Araya Umaña, Sandra. Las Representaciones Sociales
Araya Umaña, Sandra. Las Representaciones Sociales
Araya Umaña, Sandra. Las Representaciones Sociales
ISSN:1409-3677
© Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO)
Sede Académica Costa Rica
Apartado 11747-1000, San José, Costa Rica
Primera edición: octubre 2002
Presentación .........................................................................................................9
I. ¿Qué son las representaciones sociales? ...........................................................11
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3.8.2 La información ............................................................................................40
3.8.3 El campo de representación ........................................................................41
3.9 Conceptos afines.............................................................................................42
3.9.1 Las ideologías .............................................................................................43
3.9.2 Las creencias ..............................................................................................44
3.9.3 La percepción .............................................................................................44
3.9.4 Los estereotipos ..........................................................................................45
3.9.5 La actitud ....................................................................................................45
3.9.6 La opinión ..................................................................................................45
3.9.7 La imagen ...................................................................................................46
6
5.3 Métodos de identificación de la organización y de la
estructura de una representación ...................................................................62
5.3.1 Técnicas de identificación de los lazos
entre elementos de la representación ...........................................................63
5.3.1.1 Construcción de pares de palabras ...........................................................63
5.3.1.2 Comparación pareada ...............................................................................63
5.3.1.3 Constitución de conjunto de los términos ................................................63
5.3.2 Técnicas de jerarquización de los ítemes ....................................................64
5. 3.2.1 Los tris jerarquizados sucesivos..............................................................64
5. 3.2.2 Las elecciones sucesivas por bloques .....................................................65
5.3.3 Técnicas de control de la centralidad.........................................................66
5.3.3.1 Técnica de cuestionamiento del núcleo central........................................66
5.3.3.2 Técnica de inducción por guión ambiguo (ISA)......................................67
5.3.3.3 Técnica de los esquemas cognitivos de base (SCB) ................................68
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Presentación
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I. ¿Qué son las representaciones sociales?
Cuando las personas hacen referencia a los objetos sociales, los clasifican, los ex-
plican y, además, los evalúan, es porque tienen una representación social de ese objeto.
Esto significa, como bien lo señala Jodelet (1984), que representar es hacer un equi-
valente, pero no en el sentido de una equivalencia fotográfica sino que, un objeto se re-
presenta cuando está mediado por una figura. Y es solo en esta condición que emerge la
representación y el contenido correspondiente.
Las personas conocen la realidad que les circunda mediante explicaciones que ex-
traen de los procesos de comunicación y del pensamiento social. Las representaciones
sociales (RS) sintetizan dichas explicaciones y en consecuencia, hacen referencia a un ti-
po específico de conocimiento que juega un papel crucial sobre cómo la gente piensa y
organiza su vida cotidiana: el conocimiento del sentido común.
El sentido común es, en principio, una forma de percibir, razonar y actuar (Reid,
1998). El conocimiento del sentido común es conocimiento social porque está social -
mente elaborado. Incluye contenidos cognitivos, afectivos y simbólicos que tienen una
función no solo en ciertas orientaciones de las conductas de las personas en su vida co-
tidiana, sino también en las formas de organización y comunicación que poseen tanto en
sus relaciones interindividuales como entre los grupos sociales en que se desarrollan.
Las RS, en definitiva, constituyen sistemas cognitivos en los que es posible recono-
cer la presencia de estereotipos, opiniones, creencias, valores y normas que suelen tener
una orientación actitudinal positiva o negativa. Se constituyen, a su vez, como sistemas
de códigos, valores, lógicas clasificatorias, principios interpretativos y orientadores de
las prácticas, que definen la llamada conciencia colectiva, la cual se rige con fuerza nor-
mativa en tanto instituye los límites y las posibilidades de la forma en que las mujeres y
los hombres actúan en el mundo.
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II. ¿Por qué estudiar las representaciones sociales?
¿Por qué las personas no usan preservativo, a pesar de las evidencias de su ca-
rácter preventivo del VIH/SIDA y otras enfermedades de transmisión sexual? ¿Por
qué las mujeres víctimas de violencia doméstica, esperan — algunas, dolorosamente,
hasta su muerte— la conversión del agresor? ¿Cuál es la representación social de
“amor”, “cuerpo” “violencia” o “sexo” que está acompañando estas prácticas?
Emprender estudios acerca de la representación de un objeto social —VIH/SI-
DA; relaciones entre mujeres y hombres, por ejemplo— permite reconocer los modos
y procesos de constitución del pensamiento social, por medio del cual las personas
construyen y son construidas por la realidad social. Pero además, nos aproxima a la
“visión de mundo” que las personas o grupos tienen, pues el conocimiento del senti-
do común es el que la gente utiliza para actuar o tomar posición ante los distintos ob-
jetos sociales.
El abordaje de las RS posibilita, por tanto, entender la dinámica de las interaccio-
nes sociales y aclarar los determinantes de las prácticas sociales, pues la representa-
ción, el discurso y la práctica se generan mutuamente (Abric, 1994).
De lo anterior se deriva la importancia de conocer, desentrañar y cuestionar el
núcleo figurativo de una RS alrededor del cual se articulan creencias ideologizadas,
pues ello constituye un paso significativo para la modificación de una representación
y por ende de una práctica social. (Banchs, 1991).
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teorías constructivistas, es en la obra rubricada en 1976 (traducida al castellano en 1979)
cuando introduce las aportaciones teóricas de los estudios de Berger y Luckmann1.
Moscovici estudió cómo las personas construyen y son construidas por la reali-
dad social y a partir de sus elaboraciones propuso una teoría cuyo objeto de estudio
es el conocimiento del sentido común enfocado desde una doble vía: desde su produc-
ción en el plano social e intelectual y como forma de construcción social de la reali-
dad (Banchs, 1988).
En este sentido la noción de realidad social y su proceso de construcción es un ele-
mento clave para la comprensión de esta teoría.
1 Aspecto que es explicable si se toma en cuenta que los primeros escritos de Berger y Luckmann
se publicaron en 1967.
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¿Cómo se forma en las personas la visión de la realidad? ¿Se forma individualmen-
te o socialmente? ¿Cómo incide esta visión en sus conductas cotidianas? Sin duda, cada
persona forma su propia opinión y elabora una particular visión de la realidad sin que, de
modo alguno, esto signifique que dicha elaboración constituya un proceso individual e
idiosincrásico.
Las inserciones de las personas en diferentes categorías sociales y su adscripción a
distintos grupos, constituyen fuentes de determinación que inciden con fuerza en la ela-
boración individual de la realidad social, y esto es, precisamente, lo que genera visiones
compartidas de la realidad e interpretaciones similares de los acontecimientos.
La realidad de la vida cotidiana, por tanto, es una construcción intersubjetiva, un
mundo compartido. Ello presupone procesos de interacción y comunicación mediante los
cuales las personas comparten y experimentan a los otros y a las otras. En esta construc-
ción, la posición social de las personas así como el lenguaje juegan un papel decisivo al
posibilitar la acumulación o acopio social del conocimiento que se transmite de genera-
ción en generación.
En resumen, el medio cultural en que viven las personas, el lugar que ocupan en la
estructura social, y las experiencias concretas con las que se enfrentan a diario influyen
en su forma de ser, su identidad social y la forma en que perciben la realidad social.
El anterior planteamiento goza del consenso en un amplio sector de quienes reali-
zan investigación en las ciencias sociales (Ibáñez,1988). No obstante, dicho consenso
empieza a desvanecerse cuando el análisis es referido a las propiedades objetivas de la
realidad.
Efectivamente, en este aspecto existen puntos de vista divergentes. Por un lado, hay
quienes señalan que las propiedades objetivas pueden ser descritas por observadores ob -
jetivos y observadoras objetivas. Agregan, además, que dichas propiedades pueden ser
reconstruidas de forma incompleta y sesgada por los distintos protagonistas sociales en
función de sus intereses particulares, de sus posiciones sociales, de sus experiencias cul-
turales y de sus influencias culturales. De esta forma, la realidad objetiva se convierte en
las realidades personales, siguiendo un proceso de distorsión que responde, él también,
a determinaciones perfectamente objetivables.
En otras palabras, quienes se adscriben a estos planteamientos admiten que la rea-
lidad varía con las personas, pero consideran que es en el proceso de tratamiento de la
información proporcionada por la realidad objetiva donde radica el mecanismo respon-
sable de la existencia de realidades plurales (Ibáñez, op.cit.).
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Otra posición, por el contrario, señala que la realidad presenta una serie de propie-
dades que, aun y siendo “realmente” constitutivas de la misma, no dejan de ser absolu-
tamente subjetivas. O sea, son propiedades que conforman la realidad objetiva, pero que
resultan de las actividades cognitivas y, en términos más generales, de las actividades
simbólicas desarrolladas por las personas. Esto implica que la realidad tal y como es es-
tá parcialmente determinada por la realidad tal y como es para las personas. Significa ello
que, en cierta medida, la realidad pasa a ser el resultado —o el producto— de la cons-
trucción subjetiva que de la misma realizan las personas.
Según está posición, no es que existan diferentes realidades porque existan diferen-
tes maneras de tratar la misma realidad objetiva, sino que existen diferentes realidades
porque la propia realidad incorpora en sí misma, y como parte constitutiva de sí misma,
una serie de características que provienen de la actividad desarrollada por las personas
en el proceso que les lleva a formar su propia visión de la realidad. (Ibáñez, op.cit.).
El punto álgido de la discusión es entonces la existencia de diversas realidades sub-
jetivas y en particular lo que respecta a la descripción de sus características o la lógica de
su elaboración. Y son estos aspectos, precisamente, los que quieren resolver las investi-
gaciones sobre las RS.
