PASTRANA, Alejandro & Patricia Fournier. 1997. Cuicuilco Desde Cuicuilco. Actualidades Arqueológicas 13:7-9. IIA, Universidad Nacional Autónoma de México, México.
PASTRANA, Alejandro & Patricia Fournier. 1997. Cuicuilco Desde Cuicuilco. Actualidades Arqueológicas 13:7-9. IIA, Universidad Nacional Autónoma de México, México.
PASTRANA, Alejandro & Patricia Fournier. 1997. Cuicuilco Desde Cuicuilco. Actualidades Arqueológicas 13:7-9. IIA, Universidad Nacional Autónoma de México, México.
AO 03, NUMERO 13
Mnica Moguel Bernal UNAM-Instituto de Investigaciones Antropolgicas, Laboratorio de Paleoetnobotnica y Paleoambiente
l sitio se encuentra inmerso dentro del principal centro de desarrollo econmico e industrial del pas; la Ciudad de Mxico. Pese a su situacin geogrfica, se puede decir que Cuicuilco ha sido poco estudiado si lo comparamos con sitios como Teotihuacan y Tula, lo que es razonable si se toman en cuenta las condiciones en que se encuentra despus de la erupcin del volcn Xitle, ya que la capa de lava dificulta los trabajos de investigacin. Si bien es cierto que en los primeros tiempos de la arqueologa mexicana existi el inters por el sitio, lo que llev a la realizacin de los primeros estudios en el rea ahora conocida como Cuicuilco A; no se estudiaron otras reas aledaas a la zona, probablemente centrndose en el estudio del centro ceremonial. Varias dcadas despus, la construccin de la Villa Olmpica en los terrenos ubicados hacia el poniente del rea ya estudiada, dio como resultado que se realizara el rescate arqueolgico del terreno a construir. As fue como se estudia la zona llamada Cuicuilco B. Posteriormente se presenta un perodo donde slo se realizan labores de mantenimiento en la zona y en la dcada de los 80, se vuelve a realizar investigacin. Paralelamente a las investigaciones realizadas en el sitio, la mancha de la zona metropolitana fue creciendo e incorporando terrenos de zonas rurales aledaas, y con esto los terrenos circundantes a la
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pirmide de Cuicuilco actualmente se encuentran cubiertos por la mancha urbana, reduciendo de esta manera las reas donde pueda realizarse investigacin; as, las opciones quedan reducidas a terrenos baldos que en el mejor de los casos sern intervenidos con rescates o salvamentos. Byron Cummings es el primero en realizar trabajos de investigacin en el rea de Cuicuilco A, durante los aos 1923, 1924 y 1925. Las excavaciones constaron de dos trincheras que atravesaban la estructura de norte a sur y de oriente a poniente. El fin de los trabajos era descubrir la superficie de la estructura y realizar estudios estratigrficos."
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Las temporadas de campo se realizaron en Corregidora; la Ladrillera y Pea Pobre, teniendo como objetivo principal la localizacin de contextos habitacionales. El sitio Corregidora ubicado al sur del parque Fuentes Brotantes, a un costado de la colonia Ampliacin Hidalgo de la Delegacin de Tlalpan, se realizaron primero que nada trabajos de prospeccin Geofsica y Qumica, para localizar reas potenciales de excavacin arqueolgica. Se excav principalmente una unidad extensiva de 16 por 15 m otra rea de 6 x 6 m y una extensin de la retcula de 7 x 6 m al interior de stas reas se realizaron 5 pozos estratigrficos. Estos trabajos arrojaron los siguientes resultados: una unidad habitacional de dos cuartos de 8 x 8 m y 3 x 5 m, de los que solamente se tena la cimentacin ya que debido a la gran erosin no fue posible que se conservaran ms restos de la estructura. Estos cuartos muy probablemente estaban relacionados ya que se encontraron restos de dos fogones, en lo que sera el exterior e interior de la unidad, de esto se puede inferir cuando menos la presencia de una unidad familiar (Gndara V., 1984:58-85). Con esta primera temporada de campo la investigacin concluye: que el sitio de Corregidora no es del mismo asentamiento que Cuicuilco, es ms bien un sitio intermedio entre los recursos del lago y la sierra; se piensa que puede tratarse de un patrn de caseros dispersos, con patrn de subsistencia y con uso de recursos de la parte alta del somontano e inicio de la sierra; estos caseros pudieran tener una relacin estrecha con Cuicuilco, pudiendo ser un centro de redistribucin (ibidem 57). En 1985, continuando con el proyecto Unidades Habitacionales se excava en el sitio de la Ladrillera, ubicado hacia el sur del parque Fuentes Brotantes, considerando a este sector uno de los claros dejados por la lava del Xitle siendo actualmente conocido como los Hornos de Tlalpan. Presenta una superficie de aproximadamente 6000 m2 donde se tendi una retcula de 8 x 7 m, quedando cuadrantes de 2 x 2 m y un sector de 2 x 1 m. Los trabajos se auxiliaron por cuatro pozos estratigrficos y cuatro trincheras. La excavacin no expuso restos arquitectnicos como en el caso de la temporada anterior, sin embargo se pudo concluir que en caso de que existiera la superficie original de ocupacin podran estar asociados a ella los entierros reportados por los informantes de la zona; los materiales de ofrenda que mostraron los lugareos corresponden al perodo formativo medio, sin embargo, en la excavacin aparecieron materiales ms tardos, lo que pareciera apoyar la idea de que cuando menos hubo dos ocupaciones en el sitio (Gndara V., 1985:44-45). El arquelogo propone que la zona estuvo ocupada por diversas rancheras, con un patrn de asentamiento disperso. De ser as la distancia entre casas sera la necesaria para explicar la naturaleza dispersa de la informacin obtenida en excavacin y la reportada por informantes. La temporalidad se establece para el formativo medio y superior y es posible que este asentamiento haya tenido conexiones funcionales con Cuicuilco (ibidem 46-47). La ltima temporada de campo del proyecto Unidades Habitacionales se realiz en 1987 en el sitio de Pea Pobre, localizado en la esquina formada por Av. de Los Insurgentes Sur y Av. San Fernando en la ya mencionada Delegacin. En el predio se encuentra una construccin semicircular conocida como Pirmide de Pea Pobre; hacia su parte oriental se desplantan tres grandes terrazas prehispnicas, sobre las que se edificaron en este siglo las habitaciones para obreros de la fbrica de papel ubicada en el mismo predio. El objetivo de la temporada de campo era la localizacin de cualquier tipo de elemento inmueble que permitiera extender la poligonal del sitio hacia reas no protegidas por el INAH (Linares Villanueva, 1989:79). El trabajo consisti en la elaboracin de 12 pozos estratigrficos y una trinchera, estas unidades de excavacin dejaron al descubierto el firme de un piso compuesto de gravas, piedras angulares y cantos rodados delimitado por una alineacin de rocas en direccin N-S, un alineamiento a manera de escaln sobre el talud de la estructura. A pesar de los pocos elementos encontrados se pudo estudiar a fondo los ya presentes como las terrazas y el montculo, concluyendo que tenan una superficie de suelo original sobre la que se da el asentamiento prehispnico, que recibe una serie de modificaciones y anexos para la construccin de la pirmide y las terrazas; posteriormente al construir el complejo habitacional de la fbrica se aprovecha el sistema de terrazas prehispnicas, lo que provoca cambios y aportes en la estratigrafa (Gndara V., 1987:19). Finalmente concluye que Pea Pobre formaba parte del complejo arquitectnico de Cuicuilco y que la continuidad de construcciones fue destruida por la construccin de la fbrica. En 1991 la Direccin de Salvamento Arqueolgico, como respuesta a la construccin de un conjunto de edificios en un predio ubicado en la interseccin de la Av. de los Insurgentes Sur y Camino a Sta. Teresa, realiza un rescate en el rea a la que se le denomin como Cuicuilco C bajo la coordinacin del Arquelogo Ernesto Rodrguez Snchez. La zona es una pequea loma en las estribaciones del Ajusco inundada por una corriente pluvial que se interna en el predio, ocasionando una destruccin y remocin estratigrfica de los materiales arqueolgicos. El investigador concluye que el asentamiento tuvo tres momentos de ocupacin: Zacatenco, Ticoman y Cuicuilco. El primer asentamiento corresponde a una zona habitacional, durante la fase Ticomn se tiene una gran plaza, que presenta dos apisonados que sugieren dos momentos de ocupacin; sobre el ms reciente se detect evidencia de una gran plataforma elipsoidal. Finalmente para el ltimo momento de ocupacin se detect una banqueta que rodea a una estructura circular con tres momentos constructivos. Durante el mismo ao se realiza la denuncia 1991-4, por parte de la misma direccin y a cargo del investigador arriba citado; en la cancha de tenis del deportivo Villa Olmpica en donde con motivo de techar la misma se realizaron 8 pozos para el cimiento de las columnas que sostendran dicho techo. Solamente dos de los pozos presentaron material arqueolgico relevante, incluso en uno de ellos se observ la esquina de una estructura con varios pisos de ocupacin, uno de ellos quemado y cuya arcilla presentaba impresin de un petate, tambin se localizaron hoyos de poste y materiales arqueolgicos, que al ser analizados se supo pertenecan al perodo Formativo, predominando el Formativo Medio por lo que se concluy que el contexto excavado ah era del mismo perodo que lo trabajado en Cuicuilco C. En 1996, bajo la coordinacin del Arquelogo Mario Prez Campa se realizan trabajos de investigacin en Cuicuilco A que evidenciaron nuevos datos sobre los habitantes de la zona, entre ellos una estela con glifos de 3.90 m de altura ubicada sobre el piso original al pie del lado sur de la estructura, siendo como el mismo investigador propone:
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En la turba se aprecia que hubo varias erupciones de ceniza volcEn lo que respecta al nica tanto del Xitle como, predio INBURSA, con tal vez, del Popobase en la estratigrafa se catepetl. En el extremo ha determinado que, oeste del corte, adems, despus de la erupcin se localiza bajo la turba Fig. 2 Corte estratigrfico en el sector oeste mostrando bajo el derrame del Xitle, se depositaron el paleocauce de un lvico la turba correspondiente al ambiente palustre; en el centro, materiales sobre una capa arroyo con arena, cantos restos de madera conservada en la turba. de lavas almohadilladas rodados y gravas, asociadas con un cuerpo denotando una fuerte pendiente y aguas caudalosas, que alimentaban al cuerpo de agua de agua, que evidencian la presencia de caseros o aldeas entre que posteriormente increment su nivel. Por otra parte, en el aproximadamente 200 y 950 d.C., de acuerdo con el anlisis cermico extremo este del corte la sedimentacin de la turba muestra cambios, preliminar, aun cuando en la zona que se ha excavado se carece de con la presencia posiblemente de diatomeas, lo cual implica un elementos arquitectnicos que testimonien la presencia de unidades habitacionales o estructuras cvico-ceremoniales. ambiente ms aereado y dinmico. El nico elemento arquitectnico hasta ahora encontrado corresponde a los restos de un probable canal, que se localiza en el sector oeste (Fig. 3), que data del Preclsico de acuerdo con su posicin estratigrfica, mismo que fue parcialmente destruido por las actividades de la fbrica de papel de Pea Pobre. Cabe sealar que la lava en el fondo del lago fue cubierta por la sedimentacin lacustre, indicio de que el derrame no destruy el ambiente lacustre y que el cuerpo de agua perdur despus de la erupcin del Xitle hacia 200 d.C. No obstante, esta zona qued posteriormente asolvada por capa de ceniza volcnica, generndose una planicie que desarroll un suelo que bien pudo ser favorable para la agricultura, aproximadamente a fines del primer milenio de nuestra era de acuerdo con las caractersticas tipolgicas de los materiales recuperados, en particular los cermicos. Desde las exploraciones de Byron Cummings entre 1922 y 1925, se encontr cermica de las fases anteriores a la formacin del Pedregal de San Angel, seguidas por los estudios de Eduardo Noguera en 1939, quien excav entierros en la proximidad del basamento piramidal del sector conocido como Cuicuilco A, hoy correspondiente a la zona arqueolgica, tambin del Preclsico, en tanto que las excavaciones de 1957 de Heiser y Bennyhoff aportaron informacin relevante para afinar la secuencia cronolgica del edificio principal (cf. Schvelzon, 1983). Las caractersticas de los materiales arqueolgicos permiten inferir cmo se dieron los procesos de formacin culturales y naturales de ese contexto. Los habitantes del sitio desecharon vasijas y fragmentos de piezas en las proximidades del cuerpo de agua citado y, por arrastre, muchos tiestos quedaron atrapados en la lava, sobre todo en lo que respecta a piezas de uso domstico como cazuelas, ollas, cntaros, platos, cajetes y comales, aun cuando no se descarta la posibilidad de que al concluir la vida til de estas vasijas, simplemente se lanzaran al agua al considerarlas basura. Por otra parte, la presencia de fragmentos de braseros, piezas miniatura y vasijas Tlloc indica que se arrojaron ofrendas al agua como parte de ritos, situacin anloga a la registrada por parte de cronistas espaoles como Sahagn (1989) y Durn (1967) en las ciudades gemelas de Tenochtitln y Tlatelolco, as como en otros asentamientos de la Cuenca de Mxico del Posclsico Tardo. Muchos de los materiales cermicos que hemos identificado en el anlisis preliminar hasta ahora efectuado, se corresponden con las fases de apogeo de Teotihuacan durante el periodo Clsico (fases Tlamimilolpa y Xolalpan), entre 200 y 650 d.C. de acuerdo con la cronologa recientemente ajustada con base en fechamientos de radiocarbono (cf. Rattray, 1991); predominan tipos que temporalmente se ubican en el periodo Epiclsico, entre 650 y 950
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d.C. de la tradicin Coyotlatelco (cf. Rattray, 1966), y que son contemporneos con la ocupacin de Tula Chico (cf. Cobean, 1990), as como de otros asentamientos importantes de la Cuenca de Mxico como Cerro de la Estrella y Azcapotzalco. Existen asimismo materiales, aunque en porcentajes bajos, cuya produccin y consumo se inicia en el Epiclsico (con base en investigaciones que recientemente hemos efectuado en la regin de Tula) pero que se han asociado con la fase de esplendor de Tula, que segn las fuentes etnohistricas y escasos fechamientos de radiocarbono, se ubica entre 950 y 1150 d.C. (cf. Cobean, 1990). En las intervenciones arqueolgicas, todos estos materiales cermicos se encuentran en una capa cubierta por ceniza volcnica, evidencia de una erupcin que posiblemente ocurri a fines del primer milenio de nuestra era, capa que tambin se detect en las investigaciones realizadas por Manuel Gndara en el sitio de La Ladrillera. Estos materiales arqueolgicos indican la fuerte interaccin social que se diera en la Cuenca de Mxico y otras regiones bajo el poder hegemnimo de Teotihuacn, as como la conformacin de unidades sociopolticas posteriores al ocaso de dicho imperio, adems de evidenciar aspectos socioeconmicos que se asocian con el surgimiento del Estado Tolteca. La recurrencia ocupacional de la Cuicuilco despus de la formacin del Pedregal de San Angel, indica que en trminos del entorno fsicoambiental el lugar sigui siendo adecuado para las poblaciones humanas prehispnicas, dada la abundancia en la localidad o en sus proximidades de recursos naturales diversos, incluyendo la explotacin de los lacustres que debieron ser bsicos en el modo de vida, tal como sealramos previamente. Cabe mencionar que en una zona restringida del predio de INBURSA donde los depsitos fueron afectados por las actividades productivas de la fbrica de papel de Pea Pobre durante el siglo XX, en la seccin este del corte, se encontraron fragmentos de cermica azteca de fines del Posclsico Tardo, materiales del periodo colonial de tradiciones tanto indgenas como hispanas, as como tiestos de loza fina europea del siglo XIX. Estas evidencias materiales permiten inferir que existi una aldea o casero en Cuicuilco que formaba parte del Imperio Tepaneca-Mexica, antes de la conquista espaola, continundose la ocupacin posteriormente en la zona al pasar, primero, a manos de Corts y, en pocas ulteriores, a estancieros como Bernal Daz del Castillo y mltiples propietarios a partir del siglo XVII. Adems, es claro que como parte de la primera poca de procesamiento de papel en Pea Pobre a mediados del siglo XIX (cf. Lenz 1990), llegaron materiales de alto costo asociados con estatus socioeconmico (tal vez empleados por los administradores de la fbrica) a contexto arqueolgico. Nuevamente, para estos periodos se carece de elementos arquitectnicos que permitan caracterizar de manera adecuada la clase de asentamientos que existieron, para lo cual se deber recurrir al anlisis de fuentes documentales con un enfoque histrico. Desde nuestra perspectiva, visualizando a Cuilcuilco desde Cuicuilco, es de importancia fundamental intensificar las investigaciones arqueolgicas en las reas libres del derrame lvico que an no han sido devoradas por la mancha urbana dado que, uno de los principales problemas para entender las caractersticas de las sociedades que en el pasado se asentaron en Cuicuilco, es que, a la fecha, la informacin con que se cuenta es insuficiente y, en definitiva, es indispensable realizar ms trabajos de rea. Cuicuilco ms all de la poligonal de la zona arqueolgica, independientemente de todo lo que sabemos o suponemos que se destruy al construir Villa Olmpica, la ENAH, la colonia Isidro Fabela, Perisur y el edificio de Elecktra, rebasando el predio INBURSA con todas sus razones, sinrazones y cerrazones de los unos y de los otros, debe estudiarse desde dentro y desde fuera como un rea, considerando que como asentamiento se trat de un importante centro poblacional en la poca prehispnica de considerable extensin, adems de que poco se conoce acerca de Cuicuilco despus del Xitle.
