Ikenberry John - El Ascenso de China y El Futuro de Occidente

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martes 3 de junio de 2008

EL ASCENSO DE CHINA Y EL FUTURO DE OCCIDENTE

G. John Ikenberry El ascenso de China ser, sin duda, uno de los ms grandes dramas del siglo XXI. El extraordinario crecimiento econmico de China y su activa diplomacia ya estn transformando a Asia del Este, y las prximas dcadas sern testigo de incrementos todava mayores en el poder y la influencia chinos. Pero cmo se desarrollar este drama sigue siendo una pregunta sin respuesta. China acabar con el orden internacional actual o formar parte de l? Y, en todo caso, qu puede hacer Estados Unidos para mantener su posicin mientras China sigue ascendiendo? Algunos observadores consideran que la era estadounidense est llegando a su fin, ya que el orden mundial orientado hacia Occidente est siendo reemplazado por un orden dominado cada vez ms por Oriente. El historiador Niall Ferguson ha escrito que el sangriento siglo XX fue testigo del "declive de Occidente" y de una "reorientacin del mundo" hacia el Oriente. Los realistas van ms all y sealan que, conforme China se vuelve ms poderosa y la posicin de Estados Unidos se erosiona, es probable que ocurran dos cosas: China tratar de utilizar su creciente influencia para reconfigurar las reglas y las instituciones del sistema internacional de manera que sirvan mejor a sus intereses, y otros Estados del sistema -- especialmente el hegemn en declive -- empezarn a considerar a China como una amenaza cada vez mayor para su seguridad. Segn ellos, esto resultar en tensin, desconfianza y conflicto, todos rasgos tpicos de una transicin de poder. De acuerdo con esta visin, el drama del ascenso chino estar caracterizado por una China cada da ms poderosa y un Estados Unidos en declive, enfrascados en una batalla pica por las reglas y el liderazgo del sistema internacional. Y a medida que el pas ms grande del mundo emerge, no desde dentro sino desde fuera del orden internacional establecido despus de la Segunda Guerra Mundial, es un drama que concluir con el gran ascenso de China y el comienzo de un orden mundial centrado en Asia.

Sin embargo, este curso de los acontecimientos no es inevitable. El ascenso de China no tiene por qu desencadenar una transicin hegemnica violenta. La transicin del poder de Estados Unidos a China puede ser muy diferente a las del pasado, porque China tiene frente a s un orden internacional que es esencialmente muy distinto a aquellos que tuvieron que enfrentar las potencias emergentes del pasado. China no slo tiene frente a s a Estados Unidos, sino a todo un sistema centrado en Occidente, con races polticas amplias y profundas que es abierto, est integrado y se basa en reglas. La revolucin nuclear, mientras tanto, ha hecho poco probable la guerra entre grandes potencias, eliminando as la principal herramienta que las potencias emergentes han utilizado para subvertir los sistemas internacionales defendidos por Estados hegemnicos en declive. En pocas palabras, es ms fcil unirse al orden occidental actual que intentar destruirlo. Este orden inusualmente duradero y expansivo es, en s mismo, producto del liderazgo visionario de Estados Unidos. Despus de la Segunda Guerra Mundial, Estados Unidos no slo se estableci como la principal potencia mundial. Fue un lder en la creacin de instituciones universales que no slo estaban abiertas a la membresa global, sino que tambin crearon vnculos ms estrechos entre democracias y sociedades de mercado. Construy un orden que facilit la participacin y la integracin de las grandes potencias establecidas as como de los pases recientemente independizados. (Con frecuencia se olvida que este orden de la posguerra se dise, en gran parte, para reintegrar a los Estados derrotados del Eje y a los atribulados Estados aliados en un sistema internacional unificado). Hoy, China puede conseguir pleno acceso a este sistema y prosperar dentro de l. Si lo hace, China ascender, pero el orden occidental se mantendr, siempre y cuando se gestione adecuadamente. Al enfrentarse con una China en ascenso, Estados Unidos debe recordar que su liderazgo en el orden occidental le permite configurar el ambiente en el que China tomar decisiones estratgicas de gran importancia. Si quiere preservar su liderazgo, Washington debe trabajar para fortalecer las reglas y las instituciones que sostienen dicho orden, permitiendo que sea an ms fcil unirse a l y mucho ms difcil destruirlo. La gran estrategia de Estados Unidos debe construirse alrededor de la divisa "el camino hacia el Oriente pasa por Occidente". Debe plantar las races de este orden tan profundamente como sea posible, dando a China ms incentivos para que se integre que para que se oponga, e incrementando las oportunidades para que el sistema sobreviva, aun despus de que disminuya el poder relativo de Estados Unidos. Inevitablemente, llegar a su fin el "momento unipolar" de Estados Unidos. Si la lucha definitoria del siglo XXI es entre Estados Unidos y China, esta