Efectivamente, el estudio sobre los razonamientos que hacen las personas en su vi-
da cotidiana y sobre las categorías que utilizan espontáneamente para dar cuenta de la
realidad, ha permitido la aproximación a las leyes y a la lógica del pensamiento social.
Es decir, del tipo de pensamiento que las personas utilizan como miembros de una socie-
dad y de una cultura, para forjar su visión de mundo (de las personas, de las cosas, de los
acontecimientos y de la vida en general).
La teoría de las RS constituye tan solo una manera particular de enfocar la construc-
ción social de la realidad. La ventaja de este enfoque, sin embargo, es que toma en con-
sideración y conjuga por igual las dimensiones cognitivas y las dimensiones sociales de
la construcción de la realidad. Ello hace que su óptica de análisis; la elección de aspec-
tos relevantes a investigar y la interpretación de los resultados difiera en gran medida de
la cognición social2.
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En cuanto a la óptica de análisis, la cognición social centra su interés en los meca-
nismos de respuesta social, mientras que en las representaciones sociales se busca enten-
der los modos de conocimiento y los procesos simbólicos en relación con la conducta
(Gilly, cfr. Banchs, 1994: 11).
Una condición inherente en los estudios de representación social es la identificación
del contexto social en el cual se insertan las personas que elaboran las RS, pues se busca
detectar la ideología, las normas y los valores de personas e instituciones y los grupos de
pertenencia y referencia. En los estudios de cognición se manipulan variables indepen-
dientes a fin de observar sus efectos sobre los mecanismos mentales individuales inde-
pendiente de los contextos sociales.
Mientras que a la sicología cognitiva le interesa identificar los mecanismos de los
que se valen las personas para procesar y combinar informaciones, con las representacio-
nes sociales lo que se busca es entender en qué medida sus contenidos reflejan los subs-
tratos culturales de una sociedad, de un momento histórico y de una posición dentro de
la estructura social (Banchs, 1994).
De lo que se trata, en palabras de Moscovici, (cfr. Banchs, 1988) es de pasar de la
cognición social a la representación social, lo cual implica tres pasos decisivos:
internos. Los estudios sobre cognición cobran auge a partir de los años sesenta cuando se empieza
a abandonar el modelo E-R del conductismo, para acogerse al modelo E-O-R del cognitivismo.
No obstante, al igual que el conductismo, en el cognitivismo predomina el uso del método
experimental, al cual se le critica no considerar factores tan obvios como: a) el rol de las
expectativas del experimentador/a y su influencia sobre los resultados, b) el proceso de
interacción durante el experimento entre experimentador/a y sujetos experimentales, c) el uso del
engaño, c) el hecho de que la situación de laboratorio y la interacción social que allí se da es
psicológicamente única y, d) la deseabilidad social que conduce al sujeto a tratar de quedar bien
en el experimento al mismo tiempo que se está preguntando cuáles son las hipótesis del
experimentador/a. Estos cuestionamientos produjeron un profundo escepticismo sobre la validez
interna de los resultados en la experimentación psicosocial. Aunado a ello y con un mayor peso,
al cognitivismo social se le achaca como problema fundamental lo que se puede sintetizar en la
pregunta ¿Qué hay de social en la cognición social? Al focalizarse en el individuo y en lo que
sucede en su mente, el cognitivismo reduce la realidad social a los actos del individuo, haciendo
ver que las cogniciones personales —independientemente de las condiciones sociohistóricas en
las que la persona está inmersa— son las que producen la realidad (Banchs, 1988).
16
• Cambiar el foco de nuestro interés y de nuestras investigaciones del pla -
no individual al plano colectivo, lo cual nos conduce a dar prioridad a los
lazos intersubjetivos y sociales más que a los lazos sujeto-objeto.
• Acabar con la separación existente entre los procesos y los contenidos del
pensamiento social y siguiendo el ejemplo de la antropología y el psicoa -
nálisis, elucidar los mecanismos viendo el contenido que de ellos resulta y
deducir los contenidos partiendo de los mecanismos.
S O
17
El esquema triádico3 de Moscovici da supremacía a la relación de sujeto - grupo
(otros sujetos), porque: a) Los otros y las otras son mediadores y mediadoras del proce-
so de construcción del conocimiento y b) La relación de los y las otras con el objeto
—físico, social, imaginario o real— es lo que posibilita la construcción de significados.
Esta concepción, a su vez, ilustra sobre la posición epistemológica en la que se ins-
cribe quien estudia las representaciones sociales. En primer término, se parte de que el
conocimiento no es solo comprensible desde la tradicional concepción que señala la exis-
tencia de un conocimiento científico y de un conocimiento cotidiano o del sentido co-
mún. En esta concepción se comprende el conocimiento como fenómeno o fenómenos
complejos que se generan en circunstancias y dinámicas de diversa índole y cuya cons-
trucción está multideterminada por relaciones sociales y culturales.
Por su parte, las personas son concebidas como seres que piensan autónomamente
y que producen y comunican constantemente representaciones y no como meras recep-
toras pasivas, por lo que cualquier determinismo social es rechazado. En la construcción
de la realidad social el papel del Alter es significativo. Las personas se relacionan entre
sí y en esta relación con los otros y las otras, elaboran observaciones, críticas, comenta-
rios y “filosofías” no oficiales que tienen una influencia decisiva sobre sus escogencias,
formas de educar a sus hijos e hijas, en la elaboración de sus planes, etcétera.
Por lo anterior, la teoría de las RS hace énfasis en la importancia de los procesos in-
ferenciales presentes en la construcción de la realidad y en la insistencia de que la reali-
dad es “relativa” al sistema de lectura que se le aplica. De ahí que para acceder al cono-
cimiento de las representaciones sociales se deba partir de un abordaje hermenéutico.
Al concebir a las personas como productoras de sentidos, el análisis de las RS foca-
liza en las producciones simbólicas, en los significados y en el lenguaje a través de los
cuales las personas construyen el mundo en que viven. Por esta focalización, la teoría de
las RS y la corriente hermenéutica se intersecan y presentan algunos puntos de afinidad.
No obstante, entre ambas hay diferencias.
Para la corriente hermenéutica la realidad siempre actúa a través de la interpre-
tación de los seres sociales, de modo que no hay más realidad que la realidad tal y
3 Adam Shaft (cfr.López, 1999) señala que existen tres modelos de construcción del conocimiento:
el modelo objetivista o mecanicista; modelo subjetivista o idealista y el modelo interaccional-
diálectico en los que el conocimiento se produce a partir de una relación diádica entre el objeto y
el sujeto. A mi juicio, el modelo triádico de Moscovici supera estos tres modelos por su
explicación y sistematización de los procesos de interacción social.
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como es descifrada por las personas. Son los significados que se le atribuyen los que van
a constituirla como la única realidad que, efectivamente, existe para las personas: La rea -
lidad tal y como la interpretamos es la única realidad que puede tener, por consiguien -
te, unos efectos sobre nosotros (Ibáñez, op.cit: 26).
La teoría de las RS también enfatiza la importancia de los significados; el papel de
los aspectos simbólicos y de la actividad interpretativa de las personas, sin embargo, no
admite que la construcción de la realidad pueda resumirse a su interpretación.
Desde la teoría de las RS, la realidad social impone a su vez las condiciones de su
interpretación por los sujetos, sin que ello implique un determinismo estricto. Esto signi-
fica que las matrices socioestructurales y los entramados materiales en los que están in-
mersas las personas definen su lectura de la realidad social, sus claves interpretativas y
reinyectan en su visión de la realidad una serie de condicionantes que reflejan sus inser-
ciones en la trama socioeconómica y en el tejido relacional.
Así pues, si bien es cierto que gran parte de los efectos que produ -
ce la realidad social pasan por la interpretación que de ella hacemos,
también es cierto que nuestra actividad hermenéutica está determinada
en buena medida por factores que son independientes de cualquier in -
terpretación (Ibáñez, 1988: 26).
19
proceso colectivo, eran inadmisibles. Su postura, desde el punto de vista epistemo-
lógico, era abiertamente crítica al conductismo y al positivismo. Aunado a ello, la
metodología utilizada por Moscovici —entrevistas y análisis de contenido— no go-
zaban “del respeto” que tenían los experimentos de laboratorio.
• La influencia del psicologismo: una vez que el conductismo se fue debilitando era
de esperar que desaparecieran las resistencias a la teoría de las RS. Sin embargo, ello
no fue así. Una de las razones es el privilegio que la sicología social concede al es-
tudio de los procesos individuales, considerando lo social como un valor añadido.
Las aportaciones de Moscovici, por lo tanto, eran consideradas claramente “socio-
logizantes”.
• La imagen que prevalece en los Estados Unidos sobre los trabajos de procedencia
europea y más concretamente los de origen francés. En efecto, se considera que es-
tos trabajos caen fácilmente en el verbalismo, por lo que el lenguaje metafórico uti-
lizado por Moscovici, en su primera obra, contribuyó aún más con esta imagen.
20
3.3.1 Los aportes de la sociología clásica durkeimiana
4 Los rasgos característicos del positivismo son: 1) El monismo metodológico (sólo se puede
entender de una única forma aquello que se considera como una auténtica explicación
científica); 2) el modelo o canon de las ciencias naturales exactas (la unidad de método tiene
como canon o ideal metodológico la ciencia físico-matemática); 3) la explicación causal o
erklären como característica de la explicación científica (las explicaciones científicas deben
ser causalistas y por lo tanto hay una búsqueda de leyes generales hipotéticas de la naturaleza
que subsumen los casos o hechos individuales) y 4) el interés dominador del conocimiento
positivista (el control y dominio de la naturaleza constituye el objetivo de la investigación
positivista) (Mardones, 1991:29).
