El documento describe el análisis de la conversación, el cual se centra en cómo se organiza la comunicación oral en intercambios cotidianos. Este enfoque analiza las prácticas de interacción verbal y cómo reproducen los roles sociales. El análisis de conversaciones se basa en la grabación de interacciones naturales para describir de manera inductiva cómo los participantes usan cooperativamente la conversación para llevar a cabo acciones sociales.
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El documento describe el análisis de la conversación, el cual se centra en cómo se organiza la comunicación oral en intercambios cotidianos. Este enfoque analiza las prácticas de interacción verbal y cómo reproducen los roles sociales. El análisis de conversaciones se basa en la grabación de interacciones naturales para describir de manera inductiva cómo los participantes usan cooperativamente la conversación para llevar a cabo acciones sociales.
El documento describe el análisis de la conversación, el cual se centra en cómo se organiza la comunicación oral en intercambios cotidianos. Este enfoque analiza las prácticas de interacción verbal y cómo reproducen los roles sociales. El análisis de conversaciones se basa en la grabación de interacciones naturales para describir de manera inductiva cómo los participantes usan cooperativamente la conversación para llevar a cabo acciones sociales.
El documento describe el análisis de la conversación, el cual se centra en cómo se organiza la comunicación oral en intercambios cotidianos. Este enfoque analiza las prácticas de interacción verbal y cómo reproducen los roles sociales. El análisis de conversaciones se basa en la grabación de interacciones naturales para describir de manera inductiva cómo los participantes usan cooperativamente la conversación para llevar a cabo acciones sociales.
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Anlisis de la conversacin
El anlisis de la conversacin se centra en la manera en que se organiza la
comunicacin oral en los intercambios cotidianos. Describe las prcticas de interaccin verbal como actividades bsicas que regulan la vida social. La palabra, desde este punto de vista, reproduce y explica los papeles sociales que desempean los miembros de una determinada sociedad y la forma como esta se estructura. El trmino anlisis de la conversacin fue introducido por H. Sacks y difundido por E.A. Schegloff en 1968. En los estudios de antropologa y sociologa de aquella poca, el origen del inters por la conversacin se sita en Estados Unidos dentro de los lmites de la antropologa y la sociologa; de ah sus conexiones con la etnografa, y, ms concretamente, con la etnografa de la comunicacin, que toma como objeto y como fuente de anlisis de estudio las actividades lingsticas que caracterizan a una determinada comunidad, y las relaciona con su contexto social y con la situacin comunicativa. La cuestin central de esta perspectiva es cmo usan los participantes cooperativamente la conversacin para llevar a cabo acciones sociales. Se trabaja para ello con datos empricos y de forma inductiva. La interaccin conversacional se concibe como prctica social institucionalizada sometida a leyes con regularidades empricas. Ello constituye un campo autnomo de investigacin, al que se accede mediante tcnicas de observacin cientfica. El anlisis de la conversacin se basa en la grabacin de interacciones naturales en situaciones variadas, lo que explica que en las obras relevantes de esta corriente de investigacin se dedique un amplio espacio a describir los procedimientos de constitucin del corpus (grabacin y sobre todo transcripcin). Esta base metodolgica es esencial ya que, decididamente inductivo, el anlisis de la conversacin parte de datos y prescinde de categorizaciones preliminares, para establecerlas a medida que va obteniendo datos en su investigacin. Despus de analizar en muchas conversaciones aspectos diversos (organizacin estructural de la conversacin, toma de los turnos conversacionales, tipo de contribucin de cada participante, solapamientos, interrupciones, etc.), se estudian factores sociales como el sexo, la clase social, el estatus, la etnia, etc., o actitudes psicolgicas ante el interlocutor o ante el tema de la conversacin, como pasividad, agresividad, etc., que se construyen y reproducen a travs del intercambio verbal. De este modo, el lingista incorpora a su concepcin del enunciado verbal como actividad o acto, su concepcin interaccional. Ello ha dado lugar a estudios sobre unidades comunicativas no contempladas hasta el momento: anlisis de interrupciones, recursos de entonacin para expresar nuevas ideas, forma de delimitar los temas en la conversacin, integracin de lo verbal y lo no verbal, marcadores de apoyo (como ah, bueno, etc.), gestos, miradas o silencios, todo lo cual queda reflejado en las detalladas transcripciones que se realizan. Desde una aproximacin deductiva, que se aleja de la americana, la tradicin francesa de anlisis de interacciones verbales (C. Kerbrat Orecchioni 1990, 1992, 1994) se basa en la delimitacin de unidades y categoras con las que se busca formular reglas de encadenamiento y de composicin de las conversaciones. Una de las aportaciones ms relevantes del anlisis de la conversacin al anlisis del discurso ha sido el estudio de la estructura de la conversacin coloquial y el anlisis del turno conversacional como unidad bsica. Desde un punto de vista didctico, el anlisis de la conversacin en el aula resulta productivo en su uso como instrumento de recogida de datos para la investigacin en la accin. INTERESES Y PRCTICAS DE ANLISIS CONVERSACIONAL
