Tercera Instancia

Descargar como docx, pdf o txt
Descargar como docx, pdf o txt
Está en la página 1de 50

Behrens, Germn Federico o Hermann Friedrich s. sucesin.

SCBA
SCBA, 13/06/07, Behrens, Germn Federico o Hermann Friedrich s. sucesin ab
intestato.
Matrimonio celebrado en Argentina. Divorcio no vincular decretado en Argentina.
Divorcio vincular decretado en Alemania. Juez competente. Segundo matrimonio
celebrado en Alemania. Impedimento de ligamen. Orden pblico internacional.
Legitimacin hereditaria.
El texto del fallo ha sido remitido por el A. M. Mendoza Pea a quien agradezco la gentileza.
Publicado por Julio Crdoba en DIPr Argentina el 08/08/07.

En la ciudad de La Plata, a 13 de junio de 2007, habindose establecido, de conformidad con lo dispuesto en
el Acuerdo 2078, que deber observarse el siguiente orden de votacin: doctores Negri, Kogan, Genoud,
Hitters, Soria, se renen los seores jueces dela Suprema Corte de Justicia en acuerdo ordinario para
pronunciar sentencia definitiva en la causa C. 89.827, "Behrens, German o Hermann Friedrich. Sucesin ab
intestato".
Antecedentes
La Sala II de la Cmara de Apelacin en lo Civil y Comercial del Departamento Judicial de San Isidro revoc el
fallo que le haba reconocido legitimacin a Waltraud Therese Emma Ehlert para iniciar el sucesorio del
causante.
Esta ltima dedujo recurso extraordinario de inaplicabilidad de ley.
Odo el seor Subprocurador General, dictada la providencia de autos y encontrndose la causa en estado de
pronunciar sentencia, la Suprema Corte resolvi plantear y votar la siguiente cuestin:
Es fundado el recurso extraordinario de inaplicabilidad de ley?
A la cuestin planteada, el seor Juez doctor Negri dijo: 1. La Cmara decidi en el pronunciamiento que
motiva este recurso desconocerle eficacia dentro del territorio argentino al matrimonio celebrado en Alemania
entre el causante y la seora Ehlert y revocar la sentencia de la instancia anterior, desconociendo en
consecuencia la legitimacin para actuar de esta ltima en el presente sucesorio (fs. 373).
2. La Cmara, para decidir como lo hizo y en lo que interesa a los fines del recurso deducido, tuvo en
consideracin:
a) Que en forma similar a como lo dispona el art. 2 de la ley 2393, en la actualidad tambin los arts. 159 y 160
del Cdigo Civil determinan que la validez del matrimonio se rige por el derecho del lugar de su celebracin
aunque los contrayentes hubiesen dejado su domicilio para no sujetarse a las normas que en l rigen; pero no
se reconocer ningn matrimonio celebrado en pas extranjero mediando, entre otros, el impedimento de
ligamen establecido en el art. 166 inc. 6 del mismo Cdigo, esto es, el matrimonio anterior mientras subsista.
Tratndose de matrimonios celebrados en el extranjero debe considerarse, pues, el derecho del lugar de su
celebracin, pero ese reconocimiento tiene un lmite dado por la existencia de impedimentos matrimoniales de
orden pblico internacional enumerados en el referido art. 166 del Cdigo Civil, mencionndose la doctrina de
este Tribunal sentada en la causa Ac. 59.469 sent. del 8 XI 2000 (fs. 369 y vta.).
b) Que aunque la indisolubilidad del vnculo matrimonial ya no es de contenido legal, pues la ley positiva
argentina admite la disolucin del vnculo matrimonial, no se admite la bigamia, por lo que la celebracin de un
matrimonio en el extranjero mientras subsista en plenitud el celebrado en la Argentina carece de validez y
quien sea responsable de tal conducta no puede invocarla para fundar su vocacin sucesoria respecto del
supuesto cnyuge premuerto (fs. 369 vta.).
c) Que el matrimonio anterior mientras subsista constituye un obstculo dirimente que obsta a la eficacia
extraterritorial del matrimonio celebrado en otro pas en violacin a la referida veda, pues si bien la ley 23.515
introdujo el divorcio vincular en nuestro derecho positivo, el impedimento de ligamen previsto en el art. 166
inc. 6 del Cdigo Civil rige con prescindencia de la indisolubilidad o no del vnculo por lo cual no puede
sostenerse que haya quedado saneado si lo afectaba al matrimonio contrado en el extranjero y no se obtuvo
la disolucin de dicho vnculo (dem).
d) Que la validez del matrimonio de Waltraud Therese Emma Ehlert con el causante depende de la
inexistencia de impedimentos al tiempo de su reconocimiento al no haberse puesto en duda la existencia y
validez del primer matrimonio de aqul con Ilse Mariana Hoffmann celebrado el 1 de abril de 1937 (fs. 370).
e) Que en cuanto a los efectos de la sentencia de divorcio vincular dictada en Alemania cabe sealar que para
que el segundo matrimonio haya quedado convalidado con la sancin de la ley 23.515 es menester dilucidar si
aquel divorcio fue decretado o no por el juez competente. Hay pues una cuestin previa a resolver, esto es la
validez de aquel divorcio decretado en el extranjero. Es que permitido el divorcio vincular a partir de la ley
23.515 no hay ningn obstculo para reconocer el divorcio decretado en un pas extranjero si l fue decretado
por juez competente (fs. 371).
f) Que el actual art. 227 del Cdigo Civil, adoptando igual criterio que el art. 104 de la ley 2393 vigente en
aquel entonces dispone que las acciones de separacin personal, divorcio vincular y nulidad deben intentarse
ante el juez del ltimo domicilio conyugal efectivo o ante el del domicilio del cnyuge demandado. As aquella
norma (art. 104 de la ley 2393 citado), al momento de dictarse la sentencia de divorcio en Alemania, otorgaba
a los tribunales argentinos la jurisdiccin internacional exclusiva con respecto a todos los procesos de di vorcio
de matrimonios con domicilio conyugal argentino cualquiera fuese la nacionalidad de los cnyuges, por lo que
la sentencia de un juez incompetente carece de validez por carecer de jurisdiccin para dictarla (fs. 371 vta.).
g) Que el juez alemn que pronunci el divorcio pudo ser considerado investido de jurisdiccin internacional
en tanto el ltimo domicilio conyugal no se localizare en la Argentina por haberlo trasladado los cnyuges al
extranjero, nica situacin que habra determinado una jurisdiccin concurrente desde que el divorcio podra
haberse demandado ante el juez del domicilio o ante el del ltimo domicilio en la Argentina; no encontrndose
demostrado que los cnyuges hubieran trasladado su domicilio a dicho pas al momento de dictarse all la
sentencia que los divorciara, por lo que sta no ha disuelto vlidamente el vnculo matrimonial y subsiste as el
impedimento de ligamen que impide reconocer validez al segundo matrimonio del causante (dem).
h) Que de la propia documental acompaada por la accionante surge que al momento de tramitarse el divorcio
en Alemania, tanto el causante como Ilse Mariana Hoffmann tenan su domicilio en la Argentina, y de dicha
documental tambin surge que el tribunal alemn se consider competente porque ambas partes tenan
domicilio en el extranjero. Asimismo del hecho que respecto de ese matrimonio celebrado el 1 de abril de
1937 en Buenos Aires se hubiere dictado sentencia en La Plata en el ao 1969 se infiere que el ltimo
domicilio conyugal se encontraba en el pas (dem).
i) Que operado el desconocimiento de la sentencia alemana por falta de competencia internacional del tribunal
interviniente en la declaracin del divorcio del causante con Ilse Mariana Hoffmann, su principal consecuencia
es concluir que exista impedimento de ligamen al momento de contraerse el segundo matrimonio (dem).
j) Que an con el criterio imperante acerca de la actualidad con que debe considerarse el orden publico a
partir de la sancin de la ley 23.515 que admite la disolubilidad del vnculo matrimonial, hay que distinguir
sobre el fraude que resulta superfluo y el cometido respecto de la jurisdiccin competente, siendo en este
caso el cometido respecto del tribunal competente y l solo es suficiente para rechazar una sentencia
extranjera dictada por un tribunal que conculca la jurisdiccin internacional exclusiva del Estado argentino,
dado que una cosa es fraude a la ley y otra fraude a la jurisdiccin que siempre afecta al orden pblico (fs.
372 vta.).
k) Que corresponde desconocer eficacia dentro de nuestro territorio al matrimonio celebrado en Alemania
entre el causante y Waltraud Therese Emma Ehlert, an cuando sea vlido segn las leyes del pas donde se
celebr por oponerse a principios de orden pblico interno en razn del impedimento de ligamen que afectaba
al causante por subsistir su matrimonio anterior con Ilse Mariana Hoffmann (dem).
l) Que el causante pudo sanear su situacin con posterioridad a la sancin de la ley 23.515 solicitando la
disolucin del vnculo en los trminos previstos en su art. 8 y no lo hizo pese al tiempo transcurrido entre la
sancin legal y su fallecimiento no pudiendo especularse acerca de las razones o motivos que lo llevaron a
ello (dem in fine).
Por lo expuesto resolvi revocar la sentencia dictada declarando la falta de legitimacin de Waltraud Therese
Emma Ehlert para actuar en el sucesorio de German Federico o Hermann Friedrich Behrens en el carcter de
heredera que se atribuyera.
3. La seora Ehlert debidamente representada dedujo recurso extraordinario de inaplicabilidad de ley en el
que denuncia la errnea aplicacin de los arts. 14, 14 bis, 19, 20, 33 Constitucin nacional; 17 de la
Convencin Americana de Derechos Humanos; 14, 159, 160, 214, 217, 227, 238 y concs. del Cdigo Civil y
de la ley 23.515 y su doctrina.
4. A los fines de resolver cuadra poner de relieve, de modo liminar, aquellos hechos que llegan firmes a esta
instancia, delimitando el mbito de actuacin de este Tribunal. En ese orden, es de destacar que el causante,
argentino naturalizado, se cas con la seora Ilse Mariana Hoffmann en abril de 1937 en la ciudad de Buenos
Aires, Repblica Argentina y que de dicha unin nacieron Liliana Beatriz Graciela Behrens, Nicols Jos
Huberto Behrens y Mnica Mara Magdalena Behrens. Est acreditado asimismo que los cnyuges se
divorciaron en mayo de 1969 mediante pronunciamiento recado en el juicio que tramit por ante los tribunales
locales, con el alcance que a aquella figura otorgaba la ley 2393.
Tampoco media controversia acerca de que en octubre de 1971 el Tribunal Regional de Berln, Alemania,
decret el divorcio vincular y que en el mes de setiembre de 1977, en la comuna de Gttingen, Alemania, el
causante se cas con Waltraud Therese Emma Ehlert quien se present en autos iniciando el sucesorio de
quien fuera en vida German Federico o Hermann Friedrich Behrens, a lo que se opusieron Liliana Beatriz
Graciela Behrens de Valle y Nicols Jos Huberto Behrens por entender que la misma no tena derecho a ello
por no estar acreditada prima facie la calidad de heredera y estar desprovista de vocacin hereditaria.
5. El conflicto gira en torno de la legitimacin de la recurrente para iniciar la sucesin, legitimacin que
depende de la celebracin vlida de su matrimonio con el causante, subordinada a su vez, a la validez de la
disolucin del primer connubio de aqul realizado en nuestro pas. Ello as toda vez que, la falta de disolucin
del primer vnculo, tornara invlido el segundo por impedimento de ligamen.
En el caso, es lo cierto que al momento de celebracin de la segunda unin del causante, el derecho
argentino por entonces vigente no haba disuelto su vnculo matrimonial con la seora Hoffmann pues el
divorcio sentenciado lo era con los alcances de la ley 2393. Tampoco puede desconocerse que el divorcio
vincular decretado en Alemania aos despus fue, atento el ltimo domicilio conyugal y los trminos del art.
104 de la derogada Ley de Matrimonio Civil, decidido por un juez que, segn el ordenamiento argentino, no
tena competencia para hacerlo.
Es as que en la especie, la cuestin a dirimir es si esa sentencia de divorcio proveniente de la justicia
alemana cuestionada desde la perspectiva jurisdiccional, tuvo por efecto renovar la aptitud nupcial del
causante o, por el contrario, invalidar el matrimonio celebrado con posterioridad por subsistencia de ligamen ,
tal como lo ha definido la sentencia de la Cmara.
Y, en ese contexto, considero en el mismo sentido que lo hace el recurrente- que el divorcio y posterior
matrimonio celebrados en Alemania no configuran en la especie un supuesto de "fraude a la jurisdiccin" que
le reste validez en el territorio de nuestro pas a aquellos actos.
Como ha quedado reseado, al tiempo de la celebracin en aquel pas del matrimonio del causante con la
seora Ehlert, un juez argentino haba dictado (ocho aos antes) el divorcio del primer matrimonio del seor
Behrens con los alcances de la ley 2393. Y lo cierto es que aunque de la partida de matrimonio alemana (que
traducida y legalizada corre glosada a fs. 11/12) no surge en qu estado se declar el causante, no puede
desconocerse que la esposa en primeras nupcias no se opuso durante el trmite de divorcio en el pas
extranjero a pesar de haber sido notificada por va diplomtica (v. sentencia de divorcio traducida y legalizada,
esp. fs. 33) y no se ha, siquiera, alegado que lo hubiese hecho despus.
Para resolver, debe tenerse en cuenta que ha ocurrido un hecho de especial gravitacin en lo conceptual y
que no puede apartarse en la reflexin del problema que aqu se suscita: el fallo de la Corte Suprema de
Justicia de la Nacin recado en la causa "Sejean c/ Zaks de Sejean" (Fallos 308:2268) que, ms all de
proyectar sus efectos slo para el caso particular (conf. mi voto en las causas L. 63.016, sent. del 27 XI 1996;
L. 65.825, sent. del 10 VI 1997; L. 70.811, sent. del 17 XI 1999, Ac. 78.215, sent. del 19 II 2002; Ac. 82.155,
sent. del 22 X 2003; Ac. 89.426, sent. del 16 II 2005, entre muchas otras), desencaden un inmenso debate
en la legislacin que determin, aos ms tarde, la posibilidad de disolver el matrimonio civil por divorcio y la
de recuperar para los divorciados la aptitud nupcial (ley 23.515).
Es a la luz de estas circunstancias que debe abordarse la cuestin que aqu se plantea y, en ese esquema, no
advierto que el ordenamiento jurdico argentino deba reaccionar frente al vnculo extranjero invocado en
nuestro pas a fin de reclamar derechos sucesorios por parte del cnyuge suprstite Es por esa misma razn
que entiendo inaplicable en el caso la doctrina que emana de la causa B. 48.700 (sent. del 10 VIII 1984).
Es por ello que, en caso que mi opinin sea compartida, corresponde hacer lugar al recurso deducido,
revocando la sentencia de grado y reconociendo en consecuencia, a la recurrente legitimacin para iniciar la
sucesin del causante, con costas a la vencida (art.289, C.P.C.C.).
Voto por la afirmativa.
A la cuestin planteada, la seora Jueza doctora Kogan dijo: Adhiero al voto del doctor Negri ponderando para
ello las siguientes circunstancias:
No obstante que el divorcio decretado en la Argentina en 1969 de la primera mujer del causante fue en los
trminos de la ley 2393 que impeda a los cnyuges contraer nuevas nupcias, lo cierto es que a partir del
precedente del ms Alto Tribunal nacional "Sejean c/Zacks de Sejean" (Fallos 308:2268), la disolubilidad del
matrimonio por divorcio fue admitida y receptada finalmente por la ley 23.515 (B.O., 12 VI 1987).
El art. 8 de la ley 23.515 prev la posibilidad de conversin de la sentencia firme de divorcio, obtenida con
anterioridad a la entrada en vigencia de la ley, en divorcio vincular facultando a ese efecto a cualquiera de los
cnyuges. No obstante que ese trmite no fue efectuado, debe tenerse en consideracin el divorcio decretado
en Alemania, el que si bien fue declarado por un juez que para la legislacin argentina no tena
competencia conf. art. 104, ley 2393 o actual art. 227, Cdigo Civil no puede interpretarse que haya sido
dictado en fraude a la jurisdiccin, si se tiene en cuenta que se trataba de dos ciudadanos nacidos en
Alemania (ver fs. 11 y 58). Adems, debe valorarse especialmente que la actora fue citada por va
diplomtica, pese a lo cual no dedujo oposicin alguna en tal oportunidad (conf. fs. 33), no habindose
acreditado que lo hubiera hecho con posterioridad.
Conforme con la doctrina sentada por el ms Alto Tribunal nacional en el fallo "Sola, Jorge Vicente s/Sucesin
ab intestato" (sent. del 12 XI 1996) "el orden pblico internacional no es un concepto inmutable y definitivo
sino esencialmente variable, pues expresa los principios esenciales que sustentan la organizacin jurdica de
una comunidad dada, y su contenido depende en gran medida de las opiniones y creencia que prevalecen en
cada momento en un estado determinado". Y a continuacin se expres que en virtud de la modificacin de
los principios que informan la legislacin matrimonial argentina a partir de la ley 23.515 y del criterio de
actualidad del orden pblico internacional, el orden jurdico argentino carece de inters actual en reaccionar
frente a un matrimonio celebrado en el extranjero que es invocado en virtud de los derechos sucesorios
reclamados por la cnyuge suprstite (fallo "Sola, Jorge Vicente s/Sucesin ab instestato", S. 794 XXIX
Recurso de hecho, sent. del 12-XI-1996).
Sobre el reconocimiento de sentencias extranjeras de divorcio disolutorio en nuestro orden jurdico interno, ha
sostenido German J. Bidart Campos que "si al tiempo de pretenderse en nuestro pas el reconocimiento de un
divorcio extranjero disolutorio ya no rige la norma de indisolubilidad sino su opuesta, la sentencia reconocible
por sus dems condiciones surte aqu el efecto dirimente, en cuanto no hay repugnancia al orden pblico
interno al momento de hacerse valer el acto jurisdiccional forneo" (German J. Bidart Campos,
"Reconocimiento de sentencias extranjeras de divorcio disolutorio", "El Derecho", 137 403).
Tales consideraciones, resultan a mi criterio suficientes para reconocer a la recurrente, cnyuge del causante
desde el ao 1977 conforme al matrimonio celebrado en Alemania, legitimacin para iniciar la sucesin del
causante.
Atento a la forma en que entiendo debe ser resuelta la cuestin planteada, deviene innecesario expedirme
sobre el pedido subsidiario de la actora de declaracin de inconstitucionalidad del art. 64 de la ley 2393
impetrado en su recurso de inaplicabilidad de ley.
Voto por la afirmativa.
A la cuestin planteada, el seor Juez doctor Genoud dijo: Adhiero a los votos de mis colegas preopinantes.
A los slidos argumentos all expuestos deseo agregar que recientemente, con motivo de la concesin de un
beneficio de pensin, la Corte Suprema de Justicia de la Nacin tuvo ocasin de expedirse sobre el tema
trado a juzgamiento al afirmar: "Que a partir de la doctrina sentada en Fallos 319: 2779, la autoridad
administrativa no puede negar validez al matrimonio extranjero de la peticionaria invocado para solicitar el
beneficio previsional, pues la motivacin principal que en un precedente anterior del Tribunal haba justificado
tal solucin (Fallos 273:363), ya no tena razn de ser frente a la recepcin en el derecho matrimonial
argentino del principio de disolubilidad del matrimonio por divorcio ley 23.515 y del criterio de actualidad con
que debe apreciarse el orden pblico internacional que lleva a que el orden jurdico argentino carezca de
inters actual en reaccionar ante un matrimonio celebrado en el extranjero mediando, entonces, impedimento
de ligamen (ver punto 6 del voto de la mayora in re Z. 153. XXXVIII "Zapata Lucrecia c/ ANSes s/
Pensiones", sent. del 16 8 2005); mxime si se repara en que la ley 23.515 admiti la disolucin del vnculo no
slo para el futuro sino tambin para las sentencias de separacin pasadas en autoridad de cosa juzgada,
extranjeras y nacionales, al permitir su transformacin en sentencias de divorcio (ver punto 8 del voto de la
Dra. Argibay en los mismos autos)".
Conforme a ello, considero que la seora Waltraud Therese Emma Ehlert se encuentra legitimada para actuar
en el proceso sucesorio de Germn Federico Behrens o Hermann Friedrich Behrens.
Voto por la afirmativa.
El seor Juez doctor Hitters, por los mismos fundamentos de la seora Jueza doctora Kogan, vot tambin
por la afirmativa.
A la cuestin planteada el seor Juez doctor Soria dijo: 1. La seora Ehlert procura justificar su legitimacin
para promover el juicio sucesorio del seor Behrens en su carcter de cnyuge suprstite, sobre la base del
matrimonio celebrado que ambos contrajeran en Alemania, en el ao 1977.
A ello se oponen los descendientes del causante, quienes arguyen que dicho matrimonio no puede ser
reconocido en la Repblica Argentina por afectar el orden pblico y, por ende, les resulta inoponible. Es que
cuando lo contrajeron, el seor Behrens no estaba divorciado vincularmente del primer matrimonio celebrado
en la Argentina con la seora Hoffman; as las cosas conforme a la posicin sustentada por los oponentes, no
correspondera asignarle efectos extintivos al divorcio vincular decretado en Alemania en fraude a la ley
argentina y por un juez carente de jurisdiccin internacional (v. presentaciones de fs. 73/83 y 96/104).
La sentencia de la sala II de la Cmara de Apelacin en lo Civil y Comercial de San Isidro, acoge el planteo de
los hijos del de cujus, desconociendo eficacia al matrimonio con la seora Ehlert. Interpret que ello era
consecuencia de los principios de orden pblico imperantes, en razn del impedimento de ligamen que
afectaba a uno de los contrayentes. En concreto, en el fallo se sostiene de un lado que el "divorcio" obtenido
en 1969 (del matrimonio Behrens Hoffman) lo fue con los efectos limitados de la ley 2393 reformada por el
decreto ley 17.711, dejando por ende subsistente el impedimento de ligamen, y que no se haba llevado a
cabo su conversin en divorcio vincular conforme las previsiones del art. 238 del Cdigo Civil. De otra parte,
argumenta que la sentencia expedida en Alemania ha emanado de un juez incompetente en la esfera
internacional, en fraude a la jurisdiccin del pas (v. fs. 368/373).
2. Contra esta decisin se alza la seora Ehlert mediante el recurso extraordinario de inaplicabilidad de ley (fs.
404/415), en el que denuncia, como errneamente aplicados los arts. 14, 14 bis, 19, 20, 33, de la
Constitucin nacional, 17 de la Convencin Americanasobre Derechos Humanos; 14, 159, 160, 214, 217, 227,
238 y concs. del Cdigo Civil y de la ley 23.515 y su doctrina. Subsidiariamente, plantea la inconstitucionalidad
del art. 64 de la ley 2.393.
3. El recurso debe prosperar.
a. El art. 159 del Cdigo Civil establece que: "Las condiciones de validez intrnsecas y extrnsecas del
matrimonio se rigen por el derecho del lugar de su celebracin, aunque los contrayentes hubiesen dejado su
domicilio para no sujetarse a las normas que en l rigen". De ah que, por regla, cabe reconocer eficacia
jurdica a aquellos matrimonios celebrados en el extranjero en tanto respeten las leyes de su lugar de
celebracin (lex loci celebrationis).
Ahora bien, la sealada directiva rige en tanto no se presente alguno de los supuestos impeditivos
enumerados en el art. 160 del Cdigo Civil (conf. Ac. 59.469, sent. de 08 XI 2000), toda vez que, como reza
esa norma, no puede reconocerse "... ningn matrimonio celebrado en un pas extranjero si mediaren algunos
de los impedimentos de los incisos 1, 2, 3, 4, 6 7 del artculo 166", entre los cuales se encuentra el de
ligamen, esto es, la subsistencia de un matrimonio anterior (inc. 6 del cit. art. 166).
b. Como se anticipara, en el presente caso el reconocimiento de la legitimacin esgrimida por la seora Ehlert
depende de la validez que se asigne al matrimonio que la recurrente celebr con el causante en Alemania y
tal condicin, a su vez, se encuentra subordinada a si es dable considerar vlidamente disueltas las primeras
nupcias celebradas en nuestro pas entre el seor Behrens y la seora Hoffman en el ao 1937. He destacado
ya que en el ao 1969 estos ltimos obtuvieron su separacin en la Repblica Argentina, con el alcance
conferido por el decreto ley 17.711/1968, reformador de la ley 2393; vale decir, sin disolver a todo efecto el
vnculo matrimonial y, por ende, dejando subsistente el impedimento de ligamen reconocido en el art. 166 inc.
6 del Cdigo Civil. Tratbase de un "divorcio" que no confera aptitud nupcial para celebrar un segundo
matrimonio.
En ello estriba el ncleo conflictivo que plantea el caso.
No ignoro lo resuelto por la Corte Suprema de la Nacin, in re "Sol, Jorge V. s/sucesin ab intestato" (causa
S. 794.XXIX, sentencia de 12 XI 1996), en que se reconoci legitimacin a la segunda esposa del causante
con quien haba contrado matrimonio en la Repblica del Paraguay, sin que por aquel entonces se hubiera
disuelto vincularmente el celebrado anteriormente en nuestro pas.
Ocurre que en dicho precedente concurrieron presupuestos diversos a los ventilados en elsub lite, que al
menos es preciso tener presentes. La referida decisin encontr se fund en el art. 13 del Tratado de Derecho
Civil Internacional de Montevideo de 1940 del cual fueron partes signatarias ambos Estados involucrados ,
precepto que tras establecer que la validez del matrimonio se encuentra sujeta a la ley del lugar donde se
celebre, faculta a los estados signatarios a no reconocer el matrimonio que se hubiere celebrado en uno de
ellos cuando se halle viciado entre otros del impedimento de ligamen (inc. e). Sobre tal base, el Alto Tribunal
sostuvo que el referido tratado "no impone a los otros pases contratantes la obligacin internacional de
desconocerle validez sino que deja librado al orden pblico internacional del Estado requerido la decisin
sobre la reaccin que ms convenga al espritu de su legislacin" (v. consid. 5). Y agreg que si bien en
atencin al derecho vigente en el lugar del ltimo domicilio el primer matrimonio del de cujus no se encontraba
disuelto, la validez del segundo no haba sido atacada en vida del causante y, probablemente, se haba
consolidado pues el derecho interno en cuyo seno se constituy esa situacin no admite al igual que el
derecho interno argentino la accin de nulidad sino con limitaciones (v. consid. 4). Por fin, concluy que la
modificacin de los principios que informan la legislacin matrimonial a partir de la sancin de la ley 23.515,
resulta relevante pues "en virtud del criterio de actualidad del orden pblico internacional, el orden jurdico
argentino carece de inters actual en reaccionar frente a un matrimonio celebrado en el extranjero que es
invocado en el foro en virtud de los derechos sucesorios reclamados por la cnyuge suprstite" (v. consid. 9).