21
Resumiendo, mientras que las representaciones colectivas, de
acuerdo con la concepción clásica de Durkheim, son un término explica -
tivo que designa una clase general de conocimientos y creencias (cien -
cia, mitos, religión, etc.), desde nuestro punto de vista, son fenómenos li -
gados con una manera especial de adquirir y comunicar conocimien -
tos, una manera que crea la realidad y el sentido común. Enfatizar es -
ta diferencia fue mi propósito al sustituir el “colectiva” de Durkheim por
“social”... Las representaciones colectivas han cedido el lugar a las re -
presentaciones sociales. Vemos fácilmente porqué. De un lado hacía fal -
ta tomar en cuenta una diversidad de origen, tanto en los individuos co -
mo en los grupos. Del otro lado, era necesario desplazar el acento hacia
la comunicación que permite converger sentimientos e individuos, de
suerte que algo individual puede devenir social, o viceversa. Al recono -
cer que las representaciones son al mismo tiempo generadas y adquiri -
das, le quitamos ese lado preestablecido, estático que ellas tenían en la
visión clásica. Lo que cuenta no son los substratos sino las interaccio -
nes. De allí la observación enteramente exacta acerca de que lo que per -
mite calificar de sociales las representaciones, es menos sus soportes in -
dividuales o grupales que el hecho de que ellas sean elaboradas en el
curso del proceso de intercambios y de interacciones [el resaltado no es
del original] (Moscovici, cfr. Banchs, 2000:8-9).
Los estudios sobre los mitos o formas de pensamiento de las sociedades primitivas,
provenientes de la sociología y la antropología, descubrían un tejido de supersticiones y
absurdos que eran atribuidos a las limitaciones de las personas y a su incapacidad de ra-
zonar como las personas de sociedades “no primitivas”. Lévy-Bruhl revierte esta posi-
ción al considerar que no son los actos y pensamiento atomizados los que deben retener
nuestra atención, sino el conjunto de creencias y de ideas que tienen una coherencia pro-
pia (cfr. Moscovici, 1989). De esta forma, Lévy-Bruhl, abandona la oposición entre lo
individual y lo colectivo e insiste sobre la oposición de mecanismos psicológicos y
lógicos en dos tipos de sociedades, la primitiva y la civilizada. Según sus proposiciones
teóricas, la primera se orienta hacia lo sobrenatural, la segunda se funda sobre siglos de
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ejercicios rigurosos de la inteligencia y la reflexión. Esta distinción, permitió a otros teó-
ricos, entre ellos Moscovici, focalizar la atención sobre las estructuras intelectuales y
afectivas de las representaciones.
Con las representaciones colectivas, Durkheim revela el elemento simbólico de la
vida social. Con Lévy-Bruhl se entra en una segunda fase del estudio de la representa-
ción. El acento se desplaza del adjetivo al sustantivo. En una palabra, la dinámica de la
representación cuenta más que su carácter colectivo (Moscovici, 1989).
J. Piaget también fue influenciado por Lévy-Bruhl. De la misma manera que éste
no consideraba inferior el pensamiento primitivo, aquel postulaba que el pensamiento del
niño era esencialmente diferente al de los adultos, pero no inferior. Su aporte, según Mos-
covici (1989), es que su análisis establece la especificidad de las representaciones en tér-
minos psíquicos.
La importancia del lenguaje en los procesos de construcción de la inteligencia son
los aportes que en particular rescata Moscovici de la teoría piagetiana. No obstante, Pia-
get estudió la construcción de la representación desde su desarrollo individual - social y
no desde su desarrollo social - grupal. Por esta razón, según Moscovici, sus aportes son
insuficientes como criterios para analizar las situaciones sociales globales. En este senti-
do, algunos estudios sobre la teoría de las RS (López,1999) señalan, como hipótesis, que
también los aportes de la sicología sociocultural de Vygotski influyeron en la obra de
Moscovici.
Sigmund Freud, en su obra “Sicología de la masas y análisis del yo” escrita en 1921,
anota un aspecto que impactó a Moscovici:
23
nes excepcionales le es dado prescindir de las relaciones del individuo con
sus semejantes. En la vida anímica individual aparece integrado siempre,
efectivamente “el otro”, como modelo, objeto, auxiliar, o adversario, y de
este modo, la sicología individual es al mismo tiempo y desde un principio
sicología social, en un sentido amplio, pero plenamente justificado (Freud,
cfr. López, 1999: 43).
24
3.3.5 Los aportes de Fritz Heider
Conocida también como la sicología ingenua (Aroldo, 1987; Morales, 1995; Mugn-
ne, 1990, Elejabarrieta, 1992 y Deutsch y Krauss, 1990; cfr. López, op.cit.), la sicología
del sentido común es desarrollada por Fritz Heider.
Heider se proponía descubrir cómo los seres humanos perciben y explican el com-
portamiento y el de los demás en situaciones de la vida cotidiana. Consideraba importan-
te el conocimiento ordinario— en oposición al pensamiento prevaleciente en su época
(1958)— debido a su papel fundamental para comprender y explicar las conductas. Su
tesis fundamental es que la gente trata de desarrollar una concepción ordenada y cohe-
rente de su medio y construye así una sicología ingenua, muy parecida a lo que es una
ciencia. Conceptos importantes derivados de la teoría de Heider son “atribución” y
“equilibrio”.
La concepción “heideriana”, ejerció influencia sobre el pensamiento de Moscovici,
en particular, en su planteamiento de que las representaciones sociales, implican un pen-
samiento social cuyo valor está fundado en la vida cotidiana de los sujetos sociales.
Asimismo, las posturas de la sicología común de Heider guardan cercanía con las
posturas del interaccionismo simbólico y con los enfoques cualitativos en la investiga-
ción que, a su vez, fueron fuente de apoyo teórico en la propuesta de Moscovici.
25
natural para con este mundo corresponde a la actitud natural de otros, que
también ellos aceptan las objetivaciones por las cuales este mundo se or -
dena, que también ellos organizan este mundo en torno de “aquí y ahora”
de su estar en él y se proponen actuar en él” [El entrecomillado es del ori -
ginal] (Berger y Luckmann, 1991:40-41).
3.4 El concepto
Son múltiples los conceptos que tratan de definir las representaciones sociales. Ello
ocurre porque las RS son fáciles de captar, pero su definición conceptual no comporta la
misma facilidad debido a la complejidad de los fenómenos de los que da cuenta.
Por lo anterior se despliegan a continuación diversas propuestas que pretenden evi-
denciar y, a la vez, aclarar la complejidad del concepto.
26
Moscovici (1979) define las RS como:
27
Por su parte, Robert Farr ofrece su versión de la noción de representaciones socia-
les señalando que, desde una perspectiva esquemática, aparecen las representaciones
sociales cuando los individuos debaten temas de interés mutuo o cuando existe el eco
de los acontecimientos seleccionados como significativos o dignos de interés por
quienes tienen el control de los medios de comunicación. Agrega además que las re-
presentaciones sociales tienen una doble función: “Hacer que lo extraño resulte fami-
liar y lo invisible perceptible”, ya que lo insólito o lo desconocido son amenazantes
cuando no se tiene una categoría para clasificarlos. Parafraseando a Moscovici, Farr
señala que las representaciones sociales son:
28
Ivana Marková retoma en su definición la interdependencia entre lo individual y
lo social.
La teoría de las representaciones sociales es fundamentalmente una
teoría del conocimiento ingenuo. Busca describir cómo los individuos y
los grupos construyen un mundo estable y predecible partiendo de una se -
rie de fenómenos diversos y estudia cómo a partir de ahí los sujetos “van
más allá” de la información dada y qué lógica utilizan en tales tareas...
Son parte de un entorno social simbólico en el que viven las personas. Al
mismo tiempo ese entorno se re-construye a través de las actividades de
los individuos, sobre todo por medio del lenguaje... Estos dos componen -
tes de las representaciones sociales, lo social y lo individual, son mutua -
mente interdependientes. Además estos dos elementos son rasgos funda -
mentales de todos los fenómenos socioculturales institucionalizados, co -
mo por ejemplo los idiomas, los paradigmas científicos o las tradiciones.
Si no fuese por las actividades llevadas a cabo por los individuos, el en -
torno social simbólico no pertenecería a nadie y por consiguiente no exis -
tiría como tal [el resaltado es del original] (Marková, 1996: 163).
Es posible encontrar otras exposiciones acerca de lo que son las RS en autores co-
mo Di Giacomo (1987) quien resalta su papel práctico en la regulación de los com-
portamientos intra e intergrupales; y Páez et al (1987) quienes indican que las RS se
refieren a:
Las estructuras cognitivo-afectivas que sirven para procesar la infor -
mación del mundo social, así como para planificar las conductas sociales.
Si bien todo conocimiento es social, al ser una resultante de la socializa -
ción, las representaciones sociales, en particular, son las cogniciones o es -
quemas cognitivos complejos generados por colectividades que permiten
la comunicación y que sirven para orientar las interacciones (Páez, et al
1987:18).
Doise (cfr. Díaz, 1998) acentúa la conexión entre la representación social y los fac-
tores socioestructurales, tales como los estatus socialmente definidos. Este autor resalta,
por lo tanto, la relación directa que mantienen las RS con la ubicación social de las per-
sonas que las comparten.
29
Las representaciones sociales constituyen principios generativos
de tomas de postura que están ligados a inserciones específicas en un
conjunto de relaciones sociales y que organizan los procesos simbólicos
implicados en esas relaciones (Doise, cfr. Díaz, 1998: 32).
Como puede observarse, existen diferentes énfasis según sea la posición del autor o
la autora. Sin embargo, todas las definiciones guardan en común su referencia a las fun-
ciones que cumplen las RS. Es decir, su importancia para la comunicación, la interacción
y la cohesión de los grupos sociales.
Es importante recordar, por último, la noción de construcción social de la realidad
implicada en la conceptualización de las RS. En este sentido, es significativa la definición
proporcionada por Tomás Ibáñez (op.cit.).
