Sambursky, S. - El Mundo Físico de Los Griegos (1956) (Ed. Alianza, 1990)
Sambursky, S. - El Mundo Físico de Los Griegos (1956) (Ed. Alianza, 1990)
Sambursky, S. - El Mundo Físico de Los Griegos (1956) (Ed. Alianza, 1990)
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i. ,
INDICE
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11
Agradecimientos
Prefacio
13
15
El enfoque cientfico
21
Racionalizacin y generalizacin de la experiencia.-Explicacin de un mximo nmero de fenmenos mediante un mnimo de hiptesis y reduccin de la cualidad a la cantidad.Consideraciones de simetra. El modelo mecnico.-Empdodes: cuatro elementos y dos fuerzas.-Los
efluvios de Empdodes y las semillas de Anaxgoras
II.
S. Sambursky, 1962
Ed. casto Alianza Editorial, S. A., Madrid, 1990
Calle Miln, 38, 28043 Madrid; telf. 2000045
ISBN: 84-206-2630-9
Depsito legal: M. 13.4421990
Compuesto en Fernndez Ciudad, S. L.
Impreso en Lave!. Los Llanos, nave 6. Humanes (Madrid)
Printed in Spain
Naturaleza,y nmero
'"
47
La Escuela pitagrica: El nmero como primer principio.Perfeccin geomtrica. Proporcin matemtica. Nmeros irracionales.-Las
leyes de la armona musical.-La
armona de
las esferas.-Platn
contra el mtodo pitagrico.-Arqumides
tras los pasos de Pitgoras. Teofrasto sobre la unin de matemticas y Naturaleza.
III.
'"
, .. , .. ,
avances en las
geomtricos. La
73
lndice
IX.
IV.
X.
VI.
Bibliografa
Indce analtco
VII.
186
VIII.
Cosmogonias
T
213
234
252
276
'"
130
La cara de la Luna de Plutarco. La primera nocin de gravitacin general. El campo gravitatorio de la Tierra.-Las
propiedades terrestres de la Luna. La crisis de los conceptos aristotlicos.-La
transicin de la ptica geomtrica a la ptica
fsica. Est ,habitada la Luna?-Sneca
sobre la naturaleza
de los cometas. El concepto de progreso cientfico.
104
lndice
,
,
,.
281
283
AGRADECIMIENTOS
11
PREFACIO
Este libro es -al margen de algunos cambios de poca importancia- una traduccin de la edicin hebrea que fue publicada en
1954 por el Bialik Institute de Jerusaln.
No e~ una historia de la ciencia en la antigua Grecia, pues como
fsico estoy especialmente interesado en el modo en que los griegos
vieron e interpretaron el mundo fsico que les rodeaba. Los textos
que he seleccionado y traducido en el curso de mis estudios, han
ido constituyendo el marco en que estos captulos encajan a modo
de comentario o nota al margen.
Para el cientfico de nuestros das, la ciencia griega ta! como se
revela en estas fuentes presenta un panorama fascinante: por un lado,
hay una sorprendente semejanza entre sus modos de pensamiento
y los nuestros en todo lo concerniente a asociaciones e inferencias
cientficas, a la construccin de analogas y modelos, y al anlisis del
trasfondo epistemolgico; por otro, mientras que nosotros intentamos transformar el mundo en una entidad matemtica abstracta, que
trasponiendo los lmites del universo inorgnico se infiltra en la biologa y en el reino de lo humano, los griegos vieron.eLcosmos_como
un organismo vivo, como-una-proyeccin del-hombre-sobre-la-inmensidad del mundo exterior,
_Es bsicamente por- esa razn por lo que fueron incapaces de
situarse' en la posicin arquimediana -fuera del cosmos- y con13
14
templar ~.sJe como_.Yl1_objeto"deanlisis. Dicho anlisis (o diseccin dela naturaleza -como Bacon lo llamaba-), necesariamente
debe proceder mediante mtodos innaturales, como la experimentacin sistemtica o la matematizacin de los conceptos fsicos. As,
los griegos, aunque dieran origen al enfoque cientfico y sentaran,
por tanto, los cimientos de nuestro cosmos, fueron incapaces de realizar en un perodo de un millar de aos el rpido progreso que se
producira en unas pocas dcadas del siglo diecisiete. A partir de
ese momento se desarrollara una imagen del cosmos que ha de contemplarse contra el trasfondo de una civilizacin basada en la interrelacin de ciencia y tecnologa, mientras que el cosmos de los gri~gos emergi de un mundo cuya curiosidad cientfica se mantuvo almargen de cualquier deseo de conquista de la naturaleza.
s. s.
!
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16
Introduccin
'
..
a la segunda edicin
17
18
Introduccin
&1
a la segunda edicin
19
Captulo 1
EL ENFOQUE CIENTIFICO
2 Cr6n. I. 12
"
NOTA
Los nmeros que figuran en el texto entre corchetes hacen referencia a la lista de fuentes citadas
que aparece al final del libro.
22
mtica de una teora cientfica y la aplicacin de principios matemticos a los fenmenos experimentales, asumen cada vez formas ms
abstractas. Con respecto a todo ello, asistimos a un constante per feccionamiento de los procesos recprocos de induccin y deduccin.
La segunda sntesis caracterstica de la ciencia moderna encuentra
expresin en la interdependencia de la ciencia pura y la aplicada, de
la ciencia por s misma y la tecnologa. No hay rama de la ciencia o
teora cientfica que comenzando por una investigacin puramente
terica de la naturaleza, no contribuya eventualmente al control de
sta a travs de la mejora de la tecnologa. Recprocamente, cada
mejora arduamente conseguida en la esfera tcnica, infunde un nuevo vigor a la ciencia pura y enriquece sus bases tericas. El intervalo
entre el descubrimiento de un nuevo principio y su aplicacin prctica es cada vez ms corto, mientras que el nmero de problemas
que cada invencin tcnica plantea crece, igualmente, de un modo
constante .
La ciencia moderna no parti de la nada; de hecho, su primer
paso fue deshacerse del legado de la antigua Grecia. Galileo cuestion la dinmica de Aristteles del mismo modo que Coprnico,
cien aos antes, haba construido su teora heliocntrica desafiando
a la astronoma de Ptolomeo. Para ser exactos debemos hacer notar,
sin embargo, que la revuelta de los pioneros de la ciencia moderna
no iba dirigida contra el legado de la ciencia griega en cuanto tal,
sino contra la petrificacin de sus principios -en especial de la
doctrina de Aristteles- con que el escolasticismp medieval les haba obsequiado. Fue una revuelta contra la ciega aceptacin de esa
estril pedantera libresca que haba divorciado completamente la
ciencia de la naturaleza del mundo de los femSmenos; no era tanto
un ataque a opiniones cientficas concretas, cuknto una demanda en
favor de un enfoque cientfico nuevo, -o quiz debiramos llamado
un renacimiento cientfico, en vista de que la aproximacin original
de la ciencia griega antigua a los problemas naturales era instructiva
y estaba viva, muy al contrario que el exangiie escolasticismo. Ese
es el punto de contacto entre la ciencia griega y el moderno renacimiento cientfico, y es desde ese punto de partida desde el que
podramos considerarnos los herederos de la antigua Grecia.
Mas en qu sentido puede haber alguna conexin entre dos
perodos tan diferentes entre s en lo tocante a mtodo y objetivo?
El enfoque cientfico
1\
23
24
El enfoque cientfico
25
26
en la costa occidental del Asia Menor. Tales, y despus de l Anaximandro y Anaxmenes, fueron los primeros filsofos cuyas preguntas
y respuestas manifestaron un enfoque verdaderamente cientfico, de
acuerdo con nuestra definicin de este trmino. Los tres se preguntaron por la sustancia fsica que subyace a todos los fenmenos, por
la naturaleza de esa materia primordial de la que estaban hechas
todas las manifestaciones fsicas. Pero no todos ellos dieron la misma
respuesta a esta cuestin. Tales y Anaxmenes sealaron una sustancia especfica: el primero escogi el agua como substrato, mientras
el segundo consideraba al aire materia primordial. Anaximandro,
por el contrario, dijo que era imposible dar a dicho elemento un
nombre. La cuestin es importante en s misma, pero antes de considerarla, veamos de qu modo ha llegado hasta nosotros en nuestras
fuentes.
Para la doctrina de los filsofos milesios nuestra autoridad es
Aristteles, quien expuso los rasgos de la teora de Tales como sigue: Pues bien, la mayora de los filsofos primitivos crey que los
., nicos principios de todas las cosas eran de ndole material; pues
aquello de lo que constan todos los entes y es el primer origen de
su generacin y el trmino de su corrupcin, permaneciendo la sustancia pero cambiando en las afecciones es, segn ellos, el elemento
y el principio de los entes. Y por eso creen que ni se genera ni se
destruye nada, pensando que tal naturaleza se conserva siempre... ,
pues dicen que siempre hay alguna naturaleza, ya sea una o ms de
una, de la cual se generan las dems cosas, conservndose ella. Pero,
en cuanto al nmero y a la especie de tal principio, no todos dicen
lo mismo, sino que Tales, el iniciador de tal filosofa, afirma que es
el Agua [1].
Aristteles se pregunta por qu Tales escogi el agua, y la respuesta dada por l es que las principales raznes fueron biolgicas:
todo alimento contiene agua y todo tipo de semilla es hmeda. Pero
tambin considera que Tales pudo haber estado influido por la mitologa, porque en la mitologa griega el Ocano es el padre de todas
las cosas. Quiz aquellos que acentan la razn fsica pudieran asimismo estar en lo cierto, ya que el agua es la nica sustancia que el
hombre ha conocido desde los tiempos ms remotos en sus tres
estados -como un slido, un lquido y un vapor- y que, por tanto,
visiblemente encarnaba la sustancia que permanece pero cambiando
en las afecciones.
El enfoque cientfico
27
Todas estas interpretaciones no son ms que suposiciones necesariamente, pero no puede dudarse de un hecho fundamental y es
que tenemos
ante nosotros,
principio
cientficopor
el queaqu,
un mximo
nmerouna
de aplicacin
fenmenosdel
debe
ser explicado
mediante un mnimo de hiptesis, o lo que puede ser considerado
un criterio de simplicidad para una teora" si sta lograra asentar
el mayor nmero posible de hechos, mediante el menor nmero posible de supuestos. Cada paso en esta direccin puede considerarse
un progreso cientfico y el objetivo ltimo. el ideal platnico de que
toda ciencia derivase de una nica raz la suma total de sus datos.
Aunque la ciencia moderna obviamente presenta demandas mucho
ms insistentes que las de sus antiguos predecesores en lo que respecta a la sntesis de induccin y deduccin matemtica, las dos son
iguales, al menos en principio. Por ejemplo, si la fsica lograra derivar d.e una raz comn las fuerzas de gravitacin y la electricidad,
veramos esa nueva simplificacin de la imagen fsica del mundo
como un gran xito. Tal fue la sensacin de los contemporneos de
Newton cuando ste demostr que su ley de gravitacin inclua las
tres leyes de Kepler. Una simplificacin similar se alcanz al probarse que las ondas de radio, los rayos de luz y los rayos X eran,
todos ellos, radiacin electromagntica que difera slo en longitud
de onda, y que tenan bsicamente las mismas cualidades fsicas.
Fue Tales quien concibi por primera vez el principio de explicacin de una multiplicidad de fenmenos mediante un pequeo nmero de hiptesis para todas las variadas manifestaciones de la naturaleza. En virtud de su conjetura de que hay una sustancia de la
cual se generan las dems cosas, conservndose ella, se convirti en
el padre de todas las teoras de la materia que le siguieron, desde
la teora de Empdocles de los cuatro elementos y la teora atmica
de Leucipo, Demcrito y Epicuro, pasando por la alquimia de la
Edad Media, hasta la qumica y la fsica atmica de nuestros das.
Tales y sus seguidores tuvieron miras tan amplias como para llegar
a postular una nica sustancia incambiable que es el substrato de los
fenmenos y el desarrollo de la ciencia moderna indica que estaban
en lo cierto cuando escogieron su audaz conjetura.
Una 'segunda concepcin que la escuela milesia leg a las generaciones futuras -hasta
nuestra poca- consiste en' su unin de
la idea de una materia primordial/con la ley de la conservacin de
28
la materia. Puesto que una nica sustancia subyace a todos los cambios de los fenmenos fsicos, desarrollo y deterioro no deben ser
sino meras ilusiones, y la creacin de la nada, o la reduccin a nada
de todo cuanto existe, imposibles.
Si en un cierto estadio del desarrollo de una teora cientfica nos
hemos visto enfrentados con la necesidad de aceptar una hiptesis
que incorporaba hi idea de una creatio ex nihilo, hemos ampliado el
concepto de sustancia de tal modo que se restaurasen las leyes de
conservacin; un ejemplo clsico de esto fue la inclusin del calor
en el concepto de energa, paso que se dio cuando se mostr que
la ley de conservacin de la energa mecnica no se satisfaca en
cualquier sistema. Otro caso bien conocido es el de la modificacin
de la ley de conservacin de la materia para convertirla en la ley
de la conservacin de la energa, al probarse que la materia poda
transformarse en radiacin. Las leyes de conservacin son ahora una
parte esencial de la ciencia, hasta el punto de que sea difcilmente
concebible que pudisemos funcionar sin ellas, o que la ciencia adoptase un carcter tal que no permitiera la formulacin de dicho tipo
de leyes.
La posibilidad de esa formulacin quedaba implicada por la premisa que la Escuela milesia consider autoevidente: la naturaleza
permite una explicacin racional que reduce el nmero de variables
y reemplaza algunas de ellas por cantidades constantes, independientes del tiempo o la forma peculiar de un proceso dado. No fue, pues,
un mero accidente el que en la doctrina de Tales estuviesen ligadas
la existencia de una materia primordial y su conservacin.
Hemos hablado ya de las opiniones de Anaximandro: Anaximandro ... dijo que el primer principio y Elemento es lo No-Limitado. El fue el primero en introducir ese trmino para el primer
principio. Dijo que ni el agua ni ninguna de las cosas sugeridas
como Elementos eran el primer principio, sino que hay alguna otra
sustancia no-limitada por la que todo -los cielos y los mundos que
contienen- llega a ser. Necesariamente la fuente de la que todas
las cosas derivan su existencia es tambin aquella a la que retornan
con su destruccin, porque se hacen justicia, y mutuamente reparan
su injusticia, conforme a la medida del tiempo [5].
Anaximandro no consideraba adecuado dar un nombre a la materia primordial porque cualquier especificacin necesariamente ha-
El enfoque cientfico
29
La sustancia
ilimitada
es carencia
de cualquiera
de los
las .
cualidades
especficas,
sino no
queslo
es adems
el substrato
de todos
fenmenos fsicos y de sus mutaciones. En el lenguaje de la fsica '
moderna diramos que es el origen de todas las cantidades, bien sean
ma'sa y energa en cualquiera de sus formas, bien carga elctrica o
fuerza nuclear y gravitacional. O en palabras de uno de los comentaristas posteriores: Encontr el origen de las cosas, no en el cam:...
bi2~deJa_materia, sino en la separacin de los opuestos -a partir
de lo ilimitado- mediante un movimiento sin fin [5]. Los opuestos separados son las cualidades que pueden definirse fsicamente y
que al especificarse son, por tanto, limitadas. Por el contrario, lo ilimitado es la entidad ltima, inanalizable e indivisible y cualquier
'intento de darle un nombre concreto o una seal de identificacin,
lo traspone al mundo de los conceptos especficos.
El tercer filsofo milesio, Anaxmenes, parece desilusionan te a
t'flmera vista; sin embargo, analiz'fudcle detenidamente nos encontramos con que da un paso adelante en otro de los rasgos del enfoque cientfico. Anaxmenes de Mileto, hijo de Eurstrato, dice -como su compaero Anaximandro- que la materia primera es una e
ilimitada, mas no indefinida, como ste, sino definida, y la llama
aire; sta difiere en su naturaleza sustancial por su rarefaccin o
30
El enfoque cientfico
31
32
El mundo fsic, I
,11,;
los griegos
33
El enfoque cientfico
el agua y se mueve como un barco y que cuando se dice que tiembla, se est en realidad meciendo debido al movimiento del
agua [4].
Anaxmenes mantuvo que la Tierra plana era sostenida por el
aire. Posiblemente lleg a esa conclusin a partir de la observacin
de que la resistencia del aire a los cuerpos que caen aumenta apreciablemente con el tamao de su superficie. En oposicin a tales opiniones, Anaximandro fue el primero en ~antener que la Tierra est
suspendida en el espacio, y con respecto a su figura dijo: La Tierra
tiene la figura de un cilindro, cuya altura es un tercio de su anchura [61. Es decir, supona que nosotros estamos en la cara superior del cilindro, mientras el cilindro mismo descansaba en el centro
del cosmos: Algunos atribuyen a su "indiferencia" [de la Tierra]
la causa de que permanezca en reposo; por ejemplo, entre los antiguos filsofos, Anaximandro. Estos mantienen que una cosa que est
situada" en el centro y mantiene relaciones idnticas con todos los
extremos, no est ms inclinada a moverse en una direccin antes
que en otra -sea hacia arriba, hacia abajo o hacia los lados-; y
puesto que le es imposible llevar a cabo un movimiento en direcciones opuestas al mismo tiempo, necesariamente ha de permanecer en
reposo [7].
Esas afirmaciones han llegado hasta nosotros a travs de Aristteles, quien las criticaba duramente comparndolas al argumento por
el cual un hombre que estuviese rodeado por comida y bebida situadas a iguales distancias de l, morira de hambre y sed. Aristteles
encaus la teora de Anaximandro porque entraba en conflicto con
su propia doctrina del movimiento de los cuerpos hacia su lugar
natural, segn la cual el fuego, por ejemplo, que asciende hacia 10
alto, no permanece en el centro, sino que se aleja de ste. Hoy
rechazamos cualquier prueba a priori de una teora fsica construida
sobre consideraciones tales como la simetra, y carente de un anlisis
previo y completo de los datos empricos. Sin embargo, no podemos
desechar completamente el .principio que subyace a la teora de Anaximandro. como hizo Aristteles, ya que, de hecho, dicho principio
ha sido de utilidad en varias ramas de las ciencias exactas, tanto en
la actualidad como antiguamente. En la ciencia moderna aparece como el principio de usencia de razn suficiente; a veces, cuando no
podemos encontrar una razn adecuada cualquiera para que exista
una divergencia con respecto a una situacin dada, es precisamente
1<
- --
- --
--------
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El enfoque cientfico
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estudiados. Fue tambin Anaximandro quien us el modelo mecnico como un medio para mostrar un fenmeno fsico. Incluso hoy,
cuando la absoluta precisin terminolgica y la abstraccin matemtica gobiernan las ciencias naturales, parecera imposible a la ciencia
prescindir del modelo como medio de dar forma concreta a las ideas
y mtodos. De vez en cuando, al buscar una imagen concreta de
cmo funcionan las cosas, tenemos que' dejar de lado las abstracciones matemticas y la prcisin absoluta del lenguaje de los smbolos y recurrir a un modelo mecnico. Nos formamos una idea de
la accin' de las fuerzas elsticas con la ayuda de muelles o nos representamos la estructura de la molcula en forma de bolas juntas,
dispuestas de un cierto modo en el espacio; explicamos la propagacin del sonido o la radiacin electromagntica, empleando el modelo
de las ondas en el agua de un estanque y, en la a~tualidad, nos esforzamos por encontrar un modelo adecuado de 10 que sucede en
el ncleo del tomo. De acuerdo con las circunstancias de cada caso,
consideramos el modelo o bien como una aproximacin a la realidad,
o una rplica exacta de sta o, simplemente, una herramienta que
slo nos proporciona una idea elemental del 'mecanismo del fenmeno. En todos estos casos el modelo mecnico conlleva un principio
de explicacin cientfica, en concreto, el principio de analoga. En
una analoga un fenmeno es explicado en trminos del funcionamient~ de otro con el que ya estamos familiarizados
o que ya hemos
\
utilizado. En la medida en que el objeto o el campo de investigacin
10 permiten, tales analogas posibilitan un avance, regla general que
no se aplica solamente al uso de modelos concretos, sino que es
vlida tambin en el caso de la transferencia de smbolos o mtodos
de clculo de un campo a otro, o en la acuacin por analoga de
nuevos conceptos que reemplacen a los viejos, bien sea ampliando
estos ltimos, bien dotndoles de una aplicacin ms general.
La utilizacin por parte de Anaximandro de un modelo mec
nico para ilustrar las dimensiones y movimientos de los cuerpos celestes supuso un enorme avance con respecto a las alegoras y leyendas mitolgicas al uso en pocas anteriores. Anaximandro dijo que
el Sol es un crculo veintiocho veces mayor que la Tierra y que es
como la rueda de un carro, con un aro hueco lleno de fuego. En un
punto de su superficie el fuego emite un resplandor a travs de una
abertura semejante a la boquilla de un fuelle ... Un eclipse de Sol
es el resultado del cierre de la abertura por la que pasa el fue-
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El enfoque cientfico
37
turaleza se conservan algunos fragmentos- fue un filsofo y mstico, cientfico y mdico. La diversidad de sus intereses, y de la
expresin intelectual que les confiri, hacen difcil formarse una
imagen clara del papel que desempe en el terreno que aqu nos
concierne. Hay, sin embargo, algo que puede afirmarse con certeza:
que debemos a Empdocles un aadido' terico vital para los cimientos de la ciencia, el concepto de que todos los fenmenos dependen
de fuerzas universales que actan en el cosmos. Los filsofos milesios nunca tuvieron en consideraCin el problema de la causa en general; para ellos las transformaciones que acontecen y las formas
constantemente cambiantes de la materia primordial y sus movimientos, eran datos ltimos y atribut~s del primer elemento. Empdocles
fue el primero que distingui la materia de la fuerza y es en la
distincin misma donde radica la gran originalidad de Empdocles,
no en su definicin de la fuerza como un tipo de elemento material
de naturaleza enteramente activa -por contraste con la materia por
ella activada. En 10 tocante a la materia en sentido estricto, propus,o
explcitamente la existencia de cuatro elementos -fuego, aire, agua
y~tierra- y, al hacerlo, volvi la espalda a la tendencia monstica
de la escuela milesia dando forma a un nuevo concepto de materia
que, con pocas excepciones, permanecera en vigor hasta el desarrollo
de la qumica moderna. Si tenemos en mente que el agua y el aire
haban sido postulados como elementos por Tales y Anaxmenes, y
que el fuego desempe un papel similar, aunque no enteramente
idntico, en la doctrina de Herclito, podremos entender las siguientes palabras de Aristteles: ... Empdocles, los cuatro, aadiendo
adems de los mencionados, en cuarto lugar, la tierra (pues segn
l~ stos subsisten siempre y no son objeto de generacin, a no ser
por multiplicacin o reduccin numrica, juntndose o separndose
hacia la unidad y a partir de ella)>>[45].
Estos cuatro elementos subyacen1 a toda la variedad de cualidades
que encontramos en el mundo sensorial. Las cualidades son compuestos de estos elementos, pero estos mismos no estn sujetos a cambio
o disgregacin. Aristteles -que pens~ba que toda mezcla genuina
traa consigo un cambio en la cualidad de los componentes-c no estaba de acuerdo con ese punto de vista: Uno puede preguntarse
con asombro cmo es posible que quienes (como Empdocles) dicen
que los elementos de los cuerpos son ms de uno 'y, por eso, no se
transforman entre s, afirmen tambin que los elementos son com-
38
El enfoque cientfico
39
El enfoque cientfico
41
debido a su velocidad [50]. Ambos supuestos han sido confirmad5s por la ciencia moderna. La teora electromagntica de la luz, y
asimismo la teora cuntica, han mostrado que la luz es una sustancia fluida y, lo que eS ms, en 1675 el astrnomo dans Roemer
descubri que la velocidad de la luz es' finita e hizo un primer
clculo aproximado de su valor. Una generacin antes, Galileo haba
ya expresado la creencia en que dicha velocidad, aunque muy grande, era finita ..
~
La descripcin de la luz como una sustancia que fluye y es emitida por cuerpos radiantes plante un problema muy discutido a lo
largo de toda la poca antigua; concretamente, el de la interaccin
de los cuerpos y la estructura de la materia. La escuela atomista
-que
tambin se retrotrae al siglo v- y los estoicos del siglo III
en adelante, desarollaron puntos de vista diametralmente' opuestos
sobre ese problema. Los primeros postulaban la emisin de partcu-,
la~ y conglomerados de partculas desde cuerpos que 'se consideraban,
asimismo, de estructura granular. Los ltimos, por el contrario, mantenan una teora del continuo absoluto, suponiendo que la propagacin de los procesos fsicos se realizaba de cuerpo a cuerpo en forma
de ondas. En la doctrina de Empdocles y Anaxgoras encontramos
la primera tentativa de formulacin de ambas opiniones. Como todos
los hombres de ciencia -a excepcin de los atomistas-,
ambos negaron la existencia del vaco. La prueba de ello la encontramos en
Aristteles (De Cado) y en el siguiente fragmento de Empdocles
todava conservado: ... ninguna parte del Todo que est vaca o
saturada [44]. Esta frase expresa el dilema en que se encontr al
tratar de reconciliar la estructura granular de la materia con la inexistencia del vaco. Dicha estructura es descrita por l como algo poroso, siendo los poros los receptores del influjo de otros cuerpos:
Algunos filsofos son de la opinin de que cada cosa sufre una
pasin cuando' el agente ltimo y ms propio penetra en ella a travs de ciertos poros, y afirman que de esta manera vemos, omos
y percibimos las dems sensaciones. Asimismo, agregan que vemos
a travs del aire, del agua y de otros cuerpos difanos, porque stos
poseen poros invisibles por su pequeez, pero abundantes y dispuestos en hileras. y tantos ms poros tienen cuanto ms difanos son.
As pues, hay quienes explican de esta manera -como
es el caso
de Empdoclesalgunas otras cosas y no solamente las que obran
de agente y paciente, sino que dicen que entran en combinacin to-
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El enfoque cientfico
43
44
El enfoque cientfico
45
46
Captulo II
NATURALEZA Y NUMERO
2 (5) 1
En el primer captulo hemos discutido los cimientos de la ciencia que fueron asentados en los siglos VI y V a.c., hemos dado ejemplos de aquellos primeros comienzos del enfoque cientfico tal como
se nos revelan en las doctrinas de la materia y la fuerza de la escuela
milesia y en las enseanzas de Empdocles y Anaxgoras. En ellas
brot el germen de esa corriente de pensamiento que condujo hasta
la escuela atomista, la alquimia y la qumica, y a nuestra teora contempornea de la materia. Pero se no es el nico captulo cientfico
inaugurado en aquel perodo, hay otro de, incluso, mayor importancia por sus miras y repercusin: el primer intento de considerar al
cosmos y lo que en l ocurre, en trminos de nmero y medida. El
trabajo pionero de Pitgoras y su escuela en este terreno, fue continuado por Platn y los matemticos de la poca helenstica, para
finalmente cobrar un nuevo significado con Galileo, Kepler y la fsica matemtica de Newton a nuestros das.
A este respecto, debera tambin subrayarse la importancia del
rico legado cientfico que los griegos heredaron de Egipto y Babilooia, especialmente en matemticas. Pitgoras, que estuvo durante varios aos en esos pases, estaba, sin duda, muy al corriente de los
grandes descubrimientos realizados por los babilonios en aritmtica,
unos quinientos aos antes de l, y adquiri gran maestra en la
geometra egipcia, que se retrotrae a pocas todava ms antiguas.
47
48
Al mismo tiempo, sin embargo, si Pitgoras y sus discpulos no hubieran hecho sino aadir sus propios descubrimientos a esa herencia,
su trabajo -aunque les asegurase un lugar de honor en la historia
de las matemticas- habra carecido del gran significado cientfico
que le es atribuido.
Pitgoras naci en Samos, pero emigr al sur de Italia en -la
segunda mitad del siglo VI, reuniendo en torno a s un grupo de
discpulos que vivieron una vida en comunidad dedicada a los misterios de la filosofa y las matemticas. Ms de cien aos despus de
su muerte, algunos de sus alumnos dejaron de respetar la orden del
maestro de guardar secreto. De ese modo, la enseanza oral originaria fue gradualmente complementada con textos escritos, algunos de
cuyos fragmentos han sobrevivido. A partir de stos y de los comentarios de Aristteles y los filsofos posteriores -especialmente los
neoplatnicos-, es posible llegar a conocer las lneas bsicas de la
doctrina pitagrica .
