Gabriele Amorth - El Ultimo Exorcista (2012)

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Con ms de 160.000 exorcismos a sus espaldas, el ms reputado


exorcista de la Iglesia catlica, el padre Gabriel Amorth, nos cuenta en este libro su larga vida de lucha contra Satans. De sus confesiones se desprenden datos inquietantes: Satans tambin ha estado presente en las estancias del Vaticano; la magia, el espiritismo y la supersticin tuvieron que ver con el asesinato de sor Mara Laura Mainetti y con otros terribles delitos perpetrados por adolescentes; crecen los fenmenos de nios posedos por presencias oscuras, como los que acabaron con la vida de James Bulger. La lucha contra el maligno, que comenz en el origen del mundo, est destinada a durar hasta el fin de los tiempos, pero el ultimo exorcista no parece tener herederos, y la batalla contra las fuerzas del mal an no ha terminado. Ao:2012

ndice
Prlogo: Despertemos antes de que sea demasiado tarde. 1-Te nombro exorcista 2-Animo, te toca a ti!. Mi primera vez contra Satans. 3-A veces el diablo regresa para matar. 4-Nios que se vuelven asesinos. El caso de James Bulger y otros. 5-Sacerdotes, religiosas y simples fieles a merced del demonio. 6-Sai Baba, el hijo predilecto de Satans. 7- Un cardenal me dijo: Los 2 sabemos que Satans no existe 8-Satans en el Vaticano. Los endemoniados de Benedicto XVI y Juan Pablo II. Nota sobre el caso Orlandi 9-Gloria Polo en el infierno con billete de regreso 10-La batalla final. Dios contra Satans, desencadenado. 2

Prlogo
Despertemos antes de que sea demasiado tarde ---------------------------------------------------------------Pido disculpas a los lectores si, despus de haber escrito tantos libros sobre Satans y los exorcismos, me atrevo una vez ms a presentarles uno nuevo, aspirando a no repetir sino a completar cuanto he dicho ya. A ello me mueven el Evangelio, san Pablo y la santsima Virgen. Y doy las gracias a mi amigo, el periodista Paolo Rodari, que con paciencia y fidelidad ha compilado muy ordenadamente mis pensamientos y recuerdos y me ha ayudado a escribirlos. Antes de seguir, quisiera decir algo acerca del ttulo escogido, El ltimo exorcista. Es un ttulo puesto a propsito para provocar. Es obvio que yo no soy el ltimo exorcista que haya quedado en este mundo. Despus de m vendrn otros que ya estn aqu, y son jvenes. Pero somos tan pocos en el mundo que cada uno de nosotros en su batalla diaria se siente de manera inevitable como si fuera el ltimo, el ltimo exorcista llamado a pelear contra el gran enemigo, el prncipe de este mundo, Satans. La Iglesia, todava hoy, hace poco para formar nuevos aspirantes a exorcistas. Poco hacen tambin los obispos. Es esta mi preocupacin y por ese motivo he aceptado que el libro saliera con este ttulo. Espero que los dems exorcistas, comenzando por los amigos de la Asociacin Internacional de Exorcistas, de la cual soy presidente emrito, no se ofendan y comprendan la provocacin oculta en el ttulo. Yo no me siento ms grande que ellos. Soy, como ellos, un humilde servidor del reino del bien, un combatiente de Cristo contra el reino del mal. Parto del Evangelio. En 3 ocasiones Jess llama a Satans prncipe de este mundo. San Juan precisa que todo el mundo yace bajo el poder de Satans. Satans es el adversario incansable de Dios. 3

San Pablo se atreve a llamar a Satans dios de este mundo y afirma que nuestra lucha cotidiana no es contra personas de carne y hueso, sino contra Satans y sus ngeles, que nos persiguen incesantemente. En nuestras iglesias hoy se habla poco de Satans y muchos, aun entre el clero, no creen en su existencia. En este libro se relatan una serie de exorcismos para hacer entender, mediante estos casos extremos, que Satans existe. Aunque no se presente visiblemente, porque es puro espritu, est siempre activo contra todos. Asistir a los exorcismos o leerlos, donde se realiza un dilogo entre el exorcista y el demonio, es una prueba irrefutable para creer en la existencia del demonio. Finalmente, la santsima Virgen me inspira. Hace ms de 30 aos que sigo las apariciones de Medjugorje, esa admirable catequesis que nuestra Seora dirige a todo el mundo y que es la continuacin de los mensajes de Ftima. Es una predicacin extraordinaria, como nunca tuvo lugar en la historia de la humanidad. Pues bien, la Virgen santsima habla continuamente de Satans liberado de sus cadenas; ella quiere arrancar a los hombres de las garras de Satans y devolverlos a Dios. Estamos viviendo una poca tremenda, en la que pareciera que ha triunfado el atesmo, es decir; el demonio. Vemos la ruptura de las familias, el divorcio, el aborto, la desbandada de la juventud. Y an ms, el triunfo del egosmo, de la bsqueda del placer; la expansin de todos los vicios. Hasta se ha llegado a combatir la presencia de los crucifijos, es decir, no se quiere ver la presencia de Jess Salvador el cual ha derrotado a Satans. Qu propone nuestra Seora? Habla continuamente de los planes de Dios y de los del demonio. Dios quiere el amor; la paz, la salvacin eterna. Satans busca la destruccin del mundo. La santsima Virgen est formando un ejrcito suyo, esparcido por toda la tierra. Con la fuerza de la conversin, el rosario y el ayuno, este ejrcito suyo vencer al ejrcito de Satans, que quiere la guerra, la destruccin, la condenacin eterna y provoca, adems, otros males, como la posesin diablica. Si Dios no ocupa el primer lugar, se derrumba la familia,
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la sociedad y el entendimiento entre las naciones. Y sobre todo, talla el plan de Dios que nos cre para la felicidad eterna. Si no se cree en la vida eterna, no se comprende nada de esta vida terrenal. Mi objetivo es el de llevar a quien lea esta obra a reflexionar sobre la propia vida para ponerla en sintona con el fin para el cual Dios nos la dio. Despertemos antes de que sea demasiado tarde!
Gabriel Amorth

Te nombro exorcista
Me encuentro en el apartamento del cardenal Ugo Poletti, obispo vicario de Roma. Como todos saben, el obispo de Roma es el Papa. Pero el Pontfice, desde el siglo XVI en adelante, ha delegado el gobierno pastoral a un vicario. Es el 11 de junio de 1986. Poletti suele recibir a los sacerdotes sin cita previa. Tambin, ese da, segu la costumbre. Me present sin cita previa. E inmediatamente fui recibido. No tengo nada especial que solicitarle a mi obispo, solo deseo intercambiar con l algunas palabras. A menudo es esto lo que necesitan los sacerdotes. Poletti lo sabe y nunca ha pretendido que tenga que haber un motivo importante para llamar a su puerta. Me pregunta acerca de mi trabajo en la Sociedad de San Pablo. Soy, en efecto, un sacerdote paulino, jurista, apasionado de la mariologa, periodista profesional y director de la revista mensual Madre de Dios. No s decir por qu motivo, pero en cierto punto la conversacin tiene como tema al padre Cndido Amantini, y su misin de ser durante 37 aos el exorcista oficial de la dicesis de Roma. Conoce usted al padre Cndido? -me pregunta sorprendido Poletti. S -respondo-. Me he acercado por curiosidad al lugar donde hace los exorcismos, el Santuario de la Scala Santa que se encuentra a pocos pasos de aqu. Lo he conocido y de vez en cuando voy a visitarle. Poletti es un cardenal capaz de gobernar. Y de decidir. Cuando toma una decisin la pone de inmediato por escrito con su firma legible y el sello en la parte inferior de la hoja. Me sorprendo cuando, sin dar explicaciones, abre un cajn del escritorio, saca una hoja con el sello impreso de la dicesis y se dedica a escribir a mano. Lo hace durante un minuto. Unas pocas lneas escritas con tinta negra. Luego toma un sello
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y lo descarga con un golpe seco en la parte inferior derecha. No me atrevo a preguntar nada. Un presentimiento se asoma a mi mente, pero lo desecho de inmediato en espera de que sea l quien hable. Muy bien -dice el cardenal metiendo la hoja en un sobre que deja abierto antes de pasrmelo. Este sobre es para usted. Felicidades. S que lo har bien. Pasan unos instantes sin que yo sepa qu decir. Mientras recibo el sobre viene a mi mente aquello que siempre me deca mi padre espiritual cuando estaba en el seminario. Cmo saber si uno est haciendo la voluntad de Dios? Solo si se obedece al propio obispo puede uno estar seguro de estar en el camino correcto. Me acostumbr a obedecer siempre. La idea de ser sacerdote me lleg cuando yo tena 12 aos. Eso fue en 1937. La segu, obedeciendo a la llamada de Dios. Nunca me sent atrado por otros caminos. Aunque siempre haba tenido relaciones muy cordiales con las chicas. Me senta atrado hacia el sacerdocio. Tuve mis aventuras, pero no pasaron de ah. Sin embargo, me fueron tiles porque entre matrimonio y sacerdocio hice una verdadera eleccin y no una opcin terica. Despus del bachillerato tuve que decidir en qu seminario entrar. Me senta atrado por la vida de comunidad, por la vida en cualquier congregacin religiosa. Me gustaban los pasionistas, pero circunstancias diversas me llevaron un da a Roma, husped por una noche del padre Santiago Alberione, el fundador de la Sociedad de Sari Pablo, Le confi el deseo de ser sacerdote. Maana celebrar la misa por ti -me dijo. Por la maana me dispuse a participar en la misa. Al terminarla le pregunt: Lo ha iluminado Dios? S. Me dijo que debes venir aqu. Has de entrar donde los paulinos. Cre en lo que Alberione me dijo y decid entrar donde los paulinos, Pero no de inmediato. Primero dej que la guerra pasara. Me enrol en la resistencia. Me condecoraron con una medalla al valor militar. Me gradu en jurisprudencia. Me inscrib en la FUCI, la federacin de universitarios catlicos
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italianos. Conoc a Giuseppe Dossetti, quien me augur un futuro brillante en la poltica, dentro de la Democracia Cristiana. Pero permanec fiel a la idea madurada desde la adolescencia. Entr en el seminario. Fui ordenado sacerdote y durante 32 aos trabaj en la Sociedad de San Pablo en varios cargos de responsabilidad. Hasta junio de 1986 cuando el cardenal Poletti, de manera inesperada, me cambi la vida. Decido abrir el sobre delante del cardenal, Leo su contenido y me encuentro exactamente con lo que haba imaginado. Pocas palabras, pero bastante elocuentes. Roma, 11 de junio de 1986 Yo, el cardenal Ugo Poletti, arzobispo vicario de la ciudad de Roma, por la presente nombro como exorcista de la dicesis al padre Gabriel Amorth, religioso de la Sociedad de San Pablo. l colaborar con el padre Cndido Amantini hasta cuando sea necesario. Doy fe, Card. UGO POLETTI Arzobispo vicario de Roma. Eminencia, yo... Mi querido padre Gabriel, no hace falta que diga nada. As lo he decidido y as se har. La Iglesia tiene una tremenda necesidad de exorcistas. Sobre todo Roma. Hay demasiadas personas que sufren por estar posedas y nadie est encarrujo de liberarlas. Desde hace tiempo el padre Cndido me ha pedido un ayudante. Yo siempre lo he diferido. No saba a quien mandarle. Cuando usted me dijo que lo conoca, comprend que no poda tardar ms. Usted lo har bien. No tema, el padre Cndido es un maestro especial. Sabr cmo ayudarle. Me quedo sin palabras. Conozco bien el Evangelio. S que Cristo dio a los apstoles y sus sucesores, los obispos, el poder de arrojar los demonios, y que los obispos, a su vez, pueden delegarlo a los simples sacerdotes. S que la Iglesia no puede quedarse sin exorcistas, ya que son muchas las personas podidas en el mundo. Pero, me pregunto: Ser capaz? Y despus de todo por qu yo? Por qu precisamente a
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m se me confa una tarea tan difcil y peligrosa? La lucha entre el bien y el mal, entre Satans y Cristo, hunde sus races en la noche de los tiempos. Desde siempre dos ejrcitos luchan por la supremaca sobre el mundo: el ejrcito de Satans y el ejrcito de Cristo. Por qu Satans Me, por qu uno de los ngeles ms hermosos y nobles del paraso ha decidido en cierto momento rebelarse contra Dios y convertirse en el prncipe de las tinieblas nadie lo sabe. Sucede que l, Satans, existe y solo quiere una cosa, llevar el mundo a la autodestruccin, a los hombres a la condenacin eterna. En esta lucha que parece interminable, el Papa tiene una funcin clave. Es l, tal vez antes y ms que todos, quien debe luchar para que las puertas del infierno no prevalezcan sobre la Iglesia. Junto con l se encuentran los hombres de buena voluntad que forman parte de la Iglesia. Entre los hombres ejercen una funcin especial los exorcistas. Son como la punta de diamante de este ejrcito que contrapone el bien al mal. Sacerdotes elegidos para expulsar la presenta extraordinaria de Satans y de su ejrcito, los demonios sometidos jerrquicamente a Satans, del hombre y, por ende, del mundo. Pero, vuelvo a preguntarme: Por qu debo ser yo uno de estos? Salgo de la oficina del cardenal Poletti con la hoja de nombramiento en la mano, muchas preguntas y algo de temor en la mente. Poco despus entiendo que hay solo una cosa sensata que realizar. Y la hago de inmediato. La baslica de San Juan de Letrn es la ms antigua y noble de Roma. Una de sus capillas laterales tiene siempre presente al Santsimo, el cuerpo de Cristo. Entro all. Me arrodillo en uno de los muchos bancos de madera. Y hago aqu mi peticin al cielo, o mejor, a nuestra Seora. Madre de Dios, acepto este encargo, pero protgeme con tu manto. Es una splica sencilla. Pocas palabras, pero bien sentidas. Quiero obedecer a mi obispo y pongo en las manos de la santsima Virgen todos mis temores. Quin soy yo para combatir al prncipe de las tinieblas?
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No soy nadie. Pero Dios lo es todo. Al demonio no se le combate con las fuerzas propias, sino con las del cielo. Un da, mucho tiempo despus de haber hecho aquella splica, me encuentro exorcizando a un posedo. A travs de su voz es Satans quien me habla. Me lanza insultos, blasfemias, acusaciones y amenazas. Pero en cierto momento me dice: Cura, vete. Djame en paz. Vete t le respondo. Por favor, sacerdote, vete. No puedo hacer nada contra ti. En nombre de Dios, dime, por qu no puedes hacer nada? Porque ests demasiado protegido por tu Seora. Tu Seora te rodea con su manto y yo no puedo alcanzarte. Hasta 1986 Satans no exista para m. Aclaro que saba cosas acerca de l Estudi muy bien el Catecismo y la doctrina de la Iglesia catlica. Saba que al bien se contrapone siempre el mal. A Cristo y a su reino se opone Satans y su reino. Pero nunca haba tenido una experiencia directa de Satans. Jams haba tenido que afrontarlo cara a cara. El mal siempre haba sido parte de mi existencia, lo mismo que de la existencia de todos. De pequeo iba a misa con mi madre y mi padre en Mdena, la ciudad donde nac. Con frecuencia me dorma en el suelo, debajo del banco, a los pies de ellos. Cuando me dorma y permaneca en silencio sin correr de un lado para otro por las naves de la iglesia, mi madre me daba un premio, casi siempre un caramelo. Si, en cambio, me agitaba y haca ruido, no haba premio alguno. Para m el bien y el mal eran estas cosas. Eran mis caprichos y las sonrisas de mi madre. Las travesuras y las caricias de mi padre. El llanto y los consuelos. Una percepcin ms clara del mal la tuve cuando me confes por primera vez. All comprend que el mal es una cosa seria de la que hay que arrepentirse. Me ensearon a que me confesara cada semana. Me dijeron: Sabes cul es el mejor remedio contra el mal? La confesin semanal. Tenan razn. Y, en efecto, an hoy digo a todos que una confesin bien hecha es mejor que un exorcismo. La confesin devuelve al hombre la gracia de Dios. Satans se enfurece
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cuando alguien se reconcilia con Dios. Se siente derrotado. Se encoleriza. La confesin desbarata sus planes demonacos. Satans encuentra sumamente difcil entrar en el cuerpo de aquellos que se encuentran en estado de gracia. Dios est con ellos. Nuestra Seora est con ellos. Y Dios y la Virgen son ms fuertes que Satans. Deca yo al confesor mis pecados. Confesaba mi mal, pero en m no estaba presente la percepcin clara de que detrs de dicho mal haba un espritu viviente, activo, continuamente comprometido. Solo lo saba tericamente. Y tambin cuando, pasada la adolescencia, decid ser sacerdote, pensaba en todo menos en el hecho de que para m ser sacerdote significara ser como una espina que punzaba a Satans. Ser sacerdote signific realizar un deseo salido de mi corazn de nio y, al mismo tiempo, renunciar a la carrera poltica que de manera clara se me haba mostrado antes. A los 21 aos, en 1946, fui nombrado vicedelegado nacional del entonces presidente de los movimientos juveniles de la Democracia Cristiana, Julio Andreotti. En esa poca me haba vinculado al grupo poltico de Giorgio La Pira, Giuseppe Dossetti, Amintore Fanfani y Giuseppe Lazzati. Cuando Andreotti fue promovido a la secretara de la presidencia del Concejo me propusieron tomar su puesto. No lo pens ni un instante. Dej la poltica. Y busqu mi lugar entre los ms fieles a Dios. Llegu hasta el padre Alberione. Llegu a ser paulino. Fui ordenado sacerdote en 1954. Desde este ao hasta el 86, durante 32 aos, fui un simple sacerdote paulino con cargos a varios niveles en la actividad del grupo. En todos esos aos no tuve nunca relacin directa con Satans. A excepcin de cierta vez. Haca poco que me haba ordenado sacerdote, no recuerdo exactamente cundo. Fui a predicar durante una semana en una parroquia a 10 kilmetros de Brescia. El prroco se llamaba Faustino Negrini. Haca 40 aos que estaba all. Sumamente querido. Dos mil almas que lo adoraban y lo seguan en todo. Un da me dijo: Ven conmigo. Me llev a la sacrista. Haba all una mujer. Se present: Buenos das, soy Ins Salomoni.
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Nunca he olvidado su nombre. An hoy recuerdo el timbre de su voz. No s por qu el padre Faustino lo hizo. Tal vez quera hacerme partcipe de todos los acontecimientos importantes de su parroquia. Fuera de esto, quiso que Ins me contara su historia. Me qued escuchndola un buen rato. Me senta aterrorizado. Ins tena 16 aos cuando Satans entr en ella, Por qu se introdujo en ella? El padre Faustino, que obtuvo del obispo de su dicesis el permiso de exorcizarla dirigi un da, durante un exorcismo a Ins, la misma pregunta a Satans. Por qu ests dentro de ella? Respndeme en el nombre de Cristo. Al volver a pensar en la respuesta que dio Satans me quedo sin palabras: Porque Ins es la ms santa de la parroquia, la ms pura, la ms ntegra. Y por eso la he hecho ma. Es un gran misterio. Es verdad que aquellos que se encuentran en gracia de Dios no tienen que temer. Que Satans poco puede contra los que viven en gracia de Dios. Pero tambin es cierto que Satans es poderoso. Y que desea hacer suyos sobre todo a los que sean santos, a aquellos que en alma y cuerpo son de Dios. Los exorcismos para liberar a Ins fueron muy difciles. Horas y horas de speras batallas que duraron aos. En cierta ocasin el padre Faustino la llev a ver al padre Po de Pietrelcina. Cientos de kilmetros para buscar una ayuda ms. En el trayecto en coche desde Lombarda hasta Apulia sucedi de todo. El coche se detena continuamente a pesar de no sufrir avera alguna. El padre Faustino se vio obligado muchas veces a parar el coche al lado de la carretera y a bajar de l para ver si haba alguna avera en el motor. Solo cuando rezaba una oracin, el coche volva a funcionar de manera mgica, para luego detenerse despus de unos pocos kilmetros. Fue un viaje extenuante y largusimo. El padre Po no era exorcista, pero lograba expulsar muchos demonios con simples bendiciones y oraciones. Satans tema al padre Po. Todas las paradas que el coche tuvo que hacer, la actitud temerosa y a veces furiosa de la poseda, fueron claras
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seales de cunto Satans tema al fraile oriundo de Pietrelcina. El padre Po prcticamente no le hizo nada. La exorciz pero no la liber. En el viaje de regreso Satans estaba eufrico. Y comenz a burlarse del padre Po. Por boca de Ins deca: Le gan, le gan! Rea. Gritaba. Estaba ebrio de alegra. Y el coche recorri los muchos kilmetros que separaban a San Giovanni Rotondo de Brescia sin ninguna parada. Ninguna dificultad. Ya no haba necesidad de boicotear el viaje. Pero Satans no sabia que el exorcismo del padre Po haba sido, con todo, y a su modo, eficaz. Despus de poco tiempo, en efecto, Ins fue liberada, El padre Faustino le pregunt a Satans que le dijera, en el nombre de Cristo, cundo se ira del cuerpo de la poseda. Fue obligado a revelarle el da y la hora. Los feligreses fueron todos convocados en el atrio de la iglesia. Ins se liber en un instante, apenas iniciado el rito, delante de todos. Fue una gran alegra y alivio para todo el pueblo. No s por qu, pocos meses despus de mi ordenacin sacerdotal, Dios me hizo conocer a Ins Salomoni. Quiz quera hacerme probar aquello contra lo que debera luchar muchos aos despus. Es un hecho que desde el da en que nac hasta 1986, Ins Salomoni fue la nica experiencia de alguna manera directa que tuve con el demonio. Los caminos del Seor son infinitos. Y sus designios lo son todava ms. Aun a los sesenta aos la vida puede cambiar de repente. Aun a los 60 aos Dios puede dar una sacudida violenta a la existencia de un hombre. Algunos das despus del encuentro con el cardenal Poletti fui a ver al padre Cndido Amantini. Le entregu la carta con el nombramiento. El padre Cndido ley la carta y, sin mostrar ninguna emocin especial, me dijo: Bueno. Comencemos enseguida. Debes hacer 2 cosas. Primero, toma el ritual de los exorcismos. Est en latn. Lee las 21 reglas que preceden al rito. Aprndetelas de memoria. Sin dichas reglas sers derrotado. Segundo, comienza a hacer exorcismos en casa, solo. Obedec al maestro. Estudi las 21 reglas. Me impresionaron las primeras. Son enseanzas de orden general. Explican
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que no es preciso nunca creer que todos aquellos que digan estar posedos lo estn de verdad. La mayor parte de las personas tiene solamente graves problemas psicolgicos. Al mismo tiempo, ensean que el diablo se esconde. Y que, por lo tanto, se necesita tener mucha prudencia, pero tambin ser muy cautos. El diablo se va descubriendo. Cules son los signos de la presencia del demonio? Hablar corrientemente lenguas desconocidas o entender quin le habla. Conocer hechos distantes u ocultos. Demostrar que posee fuerzas superiores a la edad y a la condicin natural y otros fenmenos de esta clase. Comenc a hacer exorcismos solo. Aprend bien las frmulas rituales. Y una vez aprendidas empec a intervenir sobre los posedos, primero con el padre Cndido a mi lado. Luego solo. Del padre Cndido aprend los trucos del oficio. Nadie puede exorcizar si no conoce las 21 reglas. Y solo existen en latn. No son accesibles a todos. Solo les sirven a los exorcistas. Dicen que para adquirir un mayor conocimiento del estado de la persona que se tiene delante, despus de uno o 2 exorcismos, al posedo se le interroga sobre cuanto haya percibido en la mente o en el cuerpo para saber tambin ante qu palabras los demonios se sienten mayormente turbados, para insistir en ellas y repetirlas luego con ms frecuencia. Es preciso darse cuenta de qu artificios y engaos se valen los demonios para confundir o engaar al exorcista. En efecto, de ordinario responden con mentiras. Difcilmente se manifiestan a fin de que el exorcista, ya cansado, renuncie. O tambin la vctima finge estar enferma y no poseda por el demonio. Algunas veces los demonios, despus de haberse manifestado, se esconden y dejan el cuerpo libre de toda molestia, de modo que el posedo se crea totalmente liberado. Pero el exorcista debe continuar hasta que vea las seales de la liberacin. Sucede luego que los demonios llevan a cabo todos los impedimentos que pueden para que el posedo no se someta a los exorcismos, o se esfuerzan en convencer de que se trata de una enfermedad natural. En ciertas ocasiones, durante el exorcismo, hacen que el posedo duerma y le muestran
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alguna visin, escondindose ellos, para que parezca que el enfermo est liberado. Algunos posedos dicen haber recibido un maleficio, saben incluso decir por quin ha sido hecho y de que manera, segn ellos, puede ser destruido. Pero hay que estar atentos a que por esto no se dirijan a los magos, adivinadores u otros, en vez de recurrir al ministerio de la iglesia. No se debe acudir a ninguna forma de supersticin o a otros medios ilcitos. Otras veces el demonio permite que el posedo repose y hasta recibe la eucarista, para que parezca que se ha ido. Adems son innumerables los artificios y los fraudes del demonio para engaar al hombre. Para no dejarse engaar de estos enredos el exorcista ha de ser muy prudente. Jess dice que cierta clase de demonios no se expulsan sino con la oracin y el ayuno. Por eso el exorcista, recordando estas palabreas, ha de esforzarse en hacer uso de estos 2 remedios sumamente poderosos para implorar el auxilio divino y expulsar a los demonios, siguiendo el ejemplo de los Padres de la Iglesia en cuanto le sea posible, personalmente o encargndoselo a otros. A los posedos se les exorciza en la iglesia, si se puede hacer de manera cmoda, o en algn otro local religioso y conveniente, que de ordinario est lejos de la multitud. Pero si el posedo est enfermo, o por algn otro motivo preciso, el exorcismo se puede realizar tambin en casa. Se le pide al posedo que ore por l si est capacitado para hacerlo fsica y mentalmente, que ayune, que reciba a menudo la confesin y la comunin para su apoyo y sostn, segn el consejo del sacerdote. Y mientras es exorcizado debe estar recogido, dirigirse a Dios con una fe firme para pedirle la salud con toda humildad. Y cuando es atormentado ms fuertemente por el demonio debe soportar con paciencia, sin dudar jams de la ayuda de Dios. El posedo debe tener entre sus manos, o al menos a la vista, un crucifijo. Tambin algunas reliquias de santos cuando se puedan conseguir. Estas han de ser mantenidas con seguridad, algunas veces en un pao y pueden ser colocadas en el pecho y la cabeza del posedo. Pero hay que estar muy atentos. Los objetos sagrados no han de ser tratados de manera indigna
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y no deben sufrir daos del demonio. En particular, no se debe nunca poner la eucarista en la cabeza del posedo u otra parte de su cuerpo. Es grande, en efecto, el peligro de irreverencia. El exorcista no debe perderse en demasiadas palabras, ni en preguntas superfluas o de curiosidad, sobre todo que se refieran a hechos ocultos o futuros que no corresponden a su oficio. Ms bien ha de imponer al espritu inmundo que se calle o responda solamente a sus preguntas. Y tampoco ha de creer al demonio si este le dice, como sucede a menudo, ser el alma de algn santo, de un difunto o de un ngel bueno. Existen algunas preguntas necesarias. El exorcista ha de conocerlas y debe hacerlas. Debe preguntarle al demonio: Cmo te llamas? Ests solo o con muchos ms? Cundo entraste en esta persona? Por qu decidiste poseer a esta persona?. En cuanto a las dems futilidades del demonio, la risa, las palabrotas, los insultos, los objetos que de manera inexplicable expulsa por la boca de los posedos, las bagatelas, el exorcista debe interrumpirlas o tambin despreciarlas. Y debe amonestar a sus colaboradores, que han de ser pocos y preparados, a no hacerles caso y no plantearle preguntas al posedo sino ms bien rogar a Dios por l, con humildad e insistencia. Los exorcismos deben ser pronunciados o ledos ordenando con autoridad, con gran fe, humildad y fervor. Y cuando se d cuenta de que el espritu est ms atormentado, entonces ha de insistir en acosarlo con ms fuerza. En el momento en que note que el posedo sufre en alguna parte del cuerpo, o est golpeado, o aparezca en alguna parte una hinchazn, hgasele ah la seal de la cruz y asperge con agua bendita, que se ha de tener siempre a mano. El exorcista debe observar tambin ante qu palabras tiemblan mayormente los demonios para repetirlas muchas veces incluso hasta el agotamiento. Y cuando tenga que ordenar; que lo repita a menudo, aumentando siempre el castigo. Si luego observa algn progreso, contine durante 2, 3, 4 horas, y cuanto ms pueda hasta que logre el xito. EI exorcista debe estar atento a no suministrar o aconsejar alguna medicina; deje esta competencia al mdico. Al exorcizar a una mujer, que est siempre presente una
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persona de confianza, que mantenga firme a la poseda mientras sea agitada por el demonio. Siempre que sea posible, que estas personas sean de la familia de la poseda. Finalmente, que el exorcista se cuide mucho de decir o hacer algo que pueda ser para l o para ella o para los dems ocasin de pensamientos malos. Durante el exorcismo, use frecuentemente las palabras de la Sagrada Escritura en lugar de las propias o las de los dems. Y ordnele al demonio que diga si entr en ese cuerpo debido a la magia o a signos malficos o a cosas con maleficios que el posedo haya comido. En este caso, que las vomite. Si, en cambio, se ha servido de cosas externas a la persona, que diga dnde estn y, despus de haberlas encontrado, se quemen. Advirtasele al posedo que revele al exorcista las tentaciones a las que se ve sometido. Si despus el posedo es liberado, se le amonesta con cuidado que se aparte del pecado para no ofrecerle al demonio la ocasin de regresar. En este caso su condicin podra llegar a ser peor que la anterior a la liberacin. Estas son, pues, las reglas generales que se encuentran en el ritual antiguo escrito en latn. Son las reglas que el padre Candido me pidi que aprendiera de memoria antes de que comenzara a exorcizar. Son reglas fundamentales. Aunque luego, durante la batalla, todo puede suceder. Y no es raro que cuanto se haya aprendido sirva muy poco. O casi nada. En estos casos solo sirve hacer una cosa: Invocar la ayuda de una persona especial. No sabra decir cuntas veces la santsima Virgen ha venido en mi ayuda. Ella ha estado a mi lado desde el primer exorcismo. Y aun antes, desde siempre, en el curso de toda mi vida. Antes de que me hiciera sacerdote estall la guerra. Y yo, como todos, tuve que dejar familia y afectos. Estaba al tanto del hecho de que el padre Alberione haba consagrado con un voto a sus hijos espirituales a la Reina de los Apstoles, para que nuestra Seora los protegiera a todos. Yo tambin obr de la misma manera. Ped al padre Alberione que me consagrara a m y a todos los mos a la Reina de los Apstoles. Estall la guerra. Esta termin. Y yo, lo mismo
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que todos mis hermanos, no sufrimos dao alguno. Ni siquiera una bala me roz. Tambin mis hermanos, aun en medio de peligros terribles, salieron indemnes. Esto signific mucho para m. Hasta poco antes de ser ordenado sacerdote, exista en mi mente todava una duda inherente no tanto a la ordenacin sacerdotal en s, sino en cuanto al lugar en el cual Dios quera que yo llegara a ser sacerdote. Pensaba: De veras hago bien en entrar a donde los paulinos? Es en verdad all donde Dios me quiere? O me querr en alguna otra parte?. Apart las dudas el mismo da de mi ordenacin. Mi madre salud al padre Alberione y le dijo: Gracias a la consagracin que usted hizo a nuestra Seora, mi Gabriel y sus hermanos se salvaron. Llor de alegra. Mi madre, con una simple constatacin, me haba confirmado que la santsima Virgen me haba protegido gracias a la consagracin del padre Alberione y que era con los paulinos donde l me quera. Nuestra Seora me haba salvado de la muerte durante la guerra para que yo fuera sacerdote y lo llegara a ser con los paulinos. Debo decirlo: consagrar una persona al corazn inmaculado de Mara significa levantar alrededor de ella un escudo protector invisible pero impenetrable. Por qu las madres de hoy no consagran tambin a sus hijos a Nuestra Seora? Basta poco: una sencilla oracin hecha por un sacerdote con esta intencin. Todos los nios deberan ser consagrados al corazn inmaculado de Mara. Gozaran de una proteccin nica. El escudo de Nuestra Seora me sigue protegiendo hoy da. Lo sabe tambin Satans, y cuando en un exorcismo la nombro a ella, a la madre de Jess, llora como un nio y comienza a temblar. A m no me causa ninguna compasin. Lo dejo llorar consciente de que ella, la santsima Virgen, es la proteccin ms segura bajo la cual puedo colocarme. Y consciente de que ella, aun con un solo pestaeo suyo, puede expulsar a Satans y hacer que se precipite a donde merece estar, al infierno. Mi vida ha estado marcada por la Virgen santsima. Esto se manifest de manera poderosa en 1959. El 13 de septiembre de ese ao Italia fue consagrada al corazn inmaculado de Mara. Todo sucedi en Catania. Fue la culminacin del XVI Congreso eucarstico nacional. Hubo una admirable sinfona
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entre el culto eucarstico y la veneracin a Mara. Con dicho evento se quera restituir la nacin a la santsima Virgen para que la fe despertara, hubiera una mayor frecuencia en el culto eclesial y un nuevo compromiso cristiano en lo social. Para sorpresa ma, la coordinacin de todo el evento se me confi a m. Y no solo esto, tambin tuve que ingenirmelas para que llegara a todas las capitales italianas la estatua de la Virgen de Ftima. Fue un ao de trabajo duro. Un ao dedicado a nuestra Seora, al reino de la luz. Nunca me habra imaginado que despus por aquel reino, por la Virgen, combatira an pero con otro ropaje, el del exorcista.

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Animo, te toca a ti! Mi primera vez contra Satans
Cada vez que hago un exorcismo entro en batalla. Antes de adentrarme en esta, me pongo una coraza. Una estola morada cuyos bordes son ms largos que los de las que de ordinario visten los sacerdotes cuando celebran la misa. A menudo enrollo la estola alrededor de la espalda del posedo. Es eficaz, sirve para tranquilizar a los posedos cuando, durante el exorcismo, se encuentran en trance, escupen, gritan, adquieren una fuerza sobrehumana y atacan. Luego llevo conmigo el libro en latn con las frmulas del exorcismo. Agua bendita con la que a veces roco al endemoniado. Y un crucifijo que tiene engastada la medalla de san Benito. Es una medalla especial, a la cual Satans teme mucho. La batalla dura horas. Y casi nunca se concluye con la liberacin. Para liberar a un posedo se necesitan aos. Muchos aos. Es difcil derrotar a Satans. Con frecuencia se esconde. Se oculta. Trata de no hacerse ver. El exorcista debe descubrirlo. Debe obligarlo a que revele su nombre. Y luego, en el nombre de Cristo, debe mandarle que salga. Satans se defiende por todos los medios. El exorcista se hace ayudar de colaboradores encargados de mantener firme al posedo. Ninguno de estos puede hablar con el posedo. Si lo hicieran, Satans se aprovechara de esto para atacarlos. El nico que puede hablar con el posedo es el exorcista. Este no dialoga con Satans, simplemente le da rdenes. Si dialogara con l, Satans lo confundira hasta derrotarlo. Ahora hago exorcismos a 5 o 6 personas al da. Hasta hace algunos meses haca muchos ms, hasta 10 o 12. Exorcizo siempre, aun el domingo. Tambin en Navidad. Llegu a tanto que un da el padre Cndido me dijo: Tienes que tomarte algunos das de descanso. No siempre puedes estar exorcizando. 20