30
En resumen, las representaciones sociales son “filosofías” surgidas en el pensa-
miento social que tienen vida propia. Las personas, al nacer dentro de un entorno so-
cial simbólico lo dan por supuesto de manera semejante como lo hacen con su entor-
no natural y físico. Igual que las montañas y los mares, los lenguajes, las institucio-
nes sociales y las tradiciones forman un panorama del mundo en que viven las perso-
nas, por tanto, ese entorno social simbólico existe para las personas como su realidad
ontológica, o como algo que tan solo se cuestiona bajo circunstancias concretas.
Sin embargo, las personas también son agentes. Tienen maneras específicas de
comprender, comunicar y actuar sobre sus realidades ontológicas. Una vez que com-
prometen su pensamiento, las personas ya no reproducen su entorno social simbólico
de manera habitual y automática sino que lo incorporan a su esquema cognitivo. En
otras palabras, no solo reproducen sus realidades ontológicas sino que se comprome-
ten en procesos epistemológicos y como resultado de ello cambian sus realidades on-
tológicas al actuar sobre ellas (Marková, op.cit.).
31
personas, grupos, o entidades de más amplio abasto, que una propiedad es social. Lo
social es una propiedad que se imprime en determinados objetos con base en la natu-
raleza de la relación que se establece con ellos, y es precisamente la naturaleza de esa
relación la que es definitoria de lo social. Veámoslo con un ejemplo: el agua de los
ríos, el agua bendita y el agua para beber. La segunda por la implicación simbólica
que tiene para los y las actoras sociales, y la tercera por la relación vitalmente rele-
vante que se establece con ella, pueden considerarse objeto social, mientras que el
agua de los ríos —a excepción de que provoque un desastre social— puede conside-
rarse como algo irrelevante y sin entidad social (Wagner y Elejabarrieta, 1998).
Lo social en las RS no se polariza ni hacia lo micro ni hacia lo macro: existe una
determinación social central (macro) y otra, social lateral (micro) de las representa-
ciones (Moscovoci, 1979). La primera se refiere a la cultura global de la sociedad en
la que se insertan los grupos, los actores y las actoras sociales y la segunda al grupo
en particular en el cual se insertan las personas.
Estas dos formas de determinación social no tienen un sentido unidireccional: las
personas se constituyen y constituyen sus RS y en forma paralela también constituyen
un mundo social y construyen y reconstruyen permanentemente su propia realidad so-
cial y su propia identidad social.
32
ocasiones, la denominada cultura grupal define intensamente al grupo y está vincula-
da no sólo con una memoria y con un lenguaje compartidos, sino también con repre-
sentaciones comunes.
En resumen, las representaciones son sociales por:
• Las condiciones de producción en que emergen (medios de comunicación, inte-
racción cara a cara, comunicación, lenguaje).
• Las condiciones de circulación de las RS (intercambio de saberes y ubicación de
las personas en grupos naturales y de los grupos sociales naturales en contextos
sociales particulares dentro de una estructura social).
• Las funciones sociales: construcción social de la realidad en el intercambio so-
cial, desarrollo de una identidad personal y social, búsqueda de sentidos o cons-
trucción del conocimiento del sentido común.
33
formación de las representaciones sociales, y de cómo intervienen los esquemas ya
constituidos en la elaboración de nuevas representaciones5.
3.5.1 La objetivación
El amor, la amistad, la educación, son entre otras, muchas de las cosas de las que
no se tiene una realidad concreta y, sin embargo, en forma consuetudinaria las personas
las incluyen en sus comentarios de manera concreta y tangible. Esta concretización de lo
abstracto se lleva a cabo por el proceso de objetivación por lo que dicho proceso es fun-
damental en el conocimiento social.
34
El análisis del proceso de objetivación no es exclusivo del campo de las represen-
taciones sociales, sino que también se ha desarrollado en la sociología del conocimiento
(Berger y Luckmann, op.cit.); en lingüística (Lakoff y Johnson, 1995) o en la cognición
social (Zinder y Swann cfr. Wagner y Elejabarrieta, op.cit.).
En la teoría de las representaciones sociales, el proceso de objetivación se refiere a
la transformación de conceptos abstractos extraños en experiencias o materializaciones
concretas. Por medio de él lo invisible se convierte en perceptible.
35
• La naturalización: la transformación de un concepto en una imagen pierde su ca-
rácter simbólico arbitrario y se convierte en una realidad con existencia autónoma.
La distancia que separa lo representado del objeto desaparece de modo que las imá-
genes sustituyen la realidad. Lo que se percibe no son ya las informaciones sobre
los objetos, sino la imagen que reemplaza y extiende de forma natural lo percibido.
Sustituyendo conceptos abstractos por imágenes, se reconstruyen esos objetos, se
les aplican figuras que parecen naturales para aprehenderlos, explicarlos y vivir con
ellos, y son esas imágenes, las que finalmente constituyen la realidad cotidiana.
3.5.2 El anclaje
Si bien el proceso de anclaje permite afrontar las innovaciones o el contacto con ob-
jetos que no son familiares para las personas, hay que advertir que las innovaciones no
son tratadas por igual por todos los grupos sociales, lo cual evidencia el enraizamiento
social de las representaciones y su dependencia de las diversas inserciones sociales. En
efecto, los intereses y los valores propios de los diversos grupos actúan con fuerza sobre
los mecanismos de selección de la información, abriendo más o menos los esquemas
establecidos para que la innovación pueda ser integrada. Si el nuevo objeto que ha apa-
recido en el campo social es susceptible de favorecer los intereses del grupo, este se
mostrará mucho más receptivo.
36
En definitiva, la integración cognitiva de las innovaciones está condicionada tanto
por los esquemas de pensamiento ya constituidos como por la posición social de las per-
sonas y de los grupos.
El proceso de anclaje, a su vez, se descompone en varias modalidades que permi-
ten comprender:
37
Los intercambios verbales de la vida cotidiana exigen algo más que la utilización de
un mismo código lingüístico. Exigen que se comparta un mismo trasfondo de represen-
taciones sociales, aunque sea para expresar posturas contrapuestas. Este trasfondo común
suple el estricto rigor discursivo que es necesario para transmitir sin ambigüedades los
significados adecuados, rigor que es obviamente imposible mantener en las improvisa-
ciones espontáneas de la vida cotidiana.
Es así como a partir de las representaciones sociales, las personas producen los
significados que se requieren para comprender, evaluar, comunicar y actuar en el
mundo social.
Según Moscovici (1979), las RS emergen determinadas por las condiciones en que
son pensadas y constituidas, teniendo como denominador el hecho de surgir en momen-
tos de crisis y conflictos. De manera convergente, Tajfel (cfr. www.geocities.com 1999)
propone que las representaciones sociales responden a tres necesidades: a) clasificar y
comprender acontecimientos complejos y dolorosos; b) justificar acciones planeadas o
cometidas contra otros grupos; y c) para diferenciar un grupo respecto de los demás exis-
tentes, en momentos en que pareciera desvanecerse esa distinción. En suma, causalidad,
justificación y diferenciación social.
Moscovici (1979) infiere tres condiciones de emergencia: la dispersión de la infor-
mación, la focalización del sujeto individual y colectivo y la presión a la inferencia del
objeto socialmente definido.
38
Para Banchs (1988, 1990) y Herzlich (1975) la focalización es señalada en térmi-
nos de implicación o atractivo social de acuerdo con los intereses particulares que
se mueven dentro de la persona inscrita en los grupos de pertenencia. La focaliza-
ción será diversa y casi siempre excluyente.
3.8.1 La actitud
39
discurso no ofrece dificultades ya que las categorías lingüísticas contienen un valor, un
significado que por consenso social se reconoce como positivo o negativo, por tanto, es
la más evidente de las tres dimensiones.
La actitud expresa el aspecto más afectivo de la representación, por ser la reacción
emocional acerca del objeto o del hecho. Es el elemento más primitivo y resistente de las
representaciones y se halla siempre presente aunque los otros elementos no estén. Es de-
cir, una persona o un grupo puede tener una reacción emocional sin necesidad de tener
mayor información sobre un hecho en particular.
La concepción unidireccional de las actitudes considera que ellas se componen bá-
sicamente de un elemento afectivo. La concepción bidimensional añade al anterior, el
elemento cognoscitivo. Finalmente, un punto de vista tridimensional la complementa con
una tendencia comportamental.
Es esta última visión sobre la actitud la que más se aproxima al concepto de RS. Sin
embargo, el origen del término actitud es eminentemente psicológico y aunque se usa en
el campo social, no ofrece la estructura dinámica que tiene el de representación. Se pue-
de decir entonces que las RS contienen a las actitudes y no a la inversa, ya que aquellas
van más allá del abordaje tradicional de las actitudes y acercan mucho más el concepto
al campo social.
3.8.2 La información
Concierne a la organización de los conocimientos que tiene una persona o grupo so-
bre un objeto o situación social determinada. Se puede distinguir la cantidad de informa-
ción que se posee y su calidad, en especial, su carácter más o menos estereotipado o pre-
juiciado, el cual revela la presencia de la actitud en la información. Esta dimensión con-
duce, necesariamente, a la riqueza de datos o explicaciones que sobre la realidad se for-
man las personas en sus relaciones cotidianas. Sin embargo, hay que considerar que las
pertenencias grupales y las ubicaciones sociales mediatizan la cantidad y la precisión de
la información disponible.
El origen de la información es, asimismo, un elemento a considerar pues la infor-
mación que surge de un contacto directo con el objeto, y de las prácticas que una perso-
na desarrolla en relación con él, tiene unas propiedades bastante diferentes de las que pre-
senta la información recogida por medio de la comunicación social.