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CRIBA
EL REINO DE BABEL Y UNA NUEVA QUIEBRA POLTICA
Carlos Garca Mora Instituto Nacional de Antropologa e Historia, Escuela Nacional de Antropologa e Historia
NHORABUENA, Ignacio Rodrguez Garca reemprendi en el nmero 8 de esta revista y en su posterior respuesta a la rplica de quien esto escribe un debate que el propio Kirchhoff exigi. En las celebrrimas 15 pginas ms conocidas de toda su obra, el ao de 1943 seal lo que tenan en comn los pueblos y las culturas de una parte del continente americano (entre el Norte y el Centro) y lo que los separaba de los dems en la antigedad. Aunque para hacerlo renunci a caracterizar su cultura, as como a investigar su configuracin y estructuracin que obviamente es ms que la suma de sus partes, logr establecer la existencia histrica de una macrorea cultural mesoamericana. Qued por identificar las reas culturales que comprendi; y por reconstruir su evolucin paso a paso hacia atrs, hasta la formacin misma de la civilizacin que crearon dichos pueblos. Su estudio era el primero de otros que deban emprender varios investigadores. Sin embargo, 13 aos despus, Kirchoff se quejo de que el concepto de Mesoamrica haba sido aceptado por muchos, pero ninguno lo haba hecho objeto de una crtica constructiva, ni desarrollado sistemticamente (Kirchhoff, 1960). Si bien su queja fue un tanto injusta, pues al menos un autor hizo lo que pidi (Oliv, 1958), en general tuvo razn: el concepto cay de perlas como comodn, en vez de servir para desencadenar una serie de estudios con los cuales abordar sucesivamente los problemas que planteaba. 54 aos despus, la situacin puede ser peor. Las tareas mismas que los mesoamericanos tenan que emprender han dejado de interesar a muchos antroplogos. Las cuestiones histricas que plantea el origen, el desarrollo y abatimiento de una de las civilizaciones humanas de la antigedad y sus secuelas posteriores siguen pendientes, o bien se abordan aisladamente sin considerar su contexto global o son desatendidas para dedicarse a otro, tipo de problemticas. El creciente repudio a la mesoamericanstica (o mesoamericanologa) llama la atencin, porque pueden desarrollarse otras maneras de hacer estudios histricos y sociales sin que sea necesario destruirla, declararla muerta o desprestigiada. Tres de los rasgos discordantes pueden ser pistas para entender este fenmeno: Efectivamente, desinters, repudio y abandono de la mesoamericanstica existen en el seno del gremio antropolgico mexicano: otros enfoques llaman ahora la
atencin de buena parte de sus miembros. (Rodrguez Garca esbozo varias de las razones importantes de este fenmeno de rechazo creciente, otras ms parecen estar tambin en el trasfondo; quizs ameriten un examen). Probablemente, se est polemizando en el reino de Babel donde cada grupo de trabajo aborda su tema, ignora su tema, ignora el de los dems y habla de cosas diferentes cuando entabla alguna discusin con otro. (Ignacio dice que ha puesto en duda la unidad territorial del rea cultural mesoamericana, pero lo que esta en la palestra es una civilizacin , no meramente el territorio ocupado por los puertos que lo portaron. El meollo est en aspectos ms importantes que la delimitacin territorial, la cual es tan slo un trabajo para ubicar geogrficamente a los pueblos y sus culturas). Sorprendentemente, est saliendo a la luz lo que parece ser una nueva quiebra poltica de la antropologa en Mxico, debida a posiciones irreductibles que tal vez explican el mencionado reino de Babel y la decisin de dejar de preocuparse por viejas preguntas aun sin responder. La polmica ser trasladada de las pginas de Actualidades arqueolgicas a un coloquio, como lo ha informado Rodrguez Garca en su respuesta. En dicha reunin, tal vez puedan dilucidarse los puntos primero y segundo (aparte de tocar los argumentos principales de la respuesta de Rodrguez Garca). Pero comprobar la existencia de diversas opiniones sobre los asuntos pblicos, el gobierno y los intereses de clase tras cada corriente acadmica. Sin embargo es posible, aun despus de un deslinde de esa naturaleza, emprender una discusin cientfica sobre el estudio de la civilizacin mesoamericana. Incluso podrn establecerse sus implicaciones. Pero sera intil pretender discutir las posiciones polticas personales de los polemistas, ni menos dirimir cual es la correcta, pues tal discusin se da en otro tipo de encuentros con propsitos diferentes a los de la academia. Por tal razn, permtase a esa pluma aclarar un punto que dentro del prximo coloquio ser mejor dejar fuera de las conversacin. En su respuesta Rodrguez Garca ve en los partidarios de los estudios mesoamericanos una misma actitud e, incluso, les atribuye un claro compromiso social.
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Kirchhoff, Paul Mesoamrica sus lmites geogrficos, composicin tnica y 1960 caractres culturales, 2a. ed., Mxico, Escuela Nacional de Antropologa e Historia, Sociedad de alumnos, p.[III] (Suplementos de la revista Tlatoani, 3). Kirchhoff, Paul [Hoja suelta sin ttulo], en Archivo Paul Kirchhoff, {Mxico?}, s/f Centro INAH, Puebla, carpetra 380. Oliv Negrete, Julio Csar Estructura y dinmica de Mesoamrica (Ensayo sobre sus 1958 problemas conceptuales integrativos y evolutivos), Mxico, Acta Antropolgica, 2a. p., vol. 1, nm. 3, 154 pp.
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an pasado un poco ms de cincuenta aos de que Paul Kirchoff propuso el trmino Mesoamrica (1943) para denominar as a la superrea geogrfico-cultural comprendida entre el centro y sur de Mxico y el norte de Centro Amrica, la propuesta se origin desde una perspectiva etnolgica para luego ser tomada por las dems disciplinas antropolgicas. Sin embargo, a pesar de su aceptacin y uso durante muchos aos, el trmino no parece satisfacer a las tendencias actuales de la antropologa moderna, esta situacin ha sido tema de discusin entre diversos investigadores que cuestionan y debaten su aplicabilidad, ya que entre ellos hay quienes consideran la posibilidad de ampliarlo e incluso hasta derogar su uso de la antropologa mexicana. Ante posturas un tanto apstatas se encuentra el grupo afn a la propuesta de Kirchoff; los me so a me ric a nista s, quienes aceptan a Mesoamrica tal cual y no estn de acuerdo con modificaciones radicales que puedan cambiar o distorsionar algunos de sus principios. Ambos grupos de antroplogos, se encontraron el pasado mes de octubre en el Coloquio Mesoamrica: una polmica cientfica, un dilema histrico. Encuentro inusitado en la antropologa mexicana, ya que por vez primera se debaten dos posturas acadmicas en un esquema en donde las exposiciones se realizaron alternadamente y con posibilidad de rplica. El grupo llamado Apostasa?, representado por Ignacio Rodrguez, Raymundo Mier, Jos Antonio Pompa, Luis Vzquez y Juan Yadeun, versus el grupo Mesoamericanismos? por Carlos Garca Mora, Alba Gonzlez, Leticia Gonzlez, S. Jeffrey K. Wilkerson, Ana Ma. Crespo y Andrs Medina. El evento fue parte de las VII Jornadas Acadmicas de la Direccin de Etnologa y Antropologa Social, realizado en el auditorio Javier Romero de la Escuela Nacional de Antropologa e Historia. Actualidades Arqueolgicas en autntica complicidad con este evento, sirvi de precedente a su realizacin al publicar
y dar seguimiento al debate sostenido entre Ignacio Rodrguez y Carlos Garca Mora, en artculos publicados en la seccin Criba de esta revista (Actualidades Arqueolgicas, Nos. 10 pp. 6-7; 11 pp. 7-8; 13 pp. 11-12) Situacin que nos complace y que nos induce a continuar con nuestra poltica acadmica e inquisidora en la arqueologa mexicana. Y el debate se inici, el primero en comenzar fue Ignacio Rodrguez, quien hizo una breve recapitulacin sobre la propuesta del trmino Mesoamrica, su consolidacin en la antropologa mexicana en los aos 40, el dominio que tuvo como paradigma en los 50, su acomodo con corrientes como el materialismo histrico en los 60 y las divergencias que obtendra ms tarde ante nuevos planteamientos acadmicos. Mesoamrica cumpli con las expectativas de su tiempo, ha sido un frtil concepto, aunque a veces con aspectos mticos e ideales. Pero... la antropologa sigue avanzando y hay dudas. Qu opina la sociedad sobre Mesoamrica? Cules son los problemas que sta definicin presenta? La sociedad, al parecer ha quedado conforme con la denominacin del Mxico antiguo para designar al pasado indgena. Los problemas de su definicin se encuentran encerrados en los mbitos acadmicos y polticos. Desde el lado poltico, el concepto ha gustado; de la parte acadmica, Mesoamrica vino a amalgamar los estudios que se estaban realizando en los aos 40 y 50. En la arqueologa tan slo existen cuatro problemas acadmicos evidentes de la discordancia de su definicin, estos son: La omnipresencia de la cultura olmeca, la atipicidad cultural de occidente, la influencia simtrica del altiplano en la zona maya y el problema de los tlaxcaltecas. Las interrogantes fueron planteadas, las soluciones estn todava pendientes. Carlos Garca Mora seal que el uso de Mesoamrica traicion a sus fines intelectuales, Paul Kirchoff pretendi con este concepto delimitar una cultura americana, pero en
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NECROLOGIA
EULALIA GUZMAN (1890-1985)
l hacer un recuento del papel que han desempeado las mujeres en la arqueologa no podemos dejar de recordar a una de las pioneras en ese mbito. En una poca en que estaba prcticamente vedado el acceso de las mujeres en el campo cientfico, Eulalia Guzmn fue una de las pocas mujeres mexicanas que incursion tan tempranamente en ese quehacer. Naci en San Pedro Piedra Gorda, del estado de Zacatecas, el 12 de febrero de 1890. Se gradu como maestra normalista en 1909 y destac notablemente en el rea de la pedagoga mexicana. Represent a Mxico en numerosas reuniones y congresos internacionales. Realiz diversos estudios en el extranjero cuando solo unos cuantos lo lograban por sus propios mritos. En 1913 tom la ctedra de antropologa que ya imparta Franz Boas en la Escuela Internacional de Arqueologa, Historia y Etnografa, donde comenz a perfilar su inters por esos temas, a los que posteriormente dedicara su vida. Debido a su brillante trayectoria profesional y pedaggica, asiste como delegada de Mxico a varios eventos internacionales (Congreso Panamericano de Mujeres, en Baltimore, USA, 1922; 3er. Congreso Internacional de Moral y Enseanza de la Historia, Ginebra, Suiza, 1922). En 1926 recibi una beca del Fondo Alejandro Von Humboldt para especializarse en ciencias de la educacin en universidades alemanas, durante tres aos. Debido a la preparacin que fue adquiriendo, para sa poca era una de las mujeres ms preparadas y reconocidas de Mxico. Fue maestra en diferentes instituciones educativas y jefa del primer departamento de alfabetizacin que se cre en nuestro pas. Se desempe como inspectora de escuelas primarias en la ciudad capital y como subjefe del Departamento de Enseanza Primaria y Normal de la Secretara de Educacin Pblica. A su regreso de Europa, en 1930, estudi en la Universidad Nacional para obtener el ttulo de maestra en filosofa, realizando la tesis Caracteres esenciales del arte antiguo de Mxico. Tambin realiz estudios de filosofa y arqueologa bajo la tutela de Antonio y Alfonso Caso. Fungi como asistente de ste en los inicios de los trabajos de la exploracin de Monte Albn, actividad que le dio la oportunidad de familiarizarse con la cultura zapoteca. Inicise, tambin, una larga amistad y una estrecha colaboracin entre ambos arquelogos, que slo se rompera bajo las secuelas de la controversia sobre el supuesto hallazgo de los restos de Cuauhtmoc. En 1934 fue nombrada Jefa del Departamento de Arqueologa del Museo Nacional, donde imparti ctedra de cermica prehispnica. Su inters por la historia lo encontr en ese recinto, debido a que en l se encontraban depositados los cdices y documentos histricos que seran su pasin por muchos aos. Tambin durante esa gestin regres a Oaxaca y
Fotografa del Fondo documental Alfonso Caso, Instituto de Investigaciones Antropolgicas, UNAM.
