De Los Bienes, Arturo Alessandri Rodriguez
De Los Bienes, Arturo Alessandri Rodriguez
De Los Bienes, Arturo Alessandri Rodriguez
l er. A 1ST 0
INDICE DEL 2.° TOMO
CAPITULO I
DE LOS BIENES
CAPITULO II
DEL DOMINIO
CAPITULO
DE LA OCUPACION
GENERALIDADES . 59
OcupaciOn de las cosas animadas . 61
OcupaciOn de las cosas inanimadas 67
El descubrimiento de un tesoro 69
La captura belica 72
Especies al parecer perdidas y especies naufragas 73
DE LA ACCESION
DE LA TRADICION
GENERALIDADES •s• ••• ••• ••• ••• •e• ••• ••• ••• ••• ••• 97
REQUISITOS DE LA TRADICION •• • ••• 100
Efectos de la tradiciOn
TRADICION DE DERECHOS REALES SOBRE COSAS COR-
PORALES MUEBLES ••• ••• ••• • • ••• ••• 113
— 327 ---
rag.
TRADICION DE DERECHOS REALES SOBRE COSAS CORPO-
RALES INMUEBLES .. .. ... ... ... ... 115
Sistemas de inscription en otros COdigos ... ... ... ... OS. 122
InseripeiOn de la propiedad raiz segim nuestro COdigo ... 124
Titulos que deben y titulos que pueden inseribirse ... ... om. 127
COmo se praetican as inscripciones de bienes raises ... ... 128
Sanciones que tienen las inscripciones mal hechas ... 132
Objeto de la inseripeiOn de los bienes raises ... .. 4. ... 133,
TRADICION DE. LOS DERECHOS PERSONALES .. 139
DE LA PRESCRIPCION
GENERALDADES 141
DE LA POSESION (Generalidades) 143
DIVISIONES DE LA POSESION 147
PosedOn Regular ... . 147
PosesiOn Irregular 153
La Mera Tenencia • .. . . • 155
COMO SE ADQUIERE, SE CONSEEVA Y SE PIERDE ICA
157
LA ADQUISICION, CONSERVACION Y PERDIDA DE LA
POSESION DE BIENES INMUEBLES 165
Situ.aziOn de los inrnuebles no inscritos sO. 166
Situaeiiin de los inmuebles inscritos . . ... 167
COMO SE ADQUIERE Y CONSERVA Lik POSESION DE
LOS BIENES INSCRITOS . 169
COMO SE PIERDE LA POSESION INSCRITA . . 04 171
LA PRESCRIPCION ADQUISITIVA ... . MO. woo 175
Requisitos para la prescripeiOn . . 177
Que es la interrupei6n de la posesiOn. .• OOV 44. 179
InterrupeiOn Natural , 180
InterrupeiOn Civil S 4.44 SOS 181
Efectos de Ia InterrupeiOn . . . 182
Quiênes pueden alegar, la interrapeiOn .0. .44 • 184
DIVISIONES DE LA PRESCRIPCION . . . . . . . . . . . . . 185
La preseripciOn ordinaria , . , 185
Suspension e interrupeiOn de Ia preseripeión 187
La preseripeiOn extraorclinaria . 189
PreseripciOn de los demos derechos reales ... . . 44 193
PreseripeiOn coptra titulo inscrito 194
Efectos de la preseripeiOn . . .. 0 198
— 328 —
CAPITULO V
Lika ACCIONES
Pig.
GENERALIDADES . . .. 203
LA REIVINDICACION
GENERALIDADES . . . 204
En que tiempo prescribe la acciOn reivindicatoria 209
Contra quien puede reivindicarse . 209
PRESTACIONES MUTUAS 212
Prestaciones del poseedor vencido en favor del reivindicador 213
Prestaciones del reivindicador a favor del poseedor vencido 215
LAS MEJORAS . 216
Las mejoras necesarias . . . .. 216
Los mejores Utiles . . . . . ... 217
Las mejoras voluptuarias o voluntarias . . . . . .. 217
GENERALIDADES 219
REQUISITOS DE LAS ACCIONES POSESORIAS . 222
LA PRUEWA EN LAS QUERELLAS POSESORIAS 226
COmo se prueba la posesiOn de los inmuebles inscritos y de
los no inscritos . . . 228
La querella de Amparo . . . 230
La querella de RestituciOn . . 231
La querella de Restablecimiento 232
ACCIONES POSESORIAS ESPECIALES ... . 233
La denuncia de obra nueva 235
La denuncia de obra ruinosa . , . , . 237
ACCIONES RELATIVAS AL GOCE DE LAS AGUAS ... . • • 238
— 329 —
CAPITULO V
LA PROPIEDAD FIDUCIARIA
GENERALIDADES . . . ■•• ••• 344
REQUISITOS DEL FIDEICOMISO . . 247
Derechos y obligaciones del fiduciano . 257
Derechos y obligaciones del fideicomisario 263
EXTINCION DEL FIDEICONIISO . . 264
EL USIJFRUCTO
GENERALIDADES . . . . 266
DEFINICION DEL USUFRUCTO ... .. . • • • 267
Cosas susceptibles del usufructo •• 4•6 269
Que es el cuasi-usufructo ... . . . . 269
COmo se constituye el usufructo .. . ... . 270
RESTRICCIONES A LA CONSTITUCION DE LOS USD-
FRUCTOS . . . 272
Derechos del usufructuarlo . . • • • • ••• 274
Obligaciones del usufructuario . . ... . . . . . 278
1) Obligaciones que debe cumplir antes de entrar
en el gore de la cosy . . . . . 278
2) Obligaciones que debe cumplir durante el goee
280
3) Obligaciones que debe cumplir despuês de ter-
m inal- el usufructo . . . ... 282
Derechos y obligaciones del nudo-propietario ... . . . ... 283
EXTINCION DEL USUFRUCT° . . . • .. 284
Diferencias entre el fideicomiso y el, usufructo ... . 285
Son las que tienen un ser real, y pueden ser percibidas por los sen-
tidos.
A virtud del Art. 566: "Las cosas corporales se dividen en Mue-
bles e Inmuebles".
Son MUEBLES las que pueden transportarse de un lugar a otro,
sin detrimento de eflas, o sea, sin que se pierda su individualidad, sin que
dejen de ser lo que son.
Son INMUEBLES las que no pueden ser transportadas de un lu-
gar a otro, sin detrimento, y que si en el hecho lo son, pierden su indivi-
dualidad.
Sin duda alguna, es esta la division m5,s importante de las cosas.
Tiene tanta importancia como la division de los derechos en reales y per-
sonales. Los autores y la Jurisprudencia la Haman Summun divissionm
rerum, es decir, la más grande divisiOn de las cosas.
Asi, esta division tiene gran importancia en materia de prescrip-
chin. Para adquirir un inmueble por este medio se requiere una posesiOn
de 10 arios, y para adquirir una toss, mueble, basta con tres arios. Tiene
tambien importancia en materia de yenta y de tradition.
La yenta de bienes raices debe otorgarse por escritura
mientras que la yenta de bienes muebles es un simple, contrato consen-
sual. En cuanto a la tradiciOn, la de bienes raices se efectim por la ins-
cripciOn en el conservador de bienes raices, y la de bienes muebles por la
simple entrega.
En materia de sucesiones por causa de muerte, el heredero no pue-
de disponer de los bienes raices, sin que proceda la posesiem efectiva y las
inscripciones prevenrclas en el Art. 688 del COdigo Civil.
En materia de competencia de los Tribunales tiene tambien gran
importancia, porque mientras que para conocer de una action inmueble,
es competente el juez del lugar en que el inmueble esta ubicado, por lo
que respecta a las actions muebles, es competente el juez del lugar en
que debe cumplirse la obligaciOn.
Tiene tambiên importancia en materia de formalidades, para la
yenta de los bienes raices de los incapaces; en materia de personas juri-
dicas, las cuales no pueden conservar por mfis de 5 afios la posesiOn de
sus bienes inmuebles, sin especial permiso del Congreso; en materia de
lesion enorme, que solo procede en la yenta o permuta de bienes raices;
en materia de interdictos posesorios; en materia de sociedad conyugal,
porque mientras los bienes muebles que los cemyuges aportan al matri-
monio o adquieren a cualquier titulo durante 61, entran a formar parte
de la sociedad conyugal, los bienes raices que se hayan aportado o que
se adquieran a titulo gratuito durante el matrimonio, no entran a formar
parte de ella:; en materia comercial, porque los actos de comercio casi
índice
-8—
de esta categoria aquellas cosas que, aunque son muebles por su natura-
leza, son inmuebles por su destino.
El Art. 567 que consagra estos principios dice: "Muebles son las
que pueden transportarse de un lugar a otro, sea moviendose ellas a si
mismas, como las animales (que por eso se Haman semuvientes), sea que
solo se muevan por una fuerza externa, como las cosas inanimadas. Ex-
cept-Clause las que siendo muebles por naturaleza, se reputan inmuebles
por su destino, segim el Art. 570".
Son muebles por anticipaciOn aquellas cosas que, aunque unidas a
un inmueble, son consideradas como muebles por la ley, para el efecto de
constituir derechos sobre ellas, a favor de otra persona que el duerio. De
ellas se ocupa el Art. 571, que dice: "Los productos de los inmuebles, y
las cosas accesorias a ellos, como las yerbas de un campo, la madera y
fruto de los irboles, los animales de un vivar, se reputan muebles, aun
antes de su separation, para el efecto de constituir un derecho sobre di-
chos productos o cosas a otra persona que el duerio.
Lo mismo se aplica a la tierra o arena de un suelo, a los metales
de una mina, y a las piedras de una cantera".
La enumeration que hate este Art., no es taxativa, o sea, no enu-
mera todos los elementos que se encuentran en esta situacien, sino que
es ilustrativa o por via de ejemplo.
Analicemos la disposiciOn del Art. 571. Todos los bienes que men-
ciona son por su naturaleza o por adherencia, inmuebles. Asi sucede con
los frutos de los arboles, con la tierra del suelo, con los metales de una
mina; pero puede suceder que con respecto a estas cosas se constituya
un derecho a favor de otra persona que el duefio, es decir, que el inmue-
ble al cual adhieren o de que forrnan parte pertenezca a una persona, y
las cosas de que nos ocupamos pertenezean a otra (1). Por esta sola cir-
cunstancia Ia ley los considera muebles, aun antes de que° hayan sido se-
parades del inmueble de que forman parte o al cual se adhieren; pero si
son objeto de actos juridicos conjuntamente con el inmueble, entonces si-
guen su misma condiciOn, en virtud del adagio que dice que lo accesorio
sigue Ia suerte de lo principal.
Consecuente con este principio, de que todas estas cosas se consi-
deran como muebles, aun antes de su separation, para los efectos de cons-
tituir derechos sobre ellas a favor de otra persona que el duefio, el Art.
1801 en sus incisos 2.° y dispone: "La yenta de los bienes raices, ser-
vidumbres y censos, y la de una sucesien hereditaria, no se reputan per-
fectas antes la ley, mientras no se ha otorgado escritura pUblica".
"Los frutos y flores pendientes, los exboles cuya madera se vende,
los materiales de un edificio que va a derribarse, los materiales que na-
(1) El Cddigo Civil se separa aqui del precepto general y contempla estos Bienes
como "Muebles por anticipaciOn", se ha puesto en el caso de ciertas yentas muy
munes en la prâctica, com.o son por ejemplo eras "yentas en verde" que, por desgra-
cia, algunos agricultores de escasos recursos se yen obligados a hater, casi siempre
con evidente perjuicio para ellos.
índice
— 10 —
DIENES INMUEBLES
Segim el Art. 568, son inmuebles, las cosas que no pueden trans-
portarse de un lugar a otro, como las tierras y minas, y las que adhieren
permanentemente a ellas, como los edificios, los arboles. Son, pues, in-
muebles, aquellas cosas que no pueden transportarse sin detrimento, y
que si en el hecho son transportadas, pierden su individualidad o fisono-
mia.
En realidad, todo puede transportarse, pero el legislador no toma
en cuenta esta circunstancia, ni tampoco toma en cuenta el caso de que
una cosa sea transportada por procedimientos extraordinarios, como el
ejemplo que cita Planiol, de una fuente de Paris.
Por razones de conveniencia, la ley ha dado el carâcter de bienes
inmuebles a cosas que por su naturaleza son muebles; y atendiendo a es-
tos factores, podemos clasificar los bienes inmuebles en tres grupos:
1.° Bienes Inmuebles por su naturaleza;
2.° Bienes Inmuebles por adherencia.
3.° Bienes Inmuebles por destinaciOn.
I. — Son inmuebles por su naturaleza, las cosas que no pueden
transportarse de un lugar a otro; en una palabra, las que ya hemos de-
finido, y de que trata el Art. 568: "Inmuebles o fincas o bienes raices son
las cosas que no pueden transportarse de un lugar a otro, como las tie-
rras y minas". Son aquellas que por su esencia estln inmOviles.
IL — Los inmuebles por adherencia o por accesien estan tambien
definidos en el Art. 568, en la segunda parte del inc. 1.°, que dice: "Y las
que adhieren permanentemente a ellas, como los edificios, los arboles".
Son, pues, aquellos bienes que, aunque son muebles, se reputan inmue-
bles por estar permanentemente adheridos a un inmueble.
Para que una cosa sea inmueble por adherencia deben reunirse las
dos circunstancias siguientes: 1.° Que este adherido a un inmueble (1) ;
los irboles y las plantas mientras adhieren al suelo por sus raices, son
inmuebles, segie lo dispone el Art. 569: "Las plantas son inmuebles,
mientras adhieren al suelo por sus raices, a menos que esten en macetas
o cajones, que puedan transportarse de un lugar a otro". De manera que
si el arbol esta en un macetero, por muy frondoso que sea es cosa mueble.
Los frutos de los firboles son tambien inmuebles por adherencia,
porque la ley los considera muebles para el imico caso del Art. 471; para
constituir derechos a favor de otra persona que el duerio.
2.° Se requiere ademas, que la adherencia sea permanente; si la
adherencia es solo transitoria, el bien no adquiere la calidad de inmue-
ble.
(1) El inciso 2.° del Art. 568 dice: las casas y heredades se Haman "predios
o fundos". Esta palabra predios tomada en el sentido de las servidumbres, como se
very mks adelante, ha sido objeto de una declaraciOn de la Corte de Apelaciones de
Santiago, donde se le da su sentido genuino a este vocablo: tomo 27, p6.g. 1, 2." parte,
sec. 2." de la Rev. de D. y J.
— 11 —
(1) Jurisprideneia: Tomo XX, pag. 13; y Torch() XXIV, pag. 306 de la Rev.
de D. y J.
— 12 —
Usufrueto.
Una cosa se llama fungible cuando en concept° de las partes tiene
otro equivalente por el cual puede ser reemplazada; en otras palabras,
son fungibles las cosas que tienen el mismo valor liberatorio: el vino, la
leche, el tgua, son fungibles, porque si presto un litro de vino, se me pue-
de devolver perfectamente otro litro de vino; si voy a comprar un COdigo,
el librero cumple con su obligaciOn entregandome cualquier COdigo de Ia
calidad por mi elegida.
A la inversa, una cosa no es fungible cuando no tiene otro equi-
valente que pueda reemplazarla: un libro con dedicatoria de su autor. La
fungibilidad o no fungibilidad de una cosa depende de la intention de las
partes, de si las cosas tienen o no en el concepto de las partes otro equi-
valente para liberar la obligaciOn. Si la cosa es imica en su especie, si el
pago no puede efectuarse de otra forma que con ella, no es fungible.
Tenemos, pues, que mientras la consumibilidad de las cosas depen-
de de su naturaleza, la fungibilidad depende de la voluntad de las par-
tes; pero, estas dos cualidades de las cosas estan tan intimamente uni-
das que a menudo se Ias confunde, y quien lee el Art. 575 del COdigo Ci-
vil, pensaria que el legislador ha incurrido en esta confusiOn. En efecto,
el citado articulo dice: "Las cosas muebies se dividen en fungibles y no
fungibles. A las primeras pertenecen aquellas de que no puede hacerse
el uso conveniente a su naturaleza sin que se destruyan (1). Las especies
monetarias en cuanto perecen para el que las emplea como tales, son co-
sas fungibles.
A primera vista parece desprenderse de aqui que segiin la ley chi-
lena son fungibles las cosas consumibles, pero, examinando con Inas cal-
ma el texto de esta disposiciOn, se liega a la conclusion de que el legisla-
dor no ha definido lag cosas fungibles y que se ha limitado a decir que
entre las cosas fungibles podemos encontrar las cosas consumibles, y esto
lo ha hecho el legislador porque ordinariamente las cosas consumibles
son fungibles. Las cosas que se destruyen por el uso tienen casi siempre
un equivalente, pero si esto sucede la generalidad de las veces, no sucede
siempre, porque puede haber cosas consumibles, como por ej.: una bote-
(1) El fundarnento de esta clasificacidn ester en In palabra "destruir", que en
derecho tiene un significado rouy distinto del corriente y vulgar, el cual es "hater
pedazos" o "triturar"; asi, el inciso 3.° del Art. 1486, dice: "Todo lo que destruye
aptitud de Ia cosa pares el objeto a que segan su naturaleza segfin Ia convention
se destina, se entiende destruir la cosa".
De aqui se desprende que no solo es necesaria la destrucciOn sino que se re-
quiere que In cosa pierda la aptitud para el objeto a que estaba destinada.
2*
índice
- 19 -
el que tiene el prestamista contra su deudor per el dinero prestado, o el
hijo contra el padre, por alimentos. De estos derechos nacen las acciones
personales".
Las acciones son el otro grupo que forman parte de las cocas in-
corporales. La acciOn no es sine un aspecto del derecho. Se la define co-
me: el derecho puesto en movimiento, o el derecho deducido en juicio,
el medic) que la ley franquea para obtener el respeto del derecho.
Las acciones se dividers tambiên en Reales y Personales. De los De-
rechos Reales nacen las Acciones Reales, sepan el Art. 577 (3), y de los
Derechos Personales nacen,las Acciones Personales, segim el Art. 578.
AcciOn real, lo mismo que el Derecho real, es la que puede ejer-
cerse sin respecto a determinada persona. Es una acciOn absoluta.
Las Acciones personales solo pueden hacerse valer contra la per-
sona que contrajo la obligaciOn correlativa; es, pues, una acciOn relativa.
Conforme a lo dispuesto en el Art. 579, ya copiado, el censo par-
y coca, objeto de in obligacidn. Pero, ,:,es tan cierto que en el derecho real %Ole existe
"sujeta activo" y "objeto", y este derecho se ejercita sin respect° a determinada per-
sona?
A eat° se contesta Planiol diciendo: "Mientras la cosa, objeto de la obligacidn,
esta en mi poder, esto se cumple, pero desde el memento que alguien le robe esa co-
ca, interviene otra persona y aparecen, por consiguiente, ptras personas, que, se pue-
den decir, estan en estado latente dentro del concepto de "derecho real". Esta.s per
sonas seran todos los demas hombres, menos yo, que tienen la obligaciOn de respetar
mil derecho" (real); pudiendo yo hacer use de "acciones", en case contrario, en con-
tra de todos. SegCm esto, concluye Planiol, no habria derechos reales, sino que todos
ten,drian el caracter de personales.
Otra doctrina, sostenida per Saleiyes, Gaudemet y Rigaud, es diametralmente
opuesta a la. anterior. Esta doctrine, fundamentando su tests en un ejemplo, dice:
"Tomemos un derecho personal eualquiera, el mutuo o prestarno, por ejemplo. Piles
bien, si bien as cierto que en el primer moment° no tenemos una coca determinada
sobre la cual el acreedor pueda ejercer su derecho (no existe prenda,' ni hipoteca).'
in obtendrã y la veremos, cuando tal acreedor haya ejercido su derecho de prenda
general, que nace del contrato celebrado con su deudor y que se hace efectivo desde
el memento en que el acredor senala una coca determinada de su deudor y solicita
en embargo.
Desde este mismo memento, pues, se crew un vinculo estrecho entre el acree-
dor y la coca embargada; luego, concluye esta doctrina, "todos los derechos tlenen
el caracter de reales".
Segfm nuestro C. C. no hay cuestidn; taxativamente dice en su artieulo 576
que "Las noses incorporales son derechos reales o personales". Sin embargo se pue-
de comprender, acaso sutilizando un pow, in base razonable y justa de las doctrines
expuestas.
(3) La enumera,ciOn que el C. C. hue, Art. 577, inc. 2.°, de los derechos reales,
se alude al "tJso", que es un usufruct° lirritado, pero que nada tiene que ver con es-
ta institution. Pues bien, al respecto se ha presentado el problena de saber si el
uso sobre bienes nacionales de uso pablico puede gonstituir o no un "derecho real".
Asi, por ejemplo: trim compania de tranvias debe pedir permiso a la autoridad per-
tInente para usar de las miles al tender sus lineas. 2,Constituira. este "uso" un de-
recho real? A este respect° se suscitd una gran cuestiOn con ocasidn de que una
-compafila extranjera que tenia aigunas eoncesiones para usar de ciertos muelles del
mute, fuB molestada per un particular. La compafila se presentO a los Tribunales
reclamando su derecho por media de un interdicto posesorio, procedimiento solo amp-
table cuando se trate, de "derechos reales", puesto que las querellas posesorlas pros-
peran solo cuando se amagan esta clase'de derechos. Pues bien, la Corte acogid'el in-
terdicto accionado, did Inger a la den:arida y dijo que el derecho de la compahla,
constituia "un derecho real especialisimo".
Este fallo puede verse eh el tome XXVXII, peg. 506, Corte Suprema, segunda
parte, section
— 20 —
ticipa del doble carácter de Derecho personal y de Derecho real. Es real
cuando se dirige contra la fines, acensuada, y es personal cuando se dirige
en contra de la persona obligada a pagar el censo.
Los derechos y las acciones reales y personales se dividen en mue-
bles e inmuebles. A primera vista pudiera parecer absurdo que una cosa
incorparea sea mueble o inmueble, Pero la ley se ha desentendido un poco
de la realidad, en primer lugar para determinar la competencia de los
Tribunales, y en segundo lugar, en atenciOn a las cosas corporales sobre
que recaen los derechos y acciones.
Para determinar si un derecho, sea real o personal, es mueble o
inmueble, la ley atiende a la cosa sobre que recae, o que se debe. Si la ac-
cion derecho recae sobre Wm, cosa mueble, es mueble; y si recae sobre
una cosa inmueble, es inmueble.
De lo dicho resulta que tanto los derechos reales como los perso-.
nales pueden ser muebles o inmuebles, segim sea la cosa sobre que re-
caen. De ordinario se cree, aun por los Tribunales, que los derechos rea-
les son inmuebles, que los terrainos Derecho Real y Derecho Inmueble
son sinOnimos. Proviene en gran parte este error de querer aplicar al CO-
digo Civil, sin beneficio de inventario, las opiniones de los tratadistas
franceses. En Francia es aplicable esta opinion, porque es dificil encon-
trar un derecho personal inmueble, debido a que los contratos transfieren
el dominio. Por esto, el COdigo Frances clasifica los derechos personales
entre las cosas muebles.
En Chile no sucede lo mismo. Pueden ser muebles o inmuebles, tan-
to los derechos personales como los reales. Este punto no admite dudas,
porque el Art. 580 comienza diciendo que: "Los derechos y acciones se
reputan bienes muebles o inmuebles, segim lo que sea la cosa en que han
de ejercerse o que se debe". Como se ye, la ley no ha distinguido, y, por
lo tanto, deben considerarse incluidos tanto los derechos personales como
los derechos reales. Si seguimos examinando el Art. 580, llegamos a la
conclusion indiscutible de que el legislador ha contemplado ambas closes
de derechos al hacer esta clasificaciOn.
Dice el Art. 580 "por via de ejemplo": Asi, el derecho de usufructo
sobre un inmueble, es inmueble; y como el usufructo es un derecho real,
se deduce que todos los derechos son inmuebles solo cuando recaen sobre
un inmueble; y que cuando recaen sobre cosas muebles, son muebles.
Ademits, la primera parte del Art. 580 dice "que los derechos o acciones
serin muebles o inmuebles, segim sea la cosa en que han de ejercerse, o
que se debe". Esti manifiestamente claro que se han considerado las dos
Oases de derecho, pues la expresiOn "en que han de ejercerse", sOlo pue-
de referirse a los derechos reales, que son los imicos que se ejercen sobre
una cosa; son derechos in re. Mientras la expresiOn "o que se debe", se re-
fiere a los derechos personales, pues, sOlo en estos derechos se debe una
cosa, son derechos ad re. Y como deciamos, los ejemplos que ilustran el
Art. 580 disipan toda duda.
índice
— 22 —
CAPITULO IL
DEL DOMINIO
recho de propiedad", qua da Aubry at Rau: "El derecho real de dominio as un de-
recho en virtud del cual una cosa se haya sornetida de una manera absoluta y exelu-
siva a la voIuntad y a la action de una persona, que es el duefio de eila". Esta deft-
nician expresa de una manera bastante exacta, el concepto general del "derecho de
propiedad",.
El Cod. Civil Frances dice en su Art. 544: `1_,a, propiedad es el derecho de
usar y disponer de las cosas de la manera mas absoluta" (efectos da la lievoluciOn
Francesa, ..)
