Manual para Juezas y Jueces Sobre La Protección de Los Derechos de Las Campesinas y Campesinos

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Manual para Juezas y Jueces sobre la Proteccin de los Derechos de las

Coordinadores

Campesinas y Campesinos
Maria Silvia Emanuelli Rodrigo Gutirrez Rivas

Mylai Burgos Matamoros Yacotzin Bravo Espinosa Maria Silvia Emanuelli Aitor Jimnez Gonzlez

Autores

cloc - La Va Campesina

Prlogo

Manual para Juezas y Jueces sobre la Proteccin de los Derechos de las

Campesinas y Campesinos
Coordinadores
Maria Silvia Emanuelli Coordinadora de la Ocina para Amrica Latina de la Coalicin Internacional para el Hbitat (hic-al) Rodrigo Gutirrez Rivas Investigador del Instituto de Investigaciones Jurdicas (iij-unam) Radar Colectivo de Estudios Crticos en Derecho

Autores
Mylai Burgos Matamoros Facultad de Derecho (unam) Radar Colectivo de Estudios Crticos en Derecho Yacotzin Bravo Espinosa Radar Colectivo de Estudios Crticos en Derecho Maria Silvia Emanuelli hic-al Aitor Jimnez Gonzlez Posgrado en Estudios Latinoamericanos (unam)

Prlogo
cloc - La Va Campesina

Publicacin
Ocina para Amrica Latina de la Coalicin Internacional para el Hbitat (hic-al) Huatusco, 39, col. Roma Sur, cp 06760, Mxico df, Mxico www.hic-al.org fian International Secretariat Willy-Brandt- Platz 5. D-69115 Heidelberg. Germany www.an.org

Revisin de contenidos
Anglica Castaeda Flores fian Internacional Sofa Monsalve Surez fian Internacional Fernanda Venzn Environmental Defender Law Center Daniel Urrutia Laubreaux Red Iberoamericana de Jueces

Correccin de estilo
Mara Lorena Zrate Habitat International Coalition (hic)

Cuidado de la edicin, diseo y formacin


Alejandro Morales Ediciones del Lunes Arlen Hernndez Taller Hojarasca donDani

Fotografa de portada
www.desinformemonos.org

Esta publicacin ha sido posible gracias al apoyo de

Ciudad de Mxico, Noviembre de 2013. Se permite la reproduccin parcial o total de la presente obra para nes de divulgacin no comerciales, siempre y cuando se cite la fuente.

Agradecimientos Daro Aranda Periodista, Argentina Dora Lucy Arias Colectivo de Abogados Jos Alvear Restrepo, Colombia Mirta Barreto Monzn Centro de Servicios y Estudios Rurales, Paraguay Rolando Castro Crdoba y Soledad Castro Centro de Derecho Ambiental y de los Recursos Naturales, Costa Rica Andrea Cerami Centro Mexicano de Derecho Ambiental, Mxico Enrique Corral Fundacin Guillermo Toriello, Guatemala Christian Courtis Ocial de Derechos Humanos, Ocina del Alto Comisionado para los Derechos Humanos, Suiza Claudia Gmez y Guadalupe Espinoza Abogados del Comit Salvemos Temaca, Mxico Cristina Hardaga Fernndez Centro de Derechos Humanos de la Montaa Tlachinollan, Mxico Carlos Loarca Plurijur, Guatemala Natalia Landvar Garca y Milton Yuln Morn fian, Ecuador Andrs Npoli Fundacin Ambiente y Recursos Naturales, Argentina Lizy Peralta Grupo de Estudios Ambientales, Mxico Sebastin Tedeschi Universidad Popular Madres de Plaza de Mayo, Argentina

ndice

Prlogo|11
Coordinadora Latinoamericana de Organizaciones del Campo (cloc) La Va Campesina (lvc)

Presentacin|15
Daniel Urrutia Laubreaux, Red Iberoamericana de Jueces

Introduccin|19
Maria Silvia Emanuelli, hic-al

Captulo i. Estudio preliminar: los derechos humanos de las campesinas y campesinos|25


Sofa Monsalve Surez, fian Internacional

Pirmera parte. Por qu es necesario aumentar la proteccin judicial de los derechos humanos de las campesinas y campesinos? |27 i.1 Situacin de hecho|29 i.1.1 P  atrones comunes de violacin a los derechos humanos de las y los campesinos|29 i.1.2 P  roblemas especcos de las y los campesinos en el acceso efectivo a la justicia|34 i.1.3 L  a crisis ambiental y climtica y el redescubrimiento de la importancia de la agricultura campesina|38 i.2 Situacin de derecho: los derechos de las y los campesinos en el derecho internacional|42

i.2.1 Aplicabilidad del derecho internacional de los derechos humanos en el mbito domstico|42 i.2.2 P  acto Internacional de Derechos Econmicos, Sociales y Culturales |43 i.2.3 Pacto Internacional de Derechos Civiles y Polticos |48 i.2.4 C  onvencin sobre la Eliminacin de Todas las Formas de Discriminacin contra la Mujer|49 i.2.5 C  onvenio 169 de la Organizacin Internacional del Trabajo y Declaracin de las Naciones Unidas sobre los Derechos de los Pueblos Indgenas|50 i.2.6 Otros estndares relevantes|51 Segunda parte. Hacia el reconocimiento de los derechos de las y los campesinos |57 Captulo ii. Casos nacionales|63 Intorduccin |65 ii.1 D  erechos de los campesinos y las campesinas|73 ii.1.1 D  erecho a la no discriminacin por razn de condicin social o econmica (art. ii, 1, 2 y 3 ddc) |73 ii.1.2 D  erecho a la no discriminacin por razn de condicin social o econmica (art. ii, 1, 2 y 3 ddc) en relacin con el derecho a la tierra y territorio (art. iv, 1, 2, 3, 10 ddc)|79 ii.1.3 D  erecho a participar activamente en el diseo de polticas, toma de decisiones, aplicacin y monitoreo de cualquier proyecto, programa o poltica que afecte su territorio (art. ii, 4 ddc)|85 ii.2 Derecho a la vida y a un nivel de vida digno|97

ii.2.1 El derecho a una vida saludable sin contaminacin por agroqumicos (art. iii, 5 ddc) en relacin con el derecho a un medio ambiente limpio y saludable (art. xi, 1 ddc)|98 ii.2.2 E  l derecho a una vida saludable sin contaminacin por agroqumicos (art. iii, 5 ddc) en relacin con el derecho a rechazar el modelo industrial de agricultura (art. v, 3 ddc) y al derecho a un medio ambiente limpio y saludable (art. xi, 1 ddc)|111 ii.2.3 D  erecho a educacin y formacin (art. iii, 10 ddc)|116 ii.2.4 D  erecho a una vivienda digna (art. iii, 12 ddc), derecho a participar activamente en el diseo de polticas, en la toma de decisiones, la aplicacin y el monitoreo de cualquier proyecto, programa o poltica que afecte sus territorios. (art. ii, 4 ddc), en relacin con el derecho a poseer tierras, colectiva o individualmente, para su vivienda y para sus cultivos (art. iv, 1 ddc) y con el derecho a la preservacin del medio ambiente (art. xi, 3 ddc) |128 ii.3 D  erecho a la tierra y al territorio|140 ii.3.1 Derecho a poseer tierra colectiva o individualmente para su vivienda y para sus cultivos (art. iv, 1 ddc)|141 ii.3.2 D  erecho a poseer tierras colectiva o individualmente para su vivienda y para sus cultivos (art. iv, 1 ddc), en relacin con el derecho a no ser criminalizados por sus demandas y por sus luchas (art. xii, 4 ddc)|164 ii.3.3 D  erecho a poseer tierras colectiva o individualmente para su vivienda y para sus cultivos (art. iv, 1 ddc), en relacin con el derecho a una vivienda digna (art. iii, 11

ddc)|168 ii.3.4 D  erecho a poseer tierras colectiva o individualmente para su vivienda y para sus cultivos (art. iv, 1 ddc), derecho a la tenencia de la tierra y a ser protegidos contra desalojos forzosos (art. iv, 10 ddc)|174 ii.3.5 D  erecho a poseer tierras colectiva o individualmente para su vivienda y para sus cultivos (art. iv, 1 ddc), prohibicin de los latifundios, funcin social de la tierra, acceso equitativo a las tierras (art. iv, 11 ddc)|181 ii.3.6 Derecho al agua potable (art. iv, 4 ddc) en relacin con el derecho a una vida saludable sin contaminacin por agroqumicos (art. iii, 5 ddc) y el derecho a un medio ambiente limpio y saludable (art. xi, 1 ddc)|195 ii.3.7 D  erecho a gestionar, conservar y beneciarse de los bosques (art. iv, 8 ddc)|201 ii.4 Derecho a medios de produccin agrcola|209 ii.4.1 D  erecho a recibir apoyo del Estado para el desarrollo de la agricultura (art. vi, 1 ddc), derecho a crditos para la actividad agrcola (art. vi, 2 ddc), en relacin con el derecho a la no discriminacin por razn econmica o social (art. ii, 3 ddc)|209 ii.5 D  erecho a la diversidad biolgica|219
ii.5.1  Derecho a la proteccin y preservacin de la diversidad biolgica (art x, 1 ddc), derecho a rechazar patentes que amenazan la diversidad biolgica, incluyendo las plantas, alimentos y medicinas (art. v, 3 ddc), en relacin con el derecho a rechazar las variedades de plantas que consideren peligrosas (art. v, 2 ddc) |220

ii.5.2 D  erecho a la proteccin y preservacin de la diversidad biolgica (art. x, 1 ddc), en relacin con el derecho a la preservacin de los valores de la agricultura (art. ix, 2

ddc), con el derecho a preservar el medio ambiente de acuerdo con sus saberes y sus conocimientos (art. xi, 2 ddc), el derecho a rechazar la variedad de plantas que consideren peligrosas econmica, ecolgica y culturalmente (art. v, 2 ddc), derecho a conservar y desarrollar su conocimiento local sobre agricultura (art. v, 4 ddc) y derecho a participar activamente en el diseo de polticas, toma de decisiones, aplicacin y monitoreo de cualquier proyecto, programa o poltica que afecten sus territorios (art. ii, 4 ddc) | 226 ii.6. Derecho a la preservacin del medioambiente|230 ii.6.1 D  erecho a un medio ambiente limpio y saludable (art. xi, 1 ddc), en relacin con el derecho a la vida y a un estndar adecuado de vida (art. 3, ddc)|230 ii.7 D  erecho de acceso a la justicia|237 ii.7.1 D  erecho a recursos efectivos en el caso de violaciones de sus derechos. Las y los campesinos tienen derecho a un sistema judicial justo y a tener un acceso efectivo y no discriminatorio a los tribunales, as como a tener ayuda legal (art. xiii, 1 ddc)|237 ii.7.2 D  erecho a no ser criminalizados por sus demandas y sus luchas (art. xiii, 2) |241 Captulo iii. Casos frente al Sistema Interamericano de Derechos Humanos|247 Introduccin|249 iii.1 Derecho a la salud (art. iii, 6) en relacin con el derecho a la preservacin del medio ambiente (art. xi, 1, 2, 3) |251 iii.2 Derecho a participar activamente en el diseo de polticas, toma de decisiones, aplicacin y monitoreo de cualquier proyecto, programa o poltica que afecte sus territorios

(art. ii, 4), en relacin con el derecho a un medio ambiente limpio y saludable (art. xi, 1)|257 iii.3 D  erecho a recursos efectivos en el caso de violaciones de sus derechos. Las campesinas y campesinos tienen derecho a un sistema judicial justo, y a tener un acceso efectivo y no discriminatorio a los tribunales, as como a tener ayuda legal (art. xiii, 1) y derecho a no ser criminalizados por sus demandas y sus luchas (art. xiii, 2)|262 Anexo. Declaracin de los Derechos de las Campesinas y Campesinos|269 El campesinado del mundo necesita una Convencin Internacional sobre los Derechos de las Campesinas y Campesinos|271 Declaracin de los Derechos de las Campesinas y Campesinos|276

Prlogo
Coordinadora Latinoamericana de Organizaciones del Campo (CLOC) La Va Campesina (LVC)

Creemos, sin lugar a dudas, que este libro contribuye a hacer justicia a las mujeres y hombres que han desarrollado la primera y ms antigua profesin de la historia de los pueblos: la tarea central y estratgica, impostergable, de producir alimentos. Crear nada ms ni nada menos que alimentos diversos, sanos, para todas y todos. Un manual que habla de nosotros, campesinas y campesinos, debera funcionar algo as como la plaza de uno de nuestros pueblos. En la plaza nos juntamos para que corra lo vital de todas las edades, formas, esquemas y vidas; se adquiere la dicultosa y amorosa justicia del juego, el trabajo y la esta. Depender de nosotras y nosotros, pero ante todo del protagonismo y la continuidad de la lucha, que el mismo se vaya transformando en esas plazas de pueblos. Los procesos civilizatorios generaron por milenios las estructuras de nuestras sociedades democrticas. La Revolucin francesa constituye la base de la actual estructura jurdica de las sociedades modernas y contemporneas. La expresin escrita de un marco jurdico que controle, supervise, arbitre las relaciones sociales, econmicas, polticas existenciales de la persona humana inserta en las naciones-Estados ha signicado, con certeza, una evolucin para la humanidad. Sin embargo, privilegios, rigideces e intereses hegemnicos manipulan y controlan muy especialmente al poder judicial. Los Miserables de Vctor Hugo es una crtica sagaz y profunda a esa supuesta revolucin democratizadora asentada sobre normativas, leyes y dems que iran rompiendo privilegios de elites hegemnicas intocables a lo largo de los milenios en los procesos civilizatorios. En Los Miserables se desenmascaran falsedades en relatos que van desde lo cotidiano de comer o dormir, hasta en los hechos que alguna escuela de losofa de la historia coloca como sustanciales y sustanciosos. Desenmascara la hipocresa del poder jurdico ante la mujer que se va derrumbando de la dignidad del
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trabajo domstico a la digna prostitucin para dar de comer a su hija. Un adelanto a la lucha por la equidad de gnero. Quines son las miserables o los miserables? Es la pregunta, la interrogante de una obra maestra que desnuda la farsa moralista de quienes pretenden seguir imponindose desde los argumentos de un supuesto dios que se horroriza de las prostitutas y los ladrones de pan. Un dios que protege y simula los errores, horrores de los seores y seoras del poder. Un dios a la medida de los que dictaminan justicia. Se da vuelta la pgina del simulacro e hipocresa de quines son quines. Uno de los pasajes centrales de esta obra en la que se reconstruye simblicamente la miseria de los quines y cules es cuando, a partir de dos campesinos, su conocimiento e informacin, se dene el triunfo o derrota de un ejrcito sobre otro en la batalla de Waterloo, determinante para el rumbo de la Europa moderna. Y fueron dos campesinos y su conocimiento del territorio los que determinaron una fase crucial de la historia occidental. Sutil detalle para dar un mensaje no tanto a los que creen haber adquirido la suma del poder y el conocimiento, sino a nosotras y nosotros, sujetos desconocidos por las elites, burguesas y corporaciones anquilosadas en sus privilegios, con el manto y argumento de haber alcanzado esas posiciones por conducta, esfuerzo y trabajo. Como si el resto mayoritario de la humanidad tuviramos por dedicacin lo ridculo, no el trabajo y la creacin. Por ah andamos en esta inmensa, fascinante, tan festiva como dolida Latinoamrica. Cada da desde hace siglos, campesinas y campesinos hemos sido catalogados, identicados, caracterizados en el substrato inconsciente emocional y en la terraza de la mente de profesionales del conocimiento, sobre todo de los juristas, como los y las miserables, algo as como lo despreciable, inculto, inservible, intil para las sociedades, ms an para estas sociedades que han dado el salto del progreso tecnolgico-cientco en el cmo, qu, cunto, de la produccin de alimentos. Otra farsa, pero esta toca el destino de la humanidad sobre el planeta, en la vida tal como alcanzamos a conocerla llena de sistemas solares y galaxias. Un solo dato de los miles que desenmascaran y desnudan esa falsa y farsa: desde que se enva soja, por ejemplo, a Asia, con el argumento moralista de disminuir el hambre, el hambre en Asia se ha duplicado, adems de los daos casi irreversibles sobre bosques, biodiversidad, fuentes y cuencas acuferas. No se trata de una
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armacin o certeza inconsistente, un recurso romntico hecho datos estadsticos. Son contundentes las cifras dadas por etc Group (www.etcgroup.org). Este libro-manual nos describe, nos relata, nos contiene, nos pone en el lugar que hemos decidido estar en la historia. Sujetos creadores de alimentos, de festividad, de arte, de culturas del trabajo comunitario, colectivo, recuperando para los procesos civilizatorios la primera, ms antigua y estratgica profesin en esta humanidad de miserables dignatarios y de dignidades en la miseria. Haca falta un manual as en forma de libro, casi de plazas de pueblos, un libro primo cercano a Los Miserables. Celebramos a todos sus autoras y autores por la altura y dignidad para romper y desenmascarar las brutales miserias que nos rodean y pretenden detener la vida en un estado injusto de cosas y clases. Celebramos porque en medio del horror es un canto de esperanza, y no es nada fcil construir poesa en el derecho y en las ciencias jurdicas. Canto de esperanza de un nuevo paradigma civilizatorio. Est lograda la esperanza incluso en los relatos de horror, est ah presente el canto innito desde la noche hasta el da.

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Presentacin
Daniel Urrutia Laubreaux Red Iberoamericana de Jueces1

El Manual para Juezas y Jueces sobre la Proteccin de los Derechos de las Campesinas y Campesinos, creado especialmente para jueces y juezas latinoamericanas, se gest en un lugar importantsimo para los tiempos que vienen, y que en s mismo resume un cambio de era: San Cristbal de las Casas, Chiapas. En aquel lugar se dio un encuentro entre una persona excepcional, Peter Rosset de La Va Campesina (lvc), y el que esto suscribe. En 2010 la coordinacin de la Red Iberoamericana de Jueces (Redij) se instal en la Ciudad Real de San Cristbal, y dentro de sus actividades estuvo el conocer a los y las diferentes actores sociales, entre ellos al Sr. Rosset, con quien se dio una especial relacin por las visiones, sueos y anhelos compartidos, especialmente aquellos referidos a los y las campesinas de Latinoamrica y el mundo. De esa manera, dialogando, se gest la idea de cooperar entre la lvc y la Redij, y una de las facetas de dicha colaboracin se concret en acordar la realizacin del presente manual. Uno de los objetivos primarios y bsicos de este esfuerzo es el de visibilizar en el mundo de los operadores de justicia, jueces y juezas, las caractersticas especiales que conllevan en s los y las campesinas latinoamericanas, superando de una vez y para siempre la visin eu1 La Red Iberoamericana de Jueces surgi al alero del ii Foro Mundial de Jueces y del Foro Social Mundial, efectuados en la ciudad de Porto Alegre, Brasil, en enero de 2003. Su trabajo est destinado a promover las garantas judiciales tales como la independencia de los jueces, el debido proceso, el acceso a la justicia; asimismo, la promocin de nuevos paradigmas en el derecho, elevando a principio del derecho la inclusin social, postulando un respeto irrestricto de la persona y sus derechos fundamentales, convencidos de que con ello se contribuye al logro, fortalecimiento y mantenimiento de la democracia y la gobernabilidad en el mbito latinoamericano.

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rocntrica de categorizar las particularidades campesinas como un asunto del derecho civil tradicional. En s misma, esta armacin deja de maniesto que el derecho romano, base del sistema continental europeo, comparte muy pocos paradigmas con la realidad campesina latinoamericana, menos an cuando transit a nuestras tierras como derecho de imposicin sobre los vencidos; un ejemplo evidente de ello es la propiedad comunitaria campesina que se desarrolla en nuestra regin. Junto con visibilizar al campesinado latinoamericano, es objetivo de la Redij coadyuvar en el proceso de establecimiento de la Declaracin de los Derechos de las Campesinas y Campesinos para impulsar decididamente la toma de conciencia respecto a que ms de la mitad de la poblacin mundial pertenece a esta categora, y que ellos y ellas son capaces de producir alimentos para sus comunidades y para todo el mundo, en concordancia con la madre tierra y de manera sostenida y sostenible que asegure la soberana alimentaria, con alimentos sanos y culturalmente adecuados. Para la Redij es particularmente relevante el anlisis de los problemas tratados en este manual, considerando que efecta aportes sustantivos a los operadores de justicia en la bsqueda de soluciones jurdicas en consonancia con los principios del sistema interamericano y universal de los derechos humanos, en un mbito tan caro al buen vivir de los pueblos de nuestra regin. Lo anterior es fundamental, puesto que se constata que en toda violacin a los derechos humanos existe una resolucin judicial que, de una u otra manera, valida positivamente o participa, con su omisin, en hacerla posible. Esperamos que las reflexiones y los casos que se estudian en este documento se constituyan en una base de argumentaciones jurdicas que sirvan a la hora de hacer efectivas las demandas de nuestros pueblos por la concrecin de mejoras sustanciales en los derechos de las y los campesinos, sus condiciones de vida, de salud, progreso, educacin, etc., asegurando la soberana alimentaria de todos y todas, propiciando la necesaria descolonizacin del continente y la asuncin de nuevos paradigmas desde el buen vivir, desde abajo y desde la periferia. Creemos que el presente trabajo, gestado en la Red Iberoamericana de Jueces y pensado con la nalidad de difundir en el mbito de la justicia la necesidad de realizacin de los derechos de las y los campesinos, es fruto de la concrecin de un deseo profundo, de una
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mayor democratizacin de nuestros pueblos y de un avance decidido hacia la desaparicin de las brechas sociales que dramticamente viven a diario millones de personas en nuestro continente. Sirva entonces este manual como una llave que abra las puertas hacia el camino de la toma de conciencia de los jueces y juezas de la regin, de lo urgente que se hace la justicia para los y las campesinas y del aseguramiento de la soberana alimentaria para el sustento de la vida en nuestro planeta, procurando condiciones bsicas para la realizacin de las esperanzas y sueos de todos los pueblos latinoamericanos. Santiago de Chile, Chile, diciembre de 2012

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Introduccin
Maria Silvia Emanuelli Oficina para Amrica Latina de la Coalicin Internacional para el Hbitat (hic-al)

Slo les pido que tomen en cuenta mi actividad negadora. En la medida en que combato por la creacin de un mundo ms humano, que es un mundo de reconocimientos recprocos, debo recordarme constantemente que el verdadero salto consiste en introducir invencin en la existencia. Frantz Fanon (Black Skins, White Masks)

El Manual para Juezas y Jueces sobre la Proteccin de los Derechos de las Campesinas y Campesinos constituye un esfuerzo novedoso que pretende contribuir a una mayor proteccin y realizacin de los derechos humanos de las campesinas y campesinos en Amrica Latina. Adems de ilustrar las principales problemticas agrarias que se presentan en la regin (dentro de las que son objeto de controversias frente a los tribunales), su objetivo central es poner a disposicin de las y los jueces latinoamericanos un material que les sirva como fuente de informacin y reexin cuando deban decidir casos relativos a conictos jurdicos en los cuales se ven involucrados campesinos y campesinas. Para ello, la publicacin pretende ofrecer a las y los operadores del derecho una justicacin terica y jurdica (a partir del derecho comparado) para la proteccin de los derechos de las y los campesinos, as como presentar casos modelo que puedan orientarles sobre cmo decidir en conictos jurdicos similares que afecten tales derechos. Adems, presenta algunos desarrollos del derecho comn latinoamericano e identica, en cada caso analizado, la legislacin nacional, regional y en ocasiones tambin internacional empleada por el o la jueza para que puedan ser retomados por sus colegas.
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La elaboracin de la presente publicacin ha implicado una buena dosis de creatividad y se ha convertido, para todas las personas que han participado en ella, en un estimulante desafo. Ello se debe a que su principal documento de referencia (la Declaracin de los Derechos de las Campesinas y Campesinos de La Va Campesina, que constituye un inmenso esfuerzo colectivo y poltico por parte de uno de los movimientos ms relevantes de la actualidad) es un instrumento jurdico todava en construccin que est dando sus primeros y contundentes pasos hacia el reconocimiento a nivel internacional. Esta declaracin es la primera que articula de manera armativa y explcita la aplicacin de los principales tratados de derechos humanos a las y los campesinos, y reconoce derechos especcos de carcter tanto individual como colectivo sobre los cuales todava no existen criterios muy desarrollados o estndares claros. Aunado a ello, hay que recordar que slo pocos pases de la regin cuentan con tribunales especializados en materia agraria, por lo que frecuentemente los conictos que se desarrollan en las zonas rurales son tratados por los tribunales civiles que no toman en cuenta la especicidad del sujeto campesino, sus derechos individuales y colectivos, y tampoco conocen a fondo las problemticas del mundo rural. Esta situacin ha implicado una primera dicultad metodolgica por lo que tiene que ver con la identicacin de los casos a analizar, que han sido rastreados durante meses en los diferentes pases de la regin. La principal referencia que ha guiado la bsqueda es la propia denicin de campesino/a establecida en el artculo 1. de la declaracin en el que se lee: El trmino de campesino o campesina puede aplicarse a cualquier persona que se ocupa de la agricultura, la ganadera, la trashumancia, las artesanas relacionadas con la agricultura u otras ocupaciones similares. Esto incluye a las personas indgenas que trabajan la tierra. An as, en el manual se ha decidido tambin incluir algunos otros casos en los cuales, aun no existiendo total certidumbre de que los sujetos fueran campesinos, exista una fuerte presuncin en este sentido o una signicativa probabilidad que la situacin analizada y resuelta pudiera reproducirse en un mbito rural. Bajo esta lgica, en el manual se encuentran casos como Peralta, Viviana c/ Municipalidad de San Jorge y otros similares resueltos por tribunales argentinos, en el que una jueza estableci, a favor de las y los vecinos de un barrio que se encuentra en los lmites entre la zona urbana y rural, la prohibicin de fumigar con
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agrotxicos en las cercanas de zonas habitadas con el n de proteger el medio ambiente y la salud de los pobladores. Tambin proveniente de Argentina es el importante caso Mendoza, Beatriz Silva y otros c/Estado Nacional y otros s/daos y perjuicios derivados de la contaminacin ambiental del ro Matanza/Riachuelo que trata de manera novedosa las problemticas de violacin a derechos humanos que afectan a las personas que viven en los mrgenes de un ro y establece un plan de saneamiento de la cuenca. Aun cuando en el caso en cuestin los demandantes son claramente habitantes urbanos, se decidi incluirlo al reexionar sobre el hecho de que frecuentemente la poblacin rural vive cerca de ros y cursos de agua que en la regin presentan en general altos grados de contaminacin y que a los campesinos se les debe garantizar todos los derechos humanos de los que goza cualquier persona. La declaracin fue la gua no slo en la identicacin de casos cuyos sujetos principales fueran las y los campesinos, sino tambin en el desarrollo de la investigacin, anlisis y sistematizacin de la jurisprudencia. Como se puede observar en el ndice del trabajo, el orden de la presentacin de los casos deriva del orden de los artculos de la declaracin a los cuales corresponden2. Considerando que en un buen nmero de ellos coexisten violaciones a diferentes derechos, se opt por evidenciar el estndar de proteccin ms alto empleado en la decisin, sin dejar de subrayar la relacin con otros derechos. Los ms de 25 casos aqu examinados son prueba de que la declaracin no es solamente una coleccin de aspiraciones, sino que ya tiene signicativos ejemplos en la jurisprudencia de los tribunales de varios pases de Amrica Latina. Dicho esto, y sin la pretensin de haber realizado una investigacin exhaustiva que contemple todas las decisiones judiciales de la regin en la materia, es importante subrayar que hay algunos temas
2 Hay que advertir que algunos derechos se encuentran repetidos de manera idntica o similar en varios artculos. El caso ms evidente es el del derecho a no ser criminalizado, que se encuentra una primera vez muy detallado en el art. iii.1 cuya letra establece: Las campesinas y campesinos tienen derecho a la integridad fsica y a no ser acosados, desalojados, perseguidos, arrestados arbitrariamente y asesinados por defender sus derechos. Ms adelante, tanto en el art. xii.4 como en el xiii.2 se lee: Las campesinas y campesinos tienen derecho a no ser criminalizados por sus demandas y por sus luchas.

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que parecen estar prcticamente ausentes de los debates judiciales y otros que muy pocas veces son decididos a favor de los derechos de las y los campesinos. Por ejemplo, no se ha encontrado ningn caso que se pueda relacionar con el contenido del artculo vii sobre el derecho a la informacin y a la tecnologa agrcola, ni con el artculo viii sobre libertad para determinar el precio y el mercado de la produccin agrcola, ni tampoco con el artculo xii sobre libertad de asociacin, opinin y expresin. Todos los dems artculos de la declaracin cuentan con uno o ms casos. Sin embargo, como puede observarse al leerla, todos los derechos en ella contenidos estn desarrollados en prrafos que los desagregan y precisan; en ese sentido, es importante subrayar que no se encontraron casos que se relacionaran de forma directa con todos los prrafos de la declaracin. Ello dej fuera del manual algunos temas que son de enorme relevancia en la lucha campesina, tales como el derecho a la alimentacin y la soberana alimentaria (art. iii.2, 12; art. iv.12; art. v.9); los que tienen que ver con el agua para riego y gestin de recursos hdricos (art. iv.5, 6, 7 y vi.4); una gran parte de los derechos desarrollados en el artculo v sobre el derecho a las semillas y al saber y prctica de la agricultura tradicional (art. v.1, 5, 6, 7 y 8); los derechos que tienen que ver con los medios de produccin agrcola (art. vi.2, 3, 5 y 6) y los que componen el artculo x sobre diversidad biolgica (art. x.2, 3, 4, 5 y 6). Tambin conviene resaltar algunas tendencias a nivel nacional que pueden explicarse recorriendo la historia ms o menos reciente de cada uno de los pases, sobre la cual ofrecemos algunas breves reexiones en las notas a pie de pgina. Argentina presenta varios casos relacionados con contaminacin por agroqumicos en los que las y los jueces avanzan en la proteccin del medio ambiente y la salud de las personas recurriendo al marco jurdico nacional que, adems de reconocer los dos derechos antes mencionados, incluye con cierta amplitud el principio precautorio. Brasil se caracteriza por una variedad de sentencias que reejan conictos de tierras. Las analizadas en el manual son resueltas a favor de los movimientos campesinos, en su mayora pertenecientes al Movimiento de los Trabajadores Sin Tierra (mst), recurriendo al principio de la funcin social de la propiedad. Las sentencias que se analizan de la Corte Suprema colombiana abordan temas muy diferentes entre s y se caracterizan por un avance creativo en la proteccin de los derechos
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combinado con rigor jurdico. Finalmente, los casos sobre Mxico se encuentran enmarcados, en su mayora, en la legislacin agraria. El manual incia con un estudio preliminar que se aboca a contextualizar las razones que han motivado la elaboracin de la Declaracin de los Derechos de las Campesinas y Campesinos y explica brevemente su contenido. En ese texto tambin se ilustran los pasos que se estn dando para su reconocimiento a nivel internacional, adems de mencionar una serie de otros instrumentos que aportan al reconocimiento de algunos de los derechos incluidos en la declaracin. En el segundo captulo se analizan los diferentes casos nacionales. Despus de haberlos reunido bajo los artculos de la declaracin, se indican las palabras clave, el pas y tribunal que los resolvi, adems de la fecha de la decisin que se analiza, que no obligatoriamente es la denitiva. Al nal de cada uno de ellos se presenta una breve reexin sobre su relevancia y se indica dnde se puede encontrar la decisin completa. El tercer captulo presenta los pocos ejemplos y avances que sobre este tema se han dado a nivel del Sistema Interamericano de Derechos Humanos. Finalmente, el manual termina con un anexo en el que jueces y juezas pueden tener acceso a la versin completa de la Declaracin de los Derechos de las Campesinas y Campesinos. Conamos en que el esfuerzo aqu emprendido colabore con la discusin que se est dando a nivel internacional destinada al reconocimiento explcito de los derechos de campesinas y campesinos, as como a su efectiva proteccin judicial. Esperamos adems que se convierta en una til herramienta de consulta y referencia para grupos y movimientos campesinos, organizaciones de la sociedad civil, estudiantes e investigadores/as que trabajan sobre estos temas. Ciudad de Mxico, Mxico, diciembre de 2012

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Captulo i
Estudio preliminar: los derechos humanos de las campesinas y campesinos

Sofa Monsalve Surez fian Internacional

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Primera parte
Por qu es necesario aumentar la proteccin judicial de los derechos humanos de las campesinas y campesinos?

i.1 Situacin de hecho

i.1.1  Patrones comunes de violacin a los derechos humanos de las y los campesinos
En trminos absolutos nunca hubo ms campesinos y campesinas en el mundo que actualmente: alrededor de 1 200 millones de personas a nivel global3, de las cuales cerca de 120 millones son latinoamericanos/as4. Ellas y ellos, las y los sin tierra, las y los trabajadores rurales, los pueblos indgenas y las y los agricultores de pequea y mediana escala, sus familias y comunidades, continan representando casi la mitad de la poblacin mundial, al mismo tiempo que son la columna vertebral de los sistemas alimentarios locales. Se estima que la agricultura familiar campesina est compuesta en Amrica Latina por unos 17 millones de explotaciones, de las cuales 11 millones estn dedicados a la agricultura de subsistencia y 6 millones a la agricultura comercial, mientras que la agricultura empresarial representa slo medio milln de explotaciones5. Esta estructura se encuentra vigente prcticamente en todos los pases de la regin: la
3 Cfr. Van der Ploeg, Jan Douwe. 2009. The New Peasantries. Struggles for Autonomy and Sustainability in an Era of Empire and Globalisation. Earthscan, London. P. xiv. Cfr. Berdegu, Julio and Ricardo Fuentealba. 2011. The State of SmallHolders in Agriculture. Paper presented at the ifad Conference on New Directions for Smallholder Agriculture, 24-25 January, 2011. Rome. P. 7. Es importante mencionar que las estadsticas sobre poblacin rural pueden estar empleando deniciones de rural que llevan a subestimar el verdadero tamao de la poblacin rural. Sobre esta discusin, ver de Ferranti, D., G. E. Perry, W. Foster, D. Lederman, y A. Valds. 2005. Beyond the City. The Rural Contribution to Development. Washington dc: The World Bank. Cfr. Berdegu y Fuentealba, p. cit. P. 11.

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gran mayora de las explotaciones agrcolas son de subsistencia, y las explotaciones pequeas y medianas se destinan principalmente al abastecimiento de los mercados locales y nacionales. Visto desde el punto de vista de quin produce los alimentos bsicos que consume la poblacin latinoamericana, es claro el papel fundamental que cumple la agricultura campesina: en Brasil, por ejemplo, produce el 87% de la yuca, el 70% del frijol, el 46% del maz, el 58% de la leche, el 34% del arroz, el 59% de la cra de cerdos y el 50% de aves6. Cabe destacar que las mujeres rurales son las principales productoras de alimentos en muchos pases; segn la fao, no obstante, su participacin en actividades agrcolas presenta gran variacin dependiendo del continente: mientras en frica Subsahariana el porcentaje puede llegar al 80 por ciento en algunos pases, en Amrica Latina el promedio se encuentra por encima del 20 por ciento7. A pesar de constituir un sector de la poblacin de grandes dimensiones, y de ser el grupo social y econmico que se encarga de garantizar una de las tareas bsicas de la sobrevivencia humana, la alimentacin, las y los campesinos han sido deliberadamente invisibilizados y condenados a desaparecer a medida que avanza el desarrollo y la modernizacin de nuestras sociedades. Las violaciones masivas y sistemticas a sus derechos humanos, raramente percibidas por los gobiernos, la justicia y la opinin pblica en general, son quizs la muestra ms agrante de la opresin social, econmica y cultural a la que prcticamente todas las sociedades contemporneas han sometido al campesinado8. El Grupo de Trabajo sobre el Hambre de la onu constata, por ejemplo, que cerca del 80% de la poblacin mundial que padece hambre vive en zonas rurales. La mayora de las personas que sufren hambre o desnutricin son pequeos campesinos y campesinas que dependen amplia o parcialmente de la agricultura para su sustento.
6 Cfr. ibge. 2009. Censo Agropecuario 2006. Agricultura Familiar. Primeiros Resultados. Brasil, Grandes Regies e Unidades da Federao. Rio de Janeiro. Cfr. fao. 2011. El Estado Mundial de la Agricultura y la Alimentacin 2011/2012. Las mujeres en la agricultura. Roma. P. 11, gura 1. Para una discusin emprica y terica sobre la situacin de los/as campesinos/as hoy, ver Van der Ploeg, p. cit; Prez-Vitoria, Silvia. 2010. El retorno de los campesinos. Una oportunidad para nuestra supervivencia. Icaria Editorial. Barcelona.

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De hecho, la mitad de las personas que sufren hambre son pequeas agricultoras y agricultores privados de un acceso adecuado a los recursos productivos, como tierra, agua, crditos y semillas. De estos, dos tercios vive en tierras marginales y bajo condiciones medioambientales difciles: en colinas o zonas amenazadas por sequas u otras catstrofes naturales como inundaciones y corrimientos de tierras. Asimismo est creciendo el nmero de campesinos/as que viven y trabajan en zonas remotas y con riesgos medioambientales. Adicionalmente, el 22% de los que padecen hambre y desnutricin son familias de campesinos sin tierra que a menudo sobreviven con los ingresos obtenidos en condiciones de trabajo precarias como trabajadores/as sin tierra. Otro 8% se localiza en comunidades rurales que se dedican a la pesca, la caza o la recoleccin. El 60% de todas las personas que sufren hambre crnica son mujeres. A nivel regional, de los 120 millones de personas que viven en el campo en Amrica Latina, 62 millones son pobres y 35 millones no pueden satisfacer sus necesidades alimentarias. De los 53 millones de latinoamericanos/as que padecen hambre, 66% vive en el campo9. En la inmensa mayora de los casos, el hambre y la desnutricin que afecta de manera desproporcionada a la poblacin rural es el resultado de una violacin masiva y sistemtica del derecho a la alimentacin adecuada. El Comit Asesor del Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas ha sido uno de los primeros rganos del sistema internacional de derechos humanos en detectar sta y otras mltiples violaciones a los derechos humanos de las y los campesinos, al mismo tiempo que los ha identicado como un grupo social que necesita proteccin especial. En su estudio sobre la promocin de los derechos de los campesinos y otras personas que trabajan en reas rurales10, el Comit Asesor ha identicado seis causas principales de la discriminacin y la vulnerabilidad de las y los campesinos:
9 Cfr. fao. El estado de la inseguridad alimentaria en el mundo. Roma. P. 10.

10 Cfr. Final Study of the Human Rights Council Advisory Committee on the Advancement of the Rights of Peasants and other People Working in Rural Areas. Human Rights Council, nineteenth session, 24th of February 2012, A/HRC/19/75. Para ver la versin preliminar de este estudio en espaol, visite http://daccess-dds-ny.un.org/doc/UNDOC/GEN/G11/110/51/PDF/ G1111051.pdf?OpenElement. El estudio nal fue adoptado por el Consejo de Derechos Humanos en su 19. sesin en marzo de 2012.

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a) La expropiacin de tierras, desalojos y desplazamientos forzosos. El estudio destaca que ha habido una tendencia de largo plazo, ahora agudizada con la nueva ola de acaparamiento de tierras, de expropiar tierras campesinas, y desalojar y desplazar de manera forzosa a comunidades rurales enteras debido a proyectos de desarrollo como las grandes plantaciones de productos agrcolas de exportacin y de cultivos para la produccin de agrocombustibles, las plantaciones forestales, las grandes represas, los proyectos de infraestructura, la expansin industrial, las industrias extractivas como la minera y el turismo y ciertos proyectos de conservacin ambiental. b) Discriminacin sexual. El estudio resalta la discriminacin de las mujeres rurales en el acceso y el control de los recursos productivos, como la tierra, el agua y el crdito, as como en las leyes laborales. De igual forma, llama la atencin sobre las discriminaciones mltiples a las que se enfrentan las mujeres, por ser mujeres, pobres, campesinas e indgenas. c) Ausencia de reforma agraria y de polticas de desarrollo rural, incluidos los sistemas de riego y las semillas. Rerindose a la experiencia histrica de signicativa reduccin del hambre y la pobreza rural gracias a amplios programas de reforma agraria en pases como Japn, Corea, China, Taiwn y Cuba, el estudio destaca la importancia de las reformas agrarias para proteger los derechos de los/as campesinos/as. De igual forma, enfatiza el signicado de las polticas de desarrollo rural que apoyen y fortalezcan la agricultura campesina, incluyendo polticas de acceso a los recursos hdricos para nes agropecuarios y a las semillas y los recursos togenticos. d) Falta de salarios mnimos y proteccin social. Las personas sin tierra que trabajan como jornaleros y trabajadores/as agrcolas reciben salarios que no son sucientes para garantizar la alimentacin familiar. Adicionalmente, no cuentan con servicios de salud, educacin, jubilacin y proteccin social adecuados. e) Adems de los bajos salarios agrcolas, podra aadirse tambin que los/as campesinos/as no asalariados no cuentan con ingresos que les permitan vivir dignamente. Polticas nacionales altamente discriminatorias contra los/as campesinos/as y la agricultura campesina, conjuntamente con condiciones internacionales marco que promueven la liberalizacin del comercio
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y la concentracin de toda la cadena alimentaria y las cadenas de valor agrcolas en manos de unas pocas transnacionales son los principales factores responsables de esta situacin11. Muchos gobiernos han aplicado polticas regresivas para el disfrute de los derechos de los/as campesinos/as, destacndose entre ellas los procesos de privatizacin de la tenencia de la tierra y el agua, que han llevado a la reconcentracin de la propiedad sobre la tierra y el acceso al agua; la extrema debilidad de programas de reforma agraria; el desmantelamiento de los servicios pblicos rurales y de todos aquellos que apoyan la produccin y la comercializacin de la pequea y la mediana agricultura; y las polticas de seguridad alimentaria basadas en el libre comercio internacional. f) Represin y penalizacin de los movimientos de defensa de los derechos de las personas que trabajan en zonas rurales. El estudio del Comit Asesor coincide con la anterior Representante Especial de los Defensores de Derechos Humanos de la onu, Hina Jilani, en llamar la atencin sobre el hecho de que los defensores de los derechos a la tierra, los recursos naturales y las cuestiones ambientales se ven particularmente expuestos a agresiones y a la violacin de sus derechos consagrados en la Declaracin sobre los Defensores de los Derechos Humanos12. En Brasil, por ejemplo, la Comisin Pastoral de la Tierra, que cuenta con el sistema de monitoreo de los conictos en el campo ms sistemtico del continente, registr entre 2001 y 2010 ms de 10 mil conictos de tierra que afectaron a cerca de 6 millones de personas y que llevaron al asesinato de 360 individuos13.

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Para un anlisis de los impactos de la agricultura industrial en los derechos humanos, ver Emanuelli, Maria Silvia et l. (eds.) 2009. Azcar Roja-Desiertos Verdes. Informe latinoamericano sobre monocultivos y violaciones al derecho a la alimentacin y vivienda adecuadas, al agua, la tierra y el territorio. fian, hic-al, sal. Mxico.

12 Cfr. Asamblea General de la onu. Informe presentado por la Sra. Hina Jilani, Representante Especial del Secretario General sobre la Cuestin de los Defensores de los Derechos Humanos. un Doc a/hrc/4/37, 24 de enero de 2007, prrafo 40. 13 Cfr. Comisso Pastoral da Terra. Conitos no Campo Brasil 2010. Goinia, abril de 2011.

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Las causas de discriminacin detectadas por el Comit Asesor constituyen a su vez algunos de los patrones ms comunes de violacin a los derechos humanos de los/as campesinos/as. Es claro, por ejemplo, que en los casos de desalojos y desplazamientos forzosos de comunidades campesinas los Estados infringen sus obligaciones de respetar y proteger los derechos a la alimentacin y la vivienda adecuadas, as como el derecho al agua y los derechos a la tierra y el territorio de los/as campesinos/as que pertenecen a pueblos indgenas. En situaciones de pobreza e inseguridad alimentaria de la poblacin rural, debida principalmente a la falta de acceso a la tierra, los Estados tienen la obligacin de facilitar este acceso y, por lo tanto, incumplen esta obligacin cuando no aplican polticas de reforma agraria. En situaciones en las que se reprime y penaliza a las organizaciones y movimientos que deenden los derechos de los/as campesinos/as se viola toda una serie de derechos civiles y polticos, en particular: el derecho a la vida y a no ser privado de la vida arbitrariamente; el derecho a no ser sometido a torturas ni a penas o tratos crueles, inhumanos o degradantes; el derecho a no estar sometido ni a esclavitud, ni a servidumbre, ni a trabajo forzoso u obligatorio; el derecho a la libertad y a la seguridad personales, y a no ser sometido a detencin o prisin arbitrarias; el principio de igualdad ante la ley y el derecho al debido proceso; el derecho a la libertad de expresin y a buscar, recibir y difundir informacin; el derecho a la reunin pacca y a la libertad de asociacin; y el derecho a participar en la conduccin de los asuntos pblicos, entre los ms comunes.

i.1.2  Problemas especficos de las y los campesinos en el acceso efectivo a la justicia


Adicionalmente a los principales patrones de violaciones de los derechos humanos descritos arriba, los/as campesinos/as enfrentan tambin serios problemas en el disfrute de su derecho a un recurso efectivo ante los tribunales nacionales competentes, que les ampare contra actos que violen sus derechos fundamentales. Dentro de las principales dicultades y patrones de violacin a este derecho destacan:

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a) Difcil acceso de los/as campesinos/as a la justicia debido a la distancia fsica de los tribunales, los costos del litigio, etc. Por lo general, los/as campesinos/as tienen que recorrer considerables distancias para conseguir asesora legal, entablar demandas ante tribunales y atender todo el proceso. Los costos de estos viajes y del litigio mismo, as como la imposibilidad de ausentarse de las labores del campo, impiden en una gran mayora de casos que los/as campesinos/as recurran a la justicia para reclamar sus derechos. En un estudio emprico sobre el funcionamiento de la accin de tutela en Colombia, accin que puede ser interpuesta por cualquier persona sin necesidad de abogado ni documentacin escrita para proteger los derechos fundamentales ante cualquier juez, se estableci que sta es usada predominantemente por sectores sociales urbanos para reclamar derechos relacionados con seguridad social, salarios, legislacin laboral y educacin. En otras palabras, los sectores pobres y rurales tienen dicultades incluso para usar un recurso judicial tan simple y expedito como ste14. b) Ausencia de tribunales agrarios en muchos pases y/o morosidad en impartir justicia. En muchos pases no existen jurisdicciones especializadas en tratar conictos agrarios, lo que implica que el personal judicial no est bien preparado para entender y tratar este tipo de querellas. En otros casos, la falta de capacidad y de recursos de los tribunales impide realizar peritajes, visitas de campo y concluir los procesos de manera expedita, por lo que los conictos pueden extenderse por mucho tiempo sin resolucin e incluso agravarse. c) Reciente juridicacin de los derechos sociales y falta de comprensin e interpretacin jurdica sobre cmo aplicarlos a las cuestiones agrarias. Conictos por la tierra y el agua, as como los conictos por el control de los recursos naturales en general, son tratados por numerosos tribunales y jueces aplicando solamente las normas relativas a los cdigos civiles y las disposiciones que protegen la propiedad privada; o las normas
14 Cfr. Garca Villegas, Mauricio y Rodrguez, Csar. 2001. La accin de tutela. En: Santos, Boaventura de Sousa y Garca Villegas, Mauricio. 2001. El caleidoscopio de las justicias en Colombia. Anlisis socio-jurdico. Bogot: Siglo del Hombre Editores. Tomo i. P. 423-454.

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que facultan al Estado a expropiar tierras para proyectos de desarrollo, sin tener en cuenta las obligaciones internacionales en materia de derechos humanos que protegen los derechos de los/ as campesinos/as. As, por ejemplo, los derechos de las y los poseedores cuentan con una dbil proteccin judicial, situacin que es aprovechada por otros actores sociales que fabrican escrituras y/o procesos de adquisicin de estas tierras para apropiarse de las mismas y luego invocar su derecho a la propiedad y exigir el desalojo forzoso de las familias poseedoras tradicionales acusndolas de invasoras15. Todava son pocos los jueces que tienen en cuenta en este tipo de querellas las obligaciones que el derecho humano a la vivienda adecuada, tal como ha sido interpretado por el Comit de Derechos Econmicos, Sociales y Culturales de la onu, le impone al Estado en materia de garantizar la seguridad de la tenencia y la proteccin contra desalojos forzosos, independientemente del grado de reconocimiento legal de la tenencia de las y los afectados. d) Lagunas en la legislacin agraria existente para proteger los derechos de los/as campesinos/as y/o existencia de legislaciones agrarias lesivas de sus derechos. Los pueblos indgenas cuentan con instrumentos especcos de proteccin de sus derechos, como el Convenio N. 169 de la oit, que se han ido integrando paulatinamente en los ordenamientos jurdicos nacionales y que les han permitido reclamar en los tribunales la revisin o derogatoria de marcos legales existentes y lesivos para el disfrute de sus derechos, as como exigir nueva legislacin necesaria para garantizarlos16. Los/as campesinos/as, por su parte, no cuentan todava con un instrumento as. La juridicacin de los derechos sociales aplicada especcamente a los/as campesinos/as en
15 Ver, por ejemplo, el caso de las comunidades poseedoras del norte de Argentina. Situacin de los derechos humanos en el noreste argentino en 2008. Ctedra unesco de Sostenibilidad de la Universidad Politcnica de Catalua (upc), Educacin para la Accin Crtica (Edpac), Grupo de Cooperacin del Terrassa (gcct), Grupo de Investigacin en Derechos Humanos y Sostenibilidad (gidhs). 2009. Barcelona. http://edpac.org/ docs/Publicacio_Informe_Argentina.pdf 16 Cfr. oit. 2008. Aplicacin del Convenio 169 de la oit por tribunales nacionales e internacionales en Amrica Latina. Una recopilacin de casos. Disponible en http://www.ilo.org/indigenous/Conventions/no169/lang--es/index.htm

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materia legislativa, tanto para examinar los marcos existentes que puedan ser lesivos para los derechos campesinos como para demandar nueva legislacin en caso que haya vacos de proteccin legal muestra importantes avances en pases como Bolivia y Ecuador17; sin embargo, en la mayora de las naciones de la regin sigue siendo todava una tarea pendiente. En este sentido, contar con un instrumento que articule claramente los derechos de los/ as campesinos/as acelerara un proceso que se requiere con suma urgencia para abordar las causas estructurales de la violacin sistemtica de sus derechos. e) Impunidad rampante de los responsables de crmenes y/o violaciones a los derechos humanos de los/as campesinos/ as como consecuencia de la discriminacin en el acceso a la justicia, pero tambin a causa de relaciones de poder altamente desiguales en las zonas rurales. El caso de Par, uno de los estados de la Amazona brasilea y escenario de intensos conictos por el control de los recursos naturales en los ltimos aos, es profundamente revelador: en el periodo de 1982 a 2008, 687 lderes campesinos y trabajadores rurales fueron asesinados en ese territorio. De este total de homicidios, apenas 259 casos resultaron en procesos penales o en investigaciones policiales, o sea un 62%. Muchos de estos crmenes ya han prescrito. De los 144 procesos penales que fueron abiertos, slo 18 concluyeron con juzgamiento de los acusados en los que se conden a 9 mandantes y 18 pistoleros e intermediarios. De los 9 mandantes condenados, ninguno cumpli o est cumpliendo la pena estipulada, ya que huyeron o estn esperando el resultado de la apelacin de la condena en libertad18. f) Penalizacin de la protesta social. El reclamo de los derechos sociales de manera pacca y por las vas de hecho, tales como las ocupaciones de tierras que no cumplen su funcin social y el bloqueo de carreteras para protestar contra el fracaso de los gobiernos en implementar, por ejemplo, programas de reforma agraria que garanticen la realizacin de los derechos sociales,
17 Ver, por ejemplo, la Ley Orgnica del Rgimen de la Soberana Alimentaria de 2009 en Ecuador; la Ley N 11.326/2006 que establece una poltica nacional de agricultura familiar en Brasil. 18 Cfr. Comisso Pastoral da Terra. p. cit. P. 148.

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son frecuentemente considerados por los tribunales como delitos penales en lugar de ser tratados como conictos sociales.

i.1.3  La crisis ambiental y climtica y el redescubrimiento de la importancia de la agricultura campesina


Adems de los problemas de derechos humanos que enfrentan especcamente los/as campesinos/as y que fueron sintetizados anteriormente, la crisis ambiental y climtica contempornea ha puesto el derecho a un medio ambiente sano y la dimensin de la sostenibilidad del uso de los recursos naturales para la produccin de alimentos, de manera que se garantice universalmente el derecho a la alimentacin adecuada de las generaciones actuales y futuras, como un tema de primer orden. Se calcula que el 90% de las tierras agrcolas del mundo estn siendo usadas para la produccin de monocultivos bajo un modelo de agricultura industrial. Los impactos ecolgicos de este modelo de produccin son desastrosos: entre los ms notables se encuentran la alta vulnerabilidad de sistemas ecolgicamente articializados y genticamente homogneos al cambio climtico, y a la invasin de plagas y enfermedades; la erosin gentica y la destruccin de la biodiversidad a causa de la deforestacin y el uso intensivo de pesticidas19; la salinizacin de los suelos y la prdida de fertilidad de los mismos; el uso excesivo de agua y la contaminacin y destruccin de las fuentes hdricas. El ltimo informe de la fao sobre el estado de las tierras y el agua para la agricultura registra que 25% de los suelos del planeta se encuentran altamente degradados, y que en las zonas cerealeras del mundo la extraccin intensiva de agua est mermando los acuferos a pasos acelerados20. Por otra parte, los estudios del Panel Internacional sobre el Cambio Climtico (picc) sealan que la deforestacin, debida en gran medida a monocultivos, es responsable de producir 17,3% de las emisiones
19 Cfr. Altieri, Miguel. 2009. Desiertos verdes: monocultivos y su impacto sobre la biodiversidad. En: Emanuelli, Maria Silvia et l. p. cit. P. 55-62. 20 fao. 2011. El estado de los recursos de tierras y aguas del mundo para la alimentacin y la agricultura. Roma.

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globales totales de co2. Por sector, la agricultura industrial es responsable del 13,5% de las emisiones, es decir, prcticamente emite la misma cantidad de gases invernadero que el sector transporte, con lo cual es un factor signicativo que contribuye al cambio climtico21. Entre las razones por las cuales la agricultura es uno de los principales emisores de gases de efecto invernadero (gei) se encuentran el uso excesivo de fertilizantes que lleva a emitir gases como el xido nitroso (n2o), con un potencial de produccin de calentamiento global unas 296 veces mayor que el co2, la roturacin, la degradacin de los suelos y la ganadera intensiva22. Dentro de las diferentes iniciativas de diagnstico y bsqueda de alternativas a los serios problemas descritos, se destaca la Evaluacin internacional sobre el conocimiento, ciencia y tecnologa agrcola para el desarrollo (iaastd, por sus siglas en ingls). Esta evaluacin fue fruto de un proceso multidisciplinario e intergubernamental que dur cinco aos y cont con la participacin de una pluralidad de interesados, adems de todas las agencias especializadas de Naciones Unidas involucradas en alimentacin, agricultura, recursos naturales, medio ambiente y salud. La evaluacin regional para Amrica Latina y el Caribe hecha por el diagnstico iaastd agrup los sistemas de produccin agrcola en Amrica Latina y el Caribe en tres: (1) el tradicional/indgena, (2) el convencional y (3) el agroecolgico. El primero est basado en el conocimiento local/ ancestral, est ligado al territorio e incluye los sistemas campesinos. El segundo est centrado en prcticas de produccin intensivas, uso de insumos externos y tiende hacia el monocultivo. El tercero combina la agroecologa y el conocimiento tradicional, busca el uso de insumos biolgicos y la integracin de procesos ecolgicos naturales. La evaluacin constat que los modelos de desarrollo de los ltimos 60 aos han privilegiado el sistema convencional productivista, resultando en un aumento importante de la productividad y la produccin agrcola pero sin que haya habido una disminucin signicativa de la pobreza y la desnutricin. Destaca que
21 picc. 2007. Cambio climtico. Mitigacin del cambio climtico. 22 Cfr. Greenpeace. Agricultura y cambio climtico: impactos climticos de la agricultura y potencial de mitigacin, 2008. Consultado en: http: //www.greenpeace.org/raw/content/espana/reports/resumenencastellano-cool-f.pdf

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mientras en la regin existen alrededor de 209 millones de pobres y 54 millones de desnutridos, que representan respectivamente un 37% y un 10% de la poblacin total, la regin produce tres veces la cantidad de alimentos que consume y tiene los mayores ndices de desigualdad en el mundo, particularmente en lo que se reere a la tenencia de la tierra23. Adems, este modelo genera externalidades negativas que amenazan peligrosamente la sustentabilidad social, ambiental, cultural y energtica. A partir del diagnstico realizado se concluy que no es posible continuar con el sistema de produccin agrcola-pecuario-acutico que domina actualmente el planeta, pues los indicadores de insostenibilidad son cada vez ms fuertes. Inge Ambrecht, una de las autoras de la evaluacin, resume:
Una opcin que ha ido cobrando siempre ms importancia es la de adoptar el sistema agroecolgico, basado en la interaccin entre el conocimiento cientco y el tradicional, dirigido a reducir los impactos negativos de los sistemas convencionales mediante la diversicacin productiva y el uso de tecnologas ecolgicas y socialmente equitativas. La agroecologa busca la sostenibilidad en trminos sociales, econmicos, culturales y ambientales, una escasa articulacin en cadenas productivas y una fuerte vinculacin con el mercado de productos diferenciados, especialmente aquellos que demandan productos orgnicos. Los sistemas tradicionales se caracterizan por una alta agrobiodiversidad. Los policultivos con tcnicas tradicionales o indgenas pueden producir 20-60% ms que los monocultivos. Los policultivos son ms ecientes en el uso de agua, energa y, por su naturaleza, previenen el dao por plagas y malezas, si su ecologa es correctamente entendida y racionalizada a la luz de las prcticas de cultivo24.

23 Para ver la evaluacin regional de Amrica Latina y el Caribe, visite: http: //www.agassessment.org/docs/LAC_SDM_220408_Spanish_Final.htm 24 Cfr. Ambrecht, Inge. 2009. Avance de los monocultivos, soberana alimentaria y derechos humanos: recomendaciones en la evaluacin mundial de iaastd-alc.

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La iaastd ofrece entonces una serie de opciones para la accin dentro de las que destacan: producir diversicadamente (policultivos y rotacin silvopastoriles) manejados en el espacio y el tiempo; satisfacer las necesidades alimentarias de la familia y su contribucin al mercado interno; usar prcticas agroecolgicas; reducir los costos energticos del sistema (menor mecanizacin, distancias de transporte, etc.); aprovechar adecuadamente la biomasa producida dentro de los sistemas; desarrollar capacidades con base en la revaloracin del conocimiento local e innovaciones tecnolgicas comprobadas. El Relator Especial sobre el Derecho a la Alimentacin, Olivier de Schutter, present en el 2010 un informe sobre la necesidad de reorientar los sistemas de explotacin agrcola hacia modos de produccin de gran productividad y sostenibilidad que contribuyan a una realizacin efectiva del derecho humano a una alimentacin adecuada. Con base en una amplia evidencia cientca, el Relator Especial concluye que la agroecologa es un modo de desarrollo agrcola que no slo presenta fuertes conexiones conceptuales con el derecho a la alimentacin, sino que, adems, ha demostrado dar resultado para avanzar rpidamente en el combate al hambre y la superacin de la malnutricin e inseguridad alimentaria. El informe recomienda entonces una serie de polticas pblicas que los Estados deberan promover para reorientar los sistemas agrcolas de manera que se mejore la sostenibilidad de los agroecosistemas imitando a la naturaleza, no a la industria; se mejoren los ingresos y los medios de sustento de la poblacin rural; se aumente la productividad agrcola y la seguridad alimentaria, y se detenga la tendencia a la prdida de especies y la erosin gentica25.

25 Cfr. De Schutter, Olivier. 2010. Agroecologa y el derecho a la alimentacin. Informe presentado en la 16. sesin del Consejo de Derechos Humanos. [a/hrc/16/49].

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i.2  Situacin de derecho: los derechos de las y los campesinos en el derecho internacional

Si bien los derechos de las y los campesinos todava no cuentan con un instrumento de proteccin especca en el derecho internacional, ellas/os, como todos los seres humanos, gozan de la proteccin de los instrumentos de derechos humanos. A continuacin vamos a presentar una recopilacin de los principales estndares internacionales de derechos humanos y derecho ambiental, as como otros instrumentos relevantes que pueden ser aplicados como fundamento jurdico por va de aplicacin directa o por va interpretativa para reconocer, proteger y promover los derechos de los/as campesinos/as. El estudio del Comit Asesor del Consejo de Derechos Humanos mencionado anteriormente ha identicado cuatro instrumentos principales: el Pacto Internacional de Derechos Econmicos, Sociales y Culturales (pidesc) y el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Polticos (pidcp) ofrecen una proteccin considerable a los derechos de los/as campesinos/as y otras personas que trabajan en las zonas rurales; la Convencin sobre la Eliminacin de Todas las Formas de Discriminacin contra la Mujer (cedaw, por sus siglas en ingls) proporciona proteccin especial a las mujeres rurales; mientras que la Declaracin de las Naciones Unidas sobre los Derechos de los Pueblos Indgenas (dnudpi) reconoce los derechos de los pueblos indgenas26.

i.2.1  Aplicabilidad del derecho internacional de los derechos humanos en el mbito domstico
La aplicabilidad del derecho internacional de los derechos humanos en los pases latinoamericanos ha sido desarrollada y reconocida en lo que se conoce como la Doctrina del Bloque de Constitucionalidad,
26 Cfr. Comit Asesor, p. cit., nota al pie de pgina 8, prrafos 43-62.

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tanto en stricto sensu como lato sensu. En la prctica, este concepto jurdico implica que los/as abogados/as o las personas que recurran a la justicia constitucional para la defensa de sus derechos humanos pueden invocar los pactos e incluso, por ejemplo, las observaciones generales de los rganos de derechos humanos de las Naciones Unidas, en la medida en que stas se han considerado como fuente de interpretacin autorizada del pidesc. Esta perspectiva de derechos humanos como n principal de la justicia constitucional despeja an ms la posibilidad de presentar ante las cortes argumentos de este tipo para la proteccin de las personas que sufren violaciones de sus derechos por parte del Estado, aun cuando stos no se encuentren expresamente consagrados como derechos fundamentales en la Constitucin. En virtud del principio pro homine, las y los jueces deben aplicar la norma ms favorable entre la nacional e internacional a los derechos humanos cuando resuelvan casos sobre violaciones a los mismos. Ms an, las normas de derechos humanos son el ncleo duro (jus cogens) de todo sistema legal y detentan una jerarqua sobre otro tipo de normas.

i.2.2  Pacto Internacional de Derechos Econmicos, Sociales y Culturales


Los artculos 11, 12 y 13 del pidesc que protegen a) el derecho a la alimentacin adecuada, b) el derecho a una vivienda adecuada, c) el derecho a la salud, d) el derecho al agua y e) el derecho a la educacin son los ms relevantes en lo que respecta a la proteccin de los derechos de las y los campesinos y otras personas que trabajan en las zonas rurales. a) Derecho a la alimentacin adecuada El derecho a la alimentacin est proclamado en el artculo 25 de la Declaracin Universal de Derechos Humanos y consagrado en el artculo 11 del pidesc. Se ha interpretado como el derecho de toda persona a poder alimentarse por s misma, por sus propios medios y con dignidad. El Comit de Derechos Econmicos, Sociales y Culturales (cdesc), en su Observacin General N. 12 (1999), declar que el derecho a la alimentacin adecuada se ejerce cuando todo hombre, mujer o nio, ya sea solo o en comn con otros, tiene acceso
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fsico y econmico, en todo momento, a la alimentacin adecuada o a medios para obtenerla (prr. 6). De conformidad con las Directrices voluntarias sobre el derecho a la alimentacin, aprobadas por unanimidad por los Estados miembros de la fao en noviembre de 2004, el derecho a la alimentacin protege el derecho de las personas que trabajan en las zonas rurales a acceder a los recursos productivos o a los medios de produccin, incluidos la tierra, el agua, las semillas, los crditos, los bosques, la pesca y el ganado (directriz 8). Segn las mismas directrices, los Estados deben poner en prctica polticas econmicas, agrcolas, pesqueras, forestales, de uso de la tierra y, cuando convenga, de reforma agraria acertadas, generales y no discriminatorias, que permitan a las y los agricultores, pescadores, silvicultores y otros productores de alimentos, en particular a las mujeres, obtener un rendimiento justo de su trabajo, capital y gestin; deben asimismo estimular la conservacin y la ordenacin sostenible de los recursos naturales, incluso en las zonas marginales (directriz 2.5). b) Derecho a una vivienda adecuada El derecho a una vivienda adecuada est proclamado en el artculo 25 de la Declaracin Universal de Derechos Humanos y consagrado en el artculo 11 del pidesc. En opinin del Comit desc, el derecho a la vivienda no se debe interpretar en un sentido estricto o restrictivo que lo equipare, por ejemplo, con el cobijo que resulta del mero hecho de tener un techo bajo el que vivir. Debe considerarse ms bien como el derecho a vivir en seguridad, paz y dignidad en alguna parte. El derecho a una vivienda adecuada se ha denido en la Observacin General N. 4 (1991) como el derecho de todo hombre, mujer, joven, nia y nio a tener un hogar y una comunidad seguros en que puedan vivir en paz y dignidad. Todas las personas, incluidas las que trabajan en las zonas rurales, tienen derecho a una vivienda que garantice en todo momento unas condiciones mnimas de seguridad jurdica de la tenencia, incluida la proteccin contra los desalojos forzosos; la disponibilidad de servicios, materiales, instalaciones e infraestructuras bsicos, incluido el acceso al agua potable y al saneamiento; la asequibilidad, incluso para los ms pobres, a travs de subsidios de vivienda o la proteccin contra niveles o aumentos desproporcionados de los alquileres; la habitabilidad, incluida la proteccin contra el fro, la humedad, el calor, la lluvia, el viento
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u otras amenazas para la salud; la accesibilidad para los grupos desfavorecidos, especialmente ancianas/os, nias/os, las personas con discapacidad fsica y las vctimas de desastres naturales; y una ubicacin adecuada, lejos de fuentes de contaminacin y cerca de escuelas y servicios de atencin de la salud. Segn la Observacin General N. 7 del pidesc el desalojo forzoso se dene como el hecho de hacer salir a personas, familias y/o comunidades de los hogares y/o las tierras que ocupan, en forma permanente o provisional, sin ofrecerles medios apropiados de proteccin legal o de otra ndole ni permitirles su acceso a ellos. Los desalojos se pueden originar por conictos sobre derechos de tierra, proyectos de desarrollo e infraestructura, como consecuencia de la implementacin de los monocultivos, por situaciones de violencia, etc. La misma og establece que los casos de desalojos forzosos son prima facie (en principio) incompatibles con los requisitos del pidesc y slo podran justicarse en las circunstancias ms excepcionales y de conformidad con los principios pertinentes del derecho internacional. La legislacin internacional crea obligaciones legales particulares para los Estados y derechos para las personas amenazadas de desalojo, como es el caso de los/ as campesinos/as con derechos posesorios, consuetudinarios o informales a tierras, bosques, ros y litorales que no han sido reconocidos y protegidos legalmente. Los desalojos forzosos son siempre atribuibles a decisiones, leyes o polticas de los Estados o a que stos no hayan impedido que terceros (particulares, empresas, etc.) los lleven a cabo. Los Principios Bsicos y Directrices sobre los Desalojos y Desplazamientos Basados en el Desarrollo, presentados por el anterior Relator Especial sobre la Vivienda Adecuada y adoptados de manera formal por el Consejo de Derechos Humanos en diciembre de 200727, proveen mayor orientacin y guas operacionales sobre las diferentes etapas del desalojo. Estos principios buscan minimizarlos, hacen un llamado siempre que sea posible a favor de las posibles alternativas a los mismos y subrayan que los desalojos slo podrn tener lugar en circunstancias excepcionales. Cuando stos sean inevitables, los
27 Los principios sobre desalojos se encuentran en el Anexo I del Informe Anual del Relator Especial, para su consulta vase: http://www2.ohchr.org/ english/issues/housing/docs/guidelines_sp.pdf

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principios establecen ciertos estndares no negociables de derechos humanos que deben ser respetados y sostenidos. c) Derecho a la salud El derecho a la salud est proclamado en el artculo 25 de la Declaracin Universal de Derechos Humanos y reconocido en el artculo 12 del pidesc, donde se dene como el derecho al disfrute del ms alto nivel posible de salud fsica y mental que permita vivir dignamente. El derecho a la salud abarca no slo una atencin adecuada de la misma, sino tambin los principales factores determinantes de la salud, como el acceso al agua potable y a condiciones sanitarias adecuadas, el suministro suciente de alimentos aptos para el consumo, una nutricin adecuada, una vivienda adecuada, un entorno laboral y ambiental saludable y el acceso a educacin e informacin sobre cuestiones relacionadas con la salud, incluida la salud sexual y reproductiva. A juicio del Comit de Derechos Econmicos, Sociales y Culturales, los Estados parte del pidesc deben velar por que todas las personas, incluidas las que trabajan en las zonas rurales, tengan acceso a los servicios mdicos y a los factores determinantes de la salud. Adems, los Estados tienen la obligacin fundamental de garantizar en todo momento, como mnimo, el derecho de acceso a los centros, bienes y servicios de salud sobre una base no discriminatoria, en especial por lo que respecta a los grupos vulnerables o marginados; el acceso a una alimentacin esencial que sea nutritiva, adecuada y segura, y garantice que nadie padezca hambre; y el acceso a un hogar, una vivienda y unas condiciones sanitarias bsicas, as como a un suministro adecuado de agua potable. d) Derecho al agua El derecho al agua es parte del derecho a un estndar adecuado de vida consagrado en el artculo 1128. El derecho al agua tambin est indisolublemente asociado al derecho al ms alto nivel posible de salud (prr. 1 del art. 12)29 y al derecho a una vivienda y una alimen28 Vanse los prrafos 5 y 32 de la Observacin General N. 6 (1995) del Comit, relativa a los derechos econmicos, sociales y culturales de las personas mayores. 29 Vase la Observacin General N. 14 (2000) sobre el derecho al disfrute del ms alto nivel posible de salud, prrafos 11, 12 a), b) y d), 15, 34, 36, 40, 43 y 51.

