Grimberg Carl La Edad Media
Grimberg Carl La Edad Media
Grimberg Carl La Edad Media
HISTORIA UNIVERSAL
CARL GRIMBERG
TOMO IV
LA EDAD MEDIA
El choque de dos mundos:
Oriente y Occidente
TABLA DE CONTENIDO:
Conrado II de Franconia........................................................................................................................268
Enrique III y la "Tregua de Dios"..........................................................................................................269
Un emperador distinto: Enrique IV .......................................................................................................272
Un Papa tambin diferente, Gregorio VII..............................................................................................273
LA EDAD MEDIA
La Edad Media abarca mil aos. Y as como Roma o Grecia presentan una
gran homogeneidad histrica, en el extenso perodo que ahora estudiamos
se enfrentan violentamente mundos distintos e ideologas dispares. Las
migraciones procedentes de Asia, remueven los posos dormidos de la
Europa central y meridional y los proyectan sobre las fronteras del gran
imperio mediterrneo. Pero esas masas extranjeras brbaras, que
logran penetrar y establecerse en el reducto del mundo clsico, se sentirn
a su vez subyugadas por la perfeccin de su vida, su admirable
organizacin y su grandioso influjo civilizador.
Tras las invasiones de los pueblos del Norte oriental, los dos centros de
pugna y contacto son determinados por el avance musulmn. Sus focos son
dos: Constantinopla y Crdoba. Por ellos llegan a Europa ideas nuevas
que van conformando, por influencia directa o por reaccin, la mentalidad
de los pueblos cristianos.
De la lucha, de sus exigencias y necesidades, proviene el gran fanatismo y
el rgimen feudal que adopta aquella sociedad, cuyos destellos culturales
quedan reducidos a unos cuantos conventos, mientras que en el mundo
musulmn florecen cortes brillantes de donde irradia el saber, en los
momentos breves pero intensos de su gran esplendor.
As surgir una sociedad nueva: al romper el estrecho recinto de los
castillos protectores, las ciudades populosas van adquiriendo
independencia, riqueza y vida propia. Frente al castillo, surge la catedral,
y en torno a la catedral, la ciudad sigue ensanchndose ms y ms. Nos
hallamos ya en puertas de otro perodo: el que llamamos los siglos del
Gtico.
LA INDIA ANTIGUA
INTRODUCCIN
Si nos pidiesen aplicar a la India los conceptos instrumentales de Spengler y
Toynbee, afirmaramos sin muchas vacilaciones que hay una "unidad mnima inteligible
de estudio histrico" una civilizacin toynbeana y no ms de una, a lo ancho del
llamado subcontinente indio y a lo largo de la historia de dicho subcontinente;
titubeando aun menos, tambin sostendramos que la cultura india, no obstante su
antigedad y sus fases de estancamiento, no ha decado del estadio estival creativo y
pujante, llamado "Kultur" por Spengler.
La vieja India, cuya "primavera" ubicaramos entre el tercer y el primer milenio
antes de Cristo, sigue hoy madurando; por algo ser que el viajero, envuelto en su
colorido y transportado por el olor a incienso y perfumes que flotan en su aire, se siente
espiritualmente cautivado. Semejante al fluir de sus ros sagrados el Indo (hoy en
Pakistn) y el Ganges (o Ganga, como lo llaman los hindes), la India pasa sin pasar,
mengua a ratos sin secarse, y en sus temporadas de euforia rebasa el cauce sin destruir
los campos ya cultivados. Pese a sus hondos perodos de crisis, pese a la enorme
multiformidad existente en cada sector de su cultura, pese a la constante llegada de
grupos tnicos diversos cada uno de los cuales ha procurado perpetuar su lengua,
usos y costumbres, la India parece seguir siendo una sola en todo su espacio a travs
del tiempo y de sus manifestaciones culturales. Toda su variedad transpira un aroma
comn y exhala un hlito similar, que, por lo dems, slo ella brinda en el mbito, hasta
cierto punto culturalmente afn, del Lejano Oriente.
El subcontinente indio
El llamado "subcontinente indio" corresponde al amplio territorio que se extiende
desde las serranas del Beluchistn lmite natural con la meseta irania hasta la cua
de Assam, donde se juntan la cordillera hmeda de Birmania con el gran Himalaya. El
pas se prolonga hacia el sur a travs de toda la pennsula ndica, que culmina en la isla
de Ceiln, en pocas remotas unida al continente. Al norte, formando un arco de tres mil
kilmetros, la cordillera del Himalaya, abruptamente escarpada en su vertiente india, es
la espalda natural que siempre ha separado al pas del interior de Asia. Ese magnfico
muralln deja escurrir algunos ros milenarios a travs de impresionantes gargantas,
encaramado en cuyos flancos, transitando peligrosas sendas, el hombre ha conducido
por siglos caravanas de mulas o yaks, poniendo en comunicacin las llanuras de la India
con las mesetas de Nepal o del Tbet, o, a travs de Cachemira, con el Turquestn por el
Poniente o, por los estrechos pasos de Gilgit (Tarim), con el ro Amarillo y la China por
el Oriente.
del gran macizo del Himalaya, de clima ms suave y parejo. Otra caracterstica del pas
indio es la alternancia de monzones.
Se entiende por monzn un fuerte viento estacional que atraviesa el cielo de India
e Indochina, alternativamente de noreste a suroeste y viceversa, curvndose de acuerdo
al movimiento de rotacin del planeta. En el invierno del hemisferio norte el aire fro y
pesado estacionado en el corazn de Asia, centro, entonces, de alta presin continental,
sobrepasando el Himalaya, se desplaza hacia el centro de baja presin del ocano
ndico, produciendo un efecto de secado en el noroeste de India y de escasa pluviosidad
en el centro y este.
En verano, los vientos vienen desde el sur (donde estn ahora las altas presiones),
descargando con furia la humedad marina que arrastran consigo, en tempestades que
hinchan los ros y transforman en un barrial todos los caminos. Empapado de humedad
el aire caliente, pululan por doquier insectos, reanimndose todo tipo de vida; para el
hombre occidental resulta ser una poca insufrible e infesta.
Tales diferencias climticas se reflejan, por cierto, en una gran disparidad de
paisajes. La India del sur se caracteriza por su exuberancia, plantas enmaraadas, flores,
aromas, palmeras y abundancia de frutas. Todo el sur de la India es un festival de vida y
color, plantas, aves y grandes mamferos. Tambin en Bengala: entre las altas hierbas de
esa regin se desliza el majestuoso tigre que vigila atento a las gacelas y venados, y en
el horizonte se recorta, entre bosquecillos, la silueta del gran elefante de la India. El
valle del Ganges ostenta esa misma exuberancia, desde los valles cordilleranos de los
que salen el Yamuna y otros afluentes suyos; en dichos valles la naturaleza se cuelga
entre los escarpes y cobija tanta variedad de fauna como en Bengala y el sur.
El noroeste, en cambio, es semidesrtico. Sin embargo, hace unos tres mil aos
hubo ah un ambiente ms apropiado que el actual para la existencia de comunidades
humanas, as como para mantener a animales grandes, como lo prueban los enigmticos
sellos de Mohenjo-daro y Harappa, que trataremos luego. En ellos el hombre dej
testimonio del paisaje que habitaba, de los elefantes que vea pasearse y de los
hipoptamos que se revolcaban en los remansos del Indo, mientras los cocodrilos,
quietos y alertas, observaban desde el agua, corran por la pradera las gacelas y
acechaba el len bajo un gritero de monos que desde la arboleda anunciaba el festn de
frutas que se daban.
local ribereo logrado a partir de los anteriores, de hueso. Incluso se puede afirmar que
las culturas ribereas del Sind son bastante recientes y derivaron de las del interior. El
uso del bronce y del hierro se extendi desde el segundo milenio antes de Cristo; armas
de hierro y bronce mezclados con elementos lticos han sido halladas en monumentos
funerarios en Karnatack, Deccn, Provincias Centrales, Orissa y Rajputana. La
profusin y mezcla ha estorbado la interpretacin de esa transicin.
As, grupos diferentes se fueron extendiendo por todo el norte y centro de la India,
repartiendo los adelantos tcnicos. Logrse de esta manera un grado de desarrollo
cultural ms o menos similar; algunos quedaron ms retrasados, debido al aislamiento y
lejana de las vas de acceso a la India.
Desde el quinto milenio antes de Cristo, en los ahora resecos suelos de
Beluchistn, Macrn y el Sind se fueron distribuyendo grupos de pastores con
rudimentarios conocimientos de agricultura. En esos vallecitos estrechos, orientados de
este a oeste y encerrados por montes, entonces verdes, se ubicaron los grupos que,
provenientes del golfo de Omn y de las costas del cuerno de frica, deambulaban por
las costas aledaas a la desembocadura del Indo. All se conocieron con otros grupos
provenientes del Irn, instalados en el norte de India, intercambiaron sus avances en
alfarera y cultivos de plantas, y se mezclaron.
bestias de carga y quizs conocan la rueda, invento llegado a travs de Irn desde
Mesopotamia, puesto que movan y asentaban piedras de gran tamao.
La zona de Beluchistn est integrada al Afganistn por el norte y al Irn por el
oeste. Con ellos forma un gran pas, accidentado e interrumpido, pero con ntimas
conexiones. Los avances en agricultura y los primeros poblados en el Jorazn estn en
directa relacin con estas nacientes sociedades agrarias del pas de Beluchi. Siempre ha
habido una relacin ms que evidente entre las culturas del Irn, Beluchistn,
Afganistn y ciertos enclaves dispersos del Turkestn. A esos pases han llegado grupos
de diferentes partes y resultara inapropiado sacar conclusiones a partir de los actuales
habitantes y sus dialectos. Como ha afirmado el checoslovaco Biedrich Hrozny, "el
proceso de esta rea de Asia es una integracin de efectos, causado por los sucesos
simultneos de Asiria, Babilonia, Irn, Afganistn y Beluchistn", todas situaciones
locales, pero interrelacionadas. Aqu se registr una continua mezcla tnica y lingstica
con aportes que enriquecan el horizonte de conocimientos de estas gentes. Hubo
trueque por milenios entre agricultores y pastores; entre stos y montaeses que posean
el secreto misterio de la fundicin de los metales, que lo extraan desde las entraas de
los montes Cucaso en el pas de Kush, ms all del mar Caspio; o con mercaderes que
iban y venan desde las grandes estepas vecinas al mar de Aral, que estaban en contacto
con pueblos del Kazakistn y culturas del lago Baikal. Podemos afirmar que hacia el
tercer milenio la comunicacin en el interior de Asia era apreciable.
Fue en el anfiteatro que rodea al valle del Indo en donde se prepar la base de la
civilizacin del Indo. Esta civilizacin no result de una mera "evolucin" interna, ni de
puros trasplantes extranjeros; fue un proceso histrico al cual concurrieron muchsimas
variables, entre ellas el impredecible elemento humano, con sus infinitas maneras de
crear sin responder a ley alguna. Los grupos tnicos que participaron en su gestacin
fueron muchos; no obstante, por obra de una prolongada experiencia local llegaron a
conformar un sistema lingstico que permita la total relacin del hombre con esa
naturaleza. Hablase, pues, alcanzado la culminacin de un proceso de incubacin y
estaba por nacer un nuevo ser histrico: la India propiamente tal.
Muchos etnlogos y antroplogos occidentales han tratado de entender el proceso
de formacin de la India y han fracasado en el empeo de conciliar los estudios
acadmicos con la tradicin de India, reflejada, por ejemplo, en escritos como el Rama
Prasad Chanda; pues los indios, cuando se refieren a su pasado remoto, dicen: India es
tan antigua, tanto, que es el primer lugar del mundo donde naci el hombre a la vida.
Hay numerosos mitos que sostienen eso; mitos que no dejan de ser respetables, si
optamos por considerarlos como la expresin ms corriente de la comprensin que los
pueblos grafos tienen de su propia historia y su mundo. Tal vez haga falta otro
Schliemann, que porfe hasta demostrar que tales tradiciones no son slo una leyenda.
En la posterior lengua snscrita se conservaran muchas palabras procedentes de
estratos lingsticos correspondientes a la civilizacin del Indo1. Esta persistencia
indica, en primer lugar, la exactitud y fuerza que tenan para "poseer" las cosas
designadas (flora, fauna, procesos agrcolas, meteoros, fenmenos orgnicos), o sea, la
carga mgica que se les atribua; de ah que pasaran a formar parte de la lengua litrgica
de la India posterior al primer milenio antes de Cristo. Los mismos hindes dicen que
en este amanecer de su civilizacin se manifiesta como en tantas otras situaciones el
Por ejemplo: akshatn (arroz), tambuln (betel), vatingana (brinjal o rbol del huevo), alab
(pumpkin o planta extica), ninbuka (lima), jamba (manzana fragante), karpasa-t (algodn),
simbal (seda), kurkuta (gallina), mrok (pavo real), matariga (elefante), sada (caballito
extinguido), bana (flecha), linga (falo; tambin, palo para penetrar la tierra donde se haba de
depositar semillones).
1
A la llegada de los grupos arios a la India (hacia 1500-1400 antes de Cristo), haba
dos tipos distintos de gente, que fue retratada en la poesa pica que surgi en ese
momento de invasiones. Uno lo constitua la poblacin del noroeste, que en general
posea un alto nivel de civilizacin y estaba federada en un extenso y bien organizado
sistema teocrtico cuyas dos sedes ceremoniales y cvicas eran las ciudades de
Mohenjo-daro y Harappa. Los invasores los llamaron dasas o dasius, para distinguirlos
de otros grupos ms retrasados de las regiones boscosas situadas ms al sur y sureste, a
quienes llamaron nishadas. En la nomenclatura del invasor ario tambin va la
connotacin de los indgenas vencidos: dasiu pas a ser sinnimo de "inferior",
"sometido", "impo", "que debe ser custodiado para que no peque"; a los nishadas les
cupo an peor suerte, pues ese apelativo quiere decir "esclavo", "demonio", "oscuro"
(esto, no slo por el color de su piel).
Esta catalogacin nos da una pista sobre las castas que comenzaron a formarse en
este perodo de invasiones, y que ms tarde constituiran un sistema social denotado por
la palabra varna, alcanzando la tpica estratificacin y rigidez con que las han conocido
los occidentales.
Sin embargo, cabe advertir que el apelativo dasiu no siempre fue despectivo. En
una etapa anterior a la invasin a la India (fase indo-irania), los grupos arios se
denominaban a s mismos dasius, de lo que podra colegirse que si llamaron dasiu al
pueblo de esa civilizacin del Indo, fue en testimonio de su admiracin por ellos.
Despus, hacia fines del segundo milenio, en pleno perodo de guerras entre reinos arios
ya instalados en el Pundjab y el valle del Ganges, y en avanzado proceso de mestizaje y
aculturacin, se empez a llamar dasiu a todos los vencidos y sometidos a la autoridad y
dominio del reino ms fuerte, fuesen drvidas puros, mestizos o arios puros. De este
modo se fue configurando la estructura social jerarquizada que hemos esquematizado
as:
MOHENJO-DARO Y HARAPPA
Dos ciudades gemelas en el Indo
El mrito del descubrimiento y despeje de ambas ciudades est muy relacionado
con los arquelogos sir Mortimer Wheeler, Ernest Mackay, Stuart Piggott y otros que
han trabajado desde 1924, slo interrumpidos por la segunda guerra mundial y por los
conflictos subsiguientes a la independencia de la India.
Ambas ciudades dominaban en conjunto una enorme extensin de terreno en la
que habitaba una poblacin de varias decenas de miles de personas, agrupadas en aldeas
desde donde acudan a labrar los frtiles valles, obteniendo en abundancia trigo, cebada,
melones, guisantes, ssamo, dtiles, algodn el primer cultivo extensivo de algodn
en el mundo; criando bfalos, camellos, caballos, asnos. Con buenos bosques han de
haber contado, para nutrir de lea a las industrias alfarera, metalrgica y ladrillera. Los
excedentes de granos y productos preciados en los reinos del oeste, tales como sndalo,
aceites aromticos o algodn, eran transportados en balsas anchas hasta las caletas del
Sind, donde mercaderes sumerios los canjeaban por manufacturas venidas del Poniente.
LA INVASIN ARIA
La Rig Veda, el espritu de una nueva era
Agnim ile puro hitam yagyasia
devam ritvijam hotaram ratnadha.
bendiciones. Esta etapa dorada se llama sattva y se caracteriza por el hecho que todos
los hombres viven sin estorbarse entre s, cumpliendo con el dharma o ley universal.
Pero por natural desgaste se va pasando a la segunda etapa o treta; los hombres realizan
acciones que contravienen las leyes de la naturaleza o dharma, acciones cuyos efectos
retrasan el cumplimiento del dharma, acumulndose karma (distancia, alteracin) en
sus transgresores. As se cae en la tercera etapa o dvapara, en que por efecto de la
distancia y la oscuridad propias del karma, la luz que el entendimiento recibe de las
leyes de la naturaleza se vuelve tan tenue, que las criaturas son fcilmente tentadas a
cometer errores. Por fin llega kali, el estado de error constante; el veda o conocimiento
de la realidad total ha sido casi olvidado y la gente vive encandilada por reflejos fatuos
y engaada por lo que no es. Kali termina con la terrible danza del Seor Shiva, que tras
destruir y borrar todo pecado en una colosal purificacin, abre paso a una nueva era
urea o sattva yuga y se vuelve a repetir todo el ciclo. Lo que acabamos de explicar
corresponde a lo que bien llama Mircea Eliade, distinguido culturlogo rumano, el
pensamiento mtico esencial, que concibe el tiempo de un modo cclico, entendiendo el
transcurrir histrico como sucesivas creaciones, como vueltas al punto de partida. Pero,
como rectamente dice el filsofo de las formas simblicas Ernst Cassirer, el mito es una
va intuitiva a travs de la cual los pueblos antiguos tuvieron acceso a la realidad a la
cual nosotros hemos llegado a travs del largo camino de la ciencia y tal vez con un
margen mayor de error.
Nos preguntamos, cmo conciliar lo expuesto acerca de la tradicin vdica con
el desarrollo histrico que describamos anteriormente? Pensamos que la solucin de
esta aparente antinomia reside en la adecuada interpretacin de la razn de ser del Rig
Veda.
El Rig Veda fue compuesto fsicamente en los aos de mestizaje de arios y
drvidas, entre los aos 1400 y 1000 antes de Cristo, en la regin norponiente de la
India; lo dicho no quita que algunos himnos sean ms antiguos y hayan sido compuestos
en los aos de vagabundeo de los clanes arios por el Luristn o Afganistn. Tambin es
posible que en el Rig Veda se hayan traspuesto arquetipos y tradiciones ancestrales
indoeuropeas con lo ms significativo de la cultura dravdica; ello se refleja en varios
himnos en los que el dios ario por excelencia, Indra, aparece junto con los maruts, que,
por ser descritos como de piel oscura y por otras consideraciones, podemos identificar
con divinidades indgenas. Ejemplos para demostrar ese cruce y mixtura final armoniosa
hay muchos en el Rig Veda, que en general apoyan la hiptesis de la necesidad que hubo
en ese tiempo de mestizaje (1400-1000 antes de Cristo) de lograr un sistema efectivo
para operar sobre la naturaleza (prakriti), motivo que indujo a los brahmanes, expertos
en el manejo de las fuerzas celestes y los meteoros, a acoplar fuerzas con los sacerdotes
dravdicos, hbiles en la comunicacin con las fuerzas telricas y en el manejo del
misterio de la fertilidad.
Pues la verdadera finalidad del Rig Veda es servir de delicada gua de
instrucciones para el ejercicio de los ritos mgicos (ritam). A travs del ritual se maneja
el mundo: se hace llover o se logra que las estaciones vengan a su tiempo. El ritual
fundamental consiste en la extraccin del soma, jugo de plantas especiales que,
esparcindose en el ambiente cual fluido mstico, despierta a los dioses de su letargo y
los alimenta, tomndolos favorables.
El soma es alabado sin cesar en el Rig Veda:
Los inteligentes jugos del soma
se precipitan como oleadas de agua,
sus jefes guerreros que se apropiaban de las cosechas, saqueaban, mataban y utilizaban
a los vencidos que no alcanzaban a huir. Adonde los indoeuropeos, llegaron,
invariablemente desorganizaron el orden anterior para fundar uno nuevo donde, por
cierto, ellos ocupaban la cspide de la pirmide social. Dentro de la mentalidad
indoeuropea existe como caracterstica fundamental la tendencia a ver el mundo
estructurado en un ensamble bien articulado y armnico de tres niveles bien
diferenciados. Es lo que el estudioso francs Georges Dumezil ha llamado "la ideologa
trifuncional de los indoeuropeos" (entendiendo por "ideologa" un concepto
cosmolgico). Estos tres estados de la existencia o funciones del Ser Uno, seran: el alto
pinculo o funcin directora universal, la ley o direccin de la expansin de la vida; el
nivel intermedio o nivel del eterno dinamismo de la existencia; y por ltimo, el nivel de
la reproduccin o creacin continua de la vida universal. Estos tres niveles, fundidos en
uno solo, reciben el nombre de Ishvara el eterno, el principio, pero separados
tienen el nombre de sus dioses.
Mitra y Varuna son los dos opuestos complementarios que rigen la totalidad del
comportamiento universal. Indra es la accin o dinamismo; por eso se le imagina como
un fogoso guerrero. Los asvins son los pastores y agricultores celestiales, amigos de las
plantas y animales, patronos de la fertilizacin y la procreacin.
Los indoiranios o indoeuropeos que se ubicaron en el Luristn entre el 1600-1500
se dividieron en dos: el grupo iranio, que se esparci sobre la meseta irania, dando
origen (tras fundirse con los habitantes lugareos) a la civilizacin medo-persa.
La otra porcin cruz el Beluchistn o descendi por el paso de Kabul
atenaceando la civilizacin del Indo. Eran los arios (arya = brillante, rutilante,
esplendoroso), que dominaron fcilmente a esa gente, en plena decadencia. No obstante
la admirable organizacin de esa civilizacin, las costumbres y tradiciones orgisticas
de los drvidas, sus danzas endemoniadas e incomprensibles, su adoracin por la
sexualidad, representada profundamente en la estatuaria, les parecieron grotescas e
impas. Todo esto era chocante para la estricta y pulcra moral indoeuropea, de all que
identificaran a estos habitantes del Indo, ricos y ostentosos, con demonios o gente
poseda por espritus malignos. La piel oscura de aqullos, contrastada con la tez clara,
gran talla y larga cabellera ondulada de los suyos, les pareca francamente repugnante.
Niveles de
ISHVARA
(la Divinidad)
MITRA-VARUNA
(ms tarde ocupar
este puestoBrahma)
GUNAS
ARNA (castas)
SATTVA
- (pureza, ritmo, armona y nimo tranquilo, autocontrol,
austeridad, luz, sabidura, fe en Dios,
misericordia)
INDRA
RAJAS
ASVINS
(en parte. desplazados por Shiva)
TRIVARGAS
(cualidades de los
("Por la diversa
entes materiales) distribucin de gunas emanaron de
m las cuatro castas" - Cita IV, 13)
TAMAS
(funciones)
SHASTRA
CONDUCTAS
(tratados)
INDIVIDUALES
Alimentos que
consumen
RAJAES
DHARMA
(reyes)
y
(administracin de
la ley)
DHARMASHASTRA
o Cdigo de Man
sanos y
nutritivos
Forma de dar
Limosna
a gente necesitada;
desinteresadamente
BRAHMANES
(sacerdotes)
KASHATRIYAS
(caballeros)
ARTHA
(valor guerrero)
KANTILIA
ARTHASHASTRA
con mucho
alio
KAMASUTRA
ptridos
VAISIAS
KAMA
(fertilidad, habilidad
prctica)
con demostracin
de insolencia; a personas Indignas
Los puranas
Pero el gnero literario de todas esas historias de prncipes arios, los puranas, no
resultan ser nicamente eso: poesa pica. Hay una finalidad mstica en estas largas
descripciones purnicas, llenas de detalles y minuciosidades; ellas describen la
geografa del alma y las batallas interiores en las que la voluntad y el deseo del bien,
debe imponerse sobre toda inclinacin hacia el mal. Cuando en los Puranas se describen
reinos con ricos habitantes, mandados por bondadosos reyes que viven en lujosos
palacios, ubicados en un paisaje que podemos reconocer como algn lugar del norte de
India, no slo tenemos el testimonio histrico del perodo de los reinos arios, sino
tambin una poesa que a travs de su textura logra guiar, al que la medita en su
corazn, por los caminos del ascenso espiritual. La tradicin purnica contiene
elementos de antigedad inmemorial, como es por ejemplo la leyenda de Krishna,
probablemente de origen local y preario.
Escritos para edificacin del pueblo, los puranas, consagrados en su mayor parte a
Vishn, son poemas que ponen de manifiesto, con una ingeniosa inventiva y una riqueza de
imgenes y de expresin que llega hasta el refinamiento, la historia de la creacin del mundo y
de los primeros destinos del pueblo ario en la India.
Son, en suma, la teogona y la historia de la India primitiva, puestas al alcance del pueblo
indio, obra de fe, llevada a cabo con una elevacin de pensamiento y una riqueza de
imaginacin que no han sido sobrepujadas por ninguna otra literatura.
La doctrina de los puranas tiene por principio la identidad del ser humano con la
divinidad.
Damos aqu un extracto del Brahma Vaivarta, que, con ms perfeccin que cualquier otro
libro, sintetiza las bellezas de los puranas.
Krishna (o Vishn) ha dicho a su mujer Radha: "marchars errante por la Tierra bajo la
forma de una mujer mortal". Radha se lamenta y desea conjurar la desdicha que la amenaza:
Tomar la forma de una mujer. Damn3 ha lanzado sobre m su maldicin! A qu
recurso acudir ahora? Oh, t que destruyes el temor, dmelo. Sin ti qu har para vivir? Sin ti,
mi seor, un segundo me parece la eternidad. Mi corazn, privado de tu mirada, se secara.
Tu rostro, bello como la luna en noche de otoo, y resplandeciente como la bebida de los
dioses, oh, mi seor, lo bebo con mis ojos, a travs de las pestaas de mis prpados, de noche y
de da.
T eres mi alma, mi esencia, mi espritu, mi verdadero cuerpo, lo juro. T eres mi vista,
mi vida y mi riqueza suprema. Que yo duerma o que, vele, en ti se cifra mi pensamiento; y veo
siempre tus pies de loto.
Yo no podra vivir un instante, oh, mi dueo, sin ser tu esclava.
Emocionado por esta plegaria, Krishna estrech a la bella Radha contra su corazn: la
consol y la tranquiliz.
3
Yo tambin, le dijo, ir a la superficie de la Tierra, oh, noble diosa. Puesto que decidido
est que t debes nacer all, desciende conmigo. Me pasear en los bosques de Vi-raja cuando
all te encuentres, oh, bella deidad.
Te amo ms que a la vida: qu podrs temer, si estoy a tu lado?
Cierto da en que Hari (Krishna) acababa de separarse de su mujer Radha, despus de un
largo paseo en el bosque encontr a otra gopi, Viraja, a quien rodeaban mil y mil ninfas
admirablemente bellas.
De repente, el dios veleidoso se sinti herido de amor por aquella graciosa pastora, a
quien muchos jvenes servan de humilde cortejo.
Temiendo la clera de esta diosa, cuyos clamores haban trastornado a Krishna, Viraja
entregada totalmente a la pasin de su corazn, perdi sbitamente la vida; y su cuerpo se
convirti en un ro, ro admirable y bello, abundante en perlas, de diez mil yodjanas de ancho, y
de una longitud diez veces mayor, que form su lecho al pie de la montaa, teniendo su curso en
medio de la comarca de las gopis.
Radha penetr en el retiro voluptuoso de su esposo infiel. Lo busc dirigiendo la mirada a
todas partes; pero Hari a quien la pasin arrastraba, haba desaparecido de aquel lugar:
caminaba a lo largo de la ribera, y queriendo detener el curso del ro, llam a voces, llorando, a
Viraja, que convertida en ro de aguas rpidas, obedeca al poder cuyo decreto fatal tena que
sufrir, y segua el declive que la atraa, la arrastraba y la precipitaba, entonces, para siempre y
sin cesar.
"Ven a m, deca, ven, oh, mujer, la mejor, la primera, la ms querida entre todas las
mujeres; sin ti cmo podr yo vivir?
"Reina de los ros, diosa excelente, t, a quien bendigo, t, tan graciosa, toma un cuerpo!
De lo que fuiste hace poco, no queda ms que agua que se escapa; triunfa del sortilegio, oh,
predilecta ma, y reviste una forma an ms admirable que la que antes tuviste.
"Escpate de las ondas, levntate y ven hacia mi con una belleza nueva!"
Y bella como Radha, la ninfa sali de las olas, para volver al lado de Hari.
Al ver a la bella deidad, Krishna, el seor de los mundos, se entreg a todos los
transportes del amor; olvid el universo y se retir con su adorada al fondo de la ms completa
soledad.
Un siglo despus, Viraja fue madre de siete bellos hijos.
Pero, abandonada por el dios, maldijo a sus hijos.
"Que ste se convierta en ocano dijo y que nunca beba de su agua ningn
hombre!"
Profiri otras imprecaciones contra todos sus hijos. "Insensatos! que vivan en la Tierra!
que bajen al suelo de la agradable Jambuduipa!
"Pero dnde tendrn su morada? En cualquier isla en que fijen su residencia, vivirn
felices mis hijos? Donde quiera que se hallen, en medio de las islas o del desierto, mis hijos
corrern de una parte a otra jugando entre los ros."
Por efecto de la maldicin materna, el ms joven se convirti en ocano; y los otros,
penetrados de dolor, se resignaron a bajar a su destierro terrestre, despus de haberse humillado
a los pies de su madre, inclinando ante ella la cabeza con respeto.
Convertidos en siete mares distintos, en otras tantas islas diferentes, se apartaron los unos
de los otros, y cada uno de ellos form uno de los mares siguientes, objeto de los deseos
humanos: mares de sal, de azcar, de licor espirituoso, de manteca, de leche cuajada, de leche y
de agua de lluvia.
La desgraciada ninfa, privada de sus hijos, verti abundantes lgrimas.
Sabiendo que ella se encontraba abismada en un mar de dolores, el esposo de Radha, fue
de nuevo a encontrar a Viraja, con rostro franco, a semejanza de la flor del loto.
A la presencia del dios preferido, la afliccin y los suspiros cesaron: un ocano de alegra
inund el corazn de Viraja. Hari estrech contra su pecho a la ninfa que sufra de amor, y la
consol por la prdida de sus hijos, que ella misma haba proscrito.
Hari volvi en seguida al lado de Radha. Pero sta se hallaba muy irritada por la nueva
fuga de su esposo.
"Esta bien, Krishna, t, el amante de Viraja! Vete; aljate de mi residencia. Cmo tu
impudor se atreve a acercarse a m, libertino, disoluto, ladrn de amor?
Ve otra vez a encontrar a aquella mujer que te encanta, aquel loto, aquella perla!
Dirgete, si quieres, a cualquier muchacha del campo, aunque sea muy ordinaria, con tal que
ame el placer de los sentidos.
S, amante de un ro, t soberano seor, dueo de los dioses, te lo ordeno; seprate del
umbral de mi morada solitaria.
T que te rebajas hasta sentir las pasiones humanas y te corrompes en el vicio, entra en el
seno de una mortal y s concebido por ella. Desciende a la Tierra, desde el cielo de las gopis.
Vamos, Sucila, Sacikala, Madavi, que sea expulsado ese engaador! Qu hace aqu?"
Las ninfas de Radha no saban cmo ejecutar la orden de su reina. Sin embargo,
rechazaron dulcemente al dios, que retrocedi. Esa despedida irrit a Damn, que se dirigi en
estos trminos a Radha:
"Por qu motivo, oh, diosa, dirigs tan duras palabras a mi seor?
"Vos, la reina y la ms perfecta de todas las excelentes diosas que se hallan bajo su poder
y que le besan los pies para adorarlo, no lo conocis, pues, oh, diosa preferida?...
"Calmad pronto vuestra clera; someteos a Hari, que puede, con slo fruncir el entrecejo,
aniquilar la creacin, arruinar la obra de Brahma en un abrir y cerrar de ojos, y precipitar del
cielo en un solo da a 28 Indras."
En vez de apaciguar el enojo de Radha, las palabras de Damn no hicieron ms que
aumentarlo. Con los ojos encendidos y los labios trmulos, se lanz hacia el umbral del palacio
y dijo:
"Vergenza para ti, despreciable insensato, servidor de un libertino! Escucha: t lo sabes
todo, sin duda; pero yo, yo, no conozco a tu seor; porque ese Krishna a quien sirves, no es tu
seor de igual manera que lo es mo. Atrs, pues, vil esclavo!
"Lo mismo que los asuras4 desafan sin cesar a los dioses, as t me insultas, ser
irracional: convirtete, pues, en asura. Boyero, vete al cielo de las gopis y ve a nacer de un seno
miserable. Ahora que ests maldecido por m, quin podr salvarte?"
Habiendo hablado de esa manera, Radha se qued inmvil y como privada de
sentimiento. Las ninfas la rodearon agitando mosqueros guarnecidos de piedras preciosas.
Damn, cuando oy el discurso de la diosa, se mostr irritadsimo. Con los labios
temblorosos, pronunci esta imprecacin:
"Lejos de aqu! Ve a nacer en un seno abyecto! Te dejas dominar por la clera como una
mortal: ve, pues, a ser una mujer en la Tierra, oh, reina, cuya exigente voluntad yo castigo.
Radha descendi a la Tierra, en la que vivi separada de Hari durante un siglo. Damn
lleg a ser jefe de los asuras. En cuanto a Krishna, ese dios, naci hijo del rey Vasudeva y de la
reina Devaki. Dicha princesa tena un hermano, Kans, al cual presagios misteriosos le haban
anunciado que morira vctima del octavo hijo de su hermana. Kans quiso entonces matar a la
reina; pero renunci a su proyecto, fiado en la promesa que le hizo Vasudeva, de entregarle
todos los hijos que Devaki diese al mundo. Seis de esos hijos haban sido ya sacrificados. El
sptimo escap milagrosamente de la muerte. Krishna fue el octavo. Cuando naci, su madre lo
substituy por la nia Radha, hija de Nandi y de Yasoda.
Algn tiempo despus, Kans celebr la paz con su hermana y su cuado; todo temor se
haba desvanecido: Radha volvi a su familia, y Krishna a la suya.
De ese modo entr en la India aquel hroe famoso, tipo de la raza aria, que siguiendo el
curso de los ros y de los arroyos, conquist la gran pennsula.
El Ramayana
Toda la produccin intelectual de la poca est llena de simbolismo. En su
envoltura lingstica estn reflejadas las costumbres de ese tiempo, pero contiene un
fino y poderoso espritu que trasciende su propia poca. Otra de las ms destacadas
epopeyas brotadas entonces es el Ramayana, una de las obras ms sublimes y compactas
de la literatura snscrita. Se atribuye a Valmiki, poeta vdico que bien pudo haberla
ordenado, imponindole su sello, la forma definitiva se habra logrado hacia el siglo
VIII antes de Cristo. El Ramayana es voluminoso, aunque no es tan excesivo como el
Mahabharata; pero tiene menos frases hechas, menos repeticiones, y por lo mismo, gana
en fuerza y claridad. En l, todo es inmenso: la bondad del hroe Rama, su protagonista,
la lealtad de su esposa Sita, la entereza proverbial, divina, de sus aliados; en cambio, sus
enemigos representan la maldad infernal; las batallas duran semanas "sin tregua de una
4
Demonios.
Sri-Sita-Rama-Laksmana-Han
hijo palabras extraviadas por el dolor, al mismo tiempo que palpaba con sus manos trmulas el
cadver del infortunado adolescente: "Oh, hijo mo, ya no reconoces a tu padre, ciego el infeliz.
Vamos, levntate! Pasa un brazo alrededor del cuello de tu madre y el otro alrededor de mi
cuello. Guanos y marchemos al bosque... Despus, prate, coge frutas para nosotros, corta lea
para encender el fuego que cocer nuestros alimentos..., porque de qu modo podra hacer ese
oficio, yo que soy ciego, y cmo tu madre, ciega tambin, podra subsistir sin tu ayuda? Pero
ests muerto. No te movers ms. Espera el da que seguir al presente: la pena habr agotado
nuestra resistencia, ya tan dbil, y partiremos contigo...
"T has vivido inocente y has sucumbido bajo los golpes de un malvado: por ese motivo
habitars en el cielo con los hroes que han sido libertados del suplicio de una nueva existencia.
Habitars en la esfera en que residen aquellos que fueron en vida fieles a sus esposas: vivirs
una existencia inmortal al lado de todos aquellos que procuraron en la Tierra el bien de sus
semejantes, porque fuiste el fundamento de la felicidad de tus padres."
Cuando el hroe de los fuertes brazos, hijo de Kekeyi, se hubo despedido del gran
sacerdote, entr en aquella morada deslumbradora por las muchas pedreras. En el mismo
instante, a una voz de Baradvadja, se presentaron delante del husped los coros de las Apsaras,
adornadas con sus ms preciosos ornamentos, formando numerosos enjambres enviados por el
dios de las riquezas, mujeres celestes en nmero de veinte mil, parecidas al oro por su esplendor
y flexibles como los tallos del loto. El husped fue cogido por una de ellas, que hara enloquecer
de amor repentinamente a cualquier hombre. Treinta mil mujeres ms acudieron de los bosques
de Nandana.
"Vamos decan; todo est dispuesto! Que sin medida se beba leche y sura
mezclada con agua o pura! T, que deseas comer, saborea aqu a toda tu satisfaccin las viandas
ms exquisitas."
Complacidos en todas las cosas que el deseo puede apetecer, adornados con velos rojos,
arrebatados hasta el encantamiento por los atractivos de las Apsaras, los hombres del ejrcito
lanzaban al aire estas palabras: "No queremos regresar a Ayodya! No queremos volver a la
selva de Dandaka! Adis, Barata! Que Rama haga de nosotros lo que quiera!"
As hablaban infantes, jinetes, servidores, guerreros que combatan montados en carros o
en elefantes. Miles de hombres lanzaban gritos de alegra diciendo: "ste es el paraso!"
Mientras que as se regocijaban en el retiro del anacoreta, como los inmortales en los
bosquecillos de Nandana, transcurri la noche entera. Entonces, los ros, los Gandarvas y las
ninfas celestes se despidieron de Baradvadja y se marcharon como haban venido.
nuestras nobles madres, las viudas del rey difunto, han venido a buscar aqu tu presencia:
concdeles tambin el mismo favor."
Varios pasajes ms adelante, ya enfrentados los enemigos, se celebra este terrible combate
entre Rama y sus amigos contra el rey de los demonios y sus huestes infernales... A su vez,
Rayana hostilizaba a Rama con una diversidad de flechas. La escena de aquel tumultuoso y
formidable combate se desarroll unas veces en el cielo y otras en la Tierra, y dur siete das,
sin cesar ni una hora, ni un minuto.
Rama, en aquel trance, tom un dardo que Brahma haba fabricado en otro tiempo en
favor de Indra; ese dardo, en su parte emplumada, tena el viento, y en su punta, el fuego y el
sol. Brahma haba hecho que en el centro de ese dardo se sentaran las divinidades que
representan el terror: tena, adems, la forma de la muerte.
Rama blandi con toda su fuerza su arco, e hirviendo de coraje lanz a Rayana aquel
dardo terrible, que cay sobre el demonio y le horad el corazn; en seguida, cumplido su
objetivo, el dardo volvi por s mismo a su aljaba.
Rayana, extinguido su esplendor, aniquilada su fogosidad, exhalada su alma, se desplom
desde su carro sobre la tierra.
entre los mayores dioses, no te reconoces a ti mismo? Cmo! Eres t quien se atreve a dudar
de la casta videana, como si fueras un esposo vulgar?"
A estas palabras del creador de todo el Universo, Rama respondi: "Yo creo que soy
simplemente un hijo de Man; que slo soy Rama, hijo del rey Dasarata". Entonces el Ser del
esplendor infinito habl as al Kaktstida: "Escucha ahora la verdad, t, de quien la fuerza
nunca se ha desmentido! Tu excelencia es Narayana, dios augusto y afortunado. Eres la morada
de la verdad; se te ha visto desde el principio hasta el fin de los mundos, pero no se sabe ni tu
principio ni tu fin. Para la muerte de Rayana entraste aqu abajo en un cuerpo humano. Para
beneficio nuestro has consumado esa empresa, oh, t, la ms fuerte columna que sostiene el
principio del deber! Ahora que el impo Rayana ha muerto, vuelve gozoso a tu mansin".
Mientras tanto, el fuego ardiente y sin humo haba respetado a la djankida colocada en
medio de la hoguera: de pronto, el fuego encarn en un cuerpo y se lanz por los aires, llevando
a Sita en sus brazos.
El Fuego mismo puso en el seno de Rama a la joven, a la bella, a la sabia videana de las
joyas de oro puro, vestida con traje escarlata, adornada de frescas guirnaldas de flores y
parecida al Sol.
Entonces, el testigo incorruptible del mundo, el Fuego, dijo a Rama: "He aqu a tu esposa
pura y sin tacha; yo, el Fuego que ve todo lo que hay manifiesto y Gatito, te garantizo que no
existe en ella la menor falta..."
El rey Dasarata dijo a su hijo estas palabras: "T has visto, hroe, transcurrir catorce aos,
durante los cuales por m has habitado los bosques en compaa de tu videana y de Laksmana.
Tu estancia en los bosques es, pues, hoy una deuda pagada, y tu promesa est cumplida. Mora,
sosegado, con tus hermanos disfruta de larga vida".
Mientras que el kaktstida deificado se fue por los aires, Indra dijo estas palabras a Rama:
"Estamos contentos; dinos lo que tu corazn desea". A estas palabras, el ragida, con serenidad
de alma, contest alegremente: "Voy a pedirte una gracia, soberano del mundo entero de los
inmortales; dgnate concedrmela. Que todos los monos, que vencidos en estos combates
cayeron por mi causa en el imperio de Yama, resuciten, gratificados con nueva vida. Que ros
lmpidos circulen por los lugares donde estn los monos, y que para ellos nazcan races, frutos y
flores hasta en el tiempo en que no sea su estacin propia..." El gran Indra le respondi: "Hoy
mismo ser as". Entonces, Sakra verti una lluvia mezclada de ambrosa en el campo de
batalla. Apenas el aguacero hubo cado, los magnnimos monos, vueltos a la vida, se levantaron
como si despertaran de un largo sueo.
El meollo del Ramayana tiene gran similitud con la leyenda griega de Heracles, lo
que ha llevado a algunos estudiosos de mitologa comparada a ver en el Ramayana una
arcaica leyenda indo-europea, desarrollada con elementos locales. Tanto la leyenda de
Heracles "la aventura espiritual griega", como dice Bowra como el Ramayana
proveen al pueblo que la protagoniza, en este caso, los indo-arios, de una suerte de
autoconciencia. El Ramayana representa el choque y la final armonizacin entre las
dinastas solares (el abolengo ario) y los reinos lunares (los pueblos nativos del sur). La
obra guarda con gran belleza literaria un contenido metafsico de abismante riqueza
El Mahabharata
El mismo drama del Ramayana es repetido en el Mahabharata, la otra magna
epopeya de la literatura hind, de complejsimo simbolismo y que, en su nivel histrico,
explica el nacimiento de la sociedad hind representada en el rey Parikshit,
descendiente directo del prncipe Arjuna (la etnia y la tradicin arias) y de Krishna (el
dios ms conspicuo de la literatura hind). El Mahabharata relata la guerra de los
Bharata, hecho histrico real, que se remonta al primer siglo de vida de los arios en la
India, en sus roces con los indgenas o entre ellos mismos, pero que es ascendido a
categora de argumento potico para contener un mensaje ms trascendente. Los
Pandavas (hijos del rey Pand) y sus primos los Kaurava (hijos de Kouru), usurpadores
del trono que corresponda a aqullos, viven aventuras que para unos significan el
destierro y para otros, los esfuerzos ilcitos por conservar el poder. Como orgullosos
brahmanes, los Pandava aceptan los desafos que el destino les pone por delante, y
como prncipes que eran, salen airosos de todas estas pruebas, demostrando estar en
posesin de las virtudes propias de su casta.
A continuacin se presenta una de las proezas del prncipe Arjuna, mientras estuvo doce
aos separado de sus hermanos, tras haberse los cinco enamorado de la misma mujer:
Arjuna, el de los brazos fuertes, haba ido a ver a Sakra, rey de los Suras, y a Sankara,
dios de los dioses.
Llevaba el arco de Gandara y su propia espada de puo de oro.
Se dirigi hacia el Himalaya y lleg a un bosque sombro, aunque rico de frutos y de
flores, y poblado de pjaros de todas clases.
En el momento en que marchaba por el bosque, un gran ruido de conchas y
de cmbalos estall en el cielo; una lluvia de flores cay seguidamente sobre la tierra, y
una multitud inmensa de nubes cubri el cielo.
Cuando hubo atravesado aquel lugar terrible, Arjuna lleg a la cima del Himalaya. Vio
all rboles con flores, poblados de pjaros que cantaban, y vio torrentes impetuosos cuyas
aguas eran del color del lapislzuli.
Aquel guerrero de gran corazn se sinti atrado por tan deliciosa selva, y resolvi
someter all su energa indomable a una terrible penitencia.
Se visti con un traje tosco, que recubri con una piel de antlope, tom un cayado y se
aliment con hojas secas.
Pas el primer mes comiendo solamente una fruta cada tres noches; en el segundo mes
no comi ms que una fruta cada seis das; en el tercero triplic ese intervalo, y cuando
lleg el cuarto mes, el hijo de Pand no tuvo ms que el aire por alimento. Entonces, con
los brazos extendidos y levantados en alto, sin apoyo alguno, se sostuvo, descansando
solamente en la extremidad del dedo grueso de un solo pie.
En este otro pasaje, Arjuna recibe el premio a su rectitud moral.
Indra ha enviado a Arjuna su cochero Matali para que lo transporte al cielo. La carroza se
lanza al aire desde lo alto de una montaa.
Temblando de gozo, Arjuna salt al carro celeste, que en el instante se lanz al cielo.
Cuando hubo llegado a las regiones inaccesibles a los mortales, Arjuna vio pasar en todas
direcciones, alrededor, por encima y por debajo de l, carros centelleantes. Ningn astro,
ni el Sol ni la Luna, los iluminaba, pero de ellos mismos se desprenda una luz
deslumbradora. Los unos, en el fondo del cielo, parecan pequeos y oscuros, como
De pronto apareci ante sus ojos espantados un enorme gigante, con los cabellos rojos
y los ojos terribles y ardientes. En el momento clav en Satiava su mirada de fuego.
Savitri, loca de amor, cogi entre sus brazos la cabeza de su esposo, como para
impedir que el gigante le quitara lo que ella tanto quera, y exclam con voz alterada por
el terror:
"Quin eres t, en quien creo reconocer a un dios? Dime quin eres y qu es lo que
quieres de m."
El dios le anuncia, que no era ni ms ni menos que Yama, el dios de la muerte. Al or
aquella noticia, la virtuosa Savitri sinti que el fro de la muerte penetraba en sus
miembros. Un sudor abundante y fro cubri todo su cuerpo. "T vienes dijo al dios,
vienes a arrancarme mi esposo muy amado. Gracia te pido, oh, dios poderoso; te pido
gracia para l. Toma, si quieres, mi vida, pero djalo continuar su existencia virtuosa entre
sus padres ciegos..." El dios frunci el entrecejo y dijo con voz parecida al ruido de una
tormenta: "No intentes desobedecer las rdenes de los dioses".
"Oh, dios poderoso! Yo, desgraciada de m, no hago ms que implorar gracia; no
soy ms que una mortal; pero, generoso t, como todos los dioses, concdeme lo que te
pido." "Y qu es lo que me pides?" " La vida de mi amado esposo, en cambio de la
ma." " No puedo concederte eso."
Entonces, para retrasar el instante en que habra de separarse de Satiava, al que ella
dirige sostenidas miradas llenas de amor, Savitri pidi al dios... "Concdeme una gracia
que voy a implorarte: puesto que habrs de quedar satisfecho con la muerte de Satiava,
devuelve a los padres de mi esposo el uso de sus ojos, cerrados a la luz hace ya muchos
aos." El dios respondi: "Les concedo la facultad de ver". Y se baj para coger a Satiava
con un lazo que tena en la mano. Pero Savitri separ el nudo fatal.
"Concdeme todava una cosa: el padre de Satiava ha perdido su reino; va a perder a su
hijo; haz que el virtuoso anciano recupere su poder y sus riquezas y que tenga cien hijos
ms." El dios Yama concedi esta otra gracia a la atractiva Savitri. Despus se inclin
nuevamente hacia Satiava. Pero Savitri lo rechaz otra vez.
"Oh, dios poderoso, espera an; el da no ha terminado. Djame contemplar una hora
ms al que voy a perder para siempre, y de quien yo esperaba tener numerosos hijos.
Concdeme, te suplico, oh, Yama, que igualas en poder a Indra, concdeme esos hijos en
quienes vuelva a encontrar las virtudes de su padre."
El dios concedi tambin aquella merced despus de vacilacin. Pero el dolor y el
amor retratados en los rasgos de Savitri haban conmovido su corazn de dios, y no pudo
negar a la princesa lo que le peda.
Entonces Savitri, levantando hacia l su cara radiante de alegra, le dijo estas palabras:
"Oh, dios, he recibido tu palabra de dios; tendr numerosos hijos, en quienes volver a
encontrar las cualidades de su padre. El padre, por lo tanto, no me puede ser arrebatado.
Puesto que sin l no puedo tener descendencia, no puedes llevar contigo a Satiava a tu
tenebrosa mansin."
El dios, al or aquellas palabras, se sinti dominado por un gran acceso de clera,
porque de ningn modo poda borrar la promesa que haba hecho a la fiel Savitri. Se vio,
pues, precisado a volverse, sin llevar consigo a Satiava.
Cuando el dios hubo desaparecido, produciendo el mismo estrpito que al hacerse
astillas muchos rboles, Savitri oprimi fuertemente contra el pecho la cabeza de su
esposo, y en la alegra de haberle arrancado a la muerte predicha por el orculo, cubri su
frente de besos y de lgrimas.
Satiava entonces lanz un profundo suspiro y abri los ojos. Pareca salir de un penoso
sueo en el que horribles pesadillas le hubieran agitado. El da, mientras que Savitri
hablaba al dios, haba ido poco a poco dando lugar a la noche, y Satiava quiso emprender
el camino hacia su casa, donde su padre y su madre deban estarle esperando con
inquietud.
Las tinieblas, mientras tanto, se llenaron de ruidos lgubres. El bosque, durante el da
iluminado por el sol y alegre por el canto de los pjaros, ahora era completamente negro,
y en l slo se oa el grito de los chacales que aullaban a lo lejos. Satiava dijo entonces a
Savitri:
"Vamos pronto a nuestra morada. Mis miembros ya no estn lnguidos. Aydame a
levantarme y dame el brazo en el camino, hacia la casa donde me esperan mi padre y mi
madre."
Al llegar a casa, Satiava tiene una inmensa alegra: sus padres ya no estn ciegos. Algn
tiempo despus recobran sus riquezas y su reino; cran numerosos hijos. Tambin Satiava llega a
tener cien hijos, que le hacen an ms precioso el amor de Savitri.
En este bajorrelieve del siglo IX, perteneciente a un templo hind en Java, Indonesia, Rama aparece
junto a su mujer, Sita.
El "Bhagavad-Gita"
Mahabharata logr su forma literaria definitiva hacia el siglo VII antes de
Cristo, pero muchos de sus relatos se refieren al periodo de la invasin aria, si no a una
poca ms remota.
El Mahabharata contiene una sublime enseanza espiritual, cuya quintaesencia se
presenta en el captulo llamado "El canto del Seor", mejor conocido como el
Bhagavad-Gita, considerado una de las producciones poticas ms preciosas en la
historia de la humanidad. El Bhagavad-Gita, a juicio de comentaristas de todas las
pocas, es la esencia misma de la tradicin vdica.
En sus breves excelsos versos radica lo mejor del genio indio. Por generaciones,
el Bhagavad-Gita ha sido fuente de inspiracin para literatos, msicos y artistas en
general. El Gita (como se suele abreviar) es el dilogo que sostiene el prncipe Arjuna
con su consejero y amigo Krishna (dios, vestido de incgnito), momentos antes de
celebrarse la batalla campal entre Kauravas y Pandavas en la llanura del Kurushetra,
sitio real ubicado entre el Ganges y el Yamuna. Como Arjuna titubea, porque no desea
entrar en liza con sus propios parientes, Krishna lo insta a no abstenerse de la accin
(Karma), sino a realizarla, pero con desprendimiento, como un deber.
La larga arenga de Krishna es un compendio destilado de lo mejor de la filosofa
yoga (o realizacin del Ser). Arjuna es el alma individual que desvara y vacila ante los
El
escollos y pesares del existir; Krishna es el Amor de Dios, que anima en todo momento
al hombre a superar lo aparentemente adverso, puesto que slo se trata de pruebas
destinadas a intensificar el anhelo del Bien Supremo, la bsqueda de la perfeccin. La
meta del hombre, idealizada en el Gita, es llegar a identificarse con la conciencia que
Dios tiene de s, y por consiguiente, a unirse con la creacin universal, revelacin de
Dios. El cantar culmina cuando Arjuna reconoce en su amigo nada menos que a Dios
encarnado (el Avatara).
El Bhagavad-Gita ha sido estudiado por los ms eminentes indianistas, as como
por prominentes personalidades indias; entre ellas se cuentan Rabindranath Tagore y
Gandhi, que lo tradujeron y comentaron.
El Gita puede interpretarse en siete niveles, como siete son los estados posibles de
la conciencia humana, a saber: inconsciencia, sueo, vigilia o conciencia ordinaria,
conciencia trascendental (samadhi), conciencia csmica (purusha), conciencia divina
(kaivalia), conciencia de unidad (nirvana).
Arjuna, el kashattriya caviloso, plante as, en pleno campo de batalla, su duda
moral:
I
34 Maestros, padres, hijos, abuelos, tos, suegros, nietos, cuados y dems parientes,
I
35 aunque perezca, no quiero matarlos, oh, Krishna!
I
40 Destruida una familia, se pierden sus inmemoriales tradiciones, y al perderse las
tradiciones, la licencia hace presa de la familia entera.
I
41 El predominio de la licencia, oh, Krishna!, llega a corromper a las mujeres de una
familia, y de las mujeres corruptas, dimana la confusin de castas.
I
42 Esta confusin arroja en el infierno a los matadores de la familia, y a la familia
misma, porque los antepasados desfallecen desprovistos de las tortas de arroz y de las
libaciones.
IV
17 Necesario es distinguir entre la accin obligada, la accin ilcita y la
inaccin.
XVIII 41 Entre los brahmanes, los kashattriyas, los vaishyas y los shudras fueron
distribuidos los karmas, oh, Parantapa!, de conformidad con las cualidades nacidas de su
peculiar naturaleza.
XVIII 42 nimo tranquilo, subyugacin propia, austeridad, pureza, misericordia,
rectitud, sabidura, conocimiento y fe en Dios: tal es el karma de los brahmanes, nacido de su
peculiar naturaleza.
4. Adems, los muertos no dejan de existir; slo transmigran. Hasta el mismo Dios
vuelve a encarnarse cuando quiera que la rectitud desmaya y cobra bros la iniquidad.
En realidad, uno solo es el Espritu que se encarna en todos los cuerpos.
II
16 Lo que no existe no tiene ser, y lo que existe jams cesar de ser. La verdad
de ello ha sido percibida por los videntes de la esencia de las cosas.
II
22 Como un hombre desecha las ropas viejas y se viste de otras nuevas, as el
morador del cuerpo deja el cuerpo viejo y entra en otro nuevo.
II
21 Cmo puede, pues, oh, Prtha!, matar o morir quien sabe que es
indestructible, perpetuo, nonato e indisminuible?
IV
6 Aunque soy el nonato e imperecedero Ser, el Seor de todos los seres y cobijo
la naturaleza, que es mi dominio, tambin nazco por virtud de mi propio poder.
IV
8 para proteger a los buenos, confundir a los malos y restaurar firmemente la
justicia. De edad en edad renazco Yo con este intento.
IV
5 Muchos nacimientos he dejado Yo tras m y muchos dejaste tambin t, oh,
Arjuna! Pero Yo los recuerdo todos y t no recuerdas los tuyos, oh, Parantapa!
XV
8 Cuando el Seor deja un cuerpo y pasa a otro nuevo, llvase consigo la mente
y los sentidos, como del pensil recoge el viento los aromas.
II
27 Porque, en verdad, del nacimiento dimana la muerte y de la muerte el
nacimiento. As, no debes afligirte por lo inevitable.
II
18 Finitos son estos cuerpos del encarnado Ser, eterno, indestructible e inmenso.
As, pues, pelea, oh, Bhrata!
5. Por ltimo, hay una doble forma de no involucrarse en los actos que uno lleva a
cabo. Y es dejando de solidarizarse con el propio cuerpo, causante de las acciones, e
identificando el yo propio con el Yo absoluto, que es inactivo. Lo primero se logra
cumpliendo las acciones que el deber ordena, sin apegarse en lo ms mnimo a la
bondad de la accin, ni a los resultados de ella.
Tal renunciamiento es el sacrificio ms completo, la verdadera ascesis
purificatoria. El que de esta manera se desliga totalmente de su karma (sus acciones),
alcanza la bienaventuranza eterna, porque es el karma lo que mueve la rueda de las
reencarnaciones.
IV
17 Misterioso es el sendero de la accin.
III
9 El mundo est ligado por la accin, menos por las que se cumplen con intento
de sacrificio.
III
7 Benemrito es quien, subyugando los sentidos por medio de la mente, oh,
Arjuna!, y manteniendo los rganos de accin sin apego a cosa alguna, realiza el yoga por la
accin.
XVIII 11 En efecto, no es posible que los seres encarnados renuncien enteramente a la
accin. As, en verdad debe ser llamado renunciante el que renuncia al fruto de la accin.
IV
22 Satisfecho con lo que quiera que obtenga sin esfuerzo, libre de los pares de
opuestos ( = dolor-placer), exento de envidia, equilibrado en la dicha y en la adversidad, no est
ligado a las acciones que ejecuta.
II
47 Atiende tan slo a la accin y no a las ventajas que puedas allegar de ella. No
te determine la recompensa ni tampoco te aficiones a la inaccin.
II
48 Cumple tus acciones, oh, Dhananjaya!, morando en unin (yug) con la
divinidad, renunciando a todos los apegos y por igual sereno en el xito que en el fracaso. Este
equilibrio se llama yoga.
II
52 Cuando tu discernimiento se haya desprendido de esta maraa de ilusiones,
sentirs indiferencia por cuanto has odo y por cuanto has de or.
V
18 Por igual mira el sabio al brahman docto y humilde que a la vaca, al elefante
y an al perro y al suapaka.
II
55 Cuando un hombre extirpa, oh, Prtha!, todos los deseos de su corazn, y se
satisface en el Yo por el Yo, entonces puede llamarse de mente constante.
II
64 El que, dueo de s mismo, se mueve entre los objetos de sensacin, con los
sentidos libres de gusto y repugnancia, sojuzgados por el Yo, logra la paz.
II
65 Y cmo puede ser feliz quien no tiene paz?
XII
13 Quien no malquiere a ser alguno, el amable y compasivo, libre de afecciones
y egosmo, ecunime en la dicha y en la pena, indulgente,
XII
14 siempre gozoso, en armona con su regulado Yo,
XII
15 que no conturba al mundo ni el mundo lo conturba;
XII
17 que ni ama ni aborrece, ni se aflige ni desea, y con plena devocin renuncia
al bien y al mal;
XII
19 que por igual recibe la alabanza y el vituperio silencioso, sin hogar propio
se es a quien Yo amo.
V
22 Los deleites nacidos de externos contactos son verdaderamente manantiales
de pena, porque tienen principio y fin.
V
21 Aquel cuyo ser est desapegado de todo contacto externo y halla dicha en el
Yo, goza de bienaventuranza perpetua.
II
51 El sabio unido a la Pura Razn renuncia a la recompensa que le ofrecen sus
actos y libre de las ataduras del renacimiento se encamina a la bienaventurada Sede.
V
17 Pensando en Aqul, inmergidos en Aqul; enteramente entregados a Aqul,
van all de donde jams se vuelve.
XI
13 All, en el cuerpo del Dios de los dioses; contempl Pandava resumido el
universo entero con su inacabable variedad de partes.
Y dice a Aduna:
VII
26 Yo conozco, oh, Aduna!, todos los seres que han sido, son y sern; pero de
todos, ninguno me conoce.
XI
51 Los mismos dioses en verdad ansan contemplar sta mi forma de tan difcil
visin.
VII
25 Envuelto en mi poder ilusionante, no a todos me descubro.
XIII
12 Te declar lo que es preciso conocer: Aquello cuyo conocimiento lleva a la
inmortalidad, la Suprema Deidad sin principio, que no se llama ser, ni se llama no ser.
XIII
13 Por doquiera tiene Aqul manos y pies, por doquiera ojos, cabezas y bocas.
Todo lo oye, mora en el mundo y todo lo envuelve.
XIII
14 Aunque carece de sentidos, brilla con todas las facultades sensitivas. De todo
desligado, todo lo sostiene, y exento de cualidades, todas las rene.
XVIII 61 En el corazn de todos los seres mora el Seor, oh, Arjuna! Por su
ilusionante poder de diferenciacin, los mueve a evolucionar cual si atados estuviesen a torno de
alfarero.
XV
9 En acecho tras del odo, vista, olfato y gusto, y tambin de la mente, goza de
los objetos, de los sentidos.
XIII
15 Est fuera y dentro de todos los seres; a un tiempo es inmvil y moviente;
por Su tenuidad es imperceptible y a la par se halla prximo y lejano.
XIII
46 Aunque indiviso, entre todos los seres est distribuido Aquel que es el
sostenedor de todos los seres. l los engendra y l los absorbe.
VII
7 Todo entretejido est en m como sarta de perlas en hilo de collar.
VII
8 Oh, hijo de Kunti! Yo soy sabor en las aguas, refulgencia en sol y luna,
palabra de poder en los Vedas, sonido en el ter y virilidad en los hombres.
