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Demonopatia de Un Leon

El documento cuenta la historia de Quimey, un detective que investiga una serie de asesinatos similares en los que las víctimas aparecen apuñaladas, con las venas cortadas y las muñecas quebradas. Quimey es acusado injustamente de los crímenes y termina en prisión. Al final, Norma, una secretaria, continúa leyendo el expediente de Quimey y sufre el mismo destino.

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Leonardo Blanco
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Demonopatia de Un Leon

El documento cuenta la historia de Quimey, un detective que investiga una serie de asesinatos similares en los que las víctimas aparecen apuñaladas, con las venas cortadas y las muñecas quebradas. Quimey es acusado injustamente de los crímenes y termina en prisión. Al final, Norma, una secretaria, continúa leyendo el expediente de Quimey y sufre el mismo destino.

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Demonopatía de un león

Ambulancias, bomberos, policías, Nadie entendía nada, en la habitación


sangre por todos lados y una víctima fatal; ni una huella, ni un rastro,
ninguna pertenencia fuera de lugar.
Sabía que el tiempo pasaría y que nadie encontraría una respuesta a este
caso, yo estaba a cargo
Llovía muy fuerte, y el viento soplaba a más no poder. Norma, con solo
19 años estaba lista para ir a su primer día de trabajo en la comisaría 8 del
distrito de san Martín. Se puso las calzas, la pollera, se hizo un buen rodete
y fue hacia allí. Ingresó al edificio y tomó su puesto; era la secretaria.
Mientras ordenaba unas fichas y papeles encontró un expediente antiguo
traspapelado; Ella lo leyó:
_| Seccional 8 distrito San Martín 6.02 am. Fué una madrugada, de las que
se hacían costumbre. Los presos dormían, y no volaba una mosca; el oficial
Marco Hacia guardia tomando un café. Caminaba y caminaba por el
calabozo, una y otra ves, de derecha a izquierda.
Quimey, el preso musulmán, se levanto y empezó a gritar: Oficial me
sangra el pecho,. El uniformado se dirigió hacia allí: No le sangra nada,
vallase a costar. Oficial, oficial, me sangra el pecho, De nuevo se dirigió a
la celda. Si no cierra la boca tendrá sus consecuencias, le dijo el policía .
¿Nadie Pienza hacer nada?, me estoy desangrando, objetó el prisionero.
Marco se dirigió allí, abrió la celda, sacó su picana e intimidó al preso.
Después de un duro forcejeo, el detenido logro zafarse, y salio de su celda.
Pero el guarda cárceles sub. Oficial Fernández lo retuvo. A las pocas horas
lo trasladaron a la Penitenciaría Olmos.
Olmos 4.09pm. Lo llevaron a su nueva celda, la cual tenía 3 compañeros no
muy amistosos. Uno de ellos se acerco a el y le dijo: ¿Quien eres? ¿Por qué
causa estas aquí?
Quimey respondió: Veras, era un lunes a las 7 de la mañana, en mi mono
ambiente, me desperté muy sobresaltado, algo muy extraño en mí. Intente
darme una ducha, pero no había agua. Me tome un café, pero estaba salado,
ya había empezado con el pie izquierdo. Me dirigí a mi trabajo; yo era
detective municipal. Entré, y me senté frente a la computadora en mi
oficina a estudiar un par de casos que habían quedado pendientes. Después
de unas horas entró mi jefe, medio apurado, no le entendí mucho lo que
dijo, habló muy rápido, trajo un sobre, un caso mas, que debía resolver.
Pero antes fui a un barcito a almorzar. Me senté en mi mesa habitual y pedí
la carta, estuve unos momentos callado hasta que el mesero me interrumpió
en mi silencio; había muchas cosas pero no pude decidirme así que no me