Diversa es la situacin planteada en esta litis.
En la especie son de aplicacin las reglas y principios de derecho internacional privado de fuente interna,
contenidas en el art. 160 del Cdigo Civil (v. Goldschmidt Werner, Derecho Internacional Privado, Derecho
de la Tolerancia, Depalma, Bs. As., 1985, p. 29), toda vez que, como es sabido, la Repblica Federal de
Alemania no es signataria del Tratado de Montevideo de 1940. Por ende para resolver la cuestin debatida no
es procedente acudir a las prescripciones de dicha convencin internacional. Para ms, la aludida norma del
Cdigo Civil contiene un matiz diferencial respecto del art. 13 del Tratado en cuestin: mientras ste
determina que los estados signatarios no quedan obligados a reconocer los matrimonios celebrados en uno
de ellos cuando otro anterior no se hubiese disuelto legalmente, el art. 160 del Cdigo Civil, en cambio, veda
la admisin para "... ningn matrimonio celebrado en un pas extranjero ... si mediara impedimento de
ligamen", texto que, segn se ha interpretado, con su determinacin prohibitiva trasciende con holgura la mera
facultad de no reconocimiento (v. Ciuro Caldani, Miguel ngel, en Ferrer, Francisco A.M. Medina, Graciela
Mndez Costa, Mara Josefa, Cdigo Civil Comentado, Derecho de Familia, t. I., Rubinzal Culzoni edit., Santa
Fe, 2004, p. 17).
Por otra parte, en el sub iudice los hijos del primer matrimonio han cuestionado en modo expreso la validez de
su segundo matrimonio del seor Behrens, y ellos indudablemente gozan de un inters legtimo para as obrar
(art. 239 4 prr. del C.C.).
En adicin, del cotejo de los antecedentes del precedente "Sol" surge que, luego de la sancin de la ley
23.515, el all causante haba convertido su divorcio no dirimente del primer matrimonio, en divorcio vincular
(art. 8 de la ley 23.515) v. consid. 1 y 4 tercer prrafo del fallo de la C.N.Civ., sala G, publ. en
"Jurisprudencia Argentina", 1997 IV 658circunstancia que no concurre en autos. Tal como reconoce la
impugnante, ninguno de los cnyuges en primeras nupcias hizo uso del instrumento contemplado por citado
los arts. 8 de la ley 23.515 y 238 del Cdigo Civil.
De tal modo, no es correcto trasladar mecnicamente al caso de autos la solucin dada en el precedente
"Sol". Pero la conclusin anterior no supone un valladar infranqueable a los fines de atribuir efectos
convalidatorios del matrimonio celebrado en Alemania al divorcio vincular del causante con su primera esposa
decretado en el extranjero. Veamos.
c. La cuestin relativa a la validez y efectos en la Argentina de los segundos matrimonios llevados a cabo en
el extranjero con posterioridad a su disolucin, tambin fuera del pas, de un matrimonio celebrado en la
Argentina, ha suscitado opiniones encontradas en la doctrina.
Para una corriente de opinin esas uniones deben reputarse nulas, discrepando sus seguidores en torno a si
dicha invalidez puede ser declarada de oficio o requiere de peticin de parte legitimada (Boggiano, Antonio,
Derecho Internacional Privado, t. I., 3 edic., Bs. As., Abeledo Perrot, 1991, p. 964; Kaller de Orchansky,
Berta, La doctrina reciente de la Corte Suprema de Justicia de la Nacin respecto de los matrimonios
celebrados en el extranjero en fraude a la ley argentina, "La Ley", 140 1117).
Una segunda posicin, en cambio, considera que tales enlaces son inexistentes (Borda, Guillermo, Tratado de
Derecho Civil Argentino. Familia, t. I, Abeledo Perrot, Bs. As., 3 edic., n 168) o cuasi inexistentes (Molinario,
Alberto, Algunas reflexiones acerca de la cuasi inexistencia temporal: de la unidad jurisdiccional en cuestiones
familiares y del rgimen de la buena fe en materia de nulidad matrimonial, "Jurisprudencia Argentina", 10 1971
86).
Por fin, otros autores predican la falta de eficacia extraterritorial de esos matrimonios en nuestro pas (conf.
voto del doctor Barraquero, como integrante de la C.N.Civ., sala B, 13-XII-1957, "La Ley", 92 550; Alfonsn,
Quintn, Rgimen internacional del divorcio, Montevideo, 1953; Belluscio, Augusto Csar, Manual de Derecho
de Familia, t. I, Depalma, Bs. As., 5 edic. actualizada, pgs. 454/457).
En esa lnea de pensamiento parece haberse enrolado la Corte Suprema de Justicia de la Nacin al fallar en
el precedente "Rosas de Egea" (de fecha 12 V 1969, Fallos 273:363).
Empero, en fecha ms prxima, el Alto Tribunal en un caso previsional ha dejado traslucir que aquella
solucin ya no es estrictamente aplicable, desde que la legislacin local ahora admite el divorcio vincular
(conf. C.S.J.N., in re "Zapata", fallado el 16 VIII 2005).
d. La tesis de la ineficacia territorial, que el a quo predica, referida a aquellos matrimonios extranjeros luego de
un divorcio vincular obtenido fuera del pas respecto de un primer matrimonio argentino, atiende
exclusivamente a la nocin de orden pblico (conf. Suprema Corte de Mendoza, sala 1, sent. 5
IX 1994, in re "Saccone v. Rodrguez", "Jurisprudencia Argentina", 1995 I 497). Estos segundos matrimonios,
vlidos conforme la lex loci celebrationis (art. 159, C.C.), pueden ser desconocidos por los tribunales
argentinos si afectan ese ncleo institucional y valorativo que nutre la nocin de orden pblico.
El tribunal de la instancia consider que ello aconteca en la especie, desde que no haba mediado una
disolucin vlida del primer matrimonio celebrado en la Argentina, porque el divorcio tramitado y resuelto en
Alemania sobre el que se asienta el posterior enlace contrado por el seor Behrens en el ao 1977 lo fue en
fraude a la jurisdiccin nacional. Estos hechos evidenciaran el menoscabo al orden pblico.
i] No comparto dicho criterio. Para que una sentencia emanada por un tribunal forneo despliegue sus efectos
en el pas ha de verificarse el cumplimiento de los recaudos establecidos en el Cdigo Procesal Civil y
Comercial (art. 515 y ss.), entre los cuales cobra importancia el control de la jurisdiccin internacional del
tribunal de origen de la sentencia que constituy la situacin jurdica cuyo reconocimiento se reclama en el
pas (v. Radzymisnki, Alejandro P., El reconocimiento de sentencias extranjeras de divorcio en Argentina, "El
Derecho", 1990, 137 403; Bidart Campos, Germn, Reconocimiento de sentencias extranjeras de divorcio
disolutorio, en "El Derecho", 1990, 137 403, nota a fallo). As lo exige el art. 517 del citado Cdigo adjetivo, al
establecer que: "Cuando en un juicio se invocara la autoridad de una sentencia extranjera, sta slo tendr
eficacia si rene los requisitos del artculo 515", norma cuyo inc. 1 requiere que aqulla emane de un tribunal
competente en el orden internacional.
ii] Sabido es que el art. 104 de la ley 2393 consagraba la jurisdiccin internacional exclusiva y excluyente a
favor de los tribunales argentinos si los cnyuges se hallaban domiciliados en el pas entendindose por
domicilio el ltimo de efectiva e indiscutida convivencia de ellos (CSJN in re "Vlasov", 25-III-1960, Fallos:
246:87, ED 7 324, JA 1960 III 216; id. in re "Jobke", sent. de 9 V 1975, Fallos 291:540, LL 1975 D 328) . Tal
previsin buscaba evitar que el marido que tena la facultad de fijar el domicilio conyugal obrase abusivamente
en detrimento de su esposa, impidindole ya sea la promocin de la demanda o entorpeciendo su derecho de
defensa en caso de ser demandada por el esposo.
iii] En general, ese tipo de reglas atributivas de jurisdiccin internacional cumplen una funcin de garanta de
la defensa de los dos potenciales interesados en el conflicto matrimonial. Vale recordar, en tal sentido, lo
expresado por la Corte Suprema de Justicia de la Nacin al considerar que la jurisdiccin internacional de la
cual gozaban los jueces extranjeros cuando el domicilio conyugal estaba radicado fuera del pas, no exclua la
jurisdiccin concurrente que caba reconocer a los tribunales argentinos cuando el matrimonio se hubiere
celebrado en el pas, si stos regresaron a la Argentina luego de la separacin, aun cuando se instalaran en
distintos domicilios, pues de tal modo se aseguraba tambin el acceso a la jurisdiccin y la defensa en juicio
de las partes (cf. CSJN, in re "R., M. M. y W. de R., I.", sent. de 4 IX 1984, Fallos 306:1230, LL 1984 D 529).
iv] En el sub lite conforme a las normas sobre jurisdiccin internacional vigentes al momento en que la accin
de divorcio vincular fue promovida en el extranjero, habra que concluir que el tribunal alemn decret el
divorcio de los cnyuges Beherens Hoffman careciendo de jurisdiccin al efecto, pues el ltimo domicilio
conyugal se localizaba en la Argentina. Y aunque tales normas ya no regan al tiempo de solicitarse el
reconocimiento de la decisin fornea, igualmente los puntos de conexin contemplados en el art. 227 del
Cdigo Civil t.o. ley 23.515 (ltimo domicilio conyugal efectivo o, a opcin del cnyuge que demanda, el
domicilio del demandado) pregonan la jurisdiccin argentina.
Con todo, esa sola circunstancia, no era suficiente en la especie a fin de rechazar la sentencia extranjera
dictada en fraude a la jurisdiccin del pas. Dados los ribetes singulares del presente caso, otra debi ser la
solucin.
v] Recuerdo que el criterio que afirma que el anlisis de la jurisdiccin fornea ha de efectuarse en orden a las
reglas del derecho internacional privado del pas en donde se reclama el reconocimiento del pronunciamiento
extranjero, ha sido atemperado. La morigeracin obedece a que de aplicarlo se desconocera una sentencia
extranjera dictada al amparo de una conexin jurisdiccional razonable. De all que en ciertos casos se haya
admitido la posibilidad de asumir la jurisdiccin en un asunto determinado no obstante la existencia de normas
que no habilitaban el conocimiento de los tribunales del pas, cuando el seguimiento de stas ltimas poda
ocasionar una denegatoria de justicia internacional (CSJN, in re "Vlasov", Fallos 246:87). Tambin se ha
postulado la declinacin de la propia jurisdiccin a favor de un tribunal extranjero cuando la asumida por este
ltimo resulta ms conveniente y cuenta con un contacto razonable (forum non conveniens) (v. Dreyzin de
Klor, Adriana Saracho Cornet, Teresita, Trmites judiciales internacionales, Bs. As., 2005, pgs. 86/88 y
190/192).
vi] Analizada la cuestin desde la perspectiva adoptada por el sentenciante, el desconocimiento de efectos
extraterritoriales del segundo enlace slo habr de operar en tanto se juzgue que el obrar con falta de
jurisdiccin atribuible al tribunal alemn que concedi el divorcio vincular del primer matrimonio ha contrariado
el orden pblico.
No se me escapa la necesidad de verificar que el rgano judicial extranjero no invada la jurisdiccin argentina,
cuya defensa podr llevar a desconocer eficacia a una sentencia dictada en el extranjero en tanto se estime
con ello se viola nuestro orden pblico internacional procesal (v. Goldschmidt, ob. cit., p. 496). Antes bien, es
dicho contexto en el cual debe interpretarse la cita del profesor Goldschmidt a la que recurre la Cmara en su
fallo. La afirmacin del citado autor que entiende que el fraude a la jurisdiccin afecta el orden pblico tiene
cabida cuando se est ante un caso de jurisdiccin exclusiva del Estado argentino, como por ejemplo, la que
estableca el derogado art. 104 de la Ley de Matrimonio Civil 2393 (v. Golschmidt, Werner, Divorcio vincular
extranjero o matrimonio argentino durante la vigencia del divorcio vincular en la Repblica, "El Derecho", 97
829, nota 14).
vii] Lo expuesto se condice con lo expresado por el mismo autor al postular lo que denominara la fractura de la
jurisdiccin directa e indirecta. En tal sentido, ha sostenido que la jurisdiccin directa esto, es, la que
determina el juez ante el que corresponde deducir una accin reparte las competencias entre los diversos
pases, en tanto la jurisdiccin indirecta la necesaria para reconocer una sentencia extranjera tiende a
proteger la propia jurisdiccin contra invasiones procedentes de jueces extranjeros (v. Goldschmidt, Werner,
Derecho Internacional Privado, Bs. As., 1985, p. 459). Ahora bien, en opinin del citado autor, para que haya
tal invasin es preciso que a ms de desconocer la jurisdiccin se viole el orden pblico internacional
procesal, no bastando al efecto que nuestra jurisdiccin haya sido nica, sino que debe haber sido exclusiva
(Golschmidth, ob. cit., p. 496). De ello se sigue que el repudio a la sentencia extranjera ha de tener cabida en
tanto con ella procure alterarse una jurisdiccin exclusiva de la Argentina. Por ello si hubiese jurisdiccin
concurrente cabra reconocer efectos a la sentencia dictada por un pas que, conforme nuestro derecho
internacional pblico interno, carece de jurisdiccin (v. Goldschmidt, ob. cit., p. 485).
viii] Como se ha visto, el actual art. 227 del Cdigo Civil no reivindica en modo exclusivo la jurisdiccin de los
tribunales argentinos, vedando toda otra actuacin judicial fornea. El hecho de que en el presente caso
ambos puntos de conexin remitan a los tribunales argentinos tampoco le otorga tal carcter a la jurisdiccin
nacional. Ello as, por cuanto entre la jurisdiccin concurrente y la exclusiva no se da slo una diferencia
cuantitativa o, expresado en otros trminos, la jurisdiccin concurrente no es sencillamente una jurisdiccin
exclusiva compartida entre varios pases, ni la suma de jurisdicciones concurrentes constituye una jurisdiccin
exclusiva. Esta ltima, slo existe si la Argentinaes el nico pas con jurisdiccin internacional, siendo que tal
exclusividad no se resuelve en el caso concreto sino genricamente. Por ende, aun cuando los puntos de
conexin contemplados en una norma atributiva v.gr., el art. 227 del Cdigo Civil nos remitan a un nico pas,
ello no predica como colofn inexorable la existencia de una jurisdiccin exclusiva y excluyente. Se tratar de
una jurisdiccin nica, pero no exclusiva en el sentido de repeler cualquier otra bajo cualquier circunstancia (v.
Goldschmidt, ob. cit., p. 470).
e. La posibilidad de conferir virtualidad jurdica a una sentencia emanada de un tribunal incompetente segn el
derecho internacional privado argentino, exige como pauta bsica que no se haya ejercido una jurisdiccin
exorbitante, arbitraria, abusiva, artificial o fraudulenta, debiendo el foro extranjero relacionarse con el caso por
un contacto razonable.
i] En el presente litigio, el tribunal de Berln, que decret el divorcio vincular del matrimonio argentino, asumi
potestades en orden a las propias normas que lo habilitaban en razn de la nacionalidad alemana de ambos
cnyuges que vivan en el extranjero (pargrafo 606, prrafo 3 del Cdigo Procesal Civil), juzgando asimismo
aplicable el derecho alemn por cuanto el actor era, al momento de interponer la demanda, ciudadano alemn
(art. 17, prrafo 1 de la ley de introduccin al Cdigo Civil) (v. traduccin de la sentencia obrante a fs. 33/34).
ii] Podr sostenerse que tal conexin no se exhibe del todo certera a la luz de los criterios de la norma
nacional de jurisdiccin en materia de divorcio, y convenirse que la eleccin de la justicia alemana tuvo en
miras las restricciones que surgan del derecho material por aquel entonces vigente en la Argentina. Con todo,
difcilmente haya espacio para considerar irrazonable la asignacin de eficacia jurdica actual a los trmites
cumplidos ante los tribunales del pas europeo.
Las reglas atributivas de jurisdiccin contenidas en el art. 227 del Cdigo Civil tienden a garantizar el acceso a
la justicia y derecho de defensa de las partes, cuya conculcacin no ha sido siquiera invocada por la primera
cnyuge del causante. En este sentido, advierto que la seora Hoffman fue citada por el Tribunal de Berln
ante el cual se entabl la demanda de divorcio vincular, posterior al divorcio no vincular decretado en la
Argentinaen el ao 1969, sin formular oposicin alguna. Con posterioridad a dictarse la sentencia por el
tribunal extranjero y ser notificada de ello, la nombrada tampoco opuso reparo a la situacin creada.
iii] En otros trminos, la persona en cuyo beneficio se asign la jurisdiccin internacional de los tribunales
argentinos no objet el trmite de divorcio vincular dispuesto en Alemania en el ao 1971, pese a haber sido
anoticiada de su tramitacin y resultado. Incluso en el marco del presente sucesorio pudo haber intentado
discutir su vocacin hereditaria por aplicacin de lo normado por los arts. 214 inc. 2 y 3574 del Cdigo Civil.
f. Bajo tan singulares circunstancias pierde sustento el desconocimiento de eficacia extraterritorial del segundo
matrimonio del causante celebrado en Alemania, sobre la nica base de que, conforme a nuestras reglas de
derecho internacional privado interno, el juez alemn que sell el divorcio del matrimonio Behrens Hoffman
sobre el que se asent el ulterior enlace con la seora Ehlert, careca de jurisdiccin.
Es tambin en funcin de dichas circunstancias que no observo razones de peso que impidan extender
analgicamente la solucin adoptada en aquellos supuestos en que se juzg aplicable el Tratado de
Montevideo [tanto cuando medi una posterior conversin del primigenio fallo conforme al art. 67 bis de la ley
2393 en divorcio vincular (conf. CSJN, in re"Sol", fallo ya citado) o, incluso, cuando tan slo existi un
divorcio no dirimente segn la derogada ley de matrimonio (conf. CSJN, in re "Zapata" cit.), como as tambin
en aquellos casos en que si bien el divorcio vincular de un matrimonio argentino fue decidido por un juez
extranjero competente en razn del cambio de domicilio conyugal registrado antes de la fecha de promocin
de la demanda, hubo un fraude a la legislacin por entonces vigente (conf. CNCiv., sala G, 21
III 1989, in re "M., A. A. E. y G., S.", ED 137 403)].
A mayor abundamiento importa recordar lo sostenido por la doctora Argibay en su voto en la causa "Zapata",
cuando tuvo presente no slo la evolucin legislativa operada en nuestro pas sino la conformacin de
numerosas familias a partir de casamientos en el extranjero durante el lapso previo a la sancin de la ley
23.515.
Desde esa perspectiva no parece razonable afirmar que interese en la actualidad a nuestro ordenamiento
jurdico desconocerle validez a sentencias extranjeras como las que aqu son motivo de debate, mxime si se
repara en que la ley 23.515 admiti la disolucin del vnculo no slo para el futuro sino tambin para las
sentencias de separacin pasadas en autoridad de cosa juzgada, al permitir su transformaci n en sentencias
de divorcio.
g. Por todo lo cual, y las razones concordantes expuestas por mis colegas preopinantes, voto por la afirmativa.
Con lo que termin el acuerdo, dictndose la siguiente sentencia: Por lo expuesto en el acuerdo que
antecede, odo el seor Subprocurador General, corresponde hacer lugar al recurso deducido, revocando la
sentencia de grado y reconociendo a Waltraud Therese Emma Ehlert legitimacin para iniciar la sucesin del
causante, con costas a la vencida (arts. 68 y 289, C.P.C.C.). El depsito previo efectuado se restituir al
interesado (art. 293, Cd. cit.). Notifquese y devulvase.

B., S. B. s. exequtur
TSCordoba, sala Civil y Comercial, 30/12/97, B., S. B. s. exequtur.
Divorcio decretado en EUA. Reconocimiento de sentencia extranjera. Requisitos.
Autenticidad. Jurisdiccin indirecta. Orden pblico internacional. Prueba del
Derecho extranjero. Improcedencia.
Publicado Publicado por Julio Crdoba en DIPr Argentina el 17/09/07, en LL 1999-D, 745 y en LLC 1999, 539.
Crdoba, 30 de diciembre de 1997.-
Considerando: I. Las censuras admiten el siguiente compendio: sostiene como fundamento del recurso
interpuesto que el tribunal a quo ha efectuado una errnea aplicacin e interpretacin del art. 13 del Cd. Civil,
al fundamentar el rechazo de la inscripcin de la sentencia de divorcio por entender que no se ha probado la
existencia de la ley extranjera.
Manifiesta que la interpretacin sistemtica y correcta del art. 13 del Cd. Civil, armonizado con el contenido
del art. 14 del mismo cuerpo, art. 825 del Cd. Procesal Civil y los arts. 1, 5, 18 y 31 de la Constitucin
Nacional y arts. 39, 40 y 41 de la Constitucin Provincial lleva a concluir que su finalidad es la tutela de los
principios que informan el orden pblico y la moralidad nacional.
Alega que de la correlacin de los arts. 13 y 14 del Cd. Civil surgen dos supuestos, el primero como en el
caso de autos, en que el juez extranjero ya ha aplicado el derecho vigente en su pas a la relacin sometida a
su consideracin, de tal manera que lo nico a considerar es si el acto pronunciado en su alcance y efecto
violan tales principios. Seala que esta es la hiptesis que reglamenta el art. 825 y correlativos del Cd.
Procesal Civil, bajo el ttulo "ejecucin de sentencias dictadas en el extranjero", que no se exige la prueba del
derecho extranjero.
El segundo supuesto se refiere a cuando una o todas las partes del proceso, piden al juez nacional la
aplicacin del derecho extranjero a una relacin jurdica, en razn de las conexiones internacionales que
pudiera haber tenido aqulla, tales como el lugar de celebracin del negocio, domicilio, lugar de ejecucin, etc.
Alega que en este ltimo caso es donde el juez podr exigir la prueba del derecho extranjero, para que luego
de conocido pueda decidir su aplicacin o no al caso.
Seala que el asunto de autos se enmarca en la primera hiptesis, ya que la relacin est juzgada conforme
al derecho de un pas extranjero y slo resta saber si el contenido y los efectos del acto dictado respetan o
lesionan el orden pblico nacional.
Aduce que el supuesto de autos no se trata de un pedido de aplicacin de derecho extranjero, por lo que no
corresponde exigir que se aporte la prueba del mismo, sino que el tribunal debi analizar si los alcances y
efectos del acto comprometen el orden pblico argentino.
Afirma que de las constancias de autos surge que el divorcio vincular admitido no repugna el orden pblico
nacional. Adems de ello: 1) la sentencia traducida permite saber que se ha dispuesto el divorcio de los
esposos residentes en aqul pas, luego de ser escuchados en sus demandas y defensas. 2) se ha
establecido un rgimen de tenencia de hijos menores, visitas, vacaciones y alimentos que equilibran los
derechos y obligaciones de los padres. 3) No se ha privado al padre de la patria potestad, sino que es cotitular
de ella, con facultades de control y ejercicio de una disciplina razonable. 4) Se dispuso que el padre proveer
al seguro mdico de los hijos, imponiendo hasta el detalle de la obligacin de avisar con determinada
antelacin al otro, todo cambio de domicilio y hasta de telfono. 5) Adems de la sentencia surge que la
sociedad conyugal se ha liquidado y distribuido de comn acuerdo entre los cnyuges.
Expresa que todos estos elementos sustanciales permiten conocer que no hay ni puede haber injuria para el
orden pblico argentino, ni que el reconocimiento de la sentencia resulte incompatible con el espritu de la ley
nacional (art. 14 inc. 1 y 4, Cd. Civil).
Dice que por otra parte, y conforme surge de los trminos de la sentencia, que lo considerado como causal de
separacin ha quedado en la intimidad de las partes y del juez, lo cual guarda absoluta similitud con la
previsin contenida en el art. 215 del Cd. Civil.
Manifiesta que resulta arbitraria la interpretacin que la Cmara hace del texto del art. 13 del Cd. Civil al
sostener que el tribunal argentino necesita evaluar las normas para ordenar la inscripcin solicitada y que para
verificar si se afectan los principios del orden pblico familiar argentino se requiere el cotejo de la normativa
extranjera aplicada y nuestro ordenamiento legal.
Seala que con los elementos obrantes en el proceso el tribunal poda realizar el control que la ley argentina
propone, sin necesidad de conocer en detalle la ley extranjera ya que del instrumento a inscribir surge que su
alcance y efectos no comprometen el orden pblico nacional.
Por otra parte sostiene que el argumento de la Cmara a quo, que expres que por imperio del art. 322 del
Cd. Procesal Civil le corresponda a su parte tramitar el oficio que dispona la medida para mejor proveer, no
resulta tampoco correcto. Lo cierto es que al tratarse de una medida dispuesta por la Cmara a quo no
ofrecida por su parte, debi a tenor de lo preceptuado por el art. 34 de la ley 7676 estar a cargo del tribunal,
ya que por regla el impulso procesal es de oficio.
II. El vicio que el recurrente endilga al pronunciamiento recurrido encuadra en la previsin del inc. 1 art. 162
de la ley 7676 que prev expresamente como hiptesis impugnativa "La inobservancia o errnea aplicacin de
la ley".
III. El tribunal a quo fundament el rechazo del pedido de inscripcin y reconocimiento de la sentencia de
divorcio dictada en el extranjero en base a las siguientes consideraciones: "...el Tribunal necesita evaluar si la
resolucin cuya inscripcin se pretende efectuar en el pas ha sido dictada en virtud de norma cuyo alcance y
efectos puedan afectar los principios de orden pblico familiar argentino". Agreg: "Ello es posible mediante el
cotejo entre la normativa extranjera aplicada y nuestro ordenamiento legal. Es necesario, por tanto, contar con
la prueba del derecho extranjero, a fin de precisar sus normas y determinar si ellas se compatibilizan con las
del orden jurdico nacional. De all la exigencia del art. 13 del Cd. Civil, plenamente vigente. Esta norma
requiere, para que proceda el "exequatur" tendiente a lograr se inscriba una sentencia de divorcio pronunciado
en el extranjero, la prueba del derecho vigente al dictarse la resolucin".
