Este documento presenta un libro sobre la unidad de la iglesia desde una perspectiva bíblica y el papel de los dones y ministerios. Incluye información sobre el autor, Luis Enrique Llanes, un pastor y maestro bíblico de Cuba que ahora trabaja como misionero en Argentina. El libro analiza conceptos como la iglesia como cuerpo, los principios y leyes que rigen la unidad, las causas de las divisiones y cómo los dones y ministerios pueden usarse para promover la unidad.
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Este documento presenta un libro sobre la unidad de la iglesia desde una perspectiva bíblica y el papel de los dones y ministerios. Incluye información sobre el autor, Luis Enrique Llanes, un pastor y maestro bíblico de Cuba que ahora trabaja como misionero en Argentina. El libro analiza conceptos como la iglesia como cuerpo, los principios y leyes que rigen la unidad, las causas de las divisiones y cómo los dones y ministerios pueden usarse para promover la unidad.
Este documento presenta un libro sobre la unidad de la iglesia desde una perspectiva bíblica y el papel de los dones y ministerios. Incluye información sobre el autor, Luis Enrique Llanes, un pastor y maestro bíblico de Cuba que ahora trabaja como misionero en Argentina. El libro analiza conceptos como la iglesia como cuerpo, los principios y leyes que rigen la unidad, las causas de las divisiones y cómo los dones y ministerios pueden usarse para promover la unidad.
Este documento presenta un libro sobre la unidad de la iglesia desde una perspectiva bíblica y el papel de los dones y ministerios. Incluye información sobre el autor, Luis Enrique Llanes, un pastor y maestro bíblico de Cuba que ahora trabaja como misionero en Argentina. El libro analiza conceptos como la iglesia como cuerpo, los principios y leyes que rigen la unidad, las causas de las divisiones y cómo los dones y ministerios pueden usarse para promover la unidad.
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LA UNIDAD DE LA IGLESIA
Un libro sobre el controvertido tema de la unidad de la Iglesia, desde el punto de vista
bblico, as como del papel que juegan los dones y ministerios en el desarrollo de la unidad de la Iglesia. http://unidaddelaiglesia.blogspot.com/
Acerca del libro y el autor El libro: La Unidad de la Iglesia.
Este libro, indito en otros medios de publicacin, ve la luz pblica por primera vez en formato electrnico, en este medio. Es el producto de varios aos de reflexin, anlisis e investigacin, del pastor Llanes. En cierto modo, es un libro no terminado, una especie de obra abierta, ya que est sujeto a nuevas ideas que se vayan aadiendo, y a las modificaciones que de ellas surjan.
Tres son nuestros ruegos:
Primero, al Seor, para que esta obra sea de bendicin y de edificacin para cada lector.
Segundo, a cada visitante de esta pgina, que si as lo desea, deje por favor su comentario, opinin o informacin relevante. Estaremos muy agradecidos.
Tercero, a aquellos que hagan uso de esta informacin, slo pedimos que se citen debidamente los crditos de la misma, o sea, quin es el autor, cul es el nombre de la obra, y qu sitio de internet la contiene. Desde ya, muchas gracias.
El autor: Luis Enrique Llanes Serantes
Naci en Pinar del Ro, Cuba, en 1939. Ha sido pastor y maestro bblico desde el ao 1962, en que se gradu del Instituto Bblico de las Asambleas de Dios, de Cuba, en Manacas, Las Villas.
En su pas natal, pastore varias iglesias, y se desempe como miembro del Comit Ejecutivo de las Asambleas de Dios, en diferentes cargos.
Ejerci la docencia cristiana como profesor de diferentes programas de capacitacin ministerial, y como conferencista bblico en las iglesias locales. El Rev. Llanes fue el fundador y primer director de los Estudios Dirigidos de Superacin Bblica (EDISUB), el programa de preparacin ministerial de las Asambleas de Dios cubanas.
Desde el ao 1989, est trabajando como misionero en la Repblica Argentina. Fund, junto a su familia, la Iglesia "Misin Sur de Mendoza", de la Unin de las Asambleas de Dios, en la ciudad de San Rafael, en la provincia de Mendoza. Es profesor del Instituto Bblico Patagnico, y fundador y director del ministerio transdenominacional "Luz y Verdad", que prepara lderes para las iglesias locales.
El hermano Luis Llanes desarrolla un fructfero ministerio de predicacin y enseanza, as como una amplia labor como escritor de materiales bblicos, teolgicos y ministeriales.
A. Llanes
Esta obra es propiedad de Luis E. Llanes, Ministerio Luz y Verdad, Puerto Madryn, Chubut, Repblica Argentina. Ha sido editado por Alba L. Llanes, Ediciones Cristianas Independientes (EDICI), Rancho Cucamonga, California, Septiembre de 2007: http://alballanesedici.blogspot.com/
NDICE 1 Acerca del libro y el autor 2 Palabras del autor 3 Prefacio 4 Introduccin Captulo 1 - Concepto de Unidad de la Iglesia Captulo 2 - Materia prima para la unidad de la Iglesia Captulo 3 - Principios que rigen la unidad de la Iglesia Captulo 4 - Leyes que rigen la unidad de la Iglesia Captulo 5 - Causas y consecuencias de las divisiones en la Iglesia Captulo 6 - Los dones y los ministerios: instrumentos para la unidad Captulo 7 - Los dones miembros o carismticos Captulo 8 - Los domas o dones personas Captulo 9 - Los dones especiales
PALABRAS DEL AUTOR.
En el ao 1989, comenc a escribir los primeros apuntes sobre este tema de la Unidad de la Iglesia. Algunas de las notas fueron publicadas en esos tiempos en el peridico "Vida Abundante" de la Unin de las Asambleas de Dios, en Argentina. Desde esa poca he estado enseando sobre este tema en diferentes lugares del pas. Poco a poco he ido ampliando y aadiendo notas al mismo.
Tengo que aclarar y reconocer dos cosas. En primer lugar, este libro ha sido producto de la influencia de algunos autores clsicos del pentecostalismo tales como Oswald Carter, Donal Gee, Myer Peralman, Riggs, Horton, Duplesis, etc. El conjunto de sus puntos de vista, con el aporte de la Palabra escrita, fueron formando en m conceptos personales que plasmo en esta obra. En segundo lugar, tengo que agradecer a la gran cantidad de pastores y hermanos, con los cuales he hablado, los que aportaron, con sus puntos de vista, elementos que me ayudaron a darle forma a mis conceptos sobre este tema fascinante. Entre ellos, ha habido pastores pentecostales y no pentecostales que me han sugerido ideas muy positivas, y de los cuales he aprendido mucho en relacin con la obra del Espritu y sus mecanismos para edificar la Iglesia de Jesucristo.
S positivamente que algunos de los conceptos expuestos aqu no son nuevos, porque nada nuevo hay debajo del cielo, pero me place darle mi forma personal, matizada con ideas que s positivamente, me fueron dadas por el Seor en mis estudios personales y producto de la experiencia de varios aos en el ministerio.
El libro se compone de dos partes: en la primera pongo nfasis al concepto escritural de lo que es la Iglesia como Cuerpo, ya que es en ella donde se produce la unidad. En la segunda, abordo el aspecto tan controvertido de los dones del Espritu y los ministerios crsticos, ya que entiendo que no se puede hablar de unidad de la Iglesia prescindiendo de ellos. El contexto de la unidad lo conforman los dones y ministerios en toda la manifestacin de la multiforme gracia de Dios, dentro del gran Cuerpo de Cristo llamado la Iglesia . A algunos de los dones y ministerios pongo ms nfasis que a otros. Aquellos de los cuales se habla poco o nunca se definen, he tratado de explicarlos lo ms explcitamente posible. A los otros ms nombrados le dediqu menos espacio para no repetir tanto lo que ya se ha dicho en mltiples ocasiones. Todo esto lo he tratado de explicar en lenguaje llano y corriente, evadiendo terminologas teolgicas complicadas o tecnicismos que impiden la comprensin del tema. Este libro es escrito para todos, porque lo que expongo es parte del Evangelio de Jesucristo, dado a toda criatura.
Gracias, en primer lugar, al Espritu Santo de Dios que ha puesto carga en mi corazn sobre este asunto, y me ha dado la oportunidad de ser canal de bendicin a la Iglesia.
Quiero agradecer a mi hija Alba por la ayuda que me prest en la revisin preliminar de este material, y por sus sugerencias y aportes en el aspecto lingstico y exegtico, tanto en el griego como en el castellano. Agradezco al Consejo Pastoral de Puerto Madryn, (COPEM) por el aporte y ejemplo prctico que me han dado, ya que ellos son un ejemplo tpico de unidad del Cuerpo, y de inspiracin ministerial. Ellos demuestran a diario la capacidad y madurez que les caracteriza para mantener y fomentar la unidad de la Iglesia en este lugar. Gracias al pueblo latinoamericano para el cual va dirigido, en especial, este libro.
S positivamente que en esta pequea obra no est dicho todo sobre el tema. Solo quise aportar mi granito de arena para de alguna forma contribuir al mantenimiento de los logros que se han obtenido y para producir hambre de unidad en otros lugares, pero sobre todo para que Nuestro Seor Jesucristo, Soberano, Seor y Rey de la Iglesia pueda ser reconocido dentro de ella en sus formas mltiples de obrar.
Luis E. Llanes. Ministerio Luz y Verdad. Puerto Madryn, Chubut, Rep. Argentina.
PREFACIO A LA UNIDAD DE LA IGLESIA Por Luis E. Llanes. Si hay un momento crucial en la vida de la Iglesia, en el que es necesario hacer un replanteo serio del concepto de Iglesia es esta hora. Las razones son las siguientes: notamos un mover del Espritu de Dios hacia la consolidacin de la Unidad, manifestado dentro de una gran cantidad de siervos de Dios aqu en la Argentina. Estos testifican de la inquietud que Dios ha estado poniendo en sus corazones sobre este asunto que creen de importancia. Esta intranquilidad se ha traducido en la creacin de los llamados Consejos Pastorales, en diferentes ciudades de nuestra nacin. La experiencia, a travs de varios aos de su gestacin, nos ha enseado la importancia de estos Consejos dentro del plan de Dios en busca de la consolidacin de la Unidad del Cuerpo. Aunque en algunos lugares han fracasado en el intento, producto de ni haber entendido el propsito de Dios con los Consejos Pastorales, en los lugares donde estn funcionando debidamente, se ha producido un cambio sustancial en el cuerpo de pastores, en las congregaciones; un cambio sustancial con repercusiones positivas dentro de las ciudades donde estn constituidos. Por otra parte, hay lugares que, aunque se est luchando por hacer real ese deseo, tal parece como inalcanzable y en otros ni el intento de alcanzarlo se manifiesta todava.
Sin embargo, en sentido general, notamos que hay un concepto muy vago de lo que es Iglesia. Y este aspecto es sumamente importante para que la unidad sea evidente y percutiva dentro de ella y en la sociedad. Sabemos que somos pastores, sabemos que somos parte de una congregacin, sabemos que tenemos un ministerio y, dentro del todo, sin embargo, nos sentimos como solos, independientes, sin sentido de relacin. Estamos tan ensimismados en nuestros propios asuntos que hemos perdido el concepto de relacin que tanto necesitamos para poder llegar a lo que Dios quiere.
En ocasiones sucede que dentro de la misma ciudad un ministro se debate en medio de una lucha campal contra los problemas de carcter espirituales. Todos tenemos ojos para notar la situacin. Como espectadores de una pelcula, vemos desarrollarse la historia dramtica con un desenlace fatal. Despus, todos tienen la respuesta, pero, cuando ya no hay solucin; antes, nadie fue a drsela. En ocasiones, hasta un sentimiento de satisfaccin morbosa surge furtivo de lo profundo de nuestro corazn traducido en palabras de reproches y crticas, cuando ms bien estos hechos deberan rompernos el corazn de dolor, por el paladn cado y exclamar, como exclam David por la cada de Saul: Ha perecido la gloria de Israel sobre las alturas, cmo han cado los valientes (1 Sam. 1:19) Llorad por Sal... (1:24)
Ante nuestros ojos transcurre la vida econmica de un siervo de Dios. Todos lo notamos: no viste bien; sus zapatos estn rotos; su familia, pasando necesidad; l, luchando solo para tratar de resolver los problemas familiares. Se produce una lucha interna: el ministerio con hambre o un trabajo remunerado sin ministerio - l debe venir y exponer su situacin, dice alguien. Pero alguien no lo hara tampoco si estuviera pasando la misma situacin. - El Pastor Fulano dej el ministerio, ahora vende chupetines en la calle, comentamos cuando viene el colapso. Pero nadie fue y se interes por el Pastor Fulano para darle una mano.
Alguien, un poco ms sensible, se levanta con una posible solucin, pero nadie le hace caso. Otro ms decidido se dispone a hacer algo por iniciativa propia, pero lo hace solo como para que la gloria de haber hecho algo sea para l.
Esto no solo pasa a nivel ministerial, sino a nivel de la Iglesia Local. Cada uno vive su vida. Cada uno aprendi de su Pastor a vivir su vida muy personal. Aprendi a no interesarse por nadie, pues la calidad de nicos les impide ver el resto de la familia, que aunque parte de ella y ella parte de l, sin embargo no la percibe porque no la discierne. La filosofa del slvese quien pueda ha matado el espritu de solidaridad cristiana. No hay Espritu para ver estas cosas, y estas cosas, y otras mas, no hacen ms que mostrar, cuan lejos estamos de saber, entender y discernir lo que es Iglesia. Se hace necesario, pues, hacer un replanteo bblico y teolgico de lo que es la Iglesia y su significado en el da de hoy.
Para el catlico romano, el concepto de Iglesia se pierde dentro de la filosofa del lo creo porque lo veo y lo palpo. l puede ver, con ojos materiales, a un Cristo, que, aunque colgado de una cruz todava, an le inspira cierto grado de temor y respeto. Cuando est dentro del aquel templo enorme, alto, profundo, silente, calmoso, tranquilo, siente una sensacin de seguridad y paz, aunque sea por un rato. Cuando ve a su sacerdote, vestido con su ropaje singular, exclusivo, propio y habitual, le inspira cierto grado de autoridad, y por lo menos, mientras la oveja ve a su pastor se siente segura. Cuando piensa en el Papa, cree que el sucesor de Pedro cuando habla, es Dios hablando por l y su fe parece agigantarse y cuando testifica, se llena la boca diciendo: por esto soy catlico!
Pero todo esto es una mera falacia. Quitmosle al Cristo crucificado de delante de sus ojos, saqumoslo de dentro del templo, eliminemos la figura del sacerdote y anulemos su Papa, y el catlico romano se vera en la ms profunda de las confusiones, con su fe perdida sin saber donde colocarla, desorientado al no escuchar la voz audible de su pastor, nufrago en medio de un mar tempestuoso e inclemente, pidiendo auxilio sin tener a nadie que se apiade de l.
Su concepto extremadamente objetivo de Iglesia fue golpeado con mpetu en aquella casa y su ruina fue muy grande. Porque Iglesia no es una superestructura eclesistica controlada frreamente por la voz ex-ctedra e infalible de un hombre. Iglesia no es un templo milenario o moderno, expuesto al deterioro del tiempo, el agua, el sol y el viento. Iglesia no es un mero grupo de creyentes sin concepto de relacin dentro del todo. Iglesia no es un nido eterno de pjaros donde los pichones son pichongueados (alimentados) permanentemente por su madre. Iglesia no es un batalln de minusvlidos, imposibilitados para vivir su propia vida, an cuando le falte la silla y el bastn.
Los neo-ortodoxos liberales creen que la Iglesia es producto de un proceso evolutivo que no tuvo su origen en Pentecosts. Se desarroll desde la era patriarcal, sigui con Israel, despus con la Iglesia novo testamentaria y hoy agrupa a todo el mundo que aunque no lo sepa son parte de ella, ya que todos somos hijos de Dios, y un Dios de amor no va permitir que nadie se pierda. Aunque ridcula esta posicin, sin embargo algunos la sustentan apoyndose en las ideas universalistas en cuanto a la salvacin. Ellos pierden a la Iglesia dentro de toda una filosofa humanstica que lo que produce es una mera institucin fraternal sin objetivos espirituales.
Este tipo de Iglesia que ellos han creado, excluye por completo al fundador de la Iglesia, o sea Jesucristo. Incluyen a cualquiera, sea quien sea, tenga la religin que tenga sin la necesidad de cambio de conducta. Anulan el sacrificio de Jess, el nuevo nacimiento, la vida de santidad de sus miembros y humanizan a una institucin divinamente ordenada.
Desde este punto de vista: Para qu Iglesia? Para qu murieron los mrtires que la defendieron a travs de la historia? Para qu evangelio, si todos son hijos de Dios? Este tipo de Iglesia que los liberales y los neo ortodoxos han creado no es ni siquiera una caricatura grotesca de lo que el Nuevo Testamento nos revela. Que se callen la boca estos que as piensan! No son ms que manchas en vuestros gapes, nubes sin agua llevada de ac para all por los vientos, rboles otoales, sin fruto; dos veces muertos y desarraigados, fieras hondas del mar que espuman su propia vergenza; estrellas errantes, para las cuales est reservada eternamente la oscuridad de las tinieblas . Que no hablen en nombre de un Cristo al cual han menoscabado, y de un Dios al cual han destronado! Excuso a los filsofos ateos. Pues al negar rotundamente la existencia de Dios lo hacen desde suposicin completamente opuesta al cristianismo. Ellos, al menos, tienen el valor de defender sus ideas sin mezclarlas con nada. No excuso a los telogos llamados cristianos, que al no entender cuestiones de la fe que se escapan a sus sentidos limitados, llenan el vaco con una variedad de conceptos netamente humanistas hasta el punto de comulgar con el enemigo, aceptando conceptos e ideas completamente anti-Dios y anti-Cristo.
Esos conceptos falsos de grupo lo tienen la mayora de las religiones que llamamos paganas o no cristianas, tales como el Budismo, el Islamismo, el Judasmo, etc. Sin embargo, nada de eso es Iglesia.
Dentro del protestantismo, incluyendo a aquellos movimientos que indirectamente surgieron en la poca posreforma, hay una diversidad de conceptos variados de lo que es Iglesia. No todos estos conceptos estn escritos, no todos son correctos tampoco. Nuestros telogos, a travs de la Historia, han concebido a la Iglesia desde el punto de vista de las vivencias experimentadas por sus antepasados y la aplicaron, invariablemente (salvo algunas excepciones) en su tiempo y en su lugar y eso es lo que nos han legado hasta hoy, y eso es lo que hoy estamos viviendo, con todas sus consecuencias... Nunca se detuvieron a hacer un anlisis profundo del concepto de Iglesia. Han aceptado el dogma heredado y eso ha regido toda la teologa eclesistica. El concepto de Iglesia se ha ido deformando a travs del tiempo y eso ha dado a luz una Iglesia, que no funciona como Iglesia, porque no tiene claro lo que es ella. Yo le animo a que haga una encuesta a veinte pastores, de cualquier denominacin. La pregunta sera: Qu cosa es Iglesia para usted? Usted se va a quedar asombrado del concepto tan superficial y vago de la mayora (porque eso fue lo que nos ensearon) y de otros, que ni conceptos tienen de lo que significa.
Esto ha trado graves consecuencias:
Primero: estancamiento o corte de la proyeccin y formato original de lo que el Espritu Santo ha querido como Iglesia. Ha habido cambios genticos en la Iglesia. Cada cual ha querido hacer su propia Iglesia de acuerdo con un formato propio. Estamos a dos mil aos del formato verdadero legado por los apstoles.
Segundo: indiferencia de los miembros hacia el quehacer normal de la Iglesia, producto de la ignorancia del papel que juegan dentro del grupo. Al deshacerse el formato original, se invent cualquier otra cosa. Vemos gentes congregadas, pero no funcionan como Iglesia de Jesucristo. Un alto concepto de irresponsabilidad hacia lo que debera ser el inters primordial de cada hijo de Dios. Pero todo derivado de lo mismo. Congregaciones dominicales, sermones dominicales, pero cristianos banales.
Tercero: indiferencia casi absoluta entre Iglesias. Como cada una piensa que es la Iglesia, se desplazan una a las otras, porque no hay aceptacin de aquello que no se parezca a ellas.
Cuarto: y lo peor, espritu de crtica destructiva, que utiliza todos los medios, desde el simple plpito hasta las formas ms sofisticadas de comunicacin: televisin, Internet, etc. Palabras hirientes, golpes morales, descrdito mutuos, menoscabo ministerial, etc. Despus se jactan de que son Iglesia de Cristo. Estn predicando desde el mismo infierno, pensando que estn en la gloria.
Quinto: ignorancia y rechazo voluntario de toda la enseanza bblica sobre tica cristiana, porque an cuando algunos la conocen, ella se convierte en una cuchilla que corta y duele. No conocen lo que es el amor fraternal, ni la compasin cristiana.
Cuando se define con palabras lo que es la Iglesia, por regla general se responde: es el grupo de creyentes lavados por la sangre de Cristo y transformados por el Espritu Santo . Otros: es el cuerpo de Cristo Quizs otros, un poco ms telogos, expliquen el significado original de la palabra Iglesia, le aadan lo que ya saben y punto.
Con el perdn de todos nuestros telogos que mucho han hecho por la doctrina, no puedo dejar de decir que estas proposiciones tan simplistas, aunque tienen un contenido de verdad, por no ser la verdad completa, han producido la Iglesia que tenemos hoy: una Iglesia parcialmente Iglesia. Una Iglesia sin empuje vital. Una Iglesia ensimismada, aniada y minusvlida. O no? Haga un paralelo de la Iglesia actual con la Iglesia de proyeccin neotestamentaria. En qu se parecen? S, me dirs que la Iglesia primitiva no se puede tomar como modelo, porque era una Iglesia naciente y automticamente me remites a la Iglesia que refleja la Epstola a los Efesios. Pero esto agrava ms la situacin de la iglesia actual: si la Iglesia actual es incapaz de compararse con la Iglesia terrenal, defectuosa y naciente de los primeros tiempos, mucho menos con la Iglesia celestial que Efesios nos muestra. O es que la tuya ya lleg all?
A travs de la Historia, Dios ha querido traer a la Iglesia al modelo entregado por l. Avivamientos diversos han despertado a la Iglesia producindose cambios sustanciales, con visin y vitalidad nueva han desplegado una labor tremenda, pero la influencia teolgica sobre el falso concepto de Iglesia dio como resultado la organizacin de grandes grupos diferentes con gran cantidad de Iglesias locales con sus respectivos pastores sobre los cuales se han levantado lderes que como pequeos Papas, controlan, dirigen, mandan a los grupos nter independiente.
Esta actitud es la que prevalece hoy en muchas de las Iglesias llamadas cristianas. O sea, se ha constituido un tipo de Iglesia que, en cuanto su sistema organizativo, es una pirmide sobre cuya cpula no est Jesucristo, sino el Hombre, sustituto de Cristo. En cuanto a su sistema de gobierno muchos de los lderes se han convertido en Seores de la grey, desplazando al Seor de la grey y, en cuanto a sus miembros, piezas postizas sin conceptos de relacin y accin.
Esta estructura eclesistica ha impedido el fortalecimiento de la unidad espiritual por el nfasis desmedido del factor organizativo en desmedro de la Unidad espiritual. Esta situacin ha contribuido a fomentar todos los males dentro de la Iglesia, parte de los cuales ya mencion. Si no nos proponemos, con la ayuda del Espritu de Dios discernir, descubrir, y reencontrarnos con las races, la Iglesia novo testamentaria, seguiremos funcionado sin resultados positivos en relacin con el propsito de Dios en lo que concierne a la unidad espiritual de Su pueblo y al papel que juega dentro de esta sociedad delirante.
La pregunta que necesariamente tiene que surgir en este punto es: Qu es la Iglesia? Cmo presenta el Nuevo Testamento a la Iglesia de Jesucristo?. Para definirla dir lo siguiente: La Iglesia es un organismo visible, cuyos componente han sido regenerados por el Espritu Santo y dentro del cual guardan una relacin ntima y vital con Cristo, la Cabeza, y un vnculo estrecho de amor, trabajo y colaboracin con los dems miembros de Cuerpo para edificarlo
En la mayora de las declaraciones dogmticas sobre la Iglesia, se presenta al componente humano como un ente pasivo que todo lo recibe, sin responsabilidad, ni compromiso con el resto, sin sentido de relacin con los dems. Se ha creado una iglesia despersonalizada y sin identidad.
Mucho menos se enfatiza su relacin con la Cabeza sin la cual no existira como tal. El sentido de relacin hay que rescatarlo, hay que restaurarlo, para que la Iglesia pueda salir de su estado de niez espiritual y se comporte como persona mayor. El sentido de relacin nos hace entender que no vivimos separados ni independientes, que somos parte de un Cuerpo. Es este concepto de Cuerpo otro de los elementos que tiene que formarse o reformarse nuevamente. Solo una actitud corporativa nos ubicar en el lugar correcto, nos indicar qu somos, e imprimir un sentido profundo de responsabilidad y compromiso dentro de la Iglesia. El sentido de relacin corporal impide creer a la mano, que ella es el cuerpo, impide la independencia e indiferencia. Nos ayuda a vernos como un todo, donde cada uno solamente es parte, y parte que le es imposible vivir como si fuera un todo.
Antes que nada tenemos que reconocer y conocer los vnculos que nos une a Jesucristo. En el patio de mi casa hay un gran eucalipto. La ramas de un extremo distan del otro extremo alrededor de doce metros. Las ramas enormes se yerguen sosteniendo a las ramas mas pequeas de ambos lados. Cuando me siento en el patio a tomar el fresco de la tarde contemplo la multitud de pequeas florecillas y semillitas que cunden el ramaje. Miles y miles. Tal parece que una de esas pequeas semillitas nada tienen que ver con la otra de diez metros de distancia. Sin embargo, cada una pertenece al mismo rbol, vinculadas por las ramas y las ramas al tronco. Todos participan de la misma naturaleza y reciben del tronco la savia que les da vida.
Ese espectculo me arroj luz en relacin con los miembros de la Iglesia. S tenemos que ver, y mucho, los unos con los otros y, sobre todo, con Jesucristo nuestra CABEZA. Al lado de esta planta hay un olmo. Por ser de diferente naturaleza, aunque estn cerca y aunque sus ramas a veces se entrecruzan con las del eucalipto, sin embargo, ni ellas ni su fruto son partes del eucalipto. El estar cerca no las hace parte una de la otra. Aunque su follaje se confunda con el eucalipto, por la diferencia de naturaleza, el olmo no es eucalipto ni parte de l, ni su fruto es el mismo. Todo por la diferencia de naturaleza. Si t no te sientes parte del todo de la Iglesia, aunque te confundan, tu naturaleza es otra y no la de Cristo. Por eso no encajas. Pero si eres parte del Cuerpo, vas a buscar tu vnculo con Cristo, porque el imn atrae a los elementos de su naturaleza. Jess declar enfticamente: Como el pmpano no puede dar fruto si no estuviere en la vid, as mismo sin m nada podis hacer.
Despus tenemos que reconocer y entender los vnculos que nos unen con los otros miembros de Cuerpo. Si somos hijos de un mismo Padre, somos hermanos. Si no te sientes hermano, eres hijo de otro padre. Con esta figura consideramos otro aspecto que urgentemente hay que rescatar, renovar y restaurar: el concepto de comunin. El Credo Apostlico reza de la siguiente forma: ...creo en la comunin de los santos... La Iglesia primitiva revelada en los Hechos de los Apstoles participaba de la perfecta comunin mutua entre los creyentes. La Iglesia es, mas que un lugar de comunin, es un estado de comunin. Esto no tiene que ver con distancia, ni lugar sino con el Espritu que la produce, tiene que ver con el hecho de que la Iglesia universal est en comunin con Cristo y es esa comunin, la fuerza de atraccin y base de nuestra comunin.
Nuestra comunin no tiene nada que ver con nacionalidad, raza, etnias, lenguaje, sexo, etc. Jesucristo ech abajo todas las barreras que separaban a la humanidad y que tantos estragos han hecho fuera y dentro de la Iglesia. Del judo y del gentil hizo un solo pueblo, llamado Iglesia y todos sus componentes, en su calidad de hijos de Dios somos hermanos en Cristo. Este sentido de relacin y este sentimiento filial nos ponen en capacidad para proyectarnos como uno que somos. En este contexto podemos entender las cuatro facetas que manifiesta o caracteriza un verdadero espritu de unidad:
1. De carcter intelectual. Pablo nos dice que tenemos la mente de Cristo y nos exhorta a pensar una misma cosa. Esto se hace posible cuando tenemos un concepto de relacin con Cristo bien claros. Solo un grupo descabezado piensa con su propia cabeza y no con la de Cristo. Por eso muchos no entienden el pensar del Cuerpo con su Cabeza. Todo le parece locura y no aceptan nada que no piense como piensan ellos. Una de las evidencias del concepto de relacin dentro de la unidad del Cuerpo, es precisamente que nuestras ideas y pensamientos son cautivados por la mente de Cristo dando por resultado la uniformidad de pensamiento en sus proyecciones objetivas. Con este concepto de relacin bien claros, hay una capacidad y docilidad para ir amoldndonos al pensar de Cristo a travs del intercambio de ideas cuando se proyecta algo en comn. En la discusin sana, en el anlisis abierto, el Espritu Santo va produciendo un pensamiento comn; sus planes y propsitos son develados y la victoria en el trabajo y la lucha se hace una realidad experimental.
2. De carcter afectivo.- Que sintis una misma cosa. Es posible? S. El concepto de relacin corporal no slo afecta nuestra mente, sino que tambin todo lo que pensamos como Cuerpo se hace una realidad sntica en nuestro corazn. Somos envueltos en el sentir de Cristo mediante su Espritu que mora en nosotros, que al fin y al cabo es el agente o fuente de la unidad. El Espritu hace carne en la Iglesia el sentir de Dios para con Su Pueblo de tal forma que la voluntad de Dios toma la primaca en la Iglesia. Esta actitud echa por el suelo mi opinin , mis pensamientos, mi voluntad, mis deseos, para que se hagan una realidad la opinin de Cristo, Su voluntad y Su deseo para todo Su Pueblo. Mis intereses personales son supeditados a los intereses de Dios y su Cuerpo. Hay gozo en el corazn cuando la voluntad de Dios se hace real, cuando vemos los resultados y cuando vemos los beneficios compartidos.
3. De carcter volitivo.- Dios produce en vosotros, as el querer como el hacer por su buena voluntad Unnimes entre vosotros, sirviendo al Seor. El control que toma Jesucristo sobre nosotros y el control que nosotros le permitimos que l tome es decisivo para que Dios pueda producir en nosotros lo que en nosotros no existe. l produce porque en nosotros nada hay. Nuestra naturaleza humana es rebelde por naturaleza, no quiere lo que Dios quiere. Nuestra voluntad se revela a la de Dios, por lo tanto nos es imposible quererla. Me gusta ms lo que yo quiero, lo que me interesa, lo que yo deseo, lo que me parece correcto. Por esto es necesario permitirle que l sea el que produzca el querer la unidad, el querer la comunin para que el concepto de relacin dentro del Cuerpo se haga una realidad y regule y mantenga estos elementos sin los cuales la Iglesia seguira en su multiforme involucin, como la nube que el viento deforma, transforma, reforma pero nunca le da forma permanente, hasta que se disuelve en el espacio y el tiempo.
El espritu unnime trae a la Iglesia un estado de paz y satisfaccin. No hay cosa ms gloriosa y que traiga efectos tan benefactores al Cuerpo que el testimonio interno del Espritu que mora dentro, que nos hace experimentar el gozo de las victorias que juntos logramos para Dios. Esto es de un valor incalculable, que no se compra en un supermercado, porque es un don de parte de Dios, don que nos pone en capacidad amplia para caminar la segunda milla en aras del engrandecimiento del Reino de Dios aqu en la tierra.
4. De carcter dinmico.- Accin unnime y coordinada. Porque Dios produce en vosotros as el querer como el hacer por su buena voluntad . El hacer es la evidencia de la obediencia. Es indiscutible que la demanda mxima de Dios es obedecer. Esto es algo que prioriza sobre todos los sacrificios que podamos hacer. Pero nos cuesta trabajo. Yo puedo obedecer por la fuerza o la obligacin, pero este no es el tipo de obediencia que Dios demanda. Todos lo que hacemos forzados por las circunstancias no siendo movidos por el Espritu de Dios, todo ello es vano. Lo que hacemos se desvanece, se disuelve, se envanece y se pierde. Nos sumimos, entonces, en un estado de frustracin por el fracaso. Creemos que ese era necesariamente el resultado del esfuerzo y quizs del sacrificio. Pero no. El fracaso fue producto de los mviles y circunstancias que nos obligaron a hacer tales cosas.
Cuando Dios produce en el corazn la disposicin permanente para la obediencia, an cuando se convierta en un sacrificio para hacerlo, ello trae resultados benefactores, tanto en lo personal como en lo colectivo. La victoria es asegurada, porque la accin est encuadrada dentro del plan de Dios canalizado a travs del Cuerpo y a favor del Reino de Dios. Apreciamos y entendemos lo que es una accin corporativa, o sea donde cada miembro del cuerpo est comprometido y acta con conciencia de relacin.
Creo que no hay otra forma de concebir la Iglesia de Jesucristo. Creo que este es el modelo de Iglesia que Dios quiere para nuestros tiempos. Dentro de este marco Dios se revelar con ms amplitud, porque tendr un Cuerpo bien concertado y unido entre s por todas las coyunturas que se ayudan mutuamente segn la actividad propia de cada miembro, recibe su crecimiento para ir edificndose en amor (Efesios 4:16) Pero es bueno llamar la atencin al v. 15 donde dice: ...crezcamos en todo en aqul que es la Cabeza, esto es, Cristo. Pablo aqu nos revela una Iglesia relacionada con Cristo, la Cabeza; relacionada con los dems componentes; comprometida con Cristo; comprometida con el resto del Cuerpo; realizando un trabajo unido y coordinado; una Iglesia con sentido de comunin y relacin con un solo inters: edificar el Cuerpo en amor.
Yo animo a los Consejos Pastorales constituidos que reafirmen su compromiso de permanecer en esa actitud de relacin y comunin que son la base de la Unidad Corporal; animo a aquellos que estn claudicando, por temores o prejuicios, que se despojen de estos sentimientos que tanto han daado al Cuerpo y se decidan, como otros, a arriesgarse por la Unidad del Espritu; y animo a aquellos que hasta este momento no les ha interesado este proyecto, que no es ms que el proyecto de Dios para su Iglesia, que se decidan y den un salto de fe hacia la Unidad, porque este es el tiempo de Dios para reunir todas las cosas, en la dispensacin del cumplimiento de los tiempos, as de los que estn en el cielo como los que estn en la tierra...conforme al propsito del que hace todas las cosas segn el designio de su voluntad (Efe. 1:10-11); Porque todos vosotros sois UNO en Cristo Jess (Gl. 3:28).
Desde esta perspectiva, les propongo este trabajo o proyecto y esperemos la bendicin , el respaldo y la victoria de parte de Dios.
LA UNIDAD DE LA IGLESIA: INTRODUCCIN
A principios del ao 1989, en nuestro viaje de Cuba hacia la Argentina, pasamos por Per. All tuvimos la oportunidad de conocer al hermano Bruno Frgoli y a su esposa Frances, misioneros en ese pas. Linda fue la amistad que fomentamos en ese tiempo corto de brusca transicin para nosotros: un tiempo en el que ellos, en una forma paciente, longnime y comprensiva, supieron absorber el escape de toda la compresin anmica y sicolgica reprimida de una familia de siete personas recin salidas de su propio pas. Estos cuatro das en Per me hicieron reflexionar mucho en relacin a la familia cristiana, a la Iglesia. Gente como nosotros, procedentes de diferente pas, diferente cultura, ahora en un pas extrao, fuimos recibidas, atendidas, servidas y cuidadas por personas desconocidas hasta ese momento. El cuidado proporcionado fue tal que se convirti en el sedante, la medicina restauradora y reanimadora que nos permiti entrar a la Argentina ms relajados y tranquilos.
Pienso y creo que no hay institucin ms hermosa y sublime sobre la tierra que la Iglesia, la familia de Dios. Una familia diseminada por todo el mundo que le da carcter universal a la Iglesia; una familia localizada en diferentes partes del planeta que le da a esa misma Iglesia su carcter territorial y local; una familia compuesta por personas que en lo individual son representativas de ese gran conglomerado llamado Iglesia, Cuerpo de Cristo, y que se reconoce como tal, cruzando por encima de todas las barreras y todos los prejuicios nacionales, raciales, culturales y sociales.
Justo en esos das, el hermano Frgoli me entreg un estudio personal sobre el tema de la unidad de la Iglesia. Luego, estando ya en Argentina, el pastor Luis Lpez, edirector de Vida Abundante, la entonces publicacin vocero de la Unin de las Asambleas de Dios, me pidi que escribiera una serie de artculos para esa publicacin. Ambos hechos me motivaron y animaron para estudiar y escribir sobre este tema. Al principio fueron solo unos apuntes que compart, pero todo no qued ah. Dios me hizo entender tanta cosas que no me qued otra alternativa que hacer algo formal y de mayor alcance.
Una de las cuestiones que aprend fue que la Unidad de la Iglesia es una doctrina cardinal enseada ampliamente en la Biblia. Aprend que ella es imprescindible para entender la naturaleza interna de la Iglesia, para comprender nuestra relacin con ella, y para poder presentar a la Iglesia ante el mundo como un cuerpo bien desarrollado, maduro, capaz de ser el instrumento idneo en las manos de Dios en el Plan Eterno de Salvacin de la Humanidad. Aprend que, sin un concepto ntegro de este aspecto que tiene que ver con la formacin cualitativa y sustancial de la Iglesia, nos sentimos perdidos y sin objetivos dentro del Cuerpo, y que sin este concepto bien asimilado por nuestros corazones, la Iglesia quedara reducida a un mero conglomerado de personas sin poder efectivo en su medio.
Cuando consideramos la magnitud y la trascendencia de esta enseanza, cincelada por el Espritu de Dios en Su Palabra, tenemos que reconocer que la misma es compleja. Como humano, quizs no sea capaz de desentraar todo lo que esto implica y exige, pero como hijo de Dios tengo una triple responsabilidad: primero: auxiliado con la luz que el Espritu de Dios nos da, debo inquirir en Su Palabra , cavar y ahondar hasta descubrir, aunque sea algo, de lo que esta verdad encierra; segundo: con la ayuda que el mismo Espritu nos da, poder transmitir, comunicar esa verdad para ayuda y edificacin del Cuerpo y tercero, con la gracia del mismo Espritu Santo, corresponder consecuentemente a esta verdad de tal forma que mi propia vida d testimonio de que esa verdad est formada en m.
Podemos declarar que la Unidad de la Iglesia, como doctrina, es una de las verdades ms difciles de asimilar. Nuestra naturaleza humana se rebela contra ella, pues choca contra nuestro egosmo, contra nuestra posicin exclusiva, contra conceptos preconcebidos por el prejuicio y la ignorancia. Es difcil de asimilar, porque el Espritu Santo, promotor de la unidad, exige una actitud humilde, un corazn abierto, un sentimiento de amor cristiano y la renuncia a los prejuicios que, cual muros, han estado separndonos a travs de los aos tratando de seccionar su Cuerpo.
Tenemos muchas excusas para evadir nuestra responsabilidad: apelamos a la gran multitud de organizaciones cristianas, al fracaso de algunos lderes, a la incompatibilidad con movimientos que tienden a amalgamar todo sin detenerse a considerar la naturaleza de los elementos que utilizan para hacerlos parte de la Iglesia. Algunos se sienten inmersos en un mar de recelos que les impiden valorar las bendiciones de ver hecha realidad esta verdad revelada. Algunos se sienten tan temerosos de lanzarse a esta aventura, que se ven impedidos de experimentar en sus vidas la bendicin que hay en la participacin de la comunin de los santos. Pasan por alto que, a pesar del hombre con sus errores y a pesar de ellos mismos con todos sus prejuicios, el deseo de Dios para Su pueblo en este tiempo es fomentar y mantener un espritu de UNIDAD, que refleje lo que l es. Jess, en su oracin intercesora registrada en el captulo 17 de Juan or de la siguiente forma:
No te ruego solo por estos. Ruego tambin por los que han de creer en m por el mensaje de ellos, para que todos sean uno. Padre, as como tu ests en m, y yo en ti, permite que ellos tambin que ellos estn en nosotros, para que el mundo crea que t me has enviado Yo les he dado la gloria que mediste, para que sean uno, as como nosotros somos uno: Yo en ellos y t en m. Permite que alcancen la perfeccin en la unidad, y as el mundo reconozca que t me enviaste y que los has amado a ellos tal y como me has amado a mi . (Juan 17:20-23). (Nueva Versin Internacional.).
Ahora bien, es necesario entender que cuando hablamos de unidad de la Iglesia, no nos referimos al concepto, - en el cual persisten todava algunos crculos - que confunden el trmino unidad con unificacin. Una cosa es la unidad de la Iglesia y otra es la unificacin de las iglesias. La unidad de la Iglesia es una doctrina bblica enseada claramente por Cristo y por sus apstoles; la unificacin de las iglesias es un producto del esfuerzo humano para lograr lo que slo el Espritu Santo es capaz de hacer.
La unidad de la Iglesia est inspirada y promovida por el Espritu Santo; la unificacin de las iglesias es una enseanza alentada y promocionada por el hombre aunque le alienten buenas intenciones. En la unidad de la Iglesia, se establece a Cristo como la nica Cabeza directriz que lleva a cabo su obra a travs de un Cuerpo concertado y unido entre s, por la cohesin que produce el Espritu de Dios y el amor que la sensibiliza; en la unificacin de las iglesias se establece como cabeza directriz a los hombres que llevan a cabo sus propios propsitos, a travs de una superestructura eclesistica con un barniz de cristianismo. La verdadera unidad de la Iglesia desplaza todo material ajeno y todos los cuerpos extraos que tienden a socavar el fundamento y envanecer su solidez; en la unificacin de las iglesias la tendencia es amalgamar, mixturar, sincretizar, dar participacin a todo cuanto huela a religioso, sea lo que sea, venga de donde venga, relajando y degradando as la imagen de Cristo al que confunden con cualquier otro cristo. La unidad de la Iglesia es inspirada por un solo Espritu: el de Dios; la unificacin de las iglesias est inspirada por un espritu: un espritu meramente humanista. La unidad de la Iglesia est fundamentada sobre una sola, slida y consistente enseanza: la cristiana; la unificacin de las Iglesias est basada sobre una amalgama de filosofas que convergen todas en un humanismo ya religioso, ya irreligioso o ateo. Para sustentar la doctrina de la unidad de la Iglesia no es necesario hacer una nueva teologa para estos tiempos, porque la unidad de la Iglesia est sustentada sobre una Teologa bien proyectada, definida y hecha hace casi dos mil aos atrs; una Teologa que ha mantenido inalterable esta verdad a travs de la historia hasta nuestros das. En fin, mientras que la unificacin de las iglesias es, en su esencia, antropocntrica, la unidad de la iglesia es de carcter cristocntrica.
Para poder alcanzar el objetivo divino con la unidad de la Iglesia, lo primero que debemos reconocer es que la enseanza y la puesta en prctica de esta doctrina han estado en crisis durante centurias, dentro del Cristianismo. El no haberla entendido, el no haberla tenido en cuenta, ha afectado a lo largo de los siglos las relaciones filiales y la confraternidad cristiana. En vez de buscarse y reconocerse, los diversos miembros de la familia de Dios se alejaron y crearon alrededor de ellos un muro infranqueable que impidi el disfrute de una de las bendiciones mas grandes legadas por la Iglesia primitiva: la comunin de los santos. Pero tambin hemos de reconocer que el Espritu de Dios ha estado trabajando dentro de su pueblo, - y ahora ms que nunca - para que Jesucristo pueda encontrar un pueblo unido, que unido pueda recibirle y adorarle por toda la eternidad.
Quin ha tenido la culpa? La ignorancia: ignorancia de la verdadera naturaleza y propsito de la unidad. Hemos credo que la unidad es la renuncia a nuestra identidad denominacional para aceptar un nuevo mtodo de organizacin, bajo nuevos parmetros y bajo otra autoridad. La unidad trasciende estas cuestiones de carcter humano. A Dios, ms que la fusin organizacional institucional, lo que le interesa es la fusin de los corazones de sus hijos; ms que la prdida de la identidad con una organizacin cristiana determinada, lo que le interesa es la identidad de cada denominacin cristiana con l; porque solo identificados con l y unidos nuestros corazones en el amor de Cristo, habr un objetivo unnime: dar a conocer a este mundo que el reino de Dios se ha acercado a ellos por medio de un pueblo representativo cuyo nombre predominante es CRISTIANO, por medio de una Iglesia a la cual l no le puso nombre, sino a la cual llama solamente mi Iglesia (Mat. 16:18) y ante la cual las puertas del infierno no habran de prevalecer.
La verdadera unidad de la Iglesia es una unidad de carcter espiritual. La Biblia le llama la unidad del Espritu (Efe. 4:3), ensendonos que su fuente de promocin no es humana, aunque a travs del humano se manifieste y se haga una realidad. La verdadera unidad no busca hombres perfectos para lograr una unidad perfecta; la unidad del espritu es perfecta en s misma aunque trabaje con hombres imperfectos pero que estn en proceso de perfeccin y que en obediencia se proyectan hacia la unidad.
Justamente esta es la idea que aparece en Juan 17:22,23. La RV 1960 traduce:
La gloria que me diste, yo les he dado, para que sean uno, as como nosotros somos uno. Yo en ellos y tu en mi, para que sean perfectos en unidad,...
La Biblia de Jerusaln traduce:
Yo les he dado la gloria que me diste, para que sena uno como nosotros somos uno. Yo en ellos y t en mi para que sean perfectamente uno...
La versin Dios Llega al Hombre lo plantea as:
Yo en ellos y t en m, para que lleguen a ser perfectamente uno.
La misma idea, aunque redactada con ciertas variantes sintcticas, Lacueva, en el Interlineal Griego - Espaol del Nuevo Testamento, vierte:
... yo en ellos y t en m, para que sean perfeccionados (completamente) hacia una misma cosa.
Y la Nueva Versin Internacional traduce:
Para que sean uno, as como nosotros somos uno. Yo en ellos y tu en mi. Permite que alcancen la perfeccin en la unidad
Se hace sumamente difcil traducir la idea sustancial exacta, puesto que en castellano no existe una forma verbal que pueda traducir con precisin el concepto revelado por Cristo en sus palabras. Esto se debe a que estas tienen una profundidad espiritual no percibida por la razn humana. Sin embargo, esta unidad tiene caractersticas peculiares que analizaremos a la luz de la Biblia, para que, con la ayuda del Espritu de Dios podamos comprenderla y alcanzarla.
CAPTULO 1: CONCEPTO DE LA UNIDAD DE LA IGLESIA
Una definicin de Unidad de la Iglesia.
No es fcil definir, con una terminologa humana, aspectos de la obra de Dios cuya causa es subjetiva y espiritual. Sin embargo, una definicin, aunque sencilla, siempre arrojar un poco de luz sobre aquello que queremos ensear o aprender. Diramos que la Unidad de la Iglesia es un acto divino y sobrenatural, por medio del cual el Espritu de Dios, al introducir al individuo regenerado dentro del Cuerpo - La Iglesia (1 Cor. 12:13) - lo coloca, primeramente en una relacin ntima y vital con Cristo, Su Cabeza (Juan 15); y segundo, en una posicin definida dentro del Cuerpo y en relacin recproca con respecto a los otros miembros del Cuerpo. (1 Cor.12:14-18), en virtud del amor de Dios que ha sido derramado dentro de sus corazones. (Rom. 5:5; Col. 2:2).
La base de la Unidad de la Iglesia.
La base sobre la cual se sustenta la unidad de la Iglesia es la unidad de la Deidad: Padre, as como tu ests en mi y yo en ti, permite que ellos tambin estn en nosotros (N.V.I.). Existen tres diferentes personas en el seno de la Deidad ,y sin embargo, notamos entre ellas una unidad perfecta de afecto, mente y designio. En todos sus planes existe una accin conjunta en que los tres cooperan, como uno que son, para lograr sus objetivos.
La Biblia nos ensea que el Padre, el Hijo y el Espritu Santo habitan en la Iglesia, porque estn, de una forma personal y por medio de la fe, en cada uno de los corazones de los creyentes. De modo que, el Padre est en nosotros y nosotros estamos en el Padre, Jesucristo est en nosotros y nosotros estamos en Jesucristo, el Espritu Santo est en nosotros y nosotros estamos en el Espritu Santo. Por lo tanto, la Iglesia como cuerpo est en Cristo y Cristo en ella para el logro de una unidad inquebrantable, indestructible y permanente.
A esta Iglesia que est en l y l en ella, se le ha concedido tener Su mente (1 Cor. 3:16), y se le manda a tener el mismo sentir que hubo en Cristo (Fil. 2:5). Dios produce en la Iglesia, as el querer como el hacer para que se cumpla su buena voluntad(N:V.I) De tal forma que toda la personalidad de la Iglesia queda afectada por la morada interna de la Deidad conduciendo a cada uno de sus componentes a una actitud unnime para lograr la unidad del Espritu.
La unidad de Cristo con la Iglesia es de carcter vertical. Se produce de arriba hacia abajo. Es la Cabeza la que busca la unin con su Cuerpo. Es el Cuerpo el que recibe la vida de la Cabeza. Sin Cristo no hay Iglesia, por lo que la iglesia que desplaza a Cristo muere. De igual forma que la cabeza est imposibilitada para llevar a efecto lo que piensa si no hay un cuerpo que, con sus miembros, la obedezcan, Jesucristo no podr llevar a cabo sus planes salvficos con este mundo, si no hay una Iglesia que sea capaz de obedecerlo y reflejarlo.
Es tan estrecha la relacin que Cristo tiene que tener con su Iglesia que la compara con la relacin existente entre los miembros de la Deidad: una relacin insondable, incomprensible para la mente humana, pero perfecta, eterna y tan real como el sol que nos ilumina.
Cuando la Iglesia entienda que sin l y separados de l nada se puede hacer, ella se mover con ms conciencia hacia arriba buscando su Cabeza: dejar de pensar menos y permitir que Cristo piensa ms; dejar de moverse menos y permitir que Jesucristo se mueva ms en ella y por medio de ella; se anular ms para que Cristo sea el que crezca; se esconder ms detrs de la cruz y se crucificar con Cristo, para que con Cristo tambin sea levantada victoriosa del anonimato ante un mundo que no Lo conoce y el cual no Lo ver sino en ella y a travs de ella.
El propsito de la Unidad de la Iglesia.
La unidad del Espritu en el seno de la Iglesia tiene dos objetivos y genera dos efectos. Los dos objetivos son revelados por Jess en Juan 17:21-23: 1 Que el mundo crea, y 2 que el mundo conozca. El primero se propone producir la suficiente fe en el mundo por medio de una percepcin objetiva y prctica de esta verdad; el segundo se propone, por medio de una ilustracin objetiva, traer el conocimiento que produce dos efectos: Para que el mundo conozca que t me enviaste y que los has amado como tambin me has amado a mi . Esta verdad la podemos planear en forma sencilla:
Cuadro 1.
FE + CONOCIMIENTO = RECONOCIMIENTO DE QUE:
EL PADRE ENVI AL HIJO EL PADRE HA AMADO A SUS HIJOS, COMO A SU UNIGNITO HIJO.
La unidad de Su Iglesia es la tarjeta de crdito ante el mundo. A la Iglesia se le impone una suprema necesidad: producir la fe viva y el conocimiento recto de la verdad de Dios en un mundo ignorante del verdadero Dios. Es posible que, si hubisemos entendido mejor las palabras de Jess, hace mucho tiempo nos hubisemos dado cuenta cun errados hemos estado en cuanto la forma en que hemos querido que el mundo crea y conozca a Dios.
Gastamos recursos financieros en la evangelizacin de las almas, tenemos a cientos y quizs miles de misioneros alrededor del mundo, utilizamos la prensa, la radio, la televisin para explicar y dar a conocer el mensaje de Cristo, y sin embargo notamos que los resultados proporcionales no estn equilibrados con la magnitud del esfuerzo que se hace. No quiero decir con esto que estoy en contra de tales inversiones y de tal actividad; las creo necesarias, imprescindibles; pero sera bueno detenernos en nuestra marcha y preguntarnos: qu ve el mundo dentro de la Iglesia? Qu es lo que el mundo oye hablar a la Iglesia? Mientras hablamos de fe a un mundo desesperado, ese mismo mundo no ve en la Iglesia su total dependencia de su Seor; mientras hablamos a las gentes, acerca del amor de Dios, nuestras propias actitudes, palabras y acciones se convierten en ondas que interfieren a sus odos, y velos que cubren sus ojos; interferencias y velos que le impiden apreciar y reconocer, por medio de hechos objetivos, el amor que la Iglesia dice tener en su seno y profesarles a ellos. Por qu digo esto? Por la sencilla razn de que todava a estas alturas hay plpitos, - esos lugares sagrados, destinados a proclamar todo el consejo de Dios- y hay diversos medios masivos de comunicacin, - radio, televisin, prensa escrita -, que se han convertido en ring de boxeo, donde las palabras hirientes, las expresiones difamatorias contra lderes y organizaciones se traducen en rudos golpes lanzados contra un supuesto contrincante. Lo triste del caso es que hacen blanco, no en ese contrincante, sino, primeramente, en el mundo: un mundo que oye y cae, no de rodillas ante Dios y bajo la conviccin de sus pecados, sino en el mismo infierno; un mundo que cae bajo el impacto del golpe contra la fe que deba nacer en l, y del cual no se recupera jams. En segundo lugar, el blanco de esas palabras - golpes es la Iglesia que oye: la iglesia, que no recibe el conocimiento doctrinal para fundamentar y edificar su fe, sino prejuicios que afectan la sensibilidad cristiana de sus miembros; prejuicios que provocan que los creyentes se levanten contra sus propios hermanos en la fe, a los cuales ven como enemigos; prejuicios que atentan de lleno contra la comunin de los santos.
Qu se persigue?, qu se logra? Solo juicio y condenacin, porque al golpear la Iglesia se golpea a Cristo; al golpear la Iglesia se golpean a s mismos lo que as proceden; al golpear la Iglesia impiden que el mundo crea y reconozca a Jesucristo dentro de ella; y los que as proceden tendrn que dar cuenta al Dueo de la Iglesia: Jesucristo. El Hno. Bruno Rady, presidente de la Iglesia del Nazareno en la Argentina, expres ante un grupo de ministros aqu en Puerto Madryn las siguientes y acertadas palabras: La base de las misiones es una Iglesia unida en el Espritu porque para que el mundo crea tenemos que ser UNO como Cristo y su Padre son UNO.
Quizs se me reclamar que generalizo, que no todos los cristianos obran igual. El asunto es que el mundo es el que no hace diferencia y ve en el proceder de unos pocos el proceder de todos. En la Biblia aparecen varios ejemplos de que el actuar de una parte del pueblo de Dios afect a todos. Lamentablemente esta actitud ha estado daando la labor misionera de la Iglesia a travs de su historia y es imposible que permanezcamos en esta condicin. No es mejor recapacitar ahora, en estos momentos cruciales en medio de los cuales el mundo vive? No sera ms hermoso y efectivo que nuestro mensaje, en vez de encaminarlo contra alguien, lo encaminsemos a favor de Cristo? No sera ms positivo que, cada uno, desde la posicin y lugar donde Dios lo ha colocado se preocupara por dar a conocer a Cristo y fomentar la fe de la Iglesia, contribuyendo con esto a la unidad del cuerpo y a la salvacin de las almas?
Volquemos nuestra mirada a la Palabra, escuchemos lo que Dios nos habla, y entendamos que el propsito de Dios con la unidad de su pueblo no se llevar a cabo hasta que cada hijo de Dios aprenda a mirar a su hermano como su hermano y a la iglesia como el agente a travs de la cual l se da a conocer.
Naturaleza de la Unidad de la Iglesia.
La frase clave que la describe es unidad del Espritu. l es su fuente. La unidad es una capacidad de l, promovida y generada por l, pero dentro del Cuerpo. Espritu e Iglesia se conjugan para producir la unidad. El Espritu Santo es el agente activo que obra gloriosamente dentro del Cuerpo, la Iglesia, para producir la unidad; pero la Iglesia, dcil y maleable, participa tambin en este proceso, haciendo lo que el Espritu le ordena, y recepcionando la bendicin y los frutos. Es en la Iglesia donde el Espritu Santo promueve las actitudes positivas que han de producir unidad. Veamos los siguientes cuadros.
Cuadro 2.
CAUSAS Y NATURALEZA DE LA UNIDAD:
Unidos a Cristo-- Punto de convergencia-- Fuente de vida (Efe. 4:3) Unidos por el Espritu-- Factor Unitivo-- Agente motor (Ef. 4:3) Unidos en amor-- Agente sacrificial-- Factor diluyente (Col. 2:2) Unidos por los ministerios-- Elementos interactivos-- Factor edificativo (Efe. 4:6)
Cuadro 3
MANIFESTACIONES DE LA UNIDAD DE LA IGLESIA.
Personalidad afectada por la ...............Unidad de mente ..........................Unidad de Parecer ......................................Unidad de sentir .................................................UNIDAD DE PROYECCIN. Hech. 1:14; 2:1; Ro. 12:16; 1 Co. 1:10; 2 Co. 13:11; Fil. 1:27.
Pero para poder entender la naturaleza de la unidad es necesario dejar bien establecido tres aspectos: primero: qu es la Iglesia, en el sentido estricto del trmino; segundo: qu es la Iglesia como organismo; y tercero: qu es la Iglesia como organizacin.
Estos temas sern tratados en los prximos captulos.
CAPTULO 2: LA IGLESIA: MATERIA PRIMA PARA LA UNIDAD
Qu es la Iglesia?
Para responder a esta pregunta se han dado varias respuestas. Se ha dicho que la Iglesia est compuesta por todos los que han credo en Jess como su salvador personal y han sido lavados en su sangre. Otros la describen como el conjunto de creyentes en Cristo Jess que han sido regenerados por el Espritu Santo. Estas y otras definiciones son correctas, pero contienen solo parte de la verdad. Ellas solo describen la obra del Espritu Santo en el creyente, pero no describen qu es el creyente dentro de la Iglesia, pasando, as, por alto algo tan vital como las relaciones de ste con Cristo, la Cabeza y las relaciones con los otros miembros del Cuerpo. Son definiciones correctas, pero no completas, ni en su aspecto formal ni en sus repercusiones prcticas, porque con este sentido solamente tienden a producir creyentes pasivos y sin proyeccin de crecimiento.
Si analizamos la enseanza bblica, podemos definir la Iglesia de la siguiente forma:
Es un organismo visible, redimido por Cristo, regenerado por el Espritu Santo, dentro del cual cada miembro guarda una relacin ntima y vital con Cristo, Su Cabeza, y un vnculo estrecho de amor y colaboracin con los dems miembros. La palabra Iglesia, designa una colectividad de individuos llamados del mundo, en la cual todos conviven, se relacionan, se desarrollan, trabajan con un propsito bien definido, un objetivo bien marcado. Este propsito o fin es comn a todos sus miembros, de tal forma que todo el esfuerzo empleado va encaminado a lograrlo. En esta empresa, todos y cada uno somos responsables. No podemos evadirnos. No podemos vivir dentro indiferentes, porque esta actitud nos convertira en agentes extraos, en piedras de tropiezo, en estorbos, en barreras obstaculizadoras, en ramas infructuosas destinas a la poda y al fuego. Nuestra mente, nuestro corazn, nuestra voluntad deben estar embargadas por la conciencia del carcter divino y glorioso de que est revestida esta institucin, del carcter divino de su vocacin y del destino eterno al cual est llamada.