ltima tendr ventaja. Si la lucha es entre China y un sistema occidental renovado, el triunfo ser de Occidente. Las ansiedades de la transicin China est claramente en camino de convertirse en una potencia global formidable. El tamao de su economa se ha cuadruplicado desde que se instauraron las reformas de mercado, a fines de la dcada de los setenta, y, segn algunos clculos, se duplicar otra vez en el curso de la prxima dcada. China se ha convertido en uno de los ms grandes centros manufactureros del mundo y consume aproximadamente una tercera parte del suministro mundial de hierro, acero y carbn. Ha acumulado grandes reservas de divisas con un valor que, a finales de 2006, era superior a un billn de dlares. El gasto militar de China ha aumentado a una tasa ajustada para la inflacin de ms de 18% anual, y su diplomacia se ha extendido no slo en Asia, sino tambin en frica, Amrica Latina y el Medio Oriente. De hecho, mientras que la Unin Sovitica rivalizaba con Estados Unidos exclusivamente como un competidor militar, China est surgiendo como un rival tanto econmico como militar, lo que presagia un profundo cambio en la distribucin de poder en el mundo. Las transiciones de poder son un problema recurrente en las relaciones internacionales. Tal como lo han descrito expertos como Paul Kennedy y Robert Gilpin, la poltica mundial ha estado marcada por una sucesin de Estados poderosos que surgen para organizar el sistema internacional. Un Estado poderoso puede crear y hacer cumplir las reglas y las instituciones de un orden global estable en el cual pueda alcanzar sus intereses y garantizar su seguridad. Pero nada dura para siempre: Los cambios de largo plazo en la distribucin de poder hacen surgir nuevos Estados retadores, quienes detonan una lucha por las reglas del orden internacional. Los Estados emergentes quieren traducir el poder recientemente adquirido en una autoridad mayor dentro del sistema global, para reformular las reglas y las instituciones de acuerdo con sus propios intereses. Los Estados en declive, por su parte, temen perder el control y se preocupan por las implicaciones en materia de seguridad que pudiera tener su debilitada posicin. Estas coyunturas estn llenas de peligros. Cuando un Estado ocupa una posicin de liderazgo en el sistema internacional, ni l ni Estados ms dbiles tienen incentivos para cambiar el orden existente. Pero cuando crece el poder de un Estado retador y se debilita el poder del Estado lder, surge una rivalidad estratgica y, en consecuencia, el conflicto -- que incluso puede convertirse en guerra -- se vuelve probable. El peligro de las transiciones de poder puede ilustrarse de manera por dems dramtica con el caso de Alemania a finales del siglo XIX. En 1870, el Reino Unido tena una ventaja de 3 a 1 sobre Alemania en trminos de poder econmico