Pitgoras se concentr fundamentalmente en las propiedades de
los nmeros enteros, descubriendo algunos teoremas que deberamos
clasificar como pertenecientes a la aritmtica o a la teora elemental
de nmeros. Su mtodo consisti en disponer en forma geomtrica
conjuntos numricos en que cada unidad estaba representada por un
guijarro colocado en el lugar correspondiente a un punto fsico o
geomtrico. De este modo era posible disponer los enteros en una
serie de hileras de puntos situados uno bajo otro. El resultado era
un tringulo con el uno en su vrtice y, bajo l, el nmero dos en
forma de dos puntos, seguido de una hilera de tres puntos, y as
sucesivamente. Si sumamos las hileras, obtenemos la serie de los
nmeros triangulares, 1, 3, 6, 10, 15, etc. En esta disposicin en
hileras puede verse claramente que cada nmero triangular es igual
a la suma de todos los enteros desde el uno, hasta la posicin en 18
serie del nmero triangular en cuestin. Por ejemplo, el seis ----;:;el
tercer nmero triangular- es la suma del uno, dos y tres; el diez
-el cuarto en la serie- es la suma de los enteros del uno al cuatro,
y as en adelante. Cuando ,recordamos que los griegos solan designar a los nmeros con las letras del alfabeto -un sistema que oculta
completamente las leyes de sucesin de una serie de nmeros- se.
hace evidente a primera vista la superioridad del mtodo de Pitgoras. El hecho simple y fundamental de que los enteros impares y
pares se alternan se hace obvio en el tringulo de puntos de la fi-
49
Naturaleza y nmero
gura 1, en que las hileras impares y pares aparecen unas tras otras.
Dicho mtodo de descripcin tambin mostr a los alumnos de Pitgoras que los nmeros y sus secuencias inhieren a los cuerpos fsicos, del mismo modo que los guijarros son elementos de cuerpos
ms complejos. La unidad, el guijarro singular, es tambin un cuerpo
en s mismo, que puede disponerse en lneas, componiendo figuras
en un plano que, a su vez, puede limitar cuerpos en el espacio. De
la simple dimensin de la unidad avanzamos hacia las dimensiones
superiores de la lnea, de all a la figura plana -como el tringulo,
el cuadrado, etc.- y, finalmente, a la pirmide, el cubo y otros
FIG.
,. triangulares.
1.-Diagramas
50
Naturaleza y nmero
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(!:~
52
cionar una gua a todos los hombres ante lo que es confuso y desconocido. Ninguna de las cosas existentes, clarificara a cualquier otra,
ni en s misma ni en sus relaciones con otra tercera, si no existiese
el Nmero y su esencia. Pues de hecho el Nmero, trayendo todas
las cosas ante el al~a, a travs de la percepcin sensorial, las hace
reconocibles y comparables entre ~ [19].
Ese nfasis puesto sobre la interconexin de nmero y mundo
sensorial -tal como aparece por primera vez en la doctrina de Pitgoras- pudo haber sido el origen de la explicacin matemtica del
mundo fsico en la lnea de la teora moderna, pero Platn interrumpi ese desarrollo, abandonando la creencia en que la armona csmica pudiese revelarse a travs del contacto con el mundo sensible.
teora pl~tQic~ d~.1as ideas dio lugar a la creeng::L_~~~q~L
cosmos puede ser aprehendido podas matemticas puras, _sL~
oscurecido por el contacto con la materia y los fenmenos_empricQ.c.
Pero antes de llegar a esta cuestin concreta, habra tambin que
examinar el efecto de la doctrina pitagrica sobre el carcter del
cosmos gnego.
No vamos a tratar de todos los vstagos msticos de la religin
del nmero, la cual, con sus mltiples ramificaciones de los neoplatnicos en adelante, pasando a travs de la Edad Media, finalmente
llegaran a ser parte de la mstica judeocristiana; ni consideraremos
en toda su amplitud el impulso que esta doctrina dio a las matemticas griegas que, en los trescientos cincuenta aos siguientes a Pitgoras, sentaron los cimientos de la aritmtica y exploraron' todos los
aspectos de la geomet~a. Sin duda es cierto que tanto la mstica
numrica, como las matemticas, desempearon un cierto papel en
el modelado de la' concepcin griega del cosmos, pero aqu nos ocuparemos slo de la influencia directa ejercida"por la escuela pitagrica sobre la aproximacin racional a la comprensin de ese cosmos.
A este respecto tres cosas merecen una mencin especial: el concepto
de perfeccin geomtrica que forma parte del concepto de armona,
la importancia de la proporcin matemtica y el descubrimiento de
los nmeros irracionales.
Los cinco cuerpos perfectos, o cuerpos platnicos -como tambin son denominados-, son detalladamente discutidos por Euclides
en la decimotercera seccin de sus Elementos. De acuerdo con
uno de sus comentaristas posteriores, tres de esos cuerpos fueron
descubiertos por los pitagricos, y los otros dos por Teteto, un con-
!-~
Naturaleza y nmero
53
temporneo de Platn. Cuatro de los cinco fueron dotados de significado cosmolgico al asociados con los cuatro elementos: el cubo,
limitade por cuatro cuadrados, fue asociado con la tierra; el tetraedro, limitado por cuatro tringulos equilteros, con el fuego; el octaedro (ocho tringulos), con el aire, y el icosaedro (20 tringulos),
con el agua.
Una mezcla de estas ideas pitagricas con el atomismo de Demcrito, se convirti en la teora de la materia de Platn, tal como
es descrita en su Timeo. Aqu nos limitaremos a la esencia de su
doctrina.
Platn se esforz por sostener la doctrina de Pitgoras acerca de
la armona numrica que impone forma a la materia. Cada uno de
los cuatro elementos fsicos tiene su propio molde numrico y como
la materia se extiende en el espacio, de ah se sigue que dicho molde
ha de estar ligado a una figura espacial geomtrica. La matemtica
ha provisto convenientemente a aquellos que buscan tales figuras,
con los cuerpos perfectos,' de los que pronto se descubri eran un
nmero de "cinco. Tres de ellos estn limitados por tringulos, uno
por cuadrados, y el quinto, el dodecaedro, por pentgonos regulares.
La consideracin decisiva a la hora de escoger los cuatro primeros
cuerpos fue la necesidad de encontrar un elemento comn en todos
ellos yj tal necesidad surgi del hecho de que a travs de la mezcla
los eleme~tos se convierten en la fuente de todos los fenmenos
materiales. Una vez ms, se recurri al principio generativo de Pitgoras por el cual una figura de ciertas dimensiones est formada de
elementos de las dimensiones precedentes. Una lnea, por ejemplo,
est compuesta por una hilera de puntos; del mismo modo, las caras
de un cuerpo perfecto y su disposicin espacial delimitan' al cuerpo
en, el espacio. La solucin ms simple era encontrar un comn denominador par~ los cuerpos limitados por tringulos y para el cubo,
pues si dividimos por la mitad un cuadrado, tambin obtenemos un
tringulo que, aunque no sea equiltero, es, al menos, issceles, que
con su ngulo recto repara la carencia de perfeccin en sus lados.
EJ tringulo perfecto puede, asimismo, ser dividido \por su perpendicular, en tringulos rectngulos, aunque ,de un nivel de perfeccin
inferior (en lugar de dos lados iguales, encontramos en ellos que uno
de los lados adyacentes al ngulo recto est en la proporcin de uno
a, dos con respecto a la hipotenusa).
--------
,1
1,
'
54
El mundo fsico
de
los griegos
Naturaleza y nmero
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Pitgoras descubri que la armona de los nmeros se manifestaba en su forma ms sorprendente en las razones matemticas entre
varios nmeros que adoptaban la forma o bien de proporciones, o
bien de! relaciones geomtricas. Las proporciones sern discutidas
ms adelante en relacin con la armona musical.
El ms famoso de los teoremas geomtrico s -que tiene tambin
relevancia algebraica- es el que todava es conocido con el nombre
de Pitgoras: en un tringulo rectngulo, la suma de los cuadrados
de dos de sus lados es igual al cuadrado de la hipotenusa. Los egipcios haban descubierto ya, empricamente, que tres secciones de 3,
4 y 5 unidades de longitud, respectivamente, forman un tringulo
rectngulo, pero qued para la escuela pitagrica -quiz para el
propio Pitgoras- el hallar la prueba general y el descubrir otros
nmeros pitagricos que satisficieran el teorema, por ejemplo los
5, 12, .13 los 8, 15, 17, etc. Este descubrimiento que estableca
que los enteros se adecan a una ley geomtrica, junto con la costumbre pitagrica de representarlos por hileras de guijarros, dieron
lugar a nociones que pronto mostraron ser falsas y que se haban
basado en una especie de teora naf del atomismo geomtrico, de
acuerdo con el cual, las razones entre cantidades geomtricas podan
ser expresadas por razones entre enteros, como si se asumiera que
ambas podan reducirse al comn denominador de los puntos geomtricos contenidos en ellos. Sin embargo, los mismos discpulos de
Pitgoras hallaron que los elementos de incluso las ms simples y
perfectas formas geomtricas, mantenan entre s razones que no pueden expresarse en semejantes trminos racionales. El descubrimiento
de que hay nmeros carentes de lagos, nmeros irracionales, resquebraj los cimientos de la creencia pitagrica en la armona esencial inherente al mundo fsico, y durante largo tiempo se mantuvo
en secreto. Ms tarde, sin embargo, sirvi de estmulo para una ms
profunda comprensin del mundo de los nmeros y del continuo de
los puntos geomtricos con que se corresponda.
La existencia de un nmero irracional se mostr, por primera vez,
en la demostracin de que las longitudes del lado de un cuadrado
y de su diagonal no pueden expresarse como una razn entre dos
enteros. De la aplicacin del teorema de Pitgoras a un tringulo
issceles rectngulo, se sigue que hay dos cuadrados cuya razn es
igual a dos; la asuncin de races racionales para dichos cuadrados
conduce, sin embargo, a una contradiccin y Aristteles utiliza ese
~~-_.'---------"'-~'
.&....-.
.....
--
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Naturaleza y nmero
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Lo que es un hecho es que fue en geometra donde las matemtI,cas griegas hicieron uso por primera vez del mtodo de lmites,
cuyos ~omienzos fueron establecidos por Eudoxo de Cnido (c. 409356 a.c.) con su mtodo de eliminacin -mtodo que sera despus
adoptado por Euclides y Arqumedes. El ejemplo clsico es la determinacin de 1t realizada por este ltimo, limitando el crculo entre
dos series infinitas de polgonos, inscritos y circunscritos; la circunferencia de! crculo apareca as, comoiellmite comn a los permetros de tales polgonos.
La aplicacin de este mtodo est inseparable mente ligada a los
conceptos de continuidad e infinitud, pero hasta la' poca moderna
no pudieron ser resueltas las dificultades incorporadas a esta concepcin dinmica de la realidad. La ciencia griega con su enfoque esencialmente esttico apenas roz la superficie del problema -salvo en
contadas excepciones-, como veremos ms adelante.
Volveremos ahora a la doctrina pitagrica de las proporciones,
conectada con los descubrimientos realizados en e! terreno de la armona musical. Este fue e! primer caso de aplicacin de las matemticas a un fenmeno fsico bsico y sus resultados fueron considerados por los pitagricos como una confirmacin decisiva de su doctrina de! Nmero como fundamento de la realidad, siendo su justificable orgullo ante los xitos alcanzados, lo que explica e! horror
que sintieron hacia los nmeros irracionales.
Las leyes de la armona musical fueron deducidas a partir de
series de experimentos,que, a la vista de la escasez de explicacin
sistemtica en todo el perodo de la Antigua Grecia, se hacen especialmente dignas de atencin. Debemos nuestra informacin sobre
este tema fundamentalmente al pitagrico Arquitas, un originario de
Tarento y amigo de Platn -como nos indicaba Porfirio en el siglo III d.C.-. Otra fuente son los escritos de Ten de Esmirna, que
vivi en el siglo II de nuestra era. El cuenta que Pitgoras y sus
discpulos llevaron a cabo experimentos con cueqlas de varias longitudes y grosores y que tambin variaban la tensin de stas,\,con
vueltas a los tornillos a los que estaban atadas. Igualmente se hicieron experimentos con instrumentos de viento de varias longitudes
y con vasijas idnticas en tamao y forma, que fueron llenadas con
diferentes volmenes de agua, con lo que se consegua la vibracin
de columnas de aire de diferentes longitudes. Algunos de estos experimentos eran meramente cualitativos, pero los de cuerdas e instru-
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mentas de viento fueron genuinas mediciones cuantitativas. El principal resultado fue el descubrimiento de las; tres consonancias: la
octava, la quinta y la cuarta. Las razones de longitud halladas para
la octava fueron 1 : 2, para la quinta 2 : 3 y para la cuarta 3 : 4. La
nota ms alta es la producida por la cuerda ms corta y la ms baja,
por la ms larga. Los pitagricos tuvieron tambin muy clara la relacin entre tono y frecuencia, es decir, la cantidad de vibracin de
las cuerdas: En la escuela de Eudoxo y Arquitas se enseaba que
la ley de la armona musical depende de los nmeros y, asimismo,
que las razones dependen de los movimientos (de las cuerdas); un
movimiento rpido produce una 'nota alta porque vibra continuamente y repiquete a en el aire con mayor frecuencia, mientras que
un movimiento lento produce una nota baja por ser ms tardo [25],
10 que muestra que el nmero ms alto era asociado con la nota
ms alta, o sea, la cuerda ms corta, de acuerdo con la ley de que
las frecuencias son inversamente proporcionales a la longitud de las
cuerdas, tal como la siguiente afirmacin de Arquitas 10 corrobora:
Si uno toma una barra y golpea lenta y dbilmente un objeto, producir una nota baja con su golpetea, pero si 10 hace rpida y enrgicamente, producir una nota alta [21]. Debemos indicar de pasada que otras partes de este mismo pasaje muestran que los pitagricos todava mantenan ideas inexactas sobre la propagacin, del
sonido en el aire pues pensaban, errneamente, que la velocidad de
propagacin dependa del tono de la nota. Mas aqu 10 que nos interesa es, principalmente, la relacin de las consonancias musicales con
las matemticas pitagricas.
Las razones de las consonancias mencionadas antes son, 1: 2,
2 : 3, 3 : 4 y estn compuestas de los nmeros 1, 2, 3, 4, que forman el cuarteto pitagrico (tetractis) y constituyen las primeras
cuatro hileras del tringulo de puntos, sumando diez. A este nmero
se le asignaba un lugar de honor en el credo pitagrico de los nmeros y reclamar nuestra atencin ms tarde en relacin con la cosmologa pitagrica.
Con los nmeros del cuarteto se pueden tambin construir dos
proporciones matemticas fundamentales: los nmeros 1,2 Y 3, guardan entre s una proporcin aritmtica, es decir, la diferencia entre
el primero y el segundo es igual a la diferencia entre' ste y el tercero; entre los nmeros 1, 2, 4, existe una proporcin geomtrica,
o sea, la razn del primero al segundo es igual que la del segundo
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Narura}eza y nmero
-=-
-+- .
por la ecuacin b
2
c1 ) Ymblico (c. 300 d.C.) cuenta:
1
1 ( a1
Antiguamente, en tiempos de Pitgoras y su escuela, slo se conocan tres medias, la aritmtica, la geomtrica y una tercera que fue
al principio llamada "subcontraria". Esta ltima fue despus denominada "armnica" por la escuela de Arquitas e Hipaso porque abarca razones armnicas [26 ].
Para ser exhaustivos deberamos aadir que los pitagricos tambin descubrieron la media armnica en las dimensiones del cubo:
Hay algunos que dicen que debera llamrsele una media armnica,
siguiendo a Filolao, porque inhiere a toda armona geomtrica, la
cual -segn ellos- es el cubo, perfectamente armonioso e idntico
en sus tres dimensiones. Esta media se refleja a s misma, por completo, en el cubo: el nmero de lados del cubo es 12, el de sus
aristas es 8 y el de sus caras 6. Ahora bien, 8 es la media armnica
de 6 y 12 [27]). De hecho, la razn 6 : 8 : 12 es igual a la 3 : 4 : 6
que forma las consonancias bsicas.
A partir de todos estos ejemplos ser fcilmente comprensible
cmo la teora de los nmero~ se ampli en la escuela pitagrica a
toda una filosofa en la que fueron combinados elementos cientficos
del tipo de los descubrimientos matemticos y fsicos, con una conciencia religiosa de la unidad del cosmos expresada en la armona
numrica. Los siguientes fragmentos de Arquitas dejan claro que el
principio del nmero consigui tanto reconocimiento como cualquier
teora cientfica moderna; en primer lugar, una ley general es inferida a partir de hechos singulares y despus conduce al descubrimiento de detalles e interrelaciones adicionales que, a su vez, sirven
60
para confirmar la ley: Los matemticos me parecen tener una excelente cap,acidad de discernimiento y en modo alguno es extrao que
piensen correctamente acerca de la naturaleza de las entidades particulares ya que, habiendo obtenido un excelente juicio acerca de
la naturaleza del Todo, necesariamente haban de tener una adecuada
idea de las cosas por separado. De hecho nos han proporcionado una
clara visin de la velocidad de las constelaciones, sus salidas y puestas, as como de la geometra y los Nmeros y la geometra de slidos, y no menos de la msica, pues todos esos estudios matemticos
parecen estar relacionados, pues tratan de cosas que estn relacionadas entre s, concretamente las dos formas del Ser [21]. Arquitas
se refera casi con certeza aqu al nmero y la medida por las que
es controlado el universo.
Mediante un desarrollo natural, la universalidad del nmero condujo a Pitgoras a proyectar los hall;Zgos de su teora de la armo~a
musical, a los cielos. Esos hallazgos mostraban que el cosmQs era
un sistema ordenado que pod,a expresarse en razones n)lmricas y
que se haba revelado parcialmente en la conexin existente entre
las longitudes de las c~erdas vibrantes y las notas emitida.s. Los pla-'
netas giran en crculos en el cielo a diferentes distancias del centro
y con velocidades distintas, lo que fuerza en nuestra mente una
analoga con la msica: los movimientos de los planetas en sus cursos podran ser comparados con las vibraciones de las cuerdas, y sus
velocidades angulares con las frecuencias de tales vibraciones. Si la
analoga tiene algn sentido, debera haber razones armnicas tambin en las dimensiones de los cielos, anlogas a las razones de consonancias puras. As naci la idea de la msica de las esferas: Ellos
dicen de los cuerpos que giran alrededor del centro, que sus distancias a ste observan ciertas proporciones. Unos giran ms deprisa,
otro; ms despacio, emitiendo los lentos una nota baja en su movimiento y los rpidos, una nota alta, de modo que esas notas dependientes de las proporciones de las distancias, constituyen en conjunto
una armona ... Si la distancia del Sol a la Tierra es, por ejemplo,
doble que la de la Luna, y la de Venus tres veces superior, siendo
la de Mercurio cuatro veces mayor, ellos infieren que hay una proporcin aritmtica tambin para los dems planetas, y que el movimiento de los cielos es armonioso [28].
Osada cientfica, profundidad potica y fervor religioso se combinaron para dar a esta teora el poderoso atractivo que continu
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de
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relaciones entre propiedades de una misma dimensin, como la proporcin de las longitudes de cuerdas o las de las frecuencias nmsicales. Una segunda ley que tambin 'expresaba una proporcin matemtica y que fue formulada casi trescientos aos despus, fue la ley
de la palanca de Arqumedes. Tambin sta tiene que ver con proporciones numricas simples, ya que comparaba las longitudes de los
brazos de la palanca con los pesos sobre los que se actuaba.
La fsica moderna, por su parte, comenzaba con la definicin de
cantidades dimensionales como velocidad, fuerza, presin, etc., construidas sobre dimensiones bsicas del tipo de longitud, tiempo o
masa y aunque estas cantidades no tenan el mismo valor general de
los nmeros, fueron de inestimable importancia como herramientas
para la comprensin de la naturaleza. Los griegos slo describieron
realmente dos de esas cantidades dimensionales: Aristteles reconoci la importancia de la velocidad y Arqumedes defini el peso
especfico -la proporcin entre el peso de un cuerpo y su volumen. Antes de Arqumedes la fsica griega haba sido incapaz durante cuatroci:entos aos aproximadamente, y pese a todos los esfuerzos, de liberarse del crculo vicioso de "10 pesado" y "10 ligero",
debido, precisamente, a su incapacidad para definir el peso especfico.
Mas incluso los descubrimientos de Arqumedes en direccin a ese
concepto, no pudieron eliminar completamente la anttesis absoluta
de pesado y ligero y lo mismo ocurri con la nocin de velocidad
que sigui siendo excesivamente primitiva.
'
As pues, no poda encontrarse mejor prueba de la idea pitagrica de que el nmero subyace a todos los atributos fsicos, que esas
cualidades fsicas expresadas dimensionalmente, ya que un cuerpo es
distinguible nica y simplemente por la suma de 'esas cualidades que
definen sus atributos fsicos (peso especfico, calor especfico, constantes de elasticidad, viscosidad, etc.). En este sentido, hasta tiempos
reci:entes po se descubri todo lo que implicaba la concepcin pitagrica. No 09stante, tambin es cierto que hemos ido ms all y
hemos descubierto que ciertas cantidades de ese tipo poseen un
valor que sobrepasa con mucho el significado que pudieran tener en
el fenmeno concreto en el que fueron descubiertas; cantidades denominadas "constantes universales", pese al hecho de que tengan un
mbito particular de aplicacin. Un ejemplo es la velocidad de la
luz, presente en la ptica, la electricidad y la teora atmica; otra de
las pocas cantidades que pertenecen a esta categora es la Constante
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,-,------------,------------------~-------------
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Captulo
III
CIELO Y TIERRA
-JOB
38.33
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En los trescientos aos siguientes ese margen de error fue reducido paulatinamente hasta que Hiparco --cuyas observaciones concluyeron hacia el 130 a.c.- lleg a un valor de 365 das, 5 horas,
55 minutos y 12 segundos, lo que supone un error de slo 6 minutos
y 26 segundos. As pues, la exactitud era de una cienmilsima y an
ms ajustado fue el clculo de la duracin media del mes conocida
en tiempos de Hiparco.
En el ciclo de Metn, 19 aos solares (que incluan 7 aos bisiestos) equivalan a 235 meses lunares, mientras que en ciclo de
Hiparco 304 aos (incluyendo 112 aos bisiestos) equivalan a 3760
meses lunares. Este grado de exactitud -que muestra claramente la
paciente perseverancia de los astrnomos griegos en sus observaciones de los cidos- marc un estndar para los especialistas medievales y modernos de ese campo.
Si tenemos en cuenta la escasez de mediciones precisas hechas
por los griegos en las otras ciencias fsicas, no podemos dejar de
preguntamos por qu la astronoma fue una excepcin. Frecuentemente se subrayan los factores prcticos, y especialmente los econmicos, que condujeron al desarrollo de la investigacin astronmica.
As, la importancia de las estrellas para la navegacin suele mencionarse en la poesa antigua y hay evidencia literaria procedente de
tiempos remotos, sobre la conexin entre la agricultura y el conocimiento de los cielos. Hesodo, por ejemplo, aconsej a los granjeros
sobre las pocas de siembra, siega y vendimia por medio de las alturas de ciertas constelaciones despus de la cada del sol o antes del
amanecer. Del mismo modo, el campesino egipcio haba aprendido
desde tiempos inmemoriales a calcular mediante las estrellas el comienzo de la inundacin del Nilo. Pero ms importantes que estas
consideraciones de tipo prctico, fueron factores irracionales cuyas
races se hunden en tiempos remotos y que estn conectados con
la historia de la astrologa. Especialmente digno de mencin a este
respecto es el efecto que el carcter cclico de los fenmenos celestes
produjo sobre el hombre. Los cambios en las fases de la Luna y su
periodicidad, el avance del Sol a lo largo del cinturn zodiacal con
los cambios previsibles de estacin, los complicados movimientos de
los planetas que tambin poseen una regularidad cclica y. sobre
todo, la periodicidad de veinticuatro horas de toda la disposicin de
la cpula celeste, con las alternancias del da y la noche que le
acompaan, todo este vasto cuadro de ciclos eternamente recurren-
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tenan alma, y la multitud se ha ido en pos de los necios e insensatos hasta el punto de considerar lo humano como inteligente y vivo,
so pretexto de que ello se mueve, y lo divino, como desprovisto de
inteligencia, so pretexto de que se mantiene siempre en los mismos
caminos. Pero estaba permitido al hombre que prefiere lo ms bello,
. lo mejor, lo verdaderamente aceptable, sentar que hay que considerar inteligente, por esa misma razn, lo que siempre se conduce por
unas mismas normas, de idntica manera y por unos mismos motivos
y que est en la misma naturaleza de los' astros el ser ms bella a
la vista y, ejecutando una marcha y una danza coral que es la ms
bella y ms maravillosa de entre todas las danzas, el proveer a la
necesidad de todos los seres. Ahora, para afirmar que est justificado
nuestro atribuirles un alma, consideremos primeramente sus dimensiones. En realidad los astros no son tan pequeos como nos parecen, antes bien, cada uno de dIos tiene una magnitud prodigiosa:
sta es una cosa digna de crdito ya que se prueba con demostraciones satisfactorias. Es, en efecto, posible representarse correctamente el volumen del Sol como superior al volumen de la Tierra y,
de manera general, todos los astros que se mueven tienen una magnitud maravillosa. Imaginemos, pues, de qu manera iba a ser posible que una fuerza natural imprimiese un movimiento circular a una
masa semejante, en un tiempo siempre idntico al que en la actualidad exige esta revolucin [136].
Nosotros, que pertenecemos a la era de la mquina, hemos crecido habituados a una asociacin de ideas enteramente diferente. La
esencia de cada mquina consiste en repetir el mismo movimiento
exactamente, de modo que USmos la palabra automtico para
indicar, precisamente, un movimiento carente de razn, un movimiento desalmado. Pero en la era de la artesana y las tcnicas
manuales, la reproduccin exacta de un modelo o forma era considerada un signo de la inspiracin divina del artista.
Fue la influencia educativa de Platn la que decidi a favor del
punto de vista de que las estrellas son divinas, y en contra de la
tendencia estrictamente fisicista del perodo presocrtico. Platn mismo discuta explcitamente las opiniones de Anaxgoras en el libro
dcimo de Las Leyes: Cuando t y yo tratamos de probar la existencia de dioses sealando a esos mismos objetos (el Sol, la Luna,
las estrellas y la Tierra) como ejemplos de deidad y divinidad. la
gente que ha sido convertida por esos cientficos afirmar que tales
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FiLOSOFIA;
;'Y. L.ET E/.A.,<:Ji
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Rotacin PtecelSiolJaj
del eje d-=-.!1'ierr
Plano ecuatorial
FIG. 2.-Precesin
de los equinoccios.
crculo descrito a lo largo de los polos del Ecuador y el crculo zodiacal nos resulta claro, especialmente por el hecho de que algunas estrellas no han mantenido la misma distancia a los puntos solsticiales
y equinociales en pocas anteriores y en nuestro propio tiempo, sino
que conforme pasa el tiempo aumentan continuamente esa distancia
medida'en direccin este, desde los puntos contra los cuales estaban
ambos ... Esta parece haber sido la idea de Hiparco a juzgar por lo
que dice en su obra Sobre la duracin del ao: "Si por esta razn
los solsticios y equinoccios han cambiado su posicin en el orden
inverso al de los signos en no menos de 1/100 en un ao, su desplazamiento en trescientos aos debe haber sido de no menos de
3" [239].
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al nivel de..,.una
,Cielo y tierra
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Tierra
FIG.
3.-Movimiento
epicclico.
FIG.
4.-Movimiento epicclico de un
planeta, visto desde la Tierra.
