Benjamin

Descargar como docx, pdf o txt
Descargar como docx, pdf o txt
Está en la página 1de 124

14

El mole poblano
Cuenta la leyenda, que en una ocasin Juan de Palafox, Virrey de la Nueva Espaa y Arzobispo de Puebla, visit su dicesis, un convento poblano le ofreci un banquete, para el cual los cocineros de la comunidad religiosa se esmeraron especialmente.

cocinero principal era fray Pascual, que ese da corra por toda la cocina dando rdenes ante la inminencia de la importante visita. Se dice que fray Pascual estaba particularmente nervioso, y que comenz a reprender a sus ayudantes, en vista del desorden que imperaba en la cocina. El mismo fray Pascual comenz a amontonar en una charola todos los ingredientes para guardarlos en la despensa, y era tal su prisa, que fue a tropezar exactamente frente a la cazuela, donde unos suculentos guajolotes estaban ya casi en su punto. All fueron a parar los chiles, trozos de chocolate y las ms variadas especias, echando a perder la comida que deba ofrecerse al Virrey. Fue tanta la angustia de fray Pascual, que ste comenz a orar con toda su fe, justamente cuando le avisaban que los comensales estaban sentados a la mesa. Un rato ms tarde, l mismo no pudo creer cuando todo el mundo elogi el accidentado platillo. Incluso hoy, en los pequeos pueblos, las amas de casa apuradas invocan la ayuda del fraile con el siguiente verso: "San Pascual Bailn, atiza mi fogn".

15

La leyenda del murcilago


Cuenta la leyenda que el murcilago una vez fue el ave ms bella de la Creacin. El murcilago al principio era tal y como lo conocemos hoy y se llamaba biguidibela (biguidi = mariposa y vela = carne; el nombre vena a significar algo as como mariposa desnuda). Un da fro subi al cielo y le pidi plumas al creador, como haba visto en otros animales que volaban. Pero el creador no tena plumas, as que le recomend bajar de nuevo a la tierra y pedir una pluma a cada ave. Y as lo hizo el murcilago, eso s, recurriendo solamente a las aves con plumas ms vistosas y de ms colores. Cuando acab su recorrido, el murcilago se haba hecho con un gran nmero de plumas que envolvan su cuerpo. Consciente de su belleza, volaba y volaba mostrndola orgulloso a todos los pjaros, que paraban su vuelo para admirarle. Agitaba sus alas ahora emplumadas, aleteando feliz y con cierto aire de prepotencia. Una vez, como un eco de su vuelo, cre el arco iris. Era todo belleza. Pero era tanto su orgullo que la soberbia lo transform en un ser cada vez ms ofensivo para con las aves. Con su continuo pavoneo, haca sentirse chiquitos a cuantos estaban a su lado, sin importar las cualidades que ellos tuvieran. Hasta al colibr le reprochaba no llegar a ser dueo de una dcima parte de su belleza. Cuando el Creador vio que el murcilago no se contentaba con disfrutar de sus nuevas plumas, sino que las usaba para humillar a los dems, le pidi que subiera al cielo, donde tambin se pavone y alete feliz. Alete y alete mientras sus plumas se desprendan una a una, descubrindose de nuevo desnudo como al principio. Durante todo el da llovieron plumas del cielo, y desde entonces nuestro murcilago ha permanecido desnudo, retirndose a vivir en cuevas y olvidando su sentido de la vista para no tener que recordar todos los colores que una vez tuvo y perdi.

16

Los primeros dioses


Los ms antiguos mexicanos crean en un dios llamado Tonacatecuhtli, quien tuvo cuatro hijos con su mujer Tonacacihuatl. El mayor naci todo colorado y lo llamaron Tlatlauhqui. El segundo naci negro y lo llamaron Tezcatlipoca. El tercero fue Quetzalcatl. El ms pequeo naci sin carne, con los puros huesos, y as permaneci durante seis siglos. Como era zurdo lo llamaron Huitzilopochtli. Los mexicanos lo consideraron un dios principal por ser el dios de la guerra. Segn nuestros antepasados, despus de seiscientos aos de su nacimiento, estos cuatros dioses se reunieron para determinar lo que deban hacer. Acordaron crear el fuego y medio sol. Pero como estaba incompleto no relumbraba mucho. Luego crearon a un hombre y a una mujer y los mandaron a labrar la tierra. A ella tambin le ordenaron hilar y tejer, y le dieron algunos granos de maz para que con ellos pudiera adivinar y curar. De este hombre y de esta mujer nacieron los macehuales, que fueron la gente trabajadora del pueblo. Los dioses tambin hicieron los das y los repartieron en dieciocho meses de veinte das cada uno. De ese modo el ao tena trescientos sesenta das. Despus de los das formaron el infierno, los cielos y el agua. En el agua dieron vida a un caimn y de l hicieron la tierra. Entonces crearon al dios y a la diosa del agua, para que enviaran a la tierra las lluevias buenas y las malas. Y as fue como dicen que los dioses hicieron la vida.

17

El mayab
Hace mucho, pero mucho tiempo, el seor Itzamn decidi crear una tierra que fuera tan hermosa que todo aqul que la conociera quisiera vivir all, enamorado de su belleza. Entonces cre El Mayab, la tierra de los elegidos, y sembr en ella las ms bellas flores que adornaran los caminos, cre enormes cenotes cuyas aguas cristalinas reflejaran la luz del sol y tambin profundas cavernas llenas de misterio. Despus, Itzamn le entreg la nueva tierra a los mayas y escogi tres animales para que vivieran por siempre en El Mayab y quien pensara en ellos lo recordara de inmediato. Los elegidos por Itzamn fueron el faisn, el venado y la serpiente de cascabel. Los mayas vivieron felices y se encargaron de construir palacios y ciudades de piedra. Mientras, los animales que escogi Itzamn no se cansaban de recorrer El Mayab. El faisn volaba hasta los rboles ms altos y su grito era tan poderoso que podan escucharle todos los habitantes de esa tierra. El venado corra ligero como el viento y la serpiente mova sus cascabeles para producir msica a su paso. As era la vida en El Mayab, hasta que un da, los chilam, o sea los adivinos mayas, vieron en el futuro algo que les caus gran tristeza. Entonces, llamaron a todos los habitantes, para anunciar lo siguiente: Tenemos que dar noticias que les causarn mucha pena. Pronto nos invadirn hombres venidos de muy lejos; traern armas y pelearn contra nosotros para quitarnos nuestra tierra. Tal vez no podamos defender El Mayab y lo perderemos. Al or las palabras de los chilam, el faisn huy de inmediato a la selva y se escondi entre las yerbas, pues prefiri dejar de volar para que los invasores no lo encontraran. Cuando el venado supo que perdera su tierra, sinti una gran tristeza; entonces llor tanto, que sus lgrimas formaron muchas aguadas. A partir de ese momento, al venado le quedaron los ojos muy hmedos, como si estuviera triste siempre.

18

EL JINETE SIN CABEZA

Se dice que en un pueblo muy aislado de toda civilizacin se contaba la historia de un jinete que acostumbraba a hacer su recorrido por las noches en un caballo muy hermoso, la gente muy extraada se preguntaba que hombre tan raro por que hace eso?, ya que no era muy usual que alguien saliera y menos por las noches, a hacer esos recorridos. En una noche muy oscura y con fuertes relmpagos desapareci del lugar, sin dar seas de su desaparicin. Pasaron los aos y la gente ya se haba olvidado de esa persona, y fue en una noche igual a la que desaparecio, que se escuch nuevamente la cabalgata de aquel caballo. Por la curiosidad muchas personas se asomaron, y vieron un jinete cabalgar por las calles, fue cuando un relmpago cay e ilumin al jinete y lo que vieron fue que ese jinete no tenia cabeza. La gente horrorizada se meti a sus casas y no se explicaban lo que haban visto...

19

LAS GEMELAS

Las nias tuvieron que cruzar solas porque a la madre la llamaron del trabajo para que fuera urgentemente. Les dijo a las nias que cruzaran solas, pero que tuvieran cuidado, mirando a los dos lados. Las nias obedecieron. Nada ms girarse la madre para marcharse oy un golpe muy fuerte detrs de ella. Eran sus hijas, haban sido atropelladas por un camin. desgraciadamente, las dos haban muerto. Cuatro aos ms tarde la madre, an joven, ya que tena 34 aos, todava viva en la misma casa cerca de la carretera y no olvidaba ningn da a sus dos gemelas. Afortunadamente, haba vuelto a tener hijos, y casualmente eran dos gemelas. Adems, eran muy parecidas a las que murieron atropelladas. Esto haca que la madre olvidara en parte ese trgico suceso. Pero la fatalidad estuvo a punto de volver a la familia, a pesar de prohibirles expresamente acercarse a la carretera. Un da las dos nias estaban jugando y decidieron cruzar la carretera. No vena nadie en ningn sentido, no haba peligro. En el ltimo momento apareci su madre que chillando muy alterada, les dijo que no cruzaran, a lo que las nias respondieron al unsono: - Si no pensbamos cruzar,... ya nos atropellaron una vez y no volver a ocurrir

20

Murcilago de colores
Una vez existi un hermoso murcilago. Era la criatura ms bella de la creacin, ya que en su afn por parecerse al resto de las aves, subi al cielo y solicit al creador poseer plumas. ste le contest que tena su permiso para solicitar a otras aves sus mejores plumas. Y as lo hizo. Se dedic a pedir las plumas de aquellos especmenes ms vistosos y coloridos. Tras un tiempo de recoleccin, el murcilago luca, ufano, su nuevo y espectacular aspecto. Revoloteaba por toda la tierra recrendose en su imagen. Incluso, en una ocasin, con el eco de su vuelo provoc un maravilloso arco iris. Todos los animales lo observaban fascinados por su deslumbrante imagen. No obstante, los halagos comenzaron a hacer mella en l. La soberbia se apoder de su raciocinio. Miraba con desprecio al resto de las aves, a las que consideraba inferiores a l por su belleza. Perciba que ningn otro animal estaba a su altura. Hasta reproch al colibr que no eran tan agraciado como l. Consideraba que no exista otra cualidad ms importante que no fuera el aspecto fsico. El resto de aves se sentan humilladas ante el vuelo del murcilago. Su continuo pavoneo se hizo insoportable para todo el reino animal, y sus ofensas llegaron a odos del creador. ste decidi intervenir. Tras observar la actitud del bello murcilago, lo hizo llamar y subir al cielo. ste se sinti halagado al verse requerido por el ser supremo y su ego se elev con l. Ante la presencia del creador, comenz a aletear con una alegra desbordada. Alete una y otra vez, desprendindose, inconscientemente, de todas sus bellas plumas. De pronto, se descubri desnudo, como al principio de los tiempos. Avergonzado, descendi a la tierra, refugindose en las cuevas y negndose la visin. Durante das, llovieron plumas de colores que ste no quiso observar, procurando olvidar lo hermoso que un da fue. Desde entonces, el murcilago vivi recluido en la oscuridad, lamentando su egosta

21

EL FORASTERO Y LA NIA

Leyenda real de una nia de 8 aos que anda en los pueblos de la sierra del Per. Esta leyenda nacio en un pueblo alejado de las carreteras, rodeado por chacras donde las casas estan a 600 metros de distancia entre si.

La historia ya era conocida en ese pueblo. Un dia un forastero decide hospedarse por unos dias en una casa de ese pueblo por una semana y luego continuar su viaje. En ese dia el forastero ya dormido a la media noche escucha la puerta : pod pod pod. l se desperto y se pregunto quien toca a estas horas, al abrir la puerta se encuentra con una nia con rasgos de quemaduras, entonces el forastero le pregunta: que necesitas nia a estas horas?, ella responde, me regalaria un vaso con agua?, y el le dice si claro que si , despues de darle el vaso con agua la nia se retira. Al dia siguiente la misma nia fue a la misma hora donde el forastero y lo mismo le pidio; pasaron 4 dias seguidos que la nia iba. Entonces el Forastero decide hacerle unas preguntas, esper que sea la media noche, y llegada la hora la nia toca la puerta, pod pod pod, el forastero abre la puerta y la nia le pide si le pudiera regalar un poco de agua en su vaso, el forastero saca un poco de agua y le da a la nia.

22

La leyenda del mino tauro

minotauro era hijo de Pasifae, esposa del rey Minos de Creta y de un toro blanco enviado por Posidn, dios del mar. Minos haba ofendido gravemente a Posidn quien como venganza hizo que Pasifae se enamorase del animal. Fruto de dicha unin naci el Minotauro, un ser violento, mitad hombre, mitad toro, que se alimentaba de carne humana. Para esconder su vergenza y proteger a su pueblo, el rey Minos rog al inventor Ddalo que le construyera un laberinto del que el monstruo nunca pudiera salir. Cada nueve aos, a fin de apaciguarlo, Minos le ofreca la bestia, siete mujeres y siete jvenes que impona como tributo a la ciudad de Atenas. En una ocasin, Teseo se ofreci voluntario como vctima, con la intencin de matar al Minotauro y liberar a Atenas de un cruel destino. Con la ayuda de Adriadna, la hija del rey, que se haba enamorado de l, logro su propsito: Adriadna le ofrece a Teseo un ovillo de hilo que le ha dado Ddalo, el arquitecto del laberinto. Habindo atado uno de sus extremos en la entrada y siguiendo el hilo por los intrincados vericuetos del laberinto, Teseo puede, efectivamente, encontrar la salida.

23

CONFESIN DE UN MUERTO

Se dice que una noche a principios del siglo XVII el Abad de la antigua Baslica de Guadalupe vi que entraba un hombre de elegante apariencia que le solicit la confesin, por lo que el Abad pidi a unos familiares que lo esperaban unos minutos. Despus de un rato, el Abad sali con el rostro plido, y cerr las puertas, por lo que sus familiares se extraaron y le preguntaron por qu cerraba si el hombre elegante an no haba salido, sin embargo, el Abad se neg a contestar y los apresur a dejar el lugar. Ya en casa de los familiares, uno de sus sobrinos le pregunt al Abad qu le haba pasado, sin embargo, el Abad llev su mano derecha hacia su odo, haciendo notar que se le dificultaba escuchar. Despus de que el sobrino le hiciera nuevamente la pregunta, el Abad le respondi que el hombre que haba entrado a la Baslica horas antes era un muerto que haba venido de ultratumba para confesarse, y que despus de escuchar la confesin haba tenido dificultad para escuchar por el odo derecha

24

doa Beatriz
hermosa joven, doa Beatriz, de tan extraordinaria belleza, que era imposible verla sin quedar rendido a sus encantos. Contbanse entre sus muchos admiradores la mayor parte de la nobleza mexicana, y los ms ricos potentados de Nueva Espaa; pero el corazn de la bella lata fro e indiferente ante los requerimientos y asiduidades amorosas de sus tenaces amantes. Y as pasaba el tiempo; pero, como todo tiene un trmino en la vida, lleg el momento en que el helado corazn de doa Beatriz se incendi en amores. Ello fue en un fastuoso baile que daba la embajada de Italia. All conoci doa Beatriz a un joven italiano, don Martn Scpoli, de esclarecida y noble estirpe. La indiferencia de doa Beatriz fundise entonces como la nieve bajo la caricia de los rayos solares, y sintise la hermosa poseda de un nuevo sentimiento, en tanto que el joven, por su parte, se haba tambin enamorado profundamente. Poco tiempo despus, don Martn se mostr excesivamente celoso de todos los dems adoradores de la hermosa doa Beatriz, promoviendo continuas reyertas y desafindose con aquellos que l supona que pretendan arrebatarle sus amores. Y tan frecuentes eran estas querellas, que doa Beatriz estaba afligida, y en su corazn comenz a arraigar el temor de que don Martn slo se haba enamorado de su hermosura, de modo que, cuando sta se marchitara, morira, indefectiblemente el gran amor que ahora le profesaba. Esta preocupacin embarg su mente y amarg su vida en forma tal, que decidi tomar una resolucin terrible, para poner a prueba el amor de su galn. Y al efecto, en el deseo de saber si don Martn la quera slo por su belleza, un da en que su padre se hallaba de viaje, con un pretexto despidi a todos sus criados para quedar sola en su casa. Encendi el brasero que tena en su habitacin, coloc enfrente la imagen de santa Luca y ante ella rez fervorosamente para pedirle le concediera fuerza y valor con que poner por obra su propsito. Despus, atndose ante los ojos un pauelo mojado, se inclin sobre el brasero, y soplando aviv el fuego hasta que las llamas rozaron sus mejillas. Luego meti su hermosa cara entre las ascuas.

Terminada esta terrible operacin, cubri su rostro con un tenue velo blanco y mand llamar a don Martn. Una vez en su presencia, apart lentamente el velo que le cubra el rostro desfigurado por el fuego y se lo mostr al galn; solamente brillaban en todo su esplendor sus hermosos ojos relucientes como las estrellas. Por un momento su amante qued horrorizado contemplndola. Luego la estrech en sus brazos amorosamente. La prueba haba dado un resultado feliz, y durante todos los aos de su dichoso matrimonio, doa Beatriz no volvi a sentir el temor de que don Martn slo la amara por su hermosura. 25

LAS GEMELAS

Las nias tuvieron que cruzar solas porque a la madre la llamaron del trabajo para que fuera urgentemente. Les dijo a las nias que cruzaran solas, pero que tuvieran cuidado, mirando a los dos lados. Las nias obedecieron. Nada ms girarse la madre para marcharse oy un golpe muy fuerte detrs de ella. Eran sus hijas, haban sido atropelladas por un camin. desgraciadamente, las dos haban muerto. Cuatro aos ms tarde la madre, an joven, ya que tena 34 aos, todava viva en la misma casa cerca de la carretera y no olvidaba ningn da a sus dos gemelas. Afortunadamente, haba vuelto a tener hijos, y casualmente eran dos gemelas. Adems, eran muy parecidas a las que murieron atropelladas. Esto haca que la madre olvidara en parte ese trgico suceso. Pero la fatalidad estuvo a punto de volver a la familia, a pesar de prohibirles expresamente acercarse a la carretera. Un da las dos nias estaban jugando y decidieron cruzar la carretera. No vena nadie en ningn sentido, no haba peligro. En el ltimo momento apareci su madre que chillando muy alterada, les dijo que no cruzaran, a lo que las nias respondieron al unsono: - Si no pensbamos cruzar,... ya nos atropellaron una vez y no volver a ocurrir

26

EL FORASTERO Y LA NIA
Leyenda real de una nia de 8 aos que anda en los pueblos de la sierra del Per. Esta leyenda nacio en un pueblo alejado de las carreteras, rodeado por chacras donde las casas estan a 600 metros de distancia entre si.

La historia ya era conocida en ese pueblo. Un dia un forastero decide hospedarse por unos dias en una casa de ese pueblo por una semana y luego continuar su viaje. En ese dia el forastero ya dormido a la media noche escucha la puerta : pod pod pod. l se desperto y se pregunto quien toca a estas horas, al abrir la puerta se encuentra con una nia con rasgos de quemaduras, entonces el forastero le pregunta: que necesitas nia a estas horas?, ella responde, me regalaria un vaso con agua?, y el le dice si claro que si , despues de darle el vaso con agua la nia se retira. Al dia siguiente la misma nia fue a la misma hora donde el forastero y lo mismo le pidio; pasaron 4 dias seguidos que la nia iba. Entonces el Forastero decide hacerle unas preguntas, esper que sea la media noche, y llegada la hora la nia toca la puerta, pod pod pod, el forastero abre la puerta y la nia le pide si le pudiera regalar un poco de agua en su vaso, el forastero saca un poco de agua y le da a la nia.

27

La amiga clara

Clara se alegr que por fin fuera sbado. Su pap le haba dicho que ese da que iba a conocer a una nueva amiguita. Cuando llegaron a la casa de don Miguel, su esposa les abri la puerta. -Hola Clara, Luca est esperndote en la sala, tiene muchas ganas de conocerte-, le dijo la seora con una gran sonrisa. Clara tambin estaba muy impaciente por ver a Luca, as que corri al lugar donde le haba dicho la seora que era la sala. All encontr a una nia sentada en una especie de silla con unas grandes ruedas a los lados. -Qu es ese carrito en el que ests sentada?-, pregunt Clara. -No es un carrito, es mi silla de ruedas-, respondi Luca. -Y para qu sirve?, Clara senta curiosidad.

-Es que como no puedo caminar, con la silla de ruedas puedo ir a cualquier parte, le explic Luca. -No puedes caminar?-, pregunt Clara un poco triste, porque a ella le gustaba mucho jugar pelota, y quera jugar pelota con Luca, y puedes jugar? -Claro que s, ayer me regalaron un juego de memoria y si quieres podemos jugar respondi Luca muy contenta. -S, a m me gusta mucho jugar memoria! Y as, las dos nias estuvieron jugando toda la tarde, primero memoria, despus armando un rompecabezas y luego haciendo castillos con trocitos de madera. De regreso a casa, Clara estaba feliz. Ahora tena una nueva amiga. Y Luca le haba prometido que la prxima vez, jugaran juntas a las muecas.

