Entre Dos Mundos - Rebeca López Mora
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Los cuatro barrios tradicionales fueron Moyotlan, Zoquiapan, Atzacualco y Cuepopan. Estaban orientados hacia los cuatro rumbos del
Jos Luis de Rojas, Mxico Tenochtitlan. Economa y sociedad en el siglo xvi, Mxico, El
Colegio de Michoacn-Fondo de Cultura Econmica, 1986.
Diego Durn, Historia de las Indias e Islas de Tierra Firme, Mxico, conaculta, [1880]
1995, t. i, p. 93.
60
Eduardo Matos Moctezuma, Tenochtitlan, Mxico, Fondo de Cultura Econmica-El
Colegio de Mxico, 2006, p. 48.
Sonia Lombardo, Atlas histrico de la ciudad de Mxico, Mxico, Gobierno del Distrito
Federal-Smufit Cartn y Papel, 1996, p. 17-18 y p. 218, lmina 84.
10
Anales de Tlatelolco, paleografa y traduccin de Rafael Tena, Mxico, conaculta,
2004, p. 119.
11
Ibid., p. 121.
12
Domingo Antn Chimalpin, Sptima Relacin, en Las ocho relaciones y el Memorial
de Culhuacan, paleografa y traduccin Rafael Tena, Mxico, conaculta, 1998, t. 2, p. 165.
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Tlatelolco
SANTA MARA
CUEPOPAN
SAN SEBASTIN
ATZACUALCO
49
46
45
47
44
43
41
42
48
40
39
21
3
4
6
11
7
12
5
8
9 10
35
16
13
14
15
38
37
Zocalo
Zcalo
17
18
20
19
36
29
22
23
33
27
25
31
26
24
0
500
30
28
32
34
metros
1000
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13
No es mi objetivo hablar de la traza de la ciudad. Para ms informacin sobre su
planeacin, traza y asignacin de los primeros solares, vase Luca Mier y Tern Rocha, La
primera traza de la ciudad de Mxico, 1524-1535, 2 v., Mxico, Universidad Autnoma Metropolitana-Fondo de Cultura Econmica, 2005.
14
Reyes Garca, op. cit., n. 124, f. 16, p. 183.
15
Las nicas excepciones seran el plano que mand hacer Corts de la ciudad, as como
el conocido como Plano de Maguey. Matos Moctezuma, op. cit., p. 101.
16
Archivo General de la Nacin (en adelante, agn), Tierras, v. 55, exp. 3, 6 de febrero de
1587. Documentos nauas de la ciudad de Mxico del siglo xvi, estudio introductorio de Luis Reyes
Garca, Mxico, Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropologa SocialArchivo General de la Nacin, 1996, p. 255.
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17
agn, Tierras, v. 39, exp. 2, en ibid., p. 156. Existe una discusin en torno al concepto de
calpulli y tlaxilacalli. En lo que respecta a los casos referentes a la ciudad de Mxico, tal parece
que el tlaxilacalli es la forma de designar a las unidades ms pequeas, que aqu he mencionado como barrios pequeos o localidades, y as lo utilizar en este estudio. Vase Alejando
Alcntara Gallegos, Los barrios de Tenochtitlan. Topografa, organizacin interna y tipologa de sus predios, en Pablo Escalante Gonzalbo (coord.), Historia de la vida cotidiana en
Mxico. Mesoamrica y los mbitos indgenas de la Nueva Espaa, Mxico, Fondo de Cultura
Econmica-El Colegio de Mxico, 2004, v. 1, p. 167-198, 191. Fray Juan de Torquemada hace
una referencia a los tlaxilacalli, haciendo una diferencia con los calpules que eran parcialidades o barrios: y suceda, que una parcialidad de estas dichas tena tres, y cuatro, y ms calpules, conforme a la gente que tena el pueblo, y en lugar de calles llamaban tlaxlacales. Juan
de Torquemada, Monarqua indiana, introduccin de Miguel Len-Portilla, copia facsimilar
de la 4a. ed., reproducida de la 2a. de Madrid, 1723, Mxico, Porra, 1986, v. 2, p. 545. Algunos autores identifican el trmino tlaxilacalli con el de calpulli; as James Lockhart les da un
equivalente con el trmino barrio, tomando como base la traduccin de Molina respecto a
ambos trminos. James Lockhart, Los nahuas despus de la conquista, Mxico, Fondo de Cultura Econmica, 1999, p. 30. Pero Luis Reyes afirma que el uso que se daba al trmino calpulli
era para designar a un grupo tnico, a un templo o fieles de un templo local. En cambio, el
de tlaxilacalli serva para designar un territorio, reas de residencia; pero tambin a un tecpan
o casa seorial. Luis Reyes, El trmino calpulli en documentos del siglo xvi, en Documentos
nauas de la ciudad de Mxico del siglo xvi, p. 44, 56-57.
