Análisis Casa Tomada
Análisis Casa Tomada
Análisis Casa Tomada
En el caso de Casa Tomada tenemos un elemento fantástico, pero parecería que los
personajes saben de qué se trata, y sino lo saben, tampoco intentan explicarlo, sólo lo
aceptan y se adecuan a ello. Eso resulta muy extraño a primera vista, pero una vez que
se empieza a analizar las circunstancias de los personajes podemos aventurar por qué no
averiguan.
1) Presentación de personajes
2) Presentación de la casa
3) Toman la casa
4) Adecuación a la nueva situación: ventajas y desventajas
5) Lo íntimo: los sueños y el silencio
6) Toman definitivamente la casa.
Las dos primeras partes corresponden a la introducción. Desde la tercera parte hasta la
quinta corresponden al nudo, y la sexta parte corresponde al desenlace del cuento.
Si bien la forma de narrar en primera persona hace a veces difícil encontrar esta
estructura, uno la puede ver claramente al deducir lo fundamental asociado a los hechos
que ocurren.
Este es un narrador personaje, por lo tanto es interno, forma parte de los hechos que
narra. Esto nos lleva a diferenciar narrador de personaje a la hora de tratar de deducir
cuánto sabe de los hechos narrados. Si afirmamos que el personaje sabe lo que está
pasando, pero no lo dice, podríamos deducir que el narrador (que es la figura que nos da
a conocer la historia) aunque sea el personaje, nos llega a nosotros como infrasciente. El
narrador infrasciente es aquel que sabe menos que los personajes. Él como personaje
sabe lo que pasa, pero como narrador no lo dice. Y aún cuando no supiera qué está
pasando sería infrasciente, porque hay una cantidad de cosas que no dice de su relación
con Irene, tal vez porque no se anima ni siquiera a decírselas a sí mismo, pero que
nosotros podemos deducir. Otra vez aparece en Cortázar la idea de obra abierta. Es el
lector quien debe terminar de cerrar la historia con su elaboración racional.
1) Presentación de personajes
El texto comienza con la mención de casa y asegurando que les gustaba la misma. En
ella se sentían cómodos. Dos características se dice de ella “espaciosa y antigua”. En ella
sólo viven dos personajes humanos, lo que nos mostrará que la casa es muy grande para
ellos, pueden tener independencia, sin embargo eligen estar siempre juntos, trabajando
en unidad, mantienen sus gustos pero ambos están con el otro, unidos por esa casa. El
término antigua también nos da la pauta que estos personajes están unidos a la casa por
cuestiones afectivas: es la casa de sus bisabuelos, su abuelo paterno y sus padres,
además de toda su infancia. La casa es el marco para mostrar cómo estos dos personajes
se han quedado en el pasado, no han logrado avanzar y construir una vida fuera de esa
casa. Las excusas son muchas, pero lo cierto es que estos personajes son guardianes de
una casa que representa el pasado. Viven en una especie de tumba de los recuerdos y
ellos se empecinan en mantenerla limpia y cuidada, esa es su tarea.
Una de las excusas que se ponen los protagonistas es que las casas antiguas ya casi no
existen, y es un privilegio poder mantenerla. Hoy en día, asegura el narrador, las casas
antiguas mueren para ser vendidos sus materiales. Esa es la mirada que él tiene, pero
podría pensarse que se venden como una forma de comenzar una nueva etapa, algo que
ellos ni siquiera se plantean. Estos personajes se caracterizan por la pasividad absoluta,
no tienen curiosidad, no tienen inquietudes, más allá de los hobbies que son más bien
pasatiempos, no tienen ambiciones, ni sueños, casi podríamos decir que están tan
muertos como sus ancestros, aún cuando sigan moviéndose. Son guardianes de un
museo que a nadie le interesa, sólo a ellos, y del que no se pueden desprender porque
son parte de él.
La de ellos es una vida ordenada, organizada y rutinaria. Otro elemento que nos remite a
la muerte. Cuando el tiempo pasa siempre igual, cuando nada diferente nos recuerda que
hay un nuevo día, nada nos marca que estamos creciendo, avanzando, entonces ¿qué
nos diferencia de la muerte, donde nada diferente puede pasar?
