Keating Thomas - La Condicion Humana

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THOMAS KEATING

LA CONDICION HUMANA
Contemplacin y transformacin

PROLOGO

El padre Thomas Keating escribe con la sencillez y profundidad que resultan de ms


de cincuenta aos de prctica para convertirse en un amigo de Dios en su caso, como
monje cisterciense, abad y consejero espiritual.
Lo que mucho de nosotros apreciamos especialmente de Thomas Keating es la labor
que ha realizado y contina realizando- con el fin de facilitar la prctica de la Oracin
Centrante. En esta prctica, el padre Keating ha incorporado elementos de la tradicin
mstica cristiana en una prctica lo suficientemente elemental para que cualquiera de
nosotros pueda aprenderla, pero que, a travs del tiempo, pueda ayudarnos a lograr un
proceso de transformacin espiritual.
Sin discriminar entre aquellos que llamamos catlicos, protestantes, ortodoxos,
agnsticos, judos, budistas u otras denominaciones, de la manera en que la mayora de los
cristianos lo hacen, el padre Keating intenta volver a introducir en las vidas de las personas
a las que l ensea, conocimientos y prcticas que la tradicin cristiana unas veces ha
suprimido y frecuentemente ha dejado en la oscuridad. Estas dos conferencias se inician
con una pregunta referente al conocimiento de si mismo, y concluyen recordndonos el
amor incondicional de Dios.
En mi caso particular, no puedo imaginarme cmo habra sobrellevado algunas
pocas difciles de mi vida sin su asistencia generosa y sin la prctica que el ensea.
Thomas Keating es a la vez un discernidor de espritus, dotado de un carisma conocido
desde los primeros das del movimiento cristiano y un psiquiatra en el sentido original del
trmino: mdico del alma.
Aquellos de nosotros que aprendemos de l estamos agradecidos y bendecidos-por
sus dones.

Elaine Pagels
Universidad de Princeton

INTRODUCCION
En 1977, el padre Thomas Keating e convirti en la quinta persona en dictar la
Conferencia Harold M. Wit sobre Vivir una vida espiritual en la poca contempornea, en
la escuela de Divinidad de Harvard.
El padre Keating naci en la ciudad de Nueva York en 1923, ingresando en 1944 a
la Orden Cistercience en Valley Falls, Rhode Island. Catorce aos ms tarde, fue nombrado
superior del Monasterio San Benito en Snowmass, Colorado, y en 1961 fue elegido abad de
la Abada de San Jos, un importante monasterio cisterciense en Spencer, Massachussets.
En 1981, despus de dos dcadas en Spencer, regres a Snowmass donde estableci
un programa que ofreca retiros intensivos de diez das de duracin sobre la prctica que l
llama oracin Centrante, una forma contempornea de la tradicin contemplativa cristiana.
El padre Keating es uno de los arquitectos del movimiento de Oracin Centrante y
de Extensin Contemplativa, que constituyen un sistema de apoyo para aquellos que estn
en el camino contemplativo. l es tambin antiguo presidente del Dilogo Monstico
Interreligioso, el cual patrocina intercambios entre monjes y monjas de las diversas
religiones mundiales; asimismo, es miembro del Consejo del Comit Internacional para la
Paz, que promueve el dilogo y la cooperacin entre las diversas religiones mundiales; y es
miembro de la Conferencia Interreligiosa de Snowmass, constituida por un grupo de
maestros de las religiones mundiales quienes se renen anualmente con el fin de compartir
sus experiencias de la travesa espiritual en sus respectivas tradiciones.
Es el autor de varios bestsellers sobre la tradicin contemplativa, incluyendo Mente
Abierta, corazn Abierto; El Misterio de Cristo; Invitacin a Amar e Intimidad con Dios.
Cuando visit la Escuela de Divinidad de Harvard, el padre Keating dict dos
conferencias y dirigi un servicio de Oracin Centrante en la capilla de Andover Hall. En la
poca en la que la cosificacin de la espiritualidad en Amrica parece inevitable, su
presencia y mensaje fueron genuinamente inspiradores y alentadores. De esta manera
cumpli el deseo de Harold M. Wit, quien en 1988 estableci la serie de conferencias, con
la finalidad de llevar a Harvard individuos extraordinarios que difundan mediante su
pensamiento, palabra y ser, las cualidades y valores espirituales que han sido para mi
altamente inspiradores y alentadores a lo largo de mi camino.
La publicacin de estas conferencias me da la oportunidad una vez ms de
reconocer con gratitud a Harold Wit, un benefactor generoso de la Escuela de Divinidad de
Harvard, y de agradecer a Thomas Keating por unir a travs de estas conferencias la
tradicin contemplativa cristiana con los conocimientos de la psicologa contempornea.
Que sus conferencias sirvan de gua para lograr la paz verdadera, el sano consejo, y el
consuelo espiritual en Dios, utilizando las palabras de La Nube del no-saber, el libro
clsico espiritual ingls del siglo decimocuarto sobre el que se basa en parte la Oracin
Centrante
Ronald F. Thiemann
Escuela de Divinidad de Harvard
Cambridge, Massachussets.

Dnde ests?

LA CONDICION HUMANA
Esta es una de las grandes interrogantes de todos los tiempos. Es el foco de la
primera mitad de la travesa espiritual.
Los eruditos y lectores de la Biblia recordarn que en Gnesis 3, esta es la pregunta
que Dios formula en el momento en que Adn y Eva emprenden la salida hacia el monte
luego de su desobediencia. l les llam diciendo: Adn, dnde ests?. Ellos estaban
escondidos entre los rboles del huerto, y Dios los buscaba. Adn dijo: Omos tus pasos y
tuvimos miedo porque estamos desnudos. Por lo que Dios le dijo: Cmo supiste que
estabas desnudo?.
Este maravilloso relato de la creacin no slo trata sobre Adn y Eva. En realidad,
trata acerca de nosotros. Es una revelacin sobre dnde estamos nosotros. La misma
pregunta est dirigida a cada generacin, poca y persona. En cada momento de nuestras
vidas Dios nos pregunta: Dnde ests? Por qu te escondes?
Todas las preguntas que son fundamentales para alcanzar la felicidad humana
surgen cuando nos hacemos esta angustiante pregunta: Dnde estoy? Dnde estoy en
relacin a Dios, a mi mismo y a los dems? Estas constituyen las preguntas fundamentales
de la vida humana.
Tan pronto las contestamos honestamente habremos iniciado la bsqueda espiritual
de Dios, que es tambin la bsqueda de nosotros mismos. Dios nos pide enfrentar la
realidad de la condicin humana, salir del bosque a la luz plena de la intimidad con l. De
acuerdo al relato, ese es el estado mental que tenan Adn y Eva antes de la desobediencia.
Tan pronto se hicieron concientes de su separacin de Dios, se dirigieron al bosque. Tenan
que ocultarse de Dios porque era muy dolorosa la prdida de la intimidad y de la unin que
haban disfrutado con l en el paraso.
A veces ayuda ponerle atencin a un relato de otra tradicin espiritual; al
yuxtaponer los dos relatos podramos obtener un nuevo conocimiento interior. He aqu un
cuento suf que trata sobre la condicin humana.
Un maestro suf haba perdido la llave de su casa y la buscaba afuera, en el csped.
Se puso de rodillas y comenz a pasar sus dedos sobre cada hoja de hierba. Llegaron ocho o
diez de sus discpulos. Le preguntaron, Maestro qu sucede?
l contest, He perdido la llave de mi casa.