efectu algunos recorridos de campo por la mixteca alta, en los sitios de Yacuitac, Chachoapan, Yucuudahui o El Mogote Grande, Pueblo Grande, Nochistln, Yanhuitlan y Tamazulapa. Realiz indagaciones en el sitio de Chacaltzingo (en 1932), Mor., convirtindose en una de los primeros investigadores que lo estudiaron. Escribi varios artculos, entre ellos uno sobre un yugo totonaco, de Medelln, Ver., y otro que se intitula Los relieves en las rocas del cerro de la Cantera, Jonacatepec, Mor. En 1942 realiz trabajos de reconocimiento y exploracin en Izapa, Hun-Chabin, Chinkultik y Pueblo Viejo, ubicados todos ellos en Chiapas. Se desempe como presidenta de la seccin de historia de la Sociedad de Geografa y Estadstica. Organiz el primer congreso de historia para el estudio de la guerra de la intervencin francesa.
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ACTUALIDADES ARQUEOLOGICAS
Carta de Eulalia Guzmn dirigida a Alfonso Caso, durante su estancia en Europa, cuando fue cominisonada por la Secretara de Educacin Pblica para localizar documentos sobre el Mxico prehispnico existentes en Europa.
Jena, nov. 2 1936 Estimado Alfonso: Hace dos das por fin sal de Berln, rumbo a Viena, pero me detuve en mi querida Jena para asistir a unas conferencias de la Liga Eucken que duran precisamente dos das, maana sigo mi camino y pasado maana llegar a Viena. Como me curar de este sentimentalismo agudo que padezco, y que me adhiere tanto a las cosas y las personas? Con fruicin he vuelto a recorrer estas callejas y he vuelto a estar con mis antiguas amistades, las que quedan, por que las que volaron como yo, estn esparcidas por el mundo. Hoy estuve en una leccin de historia del arte, pues precisamente hoy comenz el semestre de invierno, el Prof. Dr. Hanz Rose, me invit a ella, y me enseo de paso tambin el instituto. En Berln trabaj lo ms activamente que me permiti la depresin que sufr por el cambio de clima: oscuridad, lluvia, fro, etc., esa depresin se tradujo en un sueo terrible en las primeras horas de la maana; afortunadamente despus encontr un medio fcil de recuperar el tiempo: comer en la misma biblioteca (en el restaurante que hay ah para lectores) y seguir hasta ya noche en la lectura como le escrib a usted desde mi primera carta, el trabajo sobre el vocabulario de Seler se present difcil, y mientras esperaba la resolucin, o mejor dicho los datos exactos, de parte de Lehmann me dediqu a los manuscritos que hay en la biblioteca del estado de Berln, y a consultas en el museo de Etnografa. En la biblioteca me encontr con la coleccin de pinturas jeroglficas y de manuscritos de Alejandro de Humboldt y de otras procedencias, de lo que me pareci ms fcil, mande sacar fotografas, de otros los copi y otros los dej en un punto y coma para despus; de todos tom nota y de los que estn comentados por Seler o por Lehmann tom notas biogrficas. En Viena ya en calma emprender la traduccin de tales comentarios como punto de partida de otros comentarios, si hubiese que hacerlos. En sobre aparte le envo noticia detallada de dichos documentos, para que usted me diga cules se conocen en Mxico y cules no, para detenerme en estos ms que en los dems. En el museo de Etnografa hay objetos que me parecieron dignos de fotografiarse, en estos das lo harn y ya le mandar una copia; de otros no pude porque el Dr. Krickeberg va a publicarlos con un estudio que har, y dice que hasta que salga dicha publicacin podr tener fotografas de ellos, pero de esos son pocos, aunque muy importantes, entre ellos dos piedras de Xochicalco, con fechas, pero le dir que de esos dos saqu dibujos y se los mando (no los publique) de tres estelas de Monte Albn le Mando fotografas; hay otras estelas zapotecas y no estn all anotadas. Le ruego que me conteste luego sobre cules de los documentos de la biblioteca, cuya lista le mando, se conocen ya en Mxico. Otro favor: en la Unin Panamericana de Washington, quieren publicar mi trabajo sobre el arte prehispnico de Mxico, pero no tengo las fotografas ni el ejemplar de la revista de la Universidad donde salieron. No quiere hacerme usted el favor de prestrmelas para su publicacin? Me alegran mucho las noticias que me manda sobre sus asuntos en relacin con la arqueologa, ya le escribo luego al Sr. Chvez Orozco. Dio usted su conferencias? Convido usted al Sr. Chvez Orozco como me lo haba dicho? A l le agradara tener mayor contacto con usted, sobre todo en el terreno de la historia y la arqueologa. A propsito de las joyas de Monte Albn y dems de sus exploraciones, Termer y Krickeberg desean saber un poco ms, y me preguntan si no hay publicaciones acerca de ellas. De las joyas no tienen completa idea, ni se imaginan que sean en tan gran cantidad. Necesita usted escribir y publicar a toda costa; Hacienda le puede ayudar en esos gastos, que bueno lo del Instituto de ustedes, le deseo, gran xito, y lo tendrn. Saludos muy afectuosos a su seora y a sus hijos, y que sean muy felices como se lo merecen. Su amiga y S.S. Eulalia Guzmn. P.D. Por supuesto que el vocabulario es de una importancia enormsima, pero que hacer?.
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INVESTIGACIONES
CULHUACAN: Vestigios Arqueolgicos de Nuestra Ciudad
Vernica Ortega Cabrera Escuela Nacional de Antropologa e Historia
l subsuelo de la Ciudad de Mxico epresenta un lugar rico en evidencia cultural, debido a la secuencia de ocupaciones humanas que han existido a travs del tiempo. Sin embargo su acelerada urbanizacin ha tenido como consecuencia la destruccin de una gran cantidad de yacimientos arqueolgicos, que podran haber aportado elementos para entender a las sociedades que han poblado el rea lacustre en diferentes momentos. El presente artculo contiene los resultados de una excavacin de rescate arqueolgico llevada a cabo en el sur de la ciudad. La afectacin al patrimonio por la realizacin de obras de construccin en el predio localizado en Av. Taxquea No. 1780, Col. Paseos de Taxquea, Coyoacn, ofreci la posibilidad de obtener informacin de esta rea, que en poca prehispnica se ubicaba entre los lmites de los lagos de agua dulce, al sur de la cuenca de Mxico y el salobre de Mxico-Texcoco. La investigacin arqueolgica estuvo encaminada a contribuir en el conocimiento de la historia antigua de la cuenca en general. Se considera de vital importancia el reconocimiento del sustrato geolgico del rea, ya que con l podremos contar con elementos para la reconstruccin del paisaje y los recursos naturales de su entorno, as como los procesos sociales que transformaron esta rea a travs del tiempo. ANTECEDENTES HISTORICOS Y ARQUEOLOGICOS El punto de inters se localiza en la zona meridional de la cuenca de Mxico, la cual estaba conformada por un lago de aproximadamente 200 km2 que se extendan por la cota de los 2240 m.s.n.m. Dicha zona quedaba enmarcada por la Sierra del Ajusco hacia el sur y al oeste; por la Sierra de Santa Catarina o Pennsula de Iztapalapa al norte, la Sierra Nevada al oriente y el pedregal de San Angel y Coyoacn al poniente (Rojas, 1974:16-17). Este lago, que era dulce, estaba unido con el lago salobre de Mxico-Texcoco a travs del estrecho lacustre formado por el Cerro de la Estrella y el pedregal. Adems es posible que estos dos lagos estuvieran tambin unidos en el bajial que se forma entre la Sierra de Santa Catarina y el Cerro de la Estrella, o que se formara all un rea pantanosa. La reconstruccin de la historia del sur de la cuenca de Mxico inicia con los primeros vestigios de poblamiento, pero es durante el Posclsico (1100 a 1521 d.n.e.) donde los estudios arqueolgicos
