Cuento Zen - La Mente Mono

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http://hipnosisterapias.blogspot.com/2008/12/cuento-zen-la-mente-mono.html Cuento Zen: La mente-mono La mente es activa, inquisitiva, voluntariosa, e impaciente al igual que un mono .

Salta de pensamiento a pensamiento, examinando esta o aquella curiosidad, siem pre perdiendo inters y lanzndose otra vez en alguna bsqueda nueva y sin propsito. Natural, caracterstica, incluso atractiva, tal como lo es el comportamiento smico, no muchos de nosotros elegiran actuar de semejante manera. S, todos tenemos mente s-mono, porque es slo una moda que la mente desatendida se ocupa de s misma. Pocos de nosotros elegiran un mono como compaero para toda una vida, sin embargo todos elegimos vivir con nuestras mentes-mono. Por eso, somos como dueos renuentes de g ibones, por siempre tirando de la correa (o de gorilas, que simplemente arrastra ran a una persona). Pero, aunque todos tenemos mentes-mono, pocos de nosotros advierten esta situacin . Quizs sea solamente en la noche, cuando estamos tratando de dormir, que nos ent eramos de lo muy indulgente que es la mente con su desorden. Todo estara bien, ci ertamente, si furamos monos, pero, aunque parientes muy cercanos, no lo somos. Si n embargo debemos, pareciera, compartir nuestras vidas con ellos. No importa ado nde vayamos ni quin lleguemos a ser, fielmente la mente nos acompaa. Si alguien viviera con un mono de verdad, qu hara? Despus de haberlo admirado, de ha ber jugado con l, despus haber intentado comunicarse con l, tendra que disciplinarse . Lo enjaularamos, o lo entrenaramos. No importa cuanto lo aprobemos en su estado natural, o cuanto nos arrepintamos de intentar engrillar a la naturaleza, a la l arga, forzados a vivir con l cada segundo de nuestras vidas, emplearamos algo de d isciplina. De lo contrario nuestras propias vidas llegaran a ser intolerables. Siendo esto as, es extrao que tan pocas personas hayan tratado disciplinar sus men tes-mono. Esta mente no es menos maleable que el propio animal. Ambos pueden ser educados. Quizs la razn sea que nos incomodamos cuando somos concientes de nuestr as mentes. Preferimos ser inconscientes de ellas. No obstante, poco a poco, la conciencia aumenta. Nosotros, imperfectos, no somos uno con nuestras mentes. Por eso somos diferentes de nuestros primos monos, tod o inconsciencia, felices ellos, completos; infelices nosotros, divididos. No lle garamos a ser concientes de nuestras mentes si pudiramos evitarlo. A la larga, de cualquier modo, no podemos evitarlo. Llegamos a ser concientes y saber que nuestras mentes no estn completas, slo son; que no somos completamente, meramente, nuestras mentes. El mono aparece, chillan do e inquieto. Estamos forzados a entrenarlo. El entrenamiento es simple. No la deje agitarse, prohba sus bsquedas infructuosas, hgala concentrarse. Es ms fcil decirlo que hacerlo, usted dir, pero decirlo es hace rlo. Dgale simplemente que pare. Escuchar (por un momento o dos). Pero en el minut o que usted se relaja, ah va otra vez. Arrstrela de regreso. De nuevo pdale que se detenga. No le permita que vague sin parar. Pguela a algo. Imagine una jaula y no le permita salir. Cuando se salga, tire de ella. Tan a me nudo como salga y vague, hgale regresar. Esto suceder muchas veces, y usted mismo llegar a estar muy cansado. Hacer volver la mente-mono es, de hecho, una buena re ceta para ponerse a dormir. Pero si no deseamos pasar nuestras vidas durmiendo, debemos encontrar una manera de controlar la mente sin dormirnos. Por lo tanto, entrnela de da as como de noche. No la deje dispararse, brincar, atra ctiva como ella (y usted) puede encontrar bsquedas intiles. Llvela firmemente a la rastra, pngala a trabajar, hgala pensar verdaderamente. Dele un problema (un acert

ijo, un enigma) o simplemente hgala contar. Crecer ms tranquila, tambin crecer ms astuta. Mientras usted se concentra en ella, to mar el mismo tema de su concentracin y construir una historia o una probabilidad en l. Antes de que usted sea conciente, con la mente-mono firmemente en mente, se e ncontrar otra vez compitiendo a travs de las copas de los rboles. Trigala de vuelta de nuevo. Resista sus esfuerzos de hacerlo pensar en ella. Ignre la y concntrese en la jaula. As, no puede escaparse hasta que usted abra la puerta al relajarse. Lo cul, por supuesto, usted querr hacer. No solamente por la mentemono, a la cual, despus de todo, por su propia naturaleza le gusta revolotear, si no tambin por usted, puesto que una vida de intensa concentracin es apenas ms digna de vivir que una vida de inters a la deriva y transitorio. Si usted persiste, no obstante, descubrir que la mente llega a ser dcil. Finalment e, vendr cuando la llame y se sentar con usted. Quizs no por mucho tiempo, sino por un momento. Cuando esto ocurra la mente-mono finalmente llegar a ser conciente d e s misma, habr despertado. Y despertar su mente es el primer paso hacia despertar se a si mismo. El camino a una mente se extiende adelante. Extracto del libro Zen Inklings, de Donald Richie.

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