Ellos se habituaron a vivir solos, y el narrador reconoce que es una locura ya que ocho
personas podrían vivir allí sin molestarse. Esto también es un anticipo de lo que va a
suceder, ya que ellos viven con otras personas sin saberlo, o por lo menos con una fuerza
que hace murmullos cuando toman la casa.
Todo lo que hacen es preciso, tiene su hora marcada y lo que les da satisfacción es
almorzar “pensando que la casa profunda y silenciosa”. Sus pensamientos giran entorno
al cuidado de la misma, su vida está unida a la tarea de mantenerla limpia. Estas nuevas
características de la casa también serán claves para lo fantástico. La casa es profunda,
encierra mucho más que lo aparente, viene de las profundidades que nos da el recuerdo,
el pasado. Y es silenciosa, otra característica que se transformará cuando tomen la casa.
Ellos son silenciosos y la casa va a empezar a hablar, aunque ellos no puedan percibir
exactamente lo que dice. Eso es porque no quieren saber. La clave de no querer saber
está en ese reconocimiento que hace el narrador personaje cuando dice: “entramos en los
cuarenta años con la inexpresada idea que el nuestro, simple y silencioso matrimonio de
hermanos, era necesaria clausura de la genealogía asentada por los bisabuelos en
nuestra casa”. Irene ha rechazado varios pretendientes sin motivo aparente, y a él se le
murió la chica antes de que llegaran a comprometerse. Han quedado estancados allí, ni
ella tuvo más pretendientes ni él se ha vuelto a comprometer. El personaje narrador
piensa que tal vez la culpa de esta situación es de la casa, quienes los mantiene unidos
en la tarea de preservarla, como si en realidad ellos se hubieran casado con la casa. Pero
en realidad la casa sirve como un cómplice que resguarda ese “matrimonio de hermanos”.
Un matrimonio también silencioso como la casa, ese silencio es lo que impera, lo que los
caracteriza. El personaje habla todo el tiempo de lo que hacen, pero no habla de lo que
sienten. Ellos parecen estar casados sin saberlo, sin decirlo, y sin concretarlo
carnalmente, pero el incesto es lo que se esconde tras ese silencio. Un incesto silencioso
y platónico, contemplativo, unido por la fuerza de la vida en común, cotidiana y rutinaria
que les impone la casa. La casa es la excusa para estar juntos. Con esta vida ellos
cierran “la genealogía asentada por los bisabuelos”, con ellos se termina la vida de esa
familia, ellos son los últimos descendientes. Por eso es que están más atados a la muerte
que a la vida.
Las perspectivas de futuro que imagina el personaje dejan claro que su vida termina con
la casa: “nos moriríamos allí algún día”. Luego de su muerte, el narrador supone la muerte
también de la casa: “vagos y esquivos primos se quedarían con la casa y la echarían al
suelo para enriquecerse”. Ellos están tan unida a ella que nada se puede suponer más
que la muerte, incluso hasta una especie de suicidio, dado que piensan en destruirla ellos
antes de que ello pasara. Por lo tanto, todo el cuidado de la casa no tiene más que el fin
de la destrucción y la muerte, así que todo el deseo de preservación es inútil aún en ese
momento. No existe un futuro, ni un proyecto para dedicarle tanto tiempo a la casa. Estos
personajes sólo viven en el absoluto y vacío presente.
La actividad principal de Irene era tejido, pero a diferencia del mito de Penélope, ella no
tejía y destejía esperando a su marido. Ella no espera nada. Sin embargo, la forma en que
la mira el personaje narrador es de absoluta admiración. La diferencia del resto de las
mujeres. Irene para él teje cosas útiles para la vida cotidiana. Incluso él se involucra en su
tarea, no sólo siendo el destinatario de alguna de las prendas, y observando con cuidado
su labor, sino también porque es quien le compra la lana en el centro. Él es el único que
sale de la casa, y ella jamás rechaza el color de la lana que él le trae, aún cuando no le
diga que color quiere. Ella no parece tener ni siquiera esa pretensión. Son dos personajes
viejos (aún cuando son jóvenes aún) amalgamados como un viejo matrimonio que no
discute porque saben cuales son los gustos del otro.
