico,
cerebral y orgnico. En una palabra: es precisa, exacta por s misma. No necesita hiptesis de
apoyo como la medicina anticuada, que no poda dar un paso sin estas muletas y sin las cuales
hace tiempo que habra sido ya desenmascarada. Por ejemplo, las hiptesis relativas a las clulas
cancerosas malignas que circulan en la sangre arterial. A pesar de que nadie haya podido
observarlas jams, se considera que se diseminan por va arterial hacia otros rganos para fundar
nuevas colonias, tumores-hijo, -denominados metstasis-, de un cncer preexistente,
metamorfosendose en pleno camino y conociendo pertinentemente qu tipo de metamorfosis
deban efectuar. Por el contrario, la Nueva Medicina obtiene su lgica de s misma, prueba las
cosas y obtiene conclusiones sin necesidad de hiptesis de apoyo, prohibidas en nombre de la
probidad y seriedad cientfica.
Imaginmonos a los microbios como a obreros de tres clases:
Los que tienen por misin retirar los desperdicios (basureros). Por ejemplo,
el mycobacterium tuberculosis, que descompone los tumores intestinales (de la capa
embrionaria interna, elendodermo) durante la fase de curacin.
Los que actan como niveladores de terreno, encargados de cubrir los crteres, por
ejemplo,los virus, cuya misin consiste en rellenar las prdidas de sustancia producidas
en un tejido por las ulceraciones. Slo podemos encontrar lceras y virus durante la fase
de curacin, y eso nicamente en los rganos de la capa embrionaria exterior
(ectodermo), gobernada por el crtex cerebral.
As pues, nuestro organismo hace un llamamiento a sus amigos los microbios para reparar, es
decir, para desescombrar, rellenar o nivelar los tumores, necrosis o lceras que se han producido
durante la fase conflictual activa. Algo parecido a la revisin tcnica de puesta a punto que se
aconseja a los automovilistas.
Son nuestros mdicos tan insensibles, que ni uno solo se haya dando cuenta hasta ahora de lo
que sucede en un paciente cuando se le confronta brutalmente a un diagnstico as de fulminante?
En efecto, el paciente ignora que todo esto no es ms que una mistificacin, una impostura
fomentada con un objetivo muy determinado por ciertos ambientes. El desgraciado se lo toma al
pie de la letra, tanto ms cuanto que toda la puesta en escena es efectuada por especialistas de
forma completamente profesional.
Dos ejemplos: La mejor ilustracin la aportan dos ejemplos sacados de la vida misma:
Primer caso. Un guarda forestal retirado que, a ttulo privado, cuidaba del coto de caza de un
fabricante, tuvo un conflicto tpico de contrariedad territorial, con ocasin de una querella
mantenida con el arquitecto del fabricante acerca del pabelln de caza, a cuyo cuidado estaba el
guarda forestal. Una vez resuelto el conflicto, el guarda, durante la fase de curacin, desarroll
la obligada hepatitis. Tena fiebre, casi 38,5, sus valores hepticos eran altos, y fue hospitalizado.
Le cuidaron la hepatitis. La fiebre remiti pronto, y las constantes hepticas volvieron a la
normalidad al cabo de algunas semanas. Hasta aqu, se trata de un caso perfectamente normal.
Desgraciadamente, los concienzudos doctores le haban practicado tambin un test sanguneo
para la deteccin del S.I.D.A. Y le sali positivo. El profesor acudi raudo a la cabecera de su
cama, muy excitado, se plant ante l y le solt solemnemente su veredicto fatal: Seor guarda
forestal, tiene usted el S.I.D.A.
Recib la noticia como un mazazo, explica el viejo guarda. l, que hasta entonces haba sido el
notable ms respetado del pueblo, se iba a convertir ahora en objeto de escarnio popular. Le
trataran como a un depravado, nadie volvera a estrecharle la mano ni podra sentarse como antes
en un caf. Los lugareos, que hasta entonces le acogan cordialmente, le volveran la espalda.
Todos sus paseos iban a convertirse para l en una pesadilla: tendra la sensacin de pasear entre
dos hileras de curiosos. El viejo guarda forestal rompi a llorar. El profesor se despidi de l -eso
s- sin darle la mano, por lo del peligro de contagio!
La misma maana siguiente era dado de alta en el hospital, tambin desde luego a causa del
peligro de contagio. Le miraban como a un bicho raro, como si cada uno se estuviese
diciendo: Es la ltima persona de quien me hubiese esperado algo as!. Nadie le tendi la
mano al despedirse, el profesor estaba demasiado ocupado para atenderle, y present sus
excusas.
