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y fenmenos
fundamentales
de nuestro
tiempo
EL CAMBIO SOCIOCULTURAL
GUY BAJOIT
Octubre 2010
EL CAMBIO SOCIOCULTURAL
Para comprender los cambios ocurridos en las sociedades industriales capitalistas
occidentales a partir de la crisis de los aos 1975-85
Por Guy Bajoit 1
I. Los paradigmas del orden y del cambio en la sociologa clsica
Para los socilogos, explicar el cambio sociocultural siempre ha sido una tarea muy compleja.
Lgicamente, les result ms importante comprender primero cmo las sociedades se
reproducen (sus principios de orden) para despus intentar explicar cmo cambian; y,
podemos constatar que, efectivamente, sus concepciones del cambio derivan de sus
concepciones del orden.
productos), poltica (son reprimidos por el Estado si se rebelan) e ideolgica (tienen una falsa
consciencia: consideran la dominacin como normal). La reproduccin del orden est
garantizada porque los dominados no tienen otra salida que someterse.
- Otros comparten esta idea que el orden social descansa sobre la dominacin, pero ven su
reproduccin como el resultado de la institucionalizacin de las relaciones de fuerzas entre
actores colectivos organizados (movimientos sociales, luchas de clase), que entran en
conflictos entre ellos, y que tienen inters en instituir sus relaciones conflictivas para no ser
desbordados por ellas. Los compromisos instituidos, que los actores establecen entre ellos,
estn garantizados por un rbitro, el Estado.
Se pueden distinguir as, en la sociologa clsica, por lo menos cuatro principios de orden,
cuatro respuesta a la pregunta del orden:
El consenso
Principios
de orden:
Intencional
Principio de
Principio de
integracin,
contrato,
garantizada por un
garantizado por un
control normativo.
rbitro: la Ley
Principio de
La
dominacin
Principio de
dominacin de clase,
institucionalizacin
garantizada por la
garantizada por un
alienacin.
rbitro: el Estado
despus, en el nuevo orden, son transmitidas e interiorizadas por las generaciones siguientes
por medio de su socializacin.
- Si pensamos que el orden social resulta de un contrato entre actores que persiguen cada
uno su inters individual (incluso cuando actan en grupos), el cambio social se explica por la
variacin de las relaciones de fuerza entre los actores en bsqueda de la maximizacin de sus
intereses. En esta bsqueda, cada uno se esfuerza por aprovechar las debilidades de los otros,
reforzar su posicin en las negociaciones y conseguir compromisos que le son ms favorables.
El cambio de las relaciones de fuerza se traduce en reformas progresivas de las leyes, que el
Estado impone a los actores y garantiza.
- Si vemos el orden como producto de una dominacin de la clase dominante y de la
alienacin de la clase dominada, el cambio se producir ms bien por rupturas, por
revoluciones. Pero estas rupturas no siempre son posibles. Para que lo sean, tiene que haber
un crecimiento de las fuerzas productivas, que genere cambios en las condiciones materiales
de existencia de vida de la colectividad. Cuando esto ocurre, el modo de produccin vigente
entra en crisis, lo que produce una situacin revolucionaria. Esta situacin permite tomar el
control del Estado, reemplazar del viejo modo de produccin por uno nuevo, por una nueva
manera de organizar les relaciones sociales de produccin. Es esta contradiccin entre
fuerzas productivas y relaciones sociales de produccin que permite explicar las luchas de
clases y las revoluciones.
- Y, finalmente, si el orden est concebido como el producto de una institucionalizacin de
la relaciones conflictuales entre grandes actores colectivos, el cambio se producir justamente
por estos conflictos. Esta institucionalizacin, en efecto, obliga la clase dirigente (que gestiona
la tecnologa y la economa) y las elites polticas (que gestionan el Estado), a tomar en
consideracin las reivindicaciones de los movimientos sociales de la clase dominada (y del
conjunto de los actores populares organizados), es decir de preocuparse del inters general.
Esta conflictividad instituida crea una dinmica creativa que favorece las innovaciones
culturales, tcnicas, econmicas y polticas.
