Josie Litton

FONTANA, 01

FONTANA DE SUEOS

A mi familia, en agradecimiento a su amor y su paciencia, y porque me han gastado la cantidad adecuada de bromas. Y a mis lectoras y lectores, con muchos de los cuales ellas y ellos mantengo ya una relacin de amistad. Gracias a todos por vuestro apoyo y vuestro estmulo.

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NDICE
Captulo Captulo Captulo Captulo Captulo Captulo Captulo Captulo Captulo Captulo Captulo Captulo Captulo Captulo Captulo Captulo Captulo Captulo Captulo Captulo Captulo 1..........................................................4 2........................................................14 3........................................................25 4........................................................34 5........................................................44 6........................................................53 7........................................................61 8........................................................70 9........................................................78 10......................................................87 11....................................................100 12....................................................113 13....................................................121 14....................................................131 15....................................................140 16....................................................148 17....................................................157 18....................................................164 19....................................................175 20....................................................183 21....................................................191

RESEA BIBLIOGRFICA....................................200

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Captulo 1
Londres, en la primavera de 1837 La luz, que penetraba por los grandes ventanales del piso principal de la mansin, apareca y desapareca entre las ramas frondosas de los rboles que se mecan con la brisa tranquila que provena del ro. Era casi medianoche. En el jardn amurallado que rodeaba la casa, un bho abandon silenciosamente su percha natural. Moviendo apenas las alas, plane sobre el campo abierto antes de descender con rapidez para atrapar a un ratn desventurado. El hombre que esperaba en la oscura sombra que proporcionaban los arbustos contempl la cacera y esboz una pequea sonrisa. Tambin l cazara pronto. Varias horas antes haba logrado acercarse a la casa lo bastante como para comprobar que la familia estaba cenando. Los mir un instante por una de las ventanas: el prncipe Alexandros; su mujer, la princesa Joanna, su sobrino el prncipe Andreas; y su hija, la princesa Amelia. Todos parecan relajados y de buen humor, ajenos al presentimiento de que su privilegiado mundo estaba a punto de tambalearse. El hombre que permaneca escondido tras los tupidos matorrales que crecan justo al pie de los altos muros de piedra se mova lo justo para evitar que se le agarrotaran los msculos. La noche era fra y hmeda, aunque l, que haba soportado condiciones harto ms duras, apenas lo notaba. Era un hombre alto, delgado y atltico. Para la tarea de aquella noche se haba ataviado con la ropa propia de un trabajador de oficina londinense, la de un hombre respetable con un buen sueldo de contable quiz, o de ayudante de abogado; de un hombre ni tan rico ni tan pobre como para llamar la atencin. El tono oscuro de los pantalones y la chaqueta, fabricados en una lana lisa pero recia, lo camuflaban en la sombra. Se haba alzado el cuello de la chaqueta para ocultarse ms an y llevaba tan ceido el sombrero de fieltro que casi le tapaba los ojos, que, segn algunos, eran de la tonalidad del acero. No llevaba consigo arma alguna aunque, en honor a la verdad, an partira con ventaja frente a la mayora de los oponentes pertrechados. En caso de que los guardias dieran con l, quera ofrecer el aspecto de un borracho inofensivo que estuviera deambulando por donde no deba. Para ello, se haba embadurnado de tierra la chaqueta y los pantalones, con la intencin de emular el resultado de trepar por el muro algo ebrio; tambin guardaba una botella de whisky medio vaca en el bolsillo de la chaqueta. Aunque, por lo que pareca, la treta no iba a ser necesaria. Si bien era cierto que no haba en Londres vivienda mejor vigilada, las patrullas rondaban a intervalos regulares y eran, por lo tanto, predecibles. Eso era

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lo esperado. La seguridad que circundaba la casa estaba pensada para aislar y proteger a sus inquilinos de las oleadas de agitacin popular que rugan por todo Londres con cierta periodicidad, y no de un solo hombre que tratara de acceder al recinto. Unos ojos grises brillaron en la oscuridad. Esper, paciente y vigilante. En el piso de abajo se apagaron las luces y poco despus se encendieron en el superior. La familia se retiraba pronto, antes de lo acostumbrado en aquella sociedad. Ellos preferan su mutua compaa a la correspondiente ronda de bailes, encuentros sociales, fiestas de mscaras, reuniones y citas similares. Segn le constaba, aquella noche no tenan compromisos sociales de ningn tipo y eso encajaba a la perfeccin en sus planes. La patrulla de vigilancia era buena; apenas la haba odo llegar a pesar de estar esperndola. Los tres hombres pasaron a unos tres metros y medio de l. No hablaban y sus pasos eran prcticamente inaudibles. Formaban parte, como saba, de uno de los ejrcitos ms temidos del mundo. Los guerreros de kora, el reino fortaleza que se encontraba ms all de las Columnas de Hrcules, que haban mantenido la libertad y la soberana de aquellas tierras durante siglos. Antigua, legendaria, apenas recientemente abierta al mundo moderno, kora fascinaba a muchos, pero no a l. Aquel lugar no le importaba lo ms mnimo y esperaba sinceramente no tener que ver con l en absoluto. La patrulla pas a su lado. Respir hondo, despej su mente y atraves corriendo el csped. En poco ms de lo que dura un latido, alcanz los arbustos que haba bajo las ventanas del piso inferior. All se detuvo y, agazapado, escuch atentamente. La ausencia de sonido alguno en la casa y en los alrededores pareca indicar que su presencia no haba sido detectada. Con cautela, se puso de pie y observ el comedor ya a oscuras. El servicio haba terminado de recoger la mesa y pronto se retirara tambin a descansar. Entonces slo quedaran despiertos los guardas de la patrulla y aquellos apostados en el vestbulo. Volvi a moverse, dobl la esquina, se dirigi a la parte de atrs de la casa y alz la vista. Justo sobre l se encontraban las ventanas que ya haba descubierto que correspondan a los aposentos de la princesa Amelia. La patrulla volva. Se arrim a la pared de la casa para confundirse con los contornos de la piedra y la sombra, y esper. En cuanto los guerreros hubieron desaparecido, tom un trozo de pao negro que extrajo del bolsillo de su chaqueta, se cubri el rostro con l y se lo anud en la nuca de forma que slo se le vean los ojos. Se agarr a las piedras que tena por encima al alcance del brazo, hundi los dedos en la argamasa que las separaba y se impuls con soltura y facilidad. Encontr con los pies una hendidura lo bastante profunda como para permitirle recuperar el equilibrio. Una vez en posicin segura, volvi a ascender. Con rapidez y en silencio, trep por la pared. De la ventana de la princesa sobresala un balcn. Se columpi hasta alcanzarlo, se dej caer y aguz el odo en busca de algn sonido que le advirtiera de que haba sido visto. Al no escuchar nada, abri muy

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lentamente las puertas acristaladas. Aunque la habitacin estaba a oscuras, pudo vislumbrar la distribucin del mobiliario, especialmente la cama sobre la que pendan unas cortinas de gasa. Su presa dorma de lado. Y aunque l no alcanzaba a distinguir sus rasgos, conoca de sobra su aspecto despus de haberla observado durante varios das mientras paseaba por Londres. No era una belleza, pero aquel rostro produca una atraccin especial, y, por lo que haba visto, nada faltaba en aquel cuerpo. Tambin haba notado que se trataba de una mujer exuberante, segura y extrovertida, dada a sonrer con frecuencia y a rer con facilidad. Aquello no pareca encajar con la fama que tena de persona fra y orgullosa, una impasible rompedora de corazones, una solterona de veinticinco aos a pesar de la riqueza y el poder de su familia. Con todo, si la soltera no era del agrado de la chica, no se le notaba. Dormida como estaba, respiraba lenta y profundamente. Por un instante, l pareci vacilar... No es que dudara exactamente, eso nunca, pero s not una punzada de arrepentimiento por no haber podido dar con otro plan. En cualquier caso, no era un hombre al que le gustara regodearse en sus defectos. En un nico movimiento, apart las cortinas y se hizo con ella. Amelia se despert de inmediato con un grito que fue rpidamente ahogado con las mantas con las que en seguida la cubri. Y a pesar de que ella se revolvi con fiereza, en pocos segundos ya la haba amordazado y le haba tapado bien la cabeza con una capucha. Aun as, lejos de acobardarse, los esfuerzos de la mujer por liberarse se redoblaron. Era increblemente fuerte. Aunque nada comparable con su propia fuerza, la chica le dio ms trabajo del que esperaba. Estuvo tentado de pedirle que parara, pero no poda arriesgarse a que le reconociera la voz; de modo que, en lugar de ello, la agarr con ms fuerza como advertencia. Aunque, segn pareca, no la suficiente. Para su asombro, aquella prisionera escurridiza y luchadora logr soltarse un brazo con el que le asest en el acto un tremendo puetazo en la mandbula. Y fue toda una vida de disciplina autoimpuesta la que lo llev a no maldecir en alto. Envolvi a la mujer en las mantas an con ms fuerza y se apresur hacia la puerta. Segn haba comprobado tambin mientras vigilaba, no haba guardas en el interior de la casa, salvo en el saln principal; para evitarlos, emple la escalera de atrs que sola usar el servicio. El trayecto result complicado porque el bulto que llevaba en brazos no dejaba de moverse y se negaba a desistir. La princesa no cesaba de luchar, atada como estaba con la firmeza con que se aprieta el ganso en Navidad. Era todo lo que poda hacer para mantenerla agarrada sin hacerle dao. Cuando alcanz el piso inferior, se detuvo. No poda escaprsele, de eso estaba seguro. Ahora bien, tampoco deba subestimar el peligro que corra. Si ella lograra emitir algo ms que un grito ahogado... Los akoranos lo haran prisionero, aunque dudaba de que lo llevaran ante las autoridades britnicas. Todo lo que saba de ellos le llevaba a

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pensar que trataran de resolver aquel asunto a su manera, eso siempre que no lo mataran directamente. Ms le vala a la mujer merecer todas esas molestias. Abri la puerta y sali al exterior. Si sus clculos eran correctos, contaba con apenas cinco minutos antes de que volviera a pasar por all la patrulla; el tiempo suficiente como para atravesar el jardn, abrirse camino entre los matorrales y escalar el muro. Siempre que Shadow estuviera en su puesto. Y lo estaba, como caba deducir de la enorme forma que se esconda entre el forraje de las ramas ms altas de los rboles, as como por la soga que colgaba de su lado del muro. Tras dejar escapar un suspiro de alivio para s, deposit aquella carga que se resista en la eslinga que haba en el extremo de la cuerda, la amarr bien y tir para avisar a Shadow. De inmediato, la eslinga comenz a ascender. Mientras observaba la maniobra pudo comprobar que su prisionera continuaba resistindose con energa. Luego l mismo trep el muro. Una vez se encontr junto a Shadow, que asinti al verlo, lo ayud a levantar la eslinga. Acabaron pocos segundos antes de que pasara de nuevo la patrulla. Con su presa al hombro y Shadow siguindolos de cerca, corri camino abajo hasta doblar la esquina tras la que haba un carruaje esperndolos. Las ruedas comenzaron a girar antes incluso de que se hubiera cerrado la puerta del vehculo. Pero qu demonios...? Aquello no poda estar sucedindole a ella! No poda haber sido sacada de su hogar, tan bien protegido, en medio de la noche, raptada por algn patn de manos duras, brazos fuertes y, segn pareca, sin deseo alguno de vivir mucho ms. Ni una palabra, ni un sonido haba salido de l, ni siquiera cuando le haba dado un puetazo que por lo menos debera haber provocado una maldicin. Y era aquello, ms que cualquier otra cosa, lo que la tena preocupada. O la haba secuestrado un mudo, o su captor era un hombre con una capacidad de control fuera de lo normal y que saba exactamente lo que haca. Con el corazn latindole con fuerza Amelia batall contra su propio miedo. Deba mantener la mente despejada a toda costa. Mejor sera concentrarse en la rabia, tan intensa que eclipsaba el temor que senta. Haba dos hombres, pens. Quiz ms, pero al menos hacan falta dos para pasarla por encima del muro. Ninguno de ellos haba hablado y la capucha que le cubra la cabeza aseguraba que no pudiera ver nada. Qu era lo que tramaban? Pedir un rescate? O algo peor? Sus padres nunca haban confundido la inocencia con la ignorancia. Todos sus hijos, ella incluida, contaban con una visin muy real del mundo, tanto de sus glorias como de sus peligros. Hasta el momento, por lo menos, no estaba herida. l no haba reaccionado ni siquiera cuando lo haba atacado, salvo sujetndola con ms fuerza. Qu significaba aquello? Acaso importaba? Fueran quienes fuesen, y al margen de cules

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fueran sus intenciones, deban de estar locos. Su padre, sus tos, sus hermanos y sus primos no descansaran hasta que ella estuviera a salvo y vengada. Si pudiera hablar, podra intentar convencerlo de que pusiera fin a todo antes de que fuera demasiado tarde para l y para el resto de la gente involucrada. La mordaza, sin embargo, le presionaba con fuerza la boca. Poda respirar con la suficiente facilidad, pero no poda emitir ms que sonidos ahogados. La capucha impeda la entrada de la luz, y las mantas la mantenan firmemente apresada. No poda ni ver, ni hablar, ni moverse. Estaba tan apartada del mundo que lo nico que poda oler era la tela que le tapaba la cabeza; nada ms. Con todo, s poda or y sentir. El sonido metlico de las herraduras de los caballos se hizo ms agudo, de lo que dedujo que avanzaban sobre calles adoquinadas como las que haba prximas a su casa. Ahora bien, en qu direccin? Al sur se encontraban el ro y el muelle. Acaso intentaba subirla a un barco para hacerla desaparecer lejos? Aunque el miedo que la atenazaba pareci aumentar, se neg a dejarse vencer. Si era un rescate lo que persegua, como esperaba que fuera, era improbable que se la llevara muy lejos de Londres. Y si no se dirigan hacia un barco, quiz estuvieran avanzando por alguna de las carreteras que salan de la capital en todas direcciones. Las carreteras haban mejorado mucho en los ltimos tiempos. Con buenos caballos, podan recorrerse grandes distancias ms rpidamente que nunca. No poda olvidarse de la nueva va del ferrocarril, que llevaba en funcionamiento menos de un ao y que una Londres con Greenwich, aunque probablemente l no la usara. El ferrocarril segua llamando mucho la atencin y, adems, no circulaba de noche. Fuera cual fuese su intencin, cada momento que pasaba la alejaba de la esperanza de ser rescatada. En un instante de emocin, las lgrimas amenazaron con brotar. Las contuvo. Ahora bien, el sonido penetrante y tenso que emiti al hacerlo traspas la mordaza. Amelia not que su captor se tensaba y, movida por una urgencia repentina, volvi a toser. La mano de l se pos en las mantas situadas cerca del rostro de ella. O eso al menos le pareci a ella. Era terriblemente difcil de determinar. Y si estaba asfixindose de verdad? Por qu habra de importarle a l salvo que tuviera alguna preocupacin por mantenerla con vida? Si as era, quiz pudiera aprovecharlo en su beneficio. Maldita fuera la mordaza. Se llen los pulmones de aire y descarg una tos desesperada y entrecortada lo bastante potente como para convencer a cualquiera de que corra peligro de morir ahogada. Las mantas se aflojaron! Aunque an no poda ver nada, s poda sentir el aire fresco de la noche. Otro ataque de tos profunda y prolongada le dej dolorida la garganta, pero no importaba. Poda ya mover los brazos y las piernas. Daba igual lo del puetazo, aquel hombre necesitaba una buena patada, y rpida. Si bien no poda ver para apuntar, acab atizndole en alguna parte igualmente: el pecho, el muslo... Fuera lo que fuese, estaba duro como el acero. De hecho lleg a temer haberse roto algn dedo del pie, pero era lo

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de menos, pues logr que l la soltara lo suficiente. Tante con la mano hasta encontrar la manecilla de la portezuela del coche, la gir y la abri. Una rfaga de viento le anunci su triunfo. Al cabo de un momento estara fuera del vehculo. La cada sera dolorosa, pero todo era mejor que seguir cautiva. Aun as, cegada por la capucha como estaba, dud durante apenas una fraccin de segundo. Aunque no daba crdito a lo que vea, no vio mermada su capacidad de reaccin, tan veloz como un rayo y que lo haba mantenido con vida en condiciones mucho peores que aqulla. Haba planeado todo cuidadosamente, haba pensado cada paso y considerado cada posibilidad. O eso haba credo, pues no haba contado con una mujer incapaz de darse por vencida. Haciendo caso omiso entonces a todo salvo a impedir que se escapara, la aferr con fuerza; y aunque ella continu revolvindose, apret las mantas con tal fuerza que logr que no pudiera ni moverse. Todo sonido que ella emitiera quedara tan ahogado que ni l lo oira, lo cual le pareci estupendo. Siguieron viajando durante toda la noche. Amelia no volvi a intentar escaparse, aunque permaneci en alerta. Cualquier otra mujer que se hubiera visto en una situacin tan desesperada habra acabado sumida en un profundo sueo, pero Amelia no lo hizo. Y aunque no poda verle la cara, saba por el tacto al agarrarla que ella continuaba totalmente consciente. No haba duda de que adems estaba tremendamente inquieta. Dado que no haba posibilidad de tranquilizarla, ni lo intent, aunque se sinti aliviado cuando, a varias horas ya de Londres, alcanzaron por fin su destino. Mientras Shadow llevaba el coche y los caballos al establo, l carg con su reacia invitada hasta el interior de la pequea casa cubierta de hiedra, que atraves para llegar al dormitorio del fondo. Entr en la habitacin, deposit a Amelia en la cama y se retir con rapidez. Cuando estaba a punto de cerrar la puerta, volvi a mirar a la mujer. Se le haba cado la manta dejando al descubierto su atuendo de noche. El finsimo tejido de lino ribeteado con encaje no le ocultaba mucho el cuerpo, y pudo comprobar que era al menos tan hermoso como haba imaginado. Amelia se llevaba ya las manos a la cabeza para retirarse la capucha. Justo en el momento en que iba a quitrsela, l cerr la puerta con la fuerza suficiente como para que ella pudiera or el tremendo ruido sordo que la apartaba del mundo. Una habitacin. Ni pequea ni grande, e iluminada con lmparas de aceite. Haba una cama estrecha con un arcn a los pies, junto a ella una mesilla y una mesa de mayor tamao con un lavabo y una jarra, aunque ambos recipientes estaban vacos. En la pared se abran dos ventanas que aparecan totalmente cerradas, y una puerta que haban cerrado con llave desde fuera. Y aunque no poda haber esperado que fuera de otro modo, sinti que

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un escalofro la recorra de arriba abajo mientras asuma el hecho de que realmente estaba encerrada. Con severidad, se repiti a s misma que la cobarda no llevara a nada bueno. Era una princesa de la dinasta de kora y se comportara como tal. Rasg la mordaza y se la retir en seguida. An con mayor rapidez busc el modo de escapar. Calculaba que haban pasado varias horas desde que la haban raptado. No tardara en amanecer y, cuando lo hiciera, su familia descubrira que no estaba. Se le hizo un nudo en la garganta al imaginar lo que pensaran o, ms importante an, lo que temeran. Ojal pudiera liberarse pronto no slo por ella, sino tambin para tranquilizarlos a todos. Trataba de hallar la forma de lograr precisamente eso cuando la detuvo el ruido de un pestillo que se abra. Repentinamente consciente de que no iba vestida con la ropa apropiada, se envolvi con la manta justo cuando se abra la puerta. El hombre que haba de pie en el umbral era enorme. Aunque estaba acostumbrada a ver a hombres muy altos su padre, sus hermanos, sus tos y sus primos superaban el metro ochenta, incluso en comparacin con ellos, aquel hombre era gigantesco. E igualmente corpulento. Tena unos hombros y un pecho tan anchos que pareca que no fuera a caber por la puerta. Luca una cabellera y una barba pobladas, oscuras y desaliadas. l la observ por debajo de unas cejas igualmente espesas y negras y le habl con un acento irlands: Le traigo comida y agua, muchacha, y tambin un consejo para acompaar. Prtese bien, no intente hacer ninguna tontera y no le ocurrir nada. Ignorando la recomendacin, Amelia le plant cara directamente: Estn locos o son suicidas, o quiz ambas cosas. No se dan cuenta de lo que les pasar cuando me encuentre mi familia? Para su asombro, el irlands se ech a rer. No van a encontrarla, al menos no hasta que alguien les diga dnde buscar. Dio un paso dentro de la habitacin, se cercior de cerrar la puerta y avanz hacia la mesa. Al darse cuenta de hacia dnde diriga ella la mirada, suspir. No crea que puede escaparse, muchacha. Eso no va a ocurrir. Ser mejor que asuma que va a pasar aqu algn tiempo y no ande preocupndose por ello. No creer en serio que voy a limitarme a aceptar esta situacin? l encogi sus enormes hombros, dej la bandeja que traa consigo y volvi hacia la puerta. Amelia no pudo evitar fijarse en que se mova con elegancia para ser un hombre de aquel tamao. Sin duda, l estaba en lo cierto, no podra escaparse. Y tampoco pensaba intentarlo. Poda haber ms gente en la casa el otro hombre del muro, por ejemplo, preparado para acudir si el gigante irlands daba la voz de alarma. Cuando escapara y deba creer que as sera, lo hara sin que nadie lo supiera hasta que estuviera tan lejos que no pudieran hacer nada al respecto. Le aconsejo que duerma un poco, muchacha. Mir la habitacin. Ya s que esto no es a lo que est acostumbrada, as que esperemos que su familia pague pronto. Me retienen por un rescate? El pequeo chispazo de alivio que

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haba sentido se desvaneci rpidamente. El hombre haba permitido que ella le viera el rostro. Por qu hacer eso si realmente pretenda liberarla en cuanto su familia pagara? El dinero mueve el mundo, muchacha respondi antes de abrir la puerta, salir a lo que pareca un estrecho pasillo y cerrarla con fuerza tras l. Amelia oy cmo volva a correr el pestillo. A punto estuvo de venirse abajo, pero no se lo permiti a s misma. Por el momento, al menos estaba segura. Y deba aprovecharse de esa circunstancia. Ahora bien, cmo? El hombre de ojos grisceos gru al ver que la puerta que vigilaba se mova ligeramente. Desde el otro lado oy una maldicin contenida. La dama era ms rebelde de lo que haba esperado, mucho ms, pero ahora estaba bien encerrada. Por primera vez en unas semanas se permiti relajarse, aunque fuera slo un poco. Sin hacer ruido alguno avanz por el pasillo. Shadow lo sigui. Es una princesa en toda regla! coment Shadow cuando llegaron al saln. Sus palabras no mostraban ni siquiera trazas del acento irlands que acababa de fingir con afectacin haca un momento. Por el contrario, habl con un ligero deje propio de Kentucky, su tierra antes de que el tiempo y las circunstancias los hubieran alejado a ambos de aquel lugar. Lo es. Y como confiaba en Shadow como en nadie, aadi: Ha presentado ms resistencia de la que esperaba. S? Shadow se quit la peluca y la barba postizas de pelo negro y espeso que llevaba y las lanz con claras muestras de alivio. Bueno, ahora est aqu y eso es lo que importa. Cundo crees que intentar quitar la contraventana? Por la maana, quiz. Has drogado la comida? Shadow asinti. Tal y como dijiste. De todos modos, debera estar agotada. En cuanto se despierte buscar el modo de salir por s misma. Intent no ponrselo fcil. Ya veremos, entonces. Te apetece algo de beber? Suena bien. Estaba tumbado frente a la chimenea del saln y sostena una apetecible copa de bourbon cuando empezaron a caer las primeras gotas contra los cristales. Frunci el ceo; no haba pensado en la lluvia. Pero tal vez no importara demasiado. No crea que la princesa secuestrada fuera a moverse antes del da siguiente, o incluso despus. Y entonces?... Entonces ya veran. Dependa mucho de si se comportaba como l esperaba que lo hiciera. Si no lo haca... Tendra que volver a empezar desde el principio. Sera desafortunado y difcil, pero lo hara. Cumplira su misin, costara lo que costase. Aun as, sera mucho ms sencillo si ella actuara como le corresponda.

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Le dola el hombro. Amelia se lo frot con delicadeza mientras contemplaba aquella puerta incorruptible. Estaba gastando sus fuerzas. La puerta no cedera. Deba encontrar otra salida de la habitacin. Estaba demasiado bien entrenada como para tocar la comida o el agua, de modo que las ignor: En manos del enemigo, ni beber ni comer. Cualquier sustancia podra contener veneno o droga. No ofrecerse a nada. Buscar todas las formas de huir. Nunca perder la esperanza. Saba todo eso y ms, ella, que haba nacido para vivir en condiciones privilegiadas y protegida. Y lo saba porque sus padres conocan bien los peligros del mundo en que vivan, un mundo que se deslizaba hacia un futuro inimaginable desde apenas unas dcadas, antes de que se inventaran las mquinas que lo estaban cambiando todo, transformando el paisaje, llevando a las gentes de las granjas y los pueblos a las ciudades, nublando los cielos y, con todo, ofreciendo la esperanza de una vida mejor, al menos para algunos. Tambin lo saba porque era una nia de kora, el reino fortaleza que haba conservado su libertad durante ms de tres mil aos gracias a que no haba bajado la guardia ni un instante. Era el hogar que amaba, aunque en el fondo anhelara un lugar sin nombre, desconocido, que no fuera quiz sino un sueo. Amelia se alej de la bandeja y se fij en las ventanas. Aunque ya las haba estudiado brevemente y haba descubierto que estaban cubiertas con unas gruesas contraventanas de madera, esta vez las observ con mayor detenimiento. Una de ellas pareca tan inamovible como la puerta. Deban de estar amarradas con firmeza desde el exterior. Sin embargo, la otra... Sinti que iluminaba su interior un rayo de esperanza cuando la segunda contraventana cedi ligeramente al empujarla. Se haba abierto apenas una minscula grieta, pero le bast para ver all una oportunidad. Si contara con los medios para hacer palanca y separarla... Quiz poda aflojar el pestillo que la sujetaba, o incluso romperlo. Ech un vistazo rpido a la habitacin en busca de algo que le sirviera, pero no encontr nada. Con determinacin, rebusc en los cajones de las mesas, mir debajo de la cama y al final acab quitando las mantas del colchn. Si bien el mueble estaba hecho de madera, el colchn que retir se asentaba sobre un somier de finas tablillas metlicas. Aunque estaban bien insertas en el marco, logr aflojar una. Animada por el xito de su empresa, Amelia introdujo un extremo de la tablilla en la ranura que haba abierto entre las contraventanas y apret con fuerza. Si bien al principio no ocurri nada, a medida que insista, la rendija fue agrandndose ligeramente. Se detuvo para descansar un momento y volvi a empezar. Una y otra vez hizo palanca con la pieza de metal, pero slo consigui agrandar el hueco unos centmetros. Se sinti embargada por una sensacin de frustracin. Le dolan las manos y, peor an, empez a notar las primeras seales de desesperacin. As no funcionara. Se limpi enfadada las lgrimas que le resbalaban por las mejillas y redobl sus esfuerzos. Pasaron unos minutos largos y aparentemente infructuosos hasta que, finalmente, cuando ya rozaba el

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lmite de su propia fuerza, se oy el sonido repentino de un metal desgarrndose. Por un brevsimo instante pens que la tablilla se haba partido, pero en seguida comprob que no haba sido as, sino que el pestillo exterior se haba desprendido de la madera y ahora colgaba de una de las benditas contraventanas abiertas. El aire fro de la noche la reanim de inmediato. Tir la tablilla, se arrop con la manta con la que se cubra y se abri paso por el alfizar. Desde all, slo tuvo que dar un pequeo salto hasta el suelo. La noche era cerrada. Al principio apenas poda distinguir su mano delante de la cara, pero al cabo de unos minutos fueron delinendose los contornos del jardn. Haba un muro; se le hizo un momentneo nudo en la garganta que se le afloj en cuanto descubri que justo enfrente de ella haba una verja. Con los pies descalzos y la manta agitndose tras ella, Amelia corri hacia la salida.

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Captulo 2
La carretera estaba oscura y resbaladiza por la lluvia. Las piedras le daaban a Amelia los pies desnudos y se sumaban al malestar general que senta; sin embargo, el dolor no menguaba su determinacin. Aunque le costaba respirar y le dolan todos los msculos del cuerpo, continu caminando a duras penas. Cada momento que pasaba era valioso ya que la alejaba ms de la persecucin. El coche de caballos que la haba llevado hasta la casa haba girado hacia la izquierda justo antes de detenerse. Con la esperanza de que Londres se hallara en aquella direccin, una vez pasada la puerta, continu hacia la derecha. Amelia era muy consciente del peligro que corra. Aparte de la posibilidad real de que el gigante irlands y cualesquiera de sus posibles secuaces cayeran en la cuenta de que ella haba desaparecido, las perspectivas para una mujer sola sin caballo y sin dinero podan resultar en verdad poco halageas. Deba esperar encontrar algunas caballerizas o casas particulares decentes donde pedir ayuda. Aun as, a una escasa hora y media tras su huida, empez a preguntarse si caba albergar alguna esperanza de encontrar ayuda. La carretera pareca ms un camino trasero abandonado que una ruta importante de entrada y salida de Londres. Ralentizada por la oscuridad, la lluvia y su propio estado, Amelia haba logrado recorrer menos de un kilmetro y medio, en el que no haba visto ni rastro de una casa, granero o cualquier otra seal propia de una zona habitada. Experiment un escalofro provocado por el agua que le empapaba la manta y el camisn. La noche no era excesivamente fresca, aunque, mojada y exhausta como estaba, pronto empez a sentir fro. Caminar la mantendra en calor, se dijo a s misma para recuperar la confianza, y continu. Soport unos minutos ms en semejantes condiciones hasta que se le ocurri que, despus de todo, poda estar avanzando en la direccin equivocada. De haber estado el cielo descubierto, podra haberse orientado por las estrellas, pues las conoca bien. Sin embargo, tal y como se presentaban las circunstancias, dependa slo de su memoria, as como de la esperanza de no haber confundido el sentido del ltimo giro del coche de caballos. Se sinti afligida ante la sola idea, y esa sensacin no hizo sino alimentar su ya creciente desaliento hasta que se detuvo para echar la vista atrs. No se vea nada, ni siquiera una luz distante que proviniera de la casa en la que haba estado encerrada; nada, salvo la maldita lluvia que iba minando sus fuerzas y... Qu era aquello? Acaso sus mermadas facultades estaban engandola o lo que oa eran unos cascos de caballos? El irlands! Amelia avanz con dificultad pero con premura hacia un

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lado de la carretera y se agazap en la zanja que corra paralela y donde la esperaban unos quince centmetros de agua fra y viscosa. Contuvo un grito de consternacin y permaneci inmvil mientras el caballo sala de la oscuridad. Un animal y un jinete: un hombre de elevada estatura sin lugar a dudas, aunque no tan alto como el irlands. Se tratara acaso de uno de sus compinches que quiz estuviera buscndola en una direccin mientras el irlands rastreaba en alguna otra? Poda ser. Aunque tambin caba que aquel hombre no fuera ms que un inocente transente y su nica esperanza real de obtener ayuda. Y aunque internamente se debata sobre cmo actuar, su cuerpo le record el deplorable estado en el que se encontraba. Por grande que fuera el riesgo, no poda dejar pasar la oportunidad de conseguir ayuda. Se irgui un poco y se mantuvo preparada para salir huyendo hacia la oscuridad a la primera seal de peligro que percibiera. Aqu! Aqu! Durante el tiempo que dura un latido pens que el jinete no la haba odo, pero, al instante, ste tir de las riendas y gir al animal en la direccin en que se encontraba ella. Cmo?... pregunt con una voz profunda y atenuada por la cautela. Quin est ah? Yo! Necesito ayuda. Amelia se puso de pie al mismo tiempo que se arropaba con la manta con la intencin de verlo mejor, aunque en aquel momento slo distingua una figura oscura y de gran tamao sobre un enorme caballo que piafaba y relinchaba impaciente por marcharse. El hombre se acerc controlando su monta con facilidad. Qu le ha ocurrido, muchacha? pregunt en un tono claramente sorprendido, como claro era que provena de Norteamrica. Confiada en que aquel comportamiento no era el propio de perseguidor alguno, Amelia ascendi como pudo hasta la carretera. Me he escapado de unos secuestradores y debo regresar a Londres con la mxima celeridad. Secuestradores? pregunt sin esforzarse en ocultar su incredulidad. Amelia no poda culparlo por ello, puesto que aquel testimonio le sonaba absurdo hasta a ella misma. El caballo, que segn comprobaba, era ms negro que la noche misma, resping sin que Amelia se inmutara. Nunca un caballo haba conseguido asustarla. Soy la princesa Amelia de kora. Mi familia vive en Londres. Si fuera usted tan amable... Una princesa nada menos? El hombre se rio un poco. A Amelia le sorprendi esa actitud, por encontrarla de lo ms desconsiderada en su situacin. No se tratar de uno de esos juegos gitanos de los que he odo hablar, que consiste en tomarle el pelo a un pobre viajero? Esto no es ningn juego. Necesito ayuda! Eso es lo que usted dice apostill. El hombre la estudi de arriba abajo con tanta exhaustividad que resultaba casi ofensivo. Amelia hubo de

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contener las ganas de apretarse ms la manta que la tapaba, en un gesto que habra sido intil en cualquier caso. Algo reacio, acab diciendo: Supongo que se encuentra en un estado tan lamentable que no puedo dejarla aqu. Le tendi la mano. Suba, pues, pero le advierto, muchacha, que como se trate de una engaifa, lo lamentar. Nadie haba cuestionado su honor en toda su vida, de modo que verlo ahora puesto en duda, y encima por un norteamericano grosero, fue otra sorpresa ms que se sum a la que pareca ser una noche interminable. Al ver que ella no reaccionaba en seguida ante su oferta, el hombre se inclin, le pas el brazo por la cintura y la subi a la montura delante de l con el mismo esfuerzo que habra empleado con una pluma; un dato nada desdeable, dado que ella no era una mujer pequea, sino todo lo contrario: le sacaba unos cuantos centmetros a la mayora de las mujeres y, gracias a una vida de sana actividad, posea un cuerpo bastante fibroso y musculado. Aun as, nada de aquello pareca importarle al hombre que se la haba colocado apoyada en l con una tranquilidad desconcertante, por no decir que con cierta intimidad. Al notar el tacto de aquel inmenso trax en la espalda, Amelia se ech hacia adelante para distanciarse. Poda estar empapada, agotada y en apuros, pero aquello no era excusa para la debilidad personal. Para su sorpresa, por no decir para su creciente irritacin, el norteamericano solt una carcajada. Pasa algo, princesita? Nada, gracias contest en un tono cargado de toda la calidez que puede transmitir una glida tormenta de invierno que arrecia sobre la tundra del norte. Sera tan amable de acercarme hasta la posada ms prxima? Cre que haba dicho que su familia se encontraba en Londres. Y as es, pero no me gustara molestarle a usted. Sin duda podr encontrar ayuda en otro lugar. A pesar de que en realidad no estaba en absoluto segura de ello, no tena intenciones de hacrselo saber a l. Cuanto antes se alejara de su reacio rescatador, mejor. Est empapada. Qu observador. Es que est lloviendo. Cul es la verdadera razn de que est aqu? Huye quiz de algn marido poco agradecido? No estoy casada. Y ya le he explicado por qu me encuentro aqu. Cierto, la han secuestrado. Cuesta un poco creerlo, princesita. Deje de llamarme as. Pero si me ha dicho que es una princesa... Anabelle no? Sin pensarlo, Amelia se volvi en la montura y lo mir fijamente. Aquello, sin embargo, fue un error, pues el movimiento los aproxim algo ms. Y mientras su cuerpo absorba el impacto de aquella cercana, se vio contemplando unos rasgos de tal y tan pura hombra que por un momento se olvid de respirar. Aquel rostro era delgado y anguloso, privado de signo alguno de amabilidad. Tena los ojos de un brillante gris claro que se escondan tras unas cejas oscuras. Tanto las hendiduras de los pmulos como su firme

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mandbula aparecan cubiertas por una incipiente barba. Y la boca... Desde luego no iba a mirarle la boca. Me llamo Amelia inform mientras se volva con brusquedad. La princesa Amelia? El cansancio que hasta entonces haba logrado controlar cay sobre ella de repente. Con un suspiro, le pidi: Mire, no importa si me cree o no. Slo djeme en la posada ms prxima. l tens el brazo con el que la sujetaba. Se qued en silencio un momento antes de preguntar: Dijo que era de kora, verdad? Tiene acento ingls. Es que soy inglesa. Al menos en parte. Mi madre naci aqu. Mi padre es dueo en Inglaterra de propiedades que hered de su abuelo, aunque l tambin es un prncipe akorano. Y por lo tanto es usted princesa? As es como funciona normalmente. Mientras conversaban, l agarr las riendas con una mano y con la otra se retir la capa. No sin cierta brusquedad, la emple para arroparla. Sea quien sea, si se moja mucho ms, va a caer enferma. Yo nunca enfermo. Aun as, agradeci interiormente que la hubiera cubierto con la capa. Estaba caliente y seca y desprenda un ligero aroma a puros buenos, un olor que le recordaba a su padre y a sus tos. Aquel pensamiento volvi a ponerla peligrosamente al borde del llanto. De pronto, estornud. El hombre anunci entre dientes y en voz baja: Hay una posada a una media hora de aqu. Pararemos all. Amelia estaba demasiado cansada como para preguntarle cmo lo saba o, de hecho, por qu viajaba en una noche lluviosa como aqulla. Todo lo que logr hacer fue mantenerse erguida mientras avanzaban a medio galope hasta que, por fin, en la distancia, atisb las luces de la posada. Cuando estaban casi delante de la casa, Amelia se espabil lo bastante como para darse cuenta de lo que l haba dicho. Espere, no podemos dormir los dos aqu. Si nos ven juntos en estas circunstancias... Sin previo aviso, l la tom de la barbilla con sus dedos largos y firmes, y le volvi el rostro hacia l. Acaso es de eso de lo que se trata, princesita? Es esto algn ardid para pescarme? Pareca divertido. Ha dado con el hombre equivocado. Me importan poco las consideraciones de la sociedad y menos an la reputacin de usted. Amelia lo mir a los ojos estupefacta. Cree que esto es una treta para llevarlo al matrimonio? Al ver que l no reaccionaba para negarlo, aclar: Lo ha entendido mal, seor. Soy yo quien quiere preservarse de un enlace indeseado, y, en cualquier caso, mi familia nunca aprobara semejante cosa. Con todo, no hay por qu armar un escndalo. Amelia le tom el brazo con el que l la sostena por la cintura y trat de retirarlo. Ya lo he importunado bastante. Djeme aqu.

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El profundo y sordo sonido que Amelia escuch en el pecho del hombre era su risa. Ahora coment l, s habla como una princesa. Estoy cansada de su desdn, seor. Djeme bajar. En respuesta, l desmont con agilidad y elegancia llevndola a ella en brazos. Amelia no quera estar ah, en absoluto, pero se senta tan cmoda, tan a gusto y tan bien tratada al mismo tiempo que le resultaba difcil protestar. l la llev a la parte trasera de la posada y la subi por el tramo externo de escalera. Cmo es que conoce este lugar? pregunt Amelia. Vivo cerca de aqu, al menos a temporadas. Arriendo una finca situada a menos de ocho kilmetros de distancia de donde la encontr. Por qu? indag, perpleja. Aquello era demasiado. Su habitual sensatez iba desvanecindose. Los brazos de aquel hombre eran fuertes y su cercana, tranquilizadora. Todo era una locura. Tena que ir a casa, regresar a donde perteneca. Londres est bien explic, pero no estoy acostumbrado a estar en la ciudad todo el tiempo. Me cansa. Amelia pens en su leve acento y, ms all de eso, en la idea de que aqul era un hombre capaz de hacer frente a retos y menos amigo quiz de las reglas y normas de la sociedad. Es usted un explorador? l volvi a rer a grandes carcajadas. Me atrevo a adivinar de dnde viene esa idea? Es partidaria de esas novelas por entregas que abogan por las vidas de aventureros y exploradores como los estadounidenses Daniel Boone y Davy Crockett. He ledo una o dos, s confes, pues era cierto. Qu hay de malo en ello? Nada, supongo, aunque sospecho que esos dos buenos hombres se habran muerto de la risa al descubrir cmo se los describe. En cualquier caso, he pasado bastante tiempo viviendo libre en el campo, y tiene su atractivo. Pero ahora est aqu. Cierto reconoci mientras abra de una patada la puerta que llevaba a una estancia clida y acogedora. Sea lo bastante sensata y qudese aqu, princesa, mientras hablo con el posadero. Dgale que soy su hermana insisti Amelia antes de hundirse en la cama en un feliz estado de reposo por el cual todos los msculos perdieron su fuerza y la mente se volvi incapaz de recordar por qu l la haba disgustado haca un momento. Lo escuch rer una vez ms al abandonar la habitacin. Lo siguiente que supo fue que ya era de da. No poda ser. No poda haber estado durmiendo por la noche a sabiendas de lo preocupada que estara su familia, lo imperiosa que era la necesidad de regresar a Londres de inmediato, lo precario de su situacin. Y, sin embargo, pareca que as haba sido.

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Tras emitir una maldicin que habra hecho sentir orgullosos a sus hermanos, Amelia salt de la cama, y cuando estaba a punto de alcanzar la puerta, sta se abri. Una robusta mujer de campo, de cabello canoso que llevaba anudado en un moo y con unos rasgos endurecidos, entr en la habitacin y la mir con severidad. Est despierta. Bien. Su acompaante dijo que podra ser que as fuera. Amelia se esforz por poner orden en su cabeza, consciente de lo inadecuado que deba de parecer todo aquello. Debo partir. Tengo que llegar a Londres. Como quiera, pero antes necesita lavarse unos ojos evaluadores la recorrieron por entero y vestirse. Soy la seora Porter. Mi marido y yo somos los propietarios de la posada y la regentamos como es debido. Para que lo sepa. Antes de que Amelia pudiera responder, la seora Porter se haba retirado para dar paso a una nia que cargaba con un cubo de agua humeante. Luego vino el t, bendito t que la llen de energa y elimin las telaraas de la mente de Amelia; y, por ltimo, maravilla de las maravillas, lleg un vestido. Si bien no se trataba de una prenda que ella habra encontrado en su extenso vestidor, era lo suficientemente respetable, a pesar de ser de un desalentador tono marrn. Con el vestido llegaron un par de zapatos muy gastados, ms bien unos botines, propios de una chica de campo sensata, tambin de color marrn. Son de mi hija aclar la seora Porter. El vestido le quedar corto y puede que le aprieten los zapatos, pero creo que servirn. Gracias contest Amelia cortsmente. Se alegraba de contar tanto con el vestido como con los zapatos, y ms contenta an se senta por estar caliente y seca. Pequeos detalles en los que rara vez haba pensado, se haban vuelto de lo ms importantes en las ltimas horas. Algo vacilante, pregunt: El caballero... El seor Wolfson est abajo esperndola. El seor Wolfson? Es que no saba cmo se llamaba? Necesitaba ayuda y... Eso es lo que nos ha contado l. Vamos, pues, la est esperando. Tcita, si bien obvia, era la advertencia de no retrasar a un caballero, sobre todo a uno que pagaba las cuentas de una mujer desaliada y descarriada como ella. Convenientemente apremiada, Amelia descendi a la sala de estar de la posada, que estaba totalmente vaca a aquella hora, en la que los verdaderos viajeros ya haban partido. Slo quedaba el seor Wolfson, que la esperaba. Tiene mejor aspecto valor al volverse para dar la espalda a la reluciente barra de roble en la que haba estado apoyado y verla bajar por la escalera. La observ de arriba abajo. Amelia sofoc su incomodidad, si es que se trataba de eso y no de algo distinto y bastante adverso, y correspondi su diagnstico en igual medida. Era como lo recordaba: alto, anguloso y con cierto aire salvaje a pesar

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de su atuendo aparente, incluso elegante. La chaqueta y los pantalones parecan ser de lana de la mejor calidad y, de perfecta factura, se adaptaban a la forma de su cuerpo. Iba vestido en tonos negros y grisceos, a excepcin de la reverberante blancura de su camisa. La sencillez lo favoreca, pues era un hombre cuyo aspecto natural no requera adorn alguno. Amelia sinti algo extrao en el estmago. Deba de ser el t que se haba bebido con tanta rapidez. No quera dormirme se excus. Y luego, porque se trataba de una princesa bien educada, aadi: Me han hecho saber que su nombre es Wolfson. Aunque eso no alcanza el rango de presentacin, le agradezco su ayuda, seor Wolfson, y sera imperdonable no reconocerlo. A l se le pronunciaron las patas de gallo al entornar los ojos. Aceptadas las gracias, princesa, parece que habla con sinceridad. Nos vamos ya o prefiere desayunar antes? Amelia hizo caso omiso de su comentario y respondi: Me gustara irme ya. Mi familia debe de estar desesperada. A Londres, entonces. Se retir de la barra en la que se haba apoyado para tomarse un caf. La dejo en el primer sitio al que lleguemos? Si as lo desea. Me decepciona. Estoy decidido a conocer a esa familia suya. An le pareca que ella le haba mentido. Pues que as fuera, ya disfrutara con la sorpresa que iba a llevarse cuando descubriera que no era tal el engao. Pues dirijmonos al barrio de Mayfair respondi. A aquellas horas tempranas de la maana, la carretera que llevaba a Londres se vea atestada de todo tipo de viajeros. Coches de caballos, carromatos, vagones de carga y jinetes maniobraban para hacerse un hueco entre quienes hacan el camino a pe. Aunque ya haba desaparecido todo rastro de la lluvia de la noche anterior, tampoco habra importado. La posada se encontraba situada en una interseccin donde el camino enfangado que Amelia hollara se cruzaba con unas carreteras de nueva construccin que conducan a Londres. Veo que el seor McAdam ha pasado por aqu coment para distraerse de la excesiva consciencia del hombre cuyo cuerpo duro y esbelto se encontraba tan cerca del suyo. Aunque, cmo iba a sentirse si iba otra vez aposentada delante de l sobre la grupa del negro animal? Se refiere a ese escocs que est empeado en construir por todas partes carreteras pavimentadas, con piedra machacada y gravilla? Es una mejora, no cree? S, mientras no vaya demasiado lejos. Su cautela le record lo que se haba preguntado la noche anterior: si poda tratarse de uno de esos aventureros exploradores sobre los que tanto haba ledo. Se deca que se sentan encerrados con slo ver el humo de la chimenea de algn vecino, incluso aunque se hallara a kilmetros de distancia. Ahora que lo juzgaba con ms perspectiva, la idea no pareca ser sino el fruto imaginario de su mente cansada, aunque haba algo en aquel hombre...

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No me lo ha contado le coment. De qu parte de Norteamrica proviene? De aqu y de all. Es originario de aqu y luego se mud all, o fue al revs? l la abraz con ms fuerza de un nodo que Amelia encontr sorprendentemente agradable. Acaso educan a las princesas para que sean tan insistentes? Por supuesto, y tambin para dar conversacin en cualquier tipo de circunstancias y con todo tipo de gente. Por ejemplo, puedo preguntarle con mucha amabilidad si no ha sido posible ensillar otro caballo esta maana. Un caballo para usted? La pregunta pareci sorprenderlo. Supongo que s, pero esto pareca ms..., caballeroso. Adems, princesa, no estaba al tanto de que supiera montar. Ella, que haba montado por primera vez cuando apenas caminaba, que amaba ms que nada volar sobre las llanuras de kora cabalgando a pelo un brioso caballo salvaje. Me las apao para no quedar en evidencia. Tendr que recordarlo. Se trataba del primer comentario que pareca querer decir que volveran a estar en contacto una vez que hubieran llegado a Londres. La sola idea la dej perpleja, si bien no porque fuera consciente de que no se senta especialmente ansiosa de separarse de aquel rudo pero extraamente atrayente seor Wolfson. Sin querer seguir ese hilo de pensamiento, intervino: Estaba contndome lo del aqu y el all. S? respondi en un tono divertido; una diversin que tambin se reflej en su rostro cuando Amelia lo mir fugazmente por encima del hombro. Se haba afeitado y el pelo, oscuro y perfectamente cortado, se vea recin lavado. Por la noche no haba sido capaz de adivinar su edad, aunque ahora calculaba que rondara la treintena. Y, por su aspecto, no pareca que hubieran sido unos aos fciles o tranquilos precisamente. Era el polo opuesto a los nobles britnicos, habitualmente pagados de s mismos, que ella sola tratar en Londres. Con un sobresalto, cay en la cuenta de que le recordaba a los hombres de kora, conocidos en el mundo entero por sus destrezas guerreras, y tambin conocidos entre las akoranas por sus habilidades en un mbito totalmente distinto. Cierto era que nunca sus pensamientos haban transcurrido tan caprichosamente. Deba de ser consecuencia del secuestro. No poda tratarse de aquel hombre. Ella era bastante inmune a los hombres, o eso era al menos lo que haba concluido despus de rechazar a tantos de ellos. El hombre que ella quera, que de hecho deseaba y con el que haba llegado incluso a soar en alguna ocasin, no pareca existir. Quiz pueda adivinar sus orgenes propuso Amelia de pronto. Ignor la mirada de escepticismo que l le brind y lo ponder un momento. No es de Boston ni de ningn lugar en esa rea. Correcto admiti l. Cmo lo ha sabido? Conozco a gente de por all. Tienen un acento muy particular, como

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les ocurre a las personas con las que he hablado y que proceden del sur de Norteamrica. Usted tampoco es de all. Y por qu tiene usted tantos conocidos americanos, princesa? pregunt con la suficiente suavidad. Con todo, se adivinaba cierta dureza en el tono. Mis abuelos han viajado all en numerosas ocasiones y cuento con amistades americanas que han venido a visitarnos aqu, en Inglaterra. Sus abuelos ingleses? No, murieron mucho antes de que yo naciera. Me refiero a los padres de mi padre. Entonces, sern akoranos, no? le record con mordacidad. Y no prefieren los akoranos seguir cmodos y tranquilos en su reino fortaleza? Si lo que pretenda l era examinar sus conocimientos sobre kora, iba a llevarse una buena sorpresa. Divertida, Amelia le explic: Eso es cierto en la mayora de los akoranos, pero siempre ha habido quienes, de entre nosotros, viajan al mundo para aprender de l y adquirir lo que pueda resultarnos til. Ya... Tambin a Norteamrica? Exacto. De hecho, mi primo Andreas estuvo all el ao pasado. Estaba imaginndoselo o estaba l ciendo algo ms el brazo con el que la sujetaba? De veras? Y qu le pareci? Fascinante. Pero hablbamos de sus orgenes, no? No es de Nueva Inglaterra, tampoco del sur... Puede ser que provenga de los territorios del oeste? Pas un momento antes de que contestara, con pesar: Bravo princesa, tiene buen odo! Nac en Kentucky. Sabe dnde est? Al oeste del gran ro Misisipi. Es ah donde vive ahora? Se mantuvo en silencio el tiempo suficiente como para que ella pensara que no iba a responder. Finalmente, admiti: Hace mucho tiempo que no voy a Kentucky. Amelia se volvi un poco para mirarlo. El sol luca a sus espaldas, lo que dificultaba que pudiera verle los rasgos de la cara. Ella era como todo el mundo en lo que se refera a confiar en las pequeas seales que daba la gente al arquear una ceja, tensar los labios o alterar la entonacin de la voz; pequeas seales sobre los pensamientos y los sentimientos que nunca llegaban a transformarse en palabras, si bien resultaban igualmente elocuentes. Sin embargo, tambin se distingua en algo de todo el mundo, al menos de las personas que haba conocido hasta entonces. Su ta Kassandra le haba contado que poda ver de un modo diferente a los dems, pero no era eso exactamente, como tampoco poda afirmar que sintiera las emociones ajenas, pues no lo haca; algo de lo que, sensata como era, se alegraba mucho. Haba historias en su familia sobre mujeres que podan conocer los sentimientos de los otros. Ineludiblemente, cada una de esas mujeres se haba enfrentado a grandes retos. No, en su caso, ella slo saba lo que haba en el corazn de los dems. No siempre, no

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indefectiblemente, pero lo bastante a menudo como para que hubiera debido asumir que aquella habilidad formaba parte de su vida. Hasta la fecha, ni le haba comportado beneficio alguno, ni le haba supuesto ningn perjuicio en particular, aunque crea bastante en la idea de que tuviera que ver con su forma de eludir el matrimonio. Sentada all, en la silla, al observar al americano, reconoci en l... tristeza? Aqulla era una palabra muy fuerte. Arrepentimiento? Eso se acercaba ms, un lamento por lo que se haba marchado sin posibilidad de recuperarlo. Haba algo ms, lo not, justo antes de frenarse a s misma, pues no deseaba irrumpir en la intimidad de aquel hombre. Fortaleza, inteligencia, valor... El sol se ocult tras un rbol. Amelia poda verle la cara ahora, era capaz de vislumbrar la preocupacin que se esconda en aquellos ojos plateados que miraban al frente. Pasa algo? inquiri l. No, no, nada. Es slo que estoy impaciente por llegar a Londres. Sus deseos estn a punto de cumplirse, princesa. Amelia se volvi hacia adelante y mir la carretera hasta descubrir, en la distancia, el chapitel de la catedral de Saint Paul que se elevaba sobre la ciudad y, tras l, el magnfico y serpenteante meandro que conformaba el ro Tmesis, reluciente bajo la luz del sol. Se supo impaciente mientras la maraa de vehculos y caballos se haca an ms densa al mismo tiempo que ralentizaba su avance. Su partida de Londres en medio de la noche cuando haba escaso trfico haba requerido mucho menos tiempo que el regreso en el momento de mayor aglomeracin del da. A pesar de todo, finalmente sinti que estaba muy cerca de casa. Gire aqu a la izquierda le indic emocionada, dando saltitos en la silla. Est bien, pero mire, princesa, no voy a dejarla hasta que est seguro de que se queda en buenas manos... Es muy amable por su parte. All delante, ah mismo. Amelia vea ya el elevado muro de piedra que rodeaba la casa. Las enormes verjas de hierro forjado, de casi cuatro metros de altura, estaban abiertas. Entre ellas apareca un camino que conduca al edificio, que, hermoso y elegante, brillaba bajo el sol. Por encima del porche, ondeaba ligera al viento la bandera roja blasonada con los dos cuernos de toro dorados, el smbolo de la casa real de kora. El caballo se detuvo nada ms traspasar la puerta. Por qu se...? pregunt Amelia sorprendida. Princesa, sta no es gente con la que pueda jugarse. Por todo lo que he odo, pueden ser incluso peligrosos. Antes de seguir adelante, por qu no me dice quin es en realidad? Le tom la barbilla con delicadeza y le volvi el rostro para que le mirara. No la llevar de vuelta a ningn sitio en el que no quiera estar, ni la devolver a nadie que pueda herirla. No tiene que preocuparse por eso, pero no puedo ayudarla si no es sincera conmigo. Perpleja al descubrir que ni siquiera entonces l la crea e igualmente enternecida por su evidente deseo de protegerla, Amelia puso la mano sobre la de l y le solt amablemente los dedos.

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Seor Wolfson, si se queda conmigo unos minutos ms, le aseguro que sus dudas quedarn aclaradas. l seal la enorme casa. Ah dentro? Anticipndose a la recepcin que los esperaba, Amelia sonri: Sin lugar a dudas, ah dentro. Con una reticencia que no lograba ocultar, el hombre hinc al caballo para que avanzara.

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Captulo 3
Kiril! Una palabra extranjera, seguramente akorana, que grit uno de los guardas, el primero que los vio llegar por el camino. En respuesta, apareci un hombre en la entrada de la casa. Era alto, de cabello oscuro y pareca muy en forma a pesar de que ya haba dejado atrs la juventud. A su lado haba una mujer de cabellos color miel, ya salpicados de plata, y una cara fruncida por la preocupacin. Melly! No caba pensar en mayor alegra y alivio que los de aquella mujer. Sali corriendo adelantndose al hombre a su vera, baj los peldaos hasta el camino y se acerc directa a ellos. Melly! Gracias a Dios! Amelia desmont y se lanz a los brazos de su madre. Ambas se fundieron entre risas y lgrimas. Estoy bien la tranquiliz Amelia. No pasa nada. Siento tanto que estuvierais preocupados. Luego se volvi hacia el caballo negro y el hombre que lo montaba. Seor Wolfson, por favor, tiene que conocer a mis padres. Y le extendi la mano para hacerle seas. l desmont sin apartar la vista del pequeo grupo de personas que se haba formado rpidamente alrededor de Amelia. Estaba la mujer, que lloraba mientras sonrea, el hombre de cabellos oscuros y algunos otros que salieron a toda prisa de la casa para unirse al resto. Os presento al seor Wolfson dijo Amelia mientras lo llevaba hasta el interior del corro que la circundaba. l es quien me rescat. No es para tanto... empez a explicar pero sus palabras se vieron ensordecidas por la multitud de sentidas expresiones de agradecimiento que recibi. Lo llevaron a la escalera para entrar en la casa. El caballero de melena negra se situ delante de l y lo observ con actitud examinadora. Soy el padre de Amelia inform. Estamos en deuda con usted. En absoluto, seor. Fue un placer poder ser de ayuda. Tiene que contarnos todo lo que ha ocurrido. S, claro, pero me temo que es poco lo que puedo contarles. Me encontr con su hija en una carretera a varios kilmetros de una casa que tengo alquilada. Dnde? Dnde, seor? Dnde est la casa que tiene alquilada, la carretera en la que encontr a Amelia? Dnde estn? Se lo explic, aclarndole enseguida la localizacin. El padre de Amelia, prncipe de kora y seor tambin de extensas propiedades en Inglaterra, asinti. Querr ensernoslo?

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S, por supuesto, si as lo desea. Alex interrumpi la mujer de los cabellos color miel. An se aferraba a su hija, cuyo brazo entrelazaba con el suyo como si no pudiera soportar dejarla marchar. Te lo ruego, no lo interrogues. Seor Wolfson, todo nuestro agradecimiento es poco. Ha sido un placer, seora. Amelia se ech a rer. El seor Wolfson ha sido extraordinariamente paciente conmigo. No se crea que yo fuera una princesa. Y por qu no iba a creerte? pregunt su padre mientras frunca el ceo. Bueno, Alex protest la madre, no hay por qu hablar de todo esto aqu en el vestbulo. Seor Wolfson, pase por favor. Lo menos que podemos hacer es ofrecerle un t. Prefiere el caf, madre intervino Amelia. Es cierto, seor Wolfson? pregunt Joanna. La verdad es que s, seora. Pues que sea caf entonces. Alex, ya s que tienes muchas preguntas que hacerles, igual que yo, pero, por favor, dejmosles que recuperen el aliento primero. Como t digas, querida, pero puede que haya poco tiempo si queremos tener alguna esperanza de atrapar a los hombres responsables de esta atrocidad. En la sala de estar se pas a las debidas, si bien tardas, presentaciones. Soy Alex Darcourt empez el padre de Amelia, prncipe de kora y marqus de Boswick. Niels Wolfson, seor. Ambos se estrecharon las manos. Al hacerlo, Alex pregunt: Es americano, seor Wolfson? Es de Kentucky intervino Amelia. Alex asinti. Le presento a mi mujer, la princesa Joanna, y a mi sobrino, el prncipe Andreas explic mientras sealaba a un joven alto que se adelantaba para darle la mano a Niels. Encantado de conocerle salud Andreas. Le estamos muy agradecidos. Disclpeme respondi Niels con una sonrisa algo compungida, es que an estoy hacindome a la idea de que Amelia es de verdad una princesa. Niels imagin que el hecho de que ni enarcaran la ceja ante el uso involuntario del nombre de pila de la princesa se deba al alivio desenfrenado que haban sentido al verla. En realidad, no lo haba hecho a propsito, se le haba escapado. No era propio de l cometer errores, ni siquiera menores. Deba tener mucho ms cuidado. El caf lleg cuando Amelia estaba asegurndole a su madre que se encontraba perfectamente bien. Slo tengo los pies algo doloridos reconoci. Siento mucho no haber continuado el viaje de vuelta anoche, pero...