— 26 —
tii.a. Para esto es necesario que una ley de Is. Republica declare esa CX-
propiaciOn, lo que tendth lugar, dandose al dueflo previamente la indem-
nizaciOn que se ajustare con el, o se avaluare a juicio de hombres Bue-
nos" (Art. 10 N.° 10 C. P. del E.) ; y asi, cuando se va a construir un fe-
rrocarril, es necesario expropiar los fundos per donde se deben tender
los rieles. Esta materia ester reglamentada por las leyes de 14 de agosto
de 1838, 18 de Junio de 1857, y por el Titulo XVI del Libro IV del COdigo
de Procedimiento Civil.
2.° Las servidumbres prediales, que tienen por objeto beneficiar
los predios.
3.° Los usufructos legales que tienen los padres de los bienes de
sus hijos no emancipaclos, y el marido sobre los de su mujer.
4.° Todas las medidas de catheter extraordinario que se estable-
cen en beneficio del ornato, higiene, policia, etc.; y asi, hay leyes que
prohiben cortar los bosques de tal region, que prohiben establecer Indus-
trias insalubres en determinados barrios de la ciudad, que prohiben pres-
tar dinero con un interes subido, otras que disponen que no se puede edi-
ficar en ciertas partes sin permiso previo.
El derecho ajeno es tambien una restriciOn o limitaciOn que tiene
el Derecho de Propiedad; y asi conic el propietario puede gozar y dispo-
ner, igual derecho tienen todos los denies; por eso, el derecho de cada
cual ester limitado per el de los demes; por tantb, cada propietario no de-
be salirse del Halite de su derecho (2) .
Diversis disposiciones hay en el COdigo Civil destinadas a consa-
grar en forma efectiva que ningfin propietario tiene derecho a molestar
-
a otro, y si asi pasare, este to puede impedir. A esto obedecen los Arts.
(1) Decreto Ley N.° 345 de 17 de Marzo de 1925, que rige actualmente la pro-
piedad intelectual, en el sentido de propiedad literaria, teatral y artistica.
Se podrla definir Propiedad intelectual" diciendo, coma el Art. 1.° de este
D. Ley: "El derecho exclusivo de distribuir, vender o aprovechar, con fines de lucro,
una obra, de In inteligencia, por medic) de in inaprenta, litografia, etc.; o cualquier
otro media de distribuciOn y difusidn.
El reglamento para in aplicaciOn de esta ley file dictado por Decreto Supremo
N.° 1663 de 19 de Marzo de 1925.
índice
índice
— 34 —
(1) Con el objeto de que a los alumnos que estudien por este texto, se les fa-
cilite mas el conocimiento sobre otras "especies de propiedad", incertamos aqui un
ligero estudio sobre "la Propiedad Austral" y "Propiedad Indigena", extractos de
otras textos de estudio y de los apuntes tomados en el curso del Sr. Profesor Don
Leopoldo Ortega. PerdOnennos, en bien de los alumnos, estos distinguidos profesores!
Propiedad Austral.
_Legislacien Vigente.
Anotacien de Tilailos:
Quedan obligados a anotar titulos todas las personas que crean tener derechos
de tiorninio dentro de.los limites que la ley seiiala. No solo podran requerir tal anotacien
los duelios de un predio determinado, como cuerpo cierto, shin tambien, los que tuvie-
re,n con dominio o acciones y derechos. Ademas se hizo extensiva esta facultad a los
continuar
ir atrás
- 38 -
LegislaciOn Vigente.
Como tribunal de "segunda instancia" para estos juicios, estd serialada la Corte
de Apelaciones de Temuco.
Los Arts. 70 y siguientes tratan de la forma como se debe otorgar el titulo
"de Merced" a los indigenas radicados.
del COdigo Civil, que dice: "Se Haman Bienes Nacionales aquellos cuyo
dominio pertenece a la nation toda. Si ademds sll uso pertenece a todos
los habitantes de la NaciOn, como el de calles, plazas, puentes y caminos,
el mar adyacente y sus playas, se llaman Bienes Nacionales de Use Pit-
bile° o Bienes Pfiblicos".
-"Los Bienes Nacionales cuyo uso no pertenece generalmente a los
habitantes, se Haman Bienes del Estado o Bienes Fiscales".
Los Bienes Fiscales o Bienes del Estado son aquellos que constitu-
yen el patrirnonio privado del Estado, que pertenecen al Estado en cuanto
este es persona de Derecho Privado. Son aquelloS que le pertenecen coma
si fuese un simple particular, y por consiguiente, su adquisicinn, goce y
enajenaciOn están sometidos a las reglas generates del COdigo Civil; sin
peijuicio de lo que al respecto dispondan leyes especiales.
Estos bienes fiscales se encuentran en la misma situaciOn juridica
que los bienes que pertenecen a cualquier particular; estan, por consi-
guiente, en el comercio humano, y .pueden ser adquiridos por prescrip-
eke. El Art. 2497 asI Io dispone expresamente cuando dice: "Las reglas
relativas a la prescripciOn se aplican igualmente a favor y en contra del
Estado, de las Iglesias, de las Municipalidaes, de los establecimientos y
corporations nacionales, y de los individudsk particulares que tienen la
libre administraciOn de lo suyo".
Consecuencia de la situaciOn en que se encuentran estos bienes, es
que el Estado puede ieglamentar su use y goce, sin que por ello cometa
abuso alguno, puesto que no se trata
. sino del legitimo ejercicio de las fa-
cultades que el derecho de propiedad otorga a su titular.
Son bienes fiscales, en primer lugar, los Bienes muebles o inmue-
bles de cualquier naturaleza, que pertenezcan al Estado, coma casas, edi-
ficios, con,strucciones,, naves, ferrocarriles, bibliotecas, etc. Asi, el edificio
de la Moneda, el Co'ngreso, la Universidad, son•bienes fiscales.
En segundo lugar, los impuestos y contribuciones son bienes fisca-
les que percibe el Estado por cualquier capitulo.
En tercer lugar, los bienes que caigan en comiso, conforme a la
f•
ley, y las multas que se apliquen a beneficio fiscal.
En cuarto lugar, las tierras que dentro del territOrio de la Repu-
blica no tengan duerio. El Art. 590 del COdigo Civil dispone a este respec-
,
to que: "son bienes del Estado todas las tierras que, estando situadas
dentro de los limites territoriales, carecen de otro'cluefio".
De aqui se desprende una consecuencia inportantisima, y es que
(1) Otros cddigop, para calificar los "bienes nacionales", atienden al destino
a que se dedica in cosa, y, asi, si el Estado la ha adquirido para el uso general, las
califican de "Bien riablico". Nuestro Cddigo no atiende sino a si el use del bien en-
rresponde o no a la NaciOn toda. En ambos casos el "Dominic" corresponde a esta
'Ultima,
— 42 —
(1) Una legua marina equivale a 5.555 mts. 1.; por consiguiente, el mar adya-
cente alcanza hasta 22 klmts. 250 m. 1., mar afuera contados desde la lfnea de las
mas bajas mareas.
-45 -
tes de aguas que corren por cauces naturales, con la Bola exception del
Art. 595.
Si una corriente de agua nace en un predio, y dentro del mismo
predio desemboca en otra que atrayiesa varias heredades, no es bien de
dominio privado, porque esa, corriente no nace y muere dentro ae una
misma heredad; para que se entienda que Ia corriente de agua muere, es
menester que se consuma en el terreno mismo. Asi lo ha resuelto Ia Corte
Suprema en una Sentencia que puede consultarse en la Revista de Dere-
cho y Jurisprudencia, tomo II, sec. 1.a, pkg. 382. Lo mismo cabe decir de
todas las corrientes de agua que tengan el carActer de afluente brazo
de un rio. Hay que notar que para hacer la cla.sificaciOn de los rios en
-
neral respecto de todos los bienes nacionales. Pero el case de las tie-
rras del Sur es excepcional; Ia regla general es que la concesiOn solo de
derecho al uso, y que no de la propiedad del suelo.
Este dereeho de use del concesionario de un bien nacional, es un
'
CAPITULO III.
tradiciOn, dice que Para que este valga se requiem un titulo traslaticio de
dominio, coma el de yenta, permuta, donaciOn., etc.
Los Arts. 702, 703 y 704, contenidos en el titulo de la posesien, ha-
blan de justo titulo, clasifican los titulos, y terminan diciendo eu'ales ti-
tulos son justos y cuales no lo son.
Sin duda alguna Tie de los dos elementos de clue hablamos, el mess
importante es el modo, porque en a se realiza la adquisicied del dominio.
De to dicho resulta que el titulo es la causa remota de la adquisi-
don del doniinio; es Ia causa habilitante para adquirirlo; es el anteceden-
ts o hecho que justifica la adqUisicien y que coloca al aclquirente en situa-
tion de llegar a adquirir el dominio.
Fuera de esta acepciern, la palabra titulo tiene otra: se liana asi al
documento o instrumento en que consta un derecho, y asi, se habla del
titulo de 'una obligaciOn, de los titulos de una propiedad, etc.
El modo de adquirir es Ia causa prOxima de la adquisicien del do-.
-
minio; es el hecho mismo que realizes, la adquisicien, los hechos a los cua-
les Ia ley otorga la virtud de dar nachniento a un dominio u operar un
traspaso.
En conformidad al Art. 588: "Los modos de adquirir el doniinio
son: la ocupaciOn,,la accesiOn, la tradiciOn, la sucesidn por causa de muer-
te, y la prescripciOn"; a los cuales debemos agregar, la ley, que en der-
tos y determinados casos es modo de adquirir el dominio, asi como tam-
bien es por si sola fuente de obligaciones.
De la ocupaciOn, cre la accesiOn y de la tradiciOn, trata el COdigo
Civil en el Libro II; de la sucesiOn por causa de muerte en el Libro
y de la prescripciOn, en el titulo Final del Libro IV, donde se reglamen-
tan conjuntamente la prescripciOn aclqUisitiva, modo de adquirir
y la prescripciOn extintiva, modo de extinguir las obligaciones.
La ocupacien es un modo de adquirir las,cose,s que no pertenecen
a nadie, y cuya adquisicidn no esta prohibida por las leyes chilenas o por
el Derecho Internacional, mediante la aprehensien material, con el ani-
ma' de apropikrselas. Se ocupa de ellas el Titulo IV del Libro
La accesieit es un modo de adquirir, por el cual,eI dizefio de Una
cosa paSa a serlo de to que ella produce, o de lo que se junta d ella. Tra-
ta de ells. el Titulo VI del Libro II del COdigo 'Civil.
La tradiciein es un modo de adquirir el dominio de las cosas, que
— 54 —
rir el donainio.
En la tradiciOn se ha realizado entre el tradente y el adquirente un
acto juridic°, llamado titulo traslaticio de dominio, que obliga a una de
las partes a transferir el dominio, y coloca a la otra parte en Ia situaciOn
de exigir esa transferencia. El titulo es, pues, un contrato, y el contrato
crea derechos y obligaciones, pero derechos personales; da derecho a una
de las partes para exigir la entrega de la cosa, e impone a la otra la obli-
gaciOn de entregarla, o sea, habilita a una de las partes para adquirir el
dominio, el cual se adquiere mediante la tradiciOn total, mediante la en-
trega de la cosa.
En la sueesien por causa de muerte, el titulo es el testamento o la
ley, que llama al heredero a recibir la herencia; el modo es Ia sucesiOn
por causa de muerte. Asi, muere Juan, y lo hereda Pedro; ,por que here-
da Pedro y no lo hereda Diego? Porque Juan en su testamento instituyO
heredero a Pedro, o porque Ia ley, a falta de testamento, llama a Pedro
a recoger la herencia. Ese testamento o esa ley son el titulo de la adqui-
siciOn de Ia herencia, la causa remota, el antecedente neeesario. Ahora,
el modo es la sucesien por causa de muerte, porque en virtud de la ley es
la muerte la que opera el traspaso.
La doctrina establecida en el COcligo Civil en cuanto a Ia adquisi-
ciOn del dominio, y segim la cual se necesita un titulo y un modo, fuê ya
formulada en el Derecho Romano que nuestro COdigo sigue al pie de Ia
letra en esta materia. Por eso se dice que nuestra legislaciOn al respecto,
es romanista. Esta es, por lo demfis, la doetrina generalmente admitida,
except° por el COI:lig° Frances, y aquellos que se flan limitado a adoptar
este
El Cedigo Frances introduce otro modo de adquirir el dominio: el
contrato. Se adquiere el dominio por el solo hecho del consentimienta de
las partes. Los jurisconsultos franceses razonan asi: el vendedor contrae
Ia obligaciOn de entregar, pero esta obligackin muere aI memento de ra-
cer, porque el acuerdo de las partes transfiere el dominio. No es, pues,
necesaria, la tradiciOn (1) .
En Chile, la compra-venta no es mode de adquirir, sino titulo que
habilita al comprador para adquirir el dominio por tradiciOn; lo mismo
cabe decir de la permuta, el mutup, la donación, etc., Esto no admite Ju-
das dentro de nuestro COdigo, y adem6s, en el Mensaje se explica clara-
mente el regimen de adquisicien del dominio que el COdigo establece.
el asunto, trajo mayores complicaciones porque los contratos tienen ranches conse-
- cuencias para terceros, mejor dicho, pars. la coIectividad social entera, ya que a todos
los individuos les interests saber si tal o coal propiedad es de Pedro o es de Juan.
Fueron. tales Los inconvenientes notados en Francia, a este respecto, que se debi6 die-
tar una icy el ado 1857 para regir los efectos de los contratos con relacidn a terceros;
manteniendo el sistema del contrato-modo de adquirir solo pars. las partes contra-
tantes.
Los cddigos modernos (suizo, alemân, etc.) siguen el sisterna romanista.
— 56
dad de hecho", pero no se podra transferir la. "universalidad juridica", ya qua ello
esta expresamente prohibido por el cOdigo. Luego la "universalidad juridica" no pue-
de "transferirse", sino que puede solo "transmitirse" por medio de Ia sucesiOn por
causa de muerte a titulo universal, as decir, como heredero. •
La C. Suprema. parece haber olvidado este principle tan fundamental en una
sentencia dictada no ha mucho.
índice
— 59 —
TITULO IV
DE LA OCUPACION
GrENERALIDADES
lenas pueden ser adquiridos por la caza o por la pesca, no pueden serlo
en la epoca en que las leyes u ordenanzas respectivas prohiben la caza
pesca de determinadas especies. Asi, la Ordenanza Municipal de Santiago
de 25 de marzo de 1898, prohibie la caza en la epdca comprendida entre
el 1.,° de marzo y el 1.° de septiembre (1). Una ley de 19 de agosto de
1893, prohibie durante 4 arios la pesca de lobos y nutrias con el propesito
de evitar la extincien de estas especies a causa de la activa pesca y caza
que de ellas se hacia. Recientemente se ha dictado una decreto ley sobre
la pesca maritima y fluvial, que sefiala las epocas en que pueden pescar-
Se las diferentes especies (2). De manera que no pueden adquirirse por
ocupaciOn las cosas cuya adquisicien prohiban las leyes chilenas, sea per-
petua o temporalmente. El Derecho Internacional prohibe el pillaje, la
ocupaciOn de ciertos bienes particulares en caso de guerra, como los de-
pesitos en los Bancos.
El tercer requisito es que haya aprehensien material y ânimo o in-
tention de adquirir el dominio de la cosa. Dentro de este requisito hay
pues, que distinguir dos elementos: la aprehensien material y el hnimo de
adquirirlo. El primero de estos elementos es Material, real o de hecho;
el segundo es un elemento intencional. Este elemento no puede faltar
la ocupaciOn, porque todo modo de adquirir es un hecho, al cual la ley
atribuye la virtud de realizar la adquisiciOn del dominio, y como es este
el hecho material al que la ley atribuye tat efecto, es legico que si falta,
no hay modo de adquirir. lsor in misma razOn, los dementes y los infan-
(1) Actualmente rige, sobre caza, la ley N.° 4601 de 1.° de Julio de 1929, cuyo
reglamento fue dictado ese mismo afio. El Art. 2.° de esta ley establece las condi-
ciones para permitir la caza y las sanciones para los que las infringer. De las infrac-
clones conocen los intendentes y gobernadores respectiyos.
(2) El Decreto con fuerza de ley N.° 34 de 12 de Marzo de 1931.
índice
-62--
unicos que pueden ser adquiridos por ocupacien, porque si bien pueden
serlo los dome§ticados cuando pierden el habit° de volver al amparo del
hombre, solo lo son cuando recobran su calidad de animales bravias.
Determinados ya los animales que pueden ser objeto de la ocu-
pación, cabe preguntarse, en que momento el cazador o pescador se apo-
dera de el; y se entiende que se apodera de el en los tres ,casos siguientes:
1) Cuando lo ha tornado 'materialmente. Hay en este caso aprehensian
real de la cosa; 2) cuando lo ha herido gravemente, de manera que no
le sea fácil escapar, siempre que el cazador persista en perseguirlo, y 3)
cuando el animal ha caido en sus trampas o en sus redps, siempre que
haya construido las trampas o tendido las redes en tierras en que sea
licito cazar. En los dos Ciltimos casos, la ley viene a anticipar la adquisi-
chin, come una compensacien a los esfuerzos gastados por el inclividuo;
y si otro cazador o pescador se apropia del animal herido que el iba per-
siguiendo, tiene derecho para exigirle que se lo entregue, porque ya lo
habia adquirido por ocupacien. Esto es 0, reglamentado per los Arts. 617
-
y 618.
El Art. 617 dice: "Se entiende que el cazador o pescador se apo-
dera del animal bravio y lo hace suyo, desde el momento que lo ha herido
gravemente, de manera que ya no le sea Men escapar, y mientras per-
siste en perseguirlo; o desde el momento en que el animal ha caido en
sus trampas o redes, con tat que las haya armada o tendido en paraje
donde be sea licito cazar o pescar".
"Si el animal herido entra eh tierras ajenas donde no es licito Ca-
zar sin permiso del dueno, podra, este hacerIa suyo".
Y el Art. 618 dice: "No es licito a un cazador o pescador perse-
guir al animal bravio que es ya perseguido por otro cazador o pescador;
si lo laiciere sin su consentimiento, y se apoderare del animal, podrh el
otro reclamarlo como suyo".
Con estas .dos, disposiciones el Codigo Civil puso fin a una discu-
sien de muchos alias entre los autores franceses sabre cual es el momen-
to en que un cazador o pescador se hace clueflo del animal, porque el CO-
digo de Napoleon no regIamente esta materia.
Aparte de estas regla,s generales, aplicables indistintamente a la
eaza y a la pesca, hay reglas especiales para cada una de ellas.
Con respect° a Ia caza, se dispone que solo podrk cazarse en tie-
rras propias, y en ajenas eon 'Dennis° del dueno; salvo que las tierras
ajenas no esten cerradas ni plantadas y que el dueilo no haya prohibido
la caza en ellas. Asi lo dispone el Art. 609: "No se puede cazar sino en
tierras propias, o en las ajenas, con permiso del duello".
"Pero no sera necesarlo este permiso si las tierras no estuvieren
cerca,clas, ni plantadas o cultivadas; a menos que el duefio haya prohibido
-
de los Arts. 612, 613 y 614, que establecen una serie de franquicias en
favor de los pescadores. Estas franquicias se reducen a que pueden ha-
cer uso de la playa del mar para todos los menesteres de la pesci; ade-
ma,s, pueden hacer uso de las tierras adyacentes hasta una distancia de
8 metros de la playa, medidos desde la linea de las más altas mareas, de-
biendo resp6tar las construceione que alli existan, y los cercos, plan-
tios y arboledas. Y como obligacidn correlativa, el Art. 614 dispone que
.
duefio, como las monedas que se arroja para que las haga suyas el pri-
mer ocupante. No se presumen abandonadas por sus duefibs las cosas que
los navegantes arrojan al mar para aligerar la nave".
Se le llama invenciOn, porque viene del latin invenire, que quiere
decir hallar, encontrar; no es, pues, como se cree, la manera de adquirir
una cosa como resultado de un invento o descubrimiento.
Para que haya invenciOn o hallazgo es necesario que se reunan
los tres requisitos: 1) Que se trate de cosas inanimadas; 2) Que se trate
de una cosa res minus, es decir, de cosa que no tiene duefio, y 3) Que el
que encuentra la cosa se apodere de ella, porque de lo contrario no existe
intend& de adquirir el dominio.
Por invenciOn o hallazgo se adquiere el dominio de las cosas que
no pertenecen a nadie, que no presentan seriales de dominio anterior; es
menester que no tengan o hayan tenido duefio. Se encuentran en esta
situation las cosas que arroja el mar, y tambien las cosas comunes a to-
dos los hombres, que si bien no pueden ser apropiadas en todo, pueden
serlo en pequefias fracciones. Asi, el que toma un poco de agua del mar
en una botella, adquiere el dominio de esa porciOn de agua por invenciOn
o hallazgo.
Las cosas que tienen duals) no podriin ser adquiridas por la inven-
ciOn o hallazgo; y asi, si alguien encuentra una cosa que no presenta se-
hales de dominio anterior, no se la considera como res ;minus, sino como
especies al parecer perdidas, y por lo tanto, no pueden ser adquiridas por
invenciOn o hallazgo. La ley, no obstante haber enunciado este principio
en el inc. 1.° del Art. 624, ha asimilado en el inc. 3.° del mismo Art. a las
cosas que no han tenido nunca duerio, las cosas que los romanos llama-
ban res derelictas, aquellas cosas, que el propietario abandona para que
las haga suyas el primer ocupante. En realidad, en las res derelietas hay
una donaciOn a persona indeterminada, y esta circunstancia, la de que la
persona favorecida sea indeterminada, la que ha hecho que el legislador
la reglamente, no en la donaciOn, sino en la ocupaciOn. Ejemplo tipico de
res derelictas son las monedas que en los casos de bautizo arroja el pa-
drino a los espectadores.
Para que una cosa sea res derelicta, es menester que la intenciOn o
ânimo del propietario de renunciar a su dominio, sea expreso, manifies-
to, porque es regla general en Derecho que las renuncias no se presumen,
como tampoco se presume el ânimo de donaciOn. No es lo corriente que el
hombre ande desprendiendose voluntariamente de los objetos de su pro-
piedad; de manera que en caso de duda sobre si el propietario ha abando-
nado o no la cosa, deberk resolverse por la negativa, y considerar las co-
sas como especies al parecer perdidas. Por eso dice el Art. 624, en su inc.
4.° que no se presumen abandonadas las cosas que los navegantes arro-
jan al mar para aligerar la nave; y no podia ser de otra manera, porque
en primer lugar, las cosas no son arrojadas por su propietario, que tal
vez ignora el hecho, y por lo tanto, no ha podido consentir; y en segundo
—
vil una aprehesiOn real y efectiva, sino que se contenta con una aprehen-
skin presunta.
Para saber a quien pertenece el tesoro, hay que distinguir si lo ha
descubierto el propietario del suelo en que se encuentra, o si lo ha descu-
bierto un extrario. Si lo ha descubierto el propietario, le pertenece a el la
totalidad del tesoro: la mitad a titulo de propietario, y la otra mitad a ti-
tulo de descubridor. El dominio del tesoro no lo adquiere el propietario
por accesien, como se cree, sino por ocupaciOn, es decir, es necesario que
sea el el que descubra el tesoro. Para que se verifique esta adquisicien,
es menester que el descubridor sea propietario del suelo ; no bastaria que
fuera usufructuario, porque si bien tiene el use y el goce del inmueble, el
Art. 786 dice que el usufructuario no tiene sobre los tesoros que se en-
cuentran y se descubren en el suelo, que usufructim, el mismo der echo -
como bienes perdidos, o como tesoro encontrado en suelo ajeno, segim los
antecedentes y seriales".
"En este segundo caso, deducidos los costos, se dividirk el tesoro
por partes iguales entre el denunciador y el duerio del suelo; pero no po-
dr& este pedir indemnizacien de perjuicios, a menos de renunciar su por-
don" .
Si por los antecedentes y seriales resultare que se trata de especies
al perecer perdidas, se aplicarân las reglas que dentro de poco estudia-
remos.
LA CAPTURA BELICA. — La Ultima clase de ocupaciOn de es-
pecies inanimadas es la captura Mica, materia de que tratan los Arts.
640, 641 y 642. La captura belica es el botin que se toma al enemigo en
la guerra.
Antiguamente, la guerra era de pueblo a pueblo; de ahi que se
autorizara la comisiOn de todo acto tendiente a destruir la persona o bie-
nes del enemigo, como el saqueo, el pillaje, etc. Hoy dia la guerra se hace
de Estado a Estado, y de este principio se derivan consecuencias juridi-
cas muy importantes. En primer lugar, en conformidad a los principios
del Derecho Internacional, se respeta la propiedad privada en la tierra, y
solo puede capturarse lo que pertenece a los Estados beligerantes, mas
no lo que pertenece a los particulares. No sucede lo mismo con la propie-
dad en el mar. En el mar, toda propiedad, sea de los estados beligerantes
o de los particulares, es susceptible de captura belica, sin mks limitacio-
nes que las establecidas por el Congreso de Paris de 16 de abril de 1856,
entre las cuales figura la abolition del corso, o sea, la autorizaciOn o per-
miso que el Estado daba a los particulares para it a destruir el comercio
enemigo; de manera, que la propiedad privada en el mar puede ser cap-
turada por el Estado y por la marina de guerra del Estado, pero no por
los particulares. El Cedigo Civil se limita a disponer que la captura be-
lica es una forma de ocupaciOn que solo puede invocar el Estado. En efec-
to, el Art. 640, dice:
"El Estado se hace duerio de todas las propiedades que se toman
en guerra de nation a nacien, no solo a los enemigos sino a los neutrales,
y aun a los aliados y los nacionales, segfin lOs casos y dispone de ellas en
conformidad a las Ordenanzas de Marina y de Corso".