y tambin una ventaja militar significativa. Para 1903, Alemania ya iba a la cabeza tanto en trminos de poder econmico como de poder militar. A medida que Alemania se unific y creci, tambin lo hicieron sus insatisfacciones y sus exigencias, y conforme se hizo ms poderosa, comenz a figurar cada vez ms como una amenaza para otras grandes potencias en Europa. As comenz la competencia por la seguridad. En los realineamientos estratgicos que siguieron, Francia, Rusia y el Reino Unido, otrora enemigos, se unieron para hacerle frente a una Alemania emergente. El resultado fue una guerra europea. Muchos observadores creen que est surgiendo esta misma dinmica en las relaciones sinoestadounidenses: "Si China contina con su impresionante crecimiento econmico durante las prximas dcadas, Estados Unidos y China podran enfrascarse en una intensa competencia por la seguridad, con mucho potencial para desembocar en una guerra", escribi John Mearsheimer, un experto de la tradicin realista. Pero no todas las transiciones de poder suscitan guerras o subvierten el orden anterior. En las primeras dcadas del siglo XX, el Reino Unido cedi su autoridad a Estados Unidos sin gran conflicto o siquiera una ruptura de relaciones. Desde finales de la dcada de los cuarenta y hasta principios de la dcada de los noventa, la economa japonesa creci del equivalente a 5% del PIB estadounidense, a ms de 60% del PIB de Estados Unidos, y, a pesar de todo, Japn jams desafi el orden internacional existente. Evidentemente, hay distintos tipos de transiciones de poder. Algunos Estados han visto crecer dramticamente su poder econmico y geopoltico, y aun as se han adaptado al orden existente; otros, al crecer, han buscado cambiarlo. Ciertas transiciones de poder han llevado al desmantelamiento del viejo orden y al establecimiento de una nueva jerarqua internacional; otras, en cambio, slo han producido ajustes limitados en el sistema regional y global. Una variedad de factores determina la manera como se desarrollan las transiciones de poder. La naturaleza del rgimen del Estado que va en ascenso y su grado de insatisfaccin con el viejo orden son aspectos crticos: a finales del siglo XIX, Estados Unidos, un pas liberal separado de Europa por un ocano, fue ms capaz que Alemania de abrazar el orden internacional centrado en Gran Bretaa. Pero an ms decisivo es el carcter del orden internacional en s mismo, ya que es la naturaleza del orden internacional la que define la eleccin de un Estado emergente entre desafiar el orden o integrarse a l. Un orden abierto El orden occidental de la segunda posguerra no tiene precedente en la historia. Cualquier orden internacional dominado por un Estado poderoso

se basa en una mezcla de coercin y consentimiento; pero el orden establecido por Estados Unidos se distingue por haber sido ms liberal que imperial, e inusualmente accesible, legtimo y duradero. Sus reglas y sus instituciones estn arraigadas en, y son reforzadas por, las fuerzas globales y cambiantes de la democracia y el capitalismo. Es un orden expansivo, con una amplia y creciente gama de participantes y partes interesadas. Es capaz de generar un crecimiento econmico y un poder enormes, mostrando al mismo tiempo moderacin, todo lo cual hace que sea difcil de destruir y que sea fcil integrarse a l. Fue una intencin explcita de los artfices del orden occidental de la dcada de los cuarenta hacer que dicho orden fuera integrador y expansivo. Antes de que la Guerra Fra dividiera al mundo en bandos opuestos, Franklin Roosevelt busc crear un nico sistema mundial gestionado por grandes potencias cooperativas que reconstruira la Europa devastada por la guerra, integrara a los Estados derrotados y establecera mecanismos para la cooperacin en materia de seguridad y para el crecimiento econmico expansivo. De hecho, fue Roosevelt quien insisti -- a pesar de la oposicin de Winston Churchill -- en que China fuera incluida como miembro permanente en el Consejo de Seguridad de la Organizacin de las Naciones Unidas (ONU). El entonces embajador de Australia en Estados Unidos, despus de su primer encuentro con Roosevelt durante la guerra, escribi en su diario: "Dijo [Roosevelt] que haba tenido numerosas discusiones con Winston sobre China y que senta que Winston tena cuarenta aos de retraso con respecto a China; coment que le pareca muy peligroso que continuamente se refiriera a los chinos con los trminos peyorativos de Chinks y Chinamen. Roosevelt quera mantener a China como amigo porque en un plazo de 40 50 aos fcilmente podra convertirse en un Estado muy poderoso militarmente". Durante la siguiente mitad del siglo, Estados Unidos us con buenos resultados el sistema de reglas e instituciones que haba creado. Alemania Occidental estaba atada a sus vecinos democrticos de Europa occidental, por medio de la Comunidad Europea del Carbn y del Acero (y ms tarde por la Comunidad Europea) y con Estados Unidos por medio del pacto atlntico de seguridad. Japn, por su parte, estaba vinculado firmemente con Estados Unidos mediante una alianza y lazos econmicos cada vez ms numerosos. En 1944, la reunin de Bretton Woods sent las bases de las reglas monetarias y comerciales que facilitaron la apertura y el consiguiente florecimiento de la economa mundial: un logro sorprendente, dados los estragos de la guerra y los intereses en competencia de las grandes potencias. Otros acuerdos entre Estados Unidos, Europa occidental y Japn solidificaron el carcter abierto y multilateral de la economa mundial de la segunda posguerra. Despus del comienzo de la Guerra Fra, el Plan Marshall en Europa y el pacto de seguridad de 1951 entre Estados Unidos y Japn favorecieron la integracin de las potencias