28

La mujer herrada

Viva en la ciudad de Mxico un buen sacerdote, acompaado de su ama de llaves, quien se encargaba de las tareas domsticas. Un herrero, el mejor amigo del buen capelln, desconfiaba instintivamente de la vieja ama de llaves, y as hubo de decrselo al cura, instndole repetidas veces para que la despidiera, aunque el sacerdote no lleg nunca a hacer caso de tales advertencias y consejos. Una noche, cuando ya el herrero se haba acostado, llamaron a su puerta violentamente, y al abrir encontrse con dos hombres de color que llevaban una mula. Aquellos hombres rogaron al herrero que pusiera herraduras al animal, que perteneca a su buen amigo el sacerdote, quien haba sido llamado inopinadamente para emprender un viaje. Satisfizo el herrero el deseo de los desconocidos herrando la mula; y, cuando se alejaban, tuvo ocasin de ver que los indios castigaban cruelmente al animal. Intrigado e inquieto pas la noche el herrero, y a primera hora del da siguiente se encamin a casa de su buen amigo el sacerdote. Largo rato estuvo llamando a la puerta de la casa, sin obtener respuesta, hasta que el capelln fue a franquearle el paso con ojos soolientos, seal evidente de que acababa de abandonar el lecho.

Enterado por el herrero de lo que sucedi aquella noche, le manifest que l no haba efectuado viaje alguno ni tampoco dado orden para que fueran a herrar la mula. Despus, ya bien despierto, se ri el buen capelln muy a su gusto, de la broma de que haba sido objeto el herrero. Ambos amigos fueron al cuarto del ama de llaves, por si sta estaba en antecedentes de lo ocurrido. Llamaron repetidas veces a la puerta, y como nadie les contestara, forzaron la cerradura y entraron en la habitacin. Un vago temor les invada al franquear el umbral y una emocin terrible experimentaron al hallarse dentro del cuarto. El espectculo que se ofreci ante sus ojos era horrible. Sobre la cama ensangrentada, yaca el cadver de la vieja ama de llaves que ostentaba, clavadas en sus pies y manos, las herraduras que el herrero haba puesto la noche anterior a la mula. Los aterrorizados amigos convinieron en que la desdichada mujer haba cometido un gran pecado, y que los demonios, tomando el aspecto de indios, la haban convertido en mula para castigarla.

29

LA CALLEJON DE LA CONDEZA

La Casa de los Azulejos, ahora mejor conocida como el Sanborns de los Azulejos, tiene una fachada que da al Callejn de la Condesa. Su nombre se debe a que por ah salan los carruajes de la Condesa del Valle, y ese callejn, llamado de Dolores, con el tiempo y hasta nuestros das se le conoci como el Callejn de la Condesa.

Slo a travs de los siglos y en aras de la tradicin, ha llegado hasta nuestros odos una curiosa ancdota, referente al Callejn de la Condesa, que tom su nombre de alguna de las del Valle. Cuentan las consejas que cierta vez entraron por los extremos del callejn, dos hidalgos, cada uno en su coche y que por lo estrecho de la va se encontraron frente a frente sin que ninguno quisiera retroceder, alegando que su nobleza se rebajara si cualquiera de los dos tomara la retaguardia. Por fortuna, como asienta un grave autor, la sangre no lleg al arroyo ni mucho menos, ni si quiera hirvi en las venas de los dos Quijotes; pero a falta de cuchilladas sali paciencia a los hidalgos quienes estuvieron en sus coches tres das de claro en claro y tres noches de turbio en turbio. De no intervenir la autoridad, de seguro se momifican los hidalgos; el Virrey previno, pues, que los dos coches retrocedieran hasta salir, uno hacia la calle de San Andrs, y otro hasta la Plazuela de Guardiola.

30

EL CHARRO Y LA PARTERA

En cierta localidad a la parte norte del pais sola cabalgar un misterioso charro que se apareca repentinamente a los habitantes. Una noche all lleg un charro a solicitar los servicios de una partera y la llev a su jacal, donde la partera asisti a su mujer hasta que pari. El charro regres al lugar y le pago con varias monedas de oro, pero le advirti que guardara en secreto el parto o se morira. Indignada y asustada por la advertencia la

partera entr a su hogar y espero a que se retirara el charro. Como no escucho las pisadas de su caballo pens que segua fuera de su casa y se asom a la ventana para descubrir asombrada que no haba nadie. Ella estuvo confundida y recelosa durante varios das por la advertencia y la silenciosa desaparicin del charro. Durante varias semanas estuvo absorta en sus pensamientos, y miraba extraada a sus conocidos. Cierto da le platic todo lo sucedido a una vecina quien le aconsej no contrselo a nadie ms y dejar las monedas en la iglesia, as lo hizo la partera. Sin embargo, a la maana siguiente la partera amaneci muerta, pero con el aspecto de seguir durmiendo y algunos rumoraron que escucharon cabalgar al charro cerca de ah. Se cumpli la advertencia de aquel charro, aquellas monedas desaparecieron y se rumor que el charro regres a recogerlas.

ESCUDO DE ARMAS

Existe una leyenda referente al Escudo de Armas, el Doctor Regino F. Ramn escribi una historia sobre el estado de Coahuila que nunca se pblico pero que otro a su vez al leerla, transcribe un documento que se encontr en el Archivo de la Nacin y que en la parte que interesa dice lo siguiente: que Urdinola, desde Saltillo mand por el rumbo del oriente a Don Diego de Montemayor, quien emprendi la marcha el 22 de Agosto de 1555, hasta que lleg a una gran planicie donde corra un hermoso riachuelo a cuyas mrgenes estaban acampadas numerosas

tribus indgenas, seguramente eran lo ojos de agua de Santa Luca, estos indios medios domesticados no eran belicosos. Al salir el sol practicaban una curiosa ceremonia, se formaban todos dando frente al oriente y al aparecer el astro del da por entre los picachos del cerro de la Silla, le disparaban sus flechas, no de una manera hostil, sino con cierta humildad y reverencia que indicaba ser un acto de homenaje y veneracin. Don Diego de Montemayor qued tan impresionado que muchos aos despus, que fund en ese propio lugar de la ciudad de Monterrey, pidi y le fue concedido por el virrey, que el emblema de la ciudad metropolitana fuera un sol sobre el cerro de la Silla, al que disparaba un indio sus flechas. Sin embargo y haciendo caso omiso de lo anterior, lo que si puede asegurarse sin lugar a dudas, es que el escudo data de mediados del siglo XVII, pues en la carta que envo el Gobernador de Nuevo Reino de Len. Don Nicols de Azcrraga a la reina Doa Marana de Austria el 29 de Septiembre de 1667 y en la siguiente de fecha 5 de Abril de 1669, le deca textualmente que la ciudad necesitaba de privilegio de armas y que se cediesen segn el escudo que hubiese acostumbrado, lo que confirma que el blasn ya exista para entonces.

31 C

EL POETA Y EL VERDUGO
Arrastrando sus pies por el hmedo piso del tercer subsuelo del castillo, el hombre de oscuro atuendo ingres a la celda del poeta. Pidi a los guardias que se retiraran y apoy un candelabro de tres velas sobre el suelo de la celda. En un rincn, se encontraba el reo. El hambre, la sed y la permanente oscuridad de la ptrea bveda le haban quitado el espritu vivaz que hubo de mostrar alguna vez, hace ya ms de diez aos. El hombre repleg su capucha y desplaz la luz hasta ubicarla cerca del sentenciado. Notando que la luz haca dao a los ojos acostumbrados a las sombras, el recin llegado sonri. El preso se refreg los ojos hasta calmar el dolor y, desgarrando los harapos que le cubran la espalda, se arrastr hasta quedar sentado. El suelo era humedad, transpiracin de stano, el techo, la oscuridad, tan altos eran los muros que luz de vela alguna llegaba a iluminarlo. As que poeta, no?

El ocupante del lugar mantena el silencio con el que estaba acostumbrado a convivir. Quizs temi que hasta su propia voz le sonara extraa. Bueno, aqu hace tiempo que ya eres nada. Un poeta sin pluma, sin tinta, sin nadie que escuche sus rimas. Qu pena muchacho! Nada. El hombre de ropaje pesado sonrea irnico frente al sufrimiento del reo, libando con placer la tragedia de aquel despojo que ya pareca resignado a jams recibir algn tipo de misericordia humana. Olvidado en el tiempo, ni la muerte se haba acercado hasta su crcel con mejores intenciones que la de exigirle resignacin y paciencia. Ay, poeta, ya nada eres, hasta tu nombre se ha perdido en el olvido! Sabido es por los pocos que te recuerdan que te hacas llamar... Jezbeth Verdad?. Orgulloso estaba de aquel nombre cuando lo tena, seor. Jezbeth es el demonio de los prodigios imaginarios, el de la estafa, protector de mentirosos y embaucadores. Y ese era tu orgullo, pobre diablo? Ese nombre te trajo aqu, por si no lo sabas Y dnde est tu protector ahora, iluso blasfemo? Yo soy tu verdugo y no lo veo. Revolotea a su alrededor. Hace tiempo que no lo vea. Desde que llegu aqu.

Oh! Qu miedo, ahora revolotea a m alrededor- respondi el hombre entre carcajadas y con voz tenebrosa. Lo trajo usted cuando me llam poeta. Gracias. 32

LOS TRES Libros DE ELLA

No se supo explicar por qu el da estaba tan lindo y ella se senta igual que siempre. La T.V. daba las noticias de inters pblico y el resto de los electrodomsticos tambin estaban funcionando. Pap estaba listo para salir a trabajar, mam serva el caf, ella luca el uniforme bien planchado y clavaba los ojos a medio abrir en las partes blancas del diario o en alguna que otra foto. La falda tableada le caa sobre los muslos como sin inters, estaba lista. Antes de que todos terminen de desayunar, salud, tom los libros y sali a una calle de rboles muertos por el otoo. El sol pegaba y rebotaba, como patinando sobre los tejados. Su pelo se solt con una hbil ayuda de dos de sus dedos. El pueblo es miserablemente chico y es fcil escapar de cualquier cosa menos del destino. El edificio del colegio sigui de largo y como si todos la hubiesen visto a travs de las viejas ventanas, se lanz como una flecha a partir en dos al viento. Corri hasta que los latidos de su corazn le empezaron a golpear la cabeza.

Subi a la colina desde donde el pueblo se ve como una maqueta. El cabello, ya era revuelto de pequeos brillos, estaba bien despierta, el uniforme haba perdido la rigidez del planchado, uno de sus cordones le daba dulces latigazos a la hierba y las medias apenas le abrazaban los tobillos. Los zapatos fueron abandonados a unos pasos. La camisa ya no apretaba. Mir hacia abajo y aspiro para hinchar sus pulmones con el aire fresco del monte. Se desplom intencionalmente en el pasto, cruz las piernas, luego las descruz y casi al mismo tiempo sonri; sonri con la boca, con los ojos, con la nariz, con todo. Se qued como si nada existiera despus de ese momento, como si no hubiera ser sobre la tierra que pudiera llegar a reprocharle algo nunca. Esttica y relajada disfrut imaginando que perciba la rotacin del planeta. El cielo estaba cerca, su cuerpo se estremeca entre la humedad del verde suave y fresco. Se acurruc entre la naturaleza vegetal y entonces la tela le molest. Ardi el ritual del fuego, su sangre corri joven y placida por sus venas nuevas. Si alguien la hubiese visto. Pens algo y volvi a pensarlo. Su mano tom los tres libros que estaban junto a su cadera, se puso de pie y los arroj tan lejos como pudo, lejos de su vista, lejos antes de ser ledos. Despus durmi. So que la rescataban de ningn peligro, que la abrazaban para protegerla de ningn acecho y que la amaban sin preguntas. Sus zapatos estaban a mitad de camino y siguieron all hasta que volvieron a cubrirle los pies. Lleg a su casa cerca de la hora en que la luna sale pero an hay luz del sol. Nadie haba notado su ausencia. Todos hicieron ms o menos lo de siempre para reunirse en las mesas y contarlo diferente. Nadie supo que, por un da, ella se haba ido lejos. Pasaron los aos y el pueblo la dej escapar de todo menos del destino. Escribi tres libros que nadie ley. Tres libros parecidos a los que un da su hija lanz bien lejos, all cerca de la

33

Las Puertas del Infierno


Ha de ser una tarde magnfica all en la tierra. Seguro habr paredes pintadas a manotazos de cal iluminadas de un reflejo prpura. Tal vez se abra la ventana de un balcn que haca tiempo no se abra y el ruido de los herrajes secos no llegue siquiera a importunar a los empleados de la morgue o a los piadosos sepultureros. Descend. Si algo no defraud mis convicciones fue que el infierno estaba abajo. Si algo no desminti mis temores disfrazados de certezas que no me inquietaban, fue que hacia all iba. Encend un cigarrillo en ese camino sin tiempo y reconoc esto ltimo porque todas las pitadas eran siempre una primera. El infierno es el olvido, pens dndole motor a una lgica que cre irrebatible en algn pasaje de mi adolescencia. Descend hasta que ya no descend ms, o al menos dej de percibir el descenso. Si mucho me haba costado imaginar las puertas del cielo, cuestin a la que dedique quizs muy pocos pensamientos, ms habame costado imaginar las del infierno. Las puertas infernales s merecieron noches de desvelo, sin embargo, si eran esas, poco se asemejaban a la huella febril de m nunca vvido recuerdo.

No haba remolinos de fuego abrasador, tampoco aldabas de hierro corrodo colgando como ltimas palabras de rostros indescriptibles. No deambulaban seres desmesurados en formaciones ni gestos. No haba crudos alaridos desgarradores y taladrantes. Mi garganta no senta la presencia de vapores custicos, ni danzaban ante mi impotencia difanas hembras bfidas de exuberante naturaleza. Podra bien haber pensado que aquel lugar era una artimaa del decano de los reinos infernales; un requilorio infame de la burocracia de las cortes de Belzeb. Sin embargo no trat de reconocer el lugar por todo lo que no era; reconoc en esa llanura sin clima, sin tiempo, sin referencia, al infierno. Y dnde estaba Dante, todos los profetas, Goethe, los pintores renacentistas, Rimbaud y los nios que se juntaban en la esquina del empedrado y la farmacia a decir que haban visto al diablo entrar al cabaret. Al menos pretend la presencia de Aqueronte, algn perro negro, una rfaga de calor sofocante, que mi nariz se conmoviera por el olor a azufre. Renunci a que ojos encendidos de muerte confirmen mi sentencia, pero pretend al menos una mnima consternacin, un filo fro de humedad partiendo mi espalda al medio. Nada de eso paso. Pens en el rostro de quien llegando al paraso hubirase sentido unido a m por el mismo sentimiento. Si el infierno no era infierno (al menos como occidente crea deba serlo), se regodeaba en mi desazn la humana piedad de que el paraso no fuera paraso. Quizs mi espera, y la espera de ese otro, slo error extremo. Qu peor paga podra esperarse del pecado; la ignorancia absoluta, el siquiera reconocimiento de la fe, inesperada aunque latente, de un instante de insignificante arrepentimiento que constara en reconocer los momentos en que uno pudo quizs elegir. Corri una brisa de ninguna parte hacia la nada y segu fumando mi cigarrillo cuya toda pitada era siempre la inicial. Pens en algo y lo olvid; entonces volv a pensarlo para volver a olvidarlo. As cada breve pensamiento tena el gusto del primero; nunca se enlazaban, era el mismo siempre efmero y circular. Naca y mora, y seguido resurga de la nada sin la memoria de haber existido. Me encontr all sin nombre y sin cuerpo, sin pasado ni futuro, sin relacin alguna con lo que en la tierra llaman tiempo. Como un turista en medio de la soledad ms absoluta, esperando sentir que el lugar se definiera de una vez, a lo largo de una espera que tena 34

El Buitre
Burlando estupidez, Clavel hered un dios pobre y ocupado. Cretino valiente de la valenta a patadas, cruz de norte a sur buscando cruzadas. Psico cirquero de voluntades, sabe bajar vasos de un solo sorbo. Con su boca de pocos anuncios, palabras salvajes con olor a perro, y el cuello marcado de llevar tirando la carreta pesada del destino incierto, lleg a rey del camino, camino que nadie quera, camino que nadie tomaba. As, boyando como un pescado en el agua, vivi para seguir viviendo. Conoci a su clavela una noche de esas bien nocturnas. Bailando la danza del pecho, palpitando el cerrar de los prpados, mariposeando pestaas en venta y jugando apuestas por nada. Ella ocup ah su centro y le dio un par de buenos momentos. Ella le mostr un colchn viejo y el arte de la nausea. Todo fue rincn y parejo, borde y comida. Un da de esos nocturnos, conoci la sombra espaola, una que vino de oriente; a tomar vino vino y a soplarse las palmas. Ella era buena

bailando, la danza del vientre, y ni que el ejrcito hubiera venido a prohibrselo: l le despegara los dientes. Clavel sufri la fiebre que engrosa las pieles y vio su imagen sirviente. Desenfundo un par de monedas robadas, de poco valor aparente, compr promesas sin vencimiento y los bolsillos se le dieron vuelta. Al santito de estampitas de colores le rez ms de mil veces y combati con la espada invencible del desinters cuando le dijeron que ese santo no cumplidor era en realidad una fotografa de un moicano adolescente. El torero no cambia su forma, pero sonre en la ltima estocada deca sabiendo que ni l entenda la frase, pero gustndole como sonaba. Sin caballo cabalgo de este a oeste, creyndose sincero minti un par de veces, y confes tres de cuatro debilidades. Arriba le vuela un buitre fiel que lo sigue a dnde vaya, boqueando la suerte del tipo que viene zafando de que l pliegue sus alas y esquive el morirse de hambre por haber elegido a un estpido que goza de falta de atencin de la afrancesada muerte. Chasquea los dedos, pide que bailen las chicas, peina su peinado feo y, cuando sonre, el brillo de las mejillas se esmera por cubrirle los dientes ausentes. Cuando no se soporta: zozobra en golpes al aire que algn aire devuelve. Clavel es el ms comn de los hombres, tambin el menos frecuente. Suea que la cosa podra ser peor de lo que es y se consuela. Tolera todo, come tierra, y poco le importa algo desde que sus piernas no tiemblan. Su clavelita se fue porque no lo aguanto ms; se hizo la cruel gata y no le perdon ninguna otra danza. Clavel est en el fondo del pozo, babeando de costado y llorando sin lagrimas. Trinchera solitaria, la del buen cocinero, la parrilla eleva sus humos y le gotea en la frente. Desde la estacin de trenes se ve que conoce su oficio, limn que le salta en los ojos, y l: dominando el ardor. Ya vendrn tiempos de echarle taln al piso y darle la panza al cielo, respirar perfumes de primavera y dejar que el viento sea amigo. Su hijo, desconocido, quizs tampoco nacido, debe haber cado de un tiro mirando las cuatro esquinas. Clavel aguanta porque as le enseo su dios pobre y ocupado. Naci en el asiento trasero de un Kaiser Carabela abandonado y un resorte le marc la cara, una marca que le descubrieron casi un da despus, cuando pudieron baarlo bien. Clavel asa carne mientras su carne se asa. Se resigna a soportar 35

LA BODA - SILVINA OCAMPO


Que una muchacha de la edad de Roberta se fijara en m, saliera a pasear conmigo, me hiciera confidencias, era una dicha que ninguna de mis amigas tena. Me dominaba y yo la quera no porque me comprara bombones o bolitas de vidrio o lpices de colores, sino porque me hablaba a veces como si yo fuera grande y a veces como si ella y yo furamos dos chicas de siete aos. Es misterioso el dominio que Roberta ejerca sobre m: ella deca que yo adivinaba sus pensamientos, sus deseos. Tena sed: yo le alcanzaba un vaso de agua, sin que me lo pidiera. Estaba acalorada: la abanicaba o le traa un pauelo humedecido en agua de Colonia. Tena dolor de cabeza: le ofreca una aspirina o una taza de caf. Quera una flor: yo se la daba. Si me hubiera ordenado Gabriela, trate por la ventana o pon tu mano en las brasas o corre a las vas del tren para que el tren te aplaste, lo hubiera hecho en el acto. Vivamos todos en los arrabales de la ciudad de Crdoba. Arminda Lpez era vecina ma y

Roberta Carma viva en la casa de enfrente. Arminda Lpez y Roberta Carma se queran como primas que eran, pero a veces se hablaban con acritud: todo surga por las conversaciones de vestidos o de ropa interior o de peinados o de novios que tenan. Nunca pensaban en su trabajo. A la media cuadra de nuestras casas se encontraba la peluquera LAS OLAS BONITAS. Ah, Roberta me llevaba una vez por mes. Mientras que le tean el pelo de rubio con agua oxigenada y amonaco, yo jugaba con los guantes del peluquero, con el vaporizador, con las peinetas, con las horquillas, con el secador que pareca el yelmo de un guerrero y con una peluca vieja, que el peluquero me ceda con mucha amabilidad. Me agradaba aquella peluca, ms que nada en el mundo, ms que los paseos a Ongamira o al Pan de Azcar, ms que los alfajores de arrope o que aquel caballo azulejo que montaba en el terreno baldo para la vuelta a la manzana, sin riendas y sin montura y que me distraa de mis estudios.