As, los cuatro principios de cambio se articulan con los principios de orden para formar
las concepciones del cambio social que se encuentran en la sociologa clsica:
Cmo se explica el cambio
social?
Intencional
Por evolucin:
Por la
Principios
negociacin
Por reforma:
innovaciones culturales
variacin de las
(tcnicas y simblicas).
relaciones de fuerza
de cambio:
Por conflicto:
(creatividad de los
relaciones sociales.
movimientos sociales)
Par ms informaciones, ver Guy Bajoit, El Cambio social, Madrid, Siglo XXI, 2008.
colectividad se debilitar, (tendr tambin dificultades para resolver los otros), perder su
capacidad de competir con otras colectividades ms eficaces y, a mediano o largo plazo,
correr el riesgo de desaparecer en tanto que entidad autnoma.
Estas contradicciones son, a mi modo de ver, las siguientes (el orden en el cual las
presento aqu no tiene importancia porque todas tienen el mismo valor):
1. Contradiccin entre su necesaria participacin en la carrera tecnolgica y la
proteccin de su medio ambiente. Cada colectividad tiene que participar en la carrera para la
innovacin tecnolgica, lo que las obliga a adoptar el mismo modelo tecnolgico que las otras
y, si es posible, a contribuir con su aporte a la gran corriente innovadora. Pero, al mismo
tiempo, tienen que proteger su medio ambiente y cuidar sus recursos no renovables, para el
bienestar de sus ciudadanos actuales y de sus generaciones futuras.
2. Contradiccin entre la produccin y el reparto de la riqueza. Cada colectividad tiene
que producir ms riquezas que las que consumen, lo que las obliga a organizar un modelo
econmico que produce plus-vala y, por lo tanto, a disponer (dentro y/o fuera de su espacio
territorial) de una clase productora que genera, por su trabajo, ms valor econmico que lo
que cuesta (es decir sus remuneraciones). Pero, al mismo tiempo, no pueden dejar crecer las
desigualdades sociales y tienen que repartir una parte suficiente de su plus-vala econmica
para mejorar las condiciones de vida de su poblacin.
3. Contradiccin entre su necesaria participacin en los intercambios econmicos
internacionales y el control de sus recursos nacionales. Ninguna colectividad puede
replegarse sobre s misma, todas tienen que participar con sus bienes y servicios en el
mercado mundializado y conseguir as las divisas que necesitan para satisfacer las
necesidades de su poblacin. Pero, al mismo tiempo, no pueden, en estos intercambios, perder
el control de sus recursos nacionales (y, si ya lo perdieron, tienen que recuperarlo).
4. Contradiccin entre la necesidad de tener un Estado fuerte y las exigencias de la
democracia poltica. Para resolver las contradicciones que plantea la vida colectiva, sobre
todo en un mundo globalizado, cada colectividad tiene que tener un gobierno fuerte,
competente, eficaz, con autonoma de decisin para adaptarse rpidamente a los cambios de la
coyuntura interna y externa. Pero, tambin, este gobierno tiene que respetar las exigencias de
la democracia poltica: tiene que rendir cuentas a sus ciudadanos, tiene que ser controlado y
criticado por unas fuerzas polticas de oposicin y, de ser necesario, debe ser reemplazado por
otro gobierno.
5. Contradiccin entre la necesidad de una coexistencia pacfica y las exigencias de la
democracia social. Cada colectividad necesita, para asegurar a sus miembros una vida
A propsito de la causalidad
Decamos, ms arriba, que el orden en el cual presentbamos estas contradicciones vitales no
tena importancia. Por qu? Porque estos siete campos estn estrechamente ligados los unos
con los otros y que, en consecuencia, los cambios que los actores producen en cualquiera de
ellos necesitan para desarrollarse cambios en todos los otros (sino el proceso queda
bloqueado). Por esto pensamos que estos campos estn entre ellos en una relacin de
causalidad funcional y recproca: causalidad funcional porque cada cambio en un campo
necesita, para prosperar, cambios en otros campos; causalidad recproca porque todo
cambio en un campo produce cambios en otros. Esto significa que miles de cambios pequeos
y progresivos son producidos en todos estos campos en el mismo tiempo y que, por lo tanto,
no hay un campo que sea ms decisivo que otro. Y esto implica tambin que el orden de la
presentacin (que necesariamente tiene que obedecer a una secuencia lgica) no corresponde
al orden cronolgico en el cual fueron producidos los cambios en la realidad.