A Dios le ha placido hacer parte de Su Iglesia con todas sus caractersticas sublimes, a hombres sujetos, todava, a debilidades para colocarlos en una posicin honrosa y emplearlos en una empresa dignsima de la cual son inmerecedores. Esto implica la vigilancia constante de nuestras actitudes, sentimientos y an pensamientos.. Un pensamiento obstinado, un sentimiento orgulloso, una actitud incoherente una accin carnal pueden ser causa de incisiones dentro del Cuerpo motivando con ello resentimientos amarguras y divisiones.
Hemos alcanzado, hemos hecho muchas cosas, hemos edificado tanto en el orden material como espiritual. Pero cuando hagamos una evaluacin de lo que hemos hecho debemos preguntarnos: a quin se lo debemos?. Quizs, de una forma muy sutil oigas una voz interior que te dice: no es esta la gran iglesia que he levantado y el gran templo que yo edifiqu con la fuerza de mi poder y para la gloria de mi nombre?. Pablo responde: Porque, quin te distingue? o qu tienes que no hayas recibido. Y si lo recibisteis, por qu te glorias como si no lo hubieras recibido? Ya estis saciados, ya estis ricos, sin nosotros reinis... (1Cor. 4:7- 8)
Sin embargo, A qu viene nuestro orgullo? Lo que somos lo debemos a l, SOLO A L. Esto es para que no pensemos en nosotros y solo en nosotros. Es que acaso podemos vivir dentro de esta colectividad indiferentes, independientes, altivos, vanagloriosos, creyendo que somos nicos?; es que todava creemos que lo que hacemos, sea bueno o malo, no va a repercutir ya positiva o negativamente dentro del Cuerpo?. Es imposible mantener una actitud de nico y de seor dentro de la Iglesia porque para ella solo se ha levantado un Seor nico , y ese es Jesucristo el hijo de Dios. Esta posicin no la logr mediante una actitud altanera, sino mediante una actitud de humildad a la que se nos manda a imitar. Confrontmonos, pues, con la Palabra, evaluemos nuestra actitud y busquemos nuestra posicin: Haya, pues, en vosotros este mismo sentir que hubo tambin en Cristo Jess, el cual, siendo en forma de Dios, no estim el ser igual a Dios como cosa a qu aferrarse, sino que se despoj a s mismo tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres, y estando en la condicin de hombre, se humill a s mismo, hacindose obediente hasta la muerte y muerte de cruz (Filp. 2:1-89). Otra actitud que no se sta, implica una actitud vanagloriosa y contenciosa (Fil. 3:3), que golpeando indiscriminadamente contra la unidad del Cuerpo afectar, socavar, seccionar y matar a los miembros ms dbiles.
Solos no constituimos la Iglesia y mucho menos nos hace dueos de ella. El consejo sano es que busquemos nuestra posicin dentro de la misma, que descubramos nuestra vocacin personal y que actuemos consideradamente y consecuentemente; en esta forma nos constituiremos en instrumentos gloriosos en Sus manos. Evidentemente, esta posicin, en un espritu de amor y humildad, contribuir a la cohesin, estabilidad y victoria.
La Iglesia es, pues, el medio en el cual nacemos, en el cual nos desarrollamos y crecemos, desde el punto de vista espiritual. Es el lugar provisto por Dios para dar y recibir; edificar y ser edificados, ser tiles a Dios y a nuestros hermanos: Es la Iglesia el lugar donde se consuman todas las ansias y anhelos sublimes de todo hijo de Dios. Con este sentimiento lograremos el mantenimiento de la unidad.
La iglesia como un organismo.
Qu es un organismo? Es el conjunto de elementos: miembros, rganos, tejidos, clulas que tienen vida y actividad propia. Todos ellos dependientes uno de los otros para su subsistencia y cuya vida depende de un elemento vital que lo satura todo. Un rgano solo, un miembro solo no compone un organismo. Cualquiera de ellos, separados del conjunto muere. Para ilustrar esta verdad Dios tom como ejemplo el cuerpo humano. En el Cuerpo, cada rgano, cada miembro ejerce su propia actividad en pro y beneficio de todo el cuerpo. Esta actividad, y su direccin depende de un elemento vital: Cristo.
La Iglesia, en sus funciones como organismo vivo, incluye a cada uno de sus componentes con su actividad propia, pero en una relacin dependiente y recproca con los dems miembros. Cada miembro, separados del resto, muere irremisiblemente, porque cada uno contribuye al crecimiento del otro mediante sus propias actividades y cada uno recibe su crecimiento de acuerdo a la actividad y edificacin que recibe el otro miembro. (Efesios 4:16)
Por otra parte, un miembro separado del Cuerpo muere, porque Cristo, del cual procede la vida, manifiesta esa vida a travs del cuerpo. l dijo: Separados de mi nada podris hacer. Jess toma como contexto para sus palabras otro organismo vivo: la vid y los pmpanos. Nadie puede tener contacto con Cristo si no est adherido a la vid. Vid y pmpanos, como cuerpo y cabeza representan la Iglesia, por lo cual nadie puede tener contacto y relaciones con Cristo fuera de la Iglesia. Nadie puede pretender tener relaciones con Cristo sin ser parte de la Iglesia. Ningn miembro puede ejercer sus capacidades sino dentro del cuerpo, porque es dentro del cuerpo donde cada miembro tiene una razn de ser. Extirpe un brazo o una pierna y djelos que traten de vivir solos: mueren. Lo mismo pasa con nosotros fuera de la Iglesia: morimos.
Aqu podemos sealar la diferencia entre seccionar un miembro y dividir el Cuerpo. Cualquiera puede producir una segregacin del cuerpo, pero esto no constituye la divisin del Cuerpo. Hay muchos lderes segregados, hay Iglesias seccionadas. Pero desde ese momento dejaron de ser Iglesia, porque cortaron sus relaciones con el Cuerpo. Ellos no estn divididos: estn seccionados y destinados a muerte, porque el Cuerpo no puede dividirse. Pablo pregunta a los corintios en su actitud diversionista: Acaso est dividido Cristo?. El Cuerpo no se divide porque tiene vida propia: Cristo es su vida.
Ellos podrn mantener el nombre de Iglesia, pero no lo son; ellos tendrn grandes templos, pero no son Iglesia; ellos tendrn apariencia de que viven, pero estn muertos; podrn llamarse a s mismos cristianos, pero Cristo no est en ellos. Fuera del Cuerpo no fluye la vida de Cristo, por eso l dijo: Sin m nada podris hacer. El cuerpo humano puede vivir con los dos brazos y las dos manos seccionadas y sigue siendo cuerpo, sigue estando unido. Pero esos miembros seccionados, en cambio, dejan de ser parte del cuerpo, porque se han separado del mismo, y mueren, porque no tienen vida propia, porque su vida depende de su relacin con el cuerpo. De la misma manera ocurre a nivel espiritual, con respecto a la Iglesia. A pesar de los miembros seccionados, ella sigue siendo Cuerpo, ella en s misma sigue estando unida, ella sigue con vida, porque la vida de Cristo fluye a travs de ella. Lo contrario ocurre con los miembros seccionados. Este tipo de unidad no contradice la diversidad, la variedad, porque la unidad no depende de las formas externas, sino de la naturaleza interna del organismo.
En el griego se utiliza una palabra significativa para designar la accin de dividir. Es el verbo choridzo que significa partir, dividir, hender, romper, separar, desgarrar; y en voz pasiva, henderse, separarse, dividirse. (1) De esta palabra griega se deriva el vocablo espaol usado para designar a ese tipo de embutidos llamados chorizos que en ocasiones ha deleitado nuestro paladar. Una de sus caractersticas es la divisin de la tripa embutida para producir el producto.
Ese es el trmino que Pablo utiliza 1 Cor. 1:10-13 para referirse a la situacin de la Iglesia de los corintios, cuando les dice: Acaso Cristo est dividido?. Dentro de la misma Iglesia local haban surgido varios grupos que haban hecho de cuatro lderes sus respectivos dirigentes. An a los que se decan ser de Cristo, les inspiraba un espritu sectario y divisionista. Pablo ataca esta postura apelando al hecho de que Cristo es UNO. l no est ni puede dividirse. Los que le profesan lealtad son hechos un espritu con l (1 Cor. 6:17) por lo cual tampoco es posible la divisin. Es imposible ser un espritu con Cristo y estar separados uno de los otros, porque la unidad con Cristo produce unidad entre los miembros de la Iglesia. Nuestras diversas opiniones, nuestras diferencias de ideas, nuestros puntos de vista, nuestras interpretaciones, nuestras preferencias lidersticas, nuestros intereses personales no son aceptados por Pablo como excusas para seccionar el cuerpo, para tratar de romper el espritu de unidad dentro del Cuerpo; pues toda esta postura es producto de una actitud y sentimientos inmaduros y carnales que nublan la visin de la unidad.
Otro vocablo griego es meridzo que significa: dividir, distribuir, repartir. JESUCRISTO emplea la misma palabra en la parbola de la Vid y los Pmpanos cuando dice: Separados de m nada podis hacer. Juan 15. l establece definitivamente la imposibilidad de poder subsistir solos, por nuestra cuenta, aparte, ya que sus miembros no estn capacitados para subsistir por cuenta propia. Vea que Jess habla en plural; es el conjunto de creyentes (La Iglesia), - cada uno de ellos como partes integrales de la vid -, al que le es imposible vivir sin Cristo. Esta verdad se transfiere a cada rama en lo particular.
Las ramas fructferas no son cortadas, sino limpiadas de todos los elementos que, aunque son partes de la rama por su naturaleza constitutiva, sin embargo nada producen e impiden la produccin. A diferencia de stas, las ramas infructuosas son quitadas, sacadas, apartadas, seccionadas del conjunto, porque antes de ser de bendicin, roban la bendicin y afectan las ramas fructferas. En este acto de poda no se produce divisin, sino seccin. Los que son seccionados mueren; los que son limpiados viven y llevan frutos. En ocasiones los seccionados se ufanan creyendo que todava viven, pero su verdor se tonar gris y por fin terminarn en la quema; el colapso definitivo viene galopante y su hedor se desparramar por todos los lugares. Todo es cuestin de tiempo. (2)
El elemento que vitaliza y estimula a este organismo es el Espritu Santo de Dios. Desde el mismo momento que una persona se convierte; es el Espritu Santo el que lo pone en contacto con Cristo a travs del Cuerpo (1 Cor. 12:13). Es el Espritu Santo el que lo une al Cuerpo (12:20), es el Espritu Santo el que los hace fructificar dentro del cuerpo (Gl. 5:22-25); es el Espritu Santo el que dota de poder dentro del Cuerpo (Hech. 1:8), es el Espritu Santo el que reparte de sus dones y ministerios dentro del Cuerpo (1Cor. 12; Rom. 12:5-8), es el Espritu Santo en que los capacita para funcionar dentro del Cuerpo. Es el Espritu Santo el que satura todo el Cuerpo produciendo su unidad y vinculando todos sus miembros en Cristo. Es el Espritu Santo, funcionando como Espritu de Cristo el que hace que Cristo viva su vida en este mundo a travs de su cuerpo; se manifieste al mundo a travs de su Cuerpo; poniendo en actividad toda la complejidad de este organismo llamado Iglesia, para que el mundo lo pueda identificar dentro de ella, lo pueda encontrar en ella y puedan encontrar en ella la fuente de gracia, amor y libertad.
La Iglesia como organizacin.
Qu es una organizacin? Organizar es poner en orden lo que est desordenado; colocando cada cosa en su lugar de tal forma que todo funcione armnicamente y cumpla su cometido lgico. Hay una relacin estrecha entre organismo y organizacin, pero a la vez hay diferencias. Dijimos que en un organismo haba vida, sin embargo en algo organizado no necesariamente tiene que haber vida. Usted entra en un cementerio y all est todo bien organizado. Cada panten o bveda est colocada en secciones o reas, an tienen jardines que hermosean el lugar, sin embargo all no hay vida humana. Usted entra en una casa y contempla la buena proporcin de sus habitaciones, la buena ubicacin de sus muebles, de tal forma que, usted puede apreciar el orden perfecto, pero en eso no hay vida. Sin embargo en un organismo vivo s hay organizacin, porque la organizacin es inherente al organismo. Todo organismo tiene cierto grado de organizacin. La Iglesia, como organismo es tambin una organizacin. En la organizacin de la Iglesia acta el Espritu Santo ordenndolo todo, armonizndolo todo. Donde est actuando el Espritu Santo tiene necesariamente que haber orden y organizacin. Dios es un Dios organizado. Este es un principio celestial.
La visiones de Isaas 6 y Ezequiel 1 y 2 nos revelan el alto grado de organizacin dentro del mundo espiritual. Los diferentes rangos dentro de las huestes angelicales nos hablan de orden. La Biblia nos habla de ngeles, arcngeles, serafines, querubines y otros seres no bien definidos. Todas estas criaturas celestiales estn sujetas a Dios en plena sumisin y obediencia, contribuyendo al orden y la armona. La obediencia y la sujecin son factores inherentes a la organizacin racional. Las criaturas racionales tienen la capacidad ptima para entender este principio que rige dentro de la organizacin y son los que estn en capacidad ptima y especial para mantenerla por medio de la sujecin a ella. Por eso, los ngeles, como criaturas racionales, obedecen a la voz de Su precepto.
Pero an dentro de los espritus malos podemos observar todava los rasgos de esa organizacin que tuvieron cuando estaban en el cielo adorando a Dios. La Biblia nos revela principados, potestades, gobernadores de las tinieblas, huestes espirituales de maldad en los aires. Ellos conservan su organizacin por medio de la obediencia incondicional a su dios, Satans, para oponerse a la organizacin de Dios aqu en la tierra: La Iglesia.
Una mirada al Universo que nos rodea, nos revela que uno de los principios divinos es el orden y la organizacin. La Biblia nos revela leyes que rigen esa organizacin y establecen el orden que regula toda la creacin. (Jer. 31:35-36; Sal. 19:1-6; Isa. 40:12-14; Isa. 48:13). Este mundo del cual somos partes da evidencias de organizacin. Hay una diferencia bien marcada entre los tres grandes reinos: el animal, el mineral, y el vegetal. A cada uno les rige leyes inherentes dadas por Dios para su desarrollo armnico. En el mundo en que vivimos, las naciones tienen que mantener, necesariamente, un alto grado de organizacin internas y establecer leyes que ayudan para que las gentes vivan seguras y en paz.
Echamos una mirada al A. T. y vemos aplicado este principio organizativo entre el pueblo y Dios. La accin de Dios en el proceso de formacin de una nacin escogida para dar a conocer su nombre y su voluntad al mundo implic la necesidad del factor organizacin. Es de notar que todo este principio organizativo interno, con leyes reguladoras contribua a la efectiva cohesin del pueblo. Leyes morales, civiles, y religiosas unificaban la vida nacional haciendo que cada israelita se sintiera parte del pueblo, se sintiera responsable ante ese pueblo, comprometido hacia ese pueblo del cual era parte integrante. Esta organizacin y unidad dependan, en efecto, de sus relaciones con Dios. Cuando esas relaciones se opacaban por la desobediencia, su unidad poltica y religiosa eran afectadas; cuando volvan en paz con Dios, experimentaban nuevamente la unidad y la estabilidad.
Teniendo en cuenta estas realidades cabe la pregunta: Pasara, Dios, por alto ese principio vital dentro de su Iglesia?. Hay quienes se aferran a no querer reconocer el factor organizativo dentro de la Iglesia. Repelen todo lo que huela a organizacin. El pensar en estar sujeto a autoridades superiores a ellos les es una blasfemia. Desdean el orden, son incapaces de sujetarse al gobierno de la Iglesia; les inspira un espritu de anarqua que atenta, muy especialmente contra ellos mismos. Se autotitulan ellos mismos de libres.
Sin embargo, podemos preguntarles, libres de qu o de quin?. Yo los ayudara a responder: libres de obedecer; libres para hacer lo que quieren y como quieren; libres para, desde afuera y con un espritu profundamente sectario, tener la libertad de criticar, murmurar, y afectar la Iglesia, al influir en aquellos con los cuales ellos se relacionan, prejuicindolos contra la verdadera obra que Dios est llevando a cabo dentro de Su pueblo. Libres para presentarle un frente de combate a la obra de Dios; libres para sentirse orgullosos de no pertenecer a nada ni a nadie; libres de responsabilidades. Sin embargo, mientras que en ellos no hay una disposicin de sujetarse, buscan adeptos, seguidores para que se sometan incondicionalmente a ellos y ,a la postre, se convierten ellos mismos en lderes de una organizacin libre.
Tal parece que el mismo espritu anrquico que inspir antes a Luzbel, el mismo espritu anrquico que inspir a nuestros primeros padres, el mismo espritu que los gui a rebelarse contra Dios y que ha venido rigiendo los destino del este mundo, tambin halla lugar en el corazn de algunos produciendo, como siempre, confusin, caos, afectacin y espritu divisorio.
El no querer reconocer la necesidad del factor organizativo dentro de la Iglesia, es faltarle el respeto a la dignidad de Dios y tratar de hacerlo cmplice de todos los estragos que causa esa actitud orgullosa y carnal. Dios ha creado a la Iglesia para que ella sea el instrumento de vindicacin de todas las buenas cosas que el hombre perdi al principio. Es dentro de la Iglesia donde Dios comienza a restaurar el orden en el Universo por medio de la obediencia y sumisin a su santa y divina voluntad. Es dentro de la Iglesia donde la oracin de Jess comienza a ser una realidad progresiva, histrica y trascendente: Sea hecha tu voluntad, como en el cielo tambin en la tierra. Es dentro de la Iglesia donde el hombre aprende a ser humilde por medio de la obediencia. Es dentro de la Iglesia donde el hombre obtiene un sentido real de la sujecin. Es dentro de la Iglesia donde el hombre aprende a organizar su vida, aprende a convivir con el resto de sus hermanos. Es dentro de la Iglesia donde Dios nos ensea la obediencia por medio de la obediencia a los dems; la sujecin por medio a la sujecin a los dems; el reconocimiento a Su autoridad por medio del reconocimiento a la autoridad delegada y establecida dentro de ella representada por medio de humanos; es dentro de la iglesia donde el hombre se da cuenta que se mueve en un medio organizado donde una actitud que viole estos principios altera el orden y produce caos. Es dentro de la Iglesia donde el hombre aprende a asumir una actitud responsable contribuyendo, con su esfuerzo y espritu de colaboracin, a que la Iglesia sea lo que Dios quiere que sea: una unidad indisoluble.
Sin embargo, todo lo anterior hace que adoptemos una actitud recta sin ir a extremismos que hagan nulos los beneficios de organizacin. Un verdadero enfoque es este factor, contribuir al buen funcionamiento de la obra de Dios. Debemos evitar, pues, dos extremos: 1ro. Querer ignorar todo tipo de organizacin visible dentro de la Iglesia pasando por alto los principios de autoridad y sujecin dentro de sus miembros y 2do. Poner todo nfasis en la organizacin pasando por alto la dependencia que cada miembro tiene del Espritu Santo. El primero da por resultado libertinaje sin control divino y el 2do. control humano sin libertad espiritual. CONCLUMOS, PUS, QUE LA IGLSIA ES UN ORGANISMO ORGANIZADO, EL ORGANISMO IMPLICA VIDA, LO ORGANIZADO IMPLICA ORDEN. ESTOS FACTORES SIN INSEPARABLES Y ES UN PRINCIPIO QUE RIGE, TANTO EN EL MBITO CELESTIAL COMO EN EL MBITO TERRENAL. LO DEMS ES REBELDA SIFRAZADA DE CELO. Elementos que estructuran la unidad de la Iglesia: Efesios 4:1-6.
Cuando la Biblia nos habla de unidad espiritual nos habla tambin de una estructura espiritual a travs de la cual el Espritu acta y la mantiene. Efesios 4:1-6 es la clave para este aspecto. Analicemos su naturaleza:
a) Un Cuerpo.- En esta palabra est implcita la cohesin sustancial de la Iglesia. No son dos cuerpos por lo tanto no son dos Iglesias: es una Iglesia, la de Jesucristo. Nos habla del la unidad mstica del Cuerpo. No habla del nombre de una denominacin terrenal, del nombre de una parte de su cuerpo, de un grupo localizado en el globo terrqueo, o de una faccin superespiritualista. La Iglesia es una y ella trasciende a todas las barreras con que los hombres han querido cercarla a su discrecin y para sus intereses sectarios.
b) Un Espritu.- Nos habla de la fuente generadora y nica de la unidad. La Iglesia es un Cuerpo, porque hay un Espritu. Este acta como Espritu de gracia, de santidad, de libertad, de poder: como Espritu de Cristo. Espritu que rige y dirige a cada miembro a un objetivo comn: su unidad.
c) Llamados a una misma esperanza.- Nos ensea que a Su Iglesia le caracteriza una vocacin celestial y su destino es el Cielo. Es el Cielo la meta hacia la cual se proyecta una Iglesia en unidad y donde nuestra unin ser no solo perfecta, sino eterna. Esto se debe a que Dios se haba propuesto en s mismo reunir todas las cosas, en la dispensacin del cumplimieto de los tiempos, as las que estn en el cielo, como las que estn en la tierra. En l tuvimos herencia, habiendo sido predestinados conforme al propsito del que hace todas las cosas segn el designio de su voluntad a fin de que seamos para alabanza de su gloria, nosotros los que primeramente esperbamos en Cristo. (Efesios 1:9-12, vase tambin vs. 13-14.
d) Un Seor.- Ese es Cristo Jess. l ejerce su soberana y seoro dentro de la Iglesia porque es Dueo de ella. l se mueve dentro de ella. No est ajeno a toda su actividad porque es l quien la produce, dirige y la gua haciendo real Su presencia por medio del Espritu Santo de Dios. ...y en medio de los siete candeleros (vi) a uno semejante al Hijo del Hombre, vestido de una ropa que llegaba hasta los pies y ceido por el pecho con un cinto de oro...Tena en su diestra siete estrellas...El misterio de las siete estrellas que has visto, y de los siete candeleros de oro: las estrellas que has visto son los ngeles de las siete Iglesias, y los siete candeleros que has visto, son las siete Iglesias... (Apoc. 1:13, 16 y 20). Jesucristo est y se mueve entre su Iglesia. En sus manos est el destino de ella y el destino de ella es el Cielo. La Iglesia tiene un solo Seor: Jess.
e) Una fe.- Esto implica su uniformidad doctrinal sobre las verdades fundamentales ultranecesarias para concretarse los propsitos eternos de Dios: 1. La Biblia (Antiguo y Nuevo Testamento) como nica revelacin de la voluntad del Verdadero Dios al hombre. 2. La realidad del mal llamado pecado, causa nica que ha producido la cada del hombre y su separacin de Dios. 3. El sacrificio redentor y expiatorio de Jesucristo sobre la cruz y a favor del hombre, como nica provisin de salvacin eterna para el pecador y forma exclusiva de restaurarle al hombre su comunin con Dios. 4. La fe y el arrepentimiento como nicos elementos (por parte del hombre)capaces de hacer real la gracia salvadora de Dios en el hombre muerto en delitos y pecados. 5. Futuro regreso de Jesucristo a la tierra, implicando la resurreccin de los justos, el juicio de los impos, la derrota definitiva de Satans y el establecimiento definitivo del Reino de Dios sobre la Tierra. Esta declaracin de fe est implcita en la creencia de la Iglesia de Jesucristo y sostenida y mantenida a travs de la historia. Por esa fe muchos dieron sus vidas y por esa fe muchos estn dado sus vidas. Hay una sola fe y ella se deriva de su fuente Jesucristo (Palabra encarnada) el autor y consumador de la fe y la Biblia (Palabra escrita) pues la fe viene por el or la Palabra de Dios.
f) Un bautismo.- nico smbolo externo que significa, primero, nuestra total identificacin espiritual con Jesucristo a travs de Su Cuerpo y, segundo, como un acto objetivo para representar una realidad interna y subjetiva: la Obra regeneradora del Espritu Santo dando como resultado nuevo nacimiento. (Rom. 6) g) Un Dios y Padre de todos.- Implica el reconocimiento de la soberana absoluta de Dios en toda la plenitud de su unidad sustancial y revelado en la persona del Hijo y la persona del Espritu Santo constituyndose como Padre de una familia espiritual llamada la Iglesia.
Notas: (1) Otros vocablos griegos relacionados: xoris - adv. separadamente, por separado, en particular,, por su cuenta, aparte. // Prep. de genitivo: separadamente de, de modo diferente que. xorizo - separar, dividir, apartar, distinguir // V. Pas. estar separado o dividido; alejarse, separarse; ser diferente, diferenciarse, distinguirse. xorismo. V- separacin.)
(2) Juan 15: 2.- Lo quitar. airei - airos - (entre otros significados) - sacar, apartar, quitar; quitar de en medio, matar. Lo limpiar. kaqairei - kaqairo - limpiar, lavar; podar. Hay dos acciones que hace el podador: Limpiar y cortar.
CAPTULO 3: PRINCIPIOS QUE RIGEN LA UNIDAD DE LA IGLESIA
Para poder entender qu es la unidad del Espritu, y para que en una actitud solcita podamos guardarla, es necesario que entendamos qu somos, dnde estamos y para qu estamos dentro del cuerpo. Esto se logra teniendo en cuenta cuatro principios bsicos que regulan todo el funcionamiento interno de este gran cuerpo llamado la Iglesia:
1. Principio de posicin y designio.
Dios coloca a cada miembro en un lugar definido dentro del cuerpo
La Biblia nos ensea que Dios ejerce toda su soberana dentro del Cuerpo y en virtud de ello, coloca los miembros del Cuerpo donde l quiere (1 Cor. 12:18) y les asigna el trabajo acorde a su capacidad y posicin. El Espritu Santo reparte como l quiere (1 Cor. 12:11); Dios ordena el cuerpo, (v. 24); Dios es el que pone los ministerios dentro del cuerpo (V. 28); y Dios capacita a cada miembro para realizar una actividad propia y especfica dentro del cuerpo. (Ef. 4:16).
Cuando perdemos de vista el principio de posicin y designio dentro del Cuerpo, nos sentimos desorientados, sin sentido, sin objetivo, sin saber el por qu estamos: nos sentimos como cuerpos extraos. Golpeamos al aire, hacemos cualquier cosa, malgastamos el tiempo y energas, interferimos en el trabajo de otros y no somos de bendicin.
Una de nuestras preocupaciones como creyentes debe ser el tratar de ser tiles en la obra de Dios; pero para ser tiles es necesario descubrir el lugar donde somos ms efectivos de acuerdo a la capacidad dada por Dios. Cmo se consigue esto?
En primer lugar, es importante quitar la vista de los dems. No debemos utilizar patrones ajenos para determinar qu vamos a hacer para Dios. Es posible que un gran ministerio evangelstico nos impresione. Es posible que un ministerio pastoral fructfero influya en nosotros. Para hacer nuestras decisiones debemos tener cuidado con las voces o ejemplos de afuera. Es posible que no sea la orientacin directa de un ministro determinado lo que motive una decisin, sino la influencia sutil y el carcter espectacular de un ministerio, e inducido por ello demos un paso en falso. Sin embargo, lo ms importante es descubrir la voluntad de Dios: Seor, dnde?, para qu? Esto es una experiencia de carcter personal y somos nosotros los que tenemos que buscarla.
En esta bsqueda personal, Dios utiliza a su Espritu que con voz sutil, pero inconfundible y clara, con una presin dulce y una impresin suave, inclina nuestros sentimientos y nuestra voluntad, para producir en nosotrosas el querer como el hacer por su buena voluntad. El Espritu Santo nos da testimonio a medida que nos rendimos a l. A medida que actuamos acorde con Su propsito, l va confirmando su voluntad en nosotros por medio del xito de la empresa que l ha emprendido en nosotros y a travs de nosotros y por medio de la sensacin interna de aprobacin que el mismo Espritu produce trayendo paz y satisfaccin por lo que hacemos. Es en la escuela del trato del Espritu con nosotros que llegamos a descubrir, definir y desarrollar nuestro ministerio. En esta dimensin descubrimos que contamos con la capacidad necesaria para hacer nuestro trabajo, que Dios proporciona todos los recursos para lograr el xito. Nos sentimos felices con la aprobacin divina y de aquellos que nos rodean.
En segundo lugar, es necesario mantener un espritu de oracin y bsqueda de Dios constante. Muchos han quedado frustrados y no han alcanzado la plenitud de su ministerio, porque no han permitido que la voz de Dios se deje or en la intimidad de la oracin secreta. La desconexin de Dios es funesta. Ello no solamente impide el impulso inicial del ministerio, sino que influye en el debilitamiento y atrofia total del mismo. Hay dos medios bsicos por medio de los cuales Dios se pone en contacto con el sus hijos: a travs de su Palabra y a travs de la oracin. Cuando uno de estos medios se cortan quedamos sin direccin, desorientados y a la deriva en medio de un mar de confusin espiritual.
En tercer lugar, en ocasiones es necesaria la orientacin y ayuda del pastor, o en su defecto, de lderes espirituales experimentados que con sus sabios consejos nos ayuden a determinar o entender qu es lo que Dios quiere y donde nos quiere, siempre permitiendo que Dios confirme Su voluntad en nosotros. La Biblia nos da un ejemplo prctico de esto. Dios llam a Samuel por tres veces seguidas. Su inexperiencia le impeda entender el llamado de Dios al ministerio proftico. El, hombre de experiencia, entendi la desorientacin del muchacho. Se dio cuanta de que Dios estaba llamando a Samuel. Su orientacin y ayuda fue decisiva para conducirlo a una revelacin mayor de los planes de Dios para con el chico. (1 Sam. 3). En ocasiones nos pasa as. Sentimos que Dios nos llama, pero no sabemos el por qu y el para qu y el a dnde. El pedir ayuda y orientacin a nuestros lderes espirituales nos ayudar a orientarnos dentro de la voluntad de Dios.
Debemos recordar que cada uno, en lo personal y particular, debe buscar su propia experiencia con Dios. En estos casos no se excepta a ningn hijo de Dios. A todos, Dios nos ha llamado para salvacin, pero este acto implica y asegura al creyente un lugar determinado y una labor determinada para realizar.
Dentro de este gran Cuerpo todo est en actividad, nada puede estar ocioso. Todos estamos llamados a fructificar, de lo contrario nos convertimos en obstculos perjudicando a los dems y saliendo perjudicados nosotros tambin. Para ilustrar esta verdad podemos apelar a la parbola de la vid y los pmpanos. Cristo dijo: Toda rama que en mi no da fruto, la corta; pero toda rama que da fruto la poda para que d mas fruto todava (v. 2); el que no permanece en mi es desechado y se seca, como las ramas que se recogen, se arrojan al fuego y se queman (v. 6). El asunto est claro: miembro atrofiado, miembro infructuoso; miembro infructuoso, miembro perjudicial; miembro perjudicial, miembro extirpado. Por el contrario, todo miembro fructuoso tendr toda la ayuda y respaldo de Dios para su rendimiento mximo en el lugar y ministerio que Dios le ha dado.
Toda la actividad del Cuerpo est bien planeada, bien sincronizada. En el funcionamiento simultneo de los miembros no existe contradiccin alguna; no existe interferencia en el trabajo colectivo; no existe insubordinacin; no existe usurpacin de cargos. Cada uno sabe el lugar que le corresponde como tambin su funcin dentro del Cuerpo. Todos, actan con plena conciencia que el objetivo unnime es uno solo: la edificacin del Cuerpo, su crecimiento y madurez. Todo esto contribuye a la estabilidad y cohesin de la Iglesia.
Para ilustrar el principio de posicin y designio que caracteriza la unidad de la Iglesia pongamos un ejemplo o ilustracin: diramos que la Iglesia es un gran rompecabezas. Este juego de entretenimiento general est compuesto por decenas de partes diferentes unas de otras y lleva implcito una imagen, un paisaje. Las piezas desordenadas, fuera de lugar, no nos dicen nada, nada nos revelan. Si unimos las piezas al azar, posiblemente armemos un monstruo. Pero si con plena conciencia de que cada una de ellas, - con sus diferentes formas y matices -, tiene un lugar determinado, la colocamos donde corresponde, de una forma progresiva ir revelndose la imagen contenida en el conjunto, mostrndose claramente algo hermoso.
La Iglesia lleva esculpida dentro de ella una imagen, la de Jesucristo. Este se revelar al mundo a travs de la Iglesia cuando cada miembro del Cuerpo ocupe su lugar con responsabilidad, dignidad, respeto y sujecin. Procuremos, pues, mantener vigente este principio para contribuir al mantenimiento de la unidad espiritual.
2. Principio funcional.
No solamente tenemos un lugar dentro del Cuerpo, sino que estamos diseados para realizar un trabajo especfico dentro de ste.
Esta verdad queda corroborada por los siguientes hechos: a) No todos tenemos la misma funcin. Rom. 12:4 b) Tenemos diferentes dones. (Rom. 12:6; 1 Cor. 12:28-30) c) Cada miembro realiza su propia actividad.- Efe. 4:16 d) Cada uno ha recibido algn don 1 Ped. 4:10 e) El Seor Jesucristo constituy diferentes ministerios dentro de la Iglesia.- Efe. 4:11. f) Dios es el que capacita y da competencia para funcionar de acuerdo con la capacidad recibida. 1 Cor. 3:5-6.
Es necesario que tengamos conciencia de lo siguiente: 1. Dios no solamente desea que sepamos dnde estamos y lo que somos, sino que funcionemos de acuerdo a la capacidad concedida. 2. Dios espera que desarrollemos al mximo nuestras capacidades, que demos el mximo de nosotros mismos. Cuanto ms damos, ms recibimos. Cuanto ms ejercitamos el don o el ministerio, ms aumenta nuestro potencial y experiencia, a la vez que seremos ms tiles a la obra de Dios. 3. Dios espera que funcionemos dentro del radio de accin que abarca nuestro ministerio. En ocasiones somos tentados a salir de nuestro lugar y realizar otras labores que no se nos han encomendado. Esta accin viola el principio de posicin, ocasionando, por regla general, complicaciones y problemas.
Recuerde que cada uno dar cuenta a Dios de lo que l le ha dado. CADA CUAL DAR CUENTA A DIOS DE SU MAYORDOMA.
Un ejemplo objetivo que ilustra este principio es el reloj. Este instrumento est fabricado para un fin: orientar al hombre en el tiempo. El reloj no es una masa compacta, hecha de un solo material y compuesto de una sola pieza. Es la unin sincronizada de decenas de piezas, de diferentes formas, colocadas, cada una, en un lugar determinado y especfico y con un fin prescrito. Cada parte realiza una funcin irreemplazable. Si se toma una de sus piezas y la utilizamos para que realice una funcin para lo cual no ha sido diseada, se producira un paro total en la maquinaria, y se impedira en cumplimiento efectivo de su propsito.
LO MAS IMPORTANTE DENTRO DE LA IGLESIA NO ES EL TIPO DE TRABAJO QUE QUEREMOS REALIZAR, SINO EL CUMPLIMIENTO DEL MINISTERIO QUE DIOS NOS HA DADO Y EN EL LUGAR QUE L NOS HA COLOCADO. DIOS HA DE RECOMPENSAR NUESTRA FIDELIDAD EN LO QUE L NOS HA MANDADO A HACER Y NO EL SACRIFICIO QUE NOS HA COSTADO HACER NUESTRA OBRA.
3. Principio tico moral.
Como partes del Cuerpo, vivimos en completa dependencia los unos de los oros. (1 Cor. 12:27). Las buenas relaciones entre los diferentes miembros del cuerpo van a contribuir a la armona interna del mismo. Teniendo en cuenta que el propsito de Dios con nuestros ministerios y dones es el perfeccionamiento, edificacin y crecimiento del Cuerpo, vamos a estar en mejores condiciones para bendecir y ser aceptados si aplicamos correctamente este principio.
El propsito de Dios es nuestro perfeccionamiento y edificacin, pero nosotros no somos los que nos edificamos a nosotros mismos ni nos perfeccionamos a nosotros mismos. Nuestra edificacin depende de la actividad y contribucin de los otros miembros del Cuerpo. Esta realidad implica la necesidad de estar en relacin, unin y dependencia. Es necesario, entonces, entender cules son los principios ticos que rigen nuestras relaciones dentro de este gran conglomerado, para que todos y cada uno puedan participar y disfrutar de la bendicin que fluye a travs de aquellos que estn a nuestro lado para edificarnos. Esto contribuir a que todos se sientan felices en el lugar donde Dios le ha puesto y podamos hacer felices a los que nos rodean. Para esto se necesitan actitudes que correspondan a un carcter maduro en el Seor.
Pablo nos exhorta a estar bien concertados y unidos entre s (RV 1960) Sostenido y ajustado por todos los ligamentos (N.V.I.) (Efe. 416). Cuando pensaba en esta expresin, a mi mente vena una orquesta con su gran variedad de instrumentos musicales, de sonidos y personas. Es posible que tanta disimilitud pueda producir algo bello, melodioso, armnico, que agrade al odo y nos haga sentir tan bien?. S, es posible. Todo depende de dos factores importantes: primero, del director; segundo, de la partitura por la cual se han de dirigir los msicos.
A la hora de ejecutar la pieza musical, todos se olvidan de s mismos, de sus problemas, de los problemas con los dems, de los disgustos e incomprensiones que surgieron en el trato continuo. En el momento de ejecutar la pieza, sus mentes estn absorbidas por lograr un solo objetivo: que todo salga bien. El fracaso de uno es el fracaso y la vergenza de todos. El xito de todos es el xito de cada uno. En los momentos decisivos, todos tienen puesta su vista en el director; a una seal de ste, todos comienzan a tocar en tiempo y forma y de acuerdo con la partitura que tienen delante, sin variacin alguna. Todos aquellos instrumentos musicales, concertados y unidos entre s producen la meloda que atrae a todos, que agrada a todos y que trae honra a la orquesta.
La Iglesia es como una gran orquesta. Es verdad que no todos somos iguales, - es imposible que todos tengamos la misma forma de ver las cosas; no todos realizamos la misma labor, ni tenemos los mismos ministerios, dones y talentos -, pero a todos nos mueve un mismo sentir; engrandecer la obra de Dios aqu en la Tierra, y traer honra y gloria a nuestro Seor.
El saber que en la Tierra tenemos que ejecutar una gran obra, - esa obra que ha de arrancar alabanzas en las almas convertidas a Cristo y en los ngeles, los cuales de gozo cantan por los pecadores arrepentidos -, hace que clavemos la vista en nuestro Director, el Gran Maestro, y en Su partitura, la bendita Palabra de Dios.
Jesucristo, el xito de Su obra, la necesidad de nuestra participacin activa, son factores ms que suficientes para sobrellevar, pasar por alto, perdonar, respetar y honrar a aquellos que conjuntamente con nosotros trabajan en la obra de Dios. Para los que queremos lograr resultados ptimos en nuestras relaciones mutuas, para todos aquellos que somos llamados a fomentar, y conservar la unidad del Espritu, nos es imprescindible entender el papel que juega el amor cristiano en este asunto. La fuente del amor es Dios. Este es un atributo esencial de l. l es intrnsecamente amoroso- de esto no nos cabe dudas-. Lo hemos experimentado.
La Biblia nos ensea que ese amor procedente de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espritu Santo que nos ha dado (Rom. 5:5). Dios ha baado, por as decirlo, a la Iglesia de su amor. An ms, ha saturado el corazn (fuente afectiva) de la Iglesia y lo ha hecho depositario de su amor. Pero el amor, como sentimiento, es algo subjetivo. T no puedes ver el amor que hay en m; t no puedes ver el amor que yo digo profesarte en mi corazn. Ese sentimiento hay que objetivizarlo, hay que hacerlo real, hay que manifestarlo con hechos concretos. Hay una orden, un mandamiento: Este es mi mandamiento: que se amen los unos a los otros (Juan 1:17) Este mandamiento se repite a travs de la Biblia como un eco interminable. La calidad de ese amor, Pedro lo designa como entraable (2 P. 1:22), nacido de bien adentro y de un corazn puro. Pablo lo califica de amor fraternal (Ro. 12:10), porque lo motiva una relacin filial allegada, la relacin de hermanos. Este amor no es una mera declaracin verbal de un sentimiento que se dice profesar (1 Juan 3:18), es la manifestacin prctica, objetiva, de un sentimiento sublime: es un amor de hechos. Nadie puede dar lo que no tiene. Dios no nos pide nada que no podamos brindar. Si el nos manda: amaos!, es porque podemos amar. l nos da esa capacidad y nos da la calidad de amor que l demanda que manifestemos. En la expresin del amor de Dios, el egosmo desaparece, el egocentrismo se disuelve, nuestra propia imagen se va opacando y en medio de la penumbra va surgiendo mi prjimo, reconocemos la imagen de Dios en l, lo vemos convertido en hermano dentro de la Iglesia y es a l a quien Dios te manda a servir por amor (Gl. 5:13).
En la pelcula italiana La vida es bella, uno de lo personajes, el to Josu, menciona unas palabras muy hermosas que tienen que ver justo con lo que tratamos. l dice: Servir es el arte supremo. Dios es el primer servidor. Dios sirve al hombre pero no es sirviente de nadie; t sirves, pero no eres un sirviente. El amor cristiano no se traduce en nosotros en un espritu servil, tampoco nos convierte en sirvientes, sino en servidores de Dios y de nuestros hermanos.
La palabra siervo suena ahora muy hermosa para nosotros. La imagen que nos trae en la actualidad es la de un hombre de cuello y corbata que frecuentemente predica un sermn desde el plpito a la Iglesia. Un siervo tal y como era concebido en los tiempos de Pablo era un individuo sin identidad, despersonalizado, despojado de voluntad propia, con una mentalidad servil, que no poda pensar por s mismo, sin libertad. El concepto de siervo aplicado a sus discpulos por parte de Jess tiene un matiz muy diferente: Ya no los llamo siervos, porque el siervo no est al tanto de lo que hace su amo; los he llamado amigos, porque todo lo que a mi Padre le o decir se lo he dado a conocer a ustedes (Juan 15:15). Del versculo 12 en adelante, Jess comienza a contextualizar sus palabras. El amor, en el cristiano, comienza a ser el ente regulador de sus acciones y de la capacidad extrema del servicio. Nadie tiene amor mas grande que el dar la vida por sus amigos.
El sentimiento que impulsa el servicio cristiano no es un sentimiento servil, sino un espritu de amor; pero un amor de la calidad del amor de su fuente: JESUCRISTO. La correspondencia de Sus amigos es de tal magnitud que sus amigos se convierten en siervos por amor, de una forma voluntaria, (gr. doulos; 2 Tim 2:24 con Ex. 21:4-6) y es en este contexto en que Pablo nos manda: Srvanse unos a los otros con amor. (Gl. 5:13). Jess nos considera y nos ve como hijos suyos, y de una forma tierna nos dice: Mis queridos hijos poco tiempo me queda para estar con ustedes...este mandamiento nuevo os doy: que se amen los unos a los otros. As como yo los he amado, , tambin ustedes deben amarse los unos a los otros (Juan 15:33:34.
No importa cul sea tu trabajo, tu cargo; tu rango es siervo por amor. El amor de Dios tiene la virtud divina de unirnos. Es el vnculo perfecto. Si el amor que decimos profesar no produce el fruto de la unidad, es amor humano, carnal y no de Dios. La labor del amor de Dios en nosotros es gloriosa: el amor de Dios elimina y desplaza todo aquello que tiende a aislarnos y nos une con brazos fraternales e indisolubles. El amor sabe reconocer las propias debilidades, limitaciones, incapacidades humanas. El amor sabe reconocer las virtudes de otros, las capacidades de oros, los logros de otros. Hace que nos honremos y dignifiquemos los unos a los otros. El amor nos impele a buscar dentro del Cuerpo lo que nos falta a nosotros. El amor nos hace entender que no somos completos ni suficientes y que necesitamos de los dems. El amor nos hace ver la provisin que Dios hace entro de Su Iglesia, el Cuerpo de l, para que constreidos u obligados por amor, sepamos ponernos a disposicin de Dios y sus hijos, tanto para ayudar como para ser ayudados; tanto para dar como para recibir; para edificar como para ser edificados. El amor es la ley primaria que rige las relaciones dentro del la Iglesia. Si no estamos dispuesto a amar as, sera preferible, entonces, orar hasta que se produjera la conversin en nosotros.
Sin la manifestacin del amor, la Iglesia desfigura la imagen de Cristo dentro de ella, limita su poder e impide alcanzar a los perdidos. De este modo todos sabrn que son mis discpulos, si se aman los unos a los otros (Juan 13:35. El amor acta en nosotros produciendo las actitudes propias de su naturaleza: El amor es paciente, bondadoso. El amor no es envidioso ni jactancioso ni orgulloso, no se comporta con rudeza, no es egosta, no se enoja fcilmente, no guarda rencor; El amor no se deleita en la maldad, sino que se regocija con verdad (1Cor. 13:4- 7). Esta calidad de amor tiene necesariamente que ponernos en capacidad para convivir dentro de Su Iglesia armoniosamente. Dejemos, pues, la Palabra hablar: Amaos los unos de los otros con amor fraternal, en cuanto a la honra, prefirindoos los unos a los otros. En lo que requiere diligencia, no perezosos; fervientes en espritu, sirviendo al Seor; gozosos en la esperanza, sufridos en la tribulacin, constantes en la oracin; compartiendo para las necesidades de los santos; practicando la hospitalidad; Bendecid y no maldigis. Gozaos con los que se gozan; llorad con los que lloran. Unnimes entre vosotros; no altivos, sino asocindoos con los humildes. No seis sabios en vuestra propia opinin. No paguis a nadie mal por mal; procurad lo bueno delante de todos los hombres. Si es posible, en cuanto dependa de vosotros, estad en paz con todos los hombres. No os venguis a vosotros mismos, amados mos, sino dejad lugar a la ira de Dios. Porque escrito est: Ma es la venganza, yo pagar, dice el Seor. As que si tu enemigo tiene hambre, dale de comer; si tuviere sed, dale de beber; pues haciendo esto, ascuas de fuego amontonars sobre su cabeza. No seas vencido de lo malo, sino vence con el bien el mal (Rom. 12:10-21).
Dentro del mismo contexto de la unidad. Pablo sigue diciendo: As que los que somos ms fuertes debemos soportar las flaquezas de los ms dbiles y no agradarnos a nosotros mismos. Cada uno agrade a su prjimo en lo que es bueno para edificacin. Porque ni an Cristo se agrad a s mismo; antes bien, como est escrito: Los vituperios de los que te vituperaban cayeron sobre mi. Porque las cosas que se escribieron antes, para nuestra enseanza se escribieron, a fin de que por la paciencia y la consolacin de las Escrituras, tengamos esperanza. Pero el Dios de la paciencia y de la consolacin os d entre vosotros un mismo sentir segn Cristo Jess, para que unnimes y a una misma voz glorifiquis al Dios y Padre de Nuestro Seor Jesucristo (Rom. 15:1-6). Yo pues, preso en el Seor, os ruego que andis como es digno de la vocacin conque fuisteis llamados, con toda humildad y mansedumbre, soportndoos con paciencia los unos a los otros en amor, solcitos en guardar la unidad del Espritu en el vnculo de la paz, sino que siguiendo la verdad en amor, crezcamos en todo, en aqul que es la Cabeza, esto es Cristo, de quien todo el Cuerpo, bien concertado y unido entre s por todas las coyunturas que se ayudan mutuamente, segn la actividad propia de cada miembro, recibe su crecimiento para ir edificndose en amor (Efe. 4:1-3 y 15-16), donde no hay griego ni judo, circuncisin ni incircuncisin, brbaro ni escita, siervo ni libre, sino que Cristo es el todo y en todos. Vestios, pues, como escogidos de Dios, santos y amados, de entraable misericordia, de benignidad, de humildad, e mansedumbre, de paciencia; soportndoos unos a otros y perdonndoos unos a otros si alguno tuviera queja contra el otro. De la manera que Cristo os perdon, as tambin hacedlo vosotros, y sobre todas las cosas vestios de amor, que es el vnculo perfecto. Y la paz de Dios gobierne vuestros corazones a la que as mismo fuisteis llamados en un solo cuerpo; y sed agradecidos (Col. 3:11-15). (V.R.V. 60.
La Biblia pone un nfasis importantsimo y habla mucho sobre las relaciones mutuas y a los principios ticos que deben caracterizarla, pero si solamente dijera lo que se ha mencionado aqu, bastara para ayudarnos a mantener una unidad real y duradera. Tenemos que, definitivamente entender que ni la murmuracin, ni la crtica, ni el egosmo, ni el orgullo, ni los celos, ni los resentimientos, ni las amarguras, jams podrn contribuir a la avenencia y unanimidad que han de consolidar la unidad en la Iglesia; solo contribuir a aislarnos al punto de desvanecerse la imagen de Cristo dentro de nosotros. Permitamos, entonces, que el amor sea para todos una experiencia diaria de manifestacin, para que se convierta en un elemento disolvente de todo lo negativo y a la vez unitivo de todas las partes.
Ahora bien, para lograr estos objetivos divinos, debemos tener en cuenta lo siguiente:
1. Que no somos nosotros mismos los que nos autoedificamos (Efe. 4:12-16). No somos nosotros los que nos hacemos crecer a nosotros mismos, sino que nuestro conocimiento y perfeccin son producidos por la actividad edificadora de otros miembros del Cuerpo, que nos proporcionan, con su actividad, lo que nosotros no podemos suplirnos.
2. Que la actividad y ministerio que cada uno de nosotros desarrolla es para la edificacin del resto del Cuerpo. Este es el motivo por el cual, dentro de la Iglesia, los ministerios y dones tienen una razn de ser, y tienen adems, la oportunidad de un desarrollo encaminado a un fin (Efe. 4:12; 2 Pedro 2:4-5.
3. Que solamente teniendo nosotros en cuenta y aplicando efectivamente los principios de tica y moral cristiana, podemos funcionar dentro del Cuerpo de una forma efectiva y recibiremos de otros el reconocimiento por nuestra labor. De esta manera nos sentiremos cmodos y felices y en el lugar que Dios nos ha colocado.
4. Ser lo suficientemente humildes y maduros para permitir que se nos ensee y edifique recibiendo de otros lo que a nosotros nos es imposible autosuplirnos.
El Nuevo Testamento establece un cdigo de leyes espirituales que rigen el principio tico y moral dentro del Cuerpo de Cristo: 1. Nos debe regir el amor. Efe. 4:15-16 2. Debemos estar concertados y unidos (V.R.V). Efe. 4:16 3. Debemos preocuparnos los unos por los otros. Efe. 4;25 4. Debemos identificarnos con el resto del Cuerpo. 1 Co. 12 25 26. 5. Debemos reconocer la dignidad de los dems. Efe. 4:16. 6. Debemos respetarnos y considerarnos mutuamente. 1 Cor. 16:15-16 7. Para se capaces de sostenernos y ajustarnos (N.V.I.) Efe. 4:16
4. Principio de sujecin .
Dentro del Cuerpo no hay cabos sueltos. Todos estamos atados. Primero a la Cabeza, despus unos con otros: Somtanse unos a otros por amor a Cristo
Antes de entrar el en anlisis de este aspecto debemos, por lo menos, rastrear en el Nuevo Testamento hacia qu reas se aplica el trmino sujecin. En el orden de importancia, la Biblia nos habla de la sujecin de la Iglesia a Cristo (Efe. 5:24); sujecin de las mujeres a sus maridos (Efe. 5:22); sujecin de los miembros (ovejas) a sus pastores, (Heb. 13:17); Sujecin de los hijos a sus padres (Efe.6:1); sujecin de los siervos a sus amos (Efe.6:5); sujecin de del pueblo a sus gobernantes (Rom. 13:1); sujecin a los lderes de la Iglesia (1 Cor. 16:16); sujecin de los unos a los otros ( Efe. 5:21); y sujecin de todas las cosas al Padre (1 Cor. 15:24-28). Por todos estos pasajes y sobre todo por las consecuencias desastrosas que ha producido la violacin a este principio en todos los rdenes nos damos cuenta la importancia de tener en cuenta la aplicacin de este principio dentro de la Iglesia para su estabilidad y unidad. Aqu solo nos ocuparemos de la sujecin dentro de las relaciones Iglesia-Cristo.
Cuando, en Efesios 5:24, Pablo ensea que la Iglesia debe estar sometida a Cristo, emplea el verbo hypotassoo (upotasso), que significa: poner debajo, subordinar, someter. Las palabras castellanas empleadas generalmente para traducir este trmino, son: sumisin y sujetar. Ambas implican etimolgicamente la idea de estar metido debajo de.
En este versculo hypotassoo est usado, en voz pasiva, y de acuerdo con su etimologa, la idea que nos da es que la Iglesia y, por la tanto, cada creyente que la integra, est colocado, ordenado, organizado, debajo de la autoridad de Cristo. Una persona, una institucin o un grupo que no reconozca que en el seoro de Cristo sobre Su Iglesia est implcito la subordinacin de cada creyente en todos los aspectos que involucra este estado, no puede llamarse a s mismo Iglesia, ni puede, la persona, pretender formar parte de la Iglesia de Cristo. Valga recordar que cuando se habla del reconocimiento del Seoro de Cristo, se implica la obediencia taxativa a Su Palabra y Voluntad. La Iglesia est debajo de Cristo: primero, para salvacin, ya que l es la propiciacin o cubierta; segundo, para obediencia, porque l ha sido colocado como su Cabeza, como su Jefe, como su Seor.
A la verdadera sujecin le son inherentes dos aspectos bsicos:
1. El reconocimiento de una autoridad a la cual sujetarse.- Jess ha sido constituido como la mxima autoridad de la Iglesia. La autoridad de Cristo sobre la Iglesia se establece por el hecho de que l pag un alto precio por ella: su sangre preciosa, (derecho legal)(1Cor. 6:20; 7:23; 1 Pedro 1:18-19). l la salv de una muerte segura y la hizo participante de su propia vida (derecho moral)(Efe. 2:1-10). En virtud de lo que Dios hizo por ella, la Iglesia le debe obediencia y sumisin. Sin embargo esta sumisin y obediencia a Su autoridad no se produce por coaccin o presin de parte de l sobre ella; sino que ella, constreida por Su amor, le ha ofrecido su obediencia, por lo cual est dispuesta a someterse y amarle hasta las ltimas consecuencias. (2 Cor. 5:14)
La obediencia y sujecin de la Iglesia a Cristo no tiene lmites. Ella se somete a su autoridad en todo (Efe. 5:24). A ese tipo de obediencia estn supeditados intereses personales, bienes materiales, sentimientos familiares, (Mat. 10:37), etc. Cristo lo dio todo por ella, y ahora en correspondencia, ella sabe ponerlo todo y sin limitaciones a los pies de Su Seor. (Fil. 2:11). El reconocer la autoridad de Cristo, Su seoro, produce en sus seguidores un sentir comn, un pensamiento comn, un propsito comn: OBEDECER.
2. La existencia de un gobierno. Jesucristo gobierna sobre todas las cosas en virtud de su soberana. l es el soberano de los reyes de la tierra. Su soberana se manifiesta en el control absoluto que l ejerce en el Universo. l sostiene todas las cosas con su palabra poderosa (He. 1:3). El ejercicio de Su soberana va encaminado a controlar el gobierno humano. La Historia no es ms que la proyeccin visible de Su soberana. l ejerce su soberana en la historia al llevar a cabo sus planes eternos y redentores para el hombre. El Altsimo tiene dominio sobre el reino de los hombres y pone sobre l a quin le place (Dan. 5:21b V.R.V. 60). l manifiesta su soberana dirigiendo y guiando todas las cosas hacia un fin comn: el futuro establecimiento de su reino en este mundo. Voluntaria o involuntariamente, todos los gobiernos humanos no hacen ms que llevar a cabo los propsitos y designios de Dios sobre la tierra. Sirven a los propsitos divinos, porque todava Jesucristo ES y SER el soberano de todos los reyes de la tierra.
Dentro de la Iglesia, l manifiesta de una forma muy particular Su soberana porque L GOBIERNA LA IGLESIA. Se convirti en CABEZA DIRECTRIZ, despus de su triunfo sobre el pecado, en la cruz; y en virtud de su resurreccin y exaltacin, l convirti a la Iglesia en Su Cuerpo. Ella es la plenitud de aqul que todo lo llena por completo. (Efe. 1:21).
Es dentro de la Iglesia y a travs de ella que Jesucristo ha comenzado a restaurar Su autoridad y gobierno en el Universo. Su soberana no ha sido reconocida todava por la gran mayora de los hombres, pero Su Iglesia se constituye en la agencia a travs de la cual el mundo puede ver un anticipo de Su futuro Reino. Es dentro de la Iglesia, donde Jess comienza a ver concretados sus deseos y la respuesta a Su oracin. Hgase tu voluntad en la tierra como en el cielo (Mateo 6:110). En este proceso de restauracin de Su autoridad y soberana ella juega un papel importantsimo, pues es dentro de la Iglesia, donde el hombre tiene la posibilidad y las condiciones necesarias y aparentes para someterse a Cristo y reconocerle como su Seor. Esto es y ser un proceso creciente hasta que el Seor venga a buscar a Su pueblo obediente y preparado para reinar juntamente con l. A travs de Su Iglesia, Jesucristo contina su labor vindicadora. Esta labor se extender hasta el fin de los tiempos cuando luego de destrur todaa autoridad, dominio y poder, para ser restaurado, de una vez y para siempre su gobierno y autoridad divina. (1 Co. 15:25-28)
a. La sujecin en la Iglesia Local.
Todo lo dicho se aplica de una forma muy particular dentro de las comunidades locales, o sea la Iglesia Local. El principio de sujecin se hace una realidad prctica dentro de sta. La Iglesia Local es la base de la familia cristiana. Sin Iglesia Local no hay Iglesia Universal. Pero te has preguntado alguna vez qu cosa es la Iglesia Local? Creo que una definicin nos ayudar a ubicarnos correctamente dentro de este gran organismo. Definmosla:
La Iglesia Local es el conjunto de creyentes en Cristo Jess, redimidos por su sangre, que se renen en un lugar determinado, dentro del tiempo y el espacio, ya sea en una catedral , ya en un templo de ladrillos, ya en una choza de hojas de palmera, ya en una casa, ya debajo de un rbol o en una cueva con el propsito de adorar a Dios, servir y evangelizar el lugar donde est localizada. Ese grupo de creyentes que se rene en ese lugar determinado para adorar a Dios colectivamente, para aprender la palabra de Dios, edificarse mutuamente y comprometidos a proclamar el reino de Dios y servir a la comunidad, es la Iglesia Local. A todos los mueven los mismos intereses, todos estn por una misma causa. Cada Iglesia Local - est fuera o dentro de un templo, est o no reunida como tal, ya sea grande o pequea - se constituye en una comunidad llamada a conservar la cohesin e integridad de la Iglesia como pueblo de Jesucristo.
La Iglesia Local no es una masa sin forma ni objetivos. Cada Iglesia Local, como parte del Cuerpo sobre la tierra, est compuesta por grupos de miembros que funcionan armnicamente para su edificacin interna y para llevar adelante sus tres trabajos u objetivos principales: 1ro. la proclamacin (kerigma) del Evangelio a toda criatura, 2do. La enseanza (didach), o sea su actividad didctica por medio del discipulado de cada creyente y 3ro. haciendo una realidad su vocacin de servicio (diakonia) apuntando todo al ejercicio de su capacidad edificativa y reproductiva. La Iglesia Local, por decirlo as, es el pequeo Cuerpo de Cristo capacitado con todos los elementos necesarios para su propio desarrollo, crecimiento y continua reproduccin, tanto en lo material como en lo espiritual.
