El documento presenta una entrevista al filósofo e investigador social Armando Silva sobre los imaginarios urbanos y las identidades ciudadanas. Silva argumenta que la identidad urbana es un proceso en constante construcción definido por las redes simbólicas. Las ciudades son imaginadas como corazones palpitantes definidos por los deseos y percepciones de sus habitantes más que por fronteras físicas. Ser de una ciudad es un deseo compartido que se expresa a través de los "croquis urbanos" o mapas afectivos de los ciudadanos.
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El documento presenta una entrevista al filósofo e investigador social Armando Silva sobre los imaginarios urbanos y las identidades ciudadanas. Silva argumenta que la identidad urbana es un proceso en constante construcción definido por las redes simbólicas. Las ciudades son imaginadas como corazones palpitantes definidos por los deseos y percepciones de sus habitantes más que por fronteras físicas. Ser de una ciudad es un deseo compartido que se expresa a través de los "croquis urbanos" o mapas afectivos de los ciudadanos.
El documento presenta una entrevista al filósofo e investigador social Armando Silva sobre los imaginarios urbanos y las identidades ciudadanas. Silva argumenta que la identidad urbana es un proceso en constante construcción definido por las redes simbólicas. Las ciudades son imaginadas como corazones palpitantes definidos por los deseos y percepciones de sus habitantes más que por fronteras físicas. Ser de una ciudad es un deseo compartido que se expresa a través de los "croquis urbanos" o mapas afectivos de los ciudadanos.
El documento presenta una entrevista al filósofo e investigador social Armando Silva sobre los imaginarios urbanos y las identidades ciudadanas. Silva argumenta que la identidad urbana es un proceso en constante construcción definido por las redes simbólicas. Las ciudades son imaginadas como corazones palpitantes definidos por los deseos y percepciones de sus habitantes más que por fronteras físicas. Ser de una ciudad es un deseo compartido que se expresa a través de los "croquis urbanos" o mapas afectivos de los ciudadanos.
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Entrevista a Armando Silva.
Ser santiaguino o porteo es,
primero, un deseo por Mara Constanza Mujica* Enunciar los mapas afectivos que constituyen la diversidad de modos de ser urbanos de trece ciudades de Hispanoamrica ha sido el objetivo del proyecto Imaginarios urbanos, convocado y financiado por el Convenio Andrs Bello. Esta bsqueda se ha cristalizado en una serie de libros y obras de arte en los que se conjugan las percepciones acadmicas, las estadsticas, los edificios, la historia de las ciudades con los sueos y las aspiraciones de sus habitantes, de sus artistas. Lo que se dibuja, a fin de cuentas, no es una identidad urbana latinoamericana, sino las mil y una formas de ser en nuestras ciudades , ya no son slo entendidas como un pedazo de tierra, sino como un corazn palpitante, un espacio simblico de encuentros y desencuentros, un caleidoscopio de percepciones y deseos en constante transformacin. As son las Ciudades Imaginadas, as, porosas, llenas de fantasmas y sensaciones en cada esquina, as las vislumbra el filsofo e investigador social Armando Silva, coordinador del proyecto.