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tacin adecuadas (prr. 1 del art. 11)30. El Comit desc present en su og N. 15 una interpretacin detallada del derecho al agua31. En dicho documento es denido como el derecho de todos/as a disponer de agua suciente, salubre, aceptable, accesible y asequible para el uso personal y domstico. Considera el Comit que este derecho se encuadra con toda claridad en la categora de las garantas indispensables para asegurar un nivel de vida adecuado, porque es una condicin necesaria para la supervivencia. Y aunque en la og se seala que en la asignacin del agua debe concederse prioridad al derecho de utilizarla para nes personales y domsticos, y a los recursos hdricos necesarios para evitar el hambre y las enfermedades, as como para cumplir las obligaciones fundamentales que entraa cada uno de los derechos del pidesc, tambin se indica que los Estados deben reconocer que se trata de un bien que es indispensable para el ejercicio de otros derechos como el de alimentacin y vivienda adecuadas, higiene ambiental, salud, a ganarse la vida mediante un trabajo, a disfrutar determinadas prcticas culturales. En su prrafo 7 la og indica tambin: El Comit seala la importancia de garantizar un acceso sostenible a los recursos hdricos con nes agrcolas para el ejercicio del derecho a una alimentacin adecuada (vase og N. 12 de 1997)32. Debe hacerse lo posible para asegurar que las y los agricultores desfavorecidos y marginados, en particular las mujeres, tengan un acceso equitativo al agua y a sus sistemas de gestin, incluidas las tcnicas sostenibles de recogida del agua de lluvia y de irrigacin. Tomando nota de la obligacin establecida en el prrafo 2 del artculo 1 del pidesc, que dispone que no
30 Vase el apartado b) del prrafo 8 de la Observacin General N. 4 (1991). Vase tambin el informe del Relator Especial de la Comisin de Derechos Humanos sobre una vivienda adecuada como parte del derecho a un nivel de vida adecuado, el Sr. Miloon Kothari (e/cn.4/2002/59), presentado de conformidad con la Resolucin 2001/28 del 20 de abril de 2001. En relacin con el derecho a una alimentacin adecuada, vase el Informe del Relator Especial sobre el Derecho a la Alimentacin, el Sr. Jean Ziegler (e/cn.4/2002/58), presentado de conformidad con la Resolucin 2001/25 del 20 de abril de 2001. 31 Para ver la Observacin General N. 15 completa visite: http://www1.umn.edu/humanrts/gencomm/epcomm15s.html 32 Esto guarda relacin tanto con la disponibilidad como con la accesibilidad del derecho a una alimentacin adecuada (vase la Observacin General N. 12 (1999), prrs. 12 y 13).

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podr privarse a un pueblo de sus propios medios de subsistencia, los Estados parte deberan garantizar un acceso suciente al agua para la agricultura de subsistencia y para asegurar la subsistencia de los pueblos indgenas33. e) Derecho a la educacin El derecho a la educacin se consagra en el artculo 26 de la Declaracin Universal y en los artculos 13 y 14 del pidesc. En stos se reconoce el derecho de toda persona a la educacin, la cual debe orientarse hacia el pleno desarrollo de la personalidad humana y del sentido de su dignidad. Asimismo, la educacin debe capacitar a todas las personas para participar efectivamente en una sociedad libre, favorecer la comprensin, la tolerancia y la paz. Por su parte, la og N. 13 del cdesc arma que la educacin es el principal medio que permite a las y los adultos y menores, marginados econmica y socialmente, salir de la pobreza y participar plenamente en sus comunidades, con lo cual lo convierte en un derecho de suma importancia para la emancipacin de los sectores rurales oprimidos, en particular de las mujeres.

i.2.3  Pacto Internacional de Derechos Civiles y Polticos


Muchos de los derechos consagrados en el pidcp protegen a las y los campesinos y otras personas que trabajan en zonas rurales. De ellos, los ms importantes son el derecho a la vida, el derecho a no ser sometido a detenciones arbitrarias, el derecho a un juicio imparcial y las libertades de expresin y de asociacin. El Comit de Derechos Humanos subray la importancia fundamental del derecho a la vida en su og N. 6, segn la cual la
33 Vase tambin la Declaracin de Entendimiento que acompaaba la Convencin de las Naciones Unidas sobre el derecho de los usos de los cursos de agua internacionales para nes distintos de la navegacin (A/51/869, de 11 de abril de 1997), que deca que, al determinar las necesidades humanas esenciales en caso de conicto armado, se ha de prestar especial atencin al suministro suciente de agua para sostener la vida humana, incluidas el agua potable y el agua necesaria para la produccin de alimentos a n de impedir la hambruna.

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proteccin contra la privacin arbitraria de la vida que se menciona de forma explcita en la tercera frase del artculo 6, prrafo 1, es de importancia capital. A juicio del Comit, los Estados parte no slo deben tomar medidas para evitar y castigar los actos criminales que entraen la privacin de la vida sino tambin evitar que sus propias fuerzas de seguridad maten de forma arbitraria. La privacin de la vida por las autoridades del Estado es una cuestin de suma gravedad. De conformidad con el pidesc, los/as campesinos/as y otras personas que trabajan en zonas rurales tambin tienen derecho a no ser sometidos a detenciones arbitrarias y a ser juzgados con imparcialidad si son detenidos (arts. 9 y 14). Toda persona privada de libertad tiene derecho a ser tratada humanamente (art. 10) y todo individuo tiene derecho a la libertad de expresin y de asociacin, el derecho a fundar sindicatos y aliarse a ellos para la proteccin de sus intereses y el derecho de reunin pacca (art. 19, 21 y 22). Por consiguiente, las privaciones arbitrarias de libertad y las ejecuciones extrajudiciales de las y los dirigentes campesinos son violaciones graves del pidesc, por cuanto vulneran el derecho de esas personas a la libertad de expresin y asociacin y el derecho de los movimientos campesinos a reunirse paccamente. De igual forma, el principio de igualdad ante la ley y el derecho al debido proceso (arts. 14, 26), as como el derecho a participar en la conduccin de los asuntos pblicos (art. 25), son derechos esenciales para superar la discriminacin sistemtica que enfrentan las y los campesinos.

i.2.4  Convencin sobre la Eliminacin de Todas las Formas de Discriminacin contra la Mujer
Uno de los principales objetivos de esta convencin es poner n a la discriminacin de las mujeres que viven en zonas rurales. El artculo 14 protege especcamente el derecho de las mujeres que viven en zonas rurales a acceder sin discriminacin alguna a los recursos de produccin, incluida la tierra, as como al trabajo, una vivienda adecuada y los programas de seguridad social, salud, educacin y formacin profesional. Tambin se establece que los Estados parte deben adoptar las medidas apropiadas para eliminar la discriminacin contra la mujer en las zonas rurales y garantizar
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su derecho a organizar grupos de autoayuda y cooperativas, a n de obtener igualdad de acceso a las oportunidades econmicas mediante el empleo por cuenta propia o por cuenta ajena; obtener acceso a los crditos y prstamos agrcolas, a los servicios de comercializacin y a las tecnologas apropiadas, y recibir un trato igual en los planes de reforma agraria y de reasentamiento, y gozar de condiciones de vida adecuadas, particularmente en las esferas de la vivienda, los servicios sanitarios, la electricidad y el abastecimiento de agua, el transporte y las comunicaciones. En varias de sus observaciones nales, el Comit para la Eliminacin de la Discriminacin contra la Mujer ha indicado que los programas de desarrollo deberan dar prioridad a las mujeres de las zonas rurales y que los Estados parte deberan proteger el acceso de la mujer a la tierra frente a las actividades de empresas privadas y los desalojos forzosos.

i.2.5  Convenio 169 de la Organizacin Internacional del Trabajo y Declaracin de las Naciones Unidas sobre los Derechos de los Pueblos Indgenas
El principal instrumento internacional relativo a la proteccin de los derechos de los pueblos indgenas y otras comunidades tnicas es el Convenio 169 de la oit sobre Pueblos Indgenas y Tribales en Pases Independientes, de 1989, raticado por 20 Estados34. El convenio reconoce el derecho al territorio de los pueblos que obliga a los gobiernos a respetar la importancia especial que para las culturas y valores espirituales de los pueblos interesados reviste su relacin con las tierras o territorios, o con ambos, segn los casos que ocupan o utilizan de alguna otra manera, y en particular los aspectos colectivos de esa relacin (art. 13). La proteccin otorgada por el Convenio 169 tambin comprende el reconocimiento del derecho de propiedad y posesin sobre las tierras que tradicionalmente ocupan y de utilizacin de las tierras no exclusivamente ocupadas por los pueblos, pero a las cuales tienen tradicionalmente acceso conforme
34 Para ver el Convenio 169 completo visite: http://www.ilo.org/ilolex/ cgi-lex/convds.pl?C169

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a sus usos y costumbres. Los derechos de los pueblos interesados abarcan, igualmente, el derecho sobre los recursos naturales existentes en su territorio y a participar en la utilizacin, administracin y conservacin de los mismos (art. 15). Los pueblos no debern ser trasladados de las tierras que ocupan; cuando, excepcionalmente, el traslado y la reubicacin se consideren necesarios, slo debern efectuarse con su consentimiento dado libremente y con pleno conocimiento de causa (art. 16). Por su parte, la Declaracin de las Naciones Unidas sobre los Derechos de los Pueblos Indgenas, adoptada por la Asamblea General de la onu en septiembre de 200735, prev la proteccin absoluta contra el despojo de tierras, territorios y recursos (art. 8b), y el derecho a no ser forzosamente desalojados de sus territorios sin consentimiento libre, previo e informado (art. 10); adems, reconoce el derecho de las comunidades a las tierras, territorios y recursos que tradicionalmente hayan posedo, utilizado u ocupado, as como la propiedad tradicional y las obligaciones estatales de reconocer y proteger ese derecho y los distintos sistemas de tenencia de la tierra (art. 26).

i.2.6 Otros estndares relevantes


El Convenio sobre Diversidad Biolgica (cdb)36 reconoce la importancia de que las comunidades locales y los pueblos indgenas continen viviendo en los territorios donde han desarrollado su forma de vida y su conocimiento tradicional. El artculo 8.j) deende la importancia del conocimiento tradicional y establece que los pases rmantes tienen la obligacin de respetar, preservar y mantener este conocimiento. A su vez, al ser un conocimiento dependiente de la diversidad biolgica, su proteccin debe darse en el territorio mismo donde surge, de lo contrario ste se debilitara y eventualmente podra perderse. Por lo tanto, para proteger el conocimiento tradicional, hay que proteger el territorio donde se asientan las comunidades detentoras del mismo as como su rea de inuencia. Sin tierra/territorio no hay conocimiento
35 Para ver la declaracin completa visite: http://daccessdds.un.org/doc/ UNDOC/GEN/N06/512/10/PDF/N0651210.pdf?OpenElement 36 Para ver el convenio visite: http://www.cbd.int/doc/legal/cbd-es.pdf.

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tradicional posible. Esta norma es reforzada con el artculo 10.c) al crear la obligacin para los pases rmantes de proteger la utilizacin consuetudinaria de los bienes de la naturaleza, de conformidad con las prcticas culturales tradicionales compatibles con la conservacin. El Tratado Internacional sobre los Recursos Fitogenticos para la Alimentacin y la Agricultura de la fao37, que entr en vigor en 2004 despus de haber sido raticado por 40 Estados, reconoce la enorme contribucin que han aportado y siguen aportando las comunidades locales e indgenas y las y los agricultores de todas las regiones del mundo, en particular los de los centros de origen y diversidad de las plantas cultivadas, a la conservacin y el desarrollo de los recursos togenticos que constituyen la base de la produccin alimentaria y agrcola en el mundo entero. En consecuencia, este tratado consagra los derechos de las agricultoras/es y llama a los Estados parte a adoptar las medidas pertinentes para protegerlos y promoverlos, destacando en particular: a) la proteccin de los conocimientos tradicionales de inters para los recursos togenticos para la alimentacin y la agricultura; b) el derecho a participar equitativamente en la distribucin de los benecios que se deriven de la utilizacin de los recursos togenticos para la alimentacin y la agricultura; y c) el derecho a participar en la adopcin de decisiones, a nivel nacional, sobre asuntos relativos a la conservacin y la utilizacin sostenible de los recursos togenticos para la alimentacin y la agricultura (art. 9.2). Especica, adems, que nada de lo que se dice en el artculo 9 se interpretar en el sentido de limitar cualquier derecho que tengan las y los agricultores a conservar, utilizar, intercambiar y vender material de siembra o propagacin conservado en las ncas, con arreglo a la legislacin nacional y segn proceda. Desde la Declaracin de Estocolmo38 (1972) se reconoce la importancia del medio ambiente para la vida y el desarrollo de las personas en todos sus mbitos: espiritual, moral, social e intelectual. El medio ambiente se considera ahora esencial para el goce de los derechos humanos. La declaracin reconoce adems la importancia de conservar, restaurar y mejorar la tierra en su
37 Para ver el tratado visite: ftp://ftp.fao.org/docrep/fao/011/i0510s/ i0510s.pdf. 38 http://www.pnuma.org/docamb/mh1972.php.

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aspecto productivo, y que sta debe explotarse sin poner en riesgo el nivel de vida de las generaciones futuras. Por su parte, la Declaracin de Ro de 199239 contiene elementos importantes, ya que reconoce el derecho a vivir una vida saludable y en armona con la naturaleza y limita el uso de los bienes naturales por parte de los gobiernos a lo que determinen sus polticas nacionales. Tales usos deben darse respetando las necesidades de desarrollo y ambientales de las generaciones futuras. Por lo tanto, la proteccin ambiental es una parte inherente del proceso de desarrollo. El desarrollo sostenible debe ser alcanzado, entre otras formas, a travs de la eliminacin de modalidades de produccin y consumo insostenibles segn el principio 8. Segn el principio 10, la participacin ciudadana, incluyendo procesos de toma de decisiones, es una de las mejores formas de tratar las cuestiones ambientales. El principio 20 reconoce el invaluable papel de las mujeres en la ordenacin del medio ambiente y el desarrollo. Lo mismo hace el principio 22 en relacin a los pueblos indgenas que, segn el cdb, poseen importante conocimiento tradicional por lo que debe tener una participacin efectiva en el desarrollo sostenible. La Conferencia Mundial sobre Reforma Agraria y Desarrollo Rural y su Plan de Accin, ms conocidos como la Carta Campesina adoptada por la Asamblea General de la onu en 197940, y la Declaracin de la Conferencia Internacional sobre Reforma Agraria y Desarrollo Rural (ciradr)41 rmada por 92 Estados en 2006, constituyen dos puntos de referencia destacados para identicar polticas pblicas y medidas de proteccin y realizacin de los derechos de las y los campesinos. Las Directrices voluntarias sobre la gobernanza responsable de la tenencia de la tierra, las pesqueras y los bosques42 en el contexto de la seguridad alimentaria nacional, adoptadas por el Comit de Seguridad Alimentaria Mundial en mayo de 2012, constituyen el primer instrumento internacional que aborda la cuestin de la tierra, las pesqueras y los bosques desde el punto de vista de los derechos humanos de los grupos rurales no indgenas, como las y los campesinos, pescadores y
39 http://www.pnuma.org/docamb/dr1992.php. 40 http://www.fao.org/docrep/U8719S/U8719s00.htm. 41 http://www.fao.org/sd/dim_in1/in1_060701_es.htm. 42 Para ver las directrices visite http://www.fao.org/docrep/016/i2801s/ i2801s.pdf.

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pastores. En este sentido, es un instrumento muy importante pues da orientaciones especcas a los Estados para establecer marcos legales y aplicar polticas relativas a la tierra, las pesqueras y los bosques de acuerdo a las obligaciones de derechos humanos contradas con la raticacin de los principales tratados. Cabe destacar que estas directrices establecen un nuevo estndar con respecto a la consulta y la participacin de grupos no indgenas en procesos de toma de decisin que puedan afectar sus derechos de tenencia (prrafo 3b6); identican la responsabilidad especca de actores no estatales de respetar derechos de tenencia legtimos y los derechos humanos; y llaman a los Estados de origen de sociedades transnacionales a tomar medidas para asegurar que las empresas no estn involucradas en abusos contra los derechos humanos y derechos legtimos de tenencia (prrafo 3.2). Las directrices tambin urgen a los Estados a reconocer y respetar los derechos consuetudinarios y otros derechos legtimos de tenencia an no protegidos por la ley; a que los marcos legales tengan en cuenta el signicado social, cultural, econmico y ambiental de la tierra, las pesqueras y los bosques; y a que reejen la interconexin entre estos recursos y sus usos y se establezca un enfoque integral de su gestin (prrafo 5.3). En contextos de desigualdad en el acceso a los recursos naturales, las directrices urgen a los Estados a realizar reformas redistributivas con nes sociales, ambientales y econmicos (captulo 15). El prrafo 4.8 exige la proteccin de los derechos civiles y polticos de defensores/as de los derechos de las y los campesinos, pescadores, pueblos indgenas, pastores y trabajadores rurales en la defensa de sus tierras, pesqueras y bosques; y el prrafo 4.9 garantiza el acceso a la justicia y a interponer recursos judiciales, incluyendo restitucin, indemnizacin, compensacin y reparacin. Otros instrumentos relevantes son la Declaracin de la onu sobre el Progreso Social y el Desarrollo, las Directrices voluntarias en apoyo de la realizacin progresiva del derecho a una alimentacin adecuada en el contexto de la seguridad alimentaria nacional43, los Principios y directrices bsicos de las Naciones Unidas sobre desalojos y desplazamientos generados por el desarrollo44, los Principios rectores sobre
43 ftp://ftp.fao.org/docrep/fao/meeting/009/y9825s/y9825s.pdf. 44 Documento a/hrc/4/18, ver: http://www2.ohchr.org/english/issues/ housing/docs/guidelines_sp.pdf.

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desplazamientos internos45, los Principios Pinheiro sobre vivienda y restitucin de la propiedad para los refugiados y personas desplazadas46, el Cdigo de Conducta para la Pesca Responsable47, el Acuerdo de Poblaciones de Peces de la onu y la Agenda Hbitat.

45 Vase http://www.acnur.org/t3/leadmin/scripts/doc. php?le=biblioteca/pdf/0022.


46 http://www.acnur.org/t3/leadmin/scripts/doc.php?le=biblioteca/pdf/3791

47 http://www.fao.org/docrep/005/V9878S/V9878S00.HTM

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Segunda parte
Hacia el reconocimiento de los derechos de las y los campesinos

El movimiento internacional de La Va Campesina ha hecho un llamado a las Naciones Unidas para adoptar una Convencin Internacional sobre los Derechos de las Campesinas y Campesinos. La Va Campesina sostiene que, as como en el caso de otros grupos oprimidos como los pueblos indgenas y las mujeres, ha llegado el momento de hacer explcitos los derechos individuales y colectivos de las y los campesinos, ya que existen grandes vacos en la interpretacin y la implementacin de los principales tratados en materia de derechos humanos cuando se aplican al campesinado. Adems, los/as campesinos/as se enfrentan a una serie de violaciones sistemticas de sus derechos, como en el caso de los crmenes cometidos por las grandes transnacionales o de los acuerdos de libre comercio. Los instrumentos de derechos humanos existentes no previenen ni dan suciente cuenta de este tipo de violaciones, razn por la cual La Va Campesina demanda provisiones y mecanismos especcos para abordar este tipo de violaciones de manera que se garantice la completa proteccin de sus derechos humanos. Como organizaciones de derechos humanos, juezas y jueces y operadores de justicia comprometidos con la observancia universal de los derechos humanos en nuestra regin, y por las razones expuestas en la parte i de este captulo, este manual apoya rmemente el llamado de La Va Campesina y espera ser una contribucin signicativa en el camino de hacer realidad una convencin internacional de los derechos de los/as campesinos/as. Como se mencion ms arriba, el Comit Asesor del Consejo de Derechos Humanos ya empez a ocuparse de este tema y, por mandato del Consejo, elabor un estudio sobre la promocin de los derechos de las y los campesinos y otras personas que trabajan en reas rurales. Este estudio ha identicado tres forma principales para promoverlos: a) aplicar mejor las normas internacionales vigentes; b) colmar
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las lagunas existentes en las normas internacionales de derechos humanos; y c) elaborar un nuevo instrumento jurdico sobre los derechos de las personas que trabajan en las zonas rurales48. Para mejorar la aplicacin de las normas internacionales vigentes, el Comit Asesor recomienda a los Estados integrar estas normas en las constituciones nacionales y adoptar nuevos marcos legales que garanticen una efectiva proteccin a los derechos de los/as campesinos/as. Asimismo, el Comit urge a aprovechar mejor los instrumentos jurdicos no vinculantes que dan mayor visibilidad a las normas de derechos humanos que protegen los derechos de las y los campesinos (algunos de los ms destacados instrumentos de este tipo fueron mencionados en el apartado anterior). El Comit constata que aun si mejorara sustancialmente la aplicacin de las normas internacionales de derechos humanos, sta no sera suciente para proteger plenamente los derechos de las y los campesinos y otras personas que trabajan en las zonas rurales. Esos grupos han sufrido una discriminacin histrica y persistente en muchos pases, y la proteccin actual de sus derechos es insuciente para superar esa situacin. Por lo tanto, es necesario rebasar el marco de las normas vigentes y colmar las lagunas existentes en la normativa internacional de derechos humanos. Finalmente, el Comit recomienda complementar las medidas en curso para colmar dichas lagunas con el desarrollo de nuevos instrumentos:
es especialmente preocupante que la gran mayora de las y los campesinos y otros trabajadores rurales estn empleados en el sector no estructurado y, por lo tanto, no gocen de la proteccin de los convenios de la oit, y que en ningn instrumento internacional de derechos humanos se reconozca expresamente su necesidad de tener acceso seguro a los recursos productivos como la tierra, las semillas, la irrigacin en pequea escala, las pesqueras o los bosques. Por lo tanto, es preciso elaborar un nuevo instrumento internacional sobre los derechos de las y los campesinos y otras personas que trabajan en las zonas rurales49.

48 Cfr. Comit Asesor, p. cit. Nota pie de pgina 8, prrafo 58. 49 Cfr. Comit Asesor, p. cit. Nota pie de pgina 8, prrafo 64.

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En este sentido, el Comit destaca la Declaracin de los Derechos de las Campesinas y Campesinos adoptada por La Va Campesina en marzo de 2009. A juicio del Comit Asesor, esta declaracin ofrece un punto de partida importante para el reconocimiento de los derechos de los/as campesinos/as, ya que su estructura se cie a la Declaracin de las Naciones Unidas sobre los Derechos de los Pueblos Indgenas. El pasado 27 de septiembre de 2012, el Consejo de Derechos Humanos aprob la resolucin que establece la creacin de un grupo de trabajo intergubernamental de composicin abierta encargado de negociar, nalizar y presentar al Consejo de Derechos Humanos un proyecto de Declaracin de las Naciones Unidas sobre los derechos de las y los campesinos y de otras personas que trabajan en zonas rurales (a/hrc/21/l.23)50. Este proyecto se debe basar en la declaracin elaborada por La Va Campesina, ya que ella hace parte del informe presentado por el Comit Asesor, as como en otras propuestas pertinentes. El primer periodo de sesiones de este grupo se llevar a cabo en el 2013. Siguiendo el espritu de las recomendaciones del Comit Asesor y de la resolucin del Consejo de Derechos Humanos, este manual recurre a la Declaracin de los Derechos de las Campesinas y Campesinos adoptada por La Va Campesina para hacer visible la jurisprudencia latinoamericana existente que ya provee una base jurdica importante en favor de la proteccin de los derechos de los/as campesinos/as. Del mismo modo, este manual espera contribuir al proceso de redaccin y negociacin de la Declaracin de las Naciones Unidas sobre los derechos de las y los campesinos y otras personas que trabajan en zonas rurales. De hecho, han sido gobiernos latinoamericanos, en especial los de Bolivia, Ecuador y Cuba, los que han jugado un papel central en promover este proceso en el seno de Naciones Unidas.

50 Disponible en http://daccess-dds-ny.un.org/doc/RESOLUTION/LTD/ G12/170/35/PDF/G1217035.pdf?OpenElement

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Captulo ii
Casos nacionales

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Introduccin

En este captulo presentamos una serie de casos relativos a conictos que involucran los derechos de campesinos y campesinas que han sido resueltos a favor de las y los pobladores rurales51 por diferentes tribunales de Argentina, Brasil, Colombia, Costa Rica, Guatemala y Mxico, o bien que han merecido recomendaciones por parte del Ombudsman52, como es el caso de Argentina. Considerando los contenidos de los artculos de la declaracin de La Va Campesina cuyo texto se encuentra en un anexo al nal de este manual, se elabor el siguiente esquema que resume los derechos de campesinos y campesinas con el n de favorecer la fcil ubicacin de los temas que ms le interesen a quin recurra a esta herramienta:

51 Considerado que, hasta el momento, en la regin son muy pocas las normas que reconocen explcitamente a los campesinos y campesinas como un grupo social que merece proteccin especial, en el presente captulo se presenta una serie de casos cuyos sujetos principales son citados como vecinos/as sin precisar su condicin de campesinos/as. El criterio que se sigui para incluirlos tiene que ver con haber recabado informacin complementaria que permite aseverar que las personas interesadas en el conicto responden a la denicin del art. 1 de la Declaracin de los Derechos de las Campesinas y Campesinos. En otros casos, el criterio que se emple es el de la analoga. 52 En Argentina el Ombudsman se conoce como Defensor del Pueblo.

Artculos sobre derechos de campesinos y campesinas


Art. ii Derechos de los campesinos y campesinas

Derechos especficos desarrollados en cada artculo


1. Igualdad de derechos entre campesinos y campesinas. 2. Derecho a disfrutar, colectiva o individualmente, de todos los derechos humanos internacionalmente reconocidos. 3. Derecho a la no discriminacin por razn de condicin econmica o social. 4. Derecho a participar activamente en el diseo de polticas, toma de decisiones, aplicacin y monitoreo de cualquier proyecto, programa o poltica que afecte sus territorios. 1. Las campesinas y campesinos tienen derecho a la integridad fsica y a no ser acosados, desalojados, perseguidos, arrestados arbitrariamente y asesinados por defender sus derechos. Derecho de las campesinas a estar libres de violencia domstica y libres de la trata de personas. Derecho a la alimentacin y a mantener su cultura alimentaria. Derecho a la salud, lo que incluye el acceso a servicios de salud y medicinas, incluso cuando viven en zonas remotas, y el derecho al uso y desarrollo de la medicina tradicional. Derecho a vivir una vida saludable sin contaminacin por agroqumicos, con especial atencin a los efectos que generan en la fertilidad de las mujeres y la contaminacin de la leche materna. Derecho a decidir sobre el nmero de descendientes y a elegir los mtodos anticonceptivos. Derechos sexuales y reproductivos.

Art. iii Derecho a la vida y a un estndar adecuado de vida

2.

3. 4.

5.

6.

7.

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8. Derecho al agua potable, el trasporte, la electricidad, la comunicacin y el tiempo libre. 9. Derecho a educacin y formacin. 10. Derecho a ingresos adecuados. 11. Derecho a una vivienda digna y vestido adecuados. 12. Derecho a consumir su propia produccin agrcola y a distribuirla. 13. Derecho a la vida sin discriminacin.

Art. iv Derecho a la tierra y el territorio

1. 2. 3.

4. 5.

6. 7. 8. 9.

10.
11.

12. 13.

Derecho a poseer tierras, colectiva o individualmente. Derecho a trabajar su propia tierra, criar ganado, cazar, recolectar, pescar. Derecho a trabajar y disponer de las tierras no productivas de las que dependen para su subsistencia. Derecho a agua potable e instalaciones sanitarias. Derecho a agua para riego y a una produccin agrcola sostenible, controlada por la comunidad. Derecho a gestionar los recursos hdricos de la regin. Derecho a apoyos estatales para la gestin de recursos hdricos. Derecho a gestionar, conservar y beneciarse de los bosques. Derecho a rechazar cualquier forma de adquisicin y conversin de tierras con nes econmicos. Derecho a la tenencia de la tierra y a ser protegidos contra desalojos forzosos. Prohibicin de los latifundios, funcin social de la tierra, acceso equitativo a las tierras. Derecho a tierras agrcolas rentables que aseguren soberana alimentaria. Derecho a mantener y fortalecer sus instituciones polticas, legales, econmicas, sociales y culturales; derecho a participar plenamente dentro de la vida poltica, econmica, social y cultural del Estado.

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Art. v Derecho a las semillas y al saber y prctica de la agricultura tradicional

1. 2.

3. 4.

5. 6.

7.

8. 9. Art. vi Derecho a medios de produccin agrcola 1.

Derecho a determinar las variedades de semillas que se quieren plantar. Derecho a rechazar las variedades de plantas que consideren peligrosas econmica, ecolgica y culturalmente. Derecho a rechazar el modelo industrial de agricultura. Derecho a conservar y desarrollar su conocimiento local sobre agricultura, pesca y cra de ganado. Derecho al uso de instalaciones agrcolas, de pesca y de cra de ganado. Derecho a escoger sus propios productos, variedades, cantidades, calidades y mtodos de prcticas de la agricultura, la pesca o la cra de ganado, individual o colectivamente. Derecho a utilizar sus propias tecnologas o la que escojan con el n de proteger la salud humana y el medio ambiente. Derecho a cultivar, intercambiar o vender sus semillas. Derecho a la soberana alimentaria. Las campesinas y campesinos tienen derecho a obtener fondos del Estado para el desarrollo de la agricultura. Las campesinas y campesinos deben tener acceso a crditos para su actividad agrcola. Las campesinas y campesinos tienen derecho a disponer de los materiales y las herramientas para la agricultura. Las campesinas y campesinos tienen derecho a agua para la irrigacin y para la produccin agrcola, en sistemas sostenibles de produccin controlados por las comunidades locales. Las campesinas y campesinos tienen derecho a facilidades para el transporte e instalaciones para el secado, el almacenamiento y la comercializacin de sus productos.

2. 3.

4.

5.

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6. Las campesinas y campesinos tienen derecho a participar activamente en la planicacin, formulacin y decisin del presupuesto para la agricultura nacional y local.

Art. vii Derecho a la informacin y a la tecnologa agrcola

1.

2.

3.

4.

5.

Las campesinas y campesinos tienen derecho a disponer de informacin imparcial y equilibrada sobre el crdito, el mercado, las polticas, los precios, la tecnologa etc., relacionados con sus propias necesidades. Las campesinas y campesinos tienen derecho a obtener informacin sobre polticas nacionales e internacionales. Las campesinas y campesinos tienen derecho a obtener asistencia tcnica, herramientas de produccin y otras tecnologas apropiadas para aumentar su productividad, respetando sus valores sociales, culturales y ticos. Las campesinas y campesinos tienen derecho a la informacin completa e imparcial sobre bienes y servicios para decidir qu y cmo quieren producir y consumir. Las campesinas y campesinos tienen derecho a obtener informacin adecuada, a nivel nacional e internacional, sobre la preservacin de recursos genticos.

Art. viii Libertad para determinar el precio y el mercado para la produccin agrcola

1.

Las campesinas y campesinos tienen derecho a priorizar su produccin agrcola para las necesidades de sus familias y su comunidad. 2. Las campesinas y campesinos tienen derecho a almacenar su produccin para asegurar la satisfaccin de sus necesidades bsicas y las de sus familias. 3. Las campesinas y campesinos tienen derecho a promocionar mercados locales tradicionales. 4. Las campesinas y campesinos tienen derecho a obtener benecios econmicos de su produccin.

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5. Las campesinas y campesinos tienen derecho a determinar los precios, individual o colectivamente. 6. Las campesinas y campesinos tienen derecho a una retribucin justa por su trabajo para satisfacer sus necesidades bsicas y las de sus familias. 7. Las campesinas y campesinos tienen derecho a obtener un precio justo por su produccin. 8. Las campesinas y campesinos tienen derecho a un sistema justo de evaluacin de la calidad de su producto, nacional o internacionalmente. 9. Las campesinas y campesinos tienen derecho a desarrollar sistemas de comercializacin comunitarios con el n de garantizar la soberana alimentaria. Art. ix Derecho a la proteccin de valores en la agricultura 1. Las campesinas y campesinos tienen derecho a reconocimiento y proteccin de su cultura y de los valores de la agricultura local. 2. Las campesinas y campesinos tienen derecho a desarrollar y preservar el conocimiento agrcola local. 3. Las campesinas y campesinos tienen derecho a rechazar las intervenciones que pueden destruir los valores de la agricultura local. 4. Las campesinas y campesinos tienen derecho a que se respete su espiritualidad, como individuos y como colectivo. 1. Derecho a la proteccin y preservacin de la diversidad biolgica. 2. Derecho a plantar, desarrollar y conservar la diversidad biolgica, individual o colectivamente. 3. Derecho a rechazar las patentes que amenazan la diversidad biolgica, incluyendo las de plantas, alimentos y medicinas.

Art. x Derecho a la diversidad biolgica

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4. Derecho a rechazar los derechos de propiedad intelectual de bienes, servicios, recursos y conocimientos que pertenecen, son mantenidos, descubiertos, desarrollados y/o producidos por la comunidad local. 5. Derecho a mantener, intercambiar y preservar, individual o colectivamente, la diversidad gentica y biolgica, as como la riqueza de recursos de la comunidad local y de las comunidades indgenas. 6. Derecho a rechazar los mecanismos de certicacin impuestos por las multinacionales. Se deben promover y proteger esquemas de garanta locales dirigidos por organizaciones campesinas con el apoyo de los gobiernos. Art. xi Derecho a la preservacin del medio ambiente 1. 2. 3. Derecho a un medioambiente limpio y saludable. Derecho a preservar el medioambiente de acuerdo con su saber y sus conocimientos. Derecho a rechazar cualquier forma de explotacin que cause daos medioambientales. Derecho a convenir y reclamar compensaciones por los daos medioambientales. Derecho a ser indemnizados por la deuda ecolgica y por el despojo histrico y actual de sus territorios.

4. 5.

Art. xii Libertad de asociacin, opinin y expresin

1.

Derecho a la libertad de asociacin con otros y a expresar su opinin, de acuerdo con sus tradiciones y cultura, a travs de demandas, peticiones y movilizaciones. 2. Derecho a formar y participar en organizaciones independientes campesinas, sindicatos, cooperativas o cualquier otra organizacin o asociacin para la proteccin de sus intereses. 3. Derecho individual y colectivo a expresarse en su lenguaje local y habitual, en su cultura, religin, idioma literario y arte local.

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4. Derecho a no ser criminalizados por sus demandas y sus luchas. 5. Derecho a resistir contra la opresin y a recurrir a la accin pacca directa para proteger sus derechos. Art. xiii Derecho al acceso a la justicia 1. Derecho a recursos efectivos en el caso de violaciones de sus derechos. Derecho a un sistema judicial justo, y a tener acceso efectivo y no discriminatorio a los tribunales, as como a tener ayuda legal. 2. Derecho a no ser criminalizados por sus demandas y sus luchas. 3. Derecho a ser informados y a asistencia legal.

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ii.1  Derechos de los campesinos y las campesinas

El artculo ii de la declaracin establece los siguientes derechos: 1. Las campesinas y campesinos tienen derechos iguales. 2. Las campesinas y campesinos tienen derecho a disfrutar totalmente, como colectivo e individualmente, de todos los derechos humanos y libertades fundamentales tal y como reconocen la Carta de las Naciones Unidas, la Declaracin Universal de los Derechos Humanos y el derecho internacional de derechos humanos. 3. Las campesinas y campesinos son libres e iguales a otra gente e individuos y tienen el derecho de estar libres de cualquier tipo de discriminacin en el ejercicio de sus derechos, en particular a estar libres de discriminaciones derivadas de su estatus econmico y social. 4. Las campesinas y campesinos tienen el derecho de participar activamente en el diseo de polticas, en la toma de decisiones, la aplicacin y el monitoreo de cualquier proyecto, programa o poltica que afecte sus territorios.

ii.1.1  Derecho a la no discriminacin por razn de condicin social o econmica (art. ii, 1, 2 y 3 ddc)
Colombia. Corte Constitucional, nmero de expediente: d-599 y d-610 (acumulados), demanda de inconstitucionalidad contra los artculos 4 (parcial), 9 (parcial), 10, 11, 13 (parcial), 14, 36, 37, 41 (parcial), 42, 49 (parcial), 55 (parcial) y 57 de la Ley 48 de 1993, por la cual se reglamenta el servicio de reclutamiento y movilizacin, sentencia c-511/94, actores. Carlos Almanza y Gngora y Fernando Martnez Rojas, demandada. Artculos 4, (parcial), 9 (parcial), 10,
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11, 13 (parcial), 14, 36, 37, 41 (parcial), 42, 49 (parcial), 55 (parcial) y 57 de la Ley 48 de 1993, 16 de noviembre de 1994. Palabras clave Igualdad, no discriminacin, trato diferenciado, experiencia cultural, servicio militar. Hechos Los demandantes plantean varios argumentos respecto a la regulacin del servicio militar, intentando demostrar la inconstitucionalidad por interpretacin errnea y omisin de diferentes preceptos establecidos por la Ley 48 de 1993, por la cual se reglamenta el servicio de reclutamiento y movilizacin. En esencia, piden denir los alcances constitucionales de lo previsto para la prestacin obligatoria del servicio militar, en relacin a la igualdad de los colombianos respecto a esta obligacin ciudadana y las sanciones que implica el no cumplimiento del servicio militar. Lo relevante para el sector campesino es que los demandantes que no son de origen campesino alegan inconstitucional el artculo 13 de la Ley 48 por establecer diferencias respecto a la duracin del servicio militar para personas campesinas respecto a personas no campesinas, infringiendo el precepto constitucional de igualdad entre las y los ciudadanos. La Corte declara constitucionales los artculos impugnados basndose en la argumentacin otorgada por el Ministerio de Defensa y el Ministerio Pblico. Para los nes de este trabajo nos concentraremos en el anlisis del artculo 13 de la Ley 48 de 1993 ya mencionado, donde se establecen diferentes modalidades para atender la obligacin de prestar el servicio militar, distinguiendo cuatro categoras: a) como soldado regular de 18 a 24 meses; b) como soldado bachiller durante 12 meses; c) como auxiliar de polica bachiller durante 12 meses; d) como soldado campesino de 12 hasta 18 meses. Aunque los demandantes alegan que estas distinciones vulneran el principio de igualdad entre los ciudadanos, la Corte argument que tales diferenciaciones tienen razn de ser por los siguientes motivos:
Primero, que las normas responden a distintos patrones, como los

geogrcos que permiten la subclasicacin entre ciudadanos urbanos y rurales, en consideracin a la situacin sociocultural,
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econmica e histrica propia de cada enclave; pero tambin, patrones intelectuales, que distinguen en la poblacin colombiana entre quienes hayan nalizado o no su educacin media o de bachillerato. Ambos criterios permiten la denicin de desigualdades materiales, de un carcter amplio, entre los ciudadanos colombianos. No signican tales distinciones un desconocimiento del principio y derecho a la igualdad consagrado en el artculo 13 de la Constitucin Poltica. Es simplemente el trato diferencial propio de las distintas situaciones objeto de regulacin por la ley. No existe en la norma examinada nimo discriminatorio, de favorecer un estamento de la sociedad en benecio del otro, ni en su propio benecio. La Corte declara que el derecho a la igualdad no puede entenderse como la obligacin pblica de tratamiento homogneo cuando en la realidad hay estratos sociales y diferencias culturales que implican tratos diferenciados. En este sentido, las modalidades establecidas para atender la obligacin de prestar el servicio militar distinguen entre soldado regular (18 a 24 meses), soldado bachiller (12 meses), auxiliar de polica bachiller (12 meses) y soldado campesino (12 a 18 meses), de manera que el tratamiento diferenciado se desarrolla en el trmino de duracin de la prestacin a partir de dos referencias materiales consideradas por la ley. Una, la condicin de tener estudios concluidos de bachillerato, lo que determina una duracin del periodo en 12 meses, se trate de la modalidad soldado bachiller o auxiliar de polica bachiller. La otra referencia tiene que ver con la condicin de no bachiller, que se bifurca entre el llamado soldado regular residente urbano y el soldado campesino, de suerte que los primeros prestan su servicio en 24 meses mientras que los segundos en 18 meses. A nadie escapa el sentido de la distincin entre bachiller y no bachiller, pues condiciones materiales bien marcadas distinguen por el grado de capacitacin certicada a los unos frente a los otros; grado que es el resultado de un esfuerzo, en pases como el nuestro, por mejorar los niveles de desempeo de las personas en los distintos campos de la cultura. A juicio del legislador, imponer un plazo mayor de 12 meses a los bachilleres llamados a desempear labores y tareas en la vida social, en este conjunto normativo de la economa, no debe confundirse con un trato privilegiado. Tal solucin no obedece
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al capricho ni a la injusticia, sino en todo caso a la proteccin de otras manifestaciones de servicio, consideradas como deber en la Carta Poltica (artculo 95), a que estn llamados quienes superando niveles de injusticia en el acceso a la educacin, no pueden, segn criterio del legislador, resultar exentos de la prestacin del primordial servicio militar. Esta es la razn para que, en los 12 meses, los soldados, en especial los bachilleres, vean aumentadas sus responsabilidades en la prestacin del servicio militar, adems de las especcas de formacin militar, con la asimilacin de instruccin y la dedicacin a la realizacin de actividades de bienestar social a la comunidad y tareas de preservacin del medio ambiente y conservacin ecolgica (pargrafo 1. artculo 13 de la ley). Respecto a la poblacin campesina se puede aplicar similar razonamiento, comentando que prestarn su servicio militar obligatorio de 12 a 18 meses, es decir, menos tiempo que el soldado regular, y/o lo ms cercano o similar a la zona geogrca rural donde residen buscando evitar el desarraigo de la juventud campesina de su medio habitual y controlar procesos migratorios. El objetivo es evitar las graves consecuencias que implican para dicha poblacin su traslado y futura estancia permanente en el medio urbano al que se desplazan. Tambin tiene que ver con el inters de la vida social, orientado al crecimiento de la economa agrcola y al reconocimiento de un particular sentimiento de arraigo regional de quienes, desde temprana edad, han vivido vinculados al trabajo de la tierra y a las labores del campo en general, cuyo abandono y efectos de conducta por la va del servicio militar implican costos humanos de tipo individual, pues deben someterse a unos hbitos y disciplinas que no han hecho parte de su educacin ni de su experiencia vital. Estos son ms fcilmente asimilables por el avisado soldado regular, nacido y desarrollado en la ciudad, directamente conectado con las experiencias de las conductas caractersticas del medio urbano, que habilita a convivir en medio de la ciudad.

Igualmente en este caso se mantienen votos disidentes de los magistrados Eduardo Cifuentes Muoz, Carlos Gaviria Daz y Alejandro Martnez Caballero, con amplia disertacin acerca del servicio militar, la libertad de conciencia, el derecho a la objecin de conciencia, el derecho a la resistencia, a la opresin y la desobediencia civil respecto al servicio militar.
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Ahora bien, en lo referente al tema de este manual nos interesara abordar las opiniones respecto al derecho a la igualdad y el trato diferenciado al servicio militar respecto a los soldados urbanos y campesinos. Los argumentos se dan de la siguiente manera:
Una norma que establece un trato diferente entre dos personas

obtiene aprobacin constitucional siempre y cuando supere un test de igualdad que comprende la demostracin de los siguientes puntos: 1) que se trata de casos iguales; 2) que el trato diferenciado se encuentra justicado por una norma que establece un n admisible constitucionalmente; 3) que el medio empleado sea conducente para lograr dicho n; 4) que la relacin entre medio y n supere un juicio de razonabilidad. Segn los magistrados, la argumentacin de la Corte hace total caso omiso de la necesidad de demostrar estos puntos. En su lugar, considera de manera simplista que la diferencia de trato responde a una diferencia fctica evidente entre las categoras de bachiller y no bachiller, por un lado, y las de campesino y no campesino, por el otro. La posicin mayoritaria da por demostrado el hecho de que tales categoras representan caractersticas relevantes para justicar un trato diferente a la luz de un objetivo normativo, lo cual es justamente el punto de llegada no de partida de un anlisis de igualdad. La sentencia parte de la desigualdad de las personas en lugar de demostrar que dicha desigualdad es un elemento que justica un trato diferente. La desigualdad fctica y el trato desigual son factores esenciales al momento de aplicar el principio de igualdad. Sin embargo, esta posibilidad no justica que la Corte pueda desatender la prueba de la relevancia constitucional de la diferencia fctica aducida. No hay que olvidar que la regla general es la de la igualdad entre todas las personas. Toda circunstancia que pretenda ser considerada como relevante para un trato diferenciado debe ser demostrada. De no existir esta carga probatoria, el concepto de relevancia quedara eliminado y cualquier autoridad podra justicar la discriminacin con base en una diferencia fctica casi siempre disponible en la comparacin entre personas. El benecio otorgado a los campesinos se explica por la necesidad de proteger unas condiciones socio-econmicas que se agravaran en el evento de la migracin a las ciudades. Sin embargo, las
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razones de tipo social que justican una proteccin especial de los campesinos se pueden predicar con igual nfasis del grupo de poblacin al cual suelen pertenecer los soldados regulares, esto es, a la poblacin urbana pobre o indigente. Un anlisis del n normativo que justique la diferencia de trato tendra que demostrar que la Constitucin establece una proteccin preferencial del campesino en relacin con el ciudadano pobre. Sin embargo esto no es posible. Ambas situaciones tienen en comn un cierto grado de marginalidad econmica, social, poltica, cultural, etc., que la Constitucin se empea en resolver sin distinciones relativas al origen social. El Estado no puede beneciar a un grupo social, cuando con ello deja en situacin menos favorable a otro grupo que podra ser igualmente merecedor del benecio. Los magistrados alegan que la norma demandada se presenta como una discriminacin positiva afrmative action en benecio de los campesinos y de los bachilleres y analizan la pertinencia de estas diferenciaciones. El Estado puede otorgar facilidades a personas o grupos de poblacin con el objeto de ayudar a conseguir objetivos que de otra manera no se lograran, dada la situacin de subordinacin o inferioridad en la que se encuentran. Esta es adems una de las bases de la justicia tributaria. Sin embargo, el caso que se estudia es bien diferente, pues de lo que se trata aqu es de una reparticin de benecios que deja por fuera a un grupo de la poblacin que tiene tantas razones como los dems para ser acreedor de ellos. Una cosa es conceder un benecio a un grupo minoritario que puede ser objeto de una excepcin a la regla general y otra muy diferente consiste en dividir a la poblacin en diferentes categoras para luego hacer acreedor a unos de los benecios mientras que a otros no. En este ltimo caso la relacin entre regla y excepcin se desvanece y el principio de igualdad se impone a todos. Relevancia del caso Es de remarcar que los argumentos de la sentencia a favor del trato diferenciado de los/as campesinos/as en cuanto al tiempo transcurrido en el servicio militar respecto a los ciudadanos citadinos es destacable a partir de la situacin peculiar no slo social y econmica, sino tambin cultural. Aunque los magistrados no lo exponen
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en todos sus trminos en la sentencia, podemos decir que el cuerpo de la argumentacin del trato diferenciado pone el nfasis en la experiencia, la historia de vida, la relacin con su ambiente; en n, valores culturales todos relacionados al medio rural, diferentes en su manifestacin respecto al medio urbano. Respecto al voto disidente de los colegiados, si bien exponen cuestiones relevantes como la realizacin del test de igualdad, que debera siempre ser aplicado en estos casos pero que no desarrollan completamente, no comentan nada respecto a la diferenciacin cultural entre campesinos y personas residentes en zonas urbanas, basando todos sus argumentos de igualdad en sus condiciones socioeconmicas. Es decir, para los magistrados disidentes son iguales el soldado rural al soldado urbano por su condicin de marginalidad econmica, social, poltica y cultural. En este caso, vale la pena comentar que no se puede tratar de igual manera a una persona o grupo que residan en la ciudad, aunque tenga similar situacin socioeconmica al campesino/a, que a personas o grupos que han desarrollado toda su vida en el campo, en interrelacin con la naturaleza, los animales, la tierra, sus territorios, sus formas de vidas, diferenciadas culturalmente del mbito urbano. Podemos concluir que en este caso los derechos culturales del campesinado, en cuanto a ser y vivir en un medio diferente, es la carga probatoria que se pide en el test de igualdad para otorgar trato diferenciado en los hechos con base en lo establecido en las normas declaradas constitucionales. Sentencia http://www.corteconstitucional.gov.co/relatoria/1994/C-511-94.htm

ii.1.2  Derecho a la no discriminacin por razn de condicin social o econmica (art. ii, 1, 2 y 3 ddc) en relacin con el derecho a la tierra y territorio (art. iv, 1, 2, 3, 10 ddc)
Colombia. Corte Constitucional, nmero de expediente: d-2317, demanda de inconstitucionalidad (parcial) contra el numeral 20 del artculo 12 de la Ley 160 de 1994, por la cual se crea el Sistema Nacional de la Reforma Agraria y se dictan otras disposiciones,
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sentencia c-673/99, actor Luis Enrique Olivera Petro, demanda de inconstitucionalidad artculo 12, numeral 20 de la Ley 160 de 1994, 9 de septiembre de 1999. Palabras clave Principio de igualdad, reforma agraria, democratizacin de la propiedad agraria, adquisicin de predios invadidos, adjudicacin de tierras para las campesinas y campesinos. Hechos El demandante realiza una accin de inconstitucionalidad sobre el artculo 12 de la Ley 160 de 1994, alegando que su numeral 2053 quebranta el principio de igualdad, por cuanto la disposicin establece un privilegio en favor de los propietarios de predios que durante el ao anterior a la promulgacin de la ley 160 de 1994 hubieren sido invadidos, ocupados de hecho o cuya propiedad haya sido perturbada, al facultar al Instituto Colombiano de Reforma Agraria (Incora) para adquirirlos mediante procesos de reforma agraria. Por contraste, arma, no permite al Incora adquirir predios afectados por las mismas perturbaciones cuando stas hayan tenido lugar antes del 5 de agosto de 1993, fecha en que entr en vigencia la citada Ley. En su sentir, el Incora debe negociar, en pie de igualdad, todos los predios rurales que se encuentran en esas condiciones de perturbacin de la propiedad. El demandante asevera, adems, que se vulneran los derechos al debido proceso y a la propiedad, en la medida en que el legislador no autoriz al Incora para adquirir todos los predios invadidos, sin restricciones temporales y sin someter la adquisicin a procedimientos diferentes por razn de la fecha en que tuvo
53 Artculo 12. Son funciones del Instituto Colombiano de la Reforma Agraria: (...). 20. Autorizar, en casos especiales que reglamentar la Junta Directiva, la iniciacin de los procedimientos de adquisicin de predios rurales invadidos, ocupados de hecho o cuya posesin estuviere perturbada por medio de violencia o cuando habiendo obtenido el propietario sentencia judicial favorable y denitiva no pudieren ejecutarse las medidas de lanzamiento o desalojo de los invasores u ocupantes, o si persistieren las perturbaciones de la propiedad en cualquier forma () Los predios invadidos u ocupados de hecho o cuya propiedad est perturbada un ao antes de la vigencia de la presente ley, podrn ser adquiridos por el Incora siempre y cuando sean aptos para la reforma agraria y cumplan con lo ordenado en el Captulo vi de la presente Ley.

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lugar la perturbacin del inmueble. Es decir, que el legislador debi haber sometido a negociacin directa todos los predios invadidos, sin hacer distingos temporales. La Corte declara inconstitucional los preceptos porque establecen una distincin temporal para la adquisicin de predios ocupados mediante procesos de reforma agraria por el Incora a favor de los/as campesinos/as. La distincin legal establecida no tiene razn suciente por lo que vulnera el principio de igualdad jurdica establecido en la Constitucin colombiana. Sus argumentos se basaron principalmente en un anlisis interpretativo de la legislacin impugnada donde demuestra que las regulaciones citadas tienen la intencin de que se lleven a cabo procesos administrativos de adquisicin de tierras por parte del Estado cuando existen conictos de propiedad, posesin y ocupacin ilegal. El objetivo principal de tal normativa es realizar trmites de adjudicacin de tierras para campesinos/as sobre todo ocupantes de tierras mediante procedimientos de reforma agraria, alegando la importancia de la tenencia de la tierra para este sector como instrumento fundamental de trabajo y sobrevivencia y, en ltima instancia, para el desarrollo econmico del pas. Se deende as la necesidad de ejercer acciones legales administrativas a favor de campesinos que radicaran en predios invadidos. En este sentido, los magistrados alegan que la norma hace una distincin sin motivo entre las personas que ocuparon los predios slo por temporalidad diferente, sin razonabilidad ni motivacin alguna respecto al n que se regula: la adjudicacin de tierras para campesinos y campesinas que las tengan ocupadas en aras de garantizar su tenencia para hacerlas producir. Los argumentos, presentes en las pginas 8 a la 11 de la sentencia analizada, se detallan a continuacin.
Con motivo de la expedicin de la Ley 160 de 1994 se introdu-

jeron cambios importantes en materia de adquisicin de tierras para su posterior adjudicacin a los campesinos, porque se innov el sistema hasta entonces vigente al regularse la negociacin directa de los fundos rurales entre campesinos y propietarios rurales como mecanismo directo de dotacin de tierras (Captulo v, arts. 27 a 30), sustituyndose de este modo el sistema tradicional establecido por la Ley 135 de 1961, segn el cual el Incora, como organismo operativo del Estado para la realizacin de la reforma
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agraria, adquira directamente los predios de propiedad privada para su posterior reparto entre los campesinos beneciados de los respectivos programas. Con todo, la nueva ley mantiene esta ltima prctica cuando se programa la dotacin de tierras a favor de comunidades indgenas, para reubicar minifundistas, adelantar asentamientos de habitantes de sectores afectados por calamidades pblicas y, en n, para dotar de tierras a personas en situaciones especiales de pobreza por causa de la violencia, como lo dispone el art. 31 de la Ley 160/94 (Captulo vi). El numeral 20 del art. 12 de la Ley 160/94, regula de diversa manera la situacin de los predios rurales que son objeto de invasin u ocupacin de hecho. En efecto, en su prrafo segundo54, que es la norma acusada, se consagra un trato diferente en relacin con los predios invadidos u ocupados de hecho o cuya propiedad este perturbada un ao antes de la vigencia de la ley, porque pueden ser adquiridos por el Incora siempre y cuando sean aptos para la reforma agraria y cumplan con lo ordenado en el Captulo vi de la misma. En cambio, con respecto a los predios que se encuentran en la misma situacin, o sean invadidos u ocupados de hecho, pero por fuera del mencionado lmite temporal, slo pueden ser adquiridos conforme a la reglamentacin especial que establezca la Junta Directiva del Incora. La norma, en sus dos prrafos, otorga un mismo reconocimiento a los hechos que conguran la situacin de los predios rurales, porque en ambos casos alude a fundos invadidos, ocupados de hecho o cuya posesin estuviere perturbada por medio de la violencia, que pueden ser adquiridos por el Incora. Pero a la vez, seala tratamientos jurdicos diferentes para efectos de su adquisicin, construidos a partir de la diferencia de tiempo en que se sucedieron los acontecimientos que dieron lugar a la ocupacin del inmueble. En este tenor, la Corte analiza que en el primer prrafo de la norma en referencia se regula un procedimiento de adquisicin que es general para los predios invadidos u ocupados de hecho, con antelacin al ao anterior a la vigencia de la ley o con posterioridad a sta, que incluye una reglamentacin de la Junta Directiva del Incora, aun cuando se precisa un cuadro de situaciones anormales

54 Ver el artculo citado en la nota precedente.

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relativas a que dicha ocupacin estuviere perturbada por medio de violencia, o a la circunstancia de que el propietario habiendo obtenido sentencia judicial favorable denitiva no pudieren ejecutar las medidas de lanzamiento de los invasores u ocupantes, o a la persistencia de las perturbaciones a la propiedad en cualquier forma. En cambio, en los trminos del prrafo segundo que se acusa, el Incora est habilitado para adquirir predios invadidos u ocupados de hecho o cuya propiedad est perturbada, sin que se precisen las anormalidades descritas, con los nicos requisitos relevantes de que la invasin, ocupacin o perturbacin de la propiedad haya ocurrido un ao antes de la vigencia de la ley, que sean aptos para la reforma agraria y cumplan, adems, con lo ordenado en el captulo VI de dicha ley, cuyo contenido se explic antes. La adquisicin de predios invadidos en ambos casos obedece a la necesidad de poner n a un conicto en la tenencia de la tierra, entre los propietarios de aquellos y sus ocupantes, y resolver mediante la adjudicacin a stos los conictos sociales que se originan en la carencia de tierras por los campesinos. Por tanto, la razn de hecho que condicionan la situacin de los predios para efectos de su adquisicin es la misma en ambos supuestos normativos, esto es, que el goce de la propiedad fundiaria ha sido perturbada por medios de fuerza tales como invasiones, ocupacin de hecho o perturbaciones violentas; slo que, como antes se anot, la poca en que ocurrieron stas es determinante para la regulacin del diferente procedimiento de adquisicin. Las situaciones anormales que menciona el primer inciso no son relevantes, porque ellas tambin pueden predicarse en relacin con los predios invadidos a que alude la norma acusada. Lo realmente sustancial y relevante para efecto de la adquisicin de dichos predios es que se encuentran invadidos u ocupados de hecho y que dicha adquisicin se requiera para solucionar los problemas sociales derivados de la tenencia de las tierras y de la necesidad de democratizar la propiedad agraria. Entonces, los supuestos materiales objeto de las distintas regulaciones contenidas en los dos incisos del numeral 20 del art. 12 de la Ley 160 de 1994, en esencia no dieren; sin embargo, generan condicionamientos que dicultan las posibilidades de adquisicin y consagran un privilegio para adquirir los predios a favor de los propietarios a que alude la norma acusada que no tiene una
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justicacin objetiva, racional y razonable acorde con el n, ya sealado, que se busca con la adquisicin de los predios invadidos. En sntesis, la permanencia de la distincin no benecia el proceso de reforma agraria y consagra, en cambio, una injusticia que se traduce en el tratamiento desigual de una situacin esencialmente igual, sin que se evidencie una justicacin racional de ese tratamiento; por lo tanto, se da un trato diferente, sin razn suciente, a unos propietarios/poseedores con respecto a otros que ocupan predios en las dos situaciones analizadas en cuanto a la legitimacin de la propiedad. Si tenemos en cuenta que muchos propietarios/poseedores de predios invadidos son campesinos/as, podramos hacer un razonamiento anlogo para tales sujetos. Relevancia del caso Aun cuando se trate de un anlisis sobre una normativa especca, es rescatable la defensa que hace la Corte respecto a la intencionalidad del legislador sobre la democratizacin de la propiedad agraria, mediante el anlisis jurisdiccional de la reforma agraria. Todo ello, a partir de la mejor distribucin de la tierra para propietarios/poseedores entre los cuales se incluye al sujeto campesino en aras de lograr una mejora en sus condiciones sociales y de vida, resolver los conictos derivados de ocupaciones ilegales y, sobre todo, defender la tierra como espacio esencial para el desarrollo de este sector. Adems, la dictaminacin de los magistrados se funda en la igualdad jurdica del sujeto campesino en cuanto a la necesidad de tierras para el desarrollo de su vida; por tanto, no pueden existir situaciones que produzcan discriminaciones que incidan en el acceso al bien jurdico fundamental que les propicia trabajo, alimentacin y, por supuesto, posibilidades para una vida digna. Se demuestra aqu el carcter interdependiente de los derechos humanos, especcamente a la no discriminacin, a la tierra, el trabajo, la alimentacin y la vida de las y los campesinos. Sentencia http://www.corteconstitucional.gov.co/relatoria/1999/C-673-99.htm

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ii.1.3  Derecho a participar activamente en el diseo de polticas, toma de decisiones, aplicacin y monitoreo de cualquier proyecto, programa o poltica que afecte su territorio (art. ii, 4 ddc)
Mxico. Recurso de apelacin, juicio administrativo, nmero de expediente 842/2010, sala de origen: Cuarta Sala Unitaria, Guadalajara, Jalisco; actores: Liboria Juregui Guzmn y otros; demandados: H. Ayuntamiento de Caadas de Obregn, Jalisco y otros, 16 de febrero de 2011. Palabras clave Derecho a participar, consulta pblica, desalojo, construccin de presa. Hechos El 14 de septiembre de 2010, la actora, campesina residente en Temacapuln, municipio de Caadas de Obregn, Jalisco, pueblo amenazado de desalojo por la construccin de la presa El Zapotillo, interpone un recurso de apelacin contra la sentencia denitiva de improcedencia del 31 de agosto del mismo ao, dictada por el Magistrado Presidente de la Cuarta Sala Unitaria con nmero de expediente iv-319/2009. La actora promueve la nulidad de la convocatoria pblica del Proyecto de Plan de Desarrollo Urbano del Centro de Poblacin Temacapuln hecha por el Ayuntamiento el 16 de octubre de 2009, a travs del cual se pretenda reubicar a los afectados por la presa. El objeto de la convocatoria consista en invitar a titulares y habitantes de inmuebles o poseedores a ttulo de dueos, a los grupos organizados de la sociedad, a las asociaciones vecinales, todos con domicilio en Temacapuln, a formular comentarios, crticas y propuestas sobre dicho proyecto. En el recurso de revisin se demanda la nulidad del proyecto, debido a que la convocatoria no cumpla con las formalidades estipuladas en el Cdigo Urbano para el Estado de Jalisco; as como, al realizarse se pretende disfrazar de Proyecto de Plan de Desarrollo Urbano de Centro de Poblacin Temacapuln, Caadas de Obregn, Jalisco, cuando en realidad se est en presencia de un plan de reubicacin que implica un desplazamiento forzado de la poblacin que ah reside.

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Entre los conceptos que se impugnan est: el cuarto concepto impugnacin hace valer que el desplazamiento de la poblacin [de Temacapuln] les depara un perjuicio personal y directo, sin que las autoridades hayan fundado y motivado su actuacin en cuanto al proyecto de plan que proponen, sin que exista una noticacin personal hacia ellos, no obstante de que se trata de actos privativos, asimismo, que no se respeta su garanta de audiencia. El quinto concepto invoca el artculo 115 fraccin xv del Cdigo Urbano para el Estado de Jalisco55, armando que solamente se tiene atribuciones para orientar el desarrollo del centro de poblacin a condiciones ptimas, no as para reubicar o desaparecer un centro de poblacin ya establecido56. Al respecto, la sentencia apelada establece que la convocatoria de consulta pblica, al ser un acto administrativo que forma parte integral del procedimiento para la elaboracin y aprobacin del Plan de Desarrollo Urbano de Temacapuln, no es un acto de carcter denitivo, lo que impide resolver la cuestin de fondo pues se encuentra sujeta al hecho de que se apruebe o no el plan mencionado (puesto que incluso el proyecto del Plan de Desarrollo puede ser no aprobado y por ende no afecta los intereses de los avecindados de Temacapuln). Es por ello que el juez declara el juicio improcedente y los actores interponen el recurso de apelacin que se analiza a continuacin. Frente a lo argumentado por el juez respecto a que la convocatoria de consulta pblica no es un acto administrativo denitivo, los magistrados de la Cuarta Sala expresan que, al ser publicado (el 4 de diciembre del 2009), el Plan de Desarrollo Urbano del Centro de Poblacin de Temacapuln se constituye en un acto administrativo denitivo y, por tanto, se actualizan las violaciones al procedimiento, ms concretamente en la etapa referente a la consulta pblica, elemento intermedio y previo a la aprobacin. El Ayuntamiento demandado solicit el sobreseimiento del juicio, entre otras cosas, porque la consulta pblica cumpli supuestamente con lo establecido en el artculo 98 del Cdigo Urbano para el Es55 El Cdigo Urbano para el Estado de Jalisco se puede consultar en: http://www.ameca.gob.mx/web/les/transparencia/51.pdf 56 Dentro de los objetivos del Plan de Desarrollo Urbano de un centro de poblacin est promover el desarrollo sustentable del desarrollo urbano y adecuar la distribucin de la poblacin y de las actividades econmicas de acuerdo a las condiciones de su territorio (artculos 98, 99, 115 y 116 del Cdigo Urbano para el Estado de Jalisco).

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tado de Jalisco (debido a que se realizaron dos foros de opinin el 5 y 7 de octubre de 2009, en los cuales no se hicieron propuestas por parte de los participantes para el proyecto del Plan de Desarrollo de Temacapuln; y se aprob la convocatoria a consulta pblica en sesin del Ayuntamiento, que fue anunciada en lugares visibles sin que se presentaran nuevos aportes al proyecto). Sin embargo, la Cuarta Sala considera que las autoridades desatendieron el artculo mencionado debido a que no se respetaron todas las etapas que deben cumplir para la elaboracin del Programa Municipal de Desarrollo y que deben ser satisfechas de manera previa a la aprobacin del dictamen del proyecto para que pueda ser sometido al pleno del Ayuntamiento. Esto es, primero se aprueba la elaboracin del proyecto del programa de desarrollo; luego se realizan foros de opinin para recoger las propuestas y demandas e integrarlas al diagnstico y a la evaluacin del programa vigente, para posteriormente llevarlo ante al Ayuntamiento, quin lo someter a consulta pblica. Entonces, el proyecto se publica y se facilita a las personas, instituciones y asociaciones de todos los sectores que lo requieran, un mes a partir de la fecha en que se public la convocatoria para formular por escrito los comentarios, crticas y proposiciones concretas que consideren oportunos. Cumplidas las consultas, se ajusta el proyecto conforme a las mismas y se somete a dictamen de las comisiones del Ayuntamiento. Por ltimo, una vez dictaminado, se presenta a sesin del Ayuntamiento para su aprobacin. La etapa que la Sala considera ausente en el procedimiento llevado a cabo por las autoridades es el trmino de un mes para que participen los sectores pblicos y privados, requisito previo para la aprobacin de la consulta y que fue omitido por las autoridades municipales. Esta falta vulnera uno de los principios que rigen la actividad administrativa municipal57: el principio de participacin:
las entidades deben brindar las condiciones necesarias a todos los administrados para acceder a la informacin que administren, sin expresin de causa, salvo aquellas que afectan la intimidad de personas, las vinculadas a la seguridad nacional o las que expresamente sean excluidas por ley; y extender las posibilidades de participacin
57 Artculo 4 de la Leyl de Procedimiento Administrativo del Estado de Jalisco y sus municipios.

