La Conspiracion Contra Sandino
La Conspiracion Contra Sandino
La Conspiracion Contra Sandino
de Pedro Joaqun Chamorro, de Olof Palme, tras los rostros conocidos directamente en la accin, yacen conspiraciones que la historia parece nunca aclarar. Este trabajo pretende profundizar sobre el asesinato ms trascendente en la historia de Nicaragua, el del general Augusto C. Sandino. Al leer esta pregunta, el lector se responder automticamente: los yanquis, Somoza y la GN. Sin embargo, con el paso de los aos han venido surgiendo elementos de juicio que nos permiten considerar que la respuesta pareciera ser ms compleja de lo que a simple vista se percibe. Efectivamente, a mediados de la dcada de los 80, el dirigente revolucionario y eminente psiquiatra, Dr. Mario Flores Ortiz, nos revel al periodista Eligio lvarez Montalbn y a m, que el sargento ex GN, Juan Emilio Canales, quien en 1934 funga como escolta del general Anastasio Somoza Garca, le haba dado el siguiente testimonio: que un poco antes de los trgicos sucesos del 21 de febrero de 1934, que culminaron con el asesinato de Sandino y sus compaeros, l --en desempeo de sus funciones-- haba asistido a cuatro reuniones secretas, en la oficina de Somoza, en La Curva, en una de las cuales haba estado presente el embajador de Estados Unidos en Managua, Arthur Bliss Lane. Que el diplomtico reuni a notables liberales y a conservadores, representantes de las paralelas histricas, para plantearles la necesidad de eliminar fsicamente a Sandino, como condicin indispensable para que hubiera paz en Nicaragua. Por los liberales, segn el testimonio de Canales, asistieron el general Jos Mara Moncada, el general Gustavo Abaunza Torrealba, el general Carlos Pasos y el general Somoza Garca. Por los conservadores concurrieron con el general Emiliano Chamorro, el general Bartolom Vquez y el doctor Carlos Cuadra Pasos. Todos aceptaron la propuesta de Bliss Lane y solamente se abstuvo el doctor Carlos Cuadra Pasos, por motivos religiosos. Por otra parte, el doctor Carlos Manuel Vlchez Castillo, quien hasta hace poco fungiera como magistrado de la Corte de Apelaciones de Estel, viene a fortalecer lo dicho por el doctor Flores Ortiz cuando, al ser entrevistado por nosotros, afirm que conoci al sargento ex GN Juan Emilio Canales, en el ao de 1977, cuando ste era cuidador de las instalaciones de Pinturas Sur, kilmetro 14, carretera a Masaya. Agrega el doctor Vlchez que l era muy amigo del doctor Orlando Montenegro Medrano, alcalde de Managua, y que uno de sus escoltas era ahijado de Canales. Declara el doctor Vlchez que un hermano suyo tena un terreno colindante con las instalaciones de Pinturas Sur, por lo cual miraba frecuentemente a Canales. Un da, ste le dijo que tena en su poder el reloj y otras prendas del general Sandino y que, como estaba en mala situacin econmica, quera venderlos. Canales tendra en esa poca unos 75 aos, dice el doctor Vlchez, y ya haba salido de la Guardia. En otras conversaciones, sostuvo el ex GN que l conoca cosas muy importantes sobre lo ocurrido a Sandino, pero un da que Vlchez lleg con una grabadora, Canales mostr mucho miedo y dijo que eran cosas peligrosas que comprometan a muchas personas y no quiso grabar.
Quin era Canales? Quin era Juan Emilio Canales, testigo principal en los trgicos sucesos que se analizan? Segn Francisco Gurdin, ex redactor del diario La Noticia, cuyo testimonio es reproducido por Eduardo Prez Valle ("El Martirio del hroe -La Muerte de Sandino", Empresa Nicaragense de Ediciones Culturales, Managua, Nicaragua, p. 53): "Juan Emilio Canales era mi vecino cuando ejerca el oficio de sastre, siendo a la vez sargento de la Guardia. Sus buenos modales, decencia y honradez eran reconocidos. Yo lo trat y utilic sus servicios cuando comparta dificultades econmicas con su primera esposa, doa Matilde Venerio, de Chinandega, ya fallecida. Vivamos dos cuadras al norte del Campo de Marte." "Doa Matilde me contaba cmo, desde el 21 de febrero de l934, su vida haba cambiado totalmente. Juan Emilio, que antes no tomaba licor, desde entonces beba noche a noche, y le daba mala vida. Para contener su agresividad, ella lo amenazaba con denunciar por el peridico su participacin en el asesinato de Sandino; cmo haba llegado a casa todo nervioso, por primera vez, con tragos entre pecho y espalda, que le haban hecho beber sus superiores, y le refiri lo del asesinato; cmo haba llegado con el overol manchado de la sangre del hroe, pues l haba cargado su cadver desde Los Guanacastes hasta los predios del viejo hospicio". "Ms tarde, este matrimonio se disolvi, y cada cual cogi por su lado, cargando ella con sus hijos". Este testimonio es vital para la sustentacin de nuestro alegato. Juan Emilio Canales era un sastre que, para complementar sus modestas entradas, requera del sueldo de sargento G.N. Quiso su mala suerte que lo conociera Somoza y lo nombrara su ayudante personal, cargo en el cual lo fueron envileciendo hasta obligarlo a tomar licor, por primera vez, la noche trgica del 21 de febrero, y as hacerlo partcipe del crimen. A partir de ese momento, Canales va ascendiendo en las filas de la Guardia, hasta llegar a Mayor, y, en 1947, aparece entre los esbirros