2 Reyes 4 Aceite-Viuda

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2 Reyes 4.

1 7 El prestigio de Eliseo se afirm notablemente como consecuencia de su intercesin delante de Dios con respecto a los tres reyes que lucharon en contra de Moab y el consiguiente cumplimiento de la palabra de Dios (Jehov ha dicho as) en este evento internacional. Sin embargo, esta autoridad y jerarqua adquirida por su humildad y fidelidad hacia Dios, no fueron motivo para no estar dispuesto a atender a una viuda necesitada y aparentemente desconocida. De la resonancia de su intervencin en el plano internacional pasamos a un relato donde le vemos solcito para resolver un conmovedor problema domstico de un humilde y desgarrado hogar. Uno de los hijos de los profetas haba fallecido, doloroso drama que con frecuencia nos toca vivir. A veces sentimos una profunda impresin y lamento por la repentina partida a la patria celestial de un siervo del Seor que estaba, segn nuestra mejor apreciacin, en el apogeo de su ministerio. A veces pareciera que el mtodo empleado en tiempos de Geden, de reducir las fuerzas de su ejrcito en lugar de aumentarlas, sigue siendo aplicado por el Seor en nuestros das. El es el Seor de la mies y el Seor de los obreros y sabe cul es el momento ms conveniente para llamarles a la patria celestial. Es evidente que las comunidades de profetas no eran rdenes monsticas pues no practicaban el celibato, de modo que los miembros tenan casa, esposas y familia. La viuda no se quej con Eliseo acerca de la prematura muerte de su esposo, pero s le pidi ayuda para mitigar la situacin que su muerte haba producido. Le recuerda a Eliseo que su esposo era temeroso de Jehov, y es lgico suponer que Eliseo, el ahora reconocido lder de los profetas, le hubiera conocido. Por falta de recursos la viuda haba incurrido en deudas, y su acreedor amenazaba con tomar dos de sus hijos por esclavos suyos en pago de la deuda. Esto nos hace ver el alejamiento de la ley de Jehov que prevaleca en Israel pues Dios haba dispuesto una legislacin muy clara y justa para la proteccin de viudas y hurfanos. En xodo 22.22 24 dice: A ninguna viuda ni hurfano afligiris. Porque si t llegas a afligirles, y ellos clamaren a m, ciertamente oir yo su clamor, y mi furor se encender, y os matar a espada, y vuestras mujeres sern viudas y hurfanos vuestros hijos. A qu grado de iniquidad haba llegado el acreedor de la viuda, como para ignorar esta solemne y terrible advertencia! En Deuteronomio 24.17, la ley estableca: No torcers el derecho del extranjero ni del hurfano, ni tomars en prenda la ropa de la viuda. Este hombre exceda con creces la prohibicin pues no exiga en prenda la ropa de la viuda, sino que quera llevarse nada menos que a sus dos hijos como esclavos. Este abuso de la debilidad y necesidad de las viudas se remontaba aun hasta los tiempos de Job. En su libro l denuncia que los hombres traspasan los linderos, roban los ganados... se llevan el asno de los hurfanos y toman en prenda el buey de la viuda (Job 24.2,3).