compre nada. Intente mil y una ves hacia mi trabajo, pero los autos lo
impidieron. Después de un rato logre cruzar. Me senté en mi despacho y leí
la carta. Un caso de esos que te ponen los pelos de punta. Benjamín Sans,
68 años, multimillonario, dueño de la famosísima bodega “Bodegas Sans”.
Asesinado el domingo; 16 puñaladas, venas cortadas y muñecas quebradas.
Me dirigí a la escena del crimen y saqué un par de fotos. Me familiarice con
el tema y me puse a trabajar… Sangre, huesos, la viuda llorando, hijos
desconsolados, Quizás una escena aterradora, quizás una escena de teatro
barato, pero algo no cerraba, toda la habitación ordenada, nada fuera de su
lugar; nada faltaba. Eran las primeras pistas que me acercaban al presunto
asesino/a.
Me dirigí al edificio en el que trabajaba. Me senté y me puse a pensar. ¿Una
herencia? ¿Celos? ¿Deudores? ¿Ladrones?
Ya se hacia tarde, y estaba muy cansado. Tome el auto y me fui a mi casa.
Cene y releí el caso. Pensé y pensé. Asta que se me vino a la mente. Mujer
joven, casada con Benjamín Sans, infiel, deudas de juego. Todo me cerraba.
Carolina Sánchez viuda del millonario, casada hace 3 meses. Mañana iría a
verla. Me fui a costar.
Desperté y me fui directamente al trabajo. Ordené un par de papeles y
proseguí con el caso. Hice un cuadro con los sospechosos principales y
secundarios, para poder interrogarlos, y conocer su coartada.
Tome el auto y me dirigí a la mansión de la viuda, pero me impidieron el
paso. En la puerta de la casa varios periodistas y una ambulancia tapaban el
paso. Pregunté que había pasado, pero nadie me respondió así que entre a la
casa como pude. Y vi el siniestro. Casi como un deja vu, Carolina Sánchez,
junto con la pequeña Magali Sans de tan solo 9 años tiradas en el piso, con
las mismas marcas que Sans. 16 apuñaladas, muñecas quebradas y venas
cortadas. En mis años de carrera nunca me había pasado esto. Una lágrima
se dibujaba en mi rostro; cuando me tocaron el hombro, era el hermano de
la niña asesinada. Me miró muy mal y dijo: ¿Quién eres? .Aquí no se puede
pasar. ¿No ve que ya tenemos demasiado sufrimiento aquí?
Me resulto muy rara la forma en la que me habló, pero lo deje pasar. Le
conté quien era yo y le pedí un momento para hacer sus declaraciones, pero
el hombre de una forma muy grosera y rotunda me dijo que no, tenia cosas
mas importantes que hacer.
Le pedí calma y le exigí su declaración, pero se rehusó a hacerlo con
insultos. Seguimos discutiendo; cada vez mas fuerte. Intentó golpearme, yo
me defendí y me fui devuelta a la oficina.
Horas más tarde entró mi jefe. Tuvimos una larga charla con respecto al
caso. Me pidió explicaciones sobre mi manera de actuar y no pude dárselas
así que me saco del mismo.
Me fui a mi casa, ya no tenía nada que hacer allí. Tome una siesta bastante
larga, pero me desperté mas cansado que antes.
No podía dejar de pensar en el caso. ¿una persona puede ser capaz de matar
a toda su familia para quedarse con toda la herencia ? era lo único que me
venia en mente, el hijo de Sanz.. Su forma de actuar me pareció rara y lo
note muy sobresaltado cuando le pedí sus declaraciones. Me di una ducha.
Luego de unos minutos sonó el teléfono; era mi jefe: Quimey venga ya a la
mansión, hubo otro muerto, le devuelvo el caso.
En el camino no pare de pensar. Solo con un llamado podía encarcelar al
hijo de Sans, pero.. ¿y si me equivoco? Una persona inocente pasaría el
resto de su vida en la cárcel, hace muchos años ya que la justicia no actuaba
como debía hacerlo. Después de todo no seria la primera ni ultima vez..
Si resolvía el caso era muy probable que me den el puesto que con tantos