Pero es que yo no soy como t respond. T tienes un don del que yo carezco. Solo recibiendo a una persona durante algunos minutos puedes decir si est o no poseda. Yo no tengo ese don. Antes de comprender debo recibir y exorcizar. Con el paso de los aos he adquirido mucha experiencia. Lo cual no significa que el juego sea ms fcil. Cada exorcismo es un caso nico. Las dificultades que encuentro hoy son las mismas que encontr la primera vez que, despus de meses solo en casa, el padre Cndido me dijo: Animo, hoy te toca a ti. Hoy entras en batalla. Ests de veras seguro de que estoy listo? Nadie est nunca listo para esta clase de cosas. Pero t ests lo suficientemente preparado para comenzar. Recuerda, cada batalla tiene sus riesgos. T tienes que afrontarlos uno por uno. El Antonianum es un gran complejo situado en Roma en la va Merulana, a poca distancia de la plaza de San Juan de Letrn. All, en un cuarto poco accesible a la mayora, hice mi primer gran exorcismo. Fue el 21 de febrero de 1987. Un fraile franciscano de origen croata, el padre Maximiliano, pidi ayuda al padre Cndido para el caso de un campesino de las afueras de Roma que, segn su parecer, necesitaba ser exorcizado. El padre Cndido, le dijo: No tengo tiempo, le mando al padre Amorth. Llegu solo al cuarto del Antonianum. Llegu unos minutos antes. No s qu me espera. He hecho mucha prctica. Estudi todo lo que haba que estudiar. Pero actuar en el campo es otra cosa. Saba poco de la persona que deba exorcizar. El padre Candido fue mas bien impreciso. El primero que entr en el cuarto fue el padre Maximiliano. Detrs de l una figura dbil. Un hombre de 25 aos, delgado. Se notaban sus orgenes humildes. Se vea que todos los das tena que enfrentarse a un trabajo bellsimo pero muy duro. Las manos eran huesudas y rugosas. Manos que trabajaban la tierra. Antes de que comenzara a hablarle, entr una tercera persona, inesperada. Quin es usted? -pregunto. Soy el traductor -dice. El traductor?
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Miro al padre Maximiliano y le pido explicaciones. Saba que admitir en el cuarto donde se realizaba un exorcismo a una persona no preparada poda ser fatal. Durante un exorcismo, Satans ataca a los presentes si no estn preparados. El padre Maximiliano me tranquiliza: No se lo dijeron? Cuando cae en trance solo habla en ingls. Se necesita un traductor. De lo contrario no sabemos qu nos dice. Es una persona preparada. Sabe comportarse. No cometer imprudencias. Me pongo la estola, tomo el breviario y el crucifijo. Cerca tengo el agua bendita. Comienzo a recitar el exorcismo en latn. No te acuerdes, Seor, de nuestras culpas o de las de nuestros padres y no nos castigues por nuestros pecados. Padre nuestro... No nos dejes caer en tentacin, y lbranos del mal. El posedo es una estatua de sal. No habla. No reacciona. Permanece inmvil sentado en la silla de madera donde lo he hecho colocar. Recito el salmo 53. Oh Dios, slvame por tu nombre, por tu poder hazme justicia. Seor, escucha mi oracin, escucha las palabras de mi boca, porque se han levantado contra m los arrogantes y los prepotentes amenazan mi vida, no tienen a Dios delante de s. Ninguna reaccin todava. El campesino est callado, la mirada fija en el suelo. Pero ved que Dios viene en mi auxilio, el Seor con aquellos que sostienen mi alma. El mal recaiga sobre los que me acechan, Seor, por tu verdad, destryelos. De corazn te ofrecer sacrificios, celebrar tu nombre, porque es bueno, porque de toda angustia me ha liberado, y mi ojo se recre en mis enemigos. Gloria al Padre... Salva a tu siervo aqu presente, Dios mo, porque espera en ti. S para l, Seor, torre de fortaleza. Frente al enemigo, que este no pueda nada contra l. Y el hijo de la iniquidad no lo pueda daar. Enva, Seor, tu auxilio, desde el lugar santo. Y de Sin mndale la defensa. Seor, escucha mi oracin y que mi grito llegue a ti. El Seor est con vosotros. Y con tu
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espritu. Es en este momento cuando el campesino, de repente, levanta la cabeza y me mira fijamente. Y al mismo tiempo estalla en un grito de clera y miedo. Se enrojece y comienza a gritar injurias en ingls. Permanece sentado. No se me acerca. Parece que me teme. Pero al mismo tiempo quiere aterrorizarme. Cura, termina ya! Cllate, cllate, cllate! Y luego blasfemias, palabrotas y amenazas. Sigo con el ritual. Seor Jesucristo, que condenaste a aquel tirano apstata al fuego de la Gehena y que enviaste a este mundo a tu Hijo Unignito para derrotar a ese ser rugiente: acude pronto, acelera tu venida para arrancarle al hombre que t creaste a tu imagen y semejanza, apartndolo de la ruina y del demonio meridiano Infunde, Seor, tu terror en aquella bestia que quiere el exterminio de tu via. Concede a tus siervos la confianza de poder combatir de manera fortsima contra el psimo dragn, a fin de que este no desprecie a aquellos que esperan en ti y no pueda decir lo que dijo el faran a Moiss: No conozco a Dios y no dejar libre a Israel para que se marche. Que tu mano poderosa lo obligue a salir de tu siervo a fin de que no presuma poder tener prisionero a quien t te has dignado crear a tu imagen y redimiste por medio de tu Hijo. El, que contigo vive en unin con el Espritu Santo de Dios, y reina por todos los siglos de los siglos. El posedo segua gritando: Cllate, cllate, qudate callado. Y escupe al suelo y a m. Est furioso. Parece un len preparado para dar el gran salto. Es evidente que yo soy su presa. Comprendo que debo seguir adelante. Y llego al Praecipio tibi (Te ordeno). Recuerdo bien cuanto me haba dicho el padre Cndido, las veces que me haba instruido acerca de los trucos que se deban usar: Recuerda siempre que el Praecipio tib es a menudo la oracin decisiva. Recuerda que es la oracin que el demonio ms teme. De veras creo que es la ms eficaz. Cuando el juego se complica, cuando el demonio se enfurece y parece fuerte e inatacable, llega apresurado all. De eso
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sacars provecho en la batalla. Vers cun eficaz es esa oracin. Rectala en voz alta, con autoridad. Lnzala al posedo. Vers los efectos. Te ordeno, quienquiera que seas, espritu inmundo, y a todos tus cmplices presentes en este siervo de Dios, a fin de que por los misterios de la encarnacin, pasin, muerte, resurreccin y ascensin del Seor nuestro, Jesucristo; por la misin del Espritu Santo; por el regreso del mismo nuestro Seor para el juicio: dime tu nombre, el da y la hora de tu salida, mediante alguna seal; y te ordeno que me obedezcas en todo, ministro de Dios aunque indigno, y que no causes de ninguna manera dao a esta criatura de Dios, o a los presentes, o a aquello que les pertenece. El posedo sigue gritando. Ahora su lamento es un aullido que parece venir de las entraas de la tierra. Insisto. Te exorcizo, espritu inmundo, toda irrupcin del enemigo, toda legin diablica, en el nombre de nuestro Seor Jesucristo, de desprenderte y huir de esta criatura de Dios. El grito se conviene en aullido. Y cada vez se hace ms fuerte. Parece infinito. Escucha bien y tiembla, oh Satans, enemigo de la fe, adversario de los hombres, causa de la muerte, ladrn de la vida, adversario de la justicia, raz de todos los males, pbulo de los vicios, seductor de los hombres, engaador de los pueblos, incitador de la envidia, origen de la avaricia, causa de la discordia, promotor de los sufrimientos. Los ojos se le vuelven hacia atrs, La cabeza cuelga del respaldo de la silla. El grito sigue siendo sumamente alto y pavoroso. El padre Maximiliano trata de mantenerlo firme mientras el traductor retrocede despavorido ante cualquier movimiento. Le hago seas para que se eche ms hacia atrs. Satans se est desencadenando. Por qu ests ah y resistes, mientras sabes que Cristo el Seor ha destruido tus designios? Teme a aquel que se ha inmolado en la figura de Isaac, y fue vendido en la persona de Jos, fue muerto en la figura del cordero, fue crucificado como hombre y luego triunf sobre el infierno. Vete en nombre del Padre, del Hijo y del Espritu Santo. Parece que el demonio cede. Pero su grito ahora se
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atena. Me mira. Le sale de la boca un poco de saliva. Lo acoso. S que debo obligarlo a revelarse, a decirme su nombre. Si me dice su nombre es seal de que casi est derrotado. Al revelarse, en efecto, lo obligo a jugar con las cartas sobre la mesa. Y aora, espritu inmundo, dime: quin eres? Dime tu nombre! Dime, en el nombre de Jesucristo, tu nombre! Es la primera vez que hago un exorcismo grande y, por lo tanto, es la primera vez que le pido a un demonio que me diga su nombre. Su respuesta me paraliza. Im Lucifer dice en voz baja y martilleando lentamente cada slaba. Soy Lucifer. No debo ceder. No debo rendirme ahora. No me debo mostrar aterrorizado. Debo continuar el exorcismo con autoridad. Soy yo quien dirijo el juego. No l. Te ordeno a ti, serpiente antigua, en nombre del juez de vivos y muertos, de tu Creador, del Creador del mundo, de aquel que tiene el poder de precipitarte en la Gehena, que te vayas de inmediato, con temor y junto con tu ejrcito furioso, de este siervo de Dios que ha acudido a la Iglesia. Lucifer, te ordeno de nuevo, no a causa de mi debilidad, sino por la fuerza del Espritu Santo, que salgas de este siervo de Dios, que Dios omnipotente cre a su imagen. Cede, pues, cede no ante m sino ante el ministro de Cristo. Te lo ordena el poder de aquel que te someti con su cruz. Tiembla ante la fuerza de quien, vencidos los sufrimientos infernales, recondujo a las almas a la luz. El posedo vuelve a aullar. Con la cabeza colgando detrs del respaldo de la silla. El respaldo es curvo. Ha pasado ms de una hora. El padre Cndido me dijo siempre: Mientras tengas energa y fuerzas sigue adelante. No hay que ceder. Un exorcismo puede durar hasta un da. Suspende solo cuando entiendas que tu fsico no responde. Vuelvo a pensar en todas las palabras que me dijo el padre Cndido. Cunto quisiera que estuviera a mi lado. Pero no est. Debo hacerlo solo. Que el terror te llegue por el cuerpo del hombre, el miedo por la imagen de Dios. No puedes resistir ni tardar en irte
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de esta persona, despus de haber deseado Cristo habitar en un cuerpo humano. Y para que t no me consideres digno de desprecio, al conocerme como un gran pecador, te lo ordena Dios. Te lo ordena la majestad de Cristo. Te lo ordena Dios Padre. Te lo ordena Dios Hijo. Te lo ordena Dios Espritu Santo. Te lo ordena el misterio de la cruz. No pensaba, antes de comenzar, que pudiera suceder. Pero de golpe tengo la sensacin muy clara de la presencia demonaca delante de m. Siento a este demonio que me mira fijamente. Me observa. Da vueltas a mi alrededor. El aire se ha enfriado. Hace un fro tremendo. Tambin de estos cambios de temperatura me haba advertido el padre Cndido. Pero una cosa es or hablar de ciertos hechos, y otra experimentarlos. Trato de concentrarme. Cierro los ojos y de memoria sigo con mi splica. Sal, entonces, rebelde. Sal, seductor, lleno de todo engao y falsedad, enemigo de la virtud, perseguidor de los inocentes. Deja el puesto a Cristo, en quien no existe ninguna de tus obras: l te quit y destruy tu reino, te encaden y venci y destruy todos tus ardides; te arroj a las tinieblas impenetrables, en las que a ti y a tus seguidores est reservado el final. Por qu resistes con arrogancia? Por qu te atreves a rehusarte? Eres reo ante Dios omnipotente, de quien has transgredido las rdenes. Eres culpable ante su Hijo, nuestro seor Jesucristo, a quien osaste tentar y presumiste de haberlo crucificado. Eres culpable ante la humanidad a la que has servido el veneno mortal convencindola para que hiciera el mal. Es en este momento cuando sucede un hecho inesperado. Un hecho que nunca se repetir en el curso de mi larga carrera de exorcista. El posedo se convierte en un pedazo de madera. Las piernas extendidas hacia delante. La cabeza echada hacia atrs. Y comienza a levitar. Se levanta en sentido horizontal medio metro sobre el respaldo de la silla. Ah permanece, inmvil, por varios minutos suspendido en el aire. El padre Maximiliano retrocede. Yo me quedo en mi puesto. Con el crucifijo bien apretado en la mano derecha. El ritual en la otra. Me acuerdo de la estola. La
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tomo y dejo que una parte de ella toque el cuerpo del posedo. Este sigue inmvil todava. Rgido. Callado. Trato de dar otro golpe. Sal de este hombre. Te cuesta resistir. Te es difcil dar coces contra el aguijn. Porque cuanto ms tardes en irte, tanto ms aumenta tu suplicio eterno, porque no desprecias a los hombres sino a aquel que domina a vivos y muertos; aquel que vendr a juzgar a vivos y muertos y los tiempos por medio del fuego. Sal, impo. Sal, malvado. Sal con toda tu decepcin. Porque Dios quiere que el hombre sea su templo. Entonces, por qu te obstinas en permanecer aqu? Da glora a Dios Padre todopoderoso, ante cuya presencia toda rodilla se dobla. Deja el lugar a nuestro Seor Jesucristo, quien por la salvacin del hombre derram su sangre sacratsima. Deja entrar al Espritu Santo, quien por medio de su bienaventurado apstol Pedro te abati claramente en la persona de Simn el Mago; que conden tu mentira en los esposos Ananas y Safira; quien te mat en la persona del rey Herodes, que haba rechazado honrar a Dios. l te ha lanzado a la perdicin por medio de su apstol Pablo, al volver ciego al mago Elimas; por medio del mismo apstol te impuso salir de la Pitonisa, ordenndote con su palabra. Por eso, vete ahora, mrchate, engaador. Tu sede es el desierto; tu morada es la serpiente, humllate y pstrate. No tienes ya tiempo de esperar. He aqu, en efecto, que pronto el Seor dominador se acerca: delante de El arde el fuego, lo precede y quema todo alrededor de sus enemigos. Mientras puedes engaar a los hombres, no puedes burlarte de Dios. Quien te arroja es l, ante cuyos ojos nada puede esconderse. Te expulsa l, que ha preparado para ti y tus ngeles el fuego eterno. De su boca sale una espada cortante: l, que vendr a juzgar a vivos y muertos, y los tiempos por medio del fuego. Amn. Un ruido sordo recibe mi Amn. El posedo se relaja en la silla. Balbucea palabras que me son difciles de comprender. Luego dice en ingls: Saldr el 21 de junio a las 3 de la tarde. Saldr el 21 de junio a las 3 de la tarde. Luego me mira. Ahora sus ojos no son ms que los de un pobre campesino. Estn llenos de lgrimas. Comprendo
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que ha vuelto en s. Lo abrazo y le digo: Pronto terminar esto. Decido repetir el exorcismo todas las semanas. Cada vez se repite la misma escena. La semana del 21 de junio lo dejo libre. No quiero interferir con el da en el que Lucifer dijo que saldra. S que no debo confiarme. Pero hay veces en las que el demonio ya no puede mentir. En la semana que sigue a la del 21 de junio lo vuelvo a llamar. Llega como siempre acompaado del padre Maximiliano y del traductor. Parece tranquilo. Comienzo a exorcizarlo. Ninguna reaccin. Permanece calmado, lcido, tranquilo. Le asperjo con un poco de agua bendita. Ninguna reaccin. Le pido que recite conmigo el Avemaria. La recita toda sin que se encolerice. Le pido que me cuente qu sucedi el da en el que Lucifer dijo que se ira de l. Me dice: Como todos los das, me fui solo a trabajar en el campo. Al comienzo de la tarde decid dar una vuelta con el tractor. A las 3 se me ocurri gritar sumamente fuerte. Creo que di un grito terrorfico. Al final del grito me sent libre. No s explicarlo. Estaba libre. Nunca me volvi a suceder un caso semejante. Nunca volv a ser tan afortunado, liberar a un posedo en tan pocas sesiones, en solo 5 meses; un milagro. Los siguientes exorcismos van a durar aos. No s por qu mi primer exorcismo fue tan fcil. Terrorfico pero fcil. No s por qu ha sido el nico caso en el que asist a una levitacin. Ciertamente no s qu ha querido decirme Dios. Tal vez ha querido hacerme experimentar toda la maldad de Satans pero tambin darme valor. Hacerme ver que puedo lograrlo. De esto habl extensamente con el padre Cndido, el cual, en cambio, me dio una versin muy diferente. Pas con el padre Cndido 15 das inolvidables en San Remo, Liguria. Son jornadas importantsimas para mi futuro como exorcista. Le plante al padre Cndido muchsimas preguntas. Desafortunadamente no llev conmigo una grabadora. No grab nada de lo que me dijo. Pero gran parte de nuestros discursos quedaron impresos de manera indeleble en mi mente. Le habl del exorcismo realizado en el campesino
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romano. Del xito y la tentativa de comprender qu me ha querido decir Dios. Me dijo: Te equivocas hacindote tantas preguntas. No era Dios quien te hablaba sino Satans. No te preguntes nunca si es Dios quien est detrs de un exorcismo. Claro que es Dios quien derrota a Satans. Es l quien vence gracias al exorcismo. Pero no te preguntes cosas que nadie puede responder. No peques de soberbia. Haz lo que tengas que hacer y no te plantees demasiadas preguntas. Acaso no lo sabes? No somos sino siervos intiles. Le expongo al padre Cndido cules son los instrumentos que se han de usar durante un exorcismo. Fue l quien anteriormente me sugiri llevar siempre conmigo la medalla con la imagen de san Benito. Fue l quien me sugiri la estola morada, que es el color de la penitencia, ms larga que la usada por el sacerdote cuando celebra la misa. Y luego el aspersorio con el agua bendita. Fue l quien me record algo que haba olvidado, un recipiente con un leo especial. Me dijo: Siempre debes llevar contigo un aceite especial. Lo obtienes mezclando el leo de los catecmenos que se usa en los bautizos con el leo de los enfermos que se usa en el sacramento de la uncin de los enfermos. Persigna siempre al posedo en la frente, en los sentidos, ojos, orejas, nariz, boca y cuello. Luego recita la oracin del ritual. Si puedes, aprndela de memoria, as no tendrs que tener siempre en la mano el libro. Acrcate lo ms que puedas al posedo. Ponle, si lo logras, una mano en la cabeza. Hazle a menudo el signo de la cruz. Acurdate. Es muy eficaz la plegaria de liberacin que me ense una religiosa, sor Erminia Brunetti, una Hija de San Pablo, muerta en olor de santidad. Dice as: "Espritu del Seor, Espritu de Dios, Padre, Hijo, Espritu Santo, Santsima Trinidad, Virgen inmaculada, ngeles, arcngeles, santos del paraso desciendan sobre esta persona; transfrmala, Seor, configrala a ti, llnala de ti, sala, arroja fuera de ella todas las fuerzas del mal, aniqulalas, destryelas para que ella pueda estar bien, obrar el bien, arroja fuera de ella los maleficios, las hechiceras, la magia negra, las misas negras, el mal de ojo, las ataduras, las maldiciones, la infeccin diablica, la posesin diablica, la obsesin diablica, todo lo que sea
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mal, pecado, envidia, celos, perfidia, la enfermedad fsica, psquica, moral, espiritual, diablica; quema todos estos males en el infierno para que nunca ms puedan golpearla a ella ni a ninguna criatura del mundo. Ordeno y mando con la fuerza de Dios todopoderoso en el nombre de Jesucristo Salvador, por intercesin de la Virgen Inmaculada, con el poder que tengo de la Iglesia aunque indigno, a todos los espritus inmundos, a todas las presencias que la molestan, de dejarla inmediatamente, de dejarla definitivamente y de irse al infierno eterno encadenados por san Miguel Arcngel, san Gabriel, San Rafael, nuestros ngeles custodios, aplastados por el calcaal de la santsima Virgen inmaculada. Amn". Vers cmo reaccionarn los condenados al or esta oracin! Reaccionarn de manera alocada. No temas si al inicio del exorcismo los posedos tienen reacciones extraas. No te impresiones frente a los sollozos, los movimientos rabiosos, los escupitajos. Deja que se arrojen al suelo, que se arrastren como serpientes. Si puedes, hazte ayudar por colaboradores para mantenerlos firmes. Una vez comenzado el exorcismo interroga al demonio. El interrogatorio es importante. Nunca debes hacer preguntas curiosas, sino solo tiles para la liberacin. Primera pregunta: "Cmo te llamas?". El demonio har todo lo posible por esconderse. Para l, revelar su propio nombre es un esfuerzo grandsimo porque tiene que descubrirse. Pero debe decirlo porque no puede resistirse a la fuerza de los exorcismos. "Cundo entraste? Cmo lo hiciste? Cules fueron los motivos que te propusiste frente a esta persona? Cundo saldrs?". Estas son las preguntas principales. Si el diablo no responde, repite dichas preguntas hasta que responda. Recuerda que el diablo miente. Sus respuestas son siempre controladas. Una vez tuve un caso muy difcil, una chica que no lograba liberar. Le pregunto al demonio. "Cundo te vas?". Y me responde: "El 8 de diciembre". Una fecha significativa por ser la fiesta de la Inmaculada. Llega el 8 de diciembre. La llamo, le hago un largo exorcismo pero no se libera. Despus de 5 horas y media de exorcismo parece estar libre. Saltos de alegra. Lgrimas de emocin. Libre. Despus de una semana, es como antes. Le pregunto al demonio:
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"Por qu no te fuiste? Dijiste que te marcharas el 8 de diciembre, por qu no te fuiste?". Y l, con una voz de mofa, responde: "Nunca te dijeron que soy un mentiroso? No te ensearon que yo digo mentiras?". Por qu el Seor permite ciertas cosas? Es difcil si no imposible responder. Nosotros nos preocupamos mucho por esta tierra. Dios se preocupa mucho por la vida eterna. Y, por lo mismo, es probable que El permita la posesin para proporcionar a las almas una ventaja que vale para la eternidad. No piensen que es fcil liberar a un posedo. Los tiempos son siempre largusimos. Ests luchando contra el mal absoluto, el mal ciego. No puede ser un paseo. El maligno es un puro espritu. Es una fuerza que entra en el cuerpo. Pero algunas veces puede simplemente ser un espritu que acta sobre una persona sin poseerla. Est atento para no creer que todos estn posedos. Muchos solo tienen una influencia negativa causada quiz por un maleficio, pero no estn posedos. El padre Po de Pietrelcina, por ejemplo, sufri ataques del demonio todos los das, excepto en raras excepciones. Era golpeado, tirado al suelo. Eran vejaciones, no estaba posedo. Y lo mismo tambin el cura de Ars, Juan Mara Vianney. Vejaciones gravsimas. Pero no posesin. Otras personas sufren daos en su propia casa: crujidos, golpes, luces que se encienden y se apagan a capricho, que estallan. A un ingeniero le sucedi que en casa le estallaban de treinta a cuarenta bombillas por mes. Fenmenos que cesan con los exorcismos. Pero no existe ninguna posesin. Es probable que en el pasado, en estas casas, haya habitado algn mago que presida sesiones espiritistas o alguien que hiciera ritos satnicos. O tambin sobre el terreno donde estaba construida la casa haba en el pasado un cementerio. Repito, no son posesiones pero no dejan de ser casos difciles. Puedes hacer los exorcismos, si quieres, pero recuerda que no tienes delante de ti al demonio en persona. Los exorcismos, en efecto, se realizan sobre las personas posedas pero tambin sobre las cosas, es decir, casas, objetos, animales. A menudo Satans no est solo en el cuerpo de las personas que posee. A veces se encuentran muchos demonios. Jess habla con frecuencia de legiones. Una vez exorcizaba a una
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religiosa. Una posesin tremenda. Vomitaba de todo. "Cuntos sois?", pregunt. "Legiones, legiones, legiones", respondieron. Mientras la exorcizaba ella se meneaba continuamente. Y saltaba de una pared a otra como un simio. Imposible mantenerla quieta. Satans no tiene rostro. Es puro espritu y si se quiere hacer presente debe asumir un cuerpo falso segn lo que quiera determinar. Al padre Po el demonio se le presentaba bajo la forma de Jess, otras veces de Mara, tambin bajo la de su superior, y otras del confesor. El padre Po iba a ver superior y le preguntaba: "Usted vino a m y me dijo que hiciera.No. No he ido donde usted". Y, en efecto, no era l. Era el demonio que usaba una estratagema no rara, la de mostrarse con un rostro y un cuerpo que no exista en la realidad. Contra el demonio cada uno ha de encontrar la propia medida. Tambin los exorcismos han de tener cabida buscando que accin de ellos es la ms eficaz contra Satans. Puede suceder que un exorcista que nombre al padre Po provoque una reaccin violenta en el posedo y otro exorcista que tambin lo nombre no llegue a provocar ningn efecto. El camino lo tienes que encontrar solo. Ser tu camino. Acurdate siempre del beato Leopoldo Mandic. Viva en Padua. Todo el da estaba encerrado en el confesonario. A menudo los exorcistas lo llamaban para que les ayudara. El llegaba, asista en silencio al exorcismo, y al final intervena diciendo: Vamos, vamos, vete. Sal de ah. Y el demonio, como por encanto, desapareca. Esa era su medida. Tambin t has de encontrar la tuya. No discutas con el demonio ni aceptes discusiones. Es l quien debe responder a tus preguntas y no t a las de l. Quien tome parte en un exorcismo no ha de hablar con el demonio. Slo lo pueden hacer los exorcistas porque son ellos los nicos que estn protegidos. El demonio te amenazar. En cuanto a m, con frecuencia de noche produce ruidos en mi alcoba. No temas. Si ests con Dios es l quien tiene miedo de ti. El exorcismo es un combate. Uno se cansa. Hay mucha tensin. Debes emplear mucha fuerza interior. La fuerza te ha de venir de dentro. Debes actuar con el espritu ms que con el fsico. Concntrate. Reza. Se requiere fe ya que l la premia.
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Recuerdas el Evangelio?: Anda, tu fe te ha salvado. No pienses que Dios o Nuestra Seora te van a hablar. Te sugerirn qu has de hacer. Piensa ms bien que ellos estn contigo. Y que contigo est tambin una persona que no te dejar nunca: tu ngel de la guarda. Son recuerdos sueltos que tengo del padre Cndido. Pero son recuerdos preciosos. El fue mi maestro. Es importante que un sacerdote que comience a realizar exorcismos tenga con quin aconsejarse, alguien con quien hablar. Es importante porque se comprenden muchas cosas. Por ejemplo, que cada exorcismo se compone de 6 etapas. Seis metas que ha de superar, cada una con su propia dificultad. Apenas el exorcista entra en el cuarto donde se encuentra la persona poseda, una presencia comienza a hacerse sentir. Quienquiera que est en la habitacin siente claramente esta presencia. Qu es? Es algo no humano. O mejor, algo antihumano. Algo que no se puede explicar pero que est ah. Esta es la primera etapa, la primera dificultad que se encuentra. El reconocimiento ineludible de esta siniestra presencia. No se ve. No se siente. Pero est. Y por todas partes. Delante, detrs, encima, debajo, al lado de las personas. Lo envuelve todo. No tiene gnero, no es ni masculino ni femenino. Simplemente es. Y de inmediato comienza a actuar. Trata de herir la esencia misma de las personas presentes. Golpea la mente, el corazn. Es preciso permanecer tranquilos y tener mucha fe. Luego encontrar dentro de s las energas necesarias para reaccionar, para combatir, para hacerle sentir a esta presencia quin ordena, quin dirige el juego. Cuando el exorcismo comienza, el demonio hace de todo para ocultarse. Ah est, se hace presente, todos lo sienten. Pero l se esconde. Esta es la segunda etapa de la batalla: la lucha contra su tentativa de esconderse. Recuerdo cmo una vez estaba exorcizando a una persona con una posesin profunda y arraigada. Cuando yo comenzaba el exorcismo, el diablo se quedaba mudo. El rostro de la mujer era de piedra. Una estatua. El diablo callado. Era una manera de tratar de
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prolongar su presencia en la persona poseda. El trabajo del exorcista es el de obligar al demonio a revelarse, a manifestarse abiertamente. En resumen, a decir el propio nombre. El nombre es importante, porque dice mucho de quin es el diablo que se tiene delante. Por ejemplo, si un diablo tiene un nombre bblico -Satans, Asmodeo, Belzeb, Baal, Lucifer u otro- es ms poderoso. Existe en el infierno una jerarqua. Los diablos son ms importantes tambin segn el nombre que lleven. As que el diablo se esconde. Y con frecuencia si habla lo hace con la voz del posedo. Se presenta como la persona que posee. Habla de lo ms y lo menos. No se encoleriza de inmediato. Y busca la compasin del exorcista. Trata de convencer al exorcista de que este es un malvado. Que l es bueno mientras que el exorcista es malo. Superar la ficcin obligar al diablo a hablar, es una empresa de semanas enteras a veces de meses. Si el exorcista no logra hacer que el diablo se descubra, perdi. En tal caso, ha de dejar que otro exorcista acte. A medida que la ficcin desaparece, el diablo se hace cada vez ms violento. Esta es la tercera fase que muchos llaman punto de ruptura. Es cuando el demonio rompe la ficcin y llega a descubrirse. Es como un volcn que erupciona de repente. De su crter sale de todo, palabrotas, gritos, acusaciones, obscenidades. El posedo se agita, babea, chilla. Es como si de golpe todo el odio presente en el mundo se manifestara en el cuerpo del posedo. El diablo ataca por todos los medios al exorcista que tiene frente a s El ataque es evidente, fsico, pero tambin espiritual. Todo el exorcista, alma y cuerpo, est bajo el ataque. Cuando el diablo es obligado por el exorcista a revelar, en nombre de Cristo, su propio nombre, se llega al punto de ruptura. Ahora el diablo habla con su voz, que de ordinario es inhumana, con acentos y tonos que ningn hombre ha tenido antes. Cuando el doblo hace or su propia voz significa que la cuarta etapa se ha cumplido. Hay veces en las que las palabras del diablo son incomprensibles. En otras, su ruido es solo un largo aullido. Un lamento feroz. Es en este momento en el que el exorcista debe imponer su autoridad. Es entonces cuando debe tomar la
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iniciativa e imponer silencio al diablo. En el nombre de Jess y con la autoridad que El y la Iglesia le han conferido, el exorcista ha de hacer callar al diablo y dirigir la estrategia de la batalla. Ahora la voz del demonio se extingue. Y se llega a la quinta fase, la de confrontacin. El diablo est en silencio. El exorcista lo dirige todo. La batalla es abierta, total, violenta. Todo el espritu del mal se lanza contra el exorcista, quien con la sola arma de la confianza en Cristo ha de resistir y pelear. El exorcista no debe huir de la confrontacin. Por el contrario, ha de buscarla lo ms posible. Porque al final la victoria podr llegar solo si la derrota del diablo es total. El exorcista ha de seguir dirigindole al demonio las mismas preguntas: Cundo te vas? Por qu entraste en este ser? Quin eres exactamente? Qu quieres? Por qu le causas mal a esta persona?. Despus de algn tiempo el demonio lanzar fuera todo. Responder a todo. Cuantas ms preguntas responda el demonio, tanto ms dbil se har y ms cerca estar el momento de la expulsin. Por qu el demonio no quiere salir? Es muy simple, porque no sabe adonde ir. Basta recordar el Evangelio: Adnde debemos ir?, le preguntan a Jess los espritus inmundos. Tambin nosotros hemos de tener una morada. El cuerpo del posedo es como una casa que el espritu inmundo ha encontrado. Una casa que no quiere dejar. Pero una casa que l ha de abandonar tarde o temprano, si no en otro momento, el da en que el posedo muera. La tentativa del exorcista es la de sacarlo antes de que el posedo muera. Esta es la razn por la cual, al comprender que ha de marcharse pronto, el ataque del diablo contra el exorcista es feroz. A menudo se siente un olor nauseabundo en la habitacin del exorcismo. Una sensacin de angustia infinita impregna a todos y a todo. Es como si la pura esencia del mal estuviera presente all. El mal y todo lo que de antihumano existe estn all. Se enfrentan 2 mundos, el del bien y el del mal. Dos mundos que corresponden a 2 posibilidades. Si el exorcista se mantiene firme y se aferra a Cristo, alcanza su ltima meta, la sexta, la expulsin. De repente la presencia malfica desaparece. Ya no est. Reina la paz. El posedo con frecuencia no recuerda
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nada. Se siente libre v feliz. En mis 25 aos de exorcismos he luchado muchas veces contra el demonio. Algunas veces era Satans. Otras, era un sbdito suyo ms o menos importante. Otras, eran sbditos diversos. Son muchsimos los exorcismos que puedo relatar. Muchos los recuerdo detalladamente. Existe, sin embargo, un exorcismo que an hoy vuelvo a estudiarlo muchas veces. No es un exorcismo realizado por m. Es un increble cara a cara con Satans que un sacerdote cohermano mo hace aos quiso contar ntegramente en la revista de nuestra comunidad Orizzonti. Despus fue reimpreso en otros peridicos, entre los que recuerdo el Segno del sopranaturale y el ensayo de Renzo Allegri Cronista all' inferno. Fue un dilogo que tuvo lugar en Piacenza en 1920, una perla preciosa para todos los exorcistas porque ensea muchas cosas. Fue un dilogo terrible, grave, que sin embargo dur apenas el tiempo de 15 sesiones. Un exorcismo que tuvo consecuencias dramticas. Una vez expulsado, en efecto, el diablo volvi para vengarse llegando a matar a algunas personas cercanas a la persona poseda.

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Aveceseldiabloregresaparamatar
Es una noche de principios de mayo de 1920. El convento de Santa Marta di Campagna, en Piacenza, se encuentra a las afueras de la ciudad. All viven unos frailes menores, conocidos y estimados por todos. El convento es un lugar que congrega a diversos fieles, un lugar de Dios que atrae almas y conversiones. Un lugar bendito por el cielo. Y por eso odiado por Satans. Un fraile, el padre Pier Paolo Veronesi, est ordenando la sacrista y los vasos sagrados, cuando una seora se presenta a pedirle que la bendiga. Desea que la bendicin le sea impartida delante del altar de la Virgen. Una vez recibida la bendicin, la mujer desea hablar con el fraile. Le confa cosas tenebrosas que le afectan. El padre Pier Paolo la escucha pacientemente. El relato es sorprendente. Dice que a ciertas horas del da una fuerza misteriosa, ms fuerte que ella, se posesiona de su cuerpo, de su alma y que, en tales circunstancias, si bien de mala gana, baila a ritmo de tango durante horas, hasta caer al suelo exhausta. Dice que canta, con una voz esplndida, estribillos, baladas, fragmentos de pera que nunca haba odo antes. Comenta tambin que tiene largusimos discursos en lenguas extranjeras delante de un pblico imaginario. Que canturreando habla en verso de su fin inminente y del de todas sus hermanas. Cuenta que a menudo con los dientes desgarra todo lo que se le presente. Que es as como ha arruinado toda su ropa blanca. Explica que en casa se arrastra como una serpiente bajo las camas y los muebles. Luego ruge como un len. Alla como un lobo. Malla como un gato. Cuenta al mismo tiempo que tiene dentro de s dones nuevos. Ve el futuro. Prev lo que sucede. Sabe relatar conversaciones en las cuales no ha estado presente y que han sucedido a cientos de kilmetros de distancia. Logra hacer
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saltos de acrbata, de un mueble a otro. Afirma que ella es diferente. Hay veces que desea cosas terribles, como la muerte, como el suicidio. Crame, padre -dice la mujer al fraile-, mi vida se ha vuelto un verdadero infierno. Aunque soy madre de dos nios, pienso en la muerte como en una fuga, una liberacin. El padre Pier Paolo est acostumbrado a ciertos testimonios, incluso a los ms raros. Es capelln desde hace tiempo del manicomio de Piacenza. All ha visto las duras y las maduras. De inmediato piensa en una enfermedad psicolgica. Por eso le pide a la seora que vaya a visitar a algn mdico. La mujer le explica que ha ido a todos los mdicos conocidos y que todos le han dicho que era un tpico caso de histeria. Un caso que dura hace ya siete aos. Pero, dice la seora: Yo no les creo. No estoy convencida para nada de que sea as. Yo, padre, no soy histrica y mucho menos loca. Y entonces? Entonces, como ya no puedo esperar una ayuda de los hombres, he sentido la necesidad de dirigirme a Dios, de encomendarme a El. He ido, a pesar de sentir repugnancia, a todas las iglesias de la ciudad para rezar, hacerme bendecir, y confieso que, sobre todo la bendicin, me hace sentir mejor, al menos por algunos das. Pero ya he ido tantas veces que casi ya no tengo el valor de volver a presentarme, temo que los sacerdotes me crean loca. El padre Pier Paolo comienza a interesarse mucho en el relato. Me dijeron que en las colinas de Piacenza haba un prroco famoso por sus bendiciones. Ansiosa por hacerme bendecir por l, un domingo despus del almuerzo hice que me prestaran una carreta para el viaje. Me puse en camino en compaa de mi marido y mis padres. El caballo, un trotador ptimo, en poco tiempo devor la carretera, pero cuando, en cierto punto, comenc a sentirme mal, tambin el caballo se detuvo de repente. Le dieron latigazos hasta salirle sangre. La pobre bestia, entre golpes y patadas, estir las patas y el cuello, pero no se movi. Entonces, casi fuera de m, baj de la carreta, me liber de la presin de mis familiares y, volando casi a medio metro del suelo, a travs de los campos, sub la colina en
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direccin a la iglesia a la que debamos ir. La gente que en aquel momento sala de la bendicin de la tarde, al verme subir gritando y gesticulando de semejante manera, con los velos y los sombreros al aire comenz a hacer ruido. Las mujeres gritaban, algunos perros ladraban, las gallinas volaban despavoridas de los campos hacia casa. Finalmente llegu a la plazoleta. Todos se hicieron a un lado y yo, volando siempre, me met por la puerta semiabierta de la iglesia y fui a caer cuan larga era delante del altar mayor; sobre el cual se expona una imagen de san Expedito. El prroco, seguido por la gente, acudi a m y, al intuir lo que pasaba, me bendijo, yo regres y durante varios das estuve sumamente bien. El padre Pier Paolo escucha a la seora sin pestaear. Ella le pregunta qu piensa de todo esto. El, convencido siempre de encontrarse ante un caso patologa), responde vagamente: Ciertamente, son fenmenos extraos, muy extraos. Y aade: Pues bien, s la bendicin le hace bien, venga entonces cuando lo crea necesario sin temor; si yo no estoy, estar siempre algn cohermano mo. Algunos das despus la seora se present de nuevo. Mientras el padre Pier Paolo se dispone a bendecirla delante del altar de la Virgen, ella, sentada cerca de una columna del presbiterio (en efecto, haba pedido sentarse), de manera sumisa, con la boca cerrada, comienza a aullar como un perro que te lamenta en el sueno; luego, con la cabeza reclinada en la columna, los ojos cerrados y con las manos en el regazo, se entrega de improviso al canto, un canto bellsimo, pasional, esplndido. Despus de haber cantado, conservando siempre la misma posicin, en una lengua desconocida, se pone a reir contra algo invisible, con tal violencia que parece una loca en el colmo de su locura. En aquel momento sale del coro y se dispone a atravesar la iglesia otro hermano, el padre Apolinar Focaccia. Este escucha el canto y las continuas e indescifrables imprecaciones. Y por la noche, conversando con el padre Pier Paolo, pregunta: Observ a aquella seora? S, por qu? No se ha quedado impresionado?
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A decir verdad, no. Como capelln del manicomio, ya estoy acostumbrado a ciertas escenas. Y, en efecto, la mujer no le caus ninguna impresin; es verdad, rea, pero no se mova. Pero mire -contina el cohermano, esa seora est endemoniada. No exageremos -replica el padre Pier Paolo. No debemos de manera precipitada acceder a esas fciles sugestiones populares que pretenden ver la intervencin del diablo en todo lo que no sea explicable fcilmente. Es cierto que la ciencia humana no es capaz de explicarlo todo, pero no debemos despreciar nuestras fuerzas de raciocinio. Lo que la ciencia no haya logrado explicar hoy, lograr explicarlo maana. El padre Apolinar no est convencido: Seamos sinceros. No quiero parecer un ingenuo. Pero le confieso que no logro explicar en trminos humanos la capacidad de una mujer de asumir actitudes tan fuera de lo ordinario. Cmo puede una persona hablar una lengua desconocida? Ni siquiera se puede tratar de presentar una explicacin que se apoye en el subconsciente o alguna estructura psicolgica excepcional. La mente humana no puede expresar lgicamente lo que ella no ha aprendido. No se trata de una sugestin no expresada; tampoco se trata de una sugestin incomprensible: es un nuevo mundo lgico, misterioso porque no es habitual tanto en nosotros como en la seora. Precisamente, es un mundo nuevo que sustituye al actual. Padre Apolinar, venga conmigo alguna vez al manicomio. Le podr mostrar muchos casos interesantsimos, de los cuales la ciencia an no ha podido hallar la explicacin. Ir y tratar de observar cuanto me sea posible. Dgame, alguna vez ha presenciado un caso que, aunque sea someramente, se parezca a este? Francamente, no. Al menos se podra admitir, a manera de hiptesis, sin querer ofender a la ciencia, la posibilidad de una intervencin diablica. La seora es una persona muy normal, solo que a veces pierde la conciencia de s y asume una personalidad diferente a la suya, una personalidad nueva que se
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obsesiona de su cuerpo y se vale de l como de un instrumento dulcsimo. Oy cmo cantaba? Ni siquiera el soprano ms clebre de nuestro tiempo est capacitado para cantar como ella lo hizo. Y luego esas injurias extraas dichas en una lengua tan rara. No, padre, es un hecho que ha de hacer reflexionar. Para m, esa seora est poseda. Es un caso excepcional. Dice san Pedro que los diablos fueron amarrados con las cadenas del infierno para ser atormentados y reservados para el da del juicio. Por tanto, su lugar es, sin duda, el infierno. Igualmente, san Pablo, en la Carta a los efesios, dice que ellos estn en el aire. El mismo Jess dice una vez, segn el relato de Mateo, que su morada est en el infierno, y en otra ocasin expresa, segn el relato de Lucas, que est en el desierto. Todo nos autoriza aqu a creer en la posibilidad de una presencia diablica. Por lo dems, la posesin es un fenmeno ampliamente conocido y nosotros, para estar seguros, no deberamos hacer otra cosa que leer el Evangelio. Por otra parte, desde los primeros tiempos del cristianismo se us el exorcismo contra la posesin. Los exorcistas constituan un orden especial de la Iglesia. La accin diablica era muy vivaz en el mundo pagano (y nuestros misioneros dicen lo mismo ante el mundo pagano de hoy), por eso el exorcismo tena lugar ante todo con ocasin del bautismo. Pero tambin los ya bautizados eran exorcizados si se sospechaba de alguna posesin diablica. De acuerdo, no hay que exagerar, y de esto nos advierte santo Toms. Pero es igualmente cierto que nosotros olvidamos con demasiada facilidad que Satans es el prncipe de este mundo, que Satans tent a Jess y que precisamente cuando es expulsado del nuevo reino de la gracia, trata ahora con todo el esfuerzo posible de mantener su dominio. Cmo todo esto pueda concretamente suceder, es un misterio. No es ciertamente posible negarlo. Pero tambin es absolutamente imposible negar cierta posibilidad de imperio que el demonio tiene sobre la naturaleza, tanto fsica como humana. Y aqu todos los evangelistas, incluido san Pablo, nos lo advierten con toda claridad. El padre Pier Paolo pone atencin a todas las palabras de su cohermano. Y responde: Todo eso es muy cierto, querido padre, pero yo no dis41