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Estaba lloviendo a mares intervino Niels y la princesa estaba agotada. Juzgu mejor detenernos en una posada. Muy sensato por su parte, estoy segura apostill Joanna. Y de qu posada se trataba? pregunt Alex. Hablaba reposado, sin apartar la mirada de Niels. Los Tres Cisnes, seor. Yo mismo me aloj all cuando fui a la zona en busca de una casa de campo. Me pareci limpia y respetable. Y discreta? quiso saber Alex. No, seor, por lo que yo he visto, esta posada no atrae a una clientela que requiera discrecin. Ms tranquilamente, aadi: La mujer del posadero es una especie de valquiria. No creo que lo consintiera. Eso eso, ves? exclam Joanna. El seor Wolfson hizo lo ms apropiado. Amelia, cielo, cuntanos qu ocurri. Y as lo hizo. Cont resumidamente cmo la haban sacado del dormitorio y conducido fuera de Londres. Haba por lo menos dos hombres, aunque slo vi a uno: era un irlands, tremendamente alto y fornido, con mucho pelo negro en la cabeza y en la cara. Dos hombres, dices? insisti su padre. Amelia asinti. Tenan que ser dos necesariamente. Me alzaron por encima del muro. Un solo hombre, por muy fuerte que fuera, no podra haberlo logrado o, al menos, no tan rpido. Su padre acept la taza de t que le serva su mujer, pero la deposit en la mesa. La expresin de su rostro era adusta. Cuando pienso que ha entrado alguien en esta casa, a pesar de toda la seguridad, y que se ha llevado a mi hija de mi propio techo... No lo pienses, cario lo tranquiliz Joanna mientras le tenda su mano. Al menos, no ms de lo que ya lo has hecho. Echarse las culpas no lleva a ningn sitio. Lo que importa es que a Amelia no le ha ocurrido nada. Nada, padre se apresur a confirmar para convencerlo. Para ser sincera, ahora que pienso en lo que ha pasado, me parece una experiencia emocionante. Amelia! Su primo la mir incrdulo. Era un joven alto y fuerte, como casi todos los akoranos. Aunque iba ataviado con prendas inglesas y hablaba la lengua sin acento alguno, haba algo salvaje en l que nada tena que ver con el civilizado ambiente que rodeaba la sala de estar. En otras circunstancias, Niels habra pensado que aquel chico era su alma gemela. Dada la situacin en la que se encontraban, se limit a observarlo exhaustivamente. Bueno, es que lo fue replic Amelia. Se encontraba sentada en el sof junto a su madre y resultaba bastante atractiva a pesar de los rigores padecidos la noche anterior y del deslucido vestido marrn que llevaba puesto. El cabello le caa sobre los hombros y, a la luz del sol que entraba a raudales por los ventanales, resultaba muy joven y natural. T puedes marcharte a vivir aventuras cuando te apetece, y

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muchos otros tambin, pero es muy distinto cuando eres una mujer. No creo que puedas afirmar que hayas tenido una vida limitada aleg Andreas en un tono suave. No, supongo que no reconoci si la comparo con otras. Aun as... Desvi la mirada hacia donde se encontraba Niels, que percibi un deje melanclico que lo sorprendi. En cualquier caso, no pudo regodearse en ello, pues el padre de Amelia habl: Dudo que encontraras la experiencia tan... emocionante es lo que has dicho? si el seor Wolfson no hubiera aparecido cuando lo hizo. Y cmo es que estaba usted a esas horas por la carretera, seor Wolfson? No poda dormir explic Niels con mucha soltura y decid salir pronto para Londres. De noche y con lluvia? inquiri Alex, que habl con la cortesa necesaria, pero sin dejar duda de que estaba dispuesto a presionar hasta conseguir una respuesta que lo satisficiera. La lluvia no estaba prevista reconoci Niels con una sonrisa. En cuanto a la oscuridad, slo faltaba una hora aproximadamente para el amanecer cuando sal. Mi caballo, Brutus, me lo traje de Norteamrica y est acostumbrado a este tipo de viajes. De hecho mir a Amelia, los encuentra muy emocionantes. Andreas se ech a rer. Buen hombre y, por cmo habla de l, buen caballo. To, qu te parece si acordamos todos que la presencia del seor Wolfson fue fortuita y ya est? Supongo que bien respondi Alex. Luego, con mucha ms amabilidad, sonri, aunque la glida luz de la determinacin no abandonara sus ojos. Deberamos irnos. Andreas se dirigi a la puerta. Har que traigan los caballos. Montar a su Brutus otra vez, seor Wolfson, o prefiere otro animal? Creo que con Brutus estar bien, gracias. Amelia se levant y camin hasta su padre. Tiene algn sentido que os pida ir con vosotros? Joanna empez a presentar objeciones, pero su marido hizo innecesario que continuara. No, no lo tiene. Qudate en casa con tu madre. Deja que disfrute con la tranquilidad de tenerte aqu. Le sonri y le pellizc el moflete. Has mostrado valor, hija ma. Ahora demuestra tambin sensatez. Cuando Alex ya estaba en la puerta de la sala de estar, y Niels, detrs de l, Amelia se interes: Y si dais con ellos, qu haris? Alex se volvi para mirar a las dos mujeres, madre e hija, que estaban sentadas en la elegante estancia del hogar cuyas paredes deberan haber ofrecido la proteccin necesaria ante un mundo agitado, pero que no haba hecho sino recordar que los enemigos pueden estar en cualquier parte. No lo que me gustara contest antes de salir a toda prisa.

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Cunto he temido que te ocurriera algo! le confes Joanna con cario en cuanto se quedaron solas. Aunque siempre has sido mi nia salvaje, siempre lista para enfrentarse a cualquier reto. En comparacin con el tormento que su madre deba de haber sufrido al descubrir que no estaba, su propia decepcin pareca minscula. Con todo su corazn, le contest: Siento que hayis tenido que pasar por esto. Su madre desvi la mirada un momento. Luego se volvi: el brillo de las lgrimas haba desaparecido de sus ojos. Se puso de pie, sonriente, y camin briosa hacia su hija. Tienes que contrmelo todo, pero tambin tienes que darte un bao y descansar. Lo del bao suena de maravilla, lo del descanso, algo menos. Estoy demasiado alterada como para poder conciliar el sueo. Hasta que vuelva tu padre? S, claro. Y el seor Wolfson? Acaso va a volver el seor Wolfson? Creo empez Joanna mientras acompaaba a su hija fuera de la sala de estar y hacia la escalera que estamos en deuda con el seor Wolfson y que sera descorts por nuestra parte no ofrecerle nuestra amistad. Pap parece sospechar de l. Querida nia, tu padre sospecha de todos los hombres que se acercan a ti. Ya lo sabes. S, claro, al menos algunos de ellos merecen esa sospecha. Slo quieren desposar a una heredera, alguien que pueda proporcionarles riqueza y poder. Tambin los hay que se sienten atrados por el misterio de kora y por el exotismo que nos atribuyen. En honor a la verdad tienes que reconocer que algunos de ellos se sentan atrados por ti, por tu forma de ser. Puede ser reconoci Amelia, pero no me conocan lo suficiente, nunca haba estado antes con ellos. Supongo que es por eso por lo que, despus de todo, no me he casado an. Joanna, siempre leal y cariosa, asinti. Es comprensible. Yo era algo ms joven que t cuando conoc a tu padre. Hasta entonces, no haba pensado en el matrimonio. S, pero, cuando conociste a pap, lo supiste enseguida? Bueno, no, en realidad no. Saba..., que me senta atrada hacia l, pero el amor no apareci hasta mucho despus. Amelia frunci el ceo. Pero no os casasteis poco despus de conoceros? Varios meses despus corrigi Joanna con dulzura. Su hija rio. Hay quien dira que eso no es tanto tiempo. Pues a m me pareci suficiente dijo Joanna con sinceridad de mujer. Ya haban llegado a la puerta del dormitorio de Amelia. Con la mano

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en el pomo, Joanna aadi: Tu americano es un hombre impresionante. Estoy de acuerdo, pero no es mo respondi a pesar de que al pensar en l la recorri un escalofro de placer. Su madre sonri y se apart para que Amelia pudiera pasar. Las esperaba en el cuarto una mujer vestida de negro que recordaba a un cuervo. A pesar de su formidable apariencia, la mujer, Mulridge, era la encantadora compaera de la infancia de Joanna, que se haba convertido en un ser igualmente querido para Amelia. Los aos parecan no pasar por ella, que tampoco pareca tener sentimientos, pues no se permiti sino un rpido suspiro antes de llevarse a Amelia a su pecho esculido. Ya era hora dijo Mulridge. Me parece muy bien que haya venido en ese caballote tan bruto, pero est claro que no necesita unos pocos cuidados. Exactamente lo que yo pensaba corrobor Joanna, pero no paraba de hablar. Incluso ha tratado de convencer a Alex de que la dejara acompaarlos. Tonteras opin Mulridge. Los culpables ya habrn huido y el nido estar vaco. Es probable reconoci Amelia mientras doblaba los brazos para desabrocharse el vestido. Aunque lo haba agradecido mucho, tena ganas de quitrselo. Mulridge no tard en impacientarse ante tan torpes esfuerzos, as que le dio la vuelta y se lo quit ella misma. Ordenada como era, lo dobl y apart mientras Amelia reflexionaba sobre lo que su madre haba comentado de Niels Wolfson. Su americano. Era una idea tentadora. Acaso sugieres que ese seor Wolfson es mo as sin ms, sin dar nada a cambio? pregunt al no poder dejar de pensar en ello. No replic Joanna con franqueza, de hecho no lo es. Supongo que eso explica en parte por qu te sientes atrada hacia l. Y por qu crees eso? Porque tengo ojos en la cara se limit a responder Joanna. Amelia se puso una bata y contest: Yo no confundira la gratitud con otra cosa. Ni yo tampoco aleg su madre a quien le bast cruzar una mirada con Mulridge para entenderse. Los hombres regresaron poco antes del anochecer. Parecan cansados, y, peor an, era evidente que se sentan frustrados. La casa estaba vaca explic Alex con indignacin. l, Andreas y Niels se hallaban con las mujeres en la sala de estar. Aunque les haban servido algo para cenar, ninguno de ellos tena apetito. No haba nada. Ni un trozo de papel, ni una prenda de ropa, nada que pueda indicar una direccin que lleve a algn sitio. Indagaremos continu para enteramos de quin es el propietario, quin ha podido estar arrendndola, o si se ha visto a alguien por los alrededores, pero, por ahora, no tenemos ninguna pista que seguir. Lo planearon bien intervino Amelia. Haba reflexionado en lugar

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de estar descansando como deba. El cansancio acechaba, pero por el momento lograba contenerlo. Deban de conocer la estructura de esta casa y las rutinas de los guardas. Eso parece indicar que se trata de profesionales opin Niels. La rutina de esta casa queda alterada zanj Alex con seriedad. De ahora en adelante, los guardas patrullarn de modo aleatorio y habr ms apostados por toda la casa. No podemos vivir como si estuviramos en un estado de sitio coment Joanna en un tono amable. Aun as, estas precauciones parecen sabias, al menos hasta que sepamos qu tipo de peligro corremos. Si son profesionales dijo Niels, puede que hayan sido autores de otros secuestros con xito en otras partes. No he odo que se haya producido ningn otro respondi Alex, quien, con todo, se mostr interesado por la idea. Puede que los hayan mantenido en secreto personas que no quieren que se las conozca, no vaya a ser que otros villanos se inspiren y acten del mismo modo. Eso tiene cierto sentido. Alex se frot la nuca. Lo investigar por la maana. Si ha ocurrido algo de eso, me enterar. Puede que Royce lo sepa sugiri Joanna refirindose a su hermano. El to Royce y la ta Kassandra no tardarn en llegar inform Andreas, que miraba a Amelia. Se los inform de tu desaparicin en cuanto lo supimos. Ojal hubiera algn modo de hacerles saber que estoy bien. Por desgracia se adelant su padre, para cuando las nuevas llegaran a Hawkforte, ellos ya estaran aqu. A quin ms se lo habis dicho? quiso saber Amelia algo apesadumbrada. A nadie ms contest Andreas. El rey es mayor y no tardar en morir. La heredera al trono es una mujer, joven y sin experiencia. No es el momento de mostrar debilidades. Alterada por la fatiga e irritada por lo que ella vea como una tendencia en su primo de infravalorar siempre las capacidades de las mujeres, Amelia replic: No fue la debilidad lo que me liber de esa casa. Andreas inclin la cabeza, divertido. No pretenda insultar, Melly. Vimos la contraventana y comprendimos lo que habas hecho. Slo digo lo que es sabido por todos. Vivimos momentos difciles. No est de acuerdo, seor Wolfson? Nunca he conocido tiempos distintos respondi Niels, que se pona de pie. Creo que ser mejor que me vaya. Seguramente habr asuntos que deseen hablar a solas. Se dirigi a Alex: Me habra encantado que hubiramos tenido ms xito en esta empresa, seor, pero si puedo serles de ms utilidad, por favor, no dude en llamarme. Tiene nuestro ms sincero agradecimiento, seor Wolfson insisti Joanna. Su marido asinti para confirmarlo. Nunca olvidaremos lo que ha hecho.

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Me alegro de haber pasado por all cuando lo hice. Entonces mir a Amelia. Confi en que pueda olvidarse de todo esto rpidamente. Har lo que est en mi mano, seor Wolfson, y tambin le doy las gracias. Niels se qued quieto un poco ms, observndola, luego asinti y se march al vestbulo. Andreas lo acompa hasta la puerta. Tiene pensado quedarse en Londres mucho tiempo? le pregunt el prncipe. Niels acept su capa, que le tenda un criado, y respondi: Eso depende de si hay algo de inters para m aqu. Si no, puede que me dirija al continente. Y cules son sus intereses, seor Wolfson? Soy... coleccionista, supongo. Con una sonrisa que no admita ms preguntas, Niels se march. Brutus lo esperaba, con un aspecto mucho ms fresco que el de su dueo. Haban sido unos das tremendamente largos. Necesitaba un bao, un bourbon y tambin dormir, aunque no necesariamente en ese orden. Shadow estaba esperndolo cuando lleg a la residencia que haba alquilado en Londres mientras se organizaba con las casas de campo, si bien no se trataba de un Shadow que Amelia hubiera reconocido. Adems de la peluca y la falsa barba de color negro, el falso irlands se haba quitado el abrigo exageradamente acolchado que tanto aumentaba su cintura, as como las botas que, con las calzas, contribuan a acrecentar su estatura. Volva a ser l mismo, un hombre alto, pero no gigante, con el pelo rubio y una sonrisa burlona siempre a punto. Qu tal ha ido, hermano? pregunt en cuanto Niels entr en la casa despus de dejar a Brutus en su cuadra. No importaba lo cansado que estuviera, al caballo siempre lo atenda primero. Mejor de lo que poda haber imaginado respondi Niels, mientras haca una mueca si no se me hubiera ocurrido ir a ver cmo estaba... Nuestro pajarito se habra marchado y nos habra dejado un montn de problemas. Sin previo aviso, Niels dio un puetazo en la slida puerta. El dolor resultante lo ayud a distraerse un poco, aunque no mucho. En qu demonios estara pensando para escaparse en medio de la noche, con la que estaba cayendo? Podra haberse perdido, haber enfermado, haber dado con la persona equivocada. Con un secuestrador, por ejemplo? propuso su hermano con sequedad. Es ms dura de lo que pensbamos. Mejor para ella. Al menos todo ha acabado bien. Entonces mir a Niels. Porque as ha sido, no? Niels se quit la capa y la chaqueta que llevaba debajo. Dej ambas prendas en una silla que haba al lado. Supongo que s. He llevado a su padre y a su primo hasta la casa. La habas dejado impecable, por cierto; no haba nada que encontrar. Y logr meterles en la cabeza la idea de que poda tratarse de secuestradores profesionales que ya haban hecho algo as antes. Un buen seuelo. Sospechan de ti? Claro que s. Para empezar, soy un hombre, y no creo que puedas dar con gente ms protectora con sus mujeres que los akoranos. Aunque

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tambin est el pequeo asunto de por qu me encontraba yo en la carretera antes del amanecer y por casualidad me top con su princesa. Indagarn. Y descubrirn lo que hemos preparado para que descubran. Despus... Se call y se pas la mano por la cara en un gesto de cansancio. Habr que esperar a que muerdan el anzuelo. Qu buen trabajo tenemos! coment Shadow. Aunque sera mejor si pudiramos asesinarlo sin ms. No sabemos si es culpable. Adems, matar a un hombre no solucionar nada. Si l es culpable, todos lo son. Y si lo son? Entonces habr una guerra concluy Niels muy sereno, una guerra horrible y sangrienta. Habl con la certeza de un hombre que conoce en sus carnes exactamente cun horrible puede ser. Y despus de aquella afirmacin, se fue a la cama.

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Captulo 4
Seor Wolfson, seor Wolfson... Royce Hawkforte, conde de Hawkforte, esposo de la princesa Kassandra, hermano de la princesa Joanna, amigo y cuado del prncipe Alexandros, y to del prncipe Andreas y de la princesa Amelia todos los cuales estaban sentados en la sala de estar que baaba la luz de un nuevo da y lo escuchaban atentamente, consultaba sus notas. O podra decir, Wolf el Lobo... Wolf el Lobo? Alex arque las cejas. Segn parece el apodo hace alusin al servicio que prest a su pas, aunque no quedan muy claras las circunstancias exactas. Ya respondi Alex. De qu ms te has enterado? Siendo joven llam la atencin del general Andrew Jackson, que ya se haba retirado del servicio militar, pero que planeaba por entonces su carrera poltica. Wolfson se convirti en su ayudante y continu a las rdenes de Jackson durante los ocho aos de su presidencia. Con qu cargo? pregunt Andreas. Royce sonri con cierto pesar. Era un hombre corpulento, alto y esbelto con una espesa cabellera rubia. La mujer que se sentaba a su lado su esposa Kassandra se pareca mucho fsicamente a su hermano Alex, aunque en versin femenina. Llevaba el pelo, de color oscuro, recogido en un moo perfecto en la nuca. La forma en que miraba a su marido evocaba los aos de amorosa devocin entre ellos. Djame adivinar intervino Kassandra. No queda muy claro. Eso es confirm Royce. Lo nico que puedo decir con seguridad es que el seor Wolfson, es decir, Wolf el Lobo, tiene fama de ser eficaz. Lo que no puedo decir es qu significa eso exactamente. Est bien... empez Alex. Y en qu est siendo eficaz estos das? Pues, eso no queda... Demasiado claro. Amelia termin la frase de su to con algo de exasperacin. De verdad hace falta todo esto? El seor Wolfson me sac de un tremendo apuro, si no algo peor. Es correcto que se lo paguemos dejando su vida al descubierto? Probablemente no reconoci su to. Sin embargo, no tengas miedo, no parecemos tener capacidad para lograrlo. Como ya sabis, Jackson acab su segunda legislatura como presidente el mes pasado y ha sido sucedido por su antiguo vicepresidente, Martin van Buren. Parece que el seor Wolfson pens que era el momento adecuado para apartarse del servicio pblico, aunque, de nuevo, nada de eso queda demasiado claro. Pues tiene todo el sentido insisti Amelia. Despus de prestar servicio a su pas durante aos, ha aprovechado la retirada de su presidente para dedicarse a sus propios intereses. Acaso no es eso

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lgico? Podra serlo admiti su padre algo indeciso. Cundo lleg el seor Wolfson a Inglaterra? Hace quince das contest Royce. Ha alquilado una casa en Londres y tambin una casa de campo. Hasta la fecha no se ha relacionado mucho en sociedad, aunque eso cambiar en cuanto se sepa que est aqu. Y eso por qu? quiso saber Joanna. Parece que el seor Wolfson es un hombre pudiente. Desde luego, gasta con generosidad. Aunque, por supuesto, la procedencia de esos medios no queda... Demasiado claro? se aventur Andreas con una sonrisa. Luego, en un tono ms serio, dijo: A m me dijo que era coleccionista. Y parece que es cierto corrobor Royce. El seor Wolfson colecciona armas. Armas? Alex se mostr ms sorprendido de lo que quera. Qu tipo de armas? Una gran variedad, creo, aunque la mayora medievales. Se dice que posee una coleccin nada desdeable. Y dnde las conserva? se interes Joanna. Puede que sea originario de Kentucky, tal y como le cont a Melly, pero hace mucho tiempo que se march de all. Recientemente ha adquirido tierras en el estado de Nueva York, una finca de considerable tamao situada en la ribera del ro Hudson. Aun as, ha pasado all poco tiempo, pues ha estado ocupado en Washington. Est casado? pregunt Kassandra. No, pero no ser porque no lo hayan intentado las anfitrionas de Washington..., o Nueva York, Boston, Filadelfia y todas las ciudades por donde ha pasado. Y no hay duda de que aqu ocurrir lo mismo en cuanto se sepa que est en la ciudad. Cierto murmur Joanna. Luego mir a su cuada. Estaba pensando que sera una buena idea invitar al seor Wolfson a la recepcin del jueves. La sonrisa de Kassandra dejaba adivinar que ella haba llegado a la misma conclusin. Crees que le gustar conocer a la princesa Victoria? pregunt. Si sigue trabajando para su Gobierno del modo que sea, le gustar afirm Joanna. Despus de todo, va a ser la reina. Y si no es ms que un ciudadano de a pie intervino Amelia, que es lo que parece, le sentar bien animarse un poco. Puede que l no piense as una vez que se vea atrapado por la sociedad opin Kassandra, pero me atrevera a asegurar que sabe cmo protegerse. S, creo que disfrutar la ocasin. Entonces, estamos de acuerdo anunci Joanna. A la tierna edad de veinticinco aos, Amelia haca tiempo que haba aprendido a confiar en sus instintos, que en aquel momento la llevaron a lanzar una mirada de cautela hacia donde estaban su madre y su ta. Aquellas dos seoras ofrecan tales gestos de estudiada inocencia que enseguida supo que tramaban algo.

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Lo supo y no logr que su corazn se opusiera. El seor Wolfson o Wolf el Lobo llevaba ocupando sus pensamientos desde su encuentro en el camino del bosque; para ser precisa, tambin haba ocupado sus sueos. No poda recordar la ltima vez que un hombre de carne y hueso, y no una creacin de su fantasa, le haba provocado algo as. De hecho, no estaba segura de que alguien le hubiera despertado tanto inters. Estaba deseando que se celebrara la recepcin, un sentimiento alentado por la curiosidad que senta hacia la princesa Victoria, de la que se saba muy poco debido a la vida de retiro que haba llevado bajo el estricto control de su madre. Haca muy poco que se haba incorporado a la vida pblica ante la insistencia de su to, el rey Guillermo. Con todo, Amelia no era la nica que quera verla. Por supuesto, ahora exista una razn ms para mostrarse impaciente por el acontecimiento. Qu lstima que an faltaran unos cuantos das! Estaba pensando en irme al mercado de Smithfield coment Andreas. Luego mir a Amelia. Quieres venirte conmigo? Antes de que pudiera responder, un par de jvenes descarados hicieron aparicin en la sala de estar. En realidad, para hacerles justicia, no es que fueran unos verdaderos insolentes, aunque a veces lo parecieran. Eran, de hecho, los hermanos de Amelia: Lucius, a quien llamaban Luc en Inglaterra, y Marcus, al que se conoca como Marc. Se referan a ellos como los dos jinetes del apocalipsis y no sin razn. Secuestrada! exclam Luc. Luc era el mayor, con veintids aos, y sola llevar la iniciativa, aunque siempre haba que vigilar ms a Marc, tres aos menor, y que tena ms imaginacin que su hermano y era, por tanto, ms peligroso. Vaya suerte tienes, hermanita! sigui Luc mientras volaba hacia el sof ms prximo. Bolkum nos lo ha contado todo, pero no saba quin haba sido. Alguna idea, seor? pregunt mirando a su padre, que los observaba a ambos con la habitual expresin severa y divertida a un mismo tiempo. Estamos tratando de averiguarlo le contest. Por supuesto, estamos todos muy agradecidos por que vuestra hermana haya regresado sana y salva. He odo que hay un americano involucrado en todo esto intervino Marc. Se sent en la silla con la aparente despreocupacin de una pantera. Al igual que su hermano, era alto y musculado, aunque mientras Luc luca el cabello color miel de su madre, Marc era tan moreno como su padre. Ambos haban estado en Hawkforte con Royce y Kassandra, y haban vuelto con ellos a Londres en cuanto se enteraron de la desaparicin de Amelia. De l hablbamos precisamente aclar Royce. Se llama Niels Wolfson. Vaya, Wolf el Lobo replic Luc en seguida. Los mayores intercambiaron una mirada. Cmo es que sabes eso? pregunt Alex.

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Se rumorea en los bares respondi Luc encogindose de hombros . Y dices que salv a Melly? No exactamente explic su hermana de forma algo cortante. Al haber crecido rodeada de varones que tendan a ser dominantes, haca tiempo que haba aprendido a reafirmarse sin vacilar. Pero me ayud, s. Y qu es lo que sabis de l? se interes Andreas. A sus veintitrs aos, era slo algo mayor que los otros dos y a menudo haba compartido con ellos algunas trastadas. En l, con todo, haba un aire ms marcado de seriedad y consciencia, quiz por ser el hijo del mandatario de kora. Que es peligroso contest Marc en el acto. Mat a mucha gente en la guerra sigui Luc. En qu guerra? quiso saber Royce. No lo s respondi Luc mientras se encoga de hombros. No estn siempre en guerra los norteamericanos? Con los britnicos, con los mexicanos, con los indios... Han pasado ms de veinte aos desde que vencieran a Gran Bretaa replic Alex. Aunque tampoco puede acusrselos de evitar guerras precisamente. En cualquier caso intervino Marc, ayud a liberar a Melly y eso es lo que cuenta. Eso es precisamente lo que he tratado de decirles afirm Amelia , pero parecen seguir empeados en que hay que investigarlo. Y eso, por qu? pregunt Luc, que entorn los ojos y adopt de pronto una actitud ms seria. Por nada en particular aclar Alex. Slo somos cautos. Crees que tiene que ver con quien quiera que se llevara a Melly sentenci Marc, que sola hablar sin rodeos. Eso es absurdo protest Amelia. Por qu se molestara en secuestrarme para luego salvarme? No lo s reconoci su padre. Puede ser que al manejar esta idea estemos haciendo un flaco favor al seor Wolfson. Sin embargo, creo que nos beneficia estudiar todos los aspectos de este asunto con precaucin. Nadie estuvo en desacuerdo en ese punto, pero, al cabo de un momento, Kassandra volvi a dirigirse a su sobrina. Conscientemente, pregunt: T qu piensas del seor Wolfson, cario? Amelia saba lo que estaba preguntndole y, de hecho, lo que todos estaban esperando or. Le haban dado tiempo para reponerse, descansar y recuperar fuerzas. Nadie la haba bombardeado con preguntas ms all de las ms obvias y necesarias respecto a lo que le haba ocurrido. Sin embargo, ahora queran saber ms y no poda culparlos por ello. Rara vez se hablaba en su familia de los dones que posean las mujeres. Se saba que Joanna tena la capacidad de encontrar lo que se haba perdido, pues no haba logrado ella dar con su propio hermano cuando Royce haba estado atrapado en kora haca aos? Y no haba habido un tiempo en el que Kassandra, como la mujer de la antigua Troya que le daba su nombre, haba adivinado los ocultos caminos del futuro? Haba llegado el turno de la nueva generacin de mujeres.

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El seor Wolfson... empez Amelia lentamente, recordando esos momentos sobre el caballo negro a horas intempestivas tiene remordimientos. De qu? pregunt su madre con amabilidad. No lo s y tampoco debera saberlo. Tiene derecho a la intimidad. Lo que digo es que no s nada de l que pueda resultar sospechoso. Tal afirmacin fue seguida por un silencio que Kassandra rompi al acercarse a su sobrina, que tambin era su ahijada, darle unas palmaditas en la mano y sentenciar: Pues asunto zanjado. De asunto zanjado, nada protest Alex de inmediato. Las mujeres protestaron todas a una. Querido esposo empez Joanna, no tenemos ninguna informacin que pueda desacreditar al seor Wolfson y estamos ms en deuda con l de lo que podamos esperar pagarle jams. Aunque algunas facetas de su vida no estn demasiado claras, no veo razn alguna para no actuar de buena fe con l. Bravo, mam apoy Amelia en voz baja. Veo que estamos siendo desafiados coment Royce con una sonrisa. Andreas se puso de pie. Porqu qu se mantiene la ficcin sobre kora de que los guerreros mandan y las mujeres obedecen cuando las mujeres se organizan a su aire? Sin esperar respuesta alguna, Andreas mir a Amelia. Te vienes con nosotros? Amelia se puso en pie de inmediato y se alis la falda. Claro que s. Tienes intenciones de comprar algo? Puede que s. Entonces mejor ve con l intervino Luc al levantarse para unirse a ellos. Slo Dios sabe lo que acabar trayendo a casa. Queda sitio en esas caballerizas que tenis? pregunt Marc, que se levantaba tambin para marcharse. Siempre lo hay encaj Andreas algo a la defensiva. Se lo conoca bien por su aficin a recoger caballos que no estaban, por decirlo con suavidad, en su mejor momento. Sus cuadras eran extensas, pero no se poda montar a la mayor parte de sus ocupantes, que pasaban el da mascando avena, dormitando al sol y disfrutando de los lujos que su bondadoso dueo les proporcionaba. Pues no nos retrasemos apremi Amelia. Se inclin para besar a su madre, sonri al resto de la familia y logr a duras penas disimular su prisa y no salir corriendo de la sala de estar. Los quera muchsimo, a sus padres, a su to y a su ta, a su extensa familia de Inglaterra y de kora, en verdad los quera, pero haba momentos en los que necesitaba respirar, estar sola, lejos de los dems y con su propia vida. Dadme unos minutos para que me cambie les pidi mientras suba a toda prisa a su habitacin. Mulridge ya estaba all y la ayud a vestirse con su ropa de montar favorita, de color rojo. Cuando ya estaba abajo y se calaba un sombrero

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con plumas, Bolkum apareci con los caballos listos. Era de baja estatura, peludo, con cejas espesas y mirada penetrante. Que Amelia supiera, trabajaba para su familia desde haca mucho tiempo, aunque no podra decir con precisin desde cundo. Su madre lo adoraba y ella tambin. Al mercado de Smithfield. Van solos, no? les pregunt mientras montaban. Slo los cuatro, Bolkum respondi Luc. Crees que es adecuado? Ah, seorito, respecto a eso, me atrevera a decir que los tres sern capaces de velar por la seguridad de la princesa Amelia, aunque ella misma no le dejara salirse con la suya a ningn tipo extrao. Inclin la cabeza hacia Amelia, que sonri desde la silla de su tordo favorito. Se aprecia tu confianza en m, Bolkum. l sonri y les dej las riendas. Todos avanzaron por el camino hasta atravesar las verjas de hierro, ms vigiladas que antes, segn se fij Amelia. Londres era... Londres. Abarrotado, emocionante, una ciudad que le generaba emociones encontradas de amor y odio. Haba ratos en los que slo pensaba en irse a vivir a kora, el hogar de su alma, pero haba otros, la verdad fuera dicha, muchos otros en que ansiaba conocer el mundo entero, no slo Inglaterra, sino ms all. Por el momento, el antiguo mercado de Smithfield tendra que bastarle. La expansin descontrolada de Londres amenazaba con desbordar la zona en poco tiempo, aunque todava los campos en los que se haba comerciado con caballos y ganado desde el medievo, permanecan intactos. Amelia y los dems llegaron all despus de abrirse camino por las calles cada vez ms abundantes de la ciudad. Amelia atraves la ltima rea de construcciones recin acabadas, con la piedra an limpia a la luz del sol, y respir profundamente. El aroma a heno, a caballos, a cuero y a estircol siempre le haba gustado. De hecho, la sorprenda que hubiera gente a quien le disgustara. Aun as, hasta ella estaba dispuesta a admitir que el olor de Smithfield era repugnante. Por suerte, el viento que soplaba se llevaba el hedor, con lo que se creaba una atmsfera ms tolerable de lo habitual. Parece que tiene buena pinta dijo Andreas. Eso parece, s coincidi Amelia. Dado que el da era agradable y que no haba razn alguna para ir con prisa, el grupo pase tranquilamente rodeando a la multitud. Luc vio a un chico que venda unos pasteles de carne y compr uno para cada uno. Se los comieron sentados en sus monturas y regaron la pitanza con sidra fra servida en las copas correspondientes. Cuando ya haban terminado y Amelia se sacuda las migas del traje, se fij en que justo delante de ella haba un caballo negro y, sobre l, el seor Niels Wolfson. En seguida se volvi hacia su primo en busca de alguna explicacin, pero Andreas se limit a sonrer y pic espuelas a su caballo para que avanzara.

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Niels vio cmo se acercaban los cuatro con la misma atencin que les prestara a unos enemigos que se desplegaran en el campo de batalla. Al mismo tiempo, saba que pensar as del cuarteto real poda ser un craso error. Desde su fuero interno consigui esbozar una sonrisa. Haba logrado dormir unas horas y se encontraba aceptablemente bien, lo bastante al menos como para responder encantado cuando recibi la nota del prncipe Andreas que lo invitaba a reunirse con ellos en el mercado de Smithfield. Haban mordido el anzuelo antes de lo esperado; lo cual era una buena razn, se record a s mismo, para mostrarse cauto con ellos. Y mejor razn era, como si fuera necesaria, la presencia de la princesa Amelia. Su sonrisa se torn sincera cuando se le encendieron los ojos con descarada admiracin masculina. Qu ocurre? pregunt Amelia con el ceo ligeramente fruncido. l dud, pues no quera complicarse. El primo y los otros acompaantes, que saba que eran sus hermanos, estaban mirndolo atentamente. Con todo, respondi: Nada, es slo que tiene un aspecto estupendo. Amelia trat de no sonrer, pero, para placer de Niels, no lo logr. Sin embargo, el tono que emple fue spero. Eso en Kentucky es un piropo, seor Wolfson? O ha afinado sus encantos en los salones de Washington? Se movan con rapidez estos akoranos. Adopt una expresin de extraeza. Quin ha hablado de Washington, princesa? Disclpenos intervino Andreas con delicadeza. Se tom un momento para proceder a las presentaciones de rigor y continu: Es costumbre entre nosotros saber con quin tratamos. Su nombre es conocido aqu. Bueno, vaya, qu lstima. Nunca me ha gustado mucho llamar la atencin de la gente. Prefiere trabajar entre bambalinas, seor Wolfson? sugiri Luc. Pues as es. Nuestro to Royce acta de la misma manera apostill Marc. Slo un reducido nmero de personas conoce el poder que posee realmente, y eso le proporciona muchas ventajas. Supongo que en su caso sucede lo mismo, seor. El to Royce... Ese deba de ser el conde de Hawkforte. Se especulaba mucho en Washington sobre el servicio que el conde prestaba a la Corona. Lo que Niels haba imaginado, que aquel hombre era tremendamente influyente, acababa de confirmarse. Aquello, adems, lo adverta, de forma bastante hbil, de que el poder de los akoranos alcanzaba los ms altos niveles del Gobierno britnico. Con todas esas consideraciones, mejor sera andarse con pies de plomo. Ha venido a comprar, no? le pregunt a Andreas alegremente. Quiz, y agradecera mucho su consejo. Luego seal con la cabeza a Amelia y sus hermanos y explic Ellos piensan que no tengo buen ojo para los caballos.

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Se sonrieron con sorna unos a otros en lo que pareca una broma familiar, aunque sin inters para Niels. Les dio un momento y luego pregunt: Se sabe algo de los secuestradores? Me temo que no respondi el mayor de los hermanos, pero es slo una cuestin de tiempo. No pueden esconderse para siempre. Puede que hayan regresado a Irlanda. Bueno, eso si es que eran irlandeses puntualiz el hermano menor imitando el acento irlands. Luego sonri. A fe que esos tipos pueden ser de cualquier parte. El esfuerzo por adoptar un acento irlands no dio muy buen resultado, pero Niels entendi la intencin del gesto. No era fcil engaar a los akoranos. No haban mantenido su soberana y el misterio que los rodeaba durante miles de aos por ser tontos o descuidados precisamente. Disculpe a mi familia intervino Amelia en un tono algo spero. Son irremediablemente suspicaces. En absoluto la tranquiliz Niels, el hombre inteligente es aquel que mira detrs de cada esquina. Ms saber popular de Kentucky, seor Wolfson? pregunt Andreas. Niels se ech a rer. Es ms una enseanza de Washington, que es un lugar mucho ms duro que cualquier entorno salvaje que yo haya visto. Andreas asinti, claramente satisfecho con la respuesta y con el hombre. A m me gust Washington, aunque el clima es horroroso. Cundo estuvo all? pregunt Niels cortsmente. El ao pasado, por primera vez. Me gustara volver algn da. Y se detuvo en Nueva York? Tengo que admitir que es mi ciudad preferida. S, s estuve all, y entiendo por qu lo dice. Sabe que hay quien predice que algn da Nueva York ser mayor que Londres? Cuesta imaginarlo, pero la ciudad despliega sin duda cierto atractivo. Tuvo la oportunidad de ver esa gua azul? Andreas rio. No llevaba ni una hora en la ciudad cuando me ensearon una copia. Qu es esa gua azul? se interes Amelia. Su primo dud. Es una..., gua de la ciudad de Nueva York. Y de todo lo que se puede hacer all aadi Niels. Pues no suena como algo tremendamente apasionante opin Luc. Eso lo dices porque no has estado en esa ciudad tan entretenida replic Andreas. Niels le dio la vuelta a su caballo para poder ver mejor al hijo del gobernante de kora. Dnde ms estuvo? En Filadelfia, una ciudad preciosa y en Baltimore. Se call un momento. Fue all donde tuvo lugar aquella horrible tragedia.

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Debe de referirse al Defiant corrobor Niels. Una prdida terrible, no slo por el barco, sino por la mayor parte de sus tripulantes. Me pregunto si alguien ha logrado determinar qu es lo que ocurri exactamente coment Andreas tras asentir. Se llev a cabo una investigacin, claro. Se determin que la explosin se haba debido a un accidente. Accidente? Amelia mir a los dos hombres consecutivamente. Perdn, pero puedo preguntarle de qu habla? Qu es ese Defiant y qu le ocurri? El Defiant era un barco de guerra norteamericano explic Niels con tranquilidad. Estaba atracado en Baltimore para llenar las bodegas. La mayor parte de la tripulacin se encontraba a bordo cuando se produjo una explosin seguida de un incendio. El Defiant se hundi y fallecieron cincuenta y nueve hombres. Qu terrible! exclam Amelia, que luego mir a su primo sin dar crdito. No contaste nada de esto a tu vuelta de Amrica. No te cont nada de esto a ti corrigi Andreas con gentileza. Ah haba algo importante, tanto para Andreas como, pens, para el seor Wolfson. Con voz ms tranquila, pregunt: Y no vas a hacerlo ahora? Su primo dud. Amelia vio cmo desvi la mirada en busca del recuerdo. Me encontraba lo bastante cerca del puerto como para or la explosin. Y, junto a otros hombres que me acompaaban, me dirig directamente a los embarcaderos con la esperanza de poder ser de ayuda. Muchos otros hicieron lo mismo, pero, por desgracia, poco poda hacerse. A los hombres se los sacaba del agua envueltos en llamas. Los ms afortunados murieron pronto. Otros tardaron ms. Sigo? No respondi Amelia con suavidad. Luego le tendi la mano y acarici la de su primo. Perdname, Andreas. No tendra que haber preguntado. Andreas respir y fue reducindose la tensin que atenazaba sus anchas espaldas. Segn parece, estoy ms afectado de lo que yo pensaba. Luego se volvi hacia Niels, que los observaba. As que usted dice que fue un accidente, no, seor Wolfson? Acaso conoce alguna razn para pensar de otro modo? Supongo que no confirm Andreas; aun as, cuesta aceptar que la vida pueda acabar de forma tan caprichosa. Amelia volvi a mirarlos a ambos. En su fuero interno presinti que algo no iba como deba. La impresin era escurridiza y se desvaneci antes de que pudiera reflexionar ms sobre ella. Busquemos un tema de conversacin ms alegre propuso antes de dirigir a su caballo hacia el prado. No tardaron en enzarzarse en una conversacin sobre los diferentes caballos que haba en venta, y sus hermanos se mostraron especialmente tozudos en sus opiniones. Y aunque ella tambin dio la suya, se mantuvo muy consciente del hombre que de forma tan inesperada haba entrado en su crculo familiar. El seor Wolfson, que haba estado en Washington, en

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Nueva York y en Baltimore, que valoraba con tino los caballos y constitua una agradable compaa en un da de primavera londinense. Pareca todo lo sociable y civilizado que se poda ser. Dnde estaba entonces Wolf el Lobo?

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Captulo 5
Qu tal ha ido? pregunt Shadow cuando Niels regres a la casa de Londres. Era media tarde. La ciudad se debata entre el penoso caminar hacia el hogar de los trabajadores y la premura de la alta sociedad por comenzar las actividades de la noche. Tras introducir el tacn en el artilugio sacabotas situado junto a la puerta de entrada, Niels contest: Supongo que bastante bien. Una vez aflojada, tir de la bota embarrada del fango del mercado de Smithfield hasta quitrsela, y se ocup de la otra. No importaba que los criados fueran a limpiar lo que l ensuciara; un hombre sensato evitaba dejarlo todo manchado... Por lo menos lo intentaba. El prncipe Andreas reconoce haber estado en Baltimore cuando se destruy el Defiant. No puede hacer otra cosa matiz Shadow. Haba muchos testigos que lo vieron. Niels coloc la segunda bota junto a la primera y entr en la casa. Shadow se apart para dejarle pasar y luego lo sigui por el pasillo hasta la estancia que empleaban como despacho. Aun as continu, el prncipe no parece saber cmo se produjo la explosin. Esperabas que s lo hiciera? inquiri Shadow. En absoluto. Simplemente no esperaba que fuera tan bueno contando embustes, si es que est mintiendo realmente. Shadow se acurruc en el sof ms prximo y observ a su hermano. Ya sabes lo que yo creo. Los akoranos son tan culpables como el diablo y debemos entrar en guerra con ellos. Niels sonri fatigado. Era una discusin constante entre ellos, una que slo el tiempo y la verdad resolveran. Lo cual explica que se me encomendara a m esta pequea misin y que t ests aqu slo para echarme una mano llevando las cosas. Shadow cap un puro que haba cogido de la caja de cedro situada sobre una mesa cercana. Y yo te digo, hermano, que t puedes ponderar los hechos de aqu a Navidad, pero que los resultados sern los mismos. Qu son culpables? Exacto. Lo que no entiendo es por qu tenemos que perder el tiempo aqu en lugar de ir a por ellos directamente. Estamos aqu Niels habl para recordrselo tambin a s mismo a instancias del presidente Van Buren. Que no quiere ir a la guerra apostill Shadow al mismo tiempo que haca una mueca y acercaba una vela a la chimenea.

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Lo culpas por ello? Con los bancos sin depsitos y con tan poca liquidez, ya tiene bastante de lo que ocuparse sin necesidad de buscar una guerra. Qu bien que nuestro dinero sea de oro coment Shadow mientras se encenda el puro. Niels asinti pero retom el tema. Si llegamos a una guerra, Van Buren acabar endurecindose o alguien conseguir que as sea. Aun as, debemos estar seguros antes de actuar. Quien tena mejores motivos que los akoranos? Jackson estaba harto de ellos por negarse a establecer relaciones diplomticas, y preocupado por que estuvieran a punto de ofrecerle a Inglaterra una base naval, tanto que estuvo de acuerdo en enviar al Defiant para descubrir qu estaba ocurriendo. Era un plan magnfico, si se me permite decirlo. Teniendo en cuenta que lo diseaste t y que te haban encargado la misin, entiendo que pienses as. T no te opusiste cuando te enteraste le record Shadow. No, no lo hice. En esas circunstancias, s era un buen plan. Arriesgado pero bueno. Por desgracia, el Defiant nunca zarp. Ni lo hicieron tampoco cincuenta y nueve hombres, muchos de los cuales eran mis amigos. Shadow se levant de forma brusca y camin hacia las ventanas. Miraba fuera, pero era obvio que sus pensamientos estaban en otra parte, a kilmetros y meses de distancia. Maldita sea, Wolf, habra muerto con ellos. Y an hay veces en que pienso que quiz debera haber sido as. No digas eso. El ms joven solt una gran carcajada. Es terriblemente curioso. Si no hubiera estado calentando la cama con Fleur, habra vuelto al barco justo a tiempo para saltar por los aires. Es una chica encantadora Fleur. Siempre me ha gustado. S, me hago una idea de lo que te gustaba. En cualquier caso, no es posible que los akoranos se salgan con la suya despus de lo que hicieron. Quienquiera que lo hiciera matiz Niels con suavidad, lo pagar. Te lo prometo. De hecho, eso es lo que haba jurado durante las agnicas horas que pas sin saber si su hermano se contaba entre los vivos o entre los muertos. Y aquel juramento lo abrasaba por dentro desde entonces. No descansara hasta verlo cumplido. Puede que los akoranos pensaran que tenan razones para destruir el Defiant sugiri, pero de verdad lo habran hecho mientras uno de sus prncipes estaba en esa misma ciudad? Yo creo que queran que lo supiramos replic Shadow con gravedad; queran restregrnoslo por la cara. Entonces ya descubrirn que han cometido un terrible error dijo Niels. Tom una espada de una de las repisas que haba junto a la puerta y la gir lentamente en sus manos. Aunque el arma databa como poco de haca dos siglos, la hoja se mantena afilada. Se haba empleado, se deca, contra el ejrcito del gran visir Kara Mustaf durante la liberacin de Viena

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de los musulmanes en 1683. Al verlo, Shadow le dijo, mientras sealaba con la cabeza el pequeo montn de cartas que haba en una mesa cercana: A lo mejor quieres echar un vistazo al correo. Niels devolvi la espada a su lugar. Algo de Washington? Esperaba que no. Van Buren lo haba enviado all con mnimas instrucciones y a Niels le apeteca que aquello continuara igual. Shadow sonri al contestar: Mucho mejor. Hizo el gesto de quien lanza un anzuelo. Niels oje las cartas con prisa. La mayora provena de Nueva York, informes del abogado y el corredor de bolsa de ambos. La situacin econmica en general era inestable, si bien no para l, ni tampoco para Shadow. A ellos, por el contrario, eran muchas las oportunidades que se les brindaban. Estaban plantendose adquirir varias compaas ya que ambos consideraban que era el momento adecuado. Sin embargo, aquel proyecto tendra que esperar. Haba otro sobre, muy pesado, con la pestaa cerrada con un sello de cera que mostraba la cabeza de toro akorana. Tanto su nombre como su direccin estaban escritos con caligrafa de mujer. Tras leer con rapidez la nota que contena, Niels se la pas a su hermano. Parece que se han tragado el anzuelo de verdad. Se trata de una recepcin para la princesa Victoria maana por la noche continu. No saba que se le permitiera salir. No suele permitrsele corrobor Shadow. Estar bien ver cmo es. Segn se dice, el buen rey Guillermo no tardar en abandonar esta envoltura mortal. Vaya se lament Niels sinceramente, ha sido menos censurable que la mayora de los Hannover. Asistirs, no? Por nada del mundo disgustara a la encantadora princesa Joanna. Y la princesa Amelia? pregunt Shadow al devolverle la invitacin. Qu le ocurre? Hay mucho que decir de esa enrgica mujer. Quiz s, salvo que ests disuadido por la idea de encontrarte en el lado opuesto en una guerra contra su padre, sus tos, sus hermanos y sus primos. Eso es verdad reconoci Shadow. Van Buren no te dar mucho ms tiempo. Puede que no lo necesite. Niels abri un cajn de la mesa. En el interior haba una cartera de cuero. La sac, la coloc en la mesa y levant la solapa para abrirla. Un hombre le devolvi la mirada o, al menos, lo hizo el retrato de un hombre; un hombre al que slo otros pocos haban visto, y stos ya estaban muertos. Moribundos, algunos lo haban descrito y un artista con talento haba traducido todas sus indicaciones en un dibujo.

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El hombre pareca un ngel. Sus rasgos, perfectamente dispuestos para ofrecer una impresin de belleza y dignidad culminaban en una cabellera rizada que se deca que era dorada. En el dibujo apareca sonriendo, como si invitara a la intimidad de placeres compartidos; ahora bien, sus ojos, profundos y enmarcados en unas espesas pestaas, no transmitan nada. Aquel hombre poda existir..., o no. Si viviera, sera un genocida. La cuestin era si provena de kora. En general, los akoranos lucan el cabello oscuro y parecan reflejar en sus rasgos los orgenes de sus antepasados en el mundo antiguo del Mediterrneo. Aun as, se saba que de vez en cuando haba extranjeros que llegaban al reino fortaleza. Y aunque segn la tradicin moran a manos de un pueblo que se propona excluir a los xenos, a los forneos, las pruebas de los ltimos aos hacan dudar de aquella idea. No slo haba dos miembros de la misma familia britnica Royce y Joanna Hawkforte que haban viajado a kora y vuelto con vida, sino que adems se haban casado con miembros de la familia akorana en el poder. Ms an, nada menos que la esposa del vanax de kora, una figura similar a la del rey, era parcialmente de origen ingls; haba arribado a orillas akoranas de nia tras un naufragio y la haban educado con toda seguridad como una akorana, si bien no dejaba de ser una extranjera. Y desde luego no la haban matado, sino todo lo contario, pues ahora reinaba como consorte y se haba granjeado el cario de todos. De modo que el hombre de cabellos rubios poda ser akorano o, simplemente, estar trabajando para ellos. El reto era encontrarlo y pronto. En el crculo de los akoranos, que lo haban acogido en su hogar e invitado a sus actividades de ocio, Niels dara con aquel hombre. Si estaba all, Wolf el Lobo lo descubrira. El hombre morira, pero su muerte no sera sino el principio de lo que prometa ser una justicia salvaje. Nada menos que aquello acallara las voces angustiadas de los cados. Y Amelia? Niels frunci el ceo al pensar de repente en ella. Hara bien en verla como un mero medio que la llevara hasta el fin que persegua. En realidad, tampoco se le haba pasado por la mente la idea de que pudiera ser algo distinto o, al menos, hasta que ella sali de aquella zanja, empapada y cubierta de barro, y anunci que era una princesa. Har lo que sea! Fregar los suelos, pelar patatas, dos tareas honradas y desde luego ms tiles! Amelia miraba con desesperacin a su madre. Joanna, que sola ser la ms indulgente y cariosa de las madres, se limit a sonrer. Melly, de verdad, ests exagerando. Slo es una prueba, la ltima de todas. La ltima para este vestido; este vestido despreciable que odio y que no quiero volver a ver. Es precioso. T misma lo dijiste.

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S, hace cinco pruebas. Antes, cuando no tema que llamaran a la puerta, ni me aterraba que me dieran la horrible noticia de que ya haba llegado madame Duprs. Madame Duprs lleva aos vistindonos a Kassandra y a m... Y tambin llevis aos evitando la mayor parte de las pruebas empleando a criadas en vuestro lugar; criadas, debo aadir, a las que os sents obligadas a compensar por el trance. Slo intento hacer un uso eficiente de mi tiempo replic Joanna con la cara estirada. Adems, sabes que podras hacer lo mismo si hubiera alguien aqu que se pareciera a ti, pero no lo hay. Slo por unos centmetros de estatura. No es slo eso, cielo. T tienes una preciosa y larga cintura, y ests un poco ms dotada en el pecho que la mayora de las mujeres. Tienes un tipo excelente. No debera ser una razn para quejarse. No lo sera si los hombres consiguieran mirarme a los ojos en lugar de creer que la voz me sale de algn lugar ms abajo. Joanna se ech a rer y le apret la mano ligeramente. Pues no vi que el seor Wolfson no tuviera problemas en ese sentido; en fin, se ve que es un hombre muy contenido. Supongo que s... Era cierto que al tratarla no se haba mostrado incapaz de controlarse. No le faltaba arrogancia, pero, por extrao que pudiera parecer, no lograba que le importara. Ha respondido a tu invitacin? Para la recepcin? S, lo ha hecho. Su nota ha llegado har una hora. Le apetece mucho asistir al acontecimiento. Me alegro de que as sea musit Amelia mientras luchaba por reprimir una repentina emocin que casi logr ponerla de buen humor. En cuanto al vestido... Melly, perteneces a la dinasta de kora, por no decir que tambin desciendes de los mejores linajes de Inglaterra. Haz el favor de no dejarte vencer por una costurera francesa. Tras aquella sentencia, su madre sali con energa dejndola a manos del monstruo de la alta costura que llegaba demasiado pronto y se quedaba demasiado rato. Aun as, todo, incluso un tedio de tal calibre que pareca alterar la propia naturaleza del tiempo, acababa tocando a su fin. Aliviada, Amelia llev volando por la escalera de atrs aquel cuerpo sometido a incontables pinchazos y lleg al jardn, donde se qued de pie respirando el aire fresco o, por lo menos, un aire tan fresco como la abarrotada ciudad de Londres lo permita. Qu era aquel olor? Es el ro coment Andreas, que sala de detrs de una esquina de la casa justo para ver que Amelia arrugaba la nariz. Hay demasiada gente tirando demasiadas cosas en l. Cuesta creer que todas esas personas sigan bebiendo agua del Tmesis apostill el hombre que haba con ellos. Sonri mientras hablaba y luego inclin la cabeza para saludar a Amelia sin apartar la mirada de ella. Seor Hawley, no me haba dado cuenta de que estaba usted aqu. Y tampoco le agradaba descubrir su presencia. Hawley..., la

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incomodaba. Cuando la miraba, vea a un hombre de una determinacin rara, casi bruta, y nada ms. No dejaba traslucir sus sentimientos ms profundos, si es que albergaba alguno, y aunque Amelia no asuma que eso fuera el reflejo de algo negativo de su carcter, nunca acababa de estar del todo a gusto ante lord Simon Hawley, a pesar de que tuviera forma de hombre apuesto y encantador. Amelia se daba cuenta de que tambin era un pretendiente potencial, aunque haba llevado ese asunto de modo ms inteligente que la mayora, pues no la haba asediado. La haba hecho partcipe de su inters, era agradable con su familia y poco a poco se dejaba ver ms en su vida. La verdad era que no tena muy claro cmo actuar respecto a l. Parece malhumorada, princesa le dijo. Hawley empleaba la palabra princesa de una manera natural, al contrario que el seor Wolfson, que siempre se las arreglaba para darle a su ttulo un tono irnico. Conoce usted a madame Duprs milord? Por supuesto. Todo el mundo la conoce. Su sonrisa se tom indulgente. No ser tan duro que le hagan a una esos preciosos vestidos. Yo creo que Melly preferira ir al potro de tortura intervino Andreas con cierta sorna. Es que la ropa es mucho ms complicada hoy en da aleg. Saba bien que en comparacin con la miserable existencia de tanta gente a su alrededor en la ciudad, sus quejas eran en verdad minsculas. Lord Hawley y yo nos vamos a montar al paseo de Rotten Row, en Hyde Park inform Andreas. Quieres venir? Gracias, pero no. Por mucho que le gustara montar y aunque habra ido encantada slo con Andreas, la compaa del seor Hawley la disuadi. Con todo, se volvi hacia l educadamente. Estar maana en la recepcin, milord? Tengo la intencin de asistir, y me encantar ver ese vestido tan complicado, princesa. Realiz una reverencia que exceda ampliamente los requisitos de la etiqueta. Amelia frunci el ceo al verlo alejarse. Pronto se olvid de Simon Hawley al ir a ayudar a su madre con los ltimos preparativos de la recepcin. Antes de convertirse en la princesa de kora, Joanna haba sido seora de Hawkforte, una de las propiedades ms afamadas y sin duda la ms antigua. All se haba cultivado en las artes de la organizacin de tal modo que an sorprenda a su hija. Es cuestin de motivacin dijo su madre cuando Amelia se lo coment. Caminaban a buen paso Joanna nunca llegaba a correr desde el establo, donde se conservaban la leche y la nata en un pozo que las mantena fras, hasta las cocinas, situadas a escasa distancia. Se oan sus pasos en el suelo de losas del stano y se multiplicaban con el eco al descender por el espacio hueco que formaban las paredes de ladrillo. Antes de casarme, no me gustaba la alta sociedad y deseaba tener poco que ver con ella; sin embargo, despus, me di cuenta de que mis preferencias personales no podan interferir en la necesidad de mantener

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buenas relaciones entre kora y Gran Bretaa. Lo has hecho fenomenal la felicit Amelia; las relaciones entre ambas nunca han sido tan buenas. Eso es cierto por ahora. Te refieres al deseo del seor Melbourne de entablar relaciones diplomticas? Tu padre ha hecho todo lo posible para explicarle al primer ministro que la amistad es preferible a una relacin ms oficial, lo que bien podra llevar a ejercer cierta presin por parte de Gran Bretaa para lograr concesiones que kora no est dispuesta a otorgar. La base naval? Joanna asinti. Aqu el Gobierno lo niega, pero hay pocas dudas de que Gran Bretaa quiere esa base. Y continuar intentando obtenerla en el nuevo reinado? Eso supongo. Desde luego no hay razn alguna que pueda llevar a pensar que Melbourne cambiar de opinin. Nada ms salir de las cocinas, Amelia se detuvo para mirar a su madre. El stano estaba en silencio. Los sonidos de la casa quedaban enmudecidos. Haba motas de polvo bailando a la luz del sol en busca de las grandes ventanas horadadas en el muro a partir del nivel principal. El mundo mismo pareca haberse detenido. Es tan raro pensar que una chica ms joven que yo est en el trono. El consenso general es que Victoria estar guiada, por no decir controlada, por quienes la rodean, aunque yo dudo que eso vaya a ser as totalmente. Acaso puede ser de otro modo? En realidad se ha pasado toda su vida secuestrada. Mira, ni siquiera ha tenido una habitacin propia, sino que debe compartir la de su madre. No es muy sana la forma en que la han mantenido enjaulada coincidi Joanna. Meti la cabeza en las cocinas, intercambi unas palabras con la cocinera que diriga los preparativos con una autoridad de acero propia de un general en medio de la batalla, y condujo a su hija hacia la escalera. Mientras suban al piso principal de la casa, continu: Ahora bien, cuando la conoc el ao pasado, a pesar de que el encuentro fue breve, me dio la impresin de que contaba con una voluntad frrea, puede que incluso sea tozuda. Necesitar fuerza coment Amelia, si es que va a reinar por propio derecho. Es probable que un poco de cabezonera no le vaya mal tampoco. Me imaginaba que esto iba a parecerte bien brome Joanna. Luego, ms seria, aadi: Se sabe algo ms de la casa en la que te retuvieron. Estaba alquilada a un irlands que no puso ningn inconveniente en pagar por adelantado la renta de un ao cuando se la pidi el arrendador. Un irlands al que no han encontrado todava? Que ella supiera, no haba ni rastro de los hombres que la haban secuestrado. Por ahora no confirm su madre. Tu padre ha puesto a hombres para vigilar los puertos, pero an no han hallado nada.

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Llegaron al saln de la parte de atrs. Un guarda akorano, con el pecho al descubierto, ataviado con una falda y que se cea una espada a la cintura, las vio y asinti amablemente. Ahora haba guardas por todas partes. Si bien Amelia trat de que no le importara, su presencia constitua un recordatorio constante del extrao acontecimiento que haba ocurrido en su vida y del que an no haba explicacin. Aunque dijo Joanna, no hay razn para asumir que el hombre con el que hablaste fuera irlands. Podra haber fingido el acento y alterado su apariencia. Ya me lo he planteado reconoci Amelia. Al no ocultar su rostro, pens que iba a matarme. A Joanna se le escap un gemido de temor al pensar en eso. Presion los labios con fuerza y respir. Esperaba que esa posibilidad no se te hubiera pasado por la cabeza. Soy tu hija, mam, tuya y de pap explic Amelia con amabilidad . Tengo la suerte de haber heredado una buena cantidad de valor y, espero, de sensatez de ambos. Hemos intentado prepararos para vivir en el mundo reconoci Joanna. Luego logr esbozar una sonrisa. Aunque no siempre ha sido fcil. Aprenders por ti misma que el instinto de proteger a los propios hijos puede ser bastante fiero. Cuando nos dimos cuenta de que habas desaparecido, mi primer pensamiento fue que deberas estar en kora. All estaras ms segura. Amelia se dej llevar por un impulso y le pas el brazo a su madre por el hombro. Si bien Joanna siempre pareca fuerte, casi indomable, en aquel momento daba la impresin de ser ella quien necesitaba el consuelo. Me encanta kora, pero no estoy segura de que mi vida est all. Ya lo s replic su madre con dulzura. Y aun as, tampoco estoy segura de que sea aqu. Podra seguir como hasta ahora, viviendo en ambos sitios. Podras respondi su madre algo indecisa. Su tono de voz cambi y le habl de mujer a mujer. Trat de ser clara. O podras hacer lo que hice yo y saltar. Saltar? Cuando salt a bordo del barco de tu padre la sonrisa de Joanna era totalmente femenina, salt a una vida totalmente diferente. Fue un acto de fe..., y de esperanza. Debas de saberlo... No saba nada. Mi hermano haba desaparecido despus de partir hacia kora, el reino fortaleza envuelto en un halo de leyenda y misterio, por no hablar de la amenaza de lo que hacan los akoranos con los extranjeros. Tu padre representaba la nica oportunidad de encontrarlo; un prncipe, extrao y distante, que ya me haba dicho que no lo molestara. No es verdad! Amelia no haba odo aquello nunca. S lo es, fue en una fiesta en Carlton House, cmo no! Y qu hiciste? pregunt Amelia, fascinada por esa revelacin que le permita indagar en la vida de sus padres cuando no eran ms que un

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hombre y una mujer que luchaban por alcanzar un acuerdo. Lo persegu explic Joanna, y su sonrisa fue la de una mujer mucho ms joven y con total confianza en s misma. Hay un dicho irlands que reza: Un hombre persigue a una mujer hasta que ella lo atrapa. Supongo que es aplicable a tu padre. Amelia se ech a rer. La sola idea de que su padre... En cualquier caso era encantador y, de pronto, se dio cuenta de que probablemente era cierto tambin. Los dos os habis entendido muy bien. Es verdad, y me alegra mucho. Me gustara que algn da t corrieras la misma suerte. Estaba siendo ms sincera con ella de lo que nunca lo haba sido. Amelia no supo qu responder. Cmo decir que eso era lo que ella deseaba, pero que dudaba de que fuera posible en su caso? Los hombres que haba conocido, bueno, no eran comparables con lo que su madre y sus tas haban encontrado. Ese tipo de amor no llegaba casi nunca. Caba atreverse a esperarlo? Desde luego, no con Hawley, de eso estaba segura. Ni con ninguno de los otros hombres que haba conocido, salvo... Wolf el Lobo? No, claro que no! Un norteamericano descarado con el que estaba en deuda, desde luego, pero que, aun as, no era un hombre en el que una mujer sensata pensara al imaginarse en el futuro. Y ella era una mujer sensata. Princesita. Aquella voz profunda y que se arrastraba. Aquella sonrisa... Aquellas manos. El era un hombre contenido y ella era lo bastante mujer como para entender lo que aquello poda querer decir. Dudo que me case sentenci con frialdad. Su madre se rio. Joanna, antes seora de Hawkforte y ahora de kora; Joanna, la que haba saltado, rea y abrazaba a su hija mientras a su alrededor avanzaban los preparativos para la recepcin real y lo que sta trajera consigo.