88
un signo y medio del Sol [118]. Sobre estos testimonios, Herclides de Ponto podra ser considerado el fundador de la teora epicclica que ocup el terreno, aunque sin derrocar completamente a la
teora de las esferas concntricas, hasta la publicacin del libro de
Coprnico en 1543. Incluso entonces, no pas al limbo; como es
bien sabido, Tycho Brahe a finales del siglo XVI todava intent alcanzar un compromiso entre las teoras geocntrica y heliocntrica,
mediante una hiptesis que era una especie de extensin de la de
Herclides. Brahe supuso que todos los planetas giraban alrededor
del Sol, mientras ste giraba alrededor de la Tierra.
El poder de la imaginacin geocntrica de los antiguos griegos
era tan asombroso, que la teora heliocntrica apareci en el horizonte cientfico hace todos esos siglos. Las hiptesis desarrolladas
incluan tanto la rotacin de la Tierra sobre su eje, como la revolucin en torno al Sol, pero ninguna de ellas logr echar races y,
finalmente, fueron desplazadas por la teora geocntrica que supona
a la Tierra el centro inmvil del cosmos.
Los pitagricos fueron los primeros en desviarse de esa doctrina
aceptada. La teora del fuego central, al desplazar la Tierra del
centro, abri el camino a otras ideas similares. Aristteles escribe
en su libro De caelo lo siguiente sobre el tema: Nos queda hablar
de la Tierra, dnde est, si debera clasificarse entre los seres en
reposo o entre aquellos en movimiento, y de su forma. Con respecto
a su posicin, hay opiniones divergentes. La mayora de quienes
mantienen que todo el universo es finito dice que descansa en el
centro, pero esto es contradicho por la escuela italiana llamada de
los pitagricos. Estos afirman que el centro est ocupado por el
fuego y que la Tierra es una de las estrellas. creando el da y la noche
conforme viaja en un crculo alrededor del centro. Adems, inventan
otra Tierra, opuesta a la 'nuestra, a la que dan el nombre de antiTiena. En lugar de concordar sus razonamientos y explicaciones con
los hechos observados, constrien los hechos intentando hacerlos
encajar en el marco de ciertos razonamientos y opiniones con los
que se esfuerzan en hacer corresponder su imagen del mundo. Tambin pueden encontrarse muchos otros que comparten la opinin de
que no es necesario atribuir a la Tierra la regin central, y tampoco
ellos basan su conviccin en hechos observados, sino ms bien en
razonamientos abstractos. As, el ser ms noble habr de pertenecer
a la regin ms noble. Puesto que el fuego es ms noble que la
Cielo
tierra
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tierra y el lmite es ms noble que los lugares intermedios, as, basando sus razonamientos sobre esos fundamentos, creen que no es
la tierra sino ms bien el fuego el que hallar reposo situado en
el centro de la esfera ... He aqu la opinin de ciertas personas sobre
el lugar de la Tierra. y sus doctrinas sobre su reposo o movimiento
son parejas. Pero tampoco aqu piensan todos lo mismo. Los que
niegan que la Tierra se encuentre asentada en el medio, suponen
que se mueve circularmente alrededor del centro; y no es ella la
nica que lo hace, sino que tambin la anti-Tierra realiza ese mismo
rriovimiento, como ya hemos dicho antes.
Algunos incluso son de la opinin de que hay un cierto nmero
de cuerpos del mismo tipo movidos alrededor del centro, mas invisibles para nosotros debido a la interposicin de la Tierra. Es por
esa razn -segn ellos- por lo que los eclipses de la Luna son
ms frecuentes que los del Sol, pues cada uno de esos cuerpos obstaculizara la luz a la Luna en lugar de ser la Tierra misma quien
lo haga [33].
El origen de esa teora del fuego central es incierto; quiz el
descubrimiento de que la Luna no tiene luz propia, sino que la
recibe del Sol, condujera a la conjetura adicional de que el Sol tambin reflejaba simplemente la luz de una fuente central, es decir,
del fuego central. Este fuego se oculta a nuestra vista porque el
globo terrestre en su revolucin alrededor de l presenta siempre su
otra cara deshabitada. La anti-Tierra nos es igualmente invisible porque tambin ella es ocurecida por la Tierra durante la revolucin
de ambos cuerpos alrededor del Sol; sin embargo, los frecuentes
eclipses de Luna son prueba de su existencia. As era a grandes rasgos la teora pitagrica. Desde un punto de vista histrico, su impori:'~mciaradica en que la idea misma de que la Tierra no es el
.centro del universo sino una estrella ms, despej el camino a teoras similares. En eso radica su valor histrico, que en modo alguno
se ve afectado por el modo en que fue concebida.
Debemos sealar de paso que la escala pitagrica de valores csmicos que defina el centro como ms honroso que cualquier posicin no-central reaparece en un contexto similar en el libro de
Coprnico cuando ste defiende que la Tierra se lhueve y los cielos
estn quietos: La condicin de inmovilidad se considera ms noble
y divina que el cambio o inconstancia. De ah que el movimiento
deba ser atribuido a la Tierra antes que al universo. Ir ms lejos
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y dir que parece completamente incomprensible atribuir movimiento a lo que contiene y sostiene y no a lo contenido y sostenido, esto
es, la Tierra (De las revoluciones de los cuerpos celestes) 1, 8). La
semejanza de la argumentacin es fcilmente comprensible. Slo la
mecnica newtoniana podra proporcionar razones fsicas de los movimientos celestes, pero esta misma mecnica slo nacera como resultado de los avances en astronoma y de la teora de Coprnico.
De este modo, Coprnico segua siendo, y en no poca medida, un
contemporneo de los cientficos de la Antigua Grecia.
A propsito de la teora de la anti-Tierra, debe mencionarse la
otra explicacin de Aristteles que, como la primera, no es del todo
favorable a los Pitagricos: y todas las correspondencias que vean
en los nmeros y en las armonas con las afecciones y con las partes
del cielo y con el orden universal, las reunan y reducan a sistema.
y si en algn punto faltaba algo, se apresuraban a aadirlo, para
que toda su doctrina fuese coherente. As, por ejemplo, puesto que
la Dcada parece ser algo perfecto y abarcar toda la naturaleza de
los nmeros, dicen que tambin son diez los cuerpos que se mueven
por el cielo, y, slo siendo nueve los visibles, ponen como dcimo
la anti-Tierra [34]. Esta exposicin es particularmente interesante,
ya que no hace mencin alguna al fuego central y el noveno de los
cuerpos visibles es aparentemente la esfera de las estrellas fijas, concordando con la teora de Aristteles. Hay, pues, ciertos indicios de
que los pitagricos tardos devolvieron a la Tierra su posicin en el
centro del cosmos, y situaron el fuego en el centro de la Tierra. Por
otra parte, fuentes ms tardas mencionan una nueva teora que fue
propuesta por la escuela pitagrica a finales del siglo v y comienzos
del IV a.e., y fue aceptada por Herclides de Ponto: De acuerdo
con Teofrasto, Hicetas de Siracusa mantena que los cielos, el Sol,
la Luna, las estrellas y todas las alturas estaban fijas y estacionarias
y que, al margen de la Tierra, nada se mueve en el universo. Por el
contrario, como la Tierra rota sobre su eje a una gran velocidad, todo
hace parecer que sta estuviera siempre quieta mientras los cielos se
mueven [35]. De acuerdo con otra tradicin, Herclides de Ponto
y Ecfanto el pitagrico pusieron a la Tierra en movimiento, aunque
no en el sentido de traslacin, sino en el sentido de la rotacin,
como una rueda fija sobre un eje que girase de oeste a este alrededor
de su propio centro [119].
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Contamos con dos fuentes importantes para su teora. La primera y de mayor peso es la referencia de Arqumedes al mismo problema en su Arenario, en el que idea un mtodo para expresar grandes nmeros y lo ilustra construyendo el nmero de granos de arena
contenidos en una esfera del tamao del cosmos. El pasaje relevante
es como sigue: Eres consciente de que 'universo' es el nombre
dado por la mayora de los astrnomos a la esfera, cuyo ceiitro es el"
centro de la Tierra y cuyo. radio es igual a la recta que une el centro
del Sol y el de la Tierra, tal y como has visto en los tratados escritos
por los astrnomos. Pero Aristarco de Sarnas produjo un libro que
consista en ciertas hiptesis cuyas premisas llevaban a la conclusin
de que el universo es varias veces mayor de 10 que ahora llamamos
as. Las hiptesis son que las estrellas fijas y el Sol permanecen
quietos, que la Tierra gira alrededor del Sol en la circunferencia de
un crculo, con 10 que el Sol descansa en el medi de su rbita, y
que la esfera de las estrellas fijas, situada sobre el mismo centro
que el Sol, es tan grande que el crculo en el que supone que gira
la Tierra guarda tal proporcin respecto a la distancia a que se encuentran las estrellas fijas como la que existe entre el centro de la
esfera y su superficie [237].
Arqumedes observ correctamente que la ltima sentencia no
tiene sentido, pues, qu relacin puede haber entre el centro de
una esfera, que no es ms que un punto, y su superficie? Arqumedes explic esas palabras suponiendo que Aristarco asuma que la
razn entre el globo terrestre (representado como un punto) y la
esfera contenida en la rbita de la Tierra en torno al Sol era igual
a la razn entre esta ltima y la esfera de las estrellas fijas.
En lo, tocante a la cuestin que aqu nos ocupa, ese pasaje de
Arqumedes menciona slo la revolucin de la Tierra en torno al
Sol. Pero el segundo de nuestros elementos de apoyo hace referencia
tambin a la rotacin de la Tierra sobre su eje. Se encuentra en el
libro de Plutarco De la cara de la Luna, que es una discusin amigable sobre las propiedades fsicas de la Luna: No lances contra m
una acusacin de impiedad como la que C1eantes deca que los gtiegos haban lanzado contra Aristarco de Samos por mover el corazn
del universo cuando intentaba salvar los fenmenos mediante la asuncin de que el cielo est en reposo, mientras que la Tierra gira en
una rbita oblicua al tiempo que rota tambin sobre su propio
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FIG. 5.-La
determinacin de la circunferencia de la Tierra de Posidonio a
partir de la distancia entre Rodas y Alejandra y el ngulo entre sus respectivos
horizontes.
individuo situad de pie sobre la Tierra. Los polos son los mismos
para todos esos crculos, pero el punto vertical es diferente para
cada persona ... Rodas y Alejandra estn en el mismo crculo meridiano y la distancia entre ambas ciudades es estimada en 5.000 estadios. Supuesto que tal sea el caso... Posidonio sigue diciendo que
la estrella brillante llamada Canobus queda hacia el sur, prcticamente sobre el timn de Argos. Dicha estrella no es vista en toda
Grecia, de ah que Arato ni siquiera la mencione en sus Efemrides.
Pero conforme se va de norte a sur, comienza a ser visible en Rodas
y, cuando all se ve sobre el horizonte, se pone inmediatamente conforme gira el universo. Cuando se han navegado los 5.000 estadios
y se est en Alejandra, esa estrella se halla a una altura sobre el
horizonte de un cuarto de signo -es decir, 1/48 del crculo del zo-
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Tierra
FIG. 6.-La
determinacin
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El cosmos de Aristteles
Captulo IV
EL COSMOS DE ARISTOTELES
Is. 55.9
La doctrina fsica de Aristteles fue aceptada como dogma duL rante sesenta generaciones. Ninguna otra figura de la historia de la
'ciencia, y muy pocas en todo el curso de la cultura humana, ejerci
una influencia tan profunda y duradera sobre el pensamiento posterior. Ya en el Mundo Antiguo, las ideas de Aristteles -o las propuestas en su nombre- llevaban el sello de la autoridad suprema
que slo unos pocos espritus agudos osaron rechazar y su autoridad
no fue en modo alguno debilitada 'por las afirmaciones opuestas
realizadas, a finales del perodo clsico y comienzos de la Edad Me~
dia, en nombre de la filosofa platnica, pues en la esfera de la
ciencia natural no haba entre los dos filsofos una diferencia esencial de opinin. Finalmente,. los principales intrpretes de las tres
r grandes religiones, mezclaronlIos principios bsicos de la filo,sofa de
Aristteles con sus concepciones religiosas del universo, transfor mando as el conjunto -incluidos sus conceptos fsicos y cosmolgicos- en dogma de fel
Aunque esa evolucin supuso un serio obstculo para el progreso cientfico a comienzos de la era moderna, ya en el Mundo
Antiguo fue la majestad dominador a de Aristteles la que haba decidido si el pensamiento cientfico habra o no de avanzar. Su influjo
sobre la ciencia fsica y la imagen global del cosmos fue, en lneas
generales, ms negativa que positiva debido fundamentalmente a dos
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razones: el enfoque aristotlico de los fenmenos naturales se extendi a partir de una cOl1cepcinque no dejaba sitio para el mundo
fsico, pese a que tena mucho que ofrecer a las ciencias biolgicas
en que Aristteles haba obtenido sus mayores xitos; y, adems,.
tendi a encajar todos sus hallazgos en esquemas fijos y, as, a construir sobre ellos una teora general que l declar absoluta. Cualesquiera pudieran ser las ventajas metodolgicas de tal enfoque, que.daron contrarrestadas por sus desventajas en un mbito que dependa esencialmente del experimento y la naturaleza de los hechos. La
formulacin de dogmas se convierte en un peligro, especialmente si
procede a la recopilacin de una evidencia emprica suficiente.
El principio gua de la concepcin aristotlica de la natu'raleza
fue la teleologa: el axioma de que todo cuanto ocurre est encami-nado a cierto fin y que todo el cosmos, con todo ~uanto contiene,
es el resultado de un plan previo. La filosofa de Aristteles est
tan dominada por el principio teleolgico que suele considerrsele
su inventor. Aunque de hecho pueda retrotraerse, fue l quien lo rescat, perfeccion y dio una importancia que nunca ants haba tenido.
Ya hemos visto al PEincipio cmo la ciencia griega empez a
buSCar un substrato fsico que fuera la base de los fenmenos. Descub-riinos'que fue Empdocles el primero en aadir a ese principio
la fuerza (o, como l crea, las dos fuerzas contrarias) que daba
forma a la materia y, a travs del movimiento, la mantena unida y
la divida en partes. Esa idea aparece de nuevo -aunque en forma
algo modificada- ,en la doctrina de Anaxgoras. Tambin l consider necesario introducir en su repreentacin del cosmos un principio motor que llam "mente". El principal pasaje sobre la naturaleza y funciones de dicha "mente" puede ser interpretado de formas
diversas: Todas las dems cosas contienen una parte de todo, pero
la Mente es infinita y autnoma y no est mezclada con nada sino
que ella sola es por s misma ... La Mente gobern tambin la rota, cin universal, de tal manera que todo comenz a girar en el principio. Empez a girar, primeramente, a partir de un rea pequea,
ahora gira sobre una mayor y girar sobre otra an mayor. Conoce
todas las cosas mezcladas, separadas y divididas. La Mente orden
cuantas cosas haban de ser, todas cuantas fueron y ahora no son,
todas cuantas ahora son y cuantas sern, incluso esta revolucin en
que ahora giran las estrellas, el Sol y la Luna,. el aire y el ter que
estn siendo separados. Esta rotacin los hizo separarse. Lo denso
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.
I~
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res van dirigidos a sta. As, tal como sucede en la accin racional,
sucede en la naturaleza, y tal como sucede en sta, sucede en toda
accin, si nada la interfiere. Puesto que la accin racional tiende a
un fin, as tambin lo har, por ende, la naturaleza de las cosas;
pues si una casa, por ejemplo, hubiera sido una cosa hecha por la
naturaleza, lo habra sido del mismo modo como de hecho ha sido
hecha por el arte, y si las cosas creadas por la naturaleza 10 fueran
tambin por el arte, habran resultado del mismo modo que 10 "han
hecho por naturaleza [141].
Aqu encontramos una expresin clara y sin ambigiledades de
la idea teleolgica: el mtodo de la naturaleza es el del artista y, a
la inversa, el verdadero arte es imitacin de la naturaleza. De acuerdo con ello, el cientfico ha de abordar su problema como 10 hace
el estudioso de la creacin artstica, el cual aprende, a partir de los
detalles de la casa, las funciones asignadas a las distintas partes por
el constructor, o que, a partir de la forma de una estatua, entiende
10 que el artista desea expresar con sta. Esta concepcin de los fenmenos naturales como tendentes a un fin, puede ser fructfera y de
gran valor como principio gua en aquellos sectores de la biologa
en que el objeto de investigacin es el rol funcional de formas y
procesos orgnicos, de ah el gran xito aristotlico en zoologa y el
valor perdurable de una gran parte de sus obras biolgicas. Sus tratados sobre la morfologa de los seres vivos pueden leerse como si
hubieran sido escritos por uno de nuestros contemporneos, mientras
que el conjunto de su Fsica est impregnado por el espritu de un
mundo que nos es completamente ajeno y que comenz a pasar, de
moda desde el momento en que la ciencia fsica abandon el enfoque
teleolgico y reemplaz elCon qu propsito?, por el Cmo?.
El principio teleolgico desempe un importante papel en la
dinmica de Aristteles y dado que esa teora dinmica es una parte
integrante de su imagen del cosmos, deberemos examinarla con cierta atencin, 10 que implicar la descripcin de sus ideas principales
sobre la estructura del universo.
Aristteles se apropi de la teora de los cuatro elementos y sn
divisin en pesados (tierra yagua) y ligeros (aire y fuego) procedente de la fsica presocrtica. Ya los primeros filsofos pensaron
que haba una cierta distribucin de los elementos- en el cosmos:
mientras la tierra y el agua estaban situados en la Tierra y alrededor
de ella, el aire se encontraba en la regin superior, y en la ms alta
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As, si razonamos apoyndonos en todas estas premisas, habramos de convencernos de que existe, adems de los cuerpos que nos
rodean aqu abajo, algn otro cuerpo distinto y separado, de una
naturaleza tanto ms superior cuanto ms alejado se halle del mundo
sublunar ... Parece que el nombre mismo del primer cuerpo ha sido
transmitido hasta nuestros das desde el tiempo de los antiguos, quienes alimentaban concepciones idnticas a las nuestras ... ellos, creyendo que el primer cuerpo era algo diferente de la tierra, el fuego, ,
el aire o el agua, denominaron ter a la regin ms alta ... Queda
tambin claro por las razones aqu expuestas, que el nmero de los
cuerpos considerados simples no puede ser mayor que el que hemos
mencionado. El movimiento de un cuerpo simple ha de ser necesariamente simple y afirmamos que no hay ms movimientos simples
que el circular y el rectilneo en sus dos tipos, el que parte del centro y el que se aproxima a l [153].
Las ltimas frases de este pasaje son tpicas de la fsica de Aristteles, una vez que se ha establecido una frmula general, no cabe
discusin alguna, todo queda definitivamente fijado, como, por ejemplo, que no hay lugar en nuestro cosmos para otro cuerpo simple.
Podra decirse que tambin la fsica moderna procede de ese
modo y que la transicin a la mecnica relativista supuso una completa revolucin mental porque las frmulas de la fsica newtoniana
se haban convertido en dogmas tericos. Pero hay una dIferencia
esencial entre Newton y Aristteles. Los experimentos desempean
un papel mucho mayor en la fsica moderna, tanto como para ser
desde entonces el rbitro y juez ltimo de toda teora. As, la ciencia
de nuestro tiempo ha asumido un carcter bastante ms flexible y
la constante reevaluacin de sus fundamentos ha hecho posible un
progreso continuado. Por su parte, el enfoque de Aristteles no logr
mantener el adecuado equilibrio entre induccin y deduccin, dejn..
dose dominr ampliamente por esta ltima. Su dogmatismo y la tendencia a clasificar todo a cualquier precio, petrificaron la ciencia privndole de flexibilidad y as, en ausencia del correctivo de las contrastaciones experimentales, bloque la va para cualquier desarrollo
ulterior. El producto epistemolgico de este modo de pensar fue el
que el experimento fuera considerado el culpable siempre que teora
y experimento entraron en conflicto.
Dado que las estrellas estn formadas por un ter que tiene un
movimiento natural circular, cmo puede explicarse el calor del
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matemticas
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con otro tomo; as, en el mundo de los tomos toda actividad est
configurada por movimientos en un vaco absoluto y por impactos
de la materia en la materia. Esta concepcin -una de las ms penetrantes de la antigua Grecia- fue desarrollada bsicamente a partir de una argumentacin de carcter terico y continu sin ser confirmada experimentalmente hasta tiempos modernos. Tambin, el rechazo que de ella hiciera Aristteles era terico y una cuestin de
principio, pero al menos las objeciones tericas tienen ms peso en
trminos de su concepcin csmica que el que tienen sus argumentos
empricos. El meollo de estos ltimos es bsicamente que los cambios de volumen de un cuerpo son el resultado de la contraccin o
expansin ,y no prueban la existencia del vaco, pues no tienen por
qu entrar en conflicto con la continuidad de la materia. La contraccin, por ejemplo, es explicada en funcin de la liberacin del aire
contenido en el cuerpo comprimido, y la expansin, en funcin de
los cambios cualitativos que afectan a una sustancia continua, como
es el caso de la evaporacin.
Dado que la experimentacin sistemtica era muy imperfecta en
el Mundo Antiguo, fue la discusin terica -y no los argumentos
empricos- la que decidi los principios que haban de ser adoptados. Entre las muchas razones que Aristteles esgrimi en contra de
la existencia del vaco en la cuarta parte de su Fsica, la ms caracterstica de su modo de pensar es la siguiente afirmacin: El vaco,
en tanto que vaco, no admite diferenciacin alguna [142]. Con
ello quiere decir que no posee rasgos geomtricos distintivos ni ninguna de las cualidades esenciales para la determinacin de la direccin del movimiento; en un vaco no hay medios para la o~ientacin
espacial.
Aqu podemos hallar una analoga con la negacin del movimiento absoluto en un espacio newtoniano. Si slo hubiese un cuerpo en
toda la vaciedad del espacio infinito no tendra sentido asignarle un
lugar o estado de movimiento, para ello se requiere al menos dos
cuerpos que definan as el movimiento relativo en un marco de referencia dado. Aristteles no vea el modo de construir tal marco
si los cuerpos estaban separados entre s por el vaco. Puesto que
no hay lazo geomtrico que conecte a un cuerpo rodeado de vaco
con otro, no tiene sentido sealar su estado ni en trminos de lugar
ni de- movimiento.
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Desde Newton los fsicos se han formado en el hbito de considerar el' espacio como una estructura geomtrica desplegada en el
vaco que liga entre s los puntos geomtricos en l sobreimpresionados. Aristteles rechaz cualquier descripcin fsica realizada a partir de una geometra abstracta que se extendiera ms all ,de los
lmites de la materia o en los vacos entre sus partes. En su lugar
identific el espacio con el volumen ocupado por la materia, una
identificacin que requera la continuidad de aqulla. Es carac~rstica de esta concepcin el que Aristteles no hiciera uso de la palabra espacio, sino de la palabra lugar, para expresar la localizacin de un cuerpo dado. Lugar es un trmino mucho ms concreto que espacio, proporciona una definicin geomtrica de un
cuerpo concreto en trminos de los lmites entre ste y su entorno
material, es decir, entre ste y el cuerpo o cuerpos que estn en
. contacto directo con toda su periferia.
La combinacin aristotlica de geometra y materia para formar
su concepto de lugar no es disimilar a la concepcin del espacio en
la Teora General de la Relatividad. Tambin sta rechaza el retrato
newtoniano del espacio como una especie de caja infinita en que
se mueven los cuerpos fsicos. En lugar de ello representa el espacio
como un tipo de comunin del cuerpo y sus contornos: es el cuerpo
el que determina la geometra de su entorno y sta no puede ser
artificial mente separada del cuerpo mismo. De ah que un punto
fsico sea simplemente una singularidad en el campo mtrico 'que
le rodea y, de nuevo, este campo no es en modo alguno un espacio
vaco, sino una especie de emanacin de la materia que est en l,
ni ms ni menos que la materia es una cierta materializacin del
campo. El cosmos, tal y corno lo concebimos hoy, es muy diferente
de la caja vaca de Newton o de los atomistas griegos. El espacio
interestelar est lleno de radiacin electromagntica de todo tipo de
longitud de onda, sus extensiones contienen campos gravitacionales
y son atravesadas por ondas gravitatorias. Asimismo, hay campos de
fuerza alrededor de los tomos de que estn compuestos los cuerpos
fsicos y en los espacios intraatmicos o intranucleares hay, igualmente, una interaccin de fuerzas que actan entre las partculas elementales.
'
Esta semejanza entre la concepcin aristotlica del problema del .
continuo espacial y la incorporada a la Teora General de la Relatividad. es muy interesante, pero debemos evitar el extraer conclusio-
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dad. Pero eso es imposible [145]. Aristteles aplica aqu el principio de ausencia de razn suficiente al vaco que no permite diferenciacin alguna. De este modo llega al rechazo de una conclusin que
hoy sabemos correcta, concretamente la de que en el vaco todos
-los cuerpos caen con la misma velocidad.
La negacin del vaco es tan importante para Aristteles como
para discutir la cuestin una y otra vez desde ngulos diferentes:
Todo movimiento es o bien violento o acorde a naturaleza, y si
hay movimiento violento, debe tambin haber natural, pues el movimiento violento es contrario a naturaleza y el movimiento contrario
a la naturaleza es posterior al acorde a la naturaleza, de modo que
si cada uno de los cuerpos naturales no tiene un movimiento natur~l,
ninguno de los otros tipos de movimiento puede existir. Pero cmo
va a haber movimiento natural si no hay diferenciacin en el vaco
o el infinito? Pues en tanto que infinito no tendr arriba, abajo o
'en el medio, y en tanto sea vaco arriba no difiere una pizca de
abajo, ya que si no hay diferencia alguna en 10 que es nada, nada
habr en el vaco (pues el vaco parece ser una no-existencia y una
privacin del ser); mas el movimiento local natural parece estar diferenciado, de modo que las cosas que existen naturalmente deben
estar diferenciadas. As, o nada tiene un movimiento local natural
o si no, no hay vaco [143].
El ejemplo ms comn de movimiento violento es la trayectoria de un proyectil. Ya que en este caso la fuerza motriz acta aparentemente slo en el momento del lanzamiento, Aristteles sostiene
que el cuerpo es mantenido despus en movimiento por el entorno,
es decir, el aire: De acuerdo con los hechos, las cosas que han sido
lanzadas se mueven aunque aquello que les dio su impulso no las
est tocando, bien sea en razn de su sucesivo reemplazamiento -como algunos mantienen- o porque el aire que ha sido impulsado las
empuja con un movimiento que es ms rpido que el movimiento
local natural del proyectil por el cual se mueve hacia el lugar que
le es propio. Pero en un vaco nada de esto podra suceder ni puede
nada ser movido a menos que se mueva como aquello que es transportado [143]. Resumiendo sus argumentos, Aristteles menciona
-slo para rechazarla- una conclusin que es de hecho una formulacin explcita de la ley de inercia de Galileo: y 10 que es ms,
nadie podra decir por qu una cosa una vez puesta en movimiento
habra de detenerse en algn sitio, porque por qu habra de dete-
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Captulo V
EL MUNDO DEL ATOMO
quaw la-
Is. 28.10
,..
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el 460 a.c.), uno de los pensadores ms universales del Mundo Antiguo. La teora fue transformada en un sistema filosfico por Epicuro
de Samos (341-270 a.c.), quien hizo as que fuera generalmente conocida. Finalmente debemos mencionar al poeta romano T. Lucrecio
Caro (muerto hacia el 55 a.C.), cuyo poema didctico De Rerum
Natura es un pen en honor de la filosofa epicrea. Pero ese poema
es, tambin, la fuente ms detallada de nuestro conocimiento de la
teora atmica de Epicuro, junto a la carta de ste a su discpulo
Herodoto.
De los numerosos escritos de Demcrito slo se han conservado
unos pocos fragmentos y an menos se conserva de Leucipo, aunque
un importante nmero de sus enunciados son citados por Aristteles
y Teofrastro a lo largo de su dura polmica contra la teora atmica.
Esas citas, junto, con algunas de Plutarco y junto a la literatura
doxogrfica, completan nuestra imagen de la teora desarrollada por
los fundadores de la escuela atomista.