cuto el principio, sino solamente el hecho, poniendo en duda que aquella seora est realmente poseda por el demonio. El padre Apolinar no se da por vencido. Insiste, tanto que a la maana siguiente el padre Pier Paolo, movido por la duda, se presenta ante el obispo de la dicesis. Quiere acallar sus escrpulos de conciencia que las palabras del cohermano le provocaron. Monseor Giovanni Maria Pellizzari es una persona increblemente afectuosa y tranquila, pero tambin sumamente decidida. Despus de pedir que se le cuente el caso de manera detallada, y tras una seria reflexin, dice sin prembulos: Querido padre, haga un exorcismo a esta persona. Es una orden. El padre Pier Paolo no se esperaba esa respuesta. Se sobresalta como si lo hubiera atropellado un coche en la carretera. Pregunta: Excelencia, es en realidad necesario? Si. Y de veras tendra que hacerlo yo? Si No podra encargrselo a otro? O usted o monseor Mosconi, pero sera mejor usted, que ya conoce a la persona. Perdone, excelencia. Si bien lo recuerdo, he odo decir que el demonio, en los exorcismos, insulta al sacerdote, inventndole historias nada agradables. Y si la mujer est de veras endemoniada... Pero, quin va a creer en las palabras del demonio? No sabe que el demonio es el padre de la mentira? Lo s en teora. Pero en la prctica, aquellos que deban ayudarme, creern que el demonio solo dice mentiras? Haga el exorcismo repite el obispo en un tono de voz que no admite rplicas. Y se levanta para despedirse. El padre Pier Paolo sale del palacio episcopal muy preocupado. Y si el demonio en verdad se manifiesta? Qu suceder? Confesar delante de todos mis pecados? Y si inventa otros? El padre Pier Paolo tiene miedo. Miedo de hablar con el demonio, de verlo en accin. De encontrrselo cara a cara. No quiere creer en la existencia del demonio porque le tiene
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miedo. Es un fraile muy bueno. Cree que es un gran pecador. Y esto le hace ser temeroso. Piensa: Y si la seora fuera solamente una histrica? Y si despus de haberla atormentado con exorcismos, se volviera an ms histrica, ms loca que antes? Cules sern las consecuencias?. Est a punto de volverse donde el obispo, con el fin de confiarle todas sus dudas, cuando algo dentro de l le dice que no lo haga. Una voz le habla y le dice: No temas. Haz lo que se te ha pedido. No tengas miedo. De modo que el padre Pier Paolo se decide. Convoca a algunas personas de confianza y les pide que asistan al exorcismo. Entre estas est el profesor Lupi, el director del manicomio, que toda Piacenza conoce y estima. Lo encuentra en su despacho. Doctor, ha llegado a m un caso importante. En pocos minutos lo pone al tanto del asunto. El doctor le dice: Es en realidad un caso muy interesante. Asistir con gusto a las sesiones. Pero con una condicin: que una vez realizado el exorcismo, usted tenga sus opiniones y yo las mas. A menos que los hechos sean tan evidentes que nos lleven a los dos a la misma conclusin. El padre Pier Paolo no se limita a invitar a algunas personas. Hace algo ms. Le pide a un cohermano suyo, el padre Justino, que sabe bien la estenografa, que deje constancia en el papel del desarrollo de los dilogos. Es la primera vez que un exorcismo se registra. Un hecho nico e increble al menos en aquella poca. Pero el hecho resultar algo nico tambin por la numera como se llevar a cabo. Un exorcismo de una violencia inaudita, en cierto sentido nico. A las 2 de la tarde del 21 de mayo de 1920, tiene lugar el primer exorcismo. La mujer, plida, elegante, llega acompaada por su marido, por su madre, un amigo de la familia y por 2 chicas. Son recibidos por el padre Pier Paolo, el padre Justino y el doctor Lupi. La sala destinada al exorcismo se encuentra en el segundo piso del santuario. Es una sala bella, espaciosa, con amplios ventanales durante mucho tiempo iluminados por el sol. Al fondo de la sala, un pequeo altar porttil, sobre el cual ha sido expuesto, entre 2 cirios, el
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relicario del santo madero de la cruz. Delante del altar se colocan 2 sillas, que han de servir de reclinatorios para el exorcista y su asistente, para las oraciones preparatorias. Un poco mas atrs, un taburete de mimbre para la seora y, a los lados, en semicrculo, otras sillas para los asistentes y testigos. A la derecha del altar, una silla para el mdico, a la izquierda, el pupitre del estengrafo y una pequea mesa que tiene encima una estola, la sobrepelliz, el ritual romano, el aspersorio y el acetre del agua bendita. Se le pide a la seora que se siente. A su lado se disponen, de pie, los asistentes, listos para cualquier eventualidad; las seoras ocupan las sillas en semicrculo. Los 2 padres, de rodillas ante el pequeo altar comienzan a recitar las letanas de los santos; luego, como lo prescribe el ritual, se dirigen a la seora y comienzan a recitar las oraciones preparatorias. Exorcizo te, immundissime spiritus, omne phantasma, omnis legio, dice el padre Pier Paolo. Y de repente la mujer, que hasta entonces haba permanecido sentada, bostezando y estirando los brazos como si fuera una bestia que est por despertar, de improviso, unidas las manos a la punta de los pies, se lanza con una admirable elegancia al aire y luego se desploma, zigzagueando despus como una serpiente, en medio de la sala, permaneciendo tendida all. El cuerpo de la mujer se encuentra verdaderamente transformado. Su rostro es horrible. Inmediatamente trata de arrojarse contra el sacerdote, gritndole con una voz masculina y estentrea: Pero, quin eres t que vienes a pelear contra m? No sabes que soy Isab, que tengo las alas largas y los puos fuertes? Y lanza contra el sacerdote un montn de injurias. El exorcista, vencido por la emocin, en un primer momento se siente como anonadado, pero luego una nueva tuerza lo invade, y se siente fuerte con un espritu combativo que no sabe explicarse humanamente. Le ordena a la mujer que se calle. Yo, sacerdote de Cristo, te ordeno, y ordeno a quien quieta que t seas, y te lo ordeno por los misterios de la encarnacin, pasin y resurreccin de Jesucristo, por su ascensin al cielo, por su venida en el juicio universal, que permanezcas
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quieto, no hagas mal a esta criatura de Dios ni a los asistentes, ni a las cosas de ellos, y obedece a todo lo que ordene. Es ahora cuando comienza un dilogo dursimo entre el demonio y el exorcista. Un dilogo que lo deja a uno sin aliento. En el nombre de Dios, dime, quin eres? Isab -grita la mujer, con el rostro enrojecido y los ojos desorbitados. Qu significa Isab? T tienes enemigos que La mujer trata de desviar el discurso, pero la pregunta del exorcista es perentoria. Qu significa Isab? La seora se muerde los brazos y las manos. Trata de agarrar el hbito del exorcista y grita: Significa tener un maleficio tan bien realizado que ya no es posible separarse. Qu poder tienes? El poder que me dan. Qu poder te dan? Muchas fuerzas. De quin recibes esas fuerzas? De la persona que sabe vencerme. Pero, qu clase de italiano es ste? La mujer tiene un movimiento de indignacin. Yo no soy italiano grita sarcsticamente. Y suelta una tempestad de injurias que se repetiran muchas veces despus. El sacerdote contina impertrrito. De dnde vienes? Pero t me mandas como si fuera tu siervo. Dime de dnde vienes. En el nombre de Dios, de ese Dios que conoces tan bien, dime de dnde vienes. La mujer, al or el nombre de Dios, vuelve el rostro y permanece inmvil por varios segundos. En el nombre de Dios, por su sangre, por su muerte, dime de dnde vienes. De los desiertos lejanos. Ests solo o tienes compaeros? Tengo compaeros
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Cuntos? Siete Por qu entraste en este cuerpo? Por un fuerte amor no correspondido. No correspondido por quin? Eres un imbcil Responde! Quin no ha correspondido a ese amor? Este cuerpo grita la mujer, dndose un fuerte golpe en el, pecho. Y por qu no te ha correspondido? Altanera, desdeosa, fuerte suena la respuesta de la mujer. Porque esto no es justo. As que este cuerpo es una vctima. Las palabras del padre son subrayadas con una risa horri-ble, La mujer re, pero habla con la boca cerrada, y asumiendo un hocico de cerdo cuya vista los hiela a todos en un estremecimiento de pavor. Cundo entraste en este cuerpo? Obligada por el exorcismo, en medio de violentsimas sacudidas que ponen a dura prueba los msculos de los asistentes que de algn modo intentan sujetarla, la mujer responde: En 1913, el 23 de abril, a las 5 de la tarde. Segn la declaracin de la mujer, un espritu extrao entr en su cuerpo despus del maleficio de un brujo, por medio de un vaso de vino, de un poco de salami y de algunas gotas de sangre. Invadiste solo este cuerpo o tambin a los miembros de la familia? Tambin a los miembros de la familia. Dame una prueba de ello. Cuando este cuerpo est mal, tambin la familia se indispone. Cunto tiempo has dedicado a entrar en este cuerpo? Siete das. En qu lugar sucedi? En una casa de aqu. Cul? No lo preguntes -grita alarmada la mujer-, no se
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puede. Entonces vete! No, jams. El padre Pier Paolo renueva el exorcismo. Te ordeno que salgas, No salgo. Soy Isab. Y en un mpetu de rebelin se libera de los asistentes, se lanza contra el sacerdote, le agarra el hbito y le rompe la estola, gritando: Han gastado 7 das para hacerme entrar, y t quieres hacerme salir de este cuerpo con un solo exorcismo? El momento es crtico. Todos tratan de mantener firme a la mujer. Solo el doctor se queda quieto, impasible. El sacerdote bendice a la mujer con el agua bendita y ella, como si estuviera quemndose por el fuego vivo, se tira al suelo contorsionando. Cundo saldrs? Una expresin de profunda tristeza cambia el rostro de la mujer. Qu debo hacer si, mientras t trabajas para que yo me vaya, otros estn empeados en que me quede? Responde, en nombre de Dios, cundo te vas? Saldr cuando haya vomitado la bola que tengo en el vientre. De qu se trata? De la bola de salami con la que se realiz el maleficio. Se prepara una vasija. Vomita! La mujer, con un salto increble, est sobre la vasija y arroja algo. Dime, espritu inmundo, las palabras que ms te hacen sufrir. El sacerdote quiere obligar a la mujer a que vomite toda la bola del maleficio. La poseda se vuelve hacia el exorcista con terror y no responde. Pero cuando se le repite la pregunta, con un arrebato indecible de pavor y rebelin, grita: No! Est decidida a luchar y lo hace con toda la fuerza, hasta que, tras un momento de incertidumbre y de profundo temor, hace sonar, en el silencio de la sala:
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Sanctus! Sanctus! Sanctus! El exorcismo dura ya demasiadas horas. La mujer est agotada. Despus de haberle ordenado al espritu que no haga mal a nadie, el sacerdote termina el exorcismo. Es de noche. El padre Pier Paolo ya no tiene ningn motivo de duda. Por otra parte, su mismo aspecto lo manifiesta claramente. Est trastornado. Relajado en todos los msculos del cuerpo, pero tenso en los msculos del rostro. Tiene pocas ganas de hablar. Sin embargo, dice: Es inimaginable cmo el espritu del mal puede resistir a las armas de la salvacin y a las rdenes del sacerdote. Cuntas veces Satans ha resistido a mis rdenes! Cristo es ms fuerte que l pero a menudo l logra resistirle. Porque Satans, aunque sometido a Cristo, sigue siendo sin embargo una figura poderosa, dramticamente poderosa. He experimentado dicha potencia muchas veces, lo mismo que su hasto, su dureza, su raigambre en el cuerpo de los hombres. Existen muchas seales que dicen cundo una posesin es especialmente poderosa y arraigada. Una de estas es cuando el diablo se queda callado durante mucho tiempo. Cuanto ms en silencio est, tanto ms arraigado se encuentra en el cuerpo que posee. Simn es un muchacho de 18 aos. Un da viene a m con su padre. Est continuamente deprimido. Los mdicos no logran ayudarlo. Desconfo del diagnstico del padre, que sostiene que su hijo est posedo por algo malvado. Afirmo, al observarlo, que de veras se trata solamente de una depresin. Pero, como se sabe, no tengo como el padre Cndido el don de saber al vuelo si una persona est o no poseda. Para comprenderlo debo exorcizar. El padre me dice: Simn est siempre en silencio. Todo el da. Nunca habla. Desde cundo est as? Desde hace un ao. De repente, un da, dej de hablar: Qu dicen los mdicos? Los mdicos dicen que tiene una profunda depresin. Lo llenan de medicinas, pero nunca ha dado seales de mejora. Me acerco a Simn. Le pido que se siente en una silla que est en medio de la habitacin. Le digo a su padre que se
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aparte. Me coloco la estola. Tomo el agua bendita, el ritual el leo sagrado e inicio el exorcismo. Simn tiene la cabeza agachada. No reacciona. Permanece callado. Ni siquiera me mira. Contino con el exorcismo durante una media hora Nada. Ninguna reaccin. Le digo al padre: En mi opinin, su hijo no est posedo. Pero si desea puede regresar la semana entrante. Trataremos de hacer otro exorcismo. Y luego valoraremos. A la semana siguiente los dos vuelven. Hago que se sienten y comienzo de nuevo desde donde nos habamos quedado. Empiezo mi exorcismo. Trato de usar las palabras latinas ms duras. Lo persigno muchas veces en la frente. Le roco con agua bendita. Nada. Silencio total. Me dispongo a despedirlos cuando de la boca de Simn sale un gruido sutil, apenas perceptible, pronunciado en voz baja pero interminable. Me quedo en silencio. Tambin el padre se queda callado. El gruido dura tal vez 5 minutos. Simn grue sin respirar. Mmmmmm... Quin eres? -le pregunto en voz alta-. Responde, quin eres? Simn no dice nada, pero sigue gruendo. As que lo acoto con otras preguntas. Habla, en el nombre de Jesucristo! Habla y dime quin eres! Despus de no mucho tiempo, Simn alza la cabeza. Sus ojos me penetran. Siento que su mal llega a mi lado. Siento que su mal es algo vivo que empuja para entrar en m. Pero sigo en pie. Opongo a su fuerza la fuerza del crucifijo. Soy yo quien mando, espritu inmundo. Hblame. Quin eres? Pero Simn ha vuelto a bajar la cabeza. Deja de gruir. Y vuelve a ser como antes. Silencioso y lejanamente melanclico. Termino el exorcismo y les digo que vuelvan a verme todas las semanas. Durante 5 aos Simn emite solo gruidos. Largos gruidos seguidos de algunas miradas de odio intenso dirigidas
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hacia m. En verdad ha sido una de las posesiones ms duras contra las que he tenido que luchar, no solo porque el diablo nunca habl, sino tambin por sus miradas. Cada mirada suya ha sido una pualada para mi alma. De hecho, el exorcista casi nunca sale sin algn dao de los exorcismos. La batalla, como todas las batallas, ocasiona heridas. Simn me ha provocado muchas. Invisibles pero reales. Nunca lograr entender por qu Simn fue posedo, cmo empez la posesin. Solo s que despus de largos y fuertes exorcismos durante los cuales el diablo no ha hecho sino gruir, un da Simn logr liberarse. De modo inexplicable el demonio desapareci. Aunque el diablo nunca habl, fue algo muy duro para m. Combatir a un diablo que logra permanecer en silencio a pesar de las repetidas rdenes es difcil. Significa que es una presencia fuerte y bien arraigada. El diablo que posey a Simn me recuerda mucho, por la dureza y arraigue en el cuerpo, el de Piacenza en 1920. Tambin aqu la batalla continu durante mucho tiempo, dursima y sumamente spera. El padre Pier Paolo, con la cabeza baja, se va a su celda, para descansar. El padre Justino parece algo ms fresco. Y es comprensible, el esfuerzo mayor del exorcismo le toc a su cohermano. Presenta un relato resumido de lo acontecido a los dems frailes. Luego dice: Si desean una ilustracin de nuestro caso, vuelvan a leer a san Agustn. El dice que, despus del pecado original, la primera pena consiguiente fue la muerte. Muerte moral a la vida de la gracia y muerte fsica. Pues bien, la muerte confiere al demonio una especie de propiedad sobre nosotros. El tiene a ello pleno derecho, y el abandono de la humanidad cada ante sus inmundos poderes aconteci por pleno ejercicio de justicia. A causa del pecado, ha sido Dios arrojado del corazn humano? Pues bien, l se retir y el demonio entr. El demonio puede hacer de la naturaleza cada, dentro de los lmites que el orden divino le permita, lo que le plazca. Y esto explica el enorme nmero de posedos u obsesionados que hay
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todava en el mundo pagano. El mismo Jess encontr en su camino una gran cantidad de posedos. Y El vino precisamente para combatir y extirpar del mundo el reino del demonio. Dios se hizo hombre para combatir a Satans. Un resultado de este primer y decisivo combate fue aquel que en la tarde de hoy el padre Pier Paolo tuvo que realizar contra el espritu de la obsesa. Por un nuevo misterio de iniquidad y porque el Seor lo permiti, un sortilegio le permiti al maligno posesionarse de aquella pobre mujer. No podemos juzgar los designios de Dios ni tampoco podemos ni siquiera tratar de saber por qu permiti Dios este caso de posesin. En efecto, parece que el diablo se haya posesionado con alegra, con agrado, de aquel cuerpo, como para reivindicar un antiguo derecho suyo, arrancndolo de las manos de Cristo y de la Iglesia. Es una fuerza enorme, pavorosa, que logr atrapar un cuerpo consagrado por el bautismo y los sacramentos. Dios sabe lo que hace y lo que permite. Todo est al servicio de los fines de la divina providencia. El permite el mal para obtener de l algn bien. Y esto se ha de repetir especial-mente respecto a nuestro caso. Pero Satans no es una fuerza pasiva, considerable pero inerte. Es por el contrario una fuerza espantosamente activa. El padre Pier Paolo vencer, y de ello nacer un gran bien, por lo menos el inmenso significado de advertencia que el episodio tendr a los ojos de la gente: pero tendr que combatir mucho. Fue Jess el primero en combatir contra las tentaciones y el poder del demonio: el padre Pier Paolo tambin combatir. Y as como Jess venci, tambin vencer el padre Pier Paolo. Pero tendremos que luchar mucho. De veras vencer el padre Pier Paolo? Depende de lo que se entienda por victoria. El segundo exorcismo tiene lugar en la tarde del 23 de mayo siguiente. Intervienen en l todos los que asistieron al primer exorcismo, excepto la madre de la seora, que segua aterrorizada por lo que haba visto, y que no se senta con nimo de volver y asistir a esa tortura. Despus de las rituales oraciones preparatorias, vuelven los conjuros. Pero el espritu, siempre altanero, rehusa salir, porque, dice, otros estn trabajando para hacer que se quede. Estos son los hechiceros que lo haban hecho entrar en el cuerpo de la seora.
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Se llevan a cabo otros exorcismos en los das siguientes, violentos y tremendos. Al cuarto, en la tarde del 1 de junio, el exorcista quiere esclarecer el asunto de las plantas. Dice: El otro da me hablaste de 3 plantas. En dnde se podran encontrar. No soy yo quien te debe ensear estas cosas. En el nombre de Dios, dime dnde se encuentran. La mujer est un poco vacilante, como frente a un escrpulo de conciencia; luego dice resuelta: Una en el jardn de..., otra en el fondo del ro Po, la tercera en un huerto de la casa de... Con qu estn amarradas? Con una hebra de lana blanca. Quin las amarr? La primera, el que pidi el maleficio. La segunda, un hechicero. La tercera, la que est en el fondo del Po, estos brazos. Cundo se desligarn? Dos estn ya desligadas. Cundo se desligar la tercera? Mientras est el depsito (es decir; la bola que la poseda nunca digiri), la planta no se desligar. Y cundo saldr el depsito? Cuando t lo quieras. Lo quiero de inmediato. Levntate y vomita. Despus de insistir, la poseda obedece y vomita algo entre atroces espasmos. Luego el exorcismo se interrumpe por poco tiempo. Aprovechando el breve intervalo, el padre Pier Paolo le pregunta a la poseda si en su vida haba atado plantas alguna vez. S, at una. Dnde? En el fondo del Po. Con qu la ataste? Con una hebra de lana blanca. Y el motivo? Porque me haban asegurado que, con esa hebra, ligara mi mal a la planta. Y fue as?
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Todo lo contrario. Apenas at la planta, no poda separarme. Luego segu empeorando cada vez ms. Pero, a que vienen todas estas preguntas? Porque durante el exorcismo habl de esta planta. Hice mal en atarla? Ciertamente, es siempre una supersticin. Saba que, mientras usted ataba una planta en el fondo del Po, otros en alguna parte ligaban otras dos? No. En el octavo exorcismo, el padre Pier Paolo le pregunt al diablo; Existen verdaderamente los hechiceros? S. Qu hacen? Son personas capaces de hacer el mal a los dems. Tienen poder sobre ti? S, Tienen comunicacin directa contigo? S. Quin le dio a esta criatura las cosas con maleficio? N.N. (el que las envi, N.d.R,), Dnde se las dio? En su casa, en Piacenza. Quin llev las cosas? Una mujer. Se trataba de una anciana a la que el demonio describi a la perfeccin. Se present con un vestido y una bufanda negros. Antes de que te arrojaran a este cuerpo, dnde estabas? En un monedero. Respuesta extravagante, si bien es cierto que existe una tradicin muy viva en el Medievo llamada del diablo en el monedero. Dnde estabas antes de entrar en el monedero? En un desierto. Qu hacas all? Ibamos detrs de los caballos. Detrs de los caballos? S, en el desierto cerca del cuarto mnibus. El asunto es cada vez ms incomprensible. Es muy cierto
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que los participantes no estn obligados a creer en todo lo que diga el espritu, pero tambin es cierto que esta complicada historia del monedero, del desierto y de los caballos suscita una gran curiosidad en todos, aunque sea difcil de entender. Por eso, el padre Pier Paolo quiere, en cuanto sea posible, verificar la realidad de las cosas. Suspende el interrogatorio y en el breve intervalo, apenas la poseda vuelve a la plena conciencia de s, le pregunta: Ha llevado en el cuello alguna vez un monedero? La seora titubea un poco, luego responde: S, una vez. De quin lo recibi? De N. N. (el primer hechicero, N.d.R.). Pero conoce usted a N. N.? S, he estado con l muchas veces. Perdone, para hacer qu? La seora se ruboriz bastante. Para hacerme curar. Es N. N. mdico? Dicen que es un santo, ha curado a muchos enfermos. Y a usted tambin la cur? No. Me haba asegurado que llevando al cuello el monedero, me curara en poco tiempo. En cambio fui siempre empeorando. Cunto tiempo llev en el cuello el monedero? Poco tiempo. Desde el pueblo de N. N. a mi casa porque donde tocaba produca un ardor muy fuerte y me paralizaba la parte que tocaba. Mi marido quera absolutamente que yo lo llevara, que tratara de aguantar, pero yo a cierto punto, al no resistir ms, lo cog y lo tir. Antes de tirarlo, vio qu haba dentro? S, no haba nada. Cre que iba a encontrar alguna imagen sagrada, la reliquia de algn santo, en cambio solo haba, me parece, un trozo de papel. Al volver al exorcismo, la poseda permanece relativamente tranquila, pero cuando las oraciones llegan al Sanctus, salta por el aire de manera indescriptible, amenazando al exorcista con aullidos tremendos. El padre Justino abandona el trabajo de estenografa
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para tratar de sujetar las manos de la mujer, pero no lo logra. De los ojos de la poseda sale una luz de odio aterrorizante. En el exorcismo siguiente del 3 de junio el espritu se manifiesta malvolo y ofensivo como la vez anterior. Cuanto ms terreno pierde, ms se venga injuriando al sacerdote. Vomita -le ordena este. No puedo -responde el espritu. En el nombre de Dios. No puedo, imbcil. En nombre de Dios -insiste el exorcista. Entonces el demonio obedece. Qu vomitaste? La saliva con muchos hilos. Y, levantando los ojos hacia el sacerdote, la poseda se muestra muy triste. Dentro de poco vomitar todo. Vomita! La poseda est todava sobre la vasija. Qu vomitaste? Me hiciste vomitar casi todo el depsito. Entonces, no lo has vomitado completamente, por qu? Porque no puedo. Es verdad esto? Si. Impostor! Por qu el otro da me dijiste que lo habias vomitado todo? Eres un impostor que dices una cosa y haces otra. Ante este insulto, la mujer da un salto para ir contra el sacerdote, pero los asistentes, ya acostumbrados a estos arrebatos, se le echan inmediatamente encima. Comienza una lucha furibunda. El padre Justino corre a ayudar a los asistentes. Al pasar cerca del exorcista, le aconseja que diga algo. Entonces la mujer se lanza violentamente, aunque estaba literalmente dominada por el peso de los asistentes y grita: Sultenme, quiero darle una patada a aquel. Se ha vuelto tremendamente violenta. La saliva se le sale de la boca. El padre Justino y los asistentes se esfuerzan penosamente en sujetarla pero casi se les escapa de las manos. Entonces, tambin las mujeres acuden a ayudar.
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Un montn de cuerpos estn sobre la poseda, pero esta todava logra luchar y soltarse. En este punto, el padre Pier Paolo interrumpe el exorcismo, para no agotar completamente a la pobre mujer. Las cosas se alargan porque, segn lo dicho por el diablo, los otros 7 demonios luchan para no tener que abandonar el cuerpo. Ms an, precisa que uno de los hechiceros ha enterrado 4 huevos, y encima les ha puesto una piedra con palabras misteriosas que significan: No sers libre hasta que no vengas a mi. Pasan los das. Se realizan nuevos exorcismos. La mujer no se libera pero empieza a estar visiblemente mejor. El exorcista comprende que aparte de Isab hay 2 diablos ms difciles de derrotar presentes en el cuerpo de la poseida, Maristafa y Erzelaide. Pero hay otras fuerzas que tambin estn presentes, algunas ya idas y otras que an se solidarizan con Isab. La lucha ha de ser larga todava. Muy larga. En los 7 aos en que ha estado poseda, la mujer ha asumido, en sus varias transformaciones, una voz viril pero afectuosa, vibrante y cordial. Una voz que afirma proviene del alma santa del abuelo, y da ptimos consejos que, puestos en prctica, tranquilizan de inmediato, al menos por el momento, las furias de la pobre enferma. Toda la familia tiene una gran veneracin al abuelo y su voz que, a pesar de lo extrao del caso, es smbolo de proteccin y serenidad. El abuelo lo dijo!. Bastaba esto para que todos creyeran y se tranquilizaran. Ay! -le tuvo que decir una vez la madre de la mujer al padre Pier Paolo-, si en medio de tantas diabluras y tantos diablos no hubiese estado el alma santa del abuelo para aconsejar siempre lo mejor. El padre Pier Paolo quiere resolver este asunto. Durante un exorcismo le habla as al espritu: Dijiste que no estabas solo, que tenas varios compaeros. Pues bien, entre tus compaeros ha de estar un alma bella, un alma santa, el alma del abuelo de esta seora. Le da valor a la seora, la exhorta a soportar con paciencia sus males, a confiar en Dios, a encomendarse a l. La mujer escucha de manera socarrona. Conoces a esta alma?
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La poseda sigue callada. El padre Pier Paolo pierde la paciencia: Impostor. T eres el abuelo, espritu inmundo engaador, t, camuflado, falso. La mujer mira admirada al sacerdote. Lo mira fijamente a los ojos, casi en un instante de titubeo; luego suelta una sonora carcajada, desquiciada, de borracho, que hace que todos se estremezcan. El padre Pier Paolo comprende que esta es la ltima respuesta que el alma santa del abuelo dar. La voz del abuelo no es ms que la voz del diablo. Loa exorcismos continan uno tras otro. El espritu sigue siendo altanero, pero no tan seguro de s como las primeras veces. En los momentos ms crticos el exorcista levanta el rebano del santo madero de la cruz. Cuando el duelo entre el sacerdote y el demonio llega a momentos de intensidad especial, suceden escenas espantosas. Cuando el fulgor del espritu es particularmente intenso, el cuerpo de la seora se diabla sobre s mismo. Como si fuera un bolso vaco, luego, de repente, parece que un cuerpo se balancea dentro y salta sin tregua, desesperadamente. Pero el odio del espritu golpea siempre contra barreras insuperables. Qu debemos hacer para que salgas cuanto antes? le pregunta al demonio el padre Pier Paolo. En el silencio profundo de la sala, el espritu, con calma, con solemnidad, responde: Orar. Durante el noveno exorcismo el sacerdote pregunta: Dnde estn tus compaeros? Hace alusin a los otros espritus que Isab haba confesado que se haban alejado del cuerpo de la mujer como consecuencia de los conjuros del exorcista. No lo s. Estn en esta sala? S, dos. Pues bien, los expulso. Est bien, explsalos, A m qu me importa? Los arrojo al desierto. Has entendido? Pues explsalos al desierto. Aunque aparentemente alimente una discreta dosis de
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indiferencia, en realidad es desprecio por sus compaeros. Una vez ms el padre Pier Paolo repite la orden: Vete. Crees que me puedes tratar como a un perro, pero te equivocas. El demonio est lleno de orgullo. A menudo logra imponerse. Dice: Si tienes miedo, vete a la cama. Insiste mucho sobre el miedo y, naturalmente, juega bien. Durante el dcimo exorcismo, Isab exclama triunfante: Sabes? Me he posesionado de Y. No te creo, dame una prueba. Te la doy, pero no como t pretendes. Dame una seal visible a m y a los asistentes. Nada de asistentes; a ti solo te dar una seal. Por la noche vers una sombra al lado de la cama. Vers mi silueta. Vete al infierno. No quiero esta seal. El espritu re irnicamente. Entonces, qu quieres? Dame una seal. No puedo dar una seal sin que cause dolor. Dame una seal. Ante esta ltima orden, el cuerpo de la poseda se hincha lentamente, Su rostro se enciende con un color rosado, luego, con un esfuerzo enorme, lu boca se abre y emite un sonido hierre, insistente, semejante al de una sirena. Es esta la seal? -pregunta el fraile. S. Qu signo es? El sibido de una sirena. No me es suficiente, Quiero una seal ms clara. T har escuchar una voz. Qu voz? Una voz -y se pone a cantar con una voz tan estridente que lacera los odos. Deja eso y dame una seal ms evidente, Entonces me aparecer de noche a ti al lado de tu cama. Cllate! grita el exorcista y, tras una sugerencia del
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padre Justino, se dirige a las mujeres y dice: Ordeno al espritu que se aparezca aqu. Tienen el valor suficiente? Si -responden las mujeres. Entonces el sacerdote se dirige a la poseida y exclama: T quieres aparceteme de noche y yo te ordeno que aparezcas aqu, en presencia de todos, Adelante! En la tensin nerviosa de la espera se ha relajado ante los asistentes y agarra fuertemente el mando del aspersorio. Con el agua bendita quiere trazar una lnea de defensa insuperable contra la eventual veleidad del demonio. Es un momento dramtico. Aparece aqu repite el sacerdote en el grandsimo silencio de la sala. Aparcete aqu -dice por tercera vez. Finalmente el espritu, humillado y con una voz opaca, responde: No se me ha permitido. Y un temblor evidente desenmascara su orgullo fracasado. En otras ocasiones el demonio debe afrontar imposiciones ms fuertes que su voluntad. Como cuando el padre le pregunta: Qu hay que hacer para evitar los maleficios?. El demonio se rebela con fuerza repetidamente, pero luego es obligado a responder: Tener sobre el pecho una cruz bendecida. Los exorcismos debilitan cada vez ms la fuerza del demonio. Algunas veces parece que el espritu sufre buscando las palabras para la respuesta y en el esfuerzo expresivo parece balbucir. Entonces, de la boca rgida y tambin de la nariz dilatada salen como estallidos secos, parecidos al ruido que hacen las piedras cuando una rueda de coche las aplasta de manera sesgada y las hace saltar lejos. Pero trata siempre de ocultar su debilidad con un tono spero. Si quieres que salga -dice al dcimo exorcismo-, ve a llamar a ese compaero tuyo que no cree. En qu no cree? En tu existencia? No, no cree que yo est en este cuerpo. Y tena razn. Un compaero del padre Pier Paolo haba expresado fuertes dudas sobre la realidad de la posesin
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diablica. Hasta aqu no hay nada de malo -dice el padre. Donde est? En el convento Dnde? En una habitacin. En cul? Entonces -exclama de manera altanera el espritu alzando los hombros-, sera como decirte el nombre. Fuera de la puerta se sienten pasos. Es el doctor Lupi que se acerca. No ha sido puntual con la cita, lo esperaron mucho tiempo, pero luego debieron comenzar el exorcismo sin l. Se distingue su paso algo arrastrado, mientras sube por la amplia escalera de madera y los golpes de su bastn se hacen or en cada peldao. Por un acto de deferencia normal se suspende el exorcismo y se espera a que el doctor entre. Al llegar a la doble puerta que separa la sala del pasillo de la escalera, el doctor abre la primera puerta y agarra la manilla, luego trata de entrar. Adelante, adelante doctor! lo invitan los dos frailes. El doctor abre y cierra la puerta pero no se decide a entrar, no se deja ver. Ser que quiere bromear? -pregunta uno. Entonces el padre Justino se levanta de su asiento, corre a la puerta y la abre. No hay nadie -dice. Todos se levantan apresuradamente y bajan por la escalera. En el primer piso, la gran puerta de roble, toda blindada, est cerrada con llave como de costumbre. No la abren. Al otro lado de la puerta est de guardia el hermano Antonio, mientras duran los exorcismos. No se quiere que alguien pueda entrar de incgnito al convento. El hermano Antonio, guardin esmerado, est en su puesto. Vino ya el doctor Lupi? -le preguntan. No. Alguien ms ha venido? No. Has estado siempre en tu puesto? Naturalmente! Por qu? Pero nadie tiene el valor de responder. Se han mofado
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de ellos algunos burlones invisibles. Eslnder, tal vez? Regresan a la sala y contina el exorcismo. Es el exorcismo del Sanctus. El espritu se agita de manera frentica, deformando de modo espantoso el rostro de la mujer. La fuerza de bailar y cantar est todava en ti? No. Entonces, no puede ser mrito tuyo el hacerla cantar, bailar, delirar durante los das que separan a un exorcismo del otro. Yo tambin lo s responde el espritu con aire misterioso. -Vomita! No puedo. En nombre de Dios, en nombre de la santsima Virgen. Djame en paz -pide con voz angustiada el espritu. No, te quiero atormentar as como t has atormentado durante siete aos a esta criatura. Djame en paz. No es culpa ma si la he atormentado. Me han arrojado aqu. Por la sangre de Cristo, por la muerte de Cristo, vomita! La poseda finalmente obedece. Qu hemos obtenido? Has hecho salir una gran cantidad de bolas. Se trata de la bola a la que se le hizo el maleficio. Cuntas quedan todava? Ms de un tercio. Por qu en estos das has hecho sufrir a esta criatura? En efecto, en aquellos das, la mujer sufri de manera especial. Dado que es muy tarde, el padre opina que ha de detenerse el exorcismo. El espritu parece haberse encerrado en un mundo obstinado. A ti, espritu inmundo, te ordeno para los das siguientes Una risa sarcstica lo interrumpe. ...Que te quedes quieto. No... Que no me aparezca ante ti -y re. Durante otro exorcismo el espritu se rebela, como de costumbre, al sacerdote. No salgo!
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Por qu? Para hacer que te encolerices. Pero yo soy ms poderoso que t y hoy te quiero expulsar. Hoy no salgo. Por qu? Hoy has obtenido tambin demasiado. Sin embargo, el otro da queras salir a una planta y dos piernas, es decir, a un hombre. Te repito que por hoy has obtenido demasiado. En nombre de Dios, en nombre de aquella hostia santa que esta maana pas alta y solemne en medio de nosotros (era en efecto la fiesta del Corpus Christi, N.d.R.), que ha bajado al alma de esta criatura, sal de este cuerpo! No me voy! -le grita el diablo temblando de clera. Pero Cristo, nuestro Dios, no debe ceder ante ti, espritu inmundo. Sal de este cuerpo. Pero el espritu sigue gritando. Tienes que salir hoy, fiesta del Corpus Christi. Hoy no me voy. Con qu derecho ests en este cuerpo? Esta criatura fue hecha un da por Dios a su imagen y semejanza. Por ella l se encarn, por ella padeci y muri en la cruz. Por lo tanto, ella es suya. El exorcista se interrumpe, esperando en vano una respuesta. Esta criatura es templo verdadero del Espritu Santo, es verdadera casa de Dios, y en la casa de Dios solo El ha de estar. Fuera, espritu inmundo. Pero el silencio envuelve las palabras del sacerdote. El espritu no responde. Se aproxima la hora de la bendicin, escucha. Suenan las campanas, el rgano acompaa el canto del Tantum ergo, el pueblo est de rodillas delante del Santsimo expuesto. En esta hora todas las frentes se inclinan. T tambin has de inclinarte y salir. Tampoco hay respuesta esta vez. Dime, dime, en nombre de Dios, de Jesucristo, no te molesta este da, el da del Corpus Christi? Finalmente una respuesta. S
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Pues bien, vete. Estaba en los lejanos desiertos, me llamaron, me conjuraron. Ahora he venido y no me puedo ir. Su voz parece un gemido. Pero Dios, nuestro Dios, es grande y omnipotente. Ante este Dios, el Faran capitula, Pablo cae por tierra, y t tambin debes ceder y darte por vencido. El espritu le dirige una mirada llena de angustia inexpresable, y no le responde. Ahora se escucha el sonido de las campanas y la bendicin. Satans, ha llegado el momento de la bendicin. Ahora Cristo, bajo la forma del pan, es levantado para que se digne bendecir a todo su pueblo. En este momento, con todas las autoridades, con todo el dominio que me viene de Dios, te repito las palabras del Divino Salvador: Exi ab ea, exi ab ea! Satans, honra a Dios Padre, deja el lugar a Jesucristo, deja el lugar al Espritu Santo por medio del apstol Pedro. Exi ab ea! La orden cae en un silencio sepulcral que contrasta de manera siniestra con el alegre sonido de las campanas. El espritu calla, desesperado, pero parece encadenado a ese cuerpo. Siguen otros exorcismos. En nombre de Dios, te ordeno que me obedezcas en todo lo que te mande. La mujer no responde. Lo has entendido? Silencio. Te lo ordeno en nombre de Dios, de la santsima Virgen. Silencio. Si entendiste, alza un brazo, de lo contrario 2. Lentamente, con mucho esfuerzo, levanta un brazo. Hoy debera ser el gran da de tu salida. Te irs realmente? Si te vas, alza los 2 brazos; de lo contrario, uno. La mujer, tras un momento de duda, alza los brazos. Y te irs, precisamente, a las 5 en punto? Si te vas las 5 en punto, levanta los dos brazos; si te vas mas tarde, uno. Levanta los 2 brazos. Cuando hayas salido, estar verdaderamente bien esta criatura? S va a estarlo, alza los 2 brazos; de lo contrario, uno. Levanta los 2 brazos.
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Levntate y vomita. La mujer se levanta. Se arrodilla ante la vasija. Vomita! No lo logra. No se levanta sino que se inclina todava ms sobre la vasija. Son las 4 y 35. Con toda la autoridad que me viene de Dios, te ordeno que salgas inmediatamente de este cuerpo. Si sales de inmediato, te envo al desierto, al centro del Sahara; si no sales ya, te mando al infierno. \by... -y en un instante, vomita todo lo que tena. Vete, vete. Mrchate al desierto; y antes de volver en medio de nosotros espera a que yo vaya a decrtelo. Un instante despus, salen de la boca de la mujer estas palabras: Estoy curada. Y la bola ? La bola estar en la vasija -dice el doctor; y se levanta apresuradamente, levanta con su bastn la materia vomitada. En el fondo de la vasija, completamente seca se encuentra la famosa bola. Una bola de salami tan grande como una pequea nuez, con 7 conos. As sucedieron las cosas. Despus de extenuantes exorcismos, despus de arduas batallas, el 23 de junio de 1920 la mujer se siente libre. Est libre. As que todo termin? Por desgracia no. El demonio que estaba dentro de ella seguir actuando, sembrando muerte y destruccin. Y es esta muerte y esta destruccin las que hacen que este caso sea nico para estudiarlo y volverlo a estudiar. Todos los exorcistas han de saber que, una vez expulsado, el diablo puede todava atacar. Todos los exorcistas deben saber que ellos, en primer lugar, ellos ms que los dems, pueden sufrir ataques dolorosos del diablo que han contribuido a sacar del cuerpo de un endemoniado. Al da siguiente de la liberacin, el seor Cassani, uno de los asistentes que estuvo constantemente al lado de la poseda durante los exorcismos, se presenta al padre Pier Paolo. Se le ve agitado. Padre, lo necesito.
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Dgame con toda libertad. En estos 7 aos, como amigo y vecino de casa, he ayudado siempre, en compaa de mi familia, a la pobre seora en sus crisis. El espritu me ha dicho muchas veces que tendr que morir. El espritu no amenaza nunca en vano. El seor Cassani parece estar aterrorizado. El sacerdote lo quiere tranquilizar: Acaso era necesario que se lo dijera el espritu para que supiera que ha de morir? Perdn, padre, no me ha dejado terminar. El espritu dijo que morir dentro de 3 meses, vctima de su venganza. Usted le cree? Claro que s! No sabe que el espritu es el padre de la mentira? Y no lo digo yo, lo dice la Iglesia. Padre, en cuanto a palabras, usted gana. Veremos, mientras tanto deme la bendicin delante del altar de nuestra Seora. Pocos meses despus de este dilogo, en una fra tarde de noviembre, el padre Pier Paolo es llamado precisamente por la exposeda, ahora perfectamente curada: Padre, venga de inmediato, hay que llegar a tiempo para que vea al seor Cassani y lo confiese. Qu tiene? Est agonizando. El padre llega adonde l. En efecto, el seor Cassani est sumamente grave y con la voz ya cortada por el estertor; dice: Recuerda, padre, la bendicin delante del altar de la Virgen? Recuerda mis presentimientos? Muero por venganza suya. Haca alusin al espritu demonaco. Al da siguiente, el seor Cassani, hasta entonces sano y robusto, muere. Poco despus otro episodio. Un seor, conocido de la familia de la poseda y del padre Pier Paolo, asumi de manera evidente una actitud abiertamente incrdula. Hasta aqu nada malo. Lo peor es que la incredulidad va acompaada de un actuar abiertamente sarcstico. Un da, para desafiar la incredulidad de los dems, con referencia al caso de la posesin, se expresa con estas palabras:
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Si era un espritu, por qu ahora no entra en m? Pocos aos despus el hombre enferma de tisis. Llama al exorcista y le dice: De cualquier enfermedad he de morir, no de esta. Y estalla en llanto. Tampoco aqu el terror perdon. Pier Paolo vivir siempre, en adelante, con la pesadilla de sus recuerdos. Un da sentir que le dan un golpe en la cabeza. Mirar a su alrededor pero no ver a nadie. Su cabeza ya no se sostiene y l andar por ah con el mentn pegado al pecho. Dir: Se trata de la venganza del demonio. Y no es mucho, ya que esperaba ms. El Seor es misericordioso. Pero el terror no lo abandonar nunca. Como tampoco abandonar al obispo de Piacenza, quien haba ordenado al padre Pier Paolo hacer el exorcismo. Isab durante los exorcismos haba pronosticado tambin su muerte, la que lleg puntual una noche. El diablo, como len rugiente, encontr a quin devorar. Cmo es posible que el diablo haya logrado vengarse, de alguna manera, de quien lo sac del cuerpo de la mujer? Puede el demonio actuar tambin tras la posesin y hacerlo de modo negativo y destructor? Aqu es preciso decir solo lo que se puede y no tratar de ir ms all de lo que se puede saber. El diablo va siempre por ah sembrando sangre, muerte y destruccin. Siempre. De manera ininterrumpida. Estar posedos es una experiencia que paradjicamente puede no acabar nunca. En el sentido de que una vez liberados permanece un sello, una herida, como un agujero negro que de todos modos nos acompaa. El demonio no es una realidad viviente dentro de nosotros, pero s una marca opresora que misteriosamente siempre se hace sentir. Tambin nosotros, los exorcistas, llevamos dentro el peso de los demonios que hemos expulsado. Los sacamos, pero ellos no mueren, siguen viviendo y haciendo el mal. Y, sobre todo, siguen importunando a quienes hayan contribuido a liberarlos. Esta es la razn por la cual escojo colaboradores de fe y oracin. Estar en gracia de Dios y estar cerca de Dios es un remedio seguro contra los ataques del demonio. Los diablos nos observan y nos tientan sin tregua. Y as
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lo hacen con aquellos que se liberaron, porque volver a tomar el alma de alguien que ya poseyeron anteriormente es para ellos una gran victoria. Es como cuando uno se rompe un brazo cuando era pequeo. Le ponen el yeso y el brazo se arregla. Pero ese brazo ya no puede ser como antes. La fractura, aunque est cicatrizada, sigue presente y el nio cuando crezca y se haga mayor sigue sintindola. Lo mismo sucede con los posedos. Recuerdo la vez que liber a una mujer joven. Despus de un ao, dicha joven volvi a m. Estaba poseda de nuevo. De modo que tuve que recomenzar a exorcizarla. Pero de inmediato, iniciado el exorcismo, el diablo me dijo: Qu te crees que haces, cura? No sabes que ahora ella es ma para siempre? Ella volvi a m. Yo venc. Afortunadamente logr luego liberarla por segunda vez. Pero fue algo sumamente difcil. A decir verdad, el diablo volvi a Piacenza e hizo cosas que nunca vi hacer otras veces. Regres para matar. Dar explicaciones sobre esto es difcil. Se puede decir una cosa; con frecuencia, no siempre, se es posedo de manera consciente. Es nuestra voluntad la que dice a Satans: Entra en mi. Cuando se estipula un pacto con Satans, disolverlo puede ser casi imposible. Si se entrega el alma por la eternidad a Satans, despus uno puede arrepentirse y liberarse- pero ese pacto fue hecho y las consecuencias siempre se pagan. El alma, en fin, puede salvarse, pero el cuerpo, misteriosamente, puede morir tambin a mano y por voluntad de Satans.

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Niosquesevuelvenasesinos
ElcasodeJamesBulgeryotros