Es dentro de la Iglesia Local donde Jesucristo forma, constituye y levanta los diferentes ministerios (Efe. 4:11). Es dentro de la Iglesia Local donde el Espritu Santo reparte sus dones o capacidades (1 Co. 12; Ro. 12:4-8). La Iglesia Local se convierte en la madre progenitora de otras Iglesias Locales hijas. Es la Iglesia Local la llamada a cuidar y formar a esa hija hasta su madurez y desarrollo. Es la Iglesia Local la que tiene la gran responsabilidad de cuidar a cada creyente, y es a ella la que se le dice: Esfurcense en mantener la unidad del Espritu mediante el vnculo de la paz. Esto es una responsabilidad insoslayable y en la que Dios no admite excusas. Cada creyente en lo particular est llamado a mantener la unidad dentro de la Iglesia Local evitando actitudes y acciones que atenten contra ella. Ahora bien, la Iglesia Local tiene que aplicar dentro de ella los mismos principios de sujecin, gobierno y organizacin si es que quiere permanecer dentro de la voluntad de Dios y con el respaldo del Espritu Santo.
Para contribuir al mantenimiento de su unidad interna, Dios ha colocado dentro de esta el ministerio del pastor. Es el pastor la persona a la cual Dios ha responsabilizado por la direccin, cuidado y guianza de la Iglesia Local hacia los fines espirituales para lo cual l la constituy (1Tim . 3:4-5; Heb. 13:17). Dios ha delegado Su autoridad directiva en el Pastor. Este ministerio lleva implcito una responsabilidad grande ante Dios. En sus manos est la vida de las oveja. El pastor es el lder visible. Aunque su referencia directa es a Jess, la parbola del buen pastor sin embargo, nos da las pautas que establecen los principios y la naturaleza de la autoridad pastoral sobre las ovejas y sus relaciones mutuas. (Vase el captulo 9: El Ministerio del Pastor.)
b. Principio de sujecin y grados de autoridad de otros ministerios dentro de la Iglesia Local.
A nivel de Iglesia Local existen ministerios en formacin o formados que contribuyen al crecimiento del Cuerpo local. Algunos de ellos, en ocasiones, se proyectan para bendecir al el Cuerpo Universal y no pueden ser contenidos ni limitados por la Iglesia Local donde surgieron. Esto, sin embargo no le da derecho a ningn ministerio de vivir una vida sin dependencia ni sujecin a una autoridad. Es necesario no desconectarse de la autoridades superiores! que han sido puesta sobre l como sobreveedores de su ministerio y vida espiritual. Sin embargo y como ya hemos sealado, a la luz de lo que la Biblia nos ensea, dentro del Cuerpo Local hay muchos miembros que funcionan simultneamente dentro de ste. Estos miembros trabajan con cierto grado de autoridad dentro del cuerpo.
El grado de autoridad de estos ministerios locales est determinado por la posicin asignada y por el rea que abarca su trabajo especfico. Estos ministerios, dentro de la Iglesia Local, ocupan un radio de accin que influye efectivamente para la edificacin general del organismo. La falta de reconocimiento mutuo en los ministerios, la interferencia mutua, incursionando en reas que no son de la incumbencia del ministerio propio, y la limitacin ejercida sobre el desempeo desubicado de otros ministerios producen graves problemas y por regla general producen un espritu que tiende a afectar el espritu de unidad. El respeto, el reconocimiento y la sujecin mutuas son la llave de la armona interna de la Iglesia. (Efe. 5:21;1 Pedro 5:5; 2 Cor. 4:5, ).
Nos es fcil entender los principios de autoridad y sujecin desde el punto de vista humano: sujecin a los patrones, a los que gobiernan, al esposo en el hogar; pero cuanto nos cuesta entender los principios de autoridad y sujecin en el plano espiritual: a los pastores, a los lderes, los unos a los otros. Sin embargo, cuando ellos faltan o no se reconocen dentro de la Iglesia, se produce un espritu anrquico que Dios rechaza y repele, y que produce un estado de confusin y desorientacin, que con un efecto centrfugo tiende a desplazar los miembros produciendo un espritu divisionista. Es necesario que entendamos definitivamente que donde est Dios, necesariamente tiene que haber gobierno, autoridad y sujecin, para que el orden reine y todo marche en espritu armnico. Estos son principios eternos e inalterables que se manifiestan donde Dios est.
CAPTULO 4: LEYES QUE RIGEN LA UNIDAD DE LA IGLESIA
Ley de la diversidad en la unidad (vv. 4-13).
La revelacin de esta ley est expresada por el apstol Pablo en el v. 12: De hecho, aunque el cuerpo es uno solo, tiene muchos miembros, y todos los miembros, no obstante ser muchos forman un solo cuerpo. As sucede con Cristo. Como Jess en su oracin intercesora (Juan 17:21-23), Pablo determina el establecimiento de la pluralidad en la unidad del Cuerpo de Jesucristo sobre las bases de la unidad de la Deidad. En 1 Cor. 12:1-6 se encuentran tres expresiones que nos dan la clave:
v. 4. Hay diversidad de dones, pero EL ESPRITU ES EL MISMO. v. 5. Hay diversidad de ministerios, pero EL SEOR ES EL MISMO v. 6. Hay diversidad de operaciones, PERO DIOS ES EL MISMO.
La pluralidad es opuesta al absolutismo, pero tambin es opuesta al diversionismo. El obsolutismo y el diversionismo son los polos opuestos o posiciones extremas de la unidad espiritual. Ambos son extremadamente dainos.
En la posicin del absolutismo religioso, el que dirige se convierte en un seor de la grey, sin limitaciones de autoridad, ni reconocimiento hacia otras autoridades. Absolutamente todo est subordinado a l y, por lo tanto, todo aqul que intente ejercer cualquier tipo de autoridad es excluido y marginado. A tal extremo llega en esa postura, que trasciende el marco de su iglesia y se proyecta hacia otras iglesias: no reconoce la autoridad pastoral de otras Iglesias Locales. Margina y se margina, porque su posicin absoluta excluye toda relacin. Se mantiene as en una actitud independiente. Aunque lo niegue, su proceder no nace de un celo santo y divino, sino de un falso celo o celo sin ciencia que lo impele a adoptar una posicin autocrtica, autnoma, autoritaria, dictatorial y totalitaria. l mismo se sectoriza y secciona, y sectoriza y secciona a un grupo determinado, en el que se produce, ms tarde o ms temprano la muerte espiritual, porque separada del tronco la rama se secar y quemar. Todo es cuestin de tiempo. Un ejemplo propio de esta actitud se encuentra en 3 Juan v. 9 y 10, con el caso de Ditrefes del cual trataremos mas adelante.
Por otra parte, el diversionista confunde el concepto de diversidad, - dentro de la cual la variedad no pierde la esencia de su naturaleza comn a pesar de las diferencias de formas. En la actitud diversionista, las formas toman el lugar de la esencia; por lo tanto pone nfasis en el aspecto visible y la diferencia externa, factores que tienden a opacar o anular la naturaleza interna y comn de los diferentes grupos. La diferencia se constituye en una piedra de tropiezo, porque toman como patrn de unidad su propio formato: las formas asumidas por ellos mismos. Lo que no se acomode a esos patrones es rechazado. Por lo tanto, el diversionista, aunque cree en la diferencia se asla, porque lo QUE NO SE PARECE A L, NO TIENE LA POSICIN CORRECTA. Tiende, pues, de igual forma que el absolutista a aislarse del grupo, viviendo su propia vida (fugaz y pasajera) y perdiendo as la bendicin de la comunin. Un ejemplo de esta actitud la tenemos dentro de los corintios, 1 C or. 1:11-13.
Tampoco es FUSIN. En la fusin se despersonalizan las parte. stas pierden su identidad. El todo se convierte en una masa informe donde se confunden los elementos, donde se pierde la sustancia, donde falta el orden. Las fronteras se borran, donde todo el mundo es y nadie es. La idea de la fusin denominacional, que algunos sectores fomentan, altera el sentido y espritu de la verdadera unidad espiritual. Es una utopa. Dios ha forjado la unidad espiritual de tal forma que es imposible la fusin disolvente. Dios tena, en el A. T. Un solo pueblo, pero doce tribus. Cada tribu con sus nombres identificativos , sus caractersticas especiales y una idiosincrasia particular. Fue Dios el que distribuy las tribus, el que las delimit colocando fronteras. A Dios no le interesaba amalgamar, ni fusionar tendiendo a la prdida de la identidad tribal. La unidad de ellos no consista en la renuncia de sus fronteras, ni en la adopcin costumbrista de otras tribus, Cada una de ellas eran lo que eran y cada una jugaba un papel importante dentro de los planes de Dios. Las unidad nacional estribaba sobre el reconocimiento de un solo Seor, (Jehov, ) una sola fe, (La Ley), de un solo sistema de adoracin y un propsito comn: Ser luz a las naciones paganos en medio de las cuales ellos vivan..... Esto era lo que una a las diferentes tribus para que fueran un pueblo. Porque tu eres pueblo santo para Jehov tu Dios; Jehov tu Dios te ha escogido para serle un pueblo especial, mas que todos los pueblo que estn sobre la tierra. (Deut. 7:6 comp. Con xo. 19:6)
Estos fundamentos antiguotestamentarios se proyectan hacia la Iglesia. Estas mismas palabras son aplicada por Pedro y Jess a la Iglesia (1 Pedro 2:4-10; Apoc. 1:6). Cuando Jesucristo se revela a Juan en la isla de Patmos, elige un grupo de iglesias locales del Asia Menor, como representativas de la Iglesia histrica y universa Ver Apocalipsis 2 y 3)Observemos:
1o. Las menciona a cada una independientemente (: Escribe al ngel de la iglesia en feso. 2o. Las ubica fsicamente: En Efeso. 3o. Reconoce la individualidad de cada una: Escribe al ngel DE LA IGLESIA. 4o. Reconoce problemas individuales, puntuales de cada una. 5o. Pero reconoce la pluralidad objetiva y fsica de la Iglesia: El que tiene odos oiga lo que el Espritu dice A LAS IGLESIAS. Se aplican los mismos principios que a Israel. LA IGLESIA-LAS IGLESIAS.
Su unidad se basa sobre el hecho de que Jess anda en medio de los siete candeleros de oro. Las une un Cuerpo, un Espritu, una esperanza, un Seor, una fe, un bautismo, un Dios Efe. 4:4- 6, todo ello para un fin comn: Anunciar las virtudes de Aqul que nos llam de las tinieblas a su luz admirable. (1 Pedro 2:4-10)
El ecumenismo pretende infructuosamente lograr lo anterior. Pero la unidad espiritual tampoco es Ecumenismo: es Palabra de Dios. El Ecumenismo es una caricatura humana de la Unidad del Espritu, impulsada por un espritu humanista con un concepto errado de lo que es UNIDAD. Es un intento de amalgamar los miembros con prtesis que no tienen nada que ver con la naturaleza espiritual de la Iglesia. Es el intento de mezclar el aceite y el vinagre: por muy fuertemente que se agite la mezcla solo se produce una aparente unin, despus de un tiempo determinado, los elementos se separan y marcan su diferencia. La Biblia no habla de unidad como una fusin de Israel con filisteos, asirios y babilonios, sino de la unidad de Jud con Benjamn, Manass, Rubn, etc.
Esta verdad (la ley de la diversidad en la unidad) es difcil de asimilar, pero aunque no la entendamos, an ms, aunque la rechacemos, ella no va a alterar en nada su naturaleza benefactora para aquellos que la aceptan. El rechazo a ella tampoco va a decidir o variar la voluntad de Dios. Esta ley es lcida y transparente en la Biblia y su vigencia y efectividad son eternas. Esta verdad est enseada en la Palabra, desde el Gnesis hasta el Apocalipsis, de tal forma que, aunque algunos no la tengan en cuenta, ella no va a ser alterada en nada. Pero si creemos en la unidad del Cuerpo tenemos que sentirla y promoverla en la forma bblica. Si no hay este sentir en ti, esta actitud es evidencia que NO ERES DEL CUERPO TODAVA, porque a todos los miembros del Cuerpo les caracteriza un mismo sentir porque es el sentir de Cristo, y este sentir tiene en cuenta a los dems en busca del bienestar de todos.
Esto no tiene nada que ver con organizaciones ni denominaciones, no tiene nada que ver con ttulos ni nombres, esto tiene que ver CON EL CUERPO DE CRISTO. Esto no tiene nada que ver con conceptos personales, ni actitudes prejuiciosas, esto tiene que ver con la naturaleza divina de la unidad y con UN MANDAMIENTO de obediencia insoslayable e impostergable; por lo tanto obedecemos, o nos convertimos en anarquistas y rebeldes.
Ley de la dependencia (vv. 14-21).
La unidad de todos los miembros, implica una realidad: la necesidad que tenemos los unos de los otros. Las manos necesitan ser alimentadas a travs de la boca, pero a la vez si ellas no llevan el alimento a la boca, todos desfallecen. A las manos no les queda otra alternativa que hacer su tarea: es la nica forma de recibir los beneficios del trabajo de la boca.
Esta ley se aplica a todos y cada uno de los miembros del Cuerpo a la vez que impide que nos creamos todo suficientes. Con la actitud de independencia e independentistas, los primeros perjudicados seramos nosotros mismos porque esto nos inducira a despreciar el regalo que Dios nos hace, al poner a nuestra disposicin el servicio de los dems ministerios. En esta ley se contempla tambin un axioma espiritual: El ojo no puede decir a mano: no te necesito (v. 21).
Sin embargo es necesario tener cuidado con los extremismos en la aplicacin de esta ley. El primero de ellos es el extremismo dependentista, que puede manifestarse en lo que pudiramos llamar cristianos y an iglesias en calidad de dependencia espiritual. Permanecen bebs toda una vida, no hay crecimiento ni madurez. Son como a las criaturas que hay que hacrselo todo porque no son capaces de valrselas por s mismos. Esto no descarta, por supuesto, el fenmeno del cual la Biblia nos habla: que dentro de las congregaciones habr nios espirituales a los cuales hay que sobrellevar, y que son permitidos por Dios para pulir nuestro carcter en paciencia y amor. El dependentismo espiritual se presenta cuando el nmero de bebs espirituales, a nivel miembros de congregacin, o a nivel congregaciones en s, crece desmedidamente.
Otro extremo o peligro de la mala aplicacin de esta ley es la posibilidad de que algn lder o iglesia, movidos por un espritu paternalista, asuma un papel de completo en s mismo. Cmo se manifiesta esta problemtica? La persona o congregacin que adopta tal postura se levanta como nico previsor y solucionador de los problemas, como sustentador permanente de los de espritu pueril, que nunca tienen la posibilidad de crecer. Tal conducta imprime en los otros un complejo de insuficiencia y dependencia paternal permanente, creyendo que esa es la condicin normal dentro del cuerpo.
En la ley de la dependencia todos estn en el mismo nivel y con la misma capacidad para dar y recibir, pero todo debe producir CRECIMIENTO Y MADUREZ. (Efe. 4:16).Como ley, la ley de la dependencia necesita de nuestra obediencia, de lo contrario nos convertimos en anarquistas y rebeldes.
La ley de la compensacin (vv. 22-27).
As Dios ha dispuesto los miembros de nuestro cuerpo, dando mayor honra a los que menos tenan v. 24
La pregunta que surge aqu es: Qu medios usa Dios para suplir a los otros miembros lo que a ellos les falta? El v. 25 nos da la respuesta: a fin de que no haya divisin en el cuerpo , SINO QUE sus miembros SE PREOCUPEN POR IGUAL UNOS POR OTROS. Hermano, lder, , Dios te ordena que te preocupes por el hermano al que le falta lo que tu posees, para que le ministres de acuerdo con la capacidad que Dios te ha dado (1 Ped. 4:10). Iglesia Local, (y por qu no: DENOMINACIN) que tienes en tu seno una capacidad ministerial amplia, Dios te ordena: preocpate por las congregaciones pequeas; aydales a edificarse AUNQUE NO LLEVEN TU MISMO RTULO. T solo no eres todo el Cuerpo. Comparte con aquellas a las cuales le falta lo que t tienes. Ellas son tambin miembros del Cuerpo de Cristo. Comparte con ellas la honra que Dios te he dado. Intersate por ellas y la descompensacin terminar.
Por otra parte, t que necesitas ayuda, pide ayuda y djate ayudar. Revstete de humildad y reconoce tus limitaciones. No te quejes si nadie te visita, si nadie te tiene en cuenta, si te pasan por alto. Usa los ministerios que estn a la mano. Que tu orgullo no impida a las manos extendidas mostrar su generosidad. Dios quiere darte, abre tu corazn para recibir.
En la ley de la compensacin, el amor se libera, la bondad se hace una realidad, la generosidad toma un lugar predominante. El amor de Cristo irradia as a travs de la Iglesia, a la cual ha colocado como la luz del mundo y como Su testimonio para que el mundo crea.
Como precaucin, se debe evitar el abuso en el uso de la ayuda. Cuando la Iglesia ayudada o el creyente ayudado est en capacidad de caminar de por s, es bueno cortar el cordn umbilical y colocarse en calidad de ayudador para hacer crecer a otros. Para crecer, hay que ayudar a crecer.
Como esto es un mandamiento, si no obedecemos, nos convertiremos en anarquistas y rebeldes.
La ley de la ministracin (vv. 28-31).
Esta idea de Pablo, es compartida con Pedro cuando nos dice: Cada uno, ponga al servicio de los dems el don que haya recibido, administrando fielmente la gracia de Dios en sus diversas formas (1 Pedro 4:10). Para qu Dios nos ha colocado dentro del Cuerpo? La respuesta no se demora: Para administrar a otros la gracia de Dios en sus formas mltiples de obrar . Los dones y ministerios no son para hacer alarde de ellos. Tampoco para humillar a nadie, ni para aparentar que somos mejores. La ministracin de los dones debe ser ejercida con toda humildad, teniendo en cuenta que nada tenemos que no hayamos recibido, y si lo recibimos de qu gloriarnos? (1 Cor. 4:7).
En la ley de la ministracin, cuanto ms damos, mas recibimos de Dios. l aumenta nuestra capacidad y potencial ministerial. No temamos, ni tengamos en poco el ministrar lo que hemos recibido a aquellos que lo necesitan, a los que son ms humildes, pues ellos son tambin partes de este gran Cuerpo. Ellos tambin, de alguna forma, nos ministran y complementan de acuerdo con la ley de la compensacin.
Pero para esto tambin hay que revestirse de humildad: reconocer que aunque tenemos mucho y somos grandes, todava necesitamos del ms chico y del que menos tiene. Lo poquito que tiene el chico es lo que falta al grande que tiene mucho. Sin esto poquito no ests completo. Deja que los de abajo te ministren tambin; aunque no lo creas, ellos tambin tienen algo que ofrecerte!. Recuerda que las grandes multitudes llegan a necesitar de los panecillos de un solo chico.
L MISMO CONSTITUY a unos apstoles, a otros profetas, a otros evangelistas, y a otros pastores y maestros, A fin de capacitar al pueblo de Dios para la obra del servicio, para edificar el cuerpo de Cristo. (Efe. 4:11-12)
Esta ley, como ley, es un mandamiento para ser obedecido: u obedecemos, o nos convertimos en anarquistas y rebeldes dentro del Cuerpo, y para los rebeldes est destinado el rechazo de Dios.
Actitudes positivas y negativas.
Por regla general, cuando Dios va a hacer algo a favor del hombre, lo hace en cooperacin con ste. l lo incorpora a Su obra para llevar a efecto Sus planes a favor del mundo y de la Iglesia. Como Iglesia de Jesucristo, somos nosotros los llamados a contribuir con Dios para fomentar el mximo ideal de Dios para con Su Iglesia: su unidad y armona, asumiendo una actitud madura ante cada circunstancia para poder cooperar con Dios a la concrecin de sus propsitos. Sin embargo, podemos asumir una actitud incorrecta que perjudique a esos planes. Analicemos, pues, lo que Pablo nos expone en 1 Corintios 12.
Actitudes negativas:
Indiferencia. (No soy del cuerpo... 1 Cor. 12:15).
La indiferencia se produce por dos razones:
Primero: la ignorancia del papel que se juega dentro del Cuerpo de Cristo, que hace que el miembro asuma una postura impasible ante sus responsabilidades y a veces las rechace. Para sacar de la ignorancia est la enseanza. Casi siempre, en estos casos, cuando la persona se da cuenta de que es algo y tiene algo para dar, comienza a actuar.
Segundo: la amargura, la falta del reconocimiento al trabajo personal, los problemas internos de la Iglesia, la falta de incentivo humano, los roces, los resquemores, llegan a producir una profunda incisin en el corazn, volviendo a la persona indiferente e irresponsable. Ella misma se asla, se convierte en criticona. El resultado es que, a la larga se produce un dao tanto en ella como en la obra de Dios. Estas situaciones pueden ser previstas por medio de la enseanza que permite la maduracin de los miembros del Cuerpo, en todos los sentidos; pero cuando la persona ha cado en la triste condicin de amargura, es necesario sanidad para su alma. Solo Jesucristo es capaz de transformarla cuando sta, sinceramente, se vuelve a l.
Imprescindibilidad (Ser todo el cuerpo... 1 Cor. 12:17).
Cuando algn miembro del Cuerpo se cree imprescindible, llega a pensar que solo l es capaz de hacer todo el trabajo. Si otro lo hace, no queda bien, su intervencin es absolutamente necesaria. No hay otra persona capacitada como l.
Esta actitud es nociva: limita e interfiere en el desarrollo a otros ministerios e impide que surjan nuevos. Surge tambin como producto de dos factores:
Primero: Como siempre, la ignorancia, que es la madre de muchos males. En este caso, sin embargo, el pastor tiene que tener cuidado de no mal interpretar a esta clase de personas, pues no siempre los mueve un espritu malo, sino un celo sin ciencia, la inmadurez y el mejor deseo de ser tiles. Despus de detectar el mvil, el Pastor con sabidura, ensear y canalizar todas las energas, mpetus y capacidades para el mximo aprovechamiento del potencial que hay en estas personas.
Segundo: un espritu de liderazgo nato en la persona. El Pastor, con paciencia, ensear, preparar, capacitar y encaminar a estos miembros. A los lderes que surgen dentro de la Iglesia Local hay que definirles el trabajo a realizar. A veces hay que encaminarlos para que desarrollen sus ministerios en campos ms amplios. Si los retenemos, en vez de ser de bendicin, traern problemas y les haremos dao a ellos tambin.
Autosuficiencia (No te necesito... 1 Cor. 12:21).
Esta actitud entra sutilmente en el corazn. Es producida por un espritu de autodependencia y menosprecio de las capacidades de otros. Hay una diferencia entre la actitud anterior a sta. Mientras que la primera mueve a la persona a hacer demasiado (lo de ella y lo de otros), en la segunda, la persona tiende a ser egosta, pues no solamente desprecia la ayuda que los otros le proporcionan porque la creen innecesaria, sino que sobreestima la labor que l mismos hace, pensando que lo propio es lo mejor. Estos son ministerios desviados sin conciencia de la naturaleza del funcionamiento de los dones y capacidades que Dios da para edificacin del Cuerpo. Desconocen el por qu y el para qu de su trabajo en la Iglesia.
El Pastor debe ensear, tener paciencia pero si no hay rectificacin, es mejor obviarlos y utilizar a personas ms humildes y bien ubicadas.
Equilibrio de actitudes.
En Romanos 12:3, Pablo escribe: Por la gracia que se me ha dado les digo a todos ustedes: nadie tenga un concepto de s ms alto, sino mas bien piense de s mismo con moderacin segn la medida de fe que Dios le haya dado. La verdadera humildad no es rebajarse ni subestimarse a s mismo. Pablo nos muestra la verdadera actitud que debemos tener: una actitud equilibrada. Una falsa humildad nos anula y limita.
El orgullo, por otra parte, causa la ruina propia y la de otros. Ahora bien, el reconocimiento real de lo que uno es dentro del Cuerpo de Cristo nos ayuda a desempear a cabalidad el ministerio que Dios nos ha dado. As podemos emplear el potencial y la capacidad recibida de parte de Dios, de una forma correcta, siendo edificada la Iglesia y quedando feliz y satisfecho uno mismo.
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Mostrando las entradas ms recientes con la etiqueta Captulo 5 - Causas y consecuencias de las divisiones en la Iglesia Mostrar las entradas ms antiguas Mostrando las entradas ms recientes con la etiqueta Captulo 5 - Causas y consecuencias de las divisiones en la Iglesia Mostrar las entradas ms antiguas mircoles 20 de junio de 2007 CAPTULO 5: CAUSAS Y CONSECUENCIAS DE LAS DIVISIONES EN LA IGLESIA
Hemos llegado a la consideracin de un aspecto muy importante en este estudio: Cules son las causas ms importantes del espritu divisionista dentro de la Iglesia? Se pudiera hacer un listado de posibles causas, pero yo detecto seis que considero importante resaltar: 1. Falso concepto del liderazgo. (1 Cor. 1:10- 13). 2. Intereses personalistas. (3ra. Juan 9-10). 3. Interpretaciones de carcter doctrinal, (1 Cor. 15: 1 Tes. 4:13-17; 4. Celo carnal o falso celo. (Santiago 3:13-16: Col. 4:17; 1 Cor. 3:3; 5. Aspiraciones de liderazgo insatisfechos. 6. Permisin impune de pecados dentro de la Iglesia.
1. Falso concepto del liderazgo.
Un ejemplo tpico de este espritu divisionista es la Iglesia de los Corintios. Por las caractersticas de la misma podemos decir, sin temor a equivocarnos, que era una Iglesia inmadura, que se haba quedado en paales, y en un estado de subdesarrollo espiritual. Cules eran las evidencias de su niez?
En primer trmino podemos notar que, aunque con sus labios confesaban a Cristo, esta Iglesia tena puesta su mirada en el hombre y no en Cristo. Aunque ellos tenan su pastor, sin embargo en una ocasin lleg de visita el gran evangelista llamado Apolo. La fama de este hombre de Dios era notoria por el tipo de ministerio pblico que desarrollaba. De ciudad en ciudad, de iglesia en iglesia, y con su elocuencia fluida y su verborrea desbordante dej atnita a esa Iglesia local, de tal forma que pronto capt admiradores. Como nunca faltan lderes potenciales, hubo uno que, aprovechando la coyuntura de la expectacin, se hizo lder de la faccin de los admiradores de Apolo. Aunque este ya se haba ido, y aunque estaba ignorante de lo que estaba sucediendo a sus espaldas, este grupo comenz a tomar fuerza dentro de la pobre Iglesia Local de tal forma que pronto se dej sentir el espritu sectario y divisionista dentro de ella. Cmo lo hacan? Quizs el pastor no era tan elocuente como Apolo. Aprovechando la diferencia marcada entre la elocuencia de Apolo y la falta de diccin de su Pastor, a cuantos hermanos se encontraban remarcaban esta diferencia entre el ave de paso y el pastor del rebao. Llamaban la atencin al carisma de Apolo, a la personalidad de Apolo, mientras que el pobre pastor contemplaba la situacin, e impotente, doblaba sus rodillas y con lgrimas de sufrimiento en sus ojos peda misericordia a Dios por la trama que vea entretejindose en su misma presencia.
Hubo una reaccin en cadena. Una reaccin no favorable, puesto que otro grupo y para contrarrestar la accin de los apolistas, se levantaban a favor de Pedro. Ellos alegaban que era el apstol con ms experiencia, que haba caminado con Jess, que era el principal lder entre ellos y que al fin y al cabo fue a l a quien el Seor le haba entregado la llave del reino. El pastor observaba el desmembramiento de aquella congregacin, que una vez hermosa y fuerte, ahora se le iba de entre las manos. Otro grupo, tambin numeroso deca: Nosotros, ni de Apolo ni de Pedro, nosotros nos adherimos al apstol Pablo. Por una parte los apolistas, por otra los pedristas y ahora aparecan los pablistas. Pablo es el predicador a los gentiles, ha fundado muchas Iglesias, es un gran maestro y, al fin y al cabo, l fue el fundador de la obra en Corinto. Otros ms parcos en su forma de ver las cosas, los espiritualoides que subyacen tambin dentro de las Iglesias Locales, decan: Nosotros no seguimos a hombres, si se ha formado esto dentro de la Iglesia, nosotros nos quedamos con Cristo y nos vamos de aqu. Y junto con los otros formaron otro partido, el de los cristinos.
Ante estas circunstancias, el pobre pastor, consternado, humillado, menoscabado envi una carta a Pablo a travs de la nica familia que haba quedado fiel a su lado, la familia de Clo. Gracias a Dios por los Clo que todava existen dentro de la Iglesia; aquellos que sufren junto con su pastor, que comprenden el ministerio de su pastor, que oran por su pastor, que respaldan a su pastor, Cunta falta hace familias como las de Clo dentro de la Iglesia, pero cuntas pocas hay!
Esta Iglesia tena un falso concepto de los ministerios. No entenda la funcin de ellos. No entenda que los hombres no son ms que instrumentos en las manos de Dios para ayudar a la edificacin del Cuerpo de Cristo. Sus miembros estaban ciegos. Cuando Pablo se entera de todo este caos producido por la inmadurez y falta de conocimiento les hace ver su calidad de menores de edad y les escribe diciendo: Yo, hermanos, no pude dirigirme a ustedes como espirituales sino como a inmaduros, apenas nios en Cristo. Les di leche porque no podan asimilar alimento slido, ni pueden todava, pues an son inmaduros. Mientras haya entre ustedes celos y contiendas, no sern inmaduros? acaso no se estn comportando segn criterios meramente humanos? . Cuando uno afirma: Yo sigo a Pablo y otro Yo sigo a Apolo, no es porque estis actuando con criterios humanos?. Despus de todo qu es Apolo? y qu es Pablo?. Nada ms que servidores por medio de los cuales ustedes llegaron a creer, segn lo que el Seor le asign a cada uno. Yo sembr, Apolo reg, pero Dios ha dado el crecimiento. As que no cuenta ni que siembra ni el que riega, sinio solo Dios quien es el que hace crecer (1 Cor. 3:1-7)
Al contemplar los efectos desastrosos producidos por los grupos y facciones dentro de la Iglesia qu es lo que debemos entender?, qu lecciones debemos sacar? Es necesario que entendamos que Dios le ha dado a cada uno un ministerio que debe ejercer en tiempo, forma y lugar adecuados. Un evangelista puede ser muy elocuente, muy utilizado por Dios con seales y milagros, pero su capacidad como evangelista no lo consagra como pastor de una Iglesia.
Conoc personalmente a un evangelista poderossimo muy utilizado por Dios que bajo su ministerio surgi una de las varias Iglesias en un pas. Por varios aos esta Iglesia fue pastoreada por un pastor que la hizo crecer y prosperar. Al quedar vacante, se hicieron elecciones y entre los candidatos estaba el evangelista que la haba fundado. Al ver las posibilidades de ser elegido, pastores de experiencia le aconsejaron de que no cometiera el error de aspirar al pastorado. Trataron de hacerle entender que si se desubicaba de su ministerio iba a fracasar. l no oy. Fue elegido pastor de esa congregacin. Los primeros seis meses todo pareca que andaba bien. Despus de los seis meses comenz a tener problemas de liderazgo; antes de los dos aos tuvo que salir y mal salir. Se amarg por un tiempo, hasta que Dios le habl directamente y le dijo que l no lo haba llamado a pastorear: T no eres pastor, t eres evangelista y evangelista sers. Fueron las palabras profticas que le ayudaron a salir del hoyo.
El ministerio del evangelista es temporario en lo que se refiere a lugar; es el ministerio pastoral el que est en capacidad para guiar, apacentar, ayudar y formar la oveja para su crecimiento y madurez. Si el evangelista tratara de hacer este trabajo fracasara, as como el pastor que sin tener un llamado tratara de ejercer un ministerio evangelstico neto. El Pastor no tiene que tener una elocuencia extremada pero s debe tener un alma y corazn de pastor y un sentimiento paternal y la capacidad para ensear. Esto lo tiene que entender la Iglesia Local para no dejarse arrastrar por falsas ilusiones, el engao de la grandilocuencia, ni por los frutos temporarios de un ministerio de paso. Es el pastor, que con su ministerio estable y paciente, logra la estabilidad, crecimiento y desarrollo de la Iglesia. Es la Iglesia, a su vez, la que con una actitud madura debe cooperar con aquel ministerio que est all en las altas y en las bajas, en las buenas y en las malas, en las victorias y en las derrotas aparentes; y de esta forma crece, se robustece hasta llegar a ser el instrumento que Dios quiere que sea en este mundo: LUZ Y SAL.
2. Intereses personales. (3 Juan 5-10).
Otros de los grandes problemas que se presentan dentro de la Iglesia y que producen el caos, es la actitud de algunos lderes al asumir una postura absolutista y personalista. Cuando me refiero a postura personalista, aludo a que el lder centra exclusivamente en l todo el movimiento y actividad material y espiritual de la Iglesia, que busca una posicin preponderantemente directiva, para un reconocimiento exclusivo y trata de supeditar, bajo su control y dominio, todos los intereses materiales y espirituales del grupo local. Por regla general, los sentimientos que impulsan a estas personas no son buenos. Los caracteriza un espritu egosta, y ms que en siervos de Dios se convierten en seores del rebao, que no necesitan ni an un salario porque ven a la Iglesia como un negocio para explotar. Las caractersticas de estos falsos lderes se reflejan en la descripcin que hace Juan en su tercera epstola: Primero: Les gusta tener el primer lugar en la Iglesia. Segundo: No reconocen a los dems lderes espirituales, no los recibe. Tercero: Se caracterizan por el parloteo, la difamacin de aquellos que no los reconocen ni estn de acuerdo con sus actitudes: hablan palabras malignas contra ellos. Cuarto: No solamente no reciben a los hermanos que quieren andar rectamente, sino que a aquellos que por desdicha todava permanecen dentro de la congregacin les prohben la recepcin de los que se le oponen e incluso son capaces de expulsar del seno de la Iglesia a aquellos que lo hacen. (3 Juan 5.
Esta actitud produce un cisma que va tomando cuerpo hasta que se lleva a cabo el resquebrajamiento total y la disolucin de la Iglesia Local. Para asegurarse en el trono y lograr sus objetivos, estos lderes exclusivos toman ciertas medidas:
a) Aislamiento total de los dems lderes espirituales y por consiguiente aislamiento de sus congregaciones de la comunin de los dems grupos cristianos. Como no estn seguros de ellos mismos, tienen temor de que su congregacin abra sus ojos ante las realidades de la amplitud del Reino de Dios y no vean para darse cuenta del caos interno que tienen. Esta actitud es producida tambin por un falso celo o celo infundado. El aislamiento los sume en un estado de soledad, de indiferencia, y de orgullo personal que opaca su visin, por lo que se estrangulan a s mismos y llevan a la Iglesia Local a la ruina total.
b) Aislamiento de aquellos que, dentro de la Iglesia, quieren ayudarlo. Esta especie de lder comienza a ver enemigos donde no los hay. l mismo crea los enemigos y en una batalla campal arremete contra aquellos que de verdad quieren ayudarlo. Aprovecha de su posicin y autoridad para hacer que estos hermanos tengan que separarse de dentro del seno de la Iglesia. Vindolos afuera, prosigue una campaa difamatoria, hacindoles creer a los otros que el que se fue es malo, que los que se van son malos y en esta forma reduce a sus opositores y, a la vez, los obliga a cambiar de Iglesia Local. c) Se empea en una campaa de descrdito de los otros grupos cristianos y de sus pastores. En esta posicin y para l, todas las dems Iglesias estn en pecado. l y su congregacin son los nicos santos y salvos. Se convierten ellos mismos en depositarios exclusivos de la verdad. Van modelando una Iglesia tipo monstruo, porque la llegan a desfigurar tanto, que de Iglesia solo llegan a quedarse con el nombre, pero ante Dios y el mundo se convierten en un desarmadero y un predio de chatarra herrumbrosa.
Al verdadero siervo de Dios solo le mueve el inters marcado de ver las almas perdidas salvarse y el engrandecimiento de la obra de Dios. Al verdadero siervo de Dios le mueve un solo sentimiento: amor a Dios derramado en su corazn que lo lleva a darse por la Iglesia. El verdadero siervo de Dios ama a sus consiervos, reconoce la obra que ellos hacen, confraterniza con ellos, sabe orlos y compartir con ellos con franqueza, honestidad y sinceridad. Al verdadero siervo de Dios lo caracteriza una actitud humilde de tal forma que sabe or el consejo sabio y la ayuda que le ofrecen sus consiervos: hombres que al igual que l los mueve el amor de Dios y el engrandecimiento de Su obra. Al verdadero siervo de Dios le mueve un deseo y es de ser un ejemplo a imitar por otros y no se convierte en una piedra de tropiezo para otros. El verdadero siervo de Dios promueve dentro de la Iglesia toda actividad que conduzca a la cohesin, estabilidad y crecimiento de ella. El verdadero siervo de Dios es capaz de ver y reconocer las virtudes de los otros y recibir la correccin y orientacin de los mas experimentados. Todo esto es enseado por Jesucristo y sus apstoles y cualquier sentimiento, actitud o accin que no se desarrolle dentro de este contexto no ha de producir los frutos y beneficios que Dios quiere dentro de la Iglesia: el mantenimiento de su UNIDAD.
Juan nos exhorta en su misma epstola: Querido hermano, no imites lo malo sino lo bueno. El que hace lo bueno es de Dios; el que hace lo malo no ha visto a Dios (3 Juan 11) En contraste con Ditrefes el exclusivo nos sigue diciendo; En cuanto a Demetrio, todos dan buen testimonio de l, incluso la verdad misma. Tambin nosotros lo recomendamos, y bien saben que nuestro testimonio es verdadero. Y yo te pregunto a ti, lder de la Iglesia, directivo de grupo, pastor: Eres un Ditrefes o un Demetrio?
Qu testimonio puede dar La Verdad de ti?. Despus de que te hayas contestado, por favor, no le eches la culpa a otros de todos los desastres producidos por ti mismo dentro de tu Iglesia. Arrepintete, pues, rectifica tu camino, endereza lo torcido, pide perdn al que has ofendido y disponte a caminar con Dios y con la Iglesia!
3 Asuntos de doctrina (1 Cor. 15:12; 1 Tes. 4:13-17; Gl. 3:1).
Las falsas doctrinas han sido uno de los motivos por los que, a travs de la historia, se ha puesto en peligro la unidad de la Iglesia de Jesucristo. Desde los tiempos primitivos los apstoles previnieron a la Iglesia que dentro de la misma entraran lobos feroces que procuraran acabar con el rebao. An dentro de ustedes mismos se levantarn algunos que ensearn falsedades para arrastrar a los discpulos para que los sigan (Hechos 20:29) Tambin cuando vendra el tiempo cuando las gente en que no van a tolerar la sana doctrina, sino que, llevados de sus propios deseos, se rodearn de maestros, que les digan las noveleras que quieren or (2 Tim. 4:4-5). Pedro, tomando como ejemplo la experiencia pasada del pueblo de Dios, nos dice que al igual que en el tiempo antiguo, tambin entre ustedes habr falsos maestros que encubiertamente introducirn herejas destructivas al extremo de negar al mismo Seor que los rescat. (2 Ped. 2:1)
A travs de la historia, la Iglesia ha venido enfrentndose con la actividad sistemtica, persistente, nociva, y destructora de estos falsos maestros. Estas tres ltimas dcadas han sido prolferas en el surgimiento de muchas sectas que unidas a las de antao y con sus falsos enseadores han tratado de socavar el fundamento doctrinal de la Iglesia presentando una imagen falsa de Jesucristo y su evangelio, arrastrando tras s a muchos incautos que se han dejado seducir. La actividad sutil de estos falsos maestros, y su falsa piedad, han engaado a muchos dentro y fuera de la iglesia, que ignorando la verdad doctrinal revelada se han dejado llevar de todo viento de enseanza, han abandonado la fe para seguir inspiraciones engaosas y doctrinas diablicas. Tales enseanzas provienen de embusteros hipcritas, que tienen la conciencia encallecida enseando toda suerte de doctrinas de hombres y tradiciones humanas destruyendo la fe de muchas personas.
Si hacemos un anlisis del trabajo hecho por el diablo a travs del proceso histrico del establecimiento de la Iglesia en el mundo, nos damos cuenta que prcticamente el enemigo no ha variado mucho sus tcticas y en la actualidad. l sigue fomentando este tipo de labor divisoria dentro del Cuerpo: unas veces resucitando y dando vigencia actual a las antiguas herejas; otras, creando doctrinas novedosas, pero igualmente herticas. En ocasiones, algunas de sus enseanzas parecen inocuas, inocentes, brillantes y por el nfasis tan marcado, remarcado y constante que se les da, por poseer portavoces que, en algunos casos lamentablemente, parecen ser grandes personalidades y representativos del evangelio, son introducidas, sembradas y cultivadas de tal forma que cual cizaa dentro del trigo, son difciles de arrancar. Son difciles de arrancar hasta el momento en que alguien con un poco de valor y conviccin proftica se levanta y desenmascara la mentira. Lamentablemente esto ha sucedido cuando pastores y congregaciones enteras han cado en la farsa y las consecuencias han sido cosechadas. Pero, en el momento del apogeo doctrinal de la falsa enseanza, quin le pona el cascabel al gato?
Estas enseanzas nocivas se pueden clasificar en tres: las de tipo doctrinal, las de tipo prctico y las de tipo moral.
Las de tipo doctrinal han sido encaminadas a menoscabar las siguientes enseanzas bsicas de la Biblia: el concepto trinitario de la Deidad, que incluye la deidad y la humanidad de Cristo, y la personalidad del Espritu Santo; la doctrina de la salvacin por fe en el sacrificio de Cristo; la doctrina del nacimiento virginal de Cristo; la doctrina de la segunda venida de Cristo de la resurreccin de los muertos; la doctrina del destino del alma despus de la muerte; la doctrina de la inspiracin divina y de la inerrancia de la Biblia; la doctrina del carcter nico de Jesucristo como mediador.
En relacin con la doctrina de la Trinidad, el diablo se ha interesado en menoscabar y negar los dos aspectos bsicos: la naturaleza real de Cristo y la personalidad del Espritu Santo. Con respecto a la naturaleza real de Cristo, la historia de la Iglesia nos presenta: a) sectas y / o movimientos que niegan su naturaleza divina: ebionistas, gnsticos, arrianos, Testigos de Jehov, los liberales teolgicos. b) Sectas que niegan su naturaleza humana: el docetismo, el monofisismo. c) Sectas que menoscaban su carcter divino, pero sin negarlo: los mormones. Algunas de estas sectas acusan al Cristianismo de ser tritesta. En relacin con el Espritu Santo, la mayora de las sectas citadas anteriormente niegan su personalidad, remitindolo solamente a una fuerza emanada de la Deidad. Por otra parte, encontramos algunos grupos sectarios que sin negar la verdadera naturaleza de Cristo, se oponen a la doctrina de la Trinidad, por ejemplo: los Unitarios, donde resaltan los Slo Jess y los Ruselistas.
Otra doctrina que se ha tratado de negar o desfigurar es la de la salvacin. En su interpretacin ms extrema, ensea la imposibilidad presente de ser salvos y la obtencin futura de la salvacin por medio de mritos humanos. Una de las formas de detectar una secta es hacindole la pregunta siguiente: Es usted salvo ya? La respuesta inmediata es: No, estoy tratando de ser salvo, la salvacin es para el futuro, ahora es imposible saber si somos salvos. A todos ellos les caracteriza la inseguridad de la salvacin; y su sentir es real, puesto que nunca han tenido un experiencia real de salvacin y no se ha producido en ellos el nuevo nacimiento. Sin embargo la Biblia nos ensea claramente que hoy es el da de salvacin, que el que cree en el Hijo tiene vida eterna, que el Espritu de Dios nos da testimonio interno de que somos hijos de Dios y todo producto de nuestra fe en el sacrificio de Jess porque por gracia sois salvos, por la fe.... (V.R.V-60)
Desde los tiempos primitivos, se levantaron los judaizantes legalistas enseando que para ser salvos haba que guardar la ley de Moiss, asestando as un golpe directo contra la doctrina de la salvacin por fe en el sacrificio redentor de Cristo. Esta posicin legalista perme y afect tanto la Iglesia que dio como resultado el primer concilio eclesistico en la ciudad de Jerusaln (Hechos 15) donde despus de fuertes debates se lleg a la conclusin de que el hombre es salvo por fe sin las obra de la ley. Los legalistas actuales se pueden dividir en dos: los que siguen aferrados a la ley como medio aditivo para completar la salvacin, y los que llamndose evanglicos aaden al evangelio doctrinas de hombres, listado de normas que a ellos se les ocurre y su evangelio se vuelve en no hagas, no se puede, no se debe , no comas, no toques ni an bebas, no, no, no y no. Bien se les pudiera llamar el movimiento nosta. Al igual que los legalistas pasados, estos imponen sus propias leyes como elementos esenciales de la vida cristiana. Sin embargo ellos no las tocan ni con el dedo pequeo. A la doctrina, la adornan tanto de madera, heno y hojarasca que pierden el oro y la plata (la esencia del evangelio). Mucha paja, poco grano.
Ahora, en este punto es bueno aclarar que no es lo mismo puntos de vistas sobre la interpretacin de algunos pasajes de la Biblia, y puntos de vista sobre formas y mecanismos que Dios utiliza para llevar a efecto sus planes y propsitos. La unidad de la Iglesia se establece por el respeto hacia aqul que difiere en opiniones de interpretaciones de menor grado y que no atentan de lleno contra la base doctrinal; que no atentan contra la vida de santidad del creyente y no atentan contra el Cuerpo de Cristo. Un ejemplo relevante de esto se manifiesta cuando, de una forma madura, sabemos analizar la posicin calvinista y la posicin arminiana. Si analizamos ambas posturas, nos damos cuenta de lo siguiente:
a. Las dos sostienen la seguridad de la salvacin. Ambos se apoyan en la promesa salvadora que trae gracia a todos los hombres para salvacin a todo aqul que cree, y la seguridad en la promesa de Jess que dijo: El que cree en m tiene vida eterna.
b. Las dos sostienen que la salvacin se obtiene por la fe en el sacrificio de Cristo.
c. Las dos sostienen que la salvacin se experimenta en el presente y se proyecta a la eternidad.
d. Los dos sostienen que la salvacin es una iniciativa de Dios y un plan de Dios concebido antes de la fundacin del mundo, pero manifestado en estos tiempos para salvacin a todo aqul que cree.
e. Los dos sostienen que el sacrificio de Jesucristo es la fuente de la gracia, que tiene poder salvador, y que es la nica fuente de salvacin.
Cul es la diferencia?
El calvinismo sostiene la predestinacin y anticipada eleccin unilateral por parte de Dios de aquellos que van a salvarse, los cuales, por lo tanto, no pierden la salvacin; el arminianismo, tambin sostiene la predestinacin, pero segn el preconocimiento de Dios que sabe de antemano quin va a ser salvo y quin no, y sobre esa base hace su predeterminacin. En este modelo, no se viola el libre albedro y se hace recaer sobre el hombre la responsabilidad de su salvacin.
Ahora bien, vale la pena discutir sobre este punto nico de diferencia?, Ninguno de las dos posiciones atenta contra la esencia de la salvacin, ni contra su fuente, porque son interpretaciones secundarias que apelan a la Palabra, la cual da margen y credibilidad a ambas. Son dos ideas conjugables y que se complementan una a la otra.
Me alegra saber que calvinistas y arminianos somos redimidos por la misma sangre, que ambos tenemos al mismo Seor, que tenemos la misma esperanza, y que los dos, (tenga quien tenga la razn), vamos a vivir juntos en la Gloria. Este punto no puede bajo ninguna circunstancia constituirse en bice para nuestras relaciones y comunin. Es aqu donde se comprueba la madurez de la unidad. Quiero respetar la opinin del otro sin tener que renunciar a la ma. Esto es madurez en la unidad espiritual. Podemos? S, podemos.
La segunda venida de Jess es otra de las doctrinas que el diablo ha tratado de ridiculizar por medio de los falsos profetas que se han levantado a travs de los tiempos. En la poca de la Iglesia primitiva, algunos predicaron que Cristo ya haba venido y, vinculado con esto, que ya la resurreccin se haba realizado. En el siglo XIX, se levantaron portavoces falsos quienes prometieron que la venida de Jess se realizara en 1844, otros 1914, y ms reciente en 1975, defraudando, de esta forma la fe de tantas gentes que crey en sus falsedades al ver cmo el mundo iba desenvolvindose igual que siempre.
La Biblia nos muestra seales, no fechas. Cuando l venga, ser un acto tan evidente que nadie dudar de ello y los efectos van a ser espectaculares que afectar palpablemente al globo terrqueo. Mientras, se nos manda a orar y velar porque el da del Seor sigue estando cerca pero seguro. Podemos mencionar tambin en el otro extremo del espectro, doctrinas como el amilenialismo, que niega directamente la venida personal del Seor Jess. Sin embargo el punto bsico sobre el cual se apoya la salvacin del alma es el mismo: fe en el sacrificio expiatorio de Jess.
Otra de las doctrinas que el Diablo trat de desfigurar para producir divisin fue la doctrina de la resurreccin. Algunos enseaban que no haba resurreccin de muertos, que la resurreccin era solo espiritual y se produca cuando uno se converta al Seor. Pablo tuvo que salirle al paso, por los efectos nocivos que provocaba esta enseanza. Pablo escribi a los corintios definiendo la doctrina de la resurreccin del creyente sobre las bases y modelo de la resurreccin corporal de Jess (1 Cor. 15).
Esta doctrina ha sido torcida por los ruselistas, los cuales niegan la resurreccin corporal de Jess, doctrina que no es enseada en la Biblia, sino que es una elaboracin de Rusell, torciendo, retorciendo y mal aplicando algunos versculos bblicos y de esta forma enseando y engaando a muchos. La Biblia nos habla solo de dos resurrecciones: la de los justos y la de los injustos. La palabra resucitar se utiliza figuradamente para describir la naturaleza de un aspecto de la salvacin cuando dice Ya que han resucitado con Cristo, busquen las cosas e arriba... (Col . 3:1) y objetivamente y por medio del bautismo para designar el cambio de vida cuando nos dice Por tanto, mediante el bautismo fuimos sepultados con l en su muerte, as como Cristo resucit por el poder del Padre, tambin nosotros llevemos una nueva vida nueva (Rom. 6:4) Pero esto no tiene nada que ver con el acto de la resurreccin futura y corporal que un da experimentaremos los que hemos credo en Jesucristo.
Toda religin falsa menoscaba, atenta, y reduce a la Biblia a un libro secundario, colocando sus libros y tradiciones a la par de inspiracin o superior a la Biblia. Solo as tratan de buscar el grado de autoridad que necesitan para sus libros y presentarlos como Palabra de Dios. Dentro de estos estn, los mormones, los Adventistas del Sptimo Da, los Testigos de Jehov, la Ciencia Cristiana los Jess Solo y otros. Gentes que se han apartado de la verdad y desviado hacia el error. Naufragaron en cuanto a la fe. (V:R:V)
Por eso, cuando hablamos de unidad nos referimos a los elementos cuya naturaleza es la misma. Lo otro es materia muerta o neutra que jams prender por mucho que se trate de injertar.
En relacin al aspecto prctico de la doctrina, podemos declarar como el viejo axioma evanglico: Uno acta de acuerdo a lo que cree. Las enseanzas erradas conducen a prcticas erradas. En ejemplo digno de mencionar es la doctrina de la salvacin por obras. Todas aquellas personas que fueron enseadas bajo esta premisa se afanan y compiten entre s por ver quien trabaja ms para Dios, quien se sacrifica mas para acumular puntos que le acrediten la entrada al reino de Dios.
Ejemplo digno de mencionar son los Ruselistas o falsos Testigos de Jehov. A cada uno de ellos le llevan un rcord de visitaciones, revistas vendidas, horas empleadas, que como puntos acumulativos les aseguran la posibilidad de entrar en el reino de Dios. Por entrar al reino, si tienen que dar su propia vida la dan, pero el fundamento es falso, ,la motivacin es errada, la forma errada, el camino errado y jams han de lograr lo que se proponen, porque al entrar por su propia puerta, obvian y desprecian La Puerta que lleva a la vida. Entre estos se aaden los mormones, los catlicos romanos, y por lo regular todas las sectas seudocristianas.
Pero dentro del pueblo evanglico tambin hay ejemplos. El legalismo religioso, por ejemplo, ensea que para ser santos (y en casos extremos, implcitamente para ser salvos) hay que observar una serie de reglas establecidas por su organizacin para que rijan la vida de santidad de los creyentes. Por regla general esas estipulaciones son producto del capricho o concepto personal de alguien y, por otra, cuando apelan a la Palabra de Dios, mal interpretan y mal aplican los pasajes relativo a costumbres, formas e idiosincrasia de los tiempos bblicos que no se ajuntan o no se aplican al tiempo en que vivimos. El asunto es que cada uno tiene su cdigo y el que no se ajunte a ello es un pecador y est perdido.
Las sectas evanglicas caen en este extremo. Esto produce el aislamiento del resto para no contaminarse, imprimen un sentimiento de superioridad en sus feligreses, de orgullo por vestir como se visten, por arreglarse como se arreglan y toda su vida cristiana gira alrededor de elementos secundarios, triviales, insulsos y hasta ilgicos, perdiendo de vista lo ms importante: el amor, la justicia, la piedad y la vida de servicio y la bendicin de la comunin de los santos.
Estas actitudes producen divisin del cuerpo, ellos se seccionan y por regla general se disecan espiritualmente y por fin, como ha pasado con otros, quedan en el tiempo, y en la historia, como ejemplo negativo. El asunto es que, esta postura sustituye la obra del Espritu por la obra del hombre; la palabra muerta de un cdigo de leyes humanas, por la Palabra de Dios; los principios fundamentales por conceptos humanos y la vida del espritu por una vida en la carne. (Galatos 3:1-5).
Y en relacin al aspecto tico y moral, por ignorar la Biblia y establecer como fundamento doctrinas de hombres se produce todo un desequilibrio en la conducta que conduce a la falta d discernimiento para entender los lmites entre lo bueno y lo malo, entre lo que debe ser y lo que no; estos son aquellos de los cuales la Biblia dice que son nios que necesitan que alguien les ensee las verdades mas elementales de la Palabra de Dios, inexpertos en el mensaje de justicia y cuyos sentidos no tienen capacidad para distinguir entre lo bueno y lo malo y no tienen facultad de percepcin espiritual (Hebreos 5:11-14).
La exhortacin es: Por eso, dejando a un lado las enseanzas elementales acerca de Cristo, avancemos hasta la madurez... (6:1)
3. Celo carnal (1 Cor. 3:1-3).
Desde los primeros tiempos la Iglesia se vio golpeada tremendamente por ese sentimiento, que si bien, cuando se manifiesta y aplica correctamente dentro de la obra de Dios puede ayudar a edificar, sin embargo, cuando nace del resentimiento carnal y el complejo de inferioridad, su manifestacin puede acarrear grandes problemas dentro y fuera de la Iglesia Local.
Es bueno aclarar que el celo en s mismo no es malo. Es un sentimiento bueno y necesario. El problema es cuando el celo se pervierte. Es aqu cuando los problemas comienzan. El celo, como el amor, son dos sentimientos que nacen en Dios. Si por una parte la Biblia nos ensea que Dios es un Dios de amor, tambin nos ensea que es un Dios Celoso. Si bien Dios derrama su amor en el corazn de sus hijos, tambin coloca un sentimiento de celo por su obra en cada uno de ellos.
El Diccionario Larousse define la palabra celo de la siguiente forma: Cuidado y esmero que se pone en el cumplimiento del deber , Gran actividad inspirada por la fe religiosa o por el afecto a una persona. Pero por otra parte dice que el celo es un sentimiento de inquietud que teme que aquella persona a quien ama d la preferencia a otra. Tambin se puede decir, que el celo, en su expresin mas baja, es una envidia carnal que mueve a una persona a manifestarse incmoda y disgustada cuando ve el progreso de otra persona o se le da la prioridad a otra persona en un trabajo o responsabilidad.
En estas descripciones de la palabra celo, podemos notar que el Diablo bien puede manipular ese sentimiento a su antojo, si como hijos y siervos de Dios no permitimos que su Espritu domine y controle nuestras vidas espirituales. El apstol Pablo pone de relieve que los problemas de divisin dentro de la Iglesia de los corintios se producan por un tipo de celo al cual l le llamaba celo carnal . Este tipo de celo produca contiendas y disensiones dentro de ellos. Santiago, exhortando a los cristianos en relacin a los efectos desastrosos del celo carnal, nos escribe diciendo: Quin es sabio y entendido entre ustedes? Que lo demuestre con su buena conducta mediante las obras hechas con la humildad que le da su sabidura. Pero si ustedes tienen envidias amargas y rivalidades en su corazn, dejen de presumir y faltar a la verdad. Esa no es la sabidura que desciende del cielo, sino que es terrenal, puramente humana y diablica. Porque donde hay envidias y rivalidades, (celos amargos R.V.60) tambin hay confusin y toda clase de acciones malvadas (3:1-2)
Hay otro tipo de celo mal encaminado al cual Pablo llama celo sin ciencia. Usa este trmino para aplicarlo a todo Israel que en su terquedad no quiere reconocer al Evangelio, y rechaza la verdad de Dios para aferrarse a las antiguas tradiciones. l nos dice de la siguiente forma: Hermanos, ciertamente el anhelo de mi corazn, y mi oracin a Dios por los israelitas es que lleguen a ser salvos. Puedo declarar a favor de ellos que muestran celo por Dios, pero su celo no se basa en el conocimiento . No conociendo la justicia que proviene de Dios y procurando establecer la suya propia no se sometieron a la justicia de Dios.(Rom. 10:1-3)
Este tipo de celo sin conocimiento ha sido uno de los factores que ms problemas ha trado dentro de la Iglesia. El asunto no ha estado en el celo en s mimo, sino en la forma poco sabia de dar manifestacin constructiva de ese sentimiento. Este fenmeno se produce cuando el celo se transforma en un sentimiento que limita la actividad del Cuerpo, que impide el desarrollo espiritual de los creyentes, que limita las actividades espirituales de la Iglesia, y toda actividad y manifestacin espiritual de sta viene a ser controlada por una persona sper espiritual, sper perfecta, sper santa, que llega a creer que ella es la guardiana exclusiva y permanente de todo lo que se mueve dentro de la obra de Dios. Como resultado, la Iglesia cae en un estado de enquistamiento y estancamiento producto de una sobreproteccin infundada por parte del lder. ste pierde de vista los principios que rigen la actividad interna del Cuerpo; ignora que el Dueo, que es ms celoso que l, sin embargo, ha sido capaz de tomarlo a l con todos sus defectos de y tambin lanzar a la Iglesia con todas sus falibilidades a la conquista del un mundo necesitado de Dios.
Ese Dios celoso de la santidad de la Iglesia confi la misin a hombres y mujeres (imperfectos, pero santos), para que se introdujeran dentro de los lobos sin que perdieran su calidad de ovejas; dentro del reino de las tinieblas, sin que se apagara su luz; dentro de un mundo pecador, sin contaminarse necesariamente con el pecado. Jess deline bien el campo de batalla y trabajo de la Iglesia: EL MUNDO. Jess no or diciendo: Padre, scalos del mundo para que no se contaminen. Sino: Padre, no te pido que los quites del mundo, sino que los guardes del mal. Gurdalos en tu nombre para que sean uno (V.R.V. 60). Los discpulos de los primeros tiempos se lanzaron como ovejas para rescatar a los lobos, confiando tanto en el poder salvador del evangelio, como en Su poder preservador.
Ahora bien, el celo bien encaminado es de gran bendicin y promueve la unidad y estabilidad de la Iglesia. Tanto el siervo de Dios, como los lderes deben ser cuidadosos de los bienes materiales y de la santidad de la Iglesia; celosos en el cumplimiento de su trabajo, de su misin, de su vocacin. Cuando la Iglesia pierde el celo de Dios, pierde su visin por las almas perdidas, y se convierte en un ente introvertido, mirando solo hacia adentro y volviendo egostas a sus miembros, buscando cada uno sus propios intereses y no a lo de Cristo Jess (Fil. 2:21).
