Una Teoría de La Prensa Libre

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Una teora de la prensa libre

por Alonso de Blanco


Un da de invierno un grupo de vecinos de un pequeo pueblo anuncian una
concentracin contra un negocio que consideran que por inmoral corrompe las
costumbres del lugar. Hasta all se desplaza un fotgrafo del peridico de ms tirada de
la regin, que llega veinte minutos antes de que comience la protesta. En la zona se
encuentran ya varios de los organizadores. El fotgrafo insiste en tomar unas
fotografas, pero los lderes de la organizacin le instan a que espere a que comience el
acto. El fotgrafo, enfadado, vuelve a su coche y amenaza con irse. Los organizadores
son conscientes de que es el nico reportero acreditado que ha acudido a cubrir el
evento. Saben que si no se recoge el acto en los medios su protesta contra el negocio,
que regenta un poderoso empresario, habr cado en saco roto. El fotgrafo vuelve a
insistir y consigue su propsito mientras los organizadores van desplegando las
pancartas. Son las 19,50 y todava quedan diez minutos para que comience el acto, pero
el mal ya est hecho. El fotgrafo, satisfecho, monta en su coche y desaparece del
pueblo. A las 20,00 comienzan a llegar los vecinos.
Al da siguiente, en el diario regional leemos una noticia que deja en evidencia a los
manifestantes. Los lectores del diario, que segn la AIMC son ms del 80% de los
lectores de peridicos que hay en la regin, estn convencidos del fracaso de la
concentracin y, por lo tanto, de la causa de los manifestantes.
Esta pequea historia es real, y nos plantea el problema de que un peridico que
concentra una desproporcionada cuota de mercado acte deshonestamente. En este
contexto, qu pueden hacer los ciudadanos? Por ejemplo, cmo llamar la atencin
cuando el medio de comunicacin ha vetado todo hecho, por noticiable que sea, que
provenga de un determinado sector?
Kovach y Rosenstiel escriben en su libro Los Elementos del Periodismo que los
ciudadanos necesitan la informacin para ser libres y capaces de gobernarse a s
mismos
1
. El hombre, para ser capitn de su alma
2
, necesita informacin. Adems, la
comunicacin crea comunidad y tiene efectos contundentes en cualquier sistema
poltico. Por eso, cuando hay un problema en el periodismo, la sociedad tiene un
problema.
El poder en s mismo no es malo. Los monopolios, por ejemplo, en teora no suponen
ningn problema moral si trabajan honradamente, siendo conscientes de la importancia
que cualquier trabajo tiene para la sociedad. De hecho, hay monopolios calificados de
naturales porque no hay otro modo de administrar un determinado recurso. El