No pueden, pues, los particulares, adquirir el dominio de las pro-
piedades enemigas por captura belica. Ese principio est& desarrollado en
los Arts. 641 y 642, y no es sino una consecuencia de que conforme al De-
recho Internacional moderno, la guerra se hace de Estado a Estado, y no
de pueblo a pueblo.
El Art. 641 dispone• "Las presas hechas por bandidos, piratas o
insurgentes, no transfieren dominio, y represadas deberin restituirse a
los duerios, pagando estos el premio de salvamento a los represadores.
Este premio se regular& por el que en casos analogos se conceda a los
apresadores en guerra de mei& a nacien".
— 73 —
arroja a la calle, ese sera una res derelicta, porque al arrojarlo su pro-
pietario manifiesta el propOsito de desprenderse del dominio que tiene
sobre el; pero si a esa misma persona se le queda involuntariamente el
diario en el tranvia, se tratara, de una especie al parecer perdida, porque
no habra ammo de desprenderse del dominio. Dentro de la aplicaciOn ri-
gurosa de la ley, debieran en este caso hacerse todos los tramites y dili-
gencias que establece el Cedigo Civil, para averiguar el paradero del
diario.
El COdigo Civil reglamenta con toda minuciosidad la situaciOn de
las especies al parecer perdidas, y todo el procedimiento tiende a cercio-
rarse de si el propietario tuvo o no la intenciem de desprerkierse de la
cosa; pero mientras la situacien no este establecida, la cosa no es consi-
derada como res derelicta.
El COdigo Civil establece reglas distintas para las especies al pa-
recer perdidas, esto es, las que se pierden en tierra, y para las especies
naufragas, esto es, para las que se pierden en el mar. Todas estas reglas
son ma's propias del Derecho Administrativo, de la ley de Municipalida-
des o de las Ordenanzas de Policia, y asi lo ha entendido el COdigo Fran-
ces. Sin embargo, nuestro COdigo, lo mismo que el sistema de las leyes
espariblas, consignO al respecto una serie de reglas que constituyen un
procedimiento bastante engorroso y complicado. Estas reglas esten con-
tenidas en los Arts. 629 a 639 inclusive. De la expresiein especies mue-
bles que emplea el Art. 629, parece desprenderse que estas reglas son
aplicables indistintamente a los muebles animados e inanimados; sin em-
bargo no es asi, porque si bien con arreglo al Art. 567, la expresiOn mue-
bles comprende ambas especies, el Art. 623 ya ha fijado reglas para el
caso de que los animales domesticos se fuguen, y el 619 las ha fijado
tambien respecto de los animales domesticados; y como segiin el Art. 13,
las leyes especiales prevalecen sobre las generates, llegamos a la conclu-
skin de que las disposiciones de los Arts. 629 y siguientes, relativas a las
especies muebles perdidas, se refieren exclusivamente a las cosas mue-
bles inanimadas.
Con arreglo al Art. 623, la situaciOn de los animales aparecidos
o perdidos se rige por las Ordenanzas de la Policia Rural o Urbana res-
pectivas ; pero el Art. 629 no tendra aplicaciOn sino en el caso de que esas
Ordenanzas nada digan al respecto.
El Art. 629 se refiere a las cosas muebles inanimadas que el pro-
pietario ha perdido involuntariamente, y que, por presentar sefiales de
dominio anterior no pueden ser objeto de la ocupaciem, pues no consta
la intenciOn del duerio de abandonar la cosa. Por eso, el legislador, cuan-
do se encuentra en presencia de una cosa que tiene sefiales de dominio
anterior, y que no consta la intenciOn del duefio de abandonarla, la consi-
dera entonces como cosas al parecer perdidas, y establece un largo pro-
cedimiento para buscar al propietario. Quedan comprendidas en las dis-
posiciones del Art. 629 y siguientes, todas las cosas que el duefio haya
- 75—
defecto".
Y el Art. 494, en su N.° 19 dice: "Sufrirán la pena de prisiOn en
sus grados medio a mAximo, o multa de 10 a 100 pesos: el que ejecutare
alguno de los hechos penados en los Arts. 189, 446, inciso 1.° del 448, 467,
469 y 470, siempre que el delito se refiera a valores que no exceden de
diez pesos". Una reforma hecha al COdigo Penal elev6 la cuantia para el
efecto de determinar la pena (1) .
Sobre las disposiciones del COdigo• Civil prevalecen las disposicio-
nes de carâcter especial, con arreglo a los Arts. 4 y 13.. Asi, respecto a
las especies al parecer perdidas, prevalecen sobre las disposiciones estu-
diadas algunas leyes especiales, como la Ordenanza General de Aduanas
de 24 de diciembre de 1872, Tie reglamenta la situation de las mercade-
rias no reclamadas dentro de cierto plazo; la Ordenanza de Correos, de
22 de febrero de 1858, que reglamenta lo que debe hacerse con la corres-
pondencia muerta o rezagada, etc.
Pasamos ahora a la situation de las especies naufragas.
Se entiende por' especies nhufragas, las que se arrojan al mar en
caso de un naufragio, los efectos que, segim la apariencia, pertenecen a
la carga o aparejos de un buque, y los restos de buque. Se ocupan de esta
materia los Arts. 635 a 639 inclusive, 'en la parte no modificada por la
Ley de NavegaciOn a que luego nos referiremos.
El procedimiento con respecto a las especies naufragas es el si-
guiente :
Las personas que tuvieren conocimiento de un naufragio o que
vieren flotando especies naufragas, deberân denunciar el hecho a la au-
toridad maritima respectiva, y en su defect°, a cualquier funcionario
para que tome las medidas indicadas en el Art. 1159 del COdigo de
Comercio, y en el Art. 132 y siguientes de la Ley de NavegaciOn de 24 de
junio de 1878. Entre tanto, se procedeth a salvar los objetos thufragos,
siendo de advertir que el que tenga alguno de estos objetos no de cuen-
ta a la autoridad, queda sujeto a las penas del Art. 448 del COdigo Penal,
que ya hemos insertado. El procedimiento se aplica tanto al caso de nau-
fragio de una nave nacional, como de una nave extranjera, si bien an
este Ultimo caso debe darse cuenta tambien al respectivo Consulado, si
lo hubiere.
Para saber que se hace con las especies, hay que distinguir si el
duerio se presenta o no a reclamarlos. Si se presenta, le seran entrega-
das por la autoridad que haya dirigido el salvamento, y por su parte, el
DE LA ACCESION
que se junta a ella. Los productos de las cosas son frutos naturales o
civiles".
Puesto que este Art. no distingue, la accesiOn es un modo de ad-
quirir todo lo que se junta a una coca, sea natural, sea artificialmente.
El hecho material, que produce el efecto juridico de operar la adquisiciOn
del dominio, es la union de una cosa a otra, y como este fenOmeno solo
es posibie en las cosas corporales, la accesiOn es un modo de adquirir que
solo se apnea a estas cosas.
La accesiOn no as sino la consecuencia de un dominio anterior que
se tiene sobre la coca principal, y no hay en ella otra cosa que una apii-
,
caciOn del aforismo que dice "que lo accesorio Sigue la suerte de lo prin-
cipal". No es, pues, un dominio distinto, separado e independiente del
que se tiene sobre la cosa principal, sino que es este mismo dominio eI
que se extiende a la coca que a ella se une.
La propiedad tiene en el Derecho una fuerza de atracciOn anfiloga
a la del iman en fisica: si la cosa se agranda o aumenta, la propie dad cu-
-
Todo esto no quiere decir que Ia accesiOn Ono sea un modo origina-
rio de adquirir, porque las cosas accesorias no han tenido antes dueiio,
o si lo han tenido, el dual) de la cosa principal no adquiere Ia Cosa acce-
soria a consecuencia de un traspaso que el propietario le haga. La prueba
mac evidente que el dominio que se adquiere por la accesiOn, no es una
consecuencia del traspaso de un dominio anterior, esta, en que el usufruc-
to y la hipoteca se extiende a los aumentos que experimente Ia finca usu-
fructuada o hipotecada. Esto prueba que el dominio qua se adquiere por
la accesiOn no es sino una consecuencia del dominio que se tiene sobre Ia
cosa principal, porque si asi no fuere, la hipoteca y el usufructo no po-
drian hacerse extensivos a estos aumentos, porque el acuerdo o contrato
no los incluya.
La accesiOn es un modo de adquirir que difiere fundamentalmen-
te de todos los denads, y en ciencia juridica no es un modo de adquirir
el dominio. En la legislaciOn positiya chilena lo es, porque el COdigo be
da tai caracter y eso Basta, pero en doctrina no reune todos los requisi-
índice
— 81 —
Sin embargo, el COdigo Civil .en su Art. 643, considera que el propietario
adquiere los frutos por accesiOn.
Ef Art. _643 termina diciendo que los productob de una cosa son
frutos naturales-o civiles, confundiendo, coma se ye, los productos con
los frutos, que son dos cosas distintas. Product° es el género, y fruto es
la especie, de donde se cornprende que todo fruto es necesariamente an
product°, pero no todo product° es necesariamente un fruto.
Product°, en su mess amplia acepcien, es fad° lo que se obtiene
de una cosa, o pale de ella: lbs minerales, las piedras de una cantera, Ica
frutos de los arboles, las crias de los animales. Los productos se dividen
en productos propiamente tales y en frutos.
Fruto es lo que da una cosa periddicamente debido a su destino
natural, y sin alteraciOn ni clisminucien sensible de su substancia, v. gr.,
los frutos de los drboles, las flores de los mismos, las maderas de los
bosques explotados en forma cientifica que permita su reproducciOn, Ias
crias de lo s animales. Lo que' constituye en su esencia los frutos es su
i
_pueden recla,marse los frutos. Asi, el Art. 526 dice que el tutor o curador
tendrà en recompensa de su trabajo la decima parte de los frutos de los
bienes de su pupilo que administra; y el Art. 573 dispone que en general,
no se contarân entre los frutos de que debe deducirse la decima,, las ma-
terias que separadas no renacen, ni aquellas cuya separaciOn deteriora
-el fundo o disminuye su valor, por consiguiente --I- dice este Art. — no
se contara entre los frutos la lefia o madera que se vende, cuando el torte
no se hace con la regularidad necesaria para que se conserver en su ser
los bosques y arbolados".
Una cosa anâloga tendremos ocasiOn de ver al estudiar el usufructo
y el arrendamiento, pues el colono tiene de recho pars servirse de los frutos.
-
de obra humana.
(2) Una cuestiOn se puede presentar con respecto al inc. 1.° de este Art. 650.
Generalmente se construyen caminos pdblicos paralelos con un rio, les quita o no,
este camino, el caracter de riberanos a los propietarios que estãn separados de la ri-
bera por dicho camino pilblico? La opinion general es que esta circunstancia les qui-
ta a los propietarios el caracter de riberanos y que el aluviOn favorece al camino pa-
nne° (Esto lo sostiene Planiol y otros).
Don Luis Claro Solar, entre nosotros, argumenta en contrario, diciendo que,
"como el camino tiene una extension determinada y fija, no les puede guitar a los ri-
" beranos el hecho de serlo".
— .85 —
el agua. Pero puede suceder que prolongadas estas lineas se corten antes
de ilegar al agua. Se formara en este caso un trifingulo con las dos 'Incas
prolongadas y el horde del agua. Este trifingulo se clividira, en dos par-
.
tes iguales, mediante una linea recta que parta del punto de intersecciem,
hasta el horde del agua.
Cada una de estas partes perteneceri a uno de los propietarios co-
lindantes. Esta regla estk contenida en el Art. 651, que dice:
"Siempre que prolongadas las antedichas lineas de demarcacien
se corten una a otra, antes de Ilegar al agua, el•trifingulo formado por
ellas y por el borde del agua, accederk a las dos heredades laterales; una
linea recta que lo divida en dos partes iguales, tirada desde el punto de
intercesiOn hasta el agua, sera la linea divisoria entre las dos heredades".
U. AVULSION. - Es otra de las formal de accesiOn de inmueble
,
a inmueble. Se llama avulsiOn la parte del suelo que, arrancada por una,
avenida u otra fuerza natural violenta, es transportada por el agua a un
predio inferior.
En la avulsiOn, a diferencia del aluviem, hay un terreno perfecta-
mente determinado y cuyo propietario es conociolo. En este caso, el due-
no del pedazo de suelo, es decir, el duefio del predio de donde el pedazo
de suelo ha sido arrancado, conserva su dominio sobre el, pero para el
efecto de llevfirselo. Este derecho lo conserva por espacio de un ario, y si
dentro de este lapso no lo reclama y se lo lleva, accede a la heredad en
que se hubieke fijado.
En. el Derecho Romano, el propietario del predio inferior adquiria
el terreno de avulsiOn, cuando los arboles arraigaban en el; pero esto ha
dado origen a un sinninnero de difigultades, que nuestro COdigo evita
con la, disposiciem del Art. 652, en que se contienen los principios expues-
tos (1) .
Dice el Art. 652:
"Sobre Ia parte del suelo que por una avenida o por otra fuerza
natural violenta es transportada de un sitio a otro; conserva el duerio su
dominio, para eL solo efecto de. Ilevirsela; pero si 110 la reclama dentro
del subsiguiente ario, Ia hark suya el duerio del sitio a que file trans-
portada".
III. MUTACION DE ALVEO 0 CAMBIO DE CAUCE DE UN
RIO. — Es la tercera forma de accesiem de inmueble a inmueble, y es una
cosa muy frecuente, sobre todo en Chile.
A este respect° pueden presentarse dos situaciones.
1. — Un rio cambia de cauce;
2. — Un rio se abre en dos.brazos, que no vuelven despises a jun-
tarse.
PRIMERA SITUACION: Un rio cambia de cauce. — Un rio pue-
(1) En nuestro pais parece no haberse producido, hasta la fecha, ningnn caso
de esta forma de accesiOn.
— 86 —
656 que dice: "La nueva isla formada por un rio que se 'abre en dos Bra-
zos que vuelven despues a juntarse, no altera el anterior dominio de los
terrenos comprendidos en ella; pero el nuevo terreno descubierto por el
rfo accederá a las heredades contiguas como en el caso del Art. 654".
B) La isla se forma en el lecho del rio, situation contemplada en
la regla tercera del Art. 656.
Para determinar a quien pertenece la isla en este caso hay que
distinguir dos situaciones distintas:
1. — Si toda la isla esti mks cercana a una de las riberas, accederk
a las heredades de dicha ribera, dentro de sus respectivas lineas de de-
marcacien. Asi lo dispone el primer inciso de la regla 3. a citada: "La nue-
va isla que se forme en el cauce de un rio, accederk a las heredades de
-
aquella de las dos riberas a que estuviere mks cercana toda la isla; co-
rrespondiendo a cada heredad la parte comprendida entre sus respectivas
lineas de demarcation, prolongadas directamente hasta la isla y sobre la
superficie de ella".
Ahora, como se sabe si toda la isla esta mas cercana a una de las
riberas? Se traza una linea imaginaria por el cauce del rio, que divida a
este en dos porciones iguales, y es menester que toda la isla, en todos
sus contornos, quede dentro del espacio comprendido entre una de las ri-
beras y la lfnea imaginaria, porque la regla inserta mks arriba dice que
accedera a las propiedades de aquella de las dos riberas a que estuviere
mks cercana toda la isla. Es, pues, necesario, que la linea imaginaria no
corte la isla.
2. — Toda la isla no esta mks cercana a una de las riberas, lo que
sucederi cuando la linea imaginaria divida o toque en cualquiera forma
los bordes de la isla. Se aplica en este caso la regla del inciso 2.° del N.°
3 del Krt. 656, segim la cual la.s heredades de ambas riberas tienen dere-
cho a la isla, dentro de sus respectivas lineas de demarcation prolonga-
das directamente hasta el agua y sobre la superficie de la isla. Las por-
ciones que por la prolongation de estas lineas correspondan a dos. o mks
heredades, se dividirân entre estas por iguales partes.
Dice la regla citada: "Si toda la isla no estuviere mks cercana a
una de las dos riberas que a la otra, accederd a las heredades de ambas
riberas; correspondiendo a cada heredad la parte comprendida entre sus
respectivas lineas de demarcation prolongadas directamente hasta la Isla
y sobre la superficie de ella. Las partes de la isla que en virtud de estas
disposiciones correspondieren a dos o m'as heredades, se dividirán en par-
tes iguales entre las heredades comunetas.
C) La isla se forma en un lago. — Se ocupa de este caso la regla
sexta del Art. 656. En conformidad a ella la distribution de la isla se ha-
rk, en la forma que lo indica el inciso segundo de la regla tercera del mis-
mo articulo, esto es, en conformidad a la regla para la division de la isla
que se forma en el lecho de un rio, cuando toda la isla no esth mks cerca-
na de una ribera que de la otra. Pero no tendrkn parte en la divisiOn.
— 89 —
aquellas heredades cuya menor distancia de la isla sea mayor que la mi-
tad del dihmetro de la isla, medido en la direcciOn cle esta misma distan-
cia. Surge aqui el problema de determinar a quien pertenece la isla, cuan-
do ninguna de las heredades ester. a la distancia conveniente para tener
participaciOn en la division de ella. Sostienen algunos que en este caso
la Isla pertenece en comunidad a todos lob propietarios riberanos, mien-
tras otros, y. esta parece ser la soluciOn rads acertada, sostienen que la
isla pertenece al Estado, porque ninginio de los propietarios riberanos
reune las condiciones exigidas en la ley para que tenga participaciOn en
la Isla, y en tal caso, conforme al Art. 590, su dominio corresponderia al
Estado.
La regla 6.' del Art. 656, dice: "A la nueva Isla que se forme en
.
calidad o aptitud, debiendo adonis pagar los perjuicios que hubiere irro-
gado al propietario de los materiales. Como vemos, en este caso, la situa-
tion del propietario es menos favorable que en el primero. Estas reglas
se dan en la primera parte del inciso 2.° del Art. 668: "Si por su parte no
hubo justa causa de error, seri, obligado al resarcimiento de perjuicios".
c) El propietario del inmueble ha procedido a sabiendas de que
los materiales eran ajenos, es decir, ha procedido de mala fe. En este
caso cae sobre el todo el peso de la ley. Esta obligado no solo a pagar el
justo precio de los materiales y los perjuicios, sino que tambien queda
sujeto a la pena de hurto. Vemos, pues, que es mayor la responsabilidad
del dual°, mientras peor es su situation juridica respecto de los materia-
les. Esta regla esti, en el inciso 2.° del Art. 668, a continuation de la an-
terior: "Y si ha procedido a sabiendas, quedara tambien sujeto a la ac-
tion criminal competente".
2.° El duefio de los materiales tuvo conocimiento del uso que de
ellos hacia el propietario del inmueble. En este caso, el propietario del
inmueble se hace, como en los casos anteriores, duerio de la construction,
plantaciOn o sementera, y haya procedido con o sin justa causa de error,
o, a sabiendas, 'su responsabilidad es siempre la misma. SOlo esta obliga-
do a pagar el justo precio de los materiales u otro tanto de la misma na-
turaleza, calidad y aptitud. La ley presume que en este caso el propieta-
rio de los materiales ha consentido que se usara de ellos. Hay en realidad
una compra-venta, en la cual el duefio del inmueble debe pagar el precio.
Por la misma razOn, no cabe hablar de accesiOn, sino mas propiamente de
tradiciOn, desde que hay consentimiento de las partes. Esta regla se con-
tiene en la parte final del inc. 2.° del Art. 668: "Pero sr el duerio de los
materiales tuvo conocimiento del uso que se hacia de ellos, solo habra lu-
gar a la disposiciOn del inciso anterior".
En virtud del inciso 3 del Art. 668: "La misma regla se aplica al
que planta o siembra en suelo propio vegetales o semillas ajenas".
Segundo caso. — Se edifica, planta o siembra, con materiales pro-
pios en suelo a jeno. Como en el caso anterior, hay que distinguir si el due-
no del suelo tuvo conocimiento de lo que hacia el dueiio de los materiales,
o si no lo tuvo.
Si no tuvo conocimiento, con arreglo al Art. 669 inciso 1. , el pro-
0
TIPULO VI
DE LA TRADICION
tre vivos que tiene el carkter de derivativo, esto es, que sirve_ para trans-
ferir el domitho;
Per ultimo , porque a diferencia de lo que sucede con la ocupacien
y la accesiOn, que solo sirven pars adquirir el dominio de las cosas corpora-
les, la tradiciOn sirve tambien para adquirir el dominio de las cosas incor-
porales, y no _solo de los derechos reales, sine tambien de los derechos
personales, porque el inciso final- del Art. 670, que define la tradiciOn,
dispone expresamente que lo que se dice del dominio se extiende a todos
los otros derechos, reales.
El Art. 670 dice que: "La tradicift es un modo de adquirir el do-
minio de las cosas, y consiste en la entrega que el duefio hate de ellas a
otrp, 'habiendo por una parte la facultad e intend& de transferir el do-
y por otra la capacidad e intention de adquirirlo. Lo clue se dice
del dorninio se extiende a todos los otros derechos reales".
El Cedigo Prances no reglamenta la tracliciOn, porque dent' de
el, el solo consentimento de las partes, o sea, un contrato, es mode de ad-r
quirir el dominio. De modo que no es necesario que al contrato siga la en-
trega o traclicien de la cosa (1) .
s
Nuestro COdigo Civil los confunde en el Art. 1824, cuando dice que:
"Las obligaciones del vendedor se reducen en general a dos: la entrega
o tradiciem, y el saneamiento de la cosa vendida". Como se ye, toma los
terminos entrega y tradiciem como sinOnimos.
El Art. 2174, al hablar del comodato dice que, "Este contrato no
se perfecciona sino por la tradiciOn de la cosa", cuando ha debido decir:
"por is entrega de la cosa". En el mismo error incurre el Art. 2437, cuan-
do dice: "El contrato de anticresis se perfecciona por la tradicien del in-
mueble".
Juridicamente consideradas, la entrega y la tradiciOn no pueden ni
deben confundirse en ningim caso. Entrega es todo acto material por el
cual una persona traspasa una cosa a otra; representa un acto material
desprovisto de toda significaciOn juridica. Cuando este acto material lle-
va envuelta la signification juridica de transferir el dominio, deja de ser
una simple entrega para convertirse en tradiciOn.
De manera que si bien la tradiciem supone necesariamente la entre-
ga, estas no son una misma cosa, porque mientras la entrega es un mero
acto material, la tradicien es la transferencia del dominio. La entrega
viene a ser asi el genero y la tradiciOn, la especie, aquella entrega que
tiene por objeto transferir el dominio, de donde resulta que toda tradi-
chin es necesariamente una entrega pero que no toda entrega es necesa-
riamente una tradiciOn.
La persona en cuyo favor se hace una entrega, es un mero tenedor
que no puede nunca prescribir; en cambio, la tradiciOn produce efectos
— 99 —
REQUISITOS DE LA TRADICION
Los requisitos para que la tradiciOn se efectde, son cuatro:
1. La concurrencia de dos personas: el tradente y el adquirente,
0
que declare nula o ineficaz la tradicien hecha por una persona que no tie-
ne el dominio de la cosa, y la nulidad no existe sino en los casos que la
ley seriala. Por el contrario, hay dos preceptos que ponen de manifiesto
que la tradicien hecha en estas condiciones es valida y surte efectos ju-
ridicos de gran importancia, si bien no transfiere ni puede transferir el
dominio. Son estos preceptos los Arts. 682 y 683. El primero dice:
"Si el tradente no es el verdadero duerio de la cosa que se entrega
por el o a su nombre, no se adquieren por medio de la tradiciOn otros de-
rechos que los transmisibles del mismo tradente sobre la cosa entregada.
Pero si el tradente adquiere despues el dominio, se entendera haberse
este transferido desde el momento de la tradicien".
Y el Art. 683 dice: "La tradiciOn da al adquirente, en los casos
101 —
y del mode que Ias leyes set mien, el derecho de ganar por la prescripciOn
-
fuerza y dolo. En cuanto al error rigen esas mismas reglas, sin perjuicio
de lo que disponen los Arts. 676 y 678.
El error, que puede afectar el consentimiento de las partes en la
tradiciOn, segfin el Art. 676 ya copiado, puede referirse a la identidad es-
pecifica de la cosa que debe entregarse, a la persona a quien se hace la
entrega, o al titulo.