Esta concepcin de la causalidad tiene una serie de consecuencias, entre las cuales
queremos llamar la atencin sobre las siguientes:
- Una sociedad no se reduce a sus campos econmico y tecnolgico. Por muy importantes
que sean, estos campos no son determinantes en ltima instancia. Los cambios producidos
en estos dos campos no se desarrollan sin que haya cambios en los cinco otros.
- Las estructuras sociales y culturales que orientan y dan significacin a las prcticas estn
tambin en une relacin funcional recproca con las lgicas de accin, es decir con las
conductas concretas de los actores: las estructuras culturales producen acciones, y las acciones
(re)producen estructuras culturales. Sin embargo, no se trata de un vnculo determinista sino
de un condicionamiento, es decir de una causalidad probabilstica (si tales y tales condiciones
estn presente, entonces, es probable que). Esto implica que los actores tengan un margen de
libertad y que no necesariamente reproducen las estructuras que les hacen actuar.
- La crisis y las mutaciones de las prcticas en cualquier campo y en el conjunto de la
sociedad estn tambin en esta misma relacin de causalidad funcional recproca. Hay crisis
cuando los actores de un campo bloquean un cambio (en su campo o en otros); hay mutacin
cuando ellos innovan para adoptar nuevas prcticas; la mutacin en un campo produce crisis
en otros, y la crisis invita los actores a la mutacin.
Para explicar los cambios sociales y culturales ocurridos en las sociedades capitalistas
industriales occidentales desde 1975-85, proponemos ahora aplicar este pauta analtica.
Cmo evolucionaron, durante estas dcadas, las soluciones aportadas por los actores a las
siete contradicciones vitales de la vida colectiva?
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miembros (la clase productora); y, siempre en la historia, esta plusvala fue apropiada y
gestionada por otros de sus miembros (la clase gestora). Pero la manera como una clase
gestora consigue de una clase productora que produzca ms valor del que consume ha variado
mucho en el curso de la historia. Planteamos la hiptesis que, con el advenimiento del
capitalismo neoliberal mundializado, la manera ms estratgica (no la nica, sino la ms
estratgica) de explotar la fuerza de trabajo ha cambiado. Transformar la clase P en
consumidores, gracias a la manipulacin de sus necesidades de consumo, gracias a la
seduccin cultural por la publicidad, llego a ser la manera ms eficaz para obligarla a trabajar
y producir plusvala, y para reproducir la apropiacin por la clase gestora de la riqueza
producida. Esta seduccin cultural, esta manipulacin de necesidades, concierne
principalmente ciertos bienes que la clase G vende sobre los mercados, es decir, bienes
culturales como la educacin, la salud, la informacin, la distraccin, la comunicacin, la
belleza, la juventud, la felicidad (y toda la tecnologa apropiada a estos bienes).
Por lo tanto, las relaciones de clases (entre las clases ms estratgicas para producir,
apropiarse y gestionar la riqueza econmica) han cambiado tambin. Los conflictos centrales
ya no son los que oponen el capital (la burguesa, sus organizaciones patronales y sus
partidos liberales) y el trabajo (el proletariado, sus organizaciones sindicales y sus partidos
socialistas); estos conflictos ya no son los que oponen la vieja derecha a la vieja
izquierda. Hoy los conflictos centrales son los que oponen, de un lado, los que controlan la
manipulacin de las necesidades (informacin, televisin, publicidad, modas, deporte,
educacin, salud, distraccin, etc.) y, de otro lado, el conjunto de los que son seducidos y
manipulados por un modelo que los hace competir para consumir (concretamente, que los
hace correr todos los das para encontrar o conservar un empleo precario y mal pagado, o una
fuente de ingreso alternativa, con el afn de no caer en la exclusin o de salir de ella, para
poder seguir consumiendo y estar conectados en la web!). Creemos que son dos clases
sociales nuevas: una clase gestora que sabe manipular necesidades y vender sus productos, y
una clase productora, los trabajadores-consumidores que perdieron el control de sus
necesidades de consumo.
