Cuentos Terapeuticos
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Cuentos Terapeuticos
Había una vez dos ranas que andaban de paseo. Atraviesan una calle, rodean un jardín y llegan a
un patio donde encuentran una enorme olla de cocina. La miran, la miden y ¡hop! La Primera
Rana, para mostrar sus habilidades, salta hacia el interior. La Segunda Rana: ¡hop! La sigue, por
curiosidad. Para su sorpresa, la olla estaba llena de crema de leche. Ante semejante
contrariedad, sin dejarse llevar por el pánico, la Primera Rana saca su milímetro, su centímetro,
su metro, su barómetro, su regla de calcular, su ábaco… y se pone a medir: la altura de la olla, la
densidad y el nivel de la crema de leche, la fuerza de sus patas… y, tras un cálculo bastante
complicado, en cuánto se da cuenta hasta qué punto la situación es irremediable, estoicamente
se deja morir. La Segunda Rana, por el contrario, se pone a dar patadas. Sí, ¡patadas! Las
patadas más absurdas, ridículas e irracionales que se puedan ustedes imaginar y resulta que, a
fuerza de dar patadas, la crema de leche, debajo de sus patas, se vuelve mantequilla y ella
encuentra el punto de apoyo que necesitaba para saltar y salir.
LOS 3 LEONES
En la selva vivían tres leones. Un día el mono, el representante electo por los animales, convocó
a una reunión para pedirles una toma de decisión:
Todos nosotros sabemos que el león es el rey de los animales, pero para una gran duda en la
selva: existen tres leones y los tres son muy fuertes. ¿A cuál de ellos debemos rendir obediencia?
¿Cuál de ellos deberá ser nuestro Rey?
Los leones supieron de la reunión y comentaron entre si: -Es verdad, la preocupación de los
animales tiene mucho sentido. Una selva no puede tener tres reyes.
Luchar entre nosotros no queremos ya que somos muy amigos... Necesitamos saber cual será el
elegido, pero ¿Cómo descubrirlo?.
Otra vez los animales se reunieron y después de mucho deliberar, le comunicaron a los tres
leones la decisión tomada:
Encontramos una solución muy simple para el problema, y decidimos que ustedes tres van a
escalar la Montaña Difícil. El que llegue primero a la cima será consagrado nuestro Rey.
La Montaña Difícil era la más alta de toda la selva. El desafío fue aceptado y todos los animales
se reunieron para asistir a la gran escalada.
El primer león intentó escalar y no pudo llegar.
El segundo empezó con todas las ganas, pero, también fue derrotado.
El tercer león tampoco lo pudo conseguir y bajó derrotado.
Los animales estaban impacientes y curiosos; si los tres fueron derrotados, ¿Cómo elegirían un
rey?
En este momento, un águila, grande en edad y en sabiduría, pidió la palabra: ¡Yo sé quien debe
ser el rey! Todos los animales hicieron silencio y la miraron con gran expectativa.
¿Cómo?, Preguntaron todos. Es simple... dijo el águila. Yo estaba volando bien cerca de ellos y
cuando volvían derrotados en su escalada por la Montaña Difícil escuché lo que cada uno dijo a la
Montaña.
El primer león dijo: - ¡Montaña, me has vencido!
El segundo león dijo: - ¡Montaña, me has vencido!
El tercer león dijo: - ¡Montaña, me has vencido, por ahora! Pero ya llegaste a tu tamaño final y yo
todavía estoy creciendo.
La diferencia, completó el águila, es que el tercer león tuvo una actitud de vencedor cuando sintió
la derrota en aquel momento, pero no desistió y quien piensa así, su persona es más grande que
su problema: él es el rey de si mismo, y está preparado para ser rey de los demás
LEYENDA DEL AGUILA Y EL HALCON
Cuenta una vieja leyenda de los Indios Sioux norteamericanos que una vez llegaron hasta la
tienda del viejo brujo de la tribu, tomados de la mano, Toro Bravo, un valiente joven guerrero y
Nube Azul, la hija del jefe, una de las más hermosas mujeres de la tribu.