Ellos preguntaron, Podemos ayudarte a encontrarla?


l respondi: Me encantara.
As que todos se pusieron de rodillas y comenzaron a correr sus dedos por la hierba.
A medida que el sol se tornaba ms caliente, uno de los discpulos ms inteligentes
dijo, Maestro, tienes alguna idea dnde perdiste la llave?
El Maestro contest, Por supuesto. La perd en la casa.
Por lo que todos exclamaron, Entonces, por qu la buscamos aqu afuera?
l dijo, No es obvio? Aqu hay ms luz.
Todos hemos perdido la llave de nuestra casa. Ya no vivimos all. No
experimentamos la inhabitacin divina. No vivimos la misma intimidad con Dios que,
segn se nos afirma, Adn y Eva disfrutaron en el jardn del Edn, y que el maestro suf
parece haber disfrutado antes de perder la llave.
En esta parbola, la casa representa la felicidad, y la felicidad es la intimidad con
Dios, la experiencia de la presencia amorosa de Dios. Sin esta experiencia nada funciona
completamente, con ella, funciona casi cualquier cosa.
Esta es la condicin humana estar sin la fuente verdadera de la felicidad, que es la
experiencia de la presencia de Dios; y haber perdido la llave de la felicidad que es la
dimensin contemplativa de la vida, el camino hacia la asimilacin y disfrute crecientes de
la presencia de Dios. Lo que experimentamos en nuestra bsqueda desesperada de la
felicidad en lugares donde no existe la posibilidad de encontrarla. La llave no est en la
hierba; no se perdi fuera de nosotros mismos. Se perdi dentro de nosotros mismos. Es ah
donde necesitamos buscarla.
La caracterstica principal de la condicin humana es que todos buscamos esta llave
y nadie sabe dnde encontrarla. La condicin humana es, por lo tanto, pattica en extremo.
Si al buscar la llave en el lugar equivocado quieres ayuda, puedes obtenerla en abundancia
porque todos tambin la buscan en el lugar equivocado: donde hay ms claridad, placer,
seguridad, poder, aceptacin de los dems. Nos sentimos solidarios en esta bsqueda, sin
posibilidad alguna de encontrar lo que buscamos.
La metafsica y las religiones del mundo han revelado que los seres humanos han
sido creados para la felicidad ilimitada, el disfrute de toda verdad y el amor infinito. Esta
hambre espiritual es parte de nuestra naturaleza como seres dotados de una dimensin
espiritual. Aqu estamos, con un deseo ilimitado de felicidad y sin la ms mnima idea de
dnde buscarla.

En la teologa catlica romana, el pecado original es una explicacin del por qu


Adn y Eva perdieron la intimidad que haban disfrutado con Dios. Dios los visitaba en el
fresco de la tarde. Mantenan una relacin afable con l. A partir del momento en que
asumieron una mentalidad discriminatoria por comer del rbol del conocimiento del bien y
del mal, se hicieron conscientes de s mismos; se sintieron no slo separados de Dios, sino
tambin, a causa de su pecado, alienados de Dios.
La psicologa contempornea hace una contribucin importante en este sentido.
Sostiene que los infantes no tienen conciencia de s mismos, o por lo menos, poseen muy
poca. Esta va surgiendo gradualmente durante varias etapas del desarrollo del nio. El
pleno conocimiento introspectivo comienza alrededor de los doce a catorce aos de edad.
Antes de esa edad, poseemos una sed innata de felicidad pero ninguna experiencia prctica
de la presencia de lo divino en nosotros. Por consiguiente, buscamos la felicidad en otro
lugar.
En el Antiguo Testamento, a los que sustituyeron la presencia divina se les llam
demonios o dioses falsos. Dios puede poner en perspectiva todas las dems formas de
placer o las promesas de felicidad que nos proporcionan diversas criaturas, entonces nos
daremos cuenta de que buscamos la felicidad en la hierba, en los lugares equivocados. Toda
ayuda que podamos conseguir de otras personas que experimentan la misma privacin
psicolgica, no nos servir en lo ms mnimo.
Segn la teologa de San Agustn, el pecado original trae consigo tres
consecuencias: (1) no sabemos dnde se encuentra la felicidad (ignorancia); (2) la
buscamos en lugares equivocados (concupiscencia); y (3) si alguna vez descubrimos dnde
podra encontrarse, de todos modos la voluntad es demasiado dbil para perseguirla. Es esa
la opinin sombra que ha ofrecido el cristianismo hasta este momento. Si eres budista,
puedes percibir el mismo tiempo de idea en la enseanza sobre el sufrimiento y el cese del
sufrimiento.
La psicologa contempornea nos ha provisto del conocimiento del inconsciente.
Este descubrimiento slo tiene cien aos, y arroja una luz enorme sobre todas las
disciplinas espirituales. En aos recientes, hemos sido testigos del desarrollo de diversas
teoras psicolgicas como la de la codependencia y la familia disfuncional, las cuales
afirman que cada vez ms personas, por lo menos en el mundo occidental, sufren de estas
patologas (alrededor de un 95 a un 98 por ciento de la poblacin). Estas teoras se acercan
bastante a la idea del carcter universal del pecado original.
Sin embargo, la travesa espiritual es ms que un proceso psicolgico. Es ante todo,
por supuesto, un proceso de la gracia. Dios tambin nos habla a travs de la naturaleza.
Mientras ms conocemos la naturaleza, ms conocemos la mente de Dios. Einstein crea
que la ciencia estaba orientada a descubrir los pensamientos de Dios. La fsica cuntica
misma constituye una forma de espiritualidad porque siempre busca ahondar en lo
desconocido para vislumbrar lo que hay ms all de lo conocido. Es una bsqueda de la
realidad ltima.

Dios est disponible a travs de muchas fuentes adems de la bsqueda religiosa.


No es mi intencin insinuar que la sicologa reemplaza el trabajo de la religin, pero me
parece que la apoya grandemente y que provee cierta claridad sobre reas de la condicin
humana, especialmente sobre el descubrimiento del inconsciente.
Todos hemos pasado por el proceso de haber nacido y entrado en este mundo con
tres necesidades biolgicas esenciales: seguridad y supervivencia; poder y control; afecto y
estima. En caso de no haber satisfecho adecuadamente estas necesidades biolgicas,
probablemente no sobreviviramos la infancia. Ya que la experiencia de la presencia de
Dios no est presente a la edad en que comenzamos a desarrollar la conciencia de s mismo,
estas tres necesidades instintivas son todo cuanto tenemos para desarrollar un programa que
nos provea felicidad. Sin la ayuda de la razn para modificarlas, construimos un universo
de donde nosotros mismos somos el centro, alrededor del cual todas nuestras facultades
humanas giran cual planetas alrededor del sol. Como resultado, cualquier objeto que
penetre en nuestro universo otra persona o un suceso- es juzgado segn nos pueda
proporcionar o no lo que creemos que es la felicidad, o lo que exigimos que sea la felicidad.
Los nios que son privados de satisfacer sus necesidades de seguridad, afecto y
control, desarrollan un impulso desesperado de buscar cada vez ms smbolos en su cultura
que representan estas necesidades humanas bsicas. A esto se le llama compensacin.
Asimismo, puede suceder que cuando no se logra soportar las experiencias de la niez
temprana, estas se reprimen en el inconsciente. El cuerpo parece ser un tipo de almacn en
el que todas nuestras experiencias la totalidad de nuestra vida- se graban. Ya no
necesitamos que los ngeles registren nuestras vidas, porque sabemos que hay un proceso
neurolgico que se encarga de esto por nosotros. Algunas personas que han tenido
experiencias cercanas a la muerte informan que experimentaron el reestreno de la pelcula
de toda su vida.
Entonces, este es el inicio de lo que podra llamarse el proceso adictivo: la
necesidad de ocultar el dolor que sufrimos durante nuestra vida temprana y que no podemos
enfrentar. Este se reprime en el inconsciente con el fin de proporcionar una libertad
aparente del dolor, o para desarrollar procesos compensatorios para obtener acceso a
formas de placer que compensen el dolor que an no estamos preparados a enfrentar. A
causa de las circunstancias, somos obligados a desarrollar un yo hecho en casa, que no se
ajusta a la realidad. Todo lo que penetra en un mundo en que la supervivencia y la
seguridad, el afecto y la estima, el poder y el control sean su principal bsqueda de
felicidad, tiene que juzgarse teniendo como base una pregunta: es bueno para m? En
consecuencia, el bien y el mal se juzgan no por su realidad objetiva sino por la manera en
que los percibimos, segn encajen o no dentro de nuestros universos privados.
A la edad de cuatro o cinco aos, la situacin se torna ms compleja. A medida que
comenzamos a socializar, interiorizamos valores tales como la familia, compaeros de
grupo, religin, grupo tnico, nacionalidad, raza, sexo y orientacin sexual. La
combinacin de estas dos fuerzas por una parte, el impulso hacia la felicidad en forma de
seguridad y supervivencia, afecto y estima, poder y control, y por otra parte, la