18
Las chinampas eran plataformas construidas con fango lacustre y capas de plantas
en descomposicin que se ponan como cspedes en zonas poco profundas del lago o en reas
cenagosas. Edward Calnek, Patrn de asentamiento y agricultura en chinampas de Tenochtitlan, en Carlos Javier Gonzles (comp.), Chinampas prehispnicas, Mxico, Instituto Nacional de Antropologa e Historia, 1992, p. 158.
19
Alejandro Alcntara Gallegos, op. cit., p. 182.
20
Cdice Cozcatzin, estudio y paleografa de Ana Rita Valero de Lascurin, trad. de los
textos nahuas de Rafael Tena, Mxico, Instituto Nacional de Antropologa e Historia-Benemrita Universidad Autnoma de Puebla, 1994, p. 41.
Cuadro 1
Los barrios de Tenochtitlan y su subidvisin en tlaxilacalli
San Juan Moyotlan
1. Chichimecapan
2. Tzapotlan
3. Huehuecalco
4. Tlaxilpan
5. Tecpantitlan
6. Atlampa
7. Tecuicaltitlan
8. Teocaltitlan
9. Yopico
10. Cihuateocaltitlan
11. Atzacalco
12. Tlacocomulco
13. Amanalco
14. Tepetitlan
15. Atizapan
16. Tlatilco
17. Tequesquipan
18. Xihuitonco
19. Necaltitlan
20. Xoloco
21. Milpatonco
22. Cuezcontitlan
23. Acatlan
24. Macuiltlapilco
25. Ateponazco
26. Tultenco
27. Tlaxcuitiltlan o Tlachchititlan
28. Tzacatlan
29. Temazcaltitlan
30. Iznahuatonco
31. Tzoquiapan o Zoquiapan
32. Tzacatlan o Zacatlan
33. Otzoloacan
34. Mixiuca
35. Ometochtitlan
36. Atlixco
37. Cuauhcotzinco
38. Aozcaminca o Tozcomincan
Fuente: Basado en Jos Luis de Rojas, Mxico Tenochtitlan. Economa y sociedad en el siglo xvi, p. 44-46.; Alfonso Caso, Los barios antiguos
de Tenochtitlan y Tlatelolco, en Memorias de la Academia Mexicana de la Historia, 1956.21
21
La ubicacin que hace Alfonso Caso de los barrios de la ciudad lo hizo a travs del plano de Alzate as como de un memorial de Londres de 1637.
En dicho estudio hace una localizacin muy aproximada de dichos barrios en las calles de la ciudad de Mxico de 1956, pero nombrar a cada uno sale
fuera de las expectativas de este estudio. Vase mapa con referencia numrica de cada tlaxilacalli.
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Es evidente que en esta declaracin se pone como sinnimo de tierra patrimonial la propiedad, y como origen de sta, la nobleza de su
familia. Es muy significativo que la manera de demostrar la pertenencia
a determinada familia era a travs del reconocimiento de los indios
del barrio en cuestin, por lo que se puede suponer que en tiempos
30
A pesar de tener sangre noble, recibi el apelativo de Nanacacipac, debido a que
haba sido dbil al aceptar el cobro de tributos sobre los mexicas.Chimalphin, op. cit., v. ii,
Sptima Relacin, p. 217.