En su hogar, su esposa hizo gala de mayor comprensin, eso s, aconsejndole sin embargo que
no tocase a los hijos ni a los nios pequeos, porque no se sabe cmo se transmite la enfermedad.
Dos das despus fue citado por su mdico de cabecera, una doctora que le habl a bocajarro de
su enfermedad mortal, de la que haba sido advertida directamente por la clnica. Seor
guarda forestal, empez ella, debemos hablar ahora de la muerte. Yo no le abandonar, y
obtendr de m todas las medicinas que le facilitarn la muerte. El pobre viejo guarda al que, dos
das antes, el diagnstico del mdico haba ya tumbado por el suelo, empez a caer ahora por un
abismo sin fondo.
Durante casi dos semanas, el guarda forestal fue vctima del pnico. Adelgaz, lo que
inmediatamente fue atribuido a un sntoma tpico del S.I.D.A. Luego, su hermana le dio a leer mi
libro: Fundamento de una Nueva Medicina, en el cual se puede ver que todo el pnico
desencadenado a propsito del S.I.D.A. no es ms que una infame mentira. Eso le dio mucho
nimo!.
Inmediatamente recuper su anterior apetito, volvi a dormir como antes, a tener las manos
calientes. Me llam por telfono y se convenci de que lo que le haban hecho creer era realmente
una patraa. Se hizo hacer un escner cerebral, y cuando, dos semanas ms tarde, vino a verme a
Gratz, pude liberarle de todo resquicio de miedo.
Le aconsej que no abandonase sus controles para que no sospechasen que cuestionaba los
dogmas sagrados de la medicina. En lugar de eso, podra sonreirse cara a cara de sus
congneres, burlndose interiormente de su ignorancia. S que es lo suficientemente listo para
hacerlo as.
Segundo caso. Tras haberse sometido a una prueba voluntaria, un agente de seguros,
compaero sin historia de una pareja homosexual, resulta ser seropositivo. Su amigo era
negativo! Hasta entonces todava no haba tropezado con un verdadero problema, el universo era
para l un lugar tranquilo. Pero ese mismo da se sinti sepultado bajo una avalancha de
conflictos. Fue ingresado all mismo en la seccin de aislamiento de un gran hospital. Nadie volvi
a tocarle. Su amigo continu con l durante los primeros momentos pero acab abandonndole.
Sabe muy bien en qu momento desarroll un S.D.H.: lo haban examinado de pies a cabeza con
guantes aislantes, sin encontrarle nada. Sin embargo, las pruebas detectaban que en su sangre
existan anticuerpos anti-VIH, y que el resultado era positivo. Los dos mdicos prosiguieron
incansablemente sus exmenes. Finalmente, uno de ellos descubri en la zona interna de la
planta del pie derecho una mancha fungiforme, la seal con el dedo con aire de entendido, y
dijo: Helo aqu, un sarcoma de Kaposi! Luego los dos doctores examinaron de nuevo a fondo su
pene. En el tercer intento acabaron por encontrar una grieta minscula, de entre uno y dos
milmetros. Ah!, exclam el otro doctor, ya ha alcanzado el pene!. El paciente coment que
entonces se sinti caer en un pozo sin fondo, tena la sensacin de haber quedado apestado, de
haberlo perdido todo, su profesin, sus amigos, el sentimiento de su vala. Se senta
particularmente desvalorizado en el plano sexual. A partir de ese momento, y a pesar de las
radiaciones de cobalto a que le sometan contra los malvados virus VIH, fue desarrollando
unmelanoma a partir del pie derecho, sntoma de un conflicto de impurificacin. Las manchas
de melanoma azul oscuro hicieron tambin su aparicin en el pene, cuello, y a continuacin en el
otro pie.
Estaban pues en lo cierto los mdicos? Al contrario, lo que hicieron fue precipitar a este
hombre, perfectamente sano, hacia un conflicto de impureza, tal como se puede constatar en
el escner cerebral sobre el corte de su cerebelo (todava activo). Al mismo tiempo, y tras su
Sndrome Dirk Hamer, el paciente experimentaba una impotencia cada vez ms pronunciada.
Todos los carcinomas que fueron sucesivamente haciendo su aparicin -el melanoma
generalizado, las metstasis seas, las metstasis de cncer bronquial, correspondientes a los
conflictos ad hoc, iban siendo catalogados como metstasis cancerosas del S.I.D.A.-. Finalmente
le informaron de que ya no haba terapia para l y lo enviaron a su casa, a morir.