Algunos de los detalles en que difieren Leucipo, Demcrito y
Epicuro merecen una especial atencin como indicativos del desarrollo terico interno de una particular teora cientfica, pero, en general, puede decirse que los principios de la teora atmica son los
mismos en todos sus proponentes. Todos esos pensadores subrayaron
frecuentemente la idea de que en la naturaleza existe una conformidad general a la ley y, en concreto, que hay una ley que podra ser
llamada ley de conservacin de la materia.
Suele citarse a Leucipo diciendo que <madasucede por azar; todo
ocurre de acuerdo a razn y por necesidad [70], y la doctrina atmica de Demcrito incluye el enunciado Nada puede ser creado de
la nada, ni puede ser destruido y reducido a nada [92]. Ese nfasis
en la conservacin de 10 que existe es importante en la prueba de
l~ existencia de tomos, como opuesta a la teora de q~e la materia
es infinitamente divisible. Es sabido que Leucipo fue en tiempos
discpulo de la escuela elata, la cual inclua a Zenn de Elea, cuyas
famosas paradojas dan cuenta del ingenio de los mejores filsofos
griegos. Algunas de stas -sobre las que volveremos ms adelanteestn basadas en el principio de dicotoma o particin y el argumento consiste en afirmar que no hay fin para la divisin o seccin en
partes, del mismo modo que no hay lmite para ninguna de las formas de la divisin matemtica -'-incluyendo la particin en mita-
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los cambios deben ser el resultado de sus movimientos y prerrequisito para .stos es el vaco, un espacio completamente carente de materia por el que una partcula pueda desplazarse de un lugar a otro:
Pues si no hay un vaco que exista separadamente por s, '10 que
es' no puede moverse, ni podra, adems, haber una pluralidad si no
hay algo que mantuviese las cosas separadas [71]. De ello se sigue
necesariamente que no hay posibilidad alguna de que haya un vaco
dentro del tomo mismo ya que, en tal caso, ste podra verse sujeto
a cambios y al influjo fsico desde el exterior y, por tanto, podra
ser desintegrado. De ah que la postulacin de un vaco como prerrequisito del movimiento de los tomos conduzca inevitablemente a
la postulacin de la solidez absoluta del tomo mismo. Materia y
vaco son absolutamente distintos entre s, o en palabras de Aristteles al resumir: Leucipo, en cambio, crey contar con argumentos
que, al tiempo que concuerdan con los datos de la sensacin, no
anulan la generacin ni la corrupcin, ni el movimiento, ni la pluralidad de los entes. Pero al mismo tiempo concedi a los monistas
que no puede haber movimiento en ausencia de vaco. El resultado
de todo ello es una teora que afirma lo siguiente: El vaco es un 'no
ser' y ninguna porcin de 'lo que es' es un 'no-ser', pues 10 que 'es'
en el sentido estricto del trmino, es un absoluto pleno. Sin embargo, dicho pleno no es 'uno', sino que por el contrario es 'plural',
infinito en nmero e invisible debido a su diminuto tamao. Lo
'plural' se mueve en el vaco -porque hay un vaco- y reunindose
produce el 'llegar-a-ser', mientras que al separarse produce la 'destruccin' [72].
Todos los atomistas -de Leucipo a Epicuro y los discpulos de
ste~ coincidan en que tanto el nmero de los tomos como la
extensin del universo eran infinito. La infinitud del cosmos en el
tiempo, es decir, su eternidad, era deducida por Demcrito a partir
de la conservacin de la materia, la cual destierra cualquier creatio
ex nihilo: Demcrito de Abdera dijo que no hay fin para el universo, dado que no ha sido creado por poder exterior alguno [94].
De otro lado, la infinitud del espacio y de la cantidad de materia
que en l se encuentra, estn claramente interrelacionadas. Podra
parecer que la cuestin esencial en ambas premisas es la asuncin de
que el espacio es infinito, y de hecho Epicuro es explcito al manifestado: Adems el universo es ilimitado, porque aquello que est
limitado tiene un punto extremo y tal punto extremo ha de consi-
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visible es ms pesado cuanto mayor sea su preeminencia en el tamao' [96] -y preeminencia refiere aqu al volumen atmico,
a la extensin espacial.
Es en este punto donde aparece un cambio fundamental en la
doctrina de Epicuro: Demcrito reconoca slo dos propiedades bsicas en el tomo: el tamao y la forma; pero Epicuro aadi una
tercera, a saber, el peso ... , pues, segn l, los cuerpos primarios se
mueven necesariamente gracias a la fuerza del peso [97]. En esta
ltima frase se nos muestra que Epicuro consideraba necesario introducir el peso como causa del movimiento de los tomos o, ms exactamente, como explicacin de su cada, ya que en la cosmologa de
Epicuro arriba y abajo aparecen como direcciones absolutas
-una innovacin que sin duda puede retrotraerse al influjo de Aristteles. Demcrito, por el contrario, negaba que el movimiento
se debiera al peso, algo que el siguiente pasaje pone en claro: Demcrito dice que los tomos no tienen peso, sino .que se mueven por
el impacto mutuo en el espacio infinito [98]. Las palabras no
tienen peso han de interpretarse como que el peso no es la causa
del movimiento -tal como se establece en la siguiente asercin de
Cicern: La fuerza motriz que obtendrn de Demcrito es diferente, una fuerza directriz que l denominaba un soplo; de ti,
Epicuro, obtendrn la fuerza de gravedad o peso [99]. La imagen
dibujada por Demcrito nos recuerda a los tomos de un gas ideal
en la moderna teora cintica de gases, mantenidos en un movimiento
perpetuo caracterizado por las colisiones constantes.
A lo largo de la literatura de la escuela atomista se ,hace gran
hincapi en el movimiento perpetuo de los tomos, pero cul es el
origen de ese movimiento? Aristteles critica con severidad la ausencia de una causa para los movimientos atmicos en las doctrinas de
Leucipo y Demcrito. En su libro Del, Cielo escribe: Por
tanto, cuando Leucipo y Demcrito hablan de que los cuerpos primarios se mueven perpetuamente en el vado infinito
deberan decir de qu movimiento se trata y cul es el movimiento
natural con que lo hacen, pues aunque cada uno de los tomos podra ser movido a la fuerza por otro, cada uno de ellos debera
tambin contar con algn movimiento natural del que fuera desviado por aquel movimiento violento [162]. y la misma cuestin
se plantea de nuevo en la Metafsica: Pues ellos afirman que siempre hay movimiento. Pero por qu lo hay y qu clase de movimiento,
138
139
140
sln de hechos complejos resulta realmente sorprendente, se muestran, al mismo tiempo, confundidos ante cuestiones que ahora parecen relativamente simples a cualquiera que tenga idea de las leyes
ms elementales de la cintica y la mecnica. Un aspecto de esta
paradoja merece ser examinado con mayor atencin. Si bien es cierto
que los conceptos mecnicos bsicos fueron desarrollados en sentido
estricto durante el siglo diecisiete, no puede, no obstante, negarse que
en el Mundo Antiguo se hicieron ensayos serios -aunque fracasados- por clarificar la interrelacin existente entre velocidad, fuerza
y masa. Hemos visto antes cmo el mismo Aristteles dedic un
considerable esfuerzo a la formulacin de las leyes de la dinmica.
Pero, pese a todo, los antiguos no posean nociones estadsticas con
que determinar las leyes para fenmenos en que se ven involucrados
gran nmero de individuos o gran nmero de repeticiones de una
ocurrencia dada. No encontramos entre ellos nada parecido a la ley
de grandes nmeros, la ley de medias, o algo similar, a pesar, incluso, de que los juegos de azar, que tan comunes eran en el Mundo
Antiguo, proporcionaban incontables oportunidades para su estudio.
De este tema trataremos ms extensamente en el prximo captulo.
La nica excepcin a esta regla la encontramos -como cabra
esperar- en la teora atomista que se ocupa de una enorme cantidad de entidades individuales y sobre este aspecto contamos con
dos famosas descripciones de porciones de la doctrina epicuresta,
ambas contenidas en el segundo libro del De Rerum Natura (De la
naturaleza de las cosas). En la primera, Lucrecio discute el caso de
varias partculas que se mueven en direcciones dentro de unos lmites
dados. Siendo as, el conjunto de tales partculas estar en reposo
como si se tratara de una nica entidad situada en un espacio dado,
o, en otras palabras, el total de las velocidades (si las sumamos como
vectores, es decir, tomando en consideracin sus direcciones), ser
cero. Como sabe todo estudiante de fsica elemental este es el modo
en que representamos los tomos de un gas encerrado en un volumen
dado. Lucrecio, que, por supuesto, no conoca esta ley, atribuye el
reposo aparente a la incapacidad de nuestros sentidos para percibir
los tomos mviles. No nos interesa aqu si su razonamiento era correcto o errneo; lo esencial es que intuy el hecho de que todo
grupo formado por partculas que se mueven al azar se comporta
como un nico cuerpo en reposo. Estas son sus palabras: En relacin a esto hay un hecho que no ha de sorprendemos, pues aunque
141
142
puede proporcionar un ejemplo e idea imperfecta de las cosas grandes- de cul sea el agitarse eterno de los tomos en el vado ilimitable; junto a ello, hay otra razn por la que has de volver tu mente
hacia esas partculas que parecen danzar en un rayo de Sol: su danza
prefigura los movimientos subyacentes a la materia ocultos a nuestra
vista. All vers que muchas partculas, bajo el impacto de invisibles
soplos, cambian su curso y son repelidas en todas direcciones, ora
aqu, ora all. Y debes entender que todas ellas derivan de los tomos ese errar incesante, pues tiene su origen en los tomos, que
son los primeros en moverse por s mismos; despus aquellos pequeos cuerpos compuestos que estn menos alejados del mpetu de los
tomos son puestos en movimiento por el impacto de sus invisibles
choques, y a su vez provocan los de otros ligeramente mayores. As
el movimiento asciende desde los tomos y gradualmente emerge al
nivel de nuestros sentidos, hasta el punto de que los cuerpos en
movimiento que vemos en un rayo de Sol son movidos por impulsos
que permanecen invisibles [247].
A esta significativa descripcin no necesitamos aadir sino el comentario de que describe y explica perfectamente el movimiento
browniano mediante un ejemplo errneo, pues los movimientos de las
partculas de polvo tal y como se perciben a simple vista a la luz
del Sol estn causados por las corrientes de aire. El fenmeno real
postulado por Lucrecio sobre la base de un razonamiento abstracto
slo puede ser visto al microscopio. Esta restriccin, no obstante,
en modo alguno resta importancia al descubrimiento mismo. Puede
decirse que el mayor logro de la escuela atomista de la Antigua Grecia
fue la introduccin del mtodo de inferencia en el razonamiento
cientfico, tal como demuestra el pasaje de Lucrecio, y es una consecuencia natural el que la teora atomista abriese los ojos del pensamiento cientfico a la posibilidad de inferencia de lo visible a lo
invisible.
En su libro primero, Lucrecio ya haba aportado pruebas de esta
limitacin de nuestros sentidos que nos priva de los detalles de
procesos cuya realidad es indudable, aunque finalmente lleguemos a
ser conscientes de ellos: y ahora, despus de haberte enseado que
las cosas no pueden hacerse de la nada, ni una vez engendradas regresar a la nada, tal vez empieces a desconfiar de mis palabras porque
mis tomos no pueden captarse con la mirada. Con toda seguridad
es que olvidas que hay entre los seres cuerpos que es preciso ad-
143
mitir aunque no podamos vedas ... Y no slo eso, advertimos tambin olores diferentes de cosas que, pese a venir a nuestra nariz,
nunca vemos; como tampoco vemos las oleadas clidas ni podemos
captar los fros con los ojos, ni solemos contemplar las voces; cosas
todas, no cabe duda, de naturaleza corprea, ya que pueden impresionar los sentidos, pues ser tecado o tocar, a no ser un cuerpo, no
lo puede hacer ninguna cosa.
Por ltimo, las ropas tendidas en el litoral rocoso se humedecen
y colgadas al Sol se secan; pero ni el modo en que el humor del agua
se asienta es visible, ni a su vez el modo con que al calor se enjuga.
La humedad, por tanto, se desmembra en partes tan pequeas que
no pueden advertidas los ojos ..
Otra cosa: habiendo dado vuelta muchos aos solares, el anillo
que se llev en el dedo se desgata por dentro; el agua, gota a gota,
horada la piedra; la herrada reja del curvo arado insensiblemente se
desgasta en los surcos; bajo los pies de la gente vemos cmo se
desgastan los empedrados de los caminos; junto a las puertas de las
ciudades, las estatuas de bronce ostenta sus manos derechas mutiladas por los besos frecuentes de los que entran y los que salen;
vemos continuamente que estas cosas, al desgastarse, disminuyen conforme pasa el tiempo, pero percibir qu partculas se desvanecen en
cada instante particular es una capacidad que nos ha sido negada
por nuestro poco generoso sentido de la vista [245].
Para apreciar en su justo valor este y otros pasajes similares
debemos recordar cun importante es la funcin desempeada por
este tipo de razonamiento cientfico en la explicacin de un fenmeno o la interpretacin de un experimento, incluso en nuestra era
de ciencia experimental y formulacin matemtica. Ese elemento
esencial del mtodo alcanz un desarrollo lgido en la poca griega
y es en la escuela atomista donde indudablemente ocup un lugar
decisivo, aunque tambin se pueden aducir ejemplos procedentes de
otras escuelas.
Hemos visto que las premisas bsicas de que partieron Leucipo
y Demcrito eran la existencia del vaco y de tomos diferenciados
por su forma, situacin y disposiciones. Es, por t;nto, natural preguntarse ahora en qu medida esos pensadores intentaron extraer
todas las consecuencias posibles de tales premisas, y construir obre
ellas una teora fsica o qumica de la materia que fuera una explicacin racional de los fenmenos fsicos. La respuesta a la pregunta
144
radica en los supuestos filosficos de los atomistas. Su modo de aproximarse a los problemas naturales, incluyendo tambin los fenmenos biolgicos y psicolgicos, era rigurosamente mecanicista; presentaban todo,como resultado de los movimientos de la materia y de los
contactos entre sus distintas partes, comenzando por la creacin del
universo y acabando por los sentidos y el alma humana. Para ellos,
no hay necesidad alguna de introducir cualquier otra fuerza motriz
como causa de los procesos fsicos, pues tales fuerzas, al ser irracionales, acabaran por quebrar la imagen mecanicista del universo,
llegando a atrincherarse en ella bajo el disfraz de causas ~<espirituales al modo de la Mente de Anaxgoras o incluso podran conducir
a la confusin de categoras completamente diferentes de la existencia, convirtiendo a los dioses en causa suprema. Por todo elloi, al
desterrar la existencia de tales fuerzas, Demcrito y sus seguidores
se quedaron con una nica causa que explicara todo cambio fsico:
el impacto o colisin de tomos o agregados atmicos.
La aplicacin de ese principio a la epistemologa llev a los fundadores de la escuela atomista a adoptar la misma posicin que
Locke y los empiristas ingleses del siglo XVIII. El fundamento objetivo de la sensacin es nica y exclusivamente el contacto, pudiendo
ste ser de dos tipos: contacto directo entre la persona percibiente
y el objeto percibido (como en el tacto o el gusto), o contacto entre
la persona y los tomos emitidos desde el objeto que penetran la
nariz, el odo o el ojo. Demcrito, como Locke, distingue entre las
cualidades secundarias de los cuerpos (color, olor, gusto, sonido),
que son el producto subjetivo de nuestros sentidos y pueden ser explicadas a travs de los atributos mecnicos de los tomos, de sus
cualidades primarias (tales como la impenetrabilidad,
dureza, etc.j
que son la expresin objetiva de los verdaderos atributos de la
materia. Las opiniones de Demcrito sobre el tema se han conservado verbalizadas por Galeno: El color existe por convencin, el
dulzor por convencin, la amargura por convencin; en realidad nada
existe salvo los tomos y el vaco [100]. A 10 que Galeno aade:
Esto es 10 que dice Demcrito y tambin que todas las cualidades
de las cosas percibidas por nosotros son el producto de la colisin
de los tomos. En realidad no existe 10 blanco, negro, amarillo, o rojo,
10 amargo o 10 dulce, pues 10 que l denomina "por convencin"
significa "de acuerdo al uso" o "desde nuestro punto de vista", y
no "como son las cosas realmente", que es 10 que l denomina "ver-
145
daderamente".
Y tambin: Otros dirn que las cualidades percibidas son de la naturaleza de las- csas, pero Leucipo, Demcrito y
Digenes decan que son esencialmente sujetos de convencin, es
decir, que proceden de nuestra mente y de nuestras impresiones
[77].
146
147
FIG. 7.-La
148 '
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-------------~~~~~--------------------------------
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[82].
~~~
~~~~
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~~
---
157
-------------------------~--------------------------------------------'-'"
Captulo VI
EL MUNDO DEL CONTINUO
Penetr
Ez. 37, 10
1"
159
,
La sustancia' activa deLcosmos que 10 liga firmemente en un
,todo nico dinmico es pneuma, el equivalente griego de espritu o aliento. Ese trmino apareci en la fsica griega ya con
Anaxmenes. Al principio no era normalmente ms que un sinnimo
de aire; ms tarde, en la doctrina estoica, comenz a usarse para
, designar a una mezcla de fuego y aire que posea en forma ms
acentuada la cualidad caracterstica de ambos elementos, a saber, su
actividad.
Segn la definicin de Aristteles, la cualidad comn a los elementos activos es el calor, siendo el fuego caliente y seco y el aire
caliente y hmedo. Los estoicos definieron de manera diferente los
elementos, atribuyndoles slo una cualidad a cada uno, y as hicieron al fuego caliente y al aire fro, a la tierra seca y al agua hmeda.
Pero concordaban con Aristteles en atribuir cualidades activas al
fuego y al aire, y 10 hicieron por dos razones principales, fsica la
primera, y biolgica la segunda. Las propiedades elsticas del aire
haban sido reconocidas desde haca tiempo y su comprensibilidad
haba sido probada por medio de experimentos con aire comprimido
en odres. En el perodo alejandrino, tambin se empez a tomar con
ci~de
la fuerza expansiva del vapor y de fenmenos similares
indicativos de la tensin del vapor. Pero la posicin que ocupaba el
calor en biologa ensombreci esas cualidades fsicas. Para los bilogos y estudiosos de la naturaleza era obvio desde por 10 menos el
perodo presocrtico que los procesos trmicos eran inseparables de
la vida orgnica y de los fenmenos orgnicos del crecimiento y el
desarrollo biolgico. As, Cicern y otros nos informan de que Zenn da esta definicin de naturaleza: la naturaleza -dicees como
un fuego de artesano que procede ordenadamente en la generacin
[188]. Pero fue bsicamente en tiempos de los ltimos estoicos cuando se realiz un avance revolucionario: las funciones dinmicas del
fuego y el aire fueron extendidas hasta abarcar todos los fenmenos
naturales, incluidos los caractersticos de la fsica pura. Desde un
cierto punto de vista podra denominarse a esto la primera aproximacin tentativa a una concepcin de los procesos termodinmicos
del reino inorgnico, una concepcin que empez a filtrarse en la opinin cientfica de las generaciones posteriores. Cuando esa idea de la
ubicuidad de los procesos termodinmicos enraiz definitivamente,
produjo una inversin del orden original, y as los fenmenos trmicos generales comenzaron a ser utilizados como prueba e ilustracin
160
161
conexo [193]. (Ms adelante hablaremos en detalle de la naturaleza de esa mezcla segn los estoicos.)
Esa capacidad para cohesionar es una de las cualidades bsicas
del pneuma, 'uno de los signos de su actividad que apuntan a su
descendencia a partir de los elementos activos. Aquellos que ms
han extendido la idea de una fuerza de unin -como los estoicosdistinguen esa fuerza de lo que une. La sustancia del pneuma es el
agente cohesor, mientras la sustancia material es lo que es ligado por
ste. Dicen por tanto que el aire y el fuego unen, mientras la tierra y el agua son unidas [194]. Esa capacidad de mantener unidas
las partes del cuerpo de modo que no se desintegre es explcitamente
negada a los elementos pasivos: Pneuma y fuego se ligan entre s
y ligan todo lo dems, mientras el agua y la tierra necesitan de algo
ms para unirse [195].
,
Cmo llegan a poseer esa fuerza cohesiva los elementos activos
y el pneuma que los sustituye? La fuerza deriva de las cualidades
tensaras que poseen. Al principio tal tensin no significaba ms que
las manifestaciones de la presin en el aire comprimido, o la fuerza
expans1va del vapor en el agua en ebullicin; sin embargo, el desarrollo de ese concepto cientfico -compelido por su propia lgica
interna- transform esa tensin (no especfica) en una medida caracterstica de la cohesin interna de las sustancias y de su grado
de estabilidad. Los estoicos dicen que la tierra y el agua no poseen
una fuerza cohesiva propia, ni pueden ligar otras sustancias, las cuales mantienen su unidad al participar del poder del pneuma y del
fuego. El aire y el fuego, por el contrario, gracias a su tensin interna y a su mezcla con las otras dos, proporcionan a stas su tensin, permanencia y sustancialidad [196]. Esa tensin (tonos) o
la tensin del pneuma (pneumatikos tonos), como 'es explcitamente denominada en muchos ejemplos, es la cualidad distintiva
ms significativa del pneuma, debido a la cual se convierte en una
~ntidad no del todo diferente del concepto de campo fsico de la
ciencia contempornea. Es en virtud de su carcter dinmico por
lo que la tensin da una forma definida a todos los fenmenos fsicos. Plutarco cita un instructivo pasaje extrado de los numerosos
escritos de Crisipo: La materia pasiva e inmvil es el sustrato de
las cualidades, mientras estas mismas son pneumata y tensin area
inherentes a las partes de la materia, determinando la forma de
sta [197]. Pero la frase que precede a este pasaje es an ms
162
163
/
cmo puede entonces un cuerpo ser algo simple? [198]. Hoy sabemos que cualquier sistema cientfico autoconsistente slo puede
conseguirse mediante compromisos de este tipo.
Los antiguos comentaristas de los estoicos ya haban sealado la
similaridad entre el pneuma y el ter, y con ello queran dar a entender slo que ambos eran raros y tenues, ya que el lugar del ter
-la. quinta sustancia de Aristteles- estaba en los cielos y era
. la sustancia de que estaban hechas las estrellas. Slo en el ltimo
perodo el ter lleg gradualmente a ocupar las vastas extensiones
del cosmos; su principal funcin era por tanto llenar todo el universo de acuerdo con el antiguo dicho de que la Naturaleza aborrece el vaco. A comienzos de la moderna era cientfica la teora
del ter sufri transformaciones que la hicieron muy similar a la
teora del pneuma de los estoicos. Newton adscribi al ter, entrminos que no dan pie a confusin alguna, una funcin cohesiva entre
otras, y durante algunas pocas de su vida imagin algo parecido a
una teora unificada de campos a fin de proporcionar una sola
explicacin a los fenmenos de la luz y la gravitacin. Hacia el final
de la tercera parte de sus Principia Mathematica (1687) Newton
aadi unos cuantos comentarios acerca de un cierto espritu muy
sutil que impregna y yace escondido en todos los cuerpos groseros,
por cuya fuerza y accin las partculas de los cuerpos se atraen unas
a otras a cortas distancias, y se adhieren si estn contiguas. Pero
la cohesin no era la nica cualidad que Newton atribua al ter,
como vemos a continuacin: y los cuerpos elctricos operan a mayores distancias tanto repeliendo como atrayendo a los corpsculos
circundantes; la luz es emitida, reflejada, refractada, e inflectada y
calienta a los cuerpos; toda sensacin es excitada y los miembros de
los animales se mueven de acuerdo a su voluntad, es decir, mediante
vibraciones de su espritu que se propagan unas a otras a lo largo
de los filamentos slidos nerviosos, desde los rganos externos de
los sentidos hasta el cerebro, y de ste hasta los msculos.
Hay una estrecha similitud entre el ter de Newton y el pneuma,
una semejanza que se extiende a las funciones que desempean en la
esfera de los fenmenos fsicos. Newton no dice explcitamente que
el ter proporcione cualidades fsicas a la materia, pero al intentar
utilizado como explicacin de la fuerza de gravedad se ve compelido
a seguir a los estoicos, rechazando la simplicidad de la materia primordial. Postul diferentes grados de densidad y rareza en el ter
164
'segn estuviese dentro o fuera de la materia, y esas variaciones aspiraban a explicar la atraccin mutua universal de ciertas sustancias
(cfr. su pptica y su carta a Robert Boyle de 1678).
Los atomistas sostienen que la nica forma de moviminto era el
movimiento de locomocin de las partculas y que el nico modo en
que poda desarrollarse la actividad fsica era mediante el impacto
de unas partculas con otras. Los estoicos fueron los primeros -gracias a su amplia concepcin del continuo- en proporcionar una cuidadosa imagen de la naturaleza de la propagacin de un fenmeno
en un entorno continuo. Y hemos de sealar el notable avance que
representaron con respecto a los continuistas que les precedieron,
especialmente respecto a Aristteles. En diversos lugares, como su
libro De Anima, Aristteles discute el fenmeno del sonido y su
propagacin, pero en ninguna parte menciona cmo se propaga. Los
estoicos fueron los primeros que explcitamente hicieron hincapi
en la propagacin circular en dos dimensiones y la esfrica en tres,
siendo tambin los primeros en usar la analoga clsica de las ondas
de agua: Los estoicos dicen que el aire no est compuesto de par, tculas, sino que es un continuo sin espacios vacos. Si es agitado por
un impulso, lo hace en ondas circulares que se desplazan en secuen-__
cias regulares hasta el infinito, hasta que todo el aire circundante'
se ve agitado, del mismo modo que un estanque se agita cuando una
piedra lo golpea; pero mientras que en este ltimo caso el movimiento es circular, el aire se mueve esfricamente [199].
Tambin hay una referencia explcita a la audicin en relacin
con la propagacin ondulatoria: Omos porque el aire que se encuentra entre la voz y el que escucha es golpeado y se expande en
ondas esfricas que alcanzan nuestros odos, al igual que las ondas
en un estanque se expanden en crculos cuando se arroja en el una
piedra [200].
'
Para los estoicos era obvio que esa expansin ondulatoria dentro
de un medio continuo estaba relacionada con la cualidad elstica de
dicho medio. El astrnomos estoico Cleomedes (c. 1 d.C.) dice: Sin
una tensin lmite y sin el pneuma que todo lo penetra no seramos
capaces de ver ni de or, pues las percepciones sensoriales seran
impedidas por los espacios vacos interpuestos [242].
Toda la teora estoica de la percepcin estaba erigida sobre los
conceptos de tensin y las propiedades de un continuo en constante
estado de tensin. Desde el punto de vista estoico la visin se debe
165
a la luz que deja el centro del alma del vidente a travs de su ojo
y'le conecta con el objeto visto al alcanzado y tocado; los mecanismos de este proceso son descritos del siguiente modo en un' fragmento: Segn Crisipo .. .1a vista se debe a que la luz entre el ob'/ servador y el objeto observado se expande cnicamente. El cono se
forma en el aire con su apex en el ojo del observador y su base en
el objeto observado; de este modo la seal es transmitida al observador por medio del aire agitado, justo como con un puntero [201].
La percepcin sensorial del objeto observado viaja desde el observador hasta su alma, y tambin en esa operacin desempea una funcin el pneuma, ya que contina operando como un medio elstico situado en el cuerpo humano, incluso en el caso de los procesos
, mentales. Lo que es realmente digno de ser subrayado es la profunda
comprensin que los estoicos tenan de los fenmenos dinmicos en
medios elsticos, y la fuerza de su formulacin precisa. Aunque el
problema se presentase al principio en relacin a un fenmeno biolgico, inme~iatamente se capt su valor general tambin para la
materia inorgnica. Los estoicos partieron de su teora del movimiento bidireccional de la percepcin sensorial que va del centro del
alma humana a sus ojos y odos y a travs del contacto con el objeto que se halla en su exterior, de vuelta a aqulla. Esta imagen nos
trae a la memoria un fenmeno fsico que sin duda era conocido
por los estoicos, nos referimos a la expansin de una onda en un
espacio limitado del tipo de un estanque o un barreo. En tales
espacios las ondas se expanden en crculos concntricos alrededor de
la piedra que ha sido arrojada al agua, hasta que al chocar con los
laterales, son devueltas atrs; desde ese momento las ondas que retornan interfieren 'con las que continan avanzando desde el centro
hacia el permetro. Esa interferencia da lugar a lo que se conoce en
terminologa cientfica como una onda estancada o vibracin esttica, caracterstica de cualquier cuerpo confinado, como las cuerdas musicales o campanas.