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Captulo 6
Que tal estoy? pregunt Niels. Frunci el ceo ante su imagen reflejada en el espejo de cuerpo entero que tena ante s. Recin afeitado, llevaba el pelo peinado hacia atrs desde la frente. Las actividades de la velada requeran un atuendo formal. Esperaba haberlo elegido correctamente. Como un petimetre contest Shadow antes de mostrar una enorme y burlona sonrisa. Estaba tirado en la cama con baldaqun y tena los brazos cruzados detrs de la cabeza; estaba completamente relajado mientras su hermano se enfrentaba a la tirana de la moda. Maldita sea gru Niels. No me ayudas. Shadow se ech a rer, salt de la cama y fue hasta donde estaba su hermano. Lo mir en el espejo. No ests mal admiti. Preferira no estarlo. Por qu ests tan preocupado? Has sobrevivido a los salones de Washington. Puede algo ser peor que eso? Sospecho que s; aqu s. Los ingleses haban dispuesto de aos para perfeccionar las afiladas puntas de la censura social. A l le traa sin cuidado, le daba igual. Aunque en el fondo s importaba. Con todo, nada podra apartarlo de su misin. Era un chico de Kentucky. Haba alcanzado la riqueza y el poder. Haba llegado hasta all. En serio lo tranquiliz Shadow, ests bien. Niels asinti brevemente y volvi a mirar en el espejo al hombre que en l se reflejaba. Llevaba una chaqueta levita cruzada, fabricada con la lana negra de mejor calidad y combinada con unos pantalones de igual tejido, botines y una capa, que si bien encontraba ridcula, era necesaria de todas formas. Igualmente importante: no llevaba cors, aunque hubiera quienes se llamaban hombres y s lo hicieran; tampoco usaba un cuello alto para mantener el cuello recto y rgido, ni lazos en los zapatos. Haba algunas cosas que un hombre no hara ni siquiera por amor a la patria. Dnde est tu arma? pregunt Shadow. Aqu respondi mientras le enseaba la discreta funda de cuero que llevaba debajo del abrigo. Y la daga? insisti su hermano tras asentir. Niels se levant ligeramente una pernera del pantaln. Muy bien. Parece que ests listo. As es. No es tan horrible lo anim Shadow, que se esforzaba por animarlo. Encontrars a ese hombre, lo matars, y pronto estaremos de vuelta en nuestro hogar.

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S, para reunir a la flota e ir a la guerra. La guerra es buena cuando est justificada. Hay quien dice que kora es un paraso. Son hombres igual que nosotros, y tambin igual de peligrosos. Niels se apart del espejo, del reflejo del hombre que deba ser, y abraz a su hermano. Con las manos en sus hombros, le dijo: Daremos con la verdad y a ella nos ajustaremos. Est claro? No permitas que la princesa te distraiga. No lo har. Es hermosa, a su manera, y tambin tiene fuerza. Por todos los santos, es una princesa. Shadow esboz una sonrisa burlona, puso las manos sobre las de su hermano y dio un paso atrs. Acaso crees que eso importa cuando ests bajo las sbanas? Puede que no, aunque a tus ojos ella es el enemigo. S reconoci Shadow con la mirada algo adusta, y preferira que no lo fuera. Tambin Niels lo preferira, pero no iba a confesarlo, ni siquiera a s mismo. Hacemos lo que debemos opt por decir. Luego sali de la habitacin y se adentr en la noche. La casa estaba completamente iluminada. Haba luces en todas las ventanas y antorchas situadas regularmente a lo largo del camino de entrada. Niels aparc su coche de caballos en la calle atestada de gente y se acerc a pie. Era tal la muchedumbre que calcul que, de otro modo, tardara otra media hora antes de desembarcar. Todo Londres, o al menos toda la alta sociedad, haba salido para ver a los miembros de la casa real akorana dar la bienvenida a la princesa Victoria. Todo Londres salvo el rey enfermo, a quien probablemente no se le echara de menos. La noche era clida para ser abril y, a Dios gracias, el olor del ro pareca contenido por una brisa que transportaba los aromas ms dulces de la campia y de los huertos an sin descubrir, al oeste de la ciudad. Subi los escalones sobre los que ondeaba la bandera con la cabeza de toro y accedi al saln que ya conoca. All se detuvo y, tras entregarle la capa a un lacayo, mir a su alrededor. El saln, elevado y con una gran bveda, estaba inundado por el ruido de las conversaciones de las gentes demasiado pagadas de s mismas, siempre conscientes de lo que pudiera ser de inters, de cualquier chisme o circunstancia de la que aprovecharse. All mismo se dio cuenta de que sera una noche muy larga. Haba un besamanos. Niels lo evit y se pase a lo largo de la estancia, fuera de la multitud, mirando rostros, buscando. El Angel. As lo haban apodado durante las oscuras horas que sucedieron a la destruccin del Defiant. El hombre al que se haba visto colocar los explosivos que haban destruido a un barco digno y a los hombres que iban a navegar en l.

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Tena que ser un akorano, o alguien que trabajara para ellos. Aunque intentaba buscar otra explicacin, Niels no lograba dar con ella. Nadie ms tena razn alguna para sabotear el Defiant. Nadie ms se habra atrevido. No? No poda dejar que sus sentimientos interfirieran en la justicia que haba que hacerles a los hombres del Defiant, ni en la proteccin de su pas. Encuentra al Angel. Ve a la guerra. Mata. Encuentra la paz. Cuntos hombres, durante cuntos aos, se habran planteado lo mismo? Hara lo que deba, pero... Amelia. La princesita. Estaba de pie en el besamanos junto a sus padres. Estaba preciosa. Llevaba un vestido de seda color marfil que le dejaba los hombros al descubierto, se cea a la altura del pecho y luego caa en una especie de falda de encaje hasta los pies. Iba con el cabello recogido en un moo alto, con flores entrelazadas que Niels casi poda oler. Su piel ofreca un aspecto similar al de los albaricoques en verano; clidos al tacto, dulces de sabor. Rea. Que el cielo lo librara de una mujer clida y encantadora que se supona que era su enemiga. Pas un camarero con una bandeja de plata. Niels acept una copa de champn, que bebi sin saborear mientras segua contemplando a Amelia. Estaba al lado de otra mujer, tambin joven pero de menor estatura, que pareca..., resuelta. Actuaba como si fueran a robarle aquel instante y estuviera dispuesta a retenerlo. Victoria. No era fea, no exactamente; tampoco era guapa, aunque s lo bastante agradable a pesar de ser poca cosa. En comparacin con los rimbombantes varones de la dinasta Hannover, incluido su propio padre, era dulce y sencilla. Haba, con todo, algo en sus hombros, en la inclinacin de la cabeza y en la espontaneidad con la que se volva hacia Amelia y le sonrea. Era como un pajarito al que hubieran liberado de su jaula. En las colinas de Kentucky haba conocido a un anciano que criaba halcones. El hombre tena algo que ver con l, pero en la maraa de parentescos de la zona, Niels no haba logrado adivinar qu. A los halcones se los mantena encapuchados en las halconeras hasta que crecan y aprendan el trato que deban tener con los hombres si queran regresar al cielo alguna vez. Victoria ofreca el aspecto de un ave peregrina que el anciano hubiera atesorado. Escribira al respecto a Washington, compartira sus impresiones con Van Buren, por si fueran de utilidad. Con todo, la princesa britnica le era de poco inters en aquel momento, algo que cambiara en el instante en el que el viejo rey expirara. Amelia se volvi para hablar con su padre. Era increblemente elegante y..., despierta. S, sa era la palabra. Pareca viva y despierta,

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libre de la cautela y los clculos perpetuos que hacan que tanta gente pareciera ms un autmata que una persona. El cuerpo de Niels, aparentemente ajeno al control de su mente y lejos de toda sensatez, se despert. Haca demasiado tiempo que no estaba con una mujer. Deba de ser eso. Aunque la princesa era atractiva, haba muchas mujeres encantadoras que aceptaran gustosas, e incluso si fuera necesario, que lo haran por dinero. A Niels le gustaban las relaciones francas y sencillas. Nada sera sencillo con esta princesa. Volvi a rer y l observ el leve rubor de su piel a lo largo de la elegante lnea del cuello hasta el monte de sus pechos hermosos. Se volvi bruscamente en busca de algo, cualquier cosa que pudiera calmar sus caprichosas pasiones. Sonaba msica, Mozart, pens, aunque no saba demasiado de esos temas. El ambiente ola a perfume, a buena comida y a vino. All donde mirara contemplaba belleza. No haba nada sucio ni harapiento, desesperado o desastroso. Todo era comodidad, encanto y seguridad. Malditos fueran. Los gritos de los hombres que haban fallecido, los lamentos de aquellos ms dbiles y exhaustos, los sordos sollozos del nio que haba sido. Todo se haca de pronto demasiado cercano, demasiado real... Wolfson? Not una mano en el hombro, una voz muy prxima. Se volvi y se encontr contemplando unos ojos color avellana. Princesa. Haba abandonado el besamanos, a su familia y a la invitada real para acercarse a l. Era una mujer peligrosa. Se encuentra bien? Desde luego, es que estoy embargado por la distincin que desprende todo. Amelia pareci no dar crdito por un momento, luego movi la cabeza a modo de reprimenda. No lo est. En realidad no aprueba todo esto. Cmo puede saber algo as? Qu haba dicho y por qu? Demasiada franqueza y poca contencin en su lengua. Peor an, los estaban observando. Su padre, en concreto, alzaba la vista y lanzaba una mirada dura y continuada en la direccin de Niels, al mismo tiempo que se propagaba una oleada de inters entre los invitados ms prximos a ellos. La princesa no se ofendi aparentemente ante su admisin no intencionada y se limit a decir: Es republicano, verdad? Niels gobern sus pensamientos conducindolos en direcciones ms seguras. En el sentido de ser contrario a la monarqua? S, lo soy. Su presidente, Andrew Jackson, muestra una fuerte conviccin en ese sentido. La haba odo bien, aunque estaba ocupado en observar sus labios. Eran tiernos y suaves.

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El presidente ahora es Van Buren contest como ausente. S, pero Jackson era su presidente insisti Amelia, el hombre a quien sirvi. Deba de albergar alguna razn para servirle, no? La haba albergado? Una razn distinta a la de la oportunidad que Jackson le haba brindado? Le gustaba Jackson y estaba de acuerdo con l en la mayora de los temas, aunque haba algunos asuntos, sobre todo relacionados con la economa, en los que haban tenido opiniones encontradas. Me pareci que Jackson era la mejor opcin en aquel momento. Ansioso por pasar del tema de la poltica norteamericana, que para l no deca ni mucho ni bueno de su pas, se ampar en la cortesa. Gracias por haberme invitado. Ha sido mi madre, pero me alegro de que lo hiciera. A Niels lo sorprendi su honestidad. Mientras que l haba sido sincero sin quererlo, ella desplegaba la franqueza con nitidez y consciencia. Por qu? Estos eventos pueden acabar siendo terriblemente aburridos. La gente tiende a pasar de las poses afectadas al embobamiento y viceversa. No lo imagino en ninguno de los dos casos. Amelia lo mir directamente y sin timidez alguna al mismo tiempo que comenzaba a esbozar una sonrisa con aquellos labios tentadores. Su voz sonaba dulce, algo ronca, seductoramente femenina; era el tipo de voz que a un hombre no le importara escuchar gimiendo su nombre en la oscuridad. Qu opinin le merece la princesa Victoria? pregunt Niels; no porque le importara, sino porque deba centrarse en algo que no fuera la propia Amelia. Ella mir a la joven que iba a heredar el trono britnico. No puedo decir que la conozca mucho, pero parece dispuesta a cumplir con sus responsabilidades. La disposicin puede no bastar en este caso, pero no importa. Suele pasar mucho tiempo en Inglaterra? Solemos pasar aqu la mitad del ao. Dirigi la mirada a sus padres, que conversaban con la princesa Victoria. Baj el tono de voz. Este ao nos quedaremos aqu ms tiempo. Ya sabe, se espera que haya un cambio en el trono. Eso parece. kora se siente muy cercana a la Corona britnica. Mi to Royce, el conde de Hawkforte, es cercano a ella corrigi. La relacin formal entre kora y Gran Bretaa no difiere de la que existe entre nosotros y el resto de los pases. Luego inclin la cabeza y lo mir . Su propio pas ha intentado establecer relaciones diplomticas y ha sido rechazado, igual que los dems. No me interesan esos asuntos reconoci Niels con sinceridad. En verdad no le importaban. kora poda elegir establecer relaciones diplomticas con todos los pases del mundo o con ninguno; le traa sin cuidado. l slo quera justicia, viniera en la forma en que viniera. S, pero usted representa a su pas, no es cierto? Le aseguro, princesa, que no soy diplomtico.

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Amelia iba a sonrer de nuevo pero se contuvo. No, seor Wolfson? Y aun as ha contestado a mi pregunta sin responderla realmente. Eso debe considerarse una habilidad diplomtica. Niels se ech hacia atrs levemente, se columpi en los talones y escudri a Amelia. Qu es lo que quiere saber, princesa? Qu le hace pensar que quiero saber algo? se defendi ella. Hace girar la conversacin en torno a algo, y me gustara saber de qu se trata. El ao pasado dijo vinieron a Londres no menos de tres emisarios de su pas a hablar con mi padre; los enviaba el presidente Jackson para convencerlo de que apoyara el establecimiento de relaciones diplomticas con Estados Unidos. Ninguno de esos intentos obtuvo los resultados esperados. Lo mir fijamente. Me pregunto si es usted el cuarto emisario. Niels permaneci un momento en silencio mientras la estudiaba. Era, adems de todo, inteligente. Y aquello constitua una complicacin de la que podra haber prescindido. Su familia y la propia Amelia no aceptaban su presencia sin ms. Estaban hacindose preguntas, quiz especulando sobre los motivos que lo llevaban a estar en Londres. Tena que poner fin a todo aquello y hacerlo rpido. Despacio, habl. Soy un viajero, princesa; un hombre que disfruta de la oscuridad y de la lluvia. Acaso no es eso suficiente? Amelia tuvo la cortesa de mostrarse intimidada. Disclpeme, seor Wolfson. Su voz revel un indeseado temblor . Aprecio mucho su ayuda. Es que intento proteger a mi familia y a mi pas. La entiendo. En cuanto a las disculpas, no son necesarias. Con todo, si quisiera compensarme... Niels se acerc un poco ms a ella, estrechando as la distancia que los separaba. Ella llevaba un perfume suave con notas cidas que l encontr embriagador. Aun as, sospech que ella lo habra atrado en cualquier circunstancia. De qu forma? Amelia entorn los ojos y lo mir directamente. Niels recibi el impacto de aquella mirada dorada y sonri. Baile conmigo propuso Wolf el Lobo al tenderle la mano. Hacia la medianoche, Amelia se fij en que aqulla era una noche preciosa. Las estrellas brillaban, la brisa mantena alejado el hedor proveniente del ro y la compaa era insuperable. Haba, lo saba, ciento once invitados, e hizo lo que estuvo en su mano por atenderlos a todos, aunque en realidad para ella slo haba uno: Niels Wolfson. Ya fuera desde el otro lado de la extensa estancia o en sus brazos durante un vals muy correcto, l controlaba todos sus sentidos. La forma

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en que la luz de las lmparas de gas destacaba las duras facciones de aquel rostro y haca brillar aquel cabello de bano; el impacto que le produca su repentina sonrisa y la mirada clavada en ella; el timbre de su voz, profundo y ligeramente divertido, que pareca acariciarla; la calidez de su mano enorme cuando la posaba en su cintura y diriga sin esfuerzo alguno sus movimientos... Se senta aturdida y casi le entr la risa al reconocer la sensacin. A sus veinticinco aos nunca haba sentido algo ni remotamente parecido a aquello, a pesar de haberlo deseado. Ella, que haba sido sealada por algunos como una solterona, a quien los que no la conocan haban acusado de ser fra y desconsiderada; ella, que haba perdido la esperanza de encontrar a un hombre que pudiera hacerle sentir viva. Un americano, con una vida en Amrica. Bueno, tendra que reflexionar sobre ello. Mientras tanto, slo quedaba el momento, extrao y encantador, y tena toda la intencin de disfrutarlo al mximo. Pareces un nio con zapatos nuevos le dijo Andreas, que se haba acercado a ella sin que se diera cuenta, de lo entretenida que estaba. Amelia se volvi hacia su primo, le sonri y le tendi la mano. Acaso no me decas la semana pasada que tenda a ser demasiado seria? Acababas de ganarme una partida de ajedrez, una vez ms. Joanna se rio en aquel momento por algo que Niels le contaba. Los dos estaban cerca y charlaban. Pues he decidido que, en lugar de eso, voy a ser frvola coment Amelia mientras los observaba. A su madre le gustaba Niels, se haba dado cuenta. Y aunque eso no constitua un factor decisivo, s importaba. Andreas la observ fijamente. No, no te creo. Seal a Niels con la cabeza. De hecho, sospecho que vas ms en serio que nunca. Y tambin crees que soy una insensata? Amelia valoraba la opinin de Andreas tanto como la de su madre. No respondi su primo despus de pensarlo, insensata no. Con todo, cuando ella lo mir, le advirti: Aunque an nos queda mucho por saber de l. Puede ser, aunque no creo que pueda presentar un linaje de diez o veinte generaciones que pueda pareceros apropiado. Un hombre debera saber de dnde proviene. Un hombre debera saber quin es replic. Andreas, que quera mucho a su prima, cedi un poco. Es cierto. En cualquier caso, todos nos fiamos de tu juicio. Siendo quien era y haciendo lo que poda hacer... normalmente, aunque no siempre. Su don estaba lejos de ser infalible. Poda estar equivocndose en este caso. El momento, disfruta del momento. Disclpame dijo antes de separarse de su primo para ir hacia el hombre que, al verla acercarse, se despidi cortsmente de su madre y acudi a recibirla a medio camino. La msica los envolvi y empezaron a dar vueltas y vueltas. Amelia

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se dej llevar encantada por l, con aquella mano enorme posada sobre su cintura y que la guiaba, sin que los ojos de l pudieran apartarse de los suyos. Giraron una y otra vez en un mundo en el que el peligro pareca un recuerdo lejano de otro tiempo y de otro lugar. Y aun as, se mantuvo all, aunque apenas alcanzara a percibirlo, como una presencia hedionda que se arrastrara y oscureciera las fronteras de su tierra dorada.

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Captulo 7
No estaba all dijo Niels. Sus palabras sonaban duras por la frustracin. Tir la capa a la silla ms cercana y se dirigi al conjunto de botellas de cristal situadas sobre una mesa en el extremo opuesto de la habitacin. Tumbado en el sof en el que haba estado dormitando, Shadow levant la cabeza. Ni rastro de l? Ni un destello. Niels sirvi un par de copas bien cargadas de brandy. No estaba de humor para beber solo. Puede que el ngel no exista; o puede que no tenga nada que ver con los akoranos; quiz est en kora ahora mismo y por eso no tengamos forma de dar con l. Shadow se incorpor y se levant para ir junto a su hermano. Acept la copa que Niels le ofreca. An es pronto. Aparecer. Se afloj el pauelo que llevaba al cuello y coment: Ms vale que lo haga. Esto est resultando ms complicado de lo que pensaba. Shadow lo observ dar un buen trago del brandy y sonri burln. Lo dices por la mujer. Vaya, lo siento, por la princesa. Niels le clav una mirada que habra hecho temblar a un hombre ms dbil. Ella no tiene nada que ver con esto. Shadow no se amedrent. No? Entonces no le has prestado ninguna atencin esta noche, apenas has hablado con ella y desde luego no has perdido el tiempo bailando con ella? Bueno, s bailamos... Niels apart la mirada. Una sonrisa involuntaria suaviz la dureza de su rictus. Dios mo! Yo hablaba en broma, pero t no. Eso no es bueno. No fue ms que un baile. El hombre apodado Wolf el Lobo era honesto en el fondo. Bueno, unos cuantos se corrigi, aunque luego aadi en su defensa: Slo es una mujer. Ya la he visto. No es gran cosa. No es una belleza. Qu significa esa palabra? Una monada, con rizos rubios y labios carnosos? Nunca han sido tu tipo. Siempre te han gustado ms las que tenan un aire salvaje. Los dos lo sabemos. Niels se acab su brandy de un trago. El fuego lo abrasaba, pero era un ardor de los caros y lo soportara. Es princesa, Shadow. Se ha pasado la vida protegida, mimada y atendida. Me conoces mejor que cualquier otro hombre. Cunto tiempo crees que aguantara a una mujer as?

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Setenta... ochenta aos como mucho. Hablo en serio! Yo tambin, hermano. Tan slo deseara que no fuera akorana. Sin embargo, lo era; y esa desalentadora certeza mantuvo a Niels despierto mucho despus de que su cuerpo le pidiera algo de sueo. Se tumb y escuch el chirriar de las ruedas y el sonido de los cascos de los caballos que aumentaban rtmicamente en la calle situada ms all del jardn de la casa. Las voces de la cocinera que haban contratado y del pescadero, que charlaban en la puerta de atrs, ascendan por el hueco de la escalera. Oy tambin cmo invitaban a entrar a la lavandera, seguido de una potente risa femenina. Y dos conductores de camiones casi llegan a las manos animados por una muchedumbre que no haba tardado en arremolinarse a su lado. La ciudad que algunos consideraban la capital del mundo para gran lamento de los parisinos ya haba comenzado un nuevo da cuando Niels se rindi y sac las piernas de la cama. Si no iba a dormir y era obvio que no lo hara, prefera ponerse en marcha. Haba otras formas de encontrar a un hombre en Londres ms all de infiltrarse en el crculo social de los akoranos. Siempre haba ojos y orejas disponibles por el precio adecuado. Iba a explorar las diferentes opciones que tena cuando Shadow llam a la puerta. Bien comenz su hermano, ests despierto. Te he dejado dormir todo lo que he podido pero... Dormir es una esclavitud desleal. Qu es eso? Niels se limpi el jabn de la mejilla mientras sealaba la carta que llevaba Shadow. Es una nota de Benjamin Sherensky. Se ha enterado de que ests en Londres, te da la bienvenida y te invita a honrarlo con una visita. De verdad? Me sorprende que haya esperado tanto. He odo que ha estado fuera del pas. De compras, seguramente. Quiz haya encontrado algo de inters. Sea como sea, tendrs que ir. Es verdad coincidi Niels mientras se miraba en el espejo y se abrochaba el gemelo del cuello de la camisa. Sherensky es el comerciante de armas antiguas ms importante de Inglaterra. Algunas de mis mejores piezas son suyas. Shadow asinti. Sera raro que no le hicieras una visita. Resignado ante la necesidad de mostrar al menos un gesto que indicara lo que en teora lo haba trado hasta Inglaterra, Niels se march poco despus. La casa de Benjamin Sherensky, que tambin era su lugar de trabajo, estaba situada justo al oeste de Regents Park. Era una de las zonas residenciales ms flamantes, zonas que estaban ampliando los lmites de Londres con tanta rapidez que los mapas solan estar anticuados antes de que pudieran imprimirlos. Era, pens Niels, un barrio agradable de hileras de casas con columnatas, elegantes a pesar de cierta precipitada similitud en su diseo. El ruso no era un hombre ceremonioso. Abri la puerta l mismo cuando Niels llam y se alegr al ver a su amigo. Pasa, pasa! Albergaba pocas esperanzas de que vinieras a verme

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tan pronto, pero tu instinto no te ha fallado. Sherensky acarici el pauelo que llevaba anudado bajo la barbilla mientras hablaba y lo conduca al interior de la casa. Estoy tomando borscht, una sopa de mi tierra. Pasa y come conmigo. Los dos hombres se acomodaron en seguida en una habitacin, agradable y baada por la luz del sol, situada en la parte delantera de la casa. Una sonriente doncella trajo otro plato de la reluciente sopa de remolacha, de un rojo tan profundo que se dira casi prpura. Niels acept una porcin de nata agria que suaviz tanto el color como el sabor del brebaje, as como un poco de cebollino picado. Durante unos minutos, los hombres se limitaron a comer en silencio. Niels dej su cuchara primero y no escatim en elogios: Haca mucho tiempo que no tomaba una borscht tan buena. Sherenksy se rio divertido. Era un hombre grande, corpulento aunque no gordo, de cabello oscuro y mofletes suaves e hinchados. Un observador poco avezado podra pensar que era blando y actuara a partir de esa asuncin. Segn el humor de Sherensky, poda ser el ltimo error de la persona en cuestin. Si consideramos que no habas probado la sopa antes de conocerme, puede que no seas el mejor juez. Aun as, tienes razn. Mi cocinera viene de Petersburgo. Me cuesta un ojo de la cara, pero lo vale. Niels agarr el vaso de t que tena delante, juzg que slo estaba hirviendo y bebi un sorbo. Cunto hace? Dos aos...? Tres? Tres respondi Sherensky resaltando el nmero. La ltima vez que te vi en Washington compraste aquella espada veneciana del siglo XIV. Una pieza excelente. Lo es. Saban hacer acero, los venecianos. El ruso alz la vista de su borscht y esboz una sonrisa. Esta vez tengo algo mejor, mucho mejor. Niels trat con todas sus fuerzas de no parecer excesivamente interesado y sospech que no lo haba conseguido. Sherensky se apart de la mesa y se levant. Pens en ti en cuanto la vi. Bueno, no fue as exactamente. Cuando la vi, me dije: por fin. Haba estado tras ella, siguiendo unos rumores durante meses. Ahora bien, inmediatamente despus me acord de ti. Buen chico coment Niels con sequedad. No, va en serio. Nunca te lo perdonars si dejas pasar esta ocasin. Bueno, ven, mralo t mismo. Lo gui hasta el piso inferior, donde los ventanales aparecan protegidos con unas rejas de metal ornamentado que bastaban para desanimar al ladrn ms ambicioso. La luz se filtraba por los cristales e iluminaba una asombrosa coleccin de armas dispuestas a lo largo de las paredes, colgando de las vigas, extendidas en largas mesas de madera o, las ms pequeas, colocadas en armarios con la puerta acristalada. Un ejrcito de tamao medio podra haberse pertrechado en lo que a Sherensky le gustaba de nominar su pequeo comercio. El bando

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contrario podra haber hecho lo mismo con igual xito, y ambos podran haberse enfrentado en Regents Park. Esa idea caprichosa divirti a Niels. Estaba sonriendo cuando Sherensky se apart de pronto a un lado y Niels la vio. Era una espada, de rara medida y de una extraa pero impresionante belleza. Slo la hoja meda por lo menos metro y medio, y la empuadura le sumara otro cuarto. nicamente podran haberla blandido los guerreros ms fuertes. El diseo grabado en el metal se mantena en una condicin sorprendentemente buena para la antigedad que obviamente tena. La empuadura estaba tallada de un modo extrao, que no reconoca. De hace cunto...? Novecientos aos, ms o menos. Esa es mi mejor estimacin a partir de las circunstancias en las que fue hallada. Que fueron... pregunt Niels mientras trataba de ignorar la emocin que iba embargndolo. La encontraron en Noruega, al sur de Oslo, en un lugar al que llamaban Sciringesheal. Niels frunci el ceo. He odo hablar de l. De veras? Hace siglos que no se usa ese nombre. Haba tambin otros artilugios, como un libro que podra datar de finales del siglo VIII o principios del IX. El estado de conservacin es notable, aunque no hay duda de su antigedad. Estaba en una tumba? Sherensky se encogi de hombros. Si lo estaba, no haba nadie en ella. Quiz el guerrero a quien perteneci la espada se fue directamente al castillo de Valhalla, donde, segn ellos, se recibe a los cados en la batalla. Puede ser respondi Niels como ausente mientras trataba de recordar dnde haba escuchado ese antiguo nombre. Se lo haba escuchado a su padre? No, a la madre de su padre, que haba muerto cuando l era muy pequeo. Antes de irse, su abuela le haba contado las historias ms impresionantes y que ella aseguraba que se transmitan en su familia de generacin en generacin. Al volver a leer esos relatos haca unos aos, haba asumido que se trataba de mitos. Ahora, al escuchar de nuevo ese nombre, quiz debera repensrselo. Y qu ms sabes de la espada? pregunt. Perteneca a un poderoso guerrero, un hombre por extrao que parezca llamado Wolf el Lobo. Niels se rio. Eres capaz de decir cualquier cosa para venderla, eh, Benjamin? El ruso se puso la mano en el pecho a la altura del corazn en un gesto de sinceridad. Te juro por las cabezas de mis hijos que eso es lo que me contaron. Su nombre an sigue vivo. Se dice que rob a una mujer de rara belleza de Inglaterra y que la convirti en su esposa... Por qu ningn vikingo rob nunca a una mujer tan fea como para romper un espejo? Tambin lo hicieron, slo que luego las devolvan.

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Niels volvi a rerse, aunque en su fuero interno rumiaba aquella extraa coincidencia. Su abuela haba hablado de un hroe llamado Wolf el Lobo mucho antes de que su nieto se ganara ese mismo sobrenombre. Que l supiera, Sherensky no tena hijos. Aun as... Puede que est interesado en la espada reconoci. El ruso no intent ocultar su alegra. T y yo sabemos que no vas a permitir que se la lleve otro coleccionista. Por eso, amigo mo, slo te he avisado a ti. Se call en cuanto la sonriente doncella introdujo la cabeza en la habitacin. Hay un caballero que quiere verlo, seor. Qu tipo de caballero, encanto? De los guapos, seor. Es muy guapo. Ivana tiene sus propias ideas sobre lo que es importante coment Sherensky con media sonrisa. Dgale que pase. Un momento despus, Andreas entr en la habitacin. Mir a ambos y salud con amabilidad Caballeros. Seor Wolfson, imaginaba que lo encontrara aqu. De veras, alteza? Niels se pregunt por qu. Acaso era posible que los akoranos sintieran tanta curiosidad por l como para vigilarlo? Se dice que Benjamin ha vuelto de los pases nrdicos con una pieza especial. Como s que es un importante coleccionista, pens que quiz se habra interesado ya por ella. De hecho, as es, alteza intervino Sherensky. Por una vez, el astuto ruso pareci desencajado, aunque no saba que nadie ms lo estuviera. A Niels se le pas el fugaz pensamiento de que Sherensky los hubiera avisado a ambos con la esperanza de provocar una lucha de pujas; sin embargo, la admisin de aquella ignorancia haba sido demasiado torpe como para ser falsa. Los marineros tienen la costumbre de hablar explic Andreas sin darle importancia; y nosotros, el hbito de escuchar. El hecho es que pens que la espada le interesara a mi to. Al conde de Hawkforte? pregunt Sherensky. Tras el asentimiento de Andreas, el ruso replic: S que la casa de Hawkforte alberga una importante coleccin de armas. De hecho, siempre he ambicionado ver lo que hay all. Aun as, todas las armas han pertenecido a la familia Hawkforte desde hace muchas generaciones, no? No se ha adquirido nada nuevo de ninguna otra parte. Es verdad confirm Andreas, salvo en el caso de que algo haya salido de la familia y se recupere. Esta arma proviene de las tierras nrdicas le record Niels. De pronto, se sinti tremendamente protector para con la espada, como si se sintiera personalmente responsable de ella. Y aunque era absurdo, no lograba deshacerse de aquella sensacin. La hermana del primer conde de Hawkforte despos a un seor vikingo, un hombre llamado Wolf el Lobo. Si sta es, de hecho, su espada al menos por matrimonio, entonces pertenece a Hawkforte.

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Ese es un dato que no haba considerado admiti Sherensky, que fue consciente de pronto de que ante s tena un reto y una oportunidad. Hablamos de acontecimientos que tuvieron lugar hace novecientos aos replic Niels. Si bien es cierto que en mi familia se recuerdan... Estaba exagerando un poco, aunque no del todo, gracias a su abuela. S? Andreas se mostr sorprendido. Cre que eran pocos los americanos que saban algo de sus antepasados. Y por qu pensaba as, alteza? inquiri Niels con una calma que no senta. Rara vez hemos tenido la suerte de conservar textos antiguos, aunque no carecemos de voces que pueden hablarnos del pasado. Desde luego. Para sorpresa de Niels, el prncipe akorano acept la correccin de buena gana. No pretenda insinuar que sus derechos fueran menores que los de Hawkforte. De hecho, si usted cree que existe un vnculo familiar con la espada, al to Royce probablemente le gustara que se la quedara. De forma muy astuta, Sherensky rompi el silencio que sigui a semejante declaracin. Significa eso, seor Wolfson, que puedo esperar una oferta? Lo considerar. Se hara con la espada, aunque en aquel momento estaba ms interesado en el prncipe. Andreas no mostraba la arrogancia de los nobles europeos que haba conocido en el cumplimiento de sus deberes profesionales. El akorano pareca un hombre inteligente y directo. Y eso significaba que sera un enemigo an ms formidable. Tiene compromisos para el resto del da? le pregunt Andreas al abandonar la casa de Sherensky. Debera presentar mis respetos en la embajada, pero eso puede esperar. Bien, quiz le gustara venir con nosotros. Nos vamos de picnic a Boswick. Probablemente pasaremos all la noche y regresaremos a Londres maana. A pesar de lo encantado que estaba al comprobar que los akoranos lo aceptaban en su propio crculo, Nils no respondi directamente. En cambio, dijo: El padre de la princesa Amelia, el prncipe Alexandros, es tambin el marqus de Boswick, no? Andreas asinti. Ese honor y otros provienen de su padre ingls. Entonces los vnculos entre kora y Gran Bretaa se remontan varias generaciones? Tcnicamente se remontan a mucho antes. Un antiguo pariente del actual conde de Hawkforte vino a kora en el ao 1100. No lo saba confes Niels. Y era cierto, a pesar de haber buscado todas las posibles conexiones entre la familia real de kora y los poderosos seores de Hawkforte. Hay alguna razn por la que debiera saberlo? Un coleccionista de armas con su cara aficin. Un antiguo ayudante del presidente ya jubilado. Un hombre que no tena otra razn para estar en Inglaterra que la de su propio divertimento. Ciertamente, era un

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hombre que no tena ningn inters en nada que tuviera que ver con los akoranos. Con una amplia sonrisa, contest: Se oyen todo tipo de cosas sobre kora. Es inevitable. Eso es verdad admiti Andreas. Se call un segundo, mir a Niels, que le devolvi la mirada. Despacio, el prncipe tambin sonri. Se viene con nosotros? Estar encantado de acompaarlos. Poco despus partieron hacia Boswick, la elegante mansin construida durante el reinado de Jorge I y que, hasta no haca mucho, haba estado a un da de distancia de Londres. Las nuevas carreteras para coches de caballos permitan llegar all en unas horas. Las maravillas del mundo moderno alab Amelia poco despus de que el grupo partiera por el largo camino y cruzara las enormes verjas de hierro forjado. Ella montaba un enorme caballo castrado, casi tan grande como Brutus, y lo manejaba con la misma facilidad que haba mostrado en el mercado de Smithfield. Luca un traje color esmeralda en lugar del rojo de aquella otra ocasin. Le sentaban bien los colores intensos. A su lado montaba Niels, que pens que pareca exactamente lo que era: una princesa que casualmente era tambin, maldita fuera, una mujer atractiva, aunque con una belleza poco convencional. Hara mejor en dejar de pensar en ello. Tienen carreteras como ests en kora? Avanzaban en paralelo, con el resto del grupo disperso por delante y por detrs de ellos. Le sorprendi que todo el mundo fuera a caballo, incluidas las princesas Kassandra y Joanna. Segn lo haban informado, los criados se haban marchado algo antes con el carruaje. Pareca que l era el nico invitado, salvo que hubiera otros que fueran a acudir a Boswick directamente. Hay carreteras contest Amelia aunque no las construyen pavimentadas como aqu. Los caminos trazados se excavan a una profundidad de entre dos y medio y tres metros. Se rellenan con gravilla y se terminan con una capa de losas. Parecen los caminos romanos. Creo que nos fijamos en su mtodo y lo adaptamos. En cualquier caso, en kora se viaja sobre todo por mar. Niels ya lo saba, haba estudiado todos los mapas que haba disponibles, incluidos los ms recientes que revelaban lo que los akoranos haban mantenido en secreto durante tanto tiempo: lo que se haba pensado que era una nica isla eran, en realidad, dos grandes istmos separados por un mar interior como resultado de una catastrfica erupcin volcnica acontecida miles de aos antes. Entre los puertos naturales que aquel mar interior poda ofrecer, se crea que los britnicos pretendan establecer una base naval. Navega? se interes Amelia. De vez en cuando. Le encantaba el mar desde que haba descubierto el Atlntico con inesperada alegra en su primer viaje fuera de Kentucky. Haba sido, de alguna extraa forma, como llegar a casa.

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Detecto cierta modestia, seor Wolfson? Manejo un barco lo bastante bien reconoci. Y usted? Haba visto lo bien que montaba. Dada su formacin, era probable que tambin le gustara navegar y llevar el timn. Lo hago fenomenal de pasajera. Niels se ech a rer. Quin est siendo modesta ahora? No, lo digo en serio. Mi madre, que es una navegante magnfica, ha intentado ensearme. Como madre amantsima que es, finge que no se frustra con los resultados. Se siente muy unida a sus padres. No puedo imaginarlo de otro modo. Tiene suerte. No hay nada ms importante que la familia. Hbleme de la suya. Viven an sus padres? Mi padre muri cuando yo era joven. Mi madre sigue en Kentucky, y no se ira de all por nada del mundo. Por suerte, acepta que mi hermano y yo nos empeemos en que est cmoda. Tiene un hermano? Cmo se llama? Debera explicar antes que como fue mi padre quien dio nombre al primognito, mi madre exigi su derecho de elegirlo para el segundo. Parece razonable. Su padre eligi Niels para usted, y su madre... Senta, y an siente, verdadera devocin por la leyenda del rey Arturo. As que Arturo? Me temo que no. Le gust ms Lancelot. Vaya! No se le ocurre nada amable que decir, princesa? Amelia no lo neg. Me estaba preguntando cmo debe de sentirse un chico de Kentucky, o de cualquier otro sitio, llamado Lancelot. No respondi a ese nombre durante mucho tiempo, y tampoco lo hace ahora. Cuando an ramos muy pequeos, nuestros vecinos lo apodaron Shadow, porque era como una sombra que sola seguirme a donde yo iba. Lo hemos llamado as desde entonces, aunque ahora ya es un hombre totalmente independiente. Y vive en Washington con usted? De vez en cuando. Va... y viene. Es un aventurero? Podra decirse que s. El caballo brinc un poco de modo que Amelia qued ms cerca de Niels, quien pudo aspirar su perfume mientras ella lo miraba. Cmo usted? Yo soy el tipo ms tranquilo del mundo. Amelia rio, con una risa fuerte, completamente sincera y, por fortuna, totalmente distinta a los sonidos nerviosos de las seoritas pagadas de s mismas que haba a un lado y a otro del Atlntico. No lo creo, seor Wolfson. Aunque s pienso que es un hombre poco dado a revelar informacin sobre s mismo. Diez puntos para la princesa, que no podra haber acertado ms de

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pleno. Pareca necesario confundirla un poco. Qu le hace pensar que hay algo interesante que revelar? Amelia aguz la mirada tornndola astuta. Un hombre que ha ido de la frontera de Kentucky hasta las cmaras de los consejeros en Washington no puede alegar que no resulta interesante. Incluso para una princesa? No haba querido decir eso. Ella..., lo perturbaba. Eso era todo lo que ocurra. Era una mujer atractiva. En otras circunstancias, l habra... No, no habra buscado ningn tipo de relacin personal con ella. Porque estaba claro que era una mujer de las que quieren casarse y tener nios. Y l se haba esforzado en evitar ese tipo de relaciones. Por eso resultaba an ms extrao que no pudiera dejar de mirarla.

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Captulo 8
Por favor, no creas que no s lo que ests haciendo dijo Amelia. Su madre, que estaba sentada junto a su ta en la sala de estar de la casa de Boswick, sonri con actitud inocente. No s a qu te refieres. Crees que el seor Wolfson puede ser un pretendiente. Vaya idea! replic Joanna. Aunque, bueno, si t piensas en l de ese modo, cielo... Yo no, eres t quien lo hace. Por eso lo has invitado a venir aqu. Su madre dej la taza de t que sostena y entrelaz las manos sobre el regazo, un gesto que Amelia interpretaba desde haca tiempo como que Joanna estaba midiendo sus palabras con particular cuidado. Es que no te basta con que tengamos todas las razones del mundo para estar agradecidos al seor Wolfson, y con que parezca un hombre interesante y con que d la sensacin de no conocer a mucha gente en Londres y que, por lo tanto, agradecer la oportunidad de ampliar sus relaciones sociales? No son esas razones suficientes? S, pero t no lo has invitado por eso. Kassandra reprimi una risa y dirigi una mirada cargada de significado a su cuada, que tambin era una muy buena amiga. Te ha descubierto, Joanna aadi. Mi propia hija. En fin... Mira, querida, qu hay de malo en ello? Si de verdad no te interesa, no volveremos a invitarlo, pero daba la sensacin de que t... Bueno, me pareci que disfrutabas de su compaa. Y lo hago reconoci Amelia con franqueza, pero no hay nada que me lleve a pensar que el seor Wolfson sienta de igual modo. Aquello no era del todo cierto. Haba veces en que l la miraba de tal forma que Amelia casi no poda respirar, y menos an pensar. Aun as, Amelia tema dar demasiada importancia a esos momentos, incluso en su imaginacin. Kassandra le tendi una mano a su sobrina y la atrajo hacia ella para que se sentara a su lado en el sof. Aquellos ojos oscuros, los que en una ocasin haban vislumbrado el futuro, brillaban ahora con una diversin empapada de ternura. Si me permites que te lo diga, Melly, cuentas ya con una dilatada experiencia a la hora de desanimar a los hombres que tratan de adularte o, peor an, que babean por ti; sin embargo, careces de tablas a la hora de tratar a los que son del otro tipo. De qu otro tipo? pregunt Amelia con el tono de voz muy bajo. Se debata entre la molestia por que su madre y su ta se entrometieran, y la necesidad desesperada de su sabidura. El seor Wolfson empez su madre despacio, el seor Niels Wolfson, es decir, Wolf el Lobo, es un hombre impresionante.

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Veo que te has dado cuenta. Mam, lo creas o no, yo tambin haba cado en eso. Impasible, Joanna continu. Es un hombre del tipo de tu padre y tus tos, y tus hermanos y primos, del tipo al que ests acostumbrada a ver en tu familia, pero que no has sido capaz de encontrar fuera de ella. En kora hay hombres que son fuertes, cuidadosos, protectores, inteligentes, que poseen las cualidades de los hombres de mi familia contra argument Amelia. Eso es cierto corrobor Kassandra mientras asenta. Y siempre hemos deseado que te sintieras atrada por alguno de ellos. Sin embargo, eso no ha ocurrido. Y creo que sabes por qu. Lo saba, aunque nunca antes lo haba reconocido. Si se enamorara de un akorano y se casara con l, su vida debera transcurrir en kora. As, habra tenido que olvidar su sueo de ver ms mundo del que ya conoca, as como sus ansias por otro lugar cuyo nombre desconoca. Desde que se convirtiera en una mujer, se haba mantenido conscientemente alejada de los hombres de kora; pero entre los hombres de Inglaterra no haba hallado a ninguno que la atrajera..., hasta aquella noche lluviosa en la oscuridad del camino. Entenderis respondi con serenidad, que es muy probable que vuestros esfuerzos no lleven a nada. Su madre y su ta intercambiaron una mirada que Amelia no logr interpretar. Luego se pusieron a charlar de otros asuntos. Al poco, ya haba llegado la hora de vestirse para ir a cenar. Por ensima vez, Niels se record a s mismo que pronto podra estar en guerra con aquellas personas tan encantadoras. En defensa de su pas, poda ser requerido para asesinar a ms de uno de ellos, como poda ser tambin que uno de ellos acabara con su vida. Lo saba, lo comprenda a la perfeccin, a pesar de lo cual, sentado como estaba ante una mesa con velas, disfrutando de una cena excelente regada con buenos vinos y, sobre todo, amenizada por buena compaa, la sola idea de una guerra contra los akoranos le resultaba extraa. Podra Andreas, un hombre que en aquel momento relataba una divertida historia en la que l mismo era el blanco de la mofa, haber planeado volar por los aires un navo americano y haber, con ello, dado muerte a cincuenta y nueve hombres? Acaso el prncipe Alexandros, quien amaba a su mujer y a sus hijos con tanta devocin que se le suavizaba la expresin de la cara cada vez que los miraba, poda haber conspirado en ese plan? Y el conde y la condesa de Hawkforte? Qu papel, en todo caso, podran haber desempeado en una atrocidad de tal envergadura? Si haba habido un momento en el que Niels se hubiera dejado llevar por la ingenuidad propia de la juventud, ya no lo recordaba, pues habitualmente era ms bien un cierto cinismo lo que le serva de punto de partida en su trato con los dems. Aun as, ni las grandes dosis de cautela, duda o siquiera clara sospecha podan hacerle ver a los akoranos como los

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villanos que l haba credo que podan ser. Y adems estaba Amelia. La luz de las teas reluca en sus hombros desnudos. Iba vestida con una especie de vestido de encaje de un tono marfil apagado y de aires ms espaoles que los acostumbrados trajes a la francesa. El pecho quedaba..., realzado. Bueno, no, en realidad no. En honor a la verdad, Amelia posea un busto hermoso que probablemente ofrecera el mismo aspecto aunque se enfundara un saco de arpillera. Justo entonces se rio y Niels experiment una oleada de placer. Se contuvo, tom aliento e hizo lo imposible por pensar en algo, en cualquier otra cosa. La guerra, el caos, la confusin, la muerte, la destruccin. Amelia... Aquello era absurdo. Haba conocido a un buen nmero de mujeres hermosas y ninguna lo haba afectado de esa forma. Era por su condicin de princesa? Reflexion sobre aquella posibilidad y la desech casi de inmediato. No le importaba lo que ella fuera, aunque debera importarle o, al menos, no debera olvidrsele. Era akorana. Deba recordarlo, deba repetrselo en su fuero interno una y otra vez hasta que la pulsin y el deseo que crecan en su interior quedaran cercenados del todo. As que me levant explicaba Andreas, me sacud el polvo y me esforc al mximo por disculparme ante la dama. Todos rieron, ms fuerte an, cuando aadi: Por supuesto, me pas la semana siguiente sin poder sentarme, pero me asegur de que nadie se diera cuenta. Nosotros s lo notamos! exclam Luc mientras Marc se rea burlonamente. Era imposible no verlo! Y no dijisteis nada? les pregunt Andreas. No lo creo. Habra sido el blanco de vuestras burlas. Los jvenes trataron de negarlo, pero no tardaron en rendirse. Joanna aprovech la oportunidad de la pausa en la conversacin para lanzar una mirada a su marido. Cario, esto ha sido maravilloso, pero hoy ha sido una jornada muy larga. Alex asinti y se puso en pie en el acto. No tena aspecto cansado, al menos eso le pareci a Niels, como tampoco pareca fatigada la princesa Joanna. Estoy bastante cansado dijo el conde de Hawkforte, que tambin le tenda una mano a su encantadora esposa. Vamos, querida? Kassandra se levant, sonri y le correspondi el gesto a su marido. Enseguida, ambas parejas desaparecieron entre las alegres despedidas de los jvenes, a quienes les desearon que se lo pasaran bien. Niels se encontr mirando fijamente a Amelia, que se top con sus ojos, baj los suyos y al instante volvi a mirarlo. Niels era vagamente consciente de que los dems los observaban; en concreto, Andreas los contemplaba divertido a la par que vigilante. Se hacan necesarias la sutileza y la discrecin. Qu lstima que l careciera de ambas! Ya fuera por la alegre despreocupacin propia de la juventud, o por el

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inters, ms maduro, de facilitar a todos una salida de aquel extrao momento, Luc pregunt: Por casualidad juega usted al billar? Lo he intentado alguna vez. Fantstico! Y sin ms prembulos, Luc se levant de la mesa. Marc y Andreas lo siguieron. Niels tambin se puso de pie, pero mir a Amelia y le dijo: Si no tiene inconveniente. Amelia pareci sorprendida por la sola idea. Claro que no! Se levant a su vez y se uni al resto. Me encanta jugar. Podra aprender de aquello. La vida ofreca muchas lecciones de formas muy variadas y l sola tener la sensatez de aprovecharlas. Aqul no era sino otro ejemplo ms que lo demostraba. Antes o despus, las asunciones de un hombre acababan pasndole factura. Y sa era la enseanza en aquel caso, a pesar de que l hubiera pensado que aquella leccin ya la tena asumida. Amelia se inclin un poco ms, estir sus esbeltos brazos hasta algo ms lejos, acomod las caderas bajo el vestido de encaje de marfil y golpe hbilmente la bola blanca, que choc contra la esquina noroeste de la mesa, luego dio a la ltima bola, que atraves el suave fieltro y acab cayendo limpiamente en uno de los seis agujeros situados a intervalos a lo largo del mueble. Bonito golpe musit Niels. Amelia se enderez, se retir el cabello tras los hombros y sonri. Admtalo, lo sorprende. En absoluto. He conocido a muchas mujeres que jugaban al billar. Era irrelevante que todas fueran damas de dudosa virtud. Se ha puesto de moda. Estoy seguro de que ninguna jugaba tan bien coment Andreas mientras colocaba de nuevo las bolas. Haba dos, tres si se contaba la blanca, que llevaban a juegos rpidos con puntos conseguidos al introducirlas o al golpear dos al mismo tiempo. En las ms de dos horas que llevaban jugando, Niels haba ganado unas seis veces, igual que Andreas; Luc y Marc contaban tres victorias en su haber cada uno; el resto de partidas las haba ganado Amelia. Puede que no reconoci Niels algo ausente, pues se entretena en observar a Amelia, que se mostraba alegre y sonrojada mientras pula con tiza la punta de su taco. Sus miradas se cruzaron el tiempo suficiente como para que Niels se diera cuenta, aunque con cierto retraso, del silencio que se haba instalado en la sala. Y en aquella quietud, l vio cmo el color desapareca de la delicada piel de Amelia, que adquira una extraa palidez. De pronto, ella dej su taco. Perdonadme, caballeros. Estoy ms cansada de lo que crea. Aunque sus dos hermanos fruncieron el ceo, fue Andreas quien pregunt:

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Ests bien, Amelia? S, es slo que ha sido un da muy largo. Esboz una rpida sonrisa y le lanz una ltima mirada prolongada a Niels; luego, la princesa de kora se retir. Una vez fuera de la sala de billar, Amelia se apoy en la pared, cerr los ojos y suspir profundamente. El corazn le lata demasiado deprisa y, si no supiera que no era as, habra jurado que se encontraba mareada. No poda soportarlo. Se haba arriesgado a humillarse ante miembros de su propia familia antes que revelar la impresin que le provocaba una sola mirada de Niels Wolfson. Era, por supuesto, absurdo. Ella era una joven perfectamente sensata. Por muy atractivo que fuera el americano y desde luego su atractivo era innegable, no poda comportarse como una azorada colegiala. O eso quera creer con todas sus fuerzas. Como no albergaba esperanza alguna de poder conciliar el sueo y no le apeteca adentrarse en la soledad de su propio dormitorio, opt por atravesar el vestbulo abovedado y festoneado con querubines que retozaban. Recorri despus el amplio pasillo y sali de la casa por la parte de atrs hasta la terraza que daba a los jardines. Se inclin sobre la balaustrada de piedra, tom aire y busc la luna. Se haba elevado justo por detrs de las copas de los rboles, cuyas hojas y ramas baaba en plata. Soplaba una brisa suave que arrastraba los aromas del csped recin cortado. No muy lejos, se escuchaba el chapoteo del agua de la fuente, que era una maravilla de la ingeniera: la amplia base de mrmol esconda un complejo artilugio de ruedas de agua que giraban movidas por el agua que caa, que ascenda de nuevo gracias a las ruedas hasta la torre central, de la que volva a caer, en un proceso perpetuo. De nia, Amelia recordaba estar siempre fascinada por la fuente. Le encantaba sentarse en el borde, introducir los pies en el agua fresca e imaginar los interminables giros de las ruedas que se escondan debajo. Una vez, tras pedirlo expresamente, se le haba permitido descender a la cmara subterrnea, con su padre y con el habilidoso tcnico que mantena la fuente, para contemplar el mecanismo con sus propios ojos. An la dejaba maravillada, como ocurra con todos los ingenios mecnicos, y supona que aquello tendra que ver con el mueco mecnico que su to Royce le haba regalado al nacer y con quien pues para ella era ms un quien que un que haba compartido su cuarto de juegos. Todava exista, a pesar de que slo se le activaran los engranajes y las poleas una vez al ao para mantenerlo en buenas condiciones mientras esperaba a sorprender y entretener a una nueva generacin. Ms all de la fuente, en la linde del espacio arbolado, se escuch el crujido de los ciervos al pisar por el sotobosque. Amelia observ, sin apenas respirar, cmo apareca una pequea familia: una hembra, con una cra, tambin hembra, de apenas un ao de vida y dos cervatos,

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sorprendentemente giles en esas patas tan finas y con las ancas moteadas. Avanzaron por el claro, tan reluciente bajo la luz de la luna que las sombras de los rboles se proyectaban en l. El blanco pelaje del ciervo brill bajo aquella luz espectral. Boswick era una finca conocida por albergar ciervos albinos. Si su padre lo hubiera permitido, los visitantes habran venido de todas partes para verlos, pero Alex los protega como lo haca con muchas otras cosas. Amelia estaba muy acostumbrada a los hombres protectores. De hecho, en sus momentos ms francos, poda llegar a reconocer que asuma cmo eran esos hombres y todo lo que le proporcionaban incondicionalmente. Qu protegera Niels Wolfson? Su pas, eso no lo dudaba; a la madre y al hermano de quienes hablaba con tanto cario: en su mirada se dibujaba una sorprendente ternura cuando hablaba de ellos. Qu ms? Una esposa? No tena. Nios? No le daba la impresin de que fuera un hombre despreocupado. Pensaba demasiado en l. Su madre y su ta, y sus tramas... Haba hablado en serio cuando haba vaticinado que sus maquinaciones llegaran a buen puerto. Y aun as, su corazn tiraba de ella en la direccin opuesta. Qu tontera. Debera irse a la cama, y lo hara, al cabo de un momento, en cuanto hubiera terminado de mirar a los ciervos. Son blancos? Amelia se volvi con una sensacin de alivio casi sobrecogedora. Haba venido, tal y como ella ni siquiera se haba atrevido a esperar, y con lo que, sin embargo, haba contado. Qu contradictoria le haca sentirse aquel hombre! Y la contradiccin se tornaba y se converta en seguridad. La luz de la luna le marcaba los rasgos del rostro y realzaba sus anchas espaldas y el torso. Se mova sin hacer ruido, como un cazador. Lo son respondi sintindose orgullosa de la firmeza de su voz. Boswick es famosa por ellos. Slo haba visto un ciervo albino antes, y fue en Kentucky. A Amelia la decepcion que los ciervos no fueran totalmente nuevos para l, pues estaba acostumbrada a que la gente se sorprendiera al verlos. Quedaban muy pocos explic hasta que lleg mi padre. Pag a los habitantes de los alrededores para que no los cazaran. Pens que esa caza estaba prohibida. Y as ha sido durante aos, pero segua habiendo cazadores furtivos. En cualquier caso, mi padre puso fin a la caza. Tambin se percat de que se haba talado tanto bosque que era poco lo que les quedaba a estos animales para refugiarse. La piel blanca los hace ms vulnerables al sol, sabe? As que mi padre plant muchos ms rboles, que ya han crecido. La poblacin de ciervos ha aumentado al mismo ritmo. Son preciosos admir Niels, con sus ojos fijos en ella. Ella no era hermosa, no tena la belleza de su ta Kassandra o de su madre, aunque ambas se rean al escucharlo. Qu era la belleza? Una determinada y precisa simetra de un rasgo, un diferencia de longitud que se meda en fracciones de centmetros? Qu importaba?

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Amelia... Niels... Sonri ella. Le llaman Wolf el Lobo. Y eso no le preocupa? le pregunt como si as debiera ser. Amelia se encogi de hombros. Niels sigui con los ojos el movimiento de su cuerpo y pareci quedar en trance al contemplarlo. Asumo que se gan ese apodo de forma honorable. Niels adopt por un instante una expresin de dolor. Eso depende de su definicin de honor. S perfectamente qu es el honor. No es en absoluto cuestionable. Hay quien no estara de acuerdo, pero no importa. Jackson me dio ese nombre cuando se convirti en presidente. No es algo que yo haya querido. Los ciervos hozaban en el csped, conscientes de la presencia de humanos, pero sin asustarse por ello. Y por qu le dio ese nombre? No es algo de lo que hable a menudo explic tras dudarlo. Amelia esper, deseosa de que l se animara a continuar, y hubo de contener una sonrisa de emocin cuando lo hizo. Cuando present su candidatura a la presidencia por primera vez, hubo quienes se convencieron de que un hombre del pueblo, como lo era Jackson, supondra un gran peligro para el pas. Lo que queran decir era que supondra un peligro para su habilidad a la hora de explotar el pas en su propio beneficio, como estaban acostumbrados a hacer. Conscientes de que la posibilidad de que ganara era alta, conspiraron para acabar con su vida. Amelia no conoca nada de aquella historia, pero no se sorprendi. kora, que era pacfica normalmente, tampoco era inmune a la traicin y a la violencia de los hombres ambiciosos. Con todo, deba preguntarse de qu forma se haba visto Niels implicado en ello. Y qu hizo? Los mat yo a ellos. Si bien expresado con sencillez, Amelia no dud sobre lo que quera decir. El suyo es un Estado de derecho, no? Niels asinti con brusquedad. No haba forma de llevar a esos hombres ante la justicia. Eran demasiado poderosos y no se frenaron, ni siquiera cuando supieron que se conocan sus intenciones. Detener a los hombres que haban contratado no contribuy a nada, pues se limitaron a ofrecrselo a otros. Peor an, se mostraban deseosos de matar a cualquiera y a todo aquel que se interpusiera en su camino. As que usted se tom la justicia por su mano? Niels observ a Amelia con atencin mientras ella hablaba, con una profunda mirada de lobo. Ella no mostr ni una pizca de la entusiasta emocin que l haba visto en otras mujeres, que slo haban escuchado rumores de lo que haba hecho y no la pura verdad que acababa de revelarle a ella; como tampoco haba demostrado el desprecio con el que tambin otras veces se haba topado. Amelia, en cambio, haba aceptado la realidad de los hechos tal y como haban ocurrido. Niels aadi aquel

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dato a su limitado pero creciente conjunto de conocimientos sobre los akoranos. Niels espir profundamente y dej que las palabras brotaran de su boca. Me convert en juez, jurado y verdugo. Y odi cada momento de aquella historia? No, no todos. Cada vez que mataba a uno de ellos, senta..., cierta satisfaccin. Habra uno menos que amenazara lo que era bueno y correcto. Se refiere a Jackson? No, l no es ms que un hombre, con sus defectos como todos nosotros. Lo que es bueno y correcto es la nacin en s misma; la idea de que todos los hombres son esencialmente iguales; que nadie, no importa las riquezas que pueda poseer o el poder que pueda comprar, puede cambiar eso. Volvi a contemplar los ciervos y luego la mir a ella. Me pregunto si puede llegar a comprenderlo. Soy una princesa respondi ella mientras caminaba hacia l a travs de la terraza de piedra e iba reduciendo as la distancia que los separaba. Mi to es el vanax de kora, lo que usted llamara un rey. Mi padre es su consejero ms prximo. Mi madre es la hija de la familia noble ms antigua del pas, la que se conoce como el escudo del trono, pero que es el escudo de la misma Inglaterra, en realidad. Amelia se acerc an ms. Poda ver la repentina tensin de un msculo en la mandbula de Niels y not la voluntad que l desplegaba para ejercer el control sobre s mismo. Pensar en el efecto que provocaba en una voluntad tan masculina la excit. Acaso l no lo supiera, pero ella haba nacido y se haba criado para ser la igual a un hombre como l. En kora continu vivo en un palacio situado en lo alto de una colina. Ya lo s... No dijo mientras posaba la palma de la mano sobre el pecho de l, justo en el lugar en el que Amelia senta el latido fuerte y regular de su corazn. Usted, seor Niels Wolfson, no sabe lo que cree que sabe. Estamos tan lejos el uno del otro como la tierra y la luna. Eso s lo s. Eso cree? Hay un estanque en kora donde se dice que un amante de la luna se ahog al inclinarse demasiado hacia la tierra. Una bella historia. El latido segua siendo fuerte y regular, pero un poco ms rpido. Romntica. Cree usted en los romances? l neg con la cabeza. No especialmente. Y qu es esto entonces? Niels separ sus duros labios. Vio la diversin en los ojos de Amelia y, ms all, vislumbr el fuego. Pasin contest. Y la atrajo hacia s.