derrotadas del Eje en el orden occidental. En los ltimos das de la Guerra Fra, el sistema volvi a demostrar que era notoriamente exitoso. Durante la decadencia de la Unin Sovitica, el orden occidental ofreca un conjunto de normas e instituciones que dio a los lderes soviticos tanto tranquilidad como formas de entrar, lo que, al final, sirvi para alentarlos a formar parte del sistema. Ms an, el liderazgo compartido del orden aseguraba poder integrar a la Unin Sovitica. Mientras el gobierno de Reagan segua una poltica de lnea dura hacia Mosc, los europeos buscaban la distensin y la participacin. Por cada "empujn" de lnea dura, haba un "jaln" moderador, lo que permiti a Mikhail Gorbachev poner en marcha reformas de alto riesgo. En vsperas de la reunificacin alemana, el hecho de que una Alemania unida formara parte de las instituciones europeas y atlnticas -- en vez de convertirse en una gran potencia independiente -- ayud a tranquilizar a Gorbachev y a que pensara que ni las intenciones alemanas ni las occidentales eran hostiles. Despus de la Guerra Fra, el orden occidental gestion, una vez ms, la integracin de una nueva oleada de pases, esta vez provenientes del antiguo bloque comunista. Tres caractersticas particulares del orden occidental han sido determinantes para este grado de xito y de longevidad. En primer lugar, a diferencia de los sistemas imperiales del pasado, el orden occidental est construido en torno a reglas y normas de no discriminacin y apertura de mercado, lo cual crea condiciones para la promocin de las metas econmicas y polticas de los Estados emergentes en su seno. A lo largo de la historia, los rdenes internacionales han variado mucho en trminos de si los beneficios materiales que se generan son acumulados de manera desproporcionada por el Estado lder o si se comparten ampliamente. En el sistema occidental, las barreras a la participacin econmica son bajas y los beneficios potenciales son altos. China ya descubri que es posible obtener grandes rendimientos econmicos si opera dentro de este sistema de libre mercado. En segundo lugar est el carcter de su liderazgo, el cual se basa en el establecimiento de coaliciones. Los rdenes anteriores haban tendido a estar dominados por un solo Estado. Quienes tienen intereses en juego en el orden occidental actual incluyen una coalicin de potencias organizadas alrededor de Estados Unidos: una diferencia importante. Estos Estados lderes, en su mayora democracias liberales avanzadas, no siempre estn de acuerdo, pero estn comprometidos con un proceso continuo de "toma y daca" sobre cuestiones de economa, poltica y seguridad. Generalmente, en las transiciones de poder toman parte dos pases, un Estado emergente y un hegemn en declive, y el orden se colapsa tan pronto como cambia el equilibrio de poder. Pero en el orden actual, la conjuncin mayor de Estados democrticos y capitalistas, con la consiguiente acumulacin de