La mayora de los practicantes del anlisis conversacional evitan, en sus informes de investigacin, una extensiva discusin terica y metodolgica. Los documentos de AC tienden a estar dedicados exclusivamente a una discusin basada en la emprica de cuestiones analticas especficas. Esto puede contribuir a la confusin de los lectores que no tienen familiaridad con este estilo de investigacin particular. stos usarn sus expectativas habituales, derivadas de la practica cientfico-social establecida, como marcos de referencia para entender esta especie inusual de prctica cientfica. Pero un reporte de AC generalmente no tendr una discusin previa de la literatura para formular sus hiptesis, difcilmente algn detalle sobre situaciones de investigacin o temas investigados, ninguna descripcin de las tcnicas de muestreo o procedimientos de codificacin, ningn test ni ninguna estadstica. En cambio, el lector es confrontado con una detallada discusin de las transcripciones de las grabaciones de interacciones (mayormente verbales) en trminos de dispositivos utilizados por los participantes. Sin embargo, algunos de los primeros artculos que presentaban trabajos de AC, como Schegloff y Sacks (1973), incluan algunas explicaciones de los propsitos del AC. Y ms recientemente, fue publicado un nmero creciente de trabajos y captulos introductorios que presentan una accesible visin de la posicin terica y/ o metodolgica del AC y/o hallazgos sustantivos .La metodologa que es presentada en estas fuentes es, sin embargo, diferente a la que uno puede encontrar en la literatura metodolgica establecida. No hay casi prescripciones para seguir si uno quiere hacer un buen AC. Lo que uno encuentra son descripciones resumidas de prcticas que se utilizan en el AC, junto a algunas razones para estas prcticas. Lo que es presentado puede llamarse, en trminos de la introduccin de Schenkein (1978), un esquema de mentalidad analtica. El razonamiento bsico en AC parece ser que los procedimientos metodolgicos deberan adecuarse a los materiales disponibles y a los problemas que uno est enfrentando, en vez de ser especificados a priori. Mientras las caractersticas esenciales de los materiales, por ejemplo grabaciones de flujos de interaccin, y los propsitos generales de estudio, p. ej. un anlisis procedimental de esos cursos, establecen amplios lmites para lo que un analista puede responsablemente hacer, le dejan al investigador un amplio espacio para desarrollar los procedimientos heursticos y argumentativos propios3 y los ms apropiados. El AC podra concebirse como una trayectoria analtica especfica que puede ser utilizada para alcanzar un tipo especfico de discernimiento sistemtico de las formas en las que los miembros de la sociedad hacen interacciones.
La meta central de la investigacin de AC es la descripcin y la explicacin de las competencias que utilizan y en que se apoyan hablantes comunes al participar de interacciones socialmente organizadas inteligibles. En lo bsico, este objetivo es el de describir los procedimientos por los cuales los hablantes producen su propio comportamiento y entienden y tratan el comportamiento de los otros. Una premisa bsica es la propuesta de Garfinkel (1967:1) de que estas actividades producir conducta y entendimiento y encargarse de ste- son logradas como productos explicables de conjuntos comunes de procedimientos .La idea es que las conversaciones estn ordenadas, no slo para los analistas que observan, sino en primer lugar para los miembros participantes (Schegloff y Sacks, 1973:290; Sacks, 1984a: 22). Este orden es visto como el producto de un despliegue sistemtico de mtodos interaccinales especificables dispositivos, sistemas, aparatos- que son usados por los miembros como soluciones para problemas organizacionales especificables en la interaccin social. Estos mtodos tienen una caracterstica de dos caras: de un lado son bastante generales, por el otro, permiten una adaptacin de sintona fina a circunstancias locales; en los trminos usados por Sacks y otros (1978), ambas son libres de contexto y sensibles al contexto. Los investigadores de AC insisten en el uso de grabaciones de audio y video de episodios de interacciones ocurridas naturalmente -es decir no experimentales- como sus datos bsicos. Esta insistencia es bastante especial en las ciencias sociales y significa que algunas de sus fuentes de datos preferidas como: 1) datos de entrevistas como expresiones de opiniones y actitudes o descripciones de situaciones no presenciadas por el investigador, 2) estudios observacionales que se basan en notas de campo o procedimientos decodificacin, 3) ejemplos idealizados o inventados basados en las intuiciones propias del investigador, y 4) metodologas experimentales, no son usadas en el AC. Todo este tipo de datos es visto como un producto excesivo de la manipulacin, seleccin o reconstruccin del investigador o sus informantes basados en nociones preconcebidas de que es importante o probable.
LA IMPLICACIN CONVERSACIONAL.
La implicacin conversacional aparece cuando el sujeto de la enunciacin, es decir, el hablante, se enfrenta perceptivamente al sujeto del enunciado. El realce perceptivo corresponde al sujeto del enunciado (ya sea el agente, el sujeto, el tpico o el foco), que se destaca como figura sobre el fondo que es el sujeto de la enunciacin. Es en esta situacin cuando la aplicacin de las mximas hace surgir las implicaciones GENERALIZADAS (Grice, 1975). Pero puede ocurrir que las implicaciones as deducidas choquen con la situacin de enunciacin y no resulten pragmticamente adecuadas. En este caso, el enfrentamiento perceptivo ya no destaca como figura al sujeto del enunciado, y hemos de tomar como punto de partida la voluntad comunicativa del sujeto de la enunciacin. Lo que tenemos entonces ya no son implicaciones generalizadas sino implicaciones ANMALAS, que se generan por la burla o violacin delas mximas (ironas, hiprboles, etc.). En los casos de implicacin generalizada, la consideracin por parte del hablante delos diferentes sujetos explica la distincin general de cuatro mximas (con distintas submximas):
- LA MXIMA DE LA RELEVANCIA (s relevante) explica el enfrentamiento del sujeto de la enunciacin y el sujeto del enunciado lectivo, es decir, que la contribucin del hablante debe ajustarse "al sistema de expectativas y restricciones selectivas que se ordenan en torno al sujeto de la misma." (Lpez Garca, 1989: 259). Esta mxima garantiza el encadenamiento coherente de los turnos, pues al aplicarla el hablante acepta el sujeto lgico que ha sido propuesto en la intervencin anterior.