Este celo correcto es recomendado en la Biblia en las siguientes reas:
(1) En la preocupacin por la vida espiritual.- (Apoc. 3:19). Jess le recrimina al ngel de la Iglesia de Laodicea el espritu de indiferencia e indolencia en el que haba cado y como consecuencia, toda la Iglesia. Esto haba producido ceguera espiritual, o sea, incapacidad para entender su estado deplorable. En medio de su condicin, Jess le amonesta diciendo: Se pues fervoroso y arrepintete o ...s pues celoso y arrepintete (V.R.V. 60). El celo y fervor contribuira a la preocupacin por la vida espiritual evitando cadas similares futuras.
(2) En la preocupacin por las buenas obras .- (Tito 2:14) Aqu Pablo vincula el celo en un aspecto doble. Primero, implicando la renunciacin a la vida de pecado y obras malas (v. 12) y, segundo, en contraste lo vincula con una vida recta y celoso de buenas obras.
(3) En la preocupacin por las necesidades de la obra.- (2 Cor. 9:2) Pablo reconoce la buena voluntad de los hermanos de Acaya, para ayudar financieramente a otros hermanos necesitados. Ese nimo dispuesto, esa identificacin con la necesidad de otros hermanos, esa colaboracin voluntaria fue producto de su celo (espritu de identificacin por amor) de tal forma que esa accin sirvi de estmulo a muchos para que lo hicieran igual que ellos.
(4) Producto de la amonestacin.- Pablo tuvo que amonestar duramente a los corintios. Eran una Iglesia conflictiva. Tenan problemas de desorden, organizacin, diversionismo, falta de cooperacin, etc. Sin embargo hubo fruto: solicitud, defensa, indignacin, temor, ardiente afecto, CELO, vindicacin. (V.R.V 60)(2 Cor. 7:11).
(5) Producto del temor de perder el fruto del trabajo en la obra.- La iglesia de los corintios estaba siendo trabajada por falsos predicadores. Otro Jess, otro evangelio era predicado, junto con una campaa de menoscabo y difamacin contra el apstol Pablo. ste tiene que hablarles al corazn, les hace ver el peligro en que estn, su temor de que fueran extraviados de un sincero y puro compromiso con Cristo. Esta preocupacin, este temor de Pablo era producto del celo de Dios (2 Cor. 11:2-3). Un celo santo que cuidaba y velaba con amor la obra de Dios y el bienestar de los hermanos. El celo de Dios contribuye a la unidad; el celo carnal y sin ciencia, produce destruccin.
La amonestacin de Dios es S PUES CELOSO... Apoc. 3:19.
4. Aspiraciones insatisfechas de liderazgo.
En el libro segundo de Samuel, desde los captulos 15 al 18, se nos narra un acontecimiento que debe alertar a todo siervo de Dios y a todo creyente en general. All describe la sublevacin de Ah saln, hijo de David, contra su padre con el propsito de obtener el trono. El deseo de liderar, podemos decir que es algo innato en algunas personas. Sin embargo, cuando estos deseos no estn sujetos a la voluntad de Dios y enmarcados dentro de Sus planes pueden trae grandes problemas dentro de Su pueblo. De muy antiguo, en la eternidad, tenemos un ejemplo tpico, del que quizs los dems sean un reflejo. En el captulo 28 de Ezequiel se nos revela un acontecimiento trascendental: LA REBELIN DE LUCIFER. Dios lo haba creado bello y perfecto, Dios lo haba exaltado hasta lo sumo, pero un da, ese mismo Lucifer permiti que la envidia y el orgullo calaran en lo mas profundo de su ser y comenz una labor de captacin dentro de los ngeles con el propsito de usurparle el Trono a Dios. Esta actitud rebelde y perniciosa, producto de sus ansias de poder, iba acompaada, como siempre, de una labor de difamacin y menoscabo a la autoridad, santidad y majestad de Dios. Quera un lugar que no le perteneca. Un Lugar en el cual Dios no permitira que l ni nadie ascendiera y como producto de su maldad, una tercera parte (segn algunos) de los ngeles fueron arrastrados tras las falsas promesas y pretensiones. Si leem0os bien los captulos 15 al 18 del segundo libro de Samuel nos daremos cuenta que este mismo espritu luzblico y blico fue el que penetr en el corazn de Absaln. Si analizamos el proceso y las tcnicas que este chico utiliz, nos daremos cuenta que fueron inspirados por el mismo espritu de Luzbel con el propsito de dividir, destruir y daar al pueblo.
Su padre David era rey legalmente constituido pero l ansiaba ser rey. Aunque Dios no lo haba elegido para ser rey, sin embargo l se haba auto elegido para serlo. Su aspiracin mxima era el Trono. Como es natural, cuando el hombre no tiene el respaldo de Dios, para poder alcanzar sus metas, tiene que utilizar mtodos carnales, humanos y fraudulentos, saturados de subterfugios y maas para escalar a lugares y puestos que Dios nunca le dio. En este proceso para usurpar el Trono, nos revela la Palabra, que Absaln, en primer lugar, promovi una campaa sutil de menoscabo a la integridad y carcter de la Autoridad: el Rey su padre. En 15:2-4 nos dice: Se levantaba temprano y se puna a la vera del camino, junto a loa entrada de la ciudad. Cuando pasaba alguien que iba a ver al rey para que le resolviera algn pleito , Absaln lo llamaba y le preguntaba de qu pueblo vena. Aqul le deca de qu tribu israelita era, y Absaln le aseguraba: Tu demanda es muy justa, pero no habr quien te escuche de parte del rey. Enseguida aada, tus palabras son buenas y justas; ms no tienes quien te oiga de parte de rey. Enseguida aada: Ojal me pusieran por juez en el pas!. Todo el que tuviera un pleito o una demanda vendra a mi, y yo le hara justicia! Adems de esto si alguien se acercaba para inclinarse delante de l, Absaln le tenda los brazos, los abrazaba y los saludaba con un beso. Esto haca Absaln con todos los Israelitas que iban a ver al rey para que le resolvieran algn asunto, y as fue ganndose el cario del pueblo Durante cuatro aos (v. 7) estuvo haciendo esta labor solapada para ganarse, de una forma fraudulenta, al pueblo y que este lo reconociera como rey.
Cuando l pens que las condiciones estaban dadas dio un segundo paso, comenz una campaa abierta, y engaando a su padre, se traslad a Hebrn, antigua capital de reino, y all se proclam rey pero Dios no estaba en el asunto. Esto trajo como consecuencia que un sector de la poblacin fuera engaada. l logr seccionar al pueblo, encontrando (como siempre pasa) personas que lo apoyaron en sus fines malvados. An algunos de los hombres ms allegados a David, personas de experiencia, GENTES EN LAS CUALES DAVID HABA COLOCADO TODA SU CONFIANZA, en vez de convertirse en medio de la crisis en canales para traer bendicin y edificacin, para evitar el fracaso y la frustracin, se convirtieron en los mayores alentadores de la rebelin y divisin. Pero como Dios no estaba en el asunto todo fue un fracaso. Dios los confundi, Absaln fue derrotado y sus aspiraciones de liderazgo fraudulento fueron frustradas. Pero el dao fue hecho.
Cuan diferente fue el ascenso de David al trono! En Primero de Samuel 16 se nos narra la historia que contrasta grandemente con las de su hijo. Dios le dijo a Samuel: ya yo me he provisto rey. Dios lo envi a casa de Isa, y una vez all le dijo: Levntate y ngele, porque ste es, y desde aqul da el Espritu de Jehov vino sobre David. ste estaba consciente de aquel acto. l bien hubiera podido actuar de inmediato para destituir a Sal, sabiendo que Dios se haba apartado del mismo. Sin embargo, l no se adelant a las consecuencias. l no cre condiciones humanas. l no puso ni un dedo para alterar las cosas. l no forz un ascenso al trono. Dios lo arreglara todo, en tiempo y forma. Confi en Dios. An cuando tuvo oportunidades para quitarlo de en medio, no lo hizo a pesar de que el rey se haba constituido en su enemigo ms encarnizado.
El verdadero hijo de Dios sabe, entiende, conoce que cuando Dios est en un asunto, l se las vale para llevar a efecto sus planes y propsitos. A Dios no hay que ayudarlo, a Dios hay que obedecerlo. Los hijos de Dios saben esperar el tiempo de Dios. Los hijos de Dios no utilizan subterfugios para lograr lugares prominentes en la obra de Dios. Los hijos de Dios saben luchar legtimamente (2 Tim. 2:5). Los verdaderos hijos de Dios no tratan de usurpar ni ascender a lugares, responsabilidades y puestos que Dios no les ha dado. Los hijos de Dios saben que cuando Dios tiene un plan y un propsito con ellos, Dios abre las puertas y nadie las puede cerrar. El hijo de Dios se deja guiar por el Espritu de Dios, pues sabe que cuando Dios pone, no hay quien quite y cuando Dios quita no hay quien ponga. Al verdadero hijo de Dios, el trono le produce temor santo, humildad de corazn, pero confianza plena en Aqul que comenzando su buena obra sabe perfeccionarla hasta su consumacin plena.
El Espritu Santo es el que da los dones y levanta ministerios. Esto es una prerrogativa exclusiva de l. Nunca trates de tomar un cargo que no se te ha pedido que tomes, ni asumas una responsabilidad a la cual no has sido llamado o porque las circunstancias te lo han impuesto; no te dejes llevar por las apariencias ni por opiniones de otros. Recuerda que esto es un asunto entre t y Dios. Si Dios est, l lo confirmar. Lo contrario siempre ha trado y creado consecuencias no gratas, ha creado grandes problemas y ha trado grandes afectaciones al Cuerpo.
Constityete en un instrumento para la unidad del Cuerpo. Recuerda que Dios hace fracasar todo intento humano en su obra, pero hace progresar sus intentos divinos. Pregntate en esta hora: En qu me estoy convirtiendo, en un Absaln o en un David?
Hay un pasaje muy interesante que nos instruye con respecto a cul debe ser nuestra actitud en estos casos: es el captulo 5 de la primera epstola de Pedro, versculos 1 al 18. Todo el pasaje habla acerca de las relaciones de sujecin en el seno del rebao, la Iglesia. Comienza con una exhortacin a los lderes (versculos 1 al 4). El mandato puede bosquejarse del siguiente modo:
I. Orden: Cuiden. II. Modo de llevar a cabo esa orden: cuidando A. No por obligacin. B. Ni por ambicin de dinero. C. Con afn de servir D. No sean tiranos con los que estn a su cuidado E. " Sino siendo ejemplos para rebao.
Luego prosigue con una exhortacin para los que estn bajo autoridad. El mandamiento es que ellos deben: primero, estar sujetos a los ancianos; segundo, ser sumisos unos con otros; tercero revestirse de humildad (v. 5). El segundo mandamiento es la clave del cumplimiento del primero: Humllense, pues, bajo la poderosa mano de Dios. El Seor contempla la sujecin dentro de la Iglesia como una muestra de la humillacin delante de l. Muchos dicen: Yo me someto slo a Dios, pero no estn dispuestos a sujetarse a una congregacin, ni ponerse bajo la autoridad de un liderazgo reconocido. Hay insertada, dentro del mandamiento, una promesa: para que l los exalte cuando fuere tiempo. No debe preocuparnos el momento de nuestro ascenso. Dios se ocupa de eso. Como se seala ms arriba, cuando intervenimos carnalmente para resolver nuestra desventajosa situacin, lo echamos todo a perder y causamos males dentro del Cuerpo de Cristo.
El versculo 7, nos da la clave para permanecer en actitud humilde. Cmo mantenernos humillados esperando el tiempo de Dios? Depositen en l toda ansiedad , porque l cuida de ustedes). Observemos que, contextualmente, este versculo no est hablando de cualquier tipo de ansiedad - ansiedad producida por problemas econmicos, ansiedad producida por enfermedades, ansiedad producida por luchas y dificultades de la vida -, sino que nos habla de la ansiedad que se produce cuando queremos adelantarnos a los propsitos de Dios y a Su tiempo en nuestras vidas. Habla de la ansiedad que se produce cuando deseamos ocupar lugares dentro de la Iglesia a los cuales no hemos sido llamados; cuando sabemos que Dios nos ha llamado a ocupar un lugar, pero los lderes de la Iglesia an no se han percatado, o habindose percatado, por razones que escapan a nuestro entendimiento, prefieren posponer la resolucin de nuestra posicin. Aqu, en estas circunstancias, se produce la exhortacin a mantenernos humildes, en actitud de confianza en Dios, sin ansiedad, y sujetos a la decisin de la autoridad. Esto nos permite ver la mano de Dios arreglando todas las cosas. Cuntos males se evitaran si tuviramos en cuenta este principio espiritual.
Para finalizar: si observamos los restantes versculos que conforman la unidad del pasaje, encontramos una amonestacin a ser sobrios y velar en este sentido, precisamente porque el diablo anda buscando ocasiones como las descritas para intervenir y devorar vidas de creyentes y congregaciones completas. Se nos manda entonces a resistir, en este sentido, sabiendo que todo lo que est ocurriendo en nuestra vida es permisin divina, para nuestro perfeccionamiento, nuestra firmeza, , fortaleza y ESTABLECIMIENTO. Practiquen el dominio propio y mantnganse alerta. Su enemigo el diablo ronda como len rugiente buscando a quien devorar;. Resstanlo mantenindose firmes en la fe, sabiendo que sus hermanos, en todo el mundo estn soportando la misma clase de sufrimientos .
Qu tremendas las palabras finales de este pasaje: A l sea la gloria y el imperio por los siglos de los siglos. Amn. Estas palabras hacen el contraste con las exhortaciones anteriores: l es el nico que tiene el seoro, el poder y el imperio, por lo tanto, ningn lder eclesistico puede suplantar Su lugar, enseorendose del rebao (comparar con el versculo 3). Pero, por otra parte, nadie, ningn miembro de ese rebao puede pretender ocupar un lugar que no le corresponde dentro de los planes y los tiempos de Dios para su vida, y mucho menos para su autopromocin. Hacer esto es pretender una gloria, que slo Dios tiene, y que no comparte con nadie (Isaas 42:8).
5. Permisin impune del pecado.
La santidad es la condicin esencial de Dios, el pecado es la condicin perversa de Satans. Dios es intransigente con el pecado. Su justicia le hace condenar el pecado. Su intransigencia y repudio, su santidad y justicia produjeron la destruccin del pecado. Por nuestros pecados l fue molido, nuestros pecados lo condenaron a l, nuestros pecados lo mataron a l, pero al resucitar, los pecados que molieron Su cuerpo quedaron sepultados y Su cuerpo glorificado fue levantado. Ahora l no tiene ninguna relacin con el pecado. Cuando l nos mata, nos entierra y nos resucita con l, asumimos una naturaleza santificada y l nos cubre con Su justicia. En esta condicin no tenemos ms relacin con el pecado. Sin embargo nuestra naturaleza humana, de la cual no somos desprendidos hasta despus de nuestra resurreccin, es susceptible al pecado y puede ser afectado por ste. Se nos exhorta, pues, a vivir vidas santas, separadas del pecado. Dios ama al pecador, pero aborrece el pecado , se oye predicar desde el plpito. Dios quiere una Iglesia santa. Es posible que lo que Dios aborrece pueda surgir, desarrollarse y permanecer en medio del pueblo impenitente de Dios sin hacer algo de carcter vindicativo?
Dios coloca en manos de las autoridades de la Iglesia la autoridad de juzgar y disciplinar al pecador. (1 Cor. 5 y 6). Cuando la Iglesia pierde de vista este aspecto de la justicia se identifica con la injusticia y es cuando Dios pide cuenta a las autoridades de la Iglesia, especialmente al Pastor. La permisin del pecado coloca, en primer lugar, una barrera entre Dios y Su pueblo (Isaas 59:2); segundo, produce una barrera entre los santos y los pecadores permitidos. La Iglesia, como Cuerpo, sufre la dolencia del cncer y el tener que soportar los dolores de un cncer que no se cura ni se extirpa. Meditemos y reflexionemos sobre la siguiente amonestacin:
Sin embargo, tengo en tu contra que toleras a Jezabel, esa mujer que se dice profetiza . Con su enseanza engaa a mis siervos , pues los induce a cometer inmoralidades sexuales y a comer alimentos sacrificados a los dolos (v. 20) (vase vs. 14-15). Es bueno notar que, tanto al Pastor de la Iglesia de Prgamo como al de Tiatira, el Seor los elogia (2:13, 19) pues en lo personal eran irreprensibles. Sin embargo, haban perdido su responsabilidad ante Dios de guiar a la Iglesia hacia una vida espiritual poderosa, y el pecado estaba minando los cimientos del pueblo de Dios.
Si analizamos las causas, saltan a la vista: aquellas personas a las cuales haba confiado el ministerio de la enseanza dentro de la Iglesia eran personas incompetentes e incapacitadas moral y doctrinalmente para realizar una labor de tanta importancia. Estas personas estaban ejerciendo una influencia tal, que el mismo pastor, ahora se encontraba limitado y casi atado de pies y manos para actuar. l saba dnde radicaba el mal, pero lo toleraba. Quizs tena temor de proceder. El desentenderse de los conflictos internos de la Iglesia, empeora las cosas. El pastor siempre puede hacer algo. Es siervo de Dios el que tiene todo el respaldo de l.
El pastor es la autoridad delegada de Dios y no tiene que temer descubrir lo mal hecho y poner en orden lo desordenado. Es preferible quedar bien con Dios que no condescender con el pecado. Dios no le reclam a Jezabel, le reclam al pastor. Dios no va a reclamarle al dicono, ni al anciano, ni a la esposa del pastor , Dios te reclamar a ti, por lo tanto intervn, frena, ejerce tu autoridad pastoral para bien de la Obra, y Dios te va a bendecir. No hagas que un da tengas que or las palabras de reproche de parte de Dios dicindote: Sin embargo, tengo en tu contra...
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Mostrando las entradas ms recientes con la etiqueta Captulo 6 - Los dones y los ministerios: instrumentos para la unidad Mostrar las entradas ms antiguas Mostrando las entradas ms recientes con la etiqueta Captulo 6 - Los dones y los ministerios: instrumentos para la unidad Mostrar las entradas ms antiguas mircoles 20 de junio de 2007 CAPTULO 6: LOS DONES Y MINISTERIOS, INSTRUMENTOS PARA LA UNIDAD. En cierta oportunidad, uno de mis hijos estuvo participando de un culto en una congregacin muy tradicional. El predicador invitado mencion en su mensaje el tema de los dones del Espritu Santo. l sostena que estas manifestaciones del Espritu haban sido dadas exclusivamente a la Iglesia primitiva debido a que estaba en sus comienzos y no haba alcanzado plena madurez, pero que en estos momentos, a esta altura de la Historia, ya no se requera de los mismos, puesto que la Iglesia haba alcanzado la adultez y autonoma suficiente para funcionar sin ellos. Record a Kant. Este filsofo alemn plante ya, en el siglo XVIII, que el ser humano haba llegado a la adultez, que ya no necesitaba de revelacin divina, que era capaz de dirigir sus destinos, de accionar, que era definitivamente autnomo. Estas ideas se introdujeron en la Iglesia a travs del Liberalismo teolgico y del Modernismo, y han hallado eco en posturas antipentecostales, an de grupos cristianos fundamentalistas y teolgicamente ortodoxos.
Estas ideas tambin han generado un fenmeno, un tipo de congregacin o denominacin a las que yo llamara iglesias huevo. Pensemos en un huevo. Hay en l una vida potencial, latente. Dadas ciertas condiciones de temperatura adecuada, esa vida puede activarse y generar un ser vivo completo en s mismo, con todos sus rganos y miembros en funcionamiento. As como el huevo tiene vida potencial encerrada en un cascarn, del mismo modo hay congregaciones en las que late vida: la vida de Cristo. Son iglesia porque Dios habita en ella; pero esa vida de Cristo y ese Espritu Santo dinmico y vivificador que hay en ellas no pueden manifestarse plenamente, porque ellas permanecen envueltas en un slido cascarn de tradiciones, conceptos humanos, interpretaciones muy personales que no permiten el desarrollo y madurez de esos miembros y por lo tanto de todo el cuerpo. No tienen la capacidad para proyectarse y desarrollarse normalmente, porque ellos mismos han impedido el desarrollo normal de la Iglesia de tal forma que teniendo ojos no ven, odos y no oyen, manos y piernas pero no los utilizan. Por lo cual todos estos rganos y miembros estn sumamente atrofiados por la falta de actividad. Estn como el pollo dentro del cascarn. Necesitan del calor del Espritu Santo, para que esa vida estalle, para que esos miembros dones y ministerios se desarrollen a cabalidad y cumplan con la funcin que les ha sido otorgada.
Qu diramos de una madre que cuando su hijo llegara a la mayora de edad, le dijera: Bueno, hijo, ya eres adulto, ya eres autnomo, ya tienes un cerebro perfectamente desarrollado, lleno de conocimientos adquiridos por la educacin que te hemos dado; ya conoces todo lo que tienes que conocer para vivir; por lo tanto, ya no te hacen falta ni los ojos, ni los odos, ni la boca, ni las manos, ni los pies. As que, vamos a cercenar los mismos, porque ya no te hacen falta. Por dnde quieres que comencemos? As como encontramos esto horriblemente absurdo, del mismo modo encontramos nos slo terriblemente absurda, sino peligrosa la postura ovoidal de las congregaciones que hemos estado describiendo.
No se puede hablar de Unidad de la Iglesia obviando estas capacidades sobrenaturales que contribuyen a fomentarla y mantenerla. Si estudiamos la Biblia con detenimiento, nos daremos cuenta que, siempre que Pablo y Pedro hablan de la unidad del Cuerpo, hacen una alusin directa a la contribucin que hacen los dones y ministerios para la consolidacin de este factor tan importante. (Rom. 12:4-8; 1 Cor. 12; Efe. 4:1-16; 1 Pedro 4:9-11) Por otra parte, el ignorar (1 Cor. 212:1) la naturaleza de estas capacidades impiden el desarrollo normal del cuerpo, contribuyen al estancamiento espiritual y puede producir afectaciones que atenten contra la madurez y la unidad. (1 Cor. 12:25).
Para entender la importancia de la contribucin de la actividad de los dones del Espritu y los ministerios dados por Cristo para fomentar la Unidad espiritual, debemos analizar su naturaleza desde la raz. Una anlisis del ministerio de nuestro Seor Jesucristo, nos permite apreciar que l desarroll todas sus actividades, en lo que l mismo defini como un campo de batalla: un mundo bajo el control y dominio de Satans, donde impera el pecado, y en el que pueden observarse varias reas de la manifestacin de este ltimo. En stas, el Seor tuvo su radio de accin; all l guerre y venci al Diablo.
JESUCRISTO:
1. domina 2. conquista 3. subyuga 4. liberta
EN EL MBITO FSICO: La enfermedad, las fuerzas naturtales (todo est puesto bajo sus pies) EN EL MBITO HUMANO: El corazn del hombre; EN EL MBITO ESPIRITUAL: Los demonios y el mundo espiritual El Reino de Satans. EN EL REA MORAL: El pecado EN EL REA SOCIAL: la miseria humana y oprimidos.
Estos mbitos o reas representan los objetivos de la accin y trabajo hacia las cuales se proyectara la labor de la Iglesia. Si la Iglesia no tiene conciencia del trabajo a realizar y la naturaleza del enemigo que debe enfrentar; si no conoce qu armas utilizar, cules son las disposiciones establecidas por Dios para el ejercicio de esa labor y cul la ejecucin de esa batalla espiritual, tampoco estar en capacidad de luchar y vencer.
La Palabra de Dios nos muestra y ensea de una forma clara las estrategias que us nuestro Seor Jesucristo para establecer Su Iglesia. Teniendo en cuenta el factor humano importantsimo en la labor del establecimiento de su reino, tres fueron los pasos que Jess dio con sus discpulos: primero los llam; segundo, los capacit; tercero los envi. (Mat. 10). Antes de su ascensin, l mismo los comision para ir por todo el mundo para anunciar las buenas nuevas a toda criatura (Marc. 16:15). Pero antes de lanzarlos a la conquista del mundo, les dijo: Ahora voy a enviarles lo que ha prometido mi Padre; pero ustedes qudense en la ciudad hasta que sean revestidos de poder de lo alto (Luc. 24:49). Esta promesa tuvo fiel cumplimiento en el da de Pentecosts cuando todo fueron llenos del Espritu Santo, y comenzaron a hablar en diferentes lenguas, segn el Espritu les conceda expresarse.(2:4).
A raz del descenso del Espritu Santo, ellos comenzaron a tener experiencias no conocidas anteriormente; comenzaron a desarrollar actividades que no haba llevado a cabo hasta ese momento:
1. Hablaron en otras lenguas. 2. Profetizaron. 3. Sanaron enfermos. 4. Liberaron endemoniados. 5. Evangelizaron. 6. Ensearon verdades desconocidas para ellos. 7. Revelaron cosas ocultas, etc. 8. Se profundiz el espritu de servicio, comunin y adoracin.
Qu eran estas manifestaciones sobrenaturales que impactaban a las gentes y llamaban su atencin? Qu eran esas manifestaciones capaces de subyugar, vencer y destruir la accin de los demonios, las enfermedades, la muerte y hasta anular la accin del mismo Satans? Estas manifestaciones no eran ms que los DONES DEL ESPRITU SANTO, y LOS DIFERENTES MINISTERIOS DADOS POR CRISTO A LA IGLESIA, para ponerla en capacidad de abrirse paso en medio del paganismo, el pecado, las enfermedades y las tinieblas tendidas por Satans sobre las mentes de los hombres.
A la luz de lo que hemos estudiado anteriormente podemos preguntar: Por qu la Iglesia actual debe interesarse y ocuparse de estudiar acerca de lo que la Biblia nos ensea sobre los DONES ESPIRITUALES? La respuesta nos la da el mismo Pablo: "En cuanto a los dones espirituales, hermanos, quieron que entiendan bien este asunto. La versin Reina Valera del 60 traduce: Porque no quiero, hermanos, que ignoris acerca de los dones espirituales (1 Cor. 12:1). La ignorancia llev a los corintios al caos y a la confusin interna, y Pablo tuvo que ensearles para que entendieran. Muchos grupos pentecostales han sido afectadas por el extremismos e ignorancia de sus lderes en relacin con la naturaleza, manifestacin, y la funcin de los dones (manifestaciones espirituales, griego ts neumatiks), al extremo de llevar a la congregacin al caos y a la confusin tambin en este tiempo. Al igual que los corintios en la antigedad, han estado o estn a punto de perder la bendicin de Dios, de perder el perfume y quedarse slo con el frasco . Por esta razn, si no queremos perder lo que Dios nos da, si no queremos que se esfume la presencia del Espritu Santo en medio nuestro, es necesario poner atencin a la voz de Dios a travs de Su Palabra.
Es preciso que entendamos que si la indiferencia a estas capacidades divinamente concedidas afecta la Iglesia, la ignorancia sobre su funcin dentro de ella tambin produce el caos y el rechazo.
Es bueno que nos fijemos en que Pablo nunca dijo a los corintios: No quiero, hermanos, que sigis practicando esas manifestaciones que os perturban y os confunden. NO! Esta es, precisamente la versin que Satans ha inventado para reducir a la Iglesia a la impotencia, como le ha sucedido a algunos movimientos y congregaciones. Pablo dijo enfticamente: NO QUIERO QUE IGNOREN!. La perturbacin y la confusin son producidas por los hombres que ignoran, y no por la actividad del Espritu a travs de sus capacidades. Por esta razn nos proponemos, en este estudio, arrojar luz, por medio de la enseanza, con el fin de utilizar y aprovechar al mximo la instrumentacin que Dios nos ha dado para hacer su obra.
Definicin de trminos.
En el idioma griego se usan varias palabras que se traducen como don con matices que las diferencian:
1. En griego (dorei) don, presente, regalo, beneficio, honra, ventaja, privilegio. Proviene del verbo (doro).- Dar en don, ofrecer, presentar, obsequiar regalo.
a. Jess es descrito como un DON de Dios (doreau), regalo (Jn. 4:10; 2 Co. 9:15; Rom. 5:15). b. La salvacin es descrita como un DON (dorou), regalo (Ef. 2:28) c. El Espritu Santo es descrito como un DON (doreu), regalo (Hch. 2:38; 10:45;11:17) d. La gracia de Dios es escrita como un don (doreu), regalo (Ef. 3:7). e. Todas las bendiciones de Dios son presentadas como un DON (doreu) regalo (He. 6:4)
2. Gr. carisma (charisma)- gracia o don supremo, favor.
a. La salvacin es descrita como un DON (caris), don supremo de Dios (Ro. 5:15) b. Las manifestaciones sobrenaturales del Espritu Santo son descritas como DONES (carismas) (1 Co. 1:7; Ro. 12:6; l Co. 12:4, 29-31; 1 Ped. 4:10) c. La continencia sexual es considerada como un DON (gracia).
3. Gr. doma (dma): don, ddiva, regalo. Doma es un sustantivo derivado del verbo ddomi (didomi), que significa, entre otros, dar, otorgar, conceder, Ef. 4:7-11.
Hacia una definicin de don y ministerio .
Los carismas o dones del Espritu Santo.
Como resultado de lo visto anteriormente, podemos afirmar que los carismas son dones o regalos de gracia, concedidos por el Espritu Santo a todos los creyentes por igual y sin distincin de personas; sin tener que ver tiempo de conversin, experiencia, grado de madurez o de conocimiento de la Palabra.
Es importante tener presente que su origen es sobrenatural. He charlado con creyentes de diferentes organizaciones sobre los dones espirituales y he quedado sorprendido de la ignorancia que hay acerca del asunto. Sobre las lenguas un creyente muy instruido secularmente me manifest que en da de Pentecosts los congregados en el aposento alto tenan capacidades innatas y talentos naturales para hablar diferentes lenguajes humanas, por eso las gentes congregadas entendan lo que hababan. No crea en el carcter sobrenatural de la experiencia. Otro me manifest que Dios le daba a ciertas personas la capacidad natural para aprender diferentes idiomas y que l conoca personas que hablaban alrededor de diez idiomas diferentes. Otro confundi la capacidad del mdico producto de sus estudios cientficos para sanar a los enfermos con el los dones de sanidad. Sin embargo cuando analizamos sinceramente la Palabra en los casos de derramamientos del Espritu Santo no podemos ignorar el carcter sobrenatural de la experiencia y reconocer que en aquel momento los congregados comenzaron a hablar en diferentes segn el Espritu les conceda expresarse (v. 4), y aunque los todos los congregados eran galileos, ellos les oan hablar en sus propias lenguas (vs. 7-8). Es imposible negar esta evidencia, porque aunque ellos hablaron lenguas humanas, el gran milagro estaba en que, an sin conocerlas, ellos las hablaron bajo el poder y uncin del Espritu Santo. Pablo no descarta esta posibilidad porque dice: Si yo hablase lenguas humanas y anglicas.... (1 Cor. 13:1) y esto dentro del contexto de los dones. La misma regla se aplica a todas las capacidades concedidas por el Espritu Santo.
Esto nos ensea dos cosas: 1. Que los dones del Espritu o carismas no son capacidades innatas o talentos naturales, 2. Que tampoco son capacidades o habilidades adquiridas por medio del estudio o de la prctica. Muchas personas inconversas o convertidas tienen talentos innatos excepcionales, o llegan a desarrollar ciertas habilidades y capacidades, de origen humano o tambin diablico, pero ninguna de estas cosas son dones del Espritu Santo.
Naturaleza de los dones espirituales.
Todo lo expuesto anteriormente nos induce a definir la naturaleza de los dones.
El don es una facultad o manifestacin sobrenatural del Espritu Santo que utiliza como medio de su manifestacin o instrumentos a los miembros del Cuerpo de Cristo, de acuerdo con la gracia de Dios, para beneficio y edificacin del mismo Cuerpo, y para beneficiar y ayudar a otros fuera del Cuerpo con sus actividades. Como dones de gracia, estos no estn limitados a una institucin, ni se requiere requisitos especiales para su recepcin.
Pablo habla a los romanos diciendo que son gracias concedidas (Rom. 12:6). Pedro, por su parte, habla de ellos de la siguiente forma: Cada uno ponga al servicio de los dems el don que haya recibido, administrando fielmente la gracia de Dios en sus diversas formas (1 Pedro 4:10). Esa gracia concedida, ese don recibido, es una capacidad impartida por el Espritu Santo para edificacin del Cuerpo (1Co. 12:11).
La recepcin de los dones espirituales (charismas).
Despus de hacer analizado la Palabra por mucho tiempo y haber madurado esta opinin, pienso:
a.Que a la Iglesia, Como Cuerpo, le son inherentes los dones; estn dentro de ella, ella los posee. Esta posee al Espritu y el Espritu a los dones. De igual forma que al cuerpo humano le son inherentes sus miembros: ojos, odos, boca, manos, pies, etc., etc., As tambin la Iglesia como Cuerpo espiritual (1 Cor. 12).
b. Los dones estn representados en cada miembro del cuerpo humano. Los miembros del cuerpo somos nosotros, y somos nosotros tambin los que representamos los dones espirituales. Desde el momento en que el Espritu Santo nos bautiza dentro del Cuerpo, (1 Cor. 12:13) nos convierte en miembros dones o portadores de dones. Pablo identifica los dones con los miembros del Cuerpo: si no hay miembros no hay Cuerpo, si no hay miembros no hay dones.
La pregunta que surge aqu es: qu papel juega el Bautismo del Espritu Santo en la actividad y manifestacin de los dones?. El Bautismo en el Espritu Santo es sumamente necesario para poner en actividad los dones. Cuando recibimos el poder del Espritu Santo, se activan los dones miembros del cuerpo y partes de ste. El Espritu Santo potencializa todas esas capacidades del Cuerpo y los pone a funcionar debidamente. Mientras esto no sucede, el miembro del cuerpo no funciona a full, su actividad es mediocre, su capacidad limitada, su trabajo demorado. Ejemplo: Un automvil est construido para funcionar. Es un equipo integral cuyas partes o piezas funcionan simultneamente para echar a andar. Pero necesita el combustible para que pueda realizar su funcin. Sin combustible usted puede empujar el auto y lo hace rodar, puede buscar ayuda de otros y el trabajo lo hace mas aliviado, pero el esfuerzo humano no es suficiente para que el auto funcione a full. Es necesario el combustible. De igual forma, la Iglesia es completa en s misma pero esfuerzo humano no basta para que funcione como Iglesia. La sabidura humana es insuficiente, los recursos humanos ayudan pero no son, del todo, eficaces, porque no es con ejrcito ni con fuerza, sino con mi Espritu, dice Jehov. Como el nio que nace, que, aunque est dotado de todos los miembros para su desarrollo y crecimiento, sin embargo el uso de sus miembros es sumamente limitado. Este necesita fuerza y capacidad la que obtendr posteriormente. As pasa con la Iglesia. Todos hemos nacido de nuevo, todos fuimos bautizados dentro del Cuerpo por el mismo Espritu, todos tuvimos o tenemos un lugar determinado dentro del cuerpo, somos comparados con sus miembros y estos miembros son identificados con los dones del Espritu, pero para el ejercicio cabal, completo y eficiente de estos dones, es necesario que el Espritu Santo venga con poder sobre cada miembro, llenndolos con vitalidad espiritual, con poder Pentecostal. A esta experiencia post salvacin es a lo que la Biblia le llama bautismo del Espritu Santo. Como Pentecostales creemos que la evidencia inicial del Bautismo en el Espritu es el hablar en otras lenguas como el espritu da que hable (Hech. 2:4; Hech. 10:44-46;19:1-5). Como el nio que nace, que, aunque est dotado de todos los miembros para su desarrollo y crecimiento, sin embargo el uso de sus miembros es sumamente limitado. Este necesita fuerza y capacidad la que obtendr posteriormente. As pasa con la Iglesia. Todos hemos nacido de nuevo, todos fuimos bautizados dentro del Cuerpo por el mismo Espritu, todos tuvimos o tenemos un lugar determinado dentro del cuerpo, somos comparados con sus miembros y estos miembros son identificados con los dones del Espritu, pero para el ejercicio cabal, completo y eficiente de estos dones, es necesario que el Espritu Santo venga con poder sobre cada miembro, llenndolos con vitalidad espiritual, con poder Pentecostal. A esta experiencia post salvacin es a lo que la Biblia le llama bautismo del Espritu Santo.
El Bautismo del Espritu Santo (Lucas 3:16) es dado, especial y primordialmente para dar testimonio del Evangelio: Recibiris poder cuando haya venido sobre vosotros el Espritu Santo y me seris testigos.... hasta lo ltimo de la tierra (Hech. 1:8). Este poder cumpli doble funcin:
1o. Activ los dones en aquellos que lo experimentaron.
2o. Constri a la Iglesia a dar testimonio acompaado con las seales que les siguieron (Marcos 16:15-18 comp. (Vea: Efesios 3:7: 1:19; 1Ped. 4:11). Son muchos los pasajes donde la Biblia relaciona la manifestacin de los dones como producto del poder del Espritu hacindolos operar ((Marc. 5:30; Luc. 5:17; 6:19; Hech. 4:33; 6:8; Hech. 10:38; Rom. 15:17-19). Los dones sin poder es pretender sin lograr, el poder sin el accionar de los dones es ilusin que se torna en desilusin .
Los "domas" o dones ministeriales.
La naturaleza de los domas.
Cuando hablamos de domas, nos referimos simultneamente a dos aspectos inseparables:
1. A las personas que reciben ciertas capacidades ministeriales especiales (los ministros, los dones - personas como algunos los llaman). 2. A las capacidades recibidas por esas personas (los ministerios en s).
En el primero de los casos, los domas como personas, son los regalos de la gracia de Dios a la Iglesia. Son dados en regalo, obsequiados, ofrecidos por Jesucristo a la Iglesia Universal, para su edificacin, en virtud de la autoridad que l obtuvo luego de su resurreccin, ascensin y entronizacin en Gloria (vv. 8 - 10).
La idea exacta de lo que queremos decir se encuentra plasmada en la construccin sintctica empleada en el versculo 11. Lacueva traduce directamente del griego: Y l dio unos, apstoles; otros, profetas; otros, evangelistas; y otros, pastores y maestros.
Los vocablos apstoles, profetas, evangelistas, pastores y maestros estn en acusativo, o sea, ejercen funcin de objeto directo. En otras palabras, lo que el versculo est diciendo no es que Cristo dio o regal un apostolado, o un pastorado, a determinadas personas; sino que l dio apstoles, profetas, evangelistas, pastores y maestros, como regalo a la Iglesia.
Esta idea se refuerza con Nmeros 8:19, donde Dios habla: Yo he dado en don a los levitas, a Aarn y a sus hijos, de entre los hijos de Israel, para que ejerzan el ministerio de los hijos de Israel en el tabernculo de reunin y reconcilien a los hijos de Israel...
El segundo de los casos, o sea, el que se refiere al doma como la capacidad dada a la persona, ser analizado con ms amplitud cuando nos refiramos a los dones ministeriales de Efesios 4. Una definicin de doma o don ministerial.
Un ministerio, don ministerial o doma es una capacitacin o dotacin otorgada por Cristo a un miembro del Cuerpo, el cual es constituido o colocado para realizar una labor que edifica a la Iglesia, no slo en el mbito local, sino en el mbito universal, con el propsito de alcanzar al mundo perdido. El ejercicio de los doma: sus requisitos.
En el marco del anlisis de la actividad de los doma es necesario tener en cuenta dos factores importantes: los requisitos para su ejercicio, y el grado de autoridad de los mismos.
El ejercicio neotestamentario de los doma requera de ciertas cualidades, entre las cuales se encontraban: el tiempo, la madurez, la preparacin y el reconocimiento de la iglesia. A los nefitos, an cuando tuviesen un llamado y en ellos operasen los carismas, no les era permitido, dentro de la iglesia, ejercer las actividades inherentes a los domas. Es bueno que aclaremos en este punto que el grado de autoridad de cada ministerio constituido por Cristo es el mismo. Pablo no dio preferencia en relacin de autoridad a ningn ministerio sobre otro. La autoridad de cada ministerio est encuadrado en su rea de accin y en relacin al carcter de su ministerio. Fuera de esto incursiona e interfiere arbitrariamente en el terreno de otro; Pablo puso nfasis en el propsito comn de todos ellos: Edificar el cuerpo y perfeccionar a los santos para la obra del ministerio....
Qu pruebas tenemos en la Biblia para afirmar esto?
a) Pablo fue constituido o hecho predicador y apstol. (1 Tim. 2:7: fui puesto -eteqhn - del verbo tiqemi (tithemi): poner, colocar; asignar; instituir).
b) Los obispos o epskopos eran constituidos sobre las bases de ciertos requisitos que implicaban tiempo y madurez para su ejercicio. A un nefito no le era permitido ejercer este tipo de ministerio o servicio. Tito 1:5: ... y constituyeses en cada ciudad ancianos (prebiteros). - Constituir: katastasis - del verbo "kathistemi"- poner, colocar; establecer como jefe, (etc.) Un sustantivo abstracto derivado del mismo es katastasi (katstasis) - instalacin, institucin, establecimiento; presentacin de los embajadores en la asamblea del pueblo, etc. (1 Tim. 3:1-7)
c) Los diconos fueron cargos constituidos (katastesomen) derivado de "kathistemi" y tenan que ser sometidos a prueba primero y reunir una serie de requisitos para poder ejercer. (1 Tim 3: 8-13).
d) Los ancianos (presbteros), para ejercer su ministerio, tenan que tener una trayectoria, honor y haberse ganado un grado de dignidad, honor, reconocimiento, fidelidad e idoneidad en la Iglesia. (1 Tim. 5:17-18).
e) El establecimiento de los ancianos tena su reglamento con requisitos que llenar (Tito 1:5-9) para poder ejercer su ministerio.
f) El caso de Pablo es un ejemplo tipo de dmata constituido (katados) Pablo no se hizo a s mismo ministro, l fue hecho (1 Tim. 2:7:Efe. 3:7) fue un proceso, (G. 1:18 y 2:1; 2 Co. 3:4-6).
El grado de autoridad de los doma.
Para entender las relaciones autoritativas entre los domas, es necesario definir los siguientes trminos: autoridad apostlica, autoridad oficial y autoridad funcional.
Por autoridad apostlica entendemos, en primer lugar, el ejercicio conjunto de la autoridad de los pastores y ministerios que estn unidos en una confraternidad formal y reconocida dentro de un rea previamente delimitada (campo o ciudad); y, en segundo lugar, la autoridad que descansa sobre los lderes de cada denominacin organizada, bajo los cuales estn sujetos todos los otros ministerios y capacidades especiales propios de estos.
Al grupo de ministerios mencionados en el primer caso, solemos llamarlo aqu en Argentina Consejos Pastorales. stos se renen peridicamente para orar, trabajar y proyectar juntos actividades de inters general, sin afectar, por esto, su identidad y gobierno denominacional al cual estn sujetos, sin menoscabar la autoridad ministerial de cada uno de sus integrantes y sin limitar las actividades de las Iglesias Locales.
Los Consejos Pastorales interdenominacionales han surgido como producto del trabajo del Espritu de Dios dentro del cuerpo pastoral de diferentes ciudades, al producir un sentir unnime de unidad espiritual entre los integrantes del mismo Ellos hacen provisin para la comunin entre los hermanos y para producir un buen testimonio en la comunidad. Son el filtro por el cual pasan ministerios forneos y se constituyen en puerta por la cual han de entrar estos. En las ciudades y localidades, los Consejos Pastorales que funcionan bien son salvaguardas del rebao contra los leones, lobos, ladrones y salteadores, asalariados y extraos. Valga aclarar que esta actitud se asume cuando algn ministerio especial es invitado a travs del Consejo de pastores y es de inters general y afecta a cada congregacin local.
La experiencia nos ha enseado acerca de la importancia que tienen los consejos pastorales en el quehacer general de la Iglesia de cada lugar. Muy especialmente como promotores, fomentadores y mantenedores de la unidad espiritual del Cuerpo de Cristo.
Por autoridad oficial, entendemos la autoridad intrnseca de cada doma o ministerio (llamados por algunos ministerios oficiales), o sea, aquella que les fue otorgada en el momento de su constitucin. En este sentido, los cinco mencionados en Efesios 4:11 -, estn en el mismo nivel o rango, o sea, tienen el mismo grado de autoridad oficial. Ninguno es superior al otro. Cada cual cumple un papel preponderantemente importante y ejerce su autoridad en reas bien delimitadas. Por ejemplo, el maestro es una autoridad en su campo de accin, as como el evangelista lo es en el suyo. En la ministracin conjunta o simultnea de estos no hay razn de producir conflictos ni menoscabo de alguno de ellos, o la exaltacin de uno en detrimento de los dems.
La autoridad funcional se entiende como el reconocimiento de un ministerio oficial colocado en posicin ya sea de eminencia o de subordinacin en un rea de accin determinada.
La autoridad funcional es vertical pues se da en diferentes grados de posicin de autoridad. Al mismo tiempo, es bidireccional, puesto que un ministerio oficial debe estar siempre sujeto a una autoridad espiritual, y puede estar temporalmente sujeto a otra autoridad oficial que tenga un ministerio similar o diferente; pero, al mismo tiempo, puede estar tambin sobre otros ministerios puestos bajo su cuidado y direccin.
En otras palabras, un ministerio oficial siempre est colocado (o, al menos, debera estarlo) en posicin subordinada bajo una autoridad espiritual superior. Pero tambin, cuando una autoridad oficial se coloca bajo el rea de autoridad de otro ministerio oficial, y asume un estado de sujecin producto de su trabajo bajo el rea de autoridad ajena, se convierte en autoridad funcional, ya que su autoridad est restringida a la actividad especfica que realiza bajo el ministerio del otro. Cuando termina su trabajo, retoma su autoridad oficial.
Algunos ejemplos pueden ilustrar este principio:
Traigamos a la mente un ministerio reconocido: el equipo evangelstico Mensaje de Salvacin, de nuestro querido hermano Carlos Anacondia. l es un evangelista que, en su rea de autoridad, est colocado funcionalmente en dos sentidos: hacia arriba, porque l est sujeto a una autoridad superior de tipo apostlico, representada por la organizacin a la cual pertenece; hacia abajo, pues l ha sido colocado en una posicin de eminencia sobre los ministerios que estn funcionando bajo su cobertura.
El segundo ejemplo lo encontramos en un Instituto Bblico, donde maestros de la Palabra estn colocados funcionalmente bajo la autoridad de directivos que comparten el mismo ministerio oficial, pero que, funcionalmente, estn en posicin de eminencia. Pero ellos, a la vez estn sujetos funcionalmente a los lderes de la Organizacin a la cual pertenecen.
Finalmente, pensemos en una iglesia donde hay un pastor principal y pastores asociados, que ejercen ministerios en diferentes reas del quehacer de la Iglesia. Estos pastores asociados estn colocados funcionalmente bajo la autoridad de ese pastor principal.
El ministerio pastoral es el ministerio de gobierno ms importante y preponderante dentro de la Iglesia Local (Zac. 13:7; 1 Pedro 5:2; Juan 10). Al pastor se le impone la responsabilidad y la carga de dirigir su grey hacia los fines estipulados por Dios. Los dems dones y ministerios locales estn sujetos al gobierno pastoral. (Heb. 13:7; 1 Tim. 3:5; Tito 1:7; 1 Pedro 5:2). Siempre que se ha subvertido el orden y se ha hecho lo contrario, se ha producido el caos y la confusin dentro de la Iglesia. El ministerio pastoral est sujeto a la autoridad espiritual constituida por los dirigentes de su organizacin y puede constituirse en parte de la autoridad de los consejos pastorales, en su localidad. Los dems ministerios, dones y capacidades ejercidos dentro de la Iglesia Local estn en una posicin de sujecin al gobierno pastoral, an aquellos ministerios oficiales que temporalmente se desarrollan bajo su cobertura. Por ejemplo: el evangelista que viene a dar una campaa en la Iglesia Local.
Para concluir este aspecto, quiero recalcar en la necesidad de la Iglesia en entender la importancia que tiene toda esta gama de capacidades para su desarrollo y madurez; la necesidad e importancia que tiene su aplicacin prctica dentro del Cuerpo para un funcionamiento eficaz y la necesidad de la inclusin de cada uno y sin exclusin de ninguna de estas capacidades para su perfeccin logrando, de esta manera la aspiracin mxima de Jesucristo: SU UNIDAD
Diferencia entre los dones del Espritu Santo, los ministerios y el fruto del Espritu.
Para que entendamos la diferencia entre los dones del Espritu, los ministerios y el fruto del espritu, veamos la siguiente tabla:
MANIFESTACIN: Dones del Espritu FUENTE: El Espritu Santo PROPSITO: Para provecho, edificacin y ayuda. CMO SE PRODUCE: Instantneamente
MANIFESTACION: Ministerio o Doma FUENTE: Jesucristo PROPSITO: Perfeccionar, edificacar, madurar, hacer crecer a la Iglesia CMO SE PRODUCE: Es un proceeso: Llamamiento, formacin, experiencia, reconocimiento.
MANIFESTACIN: Fruto del Espritu FUENTE: El Espriutu Santo PROPSITO: Madurez y santidad. CMO SE PRODUCE: Progresivamente, ejercitacin por medio de las pruebas.
PARA QUE CRISTO SEA EN TODO GLORIFICADO 1 Pedro 4:4
La Iglesia Local como depositaria de los dones y ministerios.
La Iglesia local es la madre de los dones y ministerios. El Espritu Santo los engendra dentro de ella. Es en el seno de esta estructura local, donde Dios comienza a manifestarse con especialidad para edificar a Su pueblo, y para que ste pueda lanzarse a la conquista del reino de las tinieblas.
Proceso.- Inmediatamente que la persona se convierte al Evangelio, Dios lo convierte en un hijo de l y el Espritu Santo lo introduce o bautiza (sumerge) dentro del Cuerpo: La Iglesia (1 Cor. 12:13).
Dios hace una distribucin de los miembros del Cuerpo, de acuerdo a su voluntad, y los coloca en un lugar determinado, y para una funcin determinada. Toda esta dinmica est reflejada en los siguientes actos soberanos de Dios:
1. El Espritu Santo reparte como l quiere (12:11) 2. Dios ordena el cuerpo (12:34) 3. Dios pone los ministerios dentro del Cuerpo. (12:28) 4. Dios capacita a cada miembro para realizar su trabajo. (Efe. 4:16) 5. El Espritu Santo vitaliza todo el Cuerpo, y pone a funcionar toda esta estructura espiritual, de una forma ordenada y acoplada.
El no haber entendido el papel que juega la Iglesia Local en la formacin de sus capacidades espirituales es lo que ha trado por consecuencia la mala interpretacin y aplicacin de los mismos. Por regla general cuando leemos libros que tratan de explicar la naturaleza de los dones, comienzan con el mismo don, descontextualizndolo de lugar de su origen. Es imposible hacerse un concepto real de estas capacidades si no comenzamos por entender la naturaleza de la Iglesia, pues es ella la progenitora, sustentadora, y lugar apropiado para su manifestacin y desarrollo.
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Mostrando las entradas ms recientes con la etiqueta Captulo 7 - Los dones miembros o carismticos Mostrar las entradas ms antiguas Mostrando las entradas ms recientes con la etiqueta Captulo 7 - Los dones miembros o carismticos Mostrar las entradas ms antiguas mircoles 20 de junio de 2007 CAPTULO 7: LOS DONES MIEMBROS O CARISMTICOS CLASIFICACIN DE LOS DONES Y MINISTERIOS.
Toda la Deidad (Padre, Hijo y Espritu Santo) se pone en actividad para producir todas estas manifestaciones (1 Co. 12:4-6). De acuerdo con sus caractersticas especiales y sus propsitos, la Biblia enmarca estos dones bajo tres aspectos:
1. Diversidades de dones (diaireseis de charismaton) 2. Diversidades de ministerios (diarireseis de diakonion) 3. Diversidades de actividades ( diareseis energematon) (Traduccin tomada del Nuevo Testamento Interlineal Griego Espaol, de Francisco Lacueva, Editorial CLIE, 1989)
Veamos la lista clasificatoria de acuerdo con los diferentes pasajes donde aparecen estas capacidades. En algunos se unen dones y ministerios, en otros dones solos o ministerios solos:
1 Corintios 12:7-10
Palabra de Sabidura Palabra de Ciencia* Discernimiento de espritus Dones de sanidad Hacer milagros** Fe Profeca Diversos gneros de lenguas Interpretacin de lenguas.
Romanos 12:6-8 (Los nueve dones modelo)
Enseanza Profeca Exhortacin Servicio El que reparte*** El que preside**** El que hace misericordia*****
1 Corintios 12:28-30 (dones y ministerios)
Apstoles (ministerio) Profetas (ministerio) Maestros (ministerio) Los que hacen milagros Los que sanan Los que tienen don de lenguas Los que ayudan Los que administran
Efesios 4:11 (dones ministeriales-domas)
A toda esta gama de manifestaciones y capacidades, La Biblia le llama: LA MULTIFORME GRACIA DE DIOS 1 Pedro 4:10-11
CLASIFICACIN DE LOS NUEVE DONES MODELO. (1 Corintios 12:8-10).
DONES DE REVELACIN. (Capacitan para conocer hechos desconocidos y que estrn bajo el dominio de Dios, tanto en en lo fsico como en lo espsiritual. No revelan doctrinas) 1. Palabra de sabidura 2. Palabra de ciencia 3. Discernimiento de Espritus
DONES DE PODER (Dan capacidad sobrenatural para obrar) 1. El hacer milagros 2. Dones de sanidades 3. Don de Fe
DONES DE EXPRESIN (Dan capacidad sobrenatural para hablar) 1. Profeca. (Exhortacin)* 2. Diferentes gneros de lenguas. 3. Interpretacin de lenguas
* El don de la exhortacin es una especialidad del don de la profeca.
Estudio detallado de los dones.
DONES DE REVELACIN.
Don de Palabra de Sabidura.
Hay ocasiones en que, para expresar ciertas ideas, empleamos palabras o frases que confunden. Un ejemplo de ello lo tenemos en una denominacin comn que se le suele dar a este don: se lo suele mencionar como don de sabidura. Esta frase ha dado por resultado el despojo de su capacidad sobrenatural, y su consiguiente reduccin, bien a una mera capacidad humana (sabidura natural) elevada potencialmente: la sabidura de los filsofos, de los ancianos - en resumen, la sabidura que surge como producto de la experiencia de la vida - ; o bien a la sabidura espiritual que Dios concede a los que se la piden con fe (Sgo. 1:5), y que, en el libro de Proverbios, se nos manda a buscar; o sea, una sabidura como la que encontramos en ciertos personajes bblicos que, aunque vena de Dios, operaba como una intuicin espiritual, pero no inclua el factor revelacional.
En el pasaje que estamos analizando, el apstol Pablo no se est refiriendo a ninguno de estos dos aspectos que abarca la sabidura en sentido general. l est hablando de una manifestacin sobrenatural del Espritu Santo de Dios, cuya naturaleza puede ser explicada en la definicin que aparece ms abajo.
Definicin. Caractersticas esenciales.
El don de palabra de sabidura es el primero y ms importante de los dones de revelacin. Es una capacidad sobrenatural que el Espritu omnisciente comunica a algn miembro del Cuerpo, facultndolo para conocer planes, propsitos y designios de Dios, en relacin a personas, naciones o el Mundo. En ocasiones, junto con la manifestacin de este don viene una palabra de orientacin, exhortacin, consolacin y nimo. Dios no solamente declara hechos, sino que nos declara qu hacer en medio de ellos.
Es necesario puntualizar que la naturaleza de la revelacin por medio de este don no es de carcter doctrinal. Ya la doctrina est revelada en Su Palabra. Cuando una persona lee la Biblia, la entiende y Dios le hacer ver sus verdades dentro de ella, a este acto la Biblia lo llama iluminacin. En otras palabras, la iluminacin es el acto por medio del cual el Espritu Santo le hace entender a la persona lo que est revelado en Su Palabra. (Job 33:30: Heb. 6:4; Heb. 10:32; 2 Cor.4:3-4).
Este don tiene tres caractersticas especiales: 1. Mira al futuro. Es de carcter predictivo. 2. Es palabra orientadora o directiva para proceder dentro del marco de la estrategia de Dios. 3. Revela estrategias especiales y especficas para realizar el trabajo de Dios.
Algunos ejemplos de la manifestacin de este don en su calidad predictiva:
1. En lo personal.
a. La revelacin dada por Dios a Abraham, sobre su futuro, su descendencia y las naciones con su respectiva orientacin en cuanto a lo que tena que hacer. Gn. 12 b. La revelacin que Dios le dio a Samuel, sobre el destino de la casa de El. (1 S. 3:11-14) c. Las interpretaciones de los sueos de Faran hechas por Jos y los consejos para Faran. (Cap. 41) d. La visin que tuvo Pablo del varn macedonio dndole directivas en relacin a un plan especfico de Dios (Hch. 16:6-10).
2. Para las naciones.
a. El proceso de sucesin histrica de algunas naciones (Dan. 2:28-45) b. Guerra entre las naciones (Dan. 11). c. Profecas referentes a las naciones vecinas de Israel. (Libros profticos)
3. Mundial:
a. El libro de Apocalipsis, en su mayor parte. b. Profecas concernientes a la manifestacin y control mundial del gobierno del Anticristo. c. Profecas de Cristo en Mateo 24, etc.
Ejemplos de la manifestacin de este don en su calidad directiva
1. Solucionando los problemas internos de la Iglesia (Hch. 6).
2. Guiando a los siervos de Dios en la consecucin de las planes divinos (Hechos 16:6-10). Indica hacia los lugares donde habra de ir Pablo y la visin de varn macedonio.
3. Revelando estrategias para la obra de Dios (x. 14:1-4; x. 31:1-6: Hch. 16:6-10).
Beneficios de la manifestacin de este don.
Si la manifestacin del don es importante, importante es tambin preguntarnos en qu ayuda a la Iglesia de hoy la misma. Veamos algunos de los beneficios:
1. La ayuda a conocer los planes de Dios en relacin con el desarrollo de los acontecimientos mundiales, y el destino de la Iglesia tal y como est revelado en la Palabra de Dios.
2. La ayuda a estar prevenida sobre acontecimientos y peligros por venir. (Hch. 11:28).
3. La ayuda a prepararse mejor, una vez conocido un plan determinado de Dios, en relacin con ella misma, con alguno de sus siervos, para bendicin en lo particular o en lo general.
4. Ayuda a los misioneros para recibir de Dios revelacin y directivas de las estrategias que deben usar en sus respectivos campos de accin.
5. Alienta a la Iglesia, en general y a creyentes en particular. Por ejemplo, Pablo y los tripulantes del barco recibieron nimo cuando Dios le revel al apstol que no habran de perecer (Hch. 27).
Quiero compartir un testimonio personal en relacin con la manifestacin de este don. A principios de la dcada del ochenta, mi esposa y yo pastorebamos una congregacin, en Cuba. Estbamos pasando por ciertas dificultades que nos tenan intranquilos. Una noche, en nuestro dormitorio, charl con ella y con mi hija mayor. Les dije: No ser que Dios ha permitido estas dificultades para que pensemos nuevamente en lo que l nos ha venido hablando desde hace aos en relacin a la salida del pas? Desde el ao 1965, Dios haba puesto en el corazn de mi esposa y mo que l quera utilizarnos en un pas de Amrica Latina, en el rea de la enseanza. Aunque intentamos en varias ocasiones salir, pasaban los aos y nada suceda. En ocasiones pedimos confirmacin a Dios y siempre l nos respondi positivamente, pero ya a esas alturas casi nos habamos olvidado de aquello. As que, aquella noche charlamos al respecto y decidimos poner en marcha nuevamente las tramitaciones para salir del pas, a la obra misionera.