Podemos asumir que para los estoicos se convirti en el smbolo
de la coexistencia de movimiento y reposo en un sistema, y acuaron
el trmino especial de tonik kinesis (movimiento de tensin) para
esa vibracin. En esa tonik kinesis del pneuma descubrieron un
concepto que responda adecuadamente a las exigencias de la te~ra
del continuo, explicando las diferencias cualitativas de las diversas
sustancias orgnicas e inorgnicas: cada autovibracin impone por
166
167
Un cientfico de la talla de
I Galeno reconoci el enorme valor de
la idea de un movimiento tensor, y lo us en su ensayo sobre los
movimientos musculares. En su opinin, la funcin de los msculos
ha de explicarse a travs de su movimiento, y en tal caso, es difcil
dar cuenta del movimiento muscular de un brazo extendido pero
en reposo. Aunque ni la extremidad de la que forman parte (los
msculos) ni estos mismos parezcan moverse, no por ello podemos
dejar de reconocer que se mueven. Cul es la solucin a este problema? Posiblemente la encontraremos en la teora de los movimientos conocidos como 'de tensin' [205]. En otras palabras, son las
vibraciones estticas de los msculos las que eliminan la dificultad
de explicar el movimiento en reposo. Galeno aade una analoga
enormemente interesante entre el equilibrio dinmico de una sustancia y una onda esttica, estableciendo la distincin entre un objeto
que est en reposo porque ninguna fuerza est actuando sobre l,
y otro que est en reposo como resultado del equilibrio de 40s fuerzas opuestas. Este segundo caso lo considera como un reposo dudoso y toma como ejemplo el de un hombre que nada contracorriente en un ro: Cuando su fuerza sea igual a la de la corriente,
permanecer siempre en el mismo sitio, igual que le sucedera a un
hombre que no se moviese en absoluto, y ello porque se mueve hacia
adelante por su propio movimiento en la misma medida en que es
retrasado por el movimiento exterior ... A veces el pjaro parece estar suspendido en el mismo sitio del cielo. Diramos que est en
reposo como si hubiera sido colgado all? O que se mueve hacia
arriba en la misma medida en que su peso le empuja hacia abajo?
Esta ltima explicacin parece ms correcta ... As, es posible que
en todos estos casos el objeto se mueva ora hacia arriba ora hacia abajo como si se viese afectado por movimientos opuestos sucesivos, pero debido a la gran velocidad con que se suceden esos
cambios y la extrema rapidez de los movimientos, parezca permanecer estacionario en el mismo lugar [205]. Las ltimas frases dejan
claro por qu situ Galeno este. pasaje como apndice a la analoga
del movimiento de tensin de los msculos. En todo momento es
consciente de que el objeto es un territorio de conflicto perpetuo
e~tre fuerzas iguales y contrarias; ese equilibrio dinmico es anlogo -para
l- a la vibracin esttica consistente en dos sistemas
de ondas que se mueven en direcciones opuestas.
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hora de garantizar la homogeneidad macroscpica requerida para conservar el concepto de mezcla, desde el momento en que se daba por
supuesto que cada uno de los componentes mantendra su identidad.
Aristteles intenta hacer frente a esa dificultad distinguiendo la existencia actual de la potencial. Pero, dado que hay entes que
son en potencia y entes que son en acto, es posible que las cosas
combinadas sean en un sentido y, en otro sentido, no sean} resultando el producto de su combinacin distinto de ellas en acto, pero
pudiendo cada ingrediente ser en potencia lo que era antes de combinarse, y no quedar destruido [165]. Para hacer ms plausible
esta conclusin, Aristteles argumenta que cada componente acta
sobre su opuesto, transformndolo en algo semejante a s mismo, y
que la mezcla es el resultado de la asimilacin mutua, es decir, de
un compromiso verdaderamente homogneo entre los dos. Aristteles intent construir, por tanto, una cierta clase de teora del continuo como fundamento para su doctrina de la unificacin qumica, un
proceso esencialmente distinto de la mezcla mecnica. Pero ese ejemplo de interaccin de los componentes y de mutua asimilacin le
llev a errar gravemente. Si la cantidad de uno de los componentes
es mucho mayor que la del otro, prosegua Aristteles, entonces el
producto no es una mezcla, sino un aumento del componente dominante, pues el otro material es transformado en aqul. De ah que
una gota de vino no se mezcle con diez mil nforas de agua; en
lugar de ello, pierde su identidad y se desvanece en un volumen
total de agua>~.Aristteles no ofrece ningn argumento en apoyo de
esta peculiar teora, ni siquiera ninguna lnea divisoria por debajo
de la cual un componente se desvanezca en otro y por encima de la
cual su mutua asimilacin haga que se conserve la mezcla. Puede
fijarse esa lnea a partir de indicios externos? Pueden medida nuestros sentidos? Hemos de decir que en la medida en que el vino
coloree el agua hay una interaccin, y que siempre que no se observe
ningn cambio de color, el vino se habr perdido en el agua? Parece
como si Aristteles hubiese olvidado el aviso de Anaxgoras acerca
de la debilidad de los sentidos y su famoso ejemplo de cmo esa
fragilidad nos impide afirmar la verdad: nuestra incapacidad para
observar el ligero cambio que tiene lugar cuando se aade pintura
negra, gota a gota, a la blanca.
Pese a que tal podra ser el caso, lo que queda claro es que hallar
una solucin al problema de la mezcla compatible con la teora del
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de Parmnides, doscientos aos antes de Crisipo. Las famosas paradojas de Zenn van directamente al fondo de la cuestin, y aunque
Platn se senta inclinado a despreciarlas como acrobacias lgicas,
Aristteles reconoci su importancia y las trat con atencin en la
sexta parte de su Fsica, sin resolverlas satisfactoriamente. Aqu examinaremos tres de las cuatro paradojas.
Cuatro son los argumentos de Zenn sobre el movimiento que
crean dificultades a los que tratan de resolver los problemas que
plantean. El primero afirma la inexistencia del movimiento sobre la
base de que el mvil ha de recorrer la mitad del camino antes de
llegar al finaL .. El segundo es el llamado de Aquiles, y consiste
en lo siguiente: el corredor ms lento nunca ser adelantado por el
ms rpido, pues es necesario que antes llegue el perseguidor al punto
del que parti el peresguido, de modo que es preciso que el ms
lento vaya siempre algo ms adelante ... El tercero es... que la flecha
en movimiento est en reposo, lo que resulta de la suposicin de
que el tiempo consta de momentos; si no se admite este supuesto,
no se sigue la conclusin [68]. Como Aristteles seala, la nica
diferencia real entre el primer problema y el segundo es que en el
primero la meta est fija, mientras que en la carrera avanza continuamente. A nosotros nos bastar con examinar el primero y el tercero, en la medida en que arrojarn luz sobre el modo griego de
encarar el problema del continuo.
I
O
FIG.
.l2
~
4
I-+f+i
ilil
La primera paradoja puede representarse en un diagrama mediante una seccin de lnea recta de la misma longitud que la unidad.
A fin de desplazarse del extremo izquierdo -es decir, del cero- al
extremo derecho -un punto a distancia uno del anterior- hemos
de pasar por un nmero infinito de puntos determinados por la divisin sucesiva en dos de, primero, toda la seccin, despus de su
mitad derecha, a continuacin de la mitad derecha de sta, y as
sucesivamente. Las distancias de esos puntos al cero son: 1/2, 3/4,
7/8, 15/16, 31/32,63/64 ... una serie infinita de nmeros menores
que uno. Es decir, es imposible llegar a la meta -el extremo de-
175
recho de la lnea- en un nmero finito de pasos. Ahora bien, incluso antes de empezar a tratar la paradoja de Zenn como un problema de movimiento que ha de resolverse nicamente aritmtica
o geomtricamente, nos encontramos con dificultades cuya resolucin
exige un nuevo tipo de disciplina matemtica, el clculo infinitesimal. Este fue establecido por primera vez en el siglo XVII, aunque
su 'mtodo y sus conceptos fundamentales no fueron expuestos de
manera cientfica completamente satisfactoria hasta la segunda mitad
del siglo XIX. Hoy uno de los trminos usados con ms frecuencia
por los estudiantes de matemticas superiores es el de limes, esto
es, el lmite hacia el que convergen los trminos de una serie infi'nita, como la dada arriba. Ninguno de los trminos individuales de
la serie alcanza la unidad -el extremo derecho de la lnea-, pero
la. diferencia entre la unidad yesos trminos es cada vez menor y
podemos hacerla tan prxima a cero como queramos, introduciendo
simplemente en la serie un nmero suficientemente grande y finito
de trminos. Obviamente, siempre quedar un nmero infinito de
p'untos entre cualquier lnea divisoria y la meta, como el concepto
de continuo requiere. Ninguno de esos puntos divisorios es el ltimo, pues continan infinitamente, apindose ms y ms conforme
se aproximan a la meta. Este hecho es el que hace posible la transicin al lmite que reduce a cero la distancia existente entre los puntos intermedios y el extremo derecho de la lnea. El clculo infinitesimal ha introducido un elemento dinmico en las matemticas gracias al cual el problema de lo infinitamente pequeo puede ser
abordado de manera adecuada .
La importancia de las paradojas de Zenn reside en que muestran la imposibilidad de resolver el dilema mediante frmulas matemticas estticas desarrolladas para tratar problemas relacionados 'con
nmeros finitos. A continuacin veremos la influencia de las profundas ideas de Zenn en el pensamiento analtico griego. Veremos
cmo, cien aos despus, Eudoxo de Cnido -y cien aos despus
de ste Arqumedes- us el principio de convergencia en sus clculos geomtricos. Observaremos tambin como Crisipo hizo de este
principio el pilar bsico de su teora del continuo. Pero antes de
nada hemos de volver a las paradojas de Zenn.
Hasta el momento hemos analizado la primera como si fuera un
problema estrictamente aritmtico, pero, de hecho, se presenta como
el problema cintico de un cuerpo en movimiento. Desde este punto
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180
FIG.
la superficie del cono fuese rugosa y dentada en una serie de peldaos. Si las superficies son iguales, entonces las secciones seran
iguales, y el cono se convertira en un cilindro al estar compuesto
por crculos iguales y no por desiguales. Tal es la paradoja [215],
Nos encontramos pues ante otro problema que no puede ser resuelto
mediante conceptos estticos. Demcrito no vio el modo de construir un cono a partir de segmentos circulares, cada uno de los cuales
habra de ser ligeramente distinto en rea del que estuviera por encima
o por debajo. El padre de la teora atomista, con su fe en las unidades finitas, consider ese ligeramente como una diferencia finita
resultante de una serie de pasos. Si, al contrario, la diferencia fuera
infinitamente pequea, sera inexistente, y el resultado sera un cilindro ...
181
El pasaje de Plutarco que acabamos de citar contiene dos soluciones de Crisipo al problema planteado por Demcrito, siendo ambas interesantsimas
como intentos de crear una terminologa para
lo infinitamente pequeo. Dice Crisipo: A veces una cosa es mayor
que otra sin sobresalir [216]. Lo que al mismo tiempo nos recuerda
el concepto de diferencial: cuando un diferencia se aade a una cantidad, esa cantidad aumenta, pero el incremento es infinitamente
pequeo, no sobresale. En otras palabras, la tendencia a cero de
la distancia entre las dos secuencias conlleva una tendencia' a cero
en la diferencia de sus reas, de lo que resulta que tendremos un cono
perfectamente regular.
La expresin mayor sin sobresalir representa adecuadamente
el trmino matemtico moderno mayor o igual. En relacin a
esto, la segunda frmula de Crisipo resulta de gran inters. Sin duda,
sus oponentes le plantearon el siguiente problema: si tomamos tres
secciones contiguas del cono y las nombramos de base a altura A,
B y C, entonces el segmento limitado por las secciones A y B ser
un cuerpo mayor que el limitado por las secciones By C; ahora bien,
si las secciones A y C se colocan cerca de la seccin B, A no parecer
mayor que B, y B no parecer mayor que C; as, al aproximarse al
lmite, A no ser aparentemente mayor que C, y de nuevo nos en
contraremos con cuerpos iguales, es decir, con un cilindro en lugar
de un cono.
La respuesta de Crisipo tal y como la recoge Plutarco es como
sigue: Las reas sern a un tiempo tanto iguales como desiguales,
pero los cuerpos no sern iguales, ya que sus reas son iguales y des
,iguales [215]. La expresin reas a un tiempo iguales y desiguales
apunta a las series infinitas de secciones A en su aproximacin a B
(o de secciones C en su aproximacin a B desde arriba). Cuando los
cuerpos estn limitados po~ reas del tipo de las que son mayores o
iguales a un rea determinada en la convergencia desde amb~s di
recciones, los cuerpos difieren en volumen. Plutarco no logra entender la nocin dinmica implcita en la rara expresin igual y des
igual, de ah que encuentre en ella una infraccin de los conceptos
lgicos fundamentales, e intente presentar todo ese enfoque del pro. blema como fantstico. En realidad los estoicos estaban dando vueltas
alrededor de la definicin de cantidades infinitesimales y, por tanto,
abriendo el camino terico para un desarrollo del clculo superior
en la antigiiedad. Que tal desarrollo no se produjera se debi nica-
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FIG.
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--~-----------~---~--------------------------------~-----~-...
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FIG. ll.-El
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Captulo VII
La interdependencia
1 Re 12.15
de las cosas
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expresarse en trminos de un mecanismo -o parte de un mecanismo- cuya esencia es que siempre funciona del mismo modo. Incluso los desarrollos modernos en fsica, aunque hayan debilitado la
analoga mecnica, no han alterado nada sustancial a este respecto;
el mecanismo ha sido reemplazado por la ecuacin matemtica y las
reglas matemticas de operacin, pero tambin stas son expresin
del principio democriteano de que todo funcionar siempre de ese
modo. En otras palabras, todava realizan el papel del mecanismo
desde el que observamos cmo ocurri, ocurre y ocurrir algo, de
acuerdo con su estructura especfica y con la interdependencia de
sus partes, as como sobre la base de supuestos sobre el modo en que
funcionan dichas partes.
Es cierto que ni Demcrito ni sus sucesores del mundo clsico
supieron traducir esa idea a trminos matemticos, ni proporcionar
ejemplos concretos mediante nuestro moderno sistema de induccin
y experimentacin. Sin embargo, no es por esta razn por la que
Aristteles le critic, sino que lo hizo desde un punto de vista que
ahora resulta inadmisible; Aristteles rechaza todo el sistema de
explicacin de ,los fenmenos naturales, tanto fsicos como biolgicos, construido sobre la analoga de la mquina y el mecanismo automtico. La analoga que l utiliza es la del artista creativo, cuyo
trabajo de creacin va dirigido a un fin determinado: dar forma a la
materia informe. Aunque aceptase la mquina como parte de esa
analoga, no se habra detenido a describida, sino que hubiese considerado fundamental la cuestin de quin invent la mquina y con
qu propsito. Demcrito -como el fsico moderno- no incluye
esa cuestin en su imagen del universo como una mquina para dotada de causalidad. Aqu, y en su negativa a adentrar se en preguntas
metafsicas, podemos ver su agudeza intelectual y su profunda
comprensin de la fsica. El y su maestro Leucipo pueden considerarse los primeros en dar una formulacin cientfica a la ley causal de
la naturaleza.
El hecho de que los fundadores de la teora atomista -basada
como est en el concepto de' mecnica pura- fueran tambin los primeros en formular la idea de causalidad mecnica no requiere ningn
anlisis clarificador ulterior. Sin embargo, en la doctrina de Epicuro
nos encontramos con una bifurcacin, y paralelamente al progreso
en la teora atomista ya mencionado en el captulo V, hemos de hacer
notar un serio retroceso en lo cQncerniente a la nocin de causa y
I
190
efecto. Dicho retroceso tiene un doble fundamento: Epicuro abandona la idea de un predominio total de la necesidad en el cosmos,
perb al mismo tiempo muestra una deslumbrante inconsistencia en
la aplicacin del principio de uniformidad causal a una cierta cate
gora de fenmenos naturales. Las razones de estas dos graves desvia
ciones del claro camino del razonamiento cientfico han de buscarse
en el dominio que el pensamiento filosfico ejerca en aquella poca
sobre las doctrinas cientficas, como ya se ha indicado antes. En ltima instancia, resulta que Epicuro no se tomaba en serio la ciencia
y, dondequiera que, en su opinin, sus conclusiones parecan poner
en peligro la quietud espiritual del hombre y alterar su felicidad haciendo surgir el miedo o la supersticin, prefiri el hombre a la
ciencia. La creencia en la libre voluntad del hombre era uno de los
principios bsicos de la doctrina epicrea, y puesto que sta no es
compatible con el gobierno absoluto de la necesidad en el universo,
con la concepcin de un determinismo total a la que en aquellos' tiempos se aplicaba comnmente el trmino destino (fatum, heimarmen), Epicuro crey necesario dotar a los tomos de libre albedro.
Tan pronto como ste se introdujo en todos los aspectos que resultaban oportunos, la naturaleza mecanicista extrema de la teora atomista -que asume que el alma tambin est compuesta por tomostena asegurada de algn modo su concordancia con el libre albedro
humano. Epicuro logr rodear el problema haciendo uso de sus propias asunciones acerca de los movimientos atmicos. Al principio,
cuando las molculas y todas las dems combinaciones de cuerpos
diminutos fueron formadas por colisin y conjugacin de tomos,
estos ltimos tenan -segn Epicuro- un movimiento nico y uniforme. Y esa uniformidad de velocidad fue considerada por l del
mismo modo en que la entiende el fsico moderno: mdulo y direccin constantes. As, al comienzo haba tomos y espacio vaco, con
los tomos movindose a velocidad constante, en lnea recta y con
la misma direccin. Qu direccin era esta? Esta pregunta pone
de manifiesto la debilidad de la cosmogona epicrea, pues sus tomos, que 'poseen peso, caen en una cierta direccin, al igual que
cualquier grave que conozcamos lo hace, incluso en una poca en
la que los trminos arriba y abajo parecen carecer de sentido.
Mas incluso en su punto ms dbil encontramos un sorprendente relmpago de intuicin; en contra de Aristteles, Epicuro afirma categricamente que en el vaco la velocidad de todos los graves es
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insistimos una vez ms en que es necesario que los cuerpos se desven un poco; nada ms que una pequeez, no sea que parezcan
fingir movimientos oblicuos que contradigan la realidad. Porque una
cosa es clara y manifiesta: que los pesasen cuanto tales no pueden
moverse en sentido oblicuo al precipitarse desde la altura, como t
mismo puedes comprobar. Pero quin es el que puede comprobar
por s mismo que nada se desva ni un pice de la lnea recta de
su curso? [248]. Aqu Lucrecio desecha la necesidad democriteana
y revoca la aplicacin general de la ley de causalidad tal y como habla
sido establecida por los predecesores de Epicuro, y lo hace, en
primer lugar, para ser as capaz de trazar la continuacin de una
cosmogona que quedara de este modo desprovista de la secuela de
que todo ha de estar gobernado por razn y necesidad. Pero ese
elemento de indeterminismo sirve inmediatamente como prueba del
libre albedro, como parece entrever se en los siguientes versos de
Lucrecio: En fin, si todo movimiento est siempre conectado y,
del viejo, nace siempre el nuevo en orden invariable, y los principios
al declinar no ocasionan nunca un comienzo de movimiento que
rompa las leyes de 10 fatal impidiendo que las causas se sucedan
desde el infinito, de dnde ha salido para los seres que alientan -a
travs de las tierras esta potestad libre? De dnde, repito, ha venido esa potestad arrancada a los Hadas por medio de la cual nos
movemos cada cual segn su voluntad y torcemos el rumbo, no en
un tiempo previsto ni en sitio determinado, sino donde dicta nuestro
leal entender? .. No ves an que, aunque una f\;lerza exterior muy.
poderosa nos impela y nos obligue con frecuencia a proceder de mala
gana y a andar precipitados, hay, sin embargo, en nuestro pecho
algo que puede resistirse y oponerse? .. De ah que sea necesario
aceptar que en los tomos tambin hay otra causa de los movimientos, aparte de los choques y pesos, de la que procede esta potestad
innata que hay en nosotros, ya que sabemos que de la nada, nada
puede ser hecho. Porque la gravidez impide que todas las cosas se
hagan por choques, como por una fuerza externa. Pero que la mente
misma no tenga una determinacin interior en todas sus acciones
y no se vea obligada a obrar y padecer como forzada, lo logra esa
ligera desviacin de los tomos en un sitio indeterminado y en
un tiempo imprevisto [248].
Debe hacerse notar que el problema de la irreconciliabilidad de
determinismo y libre albedro se convirti en realmente grave slo
La interdependencia
de las cosas
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El mundo fsico de los griegos
tros nos proporcionan indicios sobre 10 que sucede arriba, aun cuando
no podamos observar los fenmenos del cielo, pues stos podran
producirse de muchas formas [183].
Prosiguiendo su carta a Pitocles, Epicuro aplica su principio de
explicaciones alternativas a un gran nmero de fenme'nos astronmicos y metereolgicos. La expresin bancarrota cientfica no parece demasiado dura para describir ese principio. El propio Epicuro
nos ilustra su propsito en un ataque deliberado contra aquellos astrnomos cuyos artificios -es decir, cuyos clculos y su progreso
en la descripcin de los movimientos estelares- despiertan su enojo,
debido a la asociacin platnica de la perfecta exactitud con la divinidad: El tamao del Sol, de la Luna y de las otras estrellas es para
nosotros 10 que parece ser y, en realidad, es o ligeramente mayor de
10 que vemos o ligeramente menor de ese tamao, pues tambin los
fuegos en la tierra cuando son vistos a cierta distancia parecen ser
as a los sentidos ... Las salidas y puestas del Sol, la Luna y los otros
cuerpos celestes pueden deberse a encendidos y apagados... O tambin, el efecto en cuestin podra ser producido por su aparicin por
encima de la Tierra, y tambin por la interposicin de la Tierra ante
ellos: porque de nuevo nada en los fenmenos lo contradice ... Puesto
que estas y similares explicaciones no discrepan de ningn hecho claramente percibido, si uno siempre se ajusta en estas reas de investigacin a 10 posible y puede en todo momento remitirse a 10 que
concuerda con los fenmenos, sin temer los esclavizantes artificios de
los astrnomos.
Los menguantes de la Luna y los crecientes que les siguen podran
deberse a la revolucin de su propio cuerpo, o igualmente bien a las
conformaciones sucesivas de la atmsfera, o tambin a la interposicin de otros cuerpos; puede darse cuenta de ellos de todas las
maneras en que los fenmenos terrestres nos invitan a explicar esas
fases; a condicin de que uno no llegue a enamorarse del mtodo de
la causa nica e infundadamente descarte a las dems, sin haber
considerado lo que un hombre puede observar y 10 que no, y queriendo por tanto observar lo imposible. Otros, la Luna puede tener
luz por s misma o procedente del Sol. Porque tambin en la Tierra
vemos muchas cosas brillar por s mismas, y otras muchas que reflejan la luz. Ni hay fenmenos celestes que contradigan estas explicaciones, si uno recuerda siempre el mtodo de causas mltiples e
investiga hiptesis y explicaciones consistentes con ellas, y no con-
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cadena de la causalidad, con el destino; una teleologa no comprometida se ana con un determiriismo no comprometido.
Observamos en ello la paradjica situacin de que la escuela
estoica esencialmente religiosa se convierte en la legtima heredera
de la concepcin democriteana de una necesidad mecnica y en el
ms fiero oponente del intento epicreo de circunvalar la causalidad ..
En los siguientes extractos hay una clara referencia a la desviacin incausada de los tomos postulada por Epicuro: Crisipo refut
a aquellos que. imponan a la naturaleza la ausencia de causalidad,
mencionando el dado y la balanza y muchas otras cosas que nunca
caeran o se desviaran sin una causa externa o interna. Pues no hay
tal cosa como la ausencia de causa y el azar. En los impulsos mencionados, que algunos han denominado injustificadamente accidentales,
hay causas que, ocultas a nuestra vista, determinan el movimiento
en una cierta direccin [219].
Dos cuestiones merecen aqu especial atencin: la apelacin al
experimento (el dado y la balanza) y la definicin del azar como una
causa oculta, es decir, como expresin de nuestra incapacidad para
aprehender todo el mbito de la causalidad. Sobre este tema tenemos
una sucinta evidencia de la proximidad de los estoicos al punto .de
vista de Demcrito: Anaxgoras, Demcrito y los estoicos decan
que el azar es una causa oculta a la aprehensin humana [111].
El segundo pasaje que contraviene la desviacin de los tomos
contiene la argumentacin estoica a favor de la ley de causalidad y
merece especial atencin: Todo cuanto ocurre es seguido por algo
con lo que est conectado causalmente, pues nada existe o ha llegado
a ser en el cosmos sin una causa; no hay nada en l que est completamente divorciado de todo lo que hubo anteriormente. El cosmos
se alterara y desintegrara en pedazos y dejara de ser una unidad
que funciona como un nico sistema ordenado si un movimiento
incausado fuera introducido en l; tal movimiento slo ser intro
ducido si todo cuanto existe y ocurre tiene una causa previa de la
que aqul se siga necesariamente. En su opinin, la ausencia de causa
asemeja una creatio ex nihilo} igualmente imposible [220]. El dominio absoluto de la causalidad se convierte as en parte integral
del cosmos concebido como un continuo, y esta imagen estoica se
completa con la inclusin de la relacin causal en aqul, relacin
que aparece definida con precisin en nuestro pasaje como una serie
infinita de causas y efectos unidos por necesidad. Especialmente im-
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200
por razn y necesidad ([70], cit., pg. 132), Otra frmula subraya especialmente la interconexin de las cosas, caracterizada por la
permanencia y la ausencia de desviacin: En su cuarto libro de la
Providencia, Crisipo dice que el destino es un cierto orden fsico en
el que algo es siempre causado y resulta de otra cosa, de tal modo
que su interaccin no puede ser transformada [222].
Los estoicos usaron el concepto de destino para expresar un absoluto e inflexible determinismo en el sentido que la fsica clsica
le dio, por ejemplo, en la famosa frmula de Laplace. Entonces, como
ahora, los deterministas integrales comprendan en las leyes del destino al hombre y sus obras, y, a este respecto, tanto la escuela estoica
como su rival, la epicrea, se vieron ante el eterno problema destino
vs. libre albedro. Dado que la tica estoica estaba basada en la
responsabilidad del hombre ante sus actos y en la creencia en su
poder de determinar el curso de su vida, los estoicos no podan desechar el libre albedro. Mas, podan conservarlo sin contradecir
el sentido mismo de destino recurriendo a algn artificio rudimentario como el usado por Epicuro? Por supuesto la solucin estoica
es tambin inaceptable, aunque notable por su estructura terica, y la
analoga fsica que subyace muestra, una vez ms. la capacidad analtica de Crisipo y su escuela, as como el poder de su imagina~in
cientfica.
Crisipo no extrae un slo eslabn de la cadena causal, en su lugar
divide las causas en dos clases: preliminares y determinantes. Esta
divisin est influenciada por las doctrinas mdicas de su poca,
cuyos ecos an resonarn en una poca posterior. La causa preliminar es el impulso dado a la enfermedad por las condiciones externas,
mientras que la causa determinante es la que decide el curso de la
enfermedad de acuerdo con las caractersticas fsicas del paciente. La
psicologa estoica distingue. sobre la base de esta analoga, entre la
causa preliminar de la decisin humana, consistente en el estmulo
sensorial externo, y la causa determinante, que consiste en las cualidades innatas de la persona. Crisipo ... distingue entre varios tipos
de causa a fin de evitar la necesidad [de negar el libre albedro] manteniendo el destino. Dice: "Existen causas primarias y secundarias.