- LA MXIMA DE LA MANERA (s breve y ordenado; s claro y conciso) tiene en cuenta al sujeto del enunciado concordante, identificado como sabemos por sus morfemas. La concordancia entre dos elementos se indica de hecho a travs de marcas formales que explicitan determinada funcin gramatical, y paralelamente, la elaboracin de un enunciado de acuerdo con la mxima de la manera garantiza su eficacia comunicativa al evitar la ambigedad, la prolijidad y las incorrecciones gramaticales. Lo importante en la observancia de esta mxima es la construccin correcta de cada intervencin, de acuerdo con las leyes de la gramtica, la estilstica y la retrica.
- LA MXIMA DE LA CANTIDAD (no es ms ni menos informacin de la necesaria) se sita en el nivel informativo y toma como punto de partida al tema o tpico, pues se trata de que el hablante adecue el comentario o rema a las exigencias derivadas de l. Esa necesidad de la informacin se define, de hecho, por referencia al interlocutor, exactamente igual como la distincin de tpicos y comentarios depende del conocimiento del oyente.
- LA MXIMA DE LA CUALIDAD (no hables de aquello de lo que no tengas evidencia o consideres falso) supone que los focos, es decir, los sujetos del enunciado pragmtico, se asocian a una serie de conocimientos previos para el hablante, que elabora su contribucin al intercambio de acuerdo con tales conocimientos. Si el punto de referencia para la mxima de la cantidad era el oyente, en esta mxima es el conocimiento previo del hablante el que justifica uno u otro enunciado.
El carcter racional de las mximas explica que su identificacin resulte ms fcil a travs de sus violaciones o burlas. As, por ejemplo, las discusiones suponen una supresin del principio de cooperacin (hay grados, naturalmente), y el texto irnico se explica en general por la violacin de la mxima de cualidad. Las mximas, en definitiva, garantizan la adecuacin entre el enunciado y cuatro factores: la coherencia discursiva, la gramtica, el conocimiento previo del oyente y el conocimiento previo del hablante. Respecto a la rigidez de su aplicacin, no hay que olvidar que el propio Grice seala la primaca en ocasiones de otras leyes, como la cortesa (lo que llamaremos prioridad conversacional).
LA PRESUPOSICIN.
Desde el punto de vista gestltico, la presuposicin surge cuando realzamos el sujeto del enunciado sobre el fondo cognitivo de la enunciacin, por lo que no es casualidad que realizara las primeras observaciones a propsito de los nombres propios, que son sujetos del enunciado prototpicos. Autores como Cooper han sealado tambin que las presuposiciones deben afectar al tpico o al foco, pues en caso contrario no son pertinentes.
Por ejemplo:
Nuria tiene un cuado Es el presupuesto de El cuado de Nuria lleg ayer El cuado de Nuria no lleg ayer pero es neutro respecto a la oracin Los hermanos de Pedro buscaron (no buscaron) al cuado de Nuria, Cuya presuposicin es: Pedro tiene hermanos
Por eso Lpez Garca (1989: 276) define la presuposicin como "proposicin activada por el enunciado y que depende de su sujeto cuando al mismo se enfrenta la enunciacin". La implicacin conversacional se infiere slo cuando cierto hablante emite determinado texto (depende por eso de una enunciacin especfica), mientras que la presuposicin est directamente vinculada con el enunciado; de ah la existencia de unos recursos verbales especficos (los llamados activadores o gatillos presuposiciones) que las desencadenan: expresiones adverbiales (Juan ya no fuma),verbos activos (Lamento que seas tan histrica), verbos aspectuales (De pronto dej de llover)... Si las mximas se identifican especialmente a travs de su violacin, las presuposiciones pueden "rastrearse" en los textos precisamente a partir de estos activadores (para un inventario detallado de los mismos, cf. Levinson, 1983;Hernndez, 1994).
LA DEXIS.
La deixis es una categora pragmtica en la que ciertos elementos del enunciado adquieren su significado referencial exclusivamente por referencia al sujeto de la enunciacin. Es un caso en el que resulta fcil ver cmo uno de los elementos (el sujeto de la enunciacin) acta como fondo perceptivo sobre el que se destaca el otro (las expresiones indexicales). Efectivamente, los pronombres personales, los decticos de lugar o tiempo, se articulan siempre en torno a la instancia discursiva del yo que habla .Esta dependencia del texto respecto al sujeto de la enunciacin puede trasladarse a veces al sujeto de la recepcin. Por ejemplo, en la dexis temporal, puede ocurrir que el momento de codificacin y de descodificacin no sean simultneos, y la deixis puede entonces optar por dos posibilidades discursivas:
- Esta entrevista se graba hoy lunes para emitirla el prximo sbado (d. emisor) -Esta entrevista fue grabada el pasado lunes para emitirla hoy sbado (d. receptor).Esta doble posibilidad es una consecuencia del hecho de que la enunciacin engloba a la vez los hechos de emisin y de recepcin, cosa que, como veremos ms tarde, nos llevar a considerar imprescindible la inclusin del receptor en la pragmtica. En la pragmtica enunciativa, lo normal es que la oposicin enunciacin/recepcin se neutralice y se vea representada por la enunciacin, pero la deixis es la categora que permite, en ocasiones, destacar la recepcin como trmino marcado.