IV. En la provincia de Crdoba rige la ley 4992 del 1 de mayo de 1968 cuyo art. 1 dispone que la inscripcin
de los fallos extranjeros sobre divorcio, nulidad de matrimonio y modificacin de la capacidad y estado civil de
las personas, estn sujetas al "exequatur" que les otorguen los Tribunales de la Provincia, de acuerdo a lo que
disponen las normas procesales en vigor sobre la ejecucin de sentencias dictadas por tribunales extranjeros.
El "exequatur" no es, por lo tanto, la ejecucin de una sentencia extranjera de divorcio, sino que se materializa
de manera inmediata, ordenando su inscripcin en el registro.
El fundamento principal de la exigencia, bajo la forma del "exequatur", es la defensa del orden pblico
mediante la constatacin previa de que la sentencia extranjera rene los requisitos formales, procesales y
sustanciales establecidos por el ordenamiento del Estado al cual se solicita su admisin, y en especial la
defensa de la jurisdiccin internacional argentina exclusiva.
El anterior art. 986 de la ley 1419 y sus modificatorias, como el actual art. 825, ley 8465, establecen las
condiciones que debe observar una sentencia extranjera para que pueda ser reconocida o ejecutada en
nuestro pas: a) requisitos formales: el inc. 3, tanto del art. 986 de la ley 1419 y sus modificatorias, como del
actual art. 825, ley 8465, apunta a la autenticidad de los documentos exhibidos, que deben estar traducidos
por traductor pblico nacional y debidamente legalizados de acuerdo a las reglas vigentes, o exentos de tal
exigencia, en relacin a los pases ligados por la Convencin de la Haya, ratificado por ley 23.458/87, que ha
sustituido la legalizacin a travs de las Cancilleras, por la "apostilla" impresa por el cnsul. b) requisitos
procesales: estn previstos en los incs. 1 y 2 (art. 986, ley 1419 y sus modif., y art. 825, ley 8465) y se
sintetizan en la frmula que manda respetar las garantas del debido proceso. Ello abarca el anlisis de la
jurisdiccin internacional del tribunal extranjero que dict la sentencia, que puede ser exclusiva o concurrente;
el ejercicio del derecho de defensa del demandado, y el carcter definitivo de la sentencia pasada en
autoridad de cosa juzgada. c) Por ltimo, el requisito sustancial previsto en el inc.4 de los artculos y leyes
citadas que prev la defensa de los principios fundamentales que integran el orden pblico internacional (art.
14 inc. 2, Cd. Civil), rechazando la aplicacin del derecho extranjero cuando ste resulte lesivo a nuestras
instituciones fundamentales.
En supuestos como el de autos en los que se solicita el simple reconocimiento de una sentencia extranjera a
travs de su inscripcin en el Registro del Estado Civil y Capacidad de las Personas, no cabe acudir a la
prescripcin del art. 13 del Cd. Civil, el que alude especficamente a la aplicacin del derecho forneo por
parte del juez nacional.
En los casos de reconocimiento o de "exequatur", el juez, a los fines de verificar el cumplimiento del requisito
sustancial aludido precedentemente en el punto c) deber considerar exclusivamente si la sentencia
extranjera implicada conculca los principios de orden pblico del derecho argentino.
El "standard jurdico" del orden pblico internacional se encuentra en el inc. 2 del art. 14 del Cd. Civil, que
se refiere "al espritu de nuestra leyes". Frente a cada caso concreto el juez deber valorar el grado de
soportabilidad de tales principios frente al derecho extranjero. "El denominado orden pblico internacional es,
en definitiva, el orden pblico del foro: es el conjunto de principios fundamentales e inderogables por voluntad
de las partes, en que se asienta el orden jurdico local y que el juez que entiende en la causa debe invocar y
utilizar para excluir la aplicabilidad de un derecho extranjero que resulta lesivo a tales principios" (cfr. Berta
Kaller de Orchansky, "Nuevo Manual de Derecho Internacional Privado", p. 356, Ed. Plus Ultra).
Se ha conceptualizado el orden pblico como "el conjunto de reglas en que reposa el bienestar comn ante
las cuales ceden los derechos de los particulares porque interesan a la sociedad colectivamente ms que a
los ciudadanos aisladamente considerados" (cfr. Alsina, t. V, p. 177).
Boggiano ha sostenido que: "El control concierne a la solucin material de la controversia en cuanto a su
eficacia o ejecucin en el pas estrictamente. De ah que se requiera una comparacin sustancial entre aquella
solucin y el espritu del derecho argentino. Desde este punto de vista material, no cabra reconocer una
solucin extranjera contraria a la que impondra una norma de polica de aplicacin exclusiva argentina. No se
cuestiona que la sentencia extranjera haya aplicado las normas de conflicto, materiales o de polica que se
consider competentes; se revisa la solucin de fondo. Y si sta es contraria a la que impone una norma de
polica de derecho internacional privado argentino, entonces hay que hacer respetar esta norma en
jurisdiccin argentina". "No cabe, pues, una revisin sobre el fondo del pronunciamiento extranjero. Ni siquiera
cuando el juez extranjero ha aplicado el derecho material argentino su decisin es revisable por va de
reconocimiento o "exequatur"; tampoco procede revisar las normas de conflicto aplicadas por el tribunal
extranjero". "El respeto a la decisin extranjera comprende tambin el de las normas de conflicto aplicadas por
el juez que la dict. Tampoco son revisables los mtodos de calificar la controversia, el tratamiento de las
cuestiones previas, ni, en general, la interpretacin, integracin y aplicacin de las normas de conflicto
aplicadas por el tribunal extranjero".
En tal sentido sostuvo dicho autor que: "En este mismo orden de ideas, si un matrimonio celebrado en la
Argentina fuese divorciado por sentencia en un tribunal extranjero, esta decisin, en tanto violaba la norma de
polica del art. 7 de la ley de matrimonio, no poda ser reconocida en el pas. En realidad, estas normas
expresan principios fundamentales. En tal sentido, se haba juzgado que el principio de indisolubilidad del
vnculo matrimonial contrado en nuestro pas -sobre el cual estaba vertebrado entre nosotros el matrimonio-
era de orden pblico y afectaba al fundamento mismo de la organizacin de la familia (CCivil. en pleno, JA,
1961-II, 584, cfr. "Derecho Internacional Privado", t. I, 3 ed., p. 564), mas al modificarse el sistema legal
argentino (ley 23.515) aquella observacin pierde vigencia.
De lo expuesto se desprende que el recaudo de la prueba del derecho extranjero no constituye un requisito
indispensable para que el juez pueda verificar el extremo exigido por la ley de rito (inc. 4: art. 986, ley 1419 y
sus modif. y art. 825, ley 8465), esto es, que la sentencia no afecte los principios de orden pblico del derecho
argentino.
V. El tribunal a quo ha efectuado una inadecuada interpretacin y aplicacin del art. 13 del Cd. Civil al caso
de autos, al sustentar como fundamento del rechazo de la solicitud de reconocimiento e inscripcin de la
sentencia de divorcio extranjera, la falta de acreditacin por parte del peticionante de la prueba del derecho
extranjero.
VI. Por ello corresponde acoger el recurso de casacin interpuesto y declarar la nulidad del pronunciamiento
recurrido en cuanto decide rechazar la solicitud de inscripcin aludida, debiendo resolverse la cuestin sin
reenvo.
VII. Para que pueda otorgarse el "exequatur" al pronunciamiento de un juez extranjero, debe acreditarse ante
el tribunal local un mnimo de elementos que le permitan a ste apreciar el acatamiento de los recaudos
exigidos para su otorgamiento, de conformidad a lo que disponen las normas procesales en vigor sobre
ejecucin de sentencias dictadas por tribunales extranjeros.
Las constancias arrimadas a la causa resultan suficientes para efectuar el examen de los recaudos exigidos.
La sentencia extranjera ha satisfecho los requisitos formales en tanto se encuentra debidamente legalizada y
traducida.
En el aspecto procesal, el demandado compareci personalmente, con lo cual queda a resguardo la condicin
exigida por la ley que procura asegurar la defensa en juicio de la persona y sus derechos (cfr. el art. 18,
Constitucin Nacional).
Respecto de la jurisdiccin internacional, de las constancias del pronunciamiento forneo surge que el ltimo
domicilio efectivo de los cnyuges se encontraba en el extranjero (ver. fs. 28 donde alude a que se habran
cumplimentado los requisitos de residencia), quedando as satisfecho tambin el requisito que exige que la
sentencia extranjera "... emane de tribunal competente segn las normas argentinas sobre jurisdiccin
internacional". Ello as en tanto el art. 227 del Cd. Civil dispone: "Las acciones de separacin personal,
divorcio vincular y nulidad, as como las que versaren sobre los efectos del matrimonio, debern intentase
ante el juez del ltimo domicilio conyugal efectivo o ante el del domicilio del cnyuge demandado".
Por ltimo en cuanto al aspecto sustancial, que involucra el orden pblico interno, cabe sealar que admitida
la institucin de divorcio vincular en nuestro pas (ley 23.515), la disolubilidad resuelta no la lesiona.
Adems cabe agregar al respecto que "el rgimen de las causales de divorcio de nuestra legislacin hace al
orden pblico interno, pero no puede condicionarse al reconocimiento de las sentencias extranjeras que han
disuelto vnculos matrimoniales, a que haya una absoluta identidad entre las de ambos pases (cfr. CS,
noviembre 3, 1988, en JA del 22 de febrero de 1989, t. I, p. 641, citada por Berta Kaller de Orchansky en
"Nuevo Manual de Derecho internacional Privado").
VIII. En razn de lo expuesto se resuelve admitir el pedido de inscripcin de la sentencia identificada con el
Nro. 83-63537, dictada el 15 de marzo de 1984 por el Tribunal de distrito del Condado de Harris, Estado de
Texas-Distrito Judicial 308, Estados Unidos de Norteamrica, por ante el Registro Civil de Estado y Capacidad
de las Personas. Debiendo tomarse razn de la misma en el Acta Nmero 480 del ao 1975 - Seccin 8
Tomo II. Sin costas en atencin a la ndole del pronunciamiento.
Por ello, se resuelve: I. Admitir el recurso de casacin y anular la decisin cuestionada. II. Acoger el pedido de
inscripcin de la sentencia extranjera identificada con el nmero 83-63537, dictada el 15 de marzo de 1984
por el Tribunal de distrito del Condado de Harris, Estado de Texas - Distrito Judicial 308, Estados Unidos de
Norteamrica. Ordenar la toma de razn de la misma en el Acta Nmero 480 del ao 1975 - Seccin 8, tomo
II (del Registro del Estado Civil y Capacidad de las Personas). II. Sin costas.- A. L. Ferrer. D. J. Sesn. M. E.
Cafure de Battistelli.
Cri Holding Inc. c. Compaa Argentina de Comodoro
Rivadavia. 2 instancia
CNCom, sala E, 22/09/06, Cri Holding Inc. c. Compaa Argentina de Comodoro
Rivadavia S.A. s. exhorto.
Reconocimiento de sentencias. Juicio tramitado en EUA en rebelda. Vas. Parte
interesada. Exhorto. Requisitos. Notificacin al demandado. Jurisdiccin indirecta.
Cdigo Civil: 1216. Lugar de cumplimiento. CPCCN: 5.3, 180, 517. Cosa juzgada.
Inexistencia. Acreditacin por el ejecutado. Trmite incidental. Citacin de la
demandada. Cumplimiento. Legalizacin. Convencin de La Haya de 1961.
Apostille.
Sera interesante preguntarle a Gil Carbo qu tiene que ver un proceso de
reconocimiento de sentencia extranjera con un exhorto de medidas cautelares. Es
una aberracin jurdica pretender aplicar el Protocolo de Ouro Preto
analgicamente al exequtur de una sentencia dictada en EUA. No corresponde
de ninguna manera que se exija agregar copia autenticada de la demanda
principal y documentos que fundamenten la peticin.
Adems, y aunque parezca una nimiedad comparado con lo antedicho, hay que
explicarle a la fiscal que la ley 24.579 no tiene art. 21.
La sentencia fue confirmada por la Corte Suprema.
Publicado por Julio Crdoba en DIPr Argentina el 10/06/10.
Excma. Cmara:
1. En la resolucin de fs. 152/54, la jueza de primera instancia rechaz la excepcin de
incompetencia y dems articulaciones opuestas por la demandada e hizo lugar al exequtur,
reconociendo y otorgndole fuerza ejecutoria en la Repblica Argentina a la sentencia pronunciada
por el Juzgado de Primera Instancia de los Estados Unidos para el distrito de Colorado.
La jueza rechaz el planteo de incompetencia deducido con base en el domicilio de la demandada,
ya que segn surge de los estatutos, su domicilio social inscripto se halla en esta ciudad (art. 11,
inc. 2, de la LS).
Asimismo, la jueza desestim el planteo de la incompetencia del juez de los Estados Unidos de
Norte Amrica, para lo cual explic que la sentencia cuyo reconocimiento se pide se origina en la
ejecucin de un pagar emitido en dlares estadounidenses, que si bien carece de lugar de pago,
en el mismo se encuentra inserta una clusula que habilita al tenedor a iniciar accin judicial ante
cualquier tribunal con jurisdiccin suficiente. De ello extrajo la conclusin de que el tribunal
extranjero tena jurisdiccin para dictar la sentencia, habida cuenta de que se garantiz el ejercicio
del derecho de defensa mediante la debida citacin de la deudora.
Agreg la jueza que se apreciaban cumplidos los requisitos establecidos en el artculo 517 del
Cdigo Procesal.
2. Apel la demandada y fund su recurso en fs. 165/82.
3. La actora contest el traslado del memorial mediante el escrito de fs. 184/88, en el que solicit
que se rechace el recurso.
4. En mi opinin, el recurso en examen debe prosperar en forma parcial, con los alcances que
indicar seguidamente.
La recurrente sostiene que la resolucin adolece de deficiencias de orden procesal y sustancial.
a) En cuanto a las primeras, afirma que no hay sentencia susceptible de reconocimiento; que falta
personera en quien la invoca; que el trmite fue irregular y que existe inadecuacin documental.
i) Contrariamente a la tesis de la recurrente, considero que el documento transcripto y traducido en
fs. 5/6 demuestra que existe una sentencia, dictada en el proceso tramitado entre actora y la
demandada. La exigencia que invoca la demandada, en punto a que el fallo debe referir a la causa
(fs. 167, 1) carece de sustento legal; sin perjuicio de lo cual debe sealarse que en la sentencia se
alude al incumplimiento de un pagar librado por la demandada a favor de la actora (fs. 5).
En cuanto a la impugnacin que formula la apelante respecto del carcter de definitiva de la
sentencia, observo que en el documento de fs. 5/6, mediante el cual se solicit el reconocimiento
de la sentencia, se afirma expresamente que en virtud de la legislacin de los Estados Unidos, la
sentencia en rebelda es una sentencia final, definitiva y ejecutable desde el 22 de julio de 2004
(fs. 5 vta.).
Considero, sin embargo, que asiste razn a la demandada en este aspecto. Ello es as porque la
mera manifestacin de la parte interesada en el progreso del exequtur es insuficiente a los fines
previstos en el inciso 1 del artculo 517 del Cdigo Procesal y slo puede entenderse cumplido el
recaudo all establecido con una certificacin del tribunal que pronunci la sentencia. En efecto,
tratndose del acto tpicamente jurisdiccional, la declaracin de certeza sobre la calidad de firme y
definitiva de la sentencia, que le confiere la autoridad de la cosa juzgada, debe emanar del poder
jurisdiccional que la dict (cf. Couture, Eduardo J., Fundamentos del Derecho Procesal Civil,
Buenos Aires, 1997, ed. Depalma, 3 edicin).
Por consiguiente, opino que debe admitirse el agravio relativo a esta cuestin y disponerse que la
actora acompae al expediente una certificacin emanada del poder judicial estadounidense, a los
fines del cumplimiento del requisito de que se trata.
ii) En lo que se refiere a la cuestin de la falta de personera, considero que debe ser rechazado en
virtud de dos razones: la primera, finca en que en la ocasin en que la demandada contest el
traslado conferido en fs. 65, por medio de su escrito de fs. 91/94, omiti efectuar planteo alguno al
respecto, de modo tal que en virtud de la regla del artculo 277 del Cdigo Procesal, V.E. no podra
ingresar en el tratamiento de una articulacin que no fue propuesta al juez de primera instancia; la
segunda reside en que en el documento de fs. 5/6 el requirente del reconocimiento de la sentencia
design, entre otros, al letrado Toms Insausti para que conjunta o individualmente acten ante el
Ministerio de Relaciones, Comercio Internacional y Culto de la Argentina o en sede judicial en
todos los asuntos relacionados con el reconocimiento y ejecucin de la sentencia judicial
extranjera.
iii) Tambin debe rechazarse, a mi criterio, la articulacin referida a la tramitacin irregular, toda
vez que la va mediante la cual puede promoverse el exequtur puede ser tanto la de la parte
interesada cuanto la del exhorto, segn lo entiende autorizada doctrina (cf. Boggiano, A., Derecho
Internacional Privado, Buenos Aires, 1991, 3 ed., Abeledo-Perrot, t. I, pg. 569). En el caso, se
advierte que si bien no hay un exhorto expedido por el tribunal extranjero, existe el impulso de la
parte interesada, actora en el proceso tramitado en Estados Unidos.
iv) En lo que concierne a la cuarta articulacin de la apelante, relacionada con la documentacin,
sealo que el artculo 517 del Cdigo Procesal no contiene como recaudo ineludible o insoslayable,
la agregacin de los documentos en los que se funda la pretensin acogida en la sentencia.
Ahora bien, sin perjuicio de lo expuesto y en orden a hacer posible el control por el juez nacional de
las cuestiones relativas al tribunal competente y a los principios de orden pblico del derecho
argentino que prescribe el artculo 517 del Cdigo Procesal en sus incisos 1 y 4, estimo que
deben ser aplicadas las normas contenidas en la ley 24.579, por la cual fue (a)probado el
llamado Protocolo de Ouro Preto. As lo considero, toda vez que si respecto de actos emanados
de tribunales pertenecientes a los estados signatarios del referido tratado se imponen
determinadas exigencias para dar curso a la colaboracin judicial internacional, con mayor razn
aun tales requisitos pueden ser exigidos a un estado con el que nuestro pas no tiene tratado que
regule esta materia de ejecucin de sentencias y al que, por lo tanto, no se le puede conferir un
mejor trato que a los firmantes del citado protocolo.
En lo pertinente, el artculo 21 de la ley mencionada dispone, en sus incisos b) y c), que deben
agregarse a las cartas rogatorias copia autenticada de la demanda principal y documentos que
fundamenten la peticin. Con base en ello, opino que debe exigirse a la parte interesada en el
exequtur que acompae dichas piezas, para que de esta manera, el tribunal a quo pueda ejercer
debidamente el control que establece el artculo 517 del Cdigo Procesal.
Por las razones expuestas, considero que debe prosperar el recurso interpuesto y disponerse que
hasta tanto la parte interesada satisfaga estos recaudos no se de curso al reconocimiento de la
sentencia extranjera.
En los trminos que anteceden, dejo contestada la vista conferida por V.E. en fs. 197 vta.- Buenos
Aires, 17 de septiembre de 2006.- A. Gils Carbo.
2 instancia.- Buenos Aires, 22 de septiembre de 2006.-
Y vistos:
1. La accionada apel contra la resolucin de fs. 152/4 que desestim las defensas que haba
opuesto e hizo lugar al exequtur, reconociendo y otorgndole fuerza ejecutoria en la Repblica
Argentina a la sentencia dictada en los autos: "Cri Holding Inc. v. Compaa Argentina de
Comodoro Rivadavia S.A., Civil Action n 03-WM-1225", tramitados ante el Juzgado de Distrito de
Primera Instancia de los Estados Unidos para el distrito de Colorado.
Fund el recurso con el memorial de fs. 165/182, respondido por la actora en fs. 184/8.
La seora representante del Ministerio Pblico ante esta Cmara se expidi en fs. 198/9.
2. a) Notificada la demandada del traslado de la rogatoria, sta cuestion la competencia de la
jueza de grado para entender en la misma, pues consider que deba entender el Juez de Minas
de Comodoro Rivadavia, provincia de Chubut. Adems, plante la ineficacia de la sentencia
extranjera con base en lo dispuesto por el CPr. 517: 1, pues estim que la accin originada en el
pagar librado a favor de la actora debi tramitar por ante los tribunales de este pas y no ante los
de Estados Unidos (fs. 91/4).
Posteriormente, una vez contestadas sus argumentaciones por la actora, y al ser notificada del
dictamen del Fiscal de primera instancia, ampli sus argumentaciones (fs. 142/5).
Esta segunda presentacin result extempornea, adems de comportar una rplica que carece de
recepcin en nuestro rgimen legal.
b) De todos modos, las argumentaciones vertidas en el memorial de agravios de fs. 165/82
claramente introducen cuestiones que no han sido sometidas a la consideracin de la jueza de
grado y que, por ende, resultan inaudibles en esta instancia (CPr. 277), aun considerando la
segunda presentacin de fs. 142/5.
En efecto, en esa suerte de ampliacin de fundamentos, la demandada cuestion: a) la
personera del Dr. Insausti; b) que el presente requerimiento tramitara como rogatoria y no como
exequtur (CPr. 517 y sig.), por no existir tratado para la ejecucin de sentencias extranjeras entre
los dos pases; c) la falta de sustanciacin de conformidad con lo dispuesto por el CPr. 180; d) la
omisin de la actora en acompaar el pagar que dio lugar a la sentencia extranjera; e) la
incompetencia del tribunal estadounidense para dictar el pronunciamiento que se pretende ejecutar
en este territorio.
En el memorial, la apelante expone: a) que no hay una sentencia susceptible de reconocimiento,
pues lo que existe es una decisin judicial de declarar la rebelda de la demandada y la condena al
pago de suma en dlares, pero en ningn lado se da cuenta de la causa de dicha demanda, como
tampoco las constancias de la notificacin de la demanda a la demandada; b) que tampoco surge
de los instrumentos acompaados por la actora que la sentencia est consentida o ejecutoriada y
que sea definitiva, pues la afirmacin del abogado de la actora en Estados Unidos es inidnea a
los fines del CPr. 517: 1; c) que se omiti la legalizacin de la sentencia por nuestra cancillera; d)
que no existe exhorto o requerimiento judicial, pues el pedimento de trmite surge de la nota
generada por la firma legal norteamericana que representara a la actora en la causa y no del
tribunal que dict la sentencia; e) que no surge de la rogatoria el cumplimiento del recaudo
establecido por el CPr. 517: 2 en tanto no se atest que se produjeron los actos de comunicacin
previos a la declaracin de rebelda; y f) que, en definitiva, se ha vulnerado su derecho de defensa
en aquel proceso tramitado en Estados Unidos.
Como ya fue dicho, por no haber sido propuestas en la instancia de grado, todas estas cuestiones
no pueden ser analizadas ni tratadas por este tribunal, al margen de lo expuesto por la fiscal
general al analizar cada una de las mismas y las que correspondan al control oficioso del juez
nacional a los efectos de un exequtur.
c) Sentado ello, cabe destacar que al apelar la resolucin de primera instancia, la demandada no
ha insistido en la incompetencia de la jueza de grado para entender en la causa, por lo cual, la
desestimacin de esa defensa se encuentra firme.
d) En cuanto al trmite dado al requerimiento cursado por intermedio del Ministerio de Relaciones
Exteriores, Comercio Internacional y Culto (v. fs. 62), aun cuando no se hubiere nominado
expresamente en un inicio, se le ha dado trmite del exequtur receptado por el CPr. 517 y sig. y
se ha dado traslado a la demandada a fin de que expusiera las defensas a las que se creyera con
derecho, cumplimentndose as los recaudos establecidos por el CPr. 518, 178 y 180.
e) Por lo dems, de la traduccin pblica de fs. 16/19 surge que el secretario del juzgado de
trmite de la causa ha certificado el dictado de la rebelda, su notificacin a la demandada (quien
adems dijo que no presentara defensa alguna en la causa), la sentencia dictada en aquella causa
y su notificacin a ambas partes.
As, no resulta menester exigir a la actora que acompae una nueva certificacin de ese juzgado
en la que conste que la sentencia se encuentra firme, pues ello surge de las piezas de fs. 9/15,
traducidas en fs. 16/19.
Por lo dems, si la demandada consideraba que esa sentencia no era definitiva deba acreditarlo
mediante el acompaamiento de la legislacin ritual extranjera que previera algn recurso contra
ese pronunciamiento y, adems, la interposicin efectiva de tal remedio. Pero no lo hizo as.
Asimismo, y en virtud de lo que surge de esas piezas, se encuentra debidamente acreditado el
requisito exigido por el CPr. 517: 2 (recurdase que la demandada se present en aquella causa y
manifest que no presentara defensas).
f) El documento (pagar) en que se ha fundado la sentencia que se pretende ejecutar en el pas no
ha sido acompaado por la actora, pero s por la demandada (fs. 79/86), por lo que, para el control
de la competencia del juzgado extranjero resulta suficiente ese instrumento, sin que sea menester
exigir la copia de la demanda, mxime teniendo en cuenta no existe tratado internacional suscripto
entre la Repblica Argentina y los Estados Unidos de Norteamrica en materia de ejecucin de
sentencias y que el CPr. 517 no exige tal recaudo.
La legalizacin por la Cancillera argentina no resulta exigible pues ambos pases han ratificado
la Convencin de La Haya de 1961 que suprimi la exigencia de dicha legalizacin de los
documentos pblicos extranjeros (ley 23.458), como los que han sido traducidos en fs. 16/9.
Y la personera del Dr. Insausti, tal como lo destac la fiscal general se encuentra acreditada con el
documento traducido en fs. 5/7, por lo (que) tampoco resulta procedente la queja en este punto.
Finalmente, el exequtur ha sido deducido por la parte interesada, por lo que no obsta a su
tramitacin el hecho de que no se ha formado a partir de un exhorto judicial (v. doctrina citada por
la fiscal general en fs. 199).
g) Despejadas las cuestiones formales, cabe ingresar en el anlisis del recaudo previsto por el CPr.
517: 1 en cuanto a la competencia del juez que emiti la sentencia para entender en ese litigio de
conformidad con las normas argentinas de jurisdiccin internacional.