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de los administrados y de sus representantes en aquellas decisiones pblicas que les puedan afectar, mediante cualquier sistema que permita la difusin, el servicio de acceso a la informacin y la presentacin de opinin.

La misma ley establece que se deben llevar a cabo en los medios, formas, plazos y trminos las noticaciones de las resoluciones que afecten los intereses de los promoventes (del recurso de revisin):
por lo que si los accionantes se duelen de no haber sido noticados del periodo de consulta dentro de la aprobacin del Plan de Desarrollo Urbano tantas veces citado, armando que ello trascendi al contenido material de dicho Plan, deben ser observados los principios rectores antes sealados [entre ellos el de participacin], ya que se habla de infraccin al derecho de audiencia.

Aunado a lo anterior, de acuerdo a la sentencia, se trastoca el sistema democrtico del pas, pues no se atiende el artculo 26 constitucional que faculta al Estado para organizar el sistema de planeacin democrtica de desarrollo nacional, en el cual es necesaria la participacin de los diversos sectores sociales para recoger sus aspiraciones y demandas e incorporarlas a los programas y planes de desarrollo.
No pasa desapercibido para este rgano Colegiado la mencin que hacen las autoridades demandadas relativa a que resulta impostergable para el Gobierno del Estado de Jalisco la construccin de una presa de abastecimiento de agua para la Zona Conurbada de Guadalajara, motivado por la necesidad de contar con vasos de captacin y abastecimiento del vital lquido en un lugar que estratgicamente represente mayores ventajas para los habitantes, porque la presente sentencia no puede abordar de primera mano el tema de utilidad pblica que se aduce, ya que para ello se requiere que los propios habitantes afectados con dicha obra tengan la oportunidad de ser escuchados [] por lo que se habla de dos cosas distintas, una de ellas es la necesidad de que las autoridades cumplan con las formalidades exigidas para el caso, atendiendo al principio de legalidad impuesto por mandato Constitucional y otra diversa es que el Estado pueda llevar a cabo cualquier Plan al margen de la consulta social, bajo la sola ptica de estado de necesidad, lo cual, se insiste, atenta contra
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el rgimen democrtico y el Estado de derecho. De esta manera es que se estima que en la especie se actualiza la causal de anulacin [] en cuanto a que se incumpli con las formalidades que legalmente debe revestir el procedimiento relativo a la aprobacin del Plan de Desarrollo Urbano de Centro de Poblacin en cita, por no haber respetado la formalidad de emitir la debida convocatoria contemplada por el arbigo 98 fraccin iv del Cdigo Urbano de Centro de Poblacin, situacin que trasciende al sentido de la resolucin, porque afect la defensa de los particulares, quienes no estuvieron en condiciones de acudir y aportar aquellos elementos que estimaron necesario para que stos se tomaran en cuenta de manera previa a la aprobacin del Plan de referencia, por lo que la nulidad que se decreta es para el efecto de que se deje insubsistente el Plan en cita as como su inscripcin, debiendo las autoridades demandadas reponer el procedimiento, para que se emita una nueva convocatoria por autoridad competente y se conera el trmino de treinta das a los interesados para que formulen por escrito los comentarios, crticas y proposiciones concretas que consideren oportunos, y contine con las dems etapas subsecuentes, quedando en plenitud de decisin [de los interesados] en relacin al contenido material del Plan58.

Relevancia del caso La Sala resuelve conforme al principio de legalidad debido a que la convocatoria citada no atiende la etapas necesarias para la elaboracin del proyecto del Programa de Desarrollo Municipal, previstas por el Cdigo Urbano para el Estado de Jalisco, omitiendo una etapa importante del proceso: la consulta pblica previa a la aprobacin del proyecto. Sin embargo, la importancia de la resolucin se deriva del hecho de que para la Sala es fundamental el reconocimiento y la proteccin del derecho de audiencia y participacin, mediante la consulta pblica, cuando las medidas afectan a intereses de los ciudadanos, en particular cuando se trata de la planeacin del desarrollo nacional. El desarrollo nacional, expresa la sentencia, debe partir de un sistema de planeacin democrtica y recoger las aspiraciones y
58 Otro requisito legal que no cumple tal convocatoria es la falta de rma por autoridad competente, pues est rmada por el Sndico Municipal, en ausencia del Presidente Municipal o el Director de Obras Pblicas, sin fundamentacin ni motivacin.

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demandas de la sociedad e incorporarlas a los programas y planes (este principio est establecido en la Constitucin federal); en este sentido, la consulta no puede ser omitida bajo la justicacin del estado de necesidad que reviste la construccin de una presa. Dentro de los elementos del derecho de participacin, las entidades estatales deben brindar las condiciones necesarias a todos los administrados para acceder a la informacin, as como extender las posibilidades de participacin de los administrados y de sus representantes en las decisiones pblicas que les puedan afectar. Otro elemento, tambin relacionado con la participacin, es la cuestin de la utilidad pblica. El Tribunal considera que para determinar la utilidad pblica de la construccin de la presa en conicto es necesario que los propios habitantes afectados con dicha obra tengan la oportunidad de ser escuchados. Aun cuando en el Cdigo Urbano para el Estado de Jalisco no existan referencias explcitas al sujeto campesino ni a sus derechos (en el artculo 98 se habla simplemente de la necesidad de consultar a los distintos grupos sociales que integran la comunidad), en la prctica este instrumento ha servido para reclamar el derecho a la consulta de las comunidades campesinas afectadas por la presa El Zapotillo, y no slo el derecho a la participacin, tal y como est establecido en el artculo ii, numeral 4 de la Declaracin. Sentencia http://www.an.org/leadmin/media/publications/Mexico1.pdf Guatemala. Apelacin de sentencia de amparo ante la Corte Constitucional. Expediente: 3878-2007, 21 de diciembre de 2009. Palabras clave Derecho a la consulta, megaproyectos. Hechos En la sentencia en examen, la Corte analiza a detalle el derecho a la consulta de los pueblos indgenas previo a exploraciones mineras y llega a armar que este derecho es extensible a cualquier comunidad o poblacin no necesariamente identicada como indgena. El objeto de la apelacin es la sentencia del 26 de octubre de 2007 dictada por el Juez Octavo de Primera Instancia Civil del Departamento
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de Guatemala, constituido en Tribunal de Amparo, en la accin constitucional promovida contra el Consejo Municipal de San Juan Sacatepquez del Departamento de Guatemala por los Consejos Comunitarios de Desarrollo de las comunidades de El Pilar i y ii, por medio de distintos representantes, y de asociaciones de vecinos y vecinas. Los quejosos sostienen la violacin al derecho a la justicia, as como a los principios jurdicos de debido proceso, legalidad e imparcialidad. El acto reclamado es un Acuerdo Municipal de 2007 dictado por el Consejo Municipal de San Juan Sacatepquez, por el que se convocaba a los vecinos de las comunidades indgenas mayas kaqchikeles de esa regin a participar en la consulta a realizarse el 13 de mayo de 2007 relativa a la autorizacin de una licencia de exploracin y explotacin minera concedida a Cementos Progreso, Sociedad Annima, en la nca San Jos Ocaa del municipio de San Juan Sacatepquez del Departamento de Guatemala. La consulta fue convocada a solicitud de las comunidades con fundamento en el Convenio 169 de la oit sobre pueblos indgenas y tribales. La autoridad accedi a la peticin y, en un primer momento, j el 15 de abril de 2007 como da para la realizacin de la consulta, fecha que ms tarde se modic para que se llevara a cabo en el mes de mayo. Finalmente, el 30 de abril del mismo ao las comunidades fueron noticadas de la revocacin de ocio del acuerdo municipal relativo a la consulta, decisin que fue tomada a puertas cerradas y de ocio. Frente a esta situacin, las comunidades interpusieron un amparo para dejar sin efecto el Acuerdo Municipal que constituye el acto reclamado y para que se celebrara la consulta. Entre otras cosas, sostuvieron haber sido agraviadas por violaciones al debido proceso por haberse revocado el acuerdo que convocaba a la consulta popular que ya haba sido noticado a los interesados59. En la sentencia de primer grado, el juez deneg el amparo y no entr en el fondo del mismo por no haberse agotado los medios de impugnacin procedentes en contra de la resolucin que se considera que vulnera los derechos de los recurrentes. Los quejosos apelaron esta decisin.
59 De conformidad con el artculo 6 de la Ley de lo Contencioso Administrativo una resolucin puede ser revocada antes de haber sido consentida por los interesados; pero en este caso el acuerdo que el Consejo Municipal dispuso revocar de ocio ya se encontraba debidamente consentido.

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La Corte Constitucional en su decisin discrepa con la del juez de primera instancia y acepta entrar a analizar el fondo, considerando que los quejosos estn haciendo valer su derecho a la consulta que es atemporal y transciende la ecacia formal de los acuerdos municipales60. La Corte se reri adems al Reglamento de Evaluacin, Control y Seguimiento Ambiental, que en el ttulo viii habla de la participacin pblica en la elaboracin de instrumentos de evaluacin ambiental en la que estn incluidos los grupos o comunidades afectadas, precisando en cualquier caso que la participacin no sustituye la consulta. La Corte arm adems que no es adecuado que un derecho sustantivo reconocido a nivel internacional se introduzca en el ordenamiento jurdico interno a travs de un reglamento y no de una ley ordinaria, y consider que todava no existe una plataforma legal que en el mbito nacional regule de manera integral y ecaz el derecho a la consulta, contraviniendo con ello numerosas disposiciones internacionales. Sobre ello la Corte arm que:
el Estado de Guatemala (tiene) el compromiso internacional de asumir una posicin denida acerca del derecho a la consulta de los pueblos indgenas, expresada en varios componentes: i) el reconocimiento normativo propiamente dicho y, por ende, su insercin en el bloque de constitucionalidad como derecho fundamental, por virtud a lo establecido en los artculos 44 y 46 de la Carta Magna; ii) consecuentemente, la obligacin de garantizar la efectividad del derecho en todos los casos que sea atinente; iii) el deber de realizar las modicaciones estructurales que se requieren en el aparato estatal sobre todo en cuando a la legislacin aplicable a n de dar cumplimiento a esa obligacin de acuerdo a las circunstancias de cada pas.
60 En este punto la Corte entra a describir con mucho detalle los instrumentos internacionales y nacionales suscritos por Guatemala que sostienen el derecho a la consulta: el Convenio 169 oit, la Convencin Americana sobre Derechos Humanos, la Convencin Internacional sobre la Eliminacin de todas las Formas de Discriminacin Racial, la Declaracin de Naciones Unidas sobre los Derechos de los Pueblos Indgenas, el Acuerdo sobre Identidad y Derechos de los Pueblos Indgenas. Adems se reere al artculo 26 de la Ley de los Consejos de Desarrollo Urbano y Rural (Decreto 11-2002 del Cdigo Municipal; Decreto 12-2002 del Congreso de la Repblica).

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En cualquier caso, la ausencia de esta plataforma legal a nivel nacional no puede signicar la nulidad del derecho que asiste a las poblaciones, segn asume la propia Corte: el Estado debe asumir la tarea de llevar a cabo las acciones que sean necesarias a n de hacer efectivo el derecho de consulta en cada caso en que sea atinente, a partir de la optimizacin de la infraestructura legal preexistente, en armona con los principios rectores que lo informan. Paso seguido, la Corte analiz el contenido del derecho a la consulta y, citando a Rodolfo Arango, consider que se trata de:
un derecho fundamental de carcter colectivo, por el que el Estado est obligado a instaurar procedimientos de buena fe destinados a recoger el parecer libre e informado de dichas comunidades, cuando se avizoren acciones gubernamentales, ya sean legislativas o administrativas, susceptibles de afectarles directamente, a n de establecer los acuerdos o medidas que sean meritorios.

La Corte adems hizo una interpretacin pro homine de este derecho fundamental:
en el contexto especco de las iniciativas de explotacin de recursos naturales dentro o en los alrededores de sus tierras (la consulta) opera con un cariz instrumental, como una extensin o primera lnea de defensa de otros derechos fundamentales, tales como el de propiedad, a la cultura, a la salud, libertad de culto, etc. segn sea la gravedad y/o matices particulares de cada caso. Ante una situacin de esta ndole, es necesario advertir que para el caso de Guatemala, por iguales razones de igualdad, justicia y equidad social, debe entenderse que el derecho de consulta es extensible a cualquier comunidad o poblacin no necesariamente identicada como indgena en lo que sea aplicable; interpretacin pro homine que se encuentra en consonancia con el que, de acuerdo con todo lo antes apuntado, constituye el n ltimo que se persigue con el reconocimiento de este derecho: garantizar la igualdad entre los habitantes de un Estado, en cuanto a aptitud real de pronunciarse a inuir sobre aquellas disposiciones orientadas a repercutir en sus condiciones de vida.

A continuacin, la Corte hizo un anlisis sobre los derechos que podran entrar en contradiccin, como son, por un lado, el derecho
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al desarrollo, en forma de los posibles beneficios econmicos derivados de la produccin industrial de cemento, y, por el otro, el ya mencionado derecho a la consulta. Finalmente la Corte ampar a los quejosos, revoc el fallo de primera instancia, sugiri al Congreso de la Repblica que priorice en su agenda legislativa una ley de consulta61 y declar que la actuacin del Consejo Municipal fue violatoria del derecho a la consulta, dictaminando con ello la apertura de un proceso en el que la autoridad renueve el petitorio de convocatoria a consulta: para que se realice con las garantas de efectividad del evento, entendido como manifestacin de opinin de las comunidades convocadas, y cuyo resultado, aunque sin efecto vinculatorio, deber comunicarse al Organismo Ejecutivo. Relevancia del caso La Corte analiza con mucho detalle el contenido del derecho a la consulta, retomando ampliamente el marco internacional de los derechos humanos en la materia adems de recurrir a la doctrina. Finalmente, llega a considerar, sobre la base de una interpretacin pro homine, que el derecho a la consulta es un derecho del cual debe beneciarse cualquier comunidad o poblacin. Siguiendo esta interpretacin, que incluso protege con mayor fuerza a los grupos campesinos en relacin con lo establecido en el artculo ii numeral 4 de la Declaracin de los Derechos de las Campesinas y Campesinos
61 Es importante subrayar que, en marzo de 2011, el gobierno promovi una iniciativa para reglamentar el derecho a la consulta de los pueblos indgenas. Esta iniciativa fue ampliamente refutada por muchas comunidades indgenas por el hecho de no haber sido consultadas adecuadamente durante el proceso. Algunas organizaciones interpusieron una accin de amparo ante la Corte de Constitucionalidad en contra del procedimiento establecido por el gobierno para aprobar esta iniciativa. La Corte orden suspender denitivamente el proceso, considerando que no es acorde al alcance del derecho de consulta que establece el Convenio N. 169 de la Organizacin Internacional del Trabajo (oit) sobre pueblos indgenas y tribales en pases independientes, de 1989. En: Informe de la Alta Comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos sobre las actividades de su ocina en Guatemala, a/hrc/19/21/Add.1, 30 de enero de 2012, prrafo 63, http://www.ohchr. org/Documents/HRBodies/HRCouncil/RegularSession/Session19/A. HRC.19.21.Add.1_sp.pdf

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(derecho a participar activamente en el diseo de polticas, toma de decisiones, aplicacin y monitoreo de cualquier proyecto, programa o poltica que afecte sus territorios), se abre el camino para debatir la posibilidad de aplicar a los pueblos campesinos el estndar ms alto atribuyndoles el derecho a la consulta. Desafortunadamente, la Corte no profundiz sobre el derecho al territorio u otros derechos colectivos relacionados con la consulta, para explicar cmo stos tambin se podran aplicar para grupos no indgenas. Regresando al tema de la consulta, hay que subrayar que la Corte niega el posible efecto vinculante del resultado de la misma (derecho de veto). Aun cuando los avances que se han dado sobre el veto se reeren a los pueblos indgenas, resulta importante sealar que en este caso no se aludi en ningn momento al consentimiento previo, libre e informado, que es la nalidad de la consulta. De acuerdo con lo establecido en el art. 6 del Convenio 169 de la oit y en los artculos 19 y 32 de la Declaracin de las Naciones Unidas sobre los Derechos de los Pueblos Indgenas, en dos supuestos se prev la posibilidad de que los pueblos veten los proyectos: i) traslados de las tierras que ocupan y la reubicacin (art. 16.2 del Convenio 169 y art. 10 de la Declaracin) y; ii) almacenamiento o eliminacin de materiales peligrosos en las tierras o territorios de los pueblos indgenas (art. 29 de la Declaracin). Sumado a lo anterior, en la sentencia de la Corte Interamericana de Derechos Humanos sobre el Caso del Pueblo Saramaka vs. Surinam, se estableci el derecho al consentimiento en circunstancias especcas: cuando se trate de planes de desarrollo o de inversin a gran escala que puedan tener un impacto mayor en el territorio del pueblo. Si bien es cierto que an no est denido con precisin el signicado de planes de desarrollo o de inversin a gran escala y de impacto mayor, s existen criterios que permiten saber cundo se est frente a proyectos capaces de causar impactos mayores y/o generar cambios sociales y econmicos profundos en las comunidades. Estos criterios fueron mencionados en el informe del anterior Relator Especial sobre la situacin de los derechos humanos y libertades fundamentales de los pueblos indgenas, Rodolfo Stavenhagen, y retomados por la Corte Interamericana en el caso del pueblo saramaka. Se trata de un proyecto de este tipo cuando genere efectos tales como: i) la prdida de territorios y tierra tradicional; ii) el desalojo; iii) la migracin y el posible
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reasentamiento; iv) el agotamiento de recursos necesarios para la subsistencia fsica y cultural; v) la destruccin y contaminacin del ambiente tradicional; vi) la desorganizacin social y comunitaria; vii) impactos sanitarios y nutricionales negativos y de larga duracin; o vii) abuso y violencia. Resulta entonces que, en las circunstancias indicadas, el consentimiento se congura como un verdadero derecho, sobre la base de la jurisprudencia interamericana. En consecuencia, en los Estados que han raticado el Convenio 169 y aprobado la Declaracin de 2007, cuando un proyecto cause o tenga la potencialidad de causar alguno de los impactos sealados (los cuales deben ser identicados debidamente en el estudio previo de impacto ambiental y social realizado por entidades independientes y con capacidad tcnica) no se podr autorizar ni ejecutar sin el consentimiento previo, libre e informado del pueblo afectado. Esto, en la prctica, implica que las comunidades tienen el poder de vetar el proyecto, en razn de los impactos mayores que ste pueda generar62. Sentencia http://clavero.derechosindigenas.org/docs/2009-12-21-GuatemalaSentencia_CC_San_Juan.pdf

62 Galvis, Patio, Mara Clara, Consulta, consentimiento y veto, en Aportes dplf. Revista de la Fundacin sobre el Debido Proceso Legal, disponible en http://dplf.org/uploads/1285264789.pdf

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ii.2  Derecho a la vida y a un nivel de vida digno

El artculo iii de la Declaracin desglosa el contenido del derecho a la vida y a un nivel de vida digno: 1. Las campesinas y campesinos tienen derecho a la integridad fsica y a no ser acosados, desalojados, perseguidos, arrestados arbitrariamente y asesinados por defender sus derechos. 2. Las mujeres campesinas tienen derecho a ser defendidas de la violencia domstica (fsica, sexual, verbal y psicolgica). Las mujeres tienen derecho a controlar su propio cuerpo y a rechazar el uso de su cuerpo con nes mercantiles. Cualquier forma de trco de personas es inhumana y debe ser condenada. 3. Las campesinas y campesinos tienen derecho a vivir con dignidad. 4. Las campesinas y campesinos tienen derecho a una alimentacin adecuada, saludable, nutritiva y accesible y a mantener sus culturas tradicionales alimentarias. 5. Las campesinas y campesinos tienen derecho al nivel ms alto alcanzable de salud fsica y mental. Por lo tanto, tienen derecho a acceder a los servicios de salud y medicinas, incluso cuando vivan en zonas remotas. Tienen adems derecho al uso y desarrollo de la medicina tradicional. 6. Las campesinas y campesinos tienen derecho a vivir una vida saludable que no est afectada por la contaminacin de los agroqumicos (los pesticidas y fertilizantes qumicos afectan la salud dado que generan problemas de fertilidad y de contaminacin de la leche materna). 7. Las campesinas y campesinos tienen derecho a decidir el nmero de descendientes que desean tener. Tienen tambin derecho a elegir mtodos anticonceptivos. 8. Las campesinas y campesinos tienen derecho al pleno respeto de sus derechos sexuales y reproductivos.
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9. Las campesinas y campesinos tienen derecho al agua potable, el transporte, la electricidad, la comunicacin y tiempo libre. 10. Las campesinas y campesinos tienen derecho a la educacin y a la formacin. 11. Las campesinas y campesinos tienen derecho a unos ingresos adecuados para satisfacer sus propias necesidades bsicas y las de sus familias. 12. Las campesinas y campesinos tienen derecho a una vivienda digna y a vestirse adecuadamente. 13. Las campesinas y campesinos tienen derecho a consumir su propia produccin agrcola y a utilizarla para satisfacer las necesidades bsicas de sus familias, y el derecho a distribuir su produccin agrcola a otras personas. 14. El derecho de las campesinas y campesinos a la vida y a la satisfaccin de sus necesidades bsicas deber estar protegido por la ley y el Estado, con la asistencia y cooperacin de otros, sin ningn tipo de discriminacin.

ii.2.1  El derecho a una vida saludable sin contaminacin por agroqumicos (art. iii, 5 ddc) en relacin con el derecho a un medio ambiente limpio y saludable (art. xi, 1 ddc)
Argentina. Juzgado de Primera Instancia, Distrito 11 en lo Civil, Comercial y Laboral, San Jorge (Santa Fe), expediente N. 208, ao 2009, Peralta, Viviana c/ Municipalidad de San Jorge y otros s/ Amparo, 21 de febrero de 2011. Palabras clave Monocultivos, fumigaciones, derecho a la salud, derecho a un medio ambiente sano, derecho a la calidad de vida, principio precautorio. Hechos En 2009, Viviana Peralta y otros vecinos de un barrio que se encuentra en los mrgenes entre la zona urbana y la rural, en la localidad de San Jorge, Santa Fe, junto con la organizacin no gubernamental Centro
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de Proteccin a la Naturaleza, interpusieron un amparo ambiental63 por violaciones al derecho a un ambiente sano64, sosteniendo tambin violacin al derecho a la salud y a la calidad de vida de los vecinos y de sus hijos incluidos varios menores de edad provocadas por fumigaciones. stas se estaban dando en producciones sojeras establecidas en la cercana de la ciudad. El amparo fue presentado en
63 En el dictamen del scal presentado en Peralta, Viviana C. y otros c/ Municipalidad de San Jorge y otros s/ Amparo. Exp. nm. 208/09, 10/06/09-Juzgado ccl, nm. 11, San Jorge se cita literatura sobre el proceso ambiental y se dice: Las innovaciones inditas en las potestades judiciales para los amparos ambientales llegaron a nes de 2002, y de la mano de la Ley 25.675 (lga). En efecto, la Ley General del Ambiente cambia sustancialmente el papel del enjuiciador, otorgndole un rol completamente activo e inquisitivo en el proceso cuando se trata de preservar el equilibrio ambiental: En estos procedimientos, el magistrado est facultado para ampliar la legitimacin, conducir el proceso, tomar la iniciativa probatoria, y est obligado a procurar efectividad en su tarea, de proteger el inters general. En materia de amparo ambiental el Juez tiene ahora un papel mucho ms activo, inquisidor y comprometido con el resultado de su trabajo. Tiene la potestad de dictar medidas cautelares en cualquier momento del proceso, a su solo juicio y aunque las partes no lo hubieren solicitado, con la nica condicin que estas medidas lleven una nalidad precautoria. (Bibiloni, Hctor Jorge, El proceso ambiental, Lexis Nexis, Bs.As., 2005, pg. 392). 64 El amparo se promovi en ejercicio de los derechos reconocidos en los artculos 41 y 43 de la Constitucin argentina de 1994. El primer artculo consagra el derecho a un ambiente sano en estos trminos: Todos los habitantes gozan del derecho a un ambiente sano, equilibrado, apto para el desarrollo humano y para que las actividades productivas satisfagan las necesidades presentes sin comprometer las de las generaciones futuras; y tienen el deber de preservarlo. El segundo establece: Toda persona puede interponer accin expedita y rpida de amparo, siempre que no exista otro medio judicial ms idneo, contra todo acto u omisin de autoridades pblicas o de particulares, que en forma actual o inminente lesione, restrinja, altere o amenace, con arbitrariedad o ilegalidad maniesta, derechos y garantas reconocidos por esta Constitucin, un tratado o una ley. En el caso, el juez podr declarar la inconstitucionalidad de la norma en que se funde el acto u omisin lesiva. Podrn interponer esta accin contra cualquier forma de discriminacin y en lo relativo a los derechos que protegen al ambiente, a la competencia, al usuario y al consumidor, as como a los derechos de incidencia colectiva en general, el afectado, el defensor del pueblo y las asociaciones que propendan a esos nes, registradas conforme a la ley, la que determinar los requisitos y formas de su organizacin.

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contra de la Municipalidad, el gobierno provincial y los productores de soja. El Juzgado Civil, Comercial y Laboral 11 lo admiti y orden la suspensin inmediata de las fumigaciones, en las cuales se usaba sobre todo el glifosato, a menos de 800 metros de viviendas familiares si el mtodo utilizado era terrestre y a menos de 1 500 metros si la aspersin era con avionetas65. Los productores de soja, la Municipalidad y el gobierno provincial apelaron la decisin. En segunda instancia, la Cmara de Apelaciones en lo Civil y Comercial (Sala 2) de Santa Fe mantuvo la prohibicin por un periodo de seis meses desde que la decisin se hiciera rme66. La decisin de la Cmara se basa principalmente en el principio precautorio67,
65 En la sentencia de primera instancia el juez analiza la relacin entre los daos al medio ambiente y a la salud y las actividades econmicas que los provocan y sobre el punto reexiona: aun cuando el fragor en la puja de intereses no descarta el consenso, como orden superador y que tanta falta nos hace a los argentinos y en la reexin y examen de conciencia, entre el ambiente o la salud de las personas que se llevan de la mano y lo econmico, debe primar, precisamente, lo primero. 66 La Cmara reconoce de manera muy explcita la complejidad de la decisin frente a la cual se encuentra ya que en el contexto juegan controversias cientcas, intereses econmicos, presiones y contrapresiones de orden poltico y empresario, riesgos reconocidos socialmente que precisamente por tales () tienen la propiedad de transformar lo apoltico en poltico, desinformacin interesada, descoordinacin en la gestin pblica, insolidaridad con los posibles afectados, olvido consciente de lo reclamado constitucionalmente como objetivo; esto es, el desarrollo sustentable; omisiones de scalizaciones con adecuados estudios; etc., cuestiones todas que a su vez, lejos de generar compromisos de identicacin de los niveles de riesgo reales, se diluyen en una suerte de lucha de intereses parcelarios diciendo por ejemplo los fumigadores que si se producen contaminaciones derivan de los improvisados en el tema y no de los que en su mayora ajustan su accionar a las directivas a respetar; las empresas productoras de agroqumicos sosteniendo su atoxicidad en estudios encargados por las mismas; el Estado pregonando su preocupacin por el medio ambiente creando estamentos dedicados al mismo, pero olvidando que la mejor manera de comprometerse en el tema es efectuando los debidos controles; y los productores sosteniendo que si los productos que aplican se encuentran autorizados por la autoridad de aplicacin nadie puede endilgarle accin antijurdica alguna, por lo que no puede impedrseles trabajar y producir como les corresponde. 67 El Juez de Segunda Instancia dedica una amplia reexin al principio

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establecido en el artculo 4. de la Ley General de Medio Ambiente, que prev que cuando haya peligro de dao grave o irreversible, la ausencia de informacin o certeza cientca no deber utilizarse como razn para postergar la adopcin de medidas ecaces, en funcin de los costos, para impedir la degradacin del medio ambiente; principio que adems est presente, recuerda el juez, en documentos internacionales como la Declaracin de Ro sobre Medio Ambiente y Desarrollo (1992). La Cmara de Apelacin explic su uso ante la falta de certidumbre cientca y amenaza de dao al ambiente o a la salud humana. En consonancia con este principio, estableci la inversin de la carga de la prueba68, ordenando que durante los
precautorio recurriendo a varios tericos que han trabajado sobre el tema, tanto sosteniendo la validez del mismo as como combatindolo. Entre los del primer grupo, se reere a Antonio Benjamn que sostiene que la precaucin distingue el Derecho Ambiental de otras disciplinas tradicionales, que en el pasado sirvieron para lidiar con la degradacin del medio ambiente especialmente el derecho penal y el derecho civil, porque stas tienen como prerrequisitos fundamentales certeza y previsibilidad, exactamente dos de los obstculos de la norma ambiental, como la precaucin procura aportar (Benjamn, Antonio E., Derechos de la naturaleza, p. 32 y sig. en la obra colectiva Obligaciones y contratos en los albores del siglo xxi, 2001, Ed. Abeledo-Perrot). Tambin cita a Morales Alberti que sostiene que este principio se basa en la prevencin de riesgos sobre la base de antecedentes razonables, aun cuando no exista la prueba o la certeza absoluta del dao y no constituye razn para postergar la adopcin de medidas ecaces para impedir la degradacin del medio ambiente, quedando los magistrados facultados a proceder a los nes de prevenir la accin de riesgos potenciales a la salud o al medio ambiente (Morales Lamberti, Alicia, Derecho ambiental. Instrumentos de poltica y gestin ambiental, 1999, Ed. Crdoba, p. 147). Al referirse a algunas de las crticas hechas al principio precautorio, menciona la que considera que su aplicacin llevara estructuralmente a la exclusin de todo y cualquier riesgo, a buscar el riesgo cero. Frente a ello el juez sostiene que para evitar que el poder discrecional resbale en lo arbitrario y lo irracional, la jurisprudencia j dos condiciones: la primera tiene que ver con la aplicacin del principio de proporcionalidad y la segunda con el de ponderacin. 68 Resulta interesante subrayar que al analizar las pruebas ofrecidas, el Juez de Primer Grado seal que: En el derecho procesal moderno predomina el principio de la carga probatoria dinmica, por el cual se coloca a sta en cabeza de la parte que se encuentra en mejores condiciones para producirla. As, la rigidez de preceptos es reemplazada por la bsqueda de la solucin justa segn las circunstancias del caso concreto. El sistema

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seis meses de prohibicin el Ministerio de Agricultura, Ganadera, Industria y Comercio de la Provincia presentara a la jueza a quo, conjuntamente con la Universidad Nacional del Litoral (unl), un estudio acerca del grado de toxicidad de los productos utilizados en las fumigaciones para as establecer si era conveniente o no proseguir con stas. De igual forma, solicit al Ministerio de Salud efectuar un estudio en los barrios comprometidos que permitiera discernir si en el lapso en el cual el juez estableci la suspensin de las fumigaciones las afecciones denunciadas disminuyeron o no. Todo ello para que el Juez de Primera Instancia pudiera decidir, al terminar los seis meses, continuar con la prohibicin o adoptar una decisin distinta. El Juzgado de Primera Instancia, Distrito 11 en lo Civil, Comercial y Laboral recibi informes slo del Ministerio de Salud y de la unl69, y al analizarlos estableci:
los informes no han dirimido la interrogante de si es conveniente continuar con las fumigaciones o no. De todos modos, tras su evaluacin, me permito concluir, por el tenor de aquellos () todo parece indicar que la deduccin comulga ms con la segunda alternativa (la prohibicin) que con la primera (permitir la fumigacin).

El juzgado subraya que en el informe del Ministerio de Salud se lee:


de las cargas probatorias dinmicas congura un principio procesal de buena fe conforme al cual quien se encuentra en mejores condiciones para justicar el hecho constitutivo de su defensa realice los aportes probatorios consiguientes y no se amparare en una mera negativa o se transera la responsabilidad de la prueba a la otra parte, invocando criterios absolutos o rgidos en la materia (DAlbora, Walter c. hsbc Banco Roberts sa y otros. Accin de amparo. 04/05/99). Por lo anterior considera que, en ese aspecto, el poder estatal, en todo sentido, es inmensamente mayor al de un grupo de habitantes (en el presente, los amparistas). Sin embargo, los mismos batallan por sus derechos y por la prueba se dira en inferioridad de condiciones (ver los antecedentes relacionados, como los acompaados por los mismos), mientras que los entes ociales resisten sin el aporte de elementos de conviccin acordes a la jerarqua del caso. 69 Informe acerca de la toxicidad del glifosato, Universidad Nacional del Litoral (unl), 10 de septiembre de 2010, disponible en http://www.unl.edu.ar/ noticias/media/docs/Informe%20Glifosato%20UNL.pdf

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no obstante, y a modo de hiptesis que explica los fenmenos observados, puede plantearse que la disminucin de la prevalencia de consultas (mdicas) por motivos potencialmente atribuibles a un irritante externo en el segundo cuatrimestre en comparacin con el resto de los diagnsticos, tanto en adultos como en nios, puede asociarse a la ausencia de un factor ambiental en dicho periodo. () La hiptesis planteada se ve reforzada a partir de la informacin de fuentes primarias, especialmente la obtenida a partir de entrevistas a informantes clave () A modo de cierre, puede decirse que si bien a partir de los lmites del diseo metodolgico y de los recursos disponibles para desarrollar la investigacin (recursos materiales y de tiempo), no se pudo concluir de modo irrefutable que la disminucin de las consultas entre ambos periodos se deba a la prohibicin de fumigar, puede que s como que no () No obstante, la hiptesis planteada parece ser bastante plausible.

Despus de resumir las conclusiones y recomendaciones del informe de la unl el juez arma que:
de tales informes, a mi juicio, y, respetuosamente, disintiendo as con lo que postulan y proponen los accionados (), no surge con grado alguno de conviccin que sea conveniente continuar con las fumigaciones sino todo lo contrario, como ms arriba se adelant. La duda relevante mencionada en la sentencia de segunda instancia, a mi juicio, cambia de direccin hacia la certeza. Ledas y reledas las conclusiones, observaciones u recomendaciones trascriptas el panorama se presenta abrumador () el resultado no puede ser otro que continuar con la prohibicin impuesta.

Con esta decisin, la justicia de Santa Fe deja rme la prohibicin de fumigar en las cercanas de zonas habitadas con el n de proteger el medio ambiente y la salud de los pobladores70.

70 Para mayor informacin sobre el caso se puede consultar Aranda, Daro, Zona libre de agrotxicos en Santa Fe, en Pgina 12, 26 de febrero de 2011, en http://www.pagina12.com.ar/diario/ sociedad/3-163087-2011-02-26.html

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Relevancia del caso La decisin en anlisis resulta particularmente importante por ser el primer caso en Argentina en el cual, a travs de una decisin rme, un tribunal prohbe las fumigaciones para proteger la salud, la vida y el medio ambiente de los habitantes de la zona. El juez recurre al principio precautorio, desmenuzando su signicado e invirtiendo la carga de la prueba, por lo que solicita que sean instituciones pblicas (y no las mismas empresas dueas de los monocultivos) las que elaboren estudios sobre el grado de toxicidad de los productos utilizados en las fumigaciones. Esta decisin es de especial importancia para aquellos pases que todava no contemplan el principio precautorio en su legislacin y en los cuales numerosos movimientos campesinos, entre otros, denuncian las inmensas dicultades de recaudar informacin que pueda revertir lo sostenido por las empresas privadas interesadas en la construccin de una cierta obra o en el desarrollo de un producto frente al cual existe un riesgo de afectacin a las comunidades. Sentencia http://www.cabogadosbv.org.ar/wp/?p=874 Argentina. Recomendacin del Defensor del Pueblo de la Nacin al Secretario de Agricultura, Ganadera y Pesca, Resolucin 147/10, 12 de noviembre de 2010. Palabras clave Clasicacin de los agroqumicos, derecho a la salud. Hechos El Defensor del Pueblo de la Nacin analiza la Actuacin N. 1680/10, caratulada Solicitud de intervencin vinculada a la modicacin de la metodologa utilizada en la clasicacin de los agroqumicos, rmada por alrededor de 2 700 ciudadanas y ciudadanos argentinos de los ms diversos lugares del pas para manifestar el rechazo a los riesgos y daos a la salud que generan los agroqumicos. Toma adems en cuenta numerosas otras denuncias presentadas frente al Defensor que se enfocan principalmente en los siguientes puntos: 1) Mayores porcentajes de nios nacidos con malformaciones congnitas y abortos espontneos asociados a las aplicaciones de
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agroqumicos en las provincias de Misiones y Chaco. Simultneamente, se producira la degradacin de la capacidad productiva del suelo, contaminacin del aire y envenenamiento de los cursos de agua, en zonas tabacaleras y arroceras. 2) Aplicacin area de agroqumicos, prctica que por estar los cultivos tan cercanos a los barrios y a las rutas, terminan rociando con sustancias txicas a los vecinos y viajantes. Considera tambin las denuncias presentadas en los medios de comunicacin masiva y en la justicia, a las cuales se suman las de un variado nmero de estudios cientco-tcnicos que destacan los efectos nocivos de los agroqumicos en la salud de adultos y especialmente de nios71 de poblaciones lindantes a zonas cultivadas donde se utilizan diversos tipos de estas sustancias. El Defensor emprende adems su propia investigacin sobre el tema, que incluye solicitud de informacin a otras instancias pblicas como el Ministerio de Salud de la Nacin, y revisin de informes72 y documentacin producida en los estados ms afectados por los agroqumicos y en convenios mdicos. Analiza tambin a fondo el Manual de Procedimientos, Criterios y Alcances para el Registro de Productos Fitosanitarios en la Repblica Argentina, marco de regulacin, hasta ese momento, para la autorizacin y clasicacin de los agroqumicos en el pas. De ese anlisis resulta que la nica metodologa de clasicacin sobre la cual ese documento se basa, conocida como dl 50 (dosis letal aguda cincuenta por ciento), presenta una serie de deciencias:
71 En la recomendacin se hace referencia a un documento que la Defensora elabor en conjunto con el Sistema de Naciones Unidas y las agencias pnud, unicef, oit y ops-oms titulado Atlas de Riesgo Ambiental de la Niez en la Repblica Argentina que posee un captulo completo dedicado al anlisis del riesgo por agroqumicos y se puede revisar en http://www.foroambiental.org.ar/IMG/article_PDF/article_601.pdf 72 La Comisin de Investigacin de Contaminantes del Agua del Chaco, creada por el Gobernador en diciembre del 2009, elabor un primer informe donde se seala que los casos de cncer en nios menores de 10 aos se triplicaron en la ltima dcada, y que este incremento coincide con la aplicacin de prcticas y tcnicas de cultivo que incluyen pulverizaciones areas con pesticidas vinculadas a la expansin de la frontera agrcola; y que las malformaciones congnitas en el mismo periodo se incrementaron an ms, llegando a cuadruplicarse.

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esa metodologa no tiene en cuenta ninguna de estas tres situaciones: si la sustancia analizada tiene efectos letales tardos, postergados en el tiempo; efectos acumulativos despus de exposiciones repetidas a lo largo de varios aos, o afectaciones a la salud que disminuyen la calidad de vida. En otras palabras, la norma que actualmente regula la clasicacin de los agroqumicos no considera en su metodologa: a) la toxicidad subletal, es decir, la que no mata en un plazo corto, pero causa otros daos y/o resulta letal a largo plazo; b) la toxicidad crnica, es decir, aquella que produce daos y/o muerte por exposicin repetida. Que los agroqumicos que se utilizan en la Argentina no se aplican en forma individual, sino que varios de ellos se mezclan en formulados con el objeto de aumentar su toxicidad. Que la clasicacin del formulado segn el Manual de Procedimientos, Criterios y Alcances para el Registro de Productos Fitosanitarios en la Repblica Argentina que considera inerte a todos los coadyuvantes de la sustancia activa, se realiza teniendo en cuenta la clasicacin toxicolgica del denominado componente activo, y no la de la sustancia ms txica, hacindolos parecer como menos peligrosos de lo que en realidad son. En consecuencia, la toxicidad indicada para los formulados comercializados no representa su toxicidad real.

El Defensor subraya adems que, segn lo informado por el Ministerio de Salud de la Nacin, las evaluaciones de riesgo de los agroqumicos son provistas por el productor, cuando sera importante lograr que sean elaboradas por entes independientes. Considerando todo lo anterior, y basando su decisin en el artculo 41 de la Constitucin relativo al derecho a un medio ambiente sano y en el art. 4 de la Ley General del Ambiente que dene el principio precautorio, entre otros, el Defensor recomienda a la Secretara de Agricultura, Ganadera y Pesca de la Nacin impulsar las medidas necesarias para modicar la metodologa usada en la clasicacin de la toxicidad de los productos agroqumicos, de manera tal que:
1. Abarque al conjunto de todos los daos a la salud que el producto pueda ocasionar (letal y subletal, agudo y crnico); 2. Hasta en tanto se realice la revisin de la clasicacin, los agroqumicos aprobados que no tengan evaluado el grado de su toxicidad en las dosis subletales y crnicas, sean clasicados como () sumamente peligrosos, muy txicos e identicados con banda roja; 3. Los formulados de los
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agroqumicos sean clasicados con la toxicidad mayor, que puede corresponder a la del componente ms txico o al formulado considerado integralmente; 4. Los estudios sobre los que se basan las clasicaciones de los agroqumicos sean realizados por entidades de acreditada y reconocida independencia de criterio (y no por empresas interesadas en su uso).

Relevancia del caso La recomendacin atiende numerosas denuncias ciudadanas, as como las provenientes de foros acadmicos que, entre otras cosas, en Argentina han puesto desde hace varios aos el acento sobre los efectos que los agroqumicos producen sobre la poblacin lindante a zonas cultivadas, poblacin que se puede suponer que en buena medida es campesina. Frente al clamor que el tema provoca, el Defensor del Pueblo decide recomendar una modicacin signicativa de la metodologa usada para clasicar la toxicidad de los agroqumicos, llevando a su endurecimiento. Establece adems que los estudios de clasicacin de estos productos no puedan llevarse a cabo por empresas privadas interesadas en su uso. Informacin adicional Recomendacin: http://www.dpn.gob.ar/main.php?cnt=area&id=34&area=3. Respuesta del Secretario de Agricultura, Ganadera y Pesca: http://www.dpn.gob.ar/main.php?cnt=area&id=16&area=3 Argentina. Recomendacin del Defensor del Pueblo de la Nacin a la Secretara de Agricultura, Ganadera y Pesca, Resolucin 101/11, 3 de junio de 2011. Palabras clave Insecticida endosulfn, derecho a la salud. Hechos En relacin con la Actuacin N. 6766/10, caratulada Defensor del Pueblo de la Nacin s/presuntas consecuencias ambientales debido al uso del endosulfn, el Defensor toma en cuenta una serie de informaciones producidas por el Ministerio de Salud de la Nacin segn las cuales el producto tal que en Argentina es
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usado ampliamente al aplicarse sobre cultivos extensivos, hortalizas y frutales tiene propiedades carcinognicas para los seres humanos, especialmente en los casos de exposicin crnica. Adems, es un potencial productor de tumores y la exposicin a altos niveles de este producto provoca alteraciones neurolgicas que pueden asociarse con daos cerebrales permanentes, manifestndose con deterioro cognitivo y emocional, daos a la memoria y afeccin visual. Tambin puede provocar efectos adversos sobre el sistema reproductivo masculino, los riones y el hgado, entre otros efectos negativos. El Defensor se reere al hecho de que la Organizacin Mundial de la Salud (oms) clasic este insecticida como altamente txico, lo que ha llevado a 23 pases a restringir su uso y a otros 57 a prohibirlo. Por su parte, el Ministerio de Salud y Accin Social de la Nacin tiene prohibido, desde 1999, la produccin, importacin y uso de plaguicidas orgnicos persistentes, grupo qumico al que pertenece el endosulfn, en todos los mbitos de competencia del sector salud. Finalmente, el Convenio de Estocolmo sobre Contaminantes Orgnicos Persistentes73 estableci el n de su uso para 2012. Considerando todo ello el Defensor recomienda a la Secretara de Agricultura, Ganadera y Pesca: que adopte las medidas pertinentes para que prohba de inmediato el uso del endosulfn en las actividades agrcolas, en el mbito de la Repblica Argentina. Relevancia del caso La recomendacin, que tiene un impacto nacional, est dirigida por primera vez a lograr la prohibicin del endosulfn en todo el territorio.
73 Los contaminantes orgnicos persistentes (cop) son productos qumicos que poseen ciertas propiedades txicas y que, contrariamente a otros contaminantes, son resistentes a la degradacin. Los cop son especialmente perjudiciales para la salud humana y para el medio ambiente. Se bioacumulan, son transportados por el aire, el agua y las especies migratorias, y se acumulan en los ecosistemas terrestres y acuticos. La contaminacin ocasionada por los cop es un problema transfronterizo que hace indispensable tomar medidas a escala internacional. Para ms informacin se puede revisar la pgina http: //chm.pops.int/Home/tabid/2121/mctl/ViewDetails/EventModID/ 871/EventID/230/xmid/6921/Default.aspx

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Recomendacin http://www.dpn.gob.ar/areas/area3397401.pdf Brasil. Recurso del Ministerio Pblico frente a la decisin del Juez de Primera Instancia de Clevelandia. Exp. N. 153.339-5-Juzgado nico. Recurrente: Ministerio Pblico del Estado de Paran. Recurrido: Adail Prestes Borba. Relator: Des. Antonio Lopes de Noronha, 13 de octubre de 2004. Palabras clave Monocultivos de soja genticamente modicada, contaminacin de las aguas, principio precautorio. Hechos En la presente sentencia, un agroempresario de la soja fue requerido en 2002 por la Secretara de Agricultura y Abastecimiento del Estado de Paran por haber utilizado soja modicada genticamente de una manera imprudente. Con base en la documentacin presentada por la Secretara, el Ministerio Pblico solicit medidas cautelares fundndose en el principio precautorio, pidiendo la delimitacin de la zona de responsabilidad transgnica74 y la prohibicin del cultivo en dicha rea hasta que se demostrara la ausencia de contaminacin gentica a travs de las aguas subterrneas que podran afectar a la poblacin campesina. Dicha solicitud de medidas cautelares fue denegada, razn por la cual el Ministerio Pblico interpuso un recurso que fue aceptado y que determin la suspensin de los cultivos hasta que se demostrara la ausencia de peligro para las poblaciones. El Ministerio Pblico sostuvo que:
el derecho a la vida, como matriz de todos los dems derechos fundamentales, ha de orientar todas las formas de actuacin en el campo de la proteccin del medio ambiente (...) el derecho a la vida debe estar por encima de cualquier otra consideracin, como aquellas sobre el desarrollo, el derecho de propiedad, o la iniciativa privada, los que estn garantizados en el texto constitucional, pero no se pueden sobreponer al derecho fundamental a la vida, que
74 Zona de seguridad biolgica que no permita la contaminacin gentica intraespecies.

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se ve afectado cuando el medio ambiente lo es () la tutela de la calidad del medio ambiente es instrumental en el sentido de que, a travs de la misma, se protege un valor mayor: la calidad de vida75 (traduccin propia).

En la sentencia se hizo expresa alusin al peligro de contaminacin que conllevan los transgnicos. Utilizndose el principio precautorio, la salud de las poblaciones se antepuso al benecio econmico. Se estableci que la justicia debe anticiparse a los eventos perjudiciales para el medio ambiente, evitndolos, de manera que se pueda preservar el ambiente en el estado original en que se encuentra76 (traduccin propia). Finalmente, el argumento determinante de la sentencia mediante la cual se aprobaron las medidas cautelares solicitadas por el Ministerio Pblico aduce que de no ser concedida la medida cautelar solicitada, los productores vecinos al terreno del recurrido podran sufrir los perjuicios que surjan de la contaminacin del suelo y del agua subterrnea, lo que no puede ser admitido77. Asimismo, y atendiendo a las consecuencias para el productor que plant soja modicada genticamente, la sentencia arm que si bien se le podran causar daos, stos seran de naturaleza eco75 O que importante escrevemos de outra feita que se tenha a conscincia de que o direito vida, como matriz de todos os demais direitos fundamentais do homem que h de orientar todas as formas de atuao no campo da tutela do meio ambiente. Cumpre compreender que ele um fator preponderante, que h de estar acima de quaisquer outras consideraes como as de desenvolvimento, como as de respeito ao direito de propriedade, como as da iniciativa privada. Tambm estes so garantidos no texto constitucional, mas, a toda evidncia, no podem primar sobre o direito fundamental vida, que est em jogo quando se discute a tutela da qualidade do meio ambiente. que a tutela da qualidade do meio ambiente instrumental no sentido de que, atravs dela, o que se protege um valor maior: a qualidade de vida. 76 Este princpio determina que, sempre que possvel, a sociedade deve antecipar-se aos eventos prejudiciais ao meio ambiente, evitando-os, de forma a preservar a situao original em que o mesmo se encontra. 77 Ressalte-se, ainda, que, se no for concedida a liminar, os produtores vizinhos ao terreno do agravado podero sofrer prejuzos decorrentes da contaminao do solo e do lenol de gua subterrneo, o que no pode ser admitido (p.6).

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nmica, frente al peligro que supondra la contaminacin gentica, un dao mucho mayor e irreversible78 y que por lo tanto requiere de mayor proteccin jurdica. Relevancia del caso La compleja cuestin de los organismos genticamente modicados encuentra un adecuado tratamiento en la presente sentencia. El anlisis de la legislacin dispersa sobre la materia, la que se sita en los planos nacionales, internacionales, privados, administrativos y constitucionales, deviene en un ejercicio interpretativo que, ante la fuerza de las compaas transnacionales, habra podido terminar en grave perjuicio para las comunidades campesinas. Pero en este caso, y dentro de los lmites de lo posible ante un gobierno que en general se presenta como promotor de este tipo de cultivos, encontramos una sentencia que no cede ante los intereses econmicos ni las presiones mercantilistas y ms bien, a travs de la ponderacin entre derechos y el uso del principio precautorio, hace prevalecer sobre ellos el derecho a la salud de las comunidades. Sentencia http://www.an.org/leadmin/media/publications/Brasil1.pdf

ii.2.2  El derecho a una vida saludable sin contaminacin por agroqumicos (art. iii, 5 ddc) en relacin con el derecho a rechazar el modelo industrial de agricultura (art. v, 3 ddc) y al derecho a un medio ambiente limpio y saludable (art. xi, 1 ddc)
Argentina. Sala i de la Cmara de Apelaciones en lo Civil y Comercial de la Ciudad de Resistencia, exp. N. 3712/10 Arrocera San Carlos srl y Arrocera Cancha Larga sa: e/a: Ferrau Marco Antonio y otros c/Municipalidad de Las Palmas y otros s/medida cautelar exp: N. 335 s/incidente de modicacin medida cautelar, 21 de febrero de 2011.

78 Muito maior e irreversvel.

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Palabras clave monocultivos, fumigaciones, contaminacin del agua, derecho a la salud, derecho a un medio ambiente sano, principio precautorio. Hechos Desde 2003, vecinos de un barrio de una localidad de 10 mil habitantes en la provincia del Chaco denunciaron el efecto daino de los agroqumicos especialmente glifosato, endosulfn, metamidofos, picloran y clopirifos utilizados en plantaciones de arroz de la zona. Alertaron adems sobre el incremento de casos de malformaciones, cncer e intoxicaciones, as como sobre la contaminacin del agua. En la fase del litigio en anlisis, los vecinos apelan una sentencia dictada por el Juez del Juzgado Civil y Comercial N. 14 del 16 de septiembre de 2010 mediante la cual resolviendo un incidente de modicacin de medida cautelar promovido por las arroceras se cambiaba la sentencia dictada el 19 de abril de 2010 que estableca que la distancia para las aplicaciones terrestres de los agroqumicos debera ser de 1 000 metros de las reas habitadas y las escuelas rurales, y 2 000 metros para las aplicaciones areas. En el incidente de modicacin de medida cautelar las empresas sostuvieron que, si bien en un primer momento y ante las manifestaciones de los actores en el sentido de los presuntos riesgos que estaban corriendo por el uso de los herbicidas se tornaba necesario dictar la medida cautelar, la nueva situacin haba cambiado radicalmente. Citan como los dos hechos ms relevantes para ello la elaboracin de un estudio de impacto ambiental (eia) llevado a cabo en la zona y la presentacin de un informe del director de epistemologa, dependiente del Ministerio de Salud del Estado del Chaco, en los que, segn las empresas, se concluye que las acusaciones de los actores son falsas. En resumen, en el eia se subraya la sustentabilidad productiva de los emprendimientos arroceros y el hecho que, dada las caractersticas de los insumos utilizados y las tecnologas aplicadas, resultan amigables con el ambiente. Por su parte, el director de epistemologa sostiene que en la zona no concurren patologas de cncer de origen ambiental y que las conclusiones opuestas a las cuales llegaron los actores demandantes adolecen de sustento cientco. Por lo anterior, las empresas manifestaron la necesidad de modicar la medida cautelar dictada por el tribunal. El juez acogi la solicitud de las
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empresas y redujo de 1 000 a 500 metros la distancia para las aplicaciones terrestres de los agroqumicos y levant las restricciones sobre las distancias a tomar desde los cursos de agua y lagunas, pero mantuvo a 2 000 la distancia para las aplicaciones areas. Los vecinos, entre otros argumentos, destacan que la sentencia se fundamenta principalmente en el eia presentado por la empresa. Sostienen que este documento resulta sesgado ya que la misma arrocera, cuyas actividades comprometen la salud y el medio ambiente, es la que elige a los encargados de su elaboracin. Los recurrentes sostienen que el eia debera ser realizado por entidades pblicas ociales e imparciales, o bien debera ser sometido a evaluacin en cuanto a su metodologa, patrones epistemolgicos a tener en cuenta, etc. Sobre este ltimo punto sostienen que el documento no seala sus presupuestos epistemolgicos, tal como lo recomienda la unesco en su ii Acuerdo Internacional de Aspectos Geolgicos de Proteccin Ambiental. Finalmente, maniestan que debe tenerse presente el principio precautorio, que es la base sobre la cual se asent la resolucin cautelar. Sobre el informe del director de epistemologa arman que este documento contradice las conclusiones del informe de la Comisin de Contaminantes del Agua creada por decreto del Poder Ejecutivo Provincial. Ms all de la controversia generada entre los dos documentos antes mencionados, sostienen que el informe epistemolgico no se sustenta sobre bases cientcas ciertas. Por todo lo anterior solicitan que se revoque la sentencia recurrida y se mantengan las limitaciones anteriormente establecidas a la aplicacin de agroqumicos. Al cotejar las pruebas relativas a la incidencia de enfermedades en la zona, la Sala Primera de la Cmara de Apelaciones en lo Civil y Comercial sostiene:
iii. () atendiendo al principio precautorio que debe imperar en cuestiones tan delicadas como la de los autos (donde los valores salud y vida estn en juego), entendemos que le asiste la razn al recurrente cuando sostiene que la prueba en estudio carece de la relevancia como postulado de la verdad a los nes de modicar la cautelar otorgada a fs. 78/88 Expte N. 3539/19. Asimismo, y sin desmerecer la prueba fundamental en que se sustenta el incidente y la sentencia cuestionada, esto es el Estudio de Impacto Ambiental aportado por los accionantes () guiadas por los principios rectores de la Ley General
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de Ambiente N. 25675, que conforme el art. 4 son de Congruencia, Prevencin, el principio Precautorio: cuando haya peligro de dao grave e irreversible, la ausencia de informacin o certeza cientca no deber utilizarse como razn para postergar la adopcin de medidas ecaces, en funcin de los costos, y a contrariu sensu, este mismo principio debe servir de gua para no modicar con slo una prueba cautelar que justamente fue dictada siguiendo los principios citados. Es decir, aunque el acotado marco de las medidas cautelares pondran impedir la produccin de pruebas que haran extender o desnaturalizar este tipo de procesos, entendemos que el eia elaborado por una de las partes debi haber sido sometido a otra evaluacin por parte de organismos ociales e imparciales como el Laboratorio de Toxicologa de la Facultad de Agroindustrias de la unne, el Laboratorio del Instituto de Tecnologa Industrial (Inti) y el Centro de Ecologa Aplicada (Cecoal), a n de preservar el adecuado derecho de defensa de las partes, y atendiendo siempre a la especialidad que el caso de autos reviste () No obstante ello, coincidimos con los apelantes en que a travs del presente incidente no han variado las circunstancias puntuales tenidas en cuenta por el sentenciante a la hora de despachar la medida cautelar cuya conexidad guarda con la presente () Tenemos en claro que no se puede modicar la medida cautelar otorgada, dando primaca entre otras cuestiones al riesgo que puede ocasionar el mantenimiento de la cautelar a la productividad econmica de los establecimientos arroceros, por sobre los riesgos que implican la salud y la vida de las poblaciones involucradas en la presente accin.

Por los fundamentos expuestos, la Cmara de Apelaciones en lo Civil y Comercial establece revocar la sentencia de primera instancia mediante la cual se redujo de 1 000 a 500 metros la distancia para las aplicaciones terrestres; mantiene en 2 000 metros de la zona urbana y las escuelas rurales la distancia para las aplicaciones areas y levanta las restricciones sobre las distancias a tomar desde los cursos de aguas y las lagunas. Finalmente, establece desestimarse el incidente de modicacin de la medida cautelar y as da la razn a los vecinos79.
79 Para mayor informacin sobre el caso se puede consultar Aranda, Daro, Primero la salud, despus los negocios, en Pgina 12, 18 de marzo de 2011, en http://www.pagina12.com.ar/diario/ sociedad/3-164438-2011-03-18.html

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Relevancia del caso Como en el caso precedente, el juez establece un lmite para las aspersiones de agrotxicos recurriendo al principio precautorio80. Adems, entre los argumentos utilizados, la Cmara de Apelaciones subraya la necesidad de hacer prevalecer las medidas que eviten el riesgo para la salud y la vida de la poblacin afectada por los qumicos sobre la productividad econmica de la empresa arrocera. Finalmente, resulta relevante que la autoridad jurisdiccional recoja la crtica planteada por las y los campesinos de la regin en relacin con la poca conabilidad de la evaluacin de impacto ambiental por haber sido elaborada por la empresa (problemtica denunciada con mucha frecuencia en los dems pases de la regin), y abra la posibilidad de que su conabilidad sea revisada por organismos ociales e imparciales. Sentencia http://an.org/leadmin/media/publications/Argentina1.pdf
80 Es importante sealar que en Argentina se han estado desarrollando una serie de movilizaciones y campaas de concientizacin sobre los agrotxicos ligados a los monocultivos que, adems de relacionarse de alguna manera con el resultado de las decisiones judiciales que estamos analizando, han logrado la emisin de ordenanzas municipales que prohben el uso de agroqumicos en las reas perimetrales a los centros poblados. En mayo de 2012, la Red Iberoamericana de Laboratorios Urbanos de la Facultad de Arquitectura de la Universidad Catlica de Santa Fe organiz un evento que dio inicio a una serie de investigaciones para analizar las consecuencias de tales ordenanzas y plantear alternativas al uso de agrotxicos. Las preocupaciones principales tienen que ver con el hecho que, por un lado, las ordenanzas no estn resolviendo de raz el problema de la contaminacin y los efectos negativos sobre la salud ligados al uso masivo de qumicos, ya que prevn simplemente un traslado del problema de 500 o 1 000 metros, sobre tierras productivas donde el fenmeno se repite. Por otro lado, se ha asistido a la venta de tierras agrcolas limtrofes con la ciudad por estar sujetas a la prohibicin del uso de agroqumicos y la potencial prdida de rentabilidad. La mayora de estas tierras ha sido adquirida por intermediarios de bienes races, lo que ha generado un aumento en el precio del suelo y la ampliacin indiscriminada de la mancha urbana, con el consecuente encarecimiento de los servicios y el incremento de lotes cntricos baldos. Resulta fundamental que estas consideraciones sean tomadas en cuenta por los operadores judiciales que buscan solucionar o al menos limitar los graves problemas ligados con el uso de los agrotxicos.

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ii.2.3  Derecho a educacin y formacin (art. iii, 10 ddc)


Colombia. Corte Constitucional, Sala Sptima de Recurso de Revisin, en referencia al caso remitido desde el Juzgado 4. Penal Municipal de Ibagu, nmero de expediente: T-1697013, accin de tutela, sentencia T-305/08, actor: Luis Enrique Valderrama Ortiz, demandada: Secretara de Educacin Municipal de Ibagu, 3 de abril de 2008. Palabras clave Derecho a la educacin para nios y nias del mbito rural, exclusin, inclusin, igualdad de oportunidades, acceso a la cultura y a la educacin. Hechos La accin de tutela ha sido invocada por el actor en su condicin de residente rural que percibe vulnerado el derecho a la educacin de sus hijas menores, Martha Liliana, Luisa Fernanda y Leidi Patricia, pues la institucin educativa San Juan de la China, sede Aures, en la vereda del mismo nombre del municipio de Ibagu, cuenta con un solo docente para laborar con todos los grados (de primero a quinto), con cincuenta (50) estudiantes, que requieren ser divididos en dos aulas y la docente trabaja la mitad del tiempo con unos y la otra con los otros, es decir, el 50% de la jornada laboral los nios se encuentran solos, estando en riesgo de accidentes que pueden ocasionarse por su corta edad. En este sentido, exige a la Secretara de Educacin que designe ms docentes para los nios. Los alegatos de la Secretara de Educacin Municipal de Ibagu consistieron en que realmente los alumnos matriculados eran 37 y no 50 como arguy el demandante. En este sentido, segn la legislacin, no se estaba violando ningn precepto jurdico. Estos mismos elementos us el Juzgado Cuarto Penal Municipal de Ibagu para declarar improcedente la tutela solicitada. No obstante, la Sala de Revisin de la Corte Constitucional solicit informacin respecto a los estudiantes matriculados, cuntos en cada curso y cuntos profesores impartan clases. De esta manera determinaron que s se impartan clases a 45 alumnos, distribuidos en 20 nios y nias entre primero y segundo grado, y 25 estudiantes entre tercero y quinto grado, con una sola maestra para todos los niveles y grupos en la misma jornada docente.
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La Sala pidi argumentos tericos a las facultades de educacin de la Universidad Pedaggica y la Universidad Nacional, sobre:
si desde el punto de vista acadmico y pedaggico, en una escuela veredal81 un solo docente puede hacerse cargo de todos los cursos hasta quinto de primaria en la misma jornada; y cules son las posibles consecuencias en la formacin acadmica del nio, que recibe clases con otros de diferentes edades y grados, por carencia de docentes para cada grado en particular.

Las respuestas se basaron en varios anlisis pero la Sala retom lo alegado por la Universidad Nacional de Colombia acerca de que es muy relevante para los nios la atencin del maestro durante la jornada escolar, y que un solo maestro para 45 alumnos de cinco niveles de primaria es escaso y puede signicar que la atencin no es equitativa entre todos los nios, ni satisfactoria en cuanto al proceso de enseanza y aprendizaje; as como de baja calidad, pues promueve cierta exclusin para estos nios que, por residir en zonas rurales, no tienen la misma posibilidad de acceder a internet o a otros recursos educacionales para complementar su proceso de enseanza como se requiere, por lo que necesitan ms atencin personalizada del profesor en su jornada docente. En este sentido, la entidad judicial otorg la tutela obligando al ente municipal educacional a que cubriera pertinentemente la necesidad de ms profesores en dicha escuela rural. Los argumentos utilizados por la sala jurisdiccional fueron los que siguen:
Los especialistas universitarios reconocen que el Estado colombia-

no ha promocionado e implantado las experiencia de Escuela Nueva que busca atender a los nios y nias de zonas rurales con el mnimo de docentes, sealando que: atender a cinco o seis niveles en la misma jornada por un solo maestro le exige dividir el tiempo entre los cinco o seis grupos. As, en el supuesto de una atencin equitativa, cada grupo de nios ser atendido durante una hora diaria aproximadamente, disminuyendo las oportunidades que se requieren para

81 Se utiliza para referirse a la escuela radicada en el sector rural o semirural, que se encuentra al margen de la vereda o camino.