VII
12 Reconoce como dimanantes de m las naturalezas en que las cualidades
predominan. Yo no estoy en ellas, pero ellas estn en m.
IX
4 En mi inmanifestado aspecto, penetro Yo el universo entero. Todos los seres
tienen su raz en m y Yo no tengo raz en ellos.
IX
5 Y, sin embargo, no tienen los seres raz en m. El sostn de los seres no radica
en los seres. Mi Espritu es su causa eficiente.
IX
6 Como el impetuoso viento sopla por doquiera, siempre arraigado en el ter, as
has de saber que tienen su raz en m todos los seres.
IX
19 Yo soy la inmortalidad y la muerte, el ser y el no ser, oh, Arjuna!
XI
32 Yo soy el tiempo desolador del mundo,
VII
9 Yo soy vida en todos los seres y austeridad en los ascetas.
VII
10 Reconceme, oh, Prtha!, por eterna semilla de los seres todos.
VII
11 Soy el lcito deseo que a la ley no contrara.
IX
23 Aun los que llenos de fe adoran devotamente a otros dioses, tambin a m me
adoran, oh, hijo de Kunti!, aunque contrariamente a la primitiva ley.
X
40 Mis divinos atributos no tienen fin, oh, Parantapa! Lo que te he declarado
da tan slo un vislumbre de mi infinita gloria.
X
41 Cuanto quiera hay de glorioso, bueno, bello y potente, brota de una chispa no
ms de mi esplendor.
X
42 Mas qu son para ti, oh, Arjuna!, todos estos pormenores? Sabe que
despus de formar el universo entero con un tomo de mi Ser, sigo existiendo.
XI
28 Como ros que en rauda corriente arrojan sus aguas en el pilago, as estos
hombres poderosos y seores de la tierra se lanzan prestamente en Tus llameantes bocas.
XI
41 Perdname, oh Ser Infinito!, si te habl como a familiar amigo y
desconociendo tu majestad exclam: Oh, Krishna!, oh, Jdava!, oh, amigo!, impulsado por la
ternura de mi amor.
Especulacin mstica
En trminos generales se puede hacer la siguiente clasificacin cronolgica, segn
la produccin con la que ms se identifica cada sub-perodo del milenio que estamos
tratando (1500-500 antes de Cristo):
Aos
(a. de Cristo)
1400-1000
Produccin intelectual
800-?
800-400
Los upanishadas
800-200
500
Predicacin de Mahavira y
Buddha
800-600
en:
1.- Ritual y uso sacro......... Rig, Yajur, Atherva y Sama vedas; brahamanas
2.- pica y epopeya... Mahabharata, Ramayana
3.- Mitologa religiosa... Puranas
4.- Especulacin filosfica Aranyakas y upanishadas
5.- Cosmognesis y derecho.. Dharma-Shastra ("Leyes de Man")
6.- Mstica devocional... Gita-Govinda ("Pastor Lrico").
7.- Enseanzas a travs de fbulas Pachantantra; la poesa y teatro bdico.
Cada obra en su temtica se remonta a hechos anteriores en dos o ms siglos y
contiene elementos todava ms antiguos, aunque tambin se apoya en usos
contemporneos a su forma final.
Las brahamanas son las que siguen en antigedad a las Samhita. En ellas se
imparta a los sacerdotes o brahmanes, instrucciones precisas para realizar las
ceremonias (giagyas).
Si en las Samhita estn los mantras para el manejo del cosmos, en las brahamanas
se entregan las instrucciones acerca de cmo usar los mantras correctamente. El
brahmanismo es la religin india por excelencia. Se constituy en tal a travs de una
evolucin interna natural, donde intervinieron elementos arios e indgenas; el
brahmanismo se asemeja en su comportamiento a las grandes religiones semticas:
extraordinariamente sincrtica y tolerante, ha sido capaz de incorporar los elementos
ms ajenos. Sin embargo, su cpula, conformada por la aristocracia sacerdotal, ha
detentado el honor y la responsabilidad de conservar las tradiciones a travs del
ejercicio constante de ellas, razn por la cual los brahmanes deben ser ejemplos de
piedad y disciplina, as como diestros en el conocimiento de los libros sagrados. Antes,
los jvenes brahmanes eran entrenados desde temprano; durante la etapa del aprendizaje
se les llamaba brahmacharin. Una vez que podan independizarse de sus maestros,
pasaban a formar parte de los colegios sacerdotales encargados de realizar diariamente
los complicados rituales. Tambin podan casarse y vivir cmodamente, pues se supone
que el brahmn posea, por su nivel social, un patrimonio considerable; adems, ejercan
profesiones estimadas, como las de jueces o mdicos, y ocupaban cargos importantes,
sobre todo como consejeros de los reyes. Pero, pasando cierta edad, se retiraban de la
vida pblica y, dejando casa, familia y bienes materiales, se iban a vivir al bosque como
renunciantes (sanyasin); all en la floresta, en esttica postura, esperaban recibir la
iluminacin
Los verdaderos ascetas o saddhus ("el que ha renunciado al mundo") eran
seguidos por un enjambre de fieles discpulos, dispuestos a no perderse palabra de
sabidura que brotase de sus labios y a coleccionar romnticas ancdotas de estos
eremitas. stas recogidas por generaciones, abultadas y nimbadas con un aura
romntica, fueron puestas por escrito. Los Aranyakas, literalmente "libros de los
bosques", son una inigualable fuente de sapiencia acerca de la naturaleza humana, sus
bondades y debilidades; a veces envueltas en el ropaje de la fbula, algunas de sus
historias destacan por una singular belleza.
Con el transcurso de los siglos, los brahmanes fueron perdiendo el crdito y el
respet que inspiraban inicialmente, en buena parte porque su vida resultaba lejana a la
del comn de los mortales; hasta ellos mismos dejaron de comprender el significado de
sus largas ceremonias; el snscrito lleg a ser repetido, pero no sentido, perdiendo as su
virtud mgica. Paralelamente, el hablar popular haba ido hacindose lugar en la
liturgia, particularmente en las bodas. Frente al snscrito (que significa "correcto
hablar") fue cobrando importancia el prakrit ("lengua de campesinos"), y,
conjuntamente, la vulgarizacin de las tradiciones brahmnicas, la comprensin popular
de los secretos iniciticos desembocaron en un agregado de leyendas, dichos, alegoras
y comentarios conocidos como los Upanishadas. Los Upanishadas estn ya en lengua
prakrit y reflejan la situacin india de los siglos VII-V antes de Cristo. Muchas de sus
partes fueron originalmente enseanzas esotricas de ermitaos, conservadas
popularmente.
En los Upanishadas se tratan problemas de general inters en el sentimiento
religioso de India, como la ley de karma, las reencarnaciones sucesivas (samsara) antes
de alcanzar la liberacin (moksha) de las deudas por las acciones anteriores, y la
iluminacin (samadhi). La salvacin que pregonan se logra equilibrando las tendencias
naturales: la inclinacin al placer (kama), con la utilidad (artha) y el acatamiento a la
ley (dharma). Este arduo camino deba emprenderse bajo la direccin del recto
discernimiento (jama), hasta alcanzar el estado beatfico en que uno descubre a Dios
en lo ms profundo de su intimidad y reconoce gozoso ser una manifestacin del todo:
tattvam as "yo soy el todo".
Antropologa y sociologa
La vida humana armoniza tres tipos de actividades:
a) La actividad rajsica, que, inspirada en la sabidura acumulada por la tradicin,
inclina al hombre hacia la bsqueda de lo trascendente y lo aficiona a las altas virtudes
morales. El deber del hombre es cumplir el dharma (la ley universal), rol para el cual
recibe una ayuda propicia a travs del Dharma shastra, preceptiva de carcter
visiblemente sagrado y arcaico, que declara y sanciona con castigos lo que se ha de
seguir para tener un buen pasar en la vida, agradar a los dioses y ascender en la escala
de las sucesivas reencarnaciones.
b) Tambin es correcto que el hombre se esfuerce por enseorear la naturaleza que
lo rodea y quiera ser estimado en sus relaciones sociales. Artha es propiamente la virtud
del guerrero, pero tambin podemos entenderla en general como el deseo de triunfar,
incluso en los aspectos econmico-sociales; para ello se acumul todo un saber prctico
jurdico-administrativo, llamado Artha sastra. La obra ms conocida al respecto es el
Kaulatiya-Artha sastra.
c) La tercera actividad kama corresponde a la natural tendencia humana a
asegurar su sobrevivencia como especie. Es, por tanto, correcto que el hombre atienda a
Por cierto, tal antropologa y tal sociologa son comprensiones mticas; pero
internamente coherentes. Adems, corresponden a categoras ms o menos universales;
en efecto, podramos hallar similitudes entre las tres gunas y los tres reinos naturales
vegetativo, afectivo-sensitivo e intelectual, que se combinan de mltiples formas en
los diversos seres humanos; en el plano social, hoy se distinguen claramente los
trabajadores manuales de los hombres de empresa, y ambos, de los intelectuales.
Una nia, una joven, una mujer de edad avanzada, en ningn caso, ni aun en su
propio hogar, debe hacer nada por sugestin exclusiva de su voluntad.
Nunca debe gobernarse a s misma una mujer: en su infancia depende de su padre;
en su juventud, de su marido; y cuando su marido muere, depende de sus hijos.
La mujer siempre debe mostrarse de buen humor, conducir con habilidad los
asuntos de la casa, cuidar esmeradamente los utensilios del menaje y proporcionar a su
marido un grato bienestar con el menor gasto posible.
Toda familia en la que el marido se complace con su mujer y la mujer se complace
con su marido, tiene asegurada para siempre la felicidad.
Aunque la conducta del esposo sea censurable, porque ste se entregue a otros
amores o porque se halle desprovisto de buenas cualidades, la mujer debe permanecer
virtuosa y seguir reverenciando a su marido como si fuera un dios.
No hay sacrificios, ni prcticas piadosas, ni ayunos que conciernan
particularmente a las mujeres; una mujer casada debe querer y respetar a su marido, y
eso le basta para ser honrada en el cielo.
Despus de haber perdido a su marido, la mujer debe procurar enflaquecer
voluntariamente su cuerpo, viviendo de flores y de frutos puros; y jams debe
pronunciar el nombre de otro hombre.
Una mujer infiel a su marido se reduce a la ignominia durante toda su vida
terrestre. Despus de su muerte, renace del vientre de un chacal, o bien es atacada de
elefantiasis o de tisis.
Todo hijo dado a luz por una mujer que haya tenido comercio carnal con otro
hombre distinto de su marido, no es hijo legtimo de esta mujer; de igual modo, el hijo
engendrado por un hombre en mujer ajena no pertenece a ese hombre.
La mujer virtuosa que despus de la muerte de su marido se conserva
perfectamente casta, va directo al cielo, aunque no haya tenido hijos.
Pero la viuda que por el deseo de tener hijos es infiel a su marido, despus de la
muerte de ste, incurre en el desprecio de las gentes y ser excluida de la mansin
celestial, donde habr sido admitido su esposo. (Libro V.)
Las mujeres, aunque estn encerradas en su casa bajo la vigilancia de hombres
fieles y devotos, no quedan bien guardadas: solamente pueden estar seguras cuando
ellas mismas, y por su propia voluntad, se guarden.
A causa de su pasin por los hombres, de la inconstancia de su carcter y de la
falta de afeccin que les es natural, por mucho que se las guarde con vigilancia, pueden
ser infieles a sus esposos.
Man dio en reparticin a las mujeres el amor del lecho, de los atavos, de la
concupiscencia, de la clera, de las malas inclinaciones, del deseo de hacer mal y de la
perversidad.
Una mujer estril debe ser reemplazada al cabo de ocho aos; una cuyos hijos
hayan muerto todos, debe reemplazarse a los diez aos; aquella que no da al mundo ms
que hijas, al ao undcimo; la que habla con aspereza, inmediatamente.
Cuando no se tienen hijos, la progenitura que se desea puede lograrse mediante la
unin de la mujer, convenientemente autorizada por el esposo, con un hermano o con
otro pariente.
3. Respecto al adulterio.
Si una mujer que se enorgullece de su familia es infiel a su esposo, el rey debe
hacerla devorar por perros en una plaza pblica.
Si el rey no castigase sin reparo a aquellos que merecen castigo, los ms fuertes
llegaran a ser vctimas de los ms dbiles.
El guerrero no debe emplear contra sus enemigos armas prfidas, ni flechas
envenenadas, ni dardos dentados, ni saetas inflamadas. Tampoco debe golpear a su
enemigo si ste va a pie y aqul, en su carro; ni debe maltratar a aquel que junta las
manos para pedirle merced; ni a aquel que le dice "Soy tu prisionero". (Libro VII.)
Aquel que pronuncia un falso testimonio con la esperanza de obtener algn
beneficio, debe ser condenado a mil panas de multa; si minti por temor, la multa debe
ser de 150 panas; si obedeci a la amistad, pagar mil panas; si habl contra la verdad
por concupiscencia, dos mil quinientas panas; por clera, mil quinientas; por ignorancia,
doscientas; por aturdimiento, cien panas solamente...
(Libro VII.)
Por crmenes cometidos en esta vida o por faltas de una existencia precedente,
algunos hombres de corazn perverso padecen ciertas enfermedades o deformidades: el
que ha robado oro a un brahmn, padece una enfermedad de las uas; el bebedor de
licores espirituosos prohibidos, tiene los dientes negros; el asesino de un brahmn, sufre
una consuncin pulmonar; el hombre que ha mancillado el lecho de su padre espiritual,
es mutilado.
El que se complace en divulgar las malas acciones, tiene un ftido olor de nariz; el
ladrn de granos, tiene un miembro de menos; el que hace adulteraciones, un miembro
de ms.
(Libro XI.)
6. Purificaciones rituales.
La tierra y el agua purifican lo que est manchado; un ro se purifica por su
corriente; una mujer que haya tenido pensamientos culpables, se purifica por la
enfermedad; la inteligencia se purifica por el saber.
Las telas de seda o de lana se purifican por medio de tierras mezcladas con sal; los
tapices de lana de Nepal, con los frutos del jabonero; las tnicas y las capas, con los
frutos del vilva; los tejidos de lino con granos de mostaza blanca macerados.
La hierba, la lea y la paja, se purifican regndolas con agua; una asa, barrindola
e impregnndola de boiga de vaca.
Una cosa picoteada por un pjaro, husmeada por una vaca, o que haya sido tocada
por el pie, o sobre la cual se haya estornudado, o hien que haya sido manchada por el
contacto de un piojo, queda purificada mediante una aspersin de tierra humedecida.
La mano de un artesano es siempre pura, mientras aqul trabaja; tambin lo es
toda mercanca expuesta a la venta.
La boca de la mujer es siempre pura; un pjaro es puro en el momento en que hace
caer un fruto; un animal es puro mientras mama; un perro lo es cuando se dedica a la
caza de animales bravos.
Las moscas, las salpicaduras que se escapan de la boca, la sombra de una persona
impura, una vaca, un caballo, los rayos del sol, el polvo, la tierra, el aire y el fuego que
hayan tocado objetos impuros, a pesar de eso, deben considerarse como puros. Despus
de haber dormido, despus de haber estornudado, despus de haber comido, despus de
haber escupido, despus de haber dicho mentiras, el individuo debe lavarse la boca, aun
cuando se encuentre en estado de pureza. (Libro V.)
diluvio comience, mtete en la nave que habrs construido y djate llevar por las olas; yo
ir entonces a salvarte".
Man, cuando el pez lleg a ser enorme, lo llev al mar. Despus construy una nave,
y se meti en ella tan pronto como el diluvio comenz.
Las olas pronto llegaron a levantar la nave y la transportaron de un lugar a otro. Man
vio entonces venir al pez que l haba salvado; lo at por medio de un cable a su nave, y el
pez, nadando vigorosamente, lo condujo hacia una elevada montaa que el mar no haba
podido cubrir.
All, el pez le dijo: "Amarra tu nave al tronco de aquel rbol corpulento. Conviene
hacerlo as, para evitar que las aguas, cuando se retiren, puedan arrastrarla". Despus se
alej y Man no lo volvi a ver.
Cuando las aguas se retiraron, Man sali de su nave y se hall solo en la tierra,
porque las aguas haban sumergido todo lo que exista en el mundo, y haban hecho
perecer a todas las criaturas.
Man vivi cuerdamente e hizo numerosas ofrendas al mar, al que pidi una
compaera. Al cabo de un ao, una mujer sali del mar y se dirigi hacia los dioses. stos
le preguntaron quin era. "Soy la hija de Man respondi, y a l pertenezco." Los
dioses quisieron obligarla a permanecer con ellos; pero ella se neg, y fue a buscar a
Man, el cual le pregunt quin era ella.
"Soy tu hija", le respondi. "Cmo puedes ser mi hija?" "Las ofrendas que has
dedicado al mar me han dado la vida, correspondiendo as a un voto que hiciste. Si
quieres tener grandes riquezas y una larga prosperidad, hazme tu esposa durante un
sacrificio, y todos nuestros deseos se realizarn."
Man celebr entonces un sacrificio y se uni a aquella mujer; vivieron largos aos y
fueron padres de la llamada raza de Man.
EL YAINISMO
Hacia el siglo VI, el brahmanismo fue perdiendo su fuerza inicial; las largusimas
ceremonias y el progresivo esoterismo de la casta brahmnica la haban distanciado de
la religiosidad popular. La lengua snscrita se haba hecho ya difcil de entender hasta
para los mismos sacerdotes oficiantes. Dice Surendranath Dasgupta, lato expositor de
las filosofas de la India, que en el siglo VI antes de Cristo "haba llegado la hora de la
casta kashatriya y sobre ella recay la responsabilidad de sacar adelante el pensamiento
indio".
Efectivamente, Vardhamana (siglo VI antes de Cristo), fundador del yainismo, era
igual que Siddharta, un kashatriya (caballero), aunque perteneciente al clan de los
Licchavi, vecino al clan de aqul. Como buda, abandon su vida seglar a los treinta
aos y se asoci a una secta fundada en el siglo VIII antes de Cristo por Parchavanatha,
el cual predicaba la autolaceracin y la tolerancia del sufrimiento para alcanzar la
omnisciencia y ser un mahavira (gran hroe) o conquistador de la yina (victoria).
Notando las dificultades existentes para alcanzar dicho ideal, elimin los rigores
espectaculares, modificaciones que lo elevaron a la cabeza de dicha secta. La leyenda lo
describe como un hombre excepcional en todo sentido; su fsico se deca era
"armonioso y bello como ninguno".
Tanto el Mahavira como Buda ofrecieron nuevas salidas a la bloqueada inquietud
espiritual de la sociedad india. Sus soluciones surgieron precisamente en regiones de
brahmanizacin ms reciente, las que, por eso, se abrieron con ms facilidad a las
nuevas corrientes. El yainismo, cuyos inicios estn referidos en el Kalpasutra, creci
con rapidez, extendindose desde Orissa al oriente hasta Mathura al poniente antes de
nuestra era, y despus, por Gujarat y Kathiawar. Igual que el budismo, el yainismo se
basa en la vida monstica, que los laicos deben sostener y tambin experimentar de
cuando en cuando. En el siglo I antes de Cristo sufri un cisma meramente disciplinario,
surgiendo las sectas de los chevetambaras y los digambaras (los "vestidos" y los
"desnudos"; estos ltimos practicaban el nudismo como signo de desapego del mundo).
Llama la atencin la penetracin del yainsmo en todos los niveles sociales; incluso se
dice que el emperador maurya Chandragupta habra sido yainista.
No obstante su contemporaneidad con el budismo, el yainismo se nos antoja
arcaizante. El cosmos se compone de una serie de niveles dispuestos alrededor de un
hombre gigante, en torno a cuya cintura que es el ocano circular gira el disco de la
Tierra; bajo sta hay siete purgatorios, y encima de ella, una jerarqua de cielos
poblados de dioses. El universo, increado y eterno, consta de infinidad de almas (yiva) y
materia (ayiva). Las almas seran omniscientes y eternas, de no ser por su asociacin
con la materia y el karma. Pese a la aguda dicotoma yiva-ayiva, las almas son descritas
en forma un tanto materialista, pues se expanden y contraen segn el tamao del cuerpo
que animan, y pierden su elasticidad por el peso del karma, sutil sedimento que las
acciones depositan dentro del alma. Segn su concepcin animista, incluso en un
pequeo viviente hay verdaderas colonias de almas compartiendo la nutricin y
respirando en comn. Tal vez el considerable inters puesto por los filsofos yainas en
la lgica se explique por su tendencia al esquematismo. En efecto, en su teora del
lenguaje no hay homonimia, y si una palabra posee ms de un significado, se computa
por ms de una; y afirman que toda proposicin es vlida nicamente en cuanto al
aspecto que enfoca y en un determinado contexto; ello indica que su epistemologa es
simple: correspondencia entre objeto y concepto.
Fundado en tales presupuestos, Vardhamana predic la liberacin de las almas
mediante la aniquilacin del karma, lo que se obtiene por la austeridad prohibi el
alcoholismo y los entretenimientos pblicos y la inaccin; l mismo muri de
inanicin, forma extrema de la inaccin. Otra norma esencial de su moral es la ahimsa,
no violencia universal frente a cualquier viviente; as, sus monjes deban caminar como
gacelas para no pisar los tomos vivientes, filtrar el agua que bebiesen, usar mascarillas
sobre la nariz para no respirar insectos. Quiz sea la prohibicin de ocuparse en
empresas que destruyen la vida la principal razn que muchsimos yainas (hoy slo
unos dos millones, pero antao, ciertamente ms) laicos se hayan desempeado como
comerciantes, a veces bastante afortunados.
Aunque se les ve implorar gracias menores de los dioses hindes, se hacen casar
por brahmanes, y tienen templos similares a los hinduistas, no creen en el carcter
revelado de los vedas ni en Dios: dos argumentos para calificarlos de ateos, junto con
los budistas ortodoxos y las escuelas filosficas samkhya, mimamsa y charvaka.
BUDA Y EL BUDISMO
Vida del Buda
El Buda (buddha significa iluminado) se llamaba Siddharta, y perteneca a la
familia Gautama. Su biografa ha sido decorada con tal profusin de leyendas, que
cuesta desentraar lo que en realidad sucedi. Nacido probablemente en 563 antes de
Cristo en Kapilavastu, a los pies del Himalaya, en el actual Nepal, era hijo de un rgulo
de la casta guerrera kashatriya. No formaba, pues, parte de la casta de los brahmanes,
tradicionales sostenedores del saber sagrado o Vedas, a la vez que sacerdotes de los ritos
oficiales.
Criado en medio de los placeres de la pequea corte de Kapilavastu, se cas a los
diecisis aos con Gopa, que tard doce aos en darle un hijo: Rahula. Apenas ste
naci, Siddharta abandon todo en busca de algo que diera sentido a esta vida tan llena
de sufrimientos. Sentse entonces a los pies de varios yoguines5 y maestros, uno tras
otro, sin lograr la calma espiritual; incluso se someti durante un tiempo a
mortificaciones extremas que le valieron el apelativo de "Sakyamuni" (asceta del clan
Sakya) y la admiracin de Bimbisara, rey de Magadha, que posteriormente le
obsequiara un esplndido parque cerca de su palacio de Rajagriha, a fin de gozar " ms
establemente de su compaa. Los condiscpulos de entonces iban a ser sus primeros
discpulos. Habiendo errado ya cinco aos como mendigo, el inquieto renunciante
(sanyassi) decidi indagar por s mismo la causa del mal y la forma de librarse
perennemente de l; al despedirse, los condiscpulos se prometieron hacerse seguidores
del primero de ellos que hallara la panacea. Al cabo de un ao, meditando en Gaya,
arrimado a un rbol junto al ro Nairanyana, experiment de noche un xtasis que
ilumin su entendimiento. Fue como si la multitud enmaraada de arbustos que antes no
lo dejaban ver el bosque, se hubiera esfumado (nirvana); desde ese da, el iluminado
(buda) vivira inmediatamente preparado para entrar de nuevo, y en forma perpetua, en
trance (parinirvana), pero dilatando ese momento dichoso con el objeto de guiar a los
dems seres humanos hacia la misma liberacin; los santos que por compasin al
prjimo permanecen una o ms reencarnaciones en este estado especial se llaman
bodhisattvas (a punto de ser budas).
Tanto el brahmanismo oficial como el hinduismo popular han dado suma importancia al yoga;
esto es, a los mtodos para desasir el yo metaemprico del yo emprico y unirlo (yug) al
Absoluto. Las escuelas de yoga son ms de veinte, pero las prcticas yogas pueden clasificarse
dentro de unos seis tipos: 1) el cumplimiento del deber, sin esperar retribucin (karma-yoga); 2)
la devocin afectuosa a alguna de las formas en que conocemos a Dios: Krishna, Rama, Vishn,
Shiva (bhakti-yoga); 3) la introspeccin y el anlisis discursivo (jana-yoga), 4) la renuncia
asctica a la vida social, a los placeres, los bienes y cuanto est regido por la ley de la
causalidad (raya-yoga); 5) la apropiacin de fuerzas ocultas mediante ritos y sacramentos
mgicos (trantra-yoga); 6) un conjunto de actitudes sicofsicas respecto a la posicin corporal,
respiracin, sueo, comida, relaciones sexuales, recogimiento, etctera (hatha-yoga), que es la
base de todos los dems sistemas yogas. La meta consiste en lograr el equilibrio interior,
armona, paz y luminosidad necesarias para la contemplacin y, en ltimo trmino, para la
fusin del atman (yo) con el Brahman (realidad metafsica, eterna e inmutable, simple ser de los
entes) o con el Brahma o Ishvara (Dios nico, personal, distinto del mundo), como prefieren la
escuela filosfica yoga y Udana, un vaichshika que aport en el siglo IX la ms antigua
demostracin sistemtica de la existencia de Brahma en India.
5
Tambin se brindaba Buda a los que, sin renunciar a sus deberes temprales,
queran plegrsele como laicos; tan comprensivo era con el laicado, que, a pedido del
abuelo de uno de los novicios, prohibi ordenarse monjes a los menores sin
consentimiento de sus padres.
De paso por su tierra natal, logr convertir a su familia, una de cuyas tas organiz
el primer grupo de monjas; el Buda, que se hallaba en Vaisali, lo acept a condicin.
que sus miembros se sometieran a ocho reglas suplementarias y quedasen bajo total
dependencia de la sangha masculina; sta tema, en efecto, que las mujeres echaran a
perder la disciplina y banalizaran la buena doctrina; a los que lamentaban tal decisin en
un pas que no permita a las mujeres abandonar sus hogares, ni menos vagar rasuradas,
Siddharta responda que una persona de sexo femenino tambin poda nacer varn en
otra reencarnacin.
Hasta su muerte, en 483 antes de Cristo, Buda pasara dedicado a convivir con sus
monjes, formndolos y sacndolos a predicar. Nunca se desplaz ms all de Mathura al
poniente, Champa al oriente y el ro Yamuna, afluente del Ganges, al sur. Al extinguirse
se hallaba en Kusinagara, prximo a su patria. Su cadver fue cremado y las reliquias
distribuidas, de tal modo que los fieles pudieran venerarlas en capillas ad hoc (stupas)
que en la India seran cupulares, y en China, torres de tejados superpuestos (pagodas).
Los 8 grandes acontecimientos de la vida de Buda, desde su nacimiento, en Lumbini, arriba a la derecha,
hasta la adquisicin de la iluminacin. Siglo VI. a. J.C. Museo arqueolgico, Sarnath.
La meta: el nirvana
El nirvana es la meta suprema del budismo, uno de los conceptos ms discutidos
de la filosofa oriental. Para unos occidentales es el aniquilamiento total; para otros, una
existencia eterna de inefable felicidad.
Los hombres de Occidente sentimos el anonadamiento despus de la muerte como
el peligro mximo, slo conjurable por la existencia de un alma inmortal. Si no se
acepta la existencia de ese principio espiritual, el hombre despus de la muerte es slo
cenizas. El ansia de inmortalidad caracteriza as a la cultura Occidental.
El problema para el hombre indio es totalmente diferente. Despus de la muerte se
ve condenado a un devenir interminable, hecho de nacimientos y muertes sin fin en esta
Buda hizo entonces el siguiente comentario: "Los dioses no pueden alcanzar con
la mirada a aquel hombre en cuyo interior no existe clera, que est ms all de
cualquier forma de existencia o de inexistencia, cuyos temores han cesado, feliz y libre
de pena. Cuando el sabio brahman por su sabidura ha llegado por s mismo al
conocimiento, entonces se libera de la forma y de la no forma, de la felicidad y del
sufrimiento".
Ms all de cualquier forma de existencia (bhava) o de inexistencia: en realidad,
el nirvana, la liberacin, es indescriptible, inimaginable e inconcebible.
"Existe, oh, bhikkus, aquel dominio en que no se dan ni la tierra ni las aguas ni el fuego ni
el aire, ni el dominio de /a infinitud del espacio, ni el dominio de la infinitud de la conciencia, ni
el dominio de la nada, ni el dominio del conocimiento, ni este mundo ni el otro, ni el Sol ni la
Luna. Yo os digo, oh, bhikkus, que ah no se entra, que de ah no se sale, que ah no se
permanece, que de ah no se decae y que de ah no se renace. Carece de fundamento, carece de
actividad, no puede ser objeto del pensamiento. Es el fin del sufrimiento" (Udana VIII, 1).
No hay predestinacin ni fatalismo; cada cual llega hasta donde realmente quiere:
libertad, autocreacin e individualismo superlativos.
El nirvana es alcanzable
El punto de partida de la reflexin budista era doble: una constatacin el
sufrimiento universal y un principio (el principio de razn suficiente): todo tiene que
tener una explicacin, una causa. Buda no necesitaba buscar la causa del mal en algn
ser sobrenatural o en la naturaleza inminente del ser o de la accin, porque la encontr
en los entresijos del hombre. El ciclo de las reencarnaciones, simbolizado por una rueda
que todos los monasterios budistas de antao colocaban a su entrada, se mueve en virtud
de la dependencia en crculo de doce causas: sufrimiento - nacimiento - existencia apego - deseo (desde luego, el deseo sexual, causa del nacimiento) - sensacin contacto de los seis rganos de los sentidos con sus seis objetos sensibles - rganos y
objetos sensoriales - individualidad - conciencia - residuos krmicos - ignorancia de la
verdad (dharma). El dolor viene de la impermanencia misma de la existencia; de modo
que, como lo advierten las ms antiguas upanishadas, el apego a la existencia es la raz
del sufrimiento. Cual polillas acercndose a la lumbre mortal, los hombres gozan
sufriendo.
"Mira este mundo. La mayor parte de los seres estn dominados por la ignorancia, gozan
con las manifestaciones de la existencia, no se han liberado. Toda existencia en cualquier
respecto es irnpennanente, dolorosa, sometida al cambio."
Pero las pasiones y los deseos no son inexorables. Si queremos, podemos secar la
fuente del deseo, que es nuestra ignorancia del orden del mundo (dharma, ley, ley
natural). La misin del bodhisattva consiste justamente en ensear el dharma; quien lo
comprende y asimila perfectamente, ha "atravesado a la otra orilla", vive en este mundo
sin vivir en l.
Cuando la ignorancia cesa, cesan los residuos krmicos;
cuando los residuos krmicos cesan, cesa la conciencia;
cuando la conciencia cesa, cesa la individualidad;
cuando la individualidad cesa, cesan los seis sentidos;
cuando los seis sentidos cesan, cesa el contacto;
cuando el contacto cesa, cesa la sensacin;
cuando la sensacin cesa, cesa el deseo;
cuando el deseo cesa, cesa el apego;
cuando el apego cesa, cesa la existencia;
cuando la existncia cesa, cesa el nacimiento;
cuando el nacimiento cesa, cesan la vejez y la muerte, la pena y el llanto, el sufrimiento,
el desagrade y la inquietud.
gira un caleidoscopio. "Yo" viene a ser el fantasma unitario que proyecta una serie de
hechos mentales instantneos, causados, en forma entreverada y sucesiva, unos por
otros. Quien consiga apropiarse esta concepcin del yo, tan semejante a la de los
filsofos empiristas ingleses, lograr extinguir el fuego del deseo, provocado por el
egocentrismo.
"Entonces, Bahiya, de esta manera debes t ejercitarte: que en lo visto exista slo lo
visto; en lo odo, slo lo odo; en lo pensado, slo lo pensado; en lo conocido, slo lo
conocido. Entonces t, Bahiya, no estars en las cosas; y cuando t, Bahiya, no ests en
ellas, entonces t, oh, Bahiya; ya no estars ni en este mundo ni en el otro, ni entre uno y
otro: ste es el fin del sufrimiento."
Por otra parte, un yo eterno no explica nada. Pues una causa eterna nicamente
puede producir efectos eternos, ya que si los produjera impermanentes, habra que
inquirir qu condicin causa su existencia y su aniquilacin; como el yo eterno, por
definicin, no cambia, habra algn factor extrao a l que intervendra; pero entonces
esa condicin no-yo bastara para explicar el efecto, hacindose intil recurrir a una
causa eterna. Claro: cada una de estas premisas es discutible; pero as argumentan
algunos budistas; para otros, como Nagaryuna, el concepto mismo de causalidad es
contradictorio.
El arhat o arhant (el que ha alcanzado el nirvana) est "mas all del bien y del mal"; o sea, del
bien a que uno se apega y del mal del que uno huye. La doctrina budista contiene muchas paradojas
chocantes, de las que Siddharta, carente de formacin filosfica y afectado, de remate, por un prurito
ametatisico, tal vez ni se percat. Una de ellas es el concepto de bodhisattva, ente en quien la
benevolencia suprema hacia los hombres nace justamente del conocimiento perfecto de la inexistencia de
los hombres.6
A las contradicciones doctrinales del budismo smanse las de su desarrollo histrico. Por
ejemplo:
1.Buda nunca se present como dios, ni siquiera indirectamente. Sin embargo, sus discpulos
lo han divinizado; los tibetanos han aadido adems una demonologa muy numerosa.
2.El nirvana, un estado mental vaco, se convertira, segn el Gran Vehculo, en sustancia
densa que lo trasciende todo.
3.La liberacin, slo alcanzable merced al esfuerzo individual, la regalara el Buda a quienes
tuvieran fe en l y lo invocasen, segn las sectas pietistas.
4.En el budismo hay diferencias verdaderamente cruciales. La importante secta theravada
afirma la existencia de elementos naturales, pero tiene a la conciencia portiusin; la secta
vijavadin afirma la conciencia como nica realidad, considerando los elementos naturales
como Creaciones de la mente.
5.Sorprende el xito entre los laicos de una doctrina tan difcil de aceptar por el sentido
comn.
6.Aunque Buda no sali de la India, no era autnticamente hind en sus concepciones.
Incluso es considerado extranjero en el actual Nepal.
7.Buda no dej enseanza escrita, lo que no impide que exista un gigantesco canon en chino
y tibetano para el Gran Vehculo, y otro en pali para el Pequeo.
8.Surgido de los indios y en contra del hinduismo, el budismo acabara siendo eliminado por
aqul. Hoy slo cuenta doscientos mil practicantes en la India, aunque fuera de all agrupe a ms
de ciento cincuenta millones de fieles, si excluimos a los chinos.
9.Tpicamente negativo, el budismo se convertira en un formulario prctico positivo de
salvacin.
6
La va al nirvana
Puesto que la causa ltima de la existencia desgraciada es la ignorancia, la
correcta meditacin es el camino real para eliminar, junto con las quimeras, las
reencarnaciones. El nfasis se pondr en el anlisis de las motivaciones y en la
transitoriedad y vaciedad de cuanto conocemos. Como el intelecto discursivo poco
ayuda, y hasta puede estorbar la contemplacin, las sectas basadas en el sutra
Lankavatara iban a procurar que el descubrimiento de los elementos del cosmos y de
los mecanismos de causacin (gradual, segn Shen-hsui; repentino, segn el cantons
Hui-neng y la escuela Zen) se hiciera espontneamente, desprendiendo el espritu del
pensamiento lgico y, en general, de todos sus hbitos, a fin de familiarizarlo con lo
aparentemente absurdo.
Pero la concentracin mental implica todo un escenario de esfuerzos preliminares
que predisponen el espritu: desde luego, postura, respiracin, silencio y luminosidad
adecuados; mas tambin sueo, alimentacin y gua pertinentes. Y una vida moral
correcta. Las intenciones han de responder a los hallazgos; los actos, palabras y medios
materiales en que tales intenciones se pongan por obra deben contribuir a la paz interior.
Como mnimo, el Buda prescriba cinco mandamientos: no violencia deliberada, no
apropiacin indebida, continencia respecto a la mujer del prjimo, no engao, no
ingestin de alcohol. Es evidente que los txicos inhiben la concentracin; por otro
lado, la aficin a los bienes, y a los seres queridos restan lucidez a la meditacin y
distraen del ejercicio de tener presente y aplicar constantemente lo aprendido. La accin
nutre a la contemplacin y le plantea problemas especficos. Para los monjes, las
exigencias eran mayores: como en las rdenes religiosas catlicas, renuncia al ejercicio
del sexo y a los bienes, meditacin, confesin pblica quincenal, fuga de las
conversaciones frvolas; represin de las dudas, de la desilusin de s mismo, del deseo
de renacer en el cielo, de las falsas visiones, envidia y mala voluntad, de la exageracin
de los poderes milagrosos propios y de la autocomplacencia moral en fin, obediencia
al reglamento monacal, que en su versin pali ms antigua (Patimokkha sutta) contena
227 artculos. Por su parte, los laicos deban construir los monasterios (vihara),
retirndose en ellos de vez en cuando, y subvenir al mantenimiento de los monjes.
Como el Buda, al revs de los maestros de su tiempo, no design sucesor, la primera
organizacin monacal fue democrtica y mixta en lo sexual.
todas las fechas generosamente hacia atrs. En India el tiempo no tiene mucha
importancia; por eso, para conocer los hechos reales, tenemos que recurrir a fuentes
griegas, persas o chinas, y confrontarlas con la arqueologa.
Sabemos que el rey persa Daro conquist la regin del Indo en el ao 518 antes
de Cristo, en pleno perodo de escisiones antibrahmnicas, llevadas a cabo por
Mahavira y Buda. Eran aos difciles para la India. El centro del indianismo se haba
desplazado hacia el este; la brahrnanizacin que se haba llevado a efecto recientemente
en reinos como Madhyadesa, Kochala, Videha, Magadha o Anga, tuvo que competir con
el budismo, que se extendi rpidamente por esos mismos lugares. Por entonces los
reinos de Kochala y Magadha rivalizaban por las zonas vecinas. Bimbisara, el quinto de
los Sisunaga, dinasta reinante en Magadha desde el siglo VII antes de Cristo, fue
budista (o jaina?), haba conquistado Anga y establecido all su capital, Rajagra
(Rajgir). Su sucesor, Ajatachatru (554-527 antes de Cristo), haba vencido a su suegro,
el rey de Cochala, y fundado en tierras de aqul la nueva sede de su imperio, Pataliputra
(Patna). Cochala, durante el dominio de Magadha, marcaba un paso ms del proceso de
crecimiento al este del dominio arya y del brahmanismo. Hacia el sur, los arios haban
invadido hasta el Deccn, fundado el reino de Avanti con capital en Ujjayim (Ujjain),
lugar donde nacera el pali, primera lengua universal india, en que se compuso el
Tripitaka, libro cannico o normativo del budismo hinayana. El sisunaga
contemporneo a Daro el Grande fue el hijo de Ajatachatru, Darsaka (527-503 antes de
Cristo), a quien sucedieron su hijo Udasin (503470) y, finalmente, Nandivardhana y
Mahanandi, los ltimos sisunagas. Luego se tomaron el poder Mahapadma y sus ocho
hijos (413 antes de Cristo), de la familia plebeya Nanda, que favoreci la extensin del
budismo, a la vez que hizo de Magadha un reino grande y fuerte. La reaccin
brahmnica ayud a Chandragupta a derribar a los Nandas en 322.
La informacin que tenemos sobre los Estados gangticos de los siglos V y IV
antes de Cristo es a travs de la literatura snscrita brahmnica, snscrita budista y palibudista, y de inscripciones persas como las de Perspolis o Naqsh-i-Rustem, en las
cuales la regin del Sind figura como territorio persa conquistado.
Tambin escribieron sobre la India los griegos Skilax que trabaj para el rey
persa, Hecateo de Mileto, Ctesia de Cnido y Herdoto de Halicarnaso, que describe
con objetividad el Sind y el Pundjab.
A la cada de los Aquemnidas, tras la invasin del macedonio Alejandro a Persia,
el noroeste de India qued momentneamente libre. Alejandro, que no se contentaba
con menos que el mundo entero, conquist el Pundjab como base de una futura
expansin al valle del Ganges, cuya desembocadura supona ser el confn oriental del
continente asitico.
La invasin de Alejandro a la India hecho irrelevante para la literatura india,
aunque muy bien documentado por los griegos Arriano, Diodoro de Agyrin, Plutarco,
Polieno y Estrabn comenz en el valle del Helmend, Seistn, donde fund
Alejandra de Aracosia (Kandahar) en el ao 330 antes de Cristo. Franqueando las
montaas, baj luego al ro Kabul en el invierno del 329 antes de Cristo. Le interesaba
dominar Bactria, ex provincia persa. Estableci colonias militares a ambos lados del
Hindu Kush e hizo la guerra a los montaeses del Chitral y Swat. Lleg al alto Indo tras
celebrar pactos con el prncipe Ambhi, heredero del pas ubicado entre el Chilam y el
Indo. Tras cruzar el Indo por un puente de barcas, fue recibido con honores en
Taksachila (Taxila), capital donde acababa de asumir el poder Ambhi, a quien el invasor
confirm magnnimamente en el trono.
Aqu comienza el contacto entre griegos e indios: Onescrates, de la escuela de los
cnicos, convers sobre Pitgoras y Scrates con ascetas desnudos.
Allende el ro Chilam reinaba un paurava, al que los griegos llamaron Poros. Este
rival de Ambhi levant un gran ejrcito contra los invasores. Los griegos, aliados
incidentalmente con los indios de Ambhi, los enfrentaron con astucia, derrotndolos
gracias a la rapidez de su caballera. Poros pele con valenta, pero tuvo al fin que ceder.
Pidi "ser tratado como rey". Alejandro lo restaur en su trono con la condicin de ser
reconocido como emperador universal.
Esta guerra no debe ser vista como el esfuerzo de los indios por expulsar a los
invasores, sino como continuacin de las muchas luchas entre rajs indios. En seguida,
Alejandro someti a los glausai, del pas entre el Ravi y Sutlej, y conquist Sangala, la
capital de los adhristas, que Poros arras cuando los griegos continuaron su marcha
invicta. Enterado de las victorias del macedonio, el raj Saubhuti lo recibi con agasajos
y le ofreci su hospitalidad.
Al llegar al cuarto afluente del Indo, el Bas, sus generales obstinadamente
pidieron a Alejandro volver, pues vean cansadas las tropas y no acabar la ambicin del
emperador. Alejandro accedi, tras celebrar sacrificios y dejar testimonios de su paso
construyndose altares monumentales. Orden al cretense Nearco que preparase una
armada fluvial para descender por el ro Indo hasta el mar. Terminados los preparativos,
parte del ejrcito se embarc. Mientras navegaban ro abajo, por ambas orillas
avanzaban sendas columnas al mando de Hefestin y Crtero, que escoltaban las naves
y despejaban el camino de enemigos. Alejandro guiaba en medio de ese clima infernal
su extenuado ejrcito con valor y nimo ejemplares. Ya cerca del mar, orden a Crtero
trepar la meseta irania y dirigirse hacia el Seistn. Llegando al mar, la flota torci hacia
el golfo de Omn. Antes de regresar, Alejandro fund algunos establecimientos
martimos en las desembocaduras del Indo. En Gedrosia instal como strapa a
Apolfanes. Lleg a Susa en mayo de 324 antes de Cristo. Poco despus muri en
Babilonia de una fiebre aguda a los 33 aos de edad.
El balance de la campaa de Alejandro a la India puede resumirse en tres puntos:
1. Alter el equilibrio poltico del noroeste de India al dejar como soberanos a
reyes amigos (Ambhi, Abhisara, Uracha, Poros).
2. Puso en contacto las culturas griega e india; en su campaa de ocho aos por
India, se abri el inters de ambas partes por conocerse.
3. Qued superada la barrera natural entre el Pundjab y el Asia interior.
Sus embajadas a los reinos de Occidente, al reino Chola (tamules), a los pandyas,
a Birmania, tenan por principal propsito contagiar al resto del mundo con sa su nueva
manera de hacer poltica. Su hermano Mahendra llev el budismo a Ceiln (Lanka),
siendo all muy bien acogido por el rey Tissa, que hizo de su capital, Anuradha pura, un
centro budista.
Ashoka muri en Taxila en 232 (?). Su glorioso imperio se bisect entre sus dos
nietos: Dacharatha se hizo cargo de la porcin oriental y Samprati, de la occidental.
Los hunos no permitieron a los restantes trece emperadores Han, ocupantes del
trono hasta el 25 D.J., que manifestaran tan loables talentos; con todo, puede decirse
que, cuando Csar conquist las Galias, el Imperio chino era tan extenso como el
Imperio romano, aunque ms unificado y en consecuencia ms slido. En el ao 25, el
emperador Kung-Wu-Ti, al que sucedieron otros Han, vitaliz el pas amenazado por los
hunos, hizo renacer las bellas artes y volvi a abrir la ruta de la seda. Por ltimo, en el
65 D.J. el budismo comenz a infiltrarse, segn los credos del Gran Vehculo; en
general, armonizado con las filosofas taostas o confucionistas preexistentes.
Al desaparecer el ltimo Han, se eclipsa tambin la unidad del imperio. Tres
capitales, Lo Yang, Ch'eng Tu y Nankin reivindican la primaca. De la contienda entre
los tres reinos surgen los Ts'in, que gobiernan slo 17 aos. Demasiado dbiles, no
pueden impedir a los hu de todas las clases, o brbaros (hunos, tibetanos, mongoles,
manches) que invadan el territorio. Con un Sur agotado y un Norte en constante
movimiento se suceden seis dinastas en tres siglos: Tsin, Song, Ts'in, Liang, Ch'en, y
Suei, cuyo primer monarca Wen-ti, en el 581, restaura por fin el disgregado imperio.
Wen-ti seguir luchando ocho aos antes de ser asesinado por su hijo.
Mientras tanto, los fuertes t'o-pa, turco-mongoles nmadas, haban unificado a
todos los brbaros en el siglo hasta el punto de ser considerados en el siguiente como la
nacin ms poderosa del Extremo Oriente. Con todo, estaban aconsejados y con
Lao-Ts y el taosmo
Hacia el ao 604 (hay alguna fecha segura en la cronologa china hasta el siglo V
A. J.?), naci Lao-Ts. Alto funcionario en la corte de Cheu, emigr al Tibet cuando esta
dinasta fue depuesta. Se le atribuye un fin maravilloso. En el momento de franquear las
fronteras del imperio, montado en un bfalo, el aduanero Yen-Hi le pidi que le
enseara la verdad. LaoTs se detuvo y en unos das escribi su famoso tratado Tao-TeKing, en 81 captulos. Se lo entreg al aduanero y cabalgando despus en su bfplo
penetr en la eternidad.
Lao-Ts recoge la teora antigua del Tao, el Camino, y la enriquece. Se le atribuye
la redaccin de la obra citada Tao-Te-King (Libro de la fuerza de la Vida), tratado
original sin duda pero no siempre inteligible, en que el Tao aparece tomo principio y
fundamento del orden fsico y moral del Universo. Si hemos de creer a Von Glasenapp,
sera el principio eterno de todas las cosas, la fuerza que sostiene todo cuanto existe, la
Ley presente en la obra del mundo, sin hablar ni obrar, sino trazando la lnea del justo,
el Unico Eterno, el supremo principio del mundo material y moral.
Segn el propio Lao-Ts (primera sentencia, segn Ren Grousset) :
El Camino de los Caminos no es el camino diario.
El Nombre de los Nombres no es el nombre diario.
El Ser del Gran Todo no puede ser nombrado.
Pero el porvenir del individuo puede serlo.
En efecto, el que discierne de lejos ve bien.
Quien est bien orientado, ve a travs de las nubes.
Este doble principio no es una oposicin ms que en
la representacin que se hace de l.
Es el Insondable, sobre quien todo reposa,
la puerta del ltimo secreto.
Para llegar a este Camino, el hombre tiene que apartar la ilusin de este inundo,
universo fugaz y mentiroso, sujeto al cambio Yang-Yin:
Treinta rayos se juntan en el eje,
Pero el vaco que hay entre ellos disea la forma de la rueda.
Se fabrican las ollas con arcilla,
pero el vaco que la arcilla rodea constituye el ser de la olla.
La casa est formada por muros, ventanas y puertas,
pero el vaco que hay entre ellos constituye el ser de la casa.
Conclusin: el material es til,
pero es lo inmaterial lo que engendra el ser verdadero.
(Sentencia 11)
Alejada la ilusin, se deduce que el verdadero conocimiento no debe buscarse en
el exterior, sino en s mismo:
Se puede conocer a los hombres, sin salir de casa.
Sin mirar, se puede profundizar con la mirada interna.
El que abarca mucho, poco aprieta:
Por eso el Sabio alcanza su meta sin andar,
sabe sin observar, acaba sin querer.
(Sentencia 47)
Este programa de acabamiento sin querer, de accin sin obrar (el Wu-Wei es
el arte de ser activo permaneciendo pasivo), est expresado por la ltima sentencia:
El camino del Todo, es alcanzar el equilibrio sin combatir.
El camino del Hombre es obrar sin contrariedad.
y la sentencia 48 puntualiza:
El estudio lleva lejos y cada vez ms lejos.
El camino queda siempre ms atrs, en el no querer.
Pues no querer ni obrar, es el ser de la comunidad.
Ausencia perpetua del querer particular, pues la voluntad
del individuo no proporciona orden a ninguna comunidad.
En resumen, el taosmo de Lao-Ts al pronunciarse por la accin de obrar incita
a retirarse de las vanidades del mundo, a evitar la vida pblica, a entregarse a la
meditacin, la asctica y la mstica. Esta tendencia le permiti tambin aglomerar
diferentes creencias, a menudo populares y no muy recomendables, de tipo mgico,
rechazadas por el racionalismo de Confucio.
Pero el emperador Ngai le llam a su corte, donde muri poco despus, a los setei)a y
tres aos.
Aquel a quien los chinos consideran el sabio perfecto, no se crea profeta, ni
reformador religioso. Deca con modestia: No poseo el conocimiento innato de la
Verdad... Mi nica pasin es la busca de esta Verdad. Para l, el universo es una
colectividad regida por un orden superior que debe ser forzosamente moral. Sin
rechazar la existencia de las divinidades, pasa por alto la metafsica para concentrar toda
su atencin en la ordenacin del mundo. El estado y la familia deben organizarse sin
tener en cuenta al individuo, sino respetando las tradiciones ancestrales y el espritu de
los difuntos.
En estos lmites, cada uno debe practicar una serie de virtudes (probablemente l
no especific ms que cuatro, pero sus discpulos citan generalmente siete):
1. Fidelidad, tanto para s como para los dems.
2. Altruismo.
3. Humanidad integral.
4. Equidad perfecta en la existencia.
5. Respeto al ceremonial y a los ritos.
6. Inteligencia perspicaz, no olvidando nunca que la palabra es plata y el
silencio oro.
7. Ser un hijo filial.
A menudo cita como ejemplo al labrador Chuen (2255 A.J.) a quien llama el Gran hijo
filial, que fue llamado por el emperador Yao para que le sucediera en el trono, y a quien
tambin los dioses enviaron un elefante para ayudarle en los trabajos del campo.
Moral prctica de tendencia aristocrtica, aunque Confucio no juzgaba a nadie slo por
sus ttulos, fortuna o fama, y de sentido optimista. Para l, como para su discpulo Mo-ts (siglo
v), a quien se ha llamado a veces el Rousseau chino, el hombre es esencialmente bueno.
Enseanza concisa: A quien haya enseado una de las caras de un problema y no sepa deducir
las otras tres, le apartar de mis discpulos.
Un arte original
El arte chino es original, vigoroso, sutil y menos realista que el japons, en el que
influy con frecuencia de modo intenso; sacrifica gustosamente simbolismos y
ensueos, observando la naturaleza con minuciosidad y evocndola con especial
concisin. Cada religin contribuy a ello con sus smbolos: dragn, fnix, unicornio,
trigramas por parte del confucionismo; ciervo, bfalo, grulla, peces, sellos simtricos,
por el taoismo; esvstica y molinos de oraciones por parte del budismo.
La arquitectura china, ambiciosa, etrea y elegante, no siempre escapa a la
monotona. Los templos se caracterizan por sus cuatro ngulos levantados (ting), a
menudo con dos tejados superpuestos, sin entarimado intermedio. La mayor parte de las
pagodas son octogonales y de tres a trece pisos; la policroma es en ellas muy frecuente.
La escultura ornamental es a la vez vigorosa y confusa. Adolece, sobre todo, de
representar en los techos y ngulos, dragones y nubes estilizadas. Recordaremos los ms
antiguos bajo relieves de las grutas sepulcrales del Chag-Si y Chan-Tung, que se
remontan a los Han (206 A.J. a 220 D.J.) que guarda cierta analoga con los egipcios. Y
los de Yun-Kang y Long-Men, influidos por el arte grecobdico indio. Adems, en
estatuaria, hay que distinguir las obras taostas (Lao-Ts, los ocho genios, los dioses de
la guerra y del amor, etc.) grotescas e incluso vulgares, de las creaciones bdicas (Buda
meditando, la Trinidad, los dieciocho patriarcas, la diosa Kanin de la misericordia, el
Literatura china
Al hablar de religin hemos citado ya la literatura, pues las obras de Lao-Ts y de
Confucio se han hecho clsicas. Con todo, no podemos pasar por alto otros autores y
tratar del Libro de las Mutaciones y tambin de la medicina.
El marco de nuestro estudio nos obliga a ser injustamente breves con los poetas.
En efecto, los dos mayores poetas chinos datan del siglo VIII D.J.: el panfletario Tu-Fu,
(714-774) y el genial, popular y originalsimo Li-T'ai-po (701-762), que no
corresponden an a esta primitiva poca. En cuanto a los prosistas, debemos excluir, por
la misma razn, a Lu-Sing (1881-1936), el padre de la literatura moderna china y a
quien Mao-Tse-Tung llama general en jefe de la revolucin china. En cambio,
podemos citar a Chuang-Tseu, escritor por excelencia de la China antigua y maestro de
mandarines. Su vida es mal conocida. Falleci hacia el 275, A.J. Su talento se manifest
en dos direcciones: inspiracin potica y verso satrico.
El Libro de las Mutaciones (Yi-King) fue el resultado de la aparicin de un
dragn al rey mtico Fuc-hi, que algunos se aventuran a situar entre 2852-2737, cuando
paseaba a lo largo del ro Amarillo. En el lomo del dragn figuraba un tablero octogonal
con ocho grupos de trigramas, los signos conjeturales y apocalpticos que han
originado mil hiptesis adivinatorias. Recordamos slos que su prolijo comentario
sirvi de base al famoso libro citado, compendio a la vez filolgico, filosfico y mgico,
que no fue a menudo bien comprendido.
Por ltimo, la antigua medicina china, teraputica heroica desde su origen, se basa
en el Huang-Ti-Su-Wen, redactado en tiempos del emperador Hung-Ti. Explica todas las
dolencias a causa del desequilibrio entre los dos principios fundamentales Yang-Yin. El
taosmo regener la medicina china despus de un largo perodo de estancamiento; la
farmacia vegetal y la ciruga de acupuntura alcanzaron notables progresos. Pero su edad
de oro no lleg hasta los Ming (siglos XIV al XVII).
MIGRACIONES ASITICAS
De China al Atlntico
Hemos aludido a la entrada en escena de hordas brbaras. En los siglos III y IV, el
imperio Tsin, en la cumbre de su poder, autoriz a algunos clanes de hunos (hiung nu),
que la presin de los Sien-pei haba rechazado hacia el sur, a establecerse a ttulo de
federados a lo largo de la gran muralla china. Pero aprovechando la decadencia del
poder central, estos hunos federados atravesaron la gran muralla sin previo aviso, y, sin
hallar resistencia, permanecieron en la provincia de Shan-Si hasta el ao 311. En esta
poca, un nuevo empuje brbaro de las hordas monglicas del otro lado de la gran
muralla incit a Liu-Ts'ong y a sus hunos a apoderarse de la capital china (Lo-yang),
obligando al emperador prisionero a "enjuagar los vasos de los banquetes" antes de
matarlo. Liu-Ts'ong muri ocho aos ms tarde, antes que pudiera fundar un imperio
duradero. Fue la seal de un desbordamiento de hordas turcas, monglicas y tibetanas.
A mediados del siglo IV, los hunos, perseguidos desde el norte por los yuan-yuan
y contenidos en el sur por los tibetanos, que se haban apoderado de la China occidental,
no tuvieron eleccin. Debieron escapar hacia el oeste, para desembocar en las estepas al
otro lado de los montes Altai. Tampoco all pudieron escoger. El valle del Yaxartes y las
regiones del Turquestn estaban ocupadas hacia ya tres siglos por los "indo-escitas", los
yue-che; no haba ms salida para los hunos que la de seguir galopando ms al poniente
an, en direccin al Volga.
Los alanos y los godos trataron en vano de contenerlos en la llanura ucraniana.
Impelidos por el invasor, empujaron ellos a su vez a los germanos. Desde China al
Atlntico hubo una verdadera marejada de pueblos.
La presin de los godos
Los hunos, probablemente de raza mongol, tenan un aspecto temible; por donde
pasaban sus hordas salvajes, las poblaciones quedaban paralizadas de terror. El cronista
godo Jornandes, que vivi en el siglo IV, estaba convencido que los hunos haban
nacido de brujos y de espritus malficos; el escritor greco-sirio Amiano Marcelino los
describe de modo impresionante: "Su fealdad supera todos los limites. Apenas nacen sus
hijos, les hacen cortes profundos en las mejillas, para destruir la raz de las barbas. Son
achaparrados y de vigorosa constitucin; tienen el cuello ancho y su aspecto es terrible.
Estn en su fsico tan endurecidos, que no necesitan fuego, no hierven ni cuecen los
alimentos; viven de races encontradas al azar y de carne, que colocan bajo la silla,
sobre el lomo desnudo de sus caballos, para tenerla ms a mano. Nunca pernoctan bajo
techo, pues all no se sienten en seguridad". Eran enemigos terribles en el combate.
Acometan como un huracn, lanzaban granizadas de flechas sobre el enemigo,
atrapaban con el lazo a quienes su espada no lograba alcanzar, y desaparecan con la
misma rapidez con que haban llegado. Pero ya sabemos la ttrica aureola con que se
pinta siempre al enemigo, sobre todo cuando surge de improviso. Como vemos, la
"guerra sicolgica" no es cosa de nuestros das.
Los hunos iniciaron sus correras europeas en las estepas septentrionales del mar
Negro. Los primeros que en forma inesperada fueron atacados y aplastados por estas
hordas a caballo fueron los ostrogodos, pueblo godo que haba fundado un extenso reino
a orillas del ro Dnipro (Dniper), en la actual Ucrania. Se defendieron en vano con
desesperacin. Los supervivientes hubieron de seguir a sus nuevos dueos en su marcha
hacia el oeste. Algunos lograron escapar a Crimea, donde sus descendientes viviran
hasta que, en el siglo XVIII, Catalina II los dispersara y se asimilaran a los dems
pueblos del imperio ruso.
Sometidos los ostrogodos, les lleg el turno a los godos, asentados por Aureliano
en Dacia, al norte del Danubio, haca un siglo; desde entonces, estos godos, establecidos
al oeste de sus hermanos de Ucrania, los oster- gothen u ostrogodos, llambanse
west- gothen o visigodos. Tampoco ellos fueron capaces de resistir la marea procedente
del este y pidieron al emperador Valente asilo en territorio romano. Concedido ste en el
ao 376, los visigodos atravesaron el Danubio. Aquello fue un acontecimiento histrico
de importancia capital. Por vez primera, un pueblo entero obtena autorizacin para
asentarse en el interior de las fronteras del imperio y vivir en l como nacin independiente, con sus propias leyes y peculiares gobernantes. De todos modos, los dos
funcionarios romanos que recibieron la misin de dar a los refugiados sus nuevos
territorios y ocuparse de su subsistencia, no tuvieron una tarea fcil. Los visigodos
acusaron a los romanos de haberlos retenido en la orilla sur del Danubio hasta que sus
reservas de vveres se agotaron, obligndolos as a comprar vveres a sus protectores a
precio de oro. Los visigodos sufrieron tanta hambre, que vendieron como esclavos a sus
mujeres y a sus hijos.
A tal extremo llegaron, que colm la clera su medida y tomaron las armas contra
Roma. El ejrcito romano fue arrollado y los godos se multiplicaron en furiosas oleadas,
saquendolo todo a su paso, a travs de la pennsula balcnica, donde se les unieron sus
compaeros de raza que servan en las legiones del imperio. El emperador Valente
prepar una enrgica contraofensiva, pero en Adrianpolis los godos obtuvieron una
nueva victoria: el mismo emperador pereci en la fuga (378).
Sinesio se encolerizaba ante la falta de dignidad de las autoridades bizantinas frente a los
brbaros.
En toda familia acomodada escribi hay un esclavo escita: cocinero, bodeguero.
Escitas son tambin los que, cargando sillitas en sus hombros, las ofrecen a quienes desean
descansar al aire libre. Pero no es como para provocar asombro el que esos mismos brbaros
rubios, que en la vida privada hacen de domsticos, peinados a la moda eubea, nos den rdenes
en la va pblica? A esos brbaros suplicantes se les tiene por aliados en la guerra, se les hace
participar en las magistraturas y se les da a esos corruptores de la gestin pblica porciones de
territorio romano; el emperador torna su magnificencia natural y su generosidad en
condescendencia y clemencia. Pero los brbaros no han comprendido ni apreciado en su valor la
nobleza de ese gesto. Atrevidos, se mofan de nosotros. Tienen tanta conciencia de la manera con
que mereceran ser tratados por nosotros, como del tratamiento que tenemos la debilidad de
depararles.