En primer lugar, cabe destacar que las disposiciones del Tratado de Montevideo de 1940 no puede
regir la jurisdiccin respecto de la ejecucin del pagar porque uno de los pases involucrados en
el negocio (Estados Unidos de Norteamrica) no es parte en el mismo.
Ahora bien, no existiendo tratado que vincule a ambos pases en la materia, y a fin de analizar el
presupuesto del CPr. 517: 1 cabe recurrir a la voluntad exteriorizada por las partes en el
documento y a las normas de conflicto del derecho interno.
El CCiv. 1216 establece que si el deudor tuviere su domicilio o residencia en la Repblica, y el
contrato debiese cumplirse fuera de ella, el acreedor podr demandarlo ante los jueces de su
domicilio, o ante los del lugar de cumplimiento del contrato, aunque el deudor no se hallase all.
El pagar librado por la demandada estipula, en su clusula 6, que Todos los reembolsos se
efectuarn en dlares estadounidenses, y se computarn el ltimo da del mes correspondiente al
mes en que sea recibido por CRI en la institucin financiera que CRI disponga dentro de los
Estados Unidos de Norteamrica (v. traduccin en fs. 83/6).
De ello se colige que el cumplimiento de la obligacin deba llevarse a cabo en el estado
extranjero, pues recin con el ingreso del dinero al banco que CRI designara en EEUU, se tendra
por efectuado el pago.
En virtud de esa situacin, el juez de Denver, Colorado, EEUU, era competente segn las normas
de conflicto del derecho argentino- para entender en la contienda.
Asimismo, esa jurisdiccin poda ser elegida por el acreedor, a tenor de lo expresado en el pagar,
en el que se brind al tenedor la posibilidad de iniciar las acciones judiciales ante cualquier
tribunal con jurisdiccin suficiente. Y, como ya fue dicho, el juez de EEUU tena competencia
segn el derecho internacional privado argentino.
Finalmente, desde la ptica del derecho interno argentino, tambin el punto de conexin para
determinar la competencia resulta ser el lugar de cumplimiento del contrato (CPr. 5: 3).
3. En virtud de lo expuesto, y oda la fiscal general, se resuelve: desestimar la pretensin recursiva
y confirmar el pronunciamiento apelado. Con costas (CPr. 69).
Notifquese a la seora representante del Ministerio Pblico en su despacho y, con su resultado,
devulvase, encomendndose al juez de la primera instancia las diligencias ulteriores y las
notificaciones pertinentes (CPr. 36: 1).
Firman solamente los suscriptos por hallarse vacante la restante vocala (art. 109 RJN).-
Fallos relacionados
Juz. Nac. Com. 19, secretara 38, 02/09/05, Cri Holding Inc. c. Compaa Argentina de Comodoro
Rivadavia S.A. s. exhorto.
Juz. Nac. Com. 19, secretara 38, 14/10/05, Cri Holding Inc. c. Compaa Argentina de Comodoro
Rivadavia S.A. s. exhorto.
CSJN, 03/11/09, Cri Holding Inc. c. Compaa Argentina de Comodoro Rivadavia S.A. s. exhorto.

Ogden Entertainment Services Inc. c. Eijo. 2 instancia
CNCom., sala E, 20/09/04, Ogden Entertainment Services Inc. c. Eijo, Nstor E. y
otro.
Ejecucin de laudo extranjero. Arbitraje CCI. Requisitos. Orden pblico
internacional argentino. Concepto. Conjunto de principios. Condena en costas.
Desproporcin. Afectacin de la garanta de defensa en juicio. Revisin del fondo.
Rechazo de la ejecucin. Laudo arbitrario.
Publicado por Julio Crdoba en DIPr Argentina el 11/12/06, en LL 2005-B, 21 y comentado por M. B. Noodt
Taquela, A. V. Villa y J. C. Crdoba en DeCITA 5/6.2006, 488-490.
Dictamen de la Fiscal General Subrogante de Cmara
Considerando: 1. En la resolucin de fs. 1359/71, el juez de Primera instancia homolog el laudo arbitral
extranjero y reconoci su ejecutoriedad con los alcances establecidos en el artculo 518 del Cdigo Procesal.
En la misma resolucin desestim los planteos opuestos por los demandados.
2. Apelaron los ejecutados y fundaron su recurso en fs. 1375/79.
3. La actora contest el traslado del memorial en fs. 1383/86 y solicit que se confirme la resolucin.
4. A mi criterio, el recurso de la demandada debe prosperar, porque los argumentos que esgrime en su
memorial logran rebatir las razones que sustentan lo resuelto por el juez de primera instancia.
En primer trmino, he de sealar que el procedimiento de ejecucin de un laudo emanado de un tribunal
arbitral extranjero se encuentra regulado en el artculo 519 bis del Cdigo Procesal, que remite a los artculos
517, 1 y 737 del mismo texto.
En el artculo 517 del Cdigo Procesal se encuentran establecidos los requisitos que deben cumplirse para
que la sentencia de un tribunal extranjero o el laudo de un rbitro extranjero sean ejecutables. Y, entre ellos, el
inciso 9 dispone que la sentencia no ser ejecutable si afecta a los principios del orden pblico del derecho
argentino.
Dice Pardo que el orden pblico consisten en "el conjunto de principios establecidos en defensa de la poltica
legislativa local, que se encuentran en estado subyacente y surgen como freno al derecho extranjero que
pueda distorsionarlos. Este es el sistema adoptado por nuestra legislacin, que autoriza al magistrado, antes
de aplicar el derecho forneo, a declarar si es o no idneo para regular la situacin jurdica, sin conculcar los
principios generales que surgen del ordenamiento local". Pardo, A. J. "Derecho internacional Privado", Parte
General, 1976, pg. 332).
Asimismo, se ha sealado que "la imitacin del uso jurdico extranjero conectado por la norma de conflicto
argentina no es incondicional. Los jueces argentinos lo imitan a condicin de que respete "el espritu de la
legislacin" de nuestro pas (art. 14, inc. 28, Cdigo Civil). Los principios de derecho argentino actan como
"clusula de reserva" frente a las soluciones de derecho extranjero. Tal clusula de reserva (Zitelmann) hace
excepcin a la aplicacin del derecho extranjero, funcionando como caracterstica negativa de la
consecuencia jurdica de la norma de conflicto (Goldschmidt). Ello significa que si se ofende tal clusula, que
sintetiza los principios del derecho argentino, la proyectada imitacin del uso jurdico forneo no se actualiza"
(Boggiano, Antonio "Derecho Internacional Privado" Buenos Aires, Ed. Abeledo Perrot, t. I, pg. 487).
5. Ahora bien, en el caso de autos se trata de la ejecucin de un laudo dictado por un rbitro que fue
designado por la Corte Internacional de la Cmara de Comercio Internacional de Pars y cumpli su cometido
de conformidad con las normas de arbitraje de la referida cmara (fs. 81, texto traducido del laudo).
Y aunque las partes se pusieron de acuerdo en que el derecho de fondo que se aplicara era el argentino (fs.
84, apartado n 105 de laudo: "el 18 de agosto de 2000, las partes informaron al tribunal arbitral su acuerdo,
de que conforme a la norma de la ICC 17 (1), las normas legales que el tribunal arbitral aplicara respecto de
los mritos de la controversia eran las leyes de fondo de la Repblica Argentina"; las reglas de procedimiento
y prueba fueron las normas de la ICC (fs. 85, apartado 108 del laudo), segn la decisin adoptada por el
tribunal arbitral.
6. Se trata en la especie de determinar si la condena en costas impuesta a los aqu demandados y cuya
ejecucin persigue la actora mediante el presente exequtur infringe el orden pblico que inspira a nuestra
legislacin.
7. Las circunstancias de la causa que suscitaron el conflicto entre las partes son -sintticamente expuestas-
las siguientes:
a) Nstor y Mario Eijo reclamaron el cobro de sumas de dinero en concepto de comisiones, que se originan en
un acuerdo celebrado con Ogden. Los primeros asesoraron y facilitaron a sta la concrecin de un contrato
de joint venture, que se instrument mediante la constitucin de una unin transitoria de empresas (UTE)
con la Sociedad Rural Argentina a los fines de refaccionar y explotar comercialmente los predios feriales de
los que esta ltima dispona. El citado acuerdo celebrado entre las partes reconoca a Eijo una comisin fijada
como un porcentaje de las ganancias -5%- de Ogden, en la UTE luego de hacerse ciertas deducciones.
b) Con motivo de las discrepancias habidas entre las partes a raz de la percepcin de las comisiones
correspondientes a los ejercicios de los aos 1998 y 1999, se realizaron tratativas previas al arbitraje, que
resultaron infructuosas. Finalmente, fue sometido el conflicto a la Corte Internacional de Arbitraje de la
Cmara de Comercio Internacional.
c) Los seores Eijo reclamaron el cobro de las referidas comisiones, ms los intereses previos a la sentencia,
calculados desde la fecha del vencimiento de la obligacin de pago del crdito principal; intereses punitorios;
costos de asesoramiento profesional, honorarios y gastos de letrados y retencin en concepto de impuesto a
las ganancias. El importe total por estos conceptos ascendi a 1.193.225,70 dlares.
De su lado, Ogden present un resumen de honorarios y gastos por un total de 493.112,82 dlares (fs. 96/97).
d) En su laudo, el rbitro decidi lo siguiente: hizo lugar a la pretensin de cobro de las comisiones
correspondientes a los perodos fiscales 1998 y 1999, por la suma de 304.981 dlares; tambin acogi
favorablemente la reclamacin por intereses previos a la sentencia calculados sobre la comisin del ao 1998;
desestim similar reclamo respecto de la comisin correspondiente al ao 1999 e impuso las costas a los
actores (fs. 119/121). Posteriormente, en un addendum del laudo, quedaron definitivamente establecidos por
el rbitro los importes de los diversos rubros: 307.731 dlares para los Eijo; 503.514 dlares en concepto de
gastos de Ogden y 21.962,50 dlares y 7.537,50 de la misma moneda en concepto de honorarios y gastos del
tribunal arbitral y gastos administrativos, que debern pagar los Eijo (fs. 148/149).
1. Dado que los costos y honorarios de Ogden, que en virtud de lo dispuesto en el laudo deben ser abonados
por los Eijo, supera el monto de la condena recada sobre aqulla, la suma excedente es la que constituye el
objeto de la ulterior ejecucin que se seguira a reconocimiento del laudo (escrito inicial, fs. 233 vta.; 225.283
dlares).
9. En este marco, el examen de estos antecedentes me conduce a considerar que la ejecucin que se intenta
viola el orden pblico del derecho argentino (art. 517, inciso 4, del Cdigo Procesal), toda vez que la
desmesura de la condena en costas, en proporcin al xito de la accin, aun ponderando que hayan sido bien
impuestas al vencedor, lesiona el derecho fundamental de acceso a la jurisdiccin.
Para sostener esta premisa me baso en las siguientes razones: en primer lugar se advierte que la reclamacin
principal de los actores fue sustancialmente acogida (comisiones correspondientes a los perodos fiscales
1998 y 1999). Y aunque fueron desestimados los intereses previos a la sentencia sobre la base de que pago
haba sido ofrecido a los actores, haciendo aplicacin del derecho argentino, fue sealado que para liberarse
debieron depositarlo y sobre esa base se hizo lugar al pago de intereses a partir del inicio del arbitraje (fs.
120). Y en este aspecto, me parece contradictorio lo establecido en el laudo, ya que la aplicacin del derecho
argentino que se postul no conduce a esa solucin, sino a que se admita el pago de intereses a partir del
vencimiento de la obligacin (arts. 756, 757 inc. 1, 758 y 759 Cd. Civ.). Si bien no se me escapa que es
ajeno a la competencia de V.E. revisar los fundamentos de derecho comn del laudo arbitral, este extremo
constituye para m un elemento de juicio para concluir en que resulta desproporcionada la condena en costas,
ya que habiendo triunfado en lo sustancial de la accin, los actores no slo no recibirn los 307.731 dlares,
sino que seran ejecutados por el excedente ya indicado, de 225.283 dlares, en concepto de honorarios.
En mi opinin, esa consecuencia afecta el ejercicio de un derecho fundamental, como es el acceso a la
jurisdiccin implcito en la garanta constitucional de la defensa en juicio (CSJN 22-07-91: ED 22-10-91). Es
que las personas no deben temer reclamar en juicio sus derechos ante la eventualidad de padecer una
condena en costas desproporcionada, cuanto ms, cuando -como ocurre en el caso- los demandados fueron
vencedores en el juicio por los conceptos o rubros sustanciales.
Destaco que no estoy realizando una valoracin patrimonial de la condena en costas, sino en la medida de
que vulnera un derecho fundamental que expresa, como dice Ferrajoli, la dimensin sustancial de la
democracia. "Los derechos fundamentales precisamente porque estn igualmente garantizados para todos y
sustrados a la disponibilidad del mercado y la poltica, forman la esfera de lo indecible que y de lo indecible
que no; y actan como factores no slo de legitimacin sino tambin y, sobre todo, como factores de
deslegitimacin de las decisiones y de las no-decisiones." (Ferrajoli Luigi, "Derechos y garantas. La ley del
ms dbil", Editorial Trotta, Sagosta, Madrid, 2001, pg. 29).
Postulo, en consecuencia, que no se ejecute el laudo arbitral presentado por la actora.
10. No me expedir sobre las restantes cuestiones contenidas en el recurso -referidas a la falta de
legitimacin y de personera- porque resultan ajenas al cometido que incumbe a este Ministerio.
En los trminos que anteceden, dejo contestada la vista conferida por V.E. en fs. 1390 vta.- Junio 18 de 2004.-
A. Gils Carb.
2 instancia.- Buenos Aires, septiembre 20 de 2004.-
Considerando: 1. Apelaron los accionados la decisin de fs. 1359/1371, que desestim las defensas que
introdujeron y homolog el laudo arbitral extranjero invocado en autos, disponindose su ejecutoriedad en
territorio nacional.
Sostuvieron el recurso con el escrito de fs. 1374/1379, respondido a fs. 1383/1385.
2. Los fundamentos expuestos por la seora Representante del Ministerio Pblico ante esta Cmara en su
dictamen de fs. 1399/1502, que la Sala comparte y a los que se remite por razones de brevedad, conducen a
rechazar la pretensin de ejecutar el laudo presentado.
Sin perjuicio de ello, adese lo siguiente.
El principio del debido proceso integra el orden pblico nacional y el CPr. 517:2 -aplicable al caso en virtud de
lo dispuesto por el CPr. 519 bis- establece como recaudo la garanta de defensa. Puede ocurrir que la
violacin del debido proceso y la garanta de defensa provenga no ya del proceso seguido, sino de la
arbitrariedad en que podra incurrir la decisin. Si la misma fuese susceptible de ser calificada de arbitraria en
el sentido que ha elaborado la CSJN, le causara indefensin a la parte afectada; por lo que esa decisin no
podra ser reconocida (cfr. Boggiano, "Derecho Internacional Privado", ed. 1991, T. I pg. 564 y ss.; citado por
el apelante).
En el caso, el tribunal arbitral cuantific directamente los costos del arbitraje, pero omiti la indispensable
fundamentacin conforme a las circunstancias de las actuaciones y, adems, lo dispuesto en el punto no
constituye derivacin razonada de lo concluido en lo sustancial, con particular referencia a los extremos
debatidos y al resultado obtenido; por lo cual es descalificable por la doctrina sealada (v. en ese sentido, con
referencia a honorarios, CSJN, Fallos, 324:2966).
Por tanto, por este motivo, tampoco puede tener acogida la pretensin inicial.
Es que, si bien, el reconocimiento y ejecucin de sentencias extranjeras son necesarios para realizar la
armona internacional de las decisiones, el valor de una justa solucin uniforme exige cierto control de la
decisin extranjera, porque es razonable que los Estados no reconozcan cualquier solucin fornea, aun
dispuesta por sentencia judicial. Las pautas de anlisis en la materia, son las proporcionadas por el CPr. 517 y
s.s. (CNCom., sala C, "The Timberland Company c. New Shoes S.A.", del 29/9/96 y dictamen de la Fiscala de
Cmara al que el fallo se remite).
3. Dado lo concluido precedentemente, deviene inoficioso expedirse sobre los restantes planteos de los
apelantes.
4. Por lo expuesto, se resuelve: Admitir los agravios y revocar el decisorio recurrido con costas (CPr. 69).
Notifquese al Ministerio Pblico y, con su resultado, devulvase encomendndose al magistrado de la
primera instancia proveer las diligencias ulteriores (CPr. 36: L) y las notificaciones pertinentes.
Firman solamente los suscriptos por hallarse vacante la restante vocala (art. 109 RJN).- R. A. Ramrez. M.
Arecha.

Solimando, Francisco
CCiv. y Com. Morn, sala 2, 21/06/05, Solimando, Francisco.
Sucesiones internacionales. Ultimo domicilio del causante en Australia. Proceso
tramitado en Australia. Reconocimiento de sentencia. Inscripcin de inmueble en
Argentina. Cdigo civil: 10, 3283. Teora de la unidad. Publicacin de edictos en
Argentina.
Publicado por Julio Crdoba en DIPr Argentina el 08/09/07.
2 instancia.- Morn, 21 de junio de 2005.-
El Dr. Calosso dijo: I. Precedentes
El juez titular del juzgado en lo Civil y Comercial n. 2 departamental, en resolucin que luce a fs. 40, decidi
rechazar el exequatur solicitado, no regulando honorarios profesionales por considerar inoficiosa la tarea
desarrollada.
Contra tal manera de decidir se alz el peticionante, interponiendo recurso de apelacin a fs. 41, el que fue
concedido con relacin a fs. 44 y fundado con el memorial de fs. 45/49.
Previo informe actuarial, a fs. 54 vta. se llam "autos", llamamiento suspendido a fs. 56 donde se orden el
pase al fiscal de Cmaras, con el resultado que surge de fs. 58, reanudndose el llamamiento a fs. 60.
II. Las quejas
Se agravia el solicitante por el rechazo del exequatur, aseverando ser el nico heredero del de cujus,
sosteniendo que no existen otros herederos ni terceros perjudicados, efectuando a partir de all variadas
disquisiciones sobre las diversas escuelas de Derecho Internacional Privado y dando las razones por las que
a su modo de ver el auto en crisis debiera ser revocado.
A tales extensos argumentos cabe remitirse brevitatis causae.
III. La solucin desde la ptica del suscripto
Vienen hoy a conocimiento y decisin de esta alzada las presentes actuaciones.
De la compulsa de las mismas se advierte que se trata de una peticin mediante la cual el Sr. Francisco V. M.
Solimando solicita por intermedio de su apoderado se declare la validez de una decisin jurisdiccional
australiana para su posterior inscripcin respecto del inmueble que se detalla en la demanda (ver fs. 26/27 y
documental de fs. 3/12). El a quodesestima liminarmente la peticin, invocando para as hacerlo la norma del
art. 10 CCiv., contra la que se alza el apelante, pretendiendo mediante su argumentacin recursiva demostrar
que deviene de aplicacin al caso lo establecido por el art. 3283 CCiv. por sobre la norma citada por el
sentenciante de instancia originaria.
As las cosas, toca hoy a esta alzada (art. 266 in fine CPCC) pronunciarse sobre un tpico que ha polarizado,
desde antao, a la doctrina y a la jurisprudencia: el viejo problema de la unidad o pluralidad de sucesiones
cuando hay elementos internacionales involucrados en el problema.
El tema, lo reitero, ha dividido aguas en doctrina y jurisprudencia, habindose ensayado los ms variados
argumentos en pos de una u otra tesis, lo que deja poco margen para cualquier innovacin en la materia.
No obstante ello, y a fin de tomar postura en la cuestin, debo traer a colacin antes que nada y dada la
ausencia de tratado especfico que regule la materia entre los pases involucrados las normas legales de
fuente interna implicadas en la disputa.
As, tenemos que el art. 10 CCiv. bastin de los sostenedores de la teora de la pluralidad de sucesiones
establece expresamente que los bienes races situados en la Repblica son exclusivamente regidos por las
leyes del pas, respecto de su calidad de tales, de los derechos de las partes, de la capacidad de adquirirlos,
de los modos de transferirlos y de las solemnidades que deben acompaar esos actos y que, por lo tanto, el
ttulo a una propiedad raz slo puede ser adquirido, transferido o perdido de conformidad con las leyes de la
Repblica.
Frente a ello, tenemos el art. 3283 CCiv. que determina que el derecho de sucesin al patrimonio del difunto
es regido por el derecho local del domicilio que el difunto tena a su muerte, sean los sucesores nacionales o
extranjeros; igual principio subyace bajo el art. 3612 en materia de sucesiones testamentarias. Enfrentadas
as las normas, tanto los cultores de la unidad como los sostenedores de la pluralidad de sucesiones, lo
reitero, esgrimen los ms diversos argumentos, para apuntalar sus respectivas tesis.
Entre ambas, estimo que la teora de la unidad es la que ms se ajusta al sistema de nuestro Cdigo Civil y
por ello, en la dicotoma, es por la que me inclino.
Doy las razones que fundan mi adelantada postura.
En nuestro orden jurdico, la transmisin de derechos puede ser universal, o singular (art. 3263 CCiv.).
La universal se da cuando se transmite el todo o una parte alcuota del patrimonio de una persona, la singular
cuando se transmite un objeto particular (artculo citado).
En el caso de la sucesin mortis causa se trata, indudablemente, de una sucesin universal (arts. 3263 y 3281
CCiv.) y el heredero en nuestro sistema jurdico de neta inspiracin romanista y a contrario del sistema
germnico de sucesin en los bienes contina la persona del causante (art. 3417 CCiv.).
De este modo, la tesis de la unidad de sucesiones es la que mejor se acomoda a una interpretacin
sistemtica del Cdigo Civil: la transmisin mortis causa no es de bienes singulares sino de la totalidad del
patrimonio.
Por ello, como ya lo sostena Llambas en su tiempo, estimo que el art. 10 CCiv. se refiere a cosas
consideradas singularmente rigiendo en casos de los bienes que integran una universalidad la norma del art.
3283 (Llambas, Jorge J., "Cdigo Civil Anotado", t. I, p. 32).
Desde otro punto de vista, pienso que la solucin contraria (es decir dar prevalencia al art. 10 sobre el art.
3283) implicara dos contrasentidos: uno de ellos sera colocar una norma de la parte general del Cdigo por
sobre una norma especfica de la materia sucesoria y el otro ms importante es que la norma del art. 10 y,
siguiendo a ella, la del art. 11 (en cuanto a los muebles con situacin permanente) dejara prcticamente vaca
de contenido a la norma del art. 3283, lo que no puede pensarse de un cuerpo normativo sistemtico como los
es el Cdigo Civil.
No he de abundar en la disputa respecto de las notas a los arts. 3283 y 3598 CCiv. en tanto ambas corrientes
cuentan con razones para interpretarlas de una u otra forma; empero, insisto, son las razones antes
expuestas en el marco de nuestro Cdigo Civil con ms las que paso a exponer a partir de aqu las
fundamentales para opinar como lo hago.
En los prrafos previos he pensado la cuestin slo dentro del marco de nuestro estatuto civilista pero
tambin puedo desarrollarla en otros planos, lo que no har ms que reforzar la solucin que vengo
postulando.
Antes que nada quisiera efectuar, juntamente con la doctrina, algunas reflexiones sobre la finalidad del
Derecho Internacional privado.
Dice Pardo que "los Estados reconocidos bajo las normas del Derecho Internacional pblico viven en una
comunidad jurdica que no significa solamente coexistencia de ordenamientos, sino tambin cooperacin y
solidaridad y que esta situacin de interdependencia jurdica se constituye para proteger con los valores
seguridad y justicia el trfico jurdico internacional, indispensable para la convivencia y las necesidades de los
pueblos; y reflexiona el autor que vengo citando que este coexistir en el orden internacional con el objeto de
asegurar valores elementales trae como consecuencia que cada Estado respete y valore la situacin jurdica
nacida bajo otro ordenamiento" (Pardo, Alberto J., "Derecho Internacional Privado. Parte general", p. 216).
Por su parte, y ya hablando directamente del problema sucesorio, explica la Dra. Kaller de Orchansky que la
finalidad del Derecho Internacional Privado consiste en salvar la unidad de las relaciones iusprivatistas del
peligro de su fraccionamiento, a causa de la divisin de la tierra en diversos pases soberanos; aseverando
que, siendo la herencia un patrimonio y por ello una unidad ideal de derechos y obligaciones, el Derecho
Internacional Privado debe defender esta unidad sometindola a un solo derecho que la reglamente, aunque
los bienes relictos se encuentren en territorios sometidos a diferentes soberanas (Kaller de Orchansky, Berta
en Bueres y Highton, "Cdigo Civil", t. 6 A, p. 57; en igual lnea de pensamiento vase: Feldstein de Crdenas,
Sara L., "Derecho Internacional Privado. Parte especial", p. 315 quien sostiene que el sistema de la unidad y
universalidad sucesoria se adapta como un traje a medida a la especial naturaleza y esencia de la relacin
jurdica internacional).
Boggiano tambin se muestra partidario de la teora de la unidad y explica que no se puede desconocer la
sentencia extranjera porque no aplique las mismas normas de conflicto argentinas ni el derecho argentino si
no se afecta nuestro orden pblico internacional (Boggiano, Antonio, "Curso de Derecho Internacional
Privado", p. 431).
Y, en el mismo lugar, nos dice el citado autor que la jurisprudencia fraccionadora implica considerar los arts.
10 y 11 CCiv. como normas de polica que aseguran la aplicacin exclusiva de la ley sucesoria argentina por
fuertes motivos de orden pblico y soberana, pudiendo justificarse slo as el desconocimiento de sentencias
extranjeras en materia sucesoria; pero el jurista nos recuerda en otra parte de su obra un principio bsico en
materia de normas de polica: su interpretacin restrictiva al ser normas excepcionales en el Derecho
Internacional Privado Argentino (autor y obra citados, p. 253, la bastardilla es de mi autora).
Estas consideraciones basadas en principios del Derecho Internacional Privado no hacen ms que reforzar la
solucin que he delineado, complementndose con mi interpretacin previa del Cdigo Civil.
A ello agrego finalmente, de mi parte, que en los albores del nuevo milenio es imprescindible reforzar, a
ultranza, coexistencia, cooperacin y especialmente respeto por las decisiones jurisdiccionales de otros
Estados, siendo la postura unitaria la que mejor se adapta a esta forma de pensar e insisto a la esencia y
naturaleza del fenmeno sucesorio.