1
Kovach, Bill y Rosenstiel, Tom. Los elementos del periodismo. Madrid, Aguilar, 2012. Cfr. p.24
2
Hay un verso del famoso poeta ingls W.E.Henley que dice: Soy el amo de mi destino, soy el capitn
de mi alma. Esto del alma tiene su miga en los pases de cultura cristiana.
monopolio y el poder se convierten en un problema cuando son utilizados para imponer
ideas que subvierten el orden natural y las buenas costumbres de una sociedad.
Se suele dar la circunstancia de que el monopolio, que no es ms que una situacin del
mercado, no tenga otro objetivo que obtener beneficios. La situacin en el caso
periodstico que planteamos es fcil de explicar si el medio regional en cuestin est
inserto dentro de un poderoso grupo de comunicacin nacional que a su vez forma parte
de un poderoso grupo multinacional a cuyo presidente le importa bastante poco una
pequea noticia de un peridico regional en un pas en crisis si la cuenta de resultados
de la empresa arroja un balance positivo. Esta situacin es ms grave si, como escriben
Kovach y Rosenstiel, esa tradicin segn la cual el periodismo informativo estaba en
manos de las empresas periodsticas se quiebra y la informacin se convierte en un
pequeo apartado en los esquemas de grandes corporaciones
3
.
El objetivo del presente ensayo no es hacer un anlisis de la estructura del mercado de la
comunicacin, pero s que es conveniente saber que en las ltimas dcadas grandes
grupos multimedia de mbito geogrfico global se han ido haciendo, en un proceso de
compras y fusiones, con el control de medios de comunicacin de todo el mundo. As
han ido formndose poderosos conglomerados de la comunicacin.
El periodismo es tambin una forma de servicio, que se ve empaada si, como sealan
Kovach y Rosenstiel, en las primeras empresas del periodismo estadounidense sus
directivos ya empiezan a recibir bonificaciones por ingresos, lo que divide las lealtades
del periodista
4
. La honestidad del periodista est ligada a la lealtad que debe profesar
hacia sus ciudadanos, pero el panorama para los periodistas honestos no es nada
halageo. Caminamos hacia una situacin en la que las grandes corporaciones priman
el beneficio econmico por encima del servicio a la sociedad y se da la circunstancia de
que las ideas que aportan un mayor beneficio econmico, al menos a corto plazo,
provienen de ideologas nocivas para la comunidad. Ahora veremos por qu, pero el
problema que queremos sealar implica en ltimo extremo que los ciudadanos no
pueden ser tan libres como promete el sistema poltico liberal.
En primer lugar, nuestro problema est relacionado con la dependencia de los
anunciantes. Un vistazo a la historia nos hace ver que la financiacin del periodismo ha
sido siempre un requisito indispensable. Incluso el arte, que se suele ver como actividad
desinteresada, ha necesitado de un patrocinio. Al igual que en el Renacimiento los
grandes seores fueron mecenas de artistas, y el Papado fue promotor de Miguel ngel,
hoy de la prensa lo son los anunciantes. En cualquier poca, para ganarse a favor del
mecenas uno haba de ser correcto y mantener su extravagancia en torno a una lnea que
no deba cruzarse. La diferencia sustancial estriba en que en el Renacimiento los artistas
tenan cierta libertad para crear obras inmortales. Los anunciantes, en cambio, no tienen
la nobleza de intenciones, ni la grandeza, que los equipare a los seores de otro tiempo.

3
Kovach, Bill y Rosenstiel, Tom. Los elementos del periodismo Madrid, Aguilar, 2012. p.45
4
dem. p.84
Es muy raro el caso en el que un diario hace una crtica que puede perjudicar a un
anunciante.
Pero el de la dependencia de los anunciantes no es exactamente el caso de la ancdota
con la que hemos abierto el ensayo. La mala prctica del fotgrafo obedece ms a
motivaciones ideolgicas, fciles de detectar especialmente en pequeos lugares en los
que todo el mundo se conoce. Sin embargo, puede extrapolarse al gran mercado
nacional, en el que tambin se asumen una serie de convenciones ideolgicas fuera de
las cuales uno se encuentra al margen del sistema, situacin de marginalidad en la
que, por otra parte, se encuentran algunos que lo merecen y, por otro lado, en tiempos
de especial degradacin moral, se encuentran quienes insisten en nadar por aguas puras.
Esto nos lleva a uno de los grandes problemas de nuestro oficio: los periodistas estn
limitados y no es descabellado que se d el caso de que no puedan dar la verdad
necesaria para que el hombre sea libre. La traduccin de este drama social es que
muchos que pudieron haberse dedicado al periodismo construyendo comunidad han
sido sustituidos por meros autmatas. Por esta razn, y quiz por otras que no podemos
abordar ahora, cada vez es ms frecuente encontrarse personas con poca talla moral
encargadas de una tarea que exige tanta responsabilidad como es el periodismo. Los
estudiantes de periodismo se cubren de gloria trabajan para ser honrados miembros del
cuarto poder, el que controla a los gobernantes, cuando ni siquiera saben nada del
hombre ms all de las excentricidades que de vez en cuando les mandan cubrir los
medios de sus prcticas veraniegas. Esto se nos hace cada vez ms patente en los planes
de estudios. Las universidades preparan a los jvenes para que adquieran las
competencias necesarias para ser profesionales productivos. Como el mercado laboral
no parece necesitar humanistas, la consecuencia es que en las facultades la formacin
humanstica es bastante deficiente. No es extrao, por tanto, que muchos jvenes
idealistas que comenzaron a estudiar Periodismo lo hayan abandonado dndolo por
muerto.
Llegados a este punto, merece la pena recurrir a Hilaire Belloc, ensayista de
nacionalidad franco-britnica, extraa combinacin que convierte todo lo que dice en
algo alucinante. Belloc fue un paladn de la prensa libre, el modelo que tras este anlisis
de la cuestin nosotros proponemos para afrontar el problema descrito. Hilaire Belloc
escribi en peridicos de escaso xito econmico y gran influencia en intelectuales de
su tiempo. Hablamos de cabeceras como The New Eye o The Eye Witness, que desde
posturas muy diferentes
5
denunciaron la corrupcin econmica y poltica. La prensa
contempornea de Belloc, que haba sido dos veces parlamentario en los Comunes, ya
arrastraba un problema similar al nuestro.
En su ensayo La prensa libre, Belloc seala que a pesar de todo el poder que pudo tener
la prensa, sta tena unos lmites. Estos lmites son dos, y a ellos debemos aferrarnos

