Imaginario Social.s 021
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Resumen: S-021
UNIVERSIDAD NACIONAL DEL NORDEST E Comunicaciones Cientficas y Tecnolgicas 2005 sociedades necesita de algn tipo de legitimacin que le ser proporcionado por alguna forma de reconocimiento social (M. Weber, 1969: 170). Esa forma es la obediencia a los mandatos, producindose entonces la paradoja de que slo alguna instancia tiene poder si otra, que se supone por principio desprovista de poder, la reconoce como poderosa a travs de la sumisin. De aqu que Michel Foucault tratara de reducir la cuestin del poder al ejercicio del poder, slo se tiene poder si se ejercita, si ego consigue que alter realice lo que ego manda (M. Foucault, 1978: 83). Las formas democrticas de legitimacin del poder se han debilitado porque en la postmodernidad el referente supuesto, la realidad nica que construye el espacio del poder como isomrfico, ha entrado en cuestin. Ya no hay una entidad, teolgica o filosfica, que defina como nica la realidad. El complejo entramado del poder, en las sociedades policontexturales, se constituye por la pugna entre distintas instancias: el Estado, el mercado, los medios. Todas ellas tendrn poder slo en tanto y en cuanto logren definir como reales determinados aspectos de su mbito de competencia y obtener as una confianza reductora de la complejidad. Los mecanismos (o dispositivos) de construccin de esa relacin de confianza y por tanto de aceptacin de algo como real son los denominados Imaginarios Sociales, en tanto esquemas, construidos socialmente, que nos permiten percibir algo como real, explicarlo e intervenir operativamente en lo que en cada sistema social se considere como realidad (J. L. Pintos, 1994: 571-572). Por su parte, asumimos a las representaciones sociales como una forma de conocimiento particular socialmente elaborado, que constituye el saber de sentido comn de un grupo o sociedad y que opera como gua y orientador del comportamiento (Jodelet, 1986). En este marco, el presente artculo expone resultados preliminares de una investigacin conjunta entre la Universidad de Santiago de Compostela y la UNNE, cuyo propsito es avanzar en el proceso de reconstruccin de sentidos del accionar de la poblacin en el espacio pblico, develando los distintos significados que las nociones de justicia, derechos y ciudadana adquieren actualmente, especialmente, en relacin al papel del Estado como garante del sistema de relaciones sociales. En este caso se analiza la produccin discursiva de un grupos de adultos hombres y mujeres en la ciudad de Corrientes. Metodologa: Para la construccin de la informacin se recurri a estrategias de tipo cualitativo, especficamente el grupo de discusin, dichos grupos fueron organizados mediante un muestreo terico tomando como criterio la pertenencia social, definida en trminos de niveles de acceso al trabajo productivo, la educacin, la salud, la cultura y el consumo. La caracterstica de tales estrategias metodolgicas es la libertad con que los sujetos se expresan, en este caso lo hicieron a partir de la siguiente consigna propuesta por el coordinador: la Argentina vive cambios traumticos; proponemos que durante 90 minutos y a partir de su propia experiencia ustedes reflexionen sobre cmo vemos las cosas en este contexto. Teniendo como marco los lineamientos del anlisis del discurso, se busc identificar los sistemas de categoras que lo organizan. Anlisis y resultados: La produccin discursiva del grupo se inicia, as, desde la idea de la crisis producida en Argentina en diciembre del ao 2001. La misma es significada como crisis moral de transpolacin de valores y desaparicin de las normas jurdicas. Los ejes organizadores fueron los siguientes: los caminos de la crisis; ciudadana y recuperacin democrtica; imagen del buen ciudadano. a) Los caminos de la crisis: Esta crisis tiene su origen en el largo periodo de los aos 90, identificando a la clase media como el principal actor social perjudicado, como consecuencia de la accin de los nuevos grupos de poder econmico. Tenemos una historia que se repite en cuanto a incautar los ahorros de la gente. La crisis actual empieza cuando nos vuelven a meter la mano en el bolsillo para sacarnos lo que la gente ahorr durante mucho tiempo. La crisis es fundamentalmente crisis econmica, determinada por la falta de empleo, circunstancia que incide adems en las formas de organizacin social: En la dcada del 90, cuando la mujer sale a trabajar debido a que el hombre pierde el empleo, el hombre pasa a hacer el trabajo de la mujer. All se desnaturalizan las funciones de la familia. De un plumazo parecen haberse modificado los fundamentos de una sociedad que se haba organizado bajo la forma de un proveedor hombre y un cuidador mujer, y en la que la identidad y la pertenencia social estaban dadas por el trabajo. Esta situacin parece poner en cuestin un orden social naturalizado que ha asignado determinadas funciones a unos y otras y que resulta invalidado. En general se advierte un tono de cuestionamiento moral que coincide con esta idea de orden trasgredido Vivamos de fantasas, sin pensar que el consumo desenfrenado, iba destruyendo el aparato productivo. la crisis es de la familia: el padre lideraba econmicamente a los hijos, el almuerzo o la cena eran el momento de encuentro familiar. En congruencia con esta idea que vincula la crisis al cambio en las costumbres y valores, la salida slo puede pensarse en trminos de recuperacin de la moral y tales valores, incluyendo la recuperacin del valor trabajo:
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UNIVERSIDAD NACIONAL DEL NORDEST E Comunicaciones Cientficas y Tecnolgicas 2005 Los caminos de salida se relacionan con lo econmico y con lo moral. . recuperacin de la moral del pueblo argentino; temas pendientes: justicia, seguridad social. Hay un sector de la sociedad que no puede salir, hasta que no haya financiamiento para generar empleo. Al mismo tiempo, hay una fuerte acusacin a la clase poltica, que contina con la misma metodologa, a pesar de la difundida demanda de que se vayan todos, . la accin poltica incide a tal punto que podemos perder lo que hemos hecho en aos de trabajo. .Ante la posibilidad de emprender nuevas actividades econmicas, presentar proyectos, la gente tiene desconfianza que entren a jugar factores de amiguismo. Todava tiene peso la bandera poltica de cada uno: voy a apoyar al que me favorece y desmerecer al opositor por ms que est haciendo bien las cosas. En Corrientes se daba histricamente una aceptacin resignada ante la manipulacin de la prensa, al servicio de los polticos. Esta situacin era contrastada a nivel nacional, donde se visualizaba mayor objetividad y responsabilidad de los medios. Pero ahora la desinformacin se generaliza a todos los mbitos: ya no puede pensarse en una prensa nacional independiente. Otro aspecto significativo es la idea subyacente que los que estn en crisis es por su propia incapacidad: Uno sale de la crisis porque no cuenta ms con el Estado, sino con uno mismo. Nos adaptamos y salimos como podemos. La gente que no sale es la que no tiene educacin, est siempre esperando el subsidio del Estado, no sabe salir por s misma. Detrs de la idea anterior, se infiere que la accin poltica no tiene incidencia en las personas educadas. Otra idea fuerte es la falta de previsibilidad del futuro: Los jvenes de hoy no tienen proyecto de vida: los profesionales no pueden desarrollar su carrera, y los que no la tienen estn excluidos. b) Ciudadana y recuperacin democrtica: Esta crtica situacin remite directamente a los alcances de la ciudadana. La falta de equidad e igualdad y la corrupcin, limitan la posibilidad de ejercicio de los propios derechos y nuevamente, referencia a la prdida de la cultura del trabajo -resultado de una poltica definida como prebendaria-, construyen una visin desvalorizante del otro recluido en la pasividad: La posibilidad de contar con subsidios es lo que determina el comportamiento de los ciudadanos. Algunas posiciones ms crticas en el grupo se orientan a analizar el contexto local, que aparece diferenciado del resto del pas. Fundamentalmente, debido a la continuidad de los dirigentes polticos que actuaron durante la dictadura pero en su mayora, aunque sin asumir las posibilidades de la propia intervencin en tanto ciudadanos en el juego poltico o en la transcurrir de la sociedad: Provincia de partidos locales, de punteros polticos que nos mantienen como a la peonada; por eso manejaban las opiniones de la gente, lo que explica que no haya habido protestas durante la dictadura, salvo el movimiento estudiantil que tuvo muertos. Ello no impide que algunos estn en condiciones de hacerse cargo de tal situacin, en el sentido de asuncin de responsabilidades: Los dirigentes son generados por una sociedad acomodaticia, no son inmorales sino emergentes de la sociedad. Subyace en este discurso una idea de impotencia del hombre comn frente a quienes detentan el poder, considerado como discrecional y funcionando de espaldas a la gente: Es necesario modificar el sistema poltico. Este est conformado para que los sectores de poder hagan lo que les conviene. En la prctica una vez instalados los nuevos gobernantes dejan de lado las promesas. No responden a los intereses de los ciudadanos sino a su propio beneficio e intenciones. Toman decisiones de espaldas al pueblo. La discrecionalidad y el distanciamiento de los polticos, y la falta de socialidad, crean la necesidad de organizar la sociedad civil: No estamos juntos participando, pensando algo productivo. Debemos organizarnos como en Europa, desde las ONG para adquirir poder ciudadano. En Corrientes las ONGs son co-optadas por los sectores polticos. En la prctica, la Red de ONGs no hizo nada. Este reconocimiento remite nuevamente a la crisis moral y de valores: La familia es donde se cocina esto: con pautas de conducta que estimulan la competencia (en el sentido negativo de la idea) nunca vamos a conseguir una buena nueva generacin. Propongo que se cree una institucin que integre las funciones de la familia y la escuela como colaboradores en la formacin de la nueva generacin.