que hostigan al doctor Leonardo Argello, cuando ste sale de la Embajada de Mxico hacia el exilio. En 1953, cuando Carlos Eddy Monterrey, otro de los asesinos materiales de Sandino, se rebela contra Somoza por haber nombrado a su hijo Jefe del Estado Mayor GN, Juan Emilio Canales comparece en el Consejo de Guerra, como testigo contra Monterrey. En 1956, a la muerte de Somoza, Canales es apartado del Ejrcito como lo fueron otros oficiales viejos y se le nombr Fiel del Rastro, puesto que ocup durante algunos aos. En 1966, poco antes del asesinato del mrtir antisomocista Silvio Parodi Basset, ste fue avisado por su hermano, Lzaro Parodi, de que haba recibido llamadas amenazantes de Juan Emilio Canales, segn informacin que nos ha suministrado el doctor Danilo Aguirre Sols. Desde entonces, se le pierde la pista hasta que se encuentra, primero, con el doctor Flores Ortiz y, luego, con el doctor Carlos Manuel Vlchez, ya viejo y en desgracia. Indicios y presunciones No existen otros testimonios adems de lo declarado por el doctor Flores Ortiz y el doctor Carlos Manuel Vlchez, que prueben que s se realizaron las cuatro reuniones.
Sin embargo, hay una serie de indicios que parecieran demostrar, fehacientemente, que lo dicho por ellos est ajustado a la verdad histrica. La doctrina penal nos dice que la prueba por medio de indicios y presunciones es supletoria para el juzgador, cuando no existen testigos de cargo o presenciales y lo ayudan a encontrar la culpabilidad o inocencia del acusado. (1) Visto lo anterior y tomando en cuenta que, cuando se perpetr este asesinato que estremeci al continente no se realizaron las investigaciones ni el proceso correspondiente, porque los autores intelectuales, que ocupaban posiciones de poder lo impidieron, ha llegado la hora de que, a falta de un juicio ordinario legal, se sometan los hechos a otro juicio ms importante an: el juicio de la historia. Nosotros usaremos el mtodo de inferencia lgica, y valindonos de los instrumentos que pone a nuestro alcance la ley penal y la respectiva jurisprudencia en materia criminal, trataremos de demostrar la real posibilidad de que las reuniones mencionadas por Flores y Canales se hayan efectuado, como prembulo trgico al asesinato de Sandino. Los conjurados 1.-ARTHUR BLISS LANE Y ANASTASIO SOMOZA En 1977 fue publicado, en los Estados Unidos, el libro "Guardianes de la DinastaLa Historia de la Guardia Nacional de Nicaragua", del profesor Richard Millet (Lea, Grupo Editorial -2006). A lo largo de su obra, el profesor Millet se empea en demostrar que ni los Estados Unidos ni su embajador en Managua, Arthur Bliss Lane, tuvieron participacin en el asesinato del general Sandino en 1934 y que, por el contrario, se opusieron a que se consumara. Una tarea difcil para el escritor, aunque muy loable su empeo de limpiar la imagen de su pas tan deteriorado en la azarosa historia de sus relaciones con Nicaragua a travs de los siglos XIX y XX. Basndonos en investigaciones realizadas en los ltimos aos, nos proponemos dar al lector una versin ms objetiva para que se forme una idea clara sobre estos dramticos sucesos ocurridos en 1934, que culminaron con el asesinato de nuestro mximo hroe nacional. En 1968, el diario El Centroamericano, de Len, public dos folletos. El primero, titulado: "Revolucin en Nicaragua" (traduccin de documentos oficiales publicados por el Departamento de Estado en Washington, aos 1935 y 1936, con relacin a Nicaragua) y el segundo: "Inquietud Poltica en Nicaragua, sobre el asesinato del general Sandino". "Revolucin en Nicaragua" (Editorial El Centroamericano, Len, Nicaragua) trata del derrocamiento del presidente Juan Bautista Sacasa y del ascenso de Anastasio Somoza Garca al poder. Por una rara casualidad, El Centroamericano fue fundado por el general Gustavo Abaunza Torrealba, mencionado por Juan Emilio Canales en su testimonio al doctor Mario Flores Ortiz. En su edicin del 13 de agosto de 1968, el diario El Centroamericano trae un anuncio que dice: "El Departamento de Estado Norteamericano ha dado ya libremente a la publicidad toda la correspondencia diplomtica cruzada entre Managua y Washington, tanto sobre la forma
en que fue ultimado Sandino como a la cada violenta del presidente Sacasa, dos aos despus. Toda esta historia documental figura, ntegramente, en los documentos que escribi desde Managua y recibi de Washington el ex ministro Americano Bliss Lane, a quien se quiso sindicar en la muerte del guerrillero" "Lane se defendi en dos folletos de singular inters cmprelos en la Administracin de El Centroamericano". En la pgina 18 de Revolucin en Nicaragua se registra una comunicacin del Embajador Arthur Bliss Lane, al Secretario de Estado, Mr. Cordell Hull. La comunicacin, con fecha 1ro de mayo de 1935, dice en su parte conducente: "Seor: refirindome a mis despachos nmeros 803, 808 y 810 el 23 de abril, el doctor Octavio Reyes Spindola, encargado de Negocios de Mxico en Nicaragua, me habl substancialmente como sigue: "Sera de lo ms infortunado para el prestigio de los Estados Unidos, si Somoza, conocido como responsable de la muerte de Sandino, un hroe de Amrica Latina, aunque enemigo mortal de los Estados Unidos, llegara a ser Presidente. Se