Despus de los exorcismos al campesino romano, mi vida se volvi bastante movida. Pero al mismo tiempo montona tambin. Montona porque despus de ese primer exorcismo, durante aos, todos los das solo hago una cosa, otros exorcismos. Llego a exorcizar a 10 y hasta 15 personas al da. Todos los das, incluidas las fiestas. La ma es una batalla personal contra el demonio. Una batalla que no he buscado. Una tarea que Dios me encomend por medio del cardenal Poletti y que acept con espritu de obediencia. Acepto la batalla aun cuando es rdua, terrible. Como cuando me encuentro por primera vez delante de quien nunca me hubiera imaginado: un nio de pocos meses. Es difcil de entender. Sin embargo es una realidad. Entre las vctimas del diablo se encuentran muchos nios. Son inocentes. No tienen culpa. Pero es tambin de su cuerpo del que el diablo trata de posesionarse. Y a menudo lo logra. A veces las posesiones comienzan cuando se encuentran todava en el vientre de su madre. Es terrible, pero as es. Sucede que un mago o un hechicero hacen un maleficio a una mujer con la intencin de golpear tambin al nio que lleva en su seno. Y, desgraciadamente, a veces funciona. De manera inexplicable, el maleficio prospera. Es evidente que es algo que Dios permite. Porque es un misterio. Pero acontece que Dios deja que el diablo se desencadene y ataque a los ms inocentes de los seres humanos, precisamente los nios. Y as pasa que desde su nacimiento un nio est posedo. Las seales son claras de inmediato. Si se lleva al nio a la iglesia, comienza a llorar y a agitarse sin motivo. Lo mismo cuando los padres
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rezan en casa. Cuando crece, estos fenmenos se hacen ms fuertes. Pero de inmediato es posible observarlos. Por eso aconsejo siempre a los padres que bauticen a sus hijos apenas nazcan. Que no dejen pasar mucho tiempo. El bautismo es un exorcismo poderoso. El bautismo expulsa al diablo. El diablo teme al bautismo. No es una casualidad, en efecto, que entre los posedos del mundo la mayor parte sea gente no bautizada. Es sobre todo con los no bautizados con quienes al diablo le es ms fcil actuar. Me traen a un nio de pocos meses. Los padres no se explican ciertas reacciones suyas inslitas. Llanto que pareciera venir de un mundo lejano. Gritos anormales para su edad. Los mdicos no le han encontrado ningn mal y dicen: Esperad a que crezca. Con el paso de los meses todo se arreglar. Y, en efecto, desde su punto de vista tienen razn. El nio no tiene problemas que se curen con la sola medicina. Por el contrario, como sucede siempre, si se le da un calmante reacciona de manera opuesta. Se excita y parece encolerizado. Las medicinas le provocan el efecto contrario al que se esperaba. Pasan los das y el padre, que es un catlico practicante, observa un hecho extrao. Cuando entra con su hijo a la iglesia, este comienza instantneamente a llorar desesperado. Su rostro se enrojece. Las venas se hacen visibles. Es todo un fuego incontrolable. Esto le hace sospechar que haya algo inhumano que sea necesario expulsar. Y viene a m. Nunca me toc ver a un nio tan pequeo. Hasta llego a dudar pero s bien -cuntas veces me lo repiti el padre Cndido- que un exorcismo nunca causa mal alguno. O hace bien o no tiene ningn efecto. De modo que me pongo la estola, tomo el ritual, el leo santo, el agua bendita y empiezo el exorcismo. Pocas palabras bastan. El nio comienza a gritar y a llorar. El padre se ve obligado a colocarlo en el suelo porque a pesar de los pocos meses de edad, parece que es capaz de menearse hasta llegar a soltarse de sus brazos. Termino rpidamente el exorcismo y les explico a los padres que hay que repetirlo varias veces, al menos 3 o 4 veces por semana.
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Continuamos durante algunos meses. El diablo nunca habla. La nica seal visible que da son los gritos tremendos del nio durante toda la duracin de los exorcismos. Luego, apenas termino, silencio. El llanto durante el rito desgarra el corazn de los progenitores. Parece que no hubiera ningn consuelo para su hijo. Les pido a los padres que oren mucho, ayunen, vayan a misa todos los das. Siguen mis indicaciones y despus de pocos meses sucede lo que nunca me hubiera imaginado que podra acaecer tan pronto. Me traen al nio. Empiezo el exorcismo y el nio permanece tranquilo. No llora. Sonre. Recito todo el ritual. Oro. Le asperjo con agua bendita. Lo persigno con el leo sagrado. Es increble. En pocos meses se encuentra ya libre. Aprender por cuenta propia cun terribles son las posesiones de los nios, violentas, desenfrenadas, poderosas, pero al mismo tiempo comprender cun transitorias y frgiles en cuanto a su resistencia. Cuando crezcan estos nios hay un signo evidente que atestigua la posesin: la perfidia. Una perfidia no de acuerdo con la razn y, sobre todo, con la edad que tienen, y el querer hacer el mal, desear destruir; como si todo esto fuera una manifestacin de la personalidad, un desahogo para demostrar la propia fuerza contra todo y contra todos. Hay muchsimos casos, relatados incluso en las crnicas, de nios o adolescentes en los que esta perfidia ha sido una seal evidente de su posesin. A los canales de televisin han sido convocados criminalistas y psiquiatras con el fin de dar alguna explicacin a tanta ferocidad. Pero han olvidado llamar a un exorcista. Este, en caso de que hubiera sido convocado, habra resuelto los casos en pocos minutos. Habra dicho: Se trata de una posesin diablica. Recuerdo 2 casos terribles conocidos por todo el mundo. Hablo de ellos para que se comprenda. Para que la mayora de la gente abra los ojos. Para mostrar cmo el diablo va por el mundo devorando existencias que deberan ser puras, genuinas, alegres. El primero es un caso ingls, el homicidio de James Bulger. El segundo, es un caso italiano, el homicidio de Susana Cassini y de su hijo Gianluca De Nardo, James Bulger naci en Liverpool el 16 de marzo de 1990. En 1993, cuando solo tena 3 aos, fue secuestrado y
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asesinado por 2 muchachitos de 10 aos, Jon Venables y Robert Thompson. El secuestro tuvo lugar en el centro comercial New Strand de Botole, Inglaterra, donde James se encontraba con su madre Denise. Jon y Robert estaban callejeando por ah. Observan a los nios que pasan cerca de la entrada de la tienda. Uno de ellos le dice al otro: Por qu no cogemos a un chico? Antes, tratan de atraer hacia ellos a un nio de 2 aos que juega con su hermanita, pero la madre recupera al pequeo y los ahuyenta. James se encuentra en el centro comercial con su madre, la cual, fatalmente, lo deja por un instante solo delante de la puerta de un local, Cuando sale se da cuenta de que el pequeo ha desaparecido. Sali del centro comercial y fue capturado por los 2 chicos. Estos se le acercaron, le hablaron para obtener su confianza, y luego, de la mano lo llevaron fuera del centro. Las cmaras de seguridad captan la escena. Jon y Robert llevan al nio a unos 4 kilmetros. El nio llora. Llama a su madre. Pero ellos siguen llevndoselo. Al lado de un canal Robert bromea sobre la posibilidad de arrojar al pequeo all. Luego uno de los 2 toma al pequeo por los pies y lo deja caer provocndole una herida profunda en la frente. Los 2 se dan cuenta de haber hecho algo muy malo, as que se esconden detrs de una cerca. Miran hacia todas partes pero ninguno se detiene. Salen de nuevo de su escondite y recuperan al nio. Se dirigen al pueblo. Jon cubre la frente de James con la capucha de su suter para tapar la herida. Llegados a un cruce, el nio huye de las manos de los secuestradores y corre por el centro de la calle llamando a su madre. Robert lo alcanza y lo arrastra. Muchos motociclistas observan al nio que es arrastrado mientras junta los pies y rehusa caminar. Pero a nadie se le ocurre bajar de la moto para ver qu sucede. Jon toma a James por las piernas, mientras Robert lo hace por el pecho. Lo llevan hasta el prado que est delante de un restaurante. Ah, una mujer, al notar las heridas de James, se acerca a preguntar qu sucede. No sabemos quin es, lo hemos encontrado en el fondo de la colina -responden Jon y Robert fingiendo no conocerlo.
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La mujer les indica a los muchachos la comisara de polica ms cercana. Estos se dirigen a otra parte. La mujer les grita que se detengan, pero ellos logran escapan Los 3 continan su viaje caminando por la colina y llegan a County Road. Se detienen en varios almacenes. Hasta que llegan delante de la estacin ferroviaria Walton & Anrield en Walton Lae, una pequea estacin en desuso. Vuelven a la calle principal y se meten en un callejn del que salen rpidamente. Tienen la comisara de polica a su derecha, la casa de Robert a su izquierda. Deciden volver a la estacin ferroviaria, evitando la comisara de polica. En total durante el largo paseo, fueron vistos por 38 personas. No obstante, ninguna de ellas los detiene. Mientras se dirigen a la estacin ferroviaria, Jon arranca la capucha del suter de James y la arroya entre los rboles. Uno de los muchachos tira la pintura azul, comprada por la maana, a la cara de James. Lo golpean con ladrillos, piedras y una barra de acero. Uno le da patadas. Thompson da una patada tan fuerte en el rostro del pequeo que la marca de su bufanda le queda estampada. Le bajan los pantalones y uno de los 2 muchachos le toca los genitales. Algunas pilas adquiridas hacia poco son introducidas en la boca del pequeo. James sufre fracturas en diversas partes del cuerpo. Luego lo dejan aun vivo en los rieles del ferrocarril, cubrindole la cabeza con piedras, con la esperanza de que un tren lo atropelle y su muerte parezca accidental. Poco despus el cuerpo del pequeo es efectivamente cortado en dos por un tren. Aunque, como lo dir despus la autopsia, cuando el tren lleg, James ya estaba muerto. En los meses sucesivos les realizan a los 2 muchachos diversos anlisis. Estos demuestran que Thompson, hijo de un alcohlico, haba sido violentado en repetidas ocasiones por su padre, quien haba tenido relaciones parecidas con el hermanito, en tanto que Venables, hijo de padres divorciados, ambos con pasado de depresiones patolgicas, tena un hermano mayor y una hermana menor con problemas de comportamiento. Por eso se metan con l en el colegio. Y por eso era continuamente objeto de acoso escolar. Venables conoci a Thompson en el colegio despus de que ambos fueran
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expulsados. Los dos estudiaban juntos. Movidos por una fuerza que no se puede explicar, secuestran al pequeo James y lo asesinan como si estuvieran bebiendo un vaso de agua. Cmo es posible que hayan llegado a tanto? No existe ninguna explicacin lgica. Se puede indagar acerca de su pasado, pero la infancia difcil de ambos no logra, guste o no, explicar tanta violencia. Tanta maldad. Es la maldad del diablo. No se puede explicar un delito semejante sino recurriendo al diablo. Es l quien de alguna manera logr posesionarse de estos 2 chicos y los llev paso a paso a la depravacin ms irracional y terrible que exista, el homicidio de un pequeo inocente. Es verdad, tanta perfidia es inexplicable. Pero la violencia repentina de los propios padres cuando se es pequeo -en el caso de Thompson- tiene un significado importante. La violencia de los padres en contra de sus hijos es uno de los canales privilegiados para que Satans baje al mundo. Que Thompson haya sido violentado por su padre no es un detalle que se pueda descuidar. Con frecuencia los muchachos son posedos por el demonio si han sido anteriormente violentados por el padre. La violencia del padre contra ellos es un canal de transmisin sumamente eficaz a travs del cual pasa el demonio. La culpa de los padres recae sobre ellos por una transmisin del mal que tiene el carcter de lo extraordinario. No todos los que sean violentados por los padres sufren luego fenmenos de posesin. Pero muchos por desgracia s. Los padres tienen hacia sus hijos una paternidad tambin espiritual que las madres no tienen. Si un padre bendice a menudo al propio hijo, estas bendiciones tienen un efecto positivo, mucho ms positivo que si la que bendice es la madre. As, si un padre violenta al propio hijo, el efecto puede ser devastador. Marinella tiene 18 aos cuando viene a m por primera vez. Qu te hace pensar que ests poseda? -le pregunto. Padre -me dice-, desde cuando era pequea no logro entrar en la iglesia. Siento repulsin por los lugares sagrados. Trato de entrar, pero una fuerza me lo impide. Cunto tiempo hace que sufres estos problemas? Ms o menos desde que tena 7 aos.
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Qu pas cuando tenas 7 aos? Padre, me da un poco de vergenza... No tienes por qu avergonzarte delante de m. Cuntamelo todo. Mi padre me viol. Cuntas veces te viol? Muchas. Ya muri. Pero nada ha cambiado. Mi vida est llena de desgracias. Quisiera pedirle ayuda a Dios, pero no puedo. No puedo rezar. No s de quin hacerme ayudar. Si Marinella tiene 18 aos, significa que la posesin, si de veras se trata de posesin, est presente desde hace once aos. Por lo tanto, desde hace mucho tiempo. De modo que decido no exorcizarla de inmediato. Estoy solo en casa. No tengo a mis asistentes conmigo. Temo una eventual reaccin suya negativa y violenta. La cito para la siguiente semana. Siete das despus Marinella se presenta puntualmente. Hay conmigo 10 personas. Nueve laicos, ms un joven sacerdote que de vez en cuando me ha pedido poder asistir a los exorcismos. Le pido que se tumbe en una camilla. La hago amarrar. Me pongo la estola, romo el anua bendita y el santo leo, Y comienzo las oraciones en latn. Marinella reacciona de inmediato. Se agita, pero las correas que la sujetan la mantienen en su puesto. A mi lado, el joven sacerdote sigue la escena un poco tenso. Despus en un mpetu de compasin no solicitada, el joven sacerdote hace un movimiento que mejor no hubiera hecho jams. Se acerca a Marinella. Le toca en un hombro y le dice: Tranquila, tranquila, esto terminar pronto. Marinella se vuelve. Lo fulmina con dos ojos de vbora. Y le dice: Y t quin eres, pequea virgencita? Soy el padre... Silencio! -intervengo yo-. Y le pido al joven sacerdote que se aleje. Pero ya el juego se haba iniciado. El diablo se dirige al joven sacerdote y lo agrede de palabra. Pequea virgencita, qu haces aqu? No deberas estar acostado a esta hora? Ah s, perdname. T, cuando todos duermen, nunca te vas a la cama. T no duermes por la
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noche. Te masturbas delante del televisor. Te agrada perder el tiempo solo, no es cierto? Oh, claro que es cierto. Qu haces? No respondes? Pobre virgencita desenmascarada aqu delante de todos. Y una estruendosa carcajada sepulta lo que queda de mi compaero de viaje. Pero no tengo tiempo para l ahora. Debo seguir con el exorcismo. El diablo castig al joven sacerdote y por el momento no intenta ir ms all. Porque al lado del joven sacerdote me encuentro yo. Y mi exorcismo es un castigo tremendo para el demonio. Y debe confrontarse absolutamente con dicho castigo. Cllate, diablo -grito-. Cllate! Respndeme en el nombre de Cristo. Quin eres para que te atrevas a importunar a esta pobre muchacha? Quin eres? Marinella babea y se agita. Y de pronto comienza a temblar sumamente fuerte. Luego emite un largo aullido. Sacerdote, cllate t. No te responder -grita-. No te responder nunca! Respndeme en el nombre de Cristo! Quin eres? Dime quin eres! De la garganta de Marinelia una voz lgubre y dolorida emite estas palabras: Soy la pesadilla de Marinelia. Soy su demonio y su placer. Soy el diablo que gracias a su padre la ha posedo. Y la poseer para siempre. T no poseers a nadie para siempre. Cristo vence. Cristo ha vencido. Cristo te derrotar. Contino con el exorcismo. Las oraciones en latn parecen ser muy eficaces. Marinella, por 3 largas horas tiene reacciones violentas ante mis palabras. Luego termino el exorcismo. Marinella no recuerda nada de lo que acaba de pasar. Le pido que me hable de su padre. Me dice: Era violento. Yo era su juguete. Deba acceder a sus peticiones. De lo contrario me golpeaba hasta hacerme salir sangre y tambin golpeaba a mi madre. As sufr durante aos, hasta que muri. Pero sabe qu le digo? Dime.
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Le digo que no puedo odiarlo. Era mi padre. Era mi padre. Marinella estalla llorando. La consuelo y dejo que se vaya dndote cita para la semana siguiente. Sin embargo le pido que se confese y que todos los das se acerque a una iglesia. Aunque no logres entrar en la iglesia, trata de estar fuera en silencio unos 5 minutos. Vers que si lo haces as todos los das, en algunos meses podrs entrar. Me despido de ella, pero s que me queda todava una tarea por hacer La tarea de hablar con el joven sacerdote. Me espera fuera de la habitacin donde habamos exorcizado. Mira fijamente al suelo. Est deshecho y al mismo tiempo asustado. Le digo: Ves lo que sucede si nos atrevemos demasiado? Es preciso tener cierta experiencia con los demonios. Y sobre todo se necesita llevar una vida santa. De lo contrario, l te desenmascara y te humilla delante de todos. -Padre, lo siento. Est bien, te servir de leccin. Padre... Dgame. Tengo que pedirle algo. Dgalo, nimo. Puede confesarme? El 21 de febrero de 2001 en Novi Ligure, Italia, Erika De Nardo, que entonces tena 16 aos, con la colaboracin de su novio Mauro Ornar Favaro de 17 aos, asesina con un cuchillo de cocina a su madre, Susana, Susy, Cassini y a su hermano Gianluca de 11 aos. El desarrollo del delito, en lo poco cierto que se sabe, es horripilante. Susy regresa a casa con su hijo Gianluca a eso de las 19:30 de la tarde. Suena el timbre. Erika abre la puerta. Juntos se dirigen a la cocina y entre la madre y la hija comienza una discusin debida a las malas notas escolares de la muchacha. De repente se produce la primera cuchillada. La joven se pone los guantes. Ornar, que se encuentra en la casa escondido en el bao del primer piso, donde se ha puesto ya los guantes, acude a ayudar a Erika. Los dos muchachos
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agreden a Susy por la espalda. Uno de los dos le tapa la boca con una mano, el otro comienza a darle golpes con el cuchillo. Luego el otro empieza a herir. La mujer trata de huir y choca con la mesa de la cocina, la cual se parte en dos por la violencia del golpe. Los dos la acuchillan repetidamente hasta que muere. Gianluca baja corriendo del segundo piso y asiste aterrorizado al homicidio de su madre. Los dos lo ven. Y lo golpean. Primero en el piso de abajo, luego en el segundo. Aqu, en la habitacin de Erika, Gianluca es asesinado con 57 pualadas. En este momento Erika y Ornar vuelven al primer piso. Planean esperar al padre y matarlo tambin. Pero antes los descubren. Tampoco en este caso hay mucho que decir. Se puede encontrar en el mundo una perfidia ms grande que esta? Ms odio? Ms rabia? Parece difcil. Es una perfidia inhumana, Es la perfidia del diablo. Como la que golpe, por fortuna todo dur solo un da, a una muchacha de Cassino. Laura, en julio de 1988, tiene 14 aos. Vive en Cassino. Una noche es invitada por una amiga de colegio a salir con ella. Adonde vamos? pregunta Laura. A ver algo que nunca has visto -le responde la amiga. Salen de la ciudad y se meten en el bosque vecino. Llegan junto a una casa. Entran. 10 personas encapuchadas estn haciendo una sesin de espiritismo. Invocan a los espritus para que les hablen a ellos. Luego le sacrifican al diablo un animal capturado haca poco. Laura tiene miedo pero no se atreve a escapar. La amiga la toma de la mano y la obliga a participar. "Todo dura una hora. Terminado aquello, que a los ojos de Laura parece un juego estpido pero inocuo, las dos amigas regresan a la ciudad. Se despiden y van a sus respectiras habitaciones. Laura entra en su casa. Sus padres estn an despiertos. La saludan y, como nica respuesta, Laura los insulta en la cara. Algo extrao porque Laura jams maldice. Ni ha tenido comportamientos agresivos con la familia. En cambio esa noche, nadie se le puede acercar. Se le pregunta el motivo de tas attkfciones e insultos que de manera continua salen de su boca y que agreden con maldad. Escupe. Muerde. Grita, forcee otra persona. Como si estuviera endemoniada.
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El padre es un catlico practicante. Ha odo hablar del padre Cndido, el exorcista de la Scala Santa, mi maestro. As que no lo piensa 2 veces. En plana noche hace que su hija suba al coche y se dirige directamente a Roma. Llega a la Scala Santa cuando an no ha amanecido. Baja y espera a que los frailes abran el portn a las seis. Necesito al padre Cndido le dice al primer hermano. Para qu? Necesito que vea a mi hija -dice indicando a la muchachita que tiene a su lado y que, amenazante, lanza miradas de odio contra el religioso. El padre Cndido est indispuesto. Tiene que dirigirse a su sustituto. Se llama padre Gabriel Amorth. Esta es la direccin de su casa. Los dos vuelven al coche y llegan a mi casa. Esperan que me despierte. Despus me llaman. Esa maana tengo que hacer dos exorcismos bastante difciles. De modo que dejo al padre y a la hija esperndome en la portera hasta que termine. Son las doce cuando me recuerdan que los dos tienen una cita conmigo. Me encuentro muy cansado pero acepto. Me digo: Les doy una bendicin rpida y basta. Buenos das. Cmo se llama esta chica? -pregunto. Me responde el padre. Hay tensin en el ambiente. Los dos estn muy cansados. Pero entiendo que hay algo ms que el simple cansancio. Comienzo la bendicin. De inmediato soy castigado por una imprudencia. Me acerco demasiado a Laura, quien de un salto me agarra de la mueca y la muerde. Siento que sus dientes se hunden en mi carne. Grito. Me alejo. Y comprendo que hay algo muy serio. Me concentro. Oro con mayor fuerza y atencin. Bastan diez minutos. Laura se dobla sobre s misma. Parece como si una fatiga inmensa la hubiera destruido. Laura, cmo ests? Bien, padre me responde. Laura, ya ests libre, vete. Laura se levanta y sale al patio. Corre y juega con un baln. Cmo fue posible que se liberara en tan poco tiempo? Gracias a su padre. O mejor, a la rapidez de su padre. Las posesiones, si se tratan a tiempo, no logran echar races.
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El diablo ensay apoderarse de Laura. En la sesin espiritista entr en su cuerpo. Pero en pocas horas no lleg a arraigarse como hubiera querido. Por eso fue fcil liberarla. Tambin el Evangelio nos relata el caso de un jovcnclt endemoniado. Jess se encuentra en el monte Tabor con 3 discpulos. Aqu se ha llevado a cabo su transfiguracin. Los 4 bajan y se encuentran con los otros discpulos que se quedaron en la llanura. Los ven rodeados de mucha gente y de escribas, con los que estn discutiendo. Al ver a Jess, uno de la multitud se pone ante l diciendo: Te he trado a mi hijo, el nico que tengo, y que est posedo por un espritu maligno mudo; cuando se apodera de l, lo golpea, le hace echar espuma por la boca, rechina los dientes y se queda rgido. He rogado a tus discpulos que lo expulsen, pero no han podido. Este fallo tal vez fue lo que provoc la discusin con los escribas, quienes no dejaron de pronunciar sus palabras malignas sobre los discpulos y aun sobre el maestro ausente. Pero ahora l est presente, y al saber de qu se trata exclama: Oh, generacin falta de fe, hasta cundo estar con vosotros? Hasta cundo os tendr que aguantar? Luego, buscando con la mirada al joven posedo, dice: Tradmelo! La fe es para Jess una condicin esencial para que sucedan los milagros; El deplora su ausencia tanto en los escribas y el padre del joven, como en los apstoles, cuyo fallo demuestra que ellos tienen una fe dbil e indecisa. El joven es trado a Jess; en su presencia entra de inmediato en una crisis frentica, y cae al suelo agitndose, agonizando y echando espuma por la boca. Durante el ataque, Jess quiere interrogar al padre. Desde cundo le sucede esto? El padre responde: Desde nio: a menudo el espritu maligno lo arroja al fuego o al agua. S puedes hacer algo, aydanos y ten piedad de nosotros! Jess responde: En cuanto al si puedes, todo es posible para quien
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tenga fe! El padre, de inmediato, grita y dice llorando: Tengo fe! Pero ayuda mi incredulidad! Jess se acerca al adolescente y le dice: Espritu mudo y sordo, yo te lo ordeno, sal de este y no regreses ms a l! Despus de haber gritado y muy abatido, el diablo sale, Y el joven permanece como un cadver, tanto que muchos dicen: Ha muerto! Jess en cambio, tomndolo de la mano, lo levanta. Los apstoles se acercan en privado a Jess y le dicen: Por qu no pudimos echarlo nosotros? Jess les responde: Por vuestra falta de fe! En verdad, en verdad os digo, si tuvierais fe como un grano de mostaza, dirais a este monte: Desplzate a otro lado!. Y se desplazara a otro lado, y nada os sera imposible. Jess es el primer gran exorcista. Este episodio demuestra cun oportuno es exorcizar a los nios desde pequeos. El diablo se arraiga violentamente en los nios. El muchachito a los pies del monte Tabor fue liberado solo por la gran fe de Jess. Cuanto ms tiempo pase, ms difcil es liberar a un pequeo posedo. Los nios son inocentes. Con frecuencia los padres no los vigilan adecuadamente. Y esto porque la vida de los progenitores est demasiadas veces despreocupada. El diablo lo destruye todo y siempre busca oponer a los hombres unos contra otros. Y cuando logra poner al padre en contra de la madre, cuando logra dividir a las familias, alcanza uno de sus grandes objetivos. Porque el diablo sabe que 2 progenitores que se abandonan provocan dolores y divisiones incluso en todos los que estn cerca de ellos, comenzando por los hijos. Eleonora es una mujer de 40 aos. Se cas a los 30 pero inmediatamente despus del matrimonio la relacin con su esposo deriv hacia caminos bastante difciles. Si antes del matrimonio la relacin entre los 2 iba viento en popa, despus todo comenz a andar mal. Eleonora no logra pasar un da tranquilo con su marido. Discuten continuamente.
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Cualquier cosa es motivo de discusiones violentas. Las dificultades se han prolongado durante muchos aos. Hasta que un da Eleonora decide venir a verme. Padre, ya no aguanto ms -me dice. Qu sucede? Sucede que estoy casada hace 10 aos y que estos han sido los aos ms tristes de mi vida. Por qu? No tengo una respuesta. Solo s que la maana del matrimonio estaba radiante. Todo march bien en la iglesia. Pero apenas sal de la iglesia y sub al coche, mi marido me rega porque, segn l, yo haba estado fra con su madre cuando vino a saludarme en el momento del intercambio de la paz. Desde ese momento todo se ha torcido. Todo, en estos 10 aos, nos ha hecho pelear. A menudo el centro de nuestras rias ha sido una sola persona: su madre. Te portaste mal con mi madre es la frase que mi marido me ha repetido durante aos, hasta el cansancio. En cambio, antes del matrimonio, todo marchaba bien. Despus entre nosotros dos se ha metido una tercera persona incmoda, precisamente la madre de mi marido. Su madre vive an? S, vive. Qu relacin tiene contigo? Ninguna. Cuando supo que me quera casar con su hijo, rompi conmigo. Ya no quiso verme ms. Prcticamente son 10 aos que no tengo noticias de ella. Mi marido, por el contrario, la escucha y la ve a menudo. Pero nunca me dice nada. Piensas que la madre de tu marido ha realizado un maleficio contra ti el da en que te casaste? No sabra responder. Pero en este punto pienso que s. Mi marido me amaba antes de casarnos. Luego, el da del matrimonio algo cambi. Ni siquiera s cmo he podido resistir todos estos aos. Adems no tuvimos el consuelo de los hijos. No hemos podido tenerlos nunca. Padre, no s qu decir. Aydeme. Mira, tal vez haya un maleficio. Pero no estoy seguro. A veces la vida va nial y no tiene esto que ver necesariamente con los maleficios. Haz una cosa. Vuelve a casa y maana
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por la maana vienes aqu con tu vestido de novia. Al da siguiente Eleonora viene a verme. Trae en la mano su largo vestido blanco. Le digo que me lo entregue. Salimos al aire libre. Caminamos por un gran campo aislado de la periferia de Roma. Bajamos del coche. Colocamos el vestido en el suelo. Tomo del maletero del coche un bidn de gasolina que haba llenado anteriormente. Roco con gasolina el vestido y con una cerilla trato de prenderle fuego. Pero no pasa nada. El vestido no se quema. Comprendo que algo va mal. Es evidente: se hizo probablemente un maleficio en el vestido con el fin de que el matrimonio de Eleonora fracasara y la esposa no fuera feliz. Eleonora se aterroriza pero tambin se muestra incrdula. Regresamos a casa con el vestido impregnado de gasolina en el maletero del coche. Decido quedarme con el vestido. Lo escondo en un sitio seguro lejos de la curiosidad de mis cohermanos. Decido durante dos meses bendecirlo cada da regndolo con agua bendita. Lo bendigo repetidamente. Despus de 2 meses llamo a Eleonora. Le digo que venga a verme. Volvemos al prado. Esta vez el vestido arde. Lentamente, pero se quema. Al final recogemos las cenizas. Nos dirigimos a un pequeo ro y arrojamos las cenizas al agua. En efecto, no solo es necesario quemar un vestido con maleficio, sino que es tambin conveniente echar las cenizas donde haya agua corriente. Eleonora vuelve a casa. Su vida de pareja mejora da tras da. A pesar de que la madre del marido sigue siendo una presencia negativa dentro de su familia una presencia que creo que la molestar mientras viva. La obstinacin de cierta gente es insaciable. Su propensin al mal es difcil de combata Adems, ciertas suegras saben ser diablicas como nadie con las mujeres que se atrevan a casarse con su hijo predilecto. Su egosmo, el amor enfermizo al propio hijo, es una perversin que viene de Satans. En lugar de desear la felicidad del hijo, deciden matarlo sofocndolo. Es esta una gran victoria del demonio. Porque una pareja dividida deja una gran huella de sufrimiento. Aunque las cosas puedan arreglarse, el sufrimiento provocado permanece. Pero no son las familias las que sufren por culpa del demonio divisiones dolorosas que provocan sufrimientos enormes.
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Existe otra divisin tremenda y tambin ella tiene consecuencias terribles. Es la divisin que Satans provoca entre las personas que estn consagradas a Dios y Dios mismo. Un sacerdote o una religiosa posedos, all donde la posesin es en cierto modo querida y buscada por el sacerdote o la religiosa, provocan en los fieles que viven cerca de ellos una estela de dolor y muerte terribles.

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Sacerdotes,religiosas ysimplesfielesamerceddeldemonio