Mara Constanza Mujica: Si, como usted
postula en algunos de sus textos, la ciudad es una red simblica en permanente construccin y expansin, es posible hablar de identidad urbana ? Armando Silva: Hoy el concepto de identidad lo entendemos ms como un proceso que como un estado. O sea, vamos siendo; no somos algo definitivo y esttico. El espejo como lgica refleja y mecanicista ya no devuelve nuestra figura nica y ntida. La identidad pasa a entenderse como construccin desde el otro y entonces lo poroso y difuso entra en escena. Frente al espejo uno es otro, una imagen de uno mismo pero sin cuerpo real de carne y hueso, y as el espejo gana otra metfora: lugar donde no me veo si no representado. Las identidades urbanas pasan por el mismo proceso desmaterializador, desterritorializador, Periodista y acadmica de la Facultad de Comunicaciones de la Pontificia Universidad Catlica de Chile; doctoranda en Literatura por la misma universidad. E-mail: [email protected]
y los ciudadanos se identifican no slo con sus
vecinos de lugar (de tierra), sino con quienes estn conectados (ms en el aire). As, nacen las telepresencias, que forman redes de identidad grupal. Hoy, por primera vez en la historia de las organizaciones urbanas, no se identifica la ciudad con lo urbano, como lo expliqu en el libro Urban imaginaries (Silva, 2003). Se puede ser urbano sin vivir en un casco citadino. El mundo se urbaniza sin pasar por los cascos fsicos debido a los efectos de los medios, de las tecnologas, en fin... el concepto de red simblica en expansin permanente adquiere pleno acople cuando hablamos de ciudadanos conectados en red, pero no slo al computador, tambin en las redes de comunicacin y en redes sociales. De hecho, la teora de los imaginarios urbanos busca captar y aislar para su estudio lo que llamamos croquis urbanos, que no son otros que los mapas afectivos donde uno se encuentra con otros, ya sea porque se comparte un inters, un oficio o hasta un tema. Y estos mapas ya no son fsicos, sino psicosociales: los croquis no se ven, se sienten. Si el mapa marcaba unas fronteras determinadas de propiedades polticas y geogrficas, los croquis desmarcan los mapas y los hacen vivir su revs: no lo que se me impone como frontera-, sino lo que me impongo como deseo. Los mapas son de las ciudades, los croquis pertenecen a los ciudadanos; entonces, un estudio de imaginarios fundados en las percepciones ciudadanas lo es de los croquis colectivos, donde en nuestra perspectiva se ubican los procesos de urbanizacin. Digamos que los imaginarios urbanos no estn en un pedazo de tierra, sino en lo que anima a una representacin grupal. La ciudad es una red simblica porque en todo momento es urbanizada y la urbanizacin se da en redes. La red puede ser un nuevo concepto contemporneo sobre identidades. Djeme darle unos ejemplos: Un estudio sobre emigrantes afro descendientes del Pacfico colombiano a
nm. 4, primavera 2005
www.bifurcaciones.cl
mara constanza mujica
entrevista a armando silva 1
Bogot , quienes llegan para trabajar en oficios
domsticos, como internas en casas, demostr que tal poblacin segua viviendo su territorio extendido usando otra red de distancias: la telefnica. A travs de la conexin telefnica permanente se comunican y preparan sus encuentros sociales los fines de semana, pero tambin siguen unidos por la palabra y la comunicacin permanente. Se usa una tecnologa para seguir unidos en otros sitios distintos al de su origen. En las tele-iglesias (como lo muestra Fausto Neto, de Brasil) las ceremonias se hacen por televisin y los efectos como curar un enfermo- se producen por esta red de apoyo comunitaria y meditica dando lugar a un fenmeno urbano popular con mucha fuerza, y en el cual la tecnologa interviene (ocupando el nuevo puesto de Cristo, quiz) para hacer milagros MCM. Qu decimos cuando decimos que somos bonaerenses, bogotanos o santiaguinos?, En qu material intelectual o experiencia se origina esa definicin? Primero, ser santiaguino o porteo es un deseo. Luego, una experiencia compartida, y al final un acuerdo colectivo de una urbe que puede llamarse Santiago o So Paulo. La urbanizacin viene de los ciudadanos y no de la ciudad. MCM. Cmo dan cuenta los ciudadanos de su experiencia urbana?, Cmo relatan su ciudad? AS. La gente no se da cuenta de su experiencia urbana pues vive en ella como en el aire que respira. Sin embargo, hay situaciones donde su ser urbano se exterioriza y visibiliza, como en algunas experiencias que llamo meta operaciones, estticas, por medio de los estudios urbanos o como consecuencia de los mismos medios. Son todas situaciones donde se ha de producir algo parecido a lo que Brecht llam efecto de extraamiento, de distanciamiento, donde tomo conciencia de mi ser in situ, en un lugar concreto. Sin embargo,
todas esas circunstancias pueden trabajar para
lo contrario: pueden hacernos sentir que estamos en otra ciudad y que somos ciudadanos de otras urbes (o del mundo). Las urbes se relatan del mismo modo que las personas: la escritura, los medios, la historia, las ficciones, en fin. Un modo que he utilizado para su conocimiento es la historia de sus personajes. En Bogot imaginada muestro cmo en la historia de la ficcin televisiva dominan tres personajes urbanos segn su momento: en los aos 50 los choferes de taxi, en los 80 los maestros de albailera y a finales del siglo XX los celadores de edificios. Sus guionistas, sin proponrselo claramente, dibujaron una sociologa del carcter popular bogotano. Los porteros de edificios al servicio de grandes capas de inquilinos slo pueden pertenecer a esta poca cuando la ciudad creci y se llen de miedos. Este personaje, el celador, nos relata una ciudad miedosa, un imaginario poderoso que comparten las grandes urbes actuales. Nelly Richard y Carlos Ossa inician su Santiago imaginado (2004) con epgrafes de unas tarjetas postales que representan los exteriores felices de la nueva ciudad neoliberal en contraste con el Paseo Ahumada, donde se encuentran los residuos de la economa global en mercancas callejeras que se mezclan dentro de extremas movilidades ciudadanas. Si este pabelln iba a ser la pista para el despegue econmico, dicen sus autores, hoy es ms bien lo contrario y all circulan todos los oficios de supervivencia. As que en esta parte Santiago es narrado desde una calle a partir de la cual se sacan hiptesis de conductas ciudadanas. En Quito imaginado (Aguirre, Garzn y Kingman, 2004), por el contrario, sus autores narran los miedos de la ciudad desde el volcn Pichincha, que los amenaza a diario. As que los imaginarios no son slo elaboraciones mentales, son tambin objetos donde aquellas se encarnan o desde donde provienen y forman representaciones.