identificacin extrema con el grupo especfico al que pertenecemos complica grandemente


nuestros programas emocionales dirigidos a alcanzar la felicidad. En nuestros aos de
juventud, este desarrollo es normal. Como adultos, la actividad que se deriva de tales
motivaciones es pueril.
El yo hecho en casa o el falso yo, como se llama comnmente, est programado
para ocasionar la desdicha humana. Por supuesto, el temperamento juega tambin un papel.
Nuestros programas emocionales se filtran a travs de nuestras predisposiciones
temperamentales, nuestro nmero en el eneagrama, o nuestra identificacin con un
arquetipo determinado. Si tenemos un temperamento agresivo y nos gusta dominar cuantos
sucesos y personas sea posible, este impulso amentar en proporcin a las privaciones de
esa necesidad que hemos sentido durante nuestra niez temprana. Si no enfrentamos estos
excesos de nuestra niez temprana, y si no tratamos de desmantelarnos o modelarlos
mediante el ejercicio de la razn (en la tradicin cristiana esto significa la prctica de la
virtud), stos continuarn ejerciendo una influencia enorme a lo largo de nuestra vida. Por
ejemplo, las personas que desean poder, siempre quieren imponer lo que ha de suceder en
cada situacin. No pueden ser felices a menos que lo hagan. Tan pronto se sienten
frustrados, salen las emociones dolorosas: tristeza, desesperacin e ira. Estas necesidades
instintivas no tienen nada de malo. Sin embargo, tales individuos erradamente entierran
toda su esperanza de encontrar la felicidad buscando satisfacer una o todas estas
necesidades, porque no experimentaron a Dios a la edad en que se habra moderado la
importancia extrema de stas.
Tan pronto sentimos que estamos molestos o enojados por algo, tendemos a
protegernos a nosotros mismos proyectando la causa de nuestra emocin perturbadora a una
situacin o a otra persona: Ellos me hicieron esto. Ellos siempre son el problema.
Pero, en realidad, el problema verdadero no son ellos sino nosotros. Todas las
predisposiciones y los prejuicios son actitudes propias de nios de cuatro a ocho aos de
edad. Si stas estn presentes en nosotros, funcionamos todava a nivel de un
preadolescente.
Nuestra inocencia cuando nios es la inocencia de la ignorancia. En las primeras
etapas de la vida humana, la conciencia se encuentra muy limitada. El infante es uno con
todo lo que sucede, hasta que esa unidad, se pierde entre las edades de dos a tres aos.
Cuando comienza el pensar y la introspeccin sin que haya habido experiencia de Dios,
tiene que tomar su lugar alguna otra forma de felicidad, an sea para sobrevivir.
La distorsin de la naturaleza humana se convierte en un hbito y se sustenta en la
creencia de que otros hacen lo mismo al igual que los discpulos del maestro suf- tratando
de encontrar la felicidad donde no existe la posibilidad de encontrarla.
Cuando Jess les dijo a sus primeros discpulos arrepintanse, los llamaba a
cambiar la direccin que haban seguido en la bsqueda de la felicidad. Arrepintanse es
una invitacin a crecer y a convertirnos en seres humanos plenamente maduros que
integran sus necesidades biolgicas a un nivel racional de conciencia. Este nivel racional de

conciencia es la puerta que se abre a estados de consciencia ms elevados: los niveles


intuitivo y unitivo. Estos estados nos abren a la experiencia de la presencia de Dios, la cual
nos restaura el sentido de felicidad. Entonces, a medida que vamos dejando atrs las
distorsiones, podemos tomar posesin de todo lo bueno que experimentamos durante
nuestra vida temprana.
El falso yo est profundamente arraigado. Puedes cambiar tu nombre, direccin,
religin, pas y vestimenta. Sin embargo, a menos que no le pidas a ste que cambie, el
falso yo sencillamente se ajusta a los nuevos entornos. Por ejemplo, si para ti una seal
significativa de vala y estima propias es poseer mayor resistencia a emborracharte que tus
amigos e ingresas a un monasterio como lo hice yo- y tu nuevo camino a la gloria implica
tener ms capacidad de ayunar que los otros monjes, entonces Qu habra cambiado?
Nada.
Podemos convertirnos a los valores del Evangelio de Jesucristo y hacer lo mejor
posible por moderar los excesos que cometemos en nuestra bsqueda desesperada de
seguridad, afecto y estima y poder y control, mientras que nuestras actitudes bsicas
permanecen intactas. Esta es la forma en que podemos diferenciar la conversin interior de
los cambios externos de estilo de vida. La conversin se dirige al corazn del problema.
Jess nos dirige algunas frases fuertes que nos resultan incomprensibles a menos que no las
enfoquemos a la luz del dao que nos ocasionan nuestros programas emocionales. Por
ejemplo, Jess dijo, Si tu pie te escandaliza, crtatelo. l no nos est recomendando la
automutilacin, ms bien nos dice que si nuestros programas emocionales estn tan unidos
a nosotros que los amamos tanto como a nuestra propia mano o pie u ojo, debemos
librarnos de ellos. Son programas que conducen a la miseria humana y que jams
funcionarn. Interferirn en todas tus relaciones: con Dios, contigo mismo, los dems, el
mundo y el cosmos.
Cuando nos convertimos a una nueva forma de vida, a servir o aun ministerio en
particular, experimentamos frecuentemente un don maravilloso de libertad y un cambio
radical de direccin. Quizs has hecho enormes sacrificios en tu negocio o profesin, o an
en tu vida familiar, con el fin de comenzar una travesa al servicio del Evangelio. Pero ten
cuidado! Todos los programas emocionales que buscan alcanzar la felicidad, la
identificacin excesiva con nuestro grupo, as como los comentarios que refuerzan nuestras
tendencias innatas, tienen su origen en el inconsciente como en el consciente.
Es por esto que san Pablo pudo decir: Realmente mi proceder no lo comprendo;
pero no hago lo que quiero, si no que hago lo que aborrezco (Rom. 7:15). Si no hacemos
frente a las consecuencias de una motivacin inconsciente a travs de una prctica o
disciplina que nos abra al inconsciente, entonces esa motivacin influir secretamente en
nuestras decisiones a lo largo de nuestras vidas.
Se necesita consentir para estar expuesto al inconsciente. Esto requiere valor y
perseverancia. No podemos hacer surgir el inconsciente a voluntad. Con la ayuda de la
psicoterapia, podramos hacer surgir parte de l. Las noches oscuras descritas por san Juan