- Nos queremos tanto que tenemos miedo, queremos un conjuro, algo que nos garantice que
podremos estar siempre juntos, que nos asegure que estaremos uno al lado del otro hasta
encontrar el día de la muerte.
El viejo los miró y se emocionó de verlos tan jóvenes, tan enamorados, tan anhelantes esperando
su palabra...
- Bien, - dijo el viejo... - Nube Azul, ¿Ves ese monte al norte de nuestra aldea? Deberás escalarlo
sola y sin mas armas que una red y tus manos, deberás cazar el halcón mas hermoso y vigoroso
del monte. Si lo atrapas deberás traerlo aquí con vida, al tercer día después de luna llena.
Comprendiste?
- Y tú, Toro Bravo - siguió el brujo, - Deberás escalar la montaña del trueno, y cuando llegues a la
cima encontrarás la mas brava de todas las águilas y solamente con tus manos y una red,
deberás atraparla sin heridas y traerla ante mí, viva, el mismo día en que vendrá Nube Azul...
Salgan ahora!
Los jóvenes se miraron con ternura y después de una fugaz sonrisa salieron a cumplir la misión
encomendada, ella hacia el norte...y él hacia el sur.
El día establecido, frente a la tienda del viejo, los dos jóvenes esperaban con grandes bolsas que
contenían las aves solicitadas.
El viejo les pidió que con mucho cuidado las sacaran de las bolsas.
Los jóvenes lo hicieron y expusieron ante la aprobación del viejo las aves cazadas. Eran
verdaderamente hermosos ejemplares, sin duda lo mejor de su estirpe.
- Sí, sin duda, como lo pediste... ¿y ahora, los mataremos y beberemos el honor de su sangre? -
preguntó el joven.
- No - dijo el viejo.
- ¿Los cocinaremos y comeremos el valor de su carne? Propuso la joven.
- No - repitió el viejo. Harán lo que les digo...Tomen las aves y átenlas entre sí por las patas con
éstas tiras de cuero... Cuando las hayan anudado, suéltenlas...y que vuelen libres!
El águila y el halcón intentaron levantar vuelo pero sólo consiguieron revolcarse en el piso. Unos
minutos después, irritados por su incapacidad, las aves arremetieron a picotazos entre sí, hasta
lastimarse.
- Este es el conjuro... - Dijo el viejo: Jamás olviden lo que han visto, ustedes son como esta águila
y este halcón... Si se atan el uno al otro, aunque lo hagan por amor, no solo vivirán arrastrándose,
sino que tarde o temprano, empezaran a lastimarse el uno al otro... Si quieren que el amor
perdure entre ustedes...
Dos Ángeles viajeros se pararon para pasar la noche en el hogar de una familia muy adinerada.
La familia era ruda y no quiso permitirles a los Ángeles que se quedaran en la habitación de
huéspedes de la mansión. En vez de ser así, a los Ángeles le dieron un espacio pequeño en el
frío sótano de la casa. A medida que ellos preparaban sus camas en el duro piso, el Ángel más
viejo vio un hueco en la pared y lo reparó. Cuando el Ángel más joven preguntó ¿por qué?, el
Ángel más viejo le respondió, "Las cosas no siempre son lo que parecen."
La siguiente noche, el par de Ángeles vino a descansar en la casa de un señor y una señora, muy
pobres, pero el señor y su esposa eran muy hospitalarios. Después de compartir la poca comida
que la familia pobre tenía, la pareja le permitió a los Ángeles que durmieran en su cama donde
ellos podrían tener una buena noche de descanso.
Cuando amaneció, al siguiente día, los Ángeles encontraron bañados en lágrimas al Señor y a su
esposa. La única vaca que tenían, cuya leche había sido su única entrada de dinero, yacía
muerta en el campo. El Ángel más joven estaba furioso y preguntó al Ángel más viejo : "¿Cómo
pudiste permitir que esto hubiera pasado? El primer hombre lo tenía todo, sin embargo tú lo
ayudaste"; el Ángel más joven le acusaba. "La segunda familia tenía muy poco, pero estaba
dispuesta a compartirlo todo, y tú permitiste que la vaca muriera."