31
agn, Tierras, v. 22, 1a. parte, exp. 2, f. 4 y ss. Este litigo se encuentra en Documentos nauas
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Una gran parte de las tierras descritas se encontraban en las cercanas del cerro del Tepeyac. No obstante, quienes las reclamaban vivan
en la ciudad de Mxico y demandaron el reconocimiento de sus tierras
ante las autoridades de Tenochtitlan. Por los precisos datos que aporta
esta fuente, es muy probable que, en efecto, sean tierras de pillalli identificadas como patrimoniales.
Otro tipo de tierra patrimonial que tuvo argumentos de ambas tradiciones es la que tuvo su origen en los servicios prestados a la Corona.
Era una costumbre premiar con tierras a los guerreros que se distinguan
en la guerra se retom para apoyar las campaas de conquista y colonizacin, como sucedi con la expedicin de las Hibueras o Huey Mollan,
ya mencionada. Varios indios que participaron en ella recibieron tierras
fuera de la ciudad, las cuales heredaron a sus descendientes. Algunos
de stos tuvieron que legitimarlas a travs de pleitos legales, como el
que presentaron Mara Teccho y Marina Tlacohch, naturales del barrio
de San Sebastin. En la informacin recabada por oficiales de repblica en 1558, y con mandato del oidor Alonso de Zorita, se indicaba que
el padre de Mara Teccho, llamado Atlixiliuhqui, haba recibido esas
tierras por su participacin en la guerra de Huey Molan. Mara Teccho
afirmaba que las tierras las haba tenido primero su padre y luego ella,
y que esta situacin haba permanecido por 40 aos. Segn Mara y
los testigos, la pretensin de hacerse de las tierras por parte de Marina
Tlacohch era falsa, ya que se afirmaba que no es su tierra, no es su propiedad.35 Entre los testigos estaban varios vecinos de San Sebastin que
tambin haban recibido este tipo de premio, e incluso algunos naturales
de Atlixcoayan (tal vez Atlixco?) que afirmaban haber sido mayeque36
34
Diego Durn, op. cit., v. ii, p. 83. Respecto a las tierras aqu mencionadas como tierras
para sus dioses, Fernando Alvarado Tezozmoc menciona que las tierras de Azcapotzalco
que se repartieron entre los capitanes, existan algunas que dedicaron a los dioses de sus barrios,
que del fruto de ellas se sacase para las ofrendas de sahumerio. Fernando Alvarado Tezozmoc,
Crnica Mexicana, Mxico, Porra, 1980, p. 253.
35
agn, Tierras, v. 20, 2a. parte, exp. 4. Documentos nauas
36
Los mayeque eran trabajadores que no pertenecan al calpulli y que, por lo tanto, no
tenan derecho a recibir una parcela del pueblo. Los mayeque son denominados frecuentemente
70
del padre de Mara. Esta tambin es tierra pillalli, que fue equivalente a
propiedad, a tierra patrimonial por premio de guerra.37
Tenemos un caso ms de tierra patrimonial de la cual no tenemos
duda, y es la que Ana Tepi, del barrio de San Juan Moyotlan, recibi
de su esposo Lzaro Pantecatl. Los terrenos que demandaba Ana Tepi
se encontraban en Tula, y tenan una extensin de ochenta camellones
de ochenta brazas por veinte. En el testamento de su esposo, realizado
en 1551, se mencionan otras tierras en lugares dispersos. Pero lo importante viene al final del documento, pues se afirma que todas las
dichas tierras aqu nombradas me hizo merced dellas nuestro gobernador (tlahtoani) don Diego de San Francisco.38 Esta aseveracin nos hace
pensar que ciertas prcticas y atribuciones que se tenan en el periodo
prehispnico se siguieron haciendo despus de la conquista, como el
reparto de tierras por servicios prestados. Aunque el documento no
explica los motivos por los cuales se dio esta cesin, los argumentos de
Ana Tepi fueron suficientes para que las tierras en cuestin fueran reconocidas como tierra patrimonial, recibiendo la posesin en presencia
de los alcaldes don Luis de Paz y don Martn Alejandro.39