Si decimos que todo est determinado por el destino segn 'las causas
preliminares, no nos referimos a las causas primarias determinantes,
sino a las secundarias ... Incluso aunque no tengamos control sobre
estas ltimas, podemos, no obstante, controlar nuestros instintos"
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entre ciertos signos y los eventos que les siguen; la cuestin queda
obviamente abierta. La adivinacin parte del supuesto de que la secuencia constantemente recurrente de los mismos signos y eventos
puede ser expresada como una regla que justifica la profeca, sea
sta realmente una ley causal o una simple repeticin de coincidencias. De acuerdo con la doctrina estoica, los dioses no son los responsables directos de cada una de las fisuras en el hgado o del
canto de un pjaro, ya que, como es manifiesto, esto no sera ni
propio ni adecuado para un dios, y adems es imposible. Pero en
el principio, el universo fue creado de tal modo que ciertos resultados fuesen precedidos de ciertos signos, proporcionados unas veces
por las entraas y las aves, otras por los relmpagos, los portentos
naturales, las estrellas o los sueos, y en otras ocasiones por los pronunciamientos de personas en trance. Y estos signos no suelen engaar a quienes los observan adecuadamente. Si algunas profecas
basadas en deducciones e interpretaciones errneas resultan ser falsas, la culpa no ha de ser atribuida a los signos, sino a la escasa
habilidad de los intrpretes [226].
La cita anterior pone de relieve la dependencia que sobre el experimento tiene la ley de induccin (<<observacindurante un largo
perodo, observacin repetida). Esta ltima referencia subraya
adems el carcter axiomtico de la ley resultante de ese experimento, la creencia en que el universo est gobernado por la ley: El universo fue creado de tal modo ... . A fin de apreciar todo el xito de
los estoicos en la cuestin de la induccin y la causalidad, hemos de
olvidamos por un momento de toda la supersticin que rodea a la
adivinacin, pues lo que importa es que los estoicos captaron un
principio de vital importancia para el proceso de comprensin de la
naturaleza: el principio de la confirmacin mutua. Crisipo da otra
prueba en el libro mencionado anteriormente: 'las predicciones de
los adivinos no podran ser correctas si el destino no fuese omniabarcante' ... Parece que Crisipo basaba su prueba en la interdependencia
de las cosas; as, mediante la verdad de la adivinacin quiere mostrar que todo ocurre de acuerdo con el hado, mas no puede probar
la verdad de la adivinacin sin suponer primero que todo ocurre de
acuerdo con el destino [227]. El comentarista aqu citado no entiende del todo que esta crtica es en realidad un elogio de la intui-.
cin intelectual de Crisipo. De hecho las ciencias naturales estn
basadas en la confirmacin mutua por la cual cada nuevo dato de
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cin del destino de una persona o de los futuros acontecimientos histricos. Lo que resulta especialmente sorprendente en toda esta interesante evolucin son las"dificultades que aparecieron a la luz de la
discusin de los silogismos que contienen el factor tiempo (<<Sia
entonces a continuacin b; o, en el silogismo disyuntivo, en el que
son posibles varios desarrollos alternativos: Si a entonces b o c).
Estas dificultades, que discurren como un hilo a lo largo de la literatura estoica, desde los estoicos antiguos a los comentaristas posteriores, brotan de la aparente incompatibilidad entre la idea de posibilidad y la necesidad del destino. Hado significa la necesidad rotunda por la que las cosas se mantienen en dependencia mutua, significa ausencia de eleccin. Mientras que la disyuncin, tal y como
se aplica a la experiencia, ramifica los cursos futuros, distinguiendo
entre varias ocurrencias posibles. Mas, hay realmente posibilidad?
Slo una cosa puede ocurrir de hecho, y sta se convierte as en ocurrencia necesaria mientras todas las dems se ven como imposibles.
Cul es el lugar de lo posible entre los polos gemelos de lo necesario y lo imposible? La controversia en la que se vieron envueltos
los estoicos con los filsofos anteriores fue estril, pero es pese a
todo digno de destacar su caracterstico empeo por mantener' el
concepto de posibilidad dentro del marco de su doctrina del destino,
como puede verse en la polmica entre sus intrpretes y sus oponentes: Cmo puede no haber una contradiccin entre la doctrina
de las ocurrencias posibles y el destino? Si, de hecho, la categora
de lo posible no abarca lo que es o lo que ser verdad como postula
Diodoro, sino que el trmino posible ha de aplicarse a todo lo que
puede que ocurra, aunque nunca vaya a ocurrir, habr muchas cosas
posibles que el control absoluto e indiferente del destino impedir
que ocurran. Si el hado es realmente como supona Crisipo, o su
fuerza debe debilitarse o lo que parece que podra suceder debe
convertirse en imposible en la mayora de los casos, ya que todo lo
que existe es necesario puesto que forma parte de la suprema necesidad, y todo cuanto no existe es imposible, pues la causa ms poderosa le impide acceder a la existencia [228].
La posicin de los estoicos fue an ms claramente enunciada
por otro de sus crticos: Hay quienes incluiran lo posible y lo probable en todo lo que ocurre por destino, definiendo lo posible como
algo a lo que no se impide suceder, incluso aunque no suceda -'nada
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208
cos; pero no slo a este respecto, sino que tambin hubo otras circunstancias que favorecieron ese avance. Como bien sabemos, el
desarrollo de la teora matemtica de la probabilidad en la poca moderna -siglos
XVI Y XVII- fue puesto en marcha por el c1eseo de
los jugadores de naipes y dados de saber cules eran sus oportunidades de ganar. Ahora bien, sabemos que los juegos de azar eran muy
populares en todas las pocas de la Antigiiedad (de hecho, llUnca se
han dejado de practicar desde los tiempos ms remotos hasta nuestros das); es razonable suponer, por tanto, que dichos juegos contribuyeron al desarrollo que estamos considerando. Pero sin embargo
hemos de hacer notar con asombro que, al contrario, pese a la presencia y popularidad de los juegos de azar, stos no tuvieron una
influencia demostrable sobre el pensamiento cientfico en ninguno
de los perodos de la cultura greca-romana. No podemos encontrar
ninguna referencia a la formulacin de los conceptos fundamentales
de probabilidad, frecuencia o evento constantemente
recurrente; ni
hay mencin alguna a las regularidades que aparecen en las series
aleatorias (ley de grandes nmeros), al margen de las formulaciones
rudimentarias
ofrecidas a modo de ilustracin. Podra decirse que
el medio en el que tenan lugar los juegos de azar no era tan elevado
culturalmente como para afectar al mundo del pensamiento cientfico o merecer alguna atencin en la literatura seria. Pero no es as.
Por el contrario, dichos juegos eran comunes en todas las clases de
la sociedad antigua; muchos emperadores romanos eran conocidos
por su pasin por los dados y el emperador Claudio lleg a publicar
un libro sobre el juego. Pero incluso antes, en la Grecia de los siglos v y IV a.c., los juegos de azar eran una costumbre en todos los
crculos; as, por ejemplo, Platn en su Lisis describe cmo Scrates
penetr en la palestra el da de la fiesta de Hermes y encontr a los
jvenes jugando a los dados al final de los sacrificios. La puntuacin
de los dados era idntica a la actual, a sab~r, cada cara tena un
valor diferente de uno a seis, y estaban dispuestas de tal manera
que la suma de las dos caras opuestas fuera siempre siete. Un pariente de los dados eran las tabas, hechas con el astrgalo de una
oveja, que se describen en el captulo segundo de la Historia Anima"
lium de Aristteles. A diferencia del dado simtrico, la taba era un
obloide que tena por dentro cuatro s~perficies de tamaos diferentes, una convexa, la opuesta cncava, y de las dos restantes una
estaba ligeramente hundida. Las superficies llevaban los nmeros 1,
209
3, 4, 6, pero el valor numrico de una superficie no guardaba relacin con la frecuencia con la que poda salir en las tiradas. Obviamente con este objeto natural asimtrico las oportunidades de cada
una de las caras en una tirada eran distintas, mientras que las de las
caras de un dado son idnticas -supuesto
que no est cargado. La
ausencia de relacin entre la puntuacin tradicional de las tabas y
la frecuencia con que aparecan las caras en una tirada revela la carencia de inters por las leyes del azar. Ms pruebas en este sentido
pueden encontrarse en las reglas del juego, o, ms exactamente, en
la ausencia de conexin entre tales reglas y las ms simples leyes de
probabilidad. Normalmente se arrojaban cuatro tabas a la vez y a
cada una de las treinta y cinco combinaciones posibles se le daba el
nombre de algn dios o hroe de la mitologa, no siendo necesariamente su valor el total de los nmeros que haban aparecido. En
algunos juegos el valor ms alto era el de la combinacin que en
cada taba mostraba un nmero diferente, es decir, 1, 3, 4, 6, aunque esa combinacin fuese mucho ms frecuente que la correspondiente a cuatro caras con el mismo nmero. Segn otras reglas, era
el total ms alto que poda obtenerse, es decir, 6, 6, 6, 6. El rasgo
ms caracterstico del juego es que no haba regla alguna que hiciese
depender la victoria del resultado de series de lanzamientos; en todas las versiones del juego, con sus diferentes sistemas de puntuacin, se ganaba o perda con una ronda de tiradas de los jugadores,
y esto es otra prueba de la ausencia de inters por la ley que subyace
a ocurrencias de este tipo, un asunto que se tratar en un captulo
posterior, ya que merece cierta indagacin.
. Los juegos de azar que dieron lugar a una investigacin terica
de las leyes del azar en la poca moderna fueron justamente aquellos
en los que se ganaba por la aparicin de un cierto nmero en cada
una de las secuencias de lanzamientos. Esto llev a la gente a estudiar la relacin que mantenan los eventos probables con respecto a
todos los posibles, o con otras palabras, al concepto de expectativa
y cuanto est conectado con l. En el Mundo Antiguo, en lugar de
calcular las permutaciones, los hombres se concentraban en la rapidez
de la mano, en la destreza del jugador para sacar el nmero deseado
con el dado o la taba; o, si no se haba hecho ningn intento de
probar fortuna, confiaban en la suerte ciega o en la fortuna individual. Nadie puede convertirse en un diestro jugador de dados
-dice
Platn en su Repblica- si no se ha dedicado a ello desde
210
la infancia, sino que slo juega por placer (el contexto en el que
se dice esto es la preparacin profesional de los artesanos). Generalmente, sin embargo, el juego de dados se cita como un ejemplo clsico de lo impredecible. Al final del ltimo libro de las Leyes platnicas, el ateniense subraya que no podemos pensar 'por adelantado
en todos los detalles la constitucin, pero que en muchos casos puede
seguirse un procedimiento de ensayo y error: Con la constitucin
debemos correr el riesgo de sacar o tres veces seis o tres veces uno.
La mejor posibilidad se compara aqu con el mximo que puede
obteneres con tres dados, y la peor con el mnimo obtenible.
Tambin Aristteles tiene un ejemplo en su De Caelo, que recuerda al citado por Platn al subrayar los dos extremos: Es difcil
acertar en muchas cosas o muchas veces. As, por ejemplo, repetir
la misma tirada de dados diez mil veces sera imposible, mientras
que hacerla una o dos veces es comparativamente ms fcil [159] 1'.
Esta es en apariencia la expresin ms cuantitativa de un ejemplo
de la ley de probabilidad que puede hallarse en la literatura clsica,
y confirma nuestra impresin general de que toda una esfera de pensamiento, que es una de las piedras angulares de nuestro concepto
de la vida, estaba ausente en la conciencia intelectual de Grecia y
Roma.
Antes de concluir este captulo deberamos hacer alguna mencin
a otro tipo de interdependencia fundamental, la dependencia funcional que es ahora parte integral de la ciencia moderna y cuyas primeras pistas se encuentran en la Antigua Grecia. En nuestros tiempos
la funcin se ha convertido en un modo de observar las variables
en trminos de su interdependencia, pero el proceso comenz realmente con la matematizacin de la fsica -'que sigui al desarrollo
de las ecuaciones y de la geometra analtica- y, especialmente, con
la descripcin geomtrica del movimiento como un cambio de lugar
funcionalmente dependiente del tiempo.
La observacin de una clase de variables en su relacin con
otra, que puede variar a su vez como resultado de su dependencia
de la primera, exige un cierto enfoque dinmico. Requiere, adems,
una comprensin ms amplia de la ,idea de continuo, ya que los
,. Hemos respetado la traduccin inglesa escogida por Sambursky, en la
que se hace referencia a un tiro de dados, aun cuando en el texto griego se
habla del tiro de Quos -'-una de las posiciones del juego de la taba-, puesto
que en nada altera el sentido de la afirmacin aristotlica. (N. del T.)
La interdependencia
de las cosas
211
212
Captulo VIII
COSMOGONIAS
Is. 66, 8
La ciencia griega nos parece un continuo esfuerzo por racionalizar la naturaleza, cuyo resultado fue la gradual ampliacin del concepto de ley a todas las esferas del universo fsico.
Hasta aqu hemos trazado varios aspectos de este proceso y su
influjo sobre la descripcin de los fenmenos fsicos del cosmos,
pero para completar este estudio deberamos aadir un repaso de las
antiguas cosmogonas desde 10's filsofos jonios hasta los estoicos.
El trmino cosmogona se aplica a cualquier descripcin o explicacin de la creacin del cosmos, de las mitologas precientficas
qe aparecen en los pueblos antiguos, a las teoras cientficas de
nuestros das que incorporan todo nuestro conocimiento experimental y terico. La cosmogona cientfica aspira a describir la formacin
del universo por medio de todas las leyes cientficas y datos disponibles en el presente, y dado que por la naturaleza de su objeto se
ve obligada a aplicar sus conclusiones a perodos muy remotos de la
historia del mundo, no puede estar enteramente libre de elementos
especulativos que la dominaban en los tiempos antiguos. En cosmogona, ms que en cualquier otra rama de la ciencia, nos hacemos
conscientes de que el cambio del mito al logos no fue un salto
brusco, sino un continuo desarrollo, y en muchas mitologas antig~as
puede encontrarse una racionalizacin intencion~da del proceso de
creacin.
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214
En los doscientos aos que precedieron al comienzo de la filosofa griega, gran parte de la antigua tradicin y de las leyendas sobre
el nacimiento de los dioses y el cosmos penetr en la literatura griega, siendo especialmente destacable la Teogona de Hesodo, que
ejerci una profunda y duradera influencia en las generaciones posteriores.
El rasgo ms destacable de todas esas mitologas es la personificacin de las fuerzas de la naturaleza y de sus cruentos conflictos
intestinos, frente a la cual el primer captulo del Gnesis parece
sumamente cientfico y racional. En ste la descripcin de los seis
das de la creacin nos presenta la ordenada disposicin actual del
cosmos que emerge del caos primitivo conforme a la palabra del
Creador -que acta como causa suprema de su evolucin-, une
lo que estaba separado en una secuencia natural de eventos.
Un ejemplo caracterstico de la creacin de orden a partir del
desorden es el proceso de separacin de los opuestos contenidos en
el todo indiferenciado tal y como se describe maravillosamente en
el Gnesis 1: y separ Dios la luz de la tiniebla; E hizo Dios la
bveda para separar las aguas de debajo de la bveda, de las aguas
de encima de la bveda. Esa separacin, que es simplemente la dio'
ferenciacin de la materia informe, es tambin el principio bsico
de la primera cosmogona cientfica sobre la que se modelaron todas
las posteriores; su autor fue Anaximandro: Afirma que lo que produce lo caliente y lo fro desde la eternidad se separ al nacimiento
de este mundo, y que de ello naci una esfera de llamas en torno
al aire que circunda la tierra como la corteza en torno al rbol. Cuan.do sta (la esfera) se rompi en trozos y se cerr en ciertos,crculos
se formaron el Sol, la Luna y las estrellas [6]. Hemos visto que
la materia primigenia de Anaximandro es el infinito que no puede
ser definido cualitativamente; as, segn l, la creacin del mundo
comenz cuando cierta porcin de esa masa informe se separ del
resto, poniendo en marcha el proceso de diferenciacin que produjo
los comienzos del orden mediante la distincin de dos cualidades
opuestas, lo caliente y lo fro. El significado de esa separacin es
doble. En primer lugar significa, en la terminologa de la fsica moderna, que todo acontecimiento fsico en el cosmos solamente puede
producirse por la existencia de una diferencia potencial que haga posible la transicin de un nivel a otro, por ejemplo, la diferencia trmica en el potencial gravitacional o elctrico, etc. Por esta razn,
--
~~
Cosmogonas
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versal a la periodicidad de la naturaleza -especialmente en 10 tocante a las estaciones del ao-- y se la proyect al plano csmico.
As el cosmos mismo se vio sujeto al ciclo eterno de generacin,
florecimiento y decadencia que se revela -por as decir- en miniatura en el ciclo de las estaciones terrestres y otros fenmenos meteorolgicos.
Aristteles hace hincapi una y otra vez en la universalidad del
proceso: Ahora bien, en la naturaleza se observa un cierto tipo de
proceso circular de generacin ... En hechos concretos se ejemplifica
as: cuando la tierra se haba humedecido, se vio obligada a formarse
una exhalacin, y cuando sta se hubo formado, se vio obligada a surgir
una nube, y a partir de la formacin de la nube se produjo necesariamente la lluvia, y con la cada de la lluvia la tierra se humedeci
necesariamente, y como ste haba sido el punto de partida, el ciclo
ya estaba completado t140]. Este 'pequeo' ciclo sin duda sirvi
como modelo de la formacin y destruccin cclica de todo el cosmos. Al final del ciclo el cosmos retornara a una absoluta igualacin
de los opuestos y sus elementos, como ocurre constantemente en la
escala menor de los fenmenos meteorolgicos. La analoga encuentra ulterior evidencia en la doctrina de Herclito, quien dijo que la
humedad que surge de los ros y mares proporciona al Sol y a las
estrel1as su combustible; as, el fuego fue incorporado al ciclo de
los elementos y la doctrina heracltea -sobre la que volveremos
despus- sera adoptada luego por los estoicos.
En Aristteles aprendemos por qu se escogi el vrtice como
modelo: Si se debe a una constriccin el que la tierra est ahora
en reposo, tambin se deber a una constriccin que se site en el
medio al ser transportada por el torbellino. Y tal es, en efecto, la
causa sobre la que todos concuerdan y se basan en lo que sucede
en los lquidos y en el aire, donde los objetos ms grandes y pesados
son siempre arrastrados hacia el centro del remolino. Por esa misma
razn pretenden todos aquellos que sostienen que el mundo ha tenido un comienzo, que la Tierra ha sido llevada hasta el centro [66].
Los movimientos turbulentos del aire, los torbellinos, son fenmenos comunes; los aspectos fsicos de su proceso aerodinmico son
muy complicados, pues involucran muchos factores entre los que se
incluyen la friccin al pie del vrtice que es una friccin entre el
aire y la tierra. El movimiento de una pelusa de polvo o de las hojas
que caen girando en el viento muestran la direccin de la velocidad
~ ~ ~..~~~---------_-........_-----------------..-...-...==--.....;;;..---
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Cosmogonas
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precede a la creacin del universo, est claro que el desorden estadstico ha de prevalecer tambin en 10 que respecta al movimiento
rotatorio del cosmos como un todo. Pero con respecto a un sistema
que est desde el principio aislado de cualquier otro, o con respecto
al cosmos de los cosm10gos griegos, compuesto de la Tierra en el
centro y los cielos a su alrededor, la pregunta de Aristteles es sumamente pertinente: cmo pudo formarse espontneamente el
vrtice?
El primer intento moderno serio de hacer una cosmogona, la
teora de Kant, tropez con la misma dificultad que Anaximandro.
En su ensayo Allgemeine Naturgeschichte und Theorie des Himmels
[Historia general de IrJ naturaleza' y teora del cielo} (1755), Kant
trataba de proporcionar una explicacin mecnica, basada sobre la
ley de la gravitacin de Newton, de la formacin del sistema solar.
Uno de los rasgos ,ms sorprendentes de este sistema es el sentido
uniforme de sus rotaciones (salvo por unas pocas excepciones que
pueden ser desdeadas) tanto en los movimientos del Sol y los planetas sobre sus ejes, como en las revoluciones de los planetas alrededor del Sol o en la revolucin de los satlites; Kant postulaba
que la masa de todo el sistema estaba dispersa por todo el espacio
al comienzo de la creacin y que el proceso empez con el movimiento gravitaciona1 de las partculas donde por azar se dio una excesiva cantidad de materia. Siendo como era inconsciente de la ley
de conservacin del momento rotaciona1, Kant supuso que a partir
de esa anrquica disposicin de las partculas movindose desordenadamente en corrientes por todas partes en una sola direccin, y 'al
mismo tiempo colisionando entre s, emergi espontneamente. una
rotacin uniforme en uno y slo un sentido. Lap1ace y los cosm10gos siguientes evitaron el error de Kant, asumiendo que un estado
de rotacin l.enta exista ya en la masa original a partir de la cual
se desarroll el sistema solar. Esa rotacin se transmiti a todas las
partes del sistema que se haban desconectado de ella. Lap1aceguard
silencio sobre la causa de esa rotacin originaria, aunque estaba claro
para l que tena que residir fuera del sistema solar.
Anaxgoras fue posiblemente el primero en percibir la enorme
dificultad que invo1ucraba la creacin de un vrtice a partir de la
nada, tal como sugera Anaximandro, y propuso una solucin al pro-blema. En su doctrina encontramos la Mente como fuerza que pro.porciona orden al cosmos. El trmino mente sugiere un algo no-
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Cosmogonas
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Cosmogonias
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nueva luz sobre el problema: Ciertamente los tomos no se colocaron ellos mismos en el orden debido como resultado de un acto
inteligente, ni estipularon qu movimientos deba realizar cada uno
de ellos. Por el contrario, multitudes de tomos movindose incontroladamente en cursos multitudinarios durante un tiempo infinito,
debido a sus choques o a su peso, se han unido de todos los mdos
posibles y han dado lugar a cuanto poda formarse por su combinacin. As ocurri que un viaje de inmensa duracin, en el que han
experimentado toda variedad de movimientos y conjunciones, al final
ha unido a aquellos cuyo encuentro azaroso constituye normalmente
el punto de partida de la estructura sustancial -tierra, mar, cielo,
y las razas de los seres vivos [254]. Una cosa queda, desde luego,
clara: Epicuro (y Lucrecio despus de l) subrayaron la importancia
del desorden estadstico al comienzo de la creacin y creyeron -como Kant siglos despus- que habra emergido de ese completo
desorden un estado de orden, es decir, que habran emergido rotaciones ordenadas. Al fin y al cabo se requera una eternidad para
la creacin, y por tanto es inevitable que, de acuerdo con las leyes
del azar, en algn momento se diesen combinaciones capaces de
desarrollarse en un sistema ordenado que se expandiese constantemente. En principio, nada aade esto a Demcrito, salvo una representacin pictrica del funcionamiento de su necesidad, y por
tanto muy bien podra suceder que Epicuro hubiese dado por hecho
el lugar y funcin de la desviacin incausada que era parte importante de su filosofa.
No obstante, tambin podra ser que la cosmogona de Epicuro
contuviese otra idea que, sta s, fuese una contribucin original de
verdadero valor cientfico. El ve el espacio infinito lleno de mundos
de' formas diferentes, formados todos ellos segn las mismas leyes
mecnicas. Estos mundos aumentan en tamao repostando del material atmico infinito que est disperso en forma rara por todo el
espacio intermundano. Ese aumento tiene un umbral superior que es
fijado por las leyes propias de cada cosmos. Epicuro rechaza la opinin, sustentada por Demcrito, de que un cosmos puede continuar
expandindose hasta colisionar con alguno de sus vecinos, y mantiene
que el cosmos crece mientras sus cimientos internos sean capaces
de recibir aadidos; pero, una vez que se alcanza el punto de saturacin, procede a desintegrarse.
Cosmogonas
227
Permtasenos, al llegar a este punto, recordar la concepcin epicrea de las molculas. El las representaba como asociaciones de
tomos que tenan una estructura definida y se movan a travs del
vaco, del mismo modo que los tomos, y que son capaces de atraer
hacias a cualquier tomo aislado de su entorno. Al mismo tiempo,
las molculas conservan su propia estructura peculiar pese a las vibraciones de los tomos que las componen, lo que sugiere una interesante explicacin de la imagen del cosmos de Epicy.t:o,El consideraba cada cosmos como una especie de enorme-molculat~Qa d;
una estructura bien definida y en un estado constant~_dejntercambip
_con los tomos exteriores, viniendo det.~rminadas_lasleyes de su cre.cimiento y_estabilidad por la dinmica particular que ,mantiene unidas a sus partes, Una vez ms, Epicuro despliega aqu su capaCidad
para la inferencia cientfica y la imaginacin creativa qu le permiti
I transferir los conceptos bsicos y los modelos de la dimensin atmica a la csmica. Y con ello nos recuerda a las cosmogonas de
nuestro tiempo, que consideran asimismo aglomeraciones de estrellas
como tomos de un gas, o que explican la dinmica de las nebulosas
mediante las leyes de la hidrodinmica, siendo el principio' gua el de
que bajo ciertas condiciones las leyes concebidas para entidades pequeas pueden' aplicarse a entidades de mayores dimensiones.
En la doctrina estoica las concepciones de la formacin y decadencia del cosmos recibieron un carcter diferente, Las ideas de la
escuela estoica estuvieron considerablemente inHuenciadas por la filosofa de Rerclito (comienzos del siglo v a.c.), quien consideraba
-como hara luego Empdocles- que la armona prevaleca en el
universo como fruto del equilibrio de fuerzas opuestas, Para Rerclito esta dinmica giraba en torno al fuego: Todas las cosas se
cambian por fuego, y el fuego por todas las cosas, como las mercancas por el oro y el oro por las mercancas [37]. El Sol y las estre
llas fueron creados de, y todava son alimentados por, la evaporacin
del agua de la superficie de la Tierra, evaporacin que es producida
por el calor que alcanza a la Tierra desde los cuerpos celestes. Ese
doble movimiento, hacia arriba y hacia abajo, es caracterstico de la
armona de los opuestos mediante la cual existe un proceso simulo
tneo de generacin y degeneracin en el cosmos existente. Esta fue
la primera teora de Herclito, como lo confirman los fragmentos
de sus obras que se conservan, y de acuerdo con ellos hemos de interpretar el siguiente pasaje de Aristteles: Todos los pensadores
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concuerdan en afirmar que el mundo ha sido engendrado, pero algunos lo consideran eterno, otros corruptible al igual que cualquier
otro producto de una composicin natural, y, finalmente, otros opinan que sometido a un ritmo alternativo, lunas veces se encuentra
como lo est ahora, otras cambiando y corrompindose, y que ese
proceso prosigue irremisiblemente [39].
"La nocin de un orden eterno del cosmos mantenido por un proces~-simultneo de creacin y destruccin fue mezClada en -la gene_O
racin 'posterior a Herclito con la idea de una creacin y destruccin que ocurren consecutivamente, y con el proceso cclico en el
que el fuego desempea asimismo un papel esencial; el cosmos se
desarrolla a partir del fuego y regresa finalmente al fuego en_un
ciclo sin fin. Esta idea aparece en los mitos antiguos, pero los estoicos la incorporaron en su doctrina cientfica como una modificacin
de la teora heracliteana, convirtindole en una autoridad por su
idea de una conflagracin final del cosmos. Difcilmente ha de sorprendemos, por tanto, que los comentaristas tardos y los compiladores completaran esa confusin al identificar la teora de los estoicos con la de Herclito: Tambin Herclito. dice que el cosmos es
incendiado y formado de nuevo a partir del fuego en ciertos perSJdos
temporales en los que -segn l- es 'incendiado conforme a medida y apagado conforme a medida'. A esa misma idea tamb~n llegaron ms tarde los estoicos [40].
Hemos visto que en la fsica estoica el fuego ocupaba una posicin especial entre los elementos en virtud de su carcter activo.