40
3.8.3 El campo de representación
41
Respuesta 1: el feminismo... no sé... una mujer que tiene que estar preparada tanto
para la sociedad como para el matrimonio (¿Y cómo es eso?) La sociedad debe
prepararse para la vida, la vida es muy difícil.
En la 1: Esta respuesta textual de una entrevistada comienza con una frase que
refleja una idea lejana de lo que es el feminismo. Cuando la entrevistadora le pide
precisar información, la sujeto se extiende en un discurso que se aleja del concep -
to de feminismo, para luego volver a referirse a ideas que se relacionan con la rea -
lidad de ese objeto de representación. En este caso no existe campo o una estruc -
tura en la representación, sin embargo se habla de una representación porque la
persona puede expresarse sobre el feminismo con idas y venidas en su discurso ale -
jándose del objeto. En los casos en que las entrevistadas respondieron que el femi -
nismo era “ser femenina” o “tiene que ver con lo afeminado”, no existe represen -
tación del objeto. En la respuesta 2, observamos el campo estructurado de la repre -
sentación (Banchs, 1986: 33-34).
Las RS no son las únicas producciones mentales que tienen un origen social. Otras
modalidades del pensamiento surgen también del trasfondo cultural acumulado a lo lar-
go de la historia. Tampoco son las únicas que se forman con base en instancias sociales
estructuralmente definidas y que tienen un modo de existencia social.
Las RS, por último, no tienen la exclusiva de desempeñar funciones sociales especí-
ficas. Otras producciones mentales de tipo social cumplen también funciones pragmáti-
co-sociales, orientando la interpretación-construcción de la realidad y guiando tanto las
conductas como las relaciones sociales. Las ideologías son algunas de las modalidades
de pensamiento social que reúnen, al igual que las RS, estas características.
42
3.9.1 Las ideologías
La estrecha relación conceptual que une a las RS y a las ideologías ha hecho que al-
gunos autores (Robert y Faugeron, cfr. Ibáñez, op.cit.) afirmen que las RS no son sino la
manifestación concreta y objetivada de las ideologías que las engendran. Según este pun-
to de vista, las RS constituyen la forma concreta en que se manifiestan las ideologías
cuando éstas se encaran con un objeto social específico.
Moscovici, que coincide en este particular con Althusser, considera que las RS y las
ideologías se encuentran en una relación de inclusión. Una ideología es, en esta perspec-
tiva, el sistema constituido por un conjunto de representaciones sociales y la relación en-
tre ambas pertenece por lo tanto al tipo de relación que une a las partes con el todo.
De acuerdo con Ibáñez, (op.cit.) en la primera versión se reconoce la importancia
de las RS, pero se les sitúa en una relación de dependencia con respecto a las ideologías,
lo cual minimiza el concepto de RS pues su interés sería el de facilitar el acceso a las ideo-
logías implícitas. En la versión de Moscovici, sin embargo, se anula la utilidad del con-
cepto de ideología, la cual se ve reducida a un concepto englobador, que se queda vacío
si se le restaran las representaciones sociales.
Una perspectiva que no reduce un concepto a otro y que trata de mantener la poten-
cia explicativa de ambos conceptos es la enunciada por Ibáñez (op.cit.). Para este autor,
las RS se refieren siempre a un objeto particular y pueden ser asignadas a agentes socia-
les específicos. Es decir, las RS son siempre representaciones de algo y de alguien y siem-
pre son construidas por grupos o personas, lo cual excluye la existencia de representacio-
nes sociales genéricas y socialmente indiferenciadas en cuanto a sus portadores. En opo-
sición con estas características, la ideología sí tiene un carácter de generalidad que la asi-
mila a un código interpretativo o a un dispositivo generador de juicios, percepción, acti-
tudes, sobre objetos específicos, pero sin que el propio código esté anclado en un objeto
particular sino que atraviesa todos los objetos, además de que no es atribuible a un agen-
te particular.
No obstante, se puede afirmar que la ideología —al igual que las conversaciones,
las vivencias, la ubicación de las personas en la estructura social—, es una de las condi-
ciones de producción de las RS. Es decir, la ideología es uno de los elementos de causa-
lidad que interviene en la génesis de las RS, pero esta relación de causalidad es de tipo
circular, puesto que las RS pueden modificar a su vez los elementos ideológicos que han
contribuido a su propia formación.
43
En definitiva las ideologías y las representaciones sociales son objetos distintos pe-
ro estrechamente vinculados entre sí por relaciones de causalidad de tipo circular.
Según Rokeach (cfr. Gallego, 1991:297) las creencias son proposiciones simples,
conscientes o inconscientes, inferidas de lo que las personas dicen o hacen, capaces de
ser precedidas por la frase: “Yo creo que...”
El contenido de una creencia puede: a) describir el objeto de la creencia como ver-
dadero o falso, correcto o incorrecto; b) evaluarlo como bueno o malo o, c) propugnar un
cierto curso de acción o un cierto estado de existencia como indeseable. Entre creencia y
actuación existe una relación, pero no como causa-efecto, sino como tendencia, predispo-
sición o prescripción, en el sentido de orientación o norma para la acción.
Si bien no es común que creencia y RS se confundan, el concepto de creencia es uno
de los elementos que conforman el campo de representación, sin que ello signifique que
los estudios sobre las creencias sean estudios de RS.
3.9.3 La percepción
44
3.9.4 Los estereotipos
3.9.5 La actitud
3.9.6 La opinión
45
confrontan en el contexto de la comunicación y la divergencia (Rodríguez, 1997). Es de-
cir, la diferencia entre la opinión y la RS es que esta última informa del contexto, de los
criterios de juicio y de los conceptos subyacentes en la opinión, mientras que la opinión
solo informa sobre la reacción de las personas hacia los objetos dados desde afuera inde-
pendientemente de los y las actoras sociales.
Los estudios de opinión se refieren a la toma de posición frente a cuestiones socia-
les de relevancia. En cambio, el estudio de las RS considera las relaciones y las interac-
ciones sociales, pues son ellas las que generan los cambios de opinión de las personas
frente a circunstancias distintas: personas, lugares, situaciones.
3.9.7 La imagen
46
Los conceptos de imagen, de opinión y de actitud no tienen en cuenta esas vincula-
ciones, ni la apertura que las acompaña. Se considera a los grupos en forma estática, no
por lo que crean y lo que comunican, sino porque utilizan una información que circula
en la sociedad.
En resumen, las RS son conjuntos dinámicos, su característica es la producción de
comportamientos y de relaciones con el medio, en una acción que modifica a ambos y
no una reproducción de esos comportamientos, o de estas relaciones, ni una reacción a
un estímulo exterior dado (Moscovici, 1979:31).
• Escuela clásica: desarrollada por Denise Jodelet en estrecha cercanía con la pro-
puesta de Serge Moscovici. El énfasis está más en el aspecto constituyente que
en el aspecto constituido de las representaciones. Metodológicamente recurre,
por excelencia, al uso de técnicas cualitativas, en especial las entrevistas en pro-
fundidad y el análisis de contenido.
47
• Escuela de Aix-en- Provence: esta escuela es desarrollada desde 1976 por Jean
Claude Abric y está centrada en los procesos cognitivos. Se le conoce como el en-
foque estructural de las RS. Por excelencia recurre a las técnicas experimentales.
Las dos primeras escuelas o líneas de investigación evidencian los dos enfoques en
que han sido abordadas las RS: el procesual y el estructural.
Para la comprensión de estos dos enfoques es preciso recordar que las RS son pen-
samiento constituyente y a la vez pensamiento constituido. Es decir, al ser parte de la rea-
lidad social, la RS contribuyen a su configuración y producen en ella una serie de efectos
específicos. Pero también, las RS contribuyen a construir el objeto del cual son una repre-
sentación, por lo que este objeto es, en parte, realmente tal y como aparece a través de su
representación social (Ibáñez, op.cit).
Aunque ambos enfoques significan una manera diferente de apropiarse de la teoría,
esta separación tiene una connotación heurística y de ninguna manera debe conducir a
una falsa dicotomía entre ellos. Sin embargo, se puede afirmar que el aspecto constitu -
yente del pensamiento son los procesos y el constituido son los productos o contenidos.
El enfoque que se centra en el primer aspecto es el procesual y el estructural se centra en
el segundo aspecto.
El enfoque procesual descansa en postulados cualitativos y privilegia el análisis
de lo social, de la cultura y de las interacciones sociales, en general. El estructural,
privilegia el funcionamiento cognitivo y el del aparto psíquico y para ello recurre a
los postulados que se derivan del método experimental así como a sofisticados análi-
sis multivariados.
La discusión en torno a estos dos pensamientos es análoga a la discusión acer-
ca de la investigación cualitativa y la cuantitativa (Spink, 1999), pues no se trata de
definir qué métodos tienen más posibilidades de traducir las cosas como de hecho
“son”, pues desde la metodología cualitativa como de la cuantitativa se producen
versiones sobre el mundo que no son “puras”. Es decir, ninguna de las dos escapa al
carácter “construido” de los conocimientos y en ninguna se está en condiciones de
asegurar que el conocimiento producido es, esencialmente, producto de un contacto
“exitoso” con la “realidad” (Araya, 2001).
48
La afiliación a un método no garantiza per se la superación de los sesgos investiga-
tivos o la incorporación del punto de vista de los y las actoras sociales. Las posibles dis-
torsiones investigativas de las que constantemente son acusados los métodos cuantitati-
vos (manipulación de la realidad, por ejemplo) podrían estar presentes también en la in-
vestigación cualitativa.
De igual manera, no se puede generalizar que todos los trabajos de RS autodefi-
nidos como procesuales (de tendencia cualitativa) integran los contenidos sociales de
la teoría ni todos los trabajos estructurales (de tendencia cuantitativa) ignoran lo so-
cial (Banchs, 2000).