Los gustos de él, la literatura, están estancados también. Nada que le interese llega a la
Argentina desde hace mucho tiempo. Así que su único placer es la casa y lo que esa casa
encierra: Irene y su matrimonio encubierto con ella. Ella para él es perfecta, y lo expresa
cuando dice:
“Irene es una chica nacida para no molestar a nadie”.
Son una familia acomodada. No necesitan nada para vivir. Viven de rentas y esa
inactividad también hace a la falta de sorpresas, al aburrimiento de quien sólo vive cada
día esperando, como única sorpresa, la muerte.
Descripción de la casa
La toma de la casa
Es en la reacción de ella que vemos la gravedad del suceso: ella deja caer el tejido. La
idea la conmociona. Lo mira con “sus graves ojos cansados”. Reconoce la gravedad de la
situación pero tampoco pregunta, tampoco quiere saber. Ambos saben que están en falta,
ambos saben que viven como un matrimonio y eso no está permitido, pero ninguno lo dice
abiertamente jamás. La casa, refugio del incesto, parece empezar a rebelarse ante tanto
silencio.
Sin curiosidad el hombre está muerto. El querer saber es el motor de nuestras vidas, en
este caso, es justamente lo contrario. El querer saber resulta peligroso, porque implica
abrir la puerta a algo prohibido y a una revisión de sus vidas y sus actos que no están
dispuestos a hacer: enfrentarse a sí mismos y a los otros, incluso a su decisión de que la
genealogía de su familia terminara en esa decisión de no casarse jamás y construir una
nueva vida. Esto resulta insoportable para estos hermanos que se encuentran cómodos
en esta pasividad.
A Irene le afecta más la situación que a él, ya que le cuesta reanudar su trabajo. Éste
niega, le quita importancia a lo sucedido, tanto es así que lo trasmite al lector cuando en
vez de preocuparse por la situación que ha empezado a invadirlos, piensa en un detalle
tan nimio como lo es el chaleco gris que está tejiendo Irene.
Esta segunda parte del análisis incluye, en primera instancia, la adecuación de estos
hermanos a la nueva situación. Han tomado la casa, no sabemos quién, y los hermanos
pasivamente aceptan el hecho, aún cuando han perdido y han ganado con esta nueva
situación. Sin embargo nunca se prestan ha hacer una revisión profunda de su nueva
condición. Para ellos sólo se trata de un cambio en la rutina.
En segunda instancia, el narrador plantea cómo son las noches en esta nueva situación, y
el silencio en contraposición con el ruido de la casa.
Nueva situación
Al principio el narrador dice que les resultaba penoso encontrar que había muchas cosas
que habían perdido. Esto significa que parte de sus vidas estaba del otro lado de la casa,
pero ellos no se habían dado cuenta que era así. Recordemos que el narrador había
dicho que ellos vivían en la primera parte de la casa, y que sólo iban al fondo a limpiar. El
tema es que siempre hay parte de nosotros esparcido por muchos lados que ni siquiera
nosotros sabemos. En estos pequeños descubrimientos, ellos también se descubren a sí
mismo. Descubren que existían cosas que les interesaba pero que no sabían que así era,
porque siempre estaban al alcance de sus manos.
Sin embargo ninguna de esas son lo suficientemente queridas como para sobrepasar el
límite de retomar la casa y averiguar qué es lo que estaban escuchando. Esto parece
mostrarnos que los personajes creen que quienes tomaron la casa tienen derecho a
hacerlo, tal vez porque es suya. De allí podríamos aventurar que son la fuerza de los
muertos quienes han decidido cobrar vida en esa parte de la casa. Vienen a echarlos, tal
vez a precipitarlos a la vida que ellos se niegan a vivir. Todo se invierte: los vivos están
muertos y los muertos, vivos.
Las cosas que extrañan son cosas pequeñas, excepto porque el narrador pierde sus
libros de Literatura francesa, que es su único entretenimiento, aparte de observar a Irene
tejer. Ahora estará más concentrado en esto último, y en un álbum de filatelia, que ya
analizaremos. Recordemos que el personaje narrador, enamorado de la literatura
francesa, había asegurado que nada nuevo llegaba a Buenos Aires desde hacía
muchísimo tiempo. Así que es de suponer que ya ha leído esos libros. Son parte de la
muerte, ahora y antes. Releerlos no es otra cosa de la que ya hacen: alimentarse del
pasado y los muertos, no aceptando la posibilidad de un cambio que abra paso a lo
nuevo.