El error solo en el nombre de la persona no invalida la tradiciOn,
segim expresamente lo dispone el inciso final del Art. 676. Respecto al
error que versa sobre la identidad especifica de la cosa, no hay novedad
y rige la regla del art. 1453; la voluntad de las partes no se ha juntado,
y por lo tanto, no ha podido generar un acto juridico; la tradiciOn es, por
lo tanto, inexistente. El error en cuanto al titulo vicia la tradiciOn, por-
que esta es la consecuencia y resultado forzoso de una causa anterior que
coloca al adquirente en situation de adquirir el dominio, y esa causa es el
titulo. Para que haya tradiciOn se necesita titulo, de manera que si no hay
titulo no hay tradiciOn.
El error en cuanto al titulo puede ser de una doble naturaleza:
1) Si una de las partes solamente ha entendido que el titulo es
traslaticio de dominio, y la otra ha entendido que es de otra naturaleza,
como si una de las partes cree entregar la cosa en comodato, y la otra
cree recibirla en donaciOn.
2) Las dos partes entienden la existencia de un titulo traslaticio
de dominio, pero de diferente naturaleza; como si una de las partes cree
que se trata de compra-venta y la otra de donación. En ambos casos el
error en cuanto al titulo invalida la tradiciOn. Asi lo dispone el Art. 677,
que dice:
"El error en el titulo invalida la tradiciOn, sea cuando una
de las partes supone un titulo traslaticio de dominio, como cuando por
una parte se tiene el ânimo de entregar a titulo de comodato, y por otra
se tiene el ânimo de recibir a titulo de donaciOn, o sea cuando por las dos
partes se suponen titulos traslaticios de dominio, pero diferentes, como
si por una parte se supone mutuo, y por otra, donaciOn".
Finalmente, el error en la persona vicia tambien la tradiciOn. La
tradiciOn no es sino el cumplimiento de una obligaciOn, y en conformidad
a los principios que rigen el pago, que no otra cosa, es la tradiciOn, el pa-
go debe ser hecho al acreedor, y por eso, si el tradente entrega la cosa a
una persona, creyendo que es el adquirente, habria error; en conformidad
al Art. 676, este error viciaria la tradiciOn, porque no se habria hecho
esta a la persona llamada a adquirir la cosa.
El Art. 678 agrega: "Si la tradiciOn se hace por medio de manda-
tarios o representantes legales, el error de estos invalida la tradiciOn".
Es decir, no solo el error del tradente o del adquirente vicia la tra-
diciOn, sino tambien el vicio en que hubieren incurrido los representantes
de uno u otro.
-107 —
el contexto de una ley servira para ilustrar el sentido de cada una de las
partes, de manera que haya entre todas ellas la debida correspondencia
y armonia, y en seguida, porque si la tradiciOn necesita un titulo trasla-
ticio de dominio, es claro que si el titulo se resuelve, es decir, si deja de
existir, que no otra cosa significa el cumplimiento de la condiciOn resolu-
toria tacita de que habla el Art. 1489, no puede subsistir la tradiciOn
porque no puede haber efecto sin causa.
El inc. 2.° del Art. 680 merece un analisis especial. Dice: "Verifi-
cada la entrega por el vendedor, se transfiere el dominio de la cosa ven-
dida, aunque no se haya pagado el precio, a menos que el vendedor se ha-
ya reservado el dominio hasta el pago, o hasta el cumplimiento de una
condiciOn". Esta disposiciOn se refiere, pues, al siguiente caso: Juan ven-
de un caballo a Pedro, quien deberh, pagar el precio en un mes de plazo;
Juan entrega el caballo a Pedro, pero si se reserva el dominio del caballo
hasta que se verifique el pago, Pedro no lo adquiere hasta entonces.
Quien lea el Art. 680 no encuentra otra soluciOn; pero hay una
regla de hermeneutica legal, segim la cual las disposiciones de una ley
deben interprestarse de manera que haya entre todas ellas la debida co-
rrespondencia y armonia, y un poco Inas adelante en el COdigo, nos en-
contramos con el Art. 1874, que dice todo lo contrario del Art. 680.
Dice ese Art. 1874: "La clausula de no transferirse el dominio sino
en virtud de la paga del precio, no producith otro efecto que el de la de-
manda alternativa enunciada en el Art. precedente; y pagando el com-
prador el precio, subsistirdn en todo caso las enajenaciones que hubiere
hecho de la cosa o los derechos que hubiere constituido sobre ella en el
tiempo intermedio".
Tenemos aqui dos disposiciones alternativamente contradictorias.
Dentro de nuestro mecanismo legal es incuestionable que por la entre-
ga del caballo se adquiere el dominio, porque hay tradiciOn, y el hecho
de que habiendo tradiciOn el dominio se quede en poder del tradente, no
se concibe ni material, ni juridicamente.
De todo, resulta que el alcance de estas disposiciones no es otro
que el siguiente: el Art. 680 autoriza para estipular en un contratct de
eorapia-venta que el vendedor se reserva el dominio hasta el page delpre-
cio; pero los efectos de esa estipulaciOn no son otros que los sefialados
en el Art. 1871, porque el Art. 1871 es una disposition de carkter espe-
cial, pues ester, contenido precisamente en el titulo del contrato de corn-
pra-venta, rnientras que el Art. 680 ester contenido en el titulo de Ia tra-
diciOn.
El Art. 680 autoriza la insertion de una elausula en el contrato de
compra-venta, y el Art. 1874 séfiala los efectos que ella produce, partien-
do de la base de que ella podria insertarse. En otras palabras, estipulan-
do entre vendedor y comprador que no se transfiere el dominio de la co-
sa vendida, sino en virtud del page del precio, esa estipulaciOn no produce
mL,s efectos que dar al vendedor la demanda alternatiVa sefialada en eI
Art. 1874.
ha efectuado la tradicien del derecho real sobre una cosa corporal mue-
ble. Algunos le han negado a este segundo caso, o sea, cuando la tradi-
cien se verifica mostrando la cosa al adquirente, el catheter de tradiciOn
real; pero is hay, porque la cosa queda real y efectivamente a disposicien
del adquirente. Esta forma de tradiciOn era la que en el Derecho Romano
se Ilamaba de larga mano.
La tradielOn ficta o simbOlica es la que se hace por medico de un
simbolo o serial. Se apela a procedimientos ficticios para dejar constancia
fehaciente de la tradicierk.. Tiene lugar en los casos 3 y 4, y primers par-
te del mimero 5 del Art., 684.
(1) En el proyecto de 1856, de Don Andres Bello, habla un articulo que deela:
"La Tradicidn puede ser "real y ficta o sinab5lica"; In tiadiciOn real consistirla en
entregar la cosa de mano a mano; o sea, existia por una parte la entrega objetiya,
y por la otra la intencidn de aprehenderIa; esta tradician seria la consignada en el
Art. 670 actual. La sir/lb:Inca o ficta seria cualquiera de los modes indicados en el
Art. 684, pues asi parece desprenderse y darlo a entender los bocablos "significando"
y "figurando" del primer inc. de dicho articulo.
8•
- 114 -
te primera del mismo Art., esto es, por la misma yenta, donation, u otro
titulo de enajenacien conferido al que tiene la cosa mueble como usufruc-
tuario, arrendatario, depositario o a cualquiera otro titulo no traslaticio
de dominio. Esta era la forma que en el Derecho Romano se llamaba tra-
ditio brevi maim. En este caso la tradiciOn se opera por el solo efecto del
contrato: un individuo tiene la cosa mueble en su poder o cualquier titulo
de mera tenencia, y ejecuta con el propietario un acto juridico que condu-
ce a la adquisiciOn del dominio. Si la ley no hubiera establecido esta for-
ma de tradicien, el tenedor habria tenido que entregar la cosa al traden-
te para que este pudiera hacer la tradicien. Para ahorrarse este procedi-
miento innecesario, la ley estima que desde el momento de celebrarse el
acto traslaticio de dominio, la tradicien qtiedaba hecha por esa sola cir-
cunstancia; de aqui el nombre de breve mano que le daban los romans,
porque se ahorra procedimientos. Asi, el contrato de compra-venta en fa-
vor de quien tiene la cosa como arrendatario o comodatario, opera por si
solo la tradiciOn de la cosa.
haga.
Toda tradiciOn necesita el consentimiento del tradente y del ad-
quirente; esto lo dice el Art. 670 y lo repiten los Arts. 672 y 673, y sien-
do la inscripciOn la manera de efectuar la tradiciOn, es necesario que con-
curra en ella el consentimiento de las partes, en el momento de su reali-
zaciOn, consentimiento que se manifiesta por la firma del tradente y del
adquirente en la inscripciOn. Por eso, los Arts. 78 y 83 del Reglamento
del Conservador, exigen como formalidad indispensable de la inscripciOn,
que sea suscrita por las partes.
Dice el Art. 78: "Si se pidiere la inscripciOn de un titulo traslati-
cio del dominio de un inmueble o de alguno de los derechos reales, men-
cionados en el Art 52, N.° 1 y en el titulo no apareciere facultado uno de
los otorgantes o un tercero para hacer por si solo el registro, sere, nece-
sario ademds que las partes o sus representantes, firmen la anataciOn".
Y el Art. 83, agrega: "A continuation de la Ultima palabra del tex-
117 —
to de la inscripciOn seguir6m las firmas de las partes en los casos que fue-
ren necesarios, debiendo cerrar la, inscripciOn la firma del Conservador".
Solo en un caso puede omitirse la firnia de Ias partes, y es cuando
estas han facultado a otra persona para 'que a su nombre requiera y fir-
ma la inscripeiOn correspondiente. De ahl que el Art. 60 del Regiamento,
disponga: "Los interesados pueden pedir Ia inscripciOn por si, por medio
de personeros o de sus representantes legales".
.
gaciOn de 1878.
Como vemos, en la enumeration hecha, faltan los derechos reales
de prenda, herencia y servidumbre.•En cuanto a Ia prenda, no tiene nada
de extratio, porque es un derecho mueble por su naturaleza; y en cuanto
a los derechos de herencia y servidumbre, eI Art. 686 no los nombra; de
manta que ni las herencias ni las servidumbres se transfieran por la ins-
cripciOn del titulo en el Conservador.
Las servidumbres se transfieren jaor una escritura pUblica en que
el tradente expresa constituir una servidumbre, y el adquirente expresa
continuer
113 --
ha efectuado la tradicien del derecho real sobre una cosa corporal mue-
ble. Algunos le han negado a este segundo caso, o sea, cuando la tradi-
cien se verifica mostrando la cosa al adquirente, el catheter de tradiciOn
real; pero is hay, porque la cosa queda real y efectivamente a disposicien
del adquirente. Esta forma de tradiciOn era la que en el Derecho Romano
se Ilamaba de larga mano.
La tradielOn ficta o simbOlica es la que se hace por medico de un
simbolo o serial. Se apela a procedimientos ficticios para dejar constancia
fehaciente de la tradicierk.. Tiene lugar en los casos 3 y 4, y primers par-
te del mimero 5 del Art., 684.
(1) En el proyecto de 1856, de Don Andres Bello, habla un articulo que deela:
"La Tradicidn puede ser "real y ficta o sinab5lica"; In tiadiciOn real consistirla en
entregar la cosa de mano a mano; o sea, existia por una parte la entrega objetiya,
y por la otra la intencidn de aprehenderIa; esta tradician seria la consignada en el
Art. 670 actual. La sir/lb:Inca o ficta seria cualquiera de los modes indicados en el
Art. 684, pues asi parece desprenderse y darlo a entender los bocablos "significando"
y "figurando" del primer inc. de dicho articulo.
8•
- 114 -
te primera del mismo Art., esto es, por la misma yenta, donation, u otro
titulo de enajenacien conferido al que tiene la cosa mueble como usufruc-
tuario, arrendatario, depositario o a cualquiera otro titulo no traslaticio
de dominio. Esta era la forma que en el Derecho Romano se llamaba tra-
ditio brevi maim. En este caso la tradiciOn se opera por el solo efecto del
contrato: un individuo tiene la cosa mueble en su poder o cualquier titulo
de mera tenencia, y ejecuta con el propietario un acto juridico que condu-
ce a la adquisiciOn del dominio. Si la ley no hubiera establecido esta for-
ma de tradicien, el tenedor habria tenido que entregar la cosa al traden-
te para que este pudiera hacer la tradicien. Para ahorrarse este procedi-
miento innecesario, la ley estima que desde el momento de celebrarse el
acto traslaticio de dominio, la tradicien qtiedaba hecha por esa sola cir-
cunstancia; de aqui el nombre de breve mano que le daban los romans,
porque se ahorra procedimientos. Asi, el contrato de compra-venta en fa-
vor de quien tiene la cosa como arrendatario o comodatario, opera por si
solo la tradiciOn de la cosa.
haga.
Toda tradiciOn necesita el consentimiento del tradente y del ad-
quirente; esto lo dice el Art. 670 y lo repiten los Arts. 672 y 673, y sien-
do la inscripciOn la manera de efectuar la tradiciOn, es necesario que con-
curra en ella el consentimiento de las partes, en el momento de su reali-
zaciOn, consentimiento que se manifiesta por la firma del tradente y del
adquirente en la inscripciOn. Por eso, los Arts. 78 y 83 del Reglamento
del Conservador, exigen como formalidad indispensable de la inscripciOn,
que sea suscrita por las partes.
Dice el Art. 78: "Si se pidiere la inscripciOn de un titulo traslati-
cio del dominio de un inmueble o de alguno de los derechos reales, men-
cionados en el Art 52, N.° 1 y en el titulo no apareciere facultado uno de
los otorgantes o un tercero para hacer por si solo el registro, sere, nece-
sario ademds que las partes o sus representantes, firmen la anataciOn".
Y el Art. 83, agrega: "A continuation de la Ultima palabra del tex-
117 —
to de la inscripciOn seguir6m las firmas de las partes en los casos que fue-
ren necesarios, debiendo cerrar la, inscripciOn la firma del Conservador".
Solo en un caso puede omitirse la firnia de Ias partes, y es cuando
estas han facultado a otra persona para 'que a su nombre requiera y fir-
ma la inscripeiOn correspondiente. De ahl que el Art. 60 del Regiamento,
disponga: "Los interesados pueden pedir Ia inscripciOn por si, por medio
de personeros o de sus representantes legales".
.
gaciOn de 1878.
Como vemos, en la enumeration hecha, faltan los derechos reales
de prenda, herencia y servidumbre.•En cuanto a Ia prenda, no tiene nada
de extratio, porque es un derecho mueble por su naturaleza; y en cuanto
a los derechos de herencia y servidumbre, eI Art. 686 no los nombra; de
manta que ni las herencias ni las servidumbres se transfieran por la ins-
cripciOn del titulo en el Conservador.
Las servidumbres se transfieren jaor una escritura pUblica en que
el tradente expresa constituir una servidumbre, y el adquirente expresa
— 118 —
este caso, porque Ia forma de tradition de los derechos reales sobre in-
- .
cita juridica.
2) Dar publicidad a la propiedad raiz, sus mutations, sus gra-
vfimenes y limitaciones, poniendo a la vista de todos eI estado de la for-
tuna territorial. Este objetivo aparece claramente expresado en el Men-
saje. Para Ilenar este objetivo se ha exigido que todo cuanto se refiere
a los bienes rakes se inscriba en el Registro; ha exigido que se inscriban
los gravfimenes y limitaciones del dominio; se exceptfian, las servidum-
bres. Tarabien deben inscribirse las limitations o restrictions a la capa-
cidad de las personas, tales como la interdiction, etc.
A este mismn objetivo obedece la exigencia de la inscripciOn de las
transmisiones hereditarias, y aun, de las sentencias que declaran la pres-
cripciOn adquisitiva de un inmueble. La herencia y la prescripciOn son
modos de adquirir el dominio cfue por si solo porducen su adquisiciOn,
(en beneficio propio). Y esta opinion parece verse confirmada en nuestra legisla-
ciOn positive, ya que el Art. 1320 del C. C. dice: "Si un coasignatario vende o cede
su cuota a un extraho, tendra este igual dereeho que el vendedor o cedente pare
pedir in particiOn e intervenir en ella".
Resumiendo tenemos, entonces, que la tradiciOn del derecho real de herencias
se efectlia, segOn la primers opinion, atendiendo a Is naturaleza de los bienes; y,
seem la segunda, que es la mas generalizada, este tradiciOn no tiene una forma
especial y se efectaa por cualquier medio que deje de manifiesto la intention del
tradente y adquirente de efectuarla, coma por ejemplo: que el adquirente se apersone
o tome parte en el juicio de partici45n, (como lo indica el profesor senor Alessandri).
Al respecto se puede citar diversos fallos que aparecpn en la Revista de Dere-
cho y Jurisprudencia: torna X, pkg. 248; tomo XIX, pag. 296 C. S.; tomo XXVI, pag.
ZU, C. de A. de ConcepciOn; tomo XXVII, pag. 25, C. de A. de Santiago. Estos dos
Ultimos relies tienen gran importancia porque en ellos se han venido a resumir todos
_los_fallos anteriores; aparecen con cites y comentarios de don Luis Claro Solar, de
don Arturo Alessandri It. y de don Oscar Davila.
— 120 —
sean inscritas o no. Esto puede parecer un poco absurdo a primera vista,
pero, examinando las cosas a fondo se ye que no hay contradiction al-
guna: en la tradiciOn, la inscripciOn desempeila un papel propio de trans..
ferir el dominio, pero en la sucesiOn por causa de muerte y en la pres-
cripciOn, no es modo de adquirir; el heredero adquiere el dominio por
la sucesien por causa de muerte, y es duel% de la cosa desde el momento
del fallecimiento del causante. El prescribiente adquiere, sin necesidad de
inscription, por el solo hecho de la prescription, y es claro que en estos
dos casos habria sido un absurdo haber exigido la inscripcien como mo-
do de adquirir el dominio; pero lo que hay es que en estos dos casos la
inscripcien no es modo de adquirir el dominio, y no cabria, por lo tanto,
hablar de tradicien, tratindose de prescription o de sucesiOn por causa
de muerte. En estos dos casos, la inscripciOn se exige para llenar esta se-
gunda finalidad del Registro del Conservador, cual es la de dar publici-
dad a la propiedad raiz, poner a la vista 'del pOblico las variations del
dominio que experimentan los inmuebles. Si no se exigiera la inscripcien
en estos dos casos, la historia de la propiedad quedaria completamente
cortada.
Respecto de la ocupaciOn, no cabe hablar en este terreno; tampoco
de la accesien, porque la inscripciOn de un inmueble cubre los aumentos
-
bles por act° entre vivos,,no valdra si no se otorgare por instrumento pit-
blico inscrito".
Y el Art. 812 dice: "Los derechos de use y habitación se consti-
tuyen y pierden de la misma manera que el usufructo".
Y finalmente, no vale sin la inscripciOn el fideicomiso que afecte
a bienes raices, sea que se otorgue por testamento o por acto entre vivos,
segim el Art. 735: "Los fideicomisos no pueden constituirse sine por acto
entre vivos otorgado en instrumento publica, o por acto testamentario.
La constituci6n de todo fideicomiso que comprenda o afecte un inmueble,
debera inscribirse en el competente Registro".
Todos estos actos juridicos no se perfeccionan sino mediante la
inscripcien, y en este caso, la inscripciOn no'solo desempeiia el papel de
solemnidad de los actos juridicos, de tal manera que aquellos actos juri-
dicos en que is ley prescribe esta solemnidad, no hacen la tradiciOn, si no
cumplen con la inscripciOn. Es un requisito prescrito por la ley para la
validez del acto juridico si mismo, y su omisiOn, dentro de termino-
logia legal, produce nulidad absoluta. En cambio, en la com.pra-venta, de
bienes raices, no se requiere la inscripciOn come solemnidad. La solemni-
dad en esta especie de contrato es la escritura publica, y la tradiciOn
índice
— 123 ---
tros Cons ' ervatorios de todos los departamentos a que por su situation
pertenecen los inmuebles. Si por un acto de partition se adjudican a va-
rias personas los inmuebles o parte de los inmuebles que antes se poseian
proindiviso, el acto de partition en to relativo a cada inmueble cada
parte adjudicada, se inscribirfi en el departamento o departamentos a
que por su situation corresponda dicho inmueble o parte".
El Art. 54 del Reglamento del Conservador es una copia casi li-
teral del anterior. De todo lo dicho resulta que si la inscripciOn se hace
en un departamento distinto de aquel en que el inmueble esta ubicado,
no produce efecto alguno y es lo mismo que si no se hubiera hecho. Res-
pecto a la .s inscripciones a que da lugar la sucesiOn por causa de muerte,
se dan reglas en el Art. 688.
Los decretos que tien.en por objeto la capacidad de las personas,
como los de interdiction o de rehabilitation del interdicto, se inseriben
en el departamento en que tiene su domicilio la persona afectada, y ide-
ma's en todos los departamentos en que esta tenga. inmuebles. Asi lo dis-
pone el Art. 56 del reglamento, que dice :"Los decretos de interdicciOn,
los que prohiben o limitan generalmente el derecho de enajenar, y los
demas que no se contraigan a determinado inmueble t se inscribirtin en el
departamento donde tenga su domicilio la persona sobre quien recae eI
decreto o prohibition: Se inscribithn tambien en el departamento o de-
partamentos en que esten situados los inmuebles que le pertenecieren. Si
la prohibiciOn o limitaciOn recayeren sobre un inmueble determinado, la
inscription deberà hacerse en el departamento o departamentos en que
estuviere situado el inmueble".
La inscripciOn se ha/A a peticiOn de parte interesada o de cualquie-
ra persona que a su nonibre lo solicite, para lo cual basta que se exija
copia autorizada del titulo o sentencia judicial, a menos que la, inscrip-
cien tenga por objeto la transferencia del dominio o de otro derecho
real, en cuyo caso es necesario que concurran las dos partes o sus per-
soneros, apoderadds o representantes legales debidamente autorizados,
puesto que en este caso hay tradiciOn, y la tradiciOn tiene por requisito
indispensable el consentimiento del tradente y del adquirente. Esto es lo
que disponen ‘los Ares. 60 y 61 del Reglamento.
El Art. 60 dise: "Los interesados pueden pedir la inscripciOn por
si, por med.io de personeros o de sus representantes legales".
Y el Art. 61 agrega: "Solo si la inscripciOn se pide para transferir
el dorainio de un inmueble, o de algian otro de los derechos reales corn-
prendidos en el N.° 1 del Ait. 52, sera', necesario que el apoderado o repre-
sentante legal presente el titulo de su mandato o de su representaciOn.
En las inscriptions de otro genero bastara que exhiban la copia autenti-
ca del titulo en virtud de la cual demandan la inscription".
Esto nos da la explication de la frasq que se coloCa al final de toda
escritura de compra-venta: "Se faculta al portador de una copia de esta
escritura para requerir y firmar la inscripciOn del caso en el Conserva-
9*
— 130 —
(1) N6teze que la expresiOn "posesiOn efectiva" empleada aqui por el legisla-
.
redactada par don Leopoldo Urrutia, la Corte Suprema declare: que sien-
do las leyes que organizan el Registro Conservatorio, leyes de orden
bile& su infraction producia nulidad absoluta, y en esta virtud declare
nula una hipoteca constituida por un heredero antes de haber practicado
las inseripciones legales.
Se present!) un segundo caso, que aparece en la Revista de Dere-
chb y Jurisprudencia, Tomo VI, seed& ta , pig. 266. En un juicio eje-
cutivo seguido contra un heredero del deudor, se embargo y rematO un
inmueble antes de que se hubiera procedido a hacer las inscripciones res-
pectivas. La Corte Suprema, en una sentencia redactada por don Enrique
Foster 'Recabarren, declare nub el remate por las mismas razones que la
sentencia anterior, aunque la yenta lucre forzada, porque la ley no ha-
, bia hecho distinciones. Liege a estableeer que no podia rematarse los bie-
nes a los herederos del deudor sin que se hubieren hechos las inscripdo-
nes. Esta sentencia produjo un verdadero panic() entre las inStitucioneS
- bancarias, porque el pago de sus creditos, en caso de muerte de sus den-
dares, quedaba entregado al arbitrio de los herederos, los que podian
eumplir ono con los requisitos del Art. 688.
En el tercer case que se presentara, Ia Corte Suprema comenze a
_ retroceder, y en una sentencia publicada en Ia rnisma revista, Tomo VII,
seed& 1.a, pig. 117, declare que la contravention del Art. 688, producia
nulidad absoluta; pero solo en los casos voluntarios, y no en las yentas
forzadas,. porque nada podia entravar la accien de la justicia. No satis-
fizo esta solucien a los hombres de Derecho, y tanto don Luis Clara So-
lar coma don Torahs Ramirez, publicaron sendos articulos atacando la
doctrina establecida por la Corte Suprema, y sefialindole el verdadero
camino.
En el cuarto case, que puede verse en el Tomo VIII de la Revista,
secciOn 1. , pig. 433, ya la Corte Suprema comienza a orientarse hacia
1
la verdad, y declara que Ia yenta hecha por el heredero antes de dar cum-
plimiento al Art. 688, es vilida y lo que es nub es la tradition.