A la noche siguiente me fui temprano al templo, para tener un tiempo de oracin. Cuando iba entrando por la puerta trasera, simultneamente, por la del frente, entraba una hermana de la congregacin. En cuanto me vio, me dijo en alta voz: Pastor, tengo palabra de Dios para usted! Fuimos para la oficina. Ella se coloc al lado mo, en ngulo recto. Con su mano izquierda me tom por el brazo. En ese momento el Espritu de Dios cay sobre ella como un rayo y aquellos dedos, como garfios, apretaron mi brazo. Me dola. Estuve tentado a pedirle que me soltara, pero pens: Si le digo: sultame! le corto la inspiracin. As que decid que siguiera. Las primeras palabras que salieron de su boca fueron las siguientes:Siervo mo, siervo mo, anoche, estando en tu dormitorio, charlando con tu esposa le dijiste: Ser el tiempo de que Dios nos saque del pas? Ser la voluntad de Dios que salgamos del pas? Yo s quiero sacarte, y te voy a sacar con brazo fuerte, pero todava no es el tiempo, t no ests preparado todava, tienes que prepararte para lo que yo voy a hacer contigo. Vas a pasar todava algunas pruebas difciles pero confa, yo estoy contigo y te librar!
Durante ocho o diez minutos Dios me habl. Desde ese momento hasta el momento en que Dios nos sac de Cuba, pasaron seis aos. Todo lo que me dijo en esa oportunidad se cumpli fielmente. Pero dentro de esos seis aos Dios nos llev a la cspide de nuestro ministerio. Con su ayuda, logramos establecer las bases sobre las cuales descansa todo el sistema de enseanza teolgica dentro de las Asambleas de Dios en Cuba, que funciona en la actualidad con el nombre de EDISUB (Estudios Dirigidos de Superacin Bblica). Cuando lleg el tiempo de Dios, l nos sac en cuestin de poquitos meses, como l dijo, con brazo fuerte. l tuvo que hacer varios milagros para sacar a una familia de siete personas, incluyendo mi suegra, pero lo hizo!
Dios nos muestra que todava l tiene hombres y mujeres que, con voz proftica predicen, muestran, animan y orientan a sus siervos para concretar en ellos su voluntad. Los excesos y desmanes producidos por aquellos que han torcido el ejercicio de estos dones en el seno de la Iglesia, no deben ser causa de que menospreciemos el ejercicio sano y eficaz de los mismos.
Don de Palabra de Ciencia.
En relacin con este don y su manifestacin, pasa lo mismo que con el anterior. Muchos lo confunden con los conocimientos que se adquieren de una forma progresiva a travs del proceso de la enseanza en las escuelas y universidades. Por medio de la investigacin, una persona puede lograr un mximo de conocimientos y llegar a ser un gran cientfico. Sin embargo todo este proceso es de carcter natural. No tiene nada que ver con el carcter sobrenatural y origen espiritual del don. Tambin es importante que estemos conscientes que este don no tiene nada que ver tampoco con el conocimiento profundo que hayamos obtenido producto de nuestro estudio constante y prolongado de la Biblia.
En qu consiste, entonces, la naturaleza y manifestacin de este don? De acuerdo con el orden de aparicin dentro de la lista de dones, y de acuerdo con su naturaleza, podemos declarar que es el segundo en importancia dentro de su clasificacin.
Consiste en una capacidad sobrenatural del Espritu Santo por medio de la cual l faculta a algn miembro del Cuerpo para conocer acontecimientos que se han efectuado en el presente o en el pasado.
Este don tiene las siguientes caractersticas: a diferencia del don de palabra de sabidura, no es de carcter predictivo. Slo se proyecta al pasado o al presente. Pero, al igual que el anterior, la revelacin viene acompaada por una palabra de orientacin, ayuda o aliento.
Ejemplos de la manifestacin de este don.
1. La revelacin del encuentro de las asnas del padre de Sal por medio del profeta Samuel (1 S 9:19).
2. Dios revela al profeta Ahas la presencia de la mujer de Jeroboam (1 R. 14).
3. Pedro descubre el pecado de Ananas y Safira (Hch. 5:11).
En qu ayuda a la Iglesia, hoy, la manifestacin de ste don?
1. La ayuda Trae liberacin a personas que est en peligro.
2. Dios pone carga de oracin cuando revela la situacin fsica o espiritual, de una persona.
3. La ayuda Previene a la Iglesia de planes malvolos del diablo, o de personas usadas por ste.
4. El conocimiento de ciertos hechos revelados por Dios, trae aliento y ayuda.
Aunque no es profeta, mi hija menor, Olga, ha tenido varias experiencias en las que se han manifestado los tres dones de revelacin: hace un tiempo atrs, estando semiacostada, en su dormitorio, y leyendo Mateo 6:25-34, tuvo una experiencia singular. Ella relata: Comenc a sentir una carga muy profunda por aquellos que estaban necesitados econmicamente. Bajo el peso de esa carga, el Espritu Santo me llev a clamar ms especficamente por una necesidad particular: Dios me mostr en visin una habitacin y una persona postrada, con su cabeza metida entre sus manos, clamando. Llevaba camisa blanca con las mangas arremangadas hasta el codo, y un pantaln gris. Yo pensaba que era algn misionero occidental. En medio de la visin, le ped al Seor que me dejara ver el rostro de la persona. Yo quera que Dios le transmitiera paz, y que le hiciera sentir que haba alguien que estaba orando por l. Enseguida el Seor me mostr el rostro. El Espritu de Dios me hizo ver que el hombre estaba en una casucha; el lugar, la India. Era un hermano dirigente eclesistico indio, encargado de un rea vasta. l estaba atravesando una profunda necesidad econmica. Tena hambre y se senta muy cansado; esto ltimo debido a que tena que recorrer largas extensiones y no posea un vehculo para trasladarse, ni recursos para salir de la situacin en ese momento. Despus de eso sent paz. Lo comuniqu a mi familia. Estuvimos orando durante varios das por l. Aunque no lo conozco, s que con un propsito definido Dios me revel esta situacin. Quizs un da y mediante el testimonio escrito pueda recibir noticias de l, de lo contrario en el Cielo nos conoceremos.
Cuadro comparativo que nos muestra las cosas en comn y las diferencias entre estos dones. Palabra de Sabidura y Palabra de Ciencia
FACTORES COMUNES: 1. Son dones de revelacin. 2. Son manifestaciones sobrenaturales del Espritu que revelan hechos especficos que estn dentro del conocimiento de la mente de Dios y que son revelados a la mente del hombre.
FACTORES DIFERENTES: Palabra de sabidura: Mira al futuro. Es profeca predictiva. Palabra de ciencia: Mira el presente y pasado No es de carcter predictivo.
Don de Discernimiento de Espritus.
Existe mucha confusin con respecto a la naturaleza de este don, pues el trmino discernimiento es mal interpretado y se tiende a naturalizar las manifestaciones del mismo. Para entender en qu consiste, debemos tener en cuenta lo siguiente:
a) No es el discernimiento intuitivo o natural, producto de la experiencia humana. b) No es el discernimiento natural o espiritual que nos sirve para diferenciar entre lo bueno y lo malo. c) Tampoco es un profundo conocimiento teolgico sobre angeologa ni demonologa.
En el orden de importancia de los dones de revelacin, es el tercero en su categora; sin embargo es altamente importante para la efectividad de algunos ministerios de liberacin y consejera.
Qu es?
Es una capacidad sobrenatural del Espritu de Dios, la cual faculta a algunos miembros del cuerpo de Cristo, para ver dentro del mundo espiritual y diferenciar entre espritus buenos y malos. Este discernimiento incluye la capacidad para diferenciar los efectos y la naturaleza de la actividad del mundo espiritual dentro del mundo fsico y material, muy especialmente su obrar a travs del hombre; incluye el discernimiento del espritu o mvil que incita o impele a alguien a hacer algo, inclusive la obra de Dios.
Aspectos importantes a ser tenidos en cuenta.
1. Cuando agentes del mundo espiritual son percibidos y discernidos sin ser vistos, este don toma, como vehculo de su manifestacin, el don de palabra de ciencia (conoce y difiere), y cuando es declarado verbalmente toma como puente el don de la profeca (expresin).
2. En la manifestacin de este don, Dios descorre las cortinas del mundo espiritual ante los ojos fsicos del creyente, para ver lo que en circunstancias normales no puede percibir. En ocasiones, esa percepcin se produce a travs de otros sentidos fsicos (odo, tacto, olfato) . Cuando Dios revela la presencia de alguna entidad espiritual sin ser visto , el don de discernimiento de espritus se manifiesta solamente definiendo la naturaleza de la misma: buena o mala.
Particularidades de este don.
Es necesario hacer una diferencia entre la forma en que se manifiesta este don, en relacin con los otros dos dones de revelacin. Mientras que aquellos, (sabidura o ciencia) tienen que ver con circunstancias fsicas, del mundo visible, el de discernimiento tiene que ver con el mundo espiritual y sus efectos en el mundo fsico. Ya lo dice la frase: de espritus. En muchas ocasiones vemos a estos tres dones obrando simultneamente.
Diferencia entre don de discernimiento de espritus y discernimiento espiritual.
Es necesario diferenciar el don de discernimiento de espritus de lo que llamamos comnmente el discernimiento espiritual. Este ltimo es importantsimo e imprescindible para todo creyente, y muy especialmente para el siervo de Dios, pero no puede ser confundido con el don.
Cmo y en qu reas se manifiesta el discernimiento espiritual?
Para contestar a esta pregunta comencemos por definir la palabra discernir. El Diccionario de la Lengua la define como: Diferenciar con exactitud. Hacer juicio. La palabra original griega es diakrino: separar, apartar, distinguir, descomponer, analizar, decidir, juzgar. En esta actividad est incluido un anlisis consciente, que nos hace tomar una actitud correcta, una decisin acertada con una resolucin sabia. Nos lleva a hacer las cosas con conciencia plena de responsabilidad legal. En el Antiguo Testamento tambin se emplea esta palabra (Heb. bin) cuyo significado es: entender, discernir, percibir, considerar, agarrar, ser perceptivo, tener intuicin. Se refiere al proceso de la inteligencia para percibir, discernir y entender, que poseen todos los seres humanos en mayor o menor medida. En Nehemas 8:8 el avivamiento vino producto del entendimiento de la Palabra.
El discernimiento espiritual.
Manifestacin.
1. Levtico 10:9-10.- Se utiliza en relacin con el ejercicio del ministerio sacerdotal :
a. Para eliminar las causas que embotan la mente para la realizacin cabal del ministerio. b. Para traer luz por medio de la enseanza y aprendizaje de la Palabra al pueblo ignorante. c. Para ponernos en capacidad de entender y hacer la voluntad de Dios.
2. Eclesiasts 8:1-7.- Para discernir el tiempo y el juicio:
a. Vv. 2-3. El discernimiento espiritual est vinculado con la administracin de la justicia. b. V. 4. El discernimiento est vinculado con la sabidura humana y la divina. Ecl. 8:1 (comparar con 1 Cor. 1:8; 2:16, en el que el discernimiento espiritual est vinculado con nuestras relaciones con Dios. c. V. 5-6 El discernimiento espiritual ayuda a evitar el mal y el juicio. d. V.7. El discernimiento espiritual es caracterstica del maestro de la Palabra, y de los que son enseados. e. Ezequiel 44:23-24.- El discernimiento espiritual tiene que ver con la vida de santidad y la obediencia a la Palabra. v. 23 f. El discernimiento espiritual tiene que ver con la enseanza de la Palabra. v. 23 g. El discernimiento espiritual contribuye a la buena administracin de la justicia (v. 24).
3. Nehemas cap. 10.
a. La luz que arroja el discernimiento produce una determinacin firme para obedecer (vv. 28-29). b. El discernimiento espiritual nos da comprensin y capacidad para el ministerio (vv. 31-39).
4. Corintios 11:29 Discernir el cuerpo del Seor (1 Co. 2:14).
a. La falta de discernimiento del Cuerpo produce: b. Una vida cristiana indigna del Seor (vv. 27-29). c. Atenta contra el testimonio de la Iglesia (5:5). d. Inmoralidades (5:5). e. Litigios (6:1) f. Atenta contra la autoridad (9:1-18) g. Atenta contra la adoracin (Cap. 10). h. Atenta contra la unidad (1:10-17).
5. La falta de discernimiento produce y es producto de la ignorancia de la Revelacin de Dios.
a. Atenta contra la Palabra (12:1). b. Produce caos y destruccin (14:38-40). c. Produce falta de capacidad para diferenciar entre la obra del Espritu Dios y la de los demonios (10:16-22; 12:3).
6. La falta de discernimiento produce falta de amor o limita el amor de Dios en el corazn (Cap.13).
El Don de Discernimiento de Espritus.
Manifestacin.
Isaas y Ezequiel vieron la gloria de Dios. (Isaas 6; Ezequiel 1) Eliseo y su criado vieron los ejrcitos de Jehov rodendolos. (2 Rey. 6:8-17) Pablo fue visitado por un ngel y lo vio, en medio del naufragio. (Hech. 23:23-24) Micaas profetiza la derrota de Acab, cuando Dios le muestra el mundo espiritual y las actividades de los demonios para inducir a Acab a la guerra. (1 Rey. 22) En el libro de Apocalipsis, podemos observar la conjugacin del don de palabra de sabidura y el de discernimiento de espritus. Sin verlo fsicamente, Pablo discerni que el espritu que tena la chica de Filipos, era de carcter demonaco. (Hech. 16:16-18) En este caso actu unido al don de palabra de ciencia.
Cuando el discernimiento espiritual es potenciado con el don de discernimiento de espritus se constituye en un arma poderossima en manos de la Iglesia, en cualquiera de las reas hacia donde se proyecte su trabajo.
En qu ayuda este don a la Iglesia de hoy?
En estos tiempos en que vivimos, las actividades demonacas estn tomando un lugar muy importante en la vida de la mayora de las gentes a travs de todas las prcticas ocultistas. A la vez, tratan de ejercer una labor directa de destruccin contra la Iglesia o el creyente en lo personal. El Diablo se presenta como ngel de luz para engaar a los incrdulos y, en ocasiones, a los mismos creyentes a travs de enseanzas y prcticas que parecen ingenuas. En estas y otras circunstancias es necesaria la manifestacin de este don:
1. Para que la Iglesia no caiga en el error y para prevenir a muchos, Dios descubre las huestes de maldad que se esconden detrs de todas las actividades que se ciernen contra la Iglesia. Pone en alerta, al Pueblo de Dios, acerca de la naturaleza de los seres espirituales que actan para daarla.
2. Cuando el que ministra puede discernir la naturaleza y carcter de los demonios que tienen tomada una persona, est en capacidad de ejercer con ms eficacia su autoridad para liberarlos. (Hechos 16:16)
3. Dios consuela a la Iglesia por medio de la manifestacin de este don, cuando revela la presencia de algn ser angelical enviado por l, mientras la Iglesia alaba y adora a Dios.
4. Dios alerta a los siervos de Dios del lobo que se esconde detrs del disfraz de oveja y que trata de introducirse dentro del rebao para destruir.
5. En tiempos de peligro, Dios enva ngeles para asistir y liberar a sus siervos (Hch. 12:6-19).
6. Trae consuelo personal, cuando ngeles enviados por Dios asisten a creyentes que estn atravesando necesidades, sufrimientos y peligros.
Hace algunos aos estaba participando de una Convencin en Cuba. Faltaba poco tiempo para comenzar las sesiones de negocios, y algunos hermanos an no se haban hecho presentes. Me encomendaron ir afuera para avisar a los que estaban entretenidos. Al pasar por el cuarto de oracin, me encontr con un grupo de hermanos que estaban orando por una muchacha. La tenan tirada en el piso. Ocho o diez manos eran impuestas simultneamente sobre ella. Varios reprendan al demonio de rebelin. La chica gritaba y se retorca, tratando de salirse de debajo de la mole humana. Pregunt qu pasaba. Est endemoniada, dijo alguien. Observ y esper unos segundos. Fue en ese momento cuando el Espritu Santo me dio testimonio que algo andaba mal y que no era precisamente en la muchacha. Mand a parar los conjuros y reprensiones. Cuando ella sinti que era aliviada del peso que senta, quiso salir corriendo por la puerta gritando: Me quiero ir! , me quiero ir!.
Con suavidad, tratando de inspirarle confianza, le pregunt: Qu te pasa? Ella me contest: Pastor, me quiero ir para la casa, estoy cansada y Fulana no me entiende. Esta chica era inconversa. Haba sido invitada por la hermana Fulana para participar de la Convencin, y como nada de aquello tena significado para ella, unido a la incomodidad del sistema de albergue y a la intensidad de las actividades, una fuerte inquietud y el deseo de regresar a su casa ubicada en un pueblo lejano al lugar donde se celebraba la Convencin - comenzaron a manifestarse. Al verla tan intranquila, la hermana Fulana la llev al cuarto de oracin para que le reprendieran lo demonios que la intranquilizaban. Fue all donde encontr varias manos que cayeron de sbito sobre ella. El resto, ya lo saben. Posteriormente, la chica se tranquiliz. Aconsej a la hermana Fulana que la dejara ir, y todo qued arreglado.
Ninguno de los que estaban ministrando haba sido capaz de discernir la naturaleza de la situacin. Arremetan contra el diablo y las consecuencias las cosechaba la muchacha. Con toda seguridad, para Satans fue un show divertido. Cunta falta hace ministerios de intercesin, de liberacin, realmente dotados con las capacidades espirituales necesarias para afrontar con sabidura y xito las situaciones que se presenten!
Diferencia entre dones de revelacin y la palabra de consejo sabio.
Dijimos que, por regla general, junto con el ejercicio de los dones de revelacin, vena una palabra orientadora, aconsejadora, consoladora o exhortadora. Pero es necesario diferenciar, entre un consejo sabio, una orientacin sabia, y el ejercicio de los dones de revelacin en s. La palabra sabia o consejo sabio puede ser caracterstico de cualquiera de los tres. Especialmente, hablando del don de palabra de sabidura, que es con el que ms se confunde, no es lo mismo el don que una orientacin sabia o un consejo sabio, aunque en esto hay sabidura espiritual.
La sabidura del libro de los Proverbios y la que Santiago nos exhorta a pedir, aunque es espiritual, est al alcance de todos los creyentes, sin embargo el don no se manifiesta en todos.
Precauciones para el ejercicio de los dones de Revelacin.
1. Tener plena seguridad de que ha sido Dios el que le ha hablado o revelado algo.
2. La persona tiene que tener suficiente madurez para deslindar sus pensamientos y emociones, de lo que verdaderamente viene de Dios.
3. Hay una responsabilidad muy grande, delante de Dios, sobre aquella persona que dice: Dios me dijo..., y Dios no le ha dicho nada (Dt. 18:18-22).
4. Casamientos por revelaciones y decisiones familiares basadas en revelaciones (especialmente cuando vienen de otros) son muy peligrosos. En el caso del matrimonio, es la pareja, en mutuo acuerdo, la que debe decidir, sobre las bases del gusto personal, la conveniencia , y sobre todo, la voluntad de Dios. En estos casos, la profeca nunca debe ser la base de la eleccin, sino la conviccin personal de las partes, despus de haber orado y buscado direccin divina. La profeca, pudiera venir, en algunos casos para confirmacin.
5. Las revelaciones sobre situaciones de carcter moral no son dadas para ser divulgadas . NADIE TIENE EL DERECHO DE DIFAMAR A OTRO. Quien recibe una revelacin en relacin a otra persona, tiene la obligacin de llamarla aparte y con un espritu de comprensin y amor cristiano, tratar de ayudarla. Si no hay resultados, la persona ms adecuada para ayudar es el Pastor, por lo cual, slo a ste se le debe comunicar la inquietud. l sabr, con la ayuda de Dios, cmo tratar el caso. Despus de hablar con el Pastor, la persona que recibi la revelacin, solo debe orar por el caso y descansar en Dios.
6. La Iglesia Local no debe y no puede ser dirigida o gobernada mediante revelaciones. Dentro de la Iglesia el Seor ha colocado los ministerios de gobierno, encargados de la direccin y guianza de la obra de Dios. Sobre todo, es sobre el Pastor que recae, preponderantemente, la responsabilidad de la direccin del rebao. Los dones de revelacin, como el vocablo lo dice, solo REVELAN situaciones. En las decisiones de una Iglesia, la profeca solo pudiera venir a confirmar, en algunos casos, lo que el ministerio de gobierno ha decidido. (Hch. 15, vase especialmente los vs. 32-33).
7. El trato de Dios con la persona utilizada con los dones de revelacin, no es ms importante, ni ms especial, que el trato de Dios a travs de los que poseen dones y ministerios de gobierno o ayuda. Cada uno es importante, pero dentro de su rea, pero no hay dones de importancia exclusiva. En el ejercicio conjunto de los dones y ministerios no hay ni puede haber contradicciones. Todos pueden y deben trabajar armnicamente y sin interferencia, para edificar el Cuerpo de Cristo. Sin embargo los que tienen los dones de revelacin estn sujetos organizacional y gubernamentalmente al gobierno interno de la Iglesia.
ES, EN ESTOS CASOS, QUE DEBEMOS PEDIR SABIDURA DE DIOS (SGO. 1:5) PARA LA APLICACIN, EN TIEMPO Y FORMA DE TODAS ESTAS CAPACIDADES ESPIRITUALES MUY ESPECIALMENTE LOS DONES DE REVELACIN.
DONES DE PODER.
Don de hacer milagros.
Dios, en su soberana, tiene la facultad de hacer milagros sin intervencin humana. l cre el Universo (Gen. 1); envi un terremoto a la ciudad de Filipos cuando Pablo y Silas estaban encarcelados (Hch. 16:26). Sin embargo, en su trato con el hombre, a l le ha placido utilizarlo, colocando en sus manos la capacidad de hacer grandes obras con Su poder y en Su Nombre.
Dios le ha dado la capacidad natural al hombre, para que, utilizando la sabidura humana pueda crear medios para realizar grandes cosas, por ejemplo, en el campo de la ciberntica, en el de la medicina, en el espacial, etc. Podemos catalogarlas de milagros humanos. Sin embargo todas estas capacidades estn remitidas al mbito natural, tienen sus limitaciones y no tienen nada que ver con esta capacidad, que como un don del Espritu, se manifiesta en algunos creyente: el don de hacer milagros.
En el campo de lo espiritual, notamos cierto despliegue de fuerzas que operan produciendo alteraciones fsicas, squicas, y espirituales que se escapan a la razn humana. En el mismo incursionan los parasiclogos, los hechiceros, los curanderos, espiritistas, magos, etc. que con sus milagros llaman la atencin de muchos y engaan a la gentes desvindolas del verdadero camino de salvacin que es Cristo. Podemos asegurar que muchas de esas manifestaciones no proceden de Dios, y aunque algunas de ellas las cataloguemos de milagrosas, sin embargo nada tienen que ver con las obras de milagros y de poder manifestadas a travs de lo que la Biblia le denomina dones de milagros. Un ejemplo lo tenemos en xodo 7:8-19 . En la lucha entre Moiss y los hechiceros de Faran, todo pareca igual, hasta que Dios hizo la diferencia. (vs. 18-19).
Una de las cosas que tenemos que saber es que el Diablo, enemigo nmero uno de Dios y del hombre se viste de ngel de luz (2 Cor. 11:14-15) y con un poder engaoso impide que el hombre conozca la verdad del evangelio. (2 Tes. 2:11-12). Por esto podemos decir que esas manifestaciones no son el don de hacer milagros
Esas posiciones negativas nos conducen a preguntarnos qu cosa es el don de hacer milagros, a lo cual respondemos:
Es la accin dinmica y generadora del Espritu, manifestada a travs de algn miembro del Cuerpo, que lo pone en capacidad para alterar, contrarrestar o normalizar las leyes naturales.
Cuando el milagro ocurre en una persona, por ejemplo, con una anormalidad visible como huesos deformados, o una enfermedad incurable, cncer o sida, y que llama la atencin, y deja perplejas a las personas, recibe el nombre de MILAGRO DE SANIDAD.
Este don tiene su particularidad exclusiva: es activo. La persona es la que interviene en la realizacin del milagro. Es el hombre obra por Dios, actuando en Su Nombre.
Ejemplos de la manifestacin de este don.
Ntese la participacin activa del hombre en ella.
Ejemplos: Los milagros hechos por Moiss ante Faran (x. 7-11). Muchos de los milagros de Jess. Los milagros apostlicos: -- La cura del cojo del templo La Hermosa (Hch. 3). -- La curacin de Eneas y resurreccin de Dorcas. Hch. 9: 36-43, etc, etc.
En qu nos ayuda el ejercicio del don hoy?
1. Muchas personas reciben sanidad y salvacin, al sentir el poder sobrenatural de Dios en su problema insoluble desde el punto de vista humano.
2. Muchas personas reciben salvacin, creyendo a Jess, cuando experimentan o ven las obras portentosas de Dios.
3. Es un testimonio, ante el mundo incrdulo, de que en verdad Dios est en y con Su pueblo.
4. Problemas de carcter material o fsico, de suma necesidad y en los cuales estamos limitados humanamente, son resueltos milagrosamente mediante la oracin de fe en el nombre de Jess.
Corra el mes de febrero de ao 1988. Comenzamos a experimentar un gran avivamiento en nuestra pequeita Iglesia de Primer Paso. Durante siete meses consecutivos y en ocasiones dando un promedio de 3 a 5 reuniones diarias, Dios baj con gloria y poder haciendo cosas espectaculares. Fueron decenas incontables de milagros de todo tipo. Dios no discrimin ninguna enfermedad. Pero recuerdo que aquella maana, en medio de apogeo de actividad y entre la multitud que pas a recibir sanidad estaba un matrimonio cuarentn. El esposo haba sufrido de un ataque cardaco que lo haba dejado hemipljico. Su brazo izquierdo paralizado, su boca torcida, su hablar y caminar defectuoso. Coloqu mi mano izquierda en su espalda y la derecha sobre su pecho. Tom autoridad sobre la enfermedad y con todas mis fuerzas reprend el mal. Instantneamente el hombre qued libre de su azote. Cuando le di la orden de levantar su mano, levant las dos, qued restaurado, completamente y sano. Aquel matrimonio se abraz y lloraban los dos como nios, mientras que el resto de los enfermos cobraba fe y los milagros seguan sucediendo.
En el orden fsico, justo, hace alrededor de un mes, esta misma computadora notebook, en la cual trabajo, se rompi. De intruso me met en los files de funciones y la descontrol, y no quiso entrar a window ms. Estuvo alrededor de dos semanas as; y yo, sin poder trabajar en ella. Por fin, despus de haber recorrido algunas de casas computacin y sin solucin, di con una donde la programaron nuevamente y recomenc mi trabajo. A los dos o tres das, la mquina volvi a descomponerse y qued en la misma situacin. Me entr cierto estado de desesperacin, ya que pens que haba perdido toda la informacin. Se lo dije a mi familia. Alba mi hija mayor, en un acto de inconformidad santa dijo: Papi, eso es una burla de Satans, porque l sabe la bendicin que va a ser el libro, vamos a imponer las manos sobre la computadora y vamos a reprender! Nos reunimos alrededor de la computadora y reprendimos y oramos. Olga, mi hija menor, se sent, abri y ah estaba Window ante nosotros dispuesto a seguir ayudndonos. El milagro se realiz y Dios nos ahorr la plata.
El Don de Fe.
Desde que tenemos uso de razn hemos escuchado en nuestro hogar hablar de vez en cuando acerca de Dios. Recuerdo que en mi casa, por ejemplo, Su nombre lo utilizaban para todo: Dios mo!, exclamaba mi mam cuando yo haca algunas de las mas. Por la noche y antes de acostarnos, nos acostumbraron a recabar la bendicin de nuestros padres, y los cinco hermanos, uno por uno decamos: La bendicin, papi, la bendicin, mami , y todas las noches escuchbamos de ambos: Dios te bendiga hijo, Dios te bendiga hija. Que Dios los acompae, nos deca mami cuando salamos. Siempre se nos enseo a creer y confiar en Dios, a tener fe en l. Esa es la fe tradicional, pero esto no es el don de fe.
Cuando nos convertimos al evangelio, lo hicimos sobre las bases de la fe en el sacrificio de Cristo que se nos predic, y se nos ense que toda la vida cristiana estaba regulada por una vida de fe en Dios. Pero esto no es el don de fe.
Sin embargo la Biblia nos habla tambin de la fe como un don del Espritu llamado don de fe. En qu consiste, entonces este don?
Para dar respuesta a esta pregunta diremos que es una capacidad sobrenatural del Espritu Santo, que opera a travs de ciertos miembros del Cuerpo de Cristo, ponindolos en capacidad para experimentar proteccin, provisin y liberacin. Tambin se le describe como un impulso que mueve a siervos de Dios, para emprender grandes proyectos a favor de la obra de Dios, an cuando las posibilidades humanas y objetivas sean inoperantes. El resultado es ver a Dios hacer lo imposible, posible; abrir puertas cerradas; convertir en realidad victoriosa aquello en lo que la persona se empe para Dios.
Particularidad de este don.
A diferencia del don de hacer milagros, el don de fe es pasivo: espera el milagro. Dios acta y el hombre espera y recibe el milagro. Veamos el siguiente cuadro comparativo:
Similitudes y diferencias entre el Don de Fe y el Don de Hacer Milagros.
Similitudes:
a) Son dones de poder b) Dan capacidad para obrar.
Diferencias:
DON DE HACER MILAGROS: Es activo. El hombre realiza el milagro. El hombre acta en nombre de Dios. Dios le dice al hombre: "Por qu te detienes, no te he dicho que marches" DON DE FE: Es pasivo. Dios realiza el milagro. Dios acta a favor del hombre. Dios le dice al hombre: "Estad tranquilos y ved..."
Ejemplos de la manifestacin de este don.
1. Para proteccin y liberacin:
-- Daniel en el foso de los leones (Dan. 6) -- Los tres jvenes hebreos en el horno de fuego (Dan. 3) -- Pedro libertado de la crcel (Hch. 12:6-19 -- Pablo y Silas liberados de la crcel. Hechos 16:11-27
2. Para provisin:
-- El aceite de la viuda. (2 Rey. 4:1-7) -- La multiplicacin de los panes y los peces. Lucos 9:10-17
Por regla general, en muchos lugares, el potencial econmico y financiero de la Iglesia es limitado; el rea de influencia en las altas esferas econmicas y polticas, es bastante restringido o nulo. En muchos casos, la labor misionera y los grandes emprendimientos y proyectos comenzaron, bien con escasos recursos o bien sin stos. Es precisamente, en estas circunstancias, en las que Dios dota a sus siervos con esta capacidad sobrenatural para emprender grandes cosas para Dios y esperar grandes cosas de parte de Dios.
Cmo podemos definir este don? Lo podemos definir como la proyeccin de nuestra fe con visin de futuro. Con metas definidas en el presente, no teniendo nada ahora, salvo al Cristo del futuro en el presente.
Los efectos de la manifestacin de este don son los logros obtenidos.
En el ao 1989, vivamos en Buenos Aires. Necesitbamos mudarnos para San Rafael, el lugar donde habramos de comenzar nuestro primer trabajo misionero, en Argentina. Dios haba suplido milagrosamente el dinero para comprar una casa. Antes de viajar para hacer la compra, nos reunimos los siete miembros de la familia y les pregunt: Qu clase de casa quieren y dnde? Entre todos la describimos: Una casa grande, con cuatro dormitorios y sus correspondientes placares, dos baos, un living grande (pensando en los cultos caseros), oficina, telfono, recibidor y patio amplio; en un barrio donde no haya Iglesias establecidas, y que tenga todos los servicios. Oramos por esta casa.
Me traslad a San Rafael, (dicho sea de paso, en avin, otro milagro) y comenc a recorrer las inmobiliarias, una por una. Ninguna tena este tipo de casa en venta, y sobre todo que se ajustara al dinero que llevaba. Ya tarde, visit la ltima. El Sr. Daz, dueo de la inmobiliaria, tom su libreta de notas y me fue describiendo casa por casa de las que tena en venta. Ninguna se ajustaba a la descripcin. De todas formas - me dijo amablemente - le invito a subir al auto; recorramos todas las casas que tengo en existencia y quizs alguna de tres dormitorios se le pueda hacer alguna modificacin y resolvemos la situacin.
Al ver las puertas cerradas, de mala gana acept para corresponder a su amabilidad. Coloc en el cajn (gaveta) su libreta. Nos levantamos, y no habamos caminado tres pasos, cuando justo, en ese momento, son el timbre del telfono. Retrocedimos, nos sentamos nuevamente. Levant el tubo, sac nuevamente la libreta y comenz a anotar. Este hombre me miraba con los ojos asombrados. Miraba la libreta, anotaba, me miraba. Termin y me dijo: Seor, que suerte tiene usted!. Antes de que siguiera hablando, me le adelant y le dije: Sr. Daz, eso no es suerte; quiero que sepa que yo dej a una familia en Buenos Aires que est orando, justo, por esa casa que la acaban de entregar.
Desde Comodoro Rivadavia, en la Patagonia argentina, un veterinario le haca entrega de su casa. Subimos al auto, dimos el recorrido convenido y, por ltimo, nos introdujimos en el Barrio UNIMEV, uno de los mejores barrios de la Ciudad, con calles asfaltadas, acequias, alumbrado, servicio de recogida de basura, transporte colectivo, todo arboleado y una serie de comodidades ms. Bajamos frente a la casa, pedimos la llave a la vecina que la tena bajo su custodia. El seor Daz abri la puerta y justo entramos por el recibidor, pasamos a la oficina, de ah a un living amplio donde caban unas 45 personas sentadas, recorrimos los cuatro dormitorios con sus placares o closets, entramos a los dos baos, salimos al patio amplio. De las mil doscientas casas de ese barrio, la nica que llenaba los requisitos que habamos pedido era esa. Dios, en su omnisciencia, saba nuestra necesidad y con antelacin hizo que este veterinario le fabricara esos anexos: el recibidor para los clientes y el consultorio para los perritos.
Dentro de la casa, yo no haca otra cosa que dar gracias a Dios. Estaba asombrado por la exactitud de la respuesta a la oracin. Y le dije: Esta es la casa, me quedo con ella, la compro. Despus nos enteramos de que en toda aquella parte de la ciudad no haba Iglesias establecidas, y fue all donde comenzamos la obra. Al regreso, mi familia qued maravillada, asombrada, entusiasmada al ver la mano poderosa de Dios obrando y haciendo posible lo imposible para nosotros.
Los Dones de Sanidades.
Hay mucha controversia sobre si Dios sana hoy o no. En aquel culto que mencion ms arriba, del que participaba mi hijo mayor, el predicador tambin explicaba: Los milagros fueron para aquellos tiempos, para hoy tenemos a los mdicos y la medicina. Esta es la expresin que comnmente omos decir a muchos evanglicos escpticos en cuanto al operar sobrenatural del Espritu Santo en este tiempo.
No desdeamos la ciencia. Creemos que Dios la ha utilizado para aliviar los males de la humanidad. Pero es bueno que entendamos que, por ejemplo, a donde quiera que vaya un creyente para predicar el Evangelio, el campo de batalla y de labor se convierte en una Iglesia Primitiva donde se necesita del bastndel Espritu para que su palabra y predicacin no sea con palabras persuasivas de humana sabidura, sino con la demostracin del espritu y poder.
Por otra parte hay muchas enfermedades que se tornan rebeldes para la ciencia y en las cuales sta se ve sumamente limitada o impotente. Hemos sido testigos experimentales del poder sanador de Dios, no solo en nuestros cuerpos, sino que hemos sido instrumentos en Sus manos para ver todo tipo de seales sanadoras en otros y, especficamente, en casos en los que la ciencia haba declarado desahuciada a la persona. La experiencia nos ensea que Jesucristo es el mismo ayer, hoy y por siempre.
La Biblia considera las enfermedades como producto primario del pecado de nuestros primeros padres y por lo tanto la obra redentora contempla, junto con la liberacin de nuestros pecados, la liberacin de nuestras dolencias. Isaas 53:4-5. La sanidad est provista en el Calvario y est al alcance de todos. Est enfermo alguno de ustedes?, Haga llamar a los ancianos de la Iglesia para que oren por l y lo unjan con aceite en el nombre del Seor... y la oracin de fe sanar al enfermo y el seor lo levantar Santiago 5:14-16
Podemos decir que la oracin por los enfermos y la sanidad de ellos es parte normal del ministerio de la Iglesia, ministradas a travs de hombres con capacidades para hacerlo. Y es, precisamente aqu, en este punto, donde cabe la pregunta: cules son esas capacidades? Esas capacidades son los dones de sanidades para la cura de los enfermos. Entonces podemos definirlos de la siguiente forma:
Son manifestaciones sobrenaturales del Espritu, que pone en capacidad a algunos miembros del Cuerpo de Cristo para suministrar salud fsica a los enfermos, sin la intervencin de mdicos o medicinas. En su obrar, es la oracin de liberacin u oracin de fe la que hace real la sanidad fsica. La Biblia est llena de estos ejemplos.
Observaciones especiales.
Ntese la forma plural de la frase para definir este don: dones de sanidades. Tal parece que en la manifestacin de este don hay especialidades segn los tipos de enfermedades, tal y como sucede en la medicina.
Mi suegra fue usada por Dios de una forma definida cuando oraba, especialmente, por las personas con dolores de cabeza. En mi caso, aunque quizs Dios haga otras cosas, sin embargo l me ha dado una fe especial para orar por los problemas seos. Recuerdo que, en un recorrido que mi esposa Melba y yo dimos por toda la zona del Cuyo, (Mendoza, San Luis y San Juan), antes de trasladarnos a San Rafael, en una de las iglesias que llegamos, despus que testificamos y predicamos, oramos por los enfermos. Especialmente hice una fila de todos lo que tenan problemas seos de cualquier tipo y otra fila de personas con otras enfermedades. Mientras mi esposa oraba por de los enfermos generales yo oraba por los que tenan problemas en sus huesos. Entre los enfermos que se sanaron de una y otra parte, haba una hermana, (de sobrenombre Beba) de cierta edad, que tena todo el cccix desecho producto de la osteoporosis. En das ms le iban a hacer una operacin para colocarle una prtesis plstica. Sufra mucho. Esa noche Dios le hizo un cccix nuevo. No tuvo que operarse y fua un testimonio para el doctor que la trataba, as como para su familia y para la Iglesia.
Aclaraciones especiales al respecto.
1. Con la excepcin de algunos grupos o personas extremistas, los pentecostales y, en sentido ms general muchos los evanglicos, aceptamos la sanidad divina como una actividad vigente todava en la Iglesia de hoy. No estamos en contra de la ciencia mdica. Al contrario, creemos que ella proviene de Dios, an cuando sta sea usada en contra del mismo Dios. Esto no invalida su fuente. Apoyamos especficamente la accin de la ciencia mdica, y recurrimos a ella cuando la necesitamos, o no nos alcanza la fe. Pero tambin creemos que, independientemente de la intervencin de la ciencia, Dios ha capacitado a sus hijos para orar por los enfermos con el fin de que sean sanados, sin el suministro de medicamentos.
2. Cuando se ha orado un tiempo prudencial, y el enfermo no ha experimentado sanidad, se debe recurrir al mdico. En el caso particular de los nios, es recomendable acudir de inmediato si la situacin lo requiere. No debemos someter a ninguna persona al peligro de complicaciones o de muerte. No debemos exigir a otros que se apoye en nuestra fe; esa persona debe buscar la suya propia y ejercitarla. Recuerde que todo esto implica responsabilidades legales, y puede traer problemas a la Iglesia, muy especialmente cuando hay familiares inconversos involucrados.
3. En caso de personas con planes mdicos, no es conveniente pedirle que suspendan dichos tratamientos. Si el Seor los san, permita que sea el mdico el que le d de alta y certifique la sanidad. De esta forma, Dios se glorifica, y queda un testimonio positivo para el mismo mdico y para otros.
4. Es necesario evitar el sensacionalismo. Este se manifiesta en la propaganda desmedida sobre milagros y sanidades y, su efecto es peor cuando se dirige la mirada de las gentes hacia el instrumento humano que Dios utiliza, perdindose lo ms importante: la gloria de Dios y la salvacin de las almas. Es preferible que las mismas gentes que recibe sea la que testifique sobre las bases de lo que ha experimentado. A veces las gentes quedan defraudados al prometrseles mucho y recibir poco o nada.
Entre los casos concretos de sanidad que Dios oper en Primer Paso sucedi el siguiente: un domingo a la maana, temprano, alrededor de las seis, - cuando todava dormamos, cansados de tanto trajn-, escuch desde la cama el motor de un auto que se detena frente al templo, que queda casi al frente a la casa pastoral. Salt de la cama y levant las persianas de la ventana. Vi un Chevrolet 48, color verde almendra, del cual se bajaban dos personas. Le dije a mi esposa un poco contrariado: Melba, ya comienzan a llegar, solo son las seis!. De momento pens que se iban a dirigir a la puerta del templo para tocar, pero caminaron hacia atrs del auto, levantaron la puerta del guarda valijas (maletero) y sacaron una silla de rueda. La abrieron y la rodaron hasta una de las puertas traseras del auto, que daba hacia el templo, y sacaron a una mujer, a la cual, levantando en alto, la sentaron en la silla. Al ver aquel espectculo, sent cierta sensacin de temor. Primera vez que me enfrentaba con una situacin semejante. Le dije al Seor: Seor, yo no he trado a esta mujer aqu, as que yo no s que vas a hacer con ella... Pero en un rapto de, no se si de osada o fe, le dije: Seor, te acepto el desafo.
Me vest rpidamente y fui a recibir a los primeros visitantes del da; les abr el templo y les manifest que, hasta las ocho de la maana, no comenzaba el primer culto. Esperaron mientras iban llegando ms y ms gentes hasta que se hubo llenado el lugar. A las ocho, justo, comenzamos la primera reunin que dur algo ms de una hora. Despus de haber presentado el plan de salvacin y permitirle a las gentes que aceptaran a Cristo, comenc a orar por los enfermos.
En esa oportunidad, sentados en las bancas, fui rpidamente uno por uno imponiendo mis manos y declarndolos libre de sus enfermedades. Los testimonios no se hicieron esperar, pero esta mujer sali igual que como haba entrado. Toda aquella semana estuve pensando en esas gentes. Pes que quizs no vendran ms. Al domingo siguiente, a las seis de la maana, siento el motor de un auto. Lo reconoc... y cuando me levant, ah estaban nuevamente. Sali el chofer, sali el acompaante. Ahora van a sacar la silla de rueda, me dije. Pero para sorpresa ma, se dirigieron a la puerta trasera, la abrieron y sali, caminando y por sus propios pies, sin ayuda de nadie, la mujer por la cual haba orado el domingo anterior.
En el culto testificaron de la obra que Dios haba hecho el lunes por la maana. Ella se levant de la cama, fue caminando diez cuadras hasta la casa de la hija. Cuando el primer vecino la vio caminar despus de verla diez aos en silla de ruedas, dio la voz. El barrio entero sali en procesin detrs de ella y cuando lleg a la casa de la hija, sta casi se desmaya al ver a su madre sana. Aqul pueblo, San Antonio del Sur, pas casi todo por nuestra capilla producto de este testimonio.
Este es el Dios en el cual yo creo. No me interesa que le llamen muletas a los dones, porque estas muletas hacen que los paralticos suelten las suyas.
DONES DE EXPRESIN.
Don de Diversos Gneros de Lenguas.
Definicin.
Es una manifestacin sobrenatural del Espritu de Dios, que pone en capacidad al creyente, para hablar o expresarse inspiradamente en un idioma nunca conocido ni aprendido, ya sea humano o anglico (1 Cor. 13:1) .
Naturaleza y propsito de este don.
La clave: Habla a Dios y nadie lo entiende (1 Co. 14:12) El que habla en lengua extraa, a s mismo se edifica. (v. 4)
El nico don que Dios ha concedido para edificacin propia es el don de diferentes gneros de lenguas, por lo cual, su ejercicio en el culto pblico est regulado por la misma Biblia (1Cor. 14: 23).
Diferencia entre las lenguas como seal y las lenguas como don.
1. Fue la evidencia inicial y fsica, en el da de Pentecosts, de lo que la Biblia denomina bautismo del Espritu Santo: ellos comenzaron a hablar en otras lenguas como el Espritu les dio que hablasen (Hech. 2:4; 10:46;; 19:1-10). En el A. T., en algunos casos, la seal de que el Espritu Santo vena sobre alguien era la profeca; en otros una capacidad de sabidura y habilidades extraordinarias (xodo 31:1-6); en otras para ejercer el ministerio sacerdotal y directivo como en el caso del Rey los cuales eran ungidos con aceite, smbolo de la venida del Espritu sobre ellos.
2. En el N. T. la seal inicial de las nuevas lenguas, unido en ocasiones al don de la profeca. Posteriormente y a raz de Pentecosts, le siguieron toda una gama de manifestaciones espirituales cuya fuente era tambin del Espritu Santo.
3. Muy especialmente, para las Iglesias que hacen del don de lenguas el centro de su culto pblico es bueno que entiendan que como un don espiritual se manifiesta de la siguiente forma:
a. Cuando lleva el propsito de la edificacin personal. En este caso no se requiere interpretacin, y su manifestacin en el culto pblico est regulado, si no hay quien interprete, calle y hable para s mismo y para con Dios (1Co. 14:28).
b. Cuando tiene el propsito de edificar la Iglesia. En este caso requiere de la manifestacin del don de interpretacin de lenguas (1Co. 14:27) para edificar a otros.
Caractersticas especiales de este don.
Es necesario observar que la Biblia no habla de don de lengua, sino de diversos gneros de lenguas. De igual forma que hay una gran variedad de idiomas a travs de los cuales el hombre puede expresarse, tambin el Espritu se manifiesta en diversas formas. Si prestamos atencin, no todos tienen la misma particularidad de expresarse.
Cules son los usos de ese don. Cmo se manifiesta? (1 Cor. 14:14-21)
Si tenemos conciencia de las formas en que este don puede manifestarse, nos vamos a sentir altamente bendecidos al experimentar en nuestra propia vida la bendicin que trae el ejercicio consciente del mismo. Pablo ensea a los corintios y a nosotros tambin las siguientes formas de su manifestacin:
1. Se torna en una oracin en el espritu: Si yo oro en lengua desconocida mi espritu ora pero mi entendimiento queda sin fruto (v. 14) . Orar con el espritu, pero orar tambin con el entendimiento (v. 15).
2. A veces se torna en un canto de alabanza en el espritu.- Cantar con el espritu, pero cantar tambin con el entendimiento (v. 15b).
3. Se puede manifestar como un vehculo para bendecir a otros (v. 16).
4. Se puede traducir en una accin de gracias. Porque si bendices slo con el espritu, el que ocupa lugar de simple oyente, cmo dir el Amen a tu accin de gracias? pues no sabe lo que has dicho, Porque t, a la verdad, bien das gracia; pero el otro no es edificado.
5. Se puede tornar en una oracin intercesora (Rom. 8:26-28): ...Pero el Espritu nos ayuda en nuestra debilidad; pues qu hemos de pedir como conviene, no lo sabemos, pero el espritu mismo intercede por nosotros con gemidos indecibles...
Don de Interpretacin de Lenguas.
No es la capacidad intelectual para interpretar idiomas humanos o traducir de un idioma a otro. Para esto no hace falta ninguna capacidad sobrenatural. Tenemos que recordar que todos los dones, an aquellos que nos parecen menos importantes, tienen sobrenaturalidad intrnseca y su fuente es el Espritu Santo de Dios.
Es la capacidad sobrenatural del Espritu concedida a algunos miembros del Cuerpo de Jesucristo, para entender y dar a conocer lo que se habla en otras lenguas desconocidas, con el propsito de edificar a la Iglesia.
Particularidades de este don.
Es bueno tener en cuenta la palabra interpretacin. Fjese que no dice traduccin. Mientras que interpretar es explicar algo oscuro o no inteligible a la mente del hombre, o sacar deducciones de un hecho o palabras, el traducir es verter de una lengua a otra lengua y para esto se hace necesario buscar un equivalente a cada palabra en el idioma que se va a traducir. Para esto, cuanto ms se apegue al original, sin variar el significado, mejor. Pero en el interpretar se vierten las ideas con las palabras del idioma conocido. La palabra griega que se traduce interpretar en relacin al don tiene los siguientes significados:
En 1 Cor. 12:10, para la palabra interpretar y para definir el nombre del don, se utiliza el sustantivo griego ermeneia (hermenia) que quiere decir: palabra, habla, don de la palabra, interpretacin, explicacin. El verbo que est en relacin es: ermeneuw (hermeno): interpretar, traducir, expresar en palabras, declarar, exponer, explicar.
En 12:30 se utiliza diermeneuw (diermenuo): interpretar, explicar, traducir. Etimolgicamente est compuesto de la preposicin dia: a travs de, por; y por la palabra ermeneuw (hermenuo), de la cual ya dimos su definicin. En 14:13 tiene el mismo significado.
Esto es necesario saberlo, para entender cmo funciona este don. Dios trabaja en la mente. Es la mente humana tomada por la mente de Cristo e impresionada por el Espritu de Cristo , la que sabe qu es lo que piensa Dios en ese momento y qu es lo que Dios quiere decir a Su pueblo por medio de las lenguas ininteligibles. Las palabras para expresar la mente del Espritu las ponemos nosotros. Somos nosotros los humanos los responsables de explicar y transmitir y revelar fielmente con nuestras palabras, lo que Dios quiere decir a Su Iglesia.
Se hace necesario, imprescindible, ensear a la Iglesia, muy especialmente a los creyentes que son utilizados por ese don para que puedan discernir y deslindar las palabras o expresiones que pudieran emitir bajo el impacto emocional del poder de Dios en su vida, y lo que netamente reciben de Dios. En la manifestacin de este don, como en el don de la profeca, el trato de Dios con el instrumento es de mente-mente, no de palabra-palabra, por lo que la persona debe interpretar bien la mente de Dios, para transmitir y explicar con las palabras correctas lo que Dios quiere decir a la Iglesia.
Su aplicacin dentro de la Iglesia (1 Cor. 14:14-18).
Una oracin hecha en otras lenguas edifica a la Iglesia cuando es interpretada. (v. 15) Los cnticos espirituales son de edificacin a la Iglesia, cuando stos son interpretados. (v.15) Las bendiciones que proferimos mientras hablamos en otras lenguas, edifican a la Iglesia, cuando estas son interpretadas. (v. 15). Cuando nuestra gratitud a Dios es expresada en otras lenguas, su interpretacin trae bendicin y edificacin general. (vs. 16-17)
Recuerde: Las lenguas extraas o angelicales (1 Cor. 13:1) edifican la Iglesia cuando son interpretadas, por lo tanto, no debe impedirse la manifestacin de ese don y su relativo, el de interpretacin, en el culto pblico. Pero si no hay interpretacin, Pablo aconseja que calle en la Iglesia y hable para s mismo y para con Dios. (1 Cor. 14: 5,28).
El Don de Profeca.
Es necesario que pongamos atencin a las caractersticas de este don, pues la ignorancia de cmo funciona dentro en la Iglesia, y el falso concepto que se tiene sobre su naturaleza, han producido mucha confusin. Quizs se le ha dado una importancia desmedida, y un carcter que no tiene. Esto ha producido un espritu de singularidad en la persona utilizada, que asume una autoridad de la cual carece este don.
En primer lugar hay que decir que este don, en el sentido estricto de la palabra no es de carcter predictivo como algunos ensean. La confusin viene producto de que como los dones de revelacin tienen que tomar como va de expresin al don de la profeca, se le atribuye, incorrectamente, a este don las caractersticas de los dones de revelacin. Pero estrictamente hablando, Pablo define y deslinda su rea de manifestacin en su uso estricto y dice: Porque el que profetiza habla a los hombres, para edificacin, exhortacin, y consolacin Para esto la persona, ni tiene que ser profeta, ni tiene, necesariamente que predecir nada.
Caractersticas especiales.
1. Es un don de expresin inspirada.
2. La manifestacin del don de la profeca no requiere necesariamente la manifestacin previa de lenguas extraas , ya que el mensaje se da directamente en lenguaje conocido.
3. Mientras que el don de diferentes gneros de lenguas edifica netamente a la persona que habla (salvo que haya interpretacin), el don de la profeca edifica a la Iglesia. El primero habla a Dios y nadie le entiende; el segundo habla a los hombres para edificacin. (1 Cor. 14:1-2)
4. Como en el caso del don de interpretacin de lenguas, la transmisin es de mente-mente. El que profetiza debe utilizar las palabras ms acertadas para transmitir la idea del mensaje. Esto requiere responsabilidad y madurez.
5. Durante la transmisin del mensaje la persona est en sus cabales. No pierde la conciencia de lo que est diciendo. Dios no convierte en un grabador-reproductor al instrumento que utiliza.
Don de exhortacin o, mejor, el que exhorta (animar a otros. NVI. Rom. 12:8).
Este don parece ser una especialidad del don de la profeca. Puede caracterizarse por una expresin espontnea del Espritu para animar e incitar a la Iglesia a vivir una vida de santidad, poner mano a una obra o levantar el nimo en medio de las pruebas. El ejercicio de este don puede ser tanto de carcter general, - dirigido a la Iglesia-, como de carcter particular, o sea, dirigido a un creyente necesitado. Hay Iglesias que reconocen a los Exhortadores como un ministerio oficial dentro de la congregacin.
Regulacin de los Dones de Expresin.
Cuando hablamos de regulacin, nos referimos al orden que estipula la Palabra, para su manifestacin edificadora. Recuerde que Dios no nos convierte en un robot despersonalizado, sino que cooperamos conscientemente con l para bendecir.
Algunos confunden el desorden con bendicin de Dios. Se rebelan contra la enseanza y acusan a sus enseadores de impedir la bendicin. Hay que hacer la diferencia entre canalizar la bendicin y cortar o impedir la bendicin. Es, pues, necesaria la instruccin y el dominio propio. La prctica y la experiencia nos ha enseado que el desorden s ha trado consecuencias funestas a la Iglesia, y ha sido la causa principal del corte de esa bendicin y, an mas, de grandes desavenencias. Veamos lo que la AUTORIDAD MXIMA nos revela:
El captulo 14 de 1 Corintios nos da pautas a seguir en relacin con el uso correcto y recto de los dones de expresin y otros. La clave de este captulo est en el v. 26 que dice: Qu concluimos hermanos?,Que cuando se renan cada uno puede tener un himno, una enseanza, o una interpretacin. Todo debe hacerse para edificacin (14:26)
Todo el culto no puede convertirse solamente en profecas, o en lenguas, o en revelaciones, o en cualquier otro don. Cada uno de stos tiene un lugar y un momento oportuno y llena una necesidad cuando es el Espritu el que los promueve. Sobre las profecas y las lenguas lase vs. 27-33.
Muchas congregaciones tienen reuniones de oracin destinadas especialmente a los creyentes. En ellas, todos estn buscando el rostro de Dios; los hermanos expresan su espiritualidad con una mayor libertad y le permiten al Espritu Santo que trate tanto en lo colectivo como en lo personal. En ellas, las manifestaciones del don de diversos gneros de lenguas se puede dar simultneamente y no siempre acompaado de interpretacin. Los creyentes estn siendo edificados en lo personal. No siempre se requiere del don de interpretacin de lenguas.
Por otra parte tenemos la reunin de carcter general y pblico, destinada ya al evangelismo, ya a enseanza de la Palabra. En este caso, los objetivos son diferentes: ganar almas para Cristo o instruir a los creyentes. Esas reuniones incluyen momentos de alabanza, de adoracin y de oracin. En un momento determinado, el Espritu puede tomar control y se puede dar la manifestacin de las lenguas desconocidas. Pablo lo entenda as (1 Cor. 14:26-28), pero tambin l explic que si no hay quien interprete esas lenguas, la persona debe callar y hablar para s y para Dios (1 Cor. 14:28). Por otra parte, regula la cantidad de intervenciones y establece la necesidad de un intrprete: Si alguno habla en lengua extraa, sea esto por dos o a lo ms tres, y por turno; y uno interprete. (1 Cor. 14:27).
En las iglesias maduras y doctrinadas esto se produce de una forma normal y todos son bendecidos, ... pues Dios no es Dios de desorden , sino de paz (14:33). El apstol concluye sus consejos con la siguiente declaracin: As que, hermanos mos, ambicionen el don de profetizar, y no prohban que se hablen en lenguas, pero todo debe hacerse de una manera apropiada y con orden. (14:39)
Todo lo dicho anteriormente nos da las pautas para entender que, aunque es el Espritu el que toma control de la lengua como rgano para expresarnos en la forma que l quiere,- sea lenguas, interpretacin o profeca -, nosotros no perdemos el control ni el dominio propio. La manifestacin de estos dones se produce por la conjugacin entre la manifestacin del Espritu Santo y la voluntad humana.
Por otra parte, no todas las personas estn capacitadas para dirigir un culto donde el Espritu Santo est en actividad. La persona idnea para el caso es el Pastor o algn colaborador de experiencia reconocida. El que preside tiene la responsabilidad, delante de Dios, de guiar la reunin hacia el propsito que Dios tiene, y mantener el orden en todo momento. (v. 40). Para esto se hace necesario que el que dirige est consciente tambin de su responsabilidad, y mantenga un espritu de comunin con Dios para poder interpretar lo que el Espritu de Dios est haciendo durante la reunin. Pero la congregacin debe estar enseada y debe ser lo suficiente madura para sujetarse al que dirige, y de esta forma conservar el orden para edificacin.
Recordemos, ante todo, que lo ms importante es la ministracin de la Palabra. Esta tiene prioridad. No caigamos en el vaco diciendo: Anoche estuvo tan bueno el culto, QUE NO HUBO PREDICACIN.
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Definicin de trminos: la palabra don
El uso de la palabra "don" en el original griego.
En el idioma griego se usan varios vocablos que se traducen como don , pero que poseen matices que los diferencian:
1. "Dorea:" don, presente, regalo, beneficio, honra, ventaja, privilegio. Proviene del verbo "doro", que significa "dar en don, ofrecer, presentar, obsequiar regalo".
a. Jess es descrito como un DON de Dios (doreu), regalo. (Jn. 4:10; 2 Co. 9:15; Ro. 5:15).
b. La salvacin es descrita como un DON (doreu), regalo. (Ef. 2:28)
c. El Espritu Santo es descrito como un DON (doreu), regalo. (Hch. 2:38; 10:45;11:17)
d. La gracia de Dios es escrita como un don (doreu), regalo (Ef. 3:7 ).
e. Todas las bendiciones de Dios son presentadas como un DON (doreu) regalo. (He. 6:4)
2. "Charisma": gracia o don supremo, favor.
a. La salvacin es descrita como un DON (charis), don supremo de Dios. (Ro. 5:15)
b. Las manifestaciones naturales del Espritu Santo son descritas como DONES (charismas). (1 Co. 1:7; Ro. 12:6; l Co. 12:4, 29-31; 1 P. 4:10)
c. La continencia sexual es considerada como un DON (gracia).
3. Doma (dma): don, ddiva, regalo. Doma es un sustantivo derivado del verbo ddomi , que significa, entre otros, dar, otorgar, conceder (Efe 4:7-11).
Hacia una definicin de don y ministerio.
Los carismas o dones del Espritu Santo.
Como resultado de lo visto anteriormente, podemos afirmar que los carismas son dones o regalos de gracia, concedidos por el Espritu Santo a todos los creyentes por igual y sin distincin de personas; sin tener que ver tiempo de conversin, experiencia, grado de madurez o de conocimiento de la Palabra.