36

LA CASA ENCANTADA - ANNIMO


Una joven so una noche que caminaba por un extrao sendero campesino, que ascenda por una colina boscosa cuya cima estaba coronada por una hermosa casita blanca, rodeada de un jardn. Incapaz de ocultar su placer, llam a la puerta de la casa, que finalmente fue abierta por un hombre muy, muy anciano, con una larga barba blanca. En el momento en que ella empezaba a hablarle, despert. Todos los detalles de este sueo permanecieron tan grabados en su memoria, que por espacio de varios das no pudo pensar en otra cosa. Despus volvi a tener el mismo sueo en tres noches sucesivas. Y siempre despertaba en el instante en que iba a comenzar su conversacin con el anciano.

Pocas semanas ms tarde la joven se diriga en automvil a una fiesta de fin de semana. De pronto, tirone la manga del conductor, y le pidi que detuviera el automvil. All, a la derecha del camino pavimentado, estaba el sendero campesino de su sueo. Espreme un momento -suplic, y ech a andar por el sendero, con el corazn latindole alocadamente. Ya no se sinti sorprendida cuando el caminito subi enroscndose hasta la cima de la boscosa colina y la dej ante la casa cuyos menores detalles recordaba ahora con tanta precisin. El mismo anciano del sueo responda a su impaciente llamado. Dgame -dijo ella-, se vende esta casa?

S -respondi el hombre-, pero no le aconsejo que la compre. Un fantasma, hija ma, frecuenta esta casa! Un fantasma -repiti la muchacha-. Santo Dios, y quin es? Usted -dijo el anciano, y cerr suavemente la puerta.

37

La princesa Anala...

Erase una vez en un reino muy lejano una princesa llamada Anala. Su sueo era ser una persona como cualquier otra, pero no poda ya que pronto su madre la coronaria como reina. Ella no tenia amigas,pero si tenia una hermana gemela. Su hermana llamada Francisca soaba con ser reina pero su mam no la haba elegido para serlo. Anala tubo una larga charla con Francisca para pedirle de favor que cambiaran de lugar, Francisca acepto pero le dijo que solo seria por unos das por que en la coronacin tendra que volver a ser como era antes. Anala acepto y le prometi volver. Al pasar unos das Anala ya haba tenido muchas aventuras y haba conocido a muchas personas, pero a ella se le olvido la coronacin, mientras tanto en el palacio Francisca estaba muy nerviosa ya que si hermana no llegaba. Al llegar la hora de la coronacin la madre corono a Francisca como reina pero su madre pens que Francisca era Anala. A las semanas Anala volvi y su madre las descubri entonces dijo:- Yo he coronado a Francisca como reina y as se quedara Anala muy feliz se fue ha seguir teniendo muchas aventuras, mientras que su hermana era la persona mas feliz del mundo. Anala deicidio ir por todo el mundo ayudando a personas que lo necesitan y as La Princesa Casi Reina Anala fue conocida en todos lados...

38

El Sapo y la Flor Lorena

En un jardin vivia una bella flor ,un dia vino al jardin un sapo que

cuando paso y la vio quedo admirado de su belleza y dijo eres la mas bella de todas las flores ella respondio si lo soy pero tu eres un sapo muy feo vete del jardin y el sapo muy triste se fue .Pasaron los dias y se largo una tormenta muy fuerte,la flor perdio su belleza a causa de la lluvia y los insectos que comieron sus petalos, pasado un tiempo el sapo volvio y al ver a la flor tan fea le dijo todos somos importantes y necesitamos del otro no importa la apariencia si tu me permites quedarme en el jardin los insectos nunca mas te molestaran y seras siempre bella,la flor muy arrepentida le dijo puedes quedarte a cuidar el jardin ya no me burlare de ti.Y desde ese dia el sapo y la flor son los mejores amigos del jardin.

39

El ladrn de plumas P@ol@

Cuando las aves estrenaron su plumaje, el pavo real no era tan bonito como ahora ms bien era un ave sin chiste, de plumas descoloridas. Pero un da, cuando se preparaba una gran fiesta para todas las aves, el pavo real se encontr a un pjaro de veras bonito,de largas plumas azules. -A dnde vas?-le pregunto el pavo real. -A la fiesta de las aves, tu no vas a ir? -No-contest el pavo real abriendo sus alas-, es que no me gusta. -Mira-dijo el otro pjaro-,prstame tu vestido y yo te doy el mo para que vayas a la fiesta. Te gustan mis plumas? -S, las tuyas son bonitas. -Entonces,cambiamos?, ya despus me regresas mis plumas- asegur el pjaro. -bueno- dijo el pavo real. Los dos cambiaron sus vestidos y se fueron a la fiesta, el pavo se sinti como nunca, orgulloso de devolverlo a su dueo. As que sali corriendo de la fiesta y ni adis le dijo a su amigo. El pjaro a buscar al pavo por todos lados, pero nunca lo encontr. Desde entonces, el pavo real luce vestido ajeno. Lo nico feo que ahora tiene son sus patas y, cuando alguien las mira, se esponja como un abanico para que no se fijen en ellas. Al otro pjaro, el que se qued con las ropas feas del pavo real, hoy le llamamos tapacaminos. Y ser verdad o ser mentira, pero se cuenta que el tapacaminos aparece en todas las veredas, para preguntar quin ha visto al pavo que se llev su vestido

40

La pulga viajera
Estaban un da todos los animales y algunos insectos discutiendo entre ellos para determinar cul era el que ms pases haban visitado en el mundo. Intervino el elefante y dijo: Y fu llevado en un barco a los Estados Unidos!

Entonces el len argument que el haba viajado de Africa a Europa como parte de un circo. El mono tambin intervino: Y fu llevado a la fuerza para entretener a las personas que visitaban un parque en una ciudad lejana! En esos momentos lleg la pulga y pidiendo el derecho de palabra les dijo a todos los presentes: Bien seores, yo los he escuchado con nteres pero si me prestn atencin, les contar m historia! Sucedi que un da me qued dormida dentro de un capullo de una hermosa flor silvestre que todos ustedes conocen, se llama Ave del Paraso, una nia que caminaba cerca del ro le gusto la flor y la llev hasta su casa, su mam coloc la flor en un florero y la llev a la ventana de su cuarto, en horas de la noche comenz a hacer mucho frio, sal del florero y me fu hasta el guardarropa en donde me acurruqu dentro de un abrigo de piel. La maana siguiente lleg a la casa una amiga a visitar a la familia, como amaneci lloviendo la duea de la casa, le regal el abrigo de piel a su visita, la seora se march de la casa y yo me fu dentro del cmodo abrigo. La semana siguiente la seora viaj a Italia en donde tena su residencia y yo viaj en avin en primera clase sin que nadie lo notara y eso que los policias revisaron todo el equipaje con decirles que un seor llevaba escondido a un pequeo mono y lo devolvieron del aeropuerto.Les sigo contando que pas varios meses en Italia y all tuve muchos hijos. De Roma viaj junto a la seora u el abrigo hasta Nueva York, siempre en avin y en primera clase, como la seora tena varios hijos en los Estados Unidos, visit ciudades como Cincinati, San Francisco, Las Vegas, disfrut un mundo y de paso dej varios hijos en cada una de esas ciudades.La seora tena mucho dinero por lo que decidi viajar a Mxico y yo por supuesto siempre dentro del abrigo segua conociendo el mundo, llegando a lujosos hoteles, pero un da la rica seora decidi almorzar en un lujoso restaurant mexicano y como justamente ese da llevaba puesto el abrigo de piel, una de las bebidas se le derram encima, inmediatamente los mesoneros llevaron el abrigo a la lavandera y all comenz mi martirio, me metieron en un enorme aparato de esos que ellos llaman lavadoras, en donde ponen a la ropa a dar vueltas y ms vueltas, empapada en agua, jabn y otros detergentes que

41

La princesa de fuego

Hubo una vez una princesa increblemente rica, bella y sabia. Cansada de pretendientes falsos que se acercaban a ella para conseguir sus riquezas, hizo publicar que se casara con quien le llevase el regalo ms valioso, tierno y sincero a la vez. El palacio se llen de flores y regalos de todos los tipos y colores, de cartas de amor incomparables y de poetas enamorados. Y entre todos aquellos regalos magnficos, descubri una piedra; una simple y sucia piedra. Intrigada, hizo llamar a quien se la haba regalado. A pesar de su curiosidad, mostr estar muy ofendida cuando apareci el joven, y este se explic diciendo: - Esa piedra representa lo ms valioso que os puedo regalar, princesa: es mi corazn. Y tambin es sincera, porque an no es vuestro y es duro como una piedra. Slo cuando se llene de amor se ablandar y ser ms tierno que ningn otro. El joven se march tranquilamente, dejando a la princesa sorprendida y atrapada. Qued tan enamorada que llevaba consigo la piedra a todas partes, y durante meses llen al joven de regalos y atenciones, pero su corazn segua siendo duro como la piedra en sus manos. Desanimada, termin por arrojar la piedra al fuego; al momento vio cmo se deshaca la arena, y de aquella piedra tosca surga una bella figura de oro. Entonces comprendi que ella misma tendra que ser como el fuego, y transformar cuanto tocaba separando lo intil de lo importante. Durante los meses siguientes, la princesa se propuso cambiar en el reino, y como con la piedra, dedic su vida, su sabidura y sus riquezas a separar lo intil de lo importante. Acab con el lujo, las joyas y los excesos, y las gentes del pas tuvieron comida y libros. Cuantos trataban con la princesa salan encantados por su carcter y cercana, y su sola prensencia transmita tal calor humano y pasin por cuanto haca, que comenzaron a llamarla cariosamente "La princesa de fuego". Y como con la piedra, su fuego deshizo la dura corteza del corazn del joven, que tal y como haba prometido, result ser tan tierno y justo que hizo feliz a la princesa hasta el fin de sus das

42

Malos vecinos
Haba una vez un hombre que sali un da de su casa para ir al trabajo, y justo al pasar por delante de la puerta de la casa de su vecino, sin darse cuenta se le cay un papel importante. Su vecino, que miraba por la ventana en ese momento, vio caer el papel, y pens: - Qu descarado, el to va y tira un papel para ensuciar mi puerta, disimulando descaradamente! Pero en vez de decirle nada, plane su venganza, y por la noche vaci su papelera junto a la puerta del primer vecino. Este estaba mirando por la ventana en ese momento y cuando recogi los papeles encontr aquel papel tan importante que haba perdido y que le haba supuesto un problemn aquel da. Estaba roto en mil pedazos, y pens que su vecino no slo se lo haba robado, sino que adems lo haba roto y tirado en la puerta de su casa. Pero no quiso decirle nada, y se puso a preparar su venganza. Esa noche llam a una granja para hacer un pedido de diez cerdos y cien patos, y pidi que los llevaran a la direccin de su vecino, que al da siguiente tuvo un buen problema para tratar de librarse de los animales y sus malos olores. Pero ste, como estaba seguro de que aquello era idea de su vecino, en cuanto se deshizo de los cerdos comenz a planear su venganza. Y as, uno y otro siguieron fastidindose mutuamente, cada vez ms exageradamente, y de aquel simple papelito en la puerta llegaron a llamar a una banda de msica, o una sirena de bomberos, a estrellar un camin contra la tapia, lanzar una lluvia de piedras contra los cristales, disparar un can del ejrcito y finalmente, una bomba-terremoto que derrumb las casas de los dos vecinos... Ambos acabaron en el hospital, y se pasaron una buena temporada compartiendo habitacin. Al principio no se dirigan la palabra, pero un da, cansados del silencio, comenzaron a hablar; con el tiempo, se fueron haciendo amigos hasta que finalmente, un da se atrevieron a hablar del incidente del papel. Entonces se dieron cuenta de que todo haba sido una coincidencia, y de que si la primera vez hubieran hablado claramente, en lugar de juzgar las malas intenciones de su vecino, se habran dado cuenta de que todo haba ocurrido por casualidad, y ahora los dos tendran su casa en pie... Y as fue, hablando, como aquellos dos vecinos terminaron siendo amigos, lo que le

43

Invitacion para el baile

Un prncipe terriblemente desordenado nunca hace caso a sus padres cuando le piden orden. La princesa del reino vecino, de la que est enamorado en secreto, organiza un gran baile e invita a todos los prncipes de los alredores. El prncipe est emocionado y lo prepara todo con esmero, pero el da del baile no encuentra la invitacin entre el desorden de su cuarto. La busca desesperado y no la encuentra, y al final decide ordenar todo su cuarto, encontrando la invitacin justo encima de la mesa. Para cuando llega al baile ya se marchaban todos y se vuelve muy triste y habiendo aprendido la leccin. Pero tuvo suerte, y como no encontr novio, la princesa repiti el baile poco despus, y como esta vez tuvo todo ordenado, no perdi la invitacin y pudo conocer a la princesa, que tambin se enamor de l.

44

La ada y la sombra

Hace mucho, mucho tiempo, antes de que los hombres y sus ciudades llenaran la tierra, antes incluso de que muchas cosas tuvieran un nombre, exista un lugar misterioso custodiado por el hada del lago. Justa y generosa, todos sus vasallos siempre estaban dispuestos a servirle. Y cuando unos malvados seres amenazaron el lago y sus bosques, muchos se unieron al hada cuando les pidi que la acompaaran en un peligroso viaje a travs de ros, pantanos y desiertos en busca de la Piedra de Cristal, la nica salvacin posible para todos. El hada advirti de los peligros y dificultades, de lo difcil que sera aguantar todo el viaje, pero ninguno se asust. Todos prometieron acompaarla hasta donde hiciera falta, y aquel mismo da, el hada y sus 50 ms leales vasallos comenzaron el viaje. El camino fue an ms terrible y duro que lo haba anunciado el hada. Se enfrentaron a bestias terribles, caminaron da y noche y vagaron perdidos por el desierto sufriendo el hambre y la sed. Ante tantas adversidades muchos se desanimaron y terminaron por abandonar el viaje a medio camino, hasta que slo qued uno, llamado Sombra. No era el ms valiente, ni el mejor luchador, ni siquiera el ms listo o divertido, pero continu junto al hada hasta el final. Cuando sta le preguntaba que por qu no abandonaba como los dems, Sombra responda siempre lo mismo "Os dije que os acompaara a pesar de las dificultades, y so es lo que hago. No voy a dar media vuelta slo porque haya sido verdad que iba a ser duro". Gracias a su leal Sombra pudo el hada por fin encontrar la Piedra de Cristal, pero el monstruoso Guardin de la piedra no estaba dispuesto a entregrsela. Entonces Sombra, en un ltimo gesto de lealtad, se ofreci a cambio de la piedra quedndose al servicio del Guardin por el resto de sus das... La poderosa magia de la Piedra de Cristal permiti al hada regresar al lago y expulsar a los seres malvados, pero cada noche lloraba la ausencia de su fiel Sombra, pues de aquel firme y generoso compromiso surgi un amor ms fuerte que ningn otro. Y en su recuerdo, queriendo mostrar a todos el valor de la lealtad y el compromiso, regal a cada ser de la tierra su propia sombra durante el da; pero al llegar la noche, todas las sombras acuden el lago, donde consuelan y acompaan a su triste hada.

45

La competicin de vuelo

Dos murcilagos se preparan para una gran competicin de vuelo en la que participan todos los murcilagos. El da del concurso, la pequea murcilaga vuela de forma increble, mereciendo claramente el galardn. El otro, aunque est muy decepcionado por no haber ganado, corre a felicitarle y darle la enhorabuena, mientras el resto la critica o se marcha enfadado. Agradecida, la campeona decide compartir el premio, y el pequeo murcigalo, no slo obtuvo el premio del concurso, sino el de ganar una amiga, y todo ello slo por saber perder con deportividad.

46

La joven del bello rostro


VISO: algunas personas encuentran este cuento inapropiado, especialmente para nios pequeos; este es un cuento dirigido a adolescentes y jvenes, que pueden entender mejor el mensaje de fondo de la historia.

Haba una vez una joven de origen humilde, pero increblemente hermosa, famosa en toda la comarca por su belleza. Ella, conociendo bien cunto la queran los jvenes del reino, rechazaba a todos sus pretendientes, esperando la llegada de algn apuesto prncipe. Este no tard en aparecer, y nada ms verla, se enamor perdidamente de ella y la colm de halagos y regalos. La boda fue grandiosa, y todos comentaban que hacan una pareja perfecta. Pero cuando el brillo de los regalos y las fiestas se fueron apagando, la joven princesa descubri que su guapo marido no era tan maravilloso como ella esperaba: se comportaba como un tirano con su pueblo, alardeaba de su esposa como de un trofeo de caza y era egosta y mezquino. Cuando comprob que todo en su marido era una falsa apariencia, no dud en decrselo a la cara, pero l le respondi de forma similar, recordndole que slo la haba elegido por su belleza, y que ella misma poda haber elegido a otros muchos antes que a l, de no haberse dajado llevar por su ambicin y sus ganas de vivir en un palacio. La princesa llor durante das, comprendiendo la verdad de las palabras de su cruel marido. Y se acordaba de tantos jvenes honrados y bondadosos a quienes haba rechazado slo por convertirse en una princesa. Dispuesta a enmendar su error, la princesa trat de huir de palacio, pero el prncipe no lo consinti, pues a todos hablaba de la extraordinaria belleza de su esposa, aumentando con ellos su fama de hombre excepcional. Tantos intentos hizo la princesa por escapar, que acab encerrada y custodiada por guardias constantemente. Uno de aquellos guardias senta lstima por la princesa, y en sus encierros trataba de animarle y darle conversacin, de forma que con el paso del tiempo se fueron haciendo buenos amigos. Tanta confianza llegaron a tener, que un da la princesa pidi a su guardin que la dejara escapar. Pero el soldado, que deba lealtad y obediencia a su rey, no accedi a la peticin de la princesa. Sin embargo, le respondi diciendo: - Si tanto queris huir de aqu, yo s la forma de hacerlo, pero requerir de un gran sacrificio por vuestra parte. Ella estuvo de acuerdo, confirmando que estaba dispuesta a cualquier cosa, y el soldado prosigui: - El prncipe slo os quiere por vuestra belleza. Si os desfiguris el rostro, os enviar lejos de palacio, para que nadie pueda veros, y borrar cualquier rastro de vuestra presencia. l es as de ruin y miserable. La princesa respondi diciendo: .47

El vikingo de los cien cuernos

Olav Brutolsen era el ms terrible de los vikingos. Con sus propios brazos era capaz de luchar contra un toro y vencerle en unos pocos segundos. Y para que todos le conocieran y distinguieran, llevaba adornados su casco y su capa con los trofeos de sus victorias: ms de cien cuernos sobre la cabeza y mil piedras preciosas colgando de sus hombros, una por cada uno de los enemigos derrotados. En su ciudad todos se apartaban a su paso, pero cierto da, un joven que lea despistado se cruz en su camino y le hizo tropezar. Furioso, Olav le increp y le desafi a un combate a muerte. El delgaducho joven no tena eleccin, as que slo puso una condicin. - Puesto que no veo muy bien y no te conozco, necesito que lleves el casco y la capa durante la lucha, para poder distinguirte. Olav lanz una risotada y acept orgulloso aquella estpida condicin, justo antes de lanzarse sobre el joven para destrozarlo. El chico, gil, se escabull por poco. Lo mismo ocurri con las siguientes embestidas de Olav, y segn iba pasando el tiempo, cada vez esquivaba al gigantn ms fcilmente. Aunque nadie poda creer que aguantase tanto, todos esperaban que con el primer golpe el joven caera muerto. Ese golpe no lleg nunca. Olav estuvo luchando poco ms de cinco minutos, y a los diez cay como muerto. Muchos pensaron entonces que aquel joven era un brujo o un hechicero, pero Virtensen, que as se llamaba el despistado estudiante de medicina, mostr a todos que el orgullo y la ostentacin del vikingo fuero ms que suficientes para que cayera desmayado bajo el peso del casco y la capa. Olav, como buen guerrero, acept su derrota al despertar, y desde entonces cambi los smbolos intiles y superfluos por la austeridad, pasando en todas partes como uno de tantos. En todas, menos en el campo de batalla, donde no se le reconoca por cuernos, espadas o capas, sino por una fiereza sin igual.

48

Mirando por la ventana

Haba una vez un nio que cay muy enfermo. Tena que estar todo el da en la cama sin poder moverse. Como adems los nios no podan acercarse, sufra mucho por ello, y empez a

dejar pasar los das triste y decaido, mirando el cielo a travs de la ventana. Pas algn tiempo, cada vez ms desanimado, hasta que un da vio una extraa sombra en la ventana: era un pingino comiendo un bocata de chorizo, que entr a la habitacin, le dio las buenas tardes, y se fue. El nio qued muy extraado, y an no saba qu habra sido aquello, cuando vio aparecer por la misma ventana un mono en paales inflando un globo. Al principio el nio se preguntaba qu sera aquello, pero al poco, mientras seguan apareciendo personajes locos por aquella extraa ventana, ya no poda dejar de rer, al ver un cerdo tocando la pandereta, un elefante saltando en cama elstica, o un perro con gafas que slo hablaba de poltica ... Aunque por si no le crean no se lo cont a nadie, aquellos personajes teminaron alegrando el espritu y el cuerpo del nio, y en muy poco tiempo este mejor notablemente y pudo volver al colegio. All pudo hablar con todos sus amigos, contndoles las cosas tan raras que haba visto. Entonces, mientras hablaba con su mejor amigo, vio asomar algo extrao en su mochila. Le pregunt qu era, y tanto le insisti, que finalmente pudo ver el contenido de la mochila: all estaban todos los disfraces que haba utilizado su buen amigo para intentar alegrarle!! Y desde entonces, nuestro nio nunca deja que nadie est solo y sin sonreir un rato.

