La Dinastía Carolingia
La Dinastía Carolingia
La Dinastía Carolingia
1. A MODO DE INTRODUCCIÓN.
Desde cualquier punto de vista que se examine, la civilización del siglo IX fue
testimonio de una ruptura muy clara con la civilización anterior. “El golpe de estado de
Pipino el Breve es algo más que un cambio de dinastías”1, dirá Pirenne. Y desde ya
que compartimos esta idea.
Esta etapa supone la orientación nueva en el curso seguido hasta entonces por
la historia. Ciertamente veremos con Carlomagno, que tomará el título de emperador
romano y de Ausgusto, un personaje que creyó reanudar la tradición antigua. Aunque
“en realidad la rompió”.2 El antiguo Imperio se convierte en un Imperio oriental,
yuxtapuesto y ajeno al nuevo Imperio de Occidente. Pesar de su nombre, éste no es
romano más que en la medida en que la Iglesia Católica es romana.
En este trabajo nos referiremos particularmente al reinado de Carlomagno, a sus
innovaciones y a las medidas implementadas por el mismo para lograr una profunda y
organizada renovación del Estado, a la que se llegará en parte.
Frente a tantos logros, avances y progresos, encontraremos paradójicamente en
algunos apartados una clave en este Imperio: una regresión con respecto a los
aspectos económicos de este período, cuestión particular que invitamos a atender, ya
que tendrá sus consecuencias en algunas de sus medidas.
Por último, Intentaremos esbozar lo que fueron sus ideas y cómo ellas se
llevaron a la práctica.
2. ORÍGENES DE LA DINASTÍA.
1
PIRRENNE, Henry, “Las ciudades de la Edad Media”, n/d, p. 10.
2
PIRRENNE, Henry, Ob. Cit., p. 10.
2
sucesores), abarcaba de los Alpes a los Pirineos, del Mediterráneo al canal de la
Mancha y desde el Atlántico hasta más allá del Rhin.
Uno de ellos, Carlos Martel, alcanzó gran renombre luego de lograr contener el
ataque de los musulmanes en la muy conocida batalla de Poitiers, en el 732. A su
muerte, en el 741, heredaron el cargo sus hijos, Carlomán y Pipino.
El primero ingresó en un convento y el segundo, apodado el Breve por su
estatura, comenzó a gobernar en nombre de Childerico III. Este monarca carecía de
poder efectivo en realidad. De esta forma, Pipino consultó al Papa Zacarías si era
justo que el título real estuviera en poder de quien no gobernaba. “…lo justo es llamar
rey al que ejerce dicha autoridad y no a quien carece de ella…”4, contestó el Pontífice.
Apoyándose en estas palabras, Pipino el Breve depuso a Childerico y se hizo
reconocer rey de los francos en el 751. El nuevo Papa Esteban III, se trasladó a
Francia y lo consagró solemnemente otorgándole, de esta manera, el derechi divino a
la sucesión hereditaria.
Por último algo importante aquí: el vínculo que se había generado entre el rey de
los francos y el Papa, logró que a partir de este momento, el Papa unía a su autoridad
3
IBAÑEZ, José, “Historia Medieval”, Sexta Edición, Troquel, Buenos Aires, 1956, p. 373.
4
IBAÑEZ, José, Ob. Cit., p. 374.
3
espiritual, un poder temporal, pues se transformó en el soberano de los territorios
situados al noreste de Italia.
2.1. CARLOMAGNO
Pipino el Breve murió en el 768 y el reino franco era heredado por sus dos hijos:
Carlos y Carlomán, que al poco tiempo fallece. Con este nefasto hecho, Carlos es
reconocido como único rey.
Por sus brillantes prendas de carácter y sus exitosas campañas militares, fue
apellidado el Magno (grande) y ha pasado a la historia con el nombre antes
mencionado: Carlomagno.
“Carlomagno fue sin duda el mayor gobernante europeo de la época; un hombre
experimentado en la guerra, un administrador capaz, encarnizado defensor de la
Iglesia y del Cristianismo y un gran mecenas del arte”.5 El reino que fortaleció y
expandió se convirtió finalmente en Imperio.