Y despues de 8 afios de oscilaciones, en una quinta sentencia, pu-
blicada en el Tomo X de la Revista de Derecho y Jurisprudencia, ,sect.
ta, pig. 54, redactada por don Jose Bernales, deg) establecido Ia Corte
Suprema que el Art. 688 estia contenido en el titulo de la, tradiciOn y tie-
ne por objeto determinar la manera cOmo los herederos pueden transfe-
rir el dominio de los inmuebles hereditarios; todo cambio de clorainio re-
quiere un titulo y un mode, y el Art. 688 solo se refiere al mode. Se pro-
hibe al heredero disponer de los inmuebles hereditarios, y disponer no es
— 138 —
tablecer que si los herederos venden un inmueble antes de hacer las ins-
cripciones requeridas en el Art. 688, la yenta es valida, y la inscripciOn
se puede hacer; pero esta inscripciOn no produce sus efectos mientras no
se haya cumplido con el Art. 688. Esta sentencia fig) definitivamente la
doctrina, y es un hecho digno de anotarse el que los jueces y las Cortes
de Apelaciones llegaron a establecer esta interpretaciOn mucho antes que
la Corte Suprema, y la Corte Suprema anulaba esas sentencias creyendo-
las erradas (1) .
Podemos decir entonces, que la sanciOn que tiene el Art. 688 es la
del Art. 689, que ya hemos insertado. Y vamos a precisar mfis las razo-
nes que hay para pensar asi: el Art. 688 esta contenido en el titulo de la
tradiciOn, y no se refiere por lo tanto en forma alguna a los requisitos
del titulo, de manera que no ha podido jamas existir en la mente del le-
gislador reglamentar en el los contratos. Ademas, la disposiciOn en es-
tudio dice que se prohibe disponer, y disponer quiere decir enajenar, o
sea, hacer ajena una cosa en todo o en parte, de manera que enajena, no
solo el que transfiere el dominio, sino el que constituye hipoteca, censo o
servidumbre.
Ahora bien, l,cuando se enajena, cuando se dispone? Esto sucede
solo cuando se ha efectuado la tradiciOn, porque es este acto juridico el
que radica el dominio en manos de otra persona, y tratandose de bienes
raices, la tradition solo se verifica por la inscripcien. La persona que
vende, no enajena, porque por el solo hecho de la compra el comprador
no se hate duerio de la cosa. Si la ley prohibe disponer, y disponer es
transferir el dominio, no puede encontrarse en 'el Art. 688 precepto algu-
no que se refiera a los contratos, que por si solos no transfieren el do-
minio. Y si puede venderse alguna cosa ajena, por que el heredero
va a poder vender lo propio?
La razOn de ser del Art. 688 es el propOsito del legislador de evi-
tar lagunas en el Registro, y estas aparecerian al no hacerse la inscrip-
cien y no al hacerse la yenta. Entonces es logico pensar que la prohibi-
ciOn de la ley se refiera a lo que pudiera naenoscabar los fines del legisla-
dor, y el contrato de compra-venta no lo menoscaba en forma alguna.
Tenemos, pues, que la prohibition de la ley se refiere a la inscrip-
ciOn y no al contrato. El heredero puede celebrar validamente cualquier
contrato que tenga por 'objeto los inmuebles hereditarios; pero la cele-
.
(1) En la Rev. de D. y J., tomo XVIII, pdg. 205, se encuentra un fallo que
resume admirabiemente todas las cuestiones que se analizan rads arriba. Este fallo
es de fecha 2 de Septiembre de 1930 y tiene un comentario muy interesante y digno
de ser leido, de la redacciOn de is Revista.
índice
índice
— 141 —
DE LA PRESCRIPCION
TITULO VII
DE LA POSESION
GENERALIDADES. —La posesiOn esta reglamentada en el Titu-
lo VII del Libro II del COdigo Civil, que abarca desde el Art. 700 hasta
el 731 inclusive.
El Art. 700 define Ia posesiOn dieiendo:
"La posesiOn es la tenencia de una cosa determinada con ánimo de
senor y duelID, sea que el duefio o el que se' da por tal tenga la cosa por
-
impide que asi como hay co-propiedad, pueda haber tambien co-posesiOn.
Y finalmente, el dominio y la posesiOn producen mutuas ventajas, que son
mks o menos identicas.
Las ventajas de la posesiOn son las siguientes: en primer lugar, la
presunciOn del Art. 700, inciso 2.°, que ya hemos insertado. El poseedor
es reputado dueilo mientras otro no justifique serlo. Esta presunciOn se
explica porque la ley es el sentido comira escrito, y la razOn natural nos
esta indicando que el que se comporta como duefio de una cosa, es en
realidad su propietario. Por eso, con mucha razOn, dice don Leopoldo
Urrutia que la posesiOn es la antesala del dominio. De aqui se deduce una
consecuencia importantisima, y es que cads vez que se le discute el do-
minio al que posee la cosa, la ley se coloca al lado de este, y es el que
discute su dominio al poseedor el que tiene que probarlo, porque al po-
seedor lo ampara la presunciOn del inciso 2.° del Art. 700, que lo releva
de la obligaciOn de rendir prueba.
La segunda ventaja es que el poseedor de buena fe hate suyos
los frutos, y no esta obligado a restituirlos al propietario. Al hablar de
la reivindicaciOn, hablaremos con detalles sobre este punto, que por aho-
ra nos limitaremos a dejar insinuado.
La tercera ventaja de la posesiOn es, sin duda alguna, la mks im-
portante, y es que ella conduce a la adquisiciOn del dominio.
Con arreglo al Art. 700 solo pueden poseerse cosas determinadas,
porque la posesiOn supone la materialidad de que el poseedor tenga la
cosa en su poder; pero si bien es cierto que solo las cosas determinadas
pueden ser objeto de la posesiOn, esta puede recaer tambien sobre cosas
corporales como sobre cosas incorporales.
El Art. 715 del COdigo Civil dice que: "La posesiOn de las cosas
incorporales es susceptible de las mismas calidades y vicios que la pose-
siOn de una cosa corporal".
De manera que este punto no deja lugar a dudas en nuestra le-
gislaciOn de esta posesiOn de las cosas incorporales, que los romanos lla-
maban cuasi posesiOn. En realidad, la posesiOn solo puede ejercerse so-
bre las cosas corporales, porque solo estas pueden estar bajo el poder
fisico del poseedor; pero como no es solo este elemento material el que
constituye la posesiOn, no hay inconveniente para que una cosa incorpo-
ral se posea, puesto que la posesiOn consiste en ejecutar los actos pro-
pios del titular de un derecho. Asi, se puede ser poseedor de una servi-
dumbre o de un usufructo, y hemos visto que la posesiOn se aplica hasta
al estado civil, porque en realidad, poseer es aparentar un derecho del
cual se esta gozando.
En el derecho Romano, la posesiOn se dividia en posesiOn natural
y posesiOn civil. El COdigo Civil chileno terming, como lo dice el Mensaje,
con esta terminologia, y no admitiO mks que posesiOn y tenencia.
Lo posesiOn es la tenencia con ammo de duefio.
— 147 —
DIVISIONES DE LA POSESION
to podia ser efectuada por quien no era duerio de la cosa, y que en es-
tas conditions la tradicien era valida, pero no transferia el dominio.
Concuerda con esta disposiciOn la del Art. 1815, que declara vAlida la
yenta de cosa ajena. Si fuera necesario que el titulo emanara del propie-
tario de la cosa, no habria posesiem regular posible.
De acuerdo con el Art. 703, los titulos se dividen en constitutivos
y traslaticios de dominio Son Constitutivos los que dan origen al do-
minio, que sirven para constituirlo originariamente, y tales son: la ocu-
paciOn, la accesiOn y la prescription. ,En todoS estos casos, el titulo se
confunde con. el modo.
Son titulos Traslaticios, los que por su naturaleza sirven para
transferir el dominio.
Ademas de estas dos clases de titulos, el Art. 703 seiiala otros: los
que la doctrina llama titulos declarativos de dominio. Estos son los se-
rialados en los niuneros 3, 4 y 5 del Art. 703. El legislador ha asimilado
los titulos declarativos a los titulos traslaticios de dominio. En realidad,
los titulos que enumeramos en los tres incisos indicados, no son trasla-
ticios, sino declarativos de dominio, porque se limitan a dejar constancia
de que tal persona tiene tal o cual derecho. Puede darse el caso de que
el derecho de que se trate lo haya adquirido por otro modo, y que el ti-
tulo se limite a reconocerselo. Asi, por ejemplo, una sentencia que decla-
ra que Juan es duerio del fundo Z por haberlo heredado de Pedro, no es
un titulo traslaticio de dominio, porque no es mediante la sentencia que
Juan va a adquirir la propiedad, ya que la tiene adquirida por sucesiOn
por causa de muerte. Por eso dice el mismo Art. 703 que: "Las senten-
cias judiciales sabre derechos litigiosos no forman nuevo titulo para le-
gitimar la posesiOn".
Lo mismo puede decirse de las transacciones. La transaction es
un contrato en que las partes terminan extrajudicialmente un litigio pen-
diente o precaven un litigio eventual, y acordada ella, su efecto es el de
la sentencia que produce cosa juzgada. Las transacciones tampoco for-
man nuevo titulo, pero puede suceder que en ella se declare que un ob-
jeto que no se ha discutido en el juicio pase a la propiedad de otra par-
te o persona. En este caso, en cuanto a ese objeto, forma un nuevo titu-
lo, porque en cuanto a el, importa una verdadera enajenaciOn. De aqui
que el Art. 703 disponga que si la transaction recae sobre el mismo ob-
jeto del juicio, no forma nuevo titulo pero si se refiere a cosas no litiga-
das, sino se limita a declarar un derecho preexistente, constituye titulo
traslaticio de dominio. Seem. el Art. 703, pertenecen tambien a Ios titu-
los traslaticios de dominio, las adjudications y los actos legales de par-
ticiOn, sin serlo propiamente Estos son el tipo de titulo declarativo de
dominio, porque sirven para repartir entre los comuneros las cosas po-
seidas en comfm, es decir, para declarar el *derecho de cada cual; pero
los comuneros no adquieren el dominio de los bienes que se les adjudica
en virtud de la adjudicaciOn, sino que lo han adquirido con anterioridad
— 149 —
to, no hay Inas titulos injustos que los que enumera eI Art. 704, que hay
que saberlo de memoria.
Los titulos indicados en el N.° 1 del Art. 704, esto es, los falsifi-
cados, o que no han sido otorgados realmente por quien se pretende, ca-
recen del requisito de ser verdaderos. Tampoco lo son los indicados en
el N.° 2, porque en realidad no emanan de la persona a quien el titulo se
atribuye. Esto concuerda con los principios generales de la representa-
tion. Dentro de esta categoria quedan incluidos no solo los titulos que
emanan del que se dice mandatario sin serlo, sino tambien los otorgados
en virtud de un mandato nulo. Asi lo han declarado en varias ocasiones
nuestros Tribunales.
Es tambiên titulo injusto el que adolece de algfin vicio de nulidad,
sea ella absoluta o relativa. La ley no ha distinguido, y asi, la compra-
yenta de bienes raices de un menor en que no se han observado las for-
malidades legales, es titulo injusto, porque adolece de nulidad.
EI Art. 705 dice con respecto a esta materia que: "La validaciOn
del titulo que en su principio fue nulo, efectuado por la ratificaciOn, o por
otro medio legal, se retrotrae a la fecha en que fuê conferido el titulo".
Al estudiar la nulidad vimos que este era el efecto de la ratifica-
tion, de manera que este articulo no hace sino aplicar las reglas gene-
rales. Además, al hablarse aqui de ratificaciOn, se confirma que la ley
se refiere, en el N.° 3 del Art. 704, a ambas clases de nulidad, puesto que
la ratificaciOn solo cabe en la nulidad relativa.
Finalmente, no es titulo justo el meramente putativo. Se llama
Titulo Putativo o Colorado, como dicen los canonistas, al que tiene apa-
riencias de ser bueno sin serlo. Asi, es heredero putativo el que aparenta
ser heredero, sin serlo en realidad. El titulo meramente putativo no es
justo, porque no emana de la persona a quien se atribuye. Por ejemplo:
Pedro y Juan han sido instituidos heredero y legatario, respectivamente,
de Diego, y este revoca más tarde su testamento; Pero esta revocation
no es „conocida por los asignatarios; en este caso, Pedro y Juan serian
heredero y legatario putativo, respectivamente. Sin embargo, el inciso
final del Art. 704 agrega que si el heredero obtiene la posesiOn efectiva,
esta be serviri de justo titulo, y al legatario be servira el acto testamen-
tario judicialmente reconocido. Cabe advertir que en materia de sucesiOn
hereditaria, el imico justo titulo para poseer la herencia y los bienes he-
reditarios, es el decreto que concede la posesiOn efectiva de la herencia.
Concorde con esta disposiciOn, el Art. 1269 declara que el heredero puta-
tivo puede oponer a la action de peticiOn de herencia la prescripciOn de
diez aiios.
2.—Buena fe. — Es otro de los elementos necesarios para que la
posesiOn sea calificada de regular.
El Art. 706, en 'su inciso 1.°, dice: "La buena fe es la conciencia
de haberse adquirido el dominio de la cosa por medios legitimos, exentos
de fraude y de todo otro vicio".
— 151 —
tulo de mera tenencia hark presumir mala fe, y no dare, lugar a la pres-
— 152 —
les del Art. 710, que dice que es posesien violenta la que se adquiere por
la fuerza.
La fuerza, como vicio de la posesiOn, existe en todos los casos que
seriala el Art. 712. "Existe el vicio de violencia, sea que se haya emplea-
do contra el verdadero duerio de la cosa, o contra el que la, poseia sin
serlo, o contra el que la tenia en lugar o a nombre de otro. Lo mismo es
que la violencia se .ejecute por una persona o por sus agentes, y que se
ejecute con su consentimiento, o despues, de ej.ecutada se ratifique ex-
presa o thcitamente".
Vemos que para la ley, es indiferente que la fuerza se emplee por
el poseedor o por sus agentes o representantes. En esto no hay sino una
aplicacien a las reglas generales de la representation contenidas en el
Art. 1448, segrin el cual, lo que una persona ejecuta a nombre de otra,
estando facultada por ella o por la ley para representarla, produce res-
pecto del representado iguales efectos que si lo hubiere ejecutado el mis-
mo. En general, cada vez que el poseedor entra a poseer sin o contra la
voluntad del dna° o del que se tenga por tal, es poseedor violento.
El vicio de violencia es relativo y temporal. Es relativo, porque
solo pueden invocarlo aquellas personas en cuya contra se ha ejercitado
la violencia, y es temporal, porque, desapareciendo los hechos que cons-
tituyen la violencia, la posesiOn deja de ser viciosa.
"PosesiOn clandestina es, seem el Art. 713, la que se ejerce ocul-
tendola a los que tienen derecho para oponerse a ella".
El vicio de clandestinidad le quita a la posesiOn uno de los carac-
teres que debe siempre tener, el de ser pfiblica. El poseedor no tiene por
que avergonzarse de serlo, y no debe ocultar su posesien a los ojos del
priblico. A diferencia de lo que sucede con el vicio de violencia, el vicio
de clandestinidad debe existir no solo en el momenta en que se adquie-
re la posesiOn, sino que debe subsistir durante todo su ejercicio. Tal es
lo que se desprende de los terminas del Art. 713, que dice que la pose-
sien clandestina es la que se ejerce, oculthndola a los que tendrian dere-
cho a oponerse a ella.
Tratandose de cosas muebles, es facil que pueda darse el caso de
una posesiOn clandestina. Trateudose de inmuebles, es dificil, casi impo-
sible. El ejemplo que se puede dar es el de una servidumbre que se cons-
truye subterreneamente, coma si una persona cavare un subterrineo por
debajo de la propiedad del vecino, sea para_transitar por el o para cons-
truir un acueducto.
El vicio de clandestinidad es, coma el de la violencia, relativo
temporal. Es relativo, porque solo se puede invocar por el que tiene de-
recho para oponerse a la posesien. No es necesario que el poseedor clan-
destino oculte su posesien de todos; basta que la oculte del propietario
o de cualquiera que tuviere derecho a oponerse; la simple lectura del Art.
713 lo da a entender asi. Es temporal, porque desapareciendo el vicio,
se transforma en posesiOn
— 155 —
skin de ella sino por este medio". De manera que, trath,ndose de bienes
raices, no hay posesiOn sin inscripciOn. En esto reside la enorme impor-
tancia de la inscripciOn, Es la Unica manera de adquirir la posesiOn de
los bienes inmuebles, y mientras la inscripciOn subsista, la posesiOn esta
al abrigo de toda perturbaciOn.
El Art. 728 dispone a este respecto: "Para que cese la posesiOn
inscrita, es necesario que la inscripciOn se cancele, sea por volutad de
las partes- o por una nueva inscripciOn en que el poseedor inscrito trans-
fiere su derecho a otro, o por decreto judicial. Mientras subsista la ins-
cripciOn, el que se apodera de la cosa a que se refiere el titulo inscrito,
no adquiere posesiOn de ella, ni pone fin a la posesiOn existente".
Desde que para adquirir la posesiOn se necesita el animus, solo
pueden adquirir los que tienen voluntad; pero las reglas generales en or-
den a la capacidad para obligarse que se registran en los Arts. 1447 y
siguientes, no tienen aplicaciem en esta materia. La reglamentaciOn de
la capacidad para adquirir la posesiOn, hay que buscarla en el titulo de
la posesiOn y la del Art. 723, que dice: "Los que no pueden administrar
libremente lo suyo, no nec,eSitan de autorizaciOn alguna `para adquirir la
posesiOn de una cosa mueble, con tal que concurran en ello la voluntad
y la aprehensiOn material o legal; pero no pueden ejercer los derechos de
poseedores, sino con la autorizaciem que competa. Los dementes y los in-
1NO
Por eso es posible entre nosotros que sea poseedor regular vied
arranca su titulo de un poseedor irregular, y viceversa.
En la Revista de Derecho y Jurisprudencia, tomo X, pkg. 17, de
Ia seccien Derecho, hay un interesante articulo de don Jose Ram& Gu-
tuerrez, en el cual se exponen con mucha claridad las razones que hay
para creer que, seem nuestro Cedigo Civil, la posesien no se transfiere
ni se transmite. Pero si bien la posesien no se transfiere ni se transmi-
te, y comienza en todo caso con el poseedor, el Art. 717 autoriza al po-
seedor para afiadir su posesien a la de sus antecesores. En realidad
este caso, no es la posesiOn misma lo que traspasan, sino las ventajas
que de ella derivan, entre las cuales ester la de ganar la cosa por prescrip-
cien. Sabernos que el sucesor sucede al causante en todos sus derechos y
.
El Art. 686 del COdigo Civil establece que is tradiciOn del dominio
sobre bienes raices se efectuath por la' inscripci6n del titulo en el Regis-
tro del Conservador, instituciOn que la ley chilena cre6 y reglamente, no
solo por ser Ia propiedad raiz la base de la riqueza privada, sino para
darle publicidad a la riqueza territorial, y ponerla, como dice el Mensaje
con que se acompailO el COdigo Civil, en un cuadro a Ia vista de todos
pero al dictarse el COdigo Civil, el legislador se encontr6 con que los in-
muebles en Chile no estaban inscritos, y la nueva instituciOn venia a re-
volucionar profundamente el regimen de la propiedad raiz. Dos caminos
pudo haber seguido el legislador para normalizar el nuevo sistema: obli-
gar a todos los propietarios a inscribir sus titulos dentro de cierto plazo,
estableciendo severas sanciones para los que no lo hicieran, o bien,
jar la inscripciOn al arbitrio de los particulares. Casi todos los paises que
han seguido nuestro COdigo han adoptado el primer sistema. En nuestro
propio pais, se adoptO respecto de Ia propiedad salitrera una ley dictada
en 1907. Esta ley oblige) a todos los propietarios a hacer valer sus dere-
chos dentro de cierto plazo, bajo pena de caducar todos ellos si no lo ha-
cian. Algo anilogo piensa hacerse con la propiedad del sur de Ia. Repii-
blica, que se encuentra en una situacien parecida. El COdigo Civil pudo.
haber seguido este camino ; seguramente habria sido el mejor 'sistema,
pero, por desgracia, el legislador no se atrevin a hacer la obra completa.
Sin duda se asustO de la grandeza misma de su obra y dejO la inscrip-
diem como facultativa, de tal manera que cuando el ihrnueble fuera objeto
de algun acto juridico, vendria a efectuarse la inscripciOn en el competen-
te registro.
Las razones de esta manera de proceder se dan en el Mensaje mis-
mo. Se creyO que con el tempo todos habrian inScrito sus titulos, de tai
manera que la inscripciOn, posesiOn y propiedad llegarian a ser terminos
sinOnimos.
Como consecuencia de este criterio del legislador, que dejO Ia ins-
cripciOn al arbitrio de los particulares, se ha llegado a producir en Chile
una doble categoria de bienes raices: los inmuebles inscritos y los inmue-
bles no inscritos; y esta doble situaciOn la prevee y reglamenta el COdigo
Civil. A tray& de este estudio iremos anotando en cada caso la diversi-
dad de disposiciones que se refieren a una y otra categoria. Asi, en el
titulo de Ia posesi6n, tenemos los Arts. 728 y 729, que se refieren, el pri-
mero a los inmuebles inscritos, y eI segundo, a los inmuebles no inscritos:
En las acciones posesorias encontraremos igual situaciOn en los Arts:
924 y 925. En materia de prescripciOn, hay reglas especiales respecto de
los inmuebles inscritos, en el Art. 2505. En materia de tradiciOn tambien
encontraremos reglas especialep para los inmuebles que no han sido antes
inscritos y los que lo han sido.
— 166 —
Los Arts. 686, 692, 693, 724, 726, 728, 730, 924, 925 y 2505 se re-
fieren a la posesien de los inmuebles, y entre estas disposiciones se en-
cuentran unas para los inmuebles inscritos y otras para los no inscritos.
A fin de poder llegar en esta materia a la verdadera solution, porque el
COdigo Civil tiene vacios muy grandes e imposibles de llenar, hay que
distinguir entre las dos categorias de inmuebles. Los errores de los juris-
consultos, profesores y tribunales a este respecto, provienen generalmen-
te de la confusion entre esas dos categorias de bienes raices. En este
estudio trataremos de llegar, si no a la verdad misma, lo Inds cerca posi-
ble de ella.
posesien la pierde".
Este articulo no es sino un corolario del Art. 726, que dice: "Se
deja de poseer una cosa desde que otro se apodera de ella con ânimo de
hacerla suya; menos en los casos que las leyes expresamente excepthan".
Tenemos entonces que la posesiOn de un inmueble no inscrito se
puede adquirir por un simple apoderamiento. Esto es, hasta cierto pun-
to, un castigo impuesto por la ley a los propietarios negligentes, que pu-
diendo haber inscrito sus titulos no lo hicieron.
Pero lo dicho solo tiene lugar cuando se invoca un titulo consti-
tutivo de dominio o el simple apoderamiento material de la cosa, porque
si se invoca un titulo traslaticio de dominio, es necesaria la tradiciOn, y
esta no se verifica sino por medio de la inscripciOn. Por eso el Art. 724
dice que: "Si la cosa es de aquellas cuya tradiciOn deba hacerse por ins-
cripcien en el Registro del Conservador, nadie podrO, adquirir la posesien
de ellas, sino por este medio".
Este articulo no distingue entre los inmuebles inscritos y los no
inscritos, de manera que no le es licito al hombre distinguir. Ademks,
este principio del Art. 724 es un principio fundamental en materia de
posesien de inmuebles; pero por cierto que solo rige cuando se invoca,
un titulo traslaticio de dominio, pues solo en estos casos es necesaria la
tradicien.
Si para poseer un inmueble que no ha sido antes inscrito, es nece-
saria la inscripcien, cuando se invoca un titulo traslaticio de dominio,
esta inscripcien debe hacerse en conformidad a los Arts. 693 del COdigo
Civil, y 58 del Reglamento del Conservador, esto es, d'andose cuenta pre-
viamente al ptiblico de que se va a hacer esta inscripciOn. Asi, Juan, po-
— 167 —
cês, que algunos malamente tradueen "ResillaciOn", eon "RiesoluciOn", que tiene un con-
— 172 —
" raices". — Sin embargo, volviei a la doctrina anterior en un fallo de epoca reciente;
este filtffno se encuentra en el tomo XXX, pag. 206 de la Rev. de D. y
— 174 —
2.°) Esta doctrina nos lleva a la segunda conclusion a que nos re-
ferfamos, y es que para que una inscripciOn ponga fin a la poses* an-
terior y de origen a una nueva posesiOn, es de absoluta necesidad que es-
ta nueva inscripciOn guarde relaciOn, aunque sea solo aparente, con la
anterior inscripciOn. Basta leer el Art. 728 para darse cuenta de que es
asi. En efecto, dice que la inscripciOn se cancela por la voluntad de las
partes, es decir, por una manifestaciOn de la voluntad de las mismas per-
sonas que intervinieron en la inscripciOn que se trata de cancelar, o por
una nueva inscripciOn en que el poseedor inscrito transfiera su derecho
a otro; y en este caso salta a la vista la relaciOn entre la antigua y la
nueva inscripciOn. Y por Ultimo, se cancela tambien por sentencia judi-
cial; y si esta situaciOn se produce, es porque se ha seguido un juicio en
el cual ha debido oirse al poseedor inscrito, porque las sentencias judi-
ciales no obligan ni afectan sino las personas que han intervenido en el
juicio. Es, pues, imprescindible que la antigua inscripciOn se relacione con
la nueva, esto es, que haya continuidad en el Registro.