Slo Estilicn fue capaz de salvar a Roma de las hordas visigodas y dems
pueblos germnicos puestos en conmocin. Pero haba en la corte un partido
antigermnico que persuadi al mezquino Honorio casado con una lija de Estilicn
que el clebre capitn slo, tena un objetivo: colocar a su propio hijo en el trono. Y el
emperador recompens al gran vndalo por sus servicios prestados al imperio
mandndole decapitar (408).
Teodosio I el Grande con sus hijos Arcadio y Honorio, y los dignatarios de la corte imperial.
Detalle de un relieve del obelisco de Teodosio en Constantinopla.
bien defendida. Con todo, no pas mucho tiempo sin que el hambre obligase a la
poblacin a abrir sus puertas. Los vidos visigodos saquearon la ciudad eterna durante
tres das y tres noches. Cuando abandonaron la poblacin, arruinada y humillada,
llevaban consigo, en su marcha hacia el sur de la pennsula, un inmenso botn y un
nmero incontable de prisioneros, entre ellos a Gala Placidia, hermana del emperador.
Alarico acariciaba el proyecto de llevar sus hombres al frica, pero muri antes
de ponerlo en ejecucin, joven an y llorado por su pueblo. Le sucedi su cuado
Atalfo, que volvi a pasar los Alpes con sus fuerzas y fund un reino en el sur de la
Galia. Entonces se cas con su cuada, la hermana del emperador Honorio. El hecho
que la hija de los csares romanos entregara su amor a un jefe brbaro y se casara con l
por propia voluntad, era algo tan inaudito, que las dems desdichas y humillaciones
sufridas parecieron poca cosa a los orgullosos romanos.
Funerales de Alarico.
El reino hispano-visigodo
En 409, suevos, vndalos y alanos haban invadido la pennsula Ibrica y
estuvieron saquendola durante algn tiempo. Los visigodos lograron arrinconarlos en
el transcurso de varios aos de duras y cruentas luchas. Se calcula que unos 250.000
visigodos dominaron entonces a una poblacin hispano-romana de cerca de seis
millones de habitantes.
La monarqua visigtica era nominalmente electiva y de confesionalidad arriana,
en oposicin al cristianismo ortodoxo de los dominados. Esta circunstancia religiosa se
vio agravada por una dualidad jurdica humillante y costumbres en su totalidad
diferentes entre conquistadores y sometidos, pues el rey Eurico (466-484) promulg un
cdigo destinado slo a los visigodos, y su hijo y sucesor, Alarico II (487-507), una
y desguarnecer esa importante frontera, contra la que haban dirigido sus tiros los
germanos durante tantos siglos. Estilicn la dejaba casi indefensa.
Cuando, a comienzos del siglo V, las tropas romanas ocupantes de la orilla del Rin
eran poco numerosas, los germanos rompieron las fortificaciones del limes. Otras tribus
germnicas, siguiendo el ejemplo de los visigodos, invadieron el imperio occidental.
Algunas de estas invasiones tuvieron carcter transitorio, pero muchas tribus brbaras se
asentaron en territorio romano y no consintieron ya en ser expulsadas.
Los primeros invasores fueron los vndalos, compatriotas de Estilicn,
emparentados racial e idiomticamente con los godos. Pasaron el Rin, penetraron en las
Galias, que recorrieron de parte a parte, y, despus de atravesar los Pirineos,
conquistaron el norte de Espaa. Tiempo despus, fueron derrotados por los visigodos y
empujados hacia el sur de la pennsula. Su nombre parece hallarse en la etimologa de la
voz Andaluca (Vandaluca), como el de los visigodos acaso tambin en la de Catalua
(Gotland, Gotalaunia).
En 429, los vndalos atravesaron el estrecho y desembarcaron en frica, dirigidos
por su rey, Genserico, uno de los prncipes brbaros ms crueles de su tiempo. Tribus
moras se unieron a los vndalos y, en poco tiempo, destruyeron las defensas romanas.
Durante el asedio a la ciudad de Hipona, en 430, muri su obispo san Agustn, el clebre
padre de la Iglesia.
Comparados con los indgenas, los vndalos eran poco numerosos; para asentar su
dominio, les era indispensable mantenerse unidos. Genserico arrebat sus tierras a todos
los propietarios romanos de la regin de Cartago y las entreg a sus vndalos; los dems
habitantes hubieron de pagar tributo al rey germnico.
El reino de los vndalos constitua el segundo de los Estados germnicos en
territorio romano. El tercero fue fundado por los burgundios. Como los godos y los
vndalos, este pueblo era quizs tambin oriundo de Escandinavia. La isla de Bornholm
se llamaba antiguamente "Borgundarholm" (isla de los burgundios). Los burgundios
desembarcaron en el continente entre el Oder y el Vstula. Desde all pueden seguirse
sus huellas a travs de Alemania hasta el actual Palatinado, donde fundaron un reino. En
el ao 436, este reino sucumbi en una horrible lucha contra los hunos, cuyo eco recoge
la clebre Cancin de los Nibelungos. Del pueblo burgundio qued poca cosa. El
imperio romano de Occidente les asign nuevas tierras en una regin del Rdano, que
despus se denominara ducado de Borgoa, en honor suyo.
Pero hasta all lleg muy pronto la sombra de otro pueblo germnico, los francos.
Con el tiempo, someteran toda la Galia y daran su nombre a la Francia actual.
Alemania actual y dirigan por lo general sus expediciones de saqueo contra Britania,
junto con sus vecinos los anglos, cuyo nombre se encuentra an hoy en una regin
llamada Angel, en el sur de Schleswig. Los habitantes de Jutlandia participaron tambin
en estas expediciones.
En tiempos del emperador Valentiniano, hacia 370, los bretones fueron atacados
por todas partes. Un general hispano, el futuro emperador Teodosio, atraves el canal
con un ejrcito reclutado a toda prisa, rechaz a los invasores y castig de modo
ejemplar a los pictos de Escocia y a los escotos de Irlanda. La victoria permiti a los
bretones tomar aliento, aunque en la primera mitad del siglo V perdieron la ltima
esperanza de ser ayudados por Roma, pues sus legiones fueron retiradas de Britania.
Leyendas clticas
Con los soldados romanos desapareci la base de la civilizacin latina. Con paso
lento pero seguro, la bella Britania cay de nuevo en la barbarie. El recuerdo de
sucesivas pocas sombras, de saqueos y asaltos continuos de los brbaros y de la
resistencia desesperada de los nobles bretones, se conserva en los relatos del rey Arturo
y los Caballeros de la Mesa Redonda. El rey Arturo debi ser un hombre terrible para la
guerra. Al frente de sus bretones derrot al enemigo en doce batallas; en la ltima de
ellas, la ms decisiva, aniquil l mismo con su espada, "Excalibur, a ms de diez mil
enemigos. Los hechos relatados, de ser histricos, podran haberse desarrollado
principalmente en el sudoeste de Inglaterra, donde los celtas resistieron mucho tiempo
las oleadas sucesivas de los asaltantes germnicos.
Una de las ms clebres sagas es la de Walewein, uno de los caballeros de la Mesa
Redonda. Despus de un banquete, entr por la ventana un tablero de ajedrez de belleza
extraordinaria.
El rey Arturo estaba sentado
en su saln de Carlicien,
como tena por costumbre muchas veces
despus de la comida...
Cuando he aqu que fueron testigos de un gran prodigio:
vieron que un tablero entraba por la ventana.
Pero el tablero dio unas vueltas en el aire y se fue por el mismo sitio:
Al instante se fue por los aires
como haba venido
...All habl el rey Arturo:
Por mi corona real
que me ha parecido bonito este tablero.
Mirad, amigos, cul fue el motivo
de haber llegado hasta aqu.
Quien no tema el esfuerzo
y corra tras el tablero
para trarmelo a mi poder,
le entregare todo mi reino
y despus de mi muerte ser recompensado
con mi propia corona.
En 451, el "azote de Dios", como la historia ha apodado a Atila, lanz sus hordas
contra el imperio romano de occidente. Partiendo de Hungra, sus formidables ejrcitos
medio milln, segn la tradicin avanzaron en masa, pasaron el Rin e invadieron
Galia, quemando y robando todo a su paso. La civilizacin occidental estaba herida de
muerte.
Incluso en los momentos ms crticos, Aecio supo conservar su sangre fra y el
equilibrio de un romano antiguo. Se dirigi a toda prisa a las Galias y asumi en
persona el mando supremo del ejrcito, constituido principalmente por burgundios,
francos y otras tropas germnicas. Al mismo tiempo mand emisarios al rey de los
visigodos para pedirle ayuda, demanda atendida por el viejo Teodorico, que convoc a
todos sus hombres hbiles y acudi en su auxilio.
hasta el anochecer. Los germanos, opuestos aqu a los hunos, simbolizaban al Occidente
contra el Oriente; quiz no se haya visto jams en la historia que dos fuerzas
combatieran con odio tan feroz. Segn la tradicin, sucumbieron ms de veinte mil
hombres. Los visigodos sintieron el dolor de ver perecer a su anciano y valiente rey
Teodorico. Pero no cedieron, sino al contrario: en plena y sangrienta lucha, izaron al
hijo del hroe muerto sobre sus escudos abolladoslos antiguos germanos proclamaban
un nuevo rey levantndolo sobre el "pavs"y reanudaron la lucha. Cuando se ocult el
sol y se extendieron las sombras sobre los Campos Catalunicos, la fuerza ofensiva de
los hunos quedaba aniquilada. Atila se retir del campo de batalla y refugise en su
campamento de carros.
Los visigodos quisieron atacar de inmediato el campamento huno y asestar el
golpe de gracia, pero Aecio se opuso a ello. El romano era tan sagaz poltico como buen
capitn. No quiso aniquilar a los hunos, pues Roma quiz pudiera necesitarlos algn da
para contrarrestar a los visigodos o a otros pueblos germnicos. De este modo, con gran
sorpresa suya, Atila encontr libre la retirada; el jefe de los hunos agrup el resto de sus
tropas y se dirigi, tan pronto como pudo, a las llanuras magiares. Apenas pasado un
ao, Atila reapareci de sbito en escena. Esta vez era Italia entera la amenazada. Los
hunos invadieron las llanuras del Po por la frontera septentrional. El camino de Roma
apareca libre ante ellos y ningn poder del mundo era capaz de salvar la ciudad de tales
hordas a caballo. Sin embargo, ocurri algo increble, un enigma que nadie ha sabido
explicar: Atila no lleg a Roma. De modo inesperado, dio media vuelta y regres por el
camino por donde viniera.
Poco tiempo despus, de este a oeste, se exhal un suspiro de alivio: el "azote de
Dios" haba dejado de existir, segn tradicin, muerto por la bella Hildegundao Ildico
, hija del rey de los burgundios, a quien forzara a casarse con l. Entre galos y
germanos, la memoria de Atila se perpeta en innumerables relatos legendarios; con el
tiempo, su figura adquiri proporciones gigantescas. Los magiares, que ocuparon
Hungra ("pas de los hunos") desde comienzos del siglo XI, enarbolaran el emblema
de Atila en sus estandartes al aparecer por vez primera en Europa y lo consideraran uno
de sus hroes nacionales. En los cantos de la Edda escandinava se le llama Atli, y Etzel
en la Cancin de los Nibelungos. Con la muerte de Atila, el poder de los hunos se
derrumb. Los pueblos germnicos sometidos por ellos se sublevaron y poco despus el
temido reino de los hunos desapareca para siempre.
El hombre que opuso una barrera definitiva a la ofensiva de los hunos no
sobrevivi ms de un ao a su temible adversario. Tuvo el mismo final que su clebre
predecesor, el vndalo Estilicn. Las intrigas y la calumnia hicieron mella en el an ms
mezquino Valentiniano III. Tras una violenta escena sostenida con el general, el propio
emperador asesin al gran estadista a pualadas. Meses ms tarde, los amigos de Aecio
lo vengaron dando muerte al emperador durante un desfile militar.
Mientras tanto, el rey vndalo de Cartago esperaba el momento en que le sonriera
la suerte. Cuando ya no hubo nada que temer, Genserico se dispuso a "vengar la muerte
del emperador". Es posible que fuese invitado a ello por la viuda de Valentiniano,
Eudoxia, hija de un emperador bizantino, ya que los nuevos dueos de Roma queran
obligarla a casarse con el sucesor de su esposo asesinado. De todas formas, no pas
mucho tiempo sin que una flota vndala surcase la desembocadura del Tber; das
despus, Genserico y los suyos hollaban el suelo de Roma. Era el ao 455: Roma sufri
un saqueo an ms horroroso que el que soportara con los visigodos 45 aos antes.
Durante dos semanas se desmandaron las insaciables hordas por la ciudad y se llevaron
todo cuanto tena algn valor.
Rmulo Augstulo. El hombre que acab con su reinado ilusorio fue un mercenario
hrulo llamado Odoacro, proclamado rey por sus soldados en 476. En cuanto a Rmulo
Augstulo, le pareci tan inofensivo, que ni se tom la molestia de darle muerte. El
imperio romano de occidente haba dejado de existir.
Las causas de la cada del imperio romano no fueron slo de orden poltico y
social, sino tambin econmico, moral y religioso. Pero desde cualquier punto de vista
que se enfoque el problema, se llega a la conclusin que las causas de la decadencia
romana deben ser atribuidas, ante todo, a la corrupcin de costumbres en las ciudades y
al debilitamiento del sentido cvico en lodo el imperio. Lo nico que, a pesar de todo,
mantena an cierta cohesin, era su organizacin, su rgida organizacin poltica, social
y econmica.
El imperio haba perdido su magnfica fuerza vital. El ciudadano romano no senta
ya que estuviera sirviendo a su pas, y rehua cumplir con sus deberes civiles y militares:
para los primeros, se le pudo seguir obligando; para los segundos, se reclutaron
mercenarios extranjeros. Sera injusto, sin embargo, pretender que haba desaparecido
todo espritu de solidaridad; estaba an bastante vivo, pero no en su aspecto cvico. En
el campo de la asistencia social, la caridad evanglica hizo maravillas; en el terreno
cultural entre los pueblos germnicos, las instituciones eclesisticas tambin se
prodigaron. La atencin y anhelos de la Iglesia se orientaban hacia lo que san Agustn,
el clebre padre de la Iglesia, expuso en su obra apologtica Ciudad de Dios: la
realizacin del reino de Dios, enredado en la Tierra hasta la consumacin de los siglos
con el reino de Satans: amor a Dios hasta el olvido de s; contra amor a s mismo hasta
el olvido de Dios.
Los investigadores que basan su interpretacin de la historia universal ante todo, e
incluso exclusivamente, en causas econmicas, han defendido ms de una vez la tesis
segn la cual la decadencia del imperio fue debida, sobre todo en tiempos de los ltimos
monarcas, a la exportacin masiva de capitales; unos, hacia la India, para la compra de
objetos de lujo, y otros, que se consuman en los sueldos de mercenarios germnicos.
Cabe preguntar, sin embargo, si este fenmeno no es ms bien un sntoma que una
causa. Cuando la situacin econmica de un Estado es sana, la exportacin de la produccin nacional equilibra cualquier salida de capitales.
Puede ser que el proceso morboso que acabara con la sociedad romana se
remontara a la poca de los Gracos, cuando los campesinos comenzaron a sufrir cada
vez ms la competencia de la mano de obra esclava. Las luchas del proletariado deseoso
de obtener una parte del botn procedente de Oriente, las guerras civiles y las
proscripciones, provocaron el exterminio de casi todos los hombres de mrito. De esta
"extincin de los mejores", prolongada durante la poca imperial, Roma ya no pudo
reponerse. La consecuencia fue un espantoso desnivel moral e intelectual del pueblo
romano, tanto ms doloroso por ser la hemorragia compensada con un aflujo de
elementos equvocos procedentes de la parte oriental del imperio. Pero siendo el
imperio bastante mayor que Roma o Italia, los factores que explican la decadencia de
los romanos no necesariamente explican la de un imperio cada siglo ms ecumnico,
ms autodinmico, menos dependiente de la sociedad romana.
Al caer el imperio romano de occidente, el soberano de Constantinopla fue
considerado como el nico heredero de los Csares. Italia slo sera en lo sucesivo un
conglomerado de reinos germnicos, en cuyo seno el clsico poder romano era letra
muerta.
Talla en marfil del siglo IX que representa a Clodoveo bautizado por San Remigio
al fin seguro y dichoso al dejar en pos de s cuatro hijos adultos que haban heredado en
exceso ciertas cualidades de su progenitor, cuya poltica expansiva fue continuada por
ellos con el mismo espritu.
EL IMPERIO BIZANTINO
Constantinopla, la nueva Roma
Como se ha expuesto en pginas anteriores, la parte occidental del imperio
romano se disgreg en una multitud de reinos germnicos en su mayora.
El imperio romano de oriente ha sido algunas veces llamado griego, por la enorme
influencia helnica que experiment. En el transcurso de un milenio se mantendra all
una civilizacin grecooriental bajo la gida de la iglesia cristiana. La paz sera turbada
con frecuencia por querellas religiosas, motivadas por diferentes concepciones acerca de
Jesucristo, y por revueltas populares e intrigas palaciegas, en las que mujeres
ambiciosas, astutos eunucos y dignatarios vidos de poder iban a desempear los
papeles principales. Grande, pues, debe haber sido el vigor del Estado bizantino, para
resistir estas miserias.
En el terreno de la arquitectura, la civilizacin bizantina haba de dar normas
durante bastante tiempo al mundo entero, limitndose sobre todo a mantener lo que
haba sido en realidad la obra de la Antigedad. Lo que, ciertamente, no deja de tener
importancia, si se tiene en cuenta que este imperio estara de continuo enzarzado en
lucha primeramente contra los persas, blgaros y otros pueblos de brutales costumbres,
que crucificaban o empalaban a sus prisioneros; y despus, contra los rabes, magiares,
escandinavos de Ucrania y de Sicilia, y turcos. El pas iba a ser saqueado muchsimas
veces y sometido a enemigos sanguinarios y hordas que llegaran en ms de una ocasin
a los mismos muros de la capital: no sin razn se habla, en los relatos tradicionales, del
lujo refinado y la extremada molicie de la magnfica y rica Constantinopla. Pero no
puede perderse de vista, a tal respecto, hasta qu punto el sosiego de los bizantinos
estaba acibarado por el temor constante a los pueblos vecinos con quienes se vean
obligados a vivir.
Durante mil aos, cual escudo, Constantinopla haba de proteger a Europa de las
ambiciones del Oriente. Al abrigo de las fuertes murallas de Bizancio y gracias a las
armas por ellos perfeccionadas, la civilizacin occidental iba a echar races y extenderse
sin obstculos.
Bizancio cumplira tambin una tarea histrica de amplitud universal: la de
civilizar y evangelizar a los pueblos eslavos y blgaros. Lo que Roma para los pueblos
germnicos, eso iba a ser Constantinopla para los eslavos y dems pueblos de la Europa
oriental.
Invasiones eslavas
La invasin eslava fue consecuencia directa de las invasiones germnicas. Los
espacios libres abandonados por los germanos al marchar hacia el sur y el oeste, fueron
ocupados inmediatamente por los eslavos; as, los lmites de la Europa germnica se
retiraron del Vstula al Elba, el Saal y la selva de Bohemia. Al sur, los eslavos llegaron
al mar Adritico, ubicndose a mediados del siglo VI en la actual Yugoslavia, al
poniente de los avaros o blgaros, un pueblo de origen turco que acab hablando una
lengua eslava.
Los sufridos y resistentes eslavos eran muy apreciados como trabajadores. Los
mercados de esclavos de Europa, Asia y frica rebosaban de hombres y mujeres de esta
raza. Perseguidos como animales salvajes, los eslavos hubieron de buscar refugio en los
bosques y terrenos pantanosos. Dieron, sin embargo, muestras de gran fuerza expansiva
y, en el siglo VII, finalizadas sus principales migraciones, se haban extendido por un
territorio inmenso que iba desde el Elba, al oeste, hasta el Don, al este; desde el Bltico
y el Ilm (en Turingia), al norte, hasta el Adritico y mar Egeo, al sur. En contraposicin
al de los germanos, el avance cultural de los eslavos fue muy lento, ocupados en luchar
contra una naturaleza inhspita, en las fronteras de la civilizacin. Poco a poco, fueron
adoptando ellos tambin la cultura de sus vecinos. Los eslavos occidentales polacos,
checos y eslovacos, fueron influidos por las civilizaciones romana y germnica,
mientras que los rusos, blgaros, serbo-croatas y otros pueblos eslavos del este y del sur
vivieron inmersos en la esfera de influencia del imperio bizantino.
Los eslavos orientales y meridionales fracasaron en su lucha contra los bizantinos,
por la sencilla razn que carecan de la tradicin militar de sus adversarios, esa
experiencia secular de la tctica y la estrategia que Bizancio hered de Roma.
Estas disputas despertaban eco en los laicos; cada barrio respaldaba a su prroco.
Pero el foro mximo, donde se interpreta la Sagrada Escritura bajo asistencia especial
del Espritu Santo, es la asamblea de todos los obispos del mundo. Ya dimos cuenta de
la de Nicea, primera de las siete asambleas universales o concilios ecumnicos
aceptados por todas las denominaciones catlicas (romanos "ortodoxos" y anglicanos).
A travs de los cinco siguientes es posible seguir durante 260 aos la evolucin de la
cristologa incoada en el de Nicea.
Nicea conden anatematiz a Arrio. Sin embargo, fue justamente entre 325 y
380 que el arrianismo se difundi ms, especialmente entre los godos "federados"
establecidos entre el mar Egeo y el ro Danubio. El primer concilio de Constantinopla
(381) debi, pues, emprenderlas contra los arrianos, que, numerossimos entre los
conversos, y preferidos por los predecesores de Teodosio, consideraban a Cristo slo
como la ms excelsa criatura de Dios; y contra el apolinarismo, que, al revs, no lo tena
por plenamente humano. Este segundo concilio ecumnico tuvo que precisar y
completar el credo niceno en esta forma:
Creemos en un solo Dios, Padre omnipotente, creador del cielo y de la Tierra, de todas las
cosas visibles e invisibles. Y en un solo Seor Jesucristo, el Hijo unignito de Dios, nacido del
Padre antes de todos los siglos, luz de luz, Dios verdadero de Dios verdadero, nacido, no hecho,
consustancial con el Padre, por quien fueron hechas todas las cosas; que por nosotros los
hombres y por nuestra salvacin descendi de los cielos y se encarn por obra del Espritu
Santo y de Mara Virgen, y se hizo hombre, y fue crucificado por nosotros bajo Poncio Pilato y
padeci y fue sepultado y resucit al tercer da segn las Escrituras, y subi a los cielos, y est
sentado a la diestra del Padre, y otra vez ha de venir con gloria a juzgar a los vivos y a los
muertos; y su reino no tendr fin. Y en el Espritu Santo, Seor y vivificante, que procede del
Padre, que juntamente con el Padre y el Hijo es adorado y glorificado, que habl por los
profetas. En una sola Santa Iglesia Catlica y Apostlica. Confesamos un solo bautismo para la
remisin de los pecados. Esperamos la resurreccin de la carne y la vida del siglo futuro. Amn.
Verbo Seor Jesucristo, como de antiguo acerca de l nos ensearon los profetas, y el mismo
Jesucristo, y nos lo ha trasmitido el Smbolo de los Padres.
As, pues, despus que con toda exactitud y cuidado en todos sus aspectos fue por
nosotros redactada. esta frmula, defini el santo y ecumnico Concilio que a nadie ser lcito
profesar otra fe, ni siquiera escribirla o componerla, ni sentirla ni ensearla a los dems.
Defensa tan clara de las dos naturalezas tena que reavivar las ideas nestorianas,
capitaneadas esta vez por Teodoro de Mopsuesta. El quinto concilio ecumnico,
realizado en Constantinopla (553) hizo llover sobre l una lluvia de anatemas.
Obsrvese de paso la dureza de los apelativos:
Canon 3. Si alguno dice que uno es el Verbo de Dios que hizo milagros y otro el Cristo
que padeci, o dice que Dios Verbo est en el Cristo que naci de mujer como uno en otro, y no
que es uno solo y el mismo, sea anatema.
Canon 5. Como quiera que la unin se entiende de muchas maneras, los que siguen la
impiedad de Apolinar y de Eutiques, inclinados a la desaparicin de los elementos que se juntan,
predican una unin de confusin. Los que piensan como Teodoro y Nestorio, gustando de la
divisin, introducen una unin habitual. Pero la Santa Iglesia de Dios, rechazando la impiedad
de una y otra hereja, confiesa la unin de Dios Verbo con la carne segn composicin; es decir,
segn hipstasis. Porque la unin segn composicin en el misterio de Cristo no slo guarda
inconfusos los elementos que se juntan, sino que tampoco admite la divisin.
Canon 11. Si alguno no anatematiza a Arrio, Eunomio, Macedonio, Apolinar, Nestorio,
Eutiques y Orgenes, juntamente con sus impos escritos, y a todos los dems herejes,
condenados por la santa Iglesia Catlica y Apostlica y por los cuatro antedichos santos
concilios, y a los que han pensado o piensan como los antedichos herejes y que permanecieron
hasta el fin en su impiedad, se tal sea anatema.
Canon 12. Sea anatema quien defienda al impo Teodoro de Mopsuesta, que dijo que uno
es el Dios Verbo y otro Cristo, el cual sufri las molestias de las pasiones del alma y de los
deseos de la carne, que poco a poco se fue apartando de lo malo y as se mejor por el progreso
de sus obras, y por su conducta se hizo irreprochable, que como puro hombre fue bautizado en
el nombre del Padre y del Hijo y del Espritu Santo, y por el bautismo recibi la gracia del
Espritu Santo y fue hecho digno de la filiacin divina; y que a semejanza de una imagen
imperial, es adorado como efigie de Dios Verbo, y que despus de la resurreccin se convirti
en inmutable en sus pensamientos y absolutamente impecable; y dijo adems el mismo impo
Teodoro que la unin de Dios Verbo con Cristo fue como la que habla el Apstol entre el
hombre y la mujer: Sern dos en una sola carne (Ef. 5, 31); y aparte otras incontables
blasfemias, se atrevi a decir que despus de la resurreccin, cuando el Seor sopl sobre sus
discpulos y les dijo: Recibid el Espritu Santo (Jn. 20, 22), no les dio el Espritu Santo, sino que
sopl sobre ellos slo en apariencia; este mismo dijo que la confesin de Toms al tocar las
manos y al costado del Seor, despus de la resurreccin: Seor mo y Dios mo (Jn. 20, 28), no
fue dicha por Toms acerca de Cristo, sino que admirado Toms de lo extrao de la resurreccin
glorific a Dios que haba resucitado a Cristo.
Canon 6. Si alguno llama a la santa gloriosa siempre Virgen Mara madre de Dios en
sentido figurado y no en sentido propio, calumnia al santo Concilio de Calcedonia, como si en
este impo sentido, inventado por Teodoro, hubiera llamado a la Virgen Mara madre de Dios.
El emperador Justiniano
Antes que el imperio romano de oriente se resignase a no ser otra cosa que un
Estado epignico, el emperador Justiniano I hizo una postrera tentativa para restaurar el
imperio romano en toda su antigua grandeza. El conjunto de su obra poltica no tuvo
otra finalidad. Sus actos atestiguan estos elevados propsitos en cuanto concierne al
poder y a los derechos del soberano.
Justiniano y su corte. Mosaico de San Vital de Ravena (el emperador lleva la cabeza nimbada).
Era de carcter alegre e ingenioso; muy bien se la podra apellidar la segunda Cleopatra.
Las malas lenguas decan, por supuesto, que su conducta distaba mucho de ser ejemplar.
De todos modos, tanto la estim Justiniano, que la asoci oficialmente al poder
supremo. Desde que escal las gradas del trono, demostr la ms impecable dignidad y
hablaba con elocuencia de la santidad matrimonial. Sintiendo, sin duda, la necesidad de
tender una mano protectora a las desgraciadas compaeras de su agitada juventud,
fund asilos para muchachas arrepentidas.
Justiniano tuvo oportunidad de satisfacer sus sueos de constructor gracias a un
incendio que arras la ciudad. Incendio ocasionado con motivo de una rara costumbre
reinante en Bizancio en aquel tiempo y que indica la degeneracin de costumbres en el
imperio griego. Todo el inters popular se concentraba entonces en el hipdromo. All
estallaban las pasiones en su ms elevado diapasn, como en otro tiempo en las
asambleas populares. Pero lo que all se discuta entonces eran apuestas; no problemas
sociales. Los dos partidos rivales se llamaban "azules" y "verdes", segn el color de los
mantos deportivos. Interesaba ms a la gente los pros y los contras de verdes y azules,
que saber quin reinaba en el imperio romano y si aquel mismo imperio tena
posibilidades de sobrevivir. La lucha entre partidos haba adquirido un matiz poltico, ya
que en el hipdromo un ambiente propicio, sin duda... promulgaba el gobierno los
decretos y la corte favoreca, ya a los verdes, ya a los azules. Tambin en el hipdromo
poda expresar el pueblo sus anhelos y sus quejas al soberano que escuchaba sentado en
su trono, coronado y con el cetro en la mano. Ms de una vez aprovech el populacho la
ocasin para proferir contra el emperador amenazas e injurias. Un da, las pasiones se
exacerbaron tanto que la sesin termin con una asonada autntica, en la cual el
populacho incendi gran nmero de edificios. Justiniano trat de calmar los espritus
con amenazas, promesas y concesiones, pero todo en vano. El pueblo respondi
tratando al emperador de embustero y de asno. La situacin pareci tan amenazadora
que Justiniano decidi huir de la ciudad. La altiva actitud de Teodora se lo impidi.
"Huye con tus tesoros dijo; yo me quedo. Me acojo al viejo proverbio que dice que
la prpura es un sudario digno."
Belisario, el general en jefe, moviliz sus tropas y sofoc la revuelta con un bao
de sangre en el que perecieron unas treinta mil personas. As termin la parodia poltica
que se haba tolerado hasta entonces en el circo con relativa libertad. En lo sucesivo, y
para evitar que se repitiesen tales acontecimientos, Justiniano promulg la prohibicin
general de fabricar y llevar armas. Esta industria qued reservada en el futuro a los
talleres del Estado, de donde saldran a guardarse en los arsenales imperiales. Sin
embargo, estas medidas surtieron poco efecto. Tal como las disputas cristolgicas, las
grescas entre azules y verdes no terminaron y no pas un ao sin que volvieran a
producirse revueltas y efusiones de sangre.
La obra de Justiniano
Respecto a su actitud con la Iglesia, Justiniano se comport como digno heredero
de Constantino el Grande. Desde los tiempos del primer emperador cristiano, ninguna
corte se haba mostrado tan piadosa, al menos en apariencia, como la de Bizancio. La
emperatriz Pulqueria, que reinaba en la primera mitad del siglo V, inici un ejemplo de
piedad conforme al espritu de la poca, hizo del palacio imperial una especie de
convento, donde se cantaban de la maana a la noche letanas y cnticos litrgicos.
Justiniano discuta con evidente delectacin problemas religiosos y se senta
halagado que lo consideraran como un gran telogo. En los snodos pronunciaba
Se dice que Ttila ley varias veces esta carta. Despus, orden a sus soldados
que suspendieran la demolicin, decisin que lo honra. Roma se salv. Despus de
hambres y epidemias que se cebaron repetidamente en la ciudad, la poblacin de la
metrpoli, que haba ascendido a ms de un milln, disminuy mucho. Al final de estas
guerras an contaba de treinta mil cuarenta mil habitantes, cifra apenas modificada en
el transcurso de la Edad Media. Una de las causas de tal situacin era que Roma se hizo
cada vez ms insalubre. Durante su asedio, Vitigio haba destruido acueductos que se
prolongaban por la campia; como los romanos supervivientes no tuvieron la energa de
restaurarlos, las zonas ms sanas de la capital, es decir, las colinas, quedaban
inhabitables de hecho, por carecer de agua. La poblacin se estableci a lo largo del
Tber y se abasteci en lo sucesivo con agua sucia del ro y mediante cisternas, en lugar
de refrescarse con las claras aguas de los manantiales de montaa. Estas aguas que ya
no llegaban a la ciudad, se derramaron por un campo de suyo pantanoso y lo
transformaron en peligroso foco de paludismo, mientras que las termas o
establecimientos de baos romanos no estaban en condiciones de cumplir su higinica
misin.
Cuando se oblig a Belisario a resignar sus funciones de general en jefe, las
asumi Narss, septuagenario vigoroso y enrgico todava, que acababa de conseguir
muchos xitos contra las tribus eslavas diseminadas por la pennsula balcnica, y que al
frente de un ejrcito muy numeroso ocasion a los ostrogodos una aplastante derrota, en
la que el mismo Ttila qued mortalmente herido.
Los godos estaban condenados a desaparecer. Los supervivientes eligieron rey a
Teyas, el mejor oficial de Ttila, que tom posiciones en la regin montaosa junto al
Vesubio, donde desafi durante meses al ejrcito de Narss. Teyas, luchando con el
mximo valor, fue atravesado por un dardo. Sus hombres an sostuvieron una lucha
desesperada hasta el atardecer del da siguiente, en que pidieron libre paso a Narss para
unirse con sus congneres germnicos establecidos al norte de los Alpes. Una vez
concedido, los godos abandonaron para siempre unas regiones donde haban reinado
como dueos y seores. Su destino posterior qued ignorado.
En 565, Italia entera fue anexionada al imperio de oriente; slo tres generaciones
haban nacido desde que Teodorico el Grande llegara con sus godos a Italia. Las guerras
y destrucciones de los veinte ltimos aos haban dejado sus huellas por doquier, y
muchas ruinas recordaban glorias desaparecidas. La historia de los ostrogodos haba
terminado.
en el corazn de Hagen. Entonces, ante el espectculo de tanto horror y odio, el viejo hroe
ostrogodo Hildebrando pierde la paciencia y mata a Crimilda.
de vez en cuando se vea obligado a intervenir para separar a sus piadosas ovejas, que se
peleaban en su deseo de acercrsele. Lleg a contar unos setenta aos, habiendo pasado
treinta de su vida en lo alto de la columna.
El primer estilita tuvo imitadores incluso en las mujeres. Los estilitas eran
ermitaos como los dems, pero formaban colonias. Ciertos lugares ofrecan el curioso
espectculo de un pequeo bosque de columnas, cada una de las cuales estaba rematada
por un ser vivo. Tan extraa costumbre haba de ir decreciendo poco a poco. Sin
embargo, en el siglo XII todava circularan relatos maravillosos, como el de un estilita
de las orillas del Jordn visitado cada semana por dos leones, a los que daba de comer.
En el siglo XIX, an existan estilitas en algunas partes de Rumania y de Georgia.
pues, a una gruta casi inaccesible de sus alrededores, decidido a renunciar para siempre
a las riquezas y al bienestar mundanos.
Largo tiempo permaneci Benito como sepultado vivo en su retiro, pero fue
descubierto por unos pastores. Pronto acudieron multitudes a su ermita para escuchar su
palabra. Fund para sus discpulos doce monasterios y se puso al frente de ellos.
Los clrigos del contorno lo calumniaron, intentaron envenenarlo e incluso lo
asediaron, tanto a l como a sus discpulos, con mujeres de mal vivir. Benito entonces se
dirigi con sus discpulos hacia el sur. En Campania, cerca de Npoles, hall lugar
adecuado en el abrupto Montecassino, donde se elevaba un antiguo templo de Apolo:
evangeliz a los habitantes de la regin, demoli el templo pagano y, en su lugar, erigi
un convento (ao 530). Al pie de la montaa, la hermana gemela de Benito fund otro
monasterio de religiosas. En ambos conventos la vida estaba sometida a una rigurosa
regla dictada por Benito y cimentada en tres votos: pobreza es decir, renuncia a toda
propiedad personal, castidad y obediencia absoluta al abad o a la abadesa. Tanto
hombres como mujeres estaban obligados a trabajar de continuo, ya que deca san
Benito "la ociosidad es el enemigo del alma". En todas partes, los benedictinos
cumplan su deber con la cruz y el arado. El trabajo no poda, sin embargo,
compaginarse con un severo ascetismo; las comidas conventuales eran frugales pero
suficientes. En sus reglas monsticas, Benito asignaba por meta el dominio del alma
sobre el cuerpo, pero no mediante la "mortificacin de la carne", sino por una
moderacin basada en el dominio de s mismo.
Uno de los ms egregios papas de la temprana Edad Media fue Gregorio Magno,
aunque ste no se atribua tal ttulo, sino ms bien el de "siervo de los siervos de Dios".
Era ya considerado por los catlicos de Occidente como jefe de toda la cristiandad y
"patriarca ecumnico".
Gregorio provena de una antiqusima familia senatorial romana que haba
mostrado gran inters por cuestiones religiosas. Al principio abraz la carrera civil,
siendo nombrado prefecto de Roma por su talento y energa. Pero senta su alma
insatisfecha. Todo pareca anunciarle la fragilidad de las cosas: Roma, convertida en
ciudad de palacios desiertos, y los monumentos de tiempos gloriosos, slo una sombra
de lo que haban sido. Italia se hallaba repartida entre los lombardos y el emperador
bizantino. Como el sentido de la vanidad y fragilidad de las glorias humanas estaba
arraigado en el corazn de Gregorio desde su infancia, apenas alcanz los treinta aos
de edad, renunci a su cargo, reparti sus bienes entre los pobres y la Iglesia y se retir
a un convento benedictino.
En 590 en un momento en que Roma estaba amenazada por los lombardos, el
Tber se haba desbordado y una espantosa epidemia se cebaba en toda Europa la sede
episcopal de Roma qued vacante: pareca llegado el fin del mundo. Todos fijaron sus
ojos en Gregorio. Cuando fue prefecto de la ciudad, y tambin como abad de su
convento, se haba captado la simpata de los romanos. Por unanimidad, los romanos lo
eligieron obispo.
En aquellas circunstancias, Gregorio no fue slo el jefe eclesistico de los
romanos. Ausente toda autoridad temporal, le incumba a l, al Papa, asumir la defensa
de la ciudad contra los lombardos. Nombr generales, negoci con el enemigo y
concert al fin un tratado de paz sin consultar al lugarteniente imperial residente en
Rvena. En vez de organizar combates y juegos para la poblacin, como hicieran los
antiguos jefes de Roma, invit a todos a celebrar impresionantes ejercicios religiosos en
las iglesias. En la mayora de sus funciones, Gregorio sustituy al emperador; por eso lo
han calificado de primer Papa medieval. En el fundamento del poder temporal del Papa
se halla su intervencin como protector del pueblo contra la invasin lombarda.
Obsrvese el alcance de este ltimo acto del drama de las invasiones: si el emperador de
Oriente hubiera ejercido sobre Italia un poder indiscutido, nunca habran tenido los
papas ocasin de constituirse en autoridad temporal.
Gregorio no slo ejerci su actividad en el plano poltico, sino tambin en obras
sociales. Cada da salan del palacio episcopal, con destino a pobres y enfermos,
carruajes llenos de trigo, aceite, ropas y otros socorros de primera necesidad, productos
procedentes del Patrimonio de San Pedro, integrado por numerosas propiedades en
Italia, Sicilia, las Galias y frica. El Patrimonium estaba organizado segn el modelo de
los territorios imperiales romanos; cada uno dirigido por un "rector" que tena a sus
rdenes a los "conductores", que tomaban en arriendo uno o varios dominios. Una parte
de cada dominio era explotada para su revalorizacin directa, y el resto era concedido a
los arrendatarios, que por lo general eran los mismos colonos. Todas las rentas del
Patrimonium eran llevadas a Roma, lugar donde se centralizaba la administracin de
dichos bienes.
Aunque Gregorio, durante los catorce aos que dur su pontificado, se hall
sometido a toda clase de dolores, fueron las necesidades y los males de los dems los
que ocuparon el primer lugar en su pensamiento.
Su celo y humildad fueron los rasgos dominantes de su carcter; nada aborreca
tanto como las manifestaciones de pompa y ornato. Su sentido de la belleza hall
satisfaccin en las formas austeras y dignas que confiri al servicio religioso, siendo
acaso el primero en dar forma definitiva a la liturgia. El canto gregoriano es ejemplo de
su actividad en tal terreno.
MAHOMA Y EL ISLAM
LOS RABES
El concepto de "rabe"
Los rabes constituyen el sustrato de poblacin de toda un rea geogrfica que se
extiende desde el ocano Atlntico hasta los montes Zagros, contrafuertes de la meseta
irania, incluyendo as todo el norte de frica, el valle del Nilo, el cuerno de frica, el
Levante, Mesopotamia y la pennsula de Arabia. Estas zonas conforman una unidad
geogrfica, un todo homogneo, cuya constante es el desierto y cuya excepcin son las
regiones fluviales, donde se desarrollaron las primeras civilizaciones humanas. El
desierto, como constante del paisaje, determin una forma de vida, un modo de
produccin, que es el pastoreo nmada. El centro natural de toda la regin es la
pennsula arbiga, lugar de origen del pueblo rabe, el cual, a travs de sucesivas
oleadas migratorias, fue asentndose en toda la regin anteriormente descrita, pasando
en forma gradual de una civilizacin nmada a una civilizacin sedentaria.
La constante desecacin de la pennsula arbiga, con la consiguiente disminucin
de las zonas de productividad agrcola, junto con el incremento de la poblacin,
condujeron a un ciclo constante de migraciones que impulsaron a las tribus nmadas de
la pennsula hacia las zonas frtiles, imaginadas por ellos como "tierras de promisin".
Fueron estas sucesivas oleadas las que impulsaron a diversas tribus rabes al valle del
Nilo, a los amorreos a Mesopotamia, a los arameos, cananeos, fenicios y hebreos al
Levante, y a la tribu Habsi al cuerno de frica, lugar donde surgir el reino de Ar um.
En suma, todas las antiguas civilizaciones recibieron un flujo constante y determinante
de poblacin desde la pennsula de Arabia.
El conocimiento del carcter nmada de la ancestral poblacin de la pennsula
arbiga tiene una esencial importancia en la interpretacin de los acontecimientos
histricos que se desarrollan en el Cercano Oriente, ya que es el hilo conductor que
permite descubrir los lazos existentes entre las distintas civilizaciones de la Antigedad,
donde lo arbigo y lo nmada constituyen el elemento hereditario comn.
Etimolgicamente, la palabra rabe, segn los filsofos y los diccionarios rabes
clsicos, denota la accin de trasladarse en forma continua, lo que asocia el vocablo con
el nomadismo. Desde el punto de vista filolgico, se corrobora el sentido de dicho
vocablo, por contraste con su antnimo; el antnimo de rabe, arab, es misr que
comprende a un sector de este pueblo que ha dejado la vida nmada para hacerse
sedentario.
La palabra misr, corresponde al nombre rabe de Egipto, lo cual indica que los
rabes nmadas tenan a la antigua civilizacin faranica por la ms excelsa de las
orientacin, hasta que a finales de siglo una expedicin martima enviada por el rey de
Persia Cosroes ocup la regin durante un breve perodo.
En los tiempos del profeta Mahoma, la Arabia meridional, integrada a los destinos
del resto de la pennsula, no era ms que un recuerdo de su antiguo y autnomo
esplendor.
La Arabia septentrional.
En la regin nortea de la pennsula se generaron algunos Estados que, fronterizos
de los grandes imperios, sirvieron a stos de amortiguadores ante las constantes razzias
de los nmadas del desierto. El primero de ellos, quizs el ms importante, fue el de los
nabateos, que gobernaron en el perodo de su mximo esplendor sobre un rea que se
extenda desde el golfo de Akaba al mar Muerto e inclua gran parte del Hiyaz
septentrional.
Los reyes nabateos establecieron un primer contacto con Roma en el ao 65 antes
de Cristo, cuando Pompeyo visit Petra, mantenindose desde entonces amistosas
relaciones hasta que, en el ao 105 despus de Cristo, el emperador Trajano declar
provincia romana a la zona septentrional con el nombre de Palaestina Tertia. Cabe
destacar que estas provincias rabes proporcionaron al menos un emperador al imperio
romano: Filipo, que gobern del ao 244 al 249 despus de Cristo.
Despus de la muerte de Filipo el rabe, surgi el segundo de los Estados
fronterizos arbigos, el reino de Palmira, ubicado en el desierto Sirio, en el punto de
partida de la ruta comercial occidental. Su primer gobernante fue Udayna (Odenato).
Despus de su muerte lo sucedi la famosa Zaynab (Zenobia), que durante un corto
perodo se convirti en la reina de gran parte del Cercano Oriente, proclamando a su
hijo como csar augusto. Finalmente, el emperador Aureliano en el ao 273 despus de
Cristo conquist Palmira, enviando a Zenobia, trabada con cadenas de oro, a Roma.
Tanto el reino nabateo como el de Palmira tuvieron carcter transitorio, al estar
principalmente sustentados en grupos tribales nmadas y seminmadas. Debieron su
importancia y esplendor a su situacin en relacin a las rutas comerciales y por su
condicin de Estados amortiguadores.
Existieron tambin dos Estados rabes norteos de los cuales solamente se posee
una referencia alcornica: Lihyan y Tamud. Su importancia deriva de su sistema de
escritura, que se convertira en el antecesor de la caligrafa rabe que iba a surgir con el
Islam.
A comienzos del siglo VII, el Cercano y Medio Oriente estaban divididos entre los
dos imperios rivales de Bizancio y Persia. La historia de los tres siglos anteriores haba
sido en gran parte la sucesin de sus luchas. Bizancio, manteniendo un estilo
administrativo romano, era griego en cultura y cristiano en religin. La meseta de
Anatolia era la base de su podero; al sur de sta abarcaba las provincias de Siria y
Egipto. El imperio persa de los sasnidas tena su centro tambin en una meseta: Irn;
cuna de la reaccin antihelenstica, su cultura era esencialmente asitica, y su religin
oficial era el zoroastrismo.
La misma necesidad que haba inducido a los romanos a alentar el desarrollo de
los Estados nabateo y palmirano, indujo a los imperios persa y bizantino a permitir el
establecimiento de nuevos reinos fronterizos rabes en la frontera nortea de la
pennsula con Palestina y Mesopotamia: el Estado de Gassan, bajo hegemona bizantina,
y el de Al-Hira, bajo la influencia persa. Ambas dinastas reinantes, gasnidas y
La Arabia central
Esta regin predominantemente desrtica gener una forma de vida que ha
caracterizado tradicionalmente a los rabes: el nomadismo beduino. El nomadismo no
debe comprenderse como un caprichoso errar a travs del desierto y la estepa, sino ms
bien como una forma de adaptacin altamente racional de la vida humana a un medio
hostil.
En este perodo crucial que precedi inmediatamente al surgimiento del Islam, la
organizacin beduina prevaleci en la poblacin de toda la pennsula arbiga. En la
sociedad beduina, la estructura social bsica era la tribu, donde el vnculo de parentesco
era el que predominaba. En esta clula autosuficiente se desarrollaba la individual y
anrquica sicologa del beduino, que es un tipo humano que ama por sobre todo su
libertad. Su vida se basaba en un estricto cdigo tico, expresado por la palabra muruwa
que significa bravura, virtud, honor y cuyos elementos ms relevantes eran el valor,
la lealtad, la generosidad, la proteccin al dbil y el sentido de hospitalidad. En este
arquetipo de hombre reside el antecedente histrico de las futuras rdenes caballerescas
que la pica rabe legar al mundo occidental. Modelo de hroe y caballero preislmico,
el beduino, iba a ser inmortalizado a travs de las famosas colecciones de poesas
llamadas mu allagat "colgadas (en los muros de la Kaaba)", especifica-mente en la obra
de Antara, quien personific entonces las cualidades ms estimadas de los hijos del
desierto.
Si te cubres con velo ante m, (sabe que)
hbil soy en vencer caballeros con coraza;
Albame por lo que de m sabes,
que soy de amable trato, cuando no se me hace injusticia;
y si se me hace, mi rplica es acerba,
amarga de sabor, como el gusto de la tuera.
Yo he bebido mucho vino, tras
caer la calor, pagndolo con reluciente (moneda) acuada,
en ocre vaso, estriado,
emparejado con brillante botella, a la izquierda, tapada...
Mas, cuando bebo, slo consumo
mi dinero, e ntegro queda mi honor, sin mella;
Y al pasar la embriaguez, mi liberalidad no disminuye:
son cual sabes mi nobleza y calidad.
Cuntas veces a marido de beldad dej por tierra,
silbando sus miembros, cual comisura de labio hendido!
Mis manos se adelantaron con rpida cuchillada
y el surtidor de un tajo del color del drago.
No has preguntado a los caballeros, hija de Malik,
MAHOMA Y EL ISLAM
Mahoma
Aunque existen discrepancias con respecto a la fecha exacta del nacimiento del
profeta Mahoma, parece seguro que este acontecimiento tuvo lugar en La Meca hacia el
ao 570, llamado el ao del elefante, debido a que el abisinio Abraha intent conquistar
la ciudad para controlar el comercio de caravanas, montado en un elefante a la cabeza
de su ejrcito.
El profeta naci en el seno de una familia acomodada; sus padres, Abdallah y
Amina, pertenecan a la tribu de Qurays y al clan de los Banu Hashim. Abdallah muri
antes de su nacimiento, quizs durante un viaje comercial fuera de la ciudad de La
Meca, y Amina falleci cuando Mahoma tena seis aos, encargndose de su cuidado su
abuelo paterno, Abdel Muttalib, y despus su to Abu Talib. Aunque ambos se
preocuparon del muchacho con afectuosa solicitud, la infancia del profeta parece haber
sido triste, debido a su situacin de hurfano.
La vida de Mahoma antes de la predicacin es poco conocida. Sus biografas, o
Sira, poseen un carcter anecdtico, por lo que tienen slo un valor histrico relativo. A
los veinticinco aos se puso al servicio de una acaudalada viuda, Hadiya, con quien
contrajo matrimonio ms tarde. Siempre sinti por su mujer un profundo cario;
mientras ella tuvo vida, no tom otra esposa. Hadiya le dio siete hijos, de todos los
cuales vivi solamente una hija, qu le dio descendencia: Ftima. Mahoma ejerci el
oficio de mercader y caravanero hasta que recibi el primer mensaje de Dios en el ao
610. En este perodo sobrecogi a Mahoma una crisis religiosa, entregndose a prcticas
msticas y ascticas. Nada se sabe sobre el proceso mental que a ello lo condujo, ni
cmo ni por qu se decidi a abandonar el paganismo mequ. Es cierto que sus
obligaciones comerciales y sus viajes le hicieron tener contacto con mercaderes,
viajeros y esclavos cristianos, sirios y abisinios. Se sabe que haba una comunidad
cristiana al sur del Hiyaz, en Nachran, y dos tribus rabes cristianizadas en los mrgenes
nororiental y noroccidental de la pennsula, como tambin tribus rabes de credo judo
Visin de Mahoma.
Ibn Ishaq, el bigrafo ms antiguo del profeta del Islam, nos menciona una
tradicin en la que el mismo Mahoma relata la primera revelacin, mientras se
encontraba en una caverna del monte Hira, en las cercanas de la ciudad de La Meca,
donde acostumbraba ir a meditar:
"Una noche, mientras dorma, apareci Gabriel con un pao de seda en el que
haba algo escrito y me dijo: lee. Respond: qu he de leer?; entonces me apret de tal
modo con el pao que cre que era la muerte; luego me solt y dijo: lee."
Esta escena se repiti dos veces, sin que el profeta dejara de preguntar qu es lo
que haba de leer. Entonces el ngel Gabriel recit los cinco primeros versculos de la
sura del cogulo:
"Predica en el nombre de tu seor,
el que te ha creado:
ha creado al hombre de un cogulo!
Predica! Tu seor es el dadivoso
que ha enseado a escribir con el clamo:
ha enseado al hombre lo que no saba."
(Sura 96, versculos 1-5)
"Luego Gabriel se alej, y fue como si hubiera grabado algo en mi orazn. Sal de
la caverna y, cuando estaba en el medio del monte, o una voz del cielo que deca: Oh,
Mahoma!, eres el enviado de Dios y yo soy Gabriel."
La fe islmica
La palabra islam deriva de la raz verbal aslama, entregarse a, someterse a, y cuya
acepcin religiosa indica dirigir el alma, el rostro en direccin a Dios, entrar en la senda
que salva. De ah que la palabra muslim o musulmn implica la sumisin de uno mismo
o de la persona a la omnipotencia divina, a la voluntad de Dios.
La base fundamental de la doctrina islmica es la creencia, y en ella podemos
distinguir dos aspectos: la fe y el testimonio.
La fe o imn se encuentra reiteradamente explicitada en sucesivas suras o
captulos del Alcorn.
"Oh, los que creis! Creed en Dios, en su enviado
y en el libro que se hizo descender y en el libro
que se hizo descender anteriormente. Quien no cree
en Dios, ni en sus ngeles, ni en sus libros, ni
en sus enviados, ni en el ltimo da, est en un
extravo manifiesto."
(Sura 4, versculo 135)
La tradicin del profeta, Sunnat an-nabi, conserva un relato de una conversacin
sostenida por Mahoma con el ngel Gabriel en la mezquita de Medina, que repite el
texto alcornico de la sura anteriormente mencionada.
"Mahoma pregunta Qu es el imn?
Es creer en Dios, en sus ngeles, en sus escrituras,
en sus enviados, en el da ltimo y en la
predestinacin..."
El mismo relato deja claramente establecido cules son los actos de devocin con
los que el musulmn debe dar testimonio de su fe.
"Qu es el Islam?
El Islam es pronunciar la profesin de fe,
celebrar la plegaria, pagar el diezmo legal,
hacer la peregrinacin a la Casa (Kaaba)
y ayunar en ramadn (mes sagrado del calendario musulmn)".
El trmino imn, fe, proviene de amana, que significa asegurarse por la fe,
protegerse en ella; de esta misma raz verbal deriva la palabra mu min, creyente.
La profesin de fe: la ilah, illa lil lah wa Muhammad rasul allah, que podramos
traducir como: "No hay ms Dios que el Dios nico, y Mahoma es su mensajero", es el
primer dogma del Islam. Rene en s fe y culto, imn e Islam. Pronunciarla es un acto
de Islam que implica fe o imn y supone la aceptacin de todo el mensaje recibido por
el profeta Mahoma.
1. Dios
"El Dios, no hay Dios, sino l, el viviente, el subsistente Ni la somnolencia
ni el sueo se apoderarn de l. A l pertenece cuanto hay en los cielos y en la
Tierra. Quin interceder ante l si no es con su permiso? Sabe lo que est
delante y detrs de los hombres, y stos no abarcan de su ciencia sino lo que l
quiere. Su trono se extiende por los cielos y la Tierra, y no le fatiga la
conservacin de esto. l es el Altsimo, el Inmenso."
(Sura 2, versculo 256)
Segn el concepto islmico, Dios es el ideal sublime, la perfeccin absoluta,
creador y sostenedor del universo, rbitro omnipotenteflel bien y del mal, juez ltimo de
todos los hombres.
El Creador es uno, indivisible, no posee composicin alguna, es nico tanto en
esencia como en existencia. La esencia de Dios es incognoscible; se le conoce por sus
cualidades o atributos, los cuales explcitamente aparecen en el Alcorn expresados en
2. Los ngeles
Los ngeles, al igual que los hombres, son sus criaturas, servidores y adoradores.
En el texto alcornico suelen presentarse como mensajeros, descienden con ellos los
decretos de Dios en "la noche de la potestad", laylat al-qadr, registran las acciones de
los hombres y atestiguan en favor o en contra de ellos en el da del juicio final.
Junto con la creencia en los ngeles existe la doctrina de los demonios o ngeles
rebeldes, que sern juzgados en el da ltimo junto a los hombres por sus acciones; entre
ellos los hay creyentes e incrdulos. Los incrdulos descarran a los hombres de la recta
senda y sern enviados al infierno el da del juicio; el lder de estos espritus malignos
recibe el nombre de Iblis o Saitan, el que fue maldecido por Dios por desobedecer el
mandato divino de adorar a Adn, pero la condena fue diferida para el da del juicio
final y se le dio autoridad sobre los hombres a quienes sedujera.
4. El "Alcorn"
Si el mundo rabe es el lugar del Verbo, es tambin el del hombre que recoge el
Verbo y lo multiplica. La idea del signo conduce al rabe al magnfico vocablo aya
(versculo). Segn el Alcorn, Dios dice: Sa-nurihim ayata Fil-afaq, "les haremos ver
nuestro signo sobre el horizonte". La expresin del smbolo estalla por doquier en
Oriente, en la cpula de las mezquitas, en las estrechas y curvadas callejuelas, en el
llamado a la oracin del muecn. Hay pocos pueblos tan sensibles a la palabra como los
rabes. Esta devocin por las letras, por el fenmeno lingstico, es recogida en toda su
magnitud por el Islam. Si el cristianismo fija su centro en un hombre, Jess, el Islam lo
centra en un libro: el Alcorn.
En su forma externa, el Alcorn es un texto de aproximadamente quinientas
pginas, dividido en 114 captulos o suras, dispuestos de n modo inorgnico y
ordenados segn su extensin. Los primeros uentan con un nmero de 250 versculos o
ayas; los finales slo tienen tres o cinco versculos breves. Dictado por Dios a travs del
ngel Gabriel, en pocos aos a un solo hombre, Mahoma es la base de la religin. Slo
puede ser empleado en su original rabe, por lo que la expansin del Islam llev
consigo la expansin de dicha lengua. En l se establecen las reglas de vida, la moral,
las creencias, el culto y el derecho civil y cannico.
Para el musulmn, la fuente primaria y fundamentacin ltima de toda actitud
vital vlida y de todo verdadero conocimiento radica en el Alcorn. En l se regulan
tanto las relaciones del hombre con Dios como las relaciones entre los hombres.
El culto islmico
El musulmn debe cumplir con deberes religiosos que den testimonio de su fe.
stos constituyen el ibadat o actos de devocin que se encuentran prescritos para los
creyentes en el Alcorn. Los pilares de la fe islmica son los ritos siguientes:
1. La oracin (as-salaz)
Es uno de los deberes religiosos esenciales. Los musulmanes deben orar cinco
veces al da: al principio de la maana, al medioda, por la tarde, al atardecer y por la
noche antes de dormir. El musulmn hace estas oraciones para recordar siempre a Dios,
para pedirle ayuda al empezar y terminar el da, incluso en el inicio y final de su trabajo.
Todo creyente, dondequiera que est, debe realizar sus oraciones y observar el
ritual a las horas prescritas; sin embargo, es recomendable realizar la oracin en una
mezquita, masyid o lugar de postracin, con la direccin de un imam. La oracin debe
realizarse en direccin a la sagrada mezquita de La Meca, casa simblica de Dios, que
contiene la Kaaba. Hay muchas razones para que los musulmanes se dirijan a La Meca:
es un smbolo de unidad, de la Umma, ya que todos los creyentes dirigen sus plegarias a
un slo destino, para adorar a un solo Dios.
La oracin debe hacerse en un estado de pureza, por lo que el creyente debe
limpiar las partes ms importantes de su cuerpo para purificarlo. Seala al respecto un
hadit, o dicho del profeta:
"La oracin es la llave del paraso
y la ablucin es la llave de la oracin"
En todas las oraciones se recita la sura de la apertura o de introduccin al libro
sagrado, que reza lo siguiente:
culto, lo que conlleva a otro ayuno moral, interior, para dejar toda clase de vicios,
de equivocaciones y faltas.
El profeta Mahoma dice en un hadit:
"Quien no deja las mentiras y de hacer el mal, Dios no necesita de l que deje
su comida y bebida."
3. El diezmo (az-zakat)
El Alcorn prescribe dar limosnas o zakat. Esta palabra rabe deriva del verbo zaka,
que significa purificar, por lo que el diezmo constituye un signo externo de la piedad y
un medio de salvacin.
En principio, la recomendacin que exhorta a ayudar a los necesitados, como
derecho propio de stos y como medio de justificar y purificar los bienes que Dios ha
concedido al hombre, parece haberse referido ms bien a ofertas voluntarias o sadaqat:
"Te preguntan cmo deben hacer la limosna.
Responde: 'Dad segn vuestras posibilidades'. As os aclara Dios las aleyas. Tal
vez reflexionis acerca de esta vida y de la ltima."
(Sura 2, versculos 217-220)
Tom luego el significado de socorro material a los desvalidos, en forma concreta y
obligatoria o zakat:
"Temeris el hacer preceder las limosnas a la entrevista? Si no lo hacis y Dios
vuelve de su rigor para con vosotros, cumplid la oracin! Dad la limosna!
Obedeced a Dios y a su Enviado! Dios est bien informado de lo que hacis.
(Sura 58, versculos 13-14)
En los primeros aos del califato, el zakat en castellano, azaque se convirti
inevitablemente en un impuesto sobre el patrimonio, constituyndose en la nica
obligacin cannica impuesta a los musulmanes.
4. La peregrinacin (al-hayy)
"Cumplid la peregrinacin y la visita en honor de Dios. Si estuvieseis
impedidos, eximos por la ofrenda que os sea asequible, una oveja. No os rasuris
la cabeza hasta que llegue la ofrenda su lugar de inmolacin. Quien de vosotros
estuviese enfermo o tuviese un mal en la cabeza, realizar su rescate mediante
ayuno, limosna o sacrificio ritual. Cuando estis seguros, cualquiera que haga uso
de la visita hasta la peregrinacin, sacrifique la ofrenda que le sea asequible.
Quien no tenga, haga ayuno de tres das de peregrinacin, y de siete cuando
regrese; eso es, diez das completos. Esto sirve para quien no tiene su familia
presente en la mezquita sagrada. Temed a Dios y sabed que Dios es severo en los
castigos!
La peregrinacin tiene lugar en meses determinados. Quien se imponga la
peregrinacin, no galantear, ni pecar, ni discutir en la peregrinacin. El bien
LA EXPANSIN RABE
EL CALIFATO ORTODOXO
La sucesin de Mahoma y la organizacin del Estado rabe-musulmn
La muerte del profeta Mahoma produjo la primera gran crisis que enfrent la
comunidad musulmana o Umma. Al morir, el profeta no haba designado expresamente
a su sucesor ni haba tomado medida alguna para una decisin al respecto. No obstante,
parece ser que sin mucha dificultad, sus principales seguidores, aconsejados por Umar y
Abu Ubaida, llegaron a un acuerdo al designar en el ao 632 a Abu Bakr como su
sucesor (632-634). ste, al anunciar a los fieles la muerte de aqul, pronunci las
siguientes palabras:
"Hombres: el que adore a Mahoma, sepa que ha muerto; el que adore a Dios,
sepa que ste vive y es inmortal."