49

La economa de la sonrisa
Haba una vez un rey sabio y bueno que observaba preocupado la importancia que todos daban al dinero, a pesar de que en aquel pas no haba pobres y se viva bastante bien. - Por qu tanto empeo en conseguir dinero?- pregunt a sus consejeros. - Para qu les sirve? - Parece que lo usan para comprar pequeas cosas que les dan un poco ms de felicidad contestaron tras muchas averiguaciones.

- Felicidad, es eso lo que persiguen con el dinero? - y tras pensar un momento, aadi sonriente. - Entonces tengo la solucin: cambiaremos de moneda. Y fue a ver a los magos e inventores del reino para encargarles la creacin de un nuevo aparato: el portasonrisas. Luego, entreg un portasonrisas con ms de cien sonrisas a cada habitante del reino, e hizo retirar todas las monedas. - Para qu utilizar monedas, si lo que queremos es felicidad? - dijo solemnemente el da del cambio.- A partir de ahora, llevaremos la felicidad en el bolsillo, gracias al portasonrisas! Fue una decisin revolucionaria. Cualquiera poda sacar una sonrisa de su portasonrisas, ponrsela en la cara y alegrarse durante un buen rato. Pero algunos das despus, los menos ahorradores ya haban gastado todas sus sonrisas. Y no saban cmo conseguir ms. El problema se extendi tanto que empezaron a surgir quejas y protestas contra la decisin del rey, reclamando la vuelta del dinero. Pero el rey asegur que no volvera a haber monedas, y que deberan aprender a conseguir sonrisas igual que antes conseguan dinero. As empez la bsqueda de la economa de la sonrisa. Primero probaron a vender cosas a cambio de sonrisas, slo para descubrir que las sonrisas de otras personas no les servan a ellos mismos. Luego pensaron que intercambiando portasonrisas podran arreglarlo, pero tampoco funcion. Muchos dejaron de trabajar y otros intentaron autnticas locuras. Finalmente, despus de muchos intentos en vano, y casi por casualidad, un viejo labrador descubri cmo funcionaba la economa de la sonrisa. Aquel labrador haba tenido una estupenda cosecha con la que pens que se hara rico, pero justo entonces el rey haba eliminado el dinero y no pudo hacer gran cosa con tantos y tan exquisitos alimentos. l tambin trat de utilizarlos para conseguir sonrisas, pero finalmente, viendo que se echaran a perder, decidi ir por las calles y repartirlos entre sus vecinos. Aunque le cost regalar toda su cosecha, el labrador se sinti muy bien despus de haberlo hecho. Pero nunca imagin lo que le esperaba al regresar a casa, con las manos completamente vacas. Tirado en el suelo, junto a la puerta, encontr su olvidado portasonrisas completamente lleno de nuevas y frescas sonrisas! De esta forma descubrieron en aquel pas la verdadera economa de la felicidad, comprendiendo que no puede comprarse con dinero, sino con las buenas obras de cada uno, las nicas capaces de llenar un portasonrisas. Y tanto y tan bien lo pusieron en prctica, que an hoy

50

Las pelotas de tenis son muy raras

Un perrito y un gatito compartan casa con sus amos. Salan al jardn a buscar caracoles y jugaban con ellos como si fueran pelotas. Un da, decidieron preparar un gran torneo de tenis, llamaron a sus amigos y formaron equipos, pero justo cuando iban a comenzar, los caracoles se

negaron a ser utilizados como pelotas, y todos los presentes comenzaron a busdar pelotas de tenis para el campeonato. Primero uno trajo una piedra, pero vieron que no rodaba; otro sigui llevando una naranja, y result que no botaba; un cuarto acudi con una rana, que sin duda botaba, pero no era redonda; otro sigui con un baln de ftbol, pero era demasiado grande; luego llevaron otra pelotita, pero en color negro, pero as nadie la distinguira en el juego. Hasta que finalmente encontraron una pequea pelota de tenis, redonda, botante, verde y llamativa, y comenzaron el torneo. Pero no puedo decir quien gan, porque tras tantas bsquedas, todos los que jugaban acabaron tan cansados que se durmieron sobre la pista!!

51

Las lenguas hechizadas


Hubo una vez un brujo malvado que una noche rob mil lenguas en una ciudad, y despus de aplicarles un hechizo para que slo hablaran cosas malas de todo el mundo, se las devolvi a sus dueos sin que estos se dieran cuenta. De este modo, en muy poco tiempo, en aquella ciudad slo se hablaban cosas malas de todo el mundo: "que si este haba hecho esto, que si aquel lo otro, que si este era un

pesado y el otro un torpe", etc... y aquello slo llevaba a que todos estuvieran enfadados con todos, para mayor alegra del brujo. Al ver la situacin , el Gran Mago decidi intervenir con sus mismas armas, haciendo un encantamiento sobre las orejas de todos. Las orejas cobraron vida, y cada vez que alguna de las lenguas empezaba sus crticas, ellas se cerraban fuertemente, impidiendo que la gente oyera. As empez la batalla terrible entre lenguas y orejas, unas criticando sin parar, y las otras hacindose las sordas... Quin gan la batalla? Pues con el paso del tiempo, las lenguas hechizadas empezaron a sentirse intiles: para qu hablar si nadie les escuchaba?, y como eran lenguas, y preferan que las escuchasen, empezaron a cambiar lo que decan. Y cuando comprobaron que diciendo cosas buenas y bonitas de todo y de todos, volvan a escucharles, se llenaron de alegra y olvidaron para siempre su hechizo. Y an hoy el brujo malvado sigue hechizando lenguas por el mundo, pero gracias al mago ya todos saben que lo nico que hay que hacer para acabar con las crticas y los criticones, es cerrar las orejas, y no hacerles caso.

52

La cabeza de colores

Esta es la increble historia de un nio muy singular. Siempre quera aquello que no tena: los juguetes de sus compaeros, la ropa de sus primos, los libros de sus paps... y lleg a ser tan envidioso, que hasta los pelos de su cabeza eran envidiosos. Un da result que uno de los pelos de la coronilla despert de color verde, y los dems pelos, al verlo tan especial, sintieron tanta envidia que todos ellos terminaron de color verde. Al da siguiente, uno de los pelos de la frente se manch de azul, y al verlo, nuevamente todos los dems pelos acabaron azules. Y as, un da y otro, el pelo del nio cambiaba de color, llevado por la envidia que sentan todos sus pelos.

A todo el mundo le encantaba su pelo de colores, menos a l mismo, que tena tanta envidia que quera tener el pelo como los dems nios. Y un da, estaba tan enfadado por ello, que se tir de los pelos con rabia. Un pelo delgadito no pudo aguantar el tirn y se solt, cayendo hacia al suelo en un suave vuelo... y entonces, los dems pelos, sintiendo envidia, se soltaron tambin, y en un minuto el nio se haba quedado calvo, y su cara de sorpresa pareca un chiste malo. Tras muchos lloros y rabias, el nio comprendi que todo haba sido resultado de su envidia, y decidi que a partir de entonces tratara de disfrutar de lo que tena sin fijarse en lo de los dems. Tratando de disfrutar lo que tena, se encontr con su cabeza lisa y brillante, sin un solo pelo, y aprovech para convertirla en su lienzo particular. Desde aquel da comenz a pintar hermosos cuadros de colores en su calva cabeza, que gustaron tantsimo a todos, que con el tiempo se convirti en un original artista famoso en el mundo entero.

53

BILLETES DEL CIELO


Haba una vez un nio enfermo llamado Juan. Tena una grave y rara enfermedad, y todos los mdicos aseguraban que no vivira mucho, aunque tampoco saban decir cunto. Pasaba largos das en el hospital, entristecido por no saber qu iba a pasar, hasta que un payaso que pasaba por all y comprob su tristeza se acerc a decirle: - Cmo se te ocurre estar as parado? No te hablaron del Cielo de los nios enfermos? Juan neg con la cabeza, pero sigui escuchando atento. - Pues es el mejor lugar que se pueda imaginar, mucho mejor que el cielo de los paps o cualquier otra persona. Dicen que es as para compensar a los nios por haber estado enfermos. Pero para poder entrar tiene una condicin. - Cul? - pregunt interesado el nio. - No puedes morirte sin haber llenado el saco. - El saco? - S, s. El saco. Un saco grande y gris como este dijo el payaso mientras sacaba uno bajo su chaqueta y se lo daba. - Has tenido suerte de que tuviera uno por aqu. Tienes que llenarlo de billetes para comprar tu entrada.

- Billetes? Pues vaya. Yo no tengo dinero. - No son billetes normales, chico. Son billetes especiales: billetes de buenas acciones; un papelito en el que debes escribir cada cosa buena que hagas. Por la noche un ngel revisa todos los papelitos, y cambia los que sean buenos por autnticos billetes de cielo. - De verdad? - Pues claro! Pero date prisa en llenar el saco. Llevas mucho tiempo enfermo y no sabemos si te dar tiempo. Esta es una oportunidad nica Y no puedes morirte antes de llenarlo, sera una pena terrible! El payaso tena bastante prisa, y cuando sali de la habitacin Juan qued pensativo, mirando el saco. Lo que le haba contado su nuevo amigo pareca maravilloso, y no perda nada por probar. Ese mismo da, cuando lleg su mam a verle, l mostr la mejor de sus sonrisas, e hizo un esfuerzo por estar ms alegre que de costumbre, pues saba que aquello la haca feliz. Despus, cuando estuvo solo, escribi en un papel: hoy sonre para mam. Y lo ech al saco. A la maana siguiente, nada ms despertar, corri a ver el saco All estaba! Un autntico billete de cielo! Tena un aspecto tan mgico y maravilloso, que el nio se llen de ilusin, y el resto del da no dej de hacer todo aquello que saba que alegraba a los doctores y enfermeras, y se preocup por acompaar a otros nios que se sentan ms solos. Incluso cont chistes a su hermanito y tom unos libros para estudiar un poquito. Y por cada una de aquellas cosas, ech su papelito al saco. Y as, cada da, el ni despertaba con la ilusin de contar sus nuevos billetes de cielo, y conseguir muchos ms. Se esforzaba cuanto poda, porque se haba dado cuenta de que no serva el truco de juntar los billetes en el saco de cualquier manera: cada noche el ngel los colocaba de la forma en que menos ocupaban. Y Juan se vea obligado a seguir haciendo buenas obras a toda velocidad, con la esperanza de conseguir llenar el saco antes de ponerse demasiado enfermo... . 54

El hada fea

Haba una vez una aprendiz de hada madrina, mgica y maravillosa, la ms lista y amable de las hadas. Pero era tambin una hada muy fea, y por mucho que se esforzaba en mostrar sus muchas cualidades, pareca que todos estaban empeados en que lo ms importante de una hada tena que ser su belleza. En la escuela de hadas no le hacan caso, y cada vez que volaba a una misin para ayudar a un nio o cualquier otra persona en apuros, antes de poder abrir la boca, ya la estaban chillando y gritando: - fea! bicho!, lrgate de aqu!. Aunque pequea, su magia era muy poderosa, y ms de una vez haba pensado hacer un encantamiento para volverse bella; pero luego pensaba en lo que le contaba su mam de pequea: - tu eres como eres, con cada uno de tus granos y tus arrugas; y seguro que es as por alguna razn especial...

Pero un da, las brujas del pas vecino arrasaron el pas, haciendo prisioneras a todas las hadas y magos. Nuestra hada, poco antes de ser atacada, hechiz sus propios vestidos, y ayudada por su fea cara, se hizo pasar por bruja. As, pudo seguirlas hasta su guarida, y una vez all, con su magia prepar una gran fiesta para todas, adornando la cueva con murcilagos, sapos y araas, y msica de lobos aullando. Durante la fiesta, corri a liberar a todas las hadas y magos, que con un gran hechizo consiguieron encerrar a todas las brujas en la montaa durante los siguientes 100 aos. Y durante esos 100 aos, y muchos ms, todos recordaron la valenta y la inteligencia del hada fea. Nunca ms se volvi a considerar en aquel pas la fealdad una desgracia, y cada vez que naca alguien feo, todos se llenaban de alegra sabiendo que tendra grandes cosas por hacer.

55

PATITO FEO

Haba una vez una seora pata que puso muchos huevos, pero uno era completamente distinto, tena un sinnmero de manchitas como lunares, en cambio los otros eran de un solo color, sin manchas ni imperfecciones. Cuando se rompieron los cascarones, el patito que sali de ese huevo, lucia diferente, tena la cabeza ms grande, meda un centmetro ms que sus hermanos y sus plumas eran oscuras. Como todos se burlaban de su aspecto, hasta sus hermanos, porque no nadaba ni caminaba como los dems, era torpe y se vea muy feo, su padre se peleaba con todos por

defenderlo y por ms que correga a sus hermanos, estos lo miraban como a un extraterrestre. Fue as que el patito decidi irse para que nadie se burle de l. Una maana hizo un atadito con su ropa y se march. Su madre no comprenda por qu este hijo era diferente y lament mucho su partida, porque conoca su buen corazn y su tristeza, pero tambin entenda que su hijo necesitaba encontrar un buen lugar en este mundo para ser feliz. As el patito feo recorri muchos sitios y todos a su paso se burlaban de su aspecto, hasta que se encontr con el paisaje ms bello que haba visto en toda su vida y eso que haba conocido muchos lugares en su recorrido. Lleg a una laguna donde nadaban unas aves majestuosas y bellas entre flores y plantas acuticas de aromas dulces y colores hermosos. Eran tan admiradas por su belleza que posaban para los pintores ms famosos del lugar y curiosamente invitaron al patito feo a nadar. Sin pensarlo dos veces, el patito se meti en la laguna, y mientras corra al encuentro de estos cisnes blancos como la nieve, sus feas plumas se caan y cambiaban por plumas nuevas hasta que se transform en otro hermoso cisne blanco. Y colorn colorado el patito feo, en un cisne bello se ha transformado .

56

ADA MADRINA

rase una vez, un castillo en el que vivan un grupo de hadas, incluida la jefa de todas las hadas del mundo, llamada el hada madrina. Las hadas del castillo eran hurfanas, y la tenan como si fuera su madre, por eso la llamaban Hada madrina. Hada madrina siempre estaba mandando y ordenando al resto de las hadas lo que tenan que hacer.

Una de las hadas, llamada Lola, estaba ya bastante harta de seguir las rdenes de Hada madrina, por lo que decidi desobedecerla.

As que un da, Lola sali del castillo de las hadas sin su permiso, y se dirigi hacia las peligrosas llanuras negras, de las que Hada madrina les haba contado, que estaban habitadas por las brujas ms terrorficas que nunca haban existido. Pero Lola pens para s misma que el Hada madrina les menta cuando deca que la llanura era peligrosa As que decidi adentrarse en las misteriosas llanuras, y poco despus de entrar ya fue capturada por una malvada bruja..

57

LA ESPERO A ELLA

De las miserias suele ser alivio una compaa. Miguel de Cervantes Saavedra.

A ojos de quien otease el horizonte a la espera de un renovado sol, el hombre que se mantena en el borde del acantilado bien pareca una figura ptrea, una suerte de dolo

anclado en ese lugar para velar por los marineros que se aventurasen en las traicioneras aguas de este mar. Se mantena imperturbable, ajeno al fro y al fuerte viento que se esforzaba por arrojarlo hacia el vaco. Si alguien esa noche no hubiese logrado conciliar el sueo, bien a causa de los incesantes aullidos del viento o por una serie de pesadillas plagadas de horrores sin forma, y se encontrase mirando la escena, te dira que no sabra precisar el momento en que otra figura, alta y esbelta como la primera, pareci brotar de las sombras y posarse junto a aquel enigmtico hombre que pareca buscar consuelo mirando en direccin a donde mora el mar. Te dira, de haber visto y odo a aquellos dos hombres hablar con tranquilidad al filo de la sima, que el recin llegado pugnaba por convencer al que pareca su hermano de que volviese de vuelta con el, de que abandonase aquel lugar. La espero a ella mrchate o t tambin la veras. El viento callo por instante de un segundo para que quien prestase atencin a aquella conversacin pudiese alcanzar a or estas palabras, que la negra figura contesto a aquel que haba surgido de la oscuridad. Y de haber presenciado alguien la escena, te jurara que basto un leve parpadeo para que aquella persona volviese a desaparecer aterrada, como si se la hubiese engullido el aire, volviendo a estar solo aquel hombre, en la misma posicin en la que llevaba aguardando toda la noche. El sol comenz a derramar sus rayos por el ocano en un hermoso despliegue de rosas y rojos, y en ese instante mgico en el cual son pocos los ojos que se molestan en contemplar, la noche se hizo da. Haba olvidado lo bella que eras Te dira quien contemplo el prodigio, que aquellas fueron las ultimas palabras de aquel enigmtico hombre, y este te agarrara el brazo, para afianzar su relato y con voz temblorosa te asegurara que aquel hombre enlutado se convirti en una nube de cenizas cuando el sol brillo con todo su esplendor sobre el. 58

MI TUMBA

Mi tumba es un lugar cambiante. En ocasiones la encuentro clida, mullida; un refugio a prueba de toda inclemencia del exterior. Otras, las ms de las veces, se convierte en un pozo fro, lgubre, de oscuridad sin fondo, que roba el aliento. Dentro de este abismo, los ojos no sirven de nada, y los odos suean voces azules. Una de ellas, la ma, intenta destacarse, servir de gua, pero confieso que resulta difcil poder distinguirla. Entre ecos, susurros, ensoaciones y recuerdos

que cruzan esta oscuridad, el tiempo se desgasta, y olvido, por momentos, cmo mi tumba se corroe en su friccin hostil con el mundo. No es esta negritud interna un universo aparte? No nacen estrellas y mueren mundos? No es un reflejo del cielo nocturno? Solo, siempre solo en medio del eterno infinito. Un infinito de uno, espacio para toda soledad y ninguna compaa. No puedo moverme pese a que nada me lo impide. En este espacio cerrado no hay distancias, ni metas; en su lugar flota una espera, que con todo y con nada se llena. Aqu encerrado construyo la realidad As vive Dios? Consigo en su locura? Enterrado en la tierra roja de mi cuerpo, mi voz es el rumor de un ro subterrneo que fluye sin pausa. Sobre la misma sangre se hunden palabras extraas. Es esta la vida de un muerto? El sueo de un vivo? Mi mente es la cancin de mil estrellas en esta helada noche de atad. Cada idea, un fulgor estril. Cada emocin, un lamento. Todo es fro, no hay consuelo. Miro fuera de mi tumba, por los agujeros cortados que me sirven de ojos. La veo en el espejo y pienso: Dnde ir cuando los gusanos te devoren? Afeito con cuidado las mejillas de mi tumba. Sabas que los muertos andan? Listo, una vez ms, para vagar por el inmenso cementerio del mundo. Observo, hablo y trato con muertos, que con sus atades marchan. El sueo de la existencia torna en pesadilla de sangre oscura.

S, ya no me cabe duda Mi cuerpo es mi tumba.

59

RULETA RUSA

Decid comprar el revlver despus de la primera vez que nos robaron, cost mucho menos que todo lo que se llevaron. Vaciaron la casa, los billetes los encontraron debajo del pato de barro negro. Despus de tirar todo se fueron. Mi mujer siempre me deca que tener un arma en la casa era muy peligroso, que mejor lo reportara con la polica.

Termin riendo mientras lo recordaba, aproveche el tiempo para poner el can dentro de mi boca. El metal era fro, pero no tanto como lo sera la bala, saqu el tambor y solo una bala quedaba dentro. Lo volv a meter y lo gir hasta perder la ubicacin del proyectil. Slo esa bala haba quedado all despus de tantos aos. La segunda vez que nos robaron ya lo tena, tres sujetos con guantes del mercado y pasamontaas entraron en la casa, uno traa una 9mm., otro una bolsa y el tercero nada. Saban a lo que iban, no nos dijeron nada, nos apuntaron a la cabeza y nos hicieron tirarnos al suelo de la cocina. El sujeto de la bolsa revisaba qu tenamos de valor, el de la pistola nos apuntaba y el otro vea si nadie se haba dado cuenta. Cuando termin de revisar todo, el de la pistola nos pregunt por alhajas y billetes. Los billetes los habamos ocupado en la comida y las alhajas estaban empeadas. No nos crey, llevaron a nuestro beb para amenazarnos. Mi mujer se levant para tomarlo, pero el sujeto de las ventanas la golpeo y el de la 9mm, le dispar a la pierna. Tom el revlver de la alacena de la cocina. Un sonido hizo retumbar las paredes, seguido de otro y otro y otro, uno de los ladrones, el de la bolsa, tena un hoyo en la pierna, el de las ventanas tena otro en un hombro y el de la pistola tena dos en el pecho. Un vecino dio aviso a la polica, no creyeron que fue en defensa propia (pinches polis), an cuando vieron el cuerpo de ella en el suelo. El tipo con el hoyo en la pierna tom la pistola y se ech a correr antes de que llegaran, los otros se quedaron tumbados en la sala. Me encerraron por mucho tiempo. Cuando sal mi hija tena trece aos. Mi mujer muy diferente, mi casa haba cambiado. Nada se pareca y yo no me senta igual. Tal vez era el hecho de haber matado a alguien. Aguant un ao mas as, pero ya no pude, fue entonces cuando saqu el revlver y lo met en mi boca. Mi dedo se pos temblorosamente sobre el gatillo, mis ojos, siendo presas del mismo temor, se cerraron con una lentitud similar a con la que tiraba del gatillo. Un solo ruido se apoder de todo el cuarto Pero las paredes no se mancharon de rojo. Di un suave golpe al tambor y al abrirse vi que la bala haba quedado a un orificio antes del tiro que di. Aun no me quieren all. Devolv la pistola al cajn mientras mi hija me deca que era hora de comer.