Este motivo, junto con la necesidad de unificar los territorios y los pueblos
cristianos, indujeron al Papa a restablecer la dignidad imperial, colocándola en manos
de este rey, que era el más poderoso de Europa. Uno de los sucesos destacados que
influyeron en esta decisión se dio en el año 800, cuando Carlomagno envía tropas a
Italia, en ayuda del Papa León III, que había sido depuesto en una rebelión.
Restablecida la autoridad pontificia, e Rey franco se trasladó a Roma, situación que
5
AA.VV, “Atlas de Historia Universal”, The Times. Aguilar/ Clarín, Buenos Aires, 1994, p.112.
6
IBAÑEZ, José, “Historia Medieval”, Sexta Edición, Troquel, Buenos Aires, 1956, p.377.
4
fue aprovechada por el Papa para coronarlo Emperador. De esta forma, el Papa se
consideraba su vasallo en el orden temporal.
3. POLÍTICA.
Por otra parte, cabe destacar que su gobierno, no fue del todo absoluto. Sabía
que al amor por la libertad individual era muy grande entre los pueblos de origen
germánico que formaban el Imperio, y a fin de escuchar su opinión y hacerles conocer
sus proyectos legislativos, solía reunirlos en Asambleas, donde participaban miembros
del clero, la nobleza y los hombres libres. De esta manera fue elaborándose un nuevo
derecho que desplazó lentamente las costumbres germánicas y favoreció la unidad del
Estado.
Por otra parte, la Corte sí conservó la sencillez germánica, y el Emperador
gustaba mantenerse en contacto con sus súbditos. Carlomagno “residía
7
preferentemente en el campo donde era dueño de grandes fincas”. Sin embargo, en
los últimos años, se estableció en Aquisgrán, ciudad que se constituyó en capital del
Imperio.
7
IBAÑEZ, José, Ob. Cit., p. 379.
5
Para los francos que dirigen el reino, el poder es ejercido conjuntamente por la
nobleza de los hombres libres y por el rey. Estos elementos forman el Estado, “una
especie de comunidad de personas sin domicilio fijo, que ha conseguido someter a
otros pueblos”. 8 Este estado es reforzado por el juramento de fidelidad y la guerra de
conquista.
A pesar de ello, estas prestaciones de juramento no fueron demasiado bien
comprendidas por los súbditos. Para éstos, el soberano exigía estos juramentos
porque “necesitaba apoyo, lo cual fue interpretado como un síntoma de debilidad” 9
Por el contrario, la guerra era necesaria, ya que impedía que la nobleza se
arrogara demasiados poderes. Era entonces, la concepción de este Estado, una
concreta que sólo se mantenía con la victoria y estaba orientada por un concepto
fundamental, el de la “cosa pública”, el Bien Común.
8
BALARD, Michel, GENÊT, Jean Philipe, ROUCHE, Michel, “De los Bárbaros al renacimiento”, Akal, Madrid, 1994,
p.66.
9
BALARD, Michel, GENÊT, Jean Philipe, ROUCHE, Michel, Ob. Cit.p.66.
10
BALARD, Michel, GENÊT, Jean Philipe, ROUCHE, Michel, Ob. Cit.p.67.
6
Los gobiernos carolingios, en un intento de “salir de la primitiva herencia y
evolucionar hacia una mentalidad más romana y más eficaz”11, pretenden, como ya lo
venimos mencionando, modificar las estructuras que se habían establecido como
habituales en el territorio. El Palacio será una de ellas.
El mismo comienza a establecerse en el dominio de Aquisgrán en el año 794, y
Carlomagno reside allí de forma habitual desde el 807. Allí, los grandes oficiales le
prestaban ayuda en sus tareas.
Las órdenes notificadas por el Palacio eran ejecutadas por a nivel del condado.