El ttulo conferido a Abu Bakr fue el de jalifa, califa, que no es el de profeta. La
ley ya ha sido dada, y l, como vicario, debe velar por aplicacin y regir a la comunidad
de creyentes. Este hecho seala la inauguracin de la institucin histrica del califato.
El califa es el custodio y protector de la fe, dispensador de la justicia, el caudillo
en la oracin y la guerra; tiene amplios poderes en el gobierno, en la administracin del
Estado y en el nombramiento de gobernadores y jueces. El califato como institucin
est basado en el Alcorn. La sura 2, versculo 28, atestigua su origen divino:
"Recuerda cuando dijo tu Seor a los ngeles: 'Pondr en la Tierra un vicario'.
Dijeron: 'Pondrs en ella a quien extienda la corrupcin y derrame la sangre,
mientras nosotros cantamos tu loor y te santificamos?' Respondi: 'Yo s lo que no
sabis'."
Otra sura define el deber del califa de actuar como juez e imponer la sari a, ley
divinamente revelada, cuyas fuentes estn constituidas por el Alcorn y la Sunna.
"Oh!, David, en verdad te hemos establecido como un vicario (jalifa) en la
Tierra.
Juzga t verazmente entre los hombres..."
(Sura 36, versculo 25)
Abu Bakr
Abu Bakr, padre de Aysa, esposa preferida de Mahoma, enfrent con carcter su
primera tarea: contrarrestar la secesin de las tribus de Arabia, las cuales se sintieron
libres del vnculo moral y poltico que las una a Mahoma y no reconocieron al nuevo
califa. Este movimiento de rebelin es conocido tradicionalmente como Ridda. Dichas
tribus aprovecharon la situacin para negarse a cualquier pago o contribucin. La
revuelta termin con una victoria, antes de un ao, sobre todas las resistencias locales,
imponindose el dominio musulmn a casi toda Arabia, incluyendo una zona ms
amplia que en vida de Mahoma, y alcanzndose la unidad de la pennsula.
Una vez resuelto el problema de la Ridda, los rabes comenzaron las guerras de
expansin. Con la fundamental motivacin de extender la nueva fe, se iniciaron las
primeras expediciones fuera de las fronteras de Arabia. Estas campaas aumentaron a
medida que los musulmanes constataron tanto la increble debilidad de Bizancio y
Persia, imperios agotados por un enfrentamiento continuo, como la riqueza de las
regiones fronterizas de la pennsula.
Las primeras incursiones de los musulmanes, tanto en la regin levantina como en
Mesopotamia, se tradujeron en rpidas victorias. En ellas se destac Jalid Ibn al-Walid,
cuyo genio militar ya haba sido probado en las guerras de secesin y quien posea el
apelativo honorfico de Sayf Allah ("la espada de Dios") y el cargo de general en jefe del
frente bizantino. En el ao 633, los rabes penetraron en Palestina y Transjordania,
desbaratando a los bizantinos en Aynadayn, Baysan y Fihl, y obligndolos a refugiarse
en Jerusaln y Damasco.
Umar
A la muerte de Abu Bakr, le sucedi Umar Ibn al-Jattab. Durante los diez aos del
califato de Umar (634-644) se realizaran las grandes conquistas del Levante,
Mesopotamia, Egipto y Persia, y se pondran los cimientos de lo que iba a ser el clsico
Estado islmico.
En forma sucesiva, fueron conquistadas las ciudades levantinas que estaban bajo
hegemona de Bizancio, entre ellas Damasco. La batalla de Yarmuk (636) dej en
manos rabes en forma definitiva la Siria bizantina. En 638 abri sus puertas al Islam la
ltima ciudad de Palestina, Jerusaln; al parecer, la capitulacin de esta ciudad sigui a
un pacto que aseguraba a los cristianos vida y bienes, iglesias y libertad de culto, a
cambio de sumisin y tributo.
En el frente oriental, la batalla de Qadisiyya dio trmino al dominio persa del Iraq.
Para asegurar las nuevas conquistas, los rabes fundaron dos campos militares, Kufa y
Basra, que pronto se transformaran en florecientes ciudades y centros de difusin de la
cultura. En estas ciudades naceran las escuelas de gramtica que haban de sistematizar
la lengua rabe. Con la batalla de Nihawand, en el ao 641, los rabes se abrieron paso
a la mesesta de Irn, ocupando finalmente toda Persia.
La campaa al pas del Nilo fue conducida por Amar Ibn Al-as, quien venci a los
bizantinos en la ciudad de Ayn Sams, Helipolis, hasta que finalmente, en 642, los
rabes entraron triunfantes en Alejandra. Durante sus campaas en Egipto, Amr Ibn Alas fund el campo militar de Al-Fustat, que se convertira posteriormente en la
Utman
La debilidad y el nepotismo de Utman pusieron de manifiesto los resentimientos
que durante cierto tiempo haban venido desarrollndose subterrneamente entre los
rabes. Situacin que se agravaba al eludir, con concesiones privadas, la prohibicin
impuesta por timar de adquirir tierras; de esta manera se fue abriendo camino a la gran
propiedad y al capital. Tres de los miembros de la Sura, los ms defraudados, Ali,
Zubayr y Talha, trataron de persuadir al califa que desistiera de su nepotismo, en vista
del general descontento en la comunidad islmica, pues como resultado de esta poltica
los medinenses, los habitantes de Kufa y de Egipto haban iniciado rebeliones. Asediado
en su propia casa, muri asesinado. Utman, sin que pudiera impedirlo Na ila, su mujer,
quien posteriormente envi a Mu awiya, gobernador de Siria, la tnica ensangrentada
del califa muerto, encomendndole vengar la muerte de su esposo.
El hecho ms significativo durante el gobierno de Utman lo constituye la fijacin
y promulgacin del texto sagrado al cornico.
A pesar de la inestabilidad poltica que caracteriza a este perodo, la expansin del
imperio no se detuvo. En el ao 646 se llevaron a efecto incursiones en Cirenaica, y al
ao siguiente en Capadocia y en Frigia. En 649 se produjo la primera expedicin
Ali
Utman haba sido asesinado por un grupo de amotinados del ejrcito rabe de
Egipto. El crimen marc una crisis en la historia del Islam y a su vez debilit en gran
medida el prestigio moral y religioso del califa, al sentar un triste precedente. Si bien el
crimen fue cometido por los rebeldes de Egipto, el centro de oposicin ms fuerte fue la
misma Medina, Talha y Zubayr, miembros de la aristocracia mequi; A isa, la viuda del
profeta, y el general Amr Ibn al-as, conquistador y gobernador de Egipto, que haba sido
recientemente sustituido por orden de Utman, crearon centros de conspiracin; es
posible que hayan participado en los acontecimientos conocidos por la tradicin como
yawm al-dar, "el da de la casa".
Ali fue proclamado en Medina como califa, pero al no ser reconocido por todos,
dio ocasin a la primera fitna o ruptura de la comunidad. Por una parte, el clan omeya,
con Mu awiya a la cabeza, reclam el castigo de los asesinos, lo que Ali no pudo o no
quiso conceder. A isa, Talha y Zubayr, olvidando su papel en los acontecimientos
precedentes, se sublevaron, arrastrando a la ciudad o misr de Basra en su movimiento.
Lo rechazaron tambin los qurayses, que haban perdido poder con la muerte de
Utman, y los piadosos medinenses, que vean en Ali al principal beneficiario de un
sacrlego crimen.
Dispuesto a enfrentar a sus antiguos aliados encabezados por A isa, sali Ali de
Medina en octubre de 656, hecho que seal el fin de Medina como capital del imperio
islmico. Adems, por primera vez un califa diriga un ejrcito musulmn para
enfrentarse con hermanos musulmanes.
Ali se dirigi al misr Kufa, recibiendo el apoyo de la poblacin, y arch contra
Basra, donde aconteci la lucha conocida por la traicin como la "batalla del camello",
pues el principal enfrentamiento se desarroll en torno al camello montado por A isa, la
`Madre de los Justos". La batalla concluy con la victoria de Ali. Talha y Zubayr
perecieron en el combate y A isa fue hecha prisionera y devuelta a La Meca, donde
permanecera hasta su muerte en 678.
Despus de ocupar brevemente Basra, Ali regres a Kufa, ciudad que hizo su
capital. Aparentemente fortalecido y dueo del imperio islmico, el califa contaba
solamente con apoyo en la zona que controlaba; gran parte de Arabia y Egipto
permanecan neutrales. Adems era acompaado en su squito por pietistas y tecratas
que constantemente discutan su autoridad. En Siria, Mu awiya ocupaba una slida
posicin, gobernando una provincia unida, con autoridad centralizada y disponiendo de
un buen ejrcito, entrenado y disciplinado en las guerras de frontera con los bizantinos.
Mu awiya haba permanecido neutral mientras Ali luchaba con sus adversarios, pero
EL CALIFATO OMEYA
Estas revueltas jarichitas prosiguieron hasta el final del califato omeya y fueron
uno de los factores que contribuyeron a la cada de la dinasta.
Durante el gobierno de Abd al-Malik se inici un proceso de organizacin y ajuste
de las antiguas estructuras de administracin persa y bizantina; desde luego se instaur
el rabe como lengua oficial de la administracin y contadura. En 696 se acuaron las
primeras monedas en arbigo.
Las revueltas shiitas, jarichitas y qayses continuaron poniendo en peligro la
seguridad interior del imperio, pero Abd al-Malik, asesorado por el gobernador de Irak,
Hayyay, consigui mantener la estabilidad. Sus sucesores, Walid (705-715), Sulayman
(715-717) y Umar Ibn Abd al-Aziz (Umar II, 717-720), gobernaron en un perodo de
paz que fue alterado durante el reinado de Yazid II (720-724). El ltimo gran perodo de
la dinasta omeya fue alcanzado en el gobierno de Hisam Ibn Abd al-Malik (724-744);
despus de su muerte, el imperio declin, intensificndose las pugnas tribales y
reapareciendo una activa oposicin shiita y jarichita. El ltimo califa de la dinasta fue
Marwan II (744-750), quien, a pesar de su habilidad, no pudo detener los
acontecimientos que precipitaron la cada de los omeyas.
Actividad cultural
El imperio omeya extendi la supremaca rabe-musulmana desde el Atlntico
hasta el Turquestn, manteniendo un carcter rabe en el gobierno y continuando las
tradiciones literarias de la Arabia preislmica. La poblacin de origen arbigo que
poblaba el cercano Oriente desde el origen de las civilizaciones, se reencontr con los
rabes; por ello, y por su calidad de lengua religiosa y administrativa, es que el rabe se
convirti rpidamente en la lengua comn. Este reencuentro fue el impulso que hizo
germinar una gran civilizacin rabe-islmica, fundiendo elementos de otras culturas
(Bizancio, Persia) con rasgos culturales puramente arbigos. En suma, la ltima gran
oleada humana desde la pennsula arbiga, hacia todo el cercano Oriente, haba de
producir un reencuentro de todo este mundo con lo arbigo ancestral, despertando su
conciencia de unidad y sus fuerzas creativas.
Con los omeyas se iniciaron grandes creaciones en el campo de la arquitectura.
Impregnados de sus tradiciones rabes, los califas construyeron imponentes residencias
en el lmite del desierto sirio. Son especialmente conocidas las de Msatta, Qasr al Jayr al
Garbi, al Sarqi, Jirbat al Mafjar Qusayr Amra, Qastal, y otros. Tambin nacieron en este
perodo las primeras construcciones religiosas del Islam: las mezquitas de Medina y La
Meca; la mezquita Al aqsa de Jerusaln y la Cpula de la Roca (Qubbat al-Sajra),
erigidas en tiempos de Abd al-Malik, y la gran mezquita de Damasco, que levant Walid
I en el ao 750, reemplazando a la antigua baslica de San Juan Bautista. No menos
destacable es la primitiva mezquita de Qairawan, que ya no existe, as como las de los
amsar de Irak.
Los principales centros de actividad intelectual fueron Siria e Irak. Apareci una
prosa literaria escrita por los kuttab, hombres cultivados, secretarios de los califas y de
las grandes personalidades. Se iniciaron los primeros estudios en torno a la tradicin y
el Alcorn. Por otra parte, en Medina se desarroll la ciencia religiosa. Los califas
omeyas se preocuparon por la vida espiritual y la literatura de su tiempo. En las letras, la
tradicin rabe contaba con una riqusima herencia que, unida a la aportacin islmica,
llevara a grandes creaciones. La poesa beduina fue enriquecida con nuevos temas:
descripciones de la vida en las ciudades, elogios a los prncipes, luchas de partidos.
Sigui desarrollndose la poesa amorosa, tambin de herencia beduina, como el poema
que la leyenda atribuye al "Loco por Laila". Los tres poetas ms destacados en la poca
omeya son Al-ajtal, Yarir y Farazdaq.
EL CALIFATO OCCIDENTAL
EL EMIRATO DE CRDOBA
Abderrahmn I
En un da de verano del ao 755, es decir, slo cuarenta y cuatro aos despus de
la llegada de Tarik, en Espaa desembarc Abderrahmn, ltimo superviviente de los
Omeyas. Vena desde Bagdad, de donde hubo de escapar hallndose enfermo,
amenazado por los Abasidas, que acababan de derrocar a la dinasta omeya. Desde
Palestina pas al frica septentrional, que recorri de un extremo a otro Barca,
Tahort, Micnesa hasta que lleg a la tribu de Nafza, en las inmediaciones de Ceuta.
Gobernaba la pennsula el wal Yusuf, en pugna entonces con Somal, gobernador
de Zaragoza. Desde el momento de la invasin, la historia de la Espaa musulmana se
reduce a luchas internas entre los propios musulmanes, rabes, berberiscos, yemenes,
sirios y medineses, y los wales o gobernadores eran, la mayor parte de las veces,
prcticamente independientes de la autoridad califal.
Algunos fieles adictos a los Omeyas prepararon a Abderrahmn el camino del
poder, alojndole provisionalmente en el castillo andaluz de Torrox, entre Iznjar y
Loja. En Archidona fue proclamado emir (monarca) y pasando por la serrana de Ronda
lleg a Sevilla, de donde se encamin por ltimo a Crdoba. Tras luchas y
negociaciones con Yusuf y con Somal, asent con firmeza su podero gubernamental,
aunque hubo de enfrentarse contra toda clase de enemigos: rabes conspiradores,
bereberes y yemenes rebeldes, la intromisin de Carlomagno en el norte de la pennsula
(7781 y toda especie de confabulaciones, incluso de sus propios familiares y amigos.
Organiz una guardia de tropas mercenarias e implant un despotismo militar, con el
que logr superar tantas dificultades. Sus violentas represiones acaso fueran excesivas,
pero necesarias para afianzar la dinasta e independizarse del califato oriental.
Sus enemigos ms encarnizados, los Abasidas, no dejaron de reconocer su mrito,
y el propio califa Al Mansur hubo de elogiarle con palabras precisas: No teniendo otro
sostn que su poltica y su perseverancia, ha sabido humillar a sus orgullosos
adversarios, matar a los rebeldes, asegurar sus fronteras contra los ataques de los
cristianos, fundar un gran imperio y reunir bajo su cetro un gran pas que pareca
dividido entre diferentes jefes. Al morir Abderrahmn (788) dej un gobierno
consolidado, y as surgi el emirato de Crdoba, independiente del califa de Bagdad.
Inestabilidad poltica
dan los arcos de entibacin y la arquera de la maksura, hacen de este monumento uno
de los ms memorables en la historia del arte y sobre todo del siglo X, cuando recibi
sus elementos ms caractersticos.
Hixem I (788-796) era hombre apacible y benigno, que adopt la doctrina de los
maliques, fundada por el telogo Malic ben-Anas de Medina, y eligi jueces y clero
procedentes de esta secta. Segn los cronistas musulmanes, Hixem era muy caritativo,
vesta con extremada sencillez y recorra a solas las calles cordobesas, confundindose
con el pueblo, visitando a los enfermos y las mseras viviendas de los pobres.
Alhakem I (796-821), hijo y sucesor de Hixem I, no era irreligioso, pero s
despreocupado, y ello le ocasion la antipata y luego el odio del clero islmico. La
inestabilidad poltica jug de nuevo su papel. El chispazo inicial estall en 805, en que
los sacerdotes musulmanes llegaron a apedrear en la calle al propio soberano.
Reprimida la rebelin, estallaron otras sucesivas, y Alhakem, hombre de carcter alegre
y expansivo, hubo de volverse prfido y cruel. Para ahogar la sublevacin de los
toledanos, dice la leyenda que los jefes rebeldes fueron atrados con astucia a un
banquete al que haban sido invitados. A medida que iban entrando uno a uno en un
patio, se les cortaba la cabeza en el acto. Es imposible contar el nmero de vctimas
de 700 a 5000, se dice en este siniestro da, que recibi el nombre histrico de
jornada del foso. El hecho tiene su equivalente, en los reinos cristianos, en la tambin
legendaria campana de Huesca, tres siglos ms tarde, en tiempos del rey aragons
Ramiro II el Monje (1134-1137).
Estall luego la no menos famosa revolucin del arrabal de Crdoba (8 de mayo
de 814), en pleno mes ritual de ayuno del Ramadn. Una inmensa muchedumbre se
encamin en masa hacia el palacio real, rechazando las cargas de caballera que se
opusieron a su paso. Alhakem mand prender fuego al arrabal del Sur, para que los
revoltosos acudieran a extinguirlo y salvar a sus familias. Cargaron entonces sobre ellos
los soldados de la guardia, los terribles e inexorables mudos as llamados por ser
mercenarios de diversas procedencias, que no conocan la lengua rabe, que
degollaron sin piedad a la poblacin civil. Los supervivientes, unas 25,000 familias,
fueron desterrados: 8000 se establecieron en Fez y otras 15,000 pasaron a Egipto y de
all a la isla de Creta, donde se constituyeron en reino independiente.
de Abderrahmn II, que haba muerto de modo repentino. Mohamed fue un soberano
torpe e intolerante, odiado por todos. Un grupo de mozrabes y de rebeldes, dirigidos
por el valiente Omar ben-Hafsn, se fortific en las montaas andaluzas de Bobastro
(880) y organiz all un eficaz sistema de guerrillas que hizo tambalear el podero del
emirato cordobs. Omar fue el jefe de los mozrabes del sur, querido y respetado por
sus excelentes cualidades y un verdadero monarca en un extenso territorio. Despus de
su muerte, los guerrilleros prosiguieron la lucha. Nuevas rebeliones que estallaron por
doquier complicaron an ms la situacin, hasta que una poltica ms hbil y tolerante
por parte de los monarcas musulmanes dej limitadas las luchas a levantamientos muy
espordicos y distantes, como si obedeciesen a circunstancias ocasionales y jams a una
poli-tica constante de liberacin; mucho menos a instigacin o relaciones con los reinos
cristianos. Con stos mantuvieron los reinos musulmanes relaciones comerciales
permanentes, cuando no se asociaron a ttulo de aliados o feudos con determinados
monarcas cristianos, asegurndoles su neutralidad y hasta su amistad en las luchas que
mantenan entre s los reinos del norte.
El Califato
As, pues, desligado de Bagdad, Abderrahmn III consumaba el cisma, fundando
el Califato occidental, con capital en Crdoba. Abderrahmn demostr grandeza y
generosidad en sus obras. Mand construir, a cinco kilmetros de la capital y en un
bello paraje, una ciudad palatina un Versalles cordobsllamada Medina al-Zahra,
en honor de una sultana favorita. Las obras, realizadas sobre tres extensas plataformas
escalonadas, fueron continuadas en sucesivas ampliaciones durante cuarenta aos, de
ellos un cuarto de siglo del reinado de Abderrahmn, quien invirti all sumas fabulosas.
Erigironse 4300 columnas de mrmoles y jaspes multicolores y ms de medio millar de
puertas de metal, hierro y bronce bruido. Destacaban dos fuentes monumentales, una
en bronce dorado procedente de Constantinopla, y otra en mrmol verde, de Siria. El
Saln de los Califas tena el techo de oro, paredes de mrmol transparente y
policromado y puertas de oro y bano. Un gran piln central, lleno de mercurio, poda
ser puesto en movimiento mediante un ingenioso mecanismo secreto, que produca
maravillosos efectos de luz en la estancia, que dejaban asombrados a los visitantes. En
torno al palacio, haba otras grandiosas construcciones anejas, como baos, hospederas,
mercados, colegios, jardines esplndidos y estanques con millares de peces de colores.
El nmero de servidores se contaba por docenas de miles, de ellos cerca de 20,000 eran
hombres, entre criados, pajes, esclavos y eunucos.
Esplendor de Crdoba
De creer a los cronistas rabes, Crdoba contaba entonces con una poblacin de
500,000 habitantes, ms del doble que la actual. Otros aseguran que se acercaba al
milln, residentes en 200,000 casas. Se calcula que slo en Andaluca vivan tantos
Alhakem II el Sabio
En esta ciudad maravillosa empez en 961 a reinar Alhakem II, hijo del primer
califa, al que pronto habra que llamar el Sabio. Dcese que haba ledo casi medio
milln de libros, cifra que parece, muy a lo oriental, fabulosa como las metforas de los
poetas rabes. Hered las bibliotecas de su padre y de su hermano, a las que aadi la
suya propia. A diario, acudan de todas partes a Crdoba mensajeros encargados de
adquirir o copiar manuscritos raros o interesantes ejemplares de curiosa doctrina o de
belleza nica, literarios o cientficos, obras primorosamente encuadernadas e ilustradas,
para el comendador mayor de los Creyentes. No pasaba da sin que recibiese alguna
satisfaccin o sorpresa de tipo bibliogrfico procedente de Alejandra, de El Cairo,
Damasco, Bagdad, Mesopotamia o Persia. Segn los cronistas, su biblioteca era una
maravilla de cuya posesin rey alguno de la tierra ha podido envanecerse antes ni
despus.
Como estadista, Alhakem no se mostr inferior ni indigno de su ilustre predecesor.
Tuvo tiempo sobrado de familiarizarse con el poder, como prncipe heredero, ya que
ocup el trono pasados los cuarenta aos. Fue consciente y respetuoso con la tradicin y
la obra de su padre y precursor. Su reinado de quince aos fue uno de los ms pacficos
y fecundos de la dinasta omeya andaluza, aunque debe sealarse que no tuvo la energa
ni el mismo carcter rectilneo y autoritario de su padre. Sin embargo, luch contra los
cristianos, obligando a Fernn Gonzlez, a Sancho de Len y a Garca de Navarra a
pedir la paz que el califa no trat de quebrantar en modo alguno. Tambin en 966 fue
rechazado con xito un intento de desembarco de machus o piratas normandos, daneses
en su mayora.
En los ltimos aos de su gobierno, el sabio califa increment sus obras piadosas
y empresas de beneficencia, manumiti y libert numerosos esclavos, foment la
religiosidad y la cultura general, vincul bienes y rentas en provecho de la enseanza de
los nios menesterosos, y rebaj en una sexta parte las contribuciones e impuestos
extracannicos. La salud de Alhakem II no era muy robusta. Propenso a la parlisis, un
ataque de hemipleja le impidi a finales del 974 toda actividad. Super esta crisis, pero
no por mucho tiempo. Antes de dos aos, cay fulminado por la misma dolencia.
A la sazn, se hallaba ya en palacio el hombre que restallara como un relmpago
a la vez militar y poltico durante el ltimo cuarto de aquel siglo.
EL CALIFATO MILITAR
Almanzor, dictador del Califato
Una noche, en un jardn cordobs junto al Guadalquivir, un grupo de estudiantes
cenaba y bromeaba. Uno de ellos propuso a sus compaeros que le solicitaran los cargos
que deseasen ocupar en el gobierno, que l prometa otorgrselos cuando fuera primer
ministro y dueo del poder. Siguiendo la broma, le pidi cada uno cuanto se le antoj y
el presunto jefe se lo iba concediendo a cada cual. Un estudiante no quiso seguir la
broma, sino que le injuri y le desafi a que le sentenciara a un suplicio espantoso.
Pasaron los aos y se cumpli al pie de la letra la escena de aquella reunin nocturna,
incluso la condena del estudiante.
Quien sinti tan pronto la vocacin de mando y gobierno era un muchacho pobre
y desconocido llamado Mohamed ben-Abi'Amir, que hara famoso y universal su
sobrenombre de Almanzor. Clsico personaje de los que tuvieron principios humildes
y se fueron extendiendo y dilatando hasta llegar a una suma grandeza, en frase
cervantina, empez redactando memoriales a las puertas de palacio, desempeando
luego empleos subalternos; pas despus a ser administrador del heredero del califato y
se introdujo en las altas esferas intrigando junto a Aurora-Zohbeya, la sultana favorita
del califa. La carrera o cursus honorum de Almanzor fue rpida y fulgurante: intendente
de los bienes de la propia sultana, director e inspector de moneda y comandante de las
fuerzas armadas de seguridad interior del Califato, todo en sucesin inmediata.
Entonces inici su preparacin militar.
Una guerra en Marruecos le proporcion el clima guerrero que necesitaba. Los
fatimitas ya no eran peligrosos, pero s lo eran sus aliados, los edrises, sobre todo el rey
de Tnger y Arcila. La intervencin de Almanzor en la campaa satisfizo a todos, y
pudo captarse valiosas amistades entre los prncipes africanos que ms tarde le fueron
tiles en extremo. A poco de regresar a la pennsula, muri Alhakem II, sucedindole
Hixem II, menor de edad y bajo la tutela de Aurora-Zohbeya, lo cual equivala a decir
sometido a la de Almanzor, su amante. Intervino acto seguido en el asesinato de un
hermano del califa difunto, a quien pretendan entronizar unos eunucos, y al ao
siguiente (977) emprendi su primera campaa contra los cristianos del Norte, a quienes
venci. Regres a Crdoba con magnfico botn que con toda intencin reparti
generoso entre el elemento militar. Al propio tiempo se atrajo a Galib, general en jefe
del ejrcito, casndose con su hija Ashma, y poco despus logr destituir al anterior
primer ministro e hzose nombrar en lugar suyo.
Cauteloso, audaz y diestro, Almanzor iniciaba su carrera de dictador del Califato.
Detalle del Mihrab de la Mezquita de Crdoba (El Mihrab es el punto central de la mezquita,
orientado hacia La Meca).
pases cristianos. Todo ello fue muy mal visto por su suegro Galib, militar de vieja
escuela y constante en su lealtad monrquica, a quien alarmaban las maniobras del
dictador. El choque entre ambos fue inevitable, entablse una batalla entre las
localidades de Atienza y Gormaz (Soria) y Galib muri combatiendo contra las tropas
de Almanzor. ste se revolvi entonces contra los leoneses que demostraron simpata a
Galib, asalt y saque Zamora (981), dando muerte a 4000 cristianos y cautivando a
otros tantos. Los ataques y ofensivas contra los reinos del Norte no cesaron ya hasta la
muerte del dictador.
El gobierno de Almanzor pudiera titularse el de las Cincuenta Campaas, porque
ste fue el nmero aproximado de ellas que emprendi; por lo regular, dos cada ao. En
977 atac Alhama-Balneos, entre las actuales provincias de Avila y Cceres, prximo a
la montaa que an lleva su nombre (Plaza del Moro Almanzor, 2661 m); en el mismo
ao de 981 cayeron Rueda y Simancas, amenaz Len y a su regreso adopt el ttulo de
Al-mansur bi'llah, el victorioso con la ayuda de Al, el Almanzor que ya no dejara
nunca. Tres aos despus, sus correras siguen la trayectoria de Gormaz y Coyanza, y la
de Len, Astorga, Sahagn y Simancas, convirtiendo Len en provincia tributaria. Al
ao siguiente, se dirigi a Barcelona: tras una espectacular excursin por, todo el
Levante peninsular, devast la capital catalana. En 986, las expediciones se lanzaron
contra Seplveda, Zamora, Njera y Navarra; un ao despus, a Coimbra y Galicia; en
988 a Len, Astorga y Zamora y al ao siguiente a Osma y el alto Duero, en
evoluciones constantes e inesperadas que desconcertaban a los cristianos. La ciudad de
Len qued totalmente arrasada y el caudillo musulmn slo dej en pie una torre que
sirviera de testigo, en el futuro, de la grandeza de la ciudad destruida.
Entretanto, Almanzor se desembarazaba de todos cuantos pudieran hacerle sombra
poltica: el almirante Ben Al-Rumahis; el prncipe de Zab, Ben-Gannun; su primo
Askalacha; el prncipe Abdallah Piedra Seca; algunos de ellos asesinados a traicin y
sangre fra. Almanzor slo poda sostenerse apoyndose en la delacin y el crimen.
Cuando ya no sirvi para sus fines, tambin se deshizo de la sultana Aurora-Zohbeya,
confinndola en un destierro poco dorado. Para acallar murmuraciones populares,
decidi ampliar la mezquita de Crdoba con otras ocho naves, a costa de muchsimo
gasto, indemnizando regiamente a los propietarios de las fincas colindantes expropiadas
y haciendo trabajar en ella duramente y entre humillaciones a numerosos cautivos
cristianos. De vez en cuando, hipcrita y santurrn, tomaba el pico y la pala laborando
en la mezquita, afectando ser el primer trabajador del Califato y el primer obrero del
Islamismo...
Prosiguieron las incursiones, reduciendo el territorio cristiano, seguro de sus
algaradas, a los estrechsimos limites que tena al iniciarse la Reconquista. En 994,
desde Coimbra, torci bruscamente hacia tierras castellanas Clunia, Gormaz y Langa
, y al ao siguiente atacaba Astorga y, repentinamente, Seplveda. En 977, emprendi
su famosa expedicin a Santiago de Compostela, el ms venerado centro piadoso de los
cristianos del Norte, devast todo a su paso, y segn la tradicin oblig a los prisioneros
a que cargaran sobre sus espaldas las puertas de la ciudad y las campanas de la iglesia,
para utilizarlas como lmparas en la mezquita, despus de una agotadora marcha por
tierras de Lamego y Ciudad Rodrigo. En 999 ocupaba Zamora con fuerte guarnicin y
llegaba a Pamplona; en la siguiente campaa recorri el valle del Ebro hasta Zaragoza,
y el rgimen de muerte y terror que impuso a los cristianos dio ocasin a que stos
creyeran a pie juntillas que el ao 1000 era el del fin del mundo. Sin embargo,
ignoraban que pronto iban a verse libres del odioso caudillo musulmn.
En efecto, dos aos despus, en una expedicin a la Rioja, cay gravemente
enfermo y, al retirarse sus tropas, quizs rehuyendo un combate en Calataazor (Pico de
las guilas); batalla cuya existencia no est histricamente comprobada. Sigui camino
hasta Medinaceli, lugar donde muri.
Un cronicn castellano de la poca anuncia brevemente el suceso: El ao 1002
muri Almanzor y fue sepultado en los infiernos...
La convivencia hispanomusulmana
De cuanto queda dicho, deducimos la frecuente comunicacin entre todos los
pueblos peninsulares a lo largo de los tiempos medievales, y que prosigue durante los
siglos del gtico. A medida que avanz la Reconquista, la compenetracin entre unos y
otros se hizo ms regular y frecuente. Debe recordarse que se calcula en slo unos 10
000 el nmero de musulmanes que invadieron la pennsula en el siglo VIII, que casi
todos se unieron con mujeres hispanas y que, al cabo de pocas generaciones, no
quedaba ni rastro de la raza arbiga. Razas y religiones jams constituyeron
compartimentos estancos en tierras peninsulares: no hubo autntica solidaridad de los
mozrabes antiguos hispanorromanos con los cristianos del Norte, como tampoco
entre los mudjares musulmanes en tierras cristianas con sus hermanos del Sur.
Ni siquiera una vez terminada la Reconquista, constituyeron los mudjares
problema alguno; fue mucho ms tarde cuando se plantearon: en tiempos de intolerancia
y espritu de Inquisicin. Al finalizar el siglo XV, incluso tenan Universidad propia los
mudjares zaragozanos. Eran tan numerosos en ciertas comarcas estos moriscos, que
sola haber slo tres cristianos en algunas poblaciones: el cura, el notario y el tabernero.
Desarrollaron en gran escala no slo los factores econmicos, sino los culturales y
artsticos: participaron en la literatura (Poema de Yusuf) y en el arte llamado mudjar,
cuyos monumentos todava se conservan en Aragn y otros puntos.
El idioma rabe y los diversos lenguajes romnicos eran de conocimiento
recproco con frecuencia, en especial en las zonas fronterizas; as como el comercio
nunca ces tampoco a ambos lados del territorio peninsular. Andaluca desarroll un
trfico intenso, con moneda saneada, y en ciertos momentos lleg a controlar todo el
mercado europeo del oro. A partir de la conquista de Toledo por los cristianos, se
incrementa el asentamiento de judos en la zona norte de la Pennsula, con notoria
repercusin en el campo de la economa. La convivencia entre todos los elementos de
poblacin hispnica no permite asimilar las luchas entre reinos cristianos y
mahometanos con las cruzadas europeas para liberar Jerusaln. Tal analoga slo se
aplic en Espaa en los tres ltimos siglos de la Reconquista. El concepto de cruzada,
ideal que procede del exterior del papa Alejandro II (1064) y de Urbano II (1095)
aparece en poca ya avanzada de formacin de los estados cristianos.
EL CALIFATO ABAS
Gnesis y desarrollo
La ascensin de la dinasta abas al poder, tras la cada de los omeyas no fue slo
una sustitucin dinstica, sino una revolucin que implic profundos cambios en las
estructuras del imperio.
El estilo sirio-bizantino de los califas omeyas fue sustituido por el estilo
mesopotmico persa de los abases. Surgi una nueva concepcin del mundo islmico,
encarnada por los califas de Bagdad y sus visires, su corte y su autocracia. La vida
econmica recibi un gran impulso, la aristocracia beduina de los conquistadores fue
reemplazada por un gobierno cosmopolita, sustentado en los mercaderes, los
negociantes y los administradores, quienes acrecentaron las fortunas personales y la del
Estado. Este cambio respondi a la necesidad de una economa de paz agrcola y
comercial.
El Islam extenda sus dominios desde el Atlntico hasta Asia central, pese a la
constitucin de un emirato independiente del poder central en Espaa y a que en el siglo
X los fatimes controlaron el norte de frica. La hegemona poltica musulmana estuvo
acompaada de una dominacin econmica que gener graves desequilibrios sociales en
el imperio. stos dieron lugar a disturbios y revueltas cuyas principales
reivindicaciones, aparentemente motivadas por causas de tipo religioso, tuvieron con
frecuencia un marcado carcter social, especialmente en el mbito campesino, como
manifestacin de oposicin contra el dominio de ciudadanos y burgueses.
Las ciudades tuvieron un gran desarrollo tanto en el plano econmico como en el
cultural. Las letras y las ciencias adquirieron un gran impulso al ser propiciadas por los
califas, sabios, poetas, msicos, telogos y filsofos reunidos en torno a las grandes
escuelas, madrasa, del pensamiento islmico, que crearon una efervescencia intelectual,
de donde surgieron un sinnmero de ideas, sectas, movimientos y polmicas.
Esta atmsfera creativa no slo influy en las formas de vida y en la mentalidad
de la poca, sino que tambin se extendi a la vida poltica. Es as como surgieron
distintas corrientes ideolgicas interpretativas del Islam y con ello diversas lneas de
accin que condujeron a la divisin del imperio musulmn en tres califatos (fatim,
omeya de Crdoba y abas) e incluso en el propio seno del califato abas se
manifestardn tendencias hacia una desmembracin del poder central en beneficio de
jefes locales ms o menos importantes. Tal situacin oblig a los califas abases, para
hacer frente a estas tendencias separatistas, a recurrir a fuerzas exteriores (turcos), que
paulatinamente fueron adquiriendo un papel preponderante no slo en el ejrcito, sino
tambin en el gobierno y que finalmente llevaron a la desmembracin del califato y a la
destronizacin de la dinasta abas. Esta situacin afect no slo a Bagdad, sino tambin
a los omeyas en Espaa y a los fatimes de Egipto. A partir del siglo XIII, la conduccin
del mundo musulmn pas de las manos rabes a las de los no rabes, a nuevos
conversos llenos de un entusiasmo comparable al de los primeros discpulos del profeta
Mahoma.
Tambin existen palabras en igual sentido del califa Umar, quien deca que el
lugar ms agradable para morir era el mercado. Y el ensayista Yahiz, en un trabajo
llamado En alabanza de los comerciantes y en censura de los empleados, observa, que
la aprobacin por Dios del comercio como medio de vida est demostrada por su
eleccin de la comunidad mercantil de Qurays para su profeta. La literatura de la poca
incluye retratos del comerciante, recto, ideal, y mucho asesoramiento respecto a la
inversin de dinero en el comercio, junto con mximas como la de no invertir el capital
de uno en cosas cuya demanda sea limitada, tales como joyas o libros cientficos. Esta
mxima particular debe haber procedido de un escritor de experiencia ms bien terica
que prctica, ya que la realidad demuestra en general que fueron precisamente los
tratantes en gneros de lujo, costosos, tales como joyas y batistas finas, los ms
adinerados y respetados.
Todos estos movimientos econmicos trajeron los correspondientes cambios
sociales y una serie de nuevas conexiones entre los componentes tnicos y sociales de la
poblacin. La casta rabe guerrera estaba ahora depuesta. Haba perdido sus
concesiones por el tesoro y sus privilegios. Desde este perodo, en lo sucesivo, los
cronistas rabes slo hablaban raras veces de las contiendas tribales de los rabes. Esto
no significa que hubiesen disminuido en violencia, pues en perodo tan avanzado como
en el siglo XIX se encuentra todava a los descendientes de Qays y Kalb, en Siria,
luchando entre s. El cambio significaba que la aristocracia tribal rabe haba perdido su
poder para intervenir e influir en los asuntos pblicos, y que sus contiendas y pugas no
tenan ya gran alcance. A partir de este perodo, los hombres de tribu rabes comenzaron
a abandonar las amsar, volvindose algunos al nomadismo, que nunca haban
abandonado por completo, y establecindose otros en el campo. La poblacin islmica
cambi su carcter; desde la ciudad guarnecida por un ejrcito que ocupaba una
provincia conquistada, a un mercado donde1os mercaderes y artesanos comenzaron a
organizarse en gremios y lonjas para mutua ayuda y defensa.
Pero los rabes no perdieron por completo su supremaca. El gobierno fue al
principio predominantemente rabe en sus puestos elevados. La dinasta era todava
rabe y se enorgulleca de su arabismo, y el rabe era el nico idioma del gobierno y de
la cultura. Se conserv la superioridad terica de los rabes que condujo al movimiento
subiyya en literatura y crculos intelectuales, mejorando las pretensiones de los no
rabes a igual posicin. Pero un cambio importante se estaba elaborando en el
significado de la propia palabra "rabe". Desde entonces en adelante, dejaron de ser los
rabes una casta hereditaria hermtica, y se transformaron en un pueblo dispuesto a
aceptar como a uno de ellos, por una especie de naturalizacin, a cualquier musulmn
que hablara rabe. La emancipacin de los mawali tom la forma de su plena aceptacin
como rabes, y hasta los pretorianos jurasanes de los califas se arabizaron por
completo. El proceso de arabizacin en las provincias al oeste de Persia fue ayudado por
la disposicin de los rabes desmovilizados, por el predominio del idioma arbigo en las
poblaciones y su propagacin al campo circundante. Su desarrollo est atestiguado por
la primera revuelta conjunta rabe-copta en Egipto en 831. Eventualmente, hasta los
cristianos y judos de Irak, Siria, Egipto y frica del Norte comenzaron a emplear el
rabe, y el propio trmino "rabe" en el uso arbigo lleg a restringirse a los nmadas.
En vez de la aristocracia rabe, tena el imperio una nueva clase gobernante, los
ricos y los eruditos, poseyendo los primeros, en muchos casos, enormes fortunas en
dinero y propiedades. Estas fortunas fueron formadas desempeando tareas
gubernamentales, que estaban no solamente bien pagadas, sino que ofrecan
oportunidades ilimitadas para ganancias adicionales, mediante el comercio y la banca,
mediante especulaciones y por la explotacin de la tierra por propiedad de la misma o el
arriendo de impuestos. Un ejemplo que se cita en una crnica nos informa cmo una
familia de empleados invirti una fortuna de cuarenta mil dinares, que haba heredado:
mil se dedicaron para reconstruir la casa derrumbada del cabeza de familia; siete mil, en
mobiliario, ropas, esclavas y otras amenidades; dos mil fueron entregados a un
comerciante de confianza para comerciar con ellos; diez mil fueron enterrados para
imprevistos, y con los restantes veinte mil compr una finca, de cuyas rentas viva.
Digamos algo respecto a la posicin de los dimmies, los sbditos no musulmanes
del imperio. El estado legal del que gozaban ha ido muy idealizado por algunos
escritores, que han ensalzado la tolerancia indudable de los gobiernos musulmanes en la
concesin de igualdad completa. Los dimmies eran ciudadanos de segunda clase, que
pagaban un tipo ms elevado de tributacin, sufran ciertas incapacidades sociales, y en
algunas raras ocasiones estaban sometidos a franca persecucin. Pero, con todo, su
posicin era infinitamente superior a la de aquellas comunidades ajenas a la iglesia
establecida en Europa occidental en el mismo perodo. Gozaban del libre ejercicio de su
religin, derechos de propiedad normales, y eran frecuentemente empleados en el
servicio del Estado, a menudo en los puestos ms elevados. Eran admitidos en los
gremios artesanos, en algunos de los cuales predominaron. Nunca llegaron a padecer
martirio o destierro por sus creencias.
La expansin econmica atrajo hacia las ciudades toda una masa de poblacin
hasta entonces errante o que viva miserablemente en el campo. En particular, las
ciudades de Irak, y en primer lugar Bagdad, llegaron a reunir una plebe que subsista
gracias a las ddivas de los acaudalados; esta afluencia de poblacin result por otra
parte totalmente desproporcionada en relacin con la importancia econmica real de la
ciudad, lo que gener una serie de conflictos sociales a las urbes del imperio y que a la
larga sera un peso excesivo que condujo a continuas revueltas y sublevaciones de este,
sector de la poblacin y que desestabiliz al imperio, siendo uno de los factores
decisivos en la desmembracin de ste.
Esta doctrina fue extendida por una organizacin clandestina, que hizo posible
que la secta durase, se renovase y sobre todo escapase a las persecuciones de los
abases. En algunos casos, el imam, jefe de la secta, pudo delegar sus poderes en un
mandatario, aunque con reservas. Estos ismailes se dividieron a su vez en varias
sectas, las ms importantes de las cuales fueron las de los crmatas y los fatimes; los
ltimos fueron los nicos que llegaron a crear una dinasta y un imperio.
Crmatas y fatimes
El movimiento se manifest abiertamente en los primeros aos del siglo X. Entre
901 y 906, ismailes de un grupo afiliado conocido por los crmatas, saquearon Siria,
Palestina y Mesopotamia septentrional. Las fuentes informativas nos dan el texto de un
sermn predicado en Hims durante su ocupacin por los ismailes: "Oh, Dios!,
guanos con el califa, el Heredero, el Esperado, el Mahdi, el Seor del Tiempo, el
Caudillo del Fiel, el Mahdi. Oh, Dios!, llena la Tierra de justicia y equidad y destruye a
sus enemigos. Oh, Dios!, destruye a sus enemigos".
Mucho ms importante fue el movimiento de los crmatas, en la provincia de
Bahrayn (ahora llamada Al-Hasa), en la costa de Arabia. El pas era adecuado para
movimientos revolucionarios. Estaba aislado y era de acceso difcil, con una poblacin
mixta y muchos supervivientes de la revolucin zany. En ocasiones, al comienzo del
siglo X, misioneros crmatas llegaron a ser el poder dominante en la provincia,
expulsando a los representantes del gobierno central.
El rgimen crmata era una especie de repblica oligrquica. El gobernante era el
primero entre iguales, gobernando con la ayuda de un comit de sus asociados ms
ntimos. Haba ms de veinte mil habitantes capaces de empuar las armas en la capital,
Lahasa. Estaban gobernados por un Consejo de seis, que mandaban con equidad y
justicia, y quienes, cuando concedan audiencias, hablaban con suavidad y modestia. No
ayunaban ni rezaban, y la nica mezquita haba sido construida a expensas privadas para
los peregrinos ortodoxos. No haba impuestos ni diezmos. El Consejo posea treinta mil
esclavos negros, que practicaban la labor del campo. Si alguien se quedaba pobre o
contraa deudas, era sacado del apuro con la ayuda de otros. Cualquier artesano
forastero que llegaba a Lahasa reciba suficiente dinero para establecerse. Las
reparaciones de las casas cuyos propietarios eran pobres se realizaban a costa de los
fondos pblicos, y el trigo era molido gratis por cuenta de molinos del Estado. Las
transacciones comerciales se hacan con monedas no exportables.
Otra rea de xito ismaili fue el Yemen, donde en 901 un misionero se estableci,
logrando poder rpidamente. Desde el Yemen mand emisarios a la India y al frica del
norte y probablemente a otras regiones tambin. La misin norteafricana logr brillante
xito en Tnez, y en 908 estuvo en condiciones de proclamar al imn Ubayd Allah
como el primer califa fatim. Los fatimes haban adoptado en varios aspectos la tctica
de los propios abases en su advenimiento al poder. Haban utilizado la propaganda
secretamente organizada de una secta heterodoxa, y haban desarrollado su intento
decisivo para alcanzar el poder en una de las provincias remotas del imperio. Se
diferenciaban de los abases en dos aspectos importantes, probablemente relacionados
entre s. Al contrario de los abases, fallarn en lograr el dominio universal del mundo
islmico y siguieron siendo los jefes de la secta que los haba llevado al poder.
En una fecha posterior, los fatimes haban de entrar en pugna con los crmatas de
Bahrayn. La expansin de la nueva dinasta hacia el este se realiz despus de tres
intentos infructuosos de Muizz, el cuarto califa, que conquist Egipto en 969. Esta
conquista fue seguida casi inmediatamente de un choque con los crmatas, quienes, de
momento, constituan un peligro real para el nuevo rgimen. Ms tarde parece que
retornaron a su alianza fatim.
Muizz estuvo asesorado por dos hombres notables. Uno fue el general Yawhar,
un mameluco de origen europeo que fue el real conquistador de Egipto. Fue ste el que
construy la nueva ciudad de El Cairo como capital fatim, y la gran mezquita de AlAzhar como el centro de su fe. El otro gran servidor de Muizz fue Yaqub Ibn Killis, un
judo islamizado, oriundo de Bagdad, quien se haba unido a Muizz en Tnez;
ayudndole durante y despus de la conquista. Yaqub Ibn Killis fue un genio
financiero, quien organiz la tributacin y sistema de servicio civil que utilizaron los
fatimes.
stos extendieron muy rpidamente su dominio a Palestina, Siria y Arabia, y
durante una poca sobrepasaron el poder e influencia de los califas ortodoxos en
Bagdad. La cspide del perodo fatim en Egipto fue el reinado del califa Mustasir
(1036-1094), bajo el cual el imperio fatim incluy toda el frica del norte, Sicilia;
Egipto, Siria y Arabia occidental. Los poetas Mutanabbi (965 despus de Cristo) y
Abul-Ala Al-Maarri (1057 despus de Cristo), dos de los ms destacados exponentes
de la literatura rabe, estuvieron fuertemente influidos por ideas ismailies. En Irak fue
organizado un movimiento enciclopedista por un grupo conocido por "Los Hermanos
Sinceros de Basra", que public cincuenta y una epstolas.
Asimismo, los fatimes desarrollaron plantaciones e industrias en Egipto y
comenzaron un importante comercio de exportacin de productos del pas. Adems,
establecieron una amplia red de relaciones comerciales especialmente con Europa y con
la India. En el Occidente entablaron estrechas relaciones que se retrotraan a los
primeros das tunecinos, con las ciudades repblicas italianas, particularmente con
Amalfi, Pisa y Venecia. Un gran volumen de comercio por va martima circulaba entre
Egipto y el Occidente; y los barcos y comerciantes egipcios navegaban hasta Espaa.
Los dos puertos principales bajo mando fatim fueron Alejandra y Trpoli, de Siria,
ambos mercados de importancia mundial. Las flotas fatimes dominaban el
Mediterrtico oriental.
En el este, los fatimes establecieron importantes contactos con la India,
extendiendo gradualmente su soberana sobre ambas orillas del mar Rojo. Lograron
desplazar el comercio indio del Oriente Mdio, desde el golfo Prsico al mar Rojo y
especialmente al gran puerto fatim de Aidhab, en la costa sudanesa. Comerciaron
tambin con Bizancio y con los Estados musulmanes, aunque stos eran de menor
importancia. Doquiera iba el comerciante egipcio, no se encontraba distante el
misionero ismail, y pronto encontramos el mismo fermento de ideas entre los
musulmanes, tanto de Espaa como de la India.
Con la decadencia del califato fatim en Egipto, los lazos entre la dinasta y la
secta se debilitaron y llegaron a romperse. El califato fatim se prolong durante cierto
tiempo como una dinasta ttere y acab por ser abolido; sin embargo, en las regiones
orientales del califato, ahora bajo el mando de los selycidas, la organizacin
revolucionaria tom un nuevo rumbo.
La decadencia abas
El gobierno abas, preso de constantes revueltas interiores, intent por todos los
medios contener las fuerzas de desintegracin que iban apareciendo en todo el imperio.
Para asegurar la defensa de ste, los generales turcos y sus tropas mercenarias recibieron
tierras, a condicin que pagaran las rentas al tesoro: es el sistema del iqta. Pero, a partir
de entonces, los mercenarios actuaron ms por inters propio que para el Estado abas.
siempre por instigacin de los turcos, quienes finalmente consiguieron hacer triunfar al
sunnismo. Por el contrario, en el occidente musulmn, excepto durante el perodo del
califato de Ifriqiya, el shiismo no pudo ocupar las posiciones del sunnismo.
En el oriente musulmn se localizaron las fuerzas de transformacin ms
importantes. Llegados como grupos nmadas expulsados del Asia central por los chinos
y los mongoles, ms tarde reclutados como mercenarios y posteriormente islamizados,
los turcos aportaron al Islam una oleada de renovacin, que se tradujo finalmente en una
nueva oleada expansionista. En pleno apogeo, el mundo turco-musulmn logr alcanzar
una extensin bastante superior a la de los imperios anteriores.
En un principio, los turcos de Asia central fueron reclutados por los soberanos
saffares y sobre todo por los samanes. Poco a poco se convirtieron en mayora dentro
del ejrcito y de la administracin saman, eliminaron esta dinasta y crearon una nueva
bajo el mando de un destacado jefe, Mahmud Ibn Subuktekin (999-1025), la cual se
estableci en Gazna, Afganistn. Los gaznaves controlaron rpidamente todas las
antiguas provincias orientales del imperio abas y llegaron hasta la India, donde
sometieron al Punjab y Cachemira. Por otra parte, la corte de Gazna result
particularmente brillante: por lo general, se ha imaginado al turco como un rudo
guerrero, lo cual pudo ser cierto en algunos aspectos; sin embargo, fue tambin un buen
administrador (el Estado selycida sera un buen ejemplo, al igual que los otomanos
posteriormente) y un ser apasionado por la cultura. As, fueron contemporneos de
Mahmud de Gazna, dos de las personalidades ms destacadas del pensamiento
musulmn: el poeta Firdausi, autor del Sah Nam (el Libro del Rey), y Al-Biruni,
indudablemente uno de los espritus ms curiosos de todos los tiempos.
Pero despus de las gaznaves, entraron en el mundo musulmn otras tribus turcas,
entre las que destac un importante grupo de turcos Oguz, del que formaba parte la tribu
que tom su nombre de su epnimo, Silyuq, la de los selycidas. stos fueron
particularmente activos o incisivos, pues, despus de haber derrotado a los gaznaves en
1025 y de haberlos rechazado hacia el este, ocuparon el Jurasan e Irn, donde su jefe,
Tugril Bey, instal su puesto de mando, en Isfahan. Sunnitas convencidos, los
selycidas eliminaron a los shiitas, y especialmente a los ltimos buyes que se
encontraban lejos de su pasado esplendor. A continuacin, penetraron en Iraq y llegaron
a ocupar Bagdad en 1055, convirtindose entonces en defensores y protectores del
califato abas. Este, satisfecho con poder contar con una fuerza segura frente a los
fatimes, concedi a Tugril Bey el ttulo de sultn. Poco despus, Tugril Bey dio pruebas
de su podero y de su agradecimiento venciendo a otro turco, Basasiri, quien, aunque
slo momentneamente, haba conseguido penetrar en Bagdad y pronunciar la jutba en
nombre del califa fatim.
La ascensin turca ya no pudo ser detenida: durante la segunda mitad del siglo XI,
los sucesores de Tugril Bey se mostraron como los defensores del Islam sunn en
particular al eliminar a los fatimes o a sus aliados de Siria. Gracias a ellos la expansin
musulmana tomara un nuevo impulso.
Selycidas y mongoles
Despus del siglo ismaelita del Islam, la mitad del siglo XI seala un cambio
decisivo en la historia del mundo musulmn: la aparicin en el primer plano de la
escena poltica de los turcos selycidas, sunnitas. Expulsando al shiismo hasta entonces
preponderante (buyes y fatimes), impusieron en los pases conquistados nuevos modos
LA CULTURA RABE
que pueda escribir una carta en latn pasable a un amigo, pero son innumerables los que pueden
expresarse en rabe y componer poesa en ese lenguaje con mayor arte que los propios rabes."
Las humanidades
Determinados dominios culturales continuaron siendo especficamente
musulmanes y ms en general rabes; as, el estudio del Alcorn, la filosofa religiosa,
la teologa, la historia, ciertas formas literarias y, finalmente, la gramtica y la filologa.
Hasta entonces, el nico gnero literario practicado por los rabes haba sido la
poesa versificada o rimada. Slo despus del desarrollo de las ciencias, la prosa se
convirti en el medio de expresin del pen samiento, antes de naufragar, ms tarde, en
los artificios estilsticos. En contraposicin, la vieja poesa beduina sufri cambios
realizados principalmente por Abu Nuwas.
Una lengua destinada a especulaciones intelectuales, a reflexiones teolgicas, a
discusiones histricas, centradas todas ellas en el Alcorn, la tradicin y el desarrollo
del Islam, deba ser explicada, estudiada; o sea, codificada. La base de estos trabajos de
gramtica y de filologa fue el Alcorn, nico texto vlido. Resulta interesante destacar
que los grandes centros de estudio de estas disciplinas fueron Basra y Kufa, ciudades
donde las ciencias religiosas gozaban de especial atencin tanto en favor de la
ortodoxia sunnita como del shiismo y donde personajes como Sibawauhi y Kisay
iniciaron el movimiento que sera renovado ms tarde en Bagdad por Ibn Qutayba.
Antes que la historia llegara a adquirir categora de ciencia, la investigacin
histrica se ocup de esclarecer la vida del profeta (la Sira, de Ibn Hisam (m. 834), de
reconstruir las tradiciones orales relativas al profeta y a sus compaeros, y los relatos de
las conquistas, con el fin de obtener una visin de conjunto de la historia de los
musulmanes; Tabari (m. 922), con su historia universal, fue uno de los elementos ms
representativos: su obra constituye uno de los pilares de la historiografa rabemusulmana. Ms tarde, durante el siglo X y en especial durante el XI, la historia
experiment un proceso de diversificacin y de precisin en sus mtodos y se centr
principalmente en la historia de ciudades y dinastas; fueron redactados anales y
crnicas, pero en general adolecan de sentido crtico; sin embargo, no deben desdearse
como fuentes de la historia musulmana.
Con la geografa, cuyo nombre tomaron literalmente los rabes de los griegos,
pero sin poner bajo l todos los conocimientos que hoy incluimos, llegamos a una
disciplina compuesta donde se emparejan las ciencias cosmogrficas de tradicin
antigua (Ptolomeo, lo mismo que para la astronoma en general) con descripciones
encaminadas a fines ms prcticos, para administradores y mercaderes, o para satisfacer
preocupaciones eruditas, para la identificacin de los nombres citados en el Alcorn o
en la antigua poesa... Se inspiraba en la teora de las siete esferas y en las ideas de
Ptolomeo sobre la Tierra (pero se vuelve a hacer la medicin del meridiano terrestre); en
la parte descriptiva, los gegrafos de la segunda mitad del siglo IX (Ibn Jurdadbeh,
Yaqubi, Ibn Rustem) e incluso los del siglo X (Balji, un iniciador cuya obra se ha
perdido; su discpulo Istajri, y poniendo al da a ste y completndolo en muchos
aspectos, Ibn Hauqal y el notable Muqaddasi) llevaron a cabo una obra de gran mrito y
de incalculable valor para nosotros, que no ser ms que perfilada y compilada por los
sucesores. En sus obras encontramos, ciertamente, una descripcin del mundo
musulmn, pero tambin de otros muchos pases e indicaciones de geografa fsica, as
como sobre los itinerarios, las producciones econmicas, los caracteres sociolgicos o
etnogrficos, etctera. Con los samanes, las informaciones, cuyo punto de partida es el
visir Yayhani, han llegado a nosotros, en obras persas de finales de los siglos X y XI.
Aadamos que apenas se puede encontrar una historia de una ciudad que no comience
por una descripcin geogrfica ms o menos autntica.
En los tiempos del imperio musulmn, los rabes ya mantenan relaciones normales con
China, Rusia y otros pases ignotos de frica. Sus primeros exploradores fueron comerciantes y
muchos de ellos dejaron relatos de sus viajes a la India, China, y Marruecos y otras tierras casi
desconocidas en su tiempo. El ltimo gran viajero rabe fue el bereber Ibn Batuta, que en el
siglo XIV emprendi largos viajes por la mayor parte del mundo oriental y desde su patria lleg
hasta Pekn. Otro rabe clebre en Occidente es El-Edris, al que los europeos de la Edad Media
debieron muchos conocimientos. Escribi su gran obra geogrfica ilustrada con gran nmero de
mapas hacia mediados del siglo XII.
A los gegrafos hay que aadir los relatos de viajes, como el de Ibn Fadlan sobre
los blgaros del Volga, el del mercader Sulayman en China, el de Nasir-i Jusrau (en
persa) sobre un viaje de Jurasn a Egipto, etctera.
Lo mismo que la geografa, la historia, que sin embargo tiene un nombre rabe y
responde en parte a conceptos arbigo-islmicos, no figuraba entre las materias del
programa de estudios medievales; y, no obstante, tampoco ha habido una disciplina ms
.y mejor practicada a travs de todos los tiempos en el mundo musulmn.
De la necesidad de cultura y tambin de gusto por una literatura desligada de toda
preocupacin cientfica naci el adah, en el que, sin embargo, el elemento "cultural" no
estaba ausente.
El representante ms destacado de este gnero literario fue el basri Yahiz (m. 869),
de hecho uno de los ms grandes escritores de toda la Edad Media musulmana. La
existencia de una corte califa' y de numerosos mecenas en Bagdad y otras ciudades
contribuy a la creacin de una literatura cortesana donde la poesa, renovada por Abu
Nuwas, encontr materia para expresarse. El Kitab Al-Agani (Libro de canciones), de
Abu-l-Faray Al-Isfahani (m. 967), resulta un cuadro sorprendente de los dos primeros
siglos del imperio abas, y sus alusiones a la sociedad musulmana de su tiempo
constituyen una fuente de primer orden, hasta ahora poco explotada, para el
conocimiento del mundo rabe-musulmn en la cumbre de su perodo.
La vida cortesana dio lugar tambin a una serie de reuniones culturales, donde la
msica ocup un lugar destacado: en el palacio del califa viva gran nmero de msicos,
entre los cuales sobresali Ibrahim Al-Mawsili (m. 804). Influida en su origen por la
msica griega, la msica rabe fue codificada y estudiada en diversos tratados
cientficos; Al-Kindi cre una notacin y en el Kitab Al-Agani existen anotaciones
musicales para cada cancin. Los mecenas mantenan a literatos y poetas, y el gnero
del panegrico (gasida) encontr un renovado xito durante el desmembramiento del
imperio abas en pequeos Estados o emiratos; cada soberano quiso tener su vate, entre
los que se destac Al-Mutanabbi (m. 965), que cant los mritos y hazaas del hamdani
Sayf Al-Dawla. La literatura cortesana tuvo su mximo esplendor durante el siglo XI y
fueron sus representantes ms destacados Hamadani (m. 1007) y Harini (m. 1122).
Tambin las ciencias religiosas tuvieron cierta importancia permanente. Su papel
en el mundo musulmn fue tan destacado, que estaban consideradas como la "ciencia"
propiamente dicha, ilm; el punto de partida fue el Alcorn, y ms tarde las tradiciones,
hadit, de las cuales realizaron extraordinarias compilaciones diversos sabios, entre ellos
Bujari y Muslim. Otros sabios se especializaron en el estudio del Alcorn, de sus
cometidos y tradiciones; fueron los llamados ulama; otros sacaron de las mismas
fuentes las bases esenciales del derecho musulmn, figh, al que dieron un extraordinario
desarrollo: a stos se les llama fugaha. Fueron admitidas cuatro escuelas de
interpretacin ortodoxa: las de Malik Ibn Annas (m. 795), Abu Hanifa (m. 767), AlSafii (m. 820) e Ibn Hanbal (m. 855).
El Islam tuvo tambin sus msticos, quienes con toda probabilidad estuvieron
influidos por los msticos cristianos. Poco a poco se fueron apartando de estas
influencias para constituir un movimiento tpicamente musulmn, el sufismo (del
nombre del sayal, suf, que llevaban los primeros msticos). El ms clebre de ellos, AlHayyay, fue denunciado como hereje, condenado y ejecutado en 922.
Por lo general, se citan tres grandes nombres de "filsofos": Al-Kindi, un rabe de
Irak contemporneo de los grandes traductores; Al-Farabi, un transoxiano quiz turco
establecido en la corte de Sayf Al-Dawla, y, por ltimo, Ibn Sina (Avicena), tan famoso
como mdico que como filsofo, nacido en Bujara poco antes del ao 980.
Avicena
Las ciencias
Lo mismo ocurra, "a fortiori", con la ciencia, donde se codeaban sabios de todas
las confesiones: judos, cristianos, arrianos (convertidos hacia el ao 1000) y algunos
zoroastrianos.
