Groys, Boris
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Groys, Boris
Volverse pblico: las transformaciones del arte
en el gora contempornea / Boris Groys
1a ed. - Ciudad Autnoma de Buenos Aires:
Caja Negra, 2014.
208 p.; 19x12,5 cm.
Traducido por: Matas Battistn
ISBN 978-987-1622-30-6
1. Arte. I. Groys, Boris II. Battistn, Matas,
trad. III. Ttulo
CDD 701
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BORIS GROYS
Volverse pblico
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NDICE
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La produccin de sinceridad
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Poltica de la instalacin
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El universalismo dbil
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Cuerpos inmortales
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177
La religin en la poca de la
reproduccin digital
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Introduccin:
Potica vs. Esttica
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aquellas producidas con la intencin de frustrar o alterar la sensibilidad esttica del espectador. El sujeto
de la actitud esttica es un amo mientras que el artista es un esclavo. Por supuesto, como demuestra Hegel, el esclavo puede manipular al amo y de hecho lo
hace aunque, sin embargo, sigue siendo esclavo. Esta
situacin cambi un poco cuando el artista empez a
servir a un gran pblico en lugar de servir al rgimen
de mecenazgo representado por la iglesia o los poderes
autocrticos tradicionales. En ese momento, el artista
estaba obligado a presentar los contenidos temas,
motivos, narrativas y dems dictados por la fe religiosa o por los intereses del poder poltico. Hoy, se le
pide al artista que aborde temas de inters pblico. En
la actualidad, el pblico democrtico quiere encontrar
en el arte las representaciones de asuntos, temas, controversias polticas y aspiraciones sociales que activan
su vida cotidiana. Con frecuencia, se considera a la politizacin del arte como un antdoto contra una actitud
puramente esttica que supuestamente le pide al arte
que sea simplemente bello. Pero, de hecho, esta politizacin del arte puede ser fcilmente combinada con su
estetizacin, en la medida en que se las considere desde
la perspectiva del espectador, del consumidor. Clement
Greenberg seala que un artista es libre y capaz de demostrar su maestra y gusto, precisamente cuando una
autoridad externa le regula al artista el contexto de la
obra. Al liberarse del problema de qu hacer, el artista
puede entonces concentrarse en el aspecto puramente
formal del arte, en la cuestin de cmo hacerlo, es
decir, en cmo hacerlo de modo tal que sus contenidos sean atractivos y seductores (o desagradables y
repulsivos) para la sensibilidad esttica del pblico. Si,
como ocurre generalmente, se concibe la politizacin
del arte como un hacer que ciertas actitudes polticas
resulten atractivas (o repulsivas) para el pblico, la
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politizacin del arte se vuelve algo totalmente supeditado a la actitud esttica. Y finalmente, la aspiracin
es formatear ciertos contenidos polticos en una forma
atractiva estticamente. Pero, por supuesto, a travs
de un acto de compromiso poltico real, la forma esttica pierde su relevancia y puede ser descartada en nombre de la prctica poltica directa. Aqu el arte funciona
como propaganda poltica que se vuelve superflua en
cuanto alcanza su cometido.
Este es solo uno de muchos ejemplos sobre cmo
la actitud esttica se vuelve problemtica cuando se
aplica a las artes. Y de hecho, la actitud esttica no
necesita del arte ya que funciona mucho mejor sin
l. Habitualmente se dice que todas las maravillas del
arte palidecen en comparacin con las maravillas de la
naturaleza. En trminos de experiencia esttica, ninguna obra de arte puede compararse a una sencilla y
bella puesta de sol. Y por supuesto, el aspecto sublime
de la naturaleza y de la poltica puede ser experimentado por completo solo cuando se es testigo de una
verdadera catstrofe natural, una revolucin, o una
guerra, no al leer una novela o mirar una imagen. De
hecho, esta era la opinin compartida por Kant y los
poetas y artistas romnticos, por aquellos que fundaron el primer discurso esttico influyente: el mundo
real, no el arte, es el objeto legtimo de la actitud
esttica y tambin de las actitudes cientficas y ticas.