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alcanzar de forma satisfactoria los logros esperados. Desde un punto de vista acadmico y pedaggico, tal situacin implica que el maestro no pueda garantizar el estudio de los temas que el currculo propone y tampoco pueda realizar el trabajo pedaggico que requiere cada nio para aprender los diversos asuntos del ciclo de educacin bsica y desarrollar las capacidades cognitivas y ciudadanas que este nivel exige. Adems, agregan los acadmicos que No se pretende que en una vereda, donde slo hay uno o dos nios para cada grado deba existir un maestro para cada uno de ellos, ms la imposibilidad de acompaar los procesos iniciales de lecto-escritura, de iniciacin a la vida acadmica y los procesos de socializacin y personalizacin que le competen a la escuela cuando el nmero de nios y grados se incrementa para cada maestro, reduce la prctica pedaggica a acciones burocrticas de planeacin y supervisin y limita la funcin escolar a los mnimos que se deben responder en las pruebas estandarizadas, despojando a la escuela y al maestro de su ms profundo sentido: el encuentro de los mayores con los ms jvenes para transmitir el legado cultural y promover el desarrollo de cada sujeto. Otro elemento importante que tuvo en cuenta la instancia jurisdiccional es que la baja interaccin de maestros y estudiantes determina formas de exclusin que difcilmente pueden ser superadas, y recuerda que el acceso de los nios pobres de zonas rurales a la cultura es muy restringido, por no haber alcanzado sus padres niveles educativos superiores y carecer de libros e internet, por lo cual no se puede suplantar la accin directa del maestro como fuente de saber ms cualificada en una vereda, que exige parmetros de nmero de nios por maestro significativamente menores a los de la escuela regular, para que atendiendo simultneamente varios grados pueda acompaar a cada nio y nia de manera ms personal, siendo un deber reconsiderar la ecuacin entre ahorro econmico y desarrollo humano, como criterio de equidad y de justicia para que quienes han tenido histricamente menos oportunidades puedan ser incluidos de manera efectiva en nuestra sociedad. Por otro lado, argumenta a favor del derecho a la educacin de nias y nios previsto en el artculo 44 de la Constitucin que por
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corresponder a ellos tiene carcter preeminente, aun con mayor relevancia en los primeros aos de vida por ser etapa de formacin y de acercamiento a la sociedad, a la cultura, a la ciencia y a la tecnologa; y que el artculo 67 de la propia Carta Magna consagra que es una obligacin especial del Estado en materia de educacin, por ser un servicio pblico obligatorio con funcin social que comprender, como mnimo, un ao de preescolar y nueve de educacin bsica entre los 5 y los 15 aos de edad. Por ser un derecho de aplicacin inmediata, la obligacin estatal de otorgarlo es impostergable, no slo por su valor esencial inmanente en el mismo sino por constituir un instrumento idneo para el ejercicio de los dems derechos y la formacin cvica de la persona, segn los ideales democrticos y participativos exaltados en nuestra Constitucin. Adems, considera que la educacin es un servicio pblico con nalidad social que requiere del Estado una actividad permanente, con la mayor eciencia posible como prestacin (arts. 365, 366 y 70 de la Constitucin), procurando que a ella accedan todos los seres humanos en igualdad de condiciones. Otro elemento relevante es que Los titulares del derecho a la educacin son todas las personas, sin distincin alguna y con mximo nfasis en la minoridad; los responsables de garantizarlo son el Estado, la familia y la sociedad, que deben brindar una educacin apropiada, con la calidad requerida para alcanzar los nes y objetivos consagrados en la Constitucin y la ley, sin que las condiciones personales y socioeconmicas puedan constituir un obstculo. Es de destacar que el colegiado hace uso de la legislacin administrativa que prev que, con el objetivo de llevar a cabo el proceso de enseanza aprendizaje con la calidad requerida, los nios y nias que residan en el mbito rural deben tener un/a profesor/a por cada 22 alumnos, lo cual no se cumple en el caso en cuestin. Bajo estos presupuestos, se otorga el amparo al solicitante sentenciando el jurista que la educacin es la va ms apropiada para alcanzar mejores condiciones de vida, en la medida en que el conocimiento facilita el acceso a mejores niveles de ocupacin y que por estos motivos conmina a la autoridad educacional respectiva a disponer de los docentes necesarios para la escuela referida en el caso.
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Relevancia del caso Resulta de inters en este ejemplo cmo la legislacin constitucional colombiana maniesta claramente el sentido de proteccin prioritario de los derechos humanos y las obligaciones respectivas del Estado para respetar, cumplir y garantizar dichos derechos, en este caso, de la educacin y la cultura. Usando estos argumentos y con apoyo de ciertas normativas administrativas, el funcionario judicial alega la importancia de la proteccin especca hacia el sector rural, debido a sus condiciones histricas de vulnerabilidad en cuanto a pobreza, falta de recursos, menor acceso a la cultura y la educacin, etc. Estas distinciones hacia campesinos y campesinas, sin importar su edad, tienen el objetivo de buscar mayor equidad en una poblacin pluricultural que, ante todo, vive en condiciones de exclusin y desigualdad. Y justamente un medio para salir de esta condicin de vulnerabilidad que propicia exclusin es tener acceso a la educacin y a la cultura, que generarn conocimientos y medios para acceder a ocupaciones y trabajos que les propicien mejores condiciones de vida. Se demuestra una vez ms la interdependencia de los derechos humanos, ya que la satisfaccin de la educacin y la cultura pueden dar acceso al trabajo y a mejores ingresos que nalmente redundan en que se propicien condiciones de vida digna. Finalmente, mediante la resolucin jurisdiccional el juez materializa estas perspectivas interdependientes de los derechos con inters protector especco hacia el sector campesino, intentando equilibrar sus condiciones histricas desiguales que en la prctica social y econmica no han podido ser solventadas. Sentencia http://www.corteconstitucional.gov.co/relatoria/2008/T-305-08.htm Colombia. Corte Constitucional, Sala Tercera de Revisin, en referencia al caso remitido desde el Juzgado 1. Promiscuo Municipal de Cha, nmero de expediente: T-41.735, accin de tutela, sentencia T-467/94, actor: Pedro Miguel Jimnez, demandada: Secretara de Educacin de Cundinamarca, 26 de octubre de 1994. Palabras clave Derecho a la educacin para nios y nias del mbito rural, exclusin, igualdad de oportunidades, acceso a la cultura y a la educacin,
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educacin como servicio pblico, permanencia y continuidad del servicio pblico, justicia distributiva. Hechos El seor Pedro Miguel Jimnez, de origen campesino, present accin de tutela contra la Secretara de Educacin de Cundinamarca porque se vulneraba el derecho a la educacin de su hijo Sergio Camilo Jimnez. El hijo estaba matriculado en el segundo ao de educacin bsica primaria de una escuela rural departamental en la vereda de La Balsa, jurisdiccin del municipio de Cha. El demandante aleg que el menor no haba recibido clases durante el curso por falta del nombramiento de un profesor para su grado, por lo cual present quejas ante las autoridades municipales correspondientes sin recibir respuesta alguna. El Juzgado 1. Promiscuo Municipal de Cha recibi el caso y ejecut las diligencias pertinentes frente al mismo, denegando el amparo porque s se haba contratado a una maestra para el grupo del alumno en cuestin. Ante la negacin del amparo, la Sala Tercera de Revisin de la Corte Constitucional revis el caso y realiz nuevas diligencias para determinar si haba o no vulneracin del derecho a la educacin del menor. Entre las respuestas recibidas se aseguraba por parte del director de la concentracin82 educativa que:
durante el presente ao no se han nombrado los profesores sucientes y a su debido tiempo para lograr la cobertura en todos los cursos y sobre todo en los primeros grados. Como consecuencia de ello, la carencia de profesores denitivos ha sido suplida con docentes de ctedra cuya estabilidad es precaria, debido a que el pago de su trabajo se retrasa con frecuencia y por este motivo se ven obligados a renunciar.

En este sentido, la Corte otorga el amparo al demandante protegiendo el derecho a la educacin del menor en relacin con el derecho a la igualdad, argumentando una serie de elementos a favor de los
82 Se reere a un eslabn administrativo del sector educativo colombiano. En este caso, el menor en disputa por su derecho se encontraba matriculado en la Concentracin Escolar Departamental de La Balsa, como reere la propia sentencia (p. 4).

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derechos fundamentales, en especco a la educacin y su sentido de continuidad, las obligaciones del Estado respecto al cumplimiento de los derechos y sobre todo la importancia que revisten los derechos en los sectores rurales por sus especiales condiciones de vulnerabilidad. Respecto a la argumentacin del amparo otorgado, se pueden extraer los siguientes enunciados que nos ayudan a comprender el caso.
El cuerpo colegiado realiza una argumentacin a favor del dere-

cho a la educacin como derecho fundamental y no como poltica pblica con carcter programtico, lo que implica que su ecacia depende de la intervencin legislativa o administrativa para llevar a cabo la prestacin jurdica. En este sentido, equipara los derechos sociales y los civiles y polticos, presentndolos como derechos de los cuales se derivan obligaciones tanto prestacionales o de hacer, como de no hacer, dependiendo del momento de la realizacin del derecho; por ejemplo, las acciones para crear infraestructura para llevar a cabo elecciones (derecho al voto), al igual que las acciones de contratacin de profesores para que impartan clases en la escuela (derecho a la educacin). Respecto a las obligaciones prestacionales los magistrados comentan que No basta alegar el mero carcter prestacional de la accin que se demanda de las autoridades pblicas para que stas o los jueces descarten la existencia de una posible vulneracin de un derecho fundamental. En ciertas circunstancias especiales, la escasez de recursos y la omisin de una prestacin fundada en la misma no son argumentos sucientes para eliminar de plano toda posibilidad de violacin a los derechos fundamentales. En especco, los jueces argumentan que el derecho a la educacin de los nios es uno de esos casos especiales en los cuales el Constituyente estableci un compromiso ineludible en la realizacin de la prestacin correspondiente, comentando que este derecho hacia los menores de edad est revertido de un plus en las normativas jurdicas y la jurisprudencia respecto de la obligacin del Estado en materia de educacin. Dicha sobrevaloracin es referida por los jueces con una serie de elementos relacionados con la importancia de este derecho, en especial para nios y nias, reriendo que, en primera instancia, La Corte Constitucional ha considerado en repetidas ocasiones que el derecho a la educacin es un derecho fundamental, inherente a la persona humana, de
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aplicacin inmediata y susceptible de ser protegido por medio de la accin de tutela (por ejemplo las sentencias T-02, T-09, T-15, T-402, T-420 de 1992; T-92 de 1994, etc.). Pero tambin la legislacin, comenzando por la norma constitucional (art. 44), consagra en diferentes artculos que el derecho a la educacin y la cultura tienen carcter prevalente, sobre todo en los nios. As, el juzgador remarca la importancia del derecho a la educacin de los nios usando argumentos ya referidos por otros cuerpos colegiados y que considera relevantes para esta sentencia, tales como: en este contexto y en consideracin a la naturaleza, funcin y nes de la educacin y a la obligacin que pesa sobre el Estado de promover las condiciones para que la igualdad sea real y efectiva, los nios colombianos son hoy, enhorabuena, beneciarios privilegiados de la educacin, con todas sus promisorias y positivas consecuencias en el plano social, humano y cultural () Con respecto a los nios, adquiere toda su dimensin e importancia el principio armado en la sentencia T-02 de esta Corte acerca de la garanta y proteccin del contenido esencial del derecho a la educacin, por cuanto son precisamente ellos quienes por su natural indefensin y exposicin a toda suerte de abusos y carencias, mejor encarnan el sector de poblacin de personas que se encuentran en circunstancias de debilidad y que, por tanto, el Estado est obligado a proteger especialmente () El derecho a la educacin cobra especial relevancia en los primeros aos de la vida, ya que se trata de la etapa de formacin del individuo, de su acercamiento a la sociedad y a s mismo () La consagracin expresa, en el artculo 44 de la Constitucin, de la educacin como un derecho fundamental de los nios, no deja duda alguna sobre su naturaleza ni sobre la posibilidad de exigir su respeto y proteccin mediante el ejercicio de la accin de tutela. Respecto a las obligaciones estatales, se alega que El artculo 67 consagra una obligacin especial del Estado frente a la educacin de los menores entre los 5 y los 15 aos y establece que ella comprender, como mnimo, un ao de preescolar y nueve de educacin bsica. Sobre el particular, la Corte ha sostenido que los menores de 18 aos que no hayan nalizado los primeros 9 aos de educacin bsica grupo dentro del cual se encuentra el hijo del peticionario son titulares de un derecho fundamental de aplicacin inmediata y directamente exigible (...) siendo dicho
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derecho de aplicacin inmediata, la obligacin estatal de prestar el servicio de educacin es impostergable no slo por el valor esencial nsito en el mismo, sino por constituir un instrumento idneo para el ejercicio de los dems derechos y en la formacin cvica de la persona, segn los ideales democrticos y participativos que preconiza nuestra Constitucin83. En referencia a la educacin como derecho, pero tambin como servicio pblico (art. 67 const.) alegan que sta es una actividad inherente a la nalidad social del Estado (art. 365 const.), que debe traducirse en una prestacin eciente a todas las personas que residen habitualmente en el territorio nacional. El bienestar general y el mejoramiento de la calidad de vida de la poblacin son nalidades sociales del Estado (art. 366 const.). El Estado tiene el deber de promover y fomentar el acceso a la cultura de todos los colombianos en igualdad de condiciones, por medio de la educacin permanente (art. 70 const.). Para argumentar este tema jurisprudencialmente sealan: Adems de su condicin de derecho fundamental de la persona, la educacin es tambin un servicio pblico que tiene una funcin social. As lo reconoce expresamente la Constitucin (art. 67, inciso 1o). Ello implica no slo que satisface una necesidad de carcter general y que por lo tanto debe estar al alcance de quienes lo requieran, sino que el Estado debe garantizar el acceso al mismo y velar porque en su prestacin se cumplan los nes sealados por el ordenamiento jurdico vigente (Sentencia T-429/1992). Finalmente exponen que el derecho a la educacin y la prestacin de su servicio pblico guarda una relacin directa con el reconocimiento del derecho a la igualdad y a la libertad, remarcando la interdependencia que existe como principio entre todos los derechos. En efecto, la igualdad efectiva entre las personas resulta una ccin si no se encuentra precedida de la satisfaccin de ciertas condiciones mnimas de subsistencia. Sin la realizacin de estas condiciones se viola el principio de igualdad de oportunidades, segn el cual todas las personas tienen derecho a estar situadas en posiciones que les permitan participar y competir por lo que consideran vitalmente ms
83 Esta cita de la sentencia analizada reere una cita de la Sentencia T-236 de 1994 de la propia Corte Constitucional emitida por el Magistrado Ponente Antonio Barrera Carbonell.

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signicativo. De otra parte, el ejercicio de la libertad tambin requiere de la realizacin de ciertos supuestos, entre los cuales la educacin juega un papel esencial. El conocimiento no slo puede convertirse en un instrumento de dominacin y opresin, tambin es la clave para la consecucin de la libertad y, con ella, para la participacin y la democracia. El servicio pblico educativo tiene determinados principios que hay que tener en cuenta; uno de ellos es la continuidad, frente a la necesidad permanente de educacin que tiene la comunidad. Siendo las necesidades pblicas algo permanente, la interrupcin del servicio que las satisface lesiona el bienestar de la comunidad. En materia de prestacin de servicios, la regla general es la de su permanencia. Toda suspensin debe tener el carcter de excepcional y, en consecuencia, debe ser objeto de justicacin. En un pas de escasos recursos y de mltiples necesidades insatisfechas, la efectividad del principio de la permanencia no puede dejar de tener en cuenta las dicultades materiales existentes. Sin embargo, esta consideracin no le resta carcter normativo al texto constitucional depositario de dicho principio y, por lo tanto, su cumplimiento ha de respetar el ncleo esencial de los derechos de los usuarios y ser entendido como un deber de obligatorio cumplimiento para la administracin pblica. Las dicultades materiales deben ser apreciadas por el juez con una ptica de lo razonable a partir de la cual se sopesen valores y derechos fundamentales. Respecto a la ejecucin del servicio pblico comentan que la Corte ha dicho que Est claro que, en tales eventos, el juez debe tomar decisiones que consulten no slo la gravedad de la violacin del derecho fundamental a la luz de los textos constitucionales, sino tambin las posibilidades econmicas de solucin del problema dentro de una lgica de lo razonable que tenga en cuenta, por un lado, las condiciones de escasez de recursos y, por el otro, los propsitos de igualdad y justicia social que seala la Constitucin. En la mayora de estos casos, una vez establecida la violacin de un derecho fundamental el juez se enfrenta a un problema de justicia distributiva. Como se sabe, los elementos de juicio para denir este tipo de justicia no surgen de la relacin misma entre los sujetos involucrados el Estado y el ciudadano sino que requieren de un criterio valorativo exterior a dicha relacin (Aristteles). La aplicacin de los derechos econmicos, socia125

les y culturales plantea un problema no de generacin, sino de asignacin de recursos y por lo tanto se trata de un problema poltico (Sentencia 406/1992). En aquellos casos en los cuales la deciencia en la prestacin del servicio no llega hasta el punto de anular la prestacin misma, y en los que las fallas pueden ser explicadas de manera razonable como una manifestacin de la escasez de recursos propia de la situacin econmica especca de pas, no es posible establecer la violacin de un derecho fundamental (Sentencia 574/1992). Finalmente, plantean que el Estado est obligado a garantizar la efectividad de los principios, derechos y deberes consagrados en la Constitucin, y que las autoridades estn instituidas para asegurar el cumplimiento de los deberes sociales del Estado. Por tanto, La educacin genera una contraprestacin a cargo del Estado que consiste en asegurar el adecuado cubrimiento del servicio pblico educativo. Esta prestacin debe realizarse de manera permanente (art. 70 const.). Tambin debe ser de carcter continuo, como establece la Ley 115 de 1994, Ley General de Educacin, donde la educacin es un proceso de formacin permanente, personal, cultural y social que se fundamenta en una concepcin integral de la persona humana, de su dignidad, de sus derechos y de sus deberes. Adems, que la educacin debe tener la calidad suciente: art. 4 Ley 115, Calidad y cubrimiento del servicio: Corresponde al Estado, a la sociedad y a la familia velar por la calidad de la educacin y promover el acceso al servicio pblico educativo, y es responsabilidad de la nacin y de las entidades territoriales garantizar su cubrimiento. Por ltimo, el rgano colegiado, partiendo de la naturaleza de los derechos a la educacin y la igualdad, y desde sus propios contenidos, traza la relacin de interdependencia entre stos, reriendo cmo la vulneracin de uno lleva a la violacin del otro. Primero, la referencia est en la proteccin al derecho de los nios a la educacin, ya que con ello est protegiendo, a su vez, las condiciones bsicas que lo hacen posible, incluidas aquellas que implican obligaciones prestacionales del Estado. Por eso, cuando un establecimiento educativo carece de la planta de profesores mnima para cubrir la enseanza de los diferentes cursos programados, se encuentra desprovisto de uno de los elementos esenciales quizs el ms esencial del servicio educativo. En el caso en cuestin, el director del centro educativo inform a la Corte que del 14 de febrero al 31 de mayo los
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alumnos del grado segundo de educacin bsica recibieron clases con el profesor del grado tercero, debido a la ausencia del docente inicialmente previsto para el nivel dos. La preocupacin del peticionario y padre del menor tena fundamento en el deterioro de la calidad de la educacin recibida por su hijo en circunstancias inadecuadas para el aprendizaje, como son aquellas en las cuales un mismo profesor dicta clase concomitantemente a dos grupos diferentes. En una sociedad competitiva y exigente como la que les espera a los profesionales del maana, los benecios de la educacin bsica impartida hoy no estn representados de manera prioritaria en el certicado que se obtiene al haber superado una serie de grados acadmicos, sino en la calidad de la enseanza recibida. Cada vez ms, los padres de familia perciben la educacin primaria como una primera etapa de la educacin, de cuya calidad depende el xito de las etapas siguientes. Por lo tanto, las deciencias del servicio educativo son apreciadas por los padres de familia como vulneraciones al derecho a la igualdad de oportunidades de sus hijos. El carcter secuencial y acumulativo del proceso educativo entraa una preocupacin especial de los padres respecto de los resultados obtenidos por los nios en cada uno de los cursos de la educacin bsica. Finalmente, los magistrados reeren que los nios y nias deben recibir la prestacin obligatoria del servicio educativo y que existen diferencias respecto al mbito urbano y el mbito rural, pero que las mismas no implican que deban cumplirse en igual medida. No es de recibo la diferenciacin, que suele presentarse en la prctica, entre la calidad de la educacin urbana y la calidad de la educacin rural. Los alumnos de una pequea escuela campesina tienen derecho a recibir un servicio que les permita transcurrir por todo el proceso educativo sin encontrarse en condiciones de inferioridad frente a educandos provenientes de otros centros de enseanza. De no cumplirse con esta exigencia no slo se estara vulnerando el derecho fundamental de los nios a la educacin bsica obligatoria, sino que, adems, se estara afectando su derecho a la igualdad de oportunidades (art. 13 const.). Relevancia del caso En este caso hay que destacar que el argumento bsico tiene que ver con la vulnerabilidad de los nios y nias que viven en el sector
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rural y con el hecho que no sean objeto de violaciones de su derecho a la igualdad de oportunidades. Aunque en la prctica es comn que la calidad de la educacin bsica obligatoria en el mbito rural sea inferior a la de las zonas urbanas, esa diferencia no debe ser fomentada, ya que los alumnos de las zonas campesinas deben recibir educacin de calidad en la misma medida de lo que sucede con los nios y nias de reas urbanas. La Corte analiza adems el contenido del principio de permanencia y continuidad de los servicios pblicos, como la educacin y la interdependencia del derecho a la educacin en relacin con los dems derechos. Sentencia http://www.corteconstitucional.gov.co/relatoria/1994/T-467-94.htm

ii.2.4  Derecho a una vivienda digna (art. iii, 12 ddc), derecho a participar activamente en el diseo de polticas, en la toma de decisiones, la aplicacin y el monitoreo de cualquier proyecto, programa o poltica que afecte sus territorios (art. ii, 4 ddc), en relacin con el derecho a poseer tierras, colectiva o individualmente, para su vivienda y para sus cultivos (art. iv, 1 ddc) y con el derecho a la preservacin del medio ambiente (art. xi, 3 ddc)
Mxico. Sentencia de juicio de amparo directo 2245/2008 y su acumulado 2262/2008, nmero de expediente 77672010, Juzgado de Distrito Auxiliar, Guadalajara, Jalisco, actores: Mara Consuelo Carbajal Espinoza y Luis Villegas Ruiz, demandados: Comisin Estatal de Agua en Jalisco, rea de Licitacin de Obra Pblica y Director General del Organismo de la Cuenca Lerma Santiago Pacco de la Comisin Nacional del Agua, Director General y Subdirector de Agua Potable, Drenaje y Saneamiento de la Secretara de Medio Ambiente y Recursos Naturales, 31 de enero del 2011.

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Palabras clave Construccin de presa; inters jurdico vs. inters econmico; actos de realizacin futura e incierta; aplicabilidad de tratados internacionales; derechos de propiedad, audiencia, informacin, vivienda, tradiciones y costumbres; proporcionalidad de derechos. Hechos En diciembre de 2008, dos particulares cuyos ingresos dependen del campo presentan una demanda de amparo ante el Juzgado Segundo de Distrito en materia administrativa frente a los siguientes actos de autoridad: orden, cumplimiento y ejecucin de construccin de la presa de almacenamiento El Zapotillo sobre el ro Verde, en los municipios de Caadas de Obregn y Yahualica de Gonzles Gallo en Jalisco, para el abastecimiento de agua potable a Los Altos Jalisco y ciudad de Len, Guanajuato; orden, cumplimiento y ejecucin de los planos, esquemas y estudios para el diseo y construccin de la presa mencionada; orden, cumplimiento y ejecucin de la liberacin de inversin por la Secretara de Medio Ambiente y Recursos Naturales; orden, cumplimiento y ejecucin de convocatoria y licitacin de la contratacin de obra pblica consistente en el diseo y construccin de la presa; convocatoria pblica internacional para licitacin pblica internacional, as como el cumplimiento y ejecucin de sus bases; orden, cumplimiento y ejecucin de la visita al sitio de trabajos en donde se construir la presa de almacenamiento El Zapotillo; orden, cumplimiento y ejecucin de la adjudicacin de la obra pblica; orden, cumplimiento y ejecucin de la adjudicacin de la obra pblica de diseo y construccin, y la omisin de trmite de la manifestacin de impacto ambiental obligatoria segn la Ley General de Equilibrio Ecolgico84. Los actores sealan que, de llevarse a cabo la presa El Zapotillo, se les privara de su derecho de propiedad y posesin porque sus propiedades quedan comprendidas en el embalse de la presa, aunado a que no hay decreto expropiatorio previamente aprobado y ninguna otra causa que justique la ocupacin de sus tierras por inundacin. Adems, llaman a colacin documentos de diferentes instituciones
84 Ley General de Equilibrio Ecolgico y la Proteccin del Ambiente, publicada en el Diario Ocial de la Federacin el 28 de enero de 1988, disponible en http://www.diputados.gob.mx/LeyesBiblio/pdf/148.pdf

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que demuestran que varias construcciones localizadas en la zona en la que se pretende desarrollar la presa son monumentos histricos de la cultura hispnica85. El Juzgado desecha ambas demandas, por lo que los actores interponen un recurso de revisin que es admitido y resuelto por el Juzgado de Distrito Auxiliar. Al analizar la existencia o inexistencia de los actos reclamados por los actores, este ltimo le da valor probatorio a documentos como las convocatorias, autorizaciones y ocios86 emitidos por las diferentes autoridades, as como a comunicados de prensa realizados por la Comisin Nacional del Agua (Conagua) que demuestran que la Subdireccin General de Agua Potable, Drenaje y Saneamiento y la Direccin General del Organismo de Cuenca Lerma-Santiago Pacco (ambos de la Conagua) ordenaron convocar y licitar la contratacin de la obra pblica de la construccin de la presa El Zapotillo, emitieron la convocatoria pblica internacional, las bases de licitacin y la orden de visita al sitio donde se construir dicha presa. A la vez, el Director General de Impacto y Riesgo Ambiental resolvi emitir la autorizacin de la manifestacin de impacto ambiental. Sin embargo, tales autoridades hacen valer como causa de improcedencia el hecho de que los actos reclamados son futuros, de realizacin incierta (por tratarse de un proyecto), as como que no afectan su inters jurdico por no ocasionarles un agravio personal ni directo sino slo sus intereses econmicos87.
85 El Instituto Nacional de Antropologa e Historia, Jalisco, enumera las siguientes construcciones: Baslica de Nuestra Seora de los Remedios y la imagen natural del Seor de la Peita, camposanto atrial, camposanto del cerro de la Gloria, camposanto actual, varias construcciones de viviendas, los portales y delegacin municipal, el kiosco, el jardn y la plaza cvica, la iglesia de Acasico y aguas termales. 86 Copias certicadas de convocatoria pblica internacional nm. 005 para licitacin pblica internacional de contratacin de obra pblica de diseo y construccin de la presa El Zapotillo; de las bases de licitacin de obra pblica a precio alzado, precios unitarios y tiempo determinado para el proyecto de diseo y construccin de la presa; de la manifestacin de impacto ambiental sgpa ddt 131/06 y del ocio de liberacin de inversin 2008 por el monto de doscientos cuarenta y siete millones de pesos emitido por la Comisin Nacional del Agua. 87 El inters jurdico en materia procesal es la pretensin que se encuentra reconocida en las normas para acudir a los tribunales para hacer efectivo

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En este sentido, durante el juicio los actores requirieron acreditar tanto la titularidad de los derechos afectados como su localizacin respecto al lugar de los trabajos del proyecto mencionado, pues el acto reclamado en su demanda es la ejecucin de la presa de almacenamiento de aguas denominada El Zapotillo. Una de las pruebas que los actores presentan es la recomendacin 35/2009 del 31 de diciembre del 200988, suscrita por el Presidente de la Comisin Estatal de Derechos Humanos de Jalisco, dirigida al Gobernador del estado. En el documento se establece que:
la Comisin Estatal del Agua de Jalisco (cea) ha impulsado, junto con la Comisin Nacional del Agua (Conagua), la construccin de una presa llamada El Zapotillo en terrenos que pertenecen a las comunidades de Acasico, Temacapuln y Palmarejo. Esta Comisin ha intentado en mltiples ocasiones convencer a las autoridades estatales para que en el proceso de planeacin y construccin de la presa se tome en cuenta a las organizaciones civiles, profesionistas y estudiosos en el tema y en especial a los habitantes de las tres comunidades que resultaran afectadas con la inundacin. Si el proyecto se realiza tal y como lo han sugerido los gobiernos de Jalisco y el Federal, quedaran bajo las aguas no slo edicaciones con valor histrico y antropolgico, sino la vida y la memoria de sus pobladores, con lo que se afectara su derecho a la identidad como comunidades, su derecho a la democracia y los derechos colectivos como poblaciones organizadas con vida desde hace varios siglos89.

Del material probatorio presentado por la actora, el Juzgado verica que la evolucin del proyecto tendiente a construir la presa inundar los bienes de los quejosos. Al mismo tiempo, conrma la identidad entre derechos de propiedad y posesin de los actores, la ubicacin
un derecho desconocido o violado. Instituto de Investigaciones Jurdicas, Enciclopedia Jurdica Mexicana, tomo iv, Edicin Porra-unam, Mxico 2004, pp. 630-631. Cabe sealar que en la reforma constitucional del 6 de junio de 2011 en materia de amparo se incorpor al texto constitucional la nocin de inters legtimo, que es ms amplia que la de inters jurdico. 88 La recomendacin se encuentra disponible en: http://www.cedhj.org.mx/ recomendaciones/emitidas/2009/rec0935.pdf 89 Ver tambin http://cedhj.org.mx/recomendaciones/emitidas/2009/ rec0925.pdf (pg. 20).

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del lugar donde se construir la presa El Zapotillo y la afectacin irremediable de sus propiedades y posesiones90. Al respecto arma:
en este orden de ideas, teniendo presente que lo reclamado es la ejecucin de una presa de almacenamiento de aguas denominada El Zapotillo [] as como sus efectos y consecuencias, cuya materializacin a decir de los peticionarios de garantas afecta sus derechos de propiedad y posesin, comprendidos en el embalse de la presa, por la naturaleza de los actos reclamados no dirigidos a un individuo en particular sino a un colectivo, de los que algunos miembros acuden a la instancia constitucional en reclamo de sus derechos individualmente determinados, el juzgador debe despojarse de la idea tradicional de los lmites impuestos para la defensa de los intereses individuales o el derecho subjetivo de cada individuo y hacer una interpretacin jurdica avanzada, de vanguardia, en la cual potencialice las bases constitucionales con los criterios necesarios para preservar los valores protegidos y alcanzar los nes perseguidos, hacia una sociedad ms justa, y si su impacto es mucho mayor, se requiere el mximo esfuerzo y actividad de los tribunales y considerable exibilidad en la aplicacin de las normas sobre formalidades procesales, directrices que si bien son las que se deben seguir cuando se reclamen derechos sociales, tambin deben adoptarse en los procesos individuales donde se ventile esta clase de intereses, mutatis mutandi, porque ponen en juego los mismos valores, aunque en forma fragmentaria, mientras que las dicultades para sus protagonistas se multiplican.

Asimismo, respecto a la carencia de inters jurdico y la presencia nicamente de inters econmico de los actores, el Juzgado expresa que los peticionarios comparecen para defender los derechos de propiedad y posesin que detentan sobre los inmuebles que inundar la presa; stos son derechos reconocidos y tutelados en la Constitucin, y por lo tanto cuando se plantea su violacin el anlisis implicara el examen del perjuicio jurdico y no solamente el econmico. Respecto a la aplicabilidad de los tratados internacionales, el Juz90 Las pruebas presentadas son las periciales aportadas por los actores y la manifestacin de impacto ambiental del 22 de junio del 2006, junto a la modicacin de impacto ambiental del 29 de septiembre de 2009.

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gado expresa que en ellos prevalecen principios de interpretacin fundamentales a su propia naturaleza, como el principio pro homine y el de pacta sunt servanda91. A partir de ello, el juez establece que:
conviene analizar las caractersticas de la norma internacional que se pretende aplicar y en funcin de ella atender a la nalidad de las disposiciones constitucionales de que se trata. Es evidente que si el tratado obliga a ampliar la esfera de libertades de los gobernados o compromete al Estado a realizar determinadas acciones en benecio de grupos humanos tradicionalmente dbiles, deben considerarse como constitucionales.

A pesar de que para el juez la ley suprema es la Constitucin, deja a la vez claro que el contenido del Pacto Internacional de Derechos Econmicos, Sociales y Culturales que el quejoso invoca no contraviene los principios de la Constitucin, sino que los complementa92. Dentro de las obligaciones establecidas en este pacto relevantes a los nes del caso est la de adoptar medidas inmediatas, y dentro
91 Los artculos 26 y 27 de la Convencin de Viena disponen que todo tratado en vigor obliga a las partes y debe ser cumplido por ellas de buena fe; en ese sentido, una parte no podr invocar las disposiciones de su derecho interno como justicacin del incumplimiento de un tratado. 92 Aunque esta sentencia fue emitida con anterioridad, es importante mencionar que el 10 de junio de 2011 se realiz en Mxico una reforma constitucional en materia de derechos humanos que, entre otras cosas, modica la aplicabilidad de los tratados internacionales en las decisiones del Poder Judicial. As, el artculo 1 establece que: en los Estados Unidos Mexicanos todas las personas gozarn de los derechos humanos reconocidos en esta Constitucin y en los tratados internacionales de los que el Estado Mexicano sea parte, as como de las garantas para su proteccin, cuyo ejercicio no podr restringirse ni suspenderse, salvo en los casos y bajo las condiciones que esta Constitucin establece. Las normas relativas a los derechos humanos se interpretarn de conformidad con esta Constitucin y con los tratados internacionales de la materia favoreciendo en todo tiempo la proteccin ms amplia a las personas. Todas las autoridades, en el mbito de sus competencias, tienen la obligacin de promover, respetar, proteger y garantizar los derechos humanos de conformidad con los principios de universalidad, interdependencia, indivisibilidad y progresividad. En consecuencia, el Estado deber prevenir, investigar, sancionar y reparar las violaciones a los derechos humanos, en los trminos que establezca la ley.

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de esta categora la de adecuacin al marco legal, a n de derogar aquellas normas jurdicas que resulten contrarias a las obligaciones del Estado. En cuanto al derecho a la vivienda adecuada se establece la obligacin del Estado de implementar de forma inmediata la vigilancia de la situacin de vivienda, para lo cual se debe realizar un levantamiento del problema y de los grupos que se encuentran en situacin de vulnerabilidad o desventaja, como es el caso de quienes se encuentran sujetos a desalojos forzados. El pacto prev adems la obligacin de progresividad93 y la prohibicin de regresividad. Esta ltima implica no adoptar medidas y polticas que empeoren la situacin de los derechos sociales de los que gozaba la poblacin. La prohibicin de regresividad constituye uno de los parmetros de juicio de las medidas adoptadas por el Estado en materia de derechos sociales que resulta directamente aplicable por el Poder Judicial, obligacin que veda a los poderes polticos la adopcin de toda regulacin que derogue o reduzca el nivel de esos derechos de los que ya goza la poblacin. La obligacin de no regresividad se argumenta basada en el principio de razonabilidad asumido por la Suprema Corte de Justicia de la Nacin de Mxico en innumerables ejecutorias y tesis de jurisprudencia como la tesis p/j 130/2007:
Garantas individuales. El desarrollo de sus lmites y la regulacin de sus posibles conictos por parte del legislador debe respetar los principios de razonabilidad y proporcionalidad. De los criterios emitidos por la Suprema Corte de Justicia de la Nacin se advierte que el cumplimiento de los principios de razonabilidad y proporcionalidad implica que, al jar el alcance de una garanta individual por parte del legislador, se debe: a) perseguir una nalidad constitucionalmente legtima; b) ser adecuada, idnea, apta y susceptible de alcanzar el n perseguido; c) ser necesaria, es decir suciente para lograr dicha nalidad, de tal forma que no implique una carga desmedida, excesiva o injusticada para el gobernado; y d) estar justicada en razones constitucionales. Lo anterior conforme al principio de legalidad, de acuerdo con el cual
93 La nocin de progresividad comprende dos sentidos complementarios: por un lado, el reconocimiento de que la satisfaccin plena de los derechos supone una cierta gradualidad; por el otro, el sentido de progreso consistente en la obligacin de mejorar las condiciones de goce y ejercicio de los derechos sociales.

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el legislador no puede actuar en exceso de poder ni arbitrariamente en perjuicio de los gobernados.

Acorde a las razones expresadas, el Juzgado considera estar en posicin de estimar fundados los conceptos de violacin ya enunciados, porque del material probatorio se aprecia que los aqu quejosos, son propietarios de inmuebles rsticos y urbanos ubicados en los poblados de Temacapuln y Acasico, municipio de Caadas de Obregn y Mexticacan (pp. 42 y 43). Estas propiedades se afectaran con la inundacin de toda la zona de embalse, ya que propiciara la desaparicin de la totalidad de la poblacin y sumergira todo el espacio, incluido los monumentos de valor histrico. Otra de las obligaciones del pacto vulneradas es la produccin de informacin por parte del Estado respecto al goce de cada derecho, as como la garanta de acceso a ella. Lo anterior, debido a que existe una constante negativa de las autoridades responsables a brindar la informacin necesaria para que los pobladores tengan pleno conocimiento de cmo se vern afectados sus derechos de propiedad, lo que limita tambin su capacidad de opinar, discutir, aportar soluciones alternativas, de relacionarse o hacerse asesorar por expertos. Al contrario, las autoridades estn privando a los pobladores de Temacapuln y Acasico, en particular al aqu quejoso, del derecho que tienen a que su propiedad privada sea respetada; a ser escuchados en juicio frente a los actos que los privan de sus derechos; a preservar su vivienda, sus costumbres, tradiciones e identidad. En este mismo sentido, y aunque el juez no se reera al derecho a la consulta y la participacin, llega a la conclusin de que se vulner el derecho de audiencia94. En materia administrativa esto
94 El derecho de audiencia es desglosado por el juez de la siguiente forma: A) La garanta de tutela del artculo 14 contiene cuatro garantas de seguridad jurdica: irretroactividad de la ley, audiencia, exacta aplicacin de la ley y legalidad en materia civil y administrativa. Por su parte, la garanta de audiencia implica fundamentalmente adecuar los derechos de los gobernados a un procedimiento de defensa frente a los actos del poder pblico, previo a privarlos de esos derechos e intereses, con el propsito de evitar que las autoridades incurran en arbitrariedades. B) La garanta de tutela del artculo 16 constitucional tiene su fundamento en el principio de legalidad; segn ste, las autoridades pueden actuar cuando la ley se los permite, en la forma y en los trminos determinados en la misma; luego, de acuerdo al texto constitucional, las autoridades

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debe interpretarse en el sentido de la exigencia a las autoridades administrativas que, previamente a la emisin de cualquier acto que implique privacin de derechos, respetando los procedimientos que lo condicionan, tienen la obligacin de dar oportunidad al agraviado para que exponga lo que considere conveniente en defensa de sus intereses, aun cuando la ley que rija el acto no establezca esta garanta. Asimismo, el juzgado considera que el derecho al medio ambiente adecuado para su desarrollo y bienestar tiene constitucionalmente dos principios fundamentales: la proteccin de un medio ambiente adecuado para el desarrollo y bienestar, y el adecuado al uso y explotacin de los recursos naturales. En este sentido, en los actos que se reclaman se aprecia que el n de la construccin de la presa El Zapotillo: es lograr el abastecimiento de agua potable a Los Altos de Jalisco y a la ciudad de Len, Guanajuato y, por el otro lado:
el inters social y natural de los oriundos del lugar de preservar su medioambiente, su entorno histrico y cultural, y sus mismas propiedades privadas, luego se aprecia la concurrencia y tensin entre derechos fundamentales, como son los relativos a la proteccin y preservacin de un medio ambiente adecuado para el desarrollo y bienestar, y la necesidad del Estado en ejercicio de sus facultades de rectora del desarrollo nacional para garantizar que este sea integral y sustentable, lo que amerita una motivacin reforzada a partir de mtodos de proporcionalidad en la ponderacin de los valores en juego. Lo anterior es as porque el derecho de propiedad95 que se dice se afectar, al modicarse
nicamente pueden ejercer las facultades y atribuciones previstas en la ley que regula sus actos y consecuencias, y la ecacia de su actuacin est subordinada a que se ubiquen en el mbito de facultades contenidas en el marco que rige su funcionamiento. 95 El derecho de propiedad, expone el juez, est tutelado por el artculo 27 constitucional y es esencialmente una garanta individual. Su contenido establece que la nacin tiene la propiedad originaria de las tierras y aguas comprendidas dentro de sus lmites territoriales y que aquella puede trasmitir el dominio a los particulares, constituyendo la propiedad privada. sta garantiza el disfrute de los derechos de propiedad y posesin, prohibiendo la conscacin de bienes y actos de molestia de esos derechos sin que medie orden escrita de autoridad competente que funde y motive la causa legal de la perturbacin. En la Convencin Americana sobre Derechos Humanos, el derecho de propiedad es el uso

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el medio ambiente de la regin, no es absoluto y, en ese sentido, admite restricciones e incluso la concurrencia de otros derecho mencionados.

Para resolver esta tensin entre derechos se debe recurrir a los siguientes principios: a) admisibilidad, que implica que la restriccin creada por la suspensin al derecho de propiedad debe ser admisible conforme los casos y condiciones que establece la Constitucin, as como idnea y adecuada para el caso concreto o la necesidad social que determina la obra; b) necesidad, es decir, la medida de carcter privativo debe ser necesaria para la obtencin de los nes que la fundamentan, porque no basta que las obras sean tiles a la comunidad en trminos amplios, sino que deben ser medidas idneas, ptimas e indispensables para su realizacin y; c) proporcionalidad, lo que implica respetar una correspondencia entre la importancia del n buscado por el acto de autoridad y los efectos y consecuencias perjudiciales que producen en otros derechos e intereses constitucionalmente tutelados. En ese sentido, la sentencia enfatiza que:
el objetivo es que el resultado del balance entre ventajas y desventajas o entre benecios y costos siempre derive en un resultado o cociente positivo, si se quiere superativo, entendiendo que el benecio supere al dao, a partir de un equilibrio entre las razones pertinentes y que se atiendan en la medida del ptimo posible en el caso concreto. Y nada de ello aparece que fuera atendido en la especie; al contrario, la conducta asumida por el conjunto de autoridades responsables es la negacin y limitacin de los derechos individuales y sociales que gozan aqu lo quejosos [] En esas condiciones, al quedar evidenciado que los actos en examen violan en perjuicio de los quejosos las garantas de legalidad, seguridad jurdica, audiencia, propiedad privada, a recibir informacin completa y oportuna y que se respete su entorno y medio ambiente, contenidas en los artculos 4, 14, 16 y 133 de la Constitucin, el juez procede a conceder el amparo y
y goce de los bienes de una persona que pueden quedar subordinados al inters social. Por ltimo, la Constitucin impone como limitacin principal la funcin social de la propiedad y, para armonizar el derecho de propiedad individual con inters social, se establece la expropiacin en los casos que exista causa de utilidad pblica mediante pago de indemnizacin.

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proteccin de la Justicia de la Unin a los demandantes, contra los actos preparativos previos a la orden de construccin de la presa de almacenamiento Zapotillo, la orden misma, as como de sus consecuencias y efectos.

De acuerdo con todo lo anterior, el juez ordena: a) la suspensin de los trabajos preparativos y la orden de construccin de la presa, as como que se conceda a los quejosos garanta de audiencia previa a la ejecucin material de cualquier acto, con el objetivo de permitirles la defensa de sus derechos de propiedad y posesin; b) se garantice la informacin veraz y oportuna necesaria que les permita tener pleno conocimiento de la forma en que se vern afectados sus derechos de propiedad y; c) en caso de que se determine privar a los quejosos de sus propiedades y posesiones, se emita una resolucin que se funde y motive de manera razonada, por implicar afectacin a los derechos a la vivienda y medio ambiente, acorde a los principios de admisibilidad, necesidad y proporcionalidad. Relevancia del caso La importancia de esta sentencia se deriva de diversos temas. El primero es que, a pesar de que la demanda de amparo es interpuesta de modo individual, debido a que la construccin de la presa afecta no slo a un individuo, sino a un colectivo, el juzgador establece que la defensa de los derechos subjetivos debe ser interpretada bajo criterios que permitan la exibilidad en la aplicacin de las normas correspondientes a derechos sociales, aun cuando sean procesos individuales. Tambin arma que los derechos deben predominar sobre las formalidades. El segundo elemento tiene que ver con la aplicabilidad de los tratados internacionales, especcamente del Pacto Internacional de Derechos Econmicos, Sociales y Culturales. El juez considera que si la norma internacional que se pretende aplicar obliga a ampliar la esfera de libertades de los gobernados, o compromete al Estado a realizar determinadas acciones en benecio de grupos humanos tradicionalmente dbiles, debe considerarse como constitucional (hay que tomar en cuenta que esta decisin es previa a la reforma constitucional en materia de derechos humanos96
96 La reforma constitucional en materia de derechos humanos, publicada

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que ha elevado a rango constitucional los tratados internacionales subscritos por Mxico). El tercer elemento se relaciona con la tensin entre derechos para su proteccin. El juez considera que en la resolucin es necesario hacer un balance entre ventajas y desventajas o entre benecios y costos, entendiendo que el benecio supere al dao, a partir de un equilibrio entre las razones pertinentes y que se atiendan en la medida del ptimo posible en el caso concreto. En el conicto que nos ocupa, el juzgador establece que la conducta asumida por las autoridades responsables conlleva la negacin y limitacin de los derechos individuales y sociales, de modo que son ms los perjuicios causados que los benecios obtenidos por la construccin de la presa. Por ltimo, aunque no se reconoce expresamente el derecho a la consulta y la participacin, se establece que el derecho de audiencia es vulnerado porque las autoridades administrativas no han cumplido con su obligacin de dar oportunidad al agraviado de que exponga lo que considere conveniente en defensa de sus intereses frente a la emisin de cualquier acto que implique privacin de derechos. A travs de todos estos argumentos el juez acta en defensa de comunidades campesinas que, de construirse la presa, seran despojadas de sus viviendas y sus tierras.
Sentencia http://www.an.org/leadmin/media/publications/Mexico2.pdf

en el Diario Ocial de la Federacin el 10 de junio de 2011, modic 11 artculos constitucionales provocando impactos importantes tanto en la forma de entender e interpretar los derechos en el pas, como en la de aplicarlos. Para mayor informacin se puede consultar: Carbonell, Miguel, Salazar Pedro (coords.), La reforma constitucional en materia de derechos humanos: un nuevo paradigma, Universidad Nacional Autnoma de Mxico, Instituto de Investigaciones Jurdicas de la unam, Mxico, 30 de septiembre de 2011, disponible en: http://biblio.juridicas.unam.mx/ libros/libro.htm?l=3033

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ii.3  Derecho a la tierra y al territorio

El artculo iv de la Declaracin establece que: 1. Las campesinas y campesinos tienen derecho a poseer tierras, colectiva o individualmente, para su vivienda y para sus cultivos. 2. Las campesinas y campesinos tienen derecho a trabajar su propia tierra y a obtener productos agrcolas, a criar ganado, a cazar, a recolectar y a pescar en sus territorios. 3. Las campesinas y campesinos tienen derecho a trabajar y a disponer de las tierras no productivas de las que dependen para su subsistencia. 4. Las campesinas y campesinos tienen derecho a agua potable y a instalaciones sanitarias adecuadas. 5. Las campesinas y campesinos tienen el derecho al agua para el riego, as como a una produccin agrcola, dentro de sistemas de produccin sostenibles controlados por las comunidades locales. 6. Las campesinas y campesinos tienen derecho a gestionar los recursos hdricos de su regin. 7. Las campesinas y campesinos tienen derecho a la ayuda del Estado, en forma de instalaciones, tecnologa y fondos, para gestionar sus recursos hdricos. 8. Las campesinas y campesinos tienen derecho a gestionar, conservar y beneciarse de los bosques. 9. Las campesinas y campesinos tienen derecho a rechazar cualquier forma de adquisicin y conversin de tierras con nes econmicos. 10. Las campesinas y campesinos tiene el derecho a una tenencia segura de la tierra y a no ser desalojados por la fuerza de sus tierras y territorios. 11. No se deben de permitir los latifundios. La tierra debe cumplir con su funcin social. Se deben aplicar lmites de propiedad en
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la tenencia de la tierra cuando stos sean necesarios con el n de asegurar un acceso equitativo a las tierras. 12. Las campesinas y campesinos tienen derecho a tierras agrcolas regables para asegurar la soberana alimentaria para una poblacin creciente. 13. Las campesinas y campesinos tienen el derecho de mantener y fortalecer sus diferentes instituciones polticas, legales, econmicas, sociales y culturales, al tiempo que conservan el derecho a participar plenamente, si as lo deciden, dentro de las esferas y la vida poltica, econmica, social y cultural del Estado.

ii.3.1  Derecho a poseer tierra colectiva o individualmente para su vivienda y para sus cultivos (art. iv, 1 ddc)
Mxico. Sentencia de juicio de amparo directo 360/2010, nmero de expediente 360/2010, Tribunal Unitario Agrario Distrito Cuarenta y Uno, Acapulco de Jurez, Guerrero, accin de nulidad de actos y documentos, 18 de abril de 2011. Palabras clave Propiedad y posesin agraria, expropiacin, construccin presa hidroelctrica, afectacin de derechos agrarios, derechos colectivos. Hechos La demanda de juicio de amparo fue interpuesta por nueve integrantes del Comisariado de los Bienes Comunales de Cacahuatepec frente al Tribunal Unitario Agrario de Distrito 41 porque consideraban que se les afectara con la construccin del proyecto hidroelctrico La Parota, propuesta por la Comisin Federal de Electricidad (cfe). El megaproyecto implicaba la construccin de una cortina de 180 metros de altura para represar el ro Papagayo, provocando la inundacin de 17 mil hectreas de selva y 21 comunidades (caractersticas legales de la propiedad: 4 bienes comunales, 16 ejidos y una propiedad privada97). El objetivo del amparo era obtener la nulidad
97 En Mxico, el artculo 27 constitucional establece que la propiedad de las tierras y aguas comprendidas dentro de los lmites del territorio

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de dos convocatorias a asambleas agrarias (6 y 18 de abril de 2010) y de una sesin de la asamblea agraria (28 de abril de 2010) llevadas a cabo por el Comisariado Agrario de Cacahuantepec (presidente, secretario y tesorero), debido a que las instancias y procesos asamblearios adolecieron de irregularidades y vicios conforme a la Ley Agraria98, tales como la falta de publicacin de las convocatorias en lugares visibles de por lo menos nueve poblaciones anexas al ncleo comunal (compuesto por 47 pueblos) y el resguardo de la asamblea del 28 de abril de 2010 por ms de 700 policas de diversas corporaciones, lo que evit la llegada de grupos de comuneros a dicha asamblea99. Entre los temas que fueron tratados en la asamblea impugnada (del 28 de abril de 2010) estuvieron: a) la solicitud de anuencia que la cfe present para llevar a cabo ante la Secretara de la Reforma Agraria el trmite administrativo de expropiacin por causa de utilidad pblica de una supercie de 1 383 hectreas pertenecientes a la comunidad para destinarla a la construccin de la presa hidroelctrica La Parota; b) la elaboracin de la solicitud de la cfe para realizar ante la Secretara del Medio Ambiente y Recursos Naturales el trmite administrativo consistente en la autorizacin en materia de impacto ambiental y cambio de uso de suelo forestal, as como ante la Secretara de Desarrollo Social la emisin del dictamen tcnico de cambio de uso de suelo por causa de utilidad pblica de la supercie
nacional corresponde originariamente a la nacin. Sin embargo, dispone dos formas de propiedad: la propiedad privada, con las modalidades que impongan el inters pblico, y la propiedad social sobre la tierra para los ncleos de poblacin ejidales y comunales. Los derechos de esta ltima son de naturaleza colectiva, aunque por acuerdo de la Asamblea General Agraria (autoridad mxima) se puede construir el dominio pleno sobre las parcelas. Asimismo, dispone que el objeto de la propiedad social agraria es el asentamiento humano o las actividades productivas. 98 Ley Agraria, publicada en el Diario Ocial de la Federacin el 6 de enero de 1992. Disponible en: http://www.diputados.gob.mx/LeyesBiblio/ pdf/13.pdf 99 Otras irregularidades cometidas en esta asamblea: no se pas lista de asistencia ni se veric si los asistentes tenan la calidad de comuneros; no se hizo una votacin seria y objetiva, limitndose a levantar la mano para aprobar la construccin de la presa; y el lugar donde se llev a cabo la reunin no fue el habitual donde debera realizarse, contraviniendo lo establecido en la Ley Agraria.

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antes citada; c) la autorizacin de la Asamblea General de Comuneros para que la cfe pudiera ocupar previamente dicha supercie perteneciente a la comunidad y; d) la autorizacin al comisariado para suscribir el convenio de ocupacin previa de la supercie comentada a favor de la paraestatal (cfe)100. Respecto a la realizacin de la accin legal de expropiacin, de acuerdo a la Ley Agraria, la Asamblea General de Comuneros es el rgano facultado para autorizar la ocupacin previa por la Comisin Federal de Electricidad en terrenos de uso comn. No obstante, tal accin legal no tiene como efecto desaparecer la estructura jurdica comunal ni transmitir la titularidad de los terrenos de uso comn a la empresa paraestatal. La ley establece que a los sujetos agrarios les corresponde el derecho de uso y disfrute sobre sus parcelas, as como los derechos que el reglamento interno de cada ejido o comunidad les otorgue y dems que legalmente les correspondan. Por todo lo anterior, el Tribunal Unitario Agrario arm:
que es factible impugnar las actas de asamblea cuando las determinantes que contienen afectan a los ejidatarios o comuneros en el uso y disfrute de sus derechos agrarios, y no nicamente las que se reeran a la asignacin de tierras ejidales101. Estimarlo de otra
100 La nulidad de la convocatoria de fecha 06 de abril del ao 2010 () lanzada por el Comisariado de Bienes Comunales de Cacahuatepec, Municipio de Acapulco, Guerrero, para una asamblea general de comuneros a realizarse el da 18 de abril del ao en curso toda vez que su emisin se realiz en contravencin a lo dispuesto por la Ley Agraria [] la nulidad del acta de no vericativo de fecha 18 de abril de 2010 donde, entre otras cosas, se autoriza la expropiacin de tierras para la construccin de la presa La Parota y la nulidad de todos los actos, convenios y documentos que se han venido elaborando y/o se celebren con posterioridad a la aprobacin del acta de asamblea del da 28 de abril de 2010. Sentencia de juicio de amparo directo 360/2010, nmero de expediente 360/2010 (p. 3). 101 En este caso, para el Tribunal, la impugnacin opera en este tema y no slo en actas de asambleas sobre asignacin de tierras como lo establece el artculo 61 de la Ley Agraria: La asignacin de tierras por la Asamblea podr ser impugnada ante el tribunal agrario, directamente o a travs de la Procuradura Agraria, por los individuos que se sientan perjudicados por la asignacin y que constituyan un veinte por ciento o ms del total de los ejidatarios del ncleo respectivo, o de ocio cuando a juicio del Procurador se presuma que la asignacin se realiz con vicios o defectos

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manera sera dejar a los campesinos indefensos, porque la intencin del Constituyente desde mil novecientos diecisiete ha sido la de proteger a los ncleos agrarios de poblacin ejidal y comunal, y a los ejidatarios y comuneros en lo individual, respecto a sus derechos agrarios, como clase social econmicamente dbil y desprotegida. Por ende, las actas de asamblea, si afectan a los comuneros o ejidatarios en el uso y disfrute de sus derechos agrarios, son impugnables ante el Tribunal Agrario aun cuando aquellas no se reeran a la asignacin de tierras.

Ahora bien, el Tribunal arma que segn la ley las asambleas deben reunir dos tipos de requisitos: esenciales y especiales. Una asamblea debe cumplir con los requisitos especiales cuando los asuntos a tratar afectan sustancialmente los derechos sobre la propiedad, dominio, posesin y explotacin de los terrenos de los integrantes del ncleo agrario. Estos requisitos especiales se arman, aunque la afectacin a los campesinos sea por causa de utilidad pblica, cuando los intereses del ncleo de poblacin y sus habitantes deberan quedar subordinados al benecio que reciben los gobernados a nivel nacional. En este sentido, no se puede cometer el error de lanzar una convocatoria con formalidades esenciales102 cuando en realidad los acuerdos a los que se puede llegar afectan en gran medida los derechos de los comuneros en lo individual, y de la comunidad como ente colectivo. Se les privara as de sus derechos de posesin,
graves o que pueda perturbar seriamente el orden pblico, en cuyo caso el tribunal dictar las medidas necesarias para lograr la conciliacin de intereses. Los perjudicados en sus derechos por virtud de la asignacin de tierras podrn acudir igualmente ante el tribunal agrario para deducir individualmente su reclamacin, sin que ello pueda implicar la invalidacin de la asignacin de las dems tierras. La asignacin de tierras que no haya sido impugnada en un trmino de noventa das naturales posteriores a la resolucin correspondiente de la asamblea ser rme y denitiva. 102 En el caso de las asambleas con requisitos esenciales se necesita el voto aprobatorio de las dos terceras partes en la primera convocatoria. Mientras que para las asambleas de requisitos especiales se requiere que se realicen con el consenso de la mayor cantidad posible de comuneros asistentes al evento, la asistencia en las asambleas ordinarias puede ser de las tres cuartas partes en la primera convocatoria y en la segunda con la mitad ms uno.

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dominio y explotacin, incluso de propiedad sobre las tierras, ya que en el caso de una expropiacin los terrenos salen del patrimonio de la comunidad. Las tesis jurisprudenciales en las que se fundamenta el Tribunal son: a) Desistimiento en amparo agrario. Casos en los que la Asamblea de Ejidatarios debe sujetarse a las formalidades exigidas por los artculos 23 a 27 de la nueva Ley Agraria. El anlisis de los artculos 23 a 27 de la nueva Ley Agraria permite establecer que el legislador, con el objeto de proteger los derechos colectivos del ncleo ejidal, previ mayores requisitos y formalidades para la validez y legalidad de las asambleas de ejidatarios en que se traten asuntos que afecten de manera substancial al ncleo de poblacin, regulando as el establecimiento de asambleas calicadas para tratar cualesquiera de los asuntos sealados en las fracciones vii a xiv del artculo 23 citado103. b) Comunidades agrarias. La expropiacin por causa de utilidad pblica cambia el rgimen jurdico de los bienes comunales al cual se encontraban sometidos y produce la prdida de los derechos posesorios de los comuneros en lo particular. La expropiacin de una supercie correspondiente a una comunidad agraria, con el propsito de destinarla para su regularizacin y titulacin legal, genera el efecto necesario de cambiar la estructura jurdica comunal y transmitir la propiedad de los terrenos respectivos al ente jurdico encargado de cumplir el objeto de la expropiacin. As, la expropiacin de los bienes comunales no slo acarrea la extincin del rgimen jurdico al que se encontraban sometidos, sino que tambin produce la prdida de los derechos posesorios que sobre ellos tenan en lo particular los miembros del ncleo comunal respectivo, pues el propsito de la expropiacin fue la regularizacin y titulacin legal de los terrenos en favor de quienes materialmente detentaban los mismos.

103 Tesis publicada en la pgina 320 del tomo xi del Seminario Judicial de la Federacin, correspondiente al mes de mayo de mil novecientos noventa y tres, instancia Tribunales Colegiados de Circuito, materia administrativa, octava poca.

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De acuerdo con las tesis jurisprudenciales y el anlisis de los documentos respectivos a las convocatorias (6 y 18 de abril de 2010), el acta de no vericativo y el acta de asamblea levantada el 28 del mismo mes y ao, los asuntos que se anunciaron en las convocatorias como parte del orden del da y que fueron tratados en la asamblea llevan implcita la aceptacin de la prdida de la propiedad y posesin de los campesinos individuales y como bienes comunales. Es claro que el resultado del procedimiento expropiatorio, cuyo inicio fue aprobado por la asamblea, conllevara a que los terrenos involucrados en el acuerdo saldran del rgimen comunal para entrar al patrimonio de la nacin. Es por ello que para preparar las asambleas se debieron cumplir los requisitos para asambleas especiales y no para asambleas esenciales. Es de destacar que desde la primera convocatoria, lanzada el 6 de abril de 2010, la autoridad incurre en este error de modo que la asamblea se encuentra afectada de nulidad, lo que inuye en actos subsecuentes, puesto que la preparacin de una asamblea se compone de una serie de actos ntimamente ligados entre s, y la legalidad del primero da certeza a los actos posteriores que, a su vez, tambin deben cumplir los requisitos establecidos por la ley; por tanto, si el primer acto, que es el origen de todos los dems, se encuentra viciado, la misma caracterstica regir para los subsecuentes (p. 43). El Tribunal establece por lo tanto que existen motivos sucientes para declarar la nulidad de la primera convocatoria, as como del acta de no vericativo de la segunda convocatoria y de la asamblea celebrada el 28 de abril de 2010, ya que ninguna cumpli con las formalidades especiales:
pues no se tom en cuenta que, por la trascendencia de los asuntos a tratar, la autorizacin de stos por la asamblea tiene como consecuencia una afectacin sustancial de los derechos de la comunidad de Cacahuatepec, Municipio de Acapulco de Jurez, Guerrero, sobre sus tierras, ya que la asamblea que se prepar y se celebr otorg la anuencia para que la Comisin Federal de Electricidad iniciara el trmite de expropiacin de una supercie de 1,380 hectreas para destinarlas a construir la presa La Parota. Asimismo, se le autoriz para que tramitara ante la Secretara del Medio Ambiente y Recursos Naturales la autorizacin en materia de impacto ambiental y cambio de uso de suelo forestal; para que solicitara ante la Secretara
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de Desarrollo Social la emisin del dictamen tcnico de cambio de uso de suelo; y, nalmente, autoriz a los integrantes del comisariado de bienes comunales para que suscribieran el convenio de ocupacin previa de la supercie solicitada por la Comisin Federal de Electricidad, convenio que tambin forma parte de los trmites encaminados a expropiar y, por tanto, a extraer del patrimonio de la comunidad la supercie mencionada.

Relevancia del caso Aun cuando la sentencia se resuelve a partir del principio de legalidad, fundamentado en los requisitos que la Ley Agraria establece para validar o nulicar los procedimientos que deben de cumplir las asambleas generales agrarias como rgano mximo de decisin de los ncleos agrarios cuando se tratan temas como la expropiacin, la sentencia toma relevancia en la prctica ya que protege el uso y disfrute de los derechos agrarios, especcamente los derechos de propiedad y posesin agraria de los comuneros demandantes. Permite adems detener el desarrollo de un proyecto hidrolctrico que las autoridades buscaban imponer a travs de Asambleas fraudulentas. Sin embargo, incluso frente a esta importante decisin, hay que resaltar que la legislacin local no impide que se vuelva a desarrollar un sinnmero de asambleas agrarias con el mismo n (lo que en el caso analizado ha sucedido, ya que hasta la actualidad se han desarrollado cinco de ellas y todas han sido declaradas nulas), lo que en la prctica pone en serio peligro la seguridad jurdica de las personas que podran ser afectadas por el proyecto en su calidad de vida y expectativas de futuro. Sentencia http://www.an.org/leadmin/media/publications/Mexico3.pdf Mxico. Recurso de revisin R.R. 117/2008-45, Tribunal Unitario Agrario Distrito Cuarenta y Cinco, poblado Jess del Monte, Ocampo, Chihuahua, recurrente: Mnica Prez Aguilar de Prez, Fernando Hiram Gallegos Lozano, Mario Alfonso Bueno Ibarra, Rosario del Carmen Prez Caraveo de Bueno, Luz Elena Carvajal Varela Prez y la Asociacin de Pequeos Propietarios Forestales Pinos Altos s de rl de cv, demandados o tercero interesado (por tratarse de un re147

curso de revisin): Comisariado Ejidal del poblado Jess del Monte, sentencia impugnada 17 de agosto de 2007, juicio agrario: 27/2007, antes 266/2002, restitucin de tierras y nulidad de actos y contratos. Palabras clave Propiedad agraria, propiedad particular, dotacin de tierras, carcter inembargable, inalienable, intransferible e imprescriptible; restitucin de tierras, pago de daos y perjuicios. Hechos El 5 de abril de 2002, el Comisariado Ejidal del poblado Jess del Monte present ante el Tribunal Unitario Agrario del Distrito 5 con sede en la ciudad de Chihuahua una demanda en contra de particulares y de la Asociacin de Pequeos Propietarios Forestales Pinos Altos s de rl de cv. En ella se demanda lo siguiente: a) la restitucin de tierras, bosques y aguas que les corresponden por dotacin (ejecutada el 12 de noviembre de 1967)104, y que mediante engaos y ttulos falsos adquirieron los demandados en el ao 1990105; b) la inexistencia o nulidad de los ttulos de propiedad y la inscripcin de los mismos, as como la cancelacin de su inscripcin en el Registro Pblico de la Propiedad de Ocampo; c) el pago de daos y perjuicios derivados del aprovechamiento forestal de los terrenos de los que fue dotado el ejido Jess del Monte realizado por los demandados de modo personal o mediante la Asociacin de Pequeos Propietarios Forestales Pinos Altos s de rl de cv106 y; d) como consecuencia, la
104 La resolucin presidencial de dotacin se publica en el Diario Ocial de la Federacin el 25 de agosto de 1964, concediendo al poblado de Jess del Monte, del municipio de Ocampo, Chihuahua, una supercie total de diez mil setecientas cuarenta y nueva hectreas de distinta procedencia. 105 En el juicio agrario 27/2007, antes 266/2002, el ejido demanda la declaracin de inexistencia o nulidad de pleno derecho de los ttulos de propiedad de los demandados, en virtud de que dichos terrenos estn sobrepuestos en tierras, bosques y aguas sobre los cuales fue dotado el ejido Jess del Monte, y todo acto de autoridad que prive al mismo del disfrute de ellos es nulo de pleno derecho por contravenir normas de orden pblico como son la disposicin Constitucional citada, las legales de la nueva Ley de la Reforma Agraria y la Ley Agraria en vigor. 106 Tanto los particulares como la Asociacin de Pequeos Propietarios Forestales Pinos Altos s de rl de cv se ostentan propietarios a travs de escrituras privadas de compraventa celebradas en 1990.

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cancelacin de los permisos de aprovechamiento forestal existentes, otorgados por la Secretara de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat), as como la cancelacin de la inscripcin de los permisos y/o autorizaciones del programa de manejo integral forestal o cualquier otra denominacin que tengan los titulares, sumada a la cancelacin de cambio de utilizacin de los terrenos forestales y/o uso de suelo y del inventario forestal (p. 60). Al contestar la demanda y reconvenir, los demandados sostuvieron lo siguiente: a) la declaracin de inexistencia del ejido Jess del Monte, municipio de Ocampo, Chihuahua, por presumir que la resolucin presidencial nunca fue rmada por el entonces presidente de la Repblica; b) la declaracin de nulidad por falsedad de la supuesta acta de ejecucin de la dotacin de tierras de 1967; c) como consecuencia de la nulidad del acta de posesin y deslinde solicitan se declare vlida otra ejecucin de dotacin de tierras de 1965, donde los demandados presumen se ejecut la dotacin pero el poblado actor rechaz las tierras correspondientes al predio denominado Aguacaliente de Jess del Monte, actualmente ocupado por ellos; e) como consecuencia, se ordene al Registro Agrario Nacional la cancelacin de las inscripciones relativas al ejido actor, y; f) se ordene al Registro Pblico de la Propiedad la cancelacin de la inscripcin relativa a la documentacin bsica del ejido actor. El 17 de agosto de 2007 el ejido Jess del Monte acredit todas sus pretensiones, mientras que los demandados no demostraron sus excepciones y por ello fueron condenados a la restitucin de tierras, bosques y aguas a favor del ejido. Al encargado del Registro Pblico de la Propiedad de Ocampo se le demand la cancelacin de las escrituras de propiedad en las tierras ocupadas por los demandados, y se declar improcedente la accin de reconvencin. El 12 de septiembre de 2007 la parte demandada interpuso un recurso de revisin ante el Tribunal Unitario Agrario Distrito 45. No obstante, ste conrma en todos sus trminos la sentencia de primera instancia del Tribunal Unitario Agrario 5. Primero, el Tribunal 45 declara que la resolucin presidencial de dotacin de tierras al ejido Jess del Monte de 1967 est rmada por el Presidente de Mxico y, por tanto, es infundada la nulidad de la dotacin que piden los demandados. En consecuencia, la resolucin presidencial, su ejecucin y plano denitivo se constituyen como el ttulo de propiedad a favor del ncleo sobre las tierras que se iden149

tican en la resolucin de dotacin, y es esta propiedad ejidal la que se debe tomar en cuenta para denir la naturaleza de la tierra. Adems, declara infundada la pretensin de validar el acta de ejecucin del 11 de septiembre de 1995 donde el ejido actor rechaz las tierras correspondientes al predio denominado Aguacaliente de Jess del Monte del predio Pinos Altos, debido a que el acta no hace mencin a la convocatoria de asamblea de solicitantes beneciados con el n de dar cumplimiento a la resolucin presidencial de dotacin de tierras, lo cual, segn la Ley de Reforma Agraria, es requisito necesario para la vigilancia de la ejecucin de la resolucin de dotacin. Ahora bien, el juez de primera instancia argument que la adquisicin de dichas propiedades por contrato de compraventa por parte de los demandados es de 1990 y la resolucin presidencial es anterior, por lo que los acuerdos de voluntades carecen de ecacia jurdica:
ya que de conformidad con el artculo 52 de la Ley Federal de la Reforma Agraria, ordenamiento legal aplicable a la fecha de los contratos de compraventas antes indicados, son inexistentes, al sealar dicho numeral que los derechos sobre los bienes agrarios que adquieren los ncleos de poblacin sern inalienables, inembargables, imprescriptibles, e intransferibles y, por tanto, no podrn en ningn caso ni en forma alguna enajenarse, cederse, transferirse, arrendarse, hipotecarse o gravarse, en todo o en parte. Sern inexistentes las operaciones, actos o contratos que se hayan ejecutado o que se pretendan llevar a cabo en contravencin a este precepto.

En este sentido, el artculo 53 de la Ley Federal de Reforma Agraria vigente a la fecha en que la parte demandada adquiri las tierras materia de contienda establece que:
son inexistentes todos los actos de particulares y todas las resoluciones, decretos, acuerdos, leyes o cualquier acto de las autoridades municipales, Estados o federales, as como autoridades judiciales, federales o del orden comn que hayan tenido o tengan por consecuencia privar total o parcialmente de sus derechos agrarios a los ncleos de poblacin, en contravencin a lo dispuesto por esta ley () En consecuencia, en los elementos de pretensin que anteceden, qued probado que el ejido actor es propietario de la tierra reclamada; que la tierra controvertida est en posesin de los ahora deman150

dados, que la supercie reclamada en posesin de los demandados es parte de los terrenos concedidos al ejido Jess del Monte, municipio de Ocampo, Chihuahua, por dotacin de tierras, en consecuencia, se condena a los demandados a la restitucin de tierras a favor del ejido Jess del Monte, municipio Ocampo, Chihuahua.