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actividades industriales que, hasta entonces, estaban reservadas a los pases occidentales. As,
una parte importante del segundo y del tercer mundo reencontraron, o encontraron por
fin, el camino de la industrializacin, por la va del capitalismo industrial. Desde entonces,
una verdadera mutacin del imperialismo est en curso, siempre bajo la hegemona an si
est bien amenazada a mediano plazo del primer mundo, que entr en la era postindustrial,
y que se esfuerza por conservar el control de las innovaciones tecnolgicas, de las
inversiones, del comercio y de las financias mundiales.
Con el acuerdo de las naciones ms ricas (las del G8 y despus del G20), poderosas
organizaciones internacionales estn buscando imponer este nuevo orden en el mundo entero.
Sin que dispongan todava de una verdadera potencia militar, estas organizaciones ya tienen la
capacidad jurdica y poltica para imponer su voluntad a los gobiernos y a las uniones
regionales.
Como ya dijimos, hoy en da, estas organizaciones internacionales, junto con las grandes
empresas multinacionales, forman la nueva clase dirigente y dominante y su potencia depende
menos de su capacidad de producir bienes y servicios que de su capacidad de manipular y
crear nuevas necesidades de consumo, de competencia y de comunicacin.
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pensiones, la desocupacin, todas estas polticas sociales eran, a mediano y largo plazo,
insostenibles, y no podamos continuar as! La seguridad social instituida por el Estado
Providencia era demasiado cara (en impuestos, en cargas sociales, en salarios), y estos costos
excesivos perjudicaban la competitividad de nuestras empresas sobre los mercados
internacionales. Y, por lo tanto, los gastos pblicos tenan que disminuir o, por lo menos, no
aumentar tanto.
Inspirado por el modelo cultural de la segunda modernidad o modernidad subjetivista,
el contrato social comenz a fundamentarse sobre la idea de equidad. Para decirlo
simplemente, tener una vida buena llego a significar ser capaz de desarrollar todas sus
capacidades individuales (su creatividad, su imaginacin, sus talentos, sus gustos, sus
preferencias), de manera autnoma, responsable y cvica (es decir, sin ayuda pblica), para
ser sujeto y actor de su existencia personal. Y, por lo tanto, es pobre el que no se muestra
capaz de desarrollarse a s mismo, de auto-realizarse como individuo singular, gracias a su
creatividad personal. Todos los seres humanos nacen libres, s, pero no son iguales; al
contrario, cada uno est llamado por la cultura a desarrollarse como una persona singular y
autnoma, a ser sujeto y actor de su vida.
Por lo tanto, las polticas sociales cambiaron. El pobre (en esta concepcin) tiene que ser
ayudado, pero no asistido (se supone que la asistencia lo hunde en su condicin social y los
transforma en un aprovechador). Tiene que hacer la prueba de que hace todo lo que puede,
por su iniciativa personal, con el estimulante de las ayudas pblicas, para salir de su situacin
de dependencia. Aydate, la sociedad te ayudar: hay que ofrecerle igualdad de
oportunidades, discriminacin positiva, empoderamiento, capitales sociales; hay que
activarlo, es decir ayudarlo a ayudarse! Y hay que impedir que sea oportunista: tiene que
comportarse de manera cvica.
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manera, de una sociedad del Deber a una sociedad del Derecho. Por supuesto, estos dos
modelos son tipos ideales: en la vida real, coexisten con dosis variables y con tensiones entre
ellos; estas tensiones se manifiestan, por ejemplo, entre las generaciones en la familia o en la
escuela, o tambin entre autctonos e inmigrantes.
En el modelo disciplinario, las normas preexisten a la relacin en un cdigo formal
(escrito u oral); el detentor de la autoridad tiene un estatuto social de ms prestigio que le
permite imponer la norma, y lo protege de la contestacin; l es soberano para evaluar la
conformidad de las conductas a las normas; y es l tambin quien decide y aplica a todos las
sanciones, a todos de la misma manera.