dira que los Estados Unidos lo haban puesto en el poder como recompensa por haber matado a Sandino". Ms adelante, en la misma comunicacin, Lane se refiere a una conversacin que sostuvo con el jefe de Protocolo del presidente Sacasa, seor Lismaco Lacayo Solrzano, el 10 de mayo del mismo ao, 1935. Segn Lane, Lacayo le dijo: "La eleccin de Somoza sera indicativo de que nosotros (EU) lo hubiramos puesto en la Presidencia, y de que, como Somoza haba matado a Sandino, el enemigo de los Estados Unidos, toda la Amrica Latina dira que nosotros le habamos dado la Presidencia a Somoza como una recompensa". "Estoy preparado --sostiene Bliss Lane-- para admitir que el prestigio de Estados Unidos puede sufrir temporalmente en Amrica Latina si Somoza llegara a ser Presidente". El 31 de mayo, el subsecretario de Estado Summers Wells, contesta que: "El Departamento ha recibido y ledo con inters su despacho estrictamente confidencial # 829 del 14 de mayo, relativo a la situacin poltica general de Nicaragua. La actitud general que usted ha asumido est estrictamente de acuerdo con la poltica del Departamento. Por el secretario de Estado, Summers Wells". En otra comunicacin fechada el 16 de junio, Bliss Lane dice al Secretario de Estado: "Hace alrededor de un ao me vi obligado a dar una declaracin a la prensa con respecto a la opinin popular de que los Estados Unidos estaban apoyando la candidatura de Somoza". "Yo haba amonestado a Somoza el 14 de junio de 1934 de que, a menos que l contrarrestara tal opinin, me vera comprometido a tomar una accin apropiada, que l haba persistido en sus actividades y haba llegado tan lejos en Granada hasta admitir la responsabilidad por el asesinato de Sandino, por lo tanto, yo haba hecho la declaracin, con la aprobacin del Departamento de Estado (en este momento Somoza interrumpi), si yo siempre te dije que tu declaracin era buena y deba hacerse respetuosamente suyo Bliss Lane". En un telegrama a Cordell Hull, refirindose a la planeada ejecucin de Abelardo Cuadra, Lane afirma que convers con Somoza: "He ido ms lejos en este caso que en ningn otro
momento, desde la situacin surgida como resultado de la muerte de Sandino" ("Revolucin en Nicaragua", p. 15). En la pgina 24, Lane vuelve sobre el tema de la muerte de Sandino "nosotros seramos culpados, individual y colectivamente y el gobierno de EU en particular y de que la crtica de lo que yo haba tratado de hacer por ayudar en la situacin de Sandino, estaba todava muy fresca en mi memoria, para ser atrapado de nuevo: "Una vez mordido, dos veces cauteloso". Una extraa relacin Por qu esa constante preocupacin del embajador Lane de que la opinin pblica lo sealara como autor intelectual del asesinato de Sandino? La verdad es que quien involucra directamente a Lane es el mismo Somoza. Efectivamente, en primer lugar est el testimonio de uno de los autores materiales del delito, Abelardo Cuadra, que entonces public la Revista Bohemia de Cuba en 1949 y que fue reproducido por Gregorio Selser. (Publicado por La Nacin, de Buenos Aires, el 21 de febrero de 1934, y reproducido en Sandino, p. 714, Selser, Editorial Aldil, Managua). Afirma Cuadra que "el 21 de febrero de 1934, la Guardia Nacional celebr Consejo de Guerra en la residencia de su jefe Somoza". "En la mencionada reunin Somoza dijo: "Vengo de la embajada norteamericana donde acabo de sostener una conferencia con el embajador Arthur Bliss Lane, quien me ha asegurado que el gobierno de Washington respalda y recomienda la eliminacin de Augusto Csar Sandino, un perturbador de la paz del pas". Como se ve, estas afirmaciones confirman casi al pie de la letra lo dicho por Canales al Dr. Mario Flores Ortiz. En segundo lugar, Somoza se refiere implcitamente a Lane durante su discurso en el homenaje que le dieron en Granada, cuando afirm: "Yo, jefe de la Guardia Nacional, logr segar las cabezas de todos los implicados en esos actos de bandidaje. Fui llamado en cierto momento para liquidar una situacin y lo hice, y no rehuyo responsabilidad". (Cable de Asociated Press, publicado por La Nacin, de Buenos Aires, el 21 de junio de 1934, y reproducido en "Sandino", Selser, p. 174, Editorial Aldil, Managua). Por eso es que Bliss Lane se ve obligado a hacer una declaracin, llama a Somoza a su despacho y lo amonesta "por haber ido tan lejos en su discurso en Granada?" Y Somoza, como un nio agarrado en falta, contesta: "Si yo siempre te dije que tu declaracin era buena, deba hacerse". Todo esto revela, por lo menos, una extraa relacin, casi patolgica, entre ambos personajes. Pero vayamos ms a fondo en este tenebroso asunto y regresemos al escenario del crimen, la noche fatdica del 21 de febrero de 1934. Son las diez de la noche, la cena que el presidente Sacasa y su familia han ofrecido a Sandino, ha concluido en Casa Presidencial, Loma de Tiscapa. Federico Sacasa acompaa a Sandino y a sus amigos hasta la puerta, Sandino, su padre y Salvatierra se colocan en la parte trasera del carro, Umanzor y Estrada van adelante con el chofer Francisco Rodrguez. Bajan de La Loma, y al acercarse al retn de El Hormiguero notan que est obstruido el paso por un vehculo que aparenta tener las llantas ponchadas: es un Ford GN 5.