de la Cruz llegan mucho ms profundo. Normalmente, las emociones necesitan ser


expresadas de alguna manera a fin de poder procesarse. Las emociones son energa. Si no
se procesan, se convierten en bloqueos en nuestros cuerpos y sistemas nerviosos que no
permiten el libre fluir de nuestros sistemas de energa y de la gracia.
Cuando no estamos pensando, analizando ni planificando y nos ponemos en la
presencia de Dios mediante la fe, nos abrimos al contenido del inconsciente. Debemos
hacerlo gradualmente a fin de no ser sobrecogidos por la explosin incontrolable de
emocin. En la pasada generacin, la era psicodlica, las personas se abran al inconsciente
antes de tener la humildad o devocin a Dios necesarias para ser capaces de manejarlo. Es
necesario respetar el inconsciente y abordarlo con prudencia.
La persona que est involucrada en la prctica de la oracin contemplativa necesita
de gua. Puede que no se obtenga esa gua con cada consejero espiritual que aparezca. Lo
ms importante en toda forma contemplativa de oracin, como lo es la Oracin Centrante,
es la fidelidad a la prctica diaria. Esto nos expone al inconsciente gradualmente, a un paso
que podemos manejar, y nos coloca bajo la gua del Espritu Santo. Entonces, el amor
divino nos prepara para recibir lo mximo que Dios pueda comunicarnos de su luz interior.
Existe todo tipo de energas impresionantes, adems del lado oscuro del inconsciente, que
no hemos experimentado an, y que esperan ser descubiertas por ejemplo, los talentos
naturales, los frutos del espritu, los siete dones del Espritu y la Inhabitacin Divina
misma.
Nunca es demasiado tarde para iniciar la travesa espiritual o para comenzarla otra
vez, y vale la pena comenzar de nuevo muchas veces. Si tienes ms de ochenta aos de
edad, te alegrar saber que hay un curso acelerado. No me sorprendera que el momento de
la muerte ocurran todo tipo de experiencias transformadoras. Lo que Dios persigue son
nuestra buena intencin y nuestros esfuerzos. Puede que en esta ida no experimentemos los
frutos de nuestros esfuerzos, pero debemos seguir intentndolo.
El hecho de que la travesa contemplativa, implique la purificacin del inconsciente,
no significa que sta sea una alfombra mgica hacia la dicha. Es un ejercicio que se realiza
a fin de dejar ir el falso yo, un proceso que lleva la humildad porque este es el nico yo que
conocemos.
Dios se nos acerca desde muchas perspectivas distintas: enfermedad, desgracia,
bancarrota, procesos de divorcio, rechazo, pruebas interiores. Dios no nos ha prometido
quitarnos estas pruebas, sino ms bien ayudarnos a cambiar nuestras actitudes hacia ellas.
En realidad, esa es la santidad. En esta vida, la felicidad radica en nuestra actitud bsica
hacia la realidad.
A veces, una sensacin de fracaso en un medio excelente para obtener la verdadera
humildad, que es lo que Dios ms busca en nosotros. Comprendo que este no es el lenguaje
del xito, pero nos hemos suscrito en exceso a ese lenguaje. Necesitamos conocer la

libertad interior que surge de la participacin en los sufrimientos de Cristo, el smbolo del
amor de Dios para todos sobre la tierra.
En el prximo milenio, lo lderes religiosos y maestros espirituales podran
considerar que su responsabilidad primaria consiste no tanto en convertir a nuevos
integrantes o nuevos seguidores a una forma particular de meditacin, sino en crear
comunin armona, comprensin y respeto para todos en la familia humana, especialmente
los miembros de otras religiones.
En el mundo venidero, el pluralismo religioso penetrar en todas las culturas. El
cmo vivir juntos, con los diferentes puntos de vista, llegar a ser cada vez ms importante.
No s si podremos progresar en semejante proyecto sin una prctica contemplativa que nos
alerte sobre nuestras propias predisposiciones, prejuicios y programas egocntricos para
alcanzar la felicidad, especialmente cuando stos pisotean los derechos y necesidades de los
dems.
Algunas personas entran en la vida religiosa buscando la familia que nunca
tuvieron. Pero la vida religiosa no constituye ese tipo de familia. Algunas personas contraen
matrimonio porque buscan a la madre que les lavaba la ropa y les provea un hombro para
llorar. Muchas personas que contraen matrimonio son demasiado inmaduras para manejar
las responsabilidades que ste conlleva. Es por eso que estas personas frecuentemente se
separan y tienen que comenzar de nuevo. De no tomar conciencia sobre los factores
inconscientes que ocasionaron el rompimiento del primer matrimonio, estas personas
llevarn los mismos problemas al prximo matrimonio.
El falso yo busca la fama, el poder, la riqueza y el prestigio. El inconsciente es
sumamente poderoso hasta el momento en que la luz divina del Espritu Santo penetra en
sus profundidades y revela su dinmica. Es aqu donde la gran enseanza de las noches
oscuras de san Juan de la Cruz coincide con la sicologa profunda, slo que el trabajo del
Espritu Santo es mucho ms profundo. En vez de tratar de librarnos de lo que interfiere
con nuestra vida humana ordinaria, el Espritu nos llama a transformar nuestro ser ntimo y,
en efecto, todas muestras facultades, a la manera divina de ser y actuar.
Los padres griegos llamaron a este proceso deificacin Dios nos llama por medio
del Evangelio a una aventura en la fe, la esperanza y el amor, que supone el ser
introducidos a la vida ntima de la Realidad ltima, a quien llamamos Dios en la tradicin
Cristiana. El mismo amor incondicional que se mueve en Dios se mueve en nosotros por la
gracia, y este amor reemplaza el ego humano por el yo divino. En nuestra vida cotidiana,
comenzamos a manifestar no nuestro falso yo y nuestros prejuicios, sino la ternura infinita
de Dios, el inters de Dios por todo lo viviente, especialmente por los necesitados y los
pobres.
Cun lejos podra en realidad extenderse la accin sin la purificacin profunda?
Tambin las personas involucradas en la accin social tienen un falso yo. Necesitan

conocer las dinmicas que trabajan dentro de ellas. De lo contrario, los proyectos sociales
podran desintegrarse o agotarse.
Dnde ests? es, en efecto, una pregunta de gran magnitud. An tienes uno o
dos aos, edad en la cual tu programa emocional de seguridad es la energa principal que
determina tus decisiones y relaciones, especialmente la relacin entre Dios y t? Ests tan
enamorado de tu religin que tienes una lealtad ingenua que no te permite observar las
faltas reales presentes en una comunidad de fe particular? Encubres las situaciones
vergonzosas de tu vida y te sometes a las necesidades de seguridad o estima de la
comunidad?
Toda la historia humana se encuentra bajo la influencia del sistema del falso yo que
se mueve fcilmente desde nuestros corazones a nuestras familias, comunidades y naciones,
para afectar la raza humana completa. Dios nos invita a asumir la responsabilidad de ser
humanos y abrirnos al dao inconsciente que est influyendo en nuestras decisiones y
relaciones.
Si lo psiclogos y psiquiatras sostuvieran un dilogo con los conocimientos de san
Juan de la Cruz y con aquellos que experimentan las noches oscuras, podra producirse una
maravillosa simbiosis de tratamiento. No estamos enfermos a causa de una patologa
fisiolgica solamente. Tampoco se trata simplemente de una cuestin de pecado; es un
asunto de la condicin humana, de la que ninguno de nosotros somos inicialmente
responsables pero que, al hacernos adultos, se nos llama a ser responsables.
Cmo cultivamos una amistad cualquiera? Pasando tiempo junto a aquellos hacia
quienes nos sentimos atrados. Existen varias etapas en el desarrollo de una relacin,
comenzando por el conocerse, que es un tanto delicado; pasando por la amistad, que es ms
agradable; a ser amigos, que es un compromiso; a diferentes niveles de unin y unidad que
restablecen el estado de intimidad que se perdi simblicamente en el Jardn del Edn.
En este punto nos encontraos bajo la influencia de impulsos inconscientes de
intensidades diversas que a su vez influyen en nuestras decisiones y relaciones con los
dems, y las contaminan. Debemos tomar el sendero que conduce a la verdad. Es a esto que
nos invita el Evangelio.
No conocemos mucho sobre la vida de oracin de Jess. San Pablo exhort a sus
discpulos a orar sin cesar. La oracin contemplativa es una profundizacin en la fe que va
ms all de los pensamientos y los conceptos. Simplemente, escuchamos a Dios de forma
abierta y receptiva a esta presencia divina que tiene su fuente en nuestro ser ntimo. No
escuchamos para or algo, ms bien lo hacemos con miras a tomar consciencia de los
obstculos en nuestra relacin con Dios.
La oracin contemplativa comienza a actuar moderadamente, pero tan pronto
alcanza cierta intensidad, nos abre el inconsciente. Los recuerdos dolorosos que hemos