" 'Las cosas no siempre son lo que parecen,' " le replicó el Ángel más viejo. "Cuando estábamos
en aquel sótano de la inmensa mansión, yo noté que había oro almacenado en aquel hueco de la
pared. Debido a que el propietario estaba tan obsesionado con avaricia y no dispuesto a
compartir su buena fortuna, yo sellé el hueco, de manera tal que nunca lo encontraría."
"Luego, anoche mientras dormíamos en la cama de la familia pobre, el ángel de la muerte vino en
busca de la esposa del agricultor. Y yo le di a la vaca en su lugar. 'Las cosas no siempre son lo
que parecen.' "
LAS VASIJAS
Un aguatero en la India tenía dos grandes vasijas, cada una colgaba de cada extremo de un palo
que llevaba a través del cuello. Una de las vasijas tenía una rajadura en ella, y mientras que la
otra estaba perfecta y siempre entregaba una porción completa de agua al final de una larga
caminata desde el arroyo a la casa del patrón, la vasija desvencijada llegaba solamente medio
llena. Por dos años enteros esto pasó diariamente, con el aguatero entregando solamente una
vasija y media de agua al patrón de la casa. De hecho, la vasija perfecta estaba orgullosa de sus
logros, perfectos para el final al cual había sido hecha. Pero la pobre vasija desvencijada estaba
avergonzada de su propia imperfección, y miserable de que era capaz de solo lograr la mitad para
lo que había sido hecha.
Después de dos años de lo que percibió como una amarga falla, habló al aguatero un día por el
arroyo. "Yo estoy avergonzada de mi misma, y quiero disculparme con Usted." "¿Por qué?,"
preguntó el aguatero. "¿De qué está avergonzada?" "He sido capaz, por estos dos años pasados,
de entregar solamente la mitad de mi carga porque esta rajadura en mi costado causa que el
agua se fugue hacia afuera a lo largo de la vía hasta el regreso a la casa de su patrón. A causa
de mis fallas Usted ha tenido que hacer todo este trabajo y no consigue el valor completo de sus
esfuerzos," la vasija dijo. El aguatero se sintió triste por la vieja vasija desvencijada, y en su
compasión dijo, "Como retorne a la casa de mi patrón, quiero que note las hermosas flores a lo
largo del camino."
Evidentemente, a medida que fueron escalando el monte la vieja vasija desportillada notó al sol
calentando las hermosas flores silvestres al lado del sendero, y esto la alegró algo. Pero al final
de la senda, aún se sintió mal porque estaba fugándose la mitad de su carga, y de nuevo se
disculpó ante el aguatero por su falla. El aguatero dijo a la vasija, "¿Notó que había flores
solamente en su lado de la vía, pero no en el lado de la otra vasija? Eso era porque yo siempre
he sabido de su falla, y saqué provecho de ella. He plantado semillas de flores en su lado del
camino, y cada día mientras que caminamos de regreso del arroyo, Usted las ha regado. Por dos
años he estado recogiendo estas hermosas flores para decorar la mesa de mi patrón. Sin ser de
la forma como es, él no hubiera tenido esta belleza para agraciar su casa."
Moraleja: Cada uno de nosotros tenemos nuestra propias y únicas fallas. Todos somos vasijas
desportilladas. Pero son las fallas que cada uno de nosotros tenemos las que hacen las vidas
juntas muy interesantes y remuneradoras. Solo tienes que tomar a cada persona por lo que ella
es, y mirar lo bueno en ella.
EL VUELO DEL HALCON
Un rey recibió como obsequio dos pequeños halcones y los entregó al maestro de cetrería para
que los entrenara. Pasado unos meses, el maestro le informó al rey que uno de los halcones
estaba perfectamente, pero que al otro, no sabía que le sucedía pues no se había movido de la
rama donde lo dejó, desde el día que llegó.