Y ello ms aun cuando, de las constancias tradas, surge que el peticionante es hijo del causante, solucin
que se condice totalmente con aquella a la que podra llegarse aplicando nuestras normas internas (art. 3545
CCiv.), por lo que el desconocimiento liminar de la decisin puede implicar, inclusive, un innecesario dispendio
jurisdiccional al obligar a la promocin de un nuevo y quizs innecesario proceso sucesorio.
Consecuentemente con lo dicho hasta aqu, es que no comparto la solucin del a quo en cuanto repeli
liminarmente la peticin, en tanto segn las constancias de autos el ltimo domicilio del causante se hallaba
en Australia, lo que hace funcionar la norma del art. 3283 a la que vengo haciendo referencia.
Por lo expuesto, y dejando expresamente aclarado que no ingreso aqu a ponderar los alcances en concreto
de la decisin cuya declaracin de validez se pretende (lo que habr de efectuarse en la etapa procesal
respectiva y previo a cumplirse los pasos procesales que luego paso a resear), pienso que la decisin en
crisis debera revocarse.
Ahora bien, debo continuar con mi razonamiento en orden a establecer cul es el temperamento a seguir
respecto del expediente (pues, no lo olvidemos, lo que lleg apelado es el rechazo liminar de la peticin).
Como lo indicaba en los albores de este voto, el presente se promueve en orden a que se declare la validez
de una decisin australiana para su posterior inscripcin respecto del inmueble que se detalla en la demanda.
Frente a este cuadro de situacin, tenemos tambin que para el trmite del exequatur han de aplicarse las
normas de los incidentes (art. 516 prr. 2 CPCC.).
Empero, dada la especial naturaleza del presente no es dable proceder conforme a lo normado por el art. 180
CPCC. en orden a bilateralizar la cuestin.
Estimo que la solucin, a efectos de resguardar los derechos de los posibles interesados y/o afectados por la
peticin que se esgrime, transita por otros carriles.
La doctrina ha efectuado interesantes reflexiones en el punto al sealar que "con la unidad, al abrirse un solo
sucesorio... no se asegura una adecuada publicidad de la tramitacin de la sucesin en aquellos pases donde
existen bienes del causante y que no son en aquel donde se abri el proceso correspondiente. Debemos
recordar que el trmite a seguir en estos ltimos es el de la ejecucin de sentencia extranjera y si la ley ritual
del lugar donde se ejecuta la misma no tiene previsto un adecuado rgimen publicitario (edictal, por ej.) que
permita que los terceros interesados hagan valer sus derechos respecto de los bienes sitos en dicho territorio,
los mismos quedarn desprotegidos... Nuestro Cdigo Procesal Civil no contiene para la etapa de ejecucin
de sentencia extranjera un rgimen publicitario apropiado de los actos procesales que se lleven a cabo en la
misma... Sin perjuicio de ello, entendemos que... el juez como director del proceso... podra haber ordenado la
publicacin de edictos (asegurando de esta manera una adecuada publicidad del trmite procesal
correspondiente) como una medida conducente que resguardara los derechos y/o intereses de los terceros
interesados antes mencionados" (Boretto, Mauricio, "El problema de la unidad y de la pluralidad sucesoria en
el derecho argentino", JA 2001 II 883).
As entonces, estimo que previo a expedirse la jurisdiccin sobre el fondo del asunto y sin perjuicio de lo
expuesto por el peticionante en su demanda debera citarse edictos a herederos y acreedores del causante
para que en el plazo de treinta das comparezcan en autos a ejercer sus derechos, edictos que habrn de
publicarse en el Boletn Judicial y en otro diario de la zona por el plazo de tres das (arg. arts. 18 CN.; 15
Const. prov.; 34 inc. 5, 516, 734 y concs. CPCC.).
Con tales alcances propondr que se revoque la resolucin apelada en cuanto se desestima liminarmente la
peticin, debiendo en la instancia originaria y por juez hbil citarse por edictos a herederos y acreedores del
causante para que en el plazo de treinta das comparezcan en autos a ejercer sus derechos, edictos que
habrn de publicarse en el Boletn Judicial y en otro diario de la zona por tres das; y, posteriormente, dictar
resolucin conforme a derecho.
No debern imponerse costas atento al resultado del recurso, a la naturaleza del proceso y a la ausencia de
bilateralizacin (art. 68 contrario sensu CPCC).
IV. Conclusin
Todo lo expuesto hasta aqu me lleva a dejar propuesto a mis colegas de integracin que, para el caso de
compartir mi postura, se revoque la resolucin apelada en cuanto desestima liminarmente la peticin,
debiendo en la instancia originaria y por juez hbil citarse por edictos a herederos y acreedores del causante
para que en el plazo de treinta das comparezcan en autos a ejercer sus derechos, edictos que habrn de
publicarse en el Boletn Judicial y en otro diario de la zona por tres das; y, posteriormente, dictar resolucin
conforme a derecho; todo ello sin costas, atento a los fundamentos dados en la votacin (art. 68 contrario
sensu CPCC).
Lo dicho me lleva a votar por la negativa.
Los Dres. Ferrari y Gallo, por iguales consideraciones y fundamentos a los expuestos precedentemente,
adhieren votando tambin por la negativa.
Conforme al resultado obtenido en la votacin que instruye el acuerdo que antecede, se revoca la resolucin
apelada en cuanto desestima liminarmente la peticin, debiendo en la instancia originaria y por juez hbil
citarse por edictos a herederos y acreedores del causante para que en el plazo de treinta das comparezcan
en autos a ejercer sus derechos, edictos que habrn de publicarse en el Boletn Judicial y en otro diario de la
zona por tres das; y, posteriormente, dictar resolucin conforme a derecho. Sin costas, atento los
fundamentos dados en la votacin (art. 68 contrario sensu CPCC). Se difiere la regulacin de honorarios para
su oportunidad (arts. 31 y 51 decreto ley 8904/1977). Regstrese. Notifquese. Devulvase.- S. J. Calosso. J.
L. Gallo. F. A. Ferrari.


Palacios, Hctor s. sucesin ab intestato
CCiv. y Com. Dolores, 31/03/11, Palacios, Hctor s. sucesin ab intestato.
Sucesiones. Jurisdiccin internacional. Derecho aplicable. ltimo domicilio del
causante en Canad. Bienes inmuebles en Argentina. Unidad. Pluralidad. Cdigo
Civil: 10, 11, 90, 3283, 3284, 3285. Competencia de los tribunales argentinos.
Teora del paralelismo. Foro del patrimonio. Tratado de Derecho Civil Internacional
Montevideo 1889. Tratado de Derecho Civil Internacional Montevideo 1940.
Aplicacin del derecho extranjero. CIDIP II sobre Normas Generales. Teora del
uso jurdico. CIDIP II sobre Prueba e informacin del Derecho Extranjero.
Convencin de La Haya de 1965 sobre Notificacin de Actos Judiciales en el
Extranjero.
Publicado por Julio Crdoba en DIPr Argentina el 08/06/11.
En la ciudad de Dolores, a los treinta y un das del mes de marzo del ao dos mil once, reunida la
Excma. Cmara de Apelacin en lo Civil y Comercial de este Departamento Judicial, en Acuerdo
Ordinario, con el objeto de dictar sentencia en causa N 90.335, caratulada: Palacios, Hctor s.
sucesin ab intestato, habiendo resultado del pertinente sorteo (arts. 263 del CPCC; 168 de la
Constitucin Provincial), que los Seores Jueces deban votar segn el siguiente orden: Doctores
Mara R. Dabadie, Silvana Regina Canale y Francisco Agustn Hankovits.
El Tribunal resolvi plantear y votar las siguientes: 1. Es justo el interlocutorio apelado? 2. Qu
pronunciamiento corresponde dictar?
Votacin
A la primera cuestin planteada la Doctora Dabadie dijo:
I. La titular del Juzgado de Paz Letrado del Partido de Villa Gesell se declar incompetente para
intervenir en la sucesin ab intestato de don Hctor Palacios, con pie en que el ltimo domicilio del
causante se encontraba en extraa jurisdiccin, de modo concreto en la ciudad de Alberta,
Repblica de Canad (arts. 90 inc. 7 y 3284 del Cdigo Civil). (fs. 29)
Contra esa decisin dedujo recurso de apelacin el letrado apoderado de la cnyuge suprstite,
nica interesada presentada en el proceso, obra el memorial sustentatorio a fs. 39/41.
En sus agravios el recurrente sostiene el yerro de la iudex a quo en razn de que por imperio de la
interpretacin hermenutica de los arts. 10, 11 y las notas del codificador a los arts. 3283 y 3598
del Cd. Civil, sostiene que el presente sucesorio debe tramitar en la Repblica Argentina en razn
de que existen bienes inmuebles en ella; configurndose una excepcin a la regla general
impuesta por el art. 3283 del mismo cuerpo normativo. Cita jurisprudencia en sostn del argumento
de su pretensin revocatoria.
II. Delineados de modo breve los argumentos del recurrente, se adelanta que el embate apelatorio
ha de prosperar bajo condicin.
En la especie se observa que si bien en el escrito de inicio de la sucesin ab intestato de don
Hctor Palacios (v. fs. 27/28 vta.), no se denunciaron los bienes integrantes del acervo hereditario,
llevando a la juez de la instancia de origen a dictar una resolucin ajustada a derecho, aquella
situacin fctica fue modificada por el propio recurrente quien con su propia omisin falta de
denuncia de bienes- indujo a error excusable a la magistrada (v. fs. 30/36).
El Dr. Guma al tiempo de expresar los agravios hubo de acompaar copia certificada de una
escritura traslativa de dominio (fs. 30/36), de un inmueble propiedad del causante, ubicado en la
ciudad de Villa Gesell, provincia de Buenos Aires.
La existencia de bienes en la repblica opera como una excepcin al principio general que fija la
competencia jurisdiccional en el lugar del ltimo domicilio del causante para tramitar su proceso
sucesorio, resultando competente por lo tanto el Juzgado de Paz Letrado de Villa Gesell.
En doctrina se ha dicho que no solo los inmuebles sitos en el pas (art. 10 Cd. Civ.), sino tambin
los muebles con situacin permanente en l (art. 11 Cd. Civ.) se consideran sujetos a la ley
sucesoria argentina por reiterada jurisprudencia. Esto significa que se admite la jurisdiccin porque
el derecho aplicable es argentino. El lugar de situacin de los bienes determina la jurisdiccin
argentina para entender en la sucesin internacional (Boggiano, Antonio, Curso de Derecho
Internacional Privado, 4ta. ed. actualizada, Edit. Lexis Nexis, ao 2003, Bs. As., pag. 492/493).
Mientras que se ha sentenciado que Si el ltimo domicilio del causante estuviese en el extranjero
y hubiera bienes en la Repblica sujetos a la ley extranjera, se debe abrir la sucesin en el pas
(Cm. Civ. Cap., GF., 19/VII/1954) y la jurisdiccin internacional de los jueces argentinos basada
en la existencia de bienes relictos en el pas (foro de patrimonio) es concurrente con el del juez del
ltimo domicilio del causante emplazado en el extranjero, y no exclusiva del primero (CC San
Martn, Causa n 62287, sentencia del 9-3-2010, Jueces Scarpatti-Mares).
En atencin a lo dicho, corresponde hacer lugar al recurso de apelacin declarando que el Juzgado
de Paz Letrado del Partido de Villa Gesell resulta competente para conocer en el proceso
sucesorio de Hctor Palacios en razn del principio lex rei sitae, ante las certeras notas de los arts.
10 y 3283 del Cd. Civil en referencia la obra savigniana Derecho Romano, tomo 8, 366, 375 y
376-.
III. Dado que este juicio sucesorio fue promovido por la cnyuge suprstite quien a la vez denunci
la existencia de hijos del causante, con pie en el argumento que sustenta el art. 1 del CPCC
debern presentarse en autos los herederos legtimos denunciados o encontrarse debidamente
notificados de la radicacin de este sucesorio.
Tal condicin habr de cumplirse en forma previa a continuar con el trmite del presente y en el
plazo que la juez natural de la causa fije, bajo apercibimiento en caso de incumplimiento de
mantenerse en pie la incompetencia decretada a fs. 29.
Voto por la negativa.
La seora juez Doctora Canale adhiri al voto precedente por sus fundamentos.
A la misma cuestin planteada el Doctor Hankovits dijo:
Discrepo con las distinguidas colegas preopinantes.
I. A. Los jueces argentinos tienen jurisdiccin en la sucesin internacional si el ltimo domicilio del
causante est en el pas o el domicilio del nico heredero que acepta la herencia radica en la
argentina (arts. 90 inc. 7, 3284 y 3285, Cd. Civ.). Tambin se predica la jurisdiccin argentina en
razn del fuero del patrimonio. As, por aplicacin de los arts. 10 y 11 del digesto civil, se admite la
jurisdiccin respecto de inmuebles sitos en el pas como de muebles con situacin permanente en
l, dado que el derecho aplicable es argentino. Por ello, el lugar de situacin de los bienes
determina la jurisdiccin argentina para entender en la sucesin internacional. He aqu una primera
relacin entre forum et jus (Curso de Derecho Internacional Privado, A. Boggiano, Abeledo Perrot,
1993, pp. 429-430). De ese modo, y segn este criterio jurisprudencial, el derecho aplicable
domina los otros dos problemas: competencia y reconocimiento de sentencias extranjeras. Esto
hace necesario tambin advertir la autorrestriccin de las sentencias argentinas conrelacin a
aquellos bienes argentinos. Y examinar si el sistema extranjero de DIPr. adoptar este mismo
modelo u otro (dem, p. 432).
Conforme ya lo sealara Werner Goldschmidt lo que transcribo en honor a su autoridad y rigor de
verdad de su sentencia-, En cuanto a los jueces, conocido es el fenmeno que la ciencia alemana
denomina el heimwrtsstreben, lo que significa vuelta a los pagos o tirar para la querencia y que
consiste en una tendencia casi irresistible hacia la aplicacin del Derecho Privado propio. Esta
aspiracin es tan vigorosa que los jueces no slo evitan dentro de lo posible la aplicacin del
Derecho Privado extranjero, sino que inclusive esquivan, si pueden, la del DIPr. propio, ya que
saben que a travs de este ltimo se va camino a aqul (Derecho Internacional Privado derecho
de la tolerancia- basado en la teora trialista del mundo jurdico; octava edicin, Depalma, 1995, p.
375). De dicha situacin normativamente reduccionista cabe estar precavido, por los resultados
disvaliosos que arroja tales formas de resolucin de casos jusprivatistas.
En definitiva, en mi criterio, debe buscarse primordialmente la uniformidad y armona internacional
de las decisiones, pues preserva a la unidad multinacional de la herencia del fraccionamiento que
puede imponerle una pluralidad de jurisdicciones estatales haciendo de una herencia multinacional
varias herencias nacionales rotas (A. Boggiano, opus cit., p. 434). Lo fundamental es en mi
postura- que se conduzca a una decisin jusprivatista vlida, efectiva y real. Desde esta
perspectiva, slo el punto de vista internacional es vlido; el nacional es fraccionador por su
tendencia a la lex fori y de ese modo se considera a la parte como si fuera el todo (dem, p. 437).
En ese sentido, con pautas flexibles que buscan la armonizacin jusprivatista y soluciones reales,
se inscriben los artculos 4 y 6 de la propuesta de Reglamento del Parlamento Europeo y del
Consejo relativo a la competencia, la ley aplicable, el reconocimiento y la ejecucin de las
resoluciones y los actos autnticos en materia de sucesiones, y la creacin de un certificado
sucesorio europeo presentada por la Comisin de las Comunidades Europeas en Bruselas, el
14.10.2009- en el que se sienta como principio general, el ltimo domicilio del causante (art. 4) y
residualmente el lugar de ubicacin de los bienes si se dan determinadas condiciones (art. 6);
mientras que en relacin con el derecho aplicable el Reglamento opta en su artculo 16 por un
sistema unitario que permite que la sucesin se rija por una nica ley, la del domicilio del causante
al momento de su fallecimiento. Lo propio acontece con el Convenio de La Haya de 1989 sobre
Ley Aplicable a las Sucesiones por causa de Muerte aunque no haya entrado en vigor- en el que
se fija -ab initio- que la ley aplicable es la del Estado en el que el difunto tuviera su residencia
habitual en el momento del fallecimiento o hubiera residido en dicho Estado por un determinado
perodo si en ese momento fuera nacional de otro Estado. Por otro lado, las bases para una
Convencin Interamericana sobre Jurisdiccin Internacional (presentado por la Misin Permanente
del Uruguay en relacin con los preparativos para la CiDip VII) establece en su art. 13 que los
jueces o tribunales del ltimo domicilio del causante sern los competentes para conocer en el
juicio sucesorio.
De todo ello se desprende que, los ltimos convenios internacionales, o sus instrumentos
preparatorios, rescatan la unidad de la sucesin, con la adopcin igualmente de criterios elsticos
que posibiliten una resolucin jusprivatista acorde con la realidad de un mundo actualmente
globalizado y con integraciones regionales ciertas.
Distinta es la solucin que brindan, propios de los tiempos en que se concluyeron, los Tratados de
Montevideo de 1889 que nos vincula con Bolivia y con Per-, y de 1940 que nos rige con
Paraguay y Uruguay-, en tanto en sus artculos 66 y 63 de ambos cuerpos adoptan,
respectivamente, a la lex rei sitiae, enrolndose as en el sistema de pluralidad o fraccionamiento.
Igualmente, y an desde el derecho aplicable, en la bsqueda concreta de una solucin efectiva
que respete los derechos de todos los llamados al patrimonio del difunto y en preservar la unidad
de las relaciones jusprivatistas que asegure la eficacia internacional de la sentencia a dictarse, y
siendo que no nos une una fuente convencional con Canad particularmente con la Provincia de
Alberta-, partiendo del concepto general e indeterminado de transmisin de derechos por causa de
muerte, corresponde examinar qu estructura confiere a la herencia internacional el Derecho
Internacional Privado del ltimo domicilio del causante (arts. 3283, 3612 del Cdigo Civil). As, en
aras del principio de efectividad ha de tomarse en consideracin la estructura de la herencia
internacional que contiene el derecho internacional privado del domicilio del causante y, a su vez,
las estructuras de los sistemas de conflictos extranjeros a los cuales el Derecho Internacional
Privado del causante remita (Nuevas perspectivas en el derecho sucesorio internacional. Ms all
de la unidad o la pluralidad a travs del reenvo; A. Boggiano, J.A. T. 27, 1975, p. 467; en esp. p.
474). Por ello, hay que medir el grado de eficacia internacional de nuestras normas,
comparndolas con las normas extranjeras de igual naturaleza, a travs del reenvo (dem., p.
476).
Todo ello, desde la estricta ptica de una visin jusprivatista del asunto en tratamiento, dado que
cuenta con elementos fcticos exgenos que convocan a la actuacin de normas de derecho
internacional privado y a ellas, sin dudas, ha de estarse, de modo que se concrete la efectividad
mencionada.
B. La situacin de autos est configurada en que el cujus es una persona nacida en Argentina,
domiciliada en Alberta, Canad, donde fallece (fs. 11). Se encuentra casado (fs. 11) y su cnyuge
que reside en Argentina (fs. 4) solicita la apertura de la sucesin del causante, quien posee un bien
inmueble en la Repblica. Se denuncian la existencia de otros herederos uno de ellos nacido en
Alberta (fs. 19) y otros dos en la Argentina (fs. 22/23); no se pone de manifiesto la existencia de
otros bienes del causante, salvo uno que recin se acredita al momento de deducir el intento
revisor (fs. 30/35). Asimismo, en el escrito de inicio se denuncia ser apoderado de la cnyuge y de
los hijos, conforme el poder que se acompaa (fs. 27), mas del mismo surge que el letrado
interviniente ha sido apoderado slo por la esposa del difunto (fs. 4 y 5).
Desprender exclusivamente de una norma (art. 10 del Cd. Civ.) que fija el derecho aplicable a
bienes sitos en la Repblica, la jurisdiccin para entender en una herencia internacional, mxime
en las circunstancias antes puestas de relieve, entiendo es forzar el ordenamiento jurdico local
para imponer una decisin unilateral, sin consultar el derecho internacional privado que debe regir
un caso como el presente con elementos extranjeros fallecimiento del causante en su domicilio en
el Canad, la existencia de un heredero nacido en el extranjero con vocacin sucesoria, eventuales
acreedores y bienes fuera del pas- que impone la actuacin de las normas jusprivatistas. En los
propios trminos de Werner Goldschmidt, no se debe inferir del derecho aplicable la jurisdiccin
competente. En realidad, se trata del fuero internacional del patrimonio. (ob. antes cit., Detalles de
la reglamentacin del rgimen sucesorio, p. 382).
Y ms an, desde la perspectiva del derecho aplicable La directa prescindencia de las normas
especficas de los arts. 3283 y 3612 sofocara todo esfuerzo por alcanzar armona en los conflictos
sucesorios internacionales (A. Boggiano, lt. Ob. Cit., p. 476), con la correlativa merma de la
eficacia internacional que debe poseer la sentencia en razn de su vigencia y utilidad cierta (arg.
art. 517 y su remisin al art. 515 del CPCC). Los jueces y autoridades de los Estados parte estarn
obligados a aplicar el derecho extranjero tal como lo haran los jueces del Estado cuyo derecho
resultare aplicable, sin perjuicio de que las partes puedan alegar y probar la existencia y contenido
de la ley extranjera invocada. (art. 2,Convencin Interamericana sobre Normas Generales de
Derecho Internacional Privado; CIDIP II). Ello, pues no releva del deber de las partes de colaborar
en la prueba del mismo a fin de adoptar un solucin acorde con el derecho ciertamente aplicable.
Igualmente, la Convencin Interamericana sobre Prueba e informacin acerca del Derecho
Extranjero (acordada en la misma CIDIP II) regula la cooperacin internacional entre Estados para
la obtencin de prueba e informacin acerca del derecho de cada uno de ellos, la que es aplicable
tambin en la especie, especialmente su art. 3 y concordantes.
En ese sentido, verbigracia, el Libro Dcimo sobre Derecho Internacional Privado, Ttulo Tercero
que regula la Competencia internacional de las autoridades de Qubec, Captulo II Disposiciones
particulares- Seccin III De las acciones reales y mixtas- en su art. 3153 establece que En matire
successorale, les autorits qubcoises sont comptentes lorsque la succession est ouverte au
Qubec ou lorsque le dfendeur ou l'un des dfendeurs y a son domicile ou, encore, lorsque le
dfunt a choisi le droit qubcois pour rgir sa succession. Elles le sont, en outre, lorsque des
biens du dfunt sont situs au Qubec et qu'il s'agit de statuer sur leur dvolution ou leur
transmission. (lo transcribo en su idioma original a fin de mantener la precisa exactitud de lo
estipulado; ello as, en esta y otras citas posteriores).
Ello se condice adems con lo estipulado en el Cdigo de Procedimiento Civil de dicha Provincia
canadiense en cuanto, en el Libro I Disposiciones generales- Ttulo III reglas aplicables a todos
los demandas en Justicia- Captulo III Del lugar de introduccin de la accin- en su art. 74 fija
que En matire de succession,l'action est porte devant le tribunal du lieu d'ouverture de
la succession, si elle s'est ouverte au Qubec; si non, devant celui du lieu o sont
situs les biens, ou devant celui du domicile du dfendeur ou de l'un des dfendeurs. La demande
en justice dans laquelle le liquidateur de la succession est intress peut tre porte devant le
tribunal de son domicile.
Por ello, a modo de ejemplo, si uno de los herederos estuviese domiciliado all, el juez canadiense
resultara competente, por su propio derecho, en el proceso sucesorio del causante, lo que resulta
acorde armnico- con lo dispuesto en nuestro sistema de DIPr. local en los arts. 90 inc. 7, 3284 y
3285 del Cdigo Civil. Ahora bien, a su vez, si tambin fuere aplicable en el presente asunto el
Libro Dcimo sobre Derecho Internacional Privado, Ttulo Segundo, sobre Conflicto de Leyes,
Captulo II, Seccin II, del Cdigo Civil de Qubec, conforme lo regulado por el art. 3098 del
mismo, el juez canadiense debera aplicar el Derecho argentino en relacin al inmueble sito en
esta Repblica, ya que en dicha norma se establece que Les successions portant sur des meubles
sont rgies par la loi du dernier domicile du dfunt; celles portant sur des immeubles sont rgies par
la loi du lieu deleur situation. Cependant, une personne peut dsigner, par testament, la loi
applicable sa succession la condition que cette loi soit celle de l'tat de sa nationalit ou de son
domicile au moment de la dsignation ou de son dcs ou, encore, celle de la situation d'un
immeuble qu'elle possde, mais en ce qui concerne cet immeuble seulement. As se respeta
tambin lo preceptuado en el art. 10 de nuestro digesto civil.
Lo propio acontece, en contrario, si no se encuentra abierta ya la sucesin all, no hay domiciliado
ningn potencial heredero ni existan bienes situados all, o el causante no hubiese elegido
mediante un acto testamentario que sus bienes se rijan por la ley de dicho lugar, no siendo
legalmente admitida la avocacin de un juez extranjero segn su propio plexo jurdico. Se respetan
as todas las legislaciones convocadas y no se imponen coactivamente competencias ajenas al
juez nacional desde un ordenamiento privado no convencional- forneo.
De ese modo, no existe vulneracin alguna de nuestro ordenamiento legal, antes bien se ajusta
estrictamente a lo aqu previsto, y la sentencia que se dicte tendr fuerza vinculante autoridad-
tanto en el Canad como en nuestro pas, gozando de eficacia internacional (arts. 515 y 517 del
CPCC). No hay que temer pues a la aplicacin del plexo de DIPr., mediante una simplificacin
consistente en equiparar derecho aplicable con juez competente que elude el
rgimen jusprivatistaparticularmente legislado (art. 3284 del Cd. Civil, norma especfica sobre
jurisdiccin internacional en materia sucesoria que prevalece sobre cualquier otra general que
asimila, itero, en mi criterio incorrectamente, derecho aplicable con jurisdiccin competente).
La Provincia de Alberta tiene su propia ley de sucesin intestada, que ha sido recientemente
modificada y que entrar en vigor plenamente el ao prximo; y a la que lamentablemente no se
ha podido, en este Tribunal de revisin, tener acceso fehaciente en tiempo oportuno-, la que
deber pues el juez de la instancia consultar, de acuerdo a los medios y mecanismos antes
sealados en las Convenciones de referencia, previo a resolver si va a conocer o no en definitiva
en el caso que le es propuesto, para evitar un potencial conflicto negativo de competencia
internacional al analizar si la determinacin de la competencia internacional por un ordenamiento
extranjero es admitida por el local.