Ellos fueron los primeros en captar el valor clave de los procesos
termodinmicos en la naturaleza cosmognica, lo mismo que en biologa, donde su gran importancia ya haba sido reconocida con anterioridad. Es pues fcil entender por qu la cosmogona estoica fue
tambin erigida sobre la nocin del fuego como smbolo de los fenmenos trmicos: Zenn dijo que el fuego es la esencia de cuanto
existe ... En algunos perodos de tiempo determinados por el destino, todo el cosmos estalla en conflagracin y tras ello retorna a
su orden anterior [190]. Esa doctrina del fundador de la escuela
fue desarrollada por sus seguidores: Zenn, Cleantes y Crisipo mantuvieron que la materia sufre transmutacin; as, por ejemplo, el
fuego se convierte en semilla a partir de la cual una vez ms es restaurado en el mundo el mismo orden que el que haba existido
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las proporciones de degeneracin y generacin. Al final ser restaurada la situacin de partida, y el elemento activ9 dominar las vastas
extensiones del universo, que as renacern a partir del fuego primigenio. Teniendo 'ante nosotros la cosmogona trmica de los estoicos, es difcil no recordar la muerte trmica del universo, idea
que fue objeto de numerosas controversias entre los fsicos decimonnicos cuando la segunda ley de la termodinmica se aplic al universo como un todo. Todo proceso' fsico conduce en ltima instancia
a un incremento de la energa trmica; as, tras equilibrarse las temperaturas, el universo alcanzar un estado final similar al estado
final del cosmos de los estoicos.
Aunque la mente humana se vea razonablemente sobrecogida
ante la perspectiva de un fin absoluto e irreversible, se han propuesto varias soluciones fsicas para salir del dilema, permitiendo
al universo sobreponerse al punto final de ese ltimo aliento. La
mecnica estadstica explica los fenmenos trminos como energas
cinticas de los tomos y molculas. En el estado final del universo
el movimiento de todas esas 'partculas elementales ser el de un
desorden ideal y sus velocidades sern iguales estadsticamente hablando. Ah es donde la estadstica da un paso al frente salvando la
situacin: en medio de una gran fluctuacin, es plausible que ocurra
una desviacin de la media estadstica en algn momento, tal como
lo explica la ley de grandes nmeros. Un gran nmero de partculas
dotadas de una velocidad considerablemente superior a la media se
aglomerar en un lugar, y la diferencia de potenciales resultante producir una renovacin de la vida del cosmos.
As, la mecnica estadstica ofreca una posibilidad de ciclos csmicos sin fin de creacin y destruccin de modo bastante semejante
al de la concepcin estoica. Como corolario de esta imagen estadstica del cosmos, el antiguo problema del eterno retorno de lo idntico vuelve a la vida en los debates filosficos del siglo pasado. Si
el estado del cosmos viene definido por una cierta combinacin de
sus partculas ltimas, y si cada combinacin es el producto -de
acuerdo con las leyes de la causalidad- de su predecesora, se sigue
de ah que en ltima instancia :.-y una vez que todas las permutaciones posibles se hayan satisfecho- se repetir todo el ciclo de las
combinaciones anteriores. De ah que la idea de los ciclos csmicos,
cuando se considera en trminos de nmeros, implique la repeticin
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Captulo IX
LOS COMIENZOS
DE LA ASTROFISICA
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tado a sta, sino que de algn modo tiene una constitucin y naturaleza propias, como ellos mantendran es el caso de la Luna, qu
habra de impedir su existencia separada y su permanecer autocontenido, apelmazado y atado por sus propias partes? Pues no slo no
se ha probado que la Tierra sea un centro, sino que el modo en que
presionan aqu las cosas y se dirigen juntas hacia la Tierra, sugiere
el modo en que es probable que hayan cado las cosas sobre la Luna,
estando donde estn y permaneciendo ah [260].
La inclusin del Sol, as como de la Luna, en esta descripcin
de la gravedad general podra llevamos a asumir que la distincin .
aristotlica entre pesado y ligero queda aqu completamente anulada.
Sin embargo, las siguientes palabras del pasaje muestran -si es que
no fueron escritas simplemente para anotarse un punto- que la intencin primaria de Plutarco fue explotar la concepcin de un centro
I nico en vez de postular varias centros de atraccin, independientemente de su tipo. Por qu los cientficos, que comprimen todos
los cuerpos terrestres pesados .en un lugar y los convierten en partes
de un cuerpo, no imponen la misma ley tambin a los cuerpos ligeros? Por qu dejan separados a tan enormes sistemas de fuego?
Por qu no concentran todas las estrellas en un lugar, simplemente
afirmando que todos los cuerpos ardientes que tienden hacia arriba
deben ser partes del mismo cuerpo?.
Como se ha sealado, esta transformacin del centro en una concepcin general y relativa se debi en parte al pneuma que permeaba
el cosmos, creando tensiones y fuerzas cohesivas en todas partes. (No
hay que olvidar que Posidonio dio nueva profundidad y vigor a la
idea del pneuma con su concepcin de la simpata csmica.) Pero
la duda especficamente planteada sobre que la Tierra sea el centro
del universo apunta a una influencia ulterior, a saber, la teora heliocntrica de Aristarco que precedi a la revolucin copernicana
en mil ochocientos aos y, por cierto, fue tambin conjeturada por
otros en el Mundo Antiguo. Esta teora no convenci a los contemporneos de Aristarco (mediados del siglo III a.c.) y fue rechazada
finalmente por una autoridad de la talla de Hiparco (mediados del
siglo n), quien tom partido por el enfoque geocntrico hegemnico.
Es, por tanto, interesante encontrar pruebas en las citas anteriores
de que la idea heliocntrica no fue olvidada, sino que an sigui
siendo influyente hasta los das de Plutarco y contribuy a debilitar
la creencia aceptada de que el universo tena un centro absoluto.
238
El mundo fsico de
1011
llegos'
En', otro momento del debate Aristarco es mencionado por Sil 110mbre: No me acuses de impiedad como Cleantes sola decir '1111' les
incumba a los griegos con Aristarco de Samos por mover el Ilogar
del universo, ya que trat de salvar los fenmenos por mcdio de
la asuncin de que el cielo est en reposo, pero la Tierra rota 1'11 una
rbita oblicua mientras tambin lo hace sobre su propio eje 1235].
Recurdese que estas palabras fueron escritas slo unas POCII~ dcadas antes de la Sintaxis de Ptolomeo, el libro que instaur la Icora
geocntrica para cuatrocientos aos y, tambin segn la Il'udicin
antigua, mantuvo la finitud del cosmos. Aristteles haba Jleglldo a
la conclusin de ql1e el cosmC!ses finito a partir de la pn:nlsa ge
que la Tierra est en su centro, dado que ri~ puede haber centro
en una extensin infinita. En Plutarco econtramos invertida esta
lnea de argumentacin. La primera influencia perceptible aqu es la
conversin del centro en un concepto relativo; la segunda es la cosmologa de los estoicos, quienes, al tiempo que mantenan la finitud
del cosmos, postulaban no obstante la existencia de un vado infinito
que se extenda ms all de l. Cmo y de qu puede decirse que
es el centro la Tierra? Porque el universo es infini to, y al infinito,
al carecer de principio y de lmites, no puede drscle un centro, Pues
la idea misma de centro implica un lmite, en tanto que la infinitud es
la negacin de todo lmite [261]. Esta era la concepcin, en el siglo xv, de Nicols de Cusa, quien crea que el universo era infinito.
Toda esta lnea de argumentacin y su conversa son sumamente instructivas para demostrar cmo la idea de un centro absoluto y la de
la finitud del universo son intercambiables: derrquese una, sin importar cul, e inevitablemente se estar derrocando a la otra.
Las asunciones aristotlicas de que los cuerpos pesados tienden
al centro y de que la Tierra es redonda dan conjuntamente lugar a
cuestiones que en aquellos tiempos parecieron paradjicas. Plinio
(23-79 d.C.) resume en su Historia Natural algunos de los hallazgos
realizados antes de sus das: el hecho de que la superficie del ocano
es parte de la superficie de un globo, visto que la superficie del
agua es vertical con respecto a la direccin de la gravedad; y In
nocin de las antpodas que, en relacin a nosotros. estn juslo
debajo. Tambin seala que la altura de las montaas (l mencionll
especficamente los Alpes) es desdeable en comparacin al radio
de la Tierra, Le. que las irregularidades de la superficie de la Tierra !lO
vician su esfericidad. Estas conclusiones son conocidas por los inlCl'
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lo..
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Los fundamentQs de la I ptica geomtrica ya haban sido discutidos por Euclides en su obra sobre la\luz (c. 300 a.c.). Hern de
Alejandra public su libro sobre los espejos poco despus de la
poca de Plutarco, pero parece ser que muchos de esos problemas
eran ya conocidos desde varios siglos antes de Hern, en tiempos de
Arq'umedes, y quiz incluso antes.
Hern tambin considera la cuestin de las condiciones fsicas
de las superficies reflectantes; al hacer hincapi en la necesidad de
pulimentar la superficie para obtener las mejores condiciones de
reflexin, atribuye la reflexin defectuosa a la absorcin de rayos
de luz por parte de la superfice rugosa y no pulimentada. Las leyes
de la reflexin, incluyendo la resultante de una serie de repetidas
reflexiones procedentes de varias superficies (reflexiones de dos o
ms espejos), eran, por tanto, conocidas por los contemporneos de
Plutarco. Sin duda tambin entendieron las leyes de la refraccin
que seran despus formuladas detalladamente
por Ptolomeo en d
siglo II d.C. Una gran parte de su libro se ha conservado en unn
traduccin latina hecha en el siglo XII a partir de una versin rah
de la griega original. Ptolomeo no slo emprende desde el punto <\!.
vista geomtrico el examen detallado del fenmeno de la refraccin,
sino que adems explica la refraccin de la luz en la atmsfera plll
los cambios en la densidad del aire.
Es contra el trasfondo de este conocimiento ptico que le <:111
contemporneo, como debemos juzgar el uso que P1utarco hace ti.
la evidencia ptica en apoyo de su argumento de que la Luna 1'"
trrea, frente a la opinin de Posidonio de que es una mezcla de alH
y fuego. No hay reflexin procedente de un cuerpo rarificado y
fino. De modo similar, difcilmente puede suponerse que la luz VIIYI'
a ser reflejada por la luz, o el fuego por el fuego, porque el cue 1'1
reflectante ha de ser masivo y denso de modo que los rayos pUl:dllll
golpeado y ser as reflejados por l. El aire, por ejemplo, transndl'
los mismos rayos del Sol sin capturados o resistirse a ellos, mien 1111_
que los rboles, las piedras y tejidos, cuando se sitan en la trayr.
toria de la luz, ocasionan su reflexin y dispersin en una gran 1111
dida. Vemos que tambin la Tierra es iluminada por el Sol, 1'"1'
no deja pasar sus rayos hasta su fondo, como el agua, ni a 1 rIIY,
de toda su sustancia, como el aire, sino que as como un crculo ('111 ti
la Luna y corta una, parte de ella, as tambin' la superficie d. 111
Tierra es cortada en dos de manera que una mitad est ilurn Ii I
11 I
1111
245
mientras la otra permanece oscura ... Permtaseme hablar geomtricamente y en trminos de proporcin: si vemos que de tres cosas
(Tierra, Luna y aire) que la luz del Sol golpea, la Luna es iluminada,
no en el modo en que lo es el aire, sino en el mismo en que 10 es
la Tierra, necesariamente
se sigue que esos dos objetos que son
afectados por la misma cosa del mismo modo, deben ser de tipo
similar [26 7J.
La opinin de Plutarco es confirmada ulteriormente por el hecho
de que durante un eclipse solar la luz del Sol no penetre la Luna.
Cierto es que Posidonio trat de armonizar esto con su propia teora, pero Plutarco rechaza sus argumentos: La afirmacin de Po sidonio de que la luz no llega hasta nosotros a travs de la Luna
debido a su profundidad, es obviamente errnea, pues el aire, que
es ilimitado y tiene una profundidad varias veces mayor que la de
la' Luna, es iluminado por el Sol y por los rayos de ste que brillan
sobre l. Nos sentimos, por tanto, inclinados hacia la opinin de
.Empdocles de que la iluminacin que nos llega procedente de ella
. es causada por una cierta reflexin del Sol sobre la Luna. De ah
que no nos alcance calor o brillo algunos, como cabra esperar si
hubiera habido una inflamacin y mezcla de luces, sino que al igual
que el eco devuelto cuando las voces se ven reflejadas es ms dbil
que el sonido original, y la corriente levantada por los misiles al
rebotar golpea con menor fuerza, as el haz de luz, golpeando el
amplio crculo de la Luna, nos enva un dbil y vago chorro de
luz porque su fuerza, debido a la reflexin, se ve disipada [265].
La siguiente cuestin debatida es el modo en que la luz es reflejada por la Luna. En esos interesantes captulos se nos muestra
cmo los primeros conceptos de la ptica fsica comenzaron a desarrollarse por esa poca a partir de la teora geomtrica de la luz.
Los opositores a la teora de la reflexin de la luz lunar partan de
la premisa de que el nico tipo de reflexin es la geomtrica de los
espejos; 10 que les llevaba a un argumento doble; ... De acuerdo
con la ley de que el ngulo de incidencia es igual al ngulo de reflexin, se sigue que. cuando la Luna est medio iluminada en el centro
del firmamento, su luz' no ser transportada hasta la Tierra, sino
que ser desviada de sta, pues el Sol estar entonces sobre el horizonte y sus rayos alcanzarn la Luna y sern reflejados desde sta
con el mismo ngulo. En ese caso, caern ms all del otro extremo
de la Tierra de modo que su luz no nos llegue. En cualquier otro
246
caso debera haber una gran desviacin del ngulo (de reflexin), lo
que es imposible ... El segundo de los argumentos es como sigue:
Basamos nuestra posicin en la asuncin de que cualquiera que
est en la trayectoria de los rayos reflejados no slo ver el cuerpo
iluminado, sino tambin el que ilumina ... Puesto que esto ha sido.
probado en la teora y en la prctica, aquellos que sostienen que la
Tierra es iluminada por la luz reflejada por la Luna, deberan ser
capaces- de mostramos la imagen del Sol reflejada de noche en la
Luna, del mismo modo que la vemos de da en el agua que refleja la luz solar. Puesto que esta imagen no puede verse, deberan
concluir que la luz de la Luna no es producida por reflexin. Con lo
que sta no es de la misma naturaleza que la Tierra .. ,
Ambos puntos son respondidos postulando una reflexin difusa
tanto en los slidos como en los lquidos, lo que puede ser explicado
mediante la reflexin geomtrica si suponemos que la superficie reflectante est compuesta de muchos espejos diminutos de todo tipo
y condicin. ... Muchas de las partes de la Luna no son lisas, sino
rugosas, lo que da lugar a que los rayos que nos llegan procedentes
de un cuerpo tan grande y a tan gran altura hayan sido reflejados en
equis desde todas partes, doblndose y emergiendo en un nico brillo, como si nos llegaran procedentes de muchos espejos... Tampoco
la leche forma una imagen como la de un espejo, ni refleja con fidelidad, pues sus partes son rugosas y no lisas. Por qu entonces
habra de ser la Luna capaz de reflejar una imagen como lo hacen
los espejos pulimentados? Por otra parte, si hubiese un desconchn,
o mancha, o rugosidad en el punto de reflexin de uno de esos espejos, la imagen, aunque. visible, sera, no obstante, borrosa [266,
269].
La discusin sobre la naturaleza de las manchas de la Luna es
recurrente a lo largo de todo el libro. Puede ser esto una ilusin
ptica causada por la vaguedad de la luz lunar? Este planteamiento
es refutado transfiriendo la cuestin de lo observado al observador.
La gente corta de vista es la que no puede distinguir diferencia alguna de forma en el orbe lunar, vindolo absolutamente liso. La irregularidad de la superficie lunar obviamente destierra la teora de la
ilusin ptica, pues en tal caso toda la superficie debiera aparecer
borrosa. La conjetura estoica (que las manchas son bolsas de aire
dentro del fuego lunar, o una capa de aire en dicho fuego) es contradicha por la localizacin permanente de las manchas, pues si sobre
247
248
blada; al contrario, slo una pequea parte de ella -los picos y pennsulas que emergen del marproducen criaturas vivas y plantas; el
resto est desolado y yermo debido a las tormentas invernales y la erosin, o porque estn sumergidas en el ocano, lo que ocurre con la mayora de la Tierra [270]. Plutarco prosigue haciendo una comparacin en la lnea de la doctrina estoica de la simpata csmica. As
como las regiones deshabitadas de la Tierra tienen una benfica influencia sobre las partes habitadas (vapor procedente. del mar, fundicin de las nieves de los climas norteos, etc.), tambin podra ser
que la Luna, aunque estuviese deshabitada, tuviera una influencia
sobre nosotros mediante la radiacin de la luz reflejada por ella, que
est constituida por rayos de todas las dems estrellas y el Sol.
Plutarco est aqu influenciado por la pasin csmica de Posidonio.
Kant, por su parte, con su conciencia de la infinitud del cosmos de
Newton, seala cunto ms insignificante es un planeta respecto al
todo de la creacin, que un desierto o isla desierta en relacin a la
superficie de la Tierra.
Plutarco no descarta la posibilidad de qua la Luna est habitada,
del mismo modo que Kant presume que hay vida en los planetas,
mas ambos llegan a la conclusin de que tales criaturas tendrn una
estructura fsica diferente a la del hombre. Plutarco menciona la
multiplicidad de formas adoptadas por las criaturas en nuestra Tierra
y su adaptacin a las distintas condiciones; del mismo modo podra
suponerse que las criaturas estn adaptadas en la Luna a las condiciones de vida de all. Al final de la discusin, imagina a los habitantes de la Luna mirando hacia la Tierra y preguntndose cmo esa
oscura y hmeda masa, llena de nubes y nieblas, puede producir y
sustentar vida, concluyendo, quiz, que la Luna es la nica Tiena.
Para completar la imagen del clima cientfico de la cultura
helenstica a comienzos de nuestra ,era, mencionaremos brevemenll:
otro tema astrofsico que es discutido en las Quaestiones Naturakr
de Sneca (c. 3 a.C.-65 d.C.): la naturaleza de los cometas. La for1l111
de los cometas y el modo en que hacen su aparicin ha sido UI1I1
fuente de desconcertante admiracin para todas las generacion<::~.
Aristteles, en su Meteorologica los contempla como fenmenos 1111"
teorolgicos que se forman en la regin sublunar, entre la Tienn y
la Luna. Dentro del marco de su propia interpretacin del COSIII[)~,
sus argumentos resuitan suficientemente razonables: los cometas 1'11
recen de la permanencia y constancia que constituyen los signos lIuM
249
Sneca presenta la opinin de dos cientficos, Epigenes y Apolonio de Mindos, de los cuales, el primero era un seguidor de Aristteles, mientras el segundo -aparentemente
un contemporneo de
Snecase opona a aqul con una teora que est prxima a la
moderna. Sneca se siente inclinado a apoyar a Apolonio, como resulta claro en la introduccin: Para clarificar este problema debemos, en primer lugar, investigar si los cometas son de un gnero
similar al de las estrellas superiores. As, es verdad que ciertos rasgos
~on aparentemente comunes a ambos: sus salidas y puestas y tambin
su forma, pues aunque la de los cometas es menos compacta y
ms larga, ambos consisten, sin embargo, en brillantes masas de
fuego ... A este fin es esencial recopilar infotmacin sobre ls cometas desde los tiempos ms antiguos, pues hasta el presente ha sido
imposible determinar sus cursos debido a su rareza, o descubrir si
se atienen a un ciclo fijo y si su aparicin en un cierto momento es
el resultado de una secuencia fija. Sneca prosigue describiendo la
teora de Epigenes de que los cometas estn formados por un tipo
de fuego que gira impetuosamente en lo alto en un tornado. Sneca
objeta que, de ser as, los cometas slo haran aparicin durante las
tormentas, cuando, de hecho, son vistos tambin cuando no hay
viento alguno, y las fluctuaciones en su brillo no estn en modo alguno relacionadas con cambios en la fuerza del viento; los vientos
golpean grandes extensiones de aire, mientras un cometa aparece slo
en un lugar y a una altura que escapa al alcance de los vientos; finalmente, no hay ninguna setnejanza de f<?rma entre un tornado y
un cometa.
250
111
251
Captulo X
LOS LIMITES DE LA CIENCIA GRIEGA
253
que dur esa actividad. Son en verdad muy pocas las leyes cuantitativas que se formularon en todas las ramas de la fsica terrestre:
si se mencionan las leyes de la armona musical de Pitgoras, las
leyes de la palanca de Arqumedes, y alguna de las leyes de geometra
'ptica de Hern, las habremos mencionado prcticamente todas. De
manera parecida, se hicieron pocos progresos en dinmica. Aun no
deseando menospreciar los logros de Aristteles en esta esfera, debemos recordar que el conjunto de su doctrina es slo parcialmente
cuantitativa y tras l, el nico nombre que puede mencionarse es el
de Hern, quien formul las leyes del paralelogramo de las velocidades. El importante trabajo de Arqumedes en hidrosttica y sobre
el centro de gravedad es de naturaleza esttico, lo mismo que su ley
de la palanca. Hombro con hombro con la ausencia de formulaciones
cuantitativas, choca la carencia de instrumentos de medida precisos,
y el lento desarrollo de mquinas simples. Esto nos lleva a uno de
los fenmenos ms extraos e intrigantes de la historia -la ausencia
de tecnologa en la Antigua Grecia. En el mundo moderno hemos
crecido tan acostumbrados a ver la ciencia y el progreso tecnolgico
como inseparables, que no podemos entender cmo la nacin que
mediante el descubrimiento del mtodo cientfico paviment la ruta
.de la ciencia moderna, no consigui desarrollar ni siquiera una iniciativa en la esfera tcnica. Puede decirse que el lento progreso alcanzado por la ciencia griega -excepcin
hecha de la astronomacontradice completamente la grandeza de su visin e mpetu original,
y que sus pocas contribuciones tcnicas estn muy lejos de sus logros
cientficos.
No podemos discutir estas cuestiones sin hacer referencia a la
sociologa y psicologa, y, finalmente, sin entrar en consideraciones
histricas que caen ms en el campo de una historia amplia de la
cultura que en el ms reducido de la historia de la ciencia. Pese a que
en fechas recientes un cierto nmero de valiosos trabajos de investigacin han ayudado a clarificar la cuestin, difcilmente podramos
considerada resuelta o proporcionar una respuesta completamente satisfactoria. En el curso de esta investigacin es de suma ayuda el
comparar el perodo griego con el nuestro, incluso en temas singulares. Comenzaremos por ellos.
Uno de los factores que retardaron el progreso de la ciencia griega fue indudablemente el aislamiento del hombre de ciencia que (1<.:
vez en cuando quebr la cadena de la evolucin, aislamiento qllc
254
tambin parece haber sido un hecho a comienzos del perodo moderno; slo un pequesimo puado de hombres mostraron un inteligente inte,rs por la obra de Coprnico y le prestaron apoyo. Algo
muy semejante ocurri con Tycho Brahe y Kepler y, sin embargo,
hay una diferencia fundamental: los cientficos modernos se vieron
favorecidos por la existencia de universidades y el clima general del
conocimiento en Europa. Ambos, junto con la difusin de la imprenta, conducira al inicio de la organizacin de la ciencia hacia
mediados del siglo diecisiete, con la fundacin de las primeras academias en Italia, Francia e Inglaterra. Podra uno preguntarse si la Academia de Platn y las dems escuelas filosficas no cumplieron una
funcin similar en la antiguedad, pero aunque es cierto que esas instituciones tambin prestaron atencin a las ciencias naturales y a las
matemticas, fueron estudiadas como parte de la doctrina especfica
de cada escuela filosfica y tuvieron una importancia secundaria dentro de la enseanza filosfica efectiva. No hubo, por tanto, una atmsfera uniforme en que pudiera florecer una tradicin constante de
progreso cientfico. Esto nos conduce a otro aspecto que debe ser
tenido en consideracin. La ciencia griega, al igual que la moderna,
tienen su origen en un distanciamiento revolucionario de sus predece.
sores: La escuela milesia opuso el lagos al mitos, mientras Galileo y
los investigadores del siglo diecisiete liberaron la ciencia del encorse
tamiento de la Iglesia e hicieron de ella una esfera de pensamiento
independiente. La diferencia fundamental entre ambos procesos hist'
ricos radica en que, mientras el primero at la ciencia a la filosofa,
el ltimo desat los lazos que las mantenan juntas. Cuando la cien
cia moderna volvi la espalda a la filosofa escolstica y a la filosofn
de Aristteles, simultneamente la volvi a toda filosofa. Galileo
y sus discpulos, la Royal Society de Londres, Newton y Huyghem
en Holanda, todos los fundadores de la ciencia del diecisiete, fuercm
investigadores de la naturaleza, no filsofos. Tras Descartes y Leibniz
no hubo ya filsofos que contribuyeran con algo de importancia a Ia~
ciencias exactas. Ese fue el desvo de los caminos. Hoy el ocasiond
contacto entre filsofos y cientficos adquiere la forma de la diseu
sin epistemolgica restringida al significado de los logros de
ciencia y no afecta a sus mtodos.
. Por el contrario, en la antigiiedad fue la filosofa griega la C1Ir'
111
255
..
256
tipo de explicaciones. En comparacin con los pueblos del Este, especialmente Egipto, no pod~mos hallar durante el perodo griego nin
gn progreso tecnolgico digno de hacerse notar. Los egipcios des
arrollaron, a 10 largo de miles de aos, sistemas de construccin con
piedra a una escala nunca igualada; al mismo tiempo perfeccionaron
los mtodos de resolucin de los problemas incidentales implicados
en ese trabajo, como la extraccin de las canteras, el transporte y la
elevacin de enormes piedras, la ereccin de pilares y gigantescos
obeliscos cuyos detalles han tenido en jaque las mentes de inge.
nieros e historiadores en los ltimos siglos. Esos magnficos mtodos
ensombrecen completamente los logros griegos en la construccin, c
incluso los de los romanos despus. Las exigencias de la edificaci6n
condujeron a la invencin de mquinas basadas en los principios fun.
damentales de la mecnica (la palanca, el plano inclinado y otros
tiles destinados a reducir el esfuerzo en funcin de la distancill
atravesada.
De entre todas las consecuciones de los egipcios, podramos mell
cionar su tcnica minera que les permiti la explotacin a grande~
profundidades, y sus nuevos mtodos en metalurgia. L~ esclavitlld
no dificult esos desarrollos tcnicos, antes bien, la cuestin de c611w
emplear mejor grandes masas de hombres en grandes empresas 1~1
nicas, plante nuevos problemas tcnicos y organizativos que fuel'o!l
resueltos con sumo xito por los egipcios, como podemos comprolJIII
tanto por los resultados como por las diversas descripciones propPI
cionadas por los organizadores mismos. Ese progreso tcnico rcflllll
la idea de que la existencia de la esclavitud en la antigua GI'l''lI
fue la razn decisiva de la ausencia de desarrollo tecnolgico. 1.1 I~
crticos de esa idea han subrayado correctamente que est bas!1t
en una estimacin exagerada del papel econmico de la posesin ,1,
esclavos, al tiempo que conceden que hay aqu un factor psicolgit"
en juego: el desprecio hacia los esclavos implicaba tambin el
precio hacia 10 que los esclavos hacan, a saber, el trabajo mallllld
La mentalidad griega era, bsicamente, aristocrtica. Al juzgar el
bajo manual de acuerdo con el estatus social del esclavo que 10 1'('11
lizaba, el griego lleg a desechado como impropio del destino 011,1
ritual del hombre. Platn dice: Por qu es desacreditado el IIIIIP
rioso trabajo mecnico como denigrante? Acaso no es simplenwl I
porque 10 ms elevado de la naturaleza del hombre es tan dbil 1''''
naturaleza que no puede controlar las partes animales? [129 l. V
1,1
lb
1111
11
257
258
perimental y tcnica-,
hay otra importante razn derivada del ca
rCter del antiguo griego: no vea ninguna necesidad de aplicar mejora
alguna a los logros tcnicos que le eran conocidos. Una vez ms,
Aristteles nos revela esta psicologa en su filosofa de la historia,
como aparece plasmada en el pasaje del libro primero de la Metafsica
anteriormente citado. Que no es una ciencia productiva resulta claro
incluso en la historia de los ms antiguos filfosos, pues el que los
hombres comiencen ahora, y comenzaran en un principio, a filosofar
es debido a su admiracin; inicialmente se admiraban ante dificultades obvias, despus, avanzando paso a paso, establecieron cuestiones
sobre las ms grandes cosas, por ejemplo, sobre los fenmenos de la
Luna, y los del, Sol y las estrellas, y sobre la gnesis del universo.
y un hombre que se siente confundido y se admira, se reconoce ig.
norante ... por consiguiente, si filosofaron para librarse de la igno.
rancia, evidentemente se consagaron a la ciencia para saber, y no con
fines utilitarios. Y esto es algo confirmado por los hechos; porque
fue cuando casi todas las necesidades de la vida, el bienestar y los plnceres' estaban asegurados, cuando este tipo de conocimiento empez a
ser buscado [168]. Compendiada en estas pocas afirmaciones se en
cierra la mentalidad del antiguo griego con' respecto a los valores
relativos de los bienes bsicos. En primer lugar est el saber por sr
mismo, la investigacin orientada por el conocimiento, no por la me.
jara de las condiciones de vida. De hecho, en opinin de Aristteles,
nada ms puede conseguirse en esa lnea: el progreso' tcnico ha
alcanzado ya el nivel en que puede satisfacer las necesidades esencia.
les de la vida y una de'sus consecuencias ms importantes es la ciencill
pura y la filosofa. Las mejoras tcnicas, si son en absoluto necesarias,
carecen de valor en comparacin con la capacidad humana de admi.
racin, que impulsa al hombre a desvelar el secreto del cosmos. }.,II
posesin ms inapreciable del hombre es su, p_ura_._~uriosidadjntele('.