poder geopoltico, cambia el equilibrio a favor del orden mismo. En tercer lugar, el orden occidental de la segunda posguerra tiene un sistema de reglas e instituciones inusualmente denso, incluyente y con amplio apoyo. A pesar de sus carencias, es ms abierto y est ms basado en normas que cualquier otro orden anterior. La soberana estatal y el Estado de derecho no son slo normas consagradas en la Carta de las Naciones Unidas. Son parte de la profunda lgica operativa del sistema. A decir verdad, estas normas estn evolucionando y el propio Estados Unidos ha sido histricamente ambivalente -- y ahora ms que nunca -- con respecto a vincularse a las leyes e instituciones internacionales. Pero el sistema en su conjunto es denso en reglas e instituciones multilaterales: globales y regionales, econmicas, polticas y de seguridad. stas representan uno de los grandes avances de la era de la segunda posguerra. Han sentado las bases para contar con niveles sin precedente de cooperacin y autoridad compartida en el sistema global. Los incentivos que estas caractersticas crean para que China se integre al orden internacional liberal se ven reforzadas por el cambio en la naturaleza del ambiente econmico internacional, especialmente en lo que se refiere a la nueva interdependencia impulsada por la tecnologa. Los dirigentes chinos ms visionarios entienden que la globalizacin ha cambiado el juego y que China, por lo tanto, necesita socios fuertes y prsperos alrededor del mundo. Desde el punto de vista estadounidense, una economa china sana es vital para Estados Unidos y el resto del mundo. La tecnologa y la revolucin econmica global han creado una lgica de las relaciones econmicas que es diferente a la del pasado, lo que ha hecho que la lgica poltica e institucional del orden vigente sea todava ms poderosa. Adaptarse al ascenso Actualmente, el beneficio ms importante de estas caractersticas es que otorgan al orden occidental una capacidad extraordinaria para dar cabida a potencias emergentes. Los nuevos integrantes del sistema tienen distintas maneras de adquirir estatus, autoridad y oportunidades para desempear un papel en el gobierno del orden. El hecho de que Estados Unidos, China y otras grandes potencias tengan armas nucleares tambin limita la capacidad de una potencia emergente para subvertir el orden existente. En la era de la disuasin nuclear, la guerra entre grandes potencias ya no es, afortunadamente, un mecanismo de cambio histrico. Los cambios promovidos por la guerra se han abolido como proceso histrico. El slido marco reglamentario e institucional del orden occidental ya ha comenzado a facilitar la integracin de China. En un principio, China abraz ciertas reglas e instituciones con propsitos defensivos: proteger

su soberana y sus intereses econmicos, al tiempo que buscaba convencer a otros pases de sus intenciones pacficas, participando en asociaciones regionales y globales. Pero, como seala el especialista Marc Lanteigne: "Lo que separa a China de otros Estados, y sin duda de potencias mundiales anteriores, es que no solamente est 'creciendo' dentro de un ambiente de instituciones internacionales mucho ms desarrollado que nunca antes, sino que, ms importante an, lo est haciendo a la vez que hace un uso activo de estas instituciones para promover que el pas desarrolle su estatus como potencia mundial". En resumen, China est trabajando cada vez ms dentro, y no fuera, del orden occidental. China ya es un miembro permanente del Consejo de Seguridad de la ONU, un legado de la determinacin de Roosevelt de construir el rgano universal alrededor del liderazgo de diversas grandes potencias. Esto le concede a China la misma autoridad y las mismas ventajas del "excepcionalismo de gran potencia" que tiene el resto de los miembros permanentes. El sistema de comercio global existente tambin es valioso para China, y lo es cada vez ms. Los intereses econmicos chinos son bastante congruentes con el sistema econmico global vigente -- un sistema abierto y laxamente institucionalizado al que China ha aceptado con entusiasmo y en el que ha prosperado -- . A fin de cuentas, el poder estatal hoy est basado en el crecimiento econmico sostenido, y China es muy consciente de que ningn Estado importante puede modernizarse si no se integra al sistema capitalista global; si un pas quiere ser una potencia mundial, no tiene ms remedio que incorporarse a la Organizacin Mundial del Comercio (OMC). El camino hacia el poder global, en efecto, corre a travs del orden occidental y de sus instituciones econmicas multilaterales. China no slo necesita acceso continuo al sistema capitalista global; tambin quiere la proteccin que ofrecen las reglas e instituciones del sistema. Los principios del comercio multilateral de la OMC y sus mecanismos de solucin de controversias, por ejemplo, ofrecen a China herramientas para defenderse de las amenazas de la discriminacin y del proteccionismo a las que se enfrentan con frecuencia las potencias emergentes. La evolucin de las polticas en China indica que los dirigentes chinos reconocen estas ventajas: en la medida que el creciente compromiso de Beijing con la liberalizacin econmica ha aumentado la inversin extranjera y el comercio de los que ha disfrutado China, Beijing ha abrazado cada vez ms las reglas del comercio global. Es posible que a medida que China defienda a la OMC, el apoyo de las economas occidentales ms maduras hacia este organismo disminuya. Pero es ms probable que tanto los pases emergentes como aquellos en declive consideren valiosos los mecanismos cuasi legales que permiten dirimir o, al menos, diluir los conflictos.