Esta clase de lo que podra denominarse impropiamente- reenvo jurisdiccional sin que ello
implique confundir norma de conflicto con norma de jurisdiccin internacional; (ver A. Boggiano,
Curso de Derecho Internacional Privado, cit., p. 106) est orientado a que el juez argentino no se
desentienda lisa y llanamente de conocer de un caso con la cita del artculo respectivo que fija la
competencia del juez extranjero, sino que debe acudir al DIPr. de aqul pas puesto que se trata
de un caso jusprivatista- para razonablemente auscultar sobre parmetros jurdicamente objetivos
si la jurisdiccin a la que se somete el asunto, tiene legal y efectivamente previsto asumir la
contienda.
Esta posicin que considero intermedia, entiendo respeta el plexo jurdicojusprivatista, y partiendo
desde la realidad busca la armonizacin en concreto de los ordenamientos comprometidos, la
efectividad del acto jurisdiccin decisorio con la correlativa eficacia internacional del mismo, con la
respectiva economizacin de esfuerzos estriles y tiempos muertos en actuaciones forales.
Deviene entonces prematura la decisin del juez de grado adoptada en autos, dado que,
fundamentalmente, no se ha verificado si existen herederos domiciliados en el extranjero y/o
bienes all situados, como que ya se haya abierto un proceso sucesorio sobre el mismo patrimonio
en extraa jurisdiccin; como tambin conocer lo dispuesto en relacin a los puntos de conexin en
el sistema del DIPr. extranjero tambin llamado a aplicarse en la especie, para evitar una eventual
contienda negativa de competencia internacional, lo que genera un dispendio de jurisdiccin
evitable, y a la vez, de producirse, irremediable ya que no se cuenta con una decisin
supranacional que lo dirima (A. Boggiano, Curso de Derecho Internacional Privado ,antes cit., p.
104). Todo ello, con la directa participacin del peticionario que se ha presentado en estos
obrados, como principal interesado, como auxiliar de la Justicia y por el principio de colaboracin.
Por todo ello, en bsqueda de la efectividad (ver Nuevas perspectivas en el derecho sucesorio
internacional; antes cit., p. 476; ltimo prrafo, argumentacinmutatis mutandi aplicable en la
especie), carecindose del conocimiento cierto de la ley sucesoria intestada de Alberta con
respecto a las eventuales normas sobre derecho internacional privado que contenga sobre el
tpico en tratamiento, el iudex a quo, con empleo de la Convencin Interamericana sobre Prueba e
informacin acerca del Derecho Extranjero, deber, antes de expedirse nueva y definitivamente
sobre su competencia, consultar las normas de DIPr. que existan en el plexo normativo vigente en
el ltimo domicilio del causante (art. 3284 del Cd. Civ.) para verificar que la competencia que se
estipula en tal dispositivo encuentra anclaje cierto en el derecho extranjero (ya que, verbigracia, el
ltimo domicilio del causante, que seala nuestra legislacin, podra no estar receptado en dicho
ordenamiento para fijar por s slo la competencia internacional de las autoridades de Alberta, y no
dndose otros presupuestos, como sucede con Quebec, se podra generar el repudiable conflicto
negativo de competencia, violatorio de la garanta del debido proceso legal y defensa en juicio).
II. Asimismo, considero que se debe proceder a notificar a los restantes herederos denunciados al
inicio de las presentes actuaciones, y de residir ellos o algunos de ellos en el extranjero, se lo haga
conforme a lo previsto en el Convenio sobre la Notificacin o Traslado en el Extranjero de
Documentos Judiciales o Extrajudiciales en materia Civil y Comercial de La Haya del 15 de
noviembre de 1965 de la cual Argentina y Canad se han adherido respectivamente ,
procedindose a suspender el trmite de stas hasta treinta das hbiles posteriores al de su
notificacin (art. 15 del Convenio sobre la Notificacin o Traslado en el Extranjero de Documentos
Judiciales o Extrajudiciales en materia Civil y Comercial de La Haya, del 15 de noviembre de 1965;
arg. art. 12 de la propuesta de Reglamento del Parlamento Europeo y del Consejo relativo a la
competencia, la ley aplicable, el reconocimiento y la ejecucin de las resoluciones y los actos
autnticos en materia de sucesiones y la creacin de un certificado sucesorio europeo); como
tambin disponindose que no corran los plazos procesales para cuestionar por parte de los
mismos el pronunciamiento que se dicte o haya de ser dictado en la especie (art. 16 de la
Convencin sobre la Notificacin o Traslado en el Extranjero de Documentos Judiciales o
Extrajudiciales en materia Civil y Comercial de La Haya citada).
Ello as pues, la eventual resolucin de la apertura de la jurisdiccin internacional sucesoria en el
pas, al decidirse la competencia del juez que deba intervenir, debe estar acompaada de
resguardar en concreto, por elementales razones derivadas de la garanta del due process of
law emanada de las Convenciones y Tratados internacionales de los que Argentina es parte (art.
75 inc. 22 de la Const. Nac.), los derechos de aqullos que estn tambin llamados a suceder en el
patrimonio del causante eventualmente con igual o mejor vocacin sucesoria que la presentante-.
III. Por lo antes expuesto, por mi parte, propongo al Acuerdo de este Tribunal, que:1. Se declare
prematura la resolucin adoptada por la juez de grado; 2. Se notifique las presentes actuaciones al
resto de los herederos denunciados en autos; 3. Se suspenda el trmite de estos obrados hasta
treinta das hbiles posteriores a la notificacin de existir eventuales herederos residentes fuera de
la Repblica; 4. No precluyan los plazos procesales respecto de los mismos para cuestionar las
resoluciones adoptadas o que vayan a ser adoptadas por igual trmino al estipulado en el punto
precedente; 5. Se indaguen por la juez interviniente las normas que existan en el plexo normativo
vigente en el ltimo domicilio del causante a los efectos de determinar la efectiva jurisdiccin
competente para conocer en la sucesin del causante; 6. Se dicte nuevo pronunciamiento en la
oportunidad y forma antes sealada (arts. 10, 13, 90 inc. 7, 3284 del Cd. Civ.; 2 de la Convencin
Interamericana sobre Normas Generales de Derecho Internacional Privado, CIDIP II; 3 y cc. de la
Convencin Interamericana sobre Prueba e informacin acerca del Derecho Extranjero, CIDIP II; 3,
5, 15, 16 y cc. del Convenio sobre la Notificacin o Traslados en el Extranjero de Documentos
Judiciales o Extrajudiciales en materia Civil y Comercial de La Haya del 15 de noviembre de 1965;
arg. art. 517 del CPCC); 7. Sin imposicin de costas atento la forma de resolverse (arts. 68 y 69 del
CPCC).
As lo voto.
A la segunda cuestin planteada la Doctora Dabadie dijo:
Por mayora del Tribunal corresponde, revocar el auto apelado de fs. 29, decretando la
competencia del Juzgado de Paz Letrado del Partido de Villa Gesell para conocer en el juicio
sucesorio ab intestado de Hctor Palacios previo cumplimiento de la manda del Considerando III
de mi voto. Con costas en el orden causado (arts. 68 segundo prrafo del CPCC, 10, 11, 3283,
3598 Cd. Civil).
As lo voto.
Los seores jueces Doctores Canale y Hankovits adhirieron al voto precedente por sus
fundamentos.
Con lo que termin el presente acuerdo, dictndose la siguiente sentencia: Por mayora del
Tribunal, se revoca el auto apelado de fs. 29, se decreta la competencia del Juzgado de Paz
Letrado del Partido de Villa Gesell para conocer en el juicio sucesorio ab intestado de Hctor
Palacios previo cumplimiento de la manda del Considerando III (del voto de la mayora). Con
costas en el orden causado (arts. 68, 266, 267 segundo prrafo del CPCC, 10, 11, 3283, 3598
Cd. Civil; art. 15 Ac. 2514/92).
Regstrese. Notifquese. Devulvase.- F. A. Hankovits. M. R. Dabadie. S. R. Canale.


Neuspiel, Golda s. sucesin ab instestato
CNCiv., sala I, 30/03/95, Neuspiel, Golda s. sucesin ab instestato.
Documentos pblicos extranjeros. Autenticidad. Apostille. Convencin de La Haya
de 1961. mbito temporal activo y pasivo. Reglamento Consular: 229.
Admisibilidad de documentos legalizados por cualquiera de los sistemas.
Traduccin realizada en el extranjero. Inadmisibilidad. CPCCN: 123. Ley 20.305:
6. Reglamento de la justicia civil: 96. Traductor pblico nacional.
Publicado por Julio Crdoba en DIPr Argentina el 14/12/10, en ED 162, 590 y en Revista del
Notariado 841, abril-mayo-junio 1995, 382-387.
2 instancia.- Buenos Aires, 30 de marzo de 1995.-
Y vistos: para resolver respecto del recurso de revocacin con apelacin en subsidio de f. 60.
Considerando: la resolucin de f. 59, de conformidad con el requerimiento de la seora fiscal
obrante en la misma foja orden que los instrumentos extranjeros obrantes a fs. 16, 20, 24 y 28
fuesen legalizados ante el Ministerio de Relaciones Exteriores y Culto y traducidos esos y los
dems presentados en autos por traductor pblico nacional matriculado segn lo dispuesto por el
art. 6 de la ley 20.305.
A raz del pedido de reposicin, la fiscal solicit a fs. 61/2 su rechazo.
En la resolucin de fs. 63/5, el a quo procedi a un nuevo examen de los documentos extranjeros
presentados y, en su consecuencia, destac que los nicos presentados en debida forma fueron
los de fs. 1/3, partida de defuncin de Golda Neuspiel, 4/6, poder otorgado por Ernst Neuspiel a
Susana R. Glasserman y fs. 7/12, fotocopias certificadas del pasaporte, otros documentos de Gilda
(Golda) Kaftan de Neuspiel, mientras que los de fs. 13/6, partida de matrimonio; 17/20, partida de
nacimiento; 21/4, cambio de nombre y 25/8, partida de nacimiento, si bien poseen legislacin
[rectius: legalizacin] consular, carecen de la certificacin de la autenticidad exigida por el decreto
del 24 de julio de 1918 y el Reglamento Consular (art. 229), por lo que mantuvo el decisorio
recurrido, concediendo la apelacin.
En cuanto a la traduccin, mantuvo igualmente lo resuelto, con invocacin de lo dispuesto en la ley
20.305 y el art. 96 del reglamento del fuero.
Adicionalmente, la resolucin de fs. 63/5, advirtiendo que el poder de fs. 51/4 adolece de idnticas
deficiencias, por carecer de legalizacin y traduccin, declar nula la providencia de f. 55vta.,
primer prrafo, ordenando acreditar la personera invocada en debida forma.
Nuestro fiscal solicit a fs. 76/7 la confirmacin de lo resuelto en primera instancia.
Este tribunal abordar en primer trmino las cuestiones relacionadas con la autenticidad de los
documentos extranjeros cuestionados para luego referirse a la traduccin de todos los
acompaados.
La necesidad de asegurar la autenticidad de los documentos provenientes de extraa jurisdiccin
impuso la exigencia de las legalizaciones o autenticaciones (sobre la cuestin vase Goldschmidt,
Derecho Internacional Privado, 5 ed., Depalma, 1985, pg. 456 y Orchansky, Manual de
Derecho Internacional Privado, 2 ed., Plus Ultra, pgs. 550/1). Empero, tal procedimiento,
calificado con razn como complejo, lento y costoso (Uzal, La legalizacin de documentos
pblicos extranjeros, Su supresin por la Convencin de La Haya del 5 de octubre de 1961", ED,
129-697 y ss.), un importante obstculo a la fluidez del trfico externo (Elisa Prez Vera, Derecho
Internacional Privado Parte Especial, Tecnos, Madrid, 1980, pg. 306), al que entorpece
enormemente (Lecciones de Derecho Civil Internacional Espaol dirigida por Mariano Aguilar
Navarro, Universidad Complutense de Madrid, 1983, 2 ed. revisada, pg. 367), est siendo
paulatinamente reemplazado por las ratificaciones que se suceden a la Convencin de La Haya
sobre la materia. Empero, es evidente que coexisten en el mencionado trfico jurdico externo
documentos que cuentan con la apostille reglada por la mencionada convencin y otros carentes
de ella, presentndose unos y otros ante los tribunales, que han de resolver sobre su pretendida
autenticidad.
La apelante ha argido que la exigencia de legalizacin vulnera la convencin, y por tanto, el art.
31 de la Constitucin Nacional. Ello no es as, pues resultar necesario clarificar en qu casos,
pese a la vigencia de la convencin, tal legalizacin podr ser admitida o, en su caso, exigida.
Se ha dicho, y la opinin ha sido recogida en el dictamen del seor fiscal de cmara de f. 76, que la
convencin carece de efectos retroactivos, por lo que, encontrndose vigente para la Repblica
Argentina a partir del 18 de febrero de 1988, alcanza a todos los instrumentos suscriptos por los
pases signatarios con apostilles insertas con posterioridad a esa fecha (conf. Uzal, ob. cit., pg.
704, con mencin del dictamen 67 DGCOL de la Consejera Legal del Ministerio de RREE y Culto).
Empero, el argumento empleado en este ltimo para concluir que slo las apostillas emitidas por
las partes a partir del 18/02/88 podrn ser vlidamente aceptadas, que se funda en lo dispuesto en
el art. 12, segundo y tercer prrafo de la convencin, segn las cuales la misma tendr efecto slo
entre el Estado que ha adherido a ella y aquellos Estados Partes que no hayan formulado objecin
a tal adhesin durante un periodo de seis meses a contar desde que se produjo, a juicio de este
tribunal no resulta decisivo para resolver el punto. En efecto, cabe distinguir entre el comienzo de
la vigencia de la norma (mbito temporal activo) y el mbito temporal pasivo, que alude a cuantos
casos han de considerarse comprendidos o abarcados por aqulla luego de su entrada en
vigencia. Los convenios y tratados internacionales suelen dejar en claro el primero, mas no
siempre abordan el segundo. Por ejemplo, los Tratados de Montevideo de 1889 y 1939/40 se
refieren al primero, v. gr., arts. 68 y sigtes. del Tratado de Derecho Civil Internacional de 1889y 65
y siguientes del Tratado similar de 1940. En cuanto a las Convenciones de La Haya, hasta la
octava sesin tampoco suelen resolver el segundo problema. As, por ejemplo, las Convenciones
sobre Tutela, Divorcio, Efectos del Matrimonio, no precisan si habrn de aplicarse a las cuestiones
que se susciten despus de la vigencia de la convencin. S lo hacen las convenciones sobre la
competencia de las autoridades y la ley aplicable en materia de proteccin de menores; sobre los
conflictos de leyes en materia de forma de las disposiciones testamentarias; sobre la ley aplicable a
los regmenes matrimoniales y para regular los conflictos de leyes en materia de matrimonio (conf.
Ramn Vias Far, Unificacin del Derecho Internacional Privado, Bosch, Barcelona, 1978, pg.
68 y ss.). Por cierto que el problema no es idntico segn se trate de reglas de conflicto o de
normas materiales, pues slo en relacin con las primeras se plantean las peculiares cuestiones
que han dado lugar a numerosas teoras propias de la disciplina iusprivatista internacional (por
todos, ver Goldschmidt, ob. cit., pgs. 61 a 66 y Sistema formal de derecho de colisin en el
espacio y en el tiempo en Estudios iusprivatistas internacionales, U.N. de Rosario, 1969, pg.
283 y ss. y Paul Lagarde Le droit transitoire de rgles de conflit aprs les rformes rcentes du
droit de la famille en Travaux du Comit Franais de Droit International Priv, edicin del Centre
National de la Recherche Scientifique, Paris, 1980). S hay disposiciones especficas en la
Convencin sobre el reconocimiento y la ejecucin de sentencias extranjeras en materia civil y
comercial, concluida el 1 de febrero de 1971, cuyo art. 22, que integra el Cap. V (Acuerdo
complementario), determina que la convencin no se aplica a las decisiones dictadas antes de la
entrada en vigor del acuerdo complementario previsto en el art. 21, salvo si este acuerdo dispone
otra cosa. De manera similar, el art. 12 de la Convencin concerniente al reconocimiento y
ejecucin de decisiones en materia de obligaciones alimenticias respecto de los hijos, concluida el
15 de abril de 1958, establece que no se aplica a las decisiones dictadas antes de su entrada en
vigor. Sobre el sentido de esta expresin, ver la jurisprudencia europea contradictoria que cita
Vias Far (ob. cit., pgs. 73/4). Por el contrario, en su reemplazante, la convencin similar
concluida el 2 de octubre de 1973, sta es aplicable cualquiera que sea la fecha en la que la
decisin haya sido dictada, pero cuando haya sido dictada antes de la entrada en vigor de las
relaciones entre el Estado de origen y el Estado requerido, no ser declarada ejecutoria en este
ltimo Estado ms que para los pagos a realizar despus de la entrada en vigor (art. 24).
A falta de disposicin expresa que impida la aplicacin de la Convencin a los documentos
apostillados con anterioridad a su vigencia para el Estado receptor de documentos, cabe acudir a
una solucin del problema transitorio que mejor se compadezca con la finalidad de la convencin.
Desde ya que no ser razonable exigir que un documento debidamente legalizado y autenticado
segn el sistema anterior (para la Repblica Argentina, el que resulta del decreto del 24 de julio de
1918), sea presentado con apostilla, por la sola razn de que su presentacin en nuestro pas ante
una autoridad sea posterior a esa vigencia. Tal sera una retroactividad inaceptable que,
justamente, la convencin no impone. En cambio, qu hacer con documentos expedidos y
debidamente apostillados antes de su entrada en vigencia para nuestro pas?
Parece inadecuado, pese a que la apostilla, como tal, considerada suficiente garanta de
autenticidad para la convencin (arts. 3 y 5), exigir que tales documentos sean legalizados y
autenticados segn el sistema anterior. Esto as, teniendo en cuenta lo que antes se sealara
respecto de los inconvenientes que acarrea el trmite de que se trata, y a que la convencin tiene
por finalidad reconocida aliviar las engorrosas tramitaciones que deban efectuarse para dar
validez (rectius: autenticidad) a un documento extranjero (sala B de esta Cmara, interlocutoria del
6 de abril de 1989, [Mauri, Celso s. sucesin], LL 1989-E-392), finalidad que Aguilar Navarro
califica como liberadora y simplificadora que es necesario no desnaturalizar en su aplicacin (ob.
cit., pgs. 371 y 373/4), ya que ella ha procurado conciliar imperativos diversos como el garantizar
al que se quiera servir el documento los efectos buscados en cuanto a su valor, el no recaer en la
complejidad de que se trata de evitar y no hacer ms costoso el control de la sinceridad de su
origen (autor cit., ob. cit., pg. 369, con invocacin del Rapportque acompa al proyecto,
redactado por Yvon Loussouarn; en igual sentido, Uzal, ob. cit., pg. 698).
Se crearan, adems, no pocas dificultades a quien, portador de un documento proveniente de un
estado parte de la convencin se le exigiese, con posterioridad a su vigencia, el cumplimiento de
los trmites previos necesarios ante la autoridad extranjera para su legalizacin (autenticacin) por
la autoridad consular argentina (con la posterior intervencin del Ministerio de RREE y Culto), en
vez de su apostillado, particularmente teniendo en cuenta la categrica disposicin del art. 9 de la
convencin, segn el cual Cada Estado tomar las medidas necesarias para evitar que los
funcionarios diplomticos o consulares procedan a legalizar los documentos en los casos en que la
presente convencin los exime de esa formalidad.
En rigor, lo que se postula no es una aplicacin retroactiva, puesto que lo que la convencin regla
es el juzgamiento de la autenticidad, cosa que se lleva a cabo no cuando se expide el documento,
ni cuando se lo apostilla, sino cuando el juez o autoridad del Estado receptor del documento ha de
pronunciarse sobre el presentado.
En conclusin, para los documentos provenientes de pases ratificantes de la convencin,
presentados con posterioridad a su vigencia para la Repblica Argentina, cabe admitir, tanto
aquellos que acrediten su autenticidad mediante la apostille reglada por aqulla, cualquiera fuere
la fecha de su colocacin en el instrumento, como los que estn acompaados de la legalizacin
reglada en el decreto del 24 de julio de 1918. Como los cuestionados por el auto apelado carecen
de uno u otro modo de demostrar su autenticidad, lo resuelto ha de mantenerse, con el alcance de
que los documentos del caso podrn ser presentados en cualquiera de esas formas. Claro est
que como a los que han sido observados por el juzgado slo les falta la intervencin del Ministerio
de Relaciones Exteriores y Culto, pues cuentan con la de la autoridad consular argentina en Israel,
a la parte le resultar ms sencillo obtener la autenticacin del ministerio indicado antes que la
apostilla.
En lo que atae a la traduccin, no resulta aceptable el argumento de la apelante relativo al costo
que implica una doble traduccin, ante la categrica exigencia que sobre documentos presentados
en idioma extranjero contienen el art. 6 de la ley 20.305, el art. 123 del cdigo procesal y el art. 96
del reglamento para la justicia nacional en lo civil.
La exigencia se relaciona con la responsabilidad del traductor, pues la traduccin se asemeja a
una pericia (cfr. Alicia Perugini de Paz y Geuse, La validez y circulabilidad del poder de
representacin notarial, Depalma, Buenos Aires, 1988, pgs. 107/8; Goldschmidt, ob. cit., pgs.
457/8). No es este el caso salvo la certificacin de f. 7, relativa a copias de documento de identidad
y pasaporte en el que el instrumento extranjero ha sido otorgado en idioma castellano o en
castellano y otro idioma por la propia autoridad o notario actuante en el extranjero, supuesto en el
que este tribunal no consider aplicable la exigencia (sentencia interlocutoria del 9 de marzo de
1990 en autos Frederick Parker Limited c. Villa, o Villa y Egeapublicada en Noodt Taquela
Derecho internacional privado, pgs. 104/111), oportunidad en la que destacamos que no caba
considerarla una traduccin, as como que la cuestin relativa a la presuncin de legalidad de los
instrumentos pblicos extranjeros sobre el cumplimiento de la ley local caba extenderla a la
posibilidad de la autoridad extranjera de otorgar el instrumento en otro idioma que el propio, o en
ambos. Por ello, tambin en este aspecto la decisin apelada ha de ser confirmada, ya que las
traducciones acompaadas, efectuadas por notario israel, no son el documento original otorgado
en castellano. Por el contrario, las partidas pertinentes estn slo en hebreo.
Pretender el mrito de la declaratoria de herederos que se habra dictado en Israel es hacer de la
cuestin supuesto, ya que se trata de uno de los documentos cuestionados por falta de traduccin.
Por lo dems, ha de advertirse que no se ha postulado el reconocimiento de esa sentencia
extranjera, en cuyo caso habra de cumplirse con el procedimiento correspondiente (art. 517 y ss.,
aplicables tambin al reconocimiento), como tampoco, al menos hasta ahora, invocado
expresamente su posible valor como documento a los efectos de acreditar los vnculos de que se
trata.
Ciertas consideraciones adicionales han de hacerse en relacin al instrumento (poder) de fs. 67/71,
cuyos originales se desglosaron de fs. 50 bis/64, respecto del cual el primer proveyente seal a
fs. 64 vta./65 que adolece de las apuntadas deficiencias pues no se encuentra debidamente
legalizado ni traducido. Aadi queprima facie no surge que el actuario interviniente hubiese
certificado la firma de uno de los intervinientes en el acto como poderdantes. Ha de advertirse que
las actuaciones de fs. 53 y 54 no son el otorgamiento del poder, sino la presentacin de un notario
del Estado de Florida (EUA) para su traduccin, por uno de los poderdantes del instrumento de fs.
50 bis/51, otorgado con intervencin del Cnsul de Israel en Miami.
Por lo expuesto, el tribunal resuelve: confirmar, con los alcances sealados, la resolucin apelada
y la que la mantiene. Regstrese, notifquese y devulvase.- J. M. Ojea Quintana. D. M. Borda. E. L.
Ferm.


Far Eastern Shipping Company c. Arhehpez
CFed. Apel., Mar del Plata, 04/12/09, Far Eastern Shipping Company c. Arhehpez
S.A. s. ejecucin de laudo arbitral.
Reconocimiento y ejecucin de laudo extranjero. Contrato de fletamento. Arbitraje
con sede en Londres. Convencin de Nueva York 1958. Requisitos. Traduccin.
Traductor oficial, traductor jurado o agente diplomtico o consular. Autenticidad del
laudo. Orden pblico internacional. Rechazo de la ejecucin.
Publicado por Julio Crdoba en DIPr Argentina el 12/02/10 y en El Dial 29/12/09.
2 instancia.- Mar del Plata, 04 de diciembre de 2009.-
Vistos: Estos autos caratulados: "Far Eastern Shipping Company c. Arhehpez S.A. s. ejecucin de
laudo arbitral" Expediente N 9.716 del registro de la Secretara Civil de este Tribunal, procedente
del Juzgado Federal N 4, Secretaria N 3 (Expediente N 44.112).
Y considerando:
El Dr. Ferro dijo:
Que arriban estas actuaciones a la Alzada, en virtud del recurso de apelacin en subsidio incoado
contra la resolucin de fs. 122 y el provedo de fs. 135, en cuanto tuvo por promovida la ejecucin
del laudo arbitral y dispuso el control y diligenciamiento del mandamiento acompaado y el de
apelacin de fs. 232, en contra de la decisin de fs. 225/9 que mand a llevar adelante la
ejecucin, hasta tanto el deudor haga ntegro y efectivo pago de las sumas all establecidas.
Sendos recursos, interpuestos por la demandada, han sido fundados en los escritos acompaados
a fs. 167/180 y 233/247 respectivamente.
Que los agravios vinculados al primer recurso critican la omisin del exequtur por parte del Sr.
Juez a quo, requisito insoslayable para preservar la soberana expresada en la organizacin del
Poder Judicial de la Nacin, por lo que en razn del error de procedimiento y el consecuente
estado de indefensin en que se encuentra su parte, solicita la nulidad del auto que ordena trabar
embargo sobre bienes de la demandada y se la cita de venta para que oponga excepciones.