La literatura cientfica de Grecia y Roma adquiri vigor en versin rabe e influy en las
ideas religiosas de los musulmanes cultos. Aristteles fue el gran maestro de los rabes en
filosofa y sus concepciones eran consideradas como verdades irrefutables. El ms famoso de
los discpulos rabes de Aristteles fue Averroes, que vivi en el siglo XII y era a la vez
filsofo, mdico, jurisconsulto y astrnomo. Su gran reputacin en el terreno de la Medicina le
vali ser nombrado mdico de cabecera del califa de Crdoba, su ciudad natal, aunque ms
tarde fue desterrado por hereja y acab sus das en Marruecos. Su produccin cientfica es
enorme. Pas casi toda su vida trabajando noche y da, y ello hasta poco antes de morir, a los
setenta y dos aos de edad. Averroes veneraba a Aristteles, de quien afirmaba que fue enviado
por Dios para proclamar la verdad. Con sus traducciones de la obra aristotlica, acompaadas
de comentarios, ejerci extraordinario influjo en el pensamiento medieval. Cada vez que santo
Toms de Aquino alude al comentarista, se refiere a Averroes.
Una de las disciplinas que fueron cultivadas con ms xito fueron las
matemticas. No sin razn Occidente ha tomado de los rabes el nombre "cero" y la
palabra "cifra", as como el sistema de numeracin al que llamamos rabe, aunque, a
decir verdad, sea hind; si bien tard en extenderse entre los mismos rabes, a quienes
sus ciencias de unidades y los usos administrativos haban acostumbrado a otras rutinas,
sus sabios lo usaban, y fue a travs de ellos como lleg a Europa, sobre todo a partir del
siglo XIII. El lgebra tambin debe su nombre a los rabes. Las necesidades prcticas
llevaron tambin a precisar una gran cantidad de frmulas aritmticas y geomtricas
para el clculo de las superficies, los volmenes, las distancias (esbozos de
hecho que se acusase a todos los alquimistas de charlatanes, pero es sta una acusacin
falsa. Del fundador de la alquimia rabe, de Yabir Ibn Hayyan, el ms grande de los
alquimistas, slo se puede afirmar que vivi en la segunda mitad del siglo VIII; pero los
escritos que se le atribuyeron proceden de su escuela, un siglo posterior. Su fama deba
llegar a Europa, donde todos los alquimistas se dirn discpulos de Geber.
El estudio de la naturaleza animada tambin experiment progresos, menos la
zoologa (salvo la hipiatra) que la botnica (a causa de la farmacologa) y la
agronoma (ya hemos hablado de Ibn Wahsiya). La medicina fue, de todas las
disciplinas practicadas entonces, la ms interconfesional; tambin es entre los mdicos
donde se pueden encontrar las actitudes ms "filosficas" y "materialistas". Por
supuesto, Hipcrates y Galeno seguan siendo los maestros, pero corregidos y
ampliados por una experiencia viva favorecida por el desarrollo de los hospitales. Sin
embargo, la investigacin fue neutralizada por los prejuicios religiosos, por estar
prohibido a los musulmanes practicar la anatoma. Toda la Edad Media musulmana y
cristiana vivir de las enseanzas de Razi (Razes), del Canon de Avicena, y de otras
obras que sern dadas a conocer por primera vez por Constantino el Africano en la
escuela de Salerno (hacia el ao 1100). Y lo que es normal en unos pases donde tantos
estragos hacan las enfermedades de los ojos, se hicieron sensibles progresos de
oftalmologa, a cargo de Hunayn b Ishaq y de otros.
El rabe ms clebre en esta ciencia fue Avicena, mdico persa y genio universal nacido
en 980. Al cumplir dieciocho aos ya haba estudiado todas las ciencias y a los veintiuno
comenz a escribir. No obstante, estuvo muy lejos de vivir fuera de la realidad del mundo:
buscaba en los placeres mujeres y vino una evasin del trabajo, y en ste un estmulo para
el placer. Consideraba el sueo como una prdida de tiempo. Llev casi siempre una continua
vida errante y en todas partes cur a enfermos desahuciados por los mdicos. Un prncipe persa
a quien san de una grave dolencia de estmago le testimoni su agradecimiento nombrndole
visir. Pero no siempre tuvo la misma suerte y ms de una vez se vio en la crcel. A pesar de ello,
en prisin tampoco perda el tiempo, se entregaba a estudios cientficos y apenas libertado
reapareca en la corte de otro prncipe.
Avicena muri a los cincuenta y ocho aos. Se dice de l que la filosofa no le ense a
vivir ni la ciencia mdica a velar por su salud. Avicena trat todos los temas e incluso en sus
trabajos de mera literatura da pruebas de gran talento. Dej ms de cien obras. La ms insigne,
sus directrices en el diagnstico y tratamiento de enfermedades, ha sido durante seis siglos un
cdigo mdico.
Al-Nawbakkht
Astrlogo
Al-Fadl
Bibliotecario
Alquimista
Tefilo de Edesa
Astrlogo
Ibn Bakhtyashu
Mdico
SIGLO IX
Principal aporte
Desarrolla las matemticas hindes
Desarrolla las matemticas hindes
Desarrolla las matemticas hindes
Nombres
Yahya Ibn Batriq
Al-Nazzam
Al-Kindi
Filsofo
Filsofo
Astrnomo
Al-Abbas
Ab Said Al-Darir
Astrnomo
Astrnomo
Al-Juwarizmi
Ahmad Al-Nahawandi
Matemtico y astrnomo
Principal aporte
Traduccin de obras de Galeno,
Hipcrates y Ptolomeo
Idea de evolucin
Tratados de ptica geomtrica y
fisiologa. Crtica de la alquimia
Astrnomo
Astrnomo
Clculos trigonomtricos
Habash Al-Hasib
Sanad Ibn Ali
Astrnomo
Astrnomo
Astrnomo
Al-Faraghani
Astrnomo
Al-Marwarrudhi
Astrnomo
Astrnomo
Astrlogo
Ibn Sahda
Traductor
Mdico
Mdico
Obras mdicas
Ibn Massawayh
Mdico
Ali Al-Tabari
Mdico
Al-Mahani
Gemetra y astrnomo
Ecuacin de Al-Mahani
Al-Mayrizi
Astrnomo y matemtico
Astrnomo y matemtico
Al-Battani
Astrnomo
Abu Bakr
Astrlogo
Gemetra
Astrnomo
Botnico
Autor de un antidotario
Mdico
Mdico y traductor
Ibn jurdadbih
Gegrafo
Al-ya qubi
Gegrafo
Crnicas geogrficas
Al-Razi
Alquimista y fsico
SIGLO X
Al-Farabi
Filsofo y cientfico
Traductor
Traductor
Abu Kamil
Matemtico
Abu Utman
Traductor
Matemtico, fsico,
astrnomo y mdico.
Gemetra
Al-Imrani
Astrlogo
Ibn Wahsiya
Alquimista y agrnomo
Ibn Rusta
Gegrafo
Al-Mas udi
Gegrafo
Obras histrico-geogrficas
Gemetra y algebrista
Al-Kuhi
Matemtico
Abu Al-Fath
Matemtico y astrnomo
Al-Siyzi
Gemetra
Astrnomo
Abul-Wafa
Gemetra
SIGLO XI
Teora de la msica
rea de la parbola
Comentario al lgebra de Abu
Kamil
Al-Juyandi
Gemetra
Abu Nasr
Matemtico
Al-Qabisi
Matemtico
Astrnomo y matemtico
Mdico
Mdico
Abu Al-Qasim
Mdico y cirujano
Obra quirrgica
Ibn Yulijul
Mdico
Al-Istajri
Gegrafo
Gegrafo
Al-Muqaddasi
Viajero y gegrafo
Al-Biruni
Ibn Sina (Avicena)
Al-Karmani
Ibn Al-Samh
Crnicas geogrficas
Matemtico, fsico y
Tratado de historia, farmacopea,
gegrafo
filosofa, botnica
Filsofo, astrnomo, fsico Canon de medicina, Enciclopedia de
y mdico
filosofa
Matemtico
Introduce las ideas matemticas de
los Hermanos de la Pureza
Matemtico y astrnomo
Matemtico y astrnomo
Ibn Al-Saffar
Matemtico y astrnomo
Matemtico y astrnomo
Al-Karji
Matemtico y astrnomo
Al-Nasarir
Matemtico y astrnomo
Ibn Al-Wafid
Mdico
Ibn janah
Mdico
Ibn Al-Haytham
Fsico y ptico
Massawayh Al-Mardini
Mdico y farmaclogo
Ammar
Oculista
Mdico
Al-Kathi
Qumico
Mdico
Ibn Butlan
Mdico
Oculista
Al-Zargali
Astrnomo
Yusuf Al-Mutamin
Matemtico
Matemtico
Poeta y matemtico
Agrnomo
Ibn jazla
Mdico
Mdico
Zarrin Dast
Oculista
Al-Bakri
Gegrafo
SIGLO XII
Al-Jazini
Astrnomo
Al-BadiAl asturlabi
Astrnomo
Al-Jaraqi
Astrnomo y matemtico
Al-Tughrai
Poeta
Adnan Al-Aynzarbi
Astrnomo
Ibn Al-Tilmid
Mdico
Abu l-Salt
Fsico
Filsofo
Astrnomo
Ibn Hasdai
Mdico
Mdico
Tcnicas de ciruga
Filsofo y telogo
Mdico y astrnomo
Filsofo, astrnomo y
mdico
Al-Bitruji
Astrnomo
Al-Idrisi
Gegrafo
Al-Mazini
Gegrafo
Al-Ghafiqi
Botnico
Ibn Al-Ariwam
Agrnomo
Ibn Al-Dahhan
Jurista y telogo
Gemetra
Gemetra
Mdico
Astrlogo
Matemtico
Gegrafo
Mdico
SIGLO XIII
Hasan Al-Marrakusi
Astrnomo
Botnico
Ibn Al-Baytar
Botnico
Al-Muzaffar Al-Tusi
Matemtico y astrnomo
Matemtico y astrnomo
Ibn Al-Lubudi
Al-Jazari
Matemtico, astrnomo,
mdico
Fsico
Constructor
Al-Jawbari
Alquimista
Ibn Al-Saati
Constructor de mquinas y
mdico
Mdico
Mdico y anatmico
original
Mdico
Ibn Al-Qifte
Mdico
Mdico
Ibn Al-Suri
Botnico
Corrige a Galeno
Escribe enciclopedia mdica
El preludio de estos cuentos est constituido por el relato de un rey persa que descubre
que su mujer le engaa con un esclavo negro y que todas sus concubinas seguan el ejemplo.
Esta infidelidad encoleriz tanto al rey que orden a su visir matase a la favorita adltera
y luego mat con sus propias manos a las concubinas y a sus esclavos. Despus, hizo solemne
juramento de que matara a cada una de las mujeres que tomara en adelante por esposa despus
de la noche de bodas, pues deca no hay sobre la tierra una sola mujer casta ni nunca la
hubo. Durante tres aos, las cosas ocurrieron conforme dijo: cada noche era de bodas y cada
maana de ejecucin, de modo que no qued en toda la ciudad una sola muchacha nbil,
excepto las dos hijas del visir. La de ms edad, Scherezada, decidi a pesar de todo ser esposa
del rey. En vano trat su padre de disuadirla de su funesto proyecto; no le qued ms remedio
que acompaar angustiado a su querida hija al palacio del misgino rey. Scherezada fue esposa
del soberano.
A medianoche, al ver que el rey no poda conciliar el sueo, Scherezada pidi que
permitiera distraerle narrndole un divertido cuento. La idea le agrad y ella se puso a contarle
la historia del Comerciante y del Genio. Cuando el relato estaba en el punto ms apasionante,
empez a clarear el da y Scherezada interrumpi el relato. Por Al! dijo el rey, no
permitir que te maten antes de haber odo el fin. Y de esta forma se sucedieron los relatos
noche tras noche hasta la mil; entretanto, Scherezada haba dado ya tres hijos a su esposo. Pero
entonces ya haba conquistado para siempre el corazn del rey y en ningn momento pens en
quitarle la vida. Con el poder mgico de la imaginacin, Scherezada haba transformado al
sanguinario tirano.
Como mgico caleidoscopio, los relatos de Las mil y una noches nos ofrecen sin cesar
imgenes cambiantes de la vida oriental en esplndidos palacios deslumbrantes de oro y en
jardines paradisacos perfumados por las flores y arrullados por trinos de pjaros. Todas estas
maravillas pertenecen a prncipes increblemente munificentes. Estas prodigiosas leyendas nos
presentan a mujeres cuya vida de harn les incita, ayudadas por astutos eunucos y esclavos
complacientes, a engaar a sus esposos y a unos hombres tan apasionados en su venganza como
lo son las mujeres en sus declaraciones de amor, introducindonos en un mundo donde la pasin
devora y consume a los seres. Se trata de lo que llamaramos flechazos, con tal violencia que
los amantes son zarandeados por los latidos del corazn, suspiran, gimen, y sus lgrimas
corren como collar de perlas por sus mejillas. Y cuando consiguen abrazarse, se desvanecen y
quedan como sin vida. En los relatos aparecen continuamente espritus y personajes legendarios,
sirenas y arpas. Los djinns (genios), magos y dems espectros malficos se entregan a orgas
desenfrenadas y transforman a los hombres en animales.
Es clsico en su gnero el cuento del pescador que encuentra en su red una olla de metal
sellada con plomo; al romper el sello, sale una humareda que rpida toma la espantosa forma de
un duende cuya cabeza parece una cpula; sus manos, horcas; las piernas, mstiles; la boca es
grande como una gruta, y su mirada tan terrible que nada bueno predice. El duende estuvo
encerrado durante miles de aos en el fondo del mar. Y el pescador, que teme por su vida, tiene
que apelar a la astucia. No puedo figurarme dice al duende cmo has podido vivir en esta
olla, donde ni siquiera cabe tu mano. Cmo! rugi el duende, no crees que haya vivido
aqu en esta olla? No replica el pescador., no puedo creerlo sin verlo con mis propios
ojos.
El genio quiso demostrrselo, y cuando se convirti de nuevo en humo y penetr otra vez
en la olla, el pescador se apresur a cerrarla, amenazando al duende con arrojar la olla al mar.
Slo cuando le jur solemnemente no hacerle ningn dao, sino que, al contrario, le prestara
grandes servicios, el pescador devolvi la libertad al genio. ste le indic entonces dnde podra
pescar peces de todos los colores, blancos y rojos, azules y amarillos, y en tal cantidad como
nadie vio jams. Lleno de alegra, el pescador llev su pesca milagrosa al rey, quien le dio tanto
oro que desde entonces fue muy rico. Estos peces originaron despus muchos prodigios, ya que
estaban encantados. Pero sera prolijo detallar aqu todas estas aventuras.
En los cuentos de Occidente hizo fortuna uno de los temas de Las mil y una noches. Se
trata de un hombre que invirti todo su dinero en objetos de vidrio que esperaba vender con
gran provecho. Sentado en un banco junto a la muralla de la ciudad, con su frgil mercanca en
una cesta colocada a sus pies, suea que negociar tantos objetos de vidrio que conseguir una
inmensa fortuna. Entonces se dice comprar una bonita casa, esclavos blancos, eunucos y
caballos; comer y beber a saciedad y me divertir con locura; me casar con la hija mayor del
gran visir, que es muy bella y un perla de ternura; me preparar para la boda y adornar mi casa
del modo ms esplndido; al ir a buscar a la prometida, me pondr los vestidos ms lujosos, me
sentar sobre un cojn y atraer todas las miradas. En el acto, llegar mi futura y con dignidad
severa, fingir no verla hasta que los asistentes me digan: "Oh, seor y maestro, tu esposa y
sierva est ante ti: concdele una mirada, pues le fatiga estar de pie!". Tendr que besar muchas
veces el suelo a mis pies hasta que yo me decida a dirigirle la vista, y entonces, ella me dir: "
Oh seor, Al sea contigo! Acepta esta copa de manos de tu fiel sierva, pues soy tu humilde
esclava". Pero yo no le conceder una palabra como respuesta. Entonces, ella har todo cuanto
pueda para atraer mis sentimientos y llevar la copa a mis labios. Pero yo levantar ante su
rostro mi puo amenazador y le dar un golpe as... Como era de esperar, el puetazo dio en
los objetos de vidrio y se hizo aicos toda la fortuna del presuntuoso.
LA POCA CAROLINGIA
Pipino el Breve
A Carlos Martel le sucedi su hijo Pipino. Parece que este nombre procede de una
accin que recuerda la lucha de David con el gigante Goliat. Pipino, para demostrar a
los suyos de qu era capaz, acometi a un len al que haban soltado un toro salvaje
como presa, y cort la cabeza de ambos animales de un tajo. Desde entonces, nadie se
atrevi a luchar con l.
Con aquiescencia de Pipino ocup el trono, aos despus de la muerte de Carlos
Martel, un rey merovingio; la intencin de Pipino era dejar un hombre de paja durante
su ausencia en la guerra, pero cuando regres triunfante juzg superfluo tal rey
fantasma. Para poner fin de manera honrosa a la farsa envi, "una vez obtenido el
asentimiento de los francos", una embajada al Papa para consultarle si era justo y
conveniente que un pueblo como el suyo fuese gobernado por un rey desprovisto de
poder.
La respuesta del Papa no daba lugar a dudas. Pipino le haba sometido la consulta
en un momento favorable: Su Santidad se hallaba en crtica situacin. Los temibles
lombardos amenazaban con hacerse dueos de Italia entera; su rey se haba apoderado
del exarcado imperial de Rvena y Roma poda sucumbir en cualquier momento. El
Papa necesitaba un aliado, pues de Bizancio no poda esperar el menor socorro, porque
todas sus fuerzas luchaban en Oriente contra el Islam. El Papa redact la respuesta en
los siguientes trminos: "Quien lo es de hecho, salo de derecho". Despus de esta nota
pontificia, Pipino fue elegido rey por los francos en 752. Los principales obispos lo
ungieron con leo santo para sancionar su nueva dignidad, "como ungi Samuel a Sal
y David". La Iglesia daba as su bendicin al soberano recin coronado, y ello
compensaba en gran medida su carencia de derechos hereditarios. El ltimo de los
merovingios fue confinado en un monasterio con su hijo.
A Pipino se le present la ocasin de expresar su gratitud al Papa cuando el rey de
los lombardos exigi que los romanos pagaran tributo y el emperador de Constantinopla
no atendi el llamamiento del pontfice. ste apel entonces al rey de los francos, y
Pipino se constituy en defensor del pontificado, derrotando al rey lombardo. Segn
parece, despus de un tratado previo, concedi al Papa las tierras que el emperador no
haba querido defender, y este obsequio del rey de los francos constituy la base de los
fututos Estados Pontificios, segregados del imperio. El nuevo Estado quedaba integrado
por el antiguo Lacio y el sur de Etruria, adems del exarcado de Rvena. Con tal
donativo ofrecido a Dios, Pipino confiaba en obtener el perdn de todos sus pecados.
As, al menos, consider la donacin cuando el emperador exigi de Pipino la
devolucin de los territorios cedidos al Papa. "Por nada del mundo dijo el franco
quitara a san Pedro lo que un da le d."
Pipino "haba liberado al pueblo de Dios de la opresin de sus enemigos, como en
otro tiempo hicieron Moiss y David". El Papa bendijo a Pipino, a su casa y su reino; a
cambio, los romanos estaban bajo el protectorado valga la expresin de los reyes
francos. Roma no perteneca ya al imperio bizantino, sino al reino de Francia. La Santa
Sede dio paso tan decisivo no sin cierta repugnancia, porque consideraba a los francos
como "brbaros", pero deba escoger entre dos males: la dominacin lombarda o el
protectorado franco. Y era preferible depender de los francos, que por lo menos estaban
ms lejos de Roma.
Con la fundacin de los Estados Pontificios, que desempearan tan importante
papel en los destinos de Italia, el reino lombardo perdi la ocasin de convertirse en un
poderoso Estado homogneo y la pennsula de los Apeninos qued condenada a vivir
escindida durante muchos siglos. Para ser ms exactos, hasta mediados del siglo XIX.
Pipino gobern su reino con inteligencia y prosigui con energa la obra de su
padre, fortaleciendo las fronteras contra enemigos exteriores. En l, fuerza y decisin se
aunaban con bondad y misericordia. Despus de la guerra contra los lombardos, logr
establecer buenas relaciones entre stos y el Pontificado. Su poltica italiana slo quera
asegurar la independencia del Papa, tanto de los lombardos como del imperio romano
de Oriente.
Pipino, que no tena intencin de conquistar Italia, rechaz con decisin todos los
planes que le sugeran tras los triunfos de la poltica pontificia en la pennsula: uno de
ellos, la reconstruccin del imperio romano occidental. Pipino se neg a semejantes
especulaciones y envi incluso embajadores a Constantinopla para reconciliarse con el
emperador; despus de lo cual, ambos soberanos se prometieron "amistad y fidelidad" y
se enviaron obsequios mutuos. Entre los presentes del emperador figuraban unos
rganos, instrumento musical desconocido por los francos.
Pipino tambin estableci relaciones diplomticas con el califa Al-Mansur, de
Bagdad, y se intercambiaron embajadores y regalos. Con el cercano califato omeya de
Crdoba, en cambio, nunca hubo posibilidad de colaboracin.
Mientras los musulmanes conquistaban para el Islam toda una serie de pases
cristianos, uno tras otro, los misioneros irlandeses y anglosajones se dedicaban en
silencio a evangelizar a los pueblos paganos del interior de Europa.
En los crticos aos en que Espaa caa en poder de los musulmanes y la Galia
estaba amenazada por la invasin rabe, la Iglesia de Occidente hall en el anglosajn
Winfrido (Bonifacio) a un abnegado misionero y a un obispo dotado de gran talento
organizador.
CARLOMAGNO
Pipino falleci en 768, despus de haber designado para sucederle en el trono a
sus dos hijos, Carlos y Carlomn, pero falleciendo ste pronto, el futuro Carlomagno
ci la corona como soberano nico. Carlos era la personificacin del monarca ideal:
posea gran fuerza fsica, era consumado jinete y excelente nadador. Muy interesado por
la agricultura, estableci en tierras de la corona verdaderas granjas modelo. Llevaba una
existencia austera y, como el emperador Augusto, vesta casi siempre con ropas tejidas
por su mujer y sus hijas; slo en las grandes solemnidades, en las que no toleraba
excesos con las bebidas, vesta con ropajes de gran lujo.
entre los francos cuando abrazaron la fe cristiana, hasta el extremo que a veces practicaban sacrificios humanos.
Muchos misioneros que se aventuraron a predicar a estos brbaros, alcanzaron la
palma del martirio. Estaban divididos en tribus que slo mantenan unidad poltica en
tiempo de guerra; ello haca muy difcil concertar con ellos una paz en la que todos se
sintieran comprometidos.
En 772, Carlos invadi por primera vez Sajonia. Uno de sus primeros actos fue
derribar la antigua columna sagrada de los sajones, Irminsul, smbolo del Gran Todo,
erigida en el interior de un bosque sagrado cerca de Westfalia, al nordeste del actual
Paderborn. Se trataba de un colosal tronco de rbol, al que se crea sostn del mundo
entero. El Irminsul, as como el templo y dems edificios colindantes, fueron destruidos
por orden del rey franco, que expropi los tesoros de oro y plata del templo e incendi
el bosque sagrado.
Destruido el Irminsul, el monarca prosigui su marcha hacia el Weser, donde se
detuvo para pactar con los enviados de los sajones establecidos en los alrededores.
Convino con ellos un tratado cuyo contenido, por desgracia, se desconoce, pero
probablemente inclua la promesa que la paz del pueblo franco no seria turbada; y regres a su pas llevndose consigo a doce nobles sajones como rehenes.
La destruccin del Irminsul hiri en lo ms vivo el sentimiento religioso de los
sajones. Pronto se sabra de lo que era capaz la obstinacin de este pueblo. Apenas
emprendi Carlos su marcha hacia Italia para conquistar el reino lombardo, los sajones
se vengaron destruyendo y saqueando la regin de Hesse. Al regresar de Italia, Carlos
envi tropas para rechazar a los sajones de sus territorios. En el ao 775 acudi en
persona para llevar con energa la guerra. Someti a tres jefes sajones. Hasta entonces se
haba limitado a emplear la espada contra aquellos saqueadores e incendiarios; llegaba
el momento de mostrarles la cruz. Llenos de esperanza, los predicadores cristianos
penetraron en las tierras de estos brbaros para llevarles la fe de Cristo y levantar
iglesias, granjendose la simpata de varios nobles sajones.
Cules fueron los resultados de tales predicaciones? En una nutrida asamblea
popular reunida en Paderborn, los sajones pidieron en masa el bautismo para demostrar
sumisin y jurar fidelidad al rey y a la religin cristiana. En realidad, slo se convertan
en apariencia, porque el espritu del cristianismo les era extrao. Al ao siguiente, Witikind, que los haba incitado a odiar al nuevo culto que intentaban imponerles, al frente
de todos los sajones unidos en lucha por la libertad, aprovech que Carlos se hallaba
combatiendo en la lejana Espaa para destruir las iglesias, matar a cuantos sacerdotes
encontraron y obligar a abandonar el pas a los que permanecieron fieles al juramento
hecho al rey.
Ao tras ao, Carlos envi expediciones contra los sajones, pero cuanto ms se
prolongaba la lucha contra este pueblo que durante cuatro veces habla traicionado su
amistad, ms violencia adquira. Oblig a los sajones a entregarle cuatro mil hombres, a
quienes mat en un mismo da (782); por su parte, Witikind consigui extender la
sublevacin hasta Frisia. Como a la larga esta guerra contra los sajones y frisones
resultaba en exceso onerosa para los francos, Carlos intent reconciliarse con el propio
Witikind, logrando que el recalcitrante jefe pagano se bautizara con muchos de sus
hombres. Padrino del caudillo sajn, Carlos le ofreci ricos presentes con motivo de la
ceremonia y desde entonces rein la paz entre ambos.
El bautismo de Witikind caus profunda impresin en su pueblo, que hubo de
adaptarse a las nuevas circunstancias ante unas leyes draconianas que no ofrecan ms
opcin que la conversin a la nueva fe o la muerte. Se consigui una "conversin"
general, y as pareci finalizar aquella cruel guerra de Sajonia.
Con todo, Carlos an continu luchando contra este pueblo rebelde, pues su
fidelidad se puso a prueba al imponerles tributo y exigirles diezmos en favor de la
Iglesia. "El diezmo ha ahogado la fe de los sajones deca Alcuino, amigo del monarca
franco, en una carta. El testimonio cristiano debe llegar a los paganos por medio de
sacerdotes y no con saqueadores. No basta bautizar a los paganos demasiado pronto, es
preciso ensearles la fe, pues a bautizarse se los podr obligar, mas nunca a creer."
El descontento de los sajones se manifest en 793 en una muy sangrienta
sublevacin en el norte del pas, que slo pudo sofocarse del todo en 804. Miles de
familias paganas fueron arrancadas del suelo de sus antepasados y deportadas a otras
regiones, ocupando su lugar otras familias francas. Nombres como Sachsendorf y
Sachsenmulde, que an existen en el pas de los francos, recuerdan estas traslaciones en
masa.
Con el poderoso concurso de las armas, Carlomagno form con las tribus
germnicas una nacin alemana y las nuevas generaciones de sajones fueron cristianas.
Ya en tiempos del hijo y sucesor de Carlomagno, Luis el Piadoso, los sajones iban a ser
considerados como los sbditos ms fieles al emperador; y despus de la dinasta
carolingia, surgiran prncipes alemanes capaces de asumir la sucesin de Carlomagno
en toda su pujanza.
constitua la "Marca del este" (Ostmark)7, y el pas situado al sur del Eider, la "Marca
danesa": de ah el nombre de Dinamarca (Danemark).
Monedas con la imagen de Carlomagno. La primera fue acuada con motivo de la coronacin del
emperador. La M de la segunda indica probablemente que fue acuada en Miln. El nombre de Karlus, en
la tercera, indica que es germnica. El poco parecido en la efigie del emperador entre las distintas
monedas, prueba la escasa habilidad de lo acuadores de aquella poca.
Un "Augusto" medieval
Carlos haba forjado un gran imperio entre los Pirineos y el Elba y del Tber al
mar del Norte. Dueo y seor de este inmenso territorio, inspiraba a los pueblos temor y
respeto. Lo consideraban el rbitro de Europa. Quin mejor que l mereca ocupar la
suprema jerarqua del reino de Dios sobre la Tierra, de la monarqua universal con que
soaba el mundo desde tiempos de Augusto?
El Papa, que slo pretenda ser jefe espiritual de la cristiandad, vea en Carlos a un
poderoso protector; pero ste, desde que lo librara de los lombardos, consideraba al
sumo pontfice como a una especie de arzobispo franco. As lo demostr Carlos ante el
Papa Len III, cuando su ascensin al solio pontificio: "Nuestra tarea consiste en
defender con las armas a la santa Iglesia de Cristo contra los ataques de los paganos y
consolidar la fe cristiana en el seno del reino. Vuestra tarea, Padre Santo, consiste en
prestar vuestra asistencia a nuestra lucha, elevando, como otro Moiss, las manos hacia
Dios para rogarle que conceda la victoria a la cristiandad".
Parece que la conducta del Papa, a quien Carlos atribua con tanta benevolencia el
papel de Moiss, dejaba que desear. Acusado de perjurio e inmoralidad, durante una
procesin en 799, una multitud armada lo acometi, lo arroj del caballo y lo dej "por
muerto y medio desnudo en el suelo". Len III consigui escapar del convento en que
fue confinado y se refugi al otro lado de los Alpes, junto a su protector, el rey de los
francos, quien lo recibi con las mayores muestras de respeto, le prometi ayuda y le
facilit una fuerte escolta para que regresara a Roma. Al ao siguiente, Carlomagno se
dirigi a la Ciudad Eterna y, constituyndose en rbitro entre el Papa y sus enemigos,
reuni en la catedral de San Pedro un concilio compuesto de altos dignatarios
eclesisticos y laicos, ante cuya ilustre concurrencia tuvo que sincerarse el Papa,
mediante juramento solemne, de las acusaciones que pesaban sobre l.
Ocurra ello dos das antes de la Navidad del ao 800, en que sucedi otro
acontecimiento importante: el regreso a Europa de un emisario de Carlos a Jerusaln. El
patriarca de la ciudad santa de Oriente pona en manos del monarca franco la llave del
Santo Sepulcro y un estandarte, manifestando con ello que se pona, como el patriarca
de Roma, bajo la proteccin de los francos.
7
Cuando Hitler se anexion Austria en 1938 le dio tambin el nombre de Ostmark, poco conocido porque
slo tuvo vigencia en el estado nazi alem hasta 1945, es decir, los aos de la segunda guerra mundial.
destronada y condenada al destierro. Con ello ces todo contacto. Oriente y Occidente
siguieron sus destinos independientes.
Un historiador bizantino coment, a propsito de la coronacin de Carlos:
"Entonces rompise el lazo que desde tanto tiempo una a Roma con Constantinopla.
Este acontecimiento del ao 800 recuerda lo ocurrido en 476". Con los sucesores de
Irene, las relaciones entre los emperadores occidental y oriental fueron francamente
hostiles. Sin embargo, en 809, el emperador de Bizancio, acosado por los blgaros y
rabes, decidise a tratar con el "usurpador", y, reconocindolo en 812 como emperador
de Occidente, le hizo entrega de Venecia y Dalmacia. Desde entonces, volvi a existir
un imperio romano de Occidente junto al imperio romano de Oriente. Entonces Carlos
pudo extender ms all de Bizancio relaciones con los ms poderosos monarcas
orientales, entre ellos el clebre Harn-al-Rachid, quien estimaba en mucho al rey de los
francos "y prefera su amistad a la de los dems soberanos''.
La comn enemistad a los omeyas de Espaa fue causa del acercamiento entre los
dos monarcas ms poderosos del mundo, amistad que se reforz a la muerte de la
emperatriz Irene, ya que ambos sentas aversin por el imperio bizantino. Parece que
Carlos aprovech la amistad del califa, pidindole que protegiera a los cristianos residentes en sus dominios.
Corona imperial de Carlomagno. La diadema, formada por 8 placas adornadas con esmaltes,
perlas y piedras preciosas, data probablemente del siglo IX.
fuerte impresin de autoridad y dignidad, con lo que apenas se notaba que su cuello era grueso y
su vientre un poco demasiado abultado: tan armoniosas eran las proporciones de su cuerpo. Sus
gestos eran seguros y, en conjunto, viriles. La voz era clara, sin concordar, no obstante,
enteramente, con su aspecto fsico. Dotado de buena salud, slo estuvo enfermo los ltimos
cuatro aos de su vida, en que fue sorprendido de frecuentes accesos de fiebre y acab incluso
por cojear. Pero segua todava en sus trece, en vez de escuchar el consejo de sus mdicos, a los
que aborreca, porque le aconsejaban renunciase a las carnes asadas, que le gustaban,
sustituyndolas por carnes hervidas.
Practicaba asiduamente la equitacin y la caza. Era un gusto que conservaba de
nacimiento, pues no hay quiz pueblo alguno en el mundo que, en estos deportes, pueda igualar
a los francos. Le gustaban. tambin las aguas termales y se entregaba a menudo al placer de la
natacin, en que sobresala hasta el punto de no ser aventajado por nadie. Esto fue lo que lo
llev a construir el palacio de Aquisgrn y residir all constantemente en los ltimos aos de su
vida. Cuando se baaba, lo rodeaba numerosa corte: adems de sus hijos, sus grandes, sus
amigos e incluso de vez en cuando una multitud de guardias de corps eran invitados a participar
de su recreo y a veces haba en el agua con l hasta cien personas e incluso ms.
Llevaba el traje nacional de los francos: sobre el cuerpo una camisa y un calzn de tela de
lino; por encima, una tnica orlada de seda y otro calzn; bandeletas envolvindole las piernas y
los pies; un chaleco de piel de nutria o de rata protega, en invierno, sus hombros y pecho; por
encima, un sayo azul, y llevaba siempre al costado una espada, cuyo puo y tahal eran de oro o
de plata. A veces se cea una espada adornada de pedrera, pero slo los das de las grandes
fiestas o cuando haba de recibir a los embajadores extranjeros. Pero desdeaba las costumbres
de las otras naciones, incluso las ms bellas, y cualesquiera fuesen las circunstancias, rehusaba
adoptarlas. Slo hizo excepcin en Roma, donde una primera vez, por demanda del Papa
Adriano, y una segunda, a instancias de su sucesor Len, revisti la larga tnica y la clmide y
calz zapatos a la moda romana. Los das de fiesta llevaba un vestido tejido de oro, calzados
decorados de pedrera, una fbula de oro para abrochar su sayo, una diadema del mismo metal y
adornada tambin de pedrera; pero los dems das, su traje se diferenciaba poco del de los
hombres del pueblo y gente comn.
Se mostraba sobrio de alimento y bebida, sobre todo de bebida, pues la embriaguez, que
desterr tanto de s como de los suyos, le daba horror en cualquier persona. En cuanto a la
comida, le era difcil moderarse, y se quejaba incluso, a menudo, de los ayunos.
Banqueteaba muy rara vez y slo en las grandes fiestas, pero entonces en numerosa
compaa. Normalmente la comida slo se compona de cuatro platos, aparte del asado, que los
cazadores solan condimentar en sus asadores y que era su plato predilecto.
Durante la comida escuchaba un poco de msica o alguna lectura. Le lean la historia y
los relatos de la Antigedad y le gustaba tambin hacerse leer las obras de san Agustn y en
particular aquella que se titula La ciudad de Dios.
En verano, despus de la comida del medioda, tomaba algunas frutas, se serva de beber
una vez y despus, desvistindose y descalzndose como lo haca por la noche, reposaba dos o
tres horas. Por la noche su sueo era interrumpido cuatro o cinco veces y no slo se despertaba,
sino que se levantaba cada vez.
Mientras se calzaba o se vesta, reciba a diversas personas aparte de sus amigos. Si el
conde del palacio le sealaba un proceso que l hubiese de decidir, haca pasar inmediatamente
a las partes, y como si hubiese estado en el tribunal, escuchaba exponer el negocio y
pronunciaba sentencia. Era tambin ste el momento en que regulaba el trabajo de cada servicio
y daba sus rdenes.
Hablaba con abundancia y facilidad, y saba expresar todo lo que quera con gran
claridad. Su lengua nacional no le bast; se aplic al estudio de las lenguas extranjeras y
aprendi tan bien el latn, que se expresaba indistintamente en esta lengua o en su lengua
materna. No suceda lo mismo con el griego, que entenda mejor que hablaba. En todo caso,
tena una facilidad de palabra que confinaba casi con la prolijidad.
Cultiv apasionadamente las artes liberales, y lleno de veneracin para con todos los que
enseaban, los colm de honores. Para el estudio de la gramtica, sigui las lecciones del
dicono Pedro de Pisa, anciano entonces; y para las dems disciplinas, su maestro fue Alcuino,
llamado Albino, dicono tambin, un sajn oriundo de Inglaterra, el hombre ms sabio que hubo
entonces. Dedic mucho tiempo al trabajo de aprender con l la retrica, la dialctica y sobre
todo la astronoma. Aprendi tambin el clculo y se aplic con atencin y sagacidad a estudiar
el curso de los astros. Se entren tambin en escribir y tena por costumbre colocar bajo las
almohadas de su cama tabletas y hojas de pergamino para aprovechar los ratos de ocio
ejercitndose en trazar letras; pero comenz demasiado tarde y el resultado fue mediocre.
Practic escrupulosamente y con el mayor fervor la religin cristiana, en la que haba sido
formado desde la ms tierna infancia. Construy en Aquisgrn una baslica de extrema
belleza..., y como no poda procurarse en otra parte columnas y mrmoles necesarios a la
construccin, los envi a buscar de Roma y de Ravenna.
No dejaba nunca, cuando se encontraba bien, de visitar esta iglesia maana y noche; all
volva para el oficio nocturno y la misa.
Firma de Carlomagno. El emperador slo trazaba el rombo que ocupa el centro del monograma. El
resto, como ya era costumbre entre los reyes, era trazado por un clrigo o un escribano.
El ocaso de un imperio
Carlomagno se cas cuatro o cinco veces. De sus esposas y concubinas tuvo
catorce hijos; segn otros, dieciocho o veinte. stos eran su gozo y orgullo. Su mayor
contento era ir a cazar rodeado de ellos. Gozaba tanto teniendo a sus hijas a su lado, que
no consenta que se casaran; prefera que se unieran a alguien sin ligarse en matrimonio.
Su hija mayor tuvo de un conde franco un hijo que fue ms tarde abad de Saint-Denis.
Una de sus hermanas cas con un abad, aunque antes ya haba tenido dos hijos. De otra
tercera hija de Carlos se cuenta que tuvo aventuras con un seor de la corte.
En los diez ltimos aos de su reinado, no pudo acometer Carlos guerras
importantes. Tena graves preocupaciones, pero experimentaba gran placer al ver a su
pueblo unido, protegido por su espada contra enemigos interiores y exteriores. Hasta los
setenta aos, Carlomagno goz de excelente salud, pero el persistente dolor en una
pierna, que en los ltimos cuatro aos se quejaba, parece indicar que padeca de gota. La
prdida de tres de sus hijos en la flor de su edad (810-811) min la salud del viejo
emperador; especialmente cruel fue la prdida de su primognito e hijo preferido, en
quien fundaba todas sus esperanzas para el futuro.
En enero de 814, a Carlos le acometieron unas fiebres violentas en Aquisgrn y
pocos das despus, el 28. De los 72 aos de su vida, haba reinado 45. Se cree que
naci en 742, aunque es fecha discutible.
Con Carlomagno desapareca el postrer jefe y hroe popular de la poca de las
grandes invasiones; el ltimo de una serie iniciada con Alarico y Teodorico. Sus
contemporneos y la posteridad coinciden en admirar su personalidad y la obra de su
vida. Constituy el modelo de un emperador cristiano. Durante siglos aparecera como
la figura central en canciones de gesta y leyendas. Su importante personalidad iba a
ejercer tanta influencia en la imaginacin popular, que llegaran a atribuirle cualidades
sobrenaturales.
convento. Pero un ser egosta como Lotario, vido y sin escrpulos, era el menos a
propsito para atraerse la simpata de sus sbditos y de sus hermanos. La opinin se
volvi muy pronto en favor de Luis; los hijos del emperador se levantaron en armas
unos contra otros, y, antes de medio ao, una asamblea imperial devolva la corona a
Luis.
Poco despus se concedi la libertad a la emperatriz, que torn a ejercer su
antiguo influjo sobre el emperador. Judit no haba escarmentado. Prosigui tenaz sus
tentativas para desheredar a sus hijastros en favor de su propio hijo, lo que provoc que
los hijos de Luis se unieran de nuevo contra su padre. En Colmar, Alsacia en el lugar
que se denomin ms tarde "campo de las Mentiras", padre e hijos se enfrentaron con
poderosos ejrcitos. Con amenazas y promesas, los hijos supieron atraerse a la mayor
parte del ejrcito de Luis. El emperador renunci entonces a combatir, considerndose
muy afortunado que Judit y Carlos salvasen sus vidas.
La abdicacin de Luis fue considerada como un hecho consumado: Lotario se
revisti con la dignidad imperial y sus hermanos devinieron de hecho reyes
independientes. Luis y su familia quedaron prisioneros. Al confirmarse la deposicin de
Luis por una dieta imperial, el antiguo emperador fue conducido a la catedral de
Soissons, y all, ante una gran multitud, sede oblig a arrodillarse ante el altar para
"reconocer en presencia de todos que haba cumplido indignamente su alta funcin".
Sus enemigos crean que as lo excluan por fin del trono, pero se equivocaron. Una
humillacin tan antinatural impuesta al anciano emperador provocara la compasin y el
deseo de reconciliaciones. Luis, hijo del soberano, que gobernaba la mayora de los
territorios germnicos (la Historia lo llama Luis el Germnico), sinti remordimiento y
se avergonz del trato indigno dado a su padre. Adems, era evidente que el nico
objeto de Lotario era apoderarse de todo el imperio. La guerra fratricida estall otra vez.
Lotario salv su vida apelando a la fuga, y Luis el Piadoso qued libre.
Al conquistar de nuevo Judit el poder, reanud sus tentativas maternales en
detrimento de los hermanastros de Carlos, y el piadoso Luis convirtise una vez ms en
juguete suyo. Luis el Germnico no esperaba que lo recompensaran de aquella manera:
sublevse otra vez. Judit y su esposo procuraron atraerse a Lotario, el hijo que ms
humillara a su padre. Luis el Piadoso y su desnaturalizado hijo se reconciliaron,
determinando que, a la muerte del emperador, sera dividido el imperio en dos partes
iguales, una para Lotario y otra para Carlos, hijo de Judit. A Luis el Germnico le
concedan, como gran favor, un territorio insignificante. Del menor de los tres hijos del
primer matrimonio no tuvieron que preocuparse, pues recin haba muerto. Tan
desaguisadas conversaciones terminaron con escenas espectaculares: el anciano
emperador abraz a "su hijo prdigo, vuelto al redil". La verdad desnuda, oculta por
lindas frases, era que Luis el Piadoso intentaba, con ayuda de su hijo ms culpable,
desheredar al otro hijo, que, en el momento ms crtico, no haba vacilado en salvar a su
padre.
Mientras se hacan los preparativos para realizar tan vergonzoso acuerdo, el
anciano emperador cay gravemente enfermo. En 840 muri aquel hombre a quien
hubiera sentado igual el ttulo de "dbil" que el de "piadoso". El menor de los hijos de
su primer matrimonio falleci antes que l.
para tener mayor libertad en el combate decisivo contra Luis el Germnico, Lotario
ofreci su amistad a Carlos el Calvo. ste conoca demasiado, sin embargo, la perfidia
de su hermanastro, y no dio valor a sus ofrecimientos. Prefiri apoyarse en las armas.
Carlos el Calvo y Luis el Germnico, olvidando su antigua enemistad, pactaron alianza
contra su comn enemigo, Lotario. Aunque lo derrotaron en una sangrienta batalla, no
termin la lucha. Lotario echaba mano siempre de nuevos recursos: contra Luis,
consigui sublevar a los sajones; a Carlos le complic la situacin alindose con los
paganos normandos.
Sintiendo como nunca la necesidad de unir sus fuerzas, Luis y Carlos se
entrevistaron en Estrasburgo, en 842, y firmaron una alianza que la historia ha llamado
el "Juramento de Estrasburgo", que Carlos pronunci en lengua vulgar romance y Luis
en lengua germnica. Este "Juramento de Estrasburgo" constituye el documento escrito
ms antiguo, tanto en lengua francesa como en lengua alemana.
He aqu el texto en romana lingua (romance) del juramento de Luis el Germnico:
Pro Deo amur, el pro christian poblo el nostro commun salvament, dist di in avant,
in quant Deus savir et podir me dunat, si salvari eo cist meon fradre Karlo, et in aiudha et
in cadhuna cosa, si cum om per dreit son fadra salvar dift in o quid il mi altresi fazet, et ab
Ludher nul plaid nunquam prindrai, qui meon vol, cist meon fradre Karle in damno sit.
Carlos II el Calvo pronunci el mismo Juramento en teudisca lingua (alemn):
"in Godes minna ind in thes christianes folches ind unser bedhero gehaltnissi, ten
thesemo dage frammordes, so fram so mit Got geunizci indi mahd furgibit, so haldih
thesan minan brudher, soso man mit rehtu sinan bruther seal, in thin thaz et mig so sama
duo, indi mit Ludheren in nohheinin thing ne gegango, the, minan nuillon, imo ce seadhen
nuerdhen."
Dicho en castellano, sera: "Por el amor de Dios y por la comn salvacin del
pueblo cristiano y la nuestra, a partir de este da, mientras Dios me d saber y poder,
defender a mi hermano Carlos (Luis), aqu presente, asistindole y ayudndole en todo,
como debe hacerse con un hermano, a condicin que l me corresponda de la misma
manera; y no pactar con Lotario ningn acuerdo que redunde en detrimento de mi
hermano Carlos (Luis), aqu presente".
Luego, ambas naciones prestaron el siguiente sacramentum (juramento) en sus
idiomas correspondientes: "Si Luis (Carlos) observa el juramento que ha hecho a su
hermano Carlos (Luis), pero Carlos (Luis), mi seor, rompe lo que le ha jurado, no
logrando yo ni nadie disuadirlo, no le prestar ninguna ayuda contra Luis (Carlos)".
"Si Lodhuuigs sagrament que son fradre Karlo jurat conservat et Karlus, rneos
sendra, de suo par non l'ostanit, si io returnar non l'int pois, ne io ne neuls cui eo returnar
int pois, in nulla aidha contra Lodhuuuig nun li iu er."
"Oba Kart then eid then er sinenio bruodher Ludhuuuige gesuor geleistit, indi
Ludhuuuig, min herro, then er imo gesuor forbrihehit, ob ih inan es iruuenden ne mag,
noh ih noh thero nohhein, then ih es iruuenden mag, uuidhar Karle imo ce follusti ne
uuirdhit."
Este pacto entre Luis y Carlos oblig a Lotario a entablar negociaciones de paz.
Por otra parte, el pueblo deseaba acabar ya con tanta guerra fratricida. Tras muchas
negociaciones, se lleg, por fin, a un acuerdo en Verdn (ao 843), para dividir el
imperio en tres partes. Luis el Germnico se qued con las tierras situadas al este del
Rin y del Weser; Carlos el Calvo, con los pases al oeste del Rdano, Saona, Mosa y
Escalda; Lotario, con el vasto territorio situado entre ambos pases que se extenda
desde Italia, al sur, hasta Frisia, al norte, y, adems, el ttulo de emperador.
Unos meses antes del reparto del imperio en Verdn, muri la mujer que origin
con su amor maternal egosta y sus ansias de poder tantos sufrimientos a los pueblos,
provocando tantos desrdenes en todas las regiones del imperio.
El tratado de Verdn separaba para siempre, por as decir, las zonas germnica y
romana del imperio de Carlomagno. Delinebanse los futuros Estados que se llamaran
Alemania, Francia e Italia. Alemanes, franceses e italianos tendran en lo sucesivo sus
destinos propios. Para la mentalidad de aquel siglo IX, el tratado de Verdn debi
representar una verdadera catstrofe. Apenas transcurridos treinta aos desde que el
imperio de Carlomagno pasara a su sucesor, desapareca para siempre. Slo el Papa
segua siendo jefe de la cristiandad; es ms: a medida que disminua la autoridad
imperial, se acrecentaba la del soberano pontfice. El autoritario papa Nicols I se
permita reprender a los reyes francos como si fueran chiquillos.
El reparto del imperio hizo perder a los francos su antiguo podero frente a los
enemigos exteriores. Las guerras fratricidas desmoronaron el orden en el imperio y
minaron el respeto comn ante la ley. La propia dinasta daba incesantes ejemplos de
perjurio y deslealtad. El bandolerismo y el crimen se hicieron corrientes y los nobles se
acostumbraron a vivir del robo y de la rapia. Y cuando los hombres de armas a su
servicio fueron suficientes, se dedicaron a derramar sangre humana impunemente.
El reino que el tratado de Verdn asign a Lotario era un Estado artificial sin
unidad interior: una larga faja de territorio entre los otros dos reinos, con fronteras
abiertas por ambos lados. El pas estaba agotado tras tantas y prolongadas luchas
intestinas; a consecuencia de ellas, ya no tena fuerzas para resistir a los vikingos, al
norte, ni a los sarracenos, al sur de Europa. El reino franco-oriental era ms capaz de
contener el empuje de los pueblos eslavos; adems, Luis el Germnico era mucho ms
poltico e inteligente que sus otros hermanos.
fuese su procedencia, ni aun con el pretexto de la predicacin religiosa o del influjo cultural, en aquellas comarcas que hoy integran, aproximadamente, la actual
Checoslovaquia. Dos sabios y esforzados hermanos, Cirilo y Metodio, enviados desde
Constantinopla, le ayudaron en esta tarea e imprimieron un nuevo giro a la historia y al
curso de la cultura humana.
Crearon un nuevo alfabeto, el glagoltico, llamado vulgarmente "cirlico", que
interpretaba toda la gama de la fontica eslava y que fue lazo de unin entre literatura y
lengua popular; predicaron en eslavo, y en el mismo idioma escribieron. numerosos
libros, con lo que las masas nacionales pudieron afirmar su personalidad tnica y
conseguir su autodeterminacin. Este caso supera con mucho el marco de los
fenmenos puramente lingsticos, para integrarse en conceptos fundamentales de orden
social y poltico.
Ciertamente, era un acontecimiento decisivo el que ocurra a mediados del siglo IX, en
una poca en que el omnipotente dogmatismo de la Iglesia encerraba la expresin Literaria en
tres idiomas. "Las tres lenguas sagradas: el griego, el latn y el hebreo, que brillan con la ms
resplandeciente luz en toda la tierra. En estos tres lenguajes, Pilatos mand colocar la
inscripcin sobre la cruz del Seor..." deca Isidoro de Sevilla en sus Etimologas; y ste era el
criterio oficial de la Iglesia. No obtuvieron ningn resultado los intentos de permitir la
predicacin y la escritura en los lenguajes propios de los nuevos pueblos europeos, como pudo
comprobarse en los concilios de Francfort (794) y Maguncia (813). El Papa Juan VII reafirm
en 880 el trilingismo exclusivo. De ah la importancia de la empresa de Cirilo y Metodio al
predicar el Evangelio en una cuarta lengua, la eslava. Como Lutero, cuando tradujo la Biblia al
alemn, unos siete siglos despus.
Como veremos en captulos sucesivos, la intransigencia del pontificado romano se
acentu en los siglos siguientes, proscribiendo por completo el uso de las lenguas nacionales en
la literatura religiosa. A finales del siglo XI, se dispuso en la pennsula Ibrica la abolicin del
antiguo rito mozrabe y su sustitucin por el rito romano, impuesto por el centralismo
pontificio. Alfonso VI de Castilla, pese a su carcter en cierto modo liberal, hubo de acatar estas
disposiciones, a despecho de la tenaz resistencia popular. De ello qued un proverbio expresivo
de un sentimiento de amarga resignacin: "all van leyes do quieren reyes".
La decadencia definitiva
La "alianza fraternal" de Verdn perdi pronto casi todo su significado. Se
celebraron otras entrevistas, en que se concedi amnista general y prometise borrar
todo motivo de queja; pero la atmsfera sigui tensa entre los soberanos; Lotario, por su
parte, hizo cuanto pudo para enemistar a Carlos con Luis. Al presentir su prximo fin,
se enmend y visti el hbito religioso; muri seis das despus.
Las mismas fuerzas que contribuyeron a desmembrar el imperio de Carlomagno
renacieron dentro de cada reino. La concepcin originaria del derecho privado, segn la
cual el imperio deba ser considerado como un bien raz perteneciente a la familia real,
ocasion el reparto de las heredades territoriales que, desde entonces, experimentaron
fragmentaciones sucesivas. As, los reinos de Lotario y de Luis el Germnico fueron
divididos a su vez en tres Estados, y el de Carlos el Calvo, en dos. Sera ocioso detallar
estos repartos con todas las complicaciones polticas que fueron su consecuencia. Basta
mencionar, como ejemplo de la mentalidad de aquellos tiempos, que la historia cuenta
cuatro descendientes directos de Carlomagno a quienes sus parientes rivales arrancaron
los ojos.
Hubo un momento en que pareci restaurarse la unidad imperial. Por una feliz
casualidad en la sucesin, el imperio de Carlomagno restablecise durante algunos aos
bajo el cetro de Carlos el Gordo, el ms joven de los hijos de Luis el Germnico. Pero
no tena categora para proseguir la obra de Carlos el Grande. Tanto los francos
orientales como los occidentales comprobaron pronto su decadente gobierno y, sobre
todo, su complacencia hacia los normandos. En 887 y 888 subieron nuevos reyes al
trono.
Francia y Alemania habanse convertido en reinos independientes, y as siguieron
en lo sucesivo. En el ao 911 extinguise la dinasta carolingia en Alemania con un
adolescente dbil y sin madurez espiritual, a quien la historia conoce con el nombre de
Luis el Nio. En Francia, en el ao 987, se extingui tambin la dinasta carolingia en la
persona de Luis V, llamado por algunos "el Holgazn", biznieto del tambin
insignificante Carlos el Simple.
La dinasta Vardhana
Al desorden consecuente a las invasiones de los hunos sucedi un nuevo poder, la
dinasta de los Vardhana, que asumi momentneamente el imperio de los Gupta. La
historia mejor, lo que cuenta el poeta Bna comenz como un canto pico.
nosotros caballeros: qu podrn, pues, los rebaos de potros y terneros contra los tigres
o las manadas de lobos? En cuanto a los varos, en verano apacentan sus rebaos al
norte del Gobi, y en invierno hacen incursiones a nuestras fronteras. Con todo, basta con
atacarlos en primavera, en sus estepas. En esta poca, sus caballos no sirven para nada,
los machos estn en celo y las yeguas con sus cras. Basta sorprenderlos en esta estacin
para cortarles el acceso a los pastos y abrevaderos, y en pocos das pueden caer en
nuestro poder.
Del reinado de los Wei datan las grutas budistas de Yunkang y de Long-men, que
contienen esculturas religiosas de las ms celebradas que ha tenido China. Partiendo de
las tradiciones de la plstica grecobudista, el arte wei se orienta totalmente hacia la
religiosidad y la devocin. Si, a travs del espacio y del tiempo observa Ren
Grousset, el arte wei y el arte romano se asemejan, es porque ambos derivan del
canon clsico, pero de un canon despojado de vulgaridad, renovado por su gran aliento
mstico y destinado en lo sucesivo a plasmar, en lugar de la belleza del cuerpo, valores
espirituales. Media entre el arte grecobudista al arte Yun-kang y de Long-men la misma
distancia que del arte romano al arte de nuestras catedrales.
Ir a servir en Hoyang;
al menos podr preparar la comida.
Las palabras cayeron en la noche profunda,
pero an me parece or los sollozos.
Al amanecer, cuando volva a continuar el viaje,
slo el anciano me dijo adis.
Cuando Tu-fu escribi estos versos desgarradores, habla acabado la era de paz de la
dinasta T'ang. La rebelin del gobernador Ngan-Lu-chan haba provocado la huida del
emperador Hiuan-tsong, cuyo ejrcito amotinado haba obtenido la muerte ignominiosa de la
bella favorita Yang Kwei-fei, cantada por poetas cortesanos, como Li-T'tai po:
La nube se parece a sus ropas
y la flor a su rostro.
Dnde estn ahora sus brillantes pupilas y sus dientes nacarados?
Y tambin llor el poeta Tu-fu:
La sangre mancilla el alma que no volver ya ms.
El soberano y su favorita no volvern a verse.
Enrique el Cetrero
En las crnicas medievales, Enrique de Sajonia es llamado Enrique el Cetrero o
Cazador. Al recibir el mensaje del moribundo rey, el duque se dedicaba a este deporte
favorito suyo. En 919, la eleccin de Conrado fue sancionada por los prncipes electores
y Enrique subi al trono. Perteneca a una familia de extraordinaria vitalidad: su abuela
Oda lleg a los ciento siete aos, y el propio Enrique era de estatura imponente,
corpulento y fuerte, un verdadero rey sajn.
Acometi con la mayor energa a los eslavos, a quienes venci a menudo. Someti
a los checos de Bohemia y Moravia a la corona germnica, y derrot a los vendas,
enemigos hereditarios del pueblo sajn, al este del Elba. Neutraliz las temibles
empresas normandas, llevando la guerra al propio pas de los daneses; les infligi una
aplastante derrota y oblig a su rey a prestarle fidelidad. Consigui incluso frenar el
empuje furioso de los magiares, por lo menos en su propio ducado de Sajonia, rodeando
los ms importantes centros urbanos con fuertes murallas y dotndolos de guarnicin
militar. En torno a estas fortalezas nacieron muchas ciudades sajonas. Adems, organiz
una vigorosa caballera.
Otn I el Grande
Enrique el Cazador fue el adelantado de una poca nueva. As como Pipino el
Breve y Carlomagno estructuraron su poder en los fundamentos puestos por Carlos
Martel, Otn I continu con entusiasmo juvenil la obra de su padre Enrique el Cetrero, a
quien sucedi en 936. Otn era ambicioso e impulsivo y no obraba con la calculada
prudencia de su padre. Sin consideraciones de estado o condicin, castig ms de una
vez a personajes poderosos o que ocupaban altos cargos, aun por actos que en inters
poltico hubiera sido mejor disimular. Crese as muchos enemigos en su propio reino.
Pero nunca manifest deseos de venganza o resentimiento hacia los rebeldes. Su ideal
modlico era Carlomagno. Los turbulentos duques no le causaron muchas
preocupaciones mientras estuvieron reducidos a sus propias fuerzas.
Slo cuando su hermano Enrique se uni a los rebeldes para apoderarse de la
corona real, se sinti el rey Otn en situacin apurada. Enrique, hombre muy
capacitado, pero en extremo ambicioso, era el hijo predilecto de la reina Matilde. Ya en
vida de su padre hizo cuanto pudo para que lo designase sucesor al trono. Apoyado por
los sajones, Enrique levant estandarte de rebelin contra su hermano, y las cosas
adoptaron peligroso cariz cuando estallaron motines en el mismo seno del ejrcito real.
Pero Otn sigui dueo de la situacin: ni una sola vez perdi la serenidad y nunca se
mostr ms grande que en la desgracia.
Por su parte, Enrique conocera pronto el reverso de la medalla: derrotado, hubo
de buscar su salvacin en la fuga, despus de dejar muertos a sus principales aliados en
el campo de batalla. Poco despus acudi, con hbito de penitente, a arrojarse a los pies
del rey, su hermano. Otn le concedi pleno perdn e incluso le confi el gobierno de
Lotaringia. Pero traicion una vez ms la confianza de su hermano, organizando contra
l una conspiracin.
Esta vez, Otn se mostr ms severo. Mand decapitar a algunos conjurados y
encarcel a su hermano. Sin embargo, al ofrecer el feln prncipe seales de sincero
arrepentimiento y solemne renuncia a la corona real, Otn lo perdon de nuevo y lo
hizo duque de Baviera. Y dice el monje Witikind8, en su crnica de Sajonia, "la paz y
concordia que reinaron entre ambos hermanos, agradables a Dios y motivo de alegra
para los hombres, pronto se comunicaron al mundo entero, cuando ampliaron en comn
las fronteras del reino, vencieron a sus enemigos y reinaron sobre sus sbditos con
autoridad paternal".
Las empresas arbitrarias de sus poderosos vasallos constituan para Otn un
problema espinoso. Busc apoyo en sus sbditos eclesisticos, generalmente ms
adictos al rey que a los seores feudales. Aument las propiedades de obispos y abades
y escogi como prncipes de la Iglesia a hombres con quienes poda contar. De este
modo transform a los prncipes eclesisticos en funcionarios de la corona. Nombr a
Monje del monasterio de Corvei, en Westfalia. Hacia finales del reinado de Otn el Grande
compuso una Historia del pueblo sajn.
8
uno de sus hermanos obispo de Colonia y a uno de sus hijos arzobispo de Maguncia. Un
to del rey era arzobispo de Trveris.
En poltica interior, Otn se esmer en fortalecer la unidad del reino; en el
exterior, continu la lucha iniciada por su padre contra normandos, eslavos y magiares.
Someti a los eslavos por la fuerza y adquiri sobre ellos un gran ascendiente moral
mediante una accin misionera bien organizada, atrayendo a los eslavos occidentales a
la Iglesia de Roma, mientras que los eslavos del este Rusia y pennsula Balcnica
abrazaban la religin ortodoxa. La oposicin religiosa que separa desde entonces a unos
y otros eslavos, rusos y polacos, racialmente tan emparentados, adquiri una
significacin histrica. La religin sera un obstculo infranqueable al llamado
paneslavismo.
En poltica exterior, la obra ms importante de Otn fue su victoria sobre los
hngaros. stos crean llegado el momento favorable para una ofensiva antigermana
cuando Otn se vio obligado a luchar contra su propio hijo Ludolfo, rebelado contra su
padre por envidia hacia su to Enrique, a quien juzgaba vido de poder, y tambin por la
amargura que concibi al volverse a casar Otn, que amenazaba, segn l, los derechos
de los hijos del primer matrimonio. Ludolfo tuvo como aliado a su cuado, el
indomable Conrado el Rojo, de Franconia. Ambos rebeldes no vacilaron en pactar con
los hngaros, que aprovecharon la penosa situacin de Otn para devastar y saquear
varias regiones alemanas.