muestran que existieron las mayores transformaciones. Por primera vez, despus de Cuicuilco, existieron asentamientos urbanos como; Amecameca, Mixquic, Tecmitl, Tlhuac, Culhuacn y Coyoacn. Existen chinampas en gran escala y con distribucin sistemtica en los lagos de Chalco y Xochimilco (Parsons, 1973:8). El aumento de poblacin se hace evidente en la expansin de la actividad agrcola a un nicho poco explorado como era la laguna; adems de la aplicacin de tcnicas agrcolas hacia reas escasamente ocupadas, como lo era la parte ms alta de las laderas. El Posclsico (900-1521 d.n.e.), se caracteriz por el auge de la agricultura chinampera y por un mayor desarrollo de centros de poblacin grandes y compactos en el rea lacustre. En los perodos anteriores la ocupacin de este nicho se limitaba a pequeas islas o terrenos ms altos en las orillas de los pequeos ros, o dentro de los pantanos. El uso antiguo o intermitente de la chinampa hasta la poca tolteca culmin con este auge ocurrido entre 1400 y 1600. La expansin de la agricultura de chinampa durante los siglos XIV y XV parece estar relacionada con un incremento sustancial de la poblacin en tiempos prximos a la conquista (Armillas, 1971:660). Cerca de 9000 hectreas de suelo productivo se construyeron sobre el terreno cenagoso. Adems del desarrollo de poblado compactos y grandes en el rea lacustre prxima a la ribera, se piensa que durante el Posclsico se da un fenmeno de asentamiento residencial disperso en pequea escala entre las chinampas en plena rea lacustre. Hasta el momento no existe suficiente evidencia que indique ms acerca de estos asentamientos dispersos y que ayude a determinar si verdaderamente son asentamientos residenciales. La naturaleza de los restos arqueolgicos dispersos en el rea chinampera, comales y otros utensilios para la preparacin rpida de alimentos, parece sugerir que no corresponden a asentamientos residenciales, sino a instalaciones para uso temporal durante la permanencia en el rea de trabajo. La arqueologa del sur de la cuenca de Mxico, cuenta con estudios de patrn de asentamiento y reconocimiento de sitios, a travs de los cuales se han definido los lmites y extensin del antiguo asentamiento mexica y los seoros circunvecinos para los tiempos del Posclsico Tardo. Sin embargo para momentos anteriores la informacin es escasa (por ejemplo los estudios de Parsons y Santley, realizados en los 60 y 70, nos definen el patrn poblacional de esta regin de la cuenca). Desafortunadamente no se han llevado a cabo estudios especficos en el rea que comprende la zona media entre Coyoacn, Culhuacn y Mexicaltzingo, dentro
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del permetro de la actual delegacin de Coyoacn, lugar en el que se ubica el predio en cuestin. El lago de Chalco, con sus ros perennes, se delimitaba con la calzada -dique de Tlhuac; el de Xochimilco, con sus manantiales permanentes, se limitaba con la calzada-dique de CoyoacnCulhuacn y el de Mexicaltzingo delimitaba por el norte con la calzada de Iztapalapa y con otro posible albarradn que iba del Cerro de la Estrella a la Sierra de Santa Catarina y por el sur limitaba con la calzada de Culhuacn. De suma importancia para la inves-tigacin arqueolgica resulta ser este ltimo lago, toda vez que la zona de estudio se localiza en el lmite sur del mismo, adyacente a la calzada-dique de Culhuacn y en estrecha relacin con el asentamiento prehispnico del mismo nombre, pues se encuentra a 1.5 km al poniente de dicho lugar. El predio se enmarca entre el antiguo Camino Real a Iztapalapa y el camino a Coyoacn (ahora Av. Taxquea), as como por el Canal Nacional hacia el norte, segn el plano de Culhuacn, mapa hecho en 1580 por Pedro de San Agustn a orden del Corregidor Gonzalo Gallego (Cfr. Monterrosa, 1970:12). Segn Sjourn, Culhuacn fue la primer ciudad del altiplano, figura siempre como patria de los pueblos que la forjaron. No slo los chichimecas de Texcoco, sino tambin los nahuas de Tenochtitln se instruyeron con los colhuas. cermica perteneciente a Teotihuacn IV, Azteca I, II y III (Cfr. Sjourn, 1970:41-42). En la fase tarda (Azteca III-IV) Blanton, registr 79 sitios, predominando los asentamientos en chinampas. Culhuacn crece y aparece en cuatro nuevos pueblos que, junto con los ya mencionados, alcanzan a ser grandes centros administrativos, ellos son: Iztapalapa, Mexicaltzingo, Huitzilopochco y Coyoacn, constituyendo as algunos de los pueblos chinamperos ms grandes de la cuenca de Mxico. Fundados estos pueblos total o parcialmente sobre chinampas, su importancia y dimensiones dismi-nuan al aumentar el nivel de las aguas a causa de las construcciones de los diques de Mexicaltzingo y Cuitlhuac, desde antes de la con-quista y durante el dominio azteca. Durante este ltimo perodo se nota un crecimiento poblacional en la pe-nnsula de Iztapalapa, concen-trndose principalmente hacia las orillas de los lagos. Resulta interesante considerar la afirmacin de Sjourn (1970:63-64) sobre la antigedad comprobada de Culhuacn (fundada hacia 670 d.n.e.), as como su papel de heredera del universo Clsico y de creadora de los modelos culturales posteriores. A decir de esta autora la demostracin arqueolgica y estilstica de que los tres tipos de cermica azteca no pueden haber surgido ms que en el seno mismo de Culhuacn, lleva implcitas aclaraciones susceptibles de restablecer un orden lgico en la compleja historia del altiplano. Esto ltimo nos lleva a pensar en la posibilidad de registrar reas de actividad relacionadas con la produccin en gran escala de artefactos cermicos, as como de aportar elementos relacionados con el origen estilstico de la cermica utilizada en los principales asentamientos de la cuenca durante el Posclsico. RESULTADOS DE LAS EXCAVACIONES Se aplicaron tcnicas intensivas y extensivas de excavacin, en donde se detectaron contextos que aportaron datos sobre la naturaleza riberea de esta parte de Culhuacn y actividades relacionadas principalmente con la agricultura chinampera. En la excavacin se encontraron canales prehispnicos que fueron parte del sistema agrcola, as como una serie de niveles de ocupacin, entre los que se pudo registrar una unidad arquitectnica de muros de adobe y un apisonado de lodo, asociada a dos entierros individuales, adems de un brasero junto a uno de los canales. La secuencia cermica mostr una continuidad muy clara de las fases conocidas en la tipologa de esta parte de la cuenca. El material cermico recuperado, corresponde casi en su totalidad a lozas de manufactura prehispnica, entre las que se han identificado los tipos Azteca I, II, III y IV, Rojo Texcoco, Cuauhtitln
Culhuacn
As, el perodo Posclsico Tardo dar inicio con la fase Azteca Temprana (Azteca I-II) en la cual inician cuatro importantes centros regionales que dominan el sur de la cuenca de Mxico: Culhuacn, Xochimilco, Tlhuac y Chalco. De los cuatro, el ms importante es Culhuacn. Fue seguramente una de las ciudades ms importantes de la regin por su antigedad y relevancia histrica. Fundada en las faldas del Cerro de la Estrella, se extenda por el lago formando chinampas habitacionales y de cultivo. El poblado prehispnico estuvo formado por cuatro barrios, el centro del barrio principal se encontraba donde hoy se localiza el convento franciscano, esta rea y la de los Reyes se encontraban en tierra firme, en tanto que los barrios, que en la colonia recibieron los nombres de San Francisco y San Antonio se localizaban sobre chinampas; formando todos ellos un conglomerado urbano. Otras aldeas se localizan al sur de Culhuacn, con el mismo patrn de asentamiento y un gran nmero de poblaciones, que se registran en la periferia de los centros urbanos, lo que indica una tendencia mayor al uso de las chinampas (Avila, 1983:43-45). Culhuacn, lleno de manantiales tanto en tierra como en la laguna, fue una zona con chinampas y pequeos asentamientos en su periferia, manifiesta una larga ocupacin desde antes del establecimiento de Tenochtitln, representado por la presencia de
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ARQUEOLOGIA HISTORICA EN ARGENTINA Amrica Malbran Corresponsal en Argentina En un pas donde la conciencia acerca de la importancia de conservar el patrimonio edilicio es un fenmeno reciente, se ha organizado por primera vez un proyecto de Arqueologa histrica para Buenos Aires que depende directamente del gobierno de la Ciudad. Inicia este proyecto Por la memoria de Buenos Aires, con la recuperacin de dos casas ubicadas en el centro de la ciudad, conocidas como Los Altos de Eliorraga y la casa de Mara Josefa Escurra, ambas construidas a principios del siglo XIX. Se trata de los ltimos ejemplos existentes de la arquitectura domstica del Buenos Aires virreinal que an se conservan. Los trabajos arqueolgicos se encuentran bajo la direccin del Dr. Daniel Schavelzon, y han dado comienzo en la casa de Mara Josefa Escurra, cuada del dictador Juan Manuel de Rosas, y que fue sede de reunin de importantes personajes trascendentales en la vida poltica y social de la poca. A la vez se trabaja en conjunto con un grupo de arquitectos y restauradores, quienes estn a cargo de la recuperacin de las pinturas originales, pintura mural y estarcidos, que decoraban la casa, de la elaboracin de moldes y la replica de ornamentos decorativos que se encontraban en los cielos razos (techos), adems de auxiliar en la preservacin y conservacin de los materiales arqueolgicos que aparezcan durante la excavacin. El destino final de las casas, despus de los trabajos, ser su habilitacin como nueva sede del Museo de la Ciudad, ubicando en la planta baja una exhibicin del periodo 1830-1850 y en la planta alta la ambientacin de las habitaciones de acuerdo a la vida cotidiana de la poca.