El restante recurso, critica la afirmacin del a quo a travs de la cual sostiene que laConvencin de
Nueva York de 1958 excluye el trmite del exequtur. Y refiere a la confusin entre el contrato de
fletamento y la clusula arbitral en la que habra incurrido el juzgador de la instancia anterior. Al
respecto, expresa que su parte acept la existencia del primero, pero neg enfticamente la
sumisin al fuero arbitral e indica que el juez yerra al estimar pactado el arbitraje sobre la base de
un fax que ha sido desconocido en su autenticidad, como en su recepcin.
Objeta tambin, que no se hayan valorado las serias objeciones formuladas por su parte
vinculadas al aspecto formal de la documentacin acompaada por la contraria.
Indica que lo resuelto en la instancia inferior, afecta la garanta de defensa en juicio, sustrae el
caso del conocimiento de los jueces naturales y lo somete a un hipottico juez privado que no () ha
sido aceptado. Por ello, solicita se revoque la sentencia recurrida, se declare la nulidad de la
misma y se dicte nueva sentencia por juez hbil, con costas.
Concedidos los recursos interpuestos, conferidos los traslados correspondientes y contestados los
agravios por la contraria conforme los trminos que ilustra su escrito de fs. 249/70, fueron elevadas
las actuaciones a este Tribunal, quedando a fs. 275 estos autos en condiciones de resolver.
Examinadas las presentes actuaciones y adentrndome al estudio del primero de los recursos
interpuestos por la demandada, adelanto mi opinin en el sentido de confirmar la sentencia de
grado por los motivos que a continuacin expongo.
La cuestin esencial, se centra en determinar si asiste razn al demandado en cuanto denuncia la
nulidad del procedimiento impreso a la presente causa, por omisin del trmite del exequtur.
Veamos. Far Eastern Shipping Company (FESCO) promovi este juicio ante los tribunales
argentinos, a fin de obtener la ejecucin del laudo arbitral dictado en la ciudad de Londres, el 1 de
octubre de 2003 de conformidad a la ley de arbitraje de 1996, mediante el cual se conden a
Arhehpez S.A. (fletadores) a pagar al actor (propietarios), la suma de dlares estadounidenses
ciento veintisiete mil con veinte, con ms el inters correspondiente a una tasa del 4% anual
capitalizable trimestralmente, a partir del 26 de noviembre de 2000, o sea, un mes luego de
completada la descarga, hasta la fecha en que los fletadores efectivicen el pago de dicha suma a
los propietarios.
Cuestin que incluye el laudo arbitral respecto a las costas, fechado el 27/02/2004 en aquella
ciudad, por la suma de 5,917,65 con ms intereses a una tasa del 5% anual capitalizable
trimestralmente, con efecto a partir de la fecha del presente laudo hasta que los fletadores
efectivicen el pago total de dicha suma a los propietarios. Y el pago de las costas de ese laudo de
costas, fijado en la suma de 510 siempre que si en primera instancia los propietarios pagaran las
costas de este laudo, o parte de ellas, tendrn derecho a su inmediato recupero por parte de los
Fletadores, con ms el inters del 5% anual capitalizable trimestralmente, con efecto a partir de
fecha en la que los Propietarios efectuaron el pago hasta el momento de su reintegro por parte de
los Fletadores (v. fs. 111/115).
Todo ello derivado de una controversia sobre la existencia de una deuda surgida del contrato de
fletamento del buque "Kraskino", celebrado entre FESCO y Arhehpez S.A., el 6 de julio del 2000.
Habilitada la instancia y declarada la competencia del Juzgado Federal N 4 de esta ciudad, el
magistrado de grado tuvo inmediatamente por reconocida y promovida la ejecucin de laudo
arbitral, conforme los arts. 500 y 519 bis del CPCCN; automticamente libr mandamiento de
embargo y citacin de venta en contra de Arhehpez S.A. para cubrir la suma de pesos ($
492.135,37), con ms la de pesos ($ 246.068) para responder a intereses, costas y actualizacin
monetaria. Diligenciado el mandamiento, fue trabado el embargo conforme del acta de fs. 138.
Ante ello, compareci Arhehpez S.A. solicitando la nulidad y/o revocatoria del auto referido ut
supra y el levantamiento del embargo indebidamente trabado sobre sus bienes. Indic que se dio
curso a la ejecucin del laudo, omitiendo el paso previo del exequtur. Afirm que su parte se halla
en indefensin, pues no podr hacer valer las defensas que pretenden despojar al ttulo de
eficacia, motivo por el cual se debe declarar nulo el auto que orden trabar embargo sobre sus
bienes y lo cit de venta. En subsidio, Arhehpez S.A. interpuso apelacin.
Conferido el traslado correspondiente, el a quo decidi el rechazo del planteo de nulidad sobre la
base que no resulta necesario el exequtur por existir una convencin internacional aplicable al
presente (de Nueva York de 1958).
En este marco, fue concedida la apelacin subsidiaria y encontrndose la misma pendiente de
resolucin, procede expedirme al respecto.
Conviene recordar que la expresin exequtur (voz latina que significa "ejectese"), es definida por
el diccionario de la lengua espaola como: "Reconocimiento en un pas de las sentencias dictadas
por tribunales de otro Estado" y entre las acepciones de este vocablo, doctrinalmente se
mencionan las de "visto bueno" y la de incorporacin de la sentencia extranjera al orden jurdico
nacional.
Al respecto, la sala G de la Cmara Nacional Civil ha sostenido que constituye el exequtur, el
paso previo para poder proceder a la ejecucin de la sentencia extranjera, no siendo su objeto la
relacin jurdica sustancial que motivara el proceso, sino la decisin o fallo extranjero en s mismo,
a travs de un examen de ndole procesal tendiente a verificar su idoneidad para producir efectos
ejecutorios en el pas.
Con anlogo lineamiento, el Alto Tribunal ha sostenido la naturaleza declarativa del mentado
procedimiento, indicando que la conversin en un ttulo ejecutivo para que se admita como tal en
nuestro territorio a travs del exequtur, no conlleva en s mismo discusin patrimonial alguna.
En este marco, slo se requiere en principio- el exequtur cuando se trata de sentencias de
condena, por lo que puede ser necesaria la ejecucin forzada en un Estado distinto de aquel en el
cual fueron dictadas.
Ahora bien, en un mundo globalizado como el actual es muy frecuente que en los contratos
internacionales las partes pacten que las controversias que pudieren suscitarse respecto de la
celebracin, validez, interpretacin, ejecucin y consecuencias de su incumplimiento sean
resueltas recurriendo a las vas de arbitraje; de hecho, el arbitraje internacional constituye el
mtodo de solucin de disputas por antonomasia.
A pesar de ello, el Cdigo adjetivo en su versin original no contemplaba expresamente la
posibilidad de ejecutar en el pas los laudos dictados por tribunales arbitrales extranjeros.
En esa relacin, Boggiano destaca que frente a esa omisin del legislador surga la duda acerca de
si realmente no haba querido deliberadamente incluir normas al respecto, o si ello se deba a que
entenda que era innecesario, pues las sentencias arbitrales quedaban equiparadas sin ms a las
sentencias judiciales; esta ltima interpretacin encuentra sustento en el art. 499 menciona a la
sentencia de un tribunal judicial o arbitral- y tambin, pues ante la naturaleza jurisdiccional del
laudo arbitral en el Derecho procesal argentino, no sera razonable su exclusin de los tipos
legales de aquellas normas.
Con idntico temperamento, la Corte Federal afirm que las sentencias arbitrales regularmente
pronunciadas tienen el valor y los efectos de las sentencias judiciales, pues los rbitros de derecho
proceden y determinan conforme a las leyes, observando los trmites que ellas prescriben, como
los jueces ordinarios (v. Fallos 225:135 (Pacheco Santamarina de Bustillo, Susana Carlota c. Caf
Paulista) y 22:371 (Bruce, David c. De las Carreras, Ernesto)).
Ante ello, no exista duda del carcter jurisdiccional de la actividad arbitral resultando, a mi juicio,
aplicables a los laudos arbitrales forneos los mismos principios que rigen a las sentencias de
tribunales extranjeros.
Ahora bien, qu acontece y cul es el rgimen aplicable cuando tratndose de un laudo arbitral
dictado en un pas extranjero que pretende ejecutarse en el territorio de la Repblica Argentina,
existe un tratado internacional al respecto.
Por imperio del art. 519 bis del CPCCN, ha quedado definitivamente zanjada tal cuestin, en la
forma expuesta precedentemente. Al igual que cuando se trata de la ejecucin de una sentencia
extranjera, es necesario analizar nuestra legislacin pues vara la solucin segn existan o no
tratados internacionales. En caso afirmativo, deben aplicarse las reglas que surgen de ellos y slo
si no los hubiera, habr de cumplirse con los requisitos establecidos por el art. 517, a los que
remite el mentado art. 519 bis.
As, el sub lite se encuentra regulado por la "Convencin de la ONU sobre Reconocimiento y
Ejecucin de Sentencias Arbitrales Extranjeras", adoptada por la Conferencia de la ONU en 1958
en Nueva York y suscripta por la Repblica Argentina el 26 de agosto de 1958, entre otros
numerosos pases entre los cuales se encuentra el Reino Unido de Gran Bretaa.
Ello significa la introduccin automtica de sus disposiciones a nivel local y nacional, desplazando
la aplicacin de las normas en materia de reconocimiento y ejecucin de laudos arbitrales
extranjeros contenidas en los cdigos procesales nacional y provinciales.
De all que resulta acertado lo sostenido por el magistrado de grado, en cuanto seal que en el
caso de marras no era necesario el exequtur y que resultaba aplicable la Convencin de Nueva
York de 1958. Por ende, debe desestimarse la apelacin incoada a ese respecto.
Ahora bien, no corre igual suerte el procedimiento escogido por el Sr. Juez a quopara dar curso a
las presentes actuaciones, ni las soluciones por l propiciadas que han sido oportunamente
cuestionadas.
Veamos. De las constancias de la causa surge que el decisorio de fs. 122, puesto en crisis, por
medio del cual se tuvo por reconocida y promovida la ejecucin de laudo arbitral y se libr
mandamiento de embargo y citacin de venta contra Arhehpez S.A. con base en los arts. 500 y
sigs. del CPCCN que refieren a la ejecucin de transacciones o acuerdos homologados, de multas
procesales y cobro de honorarios en concepto de costas y luego en el 519 bis del ritual, extremos
que no guardan relacin con el caso de marras ni se compadecen con los antecedentes que lo
motivan; por el contrario, denota un error de derecho procesal, dando origen a un auto que alude a
cuestiones ajenas al objeto de este proceso, al punto de generar un pronunciamiento en abierta
trasgresin al art. 34 inc. 4to. del CPCCN que establece el deber del juez de fundar las sentencias
bajo pena de nulidad, respetando la jerarqua de las normas vigentes y sobre todo- el principio de
congruencia.
En efecto, en el sub judice se ha quebrantado la unidad lgica que necesariamente debe observar
toda sentencia puesto que el objeto de autos est circunscripto a la ejecucin de un laudo arbitral
extranjero, fundado en las disposiciones de la "Convencin sobre el Reconocimiento y Ejecucin
de las Sentencias Arbitrales Extranjeras" de Nueva York de 1958, ratificada por el Reino Unido y
por la Repblica Argentina (fs. 111, pto. I "objeto" y 115 vta., pto. V "derecho"), y no en las normas
del ttulo I "Ejecucin de Sentencias", Captulo I "Sentencias de Tribunales Argentinos" sobre
ejecucin de "otros ttulos ejecutables" como refiere el art. 500 y ss. del CPCCN, normas en las
que se apoyara, desacertadamente, el a quo para decidir el reconocimiento y promocin de un
laudo arbitral extranjero.
Peor an, en plena vulneracin del derecho de defensa que le asiste a la contraria el juez de la
instancia anterior ha tenido por reconocida en forma automtica- la ejecucin de un laudo arbitral
extranjero, sin correr traslado de la demanda y sin expedirse sobre el cumplimiento de los
requisitos extrnsecos e intrnsecos de la Convencin sobre Reconocimiento y Ejecucin de
Sentencias Arbitrales Extranjeras, de Nueva York 1958, que reconoce aplicable al sub lite y a lo
que me referir luego, pero sorprendentemente dispone librar mandamiento de embargo y citacin
de venta en base a las normas del juicio ejecutivo.
No obstante la afectacin del derecho de defensa referida, debo aadir que el a quoha dispuesto
un embargo contra bienes de la demandada y que si bien es cierto que toda cautelar se dicta
inaudita parte, tal medida no se halla comprendida, ni contenida en la Convencin de Nueva York
de 1958, normativa que por otro lado, el propio Juez a quo la aplic en oportunidad de desestimar
la nulidad por omisin del exequtur formulado por la demandada.
Extremos estos, entonces, que determinan la nulidad del auto de fs. 122 y de los actos que en su
consecuencia se ordenaron por violacin al principio de congruencia, comprensivo del debido
proceso legal y derecho de defensa en juicio, todos ellos de raz constitucional y que imponen el
dictado de un nuevo pronunciamiento acorde a derecho y a los antecedentes fcticos promotores
delsub lite (art. 253 CPCCN).
Sentado lo anterior, he de adentrarme a la cuestin vinculada al cumplimiento de las formalidades
exigidas por la Convencin de Nueva York de 1958.
Tal como lo seal precedentemente, en la especie resulta aplicable el procedimiento contemplado
en la Convencin sobre el Reconocimiento y Ejecucin de las Sentencias Arbitrales aprobada y
ratificada por la Repblica Argentina y por el Reino Unido de Gran Bretaa, en lo que aqu interesa.
Es as que el art. 1. inc. 1 dispone: "La presente Convencin se aplicar al reconocimiento y la
ejecucin de las sentencias arbitrales dictadas en el territorio de un Estado distinto de aquel en que
se pide el reconocimiento y la ejecucin de dichas sentencias y que tenga su origen en diferencias
entre personas naturales o jurdicas. Se aplicar tambin a las sentencias arbitrales que no sean
consideradas como sentencias nacionales en el Estado en el que se pide su reconocimiento y
ejecucin".
Por su parte el art. 3 establece: "Cada uno de los Estados Contratantes reconocer la autoridad de
la sentencia arbitral y conceder su ejecucin de conformidad con las normas de procedimiento
vigentes en el territorio donde la sentencia sea invocada con arreglo a las condiciones que se
establecen en los artculos siguientes".
Procede entonces verificar si el laudo arbitral sometido a reconocimiento rene los recaudos
extrnsecos e intrnsecos, exigibles por la Convencin de Nueva York aprobada por la Repblica
Argentina mediante la ley 23.619, arts. 4 y 5 respectivamente. Y mi respuesta, es negativa.
En lo que concierne al idioma empleado que es el correspondiente al pas en que se invoca la
sentencia, se debi presentar una traduccin que es menester sea efectuada y certificada por un
traductor oficial o un traductor jurado o por un agente diplomtico o consular; en autos, tales
requisitos no fueron cumplimentados pues la traduccin ha sido efectuada por una traductora
privada, quien ms all de sus idoneidades personales o profesionales que pudiere ostentar sobre
la materia, no rene aquellas condiciones; ms an, ella acta conforme las previsiones de la ley
20.305 que la autorizan para traducir en el mbito de Capital Federal.
Por lo dems, dicha norma establece en su art. 6 que: "Todo documento que se presente en
idioma extranjero ante reparticiones, entidades u organismos pblicos, judiciales o administrativos
del Estado Nacional, de la Municipalidad de la Ciudad de Buenos Aires, o del Territorio Nacional de
la Tierra del Fuego, Antrtida Argentina e Islas del Atlntico Sur, debe ser acompaado de la
respectiva traduccin al idioma nacional, suscripta por traductor pblico matriculado en la
jurisdiccin donde se presente el documento".
Obvio es de sealar que la jurisdiccin donde se ha presentado esa traduccin es diferente a la
Capital Federal, pues se trata en la especie de una exposicin para ante la jurisdiccin federal.
Cuadra aadir, que en todas las constancias traducidas, acorde aquella norma legal, el Colegio de
Traductores de la Ciudad de Buenos Aires certifica y legaliza solo la firma y sello de la traductora
interviniente, pero no en lo que hace al contenido del documento que debera determinarse como
lo exige el art. 4.1 y 4.2 de la Convencin de Nueva York de 1958.
Valga apuntar adems, que en lo que concierne al supuesto rbitro, Clive Aston, designado por los
propietarios y que fuera quien dictara el laudo que se pretende ejecutar, su firma no se encuentra
ni certificada, ni legalizada por autoridad diplomtica alguna. Vale hacer mencin que cuando la
Convencin habla de autenticidad, con ello se tiende a determinar la autenticidad y acreditacin de
la calidad invocada a los fines que haga fe pblica.
Y a mayor abundamiento, para concluir este voto, debo recalcar que para que dicho laudo
extranjero tenga fuerza ejecutiva debe estar en las condiciones de reconocimiento y autenticidad y
a los criterios de control que fijen las normas nacionales e internacionales aplicables al caso
(Convencin de Nueva York de 1958 y Convencin de la Haya), y si no estuviesen cumplidos los
recaudos formales all dispuestos, cosa probada en estos actuados, debe estarse tambin a lo
dispuesto en el art. 517 inc. 3 y 4 del CPCCN, asimismo incumplidos.
Habida cuenta que, a mi juicio, existen yerros procesales y formales en la apreciacin de las
condiciones y requisitos exigidos para la ejecucin de un laudo arbitral extranjero, corresponde que
el Sr. Juez a quo encuadre el presente expediente dentro del contenido de las normas que regulan
especficamente tal controversia, tal la Convencin de Nueva York de 1958 y se resguarde el
derecho de defensa de la parte demandada.
Sin perjuicio de la presencia de nulidades en el desarrollo de este proceso de ejecucin de un
laudo extranjero, no procede declarar la nulidad de los pronunciamientos recurridos puesto que los
agravios del recurrente tuvieron adecuado remedio en el recurso de apelacin incoado (art. 256
CPCCN).
Por todo lo expuesto, propongo al Acuerdo se confirme la decisin del a quo en cuanto desestima
el planteo de nulidad propuesto por la demandada respecto del exequtur, con costas, se revoque
la resolucin de fs. 225/229, pto II, debiendo el a quo reencausar el proceso conforme la
Convencin de Nueva York de 1958, adecuando los aspectos relacionados con la legalizacin y
certificacin de la documentacin base de esta ejecucin de laudo arbitral extranjero, con costas a
la perdidosa y se revoque el auto de fs. 122, 4 prrafo y se levante el embargo oportunamente
trabado a la firma Arhehpez S.A., sin costas (arts. 68, 517, 519 bis del CPCCN y arts. I, III, IV y V
de la Convencin de la ONU sobre Reconocimiento y Ejecucin de Sentencias Arbitrales
Extranjeras", de 1958 en Nueva York.
Tal es mi voto.
El Dr. Tazza dijo: Que por sus fundamentos adhiero al voto precedente del Dr. Jorge Ferro.
Tal es mi voto.
Por lo expuesto, este Tribunal resuelve:
I- Confirmar la decisin del a quo en cuanto desestima el planteo de nulidad propuesto por la
demandada respecto del exequtur, con costas (art. 68 del C.P.C.C.N.).
II- Revocar la resolucin de fs. 225/229, pto II, debiendo el a quo reencausar el proceso conforme
la Convencin de Nueva York de 1958, adecuando los aspectos relacionados con la legalizacin y
certificacin de la documentacin base de esta ejecucin de laudo arbitral extranjero, con costas a
la perdidosa (art. 68 del C.P.C.C.N.).
III- Revocar el auto de fs. 122, 4 prrafo y ordenar el levantamiento del embargo oportunamente
trabado a la firma Arhehpez S.A., sin costas (arts. 68, 517, 519 bis del CPCCN y arts. I, III, IV y V
de la Convencin de la ONU sobre Reconocimiento y Ejecucin de Sentencias Arbitrales
Extranjeras", de 1958 en Nueva York.
Regstrese. notifquese y devulvase.- J. Ferro. Tazza.

Somoza, Silvia c. Bustelo, Elena s. peticin de herencia. SCBA
SCBA, 08/11/00, Somoza, Silvia S. c. Bustelo, Elena s. peticin de herencia y
beneficio.
Matrimonio celebrado en el extranjero (Mxico). Matrimonio por poder. Inscripcin
en Argentina. Muerte de un cnyuge. Sucesiones. Peticin de herencia. Falsedad
de la partida de matrimonio. Rechazo. Prueba del matrimonio. Derecho aplicable.
Lugar de celebracin. Constancias del Registro Civil. Partida. Testigos.
La sentencia fue confirmada por la Corte Suprema.
Publicado por Julio Crdoba en DIPr Argentina el 07/03/07 y en LLBA 2001, 937.
Dictamen de la Procuracin General
I- La cmara segunda de apelacin sala 2- del departamento judicial La Plata confirm la sentencia de
primera instancia que, a su turno y en lo que interesa destacar-, rechaz la demanda promovida por Silvia S.
Somoza contra Elena Bustelo por redargucin de falsedad y peticin de herencia (fs. 583/587).
II- Contra este fallo se alza la parte actora por apoderado- mediante recurso extraordinario de inaplicabilidad
de ley (fs. 590/609).
Denuncia arbitrariedad y violacin de los principios de congruencia y sana crtica (art. 163 CPCC. Bs. As.), as
como de los arts. 17 y 18 de la CN (fs. 592 vta., 606 y ss.).
Expresa el quejoso que, para adoptar la postura reseada, el tribunal a quo ha incurrido en una errnea
apreciacin del material probatorio.
Ello as, desde el momento que consider a la respuesta brindada por las autoridades mexicanas en el punto
d) del exhorto obrante a fs. 346 como referida al certificado de matrimonio impugnado obrante a fs. 278/279,
cuando en realidad la respuesta vertida en el punto sealado estaba dirigida a acreditar tal como se lo
requiere en fs. 337 vta.- la autenticidad de la certificacin obrante a fs. 339 la cual expresa que el certificado
matrimonial en cuestin no se corresponde con asiento alguno obrante en la oficina de registro de tales actos-
(fs. 592 vta. y ss.).
Este error en la apreciacin de los constancias objetivas obrantes en autos en el que tambin incurre el fiscal
de primera instancia en su intervencin de fs. 488 y que fuera puesto de relieve por el juez de primera
instancia en fs. 504- "descalifica totalmente a la sentencia recurrida", segn expresiones del quejoso, por
violar los principios de congruencia y de la sana crtica (fs. 592), calificndola, en definitiva, de arbitraria (fs.
606 vta.).
El agravio descripto resulta esencial desde el momento que "toda la demanda est basada en la falsedad del
certificado de matrimonio y la inexistencia de correlacin entre ste y el asiento correspondiente del libro de
matrimonios" (fs. 592 vta.).
Por ello, las dems violaciones a la ley o doctrina legal denunciadas en el recurso (resumidas en los ptos. "b"
a "f" de fs. 606 a 608 vta.) sin perjuicio de su atendibilidad- resultan condicionadas al resultado de la cuestin
apuntada "supra".
Estimo que asiste razn al recurrente.
III. Debo dejar sentado liminarmente- que el recurso incumple ciertas pautas formales, cuales son la
ausencia de toda mencin expresa del "absurdo" y la falta de cita de los artculos del CPCC. Bs. As. referidos
a la apreciacin de la prueba.
An conociendo lo estricto del criterio de V.E. en punto al cumplimiento de tales formalidades, considero
luego del exhaustivo anlisis de las cuestiones que en este caso se debaten y atento la trascendencia de las
mismas- que corresponde superar tales escollos procedimentales, evitndose as la configuracin de un
excesivo rigorismo formal frustratorio del acceso a la justicia (art. 15 Const. prov.).
El recurrente hace expresa mencin de la figura de la "arbitrariedad" emparentada al absurdo- y, lo que es
ms determinante, prueba acabadamente a mi criterio- el error palmario en la apreciacin de las constancias
objetivas de la causa, lo que configura aunque no lo nombre as- absurdo valorativo (en ese sentido, Sup.
Corte Bs. As., Ac. 29.449 citado por Hitters en "Tcnica de los recursos extraordinarios", p. 360).
En lo que hace al dficit de cita legal, adhiero al criterio de Hitters: "cuando la corte rompe la barrera del
derecho y entra en los hechos a travs del absurdo no debera pedirle al recurrente que nombre artculos
rituales, pues en ese caso el rgano casatorio no controla la aplicacin del derecho, sino la apreciacin de los
hechos y las probanzas. Requerir referencia precisa a normas positivas significa no comprender el problema y
confundir el error fctico con el derecho" (op. cit., p. 359).
Con lo dicho y atento reitero- la especial entidad del agravio trado, estimo que V.E. debe considerar
admisible el presente recurso extraordinario de inaplicabilidad de ley.
IV- La esencia del debate en el presente pleito se circunscribe a la determinacin de la validez del certificado
matrimonial obrante a fs. 278, segn el cual la demandada habra contrado nupcias mediante apoderados-
con el Sr. Toms J. Somoza el 6/3/1958 en Mxico.
Ello as, pues el mismo ha dado lugar al acta respectiva del registro provincial de las personas (fs. 275/277), a
partir del cual se han expedido tanto el certificado de matrimonio de fs. 76 como la libreta de familia de fs. 107
y, al fallecimiento del Sr. Somoza, determin que se declarara nica y universal heredera del mismo a la Sra.
Bustelo (ver fs. 110).
La actora sobrina del causante- intenta demostrar la inexistencia de la celebracin del matrimonio entre el Sr.
Somoza y la demandada, para que de ese modo- queden sin efecto todos los actos a que el certificado
tachado de falso di lugar. En especial, la declaratoria de herederos mencionada, quedando de esta forma la
Sra. Somoza como nica heredera del causante.
Pues bien, a los efectos de determinar la veracidad de lo testimoniado por el certificado de marras, obra en
autos una prueba de esencial trascendencia, cual es el informe de autoridades mejicanas tramitado por va de
exhorto (fs.332/351).
Es justamente la valoracin del contenido de esta pieza probatoria por parte de la cmara lo que ha motivado
el agravio de la parte recurrente (fs. 591 vta. y ss.).
El exhorto contiene, en sntesis, tres requerimientos:
a- Se informe la existencia del asiento, en el registro civil mejicano respectivo, de la inscripcin del matrimonio
de que da cuenta el certificado impugnado de fs. 278 (fs. 337, pto. 1, "a", "b", "c" y "e");
b- Se informe de la autenticidad de la constancia de fs. 339, emanada de un funcionario mejicano solicitada
por la parte actora a los fines de acompaar con la demanda- que seala la inexistencia de todo registro del
matrimonio que supuestamente habra celebrado la demandada. Tal constancia se acompa con el exhorto
(fs. 337 vta., pto. 1, "d");
c- Se remita copia de la normativa relacionada al caso (fs. 337 vta., pto. 2).