49
• La suposición de que lo que es real y que amerita ser estudiado es lo que
los miembros de una sociedad definen como real ya que es eso sobre lo que
ellos actúan.
• Un compromiso con los métodos que reflejan y detectan las definiciones
de los miembros más que los constructos de los científicos (Deutsher, cfr.
Banchs, 2000:5).
• La naturaleza del objeto de estudio que se intenta aprehender por esta vía, alude a
un conocimiento del sentido común versátil, diverso y caleidoscópico.
50
Este enfoque, en resumen, se distingue por ser una aproximación cualitativa, her-
menéutica, centrada en la diversidad y en los aspectos significantes de la actividad repre-
sentativa; por tener un uso más frecuente de referentes teóricos procedentes de la filoso-
fía, lingüística y la sociología; por un interés focalizado sobre el objeto de estudio en sus
vinculaciones socohistóricas y culturales específicas y por una definición del objeto co-
mo instituyente más que instituido.
51
El núcleo central es el elemento que más resistirá al cambio, pues una modificación
del núcleo produce la transformación completa de la representación. Está protegido, por
tanto, por los sistemas periféricos, los cuales permiten, esencialmente, la adaptación de
la representación a las evoluciones del contexto.
Los elementos periféricos están en relación directa con el núcleo, lo cual equivale a
decir que su presencia, su ponderación, su valor y su función están determinados por el
núcleo. Están jerarquizados: pueden estar muy cerca de los elementos centrales y en es-
te caso juegan un importante papel en la concreción del significado de la representación.
Distantes de los elementos centrales, ilustran, aclaran y justifican esta significación.
• Función regulación: por su mayor flexibilidad en relación con los elementos cen-
trales, los elementos periféricos desempeñan un papel esencial en la adaptación de
la representación a la evolución del contexto. De esta forma, cualquier información
nueva o transformación del entorno se integra a la periferia. Elementos susceptibles
de poner en duda fundamentos de la representación podrán ser integrados ya sea
otorgándoles un estatus menor, sea reinterpretándolos o concediéndoles un carácter
de condicionalidad. Frente a la estabilidad del núcleo central, constituyen el aspec-
to móvil y evolutivo de la representación (Abric, op.cit.).
52
El polo estructural ha sido desarrollado no solo por Abric, sino también por Codol,
Flament, Plon, Apfelbaum y dentro de la escuela psicosocial vasca, por Páez y colabora-
dores (cfr. Banchs, 2000).
• Los estudios que hablan de procesos casi siempre son estudios cognitivos que bus-
can identificar estructuras representacionales.
• Las vías más utilizadas para acceder al conocimiento del objeto de estudio son téc-
nicas correlacionales y análisis multivariados o ecuaciones estructurales.
• Desde el punto de vista ontológico, se busca aprehender tanto los mecanismos cog-
nitivos de constitución, como las funciones, dimensiones y elementos de una estruc-
tura cognitiva.
53
Así, si las RS deben ser abordadas desde un contexto histórico y social es justamen-
te en los elementos estables del núcleo donde se podría rastrear su genealogía. Si se abor-
daren solo en términos constituyentes y procesuales, no se daría cuenta del carácter his-
tórico de la RS, lo cual necesariamente nos hace perder la visión de totalidad.
V. Técnicas de recolección
54
5.1.1 La entrevista
El contrato comunicativo
Hace alusión al carácter paradójico de la entrevista: por un lado, se solicita por ser
una forma de producir expresiones de carácter íntimo pero, por el otro, al producirse, de-
jan de ser íntimos. El establecimiento de un contrato de comunicación es, entonces, fun-
damental para el funcionamiento del dispositivo de comunicación porque diluye o elude
esta situación paradójica al remitir el uso de la información y la comunicación a un con-
texto exterior al propio encuentro, o sea, al informe escrito de la investigación en el cual
se desbloquea y da salida a la misma situación de la entrevista (Alonso, 1998).
Lo anterior se traduce en que EP se debe someter a las reglas de la pertinencia y a la
renegociación permanente de las reglas implícitas y explícitas, lo cual no significa que
los y las participantes conozcan con exactitud los objetivos de la investigación, por los
55
posibles sesgos que de esta situación se podrían derivar. Sin embargo, es un imperativo
que conozcan las condiciones de la investigación, sus fines y propósitos en forma gene-
ral y los usos que, una vez finalizada la investigación, se le dará.
La interacción verbal
Más que analizar la situación particular de la persona entrevistada, este nivel rela-
cional de la EP remite a la determinación central y lateral de las RS. Esto significa que,
cuando se analiza el discurso elaborado por la persona entrevistada, su situación perso-
nal es vista a la luz del entramado social y cultural en la que está inserta, por lo que di-
cho análisis no se orienta por las características de su situación personal, sino por los con-
dicionamientos ideológicos de su proceso motivacional típico.
Por lo anterior, y de acuerdo con Ibáñez (1988), cuando las personas revelan sus
representaciones mediante sus producciones verbales, no están efectuando la descrip-
ción de lo que está en su mente, sino que están construyendo activamente la imagen
que se forman del objeto con el cual les confronta las preguntas de la investigadora o
investigador.
En este sentido, la entrevista se instituye y desenvuelve a partir de su capacidad
para dar cuenta de la vivencia individual de la persona entrevistada (manifiesta o la-
tente) y del sistema de marcadores sociales que encuadran su vida social.
El discurso que se produce por medio de la entrevista es, por lo tanto, un relato
en que la situación implicativa genera “una inversión de la persona” que al verse en
sí misma en la realidad observa el sistema de etiquetas sociales que la enmarcan
(Alonso, op.cit.).
56
5.1.2 El cuestionario
7 La información del acápite Vque a continuación se detalla constituye una síntesis de las técnicas
expuestas por: Abric, Jean – Claude (1994). Metodología de recolección de las representaciones
sociales. En Practiques sociales et Représentations. Traducción al español por José Dacosta y
Fátima Flores (2001). Prácticas Sociales y Representaciones Sociales. Ediciones Coyoacán:
México.
57
Se trata de una variante de la entrevista semidirectiva cuyas reactivaciones son
constituidas no por una forma oral, sino por una estimulación gráfica.
Ha demostrado ser muy efectiva (Abric, 1994b) pues este tipo de apoyos favorece
ampliamente la expresión de las personas en relación con las respuestas obtenidas por
medio de entrevistas clásicas.
Requiere, no obstante, un análisis previo que limite el alcance, la selección de los
temas y su formulación figurativa. Por otro lado, el análisis de las respuestas obtenidas,
además de las dificultades clásicas de análisis de contenido, se torna más complejo por
la necesidad de proporcionar expresión a los elementos figurativos frecuentemente ca-
racterizados de manera deliberada por la ambigüedad (para permitir el proceso de pro-
yección) sin que su lectura se pueda basar en normas y marcos de referencia cuya estan-
darización sea establecida claramente como en la práctica de los tests en que se inspiran.
Es un modo de aproximación de las RS que —en la condición de ser elaborado y re-
lacionado cuidadosamente con otras maneras de interrogar —puede facilitar la emergen-
cia explícita de las dimensiones implícitas además de que permite profundizar en ciertas
dimensiones o categorías de apuntalamiento de la representación.
Esta técnica abarca tres fases: a) la producción de un dibujo (o de una serie de di-
bujos), b) la verbalización de las personas a partir de esos dibujos, c) un análisis —cuan-
tificable— de los elementos constituyentes de la producción gráfica.
El interés de este análisis es —además de poner en evidencia elementos constituti-
vos de la representación— penetrar con cierta facilidad en los elementos organizadores
de la producción, es decir en la significación central de la representación producida.
Efectivamente, en la mayoría de los casos, los dibujos no son, por supuesto, una yuxta-
posición de elementos, sino un conjunto estructurado y organizado alrededor de elemen-
tos o significaciones centrales que permiten identificar el contenido y formular hipótesis
sobre los elementos centrales de la representación.
58
Inspirada en los métodos de la antropología, permite recoger el contenido de una re-
presentación social, referirla directamente a su contexto y estudiar sus relaciones con las
prácticas sociales establecidas por el grupo. De esta manera es posible combinar las téc-
nicas etnográficas, entre otras, con encuestas; cuestionarios y análisis históricos.
A partir de un término inductor (o de una serie de términos), se les pide a las per-
sonas que produzcan todos los términos, expresiones o adjetivos que se les “ocurran”.
El carácter espontáneo —por lo tanto menos controlado— y la dimensión pro-
yectiva de esa producción deberían permitir así tener acceso, mucho más rápido y fá-
cil que en una entrevista, a los elementos que constituyen el universo semántico del
término o del objeto estudiado.
La asociación libre permite actualizar elementos implícitos o latentes que serían
ahogados o enmascarados en las producciones discursivas.
Abric (op.cit) considera que la asociación libre es probablemente una técnica capi-
tal para recolectar los elementos constitutivos dcl contenido de la representación. No obs-
tante, insiste en que la producción obtenida por asociación libre es difícil de interpretar a
priori, por la dificultad de distinguir en las asociaciones producidas, las que tienen un ca-
rácter prototípico de las que son centrales y organizadoras de la representación.
En este sentido, Grize, Vergés y Silem (cfr. Abric, 1994) propusieron y validaron
un procedimiento para analizar el material resultante de esta técnica. Se trata en un
primer tiempo de situar y analizar el sistema de categorías utilizado por las personas
que permita delimitar el contenido mismo de la representación.
Después, en un segundo tiempo, de extraer los elementos organizadores de ese
contenido. Se pueden utilizar entonces tres indicadores: la frecuencia del ítem en la
población, su rango de aparición en la asociación (definido por el rango medio calcu-
lado sobre el conjunto de la población), y finalmente la importancia del ítem para las
personas (se obtiene pidiendo a cada persona que designe los dos términos más im-
portantes para ella).