Sor Gisella (el nombre ha sido inventado a propsito) es una religiosa muy devota. Es estimada por todos en su orden religiosa. Reza muchsimo. Nunca falta a sus deberes. Respecto al fervor est, sin duda, entre las primeras de su congregacin. Sin embargo, de un da para otro, comienza a tener acritudes inexplicables. Cuando entra en la iglesia se siente mal. Se ahoga de tal manera que debe salir y refugiarse en su habitacin. Al cabo de cierto tiempo ya no logra participar en la oracin. Sus superioras piensan en concederle algunas semanas de reposo. Quiz solo est cansada -piensan-. Tal vez tenga simplemente necesidad de descansar fsicamente. Pasan los das y su estado no mejora. Por el contrario, ahora todo lo que le recuerda a lo sagrado le molesta. Si ve a un sacerdote tiene que escapar para no gritar, chillar o agredirlo. Lo mismo le sucede al encontrarse con sus cohermanas. La situacin se ha vuelto ya insostenible. De modo que un da deciden llamarme. Me preguntan si puedo recibir a la hermana. Acepto. Cuando la puerta de mi habitacin se abre, me encuentro delante a 3 hermanas. La poseda est en medio. Delicada, delgada, un rostro angelical. Invito a las 3 a sentarse y les pido que me expliquen bien qu problemas hacen sufrir a sor Gisella. Es ella quien toma la palabra. Padre, me siento mal. Cuando entro en la iglesia la cabeza me da vueltas y una fuerza que no s explicar dentro de m me dice: Huye, sal de ah!. Para sentirme mejor tengo que salir. Me refugio en mi habitacin, el nico lugar donde logro reponerme. De ah he quitado las cruces, imgenes de la
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Virgen, los iconos sagrados. Tambin los libre* que hablan de Jess y de los santos. No s por qu, pero su presencia me molesta. Tengo miedo. Cuando veo a un sacerdote siento que una fuerte rabia se apodera de m. Aun ahora cuando usted est aqu delante de m... Comprendo que debo actuar. Rpidamente me pongo la estola. Abro el ritual y empiezo a rezar. Bastan pocos instantes para que el exorcismo provoque un efecto destructor. Las dos hermanas que acompaan a sor Gisella retroceden algunos pasos. Parece que no estn preparadas. Ni han visto nunca a su cohermana en semejantes condiciones. Y no saben qu hacer. Sor Gisella se ha convertido en una serpiente. Se arrastra apoyndose en los codos y las rodillas con una agilidad no humana. Se arrastra por toda la habitacin. Pasa bajo las piernas de sus cohermanas. Bajo el escritorio y las sillas. Se mete debajo de la cama y de manera rtmica saca la cabeza, primero de un lado, luego del otro. Est muy agitada. No se detiene nunca. Solo a mi sotana no se atreve a acercarse. Procedo con el exorcismo, pero me doy cuenta en poco tiempo de que es conveniente suspenderlo. La boca de sor Gisella se est llenando de saliva. Muestra sus dientes como un felino a punto de matar a su presa. Saca la lengua como una serpiente que quiere escupir veneno. Y, en efecto, escupe clavos, tornillos, tijeras y objetos de hierro de varias dimensiones. Escupa y vuelve a arrastrarse. Apenas terminado el exorcismo, sor Gisella vuelve en si. Se levanta y dice: Qu pas? Te estabas arrastrando como una serpiente -le explico. Yo? Tu. No me di cuenta. No podas darte cuenta. No estabas en ti. Una fuerza que no era la tuya te movi a ello. Una fuerza que has de tratar de sacar de ti de todas las maneras posibles. Vuelve a verme al menos una vez por semana. Es la nica posibilidad que gtienes de resolver esta dificil situacin. Las dos cohermanas se miran y no saben qu decir.
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Toman del brazo a sor Gisella y salen con ella. Al quedar solo me pregunto; Cmo es posible que el diablo haya entrado en una persona consagrada a Dios? Recuerdo las enseanzas del padre cndido: es intil preguntar el porqu. El mal existe. Es un hecho comprobado. Se combate. No se explica. En la siguiente semana la cita se fija para la tarde de un da laborable. Entonces oigo tras la puerta un ruido de pasos. Son las 3 hermanas. Sor Gisella parece que ha envejecido muchos aos. Ya no la reconozco. Comprendo que ha tenido una semana dificil. El diablo deba haberla golpeado bastante. Me mira amenazante. Creo que el diablo, al saber la intencin de la hermana de someterse a los exorcismos, decidi destruirla. Pero no le hago ninguna pregunta. La fuerza malfica dentro de ella ha comprendido ya con quien tiene que enfrentarse ahora. Debo empezar inmediatamente. No te acuerdes, Seor, de nuestras culpas o de las de nuestros padres y no nos castigues por nuestros pecados. Padre nuestro No nos dejes caer en la tentacin, y lbranos del mal. Una serpiente comienza a arrastrarse frenticamente por toda la habitacin. Quin eres? pregunto. La serpiente no deja de arrastrarse. Silba pero no responde En el nombre de Jess, dime quin eres! Los codos y las rodillas de la hermana restriegan el piso. Parece que nada la puede detener. Ahora parece una tarntula que avanza con pequeos pero muy veloces pasos. Solo se detiene de vez en cuando bamboleando la cabeza a derecha e izquierda. Para luego volver a lo mismo de forma alocada. Estoy hablndote! -grito. El tono de mi voz provoca una reaccin, finalmente. De pronto la hermana deja de arrastrarse. Se detiene. Vuelve hacia m su cabeza manteniendo el resto del cuerpo completamente inmvil. De un salto se arroja hacia m. Prontamente le muestro el crucifijo que tengo en una de las manos. Es un movimiento providencial. Lo golpea con la cara y retrocede como sacudida por una contrafuerza que no esperaba encontrar. Se queda aturdida por unos momentos. El
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silbido se vuelve ahora un lamento ronco, largo, pronunciado durante varios minutos sin nunca tomar aliento. Ahora se arrastra con menos agilidad. Ya no se atreve a mirarme. Por instantes la siento como suspirando. No me dejo conmover. Quin eres t que te atreves a estar en el cuerpo de esta hija de Dios? Habla! Dime quin eres! La serpiente vuelve a tomar fuerza. Y sigue arrastrndose en zigzag por toda la habitacin. Las dos hermanas que la han acompaado retroceden hasta la pared. Estn petrificadas. Les digo que recen el rosario. Y que no hagan nada ms. Me obedecen. Sacrlego, que te atreves a importunar a esta hija de Dios! No sabes que Cristo Jess te ha vencido para siempre? Es intil que trates de resistir, Vete, vuelve a tu infierno y no vuelvas nunca ms! No obtengo respuesta alguna. Ni la tendr tampoco en las siguientes semanas. Este diablo es un hueso dursimo. Siempre es as, de todos modos. Cuando un demonio se posesiona de un religioso, vende cara su piel. No le es fcil lograr poseer a un sacerdote o a una hermana. Por eso hace cuanto le sea posible para no irse una vez que ha tenido xito en su intento. En este caso su tctica es simple. No habla. No me dice quin es. Se ve que est, pero permanece callado. Es su torpe, pero en parte eficaz, tentativa de ocultarse. Y luego est la otra tentativa, la de aterrorizarme haciendo vomitar a sor Gisella objetos de diferentes clases y dimensiones. En pocos instantes la hermana materializa en la punta de la lengua tornillos, clavos, trozos de vidrio. Los escupe al suelo, a mis pies. Los recojo y los pongo aparte en una caja que an conservo en una gaveta de mi habitacin. No tienen ningn valor para mi: son solamente una manera estupida con la que el diablo ha tratado de asustarme. Sin lograrlo. Despus de 2 meses de exorcismos, espero a las 3 hermanas para la ensima cita.Pero nadie llega. Una hermana me telefonea. Dice que es la superiora de la congregacin religiosa a la que pertenece Gisella. Querido padre Amorth, le agradecemos todo lo que ha hecho por sor Gisella, pero consideramos que es
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conveniente interrumpir los exorcismos -me dice. Por qu? -pregunto. No me responde. Luego dice: Lo hemos decidido as. Es una decisin de la comunidad. Gracias por todo. Hasta pronto. Desde ese da no he vuelto a saber nada de sor Gisella. Qu fin habr tenido? Logr liberarse? O sigue todava en manos del demonio? Por qu las superioras de sor Gisella decidieron interrumpir los exorcismos? Es difcil responder. Existe, sin embargo, una constante: a menudo, cuando el diablo entra en los sacerdotes y las religiosas, estos no logran liberarse porque sus superiores no permiten se vaya hasta el fondo con los exorcismos. Probablemente cuando empiezan los exorcismos la furia del diablo llega a ser ms evidente an en las horas en las que los posedos se encuentran en sus respectivas casas. Con frecuencia los exorcismos descubren al diablo, los superiores se asustan y prefieren interrumpirlos. No siempre afortunadamente sucede as. Pero a menudo s, y es un grave dao para aquellos religiosos que estn posedos. Con el padre Francisco, en cambio, todo transcurre de diferente manera. Adelante Buenos das, padre Amorth. Soy el padre Francisco. Lo llam el otro da para Para el exorcismo, lo s. Pero antes, dgame, qu tipo de problemas tiene? Pues, yo... No tema. Cuntemelo todo. No hay nada de qu tener miedo, estoy acostumbrado a ciertas cosas. Pues resulta que creo estar posedo. Esto ya me lo dijo por telfono. Pero una cosa es creer estarlo y otra estarlo verdaderamente. Por qu piensa que est posedo? Yo, durante la misa, no s cmo explicarlo... Qu le pasa durante la misa? En el momento de la consagracin, levanto la hostia y,.. Vamos, dgame, qu sucede en el momento de la consagracin?
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Digo yo: Tomad y comed, esto es mi cuerpo; y luego: Tomad y bebed, esta es mi sangre. Pero dentro de m pienso una sola cosa. O mejor, digo una sola cosa. El qu? No es fcil decirlo, padre Amorth. Padre Francisco, yo soy exorcista. Hablo todos los das con el mal. Ciertas cosas no me impresionan. Vamos, desembuche. Est bien. Cuando levanto la hostia, en el momento exacto en el que aquel pedazo de pan se convierte en el cuerpo de Cristo, dentro de m una voz fuerte y potente grita una blasfemia terrible. Debo morderme los labios para no pronunciarla en voz alta. Luego, mientras dura la misa me siento mal. Quisiera huir. Quisiera salir de la iglesia y gritar con todo el aliento de mi garganta esa blasfemia. No s cmo he podido resistir hasta hoy. Pero todos los das, al celebrar la misa, vivo esta tremenda tortura. Nunca ha hablado con nadie? Jams. Padre Francisco, dgame, desde cundo le sucede esto? Ya hace mucho tiempo. Desde cundo exactamente? Desde el mismo da en que fui ordenado sacerdote. Hace 9 aos. Nueve aos? Y usted en 9 aos nunca ha hablado de esto con nadie? No. No sabia con quien hablar. Y ahora, por qu viene a contrmelo? Porque ya no aguanto mas. Dgame: Particip alguna vez en algn rito satnico antes de ser ordenado sacerdote? No, jams, Alguna vez frecuent algn hechicero, algn mago? No, nunca, Sufri alguna vez algn maleficio? Que yo sepa, no, nunca, Alguna vez trat de dar una explicacin lgica a este fenmeno? Ha pensado qu origen puede tener? Lo he pensado mucho. No se, tal vez Cunteme.
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Bueno, no es sencillo contarlo. Hgalo Poco antes de la ordenacin cada fin de semana iba a ayudar a una parroquia. Un da vino una mujer. Me cont que hacia aos que senta un espritu malo dentro de si. Eso exactamente. Dijo espritu malo. Me dio mucha lastima. Me dijo que tena hijos y que el espritu malo la atormentaba continuamente. Me cont que en su casa su marido e incluso sus hijos haban comenzado a marginarla, creyndola loca. Le repito, me dio mucha lastima. No se que me pas pero todo ocurri en un instante. Le dije al espiritu: Dejala en paz! Ven a mi. Todo sucedi en un momento Tuve inmediatamente la clara percepcin de que eso que estaba en aquella mujer me habla obedecido instantaneamente. Por eso piensa que ese espritu entr en usted y que es ese espritu es el que lo atormenta durante la misa? Si. Yo le di esa orden por la mucha lastima Es suficiente. No hay necesidad de que agregue nada ms. Hubiera sido mejor si hubiera rezado por esa mujer. Y ojal la hubiera llevado a un exorcista. Ciertas peticiones no se hacen ni siquiera de broma. Las peticiones, las oraciones las splicas se hacen solo a Dios. Nuestro orgullo, querido padre Francisco, hay que mantenerlo a raya. No se salva la vida de los dems tratando de lograr hacer cosas que no estn a nuestro alcance. La vida de los dems se salva con la oracin y con mucha humildad. No se puede bromear con el diablo, si es que se trata de l. Y, quin ms puede ser? Padre Francisco, confiemos en el buen Dios. Est bien, yo... Ya no hay tiempo para ms palabras. Es ahora el tiempo de la accin. Si se trata de veras de una posesin, 9 aos son muchos. Muchsimos. Ser muy difcil. Usted, adems, es sacerdote. Y esto lo agrava todo. Padre Francisco, hizo mal en no venir aqu antes. Sintese en esa silla. Ahora me pongo la estola, tomo el leo santo, el agua bendita, el ritual y voy a exorcizarlo. Veamos: En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espritu Santo. Gloriossimo prncipe de las milicias celestiales, arcngel san Miguel, defindenos en las batallas contra
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todas las potencias de las tinieblas y su malicia espiritual. Ven en ayuda de los hombres creados por Dios a su imagen y semejanza y rescatados a gran precio de la tirana del demonio. T eres venerado por la Iglesia como su guardin y patrono, y a ti el Seor te confi las almas que un da ocuparn las sedes celestiales. Ruega, pues, al Dios de la paz para que aplaste a Satans bajo sus pies, a fin de que no pueda seguir esclavizando a los hombres y daar a la Iglesia. Presenta al Altsimo tus oraciones con las nuestras, para que desciendan ahora mismo sobre nosotros sus divinas misericordias, y puedas t encadenar al dragn, la serpiente antigua, Satans, y as encade nado volverlo a arrojar a los abismos, donde no pueda ya seducir a las almas. No me pasa nada, padre Amorth. Nada. Estoy bien. Le pido un favor. Aqu solo hablo yo. Silencio, por favor. -Pero no hay necesidad de que usted hable. De veras estoy bien. Silencio! En nombre de Jesucristo, nuestro Dios y Seor, y con la intercesin de la Inmaculada Virgen Mara, madre de Dios, de san Miguel Arcngel, de los santos apstoles Pedro y Pablo y de todos los santos, emprendamos confiados la batalla contra los ataques y las insidias del demonio. Que el Seor se levante y sean dispersados sus enemigos. Huyan de su presencia los que le odian. Que se desvanezcan como se desvanece el humo: como se funde la cera en el fuego, que as perezcan los pecadores ante la faz de Dios. Insisto, padre Amorth. No tengo necesidad de esto. Estoy bien... Mi paciencia tiene un lmite, padre Francisco. Le dije que solo soy yo el que habla. Est bien, pero yo solo lo digo por usted, no hay necesidad... Te exorcizamos, espritu inmundo, potencia satnica, invasin del enemigo infernal, con todas tus legiones, reuniones y sectas diablicas, en el nombre y poder de nuestro Seor Jesucristo: que seas expulsado de la Iglesia de Dios, alejado de las almas rescatadas por la preciosa sangre del divino Cordero. Que de ahora en adelante no te atrevas, prfida serpiente, a engaar al gnero humano, perseguir a la Iglesia de Dios
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ni a agitar ni cribar, como trigo, a los elegidos de Dios. Te lo ordena el Dios altsimo, del cual, en tu gran soberbia, presumes ser semejante; te lo ordena Dios Padre; te lo ordena Dios Hijo; te lo ordena Dios Espritu Santo; te lo ordena Cristo, Verbo eterno de Dios hecho hombre, quien por la salvacin de nuestra raza perdida por tu envidia, se humill y se hizo obediente hasta la muerte; que edific su Iglesia sobre una piedra firme, asegurando que las fuerzas del infierno no prevaleceran jams contra ella y que con ella permanecera para siempre, hasta la consumacin de los siglos. Te lo ordena el sagrado signo de la Cruz y el poder de todos los misterios de nuestra fe cristiana. Te lo ordena la excelsa madre de Dios, la Virgen Mara, quien desde el primer instante de su inmaculada concepcin, por su humildad, aplast tu cabeza orgullosa. Te lo ordena la fe Ue los santos Pedro y Pablo y de los dems apstoles. Te lo ordena la sangre de los mrtires y la poderosa intercesin de todos los santos y santas. Por lo tanto, dragn maldito, y toda la legin diablica, te conjuramos a ti por el Dios vivo, por el Dios verdadero, por el Dios santo; por Dios que tanto am al mundo que sacrific a su Hijo Unignito, a fin de que quien crea en l no perezca, sino que tenga la vida eterna; deja de engaar a las criaturas humanas y de propinarles el veneno de la condenacin eterna; deja de hacer dao a la Iglesia y de poner obstculos a su libertad. Vete Satans, inventor y maestro de todo engao, enemigo de la salvacin del hombre. Cede el puesto a Cristo, sobre el cual tus artimaas no tuvieron ningn poder; cede el puesto a la Iglesia, una, santa, catlica y apostlica, a la que el mismo Cristo conquist con su sangre. Humllate bajo la poderosa mano de Dios, tiembla y huye a la invocacin que hacemos del santo y terrible nombre de aquel Jess que hace temblar al infierno, a quien las virtudes de los cielos, las potencias y las dominaciones estn sometidas, a quien los querubines y serafines alaban incesantemente, diciendo: "Santo, Santo, Santo es el Seor Dios Sabaoth". Oh Seor, escucha nuestra oracin. Y llegue hasta ti nuestro clamor. Has terminado? No. Tal vez no hayas entendido mi pregunta... has
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terminado, cura? Cllate, espritu inmundo. No lo has entendido todava? Aqu mando yo. Cllate y escucha bien mis palabras. Porque ahora es aquel Dios que con su Hijo te derrot y humill de una vez para siempre a quien llamamos aqu para que me ayude. Porque no yo, sino yo mediante el Padre te expulsar al infierno. Luego cerrar la puerta y arrojar las llaves. Porque all has de estar por toda la eternidad. De nada valdrn tus lgrimas y lamentos. Nadie vendr jams a abrirte. Escucha bien lo que tengo que decirte, inmundo dragn que te ilusionas con tener el mundo en tus manos mientras que lo que aprietas se vuelve polvo y el viento lo esparce y no queda nada. Escucha bien porque esta es la oracin de Len XIII contra Satans y los ngeles rebeldes. Esta es la oracin ms poderosa que existe. Escucha y tiembla porque es al Seor Dios a quien llamo aqu delante de ti: Dios del cielo, Dios de la tierra, Dios de los ngeles, Dios de los arcngeles, Dios de los patriarcas, Dios de los profetas, Dios de los apstoles, Dios de los mrtires, Dios de los confesores, Dios de las vrgenes, Dios que tienes el poder de dar la vida despus de la muerte, y el descanso despus de la fatiga, ya que no hay otro Dios fuera de ti, ni lo podr haber, sino solo t, creador eterno de todas las cosas visibles e invisibles, cuyo reino no tendr fin; humildemente rogamos a tu gloriosa majestad que nos libres de toda tirana, trampa, engao e infestacin de los espritus infernales, y que nos mantengas siempre inclumes. Por Cristo, nuestro Seor. Amn. Lbranos, Seor, de las insidias del demonio. A fin de que tu Iglesia sea libre en tu servicio. Escchanos, te lo pedimos, Seor. Para que te dignes humillar a los enemigos de la santa Iglesia. Escchanos, te lo pedimos, oh Seor. Ahora un silencio helado envuelve todo el aire del recinto. He terminado y el padre Francisco parece trastornado. Ya he acabado, padre Francisco. El exorcismo ha terminado. Puede levantarse. No tema. Ahora puede hablar, querido hijo. Animo, valor, levntate. Qu ha pasado? Le he hecho un exorcismo. El espritu sali un poco, pero est. Debemos vernos a menudo.
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Es grave? Padre Francisco, no es una enfermedad. Es una posesin. Nueve aos son muchos. No s cunto tiempo se necesitar para liberarlo. Usted, ahora, debe hacer solo una cosa: decir misa todos los das, rezar el breviario y recitar el rosario. El viernes ayuno total. Todos los das abstngase de comer carne. Rece todo lo que pueda. Nos veremos una vez a la semana. Y veremos cmo sigue. Se necesitarn aos para liberar al padre Francisco. Un sacerdote posedo no es cosa fcil. Por qu Dios permite esto?. Con frecuencia para que quien est posedo gane en santidad. Los sufrimientos del padre Francisco han servido sin duda alguna, a l y, de modo misterioso, a muchos otros. Sufrir en silencio. Sufrir penas tan terribles. Y ofrecer estos dolores por el prjimo. Es una manera eficaz de hacer el bien. Quin ve este sufrimiento? Nadie. Est escondido para el hombre. Pero bien visible para Dios. Dios lo ve y lo usa para ayudar a quien no es capaz de sufrir. Quien est mal y no cree poder salir adelante. Quien peca y del pecado no sabe liberarse. Aquellos que no tienen fe. El padre Francisco est libre hoy. Pero debera estar agradecido por los sufrimientos que ha padecido. Su oscuridad, aceptada y ofrecida a Dios, ha dado la luz, estoy convencido de ello, a mucha gente. Claro que es terrible que un religioso, alguien que ha dedicado su existencia a Dios, caiga en las manos del demonio. Pero esto ya no nos debera asombrar tanto. Nadie es inmune a los ataques del mal. Aun los religiosos, aun los sacerdotes, las hermanas, los obispos, los cardenales, el Papa. Nadie es inmune. Cuando pienso en los religiosos posedos, pienso siempre que contra ellos Satans se lanza de manera particularmente violenta. Por lo cual, si no son hombres de gran fe y sobre todo de mucha oracin, desgraciadamente corren el riesgo de caer. Y se pueden daar, como todos. Satans tienta ms a quien se dedica a Dios porque conquistar a un sacerdote significa conquistar, en cascada, a muchas otras almas, las almas de aquellos que estn vinculados con el sacerdote. Un sacerdote en el infierno significa muchas otras almas en el infierno, detrs de l. Pero Satans ataca tambin a aquellos que no quieren
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cederle. A veces toma ventaja tambin sobre personas, sacerdotes o religiosas o tambin laicos, que voluntariamente son intachables en su posicin al mal. Satans es el mal y a menudo el mal es ciego. Recuerdas a Jess? Picosa en lo que l debi sufrir antes de morir. Era el cordero inocente. Tena de su parte a Dios, su Padre, pero el mal no lo perdon. Se abati contra El hasta matarlo. En el fondo, las posesiones se pueden leer tambin as: como ataques violentos del demonio que, indiscriminadamente, golpean incluso a los inocentes. No siempre las posesiones, como tampoco el mal en general, tienen explicacin. Algunas veces hasta la persona ms santa e inocente de este mundo puede ser golpeada por el demonio. Es el gran misterio de esta vida: la ceguera del mal. Por eso nunca busco dar mayores explicaciones acerca de las posesiones. Existen y basta. Y contra ellas es preciso rezarle a Dios. Rezar, rezar y ms rezar. Una vivencia semejante a la del padre Francisco le ocurri a Mario. No es sacerdote ni tampoco religioso. Antes de la posesin era un padre de familia lleno de Dios. Era un trabajador reconocido. Con mucho dinero y muchas bendiciones sobre su familia. Hasta que un da, lleg el momento de jubilarse. Cuando finalmente poda dedicar ms tiempo a s mismo y su espritu, algo extrao se introdujo en l. Era Satans, en persona, para agredirlo. Es una maana soleada de junio en Berna, Suiza. Finalmente el ltimo da de trabajo ha llegado. Despus de cuatro dcadas de trabajo y de una carrera que lo llev a la cspide de la medicina del pas, Mario cruza por ltima vez la puerta de su hospital. No le gusta quedarse dentro. No conoce el significado de la palabra nostalgia. Le agrada mirar siempre hacia delante. Pensar en el futuro. En los aos que ahora puede dedicar con mayor libertad a su esposa Milena y a Dios. Quiere viajar con ella y juntos dedicarse al propio espritu, a la propia alma. Mario es catlico practicante. De las almas ms devotas de la parroquia donde reside. Por eso el ltimo da en la empresa es para l un da de fiesta. El fin de una parte de la vida es la ocasin de un nuevo comienzo. El da corre veloz entre brindis y abrazos. Por la noche, antes de regresar a casa, Mario se
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detiene en una floristera. Compra un ramo de flores para su esposa. Entra en su casa, la abraza y se sienta en la mesa para cenar. Mario, digamos una oracin antes de comenzar. Dmosle gracias a Dios. Milena recita un Gloria al Padre. Mario, de manera extraa, permanece en silencio. No rezas conmigo.? Mario muestra una cara extraa. El amor con el que miraba a su mujer hasta haca algunos instantes se ha convertido en odio. Calla! -grita. Se levanta y se encierra en el bao. Milena no sabe qu decir. Queda sin palabras. Mario, qu sucede? Silencio. Mario, dime algo! Sigue el silencio. Despus de repetidas preguntas, Mario abre la puerta. Ahora parece que ha vuelto en s. Perdname -dice. No s qu cosa se ha apoderado de m. Vamos a cenar. En los das siguientes todo parece normal. Los dos cnyuges viven bien. El recuerdo de aquella noche ya no es ms, al menos para Milena, que un desagradable recuerdo. Tal vez pens luego la seora, la jornada particularmente electrizante del ltimo da de trabajo le haya afectado un poco la cabeza. Pero ahora, afortunadamente, todo se acab. En realidad, nada ha terminado. Mario aprendi a disimular. No quiere herir ms a su esposa. Pero cuando ella reza, l se enfurece. Logra, sin embargo, hacerse el fuerte. Al rezar l con ella tambin. A pesar de que dentro de s, cada vez que Milena reza una oracin, algo se despierta en l. Qu es?, se pregunta. Y sobre todo: Quin es?. No es fcil para Mario ocultar dentro de s esta nueva presencia que lo invade. El domingo, en la misa, es una hora de batalla furiosa. Mario contra l mismo. Mario contra su propia alma. O mejor, contra alguien presente en su propia
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alma. Mario lo siente. Sabe que est ah. Pero no sabe darle un nombre. Cuando el domingo el sacerdote empieza la misa, Mario siente como si todo el odio del mundo se concentrara dentro de l. Es un odio que no se puede explicar. Feroz. Violento. Homicida. Es un sentimiento que viene de un mundo lejano. Oscuro. Remoto. Y tambin desesperado. Mario aparenta que no es nada. Pero no es fcil. Debido a que cuantos ms das pasan, ms violentos son los ataques. Difciles de contener. Un da el marido y su mujer estn sentados a la mesa. Es esta una de esas citas que Mario teme de manera especial. Porque Milena, como siempre, quiere rezar. Mario no se atreve a decirle que lo deje en paz. Mario, digamos un Avemaria. Digmosla. Con un esfuerzo sobrehumano, Mario logra concluir la oracin. Sin embargo, Milena nota que algo no est bien. Y en su corazn recita por segunda vez el Avemaria en silencio. Mario, o mejor aquel que est dentro de l, siente salir del corazn de la mujer esta oracin. Y ataca. Mario no est preparado. No se espera la oracin silenciosa de Milena y por lo tanto no tiene tiempo de oponer resistencia a aquel que est dentro de l. Su cuerpo es movido por una voluntad que no es la suya. Es l quien acta pero al mismo tiempo no es l. Se levanta de repente y vuelca la mesa. Basta ya! -grita. Y otra vez: Ya basta! No entiendes que debes dejar de rezar? Por ahora es suficiente! Basta! Basta! El rostro de Mario est a un centmetro del de Milena quien, plida, no reacciona. Mario se rinde. Cuando vuelve en s le cuenta todo a Milena. Amor, no s cmo explicar lo que me est pasando. Solo se que cada vez que alguien reza, siento dentro de m una repugnancia alocada. Tengo que contenerme para no gritar. Para no agredir a quien reza. Yo pensaba que una vez jubilado, me dedicara con mayor asiduidad a Dios. Y en cambio no. Hoy hay alguien de quien no puedo dejar de huir, y l es precisamente Dios. Los dos esposos pasan meses difciles. Inicialmente
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confian en los mdicos. Pero los problemas para Mario no disminuyen, por el contrario aumentan. Los mdicos le suministran calmantes. En l tienen efectos excitantes. Pasa horas encerrado en una habitacin. Es un cuarto de la casa pensado para los huspedes. Se convierte en el nido de Mario. Pasa ah dentro das enteros. Hasta la noche la pasa ah. Sale solamente para ir al bao. A veces, no siempre. Porque con frecuencia defeca y orina all. De modo que Miiena, no sin mucho cansancio, debe limpiar en los pocos minutos que Mario le concede entrar. Un da Milena decide darle un susto al marido. Por primera vez entra en el cuarto de l sin avisar. Abre la puerta y el espectculo que tiene ante ella es horripilante. Mario est tendido en el suelo. Lleva das sin afeitar. Tiene la barba larga, le llega hasta el pecho. De la habitacin sale un olor nauseabundo. No es solo olor de suciedad. Es algo ms. Es un olor desconocido y terrible, de muerte, un olor que parece venir de un abismo sin final. La mujer levanta los ojos hacia las paredes. Por poco se desmaya. Pintada con sangre hay una gran cruz al revs. Y debajo, un escrito: Yo soy Dios. Mario, qu has hecho? Quin eres? Fuera de aqu. Mario, soy yo, Milena. Qu has hecho? Vete. No se quin eres. Vete. No me ir si no me dices qu has hecho. Mario se levanta. Empuja con violencia a Milena fuera del cuarto y vuelve a cerrar la puerta. La mujer se levanta de nuevo. Se lanza contra la puerta y comienza a darle puetazos. Mario, basta! Mario, basta! -dice llorando. Y llora durante varios minutos, sin detenerse. Ella fuera de la puerta. Dentro, Mario que ya no responde nada. Hasta que, sorpresivamente, dice: No soy yo. Cmo, Mario, qu has dicho? No soy yo, no entiendes? Es l. Quin es l? Es l quien me posee. Es l el que lo hace todo. Por
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favor, aydame. Estamos ante una salida. Ante la voluntad del hombre que, aunque por un instante, busca todava aferrarse a la vida renegando de la presencia malfica. Y es as como la mujer comprende que ya no puede esperar ms. Sale de la casa y va a la parroquia. Se encuentra con el prroco y le dice: Padre, ya no puedo ms. Mario necesita ayuda. O ser el fin. El prroco, junto con Milena, llama a las puertas de casi todos los obispos de Suiza. Ninguno es capaz de ayudarla. O mejor, ninguno la quiere ayudar. Por qu? Porque ninguno -y es una verdad amarga- cree en la existencia de Satans. No creen en l y, por ende, no creen en los exorcismos. De modo que los dos llaman a Roma. Y despus de unas cuantas llamadas telefnicas llegan hasta m. Es un poco antes de la Navidad cuando llamo a la casa del matrimonio. El prroco de Mario y de Milena me ha llamado suplicndome que intervenga. Tengo muchsima gente para exorcizan No me conviene encargarme de otra persona. Pero el prroco insiste, y yo no puedo decir no cuando la gente insiste. Hubiera preferido que los dos hubieran venido a m. Pero Milena no logr convencer a su marido. Animo, Mario, vamos a ver al padre Amorth; l nos ayudar. No, si quiere, que venga l. Yo no me muevo. Es difcil cuando la posesin est tan arraigada entender dnde empieza la voluntad del hombre y dnde la del diablo. Llamo. Milena es una seora ya anciana. Tiene los hinchados como si hubiera llorado toda la vida. Pero es una mujer fuerte y enrgica. Y sobre todo de una gran fe. Padre, no sabe cunto me alegra que haya venido aqu. Mi marido est en la sala, lo espera. Entro en la sala. En el divn est sentado un hombre flaco con cabellos largos y la barba deformada. Buenos das, usted es Mario, verdad? Ninguna respuesta. Mario, puedes orme? Soy el padre Gabriel Amorth. Me han dicho que usted me necesita, me puedes escuchar? Ninguna respuesta.
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Mario es una estatua de sal. Ni habla ni reacciona. Su mirada parece perdida en el vaco. Seora, pero tampoco le responde a usted? Casi nunca. Si me habla es solo para gritarme insultos inconexos. Padre, le ruego que nos ayude. Mario, soy el padre Amorth. Ahora dir una oracin por usted, le parece? Ninguna respuesta. Empiezo la oracin del exorcismo. Mario no reacciona. Ni se mueve ni habla. Llego hasta el final del exorcismo sin ningn problema. De modo que me despido de Milena y le prometo volver al da siguiente. Nos veremos maana. Si Mario est de veras posedo, este diablo que lo posee sabe esconderse. Al da siguiente la escena se repite de la misma manera. Mario se vuelve a sentar en la sala. La misma ropa. La misma postura. La misma cara. No responde a mis preguntas. No reacciona ante el exorcismo. Y as ser durante todo el mes. Lo visito 3 veces por semana y la reaccin es siempre la misma. No s qu hacer. No s qu pensar. De modo que le sugiero a la seora otro camino. Le digo: Por qu no trata de llamar a otra persona? Hay un exorcista muy bueno en el norte de Italia, no lejos de aqu. Creo que es conveniente probar con otra persona. Conmigo no reacciona. Quiz el diablo sea muy inteligente y comprenda cjue ocultarse es su nica salvacin. Pero tal vez si otro acta en mi lugar, pueda ser diferente. Me pongo en contacto con este amigo mo, el padre Saverio, que va a casa de Mario al mes siguiente. Al da siguiente de su cita llamo al padre Saverio. Cmo ha ido? Una posesin terrible. De verdad? Conmigo Mario no reaccionaba. Conmigo s. Apenas inici el exorcismo los ojos se le volvieron blancos, se tir al suelo. Le sala espuma por la boca. Pero no me habl. Solo me dijo: T no sabes quin soy yo, soy el prncipe de las tinieblas, soy Satans, qu crees que ests haciendo conmigo, cura?. Creo que esto va a ser
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muy duro. Mario y Milena ven al padre Saverio muchas veces ms durante las siguientes semanas. Pero nunca lograr liberarse. Un da, aos despus, suena el telfono de mi casa. Buenos das, padre Amorth, soy Milena, la esposa de Mario, me recuerda? Claro que s. Cmo me podra olvidar. Cmo est? Yo bien. Y su marido? Silencio. Seora, se encuentra mal? Cmo est su marido? Muri ayer por la noche. Lo siento, seora Milena. Cmo pas? Estaba encerrado en el cuarto. Le oa gritar. En cierto momento escuch que deca: Djame en paz! Djame en paz!. Despus o un porrazo. Abr la puerta y lo encontr muerto en el suelo. Tuvo un infarto. Padre Amorth, jams pudo liberarse, no se pudo liberar. Milena llora inconsolablemente. Mi querida Milena, pero ya todo termin. Ahora Mario est en paz. De veras? Cmo lo sabe? -Milena, su esposo era un hombre santo. La posesin sigue siendo un misterio, pero sin duda alguna sus sufrimientos fueron permitidos por Dios para su salvacin y la de mucha gente. Padre, mi marido era de veras un santo, no s cmo ha sucedido todo esto. Milena, no se atormente con tantas preguntas. Rece por Mario y tenga fe en que todo se ha resuelto de la mejor manera para l. La lucha contra el diablo es dura. Y es una lucha que tambin se puede perder. Es una lucha en la que nosotros, los exorcistas, peleamos en la primera fila. Pero con nosotros estn para combatir tambin en primera lnea los posedos. Ellos luchan igualmente. Y lo hacen con sufrimientos atroces. Lo hacen llevando aparentemente una vida normal. Porque en eso est su cruz: en ser posedos pero estar al mismo
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tiempo obligados a vivir como los dems. Tener dentro un fuego que los devora pero no poder decrselo a nadie. Simona es una mujer de 40 aos. Tiene un cargo directivo en una importante empresa del Norte de Italia. Todos los das debe relacionarse con otras personas como la secretaria personal, los compaeros, y con las llamadas telefnicas de los clientes, las reuniones. El suyo es un trabajo interesante, pero tambin muy comprometedor. Ocupa un cargo muy ambicionado y bastante difcil de alcanzar. Lstima que para llegar tan alto Simona haya tenido que jugar sucio, muy sucio. Simona hizo un pacto con Satans. Te vendo mi alma si haces que yo llegue muy arriba, le dice Simona a Satans durante una sesin de espiritismo a la que fue invitada por un adepto de una poderosa secta satnica. Antes de participar en la sesin, esta persona le dijo: Simona, quieres hacer carrera y ganar mucho dinero? Vende tu alma a Satans. Vers cuntos beneficios obtendrs!. Y Simona, una vez dentro de la sesin, hace de manera funesta lo que su amigo le sugiri antes. Y Satans qu hace? La escucha con prontitud. En 5 meses Simona logra subir los peldaos decisivos hacia los roles directivos ms ambicionados. De simple empleada pasa a ser dirigente, un sueldo ms que triplicado con beneficios de nunca acabar. Pero el pacto con el diablo tiene su precio. Regalar el alma al demonio, en efecto, conlleva vivir siempre en jaque por el mismo Satans. Simona pronto se da cuenta de que la presencia de Satans en su vida no es para nada discreta. El, Satans, se hace presente a menudo, incluso en el trabajo. Por otra parte, qu ms tendra que hacer? El alma es suya, ya no es de Simona. Y por eso, con su alma puede hacer lo que le parezca y le agrade. Cmo se hace presente Satans? Con ataques furiosos. Ataques de ira y de odio. Simona debe escapar al bao, encerrarse dentro cuando suben estos ataques, de lo contrario corre el riesgo de provocar incidentes de cierta gravedad. Le sucede a menudo que, cuando se encuentra a solas con su secretaria, de repente un odio furibundo le nubla la
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mente. Todo dentro de ella le dice: Lnzate contra ella, pgale, mtala!. Simona debe huir, Encerrarse en el bao. Darle patadas y puetazos a la pared. Desahogarse violentamente contra las paredes del bao durante cinco minutos y luego calmarse. El desahogo es sumamente violento. Con frecuencia Simona golpea su cabeza contra la pared y cuando sale del bao las seales no se pueden ocultar fcilmente. Pero si no acta de ota manera las consecuencias para las personas que la rodean podran ser devastadoras. Despus del desahogo todo vuelve aparentemente a la normalidad, hasta que un nuevo ataque regresa violentamente. Simona pronto descubre que el pacto con el diablo es un boomerang para su vida. Es verdad: gana mucho dinero y es una directiva importante, pero su vida se ha convertido ya en un infierno, en el verdadero sentido de la palabra. Satans la ataca todos los das, hasta en los momentos ms inoportunos. Y liberarse es de hecho imposible. Por eso viene a pedirme ayuda. Inmediatamente la pongo en un rgimen de oracin diaria. Luego le digo que corte toda relacin con la persona que la llev a participar en la sesin de espiritismo. Percibo muy bien la influencia negativa de esta persona sobre la vida de Simona y le pido que corte por lo sano toda clase de relacin. Y luego le digo: -Tenemos que hacer un exorcismo una vez por semana y ver cmo van las cosas. Y cuando Satans me ataque en el trabajo, qu debo hacer, padre? Ante todo, escndete. Por el momento est bien hacerlo as. No logrars resistirle. Pero al mismo tiempo que te escondes, trata de rezar. Recita esta plegaria: Oh Mara, concebida sin pecado, ruega por nosotros que recurrimos a ti. Sabes qu oracin es? Es la nica oracin que la santsima Virgen ha mandado. Y, por lo tanto, es una plegaria muy importante porque viene directamente del corazn de nuestra Seora. Era la noche del 18 de julio de 1830. Catalina Labour, hija de la Caridad de san Vicente de Pal, siente que alguien la llama al lado de su cama: Sor Labour, sor Labour. Se
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despierta sobresaltada y ve a un nio resplandeciente de luz, su ngel de la guarda, que la invita a ir a la capilla: Ven a la capilla, la Virgen le espera, le dice. Catalina se viste y sigue al ngel. En la capilla, la joven hermana es conducida hasta el presbiterio y aqu nuestra Seora se le aparece. Comienza as un dialogo entre la Virgen y Catalina que dura ms de 2 horas. Antea de desaparecer nuestra Seora le dice a Catalina: Volver, hija mia, porque tengo que encomendarte una mision. En cierto momento, el pequeo globo que la Virgen tena en el corazn desaparece en lo alto y sus manos se bajaron envolviendo al mundo que tena bajo los pies con rayos luminosos, smbolo de las gracias obtenidas. Se forma entonces, alrededor de la figura de Mara, un marco oval con las palabras de la jaculatoria en caracteres de oro: Oh Mara, concebida sin pecado, ruega por nosotros que recurrimos a t!. Luego el cuadro parece dar la vuelta. La figura de nuestra Seora desaparece y brilla en el centro una gran M, sobre la que yace una pequea cruz. Bajo la M brillan los sagrados corazones de Jess y Mara. Alrededor resaltan 12 estrellas. La vidente oye una voz que le dice: Haz acuar una medalla segn este modelo. Las personas que la lleven al cuello recibirn grandes gracias!. La medalla de la Inmaculada, acuada en 1832, fue denominada por el pueblo mismo Medalla Milagrosa, por el gran nmero de gracias espirituales y materiales obtenidas por intercesin de Mara. Poco tiempo despus, la santsima virgen se apareci por segunda vez. Tena una tnica color blanco-aurora, un manto azul, un velo blanco en la cabeza y estaba erguida sobre una media esfera, envuelta por una serpiente verduzca. A la altura del corazn, nuestra Seora sostena con los brazos y estrechaba amorosamente otro pequeo globo dorado, ofrecindolo a Dios en actitud maternal. Una voz le dice a la vidente: Este pequeo globo simboliza al mundo entero y a cada alma en particular. Luego los dedos de la Virgen se llenaron de anillos resplandecientes, adornados con piedras preciosas que irradiaban haces de luz hacia abajo. Toma, Simona, ponte t tambin al cuello esta medalla y cuando el ataque de Satans sea furioso recita con fe esta oracin. Simona regresa a sus ocupaciones. Los exorcismos se
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realizan con mucha tranquilidad. Durante los exorcismos el diablo logra ocultarse. Aparentemente Simona est bien. Pero luego, cuando regresa al trabajo, el diablo se muestra en toda su fuerza. Con Simona soy claro de inmediato: No creas que todo va a resolverse en poco tiempo. T vendiste tu alma a Satans. Ahora, para volverla a recuperar han de pasar aos. De ello estoy seguro. En el trabajo, Simona trata de poner en prctica mi tcnica. Durante los ataques huye al bao y all recita la oracin que le ense apretando fuertemente la Medalla Milagrosa. Inicialmente dicha oracin no tiene efecto alguno. Pero despus de algunos meses, llega el resultado. Cuando Simona sale del bao ya no est marcada con hematomas ni moratones. An golpea la pared con la cabeza, le da patadas y puetazos, pero misteriosamente su cuerpo no sufre daos, Has visto? -le pregunto-. Satans est todava en ti, pero tambin la Virgen est haciendo su parte. Ya lo vers, todo ir bien. Pasan 2 aos y Simona en su trabajo se encuentra ante un dilema importante. El director de la empresa le ofrece en bandeja de plata la ensima promocin. Le propone ser su vice, lo que equivale a ser la nmero dos de toda la empresa. Solo que la promocin tiene su costo, el despido laboral del actual subdirector. Simona me habla del asunto. Yo le digo: Renuncia a la promocin. Esta es una prueba del cielo. La carrera te la ha trazado Satans. Ahora l te ofrece una nueva promocin. Y que te la ofrece l es evidente: te la ofrece con menoscabo de un compaero tuyo. Por esto, solo has de hacer una sola cosa: renunciar. Confa en la Santsima Virgen. Si dices s, para el diablo ser una prueba de que ests de su lado, y esta prueba ser usada por l contra la Virgen delante de Jess. Renuncia. Y confa en Nuestra Seora. Pero, padre Gabriel, si yo digo que no, otro en mi lugar dir que s y el subdirector de todos modos ser despedido... S, pero t tendrs tu conciencia tranquila. Y tu no a Satans ser de gran ayuda para tu liberacin. Simona no acepta la propuesta de su jefe. Este, incrdulo, admite su decisin. Desde ese momento la carrera de Simona comienza a precipitarse de manera vertiginosa. En el lapso
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de 6 meses es despedida. Es el fin de todo? No, es el inicio de todo. Durante 2 aos Simona se encuentra sin empleo. Son 2 aos muy difciles para ella. Yo la sostengo dicindole que tenga confianza. Despus de 2 aos se libera de Satans. Sucede una tarde. Est en casa de una amiga. Siente que Satans se hace presente dentro de ella. Siente que el odio hacia todo y hacia todos aumenta dentro de s. Siente el odio a su amiga y el deseo de matarla. Corre al bao. Pero en lugar de dar golpes a la pared grita. Al final del grito est libre. En los das siguientes su vida cambia. Encuentra un nuevo trabajo. La luz vuelve a resplandecer. Simona lo descubrir despus. Durante estos aos y sin que ella lo supiera le he pedido a mucha gente que rezara por ella. Tambin dichas oraciones le sirvieron. Esta gente que reza es una bendicin del cielo. Una bendicin para mis exorcismos. En estos aos he tenido a mucha gente a mi lado que me ha apoyado con la oracin. Incluso, he tenido a una persona especial. Una persona con un carisma nico. Sin ella, mi trabajo hubiera sido muy, pero muy difcil. Un da viene a m una joven farmacutica. Est poseda y no logra liberarse. Me dice que, sin embargo, su vida ha mejorado mucho desde que conoci al profesor. Desde que conoci a quin? Al profesor, padre Amorth. As lo llaman todos. Vive en un pueblecito del centro de Italia. Fue l quien me ayud y quien me habl del pauelo rojo. Disculpe, pero no logro entenderla. Qu historia es esa del pauelo? Un da una amiga que estaba al tanto de mi posesin, me dio el nmero de telfono de esta persona, el profesor, un clarividente que me deca ser capaz de hacerle grandes beneficios a la gente. Lo llam y le cont lo de la posesin y le ped ayuda. Sin haberme visto nunca y sin que me hubiera hablado antes me dijo que fuera a mi habitacin. Me dijo: En la habitacin tienes un armario de 3 cuerpos. En el fondo de la parte izquierda hay escondido un pauelo rojo con un nudo. Tmalo. Qumalo. Ese pauelo est maldito. Si lo haces, tu vida mejorar. Incrdula, voy a mi cuarto. Vaco el armario y en el fondo del cuerpo izquierdo encuentro el pauelo. No
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me explico cmo ha llegado all. Pero est. Lo tomo. Lo quemo e inmediatamente me siento mejor. Mientras oigo esta historia no me imagino que dentro de poco tambin para m, este profesor se me volver indispensable. No imagino que ser l quien me dar una gran ayuda, sobre todo cuando delante de m me encuentro con casos de posesiones que no logro resolver. El profesor es un clarividente. Vive en la parte central de Italia. Tiene este don sumamente especial por medio del cual sabe reconocer, aun estando solamente al telfono, si la persona que le habla est o no poseda. Y no solo esto. Sabe decir de dnde viene la posesin. Si es causada por un maleficio o a travs de un mago o un satnico o por cualquier otro. Muchsimas veces lo he llamado pero nunca lo he visto en persona. Me convenzo de que puedo confiar en l cuando Gianluca, un seor de 50 aos con una gravsima y profundsima posesin, viene a m. Lo recibo en casa y de inmediato le pregunto: Cunto tiempo lleva con estos problemas? Desde que era un nio. Y en todos estos aos qu ha hecho para combatir estos fenmenos? Padre Amorth, no he hecho nada. Gianluca tiene 50 aos. Nunca ha ido a la iglesia. Se declara ateo. A los 6 aos de edad comienza a sufrir algunos pequeos problemas. Por la noche no logra dormir. Oye voces que le hablan en la oscuridad: Gianluca, Gianluca, no puedes dormir. Somos nosotros, debes estar atento. No puedes dormir; Gianluca. Ahora vendremos a recogerte y te llevaremos. Gianluca..,. Sus padres no hacen mucho caso a estos fenmenos. Piensan: Crecer. Son problemas de la edad. Y tampoco Gianluca trata de pensar mucho en ellos. Pasan los meses y los trastornos no disminuyen, ms bien aumentan. Pasa las noches insomne y de da se siente agtado. Siempre furioso contra todo y contra todos. Sus padres saben que tiene problemas de carcter Lo llevan a un psiclogo. La situacin no mejora. Por el contrario, empeora. Cuanto
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ms crece, los problemas de carcter tambin se agudizan. Va mal en el colegio. Cuando llega a la secundaria es suspendido. Los compaeros de clase lo marginan. No tienen consideracin alguna hacia l. Le toman el pelo cuando tienen oportunidad. Gianluca sufre, pero sus padres no le son de gran ayuda. Al igual que sus profesores, quienes solo saben decir que incluso las mejores familias tienen una manzana podrida en casa. Gianluca no logra establecer relaciones normales con nadie. No tiene amigos. No tiene novia. Carece de amores. Pronto deja los estudios. Busca trabajo pero no lo encuentra. Permanece parado durante aos. Algunas veces logra hacer pequeos trabajos pagados, pero muy poco. No obtiene nunca un empleo estable. Las voces lo acompaan siempre. Lo siguen y lo atormentan. Ahora no se manifiestan solo por la noche. Tambin de da, siempre. Lo molestan continuamente. Son innumerables. Constantes. Una pesadilla infinita. Los mdicos no saben qu hacer con l. Las medicinas no lo calman. Las psicoterapias no llegan a nada. Tal vez sea simplemente un loco piensan todos. La religin, el cristianismo, son temas que no le interesan ni le apasionan. Un da en Internet lee la historia de una persona que, como l, ha odo voces durante aos y que, despus de terribles sufrimientos, dej de orlas gracias a la ayuda de un exorcista. Ese exorcista soy yo. Gianluca logra encontrar mi nmero de telfono. Me llama y le cito. As que en 50 aos no has ido nunca a la iglesia. Nunca. Fuiste bautizado? No. Sabes qu es la eucarista? No Sabes lo que significa estar de manera permanente fuera de la gracia de Dios? No Gianluca, por qu has venido a m? Yo soy exorcista... Lo s. Quin es un exorcista?
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Alguien que saca al diablo, creo. Crees bien. Pero es alguien que lo saca no en su propio nombre sino en el nombre de Jesucristo. Sientes que tienes un diablo dentro de ti? Tal vez muchos diablos. Las voces que oigo son muchas y diferentes. Sabes que si de veras tienes diablos dentro de ti y si en realidad dichos diablos te poseen desde que eres pequeo, la lucha por la liberacin ser sumamente difcil, quiz imposible de conseguir? Sabes que tienes que aceptar que es Cristo quien te liberar? Si no lo quieres, l no puede. Silencio. Escucha, Gianluca. Para ayudarte tengo que descubrir si de veras ests posedo y, si lo ests, cundo y por qu dicha posesin comenz. Descubrir la causa puede ser un buen inicio. Por eso te pido que cuando vuelvas a casa llames a este nmero de telfono. Te va a responder un clarividente. Creo que es muy bueno y preparado. De todos modos, si no lo es, una llamada telefnica no te har dao. Llmalo. Pdele que te ayude. Pregntale si segn l ests de veras posedo y cmo es posible que el diablo haya entrado en ti. Luego, vienes maana una vez ms y me lo cuentas. Gianluca regresa a casa. Entra. Se sienta en la poltrona. Y marca el nmero del profesor. Buenas noches, le ruego me disculpe, me dio su nmero el padre Amorth. Cunteme. Mire, yo quisiera saber... Usted quiere saber si est posedo. Correcto. Cmo se llama? Gianluca. Cuntos aos tiene? 50. Gianluca, usted es hijo nico, verdad? S. Usted a los 6 aos comenz a or voces de noche. Y estas voces no lo dejaban dormir. --S.
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Usted no lo sabe. Pero en ese tiempo un conocido de su familia (el clarividente le dice a Gianluca el nombre y el apellido, N.d.R.) le hizo un maleficio a su madre. Dicha persona recurri a un mago, el cual, bien pagado, solicit ayuda a Satans. El maleficio se arraig. Diversos diablos entraron en su madre pero tambin en usted. Usted sufre debido a este poderoso maleficio. No s qu decir. S que esta persona tena varios motivos para odiarnos... pero no crea... El mal es impredecible. Y golpea de las maneras ms extraas. Pero desgraciadamente golpea. Luego, cuanto ms creca tanto ms lo molestaban. Los mdicos nunca le fueron de ayuda. Ha visitado muchos. Perdi el ao en la secundaria. Los compaeros lo marginaron. Busc trabajo pero nunca lo encontr. Un trabajo estable, quiero decir. As fueron pasando los aos. Las voces nunca han desistido en perseguirlo. Se han hecho cada vez ms potentes e invasoras. Y ahora quiere liberarse, con la ayuda del padre Amorth. Por favor, pero cmo sabe usted todas estas cosas? Ha hablado con el padre Amorth? Con algn familiar mo? No he hablado ni con el padre Amorth ni con alguien de su familia. No lo necesito. Soy clarividente. Es un don que Dios me ha dado. Hgase ayudar del padre Amorth. Y dgale que tiene que hacerle exorcismos con el objetivo preciso de romper este antiguo pero potente maleficio. Puede suceder que dicho mago haya muerto. Y que no pueda hacerle ms dao. Pero tambin puede pasar que est vivo y que, de alguna manera, sepa en el futuro que un exorcista est actuando contra l. Confite en el padre Amorth. Adis y saludos para l. Al da siguiente Gianluca vuelve a m. Me cuenta lo de la llamada telefnica. Me quedo sin palabras. Comprendo que el profesor me puede ser de gran ayuda no solo con Gianluca, sino tambin con otros posedos. Descubrir el origen de la posesin es fundamental para la liberacin. De este modo exorcizo a Gianluca con la intencin precisa de quitarle este maleficio. Cuarenta aos no se borran con un exorcismo. Cuarenta aos son muchos aos. Muchsimos. Satans en tanto tiempo ha logrado echar races muy profundas. Adems, no se
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trata aqu de un solo diablo. Sino de muchos. La empresa es de las ms difciles. Comprendo de inmediato que el mago an vive. Gracias a repetidas llamadas al profesor llego a saber que se ha enterado de mis exorcismos. Y por eso repite cada semana el maleficio contra Gianluca. Pero un maleficio repetido pierde cada vez ms su propia fuerza. Yo tiro de una parte. El mago de la otra. Pero yo soy el ms fuerte porque Cristo es ms fuerte que Satans. Cristo es Dios. Satans es solamente un ngel que decidi rebelarse para siempre contra Dios. Me veo con Gianluca durante aos. La batalla es dursima. Pero al final Cristo triunfa. El mago es derrotado. Sin la ayuda del profesor todo habra sido diferente. De modo que comienzo a aconsejarles tambin a los dems exorcistas su nombre. Y muchos obtienen beneficio de esto. Recuerdo, por ejemplo, lo que le sucede a un exorcista, el padre Gerard, cuando un da tuvo que ir a una casa. No a una casa cualquiera. Sino a una infestada. Casas infestadas existen muchas en el mundo. Son casas donde tal vez haya habitado durante aos algn satnico. La presencia diablica permanece an despus de que esta persona se haya ido. O son casas construidas, sin saberlo, donde mucho antes exista un cementerio. Algn alma difunta, por motivos misteriosos, podra influenciar de manera negativa el lugar provocando no pocos problemas. O, tambin, podra ser una casa donde hayan sucedido delitos, homicidios. El mal deja siempre una huella detrs de s. Y, algunas veces, esta huella es como una herida viva de la cual puede en cualquier momento aparecer la muerte, la destruccin, la perversidad, la maldad. Llaman al padre Gerard los propietarios de esta casa. Acaban de adquirirla. Desde que la habitan viven continuamente en el terror, Por la noche oyen ruidos extraos. Ataques de tos. Luces que se encienden y se apagan. Puertas que se abren y se cierran sin motivo. Una noche despiertan por culpa de un nauseabundo olor a gas. Corren a la cocina y encuentran una llave del gas abierta de manera inexplicable. A veces sucede que desde la sala oyen peleas en la cocina hostil que alguien cae al suelo. Si estn en la cocina, oyen las peleas en la sala. Mientras se acercan a la habitacin de donde escuchan los
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golpes, los ruidos se intensifican y se hacen ms tuertes. Cuando abren la puerta y entran nunca encuentran a nadie. El cuarto est vaco. El padre Gerard me pide un consejo. Le sugiero llamar al profesor. Este le dice: Le doy mi nmero de mvil. Cuando llegue a esa casa llmeme. Tal vez le pueda ayudar. Cuando llega a la casa infestada el padre Gerard siente que algo va mal. La casa, de modo misterioso, lo rechaza. Quisiera escapar pero se detiene. Saluda a los dueos de la casa, que lo esperan afuera. Hace que le entreguen las llaves y les pide que se ausenten por lo menos durante 2 horas. Prefiere hacerlo todo solo. Los propietarios podran obstaculizar su trabajo. Nunca ha desinfectado una casa. Vacila y est un poco asustado. La casa, con sus misterios, parece querer rechazarlo y al mismo tiempo apoderarse de l. Es una casa de campo normal. Tiene un pequeo jardn interior y detrs un denso bosque que luego sube por una gran colina. El bosque es oscuro, se dirige hacia el norte. Infunde temor. El padre Gerard decide no demorarse mucho. Siente que una fuerza presente en la casa trata de confundirlo. No quiere que entre. As, toma la llave en la mano y la mete en la cerradura. Le da 2 vueltas y accede al interior. Una gran casa con una chimenea apagada lo recibe. El suelo est formado por grandes baldosas oscuras. Oprime uno de los interruptores de la luz, pero los contactos no se activan. Est casi a oscuras. Por las persianas semicerradas se filtra un poco de luz. Trata de abrir las ventanas pero tambin stas, de manera inexplicable, estn bloqueadas. Es difcil, muy difcil de explicar. Porque para entender una experiencia semejante es preciso vivirla. Pero cuando un exorcista entra en lugares como este siente que lo rodea totalmente una presencia que lo examina, lo observa, lo mira. El exorcista se siente cohibido por esta mirada. No sabra decir dnde estn los ojos que lo miran. No sabe decir cmo son. Ni siquiera puede decir de quin son. Pero sabe que estn ah. Sabe que alguien lo observa. Y lo observa con una mirada de odio total. Todo el odio del mundo va dirigido hacia l. El exorcista vive dentro de s una lucha furibunda. Quisiera
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escapar pero no puede. Quisiera reaccionar, pero sabe que sera peor. Si se pusiera a hacer frente al odio de su adversario sera inmediatamente derrotado. Solo le queda una cosa por hacer. Rezar. Seor Jesucristo, que has vencido para siempre el mal, ten piedad de m. Seor Jesucristo, aydame. Socrreme. No me dejes solo ni derrotado. El padre Gerard reza. Y llama de inmediato al profesor. Buenos das, profesor, soy el padre Gerard. Mis saludos. Est ya en el lugar? S. Aqu estoy. Las luces no funcionan. Las luces no funcionan por el momento. El las bloque. No logro abrir las persianas. -Tambin l las bloque. El padre Gerard no se atreve a pedirle explicaciones al profesor. Cmo hace para saber todas estas cosas? Cmo puede estar tan seguro de s? -Qu debo hacer? - pregunta el padre Gerard. -Voy a guiarlo yo. Avance hasta la puerta que est delante de usted. brala. -La he abierto. Todo est oscuro. No veo nada. A su derecha hay una escalera. Suba por ella. El padre Gerard sube a tientas los escalones. En cierto momento oye un crujido. Le cae un cuadro en la cabeza. El mvil cae al suelo y se apaga. El tambin se cae. Se toca la cabeza. Apenas diente una punzada de dolor en la frente. Se le ha formado un chichn. Busca el mvil. Lo encuentra. Logra volver a encenderlo. Marca el nmero. Todo bien? S, profesor Me ha cado encima un cuadro. No s qu ha pasado. Fue l. Pero no tiene que asustarse. El cuadro estaba prendido con un clavo en la pared de la escalera. Ha hecho que el clavo saltara y le cay en la cabeza. Trate de subir la escalera. El padre Gerard vuelve a subir. Procura no hacer ruido para poder or otros ataques eventuales. Piensa en las palabras del profesor: Fue l. Quin es l? Siente que el miedo crece. Logra llegar al final de la escalera.
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Padre Gerard, ahora tiene delante de usted un pasillo. Debe entrar en la primera habitacin a la derecha. La puerta es de esas que son corredizas, brala. El padre Gerard abre la puerta, pero esta se cierra rpidamente. La vuelve a abrir. La puerta se cierra nuevamente. Abre y entra dentro del cuarto. La puerta se cierra a sus espaldas. Me escucha, padre Gerard? S, profesor, lo escucho. Qu debo hacer aqu dentro? Es muy sencillo. Deslcese a lo largo de la pared de la izquierda. En el fondo, hacia abajo, hay una ventanita. Dentro hay cables elctricos. Abra la ventanita. El padre Gerard, en la oscuridad ms total, camina a lo largo de la pared. Encuentra la ventanita. La abre. La he abierto, profesor. Bien. Introduzca la mano. Al fondo, detrs de los cables, debe encontrar una cajita. Tmela y squela. Salga de la casa lo ms rpidamente que pueda. Ahora ha encontrado la clave. Ya no puede eludirla. El padre Gerard encuentra la cajita. La coge y empieza a volver sobre sus pasos. Ahora la puerta de la casa est abierta. Se siente ms aliviado. Parece que la presencia siniestra, ese l mencionado antes por el profesor, ya no est. Pero se equivoca. Mientras baja por la escalera siente detrs de s a alguien que lo sigue endemoniadamente. Comienza a correr. El que lo sigue tambin corre. Entra en la sala. El padre Gerard avanza en la oscuridad esperando encontrar la puerta de entrada. Detrs de l la persona que lo sigue est a punto 4 alcanzarlo. Ms bien, lo alcanza. Siente su aliento y el mordisco en el cuello. El padre Gerard se lanza hacia delante. Sus manos logran aferrarse a la manija de la puerta. De un salto est fuera. Se vuelve convencido de encontrarse delante del diablo. Est listo para invocar a Cristo para que lo ayude. En cambio no hay nadie. Ve solamente la puerta de la casa que golpea violentamente una y otra vez. Y una carcajada siniestra, al menos as le parece, se aleja enfurecida. Profesor, acabo de salir. Qu debo hacer? Abra la caja y vacela a sus pies. Hecho.
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Hay pequeos huesos y otras porqueras? S. Bueno, aplstelos con los pies y luego disprselos. Hecho. Excelente. Ahora no pueden ya daar a nadie. Al ser separados han perdido su fuerza malfica. De qu se trataba? De una mezcolanza producida por el mago que habitaba la casa anteriormente. Una mezcla destinada a infestarla hasta que alguien la descubriera y destruyera. Profesor, pero qu debo hacer con l? Con cul l? Bueno, dentro de la casa, creo que un diablo me segua. Tambin usted deca que l... Padre Gerard, dese la vuelta. Mire la casa. El padre Gerard obedece. Y se queda sin palabras. Todas las persianas estn abiertas. Las luces encendidas. La casa ya no da miedo. Padre Gerard, sabe qu ha pasado? Dgame. Que l se ha marchado. Confo en el profesor porque nunca se ha equivocado en ningn diagnstico. Pero tambin porque s, aunque nunca lo haya visto, que es un hombre humilde. Cuidado, sin no es profesor el que libera. El que libera soy yo a travs de Cristo. Quiero decir: los laicos no son exorcistas. Los exorcistas son sacerdotes que actan por mandato conferido a ellos por la Iglesia. Los laicos no tienen este mandato. No pueden exorcizar. Es sumamente peligroso si tratan de hacerlo. Ni siquiera pueden dialogar con el demonio durante un exorcismo llevado a cabo por un sacerdote. El demonio a menudo trata de dialogar con ellos. Es una manera de atacarlos y al mismo tiempo para distraer la atencin del exorcista hacia l. Cierto da un demonio le dijo a una asistente ma que acababa de regresar del hospital donde su hijo haba sido operado a causa de una grave enfermedad: Miren a la Virgen de los dolores.
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Ella le respondi: No te tengo miedo. Cristo vence. Y l: Virgen de los dolores, no te bast con lo que hice a tu hijo? No te es ya suficiente con eso? Quieres ms? En ese momento intervine. Le mand a la mujer que no le respondiera. Y continu con el exorcismo. Los laicos no pueden exorcizar ni pueden hablar con el demonio. Su tarea es la de rezar y, solo aquellos que el exorcista escoja en secreto, mantener firme al posedo cuando entra en arrebatos. Los laicos pueden elevar plegarias de liberacin; estas s. Diferente, luego, es la tarea que a menudo asumen los mdicos. Tambin ellos pueden ser tiles. Hay algunos mdicos, en efecto, que trabajan en aquella tierra de nadie que son las manifestaciones preternaturales. A dichos mdicos les pido con frecuencia una ayuda en el discernimiento. Para que me asistan en la comprensin de ciertos casos y juzgar si son de verdad posesiones o solo enfermedades mentales. Un de estas personas se llama Walter Cascioli. Es mdico especialista en psicologa clnica en Roma. Algunos casos los he resuelto gracias a su ayuda. Walter trabaja en casos de sufrimiento mental particularmente graves. Trata de discernir el origen de la enfermedad y luego curar a sus pacientes. Con frecuencia, a diferencia de muchos colegas suyos, reconoce que ciertas manifestaciones sufrimiento son debidas a causas preternaturales, es decir, a algo que no pertenece ni a Dios ni al hombre. Precisamente a Satans. Muchos casos casi seran difciles de resolver sin su ayuda. Porque a menudo los sntomas que manifiestan los posedos son exactamente los mismos de las enfermedades mentales. La diferencia est en el hecho de que sobre los posedos los tratamientos, es decir, los cuidados proporcionados mediante frmacos y terapias psiquitricas, no producen ningn efecto. Cuando Walter recibe a sus pacientes por primera vez les pide que le cuenten los sntomas que tienen. Con frecuencia los escucha en silencio. Y mientras estos hablan recita una oracin. En los posedos sucede que el efecto es inmediato.
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Un da entra a su consultorio un chico con problemas de diversa clase. Mientras habla, Walter formula en su mente esta splica: Seor Jess, libera a esta persona. La reaccin es inmediata. El joven se levanta de la silla. El cuerpo se hincha hasta hacerse enorme. Y ante Walter emite un rugido tremendo. Un rugido de len. Walter comprende que no se trata de una enfermedad psquica, sino de posesin. Otra de las tcnicas usadas por Walter es la de recibir a sus pacientes haciendo llevar a cabo en la habitacin contigua, y sin que lo sepa el mismo paciente, un exorcismo por un sacerdote. Tambin en estos casos, a menudo, los pacientes reaccionan de manera violentsima. As le pas un da a Herminia, una seora de ms de 80 aos. Delicada, probada fsica y psicolgicamente, parece no tener ya ninguna energa. Mientras Walter la recibe, en la habitacin adjunta un sacerdote inicia un rito de exorcismo. Recita el ritual latino. La seora est contndole al mdico sus sntomas, pero de pronto se calla. Luego se levanta y con sus dbiles brazos levanta el escritorio de Walter y lo arroja contra la pared. Walter pide inmediatamente que se interrumpa el exorcismo. Y comprende a quin tiene delante de l: no simplemente a una mujer anciana, sino a una anciana poseda por Satans. Una anciana que tiene dentro una fuerza sobrehumana, diablica, malfica. Walter forma parte de un grupo que recita oraciones de liberacin sobre los posedos. Se renen semanalmente a rezar. No pueden exorcizar a los posedos. Este ministerio ha sido concedido solamente a los sacerdotes nombrados explcitamente por los respectivos obispos. Su tarea es exclusivamente la de rezar. Su oracin es muy eficaz. Sirve, ella tambin, para la liberacin. Sus plegarias tienen un significado de invocacin. Invocan a Dios para que libere pronto a los posedos de las cadenas del diablo. Algunas veces soy yo quien le pide a Walter y a su grupo oraciones por los posedos. Otras es l quien me llama y me pide que le ayude con los exorcismos. Son pocos los mdicos que creen como l en la existencia de Satans. A menudo los mdicos son escpticos y se burlan de los exorcistas. Pero si son invitados a participar en un exorcismo, su rostro de
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escptico se cambia en una mscara de terror. Otra cosa diferente de los mdicos son los clarividentes. El profesor, como tantos otros clarividentes, tiene dones sobrenaturales y es justo que los ejerza. Cmo reconocer si nos encontramos delante de clarividentes autnticos? La humildad es una caracterstica importantsima de los clarividentes en los cuales se puede confiar. La humildad junto con la pobreza y el ocultamiento. Deben ser pobres, humildes y ocultos para ser vlidos. De ellos hay muchos en Italia. Han sido llamados los sanadores del campo. Son personas con dones especiales, humildes. A menudo viven fuera de las grandes ciudades. En lugares olvidados. Tambin el profesor entra en esta categora. Recuerdo, por ejemplo, a un clarividente que tiene el don de curar la gota. Es un don que posee toda su familia. Se dice que hace 2 milenios su familia hosped en casa por cierto tiempo a san Pedro, el primer Papa. Cuando san Pedro se fue dej a los miembros de la familia y a todos sus futuros descendientes, como don, este carisma especial. Cierto da el papa Po IX enferma. Tiene gota. Llaman del Vaticano a uno de la familia. Este visita a Po IX y lo cura. Es una persona tan humilde y tambin de tan poca cultura que cuando est ante el Papa repite lo que dice siempre a todos: Ahora lo he curado. Usted, sin embargo, no olvide rezar por el Santo Padre, el sucesor de Pedro, que tiene tanta necesidad de oraciones. Es una frase que en su familia se transmite desde hace siglos. Y l la repite al Papa. No lo dejar de hacer, responde el Papa sonriendo.