olvidado o reprimido comienzan a filtrarse al consciente. Las emociones primitivas que


sentimos de nios y que hemos estado compensando podran pasar al consciente.
En la oracin contemplativa, el descanso que experimentamos es tan profundo que
permite que nuestras defensas internas se relajen, y el cuerpo, con su gran capacidad para la
salud, dice: Vamos a deshacernos de estos bloqueos emocionales de una vez por todas. El
sistema nervioso psquico puede estallar en emociones primitivas o recuerdos intolerables.
Por unos minutos, sientes que preferiras estar en el infierno. Pero luego, todo pasa.
Debemos reconocer que algunos de nuestros problemas son tan serios que
requerimos de ayuda psiquiatrita. Es importante que el trabajo se haga en equipo entre los
guas espirituales y los profesionales de la sicologa. Cuando hablamos de la salud de un ser
humano, no nos referimos solamente al cuerpo o a las emociones; hablamos de la gama
completa del potencial humano, incluyendo la salud espiritual. Si queremos, todas estas
reas deben tratarse a la vez. Esto es lo que hace la oracin contemplativa. Pero no acta
sola. Sus frutos necesitan introducirse en la vida diaria.
La oracin contemplativa comienza a hacernos conscientes de la presencia divina
dentro de nosotros que es la fuente de la verdadera felicidad. Tan pronto comenzamos a
disfrutar de la paz que proviene de la prctica regular de la oracin contemplativa, sta
relativiza todo ese mundo irreal de exigencias y deberas, de aversiones y deseos
basados en programas emocionales para alcanzar la felicidad que quizs nos funcionaban
cuando ramos nios, pero que, de hecho, nos estn matando.
Dnde ests? La pregunta que nos hace Dios nunca varia. En algunos casos, existe
tanta tragedia en nuestra vida que no somos libres de decidir dnde estamos. Pero el poder
de la gracia divina, especialmente de la manera que se experimenta en la oracin
contemplativa, nos abre al inconsciente y nos introduce a un mundo de posibilidades
ilimitadas que actualmente desconocemos.
El propsito de cada placer humano es servir de trampoln para conocer mejor a
Dios, o para descubrir algn aspecto nuevo de Dios. nicamente cuando ese trampoln se
convierte en un fin en si mismo o sea, cuando nos identificamos en exceso con l- puede
ste distorsionar la intencin divina. Todo en el universo est destinado a recordarnos la
presencia de Dios.
Dios es la existencia. En todo lo que existe, Dios est presente. La realidad ltima es
la presencia de Dios. El problema radica en que damos cabida a esa presencia slo en la
medida en que nuestra vida interior sea sensible a ella. De ah la importancia que otorga la
tradicin cristiana a escuchar las sagradas escrituras, que es mucho ms que simplemente
buscar su significado literal. Consiste en sentarse con el texto en la presencia del Espritu
Santo y permitir que el Espritu aumente nuestra capacidad de escucha. Este proceso no
empaa el valor de lo literal; sencillamente, el escuchar no se detiene ah. La palabra de
Dios fuera de nosotros est llamada a despertar la presencia de la palabra de Dios dentro de
nosotros. En cierto sentido, cuando esto sucede nos convertimos en palabra de Dios.

En sus comienzos, la presencia de Dios se siente sutilmente. A medida que esta


presencia se hace ms fuerte y penetrante, se inicia una regresin gradual al estado de
intimidad que la historia del Jardn del Edn describe en forma mitolgica. (La mitologa
no es una farsa; sencillamente intenta decir la verdad de manera simblica, para indicar una
realidad que va ms all de las palabras o de los conceptos).
El evangelio nos introduce a la terapia divina para la enfermedad de la condicin
humana, en forma de oracin contemplativa, que se dirige no solo a las distorsiones de
nuestro comportamiento consciente, sino tambin a las dinmicas del inconsciente. La
contemplacin nos provee del valor para enfrentar la segunda gran pregunta de la travesa
espiritual Quin eres?

Quin eres?

LA CONTEMPLACION Y LA TERAPIA DIVINA


Esta es la gran pregunta de la segunda mitad de la travesa espiritual.
Todos llegamos a este mundo como pequeos fardos repletos de necesidades
emocionales, de la que tres en particular pueden ser identificadas: seguridad y
supervivencia; afecto y estima; poder y control.
Si estas necesidades no se satisfacen en cierta medida, los infantes se sumiran en la
depresin y la apata, y eventualmente moriran de inanicin psicolgica. De ah la
importancia que tienen estas necesidades humanas bsicas, y el efecto extraordinario que
tiene sobre el resto de nuestra vidas el proveer o retener, real o imaginariamente, estas
necesidades biolgicas.
La energa que utilizamos en satisfacer estas necesidades emocionales con el fin de
encontrar la felicidad, tiende a aumentar con el tiempo. La dolorosa sensacin de rechazo
experimentada a una edad temprana, puede reprimirse en el inconsciente; all contina
dictando la forma en que reaccionamos frente a la vida y a nuestras decisiones adultas. En
el nivel psicolgico ordinario, nuestra experiencia de vida normalmente es dominada por
los sucesos externos y por la manera en que reaccionamos emocionalmente a ellos. En
parte, esto se produce a nivel consciente, pero gran parte radica en el inconsciente. Esta es
la enfermedad de la condicin humana que todos padecemos.
En la vida diaria constantemente se desencadenan sucesos que frustran nuestros
programas emocionales destinados a la bsqueda de la felicidad. Entonces, surgen
automticamente las emociones dolorosas de miedo, ira y desnimo. Experimentar ansiedad
y enojo es la seal palpable de que en el inconsciente, un programa que busca alcanzar la
felicidad acaba de ser frustrado.
La naturaleza humana est ideada de manera que nuestra imaginacin y emociones
trabajen juntas, tal como interactan las ruedas de un reloj viejo. Tan pronto como
cualquier emocin comienza a afectarnos, nuestra imaginacin reacciona de inmediato,
trayendo a la memoria cintas pregrabadas proporcionales al nivel de intensidad de la
emocin.
Esto nos ocurre cada da en cierto grado, desde el relativamente leve al ms
extremo. Con frecuencia, algn suceso o persona en particular desafa nuestros sistemas
inconscientes de valores. Inmediatamente, nos encontramos en medio de un dilogo interior
intenso, as como de agitacin emocional. Entonces, si no invertimos el proceso, cada vez
que este ciclo ocurra seremos reencarnados en los mismos antiguos programas
emocionales que buscan la felicidad en sus inevitables frustraciones. Es esta la manera de
llevar una vida humana? Es en una situacin similar que Jess se presenta en escena,
exhortndonos a arrepentirnos, a cambiar nuestras motivaciones conscientes e