Apartir de ahí un coeficiente significativo entre las dos clasificaciones permite con-
firmar o reforzar la hipótesis de que se está en presencia de elementos organizadores de
59
la representación. La congruencia de los dos criterios (frecuencia y rango) constituye un
indicador de la centralidad del elemento.
No obstante Abric (1994) insiste en que este método tampoco asegura confiabili-
dad, pues uno de sus postulados más fuertes señala que en una asociación de palabras los
términos citados primero son más importantes que los otros y más bien pareciera que lo
pertinente es enfocar el rango medio —obtenido en el conjunto de la población—.
En un artículo más reciente, Vergés (1992) propone completar este análisis verifi-
cando si los términos más frecuentes permiten crear un conjunto de categorías, organiza-
das en torno de esos términos, confirmando así las indicaciones sobre su papel organiza-
dor de la representación.
La riqueza del material asociativo consiste en que puede constituir la base de un
análisis más profundizado, como se verá en la presentación de los métodos de análisis de
la estructura de una representación.
60
Función enfermera Tarea Repartición Delegación
Función enfermera Escucha Formación Insuficiente
Función enfermera Escucha Papel propio Cuidados de calidad
Función enfermera Relaciones Cuidar de otra forma Promoción profesional
Función enfermera Cuidados Técnica Competencia profesional
3. Cada una de estas cadenas asociativas es utilizada entonces para solicitar nuevas
asociaciones por parte de la persona. Si por ejemplo al par “función enfermera-es-
cucha” le son asociados los términos siguientes: “papel propio”, “disponibilidad”,
“formación”, se pedirá a la persona asociar con las siguientes series: “función en-
fermera-escucha-papel propio”, “función enfermera-escucha-disponibilidad”, “fun-
ción enfermera-escucha-formación”. Se recolectan así cadenas asociativas de cua-
tro elementos al explorar todos los elementos proporcionados por la persona.
El método puede ser desarrollado para obtener cadenas de cinco, incluso seis ele-
mentos, pero varias experiencias llevadas a cabo para someter a prueba este método de-
muestran que es difícil ir más allá de las tres fases descritas (Abric, 1994).
Este método tiene varias ventajas: necesita poco tiempo y esfuerzo por parte de la
persona; permite recoger un conjunto de asociaciones más elaborado e importante que
con la asociación libre y, sobre todo, identificar lazos significativos entre los elementos
del corpus. Requiere, no obstante, de parte del investigador o investigadora una actitud
activa de reactivación y estimulación.
Es fundamental recordar que la asociación (salvo para la palabra inicial) debe refe-
rirse siempre a los pares o tríos resultantes de la asociación. No se trata, por ejemplo, en
61
la ilustración presentada de la segunda fase de obtener asociaciones del término “Escu-
cha”, sino específicamente acerca de la relación asociativa “Función enfermera-escucha”
que es la única pertinente en el análisis de la representación estudiada.
El análisis de una carta asociativa se puede realizar como el que se practica en la
asociación libre. Sobre la primera serie de asociaciones, después sobre el conjunto, pri-
mera y segunda series, finalmente sobre el conjunto completo de las asociaciones produ-
cidas. Los índices de frecuencia y los de rango pueden ser calculados, así como su corre-
lación. Un análisis de las categorías del corpus también puede completar ese trabajo.
Para la escuela del enfoque estructural poner en evidencia el núcleo central de la re-
presentación es más fácilmente realizable desde las técnicas desarrolladas por este enfo-
que que desde las técnicas clásicas (entrevistas y cuestionarios). Tal y como se anotó en
líneas precedentes, esta disyuntiva no está resuelta y por el contrario concita los intere-
ses de quienes se dedican al estudio de la RS.
Según el enfoque estructural, todas sus técnicas se fundan en un solo principio: pe -
dir a la persona que efectúe un trabajo cognitivo de análisis, comparación y jerarquiza -
ción de su propia producción (Abric, 1994: 64).
Esto permite, según los postulados de este enfoque, reducir en gran medida la par-
te de interpretación o elaboración de la significación del investigador o de la investiga-
dora y hacer así más fácil y pertinente el análisis de los resultados.
No obstante, según mi criterio y de acuerdo con lo anotado supra, esta postura está
ignorando el carácter construido del conocimiento y por ende la imposibilidad de reali-
zar investigaciones “neutrales”. De ahí que definir cuál método es mejor sea una tarea bas-
tante riesgosa y, en todo caso, infructuosa, pues como lo señala Ortí (1998), no se trata de
definir cuáles métodos son mejores que otros, pues los procesos de interacción social y del
comportamiento personal implican tanto aspectos simbólicos como medibles (número de
actores intervinientes, tamaño de los grupos, características o tipos objetivos, etc.).
Realizadas estas consideraciones observemos las técnicas desarrolladas por el en-
foque estructural.
62
5.3.1 Técnicas de identificación de los lazos entre elementos
de la representación
Esta técnica consiste en pedir a la persona que agrupe en “paquetes” los ítemes que
ha producido, o que se le propongan, “poniendo juntos los términos que van bien jun-
tos”, y después interrogarla acerca de los motivos de esa reagrupación y solicitarle que
otorgue un título a cada uno de los conjuntos constituidos.
63
El objetivo aquí es aprehender las estructuras esquemáticas de la representación
al analizar los recortes efectuados por las personas y sus fundamentos, a partir de los
vínculos de similitud. Es decir, abordar los “principios de construcción” de la repre-
sentación.
Se pueden extraer, por ejemplo, los eventuales ejes de articulación entre conjuntos
diferentes (la misma palabra puede estar presente en varias categorías) y situar familias
de términos bisagra. Se puede prestar atención también a la copresencia de los términos
en cada “paquete”, y construir el grado de similitud que proporciona frecuentemente una
información esencial acerca de la organización interna de la representación.
64
En un segundo tiempo se propone a la persona esta lista de ítemes, en forma de
treinta y dos fichas correspondientes a los treinta y dos ítemes, y se le pide que los sepa-
re en dos: un paquete con los dieciséis ítemes más característicos del objeto estudiado, y
un paquete con los dieciséis ítemes menos característicos.
A partir de los dieciséis ítemes más característicos retenidos por la persona, se de-
be repetir la operación: elección de ocho ítemes más representativos y de otros ocho con
los ítemes menos representativos, y así sucesivamente con los otros más característicos,
y después con los dos ítemes seleccionados (fig.1) .
16- 8- 4- 2- 1-
32 ítemes 16+ 8+ 4+ 2+ 1+
Fuente Fig. 1: Abric, Jean – Claude (1994). Metodología de recolección de las representacio-
nes sociales. En Practiques sociales et Représentations.
Se obtiene así, en una población determinada, una clasificación por orden de impor-
tancia, y para cada persona, del conjunto de los ítemes propuestos, se puede calcular el
rango medio de cada ítem. Entonces se puede volver a los análisis clásicos de las asocia-
ciones libres y considerar que la correlación positiva frecuencia-rango medio es un indi-
cador de primera importancia para identificar los elementos centrales de la representa-
ción en el grupo estudiado.
65
Cada ítem recibe así un valor en una escala variable de (+2) a (-2) a partir de la cual
se puede calcular un índice de distancia que, como una correlación, varia de (+1) (simi-
litud máxima) a (-1) (exclusión máxima).
Esta técnica proporciona las ventajas propias del análisis de similitud y además da
pie a una aproximación cuantitativa que permite comparar en grupos diferentes la impor-
tancia relativa de ciertos elementos de la representación.
66
Son los elementos del núcleo central. Yaquellos cuyo cuestionamiento no provoca cam-
bios: los elementos periféricos.
A. En primer lugar se pide a las personas redactar un texto sobre su propia concepción
de la empresa. El análisis del mismo permite advertir los ítemes que reflejan las di-
ferentes opiniones (en este ejemplo, se levantan catorce ítemes).
B. Se construye entonces el escenario ambiguo que debe respetar dos reglas: 1) Nun-
ca referirse explícitamente al objeto estudiado (en este caso la empresa); 2) No uti-
lizar ninguno de los catorce ítemes que reflejan las opiniones de las personas.
C. Ese guión ambiguo se presentará entonces a las personas bajo dos modalidades
diferentes, haciendo referencia al objeto de representación: se concluye en un
primer caso: “Es una empresa”, y en el otro “no es una empresa” (de ahí la im-
portancia de la ambigüedad del guión, que debe permitir esas dos formulaciones
contradictorias).
D. Posteriormente se propone a las personas los catorce ítemes identificados como ca-
racterísticos de la representación del objeto, preguntándole si el objeto presentado
en el guión posee o no esas peculiaridades.
67
E. El análisis de las respuestas permite entonces extraer dos tipos de ítemes:
68
VI. Métodos y técnicas de análisis
La información recolectada por medio de las técnicas que son características del en-
foque estructural recurre, para su análisis, a técnicas cuantitativas (Flament, 1986), y en
particular descansa en un análisis multidimensional de tipo factorial.
Debido a que este tipo de análisis debe seguir un tipo particular de procedimiento
según la herramienta estadística seleccionada, en la mayoría de las ocasiones, la investi-
gadora o el investigador no se enfrenta al volumen de “datos” que se produce al utilizar
métodos y técnicas cualitativas.
En efecto, por las técnicas que son utilizadas en la investigación cualitativa (la en-
trevista, la observación, las preguntas abiertas, los diarios, etc.), el tipo de dato recogido
suele expresarse en cadenas verbales y no mediante valores numéricos. De ahí, que la
mayor parte de los datos cualitativos poseen como una de sus características más cono-
cidas la de ser expresados en forma de textos. Dado su carácter polisémico, su naturale-
za predominantemente verbal, su irrepetibilidad y el gran volumen que suele recogerse,
el análisis de datos es visto como una de las tareas de mayor dificultad en el proceso de
la investigación cualitativa.