De su interior, sale nada menos que nuestro viejo conocido Juan Emilio Canales, quien grita: "Prese el carro, al que levante la mano lo tiran Todos a tierra!" ("Sandino", Selser, p. 683). Todos son conducidos a pie hasta la crcel El Hormiguero. Permanecen en el patio vigilados con ametralladoras, hasta que llega el pelotn de guardias que comanda Carlos Eddy Monterrey. Sandino, Estrada y Umanzor son montados en un camin militar. Don Gregorio y Salvatierra permanecen en El Hormiguero. Son casi las 11 de la noche cuando se escuchan los disparos; don Gregorio dice: "Ya los estn matando". Lane deambula por Managua en la noche. A la 1 de la madrugada del da 22, tres horas despus, lleg a El Hormiguero nada menos que el ministro americano Bliss Lane, quien sube a don Gregorio y a Salvatierra en su carro y se los lleva a la Embajada. Qu andaba haciendo un diplomtico de su categora, en una noche de balaceras, deambulando por Managua? Cmo saba Lane que todo estaba consumado? Por qu no lleg antes que Sandino y su padre fueran separados, evitando as el crimen? Estaba Lane en comunicacin directa con Somoza? Quin le informaba todo, minuto a minuto? La versin que da Bliss Lane es que el presidente Sacasa lo llam para pedirle que llevara a Somoza a La Loma, y que despus Somoza y Sacasa le solicitaron que fuera a traer a don Gregorio y Salvatierra a El Hormiguero para garantizar sus vidas (El martirio del hroe-La muerte se Sandino", p. 48). A quin se le ocurre que Somoza y Sacasa, dos fieles funcionarios al servicio de la Embajada, iban a mandar a Lane a traer a las mencionadas personas, funcin que poda realizar fcilmente cualquiera de los oficiales acantonados en Casa Presidencial? La versin que da el coronel Juan Ferretti --quien escap de la balacera en la casa de Salvatierra-- el 12 de abril al Diario de Costa Rica, afirma que "el ministro americano es el verdadero jefe de la Guardia Nacional de Nicaragua, con Moncada, principal persona responsable del cobarde asesinato de mi inolvidable jefe". Agrega Ferretti que "desde mi escondite pude ver al Ministro (Lane) que lleg a inspeccionar la casa de Salvatierra minutos despus del asalto. Pregunt: "Todo est consumado?", revis los cadveres y sali satisfecho ("El martirio del hroeLa muerte de Sandino", pp. 60, 61, 62, 63 y 64). Exageradas o no, las declaraciones de Ferretti confirman dos cosas: una, lo extrao del peregrinaje de Bliss Lane esa noche tenebrosa en las calles de Managua; dos, el sentimiento de repudio generalizado en Centro Amrica hacia su persona. Pero hay ms todava. Despus de cometido el asesinato, nadie, ni el presidente Sacasa, puede localizar a Somoza; nadie sabe dnde est. Pero Bliss Lane s lo ubica inmediatamente y dice: "Habindome dicho el presidente que no le haba sido posible conseguir a Somoza, me pidi persuadirlo de llevarlo a la presidencial. Encontr a Somoza en su casa mostrndose renuente a ir, por la posibilidad de que se le hiciera objeto de violencia
Al ofrecerle llevarlo conmigo en mi carro, consinti en acompaarme". ("El martirio de un hroe-La muerte de Sandino", p. 48.) O sea, que Somoza no haca caso a su jefe, el Presidente. Pero con Bliss Lane s caminaba de la mano, como un nio al ser llevado al dentista por su padre. Finalmente, para cerrar con broche de oro el perfil de este extrao personaje, digno de una obra de Tennesse Williams, y su an ms extraa relacin con Somoza, en varias de sus comunicaciones con el Departamento de Estado, se queja amargamente de que Somoza no le hace caso. "Es cierto que he visto a Somoza muchas veces con anterioridad al mircoles l me dio su palabra de honor, la ltima vez a las 6 pm del 21 de febrero, de que no tomara ninguna accin contra Sandino sin mi consentimiento. O sea, que l se arrogaba el derecho de ser quien diera la orden final? No se quejaba porque Somoza hubiera matado a Sandino, sino porque no haba sido tomado en cuenta. Pero, a pesar de todo, Lane defendera a Somoza hasta el fin. "El Presidente me dijo anoche (26 de febrero) que no tiene suficiente confianza en Somoza" "Lo que el Presidente no parece comprender es que es de vital importancia para l no seguir disgustando a la Guardia". Lane cierra sus meditaciones con esta frase de antologa: "Desgraciadamente est rodeado por influencias personas que desean humillar a Somoza" (Inquietud Poltica en Nicaragua, ediciones El Centroamericano) Somoza admite e involucra En mayo de 1934, se propuso