Las instituciones econmicas internacionales existentes tambin ofrecen oportunidades para que nuevas potencias asciendan a travs de sus jerarquas. En el Fondo Monetario Internacional (FMI) y en el Banco Mundial, la gobernanza se basa en cuotas econmicas, las cuales los pases en crecimiento pueden traducir en una "voz institucional" mayor. A decir verdad, el proceso de ajuste ha sido lento. Estados Unidos y Europa an controlan el FMI. Washington tiene 17% de los votos (aunque antes tena 30%) -- una cantidad que le permite tener el control, ya que se necesita 85% de aprobacin para actuar -- y la Unin Europea tiene una voz muy importante en el nombramiento de 10 de los 24 miembros de la junta directiva. Pero cada vez hay ms presiones, especialmente la necesidad de recursos y de mantener su importancia, las cuales seguramente persuadirn a los Estados occidentales a admitir a China en el crculo interno de estas instituciones de gobernanza econmica. Los accionistas existentes del FMI, por ejemplo, prevn dar un papel mayor a los pases en vas de desarrollo en ascenso como una necesidad para renovar la institucin y que pueda salir de su estado actual de crisis de misin. En la reunin del FMI en Singapur, en septiembre de 2006, acordaron reformas que darn a China, Mxico, Corea del Sur y Turqua una mayor voz. En la medida que China se despoje de su estatus de pas en vas de desarrollo (y, por lo tanto, de cliente de estas instituciones), ser cada vez ms capaz de actuar como donante y como parte interesada. El liderazgo en estas organizaciones no solamente es un reflejo del tamao econmico de un pas (Estados Unidos ha conservado su cuota de voto en el FMI, a pesar de que su peso econmico ha decado); no obstante, el avance gradual dentro de ellas generar importantes oportunidades para China. Transferencia del poder y cambio pacfico Desde esta perspectiva, el ascenso de China no tiene por qu llevar a una lucha explosiva con Estados Unidos sobre las reglas y el liderazgo globales. El orden occidental tiene el potencial de transformar la transicin de poder que se avecina en un cambio pacfico en trminos favorables para Estados Unidos. Pero esto slo suceder si Estados Unidos se da a la tarea de fortalecer el orden existente. Actualmente, con Washington preocupado por el terrorismo y la guerra en el Medio Oriente, la reconstruccin de las reglas e instituciones occidentales puede parecer para algunos un asunto slo de marginal importancia. Muchos funcionarios del gobierno de Bush se han mostrado abiertamente hostiles hacia el sistema multilateral, basado en reglas, que Estados Unidos ha diseado y encabezado. Esta hostilidad es absurda y peligrosa. China se volver poderosa: ya est en ascenso y el arma estratgica ms poderosa de Estados Unidos es la capacidad para decidir qu clase de orden internacional estar instaurado para acogerla.