-rual. Por tanto, el valor de' un' descubrimiento no queda en moclp
alguno realzado por sus "posibilidades ...pr<;t!~asy tcnicas. El mundo
tal y como ha sido creado-y-el-lugar-que.el.hombre-hCncontrado
'para s en l le oproporcion~ntodo"lo
que_,J:<::qui"~r'~aterialmenlr
.~l
pard
su ~ida
sen enta
es. espirituaty_par!!-.~m~~eni~_:~t,~
d~_.~~.V:illres:tran~
259
difundidas.
Todas estas
260
261
,-'
262
sus distancias desde la Tierra -la Luna, con sus rpidas revoluciones,
es el ms prximo, mientras Saturno, con sus lentas revoluciones, es
el ms alejado. A continuacin vienen las conjeturas que dieron uniformidad a todos los variados datos. Se desarroll la hiptesis de
las esferas, y despus de ella la hiptesis de los epiciclos. Estas suministraron a los astrnomos -modelos geomtrico s que explicaban
los fenmenos conocidos por medio de un nico principio: todas las
revoluciones fueron reducidas a movimientos circulares. Si los griegos hubieran descubierto un nuevo planeta (el siguiente planeta, Urano, no fue descubierto hasta 781 por Herschel), hubieran podido
acomodado de inmediato en el marco existente y determinar sus
movimientos por el mtodo establecido. Cuando la siempre creciente precisin de la observacin llev al descubrimiento de la precesin de los equinoccios por Hiparco, ste tambin fue aadido a
la familia de los movimientos rotatorios. Cuando un incremento ulterior de la precisin mostr que algunos cuerpos divergen de una
rbita simtrica, el principio de crculos fue lgicamente extendido
por la conjetura de los crculos excntricos. Aqu tenemos ejemplos
de la interaccin de induccin y deduccin que tambin ocasion la
mejora del calendario e hizo posible predecir los eclipses solares y
lunares con ms precisin. As, el mtodo cientfico logr, ya' en
los tiempos clsicos y sin otros medios que analogas geomtricas y
cinticas, realizar plenamente en la astronoma la tarea funcional de
la ciencia -la de capacitar al hombre para predecir.el futuro con la
mxima seguridad posible. Si comparamos la madurez cientfica de la
astronoma griega con la debilidad de los logros griegos en fsica
terrestre, no podemos sino preguntarnos por las razones de este
enorme contraste. La respuesta hay que buscada principalmente en
la gran simplicidad de la astronoma cuando se la compara con los fenmenos fsicos que nos rodean. Por lo que hace a las condiciones
experimentales, los datos astronmicos son, despus de todo, absolutamente ideales. Los objetos de los experimentos son puntos (o
discos) de luz cuyos movimientos son relativamente simples; el marco
de las constelaciones fijas permite trazar con una precisin muy aceptable las posiciones y cambios de posicin, incluso con un aparato
observacional primitivo; y, en ltimo lugar, pero no menos importante, la periodicidad de los movimientos hace posible repetir las
observaciones sin lmite despus de que haya pasado un cierto tiempo. He aqu. un caso en el que la naturaleza da al hombre todas las
----------
11'
263
---
264
265
fenmeno realmente existente en algn tiempo o lugar del universo material, bien en las condiciones de nuestro planeta, bien en
cualquier otro entorno astrofsico. La idea misma de un experimento
as, el modo en que se lleva a cabo, el instrumental que requiere y
el proceso revelado en su curso, son en su totalidad el resultado de
consideraciones tericas. Al llevar a la prctica este esquema puramente intelectual, el cientfico produce un fenmeno que en ocasiones
no tienen paralelo en ningn proceso natural y cuyo nico propsito
es confirmar la teora cientfica en cuestin. Vemos as que los experimentos de este tipo no tratan de mostrar cmo funciona la naturaleza, sino cmo podra funcionar si la conjetura cientfica resultara
ser correcta. Aqu tenemos una extrapolacin de los fenmenos actuales a los potenciales. Estos ltimos slo se .convierten en actuales
en el laboratorio. En est sentido podemos decir que el experimento
no es natural. As, sin duda, les pareca a los griegos, quienes hubieran
considerado paradjico estudiar los fenmenos naturales por mto-dos no naturales.
La ciencia moderna, por tanto, ha extendido la concepcin de la
naturaleza para incluir todos los fenmenos cuya existencia no es
contradicha por las leyes que gobiernan el mundo fsico. Este desarrollo es parte integral de la concepcin del cosmos que lo somete a la
ley absoluta de causalidad que abarca tanto los eventos actuales como
los eventos posibles que no estn en conflicto con ella. Hemos sealado cun perpleja se senta la mente griega ante el concepto de lo
posible; incluso los estoicos, pese a su progreso en la categora
causal, se vieron aqu en dificultades. Qued para la ciencia moderna
establecer la distincin entre lo que es tcnicamente imposible y lo
que es en principio imposible. Lo primero es potencialmente posible
dentro del marco de las leyes de la naturaleza, mientras que la imposibilidad de lo segundo es simplemente la expresin negativa de la
existencia de esas leyes. Esta distincin en realidad no se ha visto
afectada por la aplicacin de leyes estadsticas a la fsica, cualquiera
que sea el alcance de las consecuencias filosficas que eso haya tenido.
Un uso directo de la ley de causalidad en el mtodo experimental
lo constituye la repeticin del experimento. Obviamente la repeticin nos permite alcanzar un mayor grado de precisin. Pero esto es
secundario para su finalidad principal, que es confirmar que un fenmeno dado est gobernado por ciertas leyes. Cada vez que volvemos
a la situacin A, da lugar a la situacin B. As, la posibilidad de su
266
267
268
suman un mismo total? Con la formulacin de estas cuestiones resolvi de una vez por todas uno de los problemas de la ley de probabilidades, que fue asentado sobre una base metdica cien aos
despus por Pascal. Tambin Pascal parti de problemas presentados
por los juegos de azar de su tiempo. Esto prueba la importancia
decisiva de la secuencia repetida a propsito para la comprensin de
la regularidad de la naturaleza. Slo en una etapa posterior del anlisis de esas secuencias apare~temente artificiales se desarroll una
teora de los eventos estadsticos naturales, con la discusin del pro
blema de las expectativas de vida y de todas las leyes de grandes
nmeros involucradas en los fenmenos de este tipo. El negocio de
los seguros tambin comenz en el Renacimiento con la aseguracin
de los buques mercantes ,destinados a puertos distantes. Finalmente,
en los siglos XVII y XVIII, se desarroll la teora matemtica de la
regularidad estadstica y la probabilidad, hasta que la prognosis
matemtica se convirti en una rama de la ciencia. Quiz pudiera
alegarse que la creencia de los antiguos griegos en el Hado, a la
que los estoicos dieron una base cientfica, les impidi reconocer las
leyes del azar. Ese argumento es, sin embargo, superficial. El creyente moderno vio en la causalidad estadstica una expresin de. la
divina providencia, tanto como en la causalidad dinmica de la mecnica newtoniana. En la introduccin a su Cosmogona, Kant trata
de mostrar que la regularidad matemtica de la naturaleza, lejos de
restringir la autoridad de Dios, como mantiene el ateo, es la manifestacin ms sublime de su infinita inteligencia. Unos pocos aos
despus (1761), un clrigo prusiano, Siissmilch, public un trabajo
fundamental de investigacin estadstica que estableca la ley de
grandes nmeros, y cuyo ttulo indica la actitud del propio autor
ante la cuestin: El orden divino de las variaciones en el sexo humano, tal y como es probado por los nacimientos y defunciones y el
crecimiento natural. No hay ninguna razn para suponer que los
antiguos griegos, de haber descubierto la regularidad estadstica, no
hubieran reconciliados los aspectos religioso y cientfico del problema de un modo similar. Pero no lo descubrieron, por la misma razn
por la que no desarrollaron la experimentacin sistemtica -porque
fueron incapaces de transferir la idea de repeticin de sus ocurrencias
celestes a las terrestres; primero de los eventos naturales a los
artificiales, y despus de la repeticin de eventos idnticos; a la
repeticin de combinaciones de eventos regidas por leyes ms com-
269
plejas. Aqu reside por igual la explicacin de la ausencia de experimentos y de una concepcin de la probabilidad en la antigiiedad.
Del mismo modo que la diseccin de la naturaleza por medio
del experimento (por usar la afortunada definicin de Bacon) era
extraa a los griegos, los correspondientes procesos tericos de descripcin de la naturaleza en trminos matemticos eran ajenos a su
espritu. Una vez ms hemos de volvemos a los comienzos del perodo moderno para apreciar el papel decisivo que en el rpido desarrollo de las ciencias naturales desempe la aplicacin de las matemticas. En la antigiiedad, el uso de las matemticas en los problemas fsicos estuvo confinado a fenmenos estticos en los que una
cuestin mecnica tena una fcil traduccin a trminos geomtricos
o aritmticos, y a fenmenos cinticos' simples en los que existen
relaciones simples entre la distancia recorrida y el tiempo invertido.
Es cierto que aunque Aristteles realmente us el concepto de velocidad, como una relacin de distancia y tiempo, no da ninguna definicin matemtica precisa de l. En consonancia, no hay indiCio
alguno de alguna definicin cuantitativa del movimiento acelerado
dependiente del concepto de aceleracin, esto es, del cambio de velocidad con el tiempo. Este paso revolucionario lo dio Galileo, quien
desarroll los conceptos de velocidad y aceleracin constante como
parte de sus anlisis de las leyes de cada de los cuerpos en su libro
Discursos y pruebas matemticas sobre dos nuevas ciencias relativas
a la mecnica y el movimiento local (1638). Aunque slo usa matemticas elementales y teoremas bsicos de proporcin, Galileo da
definiciones explcitas y claras. Tras describir su experimento de
cada de cuerpos, pasa a una exposicin del caso general del movimiento acelerado verticalmente o en un plano inclinado. El trabajo
de Galileo fue revolucionario a dos respectos: por"el desarrollo efectivo de frmulas para el movimiento acelerado, y por tratar el tiempo como una cantidad matemtica que puede usarse en los clculos
exactamente igual que la longitud o cualquier otra cantidad geomtrica. En sus conocidos teoremas usa cantidades como cuadrados de
tiempos y cuadrados de velocidades y tambin races de alturas o
las medias geomtricas de otras longitudes. Sus pruebas van acompaadas de grficos que muestran porciones de tiempo como segmentos de una lnea recta. Esta representacin geomtrica del tiempo
de Galileo supuso un paso de primer orden por su significacin
histrica. Platn, en el Timeo, haba identificado el tiempo con los
270
271
272
273
tI
!
l..
274
pura, sino que los logros tcnicos han sido puestos al servicio de la
ciencia bsica. En este sentido, basta mencionar el tremendo servicio
prestado por el desarrollo de instrumentos y aparatos cientficos a la
extensin del conocimiento humano de la naturaleza ms all de los,
cinco sentidos, permitindonos as superar esa debilidad de los sentidos que Anaxgoras consideraba el principal obstculo para descubrir la verdad. '
Si
aventura intelectual de la ciencia moderna es, quiz, la
mayor de las aventuras inauguradas por la era moderna, ello se debe
lal desarrollo de las matemticas como clave de las leyes naturales.
!\
275
51
00)
3)
1)
7)
lf
Simpl.,
de Caelo,
242, sexto
15
73
Arist.,
de Caelo,
276a
2075
Filolao,
fragm.
(D44B12)
(D31A89)
(D31A89)
46 Anaxgoras,
Arist.,Afr.,
dedeGen.
et Corr.,
333a
50
Filopn,
Anima,
j~
(de
del
siglo
,h
II "mediados
61
fragm.
(D59B21a)
277
54
Alej.
quaest.,
n344,
23-34
Plut.,
916D
5153Arist.,
dequaest.
Gen. etnat.,
Corr.,
324b
(c. (c.
450430
a.C.)
(D58B34 )
Digenes deLeucipo
Apolonia
a.C.)
Arist.,
de
Cado,
290b
60
fragm.
(D59B21)
IFilolao,
I29
55 Anaxgoras,
Arist.,
de Cado,
295a
97
Aec"
IIV
3de
(D68A47)
100
99
IAec.,
Galeno,
Cicern,
de
de
elem.
fato,
46
see.
Hippoer.,
I2 (D68A49)
Lista
de fuentes
citadas
93
16
(D68A48)
89
Demcrito,
fragm.
(D68B11)
98
12
(D68A47)
94
Strom.,
7su
(D68A39)
(D68A37)
91
Demcrito,
fragm.
(D68B285)
Zenn
Elea
(c.
450
a.C.)
95
Simpl.,
Caelo,
204,
33
92
Dig.,
44
(D68A1)
96
Arist.,
et
326a
19
fragm.
(D44B11)
(D24A12)
66
Arist.,
de
Cado,
295a
57
Anaxgoras,
fragm.
(D59B12)
Anaxgoras
(c.
79
Alej.
Afr.,
de
Sensu,
24
81
315b
31
Arist.,
An.,
62
63
64
405a
Hipl.,
Plut.,
de
Lisand.,
Refut.,
fae.
in985a
12
I488-428
orb.
8 (D59A42)
lun.,a.c.)
929B
32
33
Clemente
de
Alej.,
Caelo,
67
65
Arist.,
Dig.,
Protr.,
293a
nMetaf.,
66
8A19a)
(D59A1)
77
76
Arist.;
(D67
A32)
303a
(D67A29)
80
Metaf.,
985b
83
IX
31
(D67A1)
82
Gen.
Corr.,
315a
58
Anaxgoras,
fragm.
(D59B13)
86
Demcrito,
fragm.
(D68B8)
78
Aec.,
(D67A29)
Pitgoras
yde
escuela
87
(D68B9)
85
Demcrito,
(D68B7)
84
fragm.
(D68B6)
56
fragm.
(D59B4)
23
Arist.,
Fis.,
213b
22
Meta!.,
986a
24
Dig.,
VIII
48
(D28A44)
LISTA
DEAnaxgoras,
FUENTES
CITADAS
69
Digenes,
fragm.
(D64B3)
25
26
Ten
Yambl.,
in913
Nieom.,
61,
11
100
(D47
(D1815)
72
71
Arist.,
70
Arist.,
Deucipo,
deEsmirna,
Gen.
de
fragm.
Gen.
et
Corr.,
et
(D67B2)
Corr.,
,325a
325a
17
Filolao,
fragm.
(D44B6)
Demerito
(c.
460-370
a.C.)
68
Fs.,
239b
16
(D44B1)
59
Anaxgoras,
39
74 Arist.,
de Cado,
Gen.
et279b
Corr.,fragm.
314a (D59B16)
(D67A14)
I1
48Teofr.,
Arist.,
252a
88
fragm.
Demcrito,
(D68B164)
47
Simpl.,deFs.,
Fs.,
25, 12
21 (D68B117)
(D31A28)
5290
Sensu,
--------------------------------------------------------------------
---
278,j
205 Di6g.,
Galeno,VII
de 140
museul.
1 7-8
206
(A sit
IImotu,
543)
(A
II
453)
186
Menee.,
134
182
184
Carta
aAfr.,
Herod.,
88
76
185
Pit.,
91-97
236
Aristarco,
fragm.
203
Fi16n,
Quod
deus
immut.,
35
183
189
Pit.,
nato
85-87
II
23
187
Principales
Doctrinas,
23
219
Plut.,
Stoie.
repugn.,
1045C
(A
II
(A
146
98)
190
Euseb.,
praep.
evang.,
XV
188
Cicer6n,
deor.,
57
,939)
191
193
Estob.,
Alej.
Eclog.,
de
mixt.,
1et54
171
(A
II
14
596)
(A
439)
II
473)
194
plenitud.,
3a.C.)
192
Galeno,
de
animo
mor.,
783
196
Plut.,
de
eomm.
not.,
1085D
195
Galeno,
de
plenitud.,
442)
II
440)
(A
II
451)
279
202
Nemes.,
nato
hom.,
2,IV
42
201
Di6g.,
157
(A
II216,
867)
K
(A
II
787)
200
199
Aec.,
IV
VII
19
158
(A
II
425)
872)
197
Stoie.
repugn.,
1053F
198
Alej.
de
mixt.,
224,
14
1Cicer6n,
10,
50
Lista
de
fuentes
citadas
225
de
divin.,
1II
109
234
Lactanc.,
div.
instit.,
VII
23
211
Estob.,
Eclog.,
1repugn.,
106
(A
II
509)
212
1081F
178
Carta
aAfr.,
Herod.,
50
179
,216
Plut.,
comm.
not.,
1080C
213
1081C
214
1082A
217
215
de
eomm.
not.,
1087E
1097F
232
Alej.
Afr.,
inmeteor.,
90a
Hipareo
(c.
190-120
a.C.)
240
Aec.,
II
25
177
Carta
aPost.,
Herod.,
(A
Aristteles
477)
(384-322
a.c.)
210
Alej.
Afr.,
anima,
140,
10
209
1078E
Zenn
de
Citium
(c.
332-262
a.C.)
152
230
Fis.,
226
231
Di6g.,
265a
Cicer6n,
VII
151
de
Stoie.
(A
divin.,
693)
110
118
1053A
IIde
1000)
221
79
(A
11'913)
233
in
anal.
pr.,
180,
31
594)
229
de
fato,
(A
II
959)
623)
624)
176
204
Fi16n,
de
saerif.
41
Abel
Cain,
68
237
Arqum.,
Arenario,
181
Curta
amotucireul.
Herod.,
61
137
Teofr.,
de
sensu,
88
ElCaelo,
mundo
fsico
de
griegos
138
Plut.,
quaest.
Plat.,
1006C
Crisipo
(c.
280-207
222
Gelio,
noet.
att.,
VII
2de
164
de
Caelo,
309b
157
de
Caelo,289a
~
241
Cleom.,
de
doetr.,
Aristarco
(c.
310-230
a.c.)
Teofrasto
(372-287
a.C.)
208
Alej.
Afr.,
de
mixt.,
216,
14
"
II 473)
458)
(A II
173
Cicer6n,
de
nato
deor.,
II
16
170
1071b
161
de
Caelo,
297b
166
Meteor.,
339a
Posidonio
(c.
135-51
a.C.)
172
Simpl.,
Fis.,
325,24
139
Anal.
Pr.,
4la
149
223a
141
198b
142
Fis.,
214b
147
21%
146
219a
155
273b
154
de
272b
159
292a
160
296b
169
168
982b
1061a
167
Meta/.,
980a
239
Ptolomeo,
Synt.
math.,
VII
2los
140
95b
144
Fis.,
215b
150
223b
148
220b
145
Fis.,
216a
171
Metaf.,
1073b
162
300b
238
Plinio,
nato
hist.,
26,
95
143
215a
235
Plut.,
de
fae.
in
orb.
lun.,
923A
Epieuro
(341-270
a.C.)
Arquimedes
(287-212
a.C.)
175
Meta/s.,
27
174
Teofr.,
Meta/is.,
1II,
cj
218
Plut.,
de
eomm.
not.,
220
Alej.
de fato,
22 1079A
(A
II 945)
228 Carta
Plut., Afr.,
deHerod.,
Stoie.
repugn.,
227
Euseb.,
praep.
evang.,
IV1055D
180
II a 450)
207 (A
Estob.,
Eclog., 56
1 153 (A II 471)
280
'
60,
41 243 Cleom., de motu eireul. doetr.
322
71
1022
31
46
485,
Lucrecio (c. 95-55 a.C.)
263
268
259
257
Plutarco
46-120
ltin.,
927C
Plut.,
267
de (c.
fac.de
infac.
orb.
ind.C.)
lun.,
orb. 935C
lun.,
931C
924A 930A,
261
260
262
925F
926E
924E
266
258
264
265 Plut.,
fac.
927E
923D
929E D
270
269
/de.
938D
936B,
Ptolomeo
150
d.C.)
El(c.mundo
de
los
271
math.,
I 717griegos
Sneea
(c.Synt.
3fsico
a.C.-65
d.C.)
256 Ptolomeo,
Sneca,
quaest.
nat.,
VII
Sneca, quaest. nat., VII 25
BIBLIOGRAFIA
.~ .
r
282
INDICE ANALITICO
(Las referencias a las citas aparecen en negrita)
aceleracin: 69s.
adivinacin: 202s.
agua: 26,30,37,229.
aire: 29s., 40, 159, 161.
aislamiento de los cientficos: 253s.
Alcmen: 76.
aliento: 29s., 159.
amor y conflicto: 38s.
analoga: 35s.; mecnica, 188.
Anaxgoras: 36, 42, 43, 44, 45, 46, 75,
78, 95, 105s;, 130, 171, 219, 220,
274.
Anaximandro: 26, 28, 29, 33s., 35, 36,
75,100,214,215,216.
Anaxmenes: 26, 29, 30, 31, 32, 33,
159.
anti-Tierra: 89.
ao (duracin del): 73.
Apolonio de Mindos: 249.
Apolonio de Perga: 86.
aproximacin: 56, 122.
Aristarco: 93, 100s., 237,238.
Aristteles: 33, 55, 56, 82, 83, 93, 95,
97, 98, 103, 104, 105, 108s., 114,
122, 205, 210, 215, 217, 242, 257s.;
causalidad, 188; cometas, 248; esferas concntricas, 84; continuidad,
283
Babilonia: 24,47,73.
Bacon: 269.
balstica: 127, 267.
biolgico (enfoque): 160,274.
284
Brahe: 88,249.
browniano (movimiento):' 141s.
clculo infinitesimal: 175,272.
calor y fro: 115,214.
Calipo: 83.
cantidad y cualidad: 31.
cantidad (fsica): 29,63, 272s.
Cantor: 183.
capilaridad: 65.
Cardano: 267.
causa: 36, 39; preliminar y determinante, 200s.; secundaria, 108; verdadera, 107.
causalidad: 186,266; estadstica, 188.
Cicern: 103,137,159.
ciclos, estacional y csmico: 29, 216s.,
231s., 268.
crculos excntricos, 85.
Cleantes: 94, 228, 238.
Clemedes: 98, 164.
cohesin: 30, 162, 232.
colores, teora de Demcrito, 147s.;
tcora de Epicuro, 149s.
comctas: 248s.
condiciones iniciales: 201.
conflagracin csmica: 229.
conjunto infinito: 186s.
conservacin (leyes de): 27s., 199s.
consonancias: 58.
constan tes universales: 63.
continuo: 56, 158s.
convergencia: 179s.
Coprnico: 22, 89s.
cosmogona: 213; atmica, 221ss.; estoica, 227ss.
cosmos, finitud: 125, 238; infinitud,
134s.; un organismo vivo, 62, 243,
272.
Crisipo: 158, 160, 161, 162, 165, 166,
167, 168, 172, 173, 177, 178, 180,
181, 183, 185, 198, 199, 200, 203,
206, 211, 228, 229, 231.
Ctesibio: 260.
cualidades opuestas: 29, 115; primarias y secundarias, 144; secundarias,
147.
cubo: 59.
285
Indice analtico
Filolao: 51,52,54.
Filn de Alejandra: 166.
Filn de Bizancio: 127,267.
filosofa y ciencia: 24,255.
fuego (elemento): 30, 37, 159, 217,
227.
fuego central: 88ss.
fuerza: 37ss., 105; centrfuga, 44; cohesiva, 161.
funcin: 21Oss.
galaxia: 155,218.
Galeno: 144,167.
Galileo: 21, 22, 119, 179, 183, 191,
218,255, 269,270.
Gnesis: 214.
giro de los tomos: 91.
gravedad: 169, 236ss.; especfica, 63.
graves: 119, 190; leyes de cada de los
cuerpSJs, 255,269.
gusto (teora de Demcrito): 148.
Hume: 202.
hybris: 259.
ideas platnicas: 51,65.
ilimitado: 29s.
indeterminismo: 191s.
induccin: 23, 203s.
inercia (ley de la): 103, 241.
inferencia: 142, 154.
infinitesimales: 180s.,
infinitud: 176; de universos, 216, 223.
irracionales (tendencias): 203, 259.
juegos de azar: 208ss., 267.
Kant: 23,49, 247s., 269.
Laplace: 23, 192, 199,219.
Leibniz: 62,256.
Leonardo da Vinci: 262.
letras (carcter atmico de las): 153.
Leucipo: 50, 131s., 132, 133, 134, 135,
138, 144, 148, 150, 153, 154, 187,
199,221s.
ley de grandes nmeros: 207,230,231.
leyes, de la esttica y la dinmica: 66,
253.
libre albedro: 190ss., 200.
limes: 175, 179s.
Locke: 144.
logos: 24,167.
Lucrecio: 132, 138, 140, 141, 142,
149, 150, 152, 154, 156, 191, 192,
204, 206.
lugar: 121; natural, 112, 125, 241s.
magnetismo: 43,65.
manchas lunares: 226.
mquinas de guerra: 127,260, 268.
marco de referencia: 119s.
mareas: 168s.
matematizacin: 24, 31, 48, 71s., 103,
116, 210, 269ss.
materia: conservacin de la, 27, 122;
teora platnica, 52s.; primordial, 27,
28,36, 187.
mecnica: 265.
286
media, aritmtica, geomtrica y armnica: 57.
medio (su influencia sobre el movimiento): 222s., 263.
mente: 105ss., 219s.
metabolismo: 42.
Metn: 73.
mtrico, campo: 119.
mezcla: 38, 160, 169ss., 192; total, 177.
milesia (escuela): 25,36,75,254.
mitologa: 24, 26, 214.
modelo: 34; mecnico, 83; del movimiento planetario, 81.
molculas: 138, 149ss., 227.
movimiento: 31; circular, 43, 98s., 262;
eterno, 215; hacia arriba y hacia abajo, 104; leyes del, 118; natural, 103,
118, 242; rectilneo, 102; rotatorio,
218; tensional, 165; y tiempo, 69;
violento, 118, 123.
mundos, pluralidad de: 223.
muerte trmica: 230.
muscular (movimiento): 167.
necesidad: 38,108,187,240.
Newton: 21, 121s., 163, 179, 239, 241.
Nicols de Cusa: 238.
Nietzsche: 231.
nmeros: filosofa de los, 49; irracionales, 55s.; pares e impares, 50; pitagricos, 54; representacin mediante guijarros, 48s.; triangulares, 48.
287
Indice analtico
simetra: 23.
sntesis (principio de): 162.
Sol: 113,243.
sonido: 164.
Siissmilch: 268.
tabas (astrgalo): 208.
Tales: 25,26,33, 187.
tecnologa: 22,254,261,274.
teleologa: 105, 108, 128.
tensin: 161,232.
tensional (movimiento): 165.
Teofrasto: 70, 128, 144, 148.
Ten de Esmirna: 55, 58 ..
termodinmicos (procesos): 158, 228.
terremoto: 32.
tiempo: teora aristotlica, 68, 270;
teora estoica, 178s.