a la Asamblea el proyecto de amnista para los asesinos de Sandino, y mientras estaba en debate Somoza se mostr abiertamente complacido de que hubiesen matado a Sandino y admiti que l haba dado la orden. Tambin afirm que el ministro norteamericano estaba implicado en el asesinato y que apoyaba sus ambiciones polticas. Esto disgust a Lane, el general prometi no repetir declaraciones semejantes, sin embargo, como lo seal el propio Lane, continu hacindolo, especialmente cuando estaba ebrio" (Lane a Hull 22 de mayo de 1934; 23 de junio de 1934 NARG59, 81700-876; 22, 23 y 25 junio de 1934, Guardianes de la dinasta, p. 270). Si Lane no confiaba en Somoza por no haberle cumplido su palabra, como repetidamente afirma en sus comunicaciones, lo natural habra sido que tomara distancia de l, aunque fuera para acallar las habladuras. Pero no. Continuar su extraa y enfermiza relacin con l, se reunirn, una y otra vez, en diferentes lugares, y lo acompaar hasta casi dejarlo sentado en el silln Presidencial. El presidente Sacasa y su familia, despus de la muerte de Sandino, se convierten en rehenes indefensos en manos de Somoza y de la Guardia. Sacasa enva a su hermano Federico, quien junto al encargado de Negocios en Washington, Henry Debayle, hace gestiones desesperadas para que EU detenga a Somoza en sus planes de dar un golpe de Estado. Lo anterior lo demuestra el memorando del jefe de la Divisin de Asuntos Latinoamericanos, Edwin Wilson (Washington, octubre 16 de 1935).
"El seor Federico Sacasa y el Dr. Henry Debayle visitaron al seor Summes Wells (Subsecretario de Estado) para decirle que Somoza estaba inhibido constitucionalmente para ser Presidente de Nicaragua". Que el Gobierno de Nicaragua necesitaba ayuda moral de EU, "que el Gobierno estadounidense tena una parte de la responsabilidad por cualquier situacin que surgiera de la accin de la Guardia". Despus de esto, segn el memorando, Wells se neg a hacer ninguna declaracin a favor de Sacasa en contra de Somoza (Revolucin en Nicaragua, p. 62). Lo mismo se afirma en el memorando de Willard Beaulac, jefe asistente de la Divisin de Asuntos Latinoamericanos, Washington octubre 25 (817008298), y en la carta del presidente Sacasa, en la que pide ayuda a EU (Revolucin en Nicaragua, p. 57). El Departamento de Estado se neg repetidamente a realizar un solo gesto que detuviera a Somoza. Sin embargo, el mismo profesor Millet en su libro afirma que en septiembre de 1935, la esposa del Presidente, "que era la que llevaba los pantalones", haba obtenido armas y el apoyo de los gobiernos de El Salvador y de Honduras para exigir la renuncia a Somoza y ofrecerle un cargo fuera de Nicaragua, si no, su cuartel sera bombardeado por aviones hondureos. Esto lo confirma Lane, plenamente, en su comunicacin secreta No. 829 del da 1 de mayo de 1935 al Departamento de Estado, cuando se refiere a la entrevista sostenida con el embajador de El Salvador, Dr. Cesar Virgilio Miranda. Ntese la forma despectiva con se refiere al mencionado diplomtico que adversa Somoza. "Este individuo, viejo amigo de los Sacasa, ha sugerido e insinuado a m, respectivamente, que --como Decano-- yo convoque al cuerpo diplomtico, a fin de apoyar al Gobierno en sus relaciones con la Guardia Nacional, de que yo intente --con el apoyo del ministro de El Salvador-- la renuncia de Somoza como jefe de la Guardia. (Revolucin en Nicaragua, p. 20)." Lane no slo se neg a apoyar al seor Sacasa, o sea al gobierno constitucional, sino que consigui permiso del Departamento de Estado para aconsejarle (al seor Sacasa) que no emprendiera esa accin. (Guardianes de la Dinasta, p. 278). En resumen, el Departamento de Estado no podra intervenir para apoyar a Sacasa, pero s para defender a Somoza. Mataron, batieron palmas, pero el crimen no pag Como el asesinato de Lincoln, de Kennedy, de Maderos, de Villa y de Zapata, de Pedro Joaqun Chamorro, de Olof Palme..., tras los rostros conocidos directamente en la accin yacen conspiraciones que la historia parece nunca aclarar. Este trabajo pretende profundizar sobre el asesinato ms trascendente en la historia de Nicaragua, el del general Augusto C. Sandino. Somoza, asesino de Sandino, y cuntos ms en la conspiracin? No pretendemos realizar aqu un anlisis sicolgico de la personalidad de Bliss Lane, porque va ms all de los objetivos que se ha planteado este trabajo, pero s queremos dejar sentadas algunas verdades con respecto a l.