En el modelo reflexivo, las normas se discuten con los que tienen que someterse a ellas y
se aplican caso por caso, considerando las peculiaridades de cada uno; el estatuto del detentor
de la autoridad depende de su capacidad de justificar las normas y de convencer; la evaluacin
de las conductas y las sanciones de las desviaciones se establecen por medio de una discusin
argumentada entre las partes concernidas; se trata, por lo tanto, de una autoevaluacin parcial.
Un caso particularmente interesante de aplicacin de esta mutacin concierne a las
relaciones entre el empresario y el trabajador. Las empresas de hoy demandan otro tipo de
trabajador: que sea ms flexible en sus horarios (dispuesto a hacer horas suplementarias
cuando se necesita); que acepte empleos atpicos con menos gastos de seguridad social
(duracin determinada, tiempo parcial, temporarios, falsos independientes, precarios); que sea
ms implicado en el destino de su empresa (ms responsable, ms autnomo, ms creativo,
ms comunicativo); que se ponga metas a alcanzar y participe en evaluaciones regulares; que
sea menos sindicalizado (contratos ms individualizados); que sea tambin ms formado
tcnicamente y dispuesto a recalificarse constantemente.
Conociendo estas exigencias, los trabajadores (sobre todo entre los jvenes, y ms an en
tiempo de crisis) se adaptan, se acomodan: estudian ms tiempo y son ms diplomados;
combinan estudios y empleos; soportan los cambios frecuentes de empleador, que les
permiten hacer experiencias mltiples; se sindicalizan menos y cuentan ms con la solidaridad
de su familia; consideran que tener un buen ambiente de trabajo, tener responsabilidades y ser
autnomos, tomar iniciativas, realizarse como persona individual en el trabajo, son valores
ms importantes que la seguridad del empleo, e incluso (entre los que tienen un salario
decente) que la remuneracin.
Claramente, aunque ms rpidamente en ciertos pases que en otros, la oferta de trabajo se
adapta a la demanda. Sin embargo, esta adaptacin tiene lmites: no es exitosa para todos.
Entre los que tienen empleo, muchos estiman que este no llena sus expectativas, en particular
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todas las motivaciones de su accin: es un discurso que tiene que exhibir sus razones
legtimas para no tener que explicitar (y para esconder) sus razones ilegtimas3.
Tenemos aqu un ejemplo muy claro. Para no explicitar sus razones inconfesables, porque
son ilegtimas (las ganancias enormes de los accionarios y otros especuladores, la corrupcin
de los polticos, la manipulacin y el engao de los consumidores, la precarizacin y la
exclusin de los trabajadores, la entrega al mercado de los bienes pblicos, la destruccin del
medio ambiente, la perpetuacin del subdesarrollo en los pases del Sur, etc.), los nuevos
actores dirigentes (privados y pblicos) tuvieron que invocar motivos legtimos: la proteccin
de los intereses de los consumidores, la responsabilidad social de las empresas y sus esfuerzos
para proteger el medio ambiente, los derechos del individuo (del hombre, de la mujer, del
nio) a la dignidad humana, y sobre todo, el derecho de cada uno de ser uno mismo, de ser
autntico, de elegir sur vida segn su libre arbitrio, de vivir con gusto y con pasin, de ser
protegido de los numerosos peligros que lo rodean, de tener los recursos de su autonoma
personal (educacin, salud, informacin); en fin, el derecho de cada individuo de ser sujeto
y actor de su existencia personal.
Pero la gente escucha los discursos ideolgicos: estos no caen en odos sordos!
Obviamente, los dominados no pueden no escuchar los discursos de los empresarios y de los
dirigentes polticos y sociales: sus mensajes estn omnipresentes en la publicidad, las
escuelas, la televisin, los partidos polticos... Y estos dominados forman sus expectativas de
vida sobre la base de estos bellos discursos: cada uno de ellos no puede dejar de creer que
el acceso a estos bienes sociales y culturales es un derecho que tiene. Adems, si no son
sordos, tampoco son tontos! Experimentan en su vida diaria el desfase entre sus expectativas
y su realidad. Y por lo tanto, muchos de ellos (no todos) se sienten frustrados, disconformes
con la vida que llevan. Muchos de ellos (sobre todo entre los jvenes), reaccionan a esta
frustracin de diversas maneras: por la delincuencia, por la droga, por la rebelin, o por la
formacin de nuevos movimientos sociales que reclaman estos derechos.