En los casos anteriores, no hay duda de que se trata de tierra patrimonial, que se tradujo en propiedad privada. Pero existe un grupo muy
numeroso de documentos en que no se puede afirmar si se trata de pillalli o de calpullalli. Casi todos coinciden en que las tierras las recibieron
de sus padres y abuelos y que siempre las tuvieron. Por ejemplo, en el
litigio emprendido por Juana Francisca en 1576, del barrio de San Sebastin, los testigos reconocieron ante los tlaxilacalleque,40 que esas tierras se
las haban dejado su agelo y agela que ha muchos aos que murieron41 De forma semejante argument en 1569 Mara Tiacapan, de San
Sebastin Zacatla, afirmando que las casas que estaban en litigio eran
de mi marido Juan Bautista ya difunto, las cuales hubo y hered de su
madre y abuela porque ans lo reparti y mand en dichas casas.42
Por ltimo, est el caso de Pablo Macuex y su mujer Ana Papan,
quienes pidieron que se les reconociera las tierras que tenan en el bacomo renteros, pues tenan la obligacin de tributar a seor que tena la tierra, a cambio de
tener un lugar para vivir.
37
Es muy significativo lo que atestigu Thoribio Chichimeca, de San Sebastin Zacatla:
Atlixchliuhquin vino a tomarla (la tierra) hace cuarenta aos ellos, los mexica de las cuatro partes, la
dieron: coua, Yuitzin, Tlacotzin y Tetliacantzin ellos dieron a Teztin y a Atlixeliuhqui.
38
Don Diego de San Francisco fue gobernador de Mxico de 1541 a 1554.
39
agn, Tierras, v. 20, 1a. parte, exp. 3.
40
Los tlaxilacalleque eran autoridades locales que se encargaban de velar que todos los
indios del tlaxilacalli tuvieran su sementera familiar.
41
agn, Tierras, v. 48, exp. 4. Documentos nauas
42
agn, Tierras, v. 30, exp. 1. Documentos nauas
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rrio de San Pablo Tlachchitilan. Pablo afirmaba que las haba recibido
de un to suyo, por las buenas obras que le haba hecho. Segn algunos de los testigos, entre los servicios que haba prestado a esas tierras
era haber tapado con muchos cspedes una zona que antes estaba llena
de agua. Esto no es otra cosa que haber hecho chinampas para habilitarla en tierra de cultivo.43
Es un hecho que durante el periodo colonial temprano, la tierra
patrimonial, as como la recibida por mritos diversos, lleg a ser equivalente a propiedad privada. James Lockhart afirma, como un principio
general de la tenencia de la tierra nahua, que mientras ms tiempo hubiera permanecido un terreno en las mismas manos, es decir, mientras
ms alejada estuviera de la asignacin original, sus poseedores tendran
un poder ilimitado sobre ella.44 Sin embargo, cabe resaltar que los mismos privilegios se tuvieron si se comprobaba que la tierra haba sido
recibida por servicios meritorios, aun en el propio periodo hispnico.
Entre dos mundos al interior de los barrios de indios
El inters de legitimar estas tierras haciendo uso de derechos ancestrales
responda a diversas necesidades: por un lado, los litigios solan enfrentar a miembros de una misma familia, quienes se demandaban entre s
para apoderarse de la tierra y las casas. Quienes enjuiciaban en primera
instancia estos conflictos eran alcaldes y regidores, los cuales reciban
diversas pruebas de ambas partes, entre las cuales era frecuente la presentacin de pinturas elaboradas especficamente para ese fin.45 Incluso
se menciona que cada barrio contaba con una pintura en donde se diferenciaban los distintos tipos de tierra a travs de diversos colores. Las
pinturas estaban a cargo de un principal de cada barrio, y segn Alonso
de Zorita tiene pintadas las suertes que son, y las lindes, e a dnde e
con quien parten trminos, y quien las labra, e las que tiene cada uno, y
cules estn vacas, y cules se han dado a espaoles, y quien e cundo e
a quien las dieron, y van renovando siempre sus pinturas46
agn, Tierras, v. 55, exp. 5.