1.- Somoza no le tena ningn respeto, lo manoseaba y lo involucraba en situaciones incmodas a la hora que l quera. 2.- La de Bliss Lane nunca fue la actitud viril y enrgica que corresponde al representante de una sper potencia, poniendo en su lugar a un simple guardia a quien ellos han colocado en posiciones cimeras, sino que la actuacin de Lane consista en una serie de quejas y lamentos, afirmando que Somoza no le haca caso por ms que le prometi que sera prudente. Veamos, por ejemplo, una de las comunicaciones de Lane con su jefe del Departamento de Estado. "Por la maana recib a Somoza... pareci inusualmente excitado... me dijo que l deseaba proceder inmediatamente contra Sandino y que si yo haca un simple guio de ojos, lo encarcelaba". (Would lock him up). ("El martirio del hroe-La muerte de Sandino", pg.17) Qu son esas expresiones en boca de un diplomtico de tal envergadura? Todo parece indicar que, en su vida privada, Lane era un solitario. Por lo menos en Nicaragua no se le conocieron esposa ni hijos. Somoza Garca era el instrumento directo que usara Bliss Lane en la realizacin de sus planes. La vinculacin entre ambos era total. Finalmente, hay un detalle que es importante registrar. Dice Abelardo Cuadra que, 17 minutos antes de las diez de la noche, lleg Lisandro Delgadillo donde estaba con Somoza diciendo que ya haban capturado a Sandino. "Entonces Somoza nos pregunt si no sera mejor dejar presos a Sandino, Estrada y Umanzor por toda la vida". Finalmente, para no dejar ninguna duda acerca de la culpabilidad de Bliss Lane y del Gobierno norteamericano en el asesinato de Sandino, Carlos Fonseca Amador, en su trabajo Crnica Secreta (Bajo las banderas del Sandinismo, Editorial Nueva Nicaragua, Managua. Primer tomo, pg. 417) nos dice: "Al observarse la correspondencia del Embajador, se ve el trazo de mensajes secretos con Washington en los das inmediatos anteriores al 21 de febrero de 1934. 16 de enero, 5 y 16 de febrero, son das en los que, explcitamente, se admite en la recopilacin: no impresos, es decir, que Artur Bliss Lane se comunic secretamente con su Departamento de Estado. "Por lo que se refiere al propio 21 de febrero, incluyendo el comienzo de la noche, el norteamericano se mantendr en contacto directo con Somoza Garca". En la taimada correspondencia diplomtica de Bliss Lane, ste confiesa que, en algn momento, le expres a Somoza que, en cuanto a Sandino, no se precipitase, lo que es una confesin paladina de la orden del crimen transmitida a Somoza, al que, adems, se le exige, segn el tono de las palabras citadas, ser oportuno. Carlos Fonseca cita como fuente de informacin precisamente el folleto publicado por El Centroamericano, Inquietud Poltica en Nicaragua. Alude el mensaje 81700/7946, telegrama del Ministro en Nicaragua (Lane), al Secretario de Estado. Managua, 23 de febrero de 1934, pgs. 16-17. (2) Jos Mara Moncada:
El tercero de los conjurados, Jos Mara Moncada, era to y padrino de Somoza. Su influencia fue determinante para que lo nombraran Jefe Director de la Guardia Nacional. Somoza haba sido traductor de Moncada en el Espino Negro; despus fue su asistente personal. Moncada siempre acompa a Somoza en los momentos ms cruciales de su agitada vida poltica y ste no tena por qu ser la excepcin. Moncada odiaba a Sandino, quien lo haba exhibido ante el mundo como traidor despus del pacto del Espino Negro. Desde entonces, Moncada era incondicional de la Embajada Americana. El 27 de noviembre de 1929, cuando el presidente de los Estados Unidos, Hebert Hoover, lleg al puerto de Corinto, reuni a Adolfo Daz, Emiliano Chamorro y Moncada a bordo del buque Maryland, donde sirvi un lunch en su honor. Daz era Presidente, Moncada, Presidente electo, y Chamorro ex presidente. Lejos estaba Moncada de ser el guerrero nacionalista que haba luchado por la Constitucin contra Daz y Chamorro. Siendo todava Presidente, el embajador Mathew Hanna lo haba hecho reconciliarse con sus viejos rivales Emiliano Chamorro y Adolfo Daz, con quienes haba brindado en la Legacin Americana (Sandino, Selser pg. 517). "Pero la mayor prueba de la participacin de Moncada en el crimen lo constituyen las declaraciones que dio don Gregorio Sandino algn tiempo despus de la muerte de su hijo, al Diario Latino de El Salvador, pas al que haba llegado voluntariamente exiliado. Don Gregorio declar: Las armas estn en poder de la Guardia Nacional y el jefe de ella es el general Anastasio Somoza, quien, junto con Moncada, parecen ser los instigadores del asesinato. Esto s puedo asegurarles a ustedes, que Moncada es el principal instigador y autor intelectual del delito. Sigue diciendo Don Gregorio que hay pruebas y, entre ellas, la