5
El primero, dirigido por A.R.Orage, defendi el socialismo gremial, mientras que el segundo fue
fundado por el propio Belloc en 1912 para denunciar la degradacin de la clase poltica desde una
perspectiva social-catlica.
para que nuestra crtica sea realista. El primero es la imposibilidad de contradecir a la
verdad dando noticias que son evidentemente falsas para los lectores. En segundo lugar,
la prensa siempre estar en cierto modo sujeta a la actualidad
6
. Belloc tambin establece
un lmite en el asunto de la opinin: la fuerza de la realidad. Si todos hablan de ello, los
peridicos tambin deben hacerlo. Puede servirnos como prueba actual el efecto de los
Trending Topics de Twitter, que muchas veces, debido a su uso masivo por los usuarios,
obligan a que los medios se hagan eco de las ideas que intentan transmitir.
Belloc establece la nocin de prensa libre en contraposicin a la de prensa oficial
controlada por la plutocracia. Segn el Diccionario de la Real Academia Espaola, la
plutocracia es la preponderancia de los ricos en el gobierno del Estado o el
predominio de la clase ms rica de un pas
7
. La plutocracia sera en ltimo extremo la
que tambin tendra capacidad de dictar las ideas dominantes.
Para el periodista anglo-francs, la prensa libre tiene tres motivaciones: la propaganda
(necesidad de expresar determinadas causas polticas o ideas), la indignacin frente a la
ocultacin de la verdad, y la indignacin frente al poder sin responsabilidades
8
. Belloc
escribe: La pura necesidad de poder decir ciertas verdades, que esos tipos poderosos
pero ocultos se negaban a contar, era una fuerza que trabajaba con una gran
potencialidad y que casi obligaba a la produccin de prensa libre paralela a la prensa
oficial
9
. Como vemos, la propia existencia de prensa libre es beneficiosa para una
sociedad que valore un sano pluralismo, por la riqueza de aportes y su atencin a la
diversidad que reina en toda comunidad sana.
Belloc, aunque voluntarioso colaborador de la prensa libre, tambin era consciente de
que esta prensa, a la que animaba cierto espritu quijotesco, tena serios problemas. l
los resume en cuatro: el problema de ir a contracorriente, el lastre de las particularidades
y excentricidades que suelen tener estos peridicos, la debilidad econmica (vase la
dificultad para la distribucin, para encontrar anunciantes) y las trabas para obtener
informacin. Belloc sealaba tambin a los abogados polticos como un freno para la
prensa libre. El estamento de los abogados quiz ya no sea tan relevante como entonces,
pero el caso es similar a la dependencia que hoy tienen los jueces de los polticos. Todos
sabemos que hay muchos cargos de la judicatura que son designados por polticos. En el
mismo hecho de que no hay independencia del poder judicial, los editores deben tener
mucho cuidado con sus publicaciones para no ser acusados (se abre la posibilidad de
que lo sean injustamente) de delitos como la difamacin.
Sin embargo, a pesar de todo, Belloc era optimista. De hecho, escribi su ensayo para
explicar cmo era posible contrarrestar de forma efectiva la manipulacin de las noticias