Otn ajust primero las cuentas a su hijo y a su yerno, obligndolos a someterse.
Por su parte, se mostr magnnimo, segn sola, y les concedi el perdn a cambio de
renunciar a sus ducados. Fue designado sucesor del trono el hijo que tuvo Otn de su
segundo matrimonio. El rey se volvi luego contra los hngaros, tan soberbios con sus
primeros xitos que pensaban someter todo el Occidente cristiano e invadieron Baviera
con un ejrcito numeroso, unos cien mil hombres cifra sin duda exagerada. En las
orillas del Lech, cerca de Augsburgo, Otn los atac con tropas de caballera, reducidas
en nmero, pero muy selectas. En agosto de 955 se desarroll all una batalla que por su
significacin histrica puede compararse a las de los Campos Catalunicos y Poitiers.
El cronista Witikind cuenta que los alemanes estuvieron a punto de ser cercados
por sus enemigos, peligro que fue conjurado por la heroica intervencin de Conrado el
Rojo. Haba ido al combate con hbito de penitente bajo su armadura y rogando a Dios
que borrara el pecado que cometi alindose con los enemigos de la cristiandad,
suplicando una muerte honrosa en combate. El ataque de los alemanes fue tan
impetuoso que quebr por entero la resistencia de los hngaros y pocos de ellos
escaparon a la matanza. Los dems fueron dispersados o empujados al ro. Conrado de
Franconia hall la muerte deseada en el campo de batalla. La accin de Lech quit para
siempre a los hngaros el deseo de devastar territorios alemanes. Con el tiempo, estos
nmadas salvajes se convirtieron en apacibles agricultores y pudo continuar sin
obstculos la colonizacin germnica en Austria.
Con la gratitud ms desbordante, lo alemanes victoriosos saludaron a su soberano
con el nombre de "padre de la patria y emperador" en el mismo campo de batalla. Desde
aquel da, cantronse en todos los pases cristianos alabanzas a Otn el Grande. A su
corte acudieron embajadas de Italia, Francia e Inglaterra, e incluso de Crdoba, frica,
Bizancio y Rusia.
Otn el Grande se propona ahora como meta la corona imperial que llev su gran
predecesor, Con anterioridad a su victoria sobre los hngaros, Otn haba adquirido los
derechos a la corona de Italia. En 950 haba muerto all un rey descendiente de
Carlomagno y se haba proclamado rey un marqus dspota llamado Berengario. La
viuda del rey difunto, la bella y popularsima Adelaida, de apenas diecinueve aos de
edad y designada para suceder a su esposo, fue aprisionada por Berengario, que la
someti a los peores tratos, con la esperanza que muriera en prisin. Segn la tradicin,
intent casarla con su hijo para conferir a su linaje una apariencia, al menos, de derecho
sobre la corona real. Pero ella se opuso tenaz y obstinadamente.
El relato de los sufrimientos de la joven reina lleg a odos de Otn, lo que
encoleriz al caballeresco y ambicioso monarca, que al frente de un ejrcito se
encamin a libertar a la bella reina y realizar al mismo tiempo en Italia uno de sus
mayores anhelos polticos. Y mientras Otn se preparaba para entrar en campaa,
Adelaida consigui escapar de sus verdugos.
En Italia, Otn fue recibido con aclamaciones por doquier. Hizo su entrada
solemne en Pava, capital de Berengario, y se adjudic desde entonces el ttulo de rey de
Italia. De todas partes acudan a prestarle homenaje. Berengario se retir sin lucha y se
encerr con sus hombres en una de sus fortalezas de montaa, Ivrea, considerada
inexpugnable. Mientras tanto, Otn envi a Adelaida una embajada pidiendo su mano.
Ella recibi la peticin con entusiasmo y acompa al legado regio a Pavia, donde
celebr sus bodas con el rey.
Berengario juzg ms prudente prestar sumisin y jurar fidelidad a Otn, pero
esta conducta no dur mucho. Al enzarzarse el rey en lucha contra su hijo y su yerno,
rebeldes y aliados con los hngaros, Berengario trat de recobrar su libertad. Acariciaba
el proyecto de someter Italia y hacerse proclamar emperador de los romanos. El Papa, el
joven Juan XII apenas tena dieciocho aos, atemorizse y solicit la ayuda de
Otn. Ello proporcion a ste la tan esperada ocasin de realizar su sueo imperial.
Apenas se lo permiti la situacin de Alemania, cruz por segunda vez los Alpes al
frente de un ejrcito. Adelaida lo acompaaba. Su antiguo enemigo Berengario se retir
una vez ms con sus gentes a su fortaleza montaosa y esper acontecimientos. Otn
sigui su ruta hacia Roma. En la Ciudad Eterna reinaba haca tiempo un estado de cosas
lamentable. La decadencia imperial tuvo como consecuencia que los Estados Pontificios
fueran vctima de bandas armadas y que el poder espiritual pontificio se convirtiera en
un titulo sin contenido alguno.
Este periodo de la vida de Roma es una historia en tinieblas. Las antiguas crnicas
(la de Gregorio, entre otras) nos hablan de esta "poca de aventureros que abusara de la
fuerza, que se proclaman por s mismos cnsules o senadores, de papas indignos, de
mujeres sin virtud y de falsos emperadores que aparecen, luchan y desaparecen como
han venido".
su corte. Para sus ambiciosos planes, encontr excelente apoyo en su preceptor y consejero, un francs muy culto que fue Papa con el nombre de Silvestre II. Era un sabio
muy versado no slo en literatura clsica y cristiana, sino tambin en las matemticas y
ciencias naturales de los rabes. Iba siempre, en el sentido estricto de la palabra, a la
caza de libros. Sin embargo, no guardaba para l solo los conocimientos que adquira:
arda en deseos de compartir con los dems los tesoros de la ciencia. Su reputacin de
maestro se extenda por todo el Occidente. Los tres Otones le profesaron enorme
admiracin y escuchaban con el mayor inters sus apasionados discursos. Sus
discusiones recordaban los felices tiempos de Alcuino y Carlomagno.
Como maestro, Silvestre ejerca gran influencia. Procuraba ampliar las estrechas
perspectivas de sus discpulos. Los conocimientos que adquiran con l los llevaban
despus a crculos cada vez, ms amplios. Entre sus ignorantes contemporneos,
provoc admiracin sin lmites, construyendo rganos a vapor, cuadrantes solares,
esferas armilares y otros instrumentos de astronoma.
Los proyectos de dominio universal del joven Otn no provocaban entusiasmo
alguno ni entre romanos ni entre alemanes. Todos juzgaban que el joven rey tena ya
demasiada tarea y no estaba en condiciones de realizarlos. Apart de l a sus propios
compatriotas por el desdn que manifestaba a su patria; los romanos le recompensaron
su predileccin por la Ciudad Eterna con levantamientos continuos contra su autoridad.
Ya en poca de Otn el Grande, la aversin del pueblo romano por el brbaro
procedente del otro lado de los Alpes era tal, que pudo temer el ser vctima de algn
atentado el mismo da de su coronacin. En el reinado de Otn III llegaron a asediar al
emperador alemn en su propio palacio.
Otn residi cierto tiempo en uno de los monasterios de Rvena; circul el rumor
que quera hacerse monje. Una nueva rebelin provocada en Roma volvi al emperador
al terreno de la realidad. No se trataba ya de proyectos grandiosos de reforma universal:
haba llegado el momento de salvar la corona y la propia vida. Al penetrar en el norte de
Italia con las fuerzas armadas que Otn haba llamado, se dirigi hacia Roma; pero en el
campamento que estableciera a las puertas de la ciudad, fue acometido por unas fiebres
mortales y falleci a poco (1002). Otn no pudo soportar nunca el clima de los pases a
los que tanto se aficionara. A ello se una su escasa resistencia fsica, minada por el
exceso de ayunos y penitencias que se haba impuesto. Este rey joven y capacitado,
aunque carente an de equilibrio, muri en el momento en que la vida iba a ensearle
sin eluda que no deben descuidarse los deberes urgentes soando en espejismos.
Otn estaba prometido a una princesa bizantina, y su matrimonio estaba a punto
de celebrarse. La noticia de la muerte de su prometido la sorprendi en el mismo
momento de pisar suelo italiano y la princesa volvi en el acto a Constantinopla. Los
despojos mortales del joven rey pasaron a hombros de soldados el desfiladero del
Brenner, siendo llevados a Aquisgrn.
Enrique II el Santo
El sucesor de Otn fue su primo Enrique II, nieto de Enrique de Baviera. Su
reinado represent una reaccin contra la poltica romntica de su predecesor que
soaba con la dominacin del mundo, y que descendi con ella a la tumba. Enrique II se
limit a poner orden en Alemania, defender su pas corra las acometidas de los eslavas y
restablecer en Italia el prestigio imperial despus del dao causado por el
sentimentalismo de Otn III, lo que le cost esfuerzos.
Fue preciso luchar veinte aos para reducir malquerencias de los vasallos ms
destacados. Pese a todos sus esfuerzos por mantener la unidad imperial, hubo de
reconocer el carcter hereditario de los ttulos feudales. Ello significaba una grave
merma de autoridad que se revel nefasta para el imperio germnico.
Respecto a los eslavos, Enrique II viose tambin forzado a hacer concesiones y no
pudo conservar las conquistas de Otn el Grande entre el Elba y el Oder. Durante
mucho tiempo sigui siendo el Elba la lnea fronteriza entre eslavos y germanos. Las
luchas continuas entre ambos pueblos fomentaron un odio que se tradujo a menudo por
horribles efusiones de sangre. Ni eslavos ni germanos se sentan satisfechos al derrotar
al enemigo: soaban aniquilarlo por completo. Ni siquiera los prisioneros hallaban
compasin: hombres, mujeres y nios eran pasados sin piedad por las armas. Sacerdotes
y misioneros tenan la ingrata tarea de hacer brotar sentimientos ms humanos en ambos
bandos.
Enrique II muri en 1024. Con l se extingui su dinasta por lnea masculina.
Durante ms de un siglo reinaron en Alemania prncipes de la dinasta sajona,
manteniendo en circunstancias muy difciles, en el interior y en el exterior, la unidad
imperial que hallaran en lamentable estado de descomposicin al subir al trono. En
realidad, los reyes sajones estructuraron un nuevo imperio sobre las ruinas del antiguo.
Su tarea les fue ms fcil en cierto modo gracias al decidido apoyo del pueblo sajn.
Los sajones fueron en su tiempo, e incluso un siglo despus, el pueblo ms importante
de Alemania.
territorial al morir sin heredero el rey de los burgundios, quien, agradecido por la ayuda
que los alemanes le prestaran contra sus vasallos rebeldes, leg su reino al emperador
germnico. No obstante, Conrado se vio obligado a defender con las armas sus derechos
contra las pretensiones francesas. Al adquirir el reino de Borgoa, extenso desde Basilea
a Marsella, Alemania poda contar con otra importante va de comunicacin hacia Italia,
con la que Borgoa estaba unida por los pasos de los Alpes occidentales, dominando as
todos los caminos hacia la pennsula.
Lo que para Alemania era beneficio, para Francia representaba una prdida.
Alemania fue durante otros dos siglos el Estado ms poderoso de Europa occidental,
gracias a la posesin de Borgoa, llave del imperio germnico en el oeste. El conjunto
poltico integrado por Alemania, Borgoa e Italia fue durante siglos la espina dorsal
europea. En cuanto al norte, ya no haba amenaza. Las expediciones de los vikingos
cesaron cuando Escandinavia se convirti al cristianismo. El poderoso rey dans Canuto
el Grande, reinante a la vez en Dinamarca, Noruega e Inglaterra, pudo ser temible
enemigo para Alemania, pero Conrado supo atrarselo y convertirlo en fiel aliado;
relaciones amistosas acrecentadas por los esponsales de Enrique, hijo y sucesor de
Conrado, con la bella Gunhilda, hija del rey Canuto, a quien los alemanes llamaron
Cunegunda.
La frontera del imperio hablase sosegado tambin a levante. Los hngaros se
transformaron de hordas salvajes en autntica nacin, baluarte de Europa contra otras
mareas humanas procedentes del Este. En el reinado de Enrique III, hijo de Conrado, un
rey de Hungra rindi vasallaje a este soberano. Polonia, en otro tiempo grave peligro
para el imperio, busc tambin ayuda y proteccin junto al emperador.
Conrado impuso su autoridad regia e imperial a todos cuantos detentaban poder
espiritual o soberano. Ni siquiera Carlomagno hubiera osado permitirse con sus
prelados el tono que adopt con el clero el primer monarca de la dinasta francona. No
le importaba castigar a obispos y arzobispos cuando faltaban a la obediencia debida. En
cuanto al Papa, fue un juguete en manos del emperador. Y es que los asuntos
eclesisticos despertaban muy poco inters en Conrado.
guerras fratricidas, asesinatos y robos: por toda la sangre inocente de Abel que tanto
tiempo clam venganza al cielo.
Cuando lleg al fin la bendicin de una buena cosecha, la gratitud humana hacia
el Dispensador de todo bien encarn la idea que los hombres se hicieron dignos de la
bendicin otorgada, gracias a su penitencia y contricin. Los concilios celebrados en
diversos lugares manifestaban deseos que las armas fueran depuestas y la paz reinara
sobre la Tierra. El grito de "Paz, paz!" resonaba en todos los pases y en todas las
almas.
A medida que penetraba la reforma, la Iglesia extenda a los mercaderes,
campesinos y pobres la proteccin que los clrigos y sus bienes gozaban desde el
concilio de Trosly (909). Trat despus de suprimir toda actividad blica en
determinados das del ao y en ciertos perodos del ao litrgico. La institucin de la
"Paz de Dios" naci en Puy en el ao 990 y la "Tregua de Dios" en Toulouse, en 1027.
Paulatinamente fueron extendindose por toda Francia; por ltimo, el pontificado las
promulg en el ao 1095.
He aqu el texto del juramento que los obispos de la dicesis de Reims hacan prestar a
los que detentaban seoros:
1. No invadir de ningn modo la iglesia; no forzar las dependencias en torno a la
iglesia, a causa de la proteccin que le es debida.
2. No asaltar a clrigo o monje que no lleve atinas seculares, ni a quien va con ellos sin
lanza ni escudo; ni me apoderar de su caballo, a menos que haya cometido alguna falta de la
que pueda quejarme.
3. No robar ni buey ni vaca ni cerdo ni oveja ni cordero ni cabra ni asno ni la carga que
lleva; ni yegua ni potro.
4. No robar a villano ni a villana ni a los comerciantes; no tomar su dinero, no les
exigir rescate, no me apoderar de su haber... y no los azotar para obtener sus bienes.
5. No coger a la fuerza mulo, mula, caballo, yegua ni potro, paciendo desde el 1 de
marzo hasta la fiesta de todos los santos (perodo del ao en que los animales van a los campos),
salvo si veo que me causan dao.
6. No incendiar ni destruir las casas
7. No cortar ni arrancar ni vendimiar las vias de otro bajo pretexto de guerra, a no ser
que estn en mi tierra.
8. No destruir ningn molino y no robar el trigo que all se encuentre, a no ser que est
encabalgado o cosechado y se halle en mis tierras.
9. No proteger al ladrn conocido de camino real.
10. No asaltar al comerciante ni al peregrino, ni tomar sus bienes si no son culpables de
nada.
11. No matar a los animales de los villanos, salvo para mis necesidades y las de los mos.
No desvalijar al villano ni le tomar con perfidia sus bienes so pretexto de ser su seor.
12. No asediar a las mujeres nobles que estn sin marido, ni a quienes las acompaen.
13. No quitar el vino a quienes lo llevan en su carro, ni a los bueyes que tiran.
El texto revela la accin de la Iglesia sobre las costumbres feudales y, al mismo tiempo,
nos informa con amplitud sobre las mismas.
Los que juraban respetar la Tregua de Dios eran absueltos de todos los pecados; los
perjuros eran castigados con la excomunin. Muchos, de natural rudo e indisciplinado, que no
hubieran retrocedido ante los castigos corporales, temblaban ante la amenaza de la excomunin
y las penas eternas del infierno. En un tiempo en que la ley careca de prestigio y los dbiles
monarcas franceses eran incapaces de castigar el crimen, la Iglesia sustitua a las autoridades
fustigando el pecado. Uno de los mejores frutos de la "Tregua de Dios" fue cierto espritu
caballeresco, que ejerci accin ennoblecedora en buena parte de la sociedad y acab, con la
fuerza de la costumbre, por penetrar en amplios sectores de poblacin. El juramento de observar
la "Tregua de Dios" evolucion luego en la promesa solemne de los caballeros de "combatir
toda injusticia y proteger a doncellas, viudas y hurfanos".
Durante el reinado de Enrique III, el solio pontificio qued tres veces vacante por
muerte del titular y cada vez el emperador mand elegir un prelado germnico como
cabeza de la Iglesia. Entre emperador y pontfice rein entonces la mayor concordia, por
estar todos animados de un ardiente deseo de reformar la Iglesia. Por desgracia, no
seguirn as las cosas durante mucho tiempo.
normandos del sur de la pennsula. El Papa crey que podra apoyar sus vastos
proyectos valindose de jefes guerrilleros como Roberto y Ricardo Guiscardo. Estos
aventureros se sentan halagados al ser considerados hijos abnegados de la santa Iglesia,
y ello les convena mientras esta piadosa situacin no creara conflictos a sus intereses
polticos directos. Desde 1059, Hildebrando haba logrado de Ricardo de Capua y
Roberto de Apulia y Calabria que aceptaran sus feudos de manos del Papa con la
promesa de asistir al soberano pontfice en sus empresas temporales y pagarle tributo.
Hildebrando trat de buscar nuevos vasallos en todos los pases catlicos. Como
monje que haba sido, atribua muchas virtudes al celibato; ahora, revestido de
funciones polticas, no poda menos de creer que los sacerdotes clibes, libres as por
entero de todo lazo temporal, tanto familiar como feudal, haban de ser los ms fieles
sbditos del Papa, un partido incondicionalmente a favor del ejercicio del imperio
supremo por sus juicios.
PONTIFICADO E IMPERIO
excelente pretexto que favoreca sus propias ambiciones. Para colmo de desgracia, los
sajones se rebelaron de nuevo y expulsaron de su pas a los partidarios del monarca.
La sedicin lleg a tal extremo que los prncipes rebeldes convocaron por su
cuenta una Dieta imperial en Tribur, uno de los castillos regios sitos entre Maguncia y
Worms. Cuando se plante la cuestin de autoridad, Enrique hubo de humillarse y tratar
con sus sbditos en rebelda. Parece que escribi entonces al Papa suplicndole perdn,
con la promesa solemne de hacer penitencia y enmendarse. Pero los peores enemigos de
Enrique deseaban ir ms lejos todava. Decidieron de comn acuerdo el destronamiento
del rey si no consegua en un plazo determinado hacer cesar la excomunin que pesaba
sobre l. Decidieron tambin invitar al Papa a una Dieta general que se celebrara a
comienzos del ao siguiente en Augsburgo, para que oficiara de rbitro entre rey y
vasallos.
Sin duda, Gregorio no fue del todo extrao a tales decisiones. Es fcil imaginar lo
que el Papa esperaba conseguir con ayuda de los nobles rebeldes, desempeando el
papel de juez supremo. Su deseo era atemorizar a Enrique, obligarle a someterse al
Vaticano y reconocer al Papa como soberano. Enrique deba escoger entre ambos males:
o convertirse en vasallo del obispo de Roma o abdicar. Pero el emperador era ms sutil
de cuanto pudiera imaginar el pontfice. Comprendi en el acto que deba impedir a toda
costa que el Papa desempease, en suelo alemn, el papel de rbitro en una asamblea de
enemigos del rey. Mientras Gregorio, seguro de su victoria, se pona en camino para su
viaje triunfal a Alemania, Enrique march en sentido opuesto. Su objetivo era encontrar
al Papa en suelo italiano e impedir as la fatal coyuntura.
Cuando, a comienzos de 1077, Gregorio lleg a Mantua, se asombr al saber que
su enemigo ms peligroso no se hallaba lejos. Qu pensar de ello? Gregorio tuvo el
siniestro presentimiento de una emboscada durante su travesa de los Alpes, y as juzg
ms prudente retroceder y refugiarse en el castillo fortificado de Canosa, cerca de
Parma, perteneciente a la marquesa Matilde de Toscana, su ferviente partidaria.
Gregorio comprobara pronto que nada tena que temer por su seguridad personal. Era
su autoridad la que estaba en juego.
Enrique no visitaba al Papa acompaado de un ejrcito, sino slo de su joven
esposa, la amable y tierna Berta de Saboya, de su hijo Conrado y algunos servidores. En
el crudo rigor del invierno, afrontaron con peligro de su vida la travesa del monte
Cenis, y enterado el rey que el Papa se haba retirado al castillo de Canosa, se dirigi a
esta residencia. Se presentaba como penitente.
Segn la tradicin, el Papa le mantuvo de pie ante la puerta cerrada del castillo,
con un fro rigurossimo, descalzo y vestido slo con un manto de lana, llorando y
suplicando que el Papa se dignara levantarle la excomunin. Dentro del castillo, fueron
horas quiz tambin penosas para el Papa. Si le perdonaba, tal medida de clemencia
proporcionara a su adversario incalculable provecho, pues ante sus sbditos no sera ya
el pecador excluido de la Iglesia. Si rehusaba perdonar a su enemigo, faltara a su deber
religioso que le ordenaba no rechazar al pecador arrepentido. El Papa no os adoptar
una conducta despiadada, anticristiana. Al cuarto da mand abrir las puertas del castillo
y el rey se arroj a sus pies implorando misericordia. Jams hubo prncipe tan
profundamente humillado: el ms poderoso monarca de la tierra prosternado ante un
hijo de campesinos toscanos. Ambos se echaron a llorar: tan fuerte fue la tensin
nerviosa experimentada por uno y otro.
Este popular relato del viaje de Enrique IV a Canosa no est exento de
exageracin, como la historia ha demostrado. Es difcil creer que el rey permaneciera
realmente tres das descalzo sobre un suelo cubierto de nieve y hielo: cuando menos,
podan poner a su disposicin una estera de penitente. En realidad, en aquellos tres das
La "paz" de Canosa
El incidente de Canosa termin en forma menos dramtica que como empez. Por
fin, se poda dialogar con calma. Se ha conservado el "tratado de paz" entre ambas
partes. Enrique prometa que acudira al Papa como rbitro en los conflictos que tuviera
con sus vasallos y adoptara todas las medidas para que el pontfice pudiera, libre y sin
peligro, entrar y salir en tierras de Alemania cada vez que lo desease. Respecto a las ms
importantes cuestiones de principio, y en especial en lo referente a las investiduras, nada
se decidi. Firmado el acuerdo, se levant la excomunin al rey; el propio Papa celebr
la misa y le dio su bendicin.
La escena de Canosa ha sido trasmitida de generacin en generacin, a guisa de
relato fabuloso: unas veces como canto triunfal en honor de la Iglesia, victoriosa de un
terrible tirano; otras, como reproche de la profunda humillacin que el rey germnico
hubo de sufrir por parte del presuntuoso Sumo Sacerdote de Roma. En resumen, fue
Enrique quien obtuvo la victoria. Su sagacidad y perseverancia triunfaron sobre la
voluntad de Gregorio. Sin abandonar sus principios, el monarca pag su rescate por
muy elevado que fuera para librarse de las trabas que le sujetaban frente a sus enemigos del interior. Se salv de la trampa que la poltica de Gregorio le tendi en Tribur.
En Canosa adquiri madurez humana. No menos admirable fue, sin embargo, el gesto
de Gregorio. Su decisin de perdonar a su mortal enemigo, fue el acto ms noble de su
vida. Supo ser justo, a despecho del inmenso dao que este gesto causara a sus planes
polticos.
Canosa no fue para Gregorio un triunfo: ms bien una capitulacin. La lucha
prosigui en Alemania, pero con la diferencia que Enrique, ahora, pisaba fuerte. Los
prncipes adversarios no pudieron desarmarlo, ni siquiera proclamando "antirrey" a su
cuado Rodolfo de Suabia. En cambio, entre la pequea nobleza y las ricas ciudades
mercantiles como Maguncia, Worms y Colonia (as como las ciudades lombardas, con
Miln a la cabeza), encontraba ahora partidarios mucho ms fieles que antes. En la
burguesa de estos municipios, cada vez ms florecientes, surga una tendencia
progresiva a liberarse de la dependencia de los nobles; los municipios anhelaban
convertirse en ciudades libres bajo la autoridad directa del rey. Cuando Enrique estuvo
seguro de contar con tan fuertes apoyos, la situacin se hizo precaria para Rodolfo de
Suabia. Su reino apenas llegaba ms all de las fronteras de Sajonia. Era evidente que
Enrique no conseguira atraer por la persuasin a los tercos sajones, pero con toda
probabilidad sera capaz de reducirlos por las armas.
Al mismo tiempo, la diplomacia del rey se volva contra el Papa con sobrado
xito. En los dos aos siguientes, consigui por todos los medios posibles, con
sagacidad, hipocresa y corrupcin, mantener en jaque a un adversario tan astuto como
Gregorio. El Papa conceda excesiva confianza a su calidad de rbitro, arma que l crea
poseer, mientras Enrique haca cuanto poda por embotar la punta. En pblico no dejaba
de admitir este arbitraje que l mismo otorg a Gregorio. Puso tanto celo en organizar el
viaje del Papa a Alemania que durante mucho tiempo ste no tuvo motivo alguno de
romper con el rey. Pero, en secreto, Enrique se las ingeniaba para acumular dificultades
y obstculos al Soberano Pontfice. Por otra parte, y sin que Enrique se lo propusiera, el
Papa tropez con ms dificultades an: estallaron tumultos en Roma y surgan espinosos
Imagen de Enrique IV, sacada de una crnica del ao 1113. La leyenda latina dice as: Enrique IV, hijo del
emperador Enrique, sucedi a su padre cuando todava era un nio; asumi la corona como octogsimo
(emperador) despus de Augusto y rein cincuenta aos.
Canosa: El emperador de Alemania Enrique IV se arrodilla ante Matilde de Toscana, aliada del
papa Gregorio VII (miniatura del siglo XII).
REANUDACIN DE LA LUCHA
Urbano II se ala a un hijo rebelde de Enrique IV
De hecho, los cardenales se negaron a reconocer a Clemente III como sucesor de
Gregorio. Tras un perodo de crisis, eligieron a un cardenal francs, que tom el nombre
de Urbano II. Apenas elegido, el nuevo Papa declar que seguira en todo las normas de
partido de Clemente y de su protector Enrique IV. Se estaba al borde del cisma. Enrique
poda enorgullecerse de contar con la mayora de su pueblo, y ello fue evidente en 1098,
al declarar a Conrado, su hijo rebelde, privado de todo derecho al trono. Su hijo ms
joven, Enrique, fue designado sucesor al ao siguiente, despus de jurar que no seguira
nunca el ejemplo de su hermano. El anterior prncipe heredero slo sobrevivi dos aos
a su destitucin.
Urbano II falleci aquel mismo ao, y le sucedi el italiano Pascual II. A1 ao
siguiente muri tambin Clemente III, pero Enrique IV no design nuevo antipapa, sin
duda con la esperanza de reconciliarse con Pascual II. Pero el nuevo pontfice se mostr
tan inflexible como sus predecesores y uno de sus primeros actos fue excomulgar a
Enrique IV. Por fortuna para el emperador, Pascual estaba desprovisto del talento y de la
energa de Urbano.
frreas manos: su peor enemigo, el obispo de Spira, era su carcelero y le aplicaba los
medios de intimidacin adecuados. Sometiendo a su preso a privaciones y amenazas,
dicho dignatario eclesistico logr pronto su objetivo de anunciar a la dieta de
Maguncia que el emperador deseaba desprenderse de su alto cargo. El hijo feln no os
trasladar a su padre a Maguncia, cuya poblacin simpatizaba con el emperador. Con
algunos prncipes, todos ellos enemigos de Enrique IV, se dirigi a Ingelheim. All
condujeron tambin al viejo emperador con fuerte escolta. Los nobles le amenazaron de
muerte si no haca renuncia solemne de sus derechos. El emperador abdic al fin en
favor de su hijo y, con nuevas amenazas, le arrancaron la confesin que haba perseguido injustamente a Gregorio VII y elegido Papa a Clemente III contra todo derecho.
Quebrantado en cuerpo y alma, el anciano emperador suplic al pontfice que le
levantase la excomunin que pesaba sobre l: una escena tan repulsiva como aquella
que Lotario fuera responsable 172 aos antes.
En ambos casos provocaron los mismos efectos: una indignacin general contra
tan vergonzosa accin y una profunda piedad por la vctima. Con ayuda de fieles
partidarios, Enrique IV logra reclutar un ejrcito y, en 1106, tropas de padre e hijo se
enfrentaron para entablar la batalla decisiva cuando lleg la noticia que Enrique IV
haba muerto. Slo tena 56 aos. Toda su vida haba luchado sin descanso por la unidad
imperial y la independencia de su trono, sin que las preocupaciones le abandonaran
jams.
Personalidad de Enrique IV
Por su apariencia externa, Enrique IV fue uno de los hombres ms impresionantes
que hayan ocupado un trono; tena el aire de un autntico soberano. Sus amigos decan
de l que la bondad era una de sus cualidades dominantes; elogiaban su caridad con
pobres y enfermos, y la proteccin que otorgaba a viudas y menesterosos.
Hered de su padre y de su abuelo el sentido de la justicia; un rigor extremado con
ladrones u opresores que su tribunal reconoca culpables. En general, Enrique se pareca
ms a su abuelo que a su padre. Como Contado, Enrique se vio envuelto en continuas
luchas contra la nobleza en defensa de la autoridad real. Por su inters hacia las cosas
del espritu, segua el ejemplo de su padre, Enrique III, figurando entre los monarcas
medievales ms cultos y amigos del arte.
Enrique IV no fue un gran poltico ni un gran militar. Con frecuencia era
irreflexivo. Uno de sus mayores defectos fue su excesiva confianza hacia quienes le
engaaban continuamente: aunque le causaran daos y le traicionasen ms de una vez,
conseguan su perdn y nuevas muestras de confianza. No es, sta cualidad de un gran
poltico. La peligrosa credulidad de Enrique aparece evidente en el modo como se dej
engaar por un hijo artero en demasa. Pese a todas las advertencias, se arroj a ciegas
en las emboscadas que le tendan. En tal sentido, nada le ense la experiencia de una
larga vida. Tampoco como capitn cosech laureles: slo qued vencedor en una
batalla.
Es difcil hallar circunstancias atenuantes a sus muchas y graves faltas en el plano
poltico y en el militar. Slo su sobrehumana perseverancia compens en parte los
desaciertos de su reinado. Cuando el adversario crea haberle vencido en definitiva, era
cuando comenzaba para l la verdadera contienda: la larga, agotadora lucha de
guerrillas en que Enrique era consumado maestro. Ni en las situaciones ms
desesperadas se dio nunca por vencido. Un humor jovial le permita tambin superar los
El concordato de Worms
As se prepar el ambiente para un acuerdo definitivo y, despus de
conversaciones que duraron aos, se firm el clebre concordato de Worms, en 1122. A
este concilio general alemn asistieron, adems del emperador, la mayora de los
prncipes laicos y eclesisticos y los legados pontificios. El concordato constitua un
compromiso, pero no sobre la base establecida por Pascual y Enrique V. Determinse
que ni el rey ni el Papa designaran los obispos y abades, sino que seran elegidos por
los captulos, es decir, por los cannigos de la iglesia catedral del obispado vacante o de
la abada a proveer. Los prelados conservaran sus posesiones territoriales, la investidura
sacerdotal sera conferida por el Papa, quien les remitira el anillo y el bculo; la
investidura feudal la otorgara el emperador, quien dara previamente a los obispos
alemanes el cetro, smbolo de su autoridad temporal. El monarca perda el derecho de
elegir a sus vasallos eclesisticos, aunque continuaron poseyendo sus feudos. Ello
significaba un debilitamiento en la unidad del imperio germnico.
Con su generosidad hacia los vasallos eclesisticos, la dinasta de los Otones
procur un reforzamiento de la autoridad imperial. El concordato de Worms obtuvo un
resultado diametralmente opuesto. El rey conserv la posibilidad de intervenir en la
eleccin de los obispos, en Alemania. En efecto, qued prescrito que tena derecho de
asistir a su eleccin y hacer pesar su decisin en el caso que los electores no se pusieran
de acuerdo. Dado que la discordia era moneda corriente en todas las elecciones
eclesisticas, la ambicin regia avizoraba fecundas perspectivas. El hecho que los
vasallos eclesisticos deban juramento de fidelidad al rey, revesta, desde luego, gran
importancia. En general, puede afirmarse que tanto el rey como el Papa haban perdido
la partida en su disputa; la nobleza germnica fue la que sali triunfante en la contienda.
Con el concordato de Worms termin la lucha por la supremaca entre el Papa y el
emperador, que haba durado no menos de medio siglo. A favor de esta paz, la Santa
Sede podra continuar la obra de reforma a la que Gregorio VII dedicara su agitada vida.
Puede considerarse el concilio de Letrn, de 1123, como un eplogo del concilio de
Worms. Sus diversos cnones condenaron en especial la simona, la consagracin de un
obispo que no hubiera sido elegido cannicamente, los atentados de los laicos contra los
bienes eclesisticos, etctera.
Como ha dicho Agustn Fliche, "la Iglesia se hallaba libre del poder temporal, en
sus personas y en sus bienes, y a salvo del poder del dinero, evitando a sus clrigos todo
impuro contacto con el siglo: no era ello el programa gregoriano primitivo, que los
papas jams perdieron de vista y cuya realizacin prosegua pese a todos los obstculos
acumulados? El primer efecto de la paz lograda entre el sacerdocio y el imperio fue el
nuevo impulso dado por el pontificado a una reforma por la que tanto luch y sufri.
Para llevar a buen trmino esta tarea reformadora, la Iglesia romana dispuso, en 1123,
de un poder ms fuerte que en tiempos de Gregorio VII". En el plano temporal tambin,
gracias a sus campaas contra las guaridas de bandoleros, se acrecent el poder del
pontificado.
En cuanto al imperio, pareca estar condenado al caos. En vano multiplic Enrique
V sus esfuerzos para restaurar el absolutismo monrquico en Alemania. El emperador
muri en Utrecht, en 1125, a la temprana edad de 44 aos. En lo sucesivo, los
verdaderos seores de Alemania seran unos pocos feudales, invulnerables en sus
burgos.
su soberano, a quien haba jurado fidelidad, sino tambin por la dama cuyos colores
llevaba como distintivo.
aventuras galantes como esencial en la vida del hombre. Hacia los seres prosaicos, que
slo vivan para trabajar y no para pelear, no sentan ms que desprecio. Uno de los ms
celebres trovadores de la poca expresaba as su inconmensurable desdn hacia los
campesinos: "El labrador es un cerdo y vive como un cerdo, por mucha riqueza que
acumule. Esta riqueza slo sirve para que se le suba a la cabeza. Por eso su seor tiene
el deber de tratarlo con dureza y procurar vaciar sus arcas. Quien no trata con mano
dura a sus campesinos, alienta su presuncin. Insensato aquel que no se apodere de los
bienes del campesino cuanto antes. El labriego no tiene por qu quejarse cuando su
seor le hace pasar miseria o le rompe piernas y brazos". A los ojos del orgulloso seor,
slo l o quienes eran como l o de superior categora, merecan el calificativo de
hombres.
El cerrado orgullo de casta de los seores y su predileccin por los combates y
querellas impidieron acaso que el autntico ideal caballeresco llegara a ser realidad.
Pero, pese a todos los reproches que pueden hacrsele, la caballera constituy un paso
ms en el camino para lograr una vida ms amable y brillante que en las rudas pocas
precedentes.
Un castillo feudal
Literatura de gesta
La vida caballeresca, con todos sus claroscuros, se ha perpetuado en la cancin de
gesta y en la literatura cortesana. Las canciones de gesta, relatadas primero de castillo
en castillo, eran asonantadas; luego se hicieron rimadas, para deleite de oyentes y
lectores. En general, se clasifican en ciclos heroicos: gestas del rey, gestas de Guillermo
de Orange, gestas de Doon de Maguncia, etctera. La Chanson de Roland pertenece al
primer ciclo; es la versin pica del desastre de Roncesvalles.
tom el olifante, para que nadie le vitupere, y con la otra mano su espada Durandarte.
Se dirige a un barbecho situado hacia Espaa, ms all del tiro que puede lanzar una ballesta.
Sube a un cerro: bajo un hermoso rbol hay cuatro gradas de mrmol. Ha cado boca arriba en la
hierba verde y all se ha desvanecido, porque la muerte le cerca.
Las leyendas del rey Arturo y de sus caballeros han apasionado a escritores y
poetas hasta nuestros tiempos. La antigua temtica aparece en muchas novelas y poemas
de los siglos XIX, y XX; la clebre noruega Sigrid Undset nos ofrece ingenuos relatos
similares, y Jean Cocteau moderniz a Tristn e Isolda en su filme El eterno retorno.
Para variar los motivos de sus novelas, clrigos y trovadores se inspiraron tambin
en la Antigedad, tal como la conocan a travs de los greco-bizantinos. De hecho, los
hroes del Poema de Alejandro, el Poema de Troya o el Poema de Tebas se comportan
como caballeros de la Edad Media occidental. Cuando los hroes troyanos regresan de
los combates al atardecer, abandonan sus rudas maneras de guerreros al dejar sus
armaduras y se transforman en cultos cortesanos: en la sala del castillo conversan con
donaire con las encantadoras damas, deseosas de escucharles. Alejandro Magno aparece
tambin como un rey medieval.
Estos libros de caballera eran la forma ms fcil que tenan los autores para llegar
a pblicos dispuestos, no slo a escucharlos, interrumpiendo el habitual ambiente de
chanzas y chirigotas, sino adems, a pagarles sus relatos, que por momentos cantaban
acompaados de instrumentos y comparsas.
Dos caballeros, montando caballos enjaezados con lujosos aperos y protegidos por armaduras metlicas,
compiten en un torneo.
Mester de juglara
Tambin fueron objeto de cantares de gesta semejantes otros hroes. La abundante
produccin literaria de los romances que luego fueron tomando forma, sea como
residuos disgregados de antiguos poemascomo algunos creen, o materia pica en
bruto, popular y viva, que, como creen otros, dara ocasin a que cristalizara en poemas,
de los cuales el del Cid, en su copia del siglo XIV realizado por un tal Per Abat, es el
nico conservado. Todo ello, prueba evidente de la riqueza de la poesa pica de
carcter popular en Castilla, y de una paralela riqueza de la lengua en que tal
sentimiento popular se expres.
La gente aprenda y trasmita oralmente estos cantares, pero sus creadores y
mantenedores eran sobre todo los juglares, que, de castillo en castillo, de pueblo en
pueblo, de plaza en plaza, entretenan a su auditorio recitando las hazaas de los hroes
castellanos. Ms tarde ampliaran sus temas; al lado de los cantares picos apareceran
los lricos, que en Galicia y en las cortes de Provenza y Catalua iban a cultivar de
preferencia otros aedos de mayor categora, como corresponda a su distinto ambiente
cortesano: los trovadores.
Con todo, mantener la atencin de un pblico que escucha plantea al autor
problemas tcnicos muy distintos a los del escritor, que slo intuye despus de larga
experiencia cundo al lector "se le cae el libro de las manos". De este hecho se derivan
Los trovadores
En el pas de Oc, al sur del Loira, floreci un gnero especial de poesa, no pica,
sino lrica. Entre el Rdano y el Garona se extenda la tierra de promisin del amor
corts, donde todo se embeba de sentimentalismo. Muchos caballeros y altos
dignatarios se sintieron poetas y cantaron a la mujer y al poder irresistible del amor que
arrastra a dulces locuras. La Provenza se convirti en la patria de trovadores que
cantaban a porfa la belleza de su dama en frases apasionadas y brillantes. El lugar
donde la dama de sus pensamientos diriga sus pasos transpiraba belleza y gracia: el
bosque salvaje se converta en hermoso jardn de rosas y el peor de los palurdos se
transformaba en cortesano caballero en el momento de cambiar una sola palabra con
ella.
Enamorado siempre, de ordinario desgraciado, el trovador iba de un castillo a otro
cantando a las doncellas que hubieran inflamado su corazn, celebrando victorias
conseguidas en las lides del amor y lamentndose de sus fracasos, en tanto no fuesen
objeto de irrisin. Ms de una gran dama conceda favores al trovador por simple
vanidad, para que su fama se extendiera por el mundo y las dems envidiasen su gracia
y su belleza. A veces, la dama ceda al ardiente deseo del cantor por temor a ser
vilipendiada en poemas de stira vengativa, en frases como "mujer que no sabe guardar
su honor por debajo de su cintura".
En la biografa del ms antiguo trovador conocido, el duque Guillermo de
Aquitania, se lee: "Era uno de los hombres ms educados que se hayan conocido nunca
y un seductor a quien resistan pocas mujeres; un caballero diestro en manejar las armas
y siempre mezclado en alguna aventura amorosa. Era maestro consumado en el canto y
en la poesa; durante aos recorri el mundo para conquistar el amor de las bellas
damas". No guardaba el secreto de sus xitos en amor, como aparece evidente en sus
poemas.
Los trovadores se muestran a menudo tan persuadidos de su irresistible encanto,
que hacen sonrer al lector moderno:
Con parecidos trminos suspira uno de los ms clebres trovadores, Peire Vidal
(hacia 1200), aadiendo modestamente:
La jactancia y la pompa no son mi fuerte,
pero es ciertoy nadie lo ignora
que mato a los caballeros
y encadeno a las damas nobles.
Y cul era el fin de estos certeros cazadores de mujeres? Con el tiempo, dejaban
sencillamente de honrar a Venus. Incluso el indomable Guillermo de Aquitania qued al
fin quebrantado; en su ltimo poema no habla ms que de una peregrinacin que
proyecta, en penitencia de su desordenada vida, para "suplicar al Dios de las venganzas
que tenga piedad del pobre pecador. Ahora que el sendero de mi vida se acerca a su fin
suspira piadoso, me pesa el cmulo de mis pecados".
Suplico con el corazn contrito
que me asista en mi ltima hora.
LA EXPANSIN ESCANDINAVA
el comercio como el saqueo, pero luego acabaron por preferir lo ltimo, a lo que
aadieron, en ocasiones, la trata de esclavos.
-Nosotros, caballeros, somos enviados del rey de los francos y exigimos que nos digis de
dnde vens y qu queris.
La respuesta no se hizo esperar:
-Somos daneses, venimos de Dinamarca, y queremos conquistar Francia.
-Quin es vuestro jefe?
-Nosotros no conocemos jefes: todos somos iguales.
-Habis odo hablar alguna vez de un tal Hasting, que fue vuestro compatriota y que est
aqu acompaado de muchos guerreros?
-S, ese hombre comenz bien, pero acab mal.
Hasting continu:
-Queris someteros a Carlos rey de Francia, entrar a su servicio y recibir de l grandes
recompensas?
Los daneses no parecieron entusiasmarse.
-Nosotros no nos sometemos a nadie. La recompensa que ms nos agrada es la que
conseguimos con las armas en la mano y con nuestras hazaas.
-Adnde os dirigs ahora?
-Apresrate a marcharte replicaron los normandos, no nos gustan todas esta
charlataneras y no queremos ponerte al corriente de nuestros proyectos.
La fundacin de Normanda
Pero el deseo de residir en el nuevo pas a donde haban llegado incit a los
normandos a aceptar, en 911, el ofrecimiento de Carlos el Simple para establecerse en
su reino. Las condiciones eran que defendiesen su nueva residencia contra los otros
vikingos, que se convirtieran al cristianismo y se mantuvieran en paz con las dems
comarcas francesas. Por ellos, se llam el pas Normanda; uno de sus jefes, Rollon o
Rolf, la recibi en feudo. De l se cuenta que, en el momento de la investidura, se neg
a seguir la costumbre de besar el pie al soberano, si bien admiti que uno de sus
hombres realizara el acto en su lugar; pero tambin era demasiado altivo para someterse
a ello: al coger el pie del rey, tir de l con tal fuerza para levantarlo, que lo hizo caer
hacia atrs.
La invasin escandinava logr resultado anlogo al de las invasiones germnicas.
En ambos casos, los invadidos se percataron que era posible servirse de una tribu
brbara contra otra, consiguiendo as una defensa de la que eran incapaces. La invasin
normanda qued as localizada. No fue la nica. En 1066, un duque normando,
Guillermo el Conquistador, someti a Inglaterra. Y a finales del siglo XI, los normandos
conquistaron el sur de Italia y Sicilia.
El ducado de Normanda se convirti en un poderoso Estado, cuyo suelo fue
labrado de forma ejemplar y donde la ley y el orden fueron tan venerados como en el
resto de Francia. Los vikingos respetaban la ley. Comprendieron muy pronto la
necesidad, tanto en sus naves como en territorio enemigo, de permanecer unidos y obedecer a su jefe; el reparto del botn estaba sometido a reglas bien determinadas. Era
innata su obediencia a las leyes que ellos mismos se haban impuesto. Muchos llevaron
consigo a su mujer e hijos, y les siguieron otras mujeres normandas para vivir con sus
parientes y conocidos. Los corpulentos y rubios normandos fueron los sbditos ms
vigorosos de la corona francesa. A la larga, acabaron por mezclarse con los autctonos y
convertirse todos al cristianismo.
En cuanto a las Islas Britnicas, sufrieron a los vikingos aun ms que el
continente. El litoral del reino franco fue atacado sobre todo por los daneses; los celtas y
los anglosajones hubieron de soportar los asaltos de daneses y noruegos a la vez. Los
noruegos pasaron a las islas Shetland, Orkney y Hbridas, y all se quedaron.
fortificaciones montaosas y all arrastraron una vida bastante precaria durante un siglo,
hasta que fueron deportados como esclavos a la Apulia.
El perodo normando constituy una poca de esplendor para Sicilia,
florecimiento resultante de un gobierno fuerte que procur mantener el orden en el pas,
sin pretender una unificacin artificial de sbditos de distintas razas y religiones. A
condicin de respetar el orden y la ley, se permita a todos seguir sus tradiciones. As,
los diversos elementos de la poblacin podan contribuir a la civilizacin comn e
influir favorablemente en los dems, sin verse forzados a renunciar a su existencia
nacional y religiosa. Naci as una civilizacin rica y refinada. Los normandos de Sicilia
emplearon su poder para edificar, no para destruir. Las instituciones de Roger I y Roger
II fueron una verdadera obra maestra, comparable a un delicado mecanismo de relojera.
Para ello se necesitaban jefes como aquellos que las crearon; en otras manos no
pudieron funcionar.
todas las iglesias de Francia y de Inglaterra, clamaba al cielo: "Del furor de los normandos,
lbranos, Seor!"
Un barco vikingo; observe el mascarn de proa; en la popa se ubica el timonel. Un hombre atiende el
velamen, y los guerreros han dispuesto sus escudos ordenadamente (Del tapz de Bayeaux, realizado
en el siglo XI).
Segn la tradicin, en 907 Constantinopla avist unos dos mil navos con ochenta
mil suecos y rusos a bordo, dirigidos por su jefe Oleg o Helge. Para librarse de un
espantoso saqueo, los bizantinos hubieron de pagar un rescate muy elevado y conceder a
los vikingos libre derecho de entrada para sus mercancas y otros privilegios de tipo
comercial. Acto seguido, los nrdicos regresaron a sus pases. Volvieron luego con sus
barcos atestados de pieles, cueros, miel y cera, que tanto necesitaban los griegos para
sus iglesias. Otros vikingos se quedaron en Miklagard y se alistaron en la guardia
imperial, del mismo modo que sus antepasados germnicos sirvieran, mil aos antes, de
apoyo al trono de los csares. Se dio a estos "brbaros de hachas de Thul" el nombre de
vringar (varegos), que significa juramentados (var = promesa). Eran muy estimados
por su fuerza fsica y su lealtad. Los griegos los comparaban a los hroes de Homero.
Desde el mar Negro, los varegos remontaron el curso del Don. Cerca del mar
Caspio hallaron nuevos campos de actividad. Tomaron contacto con los persas y los
rabes, en quienes los vigorosos nrdicos causaron gran impresin. En Suecia, en
especial en Gotland, se han encontrado unas cuarenta mil monedas rabes, as como
diversas alhajas orientales y otros objetos que evidencian las relaciones entre los suecos
y los pases rabes. Ms de treinta piedras rnicas mencionan gentes que marcharon a
Oriente; expedicionarios que fueron a Grecia, uno de ellos "jefe del ejrcito de los
varegos".
Pero lo que ms interesa en esta seccin es que los primeros prncipes y
aristcratas de Ucrania, Bielorrusia y Rusia fueron suecos. En tmulos de Rusia se han
hallado objetos que evocan las expediciones suecas. El recuerdo de las hazaas de los
vikingos ha quedado vivo en las canciones populares rusas de las orillas del mar Blanco,
y viceversa, en los cantos picos rusos aparecen a veces vocablos de origen
escandinavo.
A pesar de su inmensa superficie, la Rusia actual no slo posee un litoral europeo muy
reducido, sino que, adems, la mitad de l bordea el ocano glacial rtico y el mar Blanco.
Rusia es, por tanto, un pas esencialmente continental, en oposicin a las regiones tan
especficamente martimas de la Europa occidental.
En cambio, Rusia compensa dicho inconveniente gracias a una notable red de ro
navegables: el curso del Volga alcanza 3.700 kilmetros y cuenta con numerosos afluentes, uno
de los cuales, el Oka, tiene 1.550 kilmetros de longitud, en tanto que el Rin, segundo de
Europa occidental, slo tiene 1.300; el Kama, otro afluente del Volga, sobrepasa incluso al Oka
en trescientos kilmetros. La cuenca del "padre Volga" o de la madrecita" como le llaman los
rusos, ocupa casi tres veces la superficie de Francia No obstante, esta enorme red fluvial
proporcionara a Rusia mayores ventajas econmicas si el Volga desembocara en un ocano en
lugar de un mar interior como el Caspio; adems, los ros rusos pierden pacte de su valor como
vas de comunicacin por permanecer helados durante el invierno, como tambin el mar Blanco
y los sectores septentrionales del Bltico. Por ltimo, el trfico por el Dniper, el mayor ro que
desemboca en el mar Negro, est cortado por numerosas cataratas.
El Volga, el Dniper y el Neva corto, aunque muy apto para la navegacin son
arterias esenciales en el trfico econmico de Rusia. A estas tres corrientes fluviales
corresponden tres pocas de la historia del pas: en el Dniper se encuentra la capital del primer
imperio, Kiev; Mosc se halla situada en el Volga, o mejor dicho en uno de sus afluentes; por
ltimo, la antigua ciudad residencial de los modernos zares, San Petersburgo, hoy Leningrado,
se levanta junto a las orillas del Neva.
Cosacos y rusos
Al norte de los montes Cucaso y del mar Caspio, el poderoso imperio de los
cosacos protega el territorio habitado por los eslavos, de las peligrosas incursiones de
los pueblos nmadas de Asia.
Los cosacos eran un pueblo de origen turco, cuyo soberano y principales jefes
haban adoptado la religin judaica en el siglo VIII. Su capital, Itil, en el curso inferior
del Volga, constitua un centro comercial entre Europa y Asia. Los cosacos pasaron al
mar Negro y llegaron a Bizancio, con cuyo imperio mantuvieron un comercio muy
activo. El pueblo cosaco fue el primero de la Europa oriental que entr en contacto
directo con los rabes; despus los cosacos comerciaran tambin con los "rus"; o sea
con los miembros de la casa real, fundada por Rurik en Kiev.
A principios del siglo IX, las hordas asiticas comenzaron a amenazar la
existencia del Estado cosaco. Al mismo tiempo, otro pueblo entr en escena en el norte;
era tambin gente capaz de crear una organizacin poltica. Se trataba de los suecos
vikingos, marinos y comerciantes de cabellos rubios color de su cabellera que indujo
a los eslavos a llamarles "rus"?-, y que fundaron un Estado, al que se dio asimismo el
nombre de Rusia. El ncleo de este primer imperio ruso fue originariamente Novgorod
y ms tarde Kiev, "madre de todas las ciudades rusas", residencia del "gran prncipe" de
Rusia, ttulo adoptado por los dominadores escandinavos.
Los primitivos "rus" introdujeron en su territorio el comercio como medio de
subsistencia, sin abandonar por ello la pesca, la caza y la agricultura; y fue ante todo
este inters comercial comn, el mvil que confeder las ciudades "rusas" en un solo
Estado, bajo la hegemona de Kiev.
El gran prncipe deba garantizar la proteccin de las ciudades mercantiles rusas,
as como la seguridad de las rutas comerciales. Con el fin de sostener las tropas que
necesitaba, cre impuestos que deban satisfacer los habitantes de las ciudades, tributos
que se pagaban sobre todo en especie, con preferencia pieles, cera y miel. Para
transformar estos productos en dinero contante, el gran prncipe practicaba, tambin, un
importante comercio de exportacin.
orilla, hasta el mar Negro, donde podan navegar directamente hacia Constantinopla, a
la vez que otros navos lo hacan del mismo modo, descendiendo por el curso del Don.
Los primitivos rusos pudieron, de esta forma, dominar las tribus eslavas mientras
recibieron refuerzos de Suecia, su antigua patria.
Con el tiempo, stos disminuyeron y la corriente migratoria termin por agotarse;
desde entonces las pequeas comunidades germnicas, absorbidas por los eslavos,
adoptaron su idioma.
Tal aficin a la bebida debe estar muy arraigada desde antiguo en el carcter ruso, pues
aparece claramente mencionada en las enrgicas advertencias que da a este respecto una especie
de "catecismo" ruso que data del siglo XVI. Dicha aficin contribuye tambin, sin duda, a la
melancola que se manifiesta en los cantos populares; quiz sea consecuencia del clima y del
duro combate por la existencia que unas y otras generaciones de rusos han debido sostener
durante innumerables inviernos en aquellas estepas hostiles; como tambin a consecuencia de su
prolongada esclavitud, con su secuela de hambres y privaciones. El ruso pareca sentir la
necesidad de olvidar sus preocupaciones entregndose al alcohol, y la borrachera no le pareca
escandalosa ni perjudicial: sino una amiga que, frente a sus necesidades, le haca estar alegre o,
al menos como el sueo, le libraba de sus penas. Adems, es ms fcil conseguir la embriaguez
que el sueo. Ms tarde, el propio gobierno induca al pueblo a la bebida, lo que fue una
desgracia nacional. El zar posea el monopolio de elaboracin del vodka y no slo recompensaba a los taberneros que realizaban con l buenos negocios, sino que castigaba a
quienes se mostraban poco celosos en hacer beber a sus clientes. Las "tabernas del zar" se
convirtieron con el tiempo en centros de corrupcin econmica y moral.
Durante varios siglos, el pueblo ruso consider muy natural el hecho de beber hasta la
saciedad, cada vez que se presentaba ocasin. Los primeros embajadores rusos que visitaron
Espaa, en 1667-1668, se asombraron de la sobriedad de los espaoles: "No hemos visto un solo
borracho tendido en el arroyo, ni nadie que perdiera el dominio de si mismo por el influjo de la
bebida".
En 1709, el vicealmirante dans Just Juel, entonces embajador en Rusia, se quejaba
amargamente de las costumbres locales: "Es casi imposible salir de un banquete sin arruinarse la
salud a fuerza de beber". Incluso en la corte, durante una recepcin en el palacio de la zarina,
madre de Pedro I, tanto la reina como las princesas se entregaban de tal manera a la bebida, que
todos los invitados se consideraban autorizados a sumirse en la suave euforia a la media hora, y
nadie poda retirarse antes de estar completamente borracho.
El primer templo cristiano en Rusia fue la iglesia de San Basilio, en Kiev, fundada por
Vladimir, sobre una colina donde antes existi el dolo de Perun. Luego se fundaron otros
templos en Kiev: el de Desiatin-Naya (hacia 996-989) del que apenas quedan los cimientos, y el
de Santa Sofa (1037), que todava se conserva. Al mismo siglo XI pertenece otra iglesia,
llamada tambin de Santa Sofa, en Novgorod (1045-1052). Estos dos ltimos templos fueron
ornamentados con numerosos frescos que caracterizan el arte bizantino.
11
Yaroslavl el Sabio
Mediante el asesinato de algunos de sus parientes lo que no deja de recordar los
procedimientos de Clodoveo, Vladimir logr hacerse dueo de Rusia. A su muerte,
sus doce hijos lucharon entre s por la sucesin; el mayor hizo asesinar a tres de sus
hermanastros, pero fue a su vez expulsado del reino por un cuarto hermano, Yaroslavl, y
muri en el destierro. Acto seguido, Yaroslavl prosigui la lucha contra otro de sus
hermanos hasta que qued como nico dueo de Kiev, y en 1034 logr unir toda Rusia
bajo su cetro. Yaroslavl contrajo matrimonio con una hija del rey de Suecia y tuvo
numerosos soldados escandinavos en su guardia personal. Tres de sus hijos se casaron
con princesas alemanas; l, pudo ms: cas a sus tres hijas con los reyes de Francia, de
Noruega y de Hungra, relacionndose as con los pases occidentales.
Yaroslavl fue un conquistador; ampli las fronteras de su imperio en todas
direcciones. Pero tambin puso mucho inters en las actividades culturales. Lector
incansable, aficion tambin a su pueblo a la lectura. Su padre haba fundado en Kiev
una escuela; Yaroslavl estableci otra capaz para trescientos alumnos en la ciudad de
Novgorod. Durante su reinado fueron acuadas las primeras monedas rusas que
llevaban a un lado el nombre de Yaroslavl en eslavo y al otro el mismo nombre en
griego (Georgios). Adems, Yaroslavl es considerado como el padre de la legislacin
rusa; por eso las crnicas le dan el ttulo de Sabio. Reuni sus leyes que ofrecen
notable similitud con las del antiguo cdigo escandinavo en dos cdigos, civil y
eclesistico, que recibieron el nombre de Rskaia Pravda (La "Verdad rusa").
Acerca de esta compilacin legislativa de Yaroslavl, dice el historiador Alexis Markott.
"ste no es propiamente un cdigo civil, en el que se estableciera la base esencial de los
derechos pertinentes a los particulares, sino mejor un libro que contiene nicamente las leyes
para castigar los crmenes y defender los intereses materiales de los ciudadanos, aunque
considerando estos crmenes y derechos de una forma muy primitiva. Entre estos crmenes se
conceptuaban el homicidio, el robo, apropiacin ilegal de las herencias, malversacin del dinero
ajeno y los fraudes y estafa, en asuntos comerciales. Las autoridades no se ocupaban en detener
al criminal, pues esta tarea corresponda al mismo perjudicado; ste deba buscar tambin y
hacer comparecer ante los tribunales a los testigos del crimen, sin los cuales estaba prohibido
acusar y detener al culpable. La pena capital no se aplicaba casi nunca, porque todos los
crmenes se podan castigar con una indemnizacin pecuniaria. Esta indemnizacin, de no tener
dinero el acusado, deba pagarla convirtindose en esclavo del perjudicado por un tiempo
proporcional a la magnitud del crimen."
Yaroslavl fue tan piadoso cristiano que, segn se dice, hizo exhumar los restos
mortales de sus tos asesinados a fin de bautizarlos y proporcionarles luego sepultura
cristiana. Falleci en 1054; su sepulcro constituye una de las ms bellas joyas de la
iglesia de Santa Sofa, en Kiev.
Yaroslavl dividi el imperio entre sus cinco hijos. En su lecho de muerte, los
exhort fervorosamente a que se amaran y ayudaran entre s, y a que permanecieran
unidos. El primognito, que recibi el principado de Kiev y Novgorod, deba ser como
un padre y un gua de sus hermanos ms pequeos. Pero, apenas desapareci Yaroslavl
de escena, estall entre ellos una violenta lucha por el poder. Las guerras sostenidas
contra los pueblos vecinos, nmadas o seminmadas complicaron an ms la situacin.
"En aquella poca, en los campos de Rusia, se oa a veces la cancin del labrador, pero
con mayor frecuencia el graznar de los cuervos que se disputaban los cadveres", dice
un canto popular ruso de finales del siglo XI.
Rusia, y tambin se deca entonces "todos los caminos conducen a Kiev", la misma
frase que antes se aplic a Roma.
Jorge, cerca de Novgorod (1129), y en esta misma ciudad, los monasterios de San Antonio y San
Jorge (1117-1119).
LA RECONQUISTA HISPNICA
"Et porque a aquella sazn era la guerra con los moros tan grand et tan cutiana
dice la Crnica General de Alfonso X assi los caualleros et los condes et aun los
reyes, parauan sus cauallos dentro en sus palatios, et aun segund cuenta la estoria,
dentro en sus cmaras o durmien con sus mugieres, porque luego que oyesen ferir
apellido touiessen prestos sus cauallos et sus armas, porque se pudiessen armar sin otra
tardana para salir all."
La primera expansin territorial de consideracin se llev a cabo en la segunda
mitad del siglo IX, durante los reinados de Ramiro I, Ordoo I y Alfonso III el Magno.
Una antigua tradicin sostiene que en tiempos de Ramiro ces de pagarse a los
musulmanes un "tributo de cien doncellas", humillacin no comprobada aunque s
verosmil, dada la idiosincrasia rabe. Lo cierto es que la expansin del reino asturiano
lleg hasta las riberas del Ebro, con la toma de Calahorra (844). Luego fueron
reconstruyndose y repoblndose plazas fuertes Tuy, Astorga, Len objetivos
enemigos en aos anteriores. Por ltimo, Alfonso III aprovech la desintegracin
poltica del emirato cordobs en tiempos de Almndir (886-888) y Abdala (888-912)
para ampliar sus dominios. Fortific y repobl Zamora, Toro y Simancas, localidades
ribereas del Duero, ro que qued como lnea divisoria entre cristianos y musulmanes.
Haba sido liberada una cuarta parte, aproximadamente, del territorio peninsular. En el
ao 932, Ramiro II y sus huestes llegaron por vez primera a Madrid; pero eso no pas
de ser una correra afortunada.
El ncleo navarro
Aunque la marea islmica lleg a tierras vasco-navarras, no arraig en el pas.