60

EL CRIMINAL Y EL DECTECTIVE

El lo persigui durante semanas y semanas. Lo persegua con el fin de matarlo. Era el asesino ms cruel de toda esa ciudad, la sola idea de que haba matado a una nia empujndola de un acantilado le daba escalofros. Saba todo de l. Haba estudiado archivos suyos hasta el hartazgo. Se privaba de comer, de beber y hasta de dormir. Lo nico que haca es buscar y buscar algn indicio que le revele su guarida.

Un da como cualquier otro, descubri su escondite. Su primera reaccin fue de sorpresa, todos los indicios apuntaban a que estaba en esa misma habitacin, en ese mismo lugar. Desesperado comenz a golpear paredes, a patear el piso. Pero no lo encontraba por ningn lado. De repente, una idea se le cruz por la cabeza y si el criminal fuera L? Todo coincida el lugar, su descripcin, hasta su nombre!, como podra haber sido tan tonto! l era el criminal! Comenz a golpearse la cabeza fuertemente contra las paredes, deba hacerlo, deba matarse. Por el bien de la sociedad. En eso estaba cuando una alarma son y de repente vio todo negro -Muri de una rotura en el crneo causado por los reiterados golpes contra la pared, declar la enfermera. llevaba aqu dos aos. Era un detective jubilado, llevaba una vida normal hasta que la trgica muerte de su hija lo arroj haca la locura, siempre se sinti culpable de su muerte. La nia se cay de un acantilado a los 9 aos en una excursin familiar, el no la pudo detener. Desde ese da lo nico que haca era leer un papel con su autobiografa escrita. Los oficiales no observaron los primeros golpes ya que estaban en un breve descanso, llegaron a advertir los segundos, pero era tarde. Bueno sentimos mucho lo ocurrido hoy, adis!- fueron las palabras de la enfermera mientras retiraba el cadver del manicomio.

61

Fabula.-

guila. Cuervo y el pastor


Lanzndose desde una cima, un guila arrebat a un corderito. La vio un cuervo y tratando de imitar al guila, se lanz sobre un carnero, pero con tan mal conocimiento en el arte que sus garras se enredaron en la lana, y batiendo al mximo sus alas no logr soltarse. Viendo el pastor lo que suceda, cogi al cuervo, y cortando las puntas de sus alas, se lo llev a sus nios. Le preguntaron sus hijos acerca de que clase de ave era aquella, y les dijo: - Para m, slo es un cuervo; pero l, se cree guila. Pon tu esfuerzo y dedicacin en lo que realmente ests preparado, no en lo que no te corresponde

62

El guila y el escarabajo

Estaba una liebre siendo perseguida por un guila, y vindose perdida pidi ayuda a un escarabajo, suplicndole que le salvara. Le pidi el escarabajo al guila que perdonara a su amiga. Pero el guila, despreciando la insignificancia del escarabajo, devor a la liebre en su presencia. Desde entonces, buscando vengarse, el escarabajo observaba los lugares donde el guila pona sus huevos, y hacindolos rodar, los tiraba a tierra. Vindose el guila echada del lugar a donde quiera que fuera, recurri a Zeus pidindole un lugar seguro para depositar sus futuros pequeuelos. Le ofreci Zeus colocarlos en su regazo, pero el escarabajo, viendo la tctica escapatoria, hizo una bolita de barro, vol y la dej caer sobre el regazo de Zeus. Se levant entonces Zeus para sacudirse aquella suciedad, y tir por tierra los huevos sin darse cuenta. Por eso desde entonces, las guilas no ponen huevos en la poca en que salen a volar los escarabajos.

Nunca desprecies lo que parece insignificante, pues no hay ser tan dbil que no pueda alcanzarte.

63

La zorra y el espino

Una zorra saltaba sobre unos montculos, y estuvo de pronto a punto de caerse. Y para evitar la cada, se agarr a un espino, pero sus pas le hirieron las patas, y sintiendo el dolor que ellas le producan, le dijo al espino: -- Acud a t por tu ayuda, y ms bien me has herido ! A lo que respondi el espino: -- Tu tienes la culpa, amiga, por agarrarte a m, bien sabes lo bueno que soy para enganchar y herir a todo el mundo, y t no eres la excepcin !

Nunca pidas ayuda al que acostumbra a hacer el dao la zorra y el leador Una zorra estaba siendo perseguida por unos cazadores cuando lleg al sitio de un leador y le suplic que la escondiera. El hombre le aconsej que ingresara a su cabaa. Casi de inmediato llegaron los cazadores, y le preguntaron al leador si haba visto a la zorra. El leador, con la voz les dijo que no, pero con su mano disimuladamente sealaba la cabaa donde se haba escondido. Los cazadores no comprendieron la seas de la mano y se confiaron nicamente en lo dicho con la palabra. La zorra al verlos marcharse, sali sin decir nada. Le reproch el leador por qu a pesar de haberla salvado, no le daba las gracias, a lo que la zorra respondi: --Te hubiera dado las gracias si tus manos y tu boca hubieran dicho lo mismo.

No niegues con tus actos, lo que pregonas con tus palabras. 64

La rana gritona y el len

Oy una vez un len el croar de una rana, y se volvi hacia donde vena el sonido, pensando que era de algn animal muy importante. Esper y observ con atencin un tiempo, y cuando vio a la rana que sala del pantano, se le acerc y la aplast diciendo: -- T, tan pequea y lanzando esos tremendos gritos !

Quien mucho habla, poco es lo que dice.

La rana pidiendo rey Cansadas las ranas del propio desorden y anarqua en que vivan, mandaron una delegacin a Zeus para que les enviara un rey. Zeus, atendiendo su peticin, les envi un grueso leo a su charca. Espantadas las ranas por el ruido que hizo el leo al caer, se escondieron donde mejor pudieron. Por fin, viendo que el leo no se mova ms, fueron saliendo a la superficie y dada la quietud que predominaba, empezaron a sentir tan grande desprecio por el nuevo rey, que brincaban sobre l y se le sentaban encima, burlndose sin descanso. Y as, sintindose humilladas por tener de monarca a un simple madero, volvieron donde Zeus, pidindole que les cambiara al rey, pues ste era demasiado tranquilo. Indignado Zeus, les mand una activa serpiente de agua que, una a una, las atrap y devor a todas sin compasin.

A la hora de elegir los gobernantes, es mejor escoger a uno sencillo y honesto, en vez de a uno muy emprendedor pero malvado o corrupto.

65

El len y el jabal

Durante el verano, cuando con el calor aumenta la sed, acudieron a beber a una misma fuente un len y un jabal.

Discutieron sobre quien debera sera el primero en beber, y de la discusin pasaron a una feroz lucha a muerte. Pero, en un momento de descanso, vieron una nube de aves rapaces en espera de algn vencido para devorarlo. Entonces, recapacitando, se dijeron: -- Ms vale que seamos amigos y no pasto de los buitres y cuervos !

Las luchas intiles slo sirven para enriquecer y alimentar a sus espectadores.

66

El lobo y la cabra
Encontr un lobo a una cabra que pastaba a la orilla de un precipicio. Como no poda llegar a donde estaba ella le dijo:

-- Oye amiga, mejor baja pues ah te puedes caer. Adems, mira este prado donde estoy yo, est bien verde y crecido. Pero la cabra le dijo: -- Bien s que no me invitas a comer a m, sino a t mismo, siendo yo tu plato.

Conoce siempre a los malvados, para que no te atrapen con sus engaos. El lobo y el len Cierta vez un lobo, despus de capturar a un carnero en un rebao, lo arrastraba a su guarida. Pero un len que lo observaba, sali a su paso y se lo arrebat. Molesto el lobo, y guardando prudente distancia le reclam: -- Injustame nte me arrebatas lo que es mo ! El len, rindose, le dijo -- Aj; me vas a decir seguro que t lo recibiste buenamente de un amigo.

Lo que ha sido mal habido, de alguna forma llegar a ser perdido.

67

El len y el toro

Pensando el len como capturar un toro muy corpulento, decidi utilizar la astucia. Le dijo al toro que haba sacrificado un carnero y que lo invitaba a compartirlo. Su plan era atacarlo cuando se hubiera echado junto a la mesa. LLeg al sitio el toro, pero viendo slo grandes fuentes y asadores, y ni asomo de carnero, se larg sin decir una palabra. Le reclam el len que por qu se marchaba as, pues nada le haba hecho. -- S que hay motivo -- respondi el toro --, pues todos los preparativos que has hecho no son para el cuerpo de un carnero, sino para el de un toro. Observa y analiza siempre con cuidado tu alrededor, y as estars mejor protegido de los peligros. El negro Cierto hombre llev a trabajar a su propiedad a un negro, pensando que su color provena a causa de un descuido de su anterior propietario. Una vez en su casa, prob todas las jabonadas posibles, intent toda clase de trucos para blanquearlo, pero de ninguna manera pudo cambiar su color y termin poniendo enfermo al negro a fuerza de tantos intentos.

Lo que la naturaleza disea, se mantiene firme.

68

La Cigarra y La Hormiga

Que feliz era la cigarra en verano! El sol brillaba, las flores desprendan su aroma embriagador y la cigarra cantaba y cantaba. El futuro no le preocupaba lo ms minimo: el cielo era tan azul sobre su cabeza y sus canciones tan alegres... Pero el verano no es eterno. Una triste maana, la seora cigarra fue despertada por un frio intenso; las hojas de los rboles se haban puesto amarillas, una lluvia helada caa del cielo gris y la bruma le entumeca las patas. Que v a ser de m? Este invierno cruel durar mucho tiempo y morir de hambre y frio, se deca. Por que no pedirle ayuda a mi vecina la hormiga?. Y luego pens: Acaso tuve tiempo durante el verano de almacenar provisiones y construirme un refugio? Claro que no, tena que cantar. Pero mi canto no me alimentar. Y con el corazn latindole a toda velocidad, llam a la puerta de la hormiga. Que quieres? pregunt sta cuando vio a la cigarra ante su puerta. El Campo estaba cubierto por un espeso manto de nieve y la cigarra comtemplaba con envidia el confortable hogar de su vecina; sacudiendo con dolor la nieve que helaba su pobre cuerpo, dijo lastimosamente: Tengo hambre y estoy aterida de fro. La hormiga respondi maliciosamente: Que me cuentas? Que hacias durante el verano cuando se encuentran alimentos por todas partes y es posible construir una casa? Cantaba y cantaba todo el da, respondi la cigarra. Y qu? interrog la hormiga. Pues ... nada, murmur la cigarra. Cantabas? Pues, por que no bailas ahora? Y con esta dura respuesta, la hormiga cerr la puerta, negando a la desdichada cigarra su refugio de calor y bienestar. Para ..Cristina Martinez

69

El Asno y El Cochino

Envidiando la suerte del Cochino, un Asno maldeca su destino. - Yo - deca - trabajo y como paja; l come harina y berza y no trabaja: A m me dan de palos cada da; a l le rascan y halagan a porfa. As se lamentaba de su suerte; pero luego que advierte que a la pocilga alguna gente avanza en guisa de matanza, armada de un cuchillo y de caldera, y que con maa fiera dan al gordo Cochino fin sangriento, dijo entre s el Jumento: - Si en esto para el ocio y los regalos, al trabajo me atengo y a los palos.

70

Jupiter y La Tortuga
A las bodas de Jpiter estaban todos los animales convidados; unos y otros llegaban a la fiesta nupcial apresurados. No faltaba a tan grande concurrencia ni aun la reptil ni ms lejana oruga, cuando llega muy tarde y con paciencia, a paso perezoso, la Tortuga. Su tardanza reprende el dios airado, y ella le respondi sencillamente: - Si es mi casita mi retiro amado, cmo podr dejarla prontamente? Por tal disculpa, Jpiter tonante, olvidando el indulto de su fiesta, la ley del caracol le ech al instante, que es andar con la casa siempre a cuestas. Gentes machuchas hay que hacen alarde de que aman su retiro con exceso, pero a su obligacin acuden tarde: viven como el ratn dentro del queso.

71

El Pjaro herido
Un pjaro inocente herido de una flecha guarnecida de acero y de plumas ligeras, deca en su lenguaje con amargas querellas: - Oh crueles humanos, ms crueles que fieras! Con nuestras propias alas, que la Naturaleza nos dio, sin otras armas para propia defensa, forjis el instrumento de la desdicha nuestra, haciendo que inocentes prestemos la materia. Pero no, no es extrao que as brbaros sean aquellos que en su ruina trabajan y no cesan: Los unos y otros fraguan armas para la guerra, y es dar contra sus vidas plumas para las flechas.

72

Las Ranas y Los Toros


Una rana, posada al borde de un estanque, contemplaba a dos toros que se embestan mutuamente en un prado cercano. - Mirad que ria tan tremenda! - dijo a una compaera -. Qu sera de nosotras si animales tan corpulentos vinieran por aqu? - No os asustis -respondi la otra -. Qu nos importan las rias de esas bestias? Adems, esos animales no son de nuestra clase. - Cierto es - replic la primera -, pero yo pienso que el vencedor buscar refugio por estos lugares, y entonces podra aplastarnos con su enorme peso si no tomamos las debidas precauciones. Ya ves, amiga ma, que no sin razn me preocupa la contienda. Cuando los poderosos rien entre s, los dbiles sufren las consecuencias.

74

La Lechuza y Las Palomas


Una lechuza se enter de que en cierto palomar vivan muy bien alimentadas unas palomas. Se pint de blanco para disfrazarse y se mezcl con ellas. Las palomas no reconocieron a la intrusa, mientras estuvo sin abrir el pico; pero un da que olvid cul era su papel, chill como lechuza que era y las palomas la echaron a picotazos del palomar. Desconcertada, regres a la torre de la iglesia donde viva, pero sus compaeras no la conocieron por aquel plumaje extrao, y la echaron de su lado. As la pobre lechuza perdi hasta su propio refugio. Quien su bien usurpa al dueo, no espere tranquilo sueo.

75

La Gallina de los huevos de Oro


Erase una Gallina que pona un huevo de oro al dueo cada da. Aun con tanta ganancia, malcontento quiso el rico avariento descubrir de una vez la mina de oro y hallar en menos tiempo ms tesoro. Matla; abrile el vientre de contado; pero despus de haberla registrado, qu sucedi? Que. Muerta la Gallina, perdi su huevo de oro, y no hall mina.

Cuntos hay que, teniendo lo bastante, enriquecerse quieren al instante, abrazando proyectos a veces de tan rpidos efectos, que slo en pocos meses, cuando se contemplaban ya marqueses, contando sus millones se vieron en la calle sin calzones!

76

Las Moscas
A un panal de rica miel dos mil moscas acudieron, que por golosas murieron presas de patas en l. Otra dentro de un pastel enterr su golosina. As, si bien se examina, los humanos corazones perecen en las prisiones del vicio que los domin

77

La Cabra y El Asno
Un campesino alimentaba al mismo tiempo a una cabra y a un asno. La cabra, envidiosa porque su compaero estaba mejor atendido, le dio el siguiente consejo: - La noria y la carga hacen de tu vida un tormento interminable; simula una enfermedad y djate caer en un foso, pues as te dejarn reposar. El asno, poniendo en prctica el consejo, se dej caer y se hiri todo el cuerpo. El amo llam entonces a un veterinario y le pidi un remedio que salvase el jumento. El curandero, despus de examinar al enfermo, dispuso que se le diera de comer un pulmn de cabra para devolverle las fuerzas. Y sin titubear, el labriego sacrific de inmediato a la envidiosa cabra para curar a su asno. No hagas a otros lo que no

78

El Perro y El Trozo de Carne


Haba una vez un perro muy glotn que siempre estaba buscando entre las basuras y los desperdicios a ver si encontraba algo de comer. Tambin rondaba por los mercados y las casas de comidas, menenado el rabo y ladrando a la gente para que le tiraran un hueso o un mendrugo de pan. No sola conseguir gran cosa de esta manera, pero un da se encontr con un hermoso trozo de carne, grande y jugoso. al principio no dio crdito a sus ojos, pens que se trataba de una visin...quin poda haber abandonado aquel maravilloso pedazo de carne? se abalanz por fin sobre el suculento manjar, lo asi con sus dientes, notando que era real, que no estaba soando y verdaderamente tena en la boca el ms delicioso de los bocados y, temiendo que alguien se lo fuera a arrebatar, se march corriendo en busca de un lugar donde saborearlo a gusto. al pasar junto a un estanque, mir de reojo hacia el agua y cul no sera su asombro al ver junto a la superficie, como flotando a pocos centmetros de profundidad, otro trozo de carne tan grande y apetitoso como el que llevaba en la boca. No era posible que en un mismo da aquel milagro sucediera dos veces seguidas: otro pedazo de carne igual...no, ms grande y jugoso todava! el perro se qued muy quieto, como hipnotizado, mirando fijamente el agua, y cuanto ms miraba ms se convenca de que el otro pedazo de carne era mejor que el suyo. Crey ver que otro perro lo llevaba entre sus dientes, del mismo modo que l llevaba su bocado. Y pens entonces que no deba resultar difcil obtener para s aquel trozo de crane que lo incitaba desde el estanque. Entonces se dijo a s mismo que deba ser astuto y obrar con inteligencia para llevar a cabo su plan. Fue acercando el morro poco a poco al agua, y cuando estuvo a pocos centmetros de la superficie no pudo aguantar ms y abri la boca para agarrar la carne que vea flotar en el estanque. Naturalmente, al abrir la boca se le cay al agua el trozo que llevaba, y el otro tambin desapareci, pues no era ms que el reflejo del primero en la tranquila superficie del estanque. A veces, para perseguir una ilusin sin fundamento, descuidamos lo que ya tenemos y acabamos quedndonos sin nada. Como dice el refrn: "vale ms pjaro en mano que ciento volando"

79

El Camello y La Pulga

Al que ostenta valimiento cuando su poder es tal que ni influye en bien ni en mal, le quiero contar un cuento. En una larga jornada, un camello muy cargado exclam ya fatigado: -Oh, que carga tan pesada! Doa Pulga, que montada iba sobre l, al instante se apea y dice arrogante: -Del peso te libro yo! El Camello respondi: -Gracias, seor elefante!

80

Amor y La Locura
Cuentan que una vez se reunieron todos los sentimientos y cualidades del hombre. Cuando el ABURRIMIENTO haba bostezado por tercera vez, la LOCURA, como siempre tan loca, les propuso: - Vamos a jugar a las escondidas?! La INTRIGA levant la ceja intrigada y la CURIOSIDAD, sin poder contenerse pregunt: - A las escondidas?... y cmo es eso? - Es un juego -explic la LOCURA- en que yo me tapo la cara y comienzo a contar uno hasta un milln mientras ustedes se esconden y cuando yo haya terminado de contar, el primero de ustedes que yo encuentre ocupar mi lugar para continuar el juego. El ENTUSIASMO bail secundado por la EUFORIA, la ALEGRA di tantos saltos que termin por convencer a la DUDA, e incluso a la APATA, a la que nunca le interesaba nada. Pero no todos quisieron participar... la VERDAD prefiri no esconderse, para qu? si al final siempre la hallaban, y la SOBERBIA opin que era un juego muy tonto (en el fondo lo que le molestaba era que la idea no hubiese sido de ella) y la COBARDA prefiri no arriesgarse... - Uno, dos, tres... -comenz a contar la LOCURA. La primera en esconderse fue la PEREZA, que como siempre se dej caer tras la primera piedra del camino, la FE subi al cielo y la ENVIDIA se escondi tras la sombra del TRIUNFO que con su propio esfuerzo haba logrado subir a la copa del rbol ms alto. La GENEROSIDAD casi no alcanzaba a esconderse, cada sitio que hallaba le pareca maravilloso para alguno de sus amigos... Que si un lago cristalino?, ideal para la BELLEZA. Que si la hendija de un rbol?, perfecto para la TIMIDEZ. Que si el vuelo de la mariposa?, lo mejor para la VOLUPTUOSIDAD. Que si una rfaga de viento?, magnfico para la LIBERTAD... As, la GENEROSIDAD termin por ocultarse en un rayito de sol. El EGOSMO en cambio, encontr un sitio muy bueno desde el principio, ventilado, cmodo... pero slo para l. La MENTIRA se escondi en el fondo de los ocanos (mentira, en realidad se escondi detrs del arcoiris), y la PASIN y el DESEO en el centro de los volcanes. El OLVIDO... se me olvid dnde se escondi... pero eso no es lo importante. Cuando la LOCURA contaba 999.999, el AMOR an no haba encontrado sitio para esconderse, pues todo se encontraba ocupado... hasta que divis un rosal... y enternecido decidi esconderse entre sus flores. - Un milln!!!- cont la LOCURA y comenz a buscar. La primera en aparecer fue la PEREZA, slo a tres pasos de una piedra. Despus se escuch la FE discutiendo con Dios en el cielo sobre Zoologa... La PASION y el DESEO los sinti en el vibrar de los volcanes. En un descuido encontr la ENVIDIA y, claro, pudo deducir dnde estaba el TRIUNFO. El EGOSMO no tuvo ni que buscarlo. l solito sali disparado de 81

El Len y La Cabra

Un seor Len andaba como un perro del valle al monte, de la selva al cerro, a cazar, sin hallar pelo ni lana, perdiendo la paciencia y la maana. Por un risco escarpado ve trepar una Cabra a lo encumbrado, de modo que parece que se empea en hacer creer al Len que se despea. El pretender seguirla fuera en vano. El cazador entonces, cortesano, le dice: -Baja, baja, mi querida, no busques precipicios a tu vida! En el valle frondoso pacers a mi lado con reposo. -Desde cundo, seor, la real persona cuida con tanto amor de la barbona? Esos halagos tiernos no son por bien: apostar los cuernos -. As le respondi la astuta cabra, y l se march sin replicar palabra. Lo paga la infeliz con el pellejo Si toma sin examen el consejo.