Es importante tener presente que su origen es sobrenatural. He charlado con creyentes de diferentes organizaciones, sobre los dones espirituales, y he quedado sorprendido de la ignorancia que hay acerca del asunto. Sobre las lenguas un creyente muy instruido secularmente me manifest que en da de Pentecosts los congregados en el aposento alto tenan capacidades innatas y talentos naturales para hablar diferentes lenguajes humanas, por eso las gentes congregadas entendan lo que hababan. No crea en el carcter sobrenatural de la experiencia. Otro me manifest que Dios le daba a ciertas personas la capacidad natural para aprender diferentes idiomas, y que l conoca personas que hablaban alrededor de diez idiomas diferentes. Otro confundi la capacidad del mdico, producto de sus estudios cientficos para sanar a los enfermos, con el los dones de sanidad. Sin embargo, cuando analizamos sinceramente la Palabra en los casos de derramamientos del Espritu Santo, no podemos ignorar el carcter sobrenatural de la experiencia y reconocer que en aquel momento los congregados comenzaron a hablar en diferentes segn el Espritu les conceda expresarse (v. 4), y aunque no todos los congregados eran galileos, ellos les oan hablar en sus propias lenguas (vs. 7-8). Es imposible negar esta evidencia, porque aunque ellos hablaron lenguas humanas, el gran milagro estaba en que, an sin conocerlas, ellos las hablaron bajo el poder y uncin del Espritu Santo. Pablo no descarta esta posibilidad porque dice: Si yo hablase lenguas humanas y anglicas.... (1 Cor. 13:1) y esto dentro del contexto de los dones. La misma regla se aplica a todas las capacidades concedidas por el Espritu Santo.
Esto nos ensea dos cosas: 1. Que los dones del Espritu o carismas no son capacidades innatas o talentos naturales, 2. Que tampoco son capacidades o habilidades adquiridas por medio del estudio o de la prctica. Muchas personas inconversas o convertidas tienen talentos innatos excepcionales, o llegan a desarrollar ciertas habilidades y capacidades, de origen humano o tambin diablico, pero ninguna de estas cosas son dones del Espritu Santo.
Todo esto nos induce a definir la naturaleza de los dones.
1. El don es una facultad o manifestacin sobrenatural del Espritu Santo que utiliza como medio de su manifestacin o instrumentos a los miembros del Cuerpo de Cristo, de acuerdo con la gracia de Dios, para beneficio y edificacin del mismo Cuerpo, y para beneficiar y ayudar a otros fuera del Cuerpo con sus actividades. Como dones de gracia, estos no estn limitados a una institucin, ni se requiere requisitos especiales para su recepcin.
Pablo habla a los romanos diciendo que son gracias concedidas (Rom. 12:6). Pedro, por su parte, habla de ellos de la siguiente forma: Cada uno ponga al servicio de los dems el don que haya recibido, administrando fielmente la gracia de Dios en sus diversas formas (1 Pedro 4:10). Esa gracia concedida, ese don recibido, es una capacidad impartida por el Espritu Santo para edificacin del Cuerpo (1Co. 12:11) . Segn la connotacin que Pablo nos da al referirse a la Iglersia como cuerpo, podemos llamar a los dones espirituales "dones miembros" (Cor. 12) Los domas , dones ministeriales o ministerios.
La naturaleza de los domas. Cuando hablamos de domas, nos referimos simultneamente a dos aspectos inseparables: 1. A las personas que reciben ciertas capacidades ministeriales especiales (los ministros, los dones - persona, como algunos los llaman). 2. A las capacidades recibidas por esas personas (los ministerios en s).
En el primero de los casos, los domas como personas, son los regalos de la gracia de Dios a la Iglesia. Son dados en regalo, obsequiados, ofrecidos por Jesucristo a la Iglesia Universal, para su edificacin, en virtud de la autoridad que l obtuvo luego de su resurreccin, ascensin y entronizacin en Gloria (vv. 8 - 10).
La idea exacta de lo que queremos decir se encuentra plasmada en la construccin sintctica empleada en el versculo 11. Lacueva traduce directamente del griego: Y l dio unos, apstoles; otros, profetas; otros, evangelistas; y otros, pastores y maestros.
Los vocablos apstoles, profetas, evangelistas, pastores y maestros estn en acusativo, o sea, ejercen funcin de objeto directo. En otras palabras, lo que el versculo est diciendo no es que Cristo dio o regal un apostolado, o un pastorado, a determinadas personas; sino que l dio apstoles, profetas, evangelistas, pastores y maestros, como regalo a la Iglesia.
Esta idea se refuerza con Nmeros 8:19, donde Dios habla: Yo he dado en don a los levitas, a Aarn y a sus hijos, de entre los hijos de Israel, para que ejerzan el ministerio de los hijos de Israel en el tabernculo de reunin y reconcilien a los hijos de Israel...
El segundo de los casos, o sea, el que se refiere al doma como la capacidad dada a la persona, ser analizado con ms amplitud cuando nos refiramos a los dones ministeriales de Efesios 4.
Una definicin de doma o don ministerial.
Un ministerio, don ministerial o doma es una capacitacin o dotacin otorgada por Cristo a un miembro del Cuerpo, el cual es constituido para realizar una labor que edifica a la Iglesia, no slo en el mbito local, sino en el mbito universal, con el propsito de alcanzar al mundo perdido.
El ejercicio de los doma: sus requisitos.
En el marco del anlisis de la actividad de los doma es necesario tener en cuenta dos factores importantes: los requisitos para su ejercicio, y el grado de autoridad de los mismos.
El ejercicio neotestamentario de los doma requera de ciertas cualidades, entre las cuales se encontraban: el tiempo, la madurez, la preparacin y el reconocimiento de la iglesia. A los nefitos, an cuando tuviesen un llamado y en ellos operasen los carismas, no les era permitido, dentro de la iglesia, ejercer las actividades inherentes a los domas.
Qu pruebas tenemos en la Biblia para afirmar esto?
1. Pablo fue constituido o hecho predicador y apstol. De su conversin (Hechos 9, a so ordenamiento Hechos 13) pasaron alrededor de 13 o 14 aos)
2. Los obispos o epskopos eran constituidos sobre las bases de ciertos requisitos que implicaban tiempo y madurez para su ejercicio. A un nefito no le era permitido ejercer este tipo de ministerio o servicio.
Tito 1:5: ... y constituyeses en cada ciudad ancianos(presbteros). "Constituyeses", en griego, katastasis", del verbo"kathistemi": poner, colocar; establecer como jefe, (etc.) Un sustantivo abstracto derivado del mismo es "katastasis": instalacin, institucin, establecimiento; presentacin de los embajadores en la asamblea del pueblo, etc. (1 Ti. 3:1-7)
3. Los diconos fueron cargos constituidos (katastesomen derivado de kathistemi) y tenan que ser sometidos a prueba primero y reunir una serie de requisitos para poder ejercer. (1 Ti. 3: 8-13).
4. Los ancianos (presbteros), para ejercer su ministerio, tenan que tener una trayectoria, honor y haberse ganado un grado de dignidad, honor, reconocimiento, fidelidad e idoneidad en la Iglesia (1 Ti. 5:17-18.
5. El establecimiento de los ancianos tena su reglamento con requisitos que llenar (Tito 1:5-9) para poder ejercer su ministerio.
6. El caso de Pablo es un ejemplo tipo de dmata o doma constituido (katades) Pablo no se hizo a s mismo ministro, l fue hecho (1 Tim 2:7:Ef. 3:7) fue un proceso, (G. 1:18 y 2:1; 2 Co. 3:4-6).
El grado de autoridad de los doma.
Para entender las relaciones de autoridad entre los domas, es necesario definir los siguientes trminos: autoridad apostlica, autoridad oficial y autoridad funcional.
Por autoridad apostlica entiendo, en primer lugar, el ejercicio conjunto de la autoridad de los pastores y ministerios que estn unidos en una confraternidad formal y reconocida dentro de un rea previamente delimitada (campo o ciudad); y, en segundo lugar, la autoridad reconocida que descansa sobre los lderes de cada denominacin organizada, bajo los cuales estn sujetos todos los otros ministerios y capacidades especiales propios de estos; y an mas, aunque no sean reconocidos o llamados como tales. *
Al grupo de ministerios mencionados en el primer caso, solemos llamarlo aqu en Argentina Consejos Pastorales. Me detengo a explicarlos mejor, ya que el segundo tipo de autoridad apostlica es tradicionalmente conocido y se conoce bien su funcionamiento. Los Consejos Pastorales se renen peridicamente para orar, trabajar y proyectar juntos actividades de inters general, sin afectar, por esto, su identidad y gobierno denominacional al cual estn sujetos, sin menoscabar la autoridad ministerial de cada uno de sus integrantes ,y sin limitar las actividades de las Iglesias Locales. Es bueno que se entienda que los consejos pastorales no sustituyen las instituciones representadas dentra de stos, tampoco estn creados para EJERCER AUTORIDAD SUPREMA sobre sus miembros, sino que estn y funcionan dentro de su area territorial como entidad consultiva y consejera solamente. Los Consejos pastorales respeta las autoridades representadas dentro de stos, los reconoce, promueve el espritu frataternal y unidad espsiritual. Es una entidad que marcha paralela para ayuda y bendicin de las ciudades donde se encuentran establecidos.
Los Consejos Pastorales interdenominacionales han surgido como producto del trabajo del Espritu de Dios dentro del cuerpo pastoral de diferentes ciudades, y como un paso mas al producir un sentir unnime de unidad espiritual entre los integrantes del mismo. Ellos hacen provisin para la comunin entre los hermanos y para producir un buen testimonio en la comunidad. Son el filtro por el cual pasan ministerios forneos y se constituyen en puerta por la cual han de entrar estos. En las ciudades y localidades, los Consejos Pastorales que funcionan bien son salvaguardas del rebao contra los leones, lobos, ladrones y salteadores, asalariados y extraos. Valga aclarar que cuando algn ministerio especial es invitado a travs del Consejo de pastores y es de inters general y afecta a cada congregacin local, los invitados pueden sentirse en plena libertad y cmodos al sentir el respaldo de un cuerpo pastoral bien constituido y que les ha dado el visto bueno para ejercer su ministerio en esa localidad..
La experiencia nos ha enseado la importancia que tienen los consejos pastorales en el quehacer general de la Iglesia de cada lugar. Muy especialmente como salvaguardas y promotores, fomentadores y mantenedores de la unidad espiritual del Cuerpo de Cristo. En fin, dentro de los Consejos pastorales son reconocidos los ministerios de cada Institucin Evanglica sin menoscabo de su sistema de gobierno y oraganizacin internas.
Por autoridad oficial entendemos la autoridad intrnseca de cada doma o ministerio, llamados por algunos ministerios oficiales, (el nombre no es lo importante) o sea, aquella que les fue otorgada en el momento de su constitucin. En este sentido, los cinco mencionados en Efesios 4:11 -, estn en el mismo nivel o rango, o sea, tienen el mismo grado de autoridad oficial. Ninguno es superior al otro. Cada cual cumple un papel preponderantemente importante y ejerce su autoridad en reas bien delimitadas. Por ejemplo, el maestro es una autoridad en su campo de accin, as como el evangelista lo es en el suyo. En la ministracin conjunta o simultnea de estos no se hay razn de producir el menoscabo de alguno de ellos, o la exaltacin de uno en detrimento de los dems.
La autoridad funcional se entiende como el reconocimiento de un ministerio oficial colocado en posicin ya sea de eminencia o de subordinacin en un rea de accin determinada.
Yo la entiendo como la autoridad del "doma" dentro del ejercicio de su funcin, y es vertical pues se da en diferentes grados de posicin de autoridad. Al mismo tiempo, es bidireccional, puesto que un ministerio oficial debe estar siempre sujeto a una autoridad apostlica, y puede estar temporalmente sujeto a otra autoridad oficial que tenga un ministerio similar o diferente; pero, al mismo tiempo, puede estar tambin sobre otros ministerios puestos bajo su cuidado y direccin.
En otras palabras, un ministerio oficial siempre est colocado (o, al menos, debera estarlo) en posicin subordinada bajo una autoridad apostlica (entindase por los lderes a los cuales estn sujetos). Pero tambin, cuando una autoridad oficial se coloca bajo el rea de autoridad de otro ministerio oficial, y asume un estado de sujecin producto de su trabajo bajo el rea de autoridad ajena, ella se convierte en autoridad funcional, ya que su autoridad est restringida a la actividad especfica que realiza bajo el ministerio del otro. Cuando termina su trabajo, retoma su autoridad oficial.
Algunos ejemplos pueden ilustrar este principio:
Traigamos a la mente un ministerio reconocido: el equipo evangelstico Mensaje de Salvacin, de nuestro querido hermano Carlos Anacondia. l es un evangelista que, en su rea de autoridad, est colocado funcionalmente en dos sentidos: hacia arriba, porque l est sujeto a una autoridad superior de tipo apostlico, representada por la organizacin a la cual pertenece; hacia abajo, pues l ha sido colocado en una posicin de eminencia sobre los ministerios que estn funcionando bajo su cobertura. Tomemos ahora a un ministro que trabaja dentro del equipo, al hermano Pablo Bottari. l es un maestro de la Palabra que ejerce su accin muy especialmente en el rea de Liberacin. Ms all de la autoridad apostlica a la que l pueda estar subordinado (organizacin o denominacin a la que pertenece), en su trabajo ministerial, l est funcionalmente bajo la autoridad del evangelista Carlos Anacondia. Al mismo tiempo, l est colocado funcionalmente sobre aquellas personas que, temporal o permanentemente, trabajan con l en el rea de liberacin.
El segundo ejemplo lo encontramos en un Instituto Bblico, donde maestros de la Palabra estn colocados funcionalmente bajo la autoridad de directivos que comparten el mismo ministerio oficial, pero que, funcionalmente, estn en posicin de eminencia.
Finalmente, pensemos en una iglesia donde hay un pastor constituido y reconocido, y lderes que ejercen ministerios en diferentes reas del quehacer de la Iglesia. Estos lderes estn colocados funcionalmente bajo la autoridad de ese pastor principal.
El ministerio pastoral es un ministerio de gobierno de suama importancia y preponderancia dentro de la Iglesia Local. (Zac. 13:7; 1 P. 5:2; Jn. 10). Al pastor se le impone la responsabilidad y la carga de dirigir su grey hacia los fines estipulados por Dios. Los dems dones y ministerios locales estn sujetos al gobierno pastoral. (He. 13:7; 1 Ti. 3:5; Tit. 1:7; 1 P. 5:2). Siempre que se ha subvertido el orden y se ha hecho lo contrario, se ha producido el caos y la confusin dentro de la Iglesia. El ministerio pastoral est sujeto a la autoridad apostlica constituida por los dirigentes de su organizacin o denominacin, y puede constituir parte de la autoridad apostlica de los consejos pastorales, en su localidad. Los dems ministerios, dones y capacidades ejercidos dentro de la Iglesia Local estn en una posicin de sujecin al gobierno pastoral, an aquellos ministerios oficiales que temporalmente se desarrollan bajo su cobertura. Por ejemplo: el evangelista que viene a dar una campaa en la Iglesia Local.
Para concluir este aspecto, quiero hacer nfasis en la necesidad de la Iglesia de entender la importancia que tiene toda esta gama de capacidades para su desarrollo y madurez; la necesidad e importancia que tiene su aplicacin prctica y correcta dentro del Cuerpo para un funcionamiento eficaz y la necesidad de la inclusin de cada uno y sin exclusin de ninguna de estas capacidades para su perfeccin logrando, de esta manera la aspiracin mxima de Jesucristo: SU UNIDAD.
Diferencia entre los dones del Espritu Santo, los ministerios y el fruto del Espritu.
Para que entendamos la diferencia entre los dones del Espritu, los ministerios y el fruto del espritu, veamos la siguiente tabla:
DONES: Fuente: El Espritu Santo Propsito: Para provecho, efificacin y ayuda. Como se producen: Instantneamente
MINISTERIOS: Fuente: Jesucristo Propsito: Perfeccin y capacitacin de los santos para realizar la obra del minisrterio, edificacin, crecimiento. Cmo se producen: Llamamiento inicial. Proceso en el tiempo. Proceso en la experiencia. Proceso en su capacitacin. Reconocimiento de la Iglesia. Constitucin oficial.
FRUTO: Fuente: El Espritu Santo Propsito: Madurar el carcter cristiano y conducirlo a una vida de santidad. Cmo se produce: Progresivamente. Implica maduracion
PARA QUE CRISTO SEA EN TODO GLORIFICADO 1 Pedro 4:4 La Iglesia Local como depositaria de los dones y ministerios.
La Iglesia local es la madre de los dones y ministerios. El Espritu Santo los engendra dentro de ella dentro de ella y Jesucristo los elige de dentro de ella. Es en el seno de esta estructura local, donde Dios comienza a manifestarse con especialidad para edificar a Su pueblo, y para que ste pueda lanzarse a la conquista del reino de las tinieblas.
Proceso
Inmediatamente que la persona se convierte al Evangelio, Dios lo convierte en un hijo de l y el Espritu Santo lo introduce o bautiza (sumerge) dentro del Cuerpo: La Iglesia (1 Cor. 12:13)
Dios hace una distribucin de los miembros del Cuerpo, de acuerdo a su voluntad, y los coloca en un lugar determinado, y para una funcin determinada. Toda esta dinmica est reflejada en los siguientes actos soberanos de Dios:
1. El Espritu Santo reparte como l quiere (12:11).
2. Dios ordena el cuerpo (12:34).
3. Dios pone los ministerios dentro del Cuerpo (12:28).
4. Dios capacita a cada miembro para realizar su trabajo (Efe. 4:16).
5. El Espritu Santo vitaliza todo el Cuerpo, y pone a funcionar toda esta estructura espiritual, de una forma ordenada y acoplada.
El no haber entendido el papel que juega la Iglesia Local en la formacin de sus capacidades espirituales es lo que ha trado por consecuencia la mala interpretacin y aplicacin de los mismos. Por regla general cuando leemos libros que tratan de explicar la naturaleza de los dones, comienzan con el mismo don, descontextualizndolo del lugar de su origen. Es imposible hacerse un concepto real de estas capacidades si no comenzamos por entender la naturaleza de la Iglesia, pues es ella la progenitora, sustentadora, y lugar apropiado para su manifestacin y desarrollo.
SEGUNDA PARTE: LOS DONES MINISTERIALES O DONES PERSONAS: UNA DESCRIPCIN
El Apstol Pablo menciona solamente cinco dones ministeriales (domas) constituidos por Cristo dentro de la Iglesia: apstoles, profetas, evangelistas, pastores y maestros. Efe. 4:11) A veces se cuestiona si estos ministerios oficiales son cinco o cuatro ya que en la lista aparece la frase pastores y maestros interpretndolo algunos como una unin de las dos capacidades en una. Sin embargo, puedo decir al respecto que, aunque la Biblia ensea que el pastor debe tener la capacidad para ensear, o sea debe constituirse en un maestro de la Palabra para lo cual tiene que conocerla, tambin el ministerio de la enseanza se muestra en la Biblia como ejercitndose independientemente al ministerio pastoral. En 1 Corintios 14:26 nos dice que, dentro del ejercicio del culto: ...cada uno puede tener un himno, UNA ENSEANZA, una revelacin,... etc. . En 12:29 dice: son todos apstoles, son todos profetas, SON TODOS MAESTROS?, hacen todos milagros?... etc. Si comparamos la construccin gramatical de Efesios 4:11, pastores y maestros con Hechos 13: 1 profetas y maestros nos damos cuenta que no hay diferencia entre una y otra. Bien pudiramos interpretarlo como la unin de los dos ministerios en una persona, como la independencia de los dos ministerios ejercidos por dos personas diferentes. La Biblia nos ensea la manifestacin de ms de una capacidad espiritual en una persona tambin.
El otorgamiento de estos ministerios es producto de la victoria de Cristo sobre la muerte, por medio de Su resurreccin y, muy especialmente, por medio de Su ascensin y entronizacin en el cielo a la diestra del Padre (Ef. 4:8-10). Ahora Jesucristo est en capacidad de proveer al Cuerpo, las capacidades especiales que ste necesita para su funcionamiento, su desarrollo y crecimiento. Estas capacidades especiales cumplen con los objetivos divinos: la obra del servicio y para edificar del cuerpo de Cristo . (Efesios 4:12). Recordemos que estos dones son capacidades otorgadas a personas constituidas por Jesucristo y dadas a la Iglesia como regalo, para que realicen un trabajo abarcativo y universal.
En relacin con importancia de cada uno, ninguno de los ministerios es ms importante que otro. En relacin con la autoridad, cada uno ejerce su autoridad dentro del radio de accin que abarca su ministerio. Las razones nos la da la Palabra Infalible. Estudie Efesios 4:1-16 y se dar cuenta de lo siguiente:
1. Todos fueron constituidos por la misma persona: JESUCRISTO.
2. Por lo cual todos tienen la misma fuente,
3. Cada uno realiza una funcin insustituible dentro de la Iglesia pero complementarla.
4. Todos ellos tienen los mismos objetivos.
5. A todos se les concede el mismo grado de autoridad ejercido dentro del radio de accin de su manifestacin.
6. Cualquiera de ellos que falte, afecta la totalidad del misterio universal de la Iglesia. Por tanto es necesario reconocerlos y utilizarlos a todos.
EL MINISTERIO DEL APSTOL.
Sus races.
No podemos decir que el ministerio apostlico propiamente dicho lo podamos encontrar en el A. T. Ms bien, en ese perodo y especialmente a raz del ministerio de Samuel, el profeta realizaba una labor de carcter proftico- pastoral, a veces itinerante. Sin embargo el Apostolado aparece como una novedad del Nuevo Testamento por las caractersticas especialsimas que lo conforman.
La historia del ministerio apostlico est plasmada en los evangelios. Este va surgiendo de una forma progresiva. Como el colector de flores en un jardn, Jesucristo fue eligiendo. En el evangelio de Mateo y Marcos se nos mencionan los primeros cuatro: Simn, Andrs, Jacobo y Juan, estos dos ltimos hijos de Zabedeo (Mat. 4:13-23; Marc. 1:26). Posteriormente es elegido Lev, llamado Mateo (Mat. 9:9; Marc. 2:13). En Lucas, aparecen primeramente Simn, Jacobo y Juan (5:3-10), Lev aparece despus (5:27- 32) En Juan 1:35-51 aparecen detalles de algunas circunstancias que no se encuentran en los otros, pero vemos siempre los primeros aparecer ante nosotros y posteriormente a Felipe y Natanael. En El captulo 10 de Mateo, Marcos 3:13-19 y Lucas 6:12-15, vemos a Jess completando el nmero de aquellos, que definitivamente habran de ser los Apstoles de Jesucristo.
Es dentro de este contexto que hay que examinar la naturaleza y los mecanismos utilizados por Jesucristo, que nos muestran el comienzo de este primer ministerio que l mismo instaura. En esos momentos todava no se haba manifestado la Iglesia como tal a raz de Pentecosts. Hay una serie de factores comunes en su eleccin:
Fue una eleccin sobre las bases de la responsabilidad producto de la naturaleza de ese acto tan solemne y trascendente. En Lucas 6:12 nos dice que, inmediatamente antes de proceder a la eleccin definitiva de sus apstoles de adentro de todos aquellos que para esa fecha ya le seguan: Por aquel tiempo se fue Jess al monte a orar, y pas toda la noche en oracin a Dios. Al llegar la maana llam a sus discpulos y escogi a doce de ellos y les llam APSTOLES . Marcos (detallista como siempre) nos revela algunos aspectos ms sobre este acto de la instauracin del ministerio apostlico y nos dice que Jess subi al monte (lugar donde estuvo orando segn Mateo). Este acto de subir sugiere un ambiente de recogimiento, meditacin, sustraccin, y comunin con Su Padre. Subi para pedir direccin en relacin con aquellos que iban a constituir el fundamento de la formacin de la gran empresa que iba a comenzar. No era cualquier cosa. El acto del llamamiento al apostolado era un acto solemne y responsable que requera cuidado y temor santos.
Nos sigue diciendo: Y escogi a doce. Y estableci a doce (V.R.V. 60, v. 14). Nos muestra que el acto para establecer o elegir ministerios solo le corresponde a Jesucristo. Esta es una prerrogativa exclusiva de l. l llama y constituye. El hombre solo reconoce y utiliza el ministerio. Las palabras que siguen son muy sugestivas: Marcos apunta: llam a los que l quiso, los cuales se reunieron con l. La R.V. traduce para que estuviesen con l. Antes de ser enviados tuvieron que estar primero con l. Lo ms importante para Dios es el tiempo que sus ministros pasan con l. Es el tiempo el elemento que l utiliza para ensearlos y formarlos. La formacin de un ministerio es un proceso en el tiempo con Dios. Aunque l est interesado en lo que t vas a hacer a favor del hombre, mas interesado est en lo que l va a hacer a favor tuyo y lo que t vas a ser para l. l no quiere ministros de vuelta y vuelta, prematuros, inmaduros y nefitos, l quiere ministerios formados y esto no se produce en dos das. Ocpate, no tanto en lo que t quieres hacer para l, sino ms bien en lo que l quiere hacer por ti y en ti. Dale tiempo a l.
Seguidamente l define su vocacin y propsito: Comenz a enviarlos a predicar. Fjate el orden: llamamiento, tiempo de preparacin, y despus envo. Es posible humanamente dar un salto del primero al tercer escaln pero, a la postre, el fracaso viene. Todo es tambin cuestin de tiempo. El propsito es predicar y para esto el Seor tuvo que tomar tiempo, primero para instruirlos. Fjate en la secuencia: Reuni a sus doce discpulos, y les dio autoridad para expulsar a los espritus inmundos... Mat. 10:1; Jess envi a estos con las siguientes instrucciones v. 5; Donde quiera que vayan prediquen este mensaje: El reino de los cielos est cerca.... En otras palabras primero llam, despus instruy y por ltimo envi. (Comprese con Mat. 4:18-25 con 5:1-2; cap. 10, etc.) Ellos estuvieron alrededor de tres aos y medio con Jess, en la escuela de la teora y la prctica, despus de lo cual, y a raz de Pentecosts, fue que comenzaron a ejercer realmente sus ministerios apostlicos. El Espritu Santo los orden formal y funcionalmente como Apstoles. As fueron reconocidos por toda la Iglesia.
Y que tuviesen autoridad... Autoridad apostlica respaldada por seales y milagros hechos en el Nombre de Jess. (Vase 2 Cor. 12:12). La autoridad apostlica iba encaminada hacia dos reas: la espiritual y la fsica. En el rea espiritual esta autoridad tena el propsito de subyugar el reino de Satans por medio de la liberacin de las almas de sus garras, y el gobierno y administracin de la economa de la Iglesia; y en el rea fsica por medio de la liberacin de la enfermedad y otros males fsicos. Esta actividad en estos dos campos produciran la conformacin de un pueblo restaurado y redimido: LA IGLESIA.
Resumiendo el acto original del llamamiento al apostolado segn el formato primigenio, concluimos:
1. Fue un acto de la libre y unilateral voluntad de Jesucristo para llamar a los que l quiso.
2. Fue un acto donde manifest gran responsabilidad.
3. La eleccin al apostolado fue limitada a algunos.
4. Este acto constituy un establecimiento del ministerio y donde por primera vez le llam apstoles .
5. Estableci el propsito de ese ministerio: Estar con l (tiempo completo), "para instruirlos" (enseanza), para que predicasen (ministerio de la Palabra).
6. Hubo un tiempo de preparacin y capacitacin para comenzar a fungir como tales.
7. Cuando lleg el tiempo fueron lanzados al pleno ministerio para realizar una labor de carcter universal, dess de Pentecosts.
Sus caractersticas.
1. De ellos se dice: Dejndolo todo le siguieron, Se levant y le sigui. A la persona que ha sido llamada a un trabajo de carcter apostlico le caracteriza un espritu despendido y sacrificado; dado a su trabajo, amor por Cristo y su obra. No se embaraza en los negocios de esta vida a fin de agradar a aqul que lo tom por soldado . La N.V.I. traduce: Ningn soldado que quiera agradar a su superior se enreda en cuestiones civiles (2 Ti. 2:4)
2. Capacidad para liderar. Como lder va adelante, toma la iniciativa, da el ejemplo. l sabe dnde ir, lo que tiene que hacer; siempre tiene una propuesta, un nuevo emprendimiento, una meta definida, una visin trascendente y amplia de la obra que Dios le ha encomendado.
3. Mente amplia y apertura de corazn. Tiene que tener una comprensin excepcional de la naturaleza humana, una capacidad extraordinaria para identificarse con las gentes y un corazn generoso para ayudar. 4. Una capacidad tremenda y suficiente humildad para dejarse ayudar. Para esto tiene que oir con sus dos odos. Tiene que tener un caorazn abierto para artesorar el consejo. Una voluntad dcil para rectificar el error y tomar el camino derecho.
Proyeccin histrica del ministerio apostlico.
La palabra apstol significa enviado. Especialmente enviado para llevar un mensaje , portador de un mensaje.
En el Nuevo Testamento esta palabra, aplicada al ministerio tiene sus usos. Segn los estudiosos de la Palabra:
1. Se le aplic originalmente a los doce discpulos (Mat. 10:1-4). Las dos cualidades para ser apstol eran: primeramente que hubiesen andado con el Seor Jess durante su ministerio terrenal; segundo, que hubiesen sido testigos de su resurreccin. (Hechos 1:21-22) (Pearlman).
2. Al fallar Judas, hubo que suplir la falta entre los doce, y se eligi, en su lugar, a Matas, al que se le llam tambin Apstol.
3. Pablo y Bernab fueron llamados y enviados como apstoles (Hech. cap.13:1)
Tres razones nos hacen entender que el apostolado, como ministerio, no tiene un carcter restrictivo, en relacin con los doce apstoles:
1. Por las diferentes formas en que esta palabra fue usada y aplicada en el N. T., tal y como ya lo hemos visto.
2. Porque independientemente a los doce originales, otros fueron reconocidos como apstoles posteriormente: Matas, Pablo, Bernab.
3. Porque Pablo nos lo muestra como uno de los cinco ministerios concedidos por Cristo a la Iglesia, muchos aos despus de la eleccin de los doce.
4. Por la experiencia de su manifestacin a lo largo de la historia de la Iglesia. Hombres, que con una visin universal han sido promotores de grandes movimientos. Por causa de todo lo anterior, podemos definir al apostolado como una capacidad sobrenatural otorgada por Cristo, el cual constituye a algunos miembros del Cuerpo para ser promotores de grandes movimientos cristianos, llevando el mensaje del evangelio a dentro y fuera de sus pases, estableciendo Iglesias y capacitando sus ministerios para el desempeo cabal de su vocacin y posterior extensin.
Como apstol salido de dentro de la Iglesia y como un abortivo (1 Cor. 15:8) despus de Pentecosts, podemos tomar como ejemplo a Pablo. Conocido por su peculiar conversin al cristianismo y su experiencia de llamamiento directo de Jesucristo para el apostolado. Este aspecto va encaminado a ayudar a aquellos que tienen el testimonio de ser llamados a realizar este ministerio y puedan lograr sus metas pero tambin para prevenir a aquellos que se auto titulan apstoles y no lo son (2 Cor. 13:3). Te invito, pues, a recorrer el camino de Pablo: Perspectiva del que llama: Cristo. - ese hombre es mi instrumento escogido .- (Hch. 9:15).
La eleccin divina es lo primero que se produce en relacin a la constitucin de los ministerios. Este es una constante a travs de toda la Biblia y de ello est consciente el escogido cuando es llamado. Esta eleccin est dentro de los lmites de la soberana y providencia de Dios y no tiene nada que ver con condicin fsica, ni social, ni intelectual, ni econmica. De esto estaba consciente el apstol Pablo (G. 1:15). Esta accin fue ratificada, justo en el momento en que Dios le ordena para el comienzo de su labor apostlica (Hch. 13:2).
- Para dar a conocer mi nombre tanto a las naciones y a sus reyes como al pueblo de Israel 8HCH. 9:15b).
Jesucristo revela el propsito divino definiendo la vocacin del elegido. De esto tambin lleg a tener conciencia Pablo. (26:18). El trabajo es de carcter universal, amplio, irrestricto, incontenible, ilimitado, general, sin fronteras, abarcativo, trascendental, conquistador.
- Yo le mostrar cuanto tendr que padecer por mi nombre.
El sufrimiento, las aflicciones, las persecuciones, las incomprensiones, la oposicin, pero tambin la madurez y capacidad para asimilar todo esto y mantenerse inflexible e inconmovible ante el desafo que represent su apostolado, son partes del ejercicio de este ministerio. De esto, tambin Pablo tena conciencia.
- Me he aparecido a ti con el fin de designarte siervo y testigo de lo que has visto de mi y de lo que te voy a revelar (Hch. 26:16).
Jesucristo le confirm personalmente lo que le haba confirmado a travs de Ananas y a la vez lo alert para que estuviera preparado para recibir direccin futura. Dios le mostr la naturaleza del trabajo que habra de realizar: (v. 18).
- Para que les abras los ojos... (iluminacin)
-y se conviertan de las tinieblas a la luz, y del poder de Satans a Dios (cambio, conversin)
-a fin de que por la fe en mi, reciban el perdn de los pecados y herencia entre los santificados (esperanza).
- Ananas...Hermano Saulo , el Seor Jess que se te apareci en el camino, me ha enviado para que recobres la vista y seas lleno del Espritu Santo (9:17). El Dios de nuestros antepasados te ha escogido para que conozcas su voluntad le dijo: El Dios de nuestros Padres te ha escogido para que conozcas su voluntad, y para que veas al Justo, y oigas la las palabras de su boca (22:14).
El conocimiento de Su voluntad iba a ser imprescindible para el ministerio apostlico de Pablo. Pablo iba a ser promotor del movimiento ms grande del Mundo y con repercusiones universales. Pablo no fue puesto para crear nada nuevo, sino para conocer la voluntad del Seor. Esa Voluntad iba a constituirse en el fundamento de ese Movimiento, y esa voluntad, no era otra cosa que la revelacin de las verdades fundamentales que iban a ser el sostn doctrinal y espiritual de la Iglesia a travs de las edades. La Voluntad de Dios, plasmada en su Palabra, es el fundamento para la sobre edificacin de todos aquellos que iban a venir despus para proseguir la obra. No podemos inventar nada nuevo. Slo somos seguidores de lo antiguo que nunca envejece.
- Oigas la voz de su boca: muchas voces se habran de escuchar: dentro y fuera de la Iglesia. Pero l solo sera testigo Suyo a todos los hombres, de lo que has visto y odo (v. 15). Ser Testigos de Jesucristo es el gran desafo del ministerio apostlico. Y vi al Seor que me hablaba: Date prisa! Sal inmediatamente de Jerusaln, porque no aceptarn tu testimonio acerca de mi... Pero el Seor me replic: vete, yo te enviar lejos, a los gentiles 22:18 y 21 Como apstol recibi rdenes concretas y directas del mismo Seor como ste se lo prometi. Muchos peligros iban a presentarse en todo el desarrollo de su ministerio apostlico, pero fiel iba a ser el Seor para librarlo y ayudarlo a continuar su obra. ( 9:23-24; 23:12, etc.) de tal forma que iba a poder decir ms tarde "El Seor me librar me libertar de todo mal y me preservar para su reino celestial ((2 Tim 4:18).
El apstol es aqul que recibe rdenes concretas y precisas de parte de Jesucristo, sabe lo que va a hacer y se mueve con seguridad.
A la noche siguiente el Seor se le apareci a Pablo y le dijo:Animo! as como has dado testimonio de mi en Jerusaln, es necesario que lo des tambin en Roma.- (23:11) Como apstol, el nimo y el apoyo iban a venir directamente de lo Alto. En sus momentos crticos, confrontado con el rigor continuo de la oposicin del enemigo, el peligro y la prueba, en medio del abandono de sus amigos , l pudo decir Pero el Seor estuvo a mi lado, y me dio fuerzas, para que por medio de m se llevara a cabo la predicacin del mensaje y lo oyeran todos los paganos. (2 Tim. 4:17). Este principio regira a todos los que despus de Pablo vendran. Ni el reconocimiento, ni el consuelo, ni el apoyo vendrn con ms eficacia sino de Jesucristo que est siempre al lado de los que l llama.
Por lo dems me espera la corona de Justicia, que el Seor , el Juez justo, me otorgar en aquel da; y no solo a mi, sino tambin a todos los que con amor hayan esperado su venida- El apstol Pablo tena puesta su mirada en el galardn celestial. Nunca esper galardones humanos, nunca los obtuvo. Sinti la angustia del abandono, de la soledad. Fue muerto decapitado. Este fue el pago de los hombres, algunos de adentro, otros de fuera. Pero l estaba seguro que su Redentor, su amado Salvador no le fallara.
La perspectiva humana, proceso del reconocimiento y aceptacin del ministerio apostlico de Pablo por parte de la Iglesia: Hechos y Glatas 1-2
Dios procesa los ministros. l los forma . Es dentro del entorno del Cuerpo que l los va modelando. Fuera del cuerpo, l no produce ministerios. Es en dependencia y sujeto a la Iglesia que los siervos son formados. Saulo tendra que tornarse en Pablo. Antes de esto, no poda proyectarse en el apostolado. El reconocimiento y aceptacin de la Iglesia no fue prematuro. Tampoco comenz su ministerio apostlico como por arte de magia. Todo fue un proceso como a continuacin vamos a ver.
A raz de su conversin bajo el cuidado y direccin del profeta Ananas y de Bernab, l lleva a cabo su crecimiento en el entorno de la Iglesia Local: y enseguida se dedic a predicar....afirmado que Jess era el Cristo (Hechos 9:20) Todos los que le oan se quedaban asombrados y preguntaban No es este el que en Jerusaln persegua a muerte a los que invocan ese nombre(9:21) Bajo la amenaza de muerte, por parte de los judos, los discpulos le enviaron a Jerusaln (vs. 23-26), donde los discpulos de este lugar le tenan miedo, porque no crean que de veras fuera discpulo (v. 26).
Bernab lo tom y lo present ante los Apstoles, testificando sobre la experiencia de Saulo, de camino a Damasco, y su testimonio pblico de cmo hablaba valerosamente en el nombre de Jess. De all los hermanos lo llevaron a Cesarea y despus a Tarso. De ah en adelante no se habla ms de l hasta el Cap. 13, Pero su testimonio en Glatas llena este tiempo.
En Glatas, el mismo Pablo aade algunos detalles ms: de Jerusaln se fue a en Arabia, despus volvi a Damasco. Tres aos ms tarde subi nuevamente a Jerusaln para ver a Pedro y estuvo 15 das con l. Posteriormente fue a las regiones de Siria y Cilicia, (1:18-23). Pasados 14 aos, volvi a Jerusaln con Bernab y Tito, y esto por revelacin de Dios. All sufre la persecucin y vigilancia de los falsos hermanos introducidos a escondidas (v. 4) pero tambin, es reconocido por parte de Jacobo y Juan que eran columnas de la Iglesia (v. 9) , quienes le dieron la seal de compaerismo para que ellos (Pablo y su equipo) fueran a predicar a los gentiles como los otros a la circuncisin ((v. 9).
Es entre 12 y 14 aos despus de su conversin, tras haber pasado todo un proceso de rechazos y aceptaciones (46 D.C.) que el captulo 13 del Libro de los Hechos nos narra la historia de su ordenacin al ministerio y comienzo oficial de su ministerio apostlico. Este fue un acto solemne. No ocurri en la casa de Saulo mientras l veraneaba y tomaba un descanso. No, el evento se produjo en el entorno y dentro de la Iglesia Local, lugar donde haba profetas y maestros, donde haba una serie de lderes ayunando, orando, ministrando y bajo los cuales Saulo estaba sujeto. All fue donde el Espritu Santo habl y dijo: Apartadme ahora a Bernab y a Saulo para el trabajo al que los he llamado, As que, despus de ayunar, orar e imponerles las manos los despidieron. Bernab y Saulo, enviados por el Espritu Santo, bajaron a Seleucia, predicaron la palabra de Dios... A raz de esta experiencia, comenz formalmente el ministerio a los gentiles; Saulo dej de ser Saulo y empez a llamarse Pablo. (v.9 y 13).
No terminaran las luchas, sino que comenzara una larga carrera de batallas y victorias que culminaran con la expansin del evangelio y el establecimiento de la Iglesia en todo el mundo conocido. ESTO ES UN MINISTERIO APOSTLICO.
Perspectiva personal de Pablo sobre su ministerio apostlico.
Naturaleza del ejercicio de su apostolado: Es necesario tener en cuenta qu principios rega la actividad apostlica de Pablo que nos ayudarn a orientar este ministerio en la actualidad. Lamentablemente, algunos autotitulndose apostoles en la actualidad se han ido por la tangente, porque nunca tuvieron ni la visin ni el verdadero objetivo de ese ministerio y aprovechando de su "autoridad" han incursionado en actividades y en lugares fuera del contexto del accionar de una verdadero apstol. Analizando la actividad apostlica de algunos "prominentes ministerios" de este tipo y contrastndolo con los principios fundamentales que rigen un verdadero apostolado desde del punto de vista bblico he llegado a las siguientes conclusiones relativas a las fallas del ejercicio de esos ministerios:
Antes, es necesario aclarar algunas cuestiones de suma importancia para poder mantener un equilibrio. Sabemos que hay, por regla general, dos tendencias: o aceptarlo todo, o rechazarlo todo.
1. Es necesario entender las dos proyecciones del ministerio apostlico en el Nuevo testamento, para no cometer el error de rechazar todo lo que se muestra como ministerio apostlico o irse al otro extremo de aceptar todo lo que se muestra como ministerio apostlico. La VERDAD tiene dos extremos sobre un punto medio de apoyo. Los extremos solo contienen parte de la verdad, y la verdad en parte, no es verdad; el centro ana y canaliza la verdad.
En este caso, y producto de aquellos que se dicen ser apstoles y no los son, producto de todos los desastres que estos mal llamados y autotitulados apstoles han cometido a travs de la historia de la Iglesia, y persisten en la actualidad, tendemos a rechazarlo todo, a adoptar una actitud negativa en cuanto a este ministerio y a la falta de reconocimiento de los que verdaderamente son.
Pasa, en la actualidad, como aquellos que rechazan de plano el bautismo del Espritu Santo, sus dones, producto del extremismo de algunos que ignoran el funcionamiento de ellos.
2. Tenemos que considerar el apostolado primigenio, el llamamiento de los 12 como base y fundamento sobre el cual se edifica la Iglesia junto con la piedra angular: Jesucristo. Sobre ellos recay la responsabilidad de escribir el Nuevo Testamento; aunque no todas los apstoles escribieron parte del N. T. y otros que no fueron apstoles como Lucas, Marcos y posiblemente el autor de la epstola a los Hebreos, que aunque no fueron apstoles escribieron parte del N. T.
3. Que Pablo, que no estaba dentro del llamamiento primigenio y como un abortivo, fue levantado posteriormente, junto con Bernab, como apstol de Jesucristo.
4. Que en la proyeccin histrica de la Iglesia, Dios ha levantado a hombres con un llamado especial para realizar una labor apostlica de carcter nacional y mundial; promotores de grandes movimientos dentro y fuera de sus pases. Los ha levantado con una capacidad liderstica fuera de lo comn. Personas con un ministerio reconocido por la Iglesia, an y aunque no son calificados como apstoles.
5. Que los falsos apstoles son identificables por las caractersticas de su labor, por las caractersticas de sus actitudes, por las caractersticas de sus pretensiones y por la nocividad de sus acciones.
6. Que no es justo, ni es honrado anular y no calificar un ministerio por temor. Jess los calific, a pesar de todos los errores que cometieron aquellos que l llam. Somos capaces de calificar al maestro, al evangelista, al pastor y a veces al profeta, y por qu no honrar a los nuestros calificndolos como apstoles considerando la labor y trayectoria de su trabajo a travs de los aos?
7. Que en el ejercicio correcto del apostolado no se puede inventar nada nuevo. Las nuevas revelaciones es una pretensin. Ya que el apostolado actual va encaminado a proclamar El Mensaje para ganar al hombre perdido para Cristo.
Caractersticas de los ministerios apostlicos transnacionales con pretensiones mundiales:
1ro. La tendencia de construir una superestructura de carcter piramidal donde cada apstol reclama una revelacin especial de Dios para que sirva de directriz para todas las organizaciones eclesisticas.
2do. Las contradicciones que hay en cuanto a planes y propsitos de cada uno que al fin y al cabo no se sabe quin es o no es inspirado por Dios.
3ro. Control, por medio de la enseanza exclusiva a travs de todos los medios. Libros, audio y videos casets, DVD, televisin, revistas, etc. La pregunta es, no hay enseanza en otros lugares? se le olvidara Dios levantar maestros en otros territorios?
4to. Una estrategia recibida de lo alto que unifique el actuar de todas las Iglesias a nivel local, nacional y mundial. Y aqu cabe la pregunta es que no hay otros apstoles en otros lugares del mundo, inspirados por Dios, para suplir la necesidad de su nacin, provincia o ciudad?
5to. Utilizacin de material humano ajeno, dentro y fuera de sus pases de origen, utilizacin de miembros de Iglesias establecidas como si estas no tuvieran sus propios dirigentes, sus propias actividades y proyectos para el lugar donde Dios las ha colocado.
6to. Aplicacin de una estrategia comn sin tener en cuenta que cada uno de estos ministerios apostlicos, profticos y pastorales de cada lugar han recibido, para su rea de trabajo la estrategia que se adecua a sus necesidades.
8vo. La creacin de redes llamadas apostlicas con autoridad suprema para regir los destinos de la Iglesia. Trat de encontrarlas, pero no hall en la Biblia este modelo de redes internacionales.
Qu nos ensea Pablo, Pedro y dems apstoles?. Veamos estos principios, NO LEYES:
1o. El apstol era una persona que saba delimitar el rea de accin de su trabajo.-
Pablo, que se extendi hasta los confines de la tierra, reconoci, que antes que l ya haba otros apstoles que haban trabajado y abierto Iglesias dentro y fuera de Palestina, comenzando en Jerusaln. En el segundo viaje (por permisin divina) Pablo y Bernab se comparten el trabajo apostlico. Ellos salieron con una estrategia comn, pero Dios determin otra cosa. (Hechos 15:36-41). Cada uno tom un rumbo diferente proyectando su trabajo apostlico en diferentes campos misioneros. A estas alturas haba Iglesias abiertas por Pedro, Felipe, Pablo, y otros creyentes que a causa de la persecucin predicaron el evangelio tambin. (Hechos 11:19-21). Dirigindose a los Glatas reconoce la autoridad apostlica de Pedro, pero hace valer la de l tambin, delimitando reas de autoridad y trabajo (Glatas 2:6-9). Y dirigindose a los Romanos les deca: Y de esta manera me esforc en predicar el evangelio, no donde Cristo ya hubiera sido anunciado, para no edificar sobre fundamento ajeno , sino, como est escrito: Aquellos a quienes nunca les fue anunciado acerca de l, vern; y los que nunca haban odo de l, entendern (Romanos 15:18-21).
2o. El trabajo principal del Apstol es alcanzar lugares o regiones donde Cristo no ha sido predicado; levantando Iglesias, formando sus lderes, colocando el fundamento. La supervisin eventual de stas hasta verlas maduras. (1 Ti. 1:3; Tit. 1:5).
Se ve en Pablo el espritu de ayuda a las iglesias fundadas por l especialmente, su preocupacin por sus congregaciones y lderes pero con respeto por aquellas Iglesias sus pastores; Tambin notamos un espritu de colaboracin y respeto para aquellas que, aunque no haban sido levantadas bajo su ministerio, precisaban de su ayuda. Puede comparase el lenguaje que l utiliza cuando habla a los Glatas (iglesia fundada por l) y a los romanos (Iglesia fundada por otro). Aunque a las dos les golpeaban situaciones similares, sin embargo, el tono con que habla a la Iglesia de Roma es ms suave y tico que a los Glatas. Otro trabajo que no sea este est fuera de contexto y, en vez de bendecir, a la postre se vern los resultados negativos de tal actitud, atentando contra la unidad de la Iglesia.
3o. Los ministerios son concntricos, donde Cristo es su centro comn.
A Dios le ha placido hacer una distribucin racional de los ministerios alrededor del mundo. Aunque todos dependen de l, sin embargo, ninguno se constituye en una mxima autoridad sobre otros. An, dentro del ejercicio de el ministerio apostlico primitivo, no se ve a uno solo preponderante y subordinando a los dems bajo su control. En la Biblia vemos el desarrollo normal de esos ministerios, como tambin vemos como rechaza la supremaca de uno sobre otro. (1 Cor. 1:12-15; Glatas 2:6-10; Mateo 20:24- 28).
Lo que nos revela en la epstola a los Romanos:
-- Primero se consider siervo de Jesucristo (1:1). -- Llamado por Jesucristo a ser apstol (1:1 ). -- Apartado para el evangelio de Dios (1:1). -- Su apostolado fue recibido (1: 5). -- Se senta deudor del mundo (1:14). -- Y con carga por su nacin (10:1), que se traduca en gran tristeza y dolor a tal punto que estaba dispuesto a perderse l si con su sacrificio poda lograr la salvacin de su nacin. -- Se senta un ministro para ministrar (15:16). -- Con respaldo de Dios. (15:18-19). -- Esforzado en su ministerio. (15:20). -- Con visin universal (15:20). -- Tena para dar (15:24-29). -- Era un hombre agradecido. Reconoca la ayuda y el ministerio de los cuales haba recibido asistencia (16:1-16 ).
Lo que nos revela en las epstolas a los Corintios.
-- Fue llamado a ser apstol (1:1 ). -- Enviado por Jesucristo (1:17 ). -- Su mensaje fue de Dios (2:1-5). -- Fue revelado por Dios y predic con la sabidura de Dios (2:6-16). -- Se consideraba colaborador de Dios (3:9). -- l fundament la Iglesia (3:10). -- Se consideraba servidor de Cristo y administrador de los ministerios de Dios (4:1). -- Era fiel (4:1). -- Tena buena conciencia (4:4). -- Se presentaba como ejemplo de la Iglesia (4:6). -- Estaba consciente de su capacidad para sufrir (4:9-14 ) -- Senta amor paternal (4:17-21). -- Su ministerio apostlico fue sellado por los frutos de su labor (9:1-12 ). -- Su labor fue hecha incondicionalmente (9:1-14). -- Su galardn: El fruto de su trabajo (9:17-20 ). -- Se consider muerto con Cristo (15:31). -- Estaba consciente de la realidad de sus adversarios (16:9). -- Su ministerio apostlico fue por voluntad de Dios (1:1). -- Su ministerio fue sufrido (1:8-11 2:4:4:7-10; 6:4-10; 11:16).
Lo que nos revela en la epstola a los Glatas:
-- l es apstol, no de los hombres ni por los hombres (1:1). -- Su evangelio era anunciado no segn hombre (1:11). -- Su evangelio fue recibido por revelacin de Jesucristo (1:12). -- l fue apartado desde el vientre de su madre (1:15 ). -- Llamado por gracia (1:15 ). -- Jesucristo fue revelado en l (1:16). -- Tena direccin divina (2:2 ). -- Estaba a la altura de los otros apstoles (2:8). Espritu que inspiraba a Pablo hacia sus colaboradores: 1. Un espritu paternal.- El apstol es un padre espiritual (1 Tim. 1:2; Tito 1:4; 1 Pedro 5:13; 1 Juan 2:1; etc). Es padre de sus hijos, no padre de los hijos de otros. 2. Humildad extrema para reconocer el ministerio de los dems. (Filp. 2:19 al 30; Col. 4; etc.) 3. No tiene a menos colocarse al mismo nevel de sus colaboradores (1 Tes. 1:1; Filp. 1:1; etc.) dando honor a sus ayudadores. 4. Un amor extremo por las almas perdidas de las cuales se senta deudor. En las otras epstolas, con ms o menos detalles se reiteran los mismos enfoques personales sobre su apostolado.
Para concluir, diremos que el ministerio del apostolado, al igual que los otros, nacen, crecen, se desarrollan y se capacitan dentro de la Iglesia Local, sin embargo, su ejercicio y desarrollo trasciende los lmites locales y no puede ser contenido por ella. Ms bien la Iglesia local es la plataforma de lanzamiento, la detonante para su proyeccin ilimitada al mundo exterior.
El trabajo del ministerio apostlico se proyecta en dos direcciones:
1. La materia prima con la cual trabaja: Mundo perdido, necesitado de salvacin, sanidad, guianza y direccin espiritual. El Apstol es un plantador de semilla (Mat. 13:1 Co. 3:6) y un cosechador iglesias. (2 Tim. 2:6)
2. El pueblo convertido: l tambin es fundamentador (1Co. 3:10; Ef. 2:20; 2 Ti. 2:19) del edificio espiritual y el director posterior de toda la obra bajo la direccin y guianza del Seor. Esto incluye la formacin de los lderes a los cuales prepara a fin de que lleven a cabo la tarea de edificar y proveer para el crecimiento y fructificacin del Cuerpo de Cristo.
A lo largo de la Historia de la Iglesia tenemos ejemplos genuinos de verdaderos apstoles. En la Edad Media encontramos a Pedro Valdo, fundador del movimiento de los Valdenses; a Juan Wycliff y su movimiento de los lolardos; a Juan Huss, en Bohemia, con el movimiento husita. Podemos citar tambin a Lutero, a Calvino, a Juan Knox, en el perodo de la Reforma. Aadimos a Jorge Fox, fundador de los Cuqueros, al Conde Zinzendorff, apstol de los Hermanos Moravos; Juan Wesley fundador de la Iglesia Metodista; a William Both, fundador del Ejrcito de Salvacin. En Cuba, por ejemplo, podemos mencionar al Rev. B. G. Lavastida, fundador de la Misin de Los Pinos Nuevos, de la Misin de las Indias Occidentales, y aqu en la Argentina tenemos ejemplos concretos de apostolados en las personas del Rdo. Omar Cabrera, fundador de Visin de Futuro, Rosa Spagnolatti, Jos Manuel Carlo, Pablo Terechovich, el ya fallecido Pastor Regge, de la iglesia de Olivos, Ricardo Saavedra y muchos ms.
En esta Patagonia inclemente tenemos hombres de Dios que a travs de los aos han sido fieles a su llamado, que han plantados Iglesias, formado ministerios, salvado almas. Entre ellos tenemos al Pastor Horacio Balbi junto a su esposa Julia, Emilio Figueroa y su esposa Luca, Marcelo Hoyos y su esposa Cristina, Hctor Ferreira y su esposa Mara, Alejandro Garabano, el Pastor Burgos. Hombres como Pablo Terechovick, Jos M. Carlos, el finado Patos. Reyes y muchos otros ms a los que es imposible enlistarlos, que han realizado una labor expansiva, han sido productores de ministerios y han llenado del conocimiento de Cristo las reas territoriales en las cuales se han desarrollado sus ministerios.
El pastor realiza un ministerio apostlico en potencia. El desarrollo de este ministerio se ampliar a la medida de su visin misionera, la extensin a los campos blancos y a la capacidad que tenga de preparar lderes idneos para la continuidad y expansin de la Iglesia. El apstol Pablo habla de grandes apstoles (2 Co. 11:5:1211) y pequeos apstoles (1 Co. 15:9; Efe. 3:8); esto da lugar para aquellos que han realizado una obra de carcter apostlica, aunque territorialmente no hayan alcanzado al mundo como Pablo. Cada pastor realiza, hasta cierto grado, una labor apostlica. Cuanto ms se extiende en su visin de ganar almas, lugares y pueblos, ese ministerio se va amplificando. Algunos de los nombres mencionados en el prrafo anterior han sido y son pastores; otros que no se han mencionado miembros, de determinadas denominaciones evanglicas que, an dentro de ellas mismas, se proyectaron con visin expansiva y han multiplicado sus congregaciones primeras, han formado lderes y, en el caso de algunos, han asumido posteriormente la autonoma denominacional.
Aqu, en esta Patagonia argentina, en un tiempo inhspita y todava hoy inclemente, podemos enlistar una buena cantidad de hombres y mujeres que con su trabajo pastoral y apostlico lograron romper el viento, la tierra, el desierto, el fro, el hielo, la nieve para traer el conocimiento del Evangelio, tanto a las etnias indgenas, como a los inmigrantes establecidos y a sus descendientes. Hombres y mujeres, cuyos nombres la historia secular no recoge ni reconoce, pero Dios, que es justo, tiene para ellos aparejado una recompensa bendita en el cielo. Un da, ante las huestes angelicales, ante la Iglesia de todos los tiempos congregada en presencia de Dios y ante las potestades superiores sern honrados por el Dueo y Seor de la mies. Son muchos mas que ni an conozco, pero que han trabajado arduamente y por muchos aos aqu, en esta regin desrtica, ventosa y fra, por la extensin el Reino de Dios. Estos hombres de Dios, aunque nunca se han autotilulado ni llamado ellos mismos apstoles, ni an han sido reconocido ni calificado como tales, sin embargo, su obra, trabajo y sacrificios s lo proclaman como tales y nosotros lo reconocemos y queremos honrarlos para que no pasesen al anonimato descalificados, sino a la historia como ejemplo a futuras generaciones.
Si ya entendiste qu es un Apstol te invito a aceptar el desafo.
EL MINISTERIO PROFTICO. Muchos se preguntan, hay profetas en la actualidad?, qu es un profeta?, que caractersticas tiene el ministerio proftico?. Antes de entrar a considerar este asunto, hagamos una diferencia entre el ministerio del profeta y la persona que en la Iglesia Local tiene el don de profeca. Como ya hemos visto, el don de la profeca tiene el objetivo de exhortar y consolar para edificar, el ministerio del profeta es ms abarcador y trascendente por la naturaleza de la actividad que realiza. Podemos decir a la vez, que no hay ningn indicio escritural ni histrico que seale la suspensin o anulacin de este ministerio dentro de la Iglesia. Si no tenemos ms profetas se debe, primero, a la falta de reconocimiento de este ministerio, que tiende a anularlos; segundo, a la ignorancia sobre qu cosa es este ministerio; tercero, a los malos testimonios que algunos de ellos han dado, afectando as el ministerio de los verdaderos profetas; y, cuarto, a los falsos profetas que, con su actividad carismtica pero nociva, han defraudado la confianza de los pastores e iglesias que los han recibido.
Para responder a la pregunta qu es un profeta es necesario tomar como base el ministerio proftico del A. T. Por qu remitirnos al Antiguo Testamento? En primer lugar, porque el mismo Cristo compara a los profetas verdaderos que habran de venir posteriormente, - en alusin directa a sus apstoles-, con los profetas del Viejo Pacto. Establece una analoga en relacin a las persecuciones y vituperios que recibiran aquellos, en el ejercicio de su ministerio ( Mt. 5:10-12). En segundo lugar, porque en el NT se aaden muy pocos elementos descriptivos y normativos relacionados con este ministerio. Los pocos que se hacen se realizan sobre las bases del ministerio antiguotestamentario, que se da por sentado.
En el ministerio proftico original obraban muy especialmente los dones de revelacin unido al don de la profeca. En ocasiones operaban otros dones para complemento del ministerio y dadas las circunstancias. Ejemplo de ello lo tenemos en Elas y Eliseo. Una persona que posea o en la cual se manifieste el don de la profeca, no es necesariamente un profeta. Esto se debe a que el profeta tiene un ministerio y no solamente un don, ministerio que incluye el don de la profeca y los dones de revelacin. Por otra parte, es bueno que entendamos tambin que la manifestacin ocasional de algunos de los dones de revelacin, tampoco consagra a alguien como profeta.