En la poca de Isaas las causas de las viudas eran ignoradas y, como profeta de Dios, l debe denunciar a los gobernantes de Jerusaln diciendo: Tus prncipes, prevaricadores y compaeros de ladrones; todos aman el soborno, y van tras las recompensas; no hacen justicia al hurfano, ni llega a ellos la causa de la viuda (1.23). Ms adelante advierte: Ay de los que dictan leyes injustas, y prescriben tirana, para apartar del juicio a los pobres...para despojar a las viudas y robar a los hurfanos (10.1,2). Eliseo debe hacer frente a un caso concreto de esta realidad. Los hombres explotan a los hombres y particularmente abusan de su debilidad, pero el hombre de Dios es sensible a estas injusticias y est pronto a actuar en favor del oprimido. Al hacerlo no hace ms que reflejar el carcter y la misericordia de Dios que, a travs de aos de comunin y capacitacin, haban marcado profundamente su ser interior. De acuerdo al Antiguo Testamento, las viudas eran objetos especiales del tierno cuidado y la misericordia de Dios. Padre de hurfanos y defensor de viudas es Dios en su santa morada (Sal 68.5). Jehov guarda a los extranjeros; al hurfano y a la viuda sostiene (Sal 146.9). Jehov...afirmar la casa de la viuda (Pr 15.25). Deja tus hurfanos, yo los criar; y en m confiarn tus viudas (Jer 49.11). De la misma manera la iglesia primitiva se ocupaba de suministrar diariamente a las viudas necesitadas (Hch 6.1 6). Es a este Dios tierno y compasivo que Eliseo fue llamado a servir y reflejar. Ahora observemos cmo estas promesas preciosas se cumplen en el caso de esta mujer, la viuda del profeta estudiante, que apel a Eliseo. La pregunta: Qu te har yo? (2 Re 4.2) tiene una ms feliz traduccin en la versin RV-95 que dice: Qu puedo hacer yo por ti? (Ver tambin DHH, BJ y NBE). As expresa Eliseo su condolencia y su genuino deseo de ayudarle. Hay varias lecciones espirituales en este emotivo relato y las sealaremos para nuestra edificacin. El fundamento para nuestras peticiones La viuda fund su pedido de auxilio a Eliseo en la piedad de su extinto esposo. Bien dijo David: Joven fui, y he envejecido, y no he visto justo desamparado ni su descendencia que mendigue pan (Sal 37.25). Sin embargo, la ley misma de Jehov, el carcter misericordioso de Dios, y sus propias preciosas promesas, como hemos visto en los prrafos anteriores, dan una base mucho ms slida, incluso a un pedido de esta ndole. Muchas veces, como creyentes, nos encontramos apelando al Seor en base al mrito de las circunstancias y situaciones que nos aquejan. Tendremos ms confianza y santa osada si podemos apoyar nuestro ruego en la Palabra del Seor, los atributos de Dios y sus benditas promesas. Dios emplea nuestras cosas pequeas Para traer alivio a la tan angustiante situacin de la viuda, Eliseo emplea algo que la viuda tena (Dime qu tienes en tu casa, 2 Re 4.2, RV-95). Dios puede y hace milagros de la nada, pero su procedimiento normal es el de utilizar algo, a veces muy insignificante, aumentndolo y