Y aunque hay autores como Abric (op.cit.) que reconocen la utilización ineludible
de la entrevista, de la misma manera desmerecen su uso exclusivo en el estudio de las RS,
argumentando precisamente las limitaciones que devienen del material cualitativo.
No obstante, si bien ninguna técnica, hasta ahora, permite recoger conjuntamente el
contenido, la estructura interna y el núcleo central8, es necesario aclarar que el material
cualitativo producido por medio de entrevistas y cuestionarios puede ser sometido a ri-
gurosos procedimientos de análisis y de esta manera reconstruir la estructura interna de
las RS. A ellos me referiré en los siguientes apartados.
8 El análisis de una representación social tal como ha sido definida —conjunto de informaciones,
opiniones, actitudes, creencias, organizado alrededor de una significación central— necesita que
se conozcan estos tres componentes esenciales.
69
6.1 Análisis cualitativo según la Grounded Theory9
Según Strauss y Corbin (1990) las metodologías cualitativas son, básicamente, una
construcción de conocimiento que ocurre sobre la base de conceptos y son precisamen-
te dichos conceptos los que permiten la necesaria reducción de la complejidad de la rea-
lidad social. Mediante el establecimiento de relaciones entre estos conceptos es que se
genera la coherencia interna del producto científico.
El método comparativo constante (MCC) —forma en que se conoce el procedimien-
to de la Grounded Theory— constituye un método privilegiado para realizar el anterior
proceso, justamente porque busca construir modelos teóricos acerca de las interrelacio-
nes de los diferentes aspectos del fenómeno estudiado.
Estos autores concluyen que una teoría fundada empíricamente deberá explicar al
mismo tiempo de describir, lo que hace de esta metodología una alternativa indicada pa-
ra el estudio de las RS, ya que permite tanto el estudio de sus contenidos (aspecto descrip-
tivo) como de su estructura interna (aspecto explicativo). Sus procedimientos de análisis,
efectivamente, permiten reconstruir las representaciones en dos etapas: 1) análisis des-
criptivo y 2) análisis relacional.
Por medio del primero se reconstruyen inductivamente categorías generales a par-
tir de elementos particulares, así como contenidos socialmente compartidos por medio
de comparaciones de representaciones singulares. Al finalizar esta etapa se obtiene una
descripción exhaustiva de los contenidos de las RS del grupo social investigado. Sin em-
bargo, el aporte esencial de esta metodología se expresa en la segunda etapa, el análisis
relacional. A través de éste se reconstruye la estructura interna de las RS, es decir las re-
laciones y jerarquías existentes entre sus diferentes contenidos (Krause, 1998).
9 El análisis cualitativo de las representaciones sociales por medio de la Grounded Theory se está
llevando a cabo, fundamentalmente, en Venezuela en investigaciones dirigidas por la doctora
Mariane Krause Jacob (1998). La investigación de Krause 1997 y la de Sotomayor (1998),
dirigida también por Krause, evidenció lo amigable de este procedimiento con la teoría de las RS.
70
6.1.1 Las etapas de análisis
71
arrojan los resultados descriptivos. Para el establecimiento de estas relaciones los auto-
res de esta escuela metodológica proponen lo que han denominado “paradigma de codi-
ficación”, el cual contiene los siguientes elementos, en función de los cuales se podrán
establecer las relaciones entre los contenidos representacionales: fenómeno, contexto de
aparición, antecedentes, condiciones en las que varía; estrategias de acción e inte-
racción de los y las actoras y las principales consecuencias.
El análisis intenso al que se somete una categoría en términos de las propiedades del
paradigma de codificación se denomina codificación axial o desarrollo de categorías con-
ceptuales. Es este el primer paso del análisis relacional y su objetivo es generar diversos
modelos comprensivos sobre diferentes aspectos que se destacan en los resultados.
El segundo paso de esta etapa es la codificación selectiva por medio de la cual se
construye un modelo comprensivo general, que articula los aspectos esenciales de los re-
sultados en torno a un fenómeno central. Esto implica un mayor refinamiento analítico,
el cual junto con la comparación constante, conlleva un proceso de reducción de catego-
rías ya sea por descarte; por fusión o transformación en otras categorías de nivel concep-
tual superior. La identificación del fenómeno central constituye el eje significativo arti-
culador del modelo y, aplicado a las RS, representa el núcleo central de éstas.
72
interacciones de los y las actoras, estrategias y tácticas de estos y consecuencias).
La codificación axial permite develar las relaciones entre las categorías permitien-
do, por lo tanto, avanzar hacia el paso siguiente que es la integración de categorías
y sus propiedades.
Gráfico 1
Contexto
Condiciones en
las que varía
Antecedentes
Propiedad
Fenómeno Dimensión
Estrategias
Consecuencias
de acción e
intervención
73
6.2 Análisis de procedencia de la información
Por sí sola permite una aproximación a los aspectos procesuales de una representa-
ción. Triangulada con el MCC contribuye con la identificación del núcleo central y faci-
lita la codificación axial (Araya, op.cit).
El objetivo de esta técnica es detectar, independientemente del contenido expresa-
do, los diferentes tipos de fuentes de información de las cuales procede un contenido. En
lugar de intentar explorar “el qué dice”, se busca responder al “de dónde obtuvo la infor-
mación” de lo que dice.
Al enfocar los datos de esta perspectiva, se pone el énfasis en los fundamentos y la
forma de organización de las representaciones.
Jodelet propone cuatro fuentes globales de procedencia de información extendidas
en un continuum que va de lo personal a lo más impersonal:
Esta clasificación es elaborada por Jodelet (cfr. Banchs, 1990) a partir de un estu-
dio que realizó sobre la representación del cuerpo.
Así la información proveniente de lo vivido resultó aquella en que las personas usa-
ron pronombres personales (yo, mi, me, conmigo) o bien el indeterminado “uno” e igual-
mente por medio de algunos verbos como sentir, gozar, sufrir, etc. El sujeto de la oración
es la persona misma. Por ejemplo, “ a mí me gusta hacer el amor” (Banchs, 1990: 198).
La segunda categoría es producto de los papeles que las personas le atribuyeron al
cuerpo como condición necesaria para la existencia y realización de sí mismas. En estos
casos, el sujeto de la oración es el cuerpo. Por ejemplo, “el cuerpo es el medio a través
del cual expresamos nuestra sexualidad” (Banchs, op.cit).
74
En la tercera categoría el sujeto de la oración son los amigos y las amigas, la fami-
lia y la gente que se observa. Asimismo agrupa los contenidos procedentes de refranes y
creencias populares. Por ejemplo, “cuando arriban sobran canas, abajo faltan ganas”
(Banchs, op.cit). .
En la cuarta categoría el sujeto es más abstracto, pues refiere a un concepto, una
idea, una teoría, problemas de orden científico, moral, cultural, filosófico o técnico. Por
ejemplo, “en nuestra cultura somos socializados bajo una represión de lo sexual”.
Es posible que un mismo contenido adquiera significados diferentes según se ex-
prese de manera más cercana o más lejana de la persona entrevistada.
Según la experiencia de Banchs (1990) estas técnicas parecen ser más aplicables pa-
ra el estudio de los objetos que refieren aspectos íntimos o personales ya que cuando res-
pectan a entes abstractos, como por ejemplo los partidos políticos, las fuentes de infor-
mación son casi siempre impersonales.
75
6.3 Análisis gráfico de los significantes
Esta técnica ha sido desarrollada en Brasil por Silvia Friedman (cfr. Banchs, 1990)
y es aplicable a discursos, ya sea producidos por entrevistas o por materiales escritos o
audiovisuales.
Tiene como limitación que es aplicable solo a un número reducido de personas,
pues exige una cantidad considerable de tiempo y de “metros de papel”. Su gran venta-
ja es que permite no fragmentar el discurso.
Friedman utilizó esta técnica en un estudio acerca de la génesis de la tartamudez.
Con base en él se ejemplifica el procedimiento de esta técnica10 .
• Con las entrevistas transcritas, el primer paso consiste en enumerar las unidades de
significación (en general, sujeto y predicado). Por ejemplo:
“Yo hablaba poco/ siempre que yo hablaba/yo temblaba.
• El segundo paso es dividir y enumerar las palabras, según sea su orden de aparición
en el discurso. Posteriormente se identifican cuáles son las que más se repiten.( En
el ejemplo anterior, “yo” tres veces y “hablaba” dos veces).
Los anteriores pasos son mecánicos. El último requiere de sucesivos ensayos y erro-
res ya que se trata de colocar las palabras más frecuentes en lugares céntricos (como en
una estrella sociométrica) con el fin de poderlas vincular con todas las otras palabras o
frases con las que fueron asociadas.
Lo que se busca es obtener la forma gráfica más ilustrativa de las relaciones entre
las palabras. En el ejemplo en cuestión sería:
76
3
1
1
YO Hablada Poco
3 2
2
2
Temblaba Siempre que
77
fiende el análisis de contenido cuantitativo, pero enfatizando en lo oculto, en el sentido
latente y en la inferencia.
En cualquiera de las dos anteriores concepciones, en la utilización del AC —y, en
general de otras técnicas— el investigador o la investigadora debería tener presente que
la metodología de recolección es un factor que, en buena parte, contribuye con el éxito
de la investigación de las representaciones sociales.
Dicho éxito estará valorado según se recolecte el contenido de la representación; se
detecte la estructura y el núcleo central; se identifiquen los lazos de las relaciones y la je-
rarquía entre los elementos; se pongan en evidencia los elementos centrales, es decir los
elementos que organizan y proporcionan su significación a la representación. Finalmen-
te, un estudio de RS deberá restituir la representación revelada en su contexto y captar los
lazos entre la representación y el conjunto de los factores psicológicos, cognitivos y so-
ciales que la determinaron.
78
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