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Captulo 9
El beso de Niels reflejaba toda su seguridad. No dio cuartel ni lo ofreci. Su boca tom la de Amelia insistentemente, separando sus labios, llenndola con la fuerza de su lengua. Tena un sabor deliciosamente tentador, lo que excit todos los sentidos de Amelia. Despus del primer momento de asombro en el que se dio cuenta de que las defensas que haban resultado ser tan eficaces frente a otros hombres se haban desmoronado sin ruido alguno ante Wolf el Lobo, Amelia simplemente se entreg. Quera todo lo que l era, todo lo que l le haca sentir. No, ms que quererlo, lo deseaba con unas ansias que apenas alcanzaba a reconocer. El tiempo se ralentiz, el mundo se desvaneci. Slo haba pasin, como l haba dicho, pero Amelia esperaba que se convirtiera en algo ms. Poda amar a Niels Wolfson. Poda aceptarlo en su corazn y en su cuerpo sin arrepentirse. Sus instintos, afinados en la sensual atmsfera que se respiraba en kora, se activaron. Amelia se movi pegada a l como estaba mientras suba las manos arrastrndolas por los poderosos brazos de aquel hombre antes de entre lazarlas alrededor del grueso cuello. Su boca se rindi an ms para aceptarlo, para tentarlo. Aquello era una locura. l era un hombre de honor y fortaleza que se haba perdido en el beso abrumador de una joven que sin duda deba contemplar como intocable. Era virgen, no? Tendra unos veinticinco aos a pesar de no estar casada. Quin saba con estos akoranos? Se deca que eran unos maestros en el arte de amar, y unas maestras tambin, o eso pareca. Deba poner punto y final a aquello y le honr intentarlo de veras, pero en cuanto lograba separar su boca de la de Amelia, sus labios acababan recorrindole el cuello y aquellos hombros exquisitamente redondeados. Eran suaves, como deban serlo los de una mujer, pero tambin marcados, definidos, lo que sugera que viva una vida rigurosa. Nada de tumbarse sobre cojines de seda con esta princesa, se le lleg a ocurrir, an capaz de pensar conscientemente. Los pechos de Amelia chocaban contra su trax en su plenitud. Logr reprimir la urgencia por envolverlos con las manos, que retir a tiempo con una sensacin cercana al dolor. Princesa... Amelia corrigi ella con un hilo de aliento. Niels sinti cierta satisfaccin ante aquel detalle mientras trataba a su vez de respirar.

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Duro como una roca y consumido por el deseo, hizo uso de cada gramo de su formidable autocontrol para evitar estrecharla entre sus brazos. En ese momento bastaba con que su padre, su to, su primo o cualquiera de sus hermanos echaran un vistazo por la ventana para que la guerra que l an trataba de evitar estallara sobre ellos por una razn inesperada y absurda. Su pas podra verse arrastrado a una guerra porque l, un hombre en el que confiaban dos presidentes, as como incontables personas de los cargos de autoridad ms altos, seduca a la joven y querida hija de una casa real. O era seducido por ella. Estrictamente, no tena muy claro qu era lo ms acertado. Princesa repiti con firmeza. Me disculpo... Por qu habra de hacerlo? Por lo impropio de mis actos inform con resolucin. Mejor era eso que rendirse ante las ganas de rerse que le entraron como reaccin a la alegra que observ en los ojos de Amelia iluminados por la luz de la luna, apasionados y contentos. Lo vio tambin en aquel cuerpo y en aquella boca, el placer innegable que senta con el solo sonido de su voz, el sentido de felicidad casi adolescente con que ella lo embargaba. El terrible problema que ella supona. Niels dio otro paso atrs llevado por un sentido de autodefensa que por fin, si bien con retraso, se haca notar. Esto no es una buena idea. Amelia se alis la falda y alz la vista para mirarlo a modo de reprimenda. Sabe, seor Wolfson, si yo fuera el tipo de jovencita mal y poco informada que suele encontrarse en Inglaterra, poco educada en algunos aspectos, me sentira herida por sus palabras. Cielo santo, me sentira incluso rechazada. Pero no lo es, ni se siente as. La sonrisa con la que Amelia le respondi era totalmente femenina e inteligente, al margen de la edad que tuviera. Por fortuna, tuve la suerte de recibir una educacin muy buena. Luego, la princesa de kora le tendi la mano. Venga, hay algo que me gustara ensearle. Apartarse, desearle buenas noches, volver a su casa. El curso sensato de los acontecimientos se desplegaba ante s. Slo deba dar el primer paso... Niels camin con ella mientras mantena la mano de Amelia cuidadosamente amarrada a la suya, demasiado consciente de la suavidad de su piel frente a su palma callosa. Avanzaron dejando atrs el agua plateada de la fuente, atravesaron el csped y pasaron tan cerca de los ciervos que los animales levantaron la cabeza para mirarlos, pero no huyeron. Ms adelante apareci un camino lo bastante ancho como para que dos personas pasearan la una al lado de la otra. El sendero los alejaba de la gran casa, bajo las ramas de tejo y roble baadas por los rayos de luna, y los llevaba hasta la orilla de un pequeo lago en cuyo centro haba

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una isla donde se elevaba un cenador que emulaba la forma de un templo griego. Era mi lugar preferido cuando era pequea explic Amelia. Dio un paso y tir un poco de la mano de Niels. Fueron acercndose poco a poco al lago. Y cuando se encontraban justo al borde del agua, Niels se detuvo. No est vestida para nadar, y yo tampoco. Mire le dijo antes de meterse en el... de avanzar sobre el agua. Amelia se ech a rer ante la sorpresa de l y lo gui paso a paso por el lago hacia el islote. Niels cay en seguida en la cuenta de que haba una hilera de piedras que no quedaban totalmente sumergidas. Amelia saba bien por dnde iba y apenas hubo de mirar hacia atrs al caminar de espaldas tomando sus manos y manteniendo su mirada en la de l, a carcajadas bajo la luz de la luna. No pensaba que fuera tan cauto le dijo al cabo de un rato, cuando llegaron al otro lado. Ni yo tampoco reconoci. Acaso ella lo supiera ya. Wolf el Lobo era conocido por ser un hombre que actuaba siempre a una velocidad tal que cualquier enemigo estaba muerto ya antes de que se supiera en peligro. Aquello, en cierto modo, era clemente. El templo brillaba blanco bajo la luna. Haba salido del mundo a un lugar totalmente diferente. Con todo, la realidad permaneca all y acechaba tras las fronteras del encantamiento. Usted, en cambio coment l, es muy confiada. Lo soy, en las circunstancias adecuadas. Amelia se volvi y mir al lago. El viento le agitaba la falda, lo que llev a que Niels desviara la vista hacia sus caderas. Ella se volvi hacia l, se fij en la direccin de su mirada y se ech a rer. Sus ojos, en cambio y segn observ l, estaban muy serios. Seor Wolfson... Niels... puedo llamarte as, puedo tutearte? Niels arda de deseo por ella, le herva la sangre en cada latido. Esboz una irnica y burlona sonrisa. Dadas las circunstancias, puedes, Amelia... Amelia pareci encantada. En kora, casi nunca usamos los ttulos. Siempre que estoy en Inglaterra, me sorprende el nfasis que se pone en ellos. Pero kora tiene rey y t perteneces a la familia real. No exactamente. Mi to es el gobernante elegido de kora. Su ttulo, vanax, significa eso, elegido. En cuanto a mi familia, sera ms apropiado de que somos sirvientes. Sirvientes? Niels no pudo ocultar su sorpresa. S. Servimos a nuestro pas, a nuestro pueblo, a nuestro legado. Es mucho lo que se nos ha encomendado y nos esforzamos por probar ser dignos de ello. Niels se pregunt hasta dnde llegaran en ese empeo. Hasta las aguas grises y ennegrecidas de Baltimore, hasta el fuego rojo e irritante y los gritos de los hombres condenados? Qu es lo que ocurre? le pregunt ella al verle la cara.

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Nada respondi l consciente de que haba estado peligrosamente cerca de revelar demasiado. Se movi despacio para distraerla. Absolutamente nada insisti antes de atraer hacia s a la princesa de kora, a Amelia, para estrecharla entre sus brazos. Los ancianos de los montes de Kentucky hablaban del influjo de la luna. Decan que haca actuar de forma extraa a las personas. En aquel momento, Niels estaba dispuesto a jurar que tenan razn. No poda soltarla. Saba que deba... Maldicin, saba que tena que hacerlo, pero saberlo no equivala a hacerlo. Ella le haca sentir tan endemoniadamente bien, era tan suave y a la vez tan fuerte a su manera; se apoyaba en sus manos como si quisiera estar en ellas ms que en cualquier otro lugar. Todo en ella le agradaba: el sonido de su voz, su olor, su espontnea sonrisa. Qu era lo que le ocurra, por Dios? Nunca en su vida se haba dejado llevar por la lujuria y no vea por qu habra de hacerlo en ese momento. Salvo que no se tratara nicamente de eso. Quiz su corazn tambin estuviera implicado. No, seguro que no! l no era un hombre de sentimientos insinceros. Los hombres y las mujeres posean algo que queran recprocamente. Ambos llegaban a acuerdos para conseguirlo. Puede que la costumbre lo disfrazara con hermosos adornos, pero l prefera la verdad sin ambages. Quera recostar a su princesa, levantarle las faldas y adentrarse en ella hasta que ambos perdieran el sentido por el placer. Esa era la verdad. Con todo, l era un hombre y no un verraco en celo. Por mucho que ella lo excitara, por muy caliente que se notara la sangre, el honor estaba all esperando a que tropezara con l. Amelia se apret contra l, tal y como haba hecho al otro lado de la orilla, en un mundo que devena crecientemente remoto e insignificante a cada momento que pasaba. Niels contuvo el aliento al mismo tiempo que estrechaba a Amelia en sus brazos. No poda ser virgen. Las vrgenes solan ser tmidas, propensas al llanto, lo que haca sentir al hombre como una rastrera serpiente por hacer lo que le ordenaba su instinto; o eso es lo que l haba odo. Durante toda su vida haba evitado a esas criaturas y no tena intenciones de cambiar ahora. Por otro lado, si no lo fuera... Haba odo hablar de unas islas situadas en el Pacfico sur donde se deca que las mujeres hacan el amor con tanta facilidad y alegra como cualquier otra cosa. Quiz fuera igual en kora. Le costaba creerlo, dado que los akoranos que haba conocido hasta ahora parecan muy protectores, por no decir posesivos, con sus mujeres. Quin era l en cualquier caso para opinar sobre cmo tenan que ser sus costumbres? Adems, ella era una princesa. Quiz las normas eran distintas para ellos. Niels lo esper con todas sus fuerzas. Desde luego, aquello no solucionaba el problema de que su familia

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estuviera posiblemente implicada en la muerte de cincuenta y nueve marineros americanos. Si se descubriera que eso era cierto, seguro que estallara la guerra entre sus pases. Y si la guerra llegaba, ellos estaran en bandos contrarios. La lealtad que senta hacia su nacin era absoluta, y no imaginaba ni por un momento que la de Amelia pudiera ser menor. Puede que nunca tuvieran otro momento como aqul, robado al tiempo. Y si aquello era lo que el futuro les deparaba... Amelia... Niels se inclin ligeramente, la mir a los ojos, vio en ellos la pasin y sinti que el cuerpo se le tensaba an ms. Sabes adnde lleva esto? Amelia emiti un sonido suave y apoy la cabeza en el pecho de Niels. Lo s y lo deseo. Aquello le bast a Niels. Inspir mientras trataba de mantener el control. Un hombre tena su orgullo. Por mucha desesperacin con la que ansiara a Amelia y no poda recordar haberse sentido as jams iba a asegurarse de no darle a ella causa alguna para protestar. Ella lo haba llevado hasta all, y ahora sera l quien los guiara. Era el hombre, despus de todo, y enterrada en lo ms profundo de su ser se encontraba la necesidad de conquistar. Su conquista sera dulce, dulce y clida, la conquista de unos cuerpos que se unan, de las ropas que se des prendan, de la luz de la luna que los baaba. Amelia lo ayud desanudando los lazos y nudos de sus zapatos con los que no podan los dedos de Niels, que se haban vuelto torpes de repente, y se rea de una forma que a l le haca temblar de emocin. Qu mujer. Cundo haba conocido a alguien as? Osados bajo la luna, en aquella isla escondida, con las manos de ella sobre l, la boca de Amelia se encontraba con la suya. Niels se senta mareado del deseo, dbil ante l y, con todo, ms fuerte de lo que haba sido en toda su vida. Los pechos de Amelia eran exquisitos, rebosantes y tentadores. Sus pezones oscuros se endurecan al tacto de sus callosas palmas. Tuvo de pronto la imagen repentina y fascinante de Amelia dando de mamar a un nio y aunque trat de alejarla de su mente, no lo logr. Estaba atrapado, consciente pero inconscientemente en una fuerte marea de fuerzas que sobrepasaban su propio deseo. All afuera, ms all del mundo real, surga un inmenso poder, como en su propio cuerpo, que, aun as, era mucho ms fuerte que l. En la cspide de aquella sensacin, imbuido de aquella potencia, Niels se adentr en Amelia, atraves la barrera que no haba esperado encontrar y trat desesperadamente de contenerse. Sin embargo, atrado por el mpetu de aquella mujer, acab ahondando hasta que lleg por fin al lugar que siempre haba estado destinado para l. Amelia! Su vida fluy en el interior de Amelia mientras ella arqueaba la espalda, clavaba las uas en la espalda de Niels y abra los ojos como platos para reflejar una luna antigua.

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Estaba hecho. No haba vuelta atrs. El paso que haba dado Amelia era irrevocable y de esa certeza se derivaba una extraa sensacin de bienestar. Niels yaca a su lado, en un momento que se le antoj hermoso. Ese hombre de fuerza y voluntad indomables se recostaba indefenso en sus brazos. Amelia lo sostena, senta el latido de su corazn y el calor que emanaba de su piel en la suya propia, el peso de su cabeza apoyada en su pecho, y las piernas de l entrelazadas con las suyas. Y sonri a pesar de la impresin que le causaba pensar en sus propios actos. Otro ser desde luego no ella pareca haber tomado el control de su cuerpo: una mujer pasional y llena de deseo, dispuesta a que no se le negara nada. Y nada le haba sido negado. Su recompensa fue el placer tan intenso que an reverberaba en su interior, y el dolor, mayor de lo que haba esperado, pero insignificante frente a todo lo dems. Acaso no era eso la vida misma, resumida all en aquel instante bajo la luna? De pronto not que estaba cansada, tanto que dudaba de que pudiera mantenerse despierta, aunque luch contra el sueo igualmente. El tiempo transcurra veloz y el mundo pareca demasiado prximo. Amelia haba actuado como no deba, ambos lo haban hecho, cobijados en el pequeo templo. Tendra que tener cuidado y eso era peor an con aquellos a quienes ms amaba, que no en tenderan lo que haba hecho. Lo que haban hecho. Lo culparan a l, a Niels, a Wolf el Lobo. l alz la cabeza en ese mismo segundo y la mir. Sus ojos relucieron con el duro brillo del acero. Ella permaneca amarrada a l, y sospechaba ya lo que l dira cuando brotaran las palabras. Ha sido un error. Aquello le doli, pero no la hizo flaquear. No replic Amelia, que an lo abrazaba, no lo ha sido. Te deseaba. Desearme? La desaprobacin le endureci la mirada. Amelia baj la suya para evitar la de Niels. Quien sabe lo que nos deparar el futuro? A veces no hay ms que el presente. El impulso. Niels habl como un hombre que conoca y desconfiaba plenamente de las trampas consecuencia de actuar sin pensar. El destino le rebati Amelia. Crees en l? Niels se situ sobre ella apoyndose en el suelo con los brazos. Los msculos le brillaban. Amelia ya lo echaba de menos. No. Por qu no? La pregunta era sincera. Ella era la heredera de miles de aos de un pueblo que viva lo que crea que era su sino. Existir sin un propsito, perdidos en el universo, quedaba fuera de su comprensin. Niels luch por encontrar una respuesta y al final respondi:

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El destino de un hombre ha de disearlo l mismo. Amelia sonri, esforzndose por ahogar las ansias que senta por atraerlo de nuevo hacia s. Claro que s, pero el hombre sabio sabe adnde lo lleva la corriente y encuentra su propio camino en esa misma direccin. l apart la mirada de ella y la dirigi a la noche. Es eso filosofa akorana? Sabidura akorana lo corrigi al mismo tiempo que se escabulla de su abrazo. El viento soplaba con ms fuerza y la noche empezaba a refrescar. Amelia recuper su ropa. Eras virgen. l se puso de pie, iluminado a la luz de la luna, an gloriosamente desnudo, y la mir. Ella se encogi de hombros y le retir la mirada con dificultad. La eleccin era ma. Tambin debera haber sido ma. Niels lidi con la idea de que una mujer pudiera tomar esa decisin por s misma. Por qu yo? Ella se puso de pie y se coloc frente a l. Estaba apenas cubierta por el encaje y la oscuridad. El cabello le caa desordenado sobre los hombros y sus labios se vean algo hinchados y muy suaves. Busca un piropo, seor Wolfson? Niels respondi con acidez. Lo que busco, princesita, es una explicacin. Lo que acabas de hacer, lo que acabamos de hacer, puede ser aceptable para las costumbres akoranas, pero bien seguro que no lo es segn las mas. Lamento or eso. Ms que lamentarlo, era dolor lo que senta crecer en su interior. No se arrepenta, no era eso exactamente, pues albergaba un sentimiento de que lo que haba hecho era lo correcto, un sentimiento tan cierto que no poda llegar a comprender ni negar. En cualquier caso, la intimidad que haban compartido tan fugazmente se desvaneca igual de rpido. De pronto Amelia se sinti ms sola de lo que lo haba estado nunca en su vida, como una nadadora que hubiera emergido de un mar tentador slo para ser arrastrada contra una orilla rocosa. Niels cogi sus pantalones. Carezco de control alguno cuando estoy contigo confes. Amelia podra haber hecho algn comentario ingenioso sobre su control, que a ella no le pareca en absoluto escaso, pero no logr reunir la energa suficiente para lograrlo. La enorme magnitud de su actuacin iba embargndola. Se sinti sin fuerza alguna, con ganas slo de un refugio en el que esconderse del torrente de emociones que senta. Y aun as, a pesar de todo, o quiz por ello, todava alcanzaba a sonrer. Niels sonaba tan pura y absolutamente masculino: confuso, ligeramente irritado, algo inseguro e incluso vulnerable, aunque l nunca se rebajara a admitirlo. Y todo por una mujer. Por ella. Antes de que volvamos dijo mientras se pona la camisa, ilstrame, princesa. Cul ser con mayor probabilidad la reaccin de tu familia sobre todo de tu padre, hermanos, y primo, ninguno de los

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cuales me parece que se mostrara reacio a empuar una espada si descubren lo que ha ocurrido aqu? Amelia se sacudi la hierba de la falda para darse un momento. No tienen por qu saberlo. Eso no es una respuesta. En serio se consideran de forma tan distinta estos asuntos en kora? S. Aquello era cierto, al menos en parte. kora difera enormemente de la Inglaterra que ella conoca, y, aun as, haba aspectos de la naturaleza humana que no variaban mucho en realidad. Y no. Amelia hall con sus ojos la mirada de Niels, se resisti a la tentacin de calmar aquella rabia que lo agitaba por dentro. Su primera reaccin sera la de matarte. l ni siquiera reaccion, al menos por lo que Amelia poda ver. Con todo, s movi la cabeza, como si se reprendiera por su propia estupidez. Eso, por lo menos, s lo entiendo apostill. Puede que t lo hagas; yo no. En cualquier caso, no tienes por qu preocuparte. No lo sabrn. Amelia se alej de l, ansiosa de pronto por marcharse. Con tanta premura, acab tropezando. La mano de Niels apareci de repente y la sujet antes de que pudiera caerse. Amelia... Basta ya! Lamentas que haya ocurrido. Muy bien, no tendra que haberte seducido. Seducirme? De qu ests hablando? Podra haberme marchado en cualquier momento. Ella se volvi entonces y se encontr entre sus brazos, con los que l no haba pretendido abrazarla. Y por qu no lo hiciste? pregunt Amelia con la mirada encendida. Por qu no lo haba hecho? Por qu haba hecho lo que, por honor en todas sus formas o simplemente por cordura, saba que era un verdadero error? Quiz porque ella lo llenaba de un anhelo que iba ms all de lo que hubiera sentido jams? O porque de algn modo saba que encontrara con ella un placer inimaginable? Aqullas eran excusas pobres y dbiles. Aos, aos de autocontrol, de disciplina y de determinacin, de principios y creencias, slidos como el acero, que l nunca haba pensado que podran flaquear! Todo haba quedado arrasado en un instante; en sus brazos. Es que slo necesitabas una mujer? pregunt Amelia, a quien le tembl el labio de la furia que senta. Haba pasado demasiado tiempo desde la ltima vez que yaciste con una? No! No pienses as de ti misma. Y por qu no? Porque t me lo prohbas? Pensar lo que me venga en gana. No me debes nada. Nada! Te eleg, actu como deseaba y no me arrepiento de ello. Est seguro, seor Niels Wolfson, de que ser un agradable recuerdo. La mano de Niels se tens sobre ella para atraerla hacia l. No, princesa. Estoy muy lejos de convertirme en un recuerdo,

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agradable o no. Notas esto? Niels elimin el resto de espacio que quedaba entre ellos al juntar con fuerza el cuerpo de Amelia contra el suyo . Soy tan real que es probable que te tropieces conmigo, y lo que hay entre nosotros est muy lejos de quedar zanjado. Yo dir cundo ha terminado, y no t. Eso piensas? Pues yo no. Permanecieron de pie bajo la luna, mirndose el uno al otro hasta que Niels la dej marchar. Fue soltando los dedos uno a uno para dejar bien claro, a propsito y sin resquicio de duda, que si quisiera podra retenerla con l sin ningn tipo de esfuerzo. Amelia atraves el camino de piedras sumergidas; ya la seguira Niels. Niels, en cambio, decidi nadar hasta la otra orilla. En el agua fra de la noche hall cierto grado de alivio ante el calor que le abrasaba el cuerpo. El cuerpo, que no el corazn. l insista en que no tena corazn, pues se le haba congelado en el invierno helador mientras persegua a los hombres a los que matara por un ideal; a los que haba perseguido y asesinado uno a uno, mientras l, con cada muerte, se tornaba ms duro y ms salvaje, hasta que finalmente emergi de aquel tiempo de brutalidad para darse cuenta de que se haba convertido en Wolf el Lobo. Camin lentamente, chorreando el agua del lago, y se qued de pie bajo la luna, baado por su luz plateada, hasta que estuvo seguro de que la gran casa de Boswick dorma profundamente. Entonces atraves sus muros para buscar su propio e incmodo descanso.

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Captulo 10
Shadow estaba esperando a Niels en el establo situado detrs de la casa que haban alquilado en Londres. Estaba cepillando a su caballo con los movimientos suaves y rtmicos de un hombre que ha hecho la misma tarea tantas veces que ya no requiere atencin alguna. Diablo, el animal, permaneca quieto bajo sus manos, aunque relinch levemente en cuanto entr Brutus. Ambos sementales eran hijos de la misma yegua y apenas haban estado separados desde su nacimiento, por ello tendan a tolerarse mutuamente. Ocurra igual con los hermanos humanos, normalmente. Qu tal en Boswick? pregunt Shadow sin detenerse en su faena. Bastante bien respondi Niels mientras soltaba la cincha de la montura. Aunque las cuadras estaban en silencio, Niels poda escuchar a lo lejos el sonido del crepsculo en la ciudad que acababa de atravesar tras abandonar a los akoranos cerca de su propia residencia. Amelia no lo haba mirado siquiera. Bien, pues que as fuera. No pretenda comprenderla, ni por un instante, como tampoco entenda l lo que haba ocurrido entre ellos. Slo saba una cosa: que nada, ni la mujer, ni el deseo, ni ningn otro sentimiento que quisiera nombrar, lo desviaran de su misin. Hara bien en recordar quin y qu era: un americano, oriundo de Kentucky, hijo de las montaas salvajes y, ms all de ellas, de oscuros recuerdos. Era un pasado que nunca traicionara. Qu ha pasado? pregunt Shadow mientras observaba a su hermano. Nada. Niels levant la montura y la coloc en su sitio antes de retirar del caballo la manta que se haba quedado oscura por el sudor del animal. Brutus se sacudi y golpe a su dueo ligeramente con la cabeza. Niels pas un rato consumido en tareas tranquilas y ordinarias: llenar de agua el abrevadero, llenar el saco comedero de pienso, comprobar las herraduras. Shadow dej el cepillo y prest toda su atencin a su hermano. Ni una seal del Angel? Yo era el nico invitado. Entonces ha sido una prdida de tiempo. Supongo que s. Qu ms daba que le hubiera cambiado la vida o, al menos, la forma en que l la vea. Su hermano le lanz una mirada dura. No pareces t mismo. Justo lo que le faltaba: Shadow en plan suspicaz. Y a quin me parezco? Que me aspen si lo s. Qu es lo que te carcome?

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He ido, he estado all y ahora he vuelto. No hay nada ms que decir. Vale. No estars enfermo? Por Dios Santo! Bueno, tuviste esas fiebres el ao pasado. Estuve un par de das con fiebre. No fue nada. Fuiste t el que casi se muere. Ya lo s reconoci en voz baja. Tambin s que siempre nos hemos cuidado el uno al otro. Te conozco mejor que cualquier hombre en la tierra y estoy convencido de que te pasa algo. Su mirada se oscureci . No ser la mujer, verdad? Niels apret tanto los puos que los nudillos se le pusieron blancos. Estaba comportndose como un estpido, pero no pareca poder hacer nada al respecto. Tiene un nombre. Maldita sea! Lo saba! Lo nico que he dicho es que tiene un nombre. Podras usarlo. Atreidas, as es como se llama. Es akorana, por si lo habas olvidado. Dios mo, ojal pudiera. Sus palabras sonaron tan sentidas que dejaron a Shadow sin habla. Cuando volvi a hablar, su voz era ms grave y se apreciaba cierto arrepentimiento en ella. Lo siento por ti. Me encantara que las cosas fueran de otra manera. No importa. Bueno, s que importa. Ella te importa. Da igual si es as o no. Nada ha cambiado. Nada y todo. Ni siquiera intent tratar de ir a dormir aquella noche. En cambio, se sent a contemplar las brasas relucientes del fuego y trat de decidir qu poda salvar del desastre en que se encontraba. Lleg a la casa de Benjamn Sherensky tan temprano como para sorprender a la doncella, Ivana, que le abri la puerta. Lo reconoci en seguida y se apart para que pasara. El seor Wolfson, verdad? Entre. Le dir al seor Sherensky que est aqu. Alabado fuera el servicio domstico sensato que no se entretena en ceremonias. Gracias respondi mientras la segua hacia el saln. Sherensky acudi al cabo de unos minutos. An estaba metindose la camisa dentro de los pantalones. Ocurre algo, amigo mo? Mala seal cuando la sola presencia de un hombre provocaba preocupacin por su bienestar. Nada que no pueda arreglar una taza de ese caf tuyo tan bueno. Ivana deba de haberse anticipado a su deseo, pues apareci justo entonces con una bandeja. Una vez hubo aceptado los agradecimientos y se hubo retirado con premura, Benjamin dijo: Tengo a los britnicos en la ms alta de las estimas, pero me

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molesta esa obsesin que tienen por el t. Ni siquiera lo sirven en un vaso en condiciones, como deberan. Es un fallo, sin duda. Oye, en cuanto a esa espada... Regatearon, aunque brevemente. Ambos saban que Niels se la acabara quedando. Pag un precio justo y se asegur bien, como haba hecho en otras ocasiones, de que Sherensky no lo presionara para abonar ms. El ruso era un hombre ms dado al largo plazo que a las ventas rpidas. Una vez hecho el trato y cuando se hubieron animado con el caf, Sherensky le pregunt: Tienes pensado quedarte en Inglaterra mucho tiempo? Eso depende. Andarse con rodeos ofreca poco atractivo para Wolf el Lobo, quien prefera ir directo al grano. Me pregunto si podra pedirte un favor. Claro. Este en particular requiere tu silencio, pero no slo por unos das, ni por semanas, sino para siempre. Era mejor ser claro en ese punto. Sherensky abri un poco ms sus oscuros ojos; salvo por ese gesto, el hijo de las estepas se tom la advertencia con calma. Tal vez tiene esto que ver con lo que te ha trado en realidad a Inglaterra? Lo que me ha trado en realidad? Acaso no soy un hombre ocioso que acaba de retirarse del servicio a mi Gobierno y, por tanto, soy libre de dedicarme a mi sencilla aficin? El ruso se ech a rer. Si t lo dices, amigo, aunque a aquellos que te conocen bien les cuesta verte de esa forma. Qu es lo que quieres que haga? Niels dud un momento. La suerte estaba echada. Me gustara que le echaras un vistazo al dibujo de un hombre y me dijeras si lo reconoces. Suena bastante sencillo. Niels extrajo del interior de su chaqueta el boceto del Angel. Al poco, el armero concluy: La nariz est bastante mal. Pero yo dira que se trata de lord Simon Hawley. Niels se sinti eufrico y al mismo tiempo aliviado, tanto que por un momento se qued sin respiracin. En cuanto recobr el aliento, pregunt: Es ingls? Es un lord ingls? Y no un akorano, Dios lo quisiera. S, s, lo es. Creo que las propiedades de su familia se encuentran en la regin de East Anglia, situada al este del pas por encima de Londres, aunque no creo que pase mucho tiempo all. Qu hace? A qu se dedica? Ya estaba pasando de su reaccin instintiva a pensar fra y duramente. Cuanto ms pudiera descubrir de aquel hombre, ms fcil sera atraparlo. Sherensky se encogi de hombros. Puedo decirte lo que no hace. No es una de esas personas dadas a

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dilapidar su patrimonio en mesas de juego. No es un borracho, y si tiene amante, lo hace con discrecin. Podra decirse que se adapta al momento actual, al que le son propias las reformas. Corren rumores de que le interesa hacer carrera en poltica. Ya ha hablado en la cmara de los lores, ha causado buena impresin y se ha hecho notar convenientemente. Alberga alguna ambicin por algn ministerio en particular? Es difcil de decir. Es amigo del prncipe Andreas, y algunos creen que eso significa que se interesa por el Ministerio de Asuntos Exteriores, pero puede que no sea ms que el hecho de que ambos jvenes disfrutan de su mutua compaa. El prncipe Andreas y Hawley son amigos? El alivio que tan fugazmente haba sentido caa ahora de golpe con este dato y se sacuda de pronto. Eso tengo entendido. Al menos, se los ve juntos alguna vez cuando el prncipe est en Londres. Sherensky frunci el ceo. Acaso te preocupa que lo sean? El prncipe tiene muchos amigos. Y no me parece que Hawley sea distinto del resto de sus amistades. De hecho, es posible que su trato se deba al inters de Hawley por la princesa Amelia. Su qu? A pesar de sus grandes esfuerzos, Niels no pudo contener la incredulidad y la rabia que brotaron en su interior en estado puro. Aun as, logr ofrecer una imagen de tranquilidad, no fuera a ser que alarmara al ruso. No es ms que un rumor se apresur a matizar Sherensky. La princesa Amelia ha tenido ms pretendientes de los que nadie se haya molestado en contar; Hawley es ms astuto que los dems. Por lo que he odo, no se le ha declarado todava, pues el ms mnimo indicio de proposicin ha tenido como consecuencia legiones de jvenes rechazados por la dama. No, l se toma su tiempo, se mantiene en el crculo de amistades del prncipe y por lo tanto, en el de ella. Es inteligente, no? Y por qu lord Simon Hawley piensa que la princesa Amelia pueda otorgarle su favor? pregunt tratando de mantenerse sereno. Con todo, lo nico que consigui fue emitir un gruido que son casi como un rugido amenazador. El ruso encogi sus anchos hombros. La mayor parte de las mujeres acaban casndose antes o despus. Puede que Hawley est slo planeando agotarla. Est por all, su familia le ha acogido en su crculo social, posee un ttulo, es respetable. Se han concertado matrimonios por mucho menos que eso. Si bien Sherensky hablaba el ingls con fluidez, nunca haba escuchado antes el exabrupto que sali de la boca de Niels. Al orlo, el ruso silb apreciativamente. Tendr que acordarme de eso. No sirve de nada que te pregunte por qu muestras tanto inters en Hawley, verdad? No respondi Niels al recoger el dibujo. Sherensky dud, aunque slo un instante. Luego habl con calma. Ten cuidado, amigo. No pretendo comprender qu se cuece aqu, pero dudo que te involucraras si no fuera mucho lo que estuviera en juego. Si bien no conozco malas opiniones de Hawley, su familia arrastra

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una larga historia de logros a travs de la traicin y la brutalidad. Si la memoria no me falla, el ttulo nobiliario les fue concedido por Enrique VIII en agradecimiento a su ayuda en el saqueo de iglesias y monasterios. Animados por ello, amasaron una fortuna por actuar sin permitir que los escrpulos se interpusieran en su camino. Te agradezco la advertencia, pero ni Hawley ni los de su calaa me son ajenos. Tomars precauciones en cualquier caso? Niels le asegur que as sera. Poco despus, espada en mano, se march. Si hubiera estado en Kentucky, habra encontrado un rbol quiz un roble slido y hermoso que llevara all cien aos o ms y lo habra golpeado hasta encontrarse mejor. En Washington, habra tomado un bote para navegar por el ro Potomac y habra remado hasta que la fatiga hubiera derrotado a la furia. Sin embargo, se hallaba en Londres maldito Londres y no se le ocurra qu pudiera hacer. Salvo volver a casa y enfrentarse a Shadow. Sherensky lo ha reconocido inform sin ms prembulos. Se llama Simon Hawley. Es un lord britnico, pero conoce a los akoranos. Sher dice que es amigo del prncipe Andreas y puede que un futuro pretendiente de la princesa Amelia tambin. Maldicin! exclam su hermano antes de echarse el arma al hombro. Se quedaron un momento en la comunin silenciosa de unos hombres cuyo aprecio mutuo era tan absoluto que nunca soaran ni con mencionarlo. Un poco ms sereno, Niels dijo: Debera haberle preguntado a Sherensky desde el principio. Todos estos devaneos por tratar de acercarnos a ellos... Demasiado cerca, tanto que an no lograba lamentarlo de verdad. Sherensky volvi a Londres apenas hace dos das le record su hermano y, adems, no haba garantas de que l lo supiera. En cuanto al resto, hay mucha gente a la que le gustara ser considerada como amiga por los akoranos. No hay nada que indique si el Angel lo es o no. Shadow, que haba insistido tanto en la culpabilidad de los akoranos, trataba ahora de ofrecerle un rayo de esperanza. Niels dedic un momento a agradecer al destino que le hubiera concedido un hermano as, antes de volver a pensar en la tarea que tenan ante s. Eso es lo primero que hemos de determinar, eso y tambin hemos de enterarnos bien de los movimientos de Hawley. Shadow baj los brazos pero no se movi. Dnde vive, adnde va; probablemente sea miembro de uno de esos clubes que tienen aqu. Casi seguro. Me interesa saber especialmente si hay algo que l no quiere que se sepa. Cualquier sitio que frecuente en el que no desee ser visto. Cualquier persona con la que quede. Adems de los akoranos?

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Adems de ellos. Ya me ocupar yo de eso; t encrgate del resto. De acuerdo, pero Niels, una cosa: si se da cuenta de que vas tras l... Es un asesino; lo s. Luego levant la espada recin adquirida y se pregunt de pronto por el hombre que la haba empuado haca tantos siglos. De algn modo pareca que su mano era el lugar que le corresponda. Con tranquilidad, apostill: Pero no olvidemos que yo tambin lo soy. No te compares con l. Hawley es un genocida. Hay quien me describira con la misma palabra. sa era la temida pesadilla que lo carcoma entre los recuerdos de los hombres con cuyas vidas haba acabado. An soaba con ellos a veces, y el sueo siempre era el mismo. Estaba solo en un bosque invernal, el nico sonido que se escuchaba era el de su propia respiracin. Delante de l haba un claro entre los rboles y all, un crculo de sangre iba distorsionando la nieve recin cada y se extenda hasta engullirlo a l. Hay quienes no saben distinguir entre su cabeza y su trasero. Niels se sorprendi y se ech a rer. Shadow siempre tena la capacidad de ver las cosas con perspectiva. Dnde ira un hombre aqu a por rosas? En abril? Te costarn un ojo de la cara. Y valdrn cada penique, especialmente si sirven para hacer que Hawley salga de su madriguera. Qu es lo que ests tramando exactamente, hermano? Comprobar si Sherensky est en lo cierto respondi Niels; luego se fue a prepararse para lo que haba de venir. Rosas dijo Amelia. Se qued mirando fijamente el ramo. Para ser justa, deba admitir que era precioso, con enormes flores de un rojo intenso y aterciopelado, y un aroma embriagador. Haba un buen nmero de ellas en un jarrn de cristal, acompaadas de una tarjeta.
Aquello que llamamos rosa, con cualquier otro nombre olera igual de bien. Gracias por una velada memorable.

Le temblaba la mano. Retir la tarjeta, que se guard rpidamente bajo el pliegue de encaje de su corpio, y fingi aspirar el aroma de las rosas para intentar menguar su creciente e inevitable nerviosismo. Son preciosas. De quin son? Simon Hawley estaba apoyado en la repisa de la chimenea. Haba llegado un poco antes para presentar sus disculpas por no haber asistido a la recepcin celebrada en honor de la princesa Victoria. Le haban recomendado que cenara cerdo francs y acababa de recuperarse de lo mal que le haba sentado. Amelia acept sus disculpas, aunque en

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realidad no lamentaba en absoluto su ausencia. Quin las ha enviado? pregunt Andreas al ver que Amelia no responda. Su primo pareca relajado y de buen humor, pero esperaba una respuesta, como era propio de los hombres de su familia caracterizados por su bienintencionado afn protector. Amelia entrelaz las manos sobre el regazo y se oblig a mantenerse serena. Son del seor Wolfson. Cuyo tacto an notaba en la piel, a quien haba abandonado con una rabia desafiante, y por quien, aunque odiara recordarlo, haba sollozado en la fra y oscura intimidad de su dormitorio cuando el enojo se hubo disipado y slo qued el dolor. Quien es el seor Wolfson? pregunt Hawley. Niels Wolfson, un americano que est de visita en Londres. l... me ha sido de gran ayuda hace poco. Hawley no saba ms sobre su secuestro de lo que saba cualquiera que estuviera fuera del crculo familiar y sus criados. Amelia tena la intencin de que eso siguiera siendo as. S? pregunt el ingls. Si bien habl con bastante suavidad, aguz la mirada en un gesto que no era propio de la perfeccin de unos rasgos que aunaban masculinidad y belleza. Contaba con el tipo de rostro que apareca en los cuadros de los artistas renacentistas menores que se esforzaban por proyectar un ideal angelical. En cuanto a las formas, nada haba que se echara en falta. Hawley era educado, agradable, atento con ella pero sin ponerse en ridculo, amigo de su primo y aparentemente aceptable para su familia, pues no dudaban en recibirlo. Por qu entonces se senta incapaz de corresponderle en su inters? Por qu en cambio se senta atrada hacia un americano de aspecto ms salvaje, del que emanaba un halo de peligro y profundo arrepentimiento? Trat de distraerse acercando la nariz a las rosas y dej que el perfume la embriagara. Al inspirar, not el borde picudo de la nota contra su pecho. Una cita de Romeo y Julieta. Unos amantes destinados a serlo con familias enfrentadas y condenados por circunstancias que quedaban fuera de su control. Haba algn sentido en que hubiera elegido esa cita, ms all de la mera alusin a las rosas? Se convenca a s misma de que no poda ser cuando un lacayo entr para anunciar la llegada del seor Niels Wolfson, que haba venido a hacer una visita. Creo que no conoce a lord Simon Hawley coment Andreas al hacer las presentaciones. Niels dud un momento antes de aceptar la mano de Simon, o eso le pareci a Amelia. Los hombres se estudiaron mutuamente. La sonrisa de Hawley resultaba un tanto desdeosa, pens Amelia. Quiz fuera eso lo que caba esperar de un noble ingls cuando se topaba con un americano. An dola

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la punzada de antiguas batallas perdidas. Niels, por su parte, estaba... Amelia se sinti de pronto invadida por una oleada de fro. Parpade, volvi a mirar y sinti que se le encoga el estmago. Tras aquella sonrisa que no lleg a sus ojos, Wolf el Lobo estaba listo para matar. Por qu, por Dios Santo? Sin dudarlo, sin pensar en absoluto en cmo se haban separado, Amelia se levant y se acerc a l. Seor Wolfson, gracias por las flores. Son preciosas. Por un instante, Amelia adivin un horizonte inhspito y terrible en sus ojos. Sin embargo, la impresin se disip con tal rapidez que hubo de preguntarse si la haba tenido de verdad. No haba duda, algo iba muy mal. Amelia an se mantena entre l y Hawley, cuando seal el sof en el que haban estado sentados. Haga el favor de acompaarnos. Niels dud, claramente perplejo por la acogida que Amelia le brindaba, pues le dio la mano en un gesto sorprendente que rompa el protocolo. A Amelia no le importaba. Hawley los observaba, como tambin lo haca Andreas. Que miraran. Se llen de valor y, con ello, de conviccin. Y sinti una repentina e inexplicable necesidad de proteger a aquel hombre, al que hara mejor en ver como un peligro para s misma. Qu es lo que le trae a Londres, seor Wolfson? se interes Hawley cuando Niels se hubo sentado junto a Amelia. El ingls permaneci de pie. Mir a la pareja y frunci el ceo. Colecciono armas respondi Niels con tranquilidad, como si se sintiera totalmente cmodo, aunque Amelia saba que su estado era cualquiera menos aqul. Este es un lugar muy bueno para encontrar nuevas piezas. Armas? El rostro perfecto de Hawley dej adivinar diversin por un instante. Acaso no tienen ya suficientes en Amrica? Yo pensaba que no haba casa alguna que no albergara un arsenal. Probablemente no respondi Niels en aquiescencia. Hemos aprendido las ventajas de permanecer siempre vigilantes. Adquiri la espada? intervino Andreas, que tambin observaba a los dos hombres aunque, por un momento, desvi la mirada hasta Amelia. Su prima tambin era una amiga muy querida. Apenas se llevaban un ao y se conocan tan bien que a veces les bastaba una mirada para comunicarse. Niels asinti. He ido a ver a Sherensky esta maana. Gracias por retirarse de la puja. De qu puja? quiso saber Hawley. Sherensky encontr una espada explic Andreas. Segn parece, perteneci a un gran seor vikingo, aunque la espada tiene aspecto moro. La leyenda la relaciona con nuestra familia, en particular con Hawkforte, pero el seor Wolfson tambin presenta una reivindicacin familiar, as que pareca ms apropiado que se la quedara l. Antes de que finalizara la explicacin, la atencin de Simon haba

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cambiado claramente, lo que le record a Amelia que el ingls nunca haba mostrado inters alguno por el pasado. Siempre estaba completa e incluso obstinadamente centrado en el futuro. Y tiene intenciones de permanecer en Londres mucho tiempo, seor Wolfson? No las tena reconoci Niels. Luego coloc su mano sobre la de Amelia. Aunque parece que alargar mi estancia. Primero las rosas y ahora aquello? Debera estar encantada y, sin embargo, slo lograba sentir preocupacin. Su mirada se top de nuevo con la de su primo. Simon coment Andreas de repente, he comprado un caballo que tienes que ver. Otro? Hawley mir sin demasiado inters. Con todo, Andreas, bendito fuera, no se dio por vencido en su entusiasmo. Arrastr al ingls delante de l y se detuvo lo justo para lanzar una mirada directa a Amelia. En cuanto se hubo cerrado la puerta tras ellos, Niels se puso de pie. Camin un poco para alejarse de Amelia y se qued absorto en sus pensamientos hasta que ella le pregunt: Te importara contarme qu es lo que est ocurriendo? Debera haberse dado cuenta de que iba a pasarlo mal estando cerca de Amelia. Fingir ser el perfecto pretendiente cuando lo que en realidad quera era hundirse profundamente en ella requera unas dotes interpretativas de las que careca. Shadow, l s que era bueno actuando, poda cambiar de personaje con gran facilidad; pero l no. l haba aprendido a contar mentiras de verdad al llegar a Washington y descubrir que se trataba de una habilidad sin la cual no se poda sobrevivir all. Qu era lo que ella le haba preguntado? Deba dejar de mirarla tan descaradamente y tratar de prestar atencin a lo que ella estaba dicindole. Qu qu es qu? Te he preguntado qu es lo que est pasando. No pasa nada. Amelia suspir en un gesto femenino cargado de paciencia. Se puso de pie y acort la distancia que haba entre ellos. Se coloc delante de l, cerca pero sin tocarlo, y le dijo: Niels, no soy muy buena dando rodeos. Pues buenos rodeos y contoneos haba dado cuando estaba debajo de l. Maldicin, deba dejar de pensar en ello! Soy ms bien una persona que no se anda por las ramas continu. Me parece bien, pero qu tiene que ver eso con...? S que est pasando algo. Algo grave. Lo vi en cuanto entraste en la habitacin. Niels sonri ante el recuerdo que aquello le provoc. Yo tena una ta abuela que pensaba que poda decirle a la gente lo que estaba pensando le cont. Estaba convencida de que la gente

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estaba atemorizada cuando no se trataba de algo que no pudiera solucionarse con un buen eructo. La rudeza de sus palabras no desconcert a Amelia, que se lo tom con calma. Hay algo entre t y Hawley. Cmo demonios poda ella saber eso? l no haba dejado entrever nada, de eso estaba seguro. Y aun as, ella pareca contemplar su interior directamente. Aquello s era desconcertante, como poco. Acabo de conocer a ese hombre le record. Adems, no se te ha pasado por la cabeza que pueda estar algo nervioso por volver a verte? Despus de todo, no es que nos despidiramos del mejor modo... Despus de que me informaras de que acostarnos haba sido un error? Qu descuido por mi parte! Sin querer menospreciar el significado de lo que ocurri entre nosotros, preferira que no cambiaras de tema. Que no cambiara de tema... Lord Simon Hawley. He odo que quiere casarse contigo. Amelia arque las cejas en un gesto exagerado. Es eso de lo que se trata? De celos? Amelia adopt una expresin de sorpresa y de incredulidad. Y por qu habra de sorprenderte? Acaso no has visto a dos sementales enfrentarse? O a un par de carneros? A dos toros? Eso s que es un combate. O qu me dices de esos pavos reales que tienen en los parques aqu? Los has visto luchar alguna vez por una de esas gallinitas sosas? Es un espectculo realmente divertido. Niels... As es como somos los hombres, princesa. No debera sorprenderte. Quieres matar a Hawley. Para hacer eso por celos deberas no estar cuerdo, lo que no es el caso. Quiero... Niels no entenda cmo demonios era capaz Amelia de saber sus intenciones y qu poda hacer para ocultrselas. Lo siento se disculp Amelia; en ese momento pareca sincera. No pretendo entrometerme. Es algo que pasa y ya est. Qu es lo que pasa? Su apasionada y audaz princesa se sonroj. Mejor sera que volviera a sentarse. Niels la gui hasta el sof, se sent a su lado y cuando vio que ella apretaba los labios, le tom las manos entre las suyas. Despacito y buena letra, princesa. Cuntame qu es lo que ests pensando. Qu. T primero. No, me refiero a que lo que piensas t es lo que pienso yo, slo que no exactamente. Es ms una percepcin de tu nimo. Como para tranquilizarlo, aclar: En realidad, no puedo escuchar tus pensamientos ni nada parecido. No puedes? Ah, bueno, entonces no hay ningn problema, no? Amelia, de qu diablos ests hablndome?

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Es un poco complicado. Amelia trat de retirar las manos, pero Niels se lo impidi. Pareca ansiosa e infeliz. Despus podra ser lo independiente que quisiera, pero en aquel momento Niels iba a estar a su lado. Ella tom aire, dej de intentar alejarse y prosigui: Es mi familia. Dnde estn, por cierto? Niels contaba con el suficiente instinto de supervivencia como para querer asegurarse de que saba dnde se encontraba su padre en particular. Alex Darcourt, prncipe de kora, no le daba la sensacin de ser el tpico padre comprensivo al que no le importara que su hija se hubiera visto desflorada casi bajo su propio techo. Y era probable que tambin conociera todo tipo de formas creativas de acabar con la vida de un hombre. Mis padres estn en el palacio real. El estado del rey ha empeorado. Luc y Marc se han ido a ver en qu lo pueden meterse. Andreas est aqu, como ya sabes. Est bien. Andreas poda partirlo en trocitos si se enterara de lo que haba pasado, pero al menos se tratara de una pelea igualada. Vale, cuntame lo de tu familia. Es nuestra herencia, sabes? En algunas generaciones, las mujeres nacen con dones o habilidades poco comunes. En mi caso, a menudo puedo comprender lo que albergan las personas en su corazn. No s muy bien cmo explicarlo, simplemente lo s. Me ocurre desde que era muy pequea. Eres buena juzgando a la gente? No, es mucho ms que eso. No me ocurre con todo el mundo. Hay gente que est ms cerrada a mis ojos... Lord Hawley, por ejemplo, pero no t, ni la mayora de gente. Sera difcil saber lo que esconde Hawley en su corazn dado que carece de l. No haba querido decirlo. Le haba salido como si estuviera lidiando con lo que ella le haba contado. Qu era lo que haba dicho exactamente? Qu era lo que ella crea que poda decirle de ella misma? Qu te hace pensar as de lord Hawley? Nada, no importa. Es bueno ser sensible a lo que sienten las otras personas. Amelia se inclin ligeramente hacia atrs, pera concederle mejor el beneficio de una mirada de reprimenda. Niels, cuntas personas sensibles crees que sabran que quieres matar a Hawley? Yo no... S quieres, y yo quiero saber por qu. Te lo imaginas. Haba aprendido a mentir; poda convencerla. Y, adems, no sera bueno que ella lo supiera. La razn por la que quera acabar con Hawley tena que ver con la que le haba llevado a l mismo a raptarla a ella y con la de que sus respectivos pases pudieran acabar yendo a la guerra. No era desde luego algo que quisiera revelar.

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Ests mintindome. Siento ser tan franca, pero es la verdad. Niels estaba en apuros. Maldicin, casi poda sentir cmo era engullido por las arenas movedizas. Nunca haba estado en unas, pero haba odo hablar de ellas y, por alguna razn, se le haba quedado grabado en la mente como algo que no quera experimentar personalmente jams. Para empezar, se qued mirando la boca de Amelia. Tena unos labios preciosos, carnosos y suaves, y resultaba demasiado fcil recordar su tacto; luego estaba su cuello, que era largo y delgado. Niels pareca recordar lo mucho que lo haba besado. Y sus hombros, que le haban gustado desde el principio. Y... No, no iba a pensar en eso. Se centrara en la tarea que tena entre manos. La de no defraudarla. Veamos, princesa, por qu iba a mentirte? Oh, vamos, por Dios! Amelia se haba puesto de pie. Cmo lo haba hecho? Niels no la haba soltado, pero all estaba ella de todos modos, fulminndolo con la mirada. Niels se levant porque un hombre no querra verse sentado en aquellas circunstancias. Clmate, vamos. No hay nada de qu preocuparse. No me digas eso. Hawley es peligroso. Si tratas de matarlo, te har dao. La sola idea hizo soltar un resoplido de sorna a Niels. Que lo intente. Lo saba! Claro que quieres matarlo! Dame fuerzas! Por favor, seor, slo esta vez, atiende a mis splicas. Amelia se tranquiliz un poco y le toc la mano. Tan difcil es contarme la verdad? Al contrario, el problema era cun tentador resultaba compartir con ella sus preocupaciones. Amelia era muy valiente, aunque Niels tena buena razones para creer que no era igual de cauta. No me gusta Hawley reconoci, pues eso era cierto sin duda. No tengo intenciones de casarme con l. Desde luego era una mujer directa. Y l lo sabe? No tiene por qu saberlo. Nunca le he dado ni la ms mnima esperanza. Mientras que se haba acostado con l con total pasin y alegra. Bien, eso est bien... Pero an quieres matarlo. Amelia, djalo ya. Niels estaba convencido de que Amelia iba a hacer exactamente lo contrario cuando l se movi para detenerla. En honor a la verdad, Niels albergaba otros motivos. De los primeros de la lista era el de satisfacer las ansias crecientes que haba ido sintiendo en su presencia. Besarla en la

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boca, estrecharla en sus brazos o sentir su cuerpo fibroso y flexible amoldndose al suyo anulaba cualquier otra consideracin. El amanecer, la puesta del sol, Amelia..., un hombre no poda pedir mucho ms que eso. Amelia se resisti apenas un instante antes de aunar su pasin con la de Niels, que la bes an con mayor intensidad, saborendola. Amelia estaba clida, deseosa, libre de toda mentira o pretensin. Era una mujer de largo recorrido. El tiempo dej de importar; el mundo no tena consecuencias. Slo quedaba lo que ambos eran capaces de alcanzar juntos. Estaban perdidos, atrapados el uno en el otro, ajenos a todo lo dems, cuando, a travs de la rojiza neblina de la pasin, Niels escuch... Pues me parece una buena idea, Bolkum. Andreas hablaba en el pasillo justo antes de llegar a la sala de estar, a apenas unos metros de distancia. Djame ver si puedo ayudar. Y entonces se abri la puerta.

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Captulo 11
Tiene intenciones de hablar con mi to, seor? Andreas acababa de atravesar la puerta y haba sustituido su habitual expresin amable por un ceo fruncido y una voz cortante como el hielo. Amelia sinti una oleada de temor. Conoca y quera a su primo de toda la vida, pero nunca lo haba visto as. De alguna manera pareca mayor, ms sombro y absolutamente decidido. Se separ de Niels muy nerviosa, se recompuso lo mejor que pudo y trat de esbozar una sonrisa de tranquilidad. No funcion, en gran parte porque Niels eligi ese momento para contestar: Dadas las circunstancias, sera una buena idea. Cmo? Deba de haber odo mal, tena que haber odo mal. Niels, qu ests...? Andreas asinti pero no se relaj. Parece que el rey Guillermo est prximo a la muerte. Es probable que el prncipe Alexandros est muy ocupado en los prximos das. En cuanto sea posible, entonces concluy Niels. Bien, muy bien... De hecho... No, no est bien interrumpi Amelia. No est bien que vosotros estis manteniendo una conversacin como sta cuando Niels y yo no la hemos mantenido. Su querido primo la mir con lo que pareca ser un gesto de sincera perplejidad. Qu es lo que tenis que hablar vosotros? Cmo que qu es lo que tenemos...? Todo? Algo? El prncipe de kora se volvi hacia Niels, que estaba observando el desarrollo de los acontecimientos con una media sonrisa irnica. Necesita usted hablar algo de eso, seor Wolfson? No creo que sea necesario. Eso pienso yo. En cuanto sea posible, entonces. Permtame que lo acompae a la salida. No puedes estar hablando en serio! protest Amelia. De hecho, Melly, no creo que haya hablado tan en serio en mi vida. Estoy seguro de que el seor Wolfson lo comprende perfectamente. Amelia se volvi hacia el hombre de los ojos grises que continuaba observndola sin decir nada. Pareca totalmente tranquilo y cmodo, exactamente al contrario que ella, que apenas poda respirar por el repentino latir de su corazn. Lo comprende, seor Wolfson? l se encogi de hombros como si todo fuera inevitable, aunque haba un tono caballeroso en su voz cuando respondi: Es correcto que hable con tu padre. Atnita por la rapidez con la que se desarrollaban los acontecimientos

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y por la seriedad con la que hablaba Niels, Amelia se arm de valor, respir hondo y pregunt: Tienes intenciones de pedir mi mano? Niels ampli su sonrisa. Era una sonrisa impactante, ntima y masculina, absolutamente injusta. Por lo que he odo, no sueles tomrtelo muy bien. Si bien trat de conservar la severidad de su conducta, Andreas sonri divertido. Es cierto que ms de un pretendiente se ha marchado decepcionado. Me atrevera a decir que hubo algunos que se fueron aliviados musit Amelia. Aunque la miraron los dos, fue Niels quien habl: Por qu dices eso? Porque... No tena por qu contestarle. Poda obviar la pregunta. Era demasiado cruda, demasiado personal, especialmente delante de Andreas, que, maldito fuera, no pareca guardar ningn sentido ni del tiempo ni del espacio. Porque intimido a la mayora de los hombres logr decir. No lo haba dicho! Por todos los santos, no haba soltado a bocajarro la triste conclusin a la que haba llegado despus de tantos aos. Es eso cierto? Niels la mir directamente. No pareca ni asustado ni sorprendido, y desde luego tampoco intimidado. De hecho, salvo que Amelia estuviera en un craso error, pareca mostrarse ms bien encantado. Bueno, princesa, eso slo indica, que no habas conocido al tipo de hombre adecuado concluy. Y tras pronunciar esa frase, se march en compaa de su querido primo, para el que iba a tener que pensar en algo horrible que hacerle. Fuera, en la calle, respirando lo que en Londres pasaba por ser aire, Niels cavil sobre lo que haba sucedido. No podra haber negado su deseo de hablar con el prncipe Alexandros. Eso habra llevado a los akoranos a echrsele encima justo cuando necesitaba concentrarse en Hawley. Ms an, haba tomado deliberadamente la decisin de aprovechar las intenciones del ingls para con Amelia y unirlas al evidente desprecio que Hawley senta por un rival plebeyo para forzarlo a salir a la luz y atraparlo. Aun as, mentira si admitiera que era nicamente la entrega a su misin lo que lo haba llevado a decir lo que haba dicho. Mientras besaba a Amelia, haba dado con un pensamiento real. Impresionante! Si Hawley no estuviera realmente trabajando con los akoranos, entonces l, Niels, sera libre, una vez cumplido su deber hacia su pas, para satisfacer sus propios deseos. Y no haba nada que deseara tanto en el mundo como Amelia: la mujer orgullosa y pasional que se haba entregado a l con una generosidad y alegra superiores a las que hubiera visto jams. Lo que lo llevaba a qu?, adnde? A estar a punto de admitir los anhelos que haba reprimido durante tanto tiempo que pareca que ya no

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existieran? Se agitaban ahora como en venganza, justo cuando le urga mantener la mente ms despejada. Los akoranos podan an ser culpables, todava poda estallar una guerra. Ahora bien, si no lo eran, si Hawley hubiera actuado solo... Si... Ese frgil y precioso condicional, ms que como una montaa, apareca como la distancia entre la tierra y la luna. Cmo era aquella historia que haba empezado a contarle Amelia, algo sobre un tipo que se ahogaba? Tena que ver si l poda evitar que le ocurriera tambin. Si bien aliger el paso en el camino de vuelta a su casa, la sensacin liviana se evapor al encontrar a Shadow esperndolo. Su hermano estaba cansado, pero se lo vea encantado. Hawley pareca ms que enfadado al abandonar la residencia de los akoranos le inform, ponindole al tanto de los resultados de la vigilancia que haban acordado mantener sobre el britnico. No me extraa. Niels se hundi en una de las cmodas sillas de piel que haban sido una de las razones por las que haba alquilado la casa de Londres. La casa de un hombre, aunque fuera temporal, deba contar con unas sillas decentes. Y adnde fue? A su club. Permaneci all varias horas y pas casi todo el tiempo con un par de caballeros, ambos ingleses y nobles, y relacionados hasta hace un ao con el Ministerio de Asuntos Exteriores. Por qu cortaron su relacin con el ministerio el ao pasado? Porque los echaron, aunque se hizo con mucha amabilidad. Hay que vigilar a estos britnicos, son unos maestros a la hora de dar pualadas. En cualquier caso, parece que al primer ministro no le gustaban algunas de sus tcticas. Cmo te has enterado de eso? Cotilleos de los criados; es increble lo que sabe esa gente. Hawley, que pertenece a una familia famosa por su ilimitada ambicin, se relaciona abiertamente con hombres que Melbourne retir de su Gobierno. Ms an, lo est haciendo cuando la muerte del rey est muy prxima, y justo antes de que suba al trono una joven inexperta. Dime, por qu crees que hara algo as? Porque cree que va a ganar. Eso parece. La cuestin es qu va a ganar. Qu debe querer? Niels se par a pensar por un momento. Si Sherensky est en lo cierto, quiere lo que su familia ha perseguido siempre: riqueza y poder. Parece que an no tienen lo suficiente de ninguna de las dos cosas. Y puede que la bella princesa sea una pieza clave en la jugada? El pie de la copa de brandy que Niels sostena estuvo a punto de romperse. Amelia nunca ser suya. Shadow levant las manos, con las palmas hacia fuera en un gesto que pretenda aplacar a su hermano. Era slo una idea. En cualquier caso, an hemos de descubrir con quin trabaja Hawley. Lo siento, Niels, pero ahora mismo los akoranos siguen siendo la mejor apuesta.