Segn Kant, el arte puede convertirse en un objeto
legtimo de contemplacin esttica solo si es creado
por un genio, entendido como una encarnacin de la
fuerza natural. El arte profesional solo sirve como herramienta para la educacin del gusto y el juicio esttico. Una vez que esta educacin se ha completado, el
arte puede dejarse de lado como la escalera de Wittgenstein, y el sujeto confrontarse con la experiencia
esttica de la vida misma. Visto desde una perspectiva
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un estado de exposicin meditica, produciendo personas artificiales, dobles o avatares con un doble propsito: por un lado, situarnos en los medios visuales,
y por otro, proteger nuestros cuerpos biolgicos de la
mirada meditica. Es claro que una persona pblica no
puede ser resultado de fuerzas inconscientes y cuasi
naturales del ser humano como ocurra en el caso del
genio kantiano. Por el contrario, tiene que ver con decisiones tcnicas y polticas por las cuales el sujeto es
tica y polticamente responsable. As, la dimensin
poltica del arte tiene menos que ver con el impacto en
el espectador y ms con las decisiones que conducen,
en primer lugar, a su emergencia.
Esto implica que el arte contemporneo debe ser
analizado, no en trminos estticos, sino en trminos
de potica. No desde la perspectiva del consumidor de
arte, sino desde la del productor. De hecho, la tradicin
que piensa al arte como poiesis o techn es ms extensa que la que lo piensa como aisthesis o en trminos
de hermenutica. El deslizamiento desde una nocin
potica y tcnica del arte hacia un anlisis esttico o
hermenutico fue relativamente reciente, y ahora lleg
el momento de revertir ese cambio de perspectiva. De
hecho, esta inversin ya empez con la vanguardia histrica, con artistas como Wassily Kandinsky, Kazimir
Malevich, Hugo Ball o Marcel Duchamp, que crearon
narrativas publicas en las que actuaron como personas
pblicas colocando al mismo nivel artculos periodsticos, docencia, escritura, performance y produccin visual. Vistas y juzgadas desde una perspectiva esttica,
sus obras se interpretaron, fundamentalmente, como
una reaccin artstica a la revolucin industrial y a
la agitacin poltica de la poca. Claro que esta interpretacin es legtima. Al mismo tiempo, parece incluso ms legtimo pensar estas prcticas artsticas como
transformaciones radicales desde la esttica a la poti-
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cial concreto presente o pasado y manifiesta ese contexto. Pero esta comprensin del arte nunca ha aceptado completamente el giro moderno desde el arte mimtico al arte no-mimtico, constructivista. El anlisis
sociolgico todava considera al arte como un reflejo
de cierta realidad dada de antemano, que es el campo
social real en el que el arte se produce y distribuye.
Sin embargo, el arte no puede explicarse completamente como una manifestacin del campo cultural y
social real, porque los campos de los que emerge y en
los que circula son tambin artificiales. Estn formados
por personas pblicas diseadas artsticamente y que,
por lo tanto, son ellas mismas creaciones artsticas.
Las sociedades reales estn integradas por personas reales y vivas. Y por lo tanto, los sujetos de la
actitud esttica tambin son personas reales, vivas, y
capaces de tener experiencias estticas reales. Es ms,
es en este sentido que la actitud esttica cierra el abordaje sociolgico del arte. Pero si alguien aborda el arte
desde una posicin potica, tcnica y autoral, la situacin cambia drsticamente porque, como sabemos, el
autor est siempre muerto o, al menos, ausente. Como
productor visual, uno opera en un espacio meditico
en el que no hay una diferencia clara entre los vivos
y los muertos ya que ambos estn representados por
personas igualmente artificiales. Por ejemplo, las obras
producidas por los artistas vivos y las producidas por
los muertos habitualmente comparten los mismos espacios en los museos el museo es, histricamente, el
primer contexto del arte construido artificialmente. Lo
mismo puede decirse sobre Internet como espacio que
tampoco diferencia claramente entre vivos y muertos.
Por otra parte, los artistas habitualmente rechazan la
sociedad de sus contemporneos, as como la aceptacin del museo o los sistemas mediticos, y prefieren,
en cambio, proyectar sus personalidades en el mundo
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