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As, parece ser que las sociedades mesoamericanas reconocieron las propiedades fi= 1.6 y raz cuadrada de 2=1.4 (o diagonal del cuadrado), existentes entre sus ciclos calendricos principales y plasmaron de manera anloga este conocimiento en el trazo de sus centros ceremoniales. En este juego de proporciones la unidad corresponde al ciclo de 260 das, el ao solar por tanto equivale a la diagonal del cuadrado o 1.4; la proporcin fi ( 1.6) estara representada por el ciclo de Venus en relacin al ao solar. La posicin en los asentamientos de lo que se denomin el segmento bsico (distancia entre el centro de la plaza y sus extremos) o la proyeccin de ste o su diagonal hacia alguno de los puntos cardinales, sirve como base para la construccin de cada una de las estructuras. Adems, este espacio es la base del trazo y ubicacin de los dems conjuntos arquitectnicos. Por otro lado, las orientaciones de las estructuras y conjuntos arquitectnicos reflejan el inters de estos grupos por el control del tiempo, en particular de un ciclo o calendario agrcola, que inicia el 12 de febrero (una de las fechas que consigna Sahagn como inicio del ao mexica) y termina el 2 de noviembre. Las orientaciones a 106 de azimut, que se presentan en algunas de las estructuras analizadas, apuntan a la salida del sol por el horizonte en estos das. Por otro lado, el grupo de estructuras orientadas a 70 indican la salida del sol en su paso por el cenit, los das 21 de mayo y 23 de julio en la latitud 20 30'. Adicionalmente la orientacin hacia los 90, preferencial en los asentamientos, parece ser un elemento ideolgico de identificacin con un posible lugar de migracin u origen. El clculo de la puesta de sol los das del equinoccio y das de la mitad del ao, muy cercanos entre s, visto desde el sitio de Zidada, indica que este astro se oculta detrs de la cima del cerro Xajay, en el estado de Quertaro, en cuyas laderas se encuentran varios asentamientos de la misma filiacin. Sin embargo, no hay que dejar de lado un posible culto al cerro, al considerarse este como un gran reservorio de agua y otros alimentos, culto que esta ligado al del dios Tlaloc y los tlaloques y que en esta sociedad pudo haberse relacionado tambin con el culto al sol, astro cuyo movimiento cclico permite establecer un calendario y controlar los periodos agrcolas. La gran cantidad de petroglifos de motivos espiralados en la superficie rocosa de los asentamientos sugieren el inters y devocin de estos grupos por la deidad solar. La tesis -dirigida por Fernando Lpez Aguilar y asesorada por Johana Broda e Ivn Sprajc- incorpora un glosario de trminos geogrficos y astronmicos y dos apndices. El primero describe la estrategia de los levantamientos topogrficos de los sitios y el procesamiento de los datos en la computadora, tarea especialmente importante en cualquier anlisis de este tipo. El segundo explica brevemente la utilidad de la montea solar en el conocimiento de las posiciones del sol en cualquier poca del ao, cualquier da y a cualquier hora. Para ilustrar el texto de 146 pginas se incluyen tambin un total de 20 figuras, 10 planos topogrficos y un mapa de localizacin de sitios.
ESPACIO Y TIEMPO EN MESOAMERICA. EL CASO DE LAS CULTURAS DE LAS MESAS. Cedeo Nicolas, Jaime. Licenciatura en Arqueologa, ENAH. 1997. Como parte de las investigaciones en el Proyecto Valle del Mezquital de la ENAH se realiz el anlisis espacial y arquitectnico de cinco asentamientos del noroeste del estado de Hidalgo. Ubicados cronolgicamente hacia el 450-950 d.n.e., es decir en lo que se ha llamado el Epiclsico mesoamericano, estos sitios se caracterizan por localizarse al borde de mesas originadas por la actividad volcnica de la regin, as como por la presencia de materiales cermicos tales como el Rojo inciso postcoccin Xajay, Rojo caones y Rojo sobre crema Huamango. En su arquitectura se distinguen patrones de planificacin espacial tanto en la disposicin de las estructuras como en su orientacin, caractersticas que llamaron fuertemente la atencin y que fueron la plataforma para el desarrollo del proyecto. Principalmente se abord el problema de la planificacin espacial de los asentamientos y su relacin con la cosmogona prehispnica, por lo que la primera parte de la tesis intent recuperar los elementos bsicos de la religin y cosmogona mesoamericanas y sentar las bases para un posterior anlisis arqueoastronmico y geomtrico de los conjuntos arquitectnicos. En cuanto al primer elemento, la religin, se hizo nfasis en sus carcter dual, en el sistema calendrico y el culto a los cuatro rumbos, elemento este ltimo que sirve de base al anlisis geomtrico de la ltima parte de la tesis. El segundo captulo tiene la finalidad de fundamentar y justificar la utilizacin del conjunto de tcnicas que conforman la llamada arqueoastronoma. En l se desarrollan algunas ideas en torno a la construccin, por parte de una sociedad, de una cosmogona a partir de la observacin de los fenmenos naturales; se describe el movimiento del sol y del planeta Venus como dos de los principales astros deificados entre las sociedades prehispnicas, se analiza brevemente la relacin entre el calendario solar y el ciclo ritual de 260 das y por ltimo se sientan las bases de un posible anlisis geomtrico en los asentamientos. La descripcin detallada de los asentamientos y el entorno en que se localizan constituye el cuerpo de datos que fueron objeto de los anlisis antes mencionados. En esta parte tambin se recuper informacin etnogrfica en torno a los sitios, datos que cobraron gran inters al final del trabajo. Como se mencion, el elemento bsico y concluyente en la investigacin es el culto al lugar central, a partir del cual se extiende el universo en cuatro direcciones. En Mesoamrica y en particular en la cultura de las mesas, esta idea se manifiesta a travs de la construccin de complejos arquitectnicos, comnmente llamados plazas, cuyas construcciones, opuestas por pares generalmente orientados en las direcciones cardinales que rodean un espacio central, de tal manera que el cosmos en el que el hombre habita y cuyo centro es el mismo hombre se refleja y se expresa en forma concreta en sus centros ceremoniales o espacios de habitacin.
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ASTRONOMA PREHISPANICA EN LA CUENCA BAJA DEL PAPALOAPAN, Tesis de Licenciatura en Antropologa. Mara Eugenia Maldonado Vite. Universidad Veracruzana, Xalapa, Ver. El surgimiento de este trabajo se basa en varios modelos de investigacin y, particularmente en el artculo publicado por el maestro Rubn Morante, en la revista Mxico Desconocido, que de alguna manera permitieron nuestra participacin en el proyecto del Estudio Histrico del Proceso de Confor-regional del Bajo Papaloapan. Este, fue dirigido por Jos Velasco Toro y Guadalupe Vargas Montero, investigacin finaciada por CONACYT. Los objetivos del trabajo consistieron en demostrar la eficacia y pertinencia de la aplicacin de la orientacin de sitios con respecto al paisaje, adems de los alineamientos de distintas estructuras de acuerdo a eventos y posiciones astronmicas (esta hiptesis fue el resultado de los puntos que trata el maestro Morante en el artculo antes citado), por supuesto que tambin la importancia que tuvo la observacin de los astros y sus ciclos repetitivos en la vida cotidiana y rural de los antiguos pobladores de la Cuenca Baja del Ro Papaloapan, pero con una identidad y caractersticas propias. Una de las tareas principales que se realizaron fue la de identificar el contexto histrico de las manifestaciones cosmognicas y sus representaciones plsticas, que se hizo a partir de un eje diacrnico, ya que la persistencia y continuidad de estas manifestaciones se pueden observar en muchos mbitos de la vida cotidiana y ritual a lo largo del tiempo en el rea de estudio. Para concluir, podemos decir que la nocin del tiempo es una conviccin cultural, ya que el devenir humano necesita un registro y un ordenamiento; as pues, las diferentes apreciaciones del tiempo y el espacio que se han tenido a lo largo de la historia son elaboraciones mentales que permiten coordinar la vida de los hombres con respecto a su entorno y es la propia colectividad la que otorga diferentes categoras espaciales y temporales para cada caso especfico. Creemos que en el mbito ideolgico, el impacto va ms all del sentido prctico, ya que los astros juegan un papel fundamental en la organizacin de espacio y del tiempo para ser una separacin entre lo terrenal y lo divino, adems de servir como mecanismo para llevar la cuenta del tiempo utilizando la posicin de los astros como referencia.