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Sai Baba, el hijo predilecto de Satans
Es preciso prestar mucha atencin. Al lado de los clarividentes buenos existen los malos. Cmo reconocerlos? Muy sencillo. Siempre piden dinero. El dinero es la primera tentacin del demonio. Porque con el dinero todo se puede comprar: sexo, droga, placer y poder. La mayora de los clarividentes hoy da son falsos y de ellos hay que huir. Hacen pactos con el diablo. Y piden sin cesar dinero. Dinero, dinero y ms dinero. Jams se sacian. Vuelve dentro de una semana y trae ms dinero -dicen siempre. Tienen gente que hace fila fuera de su casa. Desean publicidad. Son lo contrario de los verdaderos clarividentes que ocultan el propio carisma. Dejan que sea Dios quien les lleve la gente. Y de esta no quieren dinero. Saben que el dinero lleva ai infierno. Por eso huyen de l. -Es ms fcil que un camello pase por el ojo de una aguja que un rico entre en el reino de los cielos, dice Jess. No son palabras pronunciadas al azar. Son palabras que se deben tomar al pide de la letra. El dinero corroe el alma. En cambio, quien nada tiene solo confa en la Providencia. En Dios. Le ruega a Dios y de El obtiene lo que necesita. Dios favorece a pobres. Si un clarividente de Dios tuviera que empezar a buscar dinero, Dios de una vez le quitara el carisma que le haba dado anteriormente. Con frecuencia estos falsos clarividentes son satnicos. Realizan misas negras. Renen a su alrededor a unos pocos adeptos unidos por el fuerte vnculo de la ley del silencio. Se renen en lugares apartados. A menudo en casas abandonadas. Su reunin es una misa que sigue una liturgia precisa. Una liturgia, sin embargo, al revs. No ruegan a Dios, sino a Satans. Las habitaciones estn pintadas de negro. Negra 119

es la tela que cubre el altar. En medio hay un crucifijo cabeza abajo. Nunca falta una estatua del diablo con el falo erecto. Y con frecuencia hay tambin una calavera. Verdadera. No hay luz. Solo hay unas pocas velas que proyectan en la habitacin sombras siniestras. Los pocos adeptos se colocan en crculo, vestidos de negro. Algunas veces se cubren el rostro. Invocan a Satans en latn. Le piden que venga. Que se quede con ellos. La liturgia pone al revs de manera premeditada la catlica. A menudo se hace presente una sacerdotisa, una mujer joven y virgen completamente desnuda y acostada sobre el altar. Algunas veces se trata de presas capturadas. Mujeres inocentes. Drogadas y obligadas a sufrir aquella macabra liturgia. Profanan las hostias con escupitajos. Despus introducen la hostia en la vagina de la mujer. Beben una mezcolanza de esperma y secreciones vaginales. Todos poseen por turno a la mujer. Circula droga y alcohol. El alma de todos es regalada al demonio que puede hacer de ellas lo que quiera a cambio de los placeres de la carne. Satans les da el disfrute de la carne. Ellos le dan su alma. Para siempre. Qu se gana? No es difcil responder. Con frecuencia, clarividentes y magos son la puerta a este tipo de actividad. Son la puerta de prcticas satnicas de las que despus es difcil salir. Muy difcil. Me atrevera a decir que casi imposible, aunque algunas veces se logre. Quien confe en ellos es fcil que en lo sucesivo entre en crculos satnicos. Son crculos homicidas. Infernales. Son de veras la puerta del infierno. La puerta de los infiernos. La puerta de la nada eterna. No es una casualidad que una figura clave de la historia del satanismo haya sido precisamente un mago. Se llamaba Edward Alexander Aleister Crowley. Naci en 1875 y muri en 1947. Era un mago ingls. Era adicto a la morfina y al opio. Manipulaba la mente de las personas. Su aliado era Satans. Juntos destruyeron muchas vidas. Fue l quien escribi las reglas del satanismo. Entre ellas: Haz lo que quieras, esta ser tu ley. Y luego: No hay otro Dios fuera del hombre. En 1929 se traslad a Cefal. All alquil una casa y
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fund la Abada de Thelema. La casa estaba en el campo. A su lado haba un cementerio. En aquella casa Crowley trat de acumular energas mgico-satnicas para conquistar el mundo entero y someterlo a su dominio. Desde Cefal un faro, una luz de maldad, conquistara el mundo sometindolo a s. En Cefal Crowley vivi con 2 concubinas, la americana Leah Faesi y Ninette Fraux, que l llamaba sor Cypris. Despus se le juntaron otras mujeres. La casa era objeto de diversas visitas. En toda Sicilia se difundieron pronto voces inquietantes sobre esta casa. Para muchos, Crowley era el hombre ms perverso del universo, un genio del mal y del pecado. En efecto, en aquella casa se llevaban a cabo ritos extraos. Orgas desenfrenadas. Incestos. Misas negras en honor de la bestia del Apocalipsis, el gran dragn del mundo, Satans. Despus de Crowley lleg Antn La Vey. Es un seudnimo que corresponde a Howard Stanton Levey. Muri en 1997. Fue l quien fund todas estas vivencias las cuenta muy bien entre otros el experto en cosas satnicas Fabrizio Artale- junto con un cineasta de Hollywood, Kenneth Anger, la asociacin Magic Circle que en 1966 se convierte en San Francisco en la Iglesia de Satans. Buscaba adeptos decididos a dedicar toda su existencia a Satans. A l se unieron diversas estrellas del rock. Los satnicos estn en todo el mundo. Pero la mayora reside en Londres. Luego siguen Turn, San Francisco, Chicago Y Roma. Por qu? Porque el diablo tiene sus esquemas y sus designios. Estas ciudades estn unidas por inquietantes geometras esotricas que aluden al diablo y lo oculto. Pero el centro del satanismo es Londres. Por lo dems, Crowley es ingls y es por lo tanto lgico que la capital del Reino Unido sea el centro donde tengan ms adhesiones estos grupos demonacos. Pero dichos grupos estn por todas partes. Como en todas partes estn sus jefes, los magos, los santones. Satans les da, es innegable, poderes especiales que los hace ser casi como Dios. Esos poderes, esos dones, que un da dio a Marcos, el cual, por un perodo de tiempo ms bien largo, crey ser Dios.
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Marcos es uno de los muchos santones con los que he debido encontrarme. Uno de los pocos, tal vez el nico, que volvi en s, que escap de la servidumbre del demonio. Marcos tiene muchos dones, todos regalados a l, por Satans. Porque Satans acta as, da todos los poderes que puede a sus devotos. A menudo les hace creer que estos poderes no les llegan de parte de l. Para no aterrorizarlos. Pero son ellos, sus devotos, los que se mienten a s mismos. Regalaron su alma al diablo y fingen que no saben que todo lo que les sucede es de l, del demonio, de quien llega. Mentirosos como Satans, el gran mentiroso, el rey de la mentira. Marcos realiza un pacto de sangre con el diablo. Muchas veces se pone en contacto con l mediante el llamado juego del vaso. Satans habla con l. Inicialmente le enva mensajes de paz y fraternidad. Claro est, no lo quiere aterrorizar. Por el contrario se propone ofrecerle una imagen de s bondadosa. Pasan los das. Marcos va en peregrinacin a Lourdes. Pero toda su alma est en manos del demonio. Quiz vaya all como un desafo: Veamos qu le sucede a un siervo de Satans en un lugar santo como este, piensa. Satans decide revivir precisamente en Lourdes. Es en uno de los santuarios marianos ms importantes del mundo donde Marcos descubre tener clones extrasensoriales. Es Satans quien se los da. Es Satans quien astutamente escoge Lourdes para drselos. Marcos se convierte en clarividente, lee en el pensamiento de la gente, puede hacer diagnsticos clnicos, recuerda el pasado de personas que no conoce. Prev su futuro. Algunas personas comienzan a seguirlo, a interrogarlo, a confiarse a l. Despus de un tiempo Satans vuelve a hacerse sentir. Y le regala a Marcos otra facultad extraordinaria: con la imposicin de las manos es capaz de anular el dolor fsico. Cualquier dolor fsico. Marcos tiene un grupo de seguidores de gente importante. Pero se vuelve un hombre irascible, siempre malvado y nervioso. Pronto comienza a tratar mal a la gente que cura. La insulta. Trabaja para llevarla como l a la perdicin. Trabaja para destruir sus existencias, sus afectos. La salvacin le llega a Marcos cuando un grupo de
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catlicos oye hablar de l. Lo conoce y comienza a rezar por l. Estas personas rezan y logran mostrarle el origen diablico de sus nuevas facultades. Gracias a las oraciones de esta gente Marcos empieza un recorrido para liberarse de Satans. Y lo logra. Apenas rompe el pacto de sangre estipulado con el demonio, cesan tambin todos sus poderes. Marcos vuelve a ser un hombre como muchos. Menos poderoso que antes, es verdad, pero libre. Ya no es esclavo del prncipe del mal, sino que es libre porque es hijo de Dios. Marcos logra liberarse. Como l tambin Anita. Una mujer de la provincia de Roma que vuelve a ser libre tras haber vendido su propia alma a un santn. No se trata de un santn cualquiera, sino de aquel que yo digo haber sido (muri hace poco) el hijo predilecto de Satans. Anita es una joven de la provincia romana, casada, tiene un hipo pequeo. Lleva una vida normal. Se casa cuando apenas llega a la mayora de edad y pronto tiene un nio. Trabaja en un hospital como enfermera. Con frecuencia hace turnos en la ambulancia. Diariamente, por lo tanto, sabe lo que es el dolor de la gente. Un da su padre enferma. Se le diagnostica un cncer en etapa avanzada. Los exmenes radiogrficos son inexorables. El cuerpo est lleno de metstasis. Las esperanzas de curacin son prcticamente nulas. Anita lleva a su padre a un pranoterapeuta. Su padre no tiene ninguna esperanza, seora -le dice. Lo s -responde Anita-, Qu puedo hacer? Es poco lo que se puede hacer. Tal vez la nica esperanza sea llevarlo a ver a Sai Baba. A ver a quin? A Sai Baba. Es un curandero fenomenal. Vive en la India, en Puttaparthi. Quiz si usted logra llevar a su padre, el pueda salvarlo. Tiene miles de seguidores. Haga la prueba. Anita no confn en este pranoterapeuta. Est desesperada. Su padre se est muriendo. Y piensa que quiz Sai Baba la puede ayudar. Toma el avin junto con su padre y vuela a la India. Estamos en los primeros aos de los 90. Los 2 aterrizan y se dirigen
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a la casa de Sai Baba. El santn recibe solo en determinadas horas. O mejor, en vez de recibir, aparece. Y esto porque centenares de personas cada da se apian en una especie de gran claustro adyacente a la casa de Sai Baba. Y este, cuando de vez en cuando sale de casa para hacerse ver, parece una aparicin. No camina, sino que parece que estuviera volando algunos centmetros por encima del suelo. Aqu, al arar, escoge a algunas personas. Son estas personas las que, de manera sucesiva, tienen el privilegio de poder entrar en sus apartamentos y hablar con l. Anua vacila. No sabe si confiar en l. Pero un da, en las afueras de la casa de Sai Baba ve a una persona que atrae su atencin. Es un sacerdote catlico. Le inspira confianza y se le acerca. Con gran estupor descubre que es italiano. Hola, padre, me llamo Anita, vengo de la provincia de Roma, lo puedo molestar un minuto? Claro, seora, cunteme. Cmo se llama? Padre Marco. Padre, le tengo que decir que mi padre est enfermo. Yo quisiera ver a Sai Baba pero no puedo confiar en l. No lo conozco Pero, querida seora, claro que puede confiar! Sabe usted quin es Sai Baba? No muy bien Me dicen que es una persona que cura Seora, escuche bien lo que le voy a decir. Sai Baba es Jess que ha bajado a la tierra. De veras? Se lo digo yo que soy un sacerdote catlico. Puede confiar en l. Anita se queda sin palabras. Su fe no ha madurado. Es poco instruida en cosas religiosas y or que un sacerdote catlico le diga que Sai Baba es Jess que ha bajado a la tierra la ayuda a tener fuerza. Y a ir al claustro con la esperanza de que Sai Baba la reciba. Anita no puede saber que el padre Marco es un sacerdote especial Ha estado hace tiempo en la mira de las jerarquas vaticanas por sus posiciones herticas. El padre Marco es un enamorado de la figura de Sai Baba, tanto que se ha vuelto
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uno de sus seguidores. Cmo? As. Un da el padre Marco logra encontrarse con Sai Baba. Este le pregunta: Qu quieres? El padre Marco responde: Quiero pensar en Dios las 24 horas del da. Entonces Sai Baba toma un anillo. Sopla encima de este y el anillo cambia de forma. El padre Marco queda admirado. Piensa en la Biblia donde se dice que Dios cre el mundo y la vida con un soplo Y decide tomar el anillo como signo de la nueva amistad con Sai Baba. En seal de un pacto de amistad. Sai Baba mete el anillo en el dedo del padre Marco, quien siente que este anillo se cierra alrededor de su dedo de manera tan fuerte que desde ese momento ya no se lo puede quitar. Por mucho tiempo el padre Marco se siente seguro dentro de una proteccin metlica. Se siente protegido por dicho anillo que lo cubre y lo protege. Se siente seguro, como si ya no tuviera nada que temer. Qu sucedi? Sucedi que desde ese da el padre Marco abandon a Dios y regal su alma y su cuerpo a Sai Baba. Y, por ende, a Satans. Anita entra con su padre en el gran claustro. Centenares de personas estn de rodillas esperando que llegue. Entran unos elefantes. Seguidores de Sai Baba lo preceden y le siguen tocando y cantando motivos indios. Despus de algn tiempo una puerta se abre en el fondo del claustro. Un hombre de baja estatura, no ms de 1 metro 50, flaco, con denso cabello negro rizado ms parecido al de un africano que al de un indio, sale de la puerta vestido con una larga tnica anaranjada. Parece que vuela. Recorre el claustro en silencio general. De vez en cuando indica con la mano a algunas personas: T, t y t. Es l. Es Sai Baba. Anita lo mira. Est absorta, pero no sabe decir por qu. Sai Baba se acerca a la zona en la que Anita est de rodillas con su padre. Sai Baba la observa y la seala. Han sido escogidos. Es increble. La primera vez que entran en el claustro son elegidos. Se sienten afortunados: hay gente que pasa meses en el claustro antes de ser escogida. Anita no sabe qu le espera. En su mente repite las palabras del padre Marco: Sabes quin es Sai Baba? Es Jess que
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ha bajado a la tierra. Es Jess que ha descendido a la tierra. Sai Baba no vuelve enseguida a su apartamento. Permanece todava entre los suyos, en el claustro. Sube a un gran columpio y se hace mecer durante horas. La gente lo mira y lo venera. Y l, como si fuera Dios, no hace nada, excepto dejarse venerar. Despus de mucho tiempo Sai Baba regresa a sus apartamentos. Anita, junto con su padre, lo sigue. Sai Baba les pide que se acerquen. Los mira. Hace rotar vertiginosamente la mano derecha. Deja caer unos polvos que ofrece a ambos. Les pide que los coman. Los 2 obedecen. Anita est como hechizada. Se arroja a los pies de Sai Baba y le dice: Yo te pertenezco. Mi cuerpo y mi alma te pertenecen por toda la eternidad. Son tuyos para siempre. Sai Baba sonre y se dirige a otra habitacin. A Anita se le hace salir. Permanece en los aledaos del claustro durante un mes junto con su padre. Este, inicialmente, est mejor. Anita cree que se est curando. Los 2 regresan a Italia, a Roma, donde el padre de Anita en vez de mejorar comienza a empeorar de manera visible y muere al poco tiempo. Anita est destruida, pero contina en el seguimiento de aquel al cual regal su propia alma. Encuentra en Roma a varios seguidores de Sai Baba. Descubre que hay muchos de ellos sobre todo en el campo mdico. Gente como ella que se ve obligada a vivir todo el da en estrecho contacto con la enfermedad y el dolor. Sai Baba es el espejismo de una vida nueva, es el espejismo, o mejor sera decir la ilusin, del fin del dolor y de la muerte. Es Dios -se dicen-. Es Dios y nos salvar. El hijo de Anita ha crecido. Sabe que su madre es devota de Sai Baba y esto le fastidia. No sabe por qu, pero no le gusta la foto de ese hombre presente en la casa, no le gustan los pequeos altares que Anita ha hecho construir en la casa en honor de Sai Baba. No sabe absolutamente quin es Sai Baba, pero siente instintivamente que de l hay que desconfiar. Es el hijo de Anita quien, un da, la obliga a verse con un grupo de amigos suyos carismticos. Anita acepta y va a una parroquia donde se rene este grupo. Entra en la iglesia y encuentra
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al grupo en oracin. Apenas oye Anita que estas personas estn rezando, reacciona de manera furibunda. Sale de la iglesia y le grita a su hijo: Estn endemoniados! Estn endemoniados! No quiero saber nada de ellos! Su hijo es un chico inteligente. No le responde nada y sale con ella. Luego, tiempo despus, la lleva a otra parroquia a que conozca a 2 personas. Son marido y mujer. Un matrimonio sencillo que hace tiempo que son los animadores en esta parroquia de un grupo de oracin. Anita siente mucho amor a su alrededor y decide, con una fuerza de voluntad no sin importancia, hacerse ayudar. Dentro de s est desdoblada. Es ella, Anita, pero siente que tambin hay otro. Siente, comprende que dentro de s tiene alguna maldad. La parte sana de su alma la lleva a confiar en estos 2 cnyuges y en el grupo de oracin que ellos animan. La parte mala, no. Pero por un motivo misterioso y que ella misma solo comprender aos despus, es la parte buena la que lleva la ventaja. Anita decide hacerse ayudar. No faltan los problemas. Cuando Anita comienza a rezar con estas personas siente que una fuerte aversin crece dentro de s, un gran odio. Es l, es el espritu malvado que la posee, el que se hace sentir, el que pone en su mente cosas indecibles. Tanto que Anita no logra terminar las oraciones. El matrimonio no sabe qu hacer para ayudarla. Solo les queda una solucin. Llamarme. As que un da voy a la parroquia del matrimonio. Entro en la iglesia y veo en el fondo, sentada en un banco, a una mujer delgada y con el cabello negro que me mira. Es Anita. Enseguida entiendo que algo va mal. Anita, en efecto, se levanta y escapa. Y mientras huye grita: Socorro! Socorro! Hay un monstruo! Hay un monstruo! Despus me dir que esa vez, la primera vez que nos encontramos, me vio efectivamente como un monstruo. Yo no tena ojos. Mi rostro era deforme. A sus ojos apareca como algo terrible y malvado. Con mucho esfuerzo Anita acepta ser exorcizada por m. Los exorcismos duran aos. Comprendo en el transcurso de los exorcismos que Sai Baba es un santn unido
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estrechamente a Satans. Para m es el hijo predilecto de Satans en la tierra. Es el hijo predilecto, como ha habido pocos en el mundo. Hace magia, finge milagros que no llevan a nada. Y lo hace sobre miles de personas. Personas que lleva a la perdicin. Que luego las deja solas. Perdidas en su desesperacin. La gente lo acepta porque no est en todos el lograr materializar objetos de la nada. No es de todos poder caminar a unos centmetros por encima de la tierra. Realizar algn gesto extravagante e inexplicable aparentemente. No es de todos, pero aquellos que se convierten en hijos de Satans sabis hacer estas cosas. Sai Baba naci el 23 de noviembre de 1926 y muri en abril de 2011. Deca que era un Avatar, una encamacin divina en la tierra bajo apariencias humanas. Afirmaba saber quin haba sido en las encarnaciones anteriores, un santo venerado por muchsimos devotos llamado Shirdi Sai y que haba muerto 8 aos antes de que l naciera. Afirmaba tambin que saba quin sera despus de su muerte, la cual dijo (pero luego las cosas no fueron as), acaecera a la edad de 96 aos. Dijo que 8 aos despus de su muerte se encarnara en Prema Sai. Prema, es decir, el amor divino absoluto, se parecer notablemente a Jesucristo. Fue el maestro y revolucionario Sri Aurobindo el 24 de noviembre de 1926, al da siguiente del nacimiento de Sai Baba, el que dijo que haba sentido bajar a la tierra una entidad divina encarnada para ayudar al ascenso del hombre. Aurobindo se encerr en un cuarto por el resto de su vida, en total 25 aos. No quiso volver a ver a nadie porque deca: Sai Baba naci con todos los poderes: la omnipresencia, la omnipotencia y la omnisciencia. Sai Baba predic la no violencia, la verdad y el amor. Sus seguidores piensan an hoy da que l es una potencia divina. Existen en el mundo miles de lugares de devocin en su honor. Sai Baba se rodeaba de gente que cuanto ms tiempo de convivencia pasaba con l, tanto ms se encontraba en problemas y evidentemente poseda. Todos esperaban que l los curara pero nadie fue sanado de veras. Sai Baba fue el hijo primognito de Satans, de eso no tengo la menor duda. Hablaba bien de todos, de Jess en particular, pero solo haba un Dios: l solamente. Esto era lo que
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pensaba de s. Ayudaba con importantes donaciones a los hospitales de las aldeas indias, aparentemente haca el bien porque el diablo es sumamente astuto. Muchos turistas italianos, en especial mujeres, cayeron en su red. Liberar a Anita fue difcil. Escupe, escpelo todo -le deca durante los exorcismos.Debes escupir todos los polvos. De lo contrario, no te liberars nunca. Necesit aos para vomitar ese polvo que haba ingerido en la India. Se requirieron aos pero luego fue liberada. Fui yo quien le dije por qu motivo logr liberarse. Porque la parte buena de su alma prevaleci sobre la mala. Y por qu prevaleci? Por una razn muy sencilla que la misma Anita ignoraba. Apenas naci Anita, vinieron a visitarla al hospital las religiosas de san Vicente de Pal, hermanas que entre otras cosas ayudaban a las familias en dificultades. Estas hermanas la consagraron a la santsima Virgen con una oracin sencilla y gil. Sabes qu te salv de Sai Baba y de la destruccin eterna de Satans, querida Anita? -le pregunt el da del ltimo exorcismo. No, padre, dgamelo usted. Te salv la Virgen, a la cual las religiosas de san Vicente, sin que t lo supieras, te consagraron cuando todava eras una recin nacida. Obviamente, el satanismo no se difunde solamente en el mundo a travs de las sectas o grupos como los de los seguidores de Sai Baba. Existen tambin otras modalidades gracias a las cuales se expande. Una de estas es el rock satnico. No quiero aqu ser manipulado. No quiero decir en absoluto que todo el rock est pervertido y lleve a Satans. No es as. En absoluto. Pero el rock satnico existe y es en esta clase de msica en la que pienso cuando hablo de otras formas de difusin del satanismo adems de las sectas. Qu hace el rock satnico? Predica el nihilismo ms absoluto, combate la religin catlica y cualquier otro orden social. Ensear que todo est permitido y que el individuo es Dios. Lleva a odiar a la Iglesia. Y tiene una sola meta: llevar al hombre a la entrega a Satans por ende, a la autodestruccin.
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Muchos jvenes, gracias a este tipo de msica y a las amistades que se establecen entre quienes escuchan esta clase de msica, se precipitan a menudo a las tinieblas, a lo oculto. Pienso en Marilyn Manson, el cantante y artista estadounidense completamente esclavo del diablo. Esclavo de tal manera que lleg a declarar: El diablo no existe, el satanismo es el arito de uno mismo. De veras?. Solo Satans puede hacer que un adepto suyo diga semejantes tonteras. Manson es un esclavo, un hijo del diablo, el cual existe y lo manipula. Es un hombre sin fe. Quisiera poner en guardia a todos los progenitores acerca de quienes van por ese camino. Y decirles: Si vuestros hijos escuchan msica satnica, vigiladles. Salvadlos para no tener que llorarlos una vez muertos. Si, exactamente as, para no tener que llorarlos muertos. Cuando digo estas cosas no falta alguien que se re. En la prensa a menudo se hace mofa de m por estas declaraciones. Quisiera decirle al que se re: ve y habla con los padres de los chicos que hoy ya no existen por haber sido capturados por el torbellino del satanismo. Anda. Reros en su cara si tenis valor. Repito. Quisiera decirles a los padres que tengan hijos que escuchan msica satnica: salvadlos acompandolos desde la adolescencia. Educadlos en la fe. Llevadlos a la iglesia tambin desde pequeos. Aunque lloren y corran por toda la iglesia. Llevadlos vosotros. Es por osmosis como se educa en la fe. Quieren un ejemplo de cmo el rock satnico lleva a la muerte? Les cuento una vivencia sucedida en Italia. Es el homicidio de sor Mara Laura Mainetti a manos de 3 menores de edad de Chiavenna, un pueblecito de la provincia de Sondrio, en junio del 2000. Es de noche. Hacia las 10 sor Mara Laura sale del convento donde vive. Una chica de 17 aos, Ambra Gianasso, la llama pidindole ayuda. Le dice que fue violada y que est encinta. Es una excusa para poder encontrarse con la religiosa en un lugar aislado, el parque de las Marmitte dei Giganti, frecuentado de noche por toxicmanos y prostitutas, y poderla ofrecer as, junto con sus amigas Vernica Pietrobelli y Milena De Giambattista, como sacrificio a Satans. Segn lo
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confesado despus por las chicas, la vctima inicialmente designada habra sido el prroco del pueblo, pero luego fue descartado a causa de su complexin muy robusta. Las 3 muchachas acompaan a la religiosa a lo largo de un sendero poco iluminado, la golpean con una baldosa y la asesinan con 19 pualadas. Cuando las 3 jvenes confiesan, dicen que la hermana ya arrodillada en suelo le pide a Dios que las perdone. Los medios de comunicacin pusieron el acento en el inters de las chicas por el esoterismo y por Marilyn Manson Qu papel pudo haber tenido esta pasin musical en el gesto de las 3 chicas? Es verdad que no puedo decir que la causa que desencaden el homicidio haya sido una cancin de Manson o incluso el mismo Manson. Pero algo s es cierto. La msica satnica es uno de los principales medios de difusin del satanismo entre los jvenes. Los mensajes de la msica satnica logran sin lugar a dudas influir en la mente y en el corazn de los jvenes. A travs de cierto tipo de msica los jvenes tienen la posibilidad de acercarse a temas nuevos. Desconocidos. Fronteras del mal antes inexploradas. Hoy da se multiplican los cantantes de rock que se inspiran en el diablo. Es una puerta abierta hacia mundos peligrosos. Las palabras de Manson ya citadas: El diablo no existe, el satanismo es el culto de uno mismo. Y luego: Satanismo no significa adorar al diablo. Significa que el hombre ha de ser el propio Dios en la tierra, no son ms que los no-valores que cierta msica est llevando a los jvenes. Es como un lavado de cerebro que conduce a la nada, a la abominacin, la furia homicida, la autodestruccin. El mensaje negativo propuesto por un disco es una semilla peligrosa lanzada al alma de los jvenes. Almas puras y fciles de contaminar. En los ltimos aos el rock satnico se ha vuelto una moda que se expresa a travs de las corrientes musicales ms extremas. Las cubiertas de los discos estn llenas de imgenes blasfemas, y los textos incitan al odio y la violencia frente a los cristianos. Muchos de estos cantantes estn ligados de manera estrecha a las sectas satnicas. Echemos un vistazo a Estados Unidos. Fijmonos en los cantantes King Diamond y Acheron. Colaboran con la Iglesia de Satans, que se propone como una religin alternativa, perfectamente legal, con mucho de
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Biblia y mandamientos. Dicha colaboracin no significa nada? Tambin Marilyn Manson, hace aos, se encontr con Antn La Vey, el fundador de la Iglesia americana de Satans, y fue ordenado sacerdote. Blanche Barton, un exponente de esta secta, declar: Hemos recibido muchas preguntas de parte de muchachos que han comenzado a interesarse por el satanismo gracias a la msica y la actitud de Marilyn Manson. Comprad la revista Flash, dedicada a la msica heavy metal y el hard rock. Divulg en un artculo suyo cmo es la Iglesia americana de Satans, describindola como la asociacin ms seria y fiable a la cual pueden dirigirse los amantes y devotos de las teoras ocultas. Luego escribi: Si pensis que os puede ayudar el conocimiento del satanismo, y si queris formar parte de esa gran palestra del pensamiento que es la filosofa satnica, la Iglesia de Satans os espera. Qu bien. Libres de escribir lo que queramos. Pero, me pregunto: Saben lo que escriben? Saben qu consecuencias pueden tener las palabras que escriben? Saben qu significa proponer a un chico ciertas cosas? En 1996, un joven de La Spezia, en Italia, profanaba de noche los cementerios. Fue detenido por la polica y, arrepentido, declar: Lo siento. Me dej arrastrar por la msica black metal, que sigo desde hace ms de 10 aos. En especial los textos de algunos grupos noruegos y suecos, entre ellos los Mayhem, los Darkthrone y los Marduk. Me han condicionado hasta tal punto que repeta como un autmata lo que ellos contaban en las canciones. Esa msica, que escuchaba hasta 10 horas al da, me posea hasta el punto de no darme cuenta de la gravedad de mis gestos. Despus, Danielle Murgia, inspector de la comisara de La Spezia, quien tuvo a cargo la operacin, dijo: El hilo conductor que ligaba a estas personas en su culto al mal era la msica black metal. Sus contactos se llevaban a cabo tanto a nivel personal como en los conciertos de rock satnico. Adems del rock satnico existen tambin muchas imgenes que arruinan el alma, sobre todo la de los ms pequeos. Por ejemplo, hay muchos cmics que alaban a Satans. Tambin ellos dejan una marca, una herida en el alma. Y la televisin. No siempre las imgenes ayudan. Por el contrario, a
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menudo inculcan en los ms pequeos la idea de que se es feliz en la vida solo gracias al dinero, al sexo y al poder. Dinero, sexo, poder: los 3 dolos que Satans ms quiere. Y tambin est Internet. Alguna vez introduje en un programa de bsqueda la palabra Satans. Sali una instruccin completa sobre cmo seguir a Satans, cmo entrar en una secta satnica, cmo dilapidar en la nada la propia vida. Este es el punto. Internet ha hecho ms accesible que en el pasado las informaciones sobre el satanismo. Con un simple click se pueden encontrar sectas satnicas y uno se puede poner en contacto con ellas. El riesgo es especialmente grande para los jvenes con dificultades o que son emotivamente frgiles. Si un adolescente que est viviendo una situacin de malestar acude a Internet para buscar respuestas y ayuda para dichas molestias, puede caer con extrema facilidad en estas sectas. Para l puede ser el principio del fin. Est lleno de gente que, aun por simple curiosidad, accede a filmaciones que hubiera sido mejor no haberlas visto jams. Acceden a ello y Satans acta. Basta poco. Satans, con una simple pelcula, puede arrojar en el corazn de una persona una mala semilla. No se puede generalizar, pero de verdad puede ser el principio del fin. El inicio de un torbellino que cada vez lleva ms y ms lejos. A veces Satans entra en la vida de la gente de manera discreta, de modo casi intangible. Pero luego, un poco ms cada vez, gana terreno, hasta que llega a la conquista total del alma. Cuanto ms terreno conquista tanto ms difcil es huir de l. La Red no es el mal absoluto. Pero en la Red, desafortunadamente, el mal absoluto est presente. Y acta. Y hay quien se deja seducir. Qu es Internet? En gran parte, un mundo sin Dios. Y en un mundo sin Dios, quin es el rey? Satans. No por casualidad y sobre todo donde no est Dios, Satans tiene plena libertad. Como est en parte del mundo de Internet, as tambin est en parte del mundo real. Donde no est Dios, reina el demonio. Reina y posee a la gente. Entre dicha gente son muchsimos los posedos no bautizados. Son muchos los fieles posedos que pertenecen a las ms diversas religiones: judos, musulmanes, hindes y tambin protestantes y ortodoxos, adems naturalmente de los que no creen en nada, que carecen de
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alguna fe. Muchos de estos fieles vienen a m. Al, 34 aos, de la fe hind, es uno de estos. Padre, aydeme. Por qu quieres ser ayudado? Padre, estoy posedo. Lo siento dentro de m. Qu sientes? Algo malfico. T crees? Soy hind. Alguna vez has odo hablar de Jesucristo? S, pero no s mucho sobre l. No me interesa que lo sepas todo sobre l. Si Dios quiere, algn da t tambin podrs encontrar a su Hijo, Jesucristo. Pero tal vez no. Lo que me interesa es algo diferente. Y es que sepas que, si de verdad ests posedo, los exorcismos que te haga los har en nombre de Jesucristo. Es l quien libera, no yo. Yo solo soy un medio. El lo hace todo. Yo no creo en Cristo, yo... No te estoy pidiendo que creas en Jesucristo. Solo te pido que sepas. Que sepas que es Cristo quien libera, si alguna vez llegamos a dicha liberacin. Dilogos como este con Al he tenido muchsimos. Cada vez ms recibo gente que no es catlica. A nadie le pido que se convierta. La conversin es un don de Dios. Solo pido que sepa que es El quien libera. El que libera se llama Jesucristo. Yo libero en el nombre de Cristo. Al mismo tiempo, pido que se sepa quin es aquel del cual es liberado, Satans, el ngel ms bello del cielo que en un tiempo sin tiempo se rebel contra Dios y fue precipitado por siempre en el infierno. Pido que se crea en estas 2 verdades. Muchos me escuchan. Otros no. Por lo dems no hay por qu extraarse demasiado: incluso en la Iglesia catlica hay quienes no creen en la existencia de Satans. Muchos de estos, me duele decirlo, son obispos y cardenales. Con un cardenal, en particular, tuve un encuentro que difcilmente llegar a olvidar. Trataba de encontrar certezas. Encontr algo muy diferente.
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Cierto da un cardenal me dijo: Los dos sabemos que Satans no existe

Buenos das, eminencia, soy el padre Gabriel Amorth. Soy sacerdote paulino. Vivo en Roma. Soy tambin el exorcista oficial de la S quin es usted. He odo hablar de usted. Por favor, qu desea? Necesitara dialogar con su eminencia. Con qu fin? Pues bien, he formado una asociacin de exorcistas. Nos reunimos en Roma para debatir y ayudarnos. Ha de saber que en el mundo somos en realidad muy pocos. Escuche, Ahora no tengo tiempo. S quiere puede venir a mi casa maana. As me dice lo que desea. Hasta luego. El cardenal da por terminada la conversacin telefnica de manera ms bien brusca. O al menos as me lo parece, Algo me dice que no le soy simptico. Intuyo el motivo de esto. Pero sigo queriendo encontrarme con l. Al da siguiente me hago anunciar en su casa a la hora sealada. Un curita muy educado entra en un saln en el fondo de un corredor. Sale pocos momentos despus sin mirarme. Viene haca m. Entra en otro saln sin decirme nada. Adelante!-grita una voz ronca que imagino proviene del saln al fondo del pasillo. Entro. Su eminencia esta sentado en una butaca. Delante de el tiene encendido un televisor. En la mano tiene el mando. Me hace seas de sentarme en una butaca al lado de la
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televisin. Despus de sentarme, apaga la tele. Usted quera verme. Pues aqu estoy. Cunteme. Bueno, eminencia. Deseaba informarle sobre el hecho de que, en calidad de exorcista de la dicesis de Roma, he pensado convocar una pequea asamblea de exorcistas. Somos pocos en el mundo y poqusimos en Italia. He pensado que vernos nos podr ayudar. Es un oficio difcil. As que he venido aqu solo para informarle acerca de esta iniciativa. Pero debe informar a Ruini (el cardenal Camillo Ruini es, en el momento en el que tiene lugar esta conversacin, todava el obispo vicario para la dicesis de Roma, el sucesor del cardenal Ugo Poletti, N.d.R.), no a m. Yo dirijo una oficina vaticana que en el papel podra tener competencia en esta materia, pero solo en el papel. El que debe ser informado es Ruini. Eminencia, Ruini ya ha sido informado. Le he escrito personalmente. Me parece conveniente informarle tambin a usted... S, s, claro est. Ha hecho bien. Pero en cuanto a esta historia del diablo... Cmo, perdone? Digo que... Usted hace el oficio de exorcista, pero los dos sabemos que Satans no existe, verdad? Qu quiere decir con sabemos que no existe? Padre Amorth. Por favor. Usted sabe mejor que yo que todo esto es una supersticin. No me querr hacer creer que usted lo cree de veras? Eminencia, me asombra or estas palabras de una personalidad tan importante como usted. Le asombra? Pero, por qu? No me venga a decir que usted de verdad cree en eso? Yo creo que Satans existe. De veras? Yo no. Y espero que nadie lo crea. Difundir ciertos temores no es bueno... Pues, s, eminencia, no tiene que decrmelo. Ms bien, si me lo permite, le sugerira algo. Dgame. Usted debera leer un libro que quiz le pueda ayudar. Ah s? Qu libro, padre Amorth? Usted debera leer el Evangelio.
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Un silencio glacial reina en la sala. El cardenal me mira seriamente sin responder. De modo que lo acoso. Eminencia, es el Evangelio el que habla del demonio. Es el Evangelio el que nos dice que Jess expulsa los demonios. Y no solo esto, es el Evangelio el que dice que entre los poderes que ha dado a los apstoles est el de echar a los demonios. Qu desea hacer, eliminar el Evangelio? No, pero yo... Eminencia, quiero ser franco con usted. La Iglesia comete un pecado grave al no hablar ya del demonio. Las consecuencias de esta actitud son gravsimas. Cristo vino y luch. Contra quin? Contra Satans. Y lo venci. Pero l es todava libre de tentar al mundo. Hoy. Ahora. Y usted qu hace? Me dice que son solo supersticiones? Tambin el Evangelio es entonces solo supersticin? Pero cmo puede la Iglesia explicar el mal sin hablar del demonio? Padre Amorth, Jess expulsa a los demonios, es verdad. Pero es solo una manera de hablar para poner en evidencia el poder de Cristo! El Evangelio es una expresin continua de parbolas. Todas son parbolas. Jess siempre ense con parbolas. Pero eminencia, cuando Jess quiere usar una parbola lo dice claramente. El Evangelio dice: Jess les cont esta parbola. Mientras que el Evangelio distingue netamente hechos histricos realmente sucedidos, las curaciones, las enseanzas, los reproches, los exorcismos, diferenciando a estos de las curaciones. Cuando Jess expulsa a los demonios no se trata de una parbola, sino de una realidad. No combati contra un fantasma, sino contra una realidad, de lo contrario se hubiera tratado de una farsa. Muchos santos lucharon contra el demonio, muchos santos fueron tentados por el demonio, piense por ejemplo en las experiencias de los padres del desierto, muchos santos realizaron exorcismos. Entonces, todos habran sido unos falsos, unos neurticos? Cmo es posible no creer en la existencia de Satans? Est bien, pero aun admitiendo que fueran hechos reales, aun admitiendo que Jess sac los demonios, queda el hecho de que Jess, con su resurreccin, lo venci todo y, por lo tanto, venci tambin al demonio.
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S, es verdad, lo venci todo. Pero esta victoria se debe aplicar y ha de ser encarnada en la vida de cada uno de nosotros. Cristo venci, pero su victoria para nosotros debe ser reafirmada da tras da. Nuestra condicin de hombres lo impone. La accin del demonio no fue anulada completamente. El demonio no fue destruido. El Evangelio dice que el demonio existe y que tent hasta al mismo Cristo. Jess ha dado las armas, nos las ha dado tambin a nosotros, para vencerlo. El demonio puede todava tentamos, todos podemos ser tentados, como lo demuestra la oracin contra el maligno que el mismo Jess nos ense, en el Padrenuestro. Hasta el Vaticano II, al finalizar la misa se deca la oracin a san Miguel arcngel, ese pequeo exorcismo compuesto por el papa Len XIII y se lea el Prlogo del Evangelio de san Juan precisamente en clave liberadora. Su Eminencia ya no sabe qu decir. Ni habla ni reacciona. Me levanto, me despido y salgo. Y pienso: Hasta aqu hemos llegado? Y sabiendo que hasta principios del Medievo los exorcistas existan en todas partes. Despus, desafortunadamente, algo cambi. En el primer milenio abundan los grandes padres de la Iglesia que hablan del diablo. Luchan contra l. Lo ven. Por eso hablan de l. Sus testimonios son nicos. Entre los ms sugestivos y fuertes estn los de los monjes del desierto. Sus batallas contra Satans tienen un no s qu de pico. En Occidente es fuerte la tendencia, en parte debido al derecho romano, a querer regularizarlo todo. Ya a fines del siglo II san Ireneo habla con admiracin de los exorcistas como de una categora aparte, a pesar de que todos pueden pertenecer a ella. En Roma, el papa Cornelio, en una carta suya del 251 es el primero que habla de los exorcistas como de poseedores de un oficio sagrado. Creo que puede considerarse como concluida esta institucin del sacramental del exorcismo en el ao 416, cuando el papa Inocencio I establece que los exorcismos pueden ser administrados solo despus de la autorizacin episcopal. Esta es la disciplina hasta ahora vigente (con la precisin de que el obispo puede dar la facultad de exorcista solo a los sacerdotes). Antes del 416, es preciso recordar el 313. Es en ese ao
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cuando el edicto de Constantino hace del cristianismo la religin del estado. La Iglesia, como consecuencia del edicto, corre el gran peligro de secularizarse. Es decir; est en peligro de ver cmo sus propios creyentes se adaptan a los principios del mundo. Todo esto podra tener consecuencias nefastas como la decadencia del compromiso evanglico y el empobrecimiento de los valores de la tradicin cristiana. Nace de aqu la tendencia a buscar nuevos caminos para vivir el Evangelio de una manera ms conforme con sus dictmenes. Aparece el monaquisino: fuga del mundo, concentracin en s mismo, en la ascesis y la oracin. Los primeros monjes aparecen en Egipto en el siglo III despus de Cristo. Se llaman anacoretas o solitarios. En el siglo IV las 2 primeras grandes figuras: Antonio y Pacomio; el primero es expresin de un monaquisino apartado, eremtico, y el segundo de uno comunitario, cenobtico. Qu tienen en comn estos monjes? Muchas cosas, pero sobre todo la lucha contra Satans. Este es su enemigo. Y lo que los monjes dicen y escriben es el mejor modo de destruido. Ojal hubiera hoy hombres de Iglesia que supieran hablar claro como estos hombres. No los hay, solo unos cuantos, Y la vida de los hombres est bajo una grave amenaza por este motivo. La pelea, como escribe en varias ocasiones Orgenes, es espiritual. La batalla, como escribe Atanasio al contar la vida de Antonio, en dura y terrible. El desierto es el lugar que el demonio prefiere para tentar al hombre. Por qu? Porque el desierto es tambin el lugar querido por Dios para hablar al hombre. El desierto es, pues, un campo de batalla donde el monje trata de luchar y sobre todo de resistir a las tentaciones del diablo. Antonio lo deja todo y se va al desierto, el lugar de Satans. Este no lo quiere all. Sabe que Antonio representa para l una poderosa amenaza. Los hechos que relata pueden ser considerados como pura fantasa. Yo afirmo que son ciertos. El mundo sobrenatural existe y nos acompaa siempre. No solo el mundo de la luz. Sino tambin el de las tinieblas. Solo el hombre, cuyo espritu est especialmente entrenado, puede ir ms all del
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mundo real y ver lo que sucede en el mundo sobrenatural. Solo pocos hombres alcanzan a ver y a vivir dentro de s la gran batalla que desde siempre se desarrolla en el cielo, la de Dios y Satans. Los hechos relatados son una confrontacin increble entre Antonio, un joven convertido en monje, y Satans. Una confrontacin muy similar a la que sucede entre un exorcista y Satans. Al diablo le da envidia cuando ve cmo vive Antonio. Y as comienza a vigilarlo. Al principio hace de todo para sacarlo de sus ejercicios ascticos. Lo tienta recordndole los tiempos en que era rico, los momentos de alegra en familia. Despus las tentaciones del dinero, la comida, la vanagloria. Dentro de la mente de Antonio empieza a entrar mucho polvo. Pronto se confunde, seal de que Satans est trabajando bien con l. De noche, Satans tienta a Antonio de todas las maneras posibles. De da lo molesta con pensamientos terribles. Satans inculca en la mente de Antonio toda clase de tentaciones. Antonio lucha con la nica arma que tiene, la oracin. A las tentaciones sexuales Antonio responde tambin con el ayuno. La oracin y el ayuno pronto se convierten en un muro insuperable para Satans. Este, de noche, hace que aparezca en la habitacin de Antonio una mujer bellsima y sensual. Ella est ah solo para l. Un bocado exquisito. Antonio responde con ms oracin y ms ayuno. Arroja lejos de s los carbones ardientes de la seduccin y la tentacin. Una noche Satans se le aparece bajo el aspecto de un nio de luz. Entra en la habitacin de Antonio y habla. A muchos he seducido, a muchos he hecho caer. Y muchas otras cosas he realizado. Ahora en cambio he sido debilitado. Le dice Antonio: Quin eres t para hablar as conmigo? Yo soy el amigo de la fornicacin, yo soy aquel que acosa a los jvenes y me llamo espritu de la fornicacin, A cuntos he seducido que queran ser pdicos! A cuntos hombres continentes he convencido, alentndolos! Yo soy aquel que con frecuencia te ha molestado y que tantas veces has rechazado. Por eso hasta ahora eres muy despreciable. Eres negro de alma y de aspecto y te has demostrado como un dbil muchachito. Por lo dems, t no me importas. El Seor es
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mi ayuda y despreciar a mis enemigos. Tras estas palabras, Satans, disfrazado de nio, huye. Antonio se va a vivir entre los sepulcros cerca de la ciudad. Es un lugar que nadie frecuenta. Se encierra en un sepulcro y empieza sus prcticas ascticas. Satans lanza un ataque. Manda contra l a una multitud de demonios. Lo golpean ferozmente. Antonio queda en el suelo como muerto. En un estado de semiinconsciencia Antonio se dirige de esta manera a los demonios: Aqu me tenis, soy Antonio. No huyo de vuestros golpes. Aunque siguierais dndomelos, yo no me separar del amor a Cristo. Satans se queda sin palabras. Y lleno de odio. De modo que convoca a sus perros y les dice: Veis que no lo hemos podido vencer ni con el espritu de la fornicacin ni con los golpes; todo lo contrario, se ha vuelto ms audaz que nosotros. Acerqumonos a l de otra manera. Los diablos se convierten en bestias feroces y serpientes. Y por la noche atacan el sepulcro de Antonio. Llegan al sepulcro osos, leones, serpientes, tigres, leopardos y escorpiones. Todos logran golpearlo y morderlo. Antonio est en el suelo. Parece derrotado. Pero su mente est lcida. Dice: Si tenis tanto poder, bastara con que hubiera venido uno de vosotros. Pero como el Seor os ha quitado toda fuerza, tratis de asustarme con el nmero. Seal de vuestra debilidad es el hecho de asumir el aspecto de bestias y otros animales. Si de veras tenis fuerza, por qu vacilis? Venid. Pero si no podis, por qu me molestis intilmente? Nosotros tenemos para darnos fuerza el signo de la cruz y la fe que tenemos en el Seor. En un instante las fieras desaparecen. Antonio sale vencedor. Ahora se dirige hacia un monte. Es este su refugio. Un monte, l y Dios. Satans lo ve. No lo pierde de vista. Y en su camino hace que aparezca un enorme vaso de plata. Antonio dice: De dnde viene este vaso en el desierto? Este no es un camino recorrido, ni se ven huellas de viandantes, los cuales habran prestado atencin a esto. Adems, es tan grande
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que nadie hubiera podido pasar por el camino sin verlo. Si despus alguien lo hubiera dejado caer, quien lo hubiera perdido habra podido volver a buscarlo y encontrarlo. El lugar est desierto. Todo esto son artimaas del diablo, pero tampoco esta vez t obstaculizars mi voluntad. Porque este vaso ir a la perdicin junto contigo. Mientras Antonio pronuncia estas palabras, el vaso desaparece en una nube de humo. Mucha gente comienza a visitar a Antonio. Sienten de alguna manera que es un hombre de Dios. Y se acercan a l. De noche nadie tiene acceso al lugar donde descansa Antonio. De all se escuchan gritos. Aljate de aqu! Y una vez ms: Qu tienes que ver con el desierto? No puedes soportar ms nuestras insidias! Algunos tratan de acercarse al lugar donde Antonio reposa. Logran mirar dentro pero no ven a nadie. Solo a Antonio descansando. Cuando los gritos se hacen ms fuertes, cuando los ataques se vuelven ms feroces, se escucha tambin fuerte y poderosa la voz de Antonio. Canta: Que se levante Dios y sean dispersados sus enemigos, y aquellos que le odian huyan de su presencia. Como desaparece el humo, as desaparezcan ellos. Como la cera se derrite en presencia del fuego, as perezcan los pecadores en la presencia de Dios. De da, Antonio recibe a mucha gente. A todos les cuenta estas cosas: Con nuestras oraciones, nuestros ayunos, nuestra fe en Cristo, los demonios caen de inmediato. Pero aunque caigan no se quedan quietos. Se acercan de nuevo, astuta y solapadamente. Como no han logrado seducir el corazn mediante el placer, tienden otras trampas y forman imgenes que se transfiguran e imitan a mujeres, bestias, serpientes. Pero no hay que temer estas imgenes. No son nada y pronto se esfuman. A veces fingen predecir el futuro. Ellos no conocen el futuro. Solo Dios lo sabe. Cierto da se acerc a m un demonio muy alto. Me dice: "Yo soy la potencia de Dios. Qu quieres que te d?". Por toda respuesta sopl contra l
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pronunciando el nombre de Cristo. En otra ocasin, mientras ayunaba ese diablo volvi a m bajo el aspecto de un eremita. Me ofreci pan y me dijo: "Come y abandona estas molestias. Eres un hombre. Si sigues as te debilitars". Respond con la oracin. Y aquel desapareci. Una vez vino a verme Satans en persona. "Quin eres?", pregunt. "Soy Satans". "Por qu has venido hasta aqu?". "Por qu se quejan de m los cristianos? Por qu se quejan de m?". "Porque t los molestas". "No soy yo sino ellos los que se inquietan. Yo me he vuelto dbil. Ya no tengo lugar, no tengo saeta, no tengo ciudad. Los cristianos estn en todas partes. Ahora tambin el desierto est lleno de eremitas. Que piensen en cuidarse a s mismos y no me maldigan sin razn". "Aunque seas un mentiroso y nunca has dicho la verdad, esta vez sin embargo has dicho lo cierto. Cristo, al venir, te ha hecho dbil, te ha atemorizado y desnudado". Cuando escuch el nombre de Cristo, no resisti y huy. As habla Antonio. La gente sigue yendo a l. Y pronto comienzan tambin a llevarle endemoniados. Por lo dems, es lgico: el pueblo intuye que quien ms se dedique a la oracin y al ayuno, ms preparado est para hacer exorcismos. Este es el motivo por el que an hoy, en la Iglesia ortodoxa, para buscar un exorcista basta dirigirse a un monasterio; administrar exorcismos es considerado un carisma y, como lo afirman las Constituciones Apostlicas del 380, se llega a ser exorcista no por una orden sagrada, sino por decisin personal, buena voluntad, fortaleza de nimo y gracia. Entre los endemoniados que le llevan a Antonio hay un hombre ilustre. Est posedo de manera terrible. Se come los dedos. Se golpea. De noche lo dejan cerca de Antonio, que reza por l. Por la maana, el endemoniado lo agrede. Antonio dice: No es l quien hace estas cosas. Sino el demonio que est en l. Como le he ordenado que se vaya a lugares ridos, se ha enfurecido y obra as. Glorifico por lo tanto al Seor. El hecho de haberme agredido es seal de que el demonio se est yendo. Y en efecto, el hombre de repente se cura. Ahora est
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libre. Antonio, como los apstoles, expulsa a los demonios. Antonio, como muchos en el primer milenio de la era cristiana, habla de Satans y pone en guardia contra l. Porque Antonio, como muchos, cree en la existencia de Satans. No es as en el segundo milenio ni en nuestros das. Parece que Satans no exista ya. Pero no es as. Existe, y de qu manera! Y no creer en Satans es un hecho gravsimo que tiene consecuencias terribles. Es un pecado del cual son responsables, desafortunadamente, muchos hombres de Iglesia. Todo empieza en el siglo XII. Un perodo sumamente triste para la Iglesia. Aparecen las grandes herejas. Europa est trastornada por continuas guerras, muerte y destruccin. De repente, las mujeres con problemas de locura ya no son vistas como locas. Sino que se convierten en hechiceras. Precisamente ellas que ms que otras deberan haber sido exorcizadas son llevadas a la hoguera. Europa y todo el mundo estn llenos, como en toda poca histrica, de endemoniadas. A dichas mujeres hubieran servido los exorcismos. Y en cambio rechazan darles esta medicina y se las considera carne para quemar. En 1252 Inocencio IV autoriza la tortura de los herejes. Mientras que en 1326 Juan XXII autoriza por primera vez la Inquisicin contra las brujas. La locura reina en toda Europa. Llega tambin la peste negra, de 1340 a 1450. Mueren generaciones enteras. La Iglesia est dividida. El mundo est dividido. Los hermanos se declaran la guerra. Es un perodo de grandes destrucciones. Son todas estas calamidades juntas las que llevan a la Iglesia a demonizar cualquier cosa. Solo que dicha demonizacin no lleva, como hubiera sido lo correcto, a hacer ms exorcismos. Pero s lleva a la destruccin de vidas inocentes. Con el tiempo los exorcismos siguen disminuyendo cada vez ms hasta el perodo ms negro, el que va desde el siglo XVI al XVII. Es en este perodo en el que los exorcismos sustancialmente desaparecen. Claro que hay excepciones. Una de estas es el caso de sor Juana Fery. Vive del 1559 al 1620. Ha llevado a cabo varios pactos con el demonio. Pero un
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prelado culto y capaz, en lugar de enviarla a la hoguera, decide someterla a exorcismos. Se llama monseor Luis de Beriymont, quien ser la salvacin de sor Fery. Los exorcismos Juran un ao. Pero luego es liberada. No todos los obispos, sin embargo, tienen la previsin de Beriymont. Entre estos san Carlos Borromeo. Un gran santo pero que, en lo referente a brujas, sigue el sentir comn. La caza de brujas se difunde pronto, sobre todo en los en los que el protestantismo es fuerte. En Roma, en efecto, los casos de quema de brujas son reducidos al mnimo. Lo mismo en Irlanda y Espaa. De repente, en el siglo XVIII todo cesa. Ya no se persigue a las brujas. Pero, al ser abandonados los exorcismos por varias dcadas, nadie los hace ya. El mundo est prcticamente desprovisto de exorcistas. El diablo no existe ya para nadie. Es un fantoche, un mueco. An hoy da es considerado as con frecuencia, teniendo consecuencias terribles para todos. Del siglo XVIII en adelante se niega toda existencia del demonio, De quin es la culpa? Sin duda alguna de la cultura laica, del atesmo predicado a las masas, del racionalismo del mundo cientfico y cultural. El resultado es esa prdida de fe que seguimos viviendo hasta ahora y, junto con esto, el crecimiento de toda forma de supersticin y la expansin de toda clase de ocultismo. La Iglesia catlica es vctima de esta imponente influencia. Tanto que, en ella, los exorcistas casi han desaparecido desde hace 3 siglos. Claro que siempre ha existido uno que otro exorcista. Pero, en general, su nmero ha disminuido drsticamente hasta acercarse de manera sustancial a casi cero. Sin exorcistas, quin ha obtenido ventaja? Satans y su furia homicida. Desde hace dcadas, ni en los seminarios ni en las universidades eclesisticas se estudia ya esa parte de la Teologa dogmtica que, al hablar de Dios Creador, se refiere tambin a los ngeles, a su prueba, a la rebelin de los demonios; de modo que en los estudios los demonios ya no existen. No se estudia ya (o casi) la Teologa espiritual, que trata de la accin ordinaria del demonio, la tentacin, y de su accin extraordinaria, la posesin y los maleficios; trata
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por lo tanto tambin de los remedios, entre los que estn los exorcismos. Como consecuencia, ya no se cree en los exorcismos, confirmados en esta incredulidad por el hecho de no haberlos nunca hecho ni visto. Ya no se estudia, en Teologa moral, esa parte que se refiere a ciertos pecados contra el primer mandamiento: la magia, la nigromancia, el espiritismo, es decir, las formas de supersticin ms condenadas por la Biblia y hoy muy difundidas. Por lo cual no se ha instruido al pueblo de Dios que, cuando habla el sacerdote de estas materias, se encuentra casi siempre frente a un mundo de ignorancia e incomprensin. Qu les costara a las facultades eclesisticas incluir textos dedicados a las luchas espirituales de santa Teresita del Nio Jess, santa Teresa de vila, san Juan de la Cruz? Qu les costara afrontar, texto en mano, las batallas de los grandes padres del Oriente cristiano contra el demonio? No costara nada, pero nadie piensa en ello como si las dems materias fueran ms importantes. Ciertamente son importantes, no lo niego, pero es tambin importante conocer la otra parte del cielo, esa que es negra, la que arrastra a la eterna condenacin. Si a estas 2 grandes carencias, de estudio y de experiencia directa, aadimos los errores doctrinales de tantos telogos o biblistas que llegan incluso a negar los exorcismos del Evangelio, considerndolos lenguaje cultural, adaptacin a la mentalidad de la poca, entendemos bien en qu abismo nos encontramos. Es verdad que contra estos errores se ha levantado la voz de los Pontfices, sobre todo de Pablo VI y Juan Pablo II, y hoy tambin la voz de Benedicto XVI; es verdad que la Congregacin para la Doctrina de la Fe public el 26 de junio de 1975, incluyndolo en los documentos oficiales de la Santa Sede, un documento dedicado a la demonologa, pero todo esto no basta. La incredulidad acerca de la existencia de Satans se ha difundido y no le permite a la gente defenderse del enemigo, salvarse de sus garras infernales. Una gran culpa en la Iglesia catlica la tienen los obispos. No les corresponde acaso nombrar en las propias dicesis al menos un exorcista? S, a ellos les toca. Pero con frecuencia no hacen nada. Por qu? Porque son ignorantes en la mate146