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No, no lo es. T no quieres que lo sea. Eso es cierto, pero escucha esto: si Hawley vol el Defiant por orden de los akoranos, puede que le recompensen de algn modo, pero nunca le permitiran acercarse a Amelia. He visto lo unidos que estn como familia y cunto la quieren. Jams consideraran a un hombre que ha actuado como un asesino de masas como un pretendiente para ella. Aquello lo llev a la incmoda deduccin en su fuero interno de que quiz tampoco le dieran a l el visto bueno por lo mismo. En cualquier caso, l no era Hawley, no lo era. Todos los hombres a los que haba perseguido contaban con importantes razones para morir no slo por el delito de haber conspirado para matar al presidente Jackson, sino por deshacerse sistemticamente de cualquiera que tuviera la mala suerte de cruzarse en su camino. l haba matado a unos asesinos aunque siempre pagaran a otros para que lo hicieran de hombres, mujeres y nios inocentes, as como de unos marineros cuyo mayor delito haba sido servir a su pas. Shadow se acerc al escritorio, extrajo una carpeta que contena el dibujo de Simon Hawley y la abri. Si no trabaja para los akoranos, para quin entonces? No lo s reconoci Niels, pero tengo mis sospechas. El resultado ms probable del ataque al Defiant era y an es una guerra entre Estados Unidos y kora, verdad? Eso es lo que llevo dicindote desde que ocurri. Entonces dime: quin se beneficia de esa guerra? Nosotros, s ganamos; que lo haremos. Esa es una afirmacin muy arriesgada. Los akoranos proceden de una cultura muy vinculada a la guerra. Cuentan con varios miles de aos de experiencia a la hora de proteger a su pas. Tambin son reconocidos marineros. Si luchan en su terreno y cuentan con efectivos por mar conformarn una fuerza impresionante. De veras crees que nos vencern? Creo que es una posibilidad que deberamos tener en mente si no queremos perder seguro. Bien, digamos que vencemos nosotros, qu es lo que ganamos con ello? Los akoranos aman su pas y a su gobernante. Sabes lo que significa vanax? El elegido. No slo eso, sino que los miembros de la familia real se consideran siervos de su pueblo y creo que lo piensan de verdad. No estamos hablando de ningn tirano a cuyos sbditos les encantara ver caer. Necesitaramos un ejrcito y medio para tener siquiera la oportunidad de tomar kora, y que Dios proteja a los hombres que enviemos all, no seran capaces de parpadear, respirar ni relajarse por un momento. As que no queremos tomar kora, slo vengarnos de ellos y quiz de paso conseguir una base naval. Eso s podramos protegerlo bastante bien. Puede que s, pero hay montones de sitios mejores que se para que instalemos una base naval. Hemos cercado el hemisferio oeste para nosotros y hemos dejado que el mundo lo supiera. As que para qu queremos una base naval en kora? Quiz no compense conseguirla a un

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coste tan alto. Quiz no admiti Shadow. Ahora, imagina que vencen los akoranos. Qu obtendran con ello? Habran demostrado al mundo una vez ms lo duros que son, pero eso el mundo ya lo sabe. Nos mandaran de vuelta a casa? Cierto, pero en qu les beneficia eso a ellos? No somos ni sus rivales ni sus competidores en nada. Shadow se qued en silencio y volvi a estudiar el dibujo de Hawley. Despus de un rato, se encogi de hombros. Vale, est bien, dime. Quin se beneficia? Quien quiere y puede usar una base naval en kora? Gran Bretaa. Quieren un imperio, siempre lo han querido. Les paramos los pies en Amrica, as que tienen que buscarse otro sitio. Exacto. Y quin puede afirmar que mantiene una relacin especial con kora por medio de los matrimonios entre la familia real akorana y la familia Hawkforte? Gran Bretaa. Si kora se levantara en armas de verdad, es decir, entrara en una guerra contra uno de los pases ms duros y difciles de vencer que amenazara con ganarlos, a quin crees que pediran ayuda? A Gran Bretaa. Shadow respir hondo y espir muy despacio. Vaya! Eso es. Si Gran Bretaa ayudara a kora a ganar una guerra contra nosotros, y dada la especial relacin que ya mantienen, podra ejercer una fuerte presin para que se le permitiera establecer una base naval en reconocimiento a su ayuda. Los akoranos tendran que contemplar seriamente la posibilidad de perder. Un hombre capaz de volar el Defiant tambin podra manipular a los akoranos. Hawley provoca una guerra, se asegura de que a kora le vaya mal, luego aparece Gran Bretaa y los salva a todos. Y Hawley se lleva todo el mrito. Piense lo que piense el primer ministro de sus tcticas, tendra que recompensarlo de alguna manera. Y no slo eso, sino que lo que has visto hoy podra indicar que Hawley cuenta con aliados que estn listos para ocupar sus puestos de poder con l. Si son lo bastante ambiciosos, podran minar el Gobierno de Melbourne e incluso sustituirlo. Hawley como primer ministro de Inglaterra? pregunt Shadow con una mueca de desagrado slo de pensarlo. Cosas ms extraas se han visto. Adems, no estoy diciendo que nada de eso vaya a llegar a buen puerto. Lo que importa es si Hawley cree que lo lograr. En ese caso, acabas de plantearle un problema. Niels asinti. Se supone que kora y Estados Unidos han de ser enemigos. Una relacin sentimental que una a ambos pases no entra en sus planes. Qu crees que har?

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Algo absurdo, espero. De hecho, cuento con ello. Shadow se puso de pie y cogi su chaqueta. Me parece que ser mejor que vuelva a mi puesto. Si Hawley se mueve, nos interesa saberlo. Ten cuidado lo conmin Niels cuando su hermano sala por la puerta. Tena mucho en lo que pensar: Amelia, Hawley, Amelia, los akoranos, Amelia. Su instinto le indicaba que el final estaba prximo. Deba estar preparado, pero primero tena que darle vueltas a unos cuantos asuntos en su cabeza. As que se dirigi al lugar donde siempre llegaba a las mejores conclusiones. Acababa de recostarse en la baera, de estirarse por completo despus de haberse frotado bien por todo el cuerpo y disfrutaba ya del agua humeante cuando llamaron a la puerta del cuarto de bao. Seor? lo llam el ama de llaves. Seor? Siento tener que molestarlo, pero hay una dama aqu. Una dama? A cunta gente conoca que pudiera encajar en la descripcin? No poda ser. Y sin embargo lo era, como descubri al entrar en la sala de estar, con el oscuro cabello an mojado y con la camisa apenas metida por los pantalones. Amelia estaba de pie junto a los ventanales y miraba el jardn. Iba ataviada con un bonito vestido en un tono avellana plido que a Niels le record el color de sus ojos, iba femenina sin resultar exagerada, con una falda amplia y una chaqueta ceida a la altura de su estrecha cintura. Nunca se haba fijado en lo que llevaban puesto las mujeres, salvo cuando no llevaban nada. Sin embargo, con Amelia, pareca darse cuenta de todo. Los nervios que esconda tras su sonrisa, por ejemplo. Amelia lo mir y le dijo: Lo gracioso es que la expresin tomar el toro por los cuernos no es un dicho akorano. Acaso debera serlo? pregunt Niels. No tena problemas en comprender por dnde iba ella. Bueno, s, eso es lo que hacemos, despus de todo. Quiero decir que lo hacemos de veras lo de tomar los toros por los cuernos. Constituye una especie de ritual y de danza combinados. Y, adems, algunos de nosotros tendemos a ser bastante tozudos; supongo que se nos podra calificar as. Tozudos? Niels se aproxim ms a ella, que estaba algo azorada. Bien. Odiara pensar que ella se senta ms serena con todo aquel asunto que l. Es eso lo que piensa tu familia de ti? pregunt, o es que estn demasiado ocupados tirndose de los pelos como para que les importe la palabra que escogen? Slo pens que tenamos que hablar. Aunque Niels lanz una mirada al decantador de brandy, decidi no servirse una copa. Necesitaba estar en plenas facultades cuando se encontraba con Amelia. Est bien, para empezar podemos hablar de cmo has llegado

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hasta aqu. Pens que tu padre haba puesto ms guardas en casa. S, pero no para tenerme encerrada. La sola idea pareci dejarla atnita. As que simplemente has salido y has venido hasta aqu? Princesa, necesitas a alguien que te vigile. S? Niels vio cmo abra ella los ojos y se cruzaba de brazos. Es eso lo que vas a contarle a mi padre? Ese es tu plan para optar al puesto de pretendiente? Encanto, hace tiempo que aprend a no ofrecerme para nada. Adems, slo ests cambiando de tema. Cmo has llegado hasta aqu? En un coche de caballos. Y ante su mirada de perplejidad, aadi : No soy tan idiota como para caminar sin escolta por las calles de Londres. Niels lanz una mirada a la puerta del saln mientras se preguntaba lo robusta que sera. As que Andreas sabe que ests aqu? Si no lo supiera y se enterara, sin duda vendra a por ella. Y era probable que estuviera de un humor peligroso cuando llegara. No, y no hay razn alguna por la que deba saberlo. Andreas est ocupado con un informe que ha enviado mi primo Gavin de kora y que ha llegado por barco esta tarde. Otro primo? Pero cuntos tena adems de hermanos, tos y quin sabe cuntos guardas entregados sin duda a defender su honor? Fueran los que fuesen los reparos que Niels tuviera ante la pureza de su conciencia no eran desde luego extensibles a su valor. Saba que era todo menos un cobarde y aun as, pensar en todos aquellos varones Atreidas abalanzndose sobre l bastaba para que adquiriera un cierto grado de cautela. Gavin es el hijo mayor de mi ta Kassandra y de mi to Royce. Es el heredero del condado de Hawkforte, aunque ltimamente ha pasado mucho tiempo en kora. Escribiendo informes? No s qu es lo que ha estado haciendo. Mi madre y mi padre continan junto al rey, as que tenemos libertad para hablar. De veras, necesito saber qu es lo que vas a... Respira, princesa. Alguien debe de saber que ests aqu. Amelia dud un instante y luego dijo: S, lo saben Bolkum y Mulridge, pero no dirn nada. Y por qu habran de callar? Porque son Bolkum y Mulridge. Han trabajado para la familia de mi madre..., bueno, desde siempre, y parecen comprenderlo todo. Bolkum es ese tipo que parece un trol? Ese comentario no es muy agradable. Bolkum es de lo ms dulce que hay. No lo deca como insulto. Estoy seguro de que en lo que a ese tipo de hombres se refiere, es mejor que el resto. Luego sigui su propio consejo y tom aire. Maldicin, ella tena un aspecto estupendo, aunque no tena nada que discutir all, de modo que cuanto antes la mandara de vuelta a casa, mejor.

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Est el coche de caballos esperando? Para que me enves de vuelta? Bien, entonces ensillar a Brutus. Qu buena idea! Patear Londres arropada en tu regazo. Y qu es exactamente lo que crees que deducir mi familia de ello? Niels no pudo evitar sonrer divertido. Estaba pensando en lo que no deba, y lo saba. De hecho, era consciente de que no era su mente la que pensaba. Espero que no haya recetas akoranas parecidas a la que vi cuando cruc la frontera con Mxico. Luego hizo una mueca de dolor. Y qu receta es sa? Digamos que se haca con ciertas partes que un toro que ya no era tal habra preferido conservar. A Amelia le entr la risa. Se llev un dedo a los labios y mir a Niels. Djame pensar... No, no recuerdo nada por el estilo. Contamos con un exquisito guiso de pescado. Se llama marinos y es, digamos, el plato nacional. Un guiso de pescado, eh? Suena bien. Aun as, debo admitir que prefiero un buen filete. Y como si las hubiera animado, a Amelia le sonaron las tripas. Entonces se sonroj an ms. Cundo has comido por ltima vez? quiso saber Niels. No he tenido mucho apetito desde que volv de Boswick. Niels mantena todos sus sentidos en alerta, todos centrados placenteramente en Amelia. De verdad? Y eso por qu? Ests de broma? Un poco. Se llama tomar el pelo. Amelia se relaj, aunque no mucho. En cualquier caso, Niels se lo apunt como un tanto. Tengo hermanos y primos a los que les encanta tomar el pelo. Es la forma que tenemos de equilibrar la balanza. No entiendo nada. Niels caminaba hacia ella, acortaba la distancia que los separaba. Le tom la mano. S, s que lo entiendes. Si hay una mujer acostumbrada a tener el control, sa eres t. No s a qu te refieres. Amelia pareca despechada, aunque no haca el ms mnimo gesto por apartarse. l tampoco tena intencin alguna de soltarla. No en aquel momento. Acaso en alguno? Tomar el pelo es una forma de equilibrar la balanza, de hacer que un hombre se sienta un poco menos como si estuviera caminando sobre el aire cada vez que mira a una mujer que lo provoca. Ah, como te provoco yo? Sabes de sobra que s. Amelia, lo que ocurri entre nosotros... Amelia le sell los labios con los dedos. Calla, Niels, no quiero volver a hablar de errores, por favor.

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No iba a decir eso. Lo que ocurri fue lo mejor que me ha pasado nunca. Haces que me sienta nuevo. Amelia se qued mirndolo fijamente. De repente mostraba una mirada luminosa y parpade para contener las lgrimas. Es lo ms bonito que me han dicho nunca. Probablemente ests acostumbrada a escuchar todo tipo de cosas agradables. No como sta. Notaba el cuerpo de Amelia clido, suave y rendido ante l. Sera tan sencillo... Niels dio un paso atrs, aunque uno pequeo, sin dejar de abrazarla. Has dicho que tenas hambre. Amelia volvi a rer, aunque esta vez no trat de apartarse. Pues tu ama de llaves dej bien claro cuando llegu que estaba a punto de marcharse. Sugieres que nos las arreglemos nosotros mismos? Que sepas que me las arreglo muy bien en la cocina. Bueno, la verdad es que me apao mejor de campamento, pero salgo del paso. Amelia se quit el sombrero y lo dej a un lado, junto con sus guantes. Y se desabroch los botones de la chaqueta. Y yo tambin, seor Wolfson. Te prometo que no pasaremos hambre. Niels fri unos filetes que haba encontrado en la despensa de la carne, que se mantena refrigerada gracias a unos bloques de hielo que se cortaban del ro en invierno y se almacenaban luego sobre capas de paja. La cocina de hierro an conservaba el calor del fuego del da, pero lo descart y opt por la lumbre del hogar, con sus brasas relucientes. No es tan difcil usar una cocina como sta coment Amelia mientras la estudiaba. Haban adquirido esa cocina para la casa de Londres y la haba visto funcionar. Si tuviera que hacerlo, crea que podra con ello. Con todo, nada tenan que ver con los grandes hornos de piedra que tan bien conoca de kora. Demasiado jaleo apostill Niels para alivio de Amelia. Puedes ocuparte de los championes? Poda. Los cubri con el aceite que encontr en la despensa los coloc en los bordes del fuego y fue girndolos cuidadosamente para que se asaran sin quemarse. El ama de llaves haba dejado unas patatas ya cocidas, an con piel y cubiertas con un trapo hmedo, probablemente para emplearlas como guarnicin en el desayuno del da siguiente. Amelia tard poco en pelarlas, las cort y las deposit en la sartn junto a los filetes. Niels estaba dndoles la vuelta. Le pas a Amelia una pequea caja de madera con sal. Ella ech un poco en las patatas y sonri. Un festn. Fuera, se levant una repentina rfaga de viento y empez a lloviznar. A la luz del fuego, Niels mir a Amelia. Te echarn en falta? Mi madre y mi padre se quedarn en el palacio hasta que todo haya acabado, tarde lo que tarde. Andreas es lo bastante listo como para no

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acercrseme en estos momentos. Adems, est ocupado con ese informe. Los filetes estaban listos. Niels se levant y le tendi la mano a Amelia. Llevaron la comida hasta la sala de estar y se sentaron a la mesa situada frente a la chimenea. Niels fue a por vino. Para cuando volvi, Amelia haba encendido velas y haba corrido las pesadas cortinas de terciopelo. Una vez estuvo servido el vino, que brillaba en un tono rub oscuro en las copas de cristal, Amelia tom un trozo de carne y lo sabore. Eres un cocinero estupendo. Gracias. Me has sorprendido. No pensaba que las princesas se dedicaran a actividades tan ordinarias como la de cocinar. Y sta es una conclusin extrada de tu extensa experiencia con las de mi clase? Niels acept que ahora le tocaba a ella tomarle el pelo y asinti. Digamos que he conocido a ms de una mujer en Washington, en Nueva York y en otros lugares que pensaban que eran princesas o, al menos, que deba tratrselas como a tales. Estaban subidas en un pedestal? Algo as. Hay muchos pedestales en el palacio de Ilin, la ciudad real de kora. Cuando era pequea, me encantaba subirme a ellos porque era ms difcil que trepar a los rboles o a los muros. Sin embargo, una vez arriba, superado el reto, estaba ms que dispuesta a bajar de un salto. Subir al pedestal era mejor que estar en l? Eso es, como imagino que saben los hombres que se sienten atrados por esas mujeres. La atraccin es el reto, pero una vez conquistadas... Luego se encogi de hombros delicadamente y le lanz la mirada que requera un momento o dos para ser interpretada. Mientras Niels estaba en ello, dej escapar un suspiro de satisfaccin. Se senta tremendamente relajado con esa mujer que poda disparar toda su pasin con una sola mirada. En Kentucky no hay pedestales coment Niels. Y si los hubiera, slo serviran para ser derribados. Niels se acerc un poco a ella. Era contradictoria su princesa, llena de valor, pero capaz de tropezarse con su propia inseguridad. Adems continu, la ltima vez que te vi, no me pareciste conquistada. No? Niels sonrea sin poder evitarlo. Estaba viviendo una situacin realmente seria, en la que la vida y la muerte tenan un gran protagonismo, y all estaba l, sonriendo de medio lado como un idiota porque ella lo haca sentir tan bien. Parece que yo era el nico all tumbado que trataba de recordar cmo respirar y que luego se trababa al hablar. Se refera al desafortunado comentario sobre que acostarse haba sido un error. Amelia tena la suficiente clase como para aparentar que no importaba. Esa era la marca que distingua a una buena mujer. Desgrrate

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las vestiduras una sola vez y luego olvida la ofensa. El mundo necesitaba ms mujeres como aqulla, pero a l slo le haca falta una. Deberamos llevarte a casa dijo porque realmente crea que deba decirlo. Hacerlo era harina de otro costal. Con todo, an conservaba algo de control sobre s mismo y saba que eso era lo correcto o al menos lo prudente. Deberamos coincidi ella, aunque no pareci dispuesta a moverse. Sus miradas se entrecruzaron. En algn momento. La prudencia estaba sobrevalorada. Ahora que lo pensaba, Niels no poda recordar que alguna vez le hubiera servido de algo. Cuidado, eso era distinto. El estaba ms que dispuesto a mostrarse muy cuidadoso con ella. Lo que realmente quera, lo que lo llevaba a quitarle con cuidado el vaso de vino de la mano a Amelia y estrecharla entre sus brazos era la repentina e irresistible necesidad de unirse a esa mujer de todas las formas que pudiera. Antes de que se hiciera de da. Antes de que el mundo se entrometiera. Antes de que ella recuperara el sentido. Es la ltima oportunidad dijo l apoyado en el cabello de Amelia . De hecho, tengo un coche de caballos. El que haba empleado para raptarla. Me llevar apenas unos minutos aparejarlo. Slo intntalo le advirti y elev su boca hasta la de l. Amelia not que el lino finamente hilado de la camisa de Niels estaba fro y suave al tacto de su piel, en la que senta el roce de sus propios cabellos al soltarlos y dejarlos caer sobre su espalda desnuda. Desapareci su ropa, que caa lejos de las manos de Niels. l permaneca vestido, despus de haber impedido amable pero firmemente que ella hiciera algo al respecto. Amelia estaba de pie delante de l, desnuda salvo por las ligas de seda que le sujetaban las medias y el rubor rosado que le cubra la piel. La luz del fuego reverberaba y fuera continuaba lloviendo. Amelia, con todo, apenas era consciente de ninguna de las dos cosas. Aquel hombre, su olor, su tacto, su poder, la embriagaban. Niels no la recost, sino que la apoy en la mesa en la que haban cenado. Con una sonrisa, se alej un poco y la estudi. Pareces una diosa. Pase la mano por entre sus piernas, separndole un poco ms los muslos, acariciando la suave mata de rizos, ya humedecidos por el deseo. Afrodita murmur, que emerge de las aguas. Luego llev los dedos hasta sus propios labios y posteriormente a los de ella. Sabes a mar. De nuevo, Amelia trat de acercarse a l. Y una vez ms, Niels la detuvo. Pronto le dijo mientras la acariciaba y observaba su reaccin, acelerando el ritmo al tensarse ella sin reme dio, al echar la cabeza hacia atrs y emitir un gemido de deleite. El placer an vibraba en su interior cuando Niels la levant, le pas las piernas por sus caderas y baj las manos para liberarse. Con un

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movimiento rpido y directo, se hundi en ella, que emiti un grito ahogado y se aferr con fuerza a los anchos hombros de Niels mientras l entraba en ella una y otra vez. El placer recorri de arriba abajo a Amelia con tanta intensidad que su cuerpo, nicamente sostenido por la fuerza de Niels, no paraba de temblar y agitarse. Sostenido y controlado, pues l no haba terminado ni mucho menos, tal y como ella comprob cuando, para su sorpresa, le dio la vuelta, la inclin sobre la mesa y se clav en ella lentamente, tentndola mientras el placer volva, increblemente, a ascender de nuevo antes de que Amelia pudiera sobreponerse y respirar. Niels, no puedo aguantar ms! Puedes y lo hars. Aunque sus palabras sonaban divertidas, en ellas subyaca la frrea contencin de un hombre que no aceptara ser rechazado. En lo ms profundo de Amelia, continu movindose con una lentitud tentadora, procurndole placer hasta que ste devino de veras insoportable. Aun as, el cuerpo de Amelia resisti, controlado por la voluntad de Niels, hasta que por fin, el alivi lleg con tal intensidad que Amelia se vio engullida en un remolido de oscuridad. Cuando se recobr un poco, vio que se hallaba tumbada sobre la alfombra delante del fuego. Niels yaca junto a ella de lado y le acariciaba el cabello. Aquel hombre era un artista, un demonio, un genio de la sensualidad. Tambin estaba desnudo, tal y como ella advirti en cuanto se acurruc en l. Las llamas iluminaban aquel cuerpo magnfico que le recordaba a las estatuas que haba visto en las profundidades subterrneas del palacio de kora. Eso s, en lugar de fra piedra, lo que haba era una fuerza viva y clida que se le antojaba irresistible. La languidez que ahora pesaba sobre ella y que haca que levantar los prpados fuera todo un esfuerzo se desvaneci tal y como haba venido. De nuevo se vio invadida por un deseo ardiente y urgente. Niels se coloc sobre ella, tumbada, con el corazn a mil, y contempl aquel hermoso rostro, pues l era hermoso, de una belleza propia de los lugares salvajes y las llanuras azotadas por el viento. Amelia trat de atraparlo y llevarlo hacia s, pero l le tom las manos con una de las suyas y le subi los brazos por encima de la cabeza. Todava no le dijo mientras le acariciaba la piel con su aliento clido y le rozaba los pezones con la lengua hasta endurecerlos, por increble que pareciera, an ms. Amelia se balanceaba en el hiriente umbral del dolor, que no acababa de hacerse real, mientras su voluntad, tan fuerte, iba disolvindose. Saba que volva a rendirse ante l como no lo haba hecho nunca, pues lo dejaba entrar no slo en su cuerpo, sino tambin en su corazn. Aquella certeza la llen de una alegra que superaba con creces el placer carnal ms intenso. Unas clidas lgrimas le resbalaron por las mejillas mientras atraa a Niels hacia s, lo acoga, tomaba la esencia de su vida, aceptaba todo lo que l le daba tan generosamente y, en ese mismo momento, se entreg con toda el alma. Pas algo de tiempo, no saba cunto, hasta que se despert sobresaltada con una sensacin de exaltacin. Sentada como estaba, Amelia vio que el fuego se haba apagado y que Niels estaba dormido,

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tumbado boca abajo a su lado, con uno de sus fuertes y musculados brazos sobre su cintura. Dedic unos estupendos minutos a admirarlo antes de que el aire fro la hiciera tiritar. Se escabull cuidadosamente de debajo de l, se puso de pie y se estir con un placer sensual. Tena una sensacin de satisfaccin en cada centmetro de su cuerpo. Se haban disipado todas las preocupaciones, todas las tribulaciones, todas las molestias de la vida, ya fueran grandes o pequeas. Se senta maravillosamente bien. Y helada. Con escalofros, aviv el fuego con rapidez y se puso la ropa interior, pues, despus de todo, no estaba acostumbrada a pasearse desnuda. Haba una colcha de punto doblada en el sof junto al fuego. Atenta, cubri a Niels con ella y se sinti algo decepcionada cuando l no se despert. El hombre se mereca un descanso, Dios lo saba. Y ella tambin necesitaba dormir aunque no lo lograba. Abrazada a s misma, con una sonrisa en los labios que pareca imborrable, dio una vuelta por la estancia. La casa era alquilada y tambin lo que contena. Aun as, busc alguna pista sobre el hombre que haba llegado a ocupar todos sus pensamientos. Obvi las estanteras, pero tom los libros que haba en la mesa contigua al sof y los estudi. Eran tratados militares y estudios histricos, todos muy manoseados. Haba brandy en el aparador, y otra bebida que oli, pero que retir en seguida. Era ms fuerte, aunque no resultaba desagradable. Quiz fuera el bourbon de Kentucky del que haba ledo. Luego fij su atencin en el escritorio. No era su intencin entrometerse en su vida privada, pero all haba una carpeta completamente abierta sobre la superficie de piel. Ech un vistazo a los papeles que mostraba y, sin darse cuenta, se sorprendi al ver el dibujo de un hombre. Niels se despert azuzado por el instinto que haba adquirido en la batalla. Sali del profundo sueo a regaadientes y se anim al ver a Amelia de pie a su lado. Se haba puesto la ropa interior, pero l podra remediarlo sin tardar. Estaba ponindose de pie y la colcha de punto ya estaba en el suelo, cuando Amelia alz la vista. La dureza de su mirada y el adusto rictus de su boca le hizo de repente ponerse alerta. Se mantuvo de pie, ajeno a su desnudez, y se habra acercado a ella de no ser porque la mirada que le lanz lo dej helado. Por qu pregunt Amelia, la princesa de kora posees un dibujo de Simon Hawley?

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Haba habido veces en la vida de Niels en que se haba visto al borde de un precipicio, ya fuera metafrico, ya de otro tipo, y haba sabido que lo que hiciera en los siguientes segundos o minutos podra determinar todo lo que viniera despus. Se acordaba de aquella maana cubierta de bruma en las montaas de Kentucky cuando se cay a una mina abandonada que llevaba siglos sin que la usaran y tuvo la claridad de mente en los ltimos momentos antes de desaparecer en la tierra de gritar a Shadow con todas sus fuerzas. Eso lo haba salvado, eso y el golpe de suerte que hizo que aterrizara de una sola pieza. A partir de ese momento, no se haban separado. Tambin estaba la noche, poco despus de aquello, a sus quince aos, cuando an era apenas un hombre, y haba estado a punto de morir. Entonces, fue un lanzamiento de cuchillo lo que lo salv. Pens tambin en el bosque invernal situado al norte del estado de Nueva York, cerca de la lujosa propiedad del heredero a la poltrona danesa, cuando el silbido de una bala cort el aire justo cuando l mova la cabeza con una furia impactante. O en la noche en Washington y la conversacin con el hombre que iba a convertirse en presidente, que lo haba llevado all, a aquella habitacin iluminada por la luz del fuego y a la mujer a la que no quera ms que tomar en sus brazos y estrechar para siempre. Poda mentir. No era tan bueno hacindolo como Shadow, pero poda arreglrselas en un apuro. Poda contarle a Amelia... Qu? No importaba. Sus ojos traslucan la consciencia y la inquietud derivada de un dolor terrible. Amelia, escchame. Se acerc a ella, ataviado apenas con la luz de las llamas, y la agarr cuando ella trat de apartarse. Y aunque cruz los brazos, empuj para liberarse y mantuvo el rostro apartado, Niels continu sin detenerse. Simon Hawley es el hombre que vol el Defiant explic. La perplejidad y la curiosidad se sobrepusieron a la resistencia. Amelia continu tensa entre los brazos de Niels, pero lo mir. Dijiste que lo del Defiant haba sido un accidente. Eso fue el resultado oficial de la investigacin, pero se ocult lo que en realidad haba ocurrido. Una mentira... Una que era necesario mantener mientras indagbamos para conocer la verdad de lo que haba sucedido. Algunos hombres moribundos describieron al hombre al que haban visto colocar la bomba. No tenamos ms que un esbozo, ni un nombre, ni una idea sobre su identidad. Y ahora lo sabes?

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S que es Hawley. Lo s desde hace un par de das. Es inconcebible. Y por qu hara una cosa as? Niels tens los brazos alrededor de Amelia y se concedi un momento para desear no decir nunca las palabras que iba a pronunciar. El Defiant se diriga a kora. kora est cerrada a los xenos, a los extranjeros. Jackson tena una sospecha. l, bueno, nosotros pensbamos que los britnicos podan estar construyendo all una base naval y, si era cierto, queramos saberlo. Amelia volvi a acurrucarse en sus brazos y lo mir. Se enviaba al Defiant para espiar a kora? Algo reacio, Niels asinti. Sabes que hemos tenido muchos problemas con los britnicos..., dos guerras, unas cuantas escaramuzas. Es cierto que las cosas estn mejor entre nosotros ltimamente, pero Jackson pens que era de nuestro inters conocer sus intenciones. Adems, todo hay que decirlo, de que estaba despechado por la negativa de kora a establecer relaciones diplomticas con nosotros. No hay ninguna base britnica en kora. Nunca se ha concedido permiso para algo as. Que t sepas. Lo sabra! Esto es una locura, espiarnos cuando lo nico que nos interesa es mantener nuestra soberana y nuestra forma de vida. Se retorci en los brazos de Niels y cuando l volvi a negarse a dejarla marchar, Amelia, su princesa, le peg un pisotn tan fuerte que el dolor le recorri el cuerpo entero. Puedo hacerte ms dao prometi. Cario, no hay razn para... Sultame! Entonces elev la rodilla y la desvi conscientemente hacia la misma zona de la anatoma que el desafortunado toro haba querido preservar. Niels baj los brazos. No estaba precisamente asustado y estaba seguro de que podra haberla parado. Era slo que no le vea ningn sentido a irritar ms a una mujer cuando estaba claro que ya lo estaba, y bastante. No sabas quin era Hawley dijo mientras empezaba a vestirse a toda prisa. Y aun as viniste a Londres igualmente? Por qu? Mientras se abrochaba la falda se detuvo y se qued mirndolo fijamente . Por Andreas? l estaba all cuando explot el Defiant. De pronto, palideci. Dios mo! Crees que Andreas... Lo crea le corrigi de inmediato. Al menos, baraj la posibilidad. Un prncipe akorano, presente cuando ocurri todo... Tienes que admitir que tena sentido sospechar de l. Amelia respiraba profundamente, segua mirndolo mientras el horror iba reflejndose en sus ojos. Mataste a los hombres que queran matar a Jackson. Los perseguiste... Vine para descubrir la verdad. Eso es todo! Cmo puedo creerte? Ya has matado antes; puedes hacerlo otra

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vez. Te juro que nunca dejar que hagas dao a mi familia! A pesar de lo que sienta por ti, nunca... Sientes algo por m? La idea resultaba absurdamente agradable dadas las circunstancias. Quiero decir, aparte de dolor y rabia? Qu si siento...? Amelia mir la alfombra que haba delante del fuego y sobre la acababan de yacer. Qu es lo que te pasa por la cabeza? Vamos, cielo, es slo que a un hombre le gusta saber, eso es todo. Sobre todo dadas las circunstancias, creo que es bueno para nosotros que, ya sabes, que hablemos como t queras que hiciramos. Pens que aquello sonaba bastante bien y se sinti satisfecho por pensarlo, pero sobre todo iba caminando hacia ella, despacio y tranquilo, igual que habra hecho si se hubiera subido a un caballo salvaje al que no quisiera asustar. Amelia lo mir con cautela y Niels crey que iba a negarse pero de pronto se le desencaj el rostro. Ay, Niels! Esto es terrible. Niels poda soportar muchas cosas: hambre, fro, cansancio o la cercana de la muerte. Sin embargo, las lgrimas de aquella mujer fuerte y orgullosa le llegaron al alma. Cario, no llores le susurr mientras la estrechaba entre sus brazos. Todo saldr bien, ya lo vers. Nos las arreglaremos. Y rog por que as fuera. Con todo, estuviera o no en lo cierto, estaba plenamente dispuesto a consolarla. El problema era que ella no lo dejara, al menos no del todo. Alz la vista y advirti: No soy ninguna estpida, Niels Wolfson, y no me gusta engaarme a m misma. No llegaste a mi vida por casualidad. Niels haba temido que ocurriera y haba esperado que ella no hubiera atado cabos como acababa de hacer. Ahora ya no haba nada que hacer salvo tratar de capear el temporal lo mejor que pudiera. Eres un buen hombre; no tengo duda alguna al respecto. Sin embargo, parte de esa bondad se manifiesta en el slido servicio que prestas a tu pas. En el desempeo de esa tarea, has llegado a matar. Debo preguntarme si tambin... su voz se quebr y Amelia hubo de apartar la mirada amaras por tu pas o, al menos, fingiras hacerlo. Niels estaba sin palabras. Qu era lo que Amelia estaba insinuando? Crees que yo..., que nosotros..., que lo que ocurri entre nosotros formara parte de una estrategia? No es un pensamiento agradable reconoci ella. Ah, bien! Detestara creer que estabas contenta ante la idea de que yo fuera un... Un qu? Un deleznable gusano de hombre que se arrastra y que usara a una mujer de ese modo? Sin embargo, ella no lo crea. Haba dicho todo lo contrario. Una puta? Logr apenas pronunciar la palabra. Por impactante que fuera la idea, encajaba con lo que Amelia pareca estar diciendo. Adems, deba pensar que aquello era mejor que ser un gusano deleznable. Haba conocido a

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prostitutas que eran personas estupendas. Desde luego, haban sido mujeres. Poda un hombre ser una puta? Haba escuchado cosas raras en su da..., pero por qu demonios estaba l pensando en eso en aquel preciso momento? No hicimos el amor por la misin que tengo entre manos. Lo hicimos a pesar de ella. La verdad es que no logro reunir mucho control cuando estoy contigo. Su cuerpo corroboraba alegremente lo que acababa de confesar. Rezong asqueado contra s mismo, solt a Amelia, cogi los pantalones y se los puso. Y cuando estaba ya abotonndoselos, not que Amelia estaba sonriendo. Eso era mejor que verla llorar. Aun as, le costaba reaccionar ante el humor cambiante de ella, que pareca pensar igual, pues en ese mismo momento se disculp por ello. Lo siento. Suelo ser bastante equilibrada. Esta es una situacin lo bastante complicada como para sacar de quicio a cualquiera. Eres muy comprensivo. No suelo serlo, pero parece que contigo me comporto de otra manera. Mira, Amelia, lo primero que hay que hacer es llevarte a casa. Amelia se apoy ligeramente en los talones, exactamente como si estuviera clavando los tacones en el suelo. Para que puedas hacer qu? Ir tras Hawley? Ese es el nico modo de poner fin a todo esto. De todas formas, no busco acabar con su vida, no si no me veo obligado a hacerlo. Hay un barco atracado en el puerto, un barco americano. Lo llevar conmigo para que se le someta a un juicio. Y el Gobierno britnico no tendr algo que decir sobre el hecho de que os llevis a uno de sus lores? La verdad es que a Melbourne y al resto les encantar desprenderse de Hawley. Supone un problema para todo el mundo. Y las sospechas sobre kora? Tambin se esfumarn? El presidente Van Buren ya tiene bastante entre manos. Lo ltimo que quiere es una guerra. El hecho de que Hawley sea britnico en lugar de akorano es como un regalo del cielo. Hawley no se ir sin armar ruido. Es un hombre peligroso. Lo s, princesa. Niels cogi su camisa. Por eso est vigilndolo mi hermano. Aunque, en realidad, Shadow no lo estaba vigilando, tal y como Niels descubri cuando se dirigi al establo para ensillar a Brutus. Su hermano yaca en un charco de sangre en el camino del jardn. Amelia sali corriendo de la casa, recogindose la falda con sus manos y el corazn latindole a toda velocidad. La lluvia estaba calndola, pero no era consciente de ello. Todo lo que vio fue la oscura silueta de Niels arrodillada en el camino. Y todo lo que oy fue su grito angustiado. Amelia se detuvo al lado de Niels y se qued horrorizada. Niels sostena a un hombre del que poda ver un poco, si bien la mancha de

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sangre era inconfundible. Quin? pregunt en un grito ahogado mientras se lanzaba al suelo junto a Niels. Es Shadow, mi hermano. Maldita sea! Lo saba... No tendra que haberle dejado... Dnde est la herida? Amelia busc desesperadamente palpando con las manos, ansiosa por encontrarla, hasta que sus dedos hallaron la empuadura de un pual. Eleos. Aunque clamaba al cielo, Amelia no conoca otra cosa que pudiera salvar a aquel hombre salvo intervenir rpida y definitivamente. Obedeci a unos instintos que apenas saba que posea y apret el tejido arrugado de su falda contra la herida con la esperanza de cortar as la hemorragia, al menos lo bastante como para permitirles ganar algo de tiempo. Tenemos que llevarlo dentro y llamar a alguien para que lo cure. No pienso ponerlo en manos de ningn mdico carnicero! Lo atender yo mismo antes que permitir que ocurra. Ya lo discutiran ms adelante. Niels carg con su hermano hasta la casa mientras Amelia los segua, y, si bien aparatosamente, se las arreglaba para mantener la presin sobre la herida. Una vez en el interior, Niels se dirigi directamente a la cocina. Recost a Shadow en la encimera de madera que haba junto al fuego mientras Amelia se quitaba la falda con rapidez. Ataviada slo con la ropa interior y la blusa, busc desesperadamente una lmpara. Una vez la hubo encendido, pudo comprobar el alcance de la herida. El pual estaba clavado justo por debajo y a la izquierda de su corazn. Unos centmetros ms y... Niels cogi a su hermano por los hombros. Vamos Shadow! no te mueras ahora! Amelia apoy la cabeza sobre el pecho del hombre herido. El corazn le late con regularidad, aunque est dbil. El pual no ha alcanzado el pulmn. Niels se qued mirndola fijamente. Cmo lo sabes? Puedo orlo. Debemos detener la hemorragia y tratar de evitar que pierda an ms el conocimiento. Cmo sabes todo eso? S lo que sabe todo el mundo; bueno, todo akorano se corrigi. He odo algo de eso. Vosotros conocis formas de curar que nos son ajenas. Hemos intentado compartir lo que sabemos, lo que pasa es que nadie quiere escucharnos. Puedes ayudarlo, entonces? Quien puede ayudarlo es un curandero de verdad. Yo no lo soy. Slo s lo que se ensea a todo el mundo. Baj la vista para contemplar al hombre; ahora lo vea con ms claridad. Era algo ms joven que Niels, tena el cabello fino y apareca extremadamente plido, como si la vida estuviera escapndose de su cuerpo. Hay que avisar a Andreas. Siempre hay una curandera en la

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residencia de Londres. Andreas la traer. Una mujer? Hay muchas mujeres curanderas. Acaso hay para ti alguna diferencia? No, en absoluto. No me importa quin lo salve, mientras lo salven. Niels inclin la cabeza con brusquedad. Lo mand fuera, acordamos que l vigilara a Hawley mientras yo... Mientras t coqueteabas conmigo aqu? Amelia pudo sentir la oleada de remordimiento y de angustia que recorra a Niels y casi la hizo tambalearse. Lamentarse no ayudar a tu hermano afirm la princesa de kora . Si se mueve el pual perforar el pulmn. Hay que quitrselo, pero hacerlo es peligroso. Puede que sea lo nico que est evitando que se desangre hasta morir. La curandera... Podemos esperar a que venga, pero cada momento cuenta. Creo que sera mejor hacerlo ahora, aunque, para serte sincera, podra equivocarme. Sigue desangrndose. Ambos lo miraron y comprobaron que la mancha oscura se extenda por la falda de Amelia. Trae ms luz le pidi. Luego cerr los ojos un momento y luch por reunir fuerzas. No poseo ningn don para esto, pero he aprendido a hacerlo. Las manos de Amelia, largas y finas, se movieron bajo la luz mientras recordaba las enseanzas de su ta Brianna. Debes expandirte, desplegar tu esencia, lo que eres. Permtete empequeecerte, volverte incluso transparente para que puedas sentir sin barreras. Esposa del vanax gobernante, una hurfana que haba naufragado en kora, Brianna era la sobrina adoptiva de una brillante curandera. Pareca imposible, aunque lo haba intentado alguna vez. Esta vez deba ser diferente. Tena que conseguirlo de algn modo, haba de encontrar el camino para curar al hombre que, momento a momento, iba alejndose cada vez ms de ellos. Necesitamos ms trapos dijo. Haba tanto que hacer que apenas saba cmo explicarlo todo. Agua caliente, trapos muy limpios, algn tipo de hilo hilo muy fuerte, agujas, ms luz y hay que elevarle los pies con almohadas, libros, con cualquier cosa, pero deben permanecer ms altos que su cabeza. Podrs arreglrtelas mientras voy...? S respondi, pues no poda decir nada ms; no mientras el hombre al que amaba? Vamos, admtelo! S, lo amaba. As que no mientras el hombre al que amaba atravesaba un tormento como aqul. Ve le indic antes de centrar toda su atencin en Shadow. Qu nombre tan apropiado para alguien que pareca tener un pie en el mundo de las sombras! Niels volvi en seguida con todo lo que Amelia le haba pedido salvo el agua caliente. Eso llegara pronto, pues ya haba encendido el fuego en

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el hogar y haba colgado un cazo encima. No contento con aquello, Niels tambin encendi la cocina de hierro. Las lmparas que haba encendidas alrededor de Amelia caldeaban el ambiente. Amelia se pas el brazo por la frente y observ el reguero lento pero estable que brotaba de la herida. La proximidad de la muerte constitua una presencia repugnante y horrible. Sinti nuseas, pero las control mientras se inclinaba sobre el cuerpo de Shadow. Haba un trozo de la hoja del pual que sobresala por la herida. Eso era bueno; no se haba hundido tanto como habra podido. Quiz Shadow se haba enfrentado a su asaltante. No haba duda de que contaba con la fuerza y la inteligencia necesarias para emprender el regreso a casa antes de perder la consciencia. Si pudiera retirarle el pual sin provocar una hemorragia mayor... Le tembl la mano. As no lo lograra. Tom aire con la intencin de calmarse. Est caliente el agua? La voz le sali artificialmente alta y fina. S. Niels estaba muy cerca de ella, junto a su hombro derecho. Amelia se tranquiliz al pensarlo y se sinti con ms fuerzas. Coloca el hilo en el agua y las agujas en el fuego. Pens que Niels se negara a algo que no pareca sino una estupenda forma de perder el tiempo, pero en lugar de ello, le coment: He odo hablar de esto. A quin? A mi abuela. Ella tambin calentaba el pual o cualquier cosa que fuera a usar para cortar una herida. Haba quien se rea de ella por eso. Era una curandera? No, en realidad no, slo una mujer que poda hacer lo que haba que hacer. Posea muchos conocimientos. Era una mujer sabia. Me gustara serlo a m tambin. Da la impresin de que lo ests haciendo bien. Su apoyo, ofrecido como si proviniera de las profundidades de su propia desesperacin, ilumin a Amelia por dentro. Se qued quieta y esper un buen rato hasta que le pareci que el hilo y las agujas se haban calentado lo suficiente. Finalmente, ya no quedaron ms razones para esperar. Hay que hacerlo ahora anunci con serenidad. Niels asinti y se situ enfrente de ella. Qu puedo hacer? Sujtalo para que no se mueva y preprate para cuando extraiga el pual. Si la sangre empezara a brotar... Amelia no termin lo que haba estado a punto de decir. La mirada de Niels le dej claro que haba comprendido. Si aquello ocurriera, ya no habra esperanzas para su hermano. Amelia dese fervientemente haber escuchado con ms atencin a su ta Brianna, a la ta de sta, Elena, que era una reconocida curandera, a su propia madre, a todos y a cualquiera que supiera cualquier cosa sobre el arte de curar. Todo ese tiempo por ah montando a caballo, explorando leyendo, pensando, soando...

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Por favor, Dios mo, que mi mano se mantenga firme. Amelia agarr la empuadura y tir.

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Captulo 13
La hemorragia se haba detenido. Sin acabar de crerselo, Amelia se inclin para ver mejor. El pao que acababa de apretar contra la herida estaba manchado de rojo, pero mucho menos que los que le haban precedido. Se sinti aliviada, si bien slo momentneamente. An haba mucho que hacer. Mientras Niels sostena la lmpara en alto para proporcionarle luz, Amelia trabajaba despacio cosindole metdicamente la herida. La tarea era dolorosa y compleja. Deba detenerse dos veces cuando senta que la vista se le desenfocaba peligrosamente. Con todo, milagrosamente, concluy. Shadow respiraba dbilmente, si bien con regularidad. Segua sin mucho color, pero la piel estaba un poco menos fra que cuando lo haban llevado al interior de la casa. Amelia relaj los hombros, aliviada. Se balance sobre la mesa y habra estado a punto de caerse si Niels no hubiera llegado a tiempo de sujetarla. La ayud a sentarse en una silla y le orden: No te muevas. Volver en cuanto lo haya acomodado a l. Amelia asinti y ech la cabeza hacia atrs. Tena los ojos cerrados cuando oy que Niels abandonaba la cocina con su hermano a cuestas. La batalla con la muerte la haba dejado mareada. Senta el cansancio en la frontera de la consciencia, pero no sucumbi a l. Ya habra tiempo para descansar ms adelante, en aquel momento quedaba mucho por hacer. Deba enviar all a una curandera de verdad, convencer a Niels de que aceptara la ayuda de los akoranos para atrapar a Hawley, esperar que Andreas comprendiera por qu se haba ido a ver al hombre que an deba hablar con su padre... Tanto, y a pesar de ello, Amelia estaba ansiosa por comenzar. Ya estaba de pie cuando Niels volvi. Qu tal est? se interes. Mejor de lo que estara si no hubieras estado aqu. Niels atraves la estancia y tom a Amelia por los brazos para atraerla hacia s. Por un momento, a ella le dio la impresin de que temblaba. La voz de Niels era grave y spera. Dios mo, Amelia, qu habra hecho sin ti? He curado heridas, pero nunca tan graves como sta. Shadow habra muerto. No pienses en eso respondi ella con dulzura. Estoy aqu y juntos pensaremos qu hay que hacer. Decas que estaba vigilando a Hawley? Niels asinti. Lo estaba, al menos sa era su intencin. Londres es peligrosa de noche. No deberamos descartar la posibilidad de que lo haya atacado un ladrn o incluso ms de uno. S, puede ser reconoci Niels a en un tono escptico. Pero Shadow sabe cuidarse mejor que la mayora de los hombres. El nico

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modo que se me ocurre de que le clavaran un pual es que lo engaaran para llevarlo a una situacin en la que no pudiera protegerse. Los ladrones normales no seran capaces de hacer algo as. Mientras hablaba, solt a Amelia y volvi a la mesa. En su ausencia, la mecha de la lmpara se haba reducido. Niels la aument un poco para que hubiera ms luz y fue a coger el pual que an estaba donde Amelia lo haba dejado al extraerlo del cuerpo de Shadow. Cuando la mano de Niels estaba ya sobre la pieza, ste se detuvo de repente. Qu es esto? Amelia observ la hoja en la que apenas se haba fijado antes al estar concentrada en la herida que haba provocado. Los grabados de la empuadura coment, los he visto antes en algn sitio. Claro que los haba visto, pues los mismos orgullosos cuernos de toro estaban blasonados en la bandera que colgaba sobre la entrada de la propia casa de Amelia. Era el smbolo real de kora el que apareca en la empuadura del cuchillo que haba estado a punto de acabar con la vida de Shadow. No poda ser... Aunque la mente de Amelia le gritaba que no era cierto, sinti que el peso de la verdad la encoga por dentro y comprendi lo que aquello conllevaba. Niels, eso no significa... Es un pual akorano la interrumpi. Despacio, levant el arma y la gir sobre su mano de modo que la luz ilumin el acero an manchado con la sangre de Shadow. La mirada que pas del instrumento a Amelia se haba endurecido. Mi hermano an puede morir por una herida infligida con un pual akorano, de los inocentes akoranos que no podan tener nada que ver con lo que ocurri en el Defiant. No tuvimos nada que ver con aquello insisti Amelia. Y mirando el pual, aadi: Tiene que haber una explicacin para esto. Niels endureci an ms la mirada entornando cada vez ms los ojos. Amelia poda sentir que estaba separndose de ella, as que le tendi una mano como ruego. Niels, escchame, Shadow estaba siguiendo a Hawley. No hay razn alguna para creer que pueda haberse cruzado con un akorano y mucho menos haber luchado contra l. Salvo que fuera con un akorano con quien se encontraba Hawley argument Niels, aunque no rechaz el contacto de Amelia. No es ningn extrao para los tuyos. Tampoco es un amigo. Es slo un conocido. Tenemos muchos, en Inglaterra y en otros lugares. Nos aseguramos bien de conocer a los hombres que aspiran al poder para que, si alguna vez lo alcanzan, no nos pillen por sorpresa. Eso est muy bien, pero no cambia nada. Este pual es akorano. Adrede, Niels apart la mano de Amelia de su brazo. Valoro lo que has hecho por Shadow, pero ser mejor que te vayas. A Amelia se le hizo un nudo en la garganta. No poda estar pasando aquello. Las sospechas de Niels sobre su familia que acababa de descartar volvan con ms fuerza. Esa sera la cua que los separara si ella lo permita. Desesperada, habl:

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No est fuera de peligro. An necesitas ayuda. Nos las arreglaremos. Vete a casa, Amelia. Niels, por favor... Mrchate! Y como Amelia no se mova, aadi: Por Dios, tengo que decrtelo ms claro? Si un akorano ha empuado este pual, cmo voy yo o quien sea a pensar que kora no es responsable de lo que le ocurri al Defiant? Y si eso es as, ser tu pas contra el mo hasta un final amargo y sangriento. Descolg una capa de un perchero cercano y cubri con ella a Amelia. Por un doloroso momento, Amelia record cmo la haba tapado con su capa en la carretera bajo la lluvia. Niels agarr con fuerza y de un modo implacable el brazo de Amelia y la condujo hasta la puerta del jardn, que a ninguno de los dos se le haba ocurrido cerrar. Tras ella, Amelia no vea sino penumbra. Las palabras de Niels sonaron como un ltigo. Har lo que tenga que hacer, Amelia, y me odiars por ello. Ahora ve al establo, ensilla a Brutus y sal de aqu de una vez. Aljate de m. Amelia se march, si bien slo porque l la empuj hasta traspasar la puerta, que cerr de un portazo tras ella. Llova a cntaros y Amelia permaneci en un estado de estupor e incredulidad durante unos segundos. Niels, un peligro para ella? Un peligro para su pas? Era consciente de la posibilidad de que as fuera, pero estaba tan convencida de la inocencia de su familia y de la honradez de Niels que no permitira que una preocupacin as la echara para atrs ni un segundo. Sin embargo, la realidad era dura e inexorable. Se sinti asqueada de todo. No tendra miedo. No! Durante toda su vida haba escuchado el mismo consejo una y otra vez: conoce tus miedos, pueden servirte, pero nunca, nunca te dejes vencer por ellos. El valor ha de ir siempre primero y por delante. Aunque en esos momentos el valor pareca haberse quedado algo rezagado. A pesar de las lgrimas que le impedan ver bien, encontr al sorprendido caballo en su cuadra y lo sac. Una vez a horcajadas sobre l, lanz una ltima mirada de angustia hacia la casa antes de picar a Brutus al galope. Entr en la suya por la puerta de atrs despus de amarrar al semental en las caballerizas. Con la cabeza bien alta, arropada en la capa, pas rpido delante de los guardas que eran demasiado disciplinados como para reaccionar ante aquella aparicin repentina y desde luego poco usual. Tras unas breves indagaciones se enter de que Andreas continuaba en su estudio. Bien. Enfrentarse a l en aquel momento le resultaba superior a sus fuerzas. Aun as, no tena ms remedio que habrselas con Mulridge. La mujer vestida de negro estaba en el vestbulo situado justo delante de las habitaciones de Amelia, y ciertamente pareca estar esperndola. Es sangre lo que huelo? pregunt Mulridge con las aletas de la respingona nariz temblorosas. Es probable. Necesito un bao, muy caliente y con el mnimo de conversacin. Al escucharse, Amelia se sonroj. No era propio de ella hablar de modo pretencioso. Con ms amabilidad, explic: Lo siento, es

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que ha sido una tarde muy complicada. Por restarle importancia a lo ocurrido, Mulridge respondi: Hay tormenta y mucha energa en el aire. El agua ya est caliente, lo he comprobado. Amelia no pregunt cmo es que Mulridge se haba anticipado a sus deseos, e incluso a su llegada. La criada, por la que no parecan pasar los aos, a menudo daba la impresin de ir un paso o dos por delante del resto. Una vez en sus aposentos, Amelia se fue directa al gran vestidor, cerr la puerta y se desnud. Se envolvi en una fina bata de seda y apareci en la sala de bao. Mulridge haba abierto los grifos para llenar la baera grande y con forma de concha que dominaba la estancia. El vapor ascenda por las paredes de mrmol hasta alcanzar el techo, cuya pintura imitaba el cielo que haba sobre el palacio real de Ilin en el equinoccio de verano. De pronto sinti una punzante nostalgia por su hogar que desech enseguida; ya pensara en ello despus. Cundo ha comido por ltima vez? le pregunt Mulridge. La sola idea de la comida que haba compartido con Niels y lo que sigui le revolvi el estmago. No tengo hambre. La cocinera ha preparado ese pastel de arroz que tanto le gusta. Amelia alz la vista y entrecruz su mirada con la de la sabia mujer que llevaba all toda su vida. El que lleva cerezas secas y uvas pasas? Ese mismo. Eso s que podra apetecerme. Mulridge reaccion asintiendo con satisfaccin y se march a por el pastel. En cuanto se cerr la puerta tras ella, Amelia dej caer la bata y se hundi en aquella agua caliente tan maravillosa, que no era cortesa de los arroyos termales que calentaban el agua en kora, sino que se obtena gracias a una caldera de gas situada en el stano de la casa, una reciente novedad que era muy apreciada. El calor le relaj los msculos de los hombros y de la espalda, que se le haban quedado dolorosamente agarrotados. Se ech hacia adelante y apoy la cabeza en las rodillas levantadas. Nunca en su vida se haba sentido tan atemorizada ni tan perdida. Desde luego, haban sido escasas las ocasiones en que podra haberse sentido as. Su vida hasta aquel momento haba sido especialmente anodina. Con amor, proteccin y privilegios, se haba esforzado al mximo por ser una buena persona, pero nunca la haban puesto a prueba en realidad. Hasta entonces. Las lgrimas le resbalaron por las mejillas. Se las enjug, pero continuaron brotando. Sola en la baera como estaba, con los sollozos apagados por el ruido del agua al caer, Amelia llor desconsoladamente. Por ella, aunque aquello la avergonzaba; por los hombres del Defiant, donde todo aquello haba empezado; por Shadow, que estaba tan cerca de la muerte; por ltimo, por Niels, en quien senta con miedo que aumentaban los sentimientos de arrepentimiento. Cuando hubo terminado se recost, agotada por el aluvin de emociones. Mulridge llam a la puerta cuando Amelia estaba a punto de quedarse dormida.

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Salga de ah antes de que se convierta en una uva pasa. Amelia apareci en su dormitorio envuelta de nuevo en la bata de seda. Hall las lmparas encendidas y un alegre fuego que plantaba cara a aquel lluvioso da de primavera. Mulridge desapareci en el vestidor y reapareci cargada con las ropas que Amelia se haba quitado. Sirve de algo que le pregunte por qu ha vuelto a casa sin falda? Luego levant la capa y la oli. Y con una capa de hombre? Al que le gusta el tabaco bueno, por cierto. Luego tir todo el montn al suelo. Esta sangre es suya? Amelia se sent a la mesa que haba delante de la chimenea y hundi la cuchara en el pastel. Es de su hermano. Entonces qu hace aqu? Mulridge nunca se haba andado con rodeos, igual que Amelia. Niels me ha dicho que me marchara. Y desde cundo obedece cuando se le dice algo? Amelia trag un bocado de arroz suave y dulce, y dio otra cucharada. No era una nia tan mala, verdad? En absoluto. Personalmente, no puedo con los nios estirados. Son los que siempre dan problemas y meten en los a los dems. En fin, da igual. Quiere hablar de lo que ha pasado? No especialmente. Es muy triste y me tiene tremendamente confundida. Mulridge pareci aliviada. Nunca le haba gustado mucho hablar. De hecho, sola referirse a las personas habladoras como malditos estorninos. Es bueno que el rey est murindose coment. Amelia no tuvo que preguntar por qu. Saba perfectamente que la convalecencia del rey era la fuente de su propia libertad para ir y venir sin dar explicaciones. Mientras Andreas estuviera ocupado, podra seguir actuando as. Slo esperaba que, fuera cual fuese el asunto que contuviera, ese informe de Gavin fuera complejo y urgente. Reba el resto del pastel con la cuchara y se la llev a la boca. Ya fuera por el bao, por el fuego, por la comida o por esa buena llorera, se senta mejor. No mucho mejor, pero s lo bastante como para pensar en lo que haba que hacer. Sus pensamientos brotaban ahora con una claridad de la que tristemente haba carecido antes. Echarla a la calle a medianoche? No se lo mereca. Desde luego que no. Una vez dio con ella, la decisin sobre qu hacer pareca realmente sencilla, quiz porque slo pareca dar con una opcin. Necesitar algunas cosas del botiqun dijo. Mulridge asinti. Me ocupar de ello. La mujer vestida de negro se volva ya cuando Amelia la tom de la mano. Gracias. Una fina mano le acarici levemente el cabello. Me fo de usted, nia. Por favor, Dios mo, que Mulridge est en lo cierto.