82

La Gallina y El Diamante
Una gallina, al hurgar con sus patas entre la basura, encontr una piedra preciosa. Sorprendida de verla en aquel lugar inmundo, le dijo: - Cmo t, la ms codiciada de las riquezas, ests as humillada entre estircol? Otra suerte habra sido la tuya si la mano de un joyero te hubiera encontrado en este sitio, sin duda indigno de ti. El joyero, con su habilidad y su arte, hubiera dado mayor esplendor a tu brillo; en cambio yo, incapaz de hacerlo, no puedo remediar tu triste suerte. Te dejo donde ests, porque de nada me sirves. La ciencia y la sabidura nada valen para los necios y los ignorantes. Fin

83

El Hombre y La Culebra

Un hombre, pasando por un monte, encontr una culebra que ciertos pastores haban atado al tronco de un rbol, y, compadecindose de ella, la solt y calent. Recobrada su fuerza y libertad, la culebra se volvi contra el hombre y se enrosc fuertemente en su cuello. El hombre, sorprendido, le dijo: - Qu haces? Por qu me pagas tan mal? Y ella respondi: - No hago sino obedecer las leyes de mi instinto. Entretanto pas una raposa, a la que los litigantes eligieron por juez de la contienda. - Mal podra juzgar - exclam la zorra -, lo que mis ojos no vieron desde el comienzo. Hay que reconstruir los hechos. Entonces el hombre at a la serpiente, y la zorra, despus de comprobar lo sucedido, pronunci su fallo. - Ahora t - dirigindose al hombre, le dijo -: no te dejes llevar por corazonadas, y t - aadi, dirigindose a la serpiente -, si puedes escapar, vete. Atajar al principio el mal, procura; si llega a echar raz, tarde se cura. Fin

84

EL Len y El Ratn

Unos ratoncitos, jugando sin cuidado en un prado, despertaron a un len que dorma plcidamente al pie de un rbol. La fiera, levantndose de pronto, atrap entre sus garras al ms atrevido de la pandilla. El ratoncillo, preso de terror, prometi al len que si le perdonaba la vida la empleara en servirlo; y aunque esta promesa lo hizo rer, el len termin por soltarlo. Tiempo despus, la fiera cay en las redes que un cazador le haba tendido y como, a pesar de su fuerza, no poda librarse, atron la selva con sus furiosos rugidos. El ratoncillo, al orlo, acudi presuroso y rompi las redes con sus afilados dientes. De esta manera el pequeo exprisionero cumpli su promesa, y salv la vida del rey de los animales. El len medit seriamente en el favor que acababa de recibir y prometi ser en adelante ms generoso. En los cambios de fortuna, los poderosos necesitan la ayuda de los dbiles.

85

El Cabrito y El Lobo

Al salir la cabra de su establo encarg a su hijo el cuidado de la casa, advirtindole el peligro de los animales que rondaban por los alrededores con intencin de entrar a los establos y devorar los ganados. No tard mucho en llegar el enemigo: Un lobo horrible, amiguitos mos, un lobo!, que imitando la voz de cabra llam cortsmente a la puerta para entrar. Al mirar el cabrito por una rendija vio al feroz carnicero y, sin intimidarse le dirigi el siguiente discurso: - Bien s que eres nuestro mayor adversario y que, imitando la voz de mi madre, pretendes entrar para devorarme. Puedes marcharte, odiado animal, que no ser yo quien te abra la puerta.

Sigue el consejo de tus padres y vivirs feliz toda la vida.

86

El Perro del Hortelano

Un labriego tena un enorme perro como guardin de sus extensos cultivos. El animal era tan bravo que jams ladrn alguno se atrevi a escalar la cerca de los sembrados. El amo, cuidadoso de su can, lo alimentaba lo mejor que poda, y el perro, para mostrar su agradecimiento, redoblaba el cuidado de los campos. Cierto da, el buey del establo quiso probar un bocado de la alfalfa que su amo le guardaba, pero el perro, ponindose furioso y ensendole los dientes, trat de ahuyentarlo. El buey, reprochando su equivocada conducta, le dijo: - Eres un tonto, perro envidioso. Ni comes ni dejas comer. Y aadi: - Si el amo destina a cada cual lo que le aprovecha y la alfalfa es mi alimento, no veo que tengas razn para inmiscuirte en negocio ajeno. Agua que no has de beber, amigo, djala correr.

87

El Lobo y La Perdiz

Una perdiz en celo reclamada vino a ser en la red aprisionada. Al cazador la msera deca: - Si me das libertad en este da, te he de proporcionar un gran consuelo. Por este campo extender mi vuelo, juntar a mis amigas en bandada, que guiar a tus redes engaada, y tendrs, sin costarte dos ochavos, doce perdices como doce pavos. -Engaar y vender a tus amigas! Y as crees que me obligas? - respondi el cazador -. Pues no, seora; Muere, y paga la pena de traidora! La perdiz fue bien muerta, no es dudable. La traicin, aun soada, es detestable.

88

El Pastor mentiroso

Apacentando un joven su ganado grit desde la cima de un collado: -Favor; que viene un lobo, labradores! Estos, abandonando sus labores, acuden prontamente, y hallan que es una chanza solamente. Vuelve a llamar, y temen la desgracia. Segunda vez los burla. Linda gracia! Pero, qu sucedi la vez tercera? Que vino en realidad la hambrienta fiera. Entonces el Zagal se desgaita, y por ms que patea, llora y grita, no se mueve la gente, escarmentada, y el Lobo le devora la manada. Cuntas veces resulta de un engao contra el engaador el mayor dao!

89

El Perro y su imagen
Cierto perro cogi entre sus dientes un gran pedazo de carne. "'Qu magnfico!", se dijo el incauto animal. "Lo llevar a casa y all lo comer a mi regalado gusto". En el camino cruz un arroyuelo, cuyas cristalinas aguas reflejaron su imagen, y le hicieron ver ingenuamente a otro perro con una presa ms grande en el hocico. Como el animal tena hambre, abri la boca y se zambull en el agua para coger el pedazo del otro perro. Mas, oh desencanto!, se sumergi hasta el fondo y no encontr a su rival. Entonces se dio cuenta, aunque tarde, de que su gula le haba costado la prdida de su propia presa. Ms vale pjaro en mano que ciento volando.

90

Las Ranas pidiendo rey


Nadie haba sido tan feliz como las ranitas de Ranilandia: Vivan libres en sus lagunas azules cuando, en mala hora, se les antoj pedir a Jpiter les enviase un rey. Sonri benvolamente el padre de los dioses al or tal pretensin, y les lanz una viga para satisfacer su peticin. Oyendo las ranas el estruendo del madero al caer sobre las aguas, huyeron asustadas. Pero una de ellas, curiosa por conocer al gran rey, sac la cabeza poco a poco y al ver a la viga llam a los dems, que se acercaron de inmediato. Subieron todas al madero, lo ensuciaron y gritando a voz en cuello pidieron otro rey, porque aqul resultaba intil. Jpiter escuch sus protestas y les envi una cigea, la cual comenz a devorarlas una tras otra. Quejronse amargamente a Jpiter las angustiadas ranas supervivientes, suplicndole las librase de aquel tirano. - Sufrid las consecuencias de vuestra inoportuna splica- les contest Jpiter -, y ya que con tanto afn pedisteis rey, el recin enviado reinar entre vosotras. Dios a cada pueblo ofrece el gobierno que merece.

91

El Pavo Real y La Grulla

Un pavo real convid a una grulla a un festn suculento. Durante el banquete se puso a discutir con los comensales acerca de cul de los dos posea mejores dones personales. Abriendo el pavo real su cola, deca que aquel abanico de finsimas plumas no tena en el mundo otra cosa que le igualara en perfeccin y hermosura. - Ciertamente - respondi la grulla -, confieso que eres ms hermoso que yo, pero si tus plumas son ms vistosas que las mas, en cambio no te sirven para volar. - Yo, con mis alas - prosigui la grulla -. Puedo elevarme hasta las nubes, contemplando bajo mis pies todas las maravillas de la tierra. Nadie tenga en menos a su vecino, que Dios a cada uno da su cualidad.

92

La Zorra y El Gallo

Quera una zorra desayunarse con la pechuga de un gallo que luca su corpulencia cantando en un rbol. - Querido gallo, tengo una gran noticia que darte - le dijo la zorra. - Amiga, qu fresca noticia me traes? - Pregunt el gallo. - Pues que las zorras han firmado la paz con las aves de corral. Por lo tanto, ya no estamos en guerra. Baja presto, amigo, para darte un fuerte abrazo y celebrar as nuestra amistad. - Debe ser cierto lo que me cuentas - contest el gallo -, pues por all veo dos perros venir a toda carrera, tal vez a darte la misma noticia. Al or esto la zorra, no digo corri, sino vol, con el rabo entre las piernas a ocultarse, mientras el gallo le cantaba desde el rbol su burln Quiquiriqu!, Cocoroc!, Que quiere decir: de aqu no me muevo yo.

Quien no te conozca que te compre.

Introducin: Chalco es un municipio del Estado de Mxico. La etimologa del nombre es de origen nhuatl, proveniente de los vocablos chl-li o xl-li, "arena" y "-co" desinencia de lugar es decir, Xlco = "Chalco" (castellanizacion), significa "lugar arenoso", y Atenco que significa "en la orilla del agua", (de -tl = "agua"; tn-tli = "borde u orilla" y -co, "en") en el sentido de ser una poblacin que se localizo a las orillas del gran lago del mismo nombre.
(fragmentos) 161. En otra provincia llamada Chalco cuentan haber sido el agua la primera causa del mundo, no saben empero quin la hizo.

162. Y que descendieron del cielo algunos dioses, llamados Cemecatl, Tezcatlipuca, Chiconahui, Ehecatl, todos hijos de Atlalicue o Clitlalicue, diosa de las estrellas, la cual dicen haber hecho las estrellas, el sol y la luna, y los dioses hijos hicieron al hombre, mas no saben qu ao fue esto. 163. Adems dicen haber nueve cielos, aunque no saben a dnde estn el sol, la luna y las estrellas ni los dioses.

m 93

ORIGEN DE QUETZALCOAL

184. En las historias de este pueblo salvaje se cuenta que haba un dios llamado Camaxtli, que tom por mujer una diosa, llamada Chimalma, la que de l tuvo hijos, entre los cuales haba uno de nombre Quetzalcoatl. 188. Este naci en Michatlauhco, y fue entregado a sus abuelos para que lo crearan, pues su madre haba muerto al darlo a luz. 189. Despus de haber sido creado, fue enviado cerca de su padre, mas porque era muy amado por su padre, lo envidiaban sus hermanos, tanto que se propusieron matarlo. 190. Y para hacerlo, lo enviaron con engaos a una gran pea llamada Tlachinoltepec que quiere decir "pea donde se hace arder", y lo dejaron all y se bajaron y miraron el fuego alrededor de la pea. 191. Pero Quetzalcoatl se meti en un agujero que haba en la roca y sus hermanos se fueron, pensando haberlo quemado.

94

LOS PRIMEROS DIOSES

Mito de la poca Prehispnica) Los mas antiguos mexicanos crean en un dios llamado Tonacatecuhtli, quien tuvo cuatro hijos con su mujer Tonacacihuatl. El mayor naci todo colorado y lo llamaron Tlantlauhqui. El segundo naci negro y lo llamaron Tezcatlipoca. El tercero fue Quetzalcatl. El mas pequeo naci sin carne, con los puros huesos, y as permaneci durante seis siglos. Como era zurdo lo llamaron Huitzilopochtli. Los mexicanos lo consideraron su dios principal por ser el dios de la guerra. Segn nuestros antepasados, despus de seiscientos aos de su nacimiento, estos cuatro dioses se reunieron para determinar lo que deban hacer.

Acordaron crear el fuego y medio sol, pero como estaba incompleto no relumbraba mucho. Luego crearon a un hombre y a una mujer y los mandaron a labrar la tierra. A ella tambin le ordenaron hilar y tejer, y le dieron algunos granos de maz para que con ellos pudiera adivinar y curar. De este hombre y esta mujer nacieron los macehuales, que fueron la gente trabajadora del pueblo. Los dioses tambin hicieron los das y los repartieron en dieciocho meses de veinte das cada uno. De ese modo el ao tena trescientos sesenta das. Despus de los das formaron el infierno, los cielos y el agua. En el agua dieron vida a un caimn y de l hicieron la tierra. Entonces crearon al dios y a la diosa del agua, para que enviaran a la tierra las lluvias buenas y malas. Y as fue como dicen que los dioses hicieron la vida.

95

EL MITO DE LAS AMAZONAS

Entre las muchas leyendas que pueblan la riqusima mitologa griega, tal vez el mito de las Amazonas haya sido uno de los ms relatados a lo largo de los siglos. La nacin, cuya ubicacin an se discute hoy en da (algunos las sitan en las laderas del Cucaso y, otros, en la margen izquierda del Danubio: en este sentido, Herdoto localizaba su reino en Sarmacia, concretamente en la regin de Escitia), estaba formada exclusivamente por mujeres guerreras y muchos expertos en la materia creen que su relato puede estar fundamentado en una cierta base histrica. Cuenta la leyenda que, en base a evitar que hubiese hombres entre sus filas y en su gobierno (haciendo excepciones en el caso de criados y dems trabajos serviles), las Amazonas tan slo mantenan relaciones con varones extranjeros en aras de perpetuar la especie y, en el posible caso de que su descendencia fuese masculina, los mataban o los mutilan, volvindoles ciegos o cojos. En el caso de que fuesen nias, nada ms nacer se les seccionaba un seno (el vocablo amazona viene del griego que significa, precisamente, las que no tienen seno) con el fin de que pudiesen manejar mejor el arco y la lanza. A este respecto la diosa a la que adoraban era, lgicamente, rtemis, cuyo modo de vida tantos puntos en comn ofrece con el perpetrado por las amazonas. Esta relacin ha hecho que se les atribuya muchas veces la fundacin de la ciudad de feso y la construccin del gran templo de rtemis. Algunas de sus ms notables reinas, y que han pasado a los anales de la mitologa, son Pentesilea cuya participacin en la Guerra de Troya es famosa no slo por su arrojo y sus numerosas hazaas en el combate, sino tambin por haber sido asesinada por Aquiles quien, al verla morir, se conmovi ante tanta belleza; tambin Hiplita, sealada por algunas fuentes como hermana de la

96

ELEN EN EL ORIGENDEL GRIGO

Segn cuenta la leyenda, Heln es el hroe que dio nombre a toda la raza de los griegos, conocidos por este hecho tambin como helenos. Hijo de Deucalin y Pirra y, por tanto, hermano de Anfictin y Protogenia, hay algunos autores que sin embargo, lo consideran hijo de Prometeo. Trab matrimonio con una ninfa de los montes llamada Orseis, de la que tuvo tres hijos: Doro, Juto y Eolo, de los cuales descienden las principales razas helnicas: dorios, eolios, jonios y aqueos. Se cuenta que Heln rein en Pta, situada en Tesalia, entre el Peneo y el Asopo; precisamente fue este el lugar en el que se establecieron sus padres, Deucalin y Pirra despus del diluvio. La leyenda de este episodio, similar a la que narra la Biblia con No como protagonista, cuenta la historia que serva para explicar el final de la Edad de Bronce segn la cual, Deucalin, por consejo de Prometeo, construy un arca y, disponiendo dentro de ella lo necesario, se embarc en compaa de su esposa. Zeus hizo caer desde el cielo una fuerte lluvia e inund la mayor parte de la Hlade, de manera que perecieron todos los hombres, excepto unos pocos que se refugiaron en las cumbres de las montaas prximas. Tras nueve das y otras tantas noches navegando, lleg el final del diluvio y la pareja pudo volver a tierra firme. Cuando esto sucedi, Deucalin decidi consultar un orculo de Temis para saber cmo deban proceder para repoblar la tierra. El orculo le inform de que para tal fin deba arrojar los huesos de su madre por encima de su hombro. Ante tal cruda afirmacin, Deucalin y Pirra lograron entender que al decir su madre el orculo se estaba refiriendo a Gea, madre de todas los seres vivientes y que, por analoga, sus huesos deban de ser las rocas. De este modo, procedieron a obedecer y lanzaron las piedras tal y como se les haba ordenador y stas se convirtieron en personas: las de Pirra en mujeres y las de Deucalin en hombres. Despus de este episodio, y de la llegada de Heln, su sucesor fue Eolo, ya que sus dems hijos se expatriaron, instalndose en otros puntos de Grecia.

97

EL DIOS PAN Y LA NIMFA


Pan era el dios ms joven del Olimpo y, aunque no era inmortal, gozaba del afecto de todos los dioses, incluido el propio Zeus. Cuenta el mito que Hermes tuvo que servir a un mortal, Dryops, uno de los numerosos hijos de Pramo, rey de Troya. Su tarea era la de cuidar de los rebaos de ovejas y esquilarlas cuando fuera necesario. En esto que el dios se enamora de la hija de su seor, Penlope, y para seducirla se convierte en cabra. De esta unin naci Pan. Tal vez esta fue la razn por la que aquel beb vino al mundo con cuernos, barba de chivo, orejas puntiagudas, patas de cabra y todo cubierto de pelo. La comadrona qued tan horrorizada que sali huyendo hacia las montaas a toda velocidad. Entonces Hermes cogi a su hijo, lo envolvi en pieles calientes de liebre y se lo llev al Olimpo. All lo present a todos los dioses quienes decidieron ponerle el nombre de Pan (pan significa todo). La criatura se convirti en la diversin del lugar por las bromas pesadas que gastaba y era especialmente querido por Dionisios. Pan era el dios de todo aquello que est relacionado con la vida pastoril. Le encantaba la msica e invent la siringa, de la era un autntico virtuoso. Aparte de su aficin por la msica, Pan tena otros hobbies: el de espiar y perseguir a las pobres ninfas y el de asustar a cualquier desdichado en medio de la soledad del bosque y ms si le haba interrumpido la siesta. Justo de esta ltima y divertida actividad proviene la palabra pnico. Otra versin de su origen est en la batalla de Zeus contra los Titanes (Titanomaquia), en la que Pan utiliza sus horribles y escalofriantes gritos para asustar al enemigo. Pero vayamos al tema de las ninfas No se puede decir que Pan tuviera mucho xito con las mujeres. Habitualmente stas le despreciaban o salan huyendo directamente. Esto enfureca bastante al dios y era la causa de que aquellas ninfas a las que les tocaba estar en su punto de mira tuvieran un destino trgico. Cuando Pan vio a la ninfa Eco, se volvi loco por ella. Pero Eco lo rechaz dado que ese momento su corazn perteneca al joven Narciso. Como venganza, Pan provoc el

pnico entre los pastores y stos acabaron haciendo pedazos el cuerpo de la hermosa ninfa. Lo nico que 98

GALATEA
En la mitologa griega encontramos dos mitos que tienen como protagonistas a Galatea, aunque no se trata de la misma. La ms reconocida es la que rob el corazn del cclope Polifemo y acab en tragedia. En el ao 275 a. C., el poeta griego de Sicilia Tecrito, dedic dos poemas al amor de Polifemo hacia Galatea. Cuenta que ella era una nereida, hija de Nereo y de la ninfa Toosa; una joven de gran belleza que habitaba cerca de Sicilia. El cclope Polifemo se enamor de ella, pero su amor no era correspondido, pues el corazn de Galatea lata por el bello Acis, un pastor siciliano, hijo del dios Pan y una ninfa. Ambos eran amantes y una noche, mientras se encontraban descansando a la orilla del mar, Polifemo los descubri. Invadido por los celos, el furioso gigante de un solo ojo le lanz una enorme roca a Acis y lo aplast. Completamente devastada, la pobre Galatea acudi a los dioses, quienes convirtieron la sangre de Acis en un ro de lmpidas aguas que hasta hoy lleva su nombre. Algunas versiones del mito comentan que luego de la tragedia, Galatea correspondi a Polifemo y de su unin nacieron Glata, Celto e Ilirio. Tambin se cuenta que Galatea perteneca en cuerpo, alma y corazn al imponente Polifemo, pero Acis fue quien se enamor de ella, y cuando el cclope lo supo, intent matarlo lanzndole unas rocas. Para poder huir, y antes de que lo pudieran alcanzar, el joven se transform en ro y as evit la tragedia.