Cuando alguna persona en la Iglesia recibe, de parte de Dios, revelacin de cualquier naturaleza, en ella se ha manifestado, por lo menos, uno de los dones de revelacin. Cuando la persona expresa verbalmente lo recibido, esta accin es canalizada a travs del don de la profeca, edificando, exhortando y consolando al pueblo de Dios. Cuando esta actividad se hace frecuente y sistemtica y reconocida, entonces podemos comenzar a hablar de un ministerio proftico en potencia. Este ministerio puede estar circunscrito originalmente dentro de la iglesia local pero, como ministerio, se ha de proyectar fuera del mbito de la Iglesia local para edificar a la Iglesia universal. Dios se encarga de levantarlo y la Iglesia de reconocerlo. Naturaleza del ministerio proftico. En pocas pero precisas palabras, Pedro nos expone maravillosamente la naturaleza del ministerio proftico en el A. T., cuyos principios rigen tambin en los profetas del Nuevo Testamento. En 1 de Pedro 1:10-12 dice: Los profetas que anunciaron a la gracia reservada para ustedes, estudiaron y observaron esta salvacin. Queran descubrir qu tiempo y cules las circunstancias se refera el Espritu de Cristo, que estaba en ellos, cuando testific de antemano acerca de los sufrimientos de Cristo, y de la gloria que vendra despus de stos. A ellos se les revel que no se estaban sirviendo as mismos, sino que les servan a ustedes. Hablaban de las cosas que ahora les han anunciado los que predicaron el evangelio por medio del Espritu Santo enviado del cielo....
Cul era el propsito central de sus profecas? La gracia reservada para nosotros. En 4:10 el mismo Pedro define esta gracia como las diversas formas de la gracia de Dios . Comienza con la suprema manifestacin de la gracia de Dios en Cristo Jess, el cual estaba lleno de gracia y de verdad, y se proyecta a travs del Calvario hacia nosotros produciendo la salvacin eterna de nuestras almas; sigue con todas las bendiciones derivadas de la efectivizacin de este estado de gracia, que trasciende a la gloriosa eternidad. Esta gracia estaba destina a vosotros. Fue preparada antes de los tiempos, en la eternidad pero dispuesta a alcanzar su objetivo: la salvacin a travs del sacrificio del cordero inmolado antes de la fundacin del mundo. Dentro de esa gracia estamos incluidos nosotros que vivimos en estos ltimos tiempos y que gozamos de esta esperanza de gloria.
Esto nos ensea el aspecto Cristocntrico del mensaje proftico. Ellos estaban conscientes de que toda su predicacin, de una u otra forma, tena que ver con el plan redentor del hombre. Ya directa o indirectamente, su predicacin tena un matiz tpico de cosas mayores que estaban por venir. Aunque ellos aguardaban con esperanza la redencin Israel (Lc. 2:25) sin embargo se les revel que no se estaban sirviendo a ellos mismos... (1 P. 1:12), sino que todo aquello tendra un cumplimiento futuro, que ellos ministraban para futuras generaciones. En la manifestacin postrera de la gracia que ellos profetizaron, muy temprano al cumplimiento, algunos hombres y mujeres de Dios tuvieron el privilegio de que el Espritu Santo les revelara el cumplimiento preciso de todo lo que antes se haba dicho. Simen se hace eco de esa experiencia cuando dice: ...segn tu palabra, Soberano Seor, ya puedes despedir a tu siervo en paz. Porque han visto mis ojos tu salvacin que has preparado a la vista de todos los pueblos... (Lc. 2:29-30); se hace junto con Ana, profetiza, de la cual se dice: Llegando en el mismo momento, Ana dio gracias a Dios y comenz a hablar del nio a todos los que esperaban la redencin en Jerusaln (2:38). Todo esto se resume con una declaracin sencilla:
EL MENSAJE CRISTOCNTRICO DEL PROFETA ES EL REGULADOR TANTO DE SU ACTIVIDAD COMO DE LAS PALABRAS DE SU PROFECA. Qu actitud adoptaron los profetas? vv. 10-11. Dentro de ellos haba un espritu de responsabilidad tan grande, una visin tan clara de la labor que realizaban, un deseo de conocimiento de Dios, que se traduca en estas expresiones elocuentes en su actitud inquisitiva como estas: inquirieron, indagaron diligentemente , escudriaron, estudiaron y observaron,
La conciencia del profeta sobre su labor dentro de los planes de Dios le mova a adoptar una actitud inquisitiva. Inquirir, segn el diccionario es investigar, averiguar, indagar, buscar informacin . Esta actitud requiere diligencia y conciencia, en la que toda su personalidad est comprometida con Dios para buscar y encontrar en l (la fuente) la verdad divina; esa verdad que estaba velada por un futuro no revelado. Un ejemplo tpico lo tenemos en Daniel. En el Captulo 9 de su libro se revela la preocupacin expectante por el cumplimiento de los planes de Dios en su pueblo que lo llev a lograr entender ese pasaje de las Escrituras donde el Seor le comunic al profeta Jeremas que la desolacin de Jerusaln durara setenta aos (v. 2). Esta preocupacin lo indujo a orar y dirigir sus splicas al Seor su Dios. Adems de orar se visti de luto y se sent sobre cenizas (v. 3.) Y sigue diciendo: Esta fue la oracin y la confesin que hice... (v. 4). El v. 20 es muy significativo: Yo segu hablando y orando al Seor mi Dios. Le confes mi pecado y el de mi pueblo Israel y le supliqu en favor de su santo monte.... El v. 22 dice: Y me hizo entender, y habl conmigo.... (R.V. 60) Qu podemos rescatar de la actitud proftica de Daniel:
1. Un profeta que miraba atentamente y conoca la Palabra.
2. Un profeta que conoca el secreto de las revelaciones.
3. Un profeta que buscaba a Dios en oracin, ruego, y con un corazn humillado.
4. Un profeta que se identificaba con el pueblo y se convirti en un intercesor a favor de su pueblo.
5. Un profeta con quien Dios hablaba.
6. Un profeta a quien Dios atenda.
7. Un profeta a quien Dios le haca entender.
8. Un profeta que saba el secreto de estar en el secreto de Jehov (Jer. 23:18-22 ). Cul fue la naturaleza de su mensaje? En cuanto a inspiracin, no era asunto de hombre. La fuente de su inspiracin era Dios utilizando como canal al hombre. En cuanto a voluntad, era una combinacin de la de Dios con la docilidad del profeta para obedecer, pero la iniciativa era de Dios. En cuanto a la naturaleza espiritual del profeta, era un hombre santo de Dios, capaz de entrar en una comunicacin y comunin ntima con Dios. En cuanto a su autoridad espiritual, era una autoridad de carcter comunicativo; la expresin verbal de la profeca es descrita como: hablaron siendo inspirados por el Espritu de Cristo que estaba en ellos. La fuente inspiracional de la verdadera profeca es el Espritu de Cristo. El Espritu Santo operando como Espritu de Cristo, devel el proceso futuro de la redencin ante los ojos de los profetas: sus luchas y sus victorias; sus sufrimientos y sus glorias. (v. 11) La santidad del profeta, la comunin del profeta, la docilidad de corazn del profeta lo convierten en el instrumento idneo para la manifestacin de la profeca. A esta calidad de profeca es a la que se nos manda a estar atentos. v. 19. Muchos de estos principios rigen todava en el da de hoy. Qu anunciaban, cul era su mensaje? El aspecto cristocntrico del mensaje proftico inclua la revelacin de la naturaleza de la persona de Jess. A travs de todo el A. T., podemos notar cmo los escritores, al hablar acerca de la venida del Mesas iban revelando verdades relativas a la naturaleza, tanto de la persona del Mesas como de la misin que iba a desarrollar. Comenzado en Gnesis, y terminando con Malaquas, cual cadena dorada, se concatenan eslabones comunes que se anan para revelar a un personaje, diferente a todos los otros, y que se proyecta en el Nuevo Testamento en la figura exclusiva y majestuosa de Jesucristo, el eterno Hijo de Dios, con todos sus atributos humano-divinos como nico representante de Dios ante el hombre y del hombre ante Dios, y cuyo sacrificio fue el nico capaz de satisfacer las demandas de Dios y la necesidad del hombre pecador.
Pedro pone nfasis especial a dos aspectos antitticos: los sufrimientos de Cristo y la gloria que vendran despus de ellos. Isaas expone de una forma muy singular estos dos aspectos. La imagen del Mesas sufriente (52:13 al 53:12) surge ante nosotros como un mal necesario para producir un bien universal: la salvacin de toda la humanidad. Jess ratific este proceso inevitable a sus discpulos cuando les dijo: As est escrito, y as fue necesario que el Cristo padeciese, y resucitase de los muertos (Lucas 24:46), pero despus, en los captulos sucesivos. Isaas nos habla de la gloria venidera y de los triunfos que se derivaran producto de la obra terminada del Calvario.
EL VERDADERO PROFETA PROCLAMABA SUFRIMIENTOS Y GLORIAS, NO GLORIAS SIN SUFRIMIENTOS. Para quin ministraban? La conciencia del objetivo de su mensaje fue y tena que ser por revelacin. Fcilmente y humanamente su mirada bien poda remitirse al presente en que cada uno de ellos viva. Su ministerio proftico se desarroll dentro de una nacin que aunque dura de cerviz, sin embargo era poseedora y depositaria de la verdad revelada de Dios. A esta nacin se le haba dado la promesa que de dentro de ella Dios levantara al Mesas, salvador de ellos. Pero la concepcin errada de los planes de Dios para sus vidas no les permiti discernir las caractersticas sufrientes de la obra del Mesas a causa de la problemtica espiritual de la que adolecan. El orgullo y el engreimiento nacional los llev a creerse superiores levantando una barrera entre ellos y el objetivo (el mundo gentil). Pasaron por alto el aspecto sacrificial, porque no entendieron el aspecto espiritual de la obra del Mesas. La concepcin del Mesas fue distorsionada, se crearon, para ellos, un Mesas guerrero y libertador que vendra a arrasar con las naciones gentiles y establecer un reinado fsico, material, poltico, tenindolos a ellos como cabeza entre las naciones. En medio de la neblina espiritual, la vista de los profetas penetr el tiempo y vislumbraron la imagen del verdadero Mesas, - aquel que vendra a salvar su pueblo de sus pecados - y la creacin de otro pueblo, fusin de dos pueblos, ellos y los gentiles, al cual Jess le llamara Mi Iglesia; un pueblo que vendra a ser la agencia a travs de la cual, l llevara Sus planes salvficos a todas las naciones. Fue, precisamente, para la Iglesia para la cual ellos ministraban para nosotros las cosas que anunciaron los que predicaron el Evangelio.
Es de resaltar la visin de larga distancia de los profetas, pero esa visin era producto del Espritu de Cristo que estaba en ellos, que les haca ver cosas que a otros les era imposible ver. Solo el Espritu de Cristo poda ser capaz de levantarlos para mirar desde una perspectiva invisible para los ojos de un pueblo ciego que corra tras sus propios intereses obviando los intereses de Dios.
Es de elogiar el espritu incondicional y desprendido con que realizaron los profetas del A. T. su labor. No trabajaron para ellos pero a pesar de eso trabajaron. Sus sufrimientos, las incomprensiones, las persecuciones, la oposicin y an la muerte, no opacaron su visin, y aun cuando lo que hacan para nosotros, no por eso permitieron que el egosmo y la indiferencia hicieran mella en su visin y vocacin.
EL VERDADERO PROFETA NO TRABAJA PARA L. LE MUEVE UN ESPRITU DESPRENDIDO PARA SUFRIR POR EL PUEBLO DE DIOS. SABE MIRAR LEJOS.
Qu encontramos por medio de esta calidad de profeca? 2 Timoteo 3:16- 17.
Toda la Escritura es inspirada por Dios y til parta ensear, para reprender, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el siervo de Dios est enteramente capacitado para toda buena obra. (2 Timoteo 3:16).
Encontramos en ella todo lo que el creyente necesita para su crecimiento, educacin y utilidad en su ministerio. La misma Palabra se constituye para nosotros, de acuerdo a la necesidad, en una luz proftica que ilumina el camino por el cual andamos (Sal. 119:5; 2 Pedro 1:19). En ocasiones hace de brjula para orientarnos en la vida cristiana y dentro del plan preciso de Dios (Mateo 16:2-3); en otras, para nuestro crecimiento y desarrollo, se convierte en el leche espiritual (1Ped. 2:2), vianda nutritiva (He. 5:13-14), que nos convierte en cristianos crecidos y maduros; para nuestros errores, se convertir en el espejo del alma que refleja nuestra condicin espiritual (Sgo. 1:23) y que nos mueve a rectificar; para nuestra seguridad y firmeza, se convertir en el ancla que penetra hasta detrs de la cortina del santuario (Heb. 6:1) que hace inconmovible nuestra embarcacin.
La profeca se convierte en el reloj de Dios. Nos marca el tiempo justo en el cual vivimos dentro del proceso histrico de los planes divinos, por lo que trae confianza y seguridad a nuestras almas. Nos da conviccin profunda de que el mundo y la historia no es un barco azotado por la tempestad, descontrolado y sin timonel, sino que aunque en apariencia parezca que l esta dormido, l marcha en la tempestad y el torbellino (Nahum 1:3), realmente est consciente y todava es SEOR DE LA HISTORIA. Por otra parte, l espera de su Iglesia la tranquilidad y la confianza que l imparte en medio de Su descanso dentro del barco (Mat. 8:23-27).
EL MINISTERIO PROFTICO DECLARA LA VOLUNTAD DE DIOS PARA HACER QUE EL HOMBRE ENCUENTRE EL CAMINO POR EL CUAL PUEDA ANDAR SEGURO. Cmo se proyecta el ministerio proftico en el presente? A travs de diferentes medios, - charlas, debates, conferencias, predicaciones, libros he escuchado y ledo distintas opiniones sobre la manifestacin del ministerio proftico en estos tiempos en que vivimos. Claro que la expresin estos tiempos en que vivimos no se limita al presente inmediato, sino a partir de la institucin oficial de la Iglesia a raz de Pentecosts y se proyecta hasta que Cristo levante a su Iglesia. Ms bien diramos en la poca de la Iglesia para diferenciarla de la poca de Israel como pueblo de Dios.
Dentro de las diferentes opiniones, tres son las que sobresalen:
1. El ejercicio del ministerio proftico recae sobre el pastor. El pastor de la Iglesia es el profeta de Dios
2. El ministerio proftico recae sobre la Iglesia. Es la Iglesia la llamada a ejercer el ministerio proftico en estos ltimos tiempos.
3. El ministerio proftico es manifestado por medio de personas que Dios elige para esta tarea (puede estar el pastor incluido tambin pero no se limita solo a l).
Las opiniones que se emiten tienden a excluirse unas a la otras. Y aqu cabe la pregunta: Quin tiene la razn?. Despus de haber estudiado por algn tiempo la cuestin pude llegar a la conclusin siguiente: los tres tienen razn pero ninguno la razn. La posicin exclusiva es restrictiva, parcial y slo refleja parte de la verdad, por lo que una verdad en parte no es verdad. La Biblia nos ensea y apoya los tres aspectos de la verdad y los tres hacen la verdad. Veamos:
1. Podemos declarar que a la Iglesia se le ha dado el ministerio universal, tanto el sacerdotal como el proftico, y todo ello derivado del ministerio sacerdotal y proftico de Cristo utilizando Su Cuerpo. Pero ustedes son linaje escogido, real sacerdocio, nacin santa, pueblo que pertenece a Dios, para que proclamen las obras maravillosas de aqul que os llam de las tinieblas a su luz admirable (1 P. 2:9).
Lo que la Iglesia anuncia ahora es este evangelio predicado por el Espritu Santo enviado del cielo que no es ms que el anuncio del cumplimiento de todo lo que los profetas haban anunciado antes y que ahora es proclamado por medio de los precursores: los apstoles y la iglesia de los primeros tiempos y por nosotros ahora. (1 P. 1:12). Fue a la Iglesia a la que se le dijo: Vayan por todo el mundo y anuncien las buenas nuevas y en obediencia al mandamiento, Los discpulos salieron y predicaron en todas partes , y el Seor os ayudaba en la obra y confirmaba Su Palabra con las seales que le seguan. (Mar. 16:20).
Desde los primeros tiempos vemos a la Iglesia desplegando una actividad misionera acompaada por la proclamacin (Kerigma) del Evangelio. Este inclua el anuncio de los sufrimientos, muerte, resurreccin de Cristo, presentndolo como el Salvador del mundo, como la solucin del pecado y sus consecuencias, como la nica esperanza para el hombre perdido. La Iglesia, por medio de su testimonio, tendra que desempear su ministerio proftico para los ltimos tiempos como Israel debi haberlo hecho en el pasado.
La Iglesia, por medio del kerigma proftico, confronta al mundo con Dios, porque denuncia el pecado, anuncia el juicio venidero, declara la promesa salvadora de Dios y resalta a Jesucristo como la nica solucin para los males del mundo.
LA IGLESIA ES PROFETA, PORQUE PROCLAMA EL MENSAJE DE SALVACIN Y REVELA LA VOLUNTAD DE DIOS PARA LOS HOMBRES DEL DA DE HOY.
2. El ministerio proftico recae sobre el pastor. El pastor de la Iglesia es el profeta de Dios. El ministerio pastoral, como lder espiritual de la Iglesia, tiene la responsabilidad ante Dios de representarlo ante el mundo pecador y ante su Iglesia. El pastor ha recibido un mensaje de parte de Dios y ese mensaje est destinado, en primer lugar, al mundo perdido y en segundo lugar a la iglesia que pastorea.
En el mensaje dirigido al mundo pecador est incluido el dar a conocer la persona de Jess, el por qu de su venida a este mundo, su ministerio terrenal, su obra magna: la redencin del hombre, que implica su pasin, muerte y resurreccin. Una obra que, terminada, estaba destinada a facilitarle al hombre la forma de arreglar sus cuentas con Dios y la forma de vivir para Dios. Pero a la vez, y como contraparte, est llamado a alertar al mundo perdido del juicio al que estn sujetos si rechazan el plan de salvacin para sus vidas. Dirigido a la Iglesia, su mensaje est destinado a infundir aliento y esperanza por medio de la proclamacin de las glorias que estn por venir: una esperanza gloriosa que trasciende al tiempo y al espacio como recompensa para aquellos que volvieron sus rostros a Dios por medio de su fe en el sacrificio redentor de Jesucristo.
Cada pastor, cual profeta, se levanta para anunciar y revelar al mundo el significado del bien y del mal, de la vida y la muerte, de la salvacin y la condenacin. El ministerio proftico del Pastor es un ministerio de confrontacin, porque emplaza al hombre ante Dios, y tiende a surtir dos resultados: o salvacin o condenacin. No es nada de juego, es algo serio, sumamente serio. Hay razones, entonces, para decir que el pastor es un profeta de Dios.
EL PASTOR ES UN PROFETA PORQUE PROCLAMA Y DA A CONOCER EL MENSAJE DE DIOS PARA SU TIEMPO.
3. El ministerio proftico es manifestado tambin por medio de personas que realizan este ministerio especfico. El ministerio del profeta como tal tiene el mismo origen que cualquiera de los otros ministerios. La fuente, Cristo: l mismo constituy... (Ef. 4:11). El carcter diferencial est en las expresiones: a unos..., a otros... (v. 11) revelando su independencia el uno de los otros, pero a la vez mostrando un propsito comn: a fin de capacitar al pueblo de Dios para la obra del servicio, para edificar su cuerpo.
En la Iglesia de Antioqua haba profetas y maestros. (Hch. 13:1). Se menciona el ministerio proftico de Agabo (Hch. 8:28; 21:10) como un profeta con un ministerio itinerante reconocido por las Iglesias y ejercido dentro de ellas. Judas y Silas se mencionan ejerciendo un ministerio proftico y se movan dentro de las Iglesias que los reconocan como tales (Hch. 15:32) Felipe tena cuatro hijas que profetizaban (Hch. 21:9). Estos no eran pastores, ni maestros en el sentido estricto ministerial, sino personas que desarrollaban su ministerio paralelo a los otros ministerios. Quiero decir que el ministerio proftico no es exclusividad de nadie. Jesucristo levanta a quien quiere y lo constituye como tal. Ahora, de una cosa si podemos estar seguros y es que todos ellos estaban plenamente conscientes de la naturaleza de su ministerio, lo conocan, eran hombres y mujeres dciles, que se dejaban ensear porque reconocan tambin sus limitaciones. Por eso podan edificar al Cuerpo.
No hay en la Biblia evidencias de que este ministerio haya cesado. Solo han sucedido dos cosas, primero: hemos sido algunos de nosotros los que lo hemos marginado, no lo hemos reconocido y an, en algunos casos, los hemos perseguido y matado (Mt. 5:12). Segundo, han sido algunos profetas, que por su orgullo espiritual, no se han sometido y sujetado a autoridades dentro del Cuerpo, no han permitido enseanza ni orientacin, y su ignorancia relativa a lo que Dios les ha dado ha producido mala aplicacin, mal funcionamiento, caos y confusin. Se han portado como bebs que utilizan un arma de fuego. Han daado y, por lo tanto, han sido rechazados. Y como dice el dicho familiar: Han pagado justos por pecadores .
Durante una reunin de oracin matutina unida, el pastor Marcelo Hoyos, de Ro Pico, Chubut, Argentina, en una disertacin a pastores de diferentes denominaciones, resaltaba algo muy importante relativo al ministerio proftico: El ministerio proftico es una seal velada para estos ltimos tiempos y hay que discernirla. Antes de la primera venida de Jesucristo apareci Juan el Bautista para preparar el corazn del pueblo para recibir al Mesas. Jess hizo alusin al espritu y poder de Elas que se manifestaran justo antes de su segunda venida. El ministerio proftico de estos tiempo tiene que tener el mismo objetivo: ministrar a la Iglesia para hacer volver los corazones de los padres a los hijos y de los rebeldes a la prudencia de los justos, para preparar al Seor un pueblo bien dispuesto para recibir a Jess en su segunda venida en gloria.
DE DENTRO DE LA IGLESIA, JESUCRISTO CONSTITUYE PROFETAS PARA EDIFICAR SU CUERPO, BENDECIR AL CREYENTE EN PARTICULAR, PARA PREPARAR A LA IGLESIA PARA SU MINISTERIO PROFTICO ANTE EL MUNDO. Confiabilidad de las profecas. La pregunta que siempre surge cuando omos alguna profeca o nos profetizan, es: puedo confiar en lo que oigo o me dicen? Es verdad todo lo que los profetas dicen?. Estas preguntas se responden analizando las fuentes de donde puede surgir una palabra proftica. Pearlman, en su libro Conociendo las Doctrinas de la Biblia establece tres fuentes de las expresiones profticas: Dios (como la fuente verdadera), el espritu humano (como fuente humana) y el espritu de error (fuente satnica). En un creyente fiel, es imposible que su expresin proftica proceda del Diablo. Sin embargo puede suceder que en un momento de exaltacin emotiva y movido por el mejor deseo no sea capaz de discernir lo humano de lo divino y exprese cosas de l como si fuera de Dios, o a veces ligadas unas con la otras. Por lo tanto, para que la profeca sea creda o tenga la posibilidad de ser creda, el profeta tiene que tener en mente las siguientes pautas:
1. Buen testimonio.- Los malos testimonios menoscaban su carcter afectando esto la credibilidad de lo que dice. Resta a su moral, golpea su autoridad y le cierra puertas. Un buen testimonio es carta de crdito que le abre puertas donde quiera que vaya y lo que da fuerza a su mensaje para ser aceptado.
2. Su vida espiritual. El verdadero profeta se preocupa por su vida espiritual por medio de la bsqueda de Dios en oracin, y edificacin y conocimiento a travs del estudio constante de la Biblia. Esta actitud le ayudar a estar receptivo para recibir de Dios lo que Dios quiere mostrarle. Su vida espiritual le ayudar a infundir confianza a las gentes.
3. Debe cuidarse de la mentira y el engao.- Es muy fcil dejarse llevar por sentimientos propios o sueos humanos. (Jer. 23:30-32)
4. Tiene que cuidarse de no caer en doctrinas falsas. El cumplimiento neto de la profeca exclusivamente no acredita su autenticidad. Es necesario que el profeta conozca la verdad de Dios. Las revelaciones no proveen de conocimiento doctrinal. La doctrina est revelada, pero ella tiene que ser explicada. Para esto es necesario el ministerio del maestro, del cual todos, incluyendo el profeta, aprendern. La revelacin de Dios en cuanto a doctrina y conducta est contenida nicamente en la Biblia, revelacin suprema de los propsitos divinos, revelacin escritural de Dios, cerrada definitivamente en el ltimo versculo de Apocalipsis. (Dt. 13:1-5; 18:20; Prov. 30:6; Dt. 4:2; 12:32: Apo. 22: 18-19; Gl. 1:6-9; 1 Jn. 4:1).
5. Tiene que cuidarse del orgullo personal.- Pablo estaba consciente de esta realidad cuando expresaba: Para evitar que me volviera presumida por estas sublimes revelaciones , una espina me fue clavada en el cuerpo, es decir, un mensajero de Satans, para que me atormentara La V. R.V. del 60 traduce: Y para que la grandeza de las revelaciones no me exaltase desmedidamente, me fue dado un aguijn en la carne, un mensajero de Satans para que me abofetee, para que no me enaltezca sobremanera (2 Co. 12:1-7)
6. La profeca tiene que cumplirse: de lo contrario es presuncin.- Toda profeca de Dios tiene su cumplimiento. Si lo que el profeta proclame en nombre del Seor no se cumple ni se realiza , ser seal de que su mensaje no proviene del Seor. Este profeta ha hablado con presuncin. No le temers. (Dt. 18:22).
7. Tiene que ser humilde.- No est para exigir que se le crea, de eso se encarga Dios. Su deber es dar lo que recibi. La rebelin, el mal actuar, los deseos de juicio sobre los que no le creen ni oyen, ponen en tela de juicio la autenticidad de las revelaciones y la madurez de su carcter. Debe ser capaz de tolerar y permitir que cuestionen su ministerio. La misma Biblia nos ensean que los profetas estn sujetos al juicio y cuestionamiento de los otros profetas y ministerios. Esto es producto de su fabilidad humana. An, en el A. T., Dios mismo mandaba a estar avisados y cuestionar las profecas. El verdadero profeta no tiene que temer, porque Dios se encarga de vindicar la causa de sus siervos.
8. Tiene que dejarse ensear.- Su calidad de profeta no lo hace infalible. Para que no caiga en el error y la presuncin, Dios ha colocado a su lado maestros y pastores para que lo ayuden y orienten. (Hechos 13:1-3). El profeta maduro y humilde tendr odos para or, ojos para ver, corazn para guardar y disposicin para obedecer. (Ezeq. 40:4)
Por lo tanto, cada profeta:
1. Debe estar seguro de que lo que ha recibido proviene de Dios.
2. Debe tener suficiente madurez para diferenciar entre sus emociones y pensamientos y lo que es neto de Dios. Tiene que aprender a conocer el lenguaje de Dios.
3. No debe prejuiciarse por nada, ni a favor ni en contra. Debe ser una persona imparcial para poder captar lo de Dios. Los prejuicios tienden a influenciar en nuestros afectos y engaarnos.
4. No debe temer decir lo que Dios le ha dado (1Tim. 1:7; Jer. 23:28). Sin embargo debe ser respetuoso. El tacto y la discrecin deben acompaar su ministracin.
5. Si lo que recibe de parte de Dios concierne a la Iglesia, debe ir directamente con el Pastor. Una vez que verti su inquietud, hasta ah lleg su responsabilidad. Ore solamente.
6. Si recibe algo referente al ministerio pastoral, debe ir directamente y hablar con el pastor. Despus calle y olvide. El resto es responsabilidad de este.
7. Cuando recibe algo sobre la condicin moral de una persona, debe ir directamente a esa persona previa preparacin en oracin. Si la persona no le escucha o el profeta no se siente en capacidad para ayudar, debe declarar el asunto al pastor para que realice su ministerio pastoral. Despus debe callar y olvidar. El resto le concierne al pastor.
8. Dios espera discrecin de parte del profeta. Este no tiene la autoridad ni el derecho de divulgar asuntos delicados, cuestiones de la Iglesia, etc. El mismo Dios, que coloca su confianza en el profeta, es el mismo que retira Su bendicin del profeta.
9. Debe saber que el hecho de recibir revelaciones de parte de Dios, no le hace superior a otros miembros del Cuerpo y como miembro del Cuerpo est sujeto a la autoridad del gobierno apostlico cuando l no est en funciones o bajo la autoridad del pastor de la Iglesia donde est ministrando. Pero de alguna o de otra forma, al igual que los dems ministerios deben permanecer bajo autoridad y en sujecin.
10. Tiene que tener dominio propio, pero tiene que tener el valor suficiente para declarar el mensaje de Dios.- Cabe para los profetas el mismo consejo que Pablo le dio a Timoteo para el ejercicio de su ministerio: Pues Dios no nos ha dado un espritu de timidez, sino de poder, de amor y de dominio propio (1 Ti. 1:7)
SI EL PROFETA TIENE EN CUENTA TODOS ESTOS PRINCIPIOS QUE ENSEA LA PALABRA, SER DE BENDICIN Y CONTRIBUIR, DE UNA MANERA EFECTIVA AL MANTENIMIENTO DE LA UNIDAD DE LA IGLESIA. Diferencia entre las profecas del A. T. y las del N.T. Le, no hace mucho, un folleto escrito por un predicador que se autodenominaba profeta, que deca: La nica diferencia que hay entre las profecas del A. T. y la de las profecas actuales es, que mientras las profecas del A. T. eran escritas, las actuales no son escritas.
Esta declaracin, aparentemente ingenua, esconde aspiraciones y actitudes subjetivas nocivas y muy peligrosas. Con esta declaracin est diciendo:
Mis profecas tienen el mismo grado y calidad de inspiracin que las profecas que se escribieron en el A.T.Por lo tanto, todo lo que yo les profetice tienen que creerlo de s o s o se convierten en rebeldes y desobedientes".
Cuando yo les profetizo tengo el mismo grado de autoridad e inspiracin que Isaas, Jeremas, etc. por lo cual tienen que aceptar todo lo que yo diga . . Mis profecas son incuestionables. Todo el que las cuestione no conoce, no es espiritual, es un carnal, es un necio.
He escuchado la predicacin de algunos de estos profetas y, por regla general, hacen alusin a personas que le han refutado estos extremismos, y pblicamente se han burlado de ellos con palabras denigrantes y, desautorizndolos, han menoscabado esos ministerios. Por qu de esa actitud, profundamente impregnada de un orgullo carnal elevado a la ensima potencia? La causa es LA IGNORANCIA. Yerran ignorando las Escrituras. Fueron mal enseados o no se dejaron ensear. Todava no se dejan ensear. Rechazan a cualquiera que les llama la atencin a causa de sus desafueros; pero, ellos son los sabios espirituales y los dems los ignorantes carnales. As, con esa actitud, no solo se cierran las puertas ellos, sino que se la cierran a otros que lo hacen bien.
La pregunta que yo les hago es la siguiente: Quines son ustedes, qu categora de ministerio, que calidad de capacidades tienen, que se convierten en Santos Papas que hablan ex - ctedra y a los cuales, otros ministerios no los pueden cuestionar? Es aqu, precisamente, donde debemos hacernos la pregunta: qu diferencias hay entre los profetas y profecas de Israel y los de la Iglesia?
En primer lugar diremos, que en el A.T. y dentro del ministerio proftico de Israel haba dos tipos de ministerios: unos que decan y escriban y otros que decan, no escriban pero de ellos los otros escriban. En el primer caso tenemos todos los profetas que escribieron sus respectivos libros, ya fueran de carcter histrico, proftico o potico.
En el segundo caso tenemos los ministerios de Elas, Eliseo, etc. que desarrollaron una actividad proftico-pastoral importante, pero ellos no dejaron escrito nada (hasta donde se sabe) sino que de ellos escribieron otros profetas.
Ahora bien, la autoridad con la cual ellos estaban revestidos los facultaba para hablar y / o escribir no solo con inspiracin divina, sino que el Espritu Santo intervena de una forma directa y consciente para evitar el error de sus palabras y de su escritura, ya que todo ello iba a constituirse en la Palabra de Dios, en regla de fe y conducta de su pueblo y la autoridad mxima en cuestiones de carcter espiritual. En otras palabras, el Espritu Santo era el velador de sus propias palabras.
Los profetas, a pesar de toda la autoridad de que estaban revestidos, estaban expuestos al juicio del pueblo, a causa de los falsos profetas que se levantaran, de lo cual ya hablamos en el aspecto inmediato anterior a ste; sin embargo, no tenan que temer. Ellos estaban conscientes de que Dios era el que hablaba por ellos y lo que escriban estaba bajo el cuidado y la supervisin del Espritu Santo, lo que garantizaba la total credibilidad de sus palabras. Aunque en ocasiones fueron rechazados, vituperados y perseguidos, ellos asumieron una actitud humilde y de sujecin, no siendo capaces de revelarse contra las autoridades que gobernaban al pueblo. Vea el caso de Jeremas, entre otros.
El pueblo s tena que tener cuidado, tena que observar y regirse por los parmetros estipulados por Dios para detectar a los falsos y rechazarlos, pero reconocer a los verdaderos y aceptarlos.
Cuando todo esto lo traemos a la poca desde Pentecosts hasta este momento, notamos tambin dos aspectos parecidos, pero no iguales. Para la escritura del Nuevo Testamento, Dios levant profetas que hablaron y escribieron con la misma autoridad y calidad de inspiracin que los del A. T. . Sus palabras y escritos fueron custodiados por el Espritu Santo de tal forma que los haca infalibles e inerrantes. Estos son los libros del N. T. que se constituyen en la regla de fe y conducta para la Iglesia y que, junto con los del A. T,. conforman toda la revelacin de Dios para el resto del tiempo hasta que l venga. Ya todo est escrito y dicho, no hay mas nada que aadir. Todo lo que se diga y escriba, posteriormente, no puede, bajo ningn concepto contradecir lo que Dios ha revelado. Nada se puede quitar; no se puede inventar nada nuevo. La Revelacin est dada. Ella cubre el tiempo hasta los fines de los siglos. Ella es suficiente en s misma. El tiempo no desgasta su autoridad y poder.
Paralelamente a estos profetas escritores, en la Iglesia hubo y hay ministerios profticos para ayudar a la edificacin del Cuerpo. T, como profeta de los postreros tiempos eres falible, porque aunque tu profeca tiene elemento inspirado, a ti se te encarga del cuidado de tus pronunciaciones profticas, porque el Espritu Santo no interviene para hacerte inerrante e infalible, en el acto de dar la profeca, como ocurra con los profetas del AT. T sabes que tus profecas estn sujetas al juicio de los otros profetas (1 Co. 14:29). T sabes que a la Iglesia se le manda a probar los espritus para ver si son de Dios (1 Jn. 4:1-3). T sabes que Jess nos manda a cuidarnos de los falsos profetas, que vienen a ustedes disfrazados de ovejas pero por dentro son lobos feroces (Mt. 7:15-20), porque en aqul da habr muchos que apelarn a lo que hicieron y dirn: Seor, Seor, no profetizamos en tu nombre y en tu nombre expulsamos demonios, e hicimos muchos milagros? Entonces les dir claramente: Jams los conoc. Aljense de mi, hacedores de maldad!. Porque las profecas, los milagros, y la autoridad sobre los demonios no es evidencia de que t sean un profeta verdadero. O s?
Tus frutos, como manifestacin de tu testimonio de tu vida santa y temerosa de Dios, son los que van a decidir, en definitiva tu autenticidad. Tu autopropaganda, tu autoelogio y tu autopromocin, nada me dicen. El poder de la palabra hablada en la boca del profeta. Uno de los problemas que estamos teniendo en la actualidad es que algunos profetas, al tener un concepto errado del instrumento que utilizan como medio de expresin, o sea la palabra, tratan de impregnarle a la misma un carcter casi mgico, enseando que toda palabra que sale de la boca de ellos, o de cualquier creyente, surte un efecto objetivo en el medio en que se dice. Cual conjuro mgico, las piedras se convierten en pan y el agua en vino, de modo que Dios est atado a todo lo que ellos dicen, o al capricho de cualquiera que pronuncie cualquier cosa que se le ocurra. La antigua magia simpattica viene a tomar formas aparentemente bblicas y muy cristianas, pero sigue siendo magia, aunque en la boca de ellos produzca menos efecto que en la de un brujo.
Cul es el verdadero enfoque? Como la palabra hablada es el instrumento en las manos del profeta para transmitir el mensaje de Dios, es necesario que este tenga un concepto real de los alcances y limitaciones de esa palabra en su boca.
La palabra hablada tiene capacidad persuasiva. Influye, especialmente en el rea de la mente, los afectos y la voluntad. Por ella queda afectada toda nuestra personalidad.
La palabra est vinculada especial y directamente con nuestra mente. Mente y palabra estn tan estrechamente vinculados que la palabra revela lo que somos. Es imposible separarlos. Pensamos, por eso hablamos, y hablamos porque pensamos. Esto no quiere decir que nuestras palabras tengan poder mgico para fabricar cosas. Mis palabras influyen en las mentes de otros modificando para bien o para mal sus pensamientos. Mis palabras influyen en el estado de nimo de otros, segn como me exprese. Influyen en la toma de decisiones de otros, segn el contenido de conviccin con que la hable. En estas reas tambin me afectan a m mismo, ya que actuar de acuerdo con lo que hable. Porque lo que hablo es lo que pienso y acto como pienso. Por eso es por lo que Dios nos llama la atencin en relacin al lenguaje que empleamos porque ms que palabras Dios mira la fuente de donde proceden. La fuente de nuestras palabras es nuestro ser interior: De la abundancia del corazn habla la boca. Por eso es que dice: Por tus palabras se te sers justificado y por tus palabras sers condenado.
Hay que hacer una diferencia entre la Palabra inspirada de Dios, la Biblia, y la palabra que nosotros pronunciamos. La palabra de Dios es inerrante, inspirada y divina. Ella tiene poder creador. Nuestra palabra solo poder de conviccin.
Cundo nuestras palabras tienen capacidad para cambiar las cosas y transformar las circunstancias?
1. Cuando estn dentro del contexto de los principios establecidos por la Palabra Escrita. Nuestras palabras se sujetan a la Palabra escrita. (La Palabra de Dios en nuestra boca tiene poder). Dios no est obligado a hacer nada que no ha prometido, por tanto toda peticin o ruego debe buscar su base escritural.
2. Cuando nuestras palabras estn contextualizadas dentro del plan de Dios en nuestras vidas. Cuando Dios nos revela un plan especfico l promete el respaldo necesario para llevar a cabo sus planes. Dentro de ese contexto podemos movernos, actuar y hablar y Dios va a respaldar lo que hagamos y digamos , sin embargo no nos va a dar cualquier cosa que, caprichosamente le pidamos ajenos a esos planes.
3. Cuando estn contextualizadas dentro del quehacer del Reino de Dios y para su beneficio. Dentro de los planes precisos de Dios, l elige instrumentos humanos para liderar esa obra: un Moiss, un Josu, un Samuel, un Pablo, un Pedro y tantos hombres, como t, y que a travs de la historia Dios ha levantado para planes amplios. De acuerdo a las circunstancias, ellos tuvieron que emplear la palabra autoritativa de fe para cambiar las cosas y Dios actu en lugar de ellos. Pero en estos casos ha sido Dios el que ha delegado directamente Su autoridad comunicativa y activa para derribar obstculos y lograr los objetivos. Nunca ellos actuaron para llevar a cabo sus deseos y caprichos, y para beneficio personal.
Hay un principio espiritual y bsico en todo esto: no es Dios el que se sujeta a nuestras palabras, siempre somos nosotros los que estamos sujetos a Su Palabra, a Sus planes y a Sus propsitos. Dios nunca se constituir en una marioneta manipulada por el hombre, tampoco l constituye al hombre en una marioneta manipulada por l mismo. Todo lo que Dios hace a favor del hombre, lo hace en concordancia con este, pero todo para la gloria de Su santo nombre. Dentro de este contexto podemos enmarcar todo verdadero ministerio proftico actual.
La profeca puede manifestase a travs de diferentes canales, como:
1. Palabra proftica: que se constituye en canal de expresin de los dones de revelacin: a. Palabra de Sabidura que mira al futuro. b. Palabra de Ciencia que mira al presente y al pasado c. Discernimiento de Espritus que penetra el mundo espiritual.
2. Palabra de fe: opera milagros.
3. Palabra de aliento: infunde nimo.
4. Palabra correctiva: denuncia el pecado y muestra el camino de solucin. Proclama la necesidad de conocer la Palabra de Dios.
5. Palabra exhortativa que impele a la obediencia.
6. Palabra de conviccin: acta en el espritu trayendo seguridad.
7. Palabra ordenativa: manifestada como producto del don de hacer milagros. Acciona en el rea fsica y el rea espiritual. Impele a actuar en el tiempo de Dios.
8. Palabra de juicio: para hacer reaccionar al pecador y dar oportunidad al arrepentimiento.
9. Profeta-persona. A veces el profeta se convierte en seal proftica.
10. Familias de profetas como seal proftica: el ejemplo de Oseas, la familia de Recab, etc.
11. Seales profticas: la serpiente levantada en el desierto, el cinto de Agabo, el aceite para la uncin por los enfermos, la santa cena porque anuncia la muerte del Seor, etc.
La palabra hablada es el instrumento o arma eficaz en las manos (boca) del profeta de Dios. Como toda arma es necesario saberla usar con sabidura de Dios. Cuando queremos manipular humanamente la palabra proftica, esta accin carnal y diablica se convierte en un arma de muerte y destruccin en vez de un arma para dar vida y edificar.
Si has entendido lo que es un ministerio proftico y Dios te ha llamado a ejercerlo, adelante! pero no te olvides que lo que vas a dar, tiene que ser recibido de Dios; de lo contrario, no eres un profeta, sino un profano.
EL MINISTERIO DEL EVANGELISTA. Definicin. Es la capacidad concedida por Cristo a algunos creyentes, que les permite traer multitudes de personas a los pies de Jesucristo por medio de la predicacin expositiva del evangelio. Es tambin la persona que tiene esa capacidad. Caractersticas de un verdadero ministerio evangelstico. Jesucristo es nuestro mximo ejemplo de ministerio evangelstico. l nos marca las pautas a seguir:
En cuanto a la naturaleza de su ministerio: (Mateo 9:35-38).
1) Era un ministerio caracterizado por la constante actividad: recorra, enseaba, predicaba, sanaba.
2) Era un ministerio movido por un sentimiento: la compasin por las almas perdidas (vv. 36-37).
3) Era un ministerio con una amplia visin por las necesidades y el trabajo a realizar. (vs. 36-37)
4) Era un ministerio respaldado por una vida de oracin personal, y que planteaba, al mismo tiempo, la necesidad de un respaldo en la oracin, proveniente de otras personas. (v. 38)
5) En cuanto a los efectos, Lucas 4:16-19 nos dice que el ministerio evangelstico de Jess traa liberacin fsica y espiritual a las vidas.
Dones y capacidades que inciden y ayudan al ministerio del evangelista.
El evangelista se maneja muy especialmente con la palabra. l proclama, por medio de la palabra hablada el mensaje de salvacin.
De Jess se dice que era poderoso en... palabra delante de Dios y de todo el pueblo... (Luc. 24:19). Los que lo escuchaban reconocan que hablaba con autoridad... (Luc. 4:32); Jess,dirigindose a los fariseos, les dijo: ...las palabras que les he hablado son espritu y son vida... (Juan 6:63). Los discpulos reconocieron que solo l tena ...palabras de vida eterna...: ...estas palabras que ustedes oyen no son mas sino del Padre que me envi. Antes de su ascensin les encomend una tarea a sus discpulos: Vayan por todo el mundo y anuncien las buenas nuevas a toda criatura, (Marc. 16:15); Los discpulos salieron y predicaron por todas partes, y el Seor los ayudaba en la obra y conformaba su palabra con las seales que le acompaaban. (v. 20).
Despus de Pentecosts Pedro se levant se puso en puso en pie y dijo a voz en cuello...presten atencin a lo que les voy a decir ... (Hechos 2:14) y cuando termin el discurso dice el v. 37 y cuando oyeron esto todos se sintieron profundamente conmovidos ...y con muchas otras razones les exhortaba insistentemente... (v. 40); as que los que recibieron su mensaje fueron bautizados... (v. 41); de Esteban se dice que los que lo oan no podan hacer frente a la sabidura ni al Espritu con que hablaba Esteban. (Hechos 6:10). De Pablo se puede decir mucho, pero solo quiero hacer alusin a unos versculos que nos ayudarn a entender el poder y la fuerza de la Palabra hablada.
Al emprender su primer viaje misionero, lleg junto con Bernab a Salamina y dice Hechos: ...predicaron la palabra de Dios... (13:5); en Antioqua, despus de haber predicado en la sinagoga, el impacto fue tal que Al salir ellos de la sinagoga los invitaron ...para que les hablaran ms de estas cosas (13:42); al siguiente sbado casi toda la ciudad se congreg para or la palabra del Seor... (v. 44) ...y la palabra del Seor se difunda por toda la regin . (v. 49). En Filipos, despus de su liberacin milagrosa de la crcel y en casa del carcelero recin convertido por la predicacin de la palabra, en el 16:32 dice: Y les expusieron la palabra del Seor a l y a todos los dems que estaban su la casa. y en 19:20 dice que As la palabra del Seor creca y se difunda con poder arrollador .
Cuando el evangelista entiende la importancia que tiene la Palabra hablada, basada en la Palabra escrita y respaldada por el Espritu que la inspir, se preocupar ms por buscar en la Fuente, la fuerza de su inspiracin para proclamar las buenas nuevas de salvacin. El mismo Pablo declar diciendo que No les prediqu con palabras sabias y elocuentes sino con demostracin del poder del Espritu (1 Cor. 2:4)
Hay que deslindar la elocuencia humana, la habilidad comunicativa humana, de la habilidad y capacidad del Espritu para comunicar el mensaje a travs de sus evangelistas. Esa capacidad proviene de Dios, (2 Cor. 3:5-6) por eso el evangelista tiene que buscar su mensaje en Dios porque es Dios el conocedor de la necesidad del pueblo que tiene delante. Si no tiene en cuenta este factor le pasar como le pudiera pasar a un ciego que se dispusiera a cazar, tira al aire pero no da nunca el blanco. No es asunto de palabras de humana sabidura es la palabra predicada con poder. No es asunto de tener preparado siete sermones para predicar en campaas de siete das de duracin y que repite como el grabador donde quiera que va. Es asunto de necesidad especfica, de mensaje especfico y ese mensaje especfico para la necesidad especfica lo tiene Dios y de Dios tiene que buscarlo. De lo contrario, se convertir en un loro repetidor y no en un evangelista predicador.
Aqu, en este punto, caemos en otro aspecto muy importante del ministerio del evangelista, las obras de poder. A la palabra de poder le es necesario que le sigan las seales u obras de poder. (Marcos 16:20). De Jess se dice que era poderoso en palabras y en obras. Pablo dice que el predicaba con la demostracin del Espritu y poder, de Bernab y Pablo se dice, cuando estuvieron en Iconio que hablaron valientemente en el nombre del Seor, quien confirmaba el mensaje de su gracia, haciendo seales y prodigios por medio de ellos (Hechos14:3). Estas obras de poder son las que revolucionan a los pueblos; son la carta de crdito del ministerio evangelstico integral. (Hechos 2:5-13; Hechos 3:11; 4:1, 4, 10; 5:12, etc.).
Estas seales y milagros son para el evangelista las armas de su lucha... y ...no son del mundo, sino que tienen poder divino para derribar fortalezas. En el campo de lo fsico, las fortalezas de enfermedades; en lo espiritual, ataduras demonacas; y en lo ideolgico, destruyendo argumentos y toda altivez que se levanta contra el conocimiento de Dios, y llevamos cautivo todo pensamiento para que se someta a Cristo (2 Cor. 10:3-5). Estas armas son los dones de poder, que estn a disposicin de este ministerio para alcanzar a un mundo necesitado que precisa experimentar la manifestacin poderosa de un Dios poderoso a travs de evangelistas poderosos; a la vez que la Iglesia crece, se edifica y se une en el propsito mximo de su vocacin: ganar al mundo para Cristo.
EL MINISTERIO DEL PASTOR. Definicin. Es una capacidad concedida por Cristo a algunos de sus hijos, para guiar, ensear, cuidar, y edificar la vida espiritual de las ovejas: La Iglesia Local. (Salmo 23; Lucas 10). Caractersticas de este ministerio. Hay tres cualidades bsicas reveladas en la Biblia, que deben caracterizar al ministerio pastoral (Salmo 78:72):
1) Integridad de corazn: (v. 72a) Esto tiene que ver con la vida de santidad del pastor. Las demandas de Dios en esta rea son precisas, la santidad es para siempre el adorno de tu casa (Salmo 93:5) . El ministerio del pastor tiene un carcter ms sacerdotal. Es el gua espiritual de la grey. Por medio de la enseanza de la palabra, nutre la vida espiritual de la Iglesia; por medio de su cuidado paciente, protege la vida espiritual de la Iglesia; por medio de su ejemplo, incentiva la voluntad de la Iglesia a servir a Dios con el mismo nimo y disposicin de l. El poder de su ejemplo reside en su vida consagrada, rendida, dedicada y santificada. La palabra ntegro quiere decir que consta de todas sus partes sin faltar una. La palabra es precisa.
2) Pericia de sus manos.- (v. 72b) Esto tiene que ver con la capacidad y habilidad en el ejercicio de su ministerio. Un pastor no se forma como por arte de magia. Aunque l recibe su llamamiento en un momento determinado, la formacin del ministerio se produce a travs del aprendizaje y su ejercicio. La experiencia se adquiere con el tiempo y los frutos de su ministerio son la confirmacin de su llamamiento.
Para la destreza en el manejo de los asuntos espirituales de la iglesia va a necesitar de algunos elementos o virtudes que tienen que ver con el juicio o sentido comn como lo es l tacto, el tino, la cordura, la discrecin, la prudencia sobre las cuales se va a apoyar en su trato con los dems, en sus decisiones y en sus consejos.
3) Amor a Dios y a las ovejas.- (Juan 21:15-17) Esto tiene que ver con los mviles afectivos que nos impelen a servir a Cristo y a su Iglesia. Libros enteros se han escrito sobre el amor y muy especialmente sobre el amor a Dios. Solo quiero aadir que al amor a Dios es abarcativo, toca varias reas y es necesaria su manifestacin.
Como factor abarcativo se proyecta primera y fundamentalmente a su fuente: Dios. De Dios se dice que es amor, esa es una de las particularidades de su esencia. Es intrnsecamente amoroso. Pero ese amor, dice Pablo, ha sido derramado en nuestros corazones.(V.R.V. 60) La palabra derramar es echar abundantemente, especialmente un lquido, en un recipiente hasta que rebose y se salga de sus lmites. Con esa capacidad cuantitativa y cualitativa es que Dios nos ha capacitado para amarlo, primeramente a l: Ama al Seor tu Dios con todo tu corazn, con todo tu ser, con todas tus fuerzas ycon toda tu mente (Luc. 10:27)
Pero ese amor se proyecta hacia afuera tocando tambin las reas de nuestras relaciones humanas. La obra de Dios se hace dentro de los hombres y a favor de los hombres. Jesucristo, para hacer su obra a favor del hombre pecador, tuvo que meterse en ste y en medio de ste y desde ese nivel los am hasta el fin (Juan 13:1), hasta apurar la copa del sufrimiento y la crueldad de la cruz.
El amor de Cristo constreir al pastor a meterse dentro del las gentes y buscarlos, porque ellos son la materia prima de su trabajo. Repito, es necesario el amor de Dios, de lo contrario es imposible realizar la labor a la altura de las expectativas divinas. Para apacentar la grey, para ayudar al desarrollo y crecimiento de ellas, necesitar ese mismo amor. Ese amor se perfeccionar en el ejercicio constante de la piedad, teniendo misericordia del necesitado, socorriendo al desvalido, comprendiendo al ignorante, levantando al cado, animando al desanimado, porque El buen pastor su vida da por las ovejas.
Por sus caractersticas, el ministerio pastoral es el ministerio clave, para mantener el orden, la sujecin y la unidad dentro del Cuerpo . Todo depender del lugar que le d a Cristo dentro de la Iglesia Local.
HAY QUIENES SOLO TIENEN OJOS PARA VER EL CUELLO Y LA CORBATA DEL PASTOR, PERO NO TIENEN OJOS PARA VER EL CORAZN QUE SE ESCONDE DETRS. EL MINISTERIO DEL MAESTRO (ENSEANZA). En qu consiste el ministerio del maestro cristiano? Es una capacidad especial concedida por Cristo, por medio de la cual, el Espritu Santo, iluminando el entendimiento del maestro le permite comprender la mente de Dios y su voluntad tal y como est revelada en su Palabra escrita y a la vez le pone en capacidad para ensearla y hacerla entender.
Decimos que el ministerio de la enseanza cristiana tiene que ser motivado por una verdadera vocacin divina. Por vocacin entendemos, entre otros significados la aptitud especial para una profesin o carrera . Si bien es cierto que algunos ejercen el magisterio cristiano sin sentir una vocacin, son muchos los no solo la tienen, sino que sienten tambin una especie de inspiracin especial para ejercer este ministerio tan importante dentro de la Iglesia. Lamentablemente, en ocasiones, vemos a muchos enseando la Palabra de Dios sin ser verdaderos maestros. Sin embargo, cuando hablamos del verdadero magisterio cristiano, podemos decir que ste es mucho ms que una vocacin. La Biblia lo describe como un don concedido por el Espritu Santo (1 Cor. 12:29; Rom. 12:7) y como un ministerio constituido por Cristo. (Efe. 4:11) para la edificacin del Cuerpo de Cristo.
El eje central alrededor del cual gira la teologa del magisterio cristiano es Jesucristo. A Jesucristo, el Rab de Galilea, lo vemos enseando en las sinagogas, en las casas, en las calles, en los caminos. En ocasiones eran grandes multitudes las que se constituan en sus discpulos. En ocasiones, sus enseanzas eran dirigidas al grupo pequeo de sus discpulos allegados (los 12). En ocasiones, tomaba tiempo suficiente, sin apuros, para dedicarse a discipular a una sola persona: un Nicodemo, una samaritana. A Jess no le interesaba la cantidad de oyentes, ni su condicin. Su inters primordial era el contenido de su enseanza dentro de la cual, de una forma preferente, trataba el tema del Reino de Dios entre los hombres, la transformacin que tena que producirse para que stos cambiaran de actitud y participar del reino. Para esto no desperdiciaba oportunidades. Sus enseanzas eran dirigidas tanto a doctores de la ley, como al populacho ignorante. l llevaba dentro de su alma y era parte de su vida la enseanza de todos los principios divinos sobre los cuales habra de establecer Su reino; casi todo su ministerio pblico y privado fue ensear.
La enseanza fue su actividad distintiva, las gentes no lo conoca bajo el nombre de el obrador de milagros, el resucitador de los muertos (aunque realmente lo era), sino como el maestro, y como tal lo reconocan. Rab... lo llamaban. Jess le dio una importancia suprema a la enseanza de Su Palabra. La Biblia resalta y ensea tanto en el A. T. como en el N.T. la importancia de la enseanza dentro del pueblo de Dios.
Ya hablamos del ministerio de Jess como maestro. Pero antes de l ascender al cielo reuni a sus discpulos y les entreg lo que llamamos La Gran Comisin. Entre sus ltimas instrucciones orden a Sus discpulos: Por tanto vayan y hagan discpulos de todas las naciones...ensendoles a obedecer todo lo que les mandado a ustedes. (Mat. 28:19-20). Esto significaba que ellos tendran que desarrollar un ministerio de enseanza sobre la base de la preparacin que ellos haban recibido. Recordemos que, primeramente, ellos haban estado durante tres aos y medio con el Maestro de los maestros, Jess, recibiendo una preparacin y entrenamiento especial para la labor que habran de realizar. Por otra parte, tambin tenan la promesa acerca de que el Espritu Santo les revelara nuevos aspectos de la doctrina que formaran parte de la Palabra de Dios. Estos aspectos no seran dados para ser echados al olvido, sino que seran usados para ensear a las venideras generaciones cristianas, y para que el conocimiento de la Verdad permaneciera inalterable y vigente.
El libro de los Hechos nos revela que, desde el principio de la vida de la Iglesia, los apstoles comenzaron a fundamentarla por medio de las enseanzas de las doctrinas cristianas, de tal forma que se nos dice que los creyentes, tanto antiguos como los nuevos se mantenan firmes en la enseanza de los apstoles (Hechos 2:42). Los apstoles sentan el peso de la responsabilidad sobre sus hombros. Oan latir an el mandamiento de Jess. Prevean la necesidad de fundamentar, antes que otros trataran de hacerlo, y no perdieron tiempo. Sobre este fundamento es que la Iglesia fue edificada a travs de los tiempos (Efesios 2:20), y sobre este fundamento, es que ha resistido los embates del tiempo y de todas las tempestades. (Mateo 7:25).
El trabajo de la enseanza dentro de la Iglesia primitiva era abarcativo. Se proyectaba al mbito de lo individual y de lo colectivo.
En el primer mbito, vemos a un Felipe, cual Jess con la samaritana, dedicando una jornada para ensear al eunuco etope confundido en relacin a Jesucristo y el mensaje del Evangelio revelado en Isaas de una forma proftica. Es muy lindo y animador tener a grandes grupos a los cuales ensear, pero recordemos que el ministerio del maestro no se caracteriza por la atraccin de grandes multitudes sino por la atencin consciente de pequeos grupos que a veces se tornan en una sola persona. (Hech. 2:42).
En relacin con este tema, recuerdo con emocin la hermosa experiencia que el Seor me permiti vivir en los principios de nuestra labor misionera en Argentina. En el ao 1990, estbamos comenzando a fundar una iglesia local en San Rafael, provincia de Mendoza. El Seor acerc a nuestro hogar a Nora Liliana Roitblat. De familia juda, Noral, - como familiarmente la llaman , haba tenido una experiencia con Jess como Mesas, en una sala de terapia intensiva, luego de haber sido operada de un tumor en el cerebro. Ella clam a Dios y le prometi que, si la sacaba de ese lugar y le permita volver con su familia, ella aceptara a Jess como el Mesas prometido. A las dos horas de haber realizado la oracin, ella fue sacada de terapia intensiva. Su restauracin fue milagrosa. Como no conoca una iglesia evanglica, se acerc a una parroquia catlicorromana. Unos meses ms tarde, en forma providencial, se puso en contacto con nosotros. Durante los siguientes siete meses, ella fue cada mircoles a la tarde, para escudriar las Escrituras y constatar la veracidad del Evangelio. Posteriormente se bautiz y se hizo miembro activo de la naciente iglesia. Siempre la recuerdo como una asistente asidua a todas las reuniones de estudios bblicos que tenamos en la Iglesia. Lleg inclusive a ser superintendenta de la Escuela Dominical.
En el mbito de lo colectivo, observamos a un Bernab y un Saulo, ministrando en la naciente Iglesia de Antioqua: Durante todo un ao se reunieron los dos con la Iglesia y ensearon a mucha gente . (Hechos 11:26) Es curioso observar como el primer nombre de los cristianos fue el de discpulos o alumnos.
El Apstol Pablo le escribe a Timoteo y le da una serie de requisitos que deben caracterizar al Obispo (pastor). Le dice que es necesario que...sea capaz de ensear... (3:2). El pastor es el gua espiritual de la Iglesia, es su sacerdote y su profeta. Puede acaso un pastor desarrollar a cabalidad su ministerio de apacentar la grey de Dios si desconoce el tipo de pasto apropiado para la alimentacin, desarrollo y crecimiento de sus ovejas? El desconocimiento doctrinal por parte del pastor en la mayora de los casos ha trado por consecuencia el desvo de la congregacin a doctrinas y prcticas sin fundamento escritural. El pastor que ignora, trata de suplir ese vaco por medio de formas caprichosas y enseanzas supuestamente bblicas. A estos casos, por regla general, les caracterizan los extremos, las extravagancias para ser diferentes a otros. Apela desmedidamente a la parte emotiva de la congregacin ms que al intelecto; ms importante son para l las manifestaciones externas, fsicas, corporales, que el nutrir con la sana doctrina a su congregacin. Estos han sido tomados como ejemplos por los enemigos del evangelio para tratar de echar un velo de dudas sobre verdadera obra del Espritu Santo de Dios.