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UNIVERSIDAD NACIONAL DEL NORDEST E Comunicaciones Cientficas y Tecnolgicas 2005 c) Imagen del buen ciudadano: La definicin del buen ciudadano es construida por algunos en trminos del deber ser: Es una buena persona, que hace bien lo que tiene que hacer en sus diversos roles Se otorga tambin un peso importante a los valores: No estoy pensando en un hombre egosta que haga bien lo suyo, tiene que ser solidario. No se puede estar bien si el resto est mal. Pero se reconoce que la prctica ciudadana tiene lugar en la esfera pblica: Tiene la capacidad de observar al otro, a la comunidad y puede aportar cosas. Tiene que tener sentido de pertenencia, comunicarse con su pas, tener capacidad crtica. predicar con el ejemplo. Se destaca la dimensin participativa; el buen ciudadano es activo, crtico y comprometido con su sociedad y su tiempo: La nica forma de ser buen ciudadano es participar en grupos de opinin, de denunciar ante la justicia todo lo que sea necesario, llevar adelante todo lo que sea necesario para nuestros hijos, nietos. Como puede advertirse, las visiones del buen ciudadano recuperan la representacin de la sociedad ligada a un orden pre-establecido coactivo y externo al sujeto, donde cada sujeto tiene un lugar asignado. Por lo dems, hay en este conjunto de definiciones sobre la ciudadana una discrepancia con el discurso previo, en el que aparece relegada la capacidad de participacin y compromiso del actor en la construccin de un espacio poltico ms transparente y democrtico. Conclusiones: En nuestro pas, la crisis econmica e institucional que marca la entrada al siglo XXI expres un conflicto que pona en cuestionamiento la legitimidad de los representantes, a travs del rechazo hacia la dirigencia poltica responsable de la implementacin de las reformas que afectaron los mecanismos de integracin social. Este proceso parece haber dejado huellas en el grupo observado. Sin embargo, no hemos podido advertir alguna tendencia proactiva hacia estilos polticos ms participativos frente a los mtodos tradicionales de representacin, que d cuenta del reconocimiento pblico de la diversidad de intereses que existen dentro de una comunidad a travs de acciones transformadoras individuales y colectivas. El discurso del grupo se sustenta en una idea generalizada de crisis global/total que abarca no slo lo econmico y lo poltico sino tambin lo moral, es decir tanto el espacio de lo pblico como el de lo privado. Hay un orden social que se desmorona, desnaturalizando lo natural: la crisis de la sociedad del trabajo pone en cuestin no slo el mundo econmico, sino que fundamentalmente desorganiza lo familiar como ncleo constructor de sentido. La prdida de identidad que conlleva el debilitamiento de la familia torna al futuro indefinido o imprevisible, ya que no habra otra institucin con la capacidad natural de proveer la certidumbre requerida para hacer frente al mismo. Se destaca en este discurso, vinculado con la contradiccin sealada - en la definicin que se hace del buen ciudadano, que el sujeto de la enunciacin nunca es el propio individuo. Por el contrario, permanentemente remite o bien a un sujeto colectivo que lo involucra, a la vez lo impersonaliza (la clase media, la sociedad), o directamente refiere a un alter-ego (los polticos, los grupos de poder, los que no pueden salir de la crisis). As, la concepcin de ciudadana queda anclada;. Exclusivamente, en la posibilidad del ejercicio de los derechos civiles y econmicos, pero que en realidad no se realizan, en tanto no se hace mencin a los llamados derechos sociales ni a las posibilidades de transformacin del orden social a partir de la prctica de la ciudadana. Bibliografa: Castoriadis, Cornelio: Los dominios del hombre. Las encrucijadas del laberinto. Barcelona, Gedisa, 1994. Carri, E. y Mafia, D (comps.), Bsquedas de sentido para una nueva poltica, Bs.As., Paidos, 2005. De Certeau, Michel: Linvention du quotidiene: arts de faire. Pars: Gallimard, 1990. Foucault, Michel, Microfsica del poder, Madrid, La Piqueta, 1978. Jodelet, Dense: Reprsentations sociales: un domaine en expansion. En Jodelet. Ed.:Les reprsentations sociales. Pars: PUF Pintos, Juan Luis, Sociociberntica: marco sistmico y esquema conceptual, en Gutierrez, J. & Delgado, J.M. (Ed.), Mtodos y tcnicas cualitativas de investigacin social, Madrid, Sntesis, 1994. Weber, Max, Economa y Sociedad, Mxico, FCE, 1969, vol.1.