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Lo estoy se limit a responder Mulridge antes de ir a por lo que haca falta. En su ausencia, Amelia se visti. Eligi una falda y una chaqueta sencillas pero resistentes, de una tela escocesa en tonos verdes y dorados que era la propia para trepar por los antiguos muros de la finca de Hawkforte o para explorar las cuevas cercanas con sus primos. Las prendas eran cmodas y Amelia las asociaba a recuerdos felices, algo que le haca sentirse bien. Tena el cabello an hmedo del bao. Se lo cepill y se lo recogi en una sola trenza, que dej caer sobre la espalda. Dado que no saba cunto tiempo estara fuera, meti un camisn, mudas de reserva y algunos enseres de bao en un maletn negro. Justo antes de salir de la habitacin, se fij en las rosas que Niels le haba enviado. Una de las doncellas deba de haberlas subido. Dud un momento antes de cortar una de las flores y guardrsela debajo de la chaqueta. Mulridge estaba esperndola abajo con las provisiones. Amelia ech un vistazo rpido y asinti satisfecha. No pregunt cmo las haba conseguido sin que se diera cuenta la curandera, en cuyo cuarto solan estar guardadas. Mulridge tena el don de ir y venir sin ser vista. En algn momento Andreas terminar lo que lo tiene tan enfrascado, reaparecer y se preguntar por qu no estoy en casa. Qu quiere que le diga? Amelia dud. Si bien era una persona intrnsecamente honesta, aqullas eran unas circunstancias desesperadas y parecan requerir medidas igualmente desesperadas. Una mentira. No veo otra alternativa. Si prefieres no verte implicada, le dejar escrita una nota. Mulridge sonri ligeramente. Es una buena chica. Mi conciencia es asunto mo. Dgame que se va a Boswick. Qu? Dgamelo. Me voy a Boswick. Pues eso es lo que le dir al prncipe que me ha dicho. Promtame, eso s, que tendr cuidado. Al primer signo de peligro, salga de all volando. Amelia meti las provisiones en el maletn. No tengo nada que temer de Niels. Yo tambin lo creo, de otro modo no dejara que se fuera as. Sin avisar, Mulridge se le ech a los brazos y la estrech con fuerza. Con igual rapidez, la solt. As que vyase, antes de que cambie de idea. Y Amelia se march. Brutus pareci algo sorprendido al ser retirado de las caballerizas tan pronto despus de que lo hubieran dejado all. Con todo, y a pesar de su tamao y su fuerza, era un caballo muy paciente. O puede que quiz presintiera sin ms que iban de vuelta a casa. Desde luego, aceler el trote en cuanto doblaron la esquina situada cerca de la residencia de Niels. Dado que haba abandonado aquel lugar apenas unas horas antes, y se hallaba ahora en las circunstancias menos prometedoras posibles y sin

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estar segura de que fuera a ser recibida de nuevo, Amelia dud. Llev a Brutus al establo por la parte de atrs y lo dej amarrado mientras luchaba por apaciguar su propio nerviosismo. Ya no te molestar ms esta noche, muchacho le dijo mientras lo desensillaba y se aseguraba de que tena agua fresca. El caballo reaccion relinchando suavemente y le dio unos golpes amables con la cabeza. Al menos al caballo s le gustaba Amelia. Con la cartera en la mano, Amelia recorri el camino del jardn que llevaba a la casa. El aire ola a hierba mojada. Haba dejado de llover. Pronto amanecera. Lleg incluso a escuchar a unos cuantos pjaros que piaban debajo de los aleros del tejado. Tena delante la puerta por la que la haban echado haca nada. Por ltima vez, Amelia a punto estuvo de dar media vuelta. Finalmente, se arm de valor y llam a la puerta. Niels levant la cabeza despacio. Estaba sentado junto a la cama en la que se encontraba Shadow, pues se haba mantenido despierto junto a su hermano desde que Amelia se marchara. Shadow no lograba descansar. Por dos veces haba gritado aparentemente alterado, si bien sus palabras, si es que lo eran, resultaban imposibles de entender. Al menos no tena fiebre y no pareca padecer dolor alguno. Eso vendra despus. Para estar preparado, Niels haba sacado la botella de bourbon, pues no se fiaba del ludano aunque lo hubiera a mano, y no haba nada ms. Mientras contemplaba a su hermano, que yaca plido y hasta entonces inmvil en la cama, se vio abatido por una sensacin de incredulidad. Cmo haba llegado todo hasta aquel punto? Cmo era posible que su hermano hubiera estado tan cerca de perder la vida mientras que l, Niels, haba estado retozando con Amelia? Si asuma, claro, que la palabra retozar era la indicada para referirse a la experiencia sexual ms intensa de su vida. No importaba que hubiera fracasado en su deber de proteger a Shadow, una tarea de la que el propio Shadow se rea, pero que Niels, como hermano mayor, se tomaba muy en serio. Prefera morir antes que verlo en aquel estado. La fuerza y la certeza que lo haban mantenido vivo en tantas circunstancias peligrosas se haban desvanecido. Se senta vaco por dentro; no era sino la cscara de un hombre que esperaba a que la primera rfaga decente de viento que pasara se la llevara con ella. Peor an, no poda reunir la energa para resistirse. Aun as, todava se vea capaz de cumplir con su deber, y lo hara. Mientras estiraba las mantas con las que tapaba a Shadow volvi a escuchar el ruido. Qu era aquello? Una rama que golpeaba el muro exterior? Deba de serlo, pues no habra nadie por all a aquellas horas. Por extrao que pareciera, sonaba como si alguien estuviera llamando a la puerta. Niels se tens an ms, puso todos sus sentidos en alerta y escuch. Por un momento, no oy nada, hasta que escuch una voz muy suave, casi como una splica:

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Niels, djame pasar. He trado medicamentos para ayudar a Shadow. Tienes que dejarme entrar; hazlo por l. Estaba soando. Despus de haber hecho todo lo posible por ganarse el odio y la ira de Amelia, no poda ser que estuviera escuchndola al otro lado de la puerta ni que le pidiera volver a entrar. Niels! Bueno, sonaba ms bien como una orden. Baj la escalera rpidamente y abri la puerta con tanto mpetu que pill a Amelia por sorpresa. Con el puo en alto, avanz hacia l. Niels retrocedi y resisti el impulso de atraparla para optar por la actitud ms sabia de no tocarla siquiera. Amelia se recuper del susto, baj la mano, se alis las arrugas de la falda y habra entrado si l no le hubiera bloqueado el paso. Qu demonios ests haciendo aqu? le pregunt. Por un momento, a Amelia le tembl el labio inferior. A Niels se le haca difcil resistirse. Si hubiera durado un segundo ms, se habra desmoronado. Por suerte, Amelia se recuper en seguida y le lanz una mirada bien directa. Es que no me has odo? He trado medicamentos para Shadow. Shadow est bien. De verdad? Y cmo se ha producido ese supuesto milagro? Es que ha habido alguna aparicin de algn tipo, algn batir de alas, alguna seal de un coro celestial? No seas sacrlega. No lo seas t. Ambos sabemos que tu hermano no se encuentra bien. Ahora chate a un lado. Niels adopt una actitud aparentemente ms amable. Amelia tena un aspecto estupendo all delante; el viento le agitaba mechones del cabello alrededor de la cara y le encenda los colores del rostro. El hecho de que ella estuviera all despus de todo s constitua un milagro y eso, estaba seguro, no era un sacrilegio. Te dije que te fueras por una buena razn, Amelia. S, claro, una razn excelente. Crees que mi pas y el tuyo son enemigos, que vamos a ir a la guerra y que t y yo estamos destinados a odiarnos. Bueno, pues djame que te diga algo, Niels Wolfson, eso no son ms que tonteras. Ms an, tu hermano va a recuperarse, a despertarse y a decirte lo mismo. Cuando lo haga, quiero estar ah para verlo. Voy a disfrutar cada momento. Acaso te has planteado alguna vez en tu vida que podas estar equivocada? De hecho, suelo equivocarme, pero no sobre esto. No me equivoco ni sobre mi familia, ni sobre mi pas, ni sobre ti. Y ahora djame pasar! Tena los ojos llorosos. Ocultaban su frrea determinacin aunque estuvieran desgarrando a Niels. Cundo o de quin haba recibido l un voto de confianza tan absoluto salvo de Shadow, quien, era innegable, necesitaba la ayuda de Amelia? Niels se apart, pero no cerr la puerta.

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Donde est Brutus? En su cuadra, sin aparejos, cepillado y probablemente dormido a estas alturas. Te vi salir de aqu montndolo a horcajadas y sin montura? Y qu si lo hice? Fue muy estpido por tu parte. No cuando se trata de un caballo bien enseado. Y por qu mirabas, de todos modos? Poda mirar algo ms interesante? Niels casi poda sentir cmo lo estudiaba ella. Fuera lo que fuese lo que Amelia pensara que vea, debi de satisfacerla, porque de pronto esboz una sonrisa. Eso es verdad. Dnde est Shadow? Dame lo que has trado. Te lo agradezco. Y ahora vete a casa. Ni soarlo. Como te he dicho, quiero estar presente cuando te enteres de lo equivocado que ests. Est por ah la escalera? pregunt mientras sealaba hacia el saln y pasaba por delante de Niels con rapidez. Cmo pude dudar de que eras una princesa? La verdad, no me lo explico. Da la impresin de que es bastante evidente. Ya haba cruzado la cocina, la puerta del saln y desaparecido de su vista. Niels se sinti entre ligeramente perplejo y peligrosamente encantado. Y, por raro que pudiera parecerle dio la impresin de que ola a rosas. Cmo ha estado? pregunt Amelia mientras depositaba el maletn en la habitacin y miraba al hombre que se mantenla inmvil en la cama. Algo agitado, por lo dems bien. Algn sntoma de fiebre? Por ahora no. Ya sabes que es probable que le suba si no evitamos una infeccin. He trado lo necesario para preparar un emplasto. Hay agua aqu? Niels seal el aguamanil que haba sobre el tocador. Ya estar fra. La quieres caliente? Eso ayudara. Al quitarse la chaqueta, cay al suelo una rosa arrugada. Niels se agach para recogerla. Qu es esto? Amelia se la quit en seguida y se la introdujo en un bolsillo de la falda. Nada. Es una de las rosas que te envi? Apenas poda dar crdito, aunque, qu otra explicacin caba? Las rosas y la nota: Aquello que llamamos rosa, con cualquier otro nombre olera igual de bien. Qu significa? Es un verso de Romeo y Julieta. Eso ya lo s. Por qu lo elegiste? Por ninguna razn en especial; se me ocurri sin ms.

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Resultado de su educacin conseguida con mucho esfuerzo, primero con libros prestados y horas robadas, luego en aos ms recientes, con tutores. Puede que pensaran que se les contrataba para garantizar que l no estaba en desventaja en el mundo de los privilegiados y los poderosos, pero enseguida se daban cuenta de que su verdadero cometido era saciar su inagotable sed de conocimiento. Unos amantes unidos por el destino y separados Por el conflicto entre sus respectivos clanes dijo Amelia y que mueren antes de haber tenido apenas la oportunidad de vivir. Tratabas de advertirme, o de advertirte a ti mismo. Ests sacando demasiadas conclusiones de ello. Amelia se encogi de hombros, claramente insatisfecha con la respuesta. Como quieras. El agua? Niels fue a por ella y trat de no verter su frustracin, puramente masculina, en los cacharros. Los golpe slo un poco, lo que sin duda era preferible a dar un puetazo en la pared ms cercana. Cuando regres, Amelia estaba sentada junto a la cama y sostena la mano de Shadow. Est ms caliente. Niels palp la frente de su hermano y adopt una expresin ms seria. Ya tiene fiebre. Entonces debemos bajrsela dijo mientras abra el maletn.

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Captulo 14
Fuera lo que fuese lo que Amelia estuviese machacando en el mortero apestaba. Tan discretamente como pudo, Niels se retir hacia la ventana y la abri. El aire fresco ayudaba un poco, aunque no mucho. Qu es eso? pregunt Niels, que trataba de respirar por la boca. Amelia se volvi para mirarlo y suspir. Los restos podridos de una fruta que crece en kora. Es horrible, verdad? No deberan ser frescos? Qu va, no sirven para nada hasta que se pudren. No vas a ponerle eso a Shadow. Claro que s. Evitar la infeccin. Lo matar. Eso es insultante, Niels. Lo siento. No quera decir que quisieras matarlo. Es que no llego a ver cmo puede serle de ayuda. Tampoco yo lo s, hay algo que crece en los restos podridos que acaba con lo que sea que provoca la infeccin. O eso es al menos lo que ocurre en la mayora de los casos. Mi abuela tena una fe ciega en que las telaraas detenan las hemorragias. Ya lo haba escuchado antes. Tambin hay un veneno de serpiente que ralentiza el ritmo del corazn durante algunas operaciones delicadas. Querrs decir carniceras. En kora no. Toma, agarra esto. Amelia le pas el mortero con su hediondo contenido. Niels adopt una expresin de desagrado, pero lo sujet. Con mucho cuidado, Amelia deshizo el vendaje que cubra la herida de Shadow y lo mir con ojos crticos. Es bueno que hagamos esto. Seguro que no hay otra cosa? No hay nada tan eficaz. Luego tom el mortero de Niels y extendi el emplasto cuidadosamente por los bordes de la herida suturada. En opinin de Niels, siquiera tocar aquella mezcla requera valor. Cuando Amelia hubo terminado, Niels deposit lo que haba sobrado en el alfizar de la ventana. Estaba amaneciendo. Los criados no tardaran en llegar. Me voy abajo unos minutos le avis. Tienes todo lo que necesitas? Amelia asinti. Por ahora s, aunque si quieres hacer t... Debera habrsele ocurrido. Ella no haba dormido ms que l, y aun as, haba salido de noche, a pesar de todo lo que l haba hecho para

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impedrselo, para ayudar a su hermano. Acaso alguien se haba comportado tan generosamente con cualquiera de ellos alguna vez? Su padre no constitua sino un vago recuerdo. Su madre, una mujer buena y fuerte, haba entregado a sus hijos a la dura realidad de la vida cuando an eran unos nios. Dadas las circunstancias y sus propios caracteres, no haba habido eleccin. Desde entonces, l y Shadow haban sido auto suficientes, se haban abierto camino, trabajando por su bien y por el de su pas, pero sin esperar nada del mundo que no pudieran conseguir por s mismos. Y ahora? No haca falta que nadie le dijera que Amelia se comportaba con ellos como lo hara con los miembros de su propia familia. Se negaba a permitir que cualquier obstculo, ms an las propias sospechas de Niels, se interpusieran en su camino. El gran amor que haba intuido que exista entre los akoranos se haba extendido hasta alcanzarlos a l y a Shadow. Era una nocin sorprendente y que invitaba a la humildad. Peor an, resultaba casi irresistiblemente seductora. Prepar el t y tambin caf para l. Mientras tanto, puso pan a tostar en unas rejillas metlicas situadas cerca del fuego, dio con la mantequilla y con la mermelada, y busc una bandeja. Todo era muy casero, muy agradable. Un sueo secreto. Casi rea. Lo que daran sus enemigos y eran tantos como una legin por saber que Wolf el Lobo quera en realidad ser un hombre normal, con una esposa y nios, para cuidarlos de las formas ms sencillas y tambin ms importantes. Apenas haba reconocido ante s mismo ese deseo y, cuando lo haba hecho, le haba parecido tan improbable que perseguirlo se le antoj absurdo. Era quien era: un cazador y un asesino, un hombre que se ocupaba de los asuntos feos. En cualquier caso, poda preparar un t bastante decente. Coloc todo en la bandeja y volvi arriba. Ya no ola tan mal, as que poda respirar sin lamentarlo. Amelia se mostr agradecida y luego sorprendida. Tambin tostadas con mermelada? Estaban a mano. Adems, tienes que comer. Te llevaras bien con Mulridge. Su remedio para todo es un estmago lleno. Niels esper hasta que Amelia hubo acabado de comer y luego le pregunt: Cunto va a tardar Andreas en venir a buscarte? Amelia se sacudi los dedos para deshacerse de las migas restantes y no lo mir. Cree que me he ido a Boswick. Y por qu iba a pensar eso? Esta vez s lo mir fijamente a los ojos. Porque he mentido. Cmo dijiste t? Una mentira necesaria? Y eso provena de una mujer que valoraba el honor por encima de todo. Nunca debera haber entrado en su vida. El coste para ella era demasiado alto y era probable que aumentara an ms. Los criados no tardarn en llegar coment Niels para evitar pensar en otra cosa. Les pagar toda la semana y les dir que se la

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tomen libre. Me parece bien. Cuantos menos sepan cmo est Shadow, mejor. Y que t ests aqu. Bueno, s, tambin, al menos hasta que todo esto acabe. Niels realiz un ltimo intento. An ests a tiempo de marcharte. Es cierto se limit a responder Amelia mientras se untaba ms mermelada en la tostada. Al amanecer, Amelia se qued dormida. Sentada junto a Shadow, mientras an le sostena la mano, el sueo la venci. Pas algo de tiempo hasta que Niels se dio cuenta de que ya no estaba despierta. Al notarlo, dej a un lado la taza de caf y se qued mirando a la princesa. Contemplarla sin ser observado constitua un lujo del que no haba disfrutado hasta entonces. Las pestaas se apoyaban pesadamente en sus mejillas, que se le antojaron en exceso plidas. La gruesa trenza de pelo negro le caa sobre uno de los hombros. Niels estudi el lento vaivn de su pecho al respirar. Estaba exhausta, de modo que aquel espritu indomable que tan bien haba llegado a conocer estaba brevemente tranquilo. Un listo se aprovechara de la situacin. Se le haba quedado un poco de mermelada en la barbilla y Niels se la limpi con cuidado. Amelia ni se inmut. Niels la tom en sus brazos y la sostuvo un momento para sentir, ajeno a la duda y a la preocupacin, al deber y al honor, nada ms que una simple y honesta emocin. Aquello era un lujo entre los lujos. Enseguida, antes de que pudiera pensrselo mejor, llev a Amelia hasta su propio dormitorio situado al otro lado del saln. All la deposit en la cama y le quit las botas. Resisti la tentacin de ir ms all, la arrop y se retir despus de dejar la puerta cerrada con cuidado. Una hora despus ms o menos, Shadow se movi. Y aunque dijo algo, sus palabras continuaban resultando ininteligibles. Niels se acerc rpidamente para calmarlo. Todo va bien le dijo mientras le tocaba el brazo. Te dio tiempo a volver a casa, ests a salvo. Niels hubo de repetirlo varias veces antes de que Shadow por fin se tranquilizara y volviera a sumirse en lo que Niels esperaba que fuera un sueo curativo. Al menos no pareca que la fiebre estuviera empeorando, algo que a Niels lo sorprendi. Quiz, despus de todo, s que haba algo en los restos podridos que haba manejado Amelia. Se deca que los akoranos eran muy buenos curanderos, del mismo modo que se rumoreaba su calidad en otros muchos mbitos, como, por ejemplo, el de la guerra. Si estallara una guerra... Niels intent rehuir esos pensamientos. Se notaba cansado y no tena sentido alguno lidiar con esos asuntos. Aun as, la idea permaneci all, conjurando imgenes de las que Niels podra haber prescindido. La maana transcurri despacio. Niels se levant dos veces para ver cmo estaba Amelia, que dorma profundamente, tal como estaba das atrs

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cuando l la haba arrancado de la seguridad de esa vida que debera haber seguido siendo suya. No tena derecho a hacer algo as. Entonces haba credo que s, lo haba justificado en el derecho, an mayor, de su pas, pero se equivocaba. Lo que hizo estuvo mal. Aunque haba que ver hasta dnde lo haba llevado. Ella estaba all, a su lado, a pesar de todo. Dios Santo, cmo deseaba que aquello continuara, cmo quera que ella permaneciera con l todos y cada uno de los das que haban de venir. Qu era lo que ella le haba dicho? T no llegaste a mi vida por casualidad. Cunto saba Amelia de verdad? Era inteligente y descenda de una familia de gente extremadamente dada a juzgar sus circunstancias. Cmo si no habran podido sobrevivir? Acaso ella comprenda el verdadero alcance de lo que Niels haba hecho y aun as no se lo recriminaba? Se trataba de una mujer honesta y franca que tambin resultaba compleja. Niels se vio de pronto a s mismo como un nio jugando con un laberinto de madera; uno que haba fabricado su padre? No estaba seguro. En el recuerdo, l trataba de conseguir que la canica circulara por el camino correcto. Era difcil, frustrante... y apasionante. A fuerza de perseverancia y una cierta delicadeza de movimientos, lo haba conseguido ms veces de las que haba fracasado en su empeo. Cerr los ojos un momento y cuando los abri not un chispazo de color provocado por la luz de la maana. All, en el suelo, descubri la rosa. Deba de habrsele cado a Amelia de la falda, donde la haba guardado. Niels la recogi y la oli. Si bien los ptalos ya estaban marchitos, la fragancia continuaba fuerte e intensa. Romeo y Julieta. A Niels se le encogi el alma, esa que se cerraba inexorablemente al romanticismo. A pesar de todo, era l quien lo haba escrito, tras rescatarlo de la memoria impulsivamente. Ella tena razn; l haba tratado de decirle, y de decirse a s mismo, lo que los esperaba. La muerte y la tumba. Haba visto la representacin de la obra Romeo y Julieta en el Teatro Bowery de Nueva York haca tres primaveras. Shadow se encontraba en la ciudad y haba querido ir a verla. Haban invitado a dos seoritas, dos hermanas que se parecan en todo. Niels recordaba haber pensado que la obra iba a ser aburrida y tambin se acordaba de lo equivocado que haba estado. Haba quien aseguraba que Hamlet era la mejor obra de Shakespeare, pero aquel prncipe dans era un aburrido eglatra que le daba vueltas y ms vueltas a una idea que en realidad era bien sencilla. Matar al to, casarse con la chica y no dejar que diera paseos por ah y acabara ahogndose. Ahora bien, Romeo..., se s era bueno; se trataba de un buen hombre con una espada y sin miedo a amar. Aunque tambin era impulsivo y haba acabado condenado por el destino. Estaba bien para un escenario, pero no para la vida real. A Shadow le encantaban ambas obras y disfrutaba con todo lo que tuviera que ver con el teatro. Si hubiera sido un actor, su vida habra sido muy distinta. No haca mucho, justo antes de lo del Defiant, le haba

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comentado que estaba pensando adquirir parte de un teatro de Nueva York o quiz patrocinar a un grupo ambulante. Niels rog a Dios que se lo permitiera. Sin poder conciliar el sueo, se dirigi hacia la ventana. Aunque haba dejado de llover, todava haba nubes en el cielo. El aire se notaba fresco y hmedo. Ms all de los terrenos inmediatos a la casa, la vida en la ciudad retomaba inexorablemente su ritmo. Pasaban furgones y coches de caballos. Londres slo dorma de madrugada y por poco tiempo. La casa estaba en silencio. En ausencia de los criados no se produca el ajetreo habitual, as que Niels alcanzaba a escuchar los ruidos de la ciudad con ms nitidez, como tambin oy que algo se agitaba en los rboles que separaban la casa de la calle. Exhausto como estaba, apret los ojos, volvi a abrirlos y no vio nada fuera de lo normal. Imaginaciones de su mente cansada. Ya le haba ocurrido antes, cuando la fatiga le jugaba malas pasadas hasta a la mente ms avispada. Dej a Shadow el tiempo suficiente como para prepararse un caf y bebrselo; logr permanecer despierto mientras el da avanzaba. Amelia se despert hacia el medioda. Por un momento, no supo dnde se encontraba. El techo que vea encima era de un tono azul claro, y las cortinas eran de terciopelo y de color azul oscuro. Nada de aquello le result familiar. Se qued tumbada, observando el techo, mientras la mente se le iba despejando desprendindose de los restos de sueo. En cuanto estuvo ms despierta, se irgui de repente en la cama. Shadow. Retir las mantas, se levant de un salto y cuando ya haba recorrido la mitad de la estancia, se dio cuenta de que iba descalza. Cogi las botas y corri hacia el saln. En la casa haba un silencio muy denso y en el aire se vean danzar algunas motas de polvo. Amelia se par para aguzar el odo: nada se oa salvo los ruidos lejanos de la ciudad. Lo nico que confirmaba que era de da era el chorro de luz que penetraba por el ventanal del fondo del saln. Se sinti apurada. Sin tener muy claro hacia dnde dirigirse, abri la puerta que tena ms a mano y mir. Niels estaba sentado junto a la cama. Tena los ojos cerrados como si estuviera dormido, pero en cuanto entr Amelia, se puso alerta. Qu? Amelia sinti la intensidad de las emociones que pugnaban por estallar dentro de Niels. Sofoc un mnimo brote de ansiedad y respondi: Soy yo. Repentinamente consciente de que vena directa de la cama, sin peinar y sin lavar, trat de arreglarse el cabello. Luego cay en la cuenta de que an llevaba las botas en la mano y las dej en el suelo. Cmo est Shadow? No le ha subido la fiebre. Esa pasta que le pusiste debe de estar actuando. Se ha despertado? Niels neg con la cabeza.

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Ha dicho cosas en alto un par de veces, pero nada ms. Y entendas lo que deca? Ni una palabra. Niels se puso de pie y se pas la mano por la mata de pelo negro. Qu hora es? No lo s. Se acerc a la ventana y se asom. Es medioda No debera haber dormido tanto rato. Te haca falta, y yo te habra despertado si Shadow hubiera empeorado. Ante la mirada de Amelia, Niels se estir tensando su cuerpo largo y fornido, luego se acarici la mandbula y adopt una expresin de consciencia Tengo que afeitarme. Y aunque Amelia pens que tena un aspecto masculino muy atractivo, no era el momento de comentarlo. Ya me quedo yo con Shadow. Niels asinti y se march de la habitacin; Amelia se qued acompaada por el silencio de sus propios pensamientos. Con todo, antes de que pudieran hacerse demasiado intensos, Amelia estudi a Shadow atentamente y se qued contenta al comprobar que no haba empeorado. Y eso era decir mucho. Si lograban ahuyentar a esos enemigos llamados fiebre e infeccin, la fuerza natural de su cuerpo obtendra la oportunidad de curarlo. Si no... El agua que haba en la palangana situada junto a la cama estaba fra. Amelia se arriesg y dedic unos minutos a bajar corriendo a la cocina, encender el fuego y poner agua a hervir. Ech un vistazo por la ventana y se sorprendi al ver a Niels en el jardn. Cre que te habas ido a la cama le dijo al abrir la puerta. Niels se volvi con el ceo fruncido. Necesitaba un poco de aire fresco. Soplaba una agradable brisa del oeste que contena el hedor de la ciudad. Con todo, Niels pareca... preparado. S, eso era, mostraba el aspecto de un hombre que se prepara para algo malo. O puede que slo estuviera cansado y la imaginacin de Amelia estuviera ganndole terreno a la sensatez. Deberas acostarte le aconsej. Despacio, Niels asinti. Sin embargo, cuando se acercaba a la casa, ech la vista atrs hacia la hilera de rboles que rodeaban el jardn. Buscas algo? le pregunt Amelia, que se apartaba para dejarlo pasar. Crea que haba visto a alguien. A Amelia la invadi la preocupacin. A quin? A nadie. Niels cerr la puerta, con lo que le impeda observar la carretera. Voy a calentar ms agua. Ya he puesto yo un cazo le respondi mientras sealaba el hogar . Te importara subirme un poco cuando est lista? Niels le prometi que as lo hara y Amelia le dej all con la tarea. Mientras suba la escalera, se detuvo y mir hacia la cocina. Niels estaba agachado al lado del hogar y comprobaba el estado del agua. Al verlo, se le aceler el pulso. Eran los hombres conscientes de su propia belleza? Amelia lo dudaba. Crean que la hermosura era propiedad de las mujeres,

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pero se equivocaban. Ella poda cerrar los ojos y recuperar la imagen de la lnea de aquella mandbula, de la amplitud de su pecho, de los poderosos msculos de sus muslos y sus nalgas; poda sentir la textura entre suave y spera de su piel, escuchar los sonidos graves e intensos que l emita llevado por el placer e incluso oler los aromas almizclados de sus cuerpos al mezclarse. All mismo, en los peldaos que ascendan desde la cocina, cuando se supona que estaba atendiendo a un hombre herido de gravedad, una oleada e calor atraves a Amelia, que se vio dividida entre el deseo y la vergenza de su propia vulnerabilidad. Subi la escalera y ya estaba sentada a la vera de Shadow cuando Niels subi con el agua. En cuanto se hubo marchado despus de prometer que al menos se acostara, Amelia se lav la cara y las manos, y descubri la herida de Shadow. Si bien los bordes estaban enrojecidos, con aspecto de provocar escozor, eran sntomas esperables. No haba seal alguna de que la infeccin estuviera expandindose. Cambi el vendaje por uno nuevo; luego sirvi en una cuchara un poco del t que Niels haba preparado y se lo llev a Shadow a los labios. Beba le dijo en voz baja y le verti un poco del lquido en la boca. Shadow no trag y Amelia tuvo que limpiar el t vertido. Aun as, volvi a intentarlo mientras le hablaba suavemente, llamndolo all donde su espritu se hallara en ese momento, atrayndolo de vuelta al mundo. Tiene que beber aunque sea un poco. Vivir, lo conseguir, pero su cuerpo necesita lquidos. Beba, Shadow, por su hermano. Niels est aqu, aqu cerca, preocupado por usted. Por favor, necesita que usted siga vivo. No lo deje. Nada. O bien no la oa, o no poda responder. Dado que ya no tena fiebre, podra vivir durante un tiempo sin ingerir lquidos, pero debera tomarlos antes o despus, o morira irremediablemente... Amelia apart aquel pensamiento de su mente, empap un pao en agua fra y le lav el rostro con delicadeza. Tambin necesitaba un afeitado, aunque tena una barba mucho ms fina que la de su hermano. Uno era rubio; el otro, moreno. Aun as, al margen de sus diferencias externas, Amelia sospech que se parecan mucho. Despus de emitir un suspiro, se puso de pie y camin un poco por la habitacin. Se notaba el cuerpo inquieto, Y la mente tambin. Estir una alfombra que haba junto a la cama, enderez un cuadro y se fij en que la puerta del armario estaba ligeramente entreabierta. Sin embargo, cuando fue a cerrarla, el pestillo no enganchaba bien. Haba algo que se lo impeda. Una bota. Una bota negra enorme y su pareja. Shadow era un hombre de gran tamao, pero aquella bota pareca pertenecer a un gigante. La suela era extraordinariamente alta. Un hombre que calzara aquello quedara varios centmetros por encima de su altura. Tan alto como para llevar puesto el abrigo de enormes proporciones que estaba colgado en el armario? Y la peluca negra y... s, aquello era una barba de las que usaban los actores.

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Amelia ya lo saba o, al menos, lo sospechaba. Slo que prefera no pensar mucho en ello. Soy el hombre del camino; el hombre de la lluvia y la penumbra. Eso era lo que Niels haba dicho, y ese hombre era l, si bien no por casualidad. Haban planeado cuidadosamente cada paso. Se haba acercado a su familia, los haba hecho sentirse agradecidos con l para poder evaluar mejor si eran culpables o no, y actuar como senta que deba. Ella no era ninguna estpida. Saba que ahora todo era distinto, O al menos que poda serlo. Desvi la mirada hacia el hombre que yaca en la cama. Cuando se despertara, cuando empezara a hablar, qu sera lo que dira? Deba pensar que ya lo saba. Su confianza constitua su armadura y su escudo. Su familia nunca cometera una atrocidad como la del Defiant. Su padre, su to, sus primos y sus hermanos eran todos hombres del ms recto honor. Eran hombres akoranos, guerreros que haban jurado proteger kora a toda costa, s, pero no furtivamente ni mediante la traicin; nunca asesinando premeditadamente. Niels tambin lo haba credo hasta que haba hallado el pual akorano clavado en el cuerpo de su hermano. Amelia estaba segura de que haba una explicacin. Hawley haba estado en su casa de Londres muchas veces. Deba de haber encontrado el arma all y haberla robado. Confiaba en que cuando se despertara, Shadow confirmara que ningn akorano se haba visto involucrado en su ataque. Le dola la cabeza. Amelia volvi a sentarse y trat de pensar qu hacer. La herida ya estaba cosida; la infeccin, contenida, y no haba nada que indicara estupor ni otras lesiones. Retir un poco las mantas e inclin la cabeza para escuchar la respiracin de Shadow. Pareca ms fuerte que antes y cuando mova la cabeza de un lado a otro del pecho, el sonido era el mismo. Gracias a Dios. Si el pual se hubiera clavado en alguno de los pulmones, las oportunidades de recuperarse seran mucho menores. Trat de nuevo de darle un poco de t, tambin sin xito esta vez. Imbatible ante el desaliento, le habl con dulzura, le explic quin era y por qu estaba all. Su hermano es un hombre terco. Me ech de aqu, pero yo tambin soy tozuda. No dejar que se vaya. Es demasiado joven para abandonar este mundo, menos an por un pual akorano. Dnde estaba, Shadow? Qu le ocurri? Pareci que se mova un poco, pero no fue ms que una impresin pasajera y Amelia no poda estar segura, as que, al cabo de un poco, volvi a intentarlo. Segua a Hawley, verdad? Trataba de descubrir su plan? Hubo una pelea o lo engaaron? Amelia not en la mano que los msculos de l se tensaban. Respir hondo para reunir paciencia. Cmo consigui volver? Necesit mucha fuerza Y valor para lograrlo. Sea ahora fuerte, Shadow. Vuelva otra vez. Nada, nada que llevara a pensar que estaba escuchndola. O s?

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Confunda Amelia el deseo con la realidad o Shadow haba movido ligeramente la mandbula? Vuelva volvi a decirle casi en una splica. Y fue recompensada de pronto cuando Shadow cerr la mano sobre la de Amelia. Sin poder dar crdito, se retir un poco pero sigui manteniendo el contacto con l. Le tom la mano con las dos suyas y apret con fuerza. Vamos, Shadow, vuelva del todo. No se detenga ahora. Esccheme, por favor. Necesitamos que se despierte. Niels lo necesita. Tiene que or lo que tenga que decirle. Debe contrselo... Amelia se call de repente cuando Shadow se tens mucho. Por un terrible momento, temi haberle hecho dao. Sin embargo, ese miedo se desvaneci para dar paso a uno an mayor cuando de pronto grit con una voz debilitada: Los akoranos! Niels, los akoranos! Ten cuidado... No dejes que... Entonces empez a toser. Y aunque todo pas con gran rapidez, Amelia pudo entender lo que haba dicho con bastante claridad. Los akoranos! Niels, los akoranos! No poda ser. Era imposible. Shadow no poda estar tratando de prevenir a su hermano sobre su familia. No poda querer decir que ellos fueran responsables del ataque. Con todo, cualquier otra persona que hubiera escuchado esas palabras, habra deducido sin duda que eso era exactamente lo que estaba diciendo. Niels lo creera. Poda ocultrselo, no decirle nada y rezar por que cuando Shadow volviera a hablar, lo hiciera con mayor lucidez. Poda hacer eso. No, no poda. El honor y el amor, ambos valores, requeran lo que ella saba a ciencia cierta qu era lo correcto. De pronto se sinti helada. Solt la mano de Shadow con cuidado y se puso de pie. Despacio, apocada por el miedo, se volvi para abandonar la habitacin y buscar a Niels, slo para descubrir que l ya estaba all, de pie, junto a la puerta que ella no haba odo abrir.

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Captulo 15
No est consciente aleg Amelia en seguida, no del todo. No puedes asumir que habla con sentido. Niels se mantuvo inmvil. Se qued donde estaba, apoyado contra el marco de la puerta, con los brazos cruzados sobre su trax enorme. Se haba afeitado, pero su aspecto segua siendo algo salvaje y peligroso. Podra estar advirtindote de que los akoranos son inocentes insisti Amelia y de que deberas concentrar toda tu atencin en Hawley. No ha mencionado a Hawley. Est inconsciente! No sabe lo que dice. Por Dios, Niels, esto es demasiado importante como... Fue entonces cuando se movi. Atraves la habitacin a zancadas hasta donde ella estaba. Tena la mirada sombra y el gesto endurecido. S muy bien lo importante que es esto. Aprtate. Amelia dud, pero acab haciendo lo que l deca. No tena sentido provocarlo ms. Ocup su lugar junto a Shadow y habl con amabilidad. Soy Niels; estoy aqu. Hblame, Shadow. Dime lo que necesito or. Su hermano suspir profundamente, pero no respondi. Niels volvi a intentarlo. Hblame. Quin te ha hecho esto? Quin es el enemigo? Amelia contuvo el aliento, temerosa de lo que pudiera decir, pero Shadow se mantuvo en silencio; luego movi la cabeza de un lado a otro, aunque sin mostrar consciencia alguna de lo que ocurra a su alrededor. Lo has drogado? pregunt Niels de repente. Se irgui y mir a Amelia. Claro que no! De qu ests hablando? Iba a buscarte. Al ver que Niels no le contestaba, le dijo No dudes de m, Niels Wolfson! Tema que te adelantaras a llegar a las conclusiones equivocadas sobre lo que tu hermano haba dicho, pero iba a contrtelo igualmente. Niels se encogi de hombros como si no le importara, Maldito fuera! Puede que s. Ha hablado una vez; volver a hacerlo, Y estar aqu cuando lo haga. Bien, estupendo. Pues qudate con l. Escucha lo que tenga que decir. Llega precipitadamente a las conclusiones que quieras. Yo me voy... A casa? Cmo poda irse a casa si su hogar estara siempre ya, donde estuviera l? No, no me voy a casa! Me voy abajo a la cocina, a preparar una sopa! Salvo que pienses, claro, que voy a echar le somnferos. Estaba peligrosamente a punto de perder el control, aunque eso no pareca importarle a Niels. De hecho, la soflama de Amelia pareci proporcionarle algo de alivio, o quiz fuera el hecho de que pretendiera quedarse.

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Asumir el riesgo, princesa respondi con calma antes de retomar su asiento junto a su hermano. Amelia baj a la cocina con paso decidido. No lograba recordar si alguna vez haba estado tan enfadada o tan aterrada. Qu era lo que Shadow haba querido decir? No poda haber querido prevenir a Niels sobre su familia, verdad? No, era imposible que hubiera querido hacer algo as, y ella no era sino una estpida por permitirse aquel pensamiento tan absurdo siquiera por un momento. Sin embargo, Niels s lo crea o, al menos, contemplaba la posibilidad de que as fuera. Y aquello s que no poda negarlo, como tampoco poda culparlo por ello. Primero, el Defiant; y ahora, aquello. Tena todo el derecho del mundo a imaginar lo peor. E igualmente careca de l. Cmo poda l no creer en ella como ella crea en l? l no contaba con su don, que le haba permitido ver la calidad humana de aquel hombre desde el principio, lo que, por otra parte, la haba llevado igualmente a actuar como nunca lo habra hecho en otras circunstancias. Bien estaba, pero aquello no solucionaba nada en aquel momento. Estaba ciega como nadie, luchaba en la oscuridad por retomar las riendas de una situacin que pronto poda escapar de su control. Qu mejor momento que aqul para preparar una sopa? Se at el delantal a la cintura y se puso manos a la obra. Con unos cuantos buenos cortes de cuchillo despedaz el pollo que haba encontrado en la despensa. Ech los trozos en una olla con agua, sal y pimienta, y luego la colg en un gancho encima del fuego. Mientras el pollo se herva a fuego lento, pel unas cuantas patatas y zanahorias, que aadi al caldo. Y mientras todo se cocinaba, encontr unas manzanas, las pel, prepar una masa y la amas. Una vez estuvieron las manzanas cocidas con canela y azcar, apa una tarta bastante aparente. No me des ningn problema musit delante de la cocina de hierro. En cuanto crey que el fuego que arda dentro era el adecuado, introdujo la tarta y confi en que saliera bien. Sin nada que hacer hasta que acabara de hacerse la sopa y sin ganas de volver arriba, se dedic a explorar a fondo a cocina. Encontr una antecocina en la que hall una bodega que la sorprendi por su gran tamao y eligi un rosado lo bastante bueno. Lo abri, se sirvi un dedo en una copa de cristal y se lo bebi; slo para probarlo, por supuesto. A los dieciocho aos se haba emborrachado. Madre ma! Cunto tiempo haca que no pensaba en eso? A pesar de ello, el recuerdo no se haba esfumado, puesto que nunca haba vuelto a ocurrirle. Haba sido con vino de miel, un tipo de alcohol que, segn deca la leyenda, haba llegado a kora gracias al antepasado Hawkforte que haba arribado all en el ao 1100. El brebaje le haba producido el dolor de cabeza ms tremendo que haba tenido en su vida. Estaba con su primo, Gavin, y con sus hermanos, Lucius y Marcus, todos beban y coman alrededor de un fuego encendido en la playa no muy lejos del palacio de Ilin. Se lo pasaron en grande, hasta la maana siguiente. Pareca que hubiera ocurrido haca tanto tiempo, en una poca

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ms sencilla y ms inocente. Ahora se senta mucho mayor. Haba abandonado la niez, e incluso la juventud le resultaba vaga. Haba tanto en juego: la vida, la muerte, el honor y la esperanza. Tom aire para reunir la fuerza que, se record a s misma, era el verdadero don que haba recibido. Cuando volvi a la cocina, el caldo ya estaba listo. Extrajo el pollo con una rasera, retir con cuidado la capa de grasa y le quit la piel. Despedaz la carne y volvi a echarla a la olla. Era un trabajo agradable que la mantena ocupada y, por fortuna, dejaba a su mente descansar. Su padre le haba enseado a cocinar. No era que su madre no se las arreglara en la cocina, pero hasta la propia Joanna afirmaba que su marido era mejor cocinero. Haba empezado por mostrarle el marinos, ese plato tan apreciado por los akoranos; poco a poco, Alex haba ido revelndole a su querida hija misterios culinarios de todo tipo. Y exista el acuerdo tcito entre ambos de que ella no los revelara. l era un guerrero y un lder, el segundo de a bordo despus del vanax. Aun as, era innegable que tena buena mano para las salsas. A la sopa no le haca ninguna falta, pero a Amelia le pareci que le podran ir bien unos tropezones de masa que ech a la sopa en cuanto estuvieron listos. Una vez hubo terminado, no le qued ms que subir. Quiz debera pensarse dos veces lo del vino. Un blanco ira mejor. No, en realidad no haca sino retrasar el momento de ir, y aquello era un signo de cobarda. Carg una bandeja, la agarr con cuidado y subi la escalera. Niels estaba de pie junto a la ventana y se volvi en cuanto ella entr. Se acerc y le tom la bandeja. Has hecho sopa de verdad coment, sorprendido. Sopa sin veneno. O prefieres que la pruebe yo primero? Antes he dicho una tontera. Amelia acept la disculpa y se calm un poco. Para ser justa, Niels tena razones para sospechar. Creo que deberamos intentar que Shadow comiera algo de esto sugiri. No ha tomado nada de t. Necesita lquidos. Amelia coloc la bandeja en la mesa contigua a la cama, le puso una servilleta en el pecho a Shadow para protegerlo de la sopa caliente y llen una cuchara con cuidado. En cuanto se hubo enfriado y dej de humear, se la llev a los labios. Nada. Tras ella, Niels pregunt: Cunto tiempo...? Cunto puede aguantar sin lquidos? No lo s. Ayuda el hecho de que no tenga fiebre, pero sera mejor que tomara algo de esto. Volvi a intentarlo. Shadow movi los labios, pero slo levemente, de modo que toda la sopa se resbal. Esto no funciona. Ten paciencia. Amelia volvi a probar, de nuevo sin xito. Era cruel insistir y

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arriesgarse a incomodar a un hombre convaleciente? O era mejor continuar? Slo contaba con su instinto para guiarla. Una vez ms, llen la cuchara de caldo y se la llev a Shadow a la boca. Muy bajito, le pidi. Por favor, slo intntelo. Con mucho cuidado, le verti el lquido entre los labios. Al principio no pas nada, pero luego, Amelia vio cmo mova los msculos del cuello. Ha tragado! Niels la mir con los ojos de un hombre que quiere creer desesperadamente y no lo consigue. Ests segura? Lo he visto. Mira. Entonces le ofreci otra cucharada con igual resultado. Est consciente? Amelia neg con la cabeza. No, en realidad no, pero tragar es un reflejo con el que nacemos, y eso por lo menos ya lo ha recuperado. Puede hablar? Si puede, lo har y, por favor, Dios mo, que lo haga pronto. Amn. Amelia le dio un poco ms de sopa a Shadow. Cuando ya haba tomado todo lo que crea que poda, desvi la atencin hacia Niels. Esta sopa tambin es para ti. No tengo hambre. No necesitas tener hambre para tomar sopa. Te sentar bien. Y t? Yo tomar si t tomas. Niels se sent mientras Amelia le daba un cuenco lleno, que se tom al mismo tiempo que observaba cmo lo haca ella. Esta sopa est muy rica alab al cabo de un rato. Gracias. Cmo aprende a cocinar una princesa? Soy una princesa akorana. Es distinto a todo lo que puedas pensar. Por qu es distinto? Porque somos quienes somos. Nuestra historia nos ha hecho diferentes. Niels llen de vino las dos copas que Amelia haba trado y le pas una. Acaso porque habis estado tan aislados en medio del Atlntico? pregunt. El reino fortaleza, apartado e inquebrantable, situado ms all de las Columnas de Hrcules. Parece que no os afecta nada. Hasta hace poco, no saba mucho de vosotros. En cambio, nosotros siempre hemos tenido noticias del mundo argument ella. Hemos enviado a gente fuera a aprender lo que pudiera sernos de utilidad. Y hemos acogido a todos aquellos que han naufragado en nuestras orillas, les hemos ofrecido una nueva vida, muy distinta de cualquiera que ellos pudieran conocer en otros lugares. Es de alabar, desde luego. Eso, de todos modos, sigue sin explicar por qu una princesa sabe cocinar.

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Cocinar es divertido y til. Adems, la gente debera saber cuidarse. Las princesas tambin? Desde luego. Ya te dije que mi familia sirve a kora. l asinti. S, lo dijiste. Me creste? Niels sali por la tangente. Bueno, no lo puse en duda. Es slo que resulta extrao. He pasado el tiempo suficiente en Europa como para comprender por qu la abandonaron mis antepasados. La realeza, la aristocracia, la nobleza no son ms que gente cuyos ancestros fueron lo bastante agresivos o afortunados como para ponerse por encima de los dems. Por qu es eso distinto en kora? Amelia tom un sorbo de vino y midi cuidadosamente sus palabras. El origen de mi familia, los Atreidas, se remonta a los comienzos que siguieron a la erupcin del volcn que parti lo que siempre haba sido una sola isla. Y eso ocurri hace unos tres mil aos? Amelia asinti. Nos llamamos los Atreidas porque era el nombre de nuestro... padre fundador; supongo que habra que llamarlo as. Era el lder de un grupo de guerreros de la Grecia descrita por Homero, muy anterior a la Grecia clsica que la gente conoce ms. Como muchos hombres entonces, tambin eran comerciantes cuando podan, y cazadores y pescadores, bien acostumbrados a hacer lo que fuera necesario para sobrevivir. Atreidas y sus hombres estaban en el mar cuando estall una terrible tormenta. Normalmente las tormentas del Mediterrneo soplan de oeste a este, pero sta era ciclnica, lo que se conoce como huracn. Los empuj hacia el oeste. Cuando amain, se encontraban muy lejos de cualquier tierra que conocieran, pero eran aventureros, y Atreidas los convenci de que, en lugar de regresar, deberan aprovechar la oportunidad y seguir adelante. Con el tiempo, acabaron cerca de las Columnas de Hrcules, lo que llamamos Gibraltar del lado europeo y el Monte Hecho de la parte africana. Y no crean entonces que aquello era el fin del mundo? pregunt Niels. Algunos lo pensaban. Lo sabemos porque hubo una discusin sobre si seguir adelante o no, pero al final se impuso la idea de Atreidas. Haba odo hablar de una tierra situada hacia el norte, ms all de las Columnas, lo que corresponde a la costa oeste de Europa, y quera explorarla. Ahora bien, poco despus de que l y sus hombres se adentraran en el ocano Atlntico, fueron testigos de una gran explosin en el horizonte oeste. En seguida quedaron cubiertos por una gran nube de ceniza que los ceg. Casi sin agua fresca y sin forma de orientarse con el sol o las estrellas, Atreidas hizo lo nico que poda hacer: puso rumbo al resplandor que an se distingua al oeste, con la esperanza de que cuando lo alcanzara encontrara tanto tierra como agua. Y qu encontr? El infierno. El volcn haba partido la isla en dos y haba sumergido

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el centro de grandes dimensiones. El resto estaba cubierto de lava y segua ardiendo. La devastacin fue tal que no quedaba ni un solo rbol en pie. Y supervivientes? Unos cuantos haban encontrado refugio en unas cuevas donde haba manantiales de agua fresca, aunque all se enfrentaban a una muerte lenta. No tenan comida; toda la cosecha haba quedado destruida. No podan pescar tampoco, pues los barcos haban desaparecido. Debieron de alegrarse de ver a Atreidas y a sus hombres. Puede que al principio s. Sin embargo, Atreidas era un guerrero que provena de una cultura violenta. Los habitantes primeros de kora eran un pueblo pacfico. Una de sus lderes, la joven sacerdotisa llamada Lyra, haba sobrevivido. El enfrentamiento entre ella y Atreidas era inevitable. E imposible de ganar para ella. Ests seguro? Niels se encogi de hombros. Atreidas tena la comida, el nico medio de conseguir ms comida y armas era su barco. Ms an, se trataba de un experimentado guerrero. Era obvio que ganara l. Cuando sabes que tu derrota es inevitable, deberas rendirte en lugar de luchar por lo que crees? No, claro que no. Lyra crea que su pueblo no deba limitarse a aceptar la conquista y la esclavitud corno precio por sobrevivir. Pens que ambos pueblos podan aunar sus fuerzas y encontrar una solucin mejor. Y convenci a Atreidas? Al final s. Los dos lograron mantener entre ellos un tipo de relacin que los ayud a superar sus diferencias, y eso hizo posible todo lo que vino despus. Niels dej la copa y se qued mirando a Amelia. As que al final esto es una historia de amor? Amelia asinti. La primera historia de amor de kora, pero slo la primera. Despus ha habido muchas otras. Amelia volvi de pronto a la realidad y mir hacia donde estaba Shadow. Creo que ahora descansa mejor. Niels hizo lo mismo y pregunt. Y Lyra es tambin tu antepasado? S, lo es. Niels acort la distancia que los separaba y entrelaz sus dedos con los de Amelia. Apostara lo que fuera a que estara orgullosa de ti. A Amelia se le hizo un nudo en la garganta. Es muy amable por tu parte, Niels. Niels no respondi. Se limit a tomarle la mano y besarla. Cuando Amelia volvi a la cocina, esbozando an una leve sonrisa,

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oli la tarta de manzana. Se le haba olvidado por completo y se sorprendi al ver que estaba bien hecha, pero no quemada. La deposit en una rejilla para que se enfriara, orden los platos y luego decidi preparar caf para tomarlo con la tarta. Cuando estaba echando los granos de caf en el molinillo, escuch un ruido en la despensa. Pens que se tratara de uno de los criados que, despus de todo, s haba acudido y se acerc para saludarlo. Nunca lleg. A medio camino, la atraparon por detrs y le apretaron la cara con un pao. Amelia reconoci un olor dulce y empalagoso, y ya no fue consciente de nada ms. Al cabo de unos minutos, Niels baj. Dado que su hermano descansaba plcidamente, sinti la necesidad de ir a buscar a Amelia. Estar con ella, verla o escuchar su voz se haba convertido en algo sorprendentemente importante para l. El hombre conocido como el lobo solitario quera el placer de su presencia. Amelia, sin embargo, no estaba en la cocina, ni en la despensa contigua. Tampoco se encontraba en el jardn como comprob Niels cuando fue a mirar all. Haba un pao hmedo tirado en el suelo de la cocina, que recogi sin dejar de mirar por la habitacin. Tambin vio una tarta que reposaba en una rejilla; granos de caf en el molinillo, pero no caf molido. Los platos estaban lavados y secos, pero no colocados. Amelia? No hubo respuesta. Slo el sonido sordo de la brisa al acariciar los rboles fuera de la casa. Niels se movi con rapidez por el piso de abajo e inspeccion cada habitacin. Volvi a llamarla varias veces. Amelia! Al no recibir respuesta alguna, baj hasta el stano. No haba ninguna razn para que ella hubiera ido all, pero deba mirar igualmente. Tambin busc en el piso de arriba con el mismo empeo, pues pens que poda haber vuelto a subir para sentarse junto a Shadow o quedarse dormida. Amelia no estaba por ninguna parte. Niels volvi a salir de la casa y esta vez se acerc al establo. All se hallaban Brutus y el caballo de Shadow, pero los animales estaban solos. De nuevo en el jardn, Niels se qued quieto un rato mientras se haca a la idea de la nica conclusin que le quedaba: Amelia se haba marchado. Se haba ido. l le haba dicho que se marchara, se lo haba ordenado en realidad. Sin embargo, ella haba vuelto y haba insistido en ayudar. Aunque hubiera cambiado de opinin, no se habra ido sin decrselo. Y tampoco habra dejado un trapo tirado en el suelo de la cocina. Su princesa era demasiado ordenada como para hacer algo as. Amelia no se haba ido de all voluntariamente. Quin se la haba llevado entonces? A primera hora de la maana le haba dado la sensacin de que alguien se mova alrededor de la casa, cerca del muro del jardn. Un miembro de su familia? No, seguramente Andreas habra entrado sin ms y le habra pedido explicaciones de por qu ella estaba all, probablemente a punta de espada. Hawley? La sola idea le produjo un escalofro. Haba tratado de

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convertirse l en cebo, de ah el envo de las rosas y su aparicin en el palacio de Amelia cuando sospecharon que el britnico iba a ir a visitar a Amelia. Pareca haber funcionado, pero no haba contado con que Amelia fuera a donde l estaba, se quedara a su lado y se situara, quiz sin darse cuenta, entre l y Hawley. Apret el puo. Apenas consciente de que lo haba hecho, golpe con fuerza la pared. Doli, pero aquel dolor le sirvi para despejarle la mente. Distrado con lo que le haba ocurrido a Shadow, no haba considerado que Hawley poda actuar con tanta rapidez ni con tanta osada. Lo haba hecho? O era Amelia la que haba reconsiderado su implicacin con un hombre que poda ser el enemigo de su familia? Deba l aceptar que ella se haba marchado y centrarse en llevar a Hawley ante la justicia? Deba confiar en que ella no lo habra abandonado voluntariamente y, por tanto, deba poner la seguridad de Amelia por encima de todo? El deber o el amor? Al final, la eleccin result ms fcil de tomar de lo que l habra imaginado jams.

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Captulo 16
Ay, seor! exclam Ivana, la doncella, al abrir la puerta despus de que Niels hubiera estado llamando a patadas. Con Shadow a cuestas, entro en el saln. Est Benjamin? S, seor. Ir a buscarlo. Antes de marcharse, aadi: Hay una habitacin sin ocupar en el piso de arriba, a la izquierda. Quiz sera mejor que dejara all al caballero. Niels hizo tal y como se le sugera y acomod a Shadow en la cama antes de que apareciera Benjamin Sherensky. El comerciante de armas iba en mangas de camisa, como acostumbraba. Se mostr preocupado pero tranquilo. Qu le ha pasado a Shadow? Lo han apualado. Tengo que dejarlo con alguien de quien pueda fiarme. Benjamin asinti con rotundidad. Me halagas. Puedo comentarte que los akoranos son los mdicos ms reconocidos del mundo? Lo han apualado con un arma akorana. Sherensky enarc las cejas casi hasta el nacimiento del cabello. Amelia jura que su familia no puede tener nada que ver con eso, pero no estn obligados a compadecerse de m. En cualquier caso, pens que era mejor venir aqu. Todo esto se dijo a toda prisa. Haba tan poco tiempo. Tena que irse, tena que esperar que ocurriera lo mejor, deba hacer lo que le era tan difcil: confiar en otra persona que no fuera el mismo hombre que ahora dejaba all. Ivana apareci en la puerta con una bandeja. Pas rozndolos a ambos, dej la bandeja y le puso a Shadow la mano en la frente. No tiene fiebre, eso es bueno. Qu le ha ocurrido? Lo han apualado explic Benjamin. Le han cosido la herida dijo Niels, y lleva algo encima para prevenir la infeccin. La doncella lo mir de refiln. Y funciona? Eso parece. Tambin ha tomado algo de sopa. Mira, lo siento, pero tengo que saber si puede quedarse aqu porque tengo que irme. Claro que se queda aqu respondi Benjamin. La duda ofende. Lo cuidar como si fuera mi propio hermano. Que Niels supiera, Sherensky no tena hermanos, pero se sinti aliviado igualmente. Gracias. Asinti para incluir a Ivana, que haba cogido una silla y se haba sentado junto a Shadow con la intencin de no moverse de all.

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Sherensky acompa a Niels a la puerta principal. Qu le digo a tu hermano cuando se despierte? Que he ido en busca de Hawley. Simon Hawley? Niels asinti. Shadow lo entender. En la puerta, los hombres se dieron un apretn de manos. Ten cuidado, amigo mo. No olvidar tu ayuda, Benjamin. El ruso sonri burln. Entonces bailar en tu boda. Vete. Y Niels se march. Desenganch a Brutus del coche de caballos, que dej, junto al caballo de Shadow, en el sendero de entrada a la casa de Sherensky y galop hasta la residencia akorana. Mucho despus de lo que le habra gustado, si bien mucho antes que cualquier otro hombre, fue finalmente admitido. Qu es exactamente lo que ests contndome? pregunt Andreas. Estaba de pie junto al escritorio de la biblioteca. Llevaba desabrochado el cuello de la camisa y no llevaba chaqueta. Tena aspecto de haber pasado toda la noche en vela. Haba gran cantidad de papeles esparcidos por la mesa. Parecan llenos de diagramas, ecuaciones y notas de naturaleza incomprensible. Eso es lo que vio Niels en un vistazo rpido. No poda entretenerse en fijarse en ms, como tampoco poda evitar lo que deba decir. Amelia no fue a Boswick, sino a mi casa. Ha estado en mi residencia de Londres ayudndome a cuidar a mi hermano Shadow, al que han herido de una pualada. Ahora ella ha desaparecido y he venido a buscarla. Niels pens que tendra que repetir al menos parte de lo que acababa de contar al asumir que Andreas habra dejado de escucharlo a partir del momento en el que le haba dicho que Amelia haba ido a su casa en lugar de a Boswick. Sin embargo, el prncipe akorano lo sorprendi. A pesar de que le brillaron los ojos, se qued callado, desapareci indignado por la puerta al mismo tiempo que emita unas palabras que Niels supuso akoranas. Un poco despus, el saln se hallaba lleno de gente. De inmediato, Andreas volvi a entrar con la misma actitud. Llevaba los brazos a los lados y los puos apretados. Mi prima no est aqu. Y con ello se desvaneci el ltimo rayo de esperanza que Niels haba mantenido vivo. Existe la posibilidad de que Simon Hawley la haya cogido. Por qu? Niels se lo resumi y dej el dibujo de Hawley sobre la mesa. Andreas lo cogi, lo mir y volvi a dejarlo en su sitio. Lo dir una sola vez: yo no tengo nada que ver con lo que le ocurri al Defiant. No tomar su sospecha como una ofensa mortal, porque es

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usted un xenos. Y yo no me tomar como una ofensa mortal que mi hermano est convaleciente, herido por un pual akorano porque me doy cuenta de que puede haber sido robado rebati Niels con aspereza. Su comentario qued recompensado con la expresin de sorpresa de Andreas. Tiene aqu ese pual? Niels extrajo el arma de la funda que llevaba colgada a la cintura y la deposit junto al dibujo. Andreas ech un vistazo rpido y dijo: Es mi pual. Lo ech en falta hace varias semanas. Hawley, otra vez..., creo. Si me equivoco, si no sois el pueblo que Amelia me ha jurado que sois... Propongo que pospongamos toda conversacin relacionada con mi prima, seor Wolfson. He mandado avisar a mi to, y nuestros hombres estn preparndose. Partiremos en cuanto llegue el prncipe Alexandros. Bien. Sin duda Hawley cuenta con una casa aqu en Londres, aunque no creo que la use para algo as. Debe de haber alguna residencia en el campo... Conocemos de sobra las propiedades de Simon Hawley, seor Wolfson. Y djeme que hable con claridad: el conocemos en plural no lo incluye a usted. Ya ha hecho bastante. No puede esperar que me siente de brazos cruzados mientras Amelia est en peligro. Francamente, me importa muy poco lo que haga. Nos ocuparemos de usted ms adelante. Y con esa animada respuesta, el prncipe de kora se retir. Como tambin hizo Niels. Quedarse no tena mucho sentido. Andreas no pareca el tipo de persona que reconsiderara dejarle ir con ellos, y exista al menos una remota posibilidad de que el prncipe Alexandros decidiera que el hombre que haba puesto a su hija en peligro no debera andar suelto por ah. Si bien habra preferido trabajar con los akoranos, que as fuera. Wolf el Lobo estaba ms que acostumbrado a trabajar solo. Una vez atravesada la verja de la residencia, Niels tir de las riendas de Brutus y pens qu hacer. Los akoranos pronto rodearan y exploraran los lugares asociados de alguna manera a Hawley. Estaban bien entrenados, bien armados y los motivaba una fiera resolucin. Sin duda, cumpliran su cometido. Adnde debera entonces dirigir l su atencin? Adnde podra haber ido Hawley? Shadow haba seguido al hombre y haba mencionado varios sitios que aqul frecuentaba; sin embargo, ninguno era el tipo de lugar en el que poda esconder a Amelia. Si Hawley contaba con una guarida, no la haba usado mientras Shadow lo segua. Aquello dejaba... Qu? Londres era una ciudad muy grande y a sus alrededores se extendan los pueblos, las casas de campo, las fincas, los condados rurales y una aparentemente infinita variedad de lugares que proporcionaban el anonimato para la comisin de un delito. O no? l mismo haba descubierto, mientras buscaba un lugar en el que

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ocultar a la princesa secuestrada, que en el campo abundaba el tipo de persona directa que daba por supuesto que deba saber los detalles de cualquiera que acabara de llegar a su zona personal de la isla real. No es que fueran curiosos exactamente, pero obtenan informacin con una especie de combinacin entre preguntas directas y una atenta observacin. De hecho, a l le haba costado dar con una casa lo bastante apartada, con la que se haba topado por casualidad al equivocarse de desvo al final de una carretera. Las propiedades de la familia de Hawley estaban situadas en East Anglia, a demasiada distancia de Londres como para que fuera prctico llevar all a Amelia. En un viaje como se, habra demasiadas oportunidades de que la princesa escapara o al menos lograra pedir ayuda. No, deba ser un lugar ms prximo. Acaso cerca de los terrenos que poda obtener nada ms salir de Londres, como parecan hacer la mayora de los hombres ricos y ambiciosos? Sera eso demasiado evidente? Qu era lo que Hawley pretenda? Si realmente tena a Amelia, por qu la haba raptado? Por la misma razn por la que haba cogido el pual y lo haba empleado: para hacer estallar una guerra entre kora y Amrica. Ese deba de ser su objetivo final. Y cmo iba a lograrlo raptando a Amelia? Si se culpaba a Amrica o a un americano. Brutus resping, descontento por llevar tanto tiempo parado. Niels mir a su alrededor, hacia el ajetreo de la ciudad y se dio cuenta de que el da avanzaba con rapidez. Pronto anochecera. Aunque se senta tan impaciente como el caballo, y si bien lo pic para que avanzara al trote, se oblig a pensar. Si se equivocara al adivinar... No deba pensar en eso, sino en lo que Hawley quera. Se puso en la piel de aquel hombre, por decirlo de algn modo, y por muy desagradable que aquello le pareciera Hawley tratara de que lo que fuera que hubiera de ocurrirle a Amelia sucediera a la puerta de la casa de Niels. Se la haba llevado de su casa de Londres..., adnde? A su propia casa de campo? Era eso posible? Se trataba del nico otro lugar de Inglaterra que poda asociarse a Niels, aparte de la casa cercana que haba alquilado a escondidas. Su conexin con aquel lugar estaba bien oculta a travs de capas de nombres falsos que trataban de esconderlo de los vengativos akoranos. Hawley no lo sabra, aunque s poda haberse enterado de la existencia de la casa que Niels haba alquilado abiertamente. Slo haba un puado de agentes inmobiliarios en Londres que se ocuparan del tipo de casa que l haba elegido. La amistad con un lord poderoso, acompaada de la cantidad apropiada de dinero, habran atrado a cualquiera de ellos. S errara... Entonces su familia la encontrara. Deba creerlo o no habra razn alguna para seguir respirando. Maldicin, aquel asunto del amor estaba

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volvindolo loco! Pico espuelas a Brutus, aunque en realidad no necesitaba estmulo alguno, y all fueron, hombre y animal, como si fueran un solo ser. Que te secuestraran una vez era una experiencia; que te ocurriera dos veces era algo muy distinto. Por mucho que le haba gustado tratar de dar con alguna salida divertida, aunque slo fuera por ella misma, Amelia no tena ninguna. Lo que s senta, y en grandes cantidades, era miedo; Un terror intenso, que haca que se le encogiera el estmago y se le helaran los huesos. Qu extrao. La primera vez haba estado ms enfadada que asustada. Incluso cuando crey que el irlands le haba dejado verle el rostro porque iba a morir, no haba sentido ms que una nimia fraccin del temor que senta en esos momentos. Era por Hawley. El hombre al que nunca haba sido capaz de sondear. Se sent frente a ella en el coche de caballos, iba perfectamente vestido, sin un cabello rubio fuera de sitio, y la observaba con una sonrisa malvola. Se siente mejor, alteza? Me duele mucho la cabeza, tengo la incmoda seguridad de que estoy a punto de vomitar, pero aparte de eso, s, estoy bien. Hawley hizo una mueca de desagrado y se alej un poco de ella. Lamento mucho si me he excedido con el cloroformo se disculp con el aspecto de un hombre que no se arrepiente de nada; comprender que tena que asegurarme de que funcionaba. Lo comprendo perfectamente. Es usted un genocida que trata de provocar una guerra entre mi pas y Amrica. Morir por esto. Cuando frunca el ceo, lord Simon Hawley perda todo su atractivo. Una mujer de menos vala habra reconsiderado la idea de provocarlo, sobre todo estando amarrada de pies y manos, como era el caso, pero Amelia no se arredr. Le permiti saber qu era plantarle cara a Una princesa de kora. Y pensar que hubo un tiempo en que consider casarme con usted dijo l. Un sueo estpido que nunca se habra hecho realidad. Una pesadilla, ms bien. Es usted una mujer absolutamente desagradable. Amelia inclin la cabeza. Considerando de dnde proviene el comentario, es ms bien un piropo. Niels se dar cuenta de que he desaparecido y avisar a mi familia. Ah, s! Su familia! Me pregunto lo compasivos que estarn mostrndose con el americano en estos momentos. Ser tan bruto como para contarles que se ha acostado con usted? Vamos, no trate de negarlo. Me di cuenta cuando le prest tanta atencin en la sala de estar. No iba a negarlo. De veras? Y no le da vergenza? Haba odo que ustedes, los akoranos, carecen de moral.