ria. Porque no han estudiado. Porque no creen hasta el fondo lo que est escrito en el Evangelio, pero sobre todo porque, lamento decirlo, no han asistido nunca a un exorcismo. No lo entiendo: a los aspirantes a mdico, aunque lleguen o no a ser cirujanos, se les hace asistir a operaciones quirrgicas. Por qu con los seminaristas las facultades teolgicas no adoptan el mismo mtodo? Que los hagan asistir a exorcismos! No importa si despus no se convierten en exorcistas. Por lo menos ven y se dan cuenta de lo que es una posesin, de cunto mal puede hacer el diablo, un mal que puede llevar a la muerte. Es difcil creer en la existencia de Satans si jams se ha asistido a un exorcismo. Aado tambin que este abandono de 3 siglos de la prctica de los exorcismos ha producido el efecto de que a los ojos de muchos los mismos exorcismos parezcan algo abominable, monstruoso, a los que se ha de recurrir absolutamente lo menos que se pueda, o mejor an si no se hacen nunca. Hoy en la Iglesia latina encontrar un exorcista es difcil. Solo en Italia se ha hecho algo. La mayora de las dems naciones, por desgracia, no tienen exorcistas. Por eso la gente busca magos, cartomnticos y a menudo satnicos. La Iglesia catlica duerme, pero debera saber que Satans no duerme nunca. Siempre est despierto, vigilante, preparado para atacar. Dice el concilio Vaticano II, la gran asamblea convocada en 1962 en Roma por el papa Juan XXIII y en la cual participaron los obispos de todo el mundo: Toda la historia humana est invadida por una lucha tremenda contra las potencias de las tinieblas; lucha comenzada desde los orgenes del mundo y destinada a durar, como dice el Seor, hasta el ltimo da (Gaudium et spes, 37). Y Juan Pablo II dice el 20 de agosto de 1986: En la victoria de Cristo sobre el diablo participa la Iglesia: Cristo, en efecto, dio a sus discpulos el poder de expulsar a los demonios. La Iglesia ejerce tal poder victorioso mediante la fe en Cristo y la oracin que, en casos especficos, puede asumir la forma del exorcismo. Los que crean en m, echarn demonios en mi nombre impondrn las manos sobre los enfermos y los curarn, dice Jess. Si al menos los sacerdotes creyeran en las palabras del Seor y en el poder que tienen, no se cansaran de
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bendecir a todas las personas que solo piden una bendicin. Creo que muchos males desapareceran y que un ejrcito de personas (magos, cartomnticos, clarividentes y semejantes) terminara en un procedimiento de regulacin de empleo. Es uno de los objetivos que nosotros, los exorcistas, al menos de manera indirecta, tratamos de obtener Lo curioso es lo siguiente: que los papas creen en la existencia de Satans pero, a pesar de esto, no logran que dicha creencia se traduzca en decisiones concretas que valgan para toda la Iglesia. En pocas palabras, no logran convencer a los obispos del mundo sobre la necesidad de nombrar exorcistas. Muchas veces he hablado con los Pontfices de m carrera de exorcista. Muchas veces he sido consultado. A ellos les he recordado siempre a un gran hombre, que tambin lleg a ser papa. Un hombre que, como Pontfice, tuvo el privilegio de ver el reino de Satans. Y despus se lo cont al mundo, obligando, l s, a toda la Iglesia a rezar para derrotarlo. Se llamaba Joaqun Pecci. Quin es Joaqun Pecci? Es uno de los Pontfices mis grandes de la historia. Se convirti en Papa en 1878 y tom el nombre de Len XIII. Antes de Juan Pablo II era l quien ostentaba el rcord del 2 pontificado ms largo de la historia de la Iglesia despus del de su predecesor, Po IX. Un da, el 13 de octubre de 1884, Len XIII asiste a una misa. Siempre, en efecto, despus de haber celebrado una misa, asiste a otra. Es una misa de accin de gracias. En un preciso momento aquellos que se encuentran a su lado ven que levanta la cabeza hacia arriba. Mira fijamente mmt de s como s estuviera en trance. Qu est viendo? Su rostro cambia de color. Se enrojece. Len XIII parece asustado. Por momentos incluso aterrorizado, como si se encontrara en un mundo monstruoso, Poco a poco, como s no hubiera pasado nada, se levanta Y se dirige rpidamente hacia su despacho. Santidad, no se encuentra bien? Ha pasado algo? -le preguntan sus secretarios a cual ms asustados. Nada. Nada. Djenme solo. No ha pasado nada. En realidad, algo haba sucedido. Len XIII, en efecto, se sienta en su despacho y se sumerge en momentos de
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profunda e intensa escritura. Escribe. Escribe sin detenerse. Poco despus llama a uno de sus colaboradores, el secretario de un ministerio de la curia romana, la Congregacin de ritos. Sin decirle nada le entrega una hoja. Mndalo imprimir y difndelo por toda la Iglesia -le ordena. El secretario sale del despacho, abre la hoja y lee estas palabras que lo trastornan. Es una oracin a san Miguel arcngel, el que en el texto sagrado defiende la fe en Dios contra los ataques de Satans: San Miguel arcngel, defindenos en la batalla; contra la maldad y las acechanzas del demonio s nuestra ayuda. Te dirigimos estas splicas: Que el Seor lo encadene! Y t, prncipe de las milicias celestiales, con el poder que te viene de Dios, arroja en el infierno a Satans y a todos los espritus malignos, que para la perdicin de las almas andan por el mundo. Amn. Por qu esta oracin? Por la visin que tuvo poco antes. Es una visin que tiene que ver con el futuro de la Iglesia. Un perodo de unos 100 aos futuros cuando el poder de Satans alcanzara su culmen. Cien aos! En esencia se trata de nuestra poca! Len XIII escucha 2 voces: una suave y amable, la otra ronca y spera. Le parece que estas voces provienen del tabernculo. De inmediato comprende que la voz suave y amable es la de Jesucristo mientras que la ronca y spera es la de Satans. Satans afirma con orgullo que puede destruir la Iglesia, pero para hacer esto pide ms tiempo y ms poder. Jess, de manera misteriosa, acepta la peticin y le pregunta de cunto tiempo y de cunto poder tiene necesidad. Satans responde que necesita unos 100 aos y un mayor poder sobre aquellos que se han puesto a su servicio. Jess concede a Satans el tiempo y el poder que solicita, dndole plena libertad de disponer como quiera: pero no destruir la Iglesia. Len XIII permanece de tal manera impresionado por esta experiencia que escribe una oracin en honor de san Miguel por la proteccin de la Iglesia. Es la plegaria que entrega a su secretario y, mediante l, a toda la Iglesia. El Papa desea que esta oracin sea recitada al final de
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cada misa. Dicha disposicin fue cumplida hasta los aos 60, cuando, con la reforma de la misa llevada a cabo por el concilio Vaticano II, la oracin fue definitivamente suprimida de la liturgia. Volveremos sobre el significado de esta oracin. Volveremos a nuestros tiempos, das en los que Satans siente disminuir la libertad que le fue concedida por Cristo y por lo mismo trata, con fuerza inaudita, de destruir la Iglesia y el mundo. Estamos en la batalla final y de ella tendremos que hablar. Pero antes detengmonos un instante. En dnde? En el Vaticano.

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SatansenelVaticano
LosendemoniadosdeBenedictoXVIyJuanPabloII. NotasobreelcasoOrlandi
Sobre la incredulidad del Vaticano acerca de la existencia de Satans tuve una demostracin al tener que tratar con una comisin de cardenales encargada de reescribir el ritual de los exorcistas. El concilio Vaticano II haba dispuesto al trmino de sus trabajos que se actualizaran todos los textos litrgicos. Desafortunadamente en esta obra de actualizacin prevaleci a menudo una bsqueda de novedad, por lo que en vez de renovar se pens en acabar con los antiguos textos y hacerlo todo de nuevo. Una accin a menudo perversa porque se parti del presupuesto de que lo antiguo siempre estaba equivocado. Qu locura! El ltimo texto que cay en manos de los innovadores fue el ritual para los exorcistas, es decir, el texto que un exorcista sigue cuando debe realizar un exorcismo. Yo, junto con otros exorcistas, me haba preparado pensando que pronto sera consultado por esta comisin. En cambio nada sucedi. Por el contrario, y con sorpresa, el 4 de junio de 1990 apareci un nuevo ritual ad interim, sin que ninguno de nosotros hubiramos sido consultados, ni de viva voz ni por telfono. Algo mal hecho. Un texto provisional se puede siempre reformar, pensamos. Tanto ms cuando al principio este nuevo ritual fue distribuido para que lo experimentaran los exorcistas, de los que el Vaticano debera haber tenido en cuenta las observaciones. En esencia, segn los acuerdos, los exorcistas deban probar en el campo este nuevo ritual, despus
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deban transmitir las propias observaciones al obispo de la respectiva dicesis, el cual se apresurara a transmitirlas a la conferencia episcopal, y esta finalmente a la Congregacin para el Culto Divino, el ministerio de la Santa Sede responsable de la renovacin del texto. En realidad ese recorrido tan tortuoso result ser una trampa. El cardenal Eduardo Martnez Solano, desde 1988 prefecto del Culto divino, dijo. Dentro de 2 aos las conferencias episcopales de todo el mundo estn encargadas de enviarnos un informe sobre el uso del nuevo ritual, as como eventuales consejos y sugerencias presentados por los sacerdotes que hayan hecho uso de l. En realidad nada de esto sucedi. Principalmente por la tortuosidad del recorrido -de los exorcistas a los obispos, de estos a la Conferencia episcopal y luego a la Congregacin del Culto Divino-, al Vaticano no lleg ninguna observacin. Ninguna. Nosotros los exorcistas hubiramos tenido mucho que decir. La lectura y la prueba del nuevo ritual fueron en efecto para nosotros absolutamente desastrosas. Se haca demasiado evidente que el nuevo ritual haba sido preparado por personas que nunca haban hecho exorcismos en su vida y que nunca haban asistido a ellos. As que nosotros los exorcistas decidimos reunimos en asamblea para decidir qu hacer. Nos encontramos dieciocho, provenientes de diversos pases del mundo, entre los ms veteranos exorcistas existentes. Discutimos ese texto provisional y decidimos escribir una larga relacin que llamamos las observaciones de los 18. Entregamos nuestras observaciones a la Conferencia episcopal italiana, a la Congregacin para el Culto Divino y se le present de manera directa una copia al papa Juan Pablo II, quien ante nuestros ojos la tom y nos lo agradeci. Pasaron meses y un da fue dada la noticia de la salida del texto definitivo del nuevo ritual, publicado en latn con fecha del 22 de noviembre de 1998. La traduccin italiana, a cargo de la Conferencia episcopal italiana, vio la luz el 25 de noviembre de 2001. Nuestra desilusin fue grandsima. El texto definitivo, para sorpresa nuestra, calcaba esencialmente la edicin ad interim, pero con la adicin de errores macroscpicos. Por
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ejemplo, el texto prohiba hacer uso de los exorcismos en los casos de maleficio, casos que son causa en ms del 90 % de problemas diablicos. Y tambin el texto prohiba realizar exorcismos si no se tena la certeza de la presencia del demonio. Algo absurdo. Es solo haciendo exorcismos como se tiene la certeza de si se trata de posesin o no! Adems, estos mismos textos no se dieron cuenta de que contradecan al Catecismo de la Iglesia catlica, donde se afirma que los exorcismos se hacen en caso de posesin y en caso de trastornos causados por el demonio. En dichos trastornos nunca est la posesin, no est nunca la presencia del demonio dentro del cuerpo de las personas, como no est cuando se exorcizan los animales, las casas o los objetos. Para qu sirvieron, entonces, las observaciones de los dieciocho? Sirvieron solo para el desprecio. Siento decirlo, pero lo tengo que hacer: solo sirvieron para el desprecio. El secretario de la Congregacin para el Culto Divino afirm, delante de la comisin de cardenales encargada de redactar este nuevo texto, que los nicos interlocutores deban ser los obispos y no los sacerdotes o los exorcistas. Y aadi: Se debe tomar nota del fenmeno de un grupo de exorcistas y tambin demonlogos, los que enseguida se constituyeron en Asociacin internacional, que orquestaban una campaa contra el rito. ramos nosotros. ramos nosotros, los 18. Fue una acusacin indecente. Nosotros los exorcistas solo habamos querido hacer observaciones despus de haber usado el ritual ad interim y de haber experimentado en muchas partes su total ineficacia. Habamos credo en la Lumen gentium, la constitucin dogmtica sobre la Iglesia proveniente de las labores del concilio Vaticano II, que dice: Conforme a la ciencia, la competencia y el prestigio que poseen, tienen la facultad, ms an, a veces el deber, de exponer su parecer acerca de los asuntos concernientes al bien de la Iglesia. (n.37). Nosotros cremos en la Lumen Gentium, pero no hicieron lo mismo en el Vaticano. No me parece que en le Vaticano haya sido recibida por todos. Por fortuna, in extremis, el cardenal Jorge Arturo Medina
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Estvez, que en 1996 se convirti en el prefecto de la Congregacin para el Culto Divino, logr en el ltimo momento insertar una notificacin especial en la que se les conceda a los exorcistas servirse todava del antiguo ritual tras solicitud al obispo. Fue nuestra salvacin. Todos podemos seguir exorcizando con el antiguo ritual, en mi opinin el nico eficaz contra el demonio. Sin embargo, debo decir una cosa ms. Y esto tiene que ver con Joseph Ratzinger. El actual Pontfice era en la poca de la redaccin del Ritual ad interim uno de los miembros de la comisin cardenalicia encargada de escribir el texto. l fue el nico que investig y escuch nuestro parecer, el de los exorcistas, aunque despus, desafortunadamente, tal parecer no fuera compartido por sus otros colegas. Es una maana de mayo del ao 2009. Joseph Ratzinger es Papa va desde hace 4 aos. En el curso de su pontificado ha hablado muchas veces de Satans. Entiendo que para l el demonio es un espritu que existe, que lucha y acta contra la Iglesia. Y contra l. De lo contrario no se explicaran frases como estas: Para quienes siguen pecando sin mostrar ninguna forma de arrepentimiento, la perspectiva es la condenacin eterna, el infierno, porque el apego al pecado puede conducirnos al fracaso de nuestra existencia. Es el trgico destino que espera a quien vive en el pecado sin invocar a Dios. Solo el perdn divino nos da la fuerza de resistir al mal y no pecar ms. Jess vino a decirnos que nos quiere a todos en el paraso y que el infierno, del cual poco se habla en este tiempo nuestro, existe y es eterno para cuantos cierren el corazn a su amor. Y an ms: Hoy comprobamos con dolor nuevamente que a Satans le ha sido concedido pasar por el crisol a los discpulos de manera visible delante de todo el mundo, Y sabemos que Jess reza por la fe de Pedro y de sus sucesores. Sabemos que Pedro, a travs de las aguas agitadas de la historia, va al encuentro del Seor y est en peligro de hundirse, pero siempre es sostenido de nuevo por la mano del Seor y guiado sobre las aguas. Hace calor en la plaza de San Pedro. La primavera ya ha
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llegado. El sol cae sobre la plaza donde una multitud de fieles espera al Papa. Es mircoles, el da de la audiencia general. Los fieles han llegado de todo el mundo. Por el fondo de la plaza entra un pequeo grupo de 4 personas. Dos mujeres y 2 muchachos. Las mujeres son mis 2 asistentes. Me ayudan durante los exorcismos, rezan por m y por los posedos y asisten dentro de sus posibilidades a los posedos en su largo y difcil trayecto de liberacin. Los 2 jvenes son dos posedos. Nadie lo sabe. Lo saben solo ellos y las dos mujeres que los escoltan. Ese mircoles las mujeres deciden llevar a los 2 a la audiencia del Papa porque piensan que les puede ser til. No es un misterio que muchos gestos y palabras del Papa hacen enfurecer a Satans. No es un misterio que incluso la sola presencia del Papa inquieta y en cierto modo ayuda a los posedos en su batalla contra aquel que los posee. Los 4 se acercan hacia las barreras divisorias que est en la proximidad del palco desde donde Benedicto XVI dentro de poco es invitado a hablar. Los guardias suizos los atienden. No tienen autorizacin para seguir ms adelante. Las 2 mujeres insisten. Es importante para ellas lograr llevar a los 2 posedos lo ms cerca posible del Papa. Los guardias suizos no admiten excepciones y les exigen alejarse. As que una de las 2 mujeres finge sentirse mal. La representacin hace efecto. A los 4 se les hace traspasar las barreras, se les acomoda en los puestos reservados a las personas incapacitadas Han visto, Giovanni y Marco? preguntan las 2 mujeres a los posedos-. Lo logramos. Dentro de poco llegar el Papa y nosotros estamos aqu cerca de l. Los 2 no hablan. Estn extraamente callados. Es como si aquellos que los poseen (se trata de 2 demonios diferentes) estuvieran comenzando a entender que dentro de poco llegar a la plaza. Suenan las 10. Del arco de las campanas, el portn al lado de la baslica vaticana, sale un jeep blanco. En l van 3 hombres. Un gua, el Papa de pie y, sentado a su lado, su secretario particular, monseor Georg Ganswein. Las 2 mujeres se vuelven hacia Giovanni y Marco. Instintivamente los sostienen con los brazos. Los 2, en
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efecto, empiezan a comportarse de manera extraa. Giovanni tiembla y rechina los dientes. Las 2 mujeres comprenden que alguien est comenzando a actuar en el cuerpo de Giovanni y de Marco. Alguien que con el paso de los minutos se muestra cada vez ms agitado. Giovanni, mantn el control de ti mismo -le dice una de las 2 mujeres. Mantn el control, Giovanni. No te dejes ganar. Reacciona. Mantn el control. La otra mujer le dice lo mismo a Marco. Giovanni no parece escuchar las palabras de la mujer. Excepto cuando, de repente, se vuelve y le dice con una lenta que parece venir no se sabe de qu mundo: Yo no soy Giovanni. La mujer no dice nada ms. Sabe que con el diablo solo un exorcista puede hablar. Si ella lo hiciera sera muy peligroso. De modo que permanece en silencio y se limita a sostener el cuerpo de Giovanni, ahora completamente en manos del demonio. El jeep da una vuelta por toda la plaza. Los 2 posedos caen al suelo. Se golpean la cabeza en el piso. Los guardias suizos los observan pero no intervienen. Acaso estn acostumbrados a escenas parecidas? Tal vez s. Quiz otras veces hayan asistido a las reacciones de los posedos delante del Papa. El jeep cumple un largo recorrido. Luego llega al fondo de la plaza, a pocos metros del portn de la baslica vaticana. El Papa baja del coche y saluda a las personas que estn en las primeras filas. Giovanni y Marco, juntos, empiezan a aullar. Tendidos en el suelo allan. Allan muy fuerte. Santidad, santidad, aqu estamos! -grita al Papa una de las 2 mujeres tratando de atraer su atencin. Benedicto XVI se gira pero no se acerca. Ve a las 2 mujeres y a los 2 jvenes en el suelo que gritan, babean, tiemblan, montan en clera. Ve la mirada de odio de los 2 hombres. Una mirada dirigida contra l. El Papa no se altera. Mira de lejos. Levanta un brazo y bendice a los 4. Para los 2 posedos es un shock furibundo. Un latigazo asestado en todo el cuerpo. Tanto que caen 3
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metros atrs, tirados en el suelo. Ahora ya no gritan. Pero lloran, lloran y lloran. Gimen durante toda la audiencia. Cuando el Papa se va, vuelven en s. Vuelven a ser ellos mismos. Y no recuerdan nada. Satans teme muchsimo a Benedicto XVI. Sus misas, sus bendiciones, sus palabras, son como poderosos exorcismos. No creo que Benedicto XVI realice exorcismos. O al menos no sabra cmo lo hara. Creo sin embargo que todo su pontificado es un gran exorcismo contra Satans. Eficaz. Poderoso. Un gran exorcismo que mucho debera ensearles a los obispos y a los cardenales que no creen. Ellos, de todos modos, tendrn que responder por su incredulidad. No creer y sobre todo no nombrar exorcistas all donde existe una necesidad explcita es, segn mi opinin, un pecado grave, un pecado mortal. La manera como Benedicto XVI vive la liturgia. Su respeto a las reglas. Su rigor. Su postura, son eficacsimos contra Satans. La liturgia celebrada por el Pontfice es poderosa. Satans es herido cada vez que el Papa celebra la eucarista. Mucho ha debido temer Satans la eleccin de Ratzinger al solio de Pedro. Porque vera en l la continuacin de la gran batalla que contra l llev a cabo durante 26 aos y medio su predecesor, Juan Pablo II. El Papa que s realizaba exorcismos. Se sabe que Wojtyla hizo diversos exorcismos en el Vaticano. Por primera vez el 27 de marzo de 1982. El entonces obispo de Spoletto, Ottorino Alberti, le lleva una joven, Francesca Fabrizi, quien al verlo se pone a gritar, a rodar por el suelo, indiferente a que el Papa le ordena varias veces al diablo que salga de ella. De repente se calma solo cuando Juan Pablo II le dice: Maana celebrar misa por ti. Algunos aos despus la mujer vuelve a ver al Papa con su esposo, tranquila y feliz, esperando un nio. No haba visto nunca algo parecido le confa el Papa al prefecto de su casa, el cardenal Jacques Martin-. Una verdadera escena bblica. Otro testigo, que confirma lo sucedido, es el padre Baldino, prroco de la iglesia de Santa Assunta di Cesi. La endemoniada tiene 22 aos dice-. Es un caso sumamente difcil y desesperado. Cuando experimenta el
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exorcismo del Pontfice se aplaca. Hoy Francesca es feliz. Se cas. Ya no vive en Cesi. Tiene 2 nios muy hermosos. Pero el exorcismo ms duro hecho por Wojtyla creo que fue el realizado sobre Sabrina. Es una joven que no reside en el Lazio. Viene todos los mircoles a Roma para hacerse exorcizar por mi. Un mircoles decide ir a la Plaza de San Pedro y participar en la audiencia del Papa. Cuando Juan Pablo II llega a la plaza empieza a gritar. Deben sujetarla entre 10. Quiere arrojarse contra el Papa. Su rostro est lleno de odio. Babea. Blasfema. Le tiembla el cuerpo. Es una fiera lista para asaltar. La audiencia termina y los que acompaan a Sabrina estn agotados. El Papa se da cuenta de esta mujer durante la audiencia. Oye sus gritos. De modo que se informa sobre quin es y le dice a su secretario, don Stanislaw Dziwsz, que se la traiga. El coche del Papa regresa del arco de las campanas y se detiene un poco ms adelante, al lado de la baslica donde los fieles no pueden ver ni acercarse. A Sabrina se la arrastra hasta all. Est en trance. Los ojos son dos rbitas blancas. Babea y echa la cabeza hacia atrs. Apenas es llevada ante el Papa, empieza a gritar y temblar. No, no, djame tranquila. Djame tranquila -grita. El Papa le hace un exorcismo en ese lugar. La bendice muchas veces. Y luego la deja ir. Por la tarde Sabrina acude a m. Comprendo de inmediato que est todava poseda. La suya, en efecto, es una posesin muy profunda. Arraigada. Comienzo el exorcismo. Sabrina est especialmente agitada. No ha debido ser fcil para el demonio enfrentarse al Papa. En efecto, me doy cuenta de inmediato de que est furioso. Quiere demostrar que manda todava. Inicio las oraciones y le digo: Vete, espritu inmundo. Vete. Vete t, cura me responde. Por qu ests en esta mujer? Por qu te rebelaste contra Dios y te has vuelto un condenado? Por qu? Responde en el nombre de Cristo! Me rebel porque soy el ms fuerte. Todos deben
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adorarme porque soy el ms fuerte. Yo soy el Seor. El dilogo contina con un crujido y una respuesta dursima. El diablo est enfurecido por el encuentro con el Papa Pero al mismo tiempo se siente fuerte porque el exorcismo Juan Pablo II no logr derrotarlo. Se siente fuerte y quiere mostrarme ser tal. Sabrina se levanta de la silla donde estaba sentada. Se dirige hacia m. Pasa por mi lado sin mirarme. Va derecha hacia la pared detrs de m. Y horizontalmente, como si fuera la cosa ms natural de este mundo, se pone a caminar por la pared en direccin al techo. Camina contra todas las leyes de la gravedad. Es algo natural para ella. Y luego baja como s nada. Me quedo sin palabras. Termino el exorcismo. Sabrina no est libre aun. Le pregunto: Sabrina, qu recuerdas del da de hoy? Nada -me responde-. No recuerdo absolutamente nada. Sabrina viene a verme durante muchos aos ms. Se necesitar mucho tiempo para liberarla completamente. Pero estoy convencido de que, de alguna manera, el exorcismo hecho por Wojtyla le dej alguna huella. En el curso de su largo pontificado Juan Pablo II luch muchas veces contra Satans. Y su batalla an contina hoy que est muerto. En efecto, Juan Pablo II est todava presente hoy durante muchos exorcismos. Doy un ejemplo. Cierta vez, una poseda me dijo: Mientras me exorcizabas vi a tu lado a Juan Pablo II. T no te diste cuenta, pero me estaba exorcizando junto contigo Por las afirmaciones de diversos exorcistas se puede creer que la invocacin a Juan Pablo II tiene un impacto devastador sobre el diablo. Monseor Andrea Gemma, por ejemplo, en su libro Confidenze di un esorcista (Brgamo 2009) afirma que el maligno, durante los exorcismos, reacciona violentamente a la invocacin del nombre de Juan Pablo II, cuyo pontificado, por su misma confesin, lo ha perturbado muchsimo. Durante
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un exorcismo el diablo habra admitido: El vejestorio (as llama a Juan Pablo II) nos ha hecho un dao enorme, pero el que est ahora es peor.... Palabras que confirman tambin la profunda aversin del maligno a Benedicto XVI. Una vez Satans me habl largamente de Juan Pablo II. An recuerdo la voz ronca del prncipe de las tinieblas. Me habl poco antes de retirarse de la persona que posea. Fue como una confesin que quera hacerme antes de que con el poder de Cristo lograra sacarlo. Obviamente sus palabras pueden haber sido una mentira. Pero con todo vale la pena presentarlas porque dicen algo. Se expres as: Odio a Karol Wojtyla. Todos lo odiamos. Wojtyla destruy mis planes. Yo quera destruir el mundo pero fue l quien hizo que el comunismo se precipitara en Rusia y en el Oriente de Europa antes de que yo tuviera xito en mi proyecto. Haca aos que pases enteros vivan en el terror. Yo los haba puesto en un estado de terror permanente. La II Guerra mundial fue una obra maestra ma. Pero lo que le sigui despus, el comunismo con sus millones de muertos y sobre todo el hambre y el sufrimiento de poblaciones enteras, fue la guinda final. El polaco contribuy a la restitucin de la luz. Y luego me quit a muchos jvenes de las manos. Ya eran mos. Los haba iniciado en el mal. Vivan para m, algunos conscientemente, otros sin saberlo. El me los quit. Por eso lo odio. Y lo odiar para siempre. Cuando en un exorcismo se nombra a Juan Pablo II el posedo emite literalmente espuma por la rabia. Creo adems que el demonio ha luchado bastante contra la beatificacin de Juan Pablo II y luchar an ms contra su canonizacin. Pero no lograr impedirla porque Satans es el gran perdedor mientras que Dios vence siempre. Tambin cuando se nombra al padre Po de Pietrelcina el demonio se enloquece, se enfurece y se agita muchsimo. Pero cuando se nombra a Juan Pablo II, Satans se vuelve an ms brutal, incontrolable. Satans detesta a Juan Pablo II y a menudo dice: A ese lo odio con ms intensidad que al padre Po. Tambin la invocacin a Po XII pone furioso al demonio, porque cada Papa es el sucesor de Pedro y, por lo tanto,
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como jefe de la Iglesia, l es su enemigo principal. Fray Benigno, exorcista oficial de la dicesis de Palermo, confirma en su libro Il diavolo esiste, io l'ho incontrato (Miln 2008) haber obtenido diversas liberaciones por intercesin de Juan Pablo II a partir del da de su muerte. Al apoyar en la cabeza de los posedos un rosario que haba pertenecido a Wojtyla, asiste siempre a violentas reacciones por parte de las personas afectadas por problemas malficos importantes. Pero junto con Juan Pablo II est tambin un nombre de mujer que vuelve especialmente furioso al diablo: se trata de santa Gema Galgani. Juan Pablo II ha sido fundamental para nosotros los exorcistas. Nos devolvi nuestro puesto en la Iglesia despus de que, durante siglos, el olvido haba cado sobre nosotros. Y a la Iglesia siempre le deca: El que en la Iglesia no crea en el demonio, no cree tampoco en el Evangelio. Wojtyla crea en la existencia de Satans. Y confiaba totalmente en Cristo. No lo han hecho as y tal vez no lo sigan haciendo algunos en el Vaticano. No hay pruebas para decir que en el Vaticano est Satans, en el sentido de que no hay pruebas para decir que hay personas en el Vaticano que realizan ritos satnicos. Personas que sean voluntariamente esclavas de Satans y que trabajen para instaurar su reino de oscuridad, muerte y destruccin en este mundo. Yo, al menos, no tengo pruebas. Pero quiero decir 2 cosas. La primera se refiere a Pablo VI. Es el 29 de junio de 1972. Estamos en la homila para la fiesta de los santos Pedro y Pablo. Pablo VI se hace or con esta terrible denuncia: Tengo la sensacin de que por alguna fisura el humo de Satans ha entrado en el templo de Dios. Existe la duda, la incertidumbre, la problemtica, la inquietud, la insatisfaccin, el enfrentamiento. No hay confianza en la Iglesia... Se crea que despus del Concilio llegara un da de sol para la historia de la Iglesia. En cambio, lleg un da de nubes, tempestad, oscuridad, bsqueda, incertidumbre... Creemos en algo preternatural (el diablo) que ha venido al mundo precisamente a turbar y sofocar los frutos del Concilio ecumnico y a impedir que la Iglesia prorrumpiera en el himno de gloria por haber
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vuelto a tener plenamente la conciencia de s. Y el 15 de Noviembre de 1972 durante la audiencia general, dice: Una de las mayores necesidades de la Iglesia es la defensa contra ese mal que llamamos demonio. Terrible realidad. Misteriosa y pavorosa Se sale del marco de las enseanzas bblicas y eclesisticas quien rechaza reconocerla como existente Es el enemigo nmero 1, el tentador por excelencia. Sabemos que este ser oscuro y perturbador existe de veras y con una astucia traidora acta todava: es el enemigo oculto que siembra errores y desventuras en la historia humana. Finalmente, el 3 de febrero de 1977, en la audiencia general dice: No es de extraarse si la Escritura duramente nos amonesta acerca de que todo el mundo yace bajo el poder del Maligno. Pablo VI habla con frecuencia del demonio. Y a menudo vincula su figura con la Iglesia. Por qu? Tal vez porque simplemente quiere amonestar a la iglesia, pedirle que sea prudente, huir de las tentaciones de Satans. Pero, segn mi opinin, hay algo ms. Pablo VI de alguna manera se da cuenta de que Satans est dentro de la Iglesia, incluso quiz dentro del Vaticano. Y dispara las alarmas. Lo segundo que quiero decir se refiere a un libro. En 1999 sali un libro que se titula Via col vento in Vaticano. El autor, annimo, era un monseor de la Curia romana. Pronto todos supieron su nombre, Luigi Marinelli. Antes de la publicacin del libro Marinelli vino varias veces a verme. Estaba indeciso sobre si publicar o no el libro. Por qu tal indecisin? Porque el libro es una coleccin de ancdotas picantes. Historias de carreras, arribismos, aventuras amorosas. E inclusive ritos y prcticas poco claras, que se aproximan al satanismo. Claro que todo lo que est escrito en ese libro no es cierto, pero en gran parte s. Este es mi parecer. Ahora bien, apenas se public dicho libro, desapareci de las estanteras de las libreras. El Vaticano hizo comprar toda la edicin. Y luego, algo an ms curioso, la salida del escrito caus poqusimo ruido en los peridicos. Por qu? Cmo es posible que revelaciones tan explosivas no hubieran desencadenado el acostumbrado alboroto de los medios de comunicacin? Es difcil responder. Pero hay algo que es cierto: este libro confirma que cuando Pablo VI
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hablaba de alguna manera de la presencia del demonio en la Iglesia no estaba del todo equivocado. Deba haber sido una alarma para la Iglesia, pero no fue as. Quisiera, a propsito, poner un ejemplo. Hablar de un acontecimiento relativamente reciente en el cual, a mi parecer, esa parte minoritaria que dentro de los sagrados muros trabaja por el mal y no por el bien puede haber tomado ventaja. Es el asunto que toma el nombre de Emanuela Orlandi. Emanuela Orlandi es una chica de 15 aos, hija de un empleado del Vaticano, precisamente de un empleado que trabaja en la prefectura de la casa pontificia, uno, en fin, que en su trabajo tiene la oportunidad de ver con frecuencia al Papa de cerca. Emanuela es una muchacha brillante y alegre. De manera repentina desaparece el 22 de junio de 1983. Hasta el da de hoy no ha sido encontrada. Desaparece despus de haber ido a clase de msica. Emanuela, en efecto, toca la flauta en la iglesia de Sant'Apollinare in Classe donde hay una especie de conservatorio. Segn las ltimas informaciones recogidas antes de su desaparicin, Emanuela sube a un coche negro. Pero no es cierto. Es seguro que a las 19:15 fue vista por ltima vez por 2 compaeras de colegio, en la va Rinascimento. Despus de lo cual ya no se sabe nada de Emanuela, desaparece. Pocos das despus aparecen varios carteles con la foto de Emanuela por toda Roma y con el aviso de que si alguien la hubiera visto en las horas anteriores o siguientes a su desaparicin lo hiciera saber. En los das siguientes, y tambin en los meses y los aos siguientes, se dice de todo respecto a este rapto. La tesis sobre la desaparicin de la pobre Emanuela son muchas. No las quiero nombrar. Solo quiero decir qu pienso acerca de esto. Hago presente que no hablo porque est en conocimiento de los hechos, sino que me limito a decir cules son mis sensaciones. Las sensaciones que de inmediato experiment cuando supe de la desaparicin de la joven Emanuela. Pienso que una chica de 15 aos no sube a un coche si no conoce bien a la persona que le pide subir. Creo que seria conveniente indagar dentro y no fuera del Vaticano. O tambin indagar acerca de las personas que de alguna
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manera conocan a Emanuela. Porque segn mi opinin solo alguien que Emanuela conoca bien pudo haberla inducido a subir a un coche. Con frecuencia las sectas satnicas actan as: hacen subir a una chica a un coche y luego la hacen desaparecer. El juego es fcil, desafortunadamente. Hacen subir al coche a su presa, la narcotizan con una inyeccin y luego hacen con esta muchacha lo que desean. Que quede claro, espero que las cosas no hayan sido as. Espero que si de veras, como lo pienso, se trata de sectas satnicas, que al menos dicha secta no tenga nada que ver con el Vaticano. Espero que esta historia que parece no terminar nunca, se acabe pronto. Pero no dejo de expresar que a menudo en todo el mundo desaparecen mujeres jvenes de esta manera. Puede desaparecer una chica tan cerca de un lugar que debera ser santo como lo es el Vaticano? Lamentablemente s. Porque Satans est en todas partes. Satans ataca, sobre todo, a los sacerdotes y a las personas que se han consagrado a Dios. Porque golpear a un sacerdote significa arrastrar al infierno a muchas otras personas. Pensamos en todos esos sacerdotes que han enlodado el hbito abusando sexualmente de los menores. Estos actos son demonacos. Hay acaso algo ms perverso semejante? Satans es la perversin total. Es l quien entra en los corazones y lleva a realizar acciones como esas. Los sacerdotes son las personas ms atacadas por el demonio. Tienen una sola posibilidad de no dejarse vencer: rezar y ayunar. Un sacerdote que abusa sexualmente de un nio proporciona una avalancha de dolor y destruccin. Es una culpa gravsima. Es la victoria ms grande de Satans sobre la iglesia, convencer a personas que deberan ser todas solo de Cristo a obrar contrariamente a l y solamente para el demonio. Benedicto XVI habl implacablemente contra la porquera que existe en la Iglesia en las meditaciones que tuvo en el 2005 durante el Va crucis en el Coliseo que precedi antes de su eleccin. No se saba con precisin a qu deseaba referirse. Pero es imposible separar sus palabras de aquellos que viven en la Iglesia solo para hacer carrera, para llegar a lo alto, para afirmarse y para satisfacer su propio ego. Y es imposible
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separar sus palabras de aquellos que, dentro de la Iglesia, realizan acciones impuras, demonacas, satnicas. En el libro citado, Via col vento in Vaticano, Marinell escribe: La alianza de Dios con los pobres y los humildes est en contradiccin con la arrogancia de todo poder que condene y elimine a la persona difcil, incmoda e inocente. Este libro es un eco recogido en el desierto, una paloma libre con un mensaje en la pata, una botella en el mar que lleva dentro una advertencia... Si Dios le concede a alguien el carisma de denunciar las relajaciones, las riquezas, los engaos, el trfico de influencias, la ociosidad, los privilegios de una cierta clase clerical, de aquellos, encubiertos de un celo mstico para aparecer como defensores de la santidad de la Iglesia, l, el denunciante, debe esperar una reaccin igualmente feroz. Quien denuncie a Satans que se atenga a una reaccin feroz. Lo saben los exorcistas. Lo saben los Pontfices. Nos encontrarnos en la batalla final contra el demonio. Len XIII lo haba comprendido bien. Despus de l todos los Papas han librado su batalla personal contra Satans. Todos hasta Benedicto XVI, tan odiado por Satans que lo considera peor que Juan Pablo II. En esta batalla Dios y sus ngeles estn en primera lnea. Intervienen, no dejan solos a los hombres, Y permiten que algunas personas digan lo que ellos no pueden decir. Que algunas personas hablen en lugar de ellos, del infierno, del mal, de modo que todos puedan alistarse para huir de Satans y su reino. A algunas personas, finalmente, Dios les pide hoy una gran prueba: la de ver el infierno y el reino de Satans para luego advertirles a todos del peligro que corren si no viven segn Dios. Una de estas personas an vive hoy. Se llama Gloria Polo y anda por los caminos de este mundo para contar su increble historia. Gloria ha visto el infierno. All ha estado. Pero Dios la ha salvado y la ha hecho volver a este mundo. Para contar, para hablar, para testimoniar. Cuando habla de su historia siempre empieza as: He estado a las puertas del cielo y del infierno.
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GloriaPoloenelinfierno conbilletedevuelta