James Lockhart, op. cit., p. 233.
45
Estos planos han sido utilizados en diversos trabajos de investigacin, entre los que
destaca Edward E. Calnek, Conjunto urbano y modelo residencial en Tenochtitlan, en
Alejandra Moreno Toscano (coord.), Ensayos sobre el desarrollo urbano de Mxico, Mxico, sep,
1974 (Sepsetentas, 143), p. 11-65 y Alejandro Alcntara, op. cit.
46
Alonso de Zorita, Breve y Sumaria Relacin de los seores de Nueva Espaa, en
Morgan y Bandelier, Mxico Antiguo, Mxico, Instituto Nacional de Antropologa e Historia,
Siglo XXI Editores, 2003, p. 480.
43
44
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Sin embargo, a mediados del siglo xvi, exista un mercado de tierras al interior de los barrios, que se origin a partir del trnsito del
concepto sobre la posesin de la tierra. En el periodo prehispnico y en
los primeros aos despus de la conquista la tierra tena para los indios
tan slo un valor de uso, pues de all obtenan lo necesario para el pago
de los tributos as como para su propio mantenimiento. Sin embargo,
los espaoles consideraban que la tierra tena adems un valor de cambio, es decir, representaba una mercanca que poda ser intercambiada
a travs de un beneficio monetario. Esta trasgresin sobre la tierra dio
lugar a que los indios emprendieran muchos litigios para legitimar su
posesin, y as poder venderla al mejor postor. Por ejemplo, en la declaracin que hizo doa Mara de don Diego (sic) y don Pedro Dionisio,
vecinos de San Pablo Teocaltitlan, ante don Luis de Santa Mara y los
alcaldes don Antonio y don Martn, de la siguiente manera: Decimos
que son nuestras tierras [] avemos por bien que como cosa nuestra se
vendan con las dems que queremos vender. Su deseo era vendrselas
a otros indios del mismo barrio, de quienes ya haban recibido 25 pesos.47 Otros muchos indios recibieron permiso para vender sus tierras,
como Sebastin Cagualatl de Santa Mara y Magdalena Xoco, su mujer,
quienes solicitaron permiso para vender una pequea casa en el barrio
que llaman Apanaya de Santa Mara la Redonda. Previamente haban
pactado venderla a una espaola, doa Catalina de Ribera, viuda de
Juan de Trigueros, por un precio de 55 pesos de oro comn. Sus testigos fueron Juan de Aquino y Francisco Jimnez, indios principales del
propio barrio de Santa Mara.48
Cuando las ventas las haca un indio a un espaol, denominado
usualmente como vecino, se requera no slo el permiso por parte de alcaldes y regidores indios, sino adems la anuencia del alcalde
ordinario de la ciudad de Mxico. ste valoraba los argumentos que
presentaban los indios interesados en vender, dejando constancia de ello
en las escrituras realizadas ante diversos escribanos reales. Muchas
veces los argumentos que los indios daban hacan referencia a que las
tierras en cuestin no les eran necesarias; as sucedi con las tierras
que vendieron Baltasar Nez, Juana Hernndez, la mujer de ste, y
Catalina Mali, indios del barrio de Santa Mara. Todos ellos adujeron
que tenan otras casa en qu vivir, por lo cual se les dio permiso para
venderlas a Gabriel Lpez, con quien ya haban acordado un pago de
40 pesos de tepuzque.49
agn, Tierras, v. 22, 1a. parte, exp. 5. Documentos nauas
ahncm, Escribano Antonio Alonso, lib. 4, f. 214 (328).
49
ahncm, Escribano Antonio Alonso, lib. 3, f. 142v-145 (1116-1121).
47
48
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