Respecto a estas consideraciones y a la sentencia de primera instancia, el Tribunal Unitario Agrario Distrito 45 argumenta que:
el artculo 64 del Cdigo Agrario de 1942, y el artculo 210 fraccin i de la Ley Federal de Reforma Agraria, ambos cuerpos de leyes derogados pero aplicables en la poca en que se tramit el expediente de dotacin de tierra al poblado ejidal que ocupa nuestra atencin, claramente establecan que no produciran efectos jurdicos en materia agraria los fraccionamientos de predios afectables realizados con posterioridad a la fecha de solicitud o del acuerdo que iniciar el procedimiento de ocial, el procedimiento de dotacin de tierras () Sentado lo anterior, en el caso a estudio, los recurrentes, demandados principales en el juicio natural, adquirieron predios que al ser afectados por la resolucin presidencial del 24 de marzo de 1964, el mismo fallo presidencial decret la expropiacin sobre ellos, por tanto, los ah afectados y sus causahabientes ya no eran dueos de las tierras que les transmitieron sus causantes, por tanto, las escrituras que exhiben como base de su accin, al amparo de los artculos 52 y 53 de la Ley Federal de Reforma Agraria, las compraventas que celebraron los recurrentes, al ser inexistentes, no produjeron ningn efecto jurdico a favor de sus adquirentes y, por tanto, como bien lo seal el Tribunal de primer grado, no son propietarios de las tierras que pretenden defender.

La tesis jurisprudencial en la que se fundamenta el Tribunal es:


Agrario. Contratos inexistentes. Aplicacin de los Artculos 138 y 139 del Cdigo Agrario (ahora 52 y 53 de la Ley Federal de Reforma Agraria). La interpretacin sistemtica [] lleva a la conclusin de que la garanta social creada por el constituyente a favor de los ncleos de poblacin ejidales o comunales persigue, entro otros objetivos, asegurarles la posesin integral de las extensiones de tierras a ellos adjudicadas y el disfrute de los productos de esas mismas
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tierras, por encima de cualquier actitud de particulares y autoridades que pretenden desvirtuar o menoscabar esos derechos. Ahora bien, la inexistencia de los contratos o actos de particulares o de autoridades violatorias de disposiciones de las leyes agrarias y que en alguna forma impliquen la privacin, total o parcial, temporal o permanente, de los derechos sobre bienes agrarios adquiridos por las comunidades agrarias o ejidales, necesariamente entraa la ausencia total de tales actos o contratos y, lgicamente, la carencia absoluta de efectos de derechos que pudieran derivarse de ellos, es decir, la no existencia de la relacin jurdica capaz de producir efectos de derechos entre los contratantes107.

Relevancia del caso El presente caso se desarrolla a partir de dos vertientes: primero, el Comisariado Ejidal del poblado Jess del Monte demanda a particulares y a la Asociacin de Pequeos Propietarios Forestales Pinos Altos s de rl de cv la restitucin de tierras, aguas y bosques que son de su propiedad; segundo, los demandados a su vez reconvienen (demandan) a los actores (ejido del poblado Jess Monte) alegando la inexistencia de la propiedad sobre las tierras ejidales, porque acreditan su propiedad privada por contrato privado. A pesar de que ambas propiedades se adquieren conforme las leyes en la materia, el Tribunal en su sentencia protege la propiedad agraria debido a que se adquiere de modo previo; y dado que las caractersticas de los bienes agrarios en dominio de los ncleos ejidales es que son inalienables, inembargables, imprescriptibles, e intransferibles no pueden, en ningn caso ni en forma alguna, enajenarse, cederse, transferirse, arrendarse, hipotecarse o gravarse. Asimismo, es importante mencionar que las caractersticas del dominio de los bienes agrarios arriba expresadas son una garanta social establecida en la Ley Agraria a favor de los ncleos de poblacin ejidales o comunales, cuyo objetivo es asegurarles la posesin integral de las extensiones de tierras y el disfrute de los productos por encima de cualquier actitud de particulares y autoridades que pretenden desvirtuar o menoscabar esos derechos. Debido a ello, el
107 Amparo en revisin 3438/71. Enrique Velderrain Quiroz, 17 de febrero de 1972, 5 votos. Ponente: Jorge Inrritu. Precedente: sptima poca, volmen 3, tercera parte, p. 84.

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juez resuelve que son inexistentes las operaciones, actos o contratos que se hayan ejecutado y cuya consecuencia sea privar total o parcialmente de sus derechos agrarios a los ncleos de poblacin. Sentencia http://www.an.org/leadmin/media/publications/Mexico4.pdf Mxico. Nmero de expediente 306/2003, sentencia del Tribunal Unitario Agrario Distrito 2, Mexicali, Baja California, actores: Onsimo Gzales Sainz y otros, demandados: Presidente Constitucional de los Estados Unidos Mexicanos, Secretara de la Reforma Agraria, Secretara de Medio Ambiente y Recursos Naturales, Secretara de Agricultura, Ganadera, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentacin, Secretara de la Defensa Nacional, Delegado de la Procuradura Agraria, Delegado de la Reforma Agraria, Delegado de la Secretara de Medio Ambiente y Recursos Naturales en el estado y Delegado de la Procuradura Federal de Proteccin al Ambiente en el estado, Director en Jefe del Registro Agrario, la Procuradura Agraria, la Asamblea General de Comuneros del Mayor Indgena Cucapah, el Comisariado de Bienes Comunales, entre otras. Juicio de amparo, 13 de septiembre de 2004. Palabras clave Derecho a uso y usufructo de derechos agrarios, rgimen de explotacin de la tierra de comunal a individual, afectacin de derechos colectivos agrarios. Hechos El 29 de septiembre de 2003, el entonces jefe tribal de la comunidad Cucapah presenta una demanda contra diversas autoridades del Estado por vulneraciones de carcter administrativo y de derechos de los pueblos indgenas contemplados en la Constitucin y el Convenio 169 de la oit. Sin embargo, y debido a su carcter, el Tribunal Unitario Agrario Distrito 2 decide conocer y resolver slo las que tienen naturaleza agraria108.
108 Adems de las reclamaciones en materia agraria, los demandantes reclaman la vulneracin a sus derechos como pueblo indgena a partir de las siguientes pretensiones: a) el cumplimiento irrestricto del Convenio

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Las vulneraciones sobre los derechos agrarios se derivan del hecho de que un grupo del Comisariado Agrario, mediante asambleas facultadas para cambiar el rgimen de la tierra, pretende repartirse ms de 143 000 hectreas bajo argumento de cambio de rgimen de su explotacin colectiva a individual afectando considerablemente sus intereses. De modo que los actores consideran que no hay razn vlida para ser despojados de sus derechos, por lo que reclaman de las autoridades demandadas sus derechos indgenas, sus derechos como comuneros legalmente reconocidos y sus derechos a poseer tierra, a usufructuarla y a no ser desposedos de estos derechos. En este sentido, las pretensiones de carcter agrario que resuelve el Tribunal son: a) el respeto irrestricto de los derechos que se sealan en la Constitucin Poltica de los Estados Unidos Mexicanos, derechos que consisten en participar en su calidad de indgenas cucapah y comuneros integrantes de dicha etnia, con voz y voto, en todas y cada una de las decisiones concernientes a las tierras que les fueron reconocidas y tituladas en trminos de resolucin presidencial; b) la nulidad absoluta y de pleno derecho de la Asamblea General de Comuneros de fecha 26 de julio de 2003, y todas y cada una de las asambleas en las que se hayan violado sus derechos correspondientes como miembros de la comunidad denominada El Mayor Indgena Cucapah, as como de las convocatorias que precedieron a cada una de dichas asambleas; c) la nulidad absoluta y de pleno derecho de la Asamblea General de Comuneros de fecha 17 de agosto de 2003 (conocida como asamblea dura), as como las convocatorias que le precedieron, relativa a la aplicacin en dicho poblado del Programa de Delimitacin,
169 de la oit para que se respete su calidad de comuneros e integrantes de la etnia cucapah, as como todos y cada uno de los derechos inherentes; b) el cumplimiento irrestricto e inmediato de los lineamientos de la Recomendacin nmero 8/2002 de fecha 30 de abril de 2002, emitida por la Comisin Nacional de Derechos Humanos (cndh), y; c) que en su calidad de comuneros e indgenas cucapah se les permita pescar en las zonas que ellos y sus antepasados han venido hacindolo, as como explotar los bancos de materiales ptreos que existen en la tierras que les pertenecen, sin ms limitaciones que las que las leyes establecen y/o sealan.

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Destino y Asignacin de Tierras Ejidales y Solares Urbanos, en la cual se decidi expulsar a miembros de la comunidad, cambiar el rgimen de explotacin de la tierra de comunal a individual y repartirse de esa forma las tierras que conforman su patrimonio; d) la nulidad absoluta y de pleno derecho del estatuto comunal en el que estos demandados pretenden sustentar los acuerdos tomados en esas dos asambleas; e) el cumplimiento y respeto de todos y cada uno de los derechos agrarios que les son inherentes a su calidad de comuneros y miembros de la etnia indgena cucapah109; f) la omisin en que han incurrido el Procurador Agrario y Delegado Estatal de la Procuradura Agraria, en virtud de no haber dado cumplimiento a la defensa de sus derechos e intereses como indgenas y comuneros de la comunidad El Mayor Indgena Cucapah110, y;
109 De acuerdo a los artculos 32, 33 y 107 de la Ley Agraria. Otras pretensiones de carcter agrario pero de cuestin procedimental son: a) la cancelacin del registro e inscripcin en sus respectivos protocolos de las actas generales de asambleas generales de comuneros, levantadas con su participacin el 26 de julio y 17 de agosto de 2003; b) la nulidad de la cdula de calicacin de otros acuerdos de asamblea, con fecha de 19 de agosto de 2003, as como la nulidad de la inscripcin por la cual procede la inscripcin del acuerdo de asamblea perteneciente a la comunidad El Mayor Indgena Cucapah; c) la nulidad de la calicacin registral contenida en el ocio 3915, al que se le puso como fecha 25 de septiembre de 2003, y en el cual se declara procedente la inscripcin del acta de asamblea de delimitacin, destino y asignacin de tierras ejidales; d) el cumplimiento irrestricto de los artculos 2 y 27, fracciones vii, ix, xix y xx de la Constitucin Poltica de los Estados Unidos Mexicanos, as como de los artculos 3, 4, 6 y 7 de la Ley Agraria; e) la nulidad absoluta, cancelacin, registro e inscripcin de las actas generales de asambleas de comuneros, levantadas por los actuales integrantes del Comisariado de Bienes Comunales, de fechas 26 de julio y 17 de agosto del 2003, as como cualquier acta que se hubiera realizado sin participacin de los actores con voz y voto; f) se abstenga el Director en Jefe del Registro Agrario y las delegaciones de esa institucin de seguir interviniendo en la aplicacin ilegal del Programa de Delimitacin, Destino y Asignacin de Tierras Ejidales y Solares Urbanos en la comunidad de El Mayor Indgena Cucapah.
110 Conforme a lo sealado en los artculos 61, 1324, 135 y 144 de la Ley Agraria; 2, 3, 4, 5, 6 ,11 fraccin xi, 30, fracciones i, ii, ii, iv, v, vi,vii y x del reglamento interior de la Procuradura Agraria.

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g) la nulidad absoluta, cancelacin, registro e inscripcin del acta de Asamblea de Comuneros de fecha 7 de abril de 2002, en la que se decidi suspender los derechos de voz y voto a seis comuneros. Si bien el Tribunal no hace un anlisis especco sobre si las convocatorias, asambleas y acuerdos despojan a los actores de sus derechos como comuneros legalmente reconocidos (entre ellos, a poseer tierra, a usufructuarla y a no ser desposedos de ellas), considera que sus pretensiones relacionadas con las asambleas del 17 y 27 de julio de 2003 son fundadas debido a que no cumplen los requisitos establecidos en la Ley Agraria referentes a la convocatoria, lugar y qurum, entre otros. De este modo, y aunque indirectamente, al declarar la nulidad por falta de cumplimiento de los requisitos procedimentales de las asambleas mencionadas se protegen los derechos de los comuneros legalmente reconocidos a poseer tierra y usufructuarla. El Tribunal concluye que la convocatoria de la primera asamblea (26 de julio del 2003) no se ajust a la ley y constituye un acto viciado, por lo que no puede producir ninguna consecuencia en derecho ni constituirse como base para emitir una segunda convocatoria. Es por ello que la accin de nulidad de la asamblea del 23 de julio de 2003, en la que se acord la suspensin temporal por dos aos de los derechos a voz y voto de 22 comuneros del poblado El Mayor Indgena Cucapah, tambin presenta vicios tanto en el lanzamiento de la convocatoria como en su celebracin. Al ser nulas las asambleas, todos y cada uno de los actos registrales y certicaciones que se hayan llevado ante el Registro Agrario Nacional son nulos. Por otro lado, al examinar la nulidad de la asamblea del 7 de abril de 2000 en la cual se dio de baja a seis comuneros por supuestos incumplimientos al estatuto comunal111, el Tribunal expresa que la disposicin legal establece que los comuneros, en la medida que lo permitan la capacidad y el desarrollo econmico-productivo, tendrn derecho a ejercer el uso, disfrute y disposiciones sobre las tierras colectivas y de asentamiento humano, observando las disposiciones de la Ley Agraria, el estatuto comunal y los acuerdos de asamblea. Finalmente, debido a que la asamblea no motiv ni razon la baja de los seis comuneros, la instancia judicial declara su nulidad.
111 Reglamenta la forma de organizacin social y econmica del ncleo agrario.

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Relevancia del caso A pesar de que, como sucede en muchas otras decisiones mexicanas sobre el tema, la sentencia se limita a consideraciones procedimentales referentes a las asambleas generales agrarias, en concreto el Tribunal protege los derechos de los comuneros a poseer tierra y usufructuarla debido a que la asamblea no cumpli con los requisitos establecidos en la Ley Agraria (aun cuando es el rgano facultado para realizar el cambio de dominio de la tierra y privar de los derechos agrarios a los miembros de la comunidad). Sentencia http://www.an.org/leadmin/media/publications/Mexico5.pdf Brasil. Tribunal Regional Federal de la 4. Regin. Recurso N. 2008.04.00.010160-5/PR. Recurrente: Instituto Nacional de Colonizao e Reforma Agrria (incra). Recurrido: Cooperativa Agroindustrial, 1 de julio de 2008. Palabras clave Tierras ancestrales. Hechos En el distrito de Entre Ros, perteneciente al municipio de Guarapuava, estado de Paran, se han venido desarrollando luchas por los derechos de las comunidades afroamericanas tambin conocidas como comunidades quilombolas sobre las tierras que tradicionalmente poseyeron. En tal sentido, si bien presenta una cuestin identitaria, la sentencia de referencia reeja un conicto de tierras que se apoya en la resistencia histrica no originaria. La colonizacin europea promovida por el Estado brasileo durante los siglos xix y xx llev a un complejo entramado demogrco, caracterizado por poblaciones de origen europeo y de comunidades afro, descendientes de grupos de esclavos con una larga tradicin de luchas por su libertad. El conicto que analizamos se remonta a 1860, cuando la hacienda Capo Grande fue legada por su propietaria a los hombres y mujeres, libertos y esclavos, que trabajaban esa tierra. Aos despus, familiares de la legataria pugnaron para quitar la posesin de la tierra a las comunidades empleando todo tipo de medios, desde la
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inuencia poltica hasta la violencia. Con ayuda de las autoridades, en 1960 lograron su expulsin; lejos de conformarse con esta situacin, las comunidades establecieron campamentos en torno a sus territorios112. A raz de la naciente industria agropecuaria, a partir de los aos setenta se asisti a una serie de movimientos especulativos sobre las tierras rurales, promovidos sobre todo por las lites econmicas de ascendencia alemana y holandesa. Una de las cooperativas de familias de terratenientes agroindustriales113 promovi una accin de usucapin de los territorios de las comunidades afro de Paiol de Telha. La familia era poseedora de hecho de los territorios desde 1985, pero haba empezado a producir en dichas tierras desde los aos setenta, por lo que fund sus pretensiones en documentos pblicos de dominio de esas fechas. El conicto que atendemos se concentra en la accin promovida por el incra con la nalidad de restituir dichas tierras a las poblaciones afro. La accin encontr la oposicin de los terratenientes que fundamentaron sus pretensiones sobre las tierras con base en una de las formas clsicas de adquisicin de la propiedad: la usucapin. En sus inicios, la accin se sostuvo con una argumentacin meramente territorial, esto es la expropiacin por parte del incra. En el ao 2007 la accin se bas en el Decreto 4.887/2003114, en la lnea marcada por el artculo 68 del Acto de las Disposiciones Constitucionales Transitorias (Ato das Disposies Constitucionais Transitrias (adct))115 relativo a los procesos de titulacin que el Estado debe emprender a favor de las poblaciones afro.
112 Terra y ciudadana, p.47. 113 Cabe sealar que pueden darse cooperativas entre terratenientes, que hacen del cultivo un negocio agroindustrial altamente tecnicado, pero con una participacin no monopolstica, que reproduce estructuras cooperativas. 114 Promulgado el 20 de noviembre de 2003 por el Presidente de la Repblica regulamenta o procedimento para identicao, reconhecimento, delimitao, demarcao e titulao das terras ocupadas por remanescentes das comunidades dos quilombos de que trata o art. 68 do Ato das Disposies Constitucionais Transitrias. 115 aos remanescentes de comunidades dos quilombos que estejam ocupando suas terras reconhecida a propriedade denitiva, devendo o Estado emitir-lhes os ttulos respectivos.

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Frente a la accin del incra, los terratenientes promovieron una accin de inconstitucionalidad del Decreto 4.887/2003, lo que responde a una estrategia global impulsada por los intereses agroindustriales apoyados, entre otros, por el partido poltico denominado Frente Liberal116. La accin de inconstitucionalidad estuvo enfocada a paralizar el procedimiento administrativo 54.200.001727/2005-08 que dio inicio al proceso empezado por el incra de titulacin de las tierras desposedas a las comunidades. Hemos de sealar que las acciones emprendidas por el incra responden a las constantes luchas sostenidas por las comunidades afro. Si bien estas luchas recurren al autoreconocimiento, como establece el Decreto 4.887/2003 emitido por la Fundao Cultural Palmares117, la cuestin de la identidad no es el enfoque principal. Se trata ms bien de la defensa de las tierras que fueron expropiadas para impulsar el desarrollo agrocapitalista. El contenido de la sentencia se subdivide en cuatro tipos de argumentacin favorables a la poblacin rural basados en: 1) el derecho nacional brasileo; 2) el derecho constitucional comparado; 3) la doctrina; 4) el derecho internacional de los derechos humanos. La sentencia rechaza el argumento de las agroindustrias sobre la supuesta inconstitucionalidad de los decretos de titulacin de tierras a favor de las comunidades afro que haban sido emitidos de acuerdo al artculo 68 del adct. La argumentacin jurdica de la sentencia, basada en el derecho constitucional comparado de la regin, hace referencia a las constituciones de Ecuador (1988), Colombia (1991) y Nicaragua (1987), subrayando las disposiciones acerca del rgimen de propiedad de la tierra que las comunidades afro pueden poseer en determinados casos. Se mencionan la naturaleza imprescriptible de la tierra, su carcter inalienable, inembargable e indivisible (Ecuador), as como el rgimen de propiedad colectiva (Honduras, Nicaragua). Asimismo, se hace expresa mencin a la estrecha conexin existente entre la propiedad de la tierra y los derechos culturales (Ecuador, Colombia y Nicaragua). Pero la sentencia no se sostiene
116 Fuente: http://www.cpisp.org.br/acoes/html/resultados.aspx?LinkID=15. Hoy da se agrupan bajo la denominacin Demcratas. Ver tambin: http://www.redesuldenoticias.com.br/noticia.aspx?id=30268 117 Consultar http://www.meionorte.com/edilsonnascimento/ comunidade-quilombola-de-guarapuava-recebe-certidao-de-autoreconhecimento-112137.html

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nicamente en la argumentacin jurdica. Se trata de un trabajo de argumentacin doctrinal interdisciplinar muy amplia, como referimos a continuacin con algunos ejemplos118. La argumentacin jurdica est fundada en el derecho internacional de los derechos humanos e incorpora las recomendaciones de los organismos internacionales (el Comit de Derechos Econmicos, Sociales y Culturales de la onu119, el Consejo Econmico
118 Rothenburg, Walter Claudius. Direitos dos descendentes de escravos (remanescentes das comunidades de quilombos). En Sarmento, Daniel, Ikawa, Daniela y Piovesan, Flvia (coords.), Igualdade, diferena e direitos humanos. Rio de Janeiro: Lumen Juris, 2008, p. 461-463. Berno de Almeida, Alfredo Wagner. As populaes remanescentes de quilombosdireitos do passado ou garantia para o futuro? Seminrio Internacional As Minorias e o Direito. Cadernos do cej, Braslia, (24): 2003, p. 245-56, com evidentes reexos no mundo jurdico. Shiraishi Neto, Joaquim. Reexo do direito das comunidades tradicionais a partir das declaraes e convenes internacionais. Hilia: Revista de Direito Ambiental da Amaznia. Manaus: Universidade Federal do Amazonas, ano 2, n. 3, julho-dezembro de 2004. Disponvel em: http://www.pos.uea.edu.br/ data/direitoambiental/hileia/2005/3.pdf. Reis, Joo Jos & Gomes, Flvio dos Santos. Liberdade por um o; histria dos quilombos no Brasil. So Paulo: Companhia das Letras, 2000, especialmente introduo de s. 9-23). Santilli, Juliana. Socioambientalismo e novos direitos; proteo jurdica diversidade biolgica e cultural. So Paulo: Pierpolis, 2005, p. 172-173; Alberti, Verena & Pereira, Amilcar Araujo. Histrias do movimento negro no Brasil: depoimentos ao CPDOC. Rio de Janeiro: Pallas, cpdoc-fgv, 2007, p. 313-314. Arruti, Jos Maurcio Andion. A emergncia dos remanescentes: notas para o dilogo entre indgenas e quilombolas. Mana, 3(2):22-23,1997. Disponvel em http://www.scielo.br/pdf/mana/v3n2/2439.pdf. Relembre-se, por exemplo, que o nosso movimento tradicionalista gacho, marca de identidade regional, data de pouco mais de cinqenta anos (Oliven, Ruben George. A parte e o todo: a diversidade cultural no Brasil-nao. Petrpolis: Vozes, 2006, p. 97-134). 119 Extrado de la sentencia analizada (p. 4) O Comit de Direitos Econmicos, Sociais e Culturais, apreciando informe do Brasil a respeito do cumprimento do Pacto Internacional, em 26-06-2003, (http:// www2.ohchr.org/english/bodies/cescr/docs/publications/CESCRCompilacion(1989-2004).pdf), manifestou sua preocupao com : a) generalizao de uma discriminao arraigada contra afro-brasileiros, povos indgenas e grupos minoritrios, como so as comunidades ciganas e os quilombos (tem 20); b) o despejo forado dos quilombos de suas terras ancestrais, que so expropriadas, com impunidade, por empresas mineradoras e outras empresas comerciais ( n. 36). Da as recomendaes de que o pas adotasse: a) todo tipo de medidas ecazes

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y Social120, la Corte Interamericana de Derechos Humanos121), as como las normas de los tratados internacionales (Convencin Internacional sobre la Eliminacin de todas las Formas de Discriminacin Racial122):
para proibir a discriminao de raa, cor, origem tnica ou sexo em todos os aspectos da vida econmica, social e cultural, garantindo igualdade de oportunidades aos afro-brasileiros, indgenas, quilombos e ciganos, especialmente em matria de emprego, sade e educao (n. 44); b) medidas que garantam s terras ancestrais a quilombos e a que se vele para que todo despejo forado que se pratique cumpra as diretrizes estabelecidas na Observao Geral n. 7 deste Comit (tem 59). 120 Finalmente, o Conselho Econmico e Social, na 61. sesso recomendou que o governo brasileiro, no tratamento das condies de moradia e de vida das comunidades quilombolas, adotasse as orientaes fornecidas pela Recomendao xxix adotada pelo referido Comit (tem 78). Por outro lado, observou que a legislao que lida com diferentes formas de posse e direito de propriedade deveria ser revisada, de forma a harmonizar e simplicar a emisso de escrituras, includas, a, das referidas comunidades, bem como indgenas e assentamentos rurais e urbanos (tem 80, b). 121 Ainda mais quando se verica que a Comisso Interamericana de Direitos Humanos da oea (cidh) realizou em 19 de outubro de 2007, no 130 perodo de sesses, audincia para discutir especicamente a questo dos quilombolas, em que foram narrados os problemas relacionados falta de identicao ocial e registro por parte do Estado brasileiro, a demora e ineccia do procedimento estabelecido para a concesso da titularidade das terras e a carncia de polticas pblicas ecientes destinadas a tais comunidades. Ademais, cou consignada, pelas organizaes sociais brasileiras, a inecincia na defesa dos quilombolas, que so vitimados pelas grandes empresas, pelo latifndio e pelo racismo de parte da grande imprensa, gerando condies para que os quilombolas sejam escravizados, seus territrios ocupados e sua cultura esmagada. Ibd, p.5. 122 A Conveno para Eliminao de Todas as Formas de Discriminao Racial (cerd), na 64 sesso, em 23 de fevereiro a 12 de maro de 2004 (http://www.unhchr.ch/tbs/doc.nsf/0/f23afefaffdb960cc1256e590 05f05cc/$FILE/G0441073.pdf), apreciando os relatrios brasileiros de 1996, 1998, 2000 e 2002, emitiu as seguintes recomendaes ao Brasil: a) tendo em vista a persistncia de profundas desigualdades estruturais afetando negros e comunidades mestias e indgenas, que o pas intensicasse seus esforos para combater discriminao racial e eliminar tais desigualdades (tem 12); b) considerando que poucas reas de quilombos tinham sido ocialmente reconhecidas e um nmero ainda menor ter recebido o ttulo de propriedade dos territrios

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de esto se desprende que los comits internacionales: a) maniestan preocupacin por la violacin de los derechos de las comunidades negras, sobre todo debido a la discriminacin racial; b) recomiendan la adopcin de procedimientos para la efectiva regularizacin de las comunidades quilombolas; c) denuncian la expropiacin de tierras quilombolas por mineras y otras empresas comerciales; d) alertan sobre la necesidad de creacin de procesos de capacitacin de los actores jurdicos en el rea del derecho internacional de los derechos humanos (traduccin propia).

Segn se argumenta en la sentencia, las recomendaciones e informes expresaran una preocupacin por la maniesta violacin de los derechos de las comunidades negras, con especial nfasis en la necesidad de hacer efectiva la titularidad de sus tierras, expropiadas por entidades mercantiles. Sin embargo, el aspecto determinante a la hora de rechazar el argumento sobre la supuesta inconstitucionalidad de los decretos que protegen los derechos de las comunidades fue la obligatoriedad de los compromisos que el Estado brasileo contrajo al aceptar la competencia de los organismos internacionales para analizar y apreciar las violaciones de derechos humanos, lo que demuestra la capacidad de incidencia del derecho internacional en las cuestiones regionales o locales. La argumentacin sostenida a lo largo de la sentencia expone la necesidad de interpretar la legislacin nacional a la luz de los tratados internacionales123, algo que se expone de manera clara cuando
ocupados, recomendava a acelerao do processo de identicao das comunidades quilombolas e das terras, bem como da distribuio dos respectivos ttulos (tem 16). De observar-se, ainda, que desde o Decreto n 4.738, de 12-06-2003, em seu art. 1, o Brasil reconheceu a competncia do Comit Internacional para a Eliminao da Discriminao Racial para receber e analisar denncias de violao dos direitos humanos conforme previsto no art. 14 da Conveno Internacional supracitada. 123 Recentemente, o stf (Supremo Tribunal Federal), apreciando a constitucionalidade de normas estaduais proibindo o uso de amianto, entendeu que a existncia da Conveno 162-oit, promulgado pelo Decreto N. 126/91, signicaria um compromisso assumido pelo Brasil de desenvolver e implementar medidas para proteger o trabalhador exposto ao amianto, uma norma protetiva de direitos fundamentais, em especial o direito sade e o direito ao meio-ambiente equilibrado e que tendo em conta a coincidncia principiolgica entre o texto constitucional e

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se arma: en este contexto, por lo tanto, la Convencin N. 169-oit debe servir de parmetro para interpretar el Decreto N. 4.887/2003, dentro de los parmetros constitucionales, en el mbito de la reglamentacin del art. 68 de adct (traduccin propia). La sentencia tambin incluye exposiciones argumentativas que vinculan lo jurdico a procesos histricos:
la historiografa demuestra que muchas comunidades quilombolas se formaron con esclavos libertos (...) optaron por vivir en comunidades, en lugares remotos o libres del dominio privado del algn seor, y otras veces desplazados, desposedos de sus territorios () otras comunidades, a su vez se formaron a partir de compras de tierras por esclavos (traduccin propia).

Esta argumentacin histrica viene a cimentar la relacin entre el presupuesto de los territorios tradicionales y la posesin de la tierra:
el reconocimiento constitucional de los derechos de los quilombolas implica, de esta forma, rechazar incondicionalmente la propiedad a quien no sea remaneciente de una de esas comunidades aunque est ocupando las tierras en cuestin, y armar incondicionalmente la propiedad anterior de esos quilombolas remanecientes124 (traduccin propia).

En este marco, la accin de inconstitucionalidad fue rechazada y las tierras quedaron en manos de las comunidades quilombolas.
a Conveno, esta deveria ser um critrio para se avaliar as normas estaduais, e conferiu s normas da Conveno, no mnimo, o status supralegal e infraconstitucional (adi 3937- QO-MC/SP, Rel. p/acrdo Min. Joaquim Barbosa, Informativo n 509/STF, julgamento 04-062008). Ibd, p. 8. 124 O reconhecimento constitucional aos quilombolas implica, desta forma, recusar incondicionalmente a propriedade a quem no seja remanescente de comunidade de quilombos mesmo que esteja ocupando as terras em questo e armar incondicionalmente a propriedade anterior desses remanescentes quilombolas (Castilho, Manoel Lauro Volkmer de, p. cit.). Pouco importaria, pois, a que ttulo as comunidades estivessem ocupando, porque o reconhecimento expressa declarao da propriedade anterior cujo ttulo constitudo pela ocupao e pela condio de remanescente de comunidade de quilombo (p. cit., p. 12).

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Relevancia del caso Para los nes del presente manual, lo que resulta ms relevante en esta sentencia es que, a diferencia de las dems, se reere directamente a los tratados internacionales de derechos humanos y a las recomendaciones emitidas por los rganos de monitoreo como fuentes del derecho aplicables sobre las cuales fundamentar la decisin. Tomando en cuenta que los rganos de monitoreo, tales como el cdesc, la cedaw y el cerd, han emitido recomendaciones similares en cuanto a la poblacin campesina, y que los tribunales deberan tenerlas en cuenta, es importante que las abogadas y abogados las mencionen en sus escritos y que se divulguen a n de que sean cada vez ms tomadas en cuenta por las y los jueces en sus decisiones. Sentencia http://www.an.org/leadmin/media/publications/Brasil2.pdf

ii.3.2  Derecho a poseer tierras colectiva o individualmente para su vivienda y para sus cultivos (art. iv, 1 ddc), en relacin con el derecho a no ser criminalizados por sus demandas y por sus luchas (art. xii, 4 ddc)
Argentina. Tribunal Superior de Justicia, Crdoba, Sentencia N. Ochenta y Nueve, exp. A 55/8, Arvalo Graciela del Valle y otros p.ss.aa. Usurpacin, recurso de casacin, 6 de mayo de 2011. Palabras clave Posesin comunitaria de la tierra, delito de usurpacin. Hechos En 2004 un empresario reclam como propio un terreno de 2 700 hectreas en El Chaco, pueblo al noroeste de Crdoba, del cual hacan uso de manera comunitaria desde tiempos ancestrales ms de 40 familias campesinas pertenecientes al Movimiento Campesino de Crdoba (mcc), que subsisten de la cra en pequea escala de animales vacunos y caprinos. El empresario empez a exigirles un pago por permitir pastar a sus animales. El conicto culmin en un juicio civil que concluy en 2006 y en el que el juez dio la razn a
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las familias campesinas, reconociendo que no deban pagar por el pastoreo por tratarse de una posesin comunitaria vigente desde hace varias generaciones125. De manera paralela, el conicto dio pie tambin a una causa penal por usurpacin126 en contra de tres campesinas y cuatro campesinos, delito que se derivara del hecho que los acusados pusieron una cadena y un candado a una tranquera de ingreso al campo en conicto demostrando as, segn la acusacin, no ser poseedores ni tenedores del inmueble y despojndoselo a quienes eran sus titulares hasta el momento. En 2008 el Juez de la Cmara en lo Criminal de Cruz del Eje conden a los acusados a seis meses de prisin y orden la restitucin del inmueble al empresario que promovi el juicio. Contra dicha decisin se interpuso un recurso de casacin a travs del cual se atac la fundamentacin del fallo, sostenindose que los acusados tenan la detencin del inmueble a ttulo propio y sin autorizacin de los denunciantes (ya que su carcter de propietarios no se derivaba de ttulos) ni de los poseedores del campo (por no haberse logrado probar). Al valorarse la prueba se llegara a concluir que el campo en cuestin era usado, explotado y posedo por los accionantes y otros habitantes de la localidad de El Chaco, tratndose prcticamente de un campo comunitario, sin que se advirtieran vicios en esta detencin. Habra sido entonces el quejoso el que habra perturbado la posesin, haciendo entrar a un empleado suyo en el lugar para que cambiara la puerta principal de ingreso, y el que adems habra empezado a cobrar pasaje en los campos127.
125 Sentencia N. 450 del 6 de diciembre de 2006. Autos caratulados Arvalo Graciela del Valle y otros c/ Oscar Rodrguez y otros-Abreviado, Cruz del Eje. 126 El art. 181 del Cdigo Penal de Argentina sobre usurpacin establece: ser reprimido con prisin de seis meses a tres aos el que por violencia, amenazas, engaos, abusos de conanza o clandestinidad despojare a otro, total o parcialmente, de la posesin o tenencia de un inmueble o del ejercicio de un derecho real constituido sobre l, sea que el despojo se produzca invadiendo el inmueble, mantenindose en l o expulsando a los ocupantes.
127 Es importante resaltar que en la p. 22 de la sentencia el Tribunal subraya un apartado del documento de los recurrentes en el que se destaca la trascendencia social e institucional del conicto () Ello es as por cuanto el supuesto analizado se inserta en el contexto de los conictos desatados entre los poseedores de tierras del Noreste cordobs por plazos muy superiores a los veinte aos para usucapir en tierras abandonadas por sus

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Sobre este punto las juezas de casacin concluyen, por unanimidad, que el quejoso no pudo acreditar su propiedad, tenencia o posesin del inmueble o cualquier derecho que le permita cobrar pasaje en los campos, que adems no constituye per se acto posesorio. Tambin sostienen que:
el ttulo de dominio no acredita la posesin, que es lo que verdaderamente interesa en autos. Y a ello debe agregarse la situacin que se presenta en el norte de Crdoba frente a poseedores ancestrales, en su mayora personas pobres y de escasa instruccin, y la falta de saneamiento de ttulos, con la consiguiente inseguridad jurdica para los mismos.

Con relacin al delito de usurpacin, el Tribunal establece por unanimidad que se ha aplicado errneamente la ley penal al caso por no haberse dado ninguna de las modalidades comisivas contempladas en el delito de usurpacin, ya que no hubo fuerza fsica en los objetivos, ni violencia moral en las personas, ni abuso de conanza. Sobre el supuesto uso de la fuerza fsica por parte de los campesinos por haber puesto una cadena y un candado a una tranquera de ingreso al campo, el Tribunal establece que la accin no tuvo como objeto lograr la desposesin y ocupacin del inmueble para mantenerse en l, despojando de ese modo a su poseedor, pues ya ocupaban el inmueble desde antao y sin nes de poseerlo. Al referirse al abuso de conanza, el Tribunal expresa que:
titulares registrales. Las mismas que actualmente resultan revalorizadas por el boom exportador agrcola-ganadero y la expansin de la frontera agropecuaria, determinando que sus titulares pretendan desalojar a esos poseedores que han vivido y explotado siempre estas tierras para su subsistencia, provocando una importante movilizacin poltica de esos poseedores en diversas organizaciones sociales. Todo lo cual ha determinado diversos proyectos de ley de saneamiento de ttulos en los ltimos aos y el dictado de leyes tendientes a estos nes. Sealan que en este marco, el Poder Judicial debe controlar que los derechos constitucionales reconocidos a los habitantes no se vulneren evitando la desproteccin de los ciudadanos, dejando a los sectores ms vulnerables de la sociedad sometidos a la expulsin y marginacin, vulnerando principios de reconocimiento indiscutidos en la jurisprudencia argentina como la progresividad de los derechos humanos. Mxime cuando la funcin social de la propiedad y la vivienda constituyen intereses sociales bsicos.

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si los encausados ya ejercan la tenencia sobre el campo en conicto, no es posible armar que concurra un despliegue de un abuso de conanza para adquirir la tenencia o posesin del mismo. Y tampoco se advierte que de ese modo se haya producido una intervencin del ttulo por el cual se detentaba el mismo, pues en ningn momento se intent cambiar la naturaleza que se detentaba desde tiempo antes para mejorar la situacin real con el inmueble, pues el haber puesto un candado y tranquera slo tuvo por objeto asegurar que el ganado permaneciera all sin pagar el precio que se les exiga y hasta tanto pudieran resolver la situacin. Ms an, en relacin con los nes de los encausados, el () representante del Ministerio Pblico expresa que los imputados son personas de escasa instruccin y recursos que dedican su vida a la cra de ganado en muy pequea escala, con ganancias que apenas les alcanzan para subsistir muy modestamente. De modo que al comunicrseles intempestivamente que deban comenzar a pagar canon para continuar gozando del derecho a pastar en los campos que detentaban gratuitamente desde la poca de sus padres, no sabiendo por su falta de instruccin si el nuevo dueo tena el derecho a cobrarles pastaje, en un contexto de angustia ante la posibilidad de tener que efectuar un pago para que su pequea economa no estaba preparada, aseguraron la permanencia de sus animales mientras se resolva el conicto. Lo cual revela la ausencia del dolo requerido por la gura endilgada, que exige la intencin de querer para s la cosa que pertenece a otro.

Por todo ello, el Tribunal establece absolver a los siete campesinos y campesinas del delito de usurpacin que se les atribua. Relevancia del caso El caso es muy relevante porque contribuye de forma clara al debate sobre la propiedad de las tierras de familias campesinas. La sentencia dictada en el juicio civil en 2006 es importante considerando que el juez resolvi que las familias campesinas tenan derecho al campo que poseyeron siempre y adems legitim su derecho a la tierra bajo la gura de coposesin comunitaria. En la sentencia del Tribunal Superior de Justicia de la Provincia el juez absolvi a las y los campesinos del delito de usurpacin que con frecuencia se utiliza para criminalizar este tipo de situaciones y consider que tienen derecho a la tierra en la que han producido en sistemas de uso comn.
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La decisin resulta especialmente signicativa si se considera que, si bien el Cdigo Civil argentino en su artculo 4015 establece que luego de veinte aos de posesin pacca e ininterrumpida el ocupante que dio uso productivo a una tierra tiene derechos sobre el lugar, con mucha frecuencia el Poder Judicial niega ese derecho y privilegia el ttulo de propiedad de quien nunca habit ni trabaj la parcela. Al referirse a la relevancia de este caso, el abogado de las y los campesinos arma:
es una sentencia histrica para la lucha campesina porque reconoce derechos adquiridos de familias que por generaciones habitan y trabajan la tierra que les corresponden, ms all de cualquier ttulo de propiedad. Y es un llamado de atencin a los jueces que dictan sentencias arbitrarias e injustas afectando derechos humanos bsicos de los que menos tienen128.

Sentencia http://www.an.org.leadmin/media/publications/Argentina2.pdf

ii.3.3  Derecho a poseer tierras colectiva o individualmente para su vivienda y para sus cultivos (art. iv, 1 ddc), en relacin con el derecho a una vivienda digna (art. iii, 11 ddc)
Colombia. Corte Constitucional, expediente: D-3596, accin jurisdiccional, demanda de inconstitucionalidad contra el artculo 45 de la Ley 160 de 1994 por la cual se crea el Sistema Nacional de Reforma Agraria y Desarrollo Rural Campesino, se establece un subsidio para la adquisicin de tierras, se reforma el Instituto Colombiano de la Reforma Agraria y se dictan otras disposiciones, sentencia C-006/02, actor Gilberto Pedraza Velsquez, demandada artculo 45 de la Ley 160 de 1994, 23 de enero de 2001.

128 Citado en artculo de Daro Aranda, Reconocen propiedad ancestral, 17 de mayo de 2011, Pgina 12, en http://mqh02.wordpress.com/2011/05/17/ reconocen-propiedad-ancestral/

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Palabras clave Derecho a la tierra, derecho a la vivienda digna, monopolios, latifundios, parcializacin indebida de las tierras, parcializacin debida de las tierras, funcin social de la propiedad y de las tierras. Hechos El actor presenta una accin de inconstitucionalidad contra el artculo 45 de la Ley 160 de 1994129 alegando que vulnera normativas constitucionales y el Plan de Ordenamiento Territorial-Ley de Desarrollo Territorial 388 de 1997. La violacin consiste en que el mencionado artculo regula una serie de excepciones en cuanto a la prohibicin de fraccionar los predios rurales por debajo de una extensin determinada, la unidad agrcola familiar130, establecida
129 Artculo 45 de la Ley 160 de 1994: Por la cual se crea el Sistema Nacional de Reforma Agraria y Desarrollo Rural Campesino, se establece un subsidio para la adquisicin de tierras, se reforma el Instituto Colombiano de la Reforma Agraria y se dictan otras disposiciones. Captulo ix, unidades agrcolas familiares y parcelaciones (...) Artculo 45.- Se exceptan de lo dispuesto en el artculo anterior: a) Las donaciones que el propietario de un predio de mayor extensin haga con destino a habitaciones campesinas y pequeas explotaciones anexas; b) Los actos o contratos por virtud de los cuales se constituyen propiedades de supercie menor a la sealada para un n principal distinto a la explotacin agrcola; c) Los que constituyan propiedades que por sus condiciones especiales sea el caso de considerar, a pesar de su reducida extensin, como Unidades Agrcolas Familiares, conforme a la denicin contenida en esta Ley; d) Las sentencias que declaren la prescripcin adquisitiva de dominio por virtud de una posesin iniciada antes del 29 de diciembre de 1961, y las que reconozcan otro derecho igualmente nacido con anterioridad a dicha fecha. La existencia de cualquiera de las circunstancias constitutivas de excepcin conforme a este artculo no podr ser impugnada en relacin con un contrato si en la respectiva escritura pblica se dej constancias de ellas, siempre que: 1. En el caso del literal b) se haya dado efectivamente al terreno en cuestin el destino que el contrato seala; 2. En el caso del literal c), se haya efectuado la aclaracin en la escritura respectiva, segn el proyecto general de fraccionamiento en el cual se hubiere originado.

130 Unidad agrcola familiar denida por el artculo 38 de la Ley 160 de 1994 como la empresa bsica de produccin agrcola, pecuaria, acucola o forestal cuya extensin, conforme a las condiciones agroecolgicas de la zona y con tecnologa adecuada, permite a la familia remunerar su trabajo y disponer de un excedente capitalizable que coadyuve a la formacin de su patrimonio.

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por la autoridad competente, el Instituto Colombiano de Reforma Agraria (Incora). A su vez, se vulnera la normativa del Plan de Ordenamiento Territorial referente a que los concejos municipales y distritales son los que tienen la facultad de reglamentar, vigilar y controlar el uso de suelo dentro de los lmites legales y son, por tanto, los encargados de vericar las actividades de enajenacin de inmuebles destinados a vivienda, respetando las reas mnimas para el sector rural. En este sentido, al aplicarse de manera amplia el art. 45 de la Ley 160 por notarios y registradores que extienden escrituras pblicas y las registran para la construccin de viviendas rurales en predios de menor extensin que la unidad agrcola familiar, se hace nugatoria la intencin del constituyente de ordenar el territorio municipal con base a la planicacin del uso del suelo, y evitar as divisiones y subdivisiones de predios rurales y la proliferacin de minifundios que contribuyen a menoscabar las condiciones mnimas de vida de la poblacin rural. Alega el demandante que con estas acciones de subdivisin de predios rurales se vulneran los objetivos del Plan de Ordenamiento Territorial, que busca reorganizar los usos del suelo obedeciendo a claros principios de planicacin y en defensa del inters general. A raz de la demanda, la sentencia recoge la intervencin del Incora y del Procurador General de la Nacin defendiendo la constitucionalidad de la norma imputada. La Corte, usando argumentos ya referidos por esas dos autoridades, soluciona el caso argumentando la constitucionalidad del precepto demandado, alegando elementos relevantes a favor de los derechos de los campesinos. En esencia suscribe lo siguiente:
Constitucin Poltica de 1991 y la jurisprudencia131 han reconocido

que el trabajador del campo, y en general el sector agropecuario, debe recibir un tratamiento particularmente diferente al de otros sectores de la sociedad y de la produccin que encuentra justicacin en la necesidad de establecer una igualdad no slo jurdica sino econmica, social y cultural para los protagonistas del agro, partiendo del supuesto de que el fomento de esta actividad trae
131 Ver Sentencia C-021 de 1994.

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consigo la prosperidad de los otros sectores econmicos y de que la intervencin del Estado en este campo de la economa busca mejorar las condiciones de vida de una comunidad tradicionalmente condenada a la miseria y la marginacin social. Para esto, el Estado debe crear las condiciones necesarias que permitan el acceso progresivo de los trabajadores agrarios a la propiedad de la tierra, y a los servicios de educacin, salud, vivienda, seguridad social, recreacin y crdito, e igualmente para darle prioridad, apoyo y especial proteccin al desarrollo de las actividades agropecuarias, pesqueras, forestales y agroindustriales, y a la construccin de obras de infraestructura fsica en el campo. Para acometer estos objetivos la legislacin regula causales y procedimientos de expropiacin; recuperacin de baldos, rgimen de la propiedad parcelaria; claricacin de la propiedad; extincin de dominio sobre tierras incultas; concertacin de la reforma agraria y el desarrollo rural campesino en los departamentos y municipios; normatividad que propicia un mayor compromiso del campesinado en lograr la mayor productividad de la tierra. En este sentido, las normativas consagran la regulacin respecto a la no existencia de latifundios ni la parcelacin improductiva de las tierras. La Ley 160 de 1994 comenta con claridad este punto en su artculo 1: Reformar la estructura social agraria por medio de procedimientos enderezados a eliminar y prevenir la inequitativa concentracin de la propiedad rstica o su fraccionamiento antieconmico y dotar de tierras a los hombres y mujeres campesinos de escasos recursos mayores de 16 aos que no la posean, a los minifundistas, mujeres campesinas jefes de hogar, a las comunidades indgenas y a los beneciarios de los programas especiales que establezca el Gobierno Nacional. Respecto al caso en cuestin, es relevante la no divisin y subdivisin de tierras que contradiga la rentabilidad de las mismas y que adems produzcan minifundios, todo en detrimento de la produccin agrcola y de la funcin social de la propiedad agraria, evitando as la mejor reproduccin de la vida campesina, econmica y socialmente, puesto que los minifundios no le dan la posibilidad al campesinado de obtener excedentes capitalizables que le permitan mejorar sus condiciones de vida.
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Para evitar las parcelaciones improductivas se han establecido las

unidades agrcolas familiares que como empresa bsica de produccin agrcola, pecuaria, acucola o forestal, con extensiones que permitan a las familias obtener no slo la remuneracin de su trabajo, sino ganancias patrimoniales, establecen limitaciones para explotar, enajenar y dividir dichas unidades. Estos lmites van desde la labor, que es familiar y excepcionalmente por mano de obra diferente, hasta que tengan que pedir autorizacin para la transferencia de dominio ante autoridad competente, con lmites de 15 aos despus de la primera adjudicacin, y slo hacia campesinos sin tierra o minifundistas que quieran completar su unidad agrcola familiar. Adems, las unidades tendrn un lmite establecido legalmente de acuerdo a las caractersticas de cada zona, y se prohbe su divisin material, salvo las excepciones contempladas en el artculo 45, tal como aquella que permite la existencia de tierras que podran calicarse como minifundios slo si stos cumplen con una nalidad especial orientada bsicamente a facilitar la utilizacin de la tierra en el desarrollo y el progreso del campesinado. En trminos generales, estas excepciones buscan proteger los derechos fundamentales del campesinado o trabajador agrario, tales como el poder construir una vivienda rural digna. Uno de los fundamentos de estas excepciones tiene que ver con que los trabajadores agrarios no siempre viven en ncleos urbanos sino que pueden construir sus habitaciones en terrenos propios aledaos a su zona de trabajo y, adems, que ante la falta de un empleo agropecuario, pueden desarrollar una actividad diferente en pequeos terrenos aptos para ello, tales como una tienda veredal o un restaurante campestre, entre otros. El fraccionamiento destinado a estos nes en ningn momento puede llegar a constituir un minifundio, por cuanto es de la esencia de este concepto el adelantamiento de una explotacin agropecuaria no rentable que contribuye a mantener en la miseria al trabajador del agro. Este argumento se justica por la funcin social de la propiedad, sobre todo la rural: La funcin social que tiene la propiedad, y en especial la rural, obliga a que su tenencia y explotacin siempre est orientada hacia el bienestar de la comunidad; es por ello
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que en materia de acceso a la propiedad se ha privilegiado a los trabajadores agrarios, no slo con el objeto de facilitar su acceso a la tierra sino con el nimo de procurarles un mejor nivel de vida y de estimular el desarrollo agropecuario y por consiguiente econmico y social del pas. Es as que la legislacin, como la Ley 388 de 1997, define el componente rural de los planes de ordenamiento territorial como el instrumento que garantiza la adecuada interaccin entre los asentamientos rurales y la cabecera municipal, la conveniente utilizacin del suelo rural y las actuaciones pblicas tendientes a suministrar la infraestructura y el equipamiento bsico para los servicios de los pobladores rurales, disponiendo que se deben tener en cuenta las normas para la parcelacin de predios rurales destinados a vivienda campestre establecidas en la legislacin agraria y ambiental. Relevancia del caso En el caso se establece que la tierra debe ser aprovechada al mximo para la agricultura, el desarrollo econmico y social del sector campesino y, en consecuencia, para el pas; por tanto, no debe ser monopolizada y no se puede parcializar indebidamente. Pero es fundamental tener en cuenta las excepciones establecidas o inferidas de las normativas en cuanto a las parcializaciones de la tierra, en aras de garantizar derechos fundamentales de los campesinos, como son la construccin de vivienda digna en sus propias tierras. Todo este razonamiento nos remite a la funcin social que tienen la tierra y la propiedad o posesin sobre la misma de satisfacer las necesidades bsicas de los campesinos como grupo vulnerable dentro de la sociedad, adems de capitalizar sus tierras haciendo que esto incida en el desarrollo del pas en su conjunto. El caso es una muestra de una perspectiva integral de los derechos del campesinado relacionndolos de manera interdependiente e indivisible. Sentencia http://www.corteconstitucional.gov.co/relatoria/2002/C-006-02. htm

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ii.3.4  Derecho a poseer tierras colectiva o individualmente para su vivienda y para sus cultivos (art. iv, 1 ddc), derecho a la tenencia de la tierra y a ser protegidos contra desalojos forzosos (art. iv, 10 ddc)
Brasil. Juzgado Federal de Primera Instancia, Reintegracin/mantenimiento de la posesin, Procedimiento especial jurisdiccional contencioso N. 2004.70.11.002001-3/PR. Propietario Francisco Carvalho Gomes Filho. Sujetos a expulsin: familias mst. Interesado: Instituto Nacional de Colonizao e Reforma Agrria (incra), 28 de octubre de 2008. Palabras clave Ocupaciones de tierra. Hechos En 1997, el incra132 estableci que la hacienda conocida como Santa Filomena, con una extensin de 1752 hectreas, era un gran lati132 El incra es el rgano responsable de conducir los procesos expropiatorios. Su cuerpo tcnico procede a inspeccionar los inmuebles con el n de averiguar el cumplimiento de la funcin social. Este procedimiento est previsto en la Ley 8.629/93 (http://www.jusbrasil. com.br/legislacao/104141/lei-8629-93) como requisito para obtener el decreto presidencial que declara el inters social del inmueble para nes de reforma agraria, en el supuesto de que el informe tcnico del incra conrme la improductividad y el incumplimiento de la funcin social. La productividad o improductividad del inmueble se obtiene mediante la averiguacin de la explotacin econmica y racional de ste, de acuerdo con el art. 6. de la Ley 8.629/93 y segn ndices jados por el rgano federal competente. Se busca averiguar el Grado de Utilizacin (gut) y el Grado de Eciencia (gee). Para la ley, un inmueble considerado productivo debe alcanzar un 80% del gut y el 100% del gee. De lo contrario, ser considerado improductivo y, por lo tanto, pasible de expropiacin. Sin embargo, para que la propiedad rural cumpla con su funcin social no basta con ser productiva. Es necesario que cumpla con todos los requisitos previstos en el art. 186 de la Constitucin: aprovechamiento racional y adecuado; utilizacin adecuada de los recursos naturales disponibles o preservacin del medio ambiente; observacin de las disposiciones que regulan las relaciones de trabajo; explotacin que

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fundio improductivo. La declaracin de improductividad es un paso necesario para la expropiacin, como accin encaminada a la reforma agraria133. A raz de lo anterior, el entonces Presidente de la Repblica emiti un decreto a travs del cual el inmueble fue declarado de inters social para nes de la reforma agraria. En 2004, debido a que ya haban pasado varios aos desde esta declaracin sin
favorezca el bienestar de los propietarios y de los trabajadores. Es importante subrayar que sobre este tema no hay consenso. Hay autores que consideran que simplemente por ser productiva la propiedad ya cumple con la funcin social. Sobre el tema se puede revisar, Diaz Varella, Marcelo, Introduo ao direito reforma agrria: o direito face aos novos conitos sociais, Leme-sp, led Editora de Direito Ltda, 1998, pp. 226-256. Citado por Reis Porto, Luciano, El poder judicial y los conictos agrarios en Brasil, Revista de Derechos Humanos y Estudios Sociales, ao I, nm. 1, enero-junio, 2009, p.85.

133 Los artculos 182 y 184 de la Constitucin brasilea de 1988 denen los casos en los cuales se pueden realizar expropiaciones con nes de reforma urbana y agraria respectivamente. En el texto de artculo 184 se lee: Es competencia de la Unin expropiar por inters social, para nes de reforma agraria, el inmueble rural que no est cumpliendo su funcin social, mediante previa y justa indemnizacin en ttulos de deuda agraria, con clusula de preservacin del valor real, rescatables en el plazo de hasta veinte aos, a partir del segundo ao de su emisin, y cuya utilizacin ser denida en la ley. Como se puede apreciar, la Constitucin otorga competencia al gobierno federal para realizar la reforma agraria pero en la prctica, tambin los gobiernos locales estatales han reclamado predios pblicos a los terratenientes que los ocupaban para redistribuirlos, lo que se convierte en una reforma agraria a nivel estatal. Sus bases jurdicas se encuentran en el principio de la funcin social de la propiedad consagrado en el art. 5 prrafo 22 de la Constitucin en el que lee Se garantiza el derecho a la propiedad; XXIII la propiedad privada atender su funcin social; XXIV la ley establecer el procedimiento para la expropiacin por causa de necesidad o utilidad pblica, o por inters social, mediante justa y previa indemnizacin en dinero, salvo los casos previstos en esta Constitucin. La legislacin sobre reforma agraria implementada incluye la Ley 8629/93, la Ley Complementaria 76/93, la Ley Complementaria 88/96 y el Decreto 2250/97. Para mayores informaciones se puede consultar: Houtzager, Peter P., El movimiento de los sin tierra (mst) y el campo jurdico en Brasil, El acceso a la justicia, entre el derecho formal y el derecho alternativo, El otro derecho, ilsa, 2006. Disponible en: http://www.ilsa.org.co:81/ biblioteca/dwnlds/od/elotrdr035/elotrdr035-03.pdf

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que se concretara la expropiacin, la hacienda fue ocupada por ms de 400 familias pertenecientes al Movimiento de los Trabajadores Sin Tierra (mst)134. Durante la ocupacin, pistoleros que estaban en el latifundio asesinaron a un joven del movimiento135 e hirieron a otros siete trabajadores rurales. La demora en el procedimiento de expropiacin se debi en parte a que los propietarios de la hacienda obtuvieron una decisin favorable en el expediente de apelacin (N. 2001.70.11.000098-0) mediante el cual haban cuestionado la declaracin de improductividad de las tierras. Sin existir sentencia rme, el incra decidi recurrir la decisin favorable a los propietarios en el expediente de apelacin. Por su parte, sobre la base de esta misma decisin, el propietario de la hacienda solicit que se ordenara el desalojo de los campesinos. La jueza que conoci del caso tom en consideracin la situacin efectiva del inmueble, dado que el mismo estaba bajo ocupacin de un gran nmero de familias campesinas pertenecientes al mst que lo estaban trabajando para producir alimentos y estaban satis134 Con el n de contextualizar la lucha del mst, es importante subrayar que las ocupaciones de tierra por parte del movimiento se enmarcan en la lucha por la reforma agraria y la presin que ha decidido ejercer sobre el poder pblico para que cumpla con su obligacin constitucional en este sentido y expropie las propiedades rurales que no satisfacen la funcin social. Las ocupaciones constituyen por lo tanto una reaccin frente a la negacin sistemtica, entre otros, de los derechos a la tierra. En un documento publicado por la Secretara Nacional del mst en 2004 se lee: El mst lleva a cabo su lucha, en estos 20 aos, basndose en la presin para que el gobierno, y el Estado brasileo, cumplan con la Constitucin y realicen la reforma agraria () Los ricos del pas, desde siempre, buscan mantener sus privilegios, incluso manejando la ley. No deenden, en realidad, los derechos. Deenden privilegios: la concentracin de la tierra, de la renta, de la riqueza () El nico camino que les queda a los pobres es el de organizarse para defender su propia vida. Secretaria Nacional do mst, Legitimidade das ocupaes - O mst e a lei, 20 de abril de 2004. Disponible en: http://lists.peacelink.it/latina/msg05226.html. Citado por Reis Porto, Luciano, El poder judicial y los conictos agrarios en Brasil, Revista de Derechos Humanos y Estudios Sociales, ao I, nm. 1, enero-junio, 2009, p. 77. 135 Hay que subrayar que, seis aos despus de iniciado el proceso destinado a encontrar a los responsables del delito, el caso fue archivado por parte del Ministerio Pblico Estatal que aleg la legtima defensa de los pistoleros al servicio del hacendado y la inexistencia de pruebas que permitieran identicar a los autores del delito.

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faciendo su necesidad de vivienda, al margen del reconocimiento de la productividad de la nca que evitara la expropiacin. La parte actora solicitaba la reintegracin en la posesin de sus tierras sobre la base del fumus boni iuris (probabilidad de que el resultado sea favorable al actor) y del periculum in mora (peligro en la demora o existencia de un riesgo que amenace la efectividad del proceso y de la sentencia136). En relacin con este ltimo, la decisin judicial consider que no exista un peligro inminente para las tierras en disputa teniendo en cuenta que ya haban pasado cuatro aos desde la ocupacin137. Asimismo, se reconoci la naturaleza histrica del conicto, abordando en la resolucin el tenor de los hechos pasados:
En este contexto, observo que la hacienda Santa Filomena anteriormente ya fue objeto de transgresin de la posesin, la cual fue objeto de reintegracin, determinada y cumplida por la polica militar del Estado casi dos aos despus de los hechos. Los exacerbados nimos se remontan a una poca anterior a la presente accin de reintegracin posesoria138 (traduccin propia).

Subrayando la capacidad organizativa del movimiento y los efectos negativos que se generaran a causa de los desalojos la jueza arma:
Es notorio y sabido, e incluso fue objeto de materia periodstica reciente (Revista Veja, http://veja.abril.com.br/280109/p_046.shtml acesso en 11/02/2009), que el movimiento que encabeza la accin

136 Peticiona a parte autora pelo deferimento da liminar de reintegrao, j que presentes os requisitos dofumus boni iurise dopericulum in mora. Juntou fotos areas da propriedade (s. 1324/1334). 137 j que quatro anos se passaram desde o esbulho possessrio e foram tomadas medidas para se preservar os bens acessrios presentes no imvel de propriedade do autor, inexistente fatos novos caracterizadores de que a demora no provimento judicial acarrete dano irreversvel (p.2). 138 Neste contexto, observo que a fazenda Santa Filomena anteriormente j tinha sido objeto de esbulho (com reintegrao de posse determinada e cumprida pela Polcia Militar Estadual quase dois anos aps (s. 628/648). Os nimos e acirramentos remontam a poca anterior presente reintegrao.

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de transgresin de la propiedad est organizado y articulado, y si tuviera que hacer frente a una decisin que devolviese la posesin a los propietarios no escatimara en esfuerzos para crear los mayores problemas posibles, incluyendo la movilizacin de personas para hacer frente a la retoma (de la hacienda). Ntese que uno de los dos lderes del movimiento, Giovani Braun, est asentado desde 2001 en un asentamiento en Querncia do Norte, sin por ello dejar de estar presente en la toma de las tierras en cuestin. Por cierto, el nmero de familias que tendran que ser desalojadas con la reintegracin posesoria aumentara sbitamente con una decisin judicial favorable a la parte actora y contraria a los intereses del movimiento. La posibilidad de conicto con consecuencias desastrosas sera inminente139 (traduccin propia).

Sobre la oportunidad de mantener las cosas en el estado en el que se encuentran la jueza reexiona que: Desalojar a los ocupantes provocara efectos sociales no deseables y contrarios a los objetivos declarados por la Carta Republicana de 1988140 (traduccin propia). Subraya tambin:
En la misma lnea, contemplo que las excelentes razones desarrolladas en la decisin de s. 432/439 en lo que atae a la limitacin de los derechos individuales (propiedad) en favor de relevantes valores sociales (hogar, seguridad) continan prevaleciendo, mxime
139 notrio e sabido, inclusive foi objeto de matria jornalstica recente (Revista Veja http://veja.abril.com.br/280109/p_046.shtml acessado em 11/02/2009), que o movimento que encabea a ao de esbulho possessrio organizado e articulado, e, em face de uma deciso reintegratria, no olvidaria esforos para criar os maiores embaraos possveis, inclusive com a alocao de pessoas para fazerem frente retomada. Note-se que um dos intitulados lderes do movimento, Giovani Braun, assentado desde 2001 (s. 216/217) em assentamento em Querncia do Norte, no entanto engrossou a leira que tomou a posse do imvel em questo. Por certo, o nmero de famlias a serem desalojadas com a reintegrao de posse aumentaria subitamente com a deciso judicial favorvel, contrria aos interesses do movimento. A possibilidade de conito com conseqncias desastrosas seria iminente. 140 De modo diverso, a imediata retira[da] dos assentados acarretaria efeitos sociais indesejveis e contrrios aos objetivos declarados pela Carta Republicana de 1988 (. 1376).

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teniendo en cuenta la posibilidad de conicto con peligro para la integridad fsica de las personas involucradas141 (traduccin propia).

El conicto no termin con el juicio en anlisis ya que despus de ocho aos de iniciada la ocupacin las familias campesinas no han logrado todava la expropiacin a travs del procedimiento clsico relacionado con el no cumplimiento de la funcin social de un latifundio. Por esta razn, en junio de 2012, con el apoyo del mst y de la organizacin Tierra de Derechos, las familias campesinas interpusieron una accin de expropiacin judicial sobre la base del art. 1228 prrafo 4. del Cdigo Civil que prev que un propietario de un bien inmueble lo pueda perder a favor de terceros y contra el pago de una indemnizacin en presencia de algunas condiciones socialmente relevantes. Entre ellas resaltan la gran extensin del rea, que sta haya sido ocupada de buena fe por un gran nmero de personas por ms de cinco aos y que hayan realizado sobre las mismas obras o trabajos de tipo social142. Relevancia del caso En esta decisin judicial, en la que entre otros factores juegan de manera explcita elementos histricos (violento conicto de largo alcance) y polticos, se hacen prevalecer los derechos (a los cuales la jueza se reere como valores) de los campesinos organizados que ocuparon tierras sobre la propiedad privada, todo ello con el objetivo de no poner en peligro la paz social. An cuando, como hemos mencionado anteriormente, la Constitucin prev la expropiacin por inters social como un mecanismo de garanta de
141 Nessa toada, vejo que as excelentes razes lanadas na deciso de s. 432/439 no que atine limitao dos direitos individuais (propriedade) em face de relevantes valores sociais (moradia, segurana) continuam a prevalecer, ainda mais diante da possibilidade de conito com comprometimento da integridade fsica das pessoas envolvidas. 142 Para mayor informacin en relacin con este instituto jurdico y sobre el caso se puede revisar: Terra de Dereitos, A desapropriao judicial e direitos humanos O caso do Pr-assentamento Elias Gonalves de Meura Paran, http://terradedireitos.org.br/wp-content/uploads/2012/08/ Artigo_Elias-Gon%C3%A7alves-Meura.pdf y Terra de Dereitos, Ficha Tcnica do Pr-assentamento Elias Gonalves de MeuraFazenda Santa Filomena, http://terradedireitos.org.br/biblioteca/acampamento-eliasde-meura-fazenda-santa-lomena/

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la funcin social de la propiedad y tambin del establecimiento del ordenamiento agrario, son muy frecuentes los casos en los que la reforma agraria se encuentra fuertemente obstaculizada. El poder judicial, salvo algunas excepciones, garantiza la defensa del latifundio, impidiendo las expropiaciones y condenando a los lderes de los movimientos sociales143. En este marco, el presente caso resulta peculiar. Ms que enfocarse en la productividad de la nca, que haba sido establecida a travs de la decisin favorable relativa al expediente de apelacin, la jueza decide no revertir la ocupacin considerando que habra sido necesario llevar a cabo el desalojo de los campesinos y campesinas. Hace por lo tanto prevalecer la seguridad de tenencia por encima del uso econmico/productivo de la tierra. Para llegar a esta decisin, toma tambin en consideracin la capacidad de los ocupantes de mantener una propiedad fuera de peligro, reconociendo con ello, si bien no un buen hacer, si al menos un actuar en el inters de lo comn144. Sentencia http://www.an.org/leadmin/media/publications/Brasil3.pdf

143 Para ms informacin sobre la cantidad de expropiaciones que se han llevado a cabo en los ltimos aos se puede revisar: Balduino, Toms, Brasil: hroes y vctimas de la antireforma agraria, 12 de abril de 2007, alai, disponible en: http://www.piensachile.com/secciones/ opinion/2383-brasil-hacroes-y-victimas-de-la-antireforma-agraria. Se pueden consultar adems los informes anuales de la Comisin Pastoral de la Tierra en: http://www.cptnacional.org.br/ 144 El caso es un buen ejemplo de la dicultad de que la reforma agraria se haga realidad, pero tambin de la capacidad de resistencia y autonoma del movimiento social que durante aos ha logrado, sin el apoyo del Estado, tener acceso a vivienda, agua y electricidad. Adems, la tierra est siendo trabajada para satisfacer las necesidades alimentarias de las personas que la habitan. Tambin se ha avanzado de manera signicativa en el acceso a la educacin, ya que desde el 2004 las familias han empezado un trabajo para lograr que la antigua hacienda contara con una escuela formal en la que actualmente se dan cursos del 1. al 9. ao, adems de otros para jvenes y adultos.