Aos despus de la invasin, diversos seoros vascones mantenan su independencia,
sometidos ocasionalmente al poder puramente nominal de musulmanes y francos,
que parecan disputarse el territorio. Este ncleo se caracteriz por su espritu de
independencia y cierta falta de colaboracin con los dems reinos cristianos. Iigo
Arista parece ser el fundador de la primera dinasta real navarra en el siglo IX; su hijo
Garca Iiguez fue seor de Pamplona en el ao 860. Medio siglo despus realiz
Navarra su mayor expansin. Sancho Garcs I dilat sus posesiones hasta la cuenca del
Ebro, con la conquista de Njera, Tudela, Valtierra y Viguera (921). A mediados de
siglo, la proyeccin navarra, al socaire de la cordillera pirenaica, lleg hasta el territorio
aragons de Jaca.
El monarca ms famoso del reino navarro es Sancho Garcs III el Mayor, que
inici su gobierno precisamente en el ao 1000. Fue el suyo el ms poderoso de los
reinos cristianos peninsulares de la poca. No slo se anexion los condados de Aragn,
Ribagorza y Sobrarbe, sino tambin el de Castilla, eh virtud de su matrimonio con doa
Elvira, hermana de Garca, conde castellano. La meseta septentrional se convirti de
este modo en zona de interferencias entre los reinos leons y navarro. Al morir Sancho
Garcs III, en 1035, reparti las tierras de su extenso patrimonio entre sus cuatro hijos,
complicando y debilitando, al propio tiempo la poltica reconquistadora por
espacio de algunos aos.
Algo nuevo haba de emerger, sin embargo. An admitiendo que el navarrismo
fuera entonces un espritu hispnico doblado de europesmo, por otra parte un
afortunado juego sucesorio y matrimonial cambi la faz de la historia peninsular.
Fernando I (1035-1065), hijo de Sancho el Mayor y rey de Castilla, elimin a Len en
su calidad de reino hegemnico de la altiplanicie duriense. Castilla pas as a ocupar el
primer plano en la poltica hispnica en detrimento de Navarra y Len, que se
convirtieron en reinos secundarios. En la mitad del siglo XI se produjo una situacin
crucial histrica, un momento trascendental para el porvenir de toda la pennsula.
La Marca Hispnica
La intervencin carolingia al sur de los Pirineos se efectu con carcter operante a
partir de la institucin del reino de Aquitania, gobernado por Luis el Piadoso, hijo de
Carlomagno. Amenazado por los rabes, decidi Luis constituir una "marca" o frontera
fortificada, iniciada con la conquista de Gerona (ao 785). La consolidacin de la
llamada Marca Hispnica no se realiz de modo definitivo hasta la conquista de
Barcelona, despus de un ao de bloqueo y un asedio de siete meses (801). Durante casi
tres cuartos de siglo, el pas fue gobernado por condes dependientes del imperio
carolingio.
La Marca Hispnica fue un cuerpo poltico mal definido, donde convivan nobles francos
con exiliados visigodos y emigrados hispnicos, sobre una poblacin indgena muy removida a
causa de las guerras. "Las condiciones defensivas de la Marca dice Vicens Vives, que en los
Pirineos protega a Europa contra los posibles retornos del poder musulmn, la transformaron en
un reducto militar de primer orden, en el cual la naciente organizacin feudal europea tuvo
campo privilegiado de expansin. La colonizacin agrcola del pas, la recia estructuracin del
vasallaje, la difusin cultural de los monasterios del sur de Francia y la misma dependencia
poltica de sta a Roma, crearon en Catalua una sociedad distinta de la de los bravos
montaeses astures, de los grandes potentados musulmanes o de los ensimismados mozrabes.
Pese al establecimiento de una dinasta condal propia en Barcelona, por obra de Wilfredo el
Velloso (874-898), l mismo proveniente de Carcasona, en el Languedoc, es evidente que
durante dos centurias los condados catalanes latieron al ritmo de Francia, aun sin olvidar el
apremiante problema de defenderse a diario contra las potentes arremetidas de los musulmanes".
El condado de Barcelona
El primer conde independiente de la Marca fue Wifredo el Velloso, que liber
Montserrat y muri combatiendo a los musulmanes. Foment la actividad del
monasterio combatiendo a los musulmanes. Foment la actividad del monasterio de
Ripoll, importante foco cultural del nordeste peninsular. Sus sucesores no slo
procedieron a dilatar sus dominios ms al sur y al poniente de la cuenca del Llobregat,
sino que participaron en la complicada poltica desarrollada en los condados y pequeos
seoros de los Pirineos orientales y en la lucha contra las fuerzas dIl califato cordobs.
As, el conde Ramn Borrell, despus de su visita al Papa Silvestre II que tanta
relacin mantuvo con los condados catalanes-,combati al hijo de Almanzor y
emprendi una expedicin a Andaluca, ms temeraria que provechosa para su pas
(1010).
El condado consolid su importancia poltica a lo largo del siglo XI. Ramn
Berenguer I, llamado el Viejo por su precoz entendimiento y sensatez, adquiri por
conducto matrimonial algunos condados al norte de los Pirineos Carcasona, Foix,
Narbona y otros-, y robusteci su autoridad interna, atajando los abusos y desmanes del
feudalismo, mediante la compilacin denominada Usticos o Usatges, de carcter
legislativo y regulador de las relaciones entre seores y vasallos. Su reinado Y el
siguiente fueron amargados por dramas familiares. La tercera esposa de Ramn
Berenguer, la bella Almodis, fue asesinada por un 'hijo del primer matrimonio del
conde. Al morir ste (1076) dej su condado "pro indiviso" a los dos hijos gemelos que
tuvo de Almodis: Berenguer Ramn II y Ramn Berenguer II Cabeza de Estopa, apodo
que recibi por su cabellera rubia y encrespada. Un da, cazando en los bosques, que se
extendan entre Hostalrich y San Celoni, fue hallado el cadver de Cabeza de Estopa
acribillado de heridas. La voz popular atribuy el crimen a su hermano, al que llam "el
Fratricida"; a tal efecto se supone que fue citado ante un tribunal presidido por Alfonso
VI de Castilla y vencido en un "juicio de Dios". Dcese que, para expiar el supuesto crimen, pas a formar parte de la cruzada de Godofredo de Builln y muri en Tierra
Santa. Culpabilidad que no ha sido comprobada.
Su sucesor, Ramn Berenguer III el Grande hijo de Ramn Berenguer II
Cabeza de Estopa cas con una hija del Cid Campeador. Luego en 1112 contrajo
matrimonio con Dulcia, hija de los condes de Provenza, lo que le permiti dilatar sus
dominios por el sur de Francia, casi hasta tierras italianas. Era aqulla la poca brillante
de los trovadores, que tanto influjo ejercieron en la primitiva poesa catalana. Adems,
Ramn Berenguer III particip en una cruzada naval, organizada por la repblica de
Pisa y aprobada por el Papa Pascual II, contra los piratas sarracenos de las Baleares.
Una flota de quinientas naves zarp del puerto de Salou hacia la isla de Ibiza,
derrotando al enemigo y revolvindose acto seguido contra Mallorca, en donde tambin
fueron vencidos los musulmanes. La empresa se malogr a causa de una epidemia que
se ceb en las huestes cristianas, pero sirvi de precedente y premisa para la reconquista
de las islas un siglo ms tarde.
Antes de morir, Ramn Berenguer III ingres en la orden de los templarios,
dejando el gobierno del condado a su hijo Ramn Berenguer IV. ste logr la
reconquista total de Catalua aduendose de Lrida y su comarca, y dominando el bajo
valle del Ebro con la toma de Tortosa. Por su matrimonio con la princesa Petronila,
heredera del reino de Aragn (1150), pudo unificar polticamente y de modo definitivo
ambas soberanas, originndose as el doble reino catalano-aragons, equivalente del
castellano-leons de la parte occidental del norte peninsular.
siglo X, Len no rebas los siete mil habitantes, cifra evidentemente alta en
comparacin con las europeas. En la misma ciudad leonesa, apenas se ha podido
documentar para este siglo la existencia de meda docena de tiendas." Coincidiendo con
la disgregacin poltica del califato, conocida con el nombre de reinos de "taifas"
Muluk al-tawaif, reyes locales-, la monarqua leonesa volvi a su expansin territorial.
Hacia el oeste, Alfonso V trat de dominar al norte portugus y puso sitio a Viseo,
donde perdi la pida. Su sucesor. Bermudo III, y el reino leons quedaron eclipsados
ante la personalidad de Sancho Mayor de Navarra y la creciente importancia de Castilla.
La repoblacin cristiana de las tierras reconquistadas se efectuaba asentando
ncleos humanos en pequeas colinas fortificadas o en las mrgenes y confluencias de
los ros, donde la defensa fuera fcil. En otros puntos, pudieron ser restauradas las
antiguas estructuras urbanas fundadas por los romanos, y precisamente Len era una de
ellas. Con referencia a la repoblacin del valle del Duero, debe tenerse en cuenta,
adems, que a lo largo del siglo IX ya se haban iniciado algunos asentamientos en
todos aquellos territorios que los musulmanes haban ido abandonando, con gentes
procedentes de Galicia, Asturias y regiones montaosas cantbricas, vascones en
especial, as como con algunos mozrabes emigrados desde el sur, con motivo de las
dificultades all surgidas en los momentos de crisis martirial; por ejemplo, mozrabes
procedentes de Toledo repoblaron Zamora y restauraron el monasterio de Sahagn
(904). Ya es sabido qu estas ocupaciones territoriales eran muy simples y quedaban
perfectamente legalizadas mediante la llamada "presura" o "aprisio"; es decir, la
obtencin de la propiedad de un lugar yermo concedido por el rey o sus representantes,
por el solo hecho de cultivarlo, bastando para ello que un grupo de peones buscase una
zona con agua para asentarse en ella y poner en explotacin terrenos vacos. En algunos
lugares, los "presores" lo manifestaban pblicamente enarbolando el estandarte real y
haciendo sonar un cuerno, al propio tiempo que recorran los lmites del terreno que
iban a poner en explotacin.
Durante el siglo X debemos continuar fijando la atencin en estos hechos
humanos de tanta importancia, como la repoblacin de la meseta duriense. Todo ello dio
lugar a un vivo proceso de democratizacin de la zona fronteriza, al otorgar los
monarcas amplios privilegios a cuantos acudieron a poblar las ciudades y villas
fortificadas de antigua o reciente fundacin. Al mismo tiempo, engendr un espritu
llamado a desempear un notorio papel en la vida espaola: el castellano.
El condado castellano
Castilla, "tierra de castillos", que iba a abarcar ms tarde casi toda la meseta
espaola, era en sus orgenes una zona de mnima importancia. El Poema de Fernn
Gonzlez nos la describe de esta manera:
"Estonqes era Castylla un pequneno rryncon,
Era Montes Doca de Castylla moin,
Moros tenan a Carao en apuesta sacon.
...........................................................
Entones era Castylla toda una alcalda,
Maguer que era pobre, esa ora poco vala.
Nunca de buenos omnes fuera Castylla vaa,
De quales ellos fueron, parese oy da,
Ovo nonbre Fernando el conde de prymero,
Nunca fue en el mundo otrro tal cavallero... "
Hasta el mismo ao en que comienza el siglo IX no es siquiera mencionado su
nombre. Pero fue brava tierra de marca y frontera, preferida por los ejrcitos
cordobeses en sus correras y algaras. Los monarcas leoneses no la consideraron ms
que como amplia faja defensiva de su propio reino. Los condes castellanos dependan
del rey de Len, pero se mostraban a menudo insumisos, tendencia que recogen los
versos del Romancero o colecciones de romances, poemas cortos de la literatura espaola medieval. Al principio, Castilla slo contaba con algunas plazas fuertes Amaya,
Pancorbo, etctera para defender una zona que abarcaba del alto Pisuerga al alto
Ebro. Los cronistas medievales afirman, sin que podamos confirmarlo, que la regin
castellana se deslig de la soberana leonesa, designando dos jueces, Lan Calvo y Nuo
Rasura, en rgimen de autogobierno. Lo cierto es que el primer jefe estatal castellano
fue Fernn Gonzlez, figura histrica matizada de leyenda, que llena todo el perodo de
mediados del siglo X y es hroe de gestas y romances. Poltico sagaz y experimentado,
ampli su condado, se anexion vecinos seoros y consigui "de facto" la
independencia del pas.
Pasado el largo perodo de invasiones procedentes del califato, que tanto
castigaron el territorio castellano, el condado no mostr sntomas de recuperacin.
Durante los primeros aos del siglo XI, pareca que Castilla iba a caer de nuevo bajo la
rbita leonesa; en realidad, pas a poder del reino navarro. Fue slo una poca de
transicin; a la muerte de Sancho el Mayor de Navarra (1035), recobr definitivamente
su independencia.
monarqua. Cuatro aos despus pudo ampliar sus dominios con la anexin de los condados de Ribagorza y Sobrarbe, debido a que su hermano Gonzalo, seor de ellos,
muri asesinado y sin sucesin.
Al principio, la reconquista aragonesa fue lenta y difcil. Varias poblaciones
fueron cayendo en poder de los cristianos: Benabarre, Graus, Barbastro. Un prncipe
emprendedor, Pedro I, derrot en Alcoraz a un nutrido ejrcito musulmn y prosigui el
sitio de Huesca, iniciado en el reinado de su padre, quien muri en su intento de conquistar la plaza: en su agona hizo jurar a su sucesor que rematara la empresa. Ello se
logr en 1096. Desde entonces se vera la fulgurante expansin de un pequeo Estado
en busca de espacio vital.
Por espacio de treinta aos (1104-1134), Alfonso I el Batallador permaneci en
lucha constante contra el emirato zaragozano. Como contrajera matrimonio con doa
Urraca, hija del monarca castellano Alfonso VI, viose envuelto en la turbulenta poltica
de aquel reino y en la red de intrigas de su consorte. Las psimas relaciones entre ambos
cnyuges dieron mucho que hablar. El Batallador trataba a su mujer "mal de palabra y
no mejor de obra, propasndose a poner en la reina las manos y los pies, dndole
bofetadas en el rostro y puntapis en el cuerpo", como dice Flrez; tambin ella, algo
peor que frvola, daba motivos ms que suficientes para tales tratos. De un modo u otro,
malogrse la unin poltica castellano-aragonesa proyectada con tales enlaces
matrimoniales, que tampoco tuvieron xito ms tarde cuando se habl de unir un
prncipe castellano con Petronila, sobrina del Batallador, y que cas, como queda
indicado, con Ramn Berenguer IV.
Conquistadas las plazas de Egea, Tauste y Tudela, lograba Alfonso I de Aragn la
conquista ms sensacional: Zaragoza, llave de la cuenca del Ebro y capital natural del
reino (1118). La liberacin de Tarazona, Borja, Epila, Calatayud, Alhama y otras plazas,
le permitieron duplicar sus dominios. Como si ello no bastara, emprendi una temeraria
correra a travs del territorio musulmn, llegando hasta los comarcas de Salobrea y
Vlez Mlaga, liberando a unos quince mil cautivos y subyugados mozrabes
(cristianos residentes en tierra islmica), que fueron luego esplndidos colonos y
repobladores de las zonas que conquistara a ambos lados del Ebro.
Estas espectaculares correras eran posibles y a veces, nada dificultosas tanto en el
bando cristiano como en el musulmn. En realidad, las famosas cincuenta campaas del
dictador Almanzor no fueron sino una afortunada y continua algara que dur un cuarto de siglo.
Alfonso VI, rey de Castilla y de Len, para vengarse en 1082 de los sevillanos, recorri en
algara su reino y lleg hasta las playas de Tarifa, donde, metiendo su caballo en el agua, dijo la
frase clebre: "Esta tierra, ltimo lmite de Espaa, la he pisado yo". El Cid Campeador recorri
a placer y a discrecin todas las regiones levantinas peninsulares. El rey castellano Alfonso VIII
emprendi correras por territorios andaluces; en 1194, avanz hasta las playas de Algeciras,
desde donde lanz un arrogante reto al emperador almohade del norte de frica.
uno por uno. Cas con Ins de Poitiers y tuvo una hija, Petronila, que cas con el conde
cataln Ramn Berenguer IV.
Alfonso VI y el Cid
Uno de los caballeros nobles de aquel tiempo, el Cid Campeador, tom el camino
hacia el Mediterrneo indicado por el rey Fernando I. Llambase Rodrigo Daz de
Vivar. Era alfrez de Sancho II, al que sirvi con lealtad en todas sus campaas. El Cid
yendo a cobrar tributos a Sevilla, luch all al servicio del rey moro contra el de Granada, a cuyo servicio estaba su enemigo Garca Ordez, noble castellano del partido
"leons". Como los trasiegos personales polticos son frecuentes, lo propio que el Cid
fue a Sevilla y Garca Ordez a Granada, asimismo los reyes Alfonso VI y Garca se
refugiaran, respectivamente, en Toledo y Sevilla. Todos recorran Espaa entera, de
corte en corte, sin preocuparse de si eran musulmanes o cristianos, bastndoles con que
fuesen amigos o enemigos. Cuando alguno era "desterrado" sea Alfonso, sea el Cid
acuda a casa de sus amigos los reyes moros, sean de Toledo o de Zaragoza, antes que
ponerse al servicio del rey de Francia u otro prncipe cristiano de allende los Pirineos.
La poltica disgregante de Fernando, que haba convertido sus Estados en cinco
reinos de taifas o poco menos, no complaca a Sancho II de Castilla, quien trat de
unificarlos de nuevo bajo su mando. Garca fue pronto expulsado de su reino gallego y
Sancho volvi entonces sus armas contra Alfonso VI de Len. Derrotado ste en los
campos de Golpejera (1072), fue apresado y encarcelado en Burgos, pero recobr la
libertad gracias a los buenos oficios de Urraca, la hermana apasionada de Alfonso; el
destronado leons pas entonces a refugiarse en la corte del rey moro Al-Mamn de
Toledo como Garca busc amparo en la de Al-Motamid de Sevilla, lo que
evidencia una vez ms la excelente armona entre soberanos cristianos y musulmanes en
tiempos de paz.
Durante su estancia en Toledo, breve pero decisiva, Alfonso no permaneci
ocioso. "Al-Mamn acogi a Alfonso con esplndida hospitalidad narra G. de
Valdeavellano-, lo aloj en su suntuoso palacio, que se alzaba sobre las murallas de la
ciudad, frente al puente de Alcntara. El desterrado, que poda pasearse por los dilatados
jardines de la "Huerta del Rey", al otro lado del ro, tuvo ocasin de presenciar las
brillantes fiestas de la corte toledana, de ponerse en contacto con los sabios y poetas que
en ella vivan, de familiarizarse con las costumbres moras, de recorrer libremente
Toledo y sus fortificaciones, y aun de guerrear a veces con los musulmanes enemigos de
Al-Mamn."
Sancho II, una vez conquistados Len y Galicia y el seoro de Toro, trat luego
de apoderarse de Zamora, defendida por Urraca con la mayor tenacidad. Ante los muros
de esta plaza sucumbi Sancho en un atentado perpetrado por un fingido desertor. El
Romancero refleja abundantes pasajes de esta poca y nos ofrece una serie de cuadros
picos con un Cid histricamente deformado, exigiendo que el nuevo soberano Alfonso
VI demuestre su inocencia ante posibles sospechas de complicidad en aquel asesinato:
En Sancta Gadea de Burgos,
do juran los hijosdalgo,
all le toma la jura
el Cid al rey castellano...
Desterrado el Cid, paladn de la corte castellano-leonesa, se vio obligado a
merodear por tierras levantinas, ofreciendo su ayuda y experiencia militar a unos y a
otros. La muerte del rey Al-Cdir de Valencia le permiti asentarse definitivamente en
esta ciudad, seoreando un territorio que comprenda desde el Maestrazgo hasta Penna
Cadiella (Benicadell), lmite entre las provincias de Valencia y Alicante. Logr resistir
la invasin de los fanticos almorvides norteafricanos, que aunque, segn parece, no
pudieron tomar la ciudad en vida del Cid, la tuvieron en su poder tres aos despus de la
muerte del hroe, en 1102. Jerusaln haba cado en aquellas fechas en poder de los
cruzados.
El ltimo cuarto del siglo XI seala un cambio en la situacin y en la mentalidad,
poltica e ideolgicamente, de la sociedad espaola. Hasta entonces haba habido cierta
tolerancia entre cristianos y musulmanes; sta apenas seguira siendo posible, luego, en
pleno espritu de las cruzadas. Nuevas oleadas de africanos recin convertidos al Islam
por una parte; por otra, la expansin reformista de los monjes cluniacenses, provocaron
hostilidad e intransigencia en ambos bandos. El rea peninsular apareca dividida, ms o
menos, en, partes iguales entre uno y otro. El antagonismo confesional de las dos zonas
se acentu, spero e hiriente; el fiel de la balanza se inclinara, al fin, siglo y medio ms
tarde, en favor de los cristianos; esta vez de modo definitivo. Una poca que seala la
trayectoria decisiva de la Reconquista.
Urraca y Teresa no eran hijas de la misma madre, lo que acaso explique la escasa armona
entre ambas. Alfonso VI tuvo una vida amorosa muy accidentada. Durante el reinado de su
primera esposa, Ins de Aquitania, que no le dio hijos, tuvo efecto el clebre litigio sobre la
mutacin de la liturgia mozrabe por la latina, favoreciendo la reina este ltimo rito. Tambin
fue ardiente partidaria de esta liturgia su segunda esposa, Constanza la Borgoona (1080),
tratando de introducirla en Toledo, a pesar de la oposicin de los propios cristianos. Alterse
tambin la paz que exista en la capital toledana, por haber convertido la mezquita mayor de los
musulmanes en catedral, con la lgica y natural protesta de los sarracenos, a quienes se haba
prometido respetar el templo. Constanza fue madre de Urraca, que hered el reino
castellano-leons.
Pero como Alfonso VI no tuviera hijos varones herederos del trono, se apresuraba a
casarse apenas enviudaba, y as contrajo tercer enlace con Berta (1092), probablemente una
princesa toscana. Al no lograrlo tampoco, cay con Zaida, nuera de Al-Motamid de Sevilla, que
fue bautizada con el nombre de Isabel; el monarca no se recataba de llamarla "amadsima",
incluso en los documentos oficiales (enero, 1103); una de sus hijas cas con el rey Roger I de
Sicilia. La quinta esposa de Alfonso, llamada Beatriz (1108), slo convivi un ao con el
monarca. En cuanto a Jimena Muoz, fue la ms notoria de las concubinas de Alfonso VI. De
ella tuvo a Teresa, casada con Enrique y dotada con el condado portugus.
y reine sobre nosotros el seor rey Alfonso. Si tiene hijos, vivan y reinen sin necesidad
de proclamarlos reyes..."
En 1147 logr un nuevo triunfo, la conquista de Lisboa, la ms importante y rica
de las ciudades musulmanas del poniente peninsular. En esta ocasin se vio favorecido
por un auxilio inesperado. Aunque asediada por tierra, se mantena firme gracias al mar,
que quedaba libre para los sarracenos. De pronto penetraron en el estuario del Tajo
doscientas naves normandas, mandadas por el flamenco Aerschot, cruzados que se
dirigan por mar a Tierra Santa. Alfonso Enrquez les suplic que le ayudaran; as fue
como se adue de la ciudad e incluso de la ciudadela, que resisti hasta el ltimo
instante. En conmemoracin de esa conquista, el monarca erigi el clebre monasterio
de Alcobaa, uno de los ms interesantes monumentos portugueses.
La expansin en direccin sur fue la trayectoria natural de los siguientes monarcas
portugueses, pese a la nueva oleada norteafricana, los almohades. Sancho I (1185-1211)
se anexion el territorio de Alemtejo. Sancho II (1223-1248) y Alfonso III completaron
la conquista de la ltima faja territorial portuguesa, el Algarbe, nombre que significa
pas de poniente en idioma rabe.
El Cid.
apodera tambin gracias a una estratagema, si bien por ello ha de enfrentarse con tropas
enviadas por el rey moro de Valencia, a las que derrota por completo:
"Enbraan los escudos delant los coraones,
abaxan las landas abueltas de los pendones,
enclinaron las caras de suso de los arzones,
vanlos ferir de fuertes coraones..."
Todas las comarcas entre Teruel y Zaragoza quedan bajo su influencia. Percibe tributos y
prosigue luego hacia tierras de Alcaiz Y montes de Morella, donde se ve obligado a luchar
contra el conde de Barcelona (Berenguer Ramn II), en el Pinar de Tebar; all gana el Cid la rica
espada Colada, pero suelta luego al conde y se despide de l como amigo.
II. El Cid se dirige a tierras valencianas, asalta Murviedro, toma Valencia y derrota al rey
moro de Sevilla, que ha acudido a impedirlo. Enva a Castilla a su capitn Alvar Fez con un
rico obsequio para el rey Alfonso VI, ya ms aplacado y generoso, quien permite a la familia del
Cid reunirse con l en Valencia, acompaada de buena escolta. Al propio tiempo, nuevas
mesnadas se alistan para incorporarse a las huestes del Campeador. ste sale a recibir a su
mujer, hijas y nutrido acompaamiento, y entran con gran pompa en la ciudad conquistada, que
el Cid les muestra satisfecho desde lo alto del alczar:
... miran Valenia cmmo yaze la cibdad,
e del otra parte a ojo han el mar,
miran la huerta espessa es e grand,
e todas las otras cosas que eran de solaz..."
Yusuf de Marruecos, el almorvide, intenta intilmente reconquistar Valencia; el
Campeador lo vence por completo, recogiendo botn abundantsimo, parte del cual reserva para
Alfonso. De nuevo, Alvar Fez acude a la corte, entonces en Valladolid. Tan ricos obsequios
excitan la envidia del conde Garci Ordez, enemigo del Cid, y la codicia de los infantes de
Carrin, que pretenden casarse con las hijas del hroe. Alfonso VI aprueba estas bodas y as se
lo comunica al Cid en una entrevista que celebran ambos, ya reconciliados, a orillas del Tajo. El
hroe se ve obligado a ceder, puesto que del rey ha partido la iniciativa, y as lo insina receloso
a su familia:
... que yo nulla cosa nol sope dezir de no.
Metivos en sus manos , fijas, amas ados;
bien me lo creades ,que l vos casa, ca non yo..."
No obstante, se dedica con pasin a los preparativos de las bodas, que se celebran con
todo lujo y honor, y las fiestas duran quince das. El Cid regala y obsequia a todos con gran
generosidad y dota esplndidamente a sus hijas.
III. Valencia sufre el asalto del rey Bcar de Marruecos (Abu Bakr?) que es totalmente
vencido; el Cid gana la espada tizona y cuantioso botn. Pero pronto los infantes de Carrin se
atraen el desprecio y las burlas de los capitanes del Cid por su doblez y cobarda, por lo que los
infantes solicitan permiso para retirarse a sus tierras de Carrin en compaa de sus esposas.
Llegando a tierras de Castilla, los infantes maltratan a Elvira y a Sol con extremada ferocidad en
el solitario robledal de Corpes, abandonndolas luego a las fieras:
"Con las inchas corredizas mjanlas tan sin sabor;
con las espuelas agudas don ellas an mal sabor,
rompen las camisas e las carnes a ellas amas a dos;
linpia salie la sangre sobre los iclatones.
Ya lo sienten ellas en los sos coraones..."
En tal guisa las encuentra Fliz Muoz, sobrino del Cid; ste, indignado por tamaa
felona, exige justicia al rey Alfonso. Se celebran Cortes en Toledo y all acude el Cid a exponer
su triple demanda: ante todo, que los infantes devuelvan las espadas Colada y Tizona que les
regalara con ocasin de las bodas: "denme mis espadas quando mos yernos non son"; en
segundo lugar, disuelto el matrimonio, que devuelvan el ajuar y dote de sus hijas, demanda que
rehuyen los codiciosos infantes: y desafa, en ltimo trmino, a estos cobardes a un duelo
judicial como traidores. La justa se lleva a cabo en la vega de Carrin, donde son vencidos y
sentenciados los infantes y sus valedores, enemigos del Campeador. Unos mensajeros de los
reyes de Navarra y Aragn solicitan las hijas del Cid como esposas, en nombre de sus
soberanos; gustosos acceden Alfonso VI y el hroe del poema, emparentando as ste con las
dinastas hispnicas.
"Oy los reyes d'Espaa sos parientes son,
a todos alcana ondra por el que en buena nai"...
tambin estos recin llegados del otro lado del estrecho romperan el equilibrio de
convivencia entre cristianos e islmicos, nota dominante y caracterstica en la pennsula
hasta entonces.
No quiero que la posteridad pueda censurarme el haber sido causa que Al-Andalus sea
presa de los infieles cristianos deca Al-Motamid, rey de Sevilla. No quiero que mi nombre
sea maldecido en todos los plpitos musulmanes.
Pero los almorvides son peligrosos, y luego nos echarn de aqu a nosotros
replicaba, clarividente, su hijo.
Lo s. Aunque si he de elegir entre unos y otros, prefiero ser camellero en frica que
guardador de cerdos en Castilla zanj el padre, terminante.
con los cristianos en toda esta poca, imponiendo el pago de tributos, la consideracin
de vasallo, la alianza dimanante de ello, y nada ms.
Los cristianos seguan con sus problemas de orden interno. Por fortuna, los
almorvides haban perdido su primitivo empuje, de modo que las fronteras de la
reconquista conservaban su equilibrio, aunque inestable. Lentamente, los cristianos
volvieron a ocupar la faja territorial entre el Tajo y el Guadiana. La defensa de
Calatrava, al sur del Guadiana, por unos monjes cistercienses, en 1157, promovi la
fundacin de la orden militar del mismo nombre, siete aos despus. Otras rdenes
similares hubo en Espaa: Santiago, Alcntara, Montesa. Incluso en aquellos momentos
tan comprometidos, el flamante emperador cometi el craso error de dividir sus
Estados, tan trabajosamente unificados, entre sus hijos Sancho III (Castilla) y Fernando
II (Len). Un nieto y sucesor suyo, Alfonso VIII, pagara las consecuencias de tal
torpeza.
En efecto, otro ariete norteafricano vino a golpear en 1145 los muros de la
fortaleza cristiana. Esta vez eran los almohades (unitarios), salvajes del Atlas marroqu,
exaltados por un santn que pretenda ser el Mahd o profeta redentor prometido por
Mahoma. Los almohades hallaron en Al-Andalus un ambiente favorable para la invasin, ya que los andaluces se haban sublevado contra los decadentes almorvides,
fragmentndose en otro mosaico de reinos de taifas, efmeros en su mayora.
Al-Andalus, amenazado
El objetivo en juego fue, entonces, la cordillera de Sierra Morena, cuyo dominio
por los castellanos constitua un peligro para la Andaluca islmica. Despus de la poca
turbulenta de su minoridad, Alfonso VIII trat de adelantarse a los acontecimientos y
conjurar el peligro almohade. Su inexperiencia lo movi a emprender la cruzada por su
cuenta. En contraste con los siglos anteriores, esta fase de la reconquista ofrece todas las
caractersticas de una guerra de movimiento. Alfonso VIII perdi la batalla de Alarcos
(1195) muy pocos aos despus de haberse desencadenado la tercera cruzada en Palesti-
na, y los almohades asediaron Toledo y Cuenca, pero tambin el jefe almohade malogr
esta vez sus fciles triunfos en Guadalajara, Madrid y Ucls, para acudir presuroso a sus
problemas africanos (1198).
LA PRIMERA CRUZADA
El Islam, a la ofensiva, y la Cruz, a la defensiva
Con la victoria de Carlos Martel, en Poitiers (732), se alej la amenaza que pesaba
sobre el Occidente cristiano; pero la terrible lucha entre musulmanes y cristianos recin
empezaba. Constantinopla segua de continuo expuesta a los asaltos del Islam. En
Sicilia, rabes y normandos combatieron con frecuencia hasta que, en 1091, Roger I
conquist la perla del Mediterrneo. En la pennsula Ibrica, los cristianos sostuvieron
una lucha despiadada, coronada al fin con el triunfo definitivo contra los musulmanes.
Los turcos en Jerusaln
La marcha triunfal de los rabes a travs de Espaa se debi, sobre todo, a los
bereberes norteafricanos. En Asia, hallaron los rabes nuevos proslitos combatientes,
sometiendo y convirtiendo al Islam a los turcos, de origen mongol y emparentados con
los hunos. En tiempos de las grandes invasiones, los turcos haban fundado un imperio
que se extenda desde China hasta las fronteras del imperio romano de oriente.
Vencidos por los rabes, no fue difcil convertir a estos bandidos en mercenarios
al servicio de los califas. Pero, a la larga, el soberano no fue capaz de imponer su
autoridad al jefe de la guardia turca. ste se apoder del gobierno, adopt el ttulo de
sultn (monarca) y apenas dej al califa ms poderes que los relativos a su autoridad
espiritual. El ejrcito turco se transform en una casta superior que emprendi por su
cuenta y con nuevo vigor la guerra santa. Para comenzar, arrebataron el Asia menor a
los emperadores bizantinos. La propia Constantinopla estuvo amenazada bastante
tiempo.
La noticia que la vanguardia cristiana en Oriente se hallaba en peligro despert en
Europa menos inquietud de lo que hubiera podido imaginarse. No haban llegado a
considerarse extraas la Iglesia catlica romana y las Iglesias ortodoxas griegas? Mayor
fue la indignacin de los occidentales al enterarse que Jerusaln haba cado en poder de
los turcos. Mientras los rabes gobernaron la ciudad, acogieron a los peregrinos
cristianos con la mayor consideracin, por constituir una fuente de ingresos. Pero los
turcos eran tan fanticos, que ni siquiera toleraban la presencia de cristianos.
La gente medieval senta profundo respeto hacia Jerusaln, donde Jess padeciera
tormentos mortales. Al regresar los peregrinos a Europa y narrar los atropellos, robos y
saqueos de los turcos, cmo se mofaban de las ceremonias religiosas e incluso
asesinaban a muchos peregrinos, se elev un grito de indignacin en todo Occidente.
Los millones de devotos que ansiaban prosternarse ante el sepulcro de Cristo
concibieron una idea fija: librar los santos lugares del azote de los infieles. La nobleza
de Occidente slo deseaba pelear. Hacer la guerra a los sarracenos era una forma de
penitencia ms adecuada a un normando que los ayunos y mortificaciones de la carne.
Para las personas ms reflexivas, la prdida de Jerusaln constitua un smbolo.
Con la dominacin musulmana en Oriente, la Iglesia haba perdido la cuna de la
cristiandad y extensas comarcas ilustradas por la mitad de los padres griegos. Nada
poda un Occidente escindido en naciones rivales contra el enorme imperio musulmn,
que abarcaba los inmensos territorios situados entre el Indo, los confines de China y el
ocano Atlntico. No obstante, si los cristianos conseguan reconquistar Tierra Santa,
poda confiarse en que tambin otras tierras cristianas seran reconquistadas.
A estas consideraciones se aadan otras ms contingentes. La posesin de Siria
era muy importante desde el punto de vista econmico. Este pas abrasado por el sol, en
gran parte estril, interesaba mucho por su privilegiada situacin entre dos regiones de
gran valor: los ricos valles de Mesopotamia y Egipto. Por otra parte, algunas de las
principales vas mundiales de comunicacin pasaban por Jerusaln.
Clermont: un concilio provinciano y universal
En noviembre de 1035, el Papa Urbano II reuni en la catedral de Clermont
(Auvernia) "ms de doscientos cincuenta bculos episcopales". Dict medidas
importantes referentes a la disciplina religiosa, la ampliacin de la "Tregua de Dios" y la
excomunin del rey Felipe I de Francia, reo de adulterio. Despus, al clausurar los
trabajos, describi la situacin de Tierra Santa:
"Turcos y persas, rabes y agarenos han invadido Antioqua, Nicea e incluso Jerusaln,
que guarda el sepulcro de Cristo, y otras ciudades cristianas, y ya han desplegado sus inmensas
fuerzas contra el imperio de los griegos. Dueos absolutos de Palestina y Siria, han destruido las
baslicas e inmolado a los cristianos como si fueran animales. Las iglesias, donde antes se
celebraba el divino sacrificio, han sido convertidas por los paganos en establos para sus
bestias..."
Pedro el Ermitao
En la historia de esta cruzada, el predicador ms popular en el norte de Francia fue
el ermitao Pedro de Amiens. Apareca ya en una ciudad ya en otra, montado en un
asno, la cabeza y los pies desnudos, vestido con burdo hbito de monje. Su cuerpo
estaba demacrado por la rigurosa disciplina; nadie se resista a sus predicaciones.
Apenas terminaba de hablar, vease a enemigos mortales hacer las paces y ponerse la
cruz en comn. El ermitao era venerado como un santo.
La predicacin de Pedro el Ermitao no represent slo un exaltado grito de
guerra para las masas. Para aquellos siervos extenuados por duros trabajos y para los
espritus aventureros fue el evangelio de la libertad. En la mayora de los pases de
Occidente, los siervos y la gran masa campesina geman bajo la opresin de los grandes
terratenientes. Los soberanos se hallaban en perpetuo conflicto con sus vasallos y stos
se combatan entre s. De hecho, guerreaban todos contra todos y los nobles hacan caso
omiso de la "Tregua de Dios". El ao 1095 fue calamitoso: las cosechas fueron psimas,
y el hambre y la peste imperaban en diversos lugares. La predicacin de la cruzada
advino como un mensaje de lo Alto, como una invitacin a elevar los ojos de la tierra y
dirigirlos hacia el Lejano Oriente, por donde sale el Sol.
La idea de poder acercarse al Santo Sepulcro infundi en los seres nuevas ansias
de vida. Tan pronto el siervo cosa la cruz roja sobre sus vestidos, vease libre de su
esclavitud. Iniciaba una nueva vida plena de hazaas y aventuras. Ya en la primavera de
1096, Pedro el Ermitao haba logrado reunir una multitud de cruzados, casi 10.000,
entre hombres, mujeres y nios. Todos queran asistir a la liberacin de Jerusaln.
Estas huestes dispersas haban abandonado sus casas y vivan de la caridad
pblica; cuando falt sta, empezaron a dedicarse al pillaje. En la pennsula balcnica,
llegaron incluso a luchar con la poblacin, por dicho motivo; ya para entonces, haban
perecido muchos cruzados. Al llegar a Constantinopla, fueron trasladados en navos
bizantinos al Asia menor, donde fueron aniquilados por los turcos.
Las huestes de los cruzados en Constantinopla
Entretanto, los duques, condes y barones de Occidente reclutaron ejrcitos de
cruzados; segn los contemporneos, el nmero de estos combatientes era tan grande
como las estrellas del cielo y las arenas del mar. El historiador Delbrck limita este
nmero a 60.000, como mximo; de ellos, slo 10.000 armados de punta en blanco.
La idea de las cruzadas hall fervientes partidarios entre los normandos, siempre
vidos de combates. Normanda y el sur de Italia proporcionaron tal cantidad de
guerreros que la cruzada pareca una expedicin de vikingos cristianos. Los normandos
italianos estaban dirigidos por Boemundo de Tarento, hijo de Roberto Guiscardo, que no
ceda en nada a su ilustre padre, en ambicin y astucia. La cruzada era para l una
tentadora ocasin de ajustar cuentas a los bizantinos y crearse un reino en Oriente, lo
que no impeda que a este gigante normando le regocijara ser a la vez soldado de Cristo.
Para la realizacin de sus planes hall instrumento dcil en la persona de su joven
pariente Tancredo, "el Aquiles de la Cruzada".
El ms rico y capacitado de los caballeros franceses era, sin duda, Raimundo de
Tolosa, tan ambicioso como Boemundo. El ms piadoso y desinteresado de todos era
Godofredo de Bouilln, duque de la Baja Lotaringia (Baja Lorena).
Godofredo de Bouilln y su hermano Balduino fueron los primeros dispuestos a
encabezar un ejrcito, compuesto por flamencos y valones, camino de Constantinopla,
lugar de cita que se haban fijado los cruzados. Pronto estuvieron en marcha unos siete
ejrcitos de cruzados hacia la meta comn. El emperador bizantino Alejo Comneno
concibi inquietud respecto al futuro, y por ello trat de sembrar rencillas entre los jefes
de los cruzados antes de que las huestes pasaran al Asia Menor. Alejo quera tratar por
separado con cada uno de ellos y hacer que le reconocieran como soberano de los
territorios reconquistados en Asia Menor, en especial en Siria. Solo despus de
pronunciar el juramento de fidelidad al emperador les ayudara a pasar el Bsforo y uno
a uno en cuanto fuera posible.
El primer jefe cruzado que lleg a Bizancio fue Godofredo de Bouilln, quien se
neg a reconocer al emperador como soberano y hacerse su esclavo, segn deca.
Godofredo fue invitado a una audiencia con el emperador pero declin altivo la
invitacin. Godofredo contaba al parecer con la llegada de sus futuros compaeros de
armas, pero su esperanza fall. El emperador le priv de vveres y Godofredo de
Bouillon se vio obligado a procurrselas manu militari. El emperador tuvo que
restablecer el abastecimiento a las tropas extranjeras. El forcejeo entre el emperador y el
duque segua con la misma tirantez; con todo Godofredo comprendi que, a la larga, l
sera el ms perjudicado. Detrmin entonces visitar a Alejo, hinc de rodilla ante l y le
prest juramento de fidelidad. Solo as consinti el monarca bizantino en trasladar las
tropas de Godofredo al otro lado del Bsforo, precisamente antes de la llegada de
Boemundo. Alejo sigui la misma tctica con los dems jefes cruzados. De ese modo,
consigui reducir a la mayora de ellos antes de trasladar sus huestes a la orilla asitica
del estrecho.
Los cruzados en Antioqua
En la primavera de 1097 se inici la ruta de los cruzados a travs de Asia menor,
hacia Siria. Fue una marcha triunfal que arroll el poder de los turcos y restableci la
autoridad del emperador romano de Oriente en aquella zona de Asia. En otoo del
mismo ao, el grueso del ejrcito cruzado siti Antioqua, en el norte de Siria. Esta rica
ciudad comercial estaba rodeada por formidables murallas coronadas de torres tan
numerosas, se deca, como das del ao. Seis meses necesitaron los cruzados para
apoderarse de la ciudad. No hacan dos das que se haban adueado de ella, cuando
fueron cercados a su vez por un nutrido ejrcito a las rdenes de Kerboga, sultn de
Mosul. Los sitiados agotaron pronto los vveres y vironse reducir no slo a matar
caballos y animales de tiro sino tambin a comer ratas y perros.
En tan desesperada situacin, Raimundo de Tolosa recibi la visita de un
sacerdote provenzal llamado Pedro Bartolom, quien le dijo que se le haba aparecido
en sueos el apstol Andrs y le haba dicho que en el suelo de una de las iglesias estaba
enterrada una reliquia: la lanza que traspas el costado de Cristo en la Cruz, la que dara
la victoria a los cruzados. Raimundo sigui al sacerdote hasta el templo indicado y
mand que cavaran. Doce hombres hicieron esa tarea durante todo el da, mientras miles
de cruzados estaban afuera, esperando ansiosos.
Al atardecer descendi el mismo Pedro a la fosa y sali con la lanza en las manos.
Su aparicin fue saludada con un griterio clamoroso. La noticia circul pronto y
provoc en los sitiados una fe inquebrantable en la victoria. Cuando los cruzados
salieron precedidos de la lanza, parecan irresistibles. Los mandaba Boemundo. Gracias
a su incomparable talento militar y a la fantica fe de sus hombres, puso en fuga a las
innumerables fuerzas de Kerboga. En el lugar abandonado por los turcos hallaron
vveres y un rico botn de guerra.
La victoria junto a los muros de Antioqua ha sido considerada siempre como la
ms brillante accin de todas las cruzadas. Pero cost a los cristianos sus tropas ms
escogidas. Adems, pese a tan milagrosa salvacin, se inici la discordia entre los
cruzados. La animosidad entre Boemundo y Raimundo tornse en enemistad declarada
y falt poco para que dilucidaran sus querellas por las armas.
Los cruzados en Jerusaln
Una maana de junio de 1099, los cruzados vieron por primera vez brillar a la luz
del alba las almenas y las torres de la Ciudad Santa. De todos los labios brot un grito:
"Jerusaln, Jerusaln!" Derramaban lgrimas de emocin. El ejrcito entero se hinc de
rodillas y beso el suelo que haba pisado el Salvador.
Pero los gruesos muros y las fuertes torres de Jerusaln rechazaron el primer
asalto de los cruzados. Fue preciso someter a la ciudad a un asedio en regla. Los
cruzados sufrieron mucho a causa del agobiante calor del verano; todo el agua que
consuman deba ser trada del Jordn y transportada en odres hasta el campamento.
Construyeron torres mviles y mquinas especiales y durante dos das y dos noches
atacaron con arietes, antes que las torres de asalto pudieran ser trasladadas hasta las
murallas. Despus, desde las torres, podran echar pasarelas sobre el muro.
Todos los defensores de la ciudad huyeron de las murallas haca las calles y los nuestros
los perseguan y acometan, matndolos y acuchillndolos hasta el templo de Salomn, donde
hicieron tal carnicera que los nuestros caminaban con sangre hasta los tobillos...
Luego vagaron por toda la ciudad, robando oro, plata, caballos, mulos y saqueando las
casas rebosantes de riquezas. Despus, llorando de alegra y felicidad, fueron a adorar el
sepulcro de nuestro Salvador Jess y se purificaron de sus deudas con l...
Sus guerras fueron violentas, pero el rgimen implantado por los cruzados en las
regiones que ocuparon fue mucho ms tolerante que lo que pueda imaginarse. La idea
racista no exista para el hombre medieval: combata al musulmn, pero lo consideraba
su igual. "Somos occidentales y nos hemos transformado en habitantes de Oriente
confesaba Foucher de Chartres. El italiano o el francs de ayer se ha convertido en
galileo o palestino. El oriundo de Reims o de Chartres se ha transformado en sirio o en
ciudadano de Antioqua. Nos hemos olvidado ya de nuestro pas de origen: aqu posee
ya cada uno casa y criados con tanta naturalidad como si estuviera por inmemorial
derecho de herencia en el pas. Algunos han tomado ya por mujer a una siria o a una
armenia, a veces incluso una sarracena bautizada; otros habitan con toda una familia
indgena. Nos servimos, segn los casos, de todos los idiomas del pas."
As haba sucedido tambin durante los tres siglos de lucha y convivencia
hispano-musulmana, en ambas partes de la pennsula Ibrica, en las nuevas zonas de los
reinos cristianos como en los reinos rabes.
El reino de Jerusaln debi su existencia a las disensiones que dividan al Islam.
Lo que no impide que aquel reducido Estado cristiano hubirase perdido rpidamente,
de no obtener mejores defensores que sus levantinos dbiles y corrompidos.
Veinte aos despus de la liberacin de Jerusaln, algunos caballeros franceses se
dirigieron al patriarca de la ciudad para hacer votos de pobreza, castidad y obediencia. A
estos votos aadan el de defender Tierra Santa con las armas. Y proteger a los
peregrinos que se dirigieran all. Este fue el origen de una asociacin de guerreros que
llevara en lo sucesivo el nombre de Orden de los Templarios, por el lugar en que se
constituy, el templo de Salomn. Una de las divisas de los templarios era: "No a
nosotros, Seor, no a nosotros, sino a vuestro Nombre sea concedida la gloria".
Gracias a donaciones de prncipes y particulares, esta comunidad se extendi
rpidamente y lleg a contar veinte mil caballeros, famosos por su valenta y amor al
prjimo. La orden adquiri cuantiosos bienes no slo en Palestina, sino tambin en la
mayora de los pases de Occidente; sus rentas anuales se contaban por millones. Con
los negocios de Oriente, practicados en gran escala, y con sus actividades navieras, los
templarios incrementaron an ms sus capitales, figurando entre los banqueros ms
importantes de su tiempo.
Otra Orden de monjes caballeros, tambin rica y poderosa, fue la de los
Caballeros del Hospital o Juanistas, tambin llamada Orden de los Hospitalarios de San
Juan de Jerusaln. Al principio, fundaron en esta ciudad un establecimiento consagrado
a san Juan Bautista, a la vez albergue y lazareto. Los caballeros de San Juan erigieron
muchos castillos para proteger a los cristianos de Siria. La mayora de los pases de
Europa, tenan una delegacin o casa de las Ordenes citadas. La tarea de estos monjes
caballeros constitua, como dice san Bernardo de Claraval, en mantener una doble
lucha contra la carne y la sangre, y contra el espritu del pecado y del mal.
Para los cristianos de Tierra Santa, tales enrgicas medidas de seguridad llegaban
muy oportunas, pues haba surgido un enemigo avieso en la secta de los asesinos,
fundada por un jefe musulmn. La misin de stos era desembarazarse de los enemigos
de su fe con atentados individuales. Uno de los jefes ms temibles, conocido por los
cristianos con el nombre de Viejo de la Montaa, resida en una inaccesible cueva
rocosa cerca de Antioqua. Se cuenta que drogaba a sus fieles, que se crean
transportados a una especie de edn delicioso, donde podan entregarse a todos los
placeres sensuales; despus, se les drogaba de nuevo y tornaban a la vida normal.
Entonces se les afianzaba la conviccin de que haban estado en el paraso y estaban
dispuestos a todo con la esperanza de poder gustar otra vez, y para siempre, de los goces
del Paraso de Al. El estupefaciente de que se serva el Viejo de la Montaa era, sin
duda, un camo indio, el haxix, al que la secta deba su nombre: el vocablo rabe
haxixin significa comedor de haxix.
Bernardo de Claraval
Medio siglo despus de la primera cruzada empezaron a tener graves dificultades
los cristianos de Siria. Los infieles les arrebataban un territorio tras otro. San Bernardo,
el monje influyente de su poca, organiz la segunda cruzada. Bernardo se hallaba al
frente de la abada de Claraval, en la Champaa, y era uno de los grandes reformadores
de la vida monstica. Por naturaleza, Bernardo era un mstico dedicado a la vida
contemplativa, que llev el ascetismo hasta sus ltimos lmites. En su frgil cuerpo se
asentaba un alma apasionada, dotada de energa casi sobrenatural. Bernardo consagr su
impresionante elocuencia al servicio de la cruzada que predic en Alemania y en
Francia.
En Francia reinaba la dinasta de los Capetos (del duque Hugo Capeto, elegido
monarca francs en 987), sucesora de los carolingios. El Capeto reinante, el joven y
piadoso Luis VII, hizo voto de ir a la cruzada. Bernardo de Claraval exhort a los
vasallos de Luis a continuar las nobles tradiciones francesas de la primera cruzada y
demostrar al mundo que an floreca el valor francs. A su paso se alistaban por doquier
nuevos ejrcitos de cruzados. Al fin pudo comunicar satisfecho al Pontfice que en los
pases donde haban predicado la cruzada slo quedaba un hombre por cada siete
mujeres.
A los pases que no poda visitar mandaba emisarios, a quienes pocos se resistan.
En Alemania logro persuadir a la nobleza y a Conrado III, de la dinasta de los
Hohenstaufen. Aunque los alemanes no comprendan el francs, su voz y ademanes eran
tan ardientes que el auditorio lloraba y se golpeaba el pecho. Y as, Bernardo fue,
respecto a la segunda cruzada, lo que Urbano II y Pedro de Amiens haban sido para la
primera. La cruzada de 1147 fue obra de un solo hombre. El santo desencaden aquel
formidable esfuerzo que conmovi a la cristiandad. Se dijo que los cruzados lograran
esta vez conquistar todo Oriente.
Conrado y sus alemanes llegaron los primeros a Constantinopla. Tenan intencin
de esperar el arribo de los, franceses, pero tambin ahora surgieron las suspicacias del
emperador de Bizancio. Como en otro tiempo, hall modo de desembarazarse de
Conrado y de sus tropas empujndolos al Asia Menor. En su primer encuentro con los
turcos, los alemanes fueron vencidos y, desalentados, batironse en retirada. Pero los
turcos no cesaron de perseguirlos y Conrado slo logr salvar un reducido grupo que se
refugi en la ciudad de Nicea, a unos cien kilmetros al sur de Constantinopla.
Entretanto, el rey Luis habla llegado al frente de un soberbio ejrcito; llorando, se
abrazaron ambos reyes. Tambin a las tropas francesas les causaron los turcos muchas
prdidas; los cruzados llegaron casi agotados a Tierra Santa. La cruzada iniciada con
tantas esperanzas termin trgicamente con un intento fracasado de apoderarse de
Damasco. Ambos soberanos regresaron a sus pases con los menguados restos de sus
impresionantes ejrcitos.
Bernardo, el alma de esta desgraciada cruzada, fue ultrajado. Replic que incluso
una empresa inspirada por Dios puede fracasar si es malo el instrumento que la realiza;
los cruzados deban el desastre a su incredulidad. Continu predicando la cruzada hasta
su muerte, en 1153, profundamente decepcionado de no asistir al triunfo de la Cruz
sobre la Media Luna. Con l desapareca la fuerza impulsora de la cruzada. Pasara una
generacin antes que se pensara en organizar otra expedicin a Tierra Santa.
NUEVAS DINASTAS EN INGLATERRA Y FRANCIA
Guillermo el Conquistador y sus hijos
Por el momento habamos reseado la historia de Inglaterra hasta 1042, ao en
que Eduardo, descendiente de Alfredo el Grande, subi al trono. Despus de un reinado
sin vigor, Eduardo muri en 1066. Por su piedad, la Iglesia catlica le confiri el ttulo
de confesor. Los ingleses eligieron para sucederle a su cuado Haroldo, vigoroso
anglosajn que, desde aos atrs, gobernaba de hecho en Inglaterra.
Sin embargo, un gran peligro se estaba gestando al otro lado del canal, que
acabara por destronar a Haroldo y tambin con su vida. Gobernaba entonces en
Normanda el duque Guillermo, descendiente de Rolln e hijo de Roberto el Diablo,
sospechoso de haber envenenado a su hermano mayor para apoderarse del ducado; su
madre era hija de un curtidor normando. Aunque bastardo, el joven Guillermo habase
adueado del poder cuando a su padre lo sorprendi la muerte al regresar de una
peregrinacin a Tierra Santa. Las luchas que sostuvo desde entonces contra sus rebeldes
sbditos lo adiestraron pronto en el arte militar; pero adquiri mayor experiencia en las
luchas por su independencia contra el rey francs y sus vasallos.
Cuando Guillermo se proclam heredero del trono de Inglaterra, Haroldo le
replic que los anglosajones eran un pueblo libre que elegan rey por s mismos.
Guillermo llam entonces a sus belicosos sbditos y les prometi el reparto de los
castillos y las ricas tierras de Inglaterra. El Papa Alejandro II reconoci la legitimidad
de las pretensiones del duque de Normanda.
Seguido de sus caballeros revestidos de armadura y sus hbiles arqueros,
Guillermo se puso en marcha contra Haroldo y los suyos, atrincherados en una altura
cuando su hijo y sucesor fue mortalmente herido en una partida de caza por una flecha
que le atraves un ojo, el pueblo anglosajn vio en este acontecimiento la mano de
Dios.
El odio contra los conquistadores normandos qued de manifiesto en los relatos
populares sobre Robin Hood, que viva en los bosques al margen de la ley, y daba a los
pobres cuanto robaba a los seores ricos. El valiente Robin de los Bosques, dotado de
un imperturbable buen humor, protector de las mujeres y de los dbiles, es el hroe de
muchas leyendas populares inglesas. Siglo y medio perdur el odio existente entre
anglosajones y normandos; entretanto, se fue formando un idioma mixto, que
naturalmente contribuy a restaar el resentimiento, hasta que ambos pueblos se
fundieron en uno solo: el ingls.
Guillermo el Conquistador tuvo por sucesores a sus hijos. Heredaron de su padre
su energa brutal y su despiadado egosmo, as como parte de su talento poltico. Con
ellos se extingui la rama masculina de esta dinasta. Sigui luego una serie de
incesantes luchas por el trono entre los descendientes de la rama femenina de Guillermo
el Conquistador. Los nobles normandos aprovecharon la turbia situacin del pas y la
anarqua reinante para ejercer su odiosa tirana. En 1154, con el ascenso al trono de
Inglaterra de Enrique II, bisnieto de Guillermo el Conquistador por lnea materna y
miembro, por su padre, de la familia Plantagenet as llamada por el retamo (gent)
de su escudo, terminaran las luchas dinsticas.
Enrique II y Toms Becket
Enrique II, cuya madre era hija de Guillermo el Conquistador, era tan poco ingls
como su abuelo. El centro de gravedad de sus dominios territoriales estaba en Francia,
pas del que posea casi la mitad, por herencia y enlace matrimonial. Por parte de su
madre posea Normanda y Bretaa; por la de su padre, las comarcas del Loira y, por
ltimo, tambin el ducado de Aquitania; es decir, las tierras situadas entre el Loira y los
Pirineos, por su matrimonio con Leonor, rica y bella heredera de este pas. Leonor fue la
anterior esposa de Luis VII, rey de Francia.
Enrique contaba apenas diecinueve aos de edad cuando se cas con esta ex reina
de Francia, que era ocho aos mayor que l y estaba divorciada haca dos meses. El
nuevo esposo de Leonor, de carcter opuesto al del "monje" Luis VII, era hombre de
admirable equilibrio, de anchas espaldas y un cuello de toro que sostena "una cabeza de
len", segn los contemporneos. Este rey sabra dar nuevo impulso a la evolucin de la
sociedad inglesa.
Al subir al trono de Inglaterra, poco despus de su matrimonio con Leonor,
Enrique gobernaba un extenso pas que comprenda la mitad austral de la Gran Bretaa
y la Francia occidental hasta los Pirineos. Comparado con l, el rey de Francia, su
soberano, era un seor insignificante, en especial si se considera que los bienes patrimoniales de los Capetos slo se limitaban a Pars y a la Isla de Francia.
Monarca tan poderoso, no necesitaba apoyarse en sus vasallos ingleses. En poco
tiempo acab con los abusos de los tiranuelos que gobernaban el pas y restableci la
unidad del reino de Inglaterra. Centenares de castillos, guaridas de los opresores que
aterrorizaban al pueblo ingls, fueron arrasados; reprimi con mano dura todo conato de
rebelin de la nobleza feudal: "Las espadas de los caballeros se transformaron en
arados; los bandidos y ladrones fueron ahorcados y suprimidos". Enrique reemplaz en
la administracin pblica a los barones por funcionarios idneos de categora social
inferior, que vigilaban a los seores y procuraban que hombres y mujeres fuesen iguales
ante la ley. La institucin del jury (jurado), en que los laicos actan como jueces, tan
caracterstica del derecho ingls, parece datar de la poca de Enrique II. En sus viajes,
en todas direcciones del pas, velaba Enrique para que la justicia fuese cumplida: el
sbdito ms miserable poda apelar directamente al soberano.
En semejante atmsfera de paz y justicia pudo arraigar en suelo britnico una
nueva civilizacin fecundada por la aportacin normanda. Los barones y dems seores
comenzaron a dedicarse al cultivo de sus tierras y a otras tareas pacficas; las
sangrientas luchas que dividan a los seores feudales en el continente no prosperaron
bajo Enrique II al norte de la Marcha. Paulatinamente, los vasallos de Enrique II se
convirtieron en autnticos aristcratas. Los castillos feudales se transformaron poco a
poco en ricas mansiones campesinas, tpicamente inglesas donde los dueos llevaban
una vida mucho ms tranquila y agradable que sus belicosos ascendientes.
En la lucha que entabl Enrique para reducir la nobleza a obediencia, le ayud
con eficacia su fiel y competente canciller Toms Becket. Aunque l mismo perteneca a
la alta clereca, se esforz en someter la Iglesia a su soberano. Para consolidar en tal
sentido la obra de su canciller, Enrique lo nombr en 1162 arzobispo de Canterbury,
pero entonces ocurri algo que el rey no haba sospechado. Becket se dedic tan de
lleno a su nueva funcin como antes lo hiciera en su cargo temporal. Un contemporneo
dice de l que "quien super a los dems en poder y magnificencia, quiso ser ahora el
primero en santidad". Pero no slo con su vida piadosa mostrse Becket de distinta
manera; se convirti de sbito en el inflexible adalid de los fueros de la Iglesia y de la
jerarqua.
Cuando Enrique regres de Francia despus de la conversin de Becket, salud al
nuevo arzobispo "volvindole el rostro". Era el prlogo de ua serie de escenas
violentas que estallaran entre ambos personajes irreductibles. Puede imaginarse el
estado de nimo con que oira el rey al arzobispo defender su punto de vista, segn el
cual los decretos de la Iglesia deban prevalecer sobre los del monarca. Nadie se haba
atrevido a hablar en tono semejante al rey de Inglaterra. ste concibi una sorda
animadversin hacia Becket y no descuid ocasin de humillarlo. Becket se refugi en
Francia, donde fue recibido con todos los honores por Luis VII. El anciano canciller y
arzobispo vivi retirado seis aos en conventos franceses. El rey y su antiguo servidor
acabaron por reconciliarse y Becket fue autorizado a volver a Inglaterra, pero la antigua
desconfianza entre ambos no desapareci. Becket excomulg a varios obispos amigos
de Enrique. Cuando el rey se convenci que el arzobispo segua siendo el mismo, se
encoleriz: "Qu clase de cobardes hay en mi corte que no saben vengarme de un
desvergonzado eclesistico!"
Crimen y castigo
Cuatro caballeros, testigos del regio acceso de clera, tomaron en serio esas
palabras, se dirigieron a Canterbury, hallaron al arzobispo en la catedral y, tras una
discusin, lo mataron junto al altar (1170). Sobre el cadver del antiguo cortesano
encontrse un cilicio y seales de flagelacin.
E1 horrendo crimen provoc indignacin general. El pueblo, que lo consider un
mrtir, crea que en su tumba ocurran milagros y seales prodigiosas. Y as, la ltima
morada de Toms de Canterbury convirtise en uno de los principales lugares ingleses
de peregrinacin. El Papa lo canoniz y conmin al rey con la excomunin si no
aceptaba su veredicto.
logrado un triunfo semejante. Para el rey fue una terrible humillacin, pero el Papa lo
perdon y pudo conservar el derecho a presentar a los candidatos a la mitra y,
virtualmente, a fiscalizar las elecciones episcopales. De esta manera, se atrajo de nuevo
la confianza de su pueblo antes que estallaran en 1173-1174 dos rebeliones: una, de
ndole feudal, en Inglaterra, y otra, en Irlanda, a la que haba invadido meses despus
del episcopicidio; aunque, en honor a la verdad, hay que advertir que para aplastar a la
primera debi emplear tropas mercenarias.