de que en los das en que se registraron los trgicos sucesos, l (Moncada) estaba en Managua, en la cantina de la Nicolasa, y ah convers con cierta persona a quien dijo: Slo matando al bandido de Sandino se puede arreglar esto. Todo el mundo lo sabe all, pues lo dice la pblica voz... desde luego, los instigadores estaban detrs". (Sandino, Selser, pg. 720) Otra prueba demoledora sobre la culpabilidad de Moncada, la da Gustavo Alemn Bolaos en su libro Sandino el Libertador, reproducido por Selser. "Moncada, para dar los ltimos toques al drama, lleg a Managua procedente de su residencia llamada Venecia, el 21 de febrero, que fue el da del crimen, pasando inmediatamente a las dos de la tarde a la residencia del Ministro Norteamericano, en el cerro de Chico Peln, donde se qued a almorzar. A las cuatro sali Moncada de la casa del Ministro y se encamin al Campo de Marte, donde estaba la residencia de Somoza, y ah permaneci hasta las siete y treinta de la maana del da 22". (Sandino, Selser, pg. 710) Y qu dice Bliss Lane al respecto? "Tal como le expliqu a Wilson por telfono hoy (Edwin Wilson, jefe de la Divisin Latinoamericana del Departamento de Estado), la situacin se ha agravado por las crecientes y fuertes presunciones de que yo conspir con Moncada y Somoza para matar a Sandino. Esto me ha sido dicho por nicaragenses y fuentes diplomticas". (Comunicacin entre Lane y el seor Hull los das 22, 23,24 y 26 de febrero de 1934. Guardianes de la Dinasta, pg. 264. "El martirio del hroe-La muerte de Sandino", pg. 58) Creo que est demostrada, de manera irrefutable, la culpabilidad de Moncada, y pasamos a otro de los conjurados.
Gustavo Abaunza El general Gustavo Abaunza Torrealba figuraba en la terna que presentaron los yanquis a Moncada y, luego, ste a Sacasa para Jefe Director de la Guardia Nacional, junto a Somoza y al General Jos Mara Zelaya (Semper FidelesEl secuestro de la GN, Justiniano Prez), o sea, que gozaba de la total confianza de la Embajada Americana. Una prueba ms concreta que incrimina a Abaunza Torrealba aparece en la declaracin de uno de los autores materiales del delito, Abelardo Cuadra, que entonces public la Revista Bohemia, de Cuba, en 1949, y que fue reproducida por Selser, como mencionamos antes. Afirma Abelardo Cuadra: "El 21 de febrero de 1934, la Guardia Nacional celebr consejo de guerra en la residencia de su jefe Somoza. En ese gran consejo de oficiales participaron el general Gustavo Abaunza, segundo jefe de la Guardia; el coronel Samuel Santos, el mayor Alfonso Gonzles Cervantes, el capitn Lisandro Delgadillo, el capitn Francisco Mendieta, el capitn Policarpio Gutirrez, el capitn Diego Lpez, el teniente Federico Davidson Blanco, el teniente Jos A. Lpez, el teniente Ernesto Daz, el subteniente Csar Snchez y Camilo Gonzlez Cervantes". El profesor Richard Millet, en la pgina 258 de su libro Guardianes de la Dinasta, sostiene que: "Lane y Somoza se vieron varias veces el 21 de febrero de 1934, y el general Abaunza y Somoza se las arreglaron para mantener en Managua, en un recital de poesa, a todos los oficiales que no estaban involucrados, con lo cual se aseguraban que no habra oposicin militar a sus acciones". "Esta informacin presenta a Abaunza como si hubiera estado considerablemente ms decidido a matar a Sandino que Somoza", afirma Millet. Agrega el escritor norteamericano que, cuando Somoza titube, Abaunza dio la orden para la ejecucin. En la pgina 267 del mismo libro, Millet afirma que: "Abaunza, originalmente, haba sido incorporado a la Guardia para que espiara a Somoza (por orden de Sacasa), pero evidentemente se cambio de bando". "Abaunza y Somoza -sigue diciendo Millet-- hasta se haban emborrachado juntos y, tambalendose, fueron a la Loma y mandaron a llamar a Sacasa para protestar por la continua presencia del general Carlos Castro Wassner, enemigo personal de Somoza, como comandante de las fuerzas que resguardaban al presidente". "Sacasa, finalmente, despidi a Abaunza, y Somoza, aunque lo intent, no pudo protegerlo", termina diciendo Richard Millet. Por su parte, en su testimonio, Abelardo Cuadra afirma que Abaunza fue dado de baja mes y medio despus del crimen y, luego, fue Director de El Centroamericano, rgano somocista de Len". ("El martirio del hroeLa muerte de Sandino", Pg. 18) Abelardo Cuadra tambin declara: "Cuando se dio el consejo de oficiales, la tarde del 21, Somoza pidi que se redactara una acta en que constatara la resolucin (matar a Sandino). "La primera acta se rompi --cuenta Abelardo-- debido a una objecin hecha por el general Gustavo Abaunza, quien dijo que all no quedaba deslindada la responsabilidad, ya que pareca que era el Ejecutivo el que lo autorizaba".