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ii.3.5  Derecho a poseer tierras colectiva o individualmente para su vivienda y para sus cultivos (art. iv, 1 ddc), prohibicin de los latifundios, funcin social de la tierra, acceso equitativo a las tierras (art. iv, 11 ddc)
Brasil. Tribunal de Alada (Tribunal de 2. Instancia), recurso contra la decisin del Juez de Primera Instancia que deneg la accin reivindicatoria de la propiedad. Demandante: Jos Roberto Nogueira Dias. Demandados: Ana Rita da Silva y otros, 18 de noviembre de 2004. Palabras clave Funcin social de la propiedad. Hechos El 7 de junio de 2004 un grupo de personas vinculadas al Movimiento de los Trabajadores Sin Tierra (mst) ocup la hacienda So Jos do Rio do Peixe, en la comarca de Belo Horizonte, estado de Minas Gerais. El demandante solicit medidas cautelares, consistentes en el desalojo de los ocupantes, que fueron rechazadas. La decisin a travs de la cual se negaron las medidas cautelares objeto del presente anlisis fue entonces impugnada por el demandante. ste, pese a que obtuvo el reconocimiento de la titularidad de la propiedad, vio rechazadas sus pretensiones posesorias. El demandante present recurso contra la decisin decretada en la instancia de Conictos Agrarios, donde haba solicitado la expulsin de los miembros del mst que haban ocupado sus tierras. Dicha solicitud fue denegada. El demandante adujo entonces la vulneracin de los derechos de propiedad previstos en los artculos 1,210 del Cdigo Civil y 927 del Cdigo de Procedimiento Civil145, sosteniendo que deben prevalecer frente a la funcin social de la propiedad. ste es el diferendo esencial, puesto que en la
145 Art. 1.210 del Cdigo Civil O possuidor tem direito a ser mantido na posse em caso de turbao, restitudo no de esbulho, e segurado de violncia iminente, se tiver justo receio de ser molestado. Art. 927 del cpc Incumbe ao autor provar: I - a sua posse; Il - a turbao ou o esbulho praticado pelo ru; III - a data da turbao ou do esbulho; IV - a continuao da posse, embora turbada, na ao de manuteno; a perda da posse, na ao de reintegrao.

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decisin anterior se le cuestion por no demostrar la funcin social de la propiedad. Empezamos analizando uno de los votos contrarios a la posicin del demandante por parte del primer vocal146. En l se recurre a citas doctrinarias y a la normativa constitucional relativa a la funcin social: Desde Santo Toms de Aquino se prescribe la funcin social de la propiedad y la Constitucin de la Repblica, en el art. 5, inciso xxiii, contempla esta funcin, de forma que se debe aadir en el artculo 927147 del cpc, siendo ste un requisito a los nes de la proteccin posesoria148 (traduccin propia). Esta cita demuestra una clara inclusin en materia procedimental del principio de la funcin social de la propiedad, invirtiendo de hecho la carga de la prueba acerca del cumplimiento de ese requisito, lo que tradicionalmente no suceda. Por otro lado, se establece que es el propietario quien debe asumir este principio como una autntica responsabilidad. Deconstruyendo el concepto de propiedad, y ajustndolo a la concepcin amplia de la funcin social, el primer vocal adujo: Es verdad que la Constitucin alberga el derecho de propiedad, pero se no se admite como un derecho egosta: el tener por tener. Aqu es indispensable que se tenga para generar riquezas149 (traduccin
146 En el caso brasileo, cuando se trata de recursos contra decisiones de otras instancias (agravo de instrumento), son cuatro los jueces o juezas que dictaminan, actuando uno como vocal y dos como relatores, adems de un cuarto juez o jueza que ejercer como presidente relator. 147 Art. 927- Incumbe ao autor provar: I- a sua posse; II-turbao ou o esbulho praticado pelo ru; III- a data da turbao ou do esbulho; IVa continuao da posse, embora turbada, na ao de manuteno; a perda da posse, na ao de reintegrao. obs.dji.grau. 3: Art. 1.196, Posse e Sua Classicao - Posse - Direito das Coisas - Cdigo Civil - cc L-010.406-2002; obs.dji.grau. 4: Aes de Manuteno e Reintegrao de Posse; Esbulho; Turbao; obs.dji.grau. 5: Comodato Prova; Comodato - Reintegrao de posse; Competncia - Possessria;Possessria Princpio da Fungibilidade; Servido de Trnsito no Titulada - Direito Proteo Possessria - Smula n. 415 stf. 148 Desde So Toms de Aquino que se prescreve a funo social da propriedade e a Constituio da Repblica, no artigo 5.o, inciso xxiiii alberga esta funo, de forma que deve ser inserido no artigo 927 do cpc mais um requisito para o deferimento da tutela possessria. 149 verdade que a Constituio alberga o direito de propriedade, mas no se admite mais um direito egostico. O ter pelo ter. Aqui indispensvel que se tenha para gerar riquezas.

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propia). El vocal present su argumentacin bajo una ptica de conicto entre derechos, que resolver mediante una concepcin de la propiedad privada responsable. Si sta no cumple con la funcin social que le es propia, no se puede reconocer al titular del dominio la proteccin posesoria (traduccin propia)150. Adems, hizo referencia a las condiciones inherentes para el ejercicio de los derechos de propiedad recogidos en el artculo 927 del Cdigo de Procedimiento Civil brasileo que condicionan el ejercicio y disfrute de dichos derechos al uso social de la propiedad. La jueza relatora, por su lado, arguy en el sentido de la precaria argumentacin del demandante por su aportacin probatoria mnima. Tambin constat un trato injusticado a favor de los nqueros por parte de las instancias anteriores, en las que se mencion el descuido de la hacienda151. Finalmente, hizo referencia al incumplimiento de las condiciones que impone la Constitucin para que la propiedad cumpla con su funcin social: tratndose de inmueble rural de elevada dimensin, no atiende su funcin social () pues no satisfaca los elementos econmicos, ambientales y sociales previstos en el artculo 186 de la Constitucin Federal de 1988152 (traduccin propia).
150 Consoante disposto no art. 5.o, xxiii, da Constituio Federal, a propriedade atender a sua funo social. Esse dispositivo constitucional erige a funo social da propriedade a princpio condicionador de todas as relaes jurdicas inerentes posse e propriedade. A partir do advento da Constituio de 1988, se a propriedade no cumpre a funo social que lhe prpria, no se pode reconhecer ao titular do domnio a proteo possessria decorrente do simples direito de usar, gozar e fruir da coisa. Como salienta Fbio Konder Comparato, No conito possessrio entre o proprietrio anti-social e o no-proprietrio que deseja lavrar a terra, ou no tem moradia, a Constituio manda fazer prevalecer o direito deste ltimo (Nas mos dos juzes, Folha de So Paulo, 20.04.97, p. 1.3). 151 Ora, o agravante apenas alega em sua pea recursal que estaria elaborando um projeto agropecurio denominado 400, mas no comprovou a realizao efetiva de atos preparatrios de referido projeto, como por exemplo pesquisa de preos do negcio, formas de implementao do projeto, etc. Ressalto tambm que, no auto de visita e constatao realizado pelo douto Juiz da Vara de Conitos Agrrios de Minas Gerais (f. 51-53, TA), restou demonstrado haver pastagem que no se encontra bem cuidada, sem sinais de utilizao recente. 152 Veja-se, pois, que a propriedade em tela, tratando-se de imvel rural de elevada dimenso, no atende sua funo social, como bem entendeu o

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La relatora hizo referencia tambin a las manifestaciones del incra, rgano gubernamental encargado de la reforma agraria, reportadas en la misma sentencia a la hora de determinar que una propiedad es pasible de expropiacin y compra conforme a la legalidad vigente. Con base en esos argumentos se neg el recurso del demandante. El segundo vocal expres simplemente su conformidad con la negacin del recurso y la presidente no emiti opinin, toda vez que ya qued decidida la cuestin. Relevancia del caso Varios autores han subrayado que es muy frecuente que, frente a conictos agrarios como el aqu analizado, prevalezca en las y los jueces una lgica civilista, individualista y patrimonialista incapaz de entender las peculiaridades de un conicto que involucra a un colectivo de campesinos y campesinas con demandas sociales que se reejan en acciones destinadas a satisfacer su derecho a la tierra por medio de propiedades rurales inutilizadas. En el caso en anlisis, sin embargo, el Tribunal abandona esta lgica dominante y no reduce su papel a una aplicacin mecnica del derecho segn la cual la propiedad sera un derecho absoluto, aun cuando varias voces sostengan que, de la letra constitucional, no se puede llegar a tal conclusin. Si bien es cierto que la Constitucin brasilea es garante del derecho de propiedad (art. 5, xxii) () al mismo tiempo impone a la propiedad el respeto de la funcin social (art. 5, xxiii), lo que signica que la propiedad que est constitucionalmente protegida es solamente aquella que cumple con este principio. De lo contrario puede ser expropiada (art. 184 de la Constitucin). Por lo tanto, si est prevista una sancin eso signica que, en realidad, no hay proteccin constitucional para la propiedad que no se adeca a este requisito, y mucho menos habra proteccin posesoria en esos casos.
douto Juiz a quo, pois no satisfaz seus elementos econmico, ambiental e social, previstos no art. 186 da Constituio Federal de 1988, in verbis: Art. 186. A funo social cumprida quando a propriedade rural atende, simultaneamente, segundo critrios e graus de exigncias estabelecidos em lei, aos seguintes requisitos: I - aproveitamento racional e adequado; II - utilizao adequada dos recursos naturais disponveis e preservao do meio ambiente; III - observncia das disposies que regulam a relao de trabalho; IV - explorao que favorea o bem-estar dos proprietrios e dos trabalhadores.

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En este sentido, arma Luis Edson Facchin: El incumplimiento de la funcin social no permite darle a la propiedad otras garantas que la Constitucin no le concede. De modo que es incongruente con la Carta Magna otorgar proteccin posesoria al titular de dominio cuya propiedad no cumple con la norma constitucional. De igual manera, la medida liminar (interdicto posesorio) que vincula la recuperacin de la posesin del inmueble a esa condicin puede estar conforme a la dogmtica del Cdigo Civil, pero choca frontalmente con la Constitucin. El mismo entendimiento tiene el jurista Fbio Konder Comparato, para quien: Aquel que no cumple con la funcin social de la propiedad, pierde las garantas judiciales y extrajudiciales de la proteccin de la posesin, inherentes a la propiedad, como el esfuerzo privado inmediato (art. 1,210, prrafo 1. del Cdigo Civil) y las acciones posesorias. Por su parte, el actual magistrado del Supremo Tribunal Federal, Eros Roberto Grau, cuando an era profesor de la Facultad de Derecho de la Universidad de So Paulo, emiti un dictamen, en abril de 1999, en el cual trata el tema de la siguiente manera:
El perl del derecho de propiedad, en Brasil, tras 1998, est absorbido por la Constitucin, siendo cierto que slo y nicamente la propiedad rural que cumpla su funcin social es objeto de proteccin jurdica, aunque el art. 184 institucionalice la expropiacin bajo indemnizacin. De esta manera es decir, no mereciendo proteccin jurdica, salvo la correspondiente indemnizacin en el caso de la expropiacin, la propiedad rural que no cumpla con la funcin social no goza de proteccin posesoria asegurada por el Cdigo Civil153.

Esas interpretaciones permiten llegar a la conclusin de que la norma constitucional alcanza y le da nuevo sentido a la nocin civilista de propiedad, despojando el correlato derecho de su estatura de derecho absoluto. Admitir lo contrario sera rechazar la supremaca jerrquica de la Constitucin154.
153 Reis Porto, Luciano, El poder judicial y los conictos agrarios en Brasil, Revista de Derechos Humanos y Estudios Sociales, ao I, nm. 1, enero-junio, 2009, p. 88. 154 Ibdem, p. 89.

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Es interesante adems subrayar que las sentencias que analizan el fondo en los interdictos posesorios, como la que aqu nos ocupa, son muy pocas en Brasil. Lo ms comn es que el propietario logre obtener con carcter provisional la decisin ejecutiva que le permite desalojar a los ocupantes. Cuando esto sucede se abandona la causa, que por lo tanto termina sin que se llegue al fallo nal. Adems, es muy frecuente que el juez no reexione sobre la funcin social de la propiedad y si ese requisito se cumple o no. Ms bien se parte del presupuesto de que aquel que tiene la propiedad ejerce tambin la posesin155. En este caso estamos, por ende, frente a una de las pocas decisiones en las que el anlisis de derecho de propiedad se hace a la luz de los deberes que la misma genera, y de las consecuencias que tiene el eludirlos. Informacin adicional http://www.an.org/leadmin/media/publications/Brasil4a.pdf

Brasil. Tribunal de Primera Instancia de lo Civil, estado de Rio Grande do Sul. Accin de reintegracin de la posesin N. 02100885509, Passo Fundo. Accin iniciada por Plinio Formighi Eri solicitando la reintegracin de tres hectreas tomadas por miembros del Movimiento de los Trabajadores Sin Tierra (mst), 17 de octubre de 2001.
Palabras clave Funcin social de la propiedad, dignidad humana. Hechos Tras nalizar una manifestacin en el municipio de Ponto, en la cual se reclamaba al Estado polticas activas de redistribucin de tierras, 600 miembros del mst ocuparon 30 mil m2 de una hacienda de 11 563 529 m2 propiedad de Plinio Formighi, quien interpuso una accin de reintegracin de la posesin que sera rechazada por el juez. La sentencia identica un conicto:
Desde luego es necesario reconocer la total inecacia de los mecanismos jurdico-procesuales tradicionales para la solucin ade155 Ibdem, pp. 81-82.

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cuada y razonable de los conictos colectivos. Efectivamente, su individualizacin y su atomizacin no permiten que sean resueltos, quedando muy lejos de dicho objetivo, porque normalmente reejan demandas sociales derivadas de problemas estructurales y suprainvidivuales. En otras palabras: polticos156 (traduccin propia).

El conicto se explica en trminos de la colisin entre derechos, donde los derechos patrimoniales se confrontan con el derecho a una vida digna. El juez plantea que en dicha colisin los derechos patrimoniales podrn ejercerse siempre y cuando la propiedad cumpla con los requisitos para ser considerada socialmente responsable: aunque los propietarios aportaron comprobantes de haber adquirido hace ya tiempo el rea en cuestin y haber armado su productividad, dejaron de demostrar la adecuacin legal al derecho de propiedad mediante el cumplimiento de su funcin social157 (traduccin propia). El Estatuto de la Tierra (normativa agraria brasilea), en su artculo 49158 determina la obligacin de presentar una declaracin
156 Para tanto, desde logo necessrio reconhecer a total ineccia dos mecanismos jurdico-processuais tradicionais para a soluo adequada e razovel de conitos coletivos. Efetivamente, sua individualizao e atomizao no permite sejam eles efetivamente resolvidos, mas apenas afastados, at porque normalmente reetem demandas sociais decorrentes de problemas estruturais e supra-individuais. Em outras palavras: polticos. 157 A pesar de terem os autores juntado comprovante de terem adquirido a rea em questo j h longo tempo e armarem sua produtividade, deixaram de demonstrar a adequao legal do exerccio do direito de propriedade, atravs do atendimento da sua funo social. 158 Normativa publicada en 1964. Art. 49 As normas gerais para a xao do imposto territorial obedecero a critrios de progressividade e regressividade, levando-se em conta os seguintes fatores: I - os valores da terra e das benfeitorias do imvel; II - a rea e dimenses do imvel e das glebas de diferentes usos; III - a situao do imvel em relao aos elementos do inciso II do artigo 46; IV - as condies tcnicas e econmicas de explorao agropecuria-industrial; V - a natureza da posse e as condies de contratos de arrendatrios, parceiros e assalariados; VI - a classicao das terras e suas rmas de uso e rentabilidade; VII - a rea total agricultvel do conjunto de imveis rurais de um mesmo proprietrio no pas. 1 Os fatores mencionados neste artigo, exceo feita dos indicados no inciso III, sero declarados

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de propiedad en la que se da prueba del grado de utilizacin de la tierra y de la eciencia de la explotacin agraria, datos que orientan al operador jurdico a la hora de tomar una decisin acerca del cumplimiento o no de la funcin social de la propiedad. A la hora de emitir la decisin, el juez busc la ponderacin de los intereses en juego. Para ello, se situ la toma de tierras en el contexto sociopoltico general, ya que los miembros del mst pretenden: Obligar al Estado brasileo a cumplir, con urgencia, las tareas que le fueran impuestas constitucionalmente y que han sido histricamente postergadas159 (traduccin propia). La defensa de la dignidad humana es dibujada argumentativamente desde una sinttica exposicin que ana dogma y doctrina:
No tengo duda de que, existiendo la necesidad de sacricar uno de esos derechos, deber serlo el patrimonial, considerando que la Constitucin de la Repblica (art. 1., ii y iii, y art. 3.) reconoci aqu lo que la doctrina y la jurisprudencia alemana llaman garanta estatal del mnimo existencial o garanta positiva del recurso mnimo para una existencia digna. Ya que, cul es la manera de garantizar ese mnimo obviando la necesidad de preservar los bienes fundamentales (trabajo, vivienda, educacin, salud) que corresponden a la calidad humana, sin los cuales ni siquiera se podra hablar de persona tal y como arma Ricardo Luis Lorenzetti160? (traduccin propia)161.
pelo proprietrio ou obtidos em levantamento cadastral. 2 Todos os proprietrios rurais cam obrigados, para os ns previstos nesta Lei, a fazer declarao de propriedade, nos prazos e segundo normas xadas na regulamentao desta Lei. 3 As declaraes dos proprietrios, para fornecimento de dados destinados inscrio cadastral, so feitas sob sua inteira responsabilidade e, no caso de dolo ou m-f, os obrigaro ao pagamento em dobro dos tributos realmente devidos, alm das multas decorrentes das despesas com as vericaes necessrias. 159 Que buscam obrigar o Estado brasileiro a cumprir com urgncia as tarefas que lhe foram impostas constitucionalmente e que tem sido historicamente postergadas. 160 Lorenzetti, Ricardo Luis. Fundamentos do Direito Privado. rt, sp, p. 328 (traduo Vera Maria Jacob de Fradera). 161 No tenho dvida de que, havendo necessidade de um desses direitos ser sacricado, deve ele ser o patrimonial, considerando que a Constituio da Repblica (art. 1, ii e iii, e art. 3.) reconheceu aquilo que a doutrina e a jurisprudncia alems chamam de garantia estatal do mnimo

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El juez pondera la situacin de precariedad y dependencia de los trabajadores sin tierra, junto con la ausencia de prueba que permita calicar la propiedad como socialmente responsable para considerar desproporcionada una orden de desalojo, mxime cuando, siendo la nca de 11 563 529 m2 e involucrando la toma slo 30 mil m2, esta situacin no supondra un peligro ni para los bienes, los trabajadores de la hacienda, ni tampoco para la produccin en general. El juez consider las razones de los campesinos sin tierra como legtimas e inspiradas en el principio de la ciudadana, siendo dichas razones dirigidas contra las insuciencias en el actuar del Estado. Cualquier decisin que despojase del mnimo existencial a las y los campesinos sera un atentado a su dignidad como personas, hecho que de ningn modo podra permitirse, siendo por lo tanto llamadas las partes a vincularse mediante el principio de la solidaridad social albergado en la Constitucin de la Repblica (art. 3., i)162. Relevancia del caso Las discusiones en torno a la funcin social de la propiedad no suelen adentrarse de manera explcita y detallada en el tema de la dignidad de la persona. Vemos en esta sentencia una sucinta argumentacin, que consigue vincular un principio fundante de todos los derechos, como es la dignidad, al ejercicio colectivo de los derechos humanos, situando una accin como la toma de tierras en un contexto sociopoltico donde la protesta, lejos de ser un acto contra el orden, es un ejercicio de ciudadana y civismo. Lo anterior se da en el marco de la constatacin muy signicativa considerando su excepcionalidad con la cual el juez empieza a desarrollar su decisin: la dicultad que tiene el derecho para entender y resolver de manera adecuada problemas estructurales con impactos colectivos que, entre otras cosas, se reejan en las ocupaciones.

existencial ou garantia positiva dos recurso mnimos para uma existncia digna. E como garantir esse mnimo sem atentar para a necessidade de preservar os bens fundamentais (trabalho, moradia, educao, sade) que correspondam qualidade humana, sem os quais sequer se poderia falar de pessoa, consoante armado por Ricardo Luis Lorenzetti?. 162 Como decorrncia do princpio de solidariedade social albergado pela Constituio da Repblica (art. 3., i).

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Sentencia http://www.an.org/leadmin/media/publications/Brasil4.pdf Brasil. Tribunal de Segunda Instancia del Estado de Rio Grande do Sul. Agravo de instrumento N. 598.360.402, So Luiz Gonzaga/RS. Recurso iniciado por Jos Cenci y otros contra la decisin en accin de reintegracin de la posesin que tiene como parte actora Merlin sa Indstria e Comrcio de leos Vegetais, 6 de octubre de 1998. Palabras clave Ocupacin de tierras, propiedad privada versus funcin social de la tierra, reforma agraria. Hechos A travs de su apoderado legal, Merlin Industria e Comercio de leos Vegetais sa, empresa concesionaria de la hacienda Primavera, emprendi una accin de recuperacin de la posesin de la hacienda situada en la comarca de So Luiz Gonzaga, debido a que la misma haba sido ocupada el 4 de septiembre de 1998 por 600 familias campesinas vinculadas al mst. En primera instancia se concedi, con carcter cautelar, la medida postulada por la empresa. Esta decisin fue recurrida por las familias campesinas por medio de la interposicin de un agravo de instrumento (recurso oponible a decisiones interlocutorias). El juez encargado de examinar el recurso en su primer momento procesal decidi suspender la orden de expulsin de los ocupantes de las tierras hasta que quedara resuelta de manera denitiva la cuestin posesoria. Comenzaremos el anlisis de las decisiones judiciales que fueron tomadas en el expediente del recurso interpuesto por las familias campesinas partiendo del primer despacho o acuerdo procesal que determin la suspensin de los desalojos, para proseguir con el segundo momento en el que se concede el recurso interpuesto por las y los campesinos contra la accin de reintegracin posesoria de los propietarios. El juez arma que el derecho no es slo la ley. Despus, profundiza sobre el signicado jurdico de la propiedad y su proteccin, estableciendo que el derecho de propiedad privada est condicionado al cumplimiento de los preceptos que denen el uso social de la misma (Constitucin Federal, artculo 5., inciso xxii). En seguida,
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el juez reconoce el derecho al debido proceso con todas sus garantas. Al interpretar los requisitos de peticin del mismo, menciona el inciso nmero iii del artculo 282 del Cdigo Civil Procesal brasileo que hace expresa referencia a los fundamentos de derecho que tienen como condicin ineludible el respeto a la funcin social de la propiedad. Segn el juez, la paz social, horizonte de las decisiones jurdicas, ha sido utilizada como argumento para avalar las acciones de desalojo lanzadas desde el Ejecutivo a la hora de expulsar a familias pobres y miserables de las tierras que ocuparon, convirtiendo de esta manera la justicia en un dispositivo contra los movimientos sociales. La decisin insiste en la necesidad de tomar conciencia de la compleja situacin poltica. Segn menciona el mismo juez, la paz no vendr de la mano del desalojo o de acciones destinadas a hacer prevalecer el derecho a la propiedad privada, sino de la mano de una verdadera reforma agraria. La decisin subraya la necesidad de hacer prevalecer el uso social de la propiedad frente a la concepcin absoluta de ese derecho. No todos los jueces que participaron en la elaboracin de la decisin apoyaron esta posicin, aun cuando nalmente result mayoritaria; tanto es as que la seora Presidenta del Tribunal y relatora del segundo momento procesal (o decisin de fondo) rechaz el recurso interpuesto por las familias campesinas, posicin que nalmente qued en minora. El juez redactor hace referencia a los derechos fundamentales recogidos en los instrumentos internacionales de derechos humanos, interpretados en sus dimensiones sociales modernas y no slo liberales clsicas, como mnimo social:
Los derechos fundamentales y los bienes fundamentales como mnimo social: los derechos fundamentales de los hombres (inclusive de los brasileos), segn la Declaracin Universal de los Derechos del Hombre, cuyo cincuentenario estamos festejando en 1998: a diferencia de la Declaracin de 1789 (que proclamaba los principios de libertad, de igualdad, de propiedad y de legalidad), estn impregnados de connotaciones ms modernas, tales como: igualdad, dignidad, no discriminacin; derecho a la vida, a la libertad... Desde el artculo 22 hasta el artculo 28, la Declaracin Universal consubstancia los derechos sociales del hombre as: el derecho a la seguridad social (que a la humanidad le cost siglos conquistar, y que algunos proyectos
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de reforma constitucional propuestos por el gobierno pretenden simplemente eliminar) as como la satisfaccin de los derechos econmicos, sociales y culturales, indispensables para la dignidad humana, adems del libre desenvolvimiento de la personalidad; el derecho al trabajo, a condiciones laborales satisfactorias, a la proteccin contra el desempleo, al salario digno, a la libertad sindical163 (traduccin propia).

Dicho mnimo social alberga en su seno dimensiones colectivas de dignidad que entroncan con el artculo iii de la Declaracin Campesina: derecho a la vida y a un nivel de vida digno. Es as como el juez se reere a las condiciones de vida de las y los campesinos del mst ocupantes de las tierras, concibiendo tales ocupaciones como un derecho de estas familias campesinas que ha sido vulnerado164. El mismo redactor prosigue defendiendo el derecho al trabajo de las y los campesinos por medio del acceso a las tierras, mencionando que cualquier reforma agraria debe tener a la persona como su n y que, en ausencia de sta y frente a la desposesin de tierras, los campesinos se vern obligados a tomarlas para ejercer sus derechos165.
163 Direitos fundamentais ou bens fundamentais como mnimo social: Os direitos fundamentais dos homens (inclusive os brasileiros), segundo a Declarao Universal dos Direitos do Homem, cujo cinqentenrio estamos comemorando em 1998: Diferentemente da Declarao de 1789, (que proclamava os princpios da liberdade, da igualdade, da propriedade e da legalidade), esto impregnados de conotaes mais modernas, tais como: igualdade, dignidade, no discriminao; direito vida, liberdade... Do artigo 22 at o artigo 28, a Declarao Universal, consubstancia os direitos sociais do homem, assim: direito segurana social (que a humanidade levou sculos para conquistar e que alguns dos projetos de reforma da Constituio, propostos pelo Governo, querem simplesmente eliminar)e satisfao dos direitos econmicos, sociais e culturais indispensveis dignidade humana e ao livre desenvolvimento de sua personalidade; direito ao trabalho, escolha do trabalho, condio satisfatria de trabalho, e proteo contra o desemprego, o salrio condigno, liberdade sindical. 164 Pode ser considerada socialmente digna a vida destas famlias, acampadas, sem as mnimas condies de higiene, sade, segurana? Viver margem de estradas e em barracas e sendo expulsos ou despejados de um lugar para outro pode ser considerado socialmente digno?. 165 E o direito ao trabalho? Os colonos sem terra so agricultores. Sua prosso esta, mas para exerc-la necessitam de terras para plantar.

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El redactor contina en una lnea de necesaria interpretacin y adecuacin jurdica, que asociamos al derecho al acceso a la justicia. El juez literalmente habla de la necesidad de hallar una vlvula de salida, de no permanecer presos de las amarras de la legislacin, especialmente de la procesual, porque cuando afrontamos un diferendo entre ley general y ley especial, siendo la primera ostentadora de principios universales, se invierte la regla hermenutica por la cual ley especial deroga ley general166. Ms adelante, el mismo juez, citando al terico Carlos Wolkmer, se reere a la funcin de la judicatura en los siguientes trminos: Como una verdadera fuerza de expresin social que se dene por el ejercicio de una funcin autnoma e irreductible en relacin a otras esferas de competencia estatal (traduccin propia). El redactor es contundente tambin en la exposicin argumentativa sobre la funcin social de la propiedad o su no cumplimiento dimensin activa y pasiva de la funcin social de la propiedad. En el caso que se nos presenta, la propiedad se caracteriza por una reconocida productividad (cumpliendo parte de la dimensin activa de la funcin social de la propiedad), pero tambin por el incumplimiento de obligaciones scales por parte de los concesionados de la hacienda que demandan la expulsin de las familias campesinas (dimensin pasiva). El propio juez hizo referencia tanto a los impagos como a la no generacin de empleos167, para concluir que la
Como no possuem terras e no lhes so propiciados meios para adquirilas, vem-se na triste contingncia de invadir reas improdutivas ou que, mesmo que produtivas, estejam includas entre aquelas que o Poder Pblico poderia adquirir (como o caso da Fazenda Primavera). 166 Diante desta singularidade, penso no ser possvel mantermo-nos presos s amarras da legislao, especialmente da processual que apenas veculo para se chegar melhor deciso. Por melhor deciso, devese entender, bvio, a mais justa. Para se chegar ao justo, nem sempre podemos nos socorrer da legislao especca porque, quando estamos diante de princpios (ainda mais quando universais) de direito, se inverte aquela regra de hermenutica, segundo a qual a lei especial derroga a geral. Ora, se inquestionvel do ponto de vista hermenutico, que lei especial no derroga lei principiolgica, princpios fundamentais de direito, reconhecidos universalmente por bvio, se sobrepem a qualquer norma especial de direito interno. 167 A funo social direta da empresa produtiva o recolhimento de impostos, taxas pblicas, encargos sociais, e a gerao de empregos.

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propiedad no cumple con su funcin social. Con ello legitim y dio reconocimiento al recurso interpuesto por las familias campesinas contra el requerimiento de expulsin, inclusive en el caso de haciendas productivas pero, como describe el magistrado, antisociales en algunas de sus funciones. El juez hace tambin referencia al necesario cumplimiento de la mencionada funcin social de la judicatura en cuanto poder de Estado, y las dicultades que los operadores jurdicos encuentran a la hora de implementar dicha funcin cuando no se muestran serviles con su excelencia el mercado168. Relevancia del caso La sentencia resulta interesante considerado que refuerza, con mucha claridad, los motivos ya analizados en casos anteriores relativos a la funcin social. La solucin de este conicto se desarrolla haciendo prevalecer los preceptos constitucionales por encima de lo que establece el derecho civil, por lo que la proteccin posesoria de la propiedad queda vinculada a la obligacin de cumplir con la funcin social. Esta decisin contribuye a la construccin de una nueva actitud hermenutica ubicada en el mbito de validez de la Constitucin, y no simplemente como formas ilegales de perturbacin y despojo, o como violacin del derecho de propiedad169. Este
Aqueles porque aplicados, pelo menos em tese, na garantia dos direitos mnimos da populao, na sade, na educao, no transporte, alimentao e moradia, este porque, como disse o poeta, sem o seu trabalho o homem no tem honra. E ao que parece, j que pendente execuo movida pela Unio contra os proprietrios do imvel, esta propriedade no vem atendendo a sua funo social, considerada em sua plenitude. 168 No obstante, quando o Juiz, interpretando qualquer norma de direito, se distancia um pouco deste rumo previamente traado, e ousa interpretar a norma de modo menos xado, dando-lhe uma viso mais socializada, mais voltada para o Homem, e menos servil a Sua Excelncia O Mercado, de pronto a mdia, serva maior dos grandes interesses econmicos, at porque tambm visa ao lucro, trata de tachar o fato de violao legal, como se estivesse o magistrado procurando subverter a prpria ordem, e no apenas exercendo sua precpua funo social, j que poder de Estado. 169 Reis Porto, Luciano, El poder judicial y los conictos agrarios en Brasil, Revista de Derechos Humanos y Estudios Sociales, ao I, nm. 1, enero-junio, 2009, p. 99.

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caso demuestra que es posible una nueva actitud jurdico-judicial de cara a los conictos agrarios en Brasil170 y eventualmente en la regin. En este marco, el juez preocupado por entender la demanda social que est atrs de las ocupaciones reexiona adems sobre el rol de la judicatura y del derecho, que frecuentemente se presta a la criminalizacin de los movimientos y se supedita al mercado. Sentencia http://www.an.org/leadmin/media/publications/Brasil5.pdf

ii.3.6  Derecho al agua potable (art. iv, 4 ddc) en relacin con el derecho a una vida saludable sin contaminacin por agroqumicos (art. iii, 5 ddc) y el derecho a un medio ambiente limpio y saludable (art. xi, 1 ddc)
Costa Rica. Exp: 07-013151-0007-CO, Res. N. 2009009040, Sala Constitucional de la Corte Suprema de Justicia. San Jos, 29 de mayo de 2009. Palabras clave Monocultivos, herbicidas, derechos a la vida, a la salud, al agua, a un ambiente sano, principio precautorio. Hechos El primero de octubre de 2007, 72 personas interpusieron un amparo a su favor y a favor de las comunidades campesinas de El Cairo, La Francia y Luisiana, en el cantn de Siquirres, en contra de Hacienda Ojo de Agua sa, la Municipalidad de Siquirres, el Instituto Costarricense de Acueductos y Alcantarillados (AyA), el Ministerio de Salud, el Ministerio del Ambiente y Energa, la Secretara Tcnica Nacional Ambiental (Setena) y el Ministerio de Agricultura y Ganadera por negligencia en el cumplimiento de la ley. Tambin fueron partes no recurridas en el proceso la Defensora de los Habitantes de la Repblica, la Caja Costarricense de Seguro Social (ccss), el Servicio
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Nacional de Aguas Subterrneas, Riego y Avenamiento (Senara), el Instituto Regional de Estudios en Sustancias Txicas de la Universidad Nacional, Heredia, Costa Rica (iret-Una) y el Director del Laboratorio Nacional de Aguas del Instituto Costarricense de Acueductos y Alcantarillados. En el amparo se sostiene la violacin de los derechos a la vida, a la salud, a un ambiente sano y ecolgicamente equilibrado, al principio de legalidad y a la legislacin relacionada con la proteccin del ambiente, del agua, de los recursos naturales y de la biodiversidad, por la contaminacin de las aguas de las que las comunidades se abastecen para el consumo humano provocada por los herbicidas bromacil, diuron y triadimefon171 utilizados por la empresa Ojo de Agua en sus plantaciones de pia sobre el manto acufero que da origen a la naciente que nutre el acueducto de El Cairo y Luisiana. Es necesario subrayar que en el amparo los recurrentes arman que la empresa inici operaciones en el ao 2000, con una plantacin de aproximadamente 20 hectreas sembradas de pia, que se ha expandido, presuntamente sin permiso ni estudios de impacto ambiental172, a aproximadamente 300 hectreas. Poco despus, las poblaciones empezaron a sufrir enfermedades tales como prdida de la visin, mareos y vmitos ocasionales, prdida del pelo, diarreas, muertes extraas sin diagnstico claro, tumores, cncer, alta frecuencia de abortos con gran incidencia de malformaciones mutagnicas, aumento de mortalidad perinatal y otros males, como constantes problemas respiratorios. Para fundamentar la informacin sobre las condiciones de la salud del cantn de Siquirres
171 Para sostener lo dicho los recurrentes se reeren a varios estudios ociales del Laboratorio Nacional de Aguas (lan) del Instituto Costarricense de Acueductos y Alcantarillados (AyA) que establecen que en los ltimos aos se ha duplicado y hasta triplicado la concentracin de herbicidas en las aguas. Tambin se reeren a los resultados de las investigaciones de un grupo de cientcos del Instituto Regional de Estudios en Sustancias Txicas (iret). Finalmente, hacen mencin a un estudio de la propia empresa en el que se reconoce el uso de 21 txicos que supuestamente no seran perjudiciales para la salud. 172 El artculo 17 de la Ley Orgnica del Ambiente establece que las empresas que realizan actividades que generan residuos, materiales txicos o peligrosos, adems de movimiento de tierras y construcciones, no pueden iniciar operaciones hasta que se haya realizado la evaluacin de impacto ambiental y que la Secretara Tcnica Nacional Ambiental (Setena) les haya otorgado la viabilidad ambiental.

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se hace referencia a los boletines del Ministerio de Salud y la Caja Costarricense de Seguro Social, en los que resulta claro que en tal lugar existe una alta y anormal incidencia de ciertas enfermedades en relacin con otros cantones. Los recurrentes indican adems que en los estudios del Laboratorio Nacional de Aguas se reconoce que en el descriptor de cncer para los plaguicidas de la Agencia para la Proteccin Ambiental de Estados Unidos (epa por sus siglas en ingls)173 el bromacil tiene una clasicacin C, lo que signica que se ha comprobado su efecto cancergeno en los animales, por lo que, concluyen los recurrentes, es probablemente cancergeno para los humanos. En 2007, el mismo Ministerio de Salud reconoci que el acueducto de El Cairo estaba contaminado y que haba que intervenir de manera clara no slo en Siquirres, sino en todas las zonas del pas donde se desarrollan actividades productivas que puedan tener impactos sobre la salud y el medio ambiente. Aun as, las autoridades no han empezado ningn tipo de accin en contra de la empresa y tampoco han propuesto alternativas para el abastecimiento de agua de las comunidades afectadas. El 10 de octubre de 2007 la Corte dio curso al amparo y solicit los primeros informes a los recurridos. Despus de ello, consider que se haba podido comprobar una serie de hechos como la presencia de agroqumicos en el agua para consumo humano y que los productos qumicos mencionados (bromacil, diuron, triadimefon) pueden tener efecto cancergeno. Sostuvo adems que los ministerios de Salud, Ambiente, Agricultura, as como el Instituto de Acueductos y Alcantarillados, conocan de la contaminacin del agua desde, al menos, el ao 2003, y que sta se haba mantenido prcticamente igual desde esa poca. Despus de ello, la Corte se enfoc en el parmetro que debera emplearse para medir la calidad del agua para consumo humano en el pas. Considerando que el Director del Laboratorio Nacional de Aguas del Instituto de Acueductos y Alcantarillados reconoci en el juicio que en Costa Rica no existe una normativa que se enfoque en establecer la medida permitida para los pesticidas y que, por lo tanto, la institucin tiene como poltica la de acoger la norma ms estricta que en este caso es la Directiva Europea 98/83 EC sobre
173 Para ms informacin sobre el trabajo de esta agencia se puede revisar: http://www.epa.gov/opp00001/health/cancerfs.htm

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la calidad del agua destinada a consumo humano, es decir, la de menor riesgo para la salud; que el Ministerio de la Salud aclar que no recomienda el consumo de agua con residuos de sustancia alguna ajena a su naturaleza qumica y fsica, porque lo contrario violentara lo dispuesto por la Ley General de Salud; y, nalmente, que la Universidad Nacional ha subrayado que los lmites relativos a los plaguicidas de la directiva europea no se basan en la evidencia cientca de los efectos en la salud, sino ms bien en un principio precautorio, segn el cual cualquier presencia de plaguicidas en agua de consumo humano es inaceptable, la Corte determina que es precisamente esta precaucin la que quiere tomar en el caso y arma:
De acuerdo con los hechos probados, los niveles de plaguicidas presentes en el agua de consumo de las comunidades afectadas son superiores a la norma de proteccin europea. Por eso, y existiendo evidencia de que esos productos pueden causar cncer, resulta imposible no conceder el amparo que solicitan los recurrentes. En este sentido, debe observarse que primero est la seguridad de que la poblacin no sufrir ningn dao. Podra incluso replicarse que el parmetro que se est escogiendo es muy alto para un pas como el nuestro, cuyos principales productos de exportacin son agrcolas, es decir, que no podramos aspirar a la norma europea, porque Europa hace mucho tiempo dej de ser una regin de preeminencia agrcola y, en cambio, este pas centroamericano todava no sale de esa etapa. Sin embargo, ese es un viejo argumento que ya en el pasado ha causado problemas sociales y jurdicos, como cuando se pens a mediados del siglo xx que la legislacin de trabajo no poda cubrir a los trabajadores del campo porque eso poda poner en peligro la economa (agrcola) del pas.

En relacin con la falta de normativa nacional que regule la concentracin de los plaguicidas en el agua para consumo humano, la Corte arm que la cuestin no puede ser decidida por normas de rango inferior a la ley formal, sobre todo considerando que estn en juego derechos fundamentales, y sugiri por lo tanto la necesidad de una legislacin especial y especca. En relacin con la responsabilidad de la empresa productora de pia, la Corte establece que no procede admitir el amparo en su contra por tratarse de un sujeto privado (artculo 57 de la Ley de la Jurisdiccin Constitucional), lo cual no signica una exoneracin
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de las eventuales responsabilidades legales en que pudiera haber incurrido al estar claro, por lo menos de manera preliminar, que su concreta operacin ha tenido que ver con las sustancias contaminantes encontradas en el agua de los referidos acueductos. Habiendo considerado todo lo anterior, la Corte da lugar al recurso y ordena a la Ministra de Salud, al Ministro de Ambiente, Energa y Telecomunicaciones, al Ministro de Agricultura y Ganadera y al Presidente Ejecutivo del Instituto Costarricense de Acueductos y Alcantarillados:
que en forma inmediata se inicie el proceso de saneamiento y eliminacin de residuos de plaguicidas de las fuentes de agua que abastecen a las comunidades amparadas de El Cairo, Luisiana y La Francia. Cada rgano y ente recurrido determinar, conforme con sus propias competencias legales, las acciones individuales que obligatoriamente le corresponde efectuar, dentro de un plan nico que como partes de la Administracin del Estado deben realizar en forma conjunta. Como principal responsable de ese plan y de su completo cumplimiento se design a la Ministra de Salud, lo que signica que el Jerarca de Salud deber informar inmediatamente a esta Sala si surgiere algn obstculo en su labor de coordinador para cumplir el objetivo aqu ordenado. Se les advierte a los accionados que, en razn del objetivo aqu dispuesto, podrn ordenar todas las actuaciones que sean tcnica y cientcamente conducentes a la completa limpieza y puricacin del agua de esas fuentes, lo que implica ordenarle a la empresa Hacienda Ojo de Agua sa los retiros que legalmente correspondan e, inclusive, de ser necesario, prohibirle absolutamente el uso de agroqumicos contaminantes en su plantacin y hasta ordenar el cierre inmediato de sta, si esa empresa incumpliere de cualquier forma las rdenes e instrucciones que se le dieren () Se condena al Estado y al Instituto Costarricense de Acueductos y Alcantarillados al pago de las costas, daos y perjuicios causados con los hechos que sirven de base a esta declaratoria.

Relevancia del caso Consideramos relevante que en esta decisin jurisdiccional la Corte prioriza los derechos humanos por encima del crecimiento econmico. Esta postura no es la primera de su tipo en Costa Rica. Se puede ms bien enmarcar en un grupo de decisiones que, ya desde los aos noventa, fueron tomadas por la Sala Constitucional. Este
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es el caso de los votos 240-92 (del 31 de enero de 1992) y 1.488-92 (del 3 de junio de 1992). Ante la alegada violacin del derecho de propiedad, de la libertad de comercio y del debido proceso por una orden sanitaria del Ministerio de Salud, la Sala manifest que con su actuacin el Ministerio recurrido no limita arbitrariamente derecho alguno, simplemente, en ejercicio de las atribuciones que la ley le otorga, obliga al recurrente a observar la normativa vigente en materia de salud. As como que El ejercicio de los derechos fundamentales, como la propiedad privada y la libertad de comercio, no es irrestricto y deben limitarse por razones de bienestar social; y en la Resolucin N. 5.893-95 (del 27 de octubre de 1997) declar que es racional y constitucionalmente vlido imponer limitaciones a la propiedad privada en pro de la conservacin del medio ambiente y del patrimonio forestal174. Otro aspecto positivo es que, al no existir una normativa nacional sobre la calidad del agua en presencia de pesticidas, la Corte no slo recurri a la norma internacional ms estricta sobre el tema (Directiva Europea 98/83 EC sobre la calidad del agua destinada a consumo humano), sino que tambin hizo explicita referencia al principio precautorio en el cual sta se funda175.
174 Para un anlisis crtico de las decisiones jurisdiccionales y de la legislacin costarricenses que han venido restringiendo las actividades econmicas por razones ambientales por un lado, y de las leyes que favorecen la desregulacin, las inversiones y las actividades econmicas por el otro, se puede consultar: Cabrera, Jorge, Recientes desarrollos de la normativa ambiental en Costa Rica. Entre la desregulacin y la restriccin, en http://www.una.ac.cr/ambi/Ambien-Tico/100/cabrera.htm
175 En referencia a este principio, resulta importante subrayar que Costa Rica lo ha estado incorporando de manera paulatina en el ordenamiento interno. En 1998 se aprob la Ley de Biodiversidad N. 7788 cuya aplicacin se funda en: el criterio preventivo sobre la necesidad de anticipar, prevenir y atacar las causas de la prdida de la biodiversidad o su amenaza; el criterio precautorio o in dubio pro natura (art. 11 de la ley) que implica que cuando exista peligro o amenaza de daos graves o inminentes a los elementos de la biodiversidad y al conocimiento asociado con estos, la ausencia de certeza cientca no deber utilizarse como razn para postergar la adopcin de medidas ecaces de proteccin; el criterio de inters pblico ambiental que establece que el uso de los elementos de la biodiversidad deber garantizar las opciones de desarrollo de las futuras generaciones, la seguridad alimentaria, la conservacin de los ecosistemas, la proteccin de la salud humana y el mejoramiento de la calidad de vida de los ciudadanos; el criterio de integracin por el cual la conservacin y el

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Sentencia http://www.an.org/leadmin/media/publications/CostaRica.pdf

ii.3.7  Derecho a gestionar, conservar y beneficiarse de los bosques (art. iv, 8 ddc)
Argentina. Suprema Corte de Justicia de la Nacin, Salas, Dino y otros c/Salta, provincia de y Estado nacional s/amparo. Juicio originario SC, S.1144, L.XLIV, 13 diciembre de 2011.
uso sostenible de la biodiversidad debern incorporarse a los planes, los programas, las actividades y estrategias sectoriales e intersectoriales, para los efectos de que se integren al proceso de desarrollo. En el artculo 109 de la Ley de Biodiversidad se establece la inversin de la carga de la prueba en estos trminos: La carga de la prueba, de la ausencia de contaminacin, degradacin o afectacin no permitidas, corresponder a quien solicite la aprobacin, el permiso o acceso a la biodiversidad o a quin se le acuse de haber ocasionado dao ambiental, norma que debe verse en estrecha relacin al artculo 5 de la misma ley, que seala que lo establecido en esa legislacin servir de marco de interpretacin del resto de las normas que regulan la materia objeto de dicha ley. Esto quiere decir que en materia ambiental se rompe el clsico esquema de que quien demanda debe probar, y adquiere un papel preponderante la teora de la carga dinmica de la prueba, segn la cual se traslada la carga a quien, a raz de su situacin personal, se halla en mejores condiciones para acercar la probanza al proceso, sin que importe si es el actor o el demandado (sobre la carga dinmica de la prueba puede consultarse la sentencia de la Sala Primera de la Corte Suprema de Justicia N. 212-2008 de las 8:15 horas del 25 de marzo del 2008). Para mayor informacin sobre el principio precautorio en Costa Rica se puede revisar: Russo, J. y Russo, R.O. In dubio pro natura: un principio de precaucin y prevencin a favor de los recursos naturales, Tierra Tropical (2009), disponible en la web. Por lo que tiene que ver con las interpretaciones de los tribunales en relacin con este principio, hay que subrayar que la Sala Constitucional lo ha descrito de la siguiente manera: bien entendido el principio precautorio, el mismo reere a la adopcin de medidas, no ante el desconocimiento de hechos generadores de riesgo, sino ante la carencia de certeza respecto de que tales hechos efectivamente producirn efectos nocivos en el ambiente (Resolucin N. 3480-03, de las 14:02 horas del 2 de mayo del 2003), destacando la Sala que en materia ambiental la coaccin a posteriori resulta inecaz, por cuanto de haberse producido ya las consecuencias biolgicas y socialmente nocivas, la represin podr tener una trascendencia moral, pero difcilmente compensar los daos ocasionados al ambiente (Resolucin N. 17618-08, de las 11:51 horas del 5 de diciembre del 2008).

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Palabras clave Desmontes y tala indiscriminada de bosques nativos, derecho a la igualdad, medio ambiente sano, salud, principio precautorio, recomposicin del dao ambiental. Hechos176 Un conjunto de comunidades campesinas, indgenas y asociaciones civiles presentaron una accin de amparo en los trminos del artculo 43 de la Constitucin (derecho a interponer accin de amparo frente a actos u omisiones que violen derechos constitucionales) en contra de la provincia de Salta y el Estado nacional, con el objeto de que se dispusiera el cese inmediato y denitivo de los desmontes y talas indiscriminadas de los bosques177 nativos situados en cuatro
176 Resulta importante sealar que la problemtica que est en la base de la queja en anlisis no es la nica que afecta a los pueblos de la zona. Tanto es as que, desde 1984, varias comunidades campesinas e indgenas de cuatro departamentos de la provincia de Salta empezaron a reclamar al gobierno provincial la entrega de ttulos de propiedad de las tierras que habitaban. Despus de una larga lucha y de haber agotado todas las vas de recursos internas, en 1998 la Asociacin de Comunidades Aborgenes Lhaka Honhat interpuso una queja frente a la Comisin Interamericana de Derechos Humanos en contra del Estado argentino. Las comunidades denunciaron violaciones a sus derechos a las tierras ancestrales, a la identidad cultural y a un medio ambiente sano frente a la decisin del Estado de construir un puente y proyectos de urbanizacin en sus territorios y reclamaron ttulos de propiedad de los territorios que habitan. En el 2000, respondiendo a una propuesta de la Comisin en este sentido, empez un proceso de solucin amistosa que se rompi en 2005, por lo que la Comisin decidi readmitir el caso el 21 de octubre de 2006. Para mayor informacin sobre esta fase del proceso, enfocado esencialmente en derechos indgenas, se puede consultar: http://www.iwgia.org/iwgia_les_publications_les/0320_El_ Caso_Lhaka_Honhat.pdf.

177 Es importante hacer notar que, segn datos de la Secretara de Ambiente de la Nacin contenidos en el Inventario Nacional que cubre los aos 2002 a 2006, en Argentina dejaron de existir 1 108 669 hectreas de bosques nativos, a razn de 280 mil hectreas por ao, que equivalen a 759 por da y 32 hectreas por hora. La misma secretara remarca que la deforestacin se produce para destinar esas supercies a la agricultura, principalmente al cultivo de soja, y en segundo lugar para la industria forestal. Ms informacin en: Aranda, Daro, Hecha la ley, hecho el desmonte, Pgina 12, 2 de enero de 2009, https://darioaranda.wordpress. com/2009/01/02/hecha-la-ley-hecho-el-desmonte/

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departamentos de la provincia de Salta que afectan reas de inuencia de las comunidades; se declarara la inconstitucionalidad y nulidad absoluta e insanable de las autorizaciones otorgadas a esos efectos y se prohba otorgarlas en el futuro; se impusiera a las demandadas el deber de recomponer y restablecer el ambiente al estado anterior a la produccin del dao y, en caso de no resultar ello tcnicamente factible, se jara una indemnizacin sustitutiva a favor de las comunidades indgenas, campesinas y agrupaciones criollas de la zona, sin perjuicio de lo que correspondiera a otros afectados y al Fondo de Compensacin Ambiental creado por la Ley N. 25.675. Manifestaron que la provincia de Salta no ha cumplido con sus obligaciones legales, tanto por accin como por omisin, al otorgar las autorizaciones de desmonte y tala y tolerar las prcticas realizadas en la zona de manera clandestina, lo cual lesiona, restringe, altera y amenaza sus derechos y garantas consagrados en los arts. 16178 (igualdad), 17179 (propiedad), 29180, 31181, 41 (medio ambiente
178 Artculo 16. La Nacin Argentina no admite prerrogativas de sangre, ni de nacimiento: no hay en ella fueros personales ni ttulos de nobleza. Todos sus habitantes son iguales ante la ley, y admisibles en los empleos sin otra condicin que la idoneidad. La igualdad es la base del impuesto y de las cargas pblicas. 179 Artculo 17. La propiedad es inviolable, y ningn habitante de la Nacin puede ser privado de ella sino en virtud de sentencia fundada en ley. La expropiacin por causa de utilidad pblica debe ser calicada por ley y previamente indemnizada. Slo el Congreso impone las contribuciones que se expresan en el art. 4. Ningn servicio personal es exigible, sino en virtud de ley o de sentencia fundada en ley. Todo autor o inventor es propietario exclusivo de su obra, invento o descubrimiento, por el trmino que le acuerde la ley. La conscacin de bienes queda borrada para siempre del Cdigo Penal Argentino. Ningn cuerpo armado puede hacer requisiciones, ni exigir auxilios de ninguna especie. 180 Artculo 29. El Congreso no puede conceder al Ejecutivo nacional, ni las Legislaturas provinciales a los gobernadores de provincias, facultades extraordinarias, ni la suma del poder pblico, ni otorgarles sumisiones o supremacas por las que la vida, el honor o las fortunas de los argentinos queden a merced de gobiernos o persona alguna. Actos de esta naturaleza llevan consigo una nulidad insanable y sujetarn a los que los formulen, consientan o rmen, a la responsabilidad y pena de los infames traidores a la Patria. 181 Artculo 31. Esta Constitucin, las leyes de la Nacin que en su consecuencia se dicten por el Congreso y los tratados con las potencias

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sano)182, 42 (salud)183, 75, inc. 17 (derechos de los pueblos indgenas)184 de la Constitucin, la Ley General de Ambiente y tratados internacionales (Convenio de Diversidad Biolgica, Convenio N. 169 de la oit, Pacto Internacional de Derechos Econmicos, Sociales y
extranjeras son la ley suprema de la Nacin; y las autoridades de cada provincia estn obligadas a conformarse a ella, no obstante cualquiera disposicin en contrario que contengan las leyes o Constituciones provinciales, salvo para la Provincia de Buenos Aires, los tratados raticados despus del pacto del 11 de noviembre de 1859. 182 Artculo 41. Todos los habitantes gozan del derecho a un ambiente sano, equilibrado, apto para el desarrollo humano y para que las actividades productivas satisfagan las necesidades presentes sin comprometer las de las generaciones futuras; y tienen el deber de preservarlo. El dao ambiental generar prioritariamente la obligacin de recomponer, segn lo establezca la ley. Las autoridades proveern a la proteccin de este derecho, a la utilizacin racional de los recursos naturales, a la preservacin del patrimonio natural y cultural y de la diversidad biolgica, y a la informacin y educacin ambientales. Corresponde a la Nacin dictar las normas que contengan los presupuestos mnimos de proteccin, y a las provincias, las necesarias para complementarlas, sin que aquellas alteren las jurisdicciones locales. 183 Artculo 42. Los consumidores y usuarios de bienes y servicios tienen derecho, en la relacin de consumo, a la proteccin de su salud, seguridad e intereses econmicos; a una informacin adecuada y veraz; a la libertad de eleccin, y a condiciones de trato equitativo y digno. Las autoridades proveern a la proteccin de esos derechos, a la educacin para el consumo, a la defensa de la competencia contra toda forma de distorsin de los mercados, al control de los monopolios naturales y legales, al de la calidad y eciencia de los servicios pblicos, y a la constitucin de asociaciones de consumidores y de usuarios. La legislacin establecer procedimientos ecaces para la prevencin y solucin de conictos, y los marcos regulatorios de los servicios pblicos de competencia nacional, previendo la necesaria participacin de las asociaciones de consumidores y usuarios y de las provincias interesadas, en los organismos de control. 184 Artculo 75, inciso 17. Le corresponde al Congreso: Reconocer la preexistencia tnica y cultural de los pueblos indgenas argentinos. Garantizar el respeto a su identidad y el derecho a una educacin bilinge e intercultural; reconocer la personera jurdica de sus comunidades, y la posesin y propiedad comunitarias de las tierras que tradicionalmente ocupan; y regular la entrega de otras aptas y sucientes para el desarrollo humano; ninguna de ellas ser enajenable, transmisible, ni susceptible de gravmenes o embargos. Asegurar su participacin en la gestin referida a sus recursos naturales y a los dems intereses que los afectan. Las provincias pueden ejercer concurrentemente estas atribuciones.

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Culturales y Pacto Internacional de Derechos Civiles y Polticos). Aducen tambin la legitimacin pasiva del Estado nacional ante la falta de control de sus autoridades respecto de tales prcticas y ante la posibilidad de que incurra en responsabilidad internacional. Solicitan asimismo la concesin de una medida cautelar por la cual se ordene el cese provisional del desmonte y la tala en la zona referida durante todo el tiempo en el que dure la litis, as como los nombres y apellidos o razones sociales, con sus respectivos domicilios, de todas las personas fsicas y jurdicas que han obtenido las autorizaciones de desmonte durante un periodo especco. El 29 de diciembre de 2008 la Corte Suprema185 da lugar a la medida cautelar solicitada y requiere al Estado provincial los nombres de todos los autorizados a realizar el desmonte. El Estado provincial solicita posteriormente que se deje sin efecto la medida cautelar, a lo que la Corte, en su resolucin del 26 de marzo de 2009, responde que la misma se basa en el principio precautorio contemplado en la Ley General del Ambiente 25.675 (art. 4) que dispone que cuando hay peligro de dao grave o irreversible la ausencia de informacin o certeza cientca no deber utilizarse como razn para postergar la adopcin de medidas ecaces, en funcin de los costos, para impedir la degradacin del medio ambiente. Arma adems que, considerando que en el presente caso se ha demostrado claramente que se otorgaron una serie de autorizaciones para la tala y desmonte
185 Este caso motiv un amplio debate en relacin con la competencia de la Corte. Tanto es as que la propuesta del procurador fue la de declarar la incompetencia originaria y exclusiva ya que la materia del caso resulta inminentemente local. Finalmente la Corte decidi disponer medidas limitadas, pero trascendentes en el caso exhortando a los dems poderes, aun mientras quedaba pendiente la decisin sobre la competencia. Esta nueva forma de intervenir, ya ensayada en causas anteriores, se funda en la llamada clusula federal de derechos humanos basada en la potencial posibilidad de que el gobierno federal resulte responsable a nivel internacional por omisiones de los gobiernos locales en la adopcin de medidas para la proteccin de derechos fundamentales. Esta situacin, segn la Corte, la legitima para exhortar a los gobiernos locales sobre la toma de las polticas pblicas necesarias para evitar dichas violaciones. Despus de esta intervencin de la Corte, que detallaremos en el texto, el caso regresa al nivel local. Para mayor informacin sobre el tema de la competencia se puede revisar: www.jose-esain.com.ar/images/pdf/ nota_salas_bosque.doc o el artculo La Corte suspende el ecocidio en el bosque salteo, revista La Ley, 20.5. 2009.

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de aproximadamente un milln de hectreas en total sin haberse efectuado ningn estudio en relacin con el efecto acumulativo de las autorizaciones; habiendo el representante de la Secretara de Medio Ambiente y Desarrollo Sustentable de la nacin declarado que el efecto ser seguramente negativo; adems de que los representantes del Estado provincial reconocieron que muchas reas en las que se autorizaron el desmonte o aprovechamientos forestales pueden ahora categorizarse como de alto valor de conservacin en virtud de los artculos 8 y 10 de la Ley 7543, lo que podra provocar la revocacin de las autorizaciones; la Corte considera que se congura una situacin de peligro tal incluyendo el posible cambio del clima de la regin que afectara a las poblaciones presentes y futuras de manera irreversible que justica las medidas cautelares. La Corte considera adems que:
El principio precautorio produce una obligacin de previsin extendida y anticipatoria a cargo del funcionario pblico. Por lo tanto, no se cumple la ley si se otorgan autorizaciones sin conocer el efecto, con el propsito de actuar una vez que esos daos se maniesten. Por el contrario, el administrador que tiene ante s dos opciones fundadas sobre el riesgo debe actuar precautoriamente y obtener previamente suciente informacin a efectos de adoptar una decisin basada en un adecuado balance de riesgos y benecios. La aplicacin de este principio implica armonizar la tutela del ambiente y el desarrollo, mediante un juicio de ponderacin razonable. Por esta razn, no debe buscarse oposicin entre ambos sino complementariedad, ya que la tutela del ambiente no signica detener el progreso sino, por el contrario, hacerlo ms perdurable en el tiempo de manera que puedan disfrutarlo las generaciones futuras. La aplicacin del principio precautorio en este caso obliga a suspender las autorizaciones de tala y desmonte y su ejecucin en los cuatro departamentos mencionados hasta tanto se efecte un estudio de impacto acumulativo de dichos procesos.

La Corte establece que el estudio sobre los impactos acumulativos de la tala relativos al clima, el paisaje y el ambiente en general, as como las condiciones de vida de los habitantes, deber ser realizado en un trmino de 90 das por la provincia de Salta, en forma conjunta con la Secretara del Medio Ambiente y Desarrollo Sustentable
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de la nacin, adems de asegurase una amplia participacin de las comunidades que habitan en la zona afectada. Resulta interesante que, con el n de ofrecer mayores argumentos en relacin a la necesidad de mantener las medidas cautelares, la Corte se reere tambin al proceso legislativo provincial en el marco del cual se dict la Ley 7543, que establece las normas de Ordenamiento Territorial de los Bosques Nativos de la provincia en virtud de la previsin contenida en el artculo 6. de la Ley Nacional 26.331 de Presupuestos Mnimos de Proteccin Ambiental de los Bosques Nativos186. Al reconocer los representantes del Estado provincial
186 En el artculo de Mara Eugenia de Paola y Jos Esain titulado La Corte suspende el ecocidio en el bosque de Salta, publicado en la revista Ley el 20 de mayo de 2009, se reexiona sobre el proceso de la Ley 26.331 (lbn). Segn los autores A nes de 2007, la ley () plante un punto de inexin sobre el tratamiento de esta tema en el pas. Esta norma ha sido el resultado de un involucramiento de la sociedad civil sin precedentes en la temtica ambiental, puesto de maniesto en la accin conjunta de una serie de reconocidas organizaciones no gubernamentales, las cuales, junto al reclamo de un milln y medio de ciudadanos, lograron que el Congreso Nacional procediera para sancionarla () la naturaleza jurdica de una ley de presupuestos mnimos de proteccin implica necesariamente un piso comn en todo el territorio que debe ser respetado por todas las jurisdicciones, las cuales pueden ser ms estrictas y nunca ms laxas que lo establecido a nivel nacional () La lbn establece una moratoria en la que prohbe avanzar con nuevas autorizaciones de desmonte por el lapso de un ao y hasta que cada provincia cuente con el ordenamiento ambiental de su territorio, este proceso debe realizarse de forma participativa y de acuerdo a los diez criterios de sustentabilidad que se incluyen en el Anexo de la Ley. Estos criterios se han desarrollado en consonancia con el Convenio de Diversidad Biolgica de la onu (http://www.un.org/es/events/biodiversityday/convention. shtml) por la Ley 24.375 y son: supercie mnima, vinculacin con otras comunidades naturales, vinculacin con reas protegidas existentes e integracin regional, existencia de valores biolgicos sobresalientes, conectividad entre ecoregiones, estado de conservacin, potencial de sustentabilidad agrcola, potencial de conservacin de cuencas y el valor que las comunidades indgenas y campesinas dan a las reas boscosas o sus reas colindantes y el uso que pueden hacer de sus recursos naturales a los nes de su supervivencia y el mantenimiento de su cultura. En la ley se desarrolla un conjunto de herramientas para la denicin de las reas a preservar y aprovechar sustentablemente, cuya implementacin se basa en la participacin ciudadana, de los pueblos indgenas y de las comunidades campesinas. Para un balance de la ley a un ao de su

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que la reglamentacin de la ley est en etapa de desarrollo, as como la cartografa que servira como instrumento de orientacin y referencia para la delimitacin de las reas que corresponden a distintos niveles de conservacin, la Corte sostiene que esta situacin provoca la inexistencia de determinaciones precisas de las reas que podran actualmente ser categorizadas como sectores de muy alto o de mediano valor de conservacin (art. 9. de la Ley Nacional 26.331 y artculos 19 a 16 de la Ley Local 7543), una razn ms para que las medidas cautelares se justiquen plenamente. Desafortunadamente, en diciembre de 2011 la Corte decidi levantar la medida cautelar que suspenda los desmontes ordenando que, por cuestiones de competencia, la causa quedara en manos de la justicia saltea. Relevancia del caso Resulta importante subrayar que la resolucin en autos de este caso es la primera en la cual la Corte de ese pas utiliza de forma expresa el principio precautorio para adoptar una medida cautelar. Adems, es signicativo que la instancia jurisdiccional base su decisin, entre otros elementos, en la falta de estudios sobre los efectos acumulativos de los desmontes previstos en las diferentes autorizaciones. Sentencia http://www.an.org/leadmin/media/publications/Argentina3.pdf

aprobacin se puede consultar: Daro Aranda, Hecha la ley, hecho el desmonte, Pgina 12, 2 de enero de 2009, https://darioaranda.wordpress. com/2009/01/02/hecha-la-ley-hecho-el-desmonte/

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ii.4  Derecho a medios de produccin agrcola

El artculo 6 de la Declaracin establece que: 1. Las campesinas y campesinos tienen derecho a obtener fondos del Estado para el desarrollo de la agricultura. 2. Las campesinas y campesinos deben tener acceso a crditos para su actividad agrcola. 3. Las campesinas y campesinos tienen derecho a disponer de los materiales y las herramientas para la agricultura. 4. Las campesinas y campesinos tienen derecho a agua para la irrigacin y para la produccin agrcola, en sistemas sostenibles de produccin controlados por las comunidades locales. 5. Las campesinas y campesinos tienen derecho a facilidades para el transporte e instalaciones para el secado y el almacenamiento, y para la comercializacin de su producto. 6. Las campesinas y campesinos tienen derecho a participar activamente en la planicacin, formulacin y decisin del presupuesto para la agricultura nacional y local.

ii.4.1  Derecho a recibir apoyo del Estado para el desarrollo de la agricultura (art. vi, 1 ddc), derecho a crditos para la actividad agrcola (art. vi, 2 ddc), en relacin con el derecho a la no discriminacin por razn econmica o social (art. ii, 3 ddc)
Colombia. Corte Constitucional, nmero de expediente: D-1627, demanda de inconstitucionalidad contra los artculos 73, 74 y 76 (parciales) de la Ley 101 de 1993, Sentencia C-508/97, actor Margarita
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Rodrguez Ramrez, demandados los artculos 73, 74 y 76 (parciales) de la Ley 101 de 1993, 9 octubre de 1997. Palabras clave Subsidio familiar, intervencin estatal hacia grupos vulnerables, igualdad y trato diferenciado, libertad de asociacin, igualdad y no discriminacin en relacin a la autonoma de grupos campesinos. Hechos La demandante ejerci accin de inconstitucionalidad alegando que los artculos 73, 74 y 76 (parciales) de la Ley 101 de 1993187 van
187 Art. 73.- Creacin de la Caja de Compensacin Familiar Campesina. Crase la Caja de Compensacin Familiar Campesina como una corporacin de subsidio familiar y como persona jurdica sin nimo de lucro, perteneciente al sector agropecuario y vinculada al Ministerio de Agricultura. La Corporacin se regir por las normas del Cdigo Civil que regulan esta clase de instituciones, cumplir funciones de seguridad social y operar en conformidad con las disposiciones legales relativas al subsidio familiar. El rgimen de sus actos y contratos ser el usual entre particulares consagrado en el derecho privado y sus trabajadores sern particulares. La Superintendencia de Subsidio Familiar ejercer su supervisin y control. Art. 74.- La Caja de Compensacin Familiar Campesina sustituir de pleno derecho la unidad de Negocios de Subsidio Familiar de la Caja de Crdito Agrario, Industrial y Minero, en las actividades relacionadas con el subsidio familiar del sector primario que dicha Unidad viene cumpliendo, en los trminos establecidos en la presente ley. La Caja de Compensacin Familiar Campesina tendr cobertura nacional y ejercer estas actividades prioritariamente en el sector primario, ya sea directamente o en asociacin con otras entidades, o mediante contratos con terceros. Sin embargo, podr actuar como caja de compensacin familiar en cualquier sector. La Caja de Crdito Agrario, Industrial y Minero facilitar el desarrollo de las actividades de la Corporacin, a travs de su red de ocinas en todo el pas, en los trminos que se acuerden en el contrato que suscriban para el efecto. Se entiende por sector primario aquel en el cual se realizan actividades de agricultura, silvicultura, ganadera mayor y menor, pesca, avicultura, apicultura, minera y actividades anes. La Caja podr canalizar y ejecutar los subsidios a la demanda legalmente establecidos, en los aspectos que constituyen su objeto. La aprobacin de los presupuestos anuales de la caja deber contar con el voto favorable del Ministro de Agricultura o su delegado, en el Consejo Directivo. Art. 76.- La Caja de Compensacin Familiar Campesina ser dirigida y administrada por un Consejo Directivo y un Director Administrativo, quien ser su representante legal.