inconscientes; a cambiar, en definitiva, el lugar donde buscamos la felicidad. Necesitamos


la terapia divina. (1)
Como sucede en Alcohlicos Annimos, la terapia divina se basa en el darte cuenta
que sabes dnde ests y que tu vida es difcil de manejar. Podramos llevar una vida
relativamente normal, pero sin experimentar la verdadera felicidad, que resulta de dejar ir
los obstculos que nos impiden tomar consciencia de la presencia divina.
El designio de Dios es que la consciencia espiritual llegue a se nuestro estado de
conciencia normal. Con qu podramos comparar nuestro estado de consciencia en la vida
diaria ordinaria? Es como ver una buena pelcula en la que nos identificamos con los
personajes de la pantalla. Incluso, podemos llegar a olvidarnos de que estamos en una sala
de cine. De igual manera, no nos damos cuenta de que los sucesos y la gente o nuestros
planes y recuerdos estn dominando nuestro estado de consciencia de la noche a la maana,
a menos que nuestros programas egostas que buscan la felicidad hayan comenzado a
desmantelarse gracias a una prctica o disciplina espiritual.
Suponte que tomamos media hora cada da para estar a solas y en silencio,
simplemente para estar en compaa de Dios y de nosotros mismos (sin saber an quin es)
mediante una prctica como la Oracin Centrante, que nos prepara para la contemplacin,
el lugar principal de la terapia divina. Como resultado del descanso y silencio profundos
que resultan de esta prctica, nuestros programas emocionales comienzan a relativizarse.
Estos fueron ideados en un momento en que an no conocamos la bondad y la tranquilidad
de la presencia de Dios.
La presencia e Dios es la verdadera seguridad. En realidad no existe ninguna otra. El
amor divino es la afirmacin plena de quines somos. La libertad interior es el don que
Dios nos da a medida que nos vamos liberando de nuestras ataduras y aversiones, de
nuestros deberamos, y de los programas emocionales en busca de la felicidad que
traemos desde nuestra niez temprana y que son totalmente irrealizables en la vida adulta.
Mediante una prctica espiritual como es la Oracin Centrante, comenzamos a
experimentar la conciencia espiritual. Entonces, nuestra vida ordinaria llega a ser como una
pelcula mala en la que nos identificamos con los personajes o la trama. Podemos
levantarnos e irnos algo que no podemos hacer en la vida diaria cuando nos identificamos
en exceso con el fluir ordinario de nuestra conciencia y su contenido. Esa es la tirana
interior que se opone a la verdadera libertad. La libertad de los hijos de Dios significa que
podemos decidir qu hacer respecto a determinados acontecimientos. Vivimos cada vez
ms de motivaciones automticas que del dominio de nuestros impulsos habituales con el
fin de ser amados, de estar en control y sentirse seguros.

------------------------------------------------------------(1) Para un planteamiento ms concreto de la terapia divina, vase Thomas Keating: Intimidad con
Dios.

La Oracin Centrante y otras prcticas que conducen a la contemplacin cristiana,


nos llevan a alcanzar la libertad interior. Nos abrimos a Dios y nos permitimos descansar en
un lugar silencioso ms all del pensamiento, como una especie de oasis en un da de
agitacin emocional. An bajo una perspectiva puramente humana, todos necesitamos en
nuestra vida diaria un poco de silencio y de estar a solas, aunque slo sea para ser humanos
y creativos en nuestra forma de vivir.
Esta clase de disciplina espiritual constituye una terapia del falso yo, no slo para
nuestros programas emocionales que buscan la felicidad, sino tambin para nuestra
identificacin excesiva con la familia, pas, religin, o grupo. Por supuesto, en cierta
medida debemos estar agradecidos de nuestro pas, religin y familia. Sin embargo, resulta
interesante que Jess dijo que a menos que odiemos a nuestros padres, no podremos ser sus
discpulos. Con esto no quiso decir que no deberamos amarlos, respetarlos y cuidarlos en
su vejez, como lo manda el cuarto mandamiento del Tora, sino que no deberamos
mantener una lealtad hacia un grupo en particular (aun sea nuestra familia) que pase por
alto las injusticias que hay que corregir. En aras de la paz o con el fin de ser amados, a
veces corremos un velo sobre problemas serios, en vez de enfrentarlos con honestidad y
con la verdad.
Una vez que haya establecido la prctica regular de la Oracin Centrante, en cada
perodo de oracin normalmente nos movemos hacia un lugar de descanso en la cual
nuestras facultades se mantienen relativamente tranquilas y en silencio. Los pensamientos
fluyen ro abajo, en direccin de la corriente, pero a medida que aprendemos a pasarlos por
alto, comenzamos a disfrutar una sensacin de la presencia divina. Ms all de nuestros
pensamientos y experiencias emocionales est la realidad ms profunda del nivel espiritual
de nuestro ser. Esta es otra forma de conocer la realidad que es diferente de nuestro
conocimiento psicolgico ordinario. Como resultado, no slo la mente est quieta y
descansando de las preocupaciones ordinarias de la vida diaria, sino que el cuerpo
comienza a descansar tambin, con un descanso que es ms profundo que el sueo.
Nuestras diversas inclinaciones y predisposiciones, especialmente nuestra inversin
emocional en determinados programas que buscan la felicidad arraigados en el
inconsciente, defienden vigorosamente el material reprimido en el inconsciente. El
descanso profundo de la Oracin Centrante libera los mecanismos de defensa que han
evitado que nos confronte cualquier trauma emocional de la niez temprana. Uno de los
traumas emocionales ms devastadores de la niez temprana es el abuso fsico o sexual. El
dao que ocasiona a las delicadas vidas emocionales de los nios es tan doloroso que ste
se reprime en el inconsciente, donde puede permanecer desconocido por la vctima a menos
que la psicoterapia profunda o la oracin contemplativa desate los mecanismos de defensa.
La Oracin Centrante no es un fin en s misma, pero el descanso profundo que
provee libera la maleza emocional de toda una vida. Cuando bajan nuestras defensas,
surgen el lado oscuro de la personalidad, la dinmica del inconsciente y la inmensa
inversin emocional que hemos puesto en programas falsos que buscan la felicidad, as