LA INTERJECCIN.
Para la pragmtica perceptiva, la interjeccin supone una situacin en la que la enunciacin predomina absolutamente sobre el enunciado y lo subsume; "las interjecciones son el resultado de la absorcin completa del enunciado por la enunciacin, son enunciaciones con nulo valor conceptual.
La interjeccin se puede enfocar como hecho pragmtico porque es un fenmeno fnico que se proyecta desde el mundo a la lengua. En general, las reflexiones gramaticales sobre la interjeccin han girado en torno a su adscripcin oracional, pero "se trata de un producto lingstico meramente significante que slo alcanza rendimiento absoluto al "decir" el contexto, pues de otro modo nada lees dado significar". Nos encontramos, pues, con un elemento de significado simple dado por el contexto, pero de fuerte capacidad significante. Distingue entre interjecciones primarias (slo significantes sin significado denotativo) y secundarias (con algn tipo de significado denotativo, pero que queda relegado por la fuerte expresividad). "Cuanto ms indiferente es al significado ms pura resulta ser la interjeccin y, por ende, ms breve y ms ajena a una interpretacin que no se base en gran medida en la entonacin en el asentimiento fnico con el contexto".
LA NEGACIN.
El predominio de un enunciado sobre la enunciacin, est representado por la categora pragmtica de la negacin. Lo que ocurre aqu, como ya sealara Wittgenstein, es que un enunciado ya no se interpreta desde el contraste perceptivo con la enunciacin (sobre la cual se dibuja), sino que por el contrario encontramos un enunciado que remite a otro enunciado: la afirmacin correspondiente. Un ejemplo ilustrativo podemos encontrarlo en el siguiente titular de peridico:
- Ana Beln no protagonizar el prximo filme de Almodvar. (EL PAS, 18-11- 94) donde resulta evidente que el enunciado remite a un enunciado afirmativo previo
:-Ana Beln protagonizar el prximo filme de Almodvar. En tal postura se sita Lpez Garca (1989: 286) para su tratamiento pragmtico de esta categora: "Un enunciado negativo como "Juan no ha roto el jarrn" forma pareja con enunciado positivo paralelo -"Juan ha roto el jarrn"- y en este sentido ambos tienden a reducir la totalidad de emisiones posibles haciendo irrelevantes las condiciones de enunciacin de las mismas".
RESUMEN.
El enfoque perceptivo propuesto por la gramtica liminar considera el lenguaje como un hacer perceptivo, y en consecuencia filtrado por las leyes perceptivas que organizan nuestra captacin de la realidad. Este enfoque, que est en la base de las escuelas estructuralistas, distingue cuatro niveles bsicos de organizacin en el sistema de la lengua: el nivel de reaccin (con los subniveles argumental y predicativo), el nivel de concordancia, el nivel de orden (o lineal) y el nivel pragmtico (o enunciativo).Desde este enfoque perceptivo, la pragmtica enunciativa se articula en torno a los conceptos bsicos de enunciacin y enunciado, de manera que sus categoras principales aparecen cuando entre estas dos realidades (con sus respectivos sujetos) se realiza algn tipo de enfrentamiento perceptivo. Las correspondencias aparecen en el siguiente grfico:
2. LA PRAGMTICA DEL RECEPTOR
2.1. LOS LMITES DE LA PRAGMTICA ENUNCIATIVA.
Hemos llamado pragmtica ENUNCIATIVA a la que surge sobre todo a partir de lasobras de J. Austin y J. Searle. Se trata de un enfoque que toma como unidad fundamental el acto de habla, y que se ha desarrollado de manera espectacular en ladcada de los 80. La mayor parte de estos trabajos no tienen en cuenta al receptor, y loconsideran como un elemento pasivo que, en el mejor de los casos, realiza actosperlocutivos o interpreta los enunciados del hablante a la luz de las mximas.Esta prioridad concedida al hablante en los primeros estudios se explica por supolaridad perceptiva respecto al oyente. La polaridad perceptiva (C. Hernndez, 1983)significa que, dada una pareja de trminos, uno de ellos se percibe con menor esfuerzoque el otro. As, tenemos una polaridad perceptiva de la conversacin frente al silencio,o de la articulacin de los sonidos frente a la percepcin de los mismos, o de lossignificantes frente a los significados... En el mbito de los estmulos visuales, porejemplo, podemos encontrar una imagen en la que sea posible identificaralternativamente una mujer anciana y una mujer joven; la polaridad perceptivacorresponder a la imagen que se perciba antes, igual que los dibujos tridimensionalesofrecen en dos dimensiones una imagen ms simple que se percibe mejor (los dibujosmgicos requieren de hecho cierto entrenamiento para ser captados).La pragmtica de los primeros aos, pues, apenas se detiene a considerar al receptor,y focaliza como objeto de estudio el acto de habla que pertenece a un nico hablante. Esuna pragmtica enunciativa, unidireccional, que algunos autores han llamado "egologista" (F. Jacques, 1988). Sin embargo, no existe hablante sin oyente que lo sancione como tal (lo contrario es hablar solo, pero nunca conversar). Ms an, loshablantes elaboran sus turnos e intervenciones teniendo en cuenta cul ser la recepcin que realicen sus oyentes (anticipaciones, Clarke, 1983). Por eso resulta necesario ampliar el anlisis para incluir al receptor en la pragmtica.