Ejemplo: G.W. Bush no poda decir simplemente que declaraba la guerra a Irak para tomar el control de sus
recursos petroleros o para quebrar una potencia militar peligrosa para Israel. No. Estas razones no son legtimas,
por lo tanto, no se pueden declarar abiertamente! Hay que invocar razones legtimas (restablecer la democracia
en Irak, eliminar armas de destruccin masiva y proteger el Occidente contra una fuente de terrorismo), que s,
pueden ser declaradas, y que permiten, al mismo tiempo, no revelar las que no pueden serlo. Sin embargo, estos
motivos ilegtimos no son incompatibles con los legtimos: el actor puede perfectamente alcanzar los unos y los
otros. Y, adems, nadie podr jams comprobar que Bush no actuaba tambin por estas razones legtimas:
afirmar lo contrario sera hacerle un proceso de intencin. Podramos decir lo mismo de cualquier otros
colonizadores: los colonos siempre actuaron en nombre de un objetivo noble: la cristianizacin, la civilizacin,
el desarrollo, la democracia, la lucha contra la pobreza de los pueblos que dominaron (razones legtimas, es decir
legitimadas por la cultura de sus respectivas pocas).
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Estos ltimos oponen a la ideologa de los actores dominantes una utopa: una sociedad en
la cual las bellas promesas de la ideologa dominante sera su realidad diaria; creen que otro
mundo es posible!
Este cambio de discurso (producido por los cambios en las prcticas, pero, al mismo
tiempo, producindolos) representa una verdadera mutacin cultural, un cambio del modelo
cultural4 reinante. Hemos pasado, en treinta o cuarenta aos, de un modelo cultural reinante
(el de la modernidad que yo llamo racionalista), fundamentado en los principios de Progreso,
de Razn, de Deber, de Igualdad y de Nacin, a otro, fundamentado en los principios de
Individuo, de Identidad, de Autonoma, de Sujeto, de Actor, de Equidad, etc. Estos principios
de sentido no son, propiamente hablando, nuevos (ya aparecieron una vez en la poca
helenstica de Grecia y de Roma, reaparecieron con la Reforma, el Renacimiento y el Siglo de
la Luces) vuelven a aparecer ahora y se estn imponiendo en las mentalidades de la gente
de hoy.
Para concluir
Quisiera recordar, primero, que un modo de presentacin obedece a su lgica propia (no se
puede decir dos cosas al mismo tiempo), distinta de la lgica del cambio real. En la realidad,
todos los cambios descritos ms arriba se produjeron, se producen en conjunto, interfiriendo
los unos sobre los otros en millones de pequeas adaptaciones, funcionales o disfuncionales
las unas con las otras, estimulndose o bloquendose mutuamente, segn las reacciones de los
actores y las relaciones entre ellos.
dimensin tiene que ser considerada como ms o como menos importante que las otras.
El resultado de este proceso puede ser llamado una mutacin de sociedad, y no
simplemente un cambio, porque al fin y al cabo, las maneras de resolver, en las prcticas de
los actores, los (siete) problemas vitales de la vida colectiva han cambiado tanto que han
pasado de un modelo a otro: no se trata simplemente de cambios en los modelos, sino de
cambio de modelos por lo menos en la mayora de los campos considerados. De tal forma
que, en 2010, vivimos en un mundo radicalmente diferente del de 1970.
Llamo modelo cultural un conjunto articulado de principios ticos y morales, que traducen en valores tanto
las ideologas como las utopas de los actores de una poca, y que les sirven para dar sentido y legitimidad a sus
prcticas en todos sus campos de relaciones sociales. Cada poca tiene un modelo cultural reinante, que guarda
las trazas de todos los modelos anteriores. Proponer una tipologa de estos modelos reinantes, en la historia del
Occidente, es una tarea difcil porque fueron varios y no es muy fcil distinguirlos. Provisoriamente, propongo
los tipos siguientes: modelo guerrero, modelo csmico, modelo religioso, modelo racionalista de la primera
modernidad, modelo subjetivista de la segunda.
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