como la comprensin de cun inmersos estamos en nuestro condicionamiento cultural


particular.
Todos tenemos algn grado de condicionamiento cultural. An los ms grandes
santos slo alcanzan cierto grado de libertad de una identificacin cultural excesiva. Este
exceso de identificacin se confronta en la Oracin Centrante. Pasamos la primera parte de
nuestras vidas buscando desempear un papel llegar a ser madre o padre, profesor,
mdico, ministro, soldado, negociante, artesano, o lo que sea. La paradoja radica en que
nunca podremos cumplir plenamente con el desempeo de nuestro papel hasta que estemos
dispuestos a dejarlo ir. Quienquiera que pensamos que somos, no somos. Tenemos que
descubrir esto y la mejor manera de hacerlo, o al menos, la manera menos dolorosa, es a
travs del proceso que llamamos la travesa espiritual. Este requiere que enfrentemos el
lado oscuro de nuestra personalidad y la inversin emocional que hemos hecho tanto en
programas falsos que buscan la felicidad como en nuestro condicionamiento cultural
particular.
En la Oracin Centrante, el descanso nos proporciona una sanacin profunda. Para
realmente sanarnos debemos permitir que nuestro lado oscuro alcance plena conciencia y
entonces dejarlo ir y entregrselo a Dios. La terapia divina es un convenio que hacemos con
Dios. Reconocemos que nuestras propias ideas sobre la felicidad no van a funcionar, y
entregamos por completo nuestras vidas a Dios.
Durante este proceso se produce una descarga de emociones primitivas o un
bombardeo de pensamientos que nunca esperbamos tener en la travesa espiritual. Bajo
circunstancias normales, lo que tenemos que hacer para eliminar ese material es decirle
adis cuando pase por nuestra conciencia. Entonces, cuando volvemos a nuestra intencin
original generalmente a travs de algn smbolo para volvernos interiormente hacia Dios,
tal como sera el proferir una palabra sagrada u observar nuestra respiracin como una
experiencia sagrada, este proceso comienza de nuevo. Avanzamos hacia el descanso. El
descanso, cuando es profundo, libera material reprimido del inconsciente. Experimentamos
un tipo de nusea psquica y luego una sensacin de libertad cuando nos liberamos de un
montn de datos psicolgicos no digeridos en la niez temprana. Someterse a la terapia
divina merece la pena tanto para nosotros mismos como para el resto de la humanidad. Si
no le permitimos al Espritu de Dios darle tratamiento a los niveles profundos de nuestro
apego a nosotros mismos y a nuestros programas que buscan la felicidad, verteremos en el
mundo los elementos negativos de nuestro egocentrismo, contribuyendo de esta manera a
los conflictos y desastres sociales que provienen del exceso de identificacin con las
predisposiciones y los prejuicios de nuestra cultura particular y de nuestra formacin. Esto
se torna ms significativo a medida que nos abrimos a una cultura global y a un creciente
pluralismo de creencias religiosas.
Qu haremos cuando estemos rodeados de personas cuyos sistemas de creencias
sean completamente diferentes a los nuestros? De dnde vendr nuestro apoyo? En vez de
buscar apoyo para respaldar nuestro propio sistema de creencia, sera ms provechoso para
nosotros buscar la diferenciacin propia que nos permita ser nosotros mismos plenamente,

con la aceptacin de nuestras limitaciones. A medida que nos hacemos ms conscientes de


la dinmica de nuestro inconsciente, podemos acoger a la gente y los sucesos tal como son,
y no a travs del filtro de lo deseamos, esperamos o exigimos que sean. Esto requiere dejar
ir las ataduras, las aversiones, los deberamos y las exigencias a los dems y a la vida,
que reflejan la mentalidad de un nio ms que de un adulto. Este ltimo, en circunstancias
normales, es responsable de sus propias elecciones.
Este es un gran proyecto, pero an no se traduce en madurez espiritual. Es,
simplemente, crecimiento humano hacia una conciencia plena, responsable e introspectiva.
Es el primer paso que el Evangelio nos invita a tomar en el proceso de arrepentimiento. Si
estamos alerta a la dinmica del inconsciente, la vida diaria nos lleva a nuevos niveles de
comprensin no slo de dnde estamos, sino quines somos.
Ninguno de nosotros sabe lo que hara en una citacin desafiante hasta no pasar por
problemas y tragedias difciles. Una vez asist a un panel de discusin conformado por
personas que haban sufrido durante el Holocausto y otras opresiones brutales de este siglo.
Una mujer del panel haba sobrevivido al Holocausto, pero sus padres haban muerto.
Fund una organizacin humanitaria cuyo objetivo era prevenir que tales horrores se
repitieran y dijo casualmente, Sepan, yo no hubiera sido capaz de fundar esa organizacin
de no haber aceptado que, bajo circunstancias levemente distintas, yo hubiese podido hacer
las mismas cosas que los Nazi hicieron a mis padres y a las dems personas en los campos
de concentracin.
Me parece que esta mujer posea una verdadera humildad el conocimiento de s
mismo que percibe claramente que, con slo un pequeo cambio de circunstancias, somos
capaces de realizar cualquier mal.
La travesa espiritual ni es una profesin ni una historia de xitos. Consiste en una
serie de humillaciones del falso yo las cuales se tornan cada vez ms profundas. Estas
hacen espacio en nuestro interior para que el Espritu Santo entre y sane. Gradualmente se
va eliminando lo que nos impide estar disponibles para Dios. Seguimos acercndonos cada
vez ms a nuestro centro. De vez en cuando, Dios levanta una esquina del velo y entra en
nuestra conciencia a travs de diversos canales, como si dijera, Aqu estoy. Dnde ests?
Ven y nete a m.
Siglos atrs, en el Cercano Oriente, culturas consecutivas fueron construyendo
nuevas ciudades encima de las anteriores. Por alguna razn la gente no se molestaba en
ocupar lugares nuevos; slo quemaban lo que quedaba despus de derrotar al enemigo, y
all construan algo nuevo. Las ruinas de estas ciudades antiguas construidas unas sobre
otras se llaman tells. La travesa espiritual es como realizar una excavacin arqueolgica
a travs de las diversas etapas de nuestras vidas, comenzando a excavar desde donde
estamos ahora, pasando por la crisis de los cincuenta aos, la vida adulta, la adolescencia,
la pubertad, la niez temprana, la infancia. Qu sucede si permitimos que contine esa
excavacin arqueolgica? Sentimos que empeoramos. Pero realmente no empeoramos;

simplemente nos damos cuenta de lo mal que siempre hemos estado. Esa es una gracia
enorme.
Vindolo en vertical, nuestra conversin comienza en el lugar en que ahora estamos
en nuestra relacin con Dios. Lo primero es quitar el matorral, las piedras y los escombros
que se encuentran encima de nuestro tell interior. Nuestro acuerdo con el terapeuta divino
es permitir que el Espritu Santo nos conduzca a la verdad sobre nosotros mismos. Este
perodo inicial de conversin corresponde a la primavera de la vida espiritual, en que la
oracin facilita, y tenemos una gran energa para emprender la prctica de la abnegacin, de
diversas formas de oracin, del ministerio y de otros tipos de servicio social. A medida que
confiamos ms en Dios, disfrutamos cierta libertad de nuestros vicios y frecuentemente
podremos experimentar gran satisfaccin en nuestros esfuerzos espirituales.
Cuando Dios decide que estamos listos, nos invita a pasar a un nuevo nivel de
conocimiento de nosotros mismos. Dios nos retira los consuelos iniciales de la conversin,
y nos hundimos en la oscuridad, la aridez espiritual y la confusin. Pensamos que Dios nos
ha abandonado. Al no gozar de las mismas experiencias emocionales que anteriormente
disfrutbamos, pensamos que Dios se ha marchado al prximo universo y que no le
importamos. Esto resulta particularmente doloroso para aquellas personas que han sentido
rechazo en su vida temprana; ahora sienten que Dios las ha rechazado, y ese es el rechazo
mximo. Las noches oscuras son particularmente difciles para ellos. Pero si pueden
aguardar hasta que terminen, se sanarn por completo y para siempre de su sentimiento de
rechazo cuando redescubran a Dios a un nivel ms profundo de fe.
En vez de marcharse, Dios sencillamente se muda a la planta baja por decirlo
as, y espera hasta que vayamos a reunirnos con l. Quizs Dios se pregunte por qu
refunfuamos.
Qu nos hace pensar que Dios se ha marchado? La presencia divina no puede irse.
Dios es la existencia y llena todo lo que existe (Santo Toms de Aquino). El Evangelio nos
ensea que Cristo est presente en la tormenta, no que simplemente surge de la tormenta.
Algunas pelculas son similares a las parbolas del Evangelio; llaman
nuestra atencin sobre temas morales, sociales y espirituales de los que no nos enteraramos
a travs de palabras ordinarias. Recuerdo haber visto la pelcula Love Story y haber llorado
durante los tres das siguientes. La trama es bastante sencilla. Trata de un joven y una joven
que estn completamente enamorados, viven el uno para el otro y lo son todo el uno para el
otro. Entonces, a ella le diagnosticaron un cncer inoperable y muere en pocos meses. Para
l, todo el sentido de la vida se desmorona.
En la ltima escena, luego de salir del hospital en que ha muerto su esposa, se ve al
hombre caminando lentamente en la niebla, que se torna cada vez ms densa. Se sienta en
un banco del parque. Mientras se escucha la cancin tema de la pelcula como msica de
fondo, la pantalla se torna cada vez ms oscura.