Por eso es que una inscripciOn subrepticia no pone fin a la pose-
siOn anterior, porque no ocasiona una soluciOn de continuidad en el Re-
gistro. En el caso del titulo injusto no sucede lo mismo. El titulo injusto
guarda relaciOn con el poseedor inscrito. Asi, si se ha suplantado al po-
seedor y si otro se ha presentado como mandatario suyo sin serlo, o si
el titulo adolece de algiin vicio de nulidad, siempre es el poseedor ins-
crito el que en apariencias transfiere su derecho, de manera que hay so-
luciOn de continuidad; no se interrumpe la cadena de poseedores inscri-
tos. Podria compararse esta soluciOn de los titulos justos e injustos con
el parentesco legitimo e ilegitimo. Ambos son parentescos; lo mismo que
en los dos casos anteriores, el titulo guarda una relaciOn con el poseedor
inscrito, legal en un caso, ilegitimo en otro, y la situaciOn del tercero que
enajena a su propio nombre, seria la de una persona extrafia, que no tie-
ne ningUn vinculo que la ligue, legitima o ilegitimamente, al poseedor
inscrito.
Esta doctrina ha sido ampliamente corroborada por los Tribuna-
les en los casos citados. Hay, ademas, un folleto de don Alejandro Lira,
que se titula "Contra Titulo Inscrito", en el cual analiza detenidamente
este asunto y llega a identica conclusion.
Segfm el Art. 731: "El que recupera legalmente la posesiOn perdi-
da, se entendera haberla tenido durante todo el tiempo intermedio".
La expresiOn "legalmente" quiere decir que la recuperaciOn se
efectile por vias legales, y son vias legales, las actions posesorias. Si
una persona que tenia la posesiOn de una cosa, la pierde, y la recupera
en seguida mediante una action posesoria, la ley presume que ha tenido
la posesi6n durante todo el tiempo intermedio. Esta disposiciOn guarda
perfecta armonia con el Art. 2502 N.° 2, cuando dice que la interrupciOn
natural a que se refiere el ninnero 2 de ese articulo, hace perder todo el
tiempo de la posesiOn anterior, a menos que se haya recuperado legalmen-
índice
— 176 —
(1) Algunos autores franceses han estimado que se debia dejar el nombre de
"Usucapion" para designar la "prescripciOn adquisitiva", y el de "PrescripciOn" (asi
a secas), para la prescripciOn que extingue derechos y acciones. — En tales circuns-
tancias, estaria bien colocada la UsucapiOn entre los modes de adquirir el dominio, y
la Prescripci6n propiamente tal, entre los =dos de extinguir las obligaciones.
`177 -
La suspension, como lo dice el inciso 1.° del Art. 2509, solo tiene
cabida en la prescription ordinaria. En materia de prescription extraor-
dinaria no hay suspension, except° entre cOnyuges.
El Art. 2509, que trata de la suspension, dice: "La prescripcien
ordinaria puede suspenderse, sin extinguirse: en este caso, cesando la
causa de la suspension, se le cuenta al poseedor el tiempo anterior a ella,
si alguno hubo. Se suspende la prescripcien ordinaria, en favor de las
personas siguientes: 1.°) Los menores; los dementes; los sordomudos; y
todos los que esten bajo potestad paterna o marital, o bajo tutela o cura-
duria; 2.°) La herencia yacente. No se suspende la prescripcien en favor
de la mujer divorciada o separada de bienes, respecto de aquellos que ad-
ministra. La prescripciOn se suspende siempre entre cOnyuges".
Tenemos, entonces, que la prescripcien se suspende en favor de
los menores, sean o no emancipados, puesto que la ley no distingue; en
favor de los dementes, y los sordomudos, estón o no declarados en inter-
diccien, ya que la ley tampoco hace distinciones a este respecto; y en ge-
neral, en favor de todas las personas que se hallan bajo la potestad ma-
rital o paterna o bajo tutela o curaduria. Las personas juridicas no go-
zan de este beneficio, porque si bien son incapaces, su incapacidad es
,permanente. Nacen y mueren incapaces, de tal manera que si se les hu-
biere hecho extensivo el beneficio de la suspension, tendriamos que los
bienes de las personas juridicas serian imprescriptibles.
Tambien se suspende la prescripcien ordinaria en favor de la he-
rencia yacente, por la imposibilidad momentânea en que se encuentra el
heredero de hater valer sus derechos. No hay que olvidar que toda sus-
pension tiene cabida imicamente tratandose de la prescripcien ordinaria.
Algunos han creido, en atencien a los terminos del Art. 2509, que la he-
rencia yacente es una persona juridica, y se fundan para ello en que al
comienzo del articulo se dice que "la prescripcien se suspende en favor
de las siguientes personas", y entre ellas enumera la herencia yacente;
pero hoy dia ya no se discute que no es asi, porque la herencia yacente
no es sino una masa de bienes que tiene un propietario, aunque por el
momento se ignore su paradero; y en seguida, la herencia yacente
tiene capacidad propia para contraer obligaciones y adquirir derechos ci-
viles, y si el curador puede contraerlas y adquirirlos, lo hace en nombre
del heredero.
Tambien se suspende la prescripcien entre cenyuges. La tranquli-
dad social lo exige asi, porque si fuera posible que uno de los cOnyuges
adquiriera por prescripcien los bienes del otro, este deberia Ilevarse en-
tablando las acciones judiciales del caso para impedir que la prescrip-
cion se produjera, y esto iria en desmedro de la paz del hogar y de la
tranquilidad social. Esta suspension tiene lugar aunque los cenyuges es-
ten separados de bienes o divorciados, porque, si bien la ley dice que no
se suspende respecto de la mujer separada de bienes o divorciada en
cuanto a los bienes que ella administra, esta disposiciOn solo rige para
189 —
terceros, porque los terminos de la ley son muy amplios cuando dicen
que la prescripciOn se suspende entre cOnyuges, sin hacer distincien aI-
guna si estfin o no separados de bieries o divorciados.
La suspension y la interrupciem son dos hechos que se asemejan
y se diferencian. Se asemejan en que ambos detienen el curso de la pres-
cripciOn, y se diferencian en sus causas y en sus efectos. La suspensiOn
emana de la ley; es un beneficio que Ia ley acuerda a ciertas personas.
La interrupciOn, en cambio, es un hecho producido por el hombre o por
Ia naturaleza; es todo acontecimiento que destruye uno de los elemen-
tos de la ,prescripciOn; de aqui se deriva que no hay más causales de sus-
pensiOn que las que sefiala la ley, y en cambio, interrupciOn habil cada
vez que se produzca un acontecimiento que destruya uno de los dos ele-
mentos de la prescripciOn; como que es un privilegio, la suspension ,solo
aprovecha a las personas en cuyo favor la ley la ha establecido; en cam-
bio, la interrupciOn destruye la prescripciOn misma; de ahi que'pueda ser
invocada por todo el que tenga interes en ella. De esto se desprende la
consecuencia de que si una prescripcien corre contra varias personas que
son duefias en comfm de la cosa, lo que la suspende respecto de una, no
la suspende respects de las demds, y en cambio, lo que la interrumpe res-
pects de una de alias, aprovecha a todas las demás conforme al Art. 2504.
La interrupciOn hace perder en el pasado todo el tiempo corrido,
de manera que, una vez que cese la causa que la produce, es una nueva
prescripciOn la que comienza a correr, salvo el caso c1e excepciOn del N..°
1 del Art. 2502, cuyo efecto es =Logo al de la suspension. Tratândose
de la Suspension, el tiempo corrido con anterioridad a la causa que la
produce, le sirve al prescribiente, y asi, si un individuo que necesita 10
anos para prescribir, ha poseido durante 5 afios y sobreviene alguna cau-
sal de suspensiOn, una vez que desaparece esa causa y cesa la suspensiOn,
no necesitard poseer sino otros 5 alias para completar los 10, porque el
tiempo transcurrido con anterioridad le sirve. Por ultimo, como la inte-
rrupciem destruye uno de los elementos de la prescripciOn misma, tiene
cabida en toda clase de prescripciOn, ordinaria o extraordinaria, de lo
que puede caber dudas, y porque el Art. 2510, que reglamenta la pres-
cripcien extraordinaria, dice que la posesiOn debe ser ininterrumpida; en
cambio, la suspensiOn solo tiene cabida en la prescripciOn ordinaria, sin
perjuicio de que tambien en la extraordinaria se suspenda entre dm-
yuges.
haber prescripciOn, desde que falta uno de los elementos de ella. Ademas,
si no hay posesiOn, no cabe hablar de buena o mala fe.
Un titulo de mera tenencia no da lugar a prescripciOn alguna, por-
que la' mera tenencia es indeleble, y el que'comenzO siendo tenedor se-
siendo tenedor, conforme a Ia presunciOn del Art. 719, inc. 2.° se-
gfin el cual, si se ha empezado a poseer a nombre ajeno, es decir, si se :ha
empezado a tener la cosa a nombre de otro, se presume la continuaciOn
del mismo estado de cosas.
Esto ester conforme al Art. 716, segfin el cual el simple lapso de
.tiempo no muda la mera tenencia en posesiOn, porque nadie puede mejo-
rarse su propio titulo por un acto de exclusiva voluntad.
La disposiciOn del Art. 2510 N.° 3 no es sino una confirmaciOn
forzosa de los Arts..716, J19 y 730, porque nadie puede mejorarse su
propio titulo por obra de su exclusiva voluntad; de manera que el tene-
dor no puede llegar jambs a ser poseedor por un acto propio de su vo-
luntad. El cambio de Ia tenencia en posesien, en este caso, seria mera-
mente subjetivo, es decir, dependerk de la voluntad del tenedor, del cam-
bio de su ammo, y la ley no puede a ceptar este cambio de animo.
No obstante esto, pudiera creerse que el Art. 2510 contiene una
excepciOn al Art. 716. Sin embargo, dados los terminos de uno y otro
articulo, podemos decir 'que no hay tal excepciOn y que el Art. 2510, le-
jos de ser una excepciOn al Art. 716, es su mks amplia y clara cotifirma-
ciOn, porque si bien es cierto que el Art. 716 dice que el lapse de tiem-
po no muda la mera tenencia en posesiOn, tambien es cierto que el Art.
2510 sefiala un caso en que la tenencia se muda en posesiOn; pero este
;cambia no se opera per el simple lapse de tiempo, sino 'que con la concu-
rrencia de otros hechos que no dependen de la sola voluntad del tenedor.
Si tal cambio se opera, es porque se han realizado actos de parte del te-
nedor y del propietario que cambian por completo la situaciOn jurfdica de
ambos.
Cuando tratamos de la mera tenencia, dijimos que para que un te-
nedor pudiera convertirse en poseedor, no bastaba con un acto de su sola
voluntad, sino que era necebario que interviniera un tercero, y sefialamos
los cases del Art. 730, en que el tenedor vende la cosa a otro y el com-
prador adquiere la posesidn, y del Art. 2510, en que tampoco el cantbio
se opera per la sola voluntad del tenedor. De manera que el Art. 2510 no
destruye el axioma que establece el Art. 716, porque ni aun en este caso
el cambio de tenencia en posesinn se opera por el simple lapse de tiempo;
se opera por el lapse de tiempo acompafiado de otras circunstancias que
constituyen posesiOn, acompafiado de los hechos que se enuncian en los
niimeros 1 y 2 de la regla tercera del Art. 2510.
Veamos ahora males son esas circunstancias, en quô condiciones
puede prescribir extraordinariamente un individuo que ha coinenzado co-
me mero tenedor de la cosa. Para esto es necesario que se produzcan dos
circunstancias: Primero: Que el que se pretende cluefio no pueda probar
192 —
13*
- 104 -
aparentes solo pueden adquirirse por medio de un titulo; ni aim el goce
inmemorial bastath para constituirlas. Las servidumbres continuas y
aparentes pueden adquirirse por titulo, o por prescripciOn de 10 arios,
contados como para la adquisiciOn del dominio de los fundos".
Tenemos entonces que las servidumbres discontinuas e inaparen-
tes no son susceptibles de ser adquiridas por prescripciOn, por faltaries
los requisites de publicidad y continuidad, indispensables para que ten-
ga Lugar este mode de adquirir. Las dem'as servidumbres se adquieren
como el dominio, pero la excepciOn consiste en que se adquieren siempre
por la prescripciOn ordinaria de 10 alms, haya posesiOn regular o irregu-
lar, y haya o no justo titulo y buena fe. La (mica regla en que este caso
tiene aplicaciOn, es la del incise 2.° del Art. 2508, porque el plazo de 10
arios se cuenta en conformidad a este articulo, es decir, tomando cada
dos dias como uno cuando la persona contra quien corre la prescripciOn
esta fuera del territorio de la Republica.
Resumiendo, tenemos que las excepciones consignadas en el Art.
2512 son tres: el censo, que solo se adquiere por la prescripci6n extra-
ordinaria de BA afios; la herencia con la que sucede lo mismo, salvo en
el case del Art. 1269; y las servidumbres continuas y aparentes que se
adquieren siempre por la prescripciOn de 10 arios, come para la adquisi-
cain del dominio.
PrescripciOn contra titulo inscrito. — El Art. 2505 reglamenta la
prescripciOn de los bienes raices inscritos. Siendo la posesiOn la base de
toda prescripciOn, y no siendo poseedor sino aquel que tiene titulo ins-
crito en conformidad al Art. 728, es lOgico que el Art. 2505, que viene
a ser el corolario final de todos los que reglamentan la teoria de la po-
sesiOn inscrita, disponga que contra titulo inscrito no puede haber pres-
cripciOn sine a virtud de otro titulo inserito, y que esta no empezath a
correr sino desde la inscripciOn del segundo.. De manera que quien desee
prescribir un inmueble inscrito, necesita tener posesiOn, y esta posesiOn
necesita haberla adquirido en virtud de una inscripciOn que en confor-
midad al Art. 728 haya tenido la virtud de cancelar y poner fin a la pose-
siOn anterior.
Hemos visto que para que un poseedor cese en la posesiOn, es ne-
cesario que otro la adquiera; y si la nueva inscripciOn no tiene la virtud
'de cancelar la anterior, porque no se ha practicado en los terminos, del
Art. 728, la nueva inscripciOn no habilita para adquirir posesiOn, porque
la posesiOn es exclusiva y no puede haber dos poseedores de una misma
cosa, y si no cesa la posesiOn anterior, mal puede adquirirse una nueva.
No basta, por consiguiente, para que haya prescripciOn contra ti-
tulo inscrito, una inscripciOn cualquiera, es necesario que haya una ins-
cripciOn que tenga la virtud de cancelar la anterior, porque para que una
persona adquiera la posesiOn de una cosa, es previo que cese la posesiOn
anterior.
Asi, si yo soy duerio de un inmueble y lo tengo inscrito a mi nom-
— 195 —
• •
bre, y en estas conditions aparece un tercero, Juan, vendiendole el mis-
mo inmueble a Pedro, quien inscribe su titulo previas las publications,
esa inscripciOn no confiere posesiOn a Pedro, ni pone fin a la mia, por-
que no ha sido hecha en las ties forraas que taxativamente seriala el Art.
728 para que cesje la posesiOn inscrita. En consecuencia, no teniendo po-
sesiem, Pedro no podrã adquirir por prescripciOn, por mas tiempo que
transcurra. Pero si soy yo quien vende la propiedad a Pedro, y Pedro
inscribe su titulo, ligando su iriScripciOn a Ia ania, entonces si que Pedro
adquiere posesiOn; no importa el caso que el titulo sea justo o injusto,
porque el Art. 2505 no distingue; lo que la ley exige es que haya entre
las dos inscripciones una relaciOn, ya sea real o aparente, pero que Ia ha-
ya. Es clam que si el titulo no es justo, la posesiOn sera irregular por
falta de uno de los requisitos del Art. 102, y en tal caso solo habilita
adquirir por la prescripciOn extraordinaria. Lo itnico que la ley re-
quiem , aclemãs del titulo inscrito, as que haya una relacian con la ins-
.
cripciOn anterior, y no importa que esa relaciOn sea solo aparente. Asf,
si en el titulo se ha suplantado al vposeedor inscrito o aparece en el como
mandatario una persona que no lo es; o si el titulo adolece de algem vi-
cio de nulidad, la inscripciOn que en virtud de el se haga, cancela la ins-
cripciOn anterior y confiere posesiOn, porque guarda una rela.ciOn, si bien
solo en apariencia, con la inscripciOn anterior. Al tratar de la teoria de
la posesiOn inscrita, citamos dos sentericias de la Corte Suprema, en as
cuales ha sentado la doctrina que puede correr prescripciOn contra titu-
lo inscrito en virtud de un titulo injusto.
.
sesiOn irregular, y que es tal la que carece de uno o ribs de los requisitos
sefialados en el Art. 702; que uno de los requisitos as la tradiciOn, la cual
en el caso de los inmuebles se verifica por media de la inscripciem, de tal
manera que, si falta la inscripciem, quiere decir que falta Ia tradiciOn, lo
— 196 —
que hace que la posesiOn sea irregular y solo, sirva para adquirir por
prescripciOn extraordinaria. Agrega que de no ser asi, no habria nunca
prescripciOn extraordinaria contra titulo inscrito, y que de no aceptarse
esta doctrina, se llegaria al absurdo de que la ley protege al propietario
negligente, en perjuicio del que trabaja en el inmueble.
La opinion contraria cuenta con casi la unanimidad de los trata-
distas, y es la que ha triunfado en la jurdsprudencia. Segall ella, en con-
tra de un titulo inscrito no hay prescripciOn ordinaria ni extraordinaria,
sino en virtud de otro titulo inscrito, de manera que la regla del Art.
2505 es absoluta. Las razones que hay para pensar asi son: en primer
lugar, el Art. 2505 que no establece distinciOn alguna entre prescripciOn
ordinaria y extraordinaria, a diferencia de otros articulos en que se ha-
bla especialmente de una u otra especie de prescripciOn. La colocaciOn
misma que el articulo tiene, hace ver que el legislador no ha querido pa-
cer distinciones, puesto que lo colocO antes que el Art. 2506, que divide
la prescripciOn adquisitiva en ordinaria y extraordinaria. En la distri-
buciOn de los articulos en este titulo, se nota o advierte un metodo per-
fectamente lOgico: En primer lugar, el Art. 2498, que define la prescrip-
ciOn; en seguida, los Arts. 2499 a 2505 inclusive, que contienen reglas
generales aplicables a la prescripciOn adquisitiva, entre las cuales se
cuentan las relativas a la interrupciOn, a los actos de mera facultad o to-
lerancia, etc.; en seguida yiene el Art. 2506, que divide la prescripciOn
adquisitiva en ordinaria y extraordinaria; siguen los Arts. 2507, 2508 y
2509, que reglamentan la prescripciOn ordinaria; el 2510 y el 2511, que
reglamentan la prescripciOn extraordinaria, y el 2512 que reglamenta la
prescripciOn de los demds derechos reales. Pues bien, dentro de este or-
den lOgico adoptado por el legislador, el Art. 2505, que dice que contra
titulo inscrito no habra, prescripciOn sino en virtud de otro titulo inscrito,
esta cplocado entre las reglas generales aplicables a toda, clase de pres-
cripciOn. Y todavia, si recurrieramos a la historia fidedigna del estable-
cimiento de la ley, encontraremos otro poderoso argumento en pro de
esta doctrina.
En el proyecto, el actual Art. 2505 estaba colocado entre las re-
glas aplicables solo a la prescripciOn ordinaria, a continuation del que
lleva actualmente el N.° 2506. Al hacerse la redacciOn definitiva del C6di-
go, se le sace de las reglas de la prescripciOn ordinaria y se le coloc6 en-
tre las reglas aplicables a toda prescripciOn, lo que evidencia la
intention de llegislador de hacerla extensiva a la prescripciOn ex-
traordinaria.
En 2.° lugar, la regla del Art. 2510, que reglamenta la prescripciOn
extraordinaria es de catheter general, porque se refiere a la adquisiciOn
por ese medio de toda daze de cosas muebles e inmuebles. El Art. 2505 es
especial, porque solo se refiere a los inmuebles, y es doblemente especial,
porque entre los inmuebles sOlo se refiere a los que han entrado definiti-
vamente bajo el regimen de la propiedad inscrita; y en conformidad al
— 197 —
Art. 13, deben prevalecer las disposiciones especiales sobre las generates
cuando entre unas y otras haya oposiciOn.
En 3.er lugar, es una regla de herrnenOutica consagrada, en el Art.
22, 'que el contexto de la ley servith para ilustrar el sentido de cada una
de sus partes, de manera que haya entre una'y otra la debida correspon-
dencia y armonia. Ahora Bien, dentro de un estudio comparativo y de
conjunto de todas las disposiciones que reglamentan la posesiOn inscrita,
Ia Onica conclusion lOgica es que contra un titulo inscrito no haya pres-
cripciOn, ordinaria ni extraordinaria, sino en virtud de otro titulo inscri-
to. Se trata de adquirir el dominio, que es un derecho Teal en una cosa
corporal, y por abreviaciOn se habla de adquirir la cosa. Para adquirir
por prescripciOn, es necesario haber poseido, y la Unica manera de ad-
quirir la posesiOn del derecho de &mini° es mediante Ia inscripci6n. Ade-
nibs, el Art. 728 dispone que mientras la inscripciOn subsista, el que se
apodera de la cosa a que se refiere el titulo inscrito, no adquiere posesiOn
de ella ni pone fin a Ia posesiOn anferiOr, lo que, significa que el simple
apoderamiento de un inmueble inscrito no da posesiOn, y sin posesiOn,
mal se puede Ilegar a adquirir por prescripciOn; de manera que esta es Ia
imica doctrina aceptable para armonizar las disposiciones. de los, Arts.
728 y 2505.
En 4.° Iugar, los Arts. 726 y 729 que se suelen invocar en apoyo
de la doctrina contraria, no tienen aplicaciOn en este case, porque en ellbs
se trata de inmuebles no inscritos.
En 5.° lugar, no es efectivo, como, se sostiene, que dentro de esta
teoria no habria nunca lugar a la prescripciOn extraordinaria contra ti-
tulo inscrito, porque Ia habth cada vez que la posesiOn sea irregular,
cuando el titulo no sea justo, cuando haya sido adquirido de mala fe; y
ya vimos que los titulos injustos tienen la virtud de cancelar la inscrip-
ciOn anterior y conferir la, posesiOn; y en este caso, siendo la posesiOn
irregular por ser eI titulo injusto, la pre_ scripciOn a que da origen sera
extraordinaria.
En 6.° lugar, los antecedentes que dieron lugar a estas disposicio-
nes del COdigo Civil, manifiestan claramente esta intention del legislador.
Asi, el Art. 2505 fue tornado del COdigo Prusiano y del Proyecto de CO-
dig° Espariol de Garcia Goyena, y en ambos se establece la imprescripti-
bilidad de los inmuebles inscritos cuando no se invoca otro titulo inscrito.
En 7.° lugar, el argumento que se hace de que la ley protege al
duefio que no trabaja, en desmedro del que trabaja en el inmueble, no es
argumento juridico; podth ser una critica de la ley o un argumento para
hacerlo valer ante el legiSlador para que modifique Ia ley, y tampoco es
admisible dentro del concepto individualists que informa tocla nuestra
legislaciOn civil; la disposiciOn del Art. 2505 no es she una cTe las mani-
festaciones del derecho de propiedad en la forma que lo concibe el COdi-
go Civil. El propietario que no cultiva su suelo, no hace sino ejercer una
de sus mks legitimas facultades, y no seria posible que por ejercer pad-
— 198 —
que la prescripciOn no se produce de pleno derecho, sino que hay que ale-
garla; y la segunda es que la prescripciOn opera retroactivamente.
Sabemos que todos los otros modes de adquirir producen sus efec-
tos tan pronto como se producen los elementos que los constituyen. Asi,
Ia ocupaciOn produce sus efectos cuando ha habido aprehensiOn de la cosa
con intenciOn de apropiarsela; la accesien, cuando una cosa ajena se une
a una cosa propia; la tradition, cuando ha habido entrega de la cosa con
animo de transferir por una parte y de adquirir per la otra. En mate-
ria de prescripciOn no pasa Io mismo; no es la prescripciOn un mode de
adquirir el dominio que produzca sus efectos automaticamente, y para
que los produzca es necesario que sea declarada, conforme al Art. 2493;
que dice: "El que quiera aprovecharse de la prescripciOn debe alegarla;
el juez no puede declararla de oficio".
La razOn que ha tenido el legislador para establecer este precept°
es la de que si bien la prescripciOn es una institution muy u.til, entrafia en
el fondo una injusticia, ileva en si una expoliaciOn. La ley ha querido
entonces dejar entregada a la conciencia del prescribiente la facultad de
alegarla, o no, segan lo estime conveniente; pero si bien es necesario que
sea alegada, y el juez no puede declararla de oficio, no hay que olvidar
que las sentencias son declarativas, de tal manera que la prescripciOn nd
se produce como una consecuencia de la resoluciOn judicial, sino por la
concurrencia de los elenaentos que la constituyen. La sentencia no pace
ma's que constatar que se ha producido. No obstante Ia regla general del
Art. 2493, hay casos en que los jueces pueden declarar de oficio una
prescripciOn, por ejemplo, en materia penal; por razones de humanidad
y de orden pnblico, el juez debe declarar la prescripciOn, aunque no sea
alegada por el reo; en materia de juicio ejecutivo el Art. 464 del Cdcligo
-
como eNcepciOn puede ser alegada en cualquier estado del juicio confor-
me al Art. 300 del COdigo de Procedimiento Civil, que dice: "No obstan-
te lo dispuesto en el Art. anterior, las excepciones de prescripciOn, cosa
juzgada, transaction y pago efectivo de la deuda, cuando esta se funde
en un antecedente escrito, podthn oponerse en cualquier estado de la
causa; pero no se admitirfin si no se alegan por escrito antes de la cita-'
chin para sentencia en primera instancia, o de la vista de la causa en se-
gunda".