1 Realizado por Marta Abello, Universidad Nacional
de Colombia.
mara constanza mujica
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MCM. Es posible hablar de una sola
ciudad imaginada? Es posible relatarla? AS. La ciudad no es una experiencia divina sino humana. Bachelard deca que percibir e imaginar son movimientos tan antitticos como los conceptos de presencia y ausencia. Imaginar es ausentarse, lanzarse a una vida nueva. Imaginar es futuro, adelantarse, y por esto su topografa es opuesta a la del sueo que es arqueolgico, va hacia atrs, hacia nuestra infancia. Los imaginarios que se nutren de la imaginacin son tambin visionarios y no necesariamente realistas. Entonces no habr una sola ciudad imaginada, sino muchas maneras de imaginar las ciudades. Quiero agregar algo sobre el modo en que los imaginarios urbanos se relatan. Hay imaginarios dominantes en cada ciudad. Por ejemplo, de Pinochet en su simbologa santiaguina se pueden construir metforas como antes y despus, como economa de mercado local y neoliberal o dictadura y posdictadura. Incluso, la poblacin suele dividirse entre pro y contra pinochetistas. Algo similar pasa con la actual Caracas y el efecto Chvez. La Plaza Altamira se vuelve el lugar de combate entre unos y otros y pareciese que quien la poseyese tiene el poder de las masas agitadas. El chavismo ha puesto en circulacin una nueva divisin entre ricos y pobres, pero tambin entre clases polticas viejas e incapaces y soluciones populares o populistas, segn se mire. Pero no slo hablamos de imaginarios polticos. Gardel es un mito urbano pretendido por montevideanos y porteos. Mnica Lacarreu y Vernica Pallini, y Luciano lvarez y Christa Huber (lvarez, L. y C. Huber, 2004) narran sus ciudades desde este cantante estrella En Buenos Aires, Gardel es todava el personaje tpico porque representa a la ciudad en diferentes lugares emblemticos de su centro histrico, como el Obelisco o la Avenida Corrientes: el cantante andaba por esas calles donde se le recuerda con la imagen del tpico porteo pcaro o piola, ese tipo bien pintn, bien vestido y siempre ganador. Tambin Gardel es evocado en nuestros estudios como parte de la Buenos Aires de los barrios tangueros La Boca, San Telmo,
Barracas, donde segn ellos naci el tango, el
ms urbanos de los ritmos latinos-, describiendo a toda la ciudad con la cancin ms representativa del gnero: Mi Buenos Aires querido. Pero esta figura mtica de comienzos de la vida urbana en la primera parte del siglo XX es tambin reclamada como originalmente suya por Montevideo, exhibiendo acta de nacimiento en esa ciudad. Y todava ms; en Medelln, Colombia, celebran cada ao en las cantinas del sector de Guayaquil, en pleno centro urbano, no el nacimiento de Gardel, sino su muerte, pues a su parecer uno es del lugar donde muere, lo que all ocurri en un desdichado accidente areo en 1935. As que hay muchas maneras de narrar desde los imaginarios sin importar el medio, ni tampoco su naturaleza cultural. Todo lo que sea emblemtico en una ciudad es atractivo para deconstruir su formacin como smbolo colectivo. MCM. Qu puntos de contacto existen entre las trece ciudades hispanoamericanas imaginadas en estos libros? Hay un modo o modos de ser urbano especficamente latinoamericanos? AS. En el proyecto Culturas urbanas de Amrica Latina, donde estudiamos 14 ciudades, observamos que no hay una sola, sino muchas maneras de ser urbanos y americanos. Eso es lo que estudiamos: de qu maneras especficas se concreta lo urbano en el continente definido geogrficamente. La urbanizacin de La Paz, entre quechuas, aimaras e hispanos, no es la misma que la de So Paulo, industrializada y con mezclas de orgenes japoneses, italianos y nordestinos. Tampoco se puede decir que las ciudades de mayor presencia indgena sean ms atrasadas o sean vestigios de lo rural. No. Son otras maneras de ser urbanos. Esa es la diferencia de nuestro enfoque con otro ms urbanstico y sociolgico en su corte tradicional, que admite la divisin entre lo rural y lo urbano y asume en consecuencia que lo provinciano es un vestigio de lo rural. Creo que esto no se sostiene. Los nordestinos llegaron a Sao Paulo y aportan su 3