6
Belloc, Hilaire. La prensa libre. Editorial Nuevo Inicio. Granada, 2007. Cfr. 50
7
Plutocracia en el Diccionario de la Real Academia Espaola de la Lengua. Edicin nmero 22, 2001.
8
Belloc, Hilaire. La prensa libre... Cfr. p. 71
9
dem. p.82
y de la opinin pblica.
10
Las tres razones que adujo para el triunfo de la prensa libre,
que hoy tienen curiosa vigencia, son:
1. Que la prensa oficial no cautiva: la prensa libre, en cambio, es devorada con fruicin
por sus lectores. Una prueba del problema de la prensa oficial es la dependencia de los
titulares. En cambio, los pocos lectores de la prensa libre son mucho ms receptivos
hacia los contenidos de sta, obviando incluso sus errores de diseo. La prensa libre
genera la lealtad que desearan tantos y tantos peridicos actuales. Una lealtad que hace
posible la supervivencia a pesar de la ausencia de los anunciantes.

2. La prensa libre afecta a los productores de ideas y al grupo selecto que comnmente las
aplica. La talla intelectual de los lectores de la prensa libre suele ser por lo general
mayor a la de la masa (ese concepto tan moderno que ha substituido al de pueblo).
Esto se debe a la sed de bsqueda y la inquietud propias del intelectual. En tiempos en
los que se cuestiona la moral e impera el relativismo, como hogao, los lectores que
gustan a los directores que quieren cambiar el mundo se suelen refugiar en los pocos
lugares alternativos en los que se respira aire puro.

3. La verdad acaba siempre por salir a flote. En este sentido, hay que tener en cuenta el
avance imparable del tiempo. Quiz pudiera definirse con pedantera como el pesado
caminar de la historia o el inevitable examen justiciero de las generaciones futuras.
Lo que se deduce de todo esto es que la prensa libre es tanto una alternativa a las
prcticas deshonestas en el periodismo, un freno al abuso de poder, como una
oportunidad de que los ciudadanos recuperen la libertad perdida. El problema es
generalizado, porque la situacin se reproduce de forma idntica en cualquier escala en
que nos movamos. De hecho, el caso de una mala prctica de un diario regional ha
servido para introducir un problema que afecta a toda la profesin.
La alternativa que ofrecemos es la prensa libre, aunque habra que dedicar muchas ms
pginas, y grandes dosis de experiencia, para dotar de estructura a un medio con las
caractersticas que buscamos. El valor de este ensayo es que articula una respuesta
terica a un problema cadente. A la pregunta de si existen en la actualidad modelos de
prensa libre, nuestra respuesta es s. Concretar una lista de dichos medios conllevara un
anlisis para justificarlos uno por uno. Sin embargo, s que podemos indicar una
direccin en la que buscar: internet. La red de redes, con sus mltiples caractersticas
(como el acceso a bajo coste o las herramientas que ofrece para transmitir
conocimiento), ha aumentado el nmero de generadores de contenido
11
y se ha
convertido en el refugio de iniciativas de calidad que nos hacen recobrar la esperanza en
el periodismo.

10
Vase el subttulo de La Prensa Libre: Ensayo sobre la manipulacin de las noticias y de la opinin
pblica, y sobre cmo contrarrestarla.
11
Ms informacin sobre este tema: Diez pistas sobre los usuarios, los medios y la web. Post de Jos Luis
Orihuela en ABC.es http://www.abc.es/blogs/jose-luis-orihuela/public/post/10-pistas-sobre-los-usuarios-
los-medios-y-la-red-1075.asp (15/05/2009).
Bibliografa
Belloc, Hilaire. La prensa libre: ensayo sobre la manipulacin de las noticias y de la
opinin pblica, y sobre cmo contrarrestarla. Editorial Nuevo Inicio. Granada, 2007.
Kovach, Bill y Rosenstiel, Tom. Los elementos del periodismo: todo lo que los
periodistas deben saber y los ciudadanos esperar. Madrid, Aguilar, 2012.
Diccionario de la Real Academia Espaola de la Lengua (22 Ed.). Edicin digital.
2001.
Marco general de los Medios de Espaa, Asociacin para la Investigacin de los
Medios de Comunicacin, 2014

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