La regla general es que las excepciones solo pueden alegarse en la
contestation de la demanda, pero por la importancia de estas cuatro ex-
eepciones se admite que se aleguen en cualquier estado del juicio con las
limitaciones que establece la disposiciOn preinserta. La alegaciOn debe'
hacerse por escrito, de modo que no podria ser hecha por un abogado en
un alegato oral.
La sentencia que declara la prescripciOn adquisitiva del dominio
de un bien raiz o de cualquier otro derecho real constituido en 01, debe-
rã, inscribirse en el Registro Conservatorio del departamento en que este
ubicado el inmueble, por disponerlo asi el Art. 52 del Reglamento del
Conservador, en la parte final del N.° 1; el Art. 689 del COdigo Civil, y el
Art. 2513 del mismo. Dice el Art. 52 N.° 1 del Reglamento del Conserva-
dor: "Deberin inscribirse en el Registro Conservatorio 1) Los titulos
traslaticios del dominio de los bienes raices; los titulos de derecho de
usufructo, uso, habitaciOn, censo e hipoteca constituidos en inmuebles, y
la sentencia ejecutoria que declare la prescripciOn adquisitiva del domi-
nio o de cualquiera de dichos derechos".
El Art. 689, dice: "Siempre que por una sentencia ejecutoriada se
reconociere como adquirido por prescripciOn el dominio o cualquiera otro
de los derechos mencionados en los Arts. 686 y siguientes, servira de
titulo esta sentencia, y se inscribith en el respectivo Registro o Re-
gistros".
Y el Art. 2513, dice: "La sentencia judicial que declara una pres-
cripciOn harh, las veces de escritura pUblica para la propiedad de bienes
raices o de derechos reales constituidos en ellos; pero no valdrã contra
terceros, sin la competente inscripciOn".
Anteriormente ya hemos dicho cud es el objeto de esta inscrip-
tion. En este caso no representa el papel de tradiciOn, es decir, de modo
de adquirir, porque el modo de adquirir es la prescripciOn, y no puede
adquirirse una misma cosa por modos diferentes. En este caso, la ins-
cripciOn responde a la segunda de las finalidades que la ley le atribuye,
esto es, la de dar publicidad a la propiedad raiz, colocindola en un cua-
dro a la vista de todos, y manteniendo la continuidad de su historia. Esa,
inscripciOn tiene por objeto colocar al inmueble bajo el regimen de l&
'posesiOn inscrita, y en seguida, como lo dice el propio Art. 2513, para
que la prescripciOn produzca efectos contra terceros, porque sabemos que
las sentencias judiciales solo producen efectos entre las partes que half
— 201 —
TITULO XII.
LA REIVINDICACION
propiedad; asi lo clispone expresamente el Art. 893, que dice. "La acciOn
reivinclicaitoria o de dominino corresponde al que tiene la propiedad ple-
na o nuda, absoluta o fiduciaria de la eosa".
El que reivindica una cosa, diciendose duefto de ella, debera acre-
ditar su dominio en conformidad a las reglas generales sobre las prue-
bas, porque sabemos que incumbe la prueba al que sostiene una propo-
siciOn contraria al, estado normal u ordinario de las cosas, y sabemos,
que en materia de dominio, lo normal y corriente es que el cl.tiefia de una
.
cosa sea a la vez su poseedor, de manera que el que sin terser la posesiOn
se iiretende dueno, debe acreditar su aseveracien. Por otra parte ya vi-
mos que el Art. 700 dispone que: "El poseedor es reputado dueiio, mien-
tras otra persona no justifica serlo". De manera que el poseedor esté,
exento de probar su dominio en virtud de este articulo, y sera al que se
.
accien real que puede hacerse valer contra cualquier persona. De aqui
14*
-210--
se desprende una consecuencia importantisima, pues al entablar deman-
da de reivindicacien contra un persona, se le reconoce su caracter de po-
seedor de la cosa, y ello significa: 1.° darle el derecho de ampararse en
la presuncien del Art. 700, segiin el cual "el poseedor de una cosa es re-
putado duerio, mientras otra persona no justifica serlo"; y 2.° autorizarle
para invocar esta presuncien en sit favor. Para el demandante no es in-
diferente la persona contra la cual va a seguirse el juicio, porque debe
seguirlo contra legitimo contradictor. Las sentencias judiciales son de
efectos relativos y no aceptan sino a los que han litigacTo. De manera
que si en un juicio, un propietario ha discutido con quien no era posee-
dor, aunque obtenga en el juicio la cosa, el poseedor poark negarse a en-
tregarsela, porque la sentencia no be afecta. A fin de precaver al reivin-
dicante de esta contingencia, los Arts. 896. y 897 se ponen en el caso de
que la cosa este en poder de una persona que la tiene como detentador o
tenedor, y autorizan al propietario para exigir al tenedor que indique el
nombre y domicilio de la persona en cuyo nombre detenta la cosa. Esta
medida se hace efectiva de la manera que indica el Cedigo de Procedi-
miento Civil en su Art. 263, esto es, como medida prejudicial. Y si el
mero tenedor se finge poseedor de la cosa, sera condenado a indemnizar
todo perjuicio al propietario •eivindicante; y si por esta maquinacien
,
poseedor, se estimare, para este efecto, como que no existen. Como ye-
mos, Ia responsabilidad del poseedor de mala fe es enorme.
El poseedor de buena fe ester en una situation mucho mAs yenta-
josh. No responde de los frutos percibidos antes de la contestation de
la demanda, porque la ley presume que la buena fe desaparece al con-
testar Ia demanda, porque en ese momenta el poseedor ha debido reco-
nocer su verdadera situaciOn ante el reivindicador, y si insiste en retener
la cosa en su poder, la ley to condenara C0/110 poseedor de mala fe. De
manera que el poseedor regular de buena fe no debe nada en razOn de
los frutos, y esta es otra de las ventajas que reporta la posesien. regular.
La razen pdr la cual la ley no impone la obligation de restituir los fru-
tos es obvia: el poseedor de buena fe obra en la inteligencia de que es
'duefio de la cosa, de manera que no puede_ obligársele a restituir lo que
obtuvo sin Anima de perjudicar a nadie.
En toda restitution de frutos deberfin deducirse los gastos necesa-
rios para su produccien, porque se considera que el propietario tambien
habria tenido que hader gastos si hubiera tertido la cosa en su poder, y
nadie puede enriquecerse a costa ajena. Toda esta situacien este, regla-
menta,da por el Art. 907, en forma muy minuciosa.
4. El poseedor vencido ester obligado para eon el reivindicador al
pago de los gastos tilel ,de t os gastos .de conservation y custodia
.
mia haya podido invertirse. Toda esta situaciOn ester detenidamente re-
glamentada en el Art. 908. Las obras necesarias a que se refiere este ar-
ticulo son aquellas que la ley ha llamado expensas necesarias, extraordi-
narias o mayores, en el fideicomiso y usufructo. En cuanto a las expen-
sas ordinarias de conservaciOn y cultivo, ellas deben ser restituidas con
arreglo al Art. 907 inciso final, pues de ellas se trata al decir que deben
restituirse los gastos ordinarios hechos para la producciOn de los frutos.
Las mejoras utiles. — Son las que sin ser necesarias aumentan el
valor venal de Ia cosa, es decir, son aquellas mejoras de las cuales se
puede prescindir, pero que, a pesar de ello, producen utilidad a la cosa
aumentando su valor, Qom° las plantaciones de bosques, o cauces para
conducir el agua, etc.
Con respecto a las mejoras Utiles; entonces si que la ley distingue
entre el poseedor de buena fe y el de mala fe.
El poseedor de buena fe tiene derecho a rembolsarse las mejoras
Utiles hechas antes de la contestaciOn de la demanda. A este. respecto el
reivindicante puede optar entre abonarle el valor de las mejoras, al tiem-
po de la restituciOn, o abonarle el mayor precio que por ellas hubiera
adquirido la cosa; el reivindicante very en cada caso lo que le conviene
mis. Despues de ,contestacla la demanda se aplica al poseedor de buena
fe, por lo que a las mejoras Utiles respecta, las mismas reglas que aI po-
seedor de mala fe, por las razones que ya hemos expuesto. ,
Art. 916, proceden tanto respecto de bienes raices como de derechos rea-
les constituidos en ellos, haciendo en esta forma una clistinciOn entre
bienes raices y derechos reales. En consecuencia, la ley debi6 consignar
reglas distintas respecto de la manera de probar la posesiOn de unos y
otros, y deducir de aqui que eliArt. 925 se refiere a la, posesiOn del sue-
lo, sin entrar a averiguar si hay o no titulo inscrito; y el Art. 924 se re-
fiere a la posesiOn de los demis derechos reales constituidos sobre inmue-
bles, ya que, por tratarse de cosas incorporales, no procede la posesiOn
de ellos en los terminos del Art. 700; y asi, como para probar la pose-
siOn del suelo hay que recurrir a la manera como ella se exterioriza, que
es mediante lo que la ley llama Actos Positivos, para probar la posesiOn
-
de los derechos reales, que son cosas inmateriales respecto de las pales
no pueden ejercitarse estos actos positivos, hay que recurrir a la manera
como estos se exteriorizan o manifiestan, y esta manera es la inscripciOn.
Luego, el Art. 924 se refiere solo a la prueba de la posesiOn de los de-
rechos reales, ya que la posesiOn del suelo se prueba per los medios que
indica el Art. 925, sin necesidad de recurrir a la inseripcien, que en este
case no es suficiente prueba de posesiOn. Esta es la teoria que don Ru-
perto Bahamondes sostiene en su clase, y que ha sido aceptada por una
sentencia de la Corte de Apelaciones de Tacna, publicada en el Tomo IV
de la Revista de Derecho y Jurisprudencia, seed& II, pig., 86.
La segunda teoria la sostienen aquellos que creen que la inscrip-
ciOn es la imica manera de adquirir la posesiOn de los inmuebles. Den-
tro de esta opinion, el Art. 924 se refiere no solo a los derechos reales
constituidos sobre inmuebles, cuya tradiciOn se hace con la inscripciOn,
sino tambien a la prueba de la posesiOn de los bienes raices inscritos,
porque la ley no distingue, y habla de derechos inscritos, y entre estos
figura en primer terrain° el dominio; de manera que cuando se trata de
probar la posesiOn del derecho de dominio, es necesaria la inscripciOn.
Adeinfis, la manera de adquirir la posesiOn de los bienes raices inscri-
tos segan el Art. 724, la inscripciOn, y es tal la fuerza que la ley atri-
buye a esta inscripciOn, que mientras ella subsista, el que se apodere de
•la cosa no adquiere la posesiOn ni pone fin a la posesiOn anterior, siendo
asi la manera de probar la posesiOn el hecho de exhibir el documento
justificativo de la inscripciOn, porque la inscripciOn prueba que se ha ad-
quirido la posesiOn, y la misma ley se encarga de disponer que raientra's
la inscripciOn subsista, no se adquiere la posesiOn de la cosa por simple
apoderamiento, ni este pone fin a la posesiOn anterior. Luego, el Art.
924 rige tanto para los ,bienes raices inscritos como para los demis de-
rechos reales constituidos sobre inmuebles, y el Art. 925 queda limitado
a los bienes raices no inscritos, a aquellos cuya posesiOn puede adquirirse
por el simple apoderamiento material, segim las reglas que vimos al tra-
tar de la adquisiciOn y perdida de la posesiOn, y de conformidad con los
Arts. 726 y 729.
Para esta doctrina, el Art. 924 no es rads que la consecuencia 10-
- 228 -
posesiOn en este caso, sino para que el heredero pueda disponer de los
inmuebles hereditarios, de manera que la posesiOn de los bienes raices
hereditarios se prueba con arreglo al Art. 925, salvo que el poseedor se
haya acogido ya a los beneficios del Art. 688 esto es, que haya practi-
cado las inscriptions que en dicho articulo se ordenan, porque en tal
caso se hallaria en situation de probar la posesiOn por medio de la ins-
cripciOn.
Otro tanto cabe decir respecto de la accesiOn, porque en este caso
no es necesaria una nueva adquisiciOn, ya que la anterior cubre los au-
mentos de la cosa; pero si se discute la posesiOn de esa parte que cons-
tituye el aumento, podth probarse con arreglo al Art. 925; y lo mismo
debemos decir de la prescripciOn: el que posee en virtud de la prescrip-
ciOn, puede probar su posesiOn con arreglo al Art. 925, ya que la inscrip-
para el no es obligatoria con el fin de adquirir la cosa, sino para co-
locar el inmueble bajo el regimen de la propiedad inscrita.
El otro hecho que el querellante debe probar cuando entabla una
querella posesoria, es el acto de perturbaciOn o de despojo que reclama,
y a este respecto cabe observar que la ley no ha establecido reglas es-
peciales; queda por consiguiente sometida la prueba de este punto a las
reglas _generales que ya hemos estudiado. Las querellas posesorias no
solo proceden cuando estos actos de perturbaciOn son materiales, sino
tambien cuando se trata de actos de catheter juridico que importan un
desconocimiento de la posesien que el querellante invoca; asi, si yo, po-
seedor inscrito de un inmueble, veo a alguien haciendo publicaciones en
un diario para inscribir el mismo inmueble, como si no estuviera antes
inscrito, puedo entablar querella de amparo, por cuanto ese hecho sig-
nifica desconocimiento de mi posesiOn, aun cuando con el no se me per-
turbe materialmente en ella.
Por estas razones, los Tribunales de Justicia han resuelto unifor-
memente en diversas sentencias, que no solo los actos materiales per-
turban la posesiOn, sino tambien toda gestiOn o acto juridic° que impor-
te desconocimiento de la posesiOn, y, por consiguiente, toda gestien des-
tinada a hacer una nueva inscripciOn respecto de un inmueble ya inscri-
to, peruturba la posesiOn que sobre el se tiene. En el Tomo XII de la Re-
vista de Derecho y Jurisprudencia, peg. 439, hay una sentencia que sien-
ta este principio.
Puede tambien citarse otra sentencia, publicada en la misma Re-
vista, Tomo IX, sec. 2.a, pig. 21. En estas dos sentencias, que constitu-
yen las principales de una serie de fallos expedidos en este sentido, se
deja establecido que todo acto que importe el desconocimiento, da origen
a una querella posesoria, aunque no se trate de actos materiales de per-
turbaciOn o despojo.
fiere el Art. 916, cuando dice que las acciones posesorias tienen por ob-
jeto conservar la posesien.
El que entabla una querella de amparo pide:
1) Que no se le turbe o despoje de su posesien;
2) Que se le indemnice los dafios que con actos de perturbation
se le hubiere ocasioitado; y
3) Que se le de garantias contra el que fundadamente teme, tal
como lo dispon.e eI Art. 921..
La querella de amparo supone que el poseedor conserva aim la po-
sesien de la cosa, pero que ha sido molestado o perturbado en esta po-
sesiOn. La ley lo autoriza, entonces, para pedir que se le defienda contra
este posible despojo. Es el ejemplo, que poniamos de la persona que,
teniendo un inmueble inscrito a su favor, ve en el diario que se hacen
publicaciones para inscribirlo a nombre de otra persona; tiene derecho
para pedir que se ordene al Conservador de Bienes Raices que se abs-
tenga de hacer esta inscripciOn, porque ella importa el desconocimiento
de su posesien. En el caso de la Compafiia de Salitre de Antofagasta con
el Fisco, que citamos, se trataba de una querella de amparo deducida,
porque Ia qtierella iba a perturbar la posesiOn_ del querellante, pero sin
que hubiera todavia despojo.
La querella de amparo se tramita en Ia forma que minuciosamen-
te reglamenta el Cedigo de Procedimiento Civil. El querellante interpon-
dra demanda, insertan`do en ella los hechos necesarios; fundath su pose-
siOn por más de un an.o, e indicari los hechos que la han perturbado. El
Juez citara a las partes a un comparendo, al cual deberfin cone_ urrir las
partes con sus medios probatorios, y, rendidas las pruebas, el Juez de-
bera. dictar sentencia dentro de los tres dias siguientes. Esta materia este,
tratada en los Arts., 704 y siguientes del COdigo de Procedimiento Civil.
La querella de amparo se dirige contra el que ha turbado la pose-
sien, aunque este sea el propietario, porque nadie puede hacerse justi-
cia a si mismo.
dimiento Civil, que dice: "Si se pidiera la supresiOn de las obras de que
tratan los Arts. 874, 877, 878 y 944 del COdigo Civil, el tribunal procede-
ri coma en el caso de la denuncia de obra nueva".
tro del tercer dig, y las medidas que ordene serail ejecutadas inmediata-
mente, sin que pueda con ningim media entrabarse su ejecueiOn.
El Art. 933 dispone: "En el caso de hacerse por otro que el. que-
.
sobre suelo ajeno, y dispone que los frutos perteneeerán al duerio del Ar-
bol, quien podrk ponerse de acuerdo con el vecino para fijar dia y hora
para tomarlos.
El Art. 945 se refiere al caso de un individuo que cava un pozo
en su heredad. Cualquiera puede hacerlo en el suelo propio, lo que no
es sino una consecuencia del derecho de propiedad, pero ese derecho tie-
ne una restriction; si con ello se menoscabare el agua de que se alimen-
ta otro pozo, y el provecho que el nuevo reporta fuere inferior al daiio
causado al otro pozo, podra pedirse que el duefio del nuevo pozo sea obli-
gado a cegarlo.
De conformidad. al Art., 738 del COdigo de Procedimiento Civil,
esta action se tramita en juicio ordinario, y es de observar como un
error del legislador, que es esta Ia (mica acciOn posesoria que se tramita
en juicio ordinario. El Art. 737 del COdigo de Procedimiento Civil, que
tal cosa dispone, dice: "El derecho que para hacer cegar un pozo con-
cede el Art. 945 del COdigo Civil, es materia de un juicio ordinario".
.
LA PROPIEDAD FIDUCIARIA
palabra fideicomiso que viene de las votes latinas fide y comiso, que quie-
re decir "encargo hecho a una persona de buena fe".
El fideicomiso fuó una institucien muy socorrida en Ia Edad Me-
dia, en los pueblos en que se instituye el regimen feudal, cuya base des-
cansaba sobre las riquezas inmuebles, y que tenia por objeto, al igual que
los mayorazgos, vinculaciones, etc., perpetuar los bienes en manos de
una familia para que no disminuyera en_ poderio. Adernfis, este dorainio
se ensanehaba mediante aiianzas, matrimonios, etc., y asi se constitu-
yeron estados tan poderosos que los nobles de Espafia llegaron a decir
al Rey que cada uno de ellos era tan poderoso como el monarca y todos
juncos lo aventajaban. En Espafia, sobre todo, tome esta institucien un
auge inmenso, y de ahI pas() a Chile, en donde existie hasta la dictation
del Cedigo Civil.
Las legislaciones modernas han mirado esta institucien con muy
manos ojos, porque estorba. Ia libre circulacitin de las propiedades, que
es la base del comercio. Nuestro COdigo Civil rechaze en absoluto la cons-
titucieu de fideicomisos sucesivos que la ley espafiola toleraba, y abolie
por completo los mayorazgos y vinculaciones. Don Andres Bello, en el
Mensaje que acompaiie al COdigo Civil, explice las razones de esta ma-
nera de proceder, y que son las mismas que han tenido en vista el °Ai-
,
prOpio don Andres Bello pone en las Notas al COdigo Civil. Se da el usu-
fructo de una cosa a A. por diez alms, y al mismo tiempo se constituye el
fideicomiso sobre la misrna a favor de C. quien adquirira is cosa si se re-
cibe de abogado. Quien en este caso es el fiduciario y qui& es el nudo
propietario? Lo sera lg persona que reciba la cosa si la condición no se
.
cumple. El Art. 748 nos lo dice: "Lo sera el constituyente o sus herederos
si no existiere".
Veamas las dos situaciones que pueden presentarse al respecto.
Transcurren los 10 aiios sin que C. se reciba de abogado; al termino de
este lapso de tiempo, el usufructo se termina y se consolida la nuda pro-
piedad con el goce de la cosa, y este goce continuara en manos del fidu-
ciario hasta que se cumpla la conclicien, y si pasan 30 afros contados des-
de la delacien de la propiedad fiduciaria sin que C. se reciba de abogado,
el fiduciario adquirira Ia propiedad absoluta de la cosa.
La segunda situacien que puede presentarse es la siguiente: C. se
— 254
Cosa del fideicomisario; ambos son propietarios, y el Art. 893 les reco-
noce a ambos este caracter cuando los autoriza para entablar la action
reivindicatoria. Dice el Art. 893: "La action reivindicatoria o de dominio
corresponde al que tiene la propiedad plena o nuda, absoluta o fiducia-
ria de la cosa".
Para determinar quien es duerio de la cosa constituida en fideico-
miso, hay que averiguar en que estado esta la condiciOn; si la condition
esta pendiente, el dominio esta en manos del fiduciario; si la condiciOn se
ha cumplido, el dominio esta en manos del fideicomisario, y finalmente, si
la condiciOn esta fallida, el dominio se habra, consolidado en manos del
fiduciario.
Veamos los derechos del fiduciario y del fideicomisario en cada
uno de los tres estados de la condiciOn, comenzando por los fiduciarios.
Mientras pende la condition, puede el fiduciario, en primer lugar,
percibir los frutos naturales y civiles de la cosa, no solo por ser ese un
atributo inherente al derecho de propiedad, sino porque el Art. 754 dice
que: "El propietario fiduciario tiene sobre las especies que puede ser
obligado a restituir, los derechos y cargas del usufructuario, con las mo-
dificaciones que en los siguientes articulos se expresan". Ahora bien, en
el titulo del usufructo encontramos los Arts. 781 y 790, en el titulo del
fideicomiso no hay ninguna disposiciOn que modifique a las dos anterio-
res, de manera que, en conformidad al Art. 754, rigen ellas respecto del
fiduciario.
Tenemos entonces que el fiduciario es duerio de ' todos los frutos
producidos por la cosa desde que se constituye el fideicomiso, hasta el
dia de la restitucien; es tambien duerio de los frutos que desde el mo-
mento de adquirir la propiedad fiduciaria estaban pendientes, aun cuan-
do el no hubiere contribuido a formarlos, y, en compensaciOn, la ley dis-
pone que los frutos pendientes a la epoca de la restituciOn perteneceran
al fideicomisario, aunque se deban a trabajos del fiduciario. Todo lo di-
cho se refiere a los frutos naturales, porque los frutos civiles se deven-
gan dia por dia, de manera que si la cosa constituida en fideicomiso hu-
biere sido dada en arrendamiento, supongamos que por un alio, a contar
desde el 1.0 de enero, y la condition se cumple el 1.° de junio, el fiducia-
rio devengarâ la renta durante cinco meses hasta el dia en que se debe
restituir la cosa, y el fideicomisario deberâ recibir el resto, y si se hu-
biere pagado un ario por adelantado al fiduciario, deberfi este restituir
al fideicomisario lo que de derecho le corresponde; por la inversa, si la
renta se paga por arios vencidos, sera el fideicomisario quien debera ha-
cer entrega al fiduciario de la portion que le corresponde.
En segmido lugar, el fiduciario tiene la libre administraciOn de la
cosa constituida en fideicomiso, y puede mudar su forma, pero conser-
vando su integridad y valor, de manera que puede arrendaxla, darla en
comodato, mudar su explotaciOn, etc. A eso se refiere el Art. '758.
En tercer lugar, el propietario fiduciario puede disponer de la cosa
-
por acto entre vivos y transmitirla por cause., de muerte, lo que consti-
tuye un cambio sustancial a lo que la propiedad fiduciaria era en el regi-
men espaiiol, en que era inalienable; pero frente a esta facultad del fidu-
ciario aparece e1 iriterOs eventual del fideicomisario: la propiedad puede
transferirse y transmitirse, pero con cargo de mantenerse indivisa y su-
jeta al gravamen de restituciOn. Lo dice el inc. 1.° del Art. 751.
De aqui se desprende que la propiedad fiduciaria es una cosa indi-
visible en el concepto de Ia Icy, es decir, que es una ease moralmente in-
divisible. Este mismo concepto lo refuerza el Art. 1317, al disponer que
nadie podra ser obligado a permanecer en la indivisiOn y que siempre po-
ds pedirse la particf6n de la cosa comfm, salvo las cosas que la ley man-
da tenei indivisa, como Ia propiedad fiduciaria.