Éste estaba dirigido por el Conde, que era elegido por el Rey, como también
desplazado o revocado por éste. Se le remuneraba con el disfrute de las rentas de las
tierras imperiales, a las que se llamaban honor o comitatus. Sus funciones eran muy
numerosas: ejecutaba las órdenes reales y convocaba a los hombres libres para la
expedición anual, también garantizaba la presidencia del tribunal real, etc.
Otra innovación carolingia, pensada con el fin de impedir que éstos agentes
antes mencionados se convirtieran en déspotas locales, fue la institución de los Missi
Dominici. Aparecerán en el 779 y eran enviados reales que tenían como misión
indagar sobre “los abusos, proponer sanciones, presidir los tribunales, etc.…”.13
Fueron ellos los que dieron al Imperio cierta cohesión.
11
BALARD, Michel, GENÊT, Jean Philipe, ROUCHE, Michel, Ob. Cit.p.67.
12
BALARD, Michel, GENÊT, Jean Philipe, ROUCHE, Michel, Ob. Cit.p.68.
13
BALARD, Michel, GENÊT, Jean Philipe, ROUCHE, Michel, Ob. Cit.p.69.
7
A pesar de este logro, con el tiempo, son impotentes para denunciar los abusos
que comprueban, puesto que el Estado, incapaz de pagar a los agentes, es incapaz de
imponerles su autoridad, “viéndose así obligado a recurrir a la aristocracia que, gracias
a su situación social, era la única que podía proporcionarle servicios gratuitos”. 14
Este reclutamiento fue un vicio del Estado franco y causa esencial de su rápida
disolución después de la muerte de Carlomagno.
Se rodeó de vassi dominici (vasallos particulares del rey) y hasta obligó a los
Obispos y Abades a que entraran también ellos en al encomendación. Mediante esta
red de fidelidades que se cruzaban, pero que siempre terminarían beneficiando a su
persona, el Emperador esperaba fundamentar el edificio político en el respeto de la
palabra dada, en la fe jurada sobre los evangelios y, sobre todo, en las obligaciones
mutuas de vasallo y señor. Aquí cabe mencionar que en su afán de orden y
organización “Carlomagno exhortaba a sus administradores a que fueran puntuales
(…) a fin de que dieran el ejemplo”17
Pero ¿cómo se daba la encomendación? Después de poner las manos entre las
del señor y prestar el juramento, tenía lugar la investidura del beneficio, valiéndose
para ello de un símbolo: un terrón o una rama llena de hojas que “representa el
disfrute de la tierra concedida” 18 – no la propiedad.
14
PIRRENNE, Henry, Ob. Cit., p.15.
15
BALARD, Michel, GENÊT, Jean Philipe, ROUCHE, Michel, “De los Bárbaros al renacimiento”, Akal, Madrid, 1994,
p. 69.
16
BALARD, Michel, GENÊT, Jean Philipe, ROUCHE, Michel, Ob. Cit.,p. 69.
17
POWER, Eileen, “Gente de la edad media”, EUDEBA, Buenos Aires, 1983, p. 18.
8
Así se expresaba, cuando el Duque de Baviera se encomendaba a Pipino: ““…
llegó Tasilón, duque de Baviera, quien se encomendó en vasallaje mediante las
manos. Prestó múltiples e innumerables juramentos, colocando sus manos sobre las
reliquias de los santos. Y prometió fidelidad al rey (…) tal como debe hacerlo un
vasallo, con espíritu leal y devoción firme, como debe ser un vasallo para con sus
señores”. 19
De esta forma, mediante una cadena de éstos, se descendía desde el rey a los
vasallos ordinarios, pasando por los vasallos reales. Desde un primer momento,
dejaba claro Carlomagno que los contratos eran indisolubles, salvo el caso de crimen
o injusticia del señor para con su vasallo.
“Si alguno quiere abandonar a su señor, lo podrá hacer, mediando pruebas de
alguno de estos crímenes: en primer lugar, si el señor ha querido reducirlo
injustamente a servidumbre; en segundo lugar, si ha meditado planes contra su vida;
en tercer lugar, si ha cometido adulterio con la mujer de su vasallo; en cuarto lugar, si
ha ido contra él, la espada en alto, para matarlo conscientemente; en quinto lugar si,
pudiendo asegurar la defensa de su vasallo después que éste se ha recomendado en
sus manos, no lo ha hecho” 20, establecía una capitular de Carlomagno.