2.2. LA RELACIN ENTRE HABLANTE Y OYENTE.
Siguiendo a Carlos Hernndez (1983) llamaremos SUBSUNCIN a la relacin que existe entre enunciacin y recepcin, pues no existe prioridad cronolgica en ningunade las dos, sino una interdependencia constitutiva en virtud de la cual son realidadessimultneas, nunca sucesivas. Aunque las visiones estructuralistas clsicas transmitenuna relacin de secuencialidad, de manera que primero se habla y luego se escucha, elanlisis de los datos nos lleva a la evidencia de que ambas acciones se realizan a la vez.Hablaremos de polaridad del hablante o del oyente segn enfoquemos la situacindando a uno u otro la prioridad perceptiva, pero sabiendo siempre que le correspondeuna polaridad recesiva del contrario.Esta prioridad perceptiva del hablante frente al oyente viene a compensar la queexiste entre el SIGNIFICANTE y el SIGNIFICADO. Es evidente que el signo lingstico sepercibe a travs de su soporte formal, es decir, el significante, y que esta prioridadexplica la imposibilidad de un significado suelto, no acotado. Ni siquiera algo tandesprovisto de significado referencial como el acto de tararear una meloda nos resulta fcil sin recurrir a los significantes. Slo en momentos muy breves y de alta actividad mental podemos tener la impresin de un procesamiento mental no lingstico; en la mayor parte del tiempo, el pensamiento se apoya inevitablemente en una cadena verbal que le da forma.
La confluencia de pensamiento y lenguaje que tiene lugar en torno a los dos aos (Vigotski) explica que, como defiende Benveniste (1968), la vinculacin de significante y significado no sea arbitraria, sino necesaria. Esta idea, junto a la doble articulacin propuesta por Martinet (1968) sirve a la gramtica liminar para sustentar una propuesta de signo lingstico asimtrico (Lpez Garca, 1977). En el numerador tenemos el significante total, es decir, las formas puras de segunda articulacin que s pueden ir aisladas, los fonemas. En el denominador situamos al significado unido necesariamente al significante parcial, la funcin lingstica que nos permite interpretarlo. Por ejemplo, en el sintagma latino mater domini, no podemos decir el significado de domini siantes no sabemos cierta informacin gramatical, como el caso nominativo, dativo o genitivo, el nmero singular o plural. El acceso a los significados se realiza siempre a travs de sus significantes (totales o parciales, es decir, fonemas o funciones), de ah que hablemos de la prioridad perceptiva de estos. Se configura as un signo asimtrico con esta estructura:
Ste ------ Ste/Sdo
Sin embargo, aparentemente, los significantes no son el punto de partida del hablante, sino del oyente. Podemos decir que en la actividad comunicativa habitual, el hablante utiliza los significantes para codificar los significados que desea transmitir, mientras que la descodificacin del oyente parte siempre de esos significados. De ah que hayamos hablado de compensacin entre la polaridad perceptiva del hablante por un lado, y la del significante por otro (indicamos en versalitas las entidades con polaridad perceptiva, es decir, las figuras):
Para explicar la situacin conversacional, sin embargo, y el equilibrio dinmico que supone, hemos de introducir un tercer par de trminos. Junto a las parejas ste/sdo y hablante/oyente aparece la de EMISOR/RECEPTOR. La nocin terica que da cuenta de la no equivalencia entre dos de estos binomios es el DINAMISMO, aunque todo hablante es emisor y todo oyente es receptor, tambin el hablante es receptor y el oyente es emisor. Aqu resulta pertinente un conocido axioma de P. Watzlawick, segn el cual lo imposible es no comunicar. El hablante no se queda sordo cuando est en posesin de la palabra, sino que es capaz de oir turnos ajenos (por supuesto, breves). Aunque puede parecer una observacin innecesaria, lo sealamos porque a veces slo es posible explicar un intercambio teniendo en cuenta estacapacidad de oir a otro mientras hablamos. Aun en el caso de autores que establecen sus afirmaciones a propsito de conversaciones reales grabadas (como Duncan o el A.C. en general), es frecuente que tales afirmaciones lleven implcita una idealizacin de los datos donde se considera tan slo el "intercambio suave" en el que los turnos se suceden ordenadamente. Pero mientras hablamos recibimos mensajes que nos informan acerca de la reaccin que nuestras palabras van provocando en el otro: hay expresiones faciales, gestos, paralenguaje... Ese oyente callado que nos presta ms o menos atencin est emitiendo constantemente seales que nos comunican cosas, por eso no podemos tratar como sinnimos las dos parejas de trminos. La complejidad puede buscarse en la misma idea de recepcin, tal y como hace Jorques (1995: 14) al analizar la funcin receptiva de acuerdo con las teoras de D.K.Berlo: "el propio receptor es explicado simultneamente como sistema potencial de respuesta, como perceptor del estmulo y como su intrprete, siendo a la vez receptor y fuente, pues presupone a esta ltima." Desde nuestro punto de vista, y como ya adelantamos a propsito de la dexis, el concepto de enunciacin engloba simultneamente los conceptos de HABLANTE y OYENTE, es decir, el sujeto y el objeto de esa enunciacin. Lo que hace la pragmtica enunciativa es interpretar el concepto de acuerdo con su polaridad natural, es decir, con el realce perceptivo del hablante. La dualidad es evidente en conceptos como mxima conversacional, dexis o presuposicin, que no se explican sin alguna intervencin del oyente. En trminos estructuralistas, tal vez podramos pensar que se est interpretando el trmino enunciacin como no marcado, y que el trmino marcado sera el de recepcin. Igual que "hombre" o "da" pueden considerarse doblemente, como los opuestos de "mujer" y "noche", o como trminos no marcados que los engloban, la enunciacin puede considerarse como actividad opuesta a la recepcin o como actividadque la incluye.