99

RUEDA DE KATUNES

(Mito de la epoca prehispanica) El once Ahau se asienta el Katn en Ichcaansih. Bajan hojas del cielo, bajan perfumes del cielo. Suenan las msicas, suenan las sonajas de los nueve pes. En un da en que habr faisanes azules, en un da en que habr peces a la vista, en el da de ChakanPutm, se comern los rboles, se comern piedras; se habr perdido el ausento dentro del Once Ahau Katn. Con siete templo de abundancia se asienta el Katn, el cuarto Ahau Katn, en chichn. Siete tiempos de abundancia son el asiento del Gran Derramador de agua. Tapado est su rostro y serrados sus ojos bajo sus lluvias, sobre su maz abundante derramado. Llenos de hartura estn su estera y su trono. Y se derrama su carga. Habr un da en que este blanco su ropaje y blanca su cintura, y sea aplastado por el chorro del pan de Katn. Llegarn plumajes, llegarn pjaros verdes, llegarn fardos, llegarn faisanes, llegarn tapires; se cubrirn de tributo Chichn. No Zaqu, sino Mayapn es el asiento del Katn, del Dos Ahau Katn. Cuando se haya asentado el Katn, bajarn cuerdas, bajar las ponzoosa de la peste. Tres cerros de calaveras harn una rueda blanca a su cuerpo cuando venga con su carga atada. Ahogndose coger en su lecho un soplo de viento. Tres veces dejar caer su pan. Mediana hambre, medio pan. Esta es la carga de Dos Ahau Katn. Kinchil Coba es el asiento del Katn, del Trece Ahau Katn. El dios mayor Itzam, dar su rostro a su reinado. Se le sentir tres veces en tres aos, y cuando se cierre la dcima generacin. Semejantes a las de palmera sern sus hojas. Semejante al de la palmera ser su olor. Su cielo estar cargado de rayos. Sin lluvias chorrear el pan Katn, del Trece Ahau Katn. Multitud de lunares son la carga del Katn. Se perdern los hombres y se perdern los dioses. Cinco das ser mordido el Sol, y ser visto. Esta es la carga de Trece Ahau Katn.

100

MAL DE OJO

Es costumbre extendida y mito, entre la poblacin rural, el considerar que en numerosas ocasiones en que el nio enferma es provocado porque le han hecho mal de ojo. Esto significa que el nio no tiene ninguna enfermedad orgnica, sino que sus problemas (llanto, prdida de apetito, vomitos, decaimiento, etc), se deben exclusivamente a que alguna persona ha ejercido sobre este pequeo personaje su influencia mgica y maligna, de tal modo que el beb o chico mayor comienza a alterarse y presentar una sintomatologa rara, que en algunas ocasiones y segn creencia, puede llegar hasta ocasionarle la muerte. Hay remedio para acabar con la influencia de este malfico poder, y por ello se ponen manos a la obra, aquellas mujeres que saben cortar el mal de ojo, porque tienen gracia (han nacido en Viernes Santo) o porque lo han aprendido de los mayores, los cules le transmiten los textos que hay que rezar y los mecanismos a hacer para dejar al nio libre de esos influjos.

Para evitar estos problemas se le colocan a los nios, prendidos a la ropa, o en el cochecito o cuna, un lazo rojo o bien una cruz de Caravaca o diversos tipos de escapularios

101

CORTALE EL BABEO

Mito sobre bebes. Se refiere a no limpiarles la baba, debido a la salivacin abundante que presentan los lactantes desde los dos meses de vida y sobre todo en el periodo de erupcin dentaria. El "cortarles la baba" podra provocar alteraciones orgnicas en el nio e incluso dficit de crecimie

VESTIDOS Y ADORNOS PARA EL SARAMPION


La creencia popular (y la certeza cientfica) de que el sarampin provocaba graves complicaciones en los nios, entre otras la encefalitis y en otros tiempos tambin la muerte, haca que los padres luchasen porque el nio presentase un exantema morbiliforme lo ms intenso posible ( el sarampin deba de brotar con intensidad, porque de lo contrario se meta por dentro y eso significaba mayor gravedad. Para lograr que la erupcin fuese intensa se le ponan vestidos rojos, ropa de cama rojas y hasta las cortinas de la habitacin. Tena su findamento, puesto que la conjuntivitis sarampionosa provocaba una fotofobia importante y evidentes molestias por la luz, con lo que estas prendas rojas atenuaban la intensidad de la luz solar o artificial. Adems para la conjuntivitis era tratada con lavados de manzanilla y se sola pasar alguna planta por lo ojos como el rabogato.

102

APARICION DE UNA MUJER DE NEGRO EN EL PANTEON DE SANTA PAULA

Cuando mis abuelitos llegaron de Austria encontraron donde vivir en la colonia Guerrero. Eso fue all despus de la Primera Guerra Mundial y se vinieron a Mxico porque aqu tenan conocidos, pero el caso de ellos es que no eran judos ricos y por eso se fueron a esa colonia que era bastante popular en aquellos aos tambin. Cuando ya les fue mejor, entonces se cambiaron ac a la Roma, donde a mi mam le toc nacer, pero mis tos mayores crecieron en la Guerrero explica la Sra. Esther Hoffman Koch. Mi to Iacob, que era el mayor de la familia, aprendi hablar el espaol conviviendo con los muchachos de esa colonia y yo bien me acuerdo que l nos platicaba cuentos de miedo que segn esto eran o son exclusivos de la colonia Guerrero. Has de saber que antes haba un panten all, el panten de Santa Paula, que entiendo estaba por los rumbos de Garibaldi segn entiendo ya no existe porque lo demolieron para construir unos departamentos, o algo as. Creo que era un panten muy famoso porque ah sepultaron a gente importante del siglo XIX y hasta entiendo que Santa Anna, el dictador, ah le dio cristiana sepultura con todos los honores a la pierna que le volaron en una guerra. No estoy segura de esto, pero eran las plticas de mi to.

103

PIES PLANOS
Qu pediatra no ha escuchado en su consulta la preocupacin de los padres de un lactante de 10-12 meses, a veces an sin iniciar la deambulacin, por la manera de colocar el nio los pies. Consultan asustados porque no observan que el nio tenga arco plantar (puente) en los pies o porque los mete para adentro al caminar. Ello llev en otras pocas a usar plantillas y otros artilugios ortopdicos desde apenas un ao de vida intentando corregir aquel desaguisado ortopdico, que en realidad slo era una caracterstica fisiolgica y propia de la edad del lactante, que no se le dejaba que madurara su aparato locomotor y se le quera establecer el patrn adulto.

104

MITO DE LAS SIRENAS

Las sirenas eran compaeras de Persfone y cuando Hades la rapt, no pudieron salvarla y la diosa Demter (madre de Persfone), las convirti en criaturas hbridas como venganza. Estas criaturas vivan en la isla de Artemisa, tenan forma de mujer de la cabeza a la cintura y la parte inferior, era una cola de pescado. Su canto melodioso como el de un ave, atraa a los marineros anuncindoles los placeres del mundo subterrneo engaosamente, para hacerlos zozobrar y poder comer sus cuerpos. En la Odisea, cuenta Homero que cuando el barco de Odiseo (Ulises) pas frente a la isla de las sirenas, hizo que la tripulacin sellara sus odos con cera, para que no escucharan el canto de las criaturas. Pero Odiseo tena gran curiosidad por or su voz, para lo que ide un plan, se hizo atar al mstil del barco y exigi que no le permitieran soltarse, sin importar lo que pasara. Ante el fracaso sufrido, las sirenas se lanzaron al mar y murieron ahogadas. Fuera de la ficcin, tenemos testimonios de navegantes que afirman haberse encontrado con estos seres mitolgicos, entre ellos, Cristbal Coln, quien testimonia en un escrito de 1493, que haba visto una sirena frente a las costas de lo que actualmente es la Florida. En su testimonio comenta que las sirenas no son tan hermosas como cuenta la mitologa y que sus rostros tenan formas de hombre. El explorador John Smith declar haber visto a uno de estos seres cuando se sumerga en las aguas del mar Caribe y que tena el cabello largo de color verde y que era atractiva, tanto como para cautivar a cualquier hombre.

105

LA CAJA DE PANDORA
de Prometeo creca cada noche nuevamente, pero cada da la harpa volva a comrselo. Este castigo deba durar toda la eternidad, pero cuando haban transcurrido unos treinta aos, pas por el lugar Heracles, que iba rumbo al jardn de las Hesprides, cuando vio a la harpa haciendo su faena, la mat de un flechazo. El reparto de las cualidades lo hizo Epimeteo, otorgando una porcin equitativa de dones a cada uno. A quienes tocaba fuerza, no corresponda rapidez, a los dbiles les daba armas, a los pequeos alas y as sucesivamente. Cuando reparti todos los dones, los dot de pelos y una piel gruesa, para protegerlos de las temperaturas extremas. Hizo que su alimentacin fuese variada, unos coman hierbas, mientras que otros devoraban a otros animales. As, hasta que complet el reparto, pero no se dio cuenta de que haba dejado a la especie humana sin facultades. Cuando lleg Prometeo a inspeccionar el trabajo de Epimeteo, vio que todos los animales estaban justamente equipados, menos el hombre. Como Prometeo amaba a los hombres y estos deberan vivir en la tierra sin contar con los recursos necesarios para su supervivencia, les concedi el fuego, para que pudieran sobrevivir y les ense a respetar a los dioses. Adems, como los hombres fueron hechos a semejanza de los dioses, pudieron hablar, construyeron viviendas para refugiarse, vestidos para abrigarse y obtuvieron el alimento de la tierra. Durante una festividad, Prometeo sacrific un gran toro para honrar a los dioses, pero procur que al hacer el reparto de la carne, los hombres, que eran sus favoritos, se llevaran la mejor parte. Entonces dividi la carne en dos partes, en una puso la carne bajo una capa de huesos y tendones, en la otra, puso los huesos cubiertos de rica grasa. Para no levantar sospechas, dej que Zeus eligiera la parte que deseaba. El dios eligi la parte de los huesos con grasa, dejando para los hombres la parte que Prometeo deseaba darles. Zeus se ofendi por la falta de respeto y en venganza, quit el fuego a los hombres. Prometeo se sinti apenado por los hombres y por tanto subi al monte Olimpo y rob la sabidura de las artes de Palas Atenea y el fuego de la forja de Hefesto, para compensarlos por su prdida. Zeus castig a Prometeo por la segunda ofensa, orden a Hefesto que creara a la primera mujer, a la que llam Pandora. Zeus le concedi la vida y Pandora impresion a todos los dioses con su belleza, por lo cual, cada uno le otorg un don, Atenea le dio sabidura, Apolo dotes para la msica y Hermes le dio la elocuencia. Zeus le entreg una caja donde supuestamente haba tesoros, y orden a Pandora que no la abriese por ningn motivo. Zeus entreg a Pandora y su caja a Prometeo, quien no confiaba en el dios y por tanto, entreg el regalo a su hermano Epimeteo, ordenndole que guardara bien la llave de la caja, para que nadie pudiera abrirla. Epimeteo se enamor perdidamente de Pandora y se cas con ella y guard la llave de la caja. Un da, Pandora no pudo resistir ms su curiosidad y quit la llave a Epimeteo y abri la caja, de la que salieron todas las calamidades. Cuando Pandora comprendi su error, cerr la caja, pero slo pudo retener dentro a la esperanza, la que desde entonces, ayuda a los hombres a soportar los sufrimientos.

A Prometeo le toc en suerte un castigo espantoso por sus ofensas, Zeus orden a Hefesto que lo encadenara a una roca del monte Cucaso y cada da, enviaba una harpa a que comiera su hgado. Por ser inmortal, el hgado Entonces Zeus perdon a Prometeo, pero lo conden a llevar las cadenas y la roca a que lo ataran, durante toda la eternidad.

106

MITO DE CIRCE

Esta diosa que aparece en la Odisea, viva en una hermosa casa de piedra rodeado por bestias feroces que alertaban a la hechicera sobre la presencia de extraos. Odiseo llega a la isla de Eea luego de un desgraciado pasaje por la isla de los lestrigones, la tribu mitolgica de gigantes antropfagos, donde perdi a muchos de sus hombres. A la llegada de los compaeros de Odiseo (Ulises), Circe los recibe y convierte en cerdos, hacindolos prisioneros. Pretende hacer lo mismo con Odiseo, pero el hroe se resiste a sus encantos, protegiendo sus odos del canto mgico de la diosa, con un brebaje mgico que le diera Hermes. Odiseo logra que Circe le devuelva la apariencia humana a sus amigos y permanecer con ella durante un ao. De la unin de Circe y Odiseo, nacern dos hijos Agrio y Latino. Circe estaba enamorada de Odiseo pero no consigui que el hroe olvidara a Penlope. Cuando finalmente, Odiseo le exige que cumpla su palabra de dejarlo ir, la hechicera le da permiso, pero le pide que antes de retornar a su casa, pase primero por la morada de Hades, para que haga una libacin por los muertos. Y que pregunte a Tiresias el camino de regreso. Adems, le pide que al regresar a taca, realice un sacrificio por los difuntos. La figura de Circe aparece tambin en la leyenda de los Argonautas, cuando purifica a Jasn y a Medea, quienes han recuperado el vellocino de oro. Otro de los amoros de Circe es con el dios marino, Glauco, quien prefiri el amor de Escila antes que el de la hechicera, por lo que la diosa transform a Escila en un monstruo con la parte superior de mujer, pero de la parte inferior, nacan perros horribles que devoraban todo a su paso.

107

MITO DE CASSANDRA

Cuando nacieron los gemelos, sus padres celebraron una fiesta en el templo de Apolo Timbreo, en las afueras de Troya. Al anochecer, regresaron al hogar, pero olvidaron a los bebs en el templo. A la maana regresaron a recogerlos, los pequeos dorman sin percatarse que dos serpientes laman sus rganos de los sentidos para purificarlos. Esta escena provoc la desesperacin de los padres, que comenzaron a gritar angustiados, ocasionando que las serpientes huyeran. De este modo, Casandra y Hleno adquirieron el don de la profeca. La mitologa no tiene una nica versin acerca de la pitonisa y tambin le atribuyen la concesin del don a Apolo, quien se haba enamorado de la joven por su gran belleza. El dios habra prometido concederle el don de la profeca, si ella aceptaba entregrsele. La muchacha acept el trato, pero cuando estuvo iniciada en las artes adivinatorias, se neg a cumplir con su parte. Esto enfureci a Apolo, el que le escupi en la boca, retirndole el don de la persuasin, por lo que, sin importar lo que la adivina dijera, nadie poda creerle. As pasara sus das, viendo avecinarse las catstrofes sin poder hacer nada al respecto. Otras versiones de la mitologa, afirmaban que cada vez que Casandra emita una profeca, Apolo tomaba posesin de ella, provocndole convulsiones terribles. Las principales profecas de Casandra advertan sobre los peligros que su ciudad corra, y de haber sido odas, habran evitado los terribles sucesos que acontecieron. La pitonisa salv de la muerte a su hermano Paris, cuando durante su juicio lo reconoci como hijo de Pramo. Cuando Helena llega a Troya con Paris, toda la ciudad est encantada con ella, menos Casandra, que vaticina que traer la ruina para todos. La joven preconiz los peligros de la introduccin del caballo de madera a la ciudad, al igual que el adivino Laoconte. Pero como era natural, nadie crey en la muchacha. Para detener a Laoconte, que s gozaba de credibilidad, Apolo envi unas serpientes para que lo devoraran junto a sus hijos. Esto permiti que los aqueos tomaran la ciudad. Durante el saqueo de Troya, Casandra se refugia en el templo de Palas Atenea, hasta donde es perseguida por Ayax, quien captura a la joven. Cuando los aqueos se reparten el botn de guerra, Agamann recibe a Casandra, de la que se enamora locamente y se la lleva de regreso a Micenas. Cuando llegan, la esposa de Agamenn,

Clitemnestra, en un rapto de celos mata a su marido y a la amante, ayudada por su propio amante, Egisto.

108

MITO DE ARACE
Los bordados de Aracne eran maravillosos, pero la hermosa joven tena una gran vanidad, constantemente se ufanaba de ser la mejor tejedora del mundo. Un buen da, la muchacha termin por compararse con la propia Atenea y comenz a lanzarle desafos, invitndola a participar en un concurso, para dilucidar cul de las dos era mejor. La diosa baj desde el Olimpo a la Tierra para aceptar el reto y as darle una leccin. Debido a los comentarios de Aracne, la diosa se le present con aspecto de anciana, para advertirle sobre su conducta y lograr un trato ms digno. Pero la muchacha no hizo caso, ignor todos los consejos de la anciana y la insult. Ante semejante comportamiento, la diosa se mostr ante la joven y la competencia comenz. El concurso comenz, Aracne y Atenea tejieron durante todo el da. El tejido de Atenea representaba a los dioses en todo su esplendor, donde mostraba, a modo de ejemplo, episodios de las derrotas de los mortales que desafiaban a los dioses. Pero la tela de Aracne, en cambio, mostraba a los dioses como unos viciosos e inmorales. Esto ofendi profundamente a la diosa, la que rompi la tela de la joven. Aracne se sinti humillada por el comportamiento de la diosa, y herida en su orgullo intent quitarse la vida colgndose de una viga del techo. Palas Atenea le salv la vida, pero como castigo por su conducta, la convirti en araa y la conden a tejer hasta el confn de los tiempos

109

CALLEJON DE LA CONDEZA
La Casa de los Azulejos, ahora mejor conocida como el Sanborn's de los Azulejos, tiene una fachada que da al Callejn de la Condesa. Su nombre se debe a que por ah salan los carruajes de la Condesa del Valle, y ese callejn, llamado de Dolores, con el tiempo y hasta nuestros das se le conoci como el Callejn de la Condesa. Slo a travs de los siglos y en aras de la tradicin, ha llegado hasta nuestros odos una curiosa ancdota, referente al Callejn de la Condesa, que tom su nombre de alguna de las del Valle. Cuentan las consejas que cierta vez entraron por los extremos del callejn, dos hidalgos, cada uno en su coche y que por lo estrecho de la va se encontraron frente a frente sin que ninguno quisiera retroceder, alegando que su nobleza se rebajara si cualquiera de los dos tomara la retaguardia. Por fortuna, como asienta un grave autor, la sangre no lleg al arroyo ni mucho menos, ni si quiera hirvi en las venas de los dos Quijotes; pero a falta de cuchilladas sali paciencia a los hidalgos quienes estuvieron en sus coches tres das de claro en claro y tres noches de turbio en turbio. De no intervenir la autoridad, de seguro se momifican los hidalgos; el Virrey previno, pues, que los dos coches retrocedieran hasta salir, uno hacia la calle de San Andrs, y otro hasta la Plazuela de Guardiola.

110

Los Mayas

La civilizacin maya tuvo su apogeo entre el 300 y el 900 despus de Cristo en la regin centroamericana. Los mayas crean que los muertos iban al infierno, salvo algunos pocos que lograban llegar al paraso, como los guerreros que moran en batallas o las personas ofrecidas en sacrificio. Para llegar al infierno deban cruzar un ro con la ayuda del perro Xoloitzcuinde y una piedra de jade.

