Belle Epoque Paz Armada
Belle Epoque Paz Armada
Belle Epoque Paz Armada
Algunos indicadores nos dan alguna idea del cambio que se dio durante esos
años en Europa: el salario real subió 50% entre 1870 y 1900; la producción de
acero se multiplicó por 50 entre 1870 y 1900; aumento de su población, que
pasó de 260 millones en 1850 a 460 millones en 1914. El crecimiento
demográfico separó a millones de personas de su hábitat ancestral en el campo,
lanzándolas a nuevas vidas, acelerando así el crecimiento de las ciudades.
LA «PAZ ARMADA»
Las últimas décadas del siglo XIX y las primeras del XX no conocieron ninguna
guerra en territorio europeo. Después de la guerra franco-prusiana de 1871 el
viejo mundo no supo de más de conflictos y guerras. El ambiente internacional
durante este período no fue, sin embargo, de distensión. Las relaciones entre las
grandes potencias europeas fueron extraordinariamente complejas,
desarrollándose todo un entramado de temores y amenazas. Es por ello que a
esta época, que coincide en el tiempo con la «belle époque» se le conoce,
también, con el nombre de «paz armada».
Dicho nombre se
debió al hecho de
que pese a que
ninguna potencia
quería ir a una
guerra contra sus
enemigos, todas se
armaban hasta los
dientes como
medida de
precaución. Se
inició, entonces,
una carrera
armamentista que
tuvo en el imperio
alemán al país que
mayores cantidades
dedicó a tal fin:
mientras que en
1905 tanto
Alemania, Gran
Bretaña, Rusia y
Francia invertían
sumas muy parecidas en su defensa, para 1914 Alemania gastaba casi el doble
que su más cercano contrincante.
De esta manera, las voces que clamaban por una guerra en cada uno de los
países involucrados fueron aumentando, con la casi única oposición de los
partidos socialdemócratas y del movimiento anarcosindicalista. El inicio de la
guerra necesitaba tan sólo de una chispa, un factor desencadenante que hiciese
estallar el precario equilibrio establecido en Europa durante más de 40 años: ese
incidente sería el asesinato en 1914 del archiduque Francisco Fernando,
heredero al trono austro-húngaro, y su esposa en la ciudad de Sarajevo, capital
de Bosnia, por un joven terrorista que pertenecía a la agrupación separatista
serbia «Mano Negra», de ideología ultra nacionalista.