multiplicndolo. Fue as como en tiempos de Moiss utiliz su vara, slo una vara seca, sin vida, inmvil. En Can el Seor Jess emple agua comn para proveerles de vino de muy buena calidad. Para alimentar a los cinco mil emple los cinco panes de cebada y los pececillos que tena un muchacho (Jn 6.9). La viuda respondi a Eliseo: Tu sierva ninguna cosa tiene en casa, sino una vasija de aceite. Tan slo un jarrito segn DHH y una botella segn NBE. Esto tan insignificante es lo que Dios emplea a travs de Eliseo para traer el ansiado alivio. No importa qu es lo que tengamos, sea una vara seca, un poco de agua, unos pocos panes o un jarrito de aceite, cuando lo entregamos en las manos del Seor se produce el milagro y viene la respuesta. A Dios le complace tomar nuestras cosas pequeas y realizar grandes proezas. Con frecuencia, como creyentes, pedimos grandes cosas de Dios, pero retenemos quiz para nosotros aquellas cosas pequeas que l quiere ver entregadas y rendidas en sus manos. La provisin est limitada por la capacidad de contencin A continuacin Eliseo instruye a la viuda sobre el procedimiento a seguir. Deba tomar prestado de todos sus vecinos la mayor cantidad posible de vasijas vacas (2 Re 4.3 - No pocas; RV-95: Todas las que puedas conseguir). Luego deba encerrarse en su casa con sus hijos, y echar aceite en todas las vasijas. Cada vez que una estaba llena, la deba poner aparte. La mujer obedeci y lo hizo as. Cuando se encerr con sus hijos fue echando aceite en las vasijas y a medida que se llenaban, las ponan aparte. Cul habr sido el asombro de la viuda y sus queridos hijos al ver que del pequeo jarrito el aceite sala en forma incesante, llenando una tinaja tras otra. La emocin, sin duda, slo era controlada por la continuidad del milagro. Cuando todas estaban llenas, ante su pedido de que se le acercara otra vasija, su hijo le contest: No hay ms vasijas. En ese momento ces el fluir del aceite. Esta es una hermosa ilustracin de lo que es la vida en el Espritu. El mandamiento de Efesios 5.18 es: Sed llenos del Espritu. l quiere llenar todo nuestro ser interior y la nica limitacin a esta plenitud es nuestra escasa capacidad para contener. Debiramos reflexionar seriamente sobre este aspecto de nuestras vidas. A menudo omos o decimos: Seor, llname de tu Espritu, pero el problema es que guardamos cosas en nuestro ser interior que ocupan, de tal manera, las distintas reas de nuestra vida, que no hay lugar disponible para que l pueda llenarnos. Estamos llenos de nosotros mismos, o de lo que a nosotros nos gusta! El problema no radica en falta de disposicin por parte del Espritu, sino en falta de capacidad para contener de parte nuestra. Con una mezcla de asombro, alegra y emocin, la viuda vino y lo cont al varn de Dios (2 Re 4.7). Eliseo, con toda naturalidad, como si lo que le haba ocurrido a la viuda fuese lo ms lgico del mundo, le dijo: V y vende el aceite y paga a tus acreedores".. De esta manera su peticin haba sido satisfecha. No se llevaran a sus hijos del hogar para trabajar como esclavos,

sino que se quedaran con ella para consolarla en su dolor y paulatinamente llenar el gran vaco que haba dejado su esposo. Dios provee ms abundantemente de lo que pedimos. (Hace referencia la captulo anterior del libro por eso prefiero eliminarlo) La viuda haba pedido auxilio a Eliseo para resolver el problema de un acreedor (2 Re 4.1) que quera llevarse a dos de sus hijos por siervos en cancelacin de la deuda que ella haba contrado. Dios respondi a su necesidad ms apremiante pero adems, por medio de la abundante provisin de aceite, podra ahora saldar su deuda con otros acreedores. Ntese que en el versculo 7 el sustantivo est en plural paga a tus acreedores. El apstol Pablo dice que Dios es poderoso para hacer todas las cosas mucho ms abundantemente de los que pedimos, o entendemos (Ef 3.20). Mucho ms abundantemente es la frase que mejor describe esta emotiva historia de la viuda y Eliseo pues Dios no slo provey para saldar la deuda del acreedor que quera esclavizar a sus dos hijos, ni tampoco de los dems acreedores. Esto slo hubiera constituido un alivio momentneo pues los requerimientos de supervivencia pronto volveran a poner a la viuda en la necesidad de endeudarse nuevamente. La provisin de Dios fue completa. Por medio de la venta del aceite podra saldar sus deudas pasadas y tendra adems suficiente para su sustento futuro. T y tus hijos vivid de lo que quede (2 Re 4.7). Nuestro Dios es el gran Dador del universo. Se deleita en dar a sus hijos todo lo que requieren. Su dar constituye la prueba irrefutable de su amor. De tal manera am Dios... que ha dado a su Hijo. Queriendo recalcar esta caracterstica sobresaliente de Dios como el gran Dador, Pablo emplea el siguiente argumento: El que no escatim ni a su propio Hijo, sino que lo entreg por todos nosotros, cmo no nos dar tambin con l todas las cosas? (Ro 8.32). Gracias a Dios por su don inefable (2 Co 9.15). Gracias, Seor, por tu provisin tan completa en Cristo Jess!

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