Las ventajas que obtienen siempre están en relación a la casa y su limpieza. Ahora
pueden levantarse más tarde y terminar antes. Inmediatamente los hermanos encuentran
la solución perfecta para su comodidad. Ellos son maestros en adecuarse a la comodidad,
y aún, en la situación incómoda en la que se encuentran. Ahora pueden cocinar una sola
vez al día, y no tienen que levantarse a cocinar en la noche. Toda la “actividad social” de
ellos se traslada al cuarto de Irene. En éste comen y están cuando cae la noche como
una algo habitual pero sin advertir el peligro que puede traer para estos personajes que
no quieren revisar qué significa eso.
Otra cosa interesante es que cocinan “platos para comer fríos de noche”. Teniendo
presente que este es un “matrimonio de hermanos” que nunca concretan una actividad
sexual, esta idea de platos fríos cobra un nuevo significado. A parte de la practicidad que
eso puede implicar, el texto en su contexto habilita a pensar también en la necesidad de
frialdad que deben tener a esa hora donde todo se puede confundir y salir a la luz.
El narrador se encuentra perdido por la falta de sus libros, pero enseguida encuentra un
nuevo entretenimiento: la colección de estampillas del padre. La filatelia es un
entretenimiento de viejos, y al ser del padre implica que también es de los muertos. Los
muertos se quedan con cosas de la vida de ellos, y ellos tenían de su lado cosas de sus
ancestros. Ellos también convivían con ellos pero no tenían presente cuán presente
estaban. No cambian, se mantienen en la misma línea como si se resistieran a vivir sus
propias vidas.
“Estábamos bien y poco a poco empezamos a no pensar. Se puede vivir sin pensar”. Esta
es otra de las revelaciones del narrador que muestran la base de esta relación: no pensar.
Pensar resulta siempre peligroso, uno puede descubrir cosas que le molestan, pero
también las puede cambiar. Ellos se niegan a eso, y quien no piensa, no sufre, pero
tampoco vive. Sin embargo a pesar de esa porfiada idea de estar bien sin pensar, en la
siguiente parte veremos sus pensamientos.
El silencio
Es realmente en esta parte que podemos inferir lo que el silencio conlleva. De esto no
hablan ellos. Suponemos que Irene no sabe lo que el narrador personaje piensa, así
como nunca sabremos qué piensa Irene que es como una especie de fiel ayudante
silenciosa, casi como su otro yo femenino.
Esta parte del cuento está encerrada entre paréntesis lo que nos hace suponer la idea de
secreto. Lo que se pone en paréntesis, según la gramática, es aquello que sirve para
aclarar pero que se puede quitar de la oración sin que esta cambie sustancialmente. Sin
embargo en este caso, esta parte no puede ser obviada porque aclara, y es sustancial a
la historia. Por otra parte, la curva de entonación, cuando aparece el paréntesis, baja, es
decir lo que está entre paréntesis se dice más bajo que el resto de la oración. De esta
manera podemos inferir que toda esta parte se dice más bajo que el resto. De allí
podemos pensar que el narrador nos revela parte de su intimidad cotidiana, por eso
podemos decir “el silencio”, porque aquí está parte de lo que el silencio encierra.
Si ellos podían vivir sin pensar, ahora veremos que en realidad eso les resulta imposible,
por lo menos al narrador, hombre eminentemente intelectual, cuya idea de “no pensar”
sería matar su condición.
Ambos hermanos escuchan los sueños del otro. En la noche, el silencio de la casa los
une, a pesar de que hay un living de por medio, ambos están pendientes del otro en su
cuarto. Sienten sus sueños, saben lo que dicen, cuando el sueño es una pesadilla y se
cae el cobertor, cuando tosen, encienden la luz, hasta la respiración se sienten (situación
muy sugestiva), en fin, todo lo que pasa en el cuarto del otro. Es como si estuvieran en el
mismo cuarto, pero no lo están, y eso les provoca insomnio, se desvelan. Esta inquietud a
la hora de dormir es reveladora de todo lo que está pasando entre ellos internamente. Eso
que ellos no quieren decir, aparece en la noche y en su actitud.