De ah que la subsuncin no se d exclusivamente entre los elementos del enunciado y entre los sujetos que intervienen en la enunciacin, sino tambin entre sta y el enunciado. Desde un punto de vista perceptivo, podemos decir que el enunciado aparece cuando se destaca una cadena fnica sobre el fondo que constituye el silencio (o unas grafas sobre el blanco del papel), ya que si todo fuera un mismo continuo de habla o de escritura, no podramos aislarlo como figura. Para la psicologa interaccional de la escuela de Palo Alto, la informacin est constituida precisamente por la DIFERENCIA perceptiva que establecemos entre el significante y el canal que lo transmite, pero tal significante no tiene una existencia absoluta, sino que es creado por el acto perceptivo.
En otras palabras, no existe el enunciado sin un sujeto que lo perciba, con lo que la diferencia entre el fondo y la figura surge en el propio acto de la percepcin: as pues el proceso debe ser visto como simultneo ms que como enlazado por una forma de causalidad temporal. (Wittezaele y Garca, 1994: 105n.) En definitiva, cuando consideramos la enunciacin de una manera clsica, como situacin del hablante, adoptamos la visin griceana propia de la pragmtica enunciativa, mientras que al destacar como figura el acto de recepcin, propio del oyente, nos situamos en la pragmtica del receptor.
2.3. LAS LEYES DEL RECEPTOR.
Como vimos, las mximas conversacionales surgen del enfrentamiento entre el sujeto de la enunciacin y los sujetos del enunciado, pero esta atribucin al hablante supone en el fondo no distinguir las dos instancias enunciativas que antes hemos separado. Efectivamente, en su interpretacin de los turnos, el oyente cuenta con que el hablante aplic estas mximas, y establece las implicaciones a partir de esa premisa. Por lo tanto, podemos pensar que las mximas identificadas por Grice afectan tanto al hablante como al oyente.
Hay otro tipo de leyes, de carcter ms general, que se explican por el enfrentamiento entre los sujetos de la recepcin y del enunciado. Dado que toda recepcin presupone una enunciacin, podemos decir que son leyes generales en las que se ven involucradas los tres elementos bsicos del acto comunicativo: enunciacin, recepcin, y enunciado. Las llamaremos leyes del receptor para diferenciarlas de las mximas griceanas. Al analizar el enfrentamiento perceptivo entre los sujetos del enunciado y la recepcin, encontramos las leyes que presiden los intercambios y que han sido identificadas por pragmticos y analistas conversacionales: sobreentendidos, presuposiciones, redundancias, prioridad... Reduciremos todas estas leyes o MXIMAS DEL RECEPTOR a slo cuatro, asocindolas, como venimos haciendo, con las leyes perceptivas en las que basamos nuestra teora:
- ley de la predictibilidad - ley del refuerzo formal (stes) - ley del sentido amplio (sdos) - ley de la prioridad
La ley de la clausura establece la agrupacin de los estmulos formando conjuntos cerrados, cosa que el receptor intenta al asociar las intervenciones de un modo coherente. Esto nos lleva a la nocin de pertinencia condicional, que explica las restricciones que existen entre determinadas unidades conversacionales. El ejemplo tpico es el par adyacente, es decir, una secuencia de dos turnos como pregunta - respuesta, saludo-saludo, invitacin-aceptacin, reproche-negacin , donde la segunda intervencin est condicionada por la aparicin de la primera. Esta agrupacin de las intervenciones formando un todo cerrado (en trminos estructurales el intercambio, en trminos funcionales la secuencia) supone que cada turno puede considerarse depositario de un anlisis de los turnos anteriores y siguientes, lo que nos conduce a la nocin de PREDICTIBILIDAD, que el anlisis del discurso ha utilizado para identificar los elementos que componen un intercambio, y que la escuela de Ginebra ha includo en la nocin de restriccin. La predictibilidad hace referencia al hecho de que, dadas dos emisiones sucesivas, los oyentes siempre intentarn relacionarlas, agruparlas formando un todo coherente. Nosotros consideraremos que la pertinencia condicional es una manifestacin parcial (en cierto modo, una "manifestacin retrospectiva") de la predictibilidad.