Me di cuenta que esta historia era una parbola de mi experiencia despus de


dedicarme totalmente a la bsqueda de Dios y de encontrar un deleite cada vez mayor en el
abrazo de la presencia de Dios en la oracin contemplativa. Luego, me pareca que Dios se
haba ido de mi vida, abandonndome en un banco de la iglesia, por decirlo as. En la
travesa espiritual, durante las noches oscuras nos fallan los consuelos, incluyendo los ritos
y las prcticas que anteriormente apoyaron nuestra fe y devocin. La fe se convierte
simplemente en fe en la bondad de Dios, sin que lleguemos a experimentarla. Es confiar en
Dios sin saber en quien confiamos, porque la relacin que pensbamos que tenamos con
Dios ha desaparecido.
En este momento viene a mi mente la frase de gran sabidura de Jess: El que
encuentre su vida, la perder; y el que pierda su vida por m, la encontrar. (Mt. 10.39).
llegar uno mismo a la nada a ninguna cosa- implica dejar de identificarse con la tirana de
nuestros programas emocionales que buscan la felicidad y las limitaciones de nuestro
condicionamiento cultural. En nuestra cultura, estas limitaciones son tan fuertes que incluso
se reflejan en nuestro idioma. Decimos estoy enojado. Pero t no ests enojado;
simplemente tienes sentimientos de enojo. Podras decir estoy deprimido. No, t no ests
deprimido; tienes sentimientos de depresin.
El problema no radica en los sentimientos, lo importante es lo que hacemos con
ellos. La libertad para manejarlos y enfrentarlos con la razn y la fe es lo que nos hace
plenamente humanos.
A los primeros tiempos de nuestra conversin espiritual le sigue un perodo de
transicin que es siempre oscuro, confuso y limitante. Luego llega un perodo de paz, de
disfrute de una libertad interior nueva y la maravilla de nuevos conocimientos. Esto toma
tiempo. Raras veces se produce un movimiento repentino hacia un nuevo nivel de
conciencia que sea permanente.
Qu sucede cuando llegamos al fondo de nuestra pila de basura emocional?
Estamos en unin divina. No existe ningn otro obstculo.
Mientras estemos identificados con algn rol o persona, no seremos libres de
manifestar la pureza de la presencia de Dios. Parte de la vida consiste en llevar a cabo un
proceso de soltar cualquier rol que ests desempeando y con el que ests identificado, por
meritorio que sea. Eso no eres t. Tus emociones no son t. Tu cuerpo no eres t. Si no eres
esas cosas, quin eres? Esa es la gran pregunta de la segunda mitad de la travesa
espiritual.
El proceso de crecimiento espiritual es comparable a una escalera en espiral. Esta va
hacia abajo, y tambin hacia arriba. Cuando lo aceptamos, cada movimiento que busque la
humillacin del yo falso constituye un paso hacia la libertad y resurreccin interiores. Esta
libertad nueva no significa control; es la libertad de no exigirle a la vida lo que solamos
sentir que era esencial para nuestra idea particular de la felicidad.

La terapia divina es un proyecto extraordinario. Slo Dios puede idearla, y slo


Dios puede persuadir a la gente que la lleven a cabo. No estoy diciendo que necesariamente
esto le suceder a cada persona. Pero se nos ofrece la oportunidad. La prioridad que le
demos a la invitacin depende de nosotros.
Existe una historia impresionante en la tradicin Zen, la cual me atrevo a parafrasear
aqu, sobre una reunin que sostuvo Buda con ochenta mil discpulos hacia el final de su
vida en un lugar llamado Vulture Peak (Pico del Buitre). Cuando todos se haban reunido
all y luego de meditar juntos por largo rato, el Buda se par sobre una plataforma y levant
una flor de loto con las dos manos sobre la cabeza. Mientras haca esto, todos los monjes
entraron en un estado profundo de unidad con la flor de loteo y con toda la creacin.
El silencio se hizo cada vez ms profundo a medida que todos trascendan la
conciencia de s mismos y se perdan en la conciencia de la Realidad ltima. De repente,
un monje que se encontraba parado prximo al Buda se comenz a rer. Su risa estridente
reson por las cimas de las montaas y rompi el silencio sagrado, creando en su lugar una
inmovilidad pasmosa en la vasta asamblea.
El Buda baj la flor de loto lentamente y se volvi al monje. Inmediatamente le
entreg la flor de loto, smbolo de haberle impartido la plenitud del dharma.
O, al entregarle la flor de loto, sencillamente reconoci el Buda que este monje,
por medio de su risa, manifest un estado de unidad con la Realidad ltima an ms
sublime que la de todos los otros monjes?
La mayor renuncia al papel que desempeamos es no tener un yo como punto fijo
de referencia; es la libertad de manifestar a Dios mediante nuestra propia singularidad. Este
monje haba llegado al fondo. Pero el fondo en la travesa espiritual es tambin la cima. El
ser nadie es ser todos. El no ser es ser el verdadero Ser. El ser nada es el ser todo. En un
sentido, es ser Dios. Para los cristianos, es ser un tipo de quinto Evangelio: convertirse en la
palabra de Dios y manifestar a Dios en lugar del falso yo, con sus programas emocionales
que buscan la felicidad y con su apego a desempear diversos papeles, incluyendo el de
mayor espiritualidad. Cuando te has liberado de todos ellos, te encuentras en un espacio que
est al mismo tiempo vaco de ti mismo y lleno de Dios.
Este monje eligi el camino de la disciplina espiritual para convertirse en el otro.
Existe al menos otra manera de negociar la escalera en espiral. Esta consiste en pasar por
una gran tragedia o por sufrimiento fsico y mental. A travs de la angustia y el sufrimiento
ms terribles, Dios conduce a algunas personas al mismo punto. He aqu un ejemplo.
Un joven enfermo de SIDA se estaba muriendo en un hospital, y literalmente
temblaba de miedo a la muerte. Cuando nio, le haban transmitido una idea cargada de
emocin sobre un Dios Juez implacable, listo para pronunciar un veredicto de culpable; o
de un polica severo, siempre vigilante alguien con quien evitaras encontrarte. El joven

tena miedo de morir y encontrarse con este Dios peligroso de quien haba odo hablar en su
niez temprana.
Una de las enfermeras entr en su habitacin y l le pregunt, Puedes hacer algo
para ayudarme? ella le contest: Puedo darte un tratamiento llamado toque teraputico.
A lo que l respondi, Por favor, hazlo. La enfermera comenz el suave tratamiento.
Hubo un momento en que sus ojos giraron hacia atrs, y la enfermera pens que se iba a
morir, pero contino con el tratamiento. Cuando termin, l abri sus ojos y le dijo, Nunca
sabrs lo que acabas de hacer por m. He experimentado el amor incondicional.
Aproximadamente una hora ms tarde, muri.
Si no nos hemos experimentado a nosotros mismos como amor incondicional, nos
falta mucho por hacer, porque eso es lo que verdaderamente somos.

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