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    EL AMOR - El Profeta (Khalil Gibrán)

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    EL AMOR

    Cuando el Amor os llame, seguidlo.


    Aunque su camino sea duro y penoso.
    Y entregaos a sus alas que os envuelven. Aunque la espada escondida entre ellas os hiera.
    Y creed en l cuando os hable. Aunque su voz aplaste vuestros sueos, como el viento del norte devasta los jardines.
    Porque, as como el Amor os corona, as os crucifica.
    As como os acrece, as os poda.
    As como asciende a lo ms alto y acaricia vuestras ms tiernas ramas, que se estremecen bajo el sol, as descender hasta vuestras
    races y las sacudir en un abrazo con la tierra.
    Como a trigo en gavillas l os une a vosotros mismos.
    Os desgarra para desnudaros.
    Os cierne, para libraros de los pliegues que cubren vuestra figura.
    Os pulveriza hasta volveros blancos.
    Os amasa, para que lo dcil y lo flexible renazcan de vuestra dureza.
    Y os destina luego a su fuego sagrado, para que podis ser sagrado pan en la sagrada fiesta de Dios.
    Todo esto har el Amor en vosotros para que podis conocer los secretos de vuestro corazn y convertiros, por ese conocimiento, en
    un fragmento del corazn de la vida.
    Pero si, en vuestro miedo, buscareis solamente la paz y el placer del Amor, entonces sera mejor que cubrierais vuestra desnudez y
    os alejarais de sus umbrales hacia un mundo sin primaveras donde reiris, pero no con toda vuestra risa, y llorareis, pero no con
    todas vuestras lgrimas.
    El Amor no da ms que a s mismo y no toma nada ms que de s mismo.
    El Amor no posee ni es posedo.
    Porque el Amor es todo para el Amor.
    Por eso cuando amis no digis: Dios est en mi corazn, sino ms bien: "Yo estoy en el corazn de Dios.
    Y no pensis en dirigir el curso del Amor porque ser l, si os halla dignos, quien dirija vuestro curso.
    El Amor no tiene otro deseo que el de realizarse.
    Pero si amis y no podis evitar tener deseos, que vuestros deseos sean estos:
    Fundirse y ser como un arroyo, que murmura su meloda a la noche.
    Saber del dolor del exceso de ternura.
    Ser herido por nuestro propio conocimiento del Amor. Y sangrar voluntaria y alegremente.
    Despertarse al amanecer con alado corazn y dar gracias por otro da de Amor.
    Descansar al medioda y meditar el xtasis de amar. Volver al hogar en el atardecer con gratitud en el corazn.
    Y dormir con una plegaria por el amado en el corazn y una cancin de alabanza en los labios

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