Estados Unidos debe volver a invertir en el orden internacional occidental, reforzando los aspectos de ese orden que estimulen la participacin, la integracin y la moderacin. Mientras este orden vincule ms a los Estados democrticos capitalistas en instituciones con races profundas, sea ms abierto, de consenso y basado en reglas, y sus beneficios se distribuyan ms ampliamente, ser ms probable que las potencias emergentes quieran y puedan asegurar sus intereses por medio de la integracin y la adaptacin y no por medio de la guerra. Adems, si el sistema occidental ofrece reglas e instituciones que beneficien a todos los pases -- a aquellos en ascenso y en decadencia, dbiles y fuertes, emergentes y maduros -- su predominio como orden internacional es casi seguro. Lo primero que debe hacer Estados Unidos es reposicionarse como el ms ferviente promotor del sistema global de gobernanza que sostiene al orden occidental. Al hacerlo, en primer lugar, facilitara el tipo de solucin colectiva de los problemas que hace que todos los pases estn en una mejor situacin. Al mismo tiempo, cuando otros pases vean a Estados Unidos usar su poder para fortalecer las reglas e instituciones existentes, ese poder se considerar ms legtimo -- y la autoridad de Estados Unidos saldr fortalecida -- . Los pases occidentales se inclinan ms a trabajar con, en vez de contra, el poder estadounidense, lo cual refuerza la posicin central y el dominio de Occidente mismo. La renovacin de las reglas y de las instituciones occidentales requerir, entre otras cosas, la actualizacin de los viejos acuerdos que sostenan los pactos clave de seguridad de la segunda posguerra. La premisa estratgica detrs de la Organizacin del Tratado del Atlntico Norte (OTAN) y de las alianzas de Washington con el este asitico es que Estados Unidos trabajar con sus aliados para proveer seguridad e incluirlos en las decisiones sobre el uso de la fuerza. En correspondencia, los aliados operarn dentro del orden occidental encabezado por Estados Unidos. Actualmente, la cooperacin en materia de seguridad en Occidente sigue siendo extensa, pero ahora que las principales amenazas a la seguridad son menos obvias de lo que eran durante la Guerra Fra, los propsitos y responsabilidades de estas alianzas estn sujetos a debate. Por consiguiente, Estados Unidos necesita reafirmar el valor poltico de estas alianzas, reconociendo que son parte de una arquitectura institucional occidental ms amplia que permite a los Estados hacer negocios entre s. Estados Unidos tambin debe renovar su apoyo a las instituciones multilaterales de gran alcance. En el frente econmico, esto incluira construir sobre los acuerdos y la estructura de la OMC, lo que implica llevar a cabo esfuerzos para concluir las negociaciones de la actual Ronda

de Doha que busca extender las oportunidades de mercado y la liberalizacin comercial a los pases en vas de desarrollo. La OMC est en una etapa crtica. El principio bsico de la no discriminacin est en riesgo debido a la proliferacin de acuerdos comerciales bilaterales y regionales. Mientras tanto, crecen las dudas sobre si la OMC podr, de hecho, llevar a cabo una liberalizacin del comercio, particularmente en el sector agrcola, que beneficie a los pases en desarrollo. Estos asuntos pueden parecer limitados, pero est en juego el carcter fundamental del orden liberal internacional, es decir, su compromiso con las reglas universales de apertura y distribucin amplia de los beneficios. Algunas dudas similares se ciernen sobre una multiplicidad de otros acuerdos multilaterales -sobre el calentamiento global y la no proliferacin nuclear, entre otros -- y stos tambin exigen un liderazgo estadounidense renovado. La estrategia en este caso no slo consiste en asegurarse de que el orden occidental sea abierto y se base en reglas. Se trata tambin de evitar que el orden se fragmente en una serie de acuerdos bilaterales y "minilaterales", que provoquen que Estados Unidos se encuentre vinculado a apenas unos cuantos Estados clave en varias regiones. En un escenario semejante, China tendra una oportunidad para crear su propio conjunto de pactos bilaterales y "minilaterales". Como resultado de esto, el mundo se dividira en dos esferas en competencia: la de Estados Unidos y la de China. Mientras ms relaciones econmicas y de seguridad sean multilaterales e incluyentes, es ms probable que el sistema global mantenga su coherencia. Adems de defender la apertura y la permanencia del orden, Estados Unidos debe redoblar sus esfuerzos para integrar a los pases en vas de desarrollo emergentes en las instituciones globales clave. Incorporar a los pases emergentes en la gobernanza del orden internacional le dar nueva vida. Estados Unidos y Europa deben encontrarle un lugar en la mesa no slo a China, sino tambin a otros pases como Brasil, India y Sudfrica. Un informe de Goldman Sachs sobre los llamados BRIC (Brasil, Rusia, India y China) sealaba que, para 2050, el conjunto de las economas de estos pases podra ser mayor a la suma de las economas de los pases que originalmente formaban el G-6 (Alemania, Estados Unidos, Francia, Italia, Japn y Reino Unido). Cada institucin internacional presenta sus propios desafos. El Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas es, quiz, la ms difcil de manejar, pero su reforma tambin traera los mayores beneficios. Algunas instituciones menos formales -- como el llamado G-20 y varias otras redes intergubernamentales -- pueden ofrecer avenidas alternativas en trminos de voz y de representacin. El triunfo del orden liberal El tema clave que deben recordar los lderes estadounidenses es que