Perdi peso rpidamente y fue vctima de un pnico total. Aparentemente tena vida para tan solo
unas semanas. Fue entonces cuando -justo a tiempo, por lo que parece- recibi mi
libro Fundamento de una Nueva Medicina. Descubri que el S.I.D.A. es la mayor estafa del siglo, lo
que le pareci plausible, claro y evidente. Desde entonces empez de nuevo a comer, duerme, ha
engordado de nuevo y el melanoma ha dejado de extenderse. Tengo esperanzas de que lo supere,
y si lo consigue, los dems podrn tener la seguridad de que realmente es la estafa ms grande
del siglo.
El paciente hubiera enfermado por igual -segn la Ley de Hierro del Cncer- tanto si el test hubiera
dado por error un resultado falsamente positivo, como si realmente lo fuera. Lo que cuenta es que
l crey que era grave y mortal, slo eso cuenta.
Si el paciente no se hubiera sometido voluntariamente a la prueba del S.I.D.A., no le hubiera
pasado nada en veinte aos, ya que por aquel entonces gozaba de una salud perfecta. Esto es
algo que se corresponde con exactitud a todas las observaciones que llevan efectuadas los
investigadores: para enfermar de forma manifiesta, con sntomas (presuntamente) slidos de
S.I.D.A., es preciso saber que se es seropositivo o, por lo menos, tener temores fundados
de serlo!
Hay que resaltar que, tanto en el primer caso como en este ltimo (tras el diagnstico de S.I.D.A.,
la asociacin hecha por el entorno: es un homosexual o un depravado), ha existido
unadesvalorizacin de s mismo y una osteolisis sea. Los que especulan acerca del S.I.D.A.
relacionan la cosa de la siguiente manera: la hematopoyesis ha resultado afectada (formacin de
glbulos sanguneos, principalmente en la mdula roja sea), se trata por tanto de una
enfermedad de inmunodeficiencia, de S.I.D.A.! Lo que sucede en realidad es que la
desvalorizacin de s mismo es la reaccin ms normal del mundo ante el hecho de ser
considerado como un depravado, al que la sociedad proscribe y que, adems, se encamina de
lleno a una muerte inminente (completamente merecida!).
Conclusin.
En el marco de los anteriores artculos publicados hasta el momento en raum&zeit sobre el tema
del S.I.D.A., la mentira del S.I.D.A. ha sido ampliamente desenmascarada a nivel terico. No
es nicamente una mentira, es una estafa consciente y deliberadamente perpetrada para construir
una posicin de fuerza.
Yo consider que mi misin consista en examinar ms de cerca el hecho -a decir verdad
sobradamente conocido- de que nicamente manifiestan sntomas de S.I.D.A. aquellos que se
saben seropositivos. En general, todos se limitan a darse por enterados del tema sin
cuestionrselo. Y sin embargo, es ah donde radica el nudo por deshacer para hacer estallar la
impostura del S.I.D.A. Es preciso encontrar una respuesta a la pregunta de cmo se llegan a
producir los sntomas que se atribuyen a S.I.D.A. y gracias a los cuales las personas pueden
ser, y de hecho son, asesinadas.
Slo la Ley de Hierro del Cncer responde a esta pregunta, a partir del Sistema Ontogentico de
los Tumores.
Los clnicos tienen por costumbre decir: Pero en fin, de dnde proceden los sntomas? De qu
mueren los enfermos? La prctica de la eutanasia est generalizndose. Y gracias a estos
espeluznantes casos clnicos, la prensa impasible puede continuar celebrando este horrible fraude
del S.I.D.A., potenciando el sacrificio de las vctimas!
Con todo mi respeto hacia las refutaciones tericas de la superchera del S.I.D.A. (que fu uno de
los primeros en descubrir en 1987), creo que estamos en vas de desenmascarar el conjunto de
esta impostura y sacar de sus casillas al sindicato del S.I.D.A. Este es, en efecto, el punto
crucial que permite a cada paciente comprender perfectamente hasta dnde se intenta
quebrantarlo. Es preciso explicar con precisin el mecanismo del S.I.D.A. Hacer que se
comprenda como el choque psquico provocado por los propios mdicos, por su diagnstico y
pronstico, genera los Focos de Hamer cerebrales, y los sntomas, pretendidamente de S.I.D.A.,
en el rgano.
Son precisamente esos mismos cientficos que rehusan hacer pblicas las verdaderas relaciones
de causa y efecto gobernadas por la Ley de Hierro del Cncer, quines han creado la
enfermedad de inmunodeficiencia que denominan S.I.D.A., y quines se apresuran ahora a
redoblar el cncer para conservar una segunda enfermedad obligatoriamente mortal que siga
asegurndoles el poder.
Que los lectores me excusen, yo soy un hombre eminentemente prctico. Ciertamente es muy
interesante discutir del S.I.D.A. mantenindose en un plano terico. Pero entre tanto, los
infortunados continan siendo aterrorizados con el S.I.D.A., y son brutalmente asesinados