Puede afirmarse que Enrique Plantagenet imprimi su huella en la vida poltica y
social de Inglaterra. No puede decirse otro tanto del poder que ejerci en Francia. Si la
fuerte posicin que ocupaba en este pas no lleg a amenazar a los Capetos, como pudo
creerse al principio, se debi la actitud de su mujer y de sus hijos. El mismo ao que
estall la rebelin en Inglaterra, Leonor incit a sus hijos a sublevarse contra su padre.
Luis VII, que slo posea media Francia debido a Enrique, no deseaba otra cosa. Pero la
extraordinaria energa del monarca ingls le proporcion medios para ajustar cuentas a
sus hijos y encarcelar hasta la muerte a Leonor. Con todo, las luchas familiares
estallaron una y otra vez; cuando los "leoncillos" no tomaban las armas contra su padre,
lo hacan entre ellos mismos, siempre seguros de contar con la ayuda de los revoltosos
seores franceses. El ms clebre de stos fue el trovador Bertrn de Born, que no
toleraba que su pas, alegre y libre, fuera gobernado por un extranjero. En estas lides
murieron dos hijos de Enrique.
En 1180 irguise contra el Plantagenet su ms temible enemigo, Felipe II
Augusto, hijo del tercer matrimonio de Luis VII. Con la mayor astucia y sin escrpulos
se propuso unificar todos los territoroios franceses, y sobre todo, aniquilar el dominio de
la casa Plantagenet en Francia. Incit al mayor de los hijos sobrevivientes en Enrique II,
cl inconstante aventurero Ricardo, a rebelarse contra su padre, proporcionndole medios
para ello. La guerra en dos frentes le pareci en exceso ardua a Plantagenet, antes
monarca poderoso y ahora debilitado y gravemente enfermo. En 1189 hubo de firmar
una paz humillante, y apur las heces de su cliz de amargura al saber que Juan, su hijo
menor, participaba tambin en la conspiracin. La historia ha dado a este prncipe el
nombre de Juan Sin Tierra, porque no haba recibido todava, como sus hermanos,
ningn ducado en patrimonio, debido a su juventud. Al enterarse el moribundo rey de la
villana accin de su hijo predilecto, volvi el rostro a la pared y murmur: "Ya no me
interesa nada!".
Das despus, muri Enrique. Dcese que sus ltimas palabras fueron: "Maldito el
da que me vio nacer y malditos los hijos que he tenido!".
Los Capetos en Francia
En 987, al extinguirse la dinasta carolingia con Luis V, la nobleza de Francia
eligi rey a Hugo Capeto. El poder real de este prncipe y de sus sucesores inmediatos
apenas era algo ms que pura dignidad nominal. Los primeros Capetos, de hecho slo
reinaron en su propio ducado, reducido casi a la Isla de Francia, con Pars como capital.
Los vasallos del rey (duques y condes) eran, en realidad, soberanos; el principal de
ellos, el duque de Normanda. Cuando ste ocup el trono de Inglaterra, en 1066, fue
ms poderoso que su "soberano", el rey de Francia.
Desde el punto de vista poltico, Francia era, al advenimiento de Hugo Capeto, un
conglomerado de pequeos Estados independientes. Para los Capetos haba llegado su
hora. Empezaron reforzando el poder interno del pequeo territorio patrimonial,
haciendo entrar en razn a los vasallos recalcitrantes y protegiendo a la poblacin laboriosa contra el bandidaje amparado por la nobleza. Respecto a la dinasta normanda,
los Capetos se limitaron a mantenerse a la defensiva, alejando este peligro amenazador
con intrigas y atizando al mximo las querellas intestinas de la casa real normanda.
Los primeros Capetos asentaron de esta guisa los cimientos sobre los que Felipe II
Augusto, hijo de Luis VII, estructur su poltica. La Isla de Francia era el ncleo de un
reino que ira amplindose corno los anillos del tronco de un rbol.
El Louvre de Felipe Augusto. Este palacio, que serva al mismo tiempo como
fortaleza, era mucho ms pequeo que el Louvre actual: ocupaba casi
enteramente todo el gran patio del palacio moderno. De este primer castillo no
queda hoy ms que un trozo de muralla empotrada en los edificios del siglo XVI y
algunos restos de la capilla.
dinsticas. Cuatro aos despus estaba a punto de repudiar a su esposa; pero, al ver el
pueblo a la pobre reina dirigirse descalza y en hbito de penitente a Notre-Dame para
pedir a la Virgen que "alejara aquel cliz", tuvo compasin de ella. Acudi entonces una
multitud al palacio real clamando a Dios que inspirara mejores sentimientos al rey.
Felipe Augusto afectaba piedad. Al interceder, pues, los obispos y grandes del reino por
Isabel, el rey abandon sus proyectos de divorcio. Tres aos despus, Isabel le dio un
heredero, el futuro Luis VIII, y unos aos despus, en 1190, muri.
Cuando el rey se decidi a buscar nueva esposa, se dej llevar por motivos
polticos. Con la idea que el antiguo pueblo vikingo sera un precioso auxiliar si algn
da se le ocurra invadir Inglaterra, pidi la mano de Ingeburg, hija de Valdemar el
Grande y hermana del monarca reinante de Dinamarca, Canuto VI. La mayora de los
cronistas de la poca exaltan hiperblicos la belleza y bondad de la princesa. Lleg a
Francia en 1193, pero el rey le tuvo aversin desde la noche nupcial. De la
correspondencia cruzada entre el rey y el Papa, se deduce que separaba a ambos esposos
una trgica incompatibilidad fsica. Felipe Augusto releg a su joven esposa a un
convento. Para desembarazarse de ella, encarg a algunos ntimos que demostraran un
parentesco en cuarto grado entre Ingeburg e Isabel, la primera mujer de Felipe Augusto,
ya que ello, segn el derecho cannico de la poca, constitua motivo suficiente para el
divorcio. Felipe Augusto convoc en el acto un tribunal de justicia, integrado por
obispos y barones hbilmente escogidos. Sin contar con la reina, basndose en aquella
genealoga intencionadamente falsificada, el tribunal sentenci en favor del divorcio.
Tres aos despus, en 1196, el rey se casaba con Ins de Meran.
En 1198 subi al solio pontificio Inocencio III, uno de los Papas ms enrgicos de
la historia. En diversas ocasiones exhort al rey a considerar reina a Ingeburg,
advirtindole que su posterior esposa no podra darle hijos legtimos. Al ver que sus
advertencias eran vanas, el Santo Padre lanz el interdicto (prohibicin de celebrar
de gran prosperidad econmica y eran, de hecho, las principales potencias financieas del
continente.
Pero si Federico quera convertir a Lombarda en su mina de oro, le era preciso
antes restablecer all su autoridad. Al sacudir las ciudades italianas el yugo de sus
soberanos, su estado poltico habase hecho similar al de las ciudades griegas e italianas
de la Antigedad, en que hubo tambin ciudades con rgimen republicano. Como sus
modelos de los tiempos clsicos, estas comunidades se revolvan entre luchas de clases
y partidos y vivan en perpetuo conflicto unas con otras. Las regiones devastadas entre
aquellos pases evidenciaba la guerra despiadada que se hacan las ciudades rivales. Un
emperador o aspirante a la dignidad imperial lo bastante enrgico, tena aqu ocasin
para intervenir con provecho. Federico Barbarroja sola recibir frecuentes splicas,
conjurndolo a que interviniera como rbitro entre los partidos o ciudades en lucha. El
rey no deseaba otra cosa, si se presentaba ocasin favorable, que atender estos
llamamientos, pero era mejor seguir el ejemplo de sus predecesores: ofrecer su ayuda al
Papa. Como en tiempos de Carlomagno, al Santo Padre lo amenazaban constantemente
los enemigos en su propia ciudad.
En efecto, en 1144 haba estallado en Roma un levantamiento de inspiracin
republicana, alentado por Roger II, rey normando de Sicilia e Italia meridional. El
fautor de las revueltas romanas era un asceta llamado Arnaldo de Brescia, quien soaba
con resucitar las virtudes cvicas de la Roma antigua, unidas a la piedad de los primeros
cristianos. Desde el Capitolio tronaba contra el poder temporal de la Iglesia y contra las
costumbres, lujos y riquezas de los sacerdotes; deca que stos, con el papa a la cabeza,
deban vivir pobres y renunciando del mundo, como Cristo y los apstoles.
Federico I Barbarroja.
Al regresar Federico con sus tropas camino de Alemania, posea ya la tan deseada
corona imperial y se haba atrado fervorosos partidarios en Pava, Cremona y otras
ciudades lombardas que odiaban a Miln mortalmente. Esta ciudad, la ms poderosa de
Italia septentrional, y sus aliados fueron en lo sucesivo enemigos declarados del
emperador.
adoptar una postura solapada contra el emperador. Desde entonces, la corte francesa se
convirti en centro de gravedad de la oposicin oculta del partido pontificio. Alejandro
encontr asilo junto a Luis VII cuando su estancia en Italia se hizo insostenible. Slo la
excesiva preocupacin de Federico por los asuntos italianos impidi que estallara la
guerra entre el emperador y Francia. Para Federico, la lucha entre l y Miln era
decisiva. Despus de una defensa desesperada, la poblacin cay en la apata. Se mud
sta en horror al regresar a la ciudad seis personajes ilustres, prisioneros de los
imperiales: a cinco de ellos les haban arrancado los ojos y el sexto conservaba uno para
que pudiese guiar a sus compaeros. En la primavera de 1162, la situacin lleg a tal
extremo, que la burguesa milanesa decidi entregarse a merced del emperador. Al
presentarse suplicantes los altivos burgueses, los amenaz de muerte; luego les dijo que,
por misericordia, les perdonaba la vida. Los emisarios no pudieron lograr otra promesa
del emperador.
La suerte que reservaba a la ciudad dependa del cambio de impresiones que
mantuviera el emperador con sus aliados lombardos. El odio de los italianos
septentrionales contra la altiva y poderosa Miln superaba cualquier otro sentimiento.
Exigieron por unanimidad que "los burgueses de Miln bebiesen tambin el cliz de la
amargura que hicieran beber a las dems ciudades lombardas". El emperador determin
que la ciudad fuese saqueada.
Hubo escenas desgarradoras al verse los milaneses obligados a abandonar sus
hogares. La ciudad fue entregada a la devastacin. En una semana, la poblacin ms
rica de Italia qued convertida en un montn de ruinas; slo los templos y parte de las
murallas emergan de los escombros. Presa del escarmiento, Lombarda entera se someti por el momento al yugo imperial, pero reservndose para tiempos mejores. Por el
momento, la situacin pareca desesperada, pues nadie haba con valor suficiente para
oponerse al poderoso Barbarroja. En una asamblea imperial convocada ese ao de 1162
por Federico, incluso Valdemar el Grande de Dinamarca vino a postrarse humildemente
ante el emperador de Alemania.
toda una hazaa la de conducir sus tropas a Alemania. Aqu se hallaba tambin
amenazada la autoridad imperial. Sus adversarios haban aprovechado los reveses de
Federico en Italia para mostrarse en abierta rebelin contra l y sus partidarios. El ms
poderoso de ellos era su sobrino Enrique el Len. El emperador necesit cuatro aos
para restablecer su autoridad en Alemania y poder volver contra Italia.
Otros dos aos tard Barbarroja en preparar su campaa contra los rebeldes
lombardos. No le fue posible organizar un ejrcito tan potente corno los de 1158 y 1167.
En el momento decisivo dej de contar con su ms poderoso vasallo, Enrique el Len,
seor de una retahla de dominios sitos entre los Alpes y el mar del Norte. Enrique el
Len prefera utilizar sus ejrcitos y su dinero en ampliar sus posesiones en el pas de
los vendas, antes que arriesgarlos con el emperador en una empresa italiana. Bastantes
sacrificios se haban hecho en Italia. Adems, l nada ganaba reforzando la autoridad
imperial.
Barbarroja se dirigi, pues, con tropas insuficientes contra el ejrcito de la liga
lombarda; su marcha qued detenida por ste cerca de Legnano (1176). La fuerza de
choque de los ligados la integraban los burgueses de Miln. stos lucharon con tanto
encono contra el odiado prncipe que haba arrasado su ciudad, que consiguieron la
victoria.
La derrota de Legnano fue un rudo golpe para Barbarroja, pero su posicin no era
desesperada. Tanta incertidumbre en la lucha hizo reflexionar a los contrincantes. Se
mostraron dispuestos a tratar. Los belicosos milaneses deseaban consolidar con una
nueva victoria sobre el emperador su antigua posicin dominante en Lombarda; pero
los burgueses de Cremona sintieron renacer su antigua animosidad hacia la gran rival
lombarda e iniciaron conversaciones con Federico.
Las veleidades polticas de Cremona aumentaron al circular el rumor que el
soberano iba a reconciliarse con el Papa. Separar primero los intereses del Papa de los
de la liga lombarda y tratar aisladamente con cada adversario era en aquellas
circunstancias lo mejor que Federico poda hacer. En conclusin, Federico reconoci a
Alejandro como legtimo Papa y ste levant la excomunin fulminada contra el
emperador. Tras prolongadas conversaciones, se firm la paz en Venecia; mientras la
ciudad arda en fiestas, el pontfice y el emperador sancionaron su tratado con un
encuentro personal en la baslica de San Marcos (1177).
En el prtico del clebre santuario se erigi un trono para el Papa; se acerc
Federico, se despoj de su manto de prpura, postrse y bes humilde los pies al
soberano pontfice. El Papa, echando lgrimas, levant al monarca y le dio el beso de
paz. Simultneamente, el emperador firm una tregua de seis aos con la liga lombarda
y otra de quince, con el rey de Sicilia. Solucionados los asuntos de Italia, poda disponer
el emperador su regreso a Alemania. Quedaba libre para entendrselas con Enrique el
Len.
En medio de impresionantes ceremonias oficiales, entr Alejandro en la Ciudad
Eterna. Su victoria fue completa cuando Inocencio, el cuarto de la sucesin de antipapas
sostenidos por Barbarroja, vino a postrarse y reconocerlo como nico Vicario de Cristo
(1180).
haba vulnerado la tregua imperial proclamada por Federico. Cuatro veces lo requiri
ste a comparecer ante el tribunal de justicia imperial, pero Enrique no se dio por
enterado. Este prncipe, especie de monarca no coronado de media Alemania y que tena
por suegro al rey Enrique II de Inglaterra, se juzgaba superior a la ley. No qued otra
alternativa que desterrar a Enrique del imperio y desposeerlo de sus feudos.
En la lucha entablada entre el staufen y el gelfo, Enrique el Len llev la peor
parte. No le qued otro recurso que echarse a los pies de Federico y entregarse a merced
del vencedor. Cuando ste vio a su orgulloso vasallo en tan humillante postura, debi
recordar las muchas veces que su sobrino y l se hallaron juntos no slo en el campo de
batalla, sino tambin en el consejo de prncipes. Tambin dorando, tendi la mano a su
adversario y lo levant, dndole el beso de paz.
El conmovedor espectculo no agrad a los dems prncipes. Unnimes,
avanzaron hacia el emperador, exigindole que no devolviera al duque Enrique sus
feudos sino con el asentimiento general. El emperador hubo de ceder. La sentencia
condenatoria de Enrique haba sido pronunciada de comn acuerdo entre el emperador y
los prncipes vasallos y sin apelacin; como nica gracia, Enrique solamente pudo
conservar sus posesiones hereditarias de Brunswick y de Lneburgo. Los dems feudos
fueron distribuidos entre diversos prncipes alemanes.
Desde entonces no hubo vasallo imperial lo bastante fuerte para enfrentarse con la
autoridad de los Hohenstaufen. Ningn monarca de Europa era capaz de medir sus
fuerzas con Federico Barbarroja; ni siquiera Enrique II, el poderoso rey ingls. Pudiera
preguntarse por qu Federico no conserv para s los territorios de su vasallo Enrique el
Len, administrndolos con sus propios funcionarios: tal era el mtodo que permiti a
los Capetos crear poco a poco el Estado francs. En Alemania, eso no era posible sin
tremendos altercados entre el emperador y la nobleza. Federico era un poltico
demasiado avispado para arriesgarse en una experiencia que hubiera exigido graves
sacrificios, y que le acarreara sin duda el nombre de dspota. Lejos de ser autcrata,
slo deseaba ser en el concierto de prncipes alemanes el primero entre iguales.
Respecto a las vicisitudes posteriores de Enrique el Len, debe recordarse que
trat de aprovechar la ausencia de Barbarroja, en marcha a la cruzada, para posesionarse
de sus antiguos territorios. Pero frustrse su intento gracias a la enrgica intervencin
del joven prncipe heredero, el futuro emperador Enrique VI. El autoritario gelfo
renov su tentativa cuando ste fue nombrado emperador y combata en Italia, pero su
intento fracas una vez ms.
La autoridad imperial consigui imponerse a la nobleza, pero la aspiracin de
Federico a restablecer sobre toda Europa occidental el mandato del Sacro Imperio
perteneca haca tiempo al pasado. En cambio, la obra que Enrique el Len convirti en
objeto de su vida la germanizacin de las tierras eslavas al este del Elba qued ntegra hasta hoy, con la salvedad que despus de la segunda guerra mundial, los polacos,
moviendo sus fronteras hasta el Oder, recuperaron una parte importante de estos
territorios, otrora eslavos.
Federico Barbarroja y su poltica italiana
En 1183 expiraba la tregua entre el emperador y la liga lombarda. Sigui un
tratado de paz realizado en debida forma. Federico renunci a acabar con la autonoma
de las ciudades lombardas, aunque mantuvo, tanto all como en Alemania, su autoridad
como soberano, asegurndose las principales fuentes de recursos.
LA TERCERA CRUZADA
Cada de Jerusaln
La tercera cruzada evoca el nombre de Saladino, el gran sultn de Egipto y
Mesopotamia, cuyo carcter caballeresco era la admiracin de amigos y enemigos.
Saladino era hijo de un jefe kurdo. Los kurdos, que dieron su nombre a la regin
montaosa del Kurdistn, son un pueblo de origen iranio, muy valiente y amigo de la
libertad. Saladino no era semita, sino indo-europeo. En 1187 proclam la guerra santa e
invadi Palestina. Tuvo un sangriento encuentro con el rey de Jerusaln cerca del lago
Tiberades.13 En vano lucharon con tenacidad los caballeros hospitalarios y templarios;
casi todos perecieron en esta memorable jornada. El ejrcito cristiano fue aniquilado por
completo y su rey cay prisionero. Nos queda un notable relato de mediados del siglo
XIII, del historiador rabe Abu Samah, obra basada en los testimonios de tres altos
dignatarios del squito de Saladino.
Cuando los cristianos se pusieron en marcha, el viento les daba de frente. Los
turcos aprovecharon esta circunstancia para incendiar la hierba seca de la estepa, de
modo que los francos pronto hubieron de luchar contra las llamas y el humo: "As, los
adoradores de la Trinidad fueron, en esta vida, atormentados con triple fuego: el de la
estepa, el de la sed y el de las flechas".
13
Salida de Felipe Augusto para la 3 Cruzada, en 1190 (miniatura del sigloXV). Murallas de la isla de
Rodas, donde los caballeros de San Juan resistieron a los turcos hasta el siglo XVI.
Durante el asalto a San Juan de Acre, provocse una escena penosa ante las murallas de la ciudad. El duque Leopoldo de Austria fue el primero en clavar su estandarte
en los muros. Ante los gritos alborozados que saludaban la cada de la ciudad
despechado Ricardo Corazn de Len, arranc el estandarte del duque, lo arroj al suelo
y en su lugar plant el suyo. El duque reprimi su clera en aquel momento y reserv su
venganza para ocasin ms favorable.
Ricardo Corazn de Len tampoco simpatizaba con sus aliados franceses. Al fin,
Felipe Augusto se cans de l, y, pretextando una enfermedad, regres a Francia con la
mayora de su ejrcito, dejando una escasa tropa a las rdenes de Ricardo. Ms que en el
carcter caprichoso de ste, debe inquirirse la verdadera causa del descontento francs
en una cuestin de honor. El vasallo (Ricardo) era ms poderoso que su soberano
(Felipe Augusto) y no desdeaba ocasin de manifestarle.
Los cruzados que quedaban consideraron deshonrosa la partida de Felipe Augusto.
Cuando su flota se hizo a la mar, maldijeron al guerrero que faltaba a su juramento de
cruzado. Pero en su patria lo esperaban conquistas con mayor honor y provecho que la
lucha sin sentida desarrollada en Tierra Santa. Para echar mano a los feudos franceses
de su rival, Felipe Augusto aplic una tctica que ya le haba dado felices resultados.
Trab amistad con Juan Sin Tierra, hermano y enemigo de Ricardo, y lo persuadi de
tomar posesin de los territorios franceses de su hermano, que luego recibira como
herencia oficial del rey de Francia.
Entretanto, Ricardo Corazn de Len se hallaba al frente de toda la cruzada. Su
primera medida fue degollar a tres mil prisioneros musulmanes, porque opinaba que
Saladino no tena prisa en pagar el rescate convenido. En lugar de marchar sobre
Jerusaln, el inconsecuente Ricardo se dej arrastrar por el astuto sultn a una agotadora
campaa, expugnando castillos y tendiendo emboscadas a las caravanas. El tiempo que
perdi as el jefe cruzado fue aprovechada por el sultn para poner a Jerusaln en
condiciones de defensa.
LA CARTA MAGNA
Regreso y muerte de Ricardo Corazn de Len
Cuando Ricardo recobr su libertad, Felipe Augusto escribi a Juan Sin Tierra:
Cuidado, ahora: el diablo anda suelto!
Apenas lleg a su reino, Ricardo acus a su hermano de alta traicin; pero,
impulsivo como siempre, lo perdon pronto: Despus de todo, no es, acaso, hermano
mo?dijo Ricardo. Quiero perdonarle las sucias jugadas que me ha hecho. Y as
fue rey de nuevo. Recompens la fidelidad del pueblo ingls desangrndolo y
abandonndolo una vez ms, aunque ahora con motivo. Deba defender su patrimonio
francs, su pas de origen, contra Felipe Augusto.
Al desembarcar Ricardo en Lombarda fue aclamado por la multitud. Sus
enemigos huyeron al saber de su llegada. Para suerte de Felipe Augusto, el prdigo
Ricardo qued pronto sin dinero, lo que mengu su poder. En el perodo siguiente, la
guerra, la paz y la firma de tratados se sucedieron incesantes y Felipe Augusto no
descuid detalles ni manejos diplomticos para arrebatar a Ricardo el fruto de sus
victorias. En cambio, no se afan en emular a Ricardo en la labor de soborno a los
vasallos del adversario. Felipe Augusto era muy econmico, casi un avaro. Todos sus
vasallos, laicos y eclesisticos, se quejaban de ello.
En 1199, Ricardo, a los 42 aos de edad, pereci vctima de sus temeridades,
cuando asediaba el castillo de uno de sus vasallos franceses. Su reinado dur diez aos:
en ellos deshizo toda la obra de su predecesor, Enrique II, que tanto trabajo y
perseverancia haba puesto en su labor poltica.
El resultado desastroso de otro conflicto entre Juan Sin Tierra y el autoritario Papa
Inocencio III colm la clera inglesa. Inocencio despreciaba a Juan Sin Tierra y no
disimulaba sus sentimientos. El origen de la disputa fue que el Papa trat, a despecho de
todas las tradiciones, de imponer como arzobispo a uno de sus cardenales, Esteban
Langston. El rey desterr a los eclesisticos que sugirieron a Inocencio esta eleccin.
Inmediatamente, el Papa fulmin el interdicto contra Inglaterra y amenaz con deponer
a Juan y dar su corona a Felipe Augusto. Al saber Juan que el activo rey francs se
preparaba para invadir Inglaterra, qued anonadado. Saba que sus sbditos no lo
ayudaran a la hora del peligro. As, prometi al legado del papa reconocer a Langston
como arzobispo y llamar a los sacerdotes desterrados. Fue obligado a arrodillarse ante el
legado del Papa y a ofrecerle la corona, lo que significaba que en adelante gobernara
Inglaterra como un feudo recibido de manos del soberano pontfice. Adems prometi
que l y sus sucesores pagaran tributo anual (annata) a Roma. Al aceptar que su reino
figurase como feudo del Papa, no slo Juan Sin Tierra se humillaba vergonzosamente,
sino tambin el pueblo ingls.
La sumisin de Juan a Inocencio III recuerda en cierto modo el clebre viaje a
Canosa del emperador Enrique IV. Sin embargo, Juan se atrajo tambin un fiel aliado,
pues el Papa no se content con ordenar a Felipe Augusto que renunciara a la invasin,
sino que prest apoyo a su vasallo ingls en otras circunstancias. Cuando Juan formulaba al pueblo promesas de las que luego se arrepenta, siempre tena un medio para
escudarse: bastaba hacer intervenir al Papa.
La "carta magna"
En cuanto a los ingleses, al aceptar que su reino figurase como feudo del papa, no
solo se humillaba vergonzosamente a Juan Sin Tierra, sino tambin al pueblo entero. El
descontento de sus sbditos se increment con las continuas exacciones y la desdichada
administracin. Estall una sublevacin entre los vasallos del rey, dirigida nada menos
que por Esteban Langston, que gozaba de consideracin general por su prudencia y
capacidad. En 1215 se desligaron de su juramento de fidelidad al monarca. Los
burgueses de Londres se unieron a los barones y cerraron las puertas al rey, que resida
entonces en el castillo de Windsor, al oeste de la ciudad. Los dems poblaciones del
reino siguieron el ejemplo. Cuando Juan llam a sus partidarios a las armas, de tantos
miles de vasallos solo siete le siguieron fieles.
Tambin esta vez Juan se apresur a aceptar cuanto le pedan. Firm el documento
que le tenda el arzobispo en nombre del feudalismo ingls. Era la Charta Magna o
Gran Carta, que en realidad sancionaba los privilegios de los nobles y prncipes de la
Iglesia, pero que la conciencia popular consider, con el tiempo, concedida al pueblo
entero. El punto capital de esta constitucin es el prrafo referente a la libertad personal
del ciudadano contra los abusos del poder: "Ningn hombre libre podr ser detenido,
preso, declarado fuera de la ley, desterrado o castigado de cualquier manera que sea, sin
haber sido juzgado antes por sus iguales, segn las leyes del reino". En realidad en este
documento, las palabras hombre libre significan hombre noble. Pero con el tiempo,
esta expresin dio lugar a la de ciudadano ingls.
La carta dispona, adems, que el soberano no estaba autorizado a percibir otros
impuestos que los considerados legales, sin la aprobacin de un Gran Consejo integrado
por sbditos del rey y dignatarios eclesisticos. Esta Asamblea, que se llamara
Parlamento, deba ser convocado por decreto real. Al participar la burguesa de este
movimiento por la libertad, la Carta Magna confirm los antiguos derechos y privilegios
de las ciudades. Gracias a tal unin sin fisuras, las clases emancipadas de la nacin
inglesa lograron que el monarca se doblegase ante la majestad de la ley. Ello
En cambio, las tentativas que hizo Eduardo para incorporar a Escocia no tuvieron
xito. A la larga, pareci imposible sujetar a sus nobles al yugo. Sin cesar, surgan
guerrillas en el pas, transformadas al fin en declarada rebelin nacional. Apenas
dominaba Eduardo un levantamiento, se organizaba en seguida otro. A su muerte,
Eduardo contaba con 68 aos: para un poltico, en tiempos tan turbulentos como los
medievales, era una edad muy avanzada.
Durante el reino de Eduardo II, incapaz y torpe hijo de Eduardo I, la suerte de
Escocia qued sellada para siempre en la batalla de Bannockburn. El noble y valiente
hroe nacional Roberto Bruce, quien se hizo proclamar rey de Escocia, infligi una
decisiva derrota a Eduardo (1314) y salv la independencia de su pas.
La batalla de Bannockburn fue una verdadera revelacin de arte militar: por vez
primera en la isla, la caballera era derrotada por la infantera. La guerra continu hasta
1328, en que los ingleses hubieron de reconocer la independencia del reino escocs.
Un ao antes, haba terminado el miserable reinado de Eduardo II. Meses despus
de ser depuesto por el Parlamento, fue asesinado por el amante de la reina.
Enrique VI. Hohenstaufen recibiendo a los delegados de Palermo. Cdice. Siglo XII.
Cruzadas infantiles
Pese a todos los esfuerzos hechos para infundir nueva vida al ideal de Cruzada, el
entusiasmo de los pueblos haba menguado. Y surgi un curioso fenmeno al que se
llam "Cruzada de los Nios". Acaso no haba dicho Jess: Dejad que los nios
vengan a m? De la boca de aquellos adolescentes extasiados sala entonces el grito
extasiado de: Dios lo quiere! Un pastorcillo de Vendme, en el noreste de Francia, se
present como un nuevo Moiss que prometa a los creyentes llevarlos a pie enjuto por
mar a Tierra Santa. Recorri ciudades y pueblos cantando viejas canciones de cruzados
y de tal forma logr reunir en torno de l una multitud de adolescentes. Cuando les
preguntaban adnde iban respondan: Hacia Dios: vamos a a buscar la verdadera cruz
al otro lado del mar! Ni lamentos de padres ni exhortaciones de sacerdotes pudieron
retenerlos; muchos adultos esperaban maravillas de estos adolescentes. Se cuenta
tambin que el Papa Inocencio exclam: "Estos nios avergenzan a los adultos, pues
mientras nuestro ardor se adormece, ellos parten con alegra a conquistar Tierra Santa!"
Por donde pasaban esos muchachos, la gente les daba limosnas y los bendecan.
Muchos adultos se unieron a ellos: sacerdotes, artesanos y campesinos, mendigos,
ladrones e incluso mujeres. Cuando llegaron a Marsella, con el joven pastor al frente,
eran ya 30.000. All, dos comerciantes se ofrecieron a trasladarlos a Tierra Santa.
Armaron siete navos, que zarparon en el acto, pero dos de ellos fueron a parar al litoral
de Cerdea y los otros cinco llegaron a Egipto, donde los "filntropos" comerciantes
vendieron a los nios como esclavos. Diecisiete aos despus, durante la cruzada
organizada por Federico II, cayeron prisioneros ambos mercaderes de esclavos y el
emperador los hizo ahorcar.
Castillo de los Condes, en Gante, edificado en 1188 por Felipe de Alsacia a su regreso de la Cruzada,
segn el modelo de los castillos que haba visto en Siria.
Carcter de Federico II
A la edad de catorce aos, Federico alcanz su mayora de edad poltica, dotado
ya de los conocimientos y decisin de un hombre maduro. Se dedicaba al estudio noche
y da y ello no perjudic su desarrollo fsico. Sobresala en todos los ejercicios
corporales: equitacin, caza, tiro al arco y esgrima; despus de todo, sus caballos, perros
y halcones quiz fueron sus mejores amigos. A los cincuenta y cuatro aos de edad era
capaz de permanecer todo el da a caballo sin dar seales de fatiga.
Su carcter era fascinador y capaz de atraerse a gentes de cualquier clase social.
Convirti su magnfica corte en ncleo de arte y cultura; todos los cronistas de su
tiempo alaban a porfa sus ojos luminosos y la vivacidad de su rostro. Durante toda su
vida conserv esta alegra y excelente humor. Pareca como si los aos no mellaran su
eterna juventud. Pero, junto a tal encanto, vibraba algo de terrible. Su inalterable buen
humor se converta, llegado el momento, en tanta dureza y crueldad que resultaba
desconcertante y no haba modo de juzgarle. Uno de sus amigos deca de l que tena
ojos de serpiente; seductores y espantosos a la vez.
No pas mucho tiempo sin que el nuevo autcrata tendiese su garra de len.
Defendi su autoridad real contra todos y, llegada la ocasin, no titube en castigar con
rigor. Durante su viaje inicial al extremo nordeste de Sicilia, actu con la mxima
severidad contra quienes en aos anteriores turbaron la paz de la isla, y los redujo a la
ms estricta obediencia. Luch, entre peligros, contra Otn IV que haba sometido una
tras otra las posesiones de Federico al norte de la pennsula y amenazaba incluso con
expulsarle de Sicilia. Durante algn tiempo la sivacin de Federico fue tan precaria que
en el puerto de Palermo haba un navo dispuesto siempre a la vela para que el rey
pudiera huir al frica.
En el momento oportuno intervino el papa. En principio, se opona a la unin de
Alemania y Sicilia, fuese bajo la autoridad de Otn o la de Federico II. Excomulg a
Otn y moviliz su diplomacia minando su autoridad en Alemania. Logr su objetivo.
Cuando Otn se dispona a atravesar el estrecho de Mesina y apoderarse de Sicilia,
vise obligado a renunciar a sus proyectos y regresar a toda prisa a Alemania, donde las
intrigas conjuntas del papa y de Felipe Augusto lograron fomentar un levantamiento. La
asamblea de prncipes electores enemigos de la casa de los gelfos destituy a Otn
(1212). Confiando en la mgica atraccin que ejerca siempre el ilustre nombre de los
Hohenstaufen, los prncipes elegieron rey de Alemania a Federico.
Emperador y civilizador
El joven monarca no vacil en aceptar la misin que se le confiaba. La aventura y
el poder ejercan sobre l un atractivo irresistible. El jovenzuelo de Apulia, como le
llamaba Otn IV con desdn, hizo su entrada solemne en el pas de sus padres, acogido
en todas partes con indescriptible entusiasmo. Los alemanes, extasiados, le llamaban
nuestro hijo y le comparaban al pastorcillo David que venci al gigante Goliat. Los
trovadores le entonaban alabanzas y celebraban su carcter amable y su espritu
caballeresco. El joven soberano se atrajo tambin a muchos con su munificencia.
Distribua a manos llenas entre sus partidarios sus tierras o bienes patrimoniales.
Cuando menos, prometa hacer obsequios tan pronto pudiera, con la ayuda de Dios,
recuperar sus bienes. El jovenzuelo de Apulia saba muy bien lo que haca:
impresionar a todos, en contraste con la avaricia de Otn IV. En efecto, el gigantesco
gelfo, cuya fuerza slo se basaba en su puo de hierro y su voz tonante, era el polo
opuesto de su refinado y genial adversario.
En pocas semanas, sin desenvainar la espada, Federico se adue de toda
Alemania. Tuvo la inestimable ayuda del papa y de Felipe Augusto, mientras que Otn,
cuya madre era hermana de Juan Sin Tierra, slo contaba con el apoyo de Inglaterra.
Esta lucha por la corona de Alemania tuvo su eplogo en la clebre batalla de Bouvines.
El emperador Otn no se rehizo ya de esta derrota y desde entonces su papel fue
insignificante. Muri en 1218.
Durante varios aos, Federico apech con las preocupaciones anejas al rey de
Alemania. Fiel a la tradicin de Carlomagno y de los Hohenstaufen, cumpli con sus
deberes presentndose en persona all donde su presencia pareca necesaria. As
aprendi a conocer el pas de sus padres, pero no ech races en l. Federico era en
cuerpo y alma un hombre del Sur. Adoraba la alegre naturaleza y la esplndida
existencia del pas donde se haba educado. A uno de sus ntimos amigos escriba que
slo pensar en los largos inviernos y los sombros bosques de Alemania le haca
estremecerse. La suciedad y las ciudades mal construidas le eran insoportables, lo
propio que aquellos inaccesibles castillos. En los cincuenta y seis aos de su vida
apenas pas nueve en Alemania.
En 1220, Federico se despeda de su reino germnico. Se detuvo en Roma, de
paso hacia Sicilia, para ser consagrado emperador. Saba muy bien que slo consigui
este ttulo gracias a los prncipes alemanes. La autoridad imperial de Federico II no era
ms que la sombra de la de su padre. Las devastadoras revueltas del tiempo de su
minora tuvieron como consecuencia que los seores laicos se sintieran de nuevo casi
independientes. Por su parte, el papa aprovech tal ocasin para atraer a su obediencia a
los prncipes eclesisticos.
como profesoras, mdicos y autoras de obras de Medicina. Salerno contaba tambin con
una clebre escuela de obstetricia.
Federico prohibi el ejercicio de la medicina a quienes no haban aprobado los
cursos de la universidad de Salerno. Los estudios de medicina constaban de tres aos de
humanidades y cinco cursos consagrados a la ciruga. Despus, los mdicos recin
graduados deban ejercitarse largo tiempo junto a un mdico reconocido, antes de poder
ejercer por su cuenta.
Federico II.
intentado asesinarle y convoc un concilio. Con el rostro en lgrimas, expuso sus quejas
a la asamblea clerical y logr causar profunda impresin en los prelados. Como vicario
de Cristo en la tierra, confirm la excomunin que pesaba sobre Federico y sus
descendientes, y les declar privados de los tronos del imperio y de los diversos reinos.
Entonces, la asamblea expres su adhesin apagando los cirios encendidos que
empuaban.
El emperador qued sorprendido ante aquel nuevo y mortal enemigo. La lucha
entre gelfos y gibelinos se hizo cada vez ms despiadada y cruel; el propio Federico
olvid el sentido de la palabra misericordia.
El emperador sufri hondamente al enterarse de la conspiracin urdida contra l
por un puado de hombres a quienes haba considerado hasta entonces como a sus
mejores amigos y que todo se lo deban. La intencin de los conjurados era asesinar, no
slo al rey, sino tambin a su hijo preferido, el joven y caballeresco Enzio, el mejor
apoyo de su padre en los combates. Al descubrirse la conjuracin ello ocurra en 1246
, los traidores se refugiaron en un castillo, en el sur de la pennsula. Al no poder
resistir a las fuerzas de Federico que los asediaba, no fueron capaces de poner
voluntariamente fin a sus das y cayeron en manos del hombre a quien intentaran
asesinar. El castigo fue espantoso. Tres aos despus, Federico escap otra vez a la
muerte por envenenamiento. El culpable era su mdico, ntimamente unido a su
persona, en quien tena la mayor confianza y al que poco antes liber de la prisin.
Aprovech una ligera indisposicin del monarca para administrarle un brebaje
envenenado. Federico fue advertido en el ltimo instante. Cuando el mdico se acerc
con la copa para que bebiera su soberano, exclam severo: Bebe primero a mi salud!.
Sorprendido, el traidor hizo ademn de tropezar, arrojando as la mayor parte del
brebaje. El resto se lo dieron a un condenado a muerte, que apenas bebi cay
desplomado. Esta vez Federico perdi su sangre fra: Desgraciado de m! deca,
retorcindose las manos desesperado. De quin me fiar en adelante? Dnde podr
estar ya seguro y ser feliz? Los amigos que le rodeaban lloraban con el infortunado
monarca. Pero desde entonces no se fio de nadie.
El reino de Alemania se hallaba gobernado a la sazn, en nombre del emperador,
por Conrado, hijo de Federico e Isabel de Jerusaln. Inocencio IV le suscit un rival, lo
que ya haba intentado en vano Gregorio IX. Conrado march con un buen ejrcito
contra el pretendiente al trono, el landgrave Enrique de Turingia; pero, sobornados por
el oro pontificio, los inmediatos colaboradores de Conrado y la mayor parte de sus
tropas se pasaron al campo del pretendiente. Conrado fue vencido; pero a los pocos
meses mora el pretendiente.
Las ciudades lombardas ocasionaron a Federico mayores dificultades an. Tan
desdichado ao (1249) le asestara un tercer golpe: su hijo Enzio, infatigable en servir a
su padre, cay prisionero de las tropas de Bolonia con gran parte de su ejrcito. El joven
hroe sufrira en la prisin los veintitrs aos que le quedaban de vida. Los sbditos de
su padre le haban apodado el joven halcn porque pareca realmente volar con su
esbelto cuerpo y sus trenzas rizadas. Aquel halcn de Federico estaba condenado a
morir en la jaula. Enzio cautivo, expresaba su sed de libertad y ansias de vida en alegres
romanzas, pero a medida que transcurran los aos, sus canciones eran ms
melanclicas. El rubio hijo del rey no deba sentirse solo por completo, pues le visitaban
bellas mujeres que le ofrecan su amor; segn se cuenta, tuvo de ellas dos hijas durante
su cautiverio. Tras veinte aos de crcel Enzio se acercaba ya a los cincuenta, el
prncipe trat de evadirse. Se dice que consigui sobornar a un transportista de vino de
estatura gigantesca, que accedi a sacarle metido en un gran tonel vaco. Todo iba a
maravilla y los amigos esperaban al fugitivo con sus caballos ensillados cuando, en la
calle, una mujer transente observ una gran trenza rubia al borde del tonel. En
Bolonia nadie tiene tales cabellos, tienen que ser del prncipe Enzio. Sus gritos
alarmaron a los guardianes de la crcel. El transportista fue decapitado y el prisionero
encerrado con mayor rigor. Muri dos aos despus.
Parece como si Federico acrecentara su recia personalidad ante los golpes
adversos. A uno de sus amigos escriba que senta rejuvenecer su espritu de ao en ao.
Pensaba casarse por cuarta vez sus tres esposas haban muerto en plena juventud.
Los azares de la guerra tomaron otro cariz y varias ciudades lombardas se pasaron al
partido del monarca. Federico iba a emprender una nueva campaa en Lombarda
(1250) cuando una enfermedad inesperada le arrebat la vida a los cincuenta y seis aos
de edad. Con l se apagaba una luz en el firmamento de la Historia: no era una estrella
fija la que se extingua, sino un meteoro que estallaba.
Federico fue a dormir su ltimo sueo en un enorme sarcfago de prfido rojo, en
la catedral de Palermo, junto a Roger II, Enrique VI y su madre Constanza.
Inocencio intent apoderarse del reino de Sicilia, pero Manfredo supo detenerle a
tiempo. Antes que la lucha terminase, muri Inocencio. Aos despus, Manfredo se
proclam rey de Npoles y Sicilia. Manfredo se consideraba italiano y no quera
depender de la voluntad del joven rey, su sobrino. Como monarca, sigui las huellas de
su padre; su corte fue de nuevo un centro de civilizacin; respecto a legislatura,
administracin y vida econmica del pas, prosigui la obra reformadora concebida por
Federico II.
Urbano IV, segundo sucesor de Inocencio, era tambin enemigo irreconciliable de
los Hohenstaufen. Fue patriarca de Jerusaln, francs de nacimiento y, como su clebre
predecesor Gregorio VII, de origen humilde. En calidad de legado pontificio, Urbano
haba sostenido con gran energa y habilidad diplomtica a Inocencio IV en su contienda
contra los Hohenstaufen y, una vez papa, prosigui la lucha con igual celo apasionado.
Logr encontrar un digno rival de los Hohenstaufen, por haber desistido de serlo el
prncipe ingls Ricardo; Urbano escogi al conde Carlos de Anjou, hermano del rey de
Francia. El Padre Santo no poda encontrar mejor pretendiente. Carlos no slo era un
guerrero valiente y hbil capitn, sino tambin obediente hijo de la Iglesia, como su
hermano, entregado a piadoso ascetismo.
A finales de 1265, en la baslica de San Pedro, fue coronado rey de Npoles y
Sicilia y al iniciarse el nuevo ao (1266) pas la frontera del reino que esperaba
conquistar, con su ejrcito. Manfredo contaba haca tiempo con esta posibilidad, pero
subestim a su audaz adversario. Cuando se decidi a marchar contra Carlos de Anjou,
era ya demasiado tarde. La batalla decisiva entablse cerca de Benevento, en el antiguo
Samnio. En lo peor de la batalla, Manfredo fue abandonado por varios vasallos felones
que se pasaron al enemigo. As se decidi su suerte y la de Italia meridional.
Desesperado, el joven rey se arroj para morir en las filas de sus enemigos. Su mujer e
hijos cayeron en manos de los vencedores. La reina muri cinco aos ms tarde, en
cautiverio. Sus tres hijos crecieron literalmente entre cadenas: slo al cabo de treinta
aos se las quitaron, aunque sin recobrar la libertad. Pasados otros diez aos de
cautiverio, murieron uno tras otro, de inanicin y miseria, despus que haban perdido la
razn haca tiempo.
pennsula balcnica, se agolparon nubes tormentosas sobre su cabeza. Venan del norte,
de Alemania precisamente.
Conradino era ya un hombre, pleno de nobleza y espritu caballeresco, el ms
bello adolescente que hubiera podido imaginarse. Se hallaba profundamente imbuido
de la pesada responsabilidad que caa sobre sus jvenes hombros, para continuar la
secular tradicin dinstica de los Hohenstaufen. El tono altivo de sus cartas lo
evidencia. En 1267, a la edad de quince aos, se puso al frente de algunos miles de
leales para arrancar su botn al usurpador. Al publicar su manifiesto de guerra contra
Carlos de Anjou, comprobse que la adhesin de Alemania a los Hohenstaufen no haba
muerto. En Italia, los gibelinos esperaban con impaciencia la llegada del joven hroe.
En el sur de Italia, los habitantes rabes mostraron su lealtad al descendiente de
Federico levantndose en abierta rebelin contra el usurpador francs, y la mayora de la
poblacin siciliana estaba dispuesta a negar la obediencia a Carlos de Anjou. Conradino
entr en triunfo en la propia ciudad del papa y fue consagrado emperador romano por la
multitud de la Ciudad Eterna.
Antes de un mes sobrevino la catstrofe. Apenas pis tierra napolitana, se
esfumaban sus sueos de grandeza con una derrota aplastante. Con todo, no estaba
perdido si lograba pasar a Sicilia, donde podra continuar su lucha con ayuda de la
poblacin. Embarcado ya con algunos fieles compaeros, sentase feliz de haber
escapado al enemigo, cuando otro navo se hizo a la mar y le persigui. Los fugitivos
fueron alcanzados y Conradino hecho prisionero y entregado a su implacable rival.
En vez de tratarle como a prisionero de mxima categora, Carlos le conden por
crimen de alta traicin. En 1268, y en la plaza mayor de Npoles, caa bajo la espada del
verdugo la cabeza del ltimo de los Hohenstaufen. La sentencia del rey angevino fue un
flagrante atentado contra el derecho de gentes. Entre los asistentes a la ejecucin,
hombres endurecidos por la guerra lloraban prosternados. La trgica suerte del joven
Conradino inspir a muchos poetas y dramaturgos. Una romntica tradicin sostiene
que, desde el cadalso, arroj un anillo o un guante, que recogi el mdico han de
Prcida, como smbolode herencia y venganza. Pas luego Prcida al reino catalanoaragons, instigando a la reina Constanza, esposa de Pedro III, a que se mostrara digna
hija de quien pereci heroicamente en los campos de Benevento.
La muerte de Conradino acab no slo con la dinasta de los Hohenstaufen, sino
tambin con el imperio de Occidente. El Sacro Imperio Romano Germnico no se
extendera ya al otro lado de los Alpes.
Un banquete del siglon XII. Miniatura sacada del poema El conde de Mliacin,
de Girardin de Amins, ilustrado hacia el 1260.
pirenaico de Panissars, les infligi Pedro III la ltima derrota. El propio monarca
francs muri al llegar a Perpin (1285).
El reinado de su hijo Alfonso III represent un retroceso para los intereses
catalanoaragoneses en el Mediterrneo, por su compromiso de abandonar Sicilia. Su
hermano y sucesor, Jaime II, manifest, en cambio, su decisin de conservar la isla,
dejando en ella a su hermano Fadrique (Federico), en calidad de lugarteniente, en 1291.
Pocos aos despus era ste proclamado rey, con el nombre de Federico y se reanudaba
la guerra, incluso entre los propios hermanos. Termin al fin por la citada paz de
Caltabellota.
La paz consiguiente dej ociosas las huestes de guerreros catalanoaragoneses
conocidos por almogvares, y el monarca de Sicilia decidi emplearlos a fondo en una
campaa til y memorable. Dirigidos por Roger de Flor, antiguo caballero templario, se
encaminaron al imperio bizantino (1303) para ayudar all al soberano Andrnico
Palelogo, asediado peligrosamente por los turcos que amenazaban Constantinopla.
Las fuerzas expedicionarias, con su flota de 36 naves que embarcaban 4000
almogvares, 1,000 peones y 1,500 caballos, fueron recibidos en triunfo como un alivio
salvador. Apenas desembarcados en Artacio, derrotaron a los turcos y prosiguieron una
admirable campaa de sucesivas victorias Nicea, Filadelfia, Magnesia y Tirra,
llegando hasta la cordillera del Tauro. Pero la recelosa envidia bizantina tram una
intriga en la que fueron asesinados a traicin Roger de Flor y los principales jefes
almogvares. Los supervivientes cometieron atroces represalias ("venganza catalana");
en sus correras por la Grecia continental, fundaron en 1313 los ducados de Atenas y
Neopatria, feudos primeramente de Sicilia y ms tarde de la Confederacin
catalano-aragonesa, que podra conservarlos hasta la cada de Constantinopla en poder
de los turcos a mediados del siglo XV.
TEMPESTAD EN ORIENTE
Gengis Kan y la invasin mongol
Lo que no consiguieron los cruzados de Occidente quebrantar el poder del
Islam en Asia, fue logrado por una gran invasin surgida, en el siglo XIII, de las
estepas del Asia central, acaso la ms devastadora de la Historia. Los mongoles se
pusieron en marcha hacia el oeste. En 1200, aproximadamente, el jefe mongol Gengis
Kan haba sometido a sus hermanos de raza, nmadas y bandidos de las estepas de la
regin entre el desierto de Gobi, al sur, y el Baikal, al norte.
Con anterioridad, las tribus mongolas, como los rabes antes de Mahoma, se
hacan de continuo la guerra. Despus, una mano frrea les impuso organizacin y
severa disciplina. El gigantesco Gengis Kan, con su inslito vigor corporal y sus astutos
y penetrantes ojos felinos, fascinaba a sus semejantes. Pronto se hizo temer por la
extraordinaria y despiadada energa con que reprimi una rebelin de sus hombres. El
jefe militar que faltaba a su deber era condenado a muerte o azotado; a los propios
prncipes no les perdonaba el ltigo.
Una vez Gengis Kan inspir suficiente terror a sus tropas de bandidos y los sujet
a ciega obediencia, dispuso de excelentes soldados, endurecidos y capaces de
alimentarse y contentarse con cualquier cosa. Los mongoles eran jinetes por naturaleza;
pareca que integraban un solo ser con sus caballos pequeos y rpidos; durante sus
campaas, eran capaces de dormir montados en su silla.
Cortejo de la corte de los mongoles (miniatura persa del siglo XIII). Los mongoles
adoptaron el boato de las civilizaciones que destruyeron, pero conservaron sus
caballos.
Los gengisknidas
Al morir Gengis Kan, en 1227, a la edad de setenta y dos aos, el imperio de los
mongoles abarcaba desde la desembocadura del Hoang-ho hasta el mar Negro. Este
hombre que impuso su voluntad al mayor imperio conocido, inici su vida activa a los
trece aos, hurfano de padre y entablando con otros rivales una lucha a muerte para
defender sus derechos sucesorios al frente de una insignificante tribu de nmadas del
Asia interior.
Se ha dicho que Gengis Kan tuvo unas quinientas esposas y concubinas. Los
cuatro hijos de sus principales esposas recibieron cada uno en herencia su parte de
imperio. Durante algn tiempo vivieron en concordia, prosiguiendo sus conquistas a
levante y poniente. Batu, hijo de Gengis Kan y futuro Kan de la Horda de Oro del
Volga, invadi Rusia al frente de un formidable ejrcito; destruy Kiev y someti los
reinos fundados por los normandos y sus descendientes en estas regiones. Durante dos
siglos y medio, los mongoles o trtaros fueron dueos y seores de Rusia y tan largo
perodo de dominacin imprimi su huella en el carcter nacional del pueblo ruso. La
raza eslava experiment una transformacin profunda, tanto desde el punto de vista
fsico como psquico. An hoy, muchos rusos presentan rasgos externos de su mezcla
con sangre trtara: nariz chata de los mongoles, pmulos salientes y barba rala.
Conquistada Rusia, Batu march con el grueso de su ejrcito a invadir Hungra, y
conquist todo el pas, que devast por entero. Parte de sus tropas penetraron en Polonia
y Silesia. En aquella poca, el emperador Federico II hallbase absorbido en su lucha
contra las ciudades lombardas y el papa Gregorio IX. Encarg al duque de Silesia que
protegiera Europa con un ejrcito de caballeros polacos y alemanes, y tras una heroica
resistencia, las tropas del duque fueron aniquiladas y l mismo pereci en la batalla
(Liegnitz, 1241). Europa estaba amenazada por un terrible peligro: de sbito, Batu dio
media vuelta y regres a su pas, donde la sucesin al trono requera su presencia. La
civilizacin occidental se haba salvado.
En cambio, la cultura oriental fue herida mortalmente cuando Hulagu, otro hijo de
Gengis Kan y kan del Irn, tom Bagdad y la entreg al pillaje (1258). Torrentes de
sangre tieron las aguas del Tigris y el ro se volvi rojo, como el Nilo, cuando Moiss
cambi milagrosamente las aguas en sangre. Como remate, los mongoles prendieron
fuego a la orgullosa ciudad de los califas. Todos los tesoros creados durante siglos por el
arte asitico fueron botn de mongoles o perecieron en las llamas. Los 100,000
volmenes de la biblioteca desaparecieron para siempre. La dinasta de los absidas
qued extinguida.
Con los increbles xitos obtenidos se comprende que los mongoles se
consideraran invencibles conquistadores. Ello se deduce de la relacin del viaje de
Willem van Rubroek, que visit al Gran Kan en Karakorum, al norte de la India, en su
intento de difundir la religin cristiana. El kan recibi al monje flamenco y a sus
compaeros con relativa cortesa, aunque evidenciando cun minsculos personajes
eran ante tan poderoso monarca como l, y los dignatarios mongoles inquirieron a los
cristianos en un tono que pareca indicar que se disponan a ir en el acto a someter
aquel pas del que les hablaban. Van Rubroek replic con cierta altivez que haba en su
patria tantas cosas admirables que les deslumbraran, si algn da tenan ocasin de
llegar all. Cuatro aos antes, san Luis haba enviado un embajador a Karakorum a
propsito de una propuesta de alianza contra los sarracenos que el kan hizo al rey
francs poco antes de la primera cruzada emprendida por ste. Pero al llegar all la
embajada, el kan haba muerto y su viuda recibi los obsequios. En la respuesta de ella
al embajador afirmaba que, en efecto, la paz es el bien supremo, aunque aada que el
nico medio para disfrutarla era someterse por entero a la autoridad de los mongoles y
entregarles todo el oro y la plata, so pena de ser desollados en caso contrario.
A tal respecto, es curioso observar que uno de los monarcas mongoles lleg a
proponer al emperador Federico II que se sometiera. En la misiva que le dirigi an
tuvo la amabilidad de ofrecer al Hohenstaufen un empleo de dignatario en la corte del
kan. Federico le respondi con irona: Entiendo bastante en aves: quiz podra aceptar
en vuestro reino el cargo de halconero.
Las devastaciones de Hulagu asolaron todo el territorio de Mesopotamia. Estos
pases ya no lograron reponerse de tan grave cataclismo. El mongol someti tambin
Siria oriental y otras comarcas de Asia Menor. Con todo, estos brbaros no consiguieron
llegar nunca al Mediterrneo. El sultn de Egipto los derrot en 1260 en tierras de
Palestina y salv as los restos del imperio rabe: Egipto, Siria meridional y Palestina.
se vea obligado a actuar contra los sacerdotes o el papa, por quien profesaba un
profundo respeto, en cuanto estimase justo y equitativo.
Salvaguardar la paz era para l una de las principales tareas de un monarca en este
mundo. Tena santo horror a la guerra, nacida del odio y engendradora de nuevos odios.
Utilizaba sus facultades diplomticas para evitar todo choque entre pueblos cristianos,
reconciliarlos y solucionar los conflictos originados entre ellos. En la contienda entre el
papa y el emperador, trat Gregorio de atraerle a su causa, halagndole con la corona
imperial, pero Luis era demasiado honrado para escuchar tales proposiciones. En
cambio, se ofreci para intervenir en la pacificacin de ambos rivales. La excomunin
fulminada por el papa contra Federico no influy nunca en sus relaciones con el
emperador. El sincero deseo de paz que animaba a san Luis le granje la admiracin y el
respeto de todo el mundo.
El reinado de san Luis dice uno de sus bigrafos es, en la Historia universal,
uno de los ms bellos ejemplos de lo que puede lograr la verdadera fe cristiana.
muchos, que pidieron el bautismo. Como militar, san Luis no cosech laureles, pero su
firmeza de carcter en tiempo de adversidades y sufrimientos, la dignidad con que
acept la humillacin de verse cautivo y sus cuidados hacia sus desgraciados
compaeros de armas aumentaron an ms su prestigio personal. El influjo que san Luis
ejerca en la poltica europea no disminuy despus de su cruzada: mejor que antes, le
designaban rbitro y promotor de la paz. Su bigrafo Wallon escribe: El rey Luis logr
con su influencia personal mucho ms de lo que pudieran conseguir sus conquistas.
La aventura en que se embarc el rey Luis cost a su pueblo muchas vidas
humanas y grandes sacrificios econmicos. Los vencedores exigieron crecidos rescates
por la libertad del rey y sus compaeros. Ello no impidi que al volver a Francia fuese
acogido con gritos de alegra. Alabado sea Dios se decan, que nos ha devuelto
vivo a nuestro querido rey. Le honraban ya como santo.
Veinte aos despus, Luis emprendi otra cruzada contra Tnez, la antigua
Cartago, donde el cristianismo echara profundas races, gracias a san Agustn, y muchos
mrtires ofrecieron su vida por la fe. San Luis esperaba retornar este pas al cristianismo
y convertir al sultn. Con todo, esta cruzada no estaba exenta de mviles de orden
econmico. Tnez pagaba tributo a Sicilia desde tiempos de Roger II y haba
interrumpido sus pagos al ocupar el trono Carlos de Anjou. El sultn de Tnez puso
tropas a disposicin de Conradino y, tras la derrota del joven Hohenstaufen, sus
partidarios se refugiaron en Africa. Por tales motivos, Carlos de Sicilia quera vengarse
del sultn, pero se cuid bien de importunar al piadoso Luis con estas mezquindades,
seguro de que no le secundara; tampoco ayud al egosta Carlos al tratar ste de dar el
golpe de gracia al Hohenstaufen.
Cuando ambos hermanos iniciaron su lucha contra el Islam, su colaboracin fue
muy imperfecta. Luis aguardaba la llegada de su hermano y sus tropas. El calor se hizo
cada vez ms agobiante y el agua corrompida que beban las tropas ocasion una
epidemia. De ella fueron vctimas el rey y algunos de sus allegados. Durante su agona,
el monarca deliraba con la liberacin del Santo Sepulcro; con el rostro iluminado
murmur varias veces: Jerusaln, Jerusaln!.
constituido una fuerte muralla para el imperio romano de Oriente y ste acaso hubiera
resistido ms tiempo el empuje de los turcos.
Sin embargo, no deben minimizarse los resultados militares y polticos de las
cruzadas. En realidad, frenaron el avance musulmn, como lo detuvieron Carlos Martel
y los emperadores bizantinos isuricos. El asalto de los turcos a Europa se retras dos
siglos.
Las campaas realizadas en Oriente por los occidentales tuvieron otras
consecuencias econmicas y sociales entre los pueblos participantes. Lo que represent
la campaa asitica de Alejandro Magno para el helenismo, lo fueron las cruzadas para
el Occidente medieval. Unas y otras representaron guerras de liberacin. Alejandro
quiso liberar a los jonios del yugo de los persas; los cruzados trataron de liberar la
Ciudad Santa de manos de los infieles. Ambas empresas militares coinciden en mostrar
a su poca el camino hacia un mundo nuevo lleno de fecundas posibilidades culturales.
Imaginmonos el asombro de los oyentes occidentales del siglo XII, cuando oan relatar
a los caballeros bretones y normandos las cosas curiossimas vistas en Oriente despus
de sus aos de cautiverio en Damasco, Bagdad o Babilonia. Estos caballeros fueron
tratados con miramiento en las cortes de los prncipes orientales; las princesas se
enamoraban de tan altivos francos y gozaban escuchando sus corteses donaires; reyes
y caudillos deseaban tener nietos de sangre franca. Los rabes, ni una sola vez durante
el cautiverio, haban inducido a los caballeros occidentales a cambiar de religin.
Aunque la mayora de los oyentes moviesen la cabeza con aire incrdulo al or
tales relatos, la generacin que vivi la poca de Saladino (hacia 1200) persuadise de
que la caballerosidad y otras excelentes cualidades de espritu no eran exclusivas de los
cristianos. En su innato desprecio por los infieles, los cruzados consideraban a los
sarracenos, en general, como salvajes de humanidad slo aparente. Pronto comprobaron
asombrados que los musulmanes podan ser ms civilizados y humanos que los
cristianos. Por su fidelidad a la palabra jurada y pureza de costumbres, estos paganos
parecan mucho mejores que los cristianos de Siria.
Este nuevo espectculo que se evidenciaba oblig de buen o mal grado al europeo
a revisar sus juicios y ejercitar su espritu crtico. La civilizacin rabe ayud a los
occidentales medievales a crearse una personalidad. Los cruzados no liberaron para
siempre Jerusaln, pero los ms inteligentes de ellos se liberaron de su falta de madurez
intelectual. El espritu helnico retorn a los pueblos de Occidente. En primer lugar, los
cruzados reactivaron el intenso trfico que existiera en otro tiempo en el Mediterrneo y
que las invasiones rabes de los siglos VII y VIII casi haban extinguido. Slo Venecia
quedaba en pie; sus animosos y astutos mercaderes se las ingeniaban en tener y
conservar amigos entre pueblos de razas y religiones dispares. Los venecianos
concertaron tratados comerciales lo mismo con los rabes que con los emperadores de
Occidente y de Oriente, adquiriendo as una posicin privilegiada entre los
comerciantes de la poca.
Economa y cultura
Las cruzadas dieron nueva vida al Mediterrneo. Cruzados y peregrinos eran
trasladados a millares en navos rumbo a Asia o Africa; se embarcaban en Gnova o en
Pisa y los emprendedores comerciantes italianos traan de Oriente especias, frutos
tropicales, azcar, seda, algodn, perlas y piedras preciosas. El trfico prosegua
despus de cada cruzada y, a medida que pasaba el tiempo, pareca que las cruzadas
estaban cada vez ms desprovistas de sentido.
2009