El pastor tiene que tener aptitud para ensear, pero la aptitud sola no produce nada, o poco. A esta aptitud hay que aadirle conocimiento profundo de la Palabra Revelada. Dios no lo ha colocado a l como inventor de nuevas doctrinas, ni creador de frmulas nuevas . Lo que est escrito, escrito est y a ello tenemos que ajustarnos, de lo contrario lo que estaremos formando, en vez de la Iglesia de Jesucristo, a un monstruo.
Ningn pastor tiene excusa delante de Dios. Dios ha provisto dentro de Su Iglesia los mecanismos necesarios para su superacin. Los Institutos Bblicos proliferan; cursos dirigidos y por correspondencia abundan; ministerios exclusivos de enseanza estn al alcance, para hacer de cada siervo de l un instrumento apto para ensear. Aprovechemos lo que Dios nos ha dado; usmoslo para nuestra edificacin; despojmonos del orgullo que nos hace creer que lo sabemos todo y con humildad acudamos a la ayuda de Gamaliel para ser bendecidos.
Hay que pensar en el futuro asentando la base en el presente. Acordmonos de los que vienen detrs de nosotros: aquellos que tomarn la antorcha de la enseanza para proseguir la edificacin del edificio. No sepultemos las posibilidades del presente para asegurar una ruina futura. Para evitar esto Pablo dio la frmula: la preparacin de los laicos para el desarrollo del ministerio de la enseanza. La Iglesia Local es la madre de los ministerios y es el lugar idneo que Dios ha provisto para el nacimiento y desarrollo de ellos. Es de adentro de la Iglesia Local que Dios elige a los ministerios para realizaciones ms amplias. Pablo le escribi a Timoteo dicindole: Lo que me has odo decir en presencia de muchos testigos, encomindalo a creyentes dignos de confianza que a su ver sean capacitados para ensear tambin a otros. (2 Tim. 2:2). Estos hombres idneos tienen que ser reconocidos como tales y para ellos el mismo Pablo dice: Los ancianos que dirigen bien los asuntos dela Iglesia son dignos de doble honor y especialmente los que dedican sus esfuerzos a la predicacin, sean tenidos por dignos de doble honor, mayormente los que trabajan en predicar y ensear (1 Tim. 5:17). Los Pablo, los Timoteo, los Tito, fueron primeramente hombres fieles, capaces y fueron capacitados para ensear tambin a otros; ahora Dios les encomendaba responsabilidades mayores y a niveles ms altos.
Es el pastor, dentro de su congregacin, el llamado a fomentar ese espritu de estudio; es el llamado a detectar a ese tipo de creyentes; es el llamado a capacitarlos; es el llamado a darles el entrenamiento, utilizndolos en diferentes actividades; es el llamado a desatar las ataduras locales, cuando Dios llama a algunos de ellos para prepararlos a niveles superiores y usarlos fuera del mbito de la Iglesia Local. Necesidad de la enseanza. Hay varias razones supremas para ensear a la Iglesia:
1. La Iglesia necesita ser edificada.- Una de las figuras que utilizan Pablo y Pedro, para significar lo que es la Iglesia, es la de un edificio en construccin. Como todo edificio, la Iglesia necesita un fundamento slido para su estabilidad y permanencia. El fundamento de la Iglesia no son las filosofas antiguas ni modernas, tampoco una fusin de filosofa con evangelio, tampoco las nuevas corrientes teolgicas de las ltimas dcadas. La Iglesia tiene un solo fundamento: las enseanzas de Jesucristo, sus profetas que hablaron con anticipacin sobre Su venida, los apstoles que transmitieron a la posteridad la narracin de su vida y enseanzas y a los cuales se les revel los fundamentos de la fe cristiana y sobre la cual todo el edificio...va creciendo (Efesios 2:20-21).
2. La Palabra no solo se constituye en el fundamento sobre la cual se edifica la vida espiritual de la Iglesia, sino que aqulla es la misma vida que produce el desarrollo la fortaleza y la estabilidad de sta. Pedro nos dice: tambin ustedes, como piedras vivas, con las cuales se est edificando una casa espiritual Pero el cotexto que antecede nosotros somos descritos como nios recin nacidos, a los cuales se nos manda: deseen con ansias la leche pura de la Palabra, como nios recin nacidos. As por medio de ella crecern en su salvacin (2:2)
Siguiendo la misma idea, Pedro nos exhorta a crecer en la gracia y el conocimiento de nuestro Seor y salvador Jesucristo, (2 Ped. 3:18). Este conocimiento no viene sino a travs del estudio diligente de la Palabra. Pablo corrobora este mismo sentir cuando nos ensea que la concesin de los dones ministeriales entre los cuales se encuentran maestros, tienen el propsito de hacernos crecer conforme a la plena estatura de Cristo. As ya no seremos nios zarandeados por las olas y llevados de todo viento de enseanzas sino que con madurez de conocimiento, conscientes de nuestro lugar dentro del Cuerpo, seamos capaces de ayudar y permitir ser ayudados. Necesidad de la enseanza personalizada. La necesidad de este tipo de enseanza se establece por el hecho de que muchos, en el transcurso de la vida cristiana, se allegarn a nosotros para pedir cuenta y razn de lo que creemos; oportunidad que Dios nos da para presentar la verdad del Evangelio: Estn siempre preparados para responder a todo aqul que les pida razn de la esperanza que hay en ustedes (1 Pedro 3:15). Un Evangelio presentado malamente, producto de la incapacidad del instrumento, conducir al menoscabo de la Palabra y le restar el poder de Dios para salvar.
En segundo lugar, porque los falsos maestros no pierden tiempo. Desde antes de que la Iglesia fuese formada como institucin, ya Jesucristo haba previsto la realidad del surgimiento de los falsos profetas (Mat. 7:15; 24:11 y 24) que trataran de engaar a las ovejas. Los apstoles previnieron a la Iglesia que dentro de ellos mismos se levantaran lobos feroces que procuraran acabar con rebao, que hablaran cosas pervertidas para arrastrar tras s a los discpulos (Hechos 20:29.30). El mismo Pablo previno a Timoteo de la siguiente forma; Porque llegar el tiempo que no van a tolerarla sana doctrina sino que, llevados de sus propios deseos, se rodearn de maestros que les digan las novedades que quieren or, dejarn de escuchar la verdad y se volvern a los mitos (2 Tim. 4:4-5). Pedro, tomando como ejemplo la experiencia pasada del pueblo de Dios, dice que como en el tiempo antiguo, En el pueblo judo hubo falsos profetas y tambin entre ustedes habr falsos maestros que encubiertamente introducirn herejas destructivas, al extremo de negar al mismo Seor que los rescat
A travs de la historia, la Iglesia ha venido enfrentndose con la actividad sistemtica, persistente, nociva y destructora de estos falsos maestros. Estas ltimas dos centurias han sido prolferas en el surgimiento de estos maestros y de sectas las cuales, presentando una imagen falsa de Jesucristo y su evangelio han arrastrado a miles de incautos tras s.
La actividad sutil de estos falsos maestros y su falsa piedad han engaado an a muchos dentro de la Iglesia, que ignorantes de la verdad doctrinal, se han dejado llevar por doquier de todo viento de enseanza, abandonando la fe para seguir inspiraciones engaosas y doctrinas diablicas . Tales enseanzas vienen de embusteros e hipcritas que tienen la concia encallecida (1 Tim. 4:1) y ensean todas suerte de mentiras destructoras.
Ante todo este panorama objetivo, real, experimental, cul es o debe ser la actitud de la Iglesia, de cada siervo de Dios, de cada creyente? Hay que abrir los ojos, hay que despertar del sueo! Es verdad que algunos estn haciendo mucho, pero muchos estn haciendo poco. Si no queremos ver una Iglesia influenciada por todo este panorama, una Iglesia socavada por el error, una Iglesia arrastrada por la avalancha de mentiras sutiles, saquemos la Biblia de los escombros y hagmosla nuevamente el fundamento de la Iglesia. Solo ella, su luz, su verdad, ser capaz de preservarla del error, para ser presentada sin manchas ni arrugas ante su Novio cuando venga en busca de ella.
Dos ejemplos elocuentes de hasta qu punto Satans puede socavar los cimientos de la Iglesia con enseanzas falsas, lo tenemos en estas dos Iglesias: Prgamo y Tiatira. A sus respectivos pastores se les reprocha la tolerancia y la permisin de falsos maestros que con sus doctrinas de demonios influyen en la perversin moral de muchos dentro de sus congregaciones. No podemos determinar en detalles el por qu estos siervos de Dios se encontraban impotentes para actuar y poner en orden las cosas, pero una cosa cierta s resalta y es la tolerancia y las consecuencias de sta: desvo, decadencia moral e impotencia espiritual.
Estos dos ejemplos deben ser un alerta para nosotros si no somos nosotros mismos los que enseamos a nuestras congregaciones. Si no somos lo suficientemente sabios, si no tenemos la guianza del Espritu para que l nos gue a los ministerios constituidos por l mismo para ayuda, si no somos capaces de decir NO al ngel del cielo que viene con otro evangelio, el Diablo gustosamente siempre tendr provisin para deformarte, pervertirte y desviarte la Iglesia. Por eso reflexiona: qu enseas? a quin le permites que te ensee la Iglesia?. Recuerda que hay una palabra dura de parte del Seor a los que proceden sin responsabilidad en este sentido: tengo en tu contra que toleras.... Resultados prcticos de la enseanza.- La Palabra de Dios es viva y eficaz. La enseanza y aprendizaje de ella trae invariablemente resultados mltiples en la vida del creyente y en la de la Iglesia en general.
1. Contribuye al crecimiento sano y robusto de la vida espiritual de cada hijo de Dios. Ella es leche espiritual que nos hace crecer para salvacin (1P. 2:2). Es alimento slido para los que han alcanzado madurez. (He. 5:14). En la epstola a los Hebreos se nos presenta, por as decirlo, dos clases de alumnos: los nios y los adultos. El maestro cristiano tendr la habilidad de preparar las clases acorde a la edad y capacidad de sus alumnos: leche para los nios espirituales; alimento slido, vianda para los adultos espirituales (gente madura). Si somos sabios en la aplicacin racional y sistemtica de la Palabra, vamos a ver resultados gloriosos. A los nios los vamos a ver crecer en todo y a los adultos los vamos ver madurando hasta el conocimiento pleno (RV 1960)(Ef. 4:13-16).
2. Pone en capacidad a cada creyente para ayudar a otros. Lo que aprendemos de la Palabra es para ayudar a otros. No podemos convertirnos en meros portadores de conocimientos. Pedro les dice que si el conocimiento de Cristo abunda en vosotros, no permitir que ustedes permanezcan intiles e improductivos (Versin Libre) (1 P. 1:5-8). El conocimiento de la Palabra va a ser una fuerza interna que nos mover a dar aplicacin prctica a todo lo que tericamente hemos aprendido. A otros, el Espritu Santo los pondr en capacidad para ensear tambin a otros (2 Tim. 2:2), y ayudar a otros (Hech. 16:9) cuando Dios requiere de nuestra asistencia.
3. Pone en capacidad al creyente para obedecer a Dios y ajustarse a su voluntad.- (Hechos 8:26-40). La labor efectiva que Felipe realiz con el eunuco etope se debi a la capacidad de este apstol y el conocimiento que tena de las Sagradas Escrituras. Dice la Palabra que Felipe comenzando con ese mismo pasaje de la Escritura , le anunci las buenas nuevas acerca de Jess Esto no fue una mera coincidencia. Felipe estaba capacitado para comenzar desde cualquiera escritura para ayudar a este hombre confundido. Su ayuda, su enseanza, sac al etope de sus dudas y fue ganado para Cristo.
4. Ampla la visin misionera y capacita para obedecer al llamado de Dios.- El conocimiento del propsito de Dios con la humanidad; el conocimiento de sus planes a travs de nosotros, con el mundo que se pierde; al conocimiento de la causas de la expansin de la Iglesia; el conocimiento y estudio del trato de Dios con los hombres y mujeres que dijeron s para ir por el mundo; el conocimiento de la labor del Espritu de Dios levantando y cambiando hombres y mujeres, son un incentivo para abrir los ojos y mirar los campos sembrados porque la cosecha est madura. Todo esto se constituir en la fuerza motriz que nos impulsar a ir. El maestro y su vida espiritual. El maestro cristiano tiene que cuidar su vida espiritual adicionando al estudio de la Palabra, tiempo suficiente de oracin. Esto le ayudar para que la enseanza sea expuesta con autoridad; la autoridad de una vida acorde y a la altura de lo que ensea. Jess, el Rab de Galilea pasaba mucho tiempo en oracin. No de balde, cuando abra su boca las gentes se daba cuenta de que no enseaba como los escribas y los fariseos, sino con autoridad. La enseanza que va con la fuerza y el poder del Espritu Santo produce cambios. El maestro cristiano debe estar revestido del poder del Espritu, para que su palabra y su predicacin no sean con palabras sabias y elocuentes sino con la demostracin del poder del Espritu. El Espritu Santo es la fuente del dinamismo y del cambio. La Palabra y la oracin son como los dos remos de un bote. Hay que darle a la par para que el bote avance. Si le das a un solo remo, cualquiera de los dos, te movers dando vueltas, pero no avanzars. Caractersticas de un verdadero maestro. 1. Es un estudioso constante de la Palabra de Dios. Esto no quiere decir que todo el que estudia sea maestro. Esta actividad debe ser caracterstica de todo creyente.
2. Le es necesario poseer una mente con capacidad espiritual para el razonamiento. Hay muchas circunstancias y cuestiones con las cuales ha de encontrarse en el transcurso de su labor, cuyas soluciones no estn en los libros. Si no hay sentido comn, si la mente no est ejercitada en el anlisis, la creatividad, la deduccin lgica, con toda seguridad que tendr dificultades en el proceso de la enseanza y a la postre fracasar.
3. Tiene que tener una mente analtica y despierta capaz de tener en consideracin ideas nuevas, nuevos conceptos. Debe ser capaz de analizarlos sin temor a ser confundido, capacidad para deslindar la verdad del error, separar el grano de la paja y saber poner de relieve, tanto el error como la verdad.
4. Tiene que tener bien claro en su mente las verdades que va a ensear. Verdades que no ha entendido, conceptos oscuros en sus mentes, principios no bien establecidos, produce una enseanza deficiente y por consecuencia infructuosa.
5. Tiene que estar convencido en su propia mente de las verdades que va a ensear. La conviccin reviste al maestro de autoridad e inspira confianza en sus alumnos.
6. El maestro cristiano debe ser capaz de rectificar sus errores, producto de su desconocimiento. No siempre lo sabemos todo o a veces hemos aprendido mal, pero cuando la lumbre del conocimiento (Prov. 6:23) y la verdad revelada iluminan su mente, como luz, debe dejarla brillar. Debe permitir que la luz brille a travs de l. Por lo tanto, el maestro cristiano debe estar dispuesto para dejarse ensear. El sndrome de todolos tiene que ser eliminado porque esto es un embuste del diablo. No puede ser dogmtico ni aferrado, tiene que tener una mente amplia y analtica. NO debe temer analizar an ideas que cree que puedan ser opuestas a las propias, pues el Espritu Santo le revelar dnde reside el error (si es que lo hay) y cmo atacarlo o rectificarlo.
7. Debe ser humilde.- Sus convicciones personales declinan ante la verdad demostrada. Recuerde que, a veces, todo lo que uno ha aprendido no est del todo en lo correcto.
8. Ama su ministerio sin importarle nmeros. Sabe ensear a las multitudes, pero se goza enseando a una samaritana, o un eunuco etope en un lugar apartado si es preciso.
ES RESPONSABILIDAD DEL MAESTRO CRISTIANO CONTRIBUIR A LA UNIDAD DOCTRINAL DE LA IGLESIA PARA QUE TODOS HABLEMOS UNA MISMA COSA.
Relacin entre el ministerio del maestro y el ministerio del profeta:
El profeta proclam lo que Dios le revel, el maestro (sacerdote) explic lo que el profeta proclam, el profeta confirm lo que el maestro explic.
Aclaravcin: Se dan el casos que, en oasiones los ministerios funcionan como tales, pero no son calificados o llamados o reconocidos formalmente por sus instituciones.
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mircoles 20 de junio de 2007 CAPTULO 9: LOS DONES ESPECIALES
PRIMERA PARTE: DONES ESPECIALES PARA EL SERVICIO CRISTIANO: Los que ayudan, los que sirven, los que reparten, el diaconado.
Naturaleza de los dones de servicio.
La Trinidad como fuente y raz de los dones de servicio.
Si nos detenemos un poco a analizar la naturaleza interna de Dios, nos damos cuenta de que Dios no es una unidad absoluta. Dios es una unidad compuesta por la persona del Padre, la persona del Hijo y la persona del Espritu Santo. Un Dios absoluto no tuviera concepto ni sentido de relacin. La relacin implica, por lo menos dos partes para su manifestacin y dos partes que se correspondan mutuamente a una naturaleza comn. La naturaleza divina de que est compuesta cada persona de la Trinidad, les capacita para una cabal expresin de sus relaciones mutuas de tal manera que la obra que le concierne a uno como personalidad independiente, le es atribuida a los tres como unidad divina. Lo que se resalta, dentro de esta comunin eterna tripartita, es la cooperacin mutua de cada componente que hace perfecto el plan eterno de Dios. Cada parte coopera, trabaja, ayuda, sirve: y en la manifestacin de esta actividad cooperativa se refleja la complacencia de Dios, su amor eterno manifestado evidentemente en toda la creacin.
La creacin del hombre refleja algo de la naturaleza de Dios. ste fue hecho a imagen y semejanza de Dios. Es de notar, que cuando Dios cre al hombre, aunque ste se hallaba rodeado de una naturaleza prdiga, tanto el reino animal como el reino vegetal, sin embargo, Adn experiment un estado de soledad inmensa que nada poda suplir. Nada creado estaba acorde a su naturaleza interna, y aunque l se serva de todo lo que le rodeaba, sin embargo para Adn no se hall ayuda idnea (Gn 2:18).
Dios, fiel intrprete de nuestras necesidades, al ver el conflicto en que se hallaba el hombre, dijo: No es bueno que el hombre est solo, le har ayuda idnea (Gn. 2:18). Dios ha hecho al hombre de tal manera que le sea imposible o, por lo menos difcil, vivir solo y aislado. El hombre necesita de alguien que lo complemente, con quien relacionarse, con quien compartir sus alegras, sus penas, su trabajo. Es la creacin de la mujer para el hombre lo que echa abajo el orgullo de muchos para creer que no necesitan de nadie. El hombre es un ser dependiente (necesita de todo y de todos). Es imposible acometer solo una obra, necesitamos mayor o menor grado de ayuda; no solo para compartir el trabajo, sino para compartir tambin la alegra del xito.
Tendencia gregaria.
Llammosle tendencia gregaria y no instinto, puesto que este ltimo es caracterstica de los seres irracionaoles, como los animales, pero el hombre es un ser racional. sta consiste en la capacidad que Dios nos ha dado para vivir en grupo o sociedad de una manera consciente y sistematizada. Cuando vemos a una persona que se asla del seno de la sociedad en que vive; se aparta, anda solo, lo calificamos de anormal, pues lo normal es que viva en relacin con los dems. El relacionarnos con los dems implica ciertas responsabilidades insoslayables y ciertos deberes. Estas responsabilidades y deberes son manifestaciones naturales que sirven de incentivo para la cooperacin, el servicio y la ayuda.
Una sociedad donde cada componente ayuda, sirve y coopera desinteresadamente y cada componente corresponde aceptablemente, es una sociedad que prospera. La retraccin del individuo implicara anormalidades dentro del grupo. Tanto en los pases grandes como pequeos, familias grandes o pequeas, iglesias grandes o pequeas, cuando se pierde de vista las bases sobre las cuales se asienta esta tendencia puesta por Dios todo va al suelo.
Estos principios no son pasados por Dios dentro de su pueblo. Es precisamente, dentro del pueblo de Dios donde deben tener expresin plena, cabal, recta y correcta estas verdades. Somos una sociedad, vivimos en sociedad. En esta sociedad llamada Iglesia no vivimos aislados, somos partes unos de los otros, miembros los unos de los otros; y es en Cristo, por medio del amor y despojado de todo orgullo personal, el que nos hace vivir unidos, y donde cada miembro segn la actividad de cada miembro trabaja, coopera, ayuda, sirve, para ir edificndose en amor.
Satisfaciendo una necesidad.
Jesucristo dijo: As que todas las cosas que quisierais que los hombres hicieran con vosotros, s tambin vosotros haced con ellos
Pablo dijo: Servos por amor unos a los otros, y como miembros del Cuerpo de Cristo nos ayudamos mutuamente . Diramos que es una necesidad la manifestacin del amor a travs de la vida de servicio. El amor es prctico y en su manifestacin se troca en obras.
El hombre vive en un estado de insatisfaccin cuando, dando manifestacin a su egosmo, vive para s sin pensar en los dems; sin pensar que su cooperacin pueden servir y contribuir a la felicidad de los dems. Es la vida de servicio lo que hace dulce la existencia y es la vida de servicio la esencia del cristianismo. Esta vida satisface al alma cuando vemos que nuestro aporte ayuda a la edificacin y unidad el cuerpo. Es una necesidad profunda servir, ayudar. Dios nos ha hecho con una naturaleza capaz de hacerlo, Dios espera que lo hagamos e ir en contra produce conflictos e infelicidad internas.
Distorsin.
El pecado ha sido la causa de la distorsin de todas las cosas buenas que Dios ha hecho con y para nosotros. Este sentimiento de ayuda y espritu de servicio - actitudes innatas en el hombre - han sido aprovechadas por hombres perversos para esclavizar y poner a su servicio exclusivo a los otros hombres, crendose lo que se llama amos o seores y siervos o esclavos.
Los amos, perdiendo toda sensibilidad, se aprovechan al mximo y con fines egostas del servicio que le prestan los hombres. Por otra parte, los siervos se revelan, odian, matan, destruyen cuando pueden reaccionar contra sus amos. Esto es producto de la prdida del concepto y la prctica del servicio desinteresado y por amor por parte de l y la prdida, por parte del amo, del sentido de igualdad, de la cual Dios ha revestido a todos los hombres y la necesidad de la cooperacin desinteresada para vivir felices. (1 Tim. 6:1-2).
Solo Cristo, el vindicador de todas las causas, el restaurador de su obra, es capaz de darle todava el verdadero matiz y significado a estas cualidades y principios. Dios por medio de su Espritu, transformando y cambiando la naturaleza humana, (que por su condicin cada produce todas estas anormalidades) hace posible estas virtudes. Solo Dios produciendo un verdadero amor en el corazn del hombre, y mucho ms: solo el Espritu de Dios es capaz de hacer en medio de Su pueblo y a travs del creyente que este deseo y sentir de ayudar y servir sean una realidad incondicional; pero ahora producto, no de un sentimiento meramente humano, sino como producto de una obra sobrenatural de Dios concedida al creyente como una ddiva, como un don, cuya fuente es el Espritu de Dios.
ANLISIS DE LOS DONES DE SERVICIO. (Mateo 25;21-24; 24:48)
Dentro de la Iglesia, y para edificacin de ella, Dios ha levantado a hombres y mujeres con tres capacidades gloriosas, que no dejan de ser sobrenaturales, aunque la materia prima sea la necesidad, la miseria y la impotencia; no dejan de ser del Espritu de Dios, aunque su manifestacin sea a travs del hombre, y no dejan de ser relevantes e importantes aunque en ocasiones, sean hechas en el anonimato. Estas son: los dones de servicio, ayuda y el que reparte canalizados muy especialmente a travs del trabajo del dicono.
Qu es el don de servicio? (Rom. 12:7)
La palabra que se traduce como servicio es, en griego diakona y significa: servicio, funcin, oficio, cumplimiento, ministerio especialmente eclesistico; socorro, limosna). Est relacionado con el verbo "diakono" que significa, a su vez: servir, prestar servicio; socorrer, ayudar, proveer; suministrar).
Como don, es una capacidad sobrenatural que el Espritu de Dios da a algunos miembros del Cuerpo para colocarse, incondicionalmente, sacrificadamente y con amor, en las manos de Dios para suplir necesidades en las que hay que emplear tiempo, esfuerzo, trabajo, talento, recursos, para beneficio de los siervos de Dios y la obra en general.
El campo de manifestacin de este don es ilimitado, no est circunscrito a una sola rea o lugar. La materia prima con que trabaja es la necesidad de cualquier ndole que sea y all, desde las cosas que parecen ms sencillas hasta las que parecen ms complejas, aqu aparece el don para aliviar la carga, edificar, bendecir y contribuir a la unin del cuerpo. Dios da suficiente gracia para que el servidor pueda hacer su tarea, an en las condiciones mas difciles. De estas caractersticas se desprende el hecho de la necesidad del factor sobrenatural para su cabal manifestacin.
Hasta cierto punto, podemos decir que, todo ministerio es una obra de servicio para Dios, por lo cual no podemos tampoco darle un carcter restrictivo a la manifestacin de este don para ciertos y determinados trabajos, sino que toca a todos. Por esta razn, cada ministerio, cualquiera que sea, necesita estar vitalizado y complementado con la capacidad de servicio como don del Espritu. (Gl. 5:13).
Sin embargo, su manifestacin se especializa al levantar algunos creyentes dentro del pueblo de Dios, dispuestos a colocar sus personas - talentos y capacidades, tiempo, esfuerzo, trabajo - para complementar otros ministerios. A estos hombres y mujeres los mueve un sentimiento: al amor a Dios y a su obra; y los mueve la necesidad de la obra y sus siervos. Tienen visin para ver y capacidad sobrenatural para servir. Son, los que llamamos comnmente las columnas que sostienen el quehacer de la obra de Dios. Son siervos de siervos.
Jesucristo, ejemplo de siervo.
El Hijo del hombre no vino para ser servido, sino para servir y dar su vida en rescate por muchos. Estas palabras estn pronunciadas dentro del contexto de una peticin de la madre de los hijos de Zebedeo (Juan 20:20): Ordena que en tu reino se sienten estos dos hijos mos, el uno a tu derecha y el otro a tu izquierda. Derecha e izquierda, lugares de posicin, autoridad y privilegio. Este era el sentir de los dos, manifestado a travs de su madre. Sin embargo ellos no saban lo que pedan. Estas posiciones no se obtendran mediante privilegios personales, ni motivados por la parcialidad sentimental. Una cosa s era real: ellos podan participar de su copa y su bautismo (Mateo 26:27; Juan 18:11; Luc. 12:50); lo dems estaba en la potestad del Padre. Antes de los privilegios vienen los sacrificios; antes de la gloria, el sufrimiento. Esto quera decirles Jess.
Para terminar de responder y rectificarles, Jess enfoca la situacin desde otra perspectiva, para dejar sentadas las bases sobre las cuales se sostendra el logro de las posiciones y rangos: en Su reino las cosas no iban a ser como entre los reinos de los hombres: los gobernantes se enseorean de las naciones, los grandes ejercen sobre ellas potestad (v. 25) ms, entre vosotros NO SER AS, sino que EL QUE QUIERA SER GRANDE SER VUESTRO SERVIDOR y el que quiera ser el PRIMERO SER VUESTRO SIERVO. La prioridad del reino de Dios es la vida de servicio. Cristo primero fue SIERVO para poder llega a ser REY. Este es el mecanismo, la frmula. No hay otra.
El asunto del reino y los privilegios permanecan en la mente de los discpulos. En otra ocasin, todos estaban enfrascados en una discusin sobre quin de ellos iba a ser el mayor (Luc. 22:24). Jess, con toda su paciencia y recordando el incidente con la madre de Juan y Jacobo, vuelve a repetirles el ejemplo de los gobernantes y aade otra ilustracin: Quien es el mayor, el que se sienta a la mesa o el que sirve? No es el que se sienta a la mesa? PERO YO ESTOY ENTRE VOSOTROS COMO EL QUE SIRVE. Y a continuacin vienen las palabras que pondra fin a sus discusiones y alivio a sus preocupaciones: Pero a vosotros, que habis permanecido conmigo en mis pruebas, yo os asigno un reino, como mi Padre me lo asign a mi, para que comis y bebis a mi mesa, en mi reino, y os sentis en tronos juzgando a las doce tribus de Israel (v. 30)
Lo que el Seor quiso decir fue: Este privilegio de estar conmigo, sentados a mi mesa, no ser exclusividad de ninguno, sino derecho de todos, porque ustedes son los que habis permanecido conmigo en mis pruebas. Ms que el privilegio de sentarse simplemente a mi mesa, yo les doy a ustedes mucho ms: les asigno un reino ... para que coman y beban a mi mesa en mi reino, y todava algo ms, para que ustedes se sienten en tronos juzgando a las doce tribus de Israel (vs. 28-30). Primero pruebas y servicio, despus recompensas. Esta es la va, no hay otra. Jesucristo nos dio el ejemplo, en actitudes, palabras y obras (Fil. 2:7) para que de l aprendamos, y a l imitemos.
Esta leccin fue aprendida muy bien por sus discpulos. En sus cartas comienzan con la presentacin de sus credenciales: Pedro, siervo de Jesucristo... , Santiago, siervo de Dios y del Seor Jesucristo... , Judas, siervo de Jesucristo..., Su siervo Juan... (Apoc. 1:1). Pablo aprendi lo mismo: Pablo, siervo de Jesucristo...
Cualidades del que sirve.
En ocasiones hemos escuchado la presentacin de algn predicador de la siguiente forma: En esta noche me complace en presentar, al gran siervo de Dios, Fulano de Tal. Entiendo perfectamente bien el grado de dignidad que se quiere reconocer en este tipo de presentacin, pero realmente la Biblia no le atribuye el calificativo de grande a ningn siervo. La Biblia nos habla de dos tipos de siervos solamente: siervo bueno (Luc. 19:17) y el siervo malo. Mateo (18:32) Veamos
Del malo nunca se habla. Del bueno siempre se recalca su fidelidad. Pero al siervo bueno le caracterizan otras cualidades que son dignas de resaltar y que descubre su verdadero carcter. Entre ellas tenemos: su prudencia, su responsabilidad, su humildad (Lc. 22:26;); su competencia. (Mt. 6:24); su gratitud, (Mt. 8:15); su nimo (Ef. 6:7); y sobre todo su amor. (G. 5:13). El fiel servidor se convierte en el canal del amor de Dios abundando en buenas obras. Su labor edifica y bendice la obra de Dios, a los siervos de Dios y a la Iglesia toda.
En la Biblia tenemos ejemplos sobresalientes de servidores fieles: Eliezer, siervo de Abraham, Josu, Ur, Caleb, Sanuel, Baruc, Eliseo, Giezi, Juan Marcos, Timoteo, Gayo, etc. Muchos de estos humildes servidores, llegaron a ser, posteriormente lderes prominentes dentro del pueblo de Dios.
PARA LLEGAR A SER UN BUEN DIRIGENTE, PRIMERO HAY QUE SER UN SIERVO OBEDIENTE.
EL QUE AYUDA.
La palabra empleada en el original griego es antilempsis" que significa ayuda, auxilio. Est relacionado con el verbo antilambno, que, en este caso, puede traducirse como: poner mano en algo, ocuparse, preocuparse de, tratar de conseguir algo, hacerse cargo, amparar a alguien, tomar por su cuenta a alguien). Para comprender la naturaleza de este don sera bueno hacer un cuadro comparativo que nos ayudar a definirlo:
COMPARACIN ENTRE SERVICIO Y AYUDA.
Servicio: Es de carcter permanente o, por lo menos, de larga duracin. Ayuda: Es eventual. Se manifiesta cuando se produce alguna necesidad, para hacer provisin.
Servicio: Tiene que ver con la persona. Es la persona la que se ofrece. Ayuda: Tiene que ver con provisiones materiales. Se manifiesta especialmente en el rea social de la Iglesia.
Servicio: En el mbito espiritual, anima, consuela, apoya, orienta. Ofrece tiempo, capacidades, talentos, recursos, etc. Ayuda: Coloca, al servicio de la Obra, recursos materiales para suplir necesidades.
Definicin del don de ayuda.
Teniendo en cuenta la diferencia entre uno y otro don, podemos llegar a la conclusin de que el don de ayuda:
Es una capacidad sobrenatural concedida por el Espritu de Dios a algunos miembros del cuerpo, que les provee de una disposicin santa para dar asistencia tanto material como espiritual al necesitado, y los inmpele a colocar sus intereses al servicio de la obra de Dios en todos los aspectos en que se mueve para suplir lo que falta.
En la manifestacin de este don hay una espritu de desprendimiento y renunciacin, an de aquello que pudiera resultar importante, para engrandecer la obra de Dios. Una de las cosas que hace el Espritu de Dios es afectar el yo, eliminando el egosmo y el inters personal. El reino de Dios viene a constituirse en el objeto ms importante para la inversin de sus bienes. De estos hechos se desprende la necesidad del aspecto sobrenatural , porque en lo natural nadie obrara as.
En ocasiones el don de servicio y ayuda obran juntos complementndose y canalizndose a travs del ministerio del dicono como lo habremos de considerar posteriormente. A veces se hace difcil distinguir a ambos, porque aunque tienen caractersticas diferenciales, tambin, por la naturaleza particular de cada uno, tienen caractersticas similares.
Ejemplos del don de ayuda.
Como ejemplos concretos de la manifestacin de este Don, podemos resaltar: Los siete primeros diconos (Hechos 6:2-7); Dorcas (Hech. 9:36:41), Priscila y Aquila (Hechos 18:2-26; Rom 16:3-4), Mara (Rom. 16;6), Urbano (v. 9), Trifena, Trifosa y Prsida (v. 12), Tercio (v. 22), Onesfiro 2 Tim. 1:16-18), Lucas y Marcos (2 Tim. 4:11), etc.
EL QUE REPARTE (Rom. 12:8).
El Nuevo Testamento Interlineal Griego Espaol de F. Lacueva, traduce: el que comparte, con sencillez. La Nueva Versin Internacional traduce: si es el de socorrer a los necesitados, que d con generosidad. La versin Dios Llega al Hombre lo traduce: el que da hgalo con sencillez y la Biblia de Jerusaln traduce: El que da, con sencillez.
El verbo utilizado en el griego es metadiduz (metadidouz) que quiere decir: dar parte, hacer participar (a alguien de algo), entregar. La idea de dar, compartir, repartir, est estrechamente vinculada con la generosidad de Dios en la creacin y hacia el hombre. (Salmo 145:11-20; 147:7-11; Salmo 104, etc.) La generosidad de Dios, que reparte, da y socorre es el incentivo para que el hombre y, muy especialmente, Sus hijos, que han experimentado la realidad de todas Sus bendiciones, sean movidos a compartir lo que tienen para que otros, que menos tienen, sean beneficiados. El hijo de Dios reparte, da a los pobres, su justicia permanece para siempre, su poder ser exaltado en gloria (Salmo 112:9).
El Apstol Pablo se hace eco y dentro del contexto de la generosidad que debe caracterizar a la Iglesia para ayudar y socorrer a los hermanos ms necesitados y junto con el salmista repite: Como est escrito: Reparti, dio a los pobres, su justicia permanece para siempre. Seguidamente concluye con el pensamiento de que Dios es el que da, multiplica y prospera para que nosotros liberemos nuestra generosidad para la suplencia de las necesidades de otros y para la gloria de Dios. (2 Cor. 9:9-l4).
Manifestado como un don, el que reparte es movido por un espritu altamente generoso. Pero esa generosidad es producto de la obra del Espritu en el corazn del creyente que potencializa esta virtud para que la persona se desprenda de parte de lo que Dios le ha dado, con el fin de darlo al necesitado. Dios da, para dar. Esto lo constituye en un don sobrenatural. Aunque este don es la manifestacin personal de la generosidad de Dios a travs de su instrumentacin humana, vamos a ver cmo conjuntamente con el don de servicio y ayuda, se conjuga dentro del ministerio del dicono para la realizacin de un ministerio edificador.
EL MINISTERIO DEL DICONO.
Para comprender qu es o en qu consiste el ministerio que debe desarrollar el dicono dentro de la Iglesia local, es necesario saber cules son las herramientas espirituales que inciden en la realizacin de este trabajo. Estos tres dones - servicio, ayuda y repartimiento - inciden, se desarrollan y manifiestan a travs de un verdadero ministerio diaconal.
Es necesario que la Iglesia Local sepa discernir y descubrir cules son los creyentes, que dentro de la Iglesia les caracteriza un espritu de colaboracin, un espritu de ayuda, de generosidad, de iniciativa personal para estar donde est la necesidad y la disposicin de hacer provisin para su solucin. Recordemos que no es, necesariamente, el creyente que ms tiempo lleva en la Iglesia, no es el ms sabio intelectualmente, no es tampoco el ms fervoroso, ni el que ms aleluyas dice, ni el que parece ms buenazo y tranquilo. Cuando hay un hermano que siempre est haciendo algo, con una iniciativa personal marcada, con un espritu de servicio marcado, ayudador, conjuntamente con los dems requisitos, podemos ir pensando en un ministerio de dicono potencial.
Circunstancias que dieron origen al ministerio del dicono.
El Espritu Santo fue, por decirlo as, la persona que engendr la Iglesia. Durante el ministerio terrenal de Jess, notamos la influencia del Espritu usando sus enseanzas para producir aquello que el da de Pentecosts se constituy como la Iglesia de Jesucristo. Pero lo que sucedi ese da no fue mas que el comienzo de una obra que tendra su proceso organizativo a travs de su historia y que el mismo Espritu de Dios se encargara de recoger en las pginas de las Sagradas Escrituras.
Cierto es que, para que el Espritu Santo pudiera darle forma a la Iglesia, sta tendra que enfrentarse con una serie de obstculos entre los cuales cuatro son los ms sobresalientes: 1. Los prejuicios de carcter social, 2. Los prejuicios de carcter tnicos, 3. Los prejuicios de carcter religiosos y 4. Los prejuicios de carcter econmicos.
El evangelio tenda a la universalizacin de la Iglesia. Ella no estara limitada a un grupo nacionalista, ni partidista, sino que se extendera a travs del mundo uniendo en un mismo amor y propsito a toda nacin, tribu y lengua. Solo el evangelio logr deshacer, en aquellos primeros tiempos, todas las barreras que hubieran podido provocar la divisin, estancamiento y destruccin de esta gran obra.
En la institucin, crecimiento, progreso y organizacin de la Iglesia se hace evidente la obra maestra del Espritu Santo colocando los diferentes ministerios y dones en el Cuerpo, que ayudaran a su edificacin y progreso, de manera que, el Espritu, sin prejuicios de ningn tipo llegara a utilizar desde el siervo hasta el amo.
Crecimiento de la Iglesia (Hch. 6:1).
Los nuevos convertidos se producan, tanto el rea de los judos, como en el rea de los gentiles; pero el mayor grupo era de judos y judos helenistas. Los helenistas eran los judos que haba adoptando las costumbres y asimilado la civilizacin y lengua griega, pero persistan en la creencia religiosa legada por sus padres. En aquellos das como creciera el nmero de los discpulos... (v. 1). El rpido crecimiento traera por consecuencias otros problemas.
Aumento de trabajo de los apstoles.
La labor encomendada por Cristo a los apstoles fue la ministracin de la Palabra de Dios. Esto traera por consecuencia la dedicacin extra de tiempo, que se acortaba ms y ms a causa del trabajo excesivo y traera consecuencias impredecibles en las relaciones del grupo. Repartir y distribuir las ofrendas que traan a sus pies, la atencin a las viudas en sus necesidades, surtan sus efectos: a) Eclipsaban el ministerio y la visin misionera, b). Produca descontentos y desavenencias entre la congregacin. (Hechos 4:35-37; 5;1) c) Restaba el tiempo de preparacin espiritual.
Toda esta situacin generaba cierto estado de caos que ponan en tela de juicio el actuar y carcter de los apstoles. El crecimiento haba dejado atrs la organizacin. Era imposible, que un grupo tan grande pudiera ser atendido y administrado por los apstoles solos. Esta situacin fomentaba en la Iglesia un espritu divisionista.
Ante estas circunstancias, el Espritu Santo hacer ver a los Apstoles el descuido de su mxima responsabilidad y los mueve a proponer a la Asamblea una mocin encaminada a la solucin del problema: Bsquense siete varones de buen testimonio, llenos de Espritu Santo y sabidura a quienes encarguemos estos trabajos v. 3. Todo esto agrad a la multitud, siendo esto la solucin sabia que resolvi el problema.
El verbo griego traducido como buscar es episkopeo, que significa, entre otros, mirar, observar, examinar, considerar; poner cuidado o atencin; inspeccionar, pasar revista; visitar (especialmente a un enfermo). Involucra la idea de una bsqueda atenta, que presupone el examen cuidadoso, la observacin atenta, la inspeccin. Justamente, Lacueva traduce el verbo como inspeccionad. La eleccin de los diconos no surga de una bsqueda ms o menos superficial, sino de una inspeccin cuidadosa, entre los hermanos, para ver quines eran aquellos que cumplan con los requisitos establecidos por los apstoles. (Nota al margen: Obsrvese que en este caso no se emplean ninguno de los verbos griegos que se traducen en otras partes del NT, como buscar: Dseteo y sus compuestos: anadseteo, ekdseteo, epidseteo).
Es importante tener en cuenta que, en la eleccin de los diconos, los lderes apostlicos, guiados por el Espritu Santo, establecieron los requisitos que deban tener los mismos. La asamblea, por su parte, inspeccion dentro de ella, para detectar quines los cumplan, y una vez seleccionados, los presentaron a los apstoles para que estos los consagraran al ministerio o servicio. Cuando ms adelante leemos sobre el ministerio de Pablo, encontramos, por ejemplo, que Timoteo fue consagrado por la imposicin de manos de Pablo y los ancianos de la iglesia, sobre las bases del buen testimonio que los creyentes daban acerca de Timoteo. En las epstolas pastorales, el apstol deja establecido definitivamente los requisitos para que enviados apostlicos como Timoteo y Tito, por ejemplo, pudieran constituir las autoridades locales, ya fuesen presbteros u ancianos, ya fuesen diconos.
Quiere decir que, con la institucin de LOS SIETE, El Espritu Santo constituy dentro de la Iglesia primitiva un ministerio que ms tarde se convertira en un instrumento para el desarrollo y crecimiento de la Iglesia (v. 7). Es de notar que, aunque al principio no se le dio el nombre oficial de dicono, sin embargo la necesidad que le dio origen: servir las mesas defini las caractersticas de este ministerio: servir (6:2).
Bases sobre las cuales fueron constituidos los siete diconos.
Se convoc una asamblea con la Iglesia. El modo en que se realiz este acto pblico en la Iglesia es muy importante:
1. Los Apstoles hicieron entender a la congregacin el trabajo fundamental para el cual Dios los haba escogido a ellos. La asamblea reconoci este principio. v. 2
2. Los apstoles propusieron la eleccin o ms bien seleccin de siete varones para que asumieran este trabajo. v. 3
3. Proceden a determinar las cualidades que deban realizar este trabajo.
4. Establecimiento del ministerio: Despus de haber seleccionado a los siete, de una manera formal fueron presentados ante los apstoles, los cuales oraron, le impusieron las manos, y la Iglesia los reconoci unnimemente. En estE acto solemne se dio inicio a este ministerio. Este mismo acto de ordenacin de los diconos es el aplicado a la ordenacin de otros ministerios. (Hechos 13:3; 2 Tim. 1:6; 1 Tim 4:14). Es de notar que la autoridad apostlica y la organizacin congregacional (democrtica) no se desplazan, sino se completan.
Cualidades bsicas originales para el ejercicio del diaconado (v. 3).
1. Buen testimonio dentro de la congregacin (... de buen testimonio).
2. Plenitud del Espritu Santo (Varones llenos del Espritu Santo.
3. Sabidura (... y sabidura).
Funcin original dentro de la Iglesia.
1. Cobrar las limosnas de la Iglesia.
2. Distribuir o repartir entre los necesitados el dinero y los alimentos.
3. Visitar a los pobres, a los enfermos, a las viudas, a los hurfanos, a los que sufran bajo las persecuciones, administrando los auxilios necesarios y oportuno.
4. En el caso particular de las diaconizas, estas realizaban en la Iglesia trabajos de servicios que a los hombres les era imposible realizar. Ellas cuidaban los lugares donde se sentaban las mueres, controlaban el orden, instruan privadamente a las ms jvenes; asistan a los que sufran persecuciones por la fe. En Romanos 16:1 se menciona a Febe como diaconisa de la Iglesia.
Independientemente al trabajo de servicio inherente de los diconos, hubo algunos que fueron usados en otros ministerios. En la Biblia sobresalen Felipe y Esteban, que fueron usados como evangelistas y en grandes maravillas y milagros. Esteban, el dicono, tuvo el privilegio de ser el primer mrtir de la Iglesia cristiana. Y en Romanos 16:1 se menciona a Febe, que haba ayudados a muchos , pero ahora se dispona a ser portadora de la carta que Pablo enviaba a los romanos por medio de ella.
El diaconado considerado por el apstol Pablo.
En Filipenses 1:1 podemos notar que, en el principio, la organizacin de la Iglesia era sencilla. La composicin orgnica de la Iglesia Local era: 1) Los santos (creyentes en general), 2) Los obispos (sobreveedores espirituales: llamados tambin ancianos o pastores), 3) y los diconos. Observamos que los diconos juegan un papel importante en la organizacin de la Iglesia, siendo este ministerio necesario para su desarrollo, edificacin y unidad.
Pablo fund gran cantidad de Iglesias entre los gentiles, y a la vez orient a sus lderes en cuanto a la organizacin a stas. En este contexto da instrucciones a Timoteo relacionadas con este ministerio. Estas instrucciones habran de servir como patrn para la Iglesia a travs de los tiempos. Para este tiempo ya la Iglesia tena cierta experiencia y madurez. Haba ganado en organizacin y los creyentes haban logrado un concepto claro en cuanto a sus responsabilidades. Sin embargo, no pasemos por alto que el humano tiene la tendencia de aflojar los principios y Dios tiene que trazar de una forma clara y definitiva requisitos estables y escritos para que ellos servan de gua para la edificacin espiritual y organizacional de su Iglesia.
El diaconado lleg a jugar un papel de tanta responsabilidad, alcanz un grado de desarrollo y catera tal, que aquellos tres requisitos originales se quedaron necesitaron ser complementados con otros que estuvieran a la altura de las circunstancias. De modo que el apstol Pablo, inspirado por el Espritu Santo, establece una serie de ordenanzas y exigencias para el dicono, similares en muchos puntos a los establecidos para los obispos (pastores). Haga una comparacin de uno y otro ministerio y notar el grado de igualdad de exigencia.
Note tambin que junto con los requisitos para los diconos, hay una serie de requisitos para las diaconisas ya que la mujer, teniendo dentro de la Iglesia un rea de servicio donde el hombre no puede incursionar, est en mejor capacidad que el hombre para realizar ciertos trabajos. El diaconado puede ser ejercido tanto por hombres como por mujeres, pero hombres y mujeres de Dios que tengan un sentido espiritual del servicio cristiano y cuyo testimonio est a la altura del cargo que van a desempear.
No creo que 1 Timoteo 3:11 se refiera a mujeres comunes dentro de la congregacin: primero, porque estos requisitos estn contenidos dentro de un contexto estructural cerrado desde el v. 1 hasta el 13 dentro del cual se habla de ministerios; segundo, porque no es un versculo aislado, sino que es la secuencia lgica de una idea que predomina en la mente de Pablo, desde el v. 8, relativa a los requisitos relacionados con el ministerio diaconal; y, tercero, porque no veo ninguna objecin en la Biblia para que una mujer pueda ejercer un ministerio de ayuda dentro de su rea, ya que un dicono es un ayudador.
Por el espritu de la ordenanza bblica nos damos cuenta de que el propsito original y primordial de este ministerio es servir. Este es el gran objetivo del Espritu Santo a travs de los ministerios: servir, ayudar, edificar. Despojados, pues, de todo orgullo y vanagloria ser el puente o canal a travs del cual el Espritu Santo pueda realizar su obra. El servir es inherente al diaconado. Es la vida de servicio el incentivo que hace dulce la vida cristiana; es el antdoto al egosmo humano. Si aspiras al diaconado, aspiras a un ministerio glorioso dentro de la Iglesia, pero recuerda que el nico mvil que debe impulsarte para ejercer tu trabajo es servir. No busques otra cosa, pues no la encontrars.
Relacin entre el ministerio del dicono y el del pastor.
El ministerio pastoral es un ministerio de gobierno. El ministerio del dicono es un ministerio de servicio. Los dos marchan paralelamente dentro de la Iglesia, cada uno en su rea. El ministerio del dicono se proyecta hacia al rea fsica y material de la Iglesia, el ministerio del pastor se proyecta hacia el rea espiritual de la Iglesia. El ministerio del dicono, aunque es importante dentro de la Iglesia, tiene que guardar el principio de sujecin y como miembro est sujeto al gobierno pastoral. El pastor debe descansar en sus diconos para una serie de trabajos y responsabilidades que a l, por la caracterstica de su trabajo, le es ms difcil hacer. El pastor debe tener en cuenta a sus diconos, reunirse eventualmente con ellos para programar trabajos y repartir responsabilidades. El pastor debe saber escuchar a sus diconos y analizar los consejos que provienen de la multitud de conejeros. Y en este espritu armnico, ambos ministerio se unirn para edificar la Iglesia en un espritu de unidad y amor.
SEGUNDA PARTE: DONES ESPECIALES DE GOBIERNO DENTRO DE LA IGLESIA LOCAL. El que preside (Rom. 12:8) , Los que administran (1 Cor, 12:28).
EL QUE PRESIDE (Rom. 12:8).
La palabra griega empleada para designar este don es proistmenos, participio aoristo de voz media del verbo prostemi, que significa: poner delante (algo o a alguien), exponer en pblico (algo); colocarse frente; proteger, defender; ponerse a la cabeza; ser el jefe de un partido de conjurados, presidirlo; realizar, ejecutar; aventajar; dirigir, cuidar de, tomar a su cargo.
La traduccin puede ser: el que preside, dirige o cuida de. La idea implcita es la de una direccin cuidadosa y protectora. La palabra, en este caso, describe a una persona capacitada para colocarse al frente de un grupo de personas, para tomarlas a su cargo, dirigindolas, cuidando de ellas, protegindolas.
No hay idea de ejercicio simple (y mucho menos desptico y autoritario) de gobierno o mando, sino de ejercicio de autoridad, de liderazgo, para defensa, proteccin y cuidado. En este caso, el que preside, se coloca entre el grupo presidido y todo lo dems, para defenderlo. l es el que se expone: El Pastor su vida da por las ovejas.
Esta misma palabra es la que se emplea en 1 Timoteo 3:4-5 (y en 3:12, en el caso del dicono), para describir la autoridad del obispo dentro de su hogar y su aplicacin dentro de la Iglesia: Que gobierne bien su casa ...pues el que no sabe gobernar su propia casa, cmo cuidar (epimelesetai) de la Iglesia de Dios?.
Las palabras griegas que, en este pasaje, la RVR traduce como gobierne y gobernar, son, respectivamente, un participio y un infinitivo del verbo prostemi. Pero tambin, complementando la idea de cuidado y proteccin, el apstol Pablo emplea el vocablo epimelsetai, futuro del verbo epimeleomai: (epimelomai) cuidar, cuidarse, preocuparse, estar encargado de, estar al frente de, tener a su cargo a; cuidar de, preocuparse por; y cuyo sustantivo derivado es epimelea (epimeleia): cuidado, solicitud, direccin, administracin, gobierno; (etc.)
Hay un vocablo castellano que traduce perfectamente la idea implicada en este ltimo trmino griego. Es cura, la palabra conque comnmente se designa a los sacerdotes catlico - romanos. La misma se deriva del sustantivo latino cura , que es usado por los diferentes escritores clsicos como cuidado, atencin, aplicacin, diligencia, empeo, esfuerzo, trabajo; inquietud, zozobra, preocupacin, solicitud; cuidado amoroso; cargo, direccin, gobierno, administracin, gestin, encargo; etc."
El trmino fue usado, en la antigedad cristiana latina, para designar a los ministros del culto encargados de un grupo de fieles, o sea, a los pastores. Durante la Edad Media, se sigui empleando en el mismo sentido, como sinnimo del sacerdote cristiano. A partir de la Reforma y hasta el presente, su uso queda restringido al campo catlico - romano, debido a circunstancias histrico - culturales conocidas. No obstante, desde un estricto punto de vista semntico, el pastor es un cura, es uno que cuida, administra, gobierna, con diligencia y amor al grupo de creyentes que Dios le ha encomendado.
El pastor de la Iglesia es el presidente (obispo) general de la Iglesia Local, por lo cual es una necesidad para l la capacitacin del Espritu Santo de Dios con este don de presidir para poder cuidar de la Iglesia de Dios como cuidara y gobernara su propia casa. Pero su liderazgo se desarrolla sobre las bases de la cooperacin de los dems lderes de la Iglesia que siempre reconocern en el Pastor a la persona puesta por Dios para dirigir la Iglesia, protegindola, cuidndola, para conducirla hacia los fines que Dios pretende.
El Espritu Santo, a travs de los apstoles, se encarga de establecer cul debe ser la relacin entre la persona que ejerce este don y los que estn a su cargo.
Por parte del que preside, la actitud es establecida en el mismo pasaje de 1 Timoteo 3:4,5 en 1 Pedro 5:2 y Hechos. 20:28: Por tanto, mirad por vosotros y por el rebao en que el Espritu Santo os ha puesto por obispos, para apacentar la grey del Seor, la cual l gan por su propia sangre. El verbo traducido aqu por mirad nuevamente es prostemi, en imperativo presente, lo que indica una obligacin permanente, constante, por parte del que preside. El cuidado se dirige hacia dos reas:
1. Cuidado de vosotros mismos. Esta idea es ratificada por Pablo cuando le dice a Timoteo: Ten cuidado de t mismo y de la doctrina (1 Tim 4;16). El que dirige tiene la responsabilidad de cuidarse l mismo para no afectar a los que son dirigidos o presididos.
2. Cuidado hacia los presididos. Encontramos concretamente los siguientes pasajes:
1 Timoteo 5: 17: Los ancianos que gobiernen bien, sean tenidos por dignos de doble honor, mayormente los que trabajan en predicar y ensear. El verbo traducido como gobernar justamente es prostemi. Una traduccin del pasaje sera: Los ancianos que presidan cuidando, protegiendo, preocupndose bien, sean tenidos por dignos de doble honor, mayormente los que trabajan en predicar y ensear (lit. la palabra y la enseanza). En el ejercicio del cuidado y direccin de la Iglesia se insta a los creyentes a manifestar su espritu de reconocimiento y gratitud hacia los que dirigen. Una de las formas prcticas en que se manifiesta el rendirle los honores que les corresponden est descrita en el v. 18.
1 Tesalonicenses 5: 12, 13: Os rogamos, hermanos, que reconozcis a los que trabajan entre vosotros y os presiden en el Seor y amonestan, y que los tengis en mucha estima y amor por causa de su obra.
Nuevamente aparece el verbo estudiado. Nuevamente se insta a extender un reconocimiento hacia aquellos cuyo trabajo o labor es cuidar, proteger, defender a los creyentes que estn a su cargo.
LOS QUE ADMINISTRAN (1 Corintios 12:28).
El vocablo griego que se utiliza para esta palabra es el sustantivo kubrneseis. Lacueva (NT Interlineal Griego - Espaol) lo traduce como dotes de direcciones. El diccionario manual Griego Espaol VOX lo define de la siguiente forma: Gobierno de una nave por medio del timn; direccin; y el diccionario Griego - Espaol SOPENA: Accin de gobernar con ayuda del timn.
La familia de palabras a la que pertenece este trmino constituye un conjunto de vocablos del lenguaje martimo o naval. El verbo del cual deriva este sustantivo, kubernao, significa: dirigir, conducir, guiar, pilotar, gobernar; administrar. Otros trminos relacionados son, por ejemplo, kubernetr: piloto; timonel; comandante de la marina; kubernea: fiesta de los pilotos, en Atenas.
Es interesante observar que, an cuando existen diversos vocablos griegos usados por los apstoles para nombrar y describir la accin de liderazgo y gobierno, sin embargo este es el nico lugar donde se emplea este trmino. El uso especfico del mismo parece reflejar el nfasis que el apstol da al aspecto directivo del gobierno de la Iglesia Local para que esta no quede sin direccin espiritual. Siendo l un viajero martimo durante gran parte de su vida, habiendo visto la pericia del timonel en medio de las tormentas en el mar, puede haber tenido en cuenta todo este cuadro, cuando l utiliza esta palabra para designar la naturaleza de esta capacidad del Espritu, que dota a personas para que ayuden en la direccin de este gran barco llamado Iglesia.
Podramos agregar que este don implica direccin, control, organizacin y administracin. Un vocablo castellano, derivado del griego kybernsis, es ciberntica, la ciencia de la comunicacin automatizada, cuyo ejercicio implica organizacin, direccin y administracin.
Originalmente, la Iglesia primitiva se gobernaba por medio de un grupo hombres los cuales eran llamados ancianos (Sant. 5:14) que, por su ministerio, parece aludir a pastores ayudantes, dentro de los cuales haba uno principal al que llamaban obispo o sobreveedor (epskopos: inspector, ...) y al cual, por su autoridad, los otros quedaban sujetos (Hch. 14:23; 15:4; 20:17; 1 Ti. 5:17; Tit. 1:5; Sgo. 5:14; 1 P. 5:1; 5:5). Me parece que estos dotes de direcciones, ministradores o administradores, eran ejercidos mas bien por hombres cuya tarea era ayudar en todos los trabajos de carcter espiritual de la Iglesia y que, conjuntamente con los diconos, formaban el cuerpo directivo de la Iglesia Local. O sea, los diconos administraban, ayudaban, en todo trabajo relacionado con el aspecto fsico y material, y los ancianos desarrollaban tareas directivas, administrativas y organizativas de carcter espiritual, encomendadas por el obispo o pastor.
Necesidad de capacidad administrativa dentro de la Iglesia.
Un barco sin direccin, navega a la deriva. Un avin sin piloto, vuela hasta estrellarse. Un coche de caballos que no tenga quien lo conduzca andar errante sin rumbo fijo, o desbocado rumbo a un precipicio. Un negocio sin un administrador, quiebra. Una casa sin cabeza, se destruye. Una Iglesia sin administracin directiva es presa de Satans y destinada a destruirse. Jess compar a sus siervos con mayordomos al cuidado de sus bienes. Los hizo cargo de la administracin de sus asuntos en tanto que l regresara. Recab de ellos fidelidad, idoneidad, laboriosidad, diligencia, optimismo. Deposit toda su confianza en sus capacidades para la administracin de su empresa, porque l mismo se estaba encargando de capacitarlos para tales fines. Las capacidades y dotes que ellos necesitaban eran de carcter espiritual, porque era una empresa tambin de carcter espiritual la que ellos iban a administrar. Y, mediante la accin del Espritu Santo, obrando como Espritu directivo, proveyendo para ellos sus dones, iban a ser capaces de guiar la embarcacin, gobernar los asuntos de Su casa, dirigir Sus negocios con sabidura y eficiencia. A Su regreso, vera los frutos del trabajo de sus administradores y junto con la cosecha, la recompensa por el buen trabajo realizado.
Todos estos dones son un instrumento efectivo para contribuir a que la Iglesia crezca, se desarrolle, madure y en unidad se proyecte para alcanzar objetivos divinos.
Factores Que Influyen en Los Miembros Recién Convertidos de La Asociación Venezolana Sur Oriental, para Que Apostaten o Permanezcan en La Fe Durante Su Primer Año de Vida Cristiana