puede ser posible que China supere a Estados Unidos en solitario, pero es mucho menos probable que China pueda conseguir jams rebasar el orden occidental. En trminos de peso econmico, por ejemplo, China aventajar a Estados Unidos como el pas ms grande del sistema global alrededor de 2020. (Por su poblacin, China requiere un nivel de productividad de slo la quinta parte de lo que necesita Estados Unidos para convertirse en la economa ms grande del mundo). Pero cuando se considera la capacidad econmica del sistema occidental en su conjunto, los avances econmicos de China parecen ser mucho menos significativos. La economa china ser mucho menor que las economas combinadas de los pases de la Organizacin para la Cooperacin y el Desarrollo Econmicos (OCDE) por mucho tiempo. Esto es todava ms claro en lo que concierne al poder militar: China no puede aspirar a acercarse al gasto militar total de los pases de la OCDE en el futuro cercano. El mundo capitalista democrtico es un grupo muy poderoso para la preservacin y la expansin del orden internacional existente. Si China intenta levantarse y desafiar el orden actual, tiene una tarea mucho ms compleja que tan solo enfrentar a Estados Unidos. El "momento unipolar", con el tiempo, terminar. El dominio de Estados Unidos llegar a su fin algn da. Por lo tanto, la gran estrategia estadounidense debe estar motivada por una pregunta fundamental: Qu clase de orden internacional quisiera ver en funciones Estados Unidos cuando sea menos poderoso? sta podra ser la pregunta neorawlsiana de la era actual. El filsofo poltico John Rawls afirmaba que las instituciones polticas deberan concebirse tras un "velo de ignorancia", esto es, que los artfices deberan disear instituciones como si no supieran con precisin en dnde se situarn dentro de un sistema socioeconmico. El resultado sera un sistema que salvaguarde los intereses de una persona sin importar si es rica o pobre, dbil o fuerte. Estados Unidos necesita llevar esta visin a su liderazgo del orden internacional actual. Debe establecer instituciones y fortalecer las reglas que salvaguardarn sus intereses, sin importar qu lugar ocupe exactamente en la jerarqua o cmo se distribuya el poder en 10, 50 100 aos. Afortunadamente, este orden ya est en marcha. La tarea ahora consiste en hacerlo tan extenso e institucionalizado que China no tenga ms remedio que convertirse en un miembro pleno de este sistema. Estados Unidos no puede impedir el ascenso de China, pero puede ayudar a garantizar que el poder de China se ejerza en el marco de las reglas y de las instituciones que Estados Unidos y sus socios han creado a lo largo del ltimo siglo: reglas e instituciones que puedan proteger los intereses de todos los Estados en el mundo cada vez ms poblado del futuro. La posicin global de Estados Unidos puede estar debilitndose, pero el

sistema internacional que este pas encabeza puede seguir siendo el orden dominante del siglo XXI.
Publicado por Carlos Alvarez Caldern en 12:09 PM

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