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en contra de la Carta Magna colombiana porque vulneran el derecho a la libre asociacin, la autonoma de la voluntad y el principio constitucional de igualdad de las campesinas y campesinos. Por los artculos antes mencionados se crea la Caja de Compensacin Familiar Campesina (Comcaja), una corporacin de subsidio familiar que se constituye como persona jurdica sin nimo de lucro, pertenece al sector agropecuario y est vinculada al Ministerio de Agricultura; sus funciones principales son de seguridad social. Segn sostiene la actora, dichas normativas vulneran la autonoma de la voluntad porque el Estado suplanta a los/as campesinos/as en esta decisin, violando, a su vez, su libertad de asociacin sin intervencin estatal. Esto se expresa al ver que en las normas jurdicas la Comcaja queda sujeta al Ministerio de la Agricultura en cuanto a la toma de algunas decisiones, como la eleccin de representantes de patronos y trabajadores y la aprobacin presupuestal, lo cual, comentan, infringe las condiciones de igualdad de las y los campesinos respecto a otros grupos de trabajadores que constituyen este tipo de entidad nanciera para su seguridad social. Es de destacar que la Comcaja es intervenida por el Estado sin que ste aporte capital alguno para su sostenimiento, colocando a los/as campesinos/as que se alien a esta entidad en condiciones de desigualdad frente a otros que integren este tipo de entidades subsidiadoras en las que el Estado no participa. Para concluir, la demandante alega que la proteccin de un grupo en cierto estado de vulnerabilidad no debe implicar la violacin de otros derechos fundamentales. La solucin jurdica se maniesta por la resolucin de la demanda a favor de la constitucionalidad de los artculos invocados, pero es de destacar que existe voto disidente de dos de los magistrados en contra. Lo interesante es que las dos argumentaciones presentan elementos relevantes a favor de los derechos de las y los campesinos.
El Consejo Directivo estar integrado as: el Ministro de Agricultura o su delegado, quien lo presidir; el presidente de la Caja de Crdito Agrario, Industrial y Minero o su delegado; un representante de los patronos aliados, por cada una de las regiones corpes; un representante de los trabajadores aliados, por cada una de las regiones corpes; el Director Administrativo ser designado por el Consejo Directivo, con el voto favorable del Ministro de Agricultura. La eleccin de los representantes de los patronos y de los trabajadores, en el Consejo Directivo, se har segn el procedimiento que seale el Gobierno Nacional en el reglamento.

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Solucin de la demanda por la constitucionalidad de los artculos impugnados La Corte solucion la constitucionalidad de los preceptos apoyndose en tesis expuestas tambin por el Ministerio de Agricultura y Desarrollo Rural y por la Procuradura General de la Nacin. Acerca del surgimiento del subsidio familiar y las cajas de compensacin se plantea que surgen desde el siglo xix europeo, a partir del desarrollo de la clase proletaria urbana y la disparidad en la distribucin de la riqueza. En este contexto se gestan las primeras cajas de compensacin,
concebidas como organismos captadores de la contribucin de los empleadores a un fondo comn y de redistribucin de ste entre los asalariados responsables del sostenimiento de una familia, mediante la asignacin de cuotas en proporcin al nmero de hijos. A la base del sistema subyaca el pensamiento de que el salario no slo constituye la remuneracin directa del trabajo sino que, adicionalmente, en virtud del reconocimiento de la dignidad humana, este salario debe permitirle al trabajador satisfacer, en un mnimo vital, las necesidades familiares.

En Colombia qued establecido el subsidio familiar desde 1982, determinando que todo trabajador vinculado jurdicamente a un empleador, cualquiera que sea el capital de ste o la magnitud de su empresa, es beneciario del subsidio familiar. De esta manera se pretendi remediar la situacin de marginacin en la que quedaba un amplio sector de la poblacin laboral. En cuanto al subsidio familiar en dinero, se estableci para aquellos trabajadores cuya remuneracin mensual ja o variable no sobrepasara los cuatro salarios mnimos mensuales vigentes en el lugar del pago (p. 12). El subsidio familiar se convierte en una prestacin social legal, de carcter laboral; es una obligacin legal derivada del contrato de trabajo y por tanto se recoge dentro del rgimen de seguridad social. En este sentido, la prestacin misma es una funcin pblica, servida por el Estado a travs de organismos intermediarios manejados por empresarios y trabajadores. El subsidio familiar implica entonces parte del inters general de la sociedad por los nes de equidad que persigue. Al ser el subsidio familiar y las cajas de compensacin una actividad que involucra el inters pblico, su regulacin y orientacin compete al
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Estado. Es por esto que la legislacin colombiana regula las cajas de compensacin familiar como personas jurdicas de derecho privado sin nimo de lucro, organizadas como corporaciones en la forma prevista en el Cdigo Civil, que cumplen funciones de seguridad social y se hallan sometidas al control y vigilancia del Estado en la forma establecida por la Ley188. El subsidio familiar campesino ha tenido varias regulaciones en Colombia, pero siempre con el objetivo de ejercer actividades de recaudo, administracin y pago del subsidio familiar en el sector primario, de manera no excluyente. En este sentido, las nuevas regulaciones establecidas en la Ley 101 de 1993, impugnadas en este caso, modican una serie de cuestiones relevantes respecto a la organicidad de la caja, su rectoreo por el Ministerio de la Agricultura en cuanto a eleccin de representantes y de aprobacin del presupuesto. Tambin da prerrogativas a sus directivos para adoptar y poner en prctica planes de extensin del subsidio familiar en dinero, especie y servicios, para trabajadores del sector primario no asalariados y de menores recursos, cuando tales planes se hallen nanciados por recursos del Presupuesto General de la Nacin. La Corte expone que estas regulaciones diferenciadas tienen motivo:
en el hecho de que la poblacin laboral del sector primario recibe mayoritariamente ingresos muy bajos, lo cual diculta la aplicacin del principio de compensatoriedad propio del sistema. Por tanto, se aplican porcentajes y distribucin de aportes de manera diferente () atendiendo a criterios que buscan propiciar una prioridad por el pago del subsidio en dinero, que cumple ms claramente objetivos de redistribucin del ingreso y de favorecimiento a los estratos menos favorecidos.

Estas regulaciones diferenciadas no violan el principio de igualdad constitucionales por los siguientes motivos:
no todo trato desigual signica per-se la violacin del mencionado principio, toda vez que en muchos casos el diferente tratamiento es legtimo ante la existencia de un objetivo perseguido a travs del esta188 Ley 21 de 1982, artculo 39.

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blecimiento del mismo, objetivo que se mira como vlido a la luz de la Constitucin y siempre y cuando haya una razonabilidad en el trato impar, es decir, siempre y cuando haya una relacin de proporcionalidad entre ese trato desigual y el n perseguido. De esta manera, corresponde al juez constitucional, una vez que ha determinado la existencia fctica de un tratamiento desigual, llevar a cabo un anlisis del criterio de diferenciacin, anlisis que se desarrolla en las etapas sucesivas que componen el test de razonabilidad y que intentan determinar justamente si existe un objetivo vlido a la luz de la Constitucin que justique la desigualdad, y si el tratamiento desigual resulta razonable, esto es, proporcionado al n constitucional perseguido.

Ahora, respecto al subsidio familiar campesino, en su primera normativa prev:


Propsito de esta ley. Esta ley desarrolla los artculos 64, 65, y 66 de la Constitucin Nacional. En tal virtud se fundamenta en los siguientes propsitos que deben ser considerados en la interpretacin de sus disposiciones, con miras a proteger el desarrollo de las actividades agropecuarias y pesqueras, y promover el mejoramiento del ingreso y calidad de vida de los productores rurales: (...) 11. Propender por la ampliacin y fortalecimiento de la poltica social en el sector rural. 12. Fortalecer el subsidio familiar campesino.

El contenido de la norma implica la intencionalidad del Estado de promover el sector agrario, la produccin de alimentos, el crdito agropecuario y mejorar el ingreso y calidad de vida de los campesinos, dentro de lo que se enmarca el objetivo del subsidio familiar campesino. Respecto a la necesidad de fomento del Estado para el sector agropecuario la propia Corte Constitucional ha emitido argumentos slidos referentes al tratamiento diferenciado que requiere este sector, incluidos en otras sentencias del propio rgano jurisdiccional (Sentencia C-021 de 1994) donde plantea:
La Constitucin otorga al trabajador/a del campo y al desarrollo agropecuario un tratamiento particularmente diferente al de otros sectores de la sociedad y de la produccin, con lo cual se pretende establecer una igualdad no slo jurdica sino econmica, social y
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cultural, partiendo del supuesto de que el crecimiento de este sector trae consigo la prosperidad de los otros sectores econmicos del pas, y de que el Estado debe intervenir para mejorar las condiciones de vida de una comunidad tradicionalmente condenada a la miseria y la marginacin social.

Particularmente, los artculos 64, 65 y 66 de la Carta Poltica tienen el carcter de ordenamientos programticos, que constituyen el fundamento de la accin del Estado para crear las condiciones necesarias que permitan el acceso de los trabajadores agrarios a la propiedad de la tierra y a los servicios de educacin, salud, vivienda, seguridad social, recreacin y crdito, e igualmente dar prioridad, apoyo y especial proteccin al desarrollo de las actividades agropecuarias, pesqueras, forestales y agroindustriales, y a la construccin de obras de infraestructura fsica en el campo. Concretamente, la Constitucin le otorga al manejo del crdito rural un tratamiento privilegiado, que tiene en cuenta las variables que pueden afectar su inversin y oportuna recuperacin. El contenido normativo en cuestin entraa el diseo de una estrategia global de desarrollo rural que el Constituyente congur como un cometido estatal destinado a lograr el crecimiento del sector campesino y, en consecuencia, un mejoramiento sustancial de la calidad de vida de la poblacin rural. Otro argumento relevante emitido en este documento se reere a que mejorar el nivel de vida de las y los campesinos implica hacer efectivos los derechos econmicos, sociales y culturales consagrados en la Constitucin. Estas satisfacciones de bienestar general, que implican condiciones de vida digna, llevan consigo tambin un mejor ejercicio de los derechos civiles y polticos, alcanzando objetivos de crecimiento y desarrollo propios de la condicin humana. Otro elemento importante es que para adoptar criterios de diferenciacin entre grupos de personas se debe tener en cuenta su carcter proporcional entre el trato y el n perseguido, es decir, la desigualdad debe ser razonable. Aqu los argumentos usados por los colegiados se fundaron en que la regulacin peculiar y exclusiva del subsidio familiar campesino encuentra:
justicacin en la naturaleza misma del trabajo agrcola, donde perciben los salarios ms bajos de la nacin. Esta estructura salarial diculta la aplicacin del principio de compensatoriedad propio
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del sistema de subsidio familiar, dicultad que se acrecienta por un ndice mayor de explosin demogrca en los sectores rurales, lo cual, al incrementar el nmero de personas a cargo, desequilibra ostensiblemente el sistema.

En este sentido, las normativas demandadas resultan razonables como mecanismos que garantizan al Estado y a la sociedad en general, que los objetivos constitucionales de mejoramiento de la calidad de vida del campesinado colombiano se cumplirn a travs de la aplicacin de un sistema de subsidio diseado ad-hoc para este propsito. Es as que el rgano constitucional estim:
que la existencia de ciertas posibilidades legales como, por ejemplo, la administracin por parte de la referida Caja de recursos provenientes del presupuesto nacional para organizar un sistema de subsidio que cobije aun a trabajadores no asalariados, justican per-se la presencia del ministro de Agricultura en el Consejo Directivo de esta entidad; que el hecho de que sea a travs de la infraestructura de la Caja Agraria como la ley posibilita la presencia de Comcaja en todos los rincones del territorio nacional justica asimismo la presencia del director de aquella entidad en el referido Consejo; que la dicultad de cumplimiento del principio de compensatoriedad, fundamento mismo del sistema de subsidio, hace razonable el ms estricto control, concretado en el visto bueno que el Ministro de Agricultura debe impartir al presupuesto de la entidad, as como la posibilidad de reglamentacin que se atribuye al gobierno respecto del mecanismo de seleccin de los representantes de los patronos y de los empleadores, a n de garantizar un mnimo de requisitos y capacidades para el cumplimiento de la funcin que les compete. Todas estas medidas, consagradas en las normas que son objeto de impugnacin, son razonables como medio para alcanzar los objetivos constitucionales que se propone la ley y guardan una relacin de proporcionalidad de causa a efecto, toda vez que se erigen en mecanismos aptos y conducentes para ello, sin resultar excesivos.

Por ltimo, argumentan que los/as campesinos/as no estn obligados como trabajadores a usar esta caja, sino que podran usar otras establecidas y, por tanto, no se da la vulneracin al derecho a la libre asociacin.
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Voto disidente de los magistrados Carlos Gaviria Daz y Jos Gregorio Hernndez Galindo sobre la solucin de la demanda por la constitucionalidad de los artculos impugnados Los magistrados realizan un voto disidente argumentando que so pretexto de proteger a los campesinos, los discrimina y castiga, en clara transgresin a su derecho fundamental a la igualdad. Que amn de que el Estado tiene la potestad para determinar la creacin, estructura y disolucin de entidades para cumplir sus nes pblicos, stas se deben centrar en entidades de naturaleza pblica, jams de entes privados, llmense corporaciones, asociaciones o fundaciones, todos los cuales deben surgir de la iniciativa y el impulso espontneo y libre de los particulares, no por imposicin legal. Esto lesiona la libertad de los particulares y, si as lo hiciere, no puede sujetar el ente privado a un ministerio y sus designios presupuestales y organizativos sin la anuencia de las personas privadas afectadas que en este caso son los/as campesinos/as y sus patronos, en su carcter de aportantes del subsidio. Ahora, respecto al trato desigual compensatorio por situacin de vulnerabilidad del sector campesino, los magistrados argumentan que no encuentran motivos plausibles para invocar tales circunstancias, como son los montos salariales y la explosin demogrca anteriormente expuestas. Los letrados plantean que tales situaciones no justican que se considere a campesinas y campesinos como menores de edad, ineptos para ejercer su libertad de asociacin y menos todava para integrar la directiva de su Caja de Compensacin como lo hacen los dems trabajadores, o para resolver autnomamente sobre su propio presupuesto. Relevancia del caso El caso resulta sumamente interesante en cuanto a los derechos de las y los campesinos. Por un lado, nos aporta argumentos para razonar a su favor, aplicando un trato desigual por su condicin de marginacin y pobreza histrica; pero, por otro, precisa que las personas que conforman el sector del campesinado son ciudadanas y ciudadanos con la mayora de edad necesaria como cualquier otra persona o grupo para la toma de decisiones sobre sus recursos econmicos. Consideramos que los elementos argumentales de ambas partes son vlidos. De todas maneras, ante la vulnerabilidad de los grupos
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campesinos en Amrica Latina, creemos que el trato desigual ms no discriminatorio destinado a superar la marginacin y la pobreza con apoyo de la autoridad estatal podra ser positivo, siempre y cuando eso no implique que el Estado asuma la toma de decisiones vitales para el desarrollo econmico, social y cultural de los/ as campesinos/as. Es decir, este trato desigual se debe dar siempre y cuando sean ellas y ellos quienes tengan el poder de decisin, cuestionamiento y participacin que les posicione frente al poder del Estado y de la economa realmente como un sujeto en igualdad de posibilidades, a pesar de su condicin de desventaja de facto. Sentencia http://www.corteconstitucional.gov.co/relatoria/1997/C-508-97.htm

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ii.5  Derecho a la diversidad biolgica

El artculo x de la Declaracin establece que: 1. Las campesinas y campesinos tienen derecho a la proteccin y preservacin de la diversidad biolgica. 2. Las campesinas y campesinos tienen derecho a plantar, desarrollar y conservar la diversidad biolgica, individual o colectivamente. 3. Las campesinas y campesinos tienen derecho a rechazar las patentes que amenazan la diversidad biolgica, incluyendo las de plantas, alimentos y medicinas. 4. Las campesinas y campesinos tienen derecho a rechazar los derechos de propiedad intelectual de bienes, servicios, recursos y conocimientos que pertenecen, son mantenidos, descubiertos, desarrollados y/o producidos por la comunidad local. No pueden ser forzados a implantar estos derechos de propiedad intelectual. 5. Las campesinas y campesinos, individual o colectivamente, tienen derecho a mantener, intercambiar y preservar la diversidad gentica y biolgica, como la riqueza de recursos de la comunidad local y de las comunidades indgenas. 6. Las campesinas y campesinos tienen derecho a rechazar los mecanismos de certicacin impuestos por las multinacionales. Se deben promover y proteger esquemas de garanta locales dirigidos por organizaciones campesinas con el apoyo de los gobiernos.

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ii.5.1  Derecho a la proteccin y preservacin de la diversidad biolgica (art x, 1 ddc), derecho a rechazar patentes que amenazan la diversidad biolgica, incluyendo las plantas, alimentos y medicinas (art. v, 3 ddc), en relacin con el derecho a rechazar las variedades de plantas que consideren peligrosas (art. v, 2 ddc) Brasil. Justicia Federal de Curitiba, Sala de lo Ambiental, Accin Civil Pblica que demanda prohibir la comercializacin del maz modicado denominado liberty link. Accin iniciada por las asociaciones civiles Tierra de Derechos, Agricultura Familiar y Agroecologa (as-pta), Instituto Brasileiro de Defensa del Consumidor (Idec) y Asociacin Amigos del Pez Boi (Ampa) contra la agencia estatal Comisin Tcnica Nacional de Bioseguridad (ctnbio), 26 julio de 2010. Palabras clave Semillas modicadas, principio precautorio. Hechos La sentencia en anlisis es el resultado de una accin civil impulsada por ong que trabajan muy de cerca con comunidades campesinas, dirigida a: 1) anular la autorizacin de libre comercializacin de un modelo de semilla de maz genticamente modicado (liberty link) aprobada por la agencia estatal cntbio (proceso administrativo N. 01200.005154/1998-36); 2) exigir a la cntbio la elaboracin de una normativa y criterios relativos a los riesgos provocados por la liberalizacin comercial de los organismos genticamente modicados (ogm), en conformidad con el ordenamiento jurdico y en especial con la Constitucin Federal, el Cdigo de Defensa de los Consumidores y la legislacin ambiental, antes de evaluar nuevas solicitudes de autorizacin en relacin con la comercializacin de ogm; 3) exigir a la cntbio hacer pblicos los documentos relativos a los transgnicos y no mantener la condencialidad solicitada por las empresas productoras, considerando que estn en juego intereses colectivos reconocidos por la Constitucin como la proteccin al medio ambiente y el derecho a la salud. Los argumentos de los demandantes contra los propietarios de las patentes de semillas genticamente modicadas (Monsanto, Ba-

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yer y Sygenta189), se concentran en los riesgos para la salud humana, para la biodiversidad con nfasis en el peligro de contaminacin de las especies no modicadas genticamente y los peligros para el medioambiente. Se sostiene el incumplimiento de la legislacin nacional e internacional en la materia, como la Ley de Bioseguridad y el Protocolo de Cartagena sobre Seguridad de la Biotecnologa190 suscrito por Brasil, en cuanto a la ausencia de estudios que deberan aclarar si existen y cules son los riesgos para la salud y el medio ambiente; sobre la necesidad de que estos estudios se lleven a cabo en cada regin del pas incluyendo al norte y nordeste, que en el caso especco no haban sido analizados para que se tomen en cuenta las condiciones especcas de cada una y as evaluar la necesidad de implementar medidas restrictivas de los ogm; y en relacin con la obligada publicidad de los resultados de los estudios. La contra-argumentacin del Gobierno se concentra en poner en discusin la competencia del Poder Judicial para entrar en el mrito de un acto administrativo191 y en defender el procedimiento seguido por la Comisin Tcnica Nacional de Bioseguridad para dar la autorizacin. Sobre el riesgo de contaminacin entre especies modicadas y no, sostiene que fue analizado adecuadamente por la Comisin que consider, adems, que en el caso especco no podra invocarse el principio precautorio considerando que el maz en cuestin est siendo utilizado desde hace ms de diez aos en diferentes pases sin que existan denuncias relativas a daos al medio ambiente ni a la salud humana o animal. Por su parte, las compaas sostienen que el producto no es riesgoso, que no contamina las variedades convencionales y que su comportamiento se ajusta a la legislacin en vigor, habindose realizado los estudios pertinentes que se han presentado a la cntbio.
189 Existe una amplia bibliografa respecto a la cuestin de los alimentos genticamente modicados; una breve introduccin se puede encontrar en http://www.greenpeace.org/argentina/es/campanas/bosques/ transgenicos/consecuencias-del-uso-de-trans/ 190 Disponible en http://www.cbd.int/doc/legal/cartagena-protocol-es.pdf 191 El Gobierno sostiene que el Poder Judicial no debera inmiscuirse en las decisiones tcnicas y cientcas sobre las cuales se basa la autorizacin de la cntbio, considerado que su competencia se debera limitar al anlisis de cuestiones objetivas y formales relacionadas con el proceso administrativo.

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La primera de las lneas argumentales desarrolladas por la jueza tiene que ver con la posibilidad de control jurisdiccional sobre el mrito de los actos administrativos. En relacin con la necesidad de llevar a cabo estudios en cada regin del pas antes de liberar un cierto ogm, y en el caso especco del norte y nordeste del pas, la jueza subraya que:
se reconoce la ausencia de estudios en las regiones del Norte y Nordeste del pas (o ms especcamente en relacin con los biomas caatinga y amazonia). Considerando que Brasil es un pas continental, con innumerables ecosistemas y con siete biomas, y sabiendo que las condiciones ambientales son determinantes para evaluar el riesgo, la exigencia de estudios en las diferentes regiones resulta imperativa192 (traduccin propia).

Como consecuencia de lo anterior, y basndose en el principio precautorio, la jueza arma que:


hay que reconocer que las alegaciones de los demandantes en relacin con la necesidad de anular la autorizacin impugnada por lo que tiene que ver con las regiones del Norte y Nordeste del Brasil son correctas. Hay que impedir por lo tanto la implementacin de la libre comercializacin (del ogm) en dichas regiones por no haberse llevado a cabo los estudios que permitiran a la ctnbio comprobar la viabilidad de la liberalizacin, considerando las medidas de seguridad y las restricciones de uso que consideren sus particularidades193 (traduccin propia).
192 reconhece-se a falha no processo no que pertine ausncia de estudos nas regies Norte e Nordeste do pas (ou mais especicamente nos biomas caatinga e amaznia), valendo destacar que, tratando-se o Brasil de pas continental, com inmeros ecossistemas e sete biomas, e sabendo-se que as condies ambientais so determinantes s avaliaes de riscos, a exigncia de estudos nas diversas regies imperativa. 193 h que se reconhecer a correo da alegao da parte autora, de forma a anular a autorizao atacada no que pertine s regies Norte e Nordeste do Brasil, impedindo-se, assim, seja implementada em referidas regies enquanto no realizados estudos que permitam ctnbio convalidar seu entendimento quanto viabilidade de liberao em ditas regies, prevendo as medidas de segurana e restries de uso que atendam s suas particularidades.

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En relacin con la obligacin de la ctnbio de denir medidas de bioseguridad que garanticen la ausencia de riesgos en la coexistencia del maz transgnico con el que no lo es antes de autorizar su liberalizacin, la jueza sostiene que en el caso especco la autoridad administrativa no ha cumplido con su obligacin. Subraya tambin que el riesgo de contaminacin ha sido reconocido por la propia ctnbio y que las medidas de bioseguridad son necesarias:
No slo la garanta de la biodiversidad sino que tambin en relacin con el derecho de los agricultores y de los consumidores que tienen que conocer las caractersticas del producto usado/consumido, por lo que tiene razn la parte demandante cuando sostiene que el etiquetado de los productos depende del sistema de segregacin y trazabilidad desde la produccin hasta la venta, lo que permite diferenciar la produccin no transgnica de la que s lo es194 (traduccin propia).

Por todo lo anterior, la jueza establece anular la autorizacin correspondiente por lo que atae a las regiones del norte y nordeste. Considerando adems que no existe un plan de monitoreo posterior a la liberalizacin del producto, lo que permitira evaluar los daos a la salud, determina tambin la nulidad de la autorizacin para todo el territorio nacional. En relacin con la necesidad de que la cntbio elabore una normativa y criterios generales relativos a los riesgos provocados por la liberalizacin comercial de los organismos genticamente modicados, previo a autorizarla, la jueza sostiene que la metodologa empleada por la autoridad es conforme a la legislacin nacional e internacional en la materia por lo que rechaza la demanda sobre este punto.
194 E a denio de referidas medidas de segurana mostra-se necessria no s garantia da biodiversidade, como ao direito dos agricultores e consumidores de conhecimento acerca dos produtos usados/consumidos, atribuindo-se relevncia argumentao da parte autora no sentido de que a rotulagem dos produtos depende de sistema de segregao e rastreabilidade desde a produo at a venda, que permita diferenciar a produo no transgnica da transgnica.

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Finalmente, en relacin con hacer pblicos los documentos relativos al maz genticamente modicado frente a la peticin de la empresa de mantenerlos reservados, la jueza arma que:
Es cierto que no se puede exigir a la ctnbio que delibere inmediatamente sobre la solicitud de mantener la informacin reservada y ste no es el espacio adecuado para establecer los plazos para ello. Sin embargo, tampoco parece razonable que se deje esta decisin para el momento nal del proceso, cuando se decide sobre la autorizacin o no del ogm. Las informaciones relativas a la solicitud de la empresa (para liberalizar un producto) son de inters pblico, por lo que deben estar disponibles para todos los interesados, salvo que la ctnbio sostenga lo contrario. No se puede negar que el acceso a tal informacin es esencial para que las personas interesadas puedan ejercer un control sobre el mismo. No es vlido que la informacin est disponible slo despus de la aprobacin del ogm, considerando que los interesados buscan justamente intervenir en el proceso de aprobacin, incluso presentando informaciones que puedan contradecir las que la empresa quiere que queden reservadas195 (traduccin propia).

A raz de lo anterior, la jueza establece que la ctnbio, en un plazo no mayor a 90 das de la noticacin de la sentencia, desarrolle las normas internas relativas a las solicitudes de manejo reservado de la informacin196.
195 certo que no se pode exigir da ctnbio que delibere imediatamente sobre o pedido de sigilo, no cabendo a este juzo, em princpio, denir prazo a tanto. Contudo, tambm no se mostra razovel que a comisso deixe a deciso para o momento nal do processo, quando decide acerca da aprovao ou no do ogm. As informaes que instruem o pedido da empresa so de interesse pblico, devendo ser a todos os interessados disponibilizadas, salvo declarado o seu sigilo pela ctnbio. No se pode negar que o acesso a referidas informaes essencial ao acompanhamento por aqueles que se preocupam com o tema. E no se mostra vlido que o alcance s informaes ocorra apenas aps aprovado o ogm, na medida em que buscam referidos interessados justamente interferir em referida aprovao, inclusive com a apresentao de eventuais contraposies s informaes cujo sigilo foi postulado.
196 Un resumen del caso, as como la referencia a otras decisiones relevantes

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Relevancia del caso La presente sentencia resulta muy relevante por anular, en todo el territorio nacional, la autorizacin de liberalizacin comercial del maz transgnico liberty link (de la empresa Bayer) y prever una multa de 50 mil reales al da si la empresa no suspende inmediatamente la comercializacin, la siembra, el trasporte y la importacin del mismo. Para llegar a esta decisin, la jueza considera una serie de elementos fundamentales a la hora de establecerse la autorizacin del uso de transgnicos en cualquier lugar del mundo: la necesidad de una evaluacin adecuada y previa a tal autorizacin de los riesgos a la salud, la biodiversidad y el medio ambiente a ellos relacionados, que considere las especicidades regionales; la importancia de contar con sistemas de monitoreo posteriores a la autorizacin para evaluar los daos a la salud; la necesidad de emplear medidas de bioseguridad que impidan la contaminacin de los cultivos tradicionales por parte de los transgnicos, logrando de esta manera proteger los derechos de las y los agricultores y consumidores a saber lo que usan o consumen; y, nalmente, el derecho a poder acceder a la informacin sobre el producto en cuestin desde el momento en el que se solicita su liberalizacin para que puedan participar en las decisiones relativas a este proceso. Consideramos que los dos ltimos puntos son de especial importancia. El primero reeja algunos aspectos de las frecuentes denuncias de campesinas y campesinos en relacin con la contaminacin de sus cultivos tradicionales y los riesgos que de ello se derivan, por lo que no slo se trata de que puedan conocer lo que usan, sino sobre todo proteger las semillas criollas y los conocimientos tradicionales. El segundo punto reeja un avance en relacin con garantizar el derecho de los campesinos y campesinas a participar en las decisiones relativas a los derechos reconocidos en el art. v de la Declaracin, y as tambin proteger el patrimonio gentico de las variedades de maz que acostumbran producir. Sentencia http://www.an.org/leadmin/media/publications/Brasil6.pdf
sobre el tema, se puede encontrar en http://terradedireitos.org.br/biblioteca/ biblioteca/justica-suspende-liberacao-de-milho-transgenico-da-bayer/

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ii.5.2  Derecho a la proteccin y preservacin de la diversidad biolgica (art. x, 1 ddc), en relacin con el derecho a la preservacin de los valores de la agricultura (art. ix, 2 ddc), con el derecho a preservar el medio ambiente de acuerdo con sus saberes y sus conocimientos (art. xi, 2 ddc), el derecho a rechazar la variedad de plantas que consideren peligrosas econmica, ecolgica y culturalmente (art. v, 2 ddc), derecho a conservar y desarrollar su conocimiento local sobre agricultura (art. v, 4 ddc) y derecho a participar activamente en el diseo de polticas, toma de decisiones, aplicacin y monitoreo de cualquier proyecto, programa o poltica que afecten sus territorios (art. ii, 4 ddc)
Brasil. 4. Sala del Tribunal Regional Federal de la 4. Regin, Sala de lo Ambiental de Curitiba, Agravo de Instrumento (recurso frente a decisiones interlocutorias) N. 0033933-63.2010.404.0000/PR, recurso interpuesto por las asociaciones civiles Tierra de Derechos, Agricultura Familiar y Agroecologa (as-pta), Instituto Brasileiro de Defensa del Consumidor (Idec) y Asociacin Amigos del Pez Boi (Ampa) en contra de la Unin Federal y las empresas Bayer, Monsanto y Syngenta, Porto Alegre, 11 de mayo de 2011. Palabras clave Contaminacin por transgnicos, proteccin de las semillas tradicionales. Hechos A raz de la divulgacin de los resultados del estudio titulado Plan de monitoreo del ujo entre cultivos de maz transgnico y no transgnico en el oeste de Paran por parte de la Secretara de Agricultura y Abstecimiento del estado de Paran (Seab) en 2009197, en el que se
197 Este estudio (Plano de monitoramento do uxo entre lavouras de milho transgnico e no transgnico no oeste do Paran), el primero de su tipo,

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comprueba la contaminacin del maz trangnico sobre los cultivos convencionales aun respetndose las reglas de coexistencia previstas por la Comisin Tcnica Nacional de Bioseguridad (ctnbio), cuatro asociaciones civiles brasileas decidieron interponer una accin civil pblica frente a la Sala de lo Ambiental de Curitiba. La accin se concentr en atacar la medida de bioseguridad RN 04/07, artculo 2 de la ctnbio, que debera justamente evitar la contaminacin. Las organizaciones sostuvieron que la contaminacin viola los derechos de los consumidores y el rgimen jurdico que establece el etiquetado de alimentos que contengan ms del 1% del transgen (Decreto 4.680/03). Aunado a ello, denunciaron la violacin del derecho a un medio ambiente ecolgicamente equilibrado y al patrimonio gentico del maz en el pas, que es centro de diversidad por poseer variedades nicas que han sido mejoradas y adaptadas por las y los agricultores, los pueblos indgenas y las comunidades tradicionales por centenares de aos. Consideraron que la contaminacin ataca directamente el patrimonio cultural del pas, que se compone de inumerables maneras de ser y hacer relacionadas a la prctica de cultivo del maz y al derecho colectivo de los/as agricultores/as a la libre eleccin de su sistema productivo, sea ste transgnico, convencional, orgnico o agroecolgico. En el marco del litigio, a travs de un agravo de instrumento198, los demandantes solicitan dar pie a la prueba testimonial que permita que los agricultores tradicionales expresen su punto de vista y transmitan su conocimiento en relacin con los daos ambientales provocados por parte del maz transgnico sobre el criollo y con la contaminacin gentica. Sobre este punto, el Tribunal Regional Federal 4 decide por mayora que los/as agricultores/as tradicionales deben ser escuchados por la Sala de lo Ambiental de Curitiba sobre la contaminacin gentica del maz y sobre los daos al medio ambiente y la cultura
revela que se est dando una contaminacin gentica por polinizacin cruzada del maz a una distancia de 120 m, con una presencia de hasta 1,3% de transgenes en relacin con el total de los granos por cada espiga convencional analizada, aun considerndose distancias de aislamiento mayores a las previstas por la ctnbio. 198 El agravo de instrumento es un recurso que se emplea para impugnar decisiones interlocutorias. Ms informacin en http://www.jusbrasil. com.br/topicos/296554/agravo-de-instrumento

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que se estn dando en todo el pas desde la liberalizacin del maz transgnico en 2008. En el voto de mayora se lee:
Los agricultores que se dedican al cultivo en cuestin pueden ofrecer argumentos relevantes considerando que son justamente los que lo trabajan cotidianamente enfrentando la problemtica por lo que podran, probablemente, demostrar a travs de los conocimientos tradicionales cmo se da la erosin gentica a causa de la contaminacin de las semillas. Los conocimientos tradicionales indican que el polen del maz recorre distancias muy signicativas. La distancia reglamentar (prevista en la RN 04/07) de 20 metros o de 100 no sera suciente. La prueba es muy importante e indispensable para formar la conviccin (traduccin propia)199.

Por su parte, el voto del Relator se enfoca a desconocer la necesidad de la prueba testimonial a favor de la pericial por tratarse de una cuestin tcnica. Relevancia del caso La decisin analizada garantiza el derecho de las y los agricultores tradicionales a participar en la toma de decisiones referentes a la norma impugnada (RN 04/07) para gestionar los riesgos ligados a la liberalizacin comercial del maz transgnico en el pas. El voto mayoritario reconoce explcitamente la importancia de los saberes tradicionales y la necesidad de escuchar a las personas que todos los das seleccionan, conservan y mejoran las semillas de maz tradicionales, muy relevantes en un pas como Brasil que es centro de diversidad de este fundamental cereal. Tierra de Derechos, una de las organizaciones que litig el caso, subray adems que la sentencia resulta conforme con lo estable199 Os agricultores que se dedicaram ao cultivo em questo podem trazer relevantes esclarecimentos, pois so eles justamente que labutam no cotidiano, enfrentando a questo e podero, talvez, demonstrar com os saberes tradicionais, como se d a eroso gentica com a contaminao de suas sementes. Os conhecimentos tradicionais apontam que o plen do milho viaja distncias muito signicativas, sendo tal constatado. A distncia regulamentar de 20 metros ou 100 metros no seria suciente. A prova muito importante e se mostra indispensvel formao de convico.

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cido en el Tratado Internacional sobre Recursos Fitogenticos de la fao200, en vigor en Brasil desde 2008, y ms precisamente con su artculo 9. En relacin con los derechos de los/as agricultores/as en este artculo se establece que los pases tienen el deber de garantizar la proteccin y promocin de los conocimientos tradicionales asociados con los recursos genticos para la alimentacin y la agricultura, as como el derecho de participar en las tomas de decisiones, a nivel nacional, sobre cuestiones relativas con la conservacin y uso de esos recursos201. La decisin ofrece tambin importantes argumentos a favor del contenido de los diferentes artculos de la Declaracin de los Derechos de Campesinas y Campesinos, mencionados en el ttulo 5.2. Sentencia http://www.an.org/leadmin/media/publications/Brasil7.pdf

200 Disponible en http://www.fao.org/AG/cgrfa/Spanish/itpgr.htm#text 201 Para mayor informacin sobre el caso se puede revisar: Terra de Dereitos, Anlise jurdica: Agricultores tradicionais devem ser ouvidos sobre contaminao por transgnico, en http://terradedireitos.org.br/linhas/ analise-juridica/. Para conocer la legislacin brasilea en materia de derechos campesinos se puede revisar Terra de Dereitos, Biodiversidades como bem comun. Direitos dos Agricultores, Agricultoras, Povos e Comunidades Tradicionais, en http://terradedireitos.org.br/wpcontent/uploads/2012/09/Biodiversidade-como-bem-comum.pdf

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ii.6. D  erecho a la preservacin del medioambiente

El artculo xi de la Declaracin establece que: 1. Las campesinas y campesinos tienen derecho a un medioambiente limpio y saludable. 2. Las campesinas y campesinos tienen derecho a preservar el medioambiente de acuerdo con su saber y sus conocimientos. 3. Las campesinas y campesinos tienen derecho a rechazar cualquier forma de explotacin que cause daos medioambientales. 4. Las campesinas y campesinos tienen derecho a convenir y reclamar compensaciones por los daos medioambientales. 5. Las campesinas y campesinos tienen derecho a ser indemnizados por la deuda ecolgica y por el despojo histrico y actual de sus territorios.

ii.6.1  Derecho a un medio ambiente limpio y saludable (art. xi, 1 ddc), en relacin con el derecho a la vida y a un estndar adecuado de vida (art. 3, ddc)
Argentina. Mendoza, Beatriz Silva y otros c/Estado nacional y otros s/daos y perjuicios derivados de la contaminacin ambiental del ro Matanza/Riachuelo, Corte Suprema de Argentina, fallo 08050 M.1569.XL, 8 de julio de 2008202. Palabras clave Proteccin ambiental, obligacin de proteger y obligacin de cumplir.
202 Numerosos materiales sobre el caso pueden consultarse en http://www. farn.org.ar/prensa/salidas/fallo_riachuelo080708.html.

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Hechos En 2004, Beatriz Mendoza y otros 16 vecinos que viven en la provincia de Buenos Aires y en la Ciudad Autnoma de Buenos Aires, algunos de ellos en representacin tambin de sus hijos menores, interpusieron una demanda ante la Corte Suprema de Justicia de la Nacin contra el Estado nacional, la provincia de Buenos Aires, la Ciudad Autnoma de Buenos Aires y 44 empresas, por daos derivados de la contaminacin ambiental del ro Matanza-Riachuelo y para obtener indemnizacin por daos y perjuicios sufridos como consecuencia de la contaminacin de la cuenca203 (en la que viven cinco millones de personas de las cuales dos millones son consideradas afectadas directas), cese de la contaminacin (dao individual) y recomposicin del medio ambiente (dao colectivo). Consideraron que el Estado nacional es responsable de producir la situacin denunciada sobre una va navegable e interjurisdiccional, respecto de la cual ste tiene facultades de regulacin y control, en virtud de lo dispuesto en el artculo 75 incisos 10 y 13 de la Constitucin Nacional; la provincia de Buenos Aires, por tener el dominio originario sobre los recursos naturales existentes en su territorio, de conformidad con lo establecido en los arts. 121 y 124 de la Ley Fundamental; y la Ciudad Autnoma de Buenos Aires en su carcter de riberea del Riachuelo, el que constituye, en el rea de su jurisdiccin, un bien de dominio pblico y, adems, al estar obligada a utilizar equitativa y razonablemente sus aguas y el resto de los recursos naturales del ro, su lecho y subsuelo, sin causar perjuicio sensible a los dems ribereos, por tener su jurisdiccin sobre todas las formaciones insulares aledaas a sus costas, con los alcances permitidos por el Tratado del Ro de la Plata, y porque le corresponde preservar la ora y la fauna de su
203 Los/as quejosos/as pedan un resarcimiento que permitiera reparar los gastos para tratamientos mdicos, gastos por nueva radicacin, dao moral, dao psquico sufrido por madres y padres, el dao futuro comprensivo de los gastos que habr que realizar para liberar a los nios de la contaminacin que portan en su organismo y la prdida del valor locativo de los inmuebles que habitan, segn los casos. Otras pretensiones que se plasman en la demanda tienen que ver con el resarcimiento del dao infringido al medio ambiente y la recomposicin de ste (dao ambiental colectivo, artculos 27, 28, Ley 25675 y concordantes).

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ecosistema, como reserva natural, segn lo seala el art. 81 de la Constitucin local. Los/as quejosos/as indican tambin que demandan a las empresas por verter directamente al ro y al suelo, sin depuracin, los lquidos que utilizan y los residuos txicos y peligrosos, por no construir plantas de tratamiento, por no adoptar nuevas tecnologas y por no minimizar los riesgos de su actividad productiva. En el escrito inicial tambin se indica que hay un gran nmero de terrenos potencialmente contaminados. En junio de 2006 la Corte se declar competente respecto al dao colectivo204 e intim a los demandados a presentar un plan de saneamiento de la cuenca, y a las empresas a informar sobre los desechos y residuos que arrojan al ro, as como si cuentan con sistemas de tratamiento de dichos residuos y si tienen seguros contratados segn establece la Ley 25.675 General de Ambiente, adems de las medidas tomadas con el n de detener y revertir la contaminacin. En agosto de 2006 la Corte admiti tambin la participacin del Defensor del Pueblo de la Nacin y de cuatro organizaciones de la sociedad civil205 (el nmero de organizaciones admitidas fue ampliado en el trascurso de la causa) como terceros interesados. En septiembre de 2006 se llev a cabo la primera audiencia pblica en la que las autoridades involucradas presentaron el Plan Integral de Saneamiento de la Cuenca Matanza-Riachuelo y la creacin del Comit de Cuenca interjurisdiccional. En esta misma audiencia, las empresas presentaron los informes que les fueron encomendados y el Defensor del Pueblo de la Nacin, as como los representantes
204 La Corte admiti la radicacin del asunto por el art. 117 de la Constitucin Nacional. Por tratarse de contaminacin de recursos ambientales inter-jurisdiccionales y ser parte el Estado Nacional y la Provincia de Buenos Aires, con respeto a la pretensin de que, como legtimos extraordinarios en los trminos reglados por los art. 41 y 43 de la Ley fundamental y el art. 30 de la Ley 25.675, tiene por objeto la defensa del bien de incidencia colectiva y de uso comn e indivisible congurado en el ambiente (fs. 75/76), tutela que se persigue mediante la prevencin, la recomposicin o, por ltimo, por el resarcimiento del dao colectivo segn el art. 28 de la ley citada. 205 Las organizaciones admitidas fueron la Fundacin Ambiente y Recursos Naturales (en cuya pgina web www.farn.org.ar se encuentra informacin detallada sobre el proceso); el Centro de Estudios Legales y Sociales, la Asociacin de Vecinos La Boca y Greenpeace Argentina.

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de los terceros interesados, se integraron tambin presentando sus respectivos informes. Despus de otras tres audiencias pblicas, en las cuales se confrontaron las posiciones de la Secretara de Medio Ambiente y Desarrollo Sustentable y de expertos independientes sobre los avances del Plan y se escucharon testimonios de los 61 demandados, en junio de 2008 la Corte emiti la sentencia en la que aplica los artculos 41 (derecho a un medio ambiente sano) y 43 (derecho a interponer accin de amparo frente a actos u omisiones que violen derechos constitucionales) de la Constitucin Nacional. En el Considerando N. 15, la autoridad judicial establece que la sentencia es de cumplimiento obligatorio y que:
la recomposicin y prevencin de daos al ambiente obliga al dictado de decisiones urgentes, denitivas y ecaces. De acuerdo con este principio, la presente sentencia resuelve de modo denitivo la especca pretensin sobre recomposicin y prevencin que ha tramitado por medio de este proceso urgente y autnomo. El objeto decisorio se orienta hacia el futuro y ja los criterios generales para que se cumpla efectivamente con la nalidad indicada, pero respetando el modo en que se concreta, lo que corresponde al mbito de discrecionalidad de la administracin. De tal modo, el obligado al cumplimiento deber perseguir los resultados y cumplir los mandados descritos en los objetivos que se enuncian en la presente, quedando dentro de sus facultades la determinacin de los procedimientos para llevarlos a cabo. Asimismo, dado el carcter denitivo de esta sentencia, el proceso de ejecucin debe ser delegado a un juzgado federal de primera instancia, al n de garantizar la inmediatez de las decisiones y el efectivo control jurisdiccional de su cumplimiento.

La Corte establece que la autoridad obligada a la ejecucin del programa es la Autoridad de Cuenca Matanza-Riachuelo (Acumar), contemplada en la Ley 26.168 y en cuya estructura participan el Gobierno nacional, la Ciudad Autnoma de Buenos Aires y la provincia de Buenos Aires, quien asumir las responsabilidades ante todo incumplimiento o demora de ejecutar los tres objetivos simultneos del programa, es decir: 1) La mejora de la calidad de vida de los habitantes de la cuenca; 2) la recomposicin del ambiente en la cuenca y en todos sus componentes (agua, aire y suelo); 3) La pre233

vencin de daos con suciente y razonable grado de prediccin. La Corte tambin decide que:
Para medir el nivel de cumplimiento de esos objetivos la Autoridad de la cuenca deber adoptar algunos de los sistemas internacionales de medicin que se encuentran disponibles e informar al tribunal competente para la ejecucin de esta sentencia en un plazo de 90 (noventa) das hbiles. El incumplimiento de la orden dentro del plazo establecido importar la aplicacin de una multa diaria a cargo del presidente de la Autoridad de la cuenca (que en ese momento era la Secretara de Medio Ambiente y Desarrollo Sustentable de la Nacin).

El programa se compone de seis vertientes, que a continuacin resumimos: 1. Informacin pblica: la Corte ja un plazo de 30 das para organizar un sistema de informacin pblica digital va Internet para el pblico en general que, de modo concentrado, claro y accesible contenga todos los datos, informes, cronogramas y costos actualizados, que ya fueran solicitados por la Corte al Estado nacional en los autos del 20/06/2006 y 22/08/2007. Tambin deber informar del estado del agua, de las napas subterrneas y del aire. 2. Contaminacin de origen industrial: entre otras cosas, la Corte establece que la Acumar deber inspeccionar todas las empresas de la cuenca en 30 das, identicar a las que considere contaminantes e intimarlas para que presenten un plan de tratamiento de euentes en 30 das, que ser evaluado durante otros 60 das. Las empresas debern cesar los vertidos en 180 das, contados desde el fallo. La Autoridad de la cuenca podr clausurar empresas, pero por otro lado tambin podr prorrogar los plazos en casos de dicultad econmica para pagar los costos del tratamiento. El Estado deber informar a las empresas las lneas de crdito disponibles. Asimismo, se deber presentar un proyecto de reconversin industrial y relocalizacin de empresas del Polo Petroqumico Dock Sud, el que deber ser presentado pblicamente. 3. Saneamiento de basurales: se ordena a la Acumar que en el plazo de seis meses a un ao proceda a erradicar todos los basurales a cielo abierto y aquellos ilegales identicados en el mbito de
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la cuenca, al tiempo que se debern implementar medidas para erradicar los asentamientos poblacionales existentes sobre los basurales e impedir nuevos asentamientos. 4. Limpieza de mrgenes del ro: la Autoridad de la cuenca deber informar en forma pblica la nalizacin de la etapa de desratizacin y limpieza y el avance de las obras para trasformar toda la ribera en rea parquizada. 5. Expansin de la red de agua potable, desage pluvial, saneamiento cloacal: la autoridad deber informar pblicamente sobre el plan de ampliacin de las obras de captacin, tratamiento y distribucin. Lo mismo deber hacer en relacin con las obras pluviales y cloacales. Ya que la contaminacin de origen cloacal es muy relevante, la Corte puso particular nfasis en las obras que ya deberan estar terminadas y las previstas para la construccin de dos plantas depuradoras. 6. Emergencia sanitaria: con base en el informe pericial elaborado por las facultades de Medicina y de Farmacia y Bioqumica de la Universidad de Buenos Aires, la Corte requiere a la Acumar que en un plazo de 90 das realice un mapa que reeje los factores ambientales de riesgo, la poblacin vulnerable y los trastornos de salud existentes. Elabore un diagnstico que permita discriminar patologas producidas por la contaminacin del aire, suelo y agua y un sistema de seguimiento de los casos detectados. Una vez recopilada esa informacin dispondr de 60 das para elaborar y ejecutar un programa sanitario para atender las necesidades de la poblacin de la cuenca. Deber existir adems una base de datos de acceso pblico sobre las enfermedades registradas y medidas claras de vigilancia epidemiolgica206. En relacin con el control sobre el cumplimiento de la sentencia, la Corte establece que ser la Auditora General de la Nacin la autoridad encargada de llevar un control especco de la asignacin de fondos y de ejecucin presupuestaria de todo lo relacionado en el plan. El juez de la ejecucin podr presentar adems todos los cuestionamientos relativos al control presupuestario o a su ejecucin a la Autoridad de la cuenca. Se prev adems la participacin
206 Retomado de: http://www.farn.org.ar/participacion/riachuelo/ documentos/puntos_centrales_sentencia080708.pdf

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ciudadana en el control del cumplimiento del Plan de Saneamiento y el funcionamiento del Acumar. Por ello se establece que el Defensor del Pueblo conformar un cuerpo colegiado con los representantes de las organizaciones no gubernamentales que intervienen en la causa, coordinando su funcionamiento y distribuyendo internamente las misiones. Finalmente, en la sentencia se atribuye al Juzgado Federal de Primera Instancia con sede en Quilmes el control de todas las tareas de ejecucin de la sentencia. Sus decisiones podrn recurrirse por va de recurso extraordinario ante la Suprema Corte. Asimismo, las resoluciones administrativas que dicte Acumar sern recurribles ante dicho juzgado federal. Relevancia del caso La Corte reconoci la existencia de un derecho colectivo, el medio ambiente, que estaba siendo violado y que necesitaba la obligatoria intervencin de las autoridades. Si bien en la sentencia no se aplican tratados internacionales en materia de derechos humanos (por ejemplo lo que tiene que ver con agua, saneamiento, salud y vivienda), s se plantea que el objetivo del programa debe ser el mejoramiento de la calidad de vida de los habitantes y por lo tanto requiere que se adopten programas sanitarios especcos para satisfacer las necesidades de la poblacin de la cuenca. Resulta interesante adems que la Corte enfoque mucha de su atencin en desarrollar un sistema de control de cumplimiento de la sentencia en el que participan muchos actores y que, en ese contexto, haya previsto la creacin de un cuerpo colegiado coordinado por el Defensor del Pueblo de la Nacin y compuesto por las organizaciones de la sociedad civil que fueron admitidas como terceras en la causa, en dilogo con muchas otras organizaciones de base, lo que constituye un avance en la apertura de instancias de participacin social en el diseo y control de las polticas pblicas. Sentencia http://www.farn.org.ar/prensa/salidas/fallo_riachuelo080708. html

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ii.7  Derecho de acceso a la justicia

El artculo xiii de la Declaracin establece que: 1. Las campesinas y campesinos tienen derecho a recursos efectivos en el caso de violaciones de sus derechos. Tienen derecho a un sistema judicial justo y a tener un acceso efectivo y no discriminatorio a los tribunales, as como a tener ayuda legal. 2. Las campesinas y campesinos tienen derecho a no ser criminalizados por sus demandas y sus luchas. 3. Las campesinas y campesinos tienen derecho a ser informados y a asistencia legal.

ii.7.1  Derecho a recursos efectivos en el caso de violaciones de sus derechos. Las y los campesinos tienen derecho a un sistema judicial justo y a tener un acceso efectivo y no discriminatorio a los tribunales, as como a tener ayuda legal (art. xiii, 1 ddc)
Brasil. Demanda de indemnizacin por daos morales, Sala Tercera de lo Civil de Marab, interpuesta por Maria da Glria Sales Pimenta requirindose al estado de Par, 6 de octubre de 2011. Palabras clave Derecho a la justicia para campesinas y campesinos, defensores de derechos humanos. Hechos En mayo de 1980, dos personas vinculadas a la oligarqua terrateniente de Par adquieren el dominio til de cuatro inmuebles rura237

les pertenecientes a ese estado. Esas tierras haban sido trabajadas hasta entonces por 160 familias campesinas que, en el tiempo de la adquisicin, constituan un obstculo para los planes de los adquirentes. stos iniciaron una campaa de terror y violencia, segn menciona la sentencia, con la intencin clara de obtener el desalojo de las y los campesinos, lo que nalmente lograron207. Sirvi como apoyo fundamental al objetivo de los adquirentes una orden judicial que se emiti en un momento de severa complicidad entre el gobierno central dictatorial y los terratenientes. Frente a esta situacin, el abogado Gabriel Sales Pimenta interpuso un mandado de segurana (recurso destinado a requerir la proteccin de una persona o personas que han visto vulnerados sus derechos a consecuencia de la decisin de una autoridad pblica) ante el Tribunal de Justicia de Par para defender los derechos de esas familias. El recurso fue admitido el 20 de noviembre del mismo ao, dejando sin efecto la accin de restitucin posesoria que haban propuesto los sujetos mencionados. Los adquirentes recrudecieron su campaa de terror en el mes de julio de 1982. El 18 de ese mismo mes asesinaron al abogado defensor de las y los campesinos. La polica concluy que el pistolero y sus cmplices estaban vinculados a los adquirentes de la propiedad ya que se trasladaron en un auto de su propiedad. El encargado de la investigacin policial solicit la prisin preventiva de los imputados, incurriendo desde este momento en severas fallas procedimentales, consistentes en el incumplimiento de plazos y el no respeto de las cadenas de mando en la entrega de documentacin (aparentemente el encargado de la investigacin habra hecho entrega de la documentacin del caso al secretario de la Secretara de Ocio de la Comarca de Marab para que fuera remitida a la autoridad judicial, cosa que nunca se realiz). El 28 de julio de 1982 los sujetos sealados por su complicidad fueron encarcelados, para ser puestos en libertad slo tres das despus. El 6 de agosto del mismo ao el encargado de la investigacin solicit nuevamente la prisin para los acusados cosa que, por motivos desconocidos208, no fue tomada en consideracin
207 Ms informacin en http://www.cebraspo.org.br/pt-br/content/viva-oexemplo-do-advogado-do-povo-gabriel-pimenta 208 Traduccin literal de la sentencia.

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por autoridad judicial alguna. El 8 de septiembre fue aprobado el informe policial, el cual no lleg al Ministerio Pblico hasta el 20 de diciembre de 1982. La denuncia del Ministerio Pblico fue recibida el 23 de agosto de 1983, no realizndose los interrogatorios hasta el 24 de abril de 1984. En junio de ese ao fue decretada la prisin preventiva de los adquirentes de los predios, sin que fueran expedidos los mandatos de prisin. El proceso desapareci entre los aos 1986 y 1987, para realizarse nalmente en 1988 el interrogatorio que haba sido propuesto en 1984. El 2 de abril de 2006 fue detenido uno de los sujetos en la hacienda del ex gobernador Newton Cardoso209. El 12 de abril de 2006 el Ministerio Pblico estableci la prescripcin de los delitos cometidos por el mismo sujeto. En este contexto la demandante, madre del abogado asesinado, reclam al estado de Par indemnizacin por daos morales por una cantidad de 700 mil reales. El estado de Par trat de contradecir la demanda, argumentando ilegitimidad activa, y entre otras la prescripcin de responsabilidad. Tras intentar una conciliacin, el juez desestim los argumentos del estado y lo sentenci a la reparacin del dao en los trminos de la demanda. La argumentacin del juez se bas en los derechos humanos, y ms precisamente en la Convencin Americana, que en su artculo 8.1 establece:
Toda persona tiene derecho a ser oda, con las debidas garantas y dentro de un plazo razonable, por un juez o tribunal competente, independiente e imparcial, establecido con anterioridad por la ley, en la sustanciacin de cualquier acusacin penal formulada contra ella, o para la determinacin de sus derechos y obligaciones de orden civil, laboral, scal o de cualquier otro carcter.

El juez mencion adems otros casos como el de Maria da Penha210. El nfasis en esos puntos tal vez responda a la admisin a
209 Uno de los polticos ms ricos de la pasada legislatura y vinculado al agronegocio. Ms informacin en http://www.mst.org.br/Agronegociodomina-lista-dos-mais-ricos-do-Congresso. 210 Nombre de una mujer vctima de violencia domstica que, al no encontrar

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trmite previo a que se emitiera la decisin en anlisis ante la Comisin Interamericana de Derechos Humanos del caso del abogado asesinado, manifestando con ello la relevancia de la relacin nacional-internacional211. La argumentacin en la sentencia insiste en reconocer la obligacin de imparticin de justicia en un plazo adecuado, puesto que el acceso a la justicia es un valor supremo que garantiza la tutela de todos los dems derechos. La celeridad debe ser un presupuesto para la imparticin de justicia y no convertir la pretensin de la vctima en frustracin. El juez ser concluyente en la sentencia:
respuesta en la justicia brasilea, recurri a la oea con la ayuda del Centro por la Justicia y el Derecho Internacional (Cejil) y el Comit de Amrica Latina y el Caribe para la de Defensa de los Derechos de la Mujer (Cladem). Ms informacin en http://www.cidh.oas.org/women/ Brasil12.051.htm

211 El 09 de noviembre de 2006, el Centro por la Justicia y el Derecho Internacional (Cejil) y la Comisso Pastoral da Terra (cpt) (en adelante los peticionarios) presentaron una denuncia ante la Comisin Interamericana de Derechos Humanos (en adelante la Comisin, la Comisin Interamericana o la cidh) en contra de la Repblica Federal de Brasil (en adelante el Estado o Brasil) por la presunta violacin del derecho a la vida, seguridad e integridad personal, del derecho a la justicia y del derecho de asociacin, todos previstos en los artculos i, xviii y xxii respectivamente de la Declaracin Americana de los Derechos y Deberes del Hombre (en adelante la Declaracin o la Declaracin Americana), y presuntas violaciones a las garantas y proteccin judicial, consagrados, respectivamente, en los artculos 8 y 25 de la Convencin Americana sobre Derechos Humanos (en adelante la Convencin o la Convencin Americana), conjuntamente con el incumplimiento de la obligacin general de respetar los derechos prevista en el artculo 1.1 del mismo tratado, en perjuicio de Gabriel Sales Pimenta (en adelante la presunta vctima) () Tras examinar las posiciones de las partes a la luz de los requisitos de admisibilidad establecidos en los artculos 46 y 47 de la Convencin Americana, la Comisin decidi declarar admisible el caso en relacin con los artculos i, xviii y xxii de la Declaracin Americana, tanto como los artculos 8.1 y 25 de la Convencin Americana en conexin con la obligacin general establecida en el artculo 1.1 del mismo instrumento internacional. En consecuencia, la Comisin decidi noticar a las partes y hacer pblico el presente Informe de Admisibilidad e incluirlo en su Informe Anual. Ms informacin en: http://www.cidh.oas.org/annualrep/2008sp/ Brasil1236-06.sp.htm

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La nica conclusin consistente que se vislumbra a travs de estas notas es que, en ausencia de una prestacin judicial oportuna, el Estado deber ser objetivamente responsabilizado. Relevancia del caso El presente caso aborda, si bien slo de manera indirecta, cuestiones concernientes al acceso a la justicia de las comunidades campesinas, la criminalizacin a la que son sometidas sus luchas (y que en este caso concreto fue fruto de la complicidad entre el gobierno de aquel entonces y los terratenientes) y las garantas de las cuales deben gozar sus propios defensores. Sin llegar a la condena de las personas que asesinaron al abogado, s se hace responsable al Estado por violar las garantas judiciales previstas en el art. 8 de la Convencin Americana sobre Derechos Humanos. Por medio de una presin conjunta jurdico-social, en el plano nacional y en el plano internacional, se logr nalmente una sentencia destinada a reparar por lo menos el dao moral. Sentencia http://www.an.org/leadmin/media/publications/Brasil8.pdf

ii.7.2  Derecho a no ser criminalizados por sus demandas y sus luchas (art. xiii, 2)
Brasil. Hbeas Corpus N. 5.574. SP, Sala Sexta del Superior Tribunal de Justicia. Impetrantes (solicitantes): Luis Eduardo Greenhalg; impetrado (solicitado): Juez Segundo Vicepresidente del Tribunal de Justicia de So Paulo. Detenidos: Marcio Barreto, Felindo Procpio, Diolinda Alvez de Souza, Dos Santos, Claudemir Marques Cano, Larcio Barbosa y Jos Rainha Junior, 1997. Palabras clave Demandas de reforma agraria, criminalizacin de la protesta social. Hechos Diolinda Alvez de Sousa, una de las personas acusadas en el presente caso, es una dirigente del Movimiento de los Trabajadores Sin Tierra (mst) que fue arrestada en numerosas ocasiones por haber ocupado
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tierras, adems de haber sido objeto de orden de prisin preventiva acusada de asociacin para delinquir (delito por el cual ha sido condenada en primera y segunda instancias en algunas ocasiones)212. En 1996, Diolinda y otros miembros del mst fueron condenados en primera instancia por el delito de usurpacin213 y asociacin para delinquir. En segunda instancia, el Tribunal de Justicia de So Paulo conrm la sentencia. En 1997, la 6. Sala del Superior Tribunal de Justicia de Brasil se pronunci sobre la solicitud de hbeas corpus214 N. 5.574/SP215 tras el reencarcelamiento de los miembros del movimiento determinado por el juez de segunda instancia. Los votos de los ministros reejan la disparidad de posiciones, siendo dos favorables al otorgamiento del hbeas corpus y uno contrario. El ministro que qued en minora vot a favor de la condena de los campesinos y, para sostener su decisin contraria al hbeas corpus, se pronunci de la siguiente manera sobre el mst al considerar que este ltimo buscara (cita periodstica):

212 Una de las sentencias condenatorias es del 2003 y est relacionada con el proceso nm. 275/00. El juez impuso una pena de dos aos y ocho meses a la dirigente y a otras nueve personas pertenecientes al movimiento debido a que los reos se asociaron para la comisin de usurpacin, un delito contra el patrimonio previsto por el art. 288 del Cdigo Penal. Aun cuando el juez haya sostenido que su decisin era meramente tcnica y no motivada por ningn tipo de criminalizacin en contra del mst, leyendo el texto de la sentencia se nota que el juez no seala la conducta que supuestamente se encuadra en el tipo penal pretendido, ya que se limita a subrayar que los acusados pertenecen a una cooperativa de sin tierra o que son parientes del principal dirigente de la zona. Reis Porto, Luciano, El poder judicial y los conictos agrarios en Brasil, Revista de Derechos Humanos y Estudios Sociales, ao I, nm. 1, enero-junio 2009, p.73. Disponible en: http://www.uaslp.mx/Spanish/Academicas/FD/ REDHES/Documents/Redhes1-04.pdf 213 El esbulho possessrio (usurpacin) est tipicado en el art. 161, ii del Cdigo Penal y se da cuando una persona invade, con violencia a la persona o grave amenaza o mediante la participacin de ms de dos personas, un terreno o un edicio ajeno, para nes de la usurpacin. 214 Hay que subrayar que el hbeas corpus en Brasil puede cobrar las caractersticas de libertad bajo anza. 215 STJ. 6 Turma. rel. desig. Min. Luiz Vicente Cernicchiaro. HC 5.574/SP. DJU 18.08.1997. RT 747

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Mantener al gobierno arrinconado para desestabilizarlo, y as sostener su llamativo proyecto socialista. Como la reforma agraria est avanzando con un nmero creciente de asentamientos, es preciso fabricar articialmente nuevos sin tierra. Como la cuestin esencial est prxima a su resolucin, es preciso promover invasiones (...) Si el gobierno no demuestra rmeza puede caer en este juego y prepararse para el crecimiento de los conictos en el campo, de los cuales el mst con frialdad espera recoger sus mrtires216 (traduccin propia).

Los votos mayoritarios resuelven que el cargo de usurpacin no se poda aplicar a las personas involucradas en las ocupaciones de tierra y, por consecuencia, el delito de asociacin para delinquir quedaba tambin desacreditado. En sus palabras:
La Constitucin no es un mero conjunto de intenciones. De un lado, expresa el perl poltico de la sociedad, de otro, genera derechos () Resulta, pues, un derecho reclamar la implantacin de la reforma agraria. Para que sta se produzca, es legtima la presin sobre los rganos competentes () La postulacin de la reforma agraria no puede ser confundida, identicada con la usurpacin. No se dirige a usurpar la propiedad ajena. La nalidad es otra. Se ajusta al Derecho. Los conictos resultantes, evidentemente, necesitan ser dimensionados en su debida expresin. Insisto: no se trata de delito contra el patrimonio. Es indispensable la sensibilidad del magistrado para no poner en el mismo plano situaciones jurdicas distintas () El movimiento popular que pretende realizar la reforma agraria no
216 O magistrado Pirapozinho vem atuando com independncia, equilbrio e autoridade auna conduo do processo, ao inverso do mst, que busca manter o Governo acuado para desestabiliz-lo de olho em seu mirabolante projeto socialista. Como a reforma agrria est avanando com o nmero crescente de assentamentos, preciso fabricar articiosamente novos sem terra. Como a questo fundiria no Pontal est prxima de uma soluo, preciso promover invases em Ribeiro Preto, Ourinhos e Ja. E da por diante. Se o Governo no demonstrar rmeza e cair nesta armadilha pode-se preparar para o crescimento dos conitos no campo, dos quais o mst, com frieza, espera colher seus mrtires, salientou ilustre editorialista do Jornal da Trade, edio de 17 de janeiro ltimo (1997).

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caracteriza delito contra el patrimonio, congura derecho colectivo, expresin de la ciudadana.

Relevancia del caso Este caso es el primero en Brasil en el que un alto tribunal emite una decisin colegiada favorable a los sin tierra al concurrir el dolo (libertad libre y consciente de invadir) y el elemento subjetivo del tipo penal que es la nalidad de expropiar. Al analizar el delito de usurpacin, varios autores subrayan que para que ste ocurra deben concurrir el dolo (libertad libre y consciente de invadir) y el elemento subjetivo de tipo jurdico que es la nalidad de expropiar. El que comete este delito, por lo tanto, debe querer despojar al propietario de la posesin y adems enriquecerse ilcitamente tomando la propiedad (el delito se encuentra reconocido en el ttulo ii de la parte especial del Cdigo Penal sobre los delitos contra el patrimonio). El penalista Alberto Silva Franco, en la obra Cdigo penal y su interpretacin jurisprudencial, arma:
El delito de usurpacin es punible solamente a ttulo de dolo, esto es, si el agente tiene la conciencia y la voluntad de realizar la conducta tpica, o sea, la invasin del inmueble ajeno. Pero eso no es todo. Es necesario siempre que la invasin venga acompaada de un especco elemento anmico: el n de usurpacin. De esta manera, si el agente efecta la accin fsica requerida por el tipo no con el propsito deliberado de despojar al sujeto pasivo del ejercicio de la posesin del inmueble, no hay que hablar del delito en cuestin217.

Por lo tanto, cuando los sin tierra ocupan una propiedad improductiva sin tener el nimo de provocar un dao al propietario, sino ms bien para presionar al gobierno con el n de proceder a la reforma agraria, a travs de la expropiacin y el pago de la indemnizacin al propietario, no hay delito de usurpacin218. En esta misma lnea
217 Franco, Alberto Silva, Cdigo penal y su interpretacin jurisprudencial, vol i, tomo i , Sao Paulo, 1997, p. 2 087, citado por: Reis Porto, Luciano, El poder judicial y los conictos agrarios en Brasil, Revista de Derechos Humanos y Estudios Sociales, ao I, nm. 1, enero-junio, 2009, p. 71. 218 dem.

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se maniesta el Supremo Tribunal de Justicia en el caso analizado. En esta decisin se subraya que es necesario distinguir una forma legtima de presin democrtica destinada a obtener la reforma agraria de las guras delictivas219.

219 Para mayor informacin sobre el uso del derecho penal en el caso del movimiento Sin Tierra se puede consultar: Delmanto Jnior, Roberto, O movimento dos trabalhadores rurais sem-terra em face do direito penal, en http://www.delmanto.com/artigos/movimento_trabalhadores_rurais. htm (consultado en agosto de 2012). Sobre este mismo tema se puede leer: Rede Social de Justia e Direitos Humanos, Represso aos Movimentos Sociais Hbeas CorpusFatos, Feitos e Resultados, So Paulo, 2010. Disponible en: http://www.social.org.br/Cartilha_Caritas.pdf (consultado en agosto de 2012). Tambin de inters resulta Jos Gerardo de Sousa Junios, Trabalho e cidadania: dignidade humana e projeto de vida, disponible en http://www.domhelder.edu.br/revista/index.php/veredas/article/ view/134 (consultado en noviembre de 2012).