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cultura, su cocina, su descendencia africana, y
reciben otras tantas influencias. Toda esa mezcla es urbana. Lo urbano es mezcla, no pureza. Amrica Latina como unidad es slo una ilusin o un acto de fe. Somos muchas maneras de ser. MCM. Cmo se integra la diversidad de modos de estar y ser en la ciudad? AS. Precisamente, son los imaginarios urbanos los que permiten a los ciudadanos ponerse de acuerdo en sus modos de ser y de estar de una colectividad, y estudiarlos es buscar comprender esas estrategias grupales para construirse en comn. MCM. Cmo se conecta este deseo de mirar la ciudad desde dimensiones culturales con la magnitud inabarcable las ciudades contemporneas, y que impide que sus habitantes puedan conocerlas totalmente (y por tanto, vivirlas como una totalidad)? AS. Algunos colegas (por ejemplo Carlos Monsivis, refirindose a Mxico D.F.), ante los impresionantes tamaos de algunas ciudades de Amrica Latina, que han aumentado varias veces su tamao desde mediados del siglo XX, hablan de las postciudades; otros incluso hablan de lo post-urbano. Pero no hay un post-urbano. Quiz se pueda hablar de post-ciudades, pero ellas se siguen urbanizando. La prdida de lmites de algunas ciudades est vinculado a la emergencia de otro tipo de ciudades, ya no cntricas ni organizadas bajo estrictas y demarcadas topologas espaciales de barrios, lugares comerciales e industrias. Es necesario hacer un paralelo con lo ocurrido en las post-ciudades de Estados Unidos, construidas ms desde los suburbios, que dieron lugar a las ciudades largueros donde vive ms de la mitad de los ciudadanos de ese pas. Esos largueros no son ciudades como las conocemos en Amrica Latina, pero s son sitios urbanos, por lo dems bien urbanizados. Nuestras ciudades no son largueros, aunque son caticas por su crecimiento acelerado. Salen de sus lmites
como ciudades, pero lo urbano no tiene lmites.
Salimos de las ciudades que son algo fsico, pero no de lo urbano que es cultural, que nos alcanza y envuelve. MCM. Por qu recuperar la naturaleza simblica de la ciudad? AS. Las ciudades dan cada vez menos opcin de encuentro entre todos sus habitantes, como podra ocurrir en una ciudad pequea; lo que s nos dejan son otros encuentros entre unos pocos, ya sea en un lugar fsico (cafs, parques, centros comerciales) o bien en la redes virtuales. Ac de nuevo echo mano de los imaginarios urbanos como la instancia donde ubico los encuentros sociales (y claro, tambin los desencuentros). Los medios ac juegan un papel importante, pues a travs de ellos imaginamos la ciudad total (como lo propone Garca-Canclini). Ellos actan localmente como confidentes microsociales, y actan tambin en la relacin con las otras ciudades del mundo, como informadores macro-sociales. Sin embargo debemos notar que los medios, en especial la televisin, se ocupan cada vez menos de la realidad social, de lo objetivo, de lo que pasa por fuera de las cmaras; ms bien, como lo revela Grard Imbert, se hacen cada vez ms autorreferenciales. As, hacen perder las fronteras entre lo autntico y lo manipulado, lo que es del orden de la realidad y lo que pertenece al de la simulacin. La televisin aparece ms emocionante que la realidad, simple y des-narrada por su propia naturaleza. Los medios integran lo que la ciudad desintegra por su extensin, por la prdida de tipologas zonales, etc. Por otro, lado los mismos medios tambin nos sacan a una ilusin autorreferencial. Permiten comparar imaginarios de miedo, peligros, afectos o rechazos de sitios o memorias colectivas no en el espacio, sino en el tiempo, lo que nos hace de un lugar que compartimos, de una ciudad. Por esto la recuperacin, y ms que esto, la reconstruccin permanente de la ciudad, o ms exactamente, de lo urbano. La cultura es smbolos colectivos. 4