"El acta, firmada por todos, sospecho que Somoza se la entreg al Presidente o al Ministro Americano", finaliza diciendo Abelardo. ("El martirio del hroeLa muerte de Sandino", pgs. 20 y 21) Por su parte, el periodista Csar Vivas nos afirma que "el general Abaunza, siendo Subsecretario de Gobernacin, en 1949, en su oficina le dijo que Sandino y sus compaeros haban sido metidos en una caja de plomo". ("El martirio del hroeLa muerte de Sandino", pg. 72) En su libro Civiles y Militares, Armando Zambrana Fonseca, (Ediciones Pavsa, Managua) se refiere a la reunin o consejo de guerra mencionado por Abelardo Cuadra a Bohemia y a las afirmaciones de Somoza de que contaba con el respaldo del embajador Bliss Lane. En la pgina 207 de su libro, Zambrana sostiene que "Sandino fue echado en un atad hecho de plomo, segn testimonio del coronel Carlos Eddy Monterrey, uno de los autores materiales del asesinato". "Si esto es cierto --afirma Zambrana-- el simple sentido comn nos har deducir que la preparacin del asesinato no se limit a lo conversado en la maana del 21 de febrero con Bliss Lane y los oficiales de la GN". "Acaso la reunin del 21 con Bliss Lane fue la ltima de una serie? Cuntas personas civiles estaban involucradas en la operacin?" (El subrayado es nuestro). "Dnde estuvo el atad (de plomo)? Quin o quines lo tenan guardado?" "Lo hicieron en Nicaragua o lo trajeron de otro lado? Desde cundo estuvo planificado el asesinato del general Sandino?", se pregunta, repetidamente, Armando Zambrana Fonseca en su libro Civiles y Militares. Somoza: Fui llamado a liquidar Granada, Nicaragua, 20 de junio de 1934 (AP). Durante un banquete en homenaje al Jefe de la Guardia Nacional, General Anastasio Somoza, al que asistieron numerosas personas, entre ellas, el ex Presidente General Jos Mara Moncada. Somoza, en un discurso, acept prcticamente la responsabilidad por la muerte de Sandino. "...La nica forma dijo Somoza de terminar con los horribles crmenes que se producan, era liquidar al General Sandino y, los sandinistas. Una falange de bandidos. Yo, Jefe de la GN, logr segar las cabezas de todos los implicados en esos actos de bandidaje. Fui llamado en cierto momento para liquidar una situacin y lo hice, y no rehuyo responsabilidad". (Sandino, Selser, pg. 714, Editorial Aldil, Managua.) "O sea, que est demostrado que Moncada, Chamorro y dems autores intelectuales estaban presentes en un homenaje pblico donde el criminal confesaba su ilcito, adems, se vanagloriaba de haber cumplido la misin que se le encomend". Quin se la encomend? Voto razonado de conservadores amnistiando a Somoza El voto razonado de los conservadores ante el Senado, dice, entre otras cosas: "La muerte del General Sandino ha constituido un delito... pero cabe la interrogacin de si el hecho fue un asesinato con carcter de delito comn... o si perteneci por circunstancias intrnsecas y extrnsecas a la categora de delitos polticos. "El fin sangriento del General Sandino no fue un hecho aislado que se realiza por determinacin de un solo hombre con nimo de servir miras particulares o de derivar provechos personales. Fue la culminacin de una serie de desgraciados sucesos que
afligieron a Nicaragua. Horroroso encadenamiento de crmenes que cubri de luto y de ruina a las Segovias. "El conflicto creado y mantenido por las operaciones del General Sandino no lleg a tener ms soluciones posibles que la destruccin y la muerte. En los ltimos das de su agitada vida en que pernoct el General Sandino en Managua, los ecos hicieron resonar en la general alarma, el reto terrible cruzado entre Sandino y la Guardia Nacional, nico ejrcito legalmente reconocido. "Vimos plantearse la disyuntiva implacable: la destruccin del instituto armado o la destruccin a raz de Sandino y sus huestes. "Los suscritos senadores conservadores, hacindonos intrpretes de la opinin de nuestro comitente, votamos a favor de la amnista". Firman: Emiliano Chamorro, Carlos Cuadra Pasos, Joaqun Gmez, etc.