111

Mitologa Maya LA FORMACIN DEL HOMBRE


He aqu, pues, el principio de cuando se dispuso hacer al hombre, y cuando se busc lo que deba entrar en la carne del hombre. Y dijeron los Progenitores, los Creadores y Formadores, que se llaman Tepeu y Gucumatz: "Ha llegado el tiempo del amanecer, de que se termine la obra y que aparezcan los que nos han de sustentar y nutrir, los hijos esclarecidos, los vasallos civilizados; que aparezca el hombre, la humanidad, sobre la superficie de la tierra." As dijeron. Se juntaron, llegaron y celebraron consejo en la oscuridad y en la noche; luego buscaron y, discutieron, y aqu reflexionaron y pensaron. De esta manera salieron a luz claramente sus decisiones y encontraron y descubrieron lo que deba entrar la carne del hombre. Poco faltaba para que el sol, la luna y las estrellas aparecieran sobre los Creadores y Formadores. De Paxil, de Cayal, as llamados, vinieron las mazorcas amarillas y las mazorcas blancas. Estos son los nombres de los animales que trajeron la comida: Yac Yac [el gato de monte] Uti [el coyote], Quel [una cotorra vulgarmente llamada chocoyo] y Hoh [eh cuervo]. Estos cuatro animales les dieron la noticia de las mazorcas amarillas y las mazorcas blancas, les dijeron que fueran a Paxil y les ensearon el camino de Paxil. Y as encontraron la comida y sta fue la que entr en la carne del hombre creado, del hombre formado; sta fue su sangre, de sta se hizo, la sangre del hombre. As entr el maz [en la formacin del hombre] por obra de los Progenitores. Y de esta manera se llenaron de alegra, porque haban descubierto una hermosa tierra, llena de deleites, abundante en mazorcas amarillas y mazorcas blancas y abundante tambin en pataxte y cacao, y en innumerables zapotes, anonas, jocotes, nances, matasanos y miel. Abundancia de sabrosos alimentos haba en aquel pueblo llamado de Paxil y Cayal. Haba alimentos de todas clases, alimentos pequeos y grandes, plantas pequeas y plantas grandes. Los animales ensearon el camino. Y moliendo entonces las mazorcas amarillas y las mazorcas blancas, hizo lxmucan nueve bebidas, y de este alimento provinieron la fuerza y la gordura y con l crearon los msculos y el vigor del hombre. Esto hicieron los Progenitores, Tepeu y Gucumatz, as llamados.

A continuacin entraron en plticas acerca de la creacin y la formacin de nuestra primera madre y padre. De maz amarillo y de maz blanco se hizo su carne; de masa de maz se hicieron los brazos y las piernas del hombre. nicamente masa de maz entr en la carne de nuestros padres, los cuatro hombres que fueron creados.
)

112

Afrodita y Ares

Afrodita o Venus, diosa del amor, estaba casada con Hefesto o Vulcano el herrero, a quien nunca le fue fiel. Cierto da, Helios, dios del sol, vino a Hefesto y le dijo que haba visto a Afrodita con su amante Ares, dios de la guerra en el propio palacio de Hefesto. Enfurecido de celos, Hefesto con el intenso calor de su furia, forj una red de metal tan fina y ligera que era casi invisible, pero indestructiblemente resistente. Coloc la red en los postes de la cama y en las vigas del dormitorio. Cuando Afrodita y Ares, se fueron hacia la cama... la red los atrap tan fuerte que no podan escapar! Hefesto llam entonces a todos los dioses para reirse de los amantes atrapados. Acudieron Poseidn, Hermes y Helios. Hefesto exigi que Zeus le devolviera la dote que tuvo que entregar por Afrodita, pero se conform con una compensacin que pagara Ares. Y mientras todos se rean, Posidn ofreci ser el fiador de la deuda. Luego los amantes fueron liberados.

113

Eco y Narciso

Eco era una ninfa que por haber ofendido a uno de los dioses, estaba condenada a no poder hablar, excepto por la repeticin de la ltima slaba de todo lo que se le dijera. Algunas fuentes dicen que Hera (Juno) fue quien le impuso la maldicin exasperada por su incesante parloteo; otras fuentes dicen que fue Pan, enojado por su empalagoso amor. Tuvo la mala suerte de enamorarse de Narciso, el hermoso hijo del dios del ro Cefiso y de la ninfa Lirope. Sin embargo, como ella solo poda hacer eco de sus palabras, Narciso la ignor y ella se desvaneci en una sombra. Pero el castigo aguardaba a Narciso: egosta y despreciativo de todas sus admiradoras se enamor de su propio reflejo en el estanque y as muri admirndose. Los dioses lo convirtieron en la flor homnima.

114

La serpiente csmica
El pueblo Fon, cuenta como la serpiente csmica, Aida-Hwedo, fue creada al principio de los tiempos por el Creador, un dios andrgino con dos caras: Mawu, la luna, (femenino), y Lisa, el sol, (masculino). Aido-Hwedo contribuy a la creacin al llevar al creador en su boca mientras se formaba el mundo. Cuando termin la obra, el Creador vio que era un peso excesivo para la tierra: demasiados rboles, demasiadas motaas, demasiados elefantes, demasiado de todo. Entonces, le pidi a Aido-Hwedo que se enroscase y se colocase por debajo a la sobrecargada tierra como si fuese un cojn para poder transportarla. Como a Aido-Hwedo no le gustaba el calor, el Creador hizo el ocano para que viviera all. Al sentir Aido-Hwedo una gran presin sobre s, tiene que cambiar de postura para descansar, y lo que sucede en esos casos es que se desatan terremotos. Aido-Hwedo se alimenta de barras de hierro que forjan unos monos rojos que viven bajo el mar. Cuando el hierro se agota, del hambre se come su propia cola. Luego, la tierra, con toda su carga se desequilibra y cae al mar. Una segunda Aido -Hwedo, la serpiente del arco iris, vive en el cielo y envia a la tierra los rayos de los dioses.

115

El libro de los muertos

Papiro de Anhai, 1250 a.C.

El papiro forma parte del "Libro de los muertos", escritos para Anhai, una sacerdotiza de Amon-Ra, rey de los dioses. Nun, la diosa de las aguas primigenias, sostiene la barca solar, sobre la que se representa el escarabajo, otro smbolo solar, empujando el disco del sol, igual que el escarabajo hace rodar las bolas de estiercol.

Los terrores del mundo subterrneo


Los egipcios crean que los muertos, armados con los conjuros adecuados, podran contrarrestar los terrores del mundo subterraneo, y vivir una vida nueva en el campo de las Caas. Todos los elementos que componan a la persona viva haban de preservarse y tenan que resucitar con ella, no solo el cuerpo fsico y las dos partes del alma, el ka (o fuerza vital) y el ba (personalidad o genio), sino tambin el nombre particular y su sombra. Estos cinco elementos componan la totalidad de su ser.

116

Los Ocho inmortales


El taoismo venera a ocho inmortales que, a travs de la piedad y de la virtud han conseguido la vida eterna. Adems de la inmortalidad, estos ocho personajes, nada tienen en comn, pero se los suele representar en grupo, no obstante. Los ocho inmortales viven con los dioses en las montaas de Kun Lun, en el centro de la tierra. All se divierten en los jardines del Emperador de Jade, el seor supremo de los cielos, donde crece el melocotonero mgico de la inmortalidad. Cada milenio se los invita junto a los dioses, a comer melocotones en una gran celebracin que realiza la Emperatriz Wang, esposa del Emperador de Jade. Hsien signfica "inmortal" en chino. El caracter chino para Hsien se yuxtapone a los caracteres de "hombre" y "montaa", lo que literalmente significara "hombre que vive en la montaa". Los ocho inmortales son los ms famosos de los Hsien. Cabe destacarse que la inmortalidad no significa larga vida en la tierra sino vida eterna en los cielos.

117

Pan Gu y la creacin del mundo


En el principio, el universo estaba contenido en un huevo, dentro del cual, las fuerzas vitales del yin (obscura, femenina y fra) y del yang (clara, masculina y caliente) se relacionan una con otra. Dentro del huevo, Pan Gu (o tambin Pan Ku), formado a partir de estas fuerzas, estuvo durmiendo durante 18.000 aos. Al despertar, se estir y lo rompi. Los elementos ms pesados del interior del huevo se fueron hacia abajo para formar la tierra y los ms ligeros flotaron para formar el cielo. Entre la tierra y el cielo, estaba Pan Gu. Todos cada da, durante otros 18.000 aos, la tierra y el cielo se separaban un poco ms ms. Pan Gu creca la misma proporcin por lo que siempre se llenaba el espacio intermedio. Finalmente, la tierra y el cielo llegaron a sus pocisiones defininitvas. Agotado, Pan Gu, se ech a descansar. Y estaba tan agotado que muri. Su cuerpo y sus miembros se convirtieron en motaas. Sus ojos, se transformaron en el sol y la luna. Su carne, la tierra, sus cabellos, los rboles, las plantas, sus lgrimas, ros y mares. Su aliento, fue el viento, su voz el trueno y el relmpago. Y por ltimo... las pulgas de Pan Gu... se convirtieron en la humanidad!

118

El tiempo de los sueos


El "Tiempo de los sueos" de los nativos australianos suele recibir el nombre de "Altjeringa". Es el tiempo en que el mundo fue creado, pero no se trata del pasado sino de un presente eterno, al que se puede acceder a travs de un ritual. De este modo, los relatos mitolgicos o "sueos", hablan de hazaas de los Antepasados, que fueron quienes hicieron las cosas por primera vez. Las acciones futuras no son sino copias de estas. Las historias de antepasados contenidas en los sueos, han sido expresadas a travs del arte (canciones y pinturas) las cuales conforman un mapa mitolgico del territorio australiano: una trama de recuerdos sagrados cuyo centro se encuentra en Uluru (Ayers Rock). Los antepasados del Tiempo de los Sueos se consideran seres que estaban dormidos en ese mundo primigenio; luego, al despertar, formaran a los seres humanos y a la tierra en la que podran vivir.

119

Heracles
Heracles, tambin conocido en Roma como Hrcules, era hijo de Zeus y Almecna, una princesa de Tebas. Hera, la esposa de Zeus, enojada por la infidelidad envi a dos serpientes para matarlo cuando todava era un beb. Pero Heracles, que era muy fuerte, tom a las serpientes entre sus dedos fuertes como tenazas y las estrangul. El nio fue creciendo, hacindose cada vez ms y ms fuerte. Aos ms tarde, Supo que el rey de Grecia, Euristeo, quera destronar al rey de Tebas, Anfitrin, que era su padrastro. Heracles le ofreci a Euristeo ser su esclavo durante doce aos, si permita que su padrastro, Anfitrin, permaneciera en el trono durante ese tiempo. Euristeo, al verlo tan fuerte, temi que lo destronara y consult al orculo de Apolo y este le dijo:Accede al pedido, pero durante ese tiempo envalo a hacer los trabajos ms difciles y peligrosos que puedas imaginar.

120

Heracles y el Len de Nemea

El primer trabajo que Euristeo le encomend fue que trajera la piel del Len de Nemea. Heracles sali en su bsqueda muy bien armado. Cuando encontr al Len, le dispar todas sus flechas, pero la piel era tan gruesa que no logr atravesarlo. Entonces recurri a su enorme maza y le peg con ella en la cabeza mientras profera toda clase de gritos. El Len, confundido, se meti en su cueva. Esta cueva, cavada en la montaa tena dos entradas. Heracles, junt muchas rocas y las amonton sobre una de las entradas hasta taparla totalmente y luego entr a la cueva armado de una flecha de acero afilada y su potente maza. Cuando el len lo vio, abri su enorme boca, mostrando sus afilados dientes, con las crines de su espalda de punta.

121

-Heracles y la Hidra de Lerna


Esta vez Euristeo le pidi a Heracles que matase la Hidra de Lerna. Para lograr esta difcil tarea, Heracles le pidi ayuda a su fiel compaero Yolao. Cuando llegaron a la laguna de Lerna, Heracles disparo sus flechas para obligarla a salir del agua. Cuando la temible Hidra finalmente apareci, Hercles le aplast la cabeza con su maza. Pero de cada gota cada de la sangre de la hidra, renacan dos nuevas cabezas de pequeas hidras que crecan a gran velocidad. Como la lucha era feroz y se volva interminable por la rpida reproduccin de las hidras, le pidi a Yolao:-Pronto, Aydame! Arma una Tea con la rama de un rbol de ese bosque y quema las cabezas de hidra apenas nacen. Yolao, hizo lo que Heracles le dijo y as fue quemando las cabezas una por una, impidiendo que se desarrollaran. Cuando a la hidra le qued solo una cabeza, Heracles la cercen y luego la cort en muchos pedazos que luego enterr. Heracles, antes de retirarse, sumergi sus flechas en la sangre ponzoosa de la hidra. Ahora contaba con flechas envenenadas.

122

Heracles y la Cierva de Cirineo

Apenas termin con la hidra, el rey Euristeo lo mand a traer viva a la cierva del monte Cerineo, que estaba consagrada a la diosa Artemisa. Esta cierva, tena cuernos de oro y patas de bronce. Nadie logr alcanzarla ya que nunca se cansaba de correr. Heracles estuvo todo un ao persiguindola, hasta que un da la sigui hasta un ro. Como estaba muy crecido, la cierva no se anim a cruzarlo. Entonces, Heracles la tom por sorpresa, la agarr por los cuernos, le at las patas, la carg sobre sus hombros y la llev sana y salva ante Euristeo.

123

La presencia
yo soy la paz sosteniendo el tributo radiante de la tierra; yo soy el amor que engendr la luz profunda de las cosas; yo soy la armona hilvanando el viento, la edad y los confines; yo soy la belleza eterna que plcida e inclume se yergue; yo soy en ti la mgica abundancia, la ddiva del mundo; yo soy, en flor, un ramo de conciencia, pues yo, ay, soy la vida.

124

Enlace de los sentimientos.

Estoy enamorado de la poesa que est en el alma de todos. Est en lo que miras, en lo que escuchas, en lo que sientes; est en lo que vives... y yo soy como una escalera, por donde vajan los sentimientos, para convertirse en poemas.

125 Mujeres Ellas son pedazo de cielo, regadas por el Divino en la tierra. Todas son princesas y ninguna es mejor o ms que otra. Ellas no vienen al mundo para servir al hombre ni para que el hombre se sirva de ellas. Ellas valen por lo que son y no por lo que pueden dar o hacer. Por eso, todo hombre que a la mujer cause dao, no merece ser llamado hombre. Hombre es solamente aqul que cuida a la mujer, aqul que le da espacio a la mujer, aqul que slo habla bien de la mujer, aqul que arriesga todo por amar a una mujer. De hecho, sin las mujeres, de qu me sirve el corazn? Sin las mujeres, para qu mis suspiros? Son las mujeres en el jardn de nuestra vida las flores ms bellas que Dios ha sembrado. Diariamente hay que regarlas con el agua de nuestro cario, amor, aprecio y respeto. Cada amanecer debemos despertarlas con el tierno roco de nuestros besos. Cada noche, de rodillas, por ellas al Omnipotente debemos agradecer porque nos las ha dado para solamente amarlas y ser as felices. A las mujeres se las ama una vez y para siempre. A las mujeres hay que amarlas con el corazn entero y no por pedazos. Hay que quererlas con toda el alma sincera y no por sentimientos pasajeros y falsos. Cuatro son los momentos en los que hay que amar a las mujeres:

126

Tu partida

Desde tu partida he intentado sacarte de mi ser, he intentado borrarte de mi penamiento, desde tu partida, la soledad y tgus recuerdos son mi compaia, desde tu partida, te he llamado en silencio, y mi eco me responde en un vacia de malencola. Desde tu partida, he buscado un recuerdo en el tiempo, desde tu partida, he llorado por tu ausencia, desde tu partida, esta vida ya no es vida,............ desde tu partida amada mia.

127

Locura

Hoy en mi alma siento un vaco, porque por una locura ma parece que el amor se ha ido, triste es el sufrimiento, salado el sabor de las lgrimas; pero no estoy solo en este sufrimiento, mi gran amiga la soledad me acompaa... Son tantas las cosas dichas y que tengo que decir, pero ahora temo abrir mi boca y lo nico que quiero es maldecir, el incesante dolor que estoy sintiendo hace que en mi todo se vuelva de otro color y se convierta en sufrimiento, esta amarga sensacin de culpa es tan fuerte que el verme al espejo hace que me deteste... Por mis locuras he cambiado a la mujer que amo, por mis estupideces y mis actos la he defraudado, siempre he dicho que he de cambiar pero nunca lo hago, esta es mi oportunidad, un nuevo chance que la vida me ha dado... Prometo cambiar y entregarme por completo a la persona que amo, talvez asi vea que lo que siento por ella es lo mas puro que Dios ha creado, la Amo Gorda y disculpe por haberla defraudado.

128

Aun que no te pueda ver

pienzan que quisas sin verte te puedo olvidar, Lo que no saben es que sino te veo te pienso, como podran sacarte de mis sueos, es imposible que logren que te olvide, no se han dado cuenta que lo que siento por ti no es pasajero, haci que nunca podran lograr que te saque de mi corazon,Te veo en mis cuentos lindos hecho con paginas de recuerdos, ya que en mi realidad no te puedo ver. aunque no te pueda ver en este mundo, yo cierro los ojos y te veo sonreir, me concentro en un paisaje pintado, luego nos vemos los dos alli, el susurro del viento se me es semejante a tu voz, y me imagino que me dices TE QUIERO

129

Aun que no te pueda ver

pienzan que quisas sin verte te puedo olvidar, Lo que no saben es que sino te veo te pienso, como podran sacarte de mis sueos, es imposible que logren que te olvide, no se han dado cuenta que lo que siento por ti no es pasajero, haci que nunca podran lograr que te saque de mi corazon,Te veo en mis cuentos lindos hecho con paginas de recuerdos, ya que en mi realidad no te puedo ver. aunque no te pueda ver en este mundo, yo cierro los ojos y te veo sonreir, me concentro en un paisaje pintado, luego nos vemos los dos alli, el susurro del viento se me es semejante a tu voz, y me imagino que me dices TE QUIERO

130

Nuestro rincn oscuro

En ese rincn oscuro, lujurioso, pero prohibido nos volvimos a encontrar, donde el momento ni el tiempo nos detuvieron para podernos amar! Besos, caricias y amor brotaba por todo el lugar, La respiracin faltaba! Y quejidos se podian escuchar! Era tanto el placer, era tanto el deseo, que de mis ojos, lagrimas caeron al terminar, Sin poder decir nada quede, Y mi cuerpo comenzo a temblar! Mi cuerpo temblo y mis ojos lloraron del extasis que junto a el logre alcanzar, Terminamos en un solo cuerpo, Aunque dos almas nos empezamos a amar! Nuestro rincon oscuro Tubimos que abandonar, donde el momento ni el tiempo nos detuvieron para podernos amar!

131

Cancer de mama

Cada maana al despertar Me empiezo a tocar Preguntndome porque a mi me a pasado esto y no a alguien mas Mrame ahora sin un seno con miedo a horrorizar Sin un cabello de esa melena que me poda encantar Cono es que dios permite eso, empiezo a reclamar Mirando las ojeras bajo esos ojos donde unas lagrimas comienzan a brillar Todos dicen no te dejes vencer, tienes que luchar Y yo solo pienso como hacer eso Cuando ya no tienes fuerzas ni para caminar Y cuando te miras al espejo es muy difcil vislumbrar a esa mujer Que en ese reflejo sola encontrar. Ahora solo veo una mujer desconocida, que no me gusta y no quiero recordar Voy a mandar tirar todos los reflejos que en este cuarto pueda hallar. Pero en medio de estos pensamientos solo esa voces son las que me hacen reanimar Son mis hijos que acaban de despertar, Tal ves son los ngeles que dios me a mandado Para que yo tenga nimos de enfrentar esta maldita enfermedad.

132

Felicidad y oficio.

Cuando mi nio sea ingeniero, que es lo que ms quiero, o buen futbolista,arquero... es en la vida bastante austero. Cuando mi nio sea abogado, mdico,zapatero,jardinero, cocinero,contador o herrero, cada da le esperar bajo el halero. A lo mejor ser joyero, escultor,militar,minero, vendedor,mecnico,traductor, o albail...o buen conductor. Si dedicarse a la enseanza quiere, y seguir mis pasos prefiere, a lo mejor filsofo se hace, porque con ese don ya se nace. Que importa a que se dedique, conocimientos de sobra que se adjudique, porque en esta vida ligera, la felicidad est de primera.

133

Amiga ma

Aunque los ocanos y los continentes nos separan, Nadie puede separar nuestra amistad Este vnculo tan fuerte que naci cuando estuve en tu pas. Somos de distintas naciones y razas, no de distintos sentimientos. Me aceptaste sin conocerme. El tiempo creci nuestra amistad. Me consolaste cuando estuve triste. Me acompaaste en situaciones difciles. Compartimos risas y llantos. Cuando estuve a punto de caer, me sustentaste, Amiga, aunque lejos, Te llevo siempre en mi mente y corazn. Siempre estars presente. Muy pronto inesperadamente, nos encontraremos otra vez. Amiga, amiga ma del corazn.

134

Amigos

Amigos... seremos siempre amigos para contar nuestras penas una a una y tendremos as como testigos al sol, al viento, a la noche, o a la luna. Viajaremos a un mundo distante para buscar con todo el empeo Y seremos como el caminante que cabalga buscando su sueo!. Amigos siempre sobre todas las cosas como van unidos espinas y rosas sin que importe nunca distancia ni tiempo t sers la lluvia... yo tal vez el viento. Y as seguiremos como lo hacen pocos, buscando en la vida nuestros sueos locos y si algo pasara Escucha lo que te digo por todos los tiempos... yo ser tu amigo!

135

Como una estrella

Como una estrella que atrapa la luna, naufragio del manto estelar, en el mar del cielo infinito, solo en una puedo confiar. Como una estrella que brilla en el firmamento, diamante de fuego angelical, comparada con alguna otra, aquella sigue siendo especial. Como una estrella que vaga entre las nubes, fugaz estela deja al pasar, no importa si ms estrellas encuentre, ninguna otra ocupar su lugar. Y que importa si no las alcanzo, si no atrapo alguna de aquellas, si me basta admirarte a t, que eres como una estrella.

También podría gustarte