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MCM. Cules son las dificultades para
generar una metodologa de estudio que permita rescatar y reconstruir estas ciudades imaginadas, a la urbe como espacio vivido y soado, que pudiera ser compartida por los trece equipos de estudio? AS. Como toda metodologa hecha con intenciones extra-locales, sta depende de su validez argumental y luego de su aplicacin y verificacin. La metodologa de los imaginarios comparte datos estadsticos (sobre proyecciones imaginarias de los ciudadanos de todas las ciudades estudiadas a partir de la base de las mismas preguntas, para poder comparar temas urbanos) con otros de naturaleza visual. Esto ltimo conlleva desde la toma de fotos hasta hacer clips sobre emblemas de las ciudades y otros aspectos menos icnogrficos y ms arqueolgicos, como la recoleccin de objetos que representen imaginarios sociales en lbumes de familia, tarjetas postales etc. Combinar todos estos datos e informaciones para sacar deducciones sobre los ciudadanos y sus modos de ser es un esfuerzo interpretativo, si bien tambin literario y esttico. Esta metodologa no es cientfica en trminos estrictos, pero s rigurosa en todos sus pasos de trabajo; adems usa tcnicas aprendidas desde las ciencias sociales. Pero entendemos que el objeto mismo, los imaginarios, son un hecho esttico. Presentar los resultados debe ser asimismo un hecho esttico, por lo que a nuestros autores les pedimos tambin capacidad literaria. Nuestras bases de datos y toda la produccin visual permiten comparar unas ciudades con otras, por ejemplo segn escalas de mezclas cromticas de percepcin de la ciudad, o en escalas de temores y sitios donde aquellos se desatan, o segn visones de futuro. Como no estudiamos el urbanismo fsico sino el cultural podemos saltar de unos ciudadanos a otros y observar sus coincidencias. Por ejemplo, siete de las catorce ciudades estudiadas se perciben grises; todas ellas reconocen en el rock el ritmo juvenil urbano dominante; todas reconocen el miedo dentro de las tres emociones dominantes de
percepcin de la ciudad. De todo esto se
pueden sacar conclusiones sobre urbanismos continentales. MCM. En Santiago imaginado (Richard y Ossa, 2004) parece haber dos recorridos paralelos. Uno es el de la palabra, ms acadmico e intelectual. El otro es el de la imagen (fotografas y grficos), que parece ms cercano a la experiencia. Qu importancia tiene el diseo de estos libros para reconstruir la experiencia urbana de cada una de las ciudades estudiada? AS. No hay slo dos recorridos, sino varios: las estadsticas, la fotos, las colecciones de objetos representativos, las arqueologas ciudadanas, etc. Nuestros productos culturales no son slo libros, pues hacemos tambin exhibiciones de fotos o proyecciones de video, etc., pero en los libros las imgenes son ms sensoriales. El diseo de los libros es muy pensado, como veo que deduce de Santiago imaginado, desde el color de la cartula, el reparto de las estadsticas, las fotos y su ubicacin, en fin. Los queremos cercanos a una experiencia esttica y quisiramos reproducir y vivenciar en ellos fantasas de cada ciudad. Referencias bibliogrficas Aguirre, M., F. Garzn y E. Kingman (2004). Quito imaginado. Bogot: Convenio Andrs Bello, Universidad Nacional de ColombiaTaurus lvarez, L. y C. Huber (2004). Montevideo imaginado. Bogot: Convenio Andrs Bello, Universidad Nacional de Colombia-Taurus. Escoda, F. (2004). Barcelona imaginada. Bogot: Convenio Andrs Bello, Universidad Nacional de ColombiaTaurus. Ossa C. y N. Richard (2004). Santiago imaginado. Bogot: Convenio Andrs Bello, Universidad Nacional de Colombia-Taurus. Silva, A. (ed) (2003). Urban imaginaries from Latin America: Documenta 11. Kassel: Cantz Editions.