Captulo iii
Casos frente al Sistema Interamericano de Derechos Humanos

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Introduccin

Como es sabido, el catlogo de derechos contenido en la Convencin Americana de Derechos Humanos220 no contempla toda la gama de derechos econmicos, sociales y culturales (desc) reconocidos en otros instrumentos internacionales de derechos humanos. Por su parte, el Protocolo Adicional a la Convencin Americana sobre Derechos Humanos en materia de Derechos Econmicos, Sociales y Culturales, Protocolo de San Salvador221, otorga competencia a la Comisin Interamericana slo para examinar denuncias sobre violaciones del derecho a la educacin y a la sindicalizacin. Por este motivo, la va empleada para lograr la justiciabilidad de los dems desc en el sistema interamericano, como el derecho a la alimentacin, a la salud, a la vivienda o al territorio, ha sido indirecta, lo que consiste en denunciar la violacin de los desc vinculndola con violaciones a derechos civiles o polticos como el derecho a la vida, a la proteccin judicial o a la participacin, entre otros. El mayor avance jurisprudencial logrado hasta el momento sobre temas de acceso a tierra y recursos naturales se ha desarrollado en el marco de los derechos de los pueblos indgenas. La frmula que el Sistema Interamericano ha empleado para proteger el derecho al territorio de los pueblos indgenas se fundamenta principalmente en el artculo xxiii de la Declaracin Americana de los Derechos y Deberes del Hombre222 y en el artculo
220 http://www.oas.org/dil/esp/tratados_B-32_Convencion_Americana_ sobre_Derechos_Humanos.htm 221 http://www.oas.org/juridico/spanish/tratados/a-52.html 222 http://www.oas.org/es/cidh/mandato/Basicos/declaracion.asp. En el artculo xxiii se lee: Toda persona tiene derecho a la propiedad privada correspondiente a las necesidades esenciales de una vida decorosa, que contribuya a mantener la dignidad de la persona y del hogar.

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21223 de la Convencin Americana, ambos sobre el derecho a la propiedad privada. La Corte ha considerado que el derecho al territorio es un derecho en s mismo, y comprende la tierra as como los recursos que se encuentran en el subsuelo necesarios para su supervivencia y prcticas culturales. La jurisprudencia es particularmente progresista en el marco de la implementacin de planes o proyectos de desarrollo y/o inversin o para el otorgamiento de concesiones extractivas en territorios ancestrales224. En este contexto, los Estados detentan obligaciones respecto de derechos especcos tales como el derecho a un medio ambiente seguro y sano; el derecho a la consulta previa y, en ciertos casos, al consentimiento informado; el derecho a la participacin en los benecios del proyecto; y el derecho de acceso a la justicia y a la reparacin225. Sin embargo, el desarrollo jurisprudencial no ha sido igual de progresista al analizar casos y situaciones relacionadas al acceso a la tierra y los recursos naturales de grupos no indgenas ni tribales, que son justamente los que nos interesara analizar en el marco de la presente publicacin. Esto se explica, por un lado, por el uso limitado que las organizaciones campesinas hacen del Sistema Interamericano y que podra estar vinculado con los lmites del sistema en relacin con el reconocimiento de los desc; y, por el otro, porque en ese mbito no se ha generado un debate sobre el reconocimiento de los derechos de las campesinas y campesinos, como est sucediendo a nivel de las Naciones Unidas. Sin embargo, la Comisin Interamericana est recibiendo cada vez ms informacin, denuncias y solicitudes de medidas cautelares
223 El artculo 21 establece: 1. Toda persona tiene derecho al uso y goce de sus bienes. La ley puede subordinar tal uso y goce al inters social. 2. Ninguna persona puede ser privada de sus bienes, excepto mediante el pago de indemnizacin justa, por razones de utilidad pblica o de inters social y en los casos y segn las formas establecidas por la ley. 3. Tanto la usura como cualquier otra forma de explotacin del hombre por el hombre, deben ser prohibidas por la ley. 224 Ver Derechos de los pueblos indgenas y tribales sobre sus tierras ancestrales y recursos naturales. Normas y jurisprudencia del Sistema Interamericano de Derechos Humanos, oea/ Ser. L/ V/II. Doc. 56/09, 30 diciembre 2009, en http://cidh.org/countryrep/TierrasIndigenas2009/ Indice.htm 225 Ibdem.

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relacionadas con comunidades campesinas y su lucha por el acceso a la tierra y los recursos naturales. De la misma manera, organizaciones de la sociedad civil han estado impulsando audiencias temticas, visitas a pases y presentacin de peticiones principalmente relacionadas con la criminalizacin de la protesta y de la lucha campesina, as como con temas medioambientales. Esperamos que pronto el Sistema Interamericano se sume al debate sobre los derechos de las y los campesinos y tome medidas dirigidas a responder a sus demandas, y as extender la proteccin que el sistema ofrece a otros grupos que tambin necesitan proteccin especial.

iii.1  Derecho a la salud (art. iii, 6) en relacin con el derecho a la preservacin del medio ambiente (art. xi, 1, 2, 3)
Per. Caso de la comunidad de San Mateo de Huanchor y sus miembros c. Per, Informe N. 69/04, peticin 504/03, admisibilidad, 15 de octubre de 2004. Informe de Admisibilidad y Medidas Cautelares dentro de la Peticin de la Comunidad de San Mateo Huanchor. 17 de agosto de 2004, cidh peticin 504/03, Informe de Admisibilidad, 15 de octubre de 2004226. Palabras clave Contaminacin ambiental, residuos txicos provenientes de una minera, derecho a la salud. Hechos El 28 de febrero de 2003, la Comisin Interamericana recibi una peticin presentada por la Coordinadora Nacional de Comunidades del Per Afectadas por la Minera (Conacami) en la cual se alegaba la responsabilidad de la Repblica por violacin de derechos fundamentales, individuales y colectivos de los miembros de la comunidad de San Mateo de Huanchor, en razn de los efectos que sufran por la contaminacin ambiental producida por la permanencia de una cancha de relaves de residuos txicos
226 Ms informacin disponible en: http://www.cidh.org/annualrep/2004sp/ Peru.504.03.htm

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aledaa denominada Mayoc, perteneciente a la empresa minera Lizandro Proao sa. El pueblo de San Mateo de Huanchor est ubicado en la zona nordeste de la provincia de Huarochiri, departamento de la ciudad de Lima, en la cuenca alta del ro Rmac, a 95 kilmetros de Lima y sobre los 3200 msnm. San Mateo es capital del distrito del mismo nombre y cuenta con una poblacin de 5600 habitantes que se dedican principalmente a la ganadera y la agricultura (debido a los extensos pastos que rodean el rea), existiendo tambin actividades de comercio y pequea minera. De acuerdo a los peticionarios, la mayora de la poblacin de la comunidad de San Mateo de Huanchor se identica como indgena y conserva lazos espirituales con sus tierras ancestrales, agravndose as la situacin ya que la contaminacin afecta valores no slo materiales o de salud, sino tambin valores espirituales relacionados con la tierra y el ambiente. El 3 de junio de 2003, Conacami solicit a la Comisin la adopcin de medidas cautelares. El 21 de julio de 2004 los peticionarios presentaron informacin adicional y reiteraron la solicitud de medidas cautelares, alegando que la grave contaminacin ambiental ocasionada por la cancha de relaves mineros haba generado una crisis de salud pblica en la comunidad de San Mateo de Huanchor y que cada da aumentaba el riesgo asociado a la exposicin a los metales contenidos en los relaves. Agregaron los peticionarios que los ms afectados eran las nias y nios, quienes por la exposicin a residuos de plomo y otros minerales sufren la amenaza de daos irreparables en sus aptitudes neurolgicas y en su desarrollo psicolgico. El 17 de agosto de 2004 la Comisin decidi adoptar medidas cautelares con el n de garantizar la vida y la integridad personal de Oscar Gonzlez Anchurayco y otras personas de la comunidad, y solicit al gobierno de Per que en un plazo de 15 das informara sobre la adopcin de tales medidas:
1. Iniciar un programa de asistencia y atencin sanitaria a la poblacin de San Mateo de Huanchor y en especial a las y los nios, a efectos de identicar a aquellas personas que pudieran haber sido afectadas por las consecuencias de la contaminacin para que se les provea de la atencin mdica pertinente. 2. Elaborar a la brevedad posible el estudio de impacto ambiental requerido para el traslado del relave que contiene desechos
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txicos, ubicado en las cercanas de la poblacin de San Mateo de Huanchor. 3. Una vez realizado el estudio de impacto ambiental, iniciar los trabajos necesarios para el tratamiento y traslado del relave a un sitio seguro, donde no genere contaminacin, de acuerdo a las condiciones tcnicas que indique el estudio en mencin. 4. Elaborar un cronograma de actividades, necesario para monitorear el cumplimiento de la medida por parte de la cidh. 5. En la implementacin de esta medida se tenga en cuenta a la comunidad y sus representantes, as como la informacin y estudios previos que puedan ser utilizados en los procedimientos antes sugeridos.

En relacin con la admisibilidad del caso, los peticionarios sostienen que el Estado de Per ha vulnerado los derechos fundamentales, individuales y colectivos de la comunidad de San Mateo de Huanchor, debido a los efectos que sufren por la contaminacin ambiental ocasionada por una cancha de relaves de residuos txicos llamada Mayoc, perteneciente a la empresa minera Lizandro Proao sa, la que no ha sido removida a pesar de existir una orden administrativa que as lo dispone. Por lo anterior, alegan que el Estado es responsable de la violacin de los derechos establecidos en los artculos 4, 5, 7, 11, 16, 17, 19, 21, 22, 23, 24, 25 y 26 de la Convencin Americana, todos ellos en concordancia con el artculo 1 del mismo instrumento. Con relacin a los hechos, los peticionarios sostienen que la empresa minera Lizandro Proao sa adquiri de Centromin-Per, a travs del Decreto Supremo N. 016-97-EM del Ministerio de Energa y Minas, el fundo Mayoc ubicado en la cuenca del ro Rmac, a 50 metros de los barrios de Daza y Mayo de San Mateo de Huanchor. Alegan los peticionarios que la concesin minera se efectu transgrediendo disposiciones legales del sector, en especial la Ley 27015 sobre concesiones mineras en reas urbanas y de expansin urbana, al haberse otorgado en una zona de expansin urbana, no cumplir con las disposiciones de presentar un estudio de impacto ambiental (eia) sobre los efectos de la explotacin minera y no contar con la autorizacin de la alcalda municipal. A pesar de no cumplir con las disposiciones legales respectivas, de acuerdo a los peticionarios en febrero de 1999 comenzaron las
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operaciones en el depsito de relaves mineros Mayoc. Agrega la peticin que, tras una denuncia de las autoridades locales de San Mateo, el 6 de julio de 1999 la Direccin General de Minera (a travs de la Resolucin Directoral 110-99-EM/DGM) resolvi paralizar las operaciones metalrgicas de la planta de benecio Tamboraque, ubicada tambin en San Mateo de Huanchor, y del depsito de relaves Mayoc, por no contar con las autorizaciones de funcionamiento y transgredir las normas legales vigentes sobre medio ambiente. Sin embargo, en el mes de noviembre del ao 2000 y a pedido de la empresa, dicha resolucin fue declarada nula por el Consejo de Minera quien, mediante la Resolucin Directoral N. 170-200-EM/ DGM, volvi a autorizar las operaciones de la empresa y el funcionamiento del depsito de relaves. En la denuncia los peticionarios informan sobre una serie de estudios realizados por instituciones del Estado y centros de investigacin acadmica que sealan los efectos provocados por la contaminacin ambiental producida por el depsito de relaves, la que ha causado graves daos a los miembros de la comunidad de San Mateo de Huanchor. Al respecto, agregan que la empresa auditora m&s Especialistas Ambientales y Equas sa realizaron un estudio el 3 de mayo de 1999 en el que se constat la presencia de altas concentraciones de contaminantes como plomo, zinc, arsnico, hierro y cobre en el depsito de relaves y en reas agrcolas de la zona de inuencia. La Direccin de Salud Ambiental del Ministerio de Salud (Digesa) realiz dos evaluaciones en el ao 2000, una ambiental y otra respecto a la salud de la poblacin en la zona aledaa a la cancha de relaves. La primera evaluacin concluy que el poder acumulativo y el efecto crnico del arsnico, el plomo y el cadmio en la cancha de relaves constituyen un alto riesgo de exposicin de las poblaciones de Mayoc y Daza, y demostr que el ro Rmac, que bordea la poblacin, se encuentra contaminado con arsnico y plomo, as como que dichas concentraciones en los cultivos agrcolas sobrepasan los lmites de riesgo. Agregan los peticionarios que la segunda evaluacin dio a conocer los efectos nocivos de la contaminacin sobre la salud de las personas del sector de Mayoc y Daza por concentracin de los elementos metlicos de plomo, arsnicoy mercurio, cuya fuente principal es la cancha de relaves Mayoc. El informe tambin
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seala que el nivel de concentracin de plomo en la sangre es mayor en nias y nios respecto a los dems sectores de la comunidad. En ambos estudios se concluye que la contaminacin ambiental est afectando la salud de las y los pobladores. En marzo de 2001 la Direccin de Salud iv de Lima realiz una evaluacin clnica-epidemiolgica al 58% de la poblacin de San Mateo de Huanchor, a partir de la que concluye la existencia de problemas fsicos y psquicos, entre los que se encuentran alteracin de la memoria, alteracin de la atencin y concentracin, sndrome ansioso, trastorno de aprendizaje, cambio de personalidad, entre otros. Segn la informacin presentada por los peticionarios, en otro estudio realizado por la Direccin de Salud iv de Lima en octubre de 2001 se demostr que los habitantes de San Mateo de Huanchor fueron contaminados con metales pesados. El monitoreo de los niveles de exposicin a metales pesados demostr que un porcentaje alto de la poblacin de la zona present valores por encima de los lmites permisibles (67.8% en el caso del plomo, 24.9% en el caso del cadmio y 19% para el mercurio). Dicho estudio prob que la proximidad a los relaves incide signicativamente en la contaminacin por los metales. Asimismo, el estudio observ que las personas prximas a los relaves presentaron altos niveles de arsnico (90.9%) y de plomo (68.9%). Por su parte, el Instituto de Salud y Trabajo (Isat) realiz en octubre de 2002 un estudio en el que encontr que la mayora de las nias y nios de Mayoc sufran dermatitis crnica, disfuncin heptica, hipoacusia neurosensorial y desnutricin crnica. Tambin determin que, en lo psicolgico, el 56% de la poblacin infantil presentaba un nivel intelectual inferior al trmino medio. Asimismo, los peticionarios adjuntan el resultado de una investigacin realizada por la Universidad de San Marcos de Lima en el ao 2003, que determin que en 121 personas de las cuales 45 procedan de Mayoc (37.2%), 14 de la comunidad de Tamboraque (11.6%) y 62 de la comunidad de Daza (51.2%) ubicadas en el distrito de San Mateo se encontraron enfermedades dermatolgicas de tipo infeccioso asociadas a la exposicin crnica a metales pesados de relaves mineros. Concluye el estudio que la poblacin evaluada present alguna enfermedad dermatolgica y que, de no reubicarse
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los relaves y al aumentar el tiempo de exposicin de la poblacin, la aparicin de cncer en la piel era latente. Los efectos de los contaminantes ubicados en la cancha de relave Mayoc han provocado, de acuerdo a los peticionarios, una crisis en la salud pblica de la poblacin de San Mateo en la que los ms afectados son las nias y nios, quienes cuentan con altos ndices de plomo, arsnico y mercurio en el organismo y que, de no tratarse, produciran graves consecuencias en su formacin integral porque los efectos de la exposicin a los relaves en el transcurso del tiempo se han prolongado y se agudizan al no recibir el tratamiento adecuado. Agregan que la poblacin tambin se ha visto afectada en sus actividades de agricultura porque se ha comprobado un alto ndice de contaminantes, especialmente de plomo, cadmio, arsnico y mercurio en la vegetacin de la zona, al estar contaminadas las tierras donde cultivan y el agua del ro Rmac. Con fundamento en los argumentos antes expuestos y sin que ello signique prejuzgar sobre el fondo del asunto la Comisin decide:
Declarar admisible el presente caso con relacin a la presunta violacin al derecho a la vida, la integridad personal, las garantas judiciales, la proteccin a la familia, del nio, la propiedad, proteccin judicial y al desarrollo progresivo de los derechos econmicos, sociales y culturales establecidos en los artculos 4, 5, 8, 17, 19, 21, 25, 26, de la Convencin Americana, en concordancia con los artculos 1 (1) y 2 del mismo instrumento (prrafo 70).

Relevancia del caso El caso se encuentra todava en fase de admisibilidad, por lo que todava no hay una resolucin. Aun as, a partir de la interpretacin de la vulneracin de derechos individuales o colectivos por actividades mineras, es fundamental rescatar que, debido a los efectos provocados por la contaminacin ambiental ocasionada por una cancha de relaves de residuos txicos de la empresa, la cidh considera que, previo a cualquier medida a tomar, es necesario realizar un estudio de impacto ambiental que debe tener en cuenta a la comunidad, mediante sus representantes, as como garantizarles la informacin y los estudios necesarios.

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iii.2  Derecho a participar activamente en el diseo de polticas, toma de decisiones, aplicacin y monitoreo de cualquier proyecto, programa o poltica que afecte sus territorios (art. ii, 4), en relacin con el derecho a un medio ambiente limpio y saludable (art. xi, 1)
Ecuador. Informe sobre la Situacin de los Derechos Humanos en el Ecuador, nmero de expediente: oea/Ser.L/V/II.96 Doc. 10 rev. 1 24 abril 1997, Comisin Interamericana de Derechos Humanos, tipo de accin jurisdiccional: restitucin de tierras y nulidad de actos y contratos227. Palabras clave Desarrollo y contaminacin petrolera, salud, alimentacin, vulneracin de la dignidad humana, derecho a la vida y preservacin del bienestar fsico, derecho a vivir en un ambiente seguro. Hechos En la zona de Oriente en Ecuador228 se conformaron asentamientos humanos de pobladores procedentes de las sierras y la costa debido al descubrimiento de yacimientos petrolferos comercialmente viables y la apertura de caminos229. La explotacin de los recursos petroleros en esta zona desde la dcada de los sesenta ha tenido profundas repercusiones en la regin y en su poblacin:
La parte norte del Oriente, que comprende las provincias de Napo y Sucumbos, ha sido la ms afectada porque fue all donde inicialmente se concentraron las actividades de desarrollo petrolero, pero con el tiempo se fue expandiendo la zona designada para el

227 Ms informacin disponible en: http://www.cidh.oas.org/countryrep/ Ecuador-sp/indice.htm 228 Residencia de varias etnias indgenas milenarias: quichuas, shuar, huaoranis, secoyas, sionas, shiwiar, cofanes y achuar. 229 La Comisin Interamericana de Derechos Humanos (cidh) atiende por primera vez a esta zona tras la peticin de los huaoranis en 1990.

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desarrollo petrolero y mineral. Durante los ltimos aos se han establecido nuevas concesiones; las operaciones actuales en el Oriente comprenden, entre otras, ms de 300 pozos de produccin, reneras regionales, oleoductos secundarios, lneas de transferencia y lneas de gas, y la red de caminos que sirve a la industria.

Segn informacin recibida por la Comisin Interamericana de Derechos Humanos (cidh):


las personas que viven en sectores de desarrollo petrolero han expresado de manera unnime que las operaciones en general, y la manipulacin y eliminacin inadecuadas de los desechos txicos en particular, han puesto en peligro su vida y su salud. Arman que las actividades de explotacin que tienen lugar en sus comunidades o en zonas aledaas han contaminado el agua que ellos usan para beber, cocinar y baarse, el suelo que cultivan para producir sus alimentos y el aire que respiran. Los residentes de los sectores afectados sealaron que sus ros, arroyos y mantos subterrneos estn contaminados con crudo y desechos txicos de la produccin, los cuales son liberados al medio ambiente sin ser debidamente tratados o eliminados, o son producto del derrumbe o la lixiviacin de las fosas de desechos y de los derrames de petrleo. En muchos casos, esos cursos de agua son las nicas fuentes de las que disponen los seres humanos para beber, cocinar y baarse, y de donde tambin toma agua el ganado, los animales domsticos y la fauna silvestre. Los residentes de varias comunidades se quejaron de que respiran aire contaminado cuando se queman desechos de petrleo y de gas sin ningn tipo de control de emisiones. Numerosas personas viven y caminan a lo largo de senderos rociados con crudo y se quejan de que estn constantemente expuestas al petrleo y a las partculas de polvo recubiertas de petrleo suspendidas en el aire.

Entre las actividades ms visibles del gobierno para dar solucin a los problemas vinculados al medio ambiente se encuentra la realizacin de una auditora ambiental, cuyo objetivo era evaluar la situacin resultante de las operaciones de la empresa petrolera Texaco. Con los resultados de esta auditora, a nes de 1994 y 1995 el gobierno y Texaco celebraron una serie de acuerdos mediante los
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cuales la empresa se obligaba a iniciar actividades para remediar las consecuencias ambientales de sus operaciones en el Oriente. La respuesta de las comunidades afectadas fue diversa. Varias de ellas indicaron su rechazo a la auditora y los acuerdos celebrados, aduciendo que no se les permiti la participacin directa en el proceso, as como que el acuerdo no reparaba adecuadamente los daos sufridos. Para la cidh: El ejercicio del derecho a la vida y a la seguridad e integridad fsica est necesariamente vinculado y, de diversas maneras, depende del entorno fsico. Por esa razn, cuando la contaminacin y la degradacin del medio ambiente constituyen una amenaza persistente a la vida y la salud del ser humano, se comprometen dichos derechos. Por otro lado:
El respeto a la dignidad inherente de la persona es el principio en el que se basan las protecciones fundamentales del derecho a la vida y a la preservacin del bienestar fsico. Las condiciones de grave contaminacin ambiental, que pueden causar serias enfermedades fsicas, discapacidades y sufrimientos a la poblacin local, son incompatibles con el derecho a ser respetado como ser humano () En el contexto de la situacin que se est estudiando, la proteccin del derecho a la vida y a la integridad fsica deber concretarse con medidas encaminadas a respaldar y acrecentar la capacidad de las personas para salvaguardar y reivindicar esos derechos. Para lograr una proteccin ecaz contra las condiciones ecolgicas que constituyen una amenaza para la salud humana, es imperativo que la poblacin tenga acceso a la informacin, participe en los procesos pertinentes de toma de decisiones y cuente con recursos judiciales () El acceso a la informacin es un prerrequisito para la participacin pblica en la toma de decisiones y para que los individuos puedan seguir de cerca y responder a las acciones del sector pblico y el privado. Las personas tienen derecho a buscar, recibir y difundir informaciones e ideas de toda ndole, de conformidad con lo que prescribe el artculo 13 de la Convencin Americana.

Al ser la informacin un derecho previo para la participacin, tambin se vulnera el derecho de participacin:

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La participacin pblica en la toma de decisiones permite, a quienes tienen en juego sus intereses, expresar su opinin en los procesos que los afectan. La participacin del pblico est vinculada al artculo 23 de la Convencin Americana, donde se establece que todos los ciudadanos deben gozar del derecho de participar en la direccin de los asuntos pblicos, directamente o por medio de representantes libremente elegidos, as como al derecho de recibir y difundir informacin.

Aunado a lo anterior, el derecho de acceder a mecanismos judiciales de desagravio es la garanta fundamental de los derechos a nivel nacional. Esto signica que los individuos deben tener acceso a un proceso judicial para reivindicar el derecho a la vida, a la integridad fsica y a vivir en un ambiente seguro, todo lo cual est expresamente protegido en la Constitucin230. Sobre la relacin entre los derechos violados y el desarrollo se lee: Las normas del Sistema Interamericano de Derechos Humanos no impiden ni desalientan el desarrollo, pero exigen que el mismo tenga lugar en condiciones tales que se respeten y se garanticen los derechos humanos de los individuos afectados. Al respecto la Comisin recomienda:
que el Estado ponga en prctica medidas a efectos de que todas las personas tengan derecho a participar, individual y colectivamente, en la formulacin de decisiones que ataen directamente a su medio ambiente. La Comisin alienta al Estado a redoblar sus esfuerzos para fomentar la inclusin de todos los sectores sociales en los procesos de toma de decisiones que los afectan () Dado que la Convencin Americana establece que todas las personas deben tener acceso a recursos judiciales ecaces para entablar demandas alegando la violacin de los derechos consagrados en la Constitucin y en la Convencin Americana, incluido el derecho a la vida y a vivir en un entorno libre de contaminacin, la Comisin reco230 El artculo 25 de la Convencin Americana establece que toda persona tiene derecho a un recurso sencillo y rpido o a cualquier otro recurso efectivo ante los jueces o tribunales competentes, que la ampare contra actos que violen sus derechos fundamentales reconocidos por la Constitucin, la ley o la presente Convencin.

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mienda que el Estado tome medidas para asegurar el pleno acceso a la justicia a los habitantes del interior () Por ltimo, dado que el derecho de participar en la toma de decisiones y el de iniciar recursos judiciales ecaces requieren acceso a la informacin, la Comisin recomienda que el Estado tome medidas para mejorar los sistemas de divulgacin de informacin sobre las cuestiones que afectan a la poblacin, as como para dar ms transparencia y oportunidades de participacin del pblico en los procesos cuyas repercusiones inciden en los habitantes de los sectores en desarrollo.

Relevancia del caso Si bien la mayora de las recomendaciones de la Comisin estn dirigidas a proteger los derechos de los pueblos indgenas que habitan en la regin, hay otras que se reeren a la poblacin en general y, por lo tanto, incluyen tambin a la poblacin campesina. Respecto a la interpretacin de los derechos, la Comisin establece la interdependencia entre el respeto y garanta del derecho de los individuos y los colectivos a vivir en un medio ambiente seguro con el ejercicio del derecho a la vida y a la seguridad e integridad fsica. Asimismo, el respeto de estos tres derechos es inherente al principio de dignidad de la persona y a su bienestar fsico. En este sentido, al causar serias enfermedades y sufrimientos a la poblacin local, las condiciones de grave contaminacin ambiental son incompatibles con el derecho a ser respetado como ser humano, adems de vulnerar el derecho a un ambiente seguro. Al mismo tiempo, los derechos a la informacin y la participacin son vistos como fundamentales para lograr una proteccin ecaz contra las condiciones ecolgicas adversas y la garanta del derecho al ambiente. De modo que la Comisin considera obligatorio el acceso y la participacin pblica de la sociedad en la toma de decisiones que ataen directamente a su medio ambiente. Por ltimo, la Comisin toca un punto de extrema relevancia para ste y muchos otros casos al analizar la relacin entre el respeto de los derechos humanos y el desarrollo. Aun cuando el rgano internacional no cuestione el tipo de desarrollo ligado a la explotacin petrolera, s subraya que ste se debe impulsar en condiciones tales que se respeten y se garanticen los derechos humanos.

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iii.3  Derecho a recursos efectivos en el caso de violaciones de sus derechos. Las campesinas y campesinos tienen derecho a un sistema judicial justo, y a tener un acceso efectivo y no discriminatorio a los tribunales, as como a tener ayuda legal (art. xiii, 1) y derecho a no ser criminalizados por sus demandas y sus luchas (art. xiii, 2)
Honduras. Informe Anual de la Comisin Interamericana de Derechos Humanos 2011231. Palabras clave Criminalizacin de la protesta campesina. Hechos Durante el 143. periodo ordinario de sesin de la Comisin Interamericana se celebr una audiencia temtica sobre la Situacin de derechos humanos en el Bajo Agun, Honduras, relativa a un conicto de tierras de larga data entre campesinos y empresarios, en la que participaron representantes del Estado de Honduras y de la sociedad civil y se recibi informacin actualizada sobre la situacin en la zona. Al terminar este periodo de sesin, el 4 de noviembre de 2011, la cidh emiti el comunicado de prensa 117/11232 en el que manifest:
Su profunda preocupacin sobre la grave situacin de seguridad que atraviesa la regin mesoamericana. Los altos ndices de homicidios estn entre los ms elevados del mundo, y la mayora de los casos se encuentra en la absoluta impunidad. Preocupa especialmente a la cidh la situacin del Bajo Agun, en Honduras, donde entre septiembre de 2009 y octubre de 2011, habran sido asesinadas 42 personas aliadas a organizaciones campesinas, as como un periodista y su pareja, en el contexto de un conicto agrario. En
231 Disponible en: http://www.oas.org/es/cidh/docs/anual/2011/indice.asp 232 Disponible en: http://www.oas.org/es/cidh/prensa/comunicados/2011/ 117.asp

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una audiencia sobre esta situacin, se recibi informacin sobre la criminalizacin de la lucha campesina y la militarizacin de la zona, lo que habra puesto a los campesinos y a defensores y defensoras de derechos humanos en la zona del Bajo Agun en una situacin de alto riesgo.

La cidh conoca del caso ya desde 2010, cuando llev a cabo una misin a Honduras y report sus hallazgos tanto en el informe sobre la misin como en su Informe Anual 2010233. En el Informe 2011 la cidh subraya que: Ha sido informada que a partir del golpe de Estado del 28 de junio de 2009, ha aumentado el nmero de muertes, amenazas e intimidaciones contra los campesinos en la zona y que contina la estigmatizacin y criminalizacin de la lucha agraria (prrafo 295). Tambin conoce los resultados de la misin de vericacin internacional, compuesta por varias redes y organizaciones internacionales, que visit la zona entre el 25 de febrero y el 4 de marzo de 2011234, y present posteriormente un informe a la comunidad internacional, en el cual indic que:
constata con preocupacin que sigue la represin y violencia contra integrantes de las comunidades y organizaciones campesinas, quienes viven en total indefensin y desproteccin ante las actuaciones y omisiones de las autoridades. Los crmenes cometidos contra la vida

233 cidh, Observaciones de la Comisin Interamericana de Derechos Humanos sobre su visita a Honduras realizada del 15 al 18 de mayo de 2010. 3 de junio de 2010, disponible en http://www.cidh.org/countryrep/ Honduras10sp/Honduras10.Indice.htm, prrafos 118-121. Ver tambin en: cidh, Informe Anual 2010, captulo iv, Honduras, situacin Bajo Agan, http://www.cidh.oas.org/annualrep/2010sp/indice2010.htm, prrafos 543-551. 234 La misin de vericacin internacional estuvo integrada por redes y organizaciones internacionales, entre ellas, la Asociacin de Agencias de Desarrollo ligadas al Concejo Mundial de Iglesias (Aprodev), la Iniciativa de Copenhague para Amrica Central y Mxico (cifca), la Organizacin Internacional por el Derecho a la Alimentacin (fian Internacional), la Federacin Internacional de Derechos Humanos (fidh), Regional latinoamericana de la Unin Internacional de los Trabajadores de la Alimentacin, Agrcolas, Hoteles, Restaurantes, Tabaco y Anes (Rel-uita) y La Va Campesina Internacional.

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en el Bajo Agun estn encaminados a la impunidad, lo que facilita la repeticin de violaciones a los derechos humanos235.

En relacin con la informacin aportada durante la audiencia temtica, la Comisin arma que:
entre septiembre de 2009 y mediados de octubre de 2011, 42 personas aliadas a diferentes organizaciones campesinas, un periodista y su pareja habran sido asesinadas en el contexto del conicto agrario del Bajo Agun y un campesino continuara desaparecido desde el 15 de mayo de 2011236. Asimismo, se inform que entre principios de 2010 y mediados de 2011, alrededor de 162 campesinos habran sido procesados en este mismo contexto237 () En sus observaciones, el Estado de Honduras plante que, en torno al conicto del Bajo Agun, no slo han muerto campesinos, sino que existen varios casos de muertes de guardias de seguridad, jornaleros de ncas y otras personas que no son campesinos, lo que mostrara la verdadera dimensin de la situacin en esa regin, y no como una criminalizacin o persecucin del movimiento campesino238. Inform el Estado que entre 2010 y 2011, el Ministerio Pblico habra documentado un total de 31 casos de muerte de personas en el
235 Informe Honduras: violaciones de derechos humanos en el Bajo Agan, julio de 2011, disponible en: http://www.an.org/recursos/ publicaciones/documentos/honduras-violaciones-de-derechoshumanos-en-el-bajo-aguan-1?set_language=es (prrafo 298). 236 cidh, audiencia temtica Situacin de derechos humanos en el Bajo Agun, 143. periodo ordinario de sesiones, 24 de octubre de 2011. Informacin disponible en http://www.oas.org/es/cidh/audiencias/ Hearings.aspx?Lang=es&Session=123 237 Segn el Estado de Honduras, los desalojos y rdenes de captura fueron ordenados por el Juzgado de Letras Seccional de Trujillo, departamento de Coln, en virtud de requerimientos scales por los delitos de usurpacin en ncas o propiedades no incluidas en los acuerdos suscritos entre el gobierno, los empresarios y algunas organizaciones campesinas. Inform que los desalojos y rdenes de captura ordenadas en 8 ncas objeto del acuerdo no sern ejecutados. 238 En comunicacin del Estado de Honduras, Ocio N. 1899-dgae-11, de fecha 16 de diciembre de 2011, anexo Observaciones del Estado de Honduras al Proyecto de Informe General sobre la Situacin de Derechos Humanos en Honduras, pg. 5.

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Bajo Agun, de los cuales son 18 campesinos, 2 supuestos campesinos (pues no se determin si pertenecan a algn movimiento), 12 guardias de seguridad, 4 jornaleros de ncas, 5 personas de quienes se desconoce su ocio o su identidad y 5 personas particulares (ni guardias, ni campesinos, ni jornaleros) fallecidas, para un total de 46 personas fallecidas en forma violenta en el Bajo Agun hasta noviembre de 2011. Agreg que sobre casos de campesinos muertos, 4 expedientes tienen avances en la investigacin con hiptesis concretas y sospechosos239 () De acuerdo a los representantes de la sociedad civil presentes en la audiencia ante la cidh, la respuesta estatal al conicto se habra caracterizado por la criminalizacin de la lucha campesina y la militarizacin de la zona240. Informaron que en agosto de 2011, el Gobierno habra autorizado una tercera operacin militar en la zona denominada Xatruch ii, esta vez de carcter permanente, con un despliegue de mil efectivos, entre policas y militares. Agregaron que en las semanas posteriores a la instalacin de la operacin militar, seis campesinos y una campesina, entre ellos dos dirigentes, habran sido asesinados; cinco campesinos habran resultado heridos en atentados directos contra su vida y dos campesinos habran sido torturados, entre ellos un joven de 17 aos. Las organizaciones de la sociedad civil indicaron que los asesinatos, amenazas, hostigamientos permanecen en la impunidad241 () En la audiencia el Estado inform que el conicto agrario en la zona del Bajo Agun se origin en el ao 1996. Agreg que se han adoptado una serie de medidas para atender la grave situacin en la zona, incluyendo la suscripcin de una serie de acuerdos242
239 dem. 240 Segn el informe de la misin de vericacin internacional, los desalojos de los campesinos no se ejecutan conforme al debido proceso y a los estndares internacionales, afectando de manera particular el derecho a la alimentacin y el derecho a la vivienda; no se garantiza el derecho de acceso a la educacin y la mayora de las personas no cuenta con acceso a servicios de salud. 241 cidh, audiencia temtica Situacin de derechos humanos en el Bajo Agun, 143. periodo ordinario de sesiones, 24 de octubre de 2011. 242 Segn las organizaciones civiles presentes en la audiencia ante la cidh, estos convenios han sido suscritos por el Estado solamente con algunas de las organizaciones campesinas de la zona y no resolveran el origen del problema.

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entre el Estado y organizaciones campesinas con el n de resolver los conictos agrarios. Al respecto, indic que se est vericando la entrega de tierras de aproximadamente 5 000 hectreas destinadas a organizaciones campesinas del rea, la construccin de viviendas, la constitucin de plazas educativas, y el otorgamiento de becas, entre otros. Asimismo, inform sobre la designacin de scales especiales para los procesos de investigacin. Respecto de la operacin militar Xatruch ii, inform que se inici en agosto de 2011 con carcter temporal, tuvo por funcin principal brindar las garantas necesarias de seguridad durante la negociacin y rma del Convenio entre los campesinos, los empresarios y el Gobierno. Asimismo, tiene a su cargo procurar la reduccin de la narcoactividad en dicha zona243.

Ms adelante, al analizar la situacin de los defensores de derechos humanos en el pas, el informe de la cidh subraya que:
Durante el 141. periodo ordinario de sesiones de la cidh, organizaciones de la sociedad civil indicaron que en la zona del Bajo Agun, donde ha existido una seria conictividad en materia de la propiedad y tenencia de las tierras, se habra presentado una debilidad en el rol del sistema de imparticin de justicia y de investigacin del delito en perjuicio de lderes y lideresas campesinos, ya que el Ministerio Pblico actuara en coordinacin con empresas de seguridad privada que resguardan las propiedades de los terratenientes de la zona, contribuyendo a criminalizar la protesta campesina, reprimir sus organizaciones y legitimar la violacin de los derechos humanos de los grupos campesinos. Sobre este aspecto, las organizaciones denunciaron que del 24 de febrero al 5 de marzo de 2011 se habran registrado 112 personas campesinas con procesos judiciales pendientes en el Juzgado de Letras Seccional de Tocoa, y 50 ante el Juzgado Seccional de Trujillo, teniendo en total 162 campesinos procesados por mltiples delitos, entre los cuales se incluyen usurpacin, hurto y el porte ilegal de armas comerciales en perjuicio de la seguridad interior del Estado de Honduras. Algunos de los procesados seran lderes y lideresas campesinos que tendran varios delitos acumulados en un mismo expediente, como se ejemplic en el caso del
243 p. cit., prrafos 298-301.

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Sr. Adolfo Castaeda del asentamiento o cooperativa La Aurora, que pertenecera al Movimiento Unicado Campesino del Agun, quien habra tenido 13 procesos penales abiertos en su contra por delitos de robo y usurpacin en el marco de resistencia y lucha por la recuperacin de sus tierras244.

Relevancia del caso Es importante subrayar el inters y preocupacin expresados por la cidh en relacin a un caso que trata directamente sobre los derechos de las y los campesinos como es el del Bajo Agun, incluso cuando no se haya desarrollado una reexin profunda sobre las violaciones a estos derechos ni recomendaciones especcas por tratarse de un informe anual. Al mismo tiempo, este caso ilustra sobre la violencia y la criminalizacin en la que se desenvuelven los conictos de tierras, lo que en general complejiza la bsqueda de soluciones y acuerdos.

244 cidh, audiencia temtica Situacin de defensores y defensoras de derechos humanos en Honduras, 141. periodo ordinario de sesiones, 25 de marzo de 2011, disponible en: www.oas.org/es/cidh/ audiencias/advanced.aspx?Lang=es (prrafo 379). Sobre la situacin de Adolfo Castaeda, cfr. Defensores en lnea, En medio del proceso de recuperacin de tierras en el Agan, persiste la represin, 15 de junio de 2010, disponible en: http://www.defensoresenlinea.com/cms/ index.php?option=com_content&view=article&id=802:en-mediodel-proceso-de-recuperacion-de-tierras-en-el-aguan-persiste-larepresion&catid=54:den& temid=171

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Anexo
Declaracin de los Derechos de las Campesinas y Campesinos

La Va Campesina Movimiento Campesino Internacional

El campesinado del mundo necesita una Convencin Internacional sobre los Derechos de las Campesinas y Campesinos
i. Introduccin
La mayor parte de la poblacin mundial est formada por campesinas y campesinos. Incluso en un mundo altamente tecnicado, la gente come alimentos producidos por agricultores. La agricultura campesina no es slo una actividad econmica, sino que constituye el sustento vital de todas las personas. La seguridad de la poblacin depende del bienestar del campesinado y de la agricultura. Para proteger la vida humana es importante respetar, proteger y hacer cumplir los derechos de las campesinas y campesinos. En realidad, el actual nmero de violaciones a los derechos de campesinas y campesinos amenaza la vida humana.

ii.  Violaciones a los Derechos de las Campesinas y Campesinos


Millones de campesinas y campesinos han sido forzados a aban-

donar sus tierras de cultivo debido a usurpaciones de tierra propiciadas por polticas nacionales o por fuerzas militares. Se quita la tierra al campesinado para el desarrollo de industrias, minas o grandes proyectos de infraestructuras, centros tursticos, zonas econmicas especiales, supermercados, plantaciones para cultivos comerciales El resultado es que la tierra se concentra cada vez ms en unas pocas manos. Los Estados se despreocupan del sector agrcola y el campesinado no recibe los ingresos adecuados de su produccin agrcola. Se estn promocionando los monocultivos para la produccin de agrocombustibles y otros nes industriales a favor de los agronegocios y del capital transnacional con un impacto devastador
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sobre los bosques, el agua y el entorno natural, as como en la vida econmica y social de las campesinas y campesinos. Hay una creciente militarizacin y una serie de conictos armados en las reas rurales con graves efectos sobre el cumplimiento de los derechos civiles de las campesinas y campesinos. Hay una prdida de identidad, libre determinacin y autonoma de las campesinas y campesinos. Los alimentos se utilizan cada vez ms para nes comerciales y especulativos. La lucha del campesinado es criminalizada. El trabajo esclavo, los trabajos forzados y el trabajo infantil an existen en las zonas rurales. Las mujeres y los nios son los ms afectados. Las mujeres son vctimas de la violencia psicolgica, fsica y econmica. Sufren discriminacin en su acceso a la tierra y a los recursos productivos as como en la toma de decisiones. Hoy en da las campesinas y campesinos han perdido muchas semillas locales. La biodiversidad es destruida por el uso de fertilizantes qumicos, las semillas hbridas y los organismos genticamente modificados desarrollados por las empresas multinacionales. El acceso a los servicios educativos y de salud se ve reducido en las zonas rurales y se debilita el papel poltico del campesinado en la sociedad. Como resultado de estas violaciones a los derechos del campesinado, hoy en da millones de campesinas y campesinos viven en condiciones de hambre y sufren de malnutricin. Esto no se debe a la falta de alimentos en el mundo sino al control que ejercen las empresas multinacionales sobre los recursos alimentarios. Las agricultoras y agricultores son forzados a producir con nes de exportacin en vez de producir alimentos para sus comunidades. La crisis en el sector agrcola provoca la migracin y la desaparicin masiva del campesinado y la poblacin indgena.

iii.  Las polticas neo-liberales empeoran las violaciones de los Derechos de las Campesinas y Campesinos
Las violaciones de los derechos de las campesinas y campesinos aumentan debido a la aplicacin de polticas neoliberales fomenta272

das por la Organizacin Mundial del Comercio (omc), los Acuerdos de Libre Comercio (alc), otras instituciones y muchos gobiernos del norte as como gobiernos del sur. La omc y los alc fuerzan la apertura de los mercados y evitan que los pases protejan y apoyen su agricultura domstica. Presionan para desregularizar el sector de la agricultura. Los gobiernos de los pases desarrollados y las empresas multinacionales son responsables de la prctica del dumping. Los productos alimenticios baratos y subvencionados inundan el mercado y fuerzan a las agricultoras y agricultores a abandonar el negocio. La omc y otras instituciones fuerzan la insercin de alimentos como los ogm y las hormonas de crecimiento para la produccin de carne que no son seguras. Mientras tanto, prohben los productos saludables de las campesinas y campesinos con barreras sanitarias. El Fondo Monetario Internacional (fmi) ha implantado programas de ajuste estructural que resultan en recortes masivos en las subvenciones a la agricultura y los servicios sociales. Los pases se han visto obligados a privatizar empresas estatales y a desmantelar mecanismos de apoyo al sector agrcola. Las polticas que han sido desarrolladas directa o indirectamente dan prioridad a las compaas multinacionales para la produccin de alimentos y el comercio. Las empresas multinacionales practican adems la biopiratera y destruyen los recursos genticos y la biodiversidad que pertenece al campesinado. La lgica capitalista de acumulacin ha desmantelado la agricultura campesina.

iv. L  as luchas de las campesinas y campesinos para mantener y proteger sus derechos
Enfrentndose a estas realidades, el campesinado del mundo entero ha luchado por la vida. Miles de dirigentes campesinos son detenidos y llevados ante los tribunales de forma injusta por luchar para proteger sus derechos y su sustento. Matanzas, asesinatos extrajudiciales, arrestos arbitrarios y detenciones as como la persecucin y el acoso polticos son frecuentes. La crisis global alimentaria del 2008, precipitada y exacerbada por las polticas y por las corporaciones transnacionales (que ac273

tan unilateralmente de acuerdo a su propio inters) ha demostrado claramente el fracaso en fomentar, respetar, proteger y cumplir con los derechos del campesinado. Esto afecta a todos los pueblos del mundo, tanto en pases desarrollados como en pases en vas de desarrollo. Mientras el campesinado trabaja duro para asegurar la sostenibilidad de las semillas y de los alimentos, la violacin de los derechos de este sector perjudica la capacidad del mundo para alimentarse. La lucha de los campesinos y campesinas es plenamente aplicable al conjunto de instrumentos internacionales de derechos humanos, incluyendo los procedimientos especiales del Consejo de Derechos Humanos, que tratan con el derecho a la alimentacin, a la vivienda, al acceso al agua, a la salud, los defensores en derechos humanos, los pueblos indgenas, sobre el racismo y la discriminacin racial y sobre los derechos de las mujeres. Estos instrumentos internacionales de la onu no cubren ni previenen completamente las violaciones de los derechos humanos, especialmente los derechos de los campesinos/as. Hemos comprobado las limitaciones del Pacto Internacional de Derechos Econmicos, Sociales y Culturales (pidesc) como instrumento para proteger los derechos de las campesinas y campesinos. Aparte de esto, la Carta del Campesino, creada por la onu en 1979, no fue capaz de proteger al campesinado de las polticas internacionales de liberalizacin. Los otros pactos internacionales, que tambin se encargan de los derechos de las campesinas y campesinos, tampoco se pudieron aplicar. Estos pactos incluyen: Pacto oit 169, Pacto de la Clusula 8-J sobre Biodiversidad, Punto 14.60 Agenda 21 y el Protocolo de Cartagena. Incluso la onu realiza polticas controvertidas que se adaptan a los intereses de las corporaciones transnacionales, no a los intereses de las campesinas y campesinos en el mundo.

v.  El campesinado necesita un Convenio Internacional sobre los Derechos de las Campesinas y Campesinos
Dadas las limitaciones de estas convenciones y resoluciones, es importante crear un instrumento internacional que haga respetar, proteger, cumplir y defender los derechos del campesinado el
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Convenio Internacional sobre Derechos de las Campesinas y Campesinos (cidc). Lo lgico es hacer presin a la onu para que cree este cidc. Ya hay convenios para proteger a grupos de poblacin vulnerables, como pueblos indgenas, mujeres, nios y trabajadores migrantes. El cidc articular los valores de los derechos de las campesinas y campesinos, que debern ser respetados, protegidos y cumplidos por los gobiernos y las instituciones internacionales. El cidc se complementar con protocolos opcionales que aseguren su aplicacin Durante la Conferencia Regional sobre Derechos de las Campesinas y Campesinos en abril del 2002, La Va Campesina formul la Declaracin de los Derechos de las Campesinas y Campesinos mediante el proceso de una serie de actividades, incluyendo el Taller sobre Derechos de las Campesinas y Campesinos en Medan, Norte de Sumatra en el 2000, la Conferencia sobre la Reforma Agraria celabrada en Yakarta en Abril del 2001, la Conferencia Regional sobre Derechos de las Campesinas y Campesinos celebrada en Yakarta, en abril del 2002 y la Conferencia Internacional de La Va Campesina tambin celebrada en Yakarta, en junio del 2008. El texto de la Declaracin est adjunto a este documento. Debera ser la base del cidc, a ser elaborado por la onu, con la total participacin de La Va Campesina y otros representantes de la sociedad civil. Esperamos el apoyo de la gente preocupada por las luchas de las campesinas y campesinos y por la promocin y proteccin de sus derechos.

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Declaracin de los Derechos de las Campesinas y Campesinos

El Campesinado del Mundo necesita una Declaracin Internacional sobre los Derechos de las Campesinas y Campesinos.

La Declaracin
Armando que las campesinas y campesinos son iguales a las dems personas en el ejercicio de sus derechos, que deben estar libres de cualquier forma de discriminacin, incluyendo discriminaciones debidas a la raza, color de piel, gnero, lengua, religin, opcin poltica u otra opinin, origen nacional o social, propiedades, riqueza, nacimiento o estatus, Reconociendo que la Declaracin Universal de los Derechos Humanos, el Pacto Internacional sobre Derechos Econmicos, Sociales y Culturales y el Pacto Internacional sobre Derechos Civiles y Polticos, as como la Declaracin de Viena y el Programa de Accin, conrman la universalidad, indivisibilidad e interdependencia de todos los derechos humanos, civiles, culturales, econmicos, polticos y sociales, Subrayando que en el Pacto Internacional sobre Derechos Econmicos, Sociales y Culturales, los Estados se comprometieron a asegurar el cumplimiento del derecho a unas condiciones de vida adecuadas para nosotros y nuestras familias, incluyendo el derecho a la alimentacin, y nuestro derecho a liberarnos del hambre mediante el desarrollo de una verdadera reforma agraria, Subrayando que de acuerdo a la Declaracin de las Naciones Unidas sobre los Derechos de los Pueblos Indgenas, todos los pueblos indgenas, incluyendo campesinas y campesinos, tienen el derecho a la libre determinacin y que en virtud de este derecho, pueden determinar libremente su estatus poltico y ejercer libremente su
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desarrollo econmico, social y cultural, teniendo el derecho a la autonoma y al auto gobierno en materias relacionadas con sus asuntos internos y locales, as como las vas y los medios para nanciar sus funciones autnomas, Reiterando que muchos campesinos y campesinas en todo el mundo han luchado a travs de la historia por el reconocimiento de los derechos del campesinado y por sociedades ms justas y libres, Teniendo en cuenta que las actuales condiciones de la agricultura ponen en peligro la vida de las campesinas y campesinos, empobrecen el entorno y reducen la productividad del campesinado y sus medios de subsistencia, Teniendo en cuenta que las condiciones del campesinado estn empeorando debido a la exclusin que efecta el Gobierno de las campesinas y campesinos de la toma de decisiones sobre polticas, debido al uso de grupos militares y/o paramilitares para desplazar a las campesinas y campesinos y permitir que las corporaciones transnacionales exploten los recursos naturales, Teniendo en cuenta que la globalizacin capitalista, impuesta, entre otros, a travs de acuerdos internacionales, ha tenido un impacto destructor sobre la vida de campesinas y campesinos, Teniendo en cuenta que las campesinas y campesinos luchan con sus propios recursos o con otros grupos que apoyan las demandas campesinas para la vida, la proteccin medio ambiental y por aumentar su productividad, Teniendo en cuenta la creciente concentracin de los sistemas alimentarios del mundo en manos de unas pocas compaas transnacionales, Teniendo en cuenta que el campesinado constituye un grupo social especco vulnerable, y que por lo tanto el cumplimiento de los derechos de las campesinas y campesinos requiere medidas especiales para respetar, proteger y hacer cumplir realmente los derechos humanos del campesinado englobados en el derecho internacional de derechos humanos, Reconociendo que la agricultura campesina de pequea escala, la pesca y la cra de ganado pueden contribuir a mitigar la crisis climtica y a asegurar una produccin alimentaria sostenible para todos, Recordando a los Estados que deben cumplir e implementar efectivamente todas sus obligaciones en lo que concierne a las campesinas y campesinos, bajo los instrumentos internacionales, en
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particular los que tienen relacin con los derechos humanos, previa consulta y en colaboracin con el mismo campesinado, Creyendo que esta Declaracin es un paso esencial hacia el reconocimiento, la promocin y proteccin de los derechos y libertades de las campesinas y campesinos incluyendo la elaboracin y adopcin de un Convenio Internacional sobre los Derechos de las Campesinas y Campesinos, Reconociendo y rearmando que las campesinas y campesinos deben tener el reconocimiento, sin discriminacin, de todos los derechos humanos reconocidos por el derecho internacional, Adoptamos solemnemente la siguiente Declaracin de los Derechos de las Campesinas y Campesinos:

Artculo i Definicin de las campesinas y campesinos: sujetos titulares de derechos


Una persona campesina es un hombre o una mujer de la tierra que tiene una relacin directa y especial con la tierra y la naturaleza a travs de la produccin de alimentos y/o otros productos agrcolas. Las campesinas y campesinos trabajan la tierra por s mismos; dependen sobre todo del trabajo en familia y otras formas a pequea escala de organizacin del trabajo. Las campesinas y campesinos estn tradicionalmente integrados en sus comunidades locales y cuidan el entorno natural local y los sistemas agro-ecolgicos. El trmino de campesino o campesina puede aplicarse a cualquier persona que se ocupa de la agricultura, ganadera, la transhumancia, las artesanas relacionadas con la agricultura u otras ocupaciones similares. Esto incluye a las personas indgenas que trabajan la tierra. El trmino campesino tambin se aplica a las personas sin tierra. De acuerdo con la denicin [1] de la Organizacin para la Alimentacin y la Agricultura de la onu (fao 1984), las siguientes categoras de personas pueden considerarse sin tierra, y es probable que se enfrenten a dicultades para asegurar sus medios de vida: 1.- Familias de agricultores con poca tierra o sin tierra; 2.- Familias no-agrcolas en reas rurales, con poca tierra o sin tierra, cuyos miembros se dedican a diversas actividades como la pesca, la artesana para el mercado local o la provisin de servicios; 3.- Otras familias de trashumantes,
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nmadas, campesinos que practican cultivos cambiantes, cazadores y recolectores y personas con medios de subsistencia parecidos.

Artculo ii Derechos de los campesinos y las campesinas


1. Las campesinas y campesinos tienen derechos iguales. 2. Las campesinas y campesinos tienen derecho a disfrutar totalmente, como colectivo e individualmente, de todos los derechos humanos y libertades fundamentales tal y como reconoce la Carta de las Naciones Unidas, la Declaracin Universal de los Derechos Humanos y el derecho internacional de derechos humanos. 3. Las campesinas y campesinos son libres e iguales a otra gente e individuos y tienen el derecho de estar libres de cualquier tipo de discriminacin, en el ejercicio de sus derechos, en particular a estar libres de discriminaciones derivadas de su estatus econmico y social. 4. Las campesinas y campesinos tienen el derecho de participar activamente en el diseo de polticas, en la toma de decisiones, la aplicacin y el monitoreo de cualquier proyecto, programa o poltica que afecte sus territorios.

Artculo iii Derecho a la vida y a un nivel de vida digno


1. Las campesinas y campesinos tienen derecho a la integridad fsica y a no ser acosados, desalojados, perseguidos, arrestados arbitrariamente y asesinados por defender sus derechos. 2. Las mujeres campesinas tienen derecho a ser defendidas de la violencia domstica (fsica, sexual, verbal y psicolgica). Las mujeres tienen derecho a controlar su propio cuerpo y a rechazar el uso de su cuerpo con nes mercantiles. Cualquier forma de trco de personas es inhumana y debe ser condenada. 3. Las campesinas y campesinos tienen derecho a vivir con dignidad. 4. Las campesinas y campesinos tienen derecho a una alimentacin adecuada, saludable, nutritiva y accesible y a mantener sus culturas tradicionales alimentarias. 5. Las campesinas y campesinos tienen derecho al nivel ms alto alcanzable de salud fsica y mental. Por lo tanto, tienen derecho a
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acceder a los servicios de salud y medicina incluso cuando vivan en zonas remotas. Tienen adems derecho al uso y desarrollo de la medicina tradicional. 6. Las campesinas y campesinos tienen derecho a vivir una vida saludable que no est afectada por la contaminacin de los agroqumicos (los pesticidas y fertilizantes qumicos afectan a la salud dado que generan problemas de fertilidad y de contaminacin de la leche materna). 7. Las campesinas y campesinos tienen derecho a decidir el nmero de descendientes que desean tener. Tienen tambin derecho a elegir mtodos anticonceptivos. 8. Las campesinas y campesinos tienen derecho al pleno respeto de sus derechos sexuales y reproductivos. 9. Las campesinas y campesinos tienen derecho al agua potable, el transporte, la electricidad, la comunicacin y tiempo libre. 10. Las campesinas y campesinos tienen derecho a la educacin y a la formacin. 11. Las campesinas y campesinos tienen derecho a unos ingresos adecuados para satisfacer sus propias necesidades bsicas y las de sus familias. 12. Las campesinas y campesinos tienen derecho a una vivienda digna y a vestirse adecuadamente. 13. Las campesinas y campesinos tienen derecho a consumir su propia produccin agrcola y a utilizarla para satisfacer las necesidades bsicas de sus familias y el derecho a distribuir su produccin agrcola a otras personas. 14. El derecho de las campesinas y campesinos a la vida y a la satisfaccin de sus necesidades bsicas deber estar protegido por la ley y el Estado, con la asistencia y cooperacin de otros, sin ningn tipo de discriminacin.

Artculo iv Derecho a la tierra y al territorio


1. Las campesinas y campesinos tienen derecho a poseer tierras, colectiva o individualmente, para su vivienda y para sus cultivos. 2. Las campesinas y campesinos tienen derecho a trabajar su propia tierra y a obtener productos agrcolas, a criar ganado, a cazar, a recolectar y a pescar en sus territorios.
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3. Las campesinas y campesinos tienen derecho a trabajar y a disponer de las tierras no productivas de las que dependen para su subsistencia. 4. Las campesinas y campesinos tienen derecho a agua potable y a instalaciones sanitarias adecuadas. 5. Las campesinas y campesinos tienen el derecho al agua para el riego as como a una produccin agrcola dentro de sistemas de produccin sostenibles controlados por las comunidades locales. 6. Las campesinas y campesinos tienen derecho a gestionar los recursos hdricos de su regin. 7. Las campesinas y campesinos tienen derecho a la ayuda del Estado, en forma de instalaciones, tecnologa y fondos, para gestionar sus recursos hdricos. 8. Las campesinas y campesinos tienen derecho a gestionar, conservar y beneciarse de los bosques. 9. Las campesinas y campesinos tienen derecho a rechazar cualquier forma de adquisicin y conversin de tierras con nes econmicos. 10. Las campesinas y campesinos tiene el derecho a una tenencia de tierra segura y a no ser desalojados por la fuerza de sus tierras y territorios. 11. No se deben de permitir los latifundios. La tierra debe cumplir con su funcin social. Se deben aplicar lmites de propiedad en la tenencia de la tierra cuando stos sean necesarios con el n de asegurar un acceso equitativo a las tierras. 12. Las campesinas y campesinos tienen derecho a tierras agrcolas regables para asegurar la soberana alimentaria para una poblacin creciente. 13. Las campesinas y campesinos tienen el derecho de mantener y fortalecer sus diferentes instituciones polticas, legales, econmicas, sociales y culturales, al tiempo que conserven el derecho a participar plenamente, si as lo deciden, dentro de las esferas y la vida poltica, econmica, social y cultural del Estado.

Artculo v Derecho a las semillas y al saber y prctica de la agricultura tradicional


1. Las campesinas y campesinos tienen derecho a determinar las variedades de semillas que quieren plantar.
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2. Las campesinas y campesinos tienen derecho a rechazar las variedades de plantas que consideren peligrosas econmica, ecolgica y culturalmente. 3. Las campesinas y campesinos tienen derecho a rechazar el modelo industrial de agricultura. 4. Las campesinas y campesinos tienen derecho a conservar y desarrollar su conocimiento local sobre agricultura, pesca y cra de ganado. 5. Las campesinas y campesinos tienen derecho al uso de instalaciones agrcolas, de pesca y de cra de ganado. 6. Las campesinas y campesinos tienen derecho a escoger sus propios productos, variedades, cantidades, calidades y modos de prcticas de la agricultura, la pesca o la cra de ganado, individualmente o colectivamente. 7. Las campesinas y campesinos tienen derecho a utilizar sus propias tecnologas o la tecnologa que escojan guiados por el principio de proteger la salud humana y la conservacin del medioambiente. 8. Las campesinas y campesinos tienen derecho a cultivar y desarrollar sus intercambiar, dar o vender sus semillas. 9. Las campesinas y campesinos tienen derecho a la soberana alimentaria.

Artculo vi Derecho a medios de produccin agrcola


1. Las campesinas y campesinos tienen derecho a obtener fondos del Estado para el desarrollo de la agricultura. 2. Las campesinas y campesinos deben tener acceso a crditos para su actividad agrcola. 3. Las campesinas y campesinos tienen derecho a disponer de los materiales y las herramientas para la agricultura. 4. Las campesinas y campesinos tienen derecho a agua para la irrigacin y para la produccin agrcola en sistemas sostenibles de produccin controlados por las comunidades locales. 5. Las campesinas y campesinos tienen derecho a facilidades para el transporte e instalaciones para el secado y el almacenamiento para la comercializacin de su producto 6. Las campesinas y campesinos tienen derecho a participar activamente en la planicacin, formulacin y decisin del presupuesto para la agricultura nacional y local.
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Artculo vii Derecho a la informacin y a la tecnologa agrcola


1. Las campesinas y campesinos tienen derecho a disponer de informacin imparcial y equilibrada sobre el crdito, el mercado, las polticas, los precios, la tecnologa etc, relacionados con sus propias necesidades. 2. Las campesinas y campesinos tienen derecho a obtener informacin sobre polticas nacionales e internacionales. 3. Las campesinas y campesinos tienen derecho a obtener asistencia tcnica, herramientas de produccin y otras tecnologas apropiadas para aumentar su productividad, respetando sus valores sociales, culturales y ticos. 4. Las campesinas y campesinos tienen derecho a la informacin completa e imparcial sobre bienes y servicios, para decidir qu y cmo quieren producir y consumir. 5. Las campesinas y campesinos tienen derecho a obtener informacin adecuada a nivel nacional e internacional sobre la preservacin de recursos genticos

Artculo viii Libertad para determinar el precio y el mercado para la produccin agrcola
1. Las campesinas y campesinos tienen derecho a priorizar su produccin agrcola para las necesidades de sus familias y su comunidad. 2. Las campesinas y campesinos tienen derecho a almacenar su produccin para asegurar la satisfaccin de sus necesidades bsicas y las de sus familias. 3. Las campesinas y campesinos tienen derecho a promocionar mercados locales tradicionales. 4. Las campesinas y campesinos tienen derecho a obtener benecios econmicos de su produccin. 5. Las campesinas y campesinos tienen derecho a determinar los precios, individual o colectivamente. 6. Las campesinas y campesinos tienen derecho a una retribucin justa por su trabajo, para satisfacer sus necesidades bsicas y las de sus familias.
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7. Las campesinas y campesinos tienen derecho a obtener un precio justo por su produccin. 8. Las campesinas y campesinos tienen derecho a un sistema justo de evaluacin de la calidad de su producto, nacional o internacionalmente. 9. Las campesinas y campesinos tienen derecho a desarrollar sistemas de comercializacin comunitarios con el n de garantizar la soberana alimentaria.

Artculo ix Derecho a la proteccin de valores en la agricultura


1. Las campesinas y campesinos tienen derecho a reconocimiento y proteccin de su cultura y de los valores de la agricultura local. 2. Las campesinas y campesinos tienen derecho a desarrollar y preservar el conocimiento agrcola local. 3. Las campesinas y campesinos tienen derecho a rechazar las intervenciones que pueden destruir los valores de la agricultura local. 4. Las campesinas y campesinos tienen derecho a que se respete su espiritualidad como individuos y como colectivo.

Artculo x Derecho a la diversidad biolgica


1. Las campesinas y campesinos tienen derecho a la proteccin y preservacin de la diversidad biolgica. 2. Las campesinas y campesinos tienen derecho a plantar, desarrollar y conservar la diversidad biolgica, individual o colectivamente. 3. Las campesinas y campesinos tienen derecho a rechazar las patentes que amenazan la diversidad biolgica, incluyendo las de plantas, alimentos y medicinas. 4. Las campesinas y campesinos tienen derecho a rechazar los derechos de propiedad intelectual de bienes, servicios, recursos y conocimientos que pertenecen, son mantenidos, descubiertos, desarrollados y/o producidos por la comunidad local. No pueden ser forzados a implantar estos derechos de propiedad intelectual. 5. Las campesinas y campesinos, individual o colectivamente, tienen derecho a mantener, intercambiar y preservar la diversidad
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gentica y biolgica, como la riqueza de recursos de la comunidad local y de las comunidades indgenas. 6. Las campesinas y campesinos tienen derecho a rechazar los mecanismos de certicacin impuestos por las multinacionales. Se deben promover y proteger esquemas de garanta locales dirigidos por organizaciones campesinas con el apoyo de los gobiernos.

Artculo xi Derecho a la preservacin del medioambiente


1. Las campesinas y campesinos tienen derecho a un medioambiente limpio y saludable. 2. Las campesinas y campesinos tienen derecho a preservar el medioambiente de acuerdo con su saber y sus conocimientos. 3. Las campesinas y campesinos tienen derecho a rechazar cualquier forma de explotacin que causen daos medioambientales. 4. Las campesinas y campesinos tienen derecho a convenir y reclamar compensaciones por los daos medioambientales. 5. Las campesinas y campesinos tienen derecho a ser indemnizados por la deuda ecolgica y por el despojo histrico y actual de sus territorios.

Artculo xii Libertad de asociacin, opinin y expresin


1. Las campesinas y campesinos tienen derecho a la libertad de asociacin con otros, y a expresar su opinin, de acuerdo con sus tradiciones y cultura, a travs de demandas, peticiones y movilizaciones a nivel local, regional, nacional e internacional. 2. Las campesinas y campesinos tienen derecho a formar y participar en organizaciones independientes campesinas, sindicatos, cooperativas o cualquier otra organizacin o asociacin para la proteccin de sus intereses. 3. Las campesinas y campesinos, individual o colectivamente, tienen el derecho a expresarse en su lenguaje local y habitual, en su cultura, religin, idioma literario y arte local. 4. Las campesinas y campesinos tienen derecho a no ser criminalizados por sus demandas y por sus luchas. 5. Las campesinas y campesinos tienen derecho a resistir contra
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la opresin y a recurrir a la accin pacca directa para proteger sus derechos.

Artculo xiii Derecho al acceso a la justicia


1. Las campesinas y campesinos tienen derecho a recursos efectivos en el caso de violaciones de sus derechos. Tienen derecho a un sistema judicial justo, y a tener un acceso efectivo y no discriminatorio a los tribunales, as como a tener ayuda legal. 2. Las campesinas y campesinos tienen derecho a no ser criminalizados por sus demandas y sus luchas. 3. Las campesinas y campesinos tienen derecho a ser informados y a asistencia legal. Para lograr una apropiada Convencin, se necesitar incluir captulos/partes sobre las obligaciones de los Estados y sobre los mecanismos de monitoreo relacionados con las medidas, as como otras provisiones que son comunes en otras convenciones internacionales.

Documento aprobado por la Comisin Coordinadora Internacional de La Va Campesina en Sel en marzo del 2009.

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El Manual para Juezas y Jueces sobre la Proteccin de los Derechos de las Campesinas y Campesinos constituye un esfuerzo novedoso que pretende contribuir a una mayor proteccin y realizacin de los derechos humanos de las campesinas y campesinos en Amrica Latina. Adems de ilustrar las principales problemticas agrarias que se presentan en la regin (dentro de las que son objeto de controversias frente a los tribunales), su objetivo central es poner a disposicin de las y los jueces latinoamericanos un material que les sirva como fuente de informacin y reflexin cuando deban decidir casos relativos a conflictos jurdicos en los cuales se ven involucrados campesinos y campesinas. Para ello, la publicacin pretende ofrecer a las y los operadores del derecho una justificacin terica y jurdica (a partir del derecho comparado) para la proteccin de los derechos de las y los campesinos, as como presentar casos modelo que puedan orientarles sobre cmo decidir en conflictos jurdicos similares que afecten tales derechos. Adems, presenta algunos desarrollos del derecho comn latinoamericano e identifica, en cada caso analizado, la legislacin nacional, regional y en ocasiones tambin internacional empleada por el o la jueza para que puedan ser retomados por sus colegas. Confiamos en que el esfuerzo aqu emprendido colabore con el trabajo impulsado por La Va Campesina en el mbito de las Naciones Unidas con el objetivo de lograr el reconocimiento explcito de los derechos de campesinas y campesinos, as como su efectiva proteccin judicial. Esperamos adems que se convierta en una til herramienta de consulta y referencia para grupos y movimientos campesinos, organizaciones de la sociedad civil, estudiantes e investigadores/as que trabajan sobre estos temas.

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