4. EL EJÉRCITO.
5. EL FISCO.
9
especial, su riqueza en tierras. Se ocupó en administrar correctamente sus dominios
en todo tiempo. Podía utilizar este capital para conceder a sus vasallos unas tierras
que recuperaría luego de la muerte de éstos.
Luego, bajo Luis el Piadoso, este capital dejaría de crecer, por dos motivos: uno
al finalizar las guerras y otro, porque el mismo “concedería tierras en plena propiedad
y no a título de usufructo vitalicio”.22 Es así que disminuirían enormemente.
Los otros ingresos consistían en el cobro de multas judiciales, multas ante la
negativa de ingresar en el ejército, impuestos indirectos, etc.
6. EL SISTEMA JUDICIAL.
22
BALARD, Michel, GENÊT, Jean Philipe, ROUCHE, Michel, “De los Bárbaros al renacimiento”, Akal, Madrid, 1994,
p.70.
23
Ibídem, p.70.
24
Ibídem, p.71.
10
Tal es esta relación, que hizo entrar al clero dentro del vasallaje, obligó a los
grandes dignatarios a participar en las Asambleas Generales y hasta a dirigir su
contingente de hombres libres. Hasta presidirá los Concilios.
El principal resultado de esta “confusión de los espiritual con lo moral”25, fue que
ayudó a la Iglesia a acelerar la reforma iniciada en el siglo VIII. Dos generaciones de
grandes Obispos representan este doble renacimiento de la Iglesia: la primera que
pretendió organizar, con Carlomagno, y la segunda, que intentó aplicar el programa,
con Luis el Piadoso.
25
BALARD, Michel, GENÊT, Jean Philipe, ROUCHE, Michel, “De los Bárbaros al renacimiento”, Akal, Madrid, 1994,
p.71.
26
BALARD, Michel, GENÊT, Jean Philipe, ROUCHE, Michel, Ob. Cit., p.74.
11
Para situarnos en el contexto de este período, nos referimos al intercambio que
se daba en una Europa en decadencia económica, que tenía lugar desde el primer
momento en que dejó de pertenecer a la comunidad mediterránea, por las invasiones
musulmanas y el cierre del Mediterráneo por el Islam.
27
PIRRENNE, Henry, “Las ciudades de la Edad Media”, n/d, p. 14.
28
PIRRENNE, Henry, Ob. Cit., p. 14.
29
BALARD, Michel, GENÊT, Jean Philipe, ROUCHE, Michel, “De los Bárbaros al renacimiento”, Akal, Madrid, 1994,
p.78.
12
luego fue necesario “conceder a las Iglesias la autorización de acuñar monedas dada
la imposibilidad que tenían de procurarse numerarios”.30 A partir de la segunda mitad
del siglo IX, esta autorización dada por los reyes de crear un mercado iba casi siempre
pareja al permiso de establecer un taller monetario.
Eran tiempos de gran decadencia intelectual y ello había sido fomentado por la
poca intervención merovingia en el campo de las ciencias y las artes. El latín estaba
corrompido y la literatura apenas existía. Pocos sabían leer y escribir, y los mismos
religiosos poseían una ilustración bastante básica.
Consolidado el orden interior la paz, el Emperador dispuso todo lo necesario
para impulsar la instrucción pública y promover la recuperación intelectual.
30
PIRRENNE, Henry, “Las ciudades de la Edad Media”, n/dm p. 14.
13
grandeza humana y divina”31, entre tantos criterios que marcarán las etapas
posteriores.
Aunque el renacimiento carolingio mostró en cuanto a la arquitectura un retorno
a las antiguas formas romanas, en otros aspectos, “marcó un quiebre transcendental”
32
con el pasado romano.
Ludovico muere en el 840 y recae el título imperial sobre su hijo Lotario. Pepino
ya había fallecido y Carlos y Luis habían heredado otros territorios del Imperio.