La voz de Irene es “de estatua o papagayo” y con esa metáfora el narrador sugiere que lo
que sale de ella es parte de su inconsciente, nada que ella pueda controlar. El narrador no
nos dice qué dice entre sueños, pero seguramente es lo que la tiene intranquila. Así
vemos que la toma de la casa viene a revelar lo que ellos no quieren ver, y esto ha
empezado a invadirlos también a ellos. Ya no duermen tranquilos, ya empiezan a verse
sin quererlo.
El silencio lo invade todo, no sólo de noche sino también de día. Ya no aparecen casi
diálogos, los personajes se limitan a callar para no decir. El único ruido que se presenta
en el día es el de la cotidianeidad, el de los objetos, el que nace inevitablemente de la
tarea que se realiza. Solamente hablan en los lugares en que se pueden escuchar las
voces de la casa tomada. Allí hablan en voz alta para no escuchar. No importa de lo que
hablan, sino que el fin es no escuchar. Incluso, reveladoramente, se dice que Irene
“cantaba canciones de cuna”. Recordemos que esto viene de una mujer que ha
rechazado dos pretendientes sin motivo, por lo tanto podremos suponer que habiendo
llegado a los cuarenta años, éste es un tema de frustración. Algo de lo que pasa en la
parte tomada los afecta, y el recurrir a lo infantil, lo primitivo en sus vidas, puede marcar
esta frustración de no haber hecho su vida, de su deseo reprimido. Por otra parte, canta
aquello que seguramente aprendió de sus ancestros, como si eso le trajera paz a todos,
con el único fin de no pensar.
Cuando vuelven a su espacio a habitual, parecería que el silencio se hace mayor “la casa
se ponía callada”. Se percibe aquí como la personificación usada por el narrador refleja la
vida que esta casa ha adquirido para ellos. Esta es una persona independiente que ya no
pueden manejar. Tanto así, que el silencio entre ellos se ahonda, “pisábamos muy
despacio para no molestarnos”. Ellos procuran el silencio, porque los nervios que
provocan el estar cerca de la parte tomada hace que cuando vuelven a su lugar deseen el
silencio. La comunicación se ha vuelto nula entre ellos, aunque nunca existió en
profundidad, ahora es más profunda aún.
Salen sin mirar atrás, por primera vez, son obligados a dejar todo el pasado, todo lo que
los mantenía unidos. El ruido que escuchan tiene la característica de ser sordo, así que
existe pero sin poder entenderse realmente, aunque ellos parecen saber qué están
sugiriendo esos sonidos.
Se refugian en el zaguán e Irene pierde su entretenimiento del tejido. Así quedan con lo
puesto, con lo único que tienen: a ellos. Deben despojarse totalmente de su vida pasada.
Esa fuerza que toma la casa, que tal vez venga de la muerte, de lo sobrenatural, no es
otra cosa que una fuerza vital para ellos, aunque ellos no lo puedan ver. Esta partida
puede sugerir la muerte de la vieja vida y el comienzo de una nueva que no sabemos
cómo se resolverá realmente.
Nada de lo que ha quedado dentro es un motivador para los personajes para entrar a
buscarlo. Lo pierden todo, y ahora el miedo apoya su pasividad.
El narrador termina tirando las llaves por las alcantarillas, por lástima a los ladrones que
quieran tomar la casa, a los que él llama “pobre diablo”. Considera que son dignos de
lástima porque lo que está dentro de la casa es mucho más terrible que el robo de la
casa. La casa no termina como ellos habían imaginado, en manos de primos distantes.
Termina abandonada por ellos, como una señal de un mundo antiguo que debe morir, que
debe acabarse para dar paso a lo nuevo. Ya no quedaban casas como esas, había dicho
el narrador, como una referencia a los tiempos modernos en los que ese pasado, esa
tradición estaba muriendo, ahora finalmente muere, y no queda esperanzas de que se
puedan conservar como testimonio de una tradición. Tal vez, esa tradición está más viva
aún de lo que se supone, dentro de su mundo y expulsa vitalmente a estos hermanos a
que vivan su momento.