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Usted no sabe nada de nosotros. Y si hemos de mantener un debate sobre moral y sobre quin la posee, le aseguro que lleva usted las de perder. Hawley se recost sobre el asiento almohadillado y recubierto de cuero, apret las puntas de los dedos entre s y obsequi a Amelia con una fra sonrisa. Quiz se le ha pasado desapercibido, princesa, que no soy yo quien est atrapado y atado. Est aqu por una razn y slo por una: como cebo. Desempee su papel, no d problemas y puede que sobreviva. Amelia ignor el leve y traicionero rayo de esperanza que sigui a lo que Hawley acababa de asegurarle. No era tan tonta como para creer lo que le dijera un enemigo. Decidi, en cambio, centrarse en lo que importaba. Como cebo. Pretenda usarla para llegar a Niels. Para llevarlo hasta una situacin en la que no pensara en su propia seguridad, sino que se concentrara en la de ella. Amelia no poda, desde luego, permitir que aquello ocurriera. Cmo, entonces, poda detener a Hawley? Lo de saltar del coche de caballos no le haba funcionado muy bien la ltima vez y en aquel momento quedaba fuera de toda duda. Si bien lanz una mirada a la portezuela, no lleg a considerarlo seriamente. Al estar atada, no tendra ninguna oportunidad de escapar. Lo que dejaba... qu? Mientras cavilaba sobre ello, desvi la vista hacia el objeto enfundado que haba al lado de Hawley. Qu es eso? pregunt. Nada, y desde luego nada que sea de su incumbencia. Parece una espada. Ofreca en realidad la forma de una, aunque Amelia no poda asegurarlo debido a que estaba cubierta por un pao negro. De pronto se le ocurri: No es la espada de Niels, verdad? La que haba obtenido de Benjamin Sherensky. Simon Hawley, sin muestra alguna de arrepentimiento por haber asesinado a cincuenta y nueve hombres, se sonroj. Me la encontr por casualidad mientras esperaba a que llegara. No es el tipo de espada que debera estar en posesin de un hombre as. Perteneci a los antepasados de Niels. Eso es una tontera. Es obvio que perteneca a un importante vikingo. Rob un pual akorano, el que us para herir a Shadow. Y ahora sustrae esta espada. Es algo que suela hacer, lord Hawley? No le basta con ser un asesino? Tambin debe ser un ladrn? Amelia haba ido demasiado lejos y lo supo en el momento en que pronunci las palabras. Aun as, no lo lament. Ni siquiera cuando Hawley se levant para acercarse a ella y le cruz la cara con tanta fuerza que la mand al otro lado del coche. Zorra la insult con una calma helada. Luego se frot los nudillos, recuper la compostura y se mantuvo en silencio el resto del viaje. Tambin Amelia. Le dola mucho la cara, pero esa sensacin intensa

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la ayud a concentrarse. Aunque las ventanas del coche de caballos estaban tapadas, haba espacio suficiente como para ver que fuera haba oscurecido. No tena ni idea de cunto tiempo haba permanecido inconsciente, de modo que tampoco saba a qu distancia se encontraban de Londres. Si pudiera enterarse de dnde se encontraba, quiz podra planear su huida. En su fuero interno, saba que era improbable que lograra algo as, pero se neg a rendirse ante lo que haba que admitir que eran unas circunstancias desalentadoras. Al contraro, continu mirando fijamente por la rendija que dejaba la cortina con la esperanza de poder ver algo, cualquier cosa que pudiera serle de ayuda. A pesar de su resolucin, la pill por sorpresa cuando el coche pas de pronto por delante de una posada; no se trataba de una cualquiera, sino de una que casualmente ya conoca: Los Tres Cisnes. Era la misma a la que Niels la haba llevado despus de encontrarla en la carretera. Entonces haba estado encerrada a apenas unos kilmetros de distancia de all. Como corresponda, tambin pasaron por delante de una casa que Amelia crea conocer, aunque no la vio tan bien como para poder estar segura. Si lo fuera, adnde podan estar dirigindose? La respuesta se hizo evidente. Cuando la encontr, Niels volva de su casa de campo, la que haba alquilado al llegar a Londres. Amelia se dio cuenta en seguida de que Hawley la llevaba all para implicar a Niels en lo que fuera a ocurrirle a ella, con toda seguridad, y no al contrario. Adnde vamos? Hawley se puso de pie con desgana. Mir a Amelia como si fuera lo ms molesto del mundo y respondi: A mi casa de campo. Vive aqu? La coincidencia era imposible. Niels no conoca la identidad de Hawley cuando lleg a Londres y alquil la casa. Cuando jugaba al billar, haca lo que hara cualquier buen jugador: calcular instintivamente las opciones de cualquier tiro. La posibilidad de que Niels y Hawley tuvieran por casualidad las casas en la misma rea le pareci casi imposible. Era mucho ms probable que Hawley estuviera mintindole para darle falsas esperanzas. Sin embargo, l no tena forma de saber lo que ella haba captado, ni de que ella hubiera reconocido lo que los rodeaba. Ella jugaba con ventaja. Cmo emplearla? Y cmo sabr Niels que tiene que venir aqu a por m? Le avisar. Ahora cllese. As que entonces contaba con algo de tiempo, al menos hasta la maana siguiente. Si no fuera porque iba atada... Lord Hawley? Le he dicho que estuviera callada. Estoy realmente incmoda. Eso ya me lo ha dicho. Si an tiene ganas de vomitar haga el favor de sacar la cabeza por la ventana. Y que sepa aadi con desdn que la portezuela lleva cadenas. Como yo, por eso estoy tan incmoda. No hay duda de que es para

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contrarrestar mi mala conducta. Amelia entorn los ojos y alz la mirada hacia Hawley mientras esbozaba una leve sonrisa. Un lugar donde los guerreros mandan y las mujeres sirven. Pobre lord Hawley. No conoca en absoluto a las mujeres akoranas. Sus antepasados haban resurgido de una tierra devastada y haban cado en manos de un brutal conquistador, hasta lograr domear tanto al hombre como al futuro. Esa misma sangre corra por las venas de Amelia, y ella se senta guiada por la misma conviccin. No crea que va a engatusarme le advirti Hawley. Claro que no, aunque es evidente que las cadenas son innecesarias. No puedo escapar. Eso no impedir que lo intente para proteger a Wolfson. Y por qu querra hacer algo as? Porque est enamorada de l. Enamorada? Amelia se ech a rer por lo bajo. Cre que era usted un hombre ms sofisticado que el cielo la perdonara por lo que iba a decir, al contrario que el seor Wolfson, que no era ms que una..., agradable diversin. Est dicindome que no alberga ningn tipo de sentimientos hacia l? Qu le hace creer que yo albergue sentimientos hacia algn hombre? Seguramente estar al tanto de a cuntos pretendientes he rechazado. Desconozco el nmero exacto. Si le soy sincera, yo tambin, pero el nmero es significativo. Soy princesa, lord Hawley. Es normal que me conceda lujos. Hawley la miraba con ojos escpticos, aunque Amelia adivin el comienzo de un inters involuntario. Un hombre tan empapado de maldad se sentira tentado a verla en los dems. As que no se opone a que acabe con Wolfson? El seor Wolfson cree que mi familia tuvo que ver con el ataque al Defiant. Sin entrar en detalles, tambin cree que lo empleamos a usted para ello. Lo ms probable es que vuelva a Washington, informe de ello a su presidente y provoque una guerra entre kora y Arnrica. Eso es lo que quiero evitar. Pues fue usted a su casa y ayud a su hermano. Claro que s. Hay que mantenerse cerca del enemigo para observarlo mejor. No me lo creo. Es usted una mujer con corazn de mujer. No es capaz de llevar adelante semejante estratagema. No pongo en duda su conocimiento de las mujeres, lord Hawley. En realidad, Amelia pensaba que l saba muy poco de su sexo y que lo valoraba an menos. Aun as, le recuerdo que no soy slo akorana, sino que tambin pertenezco a la familia real. Cmo cree que mi familia se ha mantenido en el poder durante tantos miles de aos? Acaso piensa que criamos peleles? En efecto, su familia tiene un pasado impresionante reconoci a regaadientes.

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Impresionante? Hemos conseguido lo que ninguna otra familia en la historia. No slo hemos ostentado el poder durante siglos, sino que tambin nos hemos enriquecido, y bastante. Con todos mis respetos, lord Hawley, en comparacin con nosotros, su familia sali de las cavernas hace una semana. En cuando al seor Wolfson... Se encogi de hombros ligeramente; cuanto menos se diga, mejor. Habla en serio? Slo estaba divirtindose con l? Por qu lo sorprende? Los hombres llevan miles de aos comportndose as con las mujeres. S, pero las mujeres no actan as. Al menos no las mujeres jvenes y solteras. Las princesas s, lord Hawley. Una princesa akorana s. Alz los brazos y sacudi los grilletes que la apresaban. Son ridculos. Est usted arriesgndose a quedar igualmente en ridculo. Qu es lo que quiere? Aparte de la muerte del seor Wolfson, claro. Que qu...? Por favor, dgame que no ha montado todo esto sin un objetivo claro. No, claro que no. Quiero una base naval en kora. Por qu? Por qu? Pues porque ser bueno para mi pas. Quiere hacer algo bueno por su pas. Lo que quiero decir es que el hombre que asegure esa base podr usarla para llegar a posiciones ms altas. Ah, bueno! Entonces lo entiendo perfectamente. Por un momento me ha tenido usted preocupada, lord Hawley. Amelia decidi entonces que haba hecho un comienzo lo bastante bueno, se recost y cerr los ojos. Aunque notaba cmo Hawley la miraba fijamente, no dio muestra de que as fuera. Al cabo de un buen rato, el coche de caballos tom un desvo y al poco se detuvo. Hawley se baj. Amelia lo escuch conversar con el cochero. Luego volvi a abrirse la portezuela y Hawley fue a buscarla.

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Captulo 17
Niels no haba ido a aquella casa alquilada ms que unas cuantas veces, dado que el contrato de arrendamiento se haba firmado slo para poder ofrecer alguna explicacin de su presencia all cuando acudi al supuesto rescate de Amelia. Esta vez se acercaba con cautela. La noche era fra para ser el final de la primavera y el cielo estaba nublado. Se le ocurri que en el tiempo trascurrido desde que conociera a Amelia, la luna haba crecido hasta estar llena y ahora volva a menguar. Apenas una tenue luz atravesaba las nubes para crear las oscuras sombras por las que l se mova. Dej a Brutus atado a la puerta y camin a buen paso; tena muy claro lo que pretenda. La casa quedaba apartada de la carretera por un largo sendero de entrada flanqueado por hileras de robles. Aunque no haba criados en la residencia, s se vean luces encendidas. No muchas, slo algunas en el piso de abajo y ms al fondo, en el establo; las suficientes, en cualquier caso, como para brindarle la esperanza de que haba acertado en sus suposiciones. O era eso, o alguien haba ocupado la casa ilegalmente. Y aquello, aunque poco probable, tampoco era descartable en una Inglaterra en la que la pobreza ms profunda conviva puerta con puerta con la ms escandalosa de las riquezas. Slo una vida de disciplina le permiti resistirse a la tentacin de entrar en la casa de inmediato. En lugar de ello, la rode muy despacio, escondido entre los rboles mientras analizaba qu sera lo que Hawley le tendra reservado. No cometera el error de infravalorar la astucia de Hawley; el hombre que, despus de todo, haba hecho estallar por los aires el Defiant y haba huido de Baltimore sin que nadie lo descubriera. Aun as, no crea que el britnico lo esperara tan pronto. Contara con la ventaja del factor sorpresa. El descuidado jardn de la parte de atrs llevaba hasta la puerta de la cocina. l haba dejado aquella puerta cerrada y as continuaba. Niels introdujo la llave en la cerradura, la gir con cuidado y abri la puerta. Los goznes chirriaron, si bien slo levemente. Ms all, la cocina se hallaba en penumbra. Las viejas paredes de piedra haban conservado el fro de una casa desocupada en la que los fuegos continuaban apagados. Niels entr y cerr la puerta tras l. Esper a que los ojos se acostumbraran a la oscuridad y aguz el odo a la espera de escuchar algo. Nada oy salvo el silbido creciente del viento que acariciaba las hojas de los rboles. Abandon la cocina y avanz silencioso hasta el pasillo. Tras un tramo de peldaos se acceda al piso principal de la casa. El tercer escaln cruja, como comprob Niels al pisarlo. En el acto se qued inmvil y volvi a aguzar el odo.

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Al fondo, en la entrada de la casa, se oy abrirse una puerta. Ocurre algo? pregunt Amelia, que se las arregl para sonar algo preocupada en lugar de esperanzada. Hawley tard en contestar. Entr en el saln que haba junto a la sala de estar, se qued quieto un momento, luego volvi y cerr de nuevo la puerta. Todo va bien. Amelia alz los brazos, an encadenados, en un significativo gesto. Ojal fuera as. Estas cadenas son tremendamente molestas. Qu lstima. No le culpo por no fiarse de m. Dadas las circunstancias, yo tampoco lo hara. Aunque tambin podra soltarme las que me aprisionan los tobillos, para permitir que me mueva con ms facilidad. Para as escapar mejor? Amelia se ech a rer. Escaparme adnde, lord Hawley? A la carretera, por la noche, en medio de ninguna parte? Y cmo iba a arreglrmelas exactamente? Parece tener recursos. Me sobrestima, aunque la verdad es que me preocupa bastante mi bienestar como para tomar ese riesgo estpido. El hombre que la haba golpeado tan brutalmente en el coche de caballos esboz una sonrisa. S, sabe?, casi la creo. Pues debera. Me han mimado durante toda mi vida. Yo dira que la han malcriado. Como quiera. De veras cree que pondra mi vida en peligro por el seor Niels Wolfson? Despiadada y tambin insensible? Unos rasgos que uno pensara que usted admira, lord Hawley. Bueno, en lo que respecta a las cadenas... Cuando se las coloqu estando usted inconsciente Hawley se qued en silencio lo bastante como para que Amelia se imaginara aquella desagradable escena, se me ocurri lo fcil que sera lastrar a alguien con ellas y lanzarla al ro ms cercano. En kora hay buceadores que descienden hasta las cuevas profundas del mar Interior, donde se encuentran las ostras y erizos de mar ms suculentos. Se lastran la cintura para descender con mayor rapidez. He buceado con ellos. Qu costumbres tan extraas tienen. Quiz se familiarice ms con nuestras costumbres cuando haya una base naval britnica en kora. Amelia se regode al ver a Simon Hawley sobresaltarse, aunque, en honor a la verdad, deba reconocer que se recompuso en el acto. Est tratando de negociar conmigo? Y por qu habra de sorprenderlo? No tiene sentido. No tiene autoridad para ello. Amelia esboz una sonrisa.

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La autoridad conlleva responsabilidad. A uno se lo juzga por sus acciones. Yo cuento con algo mucho mejor: influencia. Conscientemente, aadi: Somos una familia muy unida. Mi padre me quiere, como mi to, el vanax. El amor vuelve a los hombres vulnerables. Espera que crea que empleara esa influencia en mi favor? Lo hara si resultara que perseguimos iguales objetivos. Usted desea una base naval y, supongo, el reconocimiento de haberla conseguido. Lo que yo quiero es... Qu? Independencia. La libertad para tomar mis propias decisiones y vivir mi vida tal y como yo quiera. Disculpe mi falta de tacto, pero eso requiere dinero. Su familia es tremendamente rica. Pero yo no. Necesito disponer de mi propia riqueza. La ventaja de tratar con un hombre tan corrupto era que poda creer que haba otros tan bajos como l. Comprender respondi Hawley que no tena ms opcin que actuar como lo he hecho. Si se evala el resultado final, voy a quitarle de encima al seor Wolfson, as que puede que su familia est dispuesta a agradecrmelo. Mientras pona voz a las ilusiones que Amelia haba alimentado, Hawley se meti la mano en el bolsillo del chaleco y extrajo una pequea llave. Se acerc a Amelia con un permanente grado de cautela y le indic que levantara las piernas. Y as lo hizo tratando de no mostrar la repulsin que le provocaba el tacto de aquel hombre. En cuanto le hubo liberado las cadenas de los tobillos, Amelia sonri y alarg los brazos. Hay alguna posibilidad de que tambin retire stas? Hawley se irgui y volvi a guardarse la llave en el chaleco. Ofreca ms que nunca la tpica imagen de un ngel, que para Amelia slo demostraba lo engaosas que pueden resultar las apariencias. De hecho, en el caso de Hawley, constituan una total perversin de la realidad. Ni una contest. Estoy dispuesto a hacer que est algo ms cmoda; eso es todo. Qu pena! Luego se puso de pie, dio un paso hacia l y se tropez. Hawley la cogi, la mantuvo a un brazo de distancia y frunci el ceo. Cunto lo siento se disculp Amelia. Sin quitarle los ojos de encima, Hawley se palp el bolsillo del chaleco para cerciorarse de que la llave segua all. No pasa nada. Le importa si camino un poco? Tengo las piernas algo entumecidas. Est bien, siempre que no se acerque a las ventanas. Y no lo hizo, sino que se mantuvo tan cerca de l que volvi a rozarlo al pasar. Saba pregunt que todos los aos llegan al menos unos cuantos xenos nufragos a kora? De verdad? respondi Hawley sin mostrar el ms mnimo inters. Llegan de todo tipo: marineros, claro, pero tambin panaderos,

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sastres, cereros, ladrones; un elenco bastante variado. Nunca se le agotan los temas de conversacin? La habilidad de ofrecer conversacin en situaciones tensas es una de las destrezas que se le exigen a una princesa. Aun as, cllese. Amelia se dio la vuelta para que l no pudiera ver su satisfaccin. Tambin podra haberle contado el antiguo dicho akorano: Si quieres ver a alguien, qudate en el palacio porque antes o despus acaba apareciendo por all. Incluso los ladrones, al menos uno en particular, que haba cambiado sus habilidades de sustraccin por una nueva vocacin de mago para alegra de los nios del palacio, que rogaban y suplicaban hasta que les explicaba cmo haba hecho algunos de sus trucos. Amelia se haba mostrado especialmente aficionada, tanto que su madre se haba visto obligada a advertirla de que nunca empleara esos conocimientos para malos fines. Y ella no vea nada de malo en el hecho de haberle quitado a Hawley la llave de sus cadenas. Pegado a la pared situada justo al lado de la sala de estar, Niels oy el murmullo de la conversacin. Y aunque la puerta era demasiado recia como para distinguir las palabras, Niels reconoci la voz de Amelia. Slo aquello le report un gran alivio, aunque tambin planteaba algunos problemas. Si ella se encontrara cerca de Hawley cuando Niels atacara, podra resultar herida. Tom una decisin rpida, se march con sigilo del saln y sali de la casa como haba entrado. Con cuidado, rode el edificio hasta que lleg a las ventanas de la sala de estar. Hawley no se haba molestado en encender la chimenea, o puede que no supiera llevar a cabo una accin tan plebeya. En cambio, s haba encendido varias lmparas, cuya luz le permiti a Niels ver ntidamente a las dos personas en la habitacin. Amelia estaba de pie cerca de la mesa en la que haba un objeto alargado envuelto en un pao negro; de espaldas a la ventana, miraba a Hawley, aquel vstago de la aristocracia, que la observaba con cautela. Intercambiaron algunas palabras ms antes de que Amelia se volviera hacia los cristales. Niels dispuso de apenas un momento para verla antes de verse dominado por la furia. La haba herido; poda verle el moratn en un lado de la cara. E iba encadenada. Aquel pedazo de escoria asesino. Hawley no sufrira lo bastante al morir. Antes de recobrar tardamente la cordura, la mano de Niels haba ido directa al pual que llevaba oculto bajo la camisa. Y estaba listo para lanzarse por la ventana, con cristal y todo. No lo hizo. Respir hondo, afloj la mano del pual y esper hasta que lo peor de aquella oleada de rabia se calmara. Y no fue hasta entonces cuando volvi a confiar en s mismo para actuar. Y no entrara por la ventana, sino como antes. Haba perseguido a hombres en el campo y en la ciudad, a travs de llanuras y de bosques, por calles y por avenidas; aun as, nunca antes haba ido a la caza como

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en aquel momento; nunca con una intencionalidad tan fra e implacable. Necesitaba espacio para tener ventaja, para cubrirse y como medio para limitar los movimientos de su contrincante. La casa ofreca todo aquello y ms. Su meta, al menos en principio, era alejar a Hawley de Amelia. As que escogi un lugar muy apartado de la sala de estar, situado hacia el fondo de la casa, de camino a la cocina. All las sombras oscuras inundaban el pasillo hasta sumirlo casi en una penumbra absoluta. El techo estaba mucho ms bajo que en las habitaciones formales; le quedaba a dos metros y medio de la cabeza y apareca atravesado por vigas de madera. Era obvio que no se haba invertido mucho dinero en la parte de la casa que iba a ser frecuentada slo por criados. Hacia el final del pasillo se alzaba un arco que conduca a una despensa vaca. Niels calcul la distancia hasta la cocina y, en la direccin contraria, hasta la sala de estar. El resultado lo satisfizo. Apag la vela y avanz de memoria palpando las paredes hasta la cocina. Se envolvi el puo con la chaqueta y golpe la ventana situada junto a la puerta. El inconfundible sonido de los cristales rotos llen la habitacin y alcanz el vestbulo. Qu demonios...? Hawley abri la puerta de un tirn y accedi al pasillo. En ese mismo momento, Amelia cogi la llave que se haba escondido en el bolsillo de la falda. Si actuaba con rapidez, poda tener la oportunidad de deshacerse de las cadenas. Sin embargo, Hawley volvi antes de poder llevar a cabo sus planes. Atraves toda la estancia y agarr a Amelia del brazo. Usted viene conmigo, seora. Le coloc una lmpara en la mano con brusquedad y la empuj hacia el saln situndola delante de l. Amelia protest lo bastante alto como para avisar a quienquiera que estuviera escuchando. Qu est haciendo, lord Hawley? l, que la aferraba con fuerza, respondi: Explorando la remota posibilidad de que tengamos invitados. No s cmo podra ser. Nadie sabe que estamos aqu. Salvo Niels, Dios lo quisiera. Aun as, ser mejor cerciorarse. Llegaron a la cocina sin encontrarse con nadie y vieron el cristal hecho aicos por el suelo. Puede que haya entrado algn animal sugiri Amelia, sofocando la necesidad que senta de creer otra cosa. Quiz... Nada ms pronunciar aquellas palabras, Hawley se encar con Amelia. Ella emiti un grito ahogado al ver brillar la luz en el arma que Hawley empuaba. Qu es lo que est...? Me toma por tonto o qu? Dgame. A pesar del miedo que amenazaba con atenazarla, Amelia respondi: No s de qu me habla. Y por qu necesita ese pual? Parece un

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nio asustado. Cllese! Nadie puede saber que estamos aqu, pero Y el cochero? Quin? Qu propio era de Hawley no pensar en quienes le servan. El hombre que condujo el coche de caballos hasta aqu. Se fa de l? Lo he contratado. No sabe nada de lo que est pasando. Est seguro? Los criados pueden ser muy traicioneros. Aunque en realidad no crea nada de lo que estaba diciendo, cualquier sombra de duda en la mente de Hawiey no poda sino beneficiarla a ella. Eso es cierto reconoci. Iba a contratarlo para que avisara a Wolfson por la maana, pero no le he dicho nada. Aunque hubiera querido traicionarme, no habra podido. Amelia se encogi de hombros. Podra haber pedido ayuda a algn amigo. La lmpara que sostena emita un pequeo crculo de luz, tras el cual no haba sino una impenetrable oscuridad. Aun as, le pareci percibir un leve movimiento. Segua con aquella impresin, pero era probable que fuera el resultado de sus ansias desesperadas; lo que no impidi que fortaleciera su voluntad igualmente. Es improbable... Aunque no imposible, al menos para la mente de Hawley. Cmo lleg a contratar a ese hombre? l debi de cruzarse con usted a propsito aadi Amelia aprovechando la ventaja. Por un momento pens que haba ido demasiado lejos. Sin embargo, Hawley descenda de generaciones de una familia que haba accedido a la riqueza y al poder mediante unos mtodos consagrados de conspiracin y astucia. La traicin era para ellos como el aire que respiraban. Adnde vamos? pregunt Amelia cuando l la empuj de vuelta al pasillo. Vaya, debo abandonarla un momento, querida le comunic, pero no antes de asegurarme de que estar bien durante mi ausencia. Esas cadenas otra vez no, por favor. Me temo que s. En cuanto llegaron a la sala de estar, Hawley la empuj hacia una silla enrgicamente, recogi las cadenas que le haba quitado y se las pas por las guas del metal que an le amarraba las muecas. Busc con la mirada algo duro a lo que atarla y dio con un slido escritorio de caoba. Satisfecho, rode con las cadenas una de las gruesas patas, las at y se retir. As seguro que la encontrar aqu cuando vuelva. Slo procure que as sea le indic ella. No me apetece quedarme en una posicin tan indigna ms tiempo del que deba. Hawley la mir con despecho y trat de esbozar una sonrisa. Siempre la princesa. Puede ser que est resultndome ms atractiva? Dios mo, esperaba que no!

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No creo, lord Hawley. Recuerde lo irritante que le resulto. Eso es verdad, aunque al verla as... A Amelia se le encogi el estmago. Nunca haba experimentado una sensacin como aqulla. De hecho, haba pensado que la expresin era una curiosa forma de hablar. En realidad, todo era demasiado exacto. Ms an, ya fuera por los efectos remanentes del cloroformo o por la mezcla de terror y asco, sinti unas nuseas tremendas. El esfuerzo por mantenerse sonriente ante tan desagradable situacin a punto estuvo de echar por tierra toda su formacin y su disciplina. Casi, s bien afortunadamente, no del todo. Hawley le acarici la mejilla amoratada con el revs de la mano. Encadenada... De rodillas... Amelia sinti repugnancia. Apart la mirada de l y se oblig a respirar despacio y profundamente. Tiene un ataque de timidez, princesa? Qu impropio de usted. Mantn la boca cerrada, no le des excusas para quedarse. Hawley se rio por lo bajo. No se inquiete. Volver en seguida. Amelia se trag la bilis que le ascenda por la garganta y observ a Hawley salir de la sala de estar y cerrar la puerta tras de s. Con todo, se oblig a esperar y escuch los pasos que se alejaban por el pasillo. Si cambiaba de opinin, si volva... Cuando no pudo esperar ms, Amelia busc con torpeza en el bolsillo de la falda la llave que le haba quitado. Por un terrible momento, no dio con ella y temi que no estuviera. Respir aliviada cuando la atrap con los dedos. Se aferr a ella con fuerza, desesperada por no dejarla caer, y la llev hasta el candado que mantena amarradas las cadenas a las muecas. Con cuidado, y aunque le dola, introdujo en l la llave y la gir. El candado se abri. Amelia sofoc un grito de satisfaccin, se deshizo de las cadenas y las lanz lejos del escritorio. Deba huir, avisar a Niels, avisar a su familia..., pero en ese preciso instante la puerta de la sala de estar se abri de un portazo.

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Captulo 18
A Dios gracias! Niels cruz la estancia a grandes zancadas, vio que las cadenas estaban tiradas en el suelo y exclam sorprendido: Te has soltado! Amelia no pudo contener el placer que sinti al verlo, aunque la tremenda situacin en que se encontraban deba anteponerse. Hawley est aqu. Ya lo s, lo he visto. Ha ido a hablar con el cochero. Que es inocente... Y que ya se ha marchado. Lo avis para que se fuera. Hawley estar de vuelta en unos minutos. Tengo que sacarte de aqu. La agarr por los hombros y la oblig a mirarlo, lo que Amelia ya haca de todos modos. Era tan hermoso aquel hombre como lo son quienes habitan lugares salvajes. Quera quedarse en sus brazos, sentirlo en lo ms profundo de su ser, dentro de ella, verlo dormir. Quera hincharse con la criatura que ambos engendraran, mecer a ese nio en sus brazos, verlo o verla crecer rodeado de amor y alegra. Algo de lo que ella estaba pensando debi de hacrsele evidente a Niels, pues de pronto mostr unos ojos entornados y sensuales; luego tom aire torpemente y se recompuso. Amelia, escchame. Hay una casa a menos de cien metros de aqu. Has debido de pasar por delante al venir. All estars segura. Ah, s, una casa. Te resultar familiar. Debera explicarte por qu. Oh, vamos Niels, ya s por qu. Lo sabes? No lograba sorprenderlo a menudo y a Amelia le gust haberlo hecho. Ya hablaremos de eso despus. Por ahora, lo que s es que no quiero dejarte solo. Niels le apret los hombros. Debes hacerlo. Amelia se lo ley en los ojos, iba a matar a Hawley. Era, pens ella, una decisin razonable, pero Niels no le dejaba ver esa parte de l, el cazador que haba perseguido a los enemigos de su pas para ponerlos en manos de la todopoderosa justicia. Vete volvi a decirle y la empuj hacia las puertas acristaladas. Cuando Amelia ya estaba fuera, de pie en el jardn hmedo y oscuro pues ya era de noche, apareci Hawley. En un instante, Niels cerr la puerta del jardn de un portazo y se volvi para enfrentarse a Hawley. El britnico ya haba desenvainado su pual. Niels estaba desarmado, o eso pareca. Con las manos a los lados y sin mostrar ni un signo de miedo o de duda, avanz despacio pero seguro

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hacia el otro hombre. Ha sido una mala idea venir aqu opin Niels casi con amabilidad . O de verdad pensabas que no se me ocurrira dnde vendras? Esperaba que vinieras respondi el britnico mientras echaba un vistazo a la habitacin con disimulo, slo que no tan pronto. Dnde est la princesa? Se ha ido. Y, por cierto, eso tambin fue una mala idea. Nunca deberas haberla metido en todo esto, y desde luego nunca deberas haberle hecho dao. Caballeroso, seor Wolfson? respondi con desdn. Suelo entretenerme con las pretensiones de los americanos aunque usted en particular llega a divertirme. Me he dedicado a conocerlo. Es un hombre sin familia, ni herencia, ni posicin y aun as, inexplicablemente, ha obtenido un puesto de influencia. Slo me queda deducir que a los americanos les gusta que los gobierne su propia chusma. No nos gusta que nos gobiernen en general, pero no espero que lo comprenda. Niels mir el pual a propsito. Tiene pensado usar eso o slo quiere conversar? A Hawley se le oscureci el rostro. Dio un paso hacia Niels. Causa usted demasiados problemas como para dejarlo vivir. Amelia se qued horrorizada, Aunque no poda or bien lo que los hombres decan, no tena dudas sobre las intenciones de Hawley. Lo que no llegaba a entender era el comportamiento de Niels. Haba visto a hombres luchar muchas, muchas, veces. Desde luego, haba sido en el campo de entrenamiento y en alguna de esas peleas improvisadas que tanto gustaban a sus hermanos. No poda diferir tanto de la realidad, no? Hawley se ech a rer. Amelia logr reprimir el grito que a punto estuvo de salir de su garganta. Niels se retir despacio hacia un lado, se inclin ligeramente y se irgui blandiendo una daga. De dnde haba salido? Gracias a Dios que la tena... Hawley se recoloc y fue hacia l con un gruido podra haberle dado a Niels la alegra de lanzarse directamente sobre la hoja si no lo hubiera visto justo a tiempo. No es tan tonto, eh, Wolfson? No del todo. Venga, vamos. Trazaron crculos mientras se estudiaban mutuamente. Hawley se acerc. Mova los dedos sobre la empuadura de su arma nerviosamente. Embisti de nuevo. El pual cort el aire a apenas unos centmetros del trax de Wolfson. Amelia no poda soportarlo ms. Abri la puerta y entr en la habitacin. Aunque senta la necesidad de estar junto a Niels en aquellas terribles circunstancias, se qued muy quieta, dispuesta a no distraerlo en modo alguno. Dnde aprendi a luchar, Wolfson? pregunt Hawley. En peleas de bares? Yo tuve por maestro a un patriarca gitano autodidacta. Lo vi destripar a un contrincante y luego lo contrat para que me enseara a hacer lo mismo. Atac de nuevo, y una vez ms Niels lo evit de milagro.

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No est a la altura, americano. Va a morir. Niels no contest. No centraba toda su atencin en el pual de Hawley, como Amelia habra esperado, sino en los hombros del britnico? Cunta experiencia tena Niels en realidad en aquel tipo de combates? Sera posible que fuera ms diestro con el rifle o incluso con un arco y una flecha? Poda ser que el pual no fuera su arma... Poda... Hawley se abalanz una vez ms sobre l y esta vez Niels cay. Un grito silenciado rasg el cuerpo de Amelia. No! Niels estaba en el suelo, rodando, ganando distancia entre l y Hawley mientras el britnico reaccionaba demasiado despacio como para detenerlo. Un instante despus, Niels estaba de pie. Hawley se volvi para mirarlo desde el otro extremo del cuarto. El britnico frunci el ceo. Por qu alargar esto, Wolfson? Yo soy mejor. Los de mi clase siempre lo seremos. Los de tu clase repiti Niels con serenidad mientras alzaba el brazo y apuntaba deben morir. En el instante justo antes de que lanzara la daga hacia su certero destino, Amelia se movi. No lo haba hecho adrede, de hecho casi no se haba dado cuenta de que as haba sido. Sin embargo, aquel movimiento, aun siendo tan nimio, haba bastado para distraer a Niels momentneamente. El arma alcanz a Hawley, pero en el hombro; no haba sido un tiro letal. El britnico grit de dolor y de perplejidad. Se llev la mano a la herida sangrante, que mir antes de desviar la mirada hacia Niels sin dar crdito. Maldito sea! Bastardo repugnante! Con el pual en la mano, embisti contra el hombre que ahora s estaba desarmado. Amelia se movi, o ms bien, vol pues ciertamente no fue consciente del suelo que pisaba. En un nico salto desesperado, alcanz la mesa, retir la tela negra que envolva la espada y la levant con ambas manos. Y aunque era demasiado pesada como para lanzarla, logr pasrsela a Niels hacindola deslizar por el suelo. El americano la recogi despacio, levantndola sin esfuerzo alguno. Le encajaba en la mano como si estuviera hecha para l. Hawley se fren de pronto boquiabierto ante la espada que acababa de aparecer en el puo del hombre que se resista a morir a su antojo. Emiti un grito ahogado, se volvi y mir a Amelia. Zorra! Debera haberla matado directamente. Avanz, la atrap y la sujet a modo de escudo humano entre l y Niels, que palideci. Sultela! grit Hawley, mientras colocaba el pual sobre el cuello de Amelia. Sultela o la ver morir! Amelia sinti miedo, un miedo intenso y verdadero pues poda sentir el peso de la muerte que acechaba cada vez ms cerca. Sin embargo, adems del terror, senta otra emocin mucho ms fuerte. Vio con brillante claridad la bondad innata del hombre al que amaba, el futuro que deseaba con todas sus fuerzas y que pareca estar escurrindosele entre las manos.

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Me matar igualmente dijo con la voz serena y tranquila a pesar de la tristeza que la embargaba y con la fuerza de generaciones de mujeres corrindole por las venas, la roca en la que fundaba su propia fortaleza. Aun trata de salvarlo? apostill Hawley. Estpida! Es que an no lo entiende? No se ha dado cuenta? Fui a Baltimore a peticin de su familia. Vol el Defiant porque ellos me pagaron para que lo hiciera. Si l sobrevive, si regresa a Amrica, estallar la guerra entre kora y Amrica. Y quin cree, estpida y querida princesa Amelia, que ser la primera persona en morir? Su padre, sus hermanos, sus tos y sus primos, esos a los que tanto ama. Morirn por los caones americanos, a disparos de los rifles americanos y a travesados por las espadas americanas. Y no dude de que el propio seor Wolfson, el que tiene ante s, ser responsable de un buen nmero de esas muertes. Hawley tens el brazo que le presionaba a Amelia el cuello. Ella not el aliento caliente de aquel hombre junto al odo. Como una serpiente rastrera, el britnico susurr: Tiene que morir, Amelia, para que todos los que ama puedan vivir. Amelia cerr los ojos. Con cada palabra que brotaba de los labios de Hawley, el hombre al que amaba se separaba de ella. No sinti sino una aplastante desesperanza. Era tanto lo que quera decir, contarle... tanto. Entre las lgrimas que amenazaban con cegarla, Amelia ha grit: Niels, mtalo! La partida estaba echada, haba apostado por el hombre al que amaba y deba confiar en que encontrara la verdad incluso sin ella. Se produjo un momento de silencio, fro, en el que el mundo pareci quedar suspendido y entonces... Un silbido cort el aire como el extrao murmullo de una voz profunda y antigua, y luego not el tacto del acero rozndole la mejilla casi como en una caricia. Se sinti invadida por el olor a hierro, y not cmo algo hmedo y caliente le recorra la espalda. Tard unos segundos en darse cuenta de que era la sangre de Hawley lo que ola y notaba en su espalda, antes de que, con sus ltimas fuerzas, el britnico le cortara el cuello con el pual. Niels estaba viviendo una pesadilla y no haba salida. Hawley estaba muerto, quiz ya estuviera ardiendo en el infierno. La antigua espada se haba hecho aicos, y Amelia, apenas consciente, yaca en el suelo con los ojos abiertos, mirando fijamente, mientras la sangre le brotaba del corte en el cuello. No te muevas le indic mientras se agachaba junto a ella. No hables. No hagas nada. Dios mo, Amelia, lo siento! Le temblaban las manos. Amelia las cubri con las suyas y le lanz una mirada cargada de significado. Niels no necesitaba pensar mucho para saber lo que ella le dira si pudiera hablar. Hawley haba relacionado a su familia con un acto de guerra contra Estados Unidos. Para protegerlos, ella podra haber accedido a la muerte de Niels.

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Sin embargo, no lo haba hecho. Haba ofrecido su propia vida para detener al hombre que quera provocar una guerra entre su pas y el de Niels. Su sacrificio constitua para l una leccin de humildad y tambin una fuente de rabia. No poda permitir que ella lo viera, deba disimularlo hasta que dominara la situacin, llevar a Amelia a algn lugar seguro donde pudieran curarla como era debido. Pagu al cochero dijo para que avisara a tu familia. Deberan estar al tanto por la maana. Amelia fue a asentir, pero el esfuerzo debi de ser doloroso, pues adopt una expresin de angustia. No le pidi de nuevo, esta vez con mayor insistencia. En seguida se quit la chaqueta, la ech a un lado y se sac los faldones de la camisa. Con un movimiento rpido, rasg un trozo de lino y lo emple para vendarle la herida del cuello. No est a la altura de las curas akoranas explic, pero por ahora tendr que servir. Luego levant a Amelia y se la llev de la sala de estar, lejos del cuerpo de Hawley. Atravesaron el vestbulo. No podemos quedarnos aqu. En la casa no hay ni comida, ni gas, nada con que poder cuidarte. La otra casa no est en mejores condiciones; Shadow la vaci. Eso nos deja la posada. Se detuvo y baj la vista para mirar a Amelia. Crees que aguantars hasta all? Ella asinti, aunque tena el rostro plido y las ojeras estaban oscurecidas. Entonces, aguanta le pidi con gravedad. Luego la llev hasta el sendero en el que haba dejado a Brutus. El buen caballo alz la cabeza en cuanto reconoci a su dueo. Se mantuvo quieto como una piedra cuando Niels levant a Amelia para colocarla en la montura y luego subi l y se coloc detrs. El trayecto hasta Los Tres Cisnes se hizo interminable. Amelia en seguida pareci quedarse dormida, aunque Niels no lo tena claro. Sospechaba que el dolor y el estupor estaran agotando las fuerzas que le restaban. Antes de haber cubierto la mitad del camino, la luz de la luna revel un fino reguero de sangre que se escurra del empapado vendaje que haba improvisado. Niels musit una maldicin y espole a Brutus. La imponente seora Porter no se tom bien que la despertaran a altas horas de la madrugada. En particular, no le gustaba que le interrumpieran el sueo los ladridos de los perros, los gritos de los mozos de cuadra o ver a su corpulento marido caerse de la cama en camisn para ir a abrir las contraventanas y pedir que le contaran qu demonios estaba ocurriendo. Regentaban una posada decente, tal y como ella le record, y no era cuestin de molestar a los invitados con ese jaleo. Es el seor Wolfson le inform Portius Porter mientras se pona los pantalones con premura. Parece que trae una mujer con l otra vez aadi con las mejillas sonrojadas por la emocin. No lo admitir! No me importa el dinero que pueda darnos. Tenemos que pensar en nuestra reputacin! Tenemos que hacerlo! Pues no te importaba tanto cuando trabajabas en los burdeles del

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puerto de Southwark, Thalia, querida. Ser mejor que te des prisa. Parece que pasa algo grave. Vamos a ver, seor empez la seora Porter cuando estuvo cara a cara con Niels en la estancia principal de la posada. No podemos admitir esto cada... La dama est herida. Necesito agua limpia y caliente, jabn y vendas. Herida? Djeme ver. Ay, Dios santo! Niels pas rozndola y subi la escalera. Y rpido si es tan amable, seora! Pocos minutos despus unas doncellas con los ojos muy abiertos entraron a toda prisa con agua humeante y ropa blanca limpia, mientras la seora Porter le llevaba lo que describi como el arcn del curandero. Aqu encontrar buenas medicinas, seor le asegur, conseguidas con gasto. Aunque para serle sincera, no s qu puede hacerse por la dama. Mir a Amelia que estaba acostada, inmvil, en la cama y dijo: Es el cuello lo que le han cortado, seor? Eso parece. Hay algn doctor en las proximidades? Por mucho que odiara a esos malnacidos, deba intentarlo todo para curar a Amelia. Lo haba, seor respondi la seora Porter, pero le gustaba demasiado la ginebra. Seor, no nos gustara tener problemas con la justicia. Niels estaba tan pendiente de Amelia que le cost un momento comprender lo que la seora quera decirle. No los tendr respondi por fin. El se ocupara de que as fuera. Una vez hubiera visto a Amelia reunida con su familia Dios Santo, que fuera pronto, acudira a las autoridades, las informara de la muerte de Hawley y explicara su implicacin en ella. Las repercusiones que pudiera provocar no le importaban. Nada le importaba salvo la mujer que estaba acostada all, tan plida y vulnerable, tan distinta de su esencia indomable. Que se encontrara en ese estado era culpa suya. El remordimiento lo carcoma por dentro. Habl sin saber qu deca y ech a la seora Porter de la habitacin. Una vez se hubo cerrado la puerta, retir cuidadosamente el trozo de tela del cuello de Amelia, lav la herida y volvi a vendarla. Al terminar, se tumb a su lado y la estrech con delicadeza entre sus brazos. Ella se movi ligeramente, aunque Niels no crea que estuviera despierta. Era mejor as. No haba nada que pudiera hacer por ella excepto vigilar y esperar... Y rezar. Nunca haba sido de los que rezaban. Simplemente no le vea el sentido. Sin embargo, rez entonces, sin forma ni ceremonia, limitndose a abrir su corazn y su mente. Su mensaje fue sencillo por su pureza y directo por su desesperacin: Yo, y no ella. Que tomara su vida y no la de Amelia. Haba hecho lo que haba venido a hacer. Hawley estaba muerto y ya no representaba un peligro para nadie. l haba cumplido con xito su misin. Estaba ms que preparado para abandonar el peso que haba soportado por su pas. La vida era hermosa, seguro. Maldicin, nunca lo haba sido tanto; pero no importaba. Ella tena tantas cosas por las que vivir, tanto que dar al

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mundo y a quienes tuvieran la suerte de recibir su amor. Yo, y no ella. A pesar de sus esfuerzos por permanecer despierto, Niels se qued dormido arrullado por ese pensamiento, con los brazos alrededor de Amelia, con sus corazones latiendo al unsono. Y se despert con la punta de una espada en el cuello. Levntate dijo Andreas. Hablaba despacio, muy consciente de la mujer que dorma junto a su presa. Mantena la mirada dura y el pulso firme. Niels baj la mirada hacia la hoja que, con el ms mnimo esfuerzo, cumplira su ruego a la Divinidad y dijo: Amelia est herida. Rece para que se recupere. Si no lo hace, usted morir. Pareca justo. Movindose con la mxima de las precauciones, Niels se escabull del filo de la espada y se puso de pie. Puso cuidado en mantener las manos a la vista y estudi al hombre que haba logrado pasar desapercibido a los agudos sentidos y al instinto de supervivencia que haba reducido a tantos enemigos desde haca tanto tiempo. Deba de estar ms cansado de lo que pensaba. Ha tenido unos ltimos das muy ajetreados. No, seor Wolfson? Sin fingir que esperara una respuesta, Andreas contino: Hemos encontrado a Hawley. Lo mat usted? Niels asinti. Dijo que trabajaba para usted. Minti. Quin ha herido a Amelia? Hawley. La us como escudo. Cuando lo alcanc, le hizo un corte en el cuello. Habra sacrificado la vida de mi prima. Podra haber explicado que fue ella quien lo anim a que as lo hiciera y que, de no haberlo hecho, era probable que Hawley la hubiera matado igualmente. Sin embargo, era un hombre acostumbrado desde haca tiempo a asumir sus responsabilidades. Hice lo que tena que hacer. Andreas hizo un gesto con la espada. Muvase. Nunca quise herir a Amelia. Andreas mir a su prima y se fij en el vendaje improvisado del cuello. Puedo matarlo ahora mismo, seor Wolfson. Da igual lo buen luchador que sea, y ya he descubierto lo bastante de usted como para saber que lo es, sigo siendo yo quien empua la espada y, crame, s usarla. Ahora vyase. Amelia se movi irregularmente bajo las colchas con las que Niels la haba arropado. Estaba a punto de despertarse por las voces. Y qu hara? Lo vera enfrentado a su primo? Se vera de algn modo forzada a reunir la fuerza y el valor necesario para mediar, e incluso elegir entre l y su propia familia?

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No poda permitirlo bajo ningn concepto, porque no caba esperar que lo eligiera a l: el cazador, el sicario, el hombre de la penumbra y de la lluvia. De modo que abandon la habitacin, se alej de Amelia y sali al da gris que lo esperaba. Tena la vaga impresin de haber visto a la seora Porter quedarse atnita y muda ante los guerreros akoranos que llegaron a caballo y con el pecho al descubierto entre ellos el prncipe Alexandros, y que lo miraron con seriedad cuando lo obligaron a salir de la posada; a una mujer ataviada con una tnica blanca que entraba a toda prisa con una criada que la segua cargada con un pequeo bal; el cuerpo de Hawley colgando de la grupa de un caballo, privado de toda ceremonia o dignidad; y a Brutus, su fiel Brutus, que estaba esperndolo. Volvi a Londres escoltado, protegido por unos guerreros akoranos que se mantuvieron en silencio durante todo el trayecto. Lo llevaron, como haba imaginado, a la residencia akorana. Y all lo dejaron en una pequea habitacin en el stano, encerrado tras una puerta con candado y barrotes. En aquel cuarto slo haba una cama y una cmoda. Los guardas le llevaron agua y comida. Despus lo dejaron solo. Tuvo mucho tiempo para reflexionar sobre todo lo que haba sucedido y sobre todo lo que podra haber hecho de otro modo. No fue una experiencia agradable. Ya haba transcurrido la mayor parte de aquel largo da cuando la puerta volvi a abrirse. Al otro lado haba una mujer. Era alta, delgada e iba vestida completamente de negro. Tena los ojos pequeos, oscuros y brillantes. Lo mir de arriba abajo a su antojo. Usted es el seor Niels Wolfson. Lo soy. Y usted? Mulridge, seor. Amelia me habl de usted. Cmo est ella? Dadas las circunstancias, est bien. Venga conmigo. Ascendieron por la escalera del stano hasta el vestbulo. No le habra sorprendido verse rodeado de guardas, pero no haba ninguno. Est todo muy tranquilo coment Niels. El rey ha muerto. El prncipe Alexandros y el prncipe Andreas han ido al palacio paras presentarle sus respetos a la nueva y joven reina. Y Amelia? Mulridge dud un momento. Se agarr las manos y lo mir suspicaz. Ha vuelto a kora. Se march con la marea de la maana y acompaada por su madre. An estaba asimilando aquello cuando Mulridge aadi: El prncipe Andreas dej algo para usted dijo al mismo tiempo que sealaba una caja dispuesta en una mesa junto a la puerta. Niels camin hacia all con la adecuada cautela. La caja estaba fabricada en una madera pulida que no reconoci. Se abri sin resistencia en cuanto la toc. Unos trozos de metal brillaron a la luz que entraba por las ventanas del vestbulo. Eran los restos de la espada del guerrero vikingo. Al matar a Hawley el arma se haba hecho aicos. Nunca volvera a recomponerse,

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pero haba cumplido su funcin. De eso estaba completamente seguro. Qu mensaje quera transmitirle Andreas al dejrsela? Acaso era un gesto de respeto de guerrero a guerrero? O un innecesario recordatorio de por qu Amelia se haba alejado de l? Gracias se limit a responder. Y sali de la casa con la caja. Ivana abri la puerta justo cuando Niels alzaba el brazo para llamar. La doncella le ech un vistazo a su aspecto desastrado y, buena como era aquella mujer, se ech a un lado para dejarlo pasar. Enseguida lo inform: Su hermano est despierto, seor. No tiene fiebre y yo dira que se encuentra mucho mejor. Gracias respondi Niels al que, por un instante, se le nubl la vista. Parpade hasta volver a ver con claridad y sigui a la joven al piso superior, a la habitacin en la que descansaba Shadow. Su hermano se hallaba sentado en la cama, an estaba plido, pero tena mucho mejor aspecto que la ltima vez que Niels lo haba visto. Maldita sea le dijo Shadow en cuanto Niels entr por la puerta, tienes un aspecto horrible. Pues no es a m a quien le clavaron un pual. Shadow cambi de actitud de manera afectada. Todos cometemos errores. Oye, no te culpo. Cmo te encuentras? Bien. Me encuentro bien. Necesita descansar mucho ms apostill Ivana con firmeza. Shadow la obsequi con una sonrisa que habra derretido los corazones femeninos de un lado a otro del continente americano. Lo que necesito es un poco ms de esa sopa de ternera y cebada que preparas tan bien. Bueno, supongo que un poco ms de esa sopa no le har ningn dao. Claramente halagada, la doncella se march a toda prisa. En cuanto se hubo ido, Niels se sent junto a la cama y mir atentamente a su hermano. Quien te hizo esto? Hawley y esos cabrones con los que lo vi en el club. Me siguieron y yo ni siquiera me di cuenta. Su expresin no dejaba dudas de que el hecho de que lo hubieran pillado por sorpresa le dola ms que cualquier herida. Olvdalo. El pual que tenas clavado era akorano. Shadow arque una ceja. Yo no vi a ningn akorano. Creo que lo rob Hawley. Tambin rob mi espada. La que le compraste a Benjamin? La rob? Dios mo, un hombre no puede rebajarse mucho ms. Niel estuvo de acuerdo, pero igualmente se encogi de hombros. No importa. Hawley est muerto.

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Lo mataste t? Cuando Niels asinti, su hermano pareci encantado. Aun as, pregunt: Y es probable que haya consecuencias? Eso crea, pero la ltima vez que lo vi, bueno lo que quedaba de l, estaba colgando de la grupa de un caballo akorano. Ya me explicars cmo ocurri todo. Por cierto, dnde est tu princesa? No es mi princesa respondi, por mucho que l deseara que as fuera. Y un cuerno que no. Mira, me cuesta reconocerlo, pero creo que me equivocaba de cabo a rabo con los akoranos. Parece que no han tenido nada que ver con lo que le pas al Defiant. Lo crees de verdad? S. Tu idea sobre el plan de Hawley con la base naval tiene sentido. Y no hay duda de que era un verdadero cabrn. Parece que hablar en pasado es lo ms apropiado dijo Benjamin Sherensky al entrar en la habitacin. Mir a ambos hermanos y fingi sufrir un desmayo. Qu noticias tan inesperadas! De qu se trata? pregunt Shadow. Es Hawley, por supuesto. Lord Simon Hawley ha aparecido muerto en una de las zonas menos seguras de la ciudad. Parece que ha muerto vctima de unos asaltantes. Es eso lo que creen las autoridades? quiso saber Niels. Eso creo. Qu otra cosa podran pensar despus de todo? Podra ser peor apostill Shadow en un tono filosfico. Podran haberlo tirado al ro sin ms. Quines? se interes Benjamn con una sonrisa irnica. Los asaltantes. Claro, desde luego. Niels, amigo mo, cmo ests? Agradecido de ver a mi hermano tan bien. Gracias, Benjamin. No ha sido nada, un placer. Shadow puede quedarse aqu durante su convalecencia. Tengo la sensacin de que an necesita algo de tiempo hasta que se reponga, como cabe esperar, y su compaa ser muy apreciada. Es muy amable por tu parte agradeci Shadow. Niels camin hasta la ventana y se asom. No vio la ajetreada calle londinense, sino la ltima imagen de la mujer que amaba, yaciendo plida e inmvil en la cama de la posada. Amelia ha vuelto a kora inform. Lejos de l. En el reflejo del cristal vio que su hermano y Sherensky se miraban. Y por qu hara algo as? pregunt Shadow. Aunque fue Hawley quien apret el pual, me siento culpable. Debera haberla cuidado mejor, haberla protegido mejor. Hubo un momento de silencio hasta que Sherensky habl. A pesar de que profeso gran admiracin por la princesa, para serte sincero, dudo que a ella le gustara orte decir eso. Niels se dio la vuelta. Por qu no? Tengo la impresin de que los akoranos son un pueblo que tiene una idea muy clara del bien y del mal. Por eso tienen tras s una larga

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historia. La culpa es de Hawley, no tuya. Dudo que Amelia o su familia no me tengan por culpable. Al contrario, tenan toda la razn al condenarlo. Shadow se incorpor en la cama. Y qu es lo que vas a hacer entonces? Niels cruz la estancia hasta donde estaba su hermano. Tengo que ir tras ella. A kora? Fue Sherensky quien habl, pronunciando la pregunta que era obvio que tambin Shadow se haba planteado. kora est cerrada a los xenos record el armero. No se permite la entrada a los extranjeros, salvo en raras excepciones. Aun as, debo ir. Est bien acab diciendo Shadow. Ir contigo. Niels neg con la cabeza. No ests en condiciones de emprender un viaje. Adems, esto es algo que debo hacer yo solo. Qu es lo que te hace pensar que dejarn que te acerques a ella? En lugar de matarlo sencillamente, lo que encontraran plenamente justificado si entrara por la puerta sin que lo hubieran invitado. Andreas pareca empuar la espada con soltura, y era probable que no fuera el nico. Aunque no importaba. Niels podra haber dicho que necesitaba escuchar de sus propios labios que no haba futuro para ellos. Tambin podra haber anunciado que la amaba tanto como para irse y dejarla en la seguridad del reino fortaleza, si era eso lo que ella quera. Sin embargo, no dijo nada de aquello, sobre todo porque nada habra sido cierto. En su lugar, dijo una verdad tan aplastante que zanj toda discusin. Ella me pertenece sentenci Wolf el Lobo. Slo con pronunciar aquellas palabras sinti que se le iluminaba el alma, tanto que le pareci una bendicin.

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Hace un da precioso coment la joven sentada frente a Amelia en la amplia terraza de piedra y sin dejar de sonrer. A lo mejor te apetece ir a montar a caballo. Amelia levant la vista del libro en el que no lograba concentrarse a pesar de ser de su novelista favorita, Jane Austen. Su prima, Clio, tena razn: haca un da precioso. El cielo brillaba con un color verdeazulado que Amelia relacionaba con kora. Ms abajo, en la franja del puerto que serva a la ciudad real de Ilin, haba decenas de orgullosos navos tocados con una cabeza de toro que iban y venan; algunos zarpaban slo para cruzar el mar Interior y otros para aventurase ms lejos. Las velas blancas y henchidas destacaban brillantes en contraste con el agua color ail. En el aire flotaba un olor a mar que se mezclaba con el perfume de los limoneros en flor. Los pjaros revoloteaban entre los viedos y aspiraban el nctar de las flores teidas de un rojo vivo. Aunque kora estaba bendecida por un clima generalmente benigno, ni siquiera a quienes estaban acostumbrados a das como aqul les pasaban desapercibidos. Con todo, la impresionante belleza de lo que la rodeaba no anim a Amelia. Creo que no respondi; y cuando Clio la mir con amabilidad, aadi: Me temo que no soy una compaa muy agradable ahora mismo. Tonteras contest su prima en un acto de lealtad. Se cepill hacia atrs un mechn de su brillante cabellera pelirroja, herencia de su madre y que tanto la diferenciaba de su hermano gemelo, Andreas. Eran gemelos, s, un hermano y una hermana que se queran con locura; con todo, los hijos del vanax Atreus y su consorte, Brianna, no podan ser ms distintos. Clio era, como ella misma deca, el nico miembro tranquilo en una familia que se caracterizaba por ser todo lo contrario. Haba sido tmida en su niez y an prefera quedarse en un segundo plano antes que destacar; era, en cualquier caso, una amiga buena y generosa. Su mera presencia haca sentirse bien a Amelia. Es slo que lo has pasado mal explic Clio, justificndola. Te duele el cuello? Instintivamente, Amelia se llev la mano a la plida cicatriz, que cada da se vea menos. La curandera que se haba ocupado de ella en la travesa de vuelta haba hecho un trabajo ejemplar. Fsicamente, se encontraba casi en perfecto estado. Su estado emocional era bien distinto. Estoy bien insisti. Entonces, necesitas divertirte la anim su prima, mientras bajaba su libro, y yo tambin. Si no te apetece montar a caballo, podramos ir a nadar.