La ley perceptiva de la igualdad (asociada al nivel de concordancia) supone la percepcin conjunta de estmulos que son iguales o semejantes. En el mbito conversacional esta ley se ha asociado (Lpez Garca, 1994: 67) con la "ley de la redundancia" que lleva al emisor a reforzar la forma de su mensaje mediante reinicios, enlaces y conectores dis cursivos,... Podemos incluir esta ley de la redundancia en un concepto ms amplio al que llamamos LEY DEL REFUERZO FORMAL, ya que la emisin de elementos redundantes se da tambin en la conducta del oyente (por medio de continuadores y turnos colaborativos, por ejemplo, que demuestran su mayor o menor disponibilidad como oyente). Estos refuerzos son elementos no necesarios informativamente, pero que transmiten a los conversadores algn tipo de informacin meta conversacional. Por ejemplo, los reinicios del hablante (pero- pero es que- pero es que yo no lo saba) suelen funcionar como mecanismos de llamada de atencin (Goodwin, 1981); con los prolongadores consigue alargar la posesin del turno, ya sea para ganar tiempo en su planificacin o para evitar un previsible silencio por parte del interlocutor; los continuadores del oyente (vale, ya, mm) son marcas formales de que mantiene el papel de receptor y la distribucin de roles discursivos puede seguir; los turnos colaborativos, con los que el oyente termina casi simultneamente el turno de suhablante, son indicadores de alineamiento, etc. En tercer lugar, la ley de la proximidad explica que se perciban conjuntamente estmulos que estn prximos, lo que nos lleva al terreno del significado y a la LEY DEL SENTIDO AMPLIO. Lo focalizado ya no son los elementos formales, sino los semnticos. En esta ley se incluye la tendencia a la presuposicin y al sobreentendido que caracteriza a la conversacin (Stubbs, 1983), y se refiere a la tendencia de los receptores a interpretar lo dicho entendiendo muchas cosas "que desbordan el marco creado por el fondo formal del mensaje." (Lpez Garca, 1994: 40). La proximidad de la ley se establece entre lo afirmado y lo presupuesto, o entre lo literal y lo sobreentendido. Por ltimo, la ley de la buena forma, que relativiza la aplicacin de las otras leyes y agrupa los estmulos segn leyes culturales, nos lleva al PRINCIPIO DE PRIORIDAD, que es el principio ms externo de la conversacin y se relaciona con la imagen social de los interlocutores. Se incluyen aqu cuestiones como lo que Ducrot (1984) llama ley de utilidad o el principio de relevancia enunciado por Sperber y Wilson (1986).Efectivamente, lo que justifica el carcter prioritario o no prioritario de una intervencinson las costumbres sociales, de ah que rechacemos (Gallardo, 1990) el trmino Etnos metodolgico de "preferencia" que parece referirse a una cuestin subjetiva del primer hablante. La prioridad, como veremos, es un principio general de carcter social que determina la construccin de las intervenciones por parte de los hablantes.
2.4. DIMENSIN SOCIAL DE LA PRAGMTICA
Una de las consecuencias principales de esta ampliacin terica es el alcance prctico que cobra as la pragmtica. Al trascender realmente la emisin de actos de habla aislados entramos de lleno en el mbito de los acontecimientos comunicativos, lo que a su vez nos lleva a una interdisciplinariedad necesaria entre pragmtica, psicolingstica y sociolingstica.
Es esto precisamente lo que convierte a la pragmtica en un utensilio fundamental para la comunicacin y la actividad social. A nadie se le escapa hoy en da cul es la importancia de la palabra; en un momento en que los conocimientos resultan accesibles a la mayora, no basta ya con un dominio terico de los problemas, sino que es necesario convencer, demostrar, argumentar, discutir... Es necesario dominar la palabra y la expresin verbal, es necesario dominar la actividad discursiva. Hace tiempo que los socilogos y antroplogos han sealado esta importancia. Malinowski, por ejemplo, conceda al lenguaje un papel fundamental en la socializacin, distinguiendo tres funciones: una funcin mgica (que sirve para el dominio y el control social), una funcin narrativa (que sirve para acumular informacin) y una funcin pragmtica (que sirve para actuar, para la realizacin de acciones). Por su parte, C.Lvi-Strauss habla de tres tipos de intercambio en una sociedad: sexuales, econmicos y comunicativos, de manera que cuanto ms antigua y primitiva sea una sociedad mayor ser el solapamiento entre los tres tipos. Esto significa que el sistema del lenguaje mantiene una relacin indisociable con los dems aspectos de la cultura. Para M. Beltrn (1990) resulta fundamental la visin de Talcott Parsons, para quien "el lenguaje es el mecanismo de comunicacin ms general, y la matriz de la que se han diferenciado otros mecanismos simblicos generalizados de comunicacin o intercambio, como son el dinero, el poder, la influencia, y el compromiso de valor". De lo que se deduce que un adecuado dominio de la palabra es lo que permitir un adecuado dominio de los dems sistemas comunicativos y simblicos. No en vano, la obra de Parsons constituye uno de los antecedentes fundamentales de la moderna etnometodologa, rama sociolgica en la que nace el anlisis conversacional. Por otro lado, la dimensin social que estamos comentando es la que justifica igualmente la posibilidad de una "pragmtica contrastiva" (para una excelente introduccin, vase C.Hernndez, 1995 y C. Hernndez, en prensa).Tambin la psicologa se relaciona con la dimensin pragmtica del lenguaje, especialmente el estudio de las relaciones interpersonales. Uno de las evidencias ms fuertes de tal vnculo la encontramos en las investigaciones realizadas por la escuela de Palo Alto. G.Bateson, por ejemplo, organiza el enfoque interaccional explicando muchas paradojas comunicativas a partir de la distincin entre un nivel lingstico y un nivel metacomunicativo (es decir, pragmtico), y considera las enfermedades mentales como un transtorno de comunicacin. En este marco multidisciplinar se ubica inevitablemente la pragmtica del receptor, cuyo antecedente indiscutible es la retrica clsica, cada vez ms revalorizada .Para la retrica clsica, la elaboracin de un discurso ha de seguir cinco fases fundamentales que, simplificando mucho, podemos describir as:
1. La INVENTIO: el primer paso en la elaboracin de un discurso es la bsqueda de ideas o argumentos que van a integrarlo. Hemos de tener en cuenta cul es la finalidad de la exposicin y, especialmente, qu tipo de auditorio vamos a encontrar. Tanto si el ttulo lo hemos puesto nosotros como si nos lo han impuesto, ser necesario que exista congruencia (RELEVANCIA) entre lo dicho y el ttulo, ya que las expectativas del receptor proceden de l. Un procedimiento tpico para esta "bsqueda de ideas" consiste en recurrir a los loci o topica que proporcionan cierta gua. Segn el hexmetro propuesto por Matthieu de Vendme en el s.XII, los argumentos que hemos de proporcionar a cualquier tema de discurso son siete: QUIS, QUID, UBI, QUIBUS AUXILIIS, CUR, QUOMODO, QUANDO? En la seleccin de lo dicho intervienen las MXIMAS CONVERSACIONALES, pues los argumentos elegidos han de resultar al receptor, es decir, al auditorio, PERTINENTES (coherentes con el tema en cuestin), suficientes (mxima de la CANTIDAD) y verdicos (mxima de la CALIDAD). De todas formas, habr que tener muy en cuenta qu es lo que queremos conseguir (acto ILOCUCIONARIO), segn la relacin que mantenemos con el receptor. No es lo mismo un discurso electoral (donde nos interesa conseguir el voto de los oyentes), que una conferencia informativa (donde basta con transmitir una serie de contenidos). Por eso, el acto que perseguimos (queremos divertirlos, impresionarlos, conmoverlos, gustarles, convencerles...?) ha de presidir nuestra eleccin.
2. La DISPOSITIO: una vez hemos decidido qu queremos decir, resulta fundamentalla organizacin interna de esos argumentos. Tal vez lo primero sea ganarnos al pblico ;la retrica aconsejaba una CAPTATIO BENEVOLENTIAE con la que salir al paso de las posibles crticas. As, el orador se disculpa por los posibles fallos que va a tener o por su escaso conocimiento del tema, agradece la oportunidad de hablar y la atencin con que sin duda los otros le obsequiarn.Un elemento que conviene no perder de vista es la MXIMA DE LA MANERA, pues la eficacia comunicativa exige, en primer lugar, que el receptor sepa muy bien lo que pretendemos hacer: hemos de ser claros, evitar ambigedades y discursos confusos. De ah la conveniencia de empezar cualquier discurso adelantando, siquiera brevemente, su contenido (con una PARTITIO). Este tipo de estrategia aparece en el anlisis del discurso con el nombre de TRANSACCIN, y se utiliza para negociar el contenido. Al advertir al interlocutor de lo que vamos a hacer, le permitimos crearse expectativas sobre ciertos aspectos como la duracin o el inters de nuestra intervencin. En la DISPOSITIO hay otro elemento que resulta fundamentalsimo, y es el orden de los argumentos. Aqu resulta de gran utilidad la tradicin de estudios sobre comunicacin de masas, y en concreto las teoras de base sociolgica y psicolgica sobre la persuasin. Supongamos que queremos convencer al auditorio de la conveniencia de aprobar determinada ley. Dicha ley tiene elementos a favor (argumentos +) y elementos en contra (argumentos -). El orador se pregunta entonces cules han de aparecer antes para que el efecto logrado sea el que pretende (la psicologa de la persuasin desarrollada por C. Hovland y su escuela se ha preocupado por estas determinaciones).
3. La ELOCUTIO: intervienen aqu, fundamentalmente, las cuestiones relativas al estilo y, por tanto, la MXIMA DE LA MANERA, que puede explicar determinados casos de cambio de registro as como ciertas alternancias lxicas o sintcticas.
4. La MEMORIA: una vez que el texto definitivo ha sido elaborado, de acuerdo con las variables relativas al tipo de auditorio, a la finalidad del texto, y a la disposicin interna de los argumentos aducidos, el orador ha de memorizar los elementos claves de su discurso. No es necesaria una memorizacin completa. Hay que contar con la posibilidad de, por ejemp lo, apoyarse en un esquema previo que puede escribirse en una pizarra o proyectarse con transparencias; tambin es posible realizar la exposicin con papeles delante, pero hay que evitar en la medida de lo posible leer demasiado. El auditorio ha de tener acceso a la mirada del orador mientras ste pronuncia el discurso.
5. La ACTIO: confluyen aqu los elementos ms externos de la oratoria que, no obstante, resultan tan importantes como aquellos relativos al contenido y la correccin gramatical o estilstica. El discurso mejor elaborado puede resultar un rotundo fracaso si esta parte final se desarrolla con torpeza y poca credibilidad. Los tratados clsicos insisten en que hay que tener en cuenta por un lado los elementos no verbales y por otro los puramente lingsticos.
2.5. RESUMEN.
La pragmtica del receptor supone considerar el dinamismo dialgico como un rasgo constitutivo de la interaccin comunicativa, de manera que a las categoras de la pragmtica enunciativa se suman otras cuya explicacin resulta imposible sin esta ampliacin del enfoque. Adelantamos en el siguiente cuadro cules son esas categoras, que iremos explicando en sucesivos captulos.