El mismo Art. 751 en su inciso 2.° autoriza al constituyente pare
prohibir al fiduciario la enajenaciOn de la cosa; de manera que la pro-
piedad fiduciaria no sera transferible cuando el constituyente asi lo dis-
ponga, y Ia mismaedisposiciOn prescribe que no sera transmisible por tes-
tamento o abintestato cuando la condiciOn prefijada pare la restituciOn
sea la muerte del fiduciario. Tenemos, segdn este caso, que la propiedad
es par regla general transmisible y transferible, pero en ambos casos los
derechos de los sucesores están sujetos a la misma condiciOn a que estaba
sujeto el derecho del fiduciario, esto es, la propiedad fiduciaria en ma-
nos de los sucesores esta sujeta a pasar a manos del fideicomisario cuan-
do se cumpla Ia condiciOn.
Por excepciOn, la propiedad fiduciaria no es transferible, cuando
el constituyente, en el acto de Ia constituciOn, ha prohibido Ia enajena-
eiOn, y no es transmisible a la muerte del fiduciario, cuando este es el he-
cho de que depende la restituci6n; a su muerte nace el derecho del fidei-
comisario, y nacido este se extingue el del fiduciario, y nada pods enton-
ces transmitir.
Como los casos de la intransmisibilidad y de la inalienabilidad de
la propiedad fiduciaria son distintos y estân regidos por disposiciones di-
verses y no implican la intransmisibilidad de la cosa, el hecho de que la
propiedad fiduciaria sea intransmisible par ser la muerte deI fiduciario
la condiciOn de que pende la restitueiOn, no implica que por este solo he-
cho la propiedad fiduciaria sea inalienable. La ley se pone en este caso
y dice que si, siendo la muerte del fiduciario lo .que determina la restitu-
diem, el fiduciario vende la cosa, siempre sera Ia fecha de su muerte lo
que determine .ese dia. De aqui se desprende que para is propiedad fidu-
ciaria sea intransferible es menester que, junto con ser la fecha de la
_muerte del fiduciario la que determine la epoca de la restituciOn, el cons-
tituyente haya prohibido expresamente al fiduciario que enajene la cosa
por acto entre vivos.
Otro derecho del fiduciario es el de imponer los gravamens que
quiera sobre Ia cosa constituida en el fideicomiso, hipoteca, censo, ustt-
fructol, servidumbre, etc.; pero vuelve aqui a aparecer el derecho del fi-
X60 -
deicomisario. Veamos como resuelve la ley esta dificultad. La soluciOn
la da el Art. 757. Si se impone a la cosa gravamen de cualquier especie,
sin observar la formalidad que en el articulo antes citado se indica, los
gravkmenes no afectan al fideicomisario, y llegado el inomento de la res-
tituciem, caducark, porque alli caduca el derecho del fiduciario y nadie
puede traspasar a otra persona mks derechos que los que tiene. Por eso
es que el Art. 2416, dice: "El que solo tiene sobre la cosa que se hipote-
ca un derecho eventual, limitado o rescindible, no se entiende hipotecarla
sino con las condiciones y limitaciones a que estk sujeto el derecho; aun-
que asi no lo exprese". Como en estas condiciones nadie querria contra-
tar con el fiduciario, la ley ha sentado el principio del Art. 757, que tien-
de a salvar estos inconvenientes; se puede gravar la cosa, previa autori-
zaciOn del Juez, dada con conocimiento de causa por razones de necesi-
dad o utilidad manifiesta y con audiencia de los autorizados en el dere-
cho eventual.
Fuera de estos derechos, el fiduciario tiene todos los derechos del
usufructuario sobre la cosa usufructuada que estudiaremos en el capitu-
lo del asufructo.
-
que mientras la cosa este en manos del fiduciario requiera mejoras o re-
paraciones; para determiner a cargo de quien esten estas reparaciones,
debemos distinguir entre las obras, mejoras o expenses necesarias ordi-
naries de conservation y cultivo, expenses extraordinarias o mayores, y
las no necesarias, seen utiles o voluptuaries.
En cuanto a las mejoras ordinaries necesarias de conservation y
cultivo, que son las que en Derecho se Haman cargas fructuarias, porque
estãn formadas por los gastos necesarios para, hacer producir la cosa,
son de cargo del fiduciario, sin que tenga derecho a exigir nada por
ellas al fideicomisario. Asi Io disponen los Arts. 795 y 796, contenidos en
el titulo del usufructo, y aplicables a la propiedad fiduciaria en virtud
de lo dispuesto en el Art. 754, porque no hay entre las disposiciones que
rigen el fideicomiso ninguna disposiciOn que modifique los articulos ci-
tados.
Igualmente, corresponden al fiduciario las cargas y pensiones pe-
riOdicas, los impuestos fiscales o municipales que pesen sobre la cosa.
El Art. 795, dice: "Corresponden al usufructuario todas las expen-
ses ordinaries de conservacian y cultivo".
Y el 796, agrega: "Serin de cargo del usufructuario las pensiones,
cAnones y en general las cargas periOdicas con que de antemano haya
sido gravada la cosa fructuaria y que durante el usufructo se devenguen.
No es licit° al nudo propietario imponer nuevas cargas sobre elle en per-
juicio del usufructo. Corresponde tambien al usufructuario el pago de
los impuestos periOdicos fiscales y municipales que la graven durante el
usufructo, en cualquier tiempo que se hayan establecido. Si por no hacer
el usufructuario estos pagos los hiciere el propietario, o se enajenare o
'erabargare la cosa fructuaria, deberk el primero inclemnizar de todo per-
juicio al segundo".
Las reparaciones o mejoras extraordinarias o mayores esten de-
finida‘ en el Art. 798, Se establece que son obras o refacciones mayo-
res "las que ocurren por una vez o largos intervalos de tiempo, y que
conciernen a la conservaciOn y permanente utilidad de la Cosa fructua-
ria". A diferencia de las obras necesarias, que son aquellas obras indis-
pensables pare el mantenimiento y cultivo de la cosa, las extraordinarias
son aquellas que no se hacen periOdicamente sino por una sole vez o a lo
largo de intervalos de tiempo, conio la reconstruction de una muralla que
amenaza ruina, un dique que haya que hacer a orillas de un mar o de un
rio pare evitar la inundaciOn del predio.
Estes obras o expenses pueden ser de dos clues: materiales o in-
materiales.
Son inaterlales las que consisten en obras, comp rehacer una mu-
ralla, construir un dique, etc.; y son inmateriales cuando consisten en el
pago de una hipoteca, en la costa de un juicio que no hubiere podido de-
jar de sostenerse sin comprometer los derechos del fideicomisario; estas
cargas son tambien de cargo del fiduciario, pero coMo ellas no solo van
— 262 —
en las inmateriales, deducida una vigesima parte por cada ario mediado
entre la fecha en que las mejoras se hicieron y la fecha de la restituciOn.
En cuanto a las mejoras no necesarias, sean ellas frtiles o voluntarias,
son de cargo exclusivo del fiduciario, y el fideicomisario nada tiene que
reembolsar por ellas, sin perjuicio de lo que entre el fiduciario y el fidei-
comisario se acordare; pero como es un principio el de que nadie puede
enriquecerse a costa ajena, el fiduciario puede poner el mayor precio que
por las mejoras necesarias haya alcanzado la cosa, como compensaciOn
a lo que se le cobre por deterioro o menoscabo de la cosa. Asi lo dispone
el Art. 759. Esta disposition tiene un evidente espiritu de justicia; va,
como se dice vulgarmente, lo comido por lo servido.
Todo lo expuesto se refiere a la situation juridica del fiduciario,
estando pendiente la condiciOn. Si la condieien fa 11a o no se cumple en
el tiempo habil, es decir, dentro de los 30 arios siguientes a la delaclOn de
la propiedad fiduciaria, se extingue el fideicomiso, con arreglo al Art.
763 N.° 5. Extinguido el fideicomiso, desaparece la condiciOn resolutoria
que afectaba al derecho del fiduciario; se consolida su derecho y adquie-
re la propiedad absoluta de la cosa y desaparecen, por lo tanto, las limi-
taciones y restricciones establecidas por la ley en resguardo de los inte-
reses del fideicomisario. Por eso no se afirma que el fiduciario tiene que
restituir la cosa, sino que se dice que puede encontrarse en situation de
tener que restituirla, lo que sucederk si la condiciOn se cumple, y puede
no verse en la obligaciOn de restituirla, si la condiciOn falla.
Si la concliciOn se cumple, se produce el efecto contrario: se'extin-
gue el derecho del fiduciario y nace el derecho del fideicomisario, y ha-
bra llegado el momento de que el fiduciario efectrie la restituciOn de la
cosa, cumpliendo asi la segunda de las obligaciones que la ley le impone:
restituir la cosa; pero para esto es necesario que el fideicomisario exista
en el momento de cumplirse la condiciOn, porque de lo contrario no ad-
quiere derecho alguno ni transmite nada a sus herederos.
Se llama restituciOn, como lo dice el inciso final del Art. 733: "La
traslaciOn de Ia propiedad a la persona en cuyo favor se ha constituido
el fideicomiso". La condiciOn que ha operado la restituciem es para el fi-
deicomisario suspensiva, pero es resolutoria para el fiduciario, y, confor-
me a los principios generales que estudiamos al tratar de los actos juri-
diem condicionales, la condiciOn cumplida opera retroactivamente; pero
el fideicomiso hace excepciOn a esta regla y no es lo mismo propiedad
resoluble que propiedad fiduciaria, la cual es una institution especial en que
la ley se ha apartado de los principios generales que rigen la condiciOn.
— 263 —
TITULO IX
EL USUFRUCT°
mento paha) sobre cosas muebles a inmuebles; no hay más que dos ma-
neras de constituir el fideicomiso: por testamento o par instrumento
blico, de manera que cada vez que se constituya entre vivos, tendrfi. que
serlo par instrumento piiblico. En cambio, el usufruct° puede constituirse
par acto entre vivos, por instrumento privado o por el solo consentimien-
to; •no se requiere el instrumento pfiblico sino cuando recae sobre inmue-
bles; el fideicomiso que recae sobre inmuebles necesita siempre inscrip-
ciOn, sea que se haya constituido por acto entre vivos o por testamento;
en cambio, el usufructo que recae sobre inmuebles solo necesita de in ins-
cripciOn cuando se ha constituido por acto entre vivos. El Art. 52 del Re-
glamento del Conservador, en su inciso 2.°, corrobora la disposiciOn del
Art. 767 y marca perfectamente la diferencia entre estas dos situaciones.
Se constituye tambiên el usufructo por prescripciOn, en conformi-
índice
— 273 —
La sand& que tiene la contravention al Art. 769 la indica el raig-
mo. Si este nada hubiera dicho, la sanciOn, en conformidad al articulo 10,
habria sido la nulidad absoluta del usufructo constituida en estas'condi-
.
ciones, pero el Art, 769 ha dicho que si de hecho 'se constituyeren, los
usufructuarios posteriores se como substitutos en caso de fal-
tar los anteriores; pero una vez que una de los usufructuarios haya en.-
trado. en el goee de la cosa, se extingue irrevocablemente la expectativa
de los otros.
La segunda restriction a la constitution del usufructo es la del
Art. 768, que dice. que no puede subordinarse el usufructo en cuanto a su
comienzo a plazo o condiciOn. En cuanto a su initiation, el usufructo se
considers puro y simple, porque de otra manera se estableceria implicita-
.
destinada (jus utendi). Con respect° a estos derechos puede ejecutar to-
dos los actos materiales y juridicos para obtener utilidad de Ia cosa, de
manera que los actos que puede ejecutar el usufructuario son de dos na-
turalezas: actos materiales y actos juridicos.
En cuanto a los actos materiales, coma titular que es de los dere-
chos de use y goce, wede servirse de la cosa confornie a su naturaleza
en Ia misma forma que el propietario, pero con todas las servidumbres'
pasieia's que la afecten. Asi lo establece el Art. 782. Tiene, ademes, el de-
recho de servirse de todos los aumentos que recibe la cosa fructuaria,
porque lo accesorio sigue siempre la suerte de lo principal. A este respec-
to dice el Art. 785: "El usufructo de una heredad se extiende a los au.-
mentos que ella reciba por aluviOn o par otras accesiones naturales".
El usufructuario no solo puede servirse de la cosa fructuaria se-
gim su naturaleza o destino, sino que tiene tambien el derecho de percibir
los frutos o utilidades de la cosa, sean ellos naturales o civiles. Sabemos .
la cosa, puesto que la iinica manera que el usufructuario tiene para apro-
vecharse de ella es mediante su consume, esto es, destruyendola.
Caueion significa garantia del cumplimiento de una obligaciOn.
La palabra caution es generica, y comprende tanto Ia fianza coma la
prenda o hipoteca. Hay casos en que el usufructuario ester exento de la
obligacion de rendir, caucien, sea por disposicien de Ia ley, sea por he-
chos del hombre; estin exentos por Ia ley: el padre y el marido respecto
de sus usufructos Iegales, y el demente, a quien se reservari, el usufructo
de la cosa donada. Y lo estan por el hecho del hombre todos aquellos usu-
fructuarios que hayan silo expresamente relevados de ellas por el cons-
tituyente o por el propietario. Toda esta situation ester reglamentada en
el Art. 755.
No obstante esta exoneration de rendir caucien, los au tares re-
-
vimos que respecto de los gastos que ocasiona la cosa, habia que distin-
guir tres categoria,s: 1) Las expenses ordinarias de conservaciOn y cul-
tivo; 2) Las expensas necesarias extraordinarias o mayores; y 3) Las
no necesarias, sean iitiles o voluptuarias.
Las- expensas ordinarias de conservaciOn y cultivo son las que he-
mos llamado cargas fructuarias; son los gastos indispensabks para el
cultivo de la cosa, para hacer que la cosa produzca. Estas expensas de
conservacien y cultivo son de cargo exclusivo del usufructuario, sin que
el nudo propietario tenga nada que abonar por ellas una vez terminado el
.
paga su valor, pero tiene derecho a los intereses legales durante toao el
tempo que dure el usufructo; los intereses legales son de cargo del usu-
fructuario, mientras la ley no fife otros. Todas estas disposiciones las re-
glamenta el Art. 797.
Dentro de las, expensas necesarias extraordinarias o mayores, que-
dan incluidatanto las materiales como Ias inmateriales. Son materiales
las que consisten en obras, come rehacer una muralla, construir un di-
que, etc.; y son inmateriales las que se refieren al page de una deuda hi-
potecaria que afecte a la propiedad, o a las costas de un juicio que se hu
biese seguido en resguardo de ella.
Respecto de las deudas hipotecarias que afecten a Ia propiedad,
usufructuario carga con los intereses, que son cargas periedicas, y el pro-
pietario carga con el capital, puesto que se trata del pago que solo se
,
efectea una vez, de manera q ue la propiedad que estä afecta a, una deu-
-
índice
— 284 —
TITULO X
que la constituciOn del derecho de uso se rija per las mismas reglas que
el usufructo. Tenemos si que anotar una diferencia: no hay uso legal.
En .rigor, el usuario, como su nombre lo indica, no debiera tener
la faculta.d de usufructuar de la cosa, es decir, el jus fruendi, y asi era
en el Derecho Romano, de donde se ban tornado estas instituciones, pero
en esta forma podia colocarse al usuario en la imposibilidad de satisfacer
sus necesidades. Por eSte motivo, el derecho de uso fue ampliado poste-
riormente, y hay dia comprende el jus utendi, o sea, todo el dereCho de
usar de la cosa, de servirse de ella conforme a su destino, y, ademas una
.
TITULO XI
DE LAS SERVIDUMBRES
cer la servidumbre, pero.no podrán pretender pasar una carre.ta cada uno
a la semana.
— 294 —
pero no las que descienden por obra del hombre. Basta que en el des-
censo o escurrimiento de las aguas haya intervenido la mano del hombre,
para que la servidumbre deje de ser natural. Asi lo dispone el Art. 833.
De ahi que sobre el predio sirviente no pesa la obligaciOn de recibir las
aguas de use industrial o fabriles, de pozo artesiano, de drenajes, de pan-
.
Las aguas que corren por un cauce artificial son, pues, del duerio
del cauce, no deI duefio de Ia heredad par donde pasan, y quedan some-
tidas a las mismas reglas de la propiedad privada. Si las aguas corren
por un cauce natural, hay que distinguir si se trata a no de vertientes
que nacen y mueren dentro de la misma heredad. En el segundo caso, es-
to es, si no nacen o mueren dentro de una misma heredad, son bienes na-
cionales de uso pnblico, y hay que distinguir si los propietarios son ribe-
,
prema se funda en dos razones: 1.°) En la redaceiOn del Art. 835, que
habla de obras destinadas a condueir o facilitar el descenso de las aguas
a la heredad Inferior; si hubiera querido referirse a obras eonstruidas en
Ia heredad superior, habria dicho: °bras que facilitarfin el deseenso de las
aguas desde la, heredad superior; 2.°) Si la ley hubiera exigido que las
obras debieran ednstruirse en la heredad superior, en Ia practiea no hu-
biera llegado 'nunca al caso de aplicarse este articulo, porque el propieta-
Ho' de dieho predio se habria resisitido a la construction de esas obras.
De lo dicho resulta que hay una diferencia en cuanto a Ia adqui-
sieien por prescription de las aguas de dominio privado y de las aguas
de uso palico; las primeras se adquieren en conlormidad a las reglas
generales sobre la prescripcitin del dominio de los bienes raises, y las se-
gundas se adquieren en conformidad a los preceptos indicados. El N.° 2
del' Art. 835 establece la segunda limitation al derecho de los propieta-
rios riberanos, para hater uso de las aguas de uso palico. En este caso
no hay como en el mamero anterior una verdadera servidumbre, porque
no se ve deride estarian el predio dominante y el predio sirvientYa. En
realidad, esta disposition no es sino una aplicacien de la regla del
Art. 598.
La ley tiene un interes evidente eii que los rios lean aprovechados
en la mejor forma posible, y por eso los propietarios no pueden extraer
de :ellos Codas las aguas hasta el punto de dejarlos en seco. De manera
que esta limitation no es sino una restriction establecida al uso y goce de
los bienes nacionales de uso paha), sometiendo el ejercicio de este dere-
eho a una Cierta reglamentaciOn.
En el N.° tercero del Art. 835 si que nos encontramos con una ver-
dadera servidumbre, pero no natural, sino legal, porque, come la del N.°
1 no es una consecuencia de la situation natural de los lugares, sino que
ha sido impuesta por la ley. Hay aqui una verdadera servidumbre esta-
blecida en interes general, que debe prevalecer siempre sobre el interes
particular: el predio dominante en este caso es el pueblo.
Para que tenga lugar la aplicacien de este namero, se requiere que
las aguas scan necesarias para el uso domestic° de sus habitantes, de ma-
nera que si no son necesarias para este uso, sino para usos industriales o
de cualquiera otra naturaleza, no tiene lugar lo dispuesto en este precep-
to. El Art. 845 ha opuesto los usos doraesticos a los usos industriales de
riego y de bebidas de animales al anumerarlos conjuntamente.
Esta serviduMbre, como esta establecida per la ley, da derecho a
indemnizacidn; el predio sirviente no puede ser privado de toda el agua,
sino que debera dejarsele lo necesario para su heredad.
Si los interesados no se ponen de acuerdo en el monto de , la indem-
nizaciOn, podra pedirse la expropiacien, conforme a la regla del Art. 10,
inciso, 10, de la Constitueien de 1925, que es Ia disposicien que corres-
ponde a la cita del Art. 835.
El Art. 838 se refiere al derecho de los propietarios para servirse
índice
— 802
dio. Tai sucede por ejemplo con la ley de Municipalidades que obliga en.
su articulo 26 N.° 5 a cerrar los predios. Esta obligaciOn se refiere a los
predios que dan a la via piiblica; tambien. la Ley de Ferrocarriles obliga
a todas las empresas ferroviarias a cerrar las vias ferreas.
Dijimos que el objeto de la servidumbre del cerramiento era el se-
fialado por el Art. 846. En virtud de este articulo el propietario de tm
predio tiene derecho para obligar al colindante a que concurra a la cons-
,
la parte excedente -de las ramas, o cortar él mismo las raises que pasan a
su terreno, aun cuando el Arbol este plantado a Ia distancia debida.
• Hay que observar que parer cortar las ramas, el propietario debe
.
pedir permiso al juez, no asi para cortar las raises, porque si en este ca-
s
so tarnbien se exigiera autorizaciOn, nadie podria hacer sin ella obra al-
guna en su suelo, puesto que no sabria si al hacerla va o no a 'cortar rai-
ces del Arbol vecino.
Al mismo propOsito de proteger al propietario obedece la disposi-
ciOn del Art. 856. Una disposiciOn de esta, naturaleza , estaria mejor colo-
cada en una ley de Municipalidades que en un COdigo Civil.
Los tratadistas franceses ban discutido sobre mil es el fundamen-
to de todas estas restricciones del derecho de propiedad, y al respecto se
han ideado muehas teorias. UItim.amente se ha forrnulado una por derafis
curiosa, Ia teoria del abuso del derecho. Se dice que un propietario debe
ejercitar sus derechos de acuerdo con los haitos usuales de la epoca, y
que si rasa de el en otra forma, constituye un abuso. Asi, si es costumbre
en un Lugar separar los predios por cercas bajas, y un propietario levan-
ta era el suyo una cerca de cinco metros de altura, 'aquello constituiri un
abuso del derecho. A este respecto, la Corte de Casacien de Francia fa-
ll° no ha mucho tiempo (1925) un caso muy curioso. Habia un ffibrica
de aeroplanos, y vecina a ella un predio, cuyo propietario queria vender-
— 310 —
no del predio dominante solo tenia uso de epos; de manera que en este
caso es el uso que vuelve a memos del predio sirviente.
Cuando el abandon del acueducto es expreso, el dueflo del predio
sirviente debe restituir al del predio dominante el valor del terreno ocu-
pado por el acueducto y la faja lateral, porque ese valor representa el
uso de esos terrenos, cuya propiedad conserva el due& del predio sir-
viente, pero no esta obligado a devolver el 10 0/0 ni lo que hays reci-
bido por perjuicios, conform al Art. 871: "Abandonado un acueducto,
vuelve el terreno a la propiedad y uso exclusivo del clue& de la heredad
sirviente, que solo sera obligado a restituir lo que se le page) por el va-
lor del suelo".
DESAGUE. — La servidumbre de desagile, que es el complemento
obligado de la servidumbre de acueducto, queda sometida a las mismas
reglas de esta altima, conforme lo dispone el Art. 870.
-
balcones, etc.
Las servidumbres de luz y de vista tienen entre si algunas analo-
gias, pero se diferencian en que el predio dominante en la servidumbre de
luz pasa a ser sirviente en la servidumbre de vista y vice-versa. Asi, yo,
due& de un predio,, tengo derecho para abrir ventanas en la muralla di-
índice
— 316 —
sirviente, sea absoluta o fiduciaria; pero en este Altimo caso, como na-
die puede transferir más derechos que los que tiene, la servidumbre es-
tara, sujeta al evento de extinguirse, si se resuelve el derecho del cons-
tituyente por cumplirse la condiciOn de que pende la restitution del fidei-
comiso. Tambiên puede constituirla el nudo propietario, siempre que con
ello no lesione los derechos del usufructuario, porque nada puede hater
el propietario en desmedro de los intereses de este ultimo.
El que constituye una servidumbre debe, ademas, tener capacidad
para disponer de la cosa. Por eso, las personas absoluta o relativamente
incapaces no pueden constituirla, sino' con los requisitos que las leyes
sefialan para la enajenaciOn. de sus bienes. Asi, los tutores no pueden
constituirla sobre los bienes del pupilo, sino con arreglo a los requisitos
del Art. 393.
Mediante este titulo, es decir, por un acto juridico, sea unilateral
o bilateral, puede constituirse toda clas de servidumbres. El titulo es la
fuente mAs fecunda de servidumbres voluntarias. El Art. 882 asi lo es-
tablece.
La segunda =nem de constituir la servidumbre voluntaria es la
destinaciOn del padre de familia. Se llama destinaciOn del padre de fami-
lia, el acto por el cual una persona establece entre dos heredades que le
pertenecen o entre dos partes de una heredad, un estado de cosas; pero
si las heredades o sus partes pertenecieran a diferentes duefios, consti-
tuirlan una servidumbre. Asi, por ejemplo, si el propietario de dos here-
dades contiguas o de una heredad, establece entre elfas o entre dos par-
tes de una heredad, un servicio que pesa sobre todo o parte de un predio
en beneficio del otro predio o de la otra parte, hay destination del padre
de familia.
Una persona tiene dos heredades, una de las cuales carece de agua
suficiente para su riego, entonces constituye sobre la otra un acueducto
para llevar las aguas a la heredad que le falta; o bien, una de las here-
'dades carece de una salida cOmoda para el camino publico, y constituye
sobre la otra un camino. Ni este camino, ni este acueducto son servi-
dumbres, porque es de la esencia de la servidumbre que los dos predios
pertenezcan a diferentes dueflos, ya que nadie puede limitarse su dere-
cho en beneficio propio. La constituclOn de estos servicios importa sac)
una knanifestaciOn del derecho de propiedad; pero, al enajenarse uno de
— 319 —
una voluntad contraria. De este articulo resulta que para que tenga
gar la destinacien del padre de familia, se requiere la concurrencia de es-
tos cuatro requisites:
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