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Podramos, o tambin... consciente de lo que su prima preferira en realidad, Amelia logr sonrer podramos ir a jugar en la tierra. Clio se rio, pues lo comprenda todo. En serio te gustara? No hay nada que me apetezca ms. Desde luego era mejor que estar sentada apenada por una misma, por lo que mostraba una preocupante inclinacin en los ltimos tiempos. Y adems le encantara a Clio, que la trataba con infinita paciencia y ternura. Definitivamente, haba que ir a excavar en la tierra. Te acuerdas pregunt Clio al levantarse y salir de la terraza con la tnica blanca agitndose en la brisa de los los tremendos en los que nos metamos cuando ramos nias, movindonos por ah en la tierra, haciendo castillos de barro y cosas as? Me acuerdo de los los tremendos en los que yo y la mayor parte del resto nos metamos. No nos dejaban volver a entrar en palacio si no nos babamos antes. T siempre estabas ms o menos limpia. Eso era fundamentalmente porque Clio siempre se las arreglaba para encontrar trozos sueltos de cosas pequeas rocas, pedazos rotos de cermica, pepitas y similares que la mantenan fascinada durante horas. Los estudiaba minuciosamente, los clasificaba por categoras, los bosquejaba con meticulosidad y se preguntaba en voz alta cmo se haban formado o cul habra sido su uso. Al principio, ese comportamiento haba preocupado a los mayores. Pareca muy serio y algo obsesivo para una nia tan pequea. Sin embargo, Atreus y Brianna eran unos padres sabios; vigilaron a su hija atentamente al mismo tiempo que le permitieron ser ella misma. Durante los aos transcurridos desde entonces, Clio haba reunido una vasta coleccin de restos pertenecientes al pasado de kora. Continuaba catalogndolos, separndolos y bosquejndolos, y de vez en cuando, lograba reconstruir algn objeto. El respeto de los akoranos por su historia era tal que sus actividades ya no se vean con recelo, si bien tampoco se las contemplaba con demasiada seriedad. La extensa biblioteca de kora albergaba el tesoro escondido de miles de aos de las palabras escritas de sus antepasados. Seguramente, los trozos de su cermica rota no eran de particular importancia en comparacin. Aun as, Clio persista en su empeo e insista a su modo, siempre discreto, en que los objetos ms mundanos tenan historias que contar. Durante varios meses, haba estado excavando en la bodega de una de las casas ms antiguas de Ilin, con el permiso concedido por los amables dueos, que se haban mudado a otra parte. Amelia no haba visitado el lugar desde su llegada de Inglaterra, y se qued impresionada cuando lo vio. La casa estaba situada junto a la cima de uno de los serpenteantes senderos que ascendan desde el puerto hasta la colina en la que se elevaba el palacio real. Incluso para el ojo poco acostumbrado, la construccin ofreca un aspecto viejo, aunque bien conservado. En cuanto a la bodega... Madre ma! exclam Amelia cuando descendieron por la escalera desde lo que haba sido el piso inferior hasta lo que ahora era un stano

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mucho ms profundo. Cuando Clio encendi las lmparas que haba esparcidas por la cmara, Amelia reconoci: No tena ni idea de que quisieras ir tan lejos. Ni yo admiti Clio, encantada. Al menos no cuando empec. Lo que pasa es que cuanto ms cavaba, ms cosas interesantes encontraba. Seal unas cestas llanas dispuestas sobre una mesa de madera junto a la pared opuesta del stano. Ven, mira esto. Amelia cogi los seis animales de pequeo tamao y tallados que Clio le entregaba, y los estudi a fondo. Nunca haba visto nada igual. Este parece una mangosta, aunque algo distinta. Creo que lo es coincidi Clio, aunque no del tipo que tenemos aqu ahora. Quieres decir que alguien esculpi estas piezas para representar animales de otras partes del mundo? Posiblemente. Mira ste, a qu te recuerda? Amelia gir con cuidado la detallada escultura y fue examinndola. El animal se sostena en sus patas traseras y extenda las garras delanteras como si quisiera coger algo. Presentaba un cuerpo largo y grueso, un hocico puntiagudo y unas orejas pequeas situadas muy cerca de la cabeza. No tengo ni idea de qu es. Creo que es un perezoso aclar Clio, que coloc las figuras en la cesta de nuevo. Qu es eso? Es un animal del que he ledo, aunque no logro hallar una descripcin que coincida exactamente con la de la miniatura. Puede ser que este tipo de perezoso ya no exista en ninguna parte. Creo que estas figuras corresponden a animales que vivieron en kora antes de que el volcn entrara en erupcin. Amelia asimil aquello despacio, muy consciente de que poda ser de una gran relevancia. Pero eso significara... Clio asinti con alegra. Que las preserv uno de los supervivientes. Y eso querra decir que, al encontrarlos otra vez, he dado con un nivel de antigedad muy atrs en el tiempo, cuando este lugar se ocup poco despus de la erupcin. Clio, eso es increble! Casi nada sobrevivi a aquello. Puede que no est en lo cierto advirti su prima. Por el momento, parece la explicacin ms plausible. Tambin se lo pareca a Amelia, hasta tal punto que se puso a trabajar con unas ansias ilimitadas, ayudando a Clio a retirar varios metros cuadrados ms de tierra, que hubo que tamizar en busca de los restos de menor tamao. Y aunque no encontraron ninguna figura ms, s hallaron varios pedazos de cermica a los que Clio se aferr con entusiasmo. Durante un rato precioso, Amelia se olvid de s misma, se olvid del dolor y la aoranza que la perseguan desde que abandonara Inglaterra. Slo durante un rato. Enseguida su mente se desvi, como lo hace la

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aguja de una brjula hacia el norte, para ocuparse del asunto del seor Niels Wolfson. Lo haba visto por ltima vez durante un breve instante cuando la recost en la cama de Los Tres Cisnes, justo antes de sumirse en aquel sueo traicionero. Aparte de eso, no conservaba sino el recuerdo de unas voces de hombres. Puede que uno de ellos fuera Niels, pero no poda estar segura de ello. Se haba despertado con el tacto amable de una curandera akorana y haba visto a su padre, que, sentado a su lado, le sostena la mano. El hombre orgulloso e indomable que siempre haba tenido como modelo de fortaleza se vea inexplicablemente afectado, tanto que ella tuvo que acercarse a l en un estado que buscaba reconfortar y ser una disculpa. l la haba estrechado con fuerza entre sus brazos, en un gesto que constitua la garanta de que su amor era inquebrantable. Ese amor, sin embargo, no implicaba proporcionarle informacin alguna de Niels. La nica respuesta que le dio ante sus preguntas fue que Wolfson estaba vivo. Eso s que era tranquilizador! Apenas haba comenzado a poner sus pensamientos en orden, ya se encontraba en un barco veloz rumbo a kora. Su madre tampoco estuvo muy comunicativa y le dej claro que ella tampoco tena nada que decir al respecto. Segn pasaron los das y las millas, e Inglaterra fue quedando ms distante, Amelia hubo de enfrentarse a la probabilidad de que nunca ms volvera a ver a Niels Wolfson. Si antepona el bienestar de Niels a sus propios anhelos, deba reconocer que seguir distanciado de ella poda constituir la mejor forma de protegerlo. Que l an estuviera vivo era la prueba de que su padre poda contenerse, aunque eso poda no ser el caso para siempre. Una rosa, con cualquier otro nombre, deca la nota de Niels. Mientras contemplaba el mar solitario, haba albergado el deseo traicionero de ser otra persona, cualquiera. No Amelia Atreidas; no una princesa akorana, sino una mujer libre para estar con el hombre al que amaba. Sin embargo, en aquel momento, mientras cavaba en la tierra de su hogar, aquel deseo se le antoj tan extrao como si perteneciera a otro. Ella era quien era. Y aunque tuviera otro nombre, nada cambiara. No mereca la pena ningn futuro que lo negara. Creo que ya hemos hecho bastante anunci Clio mientras se sacuda las manos. Pronto ser la hora de la cena y ambas tenemos que limpiarnos. Amelia se levant despacio y mir a su alrededor. Me pregunto quin viva aqu y en qu circunstancias. Clio dud. Mostraba las mejillas sonrojadas. Ofreca un aspecto iluminado como nunca por una emocin que apenas alcanzaba a contener. Bueno, encontr algo al respecto hace algunas semanas... Qu? No estoy segura... Estaba roto, pero creo que he conseguido recomponerlo con exactitud. Parece algn tipo de emblema. La imagen contiene un rbol con ramas cargadas de fruta.

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Las sacerdotisas de kora emplean un emblema como se. S, y sospecho que es as desde hace mucho tiempo. Creo que puede existir la posibilidad de que aqu viviera una sacerdotisa. Poco despus de la explosin? Cuando Clio asinti, Amelia respondi: La nica sacerdotisa que haba entre los supervivientes era Lyra. S realmente su prima haba hallado el hogar de aquella afamada mujer de sus antepasados, el que haba compartido con el tambin conocido Atreidas, toda kora se quedara impresionada. No estoy segura advirti su prima con firmeza, y pasar bastante tiempo antes de que pueda anunciar nada pblicamente, si es que lo hago, pero creo que es posible que Lyra y Atreidas vivieran en esta casa mientras comenzaba la construccin del palacio. Es probable que no pasaran aqu todo el tiempo, pero quiz la habitaban al principio de su vida en comn. Entonces por qu Lyra dej aqu cosas, si es que lo hizo? No lo s. Ese es un misterio que puede que nunca llegue a resolver, aunque dudo que alguna vez renuncie a seguir intentndolo. Despus de subir por la escalera, Amelia se dirigi a su prima. Gracias por compartir todo esto conmigo. Fue idea tuya venir a cavar. S, pero no tenas por qu contarme todo lo que has encontrado. Luego desvi la mirada a la excavacin, ya oscura ahora que las lmparas estaban apagadas. Albergaba la certeza de que Clio tena razn, que una mujer con quien senta que mantena una conexin profunda y eterna haba pasado una parte fundamental de su vida casi exactamente donde se encontraban. Lyra, que haba visto cmo se destrua su mundo y que haba reaccionado reconstruyndolo. Con ese recuerdo, Amelia se sinti de pronto muy pequea. Haban pasado cinco semanas desde que abandonara Inglaterra; cinco semanas en las que se haba visto impotente y perdida. No pensaba seguir as ni un minuto ms. Qu quieres decir con que quieres volver a Inglaterra? Su to Atreus, vanax de kora, la mir desde el extremo opuesto de la larga y sencilla mesa que le serva de escritorio. La estancia que empleaba como oficina era una de las ms antiguas del palacio. Unos amplios ventanales daban a la ciudad y al puerto que se hallaba a sus pies. Era la maana del da despus del momento en que Amelia haba tomado su decisin. Haba pasado la noche en vela antes de acudir a su to. Atreus, que estaba en la cincuentena, haba emergido de las cuevas que haba bajo el palacio haca ms de treinta aos como el lder elegido de su pueblo. Para alcanzar tal posicin, haba arriesgado su vida en un ritual envuelto en el misterio y la leyenda. Y aunque conservaba an mucho de aquel halo, era en verdad un hombre muy real y generoso, alguien en quien Amelia confiaba implcitamente. Por lo tanto, crey que l vera lo correcta que era su decisin si

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encontraba la forma adecuada de explicrsela. No s si alguien te ha hablado de un hombre llamado Niels Wolfson... Tu padre me envi contigo una carta y he hablado con tu madre. Creo que comprendo la situacin. Fij su oscura e implacable mirada en ella. Extremadamente en forma, resultado de las muchas horas que pasaba en el campo de entrenamiento, as como de las muchas ms que dedicaba a esculpir en su estudio, del que tanta belleza obtena, Atreus no era ajeno a la pasin. Al contrario, l y su ta Brianna se encontraban entre las parejas que ms se amaban del mundo. Con todo, tambin era un hombre sabio y autoritario, acostumbrado a que se lo obedeciera. E igualmente habituado a hablar sin rodeos. Niels Wolfson te puso en peligro. Ms an, lo hizo en pos de sus propios objetivos. Te emple para acercarse a tu crculo familiar, para descubrir ms fcilmente si ramos responsables de un crimen abyecto. Si hubiera credo que ramos culpables, crees que habra dudado en poner en prctica la ms terrible de las venganzas? Amelia, muy serena, respondi: Niels buscaba justicia, no venganza. Existe una diferencia, como bien sabes. Si nos hubiera credo culpables, habra vuelto a Amrica y habra informado al presidente Van Buren. El resultado ms probable habra sido una guerra entre nuestros pases. Atreus se mes la densa melena negra que ya ofreca algunos destellos plateados y suspir. Qu es lo que te lleva a creer que se no ser el resultado ms probable? La pregunta la dej perpleja. No haba contemplado esa posibilidad. De qu ests hablando? Tu padre me escribi diciendo que poco antes de morir, Simon Hawley nos acus de haberlo contratado para destrozar el Defiant. Se trata, por supuesto, de una mentira, pero por qu ests tan segura de que el seor Niels Wolfson no lo crey? Niels nunca creera a Hawley respondi Amelia de inmediato y saba que yo estaba dispuesta a morir por la verdad. Y estuvo cerca de permitrtelo. Hizo lo que tena que hacer. Ms an, yo le rogu que matara a Hawley. Y, de todos modos, yo no habra vivido por mucho que Niels hubiera actuado de otro modo Hawley me habra matado. No se puede culpar a Niels de lo que me ocurri a m y l sabe que no se nos puede culpar a nosotros de lo que le ocurri al Defiant. Y el asunto de su hermano apualado con un pual akorano? Fue, de nuevo, Hawley; como estoy segura de que Niels sabe. No es nuestro enemigo. Os equivocis respecto a l, del todo. S no estoy errado, podemos esperar la llegada de barcos de guerra americanos en estas aguas en breve. Lo siento, Amelia, pero en estas circunstancias no puedes irte de aqu. Y eso era todo, segn pareca. Si bien se vio tentada a rogar ms, Amelia se dio cuenta de que el esfuerzo sera en vano. Atreus escuchaba

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los consejos de muchas personas, pero sus decisiones, una vez tomadas, raramente variaban. Aquello le planteaba un terrible dilema. En una situacin normal, el solo hecho de estar en una isla situada a miles de millas de Inglaterra habra zanjado el asunto. Sin embargo, se senta lo bastante desesperada como para preguntarse si exista la posibilidad de dar con alguien quiz entre los pocos barcos xenos a los que se les permita la entrada en kora, a quien pudiera convencer para que la aceptara a bordo. Con la posibilidad de que estuviera aproximndose una crisis, cualquiera de aquellos navos partiran seguramente hacia aguas ms seguras. Ahora bien, si actuaba as, estara hacindolo en oposicin directa a las rdenes del hombre que no slo era el cabeza de su propia familia, sino de su pueblo; un hombre al que deba lealtad absoluta. La alternativa era aceptar que Niels ya no era parte de su vida. Si su familia se haba mostrado igual de comunicativa con l como lo haba sido con ella, caba que l creyera que Amelia se haba marchado de Inglaterra por voluntad propia. Cmo poda dejar que pensara eso? Qu poda hacer para que no fuera as? Cavil sobre todo esto mientras paseaba por el muelle, donde se fij en lo que se haba perdido en las semanas que llevaba all. Si bien el puerto de Ilin pareca ms agitado que nunca, era un ajetreo distinto al que ella estaba acostumbrada. Haba atracados muchos barcos mercantes. Sin embargo, no estaban siendo descargados ni preparados para partir de nuevo, sino que flotaban vacos en sus atracaderos. En cambio, los barcos de guerra, mucho ms giles, parecan estar por todas partes, cargaban hombres y vveres antes de partir por los estrechos gemelos el situado en el norte y el del sur que constituan las dos nicas entradas a kora desde mar abierto. Ms an, Amelia vio a guerreros ataviados con las clsicas faldas blancas en nmeros mayores a lo habitual y que se movan por las calles de la ciudad para ocuparse de las atalayas situadas en todos los cabos. De casualidad, se fij en que un hombre de unos treinta aos sala por la puerta de una ordenada panadera seguido de una mujer de aspecto algo ms joven que llevaba un nio en sus brazos. El hombre apoy en el muro la lanza con la que se pertrechaba, abraz a su mujer y le habl con dulzura Ella asinti y le obsequi con una sonrisa, aunque era obvio que trataba de contener las lgrimas. l le dio un beso y descendi la calle no sin volver la vista atrs varias veces antes de perderse de vista en el camino. Cuntas veces estara repitindose aquella escena en toda kora? Dada la posibilidad de que apareciera de repente una flota americana, Atreus habra tomado todas las precauciones sensatas. Y como en la prctica todo akorano era tambin un guerrero entrenado, el vanax contaba con una amplia reserva de soldados a los que llamar en un momento de necesidad. El peligro era que esa fuerza, una vez preparada, adquira su propio estmulo. Exista la posibilidad real de que si los americanos se acercaran a kora en son de paz, se malinterpretara su intencin y estallara la guerra igualmente. Con aquellos tremendos pensamientos rondndole por la cabeza,

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Amelia volvi al palacio y busc la tranquilidad en sus aposentos, situados en la espaciosa ala familiar del edificio. All pas el da tratando de decidir qu hacer. Evit conscientemente a Clio y a su madre, pues sospech que aquellas dos mujeres suspicaces notaran su disgusto con facilidad. A la hora de la cena, se excus alegando padecer un dolor de cabeza y se qued en sus aposentos. Cuando Joanna acudi a comprobar qu le ocurra, como Amelia saba que su madre hara, fingi estar dormida. Y aunque el engao la incomodaba, pens que era necesario. Despierta, sin despegar la vista del techo de encima de la cabeza, en el que brillaban las estrellas pintadas, le cost decidir qu hacer. Al no ocurrrsele en seguida ninguna, desisti en sus esfuerzos por conciliar el sueo y se levant. Llevada por la costumbre de siempre, abri el bal tallado que haba sobre la mesa cercana a la cama. Contena la ms preciada de sus posesiones: una mueca que le haban regalado cuando era muy pequea, varios libros muy gastados y, protegida en una funda de terciopelo una bola dorada con la que su ta Kassandra la haba obsequiado al nacer. La bola era una de las pocas que se haban fabricado en total. Era obra de un maestro artesano cuya frmula se haba perdido haca ya tiempo. Sentada en el borde de la cama, Amelia lanz sin mucha fuerza la bola de una mano a otra. Al hacerlo, el aire atraves las incisiones realizadas en el oro. Al momento, una evocadora meloda llen la habitacin. La msica y lo familiar que resultaba serenaron a Amelia, a quien empezaron a pesarle los prpados. Al poco, pens que sera prudente guardar con cuidado la esfera. Por fin lleg el sueo, si bien vino acompaado de inquietantes pesadillas. Por dos veces se despert con el nombre de Niels en los labios. Era ya muy tarde cuando se dio cuenta de que haba cambiado la direccin del viento. Se puso de pie y fue a cerrar las contraventanas. Una rfaga de lluvia en la cara la pill por sorpresa. An se vea parte de la luna entre las nubes. La luz que emita bastaba para revelar que los oscuros nubarrones se desplazaban con rapidez hacia el este por el cielo. Descargaba sobre kora una tremenda tormenta. Y aunque haban capeado temporales como aqul y peores con suficiente frecuencia, la idea de zarpar por su propio pie qued descartada. Poda ser atrevida, pero no era estpida. Ms an, si es que haba una flota americana acercndose a sus costas, sus tripulantes iban a enfrentarse no slo al gran reto que supona la formidable armada americana, sino al de la naturaleza misma. Amelia volvi a la cama y se cubri con las colchas. Su ltimo pensamiento antes de sumirse de nuevo en sueo fue la esperanza de que todos aquellos que estaban ya en el mar pasaran a salvo aquella noche.

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Captulo 20
Sera muy irnico haber recorrido todo el camino hasta casi llegar a kora slo para estrellarse contra sus orillas por la tormenta que haba visto aproximarse durante horas. Mientras achicaba agua con una mano y manejaba el timn con la otra, Niels calcul las dimensiones del muro de agua que se le vena encima y decidi que tena una oportunidad bastante buena de ascender por l y sobrepasarlo. Y eso no slo gracias a sus propias habilidades como marinero, sino tambin por la embarcacin de pequeas dimensiones que haba adquirido en Londres. Se trataba de un bote de cinco metros y medio de eslora, aparejado para navegar, pero que tambin se poda llevar a remo. Aunque habitualmente se usaba para transportar a los prcticos de los puertos hacia los navos de mayor tamao para ayudarlos a atracar, haba funcionado muy bien en mar abierto. Al menos hasta aquel momento. Ascendera por el muro de agua y lo pasara. Tuvo un momento de respiro antes de que el mar se hinchara de nuevo en una gran ola. La tormenta pareca empeorar. Aunque haca tiempo que no se detena para orientarse, estaba bastante seguro de que se encontraba cerca de kora. La noche y el tiempo eliminaban toda posibilidad de avistarla. Peor an, contaba con escasa informacin sobre las entradas al reino fortaleza, salvo la del rumor segn el cual eran traicioneras. Eso le haban contado en tierra, cada vez que se haba detenido a por agua y comida, algo que haba hecho con tan poca frecuencia como le haba sido posible. Haba lamentado cada momento que pasaba en seco, aunque, la verdad fuera dicha, haba sido muy bien recibido all donde haba atracado. En otras circunstancias, es decir, si Amelia hubiera estado con l, la travesa habra sido un verdadero placer. Al menos hasta que haba llegado la tormenta. En aquel momento, llevaba pegada al cuerpo la ropa o lo que quedaba de ella despus de un mes en el mar, estaba helado de fro y ya no poda sentir la mano sobre el timn. En resumen, no estaba bien. Con todo, se haba visto en situaciones ms duras y an se las arreglaba para... No, la verdad era que nunca se haba encontrado en una como aqulla a juzgar por lo que se le vena encima. Aunque dobl el cuello hacia atrs, no logr ver la cresta de la ola monstruosa que se diriga exactamente hacia la pequea embarcacin. Niels respir hondo, muy consciente de que poda ser el ltimo aliento, y clav ambas manos en el timn. Ascender por la ola y pasarla..., era todo lo que tena que hacer. Ascender y pasarla. No funcion. Aunque la pequea embarcacin lo intent y Niels trat de ayudar con todas sus fuerzas, no bast.

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Un ltimo respiro, muy hondo, justo antes de or el crujido que desgarr el aire al partirse la madera. En una ocasin anterior, Niels haba gritado cuando crey que estaba a punto de morir. En aquella ocasin haba llamado a Shadow, quien milagrosamente lo haba odo. En sta, fue el nombre de Amelia el que grit, si bien no con la esperanza de que lo oyera, pues se sinti profundamente agradecido de que ella no compartiera con l aquel destino, sino porque necesitaba desesperadamente que de alguna manera ella supiera que haba venido, que lo haba intentado. Haba querido que estuvieran juntos. El nombre de ella qued atrapado en el viento, que sopl con fuerza mientras el resto de sonidos y, con ellos, toda conciencia del mundo se sumergan en el bramido de aquel mar hambriento. Amelia se despert antes del alba. Haba dormido, aunque a ratos. Se levant a oscuras, se cubri con una tnica, dej el pelo en la trenza con la que haba pasado la noche y baj a las caballerizas del palacio. Opt por uno de sus animales favoritos, una yegua joven y llena de bro que pareca ms que dispuesta a dar una buena galopada. La ensill mientras le hablaba dulcemente y se subi sin esfuerzo a la montura. Uno de sus primeros recuerdos era uno en el que montaba en una silla delante de su padre, mientras daba gritos de jbilo desenfrenado. Eso haba ocurrido la misma noche en que se haba escapado de la cama y escabullido hasta las caballerizas, donde haba arrullado a un caballo adormilado antes de subrsele a la grupa y salir con l trotando el campo de palacio, absolutamente encanta. Eso tambin lo recordaba, igual que la inmediata reaccin de los guardas de palacio, que no haban tardado en avisar a sus sorprendidos padres. Joanna le haba gritado y la haba abrazado con fuerza en cuanto la hubieron bajado, a regaadientes, de la grupa del caballo. Alex haba anunciado que era hora de que aprendiera a montar. Y eso era lo que haca en esos momentos en que sala del terreno destinado a las caballerizas y atravesaba la vasta extensin situada delante de palacio. Se deca que era tan grande como para acoger a toda la poblacin de kora, ms de trescientas mil personas, y Amelia no lo pona en duda. Atraves las enormes puertas flanqueadas por estatuas de leonas que se mantenan erguidas. Brill en el horizonte, al este, el primer destello de luz de la maana cuando Amelia descendi al trote la calle que llevaba al camino de la costa. Eran tales los vientos y las mareas que circundaban kora que apenas haba unos pocos lugares a los que las vctimas de los naufragios, o sus restos, podan acabar arribando. Eran bien conocidos y siempre se patrullaban el da despus de una tormenta. Instintivamente, Amelia se dirigi a uno de ellos, una pequea cala situada al norte del puerto de Ilin. Muchas dcadas antes, no lejos de all, su abuela akorana haba encontrado al hombre que sera el abuelo ingls de Amelia. Era una de las historias familiares preferidas, la del extrao que una princesa arrebat al mar y con la que comenz una vida de amor. Los

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propios Fedra y Andrew hablaban an de ello de vez en cuando. Un anhelo cargado de nostalgia sacudi a Amelia por dentro al acercarse al lugar, tras descender unas dunas en las que crecan unos olorosos matorrales y donde las rosas salvajes, agitadas por el viento, estaban empezando a revivir. Y all descendi, at las riendas a un arbusto situado cerca de una probable zona de pasto y mir al mar Interior. Aunque algunas olas tocadas de blanco rompan an en la curva creciente de la playa, Amelia no dudaba de que el mar estaba mucho ms tranquilo que durante la noche. Entonces desvi la mirada hacia el estrecho norte, la pequea abertura hendida en el cabo, y vio que el ocano an trataba de abrirse camino golpeando las rocas de gran tamao. Se quit las sandalias con un movimiento de los pies y se puso a caminar por la playa. Haba avanzado menos de cien metros cuando algo le llam la atencin. Se protegi los ojos de la luz del sol naciente y mir fijamente al bulto oscuro que yaca sobre la arena. Era un efecto de la luz? Una foca deleitndose en el sol? O... Ech a correr levantando capas de arena dorada con los talones y con la tnica pegada a las piernas largas y brillantes. Se acerc y emiti un grito ahogado al darse cuenta de lo que vea. Un cuerpo. Por favor, Dios, que fuera un superviviente. Haba odo relatos sobre aquellos que encontraban a los xenos que haban arribado; saba que siempre sentan una responsabilidad personal por las personas que hallaban. De nia, se haba imaginado lo dramtico y maravilloso que sera descubrir a alguien, aunque lo mximo que haba encontrado tras una tormenta haba sido algn resto de madera flotando en el mar. Eso, sin embargo, acababa de cambiar. Avanz deprisa tropezndose hasta detenerse y se arrodill junto a la forma inmvil: un hombre desnudo de cintura para arriba, pues la camisa estaba hecha jirones, si bien segua con los pantalones y las botas puestas. Era muy alto, de cabello oscuro y tena el rostro girado de forma que ella no le vea los rasgos... Y aun as, Amelia lo reconoci. Le bast un instante. Reconoci la curva de la espalda, sus anchos hombros, la tenue y blanquecina cicatriz cerca de la columna y la imponente longitud de sus muslos. Temblando, pos con suavidad los dedos en un lado del cuello donde debera notarle el pulso. Pas un momento y luego otro antes de que sintiera el ritmo regular de su corazn. Niels! Viva. Estaba all. Con ella. Y en cualquier momento llegara la patrulla que buscaba vctimas de naufragios. Niels, Niels. Me oyes? Desesperada, lo volvi y contempl aquel rostro amado. Iba sin afeitar, con una barba descuidada de cabello fuerte y negro. Pareca un lobo ms que nunca. Su Wolf, su querido lobo. Niels, tienes que levantarte. Viene una patrulla. Por favor!

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l apenas se movi. Amelia clav las rodillas en la arena y le pas un brazo por los hombros para tratar de incorporarlo. Aunque era una mujer fuerte, no logr movilizarlo. Al final, cada vez ms desesperada, hizo lo nico que se le ocurri. Agachada sobre la arena dorada, la princesa de kora le sujet el rostro con las manos y lo bes para despertarlo. Sus labios, fros, saban a sal. No le import. Movida por la pasin, lo bes con mayor intensidad insuflndole su propia vida. Niels se movi ligeramente. Amelia le bes los prpados, el pmulo, el cuello donde le palpitaba el pulso y, de nuevo, los labios, unos labios clidos y exigentes que tomaron los suyos con ganas mientras l la estrechaba con fuerza entre sus brazos. Amelia. Si aquello era el cielo, y desde luego lo pareca, deba de haber sido mucho ms bueno en su vida de lo que l crea. Eso, o que Dios era en verdad clemente. En cualquier caso, a Niels le pareci bien. Hubiera podido continuar con lo que estaba haciendo por el resto de la eternidad, salvo por el hecho de que Amelia se apart de su boca, lo mir desde arriba y lo urgi: Tenemos que irnos. Va a venir una patrulla. An no se haba recuperado lo bastante como para comprender de verdad lo que Amelia quera decir, pero capt su premura. Se agarr a ella y se puso torpemente en pie. El mundo se balanceaba y, por un momento, Niels crey que las piernas no lo sostendran, pero se oblig a mantenerse erguido y mir a su alrededor. El mundo de pesadilla que recordaba en el que el viento aullaba y el mar se alzaba ante l haba desaparecido. En su lugar apareca... El paraso? Estaba en una playa junto al mar brillante. Y la mujer que amaba estaba a su lado. Con todo, estaba respirando y cuanto ms lo pensaba, por improbable que se le antojara, ms se convenca de que segua vivo. Eso significaba que haba llegado a kora, el reino fortaleza situado ms all de las Columnas de Hrcules, el reino del mito y del misterio. Y si kora era real, tambin lo era Amelia. Estaba all con l y haba dicho algo de... una patrulla? Vamos lo apremi y empez a tirar de l playa arriba hasta un montn de rocas. Niels flaque, pero iba recobrando fuerzas con rapidez y se las arregl para mantenerse en pie con ella. A unos cincuenta metros del agua haba una gran roca que formaba una pantalla natural. La arena que haba tras ella estaba fra y hmeda. Niels se dej caer en ella y mir a Amelia fijamente. No puedo creer que ests aqu le dijo. Iba a decir lo mismo. La tormenta... De pronto se call, interrumpida por el repentino sonido de los casco de los caballos. No te muevas le indic y rpidamente sali de detrs de la roca. Niels oy que intercambiaban algunas palabras en una lengua que no conoca; deba de ser akorano. La patrulla consista en tres hombres que parecan conocer a Amelia y que hablaron con ella en un tono amistoso de respeto. Bien hecho.

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En cuanto se hubieron marchado, Amelia regres y se arrodill junto a Niels. Vern mi caballo. Si no hubiera salido a saludarlos, me habran buscado. Por qu estn aqu? Estn buscando a quien pueda haber naufragado por la tormenta. Este es uno de esos lugares a los que es ms probable que el agua arrastre a la gente. Y qu pasa cuando los encuentran? Niels estaba pensando en las viejas historias sobre que los extranjeros que llegaban a kora eran probablemente ejecutados. Nada terrible le asegur Amelia. Normalmente matiz. Niels esboz una media sonrisa a pesar del dolor. Se senta tan bien con Amelia! No crees que las autoridades estaran encantadas de verme? Digamos que hay algunas cosas que me preocupan. Niels, has venido solo? Amelia le preguntaba por Shadow. Niels asinti. Mi hermano est bien, pero lo convenc para que permaneciera en Londres. Necesita ms tiempo para recobrar fuerzas o, al menos, lo necesitaba. A estas alturas debera estar totalmente recuperado. Me alegro. Me refera a cualquier otra persona. No s, la flota americana? Y por qu demonios iba...? Mi to, el vanax, piensa que t pudiste creerte lo que Hawley dijo sobre que ramos los verdaderos responsables de lo que le ocurri al Defiant. Considera, por tanto, que podemos encontrarnos al borde de una guerra con Amrica. Tu to, el vanax, no podra estar ms equivocado. Amelia se ech a rer, aunque Niels no acertaba a saber si lo haca aliviada o sorprendida por su cruda respuesta. Entonces no le creste? El da que crea a un canalla del calibre de Hawley ser el da en que... Niels se call y se qued mirando a Amelia. Su silencio repentino provoc una mirada interrogante en ella. Niels sonri y contest: Dios mo, qu hermosa eres. No, no lo soy respondi ella en seguida. Mi madre y mi ta s lo son. Bellas mujeres, seguro; pero t, princesa, eres hermosa. Llevando sus palabras a la accin le pas la mano por todo el cuerpo y sabore cada palmo de ella. Es probable que la patrulla vuelva por aqu pronto? Con el tacto transmita lo que quera decir mejor que con las palabras. Niels! Amelia fingi sorprenderse, aunque estaba absolutamente encantada, tal y como dej bien claro poco despus al tumbarse a su lado. Te he echado de menos le dijo mientras le acariciaba el torso con un dedo. Pensaba zarpar para Inglaterra a pesar de que Atreus me haba dicho que no poda, pero entonces lleg la tormenta y...

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Que pensabas qu? Niels se volvi de un lado para poner a Amelia debajo de l. Y eso le cost toda la fuerza con la que contaba en aquel momento, aunque no dejara que ella lo supiera. Irme a Inglaterra. Nos separamos tan de repente y... Ir con quin? Pens que quiz poda convencer al capitn de algn barco xenos y... Ibas a escaparte as, confiando tu vida a unos extraos? Dios mo, Amelia, en qu estabas pensando? En ti le dijo antes de volver a besarlo. Niels se dio cuenta de que tratar de protegerla iba a costarle muchas canas; bien estaba. Lo acept como parte del precio de amar a una princesa. Y ya que hablaba de amar... All, sobre la arena fra y hmeda, cobijados por la sombra de la vieja roca, en la playa en forma de luna creciente, Niels atrajo a Amelia hacia s. Le dola cada centmetro del cuerpo por la sacudida de la tormenta y se senta completamente dbil, pero no importaba. Amelia sonri al levantarse por encima de l y ampli la sonrisa al retirarse la tnica. La visin de aquel cuerpo, perfecto a los ojos de Niels, le rob el aliento. Le envolvi los pechos con las manos en cuanto ella fue a desabrocharle el cinturn de los pantalones. Le cost porque estaba empapado y endurecido por la sal, pero no desisti. Liberado de la crcel de su ropa, Niels se sinti algo ms aliviado. Estaba duro como una piedra, ansioso por tener a Amelia. Y a punto estuvo de perder el control cuando ella agach la cabeza y lo acarici delicadamente con la punta de la lengua. Amelia volvi a tentarlo, tomndolo en la boca, movindose sobre l, atormentndolo. No caba duda, aquello era mil veces mejor que morir en una tormenta. En cualquier caso, no quera quedar deshonrado. Con cuidado, le levant a Amelia la cabeza y la gui hasta arriba mientras le daba un beso largo e intenso. Jugaron con las lenguas mientras ella se encaj suave mente en l. Al cabo de un rato, Amelia se levant, se apart la pesada trenza y se estir a sus anchas. Tienes idea de lo que me haces sentir cuando ests dentro de m, Niels? Tan potente, tan maravilloso... Volvi a moverse y Niels emiti un grito ahogado de placer y agarr a Amelia por las caderas. Tan bien continu ella antes de volver a resbalar en l para montarlo dulce y lentamente. A Niels le atravesaron el cuerpo oleadas de placer. Intent contenerse, de verdad lo intent, hasta que ella grit en voz baja y l not cmo se tensaban los msculos internos de Amelia anunciando su liberacin. Fue entonces cuando Wolf el Lobo se rindi a una tormenta de carcter bien distinto, que reportaba no la muerte sino la vida.

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Durmieron, aunque no mucho rato, o eso le pareci a Niels cuando se separ de Amelia y, despus de ponerse la ropa, camin de vuelta a la playa. Se protegi los ojos del sol y contempl la lnea curva que trazaba la orilla y el mar brillante que se extenda tras ella. Dios mo, aquello era precioso. No recordaba haber visto algn sitio ms hermoso. Era evidente por qu la gente haba pensado que kora era ms parte de una leyenda que una realidad. Tambin era el hogar de Amelia, el que ella amaba tanto como quera a su familia. A esa familia a la que tendra que conocer no dentro de mucho. Sospechaba que habra quienes lo veran como un enemigo potencial, tambin posiblemente como el saqueador de su querida princesa, un americano mal educado y sin linaje alguno. Desde luego, no crea que lo fueran a acoger con los brazos abiertos. Afortunadamente a l le gustaban los retos! Despert con delicadeza a Amelia y esboz una sonrisa cuando ella le correspondi el gesto incluso antes de abrir los ojos. Estir los brazos para abrazarlo y musit: Niels, ests aqu de verdad. Lo estoy, princesa, aunque no debera. Al menos, no as, contigo. Amelia no lo neg. Niels se haba dado cuenta de lo profundamente preocupada que estaba por evitar que la patrulla lo encontrara. Podramos volver a Inglaterra propuso ella sin estar demasiado segura. Cmo? El bote en el que vine es ahora un montn de astillas, y, adems, sa no es la forma de convencer a tu familia de que me acepte. Tienes razn. Ya lo s. Se puso de pie y sacudi la arena de la tnica antes de volver a ponrsela. Levant la cabeza y mir a Niels con orgullo. Venga, vamos lo urgi. Amelia estaba tan guapa all de pie baada por la luz del sol que a Niels le cost concentrarse en lo que le deca y mucho ms concentrarse en el problema al que se enfrentaban. Hizo un esfuerzo y recuper la atencin. Adnde? Al palacio. Al palacio. Vaya, claro, una princesa tena que vivir en un palacio. Ve t. Yo ir despus. Cuando ella lo mir sorprendida, l aadi : No te ras, estoy tratando de ser discreto. Amelia s se rio, aunque slo un poco. Niels Wolfson, el diplomtico. Soy nuevo en esto, lo reconozco, pero creo que ya es hora de probarlo. Amelia dud un momento antes de tocarle la mano con dulzura. Est bien, pero no te pierdas. No lo har. Cuando ella caminaba ya playa arriba, lejos de l, a Niels le vino una idea a la cabeza y la llam: Amelia, y dnde est el palacio? Ella se volvi sin apartar de l la mirada.

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Sigue el camino. No tiene prdida. Poco despus, Niels vio un caballo y a su jinete pararse en la colina situada al final de la playa, mirar un momento hacia donde l se encontraba y luego marcharse.

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Niels camin, primero despacio porque an se senta dbil y luego cada vez con ms energa. Puede que estuviera encaminndose hacia la reunin ms importante de su vida y de la que dependa todo su futuro, pero aquello no le hizo perder detalle de lo que lo rodeaba. As que aquello era kora. Le pareca fascinante y no slo porque tuviera mucho que ver con Amelia. Objetivamente kora era un lugar precioso. Camin un kilmetro y medio o ms desde la playa antes de ver los primeros signos de vida humana. Divis una pequea casa blanca encajada en la ladera de la colina y un rebao de ovejas disperso por unos pastos cercanos. Haba tambin una mujer en el jardn que creca delante de la casa. Al acercarse Niels, ella se irgui y l pudo verla mejor. Luca una piel de color caramelo y llevaba el cabello de bano recogido en una trenza perfecta. La mujer frunci el ceo ligeramente al darse cuenta, se acerc corriendo a la verja del jardn y la abri. Acaba de llegar, verdad? pregunt algo vacilante como si no estuviera segura de que l fuera a entenderla. Pero s la entendi, pues la mujer se haba dirigido a l en ingls, un ingls con un claro e indudable acento americano. A pesar del rumor, al que Amelia le haba restado importancia de todos modos, sobre que los akoranos asesinaban a los xenos lo bastante desafortunados como para acabar arribando a sus orillas, la mujer que Niels vea pareca llena de vida. Sintese le indic mientras lo guiaba hasta un banco situado cerca de la puerta de entrada. Le traer algo de agua. Est herido? Necesita una curandera? Me encuentro bien, seora, pero le agradecera mucho que me diera algo de beber. Cuando volvi, Niels se bebi la copa de un trago y se la entreg para que se la rellenara. En cuanto hubo saciado su sed, mir a su alrededor pensativo. Este sitio es precioso. La mujer entorn sus ojos entre marrones y dorados, y sonri. A m me gusta. Soy Elizabeth Johnson, por cierto. Y usted es...? Niels Wolfson, seora. Le importa si le pregunto cunto tiempo lleva aqu? Har cinco aos el mes que viene. Ha odo hablar del navo Northern Star? El nombre le sonaba. Era un barco de pasajeros que se diriga a Inglaterra pero que nunca lleg a su destino. Nunca se supo qu haba sido de l.

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Qu ocurri? pregunt Niels. Lo mismo que debi de sucederle a usted anoche. Nos topamos con una terrible tormenta. Pens que no volvera a ver un nuevo da, y hubo para quienes as fue, que en paz descansen. Yo, en cambio, tuve suerte, como todos los que tambin arribaron aqu. Para tranquilizarlo, aadi: Usted tambin la tendr. Niels pens en lo que le esperaba en el palacio real de Ilin. Confo en ello. Qu hace la gente cuando llega? Ir al palacio. Es un lugar tranquilo y es donde tiene lugar todo. Si lo desea, puede llevarse mi caballo y mi carromato. Cuando Niels la mir sin dar crdito, ella volvi a sonrer. Ya ver que aqu la gente es generosa, seor Wolfson, y confiada. Se han organizado mejor que los dems en otros sitios. Esa es una de las razones por las que decid quedarme. Este es un lugar extrao del que vale la pena formar parte y que merece protegerse. Conversaron un poco ms antes de que Niels se levantara y le diera las gracias por su hospitalidad. Elizabeth Johnson lo acompa hasta el camino y se cercior de que parta en la direccin correcta. Niels volvi la vista atrs y se despidi con la mano alegremente. Un poco ms adelante, Niels se encontr con otra casa, y luego con un pequeo grupo de ellas. No haba nadie por ah, probablemente porque se haban marchado a trabajar los frtiles campos y los huertos que vea all donde miraba. Al girar el camino, Niels se top con un hombre. Era joven, alto y de anchas espaldas; tena el cabello rubio oscuro. Haca algo con un palo, que trataba de mantener en pie mientras consultaba un instrumento que llevaba adjunto. El hombre vio a Niels acercarse y habl. Disculpe respondi Niels, no hablo akorano. No se preocupe contest el hombre en un perfecto ingls. Podra echarme una mano? Claro. Niels abandon el camino y se uni al hombre al pie de la colina. Sujete esto, por favor le pidi sealando el palo. Niels hizo lo que le indicaba y mantuvo recto el palo mientras el hombre acababa de tomar medidas. Cuando hubo acabado, se irgui y asinti. Gracias. Normalmente funciona con una persona, pero el terreno aqu es muy irregular. Me est costando mucho obtener medidas fiables. De qu? El hombre dud. Algo en l le resultaba familiar, aunque Niels no saba decir qu era. Estaba all, en kora, pero hablaba como un aristcrata ingls que Niels poda haberse encontrado en Londres. Con todo, Niels estaba seguro de que no lo haba visto antes. Slo el suelo. No pareci inclinado a hablar ms sobre el tema, pero le tendi la mano a modo de saludo. Gavin Hawkforte. Es posible que acabe de llegar? S, eso es. Hawkforte? Entonces at cabos, el parecido era con el hombre que haba conocido en Boswick: Royce, el conde de Hawkforte, el condado conocido

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como escudo de Inglaterra. El joven tena los mismos ojos profundos color avellana y la misma nariz afilada. La boca, en cambio, era diferente, ms parecida a la de su madre akorana, la princesa Kassandra. Iba vestido con una sencilla tnica y con unas sandalias, y mostraba unas extremidades muy musculosas. Luca una piel muy bronceada, lo que daba a entender que pasaba mucho tiempo al aire libre. Eres el heredero de Hawkforte, verdad? Se equivocaba o Gavin frunca un poco el ceo? Aun as, le respondi. S, supongo que s. Y usted es...? Era en aquel momento o nunca. Niels Wolfson. Voy a casarme con su prima, Amelia. Gavin lo mir de arriba abajo con verdadero inters. De verdad? Y Melly lo sabe? Digamos que tiene importantes razones para sospecharlo. Ya veo... Lleg ayer por la noche, con la tormenta? Cuando Niels asinti, Gavin silb un poco. Debe de ser un marinero muy bueno. Por qu dice eso? Est vivo. Mire, yo puedo dar por terminado lo que haca aqu. Y usted puede ponerse ropa limpia y probablemente tomar algo de comer antes de conocer al resto de la familia. Gracias. Mientras caminaban por el camino, Niels le coment: Ya he conocido a algunos de ellos en Londres, tambin a sus padres. Y qu lo llev a Londres? Estaba buscando a alguien. Y lo encontr? S. Ya he acabado lo que haba ido a hacer all. Gavin sonri. De pronto ofreci un aspecto ms joven, ms relajado y despreocupado, lo que llev en cambio a Niels a darse cuenta de lo preocupado y concentrado que haba estado mientras tomaba las medidas de las que no quera hablar. Mejor as dijo Gavin. Imagino que MelIy no le va a dejar mucho tiempo libre para distracciones. Rindindose a la tentacin de hablar de la mujer que amaba, Niels pregunt. Crecieron juntos, no? Gavin asinti. En Hawkforte y en Boswick, en Londres y, por supuesto, aqu en kora. A todos nosotros nos separan unos pocos aos, as que siempre nos hemos llevado bien. Tiene ms hermanos? Tengo un hermano ms pequeo y dos hermanas. Y usted? Un hermano. Reconozco que su familia es un poco... Niels buscaba una palabra diplomtica cuando Gavin se le adelant. Abrumadora? Se acostumbrar. Niels pensaba que era probable que as fuera cuando doblaron el recodo del camino y se detuvieron de pronto. Ante ellos se extenda un puerto que reluca bajo el sol y desde el que creca una ciudad como l nunca haba visto jams. Las calles delineadas por hileras de flores

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quedaban flanqueadas por casas esbeltas de colores crema, rojizos, azules y verdes. Haba carros y carromatos que iban y venan por las carreteras, aunque al fijarse, Niels vio aparecer un vehculo de otro tipo. Sinti de pronto que contemplaba una estampa de otro tiempo, o quiz una que se haba conservado tan bien que el pasado y el presente se fundan hasta confundirse. Es eso una cuadriga? S. Aqu las carreras de cuadrigas son un deporte muy popular. No me importara probarlo. Niels pensaba en cmo sera volar sobre el suelo sin limitacin alguna mientras observaba la cuadriga avanzar por el camino, ascender hacia lo que parecan unas amplias puertas de piedra y desaparecer tras ellas... A Niels se le escap un prolongado silbido. Gavin se ech a rer. Eso lo resume bastante bien. Con dificultad, Niels se oblig a apartar la vista de la vasta extensin de edificios que dominaban la plana cima de la colina. Eso es el palacio? El mismo. El edificio data de hace unos tres mil aos; no se ha derribado nada, slo se le han hecho aadidos. Hay quienes dicen que es un laberinto y no les falta razn, aunque con un poco de ayuda uno se orienta. S, y con un reguero de migas de pan. Sabe que hay gente que an piensa que kora es una sociedad primitiva? A veces viene bien que te subestimen. Niels no tena nada que rebatir. l haba representado su papel de oriundo de Kentucky en una o dos ocasiones cuando quera confundir a un contrincante. Al pasar entre las dos leonas de piedra gemelas que flanqueaban la amplia entrada, cada una de la altura de unos seis hombres, uno encima de otro, Gavin levant el brazo y toc la pata trasera de una de las estatuas. Es una tradicin akorana explic; trae buena suerte. Quiz debera tocarla yo tambin. Continuaron por el enorme patio en el que parecan haberse congregado miles de personas sin ninguna razn aparente. Haba por ah tanto hombres como mujeres que charlaban o caminaban apresurados de un lado a otro. Se celebra algn acontecimiento especial hoy aqu? En absoluto. El palacio es el lugar donde se rene todo el mundo. Los nobles vienen a ver y a dejarse ver, a vigilar al vanax, etctera. Los mercaderes vienen a comerciar con el palacio y entre ellos. Los inversores y los que buscan capital tambin vienen. La fbrica de monedas se encuentra aqu y se cierran muchos negocios en las salas colindantes. Siempre parece que hay reuniones del Consejo del tipo que sea, y quienquiera que est interesado puede asistir. Los estudiosos vienen a la biblioteca y los astrnomos, que ahora duermen, vienen porque hay observatorios en el tejado; los artistas, porque el vanax tambin lo es y l los estimula con frecuentes exposiciones de sus obras.

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Tambin expone las suyas propias? pregunt Niels, que trataba de asimilarlo todo. La verdad es que no. El to Atreus se muestra muy reacio a mostrar su propio arte, aunque tengo que decir que es magnfico. En cualquier caso, hoy parece un da tranquilo. Niels deba creerlo. No recordaba haber visto a tanta gente junta para algo que no estuviera relacionado con un desfile militar, unos fuegos artificiales o grandes cantidades de whisky. El patio quedaba enmarcado en tres de sus lados por el palacio. Unas columnas de brillantes tonos rojo, amarillo y naranja sostenan tres pisos que culminaban en una cubierta de tejas azules. Los muros exteriores eran de un blanco total salvo por las decoraciones de formas geomtricas. Por debajo del alero del tejado sobresalan cuernos esculpidos. Una amplia escalinata ascenda hasta las inmensas puertas dobles que estaban abiertas. Por aqu le indic Gavin, que no llev a Niels por lo que era sin duda la entrada principal del palacio, sino por debajo de una columnata y hasta otra escalera, por la que ascendieron hasta un ala en la que reinaba el silencio. Aqu estn los aposentos de la familia explic. Aunque se considera que el palacio pertenece al pueblo de kora, nadie entra en esta parte. Abri una puerta tallada y dej pasar a Niels. La estancia a la que accedieron era espaciosa y estaba poco amueblada, si bien con elegancia. Sobre una mesa larga situada cerca de las ventanas que daban al puerto haba una coleccin de instrumentos cientficos y de papeles desparramados. Puede baarse ah le dijo Gavin, que sealaba otra puerta. Ir a buscarle algo de ropa. Al cabo de una media hora o as, Gavin lo llam. Va todo bien? Niels, que se deleitaba debajo de un chorro de agua humeante que haba provocado jugando con una vlvula que sala de un espacio alicatado, abri los ojos. S respondi, es slo que estoy disfrutando de cmo ustedes, tan primitivos, se lavan aqu. Gavin se ech a rer mientras abra la puerta y le dejaba la ropa sobre un bal de madera. Tiene material para afeitarse junto al lavabo. Niels apareci poco despus recin afeitado y vestido con unos pantalones y una camisa que le quedaban bien, lo que no era de extraar dado que l y Gavin parecan ser de la misma talla. Se haba secado el pelo con la toalla y se lo haba peinado con los dedos, aunque saba que le vendra bien un corte. Aquello tendra que esperar. Lo haba retrasado todo lo que haba podido. Aun as, tard unos minutos en abalanzarse sobre la limonada, el pan recin hecho, las lonchas de jamn y el corte de queso que Gavin le haba preparado. Una vez hubo recuperado sus fuerzas, se arm de valor. Ser mejor que haga lo que he venido a hacer. Gavin asinti. Pareca divertido aunque comprensivo.

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Por aqu le dijo. Y condujo a Niels por un amplio pasillo y un tramo de escaleras curvas, a lo largo de ms salones y por varias antecmaras hasta que llegaron al saln del trono. En el punto culminante estaba situado un inmenso sitial esculpido en granito negro que dominaba la sala desde el extremo opuesto. Armonizaba con el hombre que lo ocupaba, con las manos sobre los brazos de piedra esculpidos con forma de garras de len. Haba varios hombres de pie cerca del trono. Cuando Niels y Gavin entraron, el vanax dirigi unas palabras a sus acompaantes que, tras lanzar varias miradas hacia donde ellos se encontraban, se marcharon por una puerta lateral. Slo recuerde le dijo Gavin alegremente que Atreus quiere a Amelia como si fuera su propia hija. Y tras darle una amistosa palmadita en la espalda que habra tumbado a un hombre menos fornido, Gavin se retir. Solo como estaba, Niels acort la gran distancia que lo separaba del trono y avanz hacia el gobernante que lo esperaba. Atreus poda ser un artista, pero ofreca el aspecto de un guerrero: peligroso, alerta y no precisamente paciente. Sin ms prembulos, el vanax de kora dijo: La patrulla vio dos pares de huellas en la playa. Aquello era impresionante. Mientras otorgaba el mrito a quien corresponda, Niels respondi. Yo soy el nico responsable, seor. Amelia no tiene la culpa de nada. La protege, seor Wolfson? S. Y eso es exactamente lo que pretendo hacer durante el resto de mi vida. En lugar de responder, Atreus mir por encima del hombro de Niels, hacia la puerta. Siento curiosidad por saber qu opina mi sobrina sobre eso. Niels se volvi y vio que Amelia, ruborizada, entraba a grandes pasos en el saln del trono. En lugar de la tnica blanca que haba llevado en la playa, durante algn rato al menos, luca ahora una de un azul oscuro que a Niels le pareci que le sentaba muy bien. Su aparicin hizo que su real to arqueara una ceja. Anuncias algo, querida? Amelia se detuvo junto a Niels, alarg el brazo y le dio la mano. S. Ante la perpleja mirada de Niels, el vanax de kora explic, amable: En kora, las vrgenes visten de blanco. No habamos hablado de diplomacia, cielo? mascull Niels. Seor Wolfson dijo el vanax, usted rapt a mi sobrina y fingi su rescate para acceder a nuestro crculo familiar. Aunque no era una pregunta, Niels respondi igualmente. S, seor, lo hice. Usted contempl seriamente la posibilidad de que furamos culpables de un acto de guerra contra su pas. As es.

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Involucr a Amelia en su conflicto con lord Simon Hawley, lo que casi la lleva a la muerte. Fue mi propia tozudez la que me hizo toparme con Hawley intervino Amelia. Aun as continu su to: quieres a este hombre a pesar de todo lo que te ha hecho? Amelia apret la mano de Niels con ms fuerza. Despacio si bien con firmeza, la princesa de kora respondi: No, to, lo quiero precisamente por todo lo que ha hecho. Niels es un hombre valiente y honrado. Nunca ha dejado de respetar los valores que tambin nosotros abrazamos. En toda su dura vida, Niels haba recibido muchos elogios, algunos de hombres que se sentan verdaderamente agradecidos por su trabajo, y otros muchos de quienes slo deseaban obtener su favor. Nunca, sin embargo, nadie haba dicho algo que le hubiera llegado tan hondo. El hombre al que otros llamaban Wolf el Lobo, el hombre que haba escuchado el viento fro del invierno soplar en su alma, supo que ya nunca estara solo. Sin apartar los ojos de ellos, Atreus dijo: Posees un extrao don, sobrina, el de saber lo que se esconde en el corazn de los dems. Eso es verdad; pero no me hace falta ningn don para saber lo que alberga Niels en su corazn o yo en el mo. El vanax de kora se puso de pie. Abandon su trono y cruz la estancia hasta donde estaban ellos. Suaviz la expresin del rostro al mirar a su sobrina, y dirigindose a Niels le dijo: Cudela, seor Wolfson; cudela bien. Amelia dio un pequeo salto de alegra y abraz a su to. Niels luchaba por contener las tremendas ansias que senta por hacer lo mismo, cuando mir por casualidad hacia la puerta lateral. Shadow le devolvi la sonrisa. Un Shadow que pareca totalmente en forma y recuperado. Los barcos akoranos son maravillosos le inform su hermano cuando hubo caminado la distancia que los se paraba, rpidos y cmodos. Luego, como si se le hubiera ocurrido despus, le pregunt: Qu tal tu viaje? Niels disimul su perplejidad y respondi. Bien, bien. Estupendo. Y qu me dices de la tormenta de anoche? Nosotros la evitamos, pero pens que t podras habrtela encontrado. Qu diantres haces aqu, Shadow? Le suger que nos acompaara explic el prncipe Alexandros, que se acercaba a abrazar a su hija. En cuanto supimos que vena haca aqu, seor Wolfson, ya no quedaron razones que nos retuvieran por ms tiempo en Inglaterra. Cuando me dej marchar, contaba con que vendra a por Amelia. La idea lo dej atnito, pero su aparicin haca inevitable aquella conclusin. Alex se encogi de hombros como si todo fuera muy obvio.

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Si la mereca, lo hara. Y aquello, segn pareca, bastaba. Salvo que aquella noche, cuando la familia se sent para cenar en una estancia alegre e informal, iluminada por afiladas velas y por la luz de la luna al mismo tiempo, el que pronto se convertira en el padre de la novia sac otro tema. Por cierto, Niels le dijo Alex ya en un trato familiar, hay algo que llevo tiempo queriendo preguntarte. Es evidente que eres un hombre con recursos, pero la fuente de tu fortuna resulta algo incierta. Pareca una pregunta razonable por parte de quien haba accedido a entregarle la mano de su hija. Me ca en una mina de oro contest Niels. Es una expresin americana? pregunt Amelia. Y como le gustaban mucho las novelas por fascculos, se le ilumin la cara con una nueva idea. La gan en una partida de cartas? Shadow se ech a rer mientras Niels negaba con la cabeza. No, no; me ca por un agujero que haba en el suelo, probablemente una excavacin minera de cientos o incluso miles de aos de antigedad. Mientras esperaba a que Shadow viniera a rescatarme, vi algo que brillaba y me di cuenta de que estaba contemplando una veta de oro ms ancha que mi propia altura. Cuntos aos tenas? pregunt Joanna. Quince. Y te las arreglaste para apropiarte de una mina de oro a esa edad? pregunt Gavin. Debi de haber ms de uno que tratara de arrebatrtela. Lo intentaron confirm Shadow con serenidad, pero fueron desanimados de inmediato. Los akoranos parecieron aprobar aquello. Todos sonrean cuando Joanna dijo: Vamos a echarte de menos, Amelia. Atreus se aclar la garganta. S, bueno, en cuanto a eso, Alex y yo hemos estado hablando. Quiz ha llegado el momento de que kora entable relaciones diplomticas con un selecto grupo de pases, no muchos, slo unos pocos. Estados Unidos se encontrara, por supuesto, entre ellos. Eso requerira un intercambio de embajadores. Andreas ha manifestado su inters por ser destinado a Washington y yo estoy de acuerdo. Con tu permiso, Niels, le sugerir a tu presidente que eres la persona indicada para representar aqu a Estados Unidos. Gracias, seor respondi Niels, mientras empezaba a imaginarse ya la extraordinaria oportunidad que se le presentaba. Puede que no fuera lo que alguien llamara un diplomtico nato, pero se esforzara y aprendera. Y eso le dijo a Amelia cuando caminaban solos algo ms tarde por la terraza que daba al mar. Bueno, habremos de pasar algn tiempo en Washington le dijo Niels, y tengo algunos inmuebles en propiedad en Nueva York que me gustara seguir supervisando, pero viviremos aqu la mayor parte del ao.

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ste continuar siendo tu hogar, cario. La mujer que haba nacido princesa se volvi para encontrarse en los brazos del hombre que amaba. Se puso de espaldas al mar y a las islas que la luna baaba con su luz y que brillaban sobre el agua, y mir a Niels a los ojos. Tambin ser el tuyo, aqu y all donde nos encontremos. El Lobo asinti. Atrajo a Amelia hacia si y la abraz con ternura. Sobre ellos, las estrellas iban desapareciendo y un nuevo da esperaba para nacer. En la orilla que haba bajo el palacio, un hombre caminaba por la ribera del mar Interior. Gavin se notaba cansado, feliz por su prima, por supuesto, si bien incapaz de sacudirse la preocupacin que albergaba y que creca en l cada mes que pasaba. Si sus clculos eran correctos... La respuesta a si lo eran o no se encontraba all, en el tro de pequeas islas que constituan los nicos restos visibles del volcn que haba destruido kora haca tres mil aos. Necesitaba ir all y tomar ms medidas para descubrir, como esperaba, que se equivocaba. Las islas parecan atraerlo, una de ellas en particular: Deimos, cuyo nombre sealaba un lugar que temer. Nunca haba estado all. Nadie se acercaba a esa isla aunque haba muchas historias sobre ella. En los ltimos meses se haba convertido para l en un lugar fascinante, con el que haba soado ms de una vez. Senta una atraccin irrefrenable hacia ese lugar. Con todo, pronto ira all y encontrara... La luz de la luna brillaba sobre la playa como siempre haca en esas noches en las que la soledad pareca engullirla. A aquellas alturas ya debera estar acostumbrada, ella que viva apartada de todo por eleccin y por necesidad. Aunque no por mucho tiempo. Pronto tendra que atravesar la estela de la luna que llevaba a la ciudad que rehua, para contarle lo que saba a la gente que tema. La sola idea la aterraba y an haba algo ms: albergaba la extraa sensacin de que un destino que no alcanzaba a ver la atraa irremediablemente. Se puso de pie, todo lo alta y espigada que era, dej que las olas le besaran los pies desnudos y mir por encima del mar oscuro. Por un instante, inexplicablemente, le pareci como si su mirada rozara la de otra persona. La sensacin se desvaneci en cuanto desvi la vista, pero el recuerdo permaneci alterando su soledad. Como una promesa.

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RESEA BIBLIOGRFICA
JOSIE LITTON.
Josie Litton naci en 1951 y se cri en New York proviene de una familia de escritores (cuarta generacin) siendo su propio padre reportero por lo que ella nunca se imagino ser otra cosa, actualmente vive en Nueva Inglaterra (Estados Unidos) con su marido, sus hijos adolescentes y sus mascotas, aunque su imaginacin puede encontrarse en el Londres del siglo XIX o en la Noruega del siglo IX. Una de sus pasatiempos preferidos es cocinar y ha tomado clases en el Instituto Culinario de Amrica enfocndose en la comida asitica que por supuesto es su favorita. Es una prolfica autora que ha escrito decenas de libros bajo diferentes seudnimos, como por ejemplo Maura Seger, Jenny Bates, Sara Jennings, Anne MacNeil o Laurel Winslow. En 1983 gan el premio Rita a la mejor novela romntica por Defiant Love.

FONTANA DE SUEOS.
Bonita, leal y tenaz como lo fueron sus padres antes que ella, Amelia Darcourt no est en absoluto preparada para el irresistible visitante americano de su familia. El guapo joven no solo es un digno rival para su ingenio, sino tambin para su corazn. Pero Amelia acaba de descubrir que la atraccin es mutua cuando se entera de un secreto que podra destruir su felicidad. Acaso el hombre que tanto la atrae podra tener un motivo oculto para corresponder a sus sentimientos? Un motivo relacionado con la amada isla cuya sangre maldita corre por sus venas?

TRILOGA FONTANA.
1. Fountain of Dreams (2003) Fontana de sueos (2010) 2. Fountain of Secrets (2003) Fontana de secretos (2010) 3. Fountain of Fire (2003) Fontana de fuego (2010)

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Ttulo original: Fountain of Dreams. Josie Litton, 2003

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por la traduccin, Berta Melier, 2010. Editorial Planeta, S.A., 2010, Barcelona. Diseo de la coleccin: Laura Cornelias / Departamento de Diseo. Divisin Editorial del Grupo Planeta Ilustracin de la cubierta: Bogna Kuczerawy Primera edicin en Coleccin Booket: febrero de 2010. Depsito legal: B. 1.777-2010. ISBN: 978-84-08-09027-4.

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