El rey mandó a llamar a curanderos y sanadores para que vieran al halcón, pero nadie pudo
hacerlo volar.
Al día siguiente el monarca decidió comunicar a su pueblo que ofrecería una recompensa a la
persona que hiciera volar al halcón. A la mañana siguiente, vio al halcón volando ágilmente por
los jardines. El rey le dijo a su corte:
—Traedme al autor de este milagro.
Su corte le llevó a un humilde campesino. El rey le preguntó:
—¿Tú hiciste volar al halcón? ¿Cómo lo hiciste? ¿Eres acaso un mago?
Intimidado el campesino le dijo al rey:
—Fue fácil, mi Señor, sólo corté la rama y el halcón voló, se dio cuenta de que tenía alas y se
largó a volar
Un científico vivía preocupado con los problemas del mundo y estaba resuelto a encontrar medios
para disminuirlos. Pasaba días encerrado en su laboratorio en busca de respuestas para sus
dudas. Cierto día, su hijo, de siete años, invadió su santuario decidido a ayudarlo a trabajar. El
científico, nervioso por la interrupción, intentó hacer que el hijo fuera a jugar a otro sitio. Viendo
que sería imposible sacarlo de allí el padre procuró algo para darle al hijo con el objetivo de
distraer su atención...
De repente tomó un planisferio de una revista, y, con una tijera, recortó el mapa en varios
pedazos. Junto con un rollo de cinta adhesiva lo entregó al hijo diciendo:
— ¿A ti te gustan los rompecabezas? Entonces voy a darte el mundo para arreglarlo. Aquí está
el mundo todo roto. ¡Mira si puedes arreglarlo bien! Hazlo todo solo.
Calculó que al niño le llevaría días para recomponer el mapa. Algunas horas después, oyó la voz
del hijo que le llamaba calmamente:
—Padre, padre, ya he hecho todo. ¡Conseguí terminar todo!
Al principio el padre no dio crédito a las palabras del hijo: "¿Sería imposible a su edad haber
conseguido recomponer un mapa que jamás había visto?" Entonces el científico levantó los ojos
de sus anotaciones seguro que vería un trabajo digno de un niño. Para su sorpresa el mapa
estaba completo. Todos los pedazos habían sido colocados en sus sitios. ¿Cómo sería posible?
¿Cómo el niño había sido capaz?
—Tú no sabías cómo era el mundo, hijo mío. ¿Cómo lo conseguiste?
—...Padre, yo no sabía cómo era el mundo, pero cuando tú quitaste el papel de la revista para
recortar, yo vi que del otro lado había la figura de un hombre... Cuando tú me diste el mundo para
arreglarlo, yo lo intenté pero no lo conseguí. Fue entonces que me acordé del hombre, di vuelta a
los recortes y empecé a arreglar el hombre, que yo sabía cómo era. Cuando conseguí arreglar el
hombre, di vuelta a la hoja y encontré que había arreglado al mundo...
—Pero, ¿por qué gritar cuando la otra persona está a tu lado? —Preguntó el sabio—. ¿No es
posible hablarle en voz baja? ¿Por qué gritas a una persona cuando estás enojado? Los
hombres dieron algunas otras respuestas pero ninguna de ellas satisfacía al sabio.
Finalmente él explicó:
—Cuando dos personas están enojadas, sus corazones se alejan mucho. Para cubrir esa
distancia deben gritar, para poder escucharse. Mientras más enojados estén, más fuerte tendrán
que gritar para escucharse uno a otro a través de esa gran distancia.
El sabio continuó:
—Cuando se enamoran más aún, ¿qué sucede? No hablan, sólo susurran y se vuelven aún más
cerca en su amor. Finalmente no necesitan siquiera susurrar, sólo se miran y eso es todo. Así es
cuan cerca están dos personas cuando se aman.