De estos puntos, nos interesan los sealados con las letras "a" y "b".
Al requerimiento indicado en el pto. a, la respuesta fu rotundamente negativa: no existe en el registro civil
mejicano de marras constancia alguna de la celebracin del matrimonio de que da cuenta el certificado
impugnado, ni en el libro "dos" que en l se indica (por no existir tal libro "dos", ver fs. 278) ni en ningn otro
libro de la dependencia (ver fs. 346).
En lo que hace al punto b, responde que la constancia de fs. 339 (no el certificado de fs. 278) es autntica por
existir copia al carbn de la misma en el minutario de oficios de la coordinacin del registro civil del estado de
Tlascala (fs. 346, pto. "d").
Ahora corresponde observar cmo la alzada ha meritado la informacin aludida.
En fs. 584 expres liminarmente- que "el instrumento en cuestin es el certificado del acto del registro civil
del estado de Tlaxcala, de la que surgira la celebracin del matrimonio de la accionada con el causante, cuya
copia se encuentra glosada en autos a fs. 278/279".
Y, a rengln seguido, seala que "con relacin a dicho certificado se desprendera del informe obrante a fs.
346, que en el minutario de oficios de la coordinacin del registro civil del estado de Tlascala, `existe copia al
carbn del certificado que se adjunta al exhorto y que despus de cotejar tanto el contenido del mismo como
las firmas, resulta idntico el certificado de referencia ()'" (el resaltado me pertenece) (fs. 584/vta.).
La alzada yerra tal como lo apunta el recurso- al considerar que cuando la autoridad mejicana habla de la
autenticidad de la constancia de fs. 339, est refirindose al certificado de matrimonio de fs. 278/279.
La consecuencia de esta errnea concepcin del "a quo" es tener por existentes en autos constancias que
sealan la "autenticidad" del certificado de matrimonio impugnado cuando toda la prueba adunada habla de
la inexistencia del referido acto matrimonial-.
De all que el fallo en crisis exprese: "la prueba negativa producida en autos en cuanto a la inexistencia del
acta de matrimonio respectiva, resulta insuficiente de por s para restar validez a la documentacin certificante
de la existencia de dicho acto. Es que el conflicto que pudiera existir en virtud de tales constancias
contradictorias es una cuestin que slo puede dirimirse conforme a las normas que contengan los
ordenamientos legislativos vigentes en el lugar del otorgamiento del acto ()" (fs. 585).
Es as que error mediante- resuelve, por considerar que la cuestin es dirimible en la jurisdiccin mejicana,
confirmar el rechazo de la demanda (fs. 586 vta.).
Las normas de derecho internacional privado contenidas en nuestro ordenamiento civil, en punto a la forma de
los actos jurdicos, nos indican que la misma ha de ser regida por la ley del pas donde los actos o
instrumentos se hubieren otorgado (art. 12 y 950 del CCiv.). Y ms especficamente en lo que respecta al
matrimonio, vemos que el art. 159 del CCiv. remite de manera concordante- al "derecho del lugar de su
celebracin", el cual rige las "condiciones de validez intrnsecas y extrnsecas" del mismo.
Para el presente supuesto, resulta propia la manda del art. 161 del cdigo referido: "la prueba del matrimonio
celebrado en el extranjero se rige por el derecho del lugar de celebracin ().".
Sentado pues el principio de la aplicacin de la lex loci en materia de prueba, debemos remitirnos a la
legislacin de Mxico.
El art. 559 del CCiv. del estado de Tlaxcala -Mxico- en relacin a los medios de prueba admisibles para
acreditar el estado civil de las personas en ese territorio (ver fs. 347), prescribe que el mismo "slo se prueba
por las constancias respectivas del registro. Ningn otro medio de prueba es admisible para comprobar el
estado civil, con excepcin de los casos previstos por este mismo Cdigo" (fs. 350).
La ley mejicana aplicable al caso "sub examen" (de acuerdo a lo que se indica en el exhorto diplomtico ya
aludido. conf. art. 13 CCiv.) manda que deber tenerse en cuenta la "constancia respectiva del registro".
Como ya lo expresramos, y tambin de acuerdo con lo informado por las autoridades mejicanas, esa
constancia no existe en el libro referido por el certificado impugnado ni "en ningn otro libro del registro civil de
Nanacamilpa, Tlaxcala" (ver fs. 346).
Si se tiene en cuenta que "la constancia respectiva del registro", en este caso, consiste en el asiento del acto
celebratorio del matrimonio civil, la inexistencia de la primera implica la inexistencia del segundo.
Es decir que no se trata aqu slo y simplemente de una cuestin de prueba: al carecerse del acta donde de
manera originaria- se habra volcado la celebracin de este acto jurdico familiar, falta uno de sus requisitos de
validez, que es la expresin del consentimiento de los contrayentes ante la autoridad competente para la
celebracin de los matrimonios.
Ello es una caracterstica propia de los sistemas legales que como el argentino y el mexicano- "exigen
formas solemnes que obligan la intervencin de la autoridad pertinente, ante quien se debe celebrar el
matrimonio, para que ste pueda producir efectos civiles" (Vidal Taquini, Matrimonio civil, p. 9).
En este caso, si la autoridad competente de las dependencias administrativas y judiciales del estado mejicano
que fueron exhortadas a los efectos de brindar la informacin requerida, sealan que no existe constancia
alguna de la realizacin del acto de que da cuenta el certificado de matrimonio impugnado (fs. 278 y ss.), cabe
concluir que tal acto no slo no se encuentra probado sino lo cual es ms grave- tampoco se ha celebrado, lo
que conlleva a considerarlo inexistente (conf. arts. 15, 16 y 172 del CCiv.).
En los presentes actuados, el panorama se torna un tanto ms confuso ante la presencia del certificado de
matrimonio de fs. 278 y ss., el cual fuera inscripto en el registro respectivo de la ciudad de La Plata.
"La partida de matrimonio es el titular del estado matrimonial, que produce sus efectos jurdicos propios erga
omnes, mientras no sea privado de eficacia por sentencia judicial, o que anule el matrimonio" (op. cit., p. 20).
Es decir que si bien el certificado en cuestin, por su orgen pretendidamente pblico- cuenta con una fuerte
presuncin de validez en la medida que se hallen cumplidos ciertos recaudos formales, tal presuncin puede
ser derribada por el aporte de prueba idnea.
Para ello, en este caso, nada ms acertado que recurrir a las oficinas del lugar donde supuestamente- habra
tenido lugar la celebracin del matrimonio de marras, tal cual lo indica el texto del certificado en pugna.
El resultado como ya se dijera- fue la ausencia absoluta de toda referencia al mencionado acto jurdico.
A la luz de tales probanzas, no resulta dificultoso concluir que el certificado acompaado en fs. 278 y ss., al
hacer alusin a un acto matrimonial inexistente por no constar en ningn asiento en el registro respectivo, se
encuadrara en un caso de falsedad material.
"La falsedad material o corporal, es la contrafigura de la autenticidad externa. La autenticidad externa se
refiere a la genuinidad del documento () a lo que produce fuerza probatoria formal. () Comprende el
original y la copia. Los casos de falsedad material pueden ser: falsificacin, alteracin y supresin. La falsedad
puede consistir en hacer otro documento semejante al genuino, reproducir o imitar otro, simulando que es
verdadero. Por ejemplo, expedir copia de una matriz inexistente ()" (conf. Cdigo Civil, Belluscio, Zanonni,
ed. Astrea, t. 4, p. 555).
Cabe agregar que la actora, para probar la falsedad, se remiti al registro civil mejicano del lugar que se indica
a fs. 340 (transcripcin del certificado matrimonial impugnado en el Registro Civil de la ciudad de La Plata) (fs.
238). Las autoridades mejicanas evacuaron la consulta a partir de tales referencias geogrficas (fs. 345 y ss.).
Sin embargo, la demandada impugna tales respuestas por considerar que las mismas no provienen del
registro civil donde tuvo lugar la faccin del acta matrimonial (fs. 474 y ss.). Tal crtica no encuentra sustento
alguno ms all de sus propias aseveraciones. Si tenemos en cuenta que la actividad probatoria de la actora
respecto de la localizacin del supuesto lugar de celebracin del acto- se bas en los elementos que la propia
demandada hace valer en el presente pleito (en este caso, la copia de fs. 340) y que la autoridad mejicana
exhortada conoce las referidas divisiones polticas, el agravio de la demandada debi ser acompaado de
prueba idnea, no siendo suficientes las meras alegaciones efectuadas al respecto.
Tanto ms cuanto que la accionada, por ser la (supuesta) contrayente del matrimonio en extraa jurisdiccin
si bien por apoderado-, es quien se encuentra en la mejor situacin para aportar los datos referidos al distrito
exacto de celebracin de su supuesto matrimonio.
Resumiendo, estamos en presencia al decir de Boggiano- de un "acto administrativo extranjero de
certificacin de situaciones jurdicas" (Derecho Internacional Privado, t. I, p. 536).
Tal certificado de matrimonio no es el reflejo del acta del que dice dar testimonio por no existir la referida
acta- lo cual hace que sea invlido tanto para la ley de nuestro pas como para la mejicana, de acuerdo con lo
que se desprende de la norma de esa nacin referida "supra".
"La validez del acto administrativo extranjero es un recaudo de la eficacia de su reconocimiento extraterritori al.
Si la voluntad del agente administrativo extranjero est viciada segn su propio derecho, o ni siquiera existe,
el acto invlido o inexistente ser extraterritorialmente ineficaz" (Boggiano, op. cit.).
No encuentro bice para que en nuestra jurisdiccin se pueda plantear y resolver la validez del referido
documento, puesto que ser justamente en este pas donde el mismo ha de proyectar sus efectos y
fundamentalmente- teniendo en cuenta que la postura contraria conlleva a tolerar la plena vigencia de un
matrimonio que segn la prueba arrimada no se ha celebrado nunca, con el consecuente y grave-
menoscabo al orden pblico, privndose de tal forma a la parte agraviada de toda posibilidad de debatir esta
irregular cuestin ante la justicia argentina (conf. art. 15 Const. prov.).
Si bien es cierto que la declaracin de ineficacia para acreditar la existencia del vnculo matrimonial del
certificado en cuestin, por su carcter de documento pretendidamente pblico, implicara consecuencias que
interesan o involucran a la jurisdiccin del estado de Mxico (en lo que hace a eventuales responsabilidades
administrativas o penales), ante la requisitoria de la actora y frente a la ardua tarea probatoria desarrollada, el
juez argentino no puede permanecer inactivo.
Ello implicara una grave violacin al deber de fallar que tienen todos los magistrados de la nacin, prevista
expresamente en el art. 15 del CCiv. y con amplio respaldo constitucional.
Con ese objeto, la misma ley les otorga las herramientas idneas: si el derecho extranjero que resultara de
aplicacin no ha sido probado por la parte que lo alega (art. 13 CCiv.), los jueces deben cumplir con su
obligacin haciendo remisin a la "lex fori" (arts. 15 y 16 del Ccit.).
Se llega as, entonces, a la posibilidad de que sea aplicada la legislacin argentina relacionada con la validez
de los documentos pblicos dado que, an ante el hipottico caso que la legislacin fornea previese
supuestos de mayor benignidad (por ejemplo, sosteniendo la validez de documentos considerados falsos por
nuestra normativa), sera de aplicacin la clusula protectoria del rden pblico local y de preservacin del
"espritu de la legislacin de este cdigo", prevista en el art. 14 incs. 1 y 2 del CCiv.
VI. En definitiva, las conclusiones de la cmara "a quo" tienen por sustento una errnea apreciacin del
material probatorio adunado, el cual a mi juicio y atento a la falta de idnea impugnacin- acredita
suficientemente la inexistencia del matrimonio de la accionada con el Sr. Somoza.
Y es a partir de ese error que el fallo en anlisis arriba a conclusiones incongruentes con las constancias
objetivas de la causa, incurrindose en absurdo (conf. Sup. Corte Bs. As., Ac. 40.442, sent. del 30/5/1989; Ac.
40.686, sent. del 27/6/1989 y muchas otras).
Por todo lo dicho, considero que V.E. debe acoger favorablemente el recurso extraordinario de inaplicabilidad
de ley trado. Tal es mi dictamen.- La Plata, febrero 22 de 1996.- E. N. de Lazzari.
La Plata, Noviembre 8 de 2000.
Es fundado el recurso extraordinario de inaplicabilidad de ley?
A la cuestin planteada, el seor Juez doctor Hitters dijo: 1) La actora promueve accin de peticin de
herencia, solicitando se la reconozca como nica y universal heredera del causante, en su carcter de
sobrina, y consecuentemente, impetra se condene a la demandada a la entrega de todos los bienes que
recibi en el juicio sucesorio de aqul.
Fundamenta su pretensin en la falsedad de la partida de matrimonio, en base a la cual se dict la
declaratoria de herederos. Sostiene que ello surge de la constancia del Registro Civil de Tlaxcala Mxico- en
cuanto expresa que no existe anotacin del supuesto matrimonio celebrado en el ao 1958, entre el causante
y la demandada. A los fines de acreditar la inexistencia de dicho acto jurdico, promueve incidente de
redargucin de falsedad de la libreta de matrimonio expedida por el Registro Provincial de las Personas, ya
que la misma se extendi en base a una falsa partida mexicana, inscripta en la Seccin Extraa Jurisdiccin
de dicho Registro.
2) El juez de primera instancia desestim la accin instaurada, fallo que fue confirmado por la sala 2 de la
Cmara Segunda de Apelacin en lo Civil y Comercial de La Plata.
3) La actora interpone recurso extraordinario de inaplicabilidad de ley.
4) En esencia, la controversia se circunscribe a determinar la validez del certificado matrimonial obrante a fs.
278, segn el cual la legitimada pasiva habra contrado nupcias con el causante mediante apoderado- el da
6/3/1958 en Mxico.
5) Interpreto que el recurso es improcedente.
Conforme a nuestro sistema de derecho internacional privado, las formas y solemnidades de los actos
jurdicos se rigen por la ley del lugar de celebracin (arts. 12 y 950 del CCiv.).
En igual sentido, el art. 2 de la entonces vigente ley 2393, estableca que la validez del matrimonio no
existiendo los impedimentos enumerados por la norma- ser juzgada en la Repblica por la ley del lugar en
que se haya celebrado, aunque los contrayentes hubieran dejado su domicilio para no sujetarse a la forma y
leyes que en l rigen. Previsiones similares contienen los arts. 159 y 160 del CCiv., actualmente vigentes.
Es as, que para decidir sobre la forma y solemnidades de los actos jurdicos nuestro ordenamiento comn ha
receptado la regla locus regit actum.
Por otra parte el lugar de celebracin como punto de conexin que enlaza el supuesto de hecho con la
consecuencia jurdica, es el criterio tradicional en la materia, que ya receptaba el antecedente mediato que
est dado por la redaccin primigenia del art. 159 del CCiv., segn el pensamiento de Vlez Srsfield (conf.
Gualberto L. Sosa, "El Matrimonio y el Divorcio en el Derecho Internacional Privado Argentino. Visin desde la
ley 23515", en LL, 1987-III-701).
Dicha regla es obligatoria, siempre que no ataque al orden pblico del lugar donde se invoca. De modo tal,
que el vnculo matrimonial contrado fuera del pas conforme a las leyes del lugar del acto debe ser
reconocido, siempre que no medie impedimento de parentesco, ligamen o crimen (Lazcano, Carlos A.,
"Derecho Internacional Privado", La Plata, 1965, ps. 400/402).
En el presente caso no existe ninguno de los lmites mencionados, por ende, el orden pblico no se encuentra
comprometido; se trata de un supuesto de evasin de la jurisdiccin nacional, tolerada por nuestra legislacin,
motivo por el cual dicha unin queda sometida a la lex loci celebrationis.
El art. 161 del CCiv. edicta que "la prueba del matrimonio celebrado en el extranjero se rige por el derecho del
lugar de celebracin" (ap. 1) transitando por el criterio tradicional sentado en la materia por la doctrina y la
praxis judicial (conf. Sosa, trabajo citado y Goldschmidt, "Derecho Internacional Privado", Derecho de la
Tolerancia. Basado en la teora trialista del mundo jurdico, 4 ed., ed. Depalma, 1982, p. 296).
Entonces todo lo que atae a la validez formal del matrimonio como lo relativo a los medios de prueba para
demostrar su existencia- se juzga por la ley de la celebracin, esto es, los arts. 39 y 40 del CCiv. de Mxico
(fs. 446/447).
El art. 39 precepta que el estado civil se comprueba con las constancias relativas del Registro Civil, salvo los
casos expresamente exceptuados por la ley. Es as, que el art. 40 establece que "Cuando no hayan existido
registros, se hayan perdido, estuvieren ilegibles o faltaren las formas en que se pueda suponer que se
encontraba el acta, se podr recibir prueba del acto por instrumento o testigos" (lo subrayado me pertenece).
Es decir, que aun cuando se hubiese acreditado la falta de inscripcin del certificado del acta que en fotocopia
autntica obra a fojas 278/282, el matrimonio igualmente resultar probado con el referido instrumento
pblico, cuya falsedad material, no fue alegada ni acreditada y, por ende, posee plena fuerza (art. 375, CPCC.
Bs. As.).
Como lo sostuvo el a quo, la prueba negativa producida en autos, resulta insuficiente de por s para restar
validez a la documentacin certificante de la existencia de dicho acto, ya que, el conflicto que pudiera existir
en virtud de tales constancias contradictorias slo puede dirimirse conforme a la ley del lugar de su
otorgamiento, con intervencin de los funcionarios que lo suscribieron y de los organismos pblicos
intervinientes.
Ha dicho este Tribunal en anterior composicin- que "las partidas referidas, certificadas por las autoridades
del pas extranjero y legalizadas en el nuestro, deben reputarse vlidas sin necesidad de prueba corroborante
por parte de quien las haga valer, incumbiendo a quien se opone, demostrar lo contrario. Ha de presumirse,
por tanto, que las partidas han sido extendidas segn la ley del lugar ("Acuerdos y Sentencias", 1963-I-127;
1982-II-155; Ac. 31.742, sent. del 24/5/1983).
Como resolvi el juez de primera instancia y confirm la alzada la falta de validez del documento pblico
emanado de la autoridad extranjera, escapa a la jurisdiccin de los tribunales locales, razn por la cual y no
habindose demostrado las violaciones legales denunciadas doy mi voto por la negativa.
Los seores jueces doctores San Martn, Negri y Laborde, por los mismos fundamentos del seor Juez doctor
Hitters, votaron tambin por la negativa.
A la cuestin planteada, el seor Juez doctor Pettigiani dijo: Adhiero al voto del doctor Hitters.
A mayor abundamiento he de sealar que sin perjuicio de advertir que la sentencia puesta en crisis ha
incurrido en absurdo en uno de sus tramos al considerar que cuando la autoridad mexicana se refiere a la
autenticidad de la constancia obrante a fs. 339, lo est haciendo con respecto al certificado de matrimonio de
fs. 278/279-, entiendo que el recurso impetrado no merece favorable acogida. Ello as pues a pesar de tal
falencia, la misma no se ve, en mi criterio, privada de constituir un acto jurisdiccional vlido dado la eficacia de
los restantes fundamentos en los que encuentra sustento.
Liminarmente he de mencionar que la temtica de estos autos es propia del derecho internacional privado,
que tiene como fin "realizar las soluciones justas de los casos uisprivatistas multinacionales" (Boggiano,
"Derecho Internacional Privado", t. I, 3 edicin, p. 104, Ed. Abeledo Perrot, 1991).
En ese orden, nuestro rgimen positivo prev (arts. 14 inc. 4 y 159 del CCiv.) lo que la doctrina especializada
ha dado en llamar el favor matrimonii sometiendo los aspectos tanto formales como substanciales a la ley del
lugar de celebracin del matrimonio lex locis celebrationis e inclusive tolerando lo que se ha denominado
como "fraude inocuo" al permitir que las partes abandonen su domicilio para sujetarse a un derecho diferente
que rija la unin matrimonial; todo ello con el fin de evitar nulidades e inexistencias matrimoniales. Ello as, en
la medida que no se violente el orden pblico internacional (arts. 14 y 160 del CCiv.) ya que ste descarta la
aplicacin del derecho extranjero requerido para regular la relacin a pesar de haber sido invocado por
nuestro sistema de derecho internacional privado.
En el sub judice "tal clusula de reserva" no resulta operativa desde que los contrayentes no se hallaban
incursos en ninguno de los impedimentos dirimentes que obstan al reconocimiento del matrimonio celebrado
en el extranjero (art. 160 del CCiv.) ni se infringi ninguno de los principios jurdicos sobre los que se asienta
el sistema normativo argentino (art. 14, Ccit.).
Por tal razn es de plena aplicacin el derecho extranjero y es all en donde se debe buscar la solucin
jurgena del caso ubi ius ibi remedium.
En ese contexto he de advertir que la afirmacin del recurrente, en cuanto entiende que con la sola
demostracin de la inexistencia del asiento del matrimonio Somoza-Bustello en el libro de matrimonios del
Estado de Tlaxcala mediante la presentacin de un certificado probatorio en tal sentido, es suficiente para
calificar de falsa la partida mexicana con que se inscribi dicha unin en nuestro pas, resulta dogmtica.
El art. 50 del Cd. Civ. para el Distrito Federal en materia comn y para todo el Estado de Mxico en materia
federal establece que "Las actas del Registro Civil extendidas conforme las disposiciones que preceden hacen
prueba plena en todo lo que el juez del Registro Civil, en desempeo de sus funciones da testimonio de haber
pasado en su presencia, sin perjuicio de que el acta pueda ser redargida de falsa" (fs. 447). Circunstancia
sta ltima que no se verific en la especie.
El certificado del acta matrimonial otorgado en Mxico por el funcionario pblico interviniente ha sido
correctamente legalizado (fs. 278/281) cumpliendo de ese modo con las formalidades que ordena la ley, lo
que as fue evaluado por el Jefe del Archivo de Protocolos de la Direccin General del Registro Provincial de
las Personas de la Provinciade Buenos Aires otorgndoles a los cnyuges certificado de matrimonio local (fs.
76) y libreta matrimonial (fs. 107). La certificacin negativa trada por la actora (fs. 335 y 339) slo hace
constar la inexistencia del registro del matrimonio en cuestin, lo que le lleva a afirmar, por ese solo hecho, la
falsedad del certificado matrimonial legalizado, lo que resulta insuficiente, en mi criterio, para as resolverlo.
La validez del acto administrativo extranjero, condicin de su eficacia, se rige por el derecho administrativo del
lugar del otorgamiento, consecuencia lgica del principio locus regit actum (art. 12 del CCiv.). En el sistema de
Derecho Administrativo internacional se carece de una norma indirecta que plasme dicho criterio rector
(Boggiano Antonio, El acto administrativo extranjero, JA, doctrina, 1973, p. 486; Boggiano, Derecho
Internacional Privado, t. I, 3 edicin, p. 531, Ed. Abeledo Perrot, 1991), no pudiendo echar mano del recurso
de la analoga, como lo pretende el impugnante (fs. 596 vta./597), tratndose por una parte de un acto
administrativo y por otra de una sentencia judicial (Boggiano, opus cit.). En materia de reconocimiento de
sentencias extranjeras existen normas precisas (arts. 515 a 517 del CPCC. Bs. As., 517 a 519 del CPCCN),
que no guardan similitud, por su especificidad, con el rgimen aplicable a los actos administrativos otorgados
en extraa jurisdiccin. Es el derecho pblico del Estado al que pertenece la autoridad que dict el acto, el
que decide tanto la validez como la invalidez del mismo. En el caso de autos, por aplicacin del art. 159 del
CCiv., coinciden el derecho que rige la validez sustancial del acto jurdico matrimonial con el que es llamado a
regular el acto administrativo.
El recurrente omite cumplir con la carga de demostrar cabalmente en su escrito impugnativo (art. 279 del
CPCC. Bs. As.) que de conformidad con el derecho aplicable al certificado del acta matrimonial, el mismo es
falso, careciendo de sustento jurdico suficiente las afirmaciones que hace en tal sentido. Cobra, entonces
plena vigencia lo normado por el art. 50 del CCiv. para el Distrito Federal en materia comn y para todo el
Estado de Mxico en materia federal antes citado.
El acto administrativo extranjero, en las particulares circunstancias del caso trado a conocimiento de esta
Corte, es eficaz para producir los efectos jurdicos que se le atribuyen pues no vulnera el orden pblico de
nuestro pas (art. 14 del CCiv.) en razn de que no transgrede los principios de justicia de este Estado (conf.
Boggiano, Derecho Internacional Privado, t. I, 3 edicin, p. 536, Ed. Abeledo Perrot, 1991). El impugnante
incumple nuevamente con la carga que le impone el art. 279 del CPCC. Bs. As., de demostrar la pretendida
ineficacia del acto conforme a nuestro derecho administrativo. Es en efecto el orden jurdico local el llamado
para determinar en esta instancia, no ya la validez sino en cambio la eficacia o no del reconocimiento del acto,
dado que dicho aspecto se rige por el derecho administrativo del pas donde se pretenden generar tales
consecuencias. En autos el actor deba mostrar la pretendida ineficacia conforme a nuestro ordenamiento
art. 375 del CPCC. Bs. As.- (Boggiano Antonio, El acto administrativo extranjero, JA, doctrina, 1973, p. 488;
Boggiano, Derecho Internacional Privado, t. I, 3 edicin, p. 535, Ed. Abeledo Perrot, 1991), y al no haberlo
hecho pone de manifiesto la insuficiencia de su planteo, sellando la suerte adversa de su queja.
Hago notar al impugnante que los Tratados de Montevideo que trae como supuestamente violados y a los que
le asigna jerarqua constitucional (fs. 606 vta.), no se encuentran transgredidos en modo alguno ni poseen el
carcter que se les atribuye (arts. 75 incs. 22 y 24 de la CN, 11 de la provincial).
Por ello y como lo adelantara, doy mi voto por la negativa.
Con lo que termin el acuerdo, dictndose la siguiente sentencia: Por lo expuesto en el acuerdo que
antecede, odo el seor Procurador General, se rechaza el recurso extraordinario interpuesto; con costas
(arts. 84 y 289, CPCC. Bs. As.). Notifquese y devulvase.- J. C. Hitters. G. D. San Martn. H. Negri. E. H.
Laborde. E. J. Pettigiani.

También podría gustarte