Pero el problema se da cuando Lotario ocupa el trono y desconoce las divisiones
establecidas para sus hermanos, sobre los que intenta imponerse. Éstos se unen y
31
BALARD, Michel, GENÊT, Jean Philipe, ROUCHE, Michel, “De los Bárbaros al renacimiento”, Akal, Madrid, 1994,
p. 74.
32
AA.VV, “Atlas de Historia Universal”, The Times. Aguilar/ Clarín, Buenos Aires, 1994, p. 113.
33
BALARD, Michel, GENÊT, Jean Philipe, ROUCHE, Michel, Ob. Cit. ,p.73.
14
logran derrotarlo en Fontanet en el 841. Luis y Carlos, ambos, firmaron un pacto de
unión y en el año 843, Lotario reconoce la paz en el Tratado de Verdún.
Según este convenio, Lotario conservaba el título imperial, el reino lombardo y la
franja de territorio que llegaba hasta el mar del Norte. Carlos recibió la zona oeste que
se llamó Francia y a Luis le correspondió la Germania, situada al este. La sección
central del reino carolingio, que se extendía desde los Países Bajos hasta Italia,
funcionó en un comienzo como un reino separado.
Con este tratado se rompía la tan anhelada y estructurada unidad del Imperio
Carolingio, el que, dividido en tres reinos independientes, continuó fragmentándose en
gran número de principados.
Varias fueron las causas que influyeron en la división u decadencia del Imperio
Carolingio. Su gran extensión territorial y la inexistencia de buenas rutas de
comunicación, “conspiraron contra la unidad geográfica y favorecieron el aislamiento
de los distintos pueblos de raza e idiomas diferentes”.34
Por otro lado, la maquinaria administrativa careció de solidez, ya que luego de la
muerte de Carlomagno, los condes, marqueses obispos, procuraron establecerse
como jefes hereditarios de los territorios confiados a su custodia, lo que contribuyó a
debilitar aún más la unidad política.
El Imperio Carolingio hubiera podido subsistir si hubiera tenido, por ejemplo, un
sistema de impuestos firme, un control financiero adecuado, una centralización fiscal y
un tesoro con el que pagar a sus funcionarios, los trabajos públicos, el ejército y la
flota. “La incapacidad financiera que causó su caída es la demostración evidente de la
imposibilidad que tuvo para mantener la estructura administrativa sobre la base
económica que no estaba en condiciones de sostener”35
Por último, a todo ello hay que agregar un nuevo peligro: los normandos, que a
partir del siglo IX comenzaron a invadir y saquear los restos del Imperio.
Finalmente, sí creemos importante destacar por sobre todas las cosas el legado
que deja el Imperio Carolingio como huella en las historia de la humanidad. Podemos
decir que las bases de la Edad Media han sido establecidas en su gran mayoría, por
los carolingios, en lo que se refiere a vasallaje, la realeza, la Iglesia, la cultura
34
IBAÑEZ, José, “Historia Medieval”, Sexta Edición, Troquel, Buenos Aires, 1956, p. 381.
35
PIRRENNE, Henry, “Las ciudades de la Edad Media”, n/d, p. 15.
15
intelectual y artística y la moneda, pero a fin de cuentas se trata, todo ello, un esbozo
de Europa, que se romperá, finalmente con el Tratado de Verdún, por los herederos de
Carlomagno.
16
1. “Annales Laureshamenses, ann. 800”, en CALMETTE, “textes el documentes d
´Historie”, II. Moyen Age, París, 1953.
4. AA.VV, “Atlas de Historia Universal”, The Times. Aguilar/ Clarín, Buenos Aires,
1994.
5. BALARD, Michel, GENÊT, Jean Philipe, ROUCHE, Michel, “De los Bárbaros
al renacimiento”, Akal, Madrid, 1994.
14. ÍNDICE
17
1. A MODO DE INTRODUCCIÓN. Pág. 2
3. POLÍTICA. Pág. 5
4. EL EJÉRCITO. Pág. 9
5. EL FISCO. Pág. 9
18