Todo sucede el 5 de mayo de 1995 cerca de la Universidad Nacional de Bogot, Colombia. Son las 16:30 de la tarde. Gloria es una odontlogo recin graduada, junto con su primo de 23 aos est estudiando una especializacin. Los 2 caminan hacia la facultad donde Gloria debe buscar unos libros. Llueve. Se resguardan bajo un nico paraguas. En cierto momento cae un rayo del cielo, pasa a travs del paraguas y los carboniza. Los carboniza literalmente, El primo muere en el acto. Sus vsceras estn completamente carbonizadas. El rayo los fulmina porque, dirn despus las autoridades, es atrado no tanto por el paraguas sino por una medalla de cuarzo que el primo de Gloria lleva. La medalla representa al Nio Jess, del cual el primo es muy devoto. El rayo destroza tambin el cuerpo de Gloria. Entra en el cuerpo y quema su carne externamente. Los 2 senos desaparecen al instante, pulverizados. En el lugar del seno izquierdo queda un hueco. El hgado est carbonizado. Gloria emplea la espiral para evitar los embarazos. La espiral hace de conductor y lleva el rayo a los ovarios, que se vuelven como 2 granos de uvas pasas. Los riones, los pulmones y las costillas tambin son quemados. Gloria tiene de inmediato un paro cardaco. Yace extendida en el suelo, el cuerpo inanimado que salta a causa de la electricidad. En estos momentos Gloria ha muerto para el mundo. Pero su alma est viva, en alguna otra parte. Dnde est? El alma de Gloria se encuentra dentro de un tnel largo y blanco. Est contenta. Y en paz. En el fondo del tnel hay 166

una luz que la atrae. Es ms que una luz. Es una fuente de paz y serenidad, de inmenso amor. Gloria sabe que est muerta. Y, al mismo tiempo, empieza a sentir arrepentimiento. Todos los das eran dedicados a s misma, a su trabajo, a sus cosas. No tena tiempo ni para los hijos ni para el marido. Ve juntas a todas las personas que conoce en un solo instante. Las ve como son verdaderamente. Las ve por dentro, en el alma. Y comprende cun preciosa es el alma y cun poco lo es el cuerpo. Gloria sube hacia la luz. Al fondo del tnel divisa un lago maravilloso. Todas las descripciones que luego har de dicho lago no lograrn, dir, presentar la belleza de este lugar. Es en ese momento en el que ve que su primo entra en este lugar. Entra en el paraso. Pero de repente Gloria siente dentro de s algo tremendo. Siente que ella no debe, no puede entrar en donde acaba de hacerlo su primo. Gloria, misteriosamente, vuelve a bajar a su cuerpo. Lo ve exnime en una camilla. Ve que los mdicos tratan de reanimarlo. De un momento a otro, sin que ella pueda hacer resistencia, su alma logra volver al cuerpo. Gloria sufre porque quisiera volver atrs. El cuerpo es ahora para su alma una cpsula de hierro pequea, demasiado pequea. Los mdicos gritan: Vuelve en s! Vuelve en s! Los mdicos llevan a Gloria al quirfano. Tal vez tengan que amputar lo que queda de sus piernas. Lo cierto es que toda la piel est quemada y no se puede tocar. No saben todava en qu condiciones estn sus rganos internos. Gloria, sin embargo, vuelve a estar de alguna manera presente. Aunque, poco despus, a su alma se le concede una experiencia terrible. El alma, por algn misterioso motivo, vuelve a salir del cuerpo. Una vez ms, Gloria puede observar lo que le sucede a su cuerpo desde fuera, como probablemente lo observan todos los que mueren. Gloria est contenta. Quiz pueda regresar a la luz. O tal vez no. Recuerda esa terrible sensacin que experiment poco antes; a su primo s, a ella no. A ella no se le concedi el paraso. De repente algo extrao sucede. Alrededor de su alma se agolpan ciertas figuras. Son figuras terribles. Son los
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demonios. Muchsimas personas aparentemente comunes y corrientes, normales, la miran con un odio que ningn hombre es capaz de describir. Gloria comprende que a todos estos demonios les debe algo. Les debe el precio de sus pecados. Gloria entiende que los pecados cometidos cuando estaba en el mundo no dejan de tener sus consecuencias. Que son heridas que sangran y de las cuales se debe responder. Son heridas que aaden mal al mal ya presente en la tierra. Son actos de los que saca provecho el reino del mal y que hieren el reino del bien. Gloria est despavorida. Quiere volver a su cuerpo pero no puede. Su alma es acosada por los demonios que la rodean. As que Gloria huye. Su alma atraviesa las paredes del quirfano y, contra su voluntad se precipita. Se precipita dentro de una serie de tneles oscuros que bajan, bajan y siguen bajando. Gloria vaga por la oscuridad hasta que llega a un lugar de una oscuridad indescriptible. La oscuridad provoca llanto, dolores y gemidos. La oscuridad huele mal, emite un olor nauseabundo. Glora siente dicha oscuridad a su alrededor. Y comprende que es una oscuridad viva. Esta oscuridad est viva. No muerta. Mientras Gloria siente esta presencia opresora a su alrededor se precipita hasta una seccin llana. Gloria comprende que eso es el fondo, el puesto donde su alma ha de morir espiritualmente, All, el alma de Gloria debe permanecer para siempre. Gloria se siente perdida. Perdida y muerta por toda la eternidad. Para siempre. A su alrededor no hay nada, solo esta maldita oscuridad. Gloria est en el infierno. Luego sucede algo inesperado. Precisamente cuando Gloria est a punto de abandonarse a este lugar que la envuelve toda, llega san Miguel arcngel, aquel que defiende la fe de Dios contra las hordas de Satans. Aquel que derrota a Satans. San Miguel conduce a Gloria fuera de all. Mientras tanto los demonios, todos los demonios la agarran de las manos y tratan de retenerla. Los demonios la rodean, la atan. San Miguel se la lleva. Y Gloria grita y grita sin cesar Gloria no sabe cmo explicarlo. Pero de repente su grito es el siguiente: Almas del purgatorio, por favor, sacadme de aqu!
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Sacadme fuera de aqu! Os lo suplico, ayudadme! Gloria siente, a su alrededor, el llanto de quienes estn en el purgatorio. Un llanto que le desgarra el corazn de compasin. Un llanto que Gloria nunca olvidar. Gloria se da cuenta de que ahora se encuentra en el lmite entre el infierno y el purgatorio. El paraso est arriba, muy en lo alto, muy lejos. Gloria se encuentra en el punto ms bajo del purgatorio, donde estn las almas de quienes se suicidaron en un momento de desesperacin, de locura. Estas almas se encuentran cerca del infierno. Los demonios estn all, a un paso, feroces. Gloria mira a estas almas y comprende que all deben permanecer por lo menos hasta que transcurran todos los aos que an deberan haber vivido en la tierra. Estas almas sufren de manera indecible y viven tremendos sentimientos de culpa frente a quienes dejaron en el mundo. Qu les ayuda? Solo las oraciones de los vivos por ellos. Gloria est desesperada. San Miguel la ayuda hasta all. Pero ah se queda. A un paso del infierno sin saber qu ser de ella. De modo que sigue gritando y pidiendo ayuda. Y algo pasa. En aquellas tinieblas ve una pequea, pequesima luz. En aquellas tinieblas aquella lucecita es un don maravilloso. Gloria mira hacia la luz. Y ve a sus padres. Al padre, que haba muerto haca 5 aos, y un poco ms abajo a la madre que haba fallecido muchos aos antes. Los 2 progenitores miran hacia Gloria. Lloran pero no pueden hacer nada para sacarla de all Por qu se encuentran all? Principalmente por una falta, dir luego Gloria, es decir por no haber hecho lo suficiente para educar a Gloria en el amor de Dios. Gloria grita y sigue gritando: Sacadme de aqu! Sacadme de aqu! Yo soy catlica! La splica de Gloria no cae en el vaco. Algo sucede an. Una voz desgarra la oscuridad. Una voz suave, lmpida. Una voz que causa un sobresalto de alegra al alma de Gloria obligada a estar lejos de su cuerpo que, mientras tanto, est bajo los instrumentos de los mdicos. La voz se hace escuchar y demonios que a las puertas del infierno buscan todava cmo aferrar a Gloria son obligados con profundo dolor a arrodillarse. Esa voz es la voz de la santsima Virgen. Gloria la ve. Ve a Nuestra Seora. La ve durante la celebracin de la misa.
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Ella esta all, tambin de rodillas delante de la eucarista, rezando a Jess por ella. Intercede ante Jess por Gloria. La escena es increble. Durante la misa el sacerdote alza la hostia hacia el cielo. Jess se hace realmente presente y todos se arrodillan, incluso los demonios caen de rodillas. Lo hacen babeando de rabia. La Virgen se vuelve hacia Gloria y le dice: Si eres catlica, dime cules son los mandamientos de la ley de Dios. Gloria sabe que son 10. Pero solo recuerda el primero. Dice: El primer mandamiento es: ama a Dios sobre todas las cosas y al prjimo como a ti mismo. Muy bien, y t lo has hecho? Has amado? Yo... s. S, yo s! No --dice la Virgen. Gloria se siente desnuda frente a Nuestra Seora. Desnuda sin mscara alguna. No, T no has amado al Seor sobre todas las cosas, y mucho menos has amado a tu prjimo como a ti misma! T te has hecho un Dios al que modelaste de acuerdo a ti y tu vida. Solo en los momentos de extrema necesidad o de sufrimiento te acordabas del Seor. Entonces te arrodillabas, llorabas, pedas, hacas novenas, te preponas ir a misa, a los grupos de oracin pidiendo alguna gracia o milagro. Cuando eras pobre, cuando tu familia era humilde, cuando an deseabas llegar a ser una profesional, entonces s, todos los das rezabas de rodillas, horas enteras, suplicando al Seor! Orabas, pidindome que te sacara de aquella pobreza, que te percutiera que te volvieras una profesional y ser alguien! Cuando te encontrabas en necesidad y te haca falta el dinero, entonces s prometas Rezo el rosario, pero tu, Seor; concdeme algo de dinero!. La voz sigue hablando. Y le muestra a Gloria todas sus faltas. Todas sus promesas no cumplidas, su corazn completamente sumergido en preocupaciones sin ningn valor. Gloria ve todo el mal de su vida. Todo, completo. Ve cunto ha descuidado los 10 mandamientos, todos. Uno tras otro. Y siente en su interior una vergenza muy grande. Sus pecados, algunos tremendos, estn delante de ella
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inmisericordemente. La voz abre ante Gloria el libro de su vida. Y Gloria se queda aterrorizada. Y piensa: No tengo esperanza alguna. Gloria mira hacia abajo y ve que el abismo se abre delante de ella. Es ah -piensa- donde voy a terminar. Pero todava algo va a suceder. Gloria mira hacia arriba. Y he aqu que enormes costras salen con mucho dolor de sus ojos. Son las costras de su ceguera espiritual. Por primera vez Gloria logra ver como nunca ha visto antes. Y, sobre todo, decir: Seor! Jesucristo, ten compasin de m! Perdname, Seor; perdname! Dame una segunda oportunidad! Jess se inclina hacia Gloria y la saca de aquella fosa en la que ha cado. Literalmente la saca de all. Y le dice: S, regresars, y tendrs una segunda oportunidad. No por la oracin de tu familia, porque es normal que lloren y griten por ti, sino por la intercesin de todas las personas extraas a tu carne y sangre, que han llorado, rezado y elevado el propio corazn con tanto amor por ti. Gloria no sabe a qu se refiere Jess. Pero puede ver. Ve miles de llamas de luz, bellsimas. Son todas esas personas que rezan por quienes no conocen. Son todas esas personas que rezan por los dems. Entre todas aquellas llamitas hay una que es ms grande que las dems. Es una persona que ama a Gloria ms que las dems. Jess le dice: Ese hombre que ves ah, es una persona que te ama mucho sin ni siquiera conocerte. Quin es? Es un pobre campesino que vive en la Sierra nevada de Santa Marta. Es pobre. No tiene qu comer. Un da ley en el peridico la noticia del accidente de Gloria. Y vio la foto donde aparece quemada. Este hombre ley y empez a llorar. Se arrodill en el suelo y rez: Padre, Seor mo, ten compasin de esta hermana ma, slvala, slvala, Seor! Seor, si t la salvas, si salvas a mi hermana, te prometo ir al Santuario de Buga. Le dice Jess a Gloria: Este es el verdadero amor por el prjimo. As debes t amar al prjimo. Luego le dice:
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Volvers atrs, para que des tu testimonio, que repetirs no mil veces, sino miles de veces. Ay del que, al escucharte, no cambie, porque ser juzgado con mayor severidad. Y esto vale tambin para ti y para los consagrados que son mis sacerdotes, y para cualquier otro que no me escuche: porque no hay peor sordo que el que no quiere oir, ni peor ciego que el que no quiere ver. Y as Gloria huye del infierno y de Satans. Huye y por la misericordia de Dios regresa a su cuerpo y por lo mismo al mundo. De pronto la sala quirrgica es invadida por una noticia sorprendente: el cuerpo de Gloria se ha repuesto ntegramente. Gloria est como antes. Su cuerpo se ha llenado de cicatrices. Pero sus rganos funcionan perfectamente. Gloria ha vuelto. Es su segunda oportunidad. Gloria ahora habla de Dios. Y habla de su enemigo. Por qu cuento lo de Gloria Polo? Porque es necesario saber que Satans existe y existe el Infierno. Gloria es un testimonio ms. El infierno existe. Es un inmenso hueco negro en el cual se vive en la oscuridad ms completa. Se siente la desesperacin por toda la eternidad, sin ninguna otra posibilidad de salvacin. Es all adonde Satans quiere llevar a todo el mundo. Es para tener consigo a todos los hombres en el infierno por lo que Satans pelea su batalla. Y el drama es que con mucha gente l realiza su intencin. Todos estamos en peligro si no nos enmendamos. Si no cambiamos de vida. Si no preferimos a Dios en vez de a Satans, la luz a la oscuridad, el reino de Dios al del demonio. Lo dice tambin santa Faustina Kowalska. Dios la llev al infierno. Ella volvi de all y escribi lo siguiente: Hoy, conducida por un ngel, estuve en los abismos del infierno. Es un lugar de grandes tormentos por toda su extensin espantosamente grande. Estas son las diversas penas que vi: la primera pena, la constituye el infierno, es la prdida de Dios; la segunda, los continuos remordimientos de la conciencia; la tercera, la conciencia de que esta suerte
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no cambiar jams; la cuarta pena es el fuego que penetra el alma, pero no la aniquila; es una pena terrible: es un fuego puramente espiritual, encendido por la ira de Dios; la quinta pena es la oscuridad continua, un hedor horrible y sofocante, y aunque sea oscuro los demonios y las almas condenadas se ven mutuamente y ven todo el mal de los dems y el suyo propio; la sexta pena es la compaa continua de Satans; la sptima pena es la tremenda desesperacin, el odio a Dios, las imprecaciones, las maldiciones, las blasfemias. Estas son penas que todos los condenados sufren juntos, pero no son el fin de los tormentos. Existen tambin tormentos especiales para las diferentes almas. Son los tormentos de los sentidos. Cada alma es atormentada de manera tremenda e indescriptible en aquello que pec. Hay cavernas horribles, vorgines de tormentos, donde cada suplicio se diferencia del otro Hubiera muerto a la vista de aquellas horribles torturas, si la omnipotencia de Dios no me hubiera sostenido. Que sepa el pecador que en el sentido con el cual peca ser torturado por toda la eternidad. Esto lo escribo por orden de Dios, a fin de que ninguna alma se justifique diciendo que el infierno no existe, o que nadie ha estado all nunca y nadie sabe cmo es. Yo, sor Faustina, por orden de Dios he estado en los abismos del infierno, con el fin de contarlo a las almas y dar testimonio de que el infierno existe. Ahora no puedo hablar de esto. Tengo orden de Dios de dejarlo por escrito. Los demonios han demostrado un gran odio contra m, pero por mandato de Dios han tenido que obedecerme. Lo que he escrito es una sombra dbil de las cosas que he visto. Algo que observ fue que la mayor parte de las almas que estn en el infierno son almas que no crean que el infierno existiera. Cuando volv en m, no lograba calmarme a causa del espanto, al pensar que las almas sufren all tremendamente, por eso ruego con mayor fervor por la conversin de los pecadores e invoco incesantemente la misericordia de Dios por ellos. Dinero, ante todo, luego poder y sexo. Son estas las ilusiones del demonio Con estas tentaciones nos lleva hacia l. Y cuanto ms cedamos ms difcil ser salir de ello. Arrepintmonos para que tampoco nosotros tengamos que llorar un da sin que podamos ya volver atrs.
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Satans siempre ha tentado al mundo de esta manera. Siempre ha atacado al mundo as. Pero hoy est sucediendo algo diferente. Su ataque, como lo atestigua la visin de Len XIII, es ms poderoso. Estamos en el ataque definitivo. El ltimo ataque. Sus efectos destructivos ya se ven en el mundo. Por qu este ataque? Porque es hoy cuando Satans vive una situacin privilegiada. Hoy l est desatado. Desatado de sus cadenas.

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Labatallafinal DioscontraSatans,desencadenado
La lucha entre Satans y Dios, entre el bien y el mal, tiene sus races en la noche de los tiempos. No es una batalla de hoy. Es misteriosamente una batalla que existe desde siempre, al menos desde que este nuestro mundo fue hecho. No por casualidad el evangelio de san Juan dice: Todo el mundo est bajo el poder del maligno. Todo, no una parte. Todo. La lucha entre el bien y el mal comenz de modo misterioso al inicio del mundo y solo terminar cuando el mundo se acabe. La batalla es la ordinaria: los hombres todos los das luchan contra el pecado propio. Pero tambin es extraordinaria: la accin de Satans que posee a las personas es sin lugar a dudas una accin extraordinaria contra la cual los exorcistas son llamados a estar en primera lnea. Luego estn sus tentativas de arruinar el planeta, las guerras, los pueblos y las naciones. La Sagrada Escritura se abre al principio con la irrupcin del mal en el mundo. El Gnesis habla del pecado original, de la primera divisin que desgarr al mundo. El pecado original es un misterio dentro del que no es fcil entrar. Solo sabemos una cosa: haba un antes, una condicin privilegiada en la cual los hombres gozaban de la incorruptibilidad. Y hay un despus: nuestra condicin de mortales, de hombres destinados a morir y a vivir nuestros aos bajo el poder del gran enemigo, Satans. La visin del papa Len XIII nos dice esto. Pero tambin nos dice que la historia de la humanidad no es toda igual. Nos dice que nuestro tiempo es uno especial. Es el tiempo al que se le concede a Satans el lanzar un ataque ms duro y violento que otras veces, probablemente su ltimo y definitivo ataque.
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Que las cosas estn as lo ha confirmado tambin Nuestra Seora en Medjugorje. Desde 1981 la Virgen se aparece en este lugar. Se trata de apariciones sobre las cuales la Iglesia no se ha pronunciado todava. Pero para m, lo digo sin temor, son apariciones verdaderas, y pronto, creo que muy pronto, todo se desvelar en su potente luminosidad. Es Nuestra Seora, no el demonio, como lo sostienen algunos, quien desde 1981 habla al mundo desde Medjugorje. Fue el 1 de enero de 2001 cuando la Virgen dijo estas fulgurantes palabras: Queridos hijos, he querido que esta noche, de manera especial, estis aqu. De manera especial ahora, cuando Satans est libre de sus cadenas, os invito a que os consagris a mi corazn y al corazn de mi hijo. De modo particular ahora, queridos hijos mos, os invito a que estis a mi lado. Os bendigo a todos con mi bendicin materna Precisamente hoy, cuando ya nadie habla de Satans. Precisamente ahora cuando la Iglesia catlica tambin encuentra difcil hablar y creer en la existencia de aquel que desde siempre es su enemigo, su adversario, l, Satans, acta con una libertad de movimiento que nunca tuvo anteriormente. Satans hoy est desatado de sus cadenas. Por qu lo est, es un misterio. Tal vez porque los tiempos del Apocalipsis, los tiempos del encuentro final, estn cerca. Dice el Apocalipsis: Le dieron (a la bestia) una boca que profera palabras arrogantes y blasfemas, y poder para hacerlo durante 42 meses. Abri su boca para blasfemar contra Dios, contra su nombre, contra su santuario y contra los que habitan en el cielo. Y le permitieron hacer la guerra a los santos y vencerlos; le dieron poder sobre toda raza, pueblo, lengua y nacin. La adorarn todos los habitantes de la tierra, cuyos nombres no estn escritos desde el principio del mundo en el libro de la vida del cordero degollado. Esta bestia es Satans. Es aquel a quien el mundo adora. El, quien fue el primero en rebelarse contra Dios. Se rebel, rechaz la sumisin a Dios, y por eso fue precipitado en el infierno, su morada, un lugar oscuro y sin luz. Con l fueron precipitados todos los ngeles que decidieron seguirlo.
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Aquellos ngeles que de repente se convirtieron en demonios. Son muchos, muchsimos, legiones y ms legiones de modo que si se pudieran ver oscureceran el cielo. As me lo dijo uno de ellos. Por esta rebelin de Satans contra Dios la creacin de Dios de alguna manera fue violada. No se puede decir mucho sobre esta rebelin. Por qu tuvo lugar? Cmo sucedi? Por qu la permiti Dios? El hecho es que sucedi y desde entonces nunca nada volvi a ser como antes. Desde aquel momento, Satans se convirti en el gran tentador, el gran seductor. Tent, vencindolos, a nuestros padres y desde el hundimiento ante aquella tentacin nosotros seguimos pagando las consecuencias. El pecado, la corrupcin, el mal, estn dentro de nosotros y hasta el fin de nuestra existencia la lucha es y ser una: resistir al mal, resistir a Satans y escoger el bien. Dos son las metas con las cuales nos encontraremos, es bueno saberlo: el infierno y el paraso. O vamos al infierno o al paraso. Tertium non datur. No se nos da una tercera posibilidad. O mejor, existe el purgatorio, pero el purgatorio no es una eleccin, es una condicin provisional concedida por Dios a aquellos que, a pesar del mal y los pecados, podrn acceder al paraso. La opcin del hombre es y permanece entre 2 metas: o el infierno o el paraso, o Satans o Dios, o la oscuridad eterna o la luz eterna. El infierno es el reino de Satans. Oscuro, sin luz. Sin Dios, un reino de desesperacin eterna. Un da estaba haciendo un exorcismo. Ya haba exorcizado a esta persona muchas veces. Y ya saba quin la posea. Nb era un demonio cualquiera. Era Satans. Una posesin profunda, difcil, casi imposible de eliminar. Le pregunt a Satans: Por qu no te sales y te vas al infierno? Su voz era lgubre, resentida y hasta infinitamente triste, al fin. Cura, dmelo, adonde debera irme? Por qu no te vas hacia Dios? Por qu no llamas a su puerta? Por qu no te arrepientes y desandas tus pasos? Sigui un largo silencio. Luego habl:
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Yo no volver nunca atrs. Mi opcin es definitiva. Irrevocable. Mi rechazo es para siempre. Pero no volviste alguna vez a las puertas del paraso? Yo no regreso jams. Permanezco siempre aqu. Yo soy el infierno. Y Dios mi enemigo eternamente. Me pareca escuchar ese relato que Clive Staples Lewis dedic al paraso. Escribi que los condenados, llegados al umbral del cielo, rechazaron entrar prefiriendo volver al infierno. Los demonios no quieren el cielo. Se complacen en el propio mal y lo nico que desean hacer es odiar a Dios y a todo el universo. Para siempre. Aclaro: nunca dialogo con el demonio. Este intercambio de rplicas sucede casi por casualidad y no conviene darles mucho peso porque Satans engaa siempre. Pero lo he relatado porque a veces Satans, cuando dice algo a un exorcista, no logra mentir. El exorcista es ms potente que l porque Cristo est de su parte y puede ocurrir que se entable un dilogo y que en este l no logre mentir. El destino de Satans es irrevocable. Y lo mismo el destino de quienes se hayan decidido por el infierno. No es Dios quien nos enva al infierno. Somos nosotros los que voluntariamente vamos a l. Nuestro corazn se vuelve de piedra. Nuestro acuerdo con el pecado se hace total. Y el infierno es la meta que decidimos tomar. Es un misterio, un misterio de iniquidad de una profundidad tremenda, el misterio de la libertad que decide actuar contra Dios. Satans no siempre obra con la misma fuerza. Por ejemplo, estoy persuadido de que de noche su accin se hace ms fuerte que de da. La noche es el tiempo del diablo. De noche l se mueve sin ser molestado y logra sembrar su cosecha de muerte. Es cierto que la noche no son solamente las horas sin luz. La noche es tambin la noche del espritu. Cuando nuestro espritu est en la oscuridad, vive en las tinieblas, el diablo tiene un mayor espacio de maniobra. Por eso es necesario confesarse con frecuencia. La confesin hace que el hombre vuelva a la luz. La confesin es ms poderosa que el exorcismo. Satans le teme ms a la confesin que al exorcismo. Porque la confesin de una vez hace que el hombre regrese a la luz, a la gracia de Dios, y contra un hombre en gracia de Dios Satans no puede hacer nada. La confesin destruye
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el mal. Lo aniquila. Y conduce al hombre hacia la luz, hacia el bien. Claro que es preciso estar siempre vigilantes. Satans es infinitamente ms astuto y poderoso que nuestras capacidades de defensa. Por lo cual se necesita estar siempre alerta y tener mucha humildad. El ataque de Satans va dirigido principalmente a quien en el mundo ocupa puestos de poder. Porque hacer suyos a hombres que tienen grandes responsabilidades significa hacer a su vez suyas a muchsimas otras personas. Y despus, los ms atacados son los hombres de Iglesia. Por qu? Porque ellos deberan ser los santos de Dios y, en cambio, si se dejan vencer por Satans se convierten en sus enemigos. Satans ataca ante todo al Papa. Su odio contra el sucesor de Pedro es feroz. Lo he experimentado en mis exorcismos. Cuando nombro a Juan Pablo II los demonios arrojan espuma por la boca debido a su rabia. Otros tiemblan. Algunos otros suplican que no se le nombre ms. Lo mismo pasa con Benedicto XVI. Todo gesto de Joseph Ratzinger, sus liturgias tan sencillas y ordenadas, son un poderoso exorcismo contra la furia del demonio. Despus del Papa, Satans ataca a los cardenales, los obispos y a todos los sacerdotes y religiosos. Es normal que as sea. Nadie ha de escandalizarse por esto. Y tampoco ha de escandalizarse si algunos, en la iglesia, ceden a sus ilusiones y se dejan vencer. Los sacerdotes, las religiosas y religiosos son llamados a una dura batalla espiritual. Jams deben ceder ante el demonio. Si abren la puerta de su alma al demonio, aunque sea un poco, este entra y se apodera de toda su vida. Un da, como ya lo dije, sor Faustina Kowalska vio lucidamente el infierno. Y dentro de este vio el lugar que Satans tiene preparado para los sacerdotes, los sacerdotes condenados por toda la eternidad. Este es el relato de sor Faustina: Entonces el sendero que yo segua se abri y me encontr en otra caverna que estaba sobre la primera y era ms horrible. All estaban los sacerdotes indignos que haban tenido la osada de recibir sacrlegamente en sus manos y en su corazn al Hijo de la Virgen. Aquellos miserables sufran tales torturas que todas las dems de las que he hablado no son
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nada en comparacin. Eran tormentos especialmente en las partes del cuerpo que haban tocado la hostia consagrada; por el dolor se hacan perforar las manos que se haban convertido como en carbones ardientes; sus lenguas se vean hechas pedazos y pendan fuera de su boca para significar sus sacrilegios; todo el interior de sus cuerpos y en especial su corazn eran devorados por el fuego y presas de dolores horribles. All vi yo enderezarse como una serpiente que quiere saltar, a un mal sacerdote que yo conoc y que haba muerto de repente despus de haber causado graves escndalos. Me mir fijamente con rabia y de inmediato volvi a caer a lo ms hondo del horno Yo digo: la misericordia de Dios lo puede todo. No es nunca demasiado tarde para arrepentirse, para volver a Dios. Hay un hecho que es verdad. No se puede olvidar que el escndalo de la pedofilia en el clero ha explotado en estas ltimas dcadas. Este es el tiempo de la furia de Satans contra el mundo. Una furia que golpea de manera poderosa sobre todo a la Iglesia. El hecho de que los escndalos hayan salido a la luz del da es un bien. Porque le permite a la Iglesia hacer penitencia, enmendarse, no pecar ms. El mundo est bajo el poder del demonio. Con Satans estn muchos profetas suyos. Muchas personas que la Biblia llama falsos profetas. Falsos porque llevan a la mentira y no a la verdad. Estas personas existen fuera pero tambin dentro de la Iglesia. Se reconocen de inmediato: dicen hablar en nombre de la Iglesia cuando en realidad hablan en nombre del mundo. Piden a la Iglesia que se vista con los hbitos del mundo y de esta manera confunden a los fieles y llevan a la Iglesia a aguas que no son suyas. Son las aguas del maligno. Las aguas que la Biblia describe de manera admirable en su ltimo libro, el Apocalipsis. La rabia de Satans existe desde que el mundo fue creado. Pero desde que Dios envi al mundo a su Hijo, Jess, esta rabia se ha vuelto ms feroz. Desde que vino Jess el enfrentamiento entre los 2 ejrcitos es abierto y total. Satans azuza al pueblo contra Cristo y logra convencerlo de que es necesario matarlo. La muerte de Jess es la victoria de Satans. Una victoria aparente porque en realidad con la
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resurreccin es Cristo el que triunfa. Pero su triunfo no borra el mal. No descarta la presencia del dragn, la bestia, Satans. Este sigue todava, pero desde que Cristo vino, el hombre tiene la certeza de que, si confa en l, puede salir adelante. Incluso en las dificultades de la vida, puede derrotar la muerte. Hoy, 2000 aos despus de la venida de Cristo, la lucha es ms spera. Estamos en un enfrentamiento final. Por una parte el ejrcito de Satans. Por otra, el ejrcito de Dios con todos sus santos y mrtires, gente que derrama su propia sangre en beneficio de aquellos que siguen luchando. Cada gota de la sangre de los mrtires es usada por Dios en la infinita batalla contra el demonio. Dice la Virgen en Medjugorje el 14 de abril de 1982: Dios ha permitido que Satans ponga a prueba a la Iglesia por un siglo, pero aadi: no la destruir. Este siglo en el cual vosotros vivs est bajo el, poder de Satans pero, cuando se realicen los secretos que les he confiado, su poder ser destruido. Palabras que nos dicen que si Satans est hoy actuando, en la obra contra el est tambin Nuestra Seora. Sabemos poco de los secretos confiados a los videntes de Medjugorje. Sabemos poco, sin embargo cuando pronto, muy pronto estos secretos se realicen, el dragn ser derrotado y el reino de la luz triunfar. En la lucha contra el demonio no son llamados solamente los catlicos. Son llamados todos los hombres. Y creo sobre todo en todos los hombres que tengan fe. Recuerdo un da en el que me hallaba en el Mar Muerto. Estaba de viaje. Me detuve en la playa. Hacia mucho calor. Me encontraba all con otras personas. Todos buscamos un refrigerio en un pequeo bar. Uno del grupo, un musulmn, se separ. Extendi una pequea estera en la playa, bajo el sol y vuelto hacia la Meca or a Dios con una intensidad que difcilmente he podido encontrar en otra parte. Pens: Si tuviramos todos la fe que el tiene desplazaramos las montaas y Satans seria derrotado de un solo golpe. Es preciso no obstante hacer una ltima observacin. Si es verdad que la lucha entre Dios y Satans ha llegado a una fase final, es necesario recordar tambin que, como dice la
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Escritura, hoy es el tiempo del Anticristo. De este han hablado muchos. Quien es el Anticristo? Es el enemigo por antonomasia de Cristo. Una especie de hijo predilecto de Satans que vendr al mundo cuando la confrontacin con Dios est en sus ltimos momentos. Vendr a luchar contra Dios pero sucumbir. Yo creo que el tiempo del Anticristo es nuestro tiempo, el tiempo del inicio del tercer milenio. No ser difcil reconocer la venida de esta persona: l, en efecto, como lo dice San Pablo, seducir al hombre presentndose como el enviado de Dios y se sentar en el templo de Dios designndose a mismo como Dios. Quin eres t?, le pregunt una vez a un diablo que posea a una joven. La obligaba a comer, comer y comer. Engulla kilos de pan y de pizza todos los das. Pero no quedaba saciada nunca. Y sobre todo, no engordaba. Era delgada y frgil como una ramita seca. Pero coma como una bestia feroz que haca das que no probaba bocado. Le llevaban bandejas de pizza que desaparecan dentro de su boca con una velocidad increble. Verla comer era un espectculo tremendo, terrible. Quin eres t, dmelo en el nombre de Cristo! Soy Dios. No mientas! Dios es uno solo. Y t lo conoces bien. No, yo soy Dios. Soy aquel a quien el mundo adora. Tu Dios no es Dios y dentro de poco ya no existir. Cllate, mentiroso. Dios es el Seor del cielo y de la tierra y t debes estar sometido a El. T no sabes nada, cura. Mira a tu alrededor. Est lleno de mis discpulos. Quin soy yo para ellos? Soy Dios. T puedes decir lo que quieras. Pero Dios es uno solo. Y en su nombre te ordeno que te vayas de esta mujer. Que la dejes libre. Vete, Satans. Yo no me voy. Y aunque me vaya, me quedo. Me quedo en otros cuerpos. Permanezco en otras vidas. El mundo es mo y lo ser para siempre. El mundo es de Dios. Siempre ha sido suyo. Y t solo ests destinado a sucumbir. Yo no sucumbir. Pronto un hijo mo vendr a ser
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adorado por todos. Lo llamarn Dios. Designarse a si mismo como Dios. Es esto lo que hace Satans desde la noche de los tiempos, la noche en la que se rebel contra Dios. Le escupi en la cara y le dijo: Soy Dios. Desde esa noche el universo esta obligado a sufrir una batalla feroz. En dicha batalla nosotros los exorcistas estamos obligados a combatir en primera fila. Y combatiremos para siempre, hasta que exista la Iglesia. Y hasta que en la iglesia haya obispos que nos pidan hacerlo. Padre Amorth, soy el padre Andrew. Solo tengo 30 aos. Hace 5 que soy sacerdote. Vivo en los EE.UU. Le agradezco que me haya recibido. En mi dicesis no hay ningn sacerdote que haya aceptado el requerimiento del obispo de llegar a ser exorcista. Por eso el obispo me lo pidi a mi, que soy el mas joven. Acept. He comenzado a exorcizar. Pero no es nada fcil. No hay un exorcista de mas edad, aunque sea de otra dicesis, del cual puedas aprender? Es importante seguir a alguien que haya sido exorcista durante mucho tiempo. No, no lo hay. El ms cercano se encuentra a 5 horas en avin. En coche se tarda un da entero. Malo, muy malo. Aconsejo siempre a quien empieza que se ayude de alguien ms experto. Se necesita conocer muchos trucos. Cuntos me ense el padre Cndido Amantini, mi maestro... De veras es deplorable esta actitud de los obispos que no nombran exorcistas. He llegado a una conclusin: aquellos obispos de donde se necesitan exorcistas y no nombran ni siquiera uno estn en pecado mortal. Y de este pecado tendrn que responder. Hacen caso omiso de una obligacin grave, una obligacin que Cristo dejo claramente en el Evangelio: Id y expulsad demonios. Pero dime: Por que has venido hasta Roma? Es un largo viaje. Que me quieres pedir? Tantas cosas, algunas tal vez insignificantes pero quisiera or sus respuestas. Algunas preguntas me las hacen a m y yo no s si respondo correctamente. Otras preguntas en cambio son mas, las llevo en mi interior pero nadie sabe responderme, ni siquiera dentro de la Iglesia. Ni siquiera mi obispo. Es un buen pastor. Pero nunca ha hecho
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exorcismos. Est bien. Veamos si puedo ayudarte. Quin es Satans? Es el jefe de los demonios. Un ngel que en un tiempo fue bellsimo y que se rebel contra Dios. Por qu no se muestra nunca? Porque l es un puro espritu. Es invisible. Pero se manifiesta con blasfemias y dolores en las personas de las cuales se posesiona. Puede permanecer escondido. O hablar lenguas diversas. Transformarse. O hacerse el simptico. Algunas veces me toma el pelo. Pero yo tengo al Seor de mi parte y no me dejo intimidar. Por qu con Satans nosotros los sacerdotes podemos hablar y en cambio con Dios jams hablamos directamente? Satans se muestra porque Dios se lo permite. Dios habla de otra manera y por otros caminos. Qu debo decirles a aquellos que tienen miedo cuando habl de Satans? A menudo en la iglesia durante las homilas pongo en guardia a los fieles sobre la presencia del demonio, por el hecho de que l existe. Luego sucede que al final de la misa me lo reprochan. Me dicen: Padre, haba tambin nios en la iglesia. No tiene que atemorizarlos con ests cosas. Tiene que decirles a ellos que no se preocupen. Que hablarles a los nios sobre el demonio es una manera de ayudarles m descubrir que la vida no es solo bien sino tambin mal. Y despus dgales: No ser que vosotros sois los que tenis miedo? En efecto muchos de ellos sienten temor. Ha de decirles a ellos que tener un poco de miedo es justo. Nos permite defendemos de las insidias que existen generalmente. Pero tambin les debe decir que Satans es como un perro guardin encadenado. Si uno no se acerca a su radio de accin no le puede hacer nada a nadie. A menudo cuando hago un exorcismo me aparto del ritual. Se me ocurre abandonarlo por unos instantes porque veo que si empiezo a invocar la ayuda de algn santo el exorcismo se vuelve ms eficaz. Hago bien? No hay una regla precisa, querido padre Andrew. Seguir el ritual es siempre importante. Pero algunas veces pueden
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hacer pausas. Cada quien ha de encontrar la propia medida con el posedo. Algunos diablos se enloquecen si se nombra al padre Po de Pietrelcina. Para otros su nombre tiene el efecto que pueda tener un vaso de agua fresca. Con frecuencia no s decir si una persona est poseda de verdad. Necesito un exorcismo para comprenderlo. Tambin a m me pasa lo mismo. El padre Cndido tena el don de entender con la sola imposicin de las manos si una persona estaba realmente poseda. Yo no tengo este don. Debo exorcizar para comprenderlo. Haz t tambin lo mismo. Es justo y correcto. Por lo dems, a menudo basta poco. Despus de un solo exorcismo casi siempre se logra entender. A veces se me ocurre insistirle al diablo dicindole: Repite junto conmigo: Oh Mara, concebida sin pecado, ruega por nosotros que recurrimos a ti. Repite! Repite!, te lo ordeno. Tambin aqu tengo poco que decir. Si ves que la orden es eficaz, reptela. De lo contrario, no insistas. En estos meses estoy exorcizando a una chica muy joven. Cuando era pequea fue repetidamente violentada por el padre... Sin duda alguna es una posesin arraigada. Las violencias de los padres provocan posesiones profundas... Realmente me parece un caso sumamente difcil. Pero a menudo durante el exorcismo veo que cambia de cara. Se vuelve serena, calmada, tranquila. Y al final del exorcismo me cuenta que en cierto momento ha visto a la Virgen, que la ha acariciado y le ha dicho: No temas. Todava tienes que sufrir un poco. Pero pronto vendr a liberarte. Debes sufrir porque tu sufrimiento sirve a muchas personas ms. Pero todo terminar pronto. Le pregunto: qu le debo decir? Y sobre todo: debo creerle? Por lo general, trato de creer a las personas. Incluso lo que los posedos me cuentan al terminar el exorcismo. Durante el exorcismo soy muy desconfiado con lo que me 210 dicen. Pero si al final me comentan que estn mejor porque vieron a su lado a la Virgen o a un santo que los confort, creo en lo que me dicen. Yo solo s ingls, un poco de italiano porque estudi en Roma y muy poco de latn. Hay veces en las que el
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demonio me habla en lenguas que no conozco, No s qu decirles, Qu debo hacer? Tambin a m me sucede que los posedos empiecen a hablar en idiomas desconocidos. Una vez una mujer analfabeta se puso a hablarme en arameo antiguo. Yo no saba qu lengua era. He tenido que hacer participar en los exorcismos a diversos sacerdotes de nacionalidades diferentes. En cierto momento un sacerdote que haba estudiado arameo revel el secreto. Pero no te preocupes. El diablo sabe muy bien qu lenguas conoces y cules no. Y cuando habla en un idioma que no conoces lo hace para confundirte o quiz para aterrorizarte. Pero t no debes dejar de continuar impertrrito con tu exorcismo en latn. Algunas veces se debe ignorar a Satans. Con frecuencia, mientras estoy exorcizando me parece estar cerca de la liberacin. As que, grito con fuerza: Sal, sal, sal!. Me parece haber tenido xito, pero poco despus, sin embargo, nada sucede y as termino el exorcismo. Me equivoco? Tal vez en estos casos debera continuar hasta que pudiera? No te equivocas. Recuerdo que yo tambin cuando estaba en los comienzos de mi carrera de exorcista crea a menudo estar cerca de la liberacin. De modo que insista e insista. Levantaba la voz. Trataba de ser ms duro y lo ms eficaz posible. El padre Cndido, quien al principio estaba siempre cerca de m, me dejaba actuar. Luego, al finalizar el exorcismo me deca: Es intil que insistas demasiado. Haz tu exorcismo Haz que dure lo suficiente. Adems, se necesitarn aos para liberar al posedo y cuando sea liberado t ya ni siquiera estars presente, Cuando exorcizo llevo siempre conmigo a laicos que me ayuden. A muchos de ellos los tengo a una distancia prudencial y les pido que oren. Lo haces bien. Guanta ms gente est a tu lado, mejor rezan. Un da, sin embargo, una de estas personas se acerc al posedo y le puso una mano en la cabeza. Tal vez lo quera confortar. Aparentemente el posedo no tuvo reaccin alguna. No permitas que eso vuelva a suceder. Los laicos deben rezar y basta. Algunos de estos, pero han de ser personas
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de una fe probada, pueden ayudarte a mantener firme al posedo cuando se agita, pero nadie debe poner las manos sobre la cabeza de un posedo mientras el exorcista est exorcizando. Es sumamente peligroso. El diablo puede atacar al laico que se le acerque demasiado y luego reponerse es duro. Es decir, debo tener a mi lado a algunos laicos que me ayuden a mantener firme al posedo y a otros distantes que oren. Es as? S, as es. Y los que tengan firme al posedo no deben jams hablar ni decir nada. Que lo mantengan firme y basta. Los dems en cambio solo deben rezar. Padre Amorth, alguna vez el diablo le ha causado dao? A m? No, figrate. A m de vez en cuando me llegan escupitajos de los posedos... Oh, con esos has de acostumbrarte. Yo he recibido una infinidad de escupitajos, agresiones verbales, incluso algunos empujones y alguna que otra patada y puetazo. Pero, finalmente, nunca he sufrido consecuencias graves. Cada vez que suceda debes retomar el control y ordenar en el nombre de Cristo al demonio que se detenga. Vers que de inmediato dejar de hacerlo. Yo he notado algo: que los exorcismos se llevan a cabo mejor si me acuerdo antes de hacerles recitar el acto de contricin. La humildad confunde al diablo y agrada a Dios. Dios estar ms cerca de ti si empiezas a exorcizar con un acto de arrepentimiento. Recurdalo. Es importante. Padre Amorth, a veces me parece que soy el ltimo sacerdote del mundo que hace exorcismos. Porque a mi alrededor no hay nadie que me ayude. Por qu en la iglesia somos tan pocos? Es nuestro destino. Estamos solos contra Satans. Todos somos algo as como el ltimo exorcista sobre la faz de la tierra. Le tiene miedo a Satans? No soy yo quien le tiene miedo, es l quien me teme, a m y a todos aquellos que viven en Jesucristo.
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FIN

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