años de sacrificio estuve esperando, pero ¿Si el no es el asesino? ¿podría
vivir mi vida con tanto remordimiento?
Pero lo único que quedaba era esperar, mi jefe tenia algo importante que
decirme…
Cuando llegué, recuerdo que me enfadé mucho; otra vez los periodistas y
noteros estaban enterados antes que yo de MI caso. Entré y mi jefe me llevó
a la habitación 23; durante el camino no me dirigió una sola palabra.
Encontré al hijo de Sans apuñalado, con las venas cortadas y las muñecas
quebradas.
No pude aguantar, me largué a llorar.
Cada vez este caso se ponía más difícil, se me acababan los sospechosos,
todos estaban muertos!.
Me fui a un ciber a buscar información, haber si hallaba algo. Después de
un par de horas encontré una pequeña pista. Ritos sagrados musulmanes. A
principios del surgimiento de esta religión los musulmanes sacrificaban uno
de sus amigos en nombre de su dios; cortándole las venas, quebrándole las
manos, y apuñalándolo 16 veces.
Me fui a mi casa, comí y me fui a costar, estaba muy cansado.
A la mañana siguiente desperté en la cárcel. Pedí explicaciones y no las
recibí.
Hable con mi abogado largas horas. No podía entender lo que me decía,
según el me habían encontrado en la mansión de la familia Sans a las 3am
pintando dibujos satánicos en las paredes con sangre del hijo del
multimillonario. Quería que me declare culpable para acortar mi condena.
Me dijo que encontraron el cuerpo de Sanz en el baúl de mi auto. Me quede
paralizado durante varios minutos. Cuando reaccioné lo negué todo, yo
sabía que no era culpable, no podía entender como me podía llegar a pasar
algo así. Mi abogado no me respondió y se fue.
Pasé 3 meses en una celda oscura y húmeda. El triste colchón ubicado en la
esquina derecha me estaba deprimiendo…
La oscuridad me encandilaba como un sol de primavera agobiado de tanto
iluminar, el frío y triste destello que se colaba por los barrotes de la
habitación me hacían caer en la realidad; debía pasar mucho mas tiempo
aquí.
Como de costumbre, me fui a acostarme temprano.
Después de unas horas me levante, me sangraba el pecho; intente avisarle al
guardia mil veces pero no me creyó. Entro el guardia intentó golpearme.
Pero no lo logró, me escape de sus brazos y Salí de mi celda. Antes de
llegar a la puerta me atrapo otro policía.
Al día siguiente me trasladaron aquí.
Mi compañero se aleja, y murmura cosas con sus aliados. Sabía que no
duraría mucho aquí.
Comimos, nos bañamos y nos fuimos a dormir.
Me desperté con gritos. Mis compañeros asustados estaban tirados en el
piso. El joven al que le había contado mi historia estaba apuñalado, con las
venas cortadas y las muñecas rotas. Y yo estaba manchado con su sangre.
Pero nadie me creería que yo no había sido, ahora estaba solo en esto.
_| ¿Señorita que esta haciendo? Aquí no le pagamos por leer viejos papeles.
Entonces Norma temblando se paró y prosiguió con su tarea de secretaria.
La historia continuaba, norma no se la podía perder, guardo los papeles en
su bolso.
Después de unas horas de descanso, ya en su habitación, norma continuo
con su lectura.
Una sensación extraña la invadió; tembló por un instante la habitación,
sintió dolores en todo su cuerpo, sus muñeras estaban rotas y pocos
segundo que le quedaban de vida, terminó de desangrarse
Las ambulancias y patrulleros se aproximaban a la vivienda de la joven, tras
un llamado anónimo al 911 que podría ser o no el comienzo de una gran
historia que perjudicara la mente de un legendario ser siniestro

Leonardo Blanco

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