CONJUNTO PONIENTE 1: SITUACIN EN EL ESPACIO URBANO DE MONTE ALBN. Rivero Lpez, Anglica. Tesis de Lic. ENAH, 1997. Director: Bernd Fahmel Beyer. El presente trabajo, surge como resultado de nuestra participacin en las excavaciones extensivas en un conjunto arquitectnico noresidencial localizado en el lado poniente de la Plataforma Norte en Monte Albn, Oaxaca. Dicha investigacin fue producto del Proyecto Especial Monte Albn 1992-1994. El rea asignada para nuestra investigacin se denomino Conjunto Poniente 1, siendo un rea constituida por varias estructuras distribuidas alrededor de un espacio central. En Monte Albn, sin embargo, son comunes los conjuntos arquitectnicos que incluyen una plaza o un patio, por lo que fue necesario entender cmo se interrelacionan estas estructuras en torno al espacio abierto y establecer si se define un nuevo patrn de distribucin de espacios, o si se repite un patrn ya reconocido. Para poder determinar esto fue necesario en primer trmino saber cules fueron los patrones que predominaron en Monte Albn en cada poca, para despus determinar el del Conjunto poniente 1. Entre los principales objetivos se buscaba establecer la importancia y el desarrollo de dicho conjunto, dentro del espacio urbano de Monte Albn. Determinar qu clase de patrn arquitectnico estaba formalizado, qu relacin guarda con otros patrones arquitectnicos de Monte Albn y de Mesoamrica, as como determinar el papel que jugaba junto a uno de los accesos a la Plaza Principal. Para lo anterior se tomaron en cuenta los siguientes aspectos: anlisis e interpretacin de la informacin producto de la excavacin extensiva para establecer su desarrollo arquitectnico, anlisis del material cermico para determinar la secuencia cronolgica del
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uatemala, lugar de eternas florestas, debe su nombre al nahuatl Goatemalla con el que los mexicanos del siglo XVI se referan a la actual zona arqueolgica de Iximche, la capital de la parcialidad Cakchiquel al momento de la llegada de los espaoles. Hoy en Guatemala como en Mxico, aunque no nos demos mucha cuenta, es muy comn que los sacerdotes mayas realicen ceremonias rituales en los sitios de sus antiguas ciudades sagradas, lo cual ms que sorprendernos debe ensearnos, y ponernos en claro el hecho de que los indios vivos mas que nunca comienzan a reconocerse a s mismos tras el espejo que con su propio pasado descubren a travs de lo creado por sus abuelos, a lo que nosotros cientficamente llamamos sitios arqueolgicos. Antes que nada lo que se descubre de las investigaciones arqueolgicas es historia, y en el caso de Mesoamrica no es historia de la nacin, sino de los antepasados pueblos indgenas actuales... que son aquellos que descienden de poblaciones que habitaban en el pas al iniciarse la colonizacin y antes de que se establecieran las fronteras de los Estados Unidos Mexicanos (2). Es otra historia, Es historia de una civilizacin no occidental. Ante los procesos actuales en pos de una justa y democrtica relacin entre los pueblos indgenas y los estados nacionales, el ejemplo de Guatemala nos es enormemente pertinente para comparar lo que sucede en Mxico. Por un lado los estados nacionales y sus instituciones reafirman vnculos cientficos, ecolgicos y sobre todo tursticos, con el llamado proyecto de la Ruta Maya, donde lo arqueolgico y su enorme potencial turstico, pensando en los europeos y norteamericanos, se convierte en un producto precioso que necesita de nuevas estrategias comerciales para obtener mayores beneficios posibles. Por otro lado, casi en el anonimato, sacerdotes mayas mexicanos y guatemaltecos hacen ceremonias rituales en los mismos lugares de uno y otro lado de la frontera en un trabajo espiritual esencial, desde su punto de vista, para las luchas de los pueblos indgenas de la regin y para la continuidad de su vida (3). En el Acuerdo sobre Identidad y Derechos de los Pueblos Indgenas suscrito en la ciudad de Mxico el 31 de marzo de 1995 entre la URNG y el gobierno de Guatemala, se menciona en la parte tres lo siguiente: 1.- Se reconoce el valor histrico y la proyeccin actual de los templos y centros ceremoniales como parte de la herencia cultural, histrica y espiritual maya y de los dems pueblos indgenas. Templos y centros ceremoniales situados en zonas protegidas por el Estado como arqueolgicas. 2.- De conformidad con la Constitucin Poltica de la Repblica, forman parte del patrimonio cultural nacional los templos y centros ceremoniales de valor arqueolgico. Como tales son bienes del Estado y deben ser protegidos. En este contexto, deber asegurarse que no se vulnere ese precepto en el caso de templos y centros ceremoniales de valor arqueolgico que se encuentren o se descubran en propiedad privada. 3.- Se reconoce el derecho de los pueblos maya, garifuna y xinca de participar en la conservacin y administracin de estos lugares. Para
garantizar este derecho, el Gobierno se compromete a impulsar, con la participacin de los pueblos indgenas, las medidas legales que aseguren una redefinicin de las entidades del estado encargadas de esta funcin que haga efectivo este derecho. 4.- Se modificar la reglamentacin para la proteccin de los centros ceremoniales en zonas arqueolgicas a efecto que dicha reglamentacin posibilite la prctica de la espiritualidad y no pueda constituirse en un impedimento para el ejercicio de la misma. El Gobierno promover, conjuntamente con las organizaciones espirituales indgenas, un reglamento de acceso a dichos centros ceremoniales que garantice la libre prctica de la espiritualidad indgena dentro de las condiciones de respeto requeridas por los guas espirituales (4.). El punto tres de estos acuerdos es especialmente provocador para la discusin que queremos tener en el mbito propiamente dicho de las ciencias antropolgicas y su histrica funcin para el fortalecimiento de la ideologa del estado mexicano. Partiendo, en el caso de Guatemala, de que el espritu de los Acuerdos de Paz finca las bases legales del derecho a la organizacin poltica de la sociedad guatemalteca en pos de agilizar la dinmica participativa que desembocara en el fortalecimiento y democratizacin de toda la estructura del estado nacional, nos damos cuenta de que para cualquier anlisis tenemos que ubicar claramente el hecho de que en este caso se trata de una sociedad eminentemente india, maya(5) para ser mas claros y ambiguos a la vez. Nos daramos cuenta de que esta sociedad no acaba de pasar 35 aos de guerra, sino quinientos de resistencia ante la discriminacin y la represin, y que en el planteamiento textual de los acuerdos de permitirles(6) participar en la administracin y conservacin de estos lugares arqueolgicos con el implcito reconocimiento de su valor histrico y de proyeccin actual, encuentra por primera vez desde la llegada de los europeos el reconocimiento legal de participar en las polticas de apropiacin del patrimonio arqueolgico de la que ser desde esta ptica una nueva nacin. Los indios vivos, en el replanteamiento de la nacin guatemalteca, puede verse a si mismos a travs de los indios muertos. de una manera anloga a como el mundo europeo de los siglos XV y XVI se replanteaba su devenir histrico acercndose a los clsicos griegos y romanos, all, en los inicios de la cultura moderna. Si algo nos ha enseado la antropologa es a pensar en la cultura como algo dinmico, algo en constante transformacin y reevaloracin. El discurso del patrimonio cultural, como todo discurso, tiene la caracterstica, y mas en este tiempo, de poder ser traducido ideolgicamente de una multitud de formas diferentes. En nuestro caso (7) se habla de un patrimonio arqueolgico vastsimo de por lo menos diez mil aos. En trminos de la dinmica de la cultura tenemos una veta de incalculable valor humano, que independientemente de los posibles discursos a travs de los cuales se planifican las polticas de su
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CITAS 2.- Artculo 4to. Constitucional, segn la propuesta de ley de la COCOPA. Fuente La Jornada, 20 de diciembre de 1966. 3.- Estas afirmaciones estn basadas en plticas recurrentes con sacerdotes mayas de uno y otro lado de la frontera, y en muchos reportes periodsticos. 4.- Organizacin de las Naciones Unidas (ONU). Acuerdo sobre Identidad y Derechos de los Pueblos Indgenas, suscrito en la ciudad de Mxico por el gobierno de Guatemala y la Unidad Revolucionaria Nacional Guatemalteca (URNG) el 31 de marzo de 1995. Editorial Saqbe, pags. 13-14 Chimaltenango, Guatemala, C.A. 5.- Segn datos oficiales, en 1990 el 48% de la poblacin total del pas poda considerarse maya. Segeplan: Plan de Accin de Desarrollo Social 1992-1996 y 1997-2000. Secretara General del Consejo Nacional de Planificacin Econmica. Guatemala, febrero de 1992. 6.- As, con toda la buena onda de la actual estructura estatal. 7.- Hablando de Mesoamrica. 8.- Los planteamientos de los Derechos Humanos seran un ejemplo de estos valores universales, aunque ciertamente tenemos que discutir todava mucho sobre su aparente universalidad. 9.- A este respecto se puede consultar el Proyecto de Declaracin Universal de los Derechos de los Pueblos Indgenas, que se est discutiendo en el seno de la ONU. Amrica Indgena, revista del Instituto Indigenista Interamericano, vol. LVIII, nm. 3-4, jul.-dic. 1996.
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CULTURA E IDENTIDAD
Carlos Ruiz Ulloa Instituto Nacional de Antropologa e Historia, Proyecto Calica, Quintana Roo
l presente ensayo intenta aproximarse a uno de los problemas que se han presentado a raz de los desarrollos tursticos: la identidad cultural, aspecto que se encuentra ntimamente ligado a la migracin en Quintana Roo.
ellos se emplean y viven (sin considerar a los turistas) cuatro veces ms personas que las que haba en 1970. Aunque el crecimiento econmico de los centros tursticos es notable, contrasta con los asentamientos urbanos ocupados por inmigrantes en su gran mayora. Segn datos y estimaciones realizadas por el INEGI y el CONAPO, Quintana Roo, alcanz una poblacin de 541,427 habitantes para 1995 y alcanzar 670,675 para el 2000. Esta estimacin est basada en las tendencias registradas y previstas de crecimiento estatal, que colocan a la entidad muy por arriba de la tasa de crecimiento promedio nacional y como la tasa ms elevada entre todas las entidades del pas, siendo desde finales de la dcada de los 70 la segunda en crecimiento, y a partir de entonces la primera a nivel nacional. La inmigracin ha sido un componente indiscutible en el crecimiento demogrfico de Quintana Roo. Las tasas medias anuales de migracin estimadas por la CONAPO hasta el ao 2000 son las siguientes para los estados de la Pennsula: 1980-1985 43.89 13.86 -0.98 1990-1995 34.55 13.34 1.09 1995-2000 25.85 12.75 2.98
Retomando algunos datos generales de la historia del estado, el presente escrito nos permite reflexionar sobre el papel que los habitantes de Quintana Roo desempean en la actualidad, al interior del estado y fuera de l. No cabe duda que el estado de Quintana Roo atesora una historia que va muy atrs en el tiempo. Historia que data desde los antiguos mayas hasta el imponente desarrollo turstico, modelo no slo nacional, sino internacional. Son muchas las crnicas escritas por los viajeros espaoles que dan cuenta de .la gran cantidad de asentamientos que los habitantes a lo largo del litoral costero. Algunos de stos, comparados con la ciudad de Sevilla. Esta tierra y sus costas fueron recorridas por personajes como Coln, Gernimo Aguilar, Gonzalo Guerrero, Hernndez de Crdova, Grijalva y Corts, entre otros, Siendo Francisco de Montejo, quien a mediados de siglo XVI, logra despus de una larga lucha la conquista de Yucatn. Es precisamente la guerra de conquista; adems de las consecuencias que trajo la dominacin; junto con el medio ambiente hostil y carente de atractivos econmicos, para la sociedad colonial; que el territorio es abandonado durante los tres siglos que dur la dominacin espaola, propiciando entre otras cosas la ocupacin inglesa en Belice. La independencia del pas no trajo al territorio cambios significativos, fue hasta mediados del siglo XIX con la guerra de las castas y el repliegue o el regufio de los rebeldes mayas en la Costa Oriental que aparecen las primeras poblaciones que despiertan alguna atencin por parte del gobierno estatal y federal. El auge del chicle a principios de siglo, tambin propici la fundacin de Villas y Haciendas que desaparecen paulatinamente a medida que la goma es reemplazada por productos sintticos. A Quintana Roo se le concede el ttulo de estado en 1974. En ese momento slo algunos puntos de su territorio cuentan con una poblacin significativa, como lo seran; Cozumel, Isla Mujeres, Carrillo Puerto y Chetumal; el resto del territorio se halla prcticamente deshabitado, contando con la menor densidad demogrfica de todo el pas, slo superado por Baja California Sur. Es a partir de esta fecha que el estado mexicano emprende una vigorosa poltica de desarrollo, que inclua entre otras acciones: la creacin de polos tursticos a lo largo de la costa; la fundacin y desarrollo de ciudades que albergaran no slo a turistas, sino al gran nmero de pobladores que generaran la construccin de obras de infraestructura como los puertos, carreteras, zonas industriales, astilleros y servicios en general. El desarrollo actual, es por dems evidente, En las ltimas dcadas la poblacin de Quintana Roo ha crecido significativamente y su ritmo ha sido el mayor de todo el pas; donde hace veinte aos no haba nada ahora se desarrollan algunos de los principales centros tursticos, en
Como podemos observar, Quintana Roo por su desarrollo econmico, incrementa su poblacin a partir de la dcada de los 80, motivado por un constante flujo migratorio rural-urbano. Es precisamente este punto el que se intenta desarrollar en el presente ensayo. Quintana Roo, es uno de los primeros y ms importantes destinos tursticos del pas, generador de una indiscutible economa significativa dentro de la llamada industria sin chimeneas no escapa, a su vez, de algunos problemas propios del desarrollo; entre los que destaca, el problema migratorio. Diversos trabajos e investigaciones se han realizado en torno al problema migratorio de ste estado, slo que en su mayora nicamente se encaminan a observar la problemtica generada en las poblaciones rurales y ms an, slo en los grupos mayas diseminados en la Pennsula. Concretamente, cuando se estudian comunidades rurales, los investigadores pasan a ser analistas o conocedores mientras que los indgenas se transforman en actores/informantes quedando la informacin restringida slo a un pequeo grupo de especialistas, adems, y esto puede ser lo ms grave, los actores/ informantes quedan excluidos del conocimiento obtenido convirtindose en simples datos pasivos dentro de la investigacin. Quintana Roo presenta la posibilidad de emplear una metodologa diferente, ya que el estado cuenta con un mosaico lleno de tradiciones y costumbres constituidas casi de todo el pas. Retomando los datos de migracin, no slo rural sino tambin urbana (en la que nos incluimos muchos de nosotros), podemos llegar a consideraciones ms claras acerca de este fenmeno. Antes, sera oportuno revisar los datos que ofrece el XI Censo de Poblacin y Vivienda Mxico 1980-90 en el rengln de migracin, que al respecto menciona lo siguiente: se considera
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Mapa arqueolgico de la Costa Central de Quintana Roo, Mxico. Tomado de Andrews, 1996.
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ACTUALIDADES ARQUEOLOGICAS
Reseas
Andrews, George F. 1995 PYRAMIDS AND PALACES, MONSTERS AND MASKS. The golden age of Maya architecture, Vol. 1. Labyrinthos, California. ISBN 0-91143734-7 (3 vols.) El autor es profesor emrito de la Universidad de Oregn, donde se dedica a la docencia y a la investigacin de la arquitectura prehispnica desde 1948. Ha realizado numerosos recorridos y registros de edificios mayas desde fines de la dcada de los 1960s. Entre sus publicaciones se cuentan las siguientes: Maya cities. Placemaking and urbanization; Comalcalco, Tabasco, Mexico. An architectonic survey; Edzna, Campeche, Mexico. Settlement patterns and monumental architecture; Los estilos arquitectnicos del Puuc y buen nmero de artculos especializados. El libro que nos ocupa es el primero de una serie que constar de tres volmenes. Este primer tomo est integrado por siete captulos relacionados con la arquitectura precolombina presente en diversos mbitos de la pennsula yucateca, pero en especial de la regin del Puuc. El texto est profusamente ilustrado con mapas, fotografas y dibujos. En los cuadros y relaciones de sitios la mayora de los puntos yucatecos van acompaados de su clave en el Atlas Arqueolgico del Estado de Yucatn (Garza y Kurjack, 1980), til referencia para su ubicacin geogrfica. En conjunto, la obra tiene 350 pginas. El primer captulo trata de los estilos arquitectnicos y las regiones del Puuc. En realidad es una versin ampliada de aquel texto que el lNAH publicara en 1986 como Los Estilos Arquitectnicos del Puuc. Una nueva apreciacin (Coleccin Cientfica 150). Siguiendo el trabajo pionero de Harry Pollock (1980), Andrews presenta la caracterizacin de los seis estilos Puuc que se desarrollaron sucesivamente entre los aos 500 y 1000 de nuestra era: Oxkintok Temprano, Proto Puuc, Puuc Temprano, Junquillo, Mosaico y Uxmal Tardo. En el estilo Oxkintok Temprano agrega Nucuchtunich (con dos estructuras) a los seis sitios antes reportados (Oxkintok y Xkukikn en Yucatn; Acanmul, Bakn, Xulmil y Yakalmai en Campeche) y presenta ms ilustraciones. En el estilo Proto Puuc su lista previa de 14 sitios asciende a 20, documentando de mejor manera este estilo con cuatro nuevos ejemplos yucatecos y dos campechanos (Xueln y Yaxch-Xlabpak). Para el estilo Puuc Temprano haba localizado 37 asentamientos y ahora presenta informacin sobre otros 35, duplicando as el registro de ese rico patrimonio histrico y cultural. Entre los sitios campechanos ahora reconocidos con estilo Puuc Temprano se cuentan Actn Chen, Bacabchn, Bulchey, Katab y Xcavil de Yaxch. Por lo que respecta al estilo Junquillo, el incremento de
informacin tambin es considerable, pues de 45 se pasa a 78 sitios y entre ellos pueden citarse varios ejemplos de la entidad como Chimai, Tzum, Xcampechhaltn, Xcucsuc y Xucchah. Paralelamente al desarrollo estilstico Junquillo se dio el denominado estilo Mosaico, del que Andrews haba consignado 28 sitios y ahora presenta 55. Entre estos se cuentan ejemplos tomados de Yucatn como Cooperativa, Kom y Nohpat, as como varios de Campeche entre los que estn Miramar, Xaki, Xbanquetatunich, Xcuncat y Xinambalam. En cuanto al estilo Uxmal Tardo, nicamente presente en esa antigua ciudad maya, ahora se aaden dos edificios del llamado Grupo 22. A continuacin, Andrews tambin se refiere a un estilo Intermedio que pertenece a la tradicin Puuc del periodo Clsico pero que no puede asignarse con claridad a ninguno de los estilos antes presentados. En este caso, la lista presentada en 1986 tambin creci, de cinco sitios con diez inmuebles pas a 17 asentamientos con 24 edificios. Algunas de esas construcciones mayas ubicadas en Campeche son Sisil, Xkalupococh y Yaxhachn. Este enriquecimiento del registro arquitectnico Puuc se debe a varias investigaciones efectuadas a lo largo de la ltima dcada y entre las que se citan las aportaciones, adems del propio Andrews, de especialistas como Alfredo Barrera Rubio, Nicholas Dunning, Hanns Prem, Uwe Gebauer, Karl Herbert Mayer y el suscrito. La parte final del Captulo 1 presenta un cuadro cronolgico, un resumen y dos apndices. De estos ltimos, uno trata sobre la tecnologa constructiva Puuc y el otro ofrece la relacin de 144 sitios estudiados, si bien el listado arriba reseado suma 250 asentamientos. En el cuadro cronolgico y de acuerdo con informacin derivada de las excavaciones practicadas recientemente (1986-1991) en Oxkintok (Rivera et al, 1991), se agrega una columna que muestra las fases arquitectnicas del sitio. Este punto es muy interesante, pues ubica temporalmente a la fase Oxkintok Temprana a lo largo del periodo Clsico Temprano (del 270 al 550 d.C.) cuando antes solo se le asignaba al final de dicho periodo. La fase Proto Puuc es fechada del 550 al 750 (y no restringidamente del 600 al 650); la fase Puuc Temprana se desarrolla entre el 750 y el 820 y la fase Junquillo/Mosaico se ubica entre los aos 820 y 1000. De lo anterior derivamos tres comentarios: l) Las excavaciones arqueolgicas permitieron confirmar la sucesin temporal de los estilos arquitectnicos que haban sido planteados fundamentalmente en base a un anlisis formal. 2) La combinacin de informacin arquitectnica y estratigrfica llev a plantear una secuencia bien argumentada a lo largo de poco ms de siete siglos durante los que se erigieron inmuebles monumentales. 3) La amplitud de la fase Oxkintok Temprana (prcticamente 300 aos en el caso del sitio de Oxkintok) y sus caractersticas hablan claramente de lo que para nosotros es una evidencia concreta del